Ulahy Dan Beltrán López Medicina

Ulahy Dan Beltrán López Medicina ¿Cómo ven desde otros paises el sistema de salud colombiano? Política Nacional, 23/10/2012 Se registran algunos artí...
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Ulahy Dan Beltrán López Medicina

¿Cómo ven desde otros paises el sistema de salud colombiano? Política Nacional, 23/10/2012 Se registran algunos artículos periodísticos que contienen las visiones y las percepciones de cómo ven desde fuera de Colombia el sistema de salud de este pais, (se listan de manera inversa al orden cronológico en que fueron publicados: el primero en el orden corresponde al último realizado).

MEDIO : EL ESPECTADOR

FECHA: 22/octubre/2012

LINK: http://www.elespectador.com/noticias/bogota/articulo-382649-una-mirada-inglesa-al-sistema-de-salud-colombiano

Una mirada inglesa al sistema de salud colombiano Por: Diana Carolina Cantillo E. Entrevista con Andrew Vallance, director del Grupo Médico Bupa y experto en temas de salud, quien explica cuál es el deber ser de un modelo de salud. "No hay que pensar la salud como un negocio" dice.

Andrew Vallance se opone a que el derecho a la salud y que el acceso a los servicios varíen de acuerdo al nivel de ingreso de las personas. / Luis Ángel

El sistema de salud inglés es uno de los mejores del mundo. Es por eso que Andrew Vallance, director del Grupo Médico Bupa, una organización mundial de productos y servicios de salud que está en la industria desde 1947, fue invitado por el Distrito para que compartiera la experiencia inglesa y analizara el modelo de aseguramiento en salud en Colombia.

En Inglaterra, sólo 10% de la población contrata particularmente sus servicios de salud, mientras que el otro 90% recibe la atención médica gratita por parte del gobierno. El modelo se sostiene a través de impuestos y los recursos son vigilados por inspectores independientes.

En entrevista con El Espectador, Vallance se opone a que el derecho a la salud y que el acceso a los servicios varíen de

acuerdo al nivel de ingreso de las personas. Considera que la propuesta de la Secretaría de Salud del Distrito de convertirse en la única EPS del régimen subsidiado es sana en la medida en que no se pierda la función rectora de esa entidad de velar por la atención de las personas, por lo tanto, Vallence recomienda tener auditores externos que vigilen su funcionamiento.

¿Qué piensa del sistema de salud Colombiano?

El sistema es frágil aunque existe un flujo de dinero importante, y la gente no confía en él. Hay una franja divisoria muy amplia entre los subsidiados y los contributivos, y la salud no se puede estratificar de acuerdo a lo que ganes. En Colombia no se compite por tener el mejor servicio sino por el número de usuarios. En mi país hay una competencia entre los hospitales privados y públicos. El que mejor preste los servicios, tendrá más usuarios y mayor ingreso de recursos. La competencia es sana porque ambos tienen asignadas las tarifas las mismas para cada uno de los servicios médicos, tengo entendido que aquí se contrata con valores distintos para los hospitales públicos y privados.

¿Por qué cree que en Colombia no hay confianza en el sistema?

Lo más importante es el resultado en la salud de la gente, y las personas no lo están viendo: las filas enormes, las barreras de acceso… Además los escándalos de corrupción y la gente sabe de los intereses y las influencias con las que se mueven los políticos en el sistema. En Inglaterra, por ejemplo, las compañías pagan sus impuestos para la salud porque saben que un trabajador sano es un buen empleado, un activo. No hay que pensar la salud como un negocio, es mejor pensar que la salud es sinónimo de desarrollo social y económico.

¿Cómo era el sistema de salud inglés?

La primera reforma que se le hizo al sistema fue en 1948. Esta reforma se dio porque los actores del sistema estaban fragmentados y eso generaba una segregación social. La gente tenía que pagar por sus propios servicios, y quienes tenían más dinero pues contrataban directamente con los grandes hospitales y quienes no tenían dinero y que iban a los hospitales de caridad debían pagar por los servicios.

¿Cómo es ahora?

Ahora el sistema es comprensivo: los pobres y ricos tienen el mismo acceso y no deben pagar por los servicios de salud. Y se financia a través del pago de impuestos de ciudadanos y empresas, y las personas de mayores ingresos, que pagan más impuestos, subsidian a los más pobres. Los impuestos llegan al gobierno y allí son destinados a educación y salud, no hay un impuesto único para el sistema de Salud.

¿Cómo se logró el cambio de modelo?

El cambio fundamental se dio después de la segunda guerra mundial, el sistema estaba colapsado y desde esa época hasta la fecha se ha venido haciendo cambios pequeños. Al principio existió mucha resistencia de un sector de la sociedad, sobre todos de los hospitales privados y los médicos. Por lo general, los ciudadanos piensan que tienen un sistema fuerte, aunque siempre habrá críticas. En la actualidad, el 10% de la población contrata sus servicios de salud con privados, aunque puede hacerlo también con el sistema público, y hay que reconocer que los hospitales privados tienen mejor infraestructura y los usuarios tienen más rápido acceso de los servicios.

En Inglaterra, ¿existen las EPS?

Hay aseguramiento privado, pero sólo tiene al 10% de la población que es la que contrata sus servicios directamente con hospitales privados. En mi país no existe la intermediación de lo que aquí llaman EPS en el sistema público. Hay médicos familiares que atienden a los pacientes y los trasladan, de acuerdo a la tipología, a los hospitales.

¿En qué cree que falla Colombia en la regulación de los recursos del sistema de salud?

Que la regulación no es independiente del gobierno y eso se presta para la intermediación de intereses políticos y que sean esos inspectores quienes establezcan los estándares de calidad y que vigilen que los recursos vayan a donde tengan que llegar, que auditen la situación financiera de los hospitales y que además hagan un escalafón de cuáles hospitales van mal o bien y que esto lo conozca la ciudadanía, de esta manera las personas tomarán mejores decisiones en cuanto a su salud.

En Inglaterra existe un fondo que se encarga de administrar y girar el dinero de los impuestos que es destinado para la salud, éste gira los recursos a los hospitales y proveedores, y existen dos reguladores independientes.

Teniendo en cuenta que la Secretaría de Salud quiere convertirse en la gran EPS del régimen subsidiado en la capital del país, ¿cree que se desvirtuaría el papel de vigilancia que esta entidad cumple?

Yo recomendaría que aparte de la labor de vigilancia que hagan los inspectores del gobierno, sería necesario tener una auditoría externa. Ahora tocaría revisar qué posibilidades jurídicas existen para que esto sea viable. El caso es que en Inglaterra no existe lo que aquí llaman subsidiados y contributivos. En mi país sencillamente, los pacientes escogen al médico familiar que ellos deseen, si ahí no encuentran una cura, este médico remite a la persona a un hospital que pueda tratarlo.

¿Qué otros problemas ve en el sistema colombiano?

En Inglaterra, es el doctor el que busca el paciente no al contrario. En mi país hay un hospital que tiene un eslogan: “el paciente te va a ver ahora, doctor”. Y aquí en Colombia es totalmente diferente. No hay que enfocarse en el negocio, sino en los pacientes.

La salud no puede ser en sí el negocio, el negocio es que la gente está saludable para que la economía también lo esté. Eso es lo que motiva, por ejemplo, a las compañías de mi país a pagar sus impuestos, saben que un trabajador sano es un trabajador feliz y por lo tanto productivo. Ahora, las personas no van a pagar impuestos que saben que no se le va a hacer retribuido o que estén seguros de que los recursos van a ser destinados con transparencia.

MEDIO : EL ESPECTADOR

FECHA: 21/octubre/2012

LINK: http://www.elespectador.com/noticias/bogota/articulo-382476-enfermedades-de-salud-colombia

Enfermedades de la salud en Colombia Por: Diana Carolina Cantillo E. La falta de fiscalización por parte del Estado, la presencia de “precios sombras” y una ciudadanía que no está bien informada son algunas de las patologías que detecta.

Álvaro Erazo, ministro de Salud de Chile durante el gobierno de Michelle Bachelet. / Luis Ángel - El Espectador

En un día, 6.000 capitalinos pasan horas enteras quejándose, ante la línea gratuita distrital de salud (195) de la incomodidad y el sufrimiento que les produce reclamar el servicio de salud ante sus EPS u obtener el medicamento al cual tienen derecho por estar incluido en el Plan Obligatorio de Salud (POS). Ellos, víctimas de la bancarrota en la que han caído tanto hospitales públicos como privados y de la desfinanciación —en algunos casos dudosa— de EPS subsidiadas y contributivas, son presas también de poderosos que han convertido su bienestar en un negocio privado que se nutre de la repartición a dedo de

contratos y comisiones extralegales, hasta convertir los hospitales públicos en un fortín político en el que se comen langostinos y se bebe vino mientras que miles de capitalinos penan por ser atendidos en sus salas de espera.

A la agonía del sistema de salud se suman dos hechos que, en menos de una semana, han agitado a la opinión pública: un paciente que sufría de problemas renales murió en una silla plástica mientras esperaba que su EPS subsidiada, Unicajas-Comfacundi, le autorizara la diálisis que se venía realizando desde hacía 15 años, y una granada explotó en una de las sedes de Famisanar, EPS del régimen contributivo que está en manos de la Supersalud en medida de vigilancia especial.

En medio de este panorama, la administración de Gustavo Petro, en cabeza del secretario de Salud, Guillermo Jaramillo, prepara un revolcón al sistema de salud que hoy tiene eco en el Congreso de la República. Es por eso que el Distrito importó a expertos en salud de países como Brasil, Canadá, Costa Rica, Cuba, España, México, Chile y el Reino Unido, para que hagan sus aportes a la idea de construir un nuevo modelo.

El Espectador habló con uno de los invitados, Álvaro Erazo, ministro de Salud de Chile durante el gobierno de Michelle Bachelet, quien abanderó la implementación de una reforma al sistema en su país. Erazo analiza el caso colombiano y aporta ideas sobre lo que debería ser la reforma que desde diferentes sectores de la sociedad se impulsa en Colombia.

Deberá definir mecanismos de pago, separando la función aseguradora de la función prestadora. Es importante definir pagos que se reflejen en costos reales, no precios sombras. Porque los prestadores van a presentar primas más altas. Es necesario que exista un mecanismo que transfiera recursos y que no sea solamente una caja para traspasar dineros, porque ocurriría lo mismo que con las EPS, en este caso con déficit a cargo de la Alcaldía.

¿Hacia dónde debería encaminarse la reforma del sistema de salud en Colombia?

Los fenómenos de corrupción suceden en todos los escenarios y la única vía para ponerles coto es modernizar el Estado. Entonces, las reformas deben tener estos elementos, si no serán un fracaso. Mi impresión es que para que el sistema —el que sea— funcione en Colombia, requiere modernización y mayor fiscalización.

¿Qué opina de la reforma al sistema de salud que ha propuesto Bogotá, basada en eliminar a las EPS?

Creo que la reforma que dio origen a la Ley 100 tiene una matriz de error que es pensar que el sistema, y la salud en particular, se rigen bajo una lógica de mercado. La evidencia ha demostrado que las EPS no están entregando beneficios adecuados a la población de mayor riesgo, que es la que está en un régimen subsidiado, y, por lo tanto, hay que mejorar sustancialmente esas entidades.

La Secretaría de Salud de Bogotá pretende convertirse en la gran EPS del régimen subsidiado. ¿Qué opina?

La opción de la Alcaldía de Bogotá de administrar los riesgos de las personas y resolver los problemas de salud de la gente es absolutamente necesaria. Cómo lo haría es una discusión política y jurídica.

No se debe centrar en ciertas cosas. Hay que abordarla integralmente. Un aspecto es el financiero, es decir, de dónde van a salir los recursos: de un aporte contributivo o vía impuestos. El otro tema es el tipo de microfinanciación: qué mecanismos se van a utilizar para trasladar los recursos de tal manera que lleguen y se inviertan en lo que es.

También hay que gestionar la constitución de una red integral que preste el servicio. Las reformas big bang no funcionan; deben ser paulatinas, porque las que se hacen de una vez se hicieron en el papel y no funcionaron. Y, desde luego, los objetivos sanitarios deben estar por delante, la investigación y la política de prevención. Veo que en el sistema actual la ciudadanía no tiene la suficiente información para tomar decisiones acertadas.

¿En las Isapres, el símil de las EPS, también hubo corrupción?

No, las Isapres tienen un régimen de seguridad social, por ende, se deben a una cotización obligatoria, y además no son supervisadas sólo por un organismo, como es el caso colombiano. El Ministerio de Salud, el Ministerio de Economía, la Superintendencia de Seguros y Valores y la Superintendencia de Salud están encima de ellas.

¿Cuándo decidió Chile reformar su sistema de salud?

Después de la dictadura. En la presidencia de Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994 y 2000) se hizo una reforma para dotar de mayores atribuciones a los servicios de salud y al seguro público a través del Fondo Nacional de Salud (Fonasa). En el gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010) se consolidó la reforma, estableciendo derechos explícitos con garantías de atención a toda la población. Su implementación fue en 2005, con la creación de un régimen de garantías que se llama Auge.

¿Cómo está estructurado el sistema de salud chileno?

En Chile hay la tradición de un sistema nacional de salud. El Ministerio de Salud cumple con la función de conducción de los actores a través de los mecanismos regulatorios. Hay un sistema privado que se constituyó en el período de la dictadura, que son las Isapres.

Es decir, nuestro sistema es mixto, en él predomina lo público y hay bajos copagos. Hay indudablemente necesidades, pero el aporte fiscal se viene recuperando luego de la contracción que vivió el sistema en los años ochenta, durante el modelo neoliberal.

¿Cuál fue el factor detonante para cambiar el modelo de salud chileno?

Básicamente fueron tres detonantes: las listas de espera en el sistema público, los problemas de acceso y la necesidad de aumentar la fiscalización por parte del Estado. Pero en el caso del privado también había problemas, como los altos costos de las Isapres y las preexistencias en salud, que eran una barrera de atención para aquellas enfermedades de altos costos.

Por eso fue necesario basar la reforma en un sistema de garantías en donde todos tienen el mismo acceso a los servicios, unos costos definidos y un fondo de aseguramiento oportuno para privados y públicos, que no generara problemas de financiamiento y de riesgo para los proveedores de salud.

¿Cómo confiar en que la posible reforma solucione los problemas del sistema actual colombiano?

Mirándolo desde una lógica de economía política de la reforma, el principal aliado es la ciudadanía. Las personas tienen que tener claro cuáles van a ser los beneficios de la reforma, pero si ésta no tiene como norte a los usuarios está perdida, y para su éxito se debe tener la presencia de los profesionales de la salud, que son los que conocen de primera mano cuáles son los problemas de salud de la gente y los que tiene el modelo actual.

¿Cuál sería el sistema de salud ideal para un país como Colombia?

No puede existir para ningún país. El sistema de salud representa el propósito de una comunidad que elija aspectos que son más valorados que otros. Yo considero que un sistema mixto, pero con mayor financiamiento estatal, con copagos menores; que el Ministerio de Salud tenga un rol de vigilancia sanitaria y que existan organismos que tengan el músculo para la vigilancia fiscal. Uno en donde no se discrimine la atención por nivel de ingresos, ni por sexo o edad.

MEDIO : MEDIO EXTRANJERO (CHILE): REVISTA AMERICA ECONOMIA

FECHA: Septiembre/2012

LINK: http://www.americaeconomia.com/revista/salud-en-estado-terminal

Colombia: sepa las causas de la grave situación del sector Salud

Las instituciones de salud colombianas muestran graves signos de corrupción mientras sanos y enfermos buscan una cura al sistema. El gobierno anuncia reformas mientras la enfermedad continúa.

La Contraloría colombiana tiene procesos fiscales abiertos contra las EPS por US$ 683 millones, como es el caso de EPS SaludCoop, hoy intervenida por el gobierno

A mediados de julio pasado, mientras el gobierno colombiano presentaba un paquete de medidas para remediar al sector salud, 5.000 personas colmaron la Plaza de Bolívar de Bogotá en la llamada “marcha blanca”. Ubicada a una cuadra de la sede presidencial, la protesta fue encabezada por un grupo de mujeres vestidas de negro, simbolizando así el funeral del sistema de salud de Colombia. El acto se replicó en las principales ciudades del país.

Las imágenes de crisis se han multiplicado en los medios colombianos: un pensionado encadenado a un centro asistencial pide sus medicamentos; en la ciudad de Quibdó, al este de Colombia, renuncian 36 médicos tras meses sin paga; un joven muere luego de dos horas esperando ingresar al hospital.

Desde 1993 el gobierno ha regulado el sistema de salud a través del Ministerio de Salud y Protección Social y consta de dos formas de afiliación: el régimen contributivo y el subsidiado. El primero corresponde a las personas con ingresos económicos y el segundo, a la población sin empleo. El primero se financia con un porcentaje del sueldo mensual, mientras que el segundo, con contribuciones del Estado. Hoy ambas formas de afiliación, que incluyen a un 96% de la población, están en cuestionamiento.

Colapso doble. El régimen contributivo está delegado en el sector privado, que lo administra a través de las llamadas Empresas Promotoras del Servicio de Salud (EPS). Se financia a través del 12,5% sobre del salario base de cotización mensual, porcentaje que asumen en su totalidad los trabajadores independientes. Cada empleado dependiente asume el 4% y el empleador, el 8,5%. Si 23,2 millones de colombianos pagan este 12% de su sueldo, podemos imaginar el botín de las redes que rondan a las EPS.

La Contraloría colombiana tiene procesos fiscales abiertos contra las EPS por US$ 683 millones, como es el caso de EPS SaludCoop, hoy intervenida por el gobierno. Otros 36 actores se encuentran con medidas cautelares, de un total de 76 EPS

existentes. En otras palabras, la mitad muestra signos de corrupción. Al diagnóstico se suman los US$ 2.243 millones que el gobierno y las EPS deben a los hospitales y clínicas. Y las 775.102 acciones judiciales que interpusieron los ciudadanos entre 1999 y 2009 por inconvenientes para acceder a procedimientos y medicamentos.

La corrupción pone en duda si los privados deben seguir manejando los dineros públicos de un derecho social, o si el Estado debe retomar el control que tenía antes de 1993. Mientras tanto, los procesos contra las EPS también reciben críticas. “No hay una sola sentencia condenatoria, todo está en investigaciones”, dice la congresista colombiana Gloria Díaz.

Al régimen subsidiado, donde también actúan las EPS, se lo acusa de cuentas a nombre de personas inexistentes, aumento en los valores de medicamentos y procedimientos, recobros de insumos y medicinas nunca utilizados, o aportes a campañas políticas. La Contraloría insiste en que los dineros serían suficientes si se invirtieran en su totalidad. Un estudio hecho por esta entidad descubrió que el 75% de los US$ 840 millones girados a la salud de 74 municipios en 2010 se perdieron. Es compleja la red de defraudaciones reveladas por el presidente Juan Manuel Santos en mayo de 2011.

Irresponsables. Mientras el gobierno estudia el funcionamiento de las EPS, se da por descontado que más de la mitad desaparecerá. Las medidas anunciadas por el presidente Santos incluyen una inyección de US$ 672 millones para aliviar la cartera de hospitales y clínicas, y la creación de un fondo de garantías para salvar a las EPS en crisis. También incluye una reingeniería de la Superintendencia de Salud y la unificación de las prestaciones de los afiliados de los sistemas contributivo y subsidiado.

El presidente aclaró que el modelo actual continúa, lo que no dejó para nada contentos a quienes exigen un cambio. “Es un exabrupto que después que las EPS nos han robado, ahora les tenemos que dar plata”, asegura Francisco Yepes, magíster en salud pública y profesor de la Universidad Javeriana.

Varias asociaciones científicas y médicas ya presentaron una propuesta al Congreso para que el Estado recupere su protagonismo en el sector. “Quienes pensamos que hay que hacer un cambio estructural no estamos diciendo que lo privado desaparezca, sino que el actor predominante es el Estado en representación del bien público”, afirma Yepes.

Las EPS aseguran que el gobierno y los municipios les adeudan más de US$2.243 millones y que son juzgadas por una crisis que viene desde hace más de 10 años, con muchos otros responsables.

Las EPS aseguran que el gobierno y los municipios les adeudan más de US$2.243 millones y que son juzgadas por una crisis que viene desde hace más de 10 años, con muchos otros responsables. “El no pago de cuentas entre los actores hace que el costo financiero de la operación se torne inmanejable, pues los recursos que debieran ser empleados en la operación cotidiana terminan destinándose al apalancamiento financiero”, explica Álvaro Cobo, presidente de la asociación Asocajas, que agrupa a varias EPS.

Para Juan Carlos Giraldo, director de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, es fundamental cambiar la tenencia del dinero tal y como está planteada. Hoy las EPS lo reciben por anticipado. “Aquí está la madre de todos los vicios, porque cada vez que alguien necesita un servicio para el asegurador es disminuir la plata que tiene en el bolsillo. Si cambiamos esto se agiliza todo”, explica.

El gobierno asegura que el actual régimen ha aumentado la cobertura, pero sus detractores se preguntan de qué sirve si no se puede acceder con oportunidad a la asistencia médica. Un argumento es el aumento de enfermedades como la tuberculosis, dado que no se está poniendo énfasis en la prevención. “La situación de Colombia debe ser un campanazo de alerta para otros países que han tratado de imitarnos. También para el Banco Mundial y el BID que han estado promoviendo el modelo colombiano”, agrega Yepes.

El debate está sobre la mesa y los promotores del cambio advierten que acudirán a un referendo, si es necesario. Se espera que las medidas gubernamentales, aunque no saquen al sector de cuidados intensivos, lo mantengan con vida.