2001. 1. 28. Sermón de Domingo en la Iglesia del Evangelio Completo de Yoido, Segundo Servicio Seúl, Corea Orador: Rev. Yonggi Cho, Pastor Principal Website: www.fgtv.com

Fecha: 2001-01-28

Titulo: Siete pasos para la sanidad Texto: 2 reyes 5:8-14 Cuando Eliseo el varó n de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel. 9Y vino Naamá n con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo.

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Entonces Eliseo le envió un mensajero,

diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. 11Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra.

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Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son

mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió , y se fue enojado.

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Mas sus criados se le acercaron y le

hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio? 14El entonces descendió , y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varó n de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niñ o, y quedó limpio. Les quisiera compartir el mensaje titulado “siete pasos para la sanidad” en el segundo libro de los reyes 5:8-14 hay la menció n de un comandante de un ejercito, Naamán que trajo muchas victorias a el rey de Siria. El fue un gran héroe. Aunque el haya recibido muchos honores por la gente el sufría de un dolor secreto, de lepra que se había estado comiendo su carne. Naamán no es tan diferente al hombre moderno. Vivimos en un mundo donde la sabiduría, el conocimiento y la inteligencia son inigualables al pasado y el progreso científico ha hecho nuestras vidas tan confortables. Sin embargo, aunque el hombre pueda verse glorioso como Naamán, la humanidad sufre de una gran enfermedad, el pecado, desde nuestro interior. Aunque cada hombre este en sus niveles mas altos de nobleza, pero, si no nace de nuevo, es como otro animal; Esta es la cruda realidad, toda la humanidad esta en el camino a su destrucció n como leprosos llenos de pecado. Todas las personas son

muy parecidas a Naamán. El era reconocido por el rey y amando por las personas, pero su carne estaba siendo comida por la lepra. El no podía ser feliz. Durante una de sus batallas, un ejército capturo a ciertos israelitas, entre ellos una pequeñ a niñ a. La niñ a fue llevada a la casa de Naamán y servia a su esposa. La niñ a israelita se dio cuenta del dolor y la angustia que tal héroe sufría en su casa mientras estaba siendo honrado por su nació n. Ella le dijo a su señ ora que había algo que sería bueno para Naamán sería el conocer al profeta Elías. Ella dijo que sería capaz de sanarlo de la lepra. La fe viene por el oír y el oír la palabra de Dios. Si no hay quien dé a conocer el mensaje, nunca será escuchado. La esposa de Naamán oyó la palabra y salto de gusto y se la dio a conocer a su marido. Ella le dijo a su marido que podía ser curado de su lepra por Elías. Cuando escucho. Se lleno de esperanza Naamán y fue con su rey. É l le informo que sería curado por el profeta Elías en Israel. Y le pidió una carta. El estaba dispuesto a ir. El rey de Siria escribió la carta a su más grande comandante de que sería curado en Israel. Con la carta y muchos presentes para el rey de Israel, Naamán se dirigió con su ejército a Israel. Cuando el rey leyó la carta, rasgo sus ropas y dijo “Soy acaso Dios?” Puedo matar y resucitar? “Ves como el está tratando de levantar una contienda contra mí”. Cuando Elías escucho eso, el dijo “que ese hombre venga a mí y vera que si hay profeta en Israel”. Naamán empezó a avanzar con su ejército hacia Elías y se detuvo frente a una pequeñ a puerta de una pequeñ a casa. Pero en vez de Elías salir a recibirlo, un sirviente salió a recibirle y le dijo a Naamán que le mandaba a decir Elías que fuera a lavarse siete veces a el rió Jordán. Y Naamán se enojo mucho. El fue una persona enviada por un rey y era altamente respetada. El pensó que Elías vendría a é l e impondría sus manos sobre el e imploraría por una sanidad divina; para que no asomara su cara, y le mando decir a Naamán que se fuera a lavar siete veces al rió Jordán. Existen muchos ríos más limpios en los que me bañ aría mejores que el asqueroso rió Jordán. Y se regreso con coraje. Entonces, uno de sus subordinados le dijo que el haría cualquier cosa aun más desagradables si Elías se lo hubiera pedido. Para el subordinado del comandante no le seria ningú n problema lavarse siete veces en el rió Jordán. Por qué? El tener a un buen consejero es muy importante. Naamán calmo su coraje y fue al rió Jordán y se lavo. Después de la primera zambullida, el debió de tener ganas de verse haber si había pasado algo. Pero la segunda vez, tercera vez, cuarta vez, y quinta vez no

mostraron ninguna mejoría. Después de la sexta zambullida, todavía nada de cambios. Sin embargo, después de la séptima zambullida, la lepra había sido sanada y su piel era como la de un bebe. El milagro fue instantáneo. El milagro de Dios en realidad no necesita nada de tiempo. Puede ocurrir en el abrir y cerrar de un ojo. Se ha dicho que el milagro de Dios desafía la comprensió n humana. Dios nos mostró sus milagros y ellos trascienden a la comprensió n humana para revelar su gloria. Incluso hoy, tan maravillosos milagros de Dios pueden ser manifestados en nuestras vidas. Justo como Naamán se tuvo que lavar siete veces en el rió Jordán, hay siete pasos para que nosotros seamos sanados. Primero para que nosotros seamos sanados, nosotros debemos de haber nacido de nuevo y ser convertido en uno de sus hijos. Sin primero creer en Cristo, una persona no puede ser sanada por Cristo. En mateo 15:21-28 dice: “Partiendo de allí, Jesú s se retiró a la regió n de Tiro y Sidó n. Una mujer cananea de las inmediaciones salió a su encuentro, gritando: — ¡Señ or, Hijo de David, ten compasió n de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada. Jesú s no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: —Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando. —No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel —contestó Jesú s.

La mujer se acercó y, arrodillándose delante de é l, le

suplicó : — ¡Señ or, ayú dame! É l le respondió : —No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros. —Sí, Señ or; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos. — ¡Mujer, qué grande es tu fe! —Contestó Jesú s—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija. Cristo la ignoro. Sin embargo, ella le rogó a el y a sus discípulos. Les rogó que sanaran a su hija. Incluso los discípulos la hicieron a un lado y le pidieron a Jesú s que sanara a la niñ a. Sin embargo, Cristo afirmo que el había venido a las ovejas perdidas de Israel, por otros. Sin embargo, ella se interpuso en su camino y una vez más rogó por su sanidad. Tenemos que tomar con cuidado las palabras de Jesú s dijo. Nadie le da la comida de los hijos para dársela a los perros; la sanidad es para los hijos. A caso los padres no crían y dan de comer a sus hijos? Los padres trabajan duro por poner tres comidas en la mesa de sus hijos. La comida de los hijos de Dios es su sanidad. La sanidad divina es nuestro derecho ya que somos hijos de Dios, Cristo declaro que la sanidad es solo para sus hijos. La mujer caananita estuvo de acuerdo, pero tambié n contesto que incluso los perros comen de las migajas que caen de los hijos. Fue esta gran expresió n de fe que causo la

exclamació n de Cristo e hizo que él le concediera lo que ella pedía. Aunque ella y su hija no eran hijas de Dios, a causa de la fe de ella, su hija pudo recibir sanidad divina. Como pueden ver, la sanidad divina es muy parecida al pan dado a los hijos. Si aceptamos a Jesucristo como nuestro salvador y somos limpiados de nuestros pecados y nacimos de nuevo, se nos ha dado el derecho de orar a Dios y poder pedirle una sanidad divina. Sin primero ser hijos de Dios, si nosotros clamamos a Dios por sanidad, el posiblemente ignorara tus oraciones. Tal como, para nosotros el ser sanados, primero debemos arrepentirnos y aceptar a Cristo como nuestro salvador y convertirnos en hijos de Dios. Lo segundo para ser sanados, tenemos que ser sinceros al arrepentirnos de nuestros pecados. Enfermedad y dolencia son resultado

del pecado original. Originalmente

Adán y Eva se les dieron cuerpos que no podían ser afectados por la enfermedad ni la muerte. Sin embargo, como ellos pecaron contra Dios, ellos fueron hechos para volver a la tierra de donde fueron tomados. Para que el hombre regresara de donde vino, su cuerpo necesitaba ser afligido, enfermado y matado. Está escrito en Génesis 2:17 y Génesis 3:19 “pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de é l comas, ciertamente morirás y Entonces, ¿cuál era el propó sito de la ley? Fue añ adida por causa de las transgresiones hasta que viniera la descendencia a la cual se hizo la promesa. La ley se promulgó por medio de ángeles, por conducto de un mediador. A causa del pecado, el cuerpo regreso al polvo a través de la enfermedad. Está escrito en Romanos 5:12 “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.” A causa del pecado el espíritu del hombre ha sido cercenado de Dios y la muerte física y espiritual vino como resultado. El resultado del pecado ha traído sobre los hombres el fruto de la enfermedad y la muerte. Existen también enfermedades que vienen a causa de nuestro directo pecado. Las enfermedades que nos vienen a causa del pecado de Adán y Eva son indirectas. Sin embargo, existen aquellos relacionados directamente a nuestros pecados.” En Juan 5:14, esta la historia de un hombre que estuvo enfermo por 38 añ os y de có mo el espero para ser sanado cerca de Betesda; el fue sanado cuando tuvo su encuentro con Cristo. Después de la sanidad, Cristo se encontró con el hombre y le dijo a el que se refrenara a volver a pecar a razó n de prevenir perores

enfermedades que cayeran sobre el. El hombre estuvo enfermo a causa de su propio pecado. Sin embargo una vez sanado y perdonado, Cristo le dio una advertencia. Necesitaba a refrenarse al pecado para prevenirlo de peores enfermedades. Esta escrito en Santiago 5:14-16 “¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señ or. La oració n de fe sanará al enfermo y el Señ or lo levantará . Y si ha pecado, su pecado se le perdonará.16 Por eso, confié sense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz” Por lo tanto confiesa tus pecados entre ustedes y oren por cada uno para que así sean sanados. La oració n del justo es poderosa y efectiva. Hoy el SIDA, es una enfermedad devastadora a través del mundo. Á frica se esta hundiendo en esta enfermedad. Esta enfermedad puede ser considerada como resultado directo de la indulgencia sexual. Guiar a una familia sin relaciones sexuales fuera del matrimonio pudo haber prevenido esta masiva plaga. Sin embargo, cuando venimos a Cristo y nos arrepentimos y pedimos por su perdó n, podemos ser sanados. Un testimonio de un diacono de nuestra iglesia, Oh Suk-joon, detallo una vida de idolatría que tardo 15 añ os. El pidió prestado dinero a su familia y amigos para iniciar un negocio que a final de cuentas fallo. El desapareció por un añ o mas o menos y cuando el regreso a su casa, su esposa cayo herida por una misteriosa enfermedad. El hospital no pudo determinar la enfermedad y ella estaba cercana a la muerte. Y el también había sufrido por el fracaso del negocio, el sufrió de muchas enfermedades y una ulcera nerviosa. Guiado por un líder de célula, é l y su esposa fueron llevados a la iglesia. Ellos tuvieron tal dificultad para venir a la iglesia. Ellos habían permitido la idolatría por 15 añ os, Satanás

no iba a dejarlos ir tan

fácilmente. Incluso, ellos se superaron a sus dificultades viviendo a la iglesia, oyendo el mensaje, arrepintiéndose y buscando a Dios; esto resulto en la sanidad de Dios para é l y para sus esposa y vidas sanadas para ellos dos; yo leí el testimonio en el perió dico semanal de la iglesia. Cuando nosotros nos enfermamos gravemente, debemos de mirarnos y pensar profundamente de que pecados hemos cometido. Sin arrepentimiento de los pecados, no debemos pedir por sanidad. La Biblia nos dice que debemos de confesar nuestros pecados primero y después pedir sanidad. Tercer paso para ser sanado, debemos sabes que Dios nos ha prometido y nos ha concedido la sanidad. Si estuviéramos inciertos respecto a si Dios nos sanaría o no nos sanaría, no tendríamos fe en la sanidad. La de viene por el oír, el oír la palabra

de Dios. Cristo estaba caminando y un día un leproso se hincó delante de el, y le dijo solo si Cristo quisiera seré sanado. El hombre no sabia si Cristo lo sanaría o no. El no tenía la certeza o tendría la fe de ser sanado. Cristo le dijo que en verdad era su voluntad el de sanarlo en ese momento. Cristo en verdad nos quiere sanar. Este escrito en Salmo 103:1-3 “Alaba, alma mía, al Señ or; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señ or, y no olvides ninguno de sus beneficios. É l perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias” No debemos de olvidar todos los beneficios que nuestros Señ or nos da. El perdona todos nuestros pecados y sana nuestras dolencias; es su gracia. Está escrito en Salmo 107:17-20 “Trastornados por su rebeldía, afligidos por su iniquidad, todo alimento les causaba asco. ¡Llegaron a las puertas mismas de la muerte! En su angustia clamaron al Señ or, y é l los salvó de su aflicció n. Envió su palabra para sanarlos, y así los rescató del sepulcro. Cuando estamos sufriendo, si nosotros clamamos a él y nos arrepentimos, el en realidad nos sanara de nuestras dolencias. Está escrito en Isaías 53:4-10 “Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. É l fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señ or hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros. Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca. Después de aprehenderlo y juzgarlo, le dieron muerte; nadie se preocupó de su descendencia. Fue arrancado de la tierra de los vivientes, y golpeado por la trasgresió n de mi pueblo. Se le asignó un sepulcro con los malvados, y murió entre los malhechores, aunque nunca cometió violencia alguna, ni hubo engañ o en su boca. Pero el Señ or quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir, y como é l ofreció su *vida en expiació n, verá su descendencia y prolongará sus días, y llevará a cabo la voluntad del Señor.” Cristo llevo en si nuestros lamentos y nuestras infamias. Actualmente, 2,000 añ os después. Cristo toma nuestras infamias; hablando legalmente, nosotros hemos sido sanados hace 2,000 añ os atrás. Aunque nosotros no nos hemos dado cuenta de esto, no ponemos nuestra fe sobre la sanidad divina. Sabiendo la verdad en verdad nos hará libres; solo cuando conoces la promesa de Dios para nosotros, podemos tener fe. Está escrito en Mateo 8:16-17

“Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y con una sola palabra expulsó a los espíritus, y sanó a todos los enfermos. Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: É l cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores” Cristo hecho fuera a los demonios y nos sano de todas nuestras enfermedades. Está escrito en Marcos 16:17-18 “Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y cuando beban algo venenoso, no les hará dañ o alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud.» En este sentido, entre las bendiciones dadas por Cristo, es la curació n divina. Bendició n de Cristo que no incluye la curació n no es una bendició n. La base fundamental de los Cielos está en la curació n. Cristo nos dijo que se arrepientan porque el Reino de los Cielos está cerca. La base fundamental de los cielos está en la curació n. Como tal, 2/3 del ministerio de Cristo en la tierra fue la curació n divina. Hoy, solo cerca del 20% de todas las enfermedades pueden ser curados por el doctor. Cuando van 100 pacientes a un hospital, solo cerca de 20 pacientes son curados. Muchas enfermedades resultan de un estrés mental que se traduce en más de 70% de las enfermedades. Esto resulta de la opresió n de Satanás. La Biblia nos dice que Dios ungió a Jesú s con el poder de hacer milagros a través del espíritu santo y Jesú s si fue a través del mundo sanado a los oprimidos por el diablo. Hoy, todas las enfermedades son resultado de estrés mental y espiritual, muchas enfermedades deben tratarse a través de la oració n, la fe y el arrepentimiento. Hermanos y hermanas, cuando escuchamos el mensaje de Dios, y meditamos sobre lo que en consecuencia vivimos, la Palabra de Dios viene a nosotros y trae la curació n espiritual que conduce a la curació n de nuestros corazones, cuerpos y vidas. Sin embargo, muchos fallan al meditar en la Palabra de Dios. Una encuesta tomada de los cristianos en una sola denominació n reveló que el 52% de los cristianos no leen la Biblia y mucho menos meditan sobre lo que no sea el culto durante los domingos. Hoy en día, el 52% de los cristianos en Corea vienen a la iglesia y leen la Biblia só lo cuando el pastor lleva a la lectura; No leen la Biblia en sus propios en casa. La encuesta también reveló que en la general, establece que los miembros de la iglesia meditan en la Palabra unos 52 minutos durante la semana, los diáconos alrededor de 1 hora 27 minutos y los ancianos y diaconizas de alto nivel 2 horas 37 minutos.

Esto es absolutamente insuficiente para quienes esperan milagro divino tan grande como la curació n completa. Para nosotros, para ser sanado completamente a través de Dios, debemos estar más cerca de la Palabra de Dios. En cuarto lugar, para nosotros ser sanados, debemos orar hasta que esté garantizado. Los cristianos en estos días no oran. Los cristianos toman el camino fácil y dejar de orar a Dios, hasta que esté garantizado, y abandonan fácilmente cuando no hay ningú n signo de la curació n. Está escrito en Marcos 11:24, "Por lo tanto, os digo que todo lo que pidiereis en la oració n, creed que lo recibiré is, y os vendrá." Tenemos que orar hasta que creemos que ya hemos recibido. No se trata de una simple oració n; Debemos orar hasta que recibamos una garantía en nuestros corazones que seguramente será sanado, no debemos renunciar después de un corto período de tiempo. Al igual que la viuda en Lucas capítulo 18, debemos orar sin desanimarse. La viuda se dirigió al juez injusto y pide venganza continuamente hasta que el juez finalmente decidió otorgar la condició n de su deseo. El juez dijo que la razó n no es porque teme a Dios o al hombre, sino porque ella era una molestia, está de acuerdo en escuchar su caso. Al igual que ella, tenemos que rezar incesantemente. Está escrito en Hebreos 10:38, "Pero el justo vivirá por la fe. Y si retrocediere, no agradará a mi alma." Si le damos por vencidos poco después de que empezar a orar, Dios no se place. Está escrito en el Salmo 91:15-16, " Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvació n". Incesante oració n es tan necesaria. Tenemos que orar y pedir, hasta que a través del Espíritu Santo, podemos creer con total garantía de que nuestras oraciones han sido respondidas. Una diaconiza mayor en nuestra iglesia, Lee Min-Sook había un problema en su tiroides y las pruebas revelaron que necesitaba una cirugía. Aunque es un procedimiento estándar duradera 40 minutos, la cirugía se hizo de 2 horas y los médicos se dieron cuenta de que era un cáncer. Los médicos no pueden eliminar las células cancerosas y terminaron la cirugía. Ella estaba en constante dolor y el tratamiento químico lo que le causo a su cara se hinchara. Fue entonces que ella arrepentido de su pecados y pedí a Dios que la salvara; Hizo un clamor con todas sus fuerzas. Ella suplicó a Dios. No se trata de una simple oració n. Su vida estaba en la línea cuando ella rezó . Después de unos días, el dolor se fue. La hinchazó n disminuyó . Cuando se estudios de nuevo, el cáncer se había ido. Ha desaparecido.

En estos días, es mucho más saludable y testigos de Cristo. La gente no pide realmente hasta que sean empujados a una esquina. Dios contesta las oraciones desesperadas; oraciones simples que no son urgentes no pueden ser respondidas por Dios. En quinto lugar, para nosotros, para ser curados, es bueno que haya otros orando por nosotros. Santiago capítulo 5 dirige a los ancianos y los pastores para orar por los demás. Está escrito en Santiago 5:14, ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señ or." ¿Cuá l es el deber de los ancianos? Es deber de los ancianos es visitar a quienes están enfermos y ungirlos, orando por los enfermos: Este es uno de los deberes de los ancianos. No es el deber de los ancianos tener un asiento acogedor en el liderazgo en la iglesia. Tienen que buscar aquellos que están enfermos y orar por ellos, y ungirlos con aceite. Incluso hoy en día, los ancianos necesitan visitar a los enfermos y llevar a cabo sus funciones orando por su salud. De acuerdo a Marcos capítulo 16, incluso los laicos cristianos deben orar por aquellos que están enfermos. "Se pondrá sus manos sobre los enfermos, y que recibirán sanidad". Colocar las manos significa encuentro en la fe. Juntos en fe, ellos necesitan orar. A veces, hay palabras de algunas personas que no colocan sus manos, sino lo utilizan como clubes, ya que golpean a los enfermos e incluso causar la muerte; Esto no es lo que la Biblia significa. Colocar las manos significa la mano en el amor, ya que orar juntos por la sanidad de los enfermos. Só lo cuando tal fe y el amor se unen a través de las manos, el milagro de curació n de Dios se puede manifestar. En sexto lugar, para nosotros, para ser sanados, debemos tener fe só lida. No debemos ser influidos por el medio ambiente o nuestros sentimientos. Tenemos que hacer de acuerdo a nuestra fe y no por lo que vemos. Cuando Naamán entró en el agua por sexta vez, él todavía no era sanado. Só lo cuando é l obedeció y entró 7 veces, él fue sanado. Como tal, una vez que nos damos cuenta de que la curació n viene de Dios y es su voluntad, hemos de tener firme la fe y rezar. La fe es lo que esperamos de pruebas y de lo que no puede verse. A pesar de que no pueden ver la evidencia de la curació n, cuando tenemos fe en Su promesa, no debe ser influido, pero creer firmemente. Está escrito en 2 Corintios 5:7, "Vivimos por fe, no por vista." Está escrito en É xodo 15:26, "É l dijo, ' y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que

envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador." Nuestro Dios es un médico. Nuestro Dios el médico desea curarnos y, como tal, debemos tener fe só lida y llegar a Dios a través de oraciones. También debemos vivir por la fe, no por vista. " Está escrito en Romanos 4:19-22, " Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien añ os), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó , por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia'." Aunque no podemos ver con nuestros ojos, ni oír con nuestros oídos y no podemos tocar con nuestras manos, debemos tener fe en la Palabra de Dios y orar y confesar nuestra fe. Está escrito en É xodo 23:25-26, " Mas a Jehová vuestro Dios serviré is, y é l bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el nú mero de tus días" Dios en efecto, desea sanar y librarnos de todos nuestros dolores En séptimo lugar, nosotros para ser sanados, debemos dar gracias. Una vez que fuimos nosotros curados, debemos dar nuestro agradecimiento verbal. Esta está escrito en Hebreos 13:15, " Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de é l, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre."El fruto de nuestros labios debe ofrecer agradecimiento. Una vez que fuimos nosotros curados por Dios a través de nuestras oraciones, debemos dar gracias. Por otra parte, tenemos que dar y ofrecer. Está escrito en Lucas 5:12 -14, " Sucedió que estando é l en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesú s, se postró con el rostro en tierra y le rogó , diciendo: Señ or, si quieres, puedes limpiarme. Entonces, extendiendo é l la mano, le tocó , diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él. Y él le mandó que no lo dijese a nadie; sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificació n, segú n mandó Moisés, para testimonio a ellos."Tenemos que ofrecer sacrificios. Está escrito en 1 Cró nicas 16: 29, "Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad. "Se nos dice que no vengamos con las manos vacías. Especialmente para los que han sido tan bendecidas, no deben venir con las manos vacías. Debemos glorificar y ofrecer a nuestras gracias por la sanidad y la bendició n a través de Cristo.

Las dos terceras partes del ministerio de Cristo fue la curació n divina y mandó sus 12 discípulos y 70 más o menos seguidores para sanar a otros también. El libro de Santiago nos dice que uno de los lugares de destino de los ancianos es a curar a los enfermos y visitar a quienes están enfermos. A través de la Biblia, Dios nos revela cuánto É l desea ver a todos nosotros curados de nuestras aflicciones. É l nos dice, Su amado, É l desea que nuestra vida se hiciera así aú n cuando nuestro espíritu se hace así. Por lo tanto, para nosotros, para ser sanados, En primer lugar, tenemos que renacer y convertirse en los hijos de Dios con el fin de disfrutar del pan. En segundo lugar, debemos arrepentirnos sinceramente. En tercer lugar, debemos conocer muy bien la promesa de Dios. En cuarto lugar, debemos orar hasta que no esté garantizado. En quinto lugar, debemos tener los pastores y ancianos rueguen por nosotros. En sexto lugar, debemos tener la fe firme de la curació n. Y, en séptimo lugar, debemos dar como ofrenda nuestro agradecimiento. Cuando hacemos estas cosas, podemos presenciar el gran milagro de la curació n. El milagro de Dios es el mismo ayer, hoy y eternamente. Oremos! Nuestro Padre que está lleno de amor, el pecado es la enfermedad del espíritu que también lo trae para nuestros cuerpos. A causa de pecado, hay muchos que están muriendo física y espiritualmente. Oh, Padre, nuestra verdadera felicidad reside en salud, tanto el cuerpo y el espíritu. Ayú danos hoy a fin de que todos podamos gozar de perfecta salud. Ayú danos a gozar de plena salud como los que trabajamos y vivimos con alegría. Ruego en nombre de Jesucristo. Amén.