UNIDAD 2: LA LITERATURA PRERRENACENTISTA

UNIDAD 2: LA LITERATURA PRERRENACENTISTA SIGLO XV. Coincide cronológicamente, en España, con el final de la Edad Media y, en Italia, con el “quattroce...
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UNIDAD 2: LA LITERATURA PRERRENACENTISTA SIGLO XV. Coincide cronológicamente, en España, con el final de la Edad Media y, en Italia, con el “quattrocento”, verdadero Renacimiento italiano. En este periodo se van desarrollando las tendencias humanísticas y los conocimientos sobre la Antigüedad Clásica. En algunos escritores españoles (Marqués de Santillana, Juan de Mena…) apuntan ya muchas de las características literarias del siglo XVI. Época de transición: profundos cambios históricos, sociales y culturales en la que conviven elementos medievales y humanistas. Conciencia de crisis, de inseguridad y pesimismo: el mundo se concibe como un caos, regido por el azar (la diosa Fortuna).

CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL HISTORIA Y SOCIEDAD •





Clima de inestabilidad durante los dos primeros tercios del siglo XV, bajo la dinastía de los Trastámara. A partir del último tercio, los Reyes Católicos imponen una monarquía autoritaria y centralista. A lo largo del siglo XV se deteriora la convivencia entre musulmanes, cristianos y judíos. Profundo clima de antisemitismo. Con la expulsión de los judíos, aparecen los conversos (cristianos nuevos) El incremento del comercio favorece el crecimiento de las ciudades. La burguesía más rica imita los gustos y maneras de la nobleza.

CULTURA Influencia del humanismo, el primer elemento renacentista que aparece en la cultura hispánica. Centra su atención en el ser humano y en el conocimiento racional. El entusiasmo humanista por la cultura clásica grecolatina llega de Italia, a través de los escritores humanistas italianos: o Dante Alighieri (“Divina Comedia”): influye en la poesía culta alegórica. o Francesco Petrarca: su poesía amorosa se impone como ideal de toda la lírica europea. o Giovanni Boccaccio: modelo en la prosa sentimental. Se crean nuevas universidades –como la de Alcalá de Henares-, que contribuye a la formación de hombres letrados, más eruditos y rigurosos. El prestigio de las lenguas vulgares deriva también de la visión humanista y convive con el entusiasmo por el latín y el griego. De ahí la traducción de libros religiosos escritos hasta entonces en latín, la aparición de las primeras gramáticas de Antonio de Nebrija y el interés por la literatura tradicional popular. 1

Las cortes palaciegas se convierten en verdaderos focos culturales, donde los mecenas protegen a los hombres letrados. El saber se valora como una de las virtudes imprescindibles del cortesano. Con la invención de la imprenta, el ideal del humanista se difunde rápidamente, y géneros como las novelas sentimentales o de caballerías llegan a un público muy amplio (femenino, aristócrata y burgués).

LA LÍRICA

LA POESÍA DE CANCIONERO •

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El gusto por las artes y, especialmente, por la poesía, origina una proliferación de poetas que demuestran en la Corte su habilidad y destrezas técnicas (de ahí, el nombre de poesía cortesana). La mayor parte de estas composiciones se recoge en Cancioneros. Esta poesía se cultiva durante todo el siglo XVI. Destacan dos: el de Baena y el de Stúñiga Recibe fundamentalmente dos influencias: la de la poesía provenzal: los temas amorosos o El tema del amor es el más tratado, inspirado en la ideología del “amor cortés”, procedente de la poesía trovadoresca provenzal. o El amor se concibe como un vasallaje que el caballero rinde a su dama; aquél suele ser rechazado y acepta voluntariamente su destino, llegando incluso a gozar de su dolor. Aunque a veces el sentimiento del poeta es sincero, en general se convierte en un pretexto para demostrar su ingenio. la de la poesía italiana: los temas alegóricos y didácticos (al estilo de la “Divina Comedia” de Dante). Desde el punto de vista formal, o Abundan los recursos conceptistas (antítesis, paradojas, juegos de palabras, etc.) que sirven para expresar la turbación del enamorado. o El tipo de verso más frecuente es el octosílabo, pero también aparecen versos de arte mayor, con los que se intenta tímidamente incorporar la métrica italiana a la poesía castellana. Aunque esta poesía no suele tener un gran valor literario, prepara el camino hacia la poesía renacentista, pues en la métrica y en el tratamiento idealizado del amor está el germen de la poesía española del siglo XVI (de ahí que al siglo XV se le denomine Prerrenacimiento).

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Poetas: o

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Juan de Mena, máximo representante de la literatura del siglo XV. Prototipo del intelectual puro. Juan de Mena es a su siglo lo que Fernando de Herrera sería al siglo XVI y Luis de Góngora al XVII. Su obra más importante es el extenso poema alegórico “El laberinto de Fortuna” o “Las trescientas” (llamado así por las casi 300 estrofas de que se compone el poema), a imitación de la “Divina Comedia” de Dante. Su lengua poética, artificiosa y barroca, es un claro precedente de la que llevará Góngora en el siglo XVII. Don Iñigo López de Mendoza, marqués de Santillana. Aristócrata influido por el humanismo, que cultiva las letras. Es el prototipo de hombre de armas y de letras, que también veremos en Jorge Manrique y en Garcilaso de la Vega. Poesía tradicional (“Serranillas”). JORGE MANRIQUE: Su actividad literaria refleja fielmente el mundo que le tocó vivir: • Desde el punto de vista histórico: periodo de transición caracterizado por las luchas contra la nobleza hasta conseguir la unidad española. • Desde el punto de vista familiar: perteneció a una de las grandes familias de la nobleza castellana. Su figura encarna el ideal cortesano, la valentía en el combate y la habilidad en las letras. “Coplas por la muerte de su padre”: las compuso a raíz de la muerte de su padre, don Rodrigo. Es una elegía. Tema: la muerte Desde el punto de vista cristiano, la muerte abría las puertas a la vida eterna. Pero en los siglos XIV y XV, era habitual presentar la muerte como un personaje terrorífico (un esqueleto con guadaña) que igualaba a todos bajo su poder, tal como escenificaban las populares Danzas de la muerte. Manrique presenta el tema de la muerte con una visión serena, exenta de cualquier tono macabro desagradable. Estructura: De lo general a lo particular (parte de una reflexión general sobre la fugacidad de la vida y acaba presentando la muerte del padre del poeta). Tres partes: o Primera parte (I-XIII): Reflexión sobre la brevedad de la vida y la pronta llegada de la muerte. Tópicos: tempus fugit (el tiempo pasa) y memento mori (recuerda que has de morir). o Segunda parte (XIV-XXIV): los mismos temas que en la primera parte, pero se hace referencia a las vidas de reyes, nobles y personajes históricos del mundo de la corte. Tópicos: ubi sunt (¿dónde están…?) o Tercera parte (XXV-XL): dedicada al elogio y la exaltación de la vida de su padre.

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Métrica: 40 estrofas de dos sextillas cada una: 8a 8b 4c 8a 8b 4c 8d 8e 4f 8d 8e 4f (coplas de pie quebrado. Llamadas también manriqueñas) Estilo: la naturalidad del lenguaje contrasta con la gravedad del tema. Rasgos prerrenacentistas: la evocación nostálgica del pasado más cercano, la valoración de la fama, y la elegancia con que trata el tema de la muerte.

EL ROMANCERO •

A finales de la Edad Media (siglos XIV y XV), aunque la literatura escrita y con autor parece ser la más habitual, pervive el Romancero (o conjunto de romances), un tipo de poesía popular, anónima, oral y tradicional que fue recopilada por escrito en ROMANCEROS por los poetas cultos del siglo XV.



Los romances son composiciones épico-líricas, es decir, poemas narrativos que cuentan sucesos o historias y a la vez expresan emociones con gran intensidad. Según su ORIGEN, se clasifican en: – Romances viejos: los formados por los romances escritos hasta el siglo XVI. Algunos provienen de los cantares de gesta; otros fueron compuestos por los juglares, a partir de hechos históricos o de temas literarios. – Romances nuevos: las composiciones escritas por autores conocidos a imitación de los anteriores. Según sus TEMAS se clasifican en diversos tipos: – Épicos y legendarios: aparecen personajes y episodios de la épica castellana o francesa (El Cid, Roldán…) y leyendas europeas (Lanzarote…). – Noticieros y moriscos: recogen hechos de las guerras contra los musulmanes, sucesos fronterizos e historias de moros y cristianos en general. – Novelescos y líricos: narran historias de aventuras, amores, sucesos dramáticos, etc. y episodios imaginativos o fantásticos



MÉTRICA: Formados por versos octosílabos que riman en asonante los versos pares, mientras quedan sueltos los impares: 8- 8a 8- 8a … 4

Cada verso del romance correspondería a un hemistiquio del cantar de gesta. •

En cuanto a su ESTILO, los romances se valen de recursos sencillos para conseguir un lenguaje muy emotivo mediante el cual se narran diversas acciones en poco tiempo y se destacan las aventuras, la intriga y los sentimientos: Fragmentarismo: muchos romances presentan una escena o una historia que empieza y acaba de repente, hecho que les confiere cierta magia y misterio. Rasgos de literatura oral: hay alusiones al público («bien oiréis lo que dirá») y expresiones que actualizan los hechos («ya llegan…»). Lenguaje arcaico: aparece la f inicial (fermosa), palabras como non (‘no’), agora (‘ahora’), aquesto (‘esto’), etc. Hay una combinación muy peculiar de los tiempos verbales (mezcla de presentes y pasados).

LA PROSA

Auge de las novelas idealistas y de la sátira de costumbres: Novelas idealistas: realidad embellecida, alejada del realismo: • Novelas sentimentales: “Cárcel de amor” (Diego de San Pedro) La sátira de costumbres: “Corbacho” de Alfonso Martínez de Toledo, arcipreste de Talavera (sátira del amor desde la perspectiva cristiana, misógina. Por primera vez se intenta reproducir artísticamente el habla cotidiana.

EL TEATRO

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Es el género menos desarrollado en este siglo. Continúa el teatro religioso de tradición medieval. Aparece una nueva generación que inicia el teatro renacentista, y lo más interesante en el siglo XV es el teatro para ser leído, a imitación de la comedia humanística italiana. Un ejemplo claro es “La Celestina”.

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LA CELESTINA de Fernando de Rojas o

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A finales del siglo XV aparece “La Celestina”, una obra que se aleja de los ideales teocéntricos medievales y ofrece una visión vitalista de la existencia más acorde con el nuevo espíritu urbano de la época. Con esta obra, Fernando de Rojas, un converso de formación humanística, muestra un espíritu muy crítico con los valores sociales y morales de su época y una concepción muy desengañada de la condición humana. AUTOR: Como él mismo revela en la segunda edición de su obra (a través de unos versos acrósticos), “El bachiller Fernando de Rojas acabó la Comedia de Calisto y Melibea y fue nascido en la Pobla de Montalbán”, localidad de Toledo. Estudió leyes en la Universidad de Salamanca, adonde habían llegado por entonces las influencias renacentistas (el Humanismo). En una carta de “El autor a un su amigo”, inserta en la segunda edición, Rojas afirma que encontró unos papeles, sin firma de autor, con la historia de los amores de Calisto y Melibea y decidió continuarla, dejando lo escrito por el primer autor en el acto primero. Las primeras ediciones constan de dieciséis actos y llevan por título “Comedia de Calisto y Melibea”. Las ediciones sucesivas constan de veintiún actos y llevan por título “Tragicomedia de Calisto y Melibea”. En “La Celestina” se combinan los temas del amor, la fortuna y la muerte medievales con un enfoque más moderno: se exalta el individualismo de unos personajes que persiguen el disfrute inmediato de la vida (carpe diem), se muestra el erotismo en muchas escenas con gran crudeza y se destaca el poder del dinero en las relaciones humanas. El principal rasgo de su ESTILO es el realismo en la composición de las escenas y en la caracterización de personajes, que muestran una gran profundidad psicológica y evolucionan a lo largo de la obra.

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