DON QUIJOTE DE LA MANCHA: "LOS INSTRUMENTOS MARCIALES"

Amalia Roales-Nieto y Azañón

Universidad Complutense - MADRID

Nunca me he sentido tan feliz. sino cuando la Alcaldesa de EL TOBOSO me nombró representante de este hermoso pueblo manchego en el anterior Congreso de Cervantistas. celebrado en Mahón (Baleares) en octubre de 1997. EL TOBOSO existe, vive, es cultura viva, es un lugar del que sí se acordó Cervantes y del que narra sus noches serenas. silenciosas y mágicas: lugar cuya amanecida se despierta con algunos ruidos ciudadanos y donde la presencia de Dulcinea nos recuerda que ser manchego es sentirse universal. Así dije en el foro menorquina para suscitar el interés de otros futuros congresistas, hoy aquí presentes. Cervantes. ese soldado con el que aprendimos a leer y hablar, nos dejó muestras patentes de su observación, como a continuación comentaremos. Mi tema de hoy se refiere a los instrumentos musicales de tipo "marcial" citados

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en El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, y no "militares", pues no se trata de encontrar en ellos ni citas de marchas, ni de arengas guerreras. Las citas instrumentales en el Quijote, pretenden crear una atmósfera ambiental determinada. Las escenas a narrar establecen una visualización ambiental, real y activa, preparan al lector a la alegría de una fiesta, al miedo o al terror de una cacería. En la segunda parte del libro, capítulos XIX y XX, se narran la alegría popular, la fiesta campesina en donde mozas y mozos bailan apaciblemente y sin estridencias al son de instrumentos "pastoriles", las danzas femeninas, las de mozos solos, danzas cantadas, habladas o simplemente instrumentales. Capítulo XIX, (segunda parte): "Donde se cuenta las aventums del pastor enamorado, con otros graciosos sucesos"; "Poco trecho se había alongado Don Quijote del lugar de Don Diego ... (Párrafo final del capítulo). Era anochecido; pero antes que llegasen les pareció a todos que estaba delante del pueblo un cielo lleno de innumerables y resplandecientes estrellas. Oyeron asimismo confusos y suaves sonidos de instrumentos, como flautas, tambores, salterios, al bogues, panderos y sonajas; y cuando llegaron cerca vieron que los árboles de una enramada que a mano habían puesto a la entrada del pueblo estaban todos llenos de luminarias, a quien fuerza para mover las hojas de los árboles. Los músicos eran los regocijadores de la boda. que en diversas cuadrillas por aquel agradable sitio andaban unos bailando, otros cantando, y otros tocando la diversidad de los referidos instrumentos. En efecto. no parecía sino que por todo aquel prado andaba corriendo la alegría y saltando el contento. Otros muchos andaban ocupados en levantar andamios, de donde con comodidad pudiesen ver otro día las representaciones y danzas I que se habían de hacer en aquel lugar dedicado para solemnizar las bodas del rico Camacho y las exequias de Basilio. No quiso entrar en el lugar Don Quijote aunque se lo pidieron así el labrador como el bachiller; pero él dio por disculpa. bastantísima a su parecer, ser costumbre de los caballeros andantes dormir por los campos y florestas antes que en los poblados, aunque fuese debajo de dorados techos; y con esto, se desvió un poco del camino. bien contra la voluntad de Sancho, viniéndole a la memoria el buen alojamiento que había tenido en el castillo o casa de Don Diego"

Cervantes, Miguel de: El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, capítulo XIX y XX, segunda parte. pág. 540 Y ss. Edito. PETRONIO S.A. Barcelona, Ilustraciones, Gustavo Doré.

En EL TOBOSO actual se siguen montando los andamios y los escenarios de fonna similar.

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En los caps. XXXIV y XXXV se citan otros instrumentos a los que Cervantes llama belicosos o guerreros. Veámoslos: Capítulo XXXIV (segunda parte) "Que da cuenta de la noticia que se tuvo de cómo se había de desencantar a la sin par Dulcinea del Toboso" ... "Y así como comenzó a anochecer un poco más adelante del crepúsculo, a deshora pareció que todo el bosque por todas cuatro partes se ardía, y luego se oyeron por allí y por acá y por acullá, infinitas cornetas y otros instrumentos de guerra, como de muchas tropas de caballería que por el bosque pasaba. La luz del fuego, el son de bélicos instrumentos, casi cegaron y atronaron los ojos y los oídos de los circunstantes, y aún de todos los que en el bosque estaban. Luego se oyeron infinitos lelilíes, al uso de moros cuando entran en las batallas; sonaron trompetas y clarines. retumbaron tambores, resonaron pífaros, casi todos a un tiempo. tan continuo y tan apriesa, que no tuviera sentido el que no quedara sin él al son confuso de tantos instrumentos. Pasmóse el duque, suspendióse la duquesa. admiróse Don Quijote. también Sancho Panza y. finalmente aun hasta los mismos sabedores de la causa se espantaron. Con el temor les cogió el silencio, y un postillón que en traje de demonio les pasó por delante, tocando en vez de corneta un hueco y desmesurado cuerno, que un ronco y espantoso son despedía. -Hola, hemlano correo -dijo el duque-; ¿quién sois. adonde vais y qué gente de guerra es la que por este bosque parece que atraviesa? A lo que respondió el correo con voz horrísona y desenfadada: -Yo soy el diablo: voy a buscar a Don Quijote de la Mancha, la gente que por aquí viene son seis tropas de encantadores. que sobre un carro triunfante traen a la sin par Dulcinea del Toboso. Encantada viene con el gallardo francés Montesinos, a dar orden a Don Quijote de cómo ha de ser desencantada la tal señora" ... ... "En esto se cerró más la noche. y comenzaron a discurrir muchas luces por el bosque. bien así como disculTen por el cielo las exhalaciones secas de la tierra, que parecen a nuestra vista estrellas que corren. Oyóse asimismo un espantoso ruido, al modo de aquel que se causa de las ruedas maeizas que suelen traer los carros de bueyes, de cuyo chirrido áspero y continuo se dice que huyen los lobos y Jos osos. Si los hay por donde pasan. Añadióse a toda esta tempestad otra que las aumentó todas. Que fue que parecía verdaderamente que a las cuatro partes del bosque se estaban dando a un mismo tiempo cuatro encuentros o batallas, porque allí sonaba el duro estruendo de espantosa artillería; acullá se disparaban infinitas escopetas; cerca casi sonaban las voces de los combatientes; lejos se reiteraban los lelilíes agarenos. Finalmente. las cornetas, los cuernos, las bocinas, los clarines, las trompetas. los tambores, la artillería, los arcabuces y, sobre todo, el temeroso ruido de los carros. Formaban todos juntos un son tan confuso y tan horrendo, que fue menester que Don Quijote se valiese de todo su corazón para sufrirle: pero el de Sancho se vino a tierra. y dio con él desmayado en las faldas de la duquesa. la cual le recibió en ellas, y a gran prisa mandó que le echasen

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agua en el rostro. Hízolo así, y él volvió en su acuerdo, a tiempo que ya un carro de las rechinantes ruedas llegaba a aquel puesto" ... ... "Poco desviados de allí hicieron alto otros tres carros y cesó el enfadoso ruido de las ruedas, y luego se oyó otro, no ruido, sino un son de una suave y concertada música formado, con que Sancho se alegró, y lo tuvo a buena señal; y así dijo a la duquesa, de quien un punto ni un paso se apartaba: -Señora, donde hay música no puede haber cosa mala. -Tampoco donde hay luces y claridad -respondió la duquesa. A lo que replicó Sancho: -Luz da el fuego, y claridad las hogueras, como lo vemos en las que nos cercan, y bien podría ser que nos abrasasen: pero la música siempre es de regocijos y de fiestas. -Ello dirá -dijo Don Quijote, que todo lo escuchaba. y dijo bien, como se muestra en el capítulo siguiente: " ...AI compás de la agrada-

ble música vieron que hacia ellos venía un carro de los que llaman triunfales" ... pero al punto que llegó el carro a estar frente a frente de la duquesa y de Don Quijote cesó la música de las chirimías, y luego la de las arpas y laúdes que en el carro sonaban" ... op. cit. cap. XXXV, pág. 646

Capítulo LXVII: "De la resolución que tomó Don Quijote de hacerse pastor y seguir la vida del campo" ... "Sí muchos pensamientos fatigaban a Don Quijote antes de ser derribado ... ¡Válgame Dios! -dijo Don Quijote- ¡y qué vida nos hemos de dar Sancho amigo!. Qué de churimbelas han de llegar a nuestros oídos, qué de gaitas zamoranas, qué de tamborinos, y qué de sonajas, y qué de rabeles!. Allí se verán casi todos los instrumentos pastorales. -¿Qué son albogues -preguntó Sancho- que ní los he oído nombrar ni los he visto en toda mi vida? -Al bogues son -respondió Don Quijote- unas chapas a modo de candeleros de azófar, que dando una con otra por lo vacío y hueco, hacen un son que si no muy agradable y armónico, no descontenta, y viene bien con la rusticidad de la gaita y tamborin; y que este nombre "al bogues" es morisco, como lo son todas aquellas que en nuestra lengua castellana comienzan en "al", conviene saber: "almohaza", "almorzar", "Alhombra". "Alguacil", "Alhucema", "almacén", "alcancía", y otros semejantes que deben ser pocos más"; ... op. cit. cap.LXVII, pág. 846

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ESTUDIO COMPARATIVO DE SITUACIONES AMBIENTALES E INSTRUMENTOS MUSICALES QUE SE CITAN EN CADA CAPÍTULO TRANSCRITO. Segunda parte cap. XIX yXX

Flautas

Era anochecido

Tambores

- Se escuchaban confusos y suaves sonidos

Salterio

- Árboles llenos de luminarias

Albogues Panderos Sonajas

Los músicos eran los regocijadores de la boda - Andaban bailando Andaban cantando - Diversas cuadrillas en aquel prado andaban cantando con alegría - Saltando de contentos - Otros levantando andamios

Lo más importante en este capítulo, según mi criterio. es el final alegre, vivaz, activo y juvenil, lleno de luz con la aparición de Febo, las danzas femeninas, los instrumentos suaves (quiere decir no estridentes) y por último "bailando y danzando CONCERTADAMENTE". Un ambiente pastoril perfectamente enmarcado para celebrar las bodas de Camacho. En otras ocasiones veremos un paisaje urbano y realista. No olvidemos las Novelas Ejemplares ni los Entremeses. No olvidemos tampoco que Cervantes practica su primera experiencia literaria como la Egloga y la Novela Pastoril. debidas. quizá, a su vida cotidiana como caballero, literato y burgués y la descripción en el prado tiene esa perspectiva alegre y luminosa. Segunda parte cap. XXXIV y XXXV - Cometas

Comenzó a anochecer

- Otros instrumentos de guerra - El bosque por todas cuatro partes ardía - Infinitos lelilíes

- Tropas de caballería

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- Trompetas

- La luz del fuego

- Clarines

- Instrumentos bélicos de ronco y espantoso son

- Tambores

- Voz horrísona

- Pífaros

- Espantoso ruido

- Un hueco y desmesurado

- Chirrido (de los carros de bueyes)

cuerno -Cuernos Bocinas - Clarines - Trompetas

Duro estruendo de espantosa artillería - Infinitas escopetas - Voces de los combatientes - Lelilíes agarenos El temeroso ruido de los carros

Artillería

- El estruendo, las bocinas

- Arcabuces

El ladrido de los perros

Escopetas

- El Jabalí El ruido de los instrumentos - Cómo se presentan los protagonistas - Cómo aparecen los animales - Cómo se escuchan los invisibles músicos - Mezcla de ruidos y de sones musicales - Formaban todos juntos un son tan confuso y tan horrendo - Rechinantes ruedas - Enfadoso ruido de sus ruedas

¿Pueden considerarse estos instrumentos musicales similares a los del capítulo XIX? Absolutamente No. El c1imax sonoro que se forma va en aumento mezclado con ruidos estridentes voluminosos (carros, cañones, arcabuces). El propio Cervantes los considera bélicos o de guerra. No emitían ni sonaba música militar, no había armonía, ni ritmo que incitara a cabalgar, ni a guerrear. No hay toques de Reglamento melodiosos, ni victoriosos, ni eclesiásticos que inciten a la oración, ni siquiera toques populares. Cuando emiten sonidos constituyen una serie de sones dispares. dispersos, al unÍ-

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sono quizá, emitidos en forma y forzadamente ruidosos. No había sino "un son confuso de tantos instrumentos". El ambiente no es bucólico ni pacífico sino que causa "un pavor terrorífico" "un fragor horrísono", incorporando al sonido musical el ruido de los "carros chirriantes" carros de bueyes con espantosos chirridos, "estruendo de espantosa artillería" "disparos de escopetas", "voces de los supuestos combatientes", "lelílíes reiterados". Ambiente que causa "un pavor terrorífico", "un fragor horrísono" incorporando al sonido ambiental el ruido de los carros chirriantes, la artillería, los gritos humanos, ladridos de perros y los "lelilíes", (corrupción fonética de la profesión de fe musulmana: "No hay más Dios que Alah y Mahoma es su Profeta": lah lah hi la la ua Mahomed rasul Alah). Cervantes recordaría sus batallas contra los turcos y los combates a pie o a caballo, los gritos de los soldados, el temor a perder la vida entre arcabuces y cañonazos. Para mayor terror de Sancho y asombro de los presentes, en esta escena aparece el Diablo con el pretexto de desencantar a la sin par Dulcinea. Reminiscencia piadosa y con connotacioes de brujería pagana, intento extrasensorial y paranormal que todavía existe entre los pueblos. Al final de los capítulos XXXIV y XXXV se recobra la paz, aparece la música suave y pacificadora que hace recuperar a Sancho la calma y la tranquilidad diciendo a la Duquesa: "Señora, donde hay música no puede haber cosa mala", lo que significa que Sancho tenía buen oído y distinguía lo armonioso del ruido, se va extinguiendo el estruendo. Ya no hay vocerío ni ladridos. No suenan bocinas, ni instrumentos, ni tambores ni pífanos. Todo recobra la calma con la anochecida y la falta de luz en el bosque. El repertorio de instrumentos citados por Cervantes, corresponde efectivamente a los instrumentos musicales que se tañían en su época, heredados, unos, de tiempos de Alfonso el Sabio y del Arcipreste de Hita (véanse las Cantigas de Santa María y El Libro de Buen Amor); otros, del intercambio bélico con musulmanes, países centro europeos y países mediterráneos. Casi siempre los instrumentos de viente: viento-madera, viento-metal y percusión, resistentes y con gran volumen de sonido, se incorporan a los Ejércitos; mientras que los instrumentos de cuerda o pequeños de soplo, se dedican a la música pastoril y popular, aunque haya variantes e interferencias en uno o en otro campo Segunda parte cap. XXXV Chirimías

"Son agradabilísimo"

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Arpas Laudes Ya hemos dicho anterionnente que a la aparición del carro triunfante portador de estos instrumentos concertados, se hace la calma y recobran la tranquilidad Sancho y la Duquesa muy especialmente. Segunda parte

Allí se verán casi todos los instrumentos pastoriles

cap. LXVII Churumbelas

Definición de "albogue" y otras palabras más

Gaitas zamoranas Tamborinos Sonajas Rabeles Albogues Gaitas Tamboril Con respecto a instrumentos musicales ya hemos analizado los capítulos más importantes: XIX y XX (bodas de Camacho); XXXIV y XXXV (referidos al desencantamiento de Dulcinea y caza del jabalí). No quise dejar olvidado este fragmento del capítulo LXVII, para insistir en cómo la música suave, los instrumentos delicados, familiares y de menor tamaño ambientan escenas pastoriles, o muy familiares. Quiero insistir y no deja de ser admirable la respuesta de Don Quijote a Sancho respecto a la etimología de la palabra "albogue" poniéndole ejemplos con otros vocablos de origen arábigo. Sabiduría frente a ignorancia. Conocimiento de la lengua que practica en sus escritos y descripción de ese pequeño instrumento "el albogue". UN POCO DE HISTORIA Dice el músico Don Francisco Asenjo Barbieri (S.XIX) en su escrito "Las Músicas Militares" (publicado en mi Tesis doctoral 2 ) y en el periódico "La Ilustración Nacional", mayo 1885: 2

ROALES-NIETO. A: Escritos literarios del mlÍsico Don Francisco Asenjo Barbieri. Tesis doctoral. 5 vol. Edil. Univ. Complutense. Madrid. 1988.

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... "Si los sonidos se dirigen principalmente al alma ... el ritmo tiende a reforzar la impresión ... el ritmo por sí solo, de los tambores, basta para agitar las masas y ponerlas en movimiento ... cuando melodía y ritmo se hallan reunidos ¡cuánta potencia adquieren el uno con el otro l. .. si la variedad de los timbres y de las armonías viene a darles nuevo vigor. .. legisladores, guerreros, filósofos de todos los tiempos y de todas las naciones apreciaban muy bien la influencia de la música en los soldados y sabia aprovecharse de ellos en las circunstancias más críticas ... La música interviene en los ejércitos, unas veces ruda y bárbara con cantos y gritos salvajes, con ruidos extraños, instrumentos cacofónicos ... Otras veces culta, llena de armonía y solemnidad" ...

En uno y otro caso la Música Militar se presentaba bajo tres aspectos: en forma de himnos, o canciones ejecutadas a voces solas al unísono, o en tocatas instrumentales, o con ambos elementos reunidos. Todos los ejércitos cristianos de Europa tenían sus cantos marciales de análogos fundamentos y usaban los mismos o similares instrumentos músicos para los combates. El principal de estos era el CUERNO o BOCINA que llevaban los caudillos y caballeros para dar la señal de combate, anunciar el peligro, ordenar la retirada, etc. Recordemos el "Olifante" de Roland0 3 , tallado en marfil, como el de Garcilaso de la Vega. Quevedo mencionaba en su poema "Orlando enamorado" el cuerno o bocina del endemoniado Ferragut: "Cuando de Ferragut oyó en el cuerno Todas las carrasperas del infierno Espeluznóse el monte encina a encina El sol dicen que dio diente con diente, y al duro retumbar de la bocina. Angélica, las manos en la frente, Apuntaló la máquina divina Demudóse el gigante más valiente, Afirmóse Argalia en los estribos y apercibió los trastos vengativos" (Tomado de F.A. Barbieri "Las músicas militares")

Grecia consideró y estimó la música militar, incluso para la gimnástica; Platón recomendaba el estudio musical para desarrollar las facultades humanas, mejorando y estimulando nuestros nobles sentimientos. 3

"La chanson de Roland", poema de la Edad Media. El olifante sonó en Roncesvalles llamando a Carlomagno y a los Pares de Francia en la famosa batalla hispano-francesa.

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Roma (recordemos la película BEN-HUR y las conquistas romanas en la Europa Mediterránea) se apropió para sí y sus victorias los instrumentos griegos: LA TUBA-LITUUS, CORNU y BUCCINA, empleados en las maniobras del ejército para conquistar Palestina en tiempos de Cristo. En su tratado "DE RE MILIT ARI", Vegecio, clasifica los músicos entre los oficiales de más prestigio o soldados principales de cada legión. Además, los romanos utilizaban los tubicines, liticines y buccinato res para intervenir en los grandes triunfos junto a los tañedores de tibias. Se cantaban en honor de los dioses, (loor a Marte) y de los héroes guerreros. Otros pueblos como los musulmanes, los germanos, persas, hindúes, chinos, etc., utilizaban tambores, platillos, címbalos, timbales o el látigo para asustar a los combatientes enemigos. En Corea se utilizaba el caracol marino, gongs y platillos transportables y otros instrumentos de viento y metal que podían escucharse a larga distancia, incluso juego de campanas de jade, tambores de madera y tensados, etc. En nuestra Patria, aparte de las luchas antimusulmanas y europeas, nuestro patrimonio instrumental militar se ha enriquecido con las luchas mediterráneas y centroeuropeas; la aportación de atabales, axabebas, rabeles (musulmanes), el pífano (suizo) más los aportados en zonas rurales: cornu, bocina, etc. realizados en cuerno de bovino (toro), ovino etc. ejecutadas en madera o marfil conforman un verdadero tesoro (Vid. Cerone en bibliografía). Juan I y 11 de Aragón y Castilla, Alfonso V de Aragón, Reyes Católicos, Carlos V de Gante, Felipe n, etc., fomentaron el uso de los instrumentos bélicos en los ejércitos, y sucesivamente hasta el día de hoy. La agrupación en Bandas Militares se constituye en el S.xVIII, y tanto en Alemania, como en Francia y Austria se revalorizan en los conjuntos. Barbieri fue comisionado por la Reina María Cristina para estudiar esta organización en Alemania y así nos lo cuenta en varios documentos. En la actualidad, las Bandas de la Guardia Real, La Armada, Guardia Civil y Aviación nos ilustran en conciertos públicos y conservan el tesoro documental. Al generalizarse las armas técnicas más sofisticadas dirigidas por ordenadores y computadoras, las armas químicas, las atómicas, etc. casi no existen luchas a pie o a caballo, ni enfrentamientos personales de luchas que utilicen los toques de ordenanza. Sin embargo quedan ejemplos en Bostnia Herzegovina, en Kosovo, en Argelia, en el África negra, etc. Yo me pregunto ¿se utilizan los toques milítares bélicos a caballo o a pie, se llevan grabaciones con altavoces? Habrá que estudiarlo con nuestros destacamentos bélicos en los lugares de acción conflictiva. Mientras tanto conservamos este repertorio, lo escuchamos y respetamos admirando a aquellos músicos que llevando uniforme militar todavía desfilan por las ave-

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nidas y calles de nuestras ciudades acompañando solemnidades religiosas (Corpus, procesiones, desfiles, etc.) o a personajes civiles más o menos importantes. La música militar ha traspasado los cuarteles y campos de batalla, llega a otros ámbitos, se escucha en los escenarios, en la zarzuela, en conciertos, en ámbitos selectos y populares, por ejemplo: Los Sitios de Zaragoza, de C.Oudrid; en la iglesia: La Batalla Imperial para órgano, de Cabanilles; o en boca de los niños con romances más o menos históricos, como Mambrou se fue a la guerra, etc. Los intérpretes alcanzan éxitos loables de virtuosismo y perfección técnica. Nuestros escritores más famosos a lo largo de la historia, han demostrado conocer los nombres de romances, danzas e instrumentos de todo tipo. Fueron sensibles a la realidad sonora de su época, ya fuera festiva, ya guerrera, popular o religiosa. Citamos al Arcipreste de Hita, a Alfonso X el Sabio como precedentes. Cervantes los conoció también. se recrea en ellos, contrastando los episodios agradables con los pavorosos, disfrutando y haciendo disfrutar al lector de sus muchos conocimientos, su sabiduría y sensibilidad hacia la música, la naturaleza y hacia los seres humanos de su entorno. El relato cervantino de "Las bodas de Camacho", meticuloso en detalles: comidas, danzas, sones, bailes, instrumentos músicos, tablado para el teatro, etc. El medio ambiente hostil en la caza del jabalí, el sobresalto de los ingenuos como Sancho Panza, la confusión originada por tanto ruido estruendoso bien planificado, con escenas no carentes de ironía entre armas, carros, caballos, perros y sonidos musicales nos someten a una tensión de ánimo preparada muy poco a poco; la anochecida y la amanecida, el cielo y las estrellas posiblemente de EL TOBOSO, perviven hoy altos, limpios, brillantes y, como dice Henri Cain en sus textos (l910): "El espíritu de Dulcinea desde ese cielo estrellado, cabalgando sobre Júpiter", percibe que los cervantistas la redescubrimos cada noche aquí en El TOBOSO, pueblo que constantemente evocó el Ingenioso HidaJgo.

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