la cultura en r:ft.~~~g

Locos pirados de todos los calibres, . drogadictos, traficantes, jugadores de Pl.?gpong, agentes triples, aro~nt~ de los paJ21"OS, 3 UNIVERSITARIAS...
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Locos pirados de todos los calibres,

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Paco Pérez Arce:

El· Movimiento del 29

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Edmundo Jacobo:

De la destrucción de la Universidad de -Guanajuato a la debacle de Baja California

Andrés Ruiz: Sealtiel Alatriste:

¡Viva Paul

la cultura en

r:ft.~~~g Su emento

iem re!

Núm. 1314 México, D.F. 11 de Junio de 1987

Newman!

LA UNIVERSIDAD DE ELLOS, LA UNIVERSIDAD DE NOSOTROS

Mauricio Ciechanower: Fontanarrosa Fontanarrosa:

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monito/~

un cuento 35

Locos, PIRADOS DE TODOS LOS CALIBRES, DROGADICTOS, TRAFICANTES, JUGADORES DE PING PONG, AGENTES TRIPLES, AMANTES DE LOS PAJA~OS, PATRIARCAS DE ETNIAS EN EXTINCION, LOBOS SOLITARIOS, AULLADORES A LA LUNA...

La literatura de una marginalidad levemente ,

parano~ca

Una entrevista con Jerome Charyn

Paco Ignacio Taibo II

J

.rome Charyn es sin duda. uno de los mejores escritores norteamericanos contemporáneos. Hay 20 libros que lo atestigu~n; algunos co.mo War críes over Cavenue, Metrópolis o Blue eyes, de sobra lo atestiguan. Sin embargo, esta contundente opinión que abre la nota, no es compartida. Estamos de acuerdo ciudadanos tan diferentes y tan alejados entre sí por gustos y manías, como uno de los editores del suplemento literario de Le Monde, que situó Blue Eyes como una de las mejores 10 novelas de los pasados cinco años; un cronista del Village Voice de NY, Vázquez de Parga uno de los más serios estudiosos de las literaturas marginales, que prologó en Barcelonflla primera novela de Charyn publicada en español, y el que escribe esta nota, quien piensa que son más los que no están de acuerdo, y muchos más los que no tienen opinión, porque Charyn, como su literatura, se ha movido esencialmente en el lado oscuro de nuestra sociedad. Mientras brinco a un borracho y eludo a dos watusis de 1.95 que quieren venderme un paraguas viejo en el West Village de NY, pienso que los pasos que me llevan a la casa de Charyn, están motivádos sobre todo por la injusticia de que su última novela Paradise man no haya sido seleccionada entre las finalistas para el Edgar que los autores norteamericanos conceden a la mejor novela policiaca norteamericana y que será hecho público esa misma noche. Con grandes dificultades para abrirse paso en los Estados Unidos, donde la crítica culta lo mira con recelo por abrirse camino en la literatura popular, y los vendedores del mercado de masas lo ven con desconfianza por provenir de la literatura de élite. Triunfador absoluto en Francia, donde sus novelas policiacas son reconocidas como la

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renovaClon más importante del género desde ChandIer, desconocido por los lectores en español, aplaudido en Inglaterra, Charyn, con sus casi 50 años a cuestas, comienza a derrotar obstáculos y barreras, mientras escribe cada vez mejor y escribe cada vez más. . La suya, es una extraña combinación de obsesiones: lo racialmente marginal, el submundo, el ghetto, lo popular como objeto inalcanzable, la literatura de masas, la novela policiaca y de espionaje, pero también la novela experimental y el comic, y también la gran guía secreta de la ciudad por la que habla, la única ciudad que podría haber creado a un personaje así: Nueva York. Lo que sigue, es la reconstrucción de una conversación con Charyn en su casa en Nueva celebrada a mediados de mayo. Una conversación de dos horas cuyas notas consumieron siete hojas de un horroroso block amarillo con letra muy apretada, .; llenas de palabras sueltas en inglés, palabras rusas e yidish traducidas por Charyn, palabras en su español de habitante del ghetto multiracial más gtande del mundo. Ir

-¿Desde cuándo escribes? ¿Naciste en el 37, no? En el 37. Escribo de tiempo completo desde 1963. Como profesional. Pero yo sabía que tenía que escribir desde el 59, en el college. Por eso sólo aceptaba trabajos que no me impidieran escribir. Yo lo sabía. Sabía que tenía que escribir. Ganar dinero solo para poder comer y tener tiempo para escribir. En esos años era vigilante de una plaza donde había juegos infantiles, pagado por la ciudad de Nueva York para cuidar a los niños, pero mi horario era el mismo de la escuela de los niños, de manera que no cuidaba a nadie. Era un

fantasma que leía como loco a mitad de una pequeña plaza que se hacia en el ~rucede dos avenidas, con un par de columpios desocupados. Fui maestro en una escuela pública, pero sólo daba dos horas de clase diarias, una hora. Era suplente de los maestros que faltaban. Era el tipo que entraba, nadie sabía por qué estaba yo allí, daba una clase y desaparecía. De nuevo un fantasma. En 1963 escribí algunos relatos en la revista Commentary, una revista liberal que publicaba a muchos autores judíos. Recibí en respuesta cartas de seis editoriales, contesté a la-' que me parecía más amable. Nunca supe si me equivoqué o no. Entonces me publicaron una novela, "Once upon a droshky". Un droshky es una especie de carrito de tres ruedas originalmente ruso. Hay muchos en Nueva York. -Tu literatura está repleta de ajustes de cuentas con el pasado, de personajes marginales, muchos de ellos rusos y judíos, polacos y alemanes en Nueva York. ¿De dónde vienes? ¿Cuáles son tus orígenes? -Una familia ruso-polaca de emigrantes, claro está. En un ghetto de Nueva York en el Bronx. Una familia que llegó a Norteamerica en los años 20. Una emigración pobre, dura, sin destino. Los hijos de estos emigrantes no se integraban a la sociedad norteamericana, no ascendían, peor aún, descendian. Cada vez más pobres. No nos quedaba mucho más que el gangsterismo o la literatura como forma de salir de aquello. Durante muchos años no hablé inglés, sólo polaco o yidish. Nunca supe lo que era una cuenta de cheques. Hasta ahora me molesta mucho usar una. Esa es una cosa para los negocio.... Yo sabía que tenía que salir de aquello. Y el camino fue una secundaria fuera del ghetto, la Music and Art. Una institución increíble, donde sin

quererlo se encontraban todas las clases sociales. Fue un choque extraño, porque eso era lo que yo estaba buscando y sin embargo estaba perdiendo algo. La sensación todavía me dura. La familia 'se quedó atrás. Mis pensamientos vuelven una y otra vez al ghetto. Me asusta verme envuelto con comerciantes. Me ponen muy nervioso los ahogados. Tengo problemas con la propiedad. Esta casa en la que vivo quieren volverla cooperativa, pero me asusta un poco ser propietario; creo que voy a decir gue no. no me atrevo. -Fuiste de la generación que peleó desde las universidades contra la guerra de Vietnam, ¿No es así? -Sí. En los 60 las universidades se abrieron para los escritores. Fui a dar clases a Stamford University desde el 65 al 68. Muy activo contra la guerra en el 68. Mucho de mi tiempo fue para tratar de parar la guerra. A mí me gustaban los vietnamitas. Pero las universidades son malas para un escritor. Crean un ambiente falso que no es bueno. Luego fui a dar a la Universidad de Nueva York. Igual. -¿Qué escribiste en esos años? -Novelas extrañas, muy experimentales. Tenía cinco lectores y el número iba descendiendo. Yo me decía¡ tienes que hacer algo. Esto no es escribir. Tenía que ir hacia la novela popular. Siempre había estado interesado en el crimen, era parte esencial del mundo de mi infancia. Pero la universidad, la academia me arrastró hacia la literatura "mayor", me hizo perder mi espacio entrampado en los problemas del estilo. Por eso, en plena crisis, volví a la literatura criminal, encontré la literatura criminal. Me ayudó mucho mi hermano que era policía... En 1975 edité "Blue eyes" ("Ojos azules", Plaza Jenés, en España) que tuvo un pequeño éxito; luego en 1976 escribí rápidamente otras dos: "Marylyn the Wild" (Marylyn la salvaje) y "The education of Patrick Silver" ("La educación de Patrick Silver". Había encontrado uno de mis caminos. La novela criminal trabajaba sobre el mundo que yo conocía. El crimen es política, el crimen condensa todo. -Nuestro colega Jdan Madrid ha hablado de la nueva literatura criminal como "la antiepopeya del sistema capitaliSta"; yo mismo he andado con la frase a cuestas de "la literatura que trabaja sobre el lado oscuro de la sociedad", ¿qué opinas? -El lado oscuro... Eso. Me gusta la ficción en la que todo está en movimiento. Estoy quebrando los límites de la GOnvención. Para los lectores norteamericanos esto es muy difícil. Los Estados Unidos tienen un gran problema con su sentido del humor. -Cuéntame UD. poco cómo fue el éxito de tus libros fuera de Estados Unidos. - Yo sabía que mis novelas habían sido edita-das en Francia, pero nada más. Un día toca la puerta de mi casa un periodista francés, de Liberation, y me dice así nada más: "Te aman en Francia". Me sorprendí. El periodista a su regreso se comunicó con la editorial y me enviaron copias de 100 artículos publicados por la prensa francesa. Yo no acababa de creerlo. Enloquecí. Fuí a Francia. Hice lo que quise. Hice textos para un comic que tuvo un éxito enorme publicado en A suivre y que se llamó "La esposa del mago". Luego se editó en un volumen dentro de la colección Black Box en Inglaterra, mis cuatro primeras novelas policiacas, 'The Isaac quartet (El cuarteto de Isaac). Tuvo muy buena prensa. Esto rebotó en los Estados Unidos y aumentó el interés por mis lib~. Hay ediciones de bolsillo de algunos ya. Pera sigue siendo desconcertante. Aunque soy un autor con 20 libros publicados, cada nueva edición me hace sufrir. ¿Lo van a leer? Cada vez que sale un libro nuevo tiemblo. En Estados Unidos se vive en el limbo. Yo sigo aún sin poder encontrar a mis lectores. He tenido un mOQtón de premios, pero sigo sin encontrar a mis lectores. Esto es una locura, pero te permite ser libre. No tengo una fórmula para el éxito, por lo

tanto puedo seguir escribiendo 10 que quiero. No hay ningún modelo que copiar. Ojos azules ya está en su tercera edición en paperback, pero la tercera no vendió más que la segunda. No se entiende nada. Mis libros se dedican a violar las reglas del mercado editorial. Gritos de guerra sobre la avenida C tuvo una crítica excelente, pero aún no hay edición de bolsillo. A ver qué pasa con él. -Tus novelas se mueven en una ciudad de Nueva York muy reconocible, llena de locos, comedores de veneno, deshechos humanos que volvieron de Vietnam, refugiados que tratan de reproducir en UD barrio la tierra original, cazadores de dólares, madres universales, policías corruptos, todo tipo de paranoicos, traficantes, jugadores de ping pong... Y todo esto en un ambiente que a veces se describe de una manera hiperrealista, y otras se va redondeando con un toque absurdo, un toque kafkiano, yo diría... -Así veo Nueva York,así me veo a mí mismo. Momentos de lucidez en un contexto de locura. Me encanta Nueva York, las calles, los rostros de

la cultura en l'WEXICO en la cultura

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Director General: José Pagés Llergo Director: Paco Ignacio Taibo II Jefe de redacción: Gerardo de la Torre lNeflo: Beatriz Mira Redacción: Francisco Pérez Arce,

Mauricio Ciechanower, Rogelio Vizcaino, Emiliano Pérez Cruz, Luis Hemández, Cosme Omelas, Jorge Belannino Femandez Tomás, Jesús Anaya Rosique, Andrés Ruiz, Orlando Ortiz, Víctor Ronquillo, Juan Manuel Payán, Héctor R. de la Vega, Carlos Puig, Angel Valtierra, Pilar Vázquez, Annando Castellanos. Investigación Gráfica: Paloma Saiz.

la gente en la calle. Me fascina el anonimato de este país que está jodido. Los negros en Estados Unidos no existen. Los parias no existen. Son fantasmas en su país. Yo los veo a todos. Las presiones económicas son tan grandes que los adolescentes abandonan las escuelas como robots a la cacería del dólar. Yo crecí en una cultura de emigrante. El dinero era para vivir. Esto ha desaparecido. Cagar en Nueva York cuesta dinero. Enloquezco en mi casa escribiendo, salgo a la calle y revivo. -En Ojos azules hablas de México, tus personajes hacen una breve pasada por la ciudad de México, y logras darle al D.F. ese mismo tono irreal que le das a Nueva York.•• además, la novela está fechada en Barcelona... -Escribí la novela en Barcelon'a. Todo el tiempo trabajando, no tenía ni un solo amigo. Barcelona era una ciudad barata. Yo era un fantasma absoluto. No hablaba con nadie. Sin embargo cuando llegué a España, supe por qué tenía que escribir esa novela allí. Vi las calles con balcones de Madrid y la gente hablando de uno a otro. Lloré. Pertenecía a países como ese. El Prado. Los dibujos de Gaya. Eran mis historias. Supe que había encontrado la tierra perdida que nunca había tenido en los Estados Unidos. No había nada malo en mí. Viví en Barcelona como un loco furioso y feliz. Escribía a todas horas, paseaba por las ramblas en las noches, siempre sin miedo. No hablé con nadie durante meses, sólo con la muchacha de una tienda de fotocopias donde yo copiaba mi novela para mandar partes a los Estados Unidos. Comí paella todos los días, sin fallar ... -Así se explican muchas cosas de Oios azules... La irrealidad de Nueva York vista desde lejos. La carga emocional tremenda que tiene toda la novela... ¿Y México? -Estuve en México cuatro días para poder escribir ese capítulo. I Uf! La ciudad con las caras más tristes del mundo. Museos modernos y diez calles más allá los barrios más miserables. Pe'ro nunca tuve miedo en las calles. Eran mías. Yo les pertenecía. Calles llenas de energía. Un paisaje urbano maravilloso. Un hombre lleno de vida arreglando una bicicleta... -¿Cómo puede vivir en Nueva York si tu mundo es otro? -Soy un fantasma, te lo dije. Vivo en el anonimato. Voy áI cine todos los días. Me siento en la segunda fila, frente a una pantalla enorme. Adoro las películas policiacas, tienen que ver con la realidad. Hago el amor y voy al cine. Ahora estoy divorciado. Me cuesta trabajo mantener una relación cotidiana. Aún no sé cómo vivir. Me enloquece estar solo, me enloquece estar acompañado. Me siento frustrado. Escribo en ellímite, en el borde. En una· situación solitaria. Busco caminos para llegar a la gente que pienso que quiere leer lo que yo escribo. Hago guiones de cine. Ultimamente uno para Artbur Peno: gangsters, judios rusos. Escribo sobre un asesino a sueldo que fracasó en su trabajo porque se hizo demasiado famoso y perdió el anonimato... -Acabo de leer "Metrópolis", tu guía secreta sobre Nueva York, y Die parece el mejor libro que he leído en mi vida sobre esta ciudad. Una especie de crónica que se vuelve memoria, se hace novela y regresa a ser la guía más alucinante sobre Nueva York que se haya escrito. Es un libro que me sorprende que no se haya publicado en español. -Edítalo tú. Seguro que allá les va a gustar mucho y me van a entender mejor. Aquí está a , mitad de camino entre ser un enorme éxito o un absoluto fracaso. No Sé muy bien qué pasa... Pienso que la culpa no es mía. Y Jerome Charyn se queda mirando a la ventana, con esos ojos tristes bordeados por unas enormes ojeras que parecen cicatrices. Mira una ciudad de Nueva York extraña, seis pisos abajo de su departamento. La ciudad que ha contado y contará mejor que nadie.

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L

as avenidas A. B. e y D lo,man un sncio apéndice al Bajo East Side de Manhattan. Estas cuadras alfabéticas se han convertido en territorio apache, la tierra de la muerte y la cocaína. Aunque se conservan reductos de ucranianos, rusos, polacos, italianos y alemanes sobre y en los alrededores de la avenida A, estos reductos tienen poca presencia en los asuntos interhacionales del nuevo territorio apache. La población es aún abrumadoramente católica, pero aún los fieles y esperanzados en la ayuda de la virgen María, cuando se les pregunta sobre Alfabetville contestan que Cristo se quedó en la avenida A. Esto es algo más que un chiste de vecindario. Baja por la Primera Avenida y ven a verlo. Tómate un café express en JohnY's,bajo láS escaleras. Todavía no estás en territorio apache, no importa lo que te hayan dicho tu papi y tu mami. . No pueden juzgar lo terrenal desde una terraza en Riverdale. No vas a encontrar tiendas Dean and Deluca, pero la Primera Avenida aún tiene el sabor de Manhattan, ese sentido de miscelánea: la riqueza escondida tras una ventana, la horda de taxis, un restaurante hunanés... No te sentirás solitario en la Primera Avenida. Pero muévete'In, poco hacia la avenida A, y comenzarás a oler la' luna. Los restaurantes no han desaparecido. Pu~des elegir aún tu propio café ruso. Siéntate y toma un poco de estofado de calabaza, dí que Doris Q'uin te envió. Doris, de la revista Spy. Te harán probar dorados panqués, pondrán una fresa en tu té, y pensarás que la avenida A es tu pro-[ pio becerro dorado. La desazón no empezará hasta después de pagar la cuenta. No tiene nada! que ver con la fresa, la fresa estaba bien. Es un. vago terror que comienza a domi!larte. El tráfico 1 parece diferente. Los automóviles se mueven con mayor lentitud en la avenida A. Puedes volverte viejo silbando y no aparecerá ningún taxi. Has entrado en territorio apache aún sin saberlo. Los taxis son mucho más sospechosos que Cristo, la Primera avenida es su frontera.

.GRITOS·DE GUERRA EN LA AVENIDA e Jerome

Charyn

El escenario para una novela'

La ausencia de taxis no es el único signo del territorio apache. Cristo no maneja un taxi. 'Pero en la avenida A descubrirás el primer restaurante hunanés que quebró en Nueva York. De repente te das cuenta de que no recuerdas cuándo viste el último drugstore; y te das cuenta de lo mucho que tiene que ver lá farmacia de la esquina con tu cultura, un pedazo de la civilización en la que confías. Hay un centro de ayuda médica donde debería estar la farmacia. En lugar del farmacéutico del vecindario, una pequeña fábric.a de doctores y dentistas para Alfabetville. Luego está el centro de ayuda legal, con frases en la ventana escritas en polaco, español, yidish, chino, ruso e italiano para anunciarse; como un alfabeto del mundo. Hombres y mujeres de rostros agrios se sientan tras la ventana con listas de agravios en las rodillas, largos pergaminos, largos, contra casatenientes, maridos, esposas, hijos, madres, los Estados Unidos. Pasas rápidamente ante la ventana, porque no' quieres aparecer en esas listas como una cruel mujer de la avenida A. A podría ser tan sólo una excéntrica avenida más. Se pueden comprar blintezes de blueberry, pan negro. Pero avanza uI1'poco más en el distrito, todas las contraseñas amables ha huido de estas calles. Ni siquiera queda 1 ilus n delobservadordela miseria. La avenida B v' los coloementál, res de la pobreza de una manera ta que no tiene sentido disimularla. Las mueblerías no tienen muebles en los aparadores, a lo más un sillón o un arcón roto. Alfabetville ho está cargada con ninguno de los sueños del Pequeño San Juan. Las bodegas son minisupers con una absurda idea del comercio: sacos de papas se encuentran tras las puertas de rejil~a sin que nadie 38

Esta descripción de Alfabetville, traspatio de Manhattan, Nueva York, sirve ·de marco para la novela Gritos de guerra sobre la avenida e y la introduce. El libro será publicado en español en 1988.

los moleste, como si fueran ofertas a los dioses de la avenida B, quienes nunca han oído hablar en español, nunca han vivido en Puerto Rico o cerca de Madison y la calle 5 y sólo pueden imagínar el hablar criollo de esta calle particular. Pero la B es casi la civilización comparada con la C. F.n la C no hay dioses. Es el lado obscuro de un doset vacío. Los policías usan capas de Batman en la avenida C. No están celebrando Halloween.Es un mensaje que envían a los francotiradores ocultos tras las ventanas, de que no se encuentran patrullando; esto es territorio apache y ellos sólo están de paso. Los policías sin capa de Batman tienen el mal hábito de ser asesinados. Pero no hay que interpretar esto como anarquía. Pistoleros casi niños patrullan las calles.Protejen a los tratantes de cocaína del distrito y desaniman con su presencia a los narcos de la parte alta de la ciudad para que no se muden a Alfabetville. Y no deberíamos de olvidarnos de los soldados de Saigón Sara}¡, dama tigre de la avenida C, que opera desde una escuela religíosa abandonada, una escuela judía convertida en fortaleza y club nocturno privado. Algunos de sus soldados son veteranos de Vietnam. La misma Sarah fue alguna vez enfermera en las cercanías de Saigón. Eso dice. La dama tigre es una reciente adquisición del barrio. ¿Estaremos siendo testigos de una clasemediarización del barrk>? Visité la escuela judía hace un mes y rogué tras la reja metálica para que Sarah me concediera una entrevista. La dama tigre no me echó encima sus tropas, pero se mostró tacaña a la hora de hablar con el Spy. No pude lograr que charlara mucho conmigo tras los dientes metálicos de la reja. -Saigón, ¿qué tipo de operación diriges en esta calle? -Un hospital de beneficencia- dijo la dama tigre. -¿Dónde están las ambulancias?, si me permites preguntarlo. -En los 'túneles. Miré haCIa el norte y el sur de la ex escuela. -¿Túneles, Saigón? -Si -dijo-o Los túneles bajo la avenida C. Es!! fue su última palabra para el Spy. Tuve que empezar a repasar los parámetros de este doset vacío. ¿Era Sarah una anticuada intermediaria Stue aportaba su experiencia en Alfabet· ville? ¿l}ué era lo que importaba y exportaba? No eran camas de hospital. . No había cambiado la apariencia de las calles. Bardas, puertas metálicas, y ventanas tapiadas ron tablones. Una vieja dama vivió en el interior de un refrigerador, una calle al norte de la fortaleza. Ninguno de los soldados dlJ Sarah la arrastró a la ex escuela. ¿Hay un hospital para muñecas en la escuela judía? ¿Y qué con la influencia de Saigón Sarah en la frontera este, la avenida D? ¿Realiza vigilancia policiaca sobre la ininterrumpida línea de edificios en construcción que parecen el primitivo paisaje lunar? Me sospecho que no. Saigón Sarah tiene su propia luna por la que preocuparse. Las rocas de la avenida D son ¡SÓlo el recordatorio de que Alfabetville se traga lo nuevo y lo viejo, lo convierte en decorado, un escenario para dinosaurios. Conectando la D al norte se encuentra la más torva roca de t~das, la Planta eléCtrica Con Ed's, con sus jaulaS y cornisas moviéndose hacia el cielo, y enormes chimeneas que sostienen un paraguas sobre esta parte del territorio apache. No hay nada aquí que pueda identificarse ni siquiera con el último de los paisajes humanos. La planta eléctrica no es una visión infernal. Ningún demonio que se autorespete habría edificado un lugar así. E! el fin del mundo. Un monolítico castillo autocomplaciente de energía. ¿Quedan dudas de por qué Cristo se detuvo en la avenida A? Habría saltado al río después de la D o de la planta eléctrica y habría nadado sin parar hasta Belén. (Traducción Taibo ll).

MOVIMIENTO ESTUDIANTIL Y VASCONCELISMO

1929:

Francisco

P~rez

Arce

AUTONOMIA y POLITICA

E

n abril de 1929, funcionarios académicos de indiscutible calidad intelectual, como Narciso Bassols (Director dela Facultad de Derecho), Antonio Castro Leal (Rectorcde laUniversidad) y Daniel Cosía Villegas (Secretario de la Universidad), coincidían enlque era inaplazable una reforma para elevar la calidad de los estudios universitarios. "El ausentismo en la Universidad -escribe Skirius- tanto entre profesores como entre estudiantes, se fue haciendo con los años un problema grave, pero en 1929 adquirió matices marcadamente poüticos. Reformas rigurosas podían cambiar todo aquello y obligar a los jóvene$ a volver a sus libros". "Narciso Bassols, con pleno conocimiento y aprobación del rector -escribió en sus Memorias, Daniel Cosío Villegas- decidió implantar el sistema de reconocimientos trimestrales escritos, en lugar del único examen oral de fin de año. Las razones académicas eran obvias: así se obligaría a los estudiantes a un estudio contínuo, en lugar del atiborramiento de fin de año; la prueba escrita salva la improvisación y la palabrería de la contestación oral... Pero la medida no podía ser más inoportuna políticamente hablando. Los estudiantes pidieron el abandono de la medida, que les fue negado. El 6 de mayo estalló la huelga: un par de días después, Puig (Jefe del Departamento del DF), sin duda para crearle problemas a Ezequiel Padilla como secretario de Educación, autoridad superior al rector, mandó un piquete de policías y después a los bomberos para atacar a los estudiantes que celebraban un mítin en la calle de San Ildefonso... una vez que corrió ~ngre .~tudiantil, la huelga se hizo inconteroble... • El asunto de los exámenes trimestrales y todo el p.roblema del nivel académico, pasó no a segundo ni a tercer plano, siDO que prácticamente quedó en el olvido.

El presidente Emilio Portes Gil envió a los es- tudiantes una señal de apertura haciendo declaraciones en tono más que conciliador: "Los sucesos ocurridos el día de ayer han sido profundamente lamentados por mi. Estimo conveniente que esta situación anómala termine cuanto antes. A tal efecto la presidencia de la República ha dictado las medidas necesarias... que inicialmente consisten en el retiro de las fuerzas de policía que custodiaban los edificios escolares. En consecuencia los estudiantes pueden, C