El agua dulce en la cultura hitita

El agua dulce en la cultura hitita Tesis presentada por: Ana Arroyo Cambronero para la obtención del título de Doctor por la Universidad Autónoma de...
16 downloads 2 Views 6MB Size
El agua dulce en la cultura hitita

Tesis presentada por:

Ana Arroyo Cambronero para la obtención del título de Doctor por la Universidad Autónoma de Madrid (U.A.M.) con la mención de “Doctorado Europeo”

Tutor/Co-Director:

Dr. Joaquín M. Córdoba Zoilo, Catedrático de Historia Antigua del Departamento de Historia Antigua, Medieval, Paleografía y Diplomática, Universidad Autónoma de Madrid (U.A.M.) Co-Director:

Univ.-Prof. Dr. Jörg Klinger, Institut für Altorientalistik, Fachbereich Geschichts- und Kulturwissenschaften, Frei Universität Berlin (FU-Berlin) Informes externos: Prof.-Dr. emeritato Alfonso Archi, Facoltà di Lettere e Filosofia, Universitá di Roma - “La Sapienza” PD Dr. Ariel Bagg, Seminar für Sprachen und Kulturen des Vorderen Oriens / Assyriologie Ruprecht-Karls-Universität Heidelberg

Universidad Autónoma de Madrid (U.A.M.) 2014

A mis abuelas, DINGIR.MA!ME", porque les hubiera gustado verlo. A mis padres, sin los que no hubiera sido posible verlo.

ÍD-a! ara!zi

Agradecimientos En la realización de la presente Tesis he tenido la gran fortuna de contar con la ayuda y el apoyo de muchas personas e instituciones a las cuales quiero mostrar mi profundo agradecimiento. Al DAAD (“Deutscher Akademischer Austauschdienst”) y “La Caixa”, por la beca de investigación en Alemania sin cuyo aporte económico me hubiera resultado casi imposible completar esta Tesis, y al “Institut für Altorientalistik” de la “Frei Universität” (FU) de Berlín, por la oportunidad de hacerlo en su sede. Al “DAI-Orient Abteilung” (“Deutsches Archäologisches Institut-Orient Abteilung”) de Berlín y a todos sus trabajadores, por la cálida acogida que me brindaron, y en especial al personal de su biblioteca, Elena Tens y Jana Friedrich, quienes han puesto a mi disposición todos los recursos de la misma sin límite de horarios y me han dotado de un espacio de trabajo en ella. A mis dos Co-Directores, Prof.-Dr. Joaquín M. Córdoba y Prof.-Dr. Jörg Klinger, por haberme acogido como alumna suya de doctorado, por su paciencia ante mis dudas, inseguridades y errores, por sus oportunos y sabios consejos y observaciones sobre mi trabajo y por su apoyo constante durante estos años. Sin ellos hubiera estado perdida en una maraña de información y sin su experiencia y buen hacer como profesionales en sus respectivos campos no me hubiera sido posible dar el tratamiento adecuado al contenido de este trabajo. A la Prof.-Dr. Suzanne Herbordt quien puso a mi disposición sus conocimientos sobre Arqueología, Iconografía y jeroglífico anatólico que me fueron de grandísima utilidad, me ha provisto con publicaciones recientes relativas a mi tema de estudio y me ha prestado un apoyo y aliento constantes. A Annik Payne, por su ayuda también en materia de jeroglífico anatólico y la información bibliográfica prestada para la lectura de aquellos más problemáticos. Al Prof. Ariel Bagg por su amable y pronta disposición a resolver mis dudas en materia de Hidráulica y por la redacción de uno de los informes necesarios para la presentación de esta Tesis. Al Prof. Emérito Dr. Alfonso Archi quien me brindó la oportunidad de poder estudiar y trabajar con él durante el primer período de investigación de mi doctorado en la Universidad de Roma “La Sapienza”, por su generoso apoyo y sus oportunas observaciones durante todos estos años, así como por haber redactado también él uno de los informes requeridos. A Alfredo Aparicio y a Francisco R. Badenes, quienes han puesto a mi disposición sus conocimientos sobre Geología y Petrografía el primero, e Hidráulica el segundo, y quienes han revisado los capítulos y parágrafos correspondientes a estas materias. A Federico Manuelli, quien me ha facilitado valiosa información sobre cerámica hitita y ha enriquecido mis conocimientos sobre Arqueología durante el período en que excavamos juntos en Arslantepe/Malatya. A Álvaro Santamaría, por haber invertido su tiempo y esfuerzo en retocar y convertir en presentables algunas de las imágenes del Catálogo. A José Arroyo, quien ha realizado con infinita paciencia y mejor profesionalidad los mapas, ilustraciones y dibujos necesarios para completar con imágenes mis palabras. Con mis compañeros del “Institut für Altorientalistik” y del “ Institut für Vorderasiatische Archäologie” de la “Frei Universität” (FU) de Berlín, que me han mostrado siempre su apoyo, comprensión y cariño; estoy en deuda por su apoyo emocional constante y largas y productivas conversaciones sobre algunos de los puntos de esta Tesis, así como sobre otros particulares metodológicos, históricos, filológicos y arqueológicos en los ámbitos de su competencia dentro del Próximo Oriente Antiguo; y en especial con Patrizia Camatta, Roswhita Del Fabbro, Marta Pallavidini y Angela Greco. Un agradecimiento especial se lo debo a Christoph Purschwitz por sus sagaces comentarios sobre Geografía y su dulzura para conmigo, a Johannes S. Bach por su incansable apoyo, las horas invertidas a mi lado en la corrección de mi alemán y nuestras frecuentes conversaciones sobre Metodología, Literatura y Filología, además de por su cercanía y aliento; a M. Bianca d’Anna, sin cuya ayuda en la realización del Catálogo de imágenes, éste no hubiera sido posible; quien me ha ayudado a resolver algunas cuestiones espinosas sobre Arqueología y quien ha sabido estar a mi lado en los momentos más difíciles; y a Costanza Coppini, con quien he discutido hasta extenuarla muchos de los temas tratados en esta Tesis y en especial aquellos más conflictivos, y cuya amistad, inconmensurable pa-

ciencia ante mis cambiantes estados de ánimo y apoyo constante han sido para mí un tesoro que me acompañará siempre. Todos ellos han iluminado parte de las zonas oscuras que encontraba, han hecho de mi vida en Berlín una gran experiencia personal y profesional y me han regalado, además, su amistad, sin la cual mi estancia en esta ciudad no hubiera podido ser ni productiva, ni desde luego, fácil. A Elsa González, David Rodríguez y Cristina Barés, por haber sabido conservar la amistad que nos une y sin la cual no hubiera tenido la tranquilidad emocional necesaria para acometer esta empresa, así como por sus observaciones y consejos. A Raquel Hernández, con quien he mantenido extensas y fructíferas conversaciones sobre Filosofía y con la que disfruto de una larga amistad no deteriorada por el tiempo ni la distancia. A Bárbara Solans, incansable en prestarme su ayuda, especialmente con el manejo de los diferentes programas informáticos; sagaz en sus comentarios acerca de la metodología más conveniente a seguir y perspicaz y aguda en la lectura atenta de muchos de los capítulos y paragráfos de que consta esta Tesis; además de por haberme regalado también ella su amistad, inquebrantable a pesar de la distancia y las dificultades y que la ha llevado ha embarcarse conmigo en un viaje inolvidable por gran parte de Turquía para que yo pudiera documentar sobre el terreno muchas de las estructuras analizadas en estas páginas. A Julio C. Herraiz, sin el que, sencillamente, yo “no hubiera llegado tan lejos”. A mi familia, que ha conseguido abatir las barreras del tiempo y del espacio para estar siempre a mi lado y hacer que no me desalentara, y en concreto a mi hermano, Daniel Arroyo, quien ha sabido aportarme las necesarias dosis de alejamiento para que los árboles no me impidieran ver el bosque. A mis abuelas, Pilar Calvín, Isabel Campos, Carmen Campos y Josefina Campos, quienes a pesar de que no puedan ya leer estas páginas, me impulsaron y me apoyaron siempre en seguir adelante. Y a mis padres, Mª Nieves Cambronero y José Arroyo, sobre todo a ellos, porque ellos me han dado la oportunidad de estudiar y de hacerlo donde creí más conveniente, porque nunca desfallecieron para que yo no pudiera tampoco hacerlo, porque siempre estuvieron a mi lado y porque han sacrificado el que yo estuviera cerca de ellos para que pudiera finalizar mi doctorado. Nada de lo aquí contenido hubiera sido posible sin ellos. A todos ellos les estoy profundamente agradecida, y soy consciente de que, a pesar de su ayuda, todos y cada uno de los errores e incorrecciones contenidos en estas páginas son de mi única responsabilidad.

I.Abreviaturas generales ................................................................................................................ VII I.I.Notas sobre la transcripción ................................................................................................... VIII

1.Introducción...............................................................................................................................1 2.Geografía ....................................................................................................................................4 2.1.Introducción ................................................................................................................4 2.2.Consideraciones generales: Geomorfología e hidrografía ............................5 2.2.1.- Geomorfología .......................................................................................... 5 2.2.2.- Clima e hidrografía ..................................................................................7

2.3.Meseta Central anatólica .......................................................................................10 2.3.1.- Región de los lagos y curso alto del Sakarya .......................................12 2.3.2.- Curso medio del Kızılırmak ....................................................................13 2.3.3.- Curso alto del Kızılırmak .........................................................................14

2.4.Cordillera del Tauro ................................................................................................. 15 2.4.1.- Tauro occidental ....................................................................................... 16 2.4.2.- Tauro central ............................................................................................. 17 2.4.3.- Tauro oriental ............................................................................................ 18

2.5.Cordillera del Ponto ................................................................................................ 19 2.6.Sistema de montañas y rifts del oeste ................................................................. 20 2.7.Anatolia del sur ....................................................................................................... 21 2.8.Conclusión ................................................................................................................. 22 3.Iconografía ................................................................................................................................ 25 3.1.Introducción ............................................................................................................... 25 3.2.Elementos representados ........................................................................................ 38 3.2.1.- Objetos ....................................................................................................... 38 3.2.1.1.- Vestimenta .................................................................................... 40 3.2.1.2.- Panoplia ........................................................................................ 45 3.2.1.3.- Símbolos .......................................................................................48

3.2.2.- Zoomorfos ................................................................................................. 51 3.2.3.- Antropomorfos ........................................................................................53

3.3.Relación entre imagen e inscripción ............................................................... 58 3.4.Conclusión ................................................................................................................ 61 4.Corpus del material arqueológico .................................................................................... 65 4.1.Extramuros ............................................................................................................... 65

4.1.1.- Fuentes ...................................................................................................... 65 4.1.1.1.- Eflatun Pınar, Aslanta! y Fasillar ................................................. 65 4.1.1.2.- Yalburt........................................................................................... 73

4.1.2.- Relieves ..................................................................................................... 76 4.1.2.1.- En relación con un manantial y una montaña ...............................76 4.1.2.1.1.- Hatip ............................................................................. 76 4.1.2.1.2.- Akpınar ......................................................................... 80 4.1.2.2.- En relación con un río y una montaña ..........................................84 4.1.2.2.1.- Hemite .......................................................................... 84 4.1.2.2.2.- Fıraktın ......................................................................... 86 4.1.2.2.3.- Ta!çı ............................................................................. 92 4.1.2.3.- En relación con un paso de montaña ............................................ 97 4.1.2.3.1.- Karabel ......................................................................... 97 4.1.2.3.2.- Hanyeri ......................................................................... 101 4.1.2.3.3.- Imankulu ...................................................................... 105 4.1.2.3.4.- Keben ........................................................................... 108 4.1.2.4.- En relación con un río y una estructura ........................................ 110 4.1.2.4.1.- Sirkeli ........................................................................... 110 4.1.2.4.2.- Gâvurkalesi ...................................................................113

4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves ............................... 117 4.1.4.- Estructuras hidráulicas ............................................................................. 122 4.1.4.1.- Generalidades ............................................................................... 122 4.1.4.2.- Conducciones ............................................................................... 126 4.1.4.3.- Fuentes ..........................................................................................128 4.1.4.4.- Depósitos: cisternas y estanques .................................................. 129 4.1.4.5.- Presas ............................................................................................131 4.1.4.6.- Potabilidad ....................................................................................136

4.1.5.- Embalses ................................................................................................... 137 4.1.5.1.- Karaküyü ...................................................................................... 137 4.1.5.2.- Köylütolu Yayla ............................................................................142 4.1.5.3.- Gölpınar ........................................................................................146

4.2.Intramuros .................................................................................................................147 4.2.1.- Bo"azköy / #attu$a .................................................................................. 147 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2 .....150 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’ ............................................................ 159 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale ......................................................... 163 4.2.1.4.- Edificio C, Büyükkale .................................................................. 166

4.2.1.5.- Cisternas y estanques en la ‘Oberstadt’, !attu"a ......................... 168 4.2.1.5.1.- Los estanques de ‘El Barrio de los Templos’................ 168 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’ ............................................................ 170 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras ...............................174 4.2.1.7.- Pilas en la ‘Ostplateau’ ................................................................. 175 4.2.1.8.- Pila en la ‘Oberstadt’ .................................................................... 176

4.3.Extramuros pero asociadas a un recinto de población ................................... 177 4.3.1.- Yazılıkaya, !attu"a ................................................................................... 177 4.3.2.- Ku#aklı/$ari""a ......................................................................................... 208 4.3.2.1.- $uppita""u, Ku#aklı/$ari""a ......................................................... 209 4.3.2.2.- Embalses Noroeste, Suroeste y Sureste, Ku#aklı/$ari""a ............ 213

4.4.Conclusión ................................................................................................................. 219 5.Corpus de textos ..................................................................................................................... 222 5.1.El agua dulce como paradigma de fluído .......................................................... 222 5.2.El agua dulce como materia .................................................................................. 231 5.2.1.- Punitiva ..................................................................................................... 232 5.2.2.- Ritual ........................................................................................................ 235 5.2.2.1.- Como término de comparación .................................................... 236 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica .......................................... 239 5.2.2.3.- Caracterizada ............................................................................... 247

5.2.3.- Utilitaria .................................................................................................... 252 5.2.4.- Destructiva ................................................................................................ 259

5.3.Según su procedencia ............................................................................................ 265 5.3.1.- Fuente ....................................................................................................... 265 5.3.1.1.- Como divinidad ........................................................................... 276 5.3.1.2.- Como senda ................................................................................. 286

5.3.2.- Río ........................................................................................................... 292 5.3.2.1.- Como divinidad ........................................................................... 300 5.3.2.2.- Como senda ................................................................................. 302 5.3.2.3.- Como lugar puro .......................................................................... 308

5.3.3.- Estancada ................................................................................................... 311 5.3.3.1.- luli(i!a)- ......................................................................................... 311

5.3.4.- Lluvia ........................................................................................................ 317 5.3.5.- Dapi- / Dabi- ............................................................................................... 323

5.3.6.- DINGIR.KASKAL.KUR ........................................................................ 330

5.4.Conclusión ............................................................................................................... 338 6.Conclusiones ............................................................................................................................. 341 7.Zusammenfassung .................................................................................................................. 353 8.Schlussfolgerungen ................................................................................................................ 354 II.Abreviaturas bibliográficas ............................................................................................................ 366 II.I.Bibliografía .................................................................................................................................. 385 III.Índices .......................................................................................................................................... 441 Textos ................................................................................................................................... 441 Inscripciones ........................................................................................................................ 444 Sellos .................................................................................................................................... 445 Antropónimos ....................................................................................................................... 445 Topónimos, Hidrónimos y Orónimos ................................................................................... 446 Teónimos .............................................................................................................................. 449 Montañas (!UR.SAG/MONS), Ríos (ÍD) y Fuentes (PÚ) hititas ....................................... 450

VII I. Abreviaturas generales abl. ac. acc. ah ápud. bl. (C) cf. d.-l. dch. Ed. ed. ej. esp. Fn gen. (H) hat. hit. hurr. Ibídem. Ídem. Imp. Inf. inst. izq. l. lk. R. LSU luv. mh MP MS n. N.A. ND nh nom. NP NS op. cit. p. Part. per. pl.

ablativo. acadio. acusativo. antiguo hitita, período. apud (= señala mención en la obra del segundo autor citado). bloque (con inscripción). Cuneiform (= cuneiforme). cónfer (= compárese). dativo-locativo. derecha. Editor. edición. ejemplo. especialmente. Fußnote (= nota al pie) genitivo. Hieroglyph (= jeroglífico). hático. hitita. hurrita. ibídem. (= última obra citada). ídem. (= último autor citado). Imperativo. Infinitivo. instrumental. izquierda. línea. linke Rand (= borde izquierdo) Landschenkungsurkunden (= documentos de entrega de tierras). luvio. medio hitita, período. Medio Pasivo. Middle Hittite Script (= ductus medio hitita). nota al pie. Nota del/la autor/a. nombre de divinidad. nuevo hitita, período. nominativo. nombre de persona. New Hittite Script (= ductus nuevo hitita). opere citato (= en la obra citada). página. Participio. persona (gramatical). plural.

VIII Pres. Pret. Red. Rs. sing. ss. sum. Vs. x !(!) = [] ˹˺ () § *123 *abc

Presente. Pretérito. Redactor. Rückseite (= reverso). singular. siguientes (páginas). sumerio. Vorderseite (= anverso). En una transcripción: signo visible pero ilegible. Entre cifras: por. signo de glosa equivalencia. texto cuneiforme reconstruido. signo(s) parcialmente perdidos. texto (español) reconstruido omitido en el original cuneiforme o citado. parágrafo. signo jeroglífico. palabra reconstruida.

I. I. Notas sobre la transcripción Para los textos cuneiformes: Salvo que se indique de otro modo en nota al pie, todas las traducciones al castellano de los textos tratados son de la autora sobre la copia de la tablilla, la transcripción de la editio princeps, la de ediciones posteriores y, en ocasiones, de colaciones de algún pasaje sobre la foto en www.hethiter.net. La transliteración sigue la norma general, excepto /w/ que se transcribe /u!/, e /y/ que aparece como /i!/ siguiendo HW1 y HW2. Solo en los casos de topónimos y onomástica ya consensuados y refrendados por el uso deja de aplicarse este sistema, como en los casos de Tud"aliya y Kizzuwatna. La transcripción del hitita se expresa en minúscula cursiva (ej. u!atar), la del acadio, en mayúscula cursiva dentro del texto hitita (ej. INA) y minúscula cursiva fuera de él pero preccedida de ac. (ej. ac. mû/mê), y del sumerio, siempre en mayúscula, precedida o no por sum. (ej. (sum.) A). Las abreviaturas hititas del texto cuneiforme se expresan sin guiones entre las sílabas y separando la abreviatura del resto de la palabra, p. ej: gi(pe!!ar); aquellas en acadio siguen la convención de las notaciones de esta lengua, como PA para ac. par"su. La numeración se expresa en arábigo sin cursiva. La numeración de las líneas del texto cuneiforme precede a las mismas en superíndice. Para los textos en jeroglífico anatólico: Las traducciones de los textos citados se basan en la editio princeps y en ediciones posteriores y han sido colacionadas sobre foto y dibujo. La notación y transcripción de los jeroglíficos anatólicos sigue M. Marazzi (Ed.), 1998, 3-10. Los nombres de las inscripciones se escriben en mayúscula con numeración correlativa según el lugar de procedencia, ej: AKPINAR 1. Este trabajo se acabó de redactar a inicios del 2014, por tanto no será recogida la bibliografía publicada después de 2013.

1. Introducción

1

1. Introducción La preocupación por el agua dulce es una constante de todas las culturas de cualquier época y lugar por el obvio y llano motivo de que es necesaria para la vida. De ahí que haya sido causa de conflictos entre regiones, países y territorios y entre los individuos que los habitan; y que del mismo modo haya sido también fundamento de parte o toda la autoridad de un sistema de gobierno1 de modo tal que K. Wittfogel pudo formular su modelo de “Civilizaciones Hidráulicas”2. Esta constante geográfica y temporal ha impulsado su estudio no solo en relación a las sociedades actuales sino también a aquellas del pasado y en el ámbito de Oriente Próximo Antiguo, especialmente en Mesopotamia. Pero en una geografía compleja como la anatólica (Map. 1) que incluye mesetas, cadenas montañosas, volcanes y elementos característicos derivados de la composición caliza de sus suelos –kars, kársticos–, este problema adquiere una dimensión particular respecto a las demás áreas próximo-orientales. Pese a ello y en contraste con sus homólogos mesopotámicos, los estudios sobre el agua dulce en el ámbito hitita no gozan de una larga tradición3. Salvo algunas obras aisladas centradas en la fuente de Eflatun Pınar y los diques de Köylütolu Yayla y Karaküyü, la hititología no ha prestado demasiada atención a este tema; e incluso en estas obras el interés se focalizaba no en la hidráulica, sino en la iconografía o las inscripciones que forman parte de estas estructuras. Por su parte, las excavaciones en los diversos asentamientos hititas han recuperado frecuentemente varios tipos de canalizaciones de descarga que han sido documentadas en las correspondientes monografías pero nunca estudiadas con detalle4. Solo la monografía de K. Bittel y R. Nauman sobre #attu$a dio cuenta de las posibilidades de abastecimiento de agua potable de la capital hitita con una detallada y amplia observación del terreno y del clima5. La posible conexión del agua dulce con la religión bajo una perspectiva histórica y filológica fue sin embargo objeto de estudio desde casi el inicio de la disciplina a través de los relieves en paredes naturales, la mayor parte de ellos en los cañones de los ríos. Y fue con la obra de P. Neve, “Regenkultanlage in Bo#azköy/$attu!a. Ein Deutungsversucht”6 con la que adquirió también importancia en la bibliografía arqueológica. Con la obra de A. Hüser sobre los diques en torno a la ciudad de %ari$$a7 y las prospecciones y la pequeña excavación en torno a la dolina cercana, %uppita$$u, se dio el salto cualitativo hacia la fase de la investigación en la que actualmente se haya la hititología, esto es, el estudio detallado de las implicaciones políticas, constructivas (arquitectónicas y de ingeniería), sociales y religiosas, es decir,

1

Cf. UNESCO/FAO (1973), 291-333, esp. 307; V. Strang (2008), 123, y n. 2, con bibliografía señalada.

2

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 123, n. 418.

3

Cf. A. Hüser (2007), 134.

4

La obra de C. Hemker (1993) respondió a la necesidad, que no podía ser obviada por más tiempo, de compilar y explicar estos tipos de canalizaciones; pero nótese que su estudio no se circunscribe únicamente al ámbito anatólico. Por su parte, la obra de A. Bagg (2000), dio cuenta de las estructuras de distribución y acopio de agua dulce en la cultura asiria aunando la arqueología con la documentación textual. 5

K. Bittel y R. Nauman (1952), 15-20; cf. también 2.8.- Conclusión, p. 23, n. 157. La obra de O. Puchstein (1912), también contaba con una descripción similar de #attu$a aunque su interés estaba centrado en las vías de comunicación y la topografía del asentamiento, cf. Ibídem, 5-12. 6

P. Neve (1971). Una continuación de este estudio de P. Neve desde la filología fue el artículo de I. Wegner, “Regenzauber in Hattiland”, cf. Ídem. (1978). 7

A. Hüser (2007); cf. también Ídem. (2006); Ídem. (2009).

2

El agua dulce en la cultura hitita

culturales en sentido amplio, del agua dulce8. Entre las excavaciones de P. Neve de los años 1970 y 19909 que sacaron a la luz tres grandes estanques en la capital, #attu$a (Fig. 107), y la publicación de la monografía de A. Hüser en 2007, se produjeron nuevos hallazgos en la capital: J. Seeher descubrió en la “Ciudad Alta” cinco grandes cisternas y en la “Südburg”, un gran estanque más (‘Teich 2’) asociado a aquel (‘Teich 1’) hallado por su predecesor, P. Neve. Estos hallazgos vinieron a sumarse a aquellos ya realizados (Map. 1) tiempo atrás pero que sin embargo no habían tenido demasiada repercusión desde el punto de vista del estudio global de la cultura hitita: T. Özgüç y R. Temizer documentaron al este de la actual Ilgın una nueva fuente monumental con inscripción en tres de sus cuatro lados, Yalburt, que adquirió realmente importancia con la publicación del texto que la acompañaba10; y R. O. Arık descubrió en las inmediaciones de Alaca Höyük otro gran embalse, Gölpınar, que no fue excavado hasta 200211. Todos estos descubrimientos de obras de ingeniería hidráulica unidos a la larga tradición de estudio de los relieves sobre paredes naturales conformaron la nueva “sub-disciplina” muy en boga especialmente en los últimos años con la celebración de congresos y seminarios y la aparición de monografías y artículos sobre el particular12, esto es, el estudio del agua dulce como entidad cultural, tanto en su vertiente productiva ligada a su acceso, acopio y distribución, como en su faceta simbólico-religiosa. El presente trabajo tiene por objetivo compilar la información relativa al agua dulce en la documentación arqueológica y textual relativa a #atti, analizarla de modo crítico mediante una metodología pluridisciplinar y extraer de ella las implicaciones culturales que tuvo en la cultura hitita. Un tema tan extenso debe ser debidamente seccionado para facilitar al lector el acceso a los datos presentados y la lectura crítica, de ahí los capítulos que lo conforman y su división interna con un parágrafo final donde se recogen las conclusiones extraídas del mismo. El capítulo de Geografía expone la formación, la composición geomorfológica y las características más sobresalientes del territorio hitita que han influido fuertemente, aunque no de manera determinante, en la cultura que lo habita y que lo describe, y que por ello será también de importancia en el análisis de la documentación textual. La sección sobre Iconografía presenta los aspectos relativos a las imágenes visuales que acompañan muchas de las estructuras hititas relacionadas con el agua dulce de modo que cuando éstas sean descritas, el lector tenga ya una base para su interpretación; porque muchas de las conclusiones aparecidas en la bibliografía especializada conciernen y/o se derivan de asunciones o presupuestos iconográficos o iconológicos. El capítulo Corpus del material arqueológico compila y analiza todas las estructuras hititas documentadas hasta la fecha en relación al agua dulce y los relieves en paredes naturales. Incluye un parágrafo (4.1.3.) sobre la datación de estos últimos que recoge las conclusiones del capítulo sobre iconografía y resume los datos más sobresalientes sobre la cronología que se les adscribe; y un parágrafo (4.1.4.) centrado exclusivamente en obras hidráulicas desde el punto de vista de la ingeniería y la arquitetura para facilitar la comprensión de aquellas hititas que serán objeto de estudio y sobre todo, para su mejor clasificación y explicación, porque un embalse 8

Desafortunadamente, los artículos de A. Ünal (1993); y M. C. Trémouille (1998), pasaron desapercibidos para la mayor parte de los autores. 9

De entre ellas destacan, P. Neve (1969/70); Ídem. (1982); Ídem. (1984); Ídem. (1988); Ídem. (1996); Ídem. (1996c); Ídem. (1999); cf. también Ídem. (2001); e Ídem. (2001b). 10

M. Poetto (1993). Nótese que el descubrimiento de Yalburt se realizó en 1970 y que pasaron más de 20 años hasta que esta fuente monumental adquirió su debida importancia en hititología. 11 12

R. O. Arık (1937); A. Çinaro&lu y E. Genç (2003); 281-282, Res. 2-3; y 4.1.5.3.- Gölpınar, p. 146, con notas.

Cf. especialmente, A. Schachner y H. Wittenberg (2012); Ídem. (2012b); Y. Erbil y A. Mouton (2012); G. Beckman (2013b); y los congresos celebrados recientemente: “Water Management” (TOPOI (A-3), 13-14/02/2014, Berlin; y esp. H. G. K. Gebel, “Archaeohydrology. Research imperatives, theoretical frameworks, and transdisciplinary experiences”) y “Sacred Landscapes of Hittites and Luwians” (Università degli Studi di Firenze, 6-8/02/2014, Firenze).

1. Introducción

3

y una fuente monumental difieren entre sí de medio a medio a pesar de que los dos contengan agua y sin embargo han sido prácticamente subsumidos en la misma categoría al ser estudiados. El capítulo Corpus de textos se centra en la documentación cuneiforme hitita relativa al agua dulce incluyendo todos los géneros y organizado conforme al objeto de estudio. Se divide en tres grandes apartados: 1) el carácter del agua dulce como fluído por antonomasia, 2) su función en la cultura hitita extraída del análisis de sus ocurrencias, y 3) su procedencia, primero como elemento natural y cultural en el ámbito hitita, segundo, también como elemento natural y cultural pero respecto a su función social, política, administrativa, simbólica y religiosa; y finalmente, las formas en que este elemento se da en el paisaje hitita, tanto de modo natural como artificial, su terminología y su significado cultural. El último capítulo compila y detalla las conclusiones que se derivan de todo el trabajo y delimita y explica el agua dulce como elemento integrante de la cultura hitita y como aquel de todos ellos que quizá refleje mejor su complejidad y sus matices.

4

El agua dulce en la cultura hitita

2. Geografía 2.1.- Introducción No es inusual reconocer una relación entre la geografía y la geomorfología de un territorio –paisaje, composición del suelo, formaciones, relieve, hidrografía, clima, etc.– y las características y desarrollo de una cultura porque el ambiente condiciona, limita y modifica las estrategias de supervivencia a través de la disponibilidad de materias primas, las posibilidades de asentamiento, el tipo de producción agrícola (regadío o secano), etc.1 También porque la presencia de ciertas características geológicas combinadas con ciertas particularidades geográficas como el clima, influyen, o pueden influir, en el desarrollo de una determinada cosmogonía2. Para el interés de estas páginas, esta relación entre geografía y cultura se centrará en la interdependencia entre geomorfología y producción material hitita en relación con el agua dulce3, tanto desde un punto de vista práctico o utilitario como más allá de este, como símbolo cultural. Esto es, se centrará en todas aquellas estructuras y paredes naturales trabajadas que presentan una conexión con el agua dulce –fuentes monumentales, embalses, estanques, pilas y relieves rocosos– y simultáneamente un significado simbólico y cuya finalidad será dilucidar la conexión entre la geografía histórica, la geomorfología del territorio y el corpus del material arqueológico de este trabajo. El agua dulce era y es un recurso de capital importancia, y tanto es así que, entre otras atestaciones, deviene en cláusula en el establecimiento de fronteras entre territorios4, determina las estrategias de asedio y sus resultados5 e impulsa la creación de estructuras de acopio, especialmente en épocas de sequía como la que verosímilmente azotó Anatolia durante la segunda mitad del siglo XIII6. Sin pretender caer en un determinismo geográfico, sí es objeto de este capítulo dilucidar hasta dónde pueden llegar las implicaciones de esta relación y hasta qué punto son útiles para explicar ciertos patrones culturales relativos a la esfera religiosa. El propósito de este capítulo es, pues, investigar si es posible establecer esta conexión entre geografía y cultura que explicaría la base del origen y desarrollo de las estructuras hititas relacionadas con el agua dulce y su extensión conceptual a la esfera simbólica.

1

Cf. entre otros, J. Yakar (1991), 10-19; Ídem. (2000), 5; J. Seeher (2007), 153; G. Barjamovic (2011), 68 y n. 207, 69-70, 77: “Plainly, the Turkish landscape exerts a strong and ever changing influence upon all who reside in it (…) Climate and access to natural resources are decisive”. 2

E. Laroche, NH, 274-275; V. Haas (1982), 47, 55-56; I. Hodder (2011), esp. 111; G. Barjamovic (2011), 65; M. Edgeworth (2011), 15: “In order to properly understand rivers and their entanglement with people through time, (…) the methods of archaeology and history need to be combined with those of hydrology, sedimentology and geomorphology.”. 3

De la cual será excluida la cerámica por considerarse que constituye una categoría en sí, cf. 3.1.- Introducción, p. 25ss., con notas. Sin embargo, sí se tendrá en cuenta en relación a la datación del corpus del material arqueológico y a la funcionalidad de éste, en ocasiones derivada precisamente de la tipología de los hallazgos cerámicos. Para la discusión sobre los términos “hitita” y “cultura hitita”, cf. 3.1.- Introducción, p. 30, n. 27. 4

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, esp. p. 255, n. 215, y p. 257, y n. 222; cf. también 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 311ss.; 5.3.6.DINGIR.KASKAL.KUR, p. 331ss., con notas. 5

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 257ss., con notas.

6

Y. Ku'lu y Ü. (ahin (2009), 2010.

2. Geografía

5

2.2.- Consideraciones generales: Geomorfología e hidrografía La península Anatólica7 se localiza al noreste del mar Mediterráneo, rodeada al norte, oeste y suroeste por tres mares más: el mar Negro, el mar de Mármara y el mar Egeo, respectivamente (Map. 1). Hacia el este se une con Georgia, Armenia e Irán; mientras que por el sur limita con Siria e Irak. Debido a su posición entre Asia y Europa ha sido tradicionalmente denominada y considerada “cruce de culturas”. A pesar de que Anatolia presenta “a very complex geology, whose main features are still poorly understood despite an increasing amount of geological data that have become available in the last 25 years”8, el Primer Congreso Anatólico de Geografía9 celebrado en 1941 consiguió el acuerdo de los especialistas para dividir internamente la península en siete grandes áreas (Map. 1): Meseta Central, Cordillera del Tauro, Cordillera norte o Ponto, Sistema de montañas y rifts del oeste, Anatolia del sur y Volcanes y llanuras orientales, que serán las que, con excepción de esta última por no contener vestigios hititas, serán seguidas en estas páginas10. Pese a ello, Anatolia puede ser también interpretada como un territorio relativamente homogéneo atendiendo a su altitud, porque la actual Turquía es una meseta elevada que contiene cuencas, volcanes, cordilleras y valles profundos atravesados por cursos de agua y rodeada por cadenas montañosas (Maps. 1-2, 8). Esta altitud deriva de una elevación ocurrida durante el Plio-Pleistoceno11 que modificó todo el relieve anterior: los valles cortaron las antiguas llanuras, las cuencas profundas de los ríos fueron colmatadas con sedimentos y los violentos movimientos tectónicos generaron fenómenos volcánicos tanto en el centro como en el este, cuyas lavas y tobas volcánicas cubrieron también parcialmente los cauces y los valles. Este tipo de terreno permite una erosión especial, la kárstica12, cuyo relieve es producto de la acción química y mecánica del agua.

2.2.1.- Geomorfología La imagen actual de Anatolia deriva fundamentalmente de orogenias recientes13 que han conformado la mayor parte del relieve. Sin embargo, la historia de su formación se remonta al Precámbrico14 como muestra la presencia de bloques compuestos por rocas metamórficas (mármol, gneis, esquisto y filita) ocupando cuatro zonas: el macizo del Menderes al oeste15, el macizo Istranca al noreste, en Tracia16; el

7

Para la historiografía de los estudios geomorfológicos que comenzaron con los viajeros del s. XIX, cf. N. Güldalı (1979), 35-39; y los últimos trabajos de W.-D. Hütteroth (1982); Ídem. y V. Höhfeld (2002); y A. Ökay (2008). 8

A. I. Okay (2008), 20. Cf. también J. C. Dewdney (1971), 15; N. Balkan-Atli (2004), 17.

9

Birinci Co&rafya Kongresi. Raporlar, Müzakereler, Kararlar, Ankara, 1941.

10

Cf. también J. C. Dewdney (1971); 16-27; W. Kündig-Steiner (Ed.) (1974), 16-22; G. Barjamovic (2011), 77-85.

11

Cf. N. Güldalı (1979), 47; G. Barjamovic (2011), 77.

12

Para una visión general de la erosión kárstica y el relieve resultante, cf., A. S. Goudie (2004), 586-594, con referencias señaladas, e Ibídem, 1092-1097 para este tipo de relieve en terrenos volcánicos; cf. también E. I. Gordon (1967), 70, y n. 1; D. C. Ford y P. W. Williams (2011); H. Karimi (2012). 13

Orogenias Laramide y Alpina, en el Cretácico y Neógeno, respectivamente. Cf. N. Güldalı (1979), 1; S. Erinç (1978), 106; W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 29; A. I. Okay (2008), 31, 37; G. Barjamovic (2011), 77, y n. 213. 14

R. Stewig (1977), 47; N. Güldalı (1979), 1, 3; W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 30-31; A. I. Okay (2008), 19.

15

Cuyo nombre deriva de las curvas trazadas por los ríos de esta región, meandros, especialmente del Büyük Menderes, cf. N. Güldalı (1979), 1; A. I. Okay (2008), 31-33, y Figs. 3, 4, 9, 11, para una descripción general. 16

Cf. A. I. Okay (2008), 23-25, Figs. 6, 11, para una descripción general.

6

El agua dulce en la cultura hitita

macizo Bitlis en el sur17 y el macizo de Kir'ehir en el área del Kızılırmak o Halys, de ahí también su denominación homónima, que se encuentra en el origen de la península18. Con la orogenia Varisca (Hercínica) a finales del Paleozoico emergió del mar de Tethys19 un bloque que ocupaba la zona del actual Mar Negro desde Rusia a la costa actual de Turquía. Como consecuencia, el macizo triangular del Halys fue separado de la tierra emergida por un brazo de mar (Map. 2) y las depresiones formadas se colmataron progresivamente con sus sedimentos. Fueron estos sedimentos los que se plegaron durante la orogenia Varisca en dos zonas diferenciadas: nometamórfica al sur y norte y metamórfica en el interior, una de cuyas consecuencias es la presencia de carbón en la confluencia de la depresión norte y el bloque interior. Posteriormente, “in geologisch junger Zeit”20, la zona norte se hundió permaneciendo hasta hoy bajo el mar Negro excepto su borde sur que forma la actual costa turca. Tras la orogenia Varisca y hasta principios del Triásico, la península continuó emergiendo del mar con la consiguiente deposición de sedimentos orientados esteoeste. Durante el Triásico Medio se desarrollaron geosinclinales en el fondo del mar de Tethys que se fueron ampliando durante el Jurásico y de las cuales las más importantes son aquella que describe una línea en forma de “s” desde el sur del Egeo a los Zagros pasando por Chipre y coincidiendo con parte de la actual cadena del Tauro, y aquella que corre al norte del macizo Halys hasta el norte del Egeo21 (Map. 2) . En el curso de la orogenia Laramide, en el Cretácico Superior, la falla que corre por el norte se plegó, y con ella los sedimentos que contenía como arenas, arcillas22 y rocas marinas sedimentarias. La cadena de volcanes que se extiende por el norte de Anatolia tiene su origen en este Período23. Entre el final del Cretácico y el inicio del Cenozoico (Terciario Inferior) toda la península basculó (epirogénesis) hacia el este24 y los sedimentos de los estratos superiores acabaron en las mencionadas geosinclinales norte y sur con la consiguiente incongruencia en la disposición de estos estratos y la dificultad de su datación. Durante la orogenia Alpina estos sedimentos se plegaron dando lugar a las actuales cadenas del Tauro y el Ponto. Contemporáneamente a esta epirogénesis, el mar de Tethys se replegó dejando en la región central un lago salobre abierto al sur, en cuya zona este25 durante el transcurso del Oligoceno y debido a un clima cálido y seco, se depositaron sales, yesos y margas26. Pero de nuevo este mar sufrió alteraciones y durante el Mioceno cubrió el este del Tauro gracias a su apertura hacia el sur. Como resultado se depositaron arenas, margas y conglomerados sobre los estratos previos de yeso y se crearon nuevos lagos salobres en las cuencas tectónicas del

17

N. Güldalı (1979), 1; W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 30, 32; A. I. Okay (2008), 33-35, y Figs. 4, 12.

18

Cf. W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 30; A. I. Okay (2008), 33, Figs. 3-4, para una descripción general.

19

N. Güldalı (1979), 2; W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 30, Abb. 7; A. I. Okay (2008), 20: “The geology of Turkey is closely linked up with the evolution of the Tethys ocean.”, Fig. 1. 20

W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 31.

21

W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 32.

22

L. Cassar (1997) ápud. Y. Gorokhovich y L. Ullman (2010), 209: “Since clay is impervious, a large number of springs occur through the percolation of rain water, being significant as a domestic water source”. 23

S. Erinç (1978), 106; A. I. Okay (2008), 28.

24

W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 35: “Der Osten des Landes liegt noch im Miozän tiefer als der Westen“.

25

N. Güldalı (1979), 5.

26

Y. Gorokhovich y L. Ullman (2010), 209: “marl is a sedimentary rock consisting of clay and calcium carbonate, usually formed by diagenesis from marine deposits. The heterogeneity of this material favors existence of perched aquifers, which would provided water for domestic needs.” Esto, como la referencia a las arcillas de nota previa, es importante para ilustrar el objetivo de este capítulo, esto es, el impacto de la geomorfología en la esfera cultu(r)al.

2. Geografía

7

oeste. En el Mioceno Medio la península volvió a sufrir una epirogénesis, pero mientras los sedimentos del centro y oeste no se vieron muy afectados, aquellos alrededor del Tauro se plegaron y desplazaron. Contemporáneamente, las zonas inundadas perdieron su salida al mar27 y se transformaron en lagos con sedimentos de arenas, calizas y arcillas. Al final del Neógeno (Plioceno) se desarrolló y activó con frecuentes erupciones la cadena de volcanes de la falla que corre del suroeste al noreste (Map. 2), como el Erciyas-Da&, Hasan-Da& y Kara-Da&, con cotas muy altas debido a su origen reciente. Sus cenizas se mezclaron con los sedimentos de los lagos mientras sus rocas –especialmente andesita, traquita, dacita y obsidiana28– cubrieron grandes extensiones. Al final del Plioceno hubo un fuerte movimiento tectónico que cubrió, con algunas fases de pausa, todo el período hasta el Pleistoceno, la península volvió a alzarse, emergieron los grandes lagos del centro y oeste, y se crearon las cuencas de los actuales Bey'ehir, Burdur y Acigöl, entre otros (Maps. 1, 5, 8) en una línea paralela a la cadena del Tauro. En cualquier caso, los terremotos que aún hoy sacuden Anatolia demuestran que la tectónica de la península no ha finalizado29 y que el relieve derivado de estos fenómenos seguirá cambiando. Como también seguirá modelando el relieve la erosión kárstica.

2.2.2.- Clima e hidrografía La importancia que tiene para la población el acceso al agua y su aprovisionamiento juega un papel fundamental en Anatolia en la zona centro debido a la aridez, y en el área del Mediterráneo debido a la escasez de lluvias en verano30 (Map. 3). La península comprende también zonas húmedas, sobre todo en el norte, pero es especialmente sensible a los cambios en la circulación atmosférica31 y tanto las características geomorfológicas como la larga y continuada ocupación humana han contribuido a modificaciones ambientales en una secuencia de fenómenos relacionados entre sí. Durante la última glaciación, y a pesar de que no hay acuerdo entre los especialistas acerca de la caracterización del Holoceno con lo que se encuentran diferentes interpretaciones en la bibliografía especializada32, las precipitaciones, también en forma de nieve, fueron más frecuentes que en la actualidad y las temperaturas más bajas. Esto produjo una baja evaporación y el mantenimiento de la nieve en cotas altas con la creación de glaciares en las cordilleras, especialmente en el Ponto y el este. Como consecuencia también, el nivel de los lagos y ríos existentes aumentó y otros nuevos se crearon. El número de afluentes era mayor que en la actualidad y su caudal también, intensificando la erosión

27

A. I. Okay (2008), 37.

28

Cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 165ss., con notas.

29

S. Erinç (1978), 106; W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 40-42, Abb. 11; A. Sagona y P. Zimansky (2009), 2, más bibliografía señalada; G. Barjamovic (2011), 77, y n. 213. 30

O. Erol (1983), 38.

31

S. Erinç (1978), 87.

32

Cf. entre otros, N. Balkan-Atli (2004), 18: “D’autre parte, tous les autours s’accordent sur l’impossibilité actuelle d’établir une véritable histoire écologique de l’Holocène.”. Cf. S. Erinç (1978), 88, 106; J. Yakar (2011), 17-18: “The Climate in Early and Middle Holocene had long-lasting spells of humid conditions.”; G. Barjamovic (2011), 85, y n. 228; parcialmente contra K. W. Butzer (1995), 123: “the closing millennia of the last glacial age (…) were drier (…) than at present.”; W. van Zeist y S. Bottema (1982) ápud. N. Balkan-Atli (2004), 18: “cette période comme la plus tiéde de la dernière glaciation.”

8

El agua dulce en la cultura hitita

y el proceso kárstico, con la consiguiente formación de cuevas, dolinas33 y cambios en las desembocaduras. Durante el período post-glacial la tendencia fue, con algunas fluctuaciones, una desecación general con una incidencia mayor en el Tauro central y noroeste. La cantidad de agua contenida en las cuencas de Konya y en la denominada “Región de los lagos”34 menguó, como también lo hizo el caudal de los ríos provocando “changes in the chemical and biological properties of some lakes (…) expanding the range of saline soils”35; y parece que el patrón de lluvias anual conoció períodos de sequías regulares de 2-3 años en ciclos de ca. 10-20 años durante el período hitita36. En general pueden distinguirse cinco tipos principales de clima: Mediterráneo, mar de Mármara, mar Negro, continental y sur (Map. 3). El clima mediterráneo37, a lo largo de las costas oeste y sur (Map. 3), muestra las características típicas: inviernos suaves y moderadamente húmedos, y cálidos y secos veranos. El índice de pluviosidad anual es superior a los 600 mm, concentrándose en su mayor parte en primavera y otoño aunque en las faldas de las montañas puede alcanzar hasta 1500 mm. El mejor ejemplo de cómo el relieve influye en el clima se encuentra en la llanura de Antalya, donde las montañas frenan los vientos húmedos del Mediterráneo y hacen que la pluviosidad sea la mayor de la península con más de 2000 mm38. La región adyacente al mar de Mármara (Map. 3) presenta una desviación del clima mediterráneo con influencias del norte39 porque los vientos procedentes de esta dirección hacen que los veranos sean más frescos y húmedos, especialmente en la cara norte de la cordillera, con precipitaciones anuales entre los 1000 y los 2000 mm. El clima del mar Negro (Map. 3) está fuertemente influido por la presencia del mar y los vientos húmedos y fríos del norte a pesar de que la altitud de la cordillera los frena. Como consecuencia, la lluvia es costante todo el año pero la cara sur es más seca40. El total de precipitaciones anual oscila entre los 1000 y los 2000 mm dependiendo del relieve. El clima continental del centro de Anatolia (Map. 3) presenta dos sub-tipos: el estepario y el “intra-anatólico”41. Hay un fuerte patrón continental en las áreas cercanas a las montañas, con inviernos fríos y húmedos y veranos calurosos y secos donde las precipitaciones anuales no superan los 500 mm, mientras en las zonas de estepa, como alrededor del Tüz-Gölü, no alcanzan los 200 mm al tiempo que la evaporación es alta por la aridez. Al sur de la cordillera del Tauro el clima es seco (Map. 3), especialmente en verano, debido a la influencia del área mesopotámica que produce además una fuerte desviación térmica, con inviernos

33

Las dolinas son “topographically enclosed depressions with funnel or bowl shapes, 10-100 m or more in diameter and proportionally deep. They may occur as scattered individuals, in groups determined by local geological or hydrological conditions (…) or can be regularly packed to fully occupy a surface - polygonal karst”, en: D. C. Ford y P. W. Williams (2011), 469. Cf. también p. 5, n. 12; e Ilus. B. 34

Cf., más abajo, p. 9.

35

S. Erinç (1978), 95. Cf. also O. Erol (1978), 120.

36

J. Yakar (2000), 272; H. Klengel (2006), 5, y n. 17 con bibliografía señalada.

37

En esta categoría se incluye el sub-clima del Egeo porque sus peculiaridades no son lo suficientemente notables para el objetivo de este trabajo. Pese a ello, en el Map. 3 y en la bibliografía aportada, el lector interesado podrá encontrar información más detallada; cf. también J. C. Dewdney (1971), 38, Figs. 10-11, Tab. II; G. Barjamovic (2011), 77. 38

W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 79.

39

J. C. Dewdney (1971), 38, Figs. 10-11, Tab. II; O. Erol (1983), 49; W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 80.

40

O. Erol (1983), 103; W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 80; cf. también J. C. Dewdney (1971), 36-38, Figs. 10-11, Tab. II. 41

Cf. 2.3.- Meseta Central anatólica, p. 10ss.

2. Geografía

9

relativamente fríos y veranos muy calurosos –excepto en la orilla oeste del Éufrates donde es más suave– y en general las precipitaciones no superan los 400 mm anuales42. La gran altitud de la orografía anatólica permite la existencia de una compleja y extensa red hidrográfica influida por la fusión de la nieve y la erosión kárstica que contribuye a regularizar el nivel de los acuíferos, además de por el tipo de clima de la(s) region(s) que atraviesan los cursos. El área central de la península es una gran cuenca endorreica43, con lagos como el Tüz-Gölü, donde desembocan los ríos del sur de la Meseta Central y de la cara interior (norte) del Tauro oeste, pero la mayor parte de los lagos y ríos periféricos, como el Kızılırmak y el Sakarya, drenan en sus márgenes, esto es, en el Mediterráneo, el Egeo, el Mármara y el mar Negro, mientras que los ríos que transcurren a lo largo de la falla norte han sufrido una dislocación de sus cauces debido a los movimientos tectónicos durante el Plioceno Superior44 y presentan cursos complejos, con sus cursos superiores y medios dirigidos hacia el este y desembocaduras hacia el norte. Los ríos de la cara exterior (sur) del Tauro occidental así como todos aquellos del oeste desembocan en el Mediterráneo y el Egeo, respectivamente. Finalmente, el Tigris (Dicle) y el Éufrates (Firat) cruzan la cordillera del Tauro y la región sur de Anatolia para desembocar en el golfo Pérsico. La denominada “Región de los lagos” (Maps. 1, 5, 8) ocupa una gran superficie de más de 10.000 Km2 en dos regiones diferentes, la Meseta Central y el Tauro occidental y central, cuya característica principal es la gran cantidad de cuencas tectónicas y formaciones kársticas con lagos perennes o estacionales45. Dentro de las cuencas tectónicas se incluyen los lagos de Acigöl, Burdur, E&ridir y su adyacente y dependiente Kovada; Bey'ehir, Ak'ehir y Tüz-Gölü; mientras que las formaciones kársticas comprenden la ova de Elmalı, el sistema de poljes46 de Kestel y el Su&la-Gölü con fuertes estiajes durante el verano. Estas áreas inundadas comprenden un sistema subterráneo de descarga orientado hacia el interior producto de las epirogénesis sufridas por el continente, de ahí que esta región sea una gran cuenca endorreica. Estos drenajes subterráneos en conjunción con el origen específico de cada cuenca han desarrollado diferentes tipos de formaciones que influyen en su evolución: en las cuencas kársticas con altos niveles de agua el desagüe de las mismas se produce mediante un ponor, que permanece inactivo cuando este nivel es bajo. Por otra parte, cuando el fondo de la cuenca no presenta depresión alguna o cuando ésta se desarrolla a la misma velocidad que la sedimentación, los nuevos estratos rehacen los antiguos manteniendo el nivel de la orilla y enmascarando su evolución diacrónica47. El patrón de distribución de la pluviosidad, y por tanto el caudal de los ríos, presenta fuertes desemejanzas dependiendo de la región en la que se localicen: su posición en el mapa48, el relieve de la zona, el clima (Map. 3), la cubierta vegetal y la composición del suelo. De modo general pueden 42

O. Erol (1983), 157; W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 81; cf. también G. Barjamovic (2011), 81.

43

N. Güldalı (1979), 28-29; Cf. también E. Lahn (1948) ápud W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 54; E. I. Gordon (1967), 70, y n. 1; A. Goudie (1995), 174; J. C. Dewdney (1971), 33, 193; W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld, op. cit., 54-56. 44

S. Erinç (1978), 106; cf. también 2.2.1.- Geomorfología, p. 5ss.

45

N. Güldali (1979), 29: “Deswegen ist diese ca. 13.000 km2 große Seen-Region nicht ohne weiteres als ein Gebiet mit Binnenentwässerung zu bezeichnen.” Al seguir en estas páginas el esquema de N. Güldali por su adecuación a la geomorfología, su clasificación ha sido también mantenida. Cf. también, W. Kündig-Steiner (1974), 52-53, 54-55 (= Mapa); W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 54-56; G. Barjamovic (2011), 78, 46

Un “polje” es una formación kárstica derivada de la depresión de un macizo también kárstico. Generalmente presenta una configuración alargada cuyo fondo es plano y está cubierto de sedimentos y cuyo límite es el macizo mismo. El drenaje se produce en superficie mediante un arroyo o un río –“polje abierto”–, o bien a través de un ponor o un sumidero –“polje cerrado”–, cf. A. S. Goudie (2004), 801, con referencias señaladas. 47

O. Erol (1978), 112.

48

O. Erol (1983), 38; H. Louis (1985), 21.

10

El agua dulce en la cultura hitita

distinguirse tres tipos diferentes de regímenes fluviales: Mediterráneo, mar Negro y central, y este49 (Ilus. A). Aquellos de régimen Mediterráneo (Ilus. A.a) se localizan en las regiones sometidas a este clima, en el sur y oeste (Map. 3). En general presentan cauces cortos por la cercanía de las montañas a la costa, pero en el oeste, donde las montañas se orientan en dirección este-oeste los cauces son más largos y forman valles extensos50. A este grupo mediterráneo pertenecen el Büyük-Menderes, el Küçük-Menderes y el Gediz en el oeste; y el Göksu, Ceyhan y Seyhan en el suroeste (Map. 1). De entre estos últimos, el Göksu ha formado un cañón mientras Ceyhan y Seyhan han dado lugar en su curso bajo a llanuras aluviales, grandes deltas y marismas51. La principal característica de todos estos ríos es la fuerte desviación anual de su caudal: durante los meses lluviosos de inicio del invierno y en la primavera alcanzan su máximo nivel, mientras en verano sufren fuertes estiajes, los cuales, dependiendo de la longitud del cauce y su caudal total, pueden llegar a secar el río. La composición kárstica del terreno provoca picos en las descargas durante los últimos meses del año, así como una mengua regular del caudal, como en el caso del Manavgat-Çay52. Los ríos del tipo mar Negro (Ilus. A.b) son generalmente cortos y torrenciales por lo que erosionan fuertemente el terreno y encajan sus cauces. Estos ríos, como el Karadere o el cauce alto del Kızılırmak, no sufren estiajes debido a la alta pluviosidad de la región pero su caudal sí disminuye en verano y aumenta considerablemente en la época de lluvias y en primavera con la fusión de la nieve. En invierno, las precipitaciones en forma de nieve no alteran este nivel. La composición del suelo tiñe sus aguas, y así el Kızılırmak y el resto de ríos de la zona presentan aguas rojas debido a la presencia de arenas, margas y yesos de este color, mientras aquellos alpinos que atraviesan zonas boscosas se caracterizan por sus aguas oscuras debido al humus que arrastran53. El clima continental del centro y este de Anatolia (Ilus. A.c) determina que los caudales presenten su mayor nivel en primavera cuando la nieve se derrite y a inicios de año cuando las precipitaciones son frecuentes y abundantes, mientras en los cálidos y secos veranos se producen estiajes. Solo aquellos ríos que tienen un aporte de acuíferos subterráneos mantienen un caudal constante excepto en la época de lluvias cuando éste aumenta, como sucede con el Sakarya. Los ríos más largos, como el Éufrates (Firat), ven disminuir su nivel en el invierno porque las precipitaciones son en forma de nieve, pero con la fusión de la nieve en primavera éste aumenta considerablemente. A pesar de estos patrones generales, los ríos más largos, como el Kızılırmak, el Sakarya y el Éufrates, caen bajo varios de estos patrones dependiendo de la región que atraviesen (Map. 3).

2.3.- Meseta Central anatólica Esta región de Anatolia comprende varios tipos de terreno54 (Map. 1), entre ellos los más sobresalientes son las cuencas neogénicas y las cordilleras, cada uno con sus propias peculiaridades climáticas e hidrográficas. Siguiendo a N. Güldalı55, el área al completo puede dividirse en cuatro re49

N. Güldali (1979), 31; O. Erol (1983), 38.

50

J. C. Dewdney (1971), 32.

51

S. Erinç (1978), 101.

52

W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 91.

53

W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 92; cf. también 2.3.3.- Curso alto del Kızılırmak, p. 14; y 2.8.- Conclusión, p. 22ss.

54

O. Erol (1983), 119, 120: “In all diesen Gebieten läßt sich über die Abgrenzung diskutieren, und es sind auch andere Möglichkeiten der Grenzziehung durchaus denkbar.”; cf. también J. Yakar (2000), 226ss; G. Barjamovic (2011), 81. 55

N. Güldali (1979), 51-81.

2. Geografía

11

giones: la “Región de los lagos”56, el curso alto del Sakarya y los cursos alto y medio del Kızılırmak. Sin embargo, algunos de sus límites no están perfectamente delineados ya que “der Übergang der inneranatolischen Berggebiete in die anatolischen Faltengebirgsketten [ist] vor allem im Norden häufig sehr fließend”57. Dos grandes pasos de montaña conectan esta región con la cordillera del Ponto y con la zona sur, respectivamente, el primero a través del Pa'a-Da&ı en las cercanías de Ankara y el segundo a través del Hasan-Da&ı. El valle del Göksu conecta la costa y el área de Konya a través del Tauro central58. Pueden distinguirse al menos dos tipos climáticos (Map. 3), la estepa59 y el clima continental. Este último incluye el sub-tipo “intra-anatólico”60 en las inmediaciones de las grandes montañas y los grandes ríos, caracterizado por veranos calurosos y secos en los que los acuíferos pueden llegar a secarse, e inviernos húmedos y más fríos que los del clima continental debido a vientos fríos como el Poyraz. Su máximo de pluviosidad, entre 400 y 300 mm61, se produce en primavera, pero la influencia del clima continental hace que no pueda dibujarse un patrón regular. El clima estepario presenta veranos cortos y muy calurosos e inviernos largos y fríos, y la pluviosidad no supera los 300 mm anuales62, el límite del cultivo de cereal. Los análisis paleobotánicos en los alrededores de Bo&azköy y %ari$$a muestran que este último asentamiento estuvo una vez rodeado de robles y abedules63, mientras alrededor de la capital hitita aún perviven restos de la antigua masa boscosa64. De estos datos se colige que la acción humana unida al cambio climático ha modificado el ecosistema agrandando las zonas de estepa. Por capilaridad la nieve derretida se filtra a los acuíferos y contribuye a aumentar el nivel de caudal de ríos y lagos, como en el caso del Sakarya65 (Map. 3, Ilus. A.c), pero los tórridos veranos conllevan una alta evaporación con lo que este nivel desciende. Como consecuencia se hace necesaria la construcción de estructuras para asegurar el acopio de agua, como embalses o fuentes66. La región se corresponde67, grosso modo (Maps. 1, 4), con la mayor parte del imperio hitita, el “País-Inferior” y la región de Kane$. Aquí se localizan Yalburt, cerca de Dereköy y el lago Çavu'çu; el embalse de Köylütolu, Gâvurkalesi y el relieve de Hatip, así como la misma capital, Hattu$a, y las estructuras que comprende (la ‘Quellgrotte’, el ‘Wasserbecken’, el complejo de la ‘Südburg’, el “Edificio C” de la Büyükkale, los estanques de la “Ciudad Alta” y los ‘Sudteiche’, la cisterna de Sarikkale y las pilas de la ‘Ostplateau’ y la ‘Oberstadt’). Yazılıkaya y la ciudad de Alaca-Höyük con su embalse de Gölpınar se ubicarían en un área entre la presente y la contigua por el norte de la 56

Cf. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 9.

57

O. Erol (1983), 119.

58

G. Barjamovic (2011), 84, y Map 7, contra H. D. Baker et al. (1995), 139, 142.

59

N. F. Miller (2010), 9: “The lower boundary of the central Anatolian true steppe is approximately 700 m, depending on local conditions.”; cf. también G. Barjamovic (2011), 82. 60

O. Erol (1983), 119; cf. también K. Bittel y R. Naumann (1952), 18-20; G. Barjamovic (2011), 81.

61

W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 81; G. Barjamovic (2011), 82.

62

W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 81; G. Barjamovic (2011), 77.

63

W. Dörfler, R. Neef y R. Pasternak (2000), 370, y Abb. 1; cf. también S. Erinç (1974), 96-97, 107-108.

64

K. Bittel y R. Naumann (1952), 18: “Daß Eiche und Fichte in hethitischer Zeit schon beim Fachwerk der Lehmziegelmauer Verwendung gefunden haben, konnten wir durch Reste nachweisen, die bei den Gebäuden A (Fichte) und E (Eiche) auf Büyükkale gefunden worden sind.”; W. Dörfler, R. Neef y R. Pasternak (2000), 371: “Das Gebiet um Bo)azköy ist etwas waldreicher (als um %ari$$a).” 65

Cf. también E. I. Gordon (1967), 70, y n. 1; J. Börker-Klähn (1998), 11, y n. 10.

66

Cf. G. Barjamovic (2011), 81, y n. 221; 4.1.1.2.- Yalburt, p. 73ss., y 4.1.5.- Embalses, p. 137ss.

67

De acuerdo a: TAVO B-III-6; cf. también M. Forlanini y P. Meriggi (1986), Tav. XVI; G. Barjamovic (2011), 82.

12

El agua dulce en la cultura hitita

cordillera del Ponto, pero serán incluidas aquí porque sus características geográficas y geomorfológicas son más parecidas a las de esta región que a las del norte.

2.3.1.- Región de los lagos y curso alto del Sakarya Llanuras como la de Konya, macizos y amplias cuencas endorreicas68 caracterizan esta región sur de la Meseta Central plagada de marismas estacionales y lagos entre los que se cuentan el Tüz-Gölü, el Aksehir-Gölü y el Eber-Gölü (Map. 1). Está delimitada al sur por la cordillera del Tauro, al oeste por el monte Emir-Da&, al este por los volcanes Hasan-Da&ı (3268 m) y Melendiz-Da&ı (2963 m) y al norte por llanuras neogénicas y montes. Aquí se localizan Gâvurkalesi, Yalburt y el embalse de Köylütolu. La llanura de Konya, también conocida como el “granero turco”, presenta una orientación esteoeste y se encuentra delimitada al oeste, en las cercanías de Karapınar, por altos volcanes como el Karada& (2271 m), el Karacada& (2025 m) o el Hasan Da& (3268 m). En origen era un área inundada, un antiguo lago del Pleistoceno que gradualmente fue secándose durante el Holoceno. O. Erol69 ha documentado al menos seis niveles diferentes de terrazas en sus márgenes que marcan las sucesivas fases en las que este gran lago fue secándose. Gracias al estudio de sus fósiles y la comparación con el material de algunos asentamientos como Çatal-Höyük, este estudioso data los tres niveles superiores entre el Würm (Pleistoceno) y el inicio del Holoceno, mientras el cuarto data de ca. 6750-6500 a. C.70. Los actuales Hotami'-Gölü y Akgöl (Map. 1) son los restos de este antiguo lago de Konya que se secan completamente durante los meses de verano71. Tras la cuarta fase, ca. 5000 a. C., “the rainfall mechanism has change. High frequency of heavy rainfalls made a lot of mass movements in the mountains, and formed alluvial fans on the terrace. (…) The edge zone of the alluvial fan was suitable for settlements, because it was easy to get ground water.”72 La composición del suelo, el tipo de erosión y el subsiguiente proceso de sedimentación dan al agua que contienen un alto contenido en sales, de donde toma su nombre el Tüz-Gölü, “lago Salado”73. Actualmente la superficie salinizada se ha extendido, probablemente debido a la acción humana, especialmente en la orilla sur. Esta zona de la “Región de los lagos” al sur de la Meseta Central (Map. 1) acumula sedimentos del Neogeno como arenas, arcillas y margas, y por ello la zona entre el Tüz-Gölü y la actual Konya sufre una fuerte erosión kárstica donde destacan formaciones como los poljes, las uvalas74 y los obruks o dolinas que no siempre contienen agua. Las “obruks” presentan formas ovaladas y diámetros que van desde los 50 a los 100 metros, con un fondo plano cubierto de sedimentos arenosos. De entre ellas la más sobresaliente es aquella de Kirözen (Ilus. B) cuyos aportes proceden de numerosos manantiales

68

Cf. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 9, y n. 43.

69

O. Erol (1969a) ápud. N. Güldalı (1979), 55.

70

Cf. J. Yakar (1991), 17; y esp. N. Roberts (1995); y http://www.catalhoyuk.com/archive_reports/.

71

Cf., entre otros, J. C. Dewdney (1971), 193; cf. también J. Börker-Klähn (1998), 11-12, y n. 16.

72

K. Kashima, T. Naruse y K. Sugiura (1998), 209; cf. también Ibídem, 216; y W. C. Brice (1978b), 144.

73

O. Erol (1978), 124; N. Güldalı (1979), 56; O. Erol (1983), 132; W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 110, 111; G. Barjamovic (2011), 82. 74

Una “uvala” es una formación kárstica originada por la unión de dos o más dolinas que pueden devenir en lagos estacionales, cf. A. S. Goudie (2004), 591, con referencias señaladas.

2. Geografía

13

subterráneos y su drenaje es también subterráneo75. Esta zona estuvo sin embargo “sparsely populated by farming communities despite water being available from (…) karstic formations.”76 El mayor aporte de agua de esta zona proviene del Çarçamba-Çay y de las precipitaciones que colman los acuíferos originando varios manantiales77 que en la actualidad parecen hallarse a una cota inferior que en épocas precedentes debido al impacto de la acción humana. La cordillera del Emir-Da&ları, con una altitud cercana a los 3000 m y una orientación noroestesureste, se localiza al noreste de los mencionados lagos de Aksehir y Eber (Map. 1) con picos como el Karada& (1508 m) separados por pasos de montaña. Durante el Mioceno e inicios del Plioceno toda la cordillera se alzó debido a movimientos tectónicos y se generaron volcanes que erupcionaron basaltos, dacitas y tobas que configuraron las laderas del oeste, mezclándose después con rocas sedimentarias. Por su altitud, esta cordillera frena los vientos húmedos de norte y hace que las precipitaciones sean más abundantes en la ladera oeste que en su opuesta, la este. Más hacia el oeste y el norte de este área, en los alrededores del Sakarya, sobresalen varios picos compuestos principalmente por mármoles, como el Arayıt-Da&ı (1820 m), el Yediler-Tepe (1531 m) y el KirgizDa&ı (1301 m). Prevalecen sin embargo los terrenos de rocas sedimentarias muy erosionadas por este río y sus afluentes. Hacia el oeste se localizan varias formaciones kársticas como manantiales que deben reconocerse como “Ursprung des Sakarya”78.

2.3.2.- Curso medio del Kızılırmak La región situada en el curso medio del Kızılırmak, el río que rodea el corazón del imperio hitita, se correspondería con los enclaves de varias ciudades destacadas como Kane$ al sur y Ali'ar-Höyük al norte. La capital, #attu$a, y las estructuras en ella comprendidas, así como Yazılıkaya, la ciudad de Alaca-Höyük y su embalse Gölpınar se localizan en la zona más al norte de esta región79 (Map. 1). Esta zona está delimitada al norte por la cordillera del Ponto, al sur por aquella del Tauro, al este por varias formaciones kársticas y al oeste por el Tüz-Gölü y el monte Elmada&. Se diferencia de la llanura de Konya en su carácter volcánico, con terrenos de lava y tobas volcánicas, a través de los cuales el Kızılırmak describe su característica curva encajonado en el valle. Hacia el norte se documenta un cambio de terreno, entre las ciudades de Kir'ehir, Yozgat y Akda&madeni: sobre la planicie de lava despuntan varias colinas entre las que se ubican pequeños valles regados por manantiales así como los macizos de Kervansaray (1667 m), Behrek-Da&ı (1497 m), Yazır-Da&ı (1683 m) y Akda& (2272 m). Estas montañas tienen su origen en el antiguo macizo de Kir'ehir (Map. 2). Dentro de la curva que describe el río se localizan varias formaciones como planicies formadas

75

N. Güldalı (1979), 63: “(…) nach Angaben der Ortsansässigen hat der See eine unterirdische Verbindung mit den starken Karstquellen von Ta'pınar, die 30 km nördlich, am Rande des gro*en Tuz Gölü-Beckens liegen.”; O. Erol (1983), 132: “Durch die starke Verkarstung der umgebenden Plateaus existieren heute wie im Pleistozän unterirdische Verbindungen zum angrenzenden Konya-Becken.” Cf. también E. I. Gordon (1967), 70, y n. 1; J. Börker-Klähn (1998), 11-12, y n. 11, 16. 76

J. Yakar (2000), 228; G. Barjamovic (2011), 83.

77

Parece que debido a la presencia de estos manantiales “(…) the edges zones of alluvial fans were settled since the Neolithic times probably because ground water was and still is easily reached by digging wells”, en: J. Yakar (2000), 228; y que “(…) the pattern of ancient settlement cannot have been very different from the recent picture (…) in some cases at the junction of major routes, and in others close to natural resources”, en: I. A. Todd (1999), 18. 78

O. Erol (1983), 128. Cf. también E. I. Gordon (1967), 70, y n. 1; J. Börker-Klähn (1998), 10-11, y 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 7. 79

Según TAVO B-III-6, también para la localización de otras ciudades prominentes junto a TAVO-II-B. Para la localización de #attu$a en esta región, cf., 2.3.- Meseta Central anatólica, p. 10.

14

El agua dulce en la cultura hitita

por coladas de lava junto a colinas y cadenas montañosas que pueden superar los 2000 m, como el Akda&. Al oeste, la mayor parte de la rocas son granito y gabro por debajo de un macizo de rocas metamórficas80, cubiertas por margas, arenas y rocas volcánicas. La zona al completo contiene una gran cantidad de acuíferos, lo que unido a los suelos volcánicos permite cultivos productivos aprovechados por varios asentamientos desde el V mil. a. C.81. De hecho, #attu$a se ubica en un terreno fértil pero desigual caracterizado por “patches of stony but arable land and open forest.”82. Al final del II mil. a. C., el cambio documentado en los hallazgos de huesos de animales de los asentamientos, de ovejas a cabras, “may indicate a deteriorating environmental conditions and poorer pastured in the area”83 que podrían “corroborate the view that Anatolia was still experiencing a severe drought at this time”84. Las tres grandes montañas de esta zona son el Erciyas-Da& (3917 m) y los conos volcánicos del Hasan-Da& (3253 m) y el Karada& (2271 m), originados en el Eoceno cuando colisionaron las placas tectónicas de India y Asia. Las consiguientes erupciones, con algunos intervalos de inactividad, cubrieron todo el periodo hasta nuestro días, produciéndose las más intensas durante el Plioceno. El área al norte del Hasan-Da& se compone de cenizas, tufa, “lapilli” y bloques de andesita; mientras que al sur y al oeste aparecen rocas basálticas procedentes del cráter principal. Las cenizas de estos volcanes, transportadas por el viento hasta distancias de más de 50 Km, se consolidaron en tufa, dando lugar a los pináculos de roca (“chimeneas de hadas”) en los cuales los primeros cristianos y bizantinos se instalaron y que han dado fama a la región85. Formaciones especiales son los lagos de Acıgöl, Meke-Gölü, cerca de Karapınar; y Acigöl, al norte del Hasan-Da& (Map. 1), porque su origen es volcánico pero su aporte de agua proviene de manantiales subterráneos86.

2.3.3.- Curso alto del Kızılırmak Este área del cauce del Kızılırmak comprende también los ríos Ye'ilirmak, Kelkit y Delice y se distingue de la anterior por su composición petrográfica y el relieve kárstico resultante. Aquí se extiende por unos 100 Km de longitud un área de yesos, arenas rojas y margas con una alta concentración de potasio y sodio donde la karsticidad ha modelado el terreno (Map. 4) y teñido las aguas de los ríos. En este área se encuentran (Map. 1) las antiguas ciudades de %ari$$a87, Ma'at-Höyük88 y alrededor de la actual Sivas varios “tepes” de la Edad del Bronce, quizá ligados a rutas comerciales89. Pueden distinguirse dos áreas principales: una superior formada por yesos entre Sivas al oeste e Imaralı al este, y la llanura baja kárstica90. Ambas se formaron en fases diversas, aunque sus estadios

80

N. Güldalı (1979), 78: “Die Granite sind überall jünger als die benachbarten metamorphen Gesteine.”

81

J. Yakar (2000), 229; cf. también G. Barjamovic (2011), 82, y n. 223.

82

J. Yakar (2000), 241.

83

H. Hongo (1998), 253.

84

J. Yakar (2000), 240.

85

Cf. recientemente, G. Barjamovic (2011), 82.

86

Cf. N. Güldalı (1979), 76: “ausgebildete Explosionskrater unterschiedlicher Grö*e, welche durch Grundwasser gespeiste kleine Seen enthalten”. 87

Según TAVO B-III-6; cf. también M. Forlanini y P. Meriggi (1986), Tav. XVI; D. P. Mielke y M. C. Wilms (2000), 336; A. Hüser (2007), 15ss. 88

T. Özgüç (1978); Ibídem, (1982).

89

J. Yakar (2000), 230, más referencias señaladas.

90

C. A. Alagöz (1967) ápud. N. Güldalı (1979), 82: “die hohen Gipsplateau, die untere Karstfläche”.

2. Geografía

15

son aún oscuros91, y presentan el mismo tipo de erosión. La primera de ellas, denominada planicie de yeso, constituye el límite entre esta región y la cordillera del Tauro en su prolongación este92, con alturas que alcanzan los 1650 m, y contiene también arenas rojas, margas y restos de actividad volcánica como basalto. Debido a su composición “diese ziemlich einheitlich wirkende Fläche wird jedoch von einem dichten Dolinennetz durchlöchert. Die Dolinen sind vorwiegend trichter- oder pfannenförmig ausgebildet und die grö*eren besitzen meistens Schlucklöcher”93, que se formaron durante el Plioceno cuando se produjo la última epirogénesis. La segunda, formada principalmente por calizas, presenta una fuerte erosión kárstica con grandes dolinas y uvalas (Map. 4) así como “chimeneas de hadas”94, y tanto el Kızılırmak como su afluente el Acırmak fluyen encajonados en la roca. El diámetro de las dolinas va de los 50 a los 100 m, mientras su profundidad oscila entre los 25 y los 30 m, y en la mayor parte de los casos presentan un ponor por el que el agua fluye a la superficie. Por su parte, las uvalas, como Kalkan-Çiftli&i, Lota-Gölü, Kuru-Deniz, Kuru-Gölü o Demiryurt-Gölü, devienen en lagos al localizarse solo algunos metros por encima del cauce del Kızılırmak y llenarse por capilaridad.

2.4.- Cordillera del Tauro La cordillera del Tauro (Map. 1, 2) está geológicamente dividida en dos macizos, el Menderes al oeste y el Anatólico central al este, y en dos cordilleras menores, la sur y la norte. Durante el Congreso de Geografía de 194195 se dividió formalmente en tres áreas: oeste, central y este, pero no todos los especialistas coinciden con la división entre Tauro del oeste y central. Se corresponde96, de oeste a este, con Arzawa, Millawata, Lukka, Tar"unta$$a, Kizzuwatna e I$uwa y alberga algunas minas de plata explotadas durante el Bronce Medio97 y la mayor parte del corpus de estructuras de estas páginas: Eflatun Pınar, Aslanta' y Fasillar en los alrededores del lago de Bey'ehir, Keben en el Göksu; los relieves de Fıraktın, Ta'çı, Imankulu y Hanyeri, así como el embalse de Karaküyü en el Seyhan; y los relieves de Hemite y Sirkeli en el Ceyhan. Toda la región presenta un alineamiento este-oeste, alcanzando la costa en el oeste y la frontera con Irán en el este, y una forma de “s” en posición horizontal de la cual la curva superior limita con las ciudades actuales de Erzurum y Erzincan, mientras su curva inferior alcanza Adana y Antalya. Su origen se remonta a la colisión de placa de Arabia con el emergido terreno Anatólico-Tauro al inicio del Cretácico Superior y al consiguiente plegamiento de los sedimentos contenidos en la sinclinal del antiguo mar de Tethys, pero fue durante la orogenia Alpina cuando la cordillera al completo emergió de las aguas. Al final del período sucesivo, el Mioceno, se produjeron algunas epirogenias que acabaron de dar la altura actual a la cordillera y crearon varios lagos como el Burdur. Toda la cadena está compuesta en superficie por calizas, por lo que la erosión kárstica es abundante98, pero en las

91

N. Güldalı (1979), 81: “Gemä* den Fossilvorkommen gehören die unteren Schichtpartien ins Oligozän und die oberen ins Miozän, wobei die exakte Eingliederung noch umstritten ist.” 92

A. Hüser (2007), 9.

93

N. Güldalı (1979), 82; A. Hüser (2007), 10.

94

N. Güldalı (1979), 82.

95

Cf., 2.2.- Consideraciones generales: Geomorfología e hidrografía, p. 5.

96

Según TAVO B-III-6. Cf. también M. Forlanini y P. Meriggi (1986), Tav. XVI; J. Yakar (2000), 343-380; M. Gander (2010), 62, más bibliografía señalada. 97

J. Yakar (2000), 256.

98

Cf. recientemente, G. Barjamovic (2011), 80.

16

El agua dulce en la cultura hitita

zonas donde esta cubierta ha sido completamente erosionada afloran granitos, como en los alrededores del lago Bey'ehir. Debido a la erosión del agua y a su particular disposición morfológica, la cadena del Tauro no es un área homogénea, y así algunos picos no presentan la orientación general y la presencia de pasos99 y gargantas es alta. El patrón de lluvias está influido por este esquema morfológico, por lo que en la cara norte del Tauro del este las precipitaciones son más frecuentes, ca. 1000 mm, que en la sur, 400 mm. En el Tauro occidental y central el clima se corresponde con aquel mediterráneo, pero las precipitaciones aumentan con la altitud al tiempo que la temperatura desciende; y por su parte en las zonas interiores, como en la “Región de los lagos”, deviene árido debido a la influencia del clima continental y el subtipo “intra-anatólico” (Map. 3) y a su separación de los vientos húmedos del mar.

2.4.1.- Tauro occidental El Tauro-occidental y el Tauro-central se unen alrededor de Manavgat, cerca de Alanya, siguiendo una línea imaginaria a lo largo del lago Su&la y el río Çarçamba (Map. 1), pero como se ha señalado más arriba, no hay una clara división entre estas dos zonas, ni geológica ni geomorfológica. Siguiendo a N. Güldalı100, el límite entre estas dos áreas se localiza en torno a la “curva de Esparta” desde golfo de Mandalya hasta el lago E&ridir pasando por las localidades actuales de Milas y Deviniz, que separa la zona occidental con sus lagos y macizos, de la central con sus altas cumbres y sus cuencas kársticas. En esta región el relieve se ordena paralelamente a la costa siguiendo un esquema llanura costera, horst, falla y de nuevo horst101. La región al completo puede a su vez dividirse en cuatro áreas diferentes: Las altas montañas de los macizos de Akda& y Bey-Da&ları, las cuencas tectónicas de Burdur y Acigöl102 (Map. 5), el sistema de poljes de Kestel103 y la llanura de travertino de Antalya. El Tauro-occidental cae bajo la influencia del clima mediterráneo, pero allí donde las montañas actúan como barrera para las nubes104 prevalece el clima continental. Los ríos presentan un curso corto debido a la proximidad de las montañas a la costa, y su máximo caudal se registra en invierno, a pesar de que este patrón está fuertemente condicionado por los fenómenos kársticos de la región105 (Map. 3, Ilus. A.a). En este área se localizan las antiguas regiones de Lukka, Arzawa y Millawata106. El Akda& es un macizo de color claro que ha sufrido una fuerte erosión glacial creando circos, morrenas y otros picos como el Uyluk (3015 m)107, el más alto de todos ellos. El Bey-Da&ları se halla a ca. 60 Km del anterior, también un gran macizo pero afectado por una erosión kárstica en sus zonas altas principalmente, de ahí sus dolinas, uvalas y cuencas. El lago tectónico de Burdur (Map. 1, 5, 8) se ubica al norte de esta región siguiendo la misma

99

M. Forlanini (2004), 252; G. Barjamovic (2011), 80, Map 7.

100

N. Güldalı (1979), 86, 107.

101

R. Stewig (1977), 47.

102

N. Güldalı (1979), 99: “(…) der West-Taurus [ist] gekennzeichnet durch die Vielzahl seiner intramontanen Karstbecken.”; O. Erol (1978), 130. Los valles son también distintivos de esta región, caracterizados por una erosión fluvial, cf. N. Güldalı, op. cit., 92. 103

Cf. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 9, n. 46.

104

O. Erol (1983), 87: “Ein Gebirge dieses Ausmaßes weist naturräumliche Einheiten auf, die in klimatischer Hinsicht kontinentalen oder maritimen Einflüssen ausgesetzt sind”. 105

O. Erol (1983), 89.

106

Según TAVO B-III-6; cf. también M. Forlanini y P. Meriggi (1986), Tav. XVI.

107

N. Güldalı (1979), 89.

2. Geografía

17

orientación de los montes, esto es, de suroeste a noreste. Se formó entre el Pleistoceno y el Holoceno como parecen indicar las diferentes terrazas de sus orillas108, los fósiles que encierran, la cerámica hallada en las cercanías de la localidad de Suludere y la información procedente del asentamiento neolítico del Bozçay, cerca de Hacilar109. Durante estas fases, el lago perdió su sistema de descarga y su agua se tornó amarga. El Acigöl, al este del anterior, es menor pero muestra las mismas características de orientación y formación. El sistema de poljes de Kestel, en la provincia de Burdur, ocupa una superficie de 520 Km2 (Map. 8) delimitada al este por el macizo Katrançık-Da&ı y al sureste por el Domuz-Da&ı y contiene al menos seis grandes formaciones de este tipo cuyas medidas oscilan entre los 34 y los 156 Km2 comunicados por gargantas. El origen tectónico de estos poljes facilitó el fluir del agua y con él el aumento de la erosión. El drenaje de la superficie se realiza a través de ponores que, con el aumento del caudal en los meses lluviosos y cuando la nieve se funde, aumentan la erosión kárstica en la zona110. La llanura de travertino de Antalya se ubica en el golfo homónimo (Map. 1) extendiéndose de este a norte hasta los pies de la cordillera en una superficie de 650 Km2 dispuesta en tres niveles de terrazas. No hay acuerdo sobre la datación de su origen, bien en el Cenozoico Medio o en el Pleistoceno, aunque sí sobre su proceso de formación mediante los manantiales kársticos de Kırkgöz, al norte de la terraza superior, responsables también del aumento del caudal del río.

2.4.2.- Tauro central Al contrario que el Tauro-occidental, una de cuyas características principales es la abundancia de pasos y cuencas, el Tauro-central presenta una apariencia más compacta cruzada por el río Göksu, salpicada de lagos111 y manantiales, especialmente en el curso bajo del río112; y a los pies de las montañas, llanuras, como la de Ta'eli (Maps. 1, 6). Aquí los ríos son relativamente cortos, excepto el Göksu, y carecen de estiajes debido a los aportes de los acuíferos subterráneos y la nieve derretida. De oeste a este se corresponde con Tar"unta$$a113, el País del río Hulaya114 y Kizzuwatna y contiene la fuente monumental de Eflatun Pınar con sus esculturas asociadas Aslanta' y Fasillar en las inmediaciones del lago Bey'ehir, y los relieves de Hatip en las cercanías de Konya y el de Keben en el Göksu. La característica que une esta región de la cordillera y la precedente (occidental) es la erosión kárstica del Pleistoceno producida tras la última epirogénesis que elevó las cumbres hasta más de 2000 m y que aquí ha dado lugar a poljes, dolinas, uvalas, ponores y lapiaces115. Pero es en los alrededores de la ciudad de Gazipa'a, en la llanura de Ta'eli junto a la costa (Map. 1, 7), donde este

108

O. Erol (1978), 131: “The problem of dating the terraces is complicated by the continuing subsidence of the basin (…); by unconformities between the terrace surfaces and the underlying deposits; and by the lack of absolute laboratory datings.” 109

N. Güldalı (1979), 95.

110

N. Güldalı (1979), 102.

111

Pertenece a la denominada “Región de los lagos”, cf. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 9, con notas.

112

H. D. Baker (1995), 139-142, esp. 141: “This spring (at Pınarba'ı) has a religious status.”

113

Según TAVO B-III-6; cf. también M. Forlanini y P. Meriggi (1986), Tav. XVIH. Klengel (1999), 315; M. Gander (2010), 62, con referencias. 114 115

E. I. Gordon (1967), 81; H. D. Baker et al. (1995), 144; A. M. Dinçol (2000), 12.

N. Güldalı (1979), 113: “Dieses tektonisch sehr beanspruchte Gebiet des Mittel-Taurus ist intensiv verkarstet. Hier finden sich die ausgedehntesten und wildesten Karsreliefs ganz Anatoliens. Durch Dolinen- und Karrenbildung sind weite Teile dieses Geländes so gut wir unpassierbar.”; cf. también E. I. Gordon (1967), 70, y n. 1; Chr. Hofbauer y L. Masch (1997), 133; J. Börker-Klähn (1998), 10-11.

18

El agua dulce en la cultura hitita

proceso kárstico encuentra su más extraordinario ejemplo al albergar en tan solo un Km2 más 240 dolinas116 cuyos diámetros pueden alcanzar los 150 m y su profundidad 75 m, desaguando a través de un ponor o colmatadas por sedimentos de aluvión o rocas. El lago tectónico de Bey'ehir (Map. 1) ocupa una extensión de 712 Km2, el tercero más grande de la península, y se encuentra separado de la Meseta Central por la cordillera del Sultan-Da&ları. Su aporte de agua procede de precipitaciones y sobre todo de manantiales situados por debajo de la línea de la orilla, lo que hace que su agua sea potable; mientras la descarga se produce a través de ponores, los más activos de los cuales se localizan en el suroeste, y cuando el nivel de agua es alto, en superficie creando un arroyo que finaliza en el lago Su&la y de ahí en el Çar'amba-Suyu117 que circula en dirección a Konya formando meandros. Este lago Su&la ocupa una zona de marismas en la que sus crecidas de nivel en ciclos de 7 a 15 años llegan a cubrir una superficie de 200 Km2, creando varios niveles de terrazas y erosionado las colinas cercanas. Su aporte de agua no procede exclusivamente del lago Bey'ehir, sino también de manantiales kársticos situados en su zona oeste donde también se sitúan varios ponores que podrían ser los responsables de su estacionalidad118.

2.4.3.- Tauro oriental El macizo de Alada& (3756 m) separa el Tauro-central y el oriental119 (Map. 1) que se extiende hasta los Zagros por el sur del lago Van, siendo la región más extensa de esta cadena montañosa con picos de más de 2000 m de altitud. La región se encuentra atravesada por varios cauces, de los cuales los más sobresalientes son el Seyhan y el Ceyhan al suroeste y el Éufrates (Firat) en su zona central, por algunas llanuras como aquella de Elazi& donde se han hallado minas de cobre explotadas durante la Antigüedad120, por ovas o planicies121 como la de Altinova, y lagos. La disposición de estos últimos siguiendo una línea llevó a la subdivisión del Tauro oriental en dos sub-zonas durante el Congreso de Geografía de 1941: el Tauro interior hacia el noreste, que prácticamente se une con la cordillera del Ponto; y el Tauro exterior hacia el sur; cada una de ellas con un patrón climático122 (Map. 3). La principal conexión con la región sur y Siria se encuentra en el norte de la cordillera del Amanos123. Los aportes de agua provienen no solo de los ríos sino de manantiales kársticos que experimentan su máximo caudal en primavera, como alrededor de la actual Malatya donde la crecida de los ríos afecta también a estos acuíferos. En esta zona se ubican124, de oeste a este, la parte oriental de Kizzuwatna, Malatya, el país de I$uwa, los relieves de Fıraktın, Ta'çı, Hanyeri e Imankulu en el curso alto del Seyhan, y Sirkeli 1 y 2 y Hemite en el Ceyhan (Map. 1). El macizo de Alada& cubre una extensa área hasta casi alcanzar el Mediterráneo limitando el Seyhan por el oeste (Map. 1) y a pesar de que ofrece una apariencia compacta, su formación en dos 116

N. Güldalı (1979), 111, con referencias señaladas.

117

O. Erol (1978), 116-117; W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 55.

118

J. Jüthner et al. (1903), 32-33, contra N. Güldalı (1979), 121: “Der Mechanismus, durch den der Su&la See ansteigt und trockenfällt, ist bisher noch nicht geklärt worden.”. 119

N. Güldalı (1979), 121-127, Abb. 27.

120

J. Yakar (2000), 421.

121

Una “ova” es básicamente una llanura que en el relieve turco asume algunas características especiales, cf., W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 56-59. 122

O. Erol (1983), 140.

123

G. Barjamovic (2011), 80-81, Map. 7, también para el resto de pasos de esta región; M. Forlanini (2013), 5, 10, y Fig. 1.

124

Según TAVO B-III-6; cf. también M. Forlanini y P. Meriggi (1986), Tav. XVI; J. Yakar (2000), 372-375, para Kizzuwatna, 428-430, para I$uwa.

2. Geografía

19

períodos, Paleozoico y Mesozoico, lo divide internamente en las áreas norte y sur, respectivamente. Se encuentra muy erosionado por procesos glaciares que han dejado sendas morrenas en los valles y encierra también varias planicies como Yedigöl que a su vez contienen numerosos lagos y dolinas de pequeño tamaño. El límite norte del Tauro interior lo marca el macizo del Munzur-Da&ları (3366 m), plegado durante la última orogenia (Alpina). Esta sub-región contiene dos grandes ovas, la de Erzincan (Map. 1) que sigue la falla norte125 y la de Tercan, así como cuencas formadas durante el Neogeno, colmatadas y cortadas por el cauce del Éufrates.

2.5.- Cordillera del Ponto Esta cadena montañosa limita al sur con la Meseta Central, al oeste con el sistema de montañas y rifts del oeste y hacia el norte con el mar Negro, mientras por el este se prolonga hasta el Cáucaso (Map. 1). Toda la región presenta un aspecto homogéneo con orientación este-oeste que se extiende por más de 1000 Km de largo y 150 de ancho a pesar de que sus límites, excepto el norte por la presencia del mar, no son fácilmente reconocibles. El límite sur se prolonga sin una ruptura clara, aparte de la altitud de sus cumbres de más de 1500 m, hacia la Meseta-Central, y lo mismo sucede con sus límites oriental y occidental en los que prácticamente se funde con las respectivas cadenas montañosas. La región se encuentra bajo la influencia de los vientos del norte que determinan un sub-tipo climático denominado del mismo modo que el mar con el que limita (Map. 3, Ilus. A.b) pero cuyas altas montañas provocan un notable descenso de las precipitaciones en la cara sur al detener las nubes y crear una zona de transición hacia el oeste en torno al norte de la cordillera Körö&lu126, situada al sur de la actual Bolu. En esta región deben localizarse127 el territorio ka!ka, con sus avances y retrocesos a lo largo del tiempo; los países de Tummana, Ka$tapa, Zalpuwa y Azzi-#aya$a, y las ciudades de Ma'atHöyük y Nerik128. También se documentan varias minas de plata explotadas durante el Bronce Medio129. El Ponto se divide internamente, como sucede con el Tauro, en dos sub-regiones, oriental y occidental, pero en todas ellas prevalece la composición metamórfica de sus rocas y la erosión de tipo glaciar. Esta división se produce hacia el este siguiendo una línea que parte de la costera Ordu hacia el sur por Mesudiye alcanzando el valle del Kelkit (Map. 1) y siendo también en el este donde se hallan los picos más altos, como el Kaçkar-Da&ı (3932 m) al sur de Yusufeli. La composición del terreno comprende también granitos, dioritas y rocas volcánicas como el basalto mezcladas con arenas, margas y calizas en las zonas de costa, resultado de su formación durante la retirada del mar de Tethys, el surgimiento de la sinclinal del norte con su volcanismo asociado y el proceso erosivo posterior. La sub-región noroccidental se alzó durante la orogenia Alpina que comprimió los materiales siguiendo la línea de la costa en un plegamiento irregular que formó lagos alpinos como el Çaga-Gölu y cuencas colmatadas de sedimentos como la planicie de Hazva. Por su parte, la zona central de esta sub-región occidental se encuentra atravesada por numerosos cauces y destaca, alrededor de la capital Ankara, el antiguo macizo de Gálata compuesto de andesita y tufa con una

125

N. Güldalı (1979), 129.

126

J. Yakar (2000), 284.

127

Según TAVO B-III-6, cf. también M. Forlanini y P. Meriggi (1986), Tav. XVI; J. Yakar (2000), 295-300, para el territorio ka!ka y Tummana, 430-432, para Azzi-#aya$a, más referencias señaladas. 128

En las cercanías de la actual Oymaa&aç, cf. www.nerik.de.

129

J. Yakar (2000), 256; cf. también G. Barjamovic (2011), 78, y n. 215.

20

El agua dulce en la cultura hitita

apariencia abrupta hacia el norte y desniveles más suaves hacia el sur130. Cuatro ríos principales fluyen por esta región: Sakarya, Kızılırmak, Ye'ilirmak y Kelkit, todos ellos con desembocadura en el mar Negro pero solo los dos últimos encajonados en su curso alto en un cañón (Map. 1). El paso principal entre el Ponto y la Meseta-Central se realiza por la llanura de Bafra que presenta una orientación noroeste-sureste131. En el curso bajo del Çar'amba-Suyu y del Kelkit se localizan varios asentamientos del Bronce Medio, así como en la provincia de Sinop132.

2.6.- Sistema de montañas y rifts del oeste Esta región se halla limitada al este por el mar Mediterráneo, al noreste por el mar de Mármara, al norte por el mar Negro, al sur por la cordillera de Tauro y al este por la Meseta-Central siguiendo el curso bajo del Sakarya y hasta Afyon (Map. 1). El relieve de esta zona de la península se caracteriza por una sucesión de fallas y montañas orientadas oeste-este133, destacando el Emir-Da&ları (2241 m). El sub-clima de tipo egeo de esta zona está influido por los vientos del noroeste (Poyraz, Etesian) que provocan veranos más frescos e inviernos más fríos que en otras zonas mediterráneas, mientras que la disposición del relieve permite la extensión de este clima en zonas interiores134. En cualquier caso, debido a las peculiaridades de los cauces, el clima en sus cursos es más similar al mediterráneo y sus caudales experimentan su nivel más alto durante el invierno (Map. 3, Ilus. A.a). Por su parte, el área en torno al mar de Mármara, cruzada por el Sakarya, presenta dos tipos de clima, el mediterráneo y el del mar Negro, con veranos más frescos que en el sur e inviernos menos húmedos que en el norte. Aquí se localizan135 el País-del-río-Se"a, Mira y Wilu$a, así como los relieves de Akpınar y Karabel (Map. 1). Una de las formaciones más representativas de esta región debido a su origen kárstico es el macizo Menderes que ocupa la zona este y media del Egeo. Durante las orogenias Herzinia y Alpina sufrió sus últimos plegamientos136 que resultaron en un alzamiento de todo el macizo y la creación de los valles por donde fluyen los ríos Gediz, Küçük-Menderes y Büyük-Menderes. Estos cauces han erosionado fuertemente el terreno y se han encajonado en sus cursos alto y medio. Los pasos hacia esta zona desde la Meseta Central se realizan a través de los valles de sus afluentes que conectan la región en sentido norte-sur y crean “ideale Bedingungen für die Bildung von Siedlungen”137. La costa egea ha sufrido intensas transformaciones con avances y retrocesos, documentándose en época histórica una transgresión del mar hacia el interior que sería después colmatada con los

130

N. Güldalı (1979), 146.

131

J. Yakar (2000), 285; G. Barjamovic (2011), 78-79, Map. 7.

132

J. Yakar (2000), 285-286, 295; cf. también G. Barjamovic (2011), 79, y n. 217.

133

R. Stewig (1977), 47.

134

O. Erol (1983), 73.

135

Según TAVO B-III-6; cf. también M. Forlanini y P. Meriggi (1986), Tav. XVI; J. D. Hawkins (1998), Fig. 11; J. Yakar (2000), 303-342, esp. 306-316 y 327-333. Cf. también las observaciones de K. Bittel (1939-41), 192: “Es fällt damit im wesentlichen mit dem Westrand des innerkleinasiatischen Hochlandes zusammen, einer natürlichen Grenze, die sich vielfach in der Geschichte des Landes einscheidend bemerkbar gemacht hat.” 136

N. Güldalı (1979), 180.

137

S. Günel y S. Herbordt (2010), 1, y n. 1 con bibliografía señalada.

2. Geografía

21

sedimentos arrastrados por los cauces y daría la imagen actual del litoral138. Los valles entre los rifts se sitúan entre el mar de Mármara y el mar Negro. Los primeros se formaron durante el Cenozoico Inferior, pero en la zona oeste se desarrollaron durante el PlioPleistoceno siguiendo la orientación actual y cruzados por varios rifts más con una dirección noroestesureste, todo lo cual creó simas de considerable profundidad. Entre los primeros rifts orientados esteoeste se localizan tres horst principales, la isla de Mármara, la de Imaralı y la península de Armutlu. Resultado de estos intensos movimientos tectónicos son los estrechos del Bósforo y los Dardanelos, mientras el mar de Mármara fue “zeitweilig ein Binnensee, zeitweilig ein Meeresarm des Schwarzen Meeres oder des Ägäischen Meeres.”139 En las llanuras hay abundancia de agua potable en forma de manantiales y lagos donde se han asentado comunidades desde el VI mil. a. C.140

2.7.- Anatolia del sur La región está limitada al norte por el Tauro oriental a lo largo de la actual frontera con Siria e Irak, pero su límite sur es difuso por cuanto toda la zona se sitúa sobre la plataforma de Arabia (Map. 1). Dos ríos principales cruzan esta región desde el norte desembocando en el golfo-Pérsico, el Éufrates (Firat) y el Tigris. La zona oeste está bajo la influencia de los vientos del Mediterráneo, húmedos y suaves, mientras que la este, limitada por el Karacada& (1748 m) presenta patrones más cercanos al tipo estepario con una alta tasa de evaporación (Map. 3). Investigaciones recientes en las terrazas de los ríos apuntan a que sus caudales eran mayores en el V mil a. C. que en la actualidad, a pesar de que la pluviosidad en la zona este debió ser similar a la presente141. Ninguna estructura arqueológica de este trabajo se ubica en esta zona pero sí la parte noroeste de Mitanni142. Las desemejanzas entre la cordillera del Tauro y la presente región están bien definidas por el hecho de que la segunda descansa en una zona de terrazas que descienden en sentido sur143 entre la anticlinal del Tauro al norte y el borde de la placa tectónica afro-arábiga al sur. Desde el Cámbrico hasta finales del Neógeno fue una zona de hundimiento que fue progresivamente llenándose con molasas plegadas durante la orogenia Alpina. Los mencionados ríos dividen a su vez la región en las sub-regiones que los contienen. La sub-región del Éufrates medio está compuesta por estratos plegados y horizontales del Cenozoico Inferior. Una formación destacable se encuentra en torno a Adyaman donde sus afluentes, alimentados por acuíferos subterráneos144, han erosionado los estratos de molasa y creado montes abruptos. Otras formaciones destacables se localizan en torno a las poblaciones de Gaziantep y Urfa (Map. 1) donde las faldas albergan numerosos manantiales, dolinas y “chimeneas de hadas”. Por su parte, la sub-región del alto Tigris está también sometida a la erosión kárstica, especialmente en torno a sus afluentes, que en la zona este han cortado los valles por los que pasan 138

Por ejemplo, durante el reinado de Adriano (II s. a.C.) debió construirse un canal entre el Küçük Menderes y el mar y drenarse el cauce para permitir el funcionamiento del puerto de Éfeso que había quedado aislado del litoral. Estrabón refiere también este avance de la costa “because of the silt deposited by the Caÿster River”, en: H. L. Jones (1960), 231, cf. también S. Erinç (1978), 102. 139

N. Güldalı (1979), 214.

140

J. Yakar (2000), 304.

141

J. Yakar (2000), 446; cf. también G. Barjamovic (2011), 81, y n. 219.

142

Según TAVO B-III-6; cf. también M. Forlanini y P. Meriggi (1986), Tav. XVI; G. Wilhelm (1989), 22-41; J. Yakar (2000), 445ss, esp. 469, con referencias señaladas; G. Barjamovic (2011), 81, y n. 220. 143

G. Barjamovic (2011), 80.

144

J. Yakar (2000), 446.

22

El agua dulce en la cultura hitita

formados por calizas y margas fuertemente plegados por movimentos tectónicos hasta cotas de más de 1500 m.

2.8.- Conclusión El estudio de la distribución sobre el mapa de las estructuras in situ145 de este trabajo (Map. 1) da una inferencia clara: su localización refiere siempre a un punto de agua dulce, sea éste un manantial, un río o una dolina, con una característica común, su conexión con un sistema kárstico146, en ocasiones incluido en una ova que, especialmente en Anatolia central, sur y Tauro del este, incluye un curso subterráneo de agua147. Incluso Karabel, que se localiza en un paso de montaña, está orientado al río que corre a sus pies. Especialmente en la “Región de los lagos”, en los cursos medio y alto del Kızılırmak y en el Tauro central, donde la karsticidad es mayor que en otras regiones con una gran variedad de formaciones como ponores, dolinas, manantiales y lagos, se concentra el mayor número de estructuras (Map. 1, 4, 7, 9). Esta distribución coincide también con áreas donde se localizan altas montañas, aunque toda Anatolia se caracteriza por sus altas cotas148. Estas montañas circundan las ovas, “die Kernräume der landwirtschaftlichen Nutzung und die Leitlinien des Verkehrs. Ihre Vielzahl bewirkt die charakterische Kammerung des Landes, die kulthistorisch immer von Bedeutung war und bis heute ist.”149 De este modo, las formaciones derivadas de la erosión del agua y las montañas se encuentran vinculadas estrechamente en el paisaje natural, y en su elección como lugares donde ubicar las estructuras objeto de este trabajo habría posiblemente que añadir la percepción de los cambios en el clima que transformaron muchos ecosistemas150. Los relieves en paredes naturales de Akpınar, Karabel, Keben e Imankulu enfatizan su relación con la montaña, pero mantienen siempre un vínculo con el agua, bien porque se localizan junto a manantiales, bien porque se orientan al río a sus pies. Aquellos de Fıraktın, Ta'çı, Hanyeri, Hatip, Hemite y Sirkeli por su parte, inciden en su relación con el río porque es en sus paredes donde están realizados. Además, el régimen hidrográfico de estos ríos, Gediz, Göksu, Seyhan y Ceyhan, es bastante similar, con un aumento de sus niveles durante la primavera, una de las dos estaciones

145

Excepción hecha de Fasillar que, a pesar de localizarse en su (probable) ubicación original, parece claro que debía ser trasladada a otro lugar para ser erigida en posición vertical. 146

W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 67: “Die orographischen und klimatischen Bedingungen der türkischen Karstgebiete entsprechen weitgehend denen des dinarischen Karsts. So tritt in allen weitläufigen Kalksteingebieten der Türkei auch der gleiche Formenschatz auf, für dessen verschiedene Formen die einheimische Bevölkerung eine Vielzahl von typologischen Bezeichnungen kennt.”; cf. también 5.3.6.- DINGIR.KASKAL.KUR, p. 330ss., con notas. 147

Contra E. P. Rossner (1984), 23-24; Ídem. (1988), 36-37: “Daß einige Reliefs an Orten stehen, die eine direkte, augenfällige Verbindung zum Wasser haben (…), trifft durchaus zu. Doch scheint die Nähe des Wassers nicht die unabdingbare Bedingung für die Schaffung eines Reliefs zu sein, denken wir doch nur an [Gavürkalesi und] Imankulu. (…) Es gibt keinen zwingenden Grund, alle Monumente unter dem Aspekt des Quell- oder ganz allgemein Wasserkultes zu sehen. Das einzige, was sie alle gemeinsam haben, ist der Fels als Grundlage.” Pero nótese que Imankulu se ubica en las cercanías de un arroyo y se encuentra orientado hacia el Zamantı como señalan, entre otros, R. D. Barnett (1953), 81; y K. Kohlmeyer (1983), 80; cf. 4.1.2.3.3.- Imankulu, p. 105. 148

Cf. 2.2.- Consideraciones generales: Geomorfología e hidrografía, p. 5ss.

149

W.-D. Hütteroth y V. Höhfeld (2002), 56.

150

Cf., 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 7ss. Cf. también S. Erinç (1978), 104: “(The prehistoric man) has been an eye-witness to strange changes, leading on the one hand to the gradual conversion of a fertile plain, which he once ploughed, into a lake, or, on the other, to the transformation of a lake, where he used to fish, into an alluvial plain. The best known example of such changes during historic times is the Su&la Lake with the prehistoric site of Süberde.”

2. Geografía

23

principales del calendario hitita en la celebración de festivales151. Por otra parte, características especiales de los cursos de agua, como aquellos del norte de la Meseta Central entre los que destaca el Kızılırmak cuyas aguas tienen una coloración rojiza, se recogen en los textos como ríos de especial significación pero cuyas aguas no deben ser utilizadas152. A pesar de que estos relieves fueron realizados durante la época imperial y de que ninguno de ellos se ubica en el curso del Kızılırmak, la concepción del río y sus orillas como lugares de gran carga simbólica y religiosa se muestra en todo el territorio controlado por los hititas desde época temprana. Las fuentes monumentales de Yalburt y Eflatun Pınar aprovechan un manantial, mientras que los embalses de Köylütolu, Karaküyü y Gölpınar hacen lo propio con manantiales o con uno o más cauces; ambos tipos de estructuras se ubican en una ova153 y muestran la monumentalización intencionada de formaciones naturales154, verosímilmente por la realeza en su función como responsable de su pueblo gestionando eficazmente los recursos del entorno155. En este sentido coinciden con las estructuras de la capital #attu$a156, rodeadas de montañas porque es el tipo de terreno elegido para la ubicación del asentamiento, tres ríos circulan en sus inmediaciones y en su interior se encuentran varias fuentes157. Es el caso también de %uppita$$u, donde una dolina, varios manantiales y sendas montañas se encuentran conectados158; y de Gâvurkalesi, en las inmediaciones de varios manantiales que originan otros tantos ríos159. Obviamente, en estos casos de asentamientos, la cercanía al agua potable es una elección que obedece a las necesidades de la población, pero la realización de sus relieves y estructuras monumentalizadas, no; como tampoco la verosímil realización en ellos de rituales mágico-religiosos. Esta conexión entre el agua dulce y las montañas no debió de pasar desapercibida por los habitantes de Anatolia del II mil. a. C., especialmente cuando estas formaciones presentan un carácter especial, como ponores, dolinas o manantiales160. Formaciones que en el transcurso del tiempo han sufrido ciertas modificaciones observables por la población y quizá también transmitidas a las siguientes generaciones. Es de este modo como el paisaje influye en la cosmogonía, permitiendo la

151

Para este festival, cf. C. W. Carter (1962), 28-35; A. Archi (1973), esp. 10, 18-24; V. Haas (1994), 693; M. Popko (1995), 148; J. Hazenbos (2004); P. Taracha (2009), 71. 152

Cf. 2.3.3.- Curso alto del Kızılırmak, p. 14ss.; y esp. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 243, con notas (= CTH-776); 5.3.2.- Río, p. 301ss., con notas. 153

Cf. 2.4.3.- Tauro oriental, p. 18, n. 121.

154

Cf. 5.3.2.- Río, p. 296ss., con notas (= CTH-776).

155

Cf. 6. Conclusiones, p. 341ss.

156

Cf. 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a, p. 147ss., con notas.

157

K. Bittel y R. Naumman (1952), 17: “Wasser bietet sich hier nicht nur während des ganzen Jahres in den beiden Schluchten, sondern auch durch eine ganze Anzahl von Quellen, die in der Mehrzahl während der trockenen Jahreszeit nicht versiegen. Man darf zwar nicht damit rechnet, daß die Wasseradern aus dem Kalkgebirge zu allen Zeiten genau an den gleichen Stellen ausgetreten sind, aber die Lage und die und die Zahl der heutige Vorkommen dürfte doch eine ungefähre Vorstellung der früheren Verhältnisse gestatten. Ganzjährige Wasserstellen liegen an folgenden Plätzen: In L/11 am Westfuß von Nischantepe, in N/10 am Wege zum Königstor und südlich der Südburg, in H/20 auf der Dorftenne, in P/26 am Wege nach Yazílkáya, in Z/27 am Fuße einer hohen, wie künstlich geglättet wirkinden Felswand und endlich in X/16-17 am Wege nach Yozgat. Eine Quelle, die während des Sommers und Herbstes versiegt, liegt in L/7 nordöstlich vom Tempel IV und eine weitere in K/17 am Hang südlich von Tempel I. Wir können bestätigen, daß diese Wasser von angenehmer Beschaffenheit sind, und daß sich der Kalk nicht störend bemerkbar macht. Wer Inneranatoliendurchzogen hat, weiß, wie ungewöhnlich eine solche Häufung von Frischwasser ist und wie selten sich dort die Möglichkeiten bietet, ohne künstliche Wasserzufuhr große Gemeinwesen zu unterhalten.” Cf. 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a, p. 147ss., con notas. 158

A. Müller-Karpe et al. (1999), Abb.20; cf. 4.3.2.1.- %uppita$$u, Ku'aklı/%ari$$a, p. 209ss., con notas.

159

Cf. 4.1.2.4.2.- Gâvurkalesi, p. 113ss., con notas.

160

Ya señalado, entre otros, por R. D, Barnett, (1953), 81; E. Laroche, NH, 274-275; V. Haas (1982), 47, 55-56, 72.

24

El agua dulce en la cultura hitita

conexión entre geomorfología, relieve, clima y lo numinoso161. Montañas y paredes rocosas y manantiales y ríos están tan fuertemente vinculados entre sí en el relieve anatólico que no es sorprendente que hayan recibido una carga de simbolismo y trascendencia y que haya podido surgir la pareja del dios-Tormenta/Montaña/Vegetación y la diosa-Solar/Fuente tan bien representados en los panteones locales162. Esta observación del entorno se halla seguramente en el origen de la pareja divina al frente del panteón “oficial”, el dios-Tormenta y la diosa-Solar-de-Arinna, y en la creación y mantenimiento de los cultos a estos lugares, especialmente fuentes, y en menor grado, ríos; desarrollándose con el paso del tiempo asociaciones y atributos cada vez más complejos debido tanto a un proceso interno como a contactos con otros pueblos163. Esta asociación entre lugar natural y divinidad pervivirá hasta finales del Imperio hitita encontrando sus mejores ejemplos en Eflatun Pınar y Yalburt164. La posible intencionalidad que pudo empujar a su ejecución y su significado cultural que lleva a celebrar en ellos festivales o realizar allí rituales mágico-religiosos serán analizados en los siguientes capítulos.

161

O. Dally y C. Metzner-Nebelsick (2006), 205: “Es sind dies durch ihre besondere Gestalt oder Lage hervorgehobene, auch als »naturheilig« bezeichnete Lokalitäten, wie Höhlen, erratische Felsen oder besondere Flesformationen, Bergsporne und -gipfel oder Bergpässe, sowie diverse feuchte Milieus, wie Seen, Flüsse, Quellen und Moore, die nach Ausweis der dort gemachten Opferfunde im vorchristlichen Europa wie in nicht-europäischen rezenten Gesellschaften eine starke Anziehungskraft ausgeübt haben.”; cf. también K. Bittel y R. Naumann (1952), 20: “(…) wie bei wenigen Denkmälern so früher Zeit, Kunst und Natur aufs engste verbunden sind.”; P. Neve (1971), 34; M. Forlanini (1988), 130: “(…) la natura del suolo (…) determina di continuo, nel succedersi di età diverse, l’affiorare di miti e di necessità simili”; M. Hutter (1997), 75; J. V. García Trabazo (2002), 35; T. Ökse (2011), 219, 221, con referencias señaladas; Ö. Harman'ah (2011), 634-635; M. Edgeworth (2011), 68; G. Beckman (2013b), 155: “(…) numinous nature of mountains”. 162

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 285, con notas. Y así se muestra en KUB-9.28 I 10’-11’ (CTH-442): 10(…) #UR.SAG-i !u-up-pa-i pé-di ku-u%a-pí-it 11[u%a]-˹a˺-tar e-e!-zi nu DINGIR-LIM-a! e-e!-ri i-i%a-zi, 10’(…) a la montaña sagrada va, donde 11’ [el a]gua está y la imagen del dios hace, (transcripción y traducción propias). 163

Cf. 3.1.- Introducción, p. 25ss., con notas.

164

Cf. entre otros, H. Klengel (1999), 316.

3. Iconografía

25

3. Iconografía 3.1.- Introducción Buena parte del material objeto de estudio en este trabajo contiene imágenes visuales, “representaciones”1, producto de la cultura a la que pertenecen y como tales, portadoras de un significado, de un mensaje subyacente relativo al ideario de esta misma cultura, en este caso, la hitita2. En general, para la interpretación de los significados que las imágenes visuales tienen dentro de la cultura a la que pertenecen se recurre primero a la individuación y análisis de determinados elementos que forman parte de estas imágenes (iconografía)3 y después a la identificación del representado, del promotor y realizador de las mismas –cuando ello es posible–, así como a su datación con la ayuda de las fuentes escritas (iconología)4. En la bibliografía pertinente al estudio de las imágenes que nos ocupan, éstas han sido englobadas en el término “arte hitita”5 . Para el propósito de este estudio los límites serán las representaciones que aparecen en el corpus del material arqueológico de este trabajo que incluyen figuras antropomorfas e híbridas, en relieve o inscritas sobre piedra en relación con el agua dulce, tanto de humanos como de divinidades, y las representaciones zoomorfas y de objetos así como simbólicas que las acompañan. Sin embargo, para un estudio iconográfico e iconológico de las mismas es oportuno observar también este tipo de representaciones sobre otros materiales: cerámica, terracota, marfil, metales y cristal de roca; y sobre otras categorías de objetos arqueológicos: recipientes cerámicos y metálicos, orfebería, glíptica y escultura de bulto redondo de diferentes dimensiones, es decir, estatuas, sum. ALAM, hit. e!ri-

1

El término “representación” es conflictivo por cuanto pone en marcha una serie de mecanismos epistemológicos y ontológicos que encuentran respuestas diversas de acuerdo a los diferentes marcos teóricos en los que se inscriben. Sin pretender obviar esta problemática pero consciente de que su tratamiento no es el objetivo de estas páginas, me limito a utilizar este término con la definición básica de “imagen visual que se constituye en significante de un referente conocido por la comunidad a la que pertenece”. Un ejemplo visual ampliamente conocido de esta problemática es el cuadro de R. Magritte, “La Trahison des Images (Ceci n’est pas une pipe)”, expuesto en el LACMA (Los Angeles County Museum of Art, Los Ángeles, U.S.A.). 2

Sobre el motivo para la elección en estas páginas del término “cultura hitita”, cf. más abajo, p. 30, n. 27.

3

Derivado de la obra de E. Panofski (1932); cf. también G. Kopp-Schmidt (2004), 44-53; S. Poeschel (2005), 13: “(…) Wissenschaft von den Bildinhalten”; así como más específicamente W. Orthman (1971), 225-231, esp. 226, n. 9. 4

El primer estudioso en desarrollar este método fue A. Warburg en su ponencia de 1912 en Roma “Italienische Kunst und internationale Astrologie im Palazzo Schifanoia zu Ferrara”; seguido, de nuevo, por E. Panofsky (1939). Cf. G. KoppSchmidt (2004), 48-60, esp. 56: “Wie in der Ikonographie geht auch der Ikonologie generell davon aus, dass ein Bild wie ein Text lessbar ist.”; S. Poeschel (2005), 17-19, esp. 19 donde advierte: “Sie [die Ikonologie] birgt viele Fehlerquellen, darunter die der Überinterpretation.”; A. Taggar-Cohen (2006), 425: “Comparison of the textual evidence with the monumental representation of the king on rock reliefs and seals is difficult, since there are several articles of clothing which indicate the ceremonial or festive attire of the king.” 5

Sobre esta terminología se volverá más adelante, pero de momento se detallan algunas de las muchas obras dedicadas a este tema, seleccionadas de acuerdo a su completitud, la calidad de sus imágenes, el tratamiento del particular y/o su influencia en la literatura posterior: H. Th. Bossert (1942); M. Vieyra (1955); E. Akurgal (1961), Ídem. (1964); K. Bittel (1964), Ídem. (1976); M. N. van Loon (1985), M. Darga (1992). Una panorámica reciente y concisa se encuentra en K. Emre (2002). Otras obras más específicas dedicadas a algún particular (artesanos/artistas, obras monumentales, ortostatos, cerámica, etc.) se irán citando en el texto convenientemente. Uno de los mejores manuales sobre arte próximo-oriental para obtener una panorámica del contexto en el que se inscriben las obras hititas es el editado por W. Orthmann en 1985 con la colaboración de numerosos y prestigiosos investigadores, entre ellos P. Amiet, K. Bittel, J. Börker-Klähn y P. Matthiae; junto a este destacan los ya clásicos: J. Pritchard (1954) más suplemento (1969), y H. Frankfort (1954) con reedición (1996); P. Amiet (1977); así como el controvertido estudio de S. Moscati (1963). Otro manual completo y sintético es la obra conjunta de A. Forgeau, J.-C. Margueron, M. Salvini y P. Amiet (1997); asi como aquel de J.-L. Hout (2004). El volumen de A. Moortgart (1967) es también un clásico pero se circunscribe a Mesopotamia.

26

El agua dulce en la cultura hitita

(ALAM-ri)6. Esto es, se incidirá en las representaciones en relieve o incisas sobre piedra que componen el corpus del material de estas páginas pero cuando sea conveniente y oportuno para la interpretación de las mismas serán tratados otros ejemplos iconográficos, especialmente aquellos pertenecientes a la glíptica7 ya que, aparte de contener figuraciones, tienen en común con el presente corpus la representación de un individuo específico acompañado de su onomástica en jeroglífico anatólico. Debe tenerse en cuenta, aunque sea una obviedad, que el material recuperado no se corresponde con el material que existía, es decir, se han perdido muchos de los soportes que contenían imágenes, no solo aquéllos perecederos8 –madera, marfil, textiles– y decoración parietal9, sino también materiales más resistentes como cerámica, piedra, piedras preciosas, cristal de roca y metal, así como sus posibles pigmentaciones10. Igualmente el corpus de textos es incompleto, especialmente en lo

6

HED, E-I, 313-315, s.v: es(sa)ri-; HW2, E, 124-127, s.v: e!ri-(1), (e!!ari-); HHW, 33, s.v: e!ri-, 212, s.v: ALAM; EDHIL, 260, s.v.; y discusión en: H. Otten y V. Sou+ek (1965), 36, n. 5. Otros términos usados para referir a representaciones en bulto redondo son !ena- (cf. HHW, 149, s.v.; EDHIL, 755, s.v: !ina-; CHD, %, 370-373, s.v: (NINDA)!"na-, !&na- A: “1. anthropomorphic(?) figurine, statue(tte), effigy, image, 2. an anthropomorphic(?) bread, figurine bread”) y 'imma- (cf. HHW, 50, s.v.; EDHIL, 343ss, s.v.; HW2, #, 596-599, s.v.), aunque se documentan con el sentido de figuritas usadas como material de algunos rituales mágicos. Para representaciones de divinidades con la connotación de que son en sí mismas la divinidad o al menos lo son en determinados contextos se usa !iunii%atar/DINGIR-LIM-atar, cf. HEG, S/II, 1088, s.v: *siuniya-; HHW, 152-153, s.v: *siuniya-; EDHIL, 764, s.v: *!iunii%e/azi-; CHD, %, 506-507, s.v: * !iuniyatar. Cf. también B. J. Collins (2005), 20-21, más bibliografía señalada, y M. Popko (2006). Sobre figuras de bulto redondo en general, cf. A. Spycket (1981), 318-326, Pls. 209-214; T. Özgüç (1999); A. Schachner (2012), 157-159, Abb. 18. 7

La idoneidad de esta comparación ya fue advertida por H. G. Güterbock en SBo II, 11, y K. Bittel (1964), 128; cf. también Ídem. (1976), 171-172; R. L. Alexander (1986), 34-35. 8

K. Bittel (1976), 158-159; H. Klengel (2008), 71-81. Para las ocurrencias textuales, cf. S. Ko$ak (1982), 106-139 (textiles y su pigmentación), 151-154 (madera y marfil); J. Siegelová (1986), 336-355, 363-387, 516-527 (textiles), 29-136 (materiales diversos incluyendo textiles de todo tipo y coloración, marfiles, cuero y madera). Sobre terminología de la vestimenta, cf. A. Götze (1955), y 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 40ss. Para imágenes de figuritas de marfil, cf. N. Özgüç (2002), 244-247; y para sus ocurrencias en los textos, cf. H. G. Güterbock (1971), esp. 7: “the texts attest about all the uses of ivory one expects by analogy of other times and areas”. Cf. J. Borchhardt y E. Bleibtreu (2011), 478 con respecto a textiles asirios y su iconografía; y M.-L. Nosch, H. Koefoed y E. Andersson Strand (Eds.) (2013), sobre el papel de los textiles, sus diseños, motivos, pigmentaciones, etc., en las culturas próximo-orientales. 9

K. Bittel (1976), 169-171. Parte de la decoración parietal ha sido recuperada durante las excavaciones, cf. por ejemplo R. Czichon (2011), 215, para Oymaa)aç; o Bo)azköy III, 17; y P. Neve (1999), Taf. 31c, para #attu$a. Para una reconstrucción de los ejemplos de #attu$a, cf. W.-D. Niemeier (2008), Abb. 12-13, 330: “(…) enge Verwandtschaft zu mykenischen Wandmalereien (…) [wie die] Fresko-Technik”; A. Schachner et al. (2013), 170-174, Abb. 38-41, esp. 170, con notas. Sobre la posibilidad de que la técnica de pintura al fresco documentada en #attu$a sea invención hitita, cf. J. Seeher (2008b), 13, más bibliografía señalada. También hay ejemplos de decoración mural pintada en otros edificios de otras regiones, como por ejemplo en Mari o en Knossos, ambos identificados como palacios y datados alrededor del 1800 a.C., cf. M. H. Feldman (2006), Figs. 14, 15; en Qa,na, también en el edificio identificado como palacio cuyo terminus ante quem es el s. XIV y que como en los ejemplos de #attu$a se documenta la técnica de pintura al fresco, cf. C. von Rüden (2011), esp. 60ss. para la datación, y 53-60, 89-94 para la técnica pictórica; o en ciudades asirias como Dur Kurigalzu, cf. S. Moscati (1963), 36, más n. 77-79; Y. Tomabechi (1983). Estos –excepto los procedentes de Qa,na– y otros ejemplos de decoración pictórica mural pueden verse en W. Orthmann (Ed.) (1985), Figs. XV-XVII, LIII, LV-LVIII, 187, 188, 196; M. H. Feldman (2007), incluyendo algunos ejemplos de Qa,na así como pavimentos con decoración pintada. 10

Respecto al material que nos ocupa, algunos autores consideran que ciertos relieves y ortostatos podían estar coloreados, cf. K. Bittel (1964), 132; Ídem. (1976), 200; J.-C. Margueron (1997), 305, para Alaca Höyük; y J. Seeher (2009b), 121; Ídem. (2011), 150-151, para el presente corpus; así como J. Börker-Klähn (1983), 251, para Eflatun Pınar y P. Neve (1989), 328 y n. 45 para los relieves de la ‘Kammer 2’. De #attu$a proviene un relieve con trazas de pigmento rojo, así como sillares con restos de cobertura negra y blanca, cf. K. Bittel, R. Naumann, H. G. Güterbock y H. Otten (1953), 25-28 y Abb. 9, 19, respectivamente. Sobre los problemas de ordenación de los ortostatos de Alaca Höyük, cf. P. Taracha (2011), más bibliografía señalada; y para su datación, cf. discusión en: A. Schachner (2012), 139-141, más bibliografía señalada.

3. Iconografía

27

tocante a aquellos escritos sobre tablillas de madera, sum. GI%.#UR, hit. GI%/GI%.#URg/kurta11, u otros materiales perecederos12. Sin embargo, de la documentación escrita estante puede extraerse la existencia de un rico –tanto en cantidad como en variedad– elenco de objetos susceptibles de ser considerados en sí mismos material artístico o de contenerlo. Dentro de este corpus textual se cuentan documentos que aludían directa o indirectamente a esta iconografía13 como descripciones de imágenes de culto (Bildbeschreibungen)14, descripciones de estatuas de monarcas15, inventarios de todo tipo16, textos votivos, “Instrucciones” y cartas. En las Bildbeschreibungen se describe la representación de diferentes divinidades siguiendo un esquema más o menos fijo: ciudad a la que pertenece, nombre, descripción general (NA4'uwa!i-17, estatua –hombre/mujer, sedente/en pie, animal asociado–, u otro), material y atributo destacable, y en ocasiones también tipo de tocado, objeto(s) que sostiene y forma del pedestal, con o sin detalle del peso total de la figura. Las descripciones de estatuas de monarcas,

11

Cf. HHW, 86, s.v: GI%/GI%.#URgurta-; HEG, I-K, 661, s.v: GI%/GI%.#URgurta-; EDHIL, 495-496, s.v: GI%(.#UR)kurta-. Para un ejemplar de este tipo de tablillas, cf. R. Payton (1991); para sus diferentes usos por parte de los escribas, cf. K. Bittel (1976c), 69-70; I. Singer (1983), 41-43; D. Symington (1991); H. Klengel (1996), 266-267; C. Mora (1998), 197; S. Gordin (2010), 320 y n. 7; I. Yakubovich (2010), 297; J. L. Miller (2011), 200-201; M. Giorgieri y C. Mora (2012), 658. W. Waal (2011), 22, 32, más bibliografía señalada, propone el uso de estas tablillas solo para la escritura jeroglífica y la existencia de dos tradiciones escribales: cuneiforme de la administración central y jeroglífica de uso diario; I. Singer (2013), 6, 8. En el inventario IBoT-1.31 13 se menciona el uso de estas tablillas y se exige que una vez que el inventario haya sido inspeccionado, se haga una copia del mismo en una tablilla de arcilla, cf. A. Götze (1956), 32-38; S. Ko$ak (1982), 4, 6; J. Siegelová (1986), 82-83; y en CTH-182 Rs. 38’ (“Carta de Millawata”) es el rey quien entrega este tipo de tablillas a uno de sus subordinados, cf. G. Beckman, T. Bryce y E. H. Cline (2011), 128-129 sub nº 5. Para un resumen sobre el uso de estas tablillas unido a la glíptica, cf. S. Herbordt (2005), 37, Abb. 17, 38, Abb. 18 a-e; M. Marazzi (2007); S. Herbordt (2011), 25, n. 92 y n. 96. 12

Como el cuero, cf. R. Akdo&an y J. D. Hawkins (2010), 2, y n. 3.

13

%uppiluliuma-II describe en KBo-12.38 II 4’-21’, esp. 17’-21’ cómo coloca en un NA4'ekur SAG.U% una estatua, ALAM, presumiblemente de su padre, cf. H. Otten (1963), 16-17; M. Marazzi y N. Bolatti Guzzo (2004), esp. 159-166; G. Torri (2008), 185, n. 62; M. E. Balza y C. Mora (2011), 213-215. Que este NA4'ekur SAG.U% pueda identificarse con la Cámara B de Yazılıkaya está aún por probar por cuanto se desconoce la autoría del relieve de Tud"aliya (nº 82) en esta sala y la traducción exacta del término NA4'ekur SAG.U% (cf. HEG, #, 235-237, s.v: “Fels, Felsgipfel auch Felsheiligtum”; HED, #, 287-289, s.v: “rock-sanctuary, hierothesion, acropolis”; HW2, #, 556-560, s.v: “Felsanlage; Fels(?)”; EDHIL, 339, s.v: “rock-sanctuary”); cf. también F. Imparati (1977), esp. 62-63; R. Beal (1993), 36; V. Haas (1994), 245-246; Th. van den Hout (2002), 74-75; A. Archi (2007), 52-53; P. Taracha (2009), 165: “The mausoleum should not be identified with a memorial called NA4'ekur SAG.U%”; I. Singer (2009), 169: “A NA4'ekur could accomodate different types of institutions besides a “memorial monument” for a deceased monarch, such as a mountain sanctuary, a palatial complex, etc.”; M. E. Balza y C. Mora, op. cit., 216, 218-220, para la función que esta estructura pudo haber tenido. 14

L. (Jakob-)Rost (1963) y (1963b); H. G. Güterbock (1946b); M. Popko (1978); H. G. Güterbock (1983); M. Popko (1993); H. A. Hoffner (2002), 64-65; J. Hazenbos (2003), 173-190. S. Alp (1963), 223, n. 18, ordena estas descripciones por material y tipo de representación. Estas Bildbeschreibungen constituyen una de las partes más notables de los “Inventarios de culto”; sobre los mismos, cf. más abajo, p. 27, n. 16. 15

V. Haas (1994), 247-248, más bibliografía señalada; Th. van den Hout (1995b), 554, n. 41; B. J. Collins (2005), 18; O. Carruba (2008b). 16

C. W. Carter (1962), 17; S. Ko$ak (1982); J. Siegelová (1986), 29-136, 439-532; CoS III, 63-65; J. Hazenbos (2003), 7-8. C. W. Carter op. cit.; J. Hazenbos, op. cit., 13-165; y M. Cammarosano (2012), centrados en inventarios de culto. A. Archi (1984), 200; con especial atención sobre productos provenientes de otras regiones; y M. Giorgieri y C. Mora (2012), 647, 654-657, sobre “Luxusgüter”. 17

Cf. HW2, #, 829-839, s.v: “Stele, Kultstein; Stelen(-Areal)”; HED, #, 438-441, s.v: “stone or wood pillar”; HEG, A-#, 333-334, s.v: “((…) ein meist steinernes Kultobjekt)”. También documentadas con el pseudo-sumerograma NA4ZI.KIN, cf. HW2, #, 829, 830, s.v: NA4'uwa!i-. El término NA4'uwa!i- no se circunscribe únicamente al objeto, sino también al recinto que lo contiene; cf., entre otros, T. Özgüç (1949), 69-72, Lev. VIII-X; C. W. Carter (1962), 39-43, esp. 40, n. 3; M. Darga (1969); F. Imparati (1974), 118-137; M. Popko (1978), 123-126, esp. 125; G. McMahon (1991), 195-196; M. Hutter (1993); V. Haas (1994), 507-510; J. Hazenbos (2004), 174-175; B. J. Collins (2005), 26-29, 36-39, M. Hutter (2011); S. Herbordt (2011b); HW2, #, 831-832, s.v: NA4'uwa!i- sub 4, II.1.2.

28

El agua dulce en la cultura hitita

cuya función no parece haber sido explícitamente cultual18 como sí lo fue sin embargo la de las NA4 'uwa!i-, únicos ejemplos conocidos que contienen representaciones bidimensionales con esta función19, aportan también información sobre los materiales más usados. Los inventarios, tanto de culto, como administrativos, como personales, contienen un extenso elenco de materiales de todo tipo tanto trabajados como en bruto y en algunos casos las funciones a las que se dedican. Los textos votivos20, las instrucciones a artesanos/artistas21 y las cartas entre individuos22 con referencias al tema –descripción de presentes, decoración de la vivienda, motivos para la glíptica, etc.–, ofrecen un número menor de datos relativos a los materiales usados pero a cambio aportan valiosa información sobre objetos, formas y aspecto preferidos. En este sentido es interesante la descripción que el dios 18

A pesar de que (algunas de) las estatuas de monarcas recibieron ofrendas (CTH-660, cf. G. Torri (2008), 173-174, y n. 4, para algunas referencias bibliográficas), estas prácticas refieren más a un vínculo con los antepasados sin que por ello se implique ni que éstos ni que sus estatuas estén divinizados, que a un culto propiamente dicho. De hecho no parece que se use el término !iuniyatar para referirse a ellas ni sus nombres van precedidos por el determinativo divino, como se documenta, por ejemplo, en Ugarit (cf. D. Arnaud (1999); D. Pardee (2002), 195-210), cf. p. 26, n. 6, p. 42, n. 105, y G. F. del Monte (1987), 103; V. Haas (1994), 247-248; G. Torri, op. cit., 179, n. 30; O. Carruba (2008b), 67: “(…) certamente senza una vera e propria deificazione”; J. Klinger (2011), 71: “(…) ein Bezug zu einem Grabkult im weiteren Sinne läßt sich hier nicht herstellen; und noch weniger ist das der Fall bei einer Gruppe von Festritualen, die explizit die Existenz von Kultbildern einer Reihe hethitischer Könige erwähnen (CTH-600, 601).” Para una breve discusión sobre la posibilidad de distinguir entre estatuas de culto y profanas, cf. B. J. Collins (2005), 18ss, esp. 23: “Nor is the receipt of offerings an indisputable signifier of divinity” contra Th. van den Hout (1995b), 571. G. Torri, op. cit., 173: “Die Statuen der Könige wurden, soweit belegt, entweder im Ahnenkult benutzt oder als Weihgabe für die Götter beopfert”; I. Singer (2009), 180, distingue para la función de estas estatuas de monarcas entre Totenkult y Ahnenverehrung. 19

Aunque todos o alguno de los relieves del presente corpus puedan relacionarse con lugares de culto, ello no implica que ellos mismos sean objeto de alguna práctica cultual, sino que se benefician de su ubicación en lugares de significación especial. Por ejemplo, B. J. Collins (2005), 19 y n. 21 recoge la mención de la imagen del dios-Tormenta sobre una maza en KBo-10.24 IV 1-4 (cf. también I. Singer (1983), 17) donde es difícil asegurar si la maza en sí era un objeto de culto o para el culto, es decir, si recibía culto o si formaba parte de los objetos usados durante una ceremonia cultual, o ambos. Compárese con KBo-2.13 Vs. 21-22 donde se refiere la imagen de dos dioses montaña bajo la forma de mazas sobre las que aparecen representaciones, cf. H. G. Güterbock (1943), 303, 305 y n. 22; Ph. Houwink ten Cate (1992), n. 50; o con KBo-2.1 III 13-16 (CTH-509.1), cf. H. G . Güterbock, op. cit., 304, n. 23; C. W. Carter (1962), 56 (transcripción), 66 (traducción). 20

Sobre textos votivos en general, cf. J. de Roos (2007), esp. 5: “Indeed, in the extant texts the objects of the vow are most likely the central theme”, Ídem. (2007b). En general, en esta tipología de textos se especifica el tipo de objeto, el material en el que está realizado y el peso, pero solo ocasionalmente se dan más detalles. Un ejemplo es CTH-585, “Voto de la reina Pudu"epa a la diosa Lelwani”, KUB-31.53+ 1’ en el que la primera ofrece a la segunda, entre otros, “kleine Becher aus Silber mit Trinkrohr”, cf. H. Otten y V. Sou+ek (1965); 18-19. Estos votos pueden realizarse también durante el sueño, espontáneamente por el donante o sugeridos por la divinidad, como en CTH-584, “Sueños de la reina”, KUB-15.1, cf. CoS III, 66-67; J. de Roos (2007), 88-105; e incluso ser parte de una oración como en CTH-384, “Plegaria de la reina Pudu"epa a la diosa Solar de Arinna”, KUB-21.27 Rs. III 36’-42’, en el que también Pudu"epa promete como exvoto una estatua de tamaño natural de su esposo #attu$ili-III de pies, manos y cabeza en oro a Lelwani si ésta lo sana, cf. D. Sürenhagen (1981), 116-117; J. V. García Trabazo (2002), 370-371; G. Torri (2008), 180; A. Archi (2013b), 4, y n. 23. Sobre Lelwani, cf. 4.3.1.Yazılıkaya, #attu$a, p. 191, con notas (= relieve nº 49, Fig. 178). 21

Por ejemplo, en el ritual para colocar la estatua de la diosa de la Noche, DINGIR.GE6, en un nuevo templo (CTH-481), el sacerdote explica durante el primer dia de los siete de que consta el ritual las características que debe poseer esta imagen, el material en que debe estar realizada y los objetos que deben acompañarla para que los herreros/orfebres sigan sus indicaciones, cf. J. L. Miller (2004), 273-278 para el pasaje en cuestión, y 272-297 para los ejemplares del texto completo y su transliteración y traducción. Cf. también J. Siegelová (1986), 292-309, 356-359; S. Görke (2010), 256-258 y el tratamiento reciente en traducción de J. L. Miller (2008), 223-229, esp. 224. Cf. también p. 31, n. 31, y p. 35, n. 57. 22

Sobre la correspondencia hitita en general, cf. A. Hagenbuchner (1989); H. A. Hoffner (2009), más bibliografía señalada; y para una selección de aquella internacional, G. Beckman (1996), 119-144; cf. también M. Giorgieri y C. Mora (2012), 648-650, y n. 5. Los bienes que se solicitan y se reciben mencionados en la correspondencia incluyen “especialistas”, rytha, textiles de todo tipo, estatuas, joyas y un largo etcétera. Algunos ejemplos son la carta de %uppiluliuma I (EA-41) a un faraón egipcio en la que le solicita dos estatuas de oro, una en pie y otra sedente, y dos de mujer, seguramente en plata; así como envía a cambio dos rytha en plata, uno en forma de ciervo de 5 minas y otro en forma de carnero de 3 minas, entre otros objetos (cf. H. A. Hoffner, op. cit., 277-279, también sobre las identificaciones posibles del faraón); CTH-167 en la que la reina Naptera de Egipto envía a Pudu"epa un vistoso collar de oro y varios vestidos de tejidos y colores diversos (cf. G. Beckman, 123 sub nº 22B); o KBo-1.10 Rs 58-61 en la que #attu$ili-III solicita por segunda vez a Kada$man-Enlil de Babilonia un E(IRU, “escultor” (cf. B. Landsberger (1948), 113, n. 269; A. Hagenbuchner (1989), 287, nº 204; G. Beckman (1996), 137, nº 23); para E(IRU, cf. CAD, E, 350, s.v: “carver of reliefs”.

3. Iconografía

29

Mar hace de su hija %ertap$uru"i, antes de entregársela a Kumarbi en el “Mito de #edammu” (CTH-348) porque al describir sus medidas como característica de su belleza refleja las proporciones del modelo ideal, o uno de ellos al menos, del cuerpo femenino a escala de la divinidad23. Todas las representaciones antropomorfas comparten una serie de características formales al tiempo que van acompañadas de una serie de elementos de uso más restringido que permite analizarlas iconográfica e iconológicamente. Estos elementos, coincidiendo sumariamente con el esquema general de las Bildbeschreibungen, son el tipo de tocado y de vestimenta, la panoplia, la posición que adoptan, su relación –cuando se da el caso– con figuras zoomorfas y los símbolos24; y su análisis se centra en un primer estadio en la distinción entre figuras humanas y divinas. Pero el uso de elementos iconográficos no obedece a reglas estrictas, sino que es cambiante sincrónica y diacrónicamente de acuerdo principalmente a la intencionalidad del promotor25, y en ocasiones su uso es también ambivalente. A pesar de que las imágenes puedan ser objeto de una lectura, ello no significa que esta lectura esté exenta de complicaciones. Del mismo modo que los textos presentan problemas de interpretación, las imágenes también los presentan, especialmente porque no existe una “gramática” de la iconografía/iconología comparable a aquella de cualquier lengua. La mayor parte de las representaciones antropomorfas que nos ocupan van acompañadas de inscripciones conteniendo onomástica26 y titulatura relativas, al menos, al personaje representado; y en un caso, Fıraktın, también un epíteto. En estos casos reconocer al personaje es relativamente fácil a pesar del gran escollo que suponen tanto los tocayos como los personajes no documentados, pero cuando estas representaciones carecen de leyenda, queda solo el recurso al análisis iconológico que desafortunadamente no siempre puede ofrecer una respuesta satisfactoria. Retomando la denominación de la iconografía hitita bajo el término “arte hitita” mencionada al inicio, debe señalarse que “the expression “Hittite art” is a very convenient one, but it is at the same

23

Cf. J. Siegelová (1971), 38-39. Cf. también 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 224, n. 12.

24

W. Orthmann (1971), 228-230; J. Seeher (2011), 23-35; pero adviértase que estos atributos no son unívocos, cf. N. Özgüç (1979), esp. 278. Cf. 3.2.- Elementos representados, p. 38ss.; y esp. 3.2.1.- Objetos, p. 38, n. 80, y 3.2.2.- Zoomorfos, p. 51ss. 25

K. Bittel (1964), 131; J.-C. Margueron (1997), 276: “(…) création artistique dont il reste certainement encore beaucoup à découvrir: comme celle des régions voisines, l’histoire de l’art de l’Anatolie est une discipline en devenir.” Cf. p. 25, n. 4. 26

Un paso ejemplar referido a una estatua se encuentra en KUB-42.42 I 12 (CTH-241.16, “Inventario de cofres”): “AL]AM MUNUS-TI GU%KIN %UM-an UL 'a-an-da-a-an”, “esta]tua de mujer, en oro, su nombre no (está) fijado/dado.”; cf. S. Ko$ak (1982), 57; J. Siegelová (1986), 470-471: “der Name ist nicht angegeben”; HED, #, 102-103, s.v: hantai-. Cf. también H. G. Güterbock (1957), 64, 70: “In the “label” inscriptions writing serves to explain a picture”; M. Popko (2006), 82: “Gewöhnlich wurde also die durch ein gesondertes Kultbild repräsentierte Erscheinungsform mit ihrem eigenen Namen bezeichnet.”; G. Torri (2008), 181-182; 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss.; 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222, n. 7.

30

El agua dulce en la cultura hitita

time a very misleading term. In such a context the word “Hittite” has no ethnical significance”27 en la medida en que el término se usa para una amplísima zona geográfica que no siempre fue estable ni territorial ni políticamente y en la que habitaban los hititas pero también otros grupos culturales y/o lingüísticos no siempre bien definidos, como hurritas, palaítas o luvitas. En cualquier caso, ninguna cultura se desarrolla de manera aislada, sino en contacto con los pueblos que la rodean28. De éstos recibe influencias y a través de ellos, de otros ámbitos, de manera que los “influjos” viajan bastante más allá de los límites de la cultura que les ha dado vida, formando una suerte de cadena cuyos primeros eslabones se remontan muy atrás en el tiempo. Sin embargo, estas “influencias”, estas características, no se transmiten tal y como han sido originadas, sino que sufren deformaciones, interpretaciones y variaciones realizadas por los pueblos por los que han ido pasando, de suerte que cambian tanto las formas, como las técnicas, como los significados; ya que la cultura de partida y la de llegada no son la misma y esta última lleva a cabo una relectura para adaptar los contenidos ideológicos y significativos a su propio orden conceptual29. La iconografía del país de #atti no constituye una excepción, puesto que se desarrollaba en contacto con las culturas de sus vecinos geográficos y con las de los países más lejanos con los cuales mantenía algún tipo de relación comercial y/o política –tanto pacífica como agresiva–, especialmente si era de carácter diplomático, ya que el intercambio de cartas30 y mensajeros incluía en ocasiones “especialistas” de todo tipo, como médicos, adivinos o artesanos de índole diversa, con los que viajaban también otras formas de pensar, tanto en ellos mismos como asociadas a los objetos que

27

M. Vieyra (1955), 10. La expresión “cultura hitita” es utilizada en estas páginas en referencia a un concepto bastante general y con connotaciones menos conflictivas que otros términos susceptibles de ser utilizados, como “etnia” o “pueblo”. En cualquier caso, soy consciente de que el término “cultura” no carece tampoco de dificultades, pero puesto que hay que denominar las cosas y una discusión sobre el tema sobrepasa los límites de este estudio, se utilizará “cultura hitita” en referencia a la población que aparece en los textos como perteneciente al país de $atti durante el II milenio a.C y a su adscrita producción material y textual; cf. entre otros, C. W. Carter (1962), 26-27, con referencias señaladas; O. Carruba (1988), 195-196: “Una continuità sostanziale di tradizioni, cultura, rapporti etnici e anche di tradizioni linguistiche”. Sobre la existencia o no de una etnicidad hitita y sus implicaciones epistemológicas, cf. B. Landsberger (1950), esp. 324-327; K. Bittel (1964), 122 y n. 4; M. Forlanini (2004); J. Klinger (2005), 103; Ídem. (2010), esp. 235: “Il s’agit cependant uniquement d’un modéle ne possédant aucun pendant dans la realité”, más bibliografía señalada. Sin embargo, la definición de “etnia” como “social organization of culture difference”, como “categorie of ascription and identification by the actors themselves” (F. Barth (1969) ápud. R. Jenkins (1998), 12, 18) parece encontrar un paralelo en y al menos circunscrito al emisor, expresiones como “esto en #atti no está permitido” de CTH-42 A III 25-66, el tratado entre %uppiluliuma-I y #uqqana de #aya$a, cf. E. Forrer (1930), 125-129 (transcripción y traducción); G. Beckman (1995), 27-28 sub nº 3, §25-29 (traducción); B. Christiansen (2012), 184, n. 474-477, para más referencias bibliográficas de este texto. En KBo-1.1 Rs 37 (CTH-51) se documenta el equivalente a la expresión elegida aquí “perteneciente al país de $atti”, pero con referencia a los hurritas, otro conjunto humano de difícil categorización etno-sociológica: DUMUME% KUR URU$UR-RI, hijos del país de #urri; cf. B. Christiansen, op. cit., 207. 28

Cf. R. Jenkins (1998), 37: “It is a pity (…) that both the formal theorists of ‘pluralism’ and the (…) (post)modern celebrants of ‘difference’ suggest (…) that plural diversity is a relatively modern phenomenon (…) from previous conditions of bounded cultural homogeneity. This essentially historicist model (…) is (…) implausible.”. Cf. también F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 127: “(…) koinè culturale operante nel Vicino Oriente del II millennio a.C.”, Ibídem, 148-149; J. Klinger (2005), 103-104. 29

H. G. Güterbock (1957), esp. 62-63; E. Akurgal (1964), 110-111: “Der angreifende Stier, der zurückgewandte Hirsch und der Löwe im Sprung sind freilich Motive, die nicht in der hethitischen Kunst entstanden sind, sondern auf verschiedenen Wegen von Syrien herkommen, wo die mesopotamischen Bildgedanken zusammen mit der kretisch-mykenischen Formen anzutreffen sind.” (Dejando de lado la validez de la ecuación Micenas=Creta, es sin embargo claro que ciertos motivos y técnicas son comunes al arte micénico y próximo-oriental, cf. D. Bonatz (2002), 74; M. H. Feldman (2006); W.-D. Niemeier (2008), esp. 327-330, más bibliografía señalada; F. Breyer (2010), 421); W. Orthmann (1971), 230-231; J. V. Canby (1976), 42; A. C. Gunter (1995), 1543; M. H. Feldman (2006), esp. 73: “That a motiv appears in two or more places does not necessarily indicate shared meaning” y 89-101, más bibliografía señalada; A. Archi (2013), 221. Cf. más abajo y 3.4.Conclusión, p. 61ss. 30

Cf. p. 28, n. 22, para la correspondencia hitita sobre este tema. Cf. también H. Genz (2010), esp. 14, 19; Ídem. (2011) para una perspectiva arqueológica sobre el material foráneo en #atti.

3. Iconografía

31

transportaban, bien como equipaje personal, bien como regalos de naturaleza diplomática31. A ello hay que sumar los numerosos matrimonios interdinásticos que caracterizan las relaciones políticas entre los diversos territorios y que por fuerza debían, si no transformar, sí al menos influir aunque fuera ligeramente, en la escena cultural del país de acogida de la esposa extranjera32. Y la ingente cantidad de textos y motivos literarios procedentes de allende el Tauro33. De entre los pueblos con los que #atti mantenía contacto se han subrayado las coincidencias iconográficas especialmente con egipcios y hurritas34. Con respecto a los primeros es innegable que ciertos elementos son comunes a ambas culturas, como las esfinges, los discos solares alados o el

31

Como subraya C. Zaccagnini (1983), 250: “The skilled workers who were sent from one court to another were viewed as prestige goods, and their transfers are inserted into the dinamics and formal apparatus of the practice of gift exchange”; D. Bonatz (2002), 72: “(…) daß ein und derselbe Fachmann, Handwerker oder Künstler, zwischen verschiedenen Orten und über sehr weite Distanzen pendelte und er dabei zum Vehikel des Ideen- und Formenaustausches in beide Richtungen werden konnte.”, más bibliografía señalada en n. 10. Cf. también S. Lackenbacher (1995), 115-116; M. Liverani (1990), esp. 205-282; D. Schwemer (2013b), esp. 146-147, y n. 7-8. En esta consideración del artesano/artista como objeto de intercambio son especialmente llamativas las Leyes §§176b, 177, 200b/86b (cf. F. Imparati (1964), 162-163, 182-183; H. A. Hoffner (1997), 140-141, 159) y las cláusulas de devolución de fugitivos en los tratados internacionales y entre ellas, aquellas que refieren directamente a “especialistas” en los tratados de Mur$ili-II con Targa$nalli de #apalla (CTH-67) y con Kupanta-Kurunta de Mira-Kuwaliya (CTH-68), en los que puede reconocerse la importancia de estos trabajadores para la economía del II mil. a. C, en general e hitita en particular, cf. G. Beckman (1996), 66 sub nº 10, 75 sub nº 11, respectivamente. Cf. también H. Klengel (1996), 274-275, y p. 35, n. 57. 32

Porque en los matrimonios interdinásticos las que abandonan su país son las mujeres, cf., entre otros, O. Carruba (1988), 196: “(…) regine che vengono dal sudovest currico con la loro servitù particolare (…) a portare le novità culturali e religiose ad Hattusa.”. Solo es excepción conocida la petición de un esposo a %uppiluliuma-I por una viuda egipcia (¿del faraón Tutankhamón, de Amenophis IV?), Da"amunzu (=¿Ankhesenamun?) en la carta KBo-28.51 (cf. E. Edel (1994), I, 14-15, nº 1 y II, 22-26), petición recogida también en las “Hazañas de %uppiluliuma” (CTH-40, cf. H. G. Güterbock (1956b), 94-98) y en la “II Plegaria de Mur$ili II contra la peste al dios Tormenta de #atti” (CTH-378.II = KUB-14.8 Rs. I 21’-22’, cf. J. V. García Trabazo (2002), 314-315). Con respecto a las relaciones entre países para esta época con especial atención a los matrimonios interdinásticos, cf. M. Liverani (1990), esp. 274-282; A. Altman (2012) esp. 142-145; para el episodio en cuestión, cf. M. Liverani, op. cit., 278, y n. 16-17; H. Klengel (1999), 141 sub A12, y n. 17, 161-162, 168, 179, y n. 169; J. Freu (2004), más bibliografía señalada; T. Bryce (2005), 180-182. En la carta KUB-3.60 también se pide el envío de un hijo, cf. A. Hagenbuchner (1989), 454-455 sub nº 344; H. Klengel, op. cit., 141, n. 17 donde se señala también VBoT-7 (A. Hagenbuchner, op. cit., 343-344 sub nº 234) cuya atribución a una carta es, según S. Ko$ak, hethiter.net/:hetkonk, errónea. El ejemplo paradigmático de la influencia que puede llegar a ejercer una esposa lo constituye Pudu"epa, procedente de Kizzuwatna y casada con #attu$ili-III, pero también es cierto que se trata de un personaje bastante particular, sobre ella, cf. H. Otten (1975); H. Klengel (1999), 257-258, 261, 267, 272-273; T. Bryce (2005), 286-289, más bibliografía señalada. Sobre la influencia que una única persona puede ejercer en el proceso de aculturación, cf. F. Boas (1961), 291: “(…) the carriying away of women after raids, adoptions of foreigners, and other similar phenomena must have been a fruitful source of introduccion of foreign ideas, the more so the smaller in numbers the tribe, and the more efficacious the influence of a single person”; M. Eliade (1968), 164-165: “(…) ante el impacto de una fuerte personalidad (…), el esquema tradicional acaba por modificarse.” 33

Cf., entre otros, A. R. George (2003), 306-307, J. Klinger (2005), 104: “Vielmehr stellt die Übernahme der Keilschrift insofern einen Sonderfall dar, als sie nicht ohne eine gewisse Rezeption mesopotamischer Tradition zu denken ist - das eine war ohne das andere nicht zu haben.”, Ibídem., 113, 214; C. Corti y F. Pecchioli Daddi (2012), 616, 618; D. Schwemer (2013), esp. 145-146, 165; y más abajo, 3.4.- Conclusión, p. 62, n. 237. 34

K. Bittel (1964), 132; W. Orthmann (1983), 428-431; M. Giorgieri y C. Mora (1993), 75; K. Emre (2002), 323.

32

El agua dulce en la cultura hitita

jeroglífico anatólico *369, VITA35. Pero es que son comunes, excepción hecha de *369, de todo el ámbito próximo-oriental y por ello lo que podría documentarse es una transmisión del motivo y una reinterpretación del mismo36. No es más sencillo el razonamiento de un origen o fuerte influencia hurrita en el arte de #atti, especialmente porque el mismo concepto “arte hurrita” es discutido desde la base misma de su existencia37. Sin embargo, de la documentación textual se desprende que los hititas distinguían un “hurritische (…) Art der Verarbeitung”38 de algunos objetos, desde vestimentas a mobiliario, que los diferenciaba del resto de objetos de su clase. Esto indica que el problema de la existencia o no de un arte hurrita es efectivamente, y como señalaba P. E. Pecorella, un problema metodológico vinculado al estudioso moderno. Sí parece poder afirmarse que algunos de los motivos y particularides iconográficas del arte hitita provienen de la población hática, presente durante la época del k)rum, que a su vez recibe influencias de los mercaderes asirios, los cuales transportan a su vez influencias de otras culturas39. Como se ha señalado anteriormente, la cadena de influencias y reelaboraciones es larga; pero de ello no puede deducirse una ausencia de caracteres propios, sino más bien una inserción en un ambiente cultural amplio que acoge también otras culturas imbricadas entre sí mediante contactos de todo tipo. Pero tampoco debe asumirse que “semejanza” implique “influencia” porque dos culturas pueden

35

La atestación mas antigua parece ser un cilindro-sello procedente de Tell-Tayinat entre 1600-1500 a.C (cf. I. Yakubovich (2010b), 205, 208, Cat. 95), también aparece en dos ocasiones en el sello hitita antiguo “Würfelhammer” de Tarsos: a modo de altar y como parte de él, y en otros dos sellos también de este período (cf. R. M. Böhmer (1983), Abb. 10c, d; Abb. 13 y Abb. 14; R. M. Böhmer y H. G. Güterbock (1987), 56, n. 122, Abb. 39); así como en otro ejemplar del tipo “Würfelhammer” procedente de Korucutepe (cf. H. Ertem (1988), 5, Kat. 1, Lev. 3, 4). E. Akurgal (1961), Fig. 45.1, 4 documenta otros dos ejemplos de este signo en la glíptica temprana. Igualmente en el denominado “tabarna-Siegel” de las “Landschenkungsurkunden” (LSU) (cf. Ch. Rüster y G. Wilhelm (2012), 38-39, 41-44, Taf. I, IV-V, VII, IX, XI, XVII, XXI). También en el sello de Tud"aliya-IV “Ugarit-Siegel”, RS-17.159, cf. p. 42, n. 106. Para *369, VITA, cf. E. Laroche, (1956), 113-114; Ídem., HH, 195, sub nº 369; M. Marazzi (1990), 235, sub nº 369, con bibliografía señalada; CHLI I.1, 3; para su uso en la glíptica, cf. S Herbordt (2005), 46, Abb. 28, 1-3, 57, con bibliografía señalada. Para una comparativa de las variaciones de este signo entre la iconografía de la glíptica de Emar, Alala" IV y VII y #atti, cf. F. Breyer (2010), Abb. 63, desafortunadamente no incluye ningún ejemplo egipcio; pero J. D. Hawkins (2008), 32 afirma: “(…) the ankh borrowed from Egypt”. 36

Cf. recientemente F. Breyer (2010), 421-500, para una revisión de la bibliografía sobre este tema.

37

Discusión comenzada a partir de H. G. Güterbock (1942), 48-52; A. Moortgat (1944) y K. Bittel (1950); y retomada por M. J. Mellink (1972-1975), 516-519, e Ídem. (1974), 214. Sobre la posibilidad de postular un arte hurrita, cf. M. Vieyra (1955), 14-15: “(…) the Hurrian hypothesis viewed in connection with the problems of the origin of Hittite art is a solution born of despair (…) Hurrian art is easier to postulate than to define”; K. Bittel (1976), 141; J. V. Canby (1976), 33-34 y n. 4; M. Barrelet (1984), esp. 90-93; P. E. Pecorella (2000), esp. 352: “(…) si è attribuita ad una influenza hurrita una serie di opere che al momento non risultano facilmente inquadrabili; in sostanza è il metodo di completare una casella delle nostre conoscenze con tutto quello che non è possibile spiegare altrimenti. In tal modo tutto un cospicuo gruppo di prodotti rientra in una sfera che altrimenti non sarebbe attestata: invece che dal certo al probabile si segue esattamente il percorso opposto.”; M. Giorgieri (2005), 78-79. 38

J. Siegelová (1986), 491; cf. también A. Götze (1955), 53-54. Cf. HW2, #, 756-758, s.v: (URU)'urla-: “hurritisch; (…) Hurriter”, esp. 757 sub 1.; HEG, A-#, 304, s.v: 'urla/i-. Para las atestaciones, bajo el término hit. 'urli-, cf. J. Siegelová, op. cit., 516-517; bajo el término acadio $URRI, cf. Ibídem., 490-493, entre otras atestaciones. Para $URRI, cf. HHW, 278, s.v: 'urru(m); nótese que CAD, #, 252-253, s.v: 'urru, no recoge el gentilicio “hurrita”. 39

H. G. Güterbock (1957), esp. 62-63; E. Akurgal (1964), 74; K. Bittel (1976), 69, 103; J. V. Canby (1976), 39; N. Özgüç (1979); A. Archi (1984), 197; W. Orthmann (Ed.) (1985), 104; G. McMahon (1991), 3; R. L. Alexander (1993), 1; K. Emre (2002), 218: “Beginn dieser stilistischen Entwicklung steht der »anatolische Stil« aus der Zeit der assyrischen Handelsniederlassungen; er bildet eine Synthese aus dem Zusammentreffen der einheimisch-anatolischen Kultur mit den Kulturen Nordsyrien-Mesopotamiens (…) Dieser Stil entwickelte sich bereits in der Zeit, als noch regionale Königreiche wie #atti, Kani$/Ne$a und Ku$$ara existierten.”; A. Schachner (2012), 132.

3. Iconografía

33

llegar a la misma formulación de modo independiente40. Por tanto, más que hablar de “influencias” parece más conveniente hablar de “paralelismos”, especialmente cuando el término “influencia” adolece de presupuestos difusionistas, con las connotaciones epistemológicas de valoración cualitativa de una cultura sobre otra. Así, la producción iconográfica hitita comparte con sus contemporáneas una “rinuncia all’apparente estensione del piano nella terza dimensione (…), movimenti delle figure non organici ma meccanici (y) rappresentazione del soggetto come piano geometrico”41, así como la preferencia por la simetría en la composición42 y por la representación en vista de perfil, que en las figuras antropomorfas se concentra en cabeza y piernas, con una más adelantada que la otra, dejando torso y ojo en vista frontal. En la medida en que pueden individuarse una serie de características formales o estilísticas43 en las representaciones anatólicas del II mil. a.C. que se sobreponen a la elección de motivos iconográficos y que no se limitan a la representación de las particularidades de los rasgos externos como la indumentaria, es posible hablar de un “arte hitita”44. Estos elementos son, entre otros, la representación de figuras femeninas –en pie o sentadas, divinidades o humanas– completamente de perfil, torso incluido, excepción hecha de la diosa de Imankulu representada enteramente en vista frontal (Fig. 66) y Ninatta y Kulitta en el kaluti- masculino de la Cámara A de Yazılıkaya (nºs 36 y 37; Fig. 172) que presentan el torso en vista frontal45 como las representaciones masculinas; la realización de los detalles de los relieves con la técnica del grabado, “die Augen groß und mandelförmig, die Nase gerade oder gebogen, der Mund wie mit einem gerade beginnenden Lächeln”46 y en los casos en los que la figura sostiene un objeto, que lo haga con el brazo más cercano al espectador –no cabe entonces distinguir entre mano/brazo derecho o izquierdo, sino más bien atender a la orientación de la figura, la cual puede estar determinada por motivos diversos como limitaciones del soporte o criterios compositivos–. Los casos en los que se documenta una vista frontal parecen limitarse a figuras de divinidades, como aquellas de dioses montaña, la figura femenina de Imankulu que constituye el motivo iconográfico específico de la “nackte Göttin”47 (Fig. 66), y aquellas sedentes de Eflatun Pınar y Akpınar (Figs. 5 y 35), si es que esta última es

40

Cf. F. Boas (1961), esp. 275, 281-294. Cf. también S. Koerner y S. Price (2008), esp: 353: “But reducing agency to embodied material preconditions and collectivist notions of interest cannot account for intentionality, human interaction, different experiences, and the diversity of forms that we can take.”, 354: “Essentialist paradigms for human agency, knowledge, and history pose problems for developing new approaches to historical representation and ways to relate evidence for the diversity of the past to matters of social and moral accountability”. Cf. también 3.4.- Conclusión, p. 61ss. 41

M. Benetti y C. Lippolis (2011), 80.

42

E. Laroche (1956), 114: “(…) penchant bien connu (…) des artistes hittites en général pour les représentations symétriques.”; S. Moscati (1963), 52: “(…) symmetrical alignment (…) was intrinsic to all ancient Near Eastern art. (…) This taste for symmetry survived into a late period”; R. L. Alexander (1986), 24. 43

También el término “estilo” es conflictivo. Para una aproximación al tema, cf. M. H. Feldman (2006), 90 y n. 8-10.

44

K. Bittel (1964), 122; M. J. Mellink (1974), 202; J. V. Canby (1976), 34; W. Orthmann (Ed.) (1985), 104; A. Spycket (1981), 317: “Même si l’art hittite n’a pu se dégager entièrement de l’influence de ses voisines (…) il avait suffisamment de caractère pour s’imposer par lui-même.”; A. M. Darga (1992), 355; K. Emre (2002), 323. Para una visión general del arte próximo oriental antiguo e hitita en particular consultar la bibliografía señalada en p. 25, n. 5. 45

Sobre esta apreciación, cf. también K. Bittel (1976), 144; K. Kohlmeyer (1983), 59.

46

K. Emre (2002), 323.

47

W. Orthman (1971), 279-285, más bibliografía señalada y esp. 281-282, aunque sin mencionar Imankulu. Cf. también M. Wäfler (1975), 20-21, 23 y n. 39; U. Winter (1983), 93-199, esp. 193: “Die “nackte Göttin” kommt aus Syrien.”; K. Kohlmeyer (1983), 83 y n. 780; H. Ehringhaus (2005), 75. La representación frontal de una figura femenina está estrechamente ligada al desnudo y en ocasiones, al gesto de abrir la vestimenta. Cf. también D. Collon (1995), 105, 115-117, Figs. 85, 94; V. Haas (1994), 306: “In der syrischen und mesopotamischen Glyptik sind die Baumgottheiten stets als weibliche Wesen dargestellt”. Para otros ejemplos de este motivo en improntas de sellos, cf. P. Amiet (1977), Abb. 1052-1053; D. Collon (1987), 167-170; R. M. Böhmer y H. G. Güterbock (1987), 58, nº 154, Taf. XVI.

34

El agua dulce en la cultura hitita

efectivamente la representación de una divinidad. En cuanto a la representación de varias figuras formando un mismo conjunto compositivo, la ausencia de perspectiva tridimensional hace en ocasiones difícil distinguir entre sucesión de figuras o situación de las mismas en planos diferentes. Por ejemplo, en los ortostatos de Alaca Höyük se aprecia la diferencia en la representación entre la escena de dos personajes en sucesión frente a un altar y aquellos de “bufones”48 donde, si es que no se han usado escalas diferentes o una representación jerárquica, habría que explicar los diferentes tamaños de las figuras en base, al menos, a su posición en planos diferentes. Otro ejemplo de representación de varias figuras en la misma composición donde éstas no aparecen en sucesión sino superpuestas en el mismo plano o bien en esta suerte de “multiplicidad de planos”, son las escenas de conducción de animales49 o aquellas de caza50. Sin embargo, en otros ejemplos de escenas similares, como en la cerámica de decoración en relieve51, la disposición en registros52 de las figuras y su distribución una tras otra en cada uno de estos registros no deja claro si este tipo de representación pretende indicar un mismo escenario formado por varios planos en cada uno de los cuales se dispone un grupo de figuras, o bien escenas diferentes desarrolladas en ambientes diferentes y separados, incluso temporalmente. Entre el material de este trabajo, aparte de los relieves de Yazılıkaya que en base a los textos kaluti- puede afirmase que componen efectivamente una sucesión53, se cuentan como ejemplos de composiciones de este tipo también Gâvurkalesi, Ta'çı A e Imankulu (Figs. 77, 48 y 66). Todas estas características conforman un canon de representación54 que sin embargo no es rígido ni sincrónica ni diacrónicamente55, sino que constituye el marco en el que se desenvuelve la producción de imágenes de acuerdo a las preferencias del promotor de la obra, del artista que la ejecuta, de las coordenadas espacio-temporales en los que ambos se inscriben, y de la posición social

48

Cf. K. Bittel (1976), Abb. 214 y 218, 220; respectivamente; para el término “bufones”, cf. 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 41, n. 100. 49

Cf. K. Bittel (1976), Abb. 212.

50

Cf. H. G. Güterbock (1957), 64, y n. 12; K. Bittel (1976), Abb. 224, 226 para Alaca Höyük, y J. D. Hawkins (2006) Fig. 1, para el “cuenco de Kastamonu”, en plata. 51

Por ejemplo, el vaso de Inandik, cf. T. Özgüç (1988), Lev. F-G.

52

La disposición de figuras en registros para indicar “tridimensionallidad” es un recurso compositivo de todo Oriente Próximo, aunque no exclusivo de este ámbito. Cf. por ejemplo, los relieves asirios de Nínive en P. Amiet (1977), Fig. 623, 632-633 o las pinturas murales del palacio de Mari, en: Ibídem, Fig. 443. Sobre este tema, cf. también H. G. Güterbock (1957), esp. 63-65, y n. 13. 53

Parcialmente contra Yaz2, 251-252, con notas; cf. H. G. Güterbock (1957), 64.

54

K. Kohlmeyer (1983), 58: “(…) Kanon der Menschdarstellung”, más n. 526: “Der Kanon wurde am stärksten fortgeführt bei den Kleinfürstentümern nach Zusammenbruch des Großreiches in Malatya”; R. L. Alexander (1986), esp. 23-35 y 114-127. 55

Contra E. Akurgal (1964), 103: “Studiert man die ikonographischen und stilistischen Details des gesamten hethitischen Bildmaterials, wird man feststellen, daß die Bildner nach festen Formeln und Vorschriften arbeiteten. (…) Diese Einheitlichkeit des Stiles besagt, daß die Bildkunst der Hethiter, so wie wir sie aus der Großreichszeit kennen, eine einmalige Schöpfung einiger weniger Werkstätten ist und eine verhältnismäßig kleine Zeitspanne umfaßt” pero señalado por K. Bittel (1964), 125: “werden wir noch Werke der hethitischen Bildkunst zu betrachten haben, die zeigen, daß sich unser bisherigen Eindruck von der nahezu ausschließlichen Gebundenheit der hethitischen Kunst an bestimmten Typen nicht aufrecht erhalten läßt.” Cf. J. V. Canby (1976), 34-35, 39; y recientemente A. Schachner (2012) sobre la dimensión diacrónica del material iconográfico hitita.

3. Iconografía

35

que ambos ocupan56. Que los artistas/artesanos57 responsables de la producción iconográfica usaron su capacidad creadora –autónomamente o auspiciados por el promotor de la misma58– en esta misma producción al margen de –o junto a– un canon de representación, se pone de manifiesto en los numerosos ejemplos que se alejan de esta pretendida norma, y así hay estudios anatómicos detallados y realistas en, entre otros, la representación de nariz, boca, mejillas y musculatura y osamenta de las rodillas del relieve de la Puerta del Rey59 en #attu$a, en la representación en vista de perfil del ojo del relieve nº 64 de Yazılıkaya de Tud"aliya-IV60 (Fig. 183), o los rytha de plata en forma de toro, ciervo

56

Cf. M. H. Feldman (2006), 91, 98: “Although stylistic traits appear to be the unconcious result of habits and training that can reveal individuation, features of a tradition or idiom seem to be deployable at will, presumably for a particular purpose that most likely can be connected with the objects’ ideal context.” Acerca de esta interdependencia, cf. F. Boas (1961), 285: “(…) the relation of individual to society (…) has to be considered whenever we study the dinamic conditions of change. The activities of the individual are determined to a great extent by his social enviroment, but in turn his own activities influence the society (…), and may bringt about modifications in its forms.”; M. Eliade (1968), 165: “(…) la cultura se constituye y se renueva gracias a las experiencias creadoras de algunos individuos.”; P. Bourdieu (1994), 19, 22-23, 75-80, esp. 45: “les agents sociaux (…) ne (…) agissant sous la contrainte de causes; ils ne sont pas davantage des sujets conscientes et connaissants obéissant à des raisons et agissant en pleine connaissance de cause (…) sont en réalité des agents agissants et connaissants dotés d’un sens pratique (…) L’habitus est cette sorte de sens pratique (…) le sens du jeu”, y en este sentido de “juego”, enlazando con L. Wittgenstein (1992), esp. 64-65, 68-69, y n. 10. 57

Independientemente de la discusión de ambos términos, es claro que detrás de las imágenes hay uno o varios realizadores de las mismas, sobre ellos, cf. S. Moscati (1963), 46, 67; E. Akurgal (1964), 114 acerca del relieve nº 81 de Yazılıkaya: “hat aber dem Bildhauer mehr Gelegenheit gegeben, sein künstleriches Können zu beweisen”; K. Bittel (1976), 234: “(…) das Können des Künstlers.”; J. V. Canby (1976), “(…) artist who were thoroughly at home in their medium and who had been so for a long time”; A. Spycket (1981), 321: “(…) le savoir-fare de l’artiste n’est pas en cause.”; K. Kohlmeyer (1983), 42, n. 392; R: L. Alexander (1986), 27; A. Ünal (1988b), 97-98, 99-101 (edición de KUB-55.26 Rs. III, CTH-666, “Textos del culto de Arinna”); H. Klengel (1996), 265: “An der Existenz eines hethitischen (Kunst)handwerks dürfte demnach kaum ein Zweifel bestehen, auch wenn die ethnisch-sprachliche Zugehörigkeit seiner Produzenten meist nicht mehr auszumachen ist”; J.-C. Margueron (1997), 307: “(…) la maîtrise du céramiste et la variété des motifs qu’il propose.”; D. Bonatz (2002), 73: “die Eigenleistung des Künstlers besteht nicht in der ikonographischen, sondern in der gestalterischen Lösung des gestellten Bildauftrages. Dabei wendet er sein eigenes Formenrepertoire an und beeinflußt im beträchtlichen Maße den Stil”; A. Millard (2005), esp. 1. Sobre la terminología, importancia económica de estos “especialistas” y su organización, cf. F. Pecchioli-Daddi (1982), 29-56; A. Archi (1984), 204ss.; H. Klengel (1996), esp. 268-269, para la terminología específica de algunos de ellos, y n. 25, 48; F. Imparati (1999), 351-352, 356-357, con referencia a su organización interna en, entre otros, “aprendices” y “maestros”. Cf. también los trabajos de J. V. Canby (1976) y R. L. Alexander (1986), como ejemplos de la importancia del artista/artesano en la producción iconográfica hitita, y más arriba, p. 31, n. 31. Para una representación de un artista trabajando procedente de Uruk (2ª mitad del II mil. a.C.), cf. W. Orthmann (Ed.) (1985), Fig. 185b. Parece que en Alaca Höyük se documenta una “herrería” provista de conducciones de agua, cf. B. Yildirim y M.-H. Gates (2007), 297. Una cantera/taller escultórico al abierto de época hitita se documenta en Karakız (cf. G. Summers y E. Özen (2007)) y otra posthitita, Yesemek, en la cordillera del Amanus (cf. K. Bittel (1976), 279-281, Abb. 319; E. P. Rossner (1988), 81-86; M. J. Mellink (1992), 136; R. Duru (2004), esp. 67-68, 95). 58

R. L. Alexander (1986), 20: “(…) the patron’s role was critical.”, 23-27, 139ss.; A. C. Gunter (1990); Ídem. (1995), 1541-1543; D. Bonatz (2002), 72: “Es findet ein Kommunikationsprozess zwischen Auftraggeber und „Künstler“ statt, in dem beide ein für die Herstellung des gewünschten Objektes nötiges Maß an eigener Kompetenz mitbringen”; M. H. Feldman (2006), 91: “Because one must accept the element of artistic choice and manipulation on the part of the human agents, (…) formal division may seem mutable.” Interesantes son las obras de J. Borchhardt y E. Bleibtreu (2011), esp. 521, más bibliografía señalada, respecto a época neo-asiria; y M. Roaf (1990) sobre parte de la decoración de la Apadana de Persépolis. 59

Cf. K. Bittel (1976), Abb. 267-268. E. Akurgal (1964), 102, también destaca la precisión de sus detalles y sin embargo en p. 103 afirma “daß die Bildner nach festen Formeln und Vorschriften arbeiteten”. 60

También se representa así el ojo del relieve de la Puerta del Rey (cf. J. Seeher (2011), Abb. 38) y los de los “doce dioses” de Yazılıkaya, nºs 69-80 (Fig. 190).

36

El agua dulce en la cultura hitita

y puño de gran realismo61. Incluso en la glíptica puede advertirse esta capacidad de creación62. Queda por dilucidar en qué medida y en qué tipo de representaciones esta capacidad creadora del artista/ artesano sigue, modifica o se aleja de este canon, porque la producción de imágenes es un acto intencional en el que intervienen y se influyen mutuamente factores personales, sociales y culturales, tanto más cuanto que algunos de estos ejemplos iconográficos van acompañados de la onomástica del representado (Tabs. 1.1-2) indicando claramente la intención de que se identifique la figura representada con la inscripción y/o la existencia de un promotor de la obra63. Debe tenerse en cuenta también que todos o parte de los elementos considerados hasta ahora como atributos exclusivos de la divinidad podrían corresponderse con objetos de prestigio que no poseían necesariamente connotaciones religiosas, sino que estaban destinados a marcar el status sobresaliente de la figura representada y por ello pueden acompañar tanto a representaciones de humanos como de divinidades64. Pero de hecho, aunque estos elementos fueran efectivamente objetos de prestigio, ello no impide que simultáneamente representaran también una idea o concepto, que funcionaran también como símbolo, es más, porque son un objeto de prestigio poseen un significado simbólico, y viceversa65. Un ejemplo paradigmático es el famoso y ya mencionado rython, BIBRÛ66, en forma de ciervo en el que la divinidad LAMMA67 aparece representada simultáneamente varias veces: en el friso como figura en pie sobre un ciervo, que a su vez es el animal que lo representa, como el propio animal tumbado junto al árbol con una cornamenta muy marcada –interpretable como *103, CERVUS3, funcionando como pars pro toto68– bajo la aljaba y el zurrón (hit. KU%kur!a-69) que a su vez es usado como símbolo del dios según las Bildbeschreibungen70; y en el mismo rython en sí en

61

Para imágenes de los rytha en forma de ciervo y toro, cf. K. Bittel (1976b), Taf. I-V; en concreto, para aquel en forma de ciervo expuesto en el Metropolitan Museum of Art cf. http://www.metmuseum.org/Collections/search-the-collections/ 30006086?rpp=60&pg=2&rndkey=20120516&ft=*&where=Turkey&what=Metal&pos=92; y para aquel en forma de puño, cf. http://www.mfa.org/node/4305, sub nº 5. 62

Cf. H. Gonnet (1967), 186, 195: “(…) á ses dos fonctions (le disque solaire) s’ajute une 3e qui est purement décorative”; S. Herbordt (2005), 73: “Die künstlerichs am anspruchsvollsten gestalteten Siegelringe mit figürlichen Darstellungen sind in ersten Linie mit Schreibern in Verbindung zu bringen.” y Kat. 445, 502, Taf. 35, 39, respectivamente. Cf. más abajo, p. 51, n. 168. 63

Cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss., más notas.

64

Ya apuntado por M. Seidl (1972), 34-35; A. Spycket (1981), 319; cf. también 3.2.1.- Objetos, p. 38, n. 80.

65

“El número y la riqueza de las significaciones de que dispone el hombre exceden siempre el círculo de los objetos definidos que merecen el nombre de significados. La función simbólica debe adelantarse siempre a su objeto y solo encuentra lo real cuando se le adelanta en lo imaginario.” en: M. Merleau-Ponty ápud. J. Cortázar (2009), 263. Cf. también J. M. Lotman (1996), 143-156. 66

CAD, B, 223, s.v: bibrû 2. Sobre estos recipientes, cf. V. Haas (1994), 530-538.

67

Para estas divinidades, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 182, n. 864; 5.3.2.1.- Como divinidad, p. 300ss.

68

Cf. M. Marazzi (1990), Tav. XVII.B.

69

HED, K, 270ss.; HHW, 86, s.v.; J. Puhvel (2012), 83: “(…) a term for “leather bag,” had been declared a “hunting bag,” (…) restrictive sense”. Para su lugar en la religión hitita, cf. G. McMahon (1991), 3 y n. 12; V. Haas (1994), 454-456; P. Taracha (2009), 57-58 y n. 294, 296. cf. también G. McMahon, op. cit., 143-188 para festivales dedicados a este objeto. 70

Por ejemplo en KUB-38.1 (CTH-501), cf. C. G. von Brandenstein (1943), 15, sub nº 2; L. Jakob(-Rost) (1963a), 179-180, sub nº 2.

3. Iconografía

37

forma de ciervo71. Las dos figuras, una sedente, otra en pie sobre el ciervo, van acompañadas de inscripciones en jeroglífico sobre dos pequeñas placas ovales en oro localizadas frente a sus cabezas cuya lectura aún presenta complicaciones72. También puede observarse la misma simultaneidad de referencias y significados en el rython en forma de puño en el que la posición de los dedos reproduce aquella para significar “adoración” que adoptan numerosas representaciones antropomorfas y que se corresponde con el jeroglífico *6, ADORARE73 (Tab. 2.A’, C). Esta simultaneidad de significados es una marca de ciertos tipos de pensamientos o lógicas en las que “A” puede ser simultáneamente “-A”, e incluso “B”74, “which is unexplainable in the categories of two-value logic, [and which] also concerns different hypostases of the same god known under different names; each could replace the other, while remaining a separate deity.”75 Por tanto, el uso y significado de los diferentes elementos iconográficos, a pesar de ser un instrumento indispensable en la interpretación de las imágenes visuales, encierra una serie de limitaciones que hacen que “den tieferen Sinn der Darstellungen”76 pueda no ser siempre cognoscible

71

K. Bittel (1976b), 14-16; M. Popko (1993), 327: “(…) konnte ein Gegenstand eine Gottheit verkörpern und zugleich ihr Attribut sein”. La afirmación de B. J. Collins (2005), 34: “(…) the same deity represented in relief in two separated manifestations” en pie y sedente, se ha visto refutada por la lectura parcial de ambas inscripciones, cf. n. 72. Para imágenes de este rython, cf. p. 36, n. 61. Sin entrar a valorar si la expresión “ND eku-/aku-” asociada a este tipo de vasos cultuales tiene un significado literal o bien refiere a “beber a la salud de ND”, respecto a este rython en concreto y a esta expresión es oportuno el paso KBo-19.128 V 50 (CTH-625.2.A): LUGAL-u! GUB-as DLAMMA KU%kur-!a-an e-ku-zi. Sobre esta expresión, cf. H. G. Güterbock (1998), más bibliografía señalada; S. de Martino (2002), 120 y n. 9. Sobre festivales dedicados a esta divinidad, cf. G. McMahon (1991), y 3-4 sobre su iconografía. La iconografía del dios asociado al ciervo se remonta a la glíptica del k)rum, cf. N. Özguç (1979), 281-282 sub 6. 72

K. Bittel (1976b), 16-18, donde apunta la posibilidad de que estas placas se sobrepongan a las inscripciones originales e interpreta los signos de derecha a izquierda como *19+?+*384+*47 para la figura sedente, y *103+?, donde “?” es el “Aförmige Zeichen [=*430]”, en: Ídem., 18. Cf. también M. Marazzi (1990), Tav. XVII A-B; parcialmente contra H. G. Güterbock (1981/83), 2. J. D. Hawkins (2006), 52, más bibliografía señalada, interpreta DEUSX.CERVUSX para la figura en pie, y á-x.DEUSX.FILIA (= Ala) para aquella sedente. Sobre ambas divinidades, cf. V. Haas (1994), 449. Nótese que en los textos aparecen como una pareja, no una díada padre-hija. 73

Cf. H. G. Güterbock y T. Kendall (1995), Fig. 3.7; V. Haas (1994), 526-527; K. Emre (2002), 231 y Abb. 5; B. J. Collins (2005), 25, n. 43. Esta posición del pulgar visible por encima del puño es un motivo que no se circunscribe al arte hitita, sino que se documenta también en otras representaciones antropomorfas de otras regiones y épocas, como en el relieve neo-hitita de Ivriz (cf. p. 60, n. 223), el relieve pintado del palacio de Knossos (ca. 1800 a.C.) o aquel de A$$urbanipal II en el palacio de Nimrud. Para una imagen de ambos, cf. M. H. Feldman (2006), Figs. 56, 54, respectivamente. Para *6, cf. M. Marazzi (1990), 91-92 sub nº 6. Cf. también 3.2.3.- Antropomorfos, p. 53ss. 74

Como la “lengua de los nombres propios” propuesta por la Escuela de Tartu, cf. I. M. Lotman et al. (1979), 111-135, esp. 119: “El espacio mítico es también diverso al de la lógica tradicional, no es un continuum sino una colección de objetos marcados por su nombre propio, de ahí que las características de los objetos cambien con el escenario que las contextualiza y que es también un nombre propio”. 75

M. Popko (1995), 101; cf. también Ídem. (1993), 327.

76

W. Orthmann (1971), 227.

38

El agua dulce en la cultura hitita

y que en ocasiones “l’explication est è chercher (…) dans une cause d’ordre esthétique”77.

3.2.- Elementos representados Como ya se ha señalado, las representaciones objeto de estudio78 abarcan figuras antropomorfas – dioses y humanos–, zoomorfas, híbridas, objetos y símbolos. Estos aparecen combinados entre sí de modo que, generalmente, la interpretación de los dos últimos determina la interpretación de los primeros. Toda categorización adolece de inconsistencias. No será esta la excepción. El criterio de ordenación seguido refleja la frecuencia con la que aparecen estos elementos particulares pretendiendo exclusivamente servir de modelo de trabajo79.

3.2.1.- Objetos Los objetos que acompañan a las representaciones que nos ocupan, entre los que se cuentan atributos de determinadas representaciones80, pueden clasificarse someramente en enseres, útiles, vestimenta, panoplia y símbolos. Las representaciones de enseres abarcan asientos, representados siempre siendo usados por una

77

E. Laroche (1969), 74. Cf. también S Moscati (1963), esp. 45, n. 1; J. V. Canby (1976), 36; M. Darga (1992), 361; quienes usan explícitamente este término; M. Marazzi (1990), 124; C, Mora (1998), 197, 201, más bibliografía señalada, referido al signario jeroglífico; U. Schoop (2011), 241, 265, referido a la cerámica, y P. Neve (2001), 100, referido a la arquitectura. De entre todos los términos conflictivos empleados en esta Introducción, éste es, sin duda, el más problemático. Para su definición se remite a W. Stadler (Ed.) (1987), 291-292; y J. Turner (Ed.) (1996), 171-172 (nótese que en ambos la referencia al concepto de “Arte” es crucial). En vista de que toda la bibliografía básica retiene la iconografía hitita como producción artística se ha creído conveniente llamar ligeramente la atención sobre este particular, entendiendo “Estética” como condición necesaria para la existencia de Arte en el sentido de I. Kant, sumarizado en S. Koerner y S. Price (2008), 360: “For Kant, aesthetic judgement is the precondition of the histories of the arts”, y especialmente en el sentido de L. Wittgenstein (1992), esp. 65: “(…) situación enormemente complicada en la que la expresión estética tiene lugar”, 68-69: “(…) si no hubiera aprendido las reglas no sería capaz de hacer el juicio estético. (…) El aprendizaje de las reglas cambia de hecho el juicio.”, y n. 10: “Éstas (las reglas) pueden ser del todo explícitas y pueden ser enseñadas, o no estar formuladas en absoluto.”, 76: “Ustedes podrían pensar que la estética es una ciencia que nos dice qué es bello: esto es demasiado ridículo casi hasta para decirlo.” Pace D. Bonatz (2002), 75: “Es ist aber nicht zu erwarten, daß der hethitische König an einem Diskurs über die Qualität der Arbeit (…) beteiligt war, sowenig wie ein gesellschaftlicher Diskurs über Qualität oder Ästethik eines Bildwerks stattgefunden hat” poniendo como ejemplo de las carencias de #attu$ili-III en materia de conocimiento la misiva que éste envía a Ramsés solicitándole un médico para tratar la infertilidad de su esposa de unos 50 años, aunque sea difícilmente admisible que el rey hitita no fuera consciente de las limitaciones de la fertilidad de las mujeres con la edad. Por lo mismo, afirmar que un rey hitita no tenía noción alguna de Estética porque no existen fuentes al respecto, pero que sin embargo se constituye en promotor de una obra de este tipo, es afirmar demasiado. Como también lo es afirmar que el monarca se encomienda a “die Kompetenz des Bildhauers” (Ibídem). Es cierto que no hay tratados de Estética entre el material textual hitita recuperado, pero de ello no puede deducirse ni que no hubiera Estética o una estética, ni un sentido estético en el promotor/productor/espectador de la obra, ni mucho menos que si lo había, perteneciese exclusivamente al artista/artesano. 78

Se insiste en que este análisis se refiere solo a los relieves que constituyen el corpus de estas páginas, con referencia puntual a otras representaciones y a la documentación textual contemporánea a los mismos como instrumento para su interpretación. Se obvia la llamada constante a los parágrafos homónimos para evitar hacer farragosa la lectura pero se recuerda que puede consultarse el elenco de los mismos en el índice de este trabajo y que todos ellos tienen un apartado en estas páginas. 79 80

Otros autores presentan sus propias tipologías, cf. p. 41, n. 95.

Para una panorámica de los atributos reales y divinos, cf. V. Haas (1994), 187-205, 492-514, más bibliografía señalada; Th. van den Hout (1995b); pero recuérdese que estos atributos no son exclusivos de una única representación de divinidad o de humano, cf. N. Özgüç (1979), 278, respecto a la glíptica de época del k)rum.

3. Iconografía

39

figura81 (Gâvurkalesi o Fıraktın; Figs. 77 y 44) y altares82, hit. i!tanana-, sum. ZAG.GA.RA83, o mesas de ofrendas, hit. (GI%)la''ura84, ambos realizados generalmente con cañas (Hanyeri, Fıraktın; Figs. 64, 44), pero también en piedra y madera e iconográficamente difíciles de diferenciar. Una representación que aúna figuras antropomorfas sentadas frente a frente y separadas por una mesa se encuentra entre las Cámaras A y D de Yazılıkaya (nºs 64-65; Fig. 184). Los útiles (Tab. 1.1) aparecen representados principalmente como varios tipos cerámicos, que comprenden, a modo general, cuencos85 y jarras86. Los primeros aparecen sostenidos en la palma de la mano (Gâvurkalesi (B) o la figura sedente de Fıraktın, Figs. 64, 79); mientras los segundos se representan en escenas de libación con el líquido vertiéndose de ellas (figuras en pie de Fıraktın, Fig. 44).

81

Las figuras sedentes incluyen hombres y mujeres. En las descripciones de imágenes las diosas-Fuente locales y otras divinidades femeninas aparecen como mujeres sedentes, en la mayor parte de los casos sosteniendo un cuenco, cf. C.-G. von Brandestein (1943), 5-7, 11-13, 15-19, 21; L. (Jakob-)Rost (1961), 175, 178-179, 181, 182-184, 186, 192, 201; Ídem. (1963b), 183; V. Haas (1994), 501, n. 89, 90; para un elenco de la bibliografía sobre las descripciones de imágenes de Tud"aliya-IV cf. B. J. Collins (2005), 15ss., n.7. En Alaca-Höyük se documenta también lo que parece ser la representación de una diosa sedente, cf. K. Bittel (1976), Abb. 216. Para un ejemplo en la glíptica de mujer sedente sosteniendo un cuenco con la mano izquierda frente a un altar o mesa de ofrendas en época del karum, cf. K. Emre (2010), Fig. 2; otro ejemplo en la glíptica de controvertida datación, sin cuenco y con los brazos en la posición B (Tab. 2) en: S. Herbordt (2005), 161, Kat. 270, Abb. 43h, Taf. 21, (nótese que, según la autora, la figura sedente representada es una mujer y que porta el tocado redondo). En cuanto a dioses sedentes, existen varias Bildbeschreibungen, como del dios-Tormenta-del-Cielo en KUB-38.2 Vs. II 8-13, Rs. III 5-8 (CTH-521.1) sosteniendo en una mano una maza y en la otra el jeroglífico *370, BONUS2, en plata, en: L. (Jacob-)Rost, op. cit., 176-178; V. Haas (1994), 499, n. 79; CoS III, 65. En los relieves de Alaca Höyük aparece una representación sedente del dios-Tormenta sosteniendo un cuenco, cf. K. Bittel (1976), Abb. 221; y en la estela de Kayalıpınar, una figura masculina sedente que podría ser un dios sosteniendo en una mano un cuenco y en la otra un pájaro, cf. A. Müller-Karpe (2006), Abb. 5. En la glíptica, cf. S. Herbordt (2005), Kat. 622, Taf. 49. En la cerámica de decoración en relieve –Inandik, Bitik, Hüseyindede– aparecen algunas imágenes de personajes sedentes sosteniendo cuencos, cf. T. Yıldırım (2008), Fig. 4.1-2, 5.1-3,6. Para figuras sedentes en bulto redondo, cf. K. Bittel (1976), Abb. 170-173. Cf. también K. Kohlmeyer (1983), 62-63 más bibliografía señalada, bajo el apartado “Sitzende Personen”. 82

V. Haas (1994), 514-517. Como objetos se conocen los 4 de Emirgazi (A-D), cf. M. van Loon (1985), Pl. XVIIb; para sus inscripciones cf. CIH II, 8ss., Taf. XLIX, L; P. Meriggi (1975), nºs 19-22, 271-280, Tav. IId-V; J. D. Hawkins (1995), 86-102, más bibliografía señalada; Ídem. (2001), 17, 18. Para otras representaciones en relieve de altares, cf. E. Akurgal (1961), 78, Fig. 61 -de forma cuadrangular-, 92-97. 83

HHW, 67, s.v.; HEG, I-K, 427, s.v.; HED, E-I, 461-463, s.v.; EDHIL, 413, s.v. El término GI%'arpa- puede referir también a “altar” aunque significa concretamente “montón de madera”, cf. HHW, 43, s.v., EDHIL, 311, s.v: 'arp-tta(ri); 'arp-zi. 84

HHW, 90, s.v., CHD, L-N, 13, s.v.; HEG, L-M, 16, s.v.; HED, L, 13-16, s.v.; EDHIL, 513-514, s.v. El equivalente en sumerogramas sería GI%GAN.KAL, cf. HHW, p. 225, s.v. GI%BANSUR refiere simplemente a “mesa” sin especificación a que en ella se realicen ofrendas de ningún tipo, cf. HHW, p. 215, s.v.; así como GI%'ariuzzi- refiere a un tipo de mesa realizada con cañas pero sin que su uso se circunscriba al ámbito religioso, cf. HHW, 42, s.v. Sobre banquetes rituales, cf. De Martino (2004), 350-351, n. 17. 85

Especialmente sostenidas por representaciones de divinidades sedentes, la mayoría de ellas femeninas, contra U. Schoop (2011), 248; a este respecto B. J. Collins (2004), 91, n. 21, apunta: “god’s hands are often already filled with other implements”; aunque quizá sea mejor buscar la explicación a este fenómeno en la relación estrecha entre figura sedente y comensalidad/libación dejando aparte el género, cf. V. Haas (1994), 503, y p. 39, n. 81. Los cuencos que sostienen son similares a algunos ejemplares hallados en Bo&azköy, cf. F. Fischer (1963), Taf. 12.101; 83-96; para otra tipología de los mismos, cf. A. Müller-Karpe (1988), 119: “einfachen Kalottenschale wie dem Typ S12 [quizá] DUGtapi!ana”; e Ídem., 123-126, Taf. 41; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 25-27, Abb. 19-20, quienes en p. 81 destacan con respecto al Templo 7 de la Oberstadt “(…) daß sich (…) verschiedene Schalentypen nur in bestimmten Räumen konzertrierten”; U. Schoop (2011), 248, y Fig. 1.9. M. Mellink (1983), 351, opina que estos cuencos no representan ningún atributo de la divinidad sino la libación que se les ofrece, ápud. B. J. Collins, loc. cit. Es interesante señalar aquí el tipo “brazo de libación” (cf. A. MüllerKarpe (1988), 145-146, Taf. 48.La; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 30-31, Abb. 20.N) porque materializa esta posición del brazo, equivalente a su vez a *27, LIBARE, pero que sin embargo no aparece representado en ningún ejemplo conocido, cf. U. Schoop (2011), 254: “never depicted”. 86

V. Haas (1994), 520-538, también para una panorámica de la cerámica relacionada con el culto. Para algunos ejemplos de la misma, cf. F. Fischer (1963), 41, Taf. 23 nº 267, Taf. 120, 122 nºs 1102, 1124, Taf. 124; A. Müller-Karpe (1988), 25 sub Sk, 123-127 sub N, 145-146 sub Libationsarme; H. Pazinger y R. Sanz (1992), 28-31 sub L, M, N, O; U. Schoop (2011), 251, más bibliografía señalada.

40

El agua dulce en la cultura hitita

En los estudios sobre iconografía hitita han recibido especial atención los tocados femeninos, la vestimenta masculina87 y dentro de ella especialmente el tocado cónico de cuernos asociado siempre a figuras masculinas; la panoplia y los símbolos, como elementos capaces de esclarecer la interpretación de la figura, siendo los que reciban un tratamiento pormenorizado en estas páginas. 3.2.1.1.- Vestimenta Entre la vestimenta (Tab. 1.1 y 1.2) destacan, para las figuras femeninas, la túnica larga que se prolonga hacia atrás “in a manner suggestive of forward motion”88, con o sin plisados, y los tocados89 cónicos, cilíndricos, en forma de disco y en muy pocos ejemplos también, redondos. Para las masculinas, el faldellín, la túnica larga y un tipo combinado de ambos, y los tocados redondos y cónicos, con o sin cuernos. Para ambos, y con la excepción del relieve femenino de Keben (Fig. 69), los zapatos de punta curva90. Los pendientes, hit. i!tama'ura-91, de aro aparecen en representaciones tanto de reyes92 (Sirkeli; Fig 71) como de “príncipes” o monarcas locales93 (Hatip y Hemite; Figs. 32 y 41), como de divinidades, masculinas y femeninas94 (Fıraktın, kaluti- femenino de Yazılıkaya; Figs. 44 y 159). Dentro de los elementos que componen la vestimenta masculina se cuentan el faldellín, la túnica, el tipo compuesto de ambos y los tocados, cónicos o redondos, por cuanto son los elementos

87

La vestimenta femenina es siempre uniforme, por lo que no es objeto de discusión. solo presenta variaciones el tocado, cf. p. 44ss. Cf. también A. Götze (1955) y más abajo p. 44ss, con notas. 88

J. Seeher (2011b), 23. Un ejemplo en bulto redondo de falda larga con cinturón y esta misma forma de caída ha sido hallado en Bo)azköy, cf. A. Schachner (2007), 71, Abb. 6. 89

Cf. más abajo, p. 44ss. con notas, y R. M. Boehmer (1980-1983), Figs. 67-73. El término general parece ser kupa'i-, cf. A. Götze (1955), 59; HED, K, 257, s.v.; HHW, 85, s.v.) 90

E. Akurgal (1964), 108. En KBo-15.15 III? 7’ se mencionan unos zapatos “háticos” ápud. Th. van den Hout (1995b), 552. Que estos se correspondan con la imagen tradicional de aquellos con punta curva es incierto. Para representaciones de zapatos de punta curva en cerámica de bulto redondo, cf. E. Akurgal (1961), Fig. 33; F. Fischer (1963), Taf. 131 nº 1241. El relieve de la Puerta del Rey de Bo&azköy parece estar descalzo (sic!), cf. E. Akurgal (1961), Fig. 64. La figura de bulto redondo en bronce de un personaje masculino, así como los personajes en fila del vaso de Bitik, portan botines de punta redondeada, cf. Ibídem, Figs. 50-51. Más difícil de distinguir es el calzado de otra figura en bronce procedente de Tokat, cf. Ibídem, Fig. 44. 91

HEG, I-K, 423, s.v; HED, E-I, 452, s.v. Cf. también C. Brosch (2010), 268, s.v. También se documenta el sum. #UB(.BI), cf. HHW, 232, s.v: “(Ohr)ring”. 92

E. Akurgal (1964), 103. Para referencias textuales cf. V. Haas (1994), 199, n. 110, 115, 200; Th. van den Hout (1995b), 551-554. En uno de los ortostatos de Alaca Höyük se representa al monarca con pendiente de aro, cf. E. Akurgal (1961), 78 y Fig. 92 arriba. También lo porta el representado en la denominada “Estela de Tud"aliya IV” (BO.AZKÖY-19), cf. P. Neve (1993), Abb. 100. Sobre los problemas de ordenación de los ortostatos de Alaca Höyük cf. p. 26, n. 10. 93

También en Alaca-Höyük, cf. K. Bittel (1976), Abb. 212, 218, 220, 222. Para representaciones en la glíptica, tanto en figuraciones de dioses como de monarcas pero no de otros personajes, cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Abb. 16d, 18; entre otros. Contrástese con la imagen de un hombre y una mujer sedentes, enfrentados, presumiblemente humanos, del vaso de Bitik, cf. E. Akurgal (1961), Fig. XIV, K. Bittel (1976), Abb. 140. 94

En el ritual KUB-41.8 Vs. II 4’-27’ (CTH-446.C) se le coloca a la imagen de I$tar uno de estos pendientes en la oreja izquierda y un cuenco vacío en una mano y se le cubre la cabeza con un pañuelo antes de que ésta se dirija a una fuente en calidad de intermediaria en el desarrollo de un ritual de purificación de una casa tras un hecho de sangre, cf. V. Haas (2006), 242; para la traducción y también para los duplicados de este texto. Los pendientes se mencionan también en las Bildbeschreibungen, cf. L. (Jakob-)Rost (1961), 183, 209-210.

3. Iconografía

41

de la misma sobre los que se discute su simbología en relación a lo humano y/o a lo divino95. Los tocados constituyen también un elemento iconográfico de discusión en las figuras femeninas. El faldellín96 (Tabs. 1.1-2) se documenta en representaciones masculinas antropomorfas, humanos y dioses, que portan algún elemento de la panoplia en la mano (Hatip, Hemite, Fıraktın, Karabel, Imankulu, Hanyeri, Gâvurkalesi (A) y la figura del acceso a la Cámara B de la Südburg, Figs. 32, 40, 44, 66, 64, 78 y 116). La túnica97 (Tabs. 1.1-2), se documenta en personajes asociados al GI% kalmu! –excepto la figura del dios-Tormenta de Fıraktın que viste faldellín98– (Sirkeli 1 y 2, Yaz. nºs 64, 81 y la figura del fondo de la Cámara B de la Südburg, Figs. 71, 74, 183, 192 y 116) y en lo que parece ser una procesión (Ta'çı A; Fig. 48). En general puede interpretarse la túnica como vestimenta característica del personal asociado al culto y de altos funcionarios99 y el faldellín como indumentaria característica de guerreros100. Un tipo particular que aúna túnica y faldellín es la túnica cubriendo la pierna más atrasada por su parte posterior y el faldellín bajo ésta visible por encima de ambas rodillas, especialmente sobre la pierna más adelantada (Yazılıkaya nºs 20, 22, 24, 26, 35, 38-41 y figuras híbridas de Eflatun Pınar101; Tabs. 1.1-2; Figs. 162, 164, 169, 175 y 5).

95

Otras tipologías que incluyen vestimenta, tocado, calzado, panoplia y símbolos en: Yaz2, Taf. 63-65; K. Kohlmeyer (1983), 55, 63-64 (solo en relación a la vestimenta), ambos referentes a las figuras de Yazılıkaya; Th. van den Hout (1995b), 548-549; seguido de Z. Simon (2012), 690-692. Los primeros estudios sobre la vestimenta real en: S. Alp (1947), 172-175, A. Götze (1947); Ídem. (1955). En cualquier caso, como subraya W. Orthmann (1971), 229: “Auch innerhalb eines Typus ist mit Schwankungen im Erscheinungsbild zu rechnen. (…) Die Abgrenzung der Typen wird dadurch nicht erleichtert, sie ist jeweils eine Ermessensfrage.” Cf. también más abajo, 3.2.3.- Antropomorfos, p. 54ss. 96

Quizá TÚGE.ÍB (cf. A. Götze (1955), 56; HHW, 219, s.v.), TÚGgapari- (cf. A. Götze (1955), 56; HED, K, 58, s.v.; HHW, 72, s.v.) o GADAputalli(ya)- (cf. A. Götze (1955), 56; HHW, 137, s.v.; CHD, P, 401, 1.2’, s.v.). 97

Posiblemente ku!!i!i-, cf. A. Götze (1955), 57; HED, K, 295, s.v.; HHW, 87, s.v.; anii%atta-; o Taggar-Cohen (2006), 423-425, n. 1141, 1144.

TÚG

NÍG.LAM, cf. A.

98

En la glíptica se documenta también en algunas escenas de libación, cf. S. Herbordt (2005), 59-60, 63-68, Abb. 38c, 40d; pero no en Abb. 42a, donde no se aprecia ninguna vestimenta pero sí ambas piernas, lo que excluye el uso de la túnica; ni en Abb. 42b, c donde el personaje viste faldellín. En Fıraktın, #attu$ili-III aparece representado libando frente al dios-Tormenta vistiendo faldellín. Otro ejemplo del uso de la túnica, larga y cubriendo la parte posterior de la pierna derecha se encuentra en el vaso antiguo hitita de Inandik, cf. T. Özgüç (1988), Fig. 64. 99

V. Haas (1994), 199; Th. van den Hout (1995b), 553; M. Hutter (1997), 80-81; S. Herbordt (2005), 60, más bibliografía señalada. El hecho de que algunos altos funcionarios, especialmente aquellos destacados en territorios fronterizos (CTH-261, cf. A. Götze (1969), 210; R. Beal (1992), 334, n. 1272, 340, n. 1297, 341-342, n. 1305, 434, n. 1623; F. Pecchioli-Daddi (2003), 51; y 4.1.1.2.- Yalburt, p. 76ss.), fuesen también los encargados de llevar a cabo los festivales cíclicos dedicados a los dioses y que sus obligaciones militares estuvieran relacionadas con la esfera de la divinidad es posible que explique el uso de la misma vestimenta por ambos grupos. Las obligaciones militares así caracterizadas aparecen también en el tratado entre #attu$ili-III y Ulmi-Te$ub (CTH-106.B.2), cf. Th. van den Hout (1995), 34-35; G. Beckman (1996), 106 sub nº 18B; B. Christiansen (2012), 280). Es muy posible también que esta túnica sea un producto de lujo y por tanto se encuentre en relación con la alta jerarquía social del representado, adquiriendo así una simbología particular, e incluso que estos altos funcionarios pretendan igualarse con la monarquía en el plano iconográfico. 100

A. Archi (1971), 74; Th. van den Hout (1995b), 553, 561. En cualquier caso, ligado a la libertad de movimientos, como puede apreciarse en los ortostatos de Alaca Höyük en los que aparecen representados un cazador con arco, músicos y tres “bufones” [LÚALAM.ZU9, cf. HHW, 212, s.v.; M. Hutter (2008), 83; se documentan, entre otros, en KUB-11.34 Rs. IV x+7’, cf. M. Nakamura (1996), 234-235; y en el KI.LAM (CTH-627.1.a.A Vs. II 28, III 12, Rs. V 5), cf. J. Klinger (2008), 194-195, y n. 26.], cf. K. Bittel (1976), Abb. 218, 219, 225, respectivamente. En la cerámica hay al menos una representación de cazador con faldellín y lanza, cf. K. Bittel (1964), Abb. 146. Una imagen paradigmática, aunque perteneciente al Helenismo, es el relieve de Artemis en el Friso Este del Altar de Pérgamo, la única representación de mujer con faldellín, cf. E. Rohde (1982), 68, 87, Abb. 69. Las armaduras no se documentan en este período pero sí lo hacen las cotas –aunque no en la iconografía donde, o bien el torso aparece cubierto por la vestimenta o bien, desnudo–, cuya función primera es la protección del individuo que las porta seguida de la de permitirle moverse con cierta libertad, cf. N. Stillman y N. Tallis (1984), 102-103 ápud. R. Beal (1992), 150, n. 547; H. Klengel (1996), 269, n. 23; P. Neve (1999), Taf. 32c; J. Lorenz y I. Schrakamp (2011), 140, Fig. 2.1, más bibliografía señalada. Para el posible término usado para “cota” o “armadura”, cf. 3.2.1.2.- Panoplia, p. 45, n. 128. 101

Aparte de los ejemplos mencionados, una placa egipcia en fayenza muestra este tipo de vestimenta, cf. J. B. Pritchard (1954), 12, Fig. 35.

42

El agua dulce en la cultura hitita

Por su parte, en lo que respecta al tocado cónico de cuernos102, las primeras interpretaciones lo adscribían exclusivamente a representaciones de divinidades masculinas en base a los relieves de Yazılıkaya identificadas como tales por la onomástica que los acompañaba103. Esta teoría se veía reforzada por la presencia, también en Yazılıkaya, de las representaciones de Tud"aliya-IV (nºs 64, 81; Figs. 183, 192) con tocado redondo. Por contraposición entonces, el tocado cónico era un atributo de divinidades quedando el redondo para representaciones humanas. Sin embargo, los primeros estudios sobre glíptica y el descubrimiento de más relieves revelaron que esta equivalencia no siempre era inequívoca y entonces se propuso la interpretación de las figuras humanas con este tipo de tocado como representaciones del monarca difunto104 en base a la expresión “convertirse en dios”105 utilizada para referirse a la defunción del mismo. Pero de nuevo se alcanzó un punto crítico en esta interpretación con el descubrimiento del sello de Tud"aliya-IV en RS-17.159106 en el que este monarca aparecía representado con el tocado cónico de cuernos abrazado por el dios %arruma, quien también portaba este tocado. Puesto que no era posible que Tud"aliya-IV estuviera muerto cuando se hizo el sello ni cuando se estampó sobre el documento, la discusión se paralizó en la interpretación de cada figura por separado acudiendo a la onomástica en el caso de que la hubiera, a la iconología de otros elementos que acompañasen a la figura en cuestión y a paralelos que justificasen la adscripción tomada107, e incluso al número de cuernos del tocado108.

102

Th. van den Hout (1995b), 565-571, esp. 568, propone el término kurutawant-. Cf. HED, K, 286ss., s.v: “helmeted (?)”; HHW, 86, s.v: “(…) vielleicht ‘einem Helm (*kuruta-) tragend”. En ambos casos kurutawant- es un adjetivo que alude a “yelmo” sin especificar si tiene o no cuernos. Cf. RlA, H, 431-434, s.v: Hörnerkrone, para una panorámica de este tocado en el ámbito de Oriente Próximo antiguo. 103

E. Akurgal (1964), 103.

104

E. Akurgal (1961), 81; Ídem. (1964), 108; P. Neve (1993), 85; Th. van den Hout (1995b), 559 donde señala las excepciones del relieve de Fıraktın, del sello RS-17.159 y de la figura de la entrada de la ‘Kammer 2’ de la Südburg; H. Ehringhaus (2005), 106. 105

DINGIR-LIM ki!-/DÙ-, cf. H. Otten (1958), 119-120 sub I 2; HED, K, 595, s.v: ki!-; HHW, 217, s.v: DINGIR. Recogida entre otros, en: KUB-30.16+KUB-39.1 Vs. I, 2 (CTH-450, “Ritual funerario”): LUGAL-u! na-a!-ma MUNUS.LUGAL-a! DINGIR-LIM-i! ki-!a-ri (cf. H. Otten, op. cit., 32-33; A. Kassian, A. Korolëv, A. Sidel’tsev (2002), 46); KBo-3.4 Vs. I 4 (CTH-61, “Los Anales decenales de Mur$ili II”): DINGIR-LIM-i! DÙ-at (cf. A. Götze (1933), 14; J.-P. Grélois (1988), 54). Cf. Th. van den Hout (1995b), 545, 561, y n. 1, sobre esta y otras expresiones para referir la muerte de un soberano y su relación con la divinidad. Se trata de una expresión para denotar un cambio de estado que no debe ser entendida literalmente y que seguramente no refiere en exclusiva a la monarquía, y de hecho, KUB-13.4 I 21-22 (CTH-264) afirma: 21¿El alma del hombre (y) del dios (es) diferente? No, esto justamente no lo (es), 22el alma, es una y la misma (…) ( cf. H. Otten, op. cit.; 122 sub I 8., 2.; A. Taggar-Cohen (2006), 41, 71; 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 229, n. 48, y 6. Conclusiones, p. 341ss.), cf. también, H. Otten, op. cit., 119; G. F. del Monte (1987), 97-98: “(…) ambedue [re/regina e individuo qualsiasi] sono definiti akkant-“; V. Haas (1994), 243: “Daß die Könige nach ihrem Tode (…) nicht vergöttlich werden, zeigt die Schreibung der Namen (…) eben nicht mit dem Gottesdeterminativ.”; G. Beckman (2002), 41; A. Archi (2007), esp. 52; aunque Ídem. (2007b), 189: “(…) the king has become a tutelary deity of the royal family”, y p. 28, n. 18. Sobre akkant-, cf. HEG, A-H, 9, s.v: ak(k), ek(k)-: “gestorben, tot; Toter”; HED, A, 19, s.v: ak(k), ek-: “dead; dead person; soul of a dead person; ghost”. A pesar de todo ello, la muerte de los monarcas es un “gran pecado”, !alli! u%a!tai!, cf. 4.3.1.Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 960. 106

C. Schäffer (1956), 14-20, Figs. 24-26, Pl. III-IV; E. Laroche (1956) 111-119; S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Abb. 17a; sobre el texto, cf. J. Nougayrol (1956) 126-127. Para las improntas halladas en Bo&azköy, Bo-91/900, Bo-91/1065 y Bo-91/2304, cf. Th. van den Hout (1995b), 558; S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), 197 sub Kat. 110, Abb. 17a, Taf. 45. 107

Por ejemplo, en referencia a la figura de la entrada de la ‘Kammer 2’ de la Südburg. Para J. D. Hawkins (1995), 19, más bibliografía señalada, el argumento del sello de Tud"aliya-IV constituye la excepción que invalida la regla, y tanto él como P. Neve (1995), 10, excavador de esta estructura, la interpretan como un personaje humano vivo en el momento de realizarse el relieve. También las figuras masculinas de Gâvurkalesi están sujetas a este mismo problema interpretativo. Th. van den Hout (1995b), 559 reconoce la inexistencia de “sellos dinásticos” en la cultura hitita que puedan apoyar la tesis de que el monarca representado estuviera muerto; y sin embargo S. Herbordt (2011), 55: “Die zwei spätesten ›Umarmungssiegels‹ wurden noch nach dem Tode Muwatallis benutz”. Cf. también Z. Simon (2012), 692. 108

E. Akurgal (1964), 102, 105; Th. van den Hout (1995b), 554.

3. Iconografía

43

J. Börker-Klähn zanjó la cuestión del siguiente modo: “Eine Spitzkegelmütze ohne Horn bezeichnet einen König. (…) Der Fürst kann aber auch diese Mütze gleich den Göttern mit einem Horn oder mehreren Hörnen schmücken, wie beispielweise in (…) Fıraktın und ein Siegelabdruck Tud"aliyas IV. aus Ugarit.”109 De este modo, aunque sin explicar el porqué de este fenómeno, abrió la puerta al estadio último de interpretación de este tocado, esta vez procedente directamente de la glíptica buscando paralelos en los relieves y no al revés como se había venido haciendo hasta la fecha; esto es, la utilización de este tocado para igualar representativamente a dioses y humanos en un ejercicio de equivalencias destinado a afianzar el poder real110. Este resumen de las diferentes interpretaciones del tocado cónico de cuernos, aunque aparentemente lineal y cronológico, responde a un intento de ordenación de las diversas teorías en base a sus planteamientos teóricos y no reproduce por tanto los avances y retrocesos en el uso de modelos explicativos y los tipos de argumentación usados. Así, años después de que J. Börker-Klähn publicara sus conclusiones, Th. van den Hout sostenía que “als göttliche Auszeichnung galt in Mesopotamien sowie auch in Kleinasien in erster Linie aber die Hörnerkrone, (…) sind aber die Hörner, die das göttliche Prärogativ formen”111 y recientemente J. Seeher afirmaba respecto a las figuras de Yazılıkaya que los “horns that are set on the front of the hats signify divinity”112, aunque bien es cierto que en este caso en concreto sí se produce esta equivalencia por cuanto las representaciones humanas de este conjunto no exhiben este tipo de tocado y las que sí lo exhiben pueden interpretarse fidedignamente como divinidades en base a los jeroglíficos que las acompañan. En las representaciones objeto de estudio en estas páginas se documentan personajes masculinos con tocado cónico de cuernos en Eflatun Pınar, Hatip, Fıraktın, Karabel A, Imankulu, Gâvurkalesi (A), Yazılıkaya y la figura de la entrada de la ‘Kammer 2’ de la Südburg (Tabs. 1.1-2; Figs. 44, 57, 66, 78, 159, 189 y 116), todas con faldellín y algún elemento de la panoplia y sin que pueda demostrarse en todos los casos esta pretendida equivalencia entre tocado cónico de cuernos y divinización de la figura que lo porta113.

109

J. Börker-Klähn (1982), 95.

110

H, Otten (1967), 237: “(…), daß offensichtlich die hethitischen Herrscher des 13. Jahrhunderts von den Hofkünstlern in ihrem offiziellen Bild der Ikonographie der Götter angeglichen worden sind.”; A. Archi (1971), 73; J. Seeher (2009b), 127 zanja también: “Die Intention ist klar - die weltliche Macht läßt sich mit Attributen der transzendenten Macht abbilden und rückt so in deren unmittelbare Nähe.”, Ibídem, 134: “(…) da zumindest die letzten Herschergenerationen des Großreichs sich mit dem göttlichen Attribut der Hörnermütze haben abbilden lassen, ist die Identifikation als Gottheit (…) nicht sicher.”; S. de Martino (2010), 90: “the king’s horned headdress should not be taken as a symbol of his divinization.”; S. Herbordt (2011), 53-64, esp. 62: “(…) dass menschliche und göttliche Gestalten mit gleichen Attributen dargestellt werden können.”; J. Seeher (2012), 34: “Da beide Arten der Darstellung (König und Gott) auch für Gottheiten üblich sind, ist dies als Unterstreichung des Machtanspruchs des weltlichen Herrschers zu verstehen.” Se ha propuesto también que se trate de un ejercicio de propaganda; sobre este particular cf. M. Pallavidini (Tesis, 2012), 56-63, 273-343; y 3.4.- Conclusión, p. 61ss, con notas. 111

Th. van den Hout (1995b), 546, 553.

112

J. Seeher (2011b), 23.

113

En la glíptica también se documenta, al menos, un ejemplo de personaje cuyo cargo es presumiblemente (MAGNUS.)HASTARIUS, quizá equiparable al de (GAL.)ME*EDI, en pie con tocado cónico, arco y espada frente al diosTormenta-de-Tar"unta$$a, ambos identificables en base a sus onomásticas, cf. S. Herbordt (2005), 58, Abb. 41a; y para la titulatura, Ibídem, 73, 96, más bibliografía señalada. En Ta'çı A también aparece el título HASTARIUS, cf. 4.1.2.2.3.- Ta'çı, p. 93ss., con notas. Es llamativo el hecho de que los personajes con arco y tocado cónico aparezcan mayoritariamente en aquellos relieves que nos ocupan localizados en Tar"unta$$a o Kizzuwatna, excepto la figura de la entrada de la ‘Kammer 2’ de la Südburg, Fıraktın, Hatip y Karabel A. Para representaciones en bulto redondo, cf. K. Bittel (1964), Abb. 147, 148, 149, 167, 168.

44

El agua dulce en la cultura hitita

Son también objeto de discusión los tocados redondos114 porque aunque generalmente los portan humanos masculinos, algunos ejemplos de divinidades masculinas con tocado redondo, divinidad solar más concretamente115 (Yazılıkaya, nºs 31, 34 y la figura del fondo de la ‘Kammer 2’ de la Südburg; Tabs. 1.1-2; Figs. 167, 171 y 116), invitan a pensar también respecto a este tocado que no se trata de una regla116. Del mismo modo, en algunos relieves se documentan tocados redondos con un cuerno en su parte frontal (Hanyeri y quizá en Imankulu; Figs. 64 y 66). Puede concluirse entonces que la presencia de uno o más cuernos en el tocado, ya sea cónico o redondo, alude de modo general a poder. En las figuras femeninas ha sido también tema de amplia discusión el tocado, bien cónico con velo sobre la espalda117; bien cilíndrico –liso (Keben; Fig. 69) o con estrías verticales, polos118 (kalutifemenino de Yazılıkaya; Fig. 159)–, o bien en forma de disco (Eflatun Pınar; Fig. 5) (Tabs. 1.1-2). Sin embargo, en tanto que los dos primeros tipos –cónico con velo y cilíndrico– se documentan en las figuras femeninas de Yazılıkaya identificadas todas con divinidades y que también en la glíptica se documentan ambos tocados119, de nuevo la interpretación de las representaciones debe realizarse una a una. En Fıraktın (Tab. 1.1; Fig. 44) el tocado es cónico en las dos figuras femeninas acompañadas por sus respectivas onomásticas, una de divinidad, la otra de reina; en Gâvurkalesi, en la única figura femenina (B) (Tab. 1.1; Fig 79), mientras en Keben (Tab. 1.1; Fig 69), único relieve conocido hasta la fecha de mujer en solitario, el tocado es cilíndrico sin estrías. Los relieves nºs 36 y 37 de Yazılıkaya, Kulitta y Ninatta (Tab. 1.2; Fig. 172) respectivamente, así como la figura izquierda de Ta'çı A (Tab. 1.1; Fig. 50), portan un tocado redondo muy similar al masculino pero con la salvedad de presentar una suerte de velo que cae por la espalda120. Algunas representaciones femeninas van tocadas con una suerte de disco. Se limitan a figuras sedentes y se documentan en este corpus solo en Eflatun Pınar121 (Fig. 5). A pesar de que no existen indicaciones precisas sobre si las representaciones sobre roca fueron o no realizadas en vida del representado, la presencia de la onomástica en la mayor parte de los casos induce a pesar que ambos –representación y representado– son contemporáneos. Considerando también que no hay referencias concretas sobre la divinización del monarca y que al menos en

114

Probablemente lupanni-, cf. Th. van den Hout (1995b), 552, n. 31, 565; P. J. A. Stokkel (2005), 173 contra A. Götze (1955), 61-62. Cf. también HED, L, 119-121, s.v: “headband, (regal) cap, diadem, crown; cap(ping), pommel”; CHD, L-N, 85-86, 1, s.v: “(a type of headdress) cap.” 115

K. Bittel (1964), 127, n. 6, donde también señala que este tocado, unido a la túnica, es usado en representaciones de soberanos “mit denen des Sonnengottes identisch sind” pero que “gibt es auch Beispiele, welche diese Regel durchbrechen”, contra E. Akurgal (1964), 112: “Durch den Kalmu$, das Herrschersymbol, und die kalottenförmige Kopfbedeckung ist er [Yaz. nº 35, Fig. 171] als König gekennzeichnet. (…) Man hat vielleicht die Vergöttlichungsidee des Großkönigs auf diese Weise deutlicher zum Ausdruck bringen wollen.” Sobre las divinidades solares cf. V. Haas (1994), 377-381. 116

También en los adornos de oro de una de las tumbas de Karkemi$, cf. M. van Loon (1985), Pl. XLIVc, y en un fragmento de figurita cerámica hallado en Bo)azköy, cf. A. Schachner (2007), 70, y Abb. 5. 117

Identificable quizá con (TÚG)kariulli-, cf. A. Götze (1955), 61; HED, K, 82, s.v: kariya-; HHW, 73, s.v.

118

Algunos autores han visto en este tipo el origen del polos griego y romano incluyendo la simbología de patrona de la ciudad, cf. D. Metzler (1994) y B. Hrouda (1996) ápud. B. J. Collins (2004), 87, n. 11. 119

S. Herbordt (2011), 61-62.

120

Con él aparecen representadas estas dos diosas también en la glíptica, cf. S. Herbordt (2005), Abb. 42g-h. De la glíptica proviene un ejemplo de representación femenina humana con este tocado, cf. S. Herbordt (2005), 161, Abb. 43, Kat. 270, Taf. 21. En bulto redondo, cf. K. Bittel (1976), Abb. 171. Cf. también para Ta'çı A, F. Steinherr (1975), 315; K. Kohlmeyer (1983), 75. 121

Otros ejemplos se dan en figuritas de bulto redondo, cf. K. Bittel (1976), Abb. 170, 172, 173; K. Kohlmeyer (1983), 46, n. 434. Cf. también 3.2.1.- Objetos, p. 39, n. 81.

3. Iconografía

45

Karabel A el representado no era rey de #atti122, puede concluirse que la iconografía carece de excesiva rigidez y que esto le permite adaptarse a diferentes tipos de mensajes123, de tal modo que ciertos elementos que han sido interpretados como atributos divinos, son usados como marcas de posición social pasando a tener simultáneamente una segunda lectura dependiendo del personaje al que están asociados y respondiendo a una intencionalidad compositiva y política124. 3.2.1.2.- Panoplia En cuanto a la panoplia125 (Tabs. 1.1-2), aparece solo con representaciones antropomorfas de carácter masculino126 –incluida la versión masculina de I$tar/%au$ka–, destacándose el arco, la lanza, la espada, la maza, el hacha y el carro. No se conocen hasta la fecha representaciones de escudos en la producción artística hitita127 ni de cotas128, a pesar de que formaban parte del armamento del guerrero. Se representa solo aquélla de carácter ofensivo y parece ser desde inicios del período hitita un elemento vinculado simultáneamente a la realeza, a altos mandos del ejército y a la divinidad en su relación con la fuerza. Por una parte, el armamento, especialmente el arco, la espada o la lanza, implica fortaleza porque su uso también lo implica; por otra, dado que la guerra en el II milenio a.C. es de carácter or-

122

Cf. Th. van den Hout (1995b), 567, n. 115, sobre representaciones en la glíptica de príncipes con este tocado procedentes de Ugarit, Emar, Karkemi$. 123

S. Moscati (1963), 55; S. Herbordt (2005), 57-58, 68; Ídem. (2011), 53-64; J. Seeher (2009b), esp. 127.

124

Th. van den Hout (1995b), 559-560, 571-572; J. Seeher (2009b); S. de Martino (2010); S. Herbordt (2011), 53, 55, donde usa el término “Angleichung”; 56, 62. Cf. 3.4.- Conclusión, p. 61ss. 125

R. Beal (1992) 141-211, elencada atendiendo al cuerpo militar, esp. 148, 200: “The armament of troops called “footsoldiers” is never mentioned in the texts”, y 201, más notas y bibliografía señaladas. Para su aparición en los textos relacionados con el culto, cf. M. Popko (1978), 104-106; y más abajo según el tipo de arma. Para ejemplos en el registro arqueológico cf. J. Lorenz y I. Schrakamp (2011); J. Seeher (2011), 44-45, más bibliografia señalada. Para una panorámica del trabajo del metal en Anatolia desde el VII mil. a.C., cf. A. Müller-Karpe (1994), esp. 73-86, y para una vista general sobre este mismo tema en Oriente Próximo desde el III mil. a. C. incluyendo un estudio terminológico, cf. J.-L. Montero Fenellós (1998), esp. 141-146. Cf. también p. 41, n. 95. 126

Algunos rituales relacionados con el ejército (como CTH-427, “El juramento militar”, cf. N. Oettinger (1976); V. García Trabazo (2002), 524-541, esp. 532-533, y n. 51) o con la potencia sexual masculina (como CTH-406, “Ritual contra la impotencia”, cf. N. Oettinger, op. cit.; 75-76 sub e), y n. 20; H. A. Hoffner (1987); V. García Trabazo (2002), 447-465, esp. 453-455) utilizan como elementos alusivos a la masculinidad algún tipo de arma, especialmente la daga, el arco y las flechas; en contraposición a objetos considerados femeninos como el huso o la rueca, cf. H. A. Jr. Hoffner (1966); V. Haas (2003), 618-619. Esta distinción aparece también en el 8º día del ritual funerario real, KBo-25.184 Vs. II 60-62, cf. A. Kassian, A. Korolëv y A. Sidel’tsev (2002), 98-99; V. Haas (1994), 225, n. 239; e incluso en el “Ritual de la ampliación del culto de la diosa de la Noche”, CTH-481 Vs. I 44-50, cf. J. L. Miller (2008), 225. Para E. Akurgal (1964), 107: “Lanzen, Bogen, Axt und Keulen sind desgleichen als spezifische Symbole verschiedener Gottheiten anzusprechen.” 127

Sí aparecen representados en los relieves egipcios que dan cuenta de la batalla de Qade$, cf. por ejemplo, H. Klengel (2002), 64-65, Fig. 5. En los textos se documentan bajo el término acadio (URUDU/KU%)AR+TU, cf. CAD, 269-270, s.v: ar"tu A.1, esp. 270 con referencia a la documentación hitita; HHW, 273, s.v.; I. Schrakamp (2009-2010), 176-177. Cf. también C.-G. von Brandestein (1943), 6-9, 10-11, 18-19, 77; L. (Jakob)-Rost (1961), 176, 178; M. Popko (1978), 104; CoS III, 2002, 65. Nótesen los determinativos que indican el material en que podían estar realizados, metal y cuero. El término luvio dupau[-, documentado, por ejemplo en KUB-38.4 Vs. I 4 (cf. C.-G. von Brandestein (1943), 22; L. (Jakob)-Rost (1961), 185 y n. 102) es recogido con reservas como ‘escudo’ en HHW, 181, s.v.; MHwH, 737-738, s.v: “an oblong Shield?”; contra HEG, T-D/3, 449, s.v: "dupaun[a!!i-: “(luw. Adj. gen.) ‘auf das Schlagen, die Bestrafung bezüglich’ ”; F. Starke (1990), 551-552, s.v: *dupau%ar/dupaun-: “das Schlagen”; CLL, 235, s.v: *dupawar/dupaun-: “striking, punishment”; Ibídem, s.v: dupiyal(l)a/i-: “club, mace”; cf. también, DLL, 99, s.v: dup(a)i-: “frapper”. No parece documentarse ninguno, ni en el registro material ni en el figurativo para este período, aunque, ¿podría ser un escudo el elemento que sujeta con la mano izquierda la figura masculina en el sello de Korucutepe 74/25?, cf. H. Ertem (1988), 7, Kat. 6, Lev. 7, 8; cf. también H. Bossert (1944), 57-61, Abb. 5, ápud HEG, T-D/3, 449, s.v: "dupaun[a!!i-. 128

Posiblemente, TÚGGÚ.È.A ZABAR, lit. “túnica de bronce”, aunque podría denotar también una armadura. Se documenta en las “Instrucciones a los Gobernadores de Provincia” (CTH-261.A IV 1’-2’), cf. F. Pecchioli Daddi (2003), 170-171, n. 440. O bien el hurrita !arii%anni-, cf. CHD, 259, s.v: “a coat of scale armor”. Cf. también, 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 41, n. 100.

46

El agua dulce en la cultura hitita

dálico129 y la divinidad otorga la victoria a su elegido como gobernante, éste, a su vez, muestra en ocasiones su reciprocidad a través de la dedicación de algún elemento de la panoplia130 y se hace representar con ella cuando pretende incidir en esta faceta del poder. El arco, GI%BAN131, ha dado lugar en la glíptica a la denominación de ‘Bogenträger’132. Aparece sobre el hombro más cercano al espectador (Tabs. 1.1-2), esto es, el izquierdo si la figura se orienta hacia ese lado, como en la figura del acceso de la ‘Kammer 2’ de Südburg, Fıraktın, Hanyeri y Hemite (Figs. 116, 44, 64 y 40); y viceversa, como en Imankulu, Karabel A y Hatip (Figs. 66, 57 y 40). En la glíptica precisamente, la comparación con los relieves ha decidido la interpretación de este motivo como atributo de representaciones de humanos y no de divinidades, encontrando una confirmación ulterior en el hecho de que la presencia de la onomástica del representado en los relieves impide su identificación como divinidad y en que los ejemplos de Yazılıkaya representando dioses no se documenta133. Las espadas134 (Tabs. 1.1-2) con empuñadura acabada en forma de media luna y hoja triangular135 aparecen siempre al cinto, en ocasiones por delante de la figura (Gâvurkalesi (A); Fig. 78), las más de las veces por detrás de ésta, pero siempre dejando la empuñadura a la vista. Aquellas de hoja curva a modo de hoz estilizada y empuñadura alargada que finaliza en cuarto de circunferencia se documentan solo en el kaluti- de dioses masculinos de Yazılıkaya nºs 25, 26, 27, 30,

129

M. Liverani (1990), 150-159.

130

Tud"aliya-I/II dedica una hoja de espada al dios-Tormenta tras su victoria sobre la confederación de A$uwa, cf. P. Neve (1993b), 648-652, Abb. 27-28; S. de Martino (1996), 24-25. Sobre el origen de esta espada, cf. P. Taracha (2003), más bibliografía señalada; parcialmente contra W.-D. Niemeier (2008), 314, y n. 163-165. El hacha en bronce de (arki'la es otro ejemplo de arma ceremonial con inscripción, esta vez en jeroglífico, cf. K. Bittel (1976b), Taf. VI-XII. Anitta graba su nombre y titulatura sobre una punta de lanza, cf. T. Özgüç (2002), 45, Fig. 7 [Kat. nº 61, p. 332] y Ammuna hace lo propio sobre un hacha, cf. M. Salvini (1993), Tav. I; ambos en acadio. Estos dos últimos ejemplos no parecen ser objetos ceremoniales, sino más bien de prestigio, y sus respectivas inscripciones, “marcas de propiedad”. Una hoja curva de espada y un hacha, ambas con inscripción cuneiforme LUGAL.GAL han sido halladas en %apinuwa, cf. A. Süel (2009), 197, Fig. 4. Quizá podría añadirse a estos ejemplos una punta de lanza con inscripción en jeroglífico del MAGNUS.SCRIBA-la Walwazitizi, *363.*326-*175 *97-*312-*376, pero su datación es incierta, cf. Ö. Bilgi (1989), 29-31, Pl. 6; para la lectura de *97 como walwa, cf. M. Marazzi (1990), 133-134 sub nº 97. El armamento enemigo puede ser también ofrecido a la divinidad, así lo atestigua #attu$ili-III en su “Autobiografía” (CTH-81), KUB-1.1 (+) 45-47, cf. H. Otten (1981), 12-13. 131

Cf. HHW, 215, s.v. Otro ejemplo más de armamento conocido por la iconografía que, sin embargo y como es lógico por estar realizado en materiales perecederos, no encuentra equivalente en el registro arqueológico. La aljaba no se representa en los ejemplos que nos ocupan, pero sí en el rython de plata en forma de ciervo (cf. K. Bittel (1976b), Taf. III, V), documentándose el término acadio I*PATU (CAD, I-J, 257-258, s.v.) en, por ejemplo, la carta HKM-56, l: 17 y posiblemente también en HKM-53, l: 23, cf. H. A. Hoffner (2009), 203-204, 197-198, respectivamente, más bibliografía señalada. La cuerda por su parte se denomina SÍGi!tagga(i)-, cf. HED, E-I, 451, s.v.; HHW, 66, s.v. 132

S. Herbordt (2005), 57, 63, 66, 69, más bibliografía señalada; Ídem. (2011), 58. En jeroglífico equivalente a *2, EGO2, cf. E. Laroche, HH, 2 sub nº 3; M. Marazzi (1990), 91 sub nº 2. 133

Cf. S. Herbordt (2005), 57-58, más n. 416 y 418. Sin embargo contra Ibídem, “Eindeutige Aufschlüsse über die Identität des /Bogenträgers’ liefern die Felsreliefs nicht.” 134

Un término cercano es (URUDU)i!patar-, cf. HED, E-I, 450, s.v.; EDHIL, 411, s.v: “spit, skewer, dagger”; pero, HHW, 66, s.v: “ ‘Spieß’ (auch als Waffe, ‘Stillet’)”. 135

R. Maxwell-Hyslop (1946), más bibliografía señalada, presenta una amplia tipología de espadas y dagas, algunas con empuñaduras conservadas. Los ejemplares que aparecen en los relieves hititas, así como algunos ejemplares del registro arqueológico, se asemejan en sus hojas a sus tipos nºs 12, 12a, 26, 32 y 34; y en sus empuñaduras a sus tipos nº 37 y, sobre todo, nº 48. Cf. también R. M. Böhmer (1979), 3, Kat. 2510A, 2511, 2512, Taf. II, XLI; A. Ünal (1999b); J. Seeher (2011), Abb. 40. En uno de los ortostatos de Alaca Höyük, un “bufón” simula tragarse una de estas espadas, lo que indica que se trata del modelo “clásico” de este tipo de arma, al menos para el período en que fue realizado este relieve; para una imagen del mismo, cf. K. Bittel (1976), Abb. 218.

3. Iconografía

47

32, 33 y en las imágenes de los “Doce-dioses”136 (nºs 1-13, 69-80; Figs. 159, 189). Las espadas son un elemento ligado fuertemente al poder real, no solo por ser una de las armas de guerra por antonomasia, sino porque en base a esta importancia aparecen en muchas de las representaciones masculinas y bien se marcan con el nombre del propietario, bien se dedican a divinidades (especialmente al dios-Tormenta) con el nombre del dedicante137. La lanza138 se representa siempre en posición vertical con la punta hacia arriba139 como en la figura del acceso de la ‘Kammer 2’ de Südburg, Imankulu, Hanyeri, Karabel A, Hemite y Hatip (Tab. 1.1; Figs. 116, 66, 64, 57, 40 y 32). Las mazas140, por su parte, no se documentan con mucha frecuencia141, y así aparecen solo en Imankulu en la figura sobre el carro identificada por la inscripción con el dios-Tormenta-del-Cielo y en Yazılıkaya nºs 18, 21, 23, 24, 39, 41 y 42 (Tabs. 1.1-2; Figs. 66 y 159). Lo mismo ocurre con las hachas142, de las cuales se documenta solo un ejemplar (Tab. 1.2; Fig. 159) en el relieve nº 44 de Yazılıkaya143. Por último, el carro se documenta únicamente en la figura central del dios-Tormenta de Imankulu144 (Fig. 66). En todas las ocasiones en las que una figura sostiene algún elemento de la panoplia se documenta también el faldellín como vestimenta. Esto es consistente con una interpretación básica de este tipo de imágenes como guerreros, o con una lectura en la que resalta, sin perjuicio de que haya otras simultáneas, la faceta de guerrero145. Por su parte, en las representaciones en las que el personaje

136

Contra E. Akurgal (1964), 107: “Die Zwolfgötter der Nebenkammer von Yazılıkaya tragen je ein Sichelschwert, welches spezifisches Attribut zu sein scheint”. M. van Loon (1985), 21 las denomina “scimitars” y las relaciona con “deities connected with death”. Para ejemplares de entre el material arqueológico, cf. R. Maxwell-Hyslop (1946), nº 34; A. Süel (2009), Pl. XIX.4; J. Seeher (2011), Abb. 40a-b. 137

Cf. p. 46, n. 130.

138

Quizá hit. GI%mari-/GI%m)rit-, cf. CHD, L-N, 183-184, esp. 184: “(…) weapon of the spear type”; HHW, 101, s.v.; sin embargo HED, M, 66-69: “manual tool or weapon (…) such as skewer, scimitar, hatchet”; cf. también HHW, 259, s.v: URUDU/ GI% %UKUR. Cf. V. Haas (1994), 201-203, 453 como atributo de las divinidades LAMMA, 511 (cf. también IBoT-1.36 (CTH-262) §4, L: 23: “(…) A-NA DLAMMA GI%%UKUR U*-GE-EN”, “he postrates himself before the Protective God of the Spear” en: H. G. Güterbock y Th. van den Hout (1991), 6-7), como atributo de los dioses montaña. 139

Excepción hecha de la denominada ‘Estela de Tud"aliya IV’ (BO.AZKÖY-19) en la que aparece con la punta hacia abajo, cf. P. Neve (1986), Abb. 29, 30. 140

Genéricamente nombradas bajo GI%TUKKUL, cf. HHW, 261, s.v. Existe también el término más preciso GI%'atalla-, cf. HED, 255, s.v.; HHW, 47, s.v.; EDHIL, 332, s.v. 141

Sin embargo, sí aparecen con más frecuencia en la glíptica, cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Abb. 15a-f, 17a,e, 18, 20a-c y no siempre asociadas exclusivamente a una divinidad, como en los denominados ‘Umarmungssiegel’ de Muwatalli-II, cf. Ibídem, Abb. 15a-f. Cf. también V. Haas (1994), 513. 142

Quizá hit. !ummittant- (cf. EDHIL, 783, s.v.; CHD, %, 97, s.v: !alli- 1 f 5’; HHW, 154, s.v.), (URUDU)ate!- (cf. HHW, 29, s.v.; HED, A, 227, s.v.), también los términos ac. 'a,,innu, (cf. CAD, #, 133-134, s.v.; HHW, 277, s.v.) y URUDUp)!u (cf. CAD, P, 267-268, s.v.) Cf. también V. Haas (1994), 203-204. 143

También en el relieve de la Puerta del Rey de #attu$a, cf. K. Bittel (1976), Abb. 267-268. En el registro arqueológico, el hacha de Ammuna (cf. M. Salvini (1993), Tav. I), aquella ceremonial de (arki'la (cf. K. Bittel (1976b), Taf. VI-XII) y de Tell Afis del Edificio B, hab. B1, (cf. A. Archi y F. Venturi (2012), 19-21, Fig. 9.1a-b). Una lámina de oro procedente del k)rum Ib de Kane$ contiene la representación en relieve de una figura masculina, con faldellín y en pie sobre un león, que sostiene un hacha muy similar a la de la figura de la Puerta del Rey de #attu$a, cf. F. Kulako&lu (2011), Fig. 47.4. 144

También en el sello de Mur$ili-III, cf. J. D. Hawkins (2003), esp. 169, Fig. 1; S. Herbordt (2011), 60-61, Abb. 18, más bibliografía señalada; aunque discrepo con que la figura detrás del dios-Tormenta pueda ser “ein zweiter Gott”. J. Seeher (2007), reconstruye esta iconografía en un fragmento cerámico hallado durante las excavaciones de los estanques de la Südburg de #attu$a. En los textos el carro se menciona bajo los términos 'ulukan(n)i, (cf. HED, H, 370-373, s.v.); o GI% GIGIR (cf. HHW, 56, s.v.), mientras GI%MÀR.GÍD.DA refiere a “Lastwagen”, cf. HHW, 243, s.v. 145

Así aparece también en KBo-10.37 II 30-33 (CTH-429.1.A), “Ritual contra la maldición”, cf. A. Archi (1979), 28-29, n. 4 (edición del paso); B. Christiansen (2006), 194-195 (edición) cf. también 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 41, n. 100.

48

El agua dulce en la cultura hitita

viste túnica y porta también espada al cinto, como Tud"aliya-IV en Yazılıkaya (nºs 64 y 81; Figs. 183, 192), es posible una lectura en la que se incide tanto en la idea del monarca como máximo responsable religioso ya que sostiene también un GI%kalmu!, como en la de guerrero y cabeza del ejército; ambas nociones básicas en la concepción de la realeza. Los ejemplos (Tabs. 1.1-2) muestran que las representaciones de divinidades también portan la espada al cinto. Y el hecho de que no se represente ningún elemento defensivo indica seguramente la asociación entre fortaleza, valentía y carácter ordálico del combate, que hacen del representado un guerrero invicto al que no le es necesario defenderse porque tiene el apoyo de la divinidad pero también porque la sola representación de esta parte de la panoplia sugiere evidentemente la necesidad o intención de protegerse, y por tanto, también la fortaleza del enemigo y la propia debilidad, o, al menos, la posibilidad de resultar vencido. 3.2.1.3.- Símbolos Se consideran aquí a grandes rasgos como símbolos las representaciones iconográficas de conceptos o ideas. Bajo esta definición tan laxa, prácticamente toda imagen, en tanto que objeto de la iconografía y la iconología, sería susceptible de ser interpretada como símbolo. Aquí se restringen a representaciones de objetos que no tienen paralelo en la realidad o que, aún teniéndolo, se les ha adscrito un significado especial y específico en la esfera simbólica –como el árbol del relieve de Imankulu146 (Fig. 66)– y a ciertos signos jeroglíficos que trascienden su función como grafemas147. Son el GI%kalmu!, el disco solar alado, el águila bicéfala y el jeroglífico *370, BONUS2. Ciertos gestos o posiciones particulares148, no serán considerados en ese apartado sino en el correspondiente a representaciones antropomorfas por formar un conjunto unitario con las mismas (Tab. 2). El GI%kalmu! parece ser en origen un cayado149 que en los textos religiosos hititas aparece fabricado en varios materiales aunque con el determinativo GI% para madera150. Se alude a él indistintamente con este término así como con el latino lituus151, tomándolo prestado del instrumento del augur romano pero sin las connotaciones del término clásico. En hititología se identifica con un

146

El cual, pese a su mal estado de conservación, presenta paralelismos con la figura del inicio del registro superior del cuenco en bronce de Taprammi procedente de Kastamonu, cf. J. D. Hawkins (2006), 50, Fig. 1; P. Taracha (2011), Fig. 5. Representaciones muy similares a los árboles de los relieves asirios, como los del palacio de A$$urnasipal II, cf., entre otros, P. Amiet (1977), Fig. 121. Cf. 4.1.2.3.3.- Imankulu, p. 107, n. 304. 147

Es el caso de *370, BONUS2, que actúa como signo para indicar “divinidad” cuando aparece sobre el puño de una figura, como en la figura del fondo de la Cámara B de la Südburg, en Fıraktın y en la figura sedente de Gâvurkalesi (Tab. 1.1; Figs. 115, 44 y 79). 148

V. Haas (1994), 681-682; C. Kühne (1999), esp. 119-120; A. Taggar-Cohen (2006), 201; S. Alaura (2007), esp. 21: “In alcuni contesti (…) il ricorso alla gestualità è specificamente finalizzato a sostituire il linguaggio verbale qualora questo sia interdetto”; Ídem. (2007b). Por ejemplo, en CTH-41.II.1 II 10’ se dice “He shall keep his eyes turned into His Majesty” (cf. G. Beckman (1996), 21 sub nº 2 §4), aludiendo a la posición de subordinación del que mira respecto al mirado, es decir, muestra obedencia del sujeto que mira hacia la persona observada, mientras en KBo-3.28 Rs. 9’ (CTH-9.6, “Fragmento de Crónica de Palacio”), se prohíbe este gesto, cf. P. Dardano (2010), esp. 47-48 para edición del paso. 149

Para las diferentes etimologías cf. E. Laroche (1983), 309, n. 5: “On a sans doute affaire ici à l’indoeuropéen *kol(0)mo-: gr. kalamos, lat. calamus”, más bibliografía señalada; V. Haas (1994), 201, n. 132, recoge la etimología de E. Laroche; contra HED, K, 28-30, s.v: kalmus-: “ ‘crook, crozier, lituus’ (…) may well join other regalia such as halmasuitt- in having more exotic origin. There is striking resemblance with Akk. gamlu(m) ‘crook, curved staff’ (also a royal insigne; CAD G 34-35) (…) Hittite (…) may well metathesized *gamlu into *galmu (…) whether directly from Akkadian or from some third or intermediate source.”; EDHIL, 431, s.v: kalmara-: “In my view, the stem (…) was *kalm- (…) I believe we are dealing with a non-IE element.”; Ibídem, s.v: GI%kalmu!-: “‘crook, crozier, lituus’ (…) The origin of this word is unclear.” 150 151

S. Alp (1947), 165, 166; E. Akurgal (1964), 108, n. 162a; V. Haas (1994), 201, 512-513.

Desde el artículo de S. Alp (1948). En jeroglífico anatólico equivalente a *378, LITUUS. En la bibliografía en alemán se usa también “Krummstab”, cf. K. Kohlmeyer (1983), 69, 96; Th. van den Hout (1995b), 548ss.; HEG, I-K, 469, s.v: GI% kalmu!; HHW, 70, s.v: GI%kalmu!: “Lituus (Krummstab des Königs)”.

3. Iconografía

49

bastón símbolo de los poderes político y religioso, apareciendo en representaciones de divinidades y monarcas152 (Tabs. 1.1-2); sin duda derivado de la expresión “pastor del pueblo”153. Por ello, asociado a representaciones de soberano, se incide en su faceta de máximo responsable religioso ante los dioses en virtud igualmente de su preeminencia política154. En los relieves que nos ocupan aparecen sostenidos por monarcas en Sirkeli 1 y 2, en Yazılıkaya nºs 64 y 81, todos con túnica (Figs. 71, 74, 185 y 194); y por divinidades en la representación del dios-Tormenta-del-Cielo en Fıraktın (Fig. 44) con la parte curva hacia arriba y en la figura del fondo de la ‘Kammer 2’ de la Südburg (Fig. 117). Ha sido también relacionado con el bastón usado en cetrería155. El disco solar156 alado se ha interpretado tradicionalmente como derivado de la iconografía egipcia, pero posteriores estudios han puesto de manifiesto su especial, y prácticamente genuína, imbricación en la cultura hitita con una cierta raigambre en aquella procedente de Mesopotamia157. En #atti este símbolo puede funcionar como expresión de la divinidad, especialmente en su relación estrecha con la monarquía a través del título DUTU-*I, lit. “Mi Sol”, equivalente al jeroglífico *190, 158 SOL2 . Derivado de esta expresión de divinidad, su aparición coronando una figura –o un grupo de ellas– apoyaba una interpretación de la misma como tal. El ejemplo más paradigmático entre los relieves hititas lo constituyó desde el principio y hasta la actualidad el monumento de Eflatun Pınar (Fig. 5), donde, a pesar de que ninguna inscripción ayuda a la identificación de las figuras representadas, algunas de las de la “fachada” y ésta en conjunto, se hayan directamente bajo este símbolo, siendo interpretadas como divinidades. Es también el caso de la figura de la pared del fondo de la ‘Kammer 2’ de la Südburg (Fig. 115) identificada con una divinidad solar junto a otros elementos como el tocado redondo, el GI%kalmu! y el jeroglífico *370, BONUS2, sobre el puño. En los relieves que nos ocupan, las onomásticas de Tud"aliya-IV en las inscripciones de Karaküyü y de Yalburt, así como en Yazılıkaya nºs 64, 81 y 83 (Figs. 97, 30, 183, 192 y 195), también están coronadas por un disco solar alado. La glíptica muestra cómo este símbolo es usado para transmitir un

152

S. Alp (1947), esp. 165, 169-171, también para sus apariciones textuales; E. Akurgal (1964), 108; Th. van den Hout (1995b), 559, n. 73, más bibliografía señalada. 153

G. Beckmann (2002b), 42, y n. 55; V. Haas (1994), 197-198, n. 92, 199, 510-511.

154

B. J. Collins (2005), 15: “(…) the Hittite king was the titular leader who served the gods as their chief priest and was responsible for maintaining the state cult (…) also to the local sanctuaries.” En la glíptica, soberanos hititas representados con GI%kalmu! son Muwatalli-II y Mur$ili-III, cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Figs. 15a-f y 16e, respectivamente. Cf. también V. Haas (1994), 196, 198, 201; I. Klock-Fontanille (2011), 204, más bibliografía señalada. 155

Cf. J. V. Canby (2002), 178 ápud. B. J. Collins (2004), 87.

156

Se documenta bajo el término A%.ME, cf. HHW, 214, s.v.; quizá hit. !ittar-, cf. HHW, 152, s.v. (contra Ibídem, 214, s.v: A%.ME); EDHIL, 763, s.v: “sharp-pointed metal object, (…) (not ‘solar disc’!)”, contra HEG, S, 1070-1073, s.v: “(ein Kultobjekt aus Metal, vielleicht ‘Votivscheibe, Sonnenscheibe’, A%.ME)”. 157

Cf. F. Imparati (1999), 323; G. Beckman (2002), 37-38; O. Carruba (2002), 145, y n. 1; T. Ornan (2005), 208-209. De época del k)rum se menciona en las cartas Babyl. 6, 7; CCT 4, 2a y BIN 6, 30 bajo el término ac. !am!-, cf. C. Michel (2001), 104 sub nº 51, 322 sub nº 221 y 377 sub nº 263, respectivamente, con bibliografía señalada. Cf. 3.1.- Introducción, p. 29ss., con notas. No coincido con el argumento de que este símbolo pueda retrotraerse a los “estandartes” de Alaca Höyük por cuanto una identificación de los mismos de forma segura con símbolos solares está aún por demostrar, a pesar de que la forma circular y el uso de la cruz gamada en algunos de ellos refuerce la tendencia a pensar que esto es así, cf. G. Beckman, op. cit., 38. Para ejemplos de estos “estandartes”, cf. E. Akurgal (1961), Taf. 7-11. 158

Para *190, cf. E. Laroche, HH, 99-100, sub nº 190; M. Marazzi (1990), 161-162, sub nº 190. Para titulatura y discriminación divinidad-humano, cf. E. Laroche (1958), 44; K. Bittel (1964), 127-128, n. 6; E. Akurgal (1964), 108; A. Gonnet (1967), 185ss., esp. 192, n. 64, 195: “l’union divine du “Soleil” et du “Roi” est parallèle a celle qui existe entre le “Culte” et la “Politique”.”; A. Archi (1979), 38, y n. 24; O. Carruba (1988), 207, y n. 48; Ídem. (2002). Respecto a representaciones antropomorfas, H. G. Güterbock (1993), 224: “The distinction between the god and the king is made by the presence or the absence of the winged sun disk.”, 225; Th. van den Hout (1995b), 553; F. Imparati (1999), 323; G. Beckman (2002), 40; T. Ornan (2005), 209; S. de Martino (2010), 87 y n. 8.

50

El agua dulce en la cultura hitita

mensaje relacionado con la divinidad159, bien ella misma, bien su representante político. Algunos sellos de Muwatalli-II160, Mur$ili-III161, Tanu"epa162 y Tud"aliya-IV163 contienen también discos solares alados en la zona superior, siendo los casos más llamativos el sello de Tanu"epa y el denominado “Prachtsiegel” de Tud"aliya-IV (prácticamente igual a aquellos de los relieves nºs 64, 81 y 83 de Yazılıkaya). En el primer caso porque la propia imagen de la reina aparece rematada por este símbolo; en el segundo, porque el ideograma de su nombre, un dios Montaña, aparece bajo uno de estos discos solares alados. Estos constituyen hasta la fecha el punto culminante de una progresión en el uso de la simbología asociada al poder y/o la divinidad en la glíptica. El primer caso creo que no necesita de mayores aclaraciones, en el segundo es evidente la coincidencia entre el ideograma como significante, la onomástica que es su significado y la montaña divinizada Tud"aliya que constituye su referente, homónimo al significado164, coincidiendo con los ya señalados relieves nºs 64 y 83 de Yazılıkaya. No parece que hubiera una pretensión de asimilarse a la divinidad pero sí que, al menos en el plano iconográfico, se buscaba una cierta semejanza o analogía165 precisamente en relación con la titulatura real DUTU-*I. El águila bicéfala aparece en este corpus solo (Tab. 1.2) bajo la representación de las figuras femeninas nºs 45-46 de Yazılıkaya (Fig. 175). Se ha interpretado como “symbol which (…) may have referred to both the Gods of Kingship (…) and royal authority”166. Parece representar por tanto la unicidad en la dualidad, el principio básico compuesto por dos elementos contrapuestos (que no opuestos) y necesarios entre sí que se relaciona con la monarquía y su vínculo estrecho con la divinidad a través de las propiedades adscritas al águila: vista aguda como metáfora de sabiduría, rapidez de movimientos y actuación, y elevación sobre las cosas y el mundo como metáfora de superioridad y proximidad al plano divino. Incluye además uno de los componentes principales del arte hitita, la simetría.

159

E. Laroche (1958), 43: “Le disque solaire hittite n’est par un symbole divin.”; H. Gonnet (1969), 193: “Mais, comme sur d’autres scènes analogues, le symbole est absent, on peut déduire que l’emploi du disque ailé n’obéissait pas à une règle absolue.” Cf. también E. Laroche (1956), 111. H. G. Güterbock (1993b), elenca otros seis sellos en los que una de las figuras representadas también aparece coronada por este símbolo, pero en todos ellos debe conluirse que se trata de una divinidad y no del poseedor del sello. Sobre este símbolo en el sello de Muwatalli-III, S. Herbordt (2011), 60 (Kat. 57.1) observa: “Die geflügelte Sonne, die üblicherweise über der Namenskartusche angebracht ist, befindet sich hier zentriert oberhalb der Wagenszene.” 160

S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Abb. 15b-f, Kat. 41, 43, 39, 40, Taf. 9, 11, 13, 15.

161

S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Abb. 18, Kat. 57.1, Taf. 19.

162

P. Neve (1996), Abb. 157; S. Herbordt (2011), 61-62 y Abb. 19a, Kat. 65.1, Taf. 23.

163

S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Abb. 20a, d-e, Kat. 94.3, 111-112.1-2, Taf. 36, 45. También en el famoso sello de Ugarit RS-17.159 (= Bo-91/900, Bo-91/1065 y Bo-91/2304), cf. p. 42, n. 106. 164

En otros ejemplos de la glíptica, cuando la onomástica del representado contiene un teónimo y éste aparece con su correspondiente logograma, no solo forma parte de la lectura del nombre sino que puede ser entendido como símbolo de la divinidad, cf. H. G. Güterbock, SBo II, 46; S. Herbordt (2011), 72. Los relieves de Yazılıkaya nºs 28-29 forman un conjunto iconográfico sobre *201, TERRA, y sosteniendo *182, CAELUM, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 177ss. sub §1.5.- Relieves 25-33 (Fig. 165). 165

W. Orthmann (1971), 229: “(…) auch hier ist mit der Möglichkeit von Analogiebildungen zu rechnen”. Cf. recientemente también J. Seeher (2009b), esp. 119; y más arriba, 3.1.- Introducción, p. 28, n. 18. 166

P. Taracha (2011), 140-141, más bibliografía señalada. M. Giorgieri y C. Mora (1993), 77; B. J. Collins (2002), 316; Ídem. (2004), 87: “symbols of the royal house”. Aparece también en Alaca Höyük en la parte interna de las puertas de acceso a la ciudad bajo los pies de una figura en pie, cf. entre otros, M. van Loon (1985), Pl. XVa. En la glíptica se documenta en el sello de Tud"aliyaIV bajo la onomástica del monarca, cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Abb. 20a-c; en sellos de “funcionarios”, cf. S. Herbordt (2005), por ejemplo Kat. 547, 552-553, 558, Taf. 44; y en sellos de época del k)rum, cf. K. Bittel (1976), 93 y Abb. 76; Kulako&lu, F. y Kangal, S. (2010), Cat. 482-485. En jeroglífico anatólico equivalía a L. 127, “Aigle bicéphale”; posterioremente reconocido como adorno, cf. S. Herbordt (2005), 407: “kein Schriftzeichen, sondern Ornament.”

3. Iconografía

51

Por último, merece ser mencionado el jeroglífico *370, BONUS2, puesto que aparece sostenido por varias representaciones de divinidades en las descripciones de imágenes167, y en los ejemplos que nos ocupan en aquellas de Fıraktın, la figura del fondo de la ‘Kammer 2’ de la Südburg y la figura femenina sedente de Gâvurkalesi (A) (Tab. 1.1; Figs. 44, 115 y 79). Podría deducirse que se trata de un símbolo168 que ayuda a la identifcación de una figura como divinidad, seguramente en relación con su correspondiente en cuneiforme sum. SIG5, hit. a!!u-, “bueno, favorable”169. Sin embargo, la figura de Ta'çı B (Tab. 1.1; Fig. 53) aparece también representada con este signo sobre el puño y es difícil su adscripción a una divinidad. En este caso podría significar la intención del representado de indicar y desear un buen estado de cosas.

3.2.2.- Zoomorfos En esta categoría se incluyen solo aquellos animales asociados a imágenes antropomorfas puesto que son las que constituyen el corpus de este trabajo170. Pueden clasificarse en 1) animales que representan una divinidad, divinidades en sí mismas y atributos de las mismas171; y 2) representaciones de animales sin aparentemente ulteriores significaciones que forman parte de un conjunto iconográfico. A pesar de que esta clasificación aparece como consistente debe tenerse en cuenta, como se ha venido señalando, que los límites de esta tipología no lo son, documentándose casos que pueden clasificarse dentro de dos o más de estos subgrupos. Especialmente en las ocasiones en las que la figura zoomorfa no va acompañada de su onomástica, su interpretación dependerá de la del conjunto al que pertenece, integrado en un marco compositivo mayor que la precisa, compuesto a su vez por otra serie de figuras cuya interpretación condiciona y está condicionada por las que la acompañan, dependientes de unas características culturales que se dan en un tiempo y en un espacio precisos y que restringen su significado; porque existe siempre un “risk of obscuring ancient distinctions and undervaluing the power and importance of influences specific to time and place.”172 Pero sobre todo debe tenerse en cuenta que esta categorización no es, ni pretende ser, limitadora, sino que obedece únicamente a una intención expositiva. 167

Concretamente por I$tar y por el dios-Tormenta en KUB-38.2 I 10, 24, II 10 (CTH-521), cf. L. (Jakob-)Rost (1963), 175-176 sub v. B 1; H. A. Hoffner (2002), 64-65. 168

Sobre los diferentes valores de los signos del sistema jeroglífico anatólico, cf. I. Klock-Fontanille (2011), más bibliografía señalada, esp. 202: “Les uns servent à décorer, d’autres servent à la référenciation d’une manière non linguistique (…), certains sont réutilisés, mais pas forcément avec la même valeur.” Cf. también H. G. Güterbock ápud. E. Laroche (1956), 114, n. 1: “(…) sans lien grammatical (…) et qu’il doit matérialiser (…) une notion abstraite d’ordre général, de sens favorable.”; C. Mora (1998), 197, 200-201. 169

E. Laroche, HH, 369, sub nº 370; M. Marazzi (1990), 235-237 sub nº 370, más bibliografía señalada. Cf. también HHW, 256, s.v: SIG5; Ibídem, 28, s.v: a!!u-; HED, A, 91, s.v: a!uwant-; EDIHL, 223, s.v: a!!u-. Aparece también en la glíptica en el denominado “tabarna-Siegel” de las “Landschenkungsurkunden” (LSU), cf. Ch. Rüster y G. Wilhelm (2012), 38-39, 41-44, Taf. I, IV-V, VII, IX, XI, XVII, XXI; y en otros sellos de funcionarios de inicios de época Imperial, cf. S. Herbordt (2005), 45. 170

En la glíptica son “ausnahmslos Bestandteile der Hieroglypheninschrift”, en: S. Herbordt (2005), 57. Cf. p. 50, n. 164.

171

H. G. Güterbock (1943), 308-312; Ídem. (1983), 211-214, 211: “ (…) fanden wir Tiere in Verbindung mit anthropomorphen Götterbildern. Diese standen entweder auf dem Tier, oder Tiere waren neben ihnen auf der Basis angebracht. Das ist das, was man als „(heilige) Tiere der Götter“ bezeichnet hat.”; M. Popko (1993), 327: “(…) ein Gegenstand [konnte] eine Gottheit verkörpern und zugleich ihr Attribut sein”; B. J. Collins (2002), 314: “In some cases, a class of deity (…) will have a close association with a particular animal, an arrangement in which the animal forms an integral part of the religious iconography of the deity. (…) sacred animals are exceptional and limited to a few cases”. En el festival KI.LAM aparecen los DINGIRME%-na! 'uitar, lit. “los animales de los dioses”, cf. I. Singer (1983), 92-97, más referencias textuales señaladas. P. Taracha (1987), esp. 273, diferencia entre representaciones de animales que simbolizan una divinidad y aquellas que simbolizan el ámbito en el que esa divinidad es competente. 172

B. J. Collins (2004), 93.

52

El agua dulce en la cultura hitita

Como se ha señalado, el primer grupo se desdobla a su vez en tres sub-grupos, dependiendo de si acompañan a la representación de una divinidad, la sustituyen o son ellas mismas divinidades. No siempre es fácil ni conveniente distinguir entre los dos últimos subgrupos ya que la diferencia entre animales que representan o que son una divinidad no es siempre consistente ni pretende serlo. En el primer apartado se encuentran atributos de determinadas divinidades que simbolizan su característica más sobresaliente, como los dos felinos bajo las imágenes de #ebat y %arruma en Yazılıkaya (nºs 43-46; Tab. 1.2; Fig. 175)173. En el segundo apartado, figuras zoomorfas que representan una divinidad, se incluyen también aquellas híbridas. Destacan los relieves de Yazılıkaya nºs 28-29 (Tab. 1.2; Fig. 165) con cabeza y extremidades inferiores de toro y torso humano, las figuras híbridas con cabeza de felino de Eflatun Pınar y del relieve de Imankulu (Tab. 1.1; Figs. 5 y 66) y el toro del relieve de Hanyeri174 (Fig. 64), identificado con %arruma gracias a la inscripción que lo acompaña. Los felinos, especialmente el león, simbolizan la fuerza y están estrechamente relacionados con la divinidad y la realeza, por separado y conjuntamente, como muestra el texto KUB-8.41 II 4-6 (CTH-733.III.b.1.A): “Para los hombres (eres) DWa$ezil, entre los dioses tú (eres) el león, el rey”175. Debido a que aparece posado sobre una mesa de ofrendas/altar, es posible que el pájaro de la escena derecha del relieve de Fıraktın (Fig. 44) constituya el símbolo de una divinidad176. En cuanto al tercer sub-grupo, divinidades que son un animal177, aparecen solo bajo la forma especial de 'ubiti, “Ternero de Te$ub”, en Yazılıkaya nºs 42-43 (Fig. 175). En el segundo grupo, imágenes de animales aparentemente sin divinizar, se cuentan el pájaro con las alas desplegadas del relieve de Imankulu, los dos leones en la base de la estela de Fasillar flanqueando la representación de un dios Montaña, aquellos del dios-Espada de Yazılıkaya (nº 82) y las esculturas zoomorfas halladas en Eflatun Pınar (Figs. 66, 17, 194 y 5) cuya descontextualización y estado fragmentario no permite dilucidar su significado preciso. Con respecto a las aves, muy probablemente águilas, hit. (D)TI8MU%EN 178, se han interpretado, en base a sus características intrínsecas de vista excepcional y capacidad de volar a grandes alturas, como atributos de la divinidad y de la realeza en conexión con ésta. Especialmente relevantes para esta interpretación son los textos contenidos en CTH-820 “Bendiciones para el rey-Labarna” y CTH-414 “Ritual para la construcción de un palacio” en los que el águila posee estas características y en base a ellas sobrevuela el 173

J. Seeher (2011), Abb. 61, 62. B. J. Collins (2004), 87, considera que estos leones “bring a meaning to the composition that is completely independent of the deities they accompany. Their association (…) however is by no means casual (…) to reinforce the relationship between the kingship, (…) #atti (…) and the divine realm.” La representación de divinidades asociadas a leones se retrotrae, al menos, a la glíptica del k)rum, cf. N. Özgüç (1979), 279-280 sub 2., 3. 174

Muy similar al del relieve de Alaca Höyük, cf. entre otros, M. van Loon (1985), Pl. XVd; y el vaso de Inandik, cf. T. Özgüç (1988), Lev.-Pl. H.1. 175

Para este texto, cf. E. Laroche (1947), 187-189 (edición); J. Friedrich (1954), 137 (edición); E. Neu (1980), 183-185 sub Nr. 109 (transcripción). Cf. también C. Watkins (1995), 38; J. Klinger (1996), 173-174 V. Haas (2006), 313-317; y 5.3.1.1.Como divinidad, p. 278. 176

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 89, n. 179.

177

Básicamente el ciervo, el león y el toro según E. Laroche ápud. B. J. Collins (2002), 314. A la que habría que añadir el águila, a una de las cuales, realizada en oro y que acompaña a la estatua del dios-Tormenta-Manuzi, “dessen Name Eribu$ki ist”, se le realiza una limpieza ritual durante los dias 7-9 del ritual 'i!uu%a y al águila E$ue se le dedica una ceremonia dentro del mismo festival (cf. V. Haas (1994), 872, 858; respectivamente) mientras a otra, aparentemente sin nombre, se le realizan ofrendas en los días 37 y 38 del ritual AN.TA#.%UMSAR (cf. V. Haas (1994), 821; A. Archi (2006), 157-158, y n. 8). H. G. Güterbock (1943), 308-316, recoge el toro, el león (o la pantera), el caballo, el ciervo y el águila. 178

Cf. HHW, 259, s.v. Cf. G. Kellerman (1980), 121-123; V. Haas (1994), 194, 430, 537, 698, 710-715, 725-729; J. V. García Trabazo (2002), 491, n. 57, con bibliografía señalada. P. Taracha (2010), 353, recoge KUB-11.27 I 6’ss., donde se menciona la “ ‘divine eagle of the person (of the king)’, TI8MU%EN [*A (SA)]G.DU”, más bibliografía señalada, y en KBo-47.76 Rs. 6’ se recoge DTI8MU%EN entre otras divinidades locales, cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 276ss. Cf. también U. Winter (1983), 187: “Flügel verleihen die Fähigkeit, sich schnell (…) bewegen zu können und erlauben aus der Vogelschau eine grössere Überschit”.

3. Iconografía

53

firmamento para encontrar a I$tu$taya y Papaya que hilan los años de vida de la pareja real en CTH-414, mientras en CTH-820 sirve como término de comparación para expresar la agudeza de la mirada del rey179. En cuanto a los leones180, representan también ellos características deseables tanto de la realeza como de la divinidad, igualmente en conexión con una de sus particularidades intrínsecas, la fuerza. Estas representaciones zoomorfas tendrían pues la finalidad de indicar que la figura a la que acompañan posee también ella estas características, sirviendo como “Prädikate des Machtbereiches”181 de la misma. La figura de un toro uncido al carro del dios-Tormenta en el relieve de Imankulu (Fig. 66) no puede, por el momento, ser clasificada en ninguna de estas dos categorías de forma clara, puesto que podría representar tanto el animal atributo del dios-Tormenta, como %erri o #urri que también se asocian a esta divinidad. Por aparecer solo uno de estos animales es más plausible que se trate del atributo de esta divinidad, pero no puede asegurarse completamente182. El mismo problema lo constituyen los prótomos del tercio delantero de tres toros de Eflatun Pınar (Fig. 4.2).

3.2.3.- Antropomorfos En esta categoría se distingue entre representaciones de humanos y de divinidades, masculinas y femeninas, y se incluyen las posiciones en las que aparecen (Tab. 2) por cuanto han dado lugar a criterios de identificación de las figuras. Algunos estudios han dado bastante peso también a la orientación de las figuras. Para la distinción entre representaciones de humanos y divinidades cuando no van acompañadas de onomástica se recurre a la interpretación de los elementos expuestos anteriormente –vestimenta, panoplia, símbolos y representaciones zoomorfas que las acompañan– y a algunas particularidades que exhiben representaciones identificables por su onomástica como divinidades y que se han tomado como paradigma de representaciones de las mismas, es decir, “atributos”. Solo en los casos de Eflatun Pınar, Gâvurkalesi, Keben, Sirkeli 2 y la figura de la pared del fondo de la ‘Kammer 2’ de la Südburg no se documenta ningún tipo de inscripción (Tab. 1.1; Figs. 5, 77, 69, 74 y 115); en el caso de Akpınar (Tab. 1.1; Fig. 35) es seguro que ninguna de las que acompañan la figura refiere a la representación y con respecto a Ta'çı (Tab. 1.1; Fig. 48) su lectura es aún insegura pero no así su adscripción a las representaciones. En los relieves de Hemite, Imankulu y Hanyeri, a pesar de que la inscripción con el nombre es legible (Tab. 1.1; Figs. 40, 66 y 64), la identificación con un personaje concreto no ha encontrado aún consenso. Algo similar sucede con la figura del acceso a la ‘Kammer 2’ de la Südburg (Tab. 1.1; Fig. 116). Teniendo en cuenta estas excepciones puede decirse que en general las representaciones humanas van acompañadas de sus respectivas onomásticas, pero de ello no puede deducirse que aquellas que no lo están corresponden inmediatamente a representaciones de divinidades183. En estos casos se precisa de un estudio de la iconografía que las acompañan y de las posiciones en las que se encuentran.

179

Para CTH-414, cf. G. Kellerman (1980), 12-13 (transcripción), 27 (traducción), y 121-123 para la interpretación del águila conteniendo también alusión a CTH-820; J. V. García Trabazo (2002), 490-493 (edición); B. J. Collins (2004), 86-87, n. 9 -10. Cf. también V. Haas (2006), 194, 303-207. 180

V. Haas (2006), 303: “So simbolisiert der Löwe Mut, Angriffslust und Herrschaft”.

181

P. Taracha (1987), 266 ápud. B. J. Collins (2004), 83.

182

En la glíptica se documenta una escena similar en uno de los sellos de Mur$ili-III, aunque en este caso sí aparece representada la pareja y no solo un ejemplar, cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Abb. 18. Sobre este particular, cf. también A. Archi (2013), 220-221. 183

Cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss.

54

El agua dulce en la cultura hitita

La orientación de las figuras (Tab. 1.1) ha sido objeto de discusión porque se ha creído ver en ella particularides específicas relacionadas tanto con el personaje representado como con la zona en la que se localiza el relieve184, interpretándose por algunos autores como signo de la posesión del territorio que abarca con la mirada185. Este análisis bebe de la interpretación de algunos de estos relieves como marcas de frontera puesto que su ubicación estaría directamente relacionada por la necesidad o pretensión de indicar y establecer los límites de un determinado territorio186. Sin embargo, el estado actual de la historiografía y geografía hititas no permiten por el momento hilar tan fino187 y la comparación con la glíptica sostiene una orientación general de las figuras hacia la derecha. Podría haberse postulado también que en escenas en las que intervienen representaciones de divinidades junto a representaciones humanas, como Fıraktın y –quizá– Gâvurkalesi, la orientación de las figuras depende de la posición preferente que ocupa la imagen de la divinidad en el conjunto, pero tampoco aquí se muestra un patrón rígido y las imágenes de divinidades se sitúan tanto a derecha (Imankulu; Tab. 1.1; Fig. 66) como a izquierda (Fıraktın; Tab. 1.1; Fig. 44) de la escena188. Y ni siquiera esto determina la posición de las figuras humanas, pues o bien éstas se sitúan frente a la divinidad, libando como en Fıraktın o simplemente en pie como en Hanyeri (Tab. 1.1; Figs. 44 y 64); o bien detrás de ella, como en Imankulu (Fig. 66). Lo que sí determina la posición de la divinidad es la dirección de la figura humana, que se dirige siempre hacia ella. Entre las posiciones que pueden adoptar de los brazos y el cuerpo189 en los ejemplos que nos ocupan se distinguen seis tipos principales (A-F) y cinco subtipos (A’, A’’, B’, B’’, F’) (Tab. 2). La posición A muestra ambos brazos flexionados con los puños marcando el pulgar190 a la altura de la cintura, el más alejado del espectador por delante de la misma y el más cercano pegado al cuerpo con el codo hacia atrás191, documentándose en muchas de las figuras masculinas del kaluti- de la Cámara A de Yazılıkaya, en la figura de la izquierda de Imankulu, en Hanyeri, en las figuras masculinas de Fıraktın –con la salvedad de que la figura de la derecha liba con el brazo adelantado–, en Karabel A, en Hatip, en Hemite y en las dos figuras de la ‘Kammer 2’ de la Südburg (Tabs. 1.1-2; Figs. 159, 66, 64, 44, 57, 32, 40 y 115-116). Nótese que la posición de los brazos y las manos en este caso es siempre la misma independientemente de que sobre el puño adelantado se encuentre un jeroglífico, de que sostengan o no algún elemento de la panoplia o el GI%kalmu!, o de que representen el denominado “abrazo divino”192. El tipo B (Tab. 2) presenta también ambos brazos flexionados pero los dos por delante del cuerpo, con una de las manos cerradas mostrando el pulgar por encima del puño y la otra

184

H. Ehringhaus (2005), 98-99.

185

J. Börker-Klähn (1982), 98 (Karabel y Hanyeri), 102 (Fıraktın); H. Ehringhaus (2005), 106-107; Ö. Harman'ah (2011).

186

K. Kohlmeyer (1983), 23, sobre Karabel; P. Stokkel (2005), 176, sobre Imankulu y Hanyeri. En general J. Börker-Klähn (1982), los relaciona con vías de comunicación, que en algunos casos podrían coincidir con límites fronterizos, como por ejemplo Karabel, Hemite o Hanyeri, cf. Ibídem, 94, 97-99, esp. 104; retomado por M. Darga (1992), 363: “Indeed, the routes taken by the Hittite Kings on their military expeditions to southern countries can easily be mapped by following the track traced out by these relief monuments.” 187

A este respecto ver más recientemente J. Seeher (2012), 38, más bibliografía señalada.

188

contra A. Schachner (2012), 139.

189

Cf. U. Seidl (1972), esp. 33-34. K. Kohlmeyer (1983), 59-63 crea otra tipología de tres grupos aunando posición de los brazos y del cuerpo, entre ellos, la de “Stehende Person in Aktion” (p. 62) que no se incluye aquí por pertenecer a imágenes fuera del corpus de estas páginas. Cf. p. 41, n. 95. 190

En jeroglífico anatólico equivalente a *39, PUGNUS, tà, cf. M. Marazzi (1990), 110-111 sub nº 39.

191

En la glíptica también se documentan, cf. S. Herbordt (2005), Abb. 40i, por ejemplo. La figura entera se corresponde con *2, EGO2, la posición de ambos brazos, con *32, BRACCHIUM, cf. M. Marazzi (1990), 91 sub nº 2, 108 sub nº32. 192

Cf. más abajo, p. 56.

3. Iconografía

55

(la del brazo más cercano al espectador) abierta con la palma frente a la boca193. Aparece en las figuras femeninas del kaluti- de la Cámara A de Yazılıkaya, en Keben, en la figura femenina en pie de Fıraktın –también ésta como su compañero libando con la mano que no se halla frente al rostro–, la figura incisa del dintel de la ‘Quellgrotte’ y los dioses montaña de Yazılıkaya nºs 14, 16a y 17194 (Tabs. 1.1-2; Figs. 159, 69, 44, 126 y 161-162). La posición C (Tab. 2) es similar a la anterior pero en ella ambos codos se encuentran juntos y ambas manos están cerradas, uno de los puños se sitúa frente a la boca (el del brazo más cercano al espectador) y el otro por delante del cuerpo a la altura del pecho195 y se documenta en los relieves que nos ocupan en Ta'çı A y B y aparentemente en el nº 22 de Yazılıkaya (Tabs. 1.1-2; Figs. 48, 53 y 162). La posición D (Tab. 2) se restringe a los dioses montaña, pero no a todos ellos (las excepciones son los nºs 14 y 16a-17 de Yazılıkaya en la posición B (Figs. 161-162) y el dios Montaña del relieve de Imankulu en la posición A (Fig. 66) y consiste en una representación frontal con las manos entrelazadas a la altura de la barbilla o el pecho196. La posición E (Tab. 2) es similar a C y A, pero incluye la salvedad de que la figura se representa sentada: uno de los brazos se mantiene flexionado y extendido frente al cuerpo, generalmente con el puño cerrado marcando el pulgar; mientras el más cercano al espectador aparece flexionado con la mano sosteniendo un cuenco frente a la boca197, documentándose en la figura femenina de Yazılıkaya nº 65, Gâvurkalesi (B) y aquella de la izquierda del conjunto derecho de Fıraktın donde se aprecia el símbolo *370, BONUS2, sostenido con la otra mano (Tabs. 1.1-2; Figs. 184, 79 y 44). Por último, la posición F (Tab. 2) se circunscribe a seres híbridos en pie y se caracteriza por la representación de ambos brazos alzados a ambos lados de la cabeza y las palmas hacia arriba sosteniendo otra representación. Se documenta en los relieves de Eflatun Pınar, Imankulu y Yazılıkaya nºs 28-29 (Tabs. 1.1-2; Figs. 5, 66 y 165). Con respecto a las variantes (Tab. 2), la A’ muestra el brazo por delante de la figura con el puño cerrado frente al rostro, mientras el otro brazo mantiene la posición del tipo A, se documenta en Sirkeli 1 –y quizá en 2–, en el dintel de la ‘Quellgrotte’ y aparentemente en Gâvurkalesi (A)198 (Tabs. 1.1-2; Figs. 71, 74, 126 y 78), aunque el estado de conservación no permite saber si la mano se encuentra abierta o con el puño cerrado. Esta misma posición del puño frente al rostro, así como para el tipo C, es la forma del rython en plata en forma de puño, un objeto de culto en sí199. La variante A’’ (Tab. 2) mantiene el brazo frente al cuerpo pero el más cercano al espectador se coloca alzado y flexionado por detrás de la cabeza sosteniendo un arma, en un gesto típico de ataque200. Aparece en la figura del dios-Tormenta del relieve de Imankulu y en la escultura de bulto redondo de Fasillar, así como en las figuras de dioses montaña de dos de las onomásticas de Tud"aliya-IV en Yazılıkaya

193

M. van Loon (1985), 21: “stick the right fist forward in greeting and raise the fingers of their left hand in prayer”. La figura al completo y la posición de la mano equivalen en jeroglífico anatólico a *2, EGO2; *1, EGO, corresponde solo al brazo, cf. M. Marazzi (1990), 91 sub nºs 1-2. 194

Contra K. Kohlmeyer (1983), 62.

195

Aunque identificada erróneamente en Yazılıkaya nºs 16a y 17 por M. van Loon (1985), 21, quien la describe como “the “boxing” attitude”. Para ejemplos en la glíptica cf. S. Herbordt (2005), Abb. 40 a, b, g, h, j-p, entre otros. 196

Cf. M van Loon (1985), 21: “clasps his hands in a traditional Mesopotamien atittude of prayer”; cf. también más abajo p. 56, con notas. 197

En jeroglífico anatólico equivalente a *8, BIBERE, solo el brazo sosteniendo un cuenco, a *27, LIBARE, cf. M. Marazzi (1990), 93 sub nº 8, 106 sub nº 27. Se documenta también en la glíptica, como en el ejemplo de Arslatepe/Malatya, cf. P. E. Pecorella (1975), Tav. LXIII.1. 198

Las figuras masculinas del relieve de la Puerta del Rey en #attu$a y de los ortostatos de Alaca Höyük (personaje frente al dios-Tormenta, tres figuras masculinas seguidas y aquella sosteniendo el GI%kalmu! frente a un altar), también se hallan en esta posición, cf. M. van Loon (1985), Pl. XXIV, XIXc, XVId, XVb, XVd, respectivamente. 199

Cf. 3.1.- Introducción, p. 37, y n. 73.

200

Similar a *28, FORTIS, aunque la posición del brazo no es exactamente la misma, cf. M. Marazzi (1990), 106 sub nº 28.

56

El agua dulce en la cultura hitita

(nºs 64 y 83; Tabs. 1.1-2; Figs. 66, 17, 183 y 195). El subtipo B’ (Tab. 2) mantiene la palma frente al rostro pero desliza el otro brazo a lo largo del cuerpo sosteniendo un objeto con la mano, documentándose solo en los relieves femeninos de Yazılıkaya nºs 36-37 (Tabs. 1.1-2; Fig. 172). En este caso es el brazo más cercano al espectador el que sujeta el objeto y el más alejado el que se eleva hasta el rostro con la palma abierta, confirmándose la característica iconográfica señalada en la Introducción a este capítulo de representar siempre en el brazo más cercano al espectador el objeto sostenido por la figura. La posición B’’ (Tab. 2) es una combinación de A y B, con la palma abierta frente al rostro y el otro brazo flexionado a la altura de la cintura, apareciendo solo en el relieve nº 14 de Yazılıkaya (Tab. 1.2; Fig. 161). Finalmente, el subtipo F’ (Tab. 2) mantiene los brazos alzados a ambos lados de la cabeza pero las manos se encuentran con las palmas hacia abajo siguiendo la dirección del cuerpo ya que no sostienen ningún otro elemento, se documenta en los relieves nºs 67-68 de Yazılıkaya (Figs. 186-187). Finalmente, con respecto a la posición que pueden adoptar los representados, existe un tipo combinado201 de dos figuras, divinidad y humano, en el que la primera “abraza” a la segunda: el denominado “abrazo divino”. Hasta la fecha se documenta solo con figuras masculinas y en el presente corpus aparece únicamente en Yazılıkaya nº 81 (Fig. 192) pero es más frecuente en la glíptica202. La divinidad representa al dios “protector” del personaje y se halla en la posición A, mientras la figura humana se encuentra en la posición A’. El dios, de mayor tamaño indicando su preeminencia, pasa el brazo que se encuentra a la altura del pecho por el cuello del hombre y le sujeta la mano alzada, la cual puede sostener o no algún elemento de la panoplia –arco o maza generalmente– mientras la otra mano sostiene generalmente el GI%kalmu!. En Yazılıkaya nº 81 se representan %arruma y Tud"aliya-IV quien porta únicamente el GI%kalmu!. Los dioses montaña203 (Tab. 2) exhiben una particularidad única que los distingue del resto de divinidades: la parte inferior del cuerpo presenta forma cónica truncada, a modo de falda larga, decorada con unos elementos superpuestos en forma de arco204, como si representaran desniveles del terreno, y de la que pueden despuntar hacia los lados varias protuberancias que podrían “simply portray the outline of a mountain, seen sideways”205, bien manantiales de montaña206 o bien vegetación207. Cuando sostienen una figura lo hacen sobre los hombros y suelen presentar el torso

201

Otro ejemplo de representaciones “combinadas” son los “12 dioses” de Yazılıkaya (nºs 1-12 y 69-80; Figs. 160, 190) pero su representación conjunta no afecta a la posición en la que aparecen ni se le ha otorgado ninguna significación especial aparte de su constitución como grupo. Cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 177ss. 202

Cf. S. Herbordt (2005), 69-71; Ídem. (2011), 53-60.

203

Sobre estas divinidades, cf. V. Haas (1982); Ídem. (1994), 461-464.

204

Motivo que se halla en la tradición figurativa del arte de Próximo Oriente Antiguo, cf. D. Collon (2000), 15, 16, Fig. 3-5, 7, 9-16, 20; M. Benetti y C. Lippolis (2011), 79, 97-98. 205

M. van Loon (1985), 21; G. Beckman (2013b), 154, y n. 2, con bibliografía señalada.

206

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 118; seguidos de J. Seeher (2011), 37-38, quienes se apoyan en la comparación con las figuras de dioses montaña de Eflatun Pınar de las que mana el agua. 207

Así aparece representada la vegetación de una montaña en un sello proto-elamita de Susa, cf. D. Collon (2000), Fig. 13, más bibliografía señalada. Cf. también Chr. Kepinsky (1982), II, 101 sub j 7. Aunque no necesariamente justificada por este ejemplo, esta última propuesta de interpretación me parece más verosímil que las anteriores por adecuarse mejor a una representación esquemática de la imagen de una montaña real, y ello teniendo en cuenta la karsticidad del terreno anatólico y la profusión de manantiales. Sobre la diferencia entre lo que el ojo ve y lo que la mente reconstruye y su relación con la representación posterior de esa imagen, cf. M. Benetti y C. Lippolis (2011), 81, 83: “la percezione visiva è un processo decisionale di tipo intellettivo basato su un’evidenza sensoriale limitata”, y n. 25-26, 91, n. 40. Un ejemplo paradigmático lo constituye la representación de vellones como elementos en forma de hoja con una línea vertical central pero de cuya interpretación como tal no deja lugar a dudas la escultura de un cáprido procedente de Ur, cf. W. Orthmann (1985), Abb. 41.

3. Iconografía

57

flexionado, como en el relieve nº 42 de Yazılıkaya y en Imankulu208 (Figs. 175 y 66), pero no en Hanyeri (Fig. 64). En los relieves que nos ocupan se hallan en Eflatun Pınar y en Yazılıkaya con barba (nºs 13-15, 16a-17, las dos figuras que sostienen la figura principal del nº 42 y en los jeroglíficos de los nºs 64 y 83; Tabs. 1.1-2; Figs. 5, 161, 162, 175, 183 y 195), en Imankulu, 3 ejemplares sin barba y sosteniendo el carro del dios-Tormenta sobre tres figuras híbridas y calzando zapatos de punta curva, lo que no es habitual porque en general no se les representan los pies (Fig. 66); y en Hanyeri, también sin barba y sobre el que se apoya la figura de toro de %arruma (Fig. 64). La figura entre felinos de la estela de Fasillar correspondería por la posición de los brazos y su representación frontal con un dios Montaña barbado, pero la parte inferior no presenta ningún tipo de decoración ni forma cónica sino tubular209 (Fig. 20). Por lo general son las únicas representaciones que presentan una visión frontal, a las que hay que añadir la figura femenina del relieve de Imankulu y las figuras sedentes de Eflatun Pınar y Akpınar (Tab. 1.1; Figs. 66, 5, 8 y 35). Un atributo que hasta la fecha parece pertenecer solo a divinidades es la barba, hit. !amankur210. Cabe destacar la tendencia hitita a considerar el cabello y el vello corporal como susceptible de ser impuro o sucio211, y sin embargo la figura del relieve de la puerta del Rey de #attu$a exhibe vello en el pecho. En su estudio sobre el particular, H. Haroutunian concluye que “the Hittites and, consequently, the images of their deities were beardless, except for those who either originated in Mesopotamia or were strongly affected by the Mesopotamian civilization” y que aquellas representaciones de divinidades que no entran en esta categoría, como los relieves de Yazılıkaya nºs 40-42, exhiben barba como signo de masculinidad, enlazando con la expresión acadia *A ZIQNI para designar al personal masculino de la corte212. Se documenta solo en algunas representaciones de

208

Una posible representación en la glíptica de la posición de estos dioses montaña, esta vez sosteniendo un toro en: S. Herbordt (2005), Kat. 710, Taf. 56; cf. también V. Haas (1982), 52. 209

Cf. W. Orthmann (1971), 265. Compárense todas estas imágenes con la pequeña escultura de un dios Montaña (cf. R. M. Böhmer (1972), 186, nº 1885, Taf. LXVI, 1885a-g) y la placa de marfil hallada en el Templo 20 de la ‘Oberstadt’ (cf. P. Neve (1993), Abb. 81) con las representaciones de montañas bajo los pies de la imagen de Tud"aliya-IV en Yazılıkaya (nº 64; Fig. 185); con algunos de los cartuchos de su onomástica, que corroboran la interpretación de estas figuras como dioses montaña, cf. Ibídem Abb. 89-90; S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Abb. 17e, 20a-c -sosteniendo una maza-; y con algunas descripciones de imágenes de culto en las que aparecen armados, como en KUB-38.26 Vs. 23 (CTH-507), cf. L. (Jakob-)Rost (1961), 182-183; M. Popko (1978), 101. Cf. también más arriba p. 54, sobre la posición A’’. 210

Cf. HEG, %, 794, s.v: samankurwant-; HHW, 205, s.v.; EDHIL, 1029, s.v.; CHD, %, 118, s.v: !amankurwant-. Se documentan también el ac. ziqnu (cf. CAD, Z, 125-126, s.v.) y el sum. SU6 (cf. HHW, 258, s.v.), cf. también P. Dardano (2002), 334. Especialmente en la glíptica, cf. S. Herbordt (2005), 69, Abb. 41c, e, f, 46a-c; Ídem. (2011), Abb. 15a-f, 16a-c, 17c, 20a-b. En CTH-372 I 12, “Himno y plegaria al dios sol”, y quizá también en CTH-373 Rs. 8, “Plegaria de Kantuzzili al dios sol” se dice que la barba de la divinidad es de lapislázuli, cf. I. Singer (2002), 36 sub 4c [CTH-372], 33 sub 4b [CTH-373]; V. Haas (2006), 246-249; D. Schwermer (2013), 111 [CTH-372], más referencias señaladas, cf. también 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 228, n. 46. En algunos ejemplos iconográficos egipcios -muy discutidos, por otra parte y entre los que se incluye una representación de #attu$ili-II- los hititas son representados sin barba, lo cual puede derivarse del tipo de representación egipcia asignado a los hititas. Para algunos de estos ejemplos y la discusión sobre los mismos, cf. S. Moscati (1963), 48-52; H. Haroutunian (2002), 47-48, más bibliografía señalada; F. Breyer (2010), 445-450, Abb. 68-76, más bibliografía señalada. 211

Como se señala por ejemplo en KUB-13.3 Vo. III 21-24 (CTH-265) “Instrucciones al personal de palacio” (cf. A. Götze (1955), 207; P. Dardano (1997), 7 y n. 22; F. Pecchioli-Daddi (2004), 461, 467) o en KUB-13.4 I 15-16 (CTH-264), “Instrucciones al personal del templo” (cf. A. Götze (1955), 209; J. Klinger (2001), 74, 79; T. Cohen (2006), 41, 70). Cf. también S. de Martino (2004), 349, y n. 4. Cf. también 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras, p. 174ss. sub §2.- Bañeras. 212

H. Haroutunian (2002), 51; CAD, Z, 126-127, s.v: ziqnu: “bearded (…) The designation of court officials as LÚ.SAG (…), “eunuch”, and !a ziqni, “bearded”, appear nearly always side by side and are used to denote per merismum the entire male personnel of the court, eunuchs and otherwise.”; para SAG en la corte hitita, cf. F. Pecchioli-Daddi (2006), 122: “(…) eunuchs, in the sense of “castrato”, (…) unlikely.”; G. Torri (2012), 131. Además, contra H. Haroutunian, op. cit., la constatación de que no todos los dioses montaña son personajes barbados. La interpretación de la barba como elemento iconográfico marca de virilidad es de I. Winter (1996), 13; ápud. H. Haroutunian, op. cit., 44, n. 12.

58

El agua dulce en la cultura hitita

divinidades, la mayor parte de dioses montaña, Yazılıkaya nºs 23-24, 35 y 40-42, (Tabs. 1.1-2; Figs. 163, 169 y 174-175) constituyendo el único ejemplo dudoso las figuras masculinas de Gâvurkalesi (A) que no están acompañadas de ninguna onomástica que indique su interpretación (Tab. 1.1; Fig. 78). En el caso de que las tres figuras representen divinidades, el único paralelo iconográfico para la escena de este relieve es aquella central de la Cámara A de Yazılıkaya (Fig. 159) en la que las figuras masculinas se encuentran con las femeninas, aunque en este caso todas las figuras aparecen en pie. Pero un contraargumento a la interpretación de las figuras masculinas de este relieve como divinidades es la posición en la que se encuentran, la A’ (Tab. 2), que por coincidir con el jeroglífico *6, ADORARE, denota precisamente “adorar”, contradiciendo una identificación de los mismos como divinidades213. No conozco sin embargo ninguna representación inequívoca de humano en la iconografía hitita –ni en relieves, ni en glíptica, ni en cerámica, ni en bulto redondo– en la que aparezca representado con barba. No obstante, en el “Ritual de la Diosa Solar de la Tierra” (CTH-448) se menciona una estatua barbada de Tud"aliya214.

3.3.- Relación entre imagen e inscripción La mayor parte de las representaciones antropomorfas que nos ocupan van acompañadas de una inscripción (Tabs. 1.1-2) que suele constar básicamente de la onomástica de la figura. En general estas onomásticas se sitúan en las representaciones de divinidades sobre el puño del brazo adelantado en las posiciones A (Fıraktın, Yazılıkaya) y A’’ (Imankulu) (Tab. 2; Figs. 44, 159, 189 y 66), mientras que en las de humanos estos jeroglíficos se localizan frente al rostro, y en pocas ocasiones, a la espalda. Existen, como se ha ido viendo en los parágrafos anteriores, excepciones a este modelo y así el relieve de Tud"aliya-IV en Yazılıkaya (nº 64; Fig. 183) sostiene con su mano derecha el jeroglífico con su nombre sin que ello implique que se halla divinizado, la figura de la pared del fondo de la ‘Kammer 2’ de la Südburg sostiene el jeroglífico *369, VITA215, con la mano derecha sin que deba entenderse que se trata de su onomástica (Fig. 115); las figuras de divinidades de Fıraktın presentan su onomástica frente a ellas (Fig. 44), los nombres asociados al relieve de Akpınar no se corresponden con la figura sino con su(s) posible(s) promotor(es) o con grafitis posteriores (Fig. 35) y en Ta'çı A las inscripciones ocupan el espacio por delante, encima y a la espalda de las figuras (Fig. 48). El nombre, hit. laman-216, constituye el elemento fundamental para la identificación de una representación con su referente, pero no solo para una identificación en el plano de la pura representación, sino en el plano de la pura identificación, de la igualdad bajo determinadas

213

Ya señalado por K. Bittel (1976), 186. Otro ejemplo de dos figuras masculinas en la posición A dirigidas hacia un grupo de (presumiblemente) divinidades se documentan en el ortostato del muro este de Eflatun Pınar, aunque la fractura del bloque ha hecho perderse la cabeza. KUB-24.12 II 20-21 (CTH-448.4.9.a): 20(…) A-NA mTu-ut-'a-li-i%a ALAM LÚGURUS 21˹in˺!-ni-ri la-ap-la!-pí za-ma-angur, “para Tud"aliya, estatua, (de) hombre joven, (con) cejas (!), pestañas, barba.” 214

215 216

Cf., más arriba, p. 32, n. 35.

Cf. HED, L, 51-56, s.v: “name, (famous) name, renown, reputation, remembrance”; CHD, L-N, 31-36, s.v: “name”; esp. 31-32 sub b. “in adducing a name”, 32 sub d. Pronouncing, saying someone’s name; 36 sub i. “ ‘name’ in the sense of memory”.

3. Iconografía

59

circunstancias217. No se trata de un “retrato” como se conoce en otros tipos de arte, como el griego o el romano donde las particularidades del referente se trasladan a su representación individuando ambos, sino de establecer una relación unívoca entre la representación y el referente a través de la inscripción. Cuando la ocasión así lo requiere, representación y referente se constituyen en uno merced al nombre sin que exista contradicción alguna en la duplicidad –o desdoblamiento si se prefiere– del sujeto nombrado. Devienen una y la misma cosa. El nombre define, señala, hace exclusivo. Y nombrar es también hacer-real218. De ahí que la presencia de un nombre junto a una figura no implique solo la pretensión de que esta misma figura sea reconocida como representación de su referente, sino que potencialmente es su referente. Pero no solo, “nombrar” es también traer a la memoria, recordar, pero “recordar” con una implicación de permanencia, de volver a traer, y en este sentido, de hacer imperecedero, de conservar vivo, en activa oposición a la desaparición o la nada, en línea con M. de Unamuno219. En la inclusión de la onomástica junto al relieve figurativo hay una pretensión de permanencia en lucha contra el olvido. Esto no significa, naturalmente, que la presencia de un nombre sobre un objeto refiera a ese mismo objeto. Ejemplos de ello son las “dedicaciones” de panoplia220 y la glíptica, en las que, al igual que sucede con los relieves, la presencia de una onomástica implica no solo el deseo de que se conozca la identidad del representado221 si es que aparece representado, sino la existencia de un promotor de la obra y la posesión del objeto por el nombrado. La correspondencia entre promotor y representado se da generalmente por sentada222, como en la glíptica, pero ello no excluye que la imagen haya sido promovida por otro personaje, como podría ser el caso de alguna o las dos onomásticas del relieve de Akpınar, y quizá también de los de Hanyeri y Ta'çı A (Figs. 35, 64 y 48) –siendo un ejemplo el voto de Pudu"epa de la ofrenda de una estatua de su

217

Cf. F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 164: “(…) nome e (…) destino dei bambini stabilito (…) al momento della nascita”; V. Haas (1994), 307: “Der Name bestimmt das Schicksal des Namensträgers”; G. F. del Monte (1987), 95. Cf. también J. Lotman y B. A. Uspenskij (1979a), 68, 71: “(…) la cultura es memoria”, 75, n. 7; Ídem. (1979b), 114-117, 133; A. Arroyo (2010), 355-357, con notas (en p. 355ss: donde dice “cosmology” debería decir “cosmogony”, N.A.); 3.1.Introducción, p. 29, n. 26; 3.2.2.- Zoomorfos, p. 52, n. 175, y en las Leyes, §170 (KBo-6.13 I 10-12): 10ták-ku LÚ EL-LAM MU%-an ku-en-zi ta-me-el-la *UM-an 11te-ez-zi 1 MA.NA KÚ.BABBAR pa-a-i 12ták-ku ARAD-ma a-pa-a-a!-pát a-ki, Si un hombre libre una serpiente mata y el nombre de otro 11pronuncia, 1 mina (de) plata da; 12pero si este (es) un esclavo, muere”, cf. H. A. Hoffner (1997), 136 sub §170/*55 (edición). Se trata de un topos vigente en la actualidad y recogido en, entre otros, el tema del grupo musical America, “Horse with no name”: “In the desert you can remember your name / ‘cause there ain’t no one for to give you no pain”; o en uno de los temas principales del largometraje “Spirited Away” (2001) del guionista y director H. Miyazaki. 218

Cf. R. Francia (2004), 392; C. López-Ruiz (2012), 33: “The idea of “creation by naming” (…) constitutes an ontology (or epistemology) in its own right”. Se trata también de una constante en numerosas culturas, cf. C. Watkins (1995), 14; cf. también A. Arroyo (2010), 356, y n. 24. En cualquier caso, recuérdese que el pensamiento abstracto en este estadio de la historia, hitita en particular, no posee aún un vocabulario específico y refinado, y que se carece de una buena parte del material textual. Esta ontología de la palabra es uno de los temas principales de la filosofia occidental desde Platón en Crátilo, cf. Ídem. (2004), esp. 82 (=430a): “¿No dirías tú que el nombre es una cosa y otra distinta aquello de que es nombre?”, 85 (=432d)– hasta el s. XX con L. Wittgenstein –una constante en toda su obra desde el Tractatus hasta la postulación de los “juegos del lenguaje”– y la corriente historiográfica del “Giro Lingüístico”, entre otros; para una panorámica, cf. G. Noirel (2002), 22-23; S. Koerner y S. Price (2008), 360. 219

En la tesis que sostiene en su obra “Del sentimiento trágico de la vida” de 1912, cf. Ídem. (1982), esp. 53: “(…) ansia de no morir, el hambre de la inmortalidad personal, el conato con que tendemos a persistir, indefinidamente en nuestro ser propio.”, 65-66: “Quiere (el hombre), cuando menos, dejar una sombra de su espíritu, algo que le sobreviva. (…) Nuestra lucha a brazo partido por la sobrevivencia del nombre se retrae al pasado, así como aspira a conquistar el porvenir”. Cf. en este sentido también y aunque haciendo hincapié en el creyente, M. Elíade (1967), 68: “El hombre religioso está sediento de ser.” 220

Cf. 3.2.1.2.- Panoplia, p. 46, n. 130.

221

S. Moscati (1963), 44-48, 69; Th. van den Hout (1995b), 559; J. Seeher (2012), 37.

222

Cf. recientemente J. Seeher (2009b), 129; Z. Simon (2012), 689.

60

El agua dulce en la cultura hitita

marido Hattu$ili-III a la diosa Lelwani223–. En cualquier caso, e independientemente de que promotor y representado coincidan o no, los hechos a resaltar son la intención expresa de la identificación segura del representado a través de la escritura de su nombre y la existencia de una persona que toma la iniciativa para la realización de la obra y que, como se ha señalado en la Introducción a este capítulo, pudo muy bien influir en la elección de determinadas características de la imagen junto al artífice de la misma. En cuanto a la posición de la onomástica en las representaciones humanas, son controvertidas aquellas de Sirkeli 1, Hemite y Hatip porque se localizan por detrás de la figura (Tab. 1.1; Figs. 71, 40 y 32) habiéndose explicado por una parte de acuerdo a las limitaciones que impone la roca224, por otra a una característica estilística de la iconografía del área sureste de #atti225. Si se compara con la posición que ocupa la onomástica en la glíptica, puede observarse que ésta suele situarse generalmente frente a la figura, que solo cuando se repite aparece a espaldas del representado226 y que únicamente en contadas ocasiones y en sellos de tipo anillo y cilíndrico se localiza exclusivamente por detrás de la figura227. En el relieve del “abrazo divino” entre Tud"aliya-IV y %arruma en Yazılıkaya (nº 81; Fig. 192) es sin embargo claro que el nombre del monarca no puede aparecer frente a su rostro porque este espacio está ocupado por la figura del dios, pero podría haberse dispuesto frente a las figuras228. En esta discusión sin embargo, no se han tenido en cuenta Ta'çı A y B (Tab. 1.1; Figs. 48 y 53, donde las inscripciones se sitúan de manera anómala por encima, al frente y detrás de las figuras; siendo además que algunas de estas inscripciones no están asociadas a ninguna imagen, quizá por tratarse de una obra inacabada. A pesar de esta disposición inusual de la inscripción, como se verá más adelante, se advierte igualmente una tendencia a la “normalidad”. Estos ejemplos parecen indicar que la localización de la onomástica obedece a un motivo compositivo que incide en la relación entre la figura y su nombre, apareciendo en primer lugar en un lugar visible y fácilmente relacionable con la figura (sobre el puño, frente al rostro). Pero también

223

Cf. 3.1.- Introducción, p. 28, n. 20. Solo en BO1AZKÖY 21 (=SÜDBURG) (cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss.) se explicita el promotor pero con referencia directa a la inscripción y a la propia ‘Kammer 2’; en el resto del presente corpus no viene mencionado como tal, ni cuando coincide con la figura representada ni cuando podría tratarse de personajes diferentes. Sin embargo, sí se hará en algunos relieves posteriores neohititas, como en Ivriz (cf. CIH I, 30-31, Taf. XXXIV; Ídem., CIH II, 19-20; HHM, 31 sub 29, Pl. XLVI; K. Bittel (1977), 289ss., Abb. 327-328; J. Börker-Klähn (1982), 107 y n. 432; CHLI I.2-3, 516-518, Pls. 292-295, más bibliografía señalada; D. Berger (2002), 178 y Abb. 9; O. Harman'ah (2011), 637-638, Fig. 28.6; Ibídem, “The Living Rock: Image, Image-making and Ladscape at Ivriz”, International Symposium “Cast in Space. Images, Gaze and Place in the Ancient World (and beyond)”, 20-21 de febrero de 2012, Berlin; pendiente de publicación). 224

K. Kohlmeyer (1983), 92-93.

225

J. Börker-Klähn (1982), 259 sub nº 316; H. Ehringhaus (2005), 98-99. La primera habla de característica Kizzuwatnea, el segundo, de la zona geográfica en general. Las onomásticas del relieve de Hanyeri, una frente al rostro de la figura y otra a sus espaldas, corresponden, verosímilmente, a dos personajes diferentes, cf. 4.1.2.3.2.- Hanyeri, p. 101ss. Este podría ser también el caso de Hemite, pero es difícil distinguir si se trata de una inscripción o de irregularidades en la roca, cf. 4.1.2.2.1.- Hemite, p. 84ss. 226

S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Abb. 19a, Kat. 65.1, para Tanu"epa.

227

S. Herbordt (2005), Kat. 267 (Abb. 38f, Taf. 21) y Kat. 439 (Abb. 38g, Taf. 34), para sellos cilíndricos, el primero de ellos perteneciente a una mujer; Kat. 626 (Abb. 42h, Taf. 49) y Kat. 276 (Abb. 44c, Taf. 22), para sellos de anillo. Con respecto a Kat. 267, compárese con aquel fragmentario atribuido a Pudu"epa en: M. Poetto (2002), 637-640 sub Nr. 1. 228

Esta misma disposición de la onomástica en escenas de “abrazo divino” se documenta en la glíptica, cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Abb. 15a,c-d, para Muwatalli-II; Abb. 16a-d, para Ur"i-Te$ub -tu'kanti-; Abb. 17c, para Tud"aliya-IV, y Abb. 17a (= RS-17.159). Este último constituye un ejemplo particular porque la onomástica del monarca se dispone frente a las figuras sobre el puño del dios, mientras el nombre de este último aparece a su espalda, cf. p. 42, n. 106.

3. Iconografía

61

respondiendo a una lectura del conjunto de acuerdo a la orientación de la figura229 en la que la imagen puede ser interpretada como “aposición” de la onomástica porque la lectura de los signos230 se realiza en la misma dirección en la que se orienta la figura. Esto es, cuando la figura se orienta hacia la izquierda (Hanyeri, Fıraktın; Tab. 1.1; Figs. 64 y 44), la lectura de los signos se realiza también de izquierda a derecha; y viceversa, cuando la figura se orienta hacia la derecha (Ta'çı A y B, Karabel, Imankulu; Tab. 1.1; Figs. 48 y 53, 57 y 44), la lectura se realiza de derecha a izquierda. También en los casos de Hatip (hacia la derecha) Hemite y Sirkeli 1 (hacia la izquierda) (Tab. 1.1; Figs. 32, 40 y 71) se muestra el mismo fenómeno, pero aquí, al situarse la inscripción por detrás de la figura, es la primera la que funciona como “aposición” de la segunda. Esto significa que la lectura de todo el conjunto debe realizarse en sentido contrario a la orientación de las imágenes, a su vez acorde con aquella de los jeroglíficos. La imagen de Pudu"epa en Fıraktın (Tab. 1.1; Fig. 44) parece confirmar esta interpretación puesto que su onomástica se localiza frente al rostro con lectura de izquierda a derecha –y de arriba a abajo– y su epíteto se encuentra detrás de ella con una lectura también de izquierda a derecha, como conviene a una aposición231; sin que ello sea óbice para que pueda tratarse también de un añadido posterior. Excepción a esta “regla” es la onomástica de #attu$ili-III en FIRAKTIN, donde *278, li, se orienta en sentido contrario a la figura232. Por su parte, las onomásticas de divinidades (Tabs. 1.1-2) tienen una lectura descendente, coherente con una interpretación iconológica233. Pero ello no debe, de nuevo, inducir a pensar que todas las inscripciones con lectura descendente corresponden a divinidades. Como muestran los ejemplos de Ta'çı A y B (Tab. 1.1; Figs. 48 y 53), también onomásticas y títulaturas de personajes humanos pueden tener una lectura descendente, lo que seguramente encuentra su explicación, como en otros muchos casos iconográficos, en la intención de denotar prestigio. Todo ello no excluye que estos criterios compositivos tengan relación con las particularidades del soporte, de la región y de la época a la que pertenecen promotor y escultor, como también con un programa iconográfico definido, que puede a su vez depender de una cierta idiosincrasia regional o bien del deseo expreso de los representados.

3.4.- Conclusión Como se ha visto en la Introducción a este capítulo, la iconografía hitita comparte con la de sus vecinos una serie de características, como la preferencia por la representación en vista de perfil y la simetría, y algunos motivos iconográficos como el disco solar alado o la asociación del león con la realeza. Pero ni la existencia de paralelos, incluso cuando uno de los términos de comparación es an-

229

Ya observado en SBo II, 41, aunque parcialmente contra Ibídem, n. 158: “(…) eine Ausnahme bildet Hanyeri, wo die Zeichen der Beischrift bei der Figur in die entgegengesetzte Richtung blicken”, ya que *107, mu(wa), se orienta en la misma dirección que la figura. Cf. también J. Borchhardt y E. Belibtreu (2011), 481: “Aspektivisch setzt der Künstler den Text um”, con respecto al registro A3 del Obelisco Blanco de Nínive (British Museum, ANE 118807). 230

Cf. E. Laroche (1956), 111-112.

231

También lo entiende así H. G. Güterbock (1978), 133: “(…) die Inschrift, bei dem Bild der Königin beginnend”. A este respecto son interesantes las consideraciones de E. Laroche (1982d), esp. 134, sobre la posición del adjetivo precediendo o siguiendo al sustantivo al que refiere y constituyéndose entonces en “épithète de nature (…) [ou] prédicat (…), un supplément d’information”, respectivamente. En el caso concreto de Pudu"epa su nombre sería su “épithète de nature” y la inscripción a su espalda, su “prédicat”. Sobre esta característica de los adjetivos cf. también H. A. Hoffner y H. Craig Melchert (2008), 271-273, y n. 4. 232

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86ss.

233

J. Á. Álvarez-Pedrosa (2007), esp. 69.

62

El agua dulce en la cultura hitita

terior a otro, demuestra que haya habido una influencia directa entre el punto de origen del motivo y el punto final de representación234; ni el hecho de que efectivamente la haya habido implica un significado compartido235. El papel ejercido tanto por el artesano como por el promotor de la obra no puede subestimarse, aunque bien es cierto que su alcance es difícil de concretar por la ausencia de documentación al respecto236. Puede afirmarse la existencia de una simbología adscrita tanto a las figuras representadas como a alguno de sus particulares que sin embargo no es rígida ya que los diferentes elementos iconográficos encuentran una determinada lectura en la especificidad del ejemplo concreto. Porque los grupos humanos crean, siendo parte de este proceso de creación el establecer relaciones entre cosas conocidas como objetos de la Naturaleza, conceptos abstractos, connotaciones de estos conceptos, otras representaciones, experiencias, elaboraciones de esas experiencias y un largo etcétera237. La interpretación por tanto de estas imágenes puede llevarse a cabo en un primer estadio de modo general y en un segundo de modo particular atendiendo al caso en cuestión. Por lo que respecta al promotor de la obra, se ha esgrimido que la aparición del arte monumental hitita sobre roca tiene relación con un estadio en el desarrollo de su iconografía vinculado a la situación política de época Imperial que se muestra también en la glíptica238 y se ha afirmado que la

234

F. Boas (1961), 286, 290-294; J. V. Canby (1976), 42: “If there is no need to seek outside influence on Hittite sculpture and sparce evidence of it, the concept should, perhaps, be abandoned.” A propósito del papel ejercido por los mercaderes asirios en época del k)rum en la transmisión de motivos, J.-C. Margueron (1997), 294 señala: “(…) force est de constater que la contamination n’a pas été bien forte. La céramique (…) fait preuve d’une originalité totale (…) la multiplication des thèmes décoratifs humaines ou animaliers est une autre face de cette originalité. Les sceaux, qui sont étroitement liés à l’écriture, sont le seul domaine où l’influence mésopotamienne s’est réellement exercée.” No es un campo baladí este de la glíptica en relación con el arte hitita –si es que pueden separase–, especialmente el de carácter rupestre y monumental; sobre este particular, cf. 3.1.- Introducción, p. 25ss., y más abajo. 235

F. Boas (1961), 290-294; Th. van den Hout (1995b), 572: “Andererseits hat Tut"alija (…) einer schon existierenden Ikonographie einen neuen Inhalt geben wollen.”; D. Bonatz (2002), 72: “…als die Suche nach vergleichbaren Bildmotiven automatisch zu der Betrachtung ihrer Bildträger führt, die dann als Vehikel des Austausches von A nach B reisen. (…) Es versteht sich von selbst, daß bei dieser Art der Weitergabe der Großteil der ursprünglichen Botschaft des Bildes (…) verloren geht.” 236

D. Bonatz (2002), 73: “Das methodische Problem besteht darin, daß es aufgrund der erwähnten Informationsquellen schwierig ist, den Weg vom Text zum Bild sowie gleichfalls die Interaktion von Auftraggaber und Handwerker deutlich nachzuvollziehen.” 237

Aunque quizá ligeramente reduccionista y superada en algunos particulares teóricos, continúa siendo una obra perspicaz aquella de F. Boas (1961), esp. 405-406: “highly imaginative character (…) There is only one point, and a fundamental one, that is not a fully covered by the characteristics activity of imagination. It is the fact that everywhere tales attach themselves to phenomena of nature (…) The distribution of these tales demonstrated clearly that the more thought is bestowed upon them by individuals deeply interested in these matters2by chiefs, priests, or poets2the more complex do they become”, cf. también M. Eliade (1967), 158; F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 127; L. Wittgenstein (1992), 85: “(…) expresión de la cadena de ideas que nos lleva de un extremo a otro”; M. Forlanini (2000), 9, y n. 1; J. Klinger (2008b), 187: “Schon in der ältesten Überlieferung lassen sich ganz unterschiedliche Traditionslinien erkennen, die das Ergebnis einer sich über einen längeren Zeitraum hinziehenden Ethnogenese waren, bei der am Ende der Anteil der (…) ursprünglichen religiösen Vorstellungen der Einwanderer (…) veschwindend ist”; Ídem. (2012b), 80, 84-85, 87. El caso de la divinidad NISABA es paradigmático porque “(…) the Sumerogram NISABA occurs in the Hurrian lists because Kumarpi is asociated with Dagan, and Dagan with grain”, en: A. Archi (1993), 32; cf. también E. Laroche (1976), 99; M. Hutter (1997), 74-75, 78; y A. Archi, (2004), esp. 319, n. 1: “(…) a good example of the ways in which the Hittites reworked foreign cultural elements.” Nótese que en origen NISABA era una divinidad femenina y que este paso ha permitido identificar como Kumarbi el relieve nº 40 de Yazılıkaya. Por otra parte, algunos escribas dibujaron en los espacios libres de las tablillas mostrando su capacidad creadora, cf. H. G. Güterbock (1957), 70, y n. 53-55; A. Ünal (1989); S. Fischer (2008). 238

K. Bittel (1964), 131; R. L. Alexander (1986), 34-35; Th. van den Hout (1995b), 559; C. Mora (1998); J. A. ÁlvarezPedrosa (2007), esp. 70-71; J. Seeher (2009b); S. de Martino (2010), esp. 94-95; S. Herbordt (2011), 53; J. Seeher (2012).

3. Iconografía

63

realeza hitita estaba necesitada de nuevas formas de demostración del poder central239 en el sentido de “propaganda”240 con el objetivo de mantener la cohesión del territorio. Sin embargo, la situación política hitita nunca dio muestras de haber sido ni tranquila ni estable241. Tanto si hubo una necesidad de demostración de poder como si no, la representación figurativa halló formas específicas de representación de acuerdo con las preferencias e intencionalidad del representado242, que unas veces hizo predominar la faceta de guerrero como en la ‘Kammer 2’ de la Südburg (Fig. 116), otras su faceta de sacerdote243, como en Sirkeli o los relieves nºs 64 y 81 de Yazılıkaya (Figs. 71, 183 y 192); otras, ambas, como en Fıraktın (Fig. 44). Pero como no todos los personajes representados son monarcas, se colige que, aunque efectivamente la monarquía en el último período del Imperio pudiera haber estado necesitada de formas de demostración de poder, esta misma demostración se da en, y adquiere un, sentido general, incontestable e incontestado, o lo que es lo mismo: porque el promotor puede (del latín potere) llevar a cabo la obra, la lleva a cabo244. En este sentido se hace necesaria una inscripción onomástica que de cuenta de la especificidad del (o los) involucrado(s) en la obra (Tab. 1.1). Lo que se traduce por una parte en una identificación de representación-representado merced al nombre y en una cierta marca de propiedad, en la medida en que la ubicación del relieve debe por fuerza localizarse dentro de los límites territoriales controlados por el representado o el patrocinador de la obra, aunque fuera durante un período corto de tiempo, o de otro modo no le hubiera sido posible llevarlo a cabo. No debe sin embargo asumirse que esta marca de propiedad esté relacionada con la orientación de la figura pero sí con su localización que refleja una cierta hegemonía territorial que en algunos casos puede coincidir con una marca de

239

Aquí sería quizás oportuna una discusión sobre la existencia o no de un público, y en el caso de haberlo, su definición y tipología; pero ello excede con mucho los límites de este trabajo. Se ofrecen, sin embargo, algunas referencias sobre el particular: desde una posición histórica, cf. Th. van den Hout (1995b), 564, 572, donde al referir a “Propagandamittel” implica necesariamente la noción de “publico”; en el mismo sentido, D. Bonatz (2002), 74; F. Pecchioli Daddi (2006), 127; y especialmente M. Pallavidini, Tesis, 2012, 12-17, 328-336, más bibliografía señalada; enfatizando en la visibilidad del monumento: P. J. A. Stokkel (2005); desde algunas teorías de la etología, basándose en la movilización de recursos y con una lectura socio-económica: C. Glatz y A. M. Plourde (2011), más bibliografía señalada, cf. 4.4.- Conclusión, p. 219ss. Se considera en estas páginas que la existencia de un público, independientemente de su definición, no es necesaria ni para la comprensión de estos relieves ni para explicar, total o parcialmente, las motivaciones para su realización. 240

E. Akurgal (1964), 110: “Die Hethiter (…) brauchten eine Bildkunst, die überall als Zeichen ihrer Macht in Erscheinung treten konnte. Die politische Lage begünstigte also die Entfaltung eines spezifisch hethitischen Stiles, der in allen Gebieten des Reiches Verbreitung fand.”; J. Börker-Klähn (1982), 104; K. Kohlmeyer (1983), 94-95; Th. van den Hout (1995b), 572; F. Imparati (1999), 327-328, 337 con especial atención sobre Tud"aliya-IV; D. Bonatz (2007), 126-127; S. Herbordt (2011), 56; M. E. Balza y C. Mora (2011), 216-218; contra todos ellos, A. Schachner (2012), 145: “(…) zur „Selbstbestätigung‟ verwendet”, quien sin embargo en p. 150: “Die Reliefs (…) transportierten dessen [des Königs] Machtanspruch und Ideologie”. Nótesen las afirmacines de P. Neve (1969-1970), 170: “Denn diese Periode gewisser außenpolitischer Erfolge und Stabilität scheint sich nicht nur durch repräsentative Großbauten sondern auch durch das Bedürfnis nach einer Intensivierung des religiösen Lebens auszuzeichnen.”; Ídem. (1971), 35. Cf. también H. Klengel (1999), 258-59, 290, 306-308; F. Pecchioli Daddi op. cit., 117 donde resalta: “The manner in which #attu$ili had succeeded to the throne was extremely disruptive even for a society like the Hittite one, where practically no transfer of power had ever been out smoothly.”; T. Bryce (2005), 247-248, 252-253, 259-263, 272-273, 279, sobre la necesidad de la línea dinástica de #attu$iliIII de legitimarse en el poder. 241

Dos magníficos manuales para corroborar esta afirmación son K. Klengel (1999); y T. Bryce (2005), con bibliografía señalada. Cf. también 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss. 242

K. Bittel (1964), 131. El deseo expreso del representado incluye también a la divinidad, como se muestra en KUB-7.5+ IV 11-16 (“Ritual de Pa$kuu!ati contra la impotencia” (CTH-406)) en el que se ofrece a la diosa la posibilidad de ser representada bien en forma de pyhtos, de NA4'uwa!i- o de estatua, cf. H. A. Hoffner (1987), 276, 279; J. Hazenbos (2003), 175. Cf. también F. Imparati (1999), 321: “(…) Einfluß auf die Machtausübung war dabei entsprechend der jeweiligen politischen Situation und der Persönlichkeit des Herrschers unterschiedlich.”; F. Pecchioli Daddi (2006), 127. 243 244

Cf. J. Klinger (2003-2005), 641 sub §4. der König als Priester; A. Taggar-Cohen (2006), 369-383, 444-445.

Coincidiendo con la afirmación de C. Glatz y A. M. Plourde (2011), 33: “This is what the state does: it erects large monuments as symbol of authority.”

64

El agua dulce en la cultura hitita

frontera o una vía de comunicación. Esta localización del relieve por su parte, sí puede relacionarse con una simbología y/o significado específicos y especiales adscritos al lugar245. Por tanto, la característica principal de estos relieves es su intención de pasar a la posteridad mediante la sanción del presente en una concepción del tiempo como un continuum. Manifiestan el deseo de permanencia de un estado de cosas, concretamente de un contexto político-territorial, que se considera legítimo y que se materializa de forma específica en la persona del representado246 quien realiza la obra como una demostración de poder en sentido general y cuya onomástica reafirma esta pretensión de permanencia del orden existente. Al mismo tiempo su localización no es casual, sino que aprovecha la geomorfología de la zona o bien la re-crea, como en el caso de la “Cámara B” de la Südburg, y se beneficia de las características que para la cultura hitita tienen las montañas, los ríos, las fuentes y los volúmenes de agua en general como lugares esencialmente puros y con una fuerte carga religiosa247.

245

J. Seeher (2009b), 119-120, 137; Ídem. (2012), 39. Y como parecen poner de manifiesto también las posteriores intervenciones en paisajes naturales de KÖTÜKALE en un ponor (cf. J. D. Hawkins (2001), 299; 5.3.6.DINGIR.KASKAL.KUR, p. 336), asirias en el Tigris (cf. A. Bagg (2000) 112-116; A. Schachner (2009b)) y persas de Bisutun (cf. W. Kleiss y P. Calmeyer (1996)). 246

En la línea de J. Lotman y B. A. Uspenskij (1979a), 73: “(…) futuro (…) como una prolongación del «ahora» (…) con una orientación hacia el pasado que asegura esa indispensable estabilidad”. Cf. también K. Bittel (1976), 195: “Wille eines Großkönigs, der nach sichtbarer Verewigung eben an einer Erscheinung der Natur von immerwährender Dauer strebte”; J. Seeher (2012), 39: “Der Herrscher markiert die Grenze, den Pass, den Kultort oder eine andere ihm wichtig erscheinende Stelle mit einem Relief oder eine Stele”, contra M. Darga (1992); 363: “The purpose behind these rock reliefs was, of course, the worship of the gods and the expression in visual form of the gratitude felt towards them by the Great Hittite Kings.” Tampoco comparto la idea de que alguna de estas representaciones, en especial aquellas de Tud"aliya-IV, implicaran una “deificación” del soberano (cf. Th. van den Hout (1995b), 546, 572; F. Pecchioli Daddi (2006), 127). Cf. p. 28, n. 18 y p. 42, n. 105. 247

Cf. 5. Corpus de textos, p. 222ss.

4. Corpus del material arqueológico

65

4. Corpus del material arqueológico 4.1.- Extramuros 4.1.1.- Fuentes 4.1.1.1.- Eflatun Pınar, Aslanta' y Fasillar La fuente monumental de Eflatun Pınar (“fuente púrpura”)1 se localiza en la provincia de Konya a unos 7 km al este del lago Bey'ehir (Map. 1) sobre uno de los manantiales que dan origen al arroyo homónimo que desemboca en este lago2. Fue descubierta en 1837 por W. J. Hamilton y desde entonces ha atraído la atención de numerosos investigadores por su carácter excepcional3, cuyo único paralelo como fuente monumental extramuros lo constituye Yalburt. Entre los años 1996 y 2002 se realizaron las únicas campañas de excavación para investigar y recuperar el monumento, sumergido en su mayor parte debido a la colmatación del estanque (Fig. 1) y a su prolongada reutilización4. A unos 12 m hacia el norte de esta fuente se hallan los restos de la escultura en bulto redondo Aslanta' (“león de piedra”). Se documentan tres asentamientos en los alrededores: Kireli, a 5 km hacia el este; Küladasi, a 10 km hacia el sur y el höyük homónimo a 350 m hacia el sur con ocupación desde el Calcolítico hasta época clásica y que parece haber estado conectado al monumento por una vía empedrada5. §1.- Eflatun Pınar: El conjunto (Figs. 2-3, 6.1-2), realizado en su mayor parte con bloques de andesita6, consta de un estanque cuadrangular sobre cuyo lado norte se asienta sobresaliendo de la vertical hacia el agua una gran “fachada” de ortostatos de medidas diferentes enfrentada a una suerte de plataforma que ocupa parte de la mitad del lado sur de este mismo estanque. Al este de esta “fachada” corre una canalización que conduce parte del agua del manantial desde su punto de origen por detrás de la fachada hasta el extremo opuesto en la zona sur rodeando el estanque por el exterior de su muro este. Sobre un potente muro en piedra ubicado en diagonal con el ángulo suroeste del estanque se disponían los tercios delanteros de tres prótomos de toro (Figs. 3, 4.1-3). La “fachada” (Figs. 3, 5, 6.1-2) es la cara de ca. 6 m de altura y 7 de ancho en contacto con el agua de una estructura mayor y tridimensional, una suerte de enorme podio (Figs. 3, 7) de grandes

1

Pero también conocida como “fuente de Platón”, véase la discusión del nombre, con referencias, en: K. Bittel (1976-80), 33-34; K. Kohlmeyer (1983), 34, n. 281. 2

J. Mellaart (1962), 112; R. Naumann (1974), 467; K. Bittel (1976-80), 34; K. Kohlmeyer (1983), 34; H. Ehringhaus (2005), 50, Abb. 93. Cf. también 2.4.- Cordillera del Tauro, p. 15ss.; esp. 2.4.2.- Tauro central, p. 17ss.; Maps. 1, 8; sobre la karsticidad de este área. 3

Para el elenco de los primeros estudiosos, cf. J. Börker-Klähn (1982), 250 sub nº 308; K. Kohlmeyer (1983), 36, n. 291-296; M. Bachmann y S. Özenir (2004), 87-94, más bibliografía señalada. Cf. también M. C. Trémouille (1998), 191, y n. 47-48. 4

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 94-95, 105, y n. 74, 75, 113.

5

J. Mellaart (1962), 112, 116, 117; J. Börker-Klähn (1982), 105; K. Kohlmeyer (1983), 35 y n. 289; M. Bachmann y S. Özenir (2004), 105, 116, n. 141 y Abb. 26. 6

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 95, contra J. Börker-Klähn (1982), 250 sub nº 308 y n. 3; K. Kohlmeyer (1983), 34, n. 284; quienes hablan de traquita.

66

El agua dulce en la cultura hitita

sillares de formas y dimensiones diferentes ensamblados entre sí7 cuyo cierre posterior (norte) se ha perdido. No se dispone exactamente en el centro del muro norte del estanque, sino ligeramente desplazada hacia el oeste8 (Fig. 6.1). Cada sillar contiene una figura en alto-relieve ocupando toda su superficie externa (Tabs. 1.1; Figs. 5, 6.1) por lo que puede afirmarse que las dimensiones de la piedra dependen de aquellas de la representación que contienen9. Las figuras han perdido todos los detalles debido a la erosión, excepto aquellas inferiores que se encontraban completamente sumergidas y bajo un potente estrato de escombros. De sus dos muros laterales el mejor conservado es el este decorados con un almohadillado (Figs. 7, 6.2). De abajo a arriba las figuraciones son: – Cinco dioses Montaña (2,35 m alto) en la posición D (Tabs. 1.1 y 2; Figs. 5, 6.1) con tocado cónico, barba, parte inferior con decoración en forma de arco10 y en los que pueden distinguirse los detalles del rostro e incluso en algunos, los dedos. Los tres centrales presentan en los intersticios de la decoración de su zona inferior y al centro de la cintura varios orificios circulares (35 mm ∅) por donde aún mana el agua (Fig. 5). Se asientan sobre sillares sin decorar, y los cuatro laterales presentan pequeñas oquedades usadas para su colocación11. A ambos lados de la figura central se disponen cuatro bloques ordenados verticalmente dos a dos con un almohadillado. – Diez seres híbridos con cabeza de felino en la posición F (Tabs. 1.1 y 2; Figs. 5, 6.1) ordenados verticalmente dos a dos por encima de cada dios Montaña y de los cuales los cuatro laterales son los mayores. Todos se dirigen hacia el centro excepto los centrales que se hallan dirigidos hacia la derecha. Aquellos de las filas superiores presentan forma humana excepto la cabeza y visten el tipo combinado de túnica y faldellín; los de las filas inferiores muestran extremidades inferiores de animal y una larga cola12. – En la posición central y separados entre sí y a los lados por una columna de seres híbridos, se hallan dos figuras sedentes (Tab. 1.1; Figs. 5, 6.1). La figura de la izquierda porta el tocado cónico mientras que la de la derecha porta uno en forma de disco, por tanto ésta es femenina y la primera, masculina.

7

Para H. G. Güterbock (1947b), 60; J. Mellaart (1962), 113; R. Naumann (1971), 442; Ídem. (1974), 472; K. Bittel (1976-80), 34; J. Börker-Klähn (1982), 251; K. Kohlmeyer (1983), 36; H. Ehringhaus (2005), 51, 56, el espacio interior estaba colmatado con piedras de menor tamaño formando una estructura compacta; para M. Bachmann y S. Özenir (2004), 108-109, 116, este espacio interior estaba vacío y se trataba de una cámara. Es posible que lo fuera, pero, contra Ibídem y siguiendo a R. Naumann, loc. cit.; K. Bittel (1953), 4, Taf. 1c; y J. Börker-Klähn (1982), 251, resulta poco verosímil considerar los espacios entre los bloques como “Belichtungsöffnungen”. Más bien parecen corresponderse con los intersticios de una construcción en piedra volcánica y erosionada en la que los bloques, por haber sido trabajados atendiendo principalmente a las figuraciones que contienen y no a su disposición estructural, no encajan perfectamente entre sí; cf. 3.1.Introducción, p. 35, n. 57. Estos intersticios pudieron, o no, haber sido clausurados con piedras de menor tamaño como las documentadas in situ. En cualquier caso, la luz que hubieran podido dejar pasar estas hendiduras no hubiera sido suficiente como para acometer ningún trabajo en el interior sin recurrir al uso de iluminación artificial como proponen los excavadores. 8

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 109.

9

Solo las figuras laterales de los dos dioses montañas y los dos discos alados inferiores ocupan un único sillar pero ello no contradice el que la representación haya condicionado las dimensiones del soporte. Todas las medidas aportadas para este monumento proceden de M. Bachmann y S. Özenir (2004) por ser la más reciente y exhaustiva. 10

Cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 56, con notas.

11

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 96. Estas marcas pueden observarse también en la parte posterior de los sillares que contienen los discos alados, cf. también K. Bittel (1953), 4; K. Kohlmeyer (1983), 36; M. Bachmann y S. Özenir (2004), 108. 12

Iguales, exceptuado la cabeza, a los relieves nºs 28-29 de Yazılıkaya y similares a los nºs 67-68 (Figs. 165 y 185-187), cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 177ss. Cf. también H. G. Güterbock (1947b), 61; K. Bittel (1953), 2-4, quien ve aquellos inferiores como figuras barbadas.

4. Corpus del material arqueológico

67

– Tres discos solares alados rematan el conjunto, dos sobre cada figura sedente y un tercero, al que le falta la mitad superior del disco13 sobre todo el conjunto (Figs. 5, 6.1). En el lado sur del estanque, opuesta a la fachada y también asimétricamente respecto al eje del muro se levanta una suerte de plataforma (ca. 6,5 x 8 m) (Figs. 3, 6.1-2, 8-9), también sobresaliendo de la vertical del muro hacia el agua, con un enorme sillar adosado a su cara norte (2,30 x 0,75 x 1,25 m) sobre el que, en un rebaje de la plataforma realizado al efecto (Figs. 6.2, 9), se dispone un ortostato con un alto-relieve de una figura femenina sedente (1,35 m alto), con los brazos sobre el pecho y tocada con un disco de estrías radiales (Fig. 6.1). A su izquierda se halla la parte inferior de otro alto-relieve muy similar que, en base a una reconstrucción simétrica14 del conjunto correspondería con un personaje masculino como el de la fachada. El estanque (ca. 34 x 31 m) (Fig. 3), sin pavimentar15, está realizado con bloques de andesita (ca. 50 cm alto) desbastados solo en su cara en contacto con el agua, habiéndose perdido al menos la fila superior16. Algunos de estos sillares están decorados también con un almohadillado y otros con una o dos protuberancias circulares17 (Figs. 6.1-2, 10). A unos 3 m de distancia a ambos lados de la fachada se disponen simétricamente dos figuras en alto-relieve (1,5 m alto), sedentes, con los brazos en la posición D (Tab. 2) y tocado de disco (Figs. 6.1, 11) y con una protuberancia al centro de su zona inferior representando esquemáticamente los pies. En el centro del muro este se halla un sillar fragmentado en su parte superior (1,20 m alto) con dos figuras masculinas en bajo-relieve en la posición A (Tab. 2; Figs. 6.2, 12) dirigidas hacia la izquierda, esto es, hacia la fachada. Aquella de la izquierda viste túnica larga sobre faldellín, mientras que la de la derecha viste solo faldellín. En el muro oeste, frente a este sillar decorado, se encuentra otro de similares caraterísticas pero sin figuraciones (Fig. 6.2), bien porque nunca habría de contenerlas, bien porque se encuentra inacabado. Adosada a sus muros noroeste y este y aprovechando su cara externa, discurre una canalización de sección cuadrangular (50 cm ancho) en sillares calizos trabajados solo en su cara interna (Figs. 3, 7) que conduce el agua desde el manantial situado en el ángulo noreste hasta el estanque a través de los orificios en las figuras de los dioses Montaña18, de una esclusa19 en el muro norte (2,3 m largo) y de unas pequeñas oquedades interpretadas como “Austritte von kleinen Känalen”20 situados en la parte inferior de la segunda fila de sillares del muro este e idénticos a los orificios de los dioses Montaña (Figs. 3, 13 y 6.2). La prolongación de este canal por el exterior permite evacuar el agua sobrante

13

R. Naumann (1971), 443; K. Kohlmeyer (1983), 38.

14

Como se irá viendo según avance la descripción, la simetría juega un papel importante en la disposición de los elementos de este conjunto, cf. más abajo, p. 70, n. 43; e 3.1.- Introducción, p. 33. 15

Contrariamente a como se documenta en Yalburt y en el ‘Wasserbecken’, y contra la suposición de H. G. Güterbock (1947b), 59-60. M. Bachmann y S. Özenir (2004), no señalan si el fondo del estanque lo constituía el mismo terreno o si se disponía un estrato de arcilla impermeable. 16

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 109. No todos los sillares son completamente rectangulares, algunos presentan sus lados inferiores de forma irregular como si se adaptaran a la forma del terreno, lo que induce a pensar que su forma final fue realizada in situ, como puede decirse de los bloques de la fachada; cf. Ibídem, 113; y más arriba. Paralelos a este tipo de sillares se encuentran, entre otros lugares, en algunos tramos de las murallas de #attu$a, cf. J. Seeher (2009), Abb. 14. La primera interpretación del conjunto como “fachada” + estanque fue propuesta por H. G. Güterbock (1947), 60-61. 17

Similares a aquel del muro norte del Templo 5 de la Oberstadt de #attu$a, cf. P. Neve (1996), Fig. 93.

18

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 107: “noch nicht archäologisch untersucht worden”, aunque es indudable que parte del agua era canalizada a través de los orificios de estas figuras puesto que aún hoy siguen en funcionamiento. 19

Sobre el término hitita para “esclusa”, quizá i!tappe!!ar, cf. EHGl, 81, s.v: sluice, HEG, I-K, 432-433, s.v: istap(p)-, HHW, 67, s.v: istap(p)-, MHwH, 282, s.v.; contra HED, E-I, 471-475, s.v: istap(p)-, esp. 473: “dam”; EDHIL, 415-6, s.v: i!t)p-/i!tapp-: “ ‘to plug up, to block, to dam…’, derivatives i$tapp3$$ar/i$tapp3$n- (n.) ‘dam, enclosure’”. 20

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 110, 117, Abb. 33-34.

68

El agua dulce en la cultura hitita

hacia el sur donde se encontraría con el arroyo que alimenta. En la zona este del fondo del estanque se hallaron 12 esculturas zoomorfas (Fig. 14) de bulto redondo en bastante mal estado de conservación (1,10 m x ca. 0,5 m), que, aunque acéfalas, no parecen pertenecer a la misma especie en base a las grupas, las colas y la forma general de las patas21. Otras dos esculturas de animales fueron halladas en la zona oeste, también en muy mal estado de conservación pero esta vez conservando la cabeza, dirigida hacia la derecha, con orejas redondeadas y con las fauces abiertas (Fig. 11) lo que parece indicar que se trata de felinos. Desafortunadamente, la posición original de todas estas esculturas no puede concretrarse pero su hallazgo concentrado en dos zonas del fondo parece apuntar a su traslado intencional22. También fueron hallados en el fondo del estanque fragmentos cerámicos de miniaturas y una Linsenflasche23. Por último, los tres prótomos de toro a tamaño real (Figs. 3, 4.1-3) están también realizados en un bloque de andesita (5,24 x 2,8 x 0,74 m) trabajado en vertical del que despuntan a partir de ca. 1 m del borde inferior, lo que indica, junto a las marcas de la parte posterior, que originariamente se insertaba en otra estructura y/o en el terreno. Es posible que estuvieran ideados como elemento funcional-decorativo a modo de caños24. Al haber sido usadas como aliviadero con las figuras en contacto con el suelo25 (Fig. 1), la erosión ha deteriorado muchos detalles, pero en la figura de la derecha pueden aún distinguirse los particulares de la cabeza del animal y la forma del cuello (Fig. 4.2). §2.- Aslanta': Así se denominan los restos fragmentados de una escultura (Figs. 6.2, 15-16) de la que solo se conserva la parte inferior26 y de la que se infiere que se trata de una figura sedente sobre un trono flanqueado por dos felinos27 de los que solo se conserva parcialmente el de la izquierda de la figura. Presenta unos orificios circulares iguales a los observados en algunos sillares de #attu$a utilizados para su ensamblaje28. Su posición original con respecto a Eflatun Pınar no es clara: mientras algunas reconstrucciones la sitúan sobre la “fachada”29, los resultados de las últimas excavaciones parecen apuntar a su ubicación por detrás de ésta, aprovechando el desnivel del terreno30. En cualquier

21

T. Ökse (2011), 225, habla de bóvidos contra M. Bachmann y S. Özenir (2004), 99, y n. 91: “Hirschfiguren”.

22

Cf. más abajo, p. 172, n. 788.

23

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 100, desafortunadamente, sin imagen. Sobre miniaturas y Linsenflaschen, cf. A. Müller-Karpe (1988), 27-31, 123-127; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 24-25, 30 sub G y M; U. Schoop (2011), 247-249, 251. 24

P. Neve (2001b), 292: “(…) als Wassereinlauf”; M. Bachmann y S. Özenir (2004), n. 107, 103: “Wasserspeier (…) nie vollendet worden”. Si se compara con los dibujos y fotografías que estos últimos autores mencionan en la n. 107 (= P. Neve (1988), Abb. 1-3, “Stierrelief aus Derbent”) puede observarse la ausencia de perforación pero también los paralelos entre ambas obras, que las diferencias se deban a un estado inacabado de la obra no puede asegurarse. Cf. también H. G. Güterbock (1988), para un ejemplo de pila con prótomos de toro. 25

De hecho, durante muchos años se pensó que ésta era la exclusa original del conjunto. Cf. H. G. Güterbock (1947), 60; R. Naumann (1974), 468; P. Neve (2001b), 292. 26

Cf. W. Orthmann (1964) 225, n. 24 para la historia de su descubrimiento; J. Börker-Klähn (1982), 250 sub nº 308, para el elenco de los autores que han tratado esta escultura. 27

J. Mellaart (1962), 114, habla de leopardos; R. Naumann (1974), 473; J. Börker-Klähn (1982), 252; K. Kohlmeyer (1983), 39; y M. Bachmann y S. Özenir (2004), 100, hablan de leones. En el estado en el que se halla la escultura es imposible discernir entre ambas posibilidades, sin embargo, es más probable que se trate de leones por cuanto son los felinos que se documentan con mayor frecuencia en la iconografía hitita que ha llegado hasta nosotros. 28

W. Orthmann (1964), 225; J. Mellaart (1962), 114; J. Börker-Klähn (1982), 252; K. Kohlmeyer (1983), 39; M. Bachmann y S. Özenir (2004), 101. Para esta técnica constructiva, cf. J. Seeher (2009), 136-141. 29 30

W. Orthmann (1964), 225, y Abb. 2, único que la reconstruye como una figura sedente masculina.

R. Naumann (1971), 443; Ídem. (1974), 472, y Fig. 66; K. Bittel (1976-80), 34; J. Börker-Klähn (1982), 252; K. Kohlmeyer (1983), 39; J. Börker-Klähn (1993), 339; M. Bachmann y S. Özenir (2004), 102.

4. Corpus del material arqueológico

69

caso y debido a su posición por detrás de la “fachada”, todos los autores coinciden en afirmar que formaba parte de ésta y que su localización actual es consistente con su caida hacia atrás, fracturándose y permanenciendo en el punto de derrumbe hasta hoy. §3.- Fasillar: Se localiza en las afueras del pueblo homónimo, en la ladera suroeste de un monte en las últimas estribaciones de la cordillera que separa el lago Bey'ehir de la meseta de Konya31 (Map. 1, Figs. 17-18) y a pesar de la distancia que la separa de las estructuras precedentes, se considera en este apartado por haber formado parte de muchas de las reconstrucciones de Eflatun Pınar32, aunque actualmente se descarte esta interpretación33. No se han hallado asentamientos en las cercanías34 pero enfrente y hacia el noreste, sí algunas tumbas de época clásica excavadas en la roca, tanto en la pared vertical como en el suelo35. A unos 50 m hacia el noroeste se halla un depósito freático al que se accede por unas escaleras excavadas en la roca, similar a la ‘Quellgrotte’ de Bo&azköy36 (Figs. 18y 125). Se trata de una estela en traquita37 con pie de inserción (7,40 m alto) y la representación frontal de un personaje masculino en alto-relieve sobre fondo plano en la posición A’’ (Tab. 2; Fig. 19), con faldellín y tocado cónico con cuatro protuberancias frontales. Se apoya sobre otra figura, también representada frontalmente, de un personaje masculino en la posición D (Tab. 2; Figs. 20-21), barbado y con tocado aparentemente cilíndrico con una decoración frontal cuadradra, flanqueado por dos esculturas de leones en pie (Figs. 17-18, 22). Se encuentra inacabada, como puede deducirse de la forma del brazo izquierdo y de las protuberancias entre la figura en pie y aquella que le sirve de base (Figs. 19, 22) donde pueden apreciarse también las marcas para la inserción de cuñas y/o agua con las que fragmentar la piedra. Sin embargo, los particulares del rostro de ambas figuras así como ambos leones se encuentran completos. La iconografía es consistente con su identificación como un diosTormenta sobre un dios-Montaña38. Al carecer de contexto y no estar asociada a ninguna inscripción, su datación es compleja, pero en base a paralelos iconográficos, especialmente en lo que respecta a las cabezas de los leones39 puede 31

J. Jüthner et al. (1903), 18, y n. 1, Fig. 5; K. Kohlmeyer (1983), 39. Cf. también 2.4.- Cordillera del Tauro, p. 15ss. y esp. 2.4.2.- Tauro central, p. 17ss. 32

J. Mellaart (1962), 114-115, Fig. 2; W. Orthmann (1964), 227, Abb. 2; e Ídem., 223, n. 21, para la historia de su descubrimiento. J. Börker-Klähn (1982), 248 sub nº 307; K. Kohlmeyer (1983), 8 y n. 5, 39 y n. 332, para el elenco de los autores que han tratado esta estela. 33

J. Börker-Klähn (1982), 249; K. Kohlmeyer (1983), 40; H. Ehringhaus (2005), 59. M. Bachmann y S. Özenir (2004), ni siquiera la mencionan. Puede verse una reproducción en el patio del Museo de las Civilizaciones de Anatolia, Ankara. 34

J. Mellaart (1962), 111; K. Kohlmeyer (1983), 39 y n. 333.

35

J. Jüthner et al. (1903), 18, y n. 2.

36

Cf. p. 128, n. 455, y 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, p. 159, n. 697. J. Mellaart (1962), 111: “There is no important spring at or near Fasillar”. O esta estructura fue descubierta después de 1962 o a J. Mellaart y al resto de estudiosos les pasó desapercibida. 37

Cuya cantera de procedencia parece ser local, cf., J. Mellaart (1962), 111; A. M. Dinçol et al. (2000), 4.

38

W. Orthmann (1964), 224, n. 23; J. Börker-Klähn (1982), 249; e Ibídem, 252, para la posible datación de esta estela en el último período del Imperio. Cf. también 3.2.3.- Antropomorfos, p. 56ss., para las particularidades iconográficas de los dioses Montaña. 39

Compárense con aquellas del relieve nº 82 de Yazılıkaya (Fig.196), de los fragmentos en bulto redondo también de Yazılıkaya (cf. Yaz2, 242, Abb.150-151), de las esculturas de la Puerta de los Leones (cf. K. Bittel (1976), Abb. 258-259) y del Templo 2 de la ‘Oberstadt’ (P. Neve (1996), Fig. 112) ambas en #attu$a; de Alaca Höyük (cf. K. Bittel (1976), Abb. 228) y de aquellas post-hititas de Malatya (cf. K. Bittel (1976), Abb. 277), Karkemi$ (cf. K. Bittel (1976), Abb. 282) y Göllüda& (cf. W. Schirmer (2002), Fig. 22). Quizá los mejores paralelos sean las figuras del ‘Löwenbecken’ frente al Templo 1 (cf. J. Seeher (2006b), Fig. 18a) y aquella inacabada del Templo 2 de la Oberstadt (P. Neve (1996), Fig. 116), ambas en #attu$a. Un buen paralelo para la composición de Fasillar es el hacha de (arki'la, aunque la posición y la vestimenta de la figura central difieren, cf. K. Bittel (1976b), Taf. 9a.

70

El agua dulce en la cultura hitita

sugerirse que fue realizada a finales del II mil. §4.- Conclusión: En Eflatun Pınar, la ausencia de inscripciones, grafitis incluidos, obliga a interpretar y datar el conjunto en base a criterios comparativos iconográficos, espaciales y geográficos. Esta ausencia de inscripción podría indicar que se trata de la obra de un gobernante local40 y/o que su datación debe situarse antes de la aparición de los relieves sobre roca asociados a onomástica –en principio antes de Mur$ili II41–, o bien que la hubo pero sobre alguno de los sillares de las filas superiores del estanque, la “fachada” y/o la “plataforma”, hoy perdidos. A pesar de que el conjunto presente asimetrías en la disposición de la “fachada” y la “plataforma” con respecto al eje de sus respectivos muros y de que ninguno de los ángulos interiores sea recto42, las dos figuras sedentes del muro norte se disponen a la misma distancia de la fachada, ésta y la plataforma sur se encuentran perfectamente enfrentadas y lo mismo ocurre con los ortostatos de los muros este y oeste. Estos particulartes señalan la importancia de la simetría43 en la composición del conjunto, en la percepción de la obra como un todo ordenado simétricamente en horizontal –a pesar de que no pueda hablarse de una simetría geométrica– cuyo significado incluye no solo criterios compositivos o estéticos, sino también conceptuales, puesto que a cada elemento simbólico le corresponde un paredro. A esta simetría horizontal habría que sumarle una vertical producida por el reflejo del agua (Fig. 11). Las figuras sedentes con tocado de disco pueden interpretarse como divinidades femeninas44, que a su vez se corresponden con divinidades solares y fuentes divinizadas, ya que en los panteones locales se documenta una simultaneidad de ambos referentes45. Por su parte, la figura con tocado cónico de la “fachada” se corresponde con una divinidad masculina en base a este particular y a su posición junto a la figura femenina, seguramente un dios-Tormenta/Montaña, asimilados en los panteones locales. Se trata por tanto de la pareja de divinidades paredras46 diosa-Fuente/Solar–diosTormenta/Montaña47 coronadas por el disco solar alado. El gran sillar adosado a la “plataforma” sur ha sido interpretado por sus excavadores como lugar “zur Niederlegung von Opfern”48 derivado de considerar la figura sedente como representación de la diosa-Solar-de-Arinna, aunque esta identificación tan específica no pueda verificarse, como tampoco la función de este sillar, aunque sea verosímil la propuesta. Los excavadores señalan, en base a la lejana localización de Aslanta' y al estado en que se

40

J. Börker-Klähn (1982), 105, propone: “(…) daß bei Einrrichtung der Fassade eine ältere lokale Kulttradition aufgegriffen wurde”. 41

Cf. 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss.

42

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 113-114, Abb. 37. Sin embargo, contra Ibídem, el motivo de la ubicación de la fachada norte no responde únicamente a la “Absicht der Erbauer”, sino que se adapta a la ubicación del manantial y al desnivel del terreno; cf. Ibídem, 115, y Abb 26. 43

Cf. 3.1.- Introducción, p. 33ss. Cf. también K. Bittel (1953), 4-5; K. Kohlmeyer (1983), 37.

44

Cf. 3.2.1.- Objetos, p. 39, n. 81 y 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 44ss.

45

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 97, y n. 88: “Quellgottheiten”. Cf. 3.1.- Introducción, p. 36ss.; 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 281, con notas. 46

H. G. Güterbock (1947b), 61; K. Bittel (1953), 3; J. Börker-Klähn (1982), 107; H. Ehringhaus (2005), 51.

47

E. Laroche (1958), 46-47; J. Mellaart (1962), 113; J. Börker-Klähn (1982), 252; contra K. Kohlmeyer (1983), 42: “(…) der männlichen und der weiblichen wichtisgten Sonnengottheit”. Sobre los panteones locales, cf. M. Hutter (1997), 78; J. Hazenbos (2003), esp. 209-220; Ídem. (2004); P. Taracha (2010), 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 285ss., con notas. 48

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 99.

4. Corpus del material arqueológico

71

hallan los prótomos de toro y algunas representaciones, que la obra no ha sido finalizada49. Sin embargo, en mi opinión, ni los prótomos de toro ni Aslanta' pueden ser considerados como elementos para fijar la completitud de la obra puesto que se trata de elementos externos y no puede por tanto saberse ni si se trata de añadidos posteriores50 ni si, en el caso de Aslanta', su estado y ubicación actuales no responden a acciones posteriores. En este sentido conviene recordar que las esculturas zoomorfas en bulto redondo han sido desplazadas de sus posiciones originales y que faltan numerosos bloques del perímetro del estanque y de la parte posterior de la “fachada” que no han sido hallados, lo que indica una reutilización del material, no un estado incompleto del conjunto. Por otra parte, la asunción de que los prótomos de toro debían constituir los caños de una fuente, a pesar de resultar verosímil, no es verificable. En el estado actual de las investigaciones me parece más plausible considerar que la obra original comprendía el estanque, la “fachada”, la “plataforma” y la canalización y que fue convenientemente finalizada, mientras que los prótomos de toro y Aslanta' pueden responder o no a intervenciones posteriores. Con respecto a la reconstrucción del conjunto51, la posición de los prótomos en el ángulo suroeste deriva, primero, del lugar de hallazgo y la convicción de que su enorme peso impediría reubicarlos52; y segundo, de la asunción de que formaban parte de una fuente. Pero desde el momento en que ninguna de estas asunciones es verificable, esta parte de la reconstrucción tampoco puede serlo y por tanto está sujeta a la posibilidad de una interpretación diversa. En este ángulo, y comparando esta estructura con el único paralelo conocido – Yalburt (Fig. 24)–, podría haberse situado una escalera hacia el interior del estanque, aunque esto sea también una hipótesis. Por su parte, los prótomos de toro podrían haberse localizado sobre la “plataforma” o en su parte posterior. Así mismo, el muro en piedra de este ángulo suroeste parece corresponderse, dada su posición completamente dislocada con respecto al estanque, con una intervención posterior53 en la que se trasladaron los prótomos de toro para ser utilizados como material de construcción de este mismo muro. De otro modo quedaría inundado e impracticable el acceso de todo el área sur y el nivel del agua contenida en el estanque cubriría buena parte de la segunda fila de ortostatos. Su localización geo-política tampoco aporta claves para determinar ni su función (como marca de frontera, por ejemplo) ni su datación, ya que se sitúa en una zona donde confluyen los territorios de Tar"unta$$a y el “País-Inferior” sin que pueda asociarse a ninguno de ellos con seguridad54, a pesar de que sea tentador asociarlo al traslado de la capital a Tar"unta$$a por Muwatalli-II. Este área es un

49

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 115. También lo sugiere J. Börker-Klähn (1982), 251, en base a los detalles de los discos solares; e Ídem. (1993), 339. 50

E. Laroche (1958), 43; J. Mellaart (1962), 115; J. Börker-Klähn (1982), 251.

51

M. Bachmann y S. Özenir (2004), 115-118, Abb. 38-39.

52

Argumento esgrimido en relación al bloque con inscripción en Köylütolu Yayla en CIH II, 402: “(…) est trés lourd, ne peut être très éloigné du lieu où celui-ci se trouvait originairement”. En ambos casos el haber sido transportados hasta aquí para su colocación original es un contraargumento perfecto. 53

J. Mellaart (1962), 116; R. Naumann (1971), 442; Ídem. (1974), 468; “(…) gegen die Eirrichtung der Staumauer bereits in hethitischer Zeit. Der grosse Block liegt also nicht hier in situ”; J. Börker-Klähn (1982), 251: “(…) vermutlich handelt es sich um Spolien derselber [Fassade]”; P. Neve (2001b), 292. Cf. también H. Ehringhaus (2005), Abb. 100. 54

Cf. TAVO B-III-6; y 2.4.2.- Tauro central, p. 17ss. E. Laroche (1958), 46; J. Mellaart (1962), 112; K. Bittel (1976-80), 34; K. Kohlmeyer (1983), 41 y n. 379; apuntan a su ubicación en Arzawa; J. Börker-Klähn (1982), 106, señala su ubicación en una zona de confín del territorio de #ulaya y su pertenencia al ámbito cultural luvio; A. M. Dinçol et al. (2000), 2, 12-13, Map 1; a su pertenencia a Tar"unta$$a y la posible identificación del lago con el DKASKAL.KUR de Arimmatta; recogido por T. Ökse (2011), 225, pero apuntado previamente por E. I. Gordon (1967), 81; M. Forlanini (1998), 221. Cf. también M. Gander (2010), 62, más bibliografía señalada: “Genaue Grenzen [für Tar"unta$$a] lassen sich zwar nicht zeichen”; M. Forlanini (2013), 25, n. 119: “(…) #atti secured the access to the Taurus passes and the Göksu valley through a corridor (…) Tar"unta$$a on the map would not be a compact one”; y 5.2.3.- Utilitaria, p. 254ss., con notas, esp. n. 215.

72

El agua dulce en la cultura hitita

lugar propicio para adentrarse en el sur y el oeste desde el centro/centro-oeste ya que se localiza en las estribaciones del Tauro central y en una meseta fértil, constituyendo un paso hacia el sur-suroeste desde la aridez de la zona en torno al Tüz-Gölu, lo que puede apuntar a la intención de monumentalizar los ya existentes recursos hídricos de uso productivo y de consumo para un asentamiento que pudo haber funcionado también como punto de posta55. Por otro lado, los paralelos estructurales con Yalburt podrían significar un mismo promotor, Tud"aliya-IV, o algún dirigente local del mismo período, especialmente si se tiene en cuenta la relación de este monarca con Tar"unta$$a y el extremo cuidado puesto en la delimitación de las fronteras entre este territorio y #atti. La vía pavimentada que lo une al asentamiento cercano podría también apuntar en el mismo sentido a través del paralelo de Yazılıkaya. Pero esta misma vía y sobre todo la posición central que ocupa el agua dulce, lo relacionan funcionalmente con %uppita$$u y de este modo también con una NA4'uwa!i-56, o al menos con el lugar donde pudieron lavarse las estatuas de las divinidades durante el Festival de Primavera. Además del ejemplo de Yalburt y la profusa labor de Tud"aliya-IV en la construcción y mantenimiento de grandes estructuras de acopio de agua57, debe recordarse la “reorganización” del culto llevada a cabo por este monarca, en la que se hace hincapié en las formas locales58, lo que de nuevo apuntaría a una datación posible durante su reinado. La cerámica hallada, por su parte, apunta a un uso en época Imperial, compatible con el tipo de aparejo de los sillares y su decoración interna59, aunque una datación más precisa no puede darse60. Sin documentación textual que mencione esta estructura no podrá dilucidarse ni su función concreta, ni resolverse los problemas de su datación precisa ni de su adscripción exacta a un rey hitita y/o local. Pese a ello, KBo-21.22 Vs. 36-45 (CTH-820.4, “Bendiciones para el Labarna”)61, menciona la fuente de la diosa-Solar protegida por leopardos/panteras y del dios-Tormenta en estrecha relación con el rey, el Labarna. Quizá Eflatun Pınar fue construida teniendo este texto como modelo. Sí puede afirmarse que su ubicación en un manantial ha determinado su construcción62 y el tipo de representaciones que coinciden con aquellas de una diosa-Fuente/Solar y un dios-Montaña/ Tormenta y que estas mismas representaciones aluden directamente a la base ideológica sobre la que se asienta el panteón completo en su nivel más fundamental que es el de los cultos locales. La presencia del agua rodeando todo el conjunto reafirmaría el significado cosmogónico de toda la estructura: asentada y rodeada por el elemento fundamental sobre el que descansa el Universo63. Y

55

J. Börker-Klähn (1982), 105ss.: “(…) unbestreitbar Station an einem Verkehrsweg wenigstens sekundärer Bedeutung”.

56

Cf. 4.3.2.1.- %uppita$$u, Ku'aklı/%ari$$a, p. 209ss.; cf. también C. W. Carter (1962), 8-9; e 3.1.- Introducción, p. 27, y n.

17. 57

Como Köylütolu Yayla, también en la zona centro como Yalburt; Karaküyü, y posiblemente también Gölpınar (Map. 1). Señalado ya por R. Naumann (1974), 474. 58

Cf. recientemente M. Cammarosano (2012), 14-16, 21-33. Para más bibliografía sobre el tema, cf. 3.1.- Introducción, p. 27, n. 16. 59

Cf. p. 138, n. 526.

60

Cf. H. G. Güterbock (1947b), 60; K. Bittel (1953), 3-4; R. Naumann (1974), 474; K. Bittel (1976-80), 35; J. BörkerKlähn (1982), 105, 252; K. Kohlmeyer (1983), 40-43; M. Bachmann y S. Özenir (2004), 120 señalan: “(…) in die Zeit der letzteren hethitischen Großkönige zu datieren.” Sobre las dificultades en la datación de la cerámica hitita, cf. recientemente U. Schoop (2011), 241-243. 61

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 270ss., con notas.

62

En ello coinciden todos los autores, cf., principalmente, H. G. Güterbock (1947b), 59; K. Bittel (1953), 2; E. Laroche (1958), 43; R. Naumann (1971), 444; J. Börker-Klähn (1982), 105, 206 sub nº 308; M. Bachmann y S. Özenir (2004), 85. 63

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222ss., esp. p. 223, y n. 9; y p. 225.

4. Corpus del material arqueológico

73

aunque no pueda afirmarse con rotundidad su carácter de santuario64, de un lugar sagrado en sí mismo, sí puede asegurarse su uso en la celebración de rituales mágico-religiosos quizá también relacionados con una religiosidad personal o festivales como el mencionado de Primavera, en base a los fragmentos cerámicos y a su misma caracterización iconográfica. Ello, no obstante, no contradice un uso utilitario del lugar. Ambas funciones pudieron darse en momentos y contextos diferentes, sin entrar en conflicto la una con la otra. 4.1.1.2.- Yalburt A unos 60 km al noreste de Eflatun Pınar y ca. 16 km de la ciudad de Ilgın en la misma dirección, se localiza la fuente monumental de Yalburt, en las cercanías del pueblo homónimo (actualmente abandonado) y a los pies de una pequeña cadena de montes65 que se extiende en dirección sur-norte (Map. 1, Figs. 23-26) y que la separa del Ilgın-Gölu. El nivel del acuífero que alimentaba la fuente ha descendido pero su existencia se constata por la vegetación que aún puede observarse tras los muros oeste y norte y el abrevadero (Yeni-Çe'me, “fuente nueva”) localizado descendiendo la ladera hacia el este al otro lado de la carretera actual (Figs. 26, 27). De hecho, Yalburt fue descubierta casualmente en 1970 durante la construcción de este abrevadero66. Los trabajos de excavación y reconstrucción han documentado restos de dos estructuras cercanas al ángulo noreste que parecen pertenecer a época hitita con un período frigio de reutilización (Fig. 28)67. Sobre la pequeña cadena montañosa al oeste de la fuente se localiza un asentamiento de reducidas dimensiones con una ocupación segura desde el tardohelenismo a época bizantina aunque sin aparentes trazas de época hitita68 (Figs. 23, 25). Esta fuente monumental comprende únicamente la pila para contener el agua (12,70 x 8,30 m) y un canal de desagüe en su ángulo noreste solo constatable por la vegetación y los restos de la trinchera de excavación (Figs. 26, 28-29) y que sin embargo no parece pertenecer a la obra original sino a su uso durante época bizantina. La pila es rectangular y está construida con grandes sillares de piedra caliza de dimensiones diversas (1,30-3,25 x 1 x 1,20 m) pero siempre rectangulares que se apoyan sobre los bloques sin desbastar que constituyen su cimentación (Figs. 24, 26, 29). Parece que el fondo estaba cubierto con lastras, halladas solo en la zona sureste (Fig. 28), bajo las que se disponía un estrato de tierra fuertemente apisonada y grava, consistente con la cimentación de un pavimento destinado a una estructura de acopio de agua que permita el drenaje de las filtraciones69. En el ángulo sureste se disponía una escalera de tres peldaños tallada en un único bloque (Fig. 24). Extrañamente, no se documenta ningún tipo de canalización desde el manantial que debía encontrarse en el ángulo oeste (Fig. 26) a la pila. En el momento del hallazgo permanecían in situ solo los bloques de los

64

Como apuntan H. G. Güterbock (1947b), 59; E. Laroche (1958), 46; J. Mellaart (1962), 111; R. Naumann (1971), 444; A. M. Dinçol et al. (2000), 4; M. Bachmann y S. Özenir (2004), esp. 83: “Das Quellheiligtum Eflatun Pınar.”; T. Ökse (2011), 225. 65

R. Naumann (1974), 474, n. 21; K. Kohlmeyer (1983), 35, n. 286; R. Temizer (1988), XXV; E. P. Rossner (1988), 63. Para J. Börker-Klähn (1982), 105, se localiza en una de las rutas entre el centro y el oeste, aquella que pasaría por el norte del lago Bey'ehir donde se localiza Eflatun Pınar. 66

M. Mellink (1972), 171; R. Temizer (1988), XXV, XXVII; J. D. Hawkins (1995), 66; M. C. Trémouille (1998), 191, y n. 49-51. De la publicación de R. Temizer proceden también todas las dimensiones de la estructura que se darán en estas páginas. 67

M. Mellink (1976), 267; M. Giorgieri y C. Mora (1993), 36. No lo comenta sin embargo R. Temizer (1988), apareciendo solo en la Fig. 60 de esta publicación y sin más comentarios. 68

R. Temizer (1988), XXVI: “It is very likely that the Hittites built temporary summer houses”; A. M. Dinçol, J. Yakar, B. Dinçol y A. Taffet (2000), 4; Y. Erbil y A. Mouton (2012), 65. 69

R. Temizer (1988), XXVI; M. Bachmann y S. Özenir (2004), 119 y n. 151. Sobre estructuras de drenaje, cf. 4.1.4.1.Generalidades, p. 122ss.; 4.1.4.4.- Depósitos: cisternas y estanques, p. 129ss.; y 4.1.4.5.- Presas, p. 131ss.

74

El agua dulce en la cultura hitita

cimientos, mientras el resto de sillares se hallaron dispersos en el interior de la pila (Figs. 24, 29). En una de las caras de los sillares superiores que componen los lados sur, este y norte se desarrolla un texto en jeroglífico anatólico en relieve (YALBURT; Fig. 24) cuyos signos, en un campo rebajado entre la moldura superior y el borde inferior del sillar, presentan medidas diversas dependiendo del soporte. La ausencia de marcas de agua indica que permanecieron por encima del nivel de la misma o bien que la cara inscrita se encontraba en la parte externa70. El texto presenta un problema fundamental de lectura derivado de la colocación de los sillares tras su excavación que las más de las veces se ha mostrado como equivocada71. A ello hay que sumarle una fuerte erosión y fracturas verticales o diagonales en algunos de ellos (nºs 3, 5-8, 17, 19) aunque otros se encuentran en un relativo buen estado (1, 2, 4, 9-15) (Fig. 24). Por tanto, es solo mediante el estudio del contenido del texto que pueden ordenarse los sillares y de ahí extraerse el orden interno del mismo y de su lectura72. No se discute que el texto comienza con la onomástica de Tud"aliya-IV73, en el centro de uno de los sillares, con un campo sin trabajar a su izquierda y con lectura hacia la derecha (Figs. 30-31). Este bloque, aparte del nombre del Tud"aliya, contiene también su filiación con #attu$ili (III) y Mur$ili (II), cuyos jeroglíficos decrecen según avanza la inscripción. Debería enlazar con el sillar nº 16, fragmentado en sus lados izquierdo y superior (Figs. 31-32), que comienza con *300+*45-*434-*278, 74 NEPOS-ka-li , cuyos jeroglíficos presentan las mismas dimensiones que los últimos del bloque 1, probando que estaban relacionados. Esta ruptura del bloque nº 16 puede interpretarse bien como una laguna del texto que contendría el final de la genealogía del monarca en otro fragmento de sillar, “16a”75 (Fig. 31), bien como la continuación directa del bloque 1 en la que NEPOS debe interpretarse

70

Según la reconstrucción de R. Temizer, que es la que hoy en día presenta el monumento, la inscripción se encontraba en la cara interna pero no puede descartarse que fuera al contrario, visto que ningún sillar se encontró in situ. 71

E. P. Rossner (1988), 65; J. D. Hawkins (1992), 260; M. Poetto (1993), 15 y n. 4a; J. D. Hawkins (1995), 66, y n. 4; contra R. Temizer (1988), XXVI. 72

Para la correspondencia entre la numeración arqueológica de los sillares y su posición en el texto, cf. M. Poetto (1993), 14; J. D. Hawkins (1995), 67. El número de bloques con inscripción varía según el autor: Para M. Mellink (1972), 171, M. Poetto, loc. cit; y H. Ehringhaus (2005), 37-46, esp. Abb. 85; suman 19; para J. D. Hawkins, loc. cit., 18; mientras que para M. Mellink (1976), 267; y R. Temizer (1988), XXVI, hacen un total de 20. La confusión deriva seguramente, o al menos por una parte, del intercambio entre “sillar” y “fragmento de sillar”. Se contabilizan 19 “unidades pétreas” con inscripción, de las cuales 2 son de pequeño tamaño e ilegibles. In situ en 2009 se documentaban 17 “unidades pétreas” con inscripción [18 más exactamente, ya que el último sillar del muro norte está fragmentado en horizontal, pero no afecta al orden del texto] que coinciden con: CHIL I, 18 sub 1. YALBURT. M. Poetto (2000) ápud. H. Ehringhaus, op. cit., 37 y n. 55, edita 10 nuevos fragmentos hallados en el Museo de las Civilizaciones Anatólicas de Ankara, incluido un relieve con la representación de lo que parece ser un “abrazo divino”, cf. Ibídem, Abb. 62. 73

Muy similar a aquella del relieve nº 81 de Yazılıkaya (Fig. 194), y a aquella de la estela del mismo monarca BO.AZKÖY 3 (cf. Bo&azköy I, Taf. 27). Para más ejemplos de onomástica de este monarca sobre piedra, cf. 4.3.1.Yazılıkaya, #attu$a, p. 194, n. 928. 74

J. D. Hawkins (1992b), 261, 272; Ídem. (1995), 72, 83-84 sub nº 16. Diversamente, pero con el mismo resultado en la traducción, M. Poetto (1993), 17: “[D]UMU.264-ka-li”. Para *300, NEPOS, cf. M. Marazzi (1998), 58 sub *300; Ídem. (1990), 204-205, 302 sub n º 300. 75

J. D. Hawkins (1992b), 272, como una hipótesis más en base a criterios filológicos: “clearly renders hamsukali- “greatgrand-son”. (…) This hypothetical block would itself have been followed by block 16. Alternatively it may be that hamsukali- is simply used here for “grandson” in place of the regular hamsi-.” Recogido por, H. Ehringhaus (2005), 38-39; M. Gander (2010), 56, n. 230, más bibliografía señalada. Para 'am!a/i- y 'am!ukkall-, cf. H. C. Melchert (1993), 50, s.v. Nótese que el principal argumento esgrimido por M. Poetto y J. D. Hawkins se basa en una dimensión homogénea de los bloques, lo cual, en mi opinión, no solo es difícil de asegurar y gratuito de postular sino que también se opone al resto de ejemplos documentados de aparejo hitita, cf. R. Temizer (1988), XXVI; sobre las formas constructivas hititas, cf. J. Seeher (2007).

4. Corpus del material arqueológico

75

como “descendiente”76. Aparte de esta conexión, que como se ha visto presenta también sus dificultades, el resto de la secuencia de los bloques es incierto77, no solo por la reconstrucción arqueológica, sino también por las sucesivas remodelaciones que sufrió el estanque durante los períodos romano y bizantino en que estuvo en uso. Pese a todo ello, sí puede extraerse el contenido general del texto que versa sobre una única campaña militar de Tud"aliya-IV hacia el oeste, comprendiendo Lukka78 que se menciona dos veces en el bloque nº 979 y que resulta victoriosa gracias a la guía y apoyo del dios-Tormenta: “(DEUS)TONITRUS DOMINUS-na REL+ra/i PRAE-na hwi/a-i(a)-tá”80. Merece una atención especial el bloque nº 4 en el que se señala la dedicación de un objeto o estructura en el monte Patara, “(MONS)pa-tara/i (…) SCALPRUM.CRUS.LOCUS-zi/a i(a)-zi/a-ha”81, porque enlaza en contenido y en el uso del verbo i(a)-zi/ a con BO1AZKÖY-21 (=SÜDBURG), bloque 5, l: 3, en donde también se levanta una estructura al término de una campaña victoriosa82. No se menciona explícitamente, a diferencia del ejemplo de BO1AZKÖY-21, la propia estructura que contiene la inscripción aunque podría haber estado en alguno de los sillares perdidos o incluso que el mismo pasaje del bloque nº 4 se refiera a ella y el monte Patara coincida con aquel tras esta fuente. La inscripción es por tanto obra de Tud"aliya-IV, lo que indica un terminus ante quem para la construcción de la fuente, pero al no señalarse explícitamente la factura de la misma, no puede concluírse con seguridad que también él fuera su promotor. Sería posible también que hubiera restaurado o reutilizado una estructura antigua para el relato de sus hazañas. Los grandes embalses de Karaküyü, Köylütolu Yayla –y presumiblemente también Gölpınar– presentan también inscripciones de este monarca, pero tampoco puede asegurarse que él fuera su promotor. Las sequías periódicas en ciclos de 10-20 años de ca. 3 años de duración83 habrían inducido a la construcción de este tipo de estructuras de acopio y distribución de agua, pero en la medida en que estos períodos parecen documentarse durante todo el Imperio, tampoco este dato ayuda a discernir entre Tud"aliya-IV como promotor o como “restaurador” de las mismas. A la luz de los textos referentes a la reorganización del culto que él mismo llevó a cabo y en relación con el alcance supraregional de la misma que incluye la

76

M. Poetto (1993), 16, y n. 11-12; J. D. Hawkins (1995), 83-84 sub nº 16. Esta posibilidad y la anterior, ya propuestas por M. Poetto, op.cit., 17. Otros ejemplos de genealogía de Tud"aliya-IV son las estelas BO.AZKÖY-3 (cf. Bo&azköy I, 67-73, Taf. 27) y BO.AZKÖY-18 (cf. P. Neve (1984), 336-337, Abb. 10), donde también aparece *300, NEPOS; en mi opinión también con este valor de “descendiente”. KARAKÜYÜ contiene solo su filiación con #attu$ili-III, cf. 4.1.5.1.- Karaküyü, p. 137ss., y Fig. 97. 77

Por ejemplo, M. Poetto (1993), 18 considera “giusta” la secuencia de bloques nºs 14-15; mientras para J. D. Hawkins (1995), 82-83 debiera darse precisamente el orden inverso, nºs 15-14. En cualquier caso, nótese la apreciación de M. Poetto, loc. cit.: “Purtroppo, però, una fondata e totale ricomposizione dei disiecta membra si rivela un obietivo irraggiungibile. (…) (sempre che la leggenda corresse solo lungo tre segmenti)”. Motivo por el cual no se dará en estas páginas una copia del texto sino que se remite al trabajo de estos dos autores citados. F. C. Woudhuizen (2004b), 22-26; aporta su propia traducción de este texto. 78

M. Poetto (1993), 76, y n. 178; M. Giorgieri y C. Mora (1993), 69; H. Ehringhaus (2005), 37; H. C. Melchert (2006), 510, n. 8; M. Gander (2010), 57, más bibliografía señalada; M. Forlanini (2012), 133. 79

M. Poetto (1993), 47-48, 53; J. D. Hawkins (1995), 68-69.

80

J. D. Hawkins (1995), 68. La expresión se documenta con seguridad en los bloques nºs 4, 8, 10, 11 y 16, y quizá en el bloque nº 2, cf. M. Poetto (1993), 47-48, 53; J. D. Hawkins (1992), 263; Ídem. (1995), 68-71. Cf. también J. D. Hawkins, op. cit., 84, y con sentido análogo pero expresión diversa, en: M. Poetto, op. cit., 56; ambos sobre el bloque nº 10, donde la expresión es más explícita. Esta expresión lo conecta en primer lugar con su padre #attu$ili-III, cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86ss.; sobre la misma, cf. también Ph. Houwink ten Cate (1992), 88, y n. 12; M. Giorgieri y C. Mora (1993), 76. 81

M. Poetto (1993), 33, 75; J. D. Hawkins (1995), 68-69, 73. Cf. también M. Giorgieri y C. Mora (1993), 69.

82

Cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss., esp. p. 159, n. 694.

83

Cf. .2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 8, n. 36. Sobre la percepción de las sequías por los hititas, cf. también A. Ünal (1977), 455-456; M. C. Trémouille (1998), 193-195.

76

El agua dulce en la cultura hitita

participación directa de los Gobernadores de Provincia, hit. aurii%a! i!'a-, ac. B-L MADGALTI, en las “Instrucciones” dedicadas a ellos (CTH-261), una de cuyas obligaciones es la inspección y mantenimiento de estructuras relacionadas con el agua84, sería posible afirmar que este monarca es el responsable de estas obras. Pero en la medida en que la composición de las “Instrucciones” se remonta al Medio Reino durante el reinado de Arnuwanda-I85, tampoco este dato es concluyente. Queda por tanto abierta la cuestión de si Tud"aliya-IV fue el promotor de esta fuente o su “remodelador”; pero en cualquier caso, lo que sí queda patente es la intervención e interés de este monarca en el mantenimiento, conservación y monumentalización de estructuras hidráulicas. La presencia de la inscripción, como de las figuras en Eflatun Pınar, hace de esta fuente una obra de especial significado, indicando la importancia que este tipo de estructuras tenían para la cultura hitita, tanto más cuanto que en las “Instrucciones a los Gobernadores de Provincia” (CTH-261) mencionadas anteriormente se enfatiza en la observancia de las ofrendas dedicadas a ellas86.

4.1.2.- Relieves 4.1.2.1.- En relación con un manantial y una montaña 4.1.2.1.1.- Hatip Descubierto en 1996 por H. Bahar al prepararse la zona para la construcción de una piscifactoría, se localiza a 17 km al sur de la ciudad de Konya en la localidad homónima, sobre una pared rocosa a ca. 6 m sobre el nivel del suelo a cuyos pies brotan algunos manantiales, también homónimos (Hatip Kaynakları) (Map. 1)87. A. M. Dinçol y sus colaboradores documentan sobre un promontorio cercano restos arquitectónicos y fragmentos cerámicos que datan en la Edad del Bronce y los relaciona provisionalmente con el relieve88. Se trata de una figura masculina en no muy buen estado de conservación dirigida hacia la derecha, en la posición A (Tabs. 1.1 y 2; Fig. 32), con faldellín, tocado cónico de cuernos, arco, lanza y espada visible por el frente y con un zarcillo, que, en contra de casi todos los ejemplos conocidos, tiene forma triangular. Los rasgos que se conservan del rostro aparecen bien delineados, como en general puede decirse del resto del conjunto conservado. Se halla en una zona de la roca trabajada89 de manera irregular (2,05 m de alto x 1,80 de ancho) que la contiene junto a la inscripción que la 84

CTH-261.K II 18’-20, CTH-261.B2 II 22’-23’, cf. E. von Schuler (1967); 44-45; A. Götze (1969), 210; Ph. Houwink ten Cate (1992), 101; F. Pecchioli-Daddi (2003), 52, 120-123, 132-135. Cf. también J. L. Miller (2011), 198-202, y más abajo, 5.2.3.- Utilitaria, p. 256ss. Sobre la intervención de Tud"aliya-IV en la re-organización del culto, cf. G. McMahon (1991), 140: “(…) he (Tud"aliya IV) was extremly active in religious reorganization by making one of his major priorities a census of the religious resources of his kingdom”; y recientemente M. Cammarosano (2012), 14-16, 21-33. Para más bibliografía sobre el tema, cf. 3.1.- Introducción, p. 27, n. 16. 85

F. Pecchioli-Daddi (2003), 37, 42, más bibliografía señalada. Cf. también E. von Schuler (1967), 63 sub a) M I, 1; F. Pecchioli Daddi (1975), 95, 98; H. Klengel (1999), 119-120 sub A18, 123. La presencia del título DUTU-*I confirma esta hipótesis, cf. O. Carruba (1988), 207, y n. 48; Ídem. (2002), 145-146 sub §2-3. 86

CTH-261.B III 4-7, cf. E. von Schuler (1967), 47; A. Götze (1969), 210; F. Pecchioli-Daddi (2003), 144-147. Cf. también B. J. Collins (2005), 16, y n. 9; y más abajo, 5.3.1.- Fuente, p. 267, con notas. 87

A. Dinçol (1998), 160; H. Ehringhaus (2005), 102.

88

A. M. Dinçol et al. (2000), 2, contra A. Ünal (1997), 149; y H. Ehringhaus (2005), 107.

89

Se trata de una técnica usada en todos los relieves rocosos hititas que en ocasiones presenta forma geométrica, rectangular o cuadrangular. Es el primer estadio de trabajo que consiste en la preparación de la superficie sobre la que luego se realizarán las imágenes y que, según la profundidad del mismo, deja en la parte inferior un saliente a modo de repisa. Este “saliente” puede apreciarse, por ejemplo, en el relieve de Karabel (Fig. 56) o en la inscripción jeroglífica de NI(ANTA(, en #attu$a. (cf. H. Ehringhaus (2005), Abb. 51). Para las medidas del relieve, cf. O. Ermi'ler y H. H. Ekiz (1997), 404.

4. Corpus del material arqueológico

77

acompaña, aunque parece que ambas superficies fueron desbastadas por separado. Este rebaje de la piedra es también superficial, es decir, se ha desbastado simplemente la superficie de la roca, como puede apreciarse en la zona superior de la figura pero sobre todo en el campo que contiene la inscripción (Fig. 33). Ésta se localiza tras la figura90 en un saliente de la roca que forma un ángulo con la superficie en la que está esculpido el personaje. A pesar de que se halla muy deteriorada puede leerse de derecha a izquierda: *102-*90 *18 [*21] *107-*41-*278 *18 *21 *45 CERVUS2-ti MAGNUS.REX [HEROS] Mu(wa)-tà-li MAGNUS.REX HEROS INFANS Kurunti(ya), Gran Rey [Héroe], hijo de Mu(wa)talli, Gran Rey, Héroe91 El diferente estado de conservación de los signos, el hecho de que afecte más a la titulatura “Gran Rey” y el ejemplo de Sirkeli 2 hacen suponer a H. Ehringhaus que pueda tratarse de una damnatio memoriae de la inscripción92. Kurunta, hijo de Muwatalli-II y sobrino de #attu$ili-III, fue puesto como rey en Tar"unta$$a por este último, su mentor y tio a la sazón93. Este encumbramiento a monarca deriva seguramente de la protección que le otorgaba su tio #attu$ili-III, quizá como contrapartida a la posible ayuda que le diera en la lucha por el poder94 –contrariamente a lo expuesto en el preámbulo de la ‘Bronzetafel’ (I 6-13) donde se dice que Kurunta no estuvo implicado en el derrocamiento de Mur$ili-III/Ur"i-Te$ub–. O quizá también en relación al traslado de la capital a la ciudad homónima durante el reinado de Muwatalli-II y/o a su participación en el conflicto contra A""iyawa a favor del monarca hitita95. De Kurunta se conocen dos improntas de sello (Bo-90/989 y Bo-90/1085)96 con titulatura *18, MAGNUS.REX; el edicto promulgado por su tio #attu$ili-III acerca de sus obligaciones militares (CTH-97), los tratados que firmó con su tío (CTH-106.B.2) y con el hijo y sucesor de este, Tud"aliya-

90

H. Ehringhaus (2005), 106. A este respecto cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss. Compárese en estas páginas con el resto de relieves, cf. 4.1.2.- Relieves, p. 76ss., y esp. con 4.1.2.2.1.- Hemite, p. 84ss. y 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 110ss. 91

A. M. Dinçol (1998), 161; H. Ehringhaus (2005), 102, 105. Para *102 como CERVUS2, cf. M. Marazzi (1990), 136 sub nº 102; Ídem. (1998), 44 sub *102a; para la lectura de CERVUS(1-3)-ti como Kurunti(ya), cf. J. D. Hawkins (2006), 51-52, más bibliografía señalada; para *107, mu(wa), cf. M. Marazzi (1990), 139 sub nº 107; y más abajo 4.1.2.3.2.- Hanyeri, p. 103, n. 276; para *41, tà, cf. M. Marazzi (1998), 87 sub *41; S. Herbordt (2005), 400 sub L. 41. Sobre esta inscripción, cf. también S. de Martino (2010), 91; J. D. Hawkins (2011b), 100; T. Bryce (2005), 319; Ídem. (2012), 224, y n. 7; quienes recogen esta misma traducción. Nótese la diferencia de grafías para el nombre de Muwatalli entre la presente inscripción y aquella de SIRKELI 1, idéntica a su vez a algunos sellos de Ni'antepe, cf. 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 111, n. 343, p. 112, n. 344. 92

H. Ehringhaus (2005), 105, 106. Cf. 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 112ss.

93

Según lo expuesto en la ‘Bronzetafel’ (CTH-106.A.1 = Bo-86/299) I 5-13, cf. H. Otten (1988), 10-11 (edición); G. Beckman (1996), 108 sub nº 18C (traducción); y también en CTH-106.B.2 Vs. 41’-42’, cf. Th. van den Hout (1995), 34-35. 94

I. Singer (1996b), 64: “Kurunta, took #attu$ili’s side in the coup against Ur"i-Te$ub, and was rewarded with the throne of Tar"unta$$a.”. La afirmación de R. Beal (1993), 37, n. 47, en sentido contrario es una errata. 95

Según la “carta de Tawagalawa” (CTH-181 I 73), cf. H. G. Güterbock (1990), 159-160, esp. 164 sub (13), más bibliografía señalada; H. Klengel (1999), 265, y n. 529; G. Beckman, T. Bryce y E. H. Cline (2011), 104-105 (edición), 120 (identificación del monarca con #attu$ili-III, contra O. R. Gurney (2002)). La importancia de este territorio y su “autonomía” se muestra también es su intercambio de cartas con Ugarit. Sobre este tema, cf. I. Singer (1996b), 66-67, n. 9 y 10. T. van den Hout (1995), 91, y n. 112, incluye CTH-182 Rs 38’-39’ (“Carta de Millawata”) como un ejemplo más de servicio prestado por Kurunta a la corona, contra G. Beckman, T. Bryce y E. H. Cline, op. cit., 128-129 sub nº 5. 96

S. Herbordt (2011), 208 sub nºs 136-137, Taf. 51, más bibliografía señalada.

78

El agua dulce en la cultura hitita

IV (‘Bronzetafel’)97, y posiblemente también un relieve junto a su padre98. Tres bullae más (Bo-544/f –sobre tablilla–, Bo-491/f y Bo-713/f) con una onomástica idéntica pero titulatura *45, 99 REX.FILIUS, han sido halladas en la Büyükkale , de las cuales la primera, 544/f, está relacionada con Tar"unta$$a por el contenido del texto (ll: 9-10, URU.DU-a!-!a). Otras 10 improntas más (Bo-91/1260, Bo-91/1448, Bo-91/1014, Bo-90/654a, Bo-91/2336, Bo-90/320, Bo-91/361, Bo-91/299, Bo-91/2253, Bo-91/582) aparecieron en Ni'antepe, de las cuales en las 8 últimas también aparece *45, REX.FILIUS, aunque no todas ellas puedan ser atribuidas con seguridad a nuestro Kurunta rey de Tar"unta$$a100. La titulatura MAGNUS.REX para Kurunta no tiene hasta la fecha ninguna explicación segura partiendo de la base de que es prerrogativa exclusiva del monarca de #atti dentro de su territorio101. Podría deberse a su posición como gobernante en Tar"unta$$a102, a su pertenencia a la familia real y sus aspiraciones al trono como legítimo heredero103, a una combinación de estas dos, o a su posición efectivamente como rey de #atti durante un corto período de tiempo104. En cualquier caso, Kurunta recibió de Tud"aliyaIV a través de la ‘Bronzetafel’ importantes concesiones como el poder designar sucesor al trono de Tar"unta$$a, reducciones de las obligaciones para con #atti y un estatus equivalente al del rey de Karkemi$105, lo que efectivamente le coloca en una posición política de importancia. Una de las áreas que aparecen en la ‘Bronzetafel’, comprendida en el territorio de Tar"unta$$a y límite con #atti, es el

97

I. Singer (1996b), 64; H. Klengel (1999), 237ss, esp. 249; 275. A pesar de la discusión acerca de la autoría de CTH-106.B.2 (cf. discusión en: Th. van den Hout (1995), 11-19, quien reconoce en Ulmi-Te$ub un descendiente de Kurunta y en el rey hitita a Tud"aliya-IV), cf. H. Otten (1988), 12-13 (edición ‘Bronzetafel’); Th. van den Hout (1995), 28-29 (edición comparativa de CTH-106.B.2 con ‘Bronzetafel’); G. Beckman (1996), 105 sub nº 18B (CTH-106.B.2, traducción), 109 sub nº 18C (‘Bronzetafel’, traducción); K. A. Kitchen y P. J. N. Lawrence (2012), I, 612-613 (‘Bronzetafel’, transcripción y traducción), 634-635 (CTH-106.B.2, transcripción y traducción). 98

CHLI I, 39, y n. 11, más bibliografía señalada.

99

SBo II, 10-11, 17, 41, nºs 5-7, 65, Taf. I [solo nºs 6-7]; S. Herbordt (2005), 80-81. Sobre la posibilidad de que pertenecieran a Kurunta rey de Tar"unta$$a, cf. J. D. Hawkins (2005), 260 sub 181-185: “The princes’ seals, SBo II nos. 6 and 7 are rather different designs, so may be other Kuruntiya’s.” 100

Para los sellos, cf. S. Herbordt (2005), 145-147 sub Kat. 181-190, Abb. 41h-k, Taf. 14-15; para la discusión sobre la identidad de los propietarios de los mismos, cf. J. D. Hawkins (2005), 260-261 sub 181-185 y 186-190 [no se incluye aquí el nº 191 porque su titulatura como escriba lo excluye automáticamente], parcialmente contra S. Herbordt, op. cit., 80: “Es ist anzunehmen, daß die Siegelabdrücke, die mit dem Titel Prinz (REX.FILIUS) versehen sind, mit jener Person, die später König von Tarhuntassa wird, gleichzusetzen sind.” 101

H. G. Güterbock (1990), 164 sub (13); I. Singer (1996b), 63. Aunque no se le da esta titulatura en ninguno de los dos tratados, cf. más específicamente, ‘Bronzetafel’ (CTH-106.A.1 = Bo-86/299) Vs. II 79-83, cf. H. Otten (1988), 18-19; G. Beckman (1996), nº 18C, 113; pero sí en los sellos hallados en Ni'antepe, cf. S. Herbordt (2011), 208 sub nº 136-137, concretamente IUDEX.LA MAGNUS.REX. Sobre este particular y en referencia a KIZILDA. y KARADA., cf. J. D. Hawkins (1992b), 259, 270. 102

M. Giorgieri y C. Mora (1996), 18; I. Singer (1996b), 64; S. de Martino (2010), 91: “Tudhaliya IV may well have tolerate his cousin Kurunta referring to himself as Great King in his own realm”. 103

F. Pecchioli Daddi (2006), 118; T. Bryce (2012), 233: “The title /Great King’ was an assertion of Kuruntiya’s claim in absentia upon the Hittite throne, (…) his seals in Hattusa may indicate not that he had actually seized the throne, but had supporters (…). This is pure speculation”; cf. también R. Beal (2003), 31, 34, 37. Sin embargo, ¿porqué conservar en un “archivo oficial” los sellos de un conspirador que ni siquiera llegó a gobernar?, es más, ¿cómo pudo alguien que nunca fue rey tener un sello con esta titulatura conservado en la capital? 104

P. Neve (1987), 403, más referencias, donde relaciona el estrato de destrucción de la ‘Oberstadt’ con este episodio; Th. van den Hout (1995), 87, 92; J. D. Hawkins (1995), 62; A. Dinçol (1998), 163; Ph. Houwink ten Cate (2006), 107-109, 111-112, 114, n. 4-5. T. Bryce (2005), 319-321, n. 118-123, aunque lo propone, lo hace con reservas. 105

H. Otten (1988), §§4-9, 12, 16, 18-19, 22-24; G. Beckman (1996), 108-118 sub nº 18C; M. Giorgieri y C. Mora (1996), 19; T. Bryce (2005), 303. Sin embargo los reyes de Karkemi$ no parecen utilizar la titulatura MAGNUS.REX/LUGAL.GAL en sus sellos mientras existió el Imperio Hitita (cf. C. Schäffer (1956), 19-30, Figs. 27-37, Pl. V), aunque sí tras su desaparición (cf. M. Giorgieri y C. Mora (1996), 18, más bibliogafía señalada; S. de Martino (2010), 92, más bibliografía señalada). No es posible postular la realización de HATIP por Kurunta en fecha posterior a la desaparición del Imperio hitita puesto que sería excesivamente anciano; y postular su realización por otro personaje no descansa sobre ninguna base.

4. Corpus del material arqueológico

79

territorio del río #ulaya, identificado con el actual Çar'amba-Suyu, donde se localiza este relieve106 (Map. 1). Se ha interpretado este relieve en base a su localización y orientación, como marca de frontera107, teoría que podría tomar fuerza si se admite que Kurunta, aunque hubiera apoyado el golpe contra su padre, pretendía el trono y se consideraba a sí mismo con más legitimidad para gobernar que su tío108. Y en base al tocado cónico y a su interpretación como signo de divinidad, también como custode del manantial a sus pies109. En mi opinión, este relieve que muestra a un monarca local emparentado directamente con la familia real, al que fueron atribuidas las mismas dignidades que a los reyes de Karkemi$ y que está representado con la titulatura de los reyes de #atti, pretende principalmente una equivalencia iconográfica con el poder central. Que ello se derive de la pertenencia de Kurunta a la familia real y al estatus del que por ello disfrutaba, también como rey de Tar"unta$$a; a sus aspiraciones de acceder al trono como legítimo heredero de su padre; o a ambas cosas, no podrá dilucidarse con seguridad hasta la aparición de algún texto atribuíble a este monarca en el que el refiera sus motivaciones110, y ello con reservas. Por ello, “the fact remains that at present we lack evidence in either direction”111. En cualquier caso, las interpretaciones de este relieve como protector de los manantiales a sus pies no se apoyan sobre argumentos firmes ya que no se documentan alusiones en los textos a “monarcasprotectores” de estructuras y/o de lugares al abierto, por lo que no será considerada como hipótesis de trabajo en estas páginas. A pesar de que el estado actual de la geografía hitita no permite hilar tan fino como para ubicar las fronteras exactas de un territorio, la localización de este relieve sí puede asegurarse dentro de los límites de Tar"unta$$a y, al menos hasta donde conozco, solo en los tratados con Kurunta se mencionan estructuras de modo específico como marcas de frontera, por lo que en

106

Para el tratado, cf. H. Otten (1988), §§16, 23; G. Beckman (1996), 112, 115 sub nº 18C; Ídem. (1999), 114-117 sub nº 18C; para la geografía, cf. M. Forlanini (1988), 150; RGTC 6/2, 40-41, más bibliografía señalada; H. C. Melchert (2006), esp. 507; H. Ehringhaus (2005), 106; T. Bryce (2012), 233; M. A. Jasink y L. Bombardieri (2013), 16, y n. 1. La identficación de A. Dinçol (1998), 163, con “the geographical name of the political entity of the kingdom of Tar"unta$$a” hila demasiado fino ya que las fuentes no proveen una diferenciación entre entidad política vs. territorio geográfico de estas características, cf. M. Gander (2010), 62, más bibliografía señalada. A esta región pertenecen la mitad de las aguas “por encima de la montaña Arlanta”, cf. A. M. Dinçol et al. (2000), 13, para una posible identificación de este monte; y 5.2.3.Utilitaria, p. 257, n. 222. 107

J. Börker-Klähn (1982), 98; H. Ehringhaus (2005), 106; J. Seeher (2009b), 135, matizado por él mismo como marca identitaria y de posesión en Ídem. (2012), 39. Cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 54ss., con notas. 108

Th. van den Hout (1995), 87, 94-96 más bibliografía señalada; A. Dinçol (1998), 163; H. Ehringhaus (2005), 107; D. Bonatz (2007), 123; S. de Martino (2010), 91. Z. Simon (2012), 693, opina que se trata de una “Schutzgottheit” sin que por ello deje de ser una marca de frontera. 109

A. Dinçol (1998), 162-163. Sobre este tipo de tocado, cf. 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 40ss.; y p. 42, n. 105, para la expresión “convertirse en dios” en referencia a la muerte del monarca. 110 111

Argumento similar esgrimido con respecto a Ur"i-Te$ub/Mur$ili-III por S. de Martino (2010), 89.

J. D. Hawkins (2011b), 100, parcialmente contra Ídem. (1998), 20, n. 106. Cf. también H. Klengel (1999), 290-291; I. Singer (2013), 14.

80

El agua dulce en la cultura hitita

esta ocasión sí hay indicios para considerar esta posibilidad como plausible112. Con todos estos datos, la hipótesis más verosímil es que este relieve sea una forma de demostración de poder asociada al territorio de Tar"unta$$a y a la persona concreta de Kurunta. El trabajo poco meticuloso del campo en el que se haya la figura puede ser indicio de una realización apresurada en relación con la situción política poco estable de este territorio y/o con los últimos años de reinado de Kurunta. La elección del lugar debe relacionarse de forma casi segura con la presencia de los manantiales que le otorgan un significado especial ya que ellos mismos poseen este significado, pero de ello no debe extrapolarse que constituye su causa primera ni que la representación del soberano actúa como su protector. 4.1.2.1.2.- Akpınar El relieve de Akpınar (Map. 1; Fig. 34) (“fuente clara”) y las dos inscripciones que lo acompañan se localizan sobre una pared caliza en la ladera norte del macizo Manisa-Da& (clásico Sipylos), al sur de la actual Manisa, a cuyos pies el rio Gediz (clásico Hermos) ha excavado un valle y donde se encuentran sendos manantiales113 que aún hoy abastecen el embalse que da servicio a la ciudad. A una altura de 150 m sobre el valle114 se abre un nicho rectangular de ángulos redondeados (ca. 4,60 x 7,50 m) que contiene un nicho más profundo acabado en arco de medio punto enmarcando un altorrelieve antropomorfo de ca. 4,3 m de altura115 (Figs. 35-36). Desde Pausanias esta figura ha llamado la atención de cuantos viajeros han pasado por la zona, la mayor parte de los cuales ha visto en ella la representación de una diosa116. Pero ninguno de estos autores ni de los posteriores han documentado ningún asentamiento de la Edad del Bronce en las proximidades117. El estado en que se encuentra el relieve ha dado lugar a dos teorías: o bien se trata de un trabajo

112

Con la excepción de DKASKAL.KUR que también aparece en CTH-106.B.2 Vs. 28’ y en la ‘Bronzetafel’ I 31 (cf. 5.3.6.DINGIR.KASKAL.KUR, p. 330ss.), estos términos contenidos en CTH-106.B.1 y ‘Bronzetafel’ son [entre paréntesis respectivamente]: UR.GI7-a! NA4'uwa!i- (Vs. 21’ y I 31, cf. 3.1.- Introducción, p. 27, n. 17) y, precedidos de marcas de glosa: kantanni- (Vs. 17’ y I 19, 20; cf. HHW, 70), 'allapuwant- (Vs. 20’, 21’ y I 29, 30; cf. HHW, 34), 'armima- (Vs. 27’ y I 47 precedida del determinativo URU; cf. HHW, 43) y especialmente kuu%appala- (Vs. 36’, 37’ y II 15, 18; cf. HHW, 88), cf. T. van den Hout (1995), 26-33 (CTH-106.B.2); H. Otten (1988), 11, 12, 16 (‘Bronzetafel’). V. Haas (1994), 509 en referencia a la ‘Bronzetafel’, contra bibliografía en n. 157, interpreta DKASKAL.KUR como una estela clásica del tipo “Hermes” y traduce por “Weg des Landes”. En el resto de los casos que conozco, las marcas de frontera se dividen entre recintos de población y formaciones naturales como fuentes, ríos y montañas, cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 254ss., con notas, esp. n. 215. Para una panorámica de los tratados hititas cf. G. Beckman (1996); Ídem. (1999); K. A. Kitchen y P. J. N. Lawrence (2012), I, 293-654, 1039-1054, 1084, 1086, II, 39-67, 103-105, III, 85-102; B. Christiansen (2012), 137-144, 167-284. 113

De nombre Akpınarhavuzu e Ilıcasu según K. Kohlmeyer (1983), 28. Cf. también CIH I, 34; H. Güterbock (1956), 53.

114

H. Ehringhaus (2005), 85; cf. también F. Naumann (1983), 21.

115

K. Kohlmeyer (1983), 29, donde también advierte de que la imposibilidad de aproximarse completamente a la figura impide mediciones precisas pero apunta para el nicho externo 4,4 m de anchura en la base y una altura de entre 7,5-7,75 m. Cf. también CIH I, 34; F. Naumann (1983), 21, y n. 40. 116

Para el elenco de estos viajeros y la cita de autores clásicos, cf. CIH I, 33-34; J. Börker-Klähn (1982), 254 sub nº 310; F. Naumann (1983), 20-21, y n. 39-40; K. Kohlmeyer (1983), 28-29 y n. 223, 225; B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 8-12, más bibliografía señalada; H. Ehringhaus (2005), 86. En la Ilíada XXIV 615 se dice que la diosa Níobe se encuentra “en las rocas de los montes yermos de Sipilo, donde, según dicen, están las grutas de las ninfas que bailan junto al Aqueloo; (…) convertida en piedra”, en: L. Segala (1966), 216; aunque por la descripción geográfica, no se corresponde con el relieve que nos ocupa sino con otro situado al suroeste de la misma ciudad, Manisa, con el que ha sido confundida al habérsele adscrito el mismo nombre y que también recoge Pausanias en: I, 21, 3 y III, 22, 4, cf. L. Messerschmidt, CIH I, 33, Taf. XXXVII; P. Meriggi (1975), nº 1, 259; J. Börker-Klähn, op. cit., 254 sub nº 310; P. Z. Spanos (1983), 478; K. Kohlmeyer, op. cit., 29, n. 226; B. André-Salvini y M. Salvini, op. cit., 7, 9, Fig. 3. 117

K. Kohlmeyer (1983), 28, y n. 206, menciona la presencia de restos arqueológicos de otras épocas o sin posibilidad de datación en los alrededores.

4. Corpus del material arqueológico

81

inacabado118, o bien su apariencia se debe a un deplorable estado de conservación producto de la erosión kárstica y la acción humana119. Se trata de una representación frontal (Tab. 1.1; Fig. 35-36), pero la percepción de los detalles está fuertemente condicionada por lo escarpado de la zona que impide una buena visión del conjunto y obliga a observarla desde abajo, y varía dependiendo de si el observador se sitúa de frente o en un lateral, especialmente en lo que respecta a la cabeza. Las interpretaciones se dividen entre aquellos autores que ven en este relieve una figura masculina barbada con los brazos cruzados por delante del pecho, en pie120 o sentada121; y aquellos que la interpretan como una figura femenina sedente122. Los primeros advierten, de arriba a abajo: busto barbado, hombros y brazos con las manos cruzadas frente al pecho y la parte inferior de un dios Montaña123 o un trono124. Algunos de estos autores consideran el relieve como inacabado125, lo que daría coherencia al aspecto basto de la figura en general y de la parte inferior en particular. K. Kohlmeyer considera que la interpretación de este figura como femenina se debe a “die Perspektive vom Fußpunkt”126, pero que observada desde el lateral derecho (Fig. 36) pueden apreciarse mejor los detalles, incluyendo las orejas, la mandíbula directamente sobre el torso y el mentón; la barba, por su parte, es deducible de la desproporción entre las partes de la cabeza, tras de la cual, las tres líneas verticales corresponderían a los cabellos127. Para B. André-Salvini y M. Salvini el pretendido trono no es más que “un plan de coupe provisoire”128 donde se situarían los artesanos trabajando en áreas de 1,20 m de alto cuyos restos serían visibles tanto en esta parte inferior como junto al torso, tampoco habría rastro de los pies, sino que serían marcas del trabajo previo a la realización de la figura, ni de la barba, ni del tocado. H. Ehringhaus cree reconocer el puño de la mano izquierda y considera que el brazo derecho se encuentra fracturado, no siendo capaz de determinar si porta algún objeto dado el estado de conservación y argumentando contra la presencia de una barba la marcada curva del cuello entre el arranque del torso y la cabeza sobre la que cree distinguir los restos de un tocado, en su opinión probablemente cónico de cuernos129. Los segundos reconocen una figura femenina, y de arriba a abajo, cabeza, hombros y parte superior de los brazos hasta el codo, y por debajo de éstos una suerte de trono con reposabrazos trabajados a una profundidad mayor, las rodillas a la misma altura que el trono pero más

118

Cf. p. 81, n. 125.

119

Como ponen de manifiesto los numerosos grafiti sobre la figura y las paredes. Cf. también B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 18. 120

P. Z. Spanos (1983), 482; B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 7.

121

K. Kohlmeyer (1983), 29, 33-34; H. Ehringhaus (2005), 86-87.

122

CIH I, 34; E. Akurgal (1961), 83; H. G. Güterbock (1956), 53; K. Bittel (1976), 188, Abb. 204-205; J. Börker-Klähn (1982), 92, 254 sub nº 310; F. Naumann (1983), 21, y n. 41; J. Seeher (2012), 37. 123

P. F. Spanos (1983), 482; B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 14.

124

K. Kohlmeyer (1983), 29, 33-34. Ídem. (1995), 1652: “depicts a bearded figure enthroned above a stylized mountain.”

125

K. Kohlmeyer (1983), 30; P. Spanos (1983), 482, n. 28; B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 7, 14, 17, quienes también sugieren la existencia de una cuadrilla de trabajadores. Los dos nichos serían entonces, para estos autores, fases previas en la construcción realizándose el trabajo de arriba a abajo. 126

K. Kohlmeyer (1983), 30.

127

K. Kohlmeyer (1983), 30-31

128

B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 14, y Fig. 4, 8.

129

H. Ehringhaus (2005), 86-87. Contra su afirmación de que se trata de un dios Montaña se interpone el que todas las representaciones de los mismos halladas hasta la fecha aparecen en pie, o de otro modo no se apreciaría su característica diferenciadora, esto es, su parte inferior reproduciendo un monte, cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 56ss.

82

El agua dulce en la cultura hitita

protuberantes130 y los pies, que no serían reconocibles más que por un abultamiento de la roca. E. Akurgal reconoce “eine ähnliche Mauerkrone wie die Göttinen von Yazılıkaya”131 y J. Börker-Klähn considera que se trata de una escultura de bulto redondo que aún conserva su unión con la roca, posiblemente por estar inacabada132. En el exterior del ángulo superior derecho del nicho se localizan dos inscripciones, AKPINAR 1 y 2 (Tab. 1.1; Figs. 37-38), que como la figura, se hallan en muy mal estado de conservación. AKPINAR-1 (Fig. 37) es la más cercana al nicho, está realizada en relieve enmarcada en un rebaje cuadrangular de la roca y consta de onomástica y titulatura con lectura de derecha a izquierda y de arriba a abajo: *269-*107 *46 EXERCITUS-mu(wa) REX.FILIUS Kuwalanamuu!a, Príncipe133 El nombre de este personaje es el mismo que aparece en los relieves de Imankulu y Hanyeri, aunque es difícil precisar si se trata del mismo individuo134. La presencia del título REX.FILIUS (=DUMU. LUGAL) indica que se trata de un alto dignatario, que o bien era un gobernante local o jefe de un puesto fronterizo, o bien fue el promotor de la obra después de una campaña militar victoriosa, lo que limitaría las posibilidades de datación a aquellos períodos bélicos desarrollados en la zona135. AKPINAR-2 (Fig. 38), incisa, se encuentra situada por debajo y a la derecha de la precedente en dos columnas de lectura hacia la izquierda de las cuales la izquierda es prácticamente ilegible, perteneciendo el resto de los signos identificables al nombre y la titulatura: *285-*439-*411 *254 zu(wa)-wa/i-ni EUNUCHUS2 Zuwani LÚSAG136

130

Un paralelo iconográfico para sustentar esta interpretación son las figuras femeninas sedentes de Eflatun Pınar, cf. 4.1.1.1.- Eflatun Pınar, Aslanta' y Fasillar, p. 65ss., y Figs. 5, 8. 131

E. Akurgal (1964), 107.

132

J. Börker-Klähn (1982), 92, 254 sub nº 310, parcialmente contra B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 17.

133

Lectura fijada por Th. Bossert (1946), 70-72, 181 sub S. 71 Z. 26; Ídem. (1954), 144-146; seguida por, P. Meriggi (1975), 259-260 sub nº 1, aunque sin titulatura; H. G. Güterbock y R. L. Alexander (1983), 29. K. Kohlmeyer (1983), 31-32, Fig. 9, Taf. 11.3-4 sigue a E. Laroche, NH, 102 sub nº 665: “Kuwatnamuwa”, retomado por J. D. Hawkins (1983), 398; B. AndréSalvini y M. Salvini (1996), 18; J. D. Hawkins (2003b), 140: “Kuwalanamuwa”; H. Ehringhaus (2005), 87, Abb. 157-158; R. Oreshko (2013), 368; contra todos ellos, J. Börker-Klähn (1982), 254 sub nº 310, Taf. 310. Cf. el trabajo previo de L. Messerschmidt, CIH I, 36, Taf. XXXVIII. 134

K. Kohlmeyer (1983), 31-34; J. D. Hawkins (1983); B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 18. H. Ehringhaus (2005), 87, recoge la propuesta de K. Kohlmeyer y menciona también un gobernante tocayo del País del río Se"a. Cf. 4.1.2.3.3.Imankulu, p. 105ss.; 4.1.2.3.2.- Hanyeri, p. 101ss.; y esp. 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss. 135

J. Börker-Klähn (1982), 91 sub §279, 255 sub nº 310; K. Kohlmeyer (1983), 32, n. 253, 33: “(…) auf Veranlassung eines in #attu$a stammenden Königssohnes.”. Para la titulatura, cf. 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 120, n. 398. 136

J. D. Hawkins (2005), 280 sub nºs 541 y 544, 298 sub Excursus 14; Ídem. (2003b), 140; seguido de S. Herbordt (conversación personal 15.3.13, a quien agradezco aquí su disponibilidad). Cf. también, H. G. Güterbock y R. L. Alexander (1983), 30: “Zuwalla”, n. 11, 14, Fig. 1, Pl. Xa-b; K. Kohlmeyer (1983), 32, y n. 260, Fig. 10b, Taf. 11.5-6, más bibliografía señalada; M. Poetto (1988), esp. 171: “(…) i miei risultati autoptici collimano in sostanza con quelli di Kohlmeyer”; B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 18, leen Zuwanza identificando el tercer signo con *39, tà, pero es improbable que pueda leerse como tal o como *40, su variante cursiva (cf. M. Marazzi (1990), 110-112 sub nºs 39-40; S. Herbordt (2005), 400 sub L 41) sino que, considerando que se trata de una incisión, es más verosímil que se trate de *411, ni; R. Oreshko (2013), 369-370: Zu-wa/i-ní EUNUCHUS2 FLUMEN.DOMINUS-i(a). J. Börker-Klähn (1982), no recoge esta inscripción. Ambos nombres se documentan en cuneiforme, cf. E. Laroche, NH, 214 sub nº 1581, “Zuwanni” y nº 1583, “Zuwanza”; NHSuppl, sub nºs 1581 y 1583. Para la titulatura, *254. EUNUCHUS2, = LÚSAG, cf. J. D. Hawkins (2005b), 303 sub nº 15; F. Pecchioli-Daddi (2006), 122: “(…) eunuchs, in the sense of “castrato”, (…) unlikely.”; G. Torri (2012), 131, con bibliografía señalada.

4. Corpus del material arqueológico

83

Ambas inscripciones han sido interpretadas por B. André-Salvini y M. Salvini como “des “graffitti” postérieurs qui n’ont aucune relation directe avec son édification”137 y por tanto el relieve no puede ser atribuíble a la cultura hitita sino a una local del Bronce, aunque las inscripciones habrían sido obra “des princes ou des généraux hittites (…) gravés (…) pour marquer leur passage dans ce lieu.”138 AKPINAR-1 podría dar un terminus ante quem en el período hitita si se confirmase su identificación con el personaje homónimo de los “Anales de Mur$ili II” (CTH-61)139, quien, o bien dejó el relieve de su nombre y titulatura en forma de grafiti monumental o bien fue él mismo el promotor de la obra aunque sin ser él el representado140. En cualquier caso, todos los autores coinciden en afirmar que ninguna de las inscripciones se corresponde con la identidad de la representación, sino que constituyen o el nombre del promotor de la obra –AKPINAR-1–, o un grafiti –AKPINAR-2–, y que seguramente no se trata de personajes coetáneos entre sí141. Las inscripciones de SURATKAYA localizadas más al sur, en el macizo montañoso de Be'parmak-Da&ı (clásico Latmos) al sur del Büyük-Menderes (Map. 1) y también incisas, a pesar de no contener ningún tocayo para las presentes onomásticas, sí podrían apoyar la hipótesis de que al menos AKPINAR-2 es un grafiti sensu stricto142. Otros ejemplos similares proceden de #attu$a: Puerta de los Leones y Yerkapi, algunos sillares del Templo 1, una base de columna del Templo 4 y algunas losas de pavimento frente a la ‘Quellgrotte’, así como el ejemplo extramuros de MALKAYA en las cercanías del curso medio del Kızılırmak143. Como en el caso de Hatip, Hemite, Imankulu y Sirkeli, que también exhiben ciertas particularidades estilísticas, no puede, en el estado actual de las investigaciones, deducirse si la representación frontal deriva de características estilísticas de la zona, del promotor de la misma o de cualquier otro motivo, y por tanto no representa un criterio válido para la datación144. Los únicos ejemplos hititas de representación frontal en relieve sobre roca son los ortostatos de Eflatun Pınar, la

137

B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 7. Cf. también 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, p. 159ss., para otro posible ejemplo de inscripción posterior a la obra a la que está asociada. 138

B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 18. La “cultura local” correspondería con más probabilidad a A$$uwa que a cualquier otra región de la zona, en: Ídem., 20. 139

Cf. p. 82, n. 134.

140

Otros relieves que apoyarían esta hipótesis son Hanyeri (cf. 4.1.2.3.2.- Hanyeri, p. 101ss.), sobre roca y la ‘Kammer 2’ de la Südburg de Bo&azköy, sobre ortostato (cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss.); ambos con inscripciones que no aluden a la representación figurativa, sino al promotor de la obra u otro individuo. Cf. también 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss. 141

J. D. Hawkins (2003b), 140.

142

Cf. S. Herbordt (2002b); A. Peschlow-Bindokat (2002b), esp. 213-214; H. Ehringhaus (2005), 91-94. A pesar de que las dos primeras autoras no consideran que pueda tratarse de grafitis, su ubicación en un saliente de la roca que forma un techo y en un punto de este macizo montañoso fácilmente transitable por un ejército parecen indicar más bien que se trata de grafitis realizados durante una parada (o varias) y que este lugar era una suerte de campamento que aprovechaba estos particulares; hipótesis que puede sumarse a aquella propuesta por H. Ehringhaus, op. cit., 94: “Beobachtungsposten”. Sobre la localización de este macizo y su posible ubicación en una vía susceptible de ser usada por un ejército, cf. A. PeschlowBindokat (2002), esp. 367, y n. 15. 143

Para aquellos de la Puerta de los Leones, cf. P. Neve (1976); H. G. Güterbock (1979), 235, 241, Abb. 1; para los de Yerkapi, cf. K. Bittel (1937), Abb. 1; A. Schachner et al. (2013), 174-175, Abb. 42-43, con notas; para aquellos sobre sillares del Templo 1, cf. Bo&azköy V, Abb. 6 a-b; para los del Templo 4, cf. P. Neve (1999), 23, Abb. 9, Taf. 5c; para las losas, cf. Bo&azköy IV, 53, Abb. 15; K. Bittel (1976c) 70. Cf. también J. D. Hawkins (1995), 13: “short epigraphs associated with sculpture and a number of graffiti”; P. Neve (1999), Taf. 108d; para un ejemplo más sobre un bloque. Para MALKAYA, cf. P. Meriggi (1975), 285-287 sub nº 38; H. Ehringhaus (2005), 83. 144

Cf. 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117, n. 383. Para B. André-Salvini y M. Salvini (1996), 18, no podría reconocerse siquiera un determinado estilo debido al estado en el que se encuentra la figura, y menos hitita, en los que no hay trazas ni de nichos redondeados ni de representaciones frontales en relieve. Cf. también 3.4.- Conclusión, p. 61ss.

84

El agua dulce en la cultura hitita

figura femenina del relieve de Imankulu y la estela de Fasillar; todas ellas divinidades. De ellos podría deducirse que la representación frontal corresponde únicamente a imágenes de dioses, pero el limitado número de ejemplos a disposición para establecer paralelos impide una afirmación rotunda en este sentido145. A ello hay que sumarle el deplorable estado de conservación que dificulta interpretar determinadas caracteríscas formales –como la forma redondeada de la parte superior del nicho interno, solo comparable a la parte superior de la mencionada estela de Fasillar– como particularides estilísticas o como estadios en la consecución de la obra. Otras representaciones útiles para establecer paralelos iconográficos son las pequeñas esculturas de bulto redondo de diosas sedentes, aunque sus tocados, así como aquellos de las figuras de Eflatun Pınar, forman un solo conjunto con la cabeza146, lo que no es el caso aquí. Teniendo siempre presente el reducido número de ejemplares figurativos para establecer comparaciones, es sin embargo plausible identificar esta figura con una representación sedente, cuyos género y datación, desafortunadamente, no pueden ser establecidos147, aunque es verosímil que se trate de una obra local cuya ubicación coincide con la de los relieves hititas, esto es, en lugares de significación especial como montañas y manantiales y escogida por esta misma significación para albergar el relieve. 4.1.2.2.- En relación con un río y una montaña 4.1.2.2.1.- Hemite El relieve de Hemite se localiza a algunos cientos de metros del pueblo homónimo sobre un afloramiento rocoso de la orilla derecha del curso alto del río Ceyhan (Map. 1, Fig. 39), hit. Puruna, orientado hacia el cauce en el mismo sentido que la corriente, en una zona que se inunda durante la época de más caudal porque en este punto el lecho del río no es profundo pero sí extenso148. Este valle fue una de las vías de comunicación entre Kizzuwatna y la zona centro de #atti, y entre esta última y el norte de Siria149. Se documentan dos asentamientos con una potente esratigrafía (desde el Calcolítico hasta época islámica) en las inmediaciones, así como una fortaleza medieval en la cumbre de la montaña situada tras el relieve y el pueblo que daría cuenta del aspecto estrátegico de este lugar, al menos durante el período al que pertenece150. Fue descubierto en 1947 por Th. Bossert, quien lo publicó tres años más tarde151. La figura se halla, como es habitual, en un rebaje de la roca152 (Figs. 40-41) que contiene también la inscripción situada a su espalda. Una fractura de la roca ha hecho perderse parte de la zona inferior izquierda del conjunto y la erosión, los detalles de la figura. Pese a ello se identifica con 145

Así lo entiende también K. Kohlmeyer (1983), 33, y n. 269.

146

K. Kohlmeyer (1983), 33, n. 269; M. van Loon (1985), Pl. XLd; XLIb. Cf. también 4.1.1.1.- Eflatun Pınar, Aslanta' y Fasillar, p. 65ss., especialmente en lo relativo a las esculturas de la plataforma sur y aquellas que flanquean la fachada norte. 147

Cf. 3.1.- Introducción, p. 39, n. 81.

148

A. Archi (1971), 71; K. Kohlmeyer (1983); 91; E. P. Rossner (1988), 87; H. Ehringhaus (2005), 107. Para la identificación de este río, cf. RGTC 6/2, 208, s.v: Puruna; M. Forlanini (2013), 6, contra RGTC 6, 543-544, s.v: Puratti/ Puruna. 149

J. Börker-Klähn (1982), 98-99 sub §302, 100 sub §308; K. Kohlmeyer (1983), 91-92, donde también señala posibles contactos con Micenas a través de esta ruta en base a hallazgos cerámicos procedentes de los asentamientos cercanos de Alapunar y Tilan-Höyük; H. Ehringhaus (2005), 107-108; M. Forlanini (2013), 6. Compárese sin embargo con las posibles rutas de los comerciantes asirios trazadas en TAVO B-II-14, que obvian el curso alto de este río. 150

K. Kohlmeyer (1983), 91-92, y n. 860, para referencias sobre la fortaleza.

151

Th. Bossert (1950), 124-125, Abb.10.

152

Cf. p. 76, n. 89.

4. Corpus del material arqueológico

85

claridad una figura masculina de 1,75 m de alto dirigida hacia la izquierda en la posición A (Tab. 1.1 y 2), con faldellín, arco, lanza y espada de enmangue en forma de media luna al cinto visible al frente, tocado redondo adornado con una suerte de pliegues o estrías en su base y pendiente de aro. Según la documentación fotográfica153 parece que frente al rostro se localiza una inscripción completamente ilegible que no ha sido recogida por ningún otro; es posible que se trate tan solo de irregularidades en la roca. A espaldas de la figura (Tab. 1.1; Fig. 41) se encuentra una inscripción (HEMITE) excepcionalmente dividida en dos secciones por una línea horizontal154 de lectura bustrófeda e inicio arriba a la izquierda: 1) *450-*199 *46 à-TONITRUS REX.FILIUS à-Tar"unta, Príncipe 2) *199-*66?/*278?/*312? *46 *45 ? ? ? TONITRUS-pi /-li /.VIR REX.FILIUS FILIUS hijo (de) Tar"untapi?/-li?/.ZITI?[-i!a], Príncipe155 La imposibilidad de identificar con seguridad tanto al personaje representado, para el que no parece documentarse ningún tocayo, así como a su padre, impide una datación precisa. Sin embargo, respecto al personaje de 2), podría tratarse tanto de Tar"untapii!a, mencionado en el tratado con Ulmi-Te$ub;

153

J. Börker-Klähn (1982), Taf. 316a-b; K. Kohlmeyer (1983), Taf. 35; H. Ehringhaus (2005), Abb. 193-195.

154

Otro ejemplo de inscripción de época Imperial con líneas divisorias, aunque sobre estela, es ÇALAPVERDI 3, cf. I. Ta' y M. Weeden (2010), Fig. 1-3. 155

K. Kohlmeyer (1983), 93, único autor que identifica el primer signo de 1); Th van den Hout (1995), 212: “Unsicher ist (und Vater eines x-TONITRUS) HAMIDE (/HEMITE)”; CHLI I.1, 39, n. 16, Tab. 3; H. Ehringhaus (2005), 108. A. Archi (1971); 71-71 lee en 2) *66, DARE, como tà; P. Meriggi (1975), 324 sub nº 147 señala la dirección de lectura pero ninguna interpretación ni del primer signo de 1) ni del segundo de 2). Para la lectura en 1) de *450, à, cf., M. Marazzi (1990), 272 sub nº 450; Ídem. (1998), 119 sub *450; C. Mora (1998), 201-202, Fig. 6; CHLI I.1, 28. Cf. también J. D. Hawkins (2003b), 140. Para Tar!untapii"a en 2), cf. E. Laroche, NH, 177 sub nº 1267; Ídem., NHSuppl., 42 sub nº 1267; G. Beckman (1983b), 626 sub nº 1267; S. Herbordt (2005), 83; J. D. Hawkins (2005) 273 sub nº 418-420: “(…) possibly rock inscription HEMITE, father’s name TONITRUS.DARE?”. En las fotografías, el signo identificado en 2) como *66, DARE, pi, presenta una forma muy parecida a *278, li, o incluso *312, VIR. La forma *278, li, se documenta en HATIP (cf. 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 77, y n. 91), TA(CI A, 2 (cf. 4.1.2.2.3.- Ta'çı, p. 93ss.), SURATKAYA 2 (cf. S. Herbordt (2002b), 368, Abb. 5) y en el sello Bo-110/g (= SBo-II-nº-163, cf. Ibídem, 4 (datación en s. XIV-XIII a.C.), 26, 74), pudiendo corresponderse con Tar!untali[i"a]. Por su parte, la lectura como *312, VIR, se opone a la dirección de lectura marcada por el resto de signos que lo acompañan, pero ello no impide identificarlo en las inscripciones mencionadas ni en algunos sellos, como aquel de Mur$ili (II?/III?) (cf. J. D. Hawkins (2011b), 91), un paralelo en (H) se documenta en el sello Bo-86/141, cf. A. Dinçol y B. Dinçol (2008), 17, 47 sub nº 202, Taf. 20, cuyo correspondiente en (C) podría ser mDU.LÚ, Tar!u(nta)ziti, (cf. E. Laroche, NH, 178 sub nº 1279 [de las referencias sub §4, esta onomástica se recoge solo en AT-310-314, 317, siempre en Rs. 3’; y no en AT-309-319, cf. D. J. Wiseman (1954), 25-26]; NHSuppl., 42, y quizá también en IBoT-4.2 IV 4’: ]U.LÚ [transliteración de la autora sobre copia; D. Groddek (2007), 2 sub nº 2: ]x.LÚ ]) aunque generalmente zi-ti se escribe con *312-*376, VIR.ZI/A (cf., entre otros, S. Herbordt (2005), 118 sub nº 26 (Anaziti), 220 sub nº 607 (DOMINUS-ziti), Taf. 2, 48; J. D. Hawkins (2005), 283 sub nº 607) a pesar de que su valor como logograma sea ziti, cf. M. Marazzi (1990), 209 sub 313. Cf. también 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 112, n. 344. TONITRUS-pi? INFANS+REX

86

El agua dulce en la cultura hitita

Tar"untalii![(a)], propietario del sello Bo-110/g156; o de Tar"u(nta)ziti157, los tres con posibilidad de ser adscritos a época Imperial, lo que colocaría este relieve en torno al reinado de Tud"aliya-IV. En cualquier caso, la ubicación del relieve ha sido escogida seguramente en base a la proximidad del río, a una corriente de agua158. Llama la atención que se haya elegido este afloramiento aislado en la orilla derecha del cauce, cuya base se cubre estacionalmente mientras permanece seca durante temporadas, y no el macizo mayor de la orilla izquierda en contacto siempre con el agua (Figs. 39-40). Es posible que esta irregularidad del caudal sea precisamente el motivo que indujo a realizar el relieve sobre esta pared, incidiendo en este carácter peculiar del agua dulce. 4.1.2.2.2.- Fıraktın El relieve de Fıraktın es uno de los más famosos relieves hititas sobre roca y también de los conocidos desde más antiguo, desde la expedición de W. H. Ramsay y D. Hogarth de 1892159. Se localiza en las cercanías del pueblo homónimo al sureste de Kayseri, en la orilla este del Enzel-Dere (también Karasu), uno de los afluentes del Zamantı (Yenice en su prolongación hacia el norte), a su vez afluente del Seyhan por el oeste, en el punto en que este último describe una pronunciada curva hacia el este en un cañón (Map. 1, Figs. 42-43). Constituye una de las rutas naturales que atraviesa el Tauro160 desde la costa sur hacia el interior y donde también se localizan los relieves de Ta'çı, Imankulu y Hanyeri. Al menos a principios del XX se documentaba una fuente en las cercanías161. A ca. 2 km hacia el noroeste del relieve se documentan los restos de un asentamiento con una ocupación desde el Calcolítico hasta época romana, con al menos dos niveles de uso datados en época hitita Imperial gracias a la cerámica, entre la que se cuentan vasos votivos, así como diversos objetos

156

Para estos dos personajes, cf. p. 85, n. 155. Para la lectura de la onomástica de la impronta Bo-110/g, cf. M. Weeden (2013), 78-79. (A. Payne me ha señalado esta referencia y aquí le agradezco su ayuda). Cf. también 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss. 157

Para este personaje, cf. p. 85, n. 155, así como M. Marizza (2007), 164, y n. 92, 94, quien sugiere que las atestaciones en KUB-8.77 I 4’ (CTH-239.4), KUB-2.13 VI 35 (CTH-591.IV.A) [cf. J. Klinger (1996), 299, 570-571] y KBo-42.1 Rs. IV 9 [no recogido en E. Laroche, NH ni NHSuppl.] pertenecen al mismo escriba, activo durante los reinados de #attu$ili-III y Tud"aliya-IV. Sin embargo, no recoge la atestación de KUB-8.75 III 54, IV 47 (CTH-239.1) [cf. V. Sou+ek (1959), 18, 22; E. Laroche, NH, 178 sub nº 1979], donde junto con KUB-8.77 I 4’ se le atribuyen lotes de tierras sin que se le mencione ni como escriba ni como DUMU.LUGAL; siendo entonces posible que no pueda identificarse ni con el escriba de KUB-2.13 VI 35 ni con el personaje de 2). La mención en KUB-48.115 3’ (CTH-585) es excesivamente fragmentaria, recogiendo solo su nombre, y KBo-42.1 Rs. IV 9 (CTH-555) es casi idéntica a KUB-2.13 VI 35: m]DU.LÚ PA-NI mA-nu-u%a-an-za [transliteración de la autora sobre la copia en KBo-42.1 Rs. IV 9]. Sin embargo, apoya la adscripción de DU.LÚ al período Imperial la datación de todas sus ocurrencias, excepto AT-310-314, 317, como jh, cf. S. Ko$ak, hethiter.net/:hetkonk (v. 1.87). 158

Apuntado ya por K. Kohlmeyer (1983), 95, contra J. Börker-Klähn (1982), 104.

159

W. M. Ramsay y D. G. Hogarth (1893), 87ss. ápud. CIH I, 25, Taf. XXX; HHM, 29 sub nº 22, Pls. XXXVIII. Para el elenco de los primeros estudiosos de este relieve, cf. J. Börker-Klähn (1980), 260-261; K. Kohlmeyer (1983), 69, n. 623. 160

T. Özgüç (1948), 266; J. Börker-Klähn (1982), 102-103 sub §§297.300.302.308.318; K. Kohlmeyer (1983), 67; H. Klengel (1999), 237 sub A2.; CHLI I.1, 39; H. Ehringhaus (2005), 59; M. Forlanini (2013), 23-24, Fig. 1, esp. 23: “(…) eastern Uda could correspond to Fıraktın, near the northern entrance of the Gezbeli pass”. Cf. también TAVO B-II-14; T. Bryce (2005), 70, para el trazado hipotético de las rutas caravaneras asirias de la época del k)rum a través de estos dos pasos; M. Forlanini (2006); J. G. Dercksen (2008), 114, n. 16, 20, para estas rutas caravaneras en general; G. Barjamovic (2011), Map 7, para una cartografía de las principales rutas anatólicas, y 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 110, n. 328. 161

K. Bittel (1939), 567.

4. Corpus del material arqueológico

87

en bronce y un vaso micénico162. Sobre el mismo macizo rocoso en el que se hayan los relieves (Map. 1, Fig. 42) a una distancia de unos 300 hacia el norte, se han documentado restos de un único edificio aislado de 3 habitaciones sin horizonte de destrucción y por tanto abandonado163. La datación de esta estructura y su período de uso son controvertidos, pues si bien K. Bittel y R. Naumann ponen una de sus fases en relación con los relieves en base a los fragmentos cerámicos de superficie164; el excavador, T. Özgüç, la retrotrae al Calcolítico (Ali'ar Ia) en base a los hallazgos de cerámica a mano165 y considera que los fragmentos de superficie proceden de otro lugar. La técnica constructiva, de muros gruesos de entre 90 y 100 cm realizados con grandes piedras trabajadas en sus caras externas formando las paredes exteriores cuyo interior se rellena con piedras menores sin desbastar y que presentan enlucido interior, es sin embargo extraña para el Calcolítico166. Como lo es la distribución de las habitaciones, que sin embargo presentan paralelos con otras estructuras de período hitita167. No se han hallado objetos en metal, pero sí láminas de obsidiana168. Con estos datos y teniendo en cuenta la complejidad de la datación de la cerámica a mano169 así como el abandono del lugar que podría explicar la ausencia de objetos en metal, no puede darse una datación segura, pero sí puede afirmarse con K. Bittel a la luz de la presencia de cerámica hitita, la cual es improbable que haya sido trasladada hasta aquí, que el lugar conoció un uso en época hitita Imperial, seguramente en relación con los relieves. En cuanto a los relieves, se localizan en una de las paredes de la orilla este a una altura de 1,75 m del suelo, en un espacio rebajado de la roca de 3 m de largo y ca. 1 m de alto170 dividido en dos paneles de dimensiones diferentes y forma irregular cuyos contornos siguen las siluetas de las cuatro figuras representadas (Fig. 44), el de la izquierda contiene las figuras masculinas; el de la derecha, las femeninas. A estos dos paneles se añade un tercero a la derecha del conjunto con una inscripción en jeroglífico (Fig. 45) que se añade a las onomásticas de las figuras (FIRAKTIN). El panel de la izquierda (Fig. 44), contiene, de izquierda a derecha, un personaje masculino en la posición A (Tabs. 1.1 y 2) de cuyas piernas se conserva solo la forma, como sucede con la parte central del tocado y las manos, con faldellín, tocado cónico con un cuerno en la parte frontal, pendiente de aro, GI%kalmu! en posición vertical y el signo *370, BONUS2 en la mano izquierda. Por

162

K. Bittel (1939), 569; T. Özgüç (1948), esp. 267: “The building must be contemporary with the rock carvings of Hattusili III and his queen Puduhepa.” Para los hallazgos, cf. N. Özgüç (1955), esp. 302, Figs. 12-18, 19-20; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 94; cf. también A. Müller-Karpe (1988), 49 sub K12 (jarritas), 124 sub N1a-b (cuencos), Taf. 8, 41; U. Schoop (2011), 247-249. Se han hallado también en #attu$a, en el ‘Wasserbecken’, en el Edificio C (cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss. y 4.2.1.4.- Edificio C, Büyükkale, p. 166ss.) y en la ‘Oberstadt’ (aproximadamente tipo M1a (cuencos) y M2a (jarritas) de H. Parzinger y R. Sanz (1992), 30, Abb. 20, Taf. 51), pero también en contextos profanos, cf. A. MüllerKarpe, op. cit., 50; H. Parzinger y R. Sanz, op. cit., 152. Esto podría indicar su uso en el culto privado relacionado con una religiosidad personal, cf. M. Hutter (1997), 78: “there never existed a Hittite religion for everybody. (…) “Hittite religion” in this sense was a political affair with only marginal meaning for the common people, whose religious beliefs remained primarily based on local traditions.”, 83-86: “magic rituals had just the same meaning for the official state cult and for the private religious well-being.”; cf. 6. Conclusiones, p. 351ss., con notas. 163

Prospectado por K. Bittel y R. Naumann en 1939, cf. K. Bittel (1939), 565-568; T. Özgüç (1948), 266; Ídem. (1956).

164

K. Bittel (1939), 567; T. Özgüç (1956), 70.

165

T. Özgüç (1956), 69-70.

166

T. Özgüç (1956), 68.

167

Como en #attu$a (cf. A. Schachner (2011), Abb. 25) o en Yazılıkaya, la estructura que cierra la Cámara B por el sur (cf. J. Seeher (2011), Abb. 134). 168

Cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 165ss.

169

H. Parzinger y R. Sanz (1992), 66ss.; U. Schoop (2011), 263-267.

170

K. Kohlmeyer (1983), 69; P. J. A. Stokkel (2005), 172; H. Ehringhaus (2005), 61. E. P. Rossner (1988), 160: “(…) Breite von 6 m und der Höhe von 1,20 m”. Cf. también 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 76, n. 89.

88

El agua dulce en la cultura hitita

encima de esta mano y frente al rostro, los restos de un único signo, *360, DEUS171. Frente a él se sitúa un altar o mesa de ofrendas, aparentemente realizado en cañas, sobre cuyo extremo derecho se dispone lo que parece ser un pan172 y de cuyo extremo opuesto parte una suerte de tela. Al otro lado de este altar se sitúa otra figura masculina, de piernas también mutiladas, también en la posición A (Tabs. 1.1 y 2), con tocado cónico con un cuerno en la parte frontal, pendiente de aro, faldellín, espada al cinto, arco y libando con una jarra un líquido de cuya representación quedan solo trazas y que cae hasta un recipiente situado a sus pies173. Frente al rostro, su onomástica dispuesta simétricamente: *18 *197 *18 MAGNUS.REX HATTI+li MAGNUS.REX Gran Rey #attu$ili174 El dios puede identificarse con mucha probabilidad con el dios-Tormenta175, divinidad principal hitita junto con la diosa-Solar-de-Arinna. La equiparación de esta última con #ebat por la reina Pudu"epa176 y la presencia de ambas en el panel derecho permite sugerir la identificación más precisa del dios-Tormenta con Te$ub177. El panel (Fig. 44) de la derecha, en mejor estado de conservación, presenta a la izquierda (Tabs. 1.1 y 2) una figura femenina sedente en la posición E, con tocado cónico, cuenco en una mano, el signo *370, BONUS2, en la otra; y los jeroglificos de su nombre frente al rostro de lectura en vertical: *360 *413 (DEUS)Hi #ebat178

171

P. Meriggi (1975), 309: “(…) d … Il nome del dio, presumibilemnte TRH, non c’è (più?)”; H. G. Güterbock (1978), 129, también para la identificación del signo *370; K. Kohlmeyer (1983), 71; H. Ehringhaus (2005), 61. E. Laroche (1984), 124: “(…) restes de L. 196/199, et qu’il faut lire Te$ub”. 172

K. Kohlmeyer (1983), 70, y n. 632; E. P. Rossner (1988), 160; H. Ehringhaus (2005), 62. Sobre altares y mesas de ofrendas, cf. 3.2.1.- Objetos, p. 38ss., con notas. 173

Otras escenas de libación de personajes masculinos son, en la glíptica, Taprammi, libando hacia un recipiente a sus pies y delante de la divinidad KAL, aunque solo se le aprecia uno de los brazos y viste túnica (cf. S. Herbordt (2005), 187, Kat. 409, Taf. 32); el rey Tud"aliya en el rython en forma de puño (cf. 3.1.- Introducción, p. 37, n. 73), y un personaje masculino en la estela de Altınyayla (cf. A. Müller-Karpe (2003b), Abb. 1-2). 174

P. Meriggi (1975), 309; H. G. Güterbock (1978), 129; K. Kohlmeyer (1983), 71; H. Ehringhaus (2005), 61, Abb. 114. Para *197, cf. también S. Herbordt (2005), 411 sub nº 197. Nótese que *278, li, está dirigido hacia la derecha, contrariamente a como aparece en la mayor parte de sus bullae, cf. J. D. Hawkins (2011b), 98; S. Herbordt (2011), 164-182, Taf. 24-32; cf. también 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss. 175

K. Kohlmeyer (1983), 73: “Als Hypothese (…) Wettergott von Nerik”; E. P. Rossner (1988), 160: “(…) Wettergott des Himmels”; Th. van den Hout (1995b), 555, n. 44: “Die Identität (…) ist noch immer nicht (…) festgestellt”, más bibliografía señalada; H. Ehringhaus (2005), 64: “(…) Wettergott”. Sobre la relación estrecha entre monarquía y dios-Tormenta, cf. p. 145, n. 577. 176

En KUB-21.27 I 4-6 (CTH-384), cf. D. Sürenhagen (1981), 108-109 (edición); V. García Trabazo (2002), 356-357 (edición). 177 178

V. Haas (1994), 31; CHLI I.1, 39. Cf. también 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 177ss. sub nºs 42-43, y Tab. 1.2.

P. Meriggi (1975), 310, Tav. XIII, más bibliografía señalada; H. G. Güterbock (1978), 130; K. Kohlmeyer (1983), 71; H. Ehringhaus (2005), 64, Abb. 116. Cf. también V. Haas (1994), 388, y n. 67: “#ebat ist die “thronende Herrin in den Ländern””.

4. Corpus del material arqueológico

89

Al frente se dispone un altar o mesa de ofrendas sobre el que se apoya la figura de un pájaro con la cabeza vuelta hacia ella179 y una suerte de lienzo como en la imagen anterior que se une hasta el vestido a la altura de la rodilla. Al otro lado del panel se sitúa otra figura femenina (Tabs. 1.2 y 2), en la posición B, con túnica y tocado cónico, libando como su paredro en un recipiente a sus pies. Su onomástica se dispone frente al rostro (Fig. 44), con lectura de izquierda a derecha y descendente: *328-*89-*215-*334 *16 Pu-tu-ha/e-pa MAGNUS.DOMINA Pudu"epa Gran Reina180 Tras la figura de Pudu"epa se dispone el tercer panel (1,2 x 0,45 m), también de contornos irregulares, que rodean una inscripción en jeroglífico, de lectura hacia la derecha (Fig. 45): *56-*285-*35 *228 *45* *360 *19-*376-*391 ká-zu(wa)/zú-na REGIO FILIA DEUS á-za/i-mi hija del país de Kizzuwatna, amada de la divinidad181 Los representados son, por tanto, la pareja real #attu$ili-III y Pudu"epa libando frente al dios-Tormenta y la diosa #ebat, respectivamente182. El lienzo que aparece en cada uno de los altares en dirección a las divinidades puede identificarse con un “camino” (hit. pal!a/i-, sum. KASKAL)183, un tipo de senda que también puede realizarse con otros materiales como aceites refinados o miel usada en rituales mágicos para atraer a los dioses junto con ofrendas de panes, entre otras materias, y libaciones de vino y cerveza principalmente184. Su presencia en estos relieves indica que las divinidades están efectivamente presentes frente los monarcas que les ofrecen la libación. El contraste entre los detalles de los rostros y las onomásticas y la parte inferior de los cuerpos;

179

¿Podría tratarse del signo *128, AVIS, documentado también junto a *360, DEUS, en algunas inscripciones y que haría referencia a la divinidad solar? Sobre esta posibilidad, cf. M. Marazzi (1990), 144-145 sub nº 128, más bibliografía señalada, cf. también K. Kohlmeyer (1983), 19, y n. 117. Es posible también que aluda al carácter protector de la diosa, divinidad personal de Pudu"epa, a través de una asociación con la divinidad LAMMA, de la cual el pájaro es atributo. Cf. 3.2.2.Zoomorfos, p. 51ss. 180

P. Meriggi (1975), 310: “[P]u-tu-ha-pa”; H. G. Güterbock (1978), 129, más bibliografía señalada, da la lectura definitiva; K. Kohlmeyer (1983), 71; H. Ehringhaus (2005), 64, Abb. 117. Compárese el presente *328, pu, idéntico a aquel de sus bullae (cf. S. Herbordt (2011), 182-184, Taf. 28-34) con el primer signo de la bulla de esta misma reina, completamente diverso, en: M. Poetto (2002), 638, 640 n. 18 sub Nr. 1. 181

E. Laroche (1969), 89; P Meriggi (1975), 310, coincide con E. Laroche excepto en la lectura e interpretación del verbo; H. G. Güterbock (1978), 130-133, aporta la lectura definitiva, reafirmándose en Ídem. (1979), 236; K. Kohlmeyer (1983), 72, más bibliografía señalada; E. Laroche (1984), 125; CHLI I.1, 19, 39, y n. 12; H. Ehringhaus (2005), 64, Abb. 118. Sobre la lectura de los diferentes signos, especialmente *45* [al que le falta el signo por encima de *59, *79, FEMINA], *376 y *391, cf. M. Marazzi (1990), 115 sub nº 45*, 239 sub nº 376, 253 sub nº 391, más bibliografía señalada; Ídem. (1998), 28 sub *391, 31 sub *376, 39 sub *45*; S. Herbordt (2005), 418 sub nº 376, 419 sub nº 391; cf. también J. D. Hawkins (2011b), 98; S. Herbordt (2011), 183 sub Kat. 86, Taf. 33, donde se documenta una leyenda similar (C): “Siegel der Puduhepa, der Tochter von Kummani, der Königin des Landes Hatti”. E. P. Rossner (1988), 160, considera que está inacabada. Sobre el carácter de aposición de esta leyenda con respecto a la imagen de la reina, cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss. 182

Sobre este tipo de escenas, cf. W. Orthmann (1971), 355-356.

183

CHD, P, 73, s.v: pal!a-, pal!i-, 1g.

184

Como por ejemplo en CTH-483, “Ritual de Invocación (de los dioses del Cedro)” (cf. V. García Trabazo (2002), 571-595, esp. 574-583 (edición); cf. también ChS I/9, 44-47, sub Nr. 9) o CTH-484, “Ritual de Invocación para las divinidades DINGIR.MA# y Gul!e!” (cf. H. Otten y Ch. Ruster (1973), 89-90 (transcripción); ChS I/9, 38-42, sub Nr. 6 (transcripción y comentario); F. Fuscagni (ed.), hethiter.net/: CTH-484 [2011]). A este respecto, ver la selección de textos en: CHD, P, 73, s.v: pal!a-, 1 g; V. Haas (2003), 94-98 sub VII.4.1, 622 sub XVII.6, y n. 188; y R. Strauß (2006), 48-50, con referencias señaladas. Cf. también 5.3.2.2.- Como senda, p. 306ss., con notas (= CTH-480); y 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 325ss., con notas.

90

El agua dulce en la cultura hitita

así como algunas rebabas de los contornos del panel, especialmente entre el derecho y el izquierdo tras la figura de #attu$ili y en el derecho tras la figura de Pudu"epa (Fig. 44) parecen indicar que el relieve se halla inacabado185 y que el trabajo se realizó de arriba a abajo y de izquierda a derecha. E. Laroche, a partir de fotografías en color186, interpreta el signo sobre la mano del dios como *199, TONITRUS, y distingue los restos de otro grupo compositivo situado sobre el panel izquierdo, Fıraktın II, concluyendo: “Avec un peu d’imagination, on serait tenté de rapporter les deux Fraktin de notre analyse à deux épisodes de la vie du roi”187, el primero en el que la reina es presentada frente a la divinidad, el segundo y actualmente conservado, haciendo pareja con el monarca. Sin entrar en la interpretación de estas posibles representaciones, sí puede coincidirse con E. Laroche que sobre el panel izquierdo, y especialmente en contraste con la superficie regular y plana que rodea el panel derecho (Fig. 44), se aprecian unas irregularidades que podrían corresponderse con los primeros estadios de la ejecución, posteriormente desechados, como si fueran a haber ocupado una zona más hacia la izquierda que posteriormente se fracturó no dejando espacio para el conjunto diseñado y obligando a su ubicación más a la derecha. Si bien es cierto que sin un estudio del lugar no puede tampoco descartarse que no sea producto de la erosión de la roca, como aparece en toda la superficie izquierda del macizo, esta erosión en esta zona podría justificar la hipótesis de un primer estadio compositivo. Sobre este macizo rocoso se documentan diversas “cup-marks”188 de sección cónica, diámetros en superficie entre 45-35 cm y una profundidad máxima de 70 cm. Una de ellas se sitúa directamente sobre los relieves (Fig. 46-47), las otras se localizan hacia el sur. En base a la interpretación de los relieves como “water-shrine”189 y a la representación de las figuras libando, se han identificado con fosas de libación190. Así también interpreta K. Bittel las de menor tamaño halladas sobre el macizo de Osmankayasi191 y P. Neve aquellas de Bo&azköy, localizadas en templos o sus cercanías, en las tres puertas de la ‘Oberstadt’ (Puerta de los Leones, Yerkapi y Puerta del Rey) y junto a manantiales192, esto es, en lugares con especial carga mágica o susceptibles de tenerla. También se documentan sobre los relieves de Sirkeli y Ta'çı, en Yazılıkaya en un pequeño afloramiento rocoso frente a los relieves

185

Y no, como propone K. Bittel (1976), 191, que el trabajo es de “geringeren Qualität”. J. Börker-Klähn (1982), 261; K. Kohlmeyer (1983), 70, 73; E. P. Rossner (1988), 162; H. G. Güterbock (1989), 35; H. Ehringhaus (2005), 64, 65. Cf. 4.1.2.1.2.- Akpınar, p. 81, n. 125. 186

E. Laroche (1984), 123; Ídem. (1989).

187

E. Laroche (1984), 124.

188

D. Ussishkin (1975), 85-86; J. Börker-Klähn (1980), 261; K. Kohlmeyer (1983), 68: H. Ehringhaus (2005), 61; contra K. Bittel (1939), 566: “(…) vielleicht zum Einstecken einer Stange”; M. E. Balza y C. Mora (2011), 222, n. 31. 189

D. Ussishkin (1975), 100, y n. 17.

190

Su terminología en los textos se correspondería con !atte""ar- (cf. HW2, #, 504-506, s.v: “Grube, Opfergrube, Loch. Synonym sind patte!!ar- und api-”), (D)api- (cf. HED, A, 99-101, s.v.; HW2, A, 181-183, s.v: “Opfergrube”; HHW, 19, s.v: “Opfergrube, Grubenaltar”; nótese en este caso que puede estar precedido por el determinativo divino. Ambos términos se documentan indistintamente en KUB-29.4+KBo-24.86 IV 34-36 (CTH-481), en: J. Miller (2004), 296-297) y patte""ar- (cf. CHD, P, 246-247, s.v: “exacavation, pit, hole in the ground (…) Near synonums are )bi- and 'atte!!ar.”, documentado en KUB-7.41 I 6, 8, 42 (CTH-446), cf. H. Otten (1961), 116ss.). V. Haas (1976), 198, señala que los accesos al Inframundo “sind Höhlen, Brunnen, Quellen, Teiche, künstlich ausgehobene Gruben und somit auch jedes Erdgrab.”, cf. también B. J. Collins (2002), esp. 225-226; y esp. cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 286ss., y 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 323ss. 191

K. Bittel (1958), 4, Taf. III.2, las relaciona también con rituales de libación y con los restos cerámicos hallados a algunos metros de distancia, así como con otras pequeñas concavidades de #attu$a y Küçük-Köhne. Para este último yacimiento, cf. Ibídem, n. 4. 192

P. Neve (1996c), esp. 49, 54, más bibliografía señalada, señala el posible origen erosivo de algunas de ellas sin perjuicio de que fueran utilizadas con algún propósito. H. Gonnet (1993), 219, propone un origen hitita para las estructuras de iguales características que las presentes investigadas en los alrededores de Beyköy.

4. Corpus del material arqueológico

91

nºs 65-66 y en Kocakaya, en las cercanías del lugar anterior193. La dispersión de estas concavidades, siempre de sección cónica, y sus localizaciones, siempre en relación con puntos de especial importancia (puertas, templos, lugares señalados con relieves, manantiales), parece indicar que eran usadas efectivamente para realizar en ellas libaciones. Sus diferentes dimensiones dependen tanto de la composión de la roca como de la frecuencia de su uso. El tipo de rituales mágicos en los que se practican oquedades en el suelo suelen tener relación con libaciones –de sangre de animales sacrificados en el momento, cerveza, aceite u otro líquido precioso e incluso agua–, con el Inframundo y/o con rituales de purificación también en relación con la orilla de un río como CTH-446194. También en CTH-415195, “Ritual de construcción”, se depositan en una de estas oquedades oro y plata y se liba tres veces, no con sangre, sino con grasa. Un paralelo arqueológico a este texto podría reflejarse en las dos pequeñas concavidades de los cimientos del ángulo norte de la habitación 47 (Adyton) del Templo I de #attu$a196. La representación de la pareja real indica, a priori, que fueron ellos mismos los promotores, o al menos uno de ellos. Considerando que Pudu"epa sobrevivió a su marido, que mandó realizar varias imágenes de éste197, que solo su imagen va acompañada de epíteto y que el panel en el que aparece es ligeramente mayor198, es probable que solo ella fuera la responsable, y teniendo en cuenta el verosímil estado incompleto del conjunto, que los encomendara poco antes de su muerte199. Otro dato que apoyaría la hipótesis de que la promotora fue la reina es la ubicación de los relieves en Kizzuwatna, de donde ella misma procedía200. Esto no quiere decir, naturalmente, que todo relieve realizado en esta zona sea obra de Pudu"epa, sino que existe la posibilidad de relacionar ubicación el relieve con procedencia del representado (o uno de ellos), lo cual sí es válido también para el resto de relieves aunque deba confirmarse caso por caso. Esta reina tuvo también una fuerte influencia en la reorganización del culto oficial, sola y junto a su marido201, el cual en su “Autobiografía” se declara encomendado a I$tar de %amu"a202 y promueve la restitución del culto en Nerik, pero no parece intervenir en esta zona meridional donde se localiza el relieve203. La cerámica hallada en los niveles hititas del asentamiento situado hacia el noreste aporta una

193

Para Sirkeli, cf. 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 110ss; para Ta'çı, cf. 4.1.2.2.3.- Ta'çı, p. 92ss., para Yazılıkaya, cf. 4.3.1.Yazılıkaya, #attu$a, p. 177ss.; para Kocakaya, cf. H. G. Güterbock (1989), 37. Las fosas excavadas en los suelos de algunas habitaciones de Örtaköy/%apinuwa han sido interpretadas como “sacrifice pits”, cf. M. Süel (2010), aunque más bien parecen fosas-basurero. Por su parte, R. M. Czichon (1997), 98, y Abb. 4, documenta un sillar con este tipo de marcas hallado en contexto secundario. 194

Cf. más arriba, p. 90, n. 190; 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958; y 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 325ss.

195

Vs. I ‘21, Vs. II ‘27, cf. G. Kellerman (1980), 166-167, 173-174, 180, 193 (edición).

196

P. Neve (1996), 41, 51, Abb. 3, Taf. 6,1.

197

Cf. 3.1.- Introducción, p. 28, n. 20.

198

También es posible que la diferencia en las dimensiones entre ambos paneles se deba a dos artistas diferentes trabajando contemporáneamente en el mismo proyecto. Desafortunadamente, ninguna de las dos posibilidades puede verificarse. 199

Contra J. Börker-Klähn (1982), 102: “muß das Relief im ersten Jahrzehnt #attu$ilis III. entstanden sein”.

200

H. G. Güterbock (1978), 130, y n. 7; V. Haas (1994), 31; H. Klengel (1999), 256-257; T. Bryce (2005), 250-251.

201

H. Klengel (1999), 254, 256, 259; T. Bryce (2002) 137-138; Ídem. (2005), 287-288; J. Klinger (2008b), 203.

202

CTH-81 I 12-21, cf. H. Otten (1981), 4-5 (edición). Cf. también H. Klengel (1999), 237 sub A3, 255; V. Haas (2006), 90-94; M. Pallavidini (2012), 311, más bibliografía señalada. En la genealogía que abre CTH-88 se declara “amado de la diosa Solar de Arinna, el dios-Tormenta-de-Nerik e I$tar-de-%amu"a”, cf. H. G. Güterbock (1973); H. Klengel (1999), 240 sub A12, 259; T. Bryce (2005), 263. 203

H. Klengel (1999), 250-251, 259; T. Bryce (2005), 260; V. Haas (2006), 90-92. %amu"a (cf. TAVO B-III-6; RGTC 6/2, 137, más bibliografía señalada) y Nerik (cf. TAVO B-III-6; RGTC 6/2, 113-115, más bibliografía señalada) se hallan en el curso alto y bajo del Kızılırmak, respectivamente.

92

El agua dulce en la cultura hitita

datación para el nivel II, bajo el nivel frigio, a finales de época Imperial204, lo que indica que el asentamiento estuvo en uso durante la época en que se realizaron los relieves. Es posible entonces que el lugar tuviera relación con estos últimos, aparte de ser un normal asentamiento provincial, y que los vasos votivos hallados en él también la tuvieran. La presencia de cerámica hitita alrededor del pequeño edificio situado apenas 300 m aguas abajo y las “cup-marks” subrayan que el lugar elegido para esta representación se beneficiaba de una significación especial atribuida a su localización en el cañón de un río205, que además atraviesa la gran cordillera del Tauro por una de las rutas que comunica esta zona con el área central anatólica y en el país de Kizzuwatna, de donde era originaria Pudu"epa. Desafortunadamente no puede saberse si estas concavidades estuvieron en uso en vida de los representados, ni si se realizaron antes o después de ser ejecutados los relieves, pero lo que sí muestran es la importancia adscrita al lugar, de la cual se benefician las representaciones. La vestimenta (Tab. 1.1; Fig. 44) iguala en el plano iconográfico las figuras de las divinidades y de los monarcas, que sin embargo se diferencian por los elementos que portan (Tab. 1.1), marcando de este modo una cierta distancia conceptual. Hay por tanto una intención de relacionar monarquía, y especialmente la monarquía dual de la pareja #attu$ili-III - Pudu"epa, con la pareja divina a la cabeza del panteón, Te$ub-#ebat, concebida precisamente como cabeza del panteón durante el reinado de ambos monarcas. La legitimidad206 de esta pareja real queda subrayada por la presencia de ambas divinidades, presencia cierta, real, en la medida en que las sendas que parten de los altares los han conducido hasta el lugar. Y por los diferentes elementos que portan: Te$ub el GI%kalmu! como símbolo de soberanía y #attu$ili el arco y la espada al cinto como símbolos guerreros; el cuenco de #ebat indica que acepta la libación que la reina le ofrece, y el pájaro sobre el altar posiblemente incide en el carácter protector de la diosa con respecto a la reina. Queda así por tanto reforzada visualmente la monarquía en la pareja concreta de los representados207, quienes de facto tenían el poder necesario para patrocinar esta obra. 4.1.2.2.3.- Ta'çı Las figuras con inscripción de Ta'çı se desdoblan en dos conjuntos, A y B (o I y II, según el autor) localizados (Map. 1; Fig. 48, 53) sobre la pared rocosa que delimita el cauce del río Döküksuyu (también (amaz Dere), afluente del Zamantı, a su vez afluente del Seyhan, a ca. 2 km de la población homónima y en el área de una vía de comunicación entre el suroeste y el centro de Anatolia208. A unos 350 m hacia el oeste se documentan tres restos de asentamientos con cerámica de superficie de los 204

H. Parzinger y R. Sanz (1992), 94: “Der jüngeren Schicht kann Keramik der jüngeren Großreichszeit zugewiesen werden: (…), M1a und M2a schaffen eine Verbindung zu O.St. 3/2 von Bo&azköy/#attu$a. (…) Fırakdın II ist damit der jüngeren Großreichszeit zuzuordnen”. Cf. también más arriba, p. 87, n. 162. 205

R. D. Barnett (1953), 81; K. Bittel (1976), 188; K. Kohlmeyer (1983), 74. M. E. Balza y C. Mora (2011), 222, identifican Fıraktın con un NA4'ekur-. Para esta estructura, cf. p. 27, n. 13. 206

Porque como es notorio, #attu$ili-III accedió al trono de #atti después de derrocar a su sobrino Mur$ili-III/Ur"i-Te$up, cf. H. Klengel (1999), 228, 229-231, 257-259; T. Bryce (2005), 259-262; M. Pallavidini (2012), 308ss. Cf. también p. 145, n. 577, sobre la forma de legitimación de la monarquía a través de la sanción de la divinidad. 207

Su representación conjunta tiene también su correlato literario en la “Autobiografía” de #attu$ili-III (CTH-81) §9, III 3: [nu-un-n]a-a! DINGIR-LUM *A LÚMU-DI D[A]M a-a!-!i-i%a-tar pé-e!-ta, “y a nosotros la divinidad nos dio el amor del esposo (y la) esposa”, cf., H. Otten (1981), 16-17 (edición). 208

A pesar de que este río no hubiera constituído una vía de comunicación, su cercanía a Fıraktın lo coloca en una zona de contacto entre el suroeste y el centro, cf. HHM, 38 sub nº 51; J. Börker-Klähn (1982), 103 sub §318; M. Forlanini (2013), 23, contra K. Kohlmeyer (1983), 74, 80: “die Talenge kaum eine verkehrgeographische Bedeutung hatte”; H. Ehringhaus (2005), 65; 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86, n. 160. La denominación A y B se retoma a aquella de P. Meriggi (1975), 310-312 sub nº 74, utilizada también por K. Kohlmeyer, op. cit. y H. Ehringhaus (2005), 65-70. F. Steinherr (1975); J. Börker-Klähn (1982), 262 sub nºs 319-320, refieren I y II.

4. Corpus del material arqueológico

93

cuales solo uno ha podido ser datado, perteneciendo a época romano-bizantina209. A diferencia del resto de figuras de este corpus, el espacio en el que se inscriben no está trabajado y las figuras no están en relieve sino incisas con ca. 1 cm de profundidad. En la época de más caudal210 las figuras permanecen cubiertas por el agua hasta casi dos tercios de su altura. §1.- Ta'çı A: Fue descubierto (Fig. 48) en 1906 por H. Rott y publicado dos años más tarde junto a L. Messerschmidt; pero fue I. Gelb quien aportó los dibujos y fotografías base211, mejoradas por F. Steinherr al excavar bajo las figuras y descubrir su parte inferior212. El conjunto ocupa un espacio de unos 3 m de largo y 1,20 de alto213 con tres personajes en la posición C dirigidos hacia la derecha siguiendo la corriente del río (Tabs. 1.1 y 2; Fig. 48), con tocado redondo214 y túnica, dispuestos uno tras otro y acompañados por inscripciones en jeroglífico por encima, delante y a su espalda. El tipo de trabajo de la roca en incisión y la composición caliza de la misma, así como su cercanía a la corriente, son responsables de la pérdida de la parte inferior de las representaciones y de los detalles de figuras e inscripciones. Pese a ello, en la figura del extremo izquierdo, la mejor conservada, puede apreciarse en el tocado redondo una suerte de velo que cae por la espalda y que la identifica como personaje femenino, así como los detalles del ojo, en vista frontal, y la ceja. Es posible215 que esta figura se encuentre en la posición B como lo están la mayor parte de las figuras femeninas en pie, sin embargo no puede asegurarse debido al deplorable estado de conservación. Los otros dos personajes son verosímilmente masculinos. Las inscripciones (TA(ÇI-A) se distribuyen de modo inusual ocupando el espacio por encima, al frente y por detrás de los personajes, lo que dificulta tanto la lectura como su adscripción a los mismos. Para superar este obstáculo, el conjunto fue dividido por F. Steinherr (Fig. 49) en 15 registros (a-o), de los cuales los 11 primeros (a-k) tienen una lectura vertical descendente y los 4 últimos (l-o), horizontal de derecha a izquierda; división que ha sido la base de trabajo del resto de autores. También la identificación de los signos y su lectura han sido modificadas en posteriores colaciones, ya que como el propio F. Steinherr resaltaba “da es sich um Ritzinschriften handelt, ist die Unterscheidung von natürlichen Felsrissen und Schriftzeichenresten sehr erschwert”216. De derecha a izquierda (Figs. 48-52), el registro a) aparece frente al primer personaje [nº 1], b) frente al siguiente [nº 2], c-g) al frente y por encima del tercer personaje, el femenino [nº 3 y nº 3’], h-k) se corresponde con la inscripción por detrás de este tercer personaje femenino [nº 4] y finalmente l-n) al último conjunto de signos de la izquierda [nº 5]. Los nºs 4 y 5 no están asociados a figuración alguna: 1) *446? ki?

209

J. Börker-Klähn (1982), 103 sub §317; K. Kohlmeyer (1983), 74.

210

2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 7ss., 2.4.2.- Tauro central, p. 17ss.

211

HHM, 38 sub nº 51, Pl. LXXVI, también para la referencia a la publicación de H. Rott y L. Messerschmidt. Cf. J. Borker-Klähn (1982), 262 sub §319-320; K. Kohlmeyer (1983), 74, n. 681-687, para el elenco de los primeros estudios. 212

F. Steinherr (1975), Taf. 58.

213

H. Ehringhaus (2005), 66. HHM, 38: “(…) over 3 meters long and about 1,20 meters high”; J. Börker-Klähn (1982), 262 sub §§319.320: “etwa 120 x 300”; K. Kohlmeyer (1983), 75: “(…) etwa 3 auf 1,25 m”. 214

La segunda figura presenta un cuerno en la parte frontal, cf. H. Ehringhaus (2005), 66, parcialmente contra K. Kohlmeyer (1983), 75, contra J. Börker-Klähn (1982), 263 sub §§319.320: “Sie sind in derart schlechtem Zustand, daß nicht einmal die Art der Kleidung genau zu erkennen ist”. 215 216

K. Kohlmeyer (1983), Fig. 29, Taf. 26.

F. Steinherr (1975), 313. Cf. también J. Börker-Klähn (1982), 263 sub §§319.320; K. Kohlmeyer (1983), 76-77; J. D. Hawkins (2005), 292; M. Forlanini (2013), 23, habla de “graffiti of Ta'çı”.

94

El agua dulce en la cultura hitita 2) *329?-*389-*278-*376 Kwi/a?-tara/i-li-zi/a Kuu!ataralizi(?)217 3) *110-*35-*450-*376 *45*! ma-na-a-zi/a FILIA! Manazi, hija218 3’) *445-*334-*446 *269.*326 *45 lu-pa-ki EXERCITUS.ESCRIBA FILIUS Lupaki, escriba del ejército, hijo219 4) *312-*19 *173 VIR-á HASTARIUS Zida, ME*EDI 220 5) *18 *197 *18 *21 *387 $ATTI+li MAGNUS.REX HEROS SERVUS Gran Rey, #attu$ili, Gran Rey, Héroe, siervo221 MAGNUS.REX

La posición de las filiaciones podría dar una lectura probable de 3)-5) como “Manazi, hija (de) Lupaki, escriba del ejército, hijo (de) Zida, ME*EDI, servidor (del) Gran Rey, Héroe, #attu$ili”222 de modo 217

Se sigue a K. Kohlmeyer (1983), 77, salvo la nueva lectura para *329, REL/kwi/a (cf. M. Marazzi (1998), 32, y n. 3 sub *329; CHLI I.1, 30 sub REL(kwi/a), Tab. 3. F. Steinherr (1975), 315 sub b): “… La?+r-í, PN? oder Rest?”; P. Meriggi (1975), 310-311: “TÍ-li-i” identificando el primer signo con *488, tí (cf., M. Marazzi (1998), 122 sub *488); J. Börker-Klähn (1982), 263 sub §§319.320: “x-x-zit-i”; CHLI, I, 39, n. 13: “(…) x-x-li(-)zi/a”. Para *389, tara/i, cf. M. Marazzi (1998), 114 sub *389. La onomástica más parecida a la presente propuesta es Kuu!atar, cf. E. Laroche, NH, 102 sub nº 663. 218

K. Kohlmeyer (1983), 77 sub 6.-9.; CHLI I.1, 39, n. 13: “(…) ma-na-a(-)zi/a”; H. Ehringhaus (2005), 68; J. D. Hawkins (2005), 292 sub Excursus 7; Th. Zehnder (2010), 27, 213. F. Steinherr (1975), 315 sub e): “Ma-na-’-i(a)”; P. Meriggi (1975), 311: “Manài junior”; J. Börker-Klähn (1982), 263 sub §§319.320: “Ma?-na-a?-i”. Cf. también E. Laroche, NH, 148 sub nº 735: “Mana’i”. Nótese que el signo *45*, FILIA, como en Fıraktın (cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86ss.), carece del elemento superior que lo distingue de *45, FILIUS. Tanto P. Meriggi, como K. Kohlmeyer, como J. D. Hawkins destacan lo inusual de la aparición de *45*, FILIA, tras la onomástica de la representada y no tras la del progenitor, como es habitual (cf. Tab. 1.1, y 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 112, n. 344); pero la postposición del patronímico parece ser una de las características del uso del jeroglífico anatólico en la glíptica de Emar (cf. E. Laroche (1983b), 18; C. Mora (1998), 203, 207), si ello indica la procedencia de los personajes aquí representados o del artista/artesano, no puede confirmarse. 219

K. Kohlmeyer (1983), 77 sub 11.-13.; CHLI I.1, 39, y n. 13 donde advierte: “without figure”; H. Ehringhaus (2005), 68; J. D. Hawkins (2005), 292-293 sub Excursus 7: “lu-pa-ki EXERCITUS.SCRIBA FILIUS(?)”. F. Steinherr (1975), 315 sub hi): “Lu-pa-ki HUTU?? KARA%-tu-pi-4+r/ta”; P. Meriggi (1975), 311, enlaza con nº 4; J. Börker-Klähn (1982), 263 sub §§319.320: “Lu-ba-ki? KARA%-UR DUMU”. Para la prosopografía, cf. E. Laroche, NH, 108 sub nº 708, esp. 708.4; Ídem., NHSuppl., 24 sub nº 708; RGTC 6/2, 177 (=Bronzetafel, IV 43); S. Herbordt (2005), 77, 150 sub Kat. 207-208, Taf. 16. El mismo problema de la filiación de 3) se presenta aquí. Para la forma de *269, cf. S. Herbordt (2005), 413 sub L. 269; para la titulatura, *269-*326, EXERCITUS.SCRIBA, cf. M. Poetto (1982), 101, n. 4; J. D. Hawkins (2005), 309 sub 42; pero nótese que aquí el orden de los signos se ha invertido. Cf. también 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss. 220

F. Steinherr (1975), 315 sub j-k): “LÚ-a (…) Zida ME*EDI???”; P. Meriggi (1975), 311; K. Kohlmeyer (1983), 78 sub 17.-19., y n. 713; H. Ehringhaus (2005), 68; J. D. Hawkins (2005), 293 sub Excursus 7: “VIR-á HASTARIUS”. Para *173, HASTARIUS, cf. M. Marazzi (1990), 155-156 sub nº 173; Ídem. (1998), 97 sub *173; J. D. Hawkins (2005), 304 sub nº 18. Para la prosopografía, cf. J. D. Hawkins, op. cit., 293 sub Excursus 7, 304 sub 19, 309 sub nº 42, más bibliografía señalada; E. Laroche, NH, 211 sub nº 1552; e Ídem., NHSuppl., 51 sub nº 1552; pero nótese que mientras I. Singer (1977) ápud. J. D. Hawkins, loc. cit.; K. Kohlmeyer (1983), 78; y J. D. Hawkins, loc. cit. identifican al Zida de SBo II, nº 26 con el hermano de %uppiluliuma-I, con cargo GAL LÚME*EDI y padre de Hutupii!anza, para E. Laroche, NH, 211, y F. Steinherr (1975), 316, se trata de dos individuos diferentes. 221

F. Steinherr (1975), 315 sub l-o); K. Kohlmeyer (1983), 78 sub 20.-23.; CHLI I.1, 39, n. 13; H. Ehringhaus (2005), 68; J. D. Hawkins (2005), 292-293 sub Excursus 7. 222

P. Meriggi (1975), 312: “Lupakki, grande dell’armata, figlio di ZIT-Á”; CHLI I.1, 39 y n. 13; H. Ehringhaus (2005), 68: “(…) Ma-na-a-za/i (…) Tochter Lubakkis, des Sohnes? des Armeeschreibers”.

4. Corpus del material arqueológico

95

similar a como se atestigua en cuneiforme223, dejando las dos primeras figuras sin relación de parentesco con las posteriores. La posibilidad de que Lupaki fuera escriba del ejército y al mismo tiempo servidor de #attu$ili-III como propone J. D. Hawkins224, concilia datación y prosopografía pero inserta una aposición entre dos cargos de la misma persona. Esto es, para resolver el problema de la posición de las filiaciones se crea el de una inserción anómala de una aposición que no encuentra paralelo en ninguna otra inscripción. La comparación con la glíptica de Emar parece aclarar la situación, ya que en ella no es infrecuente que el patronímico aparezca pospuesto al nombre225, dando consistencia a la primera propuesta. En cuanto a la prosopografía, un Zida hermano de %uppiluliuma-I con cargo VIR.HASTARIUS y título REX.FILIUS aparece en KBo-5.8 II 18-22 (CTH-61.II.7.A, “Anales completos de Mur$ili II”)226 como padre de un Hutupii!anza DUMU.LUGAL; y también en KUB-1.1 I 28, 33, II 74 (CTH-81, “Apología de #attu$ili III”) como padre de Arma-Tar"unta227. Con él se ha identificado también al propietario del sello SBo-II-nº-26228, lo que le haría también padre de Lupaki. Si esta reconstrucción prosopográfica es cierta, entonces la filiación de Lupaki tiene sentido ya que su padre debió ser un hombre preeminente vista su carrera política bajo el reinado de %uppiluliuma-I. Sin embargo, la suposición de que también Zida fuera SERVUS de #attu$ili-III como podría desprenderse de esta inscripcion, es altamente improbable puesto que habría que suponerle una vida de entre 113 y 83 años229, lo cual excede con mucho la esperanza media de vida de la época. Esto apoya la tesis de J. D. Hawkins arriba mencionada y haría de Lupaki servidor de #attu$ili-III y enemigo de su propio hermano Arma-Tar"unta, depuesto Gobernador del País-Superior y enemigo del rey usurpador según su propia Apología. Lo que sí parece evidente es que Lupaki tuvo que ser contemporáneo del monarca #attu$ili-III, cuyo nombre marca un terminus post quem definitivo. §2.- Ta'çı B: Descubierto en 1947 por S. Alp y publicado un año más tarde, se localiza a ca. 100 m de Ta'çı A aguas abajo230 y presenta la figura de un personaje masculino de unos 80 cm de alto (Tabs. 1.1 y 2; Fig. 53), muy deteriorado, también dirigido hacia la derecha siguiendo la corriente, en la posición C, con tocado redondo, quizá con un cuerno en la parte frontal, túnica y el signo *370, BONUS2 sobre la mano izquierda231. Le acompañan varios signos jeroglíficos (TA(ÇI-B; Figs. 54-55) cuya lectura presenta las mismas dificultades que aquellos de TA(ÇI-A, confundiéndose en ocasiones con irregulari-

223

Como por ejemplo, en KBo-3.4 I 1-2 (CTH-61): 1UM-MA DUTU-*I mMu-ur-!i-DINGIR-LIM LUGAL.GA[L] LUGAL KUR URU $a-at-ti 2DUMU m*u-up-pí-lu-li-u-ma, 1Así (habla) Mi Sol, Mur$ili, Gran Rey, Rey del país de #atti 2hijo de %uppiluliuma. 224

J. D. Hawkins (2005), 293 sub Excursus 7, aunque con prudencia indica: “Manazi, daughter of Lupaki the Army-Scribe (son of (?) Zida the ME*EDI-man), servant of Hattusili”, cf. también Ibídem 262 sub nº 207-208 y 309 sub nº 42: “The literal interpretation of the Hier. as “army-scribe” (…) seems quite acceptable. Curiosly however no Cun. correspondence, log. DUB.SAR KARA%, or Akk. .up!ar kar)!i, is attested (…) but note LÚDUB.SAR.GI% KARA%”, 304 sub nº 19; contra CHLI I.1, 39, n. 13. 225

Cf. más arriba, n. 218.

226

Cf. A. Götze (1933), 152-153; H. Klengel (1999), 143, 161, 166.

227

Cf. más arriba, n. 220; H. Klengel (1999), 208, 255, 258.

228

Cf. más arriba, n. 220. Para el sello (Bo-910/f), cf. SBo II, 11, 30, 66, Taf. I.

229

Basado en la cronología propuesta por H. Klengel (1999), 292-293 y considerando que Zida nació en el primer año de reinado de %uppiluliuma-I, 1350 a.C., y murió entre la subida al trono de #attu$ili-III, 1267 a.C., y el fin de su reinado, 1237 a.C. 230

Para las primeras publicaciones, cf. A. M. Mansel (1948), 255; S. Alp (1950), 1, n. 3. Para su localización respecto a Ta'çı A, cf. F. Steinherr (1975), 313: “(…) 95 m weiter östlich”; S. Alp, loc. cit., “südlich”; K. Kohlmeyer (1983), 78: “südwarts”; H. Ehringhaus (2005), 68: “Weniger als 100 m flußaufwärts”. 231

Para P. Meriggi (1975), 312 sub b se trata de *225, URBS.

96

El agua dulce en la cultura hitita

dades de la roca. De la primera observación de F. Steinherr en la que se apreciaban numerosos jeroglíficos, P. Meriggi redujo su número drásticamente y finalmente K. Kohlmeyer los dejó en tres con una lectura dudosa de derecha a izquierda: *434?-*278-*209?/*450? à?-ka?-li-i/ia? À?kali/ia?(?)232 No hay hasta la fecha ninguna onomástica que concuerde con ninguna de las lectura propuestas, por lo que la identificación del personaje y por tanto también la datación de este relieve permanecen en la incógnita, ya que tampoco hay nada que demuestre que sea contemporáneo de Ta'çı A. En la pared sobre Ta'çı A se encuentra una abertura en la roca de gran tamaño (3 m de profundidad y 1,5 m de diámetro) que presenta en su interior forma de codo y que comunica con una fosa de paredes verticales de ca. 1 m de diámetro y 1,50 m de profundidad, similar a aquellas atestiguadas en Sirkeli y de menor tamaño en Fıraktın233. Igualmente se documenta una fosa similar aunque de menor tamaño sobre el relieve de Ta'çı B. A pesar de que se hayan documentado “cupmarks” en otros lugares, el tamaño de las presentes y su forma parecen indicar un origen kárstico. Es posible que se diera un aprovechamiento humano de una formación erosiva, pero la ausencia de estudios sobre sus respectivos rellenos no permite afirmar nada más. La representación de los personajes en Ta'çı A uno tras otro, por sí sola, no es indicio inequívoco de que se trate de una procesión, ya que es el modo habitual de representar varias figuras que forman un mismo conjunto234. Debe tenerse en cuenta que otros ejemplos de figuraciones en conjuntos no comprenden inscripciones, y por tanto en este caso concreto la disposición de los personajes podría deberse a su asociación con éstas. Por ello, la identificación de los personajes en base a como aparecen representados como personal de culto o “cortesano” no puede ser firme235, pero sin embargo sí es postulable en base a su vestimenta y al mismo hecho de aparecer representados y asociados a inscripciones, esto es, el hecho de hacerse representar los coloca ya en una posición social de cierta importancia, y ello a pesar de que sean incisiones. La técnica utilizada en ambos conjuntos los hace aparecer contemporáneos236, aunque esto tampoco es de ningún modo conclusivo, siendo posible también que el trabajo se encuentre inacabado y que la profundidad de las incisiones sea el paso previo a la retirada de la roca alrededor, marcando los perfiles de las formas definitivas. Es remarcable la ubicación de ambas representaciones en un punto tan cercano a la corriente237, lo que seguramente ha determinado la elección del lugar, mientras la presencia de la onomástica de #attu$iliIII marca al menos un terminus post quem en el reinado del tercero de estos monarcas. 232

K. Kohlmeyer (1983), 79-80: “Ti-li[x (…) nicht zu bestimmen.”; H. Ehringhaus (2005), 68. Cf. también F. Steinherr (1975), 313-314, Abb. 1, Taf. 57; P. Meriggi (1975), 312 sub B; J. Börker-Klähn (1982), 263 sub §§319.320. Para una onomástica símil, cf. E. Laroche, NH, 24 sub nº 15; Akiya, 83 sub nº 485, esp. 3): “DKal-li-i%a; ídem., NHSuppl., 5 sub nº 15; G. Beckman (1983b), 623 sub nº 15. 233

K. Kohlmeyer (1983), 80; H. Ehringhaus (2005), 66, 68, Abb. 120, 128-131. Sobre estas oquedades cf. 4.1.2.2.2.Fıraktın, p. 90ss. con notas y 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 111. 234

J. Börker-Klähn (1982), 103 sub §317; contra Th. Bossert (1954), 130; H. Ehringhaus (2005), 70: “(…) wie in einer Prozession angeordneten Priestergestalten”. Cf. 3.1.- Introducción, p. 34. Otras figuraciones dispuestas de una forma similar son los “Doce Dioses” de Yazılıkaya (nºs 1-12 y 69-80; Figs. 160 y 190) pero a diferencia de ellos, estos de Ta'çı no aparecen enlazados. 235

contra K. Kohlmeyer (1983), 80. Cf. Ibídem, para otras propuestas de interpretación en la misma línea.

236

J. Börker-Klähn (1982), 102-103; contra K. Kohlmeyer (1983), 78. Otro ejemplo de representación figurativa incisa asociada a inscripción se documenta en la ‘Quellgrotte’, aunque en este caso ambos son ortostatos y la inscripción se halla sobre un bloque diferente al de la figura, cf. 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, p. 159ss. 237

K. Kohlmeyer (1983), 80 contra J. Börker-Klähn (1982), 103 sub §317.

4. Corpus del material arqueológico

97

4.1.2.3.- En relación con un paso de montaña 4.1.2.3.1.- Karabel Los relieves de Karabel (A, B, C1 y C2) se localizan en el paso de montaña homónimo que comunica la ova Kemalpa'a con la llanura que atraviesa el Kuçuk Menderes (Map. 1, Fig. 56) en sentido nortesur a través de uno de los pliegues montañosos característicos de esta zona (Boz-Da&lari/Tmolos, ca. 1500 m de altitud), orientado hacia uno de los afluentes del mencionado río, el Karabel-Suyu, y a unos 25 km hacia el este de la actual ciudad de Izmir238. La carretera actual es una suerte de reminiscencia de la importancia que tuvo este paso de montaña en la Antigüedad239 hacia el curso medio del Küçük-Menderes evitando un gran rodeo por la zona de costa o siguiendo el curso bajo del KarabelSuyu hasta su desembocadura en el cauce principal. No hay trazas de asentamientos hititas en la zona240. De los 2 relieves (A y B) y 2 inscripciones (C1 y C2) documentados, solo el A se conserva y en malas condiciones debido a la karsticidad, el resto han sido destruidos al construirse la primera carretera y su ampliación actual241. Karabel A es conocido, como Akpınar, desde la Antigüedad clásica. Herodoto lo identifica con una representación del egipcio Sesostris, da una traducción del texto egipcio (sic!) y una descripción coherente con la figura242. Con los viajeros del s. XIX se produce el redescubrimiento y se suceden las publicaciones, pero su adscripción a la cultura hitita no llegará hasta A. H. Sayce y será confirmada por las excavaciones en Bo&azköy de H. Makridi y H. Winckler a inicios del s. XX243. A ca. 1,65 m del arranque de la pared y 35 m del fondo del valle, se halla un rebaje de la roca trapezoidal (entre 2,28 y 2,35 m de altura) y profundo (hasta 65 cm) para contrarrestar la pendiente de la pared244 que contiene una figura masculina (Tabs. 1.1 y 2; Fig. 57) de 2,32 m de altura dirigida hacia la derecha, en la posición A, con arco, lanza, faldellín con tres líneas en el borde inferior (¿se trata de los pliegues o de una decoración a bandas?), tocado cónico con un cuerno en la parte frontal y la empuñadura de la espada en forma de media luna sobresaliendo por detrás del cuerpo a la altura de la cintura. No se aprecian ulteriores detalles debido a la erosión sobre la roca que ha hecho desaparecer casi totalmente la inscripción (KARABEL-A) que lo acompañaba frente al rostro (Tab. 1.1; Figs. 57-58) en tres líneas superpuestas de lectura bustrófeda, comenzando de derecha a izquierda

238

J. Börker-Klähn (1982), 94 sub §283; K. Kohlmeyer (1983), 12-13, n. 48; E. P. Rossner (1988), 54; J. D. Hawkins (1998), 1-2; Ídem. (1999), 9; H. Ehringhaus (2005), 87. Sobre las particularidades geomorfológicas de esta zona, cf. 2.6.Sistema de montañas y rifts del oeste, p. 20ss. y en lo concerniente a las ovas, cf. p. 18, n. 121. 239

K. Bittel (1939-41), 186, Abb. 9; K. Kohlmeyer (1983), 13, 15, n. 52-56, para KARABEL-A, Ibídem, 20, para KARABEL B, C1 y C2; J. D. Hawkins (1998), 1-2, Fig. 11. 240

K. Bittel (1939-41), 186; K. Kohlmeyer (1983), 13.

241

K. Kohlmeyer (1983), 19; J. D. Hawkins (1998), 4; H. Ehringhaus (2005), 87.

242

CIH I, 37; K. Bittel (1939-41), 186, 188-190; K. Kohlmeyer (1983), 14, y n. 65.

243

Para la historia del redescubrimiento y el elenco de autores y sus publicaciones, cf. J. Börker-Klähn (1982), 255-256 sub §311-312; K. Kohlmeyer (1983), 14-15, n. 84. 244

Compárese con el resto de enmarques de relieves, generalmente de contornos irregulares, excepto Akpınar (también en esta zona), Keben y Fıraktın (regular solo en su contorno inferior, y no totalmente), cf. también p. 76, n. 89. Para las medidas del enmarque y la figura, cf. J. Börker-Klähn (1982), 256 sub §311; K. Kohlmeyer (1983), 15-16, y n. 89; y H. Ehringhaus (2005), 87; para la altitud sobre el valle, cf. K. Bittel (1939-41), 181.

98

El agua dulce en la cultura hitita

y en sentido descendente245: 1) *17 *100-*439 *17 *391+*383-*450 mi+ra/i-a Rey Tarkasnau!a, Rey de Mira REX TARKASNA-u%a/i REX

2) *128-*278 *17 *391+*383-*450 [*45] AVIS/zi4-li REX mi+ra/i-a REGIO [INFANS] [hijo de] AVIS/zi4-li, Rey de Mira 3) […]*383? *17 *391+*383-*450 *228 *300 […]ra/i? REX mi+ra/i-a REGIO NEPOS nieto de […]ra, Rey de Mira La lectura que hace J. D. Hawkins del patronímico AVIS/zi4-li como Alantalli deriva de la posible identificación de *128, AVIS, con la especie concreta “perdiz”, su posible equivalente en luvio, *alanta246, y la propuesta de que se trate del mismo personaje documentado en la ‘Bronzetafel’247; mientras la identificación del personaje de l: 3 continúa siendo incierta aunque se apunta como probable Kupanta-Kurunta, rey de Mira y contemporáneo de Mur$ili-II, Muwatalli-II y #attu$ili-III248. Se trata por tanto de la inscripción onomástica del representado con una filiación anómala dentro de los relieves sobre roca que se retrotrae a la segunda generación de antepasados249. Esta filiación anómala puede deberse a la pertenencia de Tarkasnau!a a una nueva tradición dinástica necesitada de ciertas formas de demostración de poder por haber ocupado el trono de forma irregular o por constituir este área un

245

Para el elenco de estudiosos de esta inscripción y sus respectivas propuestas de lectura, cf. K. Kohlmeyer (1983), 16-19, Fig. 3. Se sigue la lectura de J. D. Hawkins (1998), 4-8 sub 2.4. Para la lectura de *100, ASINUS, cf. también P. Meriggi (1932), 32, y n. 38 ápud. H. G. Güterbock (1977), 15, y n. 42; M. Marazzi (1990), 135 sub nº 100; F. Starke (1990), 410, n. 1477: “(…) h.-luw. tarkasna- „Esel“ ”; aunque no recoge ninguna de las inscripciones de KARABEL; M. Marazzi (1998), 91 sub *100; M Weeden (2013), 82. Para la lectura posible del patronímico de l: 2, *128-*278, cf. más abajo, n. 246. K. Kohlmeyer (1983), 18, identifica *128 con *135, AVISX (cf. M. Marazzi (1998), 148 sub *135) Para NEPOS, *300 en l: 3, cf. CHLI I.2, 619 sub nº *300. P. Meriggi (1975), 261 sub nº 2, aconseja: “(…) è meglio lasciar tutto indeciso”. La lectura del topónimo *391+*383, Mira, se confirma en el sello TARKONDEMOS (cf. H. G. Güterbock (1977), 11-16, Figs. 4-5, 7) y en SURATKAYA 1 (cf. S. Herbordt (2002b), 368, 377, Abb. 4; cf. también, p. 83, n. 142). Sobre otros personajes que han dejado sus filiaciones en inscripciones monumentales, cf. 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 112, n. 344. 246

J. D. Hawkins, (1998), 18: “(…) the bird as represented seems to be a specific type (e.g. partridge), and one might speculate that this was an *alanta-bird, unattested in Hittite, let alone Luwian. This at best remains an open question.” Este término no aparece recogido ni en E. Laroche, DLL; ni en F. Starke (1990); ni en CLL; ni en H. Cr. Melchert (Ed.) (2003). El término más parecido es “a-la-la-an-ti”, del que ni E. Laroche ni H. Cr. Melchert dan un significado, sino solo su referencia textual: KUB-35.128 III 8’; cf. E. Laroche, op. cit., 25, s.v.; CLL, 7. Cf. también Th. van den Hout (1995), 147. El mismo J. D. Hawkins (2003b), 140-141 advierte de que “(…) the names, though possibly attributable to a language, are not in a language”. Para *128, AVIS/zi4, cf. también M. Marazzi (1990), 144-145 sub nº 128; Ídem. (1998), 94 sub *128. 247

Cf. más abajo.

248

Cf. más abajo, KARABEL C2. J. D. Hawkins (1998), 9-10, n. 23, 18; Ídem. (1999), 9. Retomado por H. Ehringhaus (2005), 90. La lectura en luvio de *128, AVIS, retoma en su método aquella de targasna para la cabeza de asno, *100, de H. G. Güterbock (1976), 67; Ídem. (1977), 14, n. 33. Sobre la posibilidad de que también SURATKAYA 5 deba atribuirse a este personaje, cf. S. Herbordt (2002b), 372-376, Abb. 7a-b. Parece más bien que los nombres Kupanta y Kurunta, por separado o formando un compuesto entre sí o junto a otros nombres, eran bastantes comunes en la lengua luvia, apareciendo también en, entre otros, (CTH-147) “El delito de Madduwatta” -Kupanta-Kurunta- (cf. G. Beckman; T. Bryce y E. Cline (2011), 69-100 sub nº 3), HATIP -Kurunta- (cf. 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 76ss.) y KÖYLÜTOLU-YAYLA -Sauskakurunti(ya)- (cf. 4.1.5.2.Köylütolu Yayla, p. 142ss.). Cf. también E. Laroche, NH, 99 sub nº 635, 100 sub nº 648, 101 sub nº 652; Ídem., NHSuppl., 22 sub nº 635, 23 sub nº 648; G. Beckman (1983b), 624 sub nº 635; S. de Martino (2005b), 309, y n. 238. 249

Se documenta una filiación similar de Tud"aliya-IV en YALBURT que se retrotrae a dos generaciones, cf. 4.1.1.2.Yalburt, p. 74, y n. 75.

4. Corpus del material arqueológico

99

nuevo país250; o bien deberse a una forma especial que asume en esta zona la realización de relieves sobre roca, quizá debido a su ejecución en un período ligeramente posterior al Imperio hitita. Sin embargo, parece que el relieve debió realizarse mientras aún existía el Imperio puesto que las improntas de sello halladas en Bo&azköy con esta misma onomástica así parecen demostrarlo251. Una datación más precisa, siguiendo a J. D. Hawkins252, derivaría de la equivalencia de Tarkasnau!a con el hijo de aquel Alantalli que aparece en la ‘Bronzetafel’ (Bo-86/299, CTH-106.A.1) como testigo253, por tanto coetáneo de Tud"aliya-IV en sus últimos años de reinado y quizá también de %uppiluliuma-II. El problema fundamental que presenta esta reconstrucción se halla en su base: la lectura de AVISx-li como Alantalli es incierta puesto que por una parte la identificación de este signo con una especie concreta de ave es discutible y por otra, el término luvio *alanta no está atestiguado. En las mencionadas improntas de sello de Bo&azköy aparece *100-*439, ASINUS-u%a/i; pero no en el sello de plata TARKONDEMOS donde el complemento fonético de *100 no es *439, u%a/i, sino *165, u%à/ì254. Esto podría indicar que se trata de individuos diferentes aunque tocayos. Sin embargo, también es cierto que tanto en la glíptica como en los relieves sobre roca la onomástica de la misma persona no siempre es regular, y así el nombre de Muwatalli presenta grafías diversas en HATIP y en sus sellos, y lo mismo sucede con Kurunta también en HATIP y con Pudu"epa en FIRAKTIN255. Recientemente ha sido descubierta una impronta de sello256 que parece contener una onomástica similar a la que nos ocupa con la misma base ideográfica para el nombre pero con diferente complemento fonético: *[10]1-*209, [TARK]A*NA-i(a), lo que indica por una parte “eine direkte Verbindung zum Hethtiterreich”257 y por otra, que sobre la base de *100/*101, ASINUS/ASINUS2, TARKA*NA, se forman diferentes onomásticas. 250

J. D. Hawkins (1998), 15, y esp. 17-18, más bibliografía señalada, propone la desaparición de Arzawa tras su derrota por Mur$ili-II y su integración en el territorio de Mira-Kuwaliya. J. Seeher (2009b), 123: “König einer Sekundogenitur”. Si efectivamente Kupanta-Kurunta es el abuelo de Tarkasnau!a y es también identificable con aquel homónimo instalado en el trono de Mira-Kuwaliya por Mur$ili-II a través del tratado CTH-68, entonces cobra fuerza esta hipótesis de explicar la larga filiación a través de una dinastía nueva en el poder. Para este tratado, cf. G. Beckman (1996), 70-71 sub nº 11; H. Klengel (1999), 194; K. A. Kitchen y P. J. N. Lawrence (2012), I: 505-526 sub nº 65, más bibliografía señalada y II: 52-53 sub nº 65. 251

Estas improntas son: Bo-388/z, Bo-385/z, Bo-386/z, Bo-387/z, Bo-1004/z, cf. Bo&azköy V, 51-53, Nrs. 6-7a-b; R. M. Böhmer y H. G. Güterbock (1987), 83-84, nºs 263-264, Taf. XXXIII, cuya lectura a su vez depende del sello TARKONDEMOS, cf. Ibídem 83: “Für den Tierkopf habe ich aufgrund des Siegels in Baltimore die Lesung tarka!na vorgeschlagen”. Cf. también K. Kohlmeyer (1983), 23, n. 145-146; J. D. Hawkins (1998), 2, y n. 6. Para el famoso sello de plata TARKONDEMOS, cf. D. Kent (1937), Pl. XXVI; H. G. Güterbock (1977), 11-16, Figs. 4-7. 252

J. D. Hawkins (1998), 18: “His surviving monuments (…) suggest that he was a ruler of some consequence and longevity.”, Ibídem, 21; Ídem. (1999), 9. Datación recogida por T. Bryce (2003), 82; H. Ehringhaus (2005), 90; T. Bryce (2005), 206 n. 58, 260; J. Seeher (2009b), 123, Abb. 5; S. de Martino (2010), 91. Cf. también H. G. Güterbock (1976), 70; K. Kohlmeyer (1983), 22, 27, y n. 140. 253

En IV 36: “mA-la-an-ta-al-li LUGAR KUR URUMe-ra-a”, en: H. Otten (1988), 26. A su vez, tocayo de aquel Alantalli conocido por ser enemigo de %uppiluliuma-I, cf. S. Heimhold-Krahmer (1977), 68; Ídem. (1993), 219-220; H. Klengel (1999), 151, n. 41. Pero cf. también, p. 103, n. 282. 254

H. G. Güterbock (1977), 15; M. Marazzi (1990), 212 sub nº 320, más discusión y bibliografía señaladas. Contrástese con el valor asignado a *165, wà/ì, en: CHLI I.1, 32, Tab. 4; S. Herbordt (2005), 409 sub L. 165; G. Anders, http:/ /www.hethport.uni-wuerzburg.de/luwglyph/. 255

Cf. 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 77, n. 91, para Muwatalli-II; p. 78, n. 99, para Kurunta; y 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 89, n. 180, para Pudu"epa. Pero nótese que el argumento sobre la variación en la forma del mismo signo ha iniciado y promueve el debate sobre la atribución de bullae a %uppiluliuma-I o II, cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 154, n. 655. 256

De Troya VIIb procede también el sello en bronce con inscripción jeroglífica E9.573 (cf. J. D. Hawkins y D. F. Easton (1996), 111-113, Figs. 1-2) que comparte con aquel TARKONDEMOS el material en que está realizado, la forma biconvexa y la composición con los jeroglíficos en el centro, aunque sin figuración, y “marcas” en el borde exterior “perhaps intended to suggest cuneiform script” (cf. Ibídem, 111), a pesar de que aquel TARKONDEMOS sí presenta signos cuneiformes aunque de lectura poco clara. 257

S. Günel y S. Herbordt (2010), 6; cf. Ibídem más bibliografía señalada, para la transcripción, traducción y comentario de esta bulla. La existencia de esta impronta me ha sido indicada por S. Herbordt, a quien le agradezco aquí su amabilidad.

100

El agua dulce en la cultura hitita

El relieve B y las inscripciones KARABEL-C1-C2 formaban parte de un mismo complejo (Figs. 59-62) localizado a ca. 150 m de Karabel A en dirección norte siguiendo la corriente del río y abierto hacia él258. La figura de Karabel B, en muy mal estado de conservación (Fig. 60), parecía reproducir aquella de Karabel A259, y a pesar de la irregularidad de los contornos y del desbaste interior del campo que lo contiene, no parece que se encontrara inacabada sino haber sufrido una fuerte erosión260. Como Karabel A, presenta también restos de al menos 3 signos frente a la figura, entre la cabeza y la lanza, de los cuales solo *17, REX, es legible261. Por su parte, las inscripciones C1 y C2, localizadas sobre dos rocas contiguas (Fig. 59, 61-62), fueron colacionadas por última vez por K. Kohlmeyer en 1982, y tratadas de nuevo por J. D. Hawkins sobre fotos en 1998. Ambos atribuyen la autoría de KARABEL-C2 (Fig. 62), desarrollada en 3 líneas de las cuales solo la superior, sinistroversa, es mínimamente legible, y sobre la base de la onomástica de la l: 1, al mismo personaje de la l: 2 de KARABEL-A, AVISX-li, es decir, el padre de Tarkasnau!a, acompañado aquí de su patronímico, x-*103-x, x-CERVUS3-x, que a su vez y en base al presupuesto de que se trata de los dos mismos personajes –padre e hijo– de KARABEL-A, debería ser equivalente a aquel sin lectura de KARABEL-A l: 3, Kupanta-Kurunta, el abuelo262. Y con respecto a KARABELC1 (Fig. 61), también sinistroversa, ninguno de los dos autores consigue una lectura completa debido a las dificultades que presenta: *237?(-)*112?-*439-*90 *17 ? ? 263 PORTA (-)za4 -u%a/i-ti REX A pesar de la incertidumbre en la interpretación de los signos y la imposibilidad de colacionar ninguna de estas tres inscripciones, parece que C2 sería obra de AVISX-li264 y que A y B podrían ser obra del mismo individuo, Tarkasnau!a; mientras que de C1 no puede decirse nada. Es posible que Karabel A y el conjunto B, C1 y C2 estén relacionados si es que efectivamente en la l: 1 de C2 podía leerse AVISX-li, si es que este individuo es el mismo que aquel de la l: 2 de A y si el hecho de que B, C1 y C2 compartan espacio relaciona entre sí a los personajes mencionados. Esto implicaría que el personaje de Karabel A se representa en un lugar próximo al ya utilizado por su padre y predecesor para dejar constancia de su reinado, lo que a su vez implicaría una continuidad en el uso específico de un lugar, esto es, una tradición.

258

K. Bittel (1939-41), 181; J. Börker-Klähn (1982), 256 sub §312; K. Kohlmeyer (1983), 20. Las inscripciones fueron descubiertas por H. G. Güterbock en 1940, cf. Ídem. (1976), 64-65. 259

K. Bittel (1939-41), 181-182; J. Börker-Klähn (1982), 256 sub §312; K. Kohlmeyer (1983), 21.

260

K. Bittel (1939-41), 182, 185, Abb. 6; K. Kohlmeyer (1983), 20-21, Fig. 5.

261

K. Bittel (1939-41), 185; K. Kohlmeyer (1983), 21, cuya “mögliche Lesung: a$uwa” no es ya válida. Y retomando a estos autores, J. D. Hawkins (1998), 8. 262

K. Kohlmeyer (1983), 23: “Die Identität (…) mit der (…) Beischrift von Karabel A ist unumstritten.”; J. D. Hawkins (1998), 9 sub 3.4.2. Kupanta-Kurunta sería, según esta reconstrucción, el mismo rey de Mira que firmó el tratado de paz con Mur$ili-II, CTH-68; sobre este documento, cf. p. 99, n. 250. 263

Bo&azköy V, 53, Text-Abb. B; P: Meriggi (1975), 262 sub nº 4-5: “(…) x-wa-ti”. H. G. Güterbock (1976), 70: “Ob (…) Targasnalli von Hapalla ist, kann (…) nicht mit Sicherheit entschieden werden.”; J. Börker-Klähn (1982), 92 sub §282: “Es handelt sich in Text C1 zumindestens nicht um Targa$nalli von #apalla, (…) auch nicht um TARKASNA-X/TARKASNA-wa-ti”, Ídem., 256-257 sub §312; H. G. Güterbock (1976), 67, reconoce de forma segura *90, ti, y *17, REX; K. Kohlmeyer (1983), 21-23: “x(Bauwerk/Ort?) (von) A$uwa(?)wa-ti ROI/VILLE.”, J. D. Hawkins (1998), 9 sub 3.4.1, señala: “(…) it is difficult to reconcile any of them (of the lectures) (…) To a large extent this is no longer relevant, since the important information about Karabel is now provided by the reading of KARABEL A.” El primer signo, cuadrangular, presenta ciertas semejanzas con *237, PORTA (cf. M. Marazzi (1990), 178 sub nº 237, Ídem. (1998), 53); el segundo, la cabeza del animal, con *112, LINGERE, za4 (cf. M. Marazzi (1998), 32); pero no es posible hilar más fino. 264

J. D. Hawkins (1998), 9 sub 3.4.2, contra J. Börker-Klähn (1982), 257 sub §312; K. Kohlmeyer (1983), 27.

4. Corpus del material arqueológico

101

Ante la imposibilidad de colacionar el grupo B-C1-C2, la incertidumbre de que efectivamente se trate en B de la misma persona que en A, que la lectura de AVISx-li sea efectivamente “Alantalli”, y de que efectivamente se encuentre el nombre del abuelo de A ([…]-ra/i?) en la segunda onomástica de C2 (x-*103-x, x-CERVUS3-x), no puede darse por cierto ni que AVISx-li sea aquel que aparece como testigo en la ‘Bronzetafel’, ni la propuesta de que la filiación de A estaría corroborada por C2 y que por tanto una posible reintegración del segundo patronímico de la l: 3 de A ([…]-ra/i?) no puede corresponderse de forma segura con el segundo nombre de la l: 1 de C2; ni, ante la diferencia en la forma del primer signo de C1 y la presencia de los dos complementos fonéticos *439, u%a/i, y *90, ti, que ésta se corresponda con la l: 1 de A (TARKASNA-u%a/i). Esto es, no puede asegurarse que los individuos mencionados en KARABEL-A y KARABEL-C1-C2 sean los mismos. Sin embargo, la cercanía de ambos grupos de relieves sí puede postularse como derivada de una cercanía ideológica, es decir, se trata de personajes relacionados entre sí por algún tipo de vínculo, seguramente dinástico/político como parece documentarse también en los relieves de Sirkeli 1 y 2, Hanyeri y quizá también en Hemite. Éste y la presencia de AVISx-li en C2 serían los únicos argumentos medianamente consistentes con la identificación de las onomásticas de las cuatro inscripciones, pero, como se ha señalado, no dejan de ser argumentos débiles265. Por su parte, la larga genealogía de KARABEL-A, inusual dentro del corpus de inscripciones asociadas a relieves, muestra en primer lugar una característica particular de la zona así como una posible pretensión de legitimidad o de expresión de fuerza. Sus onomásticas, no atestiguadas de modo seguro en ningún documento hitita aunque sí en algunas improntas de sello, así como los grafitis de SURATKAYA, parecen apuntar a una datación en los últimos años del Imperio. Pero por el momento quedan abiertas la cuestiones de su datación precisa así como de su adscripción al mismo o a diferentes personaje(s). Sin embargo, en referencia a su ubicación, es de destacar no solo su localización en un paso de montaña sino también frente a un río, ambos lugares de especial significado266. De nuevo se pone de manifiesto la estrecha relación entre la morfología de la roca, la topografía y la presencia de un relieve figurativo antropomorfo. Debido a la altitud de las montañas de esta zona, a la karsticidad del terreno y a la climatología, es normal la presencia de un río discurriendo por el cañón que él mismo ha formado. 4.1.2.3.2.- Hanyeri Se localiza en el paso de montaña de Gezbel (1960 m) (Map. 1, Fig. 63) que también le da nombre, en la ruta que enlaza el suroeste de Anatolia con la zona centro, más corta y fácil que las cercanas “Puertas de Cilicia”, y en la que se encuentran también los relieves de Fıraktın, Ta'çı e Imankulu267. Se asoma al valle del río y en sus alrededores se localizan varios manantiales que dan vida a un arroyo

265

K. Kohlmeyer (1983), 27; J. D. Hawkins (1998), 18 sub III.

266

K. Kohlmeyer (1983), 28. K. Bittel (1939), 569: “(…) in dem wir mit hohen Wahrscheinlichkeit eine Grenz- oder Siegesstele sehen dürfen”; Ídem. (1939-41), 292-293; Ídem. (1967), 8; J. Börker-Klähn (1982), 98: “Grenzzeichen eines hethitischen Vasallenstaates zum Feindesland”, 101, 104; J. D. Hawkins (1998), 24; H. Ehringhaus (2005), 91; J. Seeher (2009b), 135; Ídem. (2012), 39: “Die Nähe von Wasserläufen oder Quellen könnte öfter eine Rolle bei der Wahl des Ortes gespielt haben, und auch eine Funktion als Grenzmarkierung”. Z. Simon (2012), 693, opina que se trata de una “Schutzgottheit” sin que por ello deje de ser una marca de frontera. Sobre la asunción de que este relieve se halle en un lugar fronterizo, cf. M. Forlanini (2012), 133: “(…) we should be cautious about inferring that Karabel was on the border of Mira”. Cf. también 3.4.- Conclusión, p. 64, n. 245. 267

H. G. Güterbock (1947b), 67-68 sub VI; J. Börker-Klähn (1982), 98 sub §300; K. Kohlmeyer (1983), 86; E. P. Rossner (1984), 69; Ídem. (1988), 180; H. Ehringhaus (2005), 76; M. Forlanini (2013), 23-24: “road on the pass of Gezbeli marked by the imperial Hittite relief of Hanyeri. (…) We may conclude that a direct road likely connected Kummanni with Fıraktın (Uda?) through the Gezbeli-pass”. Cf. también 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86, n. 160.

102

El agua dulce en la cultura hitita

que desemboca en el Yagnık-Çay, un afluente del Göksu268. Tras ser publicado en 1940 por A. R. Yalgın, quien pocos años más tarde acompañó a Th. Bossert para el estudio de las inscripciones269, fue posteriormente tratado por diversos autores270. No se han hallado restos de asentamientos en las cercanías271. El relieve se compone de tres partes (Fig. 64) realizadas en el interior de un rebaje de la piedra de contornos irregulares con una anchura máxima de ca. 3,35 m y una altura de 2,25 m a una distancia de 4 m sobre el nivel de la actual carretera272 y presenta, además de grafiti actuales, varios desperfectos en la roca que afectan a parte del conjunto de la izquierda y a la parte inferior de la figura central. La parte izquierda (Fig. 64) está ocupada por un conjunto de 1,65 m de altura formado por un altar sobre el que se apoyan las patas traseras de un toro en vista de perfil dirigido hacia la derecha cuyas patas delanteras descansan sobre la espalda de un dios Montaña dirigido también hacia la derecha, en la posición A (Tabs. 1.1 y 2), sin barba, tocado cónico de cuernos, pendiente de aro y larga coleta despuntado del codo derecho273. Frente a la figura del toro (1) y sobre la mano izquierda del dios Montaña (2) se localizan los jeroglíficos (HANYERI) con sus respectivas onomásticas en dos líneas superpuestas, de lectura de derecha a izquierda: 1) *17 *207 *360+*81 REX MONS (DEUS)*ARMA Rey Montaña D%arruma274 2) *53 *360+*207 ENSIS(DEUS+MONS)

dios-Montaña Nergal275 Frente a este conjunto (Fig. 64) y dirigido hacia él (izq.) se dispone la figura de un hombre de 2,05 m de altura en la posición A (Tabs. 1.1 y 2), con faldellín, tocado redondo quizá con un cuerno en la

268

K. Kohlmeyer (1983), 86.

269

A. R. Yalgın (1940), ápud. H. Th. Bossert (1954), 129.

270

Para su elenco, cf. J. Börker-Klähn (1982), 258 sub nº 314; K. Kohlmeyer (1983), 86-90; E. P. Rossner (1984), 69-70; Ídem. (1988), 180-185; H. Ehringhaus (2005), 76-80. 271

J. Börker-Klähn (1982), 258 sub nº 314; K. Kohlmeyer (1983), 86.

272

J. Börker-Klähn (1982), 258 sub nº 314; K. Kohlmeyer (1983), 87, n. 814; E. P. Rossner (1984), 69: “2x3,5 m groß”; H. Ehringhaus (2005), 76: “Die insgesamt 3,50 m breite (…) Fläche besteht aus einem mittleren, 1,50 m breiten und 2,30 m hohen Feld, an das sich links oben ein 1,10 x 0,80 m großes Seitenfeld und rechts oben ein solches von 0,90 x 0,80 m Großen anschliessen.” 273

K. Kohlmeyer (1983), 87; H. Ehringhaus (2005), 78. H. Th. Bossert (1954), 130; P. Meriggi (1975), 313; J. Börker-Klähn (1982), 258 sub nº 314, Abb. 314b; y E. P. Rossner (1984), 69, distinguen un toro sobre dos dioses montaña, posteriormente este último se rectifica en: Ídem. (1988), 180: “(…) Stier auf einem Berggott und einem Altar.”. H. G. Güterbock (1947b), 68-69 sub VI, y E. Laroche (1963), 282, identifican el altar con una representación esquematizada de la parte inferior de un dios Montaña; y extrañamente K. Bittel (1976), Abb. 201, 186: “(…) zwei Berggottheiten in Meschengestalt, die auf Stieren stehen”, seguramente una errata. 274

H. Th. Bossert (1954), 130-131, 137; P. Meriggi (1975), 313, identifican los signos con una única onomástica; E. Laroche (1963), 282: “DIEU-MONTAGNE (…) ROI (de la) MONTAGNE Sarruma”; K. Kohlmeyer (1983), 88; CHLI I.1, 39, n. 15 y 309: “ “mountain king”: as title of Sarruma”, más referencias señaladas; H. Ehringhaus (2005), 78. La misma forma de *360, DEUS, sin línea vertical interior, se documenta en la tercera inscripción de Fıraktın, cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86ss. 275

El signo *53, ENSIS, aparece en la “estela” de la ‘Quellgrotte’ (BO.AZKÖY 12), en SÜDBURG bloque III, l: 2 (BO.AZKÖY 21) y en Yazılıkaya nºs 27 y 82, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 181, n. 859 y p. 198, n. 957. Cf. también E. Laroche, HH, 35 sub nº 53; K. Kohlmeyer (1983), 88; P. Meriggi (1990), 117 sub nº 53, 224 sub nº 338; Ídem. (1998), 39 sub *53; CHLI I.1, 39, n. 15; H. Ehringhaus (2005), 78.

4. Corpus del material arqueológico

103

parte frontal, pendiente de aro, arco, lanza con la punta hacia arriba y espada de empuñadura de media luna. Frente a él se sitúan su onomástica y titulatura en jeroglífico, de lectura de izquierda a derecha: *46 *269-*107 REX.FILIUS EXERCITUS-mu(wa) Príncipe Ku(wa)lanamuwa276 Por último, a la derecha del conjunto (Fig. 64, Tab. 1.1), otra onomástica con titulatura, simétrica: *46 *199.*59-*391 REX.FILIUS TONITRUS.MANUS-mi

Príncipe Tar"untami277 La representación de %arruma como un toro encuentra un paralelo en Yazılıkaya nºs 42-43 (Fig. 177) y en su epíteto “ternero de Te$ub”278, mientras que su caracterización como REX MONS encuentra paralelos en inscripciones del I mil a.C279. Kuu!alanamuu!a! podría corresponderse con aquel mencionado en los “Anales de Mur$ili-II”, KUB-14.16 I 10 (CTH-61.II.2.A), mKARA%-mu-u-u%a-a!-!a GAL L[Ú280. Si esto fuera así, aparte de ofrecer una datación segura a los relieves, indicaría que no sería casual su representación en esta vía de comunicación entre el sureste y el centro de la península, sino un modo de reafirmación y exhibición de poder, dejando constancia de su control – total o parcial, propio o ejercido por orden de otro– sobre este territorio, de su importancia social o de ambas cosas. Esta onomástica se documenta en dos bullae de Ni'antepe281, en AKPINAR y en IMANKULU, siendo posible que “the Cuneiform name and any or all of the Hieroglyphic writings may refer to the same individual”282 y que por tanto haya que datar estos relieves en el reinado de Mur$ili-II283. Una datación

276

J. D. Hawkins (1983), 398, más bibliografía señalada; CHLI I.1, 39, n. 14-15; J. D. Hawkins (2005), 292 sub Excursus 5; H. Ehringhaus (2005), 80. Para la equivalencia de *269, EXERCITUS, con el cuneiforme KARA% y su lectura en luvio como “ku(wa)lana-”, cf. H. Th. Bossert (1954), 139-140; 143: “KARA%-m+uu%a”; seguido de E. Laroche (1963), 283; P. Meriggi (1975), 314; M. Poetto (1982); K. Kohlmeyer (1983), 89. Cf. también M. Marazzi (1990), 139 sub nº 107. Homónimo o idéntico personaje propietario de 2 sellos provenientes de Ni'antepe, cf. S. Herbordt (2005), 147 sub nº 192-193; J. D. Hawkins (2005), 261 sub nº 192-193; ambas improntas con titulatura REGIO.DOMINUS, sobre este particular cf. S. Herbordt, op. cit., 100; J. D. Hawkins, op. cit., 306 sub 34; y 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss. 277

CHLI I.1, 39, n. 15: “(…) “Tarhuntami/Tarhuntapiyammi(?) the prince” (value of MANUS uncertain, tà(?)/DARE(?))”; J. D. Hawkins (2005) 273 sub 413: “Tar"u(n)tami (…) But it is still not clear whether to identify it (*59, MANUS) as tà”; G. Beckman (1983b), 625 sub nº 1266a: “Tar"u(nta)mi(i!a) - dU-mi-i!a”. Para *59, MANUS, cf. E. Laroche, HH, 39 sub nº 60.5; M. Marazzi (1990), 120 sub nº 59; Ídem. (1998), 88 sub *59. Otras lecturas son Tar"untapii!ammi (cf. H. Ehringhaus (2005), 80, n. 121); Tar"undima (cf. Th Bossert (1954), 138; P. Meriggi (1975), 314: “TRH?-37-mi”) y Hatami (cf. H. G. Güterbock (1947b), 69 sub VI). K. Kohlmeyer, op. cit. 89, recoge las tres lecturas pero no se decanta por ninguna de ellas; de ellas, solo Tar"untapii!a se documenta en otras fuentes, cf. E. Laroche, NH, 177 sub nº 1267; Ídem., NHSuppl., 42 sub nº 1267. 278

Cf. 3.2.2.- Zoomorfos, p. 51ss., más notas. Cf. también; V. Haas (1982), 81; Ídem. (1994), 390, n. 90; M-C. Trémouille (2006), 202; 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 188, n. 895. 279

En ANCOZ 9, cf. CHIL I.1, 359 sub VI.18, 2. §2; en MALATYA 7, cf. Ibídem, 309 sub V.8; y en KULULU 8, cf. CHIL I/ 2, 502 sub X. 34; cf. también Ibídem, 571 sub XII.16, Commentary. 280

E. Laroche (1963), 283; Ídem., NH, 102 sub nº 665; K. Kohlmeyer (1983), 89, 90; M-C. Trémouille (2006), 202, n. 22: “(…) Kuwalana-ziti (…) général de Mur$ili II.” Nótese la lectura diversa de esta autora, derivada probablemente de E. Laroche, NH, loc. cit. Para la edición de este pasaje, cf. A. Götze (1933), 26-27. Sobre su titulatura en este texto como GAL LÚ[-, cf. F. Pecchioli-Daddi (1982), 600; y 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss. 281 282

Cf. p. 103, n. 276.

J. D. Hawkins (1983); y J. Hazenbos (2002), 148 sub 1.1, contra E. Laroche (1963), 283: “(…) mais l’dentité des noms n’assure pas celle des individus.”; H. G. Güterbock (1993b), 114: “Ich möchte (…) annehmen, daß nur die drei Hieroglypheninschriften von dem gleichen Prinzen stammen, der Zeitgenosse Mur$ilis II. aber von diesem verschieden ist.”; B. J. Collins (2007), 128: “(…) Prince Kuwalamuwa, (…) has yet to turn up in the Hittite texts”. En SBo II, 11-12 ya se sugiere la relación de ambos relieves en base a la titulatura, DUMU.LUGAL, y a la iconografía. Cf. Tab. 1.1; 4.1.2.1.2.Akpınar, p. 80ss.; 4.1.2.3.3.- Imankulu, p. 105ss.

104

El agua dulce en la cultura hitita

más tardía, para finales del s. XIII ha sido propuesta en base a criterios estilísticos284, los cuales, sin embargo, son poco fiables en el estado actual de las investigaciones. La segunda inscripción podría corresponderse, bien con un añadido posterior, bien con el promotor de la obra, un subordinado o un sucesor del representado. En las fotografías no parece distinguirse una ruptura en la composición, lo que podría indicar que formaba parte del proyecto original del relieve y que se trata del promotor285, aunque esta argumentación pierde consistencia al considerarse que pudo haber habido un trabajo de rebaje de la superficie de la roca entre los dos momentos compositivos del cual no queda rastro. La presencia de un promotor diferente del representado plantea la cuestión de la finalidad de una acción semejante. Al no haber filiación no puede suponerse un parentesco entre ambos personajes, y la dedicación de un relieve por un subordinado a su superior, o un sucesor a su predecesor, no encuentra paralelos ni en los textos286 ni en los relieves287. El tamaño mayor de esta segunda onomástica induce a retomar la primera hipótesis y pensar que efectivamente se trata del promotor, quien quiso atribuirse una cierta importancia, no a través de la imagen de su representación sino de las dimensiones de su nombre asociado a la imagen de Kuwalanamuwa. Desafortunadamente, esta afirmación es de nuevo una hipótesis que no puede ser confirmada. Por tanto, queda por dilucidar cuándo y porqué se llevó a cabo la inscripción derecha, y quedará como conjetura hasta descubrir la relación entre ambos personajes. ¿O se trata de un caso de onomástica doble como aquella de algunos soberanos?288 En este caso se presentan como contraargumentos el que no se documente esta práctica para ningún otro individuo que no pertenezca a la monarquía y el que no aparezca nuestra segunda onomástica en ninguno de los otros dos relieves relativos a Kuwalanamuwa, Akpınar e Imankulu. En el caso de Akpınar es prácticamente seguro que la inscripción es un añadido posterior a la figura, lo que al menos apoya, siquiera ligeramente, la hipótesis de un añadido también para Hanyeri; pero en el caso de Imankulu cabe preguntarse porqué no se incluyó este segundo nombre cuando todo el conjunto responde a un único proyecto. Tampoco la hipótesis de una onomástica doble resuelve el problema y queda por el momento sin solución la presencia de la segunda inscripción. De nuevo la elección del lugar se debe a varios factores que se imbrican entre sí: por una parte su localización en un paso de montaña289 en la vía de comunicación entre el sureste y el centro, por otra la presencia de los manantiales290 y del río; todos ellos derivados de la especial orografía y

283

Cf. 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss.

284

H. G. Güterbock (1993b), 114; cf. 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117, n. 383.

285

Contra H. Ehringhaus (2005), 80: “Hieroglyphen (…), die keinen Bezug zu dem Bildprogramm des Reliefs erkennen lassen”. Tampoco coincido con H. Th. Bossert (1954), 130; ni con K. Kohlmeyer (1983), 90: “(…) der Verfasser der rechten Inschrift [hat] wegen des notwendigen Verzichts auf seine bildliche Darstellung seinen Namen wesentlich größer (…) (in den Fels) schlagen lassen.” Retomando parcialmente a J. Börker-Klähn (1982), 97 sub §294, no es necesario postular el proyecto de una segunda imagen posteriormente abandonada para explicar la ausencia de representación asociada a la inscripción derecha; cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss. 286

Los votos de Pudu"epa y la mención de %uppiluliuma-II de una estatua de su padre no pueden tomarse como referencias porque se trata de personajes unidos por relaciones de parentesco explícitamente señaladas en la documentación. 287

Que las imágenes de Tud"aliya-IV en Yazılıkaya (nºs 64 y 81) las haya realizado su sucesor es solo una hipótesis y por tanto no puede constituirse como parte de esta argumentación, como tampoco KÖYLÜTOLU-YAYLA, fragmentaria y sin descifrar completamente. Incluso en el caso de que Fıraktın haya sido realizado por Pudu"epa no significa que haya sido dedicado a su marido. 288

J. Börker-Klähn (1982), 97 sub §294; M. Marazzi (1990), Tav. XI: “(da riferire sempre allo stesso personaggio?)”

289

H. Th. Bossert (1954), 135-138; J. Börker-Klähn (1982), 97-98 sub §297; H. Ehringhaus (2005), 80. V. Haas (1982), 81, y n. 172 recoge el sueño de #attu$ili-I en el que la divinidad bajo forma de toro le señala con la cornamenta la ruta para cruzar este paso. 290

K. Kohlmeyer (1983), 90.

4. Corpus del material arqueológico

105

geomorfología del Tauro Central. Y el hincapié en la representación del dios-Montaña como soporte de la imagen de %arruma, a su vez identificado como “dios (de la) montaña”, vinculado con Kizzuwatna a través del culto y relacionado a su vez con el paisaje que rodea el relieve; cerrando de este modo el círculo de identificaciones iconográficas. 4.1.2.3.3.- Imankulu El relieve de Imankulu (también llamado por la población local “Yazılıkaya”) se localiza (Map. 1, Fig. 65) en la ladera oeste del Bey-Da&ları, en el Tauro central, a unos 70 km hacia el sureste de Kayseri asomándose al curso del Zamantı –uno de los pasos de esta cordillera hacia el centro de la península– desde una terraza por la que discurre un arroyo estacional291. En uno de los afloramientos rocosos de esta ladera se localizan las imágenes a una altura de 1,2 m de la superficie actual dentro de un campo irregular de rebaje de la roca292 cuyas medidas máximas293 son 2,4 x 3,3 m. Fue descubierto en 1934 por K. Karametè pero publicado por M. Salim en el mismo año; tras ellos, otros estudiosos han colacionado sus inscripciones294. El campo contiene 3 grupos iconográficos de los cuales el central es el mayor (Figs. 65-67), todos ellos bastante afectados por la erosión de la roca y la aparición de musgos debido a su orientación nor-noroeste, pero sólo los grupos central e izquierdo están acompañados por sus onomásticas (IMANKULU). El grupo de la izquierda consta de la figura de un hombre de 1 m de altura dirigido hacia la derecha295, hacia el grupo central, en la posición A (Tabs. 1.1 y 2; Figs. 65-67) con arco, lanza, espada de enmangue de media luna, tocado redondo del que parece despuntar un cuerno en la parte frontal y, aunque no puede apreciarse claramente, faldellín. Por encima de la altura de la cabeza y entre esta figura y la central se sitúa su onomástica en jeroglífico anatólico, en composición simétrica: *46 *269-*107 *46 REX.FILIUS EXERCITUS-mu(u%a) REX.FILIUS Príncipe Kuu!alanamuu!a Príncipe296 El grupo central, dirigido también hacia la derecha, consta de tres registros superpuestos. El superior comprende una figura masculina en la posición A’’ (Tabs. 1.1 y 2; Fig. 66-67) con tocado cónico de cuernos, faldellín, maza y espada de enmangue en forma de media luna al cinto que apoya su pie izquierdo sobre un carro mientras con una mano sujeta las riendas. Por encima de esta mano se ubica su onomástica:

291

HHM, 30 sub nº 27; J. Börker-Klähn (1982), 98 sub §300; K. Kohlmeyer (1983), 80; E. P. Rossner (1988), 67; H. Ehringhaus (2005), 70-71, 76. En este valle del Zamantı se localizan también los relieves de Fıraktın, Ta'çı y Hanyeri; cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86ss., 4.1.2.2.3.- Ta'çı, p. 92ss. y 4.1.2.3.2.- Hanyeri, p. 101ss., respectivamente. Sobre esta vía de comunicación entre esta zona y el centro, cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86, n. 160. 292

Cf. más arriba, p. 76, n. 89.

293

Según K. Kohlmeyer (1983), 81. HHM, 30 sub nº 27: “(…) about 410 cm. wide and 420 cm high” y Pl. XLII; M. Wäfler (1975), 18: “(…) etwa 3,60 m breite und knapp 2,50 m hohe”; J. Börker-Klähn (1982), 259 sub §315: “200 x 360 und 410 x 420”; H. Ehringhaus (2005), 71: “ist maximal 3,25 m breit und 2,30 m hoch.” 294

M. Salim (1934), 304-306. Para el elenco de estos primeros investigadores, cf. HHM, 30 sub nº 27; J. Börker-Klähn (1982), 259 sub §315; K. Kohlmeyer (1983), 81, n. 749-756. 295 296

Cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 54ss.

Se trata de la misma onomástica de Hanyeri y Akpınar, cf. también S. Alp (1950), 5: “(…) Stifter des Denkmals”; P. Meriggi (1975), 313 sub nº 75; H. G. Güterbock (1979), 238, Abb. 2; J. Börker-Klähn (1982), 259 sub nº 315; K. Kohlmeyer (1983), 84, Fig. 35; CHLI I.1, 39, n. 14; H. Hazenbos (2002), 148 sub 1.1, n. 4; H. Ehringhaus (2005), 72-73. Sobre la discusión de la lectura del nombre y su prosopografía, cf. 4.1.2.3.2.- Hanyeri, esp. p. 103, n. 276.

106

El agua dulce en la cultura hitita *360 *199+*85.*391 (DEUS)TONITRUS+HALPA.MI Dios-Tormenta-de-$alpuma (Aleppo)297

Del carro, representado en vista de perfil, se han perdido muchos particulares pero aún son identificables el cuerpo central de pequeñas dimensiones y una de las ruedas, lo que parece indicar que se trata de un carro de combate, en consonancia con la figura que lo conduce298. El animal uncido al carro es un toro, representado al galope y totalmente de perfil, excepto por los cuernos, ambos visibles299. Figura y carro se apoyan sobre tres dioses montaña, uno detrás de otro, con la cabeza inclinada hacia delante bajo el peso de la figura que soportan, tocado cónico, la típica espada al cinto y la parte inferior cónica de la que despuntan los también típicos zapatos de punta curva. Aunque están representados en vista de perfil, puede apreciarse que se encuentran en la posición D, característica de las representaciones de estas divinidades300. Sobre aquel del extremo izquierdo se apoya el pie más atrasado del dios, mientras que sobre los otros dos se apoyan las patas traseras y delanteras, respectivamente, del toro. Por último, el registro inferior está constituído por tres figuras híbridas con cabeza de felino en la posición F sosteniendo cada una un dios-Montaña301. El grupo de la derecha (Fig. 66-67) está formado por una figura femenina en vista frontal pero con la cabeza hacia la izquierda (hacia el grupo central), con los brazos desplegados sujetando los extremos del vestido abierto cuya caída se prolonga hasta los pies, con dos alas despuntando de su espalda y una suerte de tocado de puntas sobre la cabeza302. La iconografía de esta figura, única en los ejemplos conocidos de los relieves hititas, es sin embargo bastante común al sur del Tauro y constituye el tipo de “die nackte Göttin”303. Se encuentra sobre una suerte de elemento vegetal, similar

297

J. D. Hawkins (2003), 171-174, n. 23: “Tarhuna Halpuma”, Fig. 3-4; Ídem. (2005b), 428 sub mi (*391): “Te!ub Halpuma”. J. Hazenbos (2002), 161 sub Korrekturzusatz, recoge la presente lectura de J. D. Hawkins. Para *85, HALPA, cf. también S. Herbordt (2005), 402; G. Anders, http://www.hethport.uni-wuerzburg.de/luwglyph/. S. Alp (1950), 2: “(…) Wettergott des Himmels”; P. Meriggi (1975), 313 sub nº 75: “il dio Luna”; H. G. Güterbock (1979), 237, Abb. 2; K. Kohlmeyer (1983), 84, leían DEUS TONITRUS CAELUM TONITRUS; H. Ehringhaus (2005), 73: “Ein (…) viertes Zeichens ist wohl nicht die Wiederholung de Logograms TONITRUS.” Cf. también M. Wäfler (1975), 21: “(…) ob sie als zweites Wettergottzeichen zu deuten sind, ist nicht zu entscheiden.” 298

Cf. 3.2.1.2.- Panoplia, p. 47, n. 144. Las protuberancias que se aprecian en las fotografías entre el final del cuerpo del animal y la lanza del carro no parecen ser el frente del mismo, situado además muy extrañamente sobre la lanza, contra K. Kohlmeyer (1983), 82, quien sin embargo señala: “(…) kaum verständliche Konstruktion des weit vorgezogenen Schildes”; H. Ehringhaus (2005), 73. A mi entender esta interpretación deviene de la figura del dios-Tormenta sobre carro del relieve de Malatya (cf. E. Akurgal (1961), Fig. 105.1) pero es difícil conjugarla con esta de Imankulu. 299

Cf. 3.2.2.- Zoomorfos, p. 51ss.; M. Wäfler (1975), 18; J. Hazenbos (2002), 148; H. Ehringhaus (2005), 73. A pesar de que las comparaciones con otras iconografías similares así lo sugieran, no resulta posible que se trate de dos toros; contra HHM, 30 sub nº 27; S. Alp (1950), 2; J. Börker-Klähn (1982), 259 sub §315; K. Kohlmeyer (1983), 82 y n. 763. 300

Cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 56ss.

301

Cf. 3.2.2.- Zoomorfos, p. 51ss.

302

K. Kohlmeyer (1983), 83: “Kroner oder Haarfrisur”; M. Wäfler (1975), 20; y H. Ehringhaus (2005), 74: “Deutlich fünf Spitzen eines Sterns oder einer Krone”, quien identifica una estrella de seis puntas sobre la mano derecha de la mujer, en: Ibídem, y Abb. 134. HHM, 30 sub nº 27 interpreta la figura como “a winged demon”. Cf. también J. Hazenbos (2002), 149-151 sub 1.3, con una panorámica de las diferentes interpretaciones. 303

Cf. 3.1.- Introducción, p. 33, n. 47. Cf. también U. Winter (1983), 142-154, Abb. 75-77, 268-295, 318, 506, para otros ejemplos iconográficos similares al presente, y esp. 146: “Die “nackte Frau” ist, wie alle andern Figuren der Gruppe (“syrokappadokische”) mit dem Kopf im Profil dargestellt”, 150-151: “Offensichtlich wollte die anatolische Gruppe die Frau bewusst mit der mesopotamischen oder anatolischen Version des Wettergottes verbinden”, y Abb. 273, con una composición que incluye también una figura masculina sobre un carro tirado por dos toros.

4. Corpus del material arqueológico

107

a un árbol y a los jeroglíficos *150, *158304, e incluso *160, VITIS, y *182, ORIENS, aunque con menos protuberancias. No va acompañada de onomástica pero su iconografía parece ponerla en relación principalmente con I$tar en tanto que diosa representada desnuda e integrada en el panteón hitita de finales del Imperio305, bien con %ala($) en su versión asiria como esposa del dios Tormenta Adad y con el epíteto “diosa de las montañas”306 en tanto que representada junto al dios-Tormenta-de-Aleppo, bien con la versión kizzuwatnea de esta última en tanto que paredra de Kumarbi bajo el nombre de %alu$307. Por último, y también sin inscripción alguna, la figura de un pájaro en vuelo dirigido hacia la izquierda entre la figura femenina y la del dios-Tormenta308. El conjunto al completo muestra, por tanto, al dios-Tormenta de Aleppo dirigido hacia una diosa, seguramente I$tar, y seguido del promotor del relieve, Kuu!alanamuu!a. El pájaro equilibra la composición elevando a dos las figuras dirigidas hacia la izquierda y ocupando el espacio entre la diosa y el dios. La iconografía de la diosa como figura femenina desnuda en vista frontal parece ponerla más en relación con I$tar que con %ala($) o %alu$, encontrando además un fuerte paralelo en la glíptica siria y antiguo-hitita309. Esta identificación refuerza a su vez aquella de la onomástica del dios no con el dios Tormenta del Cielo como sugerían las primeras lecturas sino con aquel de Aleppo, y a su vez la nueva lectura resuelve el problema de la supuesta reduplicación del ideograma *199, TONITRUS. La inclusión de estas dos divinidades en un relieve dentro del territorio hitita podría explicarse en base a la localización del mismo en una de las dos vías de comunicación principales entre la zona siria y aquélla centroanatólica, constituyendo un claro ejemplo de eclecticismo y/o reinterpretación de motivos y conceptos foráneos310. La misma iconografía sugeriría, en base a paralelos con la glíptica, un terminus post quem con el reinado de Ur"i Te$ub/Mur$ili-III, ya que es en los sellos de este monarca donde se documenta la imagen del dios-Tormenta en la posición A’’ sobre un carro311; pero considerando lo referido respecto a la prosopografía y la datación de los relieves de Akpınar y Hanyeri, este terminus post quem puede retrotraerse al reinado del predecesor de este monarca, esto

304

A su vez similares a aquellos de los relieves nºs 40 y 36 de Yazılıkaya, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 177ss.; y Fig. 161. Extrañamente, y contra el resto de autores, H. G. Güterbock (1979), 237: “(…) sie auf einem Fabelwesen steht, das vier Paar Flügel und einen Löwenkopf besitzt”; Ídem. (1993b), 113-114: “Das Gebilde, auf dem die nackte Göttin steht halte ich nicht für einen Baum, sondern für einen Adler mit vier geöffneten Flügelpaaren”; idea reelaborada por J. Hazenbos (2002), esp. 160-161 sub 5, como au%iti- identificable con el mesopotámico Anzû. Para una panorámica de la iconografía del árbol en el II mil. a.C., cf. Chr. Kepinsky (1982), I, 105-106 y II, 3 sub a 5, para la forma más cercana al ejemplar de este relieve. Cf. también U. Winter (1983), 436: “(…) auf mittanischen Siegeln (…) die “nackte Göttin” in der Nähe des Baumes aufhalten kann”. 305

K. Kohlmeyer (1983), 83, 86, n. 780, 803; J. Hazenbos (2002), 151, 152 sub 2.1; H. Ehringhaus (2005), 75.

306

K. Kohlmeyer (1983), 85-86. Sobre esta divinidad, cf. también V. Haas (1994), 166; P. Taracha (2009), 95, 119, 127, y n. 273; van Gessel, Onomasticon I, 366-367, s.v. 307

Esta diosa aparece también en Yazılıkaya nº 52, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 177ss., con notas. cf. también V. Haas (1994), 854. J. Börker-Klähn (1982), 259 sub nº315, interpreta esta escena como el mito de A$ertu. 308

Que para J. Hazenbos (2002), 152, y n. 27 sub 2.1, es con mucha probabilidad una paloma.

309

Por ejemplo, en Bo-76/370, el dios-Tormenta se halla frente a la representación frontal de una diosa desnuda abriendo su manto, aunque ni él conduce un carro ni ella está sobre un árbol, sino ambos sobre sendos toros, cf. R. M. Böhmer y H. G. Güterbock (1987), 53, 55 sub nº 147, Taf. XV. Cf. también p. 106, n. 303, y 3.1.- Introducción, p. 33, n. 47. 310

Cf. V. Haas (1994), 316-318 sub Der Stier und die Große Göttin; A. Archi (2004), Ídem. (2006), esp. 148, 150; e 3.1.Introducción, p. 25ss. 311

3.2.1.2.- Panoplia, p. 47, n. 144 donde se señala el trabajo de J. Seeher (2007), quien en p. 714 data los fragmentos cerámicos con decoración en relieve “(…) irgendwann in der zweiten Hälfte des 15. Jh. v. Chr.” . J. D. Hawkins (2003), 175 señala: “Ur"i-Te$ub (…) is showing a tendency towards theological promiscuity which is hardly paralleled in the dinasty of Hattusa.”

108

El agua dulce en la cultura hitita

es, a Mur$ili-II, siendo esta mezcla de motivos iconográficos una prueba más en su favor, puesto que Kuu!alanamuu!a prestó servicio en #atti desde Karkemi$312. Su ubicación en este paso de montaña y vía de comunicación está también relacionada con la presencia en los alrededores de agua dulce en forma de arroyo estacional y su orientación al Zamantı, lo cual es también coherente con una interpretación de este punto geográfico como parada en la ruta, de donde deriva la elección del lugar para la realización del relieve en un punto geográfico especialmente significativo. 4.1.2.3.4.- Keben El relieve de Keben se localiza a ca. 1 km al norte del pueblo homónimo, en el valle del Göksu (Map. 1, Fig. 68) sobre la pared rocosa de un gran macizo a unos 4 m sobre la antigua vía de comunicación que discurre por la faja313. Fue publicado por primera vez en 1976 por O. A. Ta$yürek quien ya documenta la pérdida de las manos de la figura314. No parecen haberse hallado restos de asentamientos hititas en las inmediaciones, pero sí algunas tumbas de época clásica y bizantina excavadas en la roca315, así como manantiales316. La figura, de ca. 1,50 m de alto, está contenida en un rebaje rectangular de la roca de ca. 10 cm de profundidad (1,5 x 1 m) (Fig. 69). Está realizada en medio relieve y se encuentra dirigida hacia la derecha en una posición –B o C– (Tabs. 1.1 y 2) difícil de individuar debido a la presencia de la larga túnica que la cubre desde el polos sin estrías con que toca su cabeza hasta las rodillas y que esconde la posición de los codos, pero también debido a la desaparición de ambas manos317. El resto del relieve se encuentra en bastante buen estado de conservación, pudiéndose apreciar los detalles del rostro, como el ojo, las cejas, la nariz o el gesto de la boca; del tocado y de la vestimenta, la cual consta del largo manto mencionado anteriormente y bajo él un vestido o falda que cae formando una suerte de pequeña cola y del que sobresalen los pies, inusualmente sin estar calzados con los clásicos zapatos de punta curva318. No va acompañada de inscripción alguna, por lo que su identificación con un personaje concreto depende directamente de un análisis iconográfico e iconológico. El calzado, sencillo, si es que puede hablarse de calzado y no de pies desnudos puesto que ningún detalle inclina la balanza hacia ninguna de estas dos opciones, solo se documenta en algunos ejemplos de figuritas y en muy contados ejemplares de relieves319. El tipo de tocado es muy parecido al de la representación de bulto redondo en marfil de una figura femenina en pie sobre una esfinge, posiblemente parte de otro elemento mayor, quizá un mueble, pero su prodecedencia desconocida tampoco ayuda ni en la datación320, ni en la identificación de la figura. Es también muy similar a aquel que portan la figura femenina del relieve

312

Cf. 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss.

313

M. Mellink (1976), 267; J. Börker-Klähn (1982), 103 sub §319, n. 417, 263 sub nº 321; K. Kohlmeyer (1983), 102; H. Ehringhaus (1995c); A. M. Dinçol et al. (2000), 11; H. Ehringhaus (2005), 115; H. C. Melchert (2006), 510, más bibliografía señalada; A. M. Jasink y L. Bombardieri (2013), 16. 314

Ídem. (1976).

315

O. A. Ta$yürek (1976), 100; J. Börker-Klähn (1982), 103 sub §319; H. Ehringhaus (2005), 15, Abb. 201-202.

316

J. Börker-Klähn (1982), 264 sub nº 321.

317

Extrañamente, J. Börker-Klähn (1982), 263-264 sub nº 321, Taf. 321, no solo le representa las manos, sino que en una de ellas le incluye también una flor de tallo largo. 318

contra J. Börker-Klähn (1982), 263 sub nº 321.

319

Cf. 3.2.- Elementos representados, p. 40, n. 90.

320

J. Seeher (2011), 25, Abb. 15.

4. Corpus del material arqueológico

109

de Malatya321 y de aquellos de Karkemi$ (nºs 69-73)322 aunque en ellas los detalles son más angulosos y no visten la túnica hasta las rodillas, ni sus codos aparecen ocultos por esta misma túnica, ni sus torsos están representados completamente de perfil (Tab. 2C-B). Esto implica, al menos, que ni el artista/artesano que realizó este relieve ni el/la promotor/a del mismo pueden datarse, en base a criterios iconográficos, en la misma época que los relieves de Karkemi$ (ca. IX s. a.C), es decir, deben ser anteriores. Por otra parte, las figuras feminas de Yazılıkaya presentan paralelos con esta de Keben en la representación en perfil del torso, pero no así en el tipo de tocado (aquellas lo portan estriado, pero es cierto que se trata de divinidades lo cual podría resultar en explicación), ni en el calzado, ni en la vestimenta, que en aquellas se compone de falda y blusa sin “velo”. El tocado del presente relieve es muy similar a aquel del relieve nº 66 de Yazılıkaya, aunque es cierto también que su estado de conservación no permite decidir si en origen estuvo decorado con estrías como los del resto de figuras femeninas de este complejo. Teniendo en cuenta todos estos datos, parece plausible considerar que este relieve fue realizado durante el período Imperial hitita, ya que la representación en perfil del torso se documenta muy excepcionalmente en la figuración femenina post-hitita323 y es seguramente el rasgo iconográfico más sobresaliente de esta figura. Pero al mismo tiempo, las diferencias en la realización de los particulares de tocado y calzado parecen apuntar a una cierta idiosincrasia que puede provenir tanto de el/la promotor/a, como del artesano, como de la región de Tar"unta$$a324 donde se localiza, como de todos ellos. Teniendo en cuenta la localización geográfica del relieve es posible que pueda ser una representación de Tanu"epa ya que aparece asociada a Muwatalli-II –quien trasladó la capital a Tar"unta$$a– y Mur$ili-III en algunos sellos325. Pero si además se considera su relativa cercanía al puerto de Ura, o al menos su conexión con éste a través del valle del Göksu, la hipótesis de M. Mellink de identificar este relieve con una figuración de Pudu"epa no parece tampoco tan desacertada como sostienen algunos autores326. Sin embargo, en vista de que en el estado actual de la investigación no es posible una datación precisa de un relieve en base a criterios iconográficos, que de la posible relación de Tanu"epa con este territorio no hay trazas en la documentación y que la existencia de fuentes textuales relativas a Pudu"epa y el puerto de Ura no es argumento suficiente para establecer una relación entre ambos que haya dado lugar a la realización del relieve, tanto la identificación de la 321

K. Bittel (1976), 246, Abb. 278.

322

K. Bittel (1976), 253, Abb. 287; A. Gilibert (2011), 181-183.

323

W. Orthmann (1971), 274-279, esp. 277-278, más documentación fotográfica aportada. Quizá excepción sería el ortostato de Tel Barsip B/4, aunque la posición de los brazos difiere con mucho de esta de Keben, cf. Ibídem, Taf. 54.d. Cf. también J. Börker-Klähn (1982), 95 sub §286, 103-104 sub §320; K. Kohlmeyer (1983), 102. 324

Cf. TAVO B-III-6; RGTC 6, 467-470, s.v: DU-ta$a; RGTC 6/2, 162, s.v: Tarhunta$a.

325

D. Bawanypeck (2011b), 135-139, Kat. 46-52, Taf. 16-17; cf. también M. Cammarosano (2010); S. Herbordt (2011), 20 sub 4.2; J. D. Hawkins (2011), 92 sub 3.2, 96 sub 5.3. 326

M. Mellink (1976), 267; A. M. Dinçol et al. (2000), 11; H. C. Melchert (2006), 511: “the relief at Keben could well mark the frontier of Tarhuntassa”; M. Forlanini (2013), 25, n. 123: “Ur4 did not belong to Tar"unda$$a and had no common border with this kingdom”, contra todos ellos, H. Ehringhaus (2005), 118. Para la localización del puerto de Ura, cf. RGTC 6, 458 sub Ura II; RGTC 6/2, 179 sub Ura II; TAVO B-III-6; H. C. Melchert, op. cit., 510-511; M. Forlanini (2012), 139; M. A. Jasink y L. Bombardieri (2013), 16-18, y n. 2; M. Forlanini (2013), 25, n. 119-123. En este sentido conviene señalar CTH-93 (= RS-17.130, “Decreto de #attu$ili-III acerca de los mercaderes de Ura”), en cuyos ejemplares A y C se conservan las improntas del sello de #attu$ili-III y Pudu"epa; cf. para el texto, PRU IV, 103-105; G. Beckman (1996), 162-163 sub nº 32; Ídem. (1999), 177 sub nº 32; S. Lackenbacher (2002), 154-155; para el sello, cf., C. Schäffer (1956), 12-13 sub 3, Fig. 18; así como CTH-95 (“Decreto de Pudu"epa acerca de las pérdidas de barcos en Ugarit”) por cuanto refiere también a un conflicto en el que intervienen barcos de Ugarit resuelto por la reina y es posible que pueda relacionarse con el puerto de Ura, cf. para el texto, PRU IV, 118-119; G. Beckman (1996), 164 sub nº 34; Ídem. (1999), 178-179 sub nº 34; S. Lackenbacher (2002), 158-159; para el sello, C. Schäffer, op. cit., 13, Fig. 16, 23. Pudu"epa aparece tocada con el polos estriado y en la posición B en una impronta de sello, cf. M. Poetto (2002), 637-640 sub Nr. 1; S. Herbordt (2011), 62, y Abb. 19b, más bibliografía señalada.

110

El agua dulce en la cultura hitita

figura con un personaje concreto como su datación deben permanecer por el momento en la incógnita, aunque resulta más verosímil conforme a los datos presentados más arriba que fuera realizado durante la época del Imperio que después327. 4.1.2.4.- En relación con un río y una estructura 4.1.2.4.1.- Sirkeli Sirkeli Höyük (350 x 400 m) se localiza a 40 km al este de la actual Adana, a 30 m de altura sobre la orilla izquierda de uno de los meandros del Ceyhan (Map. 1, Fig. 70), en uno de los más importantes pasos que atraviesan el Tauro comunicando el suroeste con el centro de la península a través de la planicie de Cilicia328. El asentamiento, prospectado por primera vez por J. Garstang en 1936, parece haber tenido una ocupación desde el Calcolítico hasta época romana329. Aprovecha el sustrato rocoso en su extremo noreste para la cimentación de un edificio de época hitita cuyo acceso se halla enfrentado a lo que parece ser una escalera que conduce a un podio330. Se ha pretendido identificar este edificio, en base a la cerámica hitita, a una calavera de toro hallada junto al primer escalón de acceso y a las pretendidas escaleras que conducen a una suerte de podio, como un É NA4'ekur correspondiente a la tumba de Muwatalli-II331. Las fechas obtenidas de los análisis de C14, señalan un terminus post quem en las primeras décadas del II mil. a. C.332 Por su parte, las excavaciones en el extremo opuesto del höyük (noroeste, Grabungstelle A) han descubierto el Edificio A1 interpretado como bastión de una muralla, con gruesos muros pétreos con enlucido al menos en su cara externa y tres ambientes, levantado en el Bronce Final (fase 4) como indica la cerámica hallada sobre el pavimento realizado en piedra y cubierto con revoco333. Todo lo cual señala el carácter urbano de este asentamiento posiblemente identificable con Kummani334. En la orilla opuesta se localiza otro asentamiento con ocupación en época hitita que sugiere “die Rekonstruktion einer Furt”335.

327

Contra J. Seeher (2009b), 122, n. 9: “(…) ist vermutlich post-großreichszeitlich.” Cf. también K. Kohlmeyer (1983), 102. 328

HHM, 37 sub nº 48, Pl. LXVIII-LXIX; J. Börker-Klähn (1982), 100-101 sub §308; K. Kohlmeyer (1983), 95, 99; E. P. Rossner (1988), 227; B. Hrouda et al. (1997), 92; A. M. Dinçol et al. (2000), 8; H. Ehringhaus (2005), 95-97, Abb. 170-172; T. Ökse (2011), 233; A. Ahrens et al. (2008), 68-69; Ídem. (2009), 42-43; E. Kozal (2013), 214, 219; cf. también 4.1.2.2.2.Fıraktın, p. 86, n. 160. 329

Sobre la excavación del lugar, cf. B. Hrouda (1996); Idem. et al. (1997); H. Ehringhaus et al. (1999); y http./ /sirkeli.unilibe.ch. Para la bibliografía sobre este asentamiento y Sirkeli 1, cf. B. Hrouda et al. (1997), 95-97; J. BörkerKlähn (1982), 260 sub §317; K. Kohlmeyer (1983), 96, n. 899-905; A. Ahrens et al. (2008), 71-73, n. 8-13; Ídem. (2010), 55, n. 1-5; E. Kozal (2013), 214. 330

En la cuadrícula 13, cf. B. Hrouda (1996), 468; Ídem. et al. (1997), 112-113, Abb. 20-21, Taf. 6.2; H. Ehringhaus (1999), Abb. 5; cf. también A. Ahrens et al. (2010), 58, Fig. 3; E. Kozal (2013), 216. 331

B. Hrouda (1996), 468: “(…) “Beständigen Felsheiligtum” des Muwatalli (ist) eine Vermutung”; P. Neve (1996b), 21, más bibliografía señalada; B. Hrouda et al. (1997), 91, 116, Taf. 6.2, 9.3; H. Ehringhaus (1997), 115; A. Dinçol et al. (2000), 8; recogido por M. E. Balza y C. Mora (2011), 221; A. Ahrens et al. (2008), 72, y n. 21; Ídem. (2009), 44; Ídem. (2010), 58-59, y n. 33, 38; aunque en estas páginas se retiene como dudosa su identificación como NA4'ekur. Para esta estructura, cf. 3.1.- Introducción, p. 27, n. 13. 332

H. Ehringhaus (1997), 113-115; Ídem. et al. (1999), 98, 101, 130-132; cf. también A. Ahrens et al. (2008), 72; Ídem.(2010), 59, y n. 39; E. Kozal (2013), 214, y n. 10, 11, 17. 333

Ahrens et al. (2008), 73, 75-81, 83-84, 88-90, Abb. 3, 5-10, 20; Ídem. (2009), 42, 44-45, Abb. 2ab; Ídem. (2010), 59-60, n. 40-41, Fig. 4-5; E. Kozal (2013), 216. 334 335

M. Forlanini (2013), 6, con notas.

K. Kohlmeyer (1983), 96, y n. 898, contra H. Ehringhaus (2005), 97. Cf. también J. Börker-Klähn (1982), 100 sub §307; A. Ahrens et al. (2008), 69, Abb. 2; E. Kozal (2013), 214.

4. Corpus del material arqueológico

111

En las paredes que se asoman al río se encuentran dos relieves hititas, Sirkeli 1 y 2 (Figs. 70-71, 74). D. Ussishkin descubrió en la parte superior del macizo rocoso donde se localiza Sirkeli 1 dos concavidades (nºs 1 y 2 en estas páginas) de 26 y 32 cm de diámetro que relaciona con la figura representada y con la celebración de rituales mágicos336. Durante las campañas de 1996 y 1997 se documentaron de nuevo, hallándose una tercera en el último año (nº 3 en estas páginas), aunque con características especiales: 50 cm de diámetro en superficie, sección en codo, unida a una fractura de la roca y con cenizas en su fondo337 (Fig. 75). Sobre si estas concavidades son de factura humana o producto de la erosión no hay datos definitivos pero al menos la nº 3 sí pudo ser usada por los habitantes del lugar en base a su depósito de cenizas, lo que parece contradecir tanto su uso para la recolección de agua de lluvia como muestran algunos ejemplos de otras culturas338, como el que se tratase de una fosa de libación. Sin embargo, las nºs 1 y 2 sí podrían haber recibido libaciones339 y la nº 3 haber sido una fosa en la que se hacían desaparecer los restos del ritual mágico340, o una suerte de basurero del asentamiento. A pesar de que en la documentación textual hitita se mencionan ambas, sin un análisis exhaustivo de los depósitos o de las posibles marcas de trabajo sobre las paredes, no pueden esclarecerse estos puntos. Sirkeli 1 (Fig. 71), de ca. 1,75 m de alto situado a 2,4 m de altura sobre el terreno en un rebaje de la roca de forma irregular341, es una figura masculina dirigida hacia la izquierda encarando la corriente, en la posición A’ (Tabs. 1.1 y 2) con GI%kalmu!, túnica, tocado redondo y pendiente de aro. A pesar de que debido a una fractura de la roca se ha perdido buena parte del rostro, pueden apreciarse los detalles del ojo y la ceja. A su espalda342 se sitúan (Figs. 71-73), en relieve y en muy mal estado de conservación, su onomástica y titulatura (SIRKELI): *107-*41-*278 *18 *21 *225+*381-*278 *18 *21 *45 mu(wa)-tà-li MAGNUS.REX HEROS URBS+MINUS-li MAGNUS.REX HEROS FILIUS Muwatali, Gran Rey, Héroe, (de) Mur$ili, Gran Rey, Héroe, hijo343

336

D. Ussishkin (1975), 86-89, Fig. 4-6; P. Neve (1996b), 21, Abb. 2.

337

B. Hrouda (1996), Abb. 1-2; H. Ehringhaus (1997), 112, Abb. 21; Ídem. (1999), 89-90, Abb. 4-5, 7; A. Ahrens et al. (2010), 59. 338

Cf. http://www.mappeonline.com/unesco/atlas/data/photographical%20inventory/A4photograph.html.

339

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 90, y esp. n. 190.

340

Cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 200, n. 972.

341

K. Kohlmeyer (1983), 96. J. Börker-Klähn (1982), 260 sub nº 317: “H der Figur 173, des Reliefs 220.” Para el campo que lo contiene, cf. 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 76, n. 89. 342

J. Börker-Klähn (1982), 260 sub nº 317; K. Kohlmeyer (1983), 96; H. Ehringhaus (2005), 98. A este respecto cf. 3.3.Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss. Compárese con el resto de relieves esp. 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 76ss. y 4.1.2.2.1.Hemite, p. 84ss. 343

En la primera transcripción realizada por H. G. Güterbock el signo *45, FILIUS, no pudo ser leído, cf. H. G. Güterbock (1979), 238-239, Abb. 3; Ídem. (1997), más bibliografía señalada. Cf. también E. Laroche, HH, XXVIII, 124 sub nº 227; P. Meriggi (1975), 324 sub nº 148, Taf. XV; J. Börker-Klähn (1982), 100 sub §305; K. Kohlmeyer (1983), 98-99; H. Ehringhaus (2005), 98. Para la lectura de *107, BOS.MI, mu(wa), cf. M. Marazzi (1990), 139 sub nº 107; Ídem. (1998), 45, 92 sub *107b. La misma grafia se documenta en los sellos de Muwatalli-II, cf. S. Herbordt (2011), 14-18, 53-55, Kat. 42.1-2, Abb. 15, Taf. 15. Para *41, tà, cf. M. Marazzi (1998), 87 sub *41; S. Herbordt (2005) 400 sub L. 41.

112

El agua dulce en la cultura hitita

Esto es, se trata de un relieve de Muwatali II con su onomástica y filiación, el primero de los monarcas hititas en hacerlo344. El segundo relieve, Sirkeli 2, se encuentra sobre el mismo promontorio rocoso que el anterior a 13 m de distancia aguas abajo (Figs. 70, 74). Fue descubierto por P. Neve en 1990 y vuelto a documentar durante la campaña de excavación de 1994345. Desafortunadamente, se encuentra en muy mal estado de conservación, pero aún puede reconocerse una figura masculina en pie dirigida hacia la derecha, es decir, hacia el norte en la misma dirección de la corriente y por tanto orientada contrariamente a la anterior346, en la posición A’’ (Tab. 2), con GI%kalmu!, túnica, tocado redondo y solo en los trabajos de copia pueden reconocerse los típicos zapatos de punta curva. Por detrás de la figura y ligeramente por encima de la cabeza parecen reconocerse trazas de signos jeroglíficos que son sin embargo ilegibles347, lo que impide saber quién es el personaje representado. Es posible, como apunta P. Neve en base a la iconografía, que se trate de una primera versión de Sirkeli 1 que fue dañada por la corriente y repetida aguas arriba348. Pero su estado de conservación ha sido interpretado también como una damnatio memoriae de Kurunta rey de Tar"unta$$a y sobrino de #attu$ili-III349 basada en la probable relación entre ambos relieves por su cercanía física. En vista de que el representado en Sirkeli 1 es Muwatali-II, aquel de Sirkeli 2 debe ser un sucesor suyo caído en desgracia y merecedor de semejante castigo. Solo un candidato aparece con estas características: Mur$ili-III destronado por su tío #attu$ili-III y exiliado en Egipto350. Pero si se admite que Kurunta, hermano de Mur$ili III y rey en Tar"unta$$a, no solo pretendió el trono sino que efectivamente llegó a reinar, entonces se añade un segundo nombre a la lista de posibles candidatos351. Contra esta última posibilidad se presentan principalmente tres argumentos: 1) que el relieve de Hatip, que indiscutiblemente representa a Kurunta, además con la titulatura real, no ha sufrido ningún daño, 2) que el reinado de Kurunta es tan solo una hipótesis que aún debe ser verificada y 3) que Sirkeli 2 se ubica en Kizzuwatna y no en Tar"unta$$a (Map. 1), donde a la sazón reinaba Kurunta. Por otra parte, no se conoce ninguna representación de Mur$ili-III, hijo de una esposa de segundo rango y legítimo sucesor de Muwatali-II, lo que lo convierte en un hueco en las representaciones de monarcas sobre roca en las que puede seguirse toda la línea real desde Muwatali-II a Tud"aliya-IV (y %uppiluliuma-II si se considera también la ‘Kammer 2’ de la Südburg). Por tanto, de seguirse la propuesta de un daño intencionado a este relieve, más verosímil que Kurunta como representado parece ser Mur$ili-III352, quien se habría

344

Otros monarcas que han dejado constancia de su filiación en inscripciones monumentales son Tud"aliya-IV en YALBURT (cf. 4.1.1.2.- Yalburt, p. 73ss.) y BO1AZKÖY-18 (cf. P. Neve (1984), 336-337, Abb. 10; y 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 194, n. 928) y %uppiluliuma-II en Ni'antas (= BO1AZKÖY-5) (cf. CHLI I.1, 18 sub 3.-4., más bibliografía señalada); también los personajes de Kurunta en HATIP (cf. 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 76ss.), à-TONITRUS en HEMITE (cf. 4.1.2.2.1.- Hemite, p. 84ss.), aquellos de TA(ÇI-A (cf. 4.1.2.2.3.- Ta'çı, p. 92ss.) y Tarkasnau!a en KARABEL-A (cf. 4.1.2.3.1.- Karabel, p. 97ss.). 345

P. Neve (1996b), 19; B. Hrouda (1996), 470, n. 4; H. Ehringhaus (1997), 94, Taf. 4.3, 7; Ídem. (1995); Ídem. (1995b); Ídem. (2005), 100-101; B. Hrouda (1997), 471, 474, n. 1. 346

B. Hrouda (1997b), 471; H. Ehringhaus (2005), 100, Abb. 181, 182; A. Ahrens et al. (2008), 70, y n. 6, contra P. Neve (1996b), 19. 347

B. Hrouda (1997), 94, n. 8.

348

P. Neve (1996), 20. Un ejemplo, aunque posterior, de repetición del mismo relieve es Ivriz, del cual se halla, al menos, otro ejemplar igual en el cañón del Ambar-deresi, adyacente a aquel en el que se halla el más conocido de ellos, cf. 3.3.Relación entre imagen e inscripción, p. 60, n. 223. 349

B. Hrouda (1997b), 473; H. Ehringhaus (2005), 101, 107; S. de Martino (2010), 87, 91, n. 1.

350

Cf. H. Klengel (1999), 225-235; T. Bryce (2005), 252-262; cf. también A. Ahrens et al. (2009), 43.

351

Sobre esta posibilidad, cf. 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 76ss., con notas;

352

Así lo entienden también B. J. Collins (2008), 128, n. 84; M. E. Balza y C. Mora (2011), 221.

4. Corpus del material arqueológico

113

hecho representar cerca de su padre y cuya imagen habría sido obliterada por #attu$ili-III, quizá también debido a la ubicación de este relieve en Kizzuwatna, de donde provenía su influyente esposa Pudu"epa y en donde aparecen ambos representados en el relieve de Fıraktın. Desafortunadamente, ninguna de las tres posibilidades puede ser verificada por el momento, por lo que la identificación del representado queda, hasta la aparición de nuevos datos, como hipótesis. La inscripción de SIRKELI-1 arroja un terminus post quem en el reinado de Muwatali-II, al menos para este relieve. Para Sirkeli 2 no es posible obtener una datación aunque es verosímil que comparta aquella de su homólogo. Como los relieves ya tratados en estas páginas, tanto Sirkeli 1 como Sirkeli 2 están relacionados con el río al que se asoman -especialmente Sirkeli 1, que encara la corriente- y la pared que les sirve de soporte, pero también con el asentamiento y la vía de comunicación a los que están ligados, que sin duda les concede un significado especial en la medida en que los hace presentes a la población y aumenta su visibilidad. 4.1.2.4.2.- Gâvurkalesi Gavurkalesi (“fortaleza del infiel”) se localiza a ca. 60 km al suroeste de Ankara (Map. 1; Fig. 76) y 3 km al oeste de Dereköy353, sobre una colina que se eleva 60 m sobre la llanura, abundante en manantiales que originan por sus faldas sur y oeste sendos arroyos354. Sobre esta colina se yergue un afloramiento rocoso en cuya cara sur se localizan dos relieves de figuras antropomorfas enfrentadas: A y B (Figs. 77-79). La primera noticia corre a cargo de G. Perrot y E. Guillaume en 1865 quienes refieren el asentamiento y los relieves masculinos (A), mientras que la primera campaña de excavación fue llevada a cabo en 1930 por H. H. von der Osten355 quien documentó tres períodos de ocupación en la parte superior de la colina (Fig. 76), de los cuales el más antiguo es el hitita que comprendía los relieves presumiblemente unidos a una vía procesional y sobre ellos una estructura de grandes sillares y murallas extendiéndose por el sur y el este356. A principios de 1990 se retomaron los trabajos en la zona, centrados en la topografía del lugar y en una prospección y documentación del material de superficie cuyo resultado fue la confirmación de la cronología de von der Osten para la estructura en grandes sillares y una nueva que comprendía los períodos ya identificados por aquel e incluía el yacimiento de Samutlu al otro lado del arroyo sur que se extendía desde el Paleolítico Superior a época romana, al tiempo que añadió la documentación de una muralla que parece rodear el conjunto357. Los restos de la estructura sobre el afloramiento ocupan una superficie de 35 x 37 m y están compuestos por grandes bloques irregulares de andesita358 (Fig. 76), rodeados por una línea de mura-

353

H. H. von der Osten (1933), 60; K. Kohlmeyer (1982), 43; H. Kühne (2001), 227; S. Lumsdem (2002), 111, Figs. 1, 3, 5; H. Ehringhaus (2005), 11: “(…) etwa 70 km südwestlich der türkischen Hauptstadt”. Según J. Börker-Klähn (1982), 257 sub nº 313; y S. Lumsden, op. cit., 120, en una via de comunicación hitita entre la capital y el oeste. 354

R. Barnett (1953), 8; J. Börker-Klähn (1982), 257 sub nº 313; K. Kohlmeyer (1983), 43, n. 408; S. Lumsden (2002), 111: “Plentiful springs provide water year-around.” 355

G. Perrot y E. Guillaume (1865) ápud. H. H. von der Osten (1933), 60. Para el elenco bibliográfico anterior a 1980, cf. J. Börker-Klähn (1982), 257 sub nº 313; K. Kohlmeyer (1983), 43-44, n. 413-418; H. Ehringhaus (2005), 12. 356

H. H. von der Osten (1933), 60-77, Figs. 56-74; S. Lumsden (2002), 115.

357

S. Lumsden (1995), Ídem. (1996), ápud. S. Lumsden (2002), 111-113; cf. también H. Kühne (2001), 227-228, n. 3.

358

H. H. von der Osten (1933), 69; K. Kohlmeyer (1983), 44; H. Kühne (2001), 227-228; S. Lumsden (2002), 115, donde indica que “A probable source for these stones are outcrops about 5 kilometers to the east, near the village of Oyaca.” Sobre la técnica constructiva, cf. p. 138, n. 526.

114

El agua dulce en la cultura hitita

llas359. En línea con la figura sedente (B) pero opuesta a ella en el muro norte de esta estructura, se abre una cámara subterránea (Fig. 80) cuyo acceso rectangular (1,75 m alto) con marcas de puertas en dintel y jambas y localizado en línea con el muro este, da paso a una estancia (3 x 4,65 m) cubierta con una falsa bóveda de grandes sillares y cuyo pavimento constaba de tierra apisonada entre los intersticios de la roca madre360. Los relieves, erosionados en algunas zonas, se localizan en la pared sur del macizo calizo dentro de un rebaje de la roca361 (Figs. 76-79) en dos grupos compositivos (A y B) separados por una gran fractura, y a su izquierda, otro rebaje (C) de 6 x 4 m con una suerte de banco corrido en su parte inferior que quizá pudo ser la preparación de la roca para la realización de un relieve que no llegó a esculpirse362. El grupo A consta de dos figuras masculinas (ca. 3,5 m altura) una tras otra, en la posición A’ (Tabs. 1.1 y 2, Figs. 77-78), con tocado cónico de cuernos, larga coleta despuntando del codo, faldellín y espada de empuñadura de media luna al cinto. La figura de la derecha, al contrario que su homóloga, es barbada. Se han interpretado como divinidades en base al tocado cónico363, pero esta lectura no es consistente364. Desafortunadamente, sin una inscripción onomástica que las acompañe no es posible su identificación365 por cuanto la iconografía no es exclusiva de una divinidad o personaje concretos: la barba de uno de ellos apunta a una interpretación como divinidad, pero la posición A’ de ambos apunta en sentido contrario. Tampoco la interpretación de un “dios personal” conduciendo a su peticionario es convincente, pues en ese caso el personaje barbado debería situarse en primer lugar. Por su parte, la figura femenina (B) (ca 2,4 m alto)366, seriamente erosionada, ocupa también un rebaje de la roca, aparece en la posición E (Tabs. 1.1 y 2, Figs. 77, 79) sobre una suerte de trono de respaldo bajo, va tocada con un sombrero cónico y sostiene un cuenco367. La identificación de esta figura con una diosa es prácticamente segura en la medida en que no se conocen representaciones inequívocas de reinas sedentes368. El edificio ha sido interpretado como NA4'ekur y equiparado con lugar de enterramiento: la 359

Para H. H. von der Osten (1933), 77, Figs. 74-77 data de época hitita Imperial pero se trata de dos terrazas; para S. Lumsden (2002), 117 data de época frigia, contra K. Kohlmeyer (1982), 44-45; H. Kühne (2001), 229-230, en época hitita Imperial. 360

H. H. von der Osten (1933), 69-73; R. Naumann (1971), 72, 128; K. Kohlmeyer (1983), 44; S. Lumsden (2002), 115. Sobre bóvedas y falsas bóvedas cf. p. 151, n. 633. 361

Cf. 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 76, n. 89.

362

Para descripción y medidas de figuras (A, B) y rebaje (C), cf. H. H. von der Osten (1933), 64-65; E. Akurgal (1961), 73, 79-80; J. Börker-Klähn (1982), 257 sub nº 313; K. Kohlmeyer (1983), 45; H. Kühne (2001), 228-229; S. Lumsden (2002), 114; H. Ehringhaus (2005), 12. Para esta suerte de “banco corrido”, cf. 4.1.2.3.1.- Karabel, p. 97; y 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 178ss. 363

H. H. von der Osten (1933), 63: “(…) represent either two gods or a prince accompanied by a god approaching the seated mother-goddess”; J. Börker-Klähn (1982), 96 sub §§288-289, recoge la segunda propuesta de von der Osten, parcialmente contra Ibídem, 258 sub nº 313: “zwei Krieger”; K. Kohlmeyer (1983), 47: “zwei Götter”; H. Kühne (2001), 229; S. Lumsden (2002), 114; H. Ehringhaus (2005), 12. 364

Cf. 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 42ss.

365

J. Börker-Klähn (1982), 96 sub §291, explica la ausencia de inscripcion arguyendo que los representados eran lo suficientemente conocidos e identificables en el tiempo en que fueron esculpidas sus figuras como para no necesitar ulteriores indicaciones. Cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 57, más notas. 366

H. H. von der Osten (1933), 64: “2,35 high and 1,05 wide”; J. Börker-Klähn (1982), 257 sub nº 313: “2,35”; K. Kohlmeyer (1983), 46: “Die 2,4 m hohe (…) sitzende mittlere Gestalt”; S. Lumsden (2002), 114: “2,5 meters in height”; H. Ehringhaus (2005), 13: “2,42 m hohe”. 367

H. H. von der Osten (1933), 64; J. Börker-Klähn (1982), 258 sub nº 313; S. Lumsden (2002), 114. K. Kohlmeyer (1983), 46; y H. Ehringhaus (2005), 13, identifican en una mano el signo *370, BONUS2, cf. 3.2.1.3.- Símbolos, p. 48ss. 368

Cf. 3.2.- Elementos representados, p. 39, n. 81.

4. Corpus del material arqueológico

115

cámara como “mausoleo”, basándose en su factura en piedra, su carácter subterráneo y su comparación con otras estructuras arquitecturalmente similares como las tumbas de Ras-Shamra, su vinculación con los relieves y a la supuesta vía que llegaba hasta ellos369; y el resto de edificaciones como dependencias del personal, como parece ser el caso en torno a %uppita$$u370. Sin embargo esta interpretación no es segura en la medida en que NA4'ekur no designa inequívocamente un mausoleo. H. Kühne, basándose en comparaciones arquitectónicas con Yazılıkaya, interpreta este lugar como un asentamiento estacional ligado a la celebración de fiestas/festivales y, aunque alejado de la capital, compatible con la mencionada interpretación de NA4'ekur371. Sin embargo, en la medida en que su razonamiento descansa en la afirmación de que Yazılıkaya es el único “ [der] großreichszeitlichen Felsdenkmaler, dessen Zugänglichkeit (…) mit Hilfe von Architektur eingeschränkt war”372 hasta la fecha conocido y esta aseveración no solo es inexacta (existen también Sirkeli 1, Ni'antepe y la ‘Kammer 2’) sino que la función exacta de Yazılıkaya tampoco es clara, tal interpretación de Gâvurkalesi permanece, como mucho, en el plano de la hipótesis373. La comparación con las tumbas de Ras-Shamra/Ugarit se basa en su carácter subterráneo y su cubierta con una falsa bóveda, pero mientras en este asentamiento las tumbas se hallan siempre bajo las casas de sus propietarios (particulares o palacios), el desconocimiento sobre la función de Gâvurkalesi impide considerar el primer argumento; y con respecto al segundo, el paralelismo estructurala través de la cubierta con falsa bóveda, es, hasta la invención de la bóveda, el método más eficaz y eficiente de cubierta en espacios “subterráneos”374. Además, las tumbas de Ugarit no siempre presentan una cubierta en forma de falsa bóveda, tienen en la mayor parte de los casos hornacinas y siempre constan de dromos y

369

H. H. von der Osten (1933), 73-76; E. Akurgal (1946b), 77-78, n. 36; Ídem. (1961), 73, Fig. 18; Ídem. (1964), 97; H. G. Güterbock (1967), 81; R. Naumann (1971), 129, Abb. 132, 473, 612-613; J. Börker-Klähn (1982), 96 sub §290: “Architektonisch betrachtet stellt Gâvurkale eine Verbindung zwischen repräsentativ gestaltetem Heiligtum und Grabanlage dar”; K. Kohlmeyer (1983), 44, 48, refiere la mención de fuentes en los rituales funerarios reales y su presencia en las cercanías de Gâvurkalesi como indicio a favor de esta hipótesis (cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 289ss., con notas); M. N. van Loon (1985), 16; H. Kühne (2001), 233; S. Lumsden (2002), 116, 119; G. Beckman (2013b), 156. J. Seeher (2010b), 75, retomando la interpretación de J. Börker-Klähn: “Die Gräber muss man dort suchen, wo sie sichtbar waren und sowohl als Legitimation für den amtierenden König wie auch als Identifikationsobjekt für die Untertanen dienen konnten -für mich sind die diversen Felskuppen im Stadtgebiet, die ursprünglich alle größere Bauwerken trugen, nach wie vor die besten Kandidaten”, contra H. Kühne, op. cit., 232; y J. Klinger (2011), 71: “Bestattungsplätze, die sich auf die hethitische Kultur im Kleinasien der Bronzezeit datieren lassen, erweisen sich, soweit sie bisher archäologisch untersucht sind, als eher unscheinbar (…) ein Bezug zu einem Grabkult im weiteren Sinne läßt sich hier nicht herstellen; und noch weniger ist das der Fall bei einer Gruppe von Festritualen, die explizit die Existenz von Kultbildern einer Reihe hethitischer Könige erwähnen (CTH-600, 601).”; sobre mausoleo real cf. también, D. Groddek (2001), esp. 217. Para NA4'ekur, cf. F. Imparati (1977), esp. 19, 21, 25-26, 46, 52-53, 57: “(…) il valore originario di na4'ékur doveva essere quello profano di «picco montano, vetta rocciosa», che (…) era utilizzato (…) come luogo di rifugio (…) e che talora veniva divinizzato (…) e che sovente era sede di qualche istituzione cultuale”, y n. 125, 149; a pesar de que soy contraria a la afirmación en pp. 59-60 de que existía un “probabile legame fra certe istituzioni religiose del NA4'ékur e il culto dei morti”; cf. 3.1.- Introducción, p. 27, n. 13, y p. 28, n. 18. Sobre las tumbas de Ras-Shamra/Ugarit, cf. Salles, J.-F. (1987); O. Callot (1994), 168-176; I. Cornelius y H. Niehr (2004), 79-86, Abb. 123-136, con bibliografía señalada; y en general sobre este asentamiento, cf. G. Saadé (2011), con bibliografía señalada. 370

Cf. 4.3.2.1.- %uppita$$u, Ku'aklı/%ari$$a, p. 209ss.

371

H. Kühne (2001), 232-233.

372

H. Kühne (2001), 232. La comparación con Yazılıkaya fue apuntada por K. Kohlmeyer (1983), 48, donde también recuerda Ni'antepe y recoge como posibles interpretaciones para este edificio un É.NA4 o un NA4'ekur. 373

La aseveración de P. J. A. Stokkel (2005), 179, citando a Ph. H. J Houwink Ten Cate (1966), 181-182, de que en KBo-14.20 II 10-13 (CTH-61.II, “Anales Completos de Mur$ili II”) se menciona un NA4'ekur de Kurunta es incorrecta, quizá producto de la confusión de lectura con “Kurusta”, cf. también F. Imparati (1977), 21. 374

Cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 151, n. 633.

116

El agua dulce en la cultura hitita

cámara separados por una puerta, lo que no es el caso aquí375. Todas estas objecciones no eliminan la posibilidad de que Gâvurkalesi se trate de un NA4'ekur, sino que impiden afirmar con seguridad que lo fue en el sentido de tumba. Solo es lícito considerarlo como tal en base a la acepción como “Fels(anlage/-gipfel)” en la medida en que efectivamente se localiza sobre un promontorio rocoso y que dadas sus caracterísiticas arquitectónicas como asentamiento de pequeñas dimensiones pudo contar con la autonomía económica de este tipo de institución. La cerámica hitita en las laderas sur, este y oeste apunta a un uso del lugar durante el período hitita Imperial, lo que unido al tipo de aparejo y asumiendo que edificio y relieves forman parte del mismo proyecto, da un terminus post quem para ambos en el mismo período376. El lugar al completo, esto es, relieves y edificio rodeado de murallas, puede ser interpretado en base a su localización sobre una colina en el centro-oeste del territorio hitita (Map. 1) y la presencia de manantiales y los arroyos como un puesto de frontera377 cuya ubicación ha sido elegida en virtud de su situación estratégica dominando un amplio territorio y de la abundante presencia de agua, y que los relieves forman parte de un programa iconográfico estudiado cuanto la ubicación y cuya función, si es que de función puede hablarse, es por el momento desconocida, como es el caso también de Sirkeli, el ejemplo comparativo más cercano; o de Alaca Höyük, donde, aunque se trata de ostostatos, se hallan también en el recinto interior de las murallas del asentamiento. Los escasos vestigios arquitectónicos pueden ser consistentes con la naturaleza del lugar como ciudad de frontera, en el sentido de que el mayor esfuerzo constructivo fue dedicado a las murallas y al edificio, núcleo principal de defensa; mientras el resto de dependencias fueron levantadas en madera. De acuerdo con el estado actual de la geografía hitita378, Gâvurkalesi aparece localizado dentro del territorio controlado por #atti en la segunda mitad del s. XIII a.C., pero en un área cercana a una de las vías de expansión de los kaska por el noreste y una zona de control no-permanente por el noroeste, es decir, su localización es coherente con la hipótesis de que se trata de una ciudad de frontera. Pero también con NA4'ekur en su acepción de pequeño asentamiento de tendencia autárquica.

375

A pesar de la afirmación de H. H. von der Osten (1933), 73: “The small doorway (…) leads into an anteroom”, los planos (Fig. 80) y fotos muestran que se trata solo del espacio dejado por la puerta al estar situada en línea con el muro oeste, compárese con la Fig. 279a-c en: O. Callot (1994) que reproduce la tumba B de la manzana XIII de Ugarit cuya puerta entre el dromos y la sala también está en línea con uno de los muros, y Figs. 281-283 en Ibídem para ejemplos de cubiertas planas. Sobre las tumbas de Ugarit, cf. p. 115, n. 369. 376

S. Lumsden (2002), 116-117. Esta misma datación en base a la arquitectura es aportada por K. Kohlmeyer (1983), 44; sin embargo, como acertadamente señala H. Kühne (2001), 228, no puede ser estratigráficamente constatada. J. Börker-Klähn (1982), 92 sub §280, señala un terminus ante quem en el período Antiguo Hitita; mientras A. Schachner (2012), 139, n. 18, comparando el lugar con Yenicekale, Bo&azköy, apunta una “relativ frühe Datierung beider Anlagen.” 377

En KUB-21.29 II 3 (CTH-89), #attu$ili-III explica cómo su predecesor, #antili-II, construyó puestos fronterizos para prevenir las incursiones de los ka!ka!, cf. O. Carruba (1988), 201 (transcripción y traducción); J. M. González Salazar (1994), 161, 166 (edición), más bibliografía señalada; H. Klengel (1999), 240 sub A13; K. A. Kitchen y P. J. N. Lawrence (2012), I, 1053 (traducción). Cf. también Ph. Houwink ten Cate (1984), 64, y n. 55, para el paso en que #antili asegura haber construido puestos fronterizos y fortificado #attu$a (KBo-3.57 Rs. III 7’-18’ (CTH-11.A; edición); cf. también, A. Ünal (1999), 215, y n. 12; H. Klengel, op. cit., 68 sub A1), cf. también A. Ünal, op. cit., 223, para otros textos con prescripciones militares y administrativas para los centros de población; y A. M. Polvani (2003), 98-101 (= CTH-261 ll: 69-77, “Instrucciones para los Gobernadores de Provincia”). 378

Cf. TAVO B-III-6.

4. Corpus del material arqueológico

117

4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves Dos posturas pueden hallarse en la bibliografía especializada sobre la datación de los relieves rocosos: a) las representaciones humanas sobre pared comienzan con el reinado de Muwatalli-II y el relieve de Sirkeli 1379, y b) estas mismas representaciones se remontan a la época de su predecesor, Mur$illi-II, con el grafiti de Akpınar y los relieves de Imankulu, Hanyeri, y quizá también Hemite, que contienen las imágenes de dos dignatarios estatales380. La primera propuesta se basa en la premisa principal de que la aparición de representaciones figurativas de monarca en la glíptica comienza a partir de Muwatalli-II. El uso en estas representaciones de algunos elementos iconográficos que se interpretan como signos de divinidad, especialmente el tocado cónico de cuernos, lleva a la conclusión de que estas representaciones pretendían una cierta asimilación de las esferas humana y divina en la persona del rey y se convierte en la segunda premisa de la argumentación, esto es, el monarca tiende a divinizarse o al menos a presentarse como divinidad. La situación política convulsa de los últimos años del Imperio hitita se relaciona entonces automáticamente con esta pretensión de divinidad y se sugiere que el objetivo tras estas representaciones es la propaganda del poder real, su legitimación y fortalecimiento a través del recurso a la igualación con la esfera divina. De ello se infiere que tanto la representación figurativa del monarca sobre glíptica como sobre roca comienzan simultáneamente con Muwatalli-II como intento de fortalecer el poder real. El concebirse como un recurso político-propagandístico vinculado desde el inicio a la monarquía, exige, dentro de la línea argumental, la exclusión automática de su origen fuera de este reducido grupo de poder, pues de otro modo habría que conceder que es el monarca quien se apropia de una estrategia de auto-exaltación y ello contradice el paradigma del rey como motor de los cambios culturales. De la invención de este recurso de auto-exaltación harían uso posteriormente diferentes dignatarios como “progressive appropriation of symbols of royal power”381. Esta teoría se reforzará con una datación de estos relieves atendiendo a su iconografía382. Pero en la medida en que no es posible por el momento establecer una cronología estilística en la producción de imágenes visuales hititas383, precisamente porque buena parte del corpus carece de elemento alguno que permita su datación, este recurso a la iconografía carece de base. Además, la situación política de #atti fue siempre convulsa, por lo que derivar de ello la aparición de los relieves sobre roca implica necesariamente resolver porqué justo en este contexto y no antes384. El razonamiento se convierte en

379

K. Bitel (1964), 131; H. Ehringhaus (2005), 73, 121 (tabla-resumen); S. de Martino (2010), 92-93 sub 5); S. Herbordt (2011), 53; T. Bryce (2012), 227. 380

K. Kohlmeyer (1983), 85-86 (Imankulu), 90 (Hanyeri); y siguiendo a éste, P. J. A. Stokkel (2005), 174. Sin embargo, para K. Kohlmeyer, op. cit., 95, el relieve de Hemite debe ser datado al final del Imperio. M-C. Trémouille (2006), 202: “C’est vraisemblablement aussi sous le règne de ce souverain (Mur$ili II) qu’apparaît la première inscription hiéroglyphique monumentale en Anatolie … relief d’Hanyeri.”; C. Glatz y A. M. Plourde (2011), 35, 56-57, Tab. 2. 381

S. de Martino (2010), 93.

382

H. G. Güterbock (1993b), 114; C. Mora (1992), 243-244; A. Schachner (2012).

383

K. Kohlmeyer (1983), 104-106. A pesar de J. Börker-Klähn (1982), 91-92 sub §280, 95 sub §286, 97 sub §292; y del reciente intento de A. Schachner (2012). Cf. 3.1.- Introducción, p. 33ss., con notas. 384

J. Klinger (2012), 493 resume: “Vom Anfang des hethitisches Königtums unter Hattuschili I. bis zu %uppiluliuma I., (…) wurde in jeder 2. bis 3. Generation mindestens ein König ermordet (…) nach Mur$ili II. bis ans Ende der hethitischen Geschichte (…) kommt es nur noch einmal zum Sturz”; cf. también 3.4.- Conclusión, p. 61ss., con notas.

118

El agua dulce en la cultura hitita

un argumento circular dependiente de la proposición que pretende falsear385. De este modo, la afirmación de que los relieves sobre pared rocosa irrumpieron en la cultura hitita con Muwatalli-II queda, en el mejor de los casos, como inverificable. La segunda propuesta, que la figuración humana en paredes naturales comienza con dos príncipes hititas, *46, REX.FILIUS, Kuu!alanamuu!a y à-TONITRUS (Tab. 1.1), choca frontalmente con la anterior en su punto más conflictivo, esto es, en el metodológico que sustenta las afirmaciones en su base y permite la construcción del discurso histórico. Como se ha señalado, uno de los puntos principales de la primera propuesta es el estudio comparativo de glíptica y relieve rocoso, que sin lugar a dudas es formalmente correcto en la medida en que ambos soportes comparten iconografía y onomástica del representado. Pero justamente la glíptica indica que las representaciones humanas más tempranas halladas hasta la fecha se remontan al s. XV en sellos de funcionarios reales, no de monarcas: un cilindro-sello (Bo-78/35) una de cuyas escenas contiene un personaje masculino libando en la posición A, como en Fıraktın (Tabs. 1.1 y 2), con tocado cónico de cuerno frontal, faldellín y arco, su onomástica tras él en jeroglífico, *186-*334-[*446?], Lupa[ki?], y separado de una figura femenina sedente por un altar del que despunta un prótomo de toro386. Y ya en el período Imperial, con un terminus post quem en el reinado de %uppiluliuma-I, también son funcionarios quienes se hacen representar en el campo central del sello. Como las improntas del sello del escriba *132, AVIS2 (Bo-90/793 y Bo-90/794), con faldellín, tocado redondo con cuerno frontal y en la posición C (Tab. 2)387; el de Muu!alanna/i (Bo-85/521) en la posición C, con túnica y también tocado redondo con cuerno frontal aunque sin indicación de su cargo388; o el del también escriba, *334-*39-*446, Patàki (Bo-87/34) en la posición C, con túnica y tocado redondo de cuerno frontal389. Y es también con tocado redondo, aunque en la posición A, con túnica y GI%kalmu! como aparece Muwatalli-II en Sirkeli 1 (Tab. 1.1), cuyos sellos, además, no muestran siempre su figura en el parte central, sino en ocasiones el ideograma de su nombre, *105, BOS, o *105b, BOS2390. Esto anula la primera teoría al tiempo que parece sustentar aquella de que efectivamente las representaciones humanas tanto sobre

385

Diáfanamente, S. de Martino (2010), 93: “In any case, since these noblemen’s practice of engraving their names and images on rock reliefs might be explained as a form of emulation of royal conventions that were initially the sole prerogative of the king, it is unlikely that the Hanyeri and Imankulu reliefs can be dated prior to the monumental representations of Muwatalli II and #attusili III.” (Subrayado de la autora). 386

R. M. Boehmer y H. G. Güterbock (1987), 104 sub a), Taf. XXXVII:302a-c; A. Dinçol y B. Dinçol (2008), 25 sub nº 41, Taf. 4:41a-b. Desafortunadamente, el último signo está prácticamente perdido, pero de confirmarse la lectura, se trataría de la misma onomástica de Ta'çı A del primer individuo sin representación asociada, 3’), cf. 4.1.2.2.3.- Ta'çı, p. 92ss., con notas. 387

S. Herbordt (2005), 46, 72-73, 76, 218 sub Kat. 592: “(…) kann auf Grund der Fundlage in die Regierungszeit von Suppiluliuma I bzw. Mursili II. datiert werden” (cf. Ídem., 11-13, 75-77, Tab. 3, 9), y Abb. 26i, Taf. 46; para la lectura del nombre, cf. J. D. Hawkins (2005), 298 sub Excursus 15. Algunos funcionarios se representarán también con alguno de los elementos iconográficos interpretados como símbolos divinos como el tocado cónico, como aquel de las improntas Bo-83/571 y Bo-87/40, *292, HALA/I, cf. A. Dinçol y B. Dinçol (2008), 36 sub nºs 118-119, Taf. 12:118-119 (contra su interpretación como divinidad en base al tocado cónico, el signo *292 asociado a la figura indica que se trata de una representación humana, para la posibilidad de leer este signo como un título, cf. J. D. Hawkins (2005), 312 sub nº 61); o el de #ilarizi, cf. S. Herbordt (2005), Kat. 124, Taf. 10; J. D. Hawkins (2005), 255 sub 124: “The name is repeated at least three preserved times in the outer circle”, contra S. Herbordt, op. cit, 135: “Zwei Gottheiten stehen einander gegenüber”; onomástica atestiguada en KUB-13.35 III 10, 11 (cf. E. Laroche, NH, 67 sub nº 354), datado sin embargo en el reinado de #attu$ili-III (cf. Th. van den Hout (1995), 162, 222, más bibliografía señalada). Sobre dos cabezas de león antitéticas como parte de onomástica, cf. también 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 194, n. 928. 388

A. Dinçol y B. Dinçol (2008), 31 sub nº 85, Taf. 8:85a-b. La onomástica de este personaje se documenta desde época del k)rum, cf. E. Laroche, NH, 123 sub nº 834; Ídem., NHSuppl., 28 sub nº 834. 389

A. Dinçol y B. Dinçol (2008), 32 sub nº 89, Taf 9:89a-b. Otros sellos con representaciones de funcionarios reales de este mismo período en Ibídem., 31-32 sub nºs 86-88, Taf. 9:86-88. 390

Cf. J. D. Hawkins (2011b), 94, Kat. 37-38, Taf. 7-8.

4. Corpus del material arqueológico

119

glíptica como sobre roca comienzan en #atti antes de Muwatalli-II. La ambivalencia en la ocupación del espacio central del sello de este monarca no hace sino confirmar que se trata de un caso de transición entre el tipo previo sin representación humana, y el posterior, con ella. Además, el relieve de Imankulu contiene un tipo de escena infrecuente dentro de los ejemplos hititas conocidos pero relativamente común allende el Tauro391, una diosa desnuda en vista frontal asociada en este caso al dios-Tormenta-de-Aleppo, lo que indica que iconografía de la diosa e hipóstasis del dios-Tormenta provienen de la zona siria, seguramente en consonancia con las preferencias del promotor, Kuu!alanamuu!a. Y no solo, la inscripción jeroglífica monumental más antigua que se conoce no proviene de #atti sino de Aleppo (ALEPPO-1), y aunque no contiene ninguna representación figurativa, en ella Talmi-%arruma aparece con su filiación a Telipinu y como promotor de la construcción del templo de la díada #ebat-%arruma392. Esto es, la “auto-representación” figurativa no surge de la realeza sino de sus subordinados y por tanto no puede interpretarse a priori como un recurso de la monarquía ideado por ella misma y orientado a su propaganda, legitimación y/o autoexaltación. En la glíptica de Karkemi$ aparece por primera vez el GI%kalmu! y el disco solar alado sobre la cabeza de la figura central, en la posición A’’ (Tab. 2) a la derecha del árbol que sirve para la separación de los dos grupos iconográficos, en un cilindro-sello de %a"urumuwa, hijo de Piya$$ili/ %arri-Ku$u" y nieto por tanto de %uppiluliuma-I393. Acompañan a esta figura otros motivos iconográficos conocidos en el repertorio hitita, como los dioses montaña en la posición F, una figura masculina a la derecha del conjunto en la posición A, con lanza, arco y tocado cónico con un cuerno frontal sobre el signo *369, VITA, dirigida hacia la figura coronada con el disco solar alado que seguramente deba interpretarse como representación del monarca, el cual aparece de nuevo a la izquierda del conjunto en la posición A’, con faldellín y tocado redondo en un grupo compositivo que incluye su nombre en jeroglífico frente a él y una figura sedente con tocado cónico. Se trata por tanto de una mezcla de motivos ya presentes en la glíptica siria y de otros procedentes de Anatolia394 en el que por el momento es el ejemplar más antiguo de la nueva dinastía siro-hitita introducida por %uppiluliuma-I, ya que no se ha recuperado ningún ejemplar perteneciente a Piya$$ili/%arri-Ku$u"395. Esta mezcla de motivos iconográficos de ambas culturas se mostrará más claramente en un ejemplar de sello cilíndrico perteneciente a Ini-Te$ub (RS-17.59)396, hijo de %a"urumuwa y contemporáneo de #attu$ili-III. Suyo es también un sello de timbre (RS-17.146)397 del mismo tipo compositivo que aquéllos de los reyes de #atti a partir de Muwatalli-II: representación del propietario del sello con su onomástica y titulatura en jeroglífico anatólico en la zona central y leyenda en cuneiforme en uno o más círculos exteriores.

391

Cf. 3.1.- Introducción, p. 33, n. 47; 4.1.2.3.3.- Imankulu, p. 106, n. 303, p. 107, n. 309.

392

HHM, 22 sub nº 2, Pl. I-II; Th. Bossert (1954); E. Laroche (1956); CLHI I.1, 19 sub 9, I.2, 388, y n. 7. Nótese la grafía diferente para “Aleppo/Halpa” entre esta inscripción (*199.*85-*334, TONITRUS.GENUFLECTERE-pa) y aquella de Imankulu asociada al nombre del dios-Tormenta (*199+*85.*391, TONITRUS+HALPA-mi); así como la inclusión del nombre del escriba al final del texto. Sobre Talmi-%arruma, cf. H. Klengel (1992), 129; Ídem. (2001), 195. Sobre la díada #ebat-%arruma, cf. V. Haas (1994), 469, 471. 393

Para el sello, cf. D. Beyer (2001), 45-46, y n. 164, Pl. A sub A1. Para la filiación, cf. H. Klengel (1999), 162; C. Mora (2004), 428; T. Bryce (2005), 313. 394

D. Beyer (2001), 439; C. Mora (2004), 444, y n. 91-92.

395

C. Mora (2004), 428.

396

C. Schäffer (1956), 23-26 sub 7, Figs. 32-33; D. Beyer (2001), 48-49 sub A3, Pl. A. Cf. también C. Mora (2004), 430-432. 397

Cf. C. Schäffer (1956), 20 sub 5, Figs. 27-29. Cf. también C. Mora (2004), 431. Para aquellos de los monarcas hititas se remite a S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), con bibliografía señalada.

120

El agua dulce en la cultura hitita

Esta mezcla de motivos iconográficos se documenta también en el relieve de Imankulu, especialmente en el conjunto de la derecha compuesto por la figura femenina, frontal, y el árbol sobre el que aparece; pero también en el extremo opuesto: una figura masculina en la posición A, con arco y lanza, con tocado redondo con un cuerno en la parte frontal –idéntica a aquella de Hanyeri (Tab. 1.1)– y seres híbridos en la posición F. En ambos relieves (Imankulu y Hanyeri), el personaje representado aparece como *46, REX.FILIUS (=DUMU.LUGAL), título ostentado por diversos hombres tanto en #atti como en Karkemi$ que designa un alto cargo oficial vinculado o no por lazos de sangre al núcleo familiar al que pertenece el rey y que en ocasiones puede ocupar un puesto en la dirección del ejército398. Sin entrar en consideraciones socio-antropológicas sobre el tipo concreto de familia extensa que pudiera haber sido la hitita, sí se menciona en los textos, como en las “Instrucciones a los LÚME% SAG” (CTH-255.2.A), KUB-26.1 I 9-10, la expresión “Mi Sol tiene muchos hermanos (…) El país de #atti (está) lleno de la descendencia real”399, que parece corroborar esta propuesta. Esto es, el REX.FILIUS Kuu!alanamuu!a de los relieves de Akpınar, Imankulu y Hanyeri podría corresponderse con aquel cuyos dos sellos se han hallado en Ni'antepe (Bo-90/606 y Bo-90/648) con el título REGIO.DOMINUS (=EN KUR; B-L MADGALTI) y quizá también con aquel de la bulla Bo-632/f hallada en la Büyükkale400. Por tanto, un dignatario hitita desplazado en territorio sirio con funciones militares y nombrado Gobernador Provincial en #atti, o viceversa, un dignatario karkemisita que prestó servicio en la corte de #atti y del que en el territorio controlado por Karkemi$ no se ha hallado hasta la fecha ninguna impronta de sello. En la hasta ahora única atestación cuneiforme de un Kuu!alanamuu!a, KUB-14.16 I 10 (CTH-61.II.2.A, “Anales completos de Mur$ili-II”)401, se le documenta durante el segundo año de reinado de Mur$ili-II bajo la forma KARAS-mu-u-u%a-a!-!a con el cargo de GAL LÚ-[, relacionado con el primero de los gobernantes hititas en Karkemi$ mencionado con su nuevo nombre y como hermano del monarca hitita, *ARRI-DSIN-u' %E%-i%a (l: 9); y con un tal Nuu!anza con el cargo de GAL LÚ GE%TIN (l: 13), así como con el establecimiento de tropas (l: 11), verosímilmente en la misma Karkemi$. Nuu!anza, quien también fue enviado a pacificar el País-Superior402, aparece también con el cargo de DUMU.LUGAL en KBo-5.8-IV 16’ (CTH-61.II.7.A)403, y su cargo como GAL (LÚME%)

398

F. Pecchioli Daddi (1982), 503-512, esp. 509-510 sub 3): “(…) mPiyassi-DINGIR-LIM (…) un principe può (…) essere anche “signore di una città” (…) almeno in questo periodo più antico”; Ph. Houwink ten Cate (1984), 61, y n. 42; F. Imparati (1999), 326D. Beyer (2001), 442, y n. 993; F. Imparati (2004b), esp. 111, 118, y n. 40, 76; C. Mora (2004), 444, y n. 90; S. Herbordt (2005), 106 sub VI.3.7: “(…) offenbar [handelt es sich] um keine Amtsbezeichnungen (…), daß der Titel ‘Prinz’ von nichtköniglichen hohen Beamten bei einer Eheschließung mit einer Tochter des Königshauses angenommen wurde.”, y n. 850, con bibliografía señalada; J. D. Hawkins (2005), 307 sub 37. 399

E. von Schuler (1967), 9 (edición); Cf. también H. Klengel (1999), 168, 179, n. 169; F. Imparati (1999), 326-327, y n. 25; Ídem. (2004b), 120, y n. 85. Los LÚME% SAG tienen conexión también con los DUMU.LUGAL, cf. F. Pecchioli Daddi (1982), 513-515, s.v: LÚ SAG, esp. 513: “(…) figlio del sovrano in carica (…), talvolta a dignatari di alto rango”, 515 sub 3). 400

Para el título, cf., F. Pecchioli Daddi (1982), 451-452, s.v: EN KUR-TI; J. D. Hawkins (2005), 306 sub 34: “(…) correspondence with Cun. EN KUR (…) close connection between the EN KUR and B-L MADGALTI”. Cf. también C. Mora (2004), 445: “Confrontando alcuni sigilli reali di Karkemi$ di foggia tipicamente siro-ittita (…) e i sigilli di principi e funzionari (…) non si notano differenze sostanziali. Questo dato contrasta con la situazione ittita, dove la differenza tra sigilli reali e sigilli di funzionari è molto più marcata.”; para los sellos, cf. S. Herbordt (2005), 147 sub Kat. 192-193, Taf. 15 (= Bo-90/606 y Bo-90/648); SBo II, 18 sub 4), 70, Taf. III (= Bo-632/f). 401

Cf. 4.1.2.3.2.- Hanyeri, p. 103, n. 280. Para los “Anales de Mur$ili II”, cf. A. Götze (1933); Ph. H. J Houwink Ten Cate (1966); G. F. del Monte (1993), 17-40, 57-131, más bibliografía señalada; J. Klengel (1999), 171 sub A2. Para el paso en cuestión, cf. A. Götze, op. cit., 26-27. Nótese la discordancia en la transcripción del último signo, LÚ, entre la edición en Ibídem, confirmada en hethiter.net/:PhotArchNO4187, y la copia de la tablilla en KUB-14 que transcribe un signo similar a ˹da˺. 402

H. Klengel (1999), 183-184; T. Bryce (2005), 203.

403

Cf. A. Götze (1933), 162-163; G. F. del Monte (1993), 113; F. Pecchioli Daddi (1982), 536 sub B), 537 sub 4).

4. Corpus del material arqueológico

121

GE%TIN, que también tiene una función militar, puede tener conexiones con, entre otros, GAL (LÚ.ME%) ME*EDI404. A pesar de que la integración en KUB-14.16 I 10-11 para Kuu!alanamuu!a como GAL (LÚ.ME%)ME*EDI, con espacio para ME*EDI al inicio de la l: 11 sea poco probable405, sí lo es que este personaje pudo ser contemporáneamente DUMU.LUGAL. Es verosímil que haya sido así si se tienen en cuenta las circunstancias de su mención. Por una parte, la forma del nombre que coincide con aquella jeroglífica [KARAS-mu-u-u%a- (C) = EXERCITUS-mu(wa) (H)]406, por otra, su cargo GAL LÚ-[ lo acredita como persona de confianza de un rey recientemente coronado, necesitado de lealtad entre sus subordinados y con importantes problemas políticos y militares tanto dentro de Anatolia como en los territorios sirios conquistados por su padre %uppiluliuma-I407. En el tercer año de su reinado, Mur$ili-II parte en lucha contra la coalición de Arzawa y el País-del-río-Se"a, pero solicita refuerzos a su hermano en Karkemi$, %arri-Ku$u"408; y pesar de que nuestro hombre Kuu!alanamuu!a no vuelve a ser mencionado, sabemos por su titulatura que desempeñaba funciones militares en la corte hitita. Es posible por tanto que el personaje de los relieves y el mencionado en los “Anales completos de Mur$ili II” sea el mismo individuo ya que “un funzionario (…) poteva svolgere parte della sua attività a Karkemi$ o in altre località siriane, parte presso la corte ittita, con attestazione quindi in documenti risalenti a periodi diversi e di diversa provenienza” a pesar de que sean “frequenti i casi di omonimia”409. En este caso, su mención en los “Anales de Mur$ili II” precedería a la realización de los relieves, cuando aún no se habían iniciado las campañas hacia el oeste y Kuu!alanamuu!a aún no había adquirido el status de DUMU.LUGAL410 ni de B-L MADGALTI. Esta hipótesis411 explicaría también la localización de los mismos (Map. 1), dos en el curso del Seyhan (Imankulu y Hanyeri) y uno, al menos su onomástica, en el confín oeste (Akpınar), esto es, en una de las vías de penetración en Anatolia desde el noroeste de Siria y en el confín de los territorios recuperados por #atti, respectivamente. Contra esta propuesta juega la ausencia de nuevas menciones de este personaje, quien, si efectivamente pasó a ser DUMU.LUGAL y B-L MADGALTI, debería recogerse, como es el caso de Nuu!anza, en sucesivos episodios, especialmente en las campañas hacia el oeste para explicar la presencia de su onomástica en Akpınar. Sin embargo, esto no es un argumento decisivo en la medida en que los textos no son coherentes con esta suposición (véase por ejemplo la lista de testigos de la 404

F. Pecchioli-Daddi (1982), 537 sub 3). Para el cargo, cf., Ibídem. 535-537, s.v.; M. Marizza (2007), más bibliografía señalada. 405

Cf. H. A. Hoffner (2009), 376, n. 10, sobre esta posibilidad de integración pero referida a otro texto: “(…) It is unlikely that the TUR part of this compound logogram [GI%MÁ.TUR] would be placed at the beginning of the next line.” 406

Cf. J. D. Hawkins (2005), 292 sub Excursus 5, más bibliografía señalada.

407

Claramente expuesto en ambos Anales (CTH-61.I y II), cf. A. Götze (1933), 17-21; H. Klengel (1999), 179, n. 170; T. Bryce (2005), 191-192. Para un resumen del reinado de Mur$ili-II, cf. H. Klengel, op. cit., 178-201; T. Bryce, op. cit., 191-220. Incluso con revueltas de sus propios subordinados tras la toma de territorios, como se muestra en KBo-3.4 Rs. III 70-86 (CTH-61.I.A), cf. A. Götze, op. cit., 88-93; G. F. del Monte (1993), 69-70. 408

KUB-14.15 Vs. II 7-10, cf. A. Götze (1933), 48-49 (edición); G. F. del Monte (1993), 79-80, n. 20-22 (traducción). También en los Anales decenales (CTH-61.I), cf. G. F. del Monte (1993), 64, y n. 23 (traducción). 409

C. Mora (2004), 432, y n. 18. Los casos de homonimia se documentan diáfanamente en la “Plegaria de Pudu"epa a la diosa Lelwani” (CTH-585), cf. H. Otten y V. Sou+ek (1965), esp. 50, 52-55 (edición). 410

J. D. Hawkins (2005), 260 sub 181-185, se pregunta: “Could one indeed be promoted to being a REX.FILIUS/ DUMU.LUGAL?”; cf. p. 120, n. 398. J. Hazenbos (2002), 148 sub 1.1: “Die Identität der Person in den drei Inschriften (Akpınar, Hanyeri e Imankulu) würde zu Folge haben, daß es sich hier wegen der großen örtlichen Entfernung nicht um einen lokalen Prinzen handeln kann, sondern daß Kuwalanamuwas ein hethitischer Prinz gewesen sein muß.” 411

El que más tarde sería #attu$ili-III fue promovido por su sobrino y rey a la sazón Muwatalli-II de EN.KARA% a GAL.GE%TIN y después a B-L MADGALTI del País-Superior, cf. H. Klengel (1999), 208. Y a pesar de que se trate de un miembro efectivo de la familia real con una relación excepcional con el entonces monarca reinante, ello demuestra la existencia de una “promoción interna” que vincula la carrera militar con aquella político-administrativa.

122

El agua dulce en la cultura hitita

Bronzetafel412) y en la medida en que, como pone de manifiesto la glíptica, ciertos funcionarios hititas comienzan a usar la representación humana figurativa en sus propios sellos antes de que lo hagan sus monarcas y no todos ellos ocupan puestos de gran importancia en la organización del reino ni aparecen mencionados en las fuentes escritas de que se dispone. Caso que efectivamente se trate del mismo Kuu!alanamuu!a atribuíble al reinado de Mur$ili-II, explicaría, a través de los elementos iconográficos exo-hititas así como a la localización de Imankulu y Hanyeri en el valle del Seyhan, que las representaciones antropomorfas sobre roca comenzaran durante el reinado de este monarca como ejemplo del contacto entre Siria y #atti, y que de ahí fuera tomado por Muwatalli-II para su relieve de Sirkeli 1 en el valle del Ceyhan, también un punto de contacto entre el suroeste de Anatolia y el noroeste de Siria, coincidiendo con el traslado de la capital a Tar"unta$$a, un momento político delicado pero simultáneamente y por el mismo motivo, abierto a nuevas formas de demostración de poder. Y si es posible postularlo para Kuu!alanamuu!a, lo es también para à-TONITRUS en Hemite, independientemente de que se documente o no en otro tipo de fuentes.

4.1.4.- Estructuras hidráulicas 4.1.4.1.- Generalidades La necesidad de toda sociedad de disponer de agua en cantidad suficiente y en cualquier época del año, tanto para consumo humano como para usos productivos, ha llevado a la creación y desarrollo de una serie de estructuras que tienden a hacer sencillo, eficaz y eficiente el acceso, acopio y distribución de este recurso413. Del mismo modo se hace necesario proveer a los asentamientos de sistemas que garanticen su perdurabilidad frente a los estragos que puede causar el agua, como drenajes que prevengan la capilaridad a través de los muros y su consecuente deterioro414 y elementos que permitan evacuar el agua ya utilizada o sobrante, como albañales, impidiendo que se mezcle con el agua de boca y la contamine. El tipo de clima, el terreno, la altitud y el relieve de la localizacion de un asentamiento determinan sus posibilidades de acceso al agua y condicionan las estrategias de acopio, distribución y evacuación de la misma. En las áreas de Anatolia ocupadas por los hititas predominan dos tipos principales de climas: el continental y el mediterráneo415 (Map. 3). El patrón de precipitaciones, escaso en ambos tipos climáticos durante el verano pero más abundante en primavera y otoño, unido a la karsticidad del terreno, forma numerosos manantiales cuyos aportes son más regulares que los fluviales y no están sometidos a la fuerte evaporación durante el verano aunque sí influidos por la escasez de lluvias. Por ello, gran parte del agua para consumo humano y animal durante el período hitita provendrá de estos acuíferos naturales. Atendiendo al uso final al que se destina el agua, ésta puede clasificarse someramente en agua de boca, productiva –comercial, industrial, agrícola, etc… –, de riego para jardines y contra incendios. 412

Se remite al estudio de Th. van den Hout (1995) que pone de relieve no solo inconsistencias en las titulaturas del mismo personaje sino también en la dificultad de identificarlos y datarlos individualmente. 413

UNESCO/FAO (1973), 307, 315; A. Ünal (1993), 124: “The provision of drinking water, drainage and irrigation channels are inseparable elements of urban infrastructure.”; M. Edgeworth (2011), 19: “At least until the advent of steam power, the use and control of water flow in many parts of the world was embedded in everyday industrial processes and domestic activities - interwoven into the very fabric of economic and cultural life.”, Ibídem, 71-76, para una visión diacrónica y relativa a múltiples zonas del globo centrada en los diques como estructuras que reflejan la interdependencia entre comunidades humanas y cursos de agua. 414

En las “Instrucciones a los Gobernadores de Provincia” (CTH-261) se prescribe la reparación de goteras, entre otras obras de mantenimiento relacionadas con los daños causados por el agua, cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas. 415

Cf. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 7ss.

4. Corpus del material arqueológico

123

Su almacenaje y distribución en grandes o pequeños circuitos, esto es, su gestión, puede ser pública y/ o privada. La documentación escrita que ha llegado hasta nosotros para el período hitita apunta a que esta gestión era responsabilidad de la autoridad416, central o provincial, sin perjuicio de que las unidades domésticas pudieran contar también con sistemas de acopio y distribución para su autarquía, como impluvia o canales de riego417 . El agua que utiliza una comunidad puede proceder de precipitaciones, como la de un impluvium; de superficie, tanto corriente como estancada, natural o artificial, como la de ríos, lagos, canales o embalses; o de acuíferos subterráneos, como pozos y manantiales. El volumen final de agua utilizada depende tanto de factores climáticos –niveles de pluviosidad y evaporación–, como de la extensión de la red y el nivel de filtración que soporta, así como de la localización de los recursos hídricos. En el diseño de cualquier estructura intervienen factores funcionales, económicos, e incluso estéticos418. En el caso de grandes obras hidráulicas como las presas, es necesario también un estudio estructural basado en un análisis hidráulico que permita a la obra cumplir con su función resistiendo eficazmente las cargas a las que está sometida. Sin embargo, un estudio exhaustivo de todos los fenómenos que intervienen en la mecánica de fluídos es imposible tanto hoy en día como lo era en la Antigüedad, por lo que la construcción de una de estas estructuras deviene prácticamente un proyecto único en el que el resultado final depende del nivel tecnológico alcanzado en este campo en correspondencia con las particularidades del caso419. No se tiene información textual específica sobre

416

La autoridad central hitita, el rey, era muy consciente de la importancia que para la economía del país tenían los recursos hídricos para uso productivo, ello puede extraerse de los tratados con Ulmi-Te$ub/Kurunta de Tar"unta$$a (KBo-4.10+KBo-40.69+1548/u y ‘Bronzetafel’ (= Bo-86/299), respectivamente) en los que al establecerse las fronteras entre ambos territorios, el agua por encima del monte Arlanta queda en manos de #atti y del país del rio #ulaya, cf. 5.2.3.Utilitaria, p. 257, n. 222, y 5.3.6.- DINGIR.KASKAL.KUR, p. 330. Igual que para los éxitos militares, como se muestra en la carta de Tawagalawa (CTH-181), KUB-14.3 Vs. 42: GIM-an u%a-a-tar NU.GÁL !e?![-e!-ta? …], cuando no "hu![bo] agua, cf. G. M. Beckman, T. R. Bryce, E. H. Cline (2011), 104-105. Y como parece también poner de manifiesto KUB-23.72 Rs. 52-53 (CTH-146): 52(…)]-"e!-da-az na-ak-ki-i! 53[ ]x PÚ#I.A KASKAL#I.A ma-a'-'a-an, 52(…)]por éso (es) importante 53[ ] como (lo son) las fuentes y los caminos, cf. S. Reichmuth (2011), 118, 125 (edición). Cf. también M. C. Trémouille (1998), 184-185. Es posible que la gestión del agua siga un esquema similar a la de la tierra, sobre ello, cf. M. Paroussis (1985), 167. 417

Y así se refleja, por ejemplo, de las “Instrucciones a los Gobernadores de Provincia” (CTH-261), cf. 4.1.1.2.- Yalburt, p. 76ss., con notas. De las Leyes hititas (§162a) se desprende que un particular puede construir por iniciativa propia una desviación de un canal principal siempre que no perjudique al resto de usuarios del mismo, es decir, siempre que lo haga por debajo del punto en el que sitúa la última toma de agua, cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 252ss., con notas. En otras comunidades, como por ejemplo en la antigua Yemen, la ubicación de nuevos asentamientos parece seguir esta misma lógica para evitar conflictos, cf. M. Mouton (2009), esp. 84: “(…) des communautés installées sur un territoire ne permettraient pas l’installation de nouveaux habitants ayant un avantage immédiat sur elles, même se ceux-ci leurs sont apparentés directement. Un peuplement dans ce sens s’accompagnerait toujours d’un conflit.” Para una panorámica sobre la legislación próximo-oriental en materia de derechos sobre el agua, cf. A. Bagg (2002), más bibliografía señalada. 418

H. M. Morris y J. M. Wiggert (1972), 226. Como señala también D. C. Jackson (1997), XXXVI: “(…) the importance that “monumentality” can play in implementing dam projects (…) reveals how “influences” affecting the dam-building process are more socially complex than might appear on the surface. Whether rightfully or not, large dams represent major public structures that can become signpost of a society and its achievements. In particular, they can be promoted as symbols of strength and beneficence displaying the skills and resourcefulness of those people responsible for their construction. Or alternatively, they can be portrayed as symbols of cultural domination.”; J. Seeher (2009b), 119-120: “Die Anlage von Straßen oder Wasserspeichern sind als Formen von Machtdarstellung zu verstehen.” El estudioso debe ser precavido y no igualar “obra monumental” con “poder centralizado” sin que haya datos fehacientes que apoyen esta asociación, de otro modo corre el peligro de retrotaerse al ya superado modelo de las “Civilizaciones Hidráulicas” de K. Wittfogel en su Oriental Despotism. A Comparative Study of Total Power, 1957; a este respecto, cf. V. Strang (2008), 213, más bibliografía señalada; M. Mouton (2009), 8-9; B. Lafont (2009), 11-12, más bibliografía señalada. A pesar de la distancia cronológica, cf. también la discusión sobre la correspondencia entre poder y arquitectura en: A. Hoffmann (2004). 419

H. M. Morris y J. M. Wiggert (1972), 227: “A completely rational analysis of all the stresses, velocities, momenta, and other factors in a field of fluid moving within or around given boundaries will probably always be imposible (…). Thus the hydraulic and structural design of a hydraulic structure are (…) complementary. The hydraulic analysis is prerequisite to the structural analysis.”; UNESCO/FAO (1973), 307, centrado en usos productivos.

124

El agua dulce en la cultura hitita

los conocimientos de los hititas en materia de hidráulica420, pero de la existencia de sus construcciones en este ámbito puede deducirse que si bien una mecánica de fluídos como hoy se entiende no se dio, sí existían una serie de conocimientos técnicos en este campo que permitieron no solo que estas obras se proyectaran, levantaran y funcionaran, sino que perduraran hasta la actualidad dando cuenta de su buena realización421. Los sistemas de captación, distribución y almacenaje de agua varían dependiendo de los tipos de procedencia antes mencionados. Así, aquélla procedente de ríos se obtiene a través de conductos cuya toma se localiza en el lecho o bien en la orilla, o bien se construye un canal que derive parte del caudal a otra estructura o al punto final de destino. La obtención de agua de lagos y embalses sigue un sistema similar con los tubos de captación situados en el fondo422. El agua de lluvia se utiliza especialmente en zonas áridas, pantanosas o en islas donde no se dan otros aportes y se recoge en depósitos, generalemente excavados y situados bajo la vertiente de los tejados423. Para la obtención de agua subterránea conviene primero investigar el terreno para conocer su nivel de filtración, su tipo de granulado y a ser posible, el régimen anual de caudal del acuífero. El tipo de pozo o fuente que se construya dependerá de la profundidad a la que se localice el acuífero, de la fuerza y el volumen del caudal, así como de la composición del terreno. Las principales estructuras hidráulicas documentadas en el período hitita catalogables ateniéndose a su función son424: - De almacenaje: Embalses y depósitos, cubiertos, como cisternas; o abiertos, como estanques. - De conducción: Entre las que se cuentan canalizaciones cerradas –como tuberías y sifones425–, abiertas –como canales, acequias y acueductos–, abiertas de gran velocidad –como aliviaderos– y canalizaciones cortas. Cabe también incluir en esta categoría otras estructuras comprendidas en las redes de conducción que mejoran su eficiencia, como las arquetas426, así como las intervenciones en los cauces de los ríos afianzando las orillas con pantallas pétreas, aunque de estas intervenciones se documenta solo un ejemplo que aún no está confirmado427. 420

Como se tiene por ejemplo en doma de caballos, cf. A. Kammenhuber (1961).

421

Cf. más abajo, p. 131, n. 474.

422

Para el período hitita se documenta solo con seguridad en una de las fases del Conjunto en la Südburg, #attu$a, cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 155ss., con notas; y posiblemente también en el ‘Wasserbecken’ de la Büyükkale también en #attu$a, cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p.164ss. Posteriormente se documentan con seguridad en Urartu, cf. A. Çifçi y A. M. Greaves (2013), 194, y n. 16. 423

W. Such y H. Bernhardt (1993), 774: “(…) wird das (das Wasser) (…) in unterirdischen Speichebecken (Zisternen) zugeführt, in denen es vor Licht und Temperatureinflüssen sowie Verunreinigungen geschützt, gesammelt, zwischengespeichert und nach Reinigung über Sandfilter zur Versorgung genutzt wird. Regenwasser sollte nur im Notfall für Trinkzwecke genutzt werden.” En la Antigüedad se usan los mismos procedimientos, exceptuando el uso de filtros de arena que no están documentados. 424

En base al elenco general de H. M. Morris y J. M. Wiggert (1972), 224-225. Cf. también R. Naumann (1971), 190-203; UNESCO/FAO (1973), 4, 291; M. C. Trémouille (1998), 183-184, y n. 3. 425

Cf. más abajo, p. 127, n. 446.

426

Para el período hitita podrían ser ejemplos las tres “pilas” de Bo&azköy, cf. 4.2.1.7.- Pilas en la ‘Ostplateau’, p. 175ss., y 4.2.1.8.- Pila en la ‘Oberstadt’, p. 176ss.; y con más seguridad, la pequeña estructura en %ari$$a, entre los edificios A y B, de la que queda una gran laja y un bloque sin desbastar y en la cual confluyen por un lado un canal en piedra y por el opuesto una tubería de terracota, cf. A. Müller-Karpe (1997), 108, y Abb. 3, 7; A. Hüser (2007), Abb. 70-71; y otra estructura más pequeña en el patio del Edificio E, también en %ari$$a, aunque podría ser un sumidero, cf. A. Müller-Karpe (1995), 13, Abb. 4, 6, 8; A. Hüser (2007), Abb. 74-76. 427

R. Dittman y U. Röttger (2010), 188, Abb. 27, 42-45. De su información gráfica y textual puede también deducirse que este pretendido sistema de control de caudal, cuya adscripción al período hitita no es clara, se asemeja más a una intervención en las paredes del lecho cubriéndolas con una pantalla pétrea cuya función principal es minimizar los daños de las crecidas, del mismo modo que en el Sena a su paso por París o en el Tíber en Roma; a pesar de que se hable de “terrasenartig gestuften Bachsperren”. Hasta una excavación del área no podrán, sin embargo, resolverse estas cuestiones.

4. Corpus del material arqueológico

125

- De evacuación: Drenajes428, desagües o sumideros429, canalones430, albañales431 y fosas432. - De sedimentación: Depósitos decantadores, presas de sedimentación433 y azudes. - De recogida y/o distribución: Fuentes y pozos434.

428

En los Edificios C y E de la Büyükkale de Bo&azköy parecen documentarse revestimientos en los exteriores de algunos muros, cf. P. Neve (1971), 9, más bibliografía señalada. 429

Los patios, al menos en los templos, suelen presentar este tipo de sistemas de descarga, para #attu$a, cf. P. Neve (1999), Abb. 10, 27, 29, 40a, 44; Ídem. (2001), 55, Abb. 17, 32, Taf. 66d, 74c-d, 92b; J. Seeher (2009), 141, n. 49, 50, sobre su técnica constructiva; para %ari$$a, cf. A. Müller-Karpe (1997), 108, Abb. 3, 7; A. Hüser (2007), Abb. 75, 76. Se documentan también en el fondo de los “silos” de la Büyükkaya, especialmente en el nº 8, que J. Seeher interpreta como desagüe, considerando que debió ser de utilidad cuando el silo estuviera abierto y vacío y pudiera llenarse debido a las precipitaciones, cf. J. Seeher (1997), 318-326, Abb. 3-8, Ídem. (1998), 225, 227, Abb. 10-14. El desagüe en el muro del silo nº 8, los sumideros (Sickergrube) en los pavimentos de los silos 1-7 y la disposición de las piedras de todos los pavimentos marcando las diagonales hacia el centro, indican que estas estructuras contenían líquido, al menos estacionalmente, y son estructuralmente diferentes a los otros silos rectangulares y divididos en estancias alargadas documentados en #attu$a. ¿Podrían haber sido salazones, piletas para maceración, para el tratamiento de textiles?, cf. J. Seeher (1997), 324; Ídem (1998), 227; ¿o quizá las documentadas en los textos É*IRIPU, lit. “casa del hielo”?, contra J. Seeher, loc. cit.: “Die (…)Verwendung der Gruben als Lagerplatz für agrarische Produkte scheint mir jetz gesichert.” Quizá no todas estas estructuras tuvieron la misma finalidad. Para É*IRIPU, cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 256, con notas. Cf. también 4.1.4.2.Conducciones, p. 125, n. 432. 430

Hit. (GI%)'eyawalla/i- (cf. HW2, #, 555, s.v.), sum. GI%%EN (cf. HHW, 255, s.v., se mencionan en algunos rituales mágicos hititas como KUB-33.54 Ro. II 10’ (CTH-334.1.1.A), cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 227). También el hit. (GI%)arta''i-, cf. HEG, 69, s.v: “Kloake, Abwasserkanal”; HED, A, 176, s.v: “sewer”, contra HW2, A, 348, s.v: “Wasserrohr”. En mi opinión, las atestaciones no indican que se trate de conducciones de transporte de agua limpia sino de descarga, cf. A. Ünal (1993), 125; y 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas. El sum. GI%SUG tiene la acepción de “canalón”, como en KUB-7.41 Vs. II 30, debido al determinativo yel contexto aunque sin él refiera más bien a “surco”, cf. HHW, 258, s.v.; y el hit. (GI%)'uppidanu-, parece referir también a “canalón”, cf. 4.1.5.2.- Köylütolu Yayla, p. 145, n. 579. Nótese el determinativo para madera en todos ellos. Los canalones aparecen representados en algunos modelos arquitectónicos en terracota (cf. K. Bittel (1958), 31, Abb. 34) aunque no pueda saberse si estaban realizados en madera o cerámica. El sum. GI, hit. nata/i-, funciona también como determinativo para “caña” y es por tanto algo laxo, significando ampliamente un elemento tubular cuya desambiguación depende del contexto; cf. CHD, L-N, 408, s.v: nata-, GI nati- 3: “drinking tube”; HHW, 226, s.v. GI. Cf. también 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas. Resulta patente la riqueza léxica del hitita en torno a este concepto en comparación con el español que solo diferencia entre “canalón” y “albañal”. 431

Seguramente, (GI%)arta''i-, cf. p. 125, n. 430. Cf. también más abajo, 4.1.4.2.- Conducciones, p. 126ss., con notas.

432

Estas fosas, a medio camino entre sépticas y drenajes, se documentan claramente en un único caso en Bo&azköy, cf. K. Bittel (1936), 18, Abb. 14, 15, Taf. 1; K. Bittel y R. Naumann (1952), 58, 66, Taf. 27; P. Neve (1982), 102, Abb. 45a, 46a, Bei. 45. Otros posibles ejemplos se localizan también en la capital en el Templo 17, cf. P. Neve (1999), 85, Abb. 44a, Taf. 71a,b, Bei. 23; y en la Büyükkaya, cf. J. Seeher (1995), 607-609, Abb. 8-9; Ídem (1995), 335; en Yazılıkaya, cf. R. Naumann (Yaz), 39, Taf. 9.4; Ídem. (Yaz2), Abb. 109; Ch. Hemker (1993), 166; en Alaca Höyük, cf. H. Z. Ko'ay (1951), 113, Plan VI; y en %ari$$a, en donde a pesar de que el excavador lo identifica con una fosa, el modo en que el conducto desemboca en esta estructura -compárese con el ejemplo citado de Bo&azköy- lo acerca más a una arqueta, cf. p. 124, n. 426. Son los “puisards” de Ugarit, cf. O. Callot (1994), 164-165; Para una visión general de este tipo de estructuras en Próximo Oriente cf. Ch. Hemker (1993), 128-166. Cf. también UNESCO/FAO (1973), 18, 333-387; http://www.mappeonline.com/unesco/atlas/data/ icons/water%20management/A13.htm para otros ejemplos en otras culturas y períodos. ¿Quizá el hit. kueluu%ana-?, cf. HED, K, 205, s.v: “Washbasin”; EDHIL, 484-485, s.v: “washbasin” contra A. Ünal (1993), 135; HHW, 83, s.v: “Abflußbecken, Brauchwasserbehalter”. 433 434

Quizá el embalse Suroeste de %ari$$a, cf. 4.3.2.2.- Embalses Noroeste, Suroeste y Sureste, Ku'aklı/%ari$$a, p. 213ss.

Sin embargo, según H. Th. Bossert (1944), 194; y esp. R. Naumann (1971), 195: “Im hethitischen Gebiet sind bisher keinerlei Brunnenanlagen erkannt worden”, contra H. Wittenberg y A. Schachner (2012), esp. 315, quienes proponen el uso de pozos artesianos en época hitita. Un pozo artesiano es un manantial artificial que permite la captación del agua contenida en un acuífero subterráneo gracias a la presión hidrostática que ésta ejerce hacia la superficie; mientras un manantial es una salida natural del agua contenida en un acuífero subterráneo a una cota más baja que la de la filtración, cf. R. J. Forbes (1995), I, 150: “Unfortunately, most authors do not properly distinguish between the natural “spring” and the man-made “well”. The word “well” should be confined man’s attempts “to obtain water from the earth, vertically (…)”. 4.2.1.1.Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss.; p. 172, n. 785; y 5.3.1.- Fuente, p. 265, n. 264. La estructura cuadrangular (2,5 m de lado) de la ladera suroeste de Oymaa)aç, cuyo relleno consta de arena de grano fino muy húmeda y que contiene fragmentos de cerámica datables entre el Bronce Antiguo y Medio así como fragmentos de láminas de obsidiana y sílex datados en el Bronce Antiguo, es seguramente una “enclosed spring”, cf. R. J. Forbes, loc. cit., pero hasta nuevas excavaciones no podrá confirmarse, cf. R. Czichon y S. Reichmuth (2011); sobre el uso de láminas de obsidiana en contextos hititas, cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 165ss., con notas.

126

El agua dulce en la cultura hitita - De estabilización de otras estructuras: Diques de derivación.

Un elemento fundamental en la construcción de estructuras de almacenaje y conducción de agua son los impermeabilizantes. Son materiales hidrófugos o con muy poca permeabilidad que previenen las filtraciones desde el exterior al interior de la estructura, o viceversa, evitan las pérdidas del agua que contienen. En el período que nos ocupa se documentan solo la arcilla, el limo, la piedra y el betún435. Solo en el caso de la ‘Quellgrotte’ de Bo&azköy se documenta el uso de tablones de madera como recubrimiento interior de una pila436. 4.1.4.2.- Conducciones Las conducciones437 (canales, canalones, tubos, etc.) transportan el agua desde un punto a otro, documentándose en época hitita en cerámica, madera y piedra. En cerámica se documentan dos tipos, bien ensamblando varios tubos (Fig. 81) que circulan en zanjas excavadas al efecto, las cuales en el caso de transportar agua de boca parecen estar rellenas con arcilla438, bien formando un cilindro con fragmentos cerámicos a través del que circula el agua (Fig. 82). En madera estaban probablemente realizadas excavando en un tronco un surco por donde corría el agua y usando fragmentos cerámicos o de tejas en su cubierta439 (Fig. 83). Aquellas en piedra pueden constar de bloques ensamblados en los que se excavan los surcos por donde circula el agua (Fig. 84), o de una estructura de bloques que puede ser en sección cuadrangular o triangular formando una falsa bóveda (Fig. 85). Las canalizaciones deben disponerse preferentemente bajo tierra para protegerlas de posibles daños440, y debe tenerse en cuenta que la calidad del agua puede variar en el recorrido debido al material que el agua arrastra consigo, y en el caso de aquellas realizadas en madera, al envejecimiento del material. En cuanto a su función, las canalizaciones pueden dividirse entre las de descarga –albañales, desagües o canalones– y las de distribución –de agua de boca, de riego o de uso productivo441–. Las primeras, de descarga, transportan el agua excedente hasta un punto del asentamiento en que no cause

435

M. Schmidt, (1993), 637: “(…) Lehm, Ton, verwitterter Fels (…) Lockergesteine (…), die genügend Feinkorn aufweisen und die nach dem Einbau ausreichend dicht, erosionsfest und genügend formbar sind.” En los yacimientos hititas excavados no se documenta el uso de betún o asfalto, pero sí en Mesopotamia y Siria, cf. por ejemplo W. Boson (1932), 436; P. Neve (1971), 33-34, más bibliografía señalada. 436

Cf. 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, p. 159ss.

437

Para una visión general en Mesopotamia, Siria y Anatolia, cf. Ch. Hemker (1993), 1-127; y A. Ünal (1993), 137-138, circunscrito a Anatolia. Para el campo semántico hitita referente a conducciones cf. p. 125, n. 430. 438

A. Hüser (2007), 187, Abb. 79. Este tipo de conducciones de ensamblaje en cerámica se documenta profusamente en prácticamente todos los asentamientos hititas desde época Antiguo Hitita. Algunos ejemplos paradigmáticos de #attu$a en: P. Neve (1982), Taf. 20b, 23a. En Yazılıkaya, en el ángulo sur de la habitación 20 del Edificio II, se ha hallado un único ejemplar de objeto en terracota, plano, rectangular, con los lados cortos en vertical (similar a las tejas romanas) que se encontraba bajo una canalización en terracota, interpretada así por R. Naumann (Yaz2), 119: “Die Platte läßt sich am ehesten als verworfener Zubehörteil der Wasseranlagen erkennen.”, cf. también Ibídem, Abb. 110; e Ídem. (Yaz), 39, Abb. 12a. 439

Como parece ser el caso en la ‘Quellgrotte’, cf. P. Neve (1969/70), Abb. 5-6. Cf. p. 125, n. 430; L. J. Booher (1974), 50-51. En algunas abadías cistercienses parecen documentarse canalones realizados también en madera, cf. M. Edgeworth (2011), 21. 440

J. Seeher (2011), 97: “Die Hethitern waren in Anatolia die ersten, die unterirdische Wasserleitungen verlegten.” Algunos ejemplos claros de conducciones bajo tierra se hallan en Alaca Höyük, cf. H. Z. Ko'ay (1966), Lev. 94; y #attu$a, cf. W. Schirmer (1969b), 24, y n. 62, 26, Taf. 10b, 11a, b, Bei. 8-10 –de al menos dos períodos diferentes pero con la misma técnica constructiva–. 441

Parece que en Alaca Höyük se documenta una “herrería” provista de conducciones de agua, lo que documenta el uso productivo del agua dulce más allá del ámbito agropecuario, cf. B. Yildirim y M.-H. Gates (2007), 297.

4. Corpus del material arqueológico

127

daños, como canales de descarga mayores (Fig. 86), fosas442 (Fig. 87), corrientes naturales de agua443 o simplemente extramuros444. Las segundas, de distribución, se dividen principalmente entre canalizaciones de transporte –que comunican el lugar de acopio con la red general–, la canalización principal –la arteria principal de la red en la zona de distribución–, de distribución y finales, que comunican las anteriores con el punto final de uso del agua. Para conducir el agua se usaba la pendiente natural –gravitación–445 ya que el uso de sifones, invertidos o no, para aumentar o mantener la presión, así como para conducir el agua salvando un desnivel, no está inequívocamente atestiguado446. Las canalizaciones de los asentamientos, tanto de transporte como de evacuación, se distribuyen por el mismo formando redes, las cuales se dividen principalmente en dos tipos, ramificadas y circulares. Las ramificadas son las más fáciles de construir447 y presentan una gran adaptabilidad a un crecimiento urbanístico no proyectado pero tienen la desventaja de que al producirse una rotura en algún conducto, los siguientes al dañado quedan inutilizados, además de que el agua estancada en aquellos finales se descompone y corre el peligro de dañar los tubos si se produce una helada. Las redes circulares se caracterizan por la forma anular en la disposición de las canalizaciones principales y tienen la ventaja de que el agua no se estanca si uno de los ramales se daña. De acuerdo a la información arqueológica disponible para el período hitita, la red de los asentamientos es ramificada, pero solo se han documentado claramente los últimos tramos en Alaca Höyük448 (Fig. 87). En el resto de asentamientos se documenta solo una de las diversificaciones, o bien la primera, es decir del pequeño albañal a una fosa o un canal mayor, cuya desembocadura se desconoce449; o bien la última, desde una construcción al exterior.

442

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 125, n. 432.

443

Como, por ejemplo, en Yazılıkaya, cf. R. Naumann (Yaz2), 118-119, Bei. 2.

444

Ejemplos de descarga desde una estructura –en apariencia– directamente al exterior se hallan en #attu$a, en la hab. 39 del Templo V en la Oberstadt (cf. K. Krause (1936), 37-38, Abb. 28, 30; P. Neve (2001), 25, Taf. 48b), muy similar a aquellas halladas en Ugarit (cf. O. Callot (1994), 165-166, Fig. 276) y Qa,na (cf. H. Dohmann-Pfälzner y P. Pfälzner (2011), Bei. 1 -junto al muro oeste de la ‘Palastbrunnen’/Raum U-, más bibliografía señalada); en el Edificio D de la Büyükkale, (cf. P. Neve (1982), Taf. 26b), en la hab. 4 del ‘Südwesthalle’ también en la Büyükkale (cf. P. Neve (1982), Abb. 65a, Taf. 67c) y en la Büyükkaya bajo la Puerta 1, cf. J. Seeher (1998), 227; en Alaca Höyük, a través de la Puerta de las Esfinges, cf. H. M. Ko'ay (1951), Lev. XXIV.3-XXV, Plan II-III, VI; y en Arslantepe, bajo la puerta monumental de acceso a la ciudad, cf. A. Palmieri (1970), 203, Fig. 3; Ídem. (1974), Fig. 2; y quizá también en Ma%at Höyük, en la esquina sureste del patio (H/8), cf. T. Özguç (1982), 79, Plan 1, Fig. 4, Pl. 17.2, 18.2, 19.1. En las “Instrucciones a los Gobernadores de Provincia” (CTH-261) se habla de los albañales que circulan por la “puerta de acceso”, cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas. 445

W. Such y H. Bernhardt (1993), 818: “Liegen Gewinnung und Aufbereitung in genügender Höhe über dem Versorgungsgebiet, wie es häufig bei der Versorgung aus Quellfassungen oder Talsperren der Fall ist, erfolgt die Zuleitung in einer Gefälle- oder Gravitationsleitung.”; M. Edgeworth (2011), 83: “The principle is simple this: water flows downhill.” Para época hitita cf., entre otros, P. Neve (1992) 334; A. Ünal (1993), 125. 446

Es posible que en #attu$a se dieran sifones invertidos (cf. 4.2.1.7.- Pilas en la ‘Ostplateau’, p. 175ss.) y según la reconstrucción de A. Hüser, también en %ari$$a, aunque dada la topografía del terreno es bastante improbable ya que no habría modo de aportar presión al agua al hallarse los dos extremos del supuesto sifón a alturas considerablemente diferentes (cf. A. Hüser (2007), 57, Taf. 6, 61). Sobre sifones invertidos, cf. L. J. Booher (1974), 51-52, Fig. 51. La canalización de presión más antigua documentada pertenece a parte del sistema de una fuente urbana ornamental, procede de Zincirli y está datada en el primer tercio del I mil. a. C., cf. R. Naumann (1971), 192-193, Fig. 216. Cf. también, R. J. Forbes (1964), I, 164-165; M. Edgeworth (2011), 83: “water can flow uphill under pressure”. Un ejemplo arqueológico diáfano del uso de la pendiente para el transporte de agua (gravitación) en: H. Z. Ko'ay (1966), Lev. 94. 447

W. Such y H. Bernhardt (1993), 823: “sollte nur dort angewendet werden (…) bei kleinen Versorgungsgebieten.”

448

Cf. H. Z. Ko'ay (1951), 113: “Tous ces canaux débouchent à un canal principal se trouvant à l’extérieur de la cour, et allant aussi vers la Port de Sphinx oú il rejoint un grand canal”, Plan VI; Ídem. (1966), Lev. 94, 95; A. Ünal (1993), 138. 449

Se documentan con seguridad tramos de redes de albañales, aunque no su red completa, al menos en Yazılıkaya desde la Cámara C hasta el edificio adosado al frente sur del complejo atravesando el corredor que une las cámaras A con B y C. Cf. K. Bittel (1975), Bei. 2; 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 177ss.

128

El agua dulce en la cultura hitita

Debe tenerse en cuenta que las redes de distribución y descarga de agua pueden cruzar o coincidir con las vías de comunicación, y en ese caso, o se aprovecha esta misma vía, como en el caso de un puente o similar450; o se entierra el conducto prestando atención a que el terreno en el que descansa no ceda. 4.1.4.3.- Fuentes Las fuentes aprovechan un acuífero natural, manantiales o pozos artesianos naturales451, de los que se hace manar el agua a través de conducciones artificiales. Se componen básicamente de una o varias canalizaciones perpendiculares a la dirección del caudal del acuífero. En la actualidad se dispone un drenaje de French452 en la parte posterior de la estructura alrededor del punto del que parten las canalizaciones de salida. Constan también de una pila en la que se recoge el agua saliente, y de la que parte un pequeño canal que sirve de desagüe (Figs. 88 y 88.1). En su construcción debe prestarse especial cuidado a no dañar el sustrato natural, así como a la protección del punto de toma de agua contra las filtraciones de superficie rellenando la zanja de construcción con materiales impermeables e impidiendo la capilaridad hacia la superficie, o construyendo un drenaje que permita la evacuación de las filtraciones impidiendo que este agua se mezcle con la del acuífero453 (Figs. 88.1, 124). En época hitita se documentan como fuentes monumentalizadas la ‘Quellgrotte’ en #attu$a, y Eflatun Pınar y Yalburt extramuros. También en Oymaa&aç/Nerik se documenta un acceso a un acuífero de estructura idéntica a la ‘Quellgrotte’ con una falsa bóveda cubriendo un corredor en escalera, aunque las excavaciones han debido paralizarse por el peligro de derrumbe454. En los alrededores de la estela de Fasillar se documenta actualmente un acceso a un acuífero a través de unas escaleras, que bien podría entrar en esta categoría de “fuentes” por su paralelismo estructural con la denominada ‘Quellgrotte’ de Bo)azköy pero que se trata más exactamente de un “enclosed spring”455 (Fig. 18).

450

Para esta posibilidad, aunque discutible, cf. A. Hüser (2007), Taf. 6; y en estas páginas 4.3.2.2.- Embalses Noroeste, Suroeste y Sureste, Ku'aklı/%ari$$a, p. 213ss. 451

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 125, n. 434.

452

Este drenaje, que recibe el nombre del hombre que lo popularizó, H. French (1813-1885), es básicamente una zanja rellena con grava, generalmente de grano más fino hacia la superficie y más grueso hacia el fondo, que puede contar también en su interior con uno o más conductos permeables en pendiente a través de los cuales se canaliza el agua filtrada desde la superficie. Su función es la de impedir el encharcamiento o inundación de una superficie siendo de especial interés en la protección de los cimientos. Cf. W. Such y H. Bernhardt (1993), 776. 453

Este tipo de drenaje así como el canal de desagüe se han documentado perfectamente en Smyrna, en una fuente subterránea muy similar a la ‘Quellgrotte’, cf. R. V. Nicholls (1958/1959), 61 y Figs. 10, 13. 454

En los sectores (77-78/85-86), cf. J. Eerbeek (2011), Abb. 38-39 y Abb. 6, 7 y 28, así como http://www.nerik.de/artikel/ artikel.php?artikelid=148&abschnitt=961; http://www.nerik.de/artikel/artikel.php?artikelid=141; http://www.nerik.de/ ausgrabung/loci/areal.php?areal=7886; y la imagen en: R. Schleithoff (2012), 60. 455

R. J. Forbes (1964), I, 150; y monumentalizada, “Stufenbrunne”, cf. F. Glaser (1987), 105. También en Arslantepe/ Malatya se encuentra una estructura subterránea de características similares (‘Galleria’) cuya excavación no ha sido aún completada por el riesgo de derrumbe y que posee la particularidad de conservar pozos de ventilación, cf. P. E. Pecorella (1975), 6-8, Tav. V-VIII:1, Fig. B-C, M-N, Sezione O. Esta estructura de Arslantepe comparte con la poterna de Alaca Höyük su desarrollo en codo, cf. H. Z. Ko'ay (1966), 124-125, Lev. 1, 89, 147. Estructuras similares de acceso a acuíferos se documentan en muchas otras regiones del planeta en períodos históricos diversos, para una panorámica de las mismas, cf. http://www.mappeonline.com/unesco/atlas/data/photographical%20inventory/A13photograph.htm. Cf. también 4.2.1.2.‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, p. 159, n. 697.

4. Corpus del material arqueológico

129

4.1.4.4.- Depósitos: cisternas y estanques Los depósitos están proyectados para contrarrestar la diferencia entre la demanda de agua y la captación de la misma sirviendo de reserva especialmente en épocas de sequía, y en el caso de aquellos situados en altura, para aportar presión al caudal. Almacenan agua ya usada o bien de boca o para fines productivos procedente de fuentes o de superficies inundadas. Según su ubicación se dividen en depósitos de superficie, subterráneos y aéreos o torres de agua456. En época hitita se documenta solo el primer tipo. Los depósitos de superficie, estanques y cisternas al aire libre, se dividen a su vez entre aquéllos que se localizan en puntos naturales por encima del nivel de la red de distribución para aportar presión al caudal457 y por debajo de este mismo nivel. Pueden localizarse en medio de uno de los conductos de la red o al inicio de la misma pero estos últimos necesitan canalizaciones de grandes diámetros para conectar con la red principal y si se dañan paralizan los siguientes tramos de distribución. Puesto que son una reserva deben tener capacidad para el volumen de agua equivalente al utilizado por un asentamiento en el tiempo que se estime deben cubrir esta necesidad. No deben ser de grandes dimensiones y es preferible construirlos por parejas para compensar las pérdidas en caso de rotura458 y para asegurar el suministro mientras uno de ellos no esté operativo (por saneamiento, rotura, etc.). Su componente principal es el contenedor de agua cuya forma base es rectangular, aunque para grandes depósitos se usa también la circular, y dependiendo del tamaño y la función específica, también son proyectadas otras formas geométricas. Pueden ser estructuras sobre el terreno o excavadas en él pero para el período hitita se documentan solo las segundas, generalmente en zonas donde la composición del terreno es más o menos impermeable (roca, margas o arcillas) (Fig. 89). Si el depósito se asienta en cualquier otro sustrato que no sea roca, es aconsejable que las paredes sean recubiertas con una pantalla de piedras que afianze los flancos impidiendo el deslizamiento de los mismos y evite las filtraciones, como en el caso de los diques (Fig. 90). Deben ser impermeables para evitar la contaminación del agua por filtraciones del exterior e impedir las pérdidas hacia el exterior, para lo cual se usa en la mayoría de los casos un revoco, generalmente arcilla, que sella las junturas entre las piedras de la pantalla e impide el crecimiento de algas459. Si el depósito está excavado en la roca se prescinde de la pantalla pero no del revoco. Parece que algunos depósitos excavados en terrenos no rocosos no presentan ni pantalla ni revoco en su fondo, como los estanques del Conjunto de la Südburg o las cisternas de la ‘Oberstadt’. En el caso de que pantalla y revoco no se hayan perdido, podría explicarse su ausencia como un aprovechamiento de las filtraciones de agua subterránea mediante percolación460, como innecesarios debido a que el terreno está compuesto de margas, bastante estables si las cisternas no se

456

Para un visión más detallada, cf. W. Such y H. Bernhardt (1993), 818-821.

457

W. Such y H. Bernhardt (1993), 809: “Hochbehälter sind möglichst zentral und im Schwerpunkt des Versorgungsgebietes anzuordnen. (…) Eine zentrale Lage ist jedoch nur bei geeigneten natürlichen Hochpunkten oder bei Einrichtung von Wassertürmen möglich.” 458

W. Such y H. Bernhardt (1993), 812: “Wasserbehälter dürfen (…) nicht zu groß ausgelegt werden, damit die Wasserbeschafenheit, besonders in den ersten Jahren des Betriebes und an verbrauchsschwangen Tagen, nicht infolge unzureichenden Austausches des Wassers beeinträchtigt wird.” 459

W. Such y H. Bernhardt (1993), 817: “Aus wartungstechnischen und hygienischen Gründen müssen die (…) Innenflächen glatt und porenfrei sein.” Cf. 4.1.4.6.- Potabilidad, p. 136ss. Sobre arcillas usadas como impermeabilizante, cf. p. 134, n. 494. 460

Cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss., 4.2.1.5.- Cisternas y estanques en la ‘Oberstadt’, #attu$a, p. 168ss., y p. 172, n. 785.

130

El agua dulce en la cultura hitita

vaciaban y llenaban frecuentemente, o por ambas cosas. La profundidad es proporcional a la superficie aunque lo normal es que se halle entre los 2 y los 8 m. Para proteger la estructura de los efectos de la desviación térmica la regla general es cubrir la obra, lo cual impide también la aparición de algas porque obstruye el paso de los rayos solares; sin embargo, dependiendo de las dimensiones del depósito esto no es siempre posible461. Se documentan cisternas y estanques hasta la fecha solo en #attu$a y %ari$$a. En #attu$a se cuentan hasta 15 ejemplares: una cisterna en Sarıkkale462, dos en la Büyükkale463, cinco más en “El Barrio de los Templos”464 y una última en Yenicekale465; dos estanques se ubican en ‘El Barrio de los Templos’ y dos más en el denominado ‘Complejo de la Südburg’466, otro en la Büyükkale467 y uno más en la Unterstadt468. La prospección geomagnética realizada en 2007 en torno a Yazılıkaya parece indicar dos depósitos más469, y parecen también pertenecer a algún tipo de estructura hidráulica los restos hallados por W. Schirmer al norte de la desviación de la actual carretera que une Bo&azköy con Yazılıkaya470. En %ari$$a se documenta un estanque más o menos triangular al noreste del asentamiento, en las inmediaciones del caravasar471. A pesar de que no puedan ser consideradas funcionalmente como depósitos ya que no constituyen reservas de agua propiamente dichas, se incluyen aquí las pilas a modo de apéndice por tratarse de contenedores de agua. Estas instalaciones, de forma cuadrangular o rectangular, se encuentran en muchos de los asentamientos hititas excavados. Merecen una mención especial debido a su decoración, las dos halladas fuera de contexto en los alrededores de Derbent y Dokuz, ambas decoradas con cabezas de toro472. Con respecto al ‘Löwenbecken’ frente al Templo 1 de #attu$a, con cabezas de león en sus ángulos, cabe también la posibilidad de que se trate de un enorme pedestal vista la ausencia de orificios de salida para el agua473.

461

Solo en la cisterna de Sarıkkale se documentan los restos de una cubierta, una cúpula de hiladas, cf. O. Puchstein (1912), Taf. 5, 18: “(…) vielleicht mit einer jetzt eingestürzten Kragkuppel überdeckt.”; R. Naumann (1971), 195; Ídem. (1983), 387, Abb. 5. Cubrir los depósitos de agua es indispensable para garantizar la potabilidad de la misma; a este respecto cf. 4.1.4.6.Potabilidad, p. 136ss. 462

O. Puchstein (1912), 18, Taf. 5 (Nótese que en esta primera publicación la forma documentada de esta cisterna era circular); K. Bittel y R. Naumann (1952), 52, 111-112, Taf. 49a; R. Naumann (1983), 387-388, Abb. 1-2, 5, Taf. 80:3; M. C. Trémouille (1998), 189, y n. 33. 463

P. Neve (1982), 91, Abb. 37a-d, Taf. 51a, Bei. 36; M. C. Trémouille (1998), 189 y n. 34; contra J. Seeher (2006b), 126; Ídem. (2010b), 75, n. 13. Cf. también H. Th. Bossert (1944), 194. 464

Cf. 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’, p. 170ss.

465

P. Neve (2001), 95ss.

466

Cf. 4.2.1.5.- Cisternas y estanques en la ‘Oberstadt’, #attu$a, p. 168ss. y 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss. 467

Cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss.

468

J. Seeher (2010b); A. Schachner (2012b), 104-107, Abb. 30-31.

469

A. Schachner (2008), 142-143, Abb. 46.

470

Bo&azköy IV, 66, Abb. 19, Taf. 32: b,c; Bei. 15; K. Bittel (1989), 38.

471

A. Hüser (2007), 115-119, Abb. 49-50, Taf. 6-7, más bibliografía señalada.

472

P. Neve (1988), para el ejemplar de Derbent; H. G. Güterbock (1969/70), 93-95, Taf. 13-14, para aquel de Dokuz.

473

K. Bittel (1974), esp. 66, Pl. XIV-XIX; J. Seeher (2006b), 18-19, Fig. 18a-b.

4. Corpus del material arqueológico

131 4.1.4.5.- Presas

Existen ciertas caraterísticas comunes a los embalses, tanto en el presente como en la Antigüedad474, como son su ubicación en un terreno cóncavo, no excesivamente permeable, erosionable ni asentado sobre o cerca de una falla475; un dique o presa para retener el agua, y ciertas propiedades que estos diques deben poseer para ser eficientes. No existe, de acuerdo con las categorías de la ingeniería actual, un único tipo de dique, sino varios que se adaptan, también combinándose entre sí, a su función principal, a las particularidades del terreno –geología, morfología, topografía e hidrología– y al material de construcción476. Teniendo en cuenta que los materiales constructivos disponibles en el II milenio a. C. eran diferentes tipos de piedras y tierras –arena, arcilla, limo y barro–, las categorías modernas se reducen a las siguientes: en cuanto a su finalidad, pueden ser presas filtrantes (o diques de retención), derivación o presas de almacenamiento; en cuanto a su estructura, presas de gravedad o de arco; y en cuanto al material constructivo, solo de materiales sueltos. Las presas filtrantes o diques de retención acumulan los materiales que arrastra un caudal. No están proyectadas para servir de reserva de agua, sino para evitar que los sedimentos arrastrados por la corriente se depositen en el embalse inmediatamente siguiente. Las presas de derivación elevan el nivel de un determinado caudal pudiendo desviarlo hacia otra

474

Contra G. Garbrecht (1986), 52: “Bei der Wertung der (…) Talsperrrenbauten aus der Frühzeit der Menschheitgeschichte muß immer wieder bedacht werden, daß es zu dieser Zeit wissenschaftlichtechnische Grundlagen für die Bemessung von Bauten im und am Wasser nicht gab. Es waren Einfahrung, handwerkliche Fähigkeiten und vor allem das unverbildete Vermögen, physikalische Phänomene an großen Wasserspeichern und an Fließgerinnen intuitiv zu erfassen, die die Basis für die Planung, den Entwurf, die Errichtung und den Betrieb von hydrotechnischen Anlagen bildeten.” (Subrayado de la autora) Es poco postulable que las estructuras de acopio de agua que se presentan en estas páginas, así como otras de su clase que no encuentran cabida en este trabajo, hayan sido proyectadas y construidas en base a presupuestos intuitivos, aunque es posible que la metodología seguida fuera principalmente la de “ensayo-error”. Así lo entienden también C. Hemker (1993), X: Die (…) altorientalischen Be- und Entwässerungsanlagen in Siedlungen aus dem mesopotamisch-syrisch-anatolischen Raum zeugen von der hervorragenden Leistung der frühgeschichtlichen Ingenieure und Kanalbauer, die (…) die Entsorgungsprobleme auch großer Städte gelöst haben. (…) Wichtige hydraulischen Grundprinzipien [sind] (…): Größe und Formabhängigkeit des Strömungswiderstandes, (…) die Abhängigkeit der Fließrichtung von der Gefällerichtung (…), die Zusammenhang zwischen Gefälle und Abflußgeschwindigkeit (…). Das Bestehen des Wasserdrucks als Funktion der Höhe, (…) der Zusammenhang zwischen der Druckhöhe des Wassers und dem zugehörigen Öffnungsausfluß.”; Ch. Kutzner (1997), 1: “Nowadays no engineer would like to follow exclusively the methods of ‘trial and error’ and ‘learning by doing’. … The best way of developing a structure which is safe and functional over its life, will be found between the two extremes ‘trial and error’ and ‘computation only’. This way has its individual character for each project, depending on the complexity of the construction materials and on the special conditions of the location.“; D. C. Jackson (1997), XV: “The technology of water control appears so simple, so basic, that it can easily fade from a society’s collective consciousness. (…) For thousands of years, human societies have used technology to alter riverflow and store water (…) and the technology of water control has evolved in myriad ways.”; A. M. Bagg (2000), 15-17: “Die Grundprinzipien der Hydraulik waren schon früh in Mesopotamia bekannt.”, y n. 63; J. Seeher (2006), 20: “Diese Abdichtung der Ostteiche war sicher (…) Ergebnis einer langen Erfahrung im Wasserbau”; Ídem. (2006b), 96: “Hittite engineers”; A. Hüser (2007), 65: “hethitischen „Dammspezialisten“”, Ibídem, 110: “Bei dem Südwest-Damm wurde bereits auf die topographische und geologische Gunstsituation hingewiesen. Gleiches gilt auch für den Nordwesten-Damm.”; A. Schachner y H. Wittenberg (2012b), 249. Cf. 5.3.2.- Río, p. 296ss. 475

Ch. Kutzner (1997), 9: “A remarkable number of failures was caused by insufficient investigations and by misinterpretation of geological and hydrological conditions. (…) This applies also to projects in karstic areas which failed to function for long time or even permanently.” Esta salvedad debe ser tenida en cuenta en todas las obras hidráulicas hititas puesto que la composición de la mayor parte del terreno en Anatolia es kárstica. 476

Sobre los diferentes tipos de presas y sus componentes, cf., H. Morris y J. M. Wiggert (1972), 224-229; M. Schmidt (1993), esp. 635-641; P. Novak et al. (2001), 1-288, más bibliografía señalada. Sobre diferentes ejemplos a lo largo de la Historia, cf., G. Garbrecht (1991); N. J. Schnitter (1994); y D. C. Jackson (1997), más bibliografía señalada. Sobre el tipo específico que se tratará en estas páginas, cf., Ch. Kutzner (1997), más bibliografía señalada. Sobre ejemplos en el mundo hitita, cf., A. Hüser (2007), más bibliografía señalada; y en estas páginas los apartados 4.1.5.1.- Karaküyü, p. 137ss., 4.1.5.2.Köylütolu Yayla, p. 142ss., 4.1.5.3.- Gölpınar, p. 146ss., y 4.3.2.2.- Embalses Noroeste, Suroeste y Sureste, Ku'aklı/%ari$$a, p. 213ss.

132

El agua dulce en la cultura hitita

cuenca u otra estructura hidráulica como una canalización, un canal, una acequia, etc. Son también el paso previo477 a la construcción de una presa de almacenamiento. Las presas de almacenamiento retienen el agua de un cauce con vistas a su uso posterior, productivo o de boca. Este es el tipo de presa que ocupará la atención en estas páginas puesto que es, hasta la fecha, el que ha sido documentado inequívocamente (Dib. 1). Dentro de esta tipología se distingue en base a su estructura entre presas de gravedad y presas de cúpula (Dib. 2). Las primeras están proyectadas para que su propio peso y su forma sean los que soporten el empuje del agua transmitiéndolo hacia la base, donde este empuje es mayor. Presentan en sección la forma de un trapecio isósceles mientras en planta son rectangulares u ovales478. Son el tipo de presas con mayor durabilidad y que menores labores de mantenimiento requieren. Las segundas, de cúpula (Dib. 2C), soportan el empuje del agua gracias a su estructura transmitiéndolo hacia los laterales. Presentan en planta una forma curva, siendo su lado convexo el talud de aguas arriba. Puesto que transmiten el peso hacia los márgenes éstos deben estar construidos de forma homogénea y con materiales resistentes, y la presa debe situarse en un cañón para que las paredes naturales constituyan la prolongación del dique en esta transmisión de fuerzas. Aunque en época hitita se documentan algunos ejemplos de presas que presentan en planta esta forma, no pertenecen con propiedad a esta tipología ya que presentan la forma de un arco pero no funcionan como tal, son las presas de arcogravedad479 (Dib. 2B-C). Por tanto, de estos dos tipos, el documentado durante el período hitita es el de gravedad, ya que conforma tanto las presas de decantación como de almacenamiento, no requiere un terreno con particulares características480 y estructuralmente es el menos complejo, basándose en la resistencia que el propio peso del dique y su forma presentan contra el empuje del agua. Para el período hitita se documentan presas asociadas a núcleos de población solo en %ari$$a y Alaca Höyük (Gölpınar), mientras que aparentemente alejadas de asentamientos están las de Karaküyü y Köylütolu Yayla, y una más descubierta recientemente en las cercanías de Çakır, al suroeste de la actual Çorum y al noreste de Alaca Höyük481. Dentro de las presas de materiales sueltos, clasificables estructuralemente como de gravedad y funcionalmente como de desviación y almacenamiento, se distingue482 entre relleno de tierra, relleno de piedras, con núcleo, y con pantalla. (Dib. 3) Puesto que están construidas con arcillas, limos, arenas, gravas y rocas, materiales presentes en el entorno en el que se levanta el dique, son las más eficientes atendiendo a los costes del material, su traslado y su construcción. Las presas de relleno de tierra están compuestas en más de un 50% por tierras fuertemente compactadas; las de relleno de piedras, por material pétreo de grano medio/grueso; en ambos tipos el

477

Para canales de derivación cf., p. 135, n. 496.

478

D.C. Jackson (1997), XXIV: “(Gravity dams) depend upon their shape -and not simply their mass- for stability in resisting hydrostatic pressure. In essence, the amount of material in a structural dam is not as important as developing a design that utilizes the strength (as opposed to the weight) of the material used to build the dam”. 479

D.C. Jackson (1997), XXIV: “Gravity dams and arch dams depend upon different structural principles for their basic stability, but confusion can arise when a structure contains enough material to function as a gravity dam but is built along a curved axis. In a curved gravity dam the dimensions of the profile are large enough to function as a gravity structure.” 480

Ch. Kutzner (1997), 10: “Embankment dams do not demand special conditions of abutment stability or of valley size as, in contrast, arch dams do.” 481

Para aquellas de %ari$$a, cf. 4.3.2.2.- Embalses Noroeste, Suroeste y Sureste, Ku'aklı/%ari$$a, p. 213ss.; para Karaküyü, cf. 4.1.5.1.- Karaküyü, p. 137; para Köylütolu, cf. 4.1.5.2.- Köylütolu Yayla, p. 142ss.; para Gölpınar, cf. 4.1.5.3.- Gölpınar, p. 146ss.; para aquella de Çakır, cf. Ö. Ipek y R. Ibi' (2013). 482

Ch. Kutzner (1997), 83-88; P. Novak et al. (2001), 11-14; A. Schoklitsch (1962), 483 ápud. A. Hüser (2007), 30.

4. Corpus del material arqueológico

133

dique no presenta otros componentes, de ahí que se denominen también homogéneos483 (Dib. 3A). Las terceras, con núcleo (Dib. 3D-F), tienen en su interior un cuerpo central realizado con un material de propiedades hidrófugas –para el período hitita, arcilla– que suele cimentarse por debajo del nivel de la superficie del terreno sobre el que se asienta el dique y cuya función es impedir las filtraciones desde el talud de aguas arriba y aumentar la estabilidad de la obra. Este núcleo puede ser perpendicular al eje de la presa (Dib. 3D,F) o inclinado, en general en paralelo al talud de aguas arriba (Dib. 3E). El cuarto tipo, con pantalla (Dib. 3C), incluye una cubierta en el talud de aguas arriba realizada con piedra que profundiza en el cuerpo de la presa para protegerla de las filtraciones. Los tipos pueden combinarse entre sí, de tal modo que puede darse un dique no-homogéneo (Dib. 3F), es decir, de relleno de piedras y tierra; de relleno de piedras con pantalla, con núcleo central y pantalla, etc. Aunque todos ellos deberían ser impermeables, se filtra siempre una cierta cantidad de agua, es el nivel de filtración de tolerancia cuyo máximo marca el límite de filtración que puede resistir la presa484. Al mismo tiempo, los diques suelen contar con algún sistema de evacuación para controlar el volumen de agua embalsada con vistas a garantizar la seguridad y la estabilidad de la obra, así como la seguridad del entorno protegiéndolo de un sobrevertido485. Estos sistemas de evacuación se dividen principalmente en dos: aliviaderos o vertederos y compuertas, constituyendo en ambos casos uno de los puntos estructurales más débiles de un dique de materiales sueltos. Pueden darse aliviaderos con compuertas, aunque en las obras hidráulicas hititas no estén inequívocamente documentados486. En general debe evitarse el paso del agua por encima de la corona de la presa, especialmente en aquellas de materiales sueltos –más en aquéllas sin pantalla en el talud de aguas abajo– con el fin de evitar filtraciones al cuerpo del dique y la erosión del agua487. Las compuertas pueden ser abiertas y cerradas en cualquier momento para permitir el desalojo controlado del agua de modo que el nivel de la misma se mantenga, descienda o alcance un punto determinado. Para el período hitita se documentan solo aquéllas realizadas en madera y encajadas en una suerte de carriles por los que se desplazan verticalmente. No se ha hallado ningún ejemplar pero sí la estructura en la que se asentaban aunque no se trata de un dique sino de la canalización de una fuente monumental488. En las presas de materiales sueltos las compuertas deben ubicarse aguas arriba, 483

M. Schmidt (1993), 637: “Ist das Dichtungsmaterial in ausreichendem Umfang vorhanden, so kann der ganze Damm mit Ausnahme der Böschungsschutzzonen aus ihm hergestellt werden (homogener Damm).” 484

H. M. Morris y J. M. Wiggert (1972), 240ss; Ch. Kutzner (1997), 101: “Water seeps through each dam. It is one of the tasks of design and construction to make the structure functional in the sense that the water is tolerable and small.” 485

H. M. Morris y J. M. Wiggert (1972), 254-275; N. J. Schnitter (1994), 214-227; P. Novak et al. (2001), 19-20, 63 sub (b), esp. 66 sub (e): “It is potentially dangerous to construct an outlet culvert on a compressive foundation within the fill itself owing to the effects of differential deformations and possible cracking”, y 176-182, 191-198. El uso de la cursiva en “suelen” refiere por una parte a que la presencia de este tipo de estructuras de control de volumen no responde a necesidades estructurales, y por otra a que hasta el momento se carece de pruebas arqueológicas conclusivas en este sentido en los ejemplos hititas. 486

Cf., 4.3.2.2.- Embalses Noroeste, Suroeste y Sureste, Ku'aklı/%ari$$a, p. 213ss. En uno de los relieves (British Museum, ANE 124939) del Palacio Norte de Nínive aparece representada una presa de gravedad-mampostería a través de cuya base y por su extremo izquierdo fluye el agua, cf. W. Nagel (1967), Taf. 12; A. Bagg (2000), Taf. 56; J. Borchhardt y E. Bleibtreu (2011), Taf. 7, 1-2. Los elementos en forma de arco apuntado adosados al dique parecen representar una suerte de contrafuertes más que compuertas ya que los tres descansan a la misma altura, pero solo a través de uno de ellos se produce el paso del agua, es de suponer que debido a que acoge en su interior una canalización, contra J. Borchhardt y E. Bleibtreu (2011), 494. 487

J. Schnitter (1994), 215: “The simplest way to dispose of excess flood waters was to let them flow over the crest of the dam, provided it was built of masonry or concrete and not too high. At embankment dams the danger of rapid erosion by the overflowing water usually precluded such a solution.” 488

Concretamente en Eflatun Pınar, cf. 4.1.1.1.- Eflatun Pınar, Aslanta' y Fasillar, p. 65ss. Sobre el posible término hitita para “compuerta”, cf. 4.1.5.1.- Karaküyü, p. 67, n. 19.

134

El agua dulce en la cultura hitita

en el punto de la toma de agua. La posibilidad de que se localicen, como se ha propuesto para Karaküyü, en el talud de aguas abajo como parte de una o más canalizaciones contenidas en una suerte de túnel que atravesara el dique comunicando el embalse con el exterior, no se documenta durante el período hitita489. Los aliviaderos permiten el desembalse de agua a partir de un punto determinado –que se denomina nivel máximo normal– asegurando la estabilidad de la obra, y se sitúan o bien en uno de los laterales del dique o bien encima de él. En las presas de materiales sueltos se ubican siempre fuera del cuerpo del dique en uno de sus extremos, generalmente aprovechando un desnivel del terreno. Son canales abiertos que deben estar construidos en materiales resistentes como la piedra ya que se encuentran sometidos a una fuerte erosión producto de una velocidad del agua no-uniforme y de la formación de corrientes de convección en el punto en que se unen con el embalse. Los sistemas de impermeabilización dependen del tipo de dique490. El agua que inevitablemente se filtra a través de la obra describe una parábola cuyo punto final de salida se localiza a una altura determinada en el talud de aguas abajo dependiendo de los subtipos antes mencionados491, la línea de filtración (Dib. 1), que debe tender siempre a finalizar en el drenaje o en el terreno original para evitar la perforación del dique492. En general la mayor parte de los tipos de presas, tanto presentes como en el período hitita, tienen una pantalla en el talud aguas arriba, al menos en su parte superior para proteger la obra de la erosión producida por las olas493. Esta pantalla (Dibs. 1, 3C) protege el cuerpo del dique contra las filtraciones y los efectos de los cambios de temperatura (heladas y/o períodos de calor o sequedad ambiental) que, al provocar contracciones y expansiones en los materiales, resquebrajan la estructura. Esta pantalla está realizada con piedras de tamaños diversos, trabajadas o no, a la que puede añadirse una capa de arcilla para mejorar la impermeabilidad y sellar los espacios de la estructura494. En el

489

A. Hüser (2009), 170: “Regelrechte Grundablässe, wie bei heutigen Stauwerken üblich, sind uns bislang aus dem hethitischen Wasserbau nicht überliefert.”; A. Schachner y H. Wittenberg (2012b), 246-249. 490

M. Schmidt (1993), 628: “In der Mehrzahl der Fälle besteht bei Staudämmen der Stützkörper und das Wasserdichtungselement aus getrennten Zonen.”, Ibídem, 635: “Nach der Art der verwendeten Dichtungsmaterialen unterscheidet man Dämme mit natürlicher Dichtung und Dämme mit kunstlicher Dichtung. Im ersten Fall wird der örtlich anstehende Lehm oder Ton oder örtlich anstehender verwitterter fels verwendet”. 491

M. Schmidt (1993), 636: “Staudämme sind stets so zu gestalten, daß mögliche Sickerlinien innerhalb des Dammes bleiben und nicht an der luftseitigen Böschung austreten (…) bei homogenen Dämmen aus natürlichem Dichtungsmaterial (…) sind (…) Dränungen am Dammfuß, (…) Flächendrainagen im luftseitigen Teil (…), Flächendränungen mit aufgehendem Teil”. 492

H. M. Morris y J. M. Wiggert (1972), 240ss., Figs. 6:8, 6:9, 6:10; 242: “In the case of seepage through an earth dam, the boundary flow lines are the contact line with the impervious rock stratum at the base or below the base and the topmost seepage line, or phreatic line, corresponding to the water table in groundwater flow.” 493

M. Schmidt (1993), 635: “Die wasserseitige Böschung muß -zumindest im oberen, im Schwankungsbereich des Wasserspiegels liegenden Streifen- einen Schutz gegen Wellenschlag haben.” 494

Sobre el uso de los diferentes tipos de arcilla usada como impermeabilizante, cf. J. Seeher (2001), 348, para arcilla amarilla; P. Neve (1991), 343, Ídem. (1995), Abb. 13; J. Seeher (1997), 331; Ídem. (2006), 19, para arcilla roja-marrón; K. Bittel (1955), 9; P. Neve (1982), 128, Ídem. (1990), 285; Ídem. (1991), 338; Ídem. (1999), 118, 119; y J. Seeher (2006), 9, para arcilla azul-verde; y 4.1.5.1.- Karaküyü, p. 137ss., 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss.; 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss.; y 4.2.1.5.- Cisternas y estanques en la ‘Oberstadt’, #attu$a, p. 168ss. Se recogen aquí los diferentes tipos de arcillas tal y como aparecen mencionados en la bibliografía arqueológica, pero debe tenerse en cuenta que la descripción de las mismas en base a su coloración no es un criterio petrológico que aporte, más allá de ciertas generalidades, ningún dato fiable sobre su composición, ni por tanto sobre su mayor o menor permeabilidad y por ello tampoco sobre su adecuación a determinados usos y su eficacia. (Conversación personal del 15-11-11 con A. Aparicio, Investigador Científico del Instituto de Geociencias, Dpto. Dinámica Terrestre, CSIC-UCM). Sobre margas con propiedades impermeables sobre las que se asientan, excavadas o no, estructuras para contener agua, cf: J. Seeher (1997), 333; Ídem. (2001), 343, 348; A. Hüser (2009), 168; y 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss.; 4.2.1.5.- Cisternas y estanques en la ‘Oberstadt’, #attu$a, p. 168ss.

4. Corpus del material arqueológico

135

talud de aguas abajo debe evitarse el crecimiento de plantas ya que sus raíces afectarían a la estabilidad del dique, de modo que también pueden darse diques con una pantalla pétrea en este lado. En ocasiones la presa puede constar también de un sistema de drenaje en el talud de aguas abajo que en las obras hidráulicas de la Antigüedad suele ser un pequeño muro de guarda, un cuerpo trapezoidal realizado en piedra con o sin aporte de arenas y colocado en la base del mismo (Dib. 1, 3B-F). La función de estos cuerpos es hacer descender la línea de filtración hasta el punto en el que se encuentran impidiendo que finalice por encima de la superficie sobre la que se asienta la presa y desviando hacia el suelo la ruta que seguiría el agua. En líneas generales, una presa de materiales sueltos se construye apilando y compactando estos mismos materiales495. Sin embargo, el desarrollo de las técnicas hidráulicas relacionadas con el embalsado de agua ha complicado esta aparente sencillez. En primer lugar debe prepararse el terreno una vez que la idoneidad del mismo ha sido establecida, comenzando por desecarlo mediante canales496 y/o diques de derivación. Las canalizaciones pueden ser utilizadas una vez completado el embalsado para regular el volumen de agua entrante o bien para canalizar parte de ella a otros destinos. Los materiales deben ser mezclados entre sí y también con agua, lo que permite una mejor compactación de los mismos al tiempo que les aporta la flexibilidad necesaria para evitar fracturas. Debe realizarse la cimentación, elevar el núcleo en caso de que lo haya, apilar y compactar los materiales con especial atención a la construcción del drenaje y, si la presa consta también de una pantalla, levantarla una vez que ambos taludes están listos. Los diques pueden ser también reformados para aumentar su altura en caso que se necesite ampliar la capacidad de embalsado, aplicándose el método más apto para cada caso. En las presas de materiales sueltos lo más sencillo es aumentar las dimensiones de la obra hacia arriba y hacia el talud de aguas abajo, manteniendo la pendiente original del talud de aguas arriba; pero la existencia de un núcleo y el tipo del mismo condicionarán el procedimiento a seguir497. Al construirse una presa, el terreno sobre el que se asienta sufre modificaciones debidas al peso de la estructura, generalmente un descenso del nivel de cota. Pero también la propia obra cambia debido al asentamiento de los materiales y de su cimentación, como consecuencia del primer embalsado y producto del desgaste por el uso498. El coeficiente de tiempo de vida estimado de una presa se denomina “durabilidad”499. En cuanto a los posibles daños derivados del asentamiento de los materiales destaca la flexión

495

D. C. Jackson (1997), XIII: “(…) the basic principle underlying the tradition is simply: accumulate as much material as possible, thus increasing the likelihood that the structure will achieve long-term stability.”; Ch. Kutzner (1997), 83: “(…) the high is limited, for practical reasons, to about 30 to 35 m. Exceptions may be two dams 70 m in hight now almost completed in India.” Cf. 4.1.5.1.- Karaküyü, p. 137ss. Sobre los pasos a seguir en la construcción de un dique, cf., Ch. Kutzner (1997), 232-295, más bibliografía señalada. Dos reconstrucciones de la erección de un dique en época hitita en: A. Hüser (2009), 166, Abb. 4 c, d. 496

A. Parker (1971), 35-36: “The pipe-conduit method is a single-stage diversion procedure widely used in the construction of earth- or rock-fill dams on small streams. (…) At the upstream end of the conduit either a permanent-gate structure is erected, so that the diversion conduit will also serve as a permanent river outlet. (…) In some cases where pipe conduits are used, instead of blocking out for the conduit, the pipe is (…) used as part of the permanent stream regulating facilities. It is one of the simplest diversion procedures.” 497

M. Schmidt (1993), 646, Bild. 14.35.

498

Ch. Kutzner (1997), 96: “The relation of the three components, namely construction settlement, post-construction settlement and foundation settlement, remains unknown since in many cases the consolidations due to dead load and due to impounding overlap each other.” Para una visión general y completa de los diferentes daños que puede sufrir un dique, cf., Ibídem, 91-103, 222-227, 286-295, más bibliografía señalada; P. Novak et al. (2001), 58-61, 82-85, 91-93. 499

Ch. Kutzner (1997), 287: “In the literature ageing processes are also dealt with under the term ‘durability’. This term includes processes in the foundation which are started or accelerated by the stored water in a reservoir. Examples are the dissolution of gypsum, the development of karst (…).” Cf. p. 131, n. 475.

136

El agua dulce en la cultura hitita

del núcleo, más difícil si éste es del tipo inclinado; el craquelado del material compactado incluyendo fisuras y la inestabilidad de los taludes (Dib. 4). Aquéllos derivados del embalsado pueden ocasionar filtraciones y un deslizamiento total o parcial de la estructura consecuencia de la presión ejercida por el agua500. Los tipos principales de fracturas son tres: perpendiculares, oblicuas y paralelas al eje mayor del dique. Las primeras (Dib. 4A) se producen por un desequilibrio en el reparto de las tensiones a las que está sometida la obra; las segundas (Dib. 4A’) debido a una superficie irregular – con diferencia de cotas– en la zona de aguas arriba que deriva en un craquelado de la presa y la tercera (Dib. 4B) es consecuencia de un asentamiento defectuoso de la obra. 4.1.4.6.- Potabilidad En cuanto al uso dado al agua recogida, solo presenta problemas el destinado a agua de boca, quizá en hit. u%atar *A LÚ-ma501, puesto que requiere unas mínimas condiciones de salubridad. Naturalmente, los sistemas actuales de potabilización en los que prevalece el uso de agentes químicos difieren con mucho de los usados durante el período hitita. Para esta época son solo posibles el hervido, la decantación y el filtrado502; y quizás también ciertos tipos de peces cuyo estado de salud da cuenta del del agua503. A pesar de ello no se excluía totalmente el riesgo de la ingesta de patógenos, como ponen de manifiesto las plagas sufridas por la población504 y las advertencias en algunos textos a la necesidad de mantener la pureza del agua505. El agua procedente de manantiales o fuentes es filtrada de manera natural, por lo que no necesita mayores tratamientos antes de ser consumida. Es presumible que el agua de los ríos, como hoy en día sucede con la de los regatos de montaña, fuera consumida directamente, pues el hecho de estar en movimiento la oxigena e impide el crecimiento de algas y microorganismos506; sin embargo, si el río arrastraba grandes cantidades de sedimentos, como es el caso del Kızılırmak, es muy probable que

500

Para un tratamiento exhaustivo del tema, cf., M. Á. Toledo Municio (1997); y http://simscience.org/cracks/index.html, con simulaciones de fracturas-tipo. 501

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 254.

502

Se documentan también objetos cerámicos con perforaciones cilíndricas interpretadas como “tapas-filtrantes” (Siebdeckel), cf. F. Fischer (1963), Taf. 116, 118, nºs 1031, 1018; A. Müller-Karpe (1988), 144-145, Taf. 48 Si.; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 31; D. P. Mielke (2006), Typ D2, 137, Taf. 74, 16-22; F. Kulako&lu y S. Kangal (2010), Kat. 30-31. También se dan recipientes con filtros incorporados desde época del k)rum, cf. F. Fischer (1963), 34, nº 309, 41, Taf. 31; F. Kulako&lu y S. Kangal, op. cit., Kat. 26, 50-55, 60, 63, 67, 71-72. De la época del k)rum se documentan coladores en cobre cf. F. Kulako&lu y S. Kangal, op. cit., Kat. 139, 309, 311; y de época hitita en cerámica, cf. K. Bittel (1938), Abb. 19b-c. El diámetro de las perforaciones de algunos de estos tipos cerámicos sugiere que fueron usadas en combinación con telas de malla fina. Cf. también R. J. Forbes (1964), I, 177-178, para una panorámica de métodos de potabilización y comprobación de la salubridad del agua en el mundo antiguo: hervido, filtrado a través de cerámica o tufa, percolación y añadido de sal o hierbas. 503

Cf. M. Kattner (2007), 155: “(…) traditionally, a fresh water fish, the fen miru mas, the ‘fish indicating tasty water’, is kept in each pond. As long as the fish do well, people know that they do not have to be concerned about the quality of fresh water.” 504

Como por ejemplo, la sufrida durante el reinado de %uppiluliuma-I y sus sucesores, Arnuwanda-II y Mur$ili-II, cf. H. Klengel (1999), 135-201; cf. también, A. Ünal (1993), 120. 505

Algunos textos hititas recogen estas prácticas potabilizadoras como habituales así como el castigo reservado a sus infractores, como KUB-13.3 Vs. III 21ss. (CTH-265), “Instrucciones al Personal de Palacio”, cf. A. Götze (1969), 207; A. Ünal (1993), 123, y n. 12; P. Dardano (1997), 7; F. Pecchioli-Daddi (2004), 453, y n. 22, 467; cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 229, con notas; 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 309, y n. 534. 506

W. Such y H. Bernhardt (1993), 782: “Nur echtes Grundwasser, das dem natürlichen Wasserkreislauf aus genügender Tiefe und ausreichend filtrierenden Schichten entnommen wird und keinerlei Beeinträchtigungen ausgesetzt ist, (…) bedarf normalerweise keiner weiteren Aufbereitung.”; Ibídem, 805: “Bei der Passage des Wassers durch Langsamfilter bzw. den Untergrund findet die Abtötung der Bakterien weitgehend auf natürlichem Wege durch die hier ablaufenden physikalischen und biochemischen Prozesse statt. (…) Viren (werden) in ausreichendem Maße inaktiviert.”

4. Corpus del material arqueológico

137

fuera filtrada o que no fuera consumida507. En todos los demás casos es necesario, o al menos muy recomendable, su tratamiento posterior con el fin de evitar en lo posible la ingesta de microorganismos. El agua embalsada, como la de los impluvia, lagos, embalses, cisternas y estanques; y naturalmente la contenida en las canalizaciones que de ellos parten, contiene partículas en suspensión, varios tipos de algas y gran cantidad de bacterias y gérmenes508. Las partículas en suspensión se dividen en tres tipos atendiendo a su tamaño: de 5.10-4 mm, entre 5.10-4 y 5.10-6, y entre 5.10-6 y 5.10-7. Las primeras son eliminables por filtración o sedimentación, es decir, son las únicas que podían hacerse desaparecer en época hitita; entre 5.10-4 y 5.10-6 deben ser eliminadas mediante floculación509, oxidación o el uso de filtros de varias capas; y entre 5.10-6 y hasta 5.10-7 deben ser alteradas químicamente. Contra las algas se hace indispensable el filtrado. Unos cedazos de malla muy fina, de tela o metal, de entre 0,015 a 0,05 mm, separan la mayor parte de ellas, quedando solo las más pequeñas. Los diferentes tipos de patógenos sobreviven un máximo de 26 días en depósitos siempre que el agua se mantenga en reposo, es decir, sin que haya flujo de entrada ni de salida al contenedor; a oscuras, a una baja y constante temperatura, y que las paredes de estos contenedores sean regulares para impedir que estos microorganismos se fijen a ellas510.

4.1.5.- Embalses 4.1.5.1.- Karaküyü En la provincia de Kayseri, al sureste del pueblo Karaküyü, en el margen este de la carretera que conduce a Ören'ehir (Map. 1) y en la conjunción de dos riachuelos que descienden desde el Gödele-Da&ı en dirección sur, se encuentran los restos de una presa (Fig. 91) descubierta en 1930 por H. H. von der Osten y cuya primera publicación corrió a cargo de L. Delaporte511. Actualmente un nuevo embalse se sitúa a ca. 1 km al sur del que nos ocupa, recogiendo el agua del arroyo Karakale. No se han hallado trazas de asentamientos hititas en las inmediaciones. La presa de materiales sueltos (Figs. 91, 98; Dib. 3), mide 185 m de largo en el talud de aguas arriba y 250 m en aquel de aguas abajo512, con muros laterales513 de ca. 109 m de largo que dan una superficie rectangular de ca. 20.165 m2 pero cuya capacidad es difícil de precisar514. A. Hüser

507

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 242 (= CTH-275), y p. 243 (= CTH-776).

508

Cf. R. J. Forbes (1995), I, 177, y para las algas, A. Hüser (2007), 84.

509

Sistema de potabilización en el que mediante procesos químicos las partículas en suspensión se aglutinan para ser después decantadas y filtradas. Cf. W. Such y H. Bernhardt (1993), 791-796. 510

Se trata de resultados de laboratorio, en: M. Döring (2007), 9: “Wasser aus einer Zisterne in der Sammelphase kann also bedenkliche Qualität annehmen und ist nicht unbedingt zum trinken geeignet”, más bibliografía señalada. 511

L. Delaporte (1931), 182-183, Pl. 17; H. H. von der Osten (1933), 123-127, Figs. 115-119. Otras obras dedicadas a esta presa o a las inscripciones asociadas a ella: IHH II, 200, III, 432-434, Pl. XC; HHM, 32, Pl. LI-LII; R. Naumann (1955), 188; Ídem. (1971), 195, Abb. 253; P. Meriggi (1975), 315-316 sub nºs 95-96; K. Bittel (1984b), 13, Taf. Vb-VI; G. Garbrecht (1986), 60-61, Abb. 11, 13; M. Forlanini (1987); E. P. Rossner (1988), 186-190; K. Emre (1993), 1-7, Figs. 2-5; CHLI I.1, 10, 19; M. C. Trémouille (1998), 190, y n. 43-44; M. Bıildırıcı (2002), 138-140; H. Ehringhaus (2005), 49; J. D. Hawkins (2006), 61-62, Fig. 11; A. Hüser (2007), 134-137, Taf. 25. 512

K. Emre (1993), 3. A. Hüser (2007), 134, indica que la anchura de la corona del dique es de 20 m, mientras su base es de 50 m, siendo la altura conservada de 3,5 m. 513

Aquel oeste había desaparecido en 2003 según: A. Hüser (2007), 135.

514

A. Hüser (2007), 137, estima un volumen de 105.000 m3.

138

El agua dulce en la cultura hitita

considera que estos muros laterales sirvieron para ampliar la capacidad del embalse515, sin embargo, el escaso desnivel topográfico indica que los taludes laterales no eran escarpados por lo que ambos muros debieron haber sido construidos para reforzar los flancos del embalse. H. H. von der Osten documentó dos inscripciones jeroglíficas en relieve sobre sillar formando parte de una estructura pétrea interpretada como canal de desagüe o aliviadero516 (Figs. 92-94). Una de ellas, inacabada (KARAKÜYÜ-2)517 (Fig. 95), permaneció en el lugar, mientras la otra (KARAKÜYÜ-1), en mejor estado de conservación (Figs. 96-97), fue tallada para trasladarla al museo de Kayseri donde fue inventariada con el número 3518. Seguramente formaban parte del mismo conjunto epigráfico, aunque desafortunadamente no puede demostrarse. Las siguientes campañas fueron realizadas a finales de los años ‘80 y dirigidas por K. Emre, centrándose en la estructura a la que pertenecían los bloques con inscripción y parte del talud de aguas arriba519. Se documenaron in situ la parte inferior de la inscripción nº 1 y la nº 2, que presentaba algunos daños520, así como el empedrado del fondo del embalse realizado con piedras irregulares que continuaba en el talud de aguas arriba a modo de pantalla521 pero no en el de aguas abajo, seguramente por haber sido expoliadas. Esta técnica constructiva para estructuras que deben contener agua se documenta desde época del k)rum también en las canalizaciones de las ciudades, como en Bo&azköy o Alaca Höyük522, y viene reglamentada en “Las Instrucciones a los Gobernadores de Provinicia” (CTH-261.D II 21’)523 mediante el verbo tal'ai-524 en relación a los fosos alrededor de las murallas de las ciudades fronterizas. La estructura tradicionalmente interpretada como canal de desagüe525 en la que hallaban los bloques 1 y 2 (Figs. 92-94) está realizada con sillares calizos cuyas medidas oscilan entre los 20-23 cm de espesor y los 96-185 cm de largo526, ensamblados entre sí y con rocas de menor tamaño entre éstos y el dique de tierra. La longitud preservada del conjunto era de 8 m y no parecía estar pavimentado527. 515 516

A. Hüser (2007), 114. Cf. más abajo, p. 138, n. 525.

517

H.H. von der Osten (1933), Fig. 119. P. Meriggi (1975), 315: “che ha interesse in quanto mostra come lo scalpellino conduceva il suo lavoro.” Se sigue también aquí su numeración aunque en formato arábigo y no romano. 518

HHM, 32 sub nºs 34-35.

519

K. Emre (1993), 1-7, Figs. 1-6, Pl. 1-12.

520

K. Emre (1993), 2-3; Pl. 5-8.

521

H.H. von der Osten (1933), 123; K. Emre (1993), 5, Fig. 9-10. Cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 131ss.

522

H. Z. Ko'ay y M. Akok (1966), 130, Lev. 94-96; C. Hemker (1993), 34-36, Abb. 122-134.

523

F. Pecchioli Daddi (2003), 110-111 sub E, n. 277. Cf. 4.1.1.2.- Yalburt, p. 76, con notas.

524

HHW, 161, s.v: talhi-: “Denom. tal'ai- ‘(mit Steinen) auslegen, bedecken, pflastern, auskleiden’; MHwH, 672, s.v: talhai-: “(verb) pave, cover, line, case?”; no se recoge, sin embargo, ni en HEG, ni en EDHIL. Cf. F. Pecchioli Daddi (2003), 111, n. 285; y 5.2.4.- Destructiva, 259ss., con notas. Derivado del sustantivo NA4aku-, “piedra”, se documenta el adjetivo NA4 akuwant-, “empedrado”, pero no el verbo, cf. HEG, A, 10, s.v: aku-: “Stein (…) NA4akuu%ant- ‘steinig’ ”; HED, A, 24, s.v: aku-: “stone (…) akuwant- ‘stony’ ”; HHW, 12, s.v: (NA4)aku-, “Stein”, contra A. M. Polvani (1988), 8, s.v: “conchiglia?, corallo?”; EDHIL, 168, s.v: (NA4)aku-: “sea-shell”. I. Singer (2002), 109, n. 5, aporta el término medio en la discusión: “The word aku- (…) is translated by some as “seeshell” (…), but since it is also used to described roads, the sense “stone, pebble” seems preferable.” 525

H. H. von der Osten (1933), 123, Figs. 116-117; L. Delaporte (1931), 182-183; IHH III, 432; R. Naumann (1955), 188 y (1971), 195; K. Bittel (1984b), 13; E. P. Rossner (1988), 186; K. Emre (1993), 2-4; M. Bıildırıcı (2002), 140; H, Ehringhaus (2005), 49. 526

K. Emre (1993), 2. Para la técnica constructiva, cf. K. Emre, op. cit., 5-6; pero especialmente J. Seeher (2007), 146, 151. Para una visión más amplia geográfica y cronológicamente, cf. R. Naumann (1971), 64-89, 109-111. 527

A. Hüser (2007), 135, corrige: 22,5 m de largo por 1,5 m de ancho.

4. Corpus del material arqueológico

139

K. Bittel postulaba en esta estructura una compuerta de madera, i!tape!!ar528, como elemento de un canal de riego, amii%ara-529, para el control del volumen de agua. Y en la línea de esta interpretación, K. Emre suponía que toda la estructura estaba cubierta530 y conectada con esta supuesta compuerta, de lo que no quedan restos debido principalmente al corte realizado en la presa para evacuar el agua y usar el terreno como tierra de cultivo531 y que “the water released from the reservoir did not flow from under this stone”532 (= bloque nº 1/a; Figs. 93-94, 96). Esta posibilidad implica que estas canalizaciones debían ser de gran tamaño dada la gran capacidad del embalse, que debían estar encastradas en la presa para comunicar la zona embalsada con esta estructura, que debían contar, como proponía K. Bittel, con un sistema de compuertas que controlara el volumen del agua533 y que si el agua no pasaba por debajo del bloque 1/a, debía hacerlo por encima. Sin embargo, no quedan trazas ni de estas supuestas canalizaciones, ni de sus huellas, ni de la conexión entre esta estructura y el embalse. Si el desembalse se realizaba por medio de canalizaciones, esta estructura debía funcionar únicamente para contenerlas, no siendo en sí misma un sistema de control del volumen de agua. Si se trata de un canal de desagüe complementario al uso de conductos, pero como se ha observado, el agua no era canalizada ni por debajo del mismo, ni por encima, ni tampoco a través, ya que bloque nº 1 no presenta ninguna perforación, la única posibilidad para que el agua pasara por esta estructura es suponer que lo hacía por capilaridad y en ese caso se trataría más bien un drenaje. Si esta estructura estaba destinada a un desemblase controlado, el bloque nº 1 debía permanecer oculto, lo que parece inconsistente con la presencia de la inscripción. Así pues, no parece lógico suponer que el desembalse se produjese a través de esta estructura, como tampoco que el agua desbordara por encima de la corona. J. Seeher destaca que esta estructura no atraviese el dique, por lo que no puede contener ninguna compuerta conectada al embalse y avanza la hipótesis de que se trate de una estructura similar a las ‘Cámaras 1 y 2’ de la Südburg, #attu$a534. A. Hüser, por su parte, retoma la hipótesis de la existencia de una compuerta y compara esta estructura con aquella documentada en Eflatun Pınar535, donde sin embargo no se trata de un aliviadero, sino de un control de acceso del agua a una pila que no requiere el mismo tipo de técnica. Además, no existe documentación alguna relativa a ningún otro embalse hitita del período536 que permita suponer que se realizaba un desembalse controlado. Es muy posible que no hubiera sido

528

K. Bittel (1984b), 13: “Sicher ist auf jeden Fall, daß an dieser Stelle ein künstlich (…) Staubecken lag, (…) und das an seinem entgegengesetzten Ende einen Auslauf hatte, der wohl einen hölzernen Verschluß voraussetzte.” Para este término, propuesto por K. Bittel, op. cit., y su traducción, cf. 4.1.1.1.- Eflatun Pınar, Aslanta' y Fasillar, p. 67, n. 19. 529

Cf. más abajo, p. 253, n. 198.

530

K. Emre (1993), 4, Fig. 5.

531

K. Emre (1993), 3. L. Delaporte (1931), 182 señala sin embargo: “Une crue, à la fin de la saison des pluies, a forcé ce barrage à un point de moindre résistance et mis au jour, vers le milieu de l’ouvrage, une rigole d’écoulement construite en larges pierres taillées.” Cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 131ss. 532

K. Emre (1993), 2; cf. Ídem., 3-5, para su propuesta de reconstrucción.

533

Cf. 4.1.4.5.- Presas, 133ss., esp. p. 133, n. 487.

534

J. Seeher (2006), 23; seguido por A. Hüser (2007), 136, Taf. 25. Incluso admitido como posibilidad por K. Emre (1993), 5. Para estas Cámaras, cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss. 535 536

Cf. 4.1.1.1.- Eflatun Pınar, Aslanta' y Fasillar, p. 65ss.

Contra G. Garbrecht (1986), 61. Cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 133ss. con notas. Cf. también A. Hüser (2007), 135: “Die Deutung des Befundes als Schleuse sollte jedoch einer kritischen Überprüfung unterzogen werden.”, Ídem., 136, n. 447: “Auch der Ablauf des %upita$$u-Teiches südlich von Ku'aklı hat nur zur Entnahme des Oberflächenwassers gedient.” La afirmación en Ibídem de que en el “Nordwest-Damm” de Ku'aklı existe una estructura de este tipo reconocible en “eine noch heute unmittelbar nordwestlich an das Dammende anschließende Rinne im anstehenden Kalkfelsen” aún en el caso de que fuera cierto, se correspondería con un aliviadero, del cual no aporta documentación fotográfica pero que quizá pueda ser reconocible en Ibídem, Taf. 18, abajo a la izq.

140

El agua dulce en la cultura hitita

previsto ningún sistema de este tipo. A favor de esta hipótesis juegan la forma, altura y longitud de la presa, la estacionalidad de los riachuelos que la alimentan y la ausencia de asentamientos en los alrededores. La altura del dique respondería a la ubicación permanente de la corona por encima del nivel máximo normal, incluso en épocas de grandes lluvias; la forma y regularidad de los muros perimetrales indican que no existía aliviadero lateral como en los ejemplos contemporáneos; el carácter estacional de los arroyos hacía extremadamente difícil la posibilidad de una inundación y la ausencia de asentamientos humanos en las cercanías excluía el riesgo de daños personales y/o de cultivos en caso de desbordamiento. Por tanto, sin descartar la posibilidad de que se trate efectivamente de una suerte de cámara como aquéllas de la Südburg, es plausible suponer que esta estructura constituía el drenaje del dique a donde iba a parar el agua filtrada a través de la presa (Dibs. 1, 3) y que el hecho de que no se documente pavimentación alguna podría responder a la necesidad de evacuar ese mismo agua por filtración hacia el suelo impidiendo que la cámara se inundase. En cualquier caso, el método de excavación y los datos de la misma impiden concretar su función con certeza, aunque el paralelo estructural de los restos conservados con las Cámaras 1 y 2 de la Südburg es patente. En cuanto a KARAKÜYÜ-1, incompleta y bustrófeda (Figs. 96-97), se encuentra dividida en dos registros superpuestos separados por una línea537, de los cuales el segundo, incompleto y de difícil interpretación, contiene principalmente topónimos montañosos de lectura hacia la derecha y de arriba a abajo comenzando después de un espacio sin trabajar538: 1) *21 *18 *371+*175 *207-*88 *21 *196+*278 [*45] HEROS MAGNUS.REX IUDEX+la MONS-tu HEROS HATTI+li [FILIUS] Héroe, Gran Rey, Labarna, Tud"aliya, Héroe, [hijo de] #attu$ili539 2) *207.*19-*296 *207.*417?-*439-*29 *207.*370-*35+*383 *109-*285 *207-*88+*196 *225 *199-*322-x *329-*155?-*209 (MONS)á-THRONUS (MONS)*417-wa/i-tá (MONS)su-na-ra/i VITELUS-zu(wa) ? 540 MONS-tu+HATTI (URBS) TONITRUS-PURUS-x REL-*155 -i(a)

537

HHM, 32 sub nºs 34-35: 188 x 96 x 23-25 cm; M. Forlanini (1987), 73; J. D. Hawkins (2006), Fig. 11.

538

P. Meriggi (1975), 315-316; CHLI I.1, 19, contra IHH III, 433ss., donde los topónimos eran identificados con nombres de divinidades. Se ofrece aquí la transcripción sobre la base más reciente que conozco, J. D. Hawkins (2006), 61, con algunas pequeñas aportaciones propias sobre la foto y los trabajos anteriores de E. Laroche (1952), 123; y M. Forlanini (1987). Hasta donde conozco, no existe traducción completa y más reciente de esta línea. 539

No hay discusión entre los diferentes autores sobre la lectura de esta línea; cf. IHH II, 200-201; IHH III, 432; P. Meriggi (1975), 315 sub nº 95-96; H. Ehringhaus (2005), 49; CHLI I.1, 19; J. D. Hawkins (2006), 61. Para paralelos iconográficos de esta onomástica, cf. p. 194, n. 928; para el disco solar alado, *190, SOL2, cf. 3.2.1.3.- Símbolos, p. 49ss. 540

Para *296, cf. M. Forlanini (1987), 76; M. Marazzi (1990), 201 sub nº 296, Ídem. (1998), 57 sub *296(*297 ?); J. D. Hawkins (2006), 61; *417? en *217.*417?-*439-*29, se asemeja a *510 en posición invertida, cf. M. Marazzi (1990), 311 sub nº 417; Ídem. (1998), 69 sub *510; para *109-*285, VITELUS-zu(wa), cf. M. Forlanini (1987), 75, y n. 5; M. Poetto (1988), 172; M. Marazzi (1990), 140-141 sub nº 109, 196 sub nº 285, Ídem. (1998), 106 sub *285, zu(wa) ?”; S. Herbordt (2005), 415 sub L. 285; H. Ehringhaus (2005), 49, contra J. D. Hawkins (2006), 62. El signo *109 parece más apropiado por cuanto la marca distintiva de *102-*103, CERVUS(1-3), es la cornamenta, que aquí no aparece. Este grupo de signos aparece también en EMIRGAZI I, KIZILDA.-IV y esp. en YALBURT bl. nº 10, cf. M. Poetto (1993), 54-55 sub 97.298(1), Tav. 14; J. D. Hawkins (1995), 68, 78; Ídem. (2006), Fig. 9; para el grupo *207-*88+*196/*390 *225, ver más abajo. En el grupo *199-*322-x, J. D. Hawkins (2006), 61 identifica el tercer signo con *417, sin embargo, su aparición bajo otra forma en el segundo topónimo, *207.*417?-*439-*29, parece contradecir esta interpretación, cf. H. Ehringhaus (2005), 49; y más arriba en esta nota; para *155, cf. HH, 84 sub nº 155: “Grenade”; M. Marazzi (1990), 151 sub nº 155, más bibliografía señalada. Por su parte, la forma de *322, PURUS, se corresponde con aquella documentada en BO.AZKÖY-21 (SÜDBURG) 1§2b, 3§6, 4§9 y 5§14 (= bls. III, II, V y VI, respectivamente), cf. J. D. Hawkins (1995), Abb. 35. Para *329-*155?-*209, ver más abajo.

4. Corpus del material arqueológico

141

J. D. Hawkins ha propuesto, aunque con precaución, identificar el grupo *109-*285, VITELUS-zu(wa), con CERVUS4.IACULUM: “(…) “hunt”. An appropiate sense would emerge: “Tudhaliya (aedicula) hunts”541. El primer y tercer nombre de montaña se han identificado, respectivamente, con (A)Sarpa y Sun(n)ara, mientras se dan tres lecturas posibles del tercero: Si/Sa/Salu-wanda542. Especialmente problemático es el conjunto de signos *207-*88+*196 *225. P. Meriggi traduce como “monte Tuthalija di Hattusa”543 pero le resulta difícil conciliarlo con el papel de este monte en esta inscripción, tan alejado de su ubicación en la capital o su entorno. Para K. Bittel esta expresión se correspondería con una denominación especial de la misma #attu$a en referencia a este monarca544, del tipo San Petersburgo o Leningrado. M. Forlanini retoma esta propuesta leyendo “MONT-Tu+ha VILLE (…) La Ville de Tut"alija”545. H. Ehringhaus lee “#ATTUSAURBS+MONSTu” señalando la dificultad de discernir si se trata de la onomástica del monarca o del nombre de la capital546. Por último, J. D. Hawkins transcribe 547 HATTI+MONS.tu (URBS), adscribiendo *225, URBS, al grupo siguiente . Aquí se ha preferido dejar *225 sin adscripción a ningún grupo, ya que por una parte se encuentra “fuera” del grupo precedente aunque adosado por la derecha, y por otra, los determinativos pueden preceder o seguir al sustantivo al que acompañan. No es sin embargo la solución al problema, ya que en el caso de que se trate del determinativo de *199-*322-x, este topónimo es también desconocido. La asunción de que esta línea está inacabada deriva de la lectura del último grupo de signos, *329-*155?-*209, REL-*155?-i(a), en donde faltaría la proposición introducida por el relativo548. La inscripción aporta un terminus ante quem para todo el conjunto en el reinado de Tud"aliya549 IV , aunque no puede descartarse que el embalse haya sido construido con anterioridad y restaurado o reconstruido por este monarca550, como parece indicar el estado inacabado de la inscripción nº 2 (Fig. 95). La ausencia de huellas de asentamientos hititas en las cercanías y de cerámica parece sugerir que un uso productivo es, en principio, descartable, aunque es posible, como apunta K. Emre, postularlo para la ganadería, especialmente cabras y ovejas, de carácter posiblemente trashumante. Las grandes dimensiones del mismo permitirían acumular la suficiente agua como para cubrir las

541

J. D. Hawkins (2006), 62.

542

Para los orónimos, cf. M. Forlanini (1987); 75-77; A. Lombardi (1997), 95, n. 39; J. D. Hawkins (2006), 61, más referencias señalada. P. Meriggi (1975), 316, postula que puedan corresponderse con los montes circundantes de donde provendría el agua que llenaría el embalse. 543

P. Meriggi (1975), 315, siguiendo a: E. Laroche, HH, 104 sub nº 196.II: “montTu HaVILLE «mont Tud"aliya de Hattu$a»; pero nótese la diferencia con Ibídem, 113 sub nº 207.I.2: “MONT Tu HaVILLE = «Montagne Tudhaliya du Hatti»”. Propuesta retomada por G. Kellerman (1980), 104; y con matices por A. Lombardi (1997), 96, donde explica la presencia de este monte en área luvia “come rispondente a (…) la stessa volontà di unificazione e assimilazione di culti montani di zone e tradizioni diverse.” 544

K. Bittel (1984b), 15, y n. 16.

545

M. Forlanini (1987), 79, n. 44.

546

H. Ehringhaus (2005), 49. Cf. también J. Klinger (2006), 9.

547

J. D. Hawkins (2006), 61.

548

M. Forlanini (1987), 80; H. Ehringhaus (2005), 49; J. D. Hawkins (2006), 61: “(…) How (in)complete the line is (…) will depend on the view taken on the last word.” Para esta forma de *329, REL, documentada también en KÖYLÜTOLUYAYLA ll: 1, 3, cf. J. D. Hawkins (1995), 75, Fig. 5.d; y (Figs. 99-100) . 549

B. Hrozn5 (1937), 434; S. Alp (1973), 13; K. Bittel (1985), 14; J. D. Hawkins (2006), 61-62. R. Naumann (1971), 195 prefiere una datación para el I mil. a. C., pero no propone una reutilización posterior en el dique del bloque inscrito como indican K. Bittel (1984b), 13; E. P. Rossner (1988), 188; K. Emre (1993), 5; H. Ehringhaus (2005), 49. 550

A. Hüser (2007), 136.

142

El agua dulce en la cultura hitita

necesidades del ganado durante la época de escasez de lluvias551. A pesar de la ausencia de cerámica en superficie no es de descartar que hubiera habido un asentamiento, quizá bajo el embalse actual o realizado en madera y del cual no quedan trazas visibles en una prospección de superficie; y cuya función pudo haber sido la de una avanzadilla militar o bien la de un enclave estacional destinado al pastoreo. Sería también plausible que hubiera existido un asentamiento no-estacional realizado en piedra y adobe, de corta ocupación, cuyos restos no se encuentran a gran profundidad y del cual no quedan trazas debido a la erosión y/o al expolio de sus restos (recuérdese que no hay trazas de la pantalla en el talud de aguas abajo). Ambas propuestas, aunque evidentemente indemostrables, dotarían de mayor plausibilidad a la construcción de este embalse que solo la de dotar de un uso productivo ganadero. La presencia de un asentamiento, aunque estacional, encontraría también su justificación en los textos, especialmente en las “Instrucciones a los Gobernadores de Provincia”552 porque en ellas se especifica como una de las funciones de estos funcionarios la conservación de las estructuras de abastecimiento, canalización y evacuación de agua, realizando para ello los trabajos de mantenimiento, reformas y restauraciones necesarias. Como ya ponía de manifiesto K. Bittel también en relación a Yalburt, lo único que parece claro es que “in beiden Fällen der Großkönig Tut"alija IV. mit diesen bemerkenswerten Anlagen verbunden gewesen ist, als Wohltäter für profanen oder für kultischen Besitz oder für beides in einem”553. 4.1.5.2.- Köylütolu Yayla El embalse de Köylütolu Yayla se localiza en la provincia de Konya, al noroeste de la localidad homónima y al oeste de Yalburt (Map. 1), en las cercanías de la carretera que une Konya y Afyon y que sigue una antigua ruta caravanera554. El dique de materiales sueltos, con forma de arco de gravedad (900 m largo, 25-30 m alto)555 (Dib. 2B), inusual dentro de los ejemplos hititas documentados556 (Fig. 98), une las dos vertientes del valle. El embalse está prácticamente colmatado pero la actual carretera entre Ilgın y Kadınhanı que lo separa del torrente que lo alimentaba y la fertilidad de los sedimentos y su deposición horizontal hacen que se haya dedicado al cultivo. Asociado a este dique de tierra se encontró un bloque calizo trapezoidal (180 x 90 x 100 cm) con inscripción (KÖYLÜTOLU-YAYLA) en una de sus caras y una oquedad en la opuesta que actualmente se conserva en el Museo de las Civilizaciones de Ankara

551

Cf. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 8, con notas. M. Bıldırıcı (2002), 140: “The Karakuyu village elders say that prior to the modern reservoir’s construction, the ancient dam was able to collect enough rainwater for the villagers to bathe their animals in the lake during the summer doughts”. Cf. también G. Garbrecht (1995), 25, para un uso similar de la presa de Hod el-Tuyûr, Fayum, Egipto. 552

CTH-261, Cf. 4.1.1.2.- Yalburt, p. 76, con notas; y 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas.

553

K. Bittel (1984b), 14.

554

A. M. Dinçol (2000), 3; H. Ehringhaus (2005), 46.

555

K. Emre (1993), 9. Para la bibliografía sobre este lugar, cf. p. 143, n. 557.

556

Sobre esta tipología, cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 132, n. 479.

4. Corpus del material arqueológico

143

(Anadolu Medeniyetleri Müzesi)557 (Figs. 99-101) y cuyo lugar de hallazgo no parece ser el original sino que los habitantes de Köylütolu lo desplazaron de la parte superior del dique558. A. Dinçol señala la presencia en los alrededores de un fortín, que, aunque tradicionalmente datado en época clásica, puede en su opinión remontarse a época hitita en base al uso de grandes bloques ensamblados sin mortero y a la presencia en las inmediaciones de cerámica de este período559. La inscripción (KÖYLÜTOLU-YAYLA; Figs. 99-100), en relieve y bustrófeda, se dispone sobre el lado mayor del sillar en tres renglones separados por sendas líneas siendo el inferior el doble de ancho que los superiores. Presenta daños en el ángulo superior izquierdo y grandes problemas de interpretación560 debido a la dificultad del signario y a que no se trata de un texto completo561. El contenido de la inscripción, redactada en 1ª per. sing., versa sobre la conquista de la ciudad ta5-tara/i-ma (ll: 1, 3), probablemente a manos del Labarna (l: 1), quien la habría puesto bajo la responsabilidad de un REX.FILIUS MAGNUS.DOMUS.FILIUS *283.DOMINUS, *17+*45 *250+*45 *283+*390, (l: 3), verosímilmente el dedicante de la inscripción, en cuya última línea aparece una fórmula de maldición para aquel que ose dañarla562. El único nombre de persona, en la l: 3, ha sido objeto de varias propuestas de lectura hasta la forma final sa+US-ka-CERVUS2-ti563, identificado con el cuneiforme %au$karuntiya564. Lectura e identificación se basan en varias improntas de sello565 aunque a la luz de la titulatura que acompaña a la onomástica solo seis de ellos corresponden al personaje que

557

E. Laroche (1969), 119; E. Masson (1980), 106. La primera publicación sobre Köylütolu Yayla, aunque únicamente del bloque inscrito, corrió a cargo de Sokolowski en 1885 (ápud. CIH, I, 31), a quien siguieron otros viajeros que interpretaron el dique como muralla, como estructura no-identificable o como acueducto; para la referencia a ésta y otras publicaciones previas a 1940, cf. CIH I, 31; J. Garstang (1910), 174; A. T. Olmstead; B. B., Charles; J. E., Wrench (1911), 5-6; IHH II, 398 (interpretando el bloque como pila para libaciones); HHM, 36 sub nº 41. La bibliografía posterior a la II Guerra Mundial elenca los siguientes autores: H. G. Güterbock (1946), 57 (el primero en reconocer un dique); P. Meriggi (1975), 265-266 sub nº 11; E. Masson (1980); K. Emre (1993), 8-9, Fig. 11, Pls. 18-21; M. C. Trémouille (1998), 191, n. 45-46; J. D. Hawkins (1998), 9, n. 23; CHLI I.1, 17, 19; F. C. Woudhuizen (2004), 15-25; Ídem. (2004b), 21-22; H. Ehringhaus (2005), 46-48, Abb. 88-89; J. D. Hawkins (2006), 62; A. Hüser (2007), 142. 558

W. M. Ramsey y D. G. Hogarth (1893), 84, ápud. CIH I, 31; A. T. Olmstead (1911), 6. J. Garstang (1910), 174: “Out of the top of this (the dam) there was dug up a block of limestone”, contra CIH II, 402; IHH II, 402; K. Emre (1993), 9: “was originally on the northern face of the dam”; A. Hüser (2007), 142: “wohl auf seiner Nordseite.” 559

A. Dinçol (2000), 3, Fig. 4.

560

Por ello en estas páginas no se dará cuenta de la misma en su totalidad, sino solo de alguno de sus particulartes. Se remite a: P. Meriggi (1975), 265-266 sub nº 11, Tav. II, esp. 265: “Salvo il titolo 289-la, probm. labarna, (…) il nome della città e poi l’appellativo „città“ io non comprendo niente.”; y esp. E. Masson (1980), 109-111. Cf. también H. Ehringhaus (2005), 48-49; J. D. Hawkins (2006), 62; CHLI I.1, 17, 19: “Content is obscure, and attribution not preserved”. La primera edición completa del texto apareció en IHH III, 398-402, donde también se incluía la datación durante el reinado de Tud"aliya-IV que se mantendrá en estudios posteriores. 561

P. Meriggi (1975), 265; H. Ehringhaus (2005), 48. E. Masson (1980), 109 considera que falta solo el bloque derecho. J. D. Hawkins (2005), 271: “the last line (…) is (…) perhaps incomplete.”. F. C. Woudhuizen (2004), 15-16 considera que el texto está completo. 562

P. Meriggi (1975), 266; E. Masson (1980), 109-111, Fig. 2 (nótese el uso del léxico francés en vez del ya formalizado latino). Para la lectura y localización de ta5-tara/i-ma, cf. J. D. Hawkins (2006), 62. 563

J. D. Hawkins (1998), 9, y n. 23; retomando a E. Laroche, HH, 65 sub nº 104: “Sà+us-ga-RAMURE-ti”; Ídem., NH, 161 sub nº 1144: “%au$ka-DKAL”. Cf. también J. D. Hawkins (2005), 271 sub nºs 373-377: “the last line where the name with titles appears is still not understood and perhaps incomplete.” 564 565

S. Herbordt (2005), 180-182, 271; J. D. Hawkins (2005), 290 sub Excursus 2..

SBo II, 12; H. G. Güterbock (1946), 57; P. Meriggi (1975), 266; E. Masson (1980), 117. Las improntas son: SBoII-8,-30,-67 y Bo-70/8 (= Bo6&azköy V, 66, nº 28); cf. S. Herbordt (2005), 271, nºs 373-381, Taf. 29-30; A. Dinçol y B. Dinçol (2008), 44, nº 178, Taf. 17/178a-d. P. Neve (1996), Abb. 162, esq. sup. dch., ofrece una imagen en color para la impronta de S. Herbordt (2005), Kat. 377; y S. Gordin (2010), 326, n. 49 recoge la mayor parte de estas atestaciones y añade también BO.AZKÖY 22 para esta onomástica. K. Kohlmeyer (1983), 35, n. 287, recoge la onomástica “RAMURE-sà-us-ga-ti”, pero la mención del paralelo SBo II 64 es una errata.

144

El agua dulce en la cultura hitita

nos ocupa, el resto son tocayos566. Esta titulatura, representada en parte por los ideogramas *283.*390, *283.DOMINUS, podría corresponderse con el cuneiforme tuzziya! i!'a!567, aunque queda aún por demostrar. La datacion bajo el reinado de Tud"aliya-IV se basa en la paleografía de algunos signos, como *104, sà, *329, REL y *283568 y en paralelos con otras inscripciones similares569 como KARAKÜYÜ-1 (Fig. 97), pero la adscripción al reinado de este monarca no es segura puesto que se desconoce bajo qué rey o reyes estuvo en activo este %au$karuntiya en concreto570. La función del bloque como pedestal571 o como pila572 es difícil de precisar debido a su estado fragmentario, al corte en bisel de las caras laterales y a la desaparición de los bloques que, como muestra la inscripción, lo acompañaban. En el caso de que se trate de un pedestal y presuponiendo que el corte en bisel de los lados sea una intervención posterior, dadas las medidas de esta cavidad y comparándola con otras bases conocidas573, el elemento que sustentaba debió haber sido de considerables dimensiones. En ese caso, ni las caras conservadas, de un ancho de ca. 20 cm, ni la escasa profundidad del hueco hubieran resistido su peso. Es más probable que se trate de una pila, como Dokuz o el ‘Löwenbasin’574 frente al Templo 1 de #attu$a, suponiendo también que la forma oblicua de los laterales sea posterior a la factura original de la pieza, pero contra este argumento se alza la ausencia de uno o varios orificios por los que manara el agua, aunque es posible que estuviera en la parte posterior no conservada. Tampoco puede descartarse que esta oquedad sea consecuencia de algún tipo de intervención posterior. Por tanto, hasta el hallazgo del resto de bloques que lo acompañaban y/o la excavación sistemática del sitio, queda abierta la cuestión sobre el posible uso de este sillar . En cuanto al texto, E. Masson lo interpreta como una inscripción realizada por Tud"aliya-IV quien refiere a un subordinado suyo como ejecutor de la respuesta militar a una invasión y cuya función por tanto es la de marca de frontera575. J. D. Hawkins recoge esta propuesta y la relaciona con la posición de este dique en Tar"unta$$a576.

566

S. Herbordt (2005), 180-181; J. D. Hawkins (2005) 271 sub nºs 373-377; Ibídem, 381. Sobre tocayos, cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss. 567

E. Masson (1980), 110, 115; J. D. Hawkins (2005), 271, 301 sub nº 2, 312, sub nº 60: “(…) L. 283 = tuzzi”; M. Marazzi (1998), 105 sub *283. Para sus funciones, cf. F. Pecchioli-Daddi (1982), 474-475, s.v: tuzziyas ishas; R. Beal (1992), 417-426, esp. 421-422: “(…) generic term used to refer to upper level military officers”. Cf. HEG, T/D, 499-504, s.v: tuzzi-; EDHIL, 908, s.v: tuzzi-. Para el resto de la titulatura, *250+*45, MAGNUS.DOMINUS.FILIUS, cf. M. Marazzi (1998), 183 sub 250; J. D. Hawkins (2005), 304 sub nº 21. 568

E. Masson (1980), 112, y Fig. 3; M. Marazzi (1990), 137-138 sub nº 104, 194 sub nº 283, 217 sub nº 329; J. D. Hawkins (1995), 75, Fig. 5.d; Ídem. (2005b), 430 sub sà, 436 sub URBS. 569

IHH III, 402; E. Masson (1980), 109; J. D. Hawkins (2006), 62. Cf. también H. Ehringhaus (2005), 48. Contra esta datación, F. C. Woudhuizen (2004), 19-20. 570

Las referencias aportadas en E. Laroche, NH, 161 sub nº 1144.1, e Ídem., NHSuppl., sub nº 1144.1; no se corresponden al personaje que nos ocupa y aquellas contenidas sub nº 1144.2 tampoco refieren al mismo personaje sino a diferentes tocayos, cf. p. 143, n. 565. 571

A. T. Olmstead (1911), 6; H. G. Güterbock (1946), 57.

572

B. Hrozn5 (1933), 398; E. Masson (1980), 106.

573

Cf., entre otros, H. Th. Bossert (1952), Figs. 9, 14; M. Darga (1969), Taf. I-III; H. Gonnet (1998), 258, nºs 9-10.

574

Para ambos, cf. 4.1.4.4.- Depósitos: cisternas y estanques, p. 130, con notas.

575

E. Masson (1980), 111.

576

J. D. Hawkins (2005), 271; Ídem. (2006), 62: “(…) setting up of the monument by the high official Sauskaruntiya (…) The text has a “speaker”, 1st person singular (“my“ occurs twice), who must be the Hittite king, specifically Tud"aliya IV, since he was the author of most such monuments including YALBURT”. Para la localización de este Tar"unta$$a, cf. TAVO B-III-6.

4. Corpus del material arqueológico

145

Sin embargo esta hipótesis constituye un unicum en la documentación hitita. No hay ningún ejemplo de inscripción en el que se amenace a un enemigo con que será castigado por otro personaje diferente al dador de la inscripción. Existe constancia de monarcas locales que dejan testimonio iconográfico y epigráfico de su persona, como en Karabel, Hatip o Hemite; de posibles promotores diferentes de aquel representado, como Fıraktın o Hanyeri, (Tab. 1.1) de narraciones de sucesos bélicos y delimitación de fronteras como Yalburt o la “Kammer 2” de la Südburg e incluso de posibles inscripciones votivas realizadas por foráneos, como parece ser el caso de BO1AZKÖY 12 en la ‘Quellgrotte’. Pero de una fórmula como la propuesta no hay constancia documental, por lo que es arriesgado suponer que un monarca promueva realizar una inscripción en la que se informe que será otro quien se encargue de represaliar a quien la dañe y además de la defensa de una ciudad perteneciente a #atti, más teniendo en cuenta el tipo de relación entre territorio y realeza, estrechamente vinculados en el aspecto teológico577. Es más probable que sea %au$karuntiya quien esté detrás de la 1ª per. sing y quien haya mandado realizar esta inscripción en la que da cuenta de una intervención militar dirigida por el Labarna en la que él mismo participó con más o menos responsabilidad. Y que si efectivamente a él le fue encomendada la defensa de la ciudad como alto mando del ejército, pudo también haber dirigido la construcción de este dique, o su remodelación, al mando de los LÚUKU.U%578, una de las secciones del ejército hitita compuesta por tropas regulares establecidas tanto en la capital como en otras ciudades entre cuyas funciones se cuenta la construcción de fortalezas en zonas de frontera y el mantenimiento de canales y 'uppidanu-579. En cualquiera de los dos casos habría que interpretar esta inscripción como un texto conmemorativo de una victoria militar emplazado en una estructura con un profundo significado social, como lo es un embalse localizado en una región árida como el centro-oeste anatólico. La función como marca de frontera, si es que efectivamente la tuvo, debió ser de carácter secundario derivada de constituir parte del dique580.

577

S. R. Bin-Nun (1975), esp. 194-196; F. Starke (1979), esp. 73-86; Ph. Houwink ten Cate (1984), 72; A. Archi (1988), esp. 5, 8; Ph. Houwink ten Cate (1992), 86-87; V. Haas (1994), 188-190; G. Beckman (1995), 530; M. Hutter (1997); 80; F. Imparati (1999), 322-323, y n. 6; G. Beckman (2002), 41-42; V. Haas y Koch, H. (2011), 209-213. Paradigmático es el paso en IBoT-1.30 Vs. 2-7 (CTH-821.1): “Quando il re s’inchina agli dèi, ‘l’unto’ così recita: ‘Il Tabarna, il re, sia caro agli dèi. Il paese (appartiene) al dio della Tempesta; il cielo e la terra, le genti (appartengono) al dio della Tempesta, ed agli fece il Labarna, il re, il governatore; e a lui diede il paese di Hattusa tutto. [Così] il Labarna governi di (sua) mano il paese tutto!”, en: A. Archi (1979), 31-32 (edición); J. de Roos (2007), 13, y n. 50, más bibliografía señalada. También en el festival purulli de Año Nuevo, KUB-36.97 Vs. 6’-19’, esp. 14’-16’, se pone de manifiesto esta relación (cf. H. Otten (1956), 102; V. Haas (1994), 696-747, esp. 697); y en KUB-29.1 Vs. 17-19 (CTH-414.1.A) “Ritual de construcción de un templo” (cf. G. Kellerman (1980), 11, 25 (edición); J. V. García Trabazo (2002), 484-485 (edición)). Y es la argumentación esgrimida por #attu$ili-III en su “Apología” (CTH-81) §2, I 5-6; §10c, III 70-72, §11, IV, 20-22, §12a, IV, 47-48 (cf. H. Otten (1981), 23-27) para hacerse con el trono, cf. también H. Klengel (1999), 230-231; T. Bryce (2005), 248-263. Cf. también Th. van den Hout (2003/5), 129, s.v: Ordal: §1. by combat or war. 578

Ph. Houwink ten Cate (1984), 58, y n. 17; R. Beal (1992), 43, n. 172, más bibliografía señalada.

579

Sobre el término 'uppidanu- no existe, hasta donde conozco, ninguna traducción segura. No aparece recogido en HED, ni en EDHIL. Su ocurrencia con el determinativo GI% en uno de los tres textos en los que viene recogido ha hecho que se interprete provisionalmente como vegetal, así, por ejemplo en: HEG, A-H, 296, s.v: GI%'upitanu-; HHW, 55, s.v: GI%'upitanu-. Sin embargo, y dado que en los dos textos restantes está asociado a PA5, ‘canal’, en CHD, %, 90-91, s.v: !ala!t/ri- se ofrece una traducción probable como “pipe”. En MHwH, 234, s.v: (GI%)hu(p)pitanu-/huppitanuwa- se recogen ambas posibilidades: “a plant or a utensil; pipe(?).” Es posible que se trate de una conducción en madera, como se atestigua, por ejemplo, en la ‘Quellgrotte’, cf. 4.1.4.2.- Conducciones, p. 126ss. Para las ocurrencias del término cf. también Beal (1992), 43, n. 172. 580

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 123, n. 418.

146

El agua dulce en la cultura hitita 4.1.5.3.- Gölpınar

El embalse de Gölpınar (“lago de la fuente”) se localiza en la provincia de Çorum, a ca. 1 km al sur de la ciudad hitita de Alaca Höyük581 (Map. 1). Fue descubierto durante una prospección en 1937582 y excavado desde 2002583. La presa, del tipo de materiales sueltos (Dib. 1), recoge las aguas de varias fuentes y regatos estacionales que bajan por las laderas sur y este584 (Figs. 102-103). Parece constar de un cuerpo central de tierra con pantallas de andesitas en ambos taludes (Figs. 104-105) y arcilla como impermeabilizante en los intersticios585. Se orienta en dirección este-oeste y mide 110 m de largo y 15 m de ancho586, pero desafortunadamente no hay datos sobre su altura, a pesar de que su restauración lo puso de nuevo en funcionamiento en 2007 permitiendo la irrigación de los campos colindantes587. Ambas pantallas cubrían también la corona (Figs. 104-105). A. Hüser observa que uno de los extremos del dique –pero no menciona si el este o el oeste– presenta una unión en ángulo recto con un talud lateral588 (Fig. 103), como en Karaküyü. Parece que el fondo del embalse en su unión con el dique se hallaba también empedrado con lastras589 (Figs. 105-106), aunque es muy posible que se trate del derrumbe de la pantalla. A. Hüser, estableciendo una comparación con el Embalse Noroeste de %ari$$a, apunta la posibilidad de que la pantalla aguas arriba presente dos fases constructivas, siendo las mencionadas piedras del fondo la segunda de ellas y por tanto la más reciente. Sin embargo, la forma del dique (Fig. 105) refuerza la teoría de un deslizamiento de toda la obra en su parte central y en especial del talud de aguas arriba. Según R. O. Arık (Fig. 106) se documenta un canal en paralelo al talud de aguas abajo separado de éste por una fila de piedras, pero las últimas campañas parecen mostrar que circulaba por encima de la corona (Figs. 104-105). Dadas su ubicación y su orientación, resulta difícil determinar la función de este canal. Solo en el caso de que comunicase con el interior del embalse a través de un aliviadero lateral590 podría tratarse de una estructura de evacuación que recorría la longitud del dique desde su lado este591. Según A. Hüser se trata de una “Übergang zwischen der Mauer und der (…) Böschung”592, según sus excavadores, se trata de esclusas593; amientender se trata de una intervención 581

R. O. Arık (1937), Fig. 12; K. Bittel y R. Naumann (1952), 162.

582

R. O. Arık (1937), 10-13; cf. también M. C. Trémouille (1998), 190, y n. 42.

583

A. Çinaro&lu y E. Genç (2003); 281-282, Res. 2-3; B. Yıldırım y M.-H. Gates (2007), 297; A. Çinaro&lu y D. Çelik (2008), 529-530, Res. 13-14; Ídem. (2009), 97-98, Res. 9-10; Y. Ku'lu y Ü. (ahin (2009), 2110. 584

R. O. Arık (1937), 10; B. Yıldırım y M.-H. Gates (2007), 297; Y. Ku'lu y Ü. (ahin (2009), 2110; contra A. Schachner y H. Wittenberg (2012b), 251, y n. 30. 585

Cf. 4.1.4.4.- Depósitos: cisternas y estanques, p. 134, n. 494.

586

A. Çinaro&lu y E. Genç (2005), 267; A. Çinaro&lu y D. Çelik (2009), 98. Cf. R. O. Arık (1937), 10-13: “Quant à sa structure, le mur qui fait face à l’eau, a une épaisseur de 4m. 50, et celui du côté opposé 3m. 80. L’intervalle compris entre les deux murs est comblé par une couche de terre de 6 m. 15 d’épaisseur. On a construit ainsi un système de mur solide et peu coûteux, d’une largeur de 14 m. 45.”; K. Emre (1993), 7: “(…) 110 m long and (…) width (…) 4,50 m”; B. Yıldırım y M.-H. Gates (2007), 297: “(…) 130 m length and 15 m width”; Y. Ku'lu y Ü. (ahin (2009), 2110: “(…) 130 m”. 587

Y. Ku'lu y Ü. (ahin (2009), 2110. K. Emre (1993), 8, especifica cultivos arbóreos.

588

A. Hüser (2007), 143.

589

R. O. Arık (1937), Fig. 13. A. Çinaroglu y E, Genç (2003), 282; Ídem. (2005), 267; A. Hüser (2007), 143; A. Çinaro&lu y D. Çelik (2008), Res. 14; A. Çinaro&lu y D. Çelik (2009), 98, mencionan que estaba cubierto de arcilla. 590

Cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 133, con referencias señaladas.

591

A. Çinaroglu y E, Genç (2003), 282; B. Yıldırım y M.-H. Gates (2007), 297.

592

A. Hüser (2007), 143.

593

A. Çinaro&lu y D. Çelik (2009), 98.

4. Corpus del material arqueológico

147

sin relación con el dique sino orientada a la canalización de las aguas embalsadas en un momento posterior. Sobre la corona del dique se documentaron tres bloques de andesita interpretados como base de estela y fragmentos de la misma con inscripción594 (GÖLPINAR) probablemente atribuíble a Tud"aliya-IV en la que aparece como promotor de esta obra a consecuencia de una grave sequía y dedicante de la misma a la diosa #ebat595. La situación del embalse tan próxima a Alaca-Höyük sugiere que éste suplía de agua a la ciudad596 para cubrir sus necesidades en lo tocante a un uso productivo y quizá también de riego, sin perjuicio de que simultáneamente se le pudiera dar un uso religioso o cultual aunque la ausencia de datos acerca de los materiales posiblemente contenidos en los sedimentos, así como de referencias textuales explícitas, impiden cualquier afirmación en este sentido597. Pese a ello, cabe destacar la reflexión de P. Taracha: “should we assume Alacahöyük to be the Hittite holy town of Arinna, then the sacred pool mentioned in these texts (CTH-666) could be identified with Gölpınar (…) where a stela fragment naming Tud"aliya (IV) in Hieroglyphic Luwian was found”598.

4.2.- Intramuros 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a La capital hitita, Bo&azköy/#attu$a (Fig. 107), se localiza muy próxima al límite geomorfológico entre la Cordillera del Ponto y la Meseta Central599, en la provincia de Çorum, a unos 150 km al este de Ankara (Map. 1), sobre una elevación irregular del terreno de ca. 200 ha de extensión a unos 1000 m de altitud circundada por el este y el oeste por dos ríos que forman un cañón, el Büyükkaya-deresi y el Yazír-deresi, y atravesada en su tercio noroeste por el estacional Kızlarkaya-deresi600 (Fig. 107). En su interior se concentran numerosos afloramientos calizos de dimensiones diversas, como Ni'antepe, Sarikkale o Büyükkale, que dan una topografía compleja y determinan y condicionan los tipos arquitectónicos601, pero que simultáneamente proveen, aunque no en grandes cantidades ni para todos los casos, de materia prima para la construcción602. La ciudad está provista de agua durante todo el año no solo gracias al aporte de los tres ríos

594

A. Çinaroglu y E, Genç (2003), 282; Ídem. (2005), 267; B. Yıldırım y M.-H. Gates (2007), 297; A. Çinaro&lu y D. Çelik (2008), 529; Ídem. (2009), 97-98. 595

B. Yıldırım y M.-H. Gates (2007), 297; A. Çinaro&lu y D. Çelik (2008), 529; Ídem. (2009), 98, y n. 13, donde también aseguran que se trata de la presa más antigua de Anatolia; Y. Ku'lu y Ü. (ahin (2009), 2110; P. Taracha (2011), 145. La inscripción ha sido tratada por A. y B. Dinçol en 2003, pero no publicada. Sobre los períodos de sequía, cf. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 8, n. 36. 596

Como apunta también P. Neve (1999), 147, n. 229: “(…) dürfte es sich aufgrund der Niveaulage und Beschaffenheit des Staudammes m.E. um eine hethitische Anlage handeln, die die Wasserversorgung des 1 km entfernten Hüyüks diente.” 597

solo B. Yıldırım y M.-H. Gates (2007), 297 recogen el hallazgo de un disco de oro con engarce en un material translúcido y rojo. 598

P. Taracha (2011), 145; contra M. Popko (2000) (Zippalanda = Alaca Höyük), e Ídem. ápud. M. Forlanini (2008), 153, n. 70, quien, a su vez en Ídem., 154 contra M. Popko. En A. Çinaro&lu y D. Çelik (2008), 527, se sostiene esta interpretación de Alaca Höyük como Arinna. Cf. M. Popko (2009), 14: “Die Lage von Arinna bleibt unbekannt.” 599

Cf. 2.3.2.- Curso medio del Kızılırmak, p. 13ss.

600

K. Bittel y R. Naumann (1952), 15-20; P. Neve (1993), 7; Ídem. (1999), 9; J. Seeher (2002b), 156; Ídem. (2011), 11; A. Schachner y H. Wittenberg (2012), 313. 601

K. Bittel y R. Naumman (1952), 37; J. Seeher (2011), 11, 17.

602

J. Seeher (2009), 120ss.

148

El agua dulce en la cultura hitita

mencionados, sino también gracias a numerosos manantiales distribuidos por todo el asentamiento603. A ellos hay que añadir, por el momento, 15 estructuras de pequeño, mediano y gran tamaño de acopio y reserva de agua en diversas zonas de la ciudad604, varias pilas605 y lo que ha sido interpretado como un sistema de regulación del caudal del Kızlarkaya-deresi606. Puesto que un análisis crítico y pormenorizado de la cronología está fuera del alcance de estas páginas, se seguirá la datación aportada por las diferentes memorias de excavación, siempre que no haya resultados más recientes que la modifiquen607. §1.- ‘Unterstadt’ (“Ciudad Baja”): Se localiza al norte-noroeste del asentamiento sobre varias terrazas y se encuentra dividida en dos zonas, interior y exterior, separadas entre sí, del resto del asentamiento y del exterior por sendas murallas608 (Fig. 107). En ella se localizan un gran afloramiento rocoso, Kesikkaya, y varias edificaciones, entre las que destacan el Templo 1, la ‘Haus am Hang’ (“Casa de la ladera”) y la ‘Quellgrotte’609 (Fig. 121), así como un barrio de habitación hacia el norte, entre el Templo 1 y la muralla610. Su ocupación se remonta a época del k)rum611. El Templo 1 es un gran complejo que comprende dos cellae para las imágenes de las divinidades, un gran número de estancias dedicadas a almacén y otras más para la custodia de textos. Al norte de este complejo y limitando por el norte con una línea de murallas, se localiza todo un barrio de habitación. La ‘Haus am Hang’ se sitúa frente al Templo 1 y parece que su función era administrativa conteniendo un gran archivo. §2.- Büyükkale: La Büyükkale (Figs. 107-108) es un macizo de afloramientos calizos con ocupación desde época del k)rum612 que se localiza en el centro-este de la ciudad. Presenta un fuerte desnivel hacia el suroeste y una forma más o menos ovalada de orientación suroeste-noreste ocupando una superficie aproximada de hasta 260 m de largo y 150 m de ancho613. Está rodeada de murallas y conectada en su extremo suroeste a través de un viaducto con la ‘Oberstadt’ hacia Ni'antepe. En el ángulo noroeste de la muralla que delimita con la ‘Ostplateau’ se halla una de las puertas de acceso bajo la

603

E. Forrer (1938), 180; K. Bittel y R. Naumman (1952), 17, Bei. 1 [cf. 2.8.- Conclusión, p. 23, n. 157]; A. Ünal (1993), 124; A. Schaner y H. Wittenberg (2012), 315-317; Ídem. (2012b), 250, Abb. 1, 8-9, contra M. C. Trémouille (1998), 189. De entre ellas destaca por su carácter monumental la ‘Quellgrotte’, cf. 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, p. 159ss. 604

En 2006 se contaban hasta “zehn künstlich angelegte größere Wasserreservoire in #attu'a”, en: J. Seeher (2006), 3. Para la cifra actual, cf. 4.1.4.4.- Depósitos: cisternas y estanques, p. 130ss., con referencias señaladas. 605

Como aquella del Templo 1, cf. 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras, p. 174, quizá dos más en la ‘Ostplateau’ (cf. 4.2.1.7.- Pilas en la ‘Ostplateau’, p. 175ss.) y una más en la ‘Oberstadt’ (cf. 4.2.1.8.- Pila en la ‘Oberstadt’, p. 176ss.), sumando, hasta el momento, un total de 3 ejemplares. 606

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 124, n. 427.

607

A. Schachner (2010), 217: “(…) some data indicate the need for a revision of the currently valid chronological periods.”; cf. también Ídem. (2009), 34-35; Ídem., (2012c); y 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’, p. 173, n. 798. 608

La reconstrucción de las murallas que actualmente puede verse a la entrada del yacimiento pertenece, no al círculo exterior, sino al lienzo que separaba la ‘Unterstadt’ Interior de la Exterior (‘Abschnittsmauer’) y que aprovechaba una serie de afloramientos rocosos como cimientos. Cf. también J. Seeher (2010b), 67-69, Abb. 1, 3. Sobre las murallas que separaban la ‘Unterstadt’ de la ‘Oberstadt’, cf. A. Schachner (2010), 164, n. 14, Abb. 4-5, 21, más bibliografía señalada; Ídem. (2011), Abb. 16. 609

Cf. 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, p. 159ss. Para la ‘Haus am Hang’, cf. Bo&azköy IV, 54-55, Bei. 1

610

Cf. 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras, p. 174ss., con notas.

611

A. Schachner (2010), 168-171; Ídem. (2011), 34-41, más bibliografía señalada; Ídem. (2012c), 9, 10-11; Ídem. (2013), 159-164, con notas, y Abb. 20-25. 612

K. Bittel y R. Naumman (1952), 20-21; P. Neve (1982), 1-6; J. Seeher (2006b), 115.

613

K. Bittel y R. Naumman (1952), 37; P. Neve (1982), 1; J. Seeher (2006b), 115.

4. Corpus del material arqueológico

149

que se encuentra un canal, quizá en relación con el manantial localizado al pie del cañón del río614. Las primeras fases de ocupación están representadas por estructuras de habitación que con el paso del tiempo fueron derivando en lugar reservado a la realeza y al culto, al tiempo que su superficie se ampliaba merced a la construcción de terrazas en sus flancos sur y oeste hasta ocupar ca. 30.000 m2 de superficie615. Los restos que actualmente se conservan datan del s. XIII a.C, correspondiendo a templos, edificios públicos, edificios de habitación que incluían la residencia real (E y F probablemente)616, patios, varias cisternas y un estanque (‘Wasserbecken’)617, almacenes, calles y puertas monumentales (Fig. 108). De entre estas edificaciones destacan el complejo de edificios B-C-H situado al noreste y los edificios J y G localizados al suroeste que rodean, junto con el edificio A, el ‘Wasserbecken’ (Fig. 108). Los edificios B y C han sido interpretados como lugares de culto, mientras el H lo ha sido como residencia de algunos oficiales de palacio, como almacén y como parte integrante del edificio C en una segunda fase constructiva618. El edificio J, cuyo acceso se encuentra en su muro norte, (Fig. 108) parece haber tenido una función cultual similar a la del conjunto B-C-H, a través de su relación espacial con el ‘Wasserbecken’, al cual se le adjudica también esta función. El edificio G, en el cual se hallaron restos de decoración mural pintada, podría tener también relación con este estanque a través de su acceso sur y al mismo tiempo, en base a la ordenación interior de su espacio, haber sido utilizado con funciones representativas; como parece ser también el caso del edificio K619. Estos tres edificios –G, J y K– ocupan el flanco sur de la Büyükkale (Fig. 108), al cual se accede desde el suroeste atravesando dos grandes puertas, o desde el noreste por el ‘Patio Central’ a través de otra puerta; es decir, este área se encuentra separada del resto de edificaciones de la Büyükkale. Esto podría indicar que sus funciones difieren o “complementan” aquéllas principales desarrolladas en la Büyükkale ya que se encuentran separados del esquema general de circulación entre los edificios620, como es el caso de E y F, interpretados como residencia real. §3.- ‘Oberstadt’ (“Ciudad Alta”): Se trata de la parte más meridional de la ciudad, rodeada de murallas en todo su perímetro que la separan de la ‘Unterstadt’ y la Büyükkale por el norte621 y del exterior por el sur, este y oeste. (Fig. 107) Presenta una topografía irregular en la que destacan tres afloramientos rocosos sobre los que se asientan diferentes construcciones: Sarıkale, Yenicekale y Ni'antepe, además de una gran extensión de terreno de forma más o menos triangular en el sureste que conforma “El Barrio de los Templos” y otra de menor tamaño en el suroeste en la que se localizan las ‘Südteiche’622. Hacia el noreste, al sur de la Büyükkale y al este de Ni'antepe, se localiza la ‘Südburg’, recibiendo su

614

P. Neve (1990), 295: “Die Bedeutung der Anlage ist noch unklar. Sicherlich bildete sie kein Stadttor im üblichen Sinne. Statt dessen ist sie vielleicht - als Wassertor? - mit einer Quelle in Verbindung zu bringen, die sich dort am Fuße des Abhanges findet”; cf. también A. Schachner et al. (2013), 155. 615

P. Neve (1982), 1, 7-20; A. Schachner (2012c), 10; Ídem. (2012c), 10.

616

P. Neve (1982), 135: “Die (…) Gebäude E und F könnten demnach als Bestandteil des Wohnpalastes (…) als das intime Domizil der königlichen Familie gedeutet werden”; J. Seeher (2006b), 122, Fig. 127. 617

Cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss. Sobre las cisternas, cf. 4.1.4.4.- Depósitos: cisternas y estanques, p. 130, más referencias. 618

P. Neve (1971), 9-13, Abb. 13, Bei. 3-6, 15; Ídem. (1982), 111-118, 135; J. Seeher (2006b), 117, 119-120, Fig. 125. Cf. también 4.2.1.4.- Edificio C, Büyükkale, p. 166, n. 745. 619

P. Neve (1982), 130, 135.

620

Cf. p. 166, n. 742.

621

J. Seeher (2006b), 46; A. Schachner (2010), 164, n. 14 con bibliografía señalada, Abb. 4-5, 21; Ídem. (2011), Abb. 16.

622

Para la zona sur y sureste de la ‘Oberstadt’, cf. P. Neve (1999), Ídem. (2001); para las ‘Südteiche’, cf. 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’, p. 170ss.; para Ni'antepe, cf. S. Herbordt (2005), 7-23; (2011), 7-8, con bibliografía señalada.

150

El agua dulce en la cultura hitita

nombre de la fortaleza frigia que albergaba y cuyo muro perimetral sur se alzaba frente al borde norte del Estanque 1 de este complejo623. Hay tres puertas de acceso al interior de este área desde el exterior, de oeste a este, la Puerta de los Leones, la Puerta de las Esfinges (Yerkapi) y la Puerta del Rey (Fig. 107). Gracias a las últimas excavaciones en este área se ha podido constatar que su ocupación se remonta hasta el s. XVI a. C.624 y que hacia el s. XIII a. C., coincidiendo con el período política y militarmente conflictivo que llevó al fin del Imperio, esta zona de la ciudad sufrió una transformación albergando no solo recintos cultuales sino también áreas productivas con diferentes tipos de hornos y lugares de habitación625. §4.- ‘Ostplateau’ (“Llanura este”): Se extiende por una superficie aproximada de 170 x 150 m entre la Büyükkale al norte, la Südburg al sur y el cañón del Büyükkaya-deresi el este626 (Fig. 107). Se encuentra separada del cañón del Büyükkaya-deresi por el mismo lienzo de murallas que rodea esta parte de la ciudad por el este desde la Puerta del Rey a la Büyükkale y parece contener en su interior mayoritariamente restos de edificaciones frigias pero no hititas627. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2 Las primeras excavaciones en este área y las primeras labores de restauración se llevaron a cabo entre finales de la década de 1980 y principios de 1990628. En la primera campaña se documentó la fortaleza frigia y, al retirarse parte de la muralla sureste, una estructura hitita de la cual quedaban in situ solo algunos sillares, la ‘Kammer 1’ (Figs. 109-111). En las campañas sucesivas fueron descubiertos y restaurados las ‘Kammern 1-2’, el ‘Teich 1’ y el Templo 31 (Fig. 109). Durante los trabajos de restauración y prospección de superficie de finales de los ‘90 dirigidos J. Seeher se halló un nuevo estanque al sur del ya excavado, el ‘Teich 2’629 (Fig. 109). Según P. Neve, ambas Cámaras, el Templo 31 y el “Estanque 1” pertenecían a un mismo complejo cultual integrado en un área de la ciudad del mismo significado630, interpretación que no ha sufrido grandes modificaciones, al menos en lo que respecta a los estanques631. §1.- “Cámara 1” (‘Kammer 1’): Se localiza a ca. 20 m de distancia del bastión sureste de la fortaleza frigia, al oeste de la actual carretera que conduce a la Puerta del Rey (Figs. 109, 110-111). De los pocos sillares que quedaban in situ, ya que muchos fueron reutilizados en la construcción frigia, se desprendía una primera interpretación como una puerta que daba acceso a un corredor de ca. 4 m de

623

Cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss.

624

Cf. J. Seeher (2008), esp. 2-8, más bibliografía señalada; A. Schachner (2009), esp. 34-35; Ídem. (2010), 161-164; Ídem. (2012c), 11. 625

P. Neve (1999), 147, 157-158; Ídem. (2001), 97-101; J. Seeher (2006b), 83; A. Schachner (2012c), 13.

626

P. Neve (1990), 292; cf. también A. Schachner et al. (2013), 155, Abb. 17.

627

P. Neve (1990), 295, 298-301.

628

La bibliografía básica corre a cargo de su excavador, P. Neve (1989), 313-337; Ídem. (1990), 279-292; Ídem. (1991), 338-345; Ídem. (1992), 333-336; Ídem. (1994), 291-294; Ídem. (1995); y del sucesor de éste, J. Seeher (1996), 355; Ídem. (1997), 331-337; Ídem. (2006), con bibliografía señalada; Ídem. (2006b), 96-106. Cf. igualmente P. Neve (1996), 63-74; H. G. Jansen (1998), 216-217; A. Hüser (2007), 138-140; A. Schachner y H. Wittenberg (2012), 314-317; Ídem. (2012b), 251-254. 629

H. G. Jansen (1998); J. Seeher (2006), IX, 3.

630

P. Neve (1990), 291; Ídem. (1995), 9, 11, Abb. 18; Ídem. (1996), 75.

631

H. Ehringhaus (2005), 34; J. Seeher (2006), 23; Y. Erbil y A. Mouton (2012), 54-60. Para A. Schachner y H. Wittenberg (2012) y (2012b), son sencillamente los ‘Ostteiche’.

4. Corpus del material arqueológico

151

largo y 1,6 m de ancho632. Con el resto del material hallado y comparándola con la ‘Kammer 2’ pudo reconstruirse su forma original como cámara cubierta con una falsa bóveda633. §2.- “Cámara 2” (‘Kammer 2’): Localizada hacia el suroeste de la muralla frigia en cuyo Bastión 2 fueron hallados algunos de sus sillares, se encuentra inserta en el ángulo norte del “Estanque 1” a un metro por debajo de la cota de su fondo. In situ se conservaban hasta tres hileras de sillares de todos sus muros y los cimientos (Figs. 113-114), lo que ayudó a reconstruir la forma original de ambas Cámaras634. En su relleno aparecieron nuevos sillares así como algunos fragmentos cerámicos datados en O.St. 2635. Orientada de norte –acceso– a sur, presenta en planta (Fig. 113) una forma ligeramente trapezoidal de ca. 4 m de largo cimentada sobre un zócalo de sillares calizos que sobresale hacia el interior entre 10-18 cm. La altura decrece de norte a sur presentando todas sus paredes una inclinación hacia el interior para conformar la falsa bóveda, excepto el sillar sur de la hilera inferior que se halla en posición vertical y profundiza unos 14 cm en el suelo virgen636. A los pies de esta pared y excavada en el suelo se documentó una fosa rectangular (40 cm de ancho y 35 de profundidad637) (Figs. 113-115) colmatada y actualmente cubierta que fue interpretada inicialmente como base para la inserción de un elemento638. Tras las paredes oeste y sur y cubiertos por gravas de época frigia se documentaron dos estratos de arcillas, marrón y azul, sobre un estrato de piedras asentado sobre la roca madre, seguramente la impermeabilización del ‘Teich 1’639. La primera interpretación provisional de esta Cámara fue como tumba, en base a paralelos con Gâvurkalesi y haciendo hincapié en su localización en este área de la 'Oberstadt', pero fue refutada casi inmediatamente con la primera lectura de la inscripción640, y sorprendentemente retomada después de forma poco clara641. En el acceso, en la pared este, se halla un sillar (102 cm de alto y 79 cm de ancho), fragmentado

632

P. Neve (1989), 313; Ídem. (1991), 338.

633

contra P. Neve (1989), 315, 316; Ídem. (1990), 281: “Durch die schräg angelegten Standflächen (…) ist eindeutig bezeugt, daß es sich bei der Konstruktion (…) um ein echtes Gewölbe handelt.”; Ídem. (1991b), esp. 161, 163; Ídem. (1992), 334, Ídem. (1993), 644, Ídem. (1996), 70. La diferencia entre una bóveda y una bóveda de ménsulas o falsa bóveda es que las primeras son la proyección de un arco y se sustentan por compresión, siendo la clave el elemento más importante de las mismas al transmitir todos los empujes hacia las dovelas inferiores y los laterales. Las segundas se construyen por aproximación de hiladas en sentido ascendente, se sustentan gracias al peso que los muros laterales ejercen sobre la parte empotrada de las ménsulas o saledizos y carecen de dovelas, siendo su cierre superior un bloque en posición horizontal. Este tipo de cubiertas, falsas bóvedas, se documenta en el período hitita solo en estructuras proyectadas para mantener sobre ellas grandes pesos, siempre en forma de bóveda y nunca de cúpula, como en poternas, canales, en la mencionada ‘Quellgrotte’, en las Cámaras que nos ocupan, y entre las habitaciones 29 y 30a del Templo 6 de #attu$a (cf. P. Neve (1999), 30, Abb 14), precisamente porque el peso que cargan las sustenta. En general, cf., R. Naumann (1971), 121-131; P. E. Pecorella (1975), 7, n. 9; 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, p. 159ss., y (Figs. 111, 114, 123). Cf. también H. Ehringhaus (2005), 33; J. Seeher (2008b), 8-11. 634

P. Neve (1989), 316-332, Abb. 40-62.

635

P. Neve (1989), 331-332, Ídem. (1996), 72.

636

P. Neve (1989), 324-325; Ídem. (1990), 281-283, Abb. 11-12. Sobre el tipo de cubierta, falsa bóveda, cf. más arriba p. 151, n. 633. 637

P. Neve (1989), 325; contra Ídem. (1995), 10: “50 cm Tief”.

638

P. Neve (1990), 281; Ídem. (1995), 10; Ídem. (1996), 70; contra J. D. Hawkins (1995), 45, cf. más abajo, §3.- Inscripción.

639

P. Neve (1990), 284; Ídem. (1991), 339. Cf. más abajo §5.- “Estanques 1-2” (‘Teichen 1-2’), p. 155ss. y sobre la función de las arcillas en estructuras hidráulicas, cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 134, n. 494. 640

H. Otten (1989), 337, contra P. Neve (1989), 332; Ídem. (1990), 291. Cf. también M. J. Mellink (1992), 129: “A 1.4-m deep channel runs along the outer north edge of the pond (…) into the interior of the Shuppiluliuma chamber. This feature rules out the interpretation of the chambers as tombs, but may be connected with the reference to a ‘divine road to the underworld’ in the inscription in the chamber of Shuppiluliuma.” 641

Cf. A. Archi (2007b), 187: “(…) tomb destined for %uppilulyamas II”; P. Taracha (2009), 160: “(…) funerary chapel of %uppiluliuma II”; derivado seguramente de la primera interpretación provisional señalada en nota precedente.

152

El agua dulce en la cultura hitita

ya antiguamente en su ángulo superior izquierdo y hallado en la muralla frigia (Figs. 114, 116), con una representación en relieve de un personaje masculino en la posición A’ (Tab. 2) dirigido hacia la derecha –hacia el exterior–, con tocado cónico de tres cuernos del que pende una suerte de “cola”, larga coleta, espada al cinto, lanza, arco sobre el hombro y faldellín642. Frente a él, entre la lanza y el tocado, se recoge, en muy mal estado debido a la fractura y con lectura hacia la derecha, su onomástica y titulatura en jeroglífico en relieve643: *322+*215-*391 *18 PURUS.FONS.M[I] MAGNUS.REX

%uppiluliuma, Gran Rey La primera identificación del personaje se hizo a través de la representación del tocado cónico con %uppiluliuma-I, muerto y divinizado, y protector de la Cámara. Posteriormente, y en base a su posición equivalente al signo *2, EGO2, y al contenido de la inscripción, se abrió la posibilidad de que se tratara del segundo de ellos644. El sillar superior (1,7 m de alto y 25-35 cm de grosor) de la pared del fondo –sur– contiene la figura de un personaje masculino en la posición A (Tab. 2; Figs. 114-115, 117) dirigido hacia la izquierda, con GI%kalmu!, tocado redondo coronado por un disco solar alado y el signo *369, VITA, sobre el puño del brazo extendido645. Fue interpretado inicialmente como representación de un monarca divinizado646 y figura principal de la Cámara; posteriormente, y gracias al disco solar alado y la comparación con el relieve nº 34 de Yazılıkaya (Fig. 171), como representación de la divinidad solar647. Para explicar la factura poco detallada de ambas figuras se ha propuesto que estuvieran

642

Este tipo de representación con faldellín, espada, arco y lanza se documenta también en Imankulu, Hanyeri, Hemite, Hatip, Karabel y en Fıraktın sin lanza, lo que sugiere a J. D. Hawkins (1995), 19 que “seem to have been place as guardians at various geographical points”; aunque no parece corresponderse con la realidad, cf. 3.2.1.2.- Panoplia, p. 45ss. y Tabs. 1.1-1.2; también 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 76ss.; 4.1.2.2.1.- Hemite, p. 84ss.; 4.1.2.3.1.- Karabel, p. 97ss.; 4.1.2.3.3.- Imankulu, p. 105ss., y 4.1.2.3.2.- Hanyeri, p. 101ss. 643

J. D. Hawkins (1995), 19. Para la forma de *322, cf. M. Marazzi (1990), 213 sub nº 322; S. Herbordt (2005), 416 sub L. 322/23. 644

H. Otten (1989), 336-337; J. D. Hawkins (1995), 19-20: “(…) it represents the ancestor Suppiluliuma I, acting as the protecting deity of the monument. (…) Alternatively, (…) may simply be intended as the representation of the builder of the monument itself.”, más referencias señaladas. Th. van den Hout (1995b), 558; E. Masson (2001); 380, 382; y H. Ehringhaus (2005), 33, lo identifican con %uppiluliuma-II. Y. Erbil y A. Mouton (2012), 55, 57-58, no se deciden si se trata del primero o del segundo de estos monarcas homónimos. Z. Simon (2012), 693, opina que se trata de una “Schutzgottheit” y que la inscripción señala al promotor, no a la figura. Sobre el tipo de tocado, cf. 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 42ss., con referencias señaladas; sobre la Posición A’ y su correspondencia con el jeroglífico *2, cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 54ss., con referencias señaladas. J. Klinger (conversación personal del 13.3.12 y 21.3.13) considera que esta figura podría representar al primero de estos reyes homónimos, en cuyo caso el promotor habría sido Mur$ili-II quien relataría parte de las gestas de su padre de modo similar a como hizo en las “Hazañas de %uppiluliuma” (CTH-40, cf. H. Klengel (1999), 142 sub B3). Sin embargo, esto choca con la mención de la toma de Tar"unta$$a (bl. 6, l: 1 [=5,§12a]; bl. 4, l: 2 [=5,§15a] y bl. 5, l: 2 [=6,§17]; cf. H. Otten, loc. cit.), que no se documenta en ningún texto anterior a Muwatalli-II, y con los datos arqueológicos que muestran dos fases para el ‘Teich 1’ (Tud"aliya-IV - %uppiluliuma-II), la segunda de las cuales consta de la “plataforma” que corta el ángulo norte del mismo (cf. P. Neve (1994), 291-293, n. 6, Abb. 3-4; Ídem., ápud. J. D. Hawkins (1995), 12); aunque bien es cierto que esta datación arqueológica depende de aquella general para la ‘Oberstadt’ durante el reinado de Tud"aliya-IV que este mismo arqueólogo propuso y que ha sido profundamente revisada, y de la supuesta construcción conjunta de este complejo y Ni'antepe, aún sin verificar. 645

Para el uso de este signo en la iconografía, cf. 3.1.- Introducción, p. 32, n. 35.

646

P. Neve (1989), 319, 327-328.

647

K. Kohlmeyer (1983), 64, n. 562; H. G. Güterbock (1993), 225-226; P. Neve (1995), 10; H. Ehringhaus (2005), 33, Abb. 53; S. Herbordt (2005), 57, n. 412; J. Seeher (2011), 57. Contra todos ellos, J. Börker-Klähn (1998), 17. Cf. 3.2.1.3.Símbolos, p. 48ss. Para el ejemplo de Yazılıkaya (nº 34), cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 183, n. 868.

4. Corpus del material arqueológico

153

inacabadas o bien que los particulares estuvieran pintados648. §3.- Inscripción: La inscripción, BO.AZKÖY-21649, ocupa (Figs. 113, 117) las dos hileras inferiores de la pared oeste de la ‘Kammer 2’ a lo largo de seis sillares (1-6, numerados desde la entrada hacia el interior y de arriba a abajo, ordenados 3 a 3) de formas irregulares pero de altura similar (1 m). Los bloques 1 y 2 fueron hallados en la muralla frigia y sus respectivas posiciones dentro de la Cámara derivan de la reconstrucción arqueológica y de criterios epigráficos650. La inscripción, en relieve y buen estado de conservación, comienza en la parte superior del bl. 1, consta de seis líneas de lectura bustrófeda dejando la zona inferior del bl. 6 sin trabajar, lo que indica que la inscripción está completa651. Lectura y datación son complejas debido a la abundancia de logogramas sin complemento, lo que la separa de otras inscripciones imperiales como YALBURT, NI(ANTAS (= BO1AZKÖY-5) o EMIRGAZI; a la paleografía de algunos signos y a la ausencia de presentación del dedicante abriendo el texto aunque se menciona cuatro veces en el cuerpo del mismo (ll: 1, 3-5)652. Pese a ello se ha podido leer la mayor parte del contenido que parece corresponderse con una inscripción conmemorativa de una campaña militar en el sur, probablemente en Lukka, y las labores edilicias posteriores a la mismas realizadas por %uppiluluma II, quien se identificaría a través de la 1ª persona del singular del último verbo, ya que el resto no presenta desinencia653. La contradicción entre la paleografía de los signos y la pertenencia del texto a %uppiluluma II ha sido resuelta aduciendo un estilo arcaizante en el que también parece reconocerse el recurso estilístico de la repetición654, y

648

P. Neve (1989), 328, y n. 45; Ídem. (1996), 74; J. D. Hawkins (1995), 19. H. Ehringhaus (2005), 33, recoge con prudencia ambas propuestas. Cf. 3.1.- Introducción, p. 26, n. 10. 649

Cf. CHLI I.1, 35 sub E. Appendices. J. D. Hawkins (1995), 14: “(…) SÜDBURG (…) The excavators retain this term for archaeological reference, so I accept its convenience and do likewise, noting also the difficulty of finding an appropiate alternative term.” 650

H. Otten (1989), 333, Abb. 63; J. D. Hawkins (1990), 305.

651

Los primeros estudios de la misma corren a cargo de: H. Otten (1989); y J. D. Hawkins (1990). La edición del texto es de J. D. Hawkins (1995), 21-65, y Abb. 35. Otros estudios sobre la misma o alguno de sus particulares: E. Masson (2001), 381-388; H. C. Melchert (2002); Ídem. (2004); F. C.; Woudhuizen (2004), 76-90; Ídem. (2004b), 31-33; H. Ehringhaus (2005), 34-35, Abb. 55-56. 652

H. Otten (1989), 334, 336; J. D. Hawkins (1990), 307, 313, y n. 16-17; J. D. Hawkins (1995), 21, 31, compartiendo el mismo razonamiento de P. Neve al describir las figuras de la Cámara, cf. p. 153, n. 648. Para transcripción, traducción y comentario del texto se remite a J. D. Hawkins op. cit., 21-65, Abb. 35. Cf. también E. Laroche (1956), 139, sobre ALEPPO-1 de Talmi-%arruma: “(…) caractère fortement idéographique (…) la plupart des inscriptions dédicatoires postimpériales s’expriment à la première personne du singuler.” Sobre NI(ANTAS (= BO1AZKÖY-5), cf. CHLI I.1, 18 sub 3.-4.,con bibliografía señalada; sobre EMIRGAZI, cf. J. D. Hawkins (1995), 86-102; CHLI I.1, 18; sobre YALBURT, cf. 4.1.1.2.- Yalburt, p. 73ss., con referencias señaladas. 653 654

J. D. Hawkins (1990), 307, 310, 314; Ídem. (1995), 22-23, 28, y n. 30, 44.

J. D. Hawkins (1990), 308: “(…) it might represent verse or a song”, 310-313, 314: “Research in Turkey (…) 1990 has established that the SÜDBURG writting of !uppi- is in fact consistent with an attribution to Suppiluliuma II”; Ídem. (1995), 21: “The orthographic peculiarities (…) may be answered by the assumption of deliberate archaism.”, 31. Para otras inscripciones consideradas arcaizantes, cf., Ídem. (1992b), 269, y n. 11-12; y sobre el arcaísmo de algunas inscripciones en general, cf. E. Laroche (1956b), 132, n. 2: “(…) Il ne s’agit pas du maintien ou du retour de formes antérieures; mais l’illusion chronologique est vrai”.

154

El agua dulce en la cultura hitita

estaría apoyada también por la forma del signo *322, PURUS655, y la no atestación de algunos topónimos656, especialmente Tar"unta$$a, en el reinado del primero de estos reyes homónimos. La aparición de Tar"unta$$a y la referencia a las ofrendas realizadas en ella (ll: 5-6) es llamativa por cuanto desde que se trasladó nuevamente la capital a #attu$a este territorio supuso una fuente de problemas para #atti657. En el marco del presente estudio deben resaltarse dos pasajes: el elenco de divinidades de la l: 2 en el bl. 3 y la última línea de la inscripción sobre el bl. 5, la l: 6. Con respecto a la primera, abre el listado la mención a todos los dioses seguida de la diosa-Solar-de-Arinna y el dios-Tormenta-de-#atti, reflejando de este modo la “jerarquía” del panteón oficial hitita, y contiene una nueva atestación para la onomástica de los relieves nºs 27 y 82 de Yazılıkaya (Figs. 165, 194) bajo el signo *53, ENSIS658. En la última línea puede leerse, según J. D. Hawkins659: zi/a+a-ti DEUS.*202 pa-ti-’ ANNUS i(a)-zi/a “Here a divine Earth-Road in that year (I) construct(ed)” El grupo de signos *360.*202, (DEUS)VIA+TERRA, se trata con mucha probabilidad de la transposición al jeroglífico del cuneiforme DKASKAL.KUR con una lectura literal como “camino al Inframun-

655

La argumentación paleográfica descansa sobre todo en las dos formas que presenta *322, PURUS, con líneas verticales o “almohadillado” en su interior; sin embargo, esta discusión no se recoge ni en M. Marazzi (1990), 213 sub nº 322; ni en Ídem. (1998), 109 sub *322(*323); ni en J. D. Hawkins (2005b), 299 sub Excursus 17., donde se interpretan no de acuerdo a su datación sino a la lengua que expresan, hitita o luvio, respectivamente; nótese además que en esta misma publicación (S. Herbordt (2005), esp. 12, 75-88, 416 sub L. 322/23) esta variación no constituye un criterio prosopográfico ni paleográfico. Sí es materia de discusión en S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), 20 sub II.4.I. “Suppiluliuma I. oder Suppiluliuma II.?”, 69 sub 12-13, 110-116 sub Kat. 8-20, Taf. 1-3 (= %uppiluliuma-I), 212-213 sub Kat. 146-148, Taf. 55 (= %uppiluliuma-II), ; I. Singer (2013), 14. El estado de conservación de NI(ANTAS, que ofrecería un ejemplo de datación segura aunque no necesariamente exclusivo, no permite, en mi opinión, distinguir entre una forma y otra (cf. F. Steinherr (1972), esp. 9, Taf. 1; CHLI I.1, 18 sub 3.-4). En la l: 2 del bl. nº 1 de KARAKÜYÜ 1 (cf. p. 140, n. 540; Fig. 97) perteneciente al reinado de Tud"aliya-IV y en el relieve nº 31 de Yazılıkaya (cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 182, n. 863; Fig. 167), se documenta la presente forma de *322 con líneas verticales aunque con forma rectangular; pero nótese que este mismo signo en el relieve de la figura de acceso (Fig. 116) no presenta ningún tipo de decoración. En la glíptica se documentan dos tipos de “almohadillado”, sencillo y doble. El primero se documenta en sellos de %uppiluliuma-I procedentes de Ni'antepe, sin duda pertenecientes a este monarca debido a su filiación o a la presencia de su esposa #enti (cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Taf. 1-3; Fig. 118.2); en RS-17.227 con la Tawananna (cf. C. Schäffer (1956), Figs. 2-4) y en el “sello cruciforme” también con #enti (cf. H. Klengel (1999), Abb. 28; nótese que *363, MAGNUS, aparece siempre invertido en este sello); mientras el “almohadillado” doble, en sellos de Ni'antepe atribuidos a %uppiluliuma-II pero en los que siempre aparece solo, por lo que es difícil asegurar que esta atribución sea exclusiva (cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), Taf. 55; Fig. 118.1). Lo que parecen indicar estos datos es que existe una tercera diferencia en la escritura de *322, PURUS: la variante monumental con líneas verticales que no se atestigua en la glíptica donde aparecen solo los dos tipos de “almohadillado”. Incluso una cuarta si se tiene en cuenta la forma en la que aparece en el relieve de acceso de esta Cámara sin decoración alguna, cf. más arriba en esta nota; y compárense las Figs. 97, 116, 118.1-2 y 167. Es posible que el “almohadillado” doble haya dado lugar a la variante con líneas verticales de las inscripciones monumentales, pero es solo una posibilidad. Por tanto, la paleografía de *322 en la glíptica no parece poder ser de utilidad para la datación de BO.AZKÖY-21. 656

J. D. Hawkins (1990), 29, 40 sub §12; 49-57; H. C. Melchert (2002), esp. 142; M. Gander (2011), 58-62, con referencias señaladas, esp. 59, n. 245: “Melchert 2004: 377: „…if one accepts (as I now do, contra Melchert 2002: 137ff.) the interpretation of HLuwian INFRA (katta*) aka- as ‚subjugate0 or the like.“ Schriftlich hat er mir mitgeteilt, dass er die Kombination *416-wa/i-ní INFRA á-ka als vergleichbar mit heth. appa taninu „restore to order“ versteht (E-Mail vom 18.2.10).” Cf. también TAVO B-III-6. 657

Sobre estas líneas, cf. J. D. Hawkins (1995), 22-23, 42-43. Sobre Tar"unta$$a, cf. M. Giorgieri y C. Mora (1993), 20, 23; H. Klengel (1999), 308, n. 688, 314-315, más bibliografía señalada; T. Bryce (2005), 321, 329-331. 658

H. Otten (1989), 334: “(…) Vorstellungen des hethitisches Pantheon.”, y n. 60, donde sin embargo traduce el primer teónimo como “Sonnengottheit”; J. D. Hawkins (1995), 31-34, esp. 32; H. C. Melchert (2002), 140. Sobre la lectura de *360.191 191, DEUS.SOL SOL, como Ariniddu, cf. también van Gessel, Onomasticon, I, 46, s.v.; con bibliografía señalada. Sobre *53, ENSIS, documentado también en HANYERI y la estela de la ‘Quellgrotte’ (= BO.AZKÖY-21), cf. 4.3.1.Yazılıkaya, #attu$a, p. 181, n. 859, y p. 198, n. 957. 659

J. D. Hawkins (1995), 22-23.

4. Corpus del material arqueológico

155

do”660. Es de destacar que en esta ocasión no se menciona ni como divinidad en sí ni como punto topográfico, sino como estructura, lo que indica que, independientemente de la traducción exacta y hasta ahora no exenta de discusión, el término refiere a un objeto de la realidad que puede reproducirse y que posee una carga significativa y simbólica lo suficientemente preeminente como para ser monumentalizado y explícitamente nombrado como objeto de dedicatoria, poniéndolo también en relación con la pequeña fosa al fondo de la Cámara661. §4.- Templo 31: También denominado “Edificio Oeste”, se localiza a ca. 35 m al norte de la ‘Kammer 2’ (Figs. 107, 109, 119). Está formado por un un cuerpo central casi cuadrangular (34 m lados norte y sur; 41 m, este y oeste) cuyas habitaciones se organizan en torno a un gran patio y de las cuales la 12, frente a la ‘Kammer 2’, parece haber sido el acceso. Adosado al muro oeste y con acceso desde la hab. 8 se levanta un conjunto alargado de 5 habitaciones de las cuales la nº 3 ha sido interpretada como la principal de todo el conjunto debido a sus mayores dimensiones662. Todos los muros se asientan directamente sobre la roca madre, excepto en el lado sur donde se documenta también una pavimentación en piedra. Los hallazgos, un fragmento de tablilla, varios fragmentos cerámicos y una figurita en bronce de un toro sobre una suerte de basa; así como la comparación con otros templos de la capital, parecen indicar que también se trata de un templo663. Hacia el este, a ca. 1,7 m del “Edificio Oeste” se documenta el “Edificio Este”, del que restan solo 16 m de su muro occidental y una pequeña parte de su muro sur664 (Figs. 109, 119). Para albergar estas dos construcciones se hizo necesario levantar una plataforma que ampliara el espacio de ocupación hacia el norte665. §5.- “Estanques 1-2” (‘Teichen 1-2’): El “Estanque 1” presenta una forma más o menos rectangular de ángulos curvos que ocupa una superficie de ca. 6000 m2 (Figs. 107, 109) con una orientación noroeste-sureste en paralelo a las líneas de cota y excavado en el terreno, con las paredes en pendiente y cubiertas por una pantalla de piedras de mediano tamaño sin desbastar sobre una trinchera rellena de arcilla a modo de impermeabilización666 (Fig. 120). Pese a que no se conserva íntegramente debido al uso de la zona como tierra de cultivo667, la altura original de sus muros en base a su anchura, debió ser de unos 4 m. El fondo se encontraba sin pavimentar pero nivelado y cubierto por una capa de arcilla 660

H. Otten (1989), 337; J. D. Hawkins (1990), 314; Ídem. (1995), 44-45; ambos autores sobre la base de E. L. Gordon (1967), cf. 5.3.6.- DINGIR.KASKAL.KUR, p. 330ss., con notas. Cf. también H. C. Melchert (2002), 139-140; Th. van den Hout (1995b), 564; H. Ehringhaus (2005), 35; Y. Erbil y A. Mouton (2012), 59-60. Contra todos ellos, J. Börker-Klähn (1998), esp. 14, 16-17; E. Masson (2001), 385, a su vez contra sí misma en Ibídem, 387-388. Sobre este grupo de signos, cf. también M. Marazzi (1990), 167-168 sub nº 202; Ídem. (1998), 50 sub *202. En KARAHÖYÜK6 aparecen dos veces, aunque en un contexto oscuro, los signos *221, VIA, y *201, TERRA, con el determinativo *268, SCALPRUM, para denotar “piedra”, cf. CHLI I.1, V.1. KARAHÖYÜK, 288-295, esp. 292-293 sub §7 donde sin embargo admite: “This proposal should be testable against the two KARAHÖYÜK attestations, but it must be admited that the present clause (“he took … DKASKAL.KUR”), and §19 below (“I took … DKASKAL.KUR”) hardly gives contextual support to the hypothesis.” Cf. más abajo, p. 159, n. 694. 661

Cf. más arriba p. 151, sobre la fosa; y 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 90 con notas, sobre “cup-marks” y su posible equivalencia con los hititas 'atte!!ar y patte!!ar y el hurrita Dapi-/abi-; así como 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 323ss. 662

P. Neve (1990), 286-290.

663

P. Neve (1990), 289-290, Abb. 16.

664

P. Neve (1990), 290.

665

P. Neve (1990), 291.

666

P. Neve (1990), 286, Abb. 9, 14; Ídem. (1991), 339-343, Abb. 45-46; Ídem. (1995) 9, Abb. 13; Ídem. (1996), 63-64, 67-69; J. Seeher (1997), 333; Ídem. (2006), 6, 7, 19, Abb. 7, 24-28; Ídem. (2006b), 96. La misma técnica constructiva se documenta en otros estanques, cf. 4.2.1.5.1.- Los estanques de ‘El Barrio de los Templos’, p. 168ss.; 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’, p. 170ss. Sobre el uso de arcillas como impermeabilizante, cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 134, n. 494. 667

P. Neve (1991), 342; J. Seeher (2006), 7.

156

El agua dulce en la cultura hitita

marrón-rojiza. En las áreas cercanas a los ángulos del estanque fueron hallados fragmentos cerámicos de tipo votivo, como jarritas y platos en miniatura, que parecían concentrarse en mayor número en aquel noroeste668. En el centro del muro este se documentó una estructura de ca. 5 m de ancho y 4 m de profundidad que cortaba los paquetes de sedimentos pero cuya interpretación ha quedado en suspenso669. El lado norte presenta dos fases en la pantalla, más claramente visibles en el ángulo noroeste: la fase más antigua aparece cubierta por un estrato de arcilla marrón-rojiza muy compactada conteniendo pequeños fragmentos de tablillas y de ceramica y en correspondencia con un canal en piedra que se dirige a la ‘Kammer 2’; y la fase más reciente, representada por una suerte de plataforma cuadrangular que corta el canal670 (Fig. 109, 121). El canal actuaba probablemente como desagüe aprovechando la pendiente, quizá en conexión con el documentado frente al muro norte del Nordostbau de Ni'antepe y la Pila de la 'Oberstadt'671; mientras la “plataforma” habría sido construida como paso previo a la erección de la ‘Kammer 2’ para obstruir el canal y servir como superficie desde la que realizar las ofrendas representadas por la cerámica votiva y las conchas halladas en este área. Las fases se corresponderían, según P. Neve, con Tud"aliya-IV y %uppiluliuma-II, respectivamente. Esta plataforma impediría el paso del agua a la ‘Kammer 2’ pero es posible que no pudiera evitar un mínimo de filtración que se acumularía en la fosa a los pies de la pared sur672. También en el ángulo este se documenta un canal en piedra en dirección noreste cuya cota en el fondo coincide con aquella del estanque pero cuya conexión con el mismo se ha perdido, apareciendo cortado y cubierto por el estrato impermeabilizante bajo la pantalla pétrea; lo que indica que se trata de una construcción más temprana673 (Fig. 120). Lo que en las excavaciones de P. Neve fue interpretado como una canalización de 60 cm de ancho excavada en el suelo y colmatada con limos corriendo en paralelo al borde este hacia la ‘Kammer 2’ ha resultado ser en realidad la trinchera de impermeabilización cuyo relleno de arcilla marrón es el mismo material documentado sobre el fondo674. Por su parte, el ‘Teich 2’ se localiza hacia el sur en línea con el precedente (Figs. 109, 121) ocupando una superficie aproximada de 800 m2 y con las mismas características técnicas: excavado en el terreno, con trincheras de impermeabilización rellenas de arcilla en su perímetro y pantalla de piedra. Los perfiles de estas trincheras indican que ambos embalses presentan dos fases constructivas representadas por un paquete de arcilla verdosa que corta y profundiza por debajo de aquel de arcilla marrón-rojiza documentado e interpretado por P. Neve como canal675 y que podría ser, como también apuntaba este excavador, contemporáneo a la construcción de ambas Cámaras676. Parece estar separado del ‘Teich 1’ por una suerte de dique de materiales sueltos (Dib. 3) de unos 16 m de ancho

668

P. Neve (1991), 339, 343; Ídem. (1994), 293-294, Abb. 5. Para las jarritas, cf., A. Müller-Karpe (1988), 42-44 sub K4; H. Parzinger y R. Sanz, (1992), 30 sub M, 64; para los cuencos, cf., A. Müller-Karpe, op. cit., 124-126 sub N; H. Parzinger y R. Sanz, loc. cit. Cf. también U. Schoop (2011), 247-249. 669

P. Neve (1995), 9; Ídem. (1996), 67-69, Abb. 196. Podría tratarse de una construcción post-hitita, cf. J. Seeher (2006), 6-9, 18, Abb. 22. 670

P. Neve (1990), 286, Abb. 14 (sin aportar más información sobre las tablillas o la cerámica); Ídem. (1994), 291-293, Abb. 3; Ídem. (1995), 12; J. Seeher (1997), 333. Una plataforma similar se documenta también en el ángulo este, cf. J. Seeher (1997), 334; Ídem. (2006), 9. Cf. también M. J. Mellink (1992), 129. 671

P. Neve (1994), 293, más bibliografía señalada; cf. también, 4.2.1.8.- Pila en la ‘Oberstadt’, p. 176ss.

672

Cf. más arriba, p. 151, con notas.

673

J. Seeher (2006), 9, y Abb. 7, 9-11; Ibídem, 14-15, para una visión diacrónica de este área.

674

P. Neve (1991), 339, 343, Abb. 16, 47-48; Ídem. (1995), Abb. 2; J. Seeher (1997), 331, 333, Abb. 14; Ídem. (2006), 20.

675

J. Seeher (1997), 331-333, Abb. 16; Ídem. (2006), 12, 15, 20, Abb. 24-28.

676

Cf. p. 156, n. 670.

4. Corpus del material arqueológico

157

en su base en cuyo relleno se documentaron fragmentos de cerámica hitita677, aunque podría también corresponderse con una acumulación de la tierra extraída al construir los estanques y aprovechada como muro de separación. El ángulo noroeste presenta, como aquel del ‘Teich 1’, dos fases constructivas (Fig. 120) de las cuales la primera corresponde a un canal similar a los documentados en los ángulos noreste y noroeste del ‘Teich 1’, mientras la segunda está répresentada por un muro en piedra sosteniendo un paquete de tierra que constituye una reparación de este punto y donde se hallaron fragmentos de tablillas, una bulla de #attu$ili III y un sello semiesférico en piedra, lo que según J. Seeher indica que la tierra de este relleno proviene de otro área de ocupación678. La proveniencia del agua se ha postulado desde el exterior de la ciudad por medio de una canalización a través de la muralla por la Puerta del Rey679, y desde la actual fuente (Fig. 109) situada ca. 100 m ladera arriba hacia el oeste680. La primera opción, circunscrita solo al ‘Teich 1’ ya que no se había descubierto aún el 2, resulta ineficiente sobre todo por la exagerada longitud de la canalización pero además, en el área de los estanques, se trata de la zanja de impermeabilización no de un canal. La segunda propuesta es consistente con el tipo de clima y terreno así como con las observaciones de K. Bittel y R. Naumann681 a pesar de que no haya sido posible documentar ninguna canalización en este área debido a la erosión y la superposición de los niveles posteriores682. Sobre el método de extracción del agua embalsada se ha propuesto el uso de medios mecánicos como cigoñales ya que, en opinión de J. Seeher, las canalizaciones documentadas en los ángulos del ‘Teich 1’ no podían servir para este fin ya que al no presentar enlucido en las paredes interiores la presión hubiera hecho escapar el agua por los intersticios683. No es sin embargo un argumento consistente puesto que esta primitiva capa de enlucido ha podido perderse, y además tampoco se documenta en ninguna otra canalización en piedra684, siendo también llamativo que en ambos estanques estos canales se localicen en aquellos ángulos en relación con la pendiente en descenso

677

J. Seeher (2006), 12-13, Abb. 7, 13-16. Dos de los ‘Südteiche’, T1 y T5, aparecen separados por lo que parece ser un dique. Cf. 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’, p. 171ss. 678

J. Seeher (2001c), IX; Ídem. (2006), 15-18, y n. 18 para la publicación de las tablillas (cf. KBo-42.55-66), de la bulla y del sello (= S. Herbordt (2006), 24-25), Abb. 7, 10, 21-23. Sin embargo, Ibídem, 17: “(…) aus den übrigen Grabungsbereichen im Bereich der Ostteiche gibt es keine weiteren Keilschrifttafelfragmente”, parcialmente contra P. Neve (1990), 286: “(…) Schwemmschicht aus tonhartem Lehm, die außer einige Tontafelsplittern ausschließlich hethitische Keramikbruchstücke enthielt.” 679

P. Neve (1992), 333-334; Ídem. (1994), 291 contra Ídem. (1991), 344; M. C. Trémouille (1998), 188, y n. 23; Y. Erbil y A. Mouton (2012), 56-57. Sobre esta conducción, cf. O. Puchstein (1912), 55-56, Abb. 40; P. Neve (1992), 333; y 4.1.4.2.Conducciones, p. 126ss. Esta canalización podría provenir del monte Ibikcam, localizado hacia el sur de la Oberstadt, según P. Neve (1996), 64. 680

P. Neve (1991), 344; J. Seeher (1997), 336; Ídem. (2006), 20-21, Ídem. (2006b), 98; H. Wittenberg y A. Schachner (2012), 316-317; Ídem. (2012b), 251-253, Abb. 9-10. 681

Cf. 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a, p. 148, n. 603.

682

Para ejemplos de los mismos cf. J. Seeher (2006), 8, 12, Abb. 5, 7.

683

J. Seeher (2001), 360; Ídem. (2002), 61; Ídem. (2006), 23. Cf. A. Bagg (2000), 76-80, para sistemas de extracción de agua en Mesopotamia, 277: “Beim Thema Wasserbauten bzw. Bewässerung hat kein Aspekt die Phantasie der Forscher so angerregt und zu so vielen Mißverständnissen geführt, wie die Wasserhebevorrichtungen. Darüber hinaus wurden einst nur als Vorschläge konzipierte Ideen und schon längst überholte Interpretationen von Fachbegriffen in Werken über die Geschichte der Technik kritiklos aufgegriffen und bis heute weiter tradiert.” Los cigoñales siguen siendo usados actualmente en zonas agrícolas de Turquía para extraer agua de algunos pozos. Cf. J. B. Pritchard (1954), 28, Figs. 94-95, para ejemplos egipcios y asirios; R. J. Forbes (1955), II, 30-41, Fig. 3, para una panorámica general del mundo Antiguo incluyendo referencias textuales así como proporciones entre peso corporal, longitud del brazo del cigoñal y capacidad max. de agua que puede alzarse, y http://www.mappeonline.com/unesco/atlas/data/icons/water%20management/A19.htm para una tipología más amplia. 684

Cf. 4.1.4.2.- Conducciones, p. 126ss.

158

El agua dulce en la cultura hitita

(Fig. 120). Eran pues seguramente sistemas de evacuación de agua, aunque lo fueron solo durante la primera fase ya que las “plataformas”, la reconstrucción del dique y las Cámaras los inutilizaron, siendo lógico para esta segunda fase suponer una extracción mecánica del agua685. Al haberse perdido la conexión entre Estanques y canales no es posible saber cómo se trasvasaba el agua de uno a otros, sin embargo, es posible suponer un sistema de cierre del paso del agua en el extremo del canal dentro del Estanque para consentir el embalsado e impedir las filtraciones de este al cuerpo del estanque manteniéndolo vacío mientras no estuviera en uso686. §6.- Conclusiones: A pesar de que P. Neve interpreta ambas ‘Kammern’, el ‘Teich 1’ y el Templo 31 como elementos del mismo complejo cultual687 no hay datos suficientes para afirmar ni que estas cuatro estructuras –cinco con el ‘Teich 2’, desconocido para P. Neve– fueron proyectadas contemporáneamente ni que fueron erigidas en el mismo momento. La ‘Kammer 2’, por ejemplo, asentada sobre el canal y la trinchera de impermeabilización del ‘Teich 1’, debe ser necesariamente posterior a la construcción del mismo, si no de los dos688 y nada hay que indique que formaba parte del proyecto original de construcción de este estanque, ni desde luego del ‘Teich 2’, aunque sí que su construcción está ligada al mismo. El mismo argumento puede aplicarse al Templo 31 puesto que no hay evidencia arqueológica ni de que se trate con seguridad de un templo ni de que este edificio esté conectado ni con la ‘Kammer 2’ ni con los estanques, ya que desafortunadamente la proximidad espacial de dos estructuras no demuestra que tuvieran una funcional. La cerámica documentada tanto en el relleno de la ‘Kammer 2’ como en ambos estanques apunta una datación para el final del período Imperial, pero éste es un margen cronológico extenso689 que refiere solo a la fase de uso, no a la constructiva, aunque puedan ser cercanas. Los hallazgos en el relleno del “dique” entre los ‘Teiche’ aporta un terminus post quem que va desde “die Zeit vor %uppiluliuma I”690 segun la disposición de algunos signos en el sello hemisférico, al reinado de #attu$ili III según la bulla con su nombre. La inscripción de la ‘Kammer 2’ marca un terminus ante quem en el reinado de %uppiluliuma-II tanto para esta estructura como, con mucha probabilidad, también para la ‘Kammer 1’. Previo a este monarca habría que situar el ‘Teich 1’, y probablemente también el ‘Teich 2’691. De este modo solo puede decirse que ambos estanques estuvieron en uso durante el período anterior a %uppiluliuma-II y el ‘Teich 2’, después de #attu$ili III, y que por tanto el 1 es anterior al 2692. Las grandes dimensiones del “Estanque 1” apuntan a un uso utilitario en sus dos fases sin perjuicio de que, como parecen mostrar la cerámica votiva y su conexión especialmente con la ‘Kammer 2’, le fuera atribuido un uso cultual693. A pesar de que no haya evidencia de que ambas ‘Kammern’ fueron construidas como parte de un complejo diseñado como tal desde el principio, es

685

Contra A. Schachner y H. Wittenberg (2012b), 253.

686

Cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 133ss.

687

Cf. más arriba, p. 150, n. 630.

688

J. Seeher (2006), 22, más bibliografía señalada.

689

P. Neve (1995), 12; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 68-70, 98-99; U. Schoop (2011), 243, n. 3, 247; “(…) small vessel (…) quantitative climax seems to have been in the middle period”, 249. 690

S. Herbordt (2006), 25; cf. también, p. 157, n. 678.

691

J. Seeher (2002), 69.

692

J. Seeher (2006), 22: “können wir mit Sicherheit nur sagen, daß die Ostteiche im 13. Jh. v. Chr. in Benutzung waren. Ihre Gründung ist derzeit nicht datiertbar.” 693

P. Neve (1991), 343-344; M. C. Trémouille (1998), 197-199 ; J. Seeher (2006), 23, contra Ídem. (1997), 337; J. BörkerKlähn (1998), 18.

4. Corpus del material arqueológico

159

claro que al menos están en relación con el ‘Teich 1’. El término (DEUS)VIA+TERRA, *360.*202, en la l: 6 de la inscripción de la ‘Kammer 2’, independientemente de su traducción exacta, indica por el determinativo y el verbo de que es objeto, i(a)-zi/a, “hacer, construir”, que la ‘Kammer 2’ tenía un significado y propósito religiosos694 y en base a ello, que en este caso la equivalencia (DEUS)VIA+TERRA = ‘Kammer 2’ es segura695. Sin embargo nada prueba que se tratara de la tumba de %uppiluliuma-II. Con respecto a la fosa, su función precisa no está clara, y aunque no puede descartarse totalmente ni que sirviera para la inserción de un elemento ni que se trate de un 'atte!!ar696, sí puede decirse que no comunicaba directamente con el estanque puesto que la posición del bloque inferior de esta pared sur lo impide. Pese a ello, es posible que parte del agua contenida en el estanque pasara a esta fosa por capilaridad, a pesar de que la función de la “plataforma” fue seguramente la de tamponar e inutilizar el canal de la primera fase constructiva. Es posible que ambas ‘Cámaras’ estén inacabadas como podría sugerir la forma de *322, PURUS, del relieve del acceso de la 2 y a pesar de que la inscripción del lado opuesto esté completa. Es más verosímil suponerlo para la ‘Kammer 1’ –admitiendo que efectivamente ambas fueron construidas contemporáneamente– en vista de la ausencia total de decoración; pero no es posible afirmarlo con rotundidad para ninguna de las dos. 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’ Localizada al suroeste del Templo 1 (Figs. 107, 122), se trata del acceso y monumentalización de un manantial a 3 m bajo el nivel de superficie697, orientado en dirección norte-sur y cubierta por una falsa bóveda698 de sección triangular (Figs. 88, 123-124) de 5,19 m de largo y 1,4 m de ancho699. Está realizada con bloques sin trabajar de diversas dimensiones cubiertos por un potente paquete de tierra que deja al descubierto los primeros seis escalones de la entrada (Fig. 125). 694

J. D. Hawkins (1995), 44; cf. también I. Klock-Fontanille (2011), 209. A este respecto y contra E. Masson (2001), 384, 386; y Y. Erbil y A. Mouton (2012), 59, n. 26, se documenta el verbo izi-, “hacer”, también en la inscripción KÖTÜKALE (cf. CHLI I.1, 299-301, Pl. 139-141) como apuntan los dos últimos autores, pero también en YALBURT bl. 4,§11 y bl. 9,§16 (cf. M. Poetto (1993), 33-35, esp. 35 (bl. 4,§11), 48, 51 (bl. 9,§16); J. D. Hawkins (1995), 68-69, 78 (9, §1b = M. Poetto, bl. 9,§16)); KARAHÖYÜK §9 (cf. CHLI I.1, 290, y esp. 293) y KARKAMI%-A21 §10 (cf. CHLI I.1, 160-161). KÖTÜKALE data posiblemente del s. XII e, interesantemente, se localiza en un ponor. 695

No parece tratarse del único texto que menciona la erección de una estructura por %uppiluluma-II, cf. KBo-12.38 II 4’‘21 en: 3.1.- Introducción, p. 27, n. 13. Cf. también H. G. Güterbock (1967), 75: “Col. I is part of the inscription of Tudhaliya which his son set up for him.”; y recientemente, M. E. Balza y C. Mora (2011), 215, más bibliografía señalada. 696

Cf. más arriba, p. 154, con notas.

697

Bo&azköy IV, 30-31, Bei. 1, Taf. 19; P. Neve (1969/70); Ídem. (1996), Abb. 20; J. Seeher (2006b), 33, Fig. 16, 31. Una estructura similar aunque presumiblemente contemporánea se halla a pocos metros de la estela de Fasillar, cf. 4.1.1.1.Eflatun Pınar, Aslanta' y Fasillar, p. 69; 4.1.4.3.- Fuentes, p. 128; y Fig. 18. Uno de los mejores paralelos y mejor documentado data del s. VII a.C. y procede de Alt-Smyrna, cf. R. V. Nicholls (1958/1959), 58-64, esp. 61, Figs. 10, 12-15; M. Akurgal (1996). Otros ejemplos similares se documentan en Gre-Virike (curso medio del Éufrates, 1ª mitad del III milenio a.C.), Gedikli-Karahöyük y Kırı'kal-Höyük, cf. U. B. Alkım (1974); A. T. Ökse (2006), 4, 7-8, Fig. 2, 6, 20, más bibliografía señalada; también en Arslantepe/Malatya (‘Galleria’) y en Oymaa&aç, cf. 4.1.4.3.- Fuentes, p. 128, n. 455; así como en Creta y Grecia, cf. F. Glaser (1987), 105-107, Abb. 1-2. La cámara de Gâvurkalesi presenta las mismas características estructurales, pero no parece haber sido un acceso a un acuífero, cf. 4.1.2.4.2.- Gâvurkalesi, p. 113ss. Estas estructuras presentan paralelos por su carácter subterráneo y su construcción en piedra con la ‘Struktur W’ de Tell Mozan/ Urke$ interpretada como abi, aunque es de planta circular, cf. G. Buccellati y M. Kelly-Buccellati (2001), 66-71, 78-80; M. Kelly-Buccellati (2002); G. Buccellati (2004), 20-30; y con la ‘Palastbrunnen’/Raum U de Qa,na, cf. H. Dohmann-Pfälzner y P. Pfälzner (2011), 51-61, Abb. 1, 28-36, Bei. 1, más bibliografía señalada. Cf. también p. 151, n. 633. 698

Cf. p. 151, n. 633. En las (Figs. 123, 125) puede apreciarse que la cubierta de esta estructura es plana en la zona de acceso, mientras que en el resto la constituyen bloques sin desbastar encastrados en la última hilada. Esto muestra que no es posible que se trate de una bóveda, pues aunque estos bloques se encuentran insertos entre la parte superior no funcionan como clave. 699

P. Neve (1969/70), 97.

160

El agua dulce en la cultura hitita

Parece que primero se construyó un drenaje (Fig. 124) para evitar las filtraciones que consta de una zanja rellena con grava y piedras sin desbastar de mediano y pequeño tamaño en la que se inserta la toma de agua que atraviesa el muro sur y que limita el depósito freático700. El acceso (1,2 m de alto) en escalera se localiza al norte (Figs. 88, 124-125) y estaba coronado por un gran sillar en posición horizontal del que solo se ha conservado su tramo este (50-64,5 x 72 x 44,5 cm) decorado con una figura incisa (Fig. 126). Esta entrada presenta dos fases (Figs. 88, 124), una tardía que ocupa un espacio cuadrangular de 2 m de lado flanqueado por el muro de la primera fase al oeste y otro perteneciente a la segunda por el este701 y que abarca la zona al descubierto de las escaleras con seis peldaños de 30 cm de ancho y 18-20 cm de alto; y otra más antigua que corresponde al interior, entre el último escalón de la fase reciente y la pila. El suelo estaba pavimentado con lajas irregulares de color rojizo702 hasta su conjunción con la pila a 1,10 m de profundidad (Figs. 88, 124) en la que se documentaron restos de tablones de madera que probablemente constituían el revestimiento de la misma. Bajo el último peldaño interior se documenta una canalización en madera (Figs. 88, 124) con una pendiente ascendente del 0,5% en dirección norte hacia el exterior que parecía comunicar con el canal 1 en una primera fase y con el 3 cuando el anterior se colmató, ambos perpendiculares a la entrada y bajo el pavimento de la calle703. Se ha interpretado como el desagüe de la pila pero la diferencia de cota parece contradecir esta propuesta. El dintel (Figs. 125-126), fragmentado, contenía una figura masculina incisa en la posición A’ o B (Tab. 2), dirigida hacia la izquierda, con tocado redondo, pendiente de aro y túnica. Inmediatamente a la izquierda de esta figura se aprecian restos de otra, también incisa, que señalaría la decoración de todo el entablamiento. La poca profundidad de las incisiones podría indicar que se hallaban rellenas con colores704. En el estrato de derrumbe del acceso se halló un sillar (BO1AZKÖY-12 –70 x 40/37 x 30 cm–) cuya posición original exacta se desconoce, con jeroglíficos incisos en una de sus caras (Fig. 127) y lectura en dos líneas de arriba a abajo y de derecha a izquierda705:

700

P. Neve (1969/70), 98. Cf. 4.1.4.3.- Fuentes, p. 128ss.

701

P. Neve (1969/70), 99.

702

También frente a una de las puertas de la Büyükkale se ha hallado una pavimentación similar, cf. P. Neve (1965), 18-19, Abb. 9, 13; Ídem. (1969/70), 105 y n. 7; Ídem. (1982), Taf. 65a-b, Bei. 24, 36, 45. Sobre el color rojo y sus posibles significados en el plano simbólico, cf. A. Arroyo (2011), 369-370, con notas. 703

Bo&azköy IV, 31; P. Neve (1969/70), 99, 106-107.

704

P. Neve (1969/70), 104, Abb. 8; cf. también 3.1.- Introducción, p. 26, n. 10. Nótese que en la copia que se halla en el lugar la figura aparece dirigida hacia la derecha (Fig. 125). 705

Bo&azköy IV, 49-52, Abb. 13, Taf. 19b-c; P. Neve (1969/70), Abb. 8, Taf. 16.2, 18; P. Meriggi (1975), 295-296 sub nº 49, Tav. IX; J. D. Hawkins (1998b), 288, Fig. 5; CHLI I.1, 35 sub E. Appendices; S. Herbordt (2011b), 140. Sobre el orden de lectura de los signos, con especial atención a la glíptica, cf. C. Mora (1998), 202, Figs. 2, 4. Extrañamente la lectura no es bustrófeda.

4. Corpus del material arqueológico

161

1) *215.*445+*383-*215 *360.*53 (FONS)la/i/u+ra/i-'a (DEUS)ENSIS fuente Lura'a?, dios Nergal706 2) *19+*226.*225 *17 *270(-*383?).*65 I*UWA(URBS) REX SUPER(+ra/i?).PONERE el Rey de I$uwa (ha) colocado encima707 La lectura de l: 1 retoma las consideraciones de H. G. Güterbock y J. D. Hawkins respecto al lugar de hallazgo en una fuente subterránea708, que se correspondería con la onomástica de la misma fuente. Esto modifica sustancialmente la interpretación previa de la inscripción al no poder identificarse con el dedicante, sino con una divinidad, ya que se asume en base a la documentación textual que las fuentes se consideran diosas a pesar de que el determinativo divino preceda solo al nombre del dios. El carácter de divinidad ultraterrena y por tanto subterránea de Nergal –aunque masculina, a pesar de que las fuentes se consideran femeninas– y el paralelo de Hanyeri en el que se le identifica de manera inusual con un dios Montaña709, permite relacionarlo en el presente contexto con la fuente en una asociación de significados en la que ambas divinidades se sitúan en el mismo plano conservando su independencia. Pero aunque esta nueva propuesta es verosímil, continúa siendo insegura. La nueva lectura para l: 2 se confirma con el paralelo de ÇALAPVERDI-3(!) (Fig. 128) donde el trabajo en relieve de los signos permite una mejor identificación de los mismos y encuentra ulterior confirmación en la inexistencia de paralelos para las propuestas anteriores, incluido el uso de *66, DARE, referido al so-

706

Se retoma la propuesta de H. G. Güterbock en Bo&azköy IV con modificaciones siguiendo a J. D. Hawkins (1998b), 288, al considerar que *360, DEUS, precede solo *53, ENSIS, y que 1er y 3er signo son el mismo, *215, aunque con lecturas diferentes, cf. Bo&azköy IV, 50: “(…) über deren (*360) Fortsetzung (…) keine völlige Klarheit besteht. (…) Bei dem dritten Zeichen scheint die Innenzeichnung am ehesten auf 'ù zu deuten; bei dem obersten ist das Innere zu stark beschädigt, um eine klare Entscheidung zu erlauben. (…) »Göttlicher Brunnen (Quellgöttin?) Lura"u« lesen?”. S. Herbordt (2011b), 140 sub §3.2: “(…) (x-lu-x), to the god DEUS.ENSIS”; pero en línea con H. G. Güterbock, loc. cit., esta autora admite la presente propuesta como posible (conversación personal 15-03-13). El signo *53, ENSIS, aparece también en HANYERI, en los nºs 27 y 82 de Yazılıkaya y en el bl. 3, l: 2 de BO.AZKÖY-21 (= SÜDBURG), cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 181, n. 859, y p. 198, n. 957. El signo *445 (=*186), la/i/u, se documenta en incisión también en TA(CI A, 3 (cf. 4.1.2.2.3.- Ta'çı, 93ss.). En cualquier caso, no se recoge “$a-la/i/u-ra-'a” ni en E. Laroche, Rech., ni en NH, ni en NHSuppl.; ni en G. Beckman (1983b); ni en Th. Zehnder (2010); ni “fuente La/i/u-ra-'a” se recoge en E. Laroche, Rech.; ni en RGTC 6 ó 6/2; ni en van Gessel, Onomasticon I-II. En Bo-2004/1 (CTH-230) parece que se recogen los nombres de varias fuentes hasta ahora desconocidos en Vs. 10-12, cf. G. Wilhelm (2005); contra J. Lorenz y E. Rieken (2007), 468-469, 478, lo que sustentaría la propuesta de un nuevo hapax aquí. 707

Para la lectura de *19+*226 como I*UWA, cf. J. D. Hawkins (1998b), 287-288: “(…) currently unexplained logographic writing”; CHLI I.2, 618 sub *226; M. Marazzi (1998), 101, n. 2. Para *270+ra/i, SUPER+ra/i, cf. M. Marazzi (1990), 125-126 sub nº 70, 189-190 sub nº 270, 392 sub *sara/i; CHLI I.1, 19 [KARAHÖYÜK], I.2, 619 sub *270; I. Yakubovich (2012), 323; contra I. Ta' y M. Weeden (2010), 355: “SUPER (…) is never attested with +RA/I in the Empire period”, y n. 18. El complemento *383, ra/i, se distingue en Bo&azköy IV, Taf. 19b,c (cf. Fig. 127), pero es inseguro, aunque en cualquier caso no modifica la traducción. Bajo *270+ra/i, podrían reconocerse *65, PONERE, ó *66, DARE (cf. Bo&azköy IV, 52; P. Meriggi (1975), 295 sub nº 49), pero el paralelo de ÇALAPVERDI-3(!) l: 2 confirma la lectura *65, PONERE, cf. p. 162, n. 710. Nótese que a pesar de I. Ta' y M. Weeden, op. cit., 349, n. 6, una tercera inscripción procedente de Çalapverdi ya fue documentada por E. Forrer en 1926, cf. HHM, 13, 26 sub nºs 15-16; CHLI I.2, 497 sub X.28-29, Discovery. 708

Bo&azköy IV, 50 (= H. G. Güterbock); J. D. Hawkins (1998b), 288: “The dedication of the Quellgrotte with its underground water-source to this chthonic deity would seem appropiate”. Sobre la relación entre las fuentes y el Inframundo, cf. V. Haas (1994), 464-466; M. Hutter (1997), 76, 79; y 5.3.1.2.- Como senda, p. 286ss., con notas. 709

Cf. 4.1.2.3.2.- Hanyeri, p. 101ss., más referencias señaladas.

162

El agua dulce en la cultura hitita

porte de la inscripción710. La dedicatoria de una estela en la capital por parte de un rey local no tiene paralelos, pero ÇALAPVERDI-3(!), cuya procedencia exacta es desconocida, documenta sin embargo la dedicatoria de una estela por Anaziti, REX.FILIUS; mientras KÖYLÜTOLU-YAYLA podría representar también un símil temático711. ¿Es posible que fuera una suerte de regalo del rey de I$uwa por haber recibido como esposa a Kilu$"epa, hija de Hattusili-III y Pudu"epa; o se debe a la influencia que este soberano tenía sobre el culto incluso en la misma capital?712 El hecho de que la inscripción aparezca incisa y no en relieve como sucede con casi todas aquellas leyendas jeroglíficas conocidas asociadas a monumentos del II mil. a. C., así como el trazado irregular de los signos713 son más consistentes con las características de un grafito que con aquellas de un regalo político/diplomático. Además, el lugar de hallazgo entre el material de derrumbe de las escaleras así como la documentación de más grafiti sobre piedra en este área parecen indicar que esta “estela” es un (fragmento de) sillar perteneciente seguramente a esta estructura sobre el que se han inciso los jeroglíficos, es decir, es un grafiti posterior a la edificación de la ‘Quellgrotte’ que refiere a ella indirectamente a través del significado/simbolismo atribuido por el promotor y/o la comunidad a la que éste pertenece considerándola lugar apropiado para la dedicación de un objeto con referencia a su promotor714. En este sentido la aparición del nombre de una fuente seguido de Nergal encontraría razón de ser al no estar la inscripción sometida a la rigidez de una obra monumental sino ser el producto de una acción más o menos espontánea y por lo tanto, con un margen de asociación de conceptos más amplio que permitiría relacionar el carácter subterráneo de la ‘Quellgrotte’ con el de Nergal sin ulteriores implicaciones, ni complicaciones. En el estrato de derrumbe se hallaron fragmentos cerámicos datados en ‘1b Unterstadt’, pero no

710

La combinación SUPER.DARE, *383.*66, podría equivaler al hitita !ar) pai-, “to hand upwards” (cf. CHD, P, 55, s.v: paiB, k 11’; cf. también M. Marazzi (1990), 122-123 sub *66; HEG, P, 378, s.v: pai-/pe- (II) h.-luw pa(i)-/pi-); mientras SUPER.PONERE, *383.*65, a !ar) dai- (cf. HHW, 159, s.v: dai-/tiya- (II): “hinaufsetzen”), pero el paralelo de ÇALAPVERDI-3(!) l: 2 confirma la segunda propuesta, cf. I. Ta' y M. Weeden (2010), Fig. 1-3. La propuesta de Bo&azköy IV, 52: “GAB STELLTE”; y P. Meriggi (1975), 295 sub nº 49: “ha donato (e) collocato”, a pesar de J. D. Hawkins (1998b), 288: “(…) outline which is surely approximately correct”, debe rechazarse en vista del paralelo de ÇALAPVERDI-3(!) y a que no se documentan, ni dos verbos seguidos expresados con ideograma (A. Payne me ha proporcionado amablemente este dato y le agradezco aquí su ayuda), ni el uso de *66, DARE, con este sentido de “dar (–el soporte de– la inscripción)”, sino i(a)-zi, “hacer”; *65, PONERE ó *246, AEDIFICARE. Para ejemplos del II mil, cf. p. 159, n. 694; y J. D. Hawkins (1995), 22-23, para BO.AZKÖY-21 4.§10 (= SÜDBURG). Para aquellos del I mil a.C., cf. CHLI I.1-2; en KARKAMI%-A13d 4.§4 (CHLI I.1, 113), CEKKE-2.§7-9, 4.§11-12 (CHLI I.1, 145), KARKAMI%-A4a 1.§1,3, 2.§11 (CHLI I.1, 152), TILSEVET-2.§4 (CHLI I.1, 179), KARAHÖYÜK-10.§16 (CHLI I.1, 290) y KULULU-3, 4.§3 (CHLI I.2, 491), *66, DARE, refiere a “bienes” entregados o recibidos, no al soporte de la inscripción; en ÇIFTLIK-3.§6 (CHLI I.2, 449) “DARE?-ta”, aunque efectivamente fuera DARE, no se refiere al monumento; y en TOPADA-7.§30 (CHLI I.2, 454) “DARE-tax” refiere a una victoria. 711

P. Meriggi (1975), 296; J. D. Hawkins (1998b), 288; sobre ÇALAPVERDI-3!, cf. I. Ta' y M. Weeden (2010), y p. 161, n. 707, sobre Anaziti, cf. S. Herbordt (2005), 4, 118 sub nº 26: “Der Name Anaziti ist bislang nicht belegt”, Abb. 2, 5, Taf. 2; sobre KÖYLÜTOLU-YAYLA, cf. 4.1.5.2.- Köylütolu Yayla, p. 142ss. Desconozco cualquier otro ejemplo de dedicante foráneo de un objeto a la ciudad de #attu$a y/o a cualquiera de sus divinidades, pero existe al menos un ejemplo de un fragmento de estela extranjera en la capital, en granito rojo, datada en el s. XIII a. C. y proveniente seguramente de Egipto (cf. K. Bittel (1938), 18, Abb. 5) y también en #attu$a, alrededor de la “Haus am Hang” pero sin contexto estratigráfico seguro, un fragmento de un vaso en obsidiana con carácter de regalo diplomático con el nombre del faraón hicso Khayan (cf. H. Stock (1963), 73, n.1 y Abb. 1, 2; M. Liverani (1995), 317, 319, Fig. 75, abajo a la izquierda. De este faraón se ha hallado un palacio en Avaris con aparente estructura próximo-oriental y no egipcia, cf. M. Bietak (2010)). 712

Para el matrimonio dinástico, cf. H. G. Güterbock (1973), esp. 139-141; H. Klengel (1976), 87-88; S. Herbordt (2002b), 374 y n. 40; para la glíptica de este monarca, cf. J. Glocker (2011), 256-257, 265-267. Para su influencia sobre el culto, cf. F. Imparati (1977), 51: “(…) (il) re del paese di Isuwa (…) sembra aver tenuto in quest’epoca [#attu$ili-III - Tud"aliya-IV) una posizione di rilievo nell’àmbito cultuale ittita”, 55-57, con notas, esp. n. 146: “In Recto 1-4 [KBo-12.140] il re di Isuwa sembra addirittura operare nell’ambito della stessa Hattusa.”. 713

Otros ejemplos de leyenda inscrita en jeroglífico asociada a un relieve son AKPINAR-2, cf. 4.1.2.1.2.- Akpınar, p. 80ss.; y TA(ÇI-A-B, cf. nota siguiente. El tipo de signos de ambas inscripciones han sido descritos como “cursive”, cf. H. G. Güterbock y R. L. Alexander (1983), 30, y n. 9, cf. también 4.1.2.1.2.- Akpınar, p. 83, con notas. 714

Los jeroglíficos y las figuras de Ta'çı 1 y 2 están también incisos, sin embargo, su ejecución es mucho más cuidada. Sobre grafiti en jeroglífico hitita, cf. 4.1.2.1.2.- Akpınar, p. 83, y n. 142, 143.

4. Corpus del material arqueológico

163

posteriores, lo que indica que esta estructura dejó de usarse antes del fin de este período, cuando el área en el que se encuentra pasó a convertirse en lugar de habitación715. No se especifica sin embargo, a qué tipo de forma cerámica pertenecen estos fragmentos, si a relacionada con el culto, de uso cotidiano, o ambas, por lo que se carece de uno de los datos más importantes para discernir la función de esta estructura más allá del claramente utilitario716. Es claro que esta fuente fue usada como punto de acopio de agua717, lo que no excluye un uso paralelo relacionado con el culto718 derivado de ser una fuente, de su carácter subterráneo, de su localización entre el ‘Komplex 1 und 2’ y el Templo 1, y del color rojo de algunas de sus losas que la inscriben dentro del resto de estructuras de cierto “prestigio”719. La inscripción, independientemente de que sea un grafiti y de que contenga o no las onomásticas del dedicante y/o de la fuente, indica que a este lugar se le dotaba de especial importancia, y que esta importancia deriva de su asociación con el agua, el Inframundo y Nergal. Ambos usos pudieron darse para esta estructura, sin prejuicio uno del otro, aunque seguramente no se dieron simultáneamente, sino de acuerdo al contexto en que eran realizadas las acciones. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale Se localiza al sur de la Büyükkale720 (Figs. 107-108, 129-131) orientado en dirección este-oeste, entre los Edificios J al sur, A y G al norte y K al este721, en una zona de tránsito722 que quizá tuviera posibles usos cultuales. Presenta una forma alargada e irregular (Figs. 130, 132): el lado sur mide 24 m, el norte, 22,5 m; su extremo oeste no ocupa más de 1,5 m de ancho pero el este mide 5 m, su profundidad media es de 1,87 m723 y presenta en sección un corte desigual. Parece que fue su ubicación entre los edificios A, G, J y K y en una zona de paso lo que condicionó su forma en correspondencia con estas construcciones, por lo que, o bien su construcción fue posterior a la de estas estructuras, o bien fue proyectado para formar un conjunto con las mismas724. El estanque puede dividirse en dos zonas, este (A) y oeste (B), de acuerdo a su forma y al tipo de material usado en su construcción (Figs. 130, 132). La zona oeste (B) presenta en planta una forma

715

Bo&azköy IV, 31; P. Neve (1969/70), 101, 107. Sobre la cerámica de este período, cf. H. Parzinger y R. Sanz (1992), 71-73. 716

P. Neve (1969/70), 104.

717

Contra P. Neve (1969/70), 105: “(…) daß ein profaner Verwendungszweck als überdachtes Wasserreservoir und Schöpfbecken nicht in Frage kommt.”, y G. Beckman (2013b), 157. Ni las reducidas dimensiones de esta fuente ni su accesibilidad, como apunta G. Beckman, loc. cit., son un argumento válido para concluir su función cultual; cf. más arriba, p. 159, n. 697. 718

Contra P. Neve (1969/70), 106: “Denn da es, gleich in welchem Zusammenhang, kultischer Bedeutung war, durfte es selbsverständlich keinen profanen Zwecken dienen.”; A. Ünal (1993), 139. Cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 166, n. 742; 6. Conclusiones, p. 341ss.; cf. también 5.3.1.- Fuente, p. 265ss. 719

Cf. más arriba, p. 160, n. 702. La fuente subterránea similar a la presente documentada en Oymaa&aç también se localiza junto al templo de la acrópolis, cf. p. 128, n. 454. 720

Fue excavado por primera vez en 1954, cf. K. Bittel (1955), 9; Ídem. (1957), 35-38, Abb. 29-31; P. Neve (1971), 13-16, Abb. 14, Bei. 1-2, 7-10, 15; Ídem. (1982), 128-129, y n. 93. 721

Para el Edificio J, cf. P. Neve (1982), 129-130; para el A, cf. Ibídem, 104-107; para el G, cf. Ibídem, 119-123; para el K, cuya segunda fase es contemporánea a la construcción del Edificio J y al Wasserbecken, cf. Ibídem, 107-111. Cf. también 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a, p. 147ss. sub §2.- Büyükkale. 722

P. Neve (1982), 128, 131: “sind (…) die Tore im Südwesten und Südosten mit dem Palastinnern verbanden. (…) zweifellos den offiziellen, fremden Besuchern reservierten Aufweg”. 723

Según P. Neve (1982), 128, contra K. Bittel (1957), 35: “Bei einer Länge von 24 m (…), ist es am östlichen Ende 6 m, am westlichen Ende nur 3,5 m breit.” 724

K. Bittel (1957), 35: “Das Becken und die benachbarten Bauwerke sind klar aufeinander bezogen”; cf. también p. 164, n. 731, p. 166, n. 742.

164

El agua dulce en la cultura hitita

trapezoidal a su vez dividida en dos zonas, también este y oeste, ambas construidas con piedras de mediano y gran tamaño parcialmente desbastadas, pero aquella oeste, cuadrangular, fue separada del resto del estanque en una fase posterior por un muro de poco más de medio metro de anchura realizado con sillares en su cara este, y piedras sin desbastar en su cara oeste, haciendo que el nuevo límite coincidiera con el ángulo noroeste del Edificio J725 (Figs. 129, 131). Éste es el muro que se observa en la actualidad cerrando el extremo oeste (Fig. 133). Por su parte, la zona este (A) (Figs. 129, 132, 134) presenta una forma irregular de ángulos redondeados y sus muros no se disponen en paralelo a ningún edificio, salvo el muro sur al Edificio J. Los muros sur y norte han sido realizados con piedras de mayor tamaño parcialmente desbastadas en su cara interna y parece que en aquel al norte se disponía una escalera de 3 m de ancho hoy desaparecida (Figs. 129, 132, 134). El fondo del estanque estaba realizado con grava y recubierto con arcilla azul, también documentada entre los intersticios de las paredes726. Entre las áreas A y B, y ocupando todo el ancho del estanque, se documenta una ruptura del fondo de ca. 1 m de anchura donde presumiblemente se alzaba un muro (Figs. 129, 132) que pudo ser desmontado para la construcción de la escalera sobre el muro norte727. La parte superior de los muros se unía al pavimento de la calle728, que presenta dos fases. Aquella más antigua estaba realizada con lastras cubiertas por un enlucido y sobre un canal en piedra paralelo al borde del estanque y al Edificio J, aquella más moderna, realizada en tierra apisonada y también sobre un canal en piedra, construido sobre el anterior, y una conducción cerámica paralela a la fachada norte del Edificio J729 (Figs. 129, 131-132). No se documenta ningún tipo de desagüe en el estanque, pero la presencia de dos canalizaciones en dirección a su extremo oeste (Fig. 131) cuya función es claramente la de conducciones de descarga, sugiere que también servían para controlar el nivel de agua de esta estructura730. Cómo se trasvasaría el agua hasta estas conducciones es materia de discusión, puesto que no parece advertirse ningún desagüe ni se ha encontrado ninguna conexión entre el estanque y las mencionadas conducciones. Otra posibilidad es que el agua fuera retirada manualmente –con cubos, por ejemplo– y que estas conducciones no tuvieran relación con el estanque, sino que fueran albañales, es decir, que sirvieran exclusivamente para evacuar el agua de la calle o del lienzo de murallas, como parece indicar una variante en codo hacia estas canalizaciones en sentido norte-sur. Para P. Neve, las zonas (A) y (B) al completo componían el estanque original, incluyendo el posible muro en A del que solo queda su impronta sobre el fondo, mientras que en una segunda fase se retiró el muro, se construyó la escalera y se acortó el extremo oeste de (B) para hacer coincidir sus límites con los del Edificio J731 (Figs. 129-133). Sin embargo, estas dos fases no dan cuenta ni de la diferencia en el material constructivo de (A) ni de su forma peculiar en comparación con el resto del 725

P. Neve (1982), 128. Cf., más arriba, n. 724.

726

K. Bittel (1955), 9: “blaugrünem Ton”; Ídem. (1957), 35; P. Neve (1982), 128. Sobre el uso de arcillas como impermeabilizante, cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 134, n. 494. 727

K. Bittel (1957), 35; P. Neve (1982), 128: “(…) möglicherweise der Standort einer einst hier vorhandenen Querwand bezeichnet ist. Vielleicht wurde sie beim Einbau einer über 3 m breiten Treppenanlage abgerissen”. 728

P. Neve (1982), 128.

729

K. Bittel (1957), 34-35; P. Neve (1982), 130. Sobre este tipo de canalizaciones, cf. 4.1.4.2.- Conducciones, p. 126ss.

730

P. Neve (1982), 129: “(…) dürfte jedoch ein Überlauf existiert haben, der mit den weiter westlich vorgefundenen Straßenkanälen in verbindung stand.” Ibídem, 128, 130. 731

P. Neve (1982), 129: “(…) zwei Bauabschnitten (…), von denen der ältere mit dem Platz in seiner ursprüngliche Fassung, daß heißt mit der später angebrochenen Trennwand im Westen sowie den Gebäuden A, G und der Burgmauer als nördliche bzw. südliche Randbebauung, der jüngere mit dem Neubau von J, im weiteren Umkreis mit der Abschnittsmauer am Westende der Südgasse und dem Neubau K im Osten zeitgleich zu setzen ist.” Cf. p. 163, n. 724.

4. Corpus del material arqueológico

165

estanque, ni de su no-alineación con los edificios de alrededor. En base a estos elementos parece más plausible considerar tres fases constructivas (Fig. 132): la primera en la que se habría levantado solo la zona (A) incluyendo el muro que sería su cierre por el oeste; la segunda, (B), en la que se amplió el estanque hacia el oeste retirando este pequeño muro; y una tercera (B’) en la que se redujo el tamaño de (B) por el oeste construyendo el muro de cierre actual y haciendo coincidir su longitud con la del Edificio J. La construcción de la escalera pudo haberse llevado a cabo bien durante la primera fase – siendo entonces una subfase– y apoyándose por el oeste al murete, bien durante la segunda cuando se amplió el estanque, ya que tanto la línea que siguen las hiladas como el tipo de piedras utilizadas en su construcción no se corresponden con las usadas ni en una fase ni en la otra y los planos parecen indicar que sus sillares se apoyan sobre las piedras de menor tamaño (Figs. 129, 131-132, 134). Sobre el fondo del estanque se documenta un estrato de 25-35 cm de potencia compuesto por una mezcla de arcilla y arena732, posiblemente procedente del material arrastrado por la lluvia, que contenía numeroso material cerámico y fragmentos de obsidiana sin trabajar733. Con respecto a la cerámica, los fragmentos se corresponden con vasos votivos: cuencos y jarras734 (Fig. 135), dispuestos en tres zonas diversas del área (B): dos depósitos colindantes al muro sur, y uno más de menores dimensiones prácticamente en el centro del estanque (Fig. 132). Con respecto a los fragmentos de obsidiana, se trata de fragmentos de láminas localizadas exclusivamente en la zona (A) pero sin formar paquetes deposicionales735. La obsidiana736 se usa en rituales mágicos de propósitos diferentes, pero generalmente en relación con sus características como material cortante una vez trabajada como lámina737. Desafortunadamente, los textos no ofrecen información del porqué hayan sido arrojados aquí, pero es posible en vista de su concentración y las atestaciones de estas láminas en estanques y otras estructuras de almacenamiento de agua, que se trate de material desechado tras un ritual mágico

732

K. Bittel (1957), 36; P. Neve (1982), 129.

733

También un enmangue esférico en marfil, mencionado solo en Bo)azköy III, 17.

734

P. Neve (1982) 129 y n. 95. Las jarritas se corresponden con el tipo K12 de A. Müller-Karpe (1988), 49, Taf. 8, 44-B5; los cuencos con el tipo N1a-b y N2, cf. Ídem., op. cit., 124-125, Taf. 41; más bibliografía señalada. Son el tipo M1a,c (cuencos) y M2a (jarritas) de H. Parzinger y R. Sanz (1992), 64, Abb. 20. Este mismo tipo de jarritas se han hallado en Fıraktın (cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86ss.), en #attu$a en el Edificio C (cf. 4.2.1.4.- Edificio C, Büyükkale, p. 166ss.) y en la Oberstadt; el cuenco tipo N1a (≃M1a) también en la Cámara B de Yazılıkaya (cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 177ss). Tanto cuencos como jarritas aparecen también en contextos profanos, en concreto casas, cf. A. Müller-Karpe (1988), 50; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 142, 149-151, 152-153; U. Schoop (2011), 247-249. Esto podría indicar su uso en el culto privado relacionado con una religiosidad personal, cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 87, n. 162; y 6. Conclusiones, p. 351ss., con notas. 735

P. Neve (1982), 129. Fragmentos similares se hallaron en el depósito de tierra que cubría el fondo de la hab. III del Edificio C en la Büyükkale y en otras áreas de esta misma zona, cf. K. Bittel (1937) 23, Abb. 11; P. Neve (1971), 11, Bei. 15; R. M. Boehmer (1972), 220, n. 117, nºs 2258- 2260A, 2273, 2274 A-F, Taf. XCI. Para más ejemplos provenientes de #attu$a, cf. R. M. Boehmer (1979), 56, nºs 3744-3750. También en una estructura cuadrangular interpretada como un pozo en Oymaa)aç, cf. R. Czichon y S. Reichmuth (2011), 245 y n. 118, Abb. 41 (nótese que la datación de estas láminas en el Bronce Antiguo depende de la cerámica que las acompañaba), y en el edificio D de Örtaköy, en este caso decoradas con líneas incisas, cf. M. Süel (2005), Pl. 13. La datación de las láminas de obsidiana es difícil de determinar, siendo posible que sean material reutilizado, e incluso descartado por ser restos del trabajo de un núcleo. Ejemplares muy similares a estos, procedentes de varios niveles de Çatal-Höyük, en: P. A. Bialor (1962), Figs. 2:9,13; 4:7,12; 6:12,13,17,18; 8:22,24; 10:20-22. Sobre ejemplos de objetos fabricados en un determinado período y reutilizados posteriormente en épocas sucesivas, cf. p. 172, n. 788. 736

Deriva del rápido enfriamiento de lava viscosa y se encuentra en Anatolia Central principalmente en torno al lago Acigöl y Çiftik, y en el este, cerca del Nemrut da& y del lago Bingöl, cf. Y. Nishiaki (1993), 140, y Fig. 1; A. Mochizuki (1999); 2.2.1.- Geomorfología, p. 5ss. Para su posible equivalente en hitita, cf. HEG, T,D/3, 470-471, s.v: NA4du!ki-: “Feuerstein”; HHW, 132, s.v: NA4du!ki- (=NA4ZÙ), “Obsidian, Feuerstein” (nótese la imprecisión en la traducción del término); cf. también A. M. Polvani (1988), 109-110, s.v: NA4du!ki-. 737

G. Beckman (1983), 194 sub Text “C” (= KUB-25.145 Rs. 17’,19’); A. M. Polvani (1988), 109-110, 142-144, 180-182; V. Haas (2003), 209-210; M. P. Streck (2003-05), 8-9; T. Watkins (2003-05), 9-13; M. R. Bachvarova (2013), 137-140. Sobre posibles usos mágicos de la obsidiana en Çatal-Höyük durante el Neolítico, cf. T. Carter (2011), esp. 8-11.

166

El agua dulce en la cultura hitita

de limpieza/purificación. Estos depósitos parecen indicar que esta estructura fue usada, al menos puntualmente pero de manera recurrente, en contextos rituales religiosos y/o mágicos. La datación absoluta de este estanque no está clara. Basándose en la superficie de contacto entre el estrato de destrucción y el límite superior de la última fase del estanque, K. Bittel apuntaba su construcción bajo el reinado de Tud"aliya-IV, embarcado en un proyecto edilicio que incluiría también la ampliación de la 'Oberstadt'738. P. Neve apunta al período IIIa, bajo los reinados de Arnuwanda-III o %uppiluliuma-II739. Pese a ello, y dados los problemas relativos a la cronología de toda la capital, se considera más prudente apuntar una laxa datación en el Período Imperial740. La ubicación del ‘Wasserbecken’ en un “zentrale Verkehrsachse”741 limitado por los Edificios J y G742, y posiblemente también por los Edificios C/IIIb y D/IVb743, señala una conexión con los mismos; mientras la presencia de los fragmentos de obsidiana y de cerámica votiva y su concentración en la zona (A) y uno de los márgenes del estanque, respectivamente, apunta a su uso más allá del utilitario en conexión con prácticas mágico-religiosas de carácter personal o incluso con el culto744. 4.2.1.4.- Edificio C, Büyükkale El Edificio C se localiza al noroeste de la Büyükkale (Figs. 108, 136) formando un complejo con los Edificios B y H, separado al norte del Edificio D por un callejón745. Presenta una planta casi cuadrangular (18,7 x 19,7-20,8 m) en la que el muro oeste no es

738

K. Bittel (1957), 36.

739

P. Neve (1982), 136.

740

Cf. 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’, p. 173, n. 798.

741

P. Neve (1982), 131.

742

P. Neve (1982), 128: “Kultbezirk mit dem Wasserbecken und Gebäude J ”; Ibídem, 130: “(…) Möglich ist, daß in diesem Zusammenhang auch Gebäude G (…) eine gewisse Rolle spielte.”, cf. p. 163, n. 724. En esta misma línea de interpretación funcional de una estructura conforme a la función del espacio que la contiene se mueve J. Seeher (2010b), 78: “Auf jeden Fall ist die Frage nach der Funktion des Dreschplatzteiches eng verbunden mit der Frage nache der Funktion des Stadtviertels, in dem er liegt.” Además, y derivado de la tipología de objetos hallados en un espacio determinado, es posible también que la interpretación de este mismo espacio no sea fija, sino cambiante, cf., entre otros, M. T. Starzmann (2008), más bibliografía señalada, y 6. Conclusiones, p. 341ss. 743

No confundir con los edificios homónimos pero más modernos localizados en el noroeste de la Büyükkale, cf. P. Neve (1971), 16-19; (1982), 51-58, Abb. 21, Bei. 28, 29, Taf. 21b,c, 25a,b, 26a,b, 27a; más bibliografía señalada. 744

K. Bittel (1955), 9: “Das Becken scheint daher im Kult eine Rolle gespielt zu haben.”; P. Neve (1982), 129: “Der Befund zeigt deutlich, daß die Anlage nicht nur — als Wasserbehälter — praktischen, sondern offenbar auch sakralen Zwecken diente”; H. G. Güterbock (1989), 38; J. Seeher (2006b), 127: “(…) must have had some significance in cult ritual (…) It may well have had a practical function as well; (…) an emergency water supply to extinghish fires”; G. Beckman (2013b), 157. Contra todos ellos, A. Ünal (1993), 139: “It does not make any sense to ascribe a sacral function to this structure since it is situated in a region where water is very rare and precious.” Ambas funciones no son incompatibles. 745

La identificación de los Edificios C y D (este último como sala de audiencias con almacén, cf. P. Neve (1982), 100) por separado, así como del complejo de Edificios B-C-H, está lejos de ser clara a pesar de que con respecto a este último (B-CH) todos los autores coinciden en adscribirle una función cultual, cf., 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a, p. 147ss. sub §2.Büyükkale. Se ha recurrido a los textos, tanto festivales (como el KI.LAM, cf., entre otros, I. Singer (1983), 98-101, 106-118), como rituales, como a las “Instrucciones” (especialmente a las “Instrucciones a los LÚ.ME%ME*EDI” (CTH-262), IBoT-1.36 §1-4, §9, §11, §12a, cf., H. G. Güterbock y Th. van den Hout (1991), 4-7, 10-13 (edición); cf. también P. Neve (1982), 136-137), para intentar establecer a través de los itinerarios y/o las acciones descritas en ellos las correspondencias con los restos arqueológicos sin que hasta la fecha se haya alcanzado una conclusión definitiva. La compleja y no siempre bien documentada estratigrafía de la Büyükkale –y de #attu$a–, el hecho de que muchos de sus edificios presenten más de un acceso debido a que se encuentran en pendiente, así como la imprecisión de los textos en la descripción de localizaciones, impiden alcanzar mejores resultados, cf., K. Bittel y R. Naumann (1952), 29, 57-61; R. Naumann (1971), 475; P. Neve (1971), 12-13; Ídem. (1982), 98-102, 111-118, 131-136, 137; V. Haas y M. Wäfler (1976), 87-122, esp. 122; I. Singer (1983), 108; H. G. Güterbock y Th. van den Hout (1991), 59-64; J.-W. Meyer (1995), 125-136; S. Pierallini (2002), 627-635; M. Popko (2003), 315-323; J. Klinger (2006), 5-17. Cf. también 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 205, n. 1008.

4. Corpus del material arqueológico

167

paralelo a su opuesto por el este, sino que se dispone ligeramente en diagonal, de tal modo que el cierre sur es ligeramente más corto que su homólogo por el norte (Fig. 136). A pesar de encontrarse en pendiente, y en contra de la mayor parte de edificios de la Büyükkale, parece que tuvo una sola planta. Está divido en seis estancias de dimensiones diversas (Fig. 136) alrededor de un habitáculo central (III) y casi cuadrado (5,2 x 6 m): las Hab. V y VI, alargadas, se ubican al norte; las Hab. II y IV, cuadrangulares, al noroeste y sureste, respectivamente; y la Hab. I ocupa todo el frente oeste. Esta Hab. I presenta en su parte sur un pequeño murete de unos 2 m de largo, como si fuera una prolongación del mismo muro del habitáculo central. El acceso al interior se realizaba por el sur y, según la reconstrucción de P. Neve (Figs. 108, 136), a través de los espacios I, II y V, de los cuales el II debió ser el vestíbulo. Los cimientos de todos los muros, realizados en piedra con la técnica acostumbrada para el período Imperial746 y tienen una anchura de 1 m, excepto aquel que une las habitaciones rectangulares V y VI y el muro oeste exterior que tiene medio metro más de ancho, seguramente por motivos estructurales747. De una fosa frente al muro oeste de la Hab. II (Fig. 136) proviene una estela (BO1AZKÖY-3) en caliza de 1,10 m de altura con onomástica en jeroglífico de Tud"aliya y filiación como hijo de #attu$ili, lo que la adscribe al cuarto monarca homónimo. De la posición original que ocupaba esta estela no hay datos seguros, aunque quizá “war sie (…) vor einer Wand im Innen oder außerhalb des Gebäudes aufgestellt”748. De estos seis recintos el que más interesa en estas páginas es el central (III). Sus muros descienden hasta más de dos metros por debajo del nivel de fundación del resto de estancias (Fig. 137) estando realizados, al contrario que el resto, con piedras de gran tamaño entre cuyas junturas han sido colocadas piedras más pequeñas. De su muro norte (Figs. 136-137) parte un canal en piedra revestido de grava de 50 cm de ancho que atraviesa la Hab. VI en dirección norte perdiéndose extramuros, y que, en vista de su orientación así como de la pendiente descendiente hacia el norte, tuvo que haber funcionado como desagüe749, lo que indica que este espacio se encontraba al abierto o, al menos, que contenía agua, temporal o permanentemente. El fondo de la Hab. III, en tierra, estaba cubierto por un paquete de limo de unos 35 cm de potencia en el cual se hallaron sin orden aparente varios fragmentos cerámicos, moluscos y fragmentos de obsidiana y sílex750 (Fig. 135). Entre la cerámica se cuentan brazos de libación y miniaturas (platos, jarras y cuencos), y también fragmentos de cerámica pintada, en general todos ellos “so flüchtig und schlecht, daß an einen praktischen

746

Cf. 4.1.5.1.- Karaküyü, p. 138, n. 526.

747

P. Neve (1982), 113.

748

P. Neve (1982), 114, y Abb. 56. Para BO1AZKÖY 3, cf., IHH, 435-437, Pl. XCI-XCII; P. Meriggi (1975), 289-290 sub nº 41, Tav. VI; CHIL I.1, 35 sub E. Appendices; y 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 194, n. 928. 749 750

Cf. 4.1.4.2.- Conducciones, p. 126ss.

P. Neve (1971), 10-13; Ídem. (1982), 114, y n. 71. Sobre láminas de obsidiana, cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 165, con notas.

168

El agua dulce en la cultura hitita

Verwendungszweck kaum zu denken ist”751. Fueron también halladas dos figuritas de terracota (Fig. 135), que, aunque procedentes de un contexto secundario, “dürfen ebenfalls dem Fundkomplex des Zentralraumes zugeschrieben werden”752. La estela hallada en la Hab. II (BO1AZKÖY-3) aporta un terminus ante quem para el edificio en torno a finales de s. XIII a. C. que parece confirmarse por la cerámica de la estancia central y la estratigrafía753. La ubicación de esta estancia central (III), la presencia del canal y el tipo de relleno indican que se encontraba a cielo abierto y que era un impluvium. El material hallado en este mismo relleno, especialmente la cerámica en miniatura y los brazos de libación, sugiere que, al menos en este habitáculo, se desarrollaban acciones relacionadas con el culto754. 4.2.1.5.- Cisternas y estanques en la ‘Oberstadt’, #attu$a 4.2.1.5.1.- Los estanques de ‘El Barrio de los Templos’ Estos dos estanques se localizan en ‘El Barrio de los Templos’ de la ‘Oberstadt’ (Figs. 107, 138) y a pesar de que aparecen aquí agrupados conforme a un criterio geográfico, sus formas, dimensiones y datación difieren, ya que mientras el primero parece haber sido construido al inicio del período O.St. III, el segundo lo fue a lo largo del mismo; es pues, ligeramente posterior755. §1.1.- Estanque 1: Se localiza al suroeste de ‘El Barrio de los Templos’, entre los templos T4 al oeste y T3 al este756 (Figs. 107, 138). No ha sido excavado en extensión (Figs. 90, 139), pero los resultados obtenidos permiten avanzar su forma rectangular de ángulos redondeados (lados este y oeste, 20-25 m; lado norte 18 m y sur, sin excavar, probablemente ca. 15 m). Sus paredes están inclinadas y cubiertas por una pantalla de piedras sin desbastar de mediano y gran tamaño, conservándose hasta 1,5 m de altura en algunos puntos, lo que arroja una capacidad aproximada de 600 m3. El estanque, con una inclinación hacia el norte, ha sido excavado en el terreno aprovechando la topografía para adaptar sus contornos, cubriendo las paredes con una capa de arcilla verde –çorak–

751

P. Neve (1971), 10; cf. también Ídem. (1982), 114; A. Müller-Karpe (1988), 49, 124-126. También en la Hab. 13 del Templo 7 de la Oberstadt de #attu$a se ha hallado cerámica a mano junto a brazos de libación. Esta estancia ha sido interpretada en base a su arquitectura y a los hallazgos cerámicos in situ como el vestíbulo del Adyton -Hab. 14/15-, cf. H. Parzinger y R. Sanz (1992), 81. Para las jarritas cf. A. Müller-Karpe (1988), 44 sub K5, 49-50 sub K12-K13; H. Parzinger y R. Sanz, op. cit., 30 sub M2a, 64; para los cuencos, cf. A. Müller-Karpe, op. cit., 124-125 sub N1a-N2; H. Parzinger y R. Sanz, op. cit., 30 sub M1a, M1c, 64. El mismo tipo de jarritas se han hallado en Fıraktın (cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86ss.), en el ‘Wasserbecken’ (cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss.) y en la ‘Oberstadt’ (cf. H. Parzinger y R. Sanz (1992), 30, Abb. 20). Los cuencos N1a (≃M1a) se documentan también en la Cámara B de Yazılıkaya (cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 177ss). Tanto cuencos como jarritas aparecen también en contextos profanos, en concreto casas, cf. A. MüllerKarpe, op. cit., 50; H. Parzinger y R. Sanz, op. cit., 142, 149-151, 152-153; U. Schoop (2011) 247-249. Esto podría indicar su uso en el culto privado relacionado con una religiosidad personal, cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 87, n. 162; y 6. Conclusiones, p. 351ss., con notas. 752

P. Neve (1971), 11; Ídem. (1982), 114. Para la cronología de los monarcas hititas se remite a: H. Klengel (1999), 392-393; T. Bryce (2005), XV. 753

P. Neve (1971), 11; Ídem. (1982), 115. Cf. también J. Seeher (2006), 138, sobre las implicaciones cronológicas de este hallazgo. 754

El edificio al completo es considerado como lugar de culto por P. Neve (1971), 13, 29; cf. también A. Ünal (1993), 138.

755

P. Neve (1999), 117: “dürfte das (…) Becken I, das offenbar (…) als Bestandteil der Gesamtplanung anzusehen ist, schon zu Beginn der Periode (O.St. 3) entstanden sein. Das Becken 2 wurde dagegen erst nach Aufgabe des Tempels 11, vor oder zusammen mit dem Neubau des Tempels 12, d.h. im Verlaufe der Periode angelegt. Beide Becken blieben in der Folgeperiode (O.St. 2) weiterbestehen.” 756

P. Neve (1987), 389, Abb. 2-3, 7, 9; Ídem. (1990), 286; Ídem. (1996), 32, Abb. 89; Ídem. (1999), 20, 117-119. Cf. también M.-C. Trémouille (1998), 189, y n. 36.

4. Corpus del material arqueológico

169

como impermeabilizante757 y disponiendo sobre ella una pantalla de piedras (Fig. 90). No se ha hallado ni punto de entrada de agua ni desagüe. Conforme al primero es posible que se encontrara en el muro sur, donde su ubicación hubiera aprovechado el desnivel natural para conducir el agua de un manantial cercano que actualmente se encuentra bajo tierra758, mientras que con respecto al desagüe, a juzgar por otras estructuras de su clase759 es probable que no existiera, aunque se documenta una gran canalización hacia el oeste que parece haber servido como conducción de descarga también para el T4760. Sobre el fondo se halló un estrato de sedimentos de hasta 60 cm de potencia con fragmentos cerámicos entre los que se encuentran ollas y brazos de libación, y otros objetos como un colgante de plata en forma de luna, restos de adobes quemados y un fragmento de tablilla761. P. Neve señala también la existencia de hasta 13 “cup-marks” trabajadas directamente sobre el terreno762. El tipo de materiales del depósito, especialmente los restos de adobes, hace pensar en una reutilización de esta cisterna como basurero durante el O.St 2, más si se la compara con la T1763; aunque en origen debió haber satisfecho las necesidades de agua de carácter productivo de este área. Es posible también que tuviera una conexión con el culto y/o la religiosidad personal, como indicarían los restos de brazos de libación y las “cup-marks”764. §1.2.- Estanque 2: Se localiza al noroeste de ‘El Barrio de los Templos’, adosado y por encima del muro este del Templo 11 (T11) (Figs. 107, 138) y está, como el Estanque 1, excavado en el terreno765. Se conservan solo los muros oeste y sur, el ángulo de unión entre ambos, y parte el ángulo de cierre de los muros sur y este, del que no se han hallado restos (Figs. 140-141). Hacia el norte se documenta una zanja que pudo haber servido bien como cimentación para otra estructura o bien como impermeabilización del estanque, lo que no ha podido resolverse porque se ha perdido la prolongación del muro oeste hasta esta zanja. P. Neve considera que este estanque debía prolongarse hacia el norte (Figs. 140-141) siguiendo en paralelo el muro este del T11 y orientándose así en dirección suroeste-noreste766. Es posible sin embargo que el muro oeste finalizara en la mencionada zanja, y por tanto la orientación sería noroeste-sureste. La parte conservada del muro oeste, insertada en la zanja de cimentación del T11 y por tanto posterior a éste, mide 5 m767 (Fig. 140), mientras el lado sur mide 8 m. El estado de conservación no

757

P. Neve (1999), 118. Cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 134, n. 494.

758

P. Neve (1987), 389; Ídem. (1993), 32; Ídem. (1996c), 48; Ídem. (1999), 119. Sobre el impacto de los seísmos en la dislocación de los acuíferos naturales, cf., Y. Gorokhovich y L. Ullman (2010), esp. 205-206. 759

Cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss.; 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss. y 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’, p. 170ss. 760

Cf. 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’, p. 170ss.

761

P. Neve (1999), 119, y n. 179: “Inv. Bo-86/161” (= KBo-32.225 (CTH-215)). Sobre “brazos de libación”, cf. A. MüllerKarpe (1988), 145-146; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 30-31 sub N, Abb. 20; U. Schoop (2011), 254. 762

P. Neve (1999), 119. Cf también Ídem. (1996c), 41ss, Abb. 4d, Taf. 2, 9; Ídem. (2001), 95, Taf. 117. Sobre las “cupmarks” cf. p. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, 90ss. con notas; 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 111ss., con notas. 763

Cf. 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’, p. 171ss.

764

P. Neve (1996), 32; Ídem. (1999), 119: “Somit erfüllte das Becken im Rahmen des allgemeinen Kultbetriebes eine unentbehrliche, dazu geheiligte Funktion, deren besondere Bedeutung durch die Existenz des Schalenfelsens als zugehörige Opfer- und Kulstätte noch zusätzlich betont wird.” 765

P. Neve (1984), 367ss, Abb. 44; Ídem. (1999), 119-120, Abb. 31a, 65a, Taf. 119a-c, Bei. 3, 41a-b.

766

P. Neve (1999), 119.

767

P. Neve (1999), 119: “Als sein nordwestlicher (sic) Abschluss, der sich auf 5 m Länge nachweisen ließ, diente die Baugrube des aufgelassenen Tempels 11.”, cf. también Ibídem, 59 sub Tempel 11.

170

El agua dulce en la cultura hitita

permite precisar exactamente su forma, pero sí que los ángulos interiores, al contrario que otras estructuras de su clase, no son redondeados sino rectos. La altura conservada de los muros es de 70 cm, construidos en pendiente sobre un estrato de arcilla y con una pantalla de piedras (Figs. 140-141) sin desbastar con otras más pequeñas entre los huecos y todas ellas cubiertas por un revoco de arcilla azul768. Tampoco aquí se documenta ninguna entrada o salida de agua, por lo que, al menos en el estado actual de la investigación, es razonable suponer que se llenaba con agua de lluvia. Sobre el extremo sur del borde sur se hallan los restos de un muro de 1 m de ancho realizado con piedras trabajadas solo en sus caras exteriores (Figs. 140-141) que impediría que el material de superficie cayera en el estanque, pero no es seguro que formen un conjunto unitario ya que podría tratarse de una segunda fase constructiva769. Un muro similar se halla limitando también el borde sur del Estanque 1 del ‘Conjunto en la Südburg’770. Tanto el fondo del estanque como la zanja al norte del mismo estaban cubiertos por un estrato de 30 cm de potencia compuesto por sedimentos muy compactados cubiertos por una mezcla de çorak y cenizas (Fig. 140). En este paquete de sedimentos, y entre el muro oeste y la mencionada zanja, se hallaron fragmentos cerámicos en muy mal estado de conservación, entre ellos brazos de libación y spindle bottles771; restos óseos de animal (aunque no se señala la especie) y pequeños objetos en bronce. Este estrato se corresponde con el de uso, mientras el superior de çorak y cenizas, con el de abandono772. También en el ‘Wasserbecken’ de la Büyükkale y en la cisterna T1 de la ‘Oberstadt’ los materiales aparecen concentrados en depósitos y no dispersos sobre el fondo y/o a niveles diversos, lo que induce a interpretar estos paquetes deposicionales como material desechado en un único momento y por tanto como basurero; aunque podría también corresponderse con el punto desde el que fueron arrojados durante el transcurso de alguna acción de tipo religioso como en el ejemplo de la “plataforma” del ‘Teich 1’ del “Conjunto de la Südburg”. A juzgar por la tipología cerámica hallada en el fondo, la ubicación en ‘El Barrio de los Templos’ y paralelos con otros estanques similares, parece que se le asignaba un uso cultual773 al que habría que sumarle el de depósito de agua con fines productivos774. 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’ Se trata de cinco cisternas localizadas al suroeste de la ‘Oberstadt’, entre la Puerta de las Esfinges – Yerkapi– y la Puerta de los Leones, sobre un promontorio relativamente nivelado que limita “El Barrio de los Templos” por el oeste775 (Figs. 107, 89). Están excavadas en el terreno, compuesto de

768

P. Neve (1999), 119; cf. también 4.1.4.5.- Presas, p. 134, n. 494.

769

Contra P. Neve (1999), 119.

770

P. Neve (1999), 119, y n. 184. Cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss.

771

H. Parzinger y R. Sanz (1992), 7, 133 sub Fundkomplex 46, Abb. 5; nótese que en el registro no aparecen brazos de libación (=N) contra P. Neve (1999), 120. Cf. también, A. Müller-Karpe (1988), 145-146; U. Schoop (2011), 254. 772

P. Neve (1999), 120.

773

P. Neve (1999), 120; cf. también, 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss.; 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss.; y 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’, p. 170ss. 774

Contra P. Neve (1999), 120: “Eine Verwendung als Wasserreservoir wird dagegen allein aufgrund der Lage am unteren Ende des Tempelviertels und damit weitab von der einzigen als Wasserlieferant in Frage kommenden Quelle bei Tempel 6 auszuschließen sein”, ya que pudo haberse llenado con agua de lluvia o con la del mencionado manantial canalizada hasta aquí. 775

Documentadas por primera vez en 1998, la bibliografía básica corre a cargo de J. Seeher (1999), 47; Ídem. (1999b), 334-336; Ídem. (2001), 341-362; Ídem. (2002), 59-70; Ídem. (2003), 14.

4. Corpus del material arqueológico

171

margas, basalto y cuarzo776. Cuatro de ellas presentan una forma rectangular con los extremos redondeados –T1, T3, T4 y T5–, mientras la quinta es circular –T2– (Fig. 89). Las cisternas T3 y T4 (70 x 15-17 m) se disponen entre ellas en paralelo orientadas suroeste-noreste; T1 y T5 (40 x 15-17 m) están orientadas de norte a sur una a continuación de la otra, y la T2 (16 m ∅) se ubica entre T5 y T1 y el extremo sur de T3. Se desconoce la profundidad exacta de estas cisternas debido al peligro de derrumbe de los perfiles que impidió una excavación extensiva777, pero ronda los 5 m. Los contornos norte de T4 y T3 eran visibles a nivel de superficie, se prospectaron geoeléctrica y geomagnéticamente durante las campañas de 1998 y 1999 y se reveló que se trataba de dos cisternas. Las subsiguientes excavaciones mostraron que la ubicación sobre este promontorio permitiría abastecer de agua a toda la Unterstadt. La zona es especialmente fértil y ha sido aprovechada durante largo tiempo para el cultivo778 lo que ha provocado la pérdida de los niveles superiores, y por tanto, de la información relativa a su profundidad y su forma en superficie, así como del entorno en el que se inscribían. La composición del terreno les ofrece una buena impermeabilización sin que aparentemente se haya usado ningún tipo de revestimiento aunque los bordes han sido reforzados con piedras sin desbastar779. Se colmataron de sedimentos arenosos y arcillosos en los que se encontraban paquetes de fragmentos cerámicos que alcanzaban la superficie en algunas zonas780. En algunos puntos de las paredes laterales de la T1 se documenta un paquete de arcilla amarilla781 y en su extremo norte, una pantalla pétrea782 que lo separa de la T5 (Figs. 89, 142-143) que quizá dividiera en dos (T1 y T5) lo que en origen era una única cisterna (T1+T5). Adosado por el sur a esta pared pétrea se documenta un paquete de limo de unos 3 m de ancho en el que se insertan una suerte de pequeños contrafuertes apoyados a un murete de ca. 1 m de ancho y ca. 2 m de altura en grandes piedras calizas, interpretados como la tercera fase de uso de esta cisterna para asegurar la pantalla783(Figs. 142-143). Pero en vista de la escasa altura conservada de este murete, la orientación oblicua del mismo y de la pared pétrea con respecto al extremo sur de la cisterna, así como de la técnica constructiva de esta pared, tan diferente en comparación con el resto de flancos de estas cisternas, es posible que se trate de una fase anterior a la construcción de la T1 y por tanto que tuvieran un uso y una función en nada relacionados con ésta, quizá en relación con el silo documentado bajo la T2, ya que su pared norte y las estructuras en discusión presentan orientaciones similares (Fig. 89). No se documenta ningún sistema de evacuación de agua excepto quizás en la T2784, en cuyo margen noroeste se ubica lo que podría ser un desagüe (Fig. 144) de 4 m de ancho, aunque es

776

J. Seeher (2001), 343; Ídem. (2002), 59; cf. también, 2.3.2.- Curso medio del Kızılırmak, p. 13ss.

777

Para las medidas de estas cisternas, cf. J. Seeher (2001), 356; Ídem. (2002), 61. La T2 se asienta sobre y al sur de un silo rectangular, cf. J. Seeher (2002), 66-70; y (Fig. 89). 778

J. Seeher (1999), 47, Abb. 48; Ídem. (1999b), 334-336, Abb. 16; Ídem. (2001), 341, 343, n. 7; Ídem. (2002), 345.

779

J. Seeher (2003), 14: “Hier hatte man einfach in dem anstehenden Mergeluntergrund tiefe Becken ausgeschachtet und ihre Ränder und steilen Wände ohne weitere Sicherung belasen”, más bibliografía señalada. 780

Cf. más abajo, p. 172ss.

781

J. Seeher (2001), 348-351: “(…) reiner gelber Tonerde (…). Ob er dort erst im Zuge des Dammbaus ausgeschüttet worden ist oder ob er schon als Abdichtung der ursprünglichen Teichböschung diente, muß noch untersucht werden.” Cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 134, n. 494; y 4.1.4.6.- Potabilidad, p. 136ss. 782

J. Seeher (2002), 61: “Die offensichtlich nachträglich angelegte geböschte ›Stützmauer‹ am Nordende von Teich 1 ist nur die Verkleidung des ursprünglichen Teichrandes”; contra Ídem. (2001), 348, Abb. 14, 15; 351: “(…) vermutlich eine Sicherung der Dammfassade”. 783

J. Seeher (2001), 351 y Abb. 10, 14-16.

784

J. Seeher (2002), 61; contra Ídem. (2001), 348.

172

El agua dulce en la cultura hitita

probable dadas sus dimensiones que se trate de una ruptura de la cisterna posteriormente colmatada. Pudieron haberse llenado bien con agua de lluvia, bien con el aporte de depósitos freáticos785. La propuesta del uso de los manantiales786 localizados al sur de Yerkapi mediante una canalización que condujera el agua hacia el interior de la ciudad no ha podido ser documentada y resulta, por otra parte, poco eficiente debido a la distancia. Queda por tanto abierta la cuestión de cómo se producía el llenado de estas cisternas. Con respecto a la cerámica, en la T1 (Fig. 89), entre el dique y el muro este, se documenta un paquete de fragmentos cerámicos de ca. 28 m2 y 0,5 m de potencia que alcanza el borde conservado de la cisterna787 indicando que cuando fueron a parar aquí, la cisterna estaba colmatada. Parecen disponerse en dos zonas según su tamaño, y así los fragmentos mayores se sitúan al este y los menores, al oeste. No ha podido reconstruirse ningún ejemplar al completo, lo que sugiere que fueron transportados ya rotos hasta aquí788 y que por tanto el lugar fue utilizado como basurero. Se trata principalmente de spindle-bottles y brazos de libación (RLWm-W)789 pero también de fragmentos con decoración en relieve, jarras de cuello alto con pintura blanca, cuencos, ollas y jarritas que arrojan una datación en Ob. III-IV790, así como fragmentos de un recipiente sin paralelos en la cerámica hitita pero con semejanzas con las ánforas levantinas791. Parte de estos restos cerámicos presentan marcas de fuego, lo que unido a su tipología hace pensar en el inventario de un templo después de un incendio792. Es decir, se trata de una reutilización de estas cisternas como basurero después de su abandono, como muestran también los sedimentos sobre los que se encuentran estos depósitos cerámicos793, en vez de cavar una fosa como las que se encuentran en gran número en todos los asentamientos próximo-orientales. Otros paquetes de fragmentos cerámicos se documentan en el área sur de la T1; al suroeste de la T4 conteniendo sobre todo spindle-bottles; en los márgenes sur de 785

Las mediciones realizadas en 2010 por H. Wittenberg apuntan al uso de estos depósitos freáticos (conversación personal del 6-4-2011). Cf. también A. Schachner y H. Wittenberg (2012); Ídem. (2012b), 251-252. Sobre la percolación de un terreno a un canal/depósito y viceversa, cf. UNESCO/FAO (1973), 19-21; Figs. 2.4-5; y 4.1.4.4.- Depósitos: cisternas y estanques, p. 129ss., con notas. 786

J. Seeher (2001), 361. Cf. 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a, p. 148, n. 603.

787

J. Seeher (2001), 351ss.; Ídem. (2002), 61, y Abb. 6.

788

J. Seeher (2002), 61. Sobre la rotura, especialmente intencionada, de objetos y en especial de cerámica y sus implicaciones culturales e interpretativas, cf. J. Chapman (2000); J. Chapman y B. Gaydarska (2006). A pesar de que los mencionados trabajos se centran en la prehistoria europea, una conexión con el período que nos ocupa fue realizada por J. Chapman en la conferencia que mantuvo en Berlín el 23-11-11, cf. Ídem. (2011). Otro ejemplo ilustrativo de la reubicación de objetos lo constituyen los lugares de hallazgo de las tablillas de #attu$a, documentándose procedencias diversas para varios fragmentos de la misma tablilla, como es el caso de KBo-58.216 y KBo-7.44, el primero hallado en el Templo 1 y el segundo, en la Büyükkale, cf. D. Grodek (2012b); cf. también J. Seeher (2006c), 137-138, con referencias; A. Schachner et al. (2013), 169. 789

Cf. J. Seeher (2002), Abb. 7. Sobre la RLWm-W, cf. K. O. Eriksson (1993); D. P. Mielke (2006), Anhang 5, 43, 174: “Als Importe sind lediglich die Formen der Red Lustrous Wheelmade Ware anzusehen (…) konnten dabei spindle bottles, Libationsarme und Linsenflaschen identifiziert werden. Bisher ist es in der Forschung allerdings nicht gelungen, ein Herstellungszentrum zweifelsfrei nachzuweisen. Favorisiert werden Zypern und das Südliche Anatolien.”; F. Manuelli (2009), esp. 262-263; U. Schoop (2011), 261-263. Sobre los tipos spindle-bottles y brazos de libación, cf. A. Müller-Karpe (1988), 145 sub Libationsarme; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 22-24 sub Krüge, esp. 24 sub E3, 30-31 sub Libationsarme; U. Schoop (2011), 254. 790

J. Seeher (2001), 352, n. 13; U. Schoop (2011), 243: “White-coated pieces do not appear at this time [k)rum Period] but in exceedingly small numbers. As time progresses, this proportion is gradually reversed.” Cf. H. Parzinger y R. Sanz (1992), 99; J. Seeher (2006c), 138-140, para la correspondencia de los períodos de la Büyukkale y la Unterstadt; y p. 173, n. 798, sobre los problemas de cronología de la Oberstadt. 791

J. Seeher (2002), 66, y Abb. 8.

792

J. Seeher (2001), 353; Ídem. (2002), 66.

793

Contra J. Seeher (2006c), 140: “(…) die Scherben nicht einfach auf dem Müll, sondern wurden zunächst gesammelt und dann kultisch einwandfrei entsorgt, d.h. an einer besonderen Stelle bestattet.”

4. Corpus del material arqueológico

173

T3 y T4 compuestos principalmente por fragmentos de uso común datables a finales del Imperio; y en la T2, con tipologías de uso diario datables también a finales del Imperio pero entre los que se cuentan cuatro cuencos votivos794. Las cinco cisternas integran un conjunto de carácter utilitario destinado al acopio de agua con fines productivos, aunque un uso para agua de boca depende de si se hallaban cubiertas y con revoco795. La construcción de las cisternas por separado está dirigida a minimizar los daños en el espacio circundante en caso de una posible rotura y a prevenir la pérdida de todo el volumen embalsado en caso de contaminación del agua. Pese a que las excavaciones han documentado una zona de revoco solo en la T1, es posible que se encontrara en todas ellas, aunque no puede concluirse nada al respecto, como tampoco si estaban protegidas por una pantalla pétrea. La extracción de agua pudo llevarse a cabo con medios mecánicos como cigoñales796. J. Seeher apunta la presencia en la T4 de un estrato de arenas de entre 4 y 5 m de potencia sobre el que descansa otro de limos que podría indicar la existencia de un conducto para transportar el agua que habría transportado también estos sedimentos. No es imprescindible, sin embargo, postular la existencia de canalizaciones para explicar la presencia de estos paquetes de sedimentos ya que estos depósitos pueden proceder del normal proceso erosivo de superficie797, pero lo que sí indican estos depósitos es la causa de su abandono. Con respecto a la datación, la cerámica y las pruebas de C14 señalan un terminus ante quem para su uso en torno al final del s. XV y la primera mitad del s. XIV a. C.798, pero no es posible aportar una fecha más exacta para su ejecución puesto que no se ha alcanzado el fondo de las cisternas y por tanto no hay datos sobre los posibles depósitos allí localizados. Es posible que hubieran tenido también una función cultual paralela a la utilitaria799 dada su ubicación en este área de la ‘Oberstadt’ y la presencia de algunos recipientes votivos, pero la tipología del conjunto completo de la cerámica documentada y especialmente la cota del estrato en el que se halla apuntan más bien a un uso como basurero800, e incluso a que éste sea post-hitita, cuando se limpiaron algunas zonas para ser de nuevo habitadas. Esta interpretación parece consistente con el hallazgo en el relleno de la T2 de varias calaveras que apuntan a una reutilización tardía de esta estructura en época post-hitita801 y por tanto poco o nada dicen de su uso para el período hitita.

794

J. Seeher (2001), 351-354, 356, 357. Cf. A. Müller-Karpe (1988), 123-126 sub Näpfe bzw. Schälchen; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 30 sub Miniaturgefässe; U. Schoop (2011), 249. 795

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 124, n. 423 y 4.1.4.6.- Potabilidad, p. 136ss. Cf. también p. 148, n. 603, sobre el uso de fuentes en #attu$a para el acopio de agua de boca. 796

Cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 157, n. 683.

797

Contra J. Seeher (2001), 361: “Diese Sandmengen können nicht aus dem unmittelbaren Rand des Teiches ausgewittert sein”; Ídem. (2002), 61. El ‘Wasserbecken’ representaría un contraejemplo, cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss., cf. también L. J. Booher (1974), 52. 798

J. Seeher (2002), 69; alterando también la hasta ahora aceptada cronología de la edificación de la ‘Oberstadt’ en época de Tud"aliya-IV, en Ibídem, 70: “Die bislang vertretene extrem kurze Chronologie der Oberstadtperioden ist sicher nicht haltbar.”; cf. también U.-D. Schoop (2009), 153: “[The ponds assemblage] reflects both features typical for the 15th century as well as such of the 14th and 13th centuries”. La datación de las cisternas es consistente con los resultados de los análisis del material del relleno del silo sobre el que se asienta la T2, cf. J. Seeher (2006c), 140-141. Sobre la cronología de la ‘Oberstadt’, cf. A. Müller-Karpe (2003), 289-291; J. Klinger (2006), esp. 8-10; J. Seeher (2006c), Ídem. (2006d), Ídem. (2008), esp. 2-6; U.-D. Schoop (2009), 148, 153-154; A. Schachner (2010), 161-164. 799

J. Seeher (2001), 360.

800

Cf. más arriba, p. 172, n. 788. U.-D. Schoop (2009), 153: “We may speculate whether sending these objects below the surface of a deep water body was seen as a way to transmit them into the world beyond”; contra Ídem. (2011), 254, y n. 29. Sobre volúmenes de agua y su conexión con el Inframundo, cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 291ss., con notas. En cualquier caso, la cota de los sedimentos sobre los que se dispone esta cerámica señala que las cisternas ya estaban colmatadas. 801

J. Seeher (2001), 354-356.

174

El agua dulce en la cultura hitita 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras

§1.-Pilas: Solo el Templo 1 de #attu$a802 de entre todos los excavados hasta la fecha alberga en su patio una pila. Está realizada en un bloque monolítico de forma cuadrangular, con un orificio para la entrada de agua y un desagüe conectado a una canalización en terracota, el primero a mayor altura que el segundo (Fig. 145). Su uso fue seguramente utilitario, orientado a satisfacer las necesidades de agua del templo, bien de boca, higiénicas, o para las dependencias de servicio803. §2.-Bañeras: En varias ciudades hititas, como en otras próximo-orientales, y desde época del k)rum, se han hallado ejemplares de bañeras804 (Fig. 146), algunas con pequeños asientos integrados y/o con asas para su vaciado tras el uso, en ocasiones hincadas en el suelo y conectadas a tubos de desagüe805. Presentan un interior pulido y en algunos casos también restos de pintura blanca. En #attu$a (‘Unterstadt’, Büyükkale, ‘Oberstadt’) se localizan en viviendas, generalmente en habitaciones con pavimentos especiales interpretadas como baños806 (Fig. 147); en %ari$$a se han hallado 3 ejemplares en las estancias 27 y 28 del Templo 1, una de ellas unida directamente a un albañal y cuya estancia presentaba una pavimentación con restos de cal, usada seguramente como impermeabilizante, lo que confirma las observaciones de #attu$a. Junto a una de estas bañeras se halló una spindle bottle de barniz rojo usada para contener aceite corporal807. Un nuevo ejemplar de grandes dimensiones (ca. 200 l de capacidad) ha sido hallado en Oymaa&aç/Nerik, en la habitación suroeste de la Torre Norte, junto a dos jarras y dos cuencos, así como lo que parece ser un sello discoidal en bronce con su respectiva cadena de cuentas808. De los ejemplares hallados y del contexto en el que han sido documentados se desprende que estas instalaciones fueron usadas con una finalidad higiénica, hit. an!-, arra-, u%arp-809, incluso en aquellos casos en los que el lugar de hallazgo fue un templo. Existen varias referencias textuales a la obligación de someterse a un proceso de higiene/purificación antes de acercarse a los dioses o sus

802

K. Bittel (1938), 23, y Abb. 13. Los demás templos suelen presentar en sus patios sistemas de desagüe, cf. 4.1.4.1.Generalidades, p. 125, n. 429. 803

Contra J. Seeher (2006b), 21. Cf. más abajo, p. 175, n. 810.

804

A. Müller-Karpe (1988), 146, Taf. 48 Ba, 1-4; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 22 sub Tonwannen-D; D. P. Mielke (2006), 142-144, y n. 564 con indicación de los lugares de hallazgo y bibliografía correspondiente. Para ejemplos de época del k)rum, cf. F. Kulako&lu y S. Kangal (2010), Kat. 129-130. No está claro cuál es el término hitita específico para “bañera”, aunque el sum. NÍG.%U.LU#(.#A) podría referir a estos objetos (cf. E. Neu y Chr. Rüstel (1989), 278 sub nº 369; ChS I/1, 91 sub Nr. 9 Vs. II 18’; y 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 241) o el hit. kueluu%ana- (cf. HED, K, 205, s.v: “Washbasin”; EDHIL, 484-485, s.v: “washbasin”; contra A. Ünal (1993), 135; HHW, 83, s.v: “Abflußbecken, Brauchwasserbehalter”); cf. también más abajo, p. 313 (= KBo-6.2 = Ley §25). 805

Cf. 4.1.4.2.- Conducciones, p. 125, n. 430.

806

Cf., entre otros, K. Bittel (1937), 8-10, Abb. 5 (Büyükkale y paralelos próximo-orientales); K. Bittel y R. Naumann (1952), 100, 102, Taf. 48, más bibliografía señalada (‘Unterstadt’); J. Seeher (2004), 68-69, Abb. 2, 15-18 (‘Oberstadt’); Ídem. (2005), 71, Abb. 11 (‘Oberstadt’); cf. también A. Ünal (1993), 139; A. Schachner et al. (2013), 164, 166, y n. 51. Los términos empleados para designar este tipo de estancias podrían haber sido el hit. tarnu- (cf. HEG, T/D, 199-201, s.v: “vielleicht ‘Waschungshaus’ ”) y el sum. É.#I.ÚS.SA, diferente de É.DU10.ÚS.SA, lit. “casa del baño (ritual)”, cf. HHW, 220, s.v: É. Cf. también, A. Ünal (1993), 120, 127-128. 807

A. Müller-Karpe (1995), 19-21, Abb. 4, 16-18; U. Schoop (2011), 254.

808

R. Czichon (2010), 27-28, Abb. 6-8b.

809

Para an!-, cf. HED, A, 74-76, s.v: an(a)s-, an(as)siya-; HW2, A, 95-96, s.v; EDHIL, 182-183, s.v; para arra-, cf. HED, A, 111-116, s.v: arr-, ar(r)a-, arriya-; HW2, A, 224-234, s.v; para u%arp-, cf. EDHIL, 965-966, s.v: u%arp-zi: “to wash, to bathe”. Cf. también S. de Martino (2004), 352, n. 22; y 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239ss.

4. Corpus del material arqueológico

175

templos, o al rey, como en las “Instrucciones al personal del templo” (CTH-264) o las “Instrucciones al personal de Palacio” (CTH-265)810 y el mismo Mur$ili-III se baña durante siete días para hacer desaparecer su afasia (CTH-486 Vs. 23)811. Es posible también que una de las Leyes (§25) refiera a la “contaminación” de uno de estos recipientes (luli-) y su pena correspondiente812. 4.2.1.7.- Pilas en la ‘Ostplateau’ La ‘Ostplateau’ (“Llanura Este”)813 (Figs. 107, 148) parece estar desprovista de edificaciones exceptuando dos pequeñas estructuras localizadas prácticamente en su centro, una de ellas, el denominado ‘Kultplatz’814, agrupando otras dos estructuras. El ‘Kultplatz’ se localiza hacia el este, en el cuadrante Q-13 (Fig. 148). Lo componen un sillar alto en caliza en cuya cara superior se encuentra tallada una oquedad rectangular (ca. 10 x 5 cm; Fig. 149) interpretado como pedestal815 y los restos de un pavimento de poco más de un metro de largo conservado realizado en piedras irregulares adosado a su cara norte. Consta también de lo que se ha interpretado como una pila: tres lajas de contornos irregulares y caras trabajadas (Fig. 149) que forman un cubo abierto por su parte superior y su lado oeste, en donde faltaría una cuarta laja, y cuya base es otra laja hincada en el terreno. Pila, pedestal y pavimento estarían circundados por un muro a modo de temenos, si es que así debe interpretarse la alineación de piedras que los rodea (Fig. 149). La segunda de estas estructuras se localiza hacia el oeste, en el cuadrante P-13 (Fig. 148). In situ se hallaron las dos lajas que fomaban su base (Figs. 150-151) y dos de sus lados, una tercera fue hallada a 2 m ladera abajo. En paralelo con la anterior se ha interpretado como una pila816 (1,3 x 1,1 x 1,7 m). Aún hoy se documenta un manantial a unos 20 m de distancia, lo que podría confirmar esta interpretación817, a pesar de que no se indica cómo se llegaría el agua hasta aquí. P. Neve interpreta estas dos estructuras como lugares sagrados argumentando que la ‘Ostplateau’, por estar rodeada de murallas y aparentemente desprovista de construcciones, parece tener un significado especial, y que se hallan en relación con la Büyükkale a través de la puerta Este y aparentemente también con la Südburg a través del hallazgo en las inmediaciones de uno de los sillares de la cubierta de una de las Cámaras818. Sin embargo, ninguno de estos argumentos es consistente para proponer una función sagrada y/o cultual a estas dos estructuras. Por una parte, aunque la ‘Ostplateau’ estuviera efectivamente desprovista de edificaciones, ello ni prueba ni indica su significado cultual, simplemente muestra que no se trataba de un lugar de habitación. Pudo haber

810

Para CTH-264, cf. A. Götze (1969), 207-210; J. Klinger (2001), 73-81, esp. 74, 79; A. Taggar-Cohen (2006), 33-140, esp. 70 sub §2, 15-16, 81 sub §14, 71-83, y 94, 123; para CTH-265, cf. F. Pecchioli-Daddi (2004), esp. 454, n. 29, con bibliografía señalada. También en CTH-456 se prescriben acciones similares, cf. A. Taggar-Cohen (2006), 18-20. Cf. J. L. Miller (2011); Ídem. (2011b), sobre las “Instrucciones” en general; A. Ünal (1993), sobre la higiene/pureza ritual en la cultura hitita en general; 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239ss.; y S. de Martino (2004), sobre las prescripciones higiénicas/purificadoras del personal de los templos, esp. 348-349, 351. 811 812 813

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239, con notas. Cf. 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 313ss., con notas. Cf. 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a, p. 150.

814

También denominado “Kultstätte”, cf. P. Neve (1990), 298. Se mantiene la nomenclatura de P. Neve para evitar correspondencias farragosas en la interpretación de las planimetrías de la ciudad sin que por ello se asuman las implicaciones significativas de esta misma nomenclatura. 815

P. Neve (1990), 298. Cf. también 4.1.5.2.- Köylütolu Yayla, p. 142ss.

816

P. Neve (1990), 298: “(…) [es] handelt sich eindeutig um eine beckenförmige Konstruktion”.

817

P. Neve (1990), 301.

818

P. Neve (1990), 301-302.

176

El agua dulce en la cultura hitita

contenido huertas o corrales y/o establos. Tampoco es consistente la propuesta de su conexión ni con la Büyükkale ni con la Südburg porque se basa exclusivamente en una relación espacial de proximidad, la cual por sí misma no implica una de significado y/o de uso819. No hay datos tampoco de los posibles restos cerámicos que les pudieran estar asociados, por lo que tampoco por esta via puede aducirse un uso cultual de ambas instalaciones. Del sillar del ‘Kultplatz’ interpretado como pedestal solo puede decirse que sirvió como base, pero no de qué, pudo haber sostenido perfectamente un larguero de madera; y con respecto al pretendido temenos, poco puede decirse por sus reducidas dimensiones y la ausencia de datos. Sin embargo, es plausible interpretar las dos estructuras cuadrangulares como pilas. Ambas, así como la pila de la 'Oberstadt', podrían compararse estructuralmente con aquella conservada íntegramente en el complejo del Templo 1820, aunque en las presentes no se documentan orificios de entrada o salida de agua. Es posible que, de haberlos, se encontraran en las lajas perdidas. En este sentido podrían haberse usado para el lavado ritual de imágenes de culto, si es que efectivamente el sillar con la oquedad se trata efectivamente de una base para estela o estatua821. Pero también podrían haber tenido un uso exclusivamente utilitario y no ser exactamente pilas sino arquetas822. Estructuralmente pueden definirse como tales, están relativamente alineadas siguiendo la pendiente (Figs. 148, 153) y al menos sobre el plano pueden conectarse con los canales que atraviesan las murallas de la Büyükkale por el este, es decir, pueden relacionarse con una conducción que aprovecha la pendiente para hacer circular el agua extramuros hacia el Büyükkaya-deresi. Incluso es posible que pudieran estar conectadas con aquella de la 'Oberstadt', estructuralmente idéntica823. 4.2.1.8.- Pila en la ‘Oberstadt’ Se localiza en el cuadrante M-13, al este de Ni'antepe (Figs. 107, 152-153). Está compuesta por tres lajas verticales hincadas en el suelo formando un cuadrado (1,29 x 1,40 m) cuyo lado norte se ha perdido824 (Figs. 154.1-2-155). Las lajas oeste y sur presentan en su borde superior unas acanaladuras y la laja sur, un orificio en el ángulo inferior derecho (Fig. 154.1). Es posible que la diferencia de altura entre ellas indique la ausencia de más lajas. Puesto que se asientan directamente sobre el terreno pero no profundizan en él no parecen constituir un pozo825. Las acanaladuras de las lajas oeste y sur se interpretan, en base a la altura a la que se encuentran (1,10 m, la oeste; 0,94 m, la sur), como puntos de entrada y salida de agua, respectivamente. Sin embargo, si como propone el excavador, se trata de una pila, en base a paralelos estructurales con aquéllas de la ‘Ostplateau’ y del Templo 1, el orificio de la laja sur y aquel de la este deberían entenderse como sumideros, y las acanaladuras como puntos de entrada de agua, no siendo entonces una pila sino una arqueta. 819

Un ejemplo paradigmático dentro de la propia #attu$a es el Templo 1, circundado por almacenes que en ningún momento han sido interpretados ni como sagrados ni como cultuales. 820

Cf. 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras, p. 174.

821

Como por ejemplo, durante los Festivales de Primavera y Otoño, cf., entre otros, A. Archi (1973); V. Haas (1994), 693; M. Popko (1995), 148; J. Hazenbos (2004); P. Taracha (2009), 71. Para “estatuas”, cf. 3.1.- Introducción, p. 26, n. 6, para “estelas”, cf. p. 27, n. 17. 822

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 124, n. 426.

823

Cf. también P. Neve (1991), 311. Es llamativo que ninguna de estas tres estructuras conserve sus cuatro lados. (Conversación personal con J. Córdoba el 29.12.2011); lo que podría indicar que en ese punto se unían a una canalización. Sobre la posibilidad de que estas tres estructuras estén conectadas, cf. 4.2.1.8.- Pila en la ‘Oberstadt’, p. 176ss. 824

P. Neve (1991), 311; cf. también A. Ünal (1993), 139.

825

P. Neve (1991), 311. Sobre la existencia o no de pozos en época hitita, cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 125, n. 434.

4. Corpus del material arqueológico

177

Parece estar conectada en su lado norte, aquel perdido, con un canal en piedra de grandes dimensiones que corre en sentido noroeste-sureste (Figs. 153, 155) desde el muro norte del Nordbau de Ni'antepe/Südburg hacia el Büyükkaya-deresi826. Esta misma trayectoria y sus grandes dimensiones aptas para el transporte de un gran volumen de agua podrían indicar que se conectaba también con las otras dos pilas de la ‘Ostplateau’827. Un argumento en contra de esta posibilidad, aparte de la falta de documentación arqueológica al respecto, es la diferencia de cota (ca. 10 m) entre la presente pila y la pila este de la ‘Ostplateau’ que obliga a suponer un sifón invertido entre ellas828, lo cual no está atestiguado en ningún asentamiento hitita conocido. Pero es posible también que las pilas de la ‘Ostplateau’ estuvieran conectadas a otro canal con la misma trayectoria hacia el río. Al igual que sucede con las pilas de la Ostplateau, no puede proponerse sobre bases firmes un uso cultual para esta instalación, por lo que parece más conveniente interpretarlas, tanto la presente como las anteriores, como estructuras de carácter utilitario, pilas o arquetas de canalizaciones de descarga.

4.3.- Extramuros pero asociadas a un recinto de población 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a Yazılıkaya (“roca inscrita”) se localiza en una elevación al noreste de la capital #attu$a (Map. 1) y está compuesta por varios afloramientos calizos829 que se agrupan formando cuatro Cámaras (A-D) (Fig. 156), dos de las cuales están cubiertas parcialmente en sus caras interiores con relieves figurativos (A y B), y todas ellas abiertas hacia el sur donde se les adosan cuatro conjuntos edilicios pertenecientes a sendos momentos constructivos y cuyos muros se prolongan rodeando buena parte del conjunto830 (Figs. 156-158). Dos regatos y una fuente se localizan al sur del complejo, aunque esta última es de época actual831. Parece que el conjunto se encontraba unido a la capital por una via de la que actualmente no queda rastro debido a la erosión, y que, al menos en las cercanías del mismo, debió estar pavimentada832. Todas las representaciones de las Cámaras A y B están realizadas en relieve e inscritas en espacios cuadrangulares o rectangulares según contengan una o más figuras833. Excepto los nºs 64 y 81

826

P. Neve (1993), 632, 627-629, Abb. 5, 7, 10.

827

Cf. 4.2.1.7.- Pilas en la ‘Ostplateau’, p. 175ss.

828

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 127, n. 446.

829

Para la composición exacta de la caliza, cf., B. Damm (Yaz2), 23, K. Kohlmeyer (1983), 50, n. 491.

830

La bibliografía sobre Yazılıkaya es extensísima ya que desde su descubrimiento en 1834 por Ch. Texier ha llamado poderosamente la atención de viajeros e investigadores. La primera reseña data de 1835, cuando este estudioso francés presentó ante la Academie Royale des Inscriptions et des Belles-lettres las plantas de las Cámaras A y B y los dibujos de la mayor parte de relieves. A esta presentación le siguió su publicación de 1839. El estudio más completo, obra de varios especialistas y editado por K. Bittel en 1975, recoge los trabajos previos y contiene los resultados de las excavaciones y un estudio de los jeroglíficos que acompañan: Yaz2. Posterioremente, K. Kohlmeyer (1983), 48-67 y J. Seeher (2011) han retomado el tratamiento completo del conjunto, a cuyas obras se remite para un elenco de la bibliografía y la historiografía sobre el lugar: K. Kohlmeyer, op. cit., 49-50, n. 473-490; y J. Seeher, op. cit., 175-187. Otros autores se han ocupado de alguno de sus particulares, especialmente de los jeroglíficos y/o la iconología: E. Laroche (1969); E. Masson (1981); H. G. Güterbock (1982); R. L. Alexander (1986); H. G. Güterbock (1989), 34-35; H. G. Güterbock (1975b); W. Orthmann (1983); E. Masson (1992); H. Ehringhaus (2005), 14-31. 831

Yaz. 37, Yaz2, 28, Abb. 5 (= J. Seeher (2011), Abb. 10).

832

J. Seeher (2011), 19. Cf. también Yaz, 4; Yaz2, 12, Bei 1; H. Ehringhaus (2005), 15, 17.

833

Cf. 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 76, n. 89.

178

El agua dulce en la cultura hitita

que contienen la figura del rey Tud"aliya-IV y el nº 83 que consta solo de la onomástica del mismo, todas representan divinidades (Tab. 1.2), muchas acompañadas de sus onomásticas en jeroglífico anatólico (nºs 14-17, 23-24, 26-27, 30-49, 51, 53-55, 57, 60-61, 64-66 y 81), aunque no todas ellas son legibles por el mal estado de conservación, por dificultades en el desciframiento o por ambos. §1.- Cámara A: Situada en el espacio entre rocas mayor y más occidental, presenta una forma irregular pero alargada de ca. 30 m de longitud orientada al noreste, con una altura máxima en algunos puntos de 12 m. La cota actual del suelo es más baja que la original, como indican las canalizaciones documentadas en el extremo sur (Fig. 156), y seguramente se encontraba enlosado, aunque de esta pavimentación se documenta solo un estrato de gravilla sobre el que apoyarían las lajas junto al edificio que daba acceso a la Cámara834. Contiene los relieves nºs 1-66 (Fig. 159) dispuestos conforme al eje longitudinal de la Cámara en dos kaluti-835, masculino al oeste y femenino al este –con las excepciones nºs 36-37 y 44– que se encuentran en el extremo norte de la sala. En general, las figuras masculinas (nºs 1-35, 39-42) están representadas en la posición A (Tabs. 1.2 y 2) y las femeninas (nºs 36-38, 43-63), en la B (Tabs. 1.2 y 2); pero el nº 14 aparece en la posición B’’, los nºs 16a-17, en la posición B o C; el nº 22, aparentemente en la posición C; los nºs 28-29, en la posición F, los nºs 36-37, en la posición B’ y los grupos nºs 1-12 y 69-80, en la posición A’836 (Tabs. 1.2 y 2). §1.2.- Relieves 1-13: Se trata de la representación conjunta de doce figuras masculinas (nºs 1-12; Tabs. 1.2 y 2; Figs. 159-160) de una altura de entre 77 y 88 cm, una detrás de otra, con la pierna izquierda por delante de la derecha y enlazados como si marcharan837, precedidas por un dios Montaña (nº 13). No parecen estar acompañadas de onomástica838 y se encuentran en bastante mal estado de conservación. Bajo los nºs 1-3 pueden apreciarse las marcas de un “vorgelagerten Bank”839. El panel en el que se hallan describe un giro en ángulo recto hacia el interior de la Cámara tras el relieve nº 13 (Figs. 158-159). Las doce figuras visten faldellín y portan el tocado cónico, pero solo en algunas de ellas (nºs 3, 11-12) puede distinguirse que empuñan con la mano derecha una espada de hoja curva (Fig. 160). La figura del dios-Montaña (nº 13), que ha perdido la mano izquierda, presenta algunas de las características de las representaciones de estas divinidades como la parte inferior con protuberancias, la barba y el tocado cónico (Fig. 160; Tab. 2). Las doce figuras (nºs 1-12) pueden representar los “Doce-dioses de los cruces de caminos” de carácter ctónico relacionados con los “dioses del camino” a quienes se invoca en el ritual mágico de

834

Yaz2, Taf. 8:1-2, Bei.2; J. Seeher (2011), 33. También conserva restos de enlosado el corredor entre las Cámaras B y C.

835

HED, K, 33-35, s.v: “circle, (close) group, set, coterie, community (…) Although frequent in Hurroid ritual texts of Kizzuwatna (…) kalutiya- is found also in Hattic and Hittite rituals proper”; HHW, 70, s.v: “Reihe; Kreis; Gemeinschaft”. Cf. también E. Laroche (1976); I. Wegner (1995); Ídem. (1995b), esp. 100-101; van Gessel, Onomasticon III, 31, s.v. 836

Para las posiciones en las que se encuentran las figuras, su vestimenta y los objetos que portan se remite a los parágrafos correspondientes: 3.2.3.- Antropomorfos, p. 54ss., para las posiciones; 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 40ss., para la vestimenta, y 3.2.1.2.- Panoplia, p. 45ss., y 3.2.1.3.- Símbolos, p. 48ss., para los objetos, así como a 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss., para la posición de las onomásticas. 837

K. Bittel (Yaz2), 127 y n. 4 se pregunta si no podría corresponder esta imagen a la representación en una cierta perspectiva de figuras una tras otra vistas frontalmente. La posición en la que se representan las piernas, la más adelantada de la figura anterior (izq.) ocultando parte de la pierna más atrasada (dch.) de la figura posterior, induce a concluir que se trata de una fila de figuras en movimiento. Cf. también K. Kohlmeyer (1983), 65: “Der Ursprung der Komposition ist in Nordsyrien zu suchen”, más bibliografía señalada, esp. n. 572. Aparecen también en la Cámara B, nºs 69-80, cf. más abajo, p. 195ss. 838

K. Bittel (Yaz2), 123, 128; H. G. Güterbock (1975), 179; Ídem. (1982), 18; H. Ehringhaus (2005), 17-18; J. Seeher (2011), 37, contra E. Masson (1981), 32 sub nº 13. 839

J. Seeher (2011), 37.

4. Corpus del material arqueológico

179

purificación de All7 de Arzawa (CTH-402) para que se lleven definitivamente el mal que pretende combatirse840. En cualquier caso su iconografía parece estar estrechamente vinculada a su número. El número 12 es una cifra (como también lo son el 9, el 7 y el 2) con una gran carga simbólica: 12 son las partes del cuerpo, sum. UZUÚR, hit. 'appe!!ar, que se purifican en algunos rituales mágicos841, en 12 meses se divide el año y 12 dioses aparecen como garantes de algunos tratados internacionales de %uppiluliuma-I y Mur$ili-II842. Pero con respecto a estos últimos, el hecho de que se trate de un grupo de divinidades masculinas y femeninas y de que en este panel se representa en solo figuras masculinas impide la identificación de unos con otros843. Los “Doce-Dioses-de-los-Cruces-de-Caminos” se hallan estrechamente vinculados a la magia, ya que los cruces de caminos, KASKAL-a! 'attare!ar/ 'atarniya!'a!844, como ventanas, hit. (GI%)luttai-, sum. (GI%)AB; y puertas, hit. a!ka-, sum. (GI%) KÁ(.GAL), son lugares de especial carga mágica845 puesto que comunican una realidad con otra; de ahí que en la mayor parte de los rituales mágicos de invocación se preparen sendas con materiales diversos por las que las divinidades invocadas acuden al lugar del ritual846. Los “Doce-dioses” se hallan también relacionados con Nergal, divinidad del Inframundo847. Su función aquí como divinidades vinculadas a la esfera de la comunicación entre realidades podría ser la de proteger la Cámara contra cualquier elemento nocivo, siendo importante en esta interpretación la presencia de las espadas porque implican fortaleza y porque a través de ésta aluden a la defensa del lugar. Podrían también aludir de modo más general a divinidades ctónicas cuya situación al final del kaluti- sería el modo de indicar una progresión jerárquica en la representación del conjunto. En este sentido enlazarían con la presencia del dios Montaña precediéndoles, perteneciente también al grupo de divinidades primordiales, algunos de cuyos topónimos constituyen las onomásticas de ciertos monarcas848 como Arnuwanda o Tud"aliya donde se refleja la importancia relativa de estas divinidades dentro del panteón. Este parece ser el significado preeminente de estas divinididades a la vista de los datos disponibles, ya que es consistente con la disposición del resto de relieves y con las

840

L. (Jakob-)Rost (1972), 36-37, y n. 14-16 (KUB-24.9 II 37’-39’+KBo-12.127 II 1’), cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 304, con notas, cf. también Ibídem, 83: “Der Ort der Beschwörung ist ein Kreuzweg”. H. G. Güterbock (1965), 198; Ídem. (Yaz2), 191, menciona un ritual mágico hitita-luvio en el que se mencionan 12 dioses, KUB-35.145 Vs. II 10’: [ ki-i!]-ta-nu-nu-un 'a-ad-da-ri-i!-ni-!a-an 12 DINGIRME% KI.MIN, del mismo modo extinguí los 12 dioses en el cruce de caminos, cf. también F. Starke (1985), 230, y 229, 232 para los duplicados KUB-35.143 Vs. 8’-12’ y KUB-17.15 II 6’-16’, respectivamente, en los que sin embargo no se recogen estas divinidades. Para los “dioses del camino” aunque sin especificación de su número, cf., van Gessel, Onomasticon, II, 971, s.v: DINGIR-LUM KASKAL-a!, 993, s.v: DINGIRME% KASKAL-za, DINGIRME% *A KASKAL-NI. 841

Como en el “Ritual de Tunnawi”, CTH-409 I, 32, II 35, III 7-8, 49, IV 2, 6, 38, cf. A. Götze y E. H. Sturtevant (1938), 6-7, 12-13, 16-17, 20-21, 24-25; V. Haas (2003), 72-73, n. 381; 5.3.1.2.- Como senda, p. 290ss.; 5.3.2.2.- Como senda, p. 304ss.; y V. Haas, op. cit., 74-76, para más ejemplos de rituales en los que se mencionan las “doce partes del cuerpo”. Para 'ape!!ar, cf. HEG, A-#, 165, s.v.; HED, #, 113, s.v: 'ap(p)-: “joint, limb, member, body part.”; HW2, #, 219-225, esp. 223-224 sub c) 12 UZUÚR. 842

V. Haas (1994), 114, y n. 57-58.

843

Como ya señalaba H. G. Güterbock (1975b), 277.

844

HED, H, 264-265, s.v: hattara-: “verbal noun hat(ta)riessar (n.) incision, thence, intersection, crossing”; CHD, P, 72, s.v: pal!a-, pal!i- 1e 6’: KASKAL-a! 'attare!!ar/'attarniya!'a!: “Road fork, intersection”; HW2, #, 498-499, s.v: “Abzweigung(?), Gabelung(?), Kreuzung(?) (von Wegen)”. 845

Cf. por ejemplo H. Otten (1973), 80; V. Haas (1994), 276-278 sub Das Fenster, 280-282 sub Tür, más bibliografía señalada; Ídem. (2003), 691-700 sub 372. Tor; A. Archi (2013b), 3, y n. 20. 846

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 89, n. 184; y 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 325ss., con notas.

847

J. Seeher (2011), 37: “Zwolf Unterweltsgötter”; contra V. Haas (1994), 488: “die ‘Tausend Götter des #atti Landes’ ”; K. Kohlmeyer (1983), 55, n. 514, con bibliografía señalada. Cf. más arriba, n. 840; y CHD, P, 72, s.v: pal!a-, pal!i-, 1 e 3’ b’ y 1 e 4’. Cf. también Cámara B, §3.1.- Relieves nºs 69-80 y §3.3.- Relieve nº 82, p. 195ss. 848

Cf. 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 310, con notas.

180

El agua dulce en la cultura hitita

listas kaluti- que constituyen el substrato textual de la Cámara849, pero sin perjuicio de que pueden darse ambas simultáneamente. En cualquier caso, sin una leyenda que los identifique su interpretación es hipotética. §1.3.- Relieves 14-16: Se encuentran en la cara sur de la roca (Figs. 159, 161), miden unos 85 cm y se hallan muy erosionados por la acción del agua y por una fractura de la roca que los cruza en diagonal y de derecha a izquierda en sentido descendente. Los nºs 14 y 15 representan (Tabs. 1.2 y 2), como el anterior nº 13, dioses Montaña, barbados y con tocado cónico, y están acompañados de sus onomásticas (Fig. 161) precedidas de *360, DEUS, aunque no han sido descifradas completamente850. El nº 16 (Fig. 163; Tabs. 1.2 y 2) viste faldellín, porta el tocado cónico y también va acompañado de su onomástica de la que puede leerse solo con seguridad el determinativo divino, *360851. Bajo estas figuras se documentan los restos de un banco corrido adosado a la pared hoy desaparecido852. §1.4.- Relieves 16a-24: Ocupan toda la cara este de la roca inmediatamente a continuación de los anteriores por encima de un saliente de ca. 40 cm de anchura dejado por el rebaje de la pared en todo su recorrido (Figs. 159, 162) la cual finaliza en una ruptura de la roca que originalmente fue sellada con sillares y que pudo contener otros relieves853. El nº 16a se localiza a ca. 60 cm del borde sur del macizo donde la roca presenta severas fracturas, a muy poca distancia del nº 17 (Figs. 159, 162), ambos muy erosionados. Los dos miden ca. 72 cm y representan dioses Montaña barbados (Tabs. 1.2 y 2), con tocado cónico de estrías curvado hacia delante, en la posición B o C, con protuberancias en su parte inferior y con sus onomásticas que no han sido completamente descifradas854. Los nºs 18-22 miden entre 72 y 78 cm (Figs. 159, 162; Tabs. 1.2 y 2), visten faldellín o el tipo combinado con túnica (nºs 20 y 22), tocado cónico con un cuerno, pendiente de aro y coleta. Ninguno de ellos parece estar asociado a una onomástica. Los nºs 18 y 21 portan una maza en su mano derecha y el nº 22 parece estar en la posición C. Los nºs 23-24 miden entre 75 y 78 cm (Figs. 159, 162; Tabs. 1.2 y 2), portan el tocado cónico con estrías y cuerno frontal, barba, sostienen una maza y presentan un único jeroglífico sobre el puño sin lectura segura855. El nº 23 viste faldellín, mientras el nº 24 viste el tipo combinado de faldellín y túnica. §1.5.- Relieves 25-33: Se ubican en otro macizo rocoso a continuación del anterior en la cara orientada al sureste sobre una suerte de banco corrido de entre 42-24 cm de ancho y 40 cm de alto a su vez 849

Cf. más abajo, p. 185, n. 880, y p. 204, n. 996.

850

E. Laroche (1952), 120: “sont malheureusement illisibles”; Ídem. (1969), 85: “…dpa-pa-na “les montagnes divines”.”, Fig. 25; P. Meriggi (1975), 301; K. Bittel (Yaz2), 128-129; H. G. Güterbock (Yaz2), 179 sub nº 14, 178-179 sub nºs 14-15; Ídem. (1982), 17-18, 40-41, Pl. III.14, 15 parcialmente contra E. Masson (1981), 31-32; J. Seeher (2011), 37. 851

E. Laroche (1952), 120; Ídem. (1969), 85; P. Meriggi (1975), 301; K. Bittel (Yaz2), 129; H. G. Güterbock (Yaz2), 179: “xna-x-(-x)-la-pi-sa”; Ídem. (1982), 16-17, 39-40, Pl. III.16; parcialmente contra E. Masson (1981), 29-31; cf. también J. Seeher (2011), 39. 852

R. Naumann (Yaz2), 33; J. Seeher (2011), 39.

853

R. Naumann (Yaz2), 33-34, Abb. 6; K. Bittel (Yaz2), 133, Taf. 15:2, 16:1; J. Seeher (2011), 40, 46, Abb. 29-30, 43.

854

E. Laroche (1952), 120; Ídem. (1969), 81, Fig. 24; P. Meriggi (1975), 300-301; K. Bittel (Yaz2), 130-131; H. G. Güterbock (Yaz2), 178: “Nr. 17 (…) na-x-ni (…) Nr. 16a. (…) Keine Lesung.”; Ídem. (1982), 15-16, 38-39: “No. 17 (…) nama/i-x, where x could still be há/he as EM proposed, or possibly L 411 ni, or a sign of unknown value. (…) For the time being Nr. 16a remains a mountain god of unknown name”; parcialmente contra E. Masson (1981), 28-29; cf. también J. Seeher (2011), 40, Abb. 36. 855

E. Laroche (1969), 81; P. Meriggi (1975), 300 sub 23-24; K. Bittel (Yaz2), 133; H. G. Güterbock (Yaz2), 178 sub Nr 24 u. 23; Ídem. (1982), 13, 37; J. Seeher (2011), 46. Solo E. Masson (1981), 25-27, Figs. 23, 24, identifica ambas divinidades con d Ha-za/i [nº 24] y dNa-ni [nº 23], dioses Montaña.

4. Corpus del material arqueológico

181

sobre una suerte de plataforma en el nivel del suelo original (Figs. 159, 163) y sobre la que se advertían tres zonas rectangulares que podrían ser el resultado de la presencia de hogares o pebeteros, quizá de época hitita856. Esta pared finaliza en un saliente hacia el interior de la Cámara en el cual (Fig. 163), y bajo las últimas figuras, se localiza un rebaje cuadrangular que secciona el banco corrido pero que debería haberse prolongado con un sillar hoy desaparecido857. Presenta marcas de erosión kárstica por toda su superficie, especialmente entre los relieves nºs 29 y 30, y sus figuraciones aparecen dispuestas a intervalos irregulares, lo que unido al fuerte rebaje de su superficie, especialmente en su extremo oeste, parece indicar que hubo varias fases de trabajo y que las características de la roca condicionan la ubicación y dimensiones de las figuras. Los relieves nºs 25-27 (Fig. 164; Tab. 1.2) miden en progresión entre 68 y 81 cm de alto, portan el tocado cónico de estrías con cuerno en la parte frontal, coleta y una espada de hoja curva. El nº 25 presenta profundas marcas de deterioro y junto con el nº 27 viste faldellín, mientras el nº 26 viste el tipo combinado de faldellín y túnica. Solo los nºs 26-27 presentan sus respectivas onomásticas sobre el puño, si el nº 25 también la presentaba, ésta se ha perdido. La nº 26 es de difícil lectura: *360.*66*402?-*104-x?, (DEUS)pí-sa4-sá-x, DPi$a(i)$ap"i858. La nº 27 es más clara: *360.*53, (DEUS)ENSIS, D Nergal, DU.GUR o dios-Espada859. Los relieves nºs 28-29 (Fig. 165; Tabs. 1.2 y 2) forman un grupo compositivo de 0.95 cm de altura: dos figuras híbridas enfrentadas con mitad inferior y cabeza de toro en representación frontal, en la posición F, con faldellín y coleta. Sostienen una media luna en posición horizontal con cuatro pequeños círculos equivalente a *182, CAELUM, y se apoyan sobre *201, TERRA860, que rompe la horizontal del campo en el que se encuentran haciendo que su parte superior se encuentre alineada con esta misma horizontal. No están acompañadas de onomástica pero podrían ser interpretados como los toros asociados al dios-Tormenta, %erri y #urri861. 856

R. Naumann (Yaz2), 34-35, Abb. 6; J. Seeher (2011), 51, Abb. 42-45.

857

R. Naumann (Yaz2), 33, Abb. 6; J. Seeher (2011), 54.

858

P. Meriggi (1975), 300 sub 26 contra E. Laroche (1969), 79, y n. 30, 81, Fig. 20; H. G. Güterbock (Yaz2), 177; E. Masson (1981), 24, Pl. XI, quien reconoce seis signos; H. G. Güterbock (1982), 12-13, 25, 36, 47; J. Seeher (2011), 53. El signo identificado con *402, sa4, se asemeja a *155, pa4, cf. M. Marazzi (1990), 151 sub nº 155; G. Anders, http:/ /www.hethport.uni-wuerzburg.de/luwglyph/; pero no se recoge en M. Marazzi (1998). Pi$ai$ap"i se recoge en: van Gessel, Onomasticon, I, 359-361, III, 325, s.v.; pero no así en V. Haas (1994), quien en p. 635 observa: “(…) 15 Götter [nºs 14-27], deren Identität nicht gesichert ist”. P. Taracha (2009), 95, recoge con dudas esta identificación, mientras en p. 118, sobre el kaluti- de Te$ub, recoge esta onomástica como un dios Montaña. Sobre una divinidad de parecida onomástica, cf. M. Popko (1995), 127: “The mountains Wa$itta and Pi$ai$a were the heroes of these (Hurrian) myths.” Sobre esta base podría postularse la identificación del nº 25 con Wa$itta, aunque no concluyentemente. 859

E. Laroche (1969), 81, Fig. 19; P. Meriggi (1975), 300 sub 27: “dx(…) dubbio (…) dx-tá”; H. G. Güterbock (Yaz2), 177; E. Masson (1981), 24, Pl. IV; H. G. Güterbock (1982), 12, 25, 36, 47; J. D. Hawkins (1995), 34, sobre *53 en la inscripción de Südburg (= BO.AZKÖY 21, bl. 3, l: 2); J. Seeher (2011), 53. Sobre *53, ENSIS, cf. M- Marazzi (1990), 224-225 sub nº 338. Sobre Nergal y el Inframundo en general, cf., V. Haas (1994), 129-135, 366-368, con notas; M. Popko (1995), 98-100, 117, 129-130, 152; P. Taracha (2009), 95, 113-114, 119, 124-128, 159-163, 166; para sus atestaciones en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon, II, 837-840, III, 376, s.v: U.GUR. Cf. más adelante en la Cámara B, relieve nº 82, p. 198, n. 957. Este signo, *53, ENSIS, se documenta también en HANYERI, en la l: 1 de la “estela” de la ‘Quellgrotte’ (BO1AZKÖY-12) y en el bl. 3, l: 2 de BO.AZKÖY-21 (= SÜDBURG). 860

E. Laroche, HH, 109 sub nº 201: “(…) CIEL-TAUREAUX-TERRE, cf. hourr. e!e 'awurni.”; H. G. Güterbock (Yaz2), 177 sub Nr. 28-29. Para los signos, cf. M. Marazzi (1990), 160 sub nº 182, 166-167 sub nº 201. Para e!e 'awurni, cf. E. Laroche, GLH, 83-84, s.v: e!e, “ciel”, 99, s.v: 'awurni, “terre”; E. Neu (1996), 238: “ „Himmel“ und „Erde“ für hu. e!e 'avurni”. 861

E. Laroche (1969), 75-77; P. Meriggi (1975), Tav. X; H. G. Güterbock (Yaz2), 177 sub Nr. 29-28, y n. 49; Ídem. (1982), 12, 25, 35, 47; E. Masson (1981), 23; Ídem. (1992), 382; J. Seeher (2011), 53. Cf. van Gessel, Onomasticon, I, 160-162, III, 329, s.v: #urri; 396-398, s.v: %erri. Para su lugar en la religión hitita, cf. V. Haas (1994), 319-320, 471-472; M. Popko (1995), 96-97, 112; P. Taracha (2009), 73, 94, 97, 108, 119-120, y n. 661. Un ejemplo iconográfico similar lo constituye una placa en bronce de 14,5 cm de altura procedente de Alaca Höyük en la que dos figuras híbridas toro-hombre enfrentadas sujetan una suerte de caduceo con una mano y un disco solar alado con la otra, cf. M. N. van Loon (1985), 34, 46, Pl. XLIIc.

182

El agua dulce en la cultura hitita

Los relieves nºs 30-33 (Fig. 163; Tabs. 1.2 y 2) visten faldellín y parecen estar asociados en virtud de su naturaleza guerrera. El nº 30 (Fig. 166), mide 82 cm, sostiene una espada de hoja curva, porta el tocado cónico y su onomástica: *360.*10?, (DEUS)A2, Dá?, identificado tradicionalmente con D ZABABA, equivalente a D#e$ui/e862. El nº 31 (Fig. 167), de 73 cm de alto, porta el tocado redondo, faldellín y dos alas estilizadas despuntando de la espalda, no parece portar ningún objeto y va también acompañado de su onomástica: *360.*322-x-x, (DEUS)PURUS-X-X, DPirinkir863, una divinidad que aúna ambos sexos, representada aquí en su faceta masculina, como I$tar (nº 38). El nº 32 (Fig. 168), de 80 cm de alto, viste faldellín, tocado cónico y porta una espada de hoja curva, los signos de su onomástica están muy erosionados: *360.*103-*90, (DEUS)CERVUS3-ti, y aunque la lectura no permite identificarlo con seguridad, la presencia del signo *103 lo adscribe al círculo de divinidades protectoras864. Por último, el nº 33, de 77 cm de altura (Fig. 168), se localiza en el saliente de la pared que se curva hacia el suroeste y se encuentra muy dañado en su parte anterior coincidiendo con el borde de la roca. También viste faldellín, tocado cónico, porta una espada de hoja curva y va acompañado de su onomástica: *360.*19-*415-*29-*66, (DEUS)á-sa-tá-pi, DA$tabi865. §1.5.- Relieves 34-39: Se localizan en la cara este del mismo macizo rocoso que los anteriores (Figs. 159, 169), atravesado en diagonal por una fractura de la roca entre los nºs 35 y 36. El rebaje de la pared no es continuo para los 6 relieves sino que está compuesto por cuatro campos conteniendo, respectivamente, los relieves nºs 34, 35, 36-37 y 38-39, lo que indica que cada una de estas unidades fue trabajada separadamente. Bajo los nºs 36-39 se distingue también un banco corrido (60 cm ancho x max. 30 alto; Fig. 169) pero aquí además, en el ángulo de unión con la pared, se documenta un surco excavado en la roca (10 cm ancho x 3 cm profundidad; Fig. 170) cuyo extremo noroeste finaliza en perpendicular al relieve nº 39, mientras su extremo suroeste lo hace, a través de un pequeño saliente,

862

E. Laroche (1969), 76; P. Meriggi (1975), 300 sub 30: “dx”; H. G. Güterbock (Yaz2), 176-177: “(…) obwohl das Zeichen sonst nicht belegt und auch mit keinem der anderen »Kopf«-Zeichnen identifiziertbar ist”, y n. 46; Ídem. (1982), 12, 25, 35, 47, contra E. Masson (1981), 23; cf. también J. Seeher (2011), 53. Para *10, cf. M. Marazzi (1990), 94-95 sub nº 10. Para las ocurrencias textuales de esta divinidad, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 148-149, s.v: #e$ui y II, 961-969, III, 389, s.v: ZABABA. Para ambas divinidades, inscritas en el círculo de “dioses guerreros”, cf. V. Haas (1994), 170, 333, 363-366, 498, 635, 732-733, esp. 364: “Mit Zababa gleichgesetzt (…) der hurritische Gott #e$ui”; P. Taracha (2009), 95, 118. M. Popko (1995), no recoge ninguna de las dos divinidades. 863

E. Laroche (1969), 75, Fig. 16, matizado por P. Meriggi (1975), 300 sub 31: “d182-x”; H. G. Güterbock (Yaz2), 175, Abb. 31; Ídem. (1982), 11-12, 35, contra E. Masson (1981), 21-22; cf. también J. Seeher (2011), 53. Para *322, PURUS, cf. M. Marazzi (1990), 213 sub nº 322; S. Herbordt (2005), 416 sub L. 322/23; y compárese con las atestaciones de la ‘Kammer 2’ de la Südburg (= BO.AZKÖY-21), cf 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 154, n. 655. Para las ocurrencias textuales de esta divinidad, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 354-356, III, 324, s.v. Para esta divinidad, cf. V. Haas (1994), 415-416, 873; M. Popko (1995), 114, 165; G. Beckman (1999b), esp. 25-26, 29; P. Taracha (2009), 95, 118, 120. 864

E. Laroche (1969), 75, Fig. 15; P. Meriggi (1975), 299 sub 32: “dRUWA-ti”; H. G. Güterbock (Yaz2), 174, Abb. 32; E. Masson (1981), 21; H. G. Güterbock (1982), 25, 47; J. Seeher (2011), 54. Para *103, cf. M. Marazzi (1990), 137 sub nº 103. Sobre las divinidades protectoras cf. A. Archi (1975b); V. Haas (1994), 97-99 y n. 52, 311, 450, y 964-965 sub Schutzgott; M. Popko (1995), 58, 89-90, 100, 115, 127; para sus atestaciones en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon, II, 681-714, III, 356-358, s.v: LAMMA. Uno de los textos más importantes que refieren a esta divinidad es CTH-343, “Mito de la realeza del dios LAMMA”, donde Ea le hace entrega de la misma, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 224, n. 12. 865

Aunque con dificultades de lectura, identificado por E. Laroche (1969), 75; y P. Meriggi (1975), 299 sub 33; con más certidumbre, K. Bittel (Yaz2), 138; H. G. Güterbock (Yaz2), 174 sub Nr. 33, Abb. 33; E. Masson (1981), 21; H. G. Güterbock (1982), 34, 47; J. Seeher (2011), 54. Cf. van Gessel, Onomasticon, I, 53-54, s.v., donde se indica que suele estar precedido por DLAMMA, e Ibídem, III, 294, s.v. Para su posición en la religión hitita, cf. V. Haas (1994), 333, 363-364; M. Popko (1995), 100, 115; P. Taracha (2009), 95, 118-119. Se documenta en, entre otros, la 3ª tab. del “Canto de Ullikummi” (CTH-345.A Rs. I 4’-12’, cf. H. G. Güterbock (1952), 18-19) donde planta batalla con su carro al monstruo; cf. también 5.1.El agua dulce como paradigma de fluído, p. 224, n. 17.

4. Corpus del material arqueológico

183

en una pila rectangular de ángulos redondeados (63 cm de ancho x 113 de largo)866 bajo el espacio entre los relieves nºs 35-36 (Figs. 156, 169) que parece tener su punto de desagüe867 en el ángulo suroeste y entre cuyo borde noreste y su opuesto suroeste hay una diferencia de altura de 36 cm. El plano del suelo en esta zona presenta una ligera inclinación hacia la pila desde el relieve nº 39 en dirección sur para continuar después de ella bajo los relieves nºs 34-35 en horizontal. Tras el relieve nº 39 en dirección norte el macizo se corta dejando un espacio sin decoración entre éste y el siguiente afloramiento con los relieves nºs 40-46 y sin que parezca que hubiera ningún elemento arquitectónico que salvara el espacio vacío como entre los nºs 16 y 16a. Los relieves nºs 34-35 (Figs. 169, 171; Tabs. 1.2 y 2) forman la pareja Sol-Luna aunque se encuentran en rebajes de la roca independientes. El nº 34, (85 cm alto), con el rostro bastante erosionado, viste túnica larga, va tocado con el gorro redondo sobre el que se sitúa un disco solar alado, porta el GI%kalmu! con un cuadrado inscrito en el espacio interior de la espiral al final del mismo, y su onomástica sobre el puño: *360.*191+*182, (DEUS)SOL.CAELUM, hat. DE$tan, hit. nepi!a! I!tanu!, hurr. D%imegi868. Por su parte, el nº 35, de 81 cm de altura y bastante erosionado, tiene barba, viste el tipo combinado de faldellín y túnica, va cubierto con el tocado cónico decorado con una media luna en posición horizontal y presenta dos alas estilizadas a la espalda, coleta y su onomástica: *360.*193, (DEUS)LUNA, hat. DKa$ku, luv. DArma, hurr. DKu$u"869. Los relieves nºs 36-38 forman un conjunto con las tres únicas figuras femeninas de este kaluti(Figs. 156, 169, 172; Tabs. 1.2 y 2). Los nºs 36-37, de 76 cm de alto, ocupan un único rebaje de la roca ligeramente por debajo de la horizontal. Se hallan en buen estado de conservación, excepto los rostros, gracias a la protección de la fractura de la roca por encima de ellas y es posible que fueran trabajados de nuevo en época hitita870 visto el rebaje profundo en que se hallan inscritas. Ambas

866

R. Naumann (Yaz), 10, Taf. 17.2-3; Ídem. (Yaz2), 35-36, también para las medidas del banco corrido; K. Bittel (Yaz2), 143. K. Kohlmeyer (1983), 51 considera que se trata de dos canalizaciones y no de una sola formando un codo; J. Seeher (2011), 60, Abb. 24, 25, 42, 50-51, 59-60, 138, 142. Esta prolongación del pequeño canal en dirección a la cámara no encuentra fácil explicación, aunque es plausible que hubiera enlazado con otra canalización o pila de la cual no quedan restos. Es posible que esta pila recogiera agua de lluvia, o que en ella se realizaran libaciones con agua, cf. p. 186, n. 881. 867

Contra R. Naumann (Yaz), 10; Ídem. (Yaz2), 35: “(…) eine muldenförmige Abarbeitung, doch liegt diese zu hoch, um als Überlauf gedient haben zu können. Sie bedeutet vielmehr den übergang zu einer Stufe”. De hecho, es un ‘Überlauf’ (“aliviadero, rebosadero”) y no un ‘Abfluss’ (“desagüe”) localizado siempre en la zona inferior, documentado por ejemplo en la pila del Templo 1, cf. 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras, p. 174ss. (Fig. 145). Queda por dilucidar dónde desembocaba este aliviadero, aunque probablemente lo hiciera en la canalización (o en alguna de sus posibles extensiones) en terracota documentada al sureste de la Cámara, cf. (Fig. 156). 868

Exceptuando la ausencia de onomástica y la orientación, esta figura presenta las mismas características formales que aquella de la pared del fondo de la ‘Kammer 2’ del conjunto de la Südburg, cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss., y 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 40ss., para las características de estas divinidades y sus atributos. Sobre la inscripción, cf. E. Laroche (1969), 73-74, Fig. 13; P. Meriggi (1975), 299 sub 34; H. G. Güterbock (Yaz2), 174, Fig. 34; E. Masson (1981), 21; H. G. Güterbock (1982), 10, 34; H. Ehringhaus (2005), 19; J. Seeher (2011), 57. H. G. Güterbock (Yaz2), loc. cit., siguiendo a E. Laroche loc. cit., advierte, “daß man beim churritischen Sonnengott %imegi den Zusatz »des Himmels« nicht kennt” explicando este relieve en virtud de la relación entre la divinidad solar y el rey. Cf. también K. Kohlmeyer (1995), 2649. En mi opinión se debe más al deseo de marcar la diferencia entre la divinidad solar del cielo y la de la tierra, cuyas atribuciones son bastante diferentes entre sí. Para una panorámica de ambas divinidades con especial atención a %imegi cf. V. Haas (1994), 111, esp. 377-381; M. Popko (1995), 89, 100, 112; M. Hutter (1997), 79; P. Taracha (2009), 89, 94, y n. 485, 95, 108, 118-119, 127; para su atestación en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 400-403; III, 329, s.v. Cf. también, D. Yoshida (1996), esp. 290-319, para las divinidades solares del mundo hitita en general, y 314, para I$tanu en particular; y J. Klinger (1996), 141-147, 171, más notas, para el panteón hatico. 869

E. Laroche (1969), 73, Fig. 12; P. Meriggi (1975), 299 sub 35; H. G. Güterbock (Yaz2), 174, Fig. 35; E. Masson (1981), 21; H. Güterbock (1982), 10, 34; J. Seeher (2011), 58. Cf. van Gessel, Onomasticon, I, 272-274, s.v: Ku$u"; V. Haas (1994), 170, 273, 374-375, esp. 635, 638; M. Popko (1995), 92, 100, 168; P. Taracha (2009), 94, y n. 485, 95, 118-119, 127, y n. 726, y esp. 110. 870

K. Bittel (Yaz2), 140, 250; M. N. van Loon (1985), 19; J. Seeher (2011), 60.

184

El agua dulce en la cultura hitita

figuras se encuentran en la posición B’871, visten falda larga plisada, van tocadas con un gorro redondo y sostienen un objeto con la mano que cae a lo largo del cuerpo: la nº 36, un elemento redondeado con mango (¿espejo?) y la nº 37, un objeto con forma de pipa o cuerno872. De sus onomásticas, la mejor conservada es la de la nº 36, sin determinativo divino: *158-*29, *158-tá, mientras que de la nº 37 se identifica solo el signo inferior: *29, tá873. Sin embargo, gracias a que aparecen juntas y siguiendo a la figura nº 38 identificada claramente con I$tar/%au$ka, se identifican con sus dos servidoras, Kulitta y Ninatta, respectivamente874. Este relieve nº 38, de 86 cm de altura y en muy buen estado de conservación de I$tar/%au$ka –diosa del amor y de la guerra, relacionada con la casa y sus moradores y hermana de Te$ub875, se identifica no solo gracias a las alas que despuntan de su espalda, su túnica larga plisada por encima del faldellín, el tocado cónico, la coleta y el pendiente –mezcla de atributos femeninos y masculinos, propios de esta divinidad–, sino sobre todo a los jeroglíficos con su nombre: *360.*104-*421-*434, (DEUS)sà-us-ka, D%au$ka876. La última divinidad de este panel es el relieve nº 39 (Figs. 169, 173; Tabs. 1.2 y 2) de 75 cm de altura y bastante dañada, especialmente en la pierna izquierda y la mitad superior. Viste el tipo combinado de faldellín y túnica, tocado cónico con un cuerno, coleta, pendiente de aro, barba y maza.

871

La representación del torso en vista frontal es consistente con su aparición entre las divinidades masculinas, y lo mismo puede decirse del relieve siguiente nº 38 de I$tar/%au$ka (Fig. 172), cf. 3.1.- Introducción, p. 33ss. 872

Parcialmente contra K. Bittel (Yaz2), 141: “Bei 36 wird wohl ein Spiegel und bei 37 ein Slabhorn gemeint sind”; K. Kohlmeyer (1983), 62; J. Seeher (2011), 60. Pero siguiendo a, E. Laroche (1976), 97: “servantes musiciennes de las %au$ka féminine”; y V. Haas (1994), 357: “Wahrend ihre (der I$tar) beiden Gespielinnen Ninatta und Kulitta lieblich musizieren, entkleidet sie sich am Meeresstrand”, los objetos que portan estas figuras podrían tratarse de instrumentos musicales, uno de percusión para Kulitta (nº 36) y uno de viento para Ninatta (nº 37), a pesar de que I$tar/%au$ka aparezca en el kalutimasculino y de que no parezca representar ninguna escena de contenido sexual, ya que es difícil separar sus dos aspectos tan tajantemente aunque esté representada en la zona masculina pero sin ningún atributo guerrero, cf. K. Bittel (Yaz2), 142: “Was wie ein dünner Stiel einer Waffe aussehen könnte, ist die vordere Strähne der Schwungfeder des Flügels”, contra V. Haas, op. cit., 635: “bewaffnete %a(w)$ka”. Sobre instrumentos musicales hititas, cf. S. de Martino (1995), 483-488, esp. 484-488. 873

E. Masson (1981), 19: “(…) valeur idéographique (…) pourvus ici d’un complément phonétique -ta. … nina- et kuli-”; coincidiendo parcialmente con ella, H. G. Güterbock (1982), 10, 33, y n. 18: “(…) we are still left with a reading X-tá for Ninatta without learning how nina is expressed. (…) L 158 alone is the name. Rather than positing a name *Kuli I would read Kulitta (…) with tá as phonetic complement.” Cf. las obras precedentes: E. Laroche (1969), 71-73, Figs. 10, 11; P. Meriggi (1975), 299 sub 36-37; H. Güterbock (Yaz2), 173-174, Figs. 36-37; y posteriores: H. Ehringhaus (2005), 20, Abb. 28; J. Seeher (2011), 58-60, Abb. 55, 57-58. Para *158, cf. M- Marazzi (1990), 152 sub nº 158; Ídem. (1998), 96 sub *158. 874

En las Bildbeschreibungen (cf. 3.1.- Introducción, p. 27, n. 14), como KUB-38.2 Vs. I, 13-14, 18, 26-27, estas dos divinidaddes acompañan a %au$ka aunque a ambos lados de la misma, cf. C.-G. von Brandestein (1943), 4-5; L. (Jakob)-Rost (1961), 175; CoS III, 64-65. Nótese, también comparando las notas anteriores, que el orden tradicional de aparición, NinattaKulitta, ha sido invertido; cf., para algunas de sus ocurrencias, ChS I/3-1, 33-52 sub Nr. 1, Vs. I 41, II 45, Rs. III 34, Rs. IV 3, 35; 56 sub Nr. 2, Vs. II 9; 65 sub Nr. 4 Rs. 1; 69-71 sub Nr. 6, Vs. I 3-9, Rs. IV 6’; 75 sub Nr. 8, Vs. I 18’; 89-90 sub Nr. 13, Rs. III 11’, 14’, 19’; 221-229 sub Nrs. 60-65. Cf. también, van Gessel, Onomasticon, I, 244-249, s.v: Kulitta, 335-339, s.v: Ninatta. Sobre estas dos diosas, cf. V. Haas (1994), 260 y n. 64, esp. 354, 360, 389, 470, 500, 558; M. Popko (1995), 95, 115; P. Taracha (2009), 95, 116, 119, 123, 128. Ninatta aparece sola acompañando a I$tar en ChS I/3-1, 84-85 sub Nr. 12. 875 876

Cf. más abajo, p. 184, n. 876.

E. Laroche (1952), 117; Ídem. (1969), 71-73; P. Meriggi (1975), 299 sub 38; H. G. Güterbock (Yaz2), 173; E. Masson (1981), 19; H. G. Güterbock (1982), 9, 25, 33. Cf. también M. N. van Loon (1985), 23; H. Ehringhaus (2005), 21-22; J. Seeher (2011), 60. Nótese la variante de escritura de este nombre en BO.AZKÖY-21, bl. 3, l: 2, cf. J. D. Hawkins (1995), 33-34; Ídem. (2006), Fig.7c. Sobre esta divinidad, cf. R. Lebrun (1976), esp. 17, n. 14; V. Haas (1994), 31, 111, 170, 260, 309, 332, 337, 340, 475, 482, 579-582, esp. 345-357, y 638; M. Popko (1995), 94, 96, 98, 101, 112, 115, 126-127; P. Taracha (2009), 27-31, 106, 122-123. Para un elenco de los textos en los que aparece, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 385-394, s.v: %a(w)u$ga / GA%AN-(u$)ga / LI%-ga / I*TAR-((b)u$)ga.

4. Corpus del material arqueológico

185

Su nombre se encuentra también muy erosionado: *360.*209, (DEUS)i/ia, DEa877, divinidad de origen mesopotámico relacionada con la sabiduría, la realeza y el agua dulce. Las divinidades aquí representadas tienen una relación directa con varios aspectos de la realeza hitita, con su función y con su posición en la base de la sociedad y la política. La pareja nº 34-35 contiene una alusión a la dualidad que se advierte en muchos otros puntos del pensamiento hitita (reyreina; diosa-Solar-de-Arinna-dios-Tormenta; diosa-Fuente-dios-Montaña, etc.). También I$tar/%au$ka y sus servidoras, Kulitta y Ninatta (nºs 36-38) se hallan vinculadas a la realeza, especialmente I$tar/ %au$ka, que aquí aparece incidiendo en la vertiente guerrera de la monarquía878 enlazando con el panel anterior. Finalmente, Ea (nº 39) y su carácter de divinidad primordial asociada al agua dulce, también se vincula con la monarquía, y está también vinculado al panel central que contiene a Kumarbi, Ta$mi$u y Te$ub a través de la mitología, especialmente del “Canto de Ullikummi” (CTH-345)879. Parece que la idea que subyace a este conjunto es la representación de los aspectos más importantes sobre los que se funda el concepto hitita de la realeza en una progresión jerárquica que comienza al inicio del kaluti- y culmina con (y en) el panel central, y que se refleja en las mismas listas homónimas, como aquella de Te$ub de %apinuwa: “(…) Te$$op der Stadt %apinuwa, Himmelsgott Anu, Kumarbi [nº 40], Ea [nº 39], Mondgott Ku$u" [nº 35], %imige [nº 34], A$tabi [nº 33], Nubadig, Kriegsgott #e$ui [nº 30], die beide Berge #atni und Bi$ai$a(b"i), Erde und Himmel”880. En este punto

877

E. Laroche (1969), 71; H. G. Güterbock (Yaz2), 173; P. Meriggi (1975), 299 sub 39; E. Masson (1981), 17 y n. 30; H. G. Güterbock (1982), 9, 25, 33, 47; M. Marazzi (1990), 170 sub nº 190. Cf. también M. N. van Loon (1985), 23: “water god Ea”; J. Seeher (2011), 60: “Ea, der Gott der Weisheit”. Para esta divinidad, cf. A. Archi (1993); V. Haas (1994), 82-96, 121, 178-180, 297 y n. 27, 333, 635, 638, 813-815; M. Popko (1995), 54, 99, 115, 123, 125-127; P. Taracha (2009), 36, 86, 95, 99, 118-120, 128, 139; cf. también 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222ss., con notas. Para esta onomástica y su equivalencia con Ea, cf. E. Laroche, Recher., 94; Ídem., GLH, 77; van Gessel, Onomasticon, I, 1-3, s.v: A, II, 613-620 y III, 350, s.v: É.A. H. Ehringhaus (2005), 22, contra todos los autores anteriores da una lectura luvia, “Ija”, que identifica también con Ea, en contraste con E. Laroche, DLL, y CLL, que no recogen este ND, pero sí P. Taracha, op. cit., 126: “Ea, … Syrian-Hurrian form of the name, Aya/Eya (Luwian Iya)”. Resulta sin embargo extraño que ésta sea la única atestación de una onomástica en luvio en Yazılıkaya, cf. E. Laroche (1952), 115-116; Ídem. (1969), 69: “En effet, non seulement les noms divins, mais aussi les noms communs sont pensés et écrits en hourrite.”; P. Meriggi (1975), 297: “(…) che praticamente tutte le leggende siano in currico o almeno diano dei nomi divini la forma currica, e il complesso sia il sistema del panteon currico”; H. G. Güterbock (1975), 173: “(…) in Yazılıkaya mit dem churritischen System zu rechnen”. Excepción a esta “regla” es el relieve nº 49, Allatu, en vez del esperado hur. Allani, cf. más abajo sub §1.8.- Relieves 49-55. 878

Esta diosa era la divinidad personal de #attu$ili III, y su hijo y sucesor, Tud"aliya-IV (relieves nºs 64, 81 y 83) fue sacerdote del dios-Tormenta-de-Nerik y de I$tar-de-%amu"a, cf. R. Lebrun (1976), 21-24 y n. 49; 56-65; V. Haas (1994), 31, 191, 193, 350-352; M. Popko (1995), 98, 133 y n. 384 con bibliografía señalada; H. Klengel (1999), 237-238 sub A3 (= CTH-81, “Apología de #attu$ili”); S. Hutter-Braunsar (2004). Para la hipóstasis de %au$ka en %amu"a, cf. R. Lebrun (1976), esp. 15-25, 37-42; V. Haas, op. cit., 193, n. 64, 346-349, y n. 267, 352-353, 366, y n. 380, 579, y n. 252; M. Popko (1995), 147; P. Taracha (2009), 81, y n. 428, 85, 93, n. 482, 94-95, 101, 102, 118. 879 880

Para este texto, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 224, n. 17.

V. Haas (1994), 170, y n. 116: “KBo-20.119 Vs. I 1-9 y Rs IV 11’-14’ ” (= CTH-786). Sobre esta y otras listas kaluti-, cf. ChS I/3-2, 58 sub 1.3.3 “Die kaluti-Liste für den Wettergott von %apinuwa”, y en general, 53-54 sub “Standard-kaluti-Liste für Te$ub”, 56-61 sub 1.3. “Die Sonder-kaluti-Listen”. Cf. también E. Laroche (1976), esp. 94; A. Archi (1993), 30-31. Obviamente, las listas no son consistentes, ni entre ellas ni con las figuraciones de esta Cámara. Sobre la consistencia de la categorización y ordenación religiosa, cf. J. Bottéro (1983), 203: “Toute mythologie, même savante et organisée, a sa force, sa cohérence, sa logique; mais aussi, inévitablement, (…) ella a ses incohérences et son irrationnel”; A. Archi (2006), 149: “Be as it may, such classifications can only be approximate as religious phenomena, by their very nature, cannot be precisely defined, unless accompanied by a dogmatic theology.”; J. Klinger (2008b), 188: “Wenn (…) von einer »Theologie« gesprochen wird oder von bewußten absichtsvollen Synchretismen oder ähnlichem, so sind dies alles moderne Interpolationen -direkte Zeugnisse dieser Art existieren nicht.”; y 6. Conclusiones, p. 341ss. También CTH-733 muestra diferencias en la secuencia de divinidades que contiene, cf. J. Klinger (1996), 169-179, esp. 170.

186

El agua dulce en la cultura hitita

cabe recordar que bajo estos relieves se encuentra la pila881 y su correspondiente canalización, que, pese a la ausencia de textos con una alusión directa, puede relacionarse con otros ejemplares en edificios de culto y con atestaciones textuales en las que se refiere el uso de este tipo de estructuras durante el transcurso de rituales o festividades destinadas a la limpieza ritual del oferente, oficiante o de alguno de los materiales empleados, o también para realizar libaciones882. Este es el único punto en Yazılıkaya en el que el agua dulce se encuentra directamente en relación con los relieves. Si se tiene en cuenta el papel fundamental del agua dulce en la concepción de pureza/limpieza dentro de la cultura hitita, es plausible postular que la presencia del conjunto canal-pila responde a la intención de subrayar la pureza de la monarquía y su carácter de institución primordial883, que se refuerza por la representación de Ea, %au$ka y sus servidoras, y la pareja Ku$u"-%imegi. §1.6.- Relieves 40-46 (Panel central): Este panel ocupa casi toda la cara sur (Figs. 159, 174-175) de un único macizo rocoso mayor que sus vecinos y perpendicular a ellos que cierra la Cámara por el norte y que está marcado en su extremo noroeste por una fractura de la roca que separa los relieves nºs 40 y 41 y en su base, del afloramiento noreste donde continúan los relieves nºs 47-64. Constituye el punto donde confluyen los kaluti- masculino y femenino, así como la mirada del espectador que accede a esta Cámara y contiene las divinidades más importantes del panteón representadas en un enmarque mayor que el resto de representaciones (2,6 m x 7 m)884, sobre una suerte de poyetes885 o sobre otras figuraciones y siendo también ellas mismas de mayores dimensiones, indicando que se encuentran en una posición preeminente. Según el nivel original del suelo, éste sería también el lugar más elevado de la Cámara. Es por tanto el punto principal de todo el conjunto, elegido de acuerdo a las características naturales del lugar y convenientemente trabajado para aumentar estas características e incidir en ellas, por éso el enmarque no es homogéneo para todas las figuras, sino que para los relieves nºs 40 y 44-45 se acorta. Bajo los relieves nºs 44-46 se ubicaba probablemente un banco886. El nº 40 (Fig. 174; Tabs. 1.2 y 2) se localiza a considerable distancia del resto de relieves por la izquierda y se encuentra bastante afectado por la erosión. Viste el tipo combinado de faldellín y túnica, porta el tocado cónico con estrías verticales truncado por la erosión en la punta, espada de mango de media luna al cinto y presenta cada pie sobre una suerte de poyetes alargados que dan una altura total a la representación de 2,18 m. Su onomástica consta de un único signo con forma de

881

K. Bittel (Yaz2), 143: “Die ganze Vorrichtung war zweifellos für den Ablauf von Opferflüssigkeiten bestimmt und schließt die Reliefs 35-39 zu einer Einheit zusammen”; cf. también, C. W. Carter (1962), 41, n. 3. Ea puede aparecer representado con agua saliendo de sus hombros como corresponde a “(…) the god of the sweets waters, the ocean that is under the earth: the Abzu”, en: A. Archi (1993), 27; y este apsû puede estar representado por una pila, cf. J. Black y A. Green (1992), 27 sub “abzu (apsû)”; V. Haas (2003), 141; cf. también 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222, n. 3. Esta pila podría ser un luli(i%a)-, cf. 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 311ss. Caso que en ella se realizaran libaciones con agua, encontraría atestación en, entre otros, la “Standard-kaluti-Liste” de Te$ub y #ebat, cf. ChS-I/3-2-Nr.-1 Vs. I 4’-17’, 22, 30, 67 para Te$ub, y sub Nr. 25 Vs. I 9-23, 37-38, 46, 102-105, para #ebat; cf. también 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 227 (= CTH-385.10.A). De los textos se desprende que este agua debía estar en movimiento, como en la presente pila. 882

Cf. 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras, p. 174ss.; y 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 227, con notas. 883

Cf. V. Haas (1994), 36: “Der Glaube an eine hierarchisch gegliederte Götterwelt, die die Geschickte der Menschen bestimmen, ist erst das Resultat einer städtischen Gesellschaftsstruktur.” 884

K. Bittel (Yaz2), 148; J. Seeher (2011), 64.

885

Interpretadas como montañas, cf. K. Bittel (Yaz2), 148-149; J. Seeher (2011), 64.

886

R. Naumann (Yaz2), 36; K. Bittel (Yaz2), 148; J. Seeher (2011), 64.

4. Corpus del material arqueológico

187

vegetal, *150!, usado para indicar a Kumarbi887, una divinidad relacionada con las cosechas, la fertilidad y la realeza. El relieve nº 41 (Fig. 175; Tabs. 1.2 y 2) se halla también sobre dos “podios” con una altura total de 2,32 m, viste el tipo combinado de faldellín y túnica, porta espada de empuñadura de media luna al cinto, tocado cónico coronado por una figura zoomorfa sedente que podría ser un toro888, coleta, barba y empuña una maza con la mano derecha y una suerte de lanza o cayado largo con la izquierda. La erosión ha difuminado los detalles de la figura, pero sobre todo ha agrandado la oquedad en forma de gota que se localiza justo en la parte inferior de la lanza/cayado. Va acompañado de su onomástica sobre el puño, *360.*196-*328?/*334?-*380?/*382?, (DEUS)HATTI/ha-pu?/pa?-sa8? 889. A pesar de que la lectura es incierta, se ha identificado bien con el dios-Tormenta-de-#atti, bien con Ta$mi$u, hermano gemelo del dios-Tormenta, al que precede en muchos kaluti-890. El relieve nº 42 (Fig. 175; Tabs. 1.2 y 2) es la última figura masculina de este kaluti-. Se trata de una representación compleja: El personaje, barbado y en pie sobre las espaldas de dos dioses Montaña, va acompañado también por una figura zoomorfa de la que se aprecia solo la mitad anterior, encontrándose todo el conjunto, cuya altura total es de 2,52 m, bastante erosionado. El personaje principal viste faldellín, porta una espada de empuñadura de media luna al cinto, empuña una maza de grandes dimensiones, porta el tocado cónico con cuatro filas de cuernos, coleta y sobre el puño, su onomástica: *360.*199, (DEUS)TONITRUS, dios-Tormenta, DI%KUR/U, hat. Taru, hit. Tar'u(a)n, luv.

887

E. Laroche, HH, nº 149: “(d)$alki «grain»”; Ídem. (1969), 70 y sobre evidencias textuales de Ugarit: “(…) il n’en pas moins vrai que l’équation Kumarbi = Dagan = Grain résout élégamment le problème posé par Yaz. 40”; P. Meriggi (1975), 299, recoge la lectura de E. Laroche (1969) sin aludir a la posible equivalencia del signo con Kumarbi pero sí con D NISABA; H. G. Güterbock (Yaz2), 172-173, respalda la equivalencia de E. Laroche (1969); E. Masson (1981), 17, lo sigue también e identifica sobre la pared el determinativo divino a lo cual se le opone H. Güterbock (1982), 9, 32-33 sin aportar nuevas lecturas o identificaciones; J. Seeher (2011), 64: “Wahrscheinlich der Gott Kumarbi”. Para *150, cf., M. Marazzi (1990), 150 sub nº 150; no incluido sin embargo en Ídem. (1998); parece por tanto que se trata de una creación ad hoc. Sobre sus afinidades con un motivo vegetal, cf. Chr. Kepinsky (1982), esp. I, 105-106, II, 138 sub nº 113. Sobre Kumarbi y su equivalencia con #alki y Dagan, cf. A. Archi (1993), 32; V. Haas (1994), 82: “hurritisches Getreidegottes Kumarbi”, 83-90, 167-172; 174, 332; M. Popko (1995), 99, 115, 117, 123, 126; A. Archi (2004); P. Taracha (2009), 95, 99, 118-119. Para #alki en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 72-76, III, 295-296, s.v.; para Kumarbi, Ídem., I, 256-262, III, 316, s.v. 888

K. Bittel (Yaz2), 149; M. N. van Loon (1985), 23.

889

E. Laroche (1952), 116 sub No 41: “dieu de l’Orage du Hatti”; contra Ídem. (1969), Fig. 6, 69, donde propone la identificación con Ta$mi$u en base a los kaluti- donde aparece como hermano del dios-Tormenta y lo precede (cf. Ídem. (1976), 96; ChS I/2-3, esp. 53, y n. 10, 58; y más arriba, p. 185, n. 880, y p. 186, n. 881). P. Meriggi (1975), 299 sub 41: “dTRH x(-y)”; H. G. Güterbock (Yaz2), 172: “Vielleicht ist die Annahme [von E. Laroche (1969)] nicht zu kühn, daß hier derselbe Gott gemeint (…) Ist die einzelne senkrechte Linie unten das Zahlzeichen »eins« und kennzeichnet dieses ihn als »ersten«?” El problema de *382 es que es un determinativo y solo en algunos casos, como aquí en el nº 46, podría equivaler a *383, ra/i, o tener una lectura taru, cf. M. Marazzi (1990), 248 sub nº 282; la interpretación de este signo como *380, UNUS, sa8, apoyaría la lectura de E. Laroche (1952). Excepto E. Masson (1981), 15-17, Pl. IX, quien da una lectura “dSEIGNEUR.SCEAU-sa”, el resto de autores no dan lectura, aunque se adhieren a la propuesta de E. Laroche (1969), cf. H. G. Güterbock (1982), 8-9, 26, 32, 48; M. N. van Loon (1985), 23; V. Haas (1994), 634, 638; M. Popko (1995), 115; P. Taracha (2009), 55, 95. J. Seeher (2011), 65, retoma la primera propuesta de Laroche: dios-Tormenta-de-#atti. Desafortunadamente, la propuesta de lectura silábica no encuentra referente, los teónimos más cercanos serían #apu$ana, que no es consistente con su posición detrás de Te$ub (cf. V. Haas (1994), 921; van Gessel, Onomasticon, I, 93, s.v.) y #attu$i, que enlazaría con la primera lectura de E. Laroche pero que en los textos va seguido de Te$"ap (cf. V. Haas (1994), 539; van Gessel, Onomasticon I, 113, s.v.), cf. más abajo, p. 191, n. 911. Ta$mi$u aparece relacionado con el dios-Tormenta en el Canto de Ullikummi, CTH-345.A Vs. III 23’, IV 44’, 49’ (cf. H. G. Güterbock (1951), 152-153, 158-159, 160-161 (edición)), especialmente en CTH-345.B Rs. I 15’, 20’ donde I$tar les llama “hermanos”, LÚ.ME%AT-$U-TIM (cf. H. G. Güterbock (1952), 10-11); así como en la “Epopeya de la Liberación” (CTH-789, KBo-32.13 II 9) bajo este nombre y %uu!alii!az, cf. E. Neu (1996), 220-221, 233, n. 12: “(…) %uu!alii!az (…) handelt es sich dabei um seinen Bruder Ta$mi$u”, 244-245. 890

Sobre esta divinidad, cf., V. Haas (1994), 83-85, 89-93, 309, 329, 332; M. Popko (1995), 97, 115, 117 y n. 337, 125; P. Taracha (2009), 55, 84, 93, y n. 482, 95, 102, 132. Para su ocurrencia en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon I, 458-460, III, 335, s.v: Ta$mi$u/Ta$mi$/Da$miz.

188

El agua dulce en la cultura hitita

Tar'un(t)-, hurr. Te!ub891, cabeza del panteón hitita –y por ello con múltiples hipóstasis como “del Cielo”, “del Rayo”, “de Nerik” o “de Zippalanda”– junto a su compañera la diosa-Solar-de-Arinna/ #ebat (nº 43). Se trata de una divinidad aglutinante que representa una de las dos mitades básicas de la cosmogonía hitita/hurrita cuya principal caraterística es la fuerza, el poder, simbolizados por la tormenta y en general por los fenómenos atmosféricos, y que en los panteones locales asume la forma de una montaña –de ahí también que muchas onomásticas masculinas contengan, bien el nombre del dios, bien un topónimo montañoso– y una faceta relacionada con la vegetación –asumiendo el carácter del dios de la vegetación por antonomasia, Telipinu– y la fertilidad –en estrecha relación con su paredra la diosa-Fuente–892. Los dioses-Montaña que sostienen la figura principal (Fig. 175) presentan los zapatos de punta curva, portan el tocado cónico y juntan las manos en la posición D. El más dañado es el izquierdo y ninguno está asociado a inscripción893. Por último, la figura zoomorfa despuntando de la figura principal (Fig. 175) muestra las patas delanteras flexionadas sin que pueda apreciarse el resto del cuerpo que debería ocupar el espacio entre las piernas y por detrás de la figura en pie894, porta también el tocado cónico y se identifica con un bovino gracias a la forma de las orejas, los cuernos y la inscripción que lo acompaña: *360+*107.*90-*370-*66 *307-*66-*90, (DEUS.BOS)ti-su-pi 'u-pi-ti, DINGIR.GUD Ti!upi 'upiti, “dios Toro, Ternero de Te$ub”895. Enfrentada al dios-Tormenta y abriendo el kaluti- femenino (Fig. 175; Tabs. 1.2 y 2) se dispone

891

E. Laroche (1969), 63, 67; P. Meriggi (1975), 298 sub 42; H. Güterbock (Yaz2), 169-170 sub Nr 42; E. Masson (1981), 15; H. G. Güterbock (1982), 6, 25, 30, 47; M. N. van Loon (1985), 23; J. Seeher (2011), 65. H. Ehringhaus (2005), 23: “(…) Tissuba zu lesen ist und die luwische Adaptation des "urritischen Götternamens Tessub”, como en el relieve nº 39, Ea, menciona una onomástica luvita sin más aclaraciones. Cf. J. D. Hawkins (2005), 295 sub VIII 3.2.10 para la correspondencia entre cuneiforme y jeroglífico anatólico de esta onomástica. Para esta divinidad, cf. V. Haas (1994), 103-105, 183-184, 308-309, 321-339, 494-496, 633; M. Popko (1995), 55, 69-70, 72-74, 87-88, 90-92, 96-97, 112-114, 121-122, 145; P. Taracha (2009), 29-31, 47, 51,92-94, 99, 107-108, 116-117, 140. Para sus ocurrencias textuales, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 446, s.v: Tar"unt, 482-508, s.v: Te$ub; II, 643-678, s.v: dI%KUR, 749-835, s.v: dU; III, 334, s.v: Taru, 352-355, s.v: dI%KUR, 364-375, s.v: dU. Cf. también 5.3.4.- Lluvia, p. 317, con notas. 892

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 285, con notas.

893

Y sin embargo se ha propuesto identificarlos con los montes clásicos Amanus y Casius, cf. M. Popko (1995), 97; P. Taracha (2009), 120, más bibliografía señalada. E. Laroche (1952), 116, y n. 12, con bibliografía señalada; Ídem. (1969), 67, matiza: “il serait plus prudent de supposer que, si justement elles n’ont pas de nom, c’est parce qu’elles représent n’importe quelles montagnes. Le dieu de l’orage debout sur les montagnes est un véritable archétype de l’art hittite impérial”; K. Bittel (Yaz2), 151, n. 36; H. G. Güterbock (Yaz2), 170: “Daß diese zwei Berge gemeint sind, ist zwar nicht sicher, weil verschiedene Wettergötter verschiedene Trabanten haben”; M. N. van Loon (1985), 21; J. Seeher (2011), 65. Cf. también van Gessel, Onomasticon, I, 175, s.v: #uzzi(i!a), y 321-322, s.v: Namni/Nanni, III, 320, s.v: Namni/Nanni, más bibliografía señalada; RGTC 6, 280; RGTC 6/2, 109. Sobre estas dos divinidades cf. también E. Laroche (1976), 96; V. Haas (1994), 871; M. Popko op. cit., 97, 112, 126; P. Taracha op. cit., 97, 119. 894

Contra K. Bittel (Yaz2), 151, Taf. 58; J. Seeher (2011), Abb. 62. Parece que originalmente sí se trabajaron el abdomen y las patas traseras del animal pero fueron posteriormente obliteradas ya que la superficie de la roca es homogénea en todo el espacio entre las piernas de la figura en pie aunque sí pueden apreciarse los trazos de esta parte de la representación, cf. Yaz2, Taf. 25:1,3; 26:1-2, 28; J. Seeher, op. cit., Abb. 61, 64. 895

H. G. Güterbock (Yaz2), 170, basado y mejorando la lectura de, E. Laroche (1969), 67-69; cf. también P. Meriggi (1975), 298 sub 42a; E. Masson (1981), 15; H. G. Güterbock (1982), 7, 25, 31, 47. Cf. también M. N. van Loon (1985), 23; V. Haas (1994), 634; M. Popko (1995), 97-98; J. D. Hawkins (2003b), 141; J. Seeher (2011), 65. P. Taracha (2009), 94, y n. 488 interpreta este toro y el que acompaña a la nº 43 como %erri y #urri, posibilidad que ya proponía H. G. Güterbock (1975), 171. El epíteto “ternero de Te$ub” caracteriza también a %arruma (nº 44), hijo de la pareja Te$ub-#ebat, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 378-379, s.v: %arruma; III, 89, s.v: AMAR, y 191, s.v: 'obidi; y, entre otros, ChS-I/3-2-Nr.-107, Rs. IV 19’, en este sentido podría tratarse de uno de los componentes de la díada %arrumanni, cf. H. G. Güterbock (1975), 170-171; V. Haas (1994), 472; P. Taracha (2009), 116 y n. 628. Considerando que la misma divinidad puede presentarse simultáneamente más de una vez (cf. 3.1.- Introducción, p. 36) es posible que se den ambos significados, “Ternero de Te$ub” y %arruma, especialmente si se considera que este último era divinidad personal de Tudhaliya-IV (nºs 64, 81 y 83). Se trataría entonces de una suerte de “asimilación” en el concepto más amplio de tríada Te$ub-#ebat-%arruma en la que este último aparece por duplicado refiriendo al ligamen con sus progenitores. Cf. también, p. 185, n. 880.

4. Corpus del material arqueológico

189

la nº 43, relativamente bien conservada, en pie sobre un leopardo896 cuyas patas se apoyan sobre cuatro podios (altura total 2,24 m) y acompañada al igual que su compañero nº 42 por un bovino cuya onomástica es incierta debido al mal estado de conservación897. Viste falda plisada, cinturón ancho y una suerte de camisa holgada con pliegues verticales hasta el borde inferior de la falda, porta el polos, pendiente de aro, el pelo cayendo por la espalda hasta la cintura y va acompañada de su onomástica sobre el puño: *360.*215-*334-*88, (DEUS)'e-pa-tu, D#ebat898. Se trata de la diosa principal del panteón hurrita, componente de la pareja básica formada junto a Te$ub. Es identificada con la diosaSolar-de-Arinna por Pudu"epa (nótese el teónimo) en la plegaria CTH-284 dirigida a esta divinidad899, arraigada en la cultura y religión hititas desde los inicios del período y en estrecha relación con la monarquía, su legitimidad y su permanencia, así como con las fuentes y el agua dulce en los panteones locales formando pareja con el dios-Tormenta. El relieve nº 44 es la única figura masculina de este kaluti- (Figs. 159; 175; Tabs. 1.2 y 2), también sobre un felino de cola alzada cuyas patas se apoyan sobre dos podios (altura total 2,24 m) y con una correa al cuello sujeta por el dios. A pesar de que los podios se sitúan en la horizontal del relieve nº 43, las dimensiones de figura y conjunto son menores para construir una “representación jerárquica”, pero para mantener el equilibrio compositivo los podios son más altos, y de este modo, las patas del felino se sitúan en línea con las ancas del felino de #ebat mientras la cabeza de la figura masculina lo hace con el hombro de la diosa. La figura, muy erosionada en piernas y rostro, viste faldellín, porta una espada de empuñadura de media luna de grandes dimensiones al cinto, un hacha, el tocado cónico de cuernos, pendiente de aro, coleta y su onomástica también sobre el puño: *360.*80, (DEUS)*ARMA, D%arruma, DLUGAL-ma, hijo de Te$ub y #ebat y divinidad personal de Tud"aliya-IV900. Tras %arruma se encuentran los relieves nºs 45-46 (Fig. 175; Tabs. 1.2 y 2) formando un conjunto en bastante buen estado de conservación. Las figuras, también de menores dimensiones que las precedentes, se disponen sobre cada ala de un águila bicéfala (altura total, ca. 2,25 m) y también en este caso se consigue un equilibrio compositivo a través de la representación del águila ligeramente por encima de la horizontal sobre la que se sitúan los relieves anteriores quedando las garras de las mismas a la mitad de los podios del relieve nº 44 que las antecede. Ambas figuras portan la falda larga plisada dejando ver los zapatos, cinturón, túnica holgada hasta los pies, aunque en este caso como en los siguientes, sin plieges; pendientes de aro, polos, cabellos largos hasta la cintura y van

896

K. Bittel (Yaz2), 152; y M. Popko (1995), 97, consideran que se trata de un león, pero no se aprecian signos de melena; M. N. van Loon (1985), 25, que se trata de una leona; V. Haas (1994), 386, 390, 634; y P. Taracha (2009), 94, consideran que es un leopardo. M.-C. Trémouille (1994), esp. 104, no se decanta por ninguna opción. Se trata seguramente de un leopardo puesto que se asocia a la diosa Solar de Arinna/#ebat en algunos textos como en CTH-820.4, “Bendiciones para el Labarna”, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 270ss., con notas. 897

H. G. Güterbock (Yaz2), 171; Ídem. (1982), 7, 26, 31-32, 48, contra E. Masson (1981), 15. E. Laroche (1952); Ídem. (1969); y P. Meriggi (1975), no lo recogen. Cf. también p. 188, n. 895. 898

E. Laroche (1969), 85, más bibliografía señalada; H. G. Güterbock (Yaz2), 171; P. Meriggi (1975), 301; E. Masson (1981), 15; H. G. Güterbock (1982), 7, 25, 30, 47; J. Seeher (2011), 67. Para su aparición en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 115-147, III, 299-303, s.v: #epat. Sobre esta divinidad, cf. V. Haas (1994), 157, 260, 383-392, 425, 469, 633, 851; M. Popko (1995), 94, 97, 111,118, 125; P. Taracha (2009), 85-86, 91-92, 94-95, 108, 119-122. 899 900

En concreto en KUB-21.27 Vs. I 3-6, cf. J. V. García Trabazo (2002), 356-357 (edición), más bibliografía señalada.

E. Laroche (1969), 85; H. G. Güterbock (Yaz2), 171; P. Meriggi (1975), 301 sub nº 44; E. Masson (1981), 33; H. G. Güterbock (1982), 18, 25, 41, 47. Para sus ocurrencias textuales, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 376-382, III, 326-327, s.v. Sobre esta divinidad, cf., E. Laroche (1963); Ídem. (1976), 96; V. Haas (1994), 333, 337, 387, 389, 390-392, 634, 637; M. Popko (1995), 97-98, 115, 133; M.-C. Trémouille (2006), esp. 201-209; P. Taracha (2009), 94-95, 97, 118-119, 122, 128.

190

El agua dulce en la cultura hitita

acompañadas por sus onomásticas. Para la nº 45: *360.*172-*285, (DEUS)TA5-zu(wa), DAllanzu901; para la nº 46: *360.*196.*45.*300, (DEUS)TONITRUS.FILIA.NEPOS, identificable probablemente con D Kunzi$alli902. Ambas son hijas de la pareja #ebat-Te$ub y probablemente por ello aparecen ambas sobre un águila bicéfala903. El águila muestra las alas desplegadas divididas con tres líneas verticales – como aquellas de los relieves nºs 64 y 81–, unas cintas de extremos curvados cayendo de cada ala a ambos flancos y una suerte de collar de tres aros superpuestos. Con estos dos últimos relieves se cierra el panel central compuesto por la pareja a la cabeza del panteón, Te$ub y #ebat, su hijo %arruma con el que forman una tríada, y acompañados por los familiares más cercanos y los animales y símbolos que los representan, culminando esta progresión jerárquica iniciada en los extremos de ambos kaluti-. §1.7.- Relieves 46a-48: Dan comienzo al kaluti- femenino sobre la cara norte del macizo este, enfrentado al panel central (Fig. 159) a continuación de una ruptura de la roca hoy tapiada donde probablemente en origen se inscribieran más relieves sobre ortostatos904. El estado de conservación no es bueno debido a que se trata de la cara de la roca más expuesta a las inclemencias del tiempo además de ocupar la superficie más irregular que condiciona el trabajo escultórico. Del relieve nº 46a (Fig. 176; Tab. 1.2) solo se conserva la onomástica que acompañaba a la figura, hoy perdida, y de la cual se conservan tres signos: *360.*382-*100?/*116?, (DEUS)taru?-ta? que, según testimonio de autores del s. XIX, se completarían con otros dos signos más, *446-*88, ki-tu, dando una posible lectura (DEUS)taru?-ta?-kitu, identificable con DTar(r)u-Takitu905. Por su parte, el relieve nº 47 (Fig. 176; Tab. 1.2) incluye representación (89 cm de alto) y onomástica, pero la lectura es compleja debido a su estado fragmentario: *360.x-x-*35, (DEUS)x-x-na; por lo que su identificación como D#utena ha recaído en la muy bien conservada inscripción que acompaña a la siguiente figura, la nº 48 (81 cm de alto) (Fig. 177; Tab. 1.2): *360.*307-*90-

901

J. D. Hawkins (2005), 289 sub VIII 3.2.1: “TA5 corresponds in the digraph to Cun. a-la!-”; cf. también E. Laroche (1969), 87-89; H. G. Güterbock (Yaz2), 172; P. Meriggi (1975), 302: “Il la [L 175] non si legge affatto (…) ma si può ammetterlo come integrazione, giacché dà una lettura accettabile”; E. Masson (1981), 33 añade a la lectura de E. Laroche, loc. cit., *19, á, contra H. G. Güterbock (1982), 19, 26, 41-42, 48. Para sus ocurrencias en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 20-21, s.v: Allanzu; nótese que se señala que #ebat la precede; ChS I/3-2, 58 sub Nr. 3. Sobre esta divinidad, cf. V. Haas (1994), 387, y n. 61, 442, 448, 555, 634, 821; M. Popko (1995), 166; P. Taracha (2009), 94, 116, 119, 128. 902

H. G. Güterbock (Yaz2), 171-172, recoge y enmienda la lectura de E. Laroche (1969), 85-87; y P. Meriggi (1975), 302-303; quienes proponen que se trate de un desdoblamiento de la misma divinidad subrayado por su representación sobre un águila bicéfala. E. Masson (1981), 33: “360-199-45-363”; H. G. Güterbock (1982), 42, 48, se reafirma en su primera lectura; K. Kohlmeyer (1983), 57: “Tochter des Te$ub: Kunzi$alli?”, y n. 519. Para sus ocurrencias en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 263-264, s.v.; ChS I/3-2, 58 sub Nr. 4. Sobre esta divinidad, cf. V. Haas (1994), 387 y n. 62, 442, 448, 555, 634, 821; P. Taracha (2009), 94, 119. 903

Cf. 3.2.1.3.- Símbolos, p. 50.

904

R. Naumann (Yaz2), 36; J. Seeher (2011), 72, pie de foto Abb. 70; y como pudo ser también el caso entre los nºs 16-16a, cf. más arriba, p. 180 sub §1.4.- Relieves 16a-24. 905

El segundo signo, *382, se correspondería con el último de la onomástica del relieve nº 41, Ta$mi$u, cf. p. 187, n. 889. Para la lectura de los signos preservados actualmente más aquellos referidos, así como para las referencias de estos primeros documentalistas y la identificación de esta diosa, cf. E. Laroche (1969), 89-91, n. 40, 41, y Fig. 29. P. Meriggi (1975), 303 sub nº 46a; H. G. Güterbock (Yaz2), 179-180, Fig. 46a; E. Masson (1981), 37, Fig. 46A, lee la onomástica completa aportada por E. Laroche “qui forment une dyade et sont tout à fait à leur place ici”, contra H. G. Güterbock (1982), 20, 42-43, quien sugiere leer *382 como *daru, recogiendo el razonamiento de E. Laroche y la via señalada por P. Meriggi, y conservando así D D/Tar(r)u-D/Takid/tu; K. Kohlmeyer (1983), 57: “Takitu”. Cf. ChS I/3-1, 40 sub Nr. 1, Vs. II 41; 61, y n. 183-184 sub Nr. 3, Rs. III 25’; ChS I/3-2, 58 sub 1.3.2, 61 sub 1.3.6 (dos onomásticas precedidas por determinativo divino). Para las ocurrencias en los textos, tratadas por separado, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 433-435, s.v: Takidu, 448-449, s.v: Darru, 451-452, s.v: Taru (Hurr.); III, 331-332, s.v: Takidu, 334, s.v: Darru, 335, s.v: Taru (Hurr.). Sobre estas divinidades, cf. V. Haas (1994), 471, y n. 25, 635; M. Popko (1995), 115; P. Taracha (2009), 95, 119 (solo para Tar(r)u).

4. Corpus del material arqueológico

191

*445+*383, (DEUS)hu-ti-lu+ra/i, D#utilura906, por cuanto ambas aparecen juntas en algunos textos religiosos como los kaluti-. Ambas se corresponderían con las hititas DINGIR.MA#ME%, hit. Kunu!talla/Gul!e! e I!tu!taya y Papaya, hat. E!du!taya y Papaya, las dos divinidades femeninas que hilan y cortan los años del rey y que se relacionan también con el paradigma de la diosa-Madre en tanto que primordiales y ligadas al nacimiento, la vida y la muerte907. §1.8.- Relieves 49-55: Se localizan en la cara oeste del mismo afloramiento anterior enfrentando el panel con los nºs 34-39 (Figs. 159, 178) y bajo ellos se localizan tres suertes de bancos superpuestos de los cuales el más bajo representaría la cota del pavimento, mientras el superior presenta, al igual que aquel bajo los relieves de la pared opuesta (nºs 34-39), una ligera inclinación hacia el sur. Bajo los nºs 54-55 se localiza una suerte de pilastra cuya función se desconoce908. Solo la nº 49 rompe la horizontal inferior del rebaje y presenta además a la altura del tocado un nicho cuadrangular que se extiende hasta el campo en el que deberían inscribirse los jeroglíficos del relieve posterior (nº 50). Ambas anomalías han sido explicadas en base a la irregularidad de la roca que por una parte obligó a emplazar la figura ligeramente por debajo del resto y por otra, a sustituir la superficie original en su parte superior por un bloque que se insertaría en este nicho y que contendría las representaciones que hoy faltan909; aunque también es cierto que podría tratarse perfectamente de un expolio. La nº 49 conserva su onomástica (Fig. 178): *360.*19-*175-*88, (DEUS)á-la-tu, DAllatu910, sum. ERE%.KI.GAL, hat. takna! DUTU, hurr. Allani, diosa del Inframundo como Lelwani. Le sigue la nº 50 (78 cm alto), en mejor estado de conservación pero sin onomástica y no identificada a pesar de los kaluti-; e inmediatamente después, la nº 51 (78 cm alto), ligeramente erosionada pero conservando su nombre (Fig. 178): *360.[x-?]*35-*334+*174-*66, (DEUS)na-pa+r(a)-pi, DNabarbi911, esposa de

906

Para lectura e identificación de ambas, cf. E. Laroche (1969), 91; P. Meriggi (1975), 303 sub 47,48; H. G. Güterbock (Yaz2), 180; E. Masson (1981), 37, quien identifica el primer signo, *342, hu, de la nº 47; H. G. Güterbock (1982), 20-21, 43. Para las ocurrencias textuales de ambas, cf. E. Laroche (1976), 97; van Gessel, Onomasticon, I, 164-165, s.v: #udena / #udeni, 165-167, s.v: #udena #udellurra; III, 305, s.v: #udena, 305-306, s.v: #udena #udellurra. Sobre estas dos divinidades, cf. V. Haas (1994), 372-373, 387, 635; M. Popko (1995), 115, 124; P. Taracha (2009), 95, 109, 119, 125 y n. 705, 128, 158. 907

Cf. 5.3.2.- Río, p. 292ss. (= CTH-434.1.A), y p. 293, n. 432.

908

Cf. R. Naumann (Yaz2), 36; K. Bittel (Yaz2), 144: “(…) Pfeiler aus der Felswand gearbeitet (Höhe 0,96 m, untere Breite 0,45 m, obere Breite 0,40 m)”; J. Seeher (2011), 78. 909

J. Seeher (2011), 75.

910

E. Laroche (1969), 93, identifica el último signo con *89, forma cursiva de *88 (cf. M. Marazzi (1990), 130 sub nº 88); P. Meriggi (1975), 303 sub 49; H. G. Güterbock (Yaz2), 180; E. Masson (1981), 38; H. G. Güterbock (1982), 21, 25, 43, 47. Para sus apariciones en los textos, cf. E. Laroche (1976), 97; van Gessel, Onomasticon, I, 17-20, s.v: Allani, 280-283, s.v: Lelwani; II, 626-627, s.v: ERE%.KI.GAL, 916-917, s.v: Allatum; III, 289, s.v: Allani, 317, s.v: Lelwani. Para esta divinidad, cf. V. Haas (1994), 131-133, 156, 245, n. 46, 405-406, 504, 635; M. Popko (1995), 99, 115; D. Yoshida (1996), 317-319; J. Klinger (1996), 168, y n. 169-170; A. Archi (2006), 148, y n. 7; P. Taracha (2009), 86, 95, 113, 121, n. 668, 124, y n. 700, 132, 143, 155, y n. 916; A. Archi (2013b), 3, y n. 12. Nótese que la escritura del nombre no se corresponde con aquella hurrita para Allani, sino con la acadia, cf. más arriba, p. 185, n. 877. 911

E. Laroche (1969), 93; P. Meriggi (1975), 304, identifica un signo bajo el determinativo divino que para E. Laroche es una rotura de la roca y propone un razonamiento igual pero inverso como el del relieve nº 45: “(…) così qui al contrario si dovrebbe pensare a un Annaparpi o sim. per Naparpi”; H. G. Güterbock (Yaz2), 180, sigue a P. Meriggi en la identificación del primer signo e identifica el último con *29, tá, dando una lectura Dx-na-pa+r(a)-tá; E. Masson (1982), 38, sigue la lectura de P. Meriggi. H. G. Güterbock (1982), 43-44, plantea la pregunta clave, pertinente también para otras lecturas en esta Cámara, como nº 41: “The problem here is: can be the name Nabarbi, which is expected here, be read on the rock?” y, recogiendo el problema de las trazas bajo el determinativo divino, propone una suerte de error de escriba en el que un signo que debiera haber sido desechado permanece parcialmente; cf. también Ibídem, 21, 25, 47; K. Kohlmeyer (1983), 57 y n. 521, acepta DNabarbi como lectura. Para las diferencias entre *66, pi, y *41, tá, cf. S. Herbordt (2005), 400 sub L. 41, 401 sub *66. Para las ocurrencias en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 326-328, III, 321, s.v. Para esta divinidad, cf. V. Haas (1994), 309, 332 n. 148, 389, 543, 555, esp. 635 y 638; M. Popko (1995), 115; P. Taracha (2009), 95, 119, 121 y n. 665.

192

El agua dulce en la cultura hitita

Ta$mi$u/%uwaliatt (nº 41). Separada del resto a una cierta distancia cuyas causas habría que buscarlas seguramente en las condiciones de la roca (Fig. 178), se sitúa la nº 52 (77 cm alto) con onomástica muy poco visible pero identificada a partir del trabajo de E. Masson: *360.*415-*186-*415, (DEUS)!a-lu-!a, D%alu$(-Bitin"i), esposa de Kumarbi (nº 40)912. La nº 53 (77 cm de alto) (Fig. 178), se halla fuertemente dañada en la parte posterior de la falda y en el tocado, pero su inscripción es visible: *[36]0.*29-*334-*446-*35, (DEUS)tá-pa-ki-na, D Damkina913, esposa de Ea (nº 39). A continuación, el relieve nº 54 (79 cm de altura) (Fig. 178), mejor conservado que el anterior, aunque con desperfectos en la parte inferior del manto y la falda, y con inscripción: *360 *55-*434*445, (DEUS)ni-ka-lu, DNikkal, DNIN.GAL914, compañera del dios Luna (nº 35). La última representación de este grupo, nº 55 (Fig. 178), ha perdido la parte superior junto a la roca que le servía de soporte y porta una falda con unos pliegues diferentes, más sinuosos. Se distinguen las trazas de algnos jeroglíficos cuya lectura es incierta915. Por la posición de esta figura tras la diosa Nikkal, todos los autores coinciden en identificar a esta divinidad con Aya916, compañera del dios sol %imegi (nº 34). §1.9.- El “bloque de Yekbas” (nº 55a): En 1945 se halló en contexto secundario sobre una colina de la localidad de Yekbas, cercana a Bo&azköy, este sillar (90 x 65-67 x 30-45 cm)917 decorado con una figura femenina (Fig. 179) de las mismas características iconográficas que las del presente kaluti-. La representación en relieve sobre la superficie rebajada del bloque, el borde inferior a mayor altura y las características iconográficas de la figura por un lado y la discontinuidad de la pared rocosa, por otro, hacen muy probable que pertenezca al kaluti- femenino de esta Cámara. Cabeza y manos de la figura han desaparecido, pero en conjunto se encuentra mejor conservada que sus compañeras. A la altura del cuello -es decir, a menor altura que el resto de leyendas- y a su espalda se sitúa una onomástica

912

E. Masson (1981), 38, y n. 140, Pl. XVIII; H. G. Güterbock (1982), 44: “This is a real discovery of the author.”, 22, 25, 47; J. Seeher (2011), 75. Para esta divinidad, cf. V. Haas (1994), 166, y n. 85, 638; P. Taracha (2009), 95, 119, 127, y n. 723. Se menciona esta divinidad también en ChS-I/3-1-Nr.-16, Rs. 18’. Las divinidades que preceden y siguen a D%ala$ Bitin'i en las referencias mencionadas varían, pero en KUB-29.8 Vs. 18’ [1ª de las 2 referencias aportadas por V. Haas, loc. cit.] va precedida de Kumarbi. Cf. van Gessel, Onomasticon, I, 370-371, s.v. 913

E. Laroche (1969), 95; lectura parcialmente contestada por P. Meriggi (1975), 304 sub nº 53, pero posteriormente confirmada por H. G. Güterbock (Yaz2), 181; E. Masson (1981), 38; H. G. Güterbock (1982), 22, 25, 44, 47, recoge y confirma el comentario de P. Meriggi, loc. cit. señalando lo extraño de la forma del signo tá. Para Damkina en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 437-439, III, 332, s.v. Para esta divinidad, cf. V. Haas (1994), 635, 638, 871; M. Popko (1995), 112, 115; P. Taracha (2009), 86, 95, 96, 104, 120, 126. 914

E. Laroche (1969), 95; P. Meriggi (1975), 305 sub 54: “Che il sistema currico richieda qui dNikalu sarà senz’altro vero, ma che cosa ci fosse scritto proprio non so” (a este respecto, cf. más arriba, p. 191, n. 911); H. G. Güterbock (Yaz2), 181, confirma la lectura e identificación de E. Laroche, loc. cit.; E. Masson (1981), 39; H. G. Güterbock (1982), 22, 25, 44, 47. Para sus ocurrencias en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 333-334, s.v: Nikkal, II, 737-740, s.v: NIN.GAL, III, 321, s.v: Nikkal, 363, s.v: NIN.GAL. Sobre esta divinidad, V. Haas (1994), 308, 375-377, 580 y n. 258; 635, 638; M. Popko (1995), 100, 115; P. Taracha (2009), 86, 95, 102, 119-120, 128. 915

E. Laroche (1969), 99, no reconoce el determinativo divino pero para identificar a la figura propone una forma inusual de *173, HASTARIUS, que referiría a la floración y que sería congruente con Aya, a su vez consistente con la posición de esta figura tras Nikkal; P. Meriggi (1975), 305 sub nº 55 recoge la sugerencia de E. Laroche y avanza la lectura de E. Masson (1981), 39, quien identifica *360-*336, (DEUS)i5, equiparándolo también con Aya; H. G. Güterbock (Yaz2), 181; Ídem. (1982), 45, persiste en la identificación con Aya pero señala que “a simple *i would be a strange rendering of the name Aya”, y de hecho, *336, no tiene una lectura “i”, sino “zì”, cf. M. Marazzi (1990), 222-223 sub nº 336; Ídem. (1998), 110 sub *336. Cf. también E. Laroche, Rech., 119. 916

J. Seeher (2011), 78. Para sus ocurrencias en los textos, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 5-6, s.v: Ai!a. Sobre esta divinidad, cf. V. Haas (1994), 380 y n. 523; M. Popko (1995), 100, 115; P. Taracha (2009), 89, y n. 461, 95, 119-120, 127. 917

H. G. Güterbock (1947), 190, 193.

4. Corpus del material arqueológico

193

idéntica a la nº 38, pero dirigida hacia la izquierda: *360 *104-*421-*434, (DEUS)sà-us-ka, D%au$ka918. La ubicación de la leyenda detrás de la figura, unicum en Yazılıkaya, indica que no están relacionadas, que este bloque formaba parte de un conjunto más amplio conteniendo otras figuras y que este nombre debe pertenecer a otro relieve que le seguiría quizá en otro bloque de similares caraterísticas919. La ubicación original parece ser tras la figura nº 55 ya que el borde izquierdo parece concordar con el derecho de la roca920, sin embargo, la ausencia de trazas de jeroglíficos tras la nº 55 parece contradecir esta propuesta921. Aquí se ha mantenido la numeración tradicional (nº 55a) para facilitar el cotejo bibliográfico. §1.10.- Relieves 56-63: Tras la ruptura de la roca se hallan los relieves (Fig. 159, 180-182) nº 56 (85 cm alto) y nº 57 (82 cm alto), muy erosionados, y de los cuales solo la nº 57 va acompañada de su onomástica, también muy erosionada y de difícil lectura pero que podría corresponderse con D Ur$u(i)922. Los relieves nºs 58-63 (entre 78 y 81 cm alto) son las últimas representaciones del kaluti de la Cámara A, en su mayoría sin leyenda (Figs. 181-182). Solo la nº 58 (Fig. 181) se halla sobre una cara diferente de la roca, la sur, y solo las nºs 60 y 61 conservan aún trazas legibles de jeroglíficos923 aunque insuficientes para una identificación. La leyenda asociada a la nº 60 se distribuye en dos columnas de las cuales la de lectura más segura es la segunda: *215-*334-*66, he-pa-pi, una hipóstasis de #ebat924; mientras que la nº 61 podría identificarse con Eliburni925. §1.11.- Relieve 64: A continuación del kaluti- femenino y enfrentando el panel central, se localiza este relieve de una figura masculina926 (Figs. 159, 183) (2,20 m alto) dirigida hacia la izquierda, en pie sobre dos representaciones de montañas en forma de cúpula, con túnica, espada al cinto de la que solo es visible el enmangue de media luna, GI%kalmu!, pendiente de aro y tocado redondo. Se encuentra en muy buen estado de conservación al situarse en la zona de umbría y presenta una pátina de concrec-

918

E. Laroche (1969), 99; P. Meriggi (1975), 305 sub 55a; H. G. Güterbock (Yaz2), 168, 181; E. Masson (1981), 41.

919

H. G. Güterbock (1947), 194; Ídem. (Yaz2), 181; Ídem. (1982), 22, 45.

920

R. Naumann (Yaz2), 36-37, Taf. 8:1, 36:2; K. Bittel (Yaz2), 144-145.

921

Así lo entiende K. Kohlmeyer (1983), 50, n. 494, y Fig. 20, quien se inclina por la inclusión de este bloque inmediatamente después del panel central: “Wegen der Entsprechung an jeweils fünfter Stelle sowohl der männlicher wie der weiblichen Reihe wird hier die Einpassung nach 46 vorgezogen.” Cf. también J. Seeher (2011), 73. 922

E. Laroche (1969), 99, no identifica el determinativo divino sino una suerte de ocho en posición horizontal y no aporta ninguna lectura; P. Meriggi (1975), 305 sub nº 57, tampoco distingue ningún signo con certeza; H. G. Güterbock (Yaz2), 181 reconoce cautelosamente *360.*370-*19-*337 (o similar) pero tampoco da lectura; E. Masson (1981), 41, advierte *360.*105+*383-*370 y propone leer “dU+ra/i-!u”; H. G. Güterbock (1982), 45: “u+r(a)-su (…) = Ur!u(i) can be considered possible (…) but not certain”, 23, 26, 48. Para esta onomástica, E. Laroche, Rech., 63; van Gessel, Onomasticon, I, 541-542, s.v. Para esta divinidad que forma una díada con I$kalli, cf. V. Haas (1994), 407, y n. 231, 555, 871; P. Taracha (2009), 119. 923

E. Masson (1981), 42-44, advierte inscripciones inteligibles solo gracias a los calcos en los nºs 60-63, pero es fuertemente contestada por H. G. Güterbock (1982), 23-26, 46-48. Cf. también K. Kohlmeyer (1983), 50, y Fig. 20a; J. Seeher (2011), 78. 924

E. Laroche (1969), 101, identifica dos signos; P. Meriggi (1975), 305 sub nº 60: “Si avrebbe (…) dWa4-tu-ha.”; H. G. Güterbock (Yaz2), 181-182 sub Nr. 60; Ídem. (1982), 23-24, 26, 46, 48 parcialmente contra E. Masson (1981), 42. Nótese la formación del compuesto, como los de los toros asociados a las figuras centrales nºs 42-43. 925

E. Masson (1981), 42-44; H. G. Güterbock (1982), 24, 26, 46, 48. Cf. también E. Laroche, Rech., 50, s.v: Ilmiparmi; van Gessel, Onomasticon, I, 62, s.v: Eli purni. 926

K. Kohlmeyer (1983), 64, considera que este relieve “eine plastische Durchgestaltung intendiert wurde.”

194

El agua dulce en la cultura hitita

ción kárstica927. Sobre la mano derecha se sitúan los jeroglíficos con su nombre y titulatura en una composición simétrica coronada por un disco solar alado: *190 *18 *277 *4.*88 *277 *18, SOL2 928 MAGNUS.REX IUDEX+LA MONS2.TU, Mi Sol, Gran rey, Labarna, Tud"aliya . La figura del dios Montaña que constituye el signo *4 (=*207) está dirigida hacia la izquierda, presenta la parte inferior con protuberancias laterales, tiene barba, pendiente de aro, tocado de punta con el extremo curvado porque sobre él se apoya el disco solar alado y los brazos en la posición A’’ (Tab. 2)929. Por su parte, el doble disco solar alado (86 cm de largo)930, equivalente a *190, presenta los extremos de las alas curvados hacia arriba y éstas divididas en cuatro secciones mediante líneas oblicuas. Los discos se hallan sobre un elemento central parecido a una lúnula en posición horizontal unida a las alas por una decoración similar al tocado de las esfinges de #attu$a o Alaca Höyük931, una suerte de coletas rematadas en espirales en sus extremos. Estos discos se disponen uno sobre otro y aunque el superior es ligeramente mayor, ambos contienen la misma iconografía: una estrella de ocho puntas932 con un doble círculo central. §1.12.- Relieves 65-66: Se localizan en la cara sur del macizo rocoso al este de la Cámara A (Figs. 159, 184) en la bifurcación entre ésta y la Cámara D933. Forman un conjunto compositivo en muy mal estado de conservación de dos figuras sedentes enfrentadas, con una mesa entre ellas y con sus onomásticas en jeroglífico coronadas por el determinativo divino. De la figura de la izquierda (nº 65, 82 cm alto), se distinguen el tocado cónico, el asiento, los pies por debajo de la vestimenta y trazas de los brazos hacia delante; mientras que de la figura de la derecha (nº 66, 70 cm alto) se perciben aún el polos, trazas del rostro, la coleta, el asiento y todo el cuerpo hasta los pies. De la “mesa” quedan solo algunas trazas de la parte superior934.

927

Este tipo de pátina se documenta en los relieves nºs 36-37 y nºs 69-80, cf. K. Bittel (Yaz2), 156, n. 49. La ubicación de este relieve en esta cara de umbría lo ha protegido de las inclemencias del tiempo. Cf. B. Damm (Yaz2), 26-27; J. Seeher (2011), 85. 928

E. Laroche (1969), 101; P. Meriggi (1975), 306 sub nº 64; H. G. Guterbock (Yaz2), 182-184; H. Ehringhaus (2005), 26; J. Seeher (2011), 83-85. Excepto la iconografía bajo la línea de exergo y los objetos que porta la figura del dios Montaña que no aparecen aquí pero sí en el nº 83, esta composición es la misma, aunque dirigida en sentido contrario, a la del “Prachtsiegel” y otros sellos del mismo monarca, cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), 57, 98-100, Abb. 17e, Kat. 89-94, 96-97, 100, 102, 104-106, 108, Taf. 34-39, 41, 43-44. Otros ejemplos de esta onomástica regia en relieve sobre piedra son la “Estela de Tud"aliya”, BO1AZKÖY-19, con una representación del rey y la leyenda con los signos *18 *207-*88, MAGNUS.REX MONS-TU; la “Estela de Tud"aliya IV”, BO1AZKÖY-18, sin representación figurativa pero con la filiación del monarca tras su titulatura y onomástica en la que destacan dos prótomos de leones flanqueando el nombre, *207*, LEO+MONS.TU+LEO (cf. M. Marazzi (1990), 169 sub nº 207*; Ídem. (1998), 51 sub *207*. Dos signos *207* enfrentados forman parte de la onomástica del sello de Hilarizi, cf. S. Herbordt (2005), Kat. 124, Taf. 10; J. D. Hawkins (2005), 255 sub 124, contra S. Herbordt, op. cit, 135; onomástica atestiguada en KUB-13.35 III 10, 11 (cf. E. Laroche, NH, 67 sub nº 354), datado en el reinado de #attu$ili-III (cf. Th. van den Hout (1995), 162, 222 más bibliografía señalada)); la estela BO1AZKÖY-3 y un fragmento de estela, BO1AZKÖY-24, ambas con la misma leyenda del relieve nº 81 (ver más abajo), y las inscripciones de Yalburt, Karaküyü, Köylütolu y Gölpınar. Para imágenes de: BO1AZKÖY-19, cf. P. Neve (1986), Abb. 29; BO1AZKÖY-18, cf. Ídem. (1984), Abb. 10; BO1AZKÖY-3, cf. K. Bittel y H. G. Güterbock, Bo&azköy I, Taf. 27; BO1AZKÖY-24, cf. P. Neve (1993), Abb. 8; para YALBURT, KARAKÜYÜ 1, KÖYLÜTOLU YAYLA y GÖLPINAR, cf. los parágrafos correspondientes de este trabajo en pp. 73ss., 137ss., 142ss. y 146ss., respectivamente. 929

Cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 56. Para *4 (*207), cf. M. Marazzi (1990), 168-169 sub nº 207; Ídem. (1998), 34 sub *4.

930

Cf. 3.2.1.3.- Símbolos, p. 49, con notas.

931

Para una imagen de ambas, cf. E. Akurgal (1961), Taf. 69, 88, respectivamente.

932

Contra K. Bittel (Yaz2), 156: “Rosette mit sechs Strahlen”. Debe tratarse de una errata, ya que en los dibujos de la publicación se representan las ocho puntas que tan bien se aprecian en las fotos aportadas en la misma obra (Yaz2). 933 934

De hecho, K. Kohlmeyer (1983), 51, los relaciona con el acceso a la Cámara D.

Cf. K. Bittel (Yaz2), 158; H. Ehringhaus (2005), 27; J. Seeher (2011), 85. Para P. Meriggi (1975), 306 sub 65-6, “(…) par chiaro che si ha qui (…) due bevitori con un canello da un vaso a terra”. Para divinidades sedentes y mesas, cf. 3.2.1.Objetos, p. 39, n. 81, con notas.

4. Corpus del material arqueológico

195

Con respecto a las inscripciones, aquella del nº 65 está compuesta por al menos tres signos de los cuales solo dos son legibles: *360.*90-x, (DEUS)Ti-x, quizá DTenu; mientras aquella de la nº 66, más clara que la anterior, está compuesta por 4 ó 5 signos: *360.*90-*334-*88(-x), (DEUS)ti-pa-tu(-x) D Tiyabeni (?)935. §2.- Acceso a Cámara B: Se realiza a través de un estrecho corredor (Figs. 156, 185, 188-189) de 10 m de longitud entre dos afloramientos rocosos con las paredes trabajadas en algunos tramos936, cuya actual pavimentación es de factura moderna aunque se asienta sobre la original, que contenía conducciones cerámicas937 en dirección suroeste. En el interior, sobre la pared sur, se halla una suerte de pila (60 cm alto x 40 de profundidad; Fig. 188) trabajada en perpendicular a la pared, mientras sobre la pared norte, prácticamente al fondo de este corredor, se halla otro nicho de similares características. Los restos de tres cadáveres, dos adultos y un niño, junto con fragmentos cerámicos y un pasador en bronce, fueron hallados en la parte media de este corredor, lo que destruyó la canalización e hizo que sus excavadores determinaran su correspondencia con una fase post-hitita938. §2.1.- Relieves 67-68: A ambos lados del acceso a este corredor se hallan los relieves nºs 67-68 (Figs. 185-187), dos figuras híbridas de cuerpo antropomorfo y cabeza de felino, inusualmente de espaldas al acceso que flanquean, en la posición F’ (Tab. 2), con faldellín y aparentemente también camisa, con alas, una hacia arriba sobresaliendo por detrás del codo, la otra hacia abajo visible por detrás del brazo y cayendo hasta la altura de la rodilla; las fauces abiertas y con detalles de las orejas, la mandíbula, uno de los ojos y la trufa939. No van acompañadas de inscripción. El nº 68 es el mejor conservado y mayor (1,05 m de alto), asociado a otro nicho de forma irregular (63 x 59 cm), mientras su compañero (1,01 m) está más erosionado por estar más expuesto a la erosión. Han sido interpretadas como divinidades menores de carácter protector940. §3.- Cámara B: Localizada al este del complejo y orientada de norte a sur, presenta una forma trapezoidal (18 m largo x 4,5 m de ancho al norte y 2,15 m al sur; Figs. 156, 189) entre dos grandes afloramientos calizos de paredes internas prácticamente lisas941. El acceso desde el norte por el corredor forma un ángulo recto con la pared oeste mediante un muro pétreo del cual quedaban in situ solo las hiladas inferiores, haciendo que ambas paredes rocosas presentaran la misma longitud; mientras el extremo sur se cierra con varios sillares y no parece que estuviera pavimentada aunque sí se han documentado varios niveles de suelo. En la conjunción con la Cámara C las paredes están sin trabajar, pero

935

E. Laroche (1969), 101-105, donde propone identificar en base a los textos, al nº 65 con DTenu y a la nº 66, con Tiyabenti, LÚSUKKUL, “visires, embajadores”, de Te$ub y #ebat respectivamente, aunque reconoce que el hecho de que ambas divinidades sean masculinas resulta un problema; P. Meriggi (1975), 306-307 sub nºs 65-6, sigue a E. Laroche, loc. cit., y explica el género de nº 66 en base a una característica defectiva de la escritura; H. G. Güterbock (Yaz2), 182, retoma los dos anteriores; E. Masson (1981), 45, lee *35, na, como último signo de nº 66 y *395, nu, como final de nº 65; H. G. Güterbock (1982), 25, 47, acepta la lectura de E. Masson para nº 65 pero rechaza el resto de su razonamiento. Sobre estas divinidades, cf. V. Haas (1994), 332, y n. 149, 459, y n. 92, 569, para Tenu, y 310, 389, y n. 81, 470, 505, y n. 118, 555, para Tiyabendi; P. Taracha (2009), 118-119, 137, y n. 808, para ambas. Cf. también van Gessel, Onomasticon, I, 480-481, III, 337, s.v: Tenu, y I, 512-515, III, 340, s.v: Ti(i!a)banti/Ti(i!a)benti. Como en los relieves nºs 51 y 54 se presenta aquí una inconsistencia entre lectura e identificación, cf. más arriba, p. 191, n. 911. D

936

Cf. R. Naumann (Yaz2), 46-48, Abb. 22-25, Taf. 42:2-3, 43:1; J. Seeher (2011), 93-97.

937

R. Naumann (Yaz.), 17: “(…) Pflaster aus kleinen Steinen”. Cf. también, 4.1.4.2.- Conducciones, p. 126ss.

938

R. Naumann (Yaz2), 48; H. Hauptman (Yaz2), 231, Abb. 134.

939

Cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 54ss. Cf. también W. Orthmann (1971), 313; R. Naumann (Yaz2), 48; K. Bittel (Yaz2), 158-159; J. Seeher (2011), 93. 940 941

De acuerdo con K. Bittel (Yaz2), 159; cf. también J. Seeher (2011), 93.

Sobre la formación, morfología, hallazgos y dimensiones de esta Cámara, cf. Yaz2, 27-28, 39-49; J. Seeher (2011), 101-104.

196

El agua dulce en la cultura hitita

se han hallado varios fragmentos de sillares que quizá pertenecieran a un pedestal942 y en pendiente hacia el suroeste una canalización en terracota que se conectaba con otra similar hallada en la Cámara C, ambas de descarga943. En la pared este, entre los relieves nºs 82 y 83, se aprecia una fractura de la roca de 3 m de largo (Figs. 156, 189) que fue tamponada con un muro de sillares del que solo quedan los bloques inferiores aunque puede observarse el trabajo de la roca en los laterales de la misma. La Cámara contiene tres nichos y los relieves nºs 69-83 en un estado de conservación muy bueno debido a que permanecieron bajo tierra hasta las primeras excavaciones del s. XIX. De entre la cerámica hallada en esta Cámara merecen especial atención dos pequeños cuencos de función claramente cultual944. §3.1.- Nichos a-c: El nicho a) se localiza en la pared este al sur del relieve nº 81, mientras b) y c) lo hacen en la oeste a continuación del conjunto nºs 69-80 (Figs. 189, 191, 193) teniendo los tres aberturas rectangulares de ángulos redondeados e interiores cóncavos, pero dimensiones diferentes de entre 85 y 166 cm de ancho945. Su función precisa es desconocida ya que no hay ni indicios, ni marcas de uso, ni referencias textuales que arrojen luz sobre ellos, aunque se han interpretado como osarios o columbarios, estuches, pebeteros o soportes para lámparas aunque no se documentan trazas ni de quemaduras ni de humo, e incluso como pequeñas pilas946. §3.1.- Relieves nºs 69-80: Son las únicas representaciones de la pared oeste (Figs. 189-191) formando un conjunto de doce figuras masculinas (entre 74 y 81 cm alto) idénticas a las nºs 1-12 de la Cámara A, también aquí localizadas en el ingreso a la sala y sin inscripción asociada947. Su excelente estado de conservación permite apreciar muchos de sus detalles, como los pendientes de aro, la decoración de estrías y el cuerno frontal de los tocados cónicos, las particularidades del rostro como la sonrisa o las cejas, la forma de las hojas de las espadas o incluso los dedos. Este nivel de detalle permite constatar que cada figura fue realizada por separado pero pensada y trabajada como parte del conjunto que forman, por eso la altura de las mismas varía, así como algunos de sus particulares, como la forma de las piernas o de las hojas de las espadas. Especialmente llamativo es el ejemplo que ofrece la comparación entre los nºs 73-74-75, donde la longitud del faldellín y el grosor de los gemelos es diferente (Fig.

942

Yaz2, Abb. 17a-c, Taf. 9:4. P. Neve (1989b), 351, lo asocia con el fragmento de estatua encontrado en los alrededores de Yekbaz, cf. Ibídem, 353, y n. 51, 52; contra K. Bittel (1978), 22-23; Ídem. (1989), 33. 943

R. Naumann (Yaz2), 42, 117. Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 125, n. 431 y 4.1.4.2.- Conducciones, p. 126ss.

944

H. Hauptmann (Yaz2), 197, Abb. 120, 4-5. Se corresponderían con el tipo N1a de A. Müller-Karpe (1988), 124-125, Taf. 41; y aproximadamente con el tipo M1a de H. Parzinger y R. Sanz (1992), 64, y Abb. 20. El tipo N1a (≃M1a) se ha hallado también en #attu$a, en la ‘Oberstadt’, en el ‘Wasserbecken’ y en el Edificio C (cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss.; y 4.2.1.4.- Edificio C, Büyükkale, p. 166ss.); y en %ari$$a (cf. D. P. Mielke (2006), 124, Taf. 80, 9-10); entre otros lugares. Estos cuencos aparecen también en contextos profanos, en concreto casas, cf. A. Müller-Karpe (1988), 50; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 142, 149-151, 152-153. 945

R. Naumann (Yaz.), 16, Abb. 4; Ídem. (Yaz2), 44-45, Abb. 18-19.

946

R. Naumann (Yaz.), 18; P. Neve (1989b), 351, 352: “Aus ihren muldenartigen, den Becken am Westeingang vergleichbaren Form könnte man in der Tat darauf schließen, daß sie zur Aufnahme von Flüssigkeiten dienen sollten.” 947

Cf. más arriba, también para su interpretación, p. 178ss, con notas. V. Haas (1994), 488, y n. 172, propone sin embargo una identificación diversa para este grupo: “Die zwölf Götter der Kammer B könnten die zwölf chtonischen Gottheiten aus dem Kreis des Kumarbi oder eine dem Gott Ugur zugeordnete Gruppe darstellen”.

4. Corpus del material arqueológico

197

190). Esto podría explicarse suponiendo una cuadrilla de escultores trabajando conjuntamente en el mismo proyecto948. §3.2.- Relieve nº 81: Se ubica sobre la pared este de esta sala (Figs. 189, 192-193) y contiene dos figuras masculinas en mediorrelieve con profundos desperfectos949 dirigidas hacia la izquierda –hacia el norte, al acceso de la sala–, en la posición “abrazo divino”950 y acompañadas de sus respectivas onomásticas en jeroglífico. La figura mayor (164 cm de alto) viste faldellín, camisa, tocado cónico con siete filas de cuernos y tres pliegues horizontales en su base, porta una larga coleta que sobresale por la espalda a la altura de su cintura y espada de enmangue en forma de media luna. Sobre el muslo visible se aprecian dos líneas en diagonal que podrían representar bien una suerte de greba bien un añadido del faldellín. Su onomástica es la misma que la del relieve nº 44: *360.*80, (DEUS)SARMA, D %arruma951. Por su parte, la figura de menor tamaño (107 cm de alto), que ha perdido buena parte de los detalles del rostro, viste túnica, va tocada con el sombrero redondo, sujeta el GI%kalmu! y también de su cintura despunta la empuñadura curva de una espada. Su onomástica (34 x 45 cm) se encuentra a su espalda a la altura del tocado del dios (Fig. 192) en una composición simétrica como la del relieve nº 64 pero con una única roseta en el disco solar alado que no parece situarse sobre una lúnula, con el signo *207, MONS, en vez de *4, MONS2, y con la presencia a la derecha de *21, HEROS: *190 *18 *277 *207-*88 *21, SOL2 MAGNUS.REX IUDEX.LA MONS.TU HEROS, Mi Sol, Gran rey, Labarna, Tud"aliya, Héroe952. §3.3.- Relieve nº 82: Localizado al norte del relieve precedente y también en mediorrelieve (Figs. 189, 194), su rebaje de la roca presenta una forma irregular, como si se hubiera dejado espacio a la izquierda –norte– para incluir otras imágenes. Se trata del perfil de una figura compuesta (338 x 42 cm) de cabeza humana dirigida hacia la izquierda sobre dos prótomos de león enfrentados por la espalda a su vez sobre dos figuras completas de león orientadas hacia el suelo cuyas cabezas y patas delanteras enlazan con la hoja de una espada. No tiene inscripción asociada y se encuentra en bastante buen estado de conservación salvo en la cabeza, donde una fractura ha obliterado completamente nariz y boca. Porta pendiente de aro y el tocado cónico con tres cuernos más uno en la parte frontal y de su parte superior parece despuntar una suerte de penacho. Los prótomos de león muestran las patas delanteras encogidas como si saltaran, las fauces abiertas sin dientes representados, la oreja redondeada y unas

948

Estas diferencias fueron ya advertidas por K. Bittel (Yaz2), 161, reformuladas por R. L. Alexander (1986), esp. 33, como ejemplo del trabajo de, al menos, cuatro escultores en Yazılıkaya; y retomadas en líneas generales por K. Kohlmeyer (1995), 27, 50; cf. también J. Seeher (2011), 105, y Abb. 113. No sería el primer ejemplo de trabajo conjunto de varios escultores en un mismo relieve, cf. 4.1.2.1.2.- Akpınar, p. 81, n. 125. Un símil a estas diferencias entre representaciones que deberían ser iguales se halla en la sección este de la Apadana de Persépolis, y para su explicación M. Roaf (1990), 107, propone: “Any differences between the figures can be attributed not to differences in design but to variation in the workmanship, and thus to the idiosyncracies of the sculptors.” Sobre ello, cf. 3.1.- Introducción, p. 31, n. 31, y p. 35, n. 57. 949

K. Bittel (Yaz2), 162: “Die Zerstörungen fehlen bei dem von Carl Humann 1882 besorgten Abguß zum Teil noch, sind also relativ neu.”; M. N. van Loon (1985), 27, Pl. XXXVI. 950

Cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 56ss., con notas.

951

E. Laroche (1969), 105; P. Meriggi (1975), 307 sub nº 81a; H. G. Güterbock (Yaz2), 184 sub Nr. 81, Fig. 81; H. Ehringhaus (2005), 29, Fig. 44; J. Seeher (2011), 110-112, Abb. 119-121. 952

E. Laroche (1969), 105; P. Meriggi (1975), 307; H. G. Güterbock (Yaz2), 184; H. Ehringhaus (2005), 29, Abb. 45. Para la onomástica del relieve nº 64, cf. más arriba, p. 194, n. 928. Exceptuando el hecho de que el signo *207, MONS, es en este caso más alargado y de que solo aparece *21, HEROS, a la derecha de la composición -¿por tratarse de un añadido?-, es un ejemplo casi igual al que aparece en la inscripción de KARAKÜYÜ, cf. 4.1.5.1.- Karaküyü, p. 137ss.; y prácticamente igual, incluyendo un único signo *21, HEROS, a la derecha, que el ejemplo de Yalburt, cf. 4.1.1.2.- Yalburt, p. 73ss.

198

El agua dulce en la cultura hitita

líneas curvas detrás de la cabeza953, mientras las figuras en perfil de leones954, contiguas por el vientre, presentan el extremo de la cola enrollado, una pata trasera encogida por debajo de la panza y la otra estirada enlazando con los prótomos, una sola de las patas delanteras encogida por debajo de la cabeza –las tres con las garras marcadas– y ésta con las mismas características que las de los prótomos. Por último, la hoja de espada, triangular, está truncada hacia la mitad955 y muestra en el centro un trabajo de la hoja con una suerte de superposición de dos triángulos en paralelo a la misma, muy similar a aquélla hallada en #attu$a con la inscripción de Tud"aliya956. El relieve se describe como “Schwertgott”, posiblemente una divinidad del Inframundo identificable con Nergal a través de la semejanza con *53, ENSIS957. En el ritual mágico CTH-446, “Ritual para la purificación de una casa”, se incluyen entre las materiae del mismo figuritas de divinidades primordiales (DAnunnaki) realizadas in situ con arcilla y una daga con la que se cava una fosa ritual (DA-a-pí-in) en la que se desarrolla parte de las acciones mágicas y que es al mismo tiempo una de estas divinidades primordiales, así como se menciona la

953

Prótomos de león similares decoran ambas caras de la hoja del hacha de (arki'la, y otros cuatro más dotados de alas se disponen en sus laterales, cf. K. Bittel (1976b), Taf. VII-IX, XII. 954

Muy similares al enmangue en hueso en bulto redondo en forma de león/leona, con la salvedad de que este último muestra ambas patas traseras estiradas, cf. R. M. Böhmer (1979), 45, Kat. 3617, Taf. XXVII; M. N. van Loon (1985), 28, n. 110. Otro ejemplo similar en terracota ha sido hallado en la ‘Unterstadt’ de #attu$a, aunque sin contexto seguro, cf. A. Schachner (2010), 169, Abb. 12. H. G. Güterbock (Yaz2), 192, menciona como paralelo, aunque advirtiendo de la discordancia cronológica, una espada con inscripción votiva en acadio y enmange decorado con dos leones; recogido posteriormente por J. Seeher (2011), 114-115, Abb. 126. Sobre esta espada, cf. H. G. Güterbock (1965), esp. 198. En el acceso al templo se han hallado dos fragmentos de cabeza de león en bulto redondo, cf. Yaz2, 240-245, Abb. 97, 150-151. 955

V. Haas (1994), 637, opina que la hoja no aparece completa para dar a entender que, “man sich das Schwert als in den Boden gesteckt vorzustellen hat.” 956 957

Cf. 3.2.1.2.- Panoplia, p. 45ss., con notas.

K. Bittel (Yaz2), 164; Ídem. (1987), 23-26. J. V. Canby (1976), 36, apunta que “seems the product of an entirely different intellectual process from the concrete super-imposition of divine attributes in the main chamber”; M. N. van Loon (1985), 26-28, interpreta este relieve como figuración del “Hell itself”; V. Haas (1994), esp. 637; J. Seeher (2011), 113-115. DUgur y su onomástica bajo *53, ENSIS, aparece también en el relieve nº 27, cf. más arriba bajo el epígrafe de los relieves nºs 25-33. Para la bibliografía sobre esta divinidad, cf. más arriba, p. 181, n. 859.

4. Corpus del material arqueológico

199

“divinidad de la sangre”, e-e!-'a-na-a! DINGIR-LIM-ni958. Con el apelativo “sangriento” se menciona también a la divinidad Ugur en el ritual mágico CTH-767.2.A, i!-'ar-nu-u%a-an-za D U.GUR959. Este ritual, la referencia a la sangre como alusión a la muerte960 y la identificación de la figura con Nergal, han sido considerados indicios de que el presente relieve nº 82 y el grupo de la pared opuesta (nºs 69-80) se hallan relacionados conceptualmente y que esta sala constituye una cámara funeraria, los nichos sus osarios y su promotor, atendiendo a los relieves nºs 81 y 83, Tud"aliya-IV961. §3.4.- Relieve nº 83: El último relieve de esta sala (74 cm alto; Figs. 189, 195), al norte del anterior tras la fractura de la roca, es la onomástica y titulatura en jeroglífico de Tud"aliya-IV, prácticamente idéntica a aquella del nº 64 salvo que en este caso *190, SOL2, es simple y *4, MONS2, está dirigido hacia la derecha962 quizá debido a que son obra de artistas diferentes963 o a que responden a preferencias

958

Cf. H. Otten (1961), 114-157 (edición); J. L. Miller (2008), 206-217, (traducción y comentario); y 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 325ss. Para la realización de las divinidades, cf. H. Otten, op. cit., 122-123 (= CTH-446.B Vs. II 15-16, 19-20): “15[nu] u%aap-pu-u%a-a! IM-an Ì-it LÀL-it 'ur-ni-i%a-zi 16[ku-]u! DINGIRME% DÙ-zi (…) 19(…) nu-u! GÍRME&-a! DÙ-zi 20nu-u! KI!-an i!pa-a-ri nu-u!-!a-an ku-u-u! DINGIRME% a-!a-!i, 15[Entonces] rocía el limo de la ribera con aceite (y) miel 16[est]as divinidades hace (…) 19(…) como espadas las hace, 20las despliega en el lugar y allí estas divinidades asienta”, aunque el reciente tratamiento del texto de J. L. Miller, op. cit., 210-211, revela que estas divinidades no han sido realizadas en forma de espada (GÍR) sino en arcilla: “(15)[Dann] besprengt er den Ton des (Quell)randes mit Öl (und) Hönig (16)Er macht folgende Gottheiten (…) (19)(…)(aus) Ton macht sie er (20)Er breitet sie auf dem Boden aus, und er stellt diese Götter hin”, y n. 110: “(…) Fragment G, 14’ bringt nun die Klarheit; (…) IM noch zu sehen (…). Damit entfällt der Vergleich mit Yazılıkaya”, (negrita de la autora en ambas citas). Sin embargo, aunque no se explicita que las mencionadas divinidades hayan sido hechas en forma de espada, se hincan en el suelo, están relacionadas con la sangre y a través de ella con DUgur, y según el “Canto de Ullikummi” (KUB-33.101 IV 48’-55’, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 224, n. 17) custodian la hoja con la que fueron separados el Cielo y la Tierra, por lo que no todo el paralelismo con esta Cámara desaparece. Para la discordancia en la traducción de u%appu- (Vs. II 15), cf. J. L. Miller, op. cit., 209, n. 96, contra B. J. Collins (2002b), 225; y 5.3.2.- Río, p. 293, n. 431. Sobre (D)Ab/pi, cf., H. Otten, op. cit., 120-121 (= CTH-446.B Vs. II 52): “DA-a-bi na-a!-kán !a-raa tar-ni, (und) Aabi: die laß herauf!”, 130-131 (= CTH-446.C Rs. III 13): “nu PA-NI DA.NUN.NA.GE4 DA-a-pí-in GÍR-it kinu-zi, Dann bricht er vor den ANUNNAGE (Anunnaki) eine Opfergrube mit einem Messer auf”; J. L. Miller, op. cit., 210: “(58’)Abi herauf!”, 213: “(22)Dann hackt er vor den uralten Göttern ein Tor zur Unterwelt mit einem Messer auf”, y n. 102, 138; cf. también 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 323ss. La mención a la divinidad de la sangre se encuentra en CTH-446.B Vs. II, 73, 80, CTH-446.C Rs. III 5, 10, cf. H. Otten, op. cit., 126-129; J. L. Miller, op. cit., 213, y n. 131, 138; B. J. Collins (1997), 168-171, esp. 169 sub §18, y 170 sub §31. Para DAnunnaki, intercambiables en el texto por karuile! !iune!/DINGIRME% (cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222, n. 4), cf., E. Laroche (1974), esp. 178: “(…) karuile! DINGIRME% = d ANUNNAGE”; Ídem. (1976), 94: “Leurs noms orientent vers une étymologie sumérienne” (cf. W. H. Ph. Römer (1990-97), 354, n. 12a (Die Urzeit: Vor der Schöpfung (I)); Klein, J. (1997), 516, n. 4 (Enki and Ninma"); D. Katz (2003), 402-404, esp. n. 68, 70); A. Archi (1990), 117; van Gessel, Onomasticon, II, 605-606, s.v: A.NU(N).NA.KE4, con bibliografía señalada; J. L. Miller, op. cit., 210, n. 99; P. Taracha (2009), 126. Sobre la sangre, hit. e!'ar (cf. HEG, A-H, 112-115, s.v.; HED, E-I, 305-313, s.v.; HHW, 33, s.v.; nótese que una de las acepciones de este término es la de “muerte violenta”) en contextos rituales, cf. E. Badalì (1991), 431-465; Ídem. (1993), 40-46; V. Haas (1994), 665-667; P. Dardano (2002), 345-354 sub 6. &!'ar, i!'an- «sang»; S. de Martino (2004), 357, 359; A. Arroyo (2010), 367-368; G. Beckman (2011). 959

KUB-35.145 Vs. I 3. Cf. también en el apartado sobre los relieves nºs 1-13, p. 178ss.

960

La muerte del rey o la reina en los textos hititas, expresada con la frase “convertirse en dios”, DINGIR-LIM ki!ari (cf. también 3.1.- Introducción, p. 42, n. 105) es sinónimo literalmente de “gran pecado”, !alli! u%a!tai! (cf. CDH, %, 1.3’, 99, s.v: !alli-), y ambos términos, “muerte” y “pecado”, se mencionan junto a otros como la “sangre”, en rituales mágicos como los arriba mencionados cuyo objetivo es la purificación de un lugar, objeto y/o persona. Sobre la muerte en el pensamiento hitita, especialmente la de los monarcas, cf. V. Haas (1994), 216-219, más bibliografía señalada; sobre los rituales funerarios reales hititas, cf. H. Otten (1958); V. Haas, op. cit., 219-228; A. Kassian, A. Korolëu y A. Sidelt’sev (2002); sobre cementerios datados a lo largo de todo el período hitita, cf. V. Haas, op. cit., 233-237; P. Taracha (2009), 166-167, más bibliografía señalada. . 961

Yaz2, 255-256; J. Seeher (2011), 159-164, recoge con prudencia este argumento; no tan prudente, G. Beckman (2013b), 155-156. Para su posible interpretación, cf. §7.- Conclusiones, p. 204ss., con notas. 962

Cf. p. 193ss. bajo el epígrafe relativo al relieve nº 64 y esp. p. 194, n. 928. Sobre signos, su orientación y su relación con la figura que acompañan, cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss. 963

J. Seeher (2011), 115. K. Bittel (Yaz2), 165, advertía ya esta diferencia iconográfica pero no apuntaba explicación.

200

El agua dulce en la cultura hitita

estéticas diferentes del promotor: *190 *18 *277 *4.*88 *277 *18, SOL2 MAGNUS.REX IUDEX+LA MONS2.TU, Mi Sol, Gran rey, Labarna, Tud"aliya. Por su localización cercana al ingreso de la Cámara C y a los restos del “pedestal”, se ha relacionado con esta tercera sala, como con los nºs 65-66964. Es posible que se trate de un tipo de marca de autoría o de dedicación del espacio a este monarca. §4.- Cámara C: Con no más de 3 m2 de superficie, se localiza al noreste de la Cámara B (Figs. 158, 196-197) donde se halla uno de sus dos accesos, mientras el segundo, en codo y a través de un estrecho corredor de ca. 40 cm de ancho con varios peldaños, se encuentra en el extremo opuesto. En la conjunción de ambas Cámaras se halló un tramo de canalización en terracota que seguramente debía unirse a aquella hallada al norte de la Cámara B. Actualmente no puede accederse a este espacio por motivos de conservación, especialmente por los efectos del agua, de ahí la presencia en la Antigüedad de las canalizaciones965. Aquí se documentaron (Fig. 197) dos grandes bloques hincados en tierra cuya función no es clara ya que no presentan marcas de uso966, restos óseos de varias especies animales967 y dos fragmentos de metatarso humano bajo restos de carbones y cenizas, todos rodeando uno de estos bloques en un estrato superior, lo que indica que primero se colocó la roca y después se depositaron estos restos. Parecía estar pavimentada con pequeños cantos rodados en al menos dos niveles diferentes y contenía escasos fragmentos cerámicos que cubren un amplio espacio de tiempo y entre los que destaca un “Miniaturgefäß”968. La función de este ambiente no está bien definida. Se ha propuesto que fuera lugar para la celebración de rituales mágicos, quizá en relación con la Cámara B –cuya función tampoco es clara–; como sala secundaria dedicada al personal del templo y que también permitía el acceso al resto de Cámaras sin tener que pasar por los edificios de la zona sur969, o, como se ha señalado más arriba, estar en oscura relación con el jeroglífico de Tud"aliya-IV. Con respecto a la primera propuesta, lugar de celebración de rituales mágicos, y apoyándose en el parágrafo §44b de las Leyes970 y en ChS-I/2Nr.-16971, podría tratarse más concretamente del lugar de incineración de los restos de estos rituales, ukturi-/'u!!uli-972, puesto que el material ha sido hallado mezclado con cenizas y aparentemente formando paquetes deposicionales973 (Fig. 197), lo que indica que cada paquete representa un

964

R. Naumann (Yaz2), 44; H. G. Güterbock (Yaz2), 184; Ídem. (1989), 33; J. Seeher (2011), 115. Sobre los relieves nºs 65-66, cf., más arriba, p. 194. 965

H. Schirmer (Yaz2), 58; J. Seeher (2011), 119.

966

W. Schirmer (Yaz2), 53, Abb. 26, 31a. Uno de ellos, sin embargo (en la cota + 4,98), al presentar solo su cara superior trabajada en horizontal ha sido interpretado “als Basis, als Standfläche für einen heute nicht mehr vorhandenen Gegenstand”. Por otra parte, los excavadores no mencionan haber investigado las paredes de los afloramientos en esta zona por lo que se desconoce si existen marcas de techumbre. 967

Que se corresponden con: bovino (1 ejemplar), cáprido (min. 1 ejemplar), ovino (min. 1 ejemplar), perro (1 ejemplar), liebre (1 ejemplar), comadreja, águila real (1 ejemplar) y cernícalo (1 ejemplar); cf. W. Schirmer (1975), 53. 968

W. Schirmer (Yaz2), 56; H. Hauptmann (Yaz2), 199, y Abb. 120.15. Se corresponde con el tipo N3 de A. Müller-Karpe (1988), 126, Taf. 41; y aproximadamente con el tipo M1b de H. Parzinger y R. Sanz (1992), 64, Abb. 20. 969

W. Schirmer (Yaz2), 59-60; K. Kohlmeyer (1983), 51-55; J. Seeher (2011), 119.

970

H. A. Hoffner Jr. (1997), 52-53.

971

ChS I/2, 130-131 sub Nr. 16, Vs. I 8, (Dupli. ChS-I/2-Nr.-17 Vs. I 8, cf. Ibídem, 149). Cf. también J. Klinger (2001c), 207, n. 46. 972

Para ukturi-, cf. HEG, U, 27-32, s.v: “Verbrennungsplatz”; HHW, 185, s.v.; EDHIL, 912-913, s.v. Para 'u!!uli-, cf. CHD, %, 96, s.v: !alli- 1 f 4’: “(main) dump (for the whole city), clay pit”, más referencias; HEG, A-H, 315, s.v: 'u!!eli-, 'u!!ili-; HED, H, 409, s.v.; HHW, 57, s.v: 'u!!il(i)-: “Lehmgrube?, Abfallplatz?, Abort?”. Cf. también V. Haas (1994), 908-911. 973

W. Schirmer (Yaz2), 53.

4. Corpus del material arqueológico

201

momento concreto de desecho. En este caso no estaría en relación con la onomástica nº 83 ni con ninguno de los relieves en particular sino que funcionaría como una suerte de “basurero” para deshacerse de estas materias tras la celebración del ritual mágico y el bloque de superficie plana (Fig. 197) podría ser entonces interpretado como una suerte de mesa para descarnar o despiezar los animales. Los huesos hallados, excepto aquellos de comadreja que más bien parece ser “eine zufällige Einmischung in das Material”974, están en relación con rituales de limpieza o de sustitución, especialmente la cabra975; mientras el cerdo y el perro se relacionan también con este tipo de rituales de limpieza pero están más ligados a la tradición hurrita o luvia ya que en el ámbito hitita son considerados como animales impuros, aunque la carne de cerdo pueda ser usada como ofrenda a la divinidad976. En cuanto a la segunda hipótesis, una sala de carácter secundario para el personal del templo, no hay argumentos ni a favor ni en contra, por lo que permanece en el plano de la hipótesis, aunque el tipo de restos parece apuntar en dirección opuesta. Al igual que la tercera interpretación, puesto que la inscripción en jeroglífico de la Cámara B (nº 83) no aporta ningún dato de carácter funcional sobre el lugar en el que se encuentra ni puede verificarse que estuviera en relación con esta Cámara. §5.- Cámara D: La última de las salas es contigua a la Cámara A por el este, tiene el acceso en el sureste a la derecha de los relieves nºs 65-66 y se encontraba separada del resto del complejo por un muro que aprovechaba los pequeños afloramientos rocosos de este espacio de distribución formando una antesala977 (Figs. 156, 198). También esta Cámara contaba con albañales de terracota en dirección suroeste y, al menos en la antesala, con el mismo tipo de pavimento de grava que la Cámara A. No contiene ningún relieve pero sí la cerámica más antigua de Yazılıkaya que se remonta al Calcolítico y al menos 9 enterramientos de los cuales sólo uno puede datarse con seguridad y es frigio978. El hallazgo más sobresaliente se hizo en la antesala bajo el pavimento, por tanto, in situ: un recipiente cerámico979 con los restos de un embrión de cerdo y 14 barritas de bronce, hit. tarma-980 –4 en el cuerpo del animal y el resto alrededor del recipiente– (Fig. 199) cuyas caraterísticas lo inscriben dentro de los ri-

974

W. Schirmer (Yaz2), 60.

975

Como en el Ritual de Tunnawi (CTH-409), cf. A. Götze y E. H. Sturtevant (1938); M. Hutter (1988); cf. también 5.3.2.2.Como senda, p. 304ss., con notas. Nótese que exceptuando Allatu (nº 49), las onomásticas conservadas son hurritas, lo que es consistente con la realización de prácticas mágico-rituales también “hurritas”. 976

Cf. por ejemplo, CTH-264, “Instrucciones para el personal del templo” (cf. J. Klinger (2001), 73-81; A. Taggar-Cohen (2006), 33-107). Sobre las águilas, cf. 3.2.2.- Zoomorfos, p. 51ss.; V. Haas (2003), 477-478, 483-485; sobre el cerdo, cf. V. Haas (1994), 224 (=8º día del funeral real), 897; M. Hutter (1998), 91-92; V. Haas (2003), 415-425; S. de Martino (2004), 355, y n. 44; A. Mouton (2006); A. Taggar-Cohen (2006), 124; V. Haas (2006), 305-306; para el perro (y también el cerdo) cf. A. Götze y A. Sturtevant (1938), 10-11, 16-17 (= CTH-409.I.A, cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 290ss, con notas) y como “guardián”, cf. V. Haas (1994), 234, 289-291, 903; D. Bawanypeck (2005), 24-25, 28-31, 34-35 [= KBo-4.2 Vs. I 22-26, 37; Vs. II 5, 14-23, 59-60 = CTH-398], y como materia de rituales, cf. Ídem., (2003), 406-415. Sobre elementos considerados impuros, cf. en general, Y. Cohen (2002), esp. 163-169: “Disruptive acts, like sacrificing forbidden offerings (…) should be avoided”. 977

R. Naumann (Yaz2), 37-38; H. Hauptmann (Yaz2), 62; K. Kohlmeyer (1983), 51.

978

H. Hauptmann (Yaz2), 71-75, Abb. 44-45, 49, 52-53.

979

H. Hauptmann (Yaz2), 103, 203, Abb. 121:28, Kat. 28. Cf. también A. Müller-Karpe (1988), 118-121 sub S 12a; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 25, 60 sub I 1.2; D. P. Mielke (2006), 121: “(…) handelt es sich um einen deutlich älteren Typ, der zwar mit einem geringer Prozentwert auch noch in der späten Großreichszeit vorkommt, doch geht damitein Rückgang der qualitätvolleren Waren einher.” Nótese que este tipo se documenta en contextos profanos y no-profanos, como en el cementerio de Osmankayası. 980

HEG, D-T, 185-189, esp. 188, s.v.; HHW, 168, s.v.; EDHIL, 844, s.v. Para una imagen de estas barritas, cf. H. Hauptmann (Yaz2), Abb. 138.

202

El agua dulce en la cultura hitita

tuales mágicos hititas de purificación981 y cuyo tipo de pasta indica que se trata de un ejemplar temprano, lo que unido a su hallazgo bajo el pavimento, coincidente con el de la Cámara A, sugiere una datación también temprana para estos ambientes, al menos como terminus ante quem. Es difícil individuar la función de esta Cámara, pero en base la extensa datación del material documentado, estuvo en uso durante varios períodos en los que seguramente no tuvo la misma función. El hecho de constituir un espacio recogido propicia tanto su uso como lugar de enterramiento como su uso como basurero, y ello a pesar de que ambas funciones se oponen radicalmente en el plano simbólico. En el caso de lugar de enterramiento es probable que la presencia de los relieves haya jugado un papel importante en su eleccion; en el caso del basurero, es probable que se tratase solo de un uso ocasional relacionado con la visita al complejo. Para su uso durante época hitita solo puede recurrirse a los escasos restos cerámicos relativos a este período982 y al hallazgo del recipiente cerámico con el puerco y las barritas que parecen indicar su función como lugar de celebración de rituales. §6.- Edificios I - IV: Superpuestos en cuatro (I-IV) fases constructivas que parecen abarcar desde el período Antiguo Hitita hasta finales del Imperio (Fig. 156), se localizan al sur de los afloramientos calizos constituyendo, junto con el pequeño acceso al noroeste de la Cámara C, el único punto de ingreso al interior del complejo en la época en que estuvieron en uso. La comparación con otras estructuras edilicias identificadas con templos indica que también estas lo eran, aunque se ha conservado muy poco de ellas, lo que unido a las tempranas excavaciones en el lugar, impiden una datación precisa de los restos983. La fase I parece estar representada fundamentalmente por un muro que debía cerrar todo el frente sur y que fue desmontado cuando se levantó el edificio del templo. Se han hallado numerosos restos de canalizaciones cerámicas que junto con otros fragmentos de recipientes que sus excavadores datan en torno al 1500 a. C.984. La fase II se corresponde con el Edificio II (Figs. 156-157) que abarca el oeste del macizo oriental de la Cámara A hasta el macizo más occidental de la Cámara B, cuyo acceso se realizaba desde el oeste a un gran patio (19 x 10 m) que ordenaba el espacio985 con al menos dos niveles superpuestos de enlosado, el inferior de los cuales coincidiría con aquel documentado al sur de la

981

Aunque desafortunadamente “eine direkte Parallele ist der hethitischen (Beschwörungs-)Literatur zu dem gepflockten Ferkel in Yazılıkaya nicht zu entnehmen”, en: H. Hauptmann (Yaz2), 68. Cf. Ídem., 65-70, para otros posibles paralelos textuales; V. Haas (2003), 421-422, 734-741, y 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 325ss., con notas (= CTH-446). Cf. también más arriba, p. 201, n. 976. 982

H. Hauptmann (Yaz2), 74-75: “Auf eine der hethitischen Epoche vorausgehende Benutzung des Spalts weisen zwei durch hohe Schwemm- geschiedene dünne Kulturschichten, eine jüngere (…) mit Keramik der frühen Bronzezeit Ia des YarıkkayaTyps und eine ältere, die wohl noch im reinen Chalkolithikum entstanden sein dürfte.” 983

R. Naumann (Yaz2), 91-124, esp. 92-93: “Bereits im Jahre 1907 hatte Makridi (…) durch mehrere Suchgräben das Vorgelände der Kammern durchschnitten. Die Ergebnisse seiner Arbeit sind nicht veröffentlicht, und es steht uns nur eine kurze Tagebuchnotiz Puchsteins zur Verfügung”. Cf. también K. Kohlmeyer (1983), 50; H. Ehringhaus (2005), 17; J. Seeher (2011), 125-137, esp. 125: “Die zeitliche Abfolge der einzelnen Bauabschnitte ist allerdings problematisch”. 984 985

R. Naumann (Yaz2), 119, 120; J. Seeher (2011), 133, Abb. 144.

Para una panorámica de la arquitectatura en #attu$a, cf. P. Neve (1993), (1999) y (2001); J. Seeher (2002b), 156-163; para una imagen de los edificios de %ari$$a, cf. A. Müller-Karpe (2002), Abb. 3, 62. De entre los edificios identificados como templos en la capital hitita, dos son los que muestran una estructura en su patio central similar a esta de Yazılıkaya: El Templo 1 de la ‘Unterstadt’ y el Templo 5 en la ‘Oberstadt’. Para el primero, cf. P. Neve (1996), Abb. 20, Taf. VIII; para el segundo, P. Neve (2001), 22-42. Para una panorámica de la arquitectura templaria hitita, cf. W. Schirmer (2002); G. J. Wightman (2007), esp. 219-234, relativo a la Anatolia hitita, aunque con reservas sobre la datación de la ‘Oberstadt’ porque mantiene la tradicional del s. XIII a. C. (Ibídem, 224), la identificación del relieve de la Puerta del Rey con %arruma (p. 225), y las asunciones sobre el presente conjunto de Yazılıkaya (Ibídem., 231-232), entre otros; pero resulta útil para la interpretación de los recorridos interiores y para una idea general.

4. Corpus del material arqueológico

203

Cámara A, y tres habitaciones por el sur (nºs 10-12) así como otro edificio por el este (nºs 13-19, 23-24). Hacia el norte se disponía un acceso porticado a la Cámara A (nº 21). En el interior del patio y hacia el oeste se alzaba una construcción rectangular (nº 20, 5,6 x 3.5 m) cuya función es desconocida pero que quizá estaba relacionada con otra estructura en piedra situada frente a ella y hacia el sur interpretada como base o altar986. Un elemento llamativo es la “cup-mark” de 28 cm de diámetro documentada en el pequeño afloramiento adosado a este edificio por el norte en el espacio de distribución entre las Cámaras A, D y el corredor a la B987. Es posible que esta fase coincida con la aquella en la que se realizaron también los relieves988. La fase III se correspondería con un acceso monumental (Figs. 156-157), el Edificio III (13,8 x 12 m), al oeste del conjunto, donde presumiblemente se localizaba al menos una de las esculturas con cabeza de león989. Parece levantarse sobre dos terrazas destinadas a nivelar el terreno y estar compuesta por seis espacios internos cuya organización coincide con el acceso del Templo 1 de #attu$a y su homónimo en %ari$$a990. Este acceso monumental está separado del Edificio II por un pequeño espacio abierto de forma trapezoidal. Los excavadores datan esta fase en torno al s. XIII a.C. en base a la técnica constructiva que aúna el uso de grandes sillares irregulares con un entramado de madera991. Por último, la fase IV (Figs. 156, 158) parece corresponderse con un momento constructivo de la fase anterior (III) cuando se transformó el Edificio II por el este cambiando su orientación hacia el norte, se cerró el patio central alargando el muro este de su construcción interna (nº 20) modificando toda la planta de esta zona oriental con un patio (8 x 9 m), otras 4 estancias (nºs 13-16) y un acceso directo al espacio de distribución entre las Cámaras A, D y el corredor a la B. Por este espacio común discurre, en un surco realizado al efecto y cubierta por el primer nivel de pavimento, una canalización cerámica con un codo a la altura del ángulo sureste de la habitación 20. Es inusual este codo, realizado seguramente para salvar el obstáculo del “Eingangsstufe”992 adosado al muro noreste del nuevo patio, aunque es difícil asegurar que este “peldaño” perteneciese al muro noreste del patio. Por la documentación fotográfica aportada, parece más bien que se trata de un tramo de un muro anterior a la erección de este frente (Fig. 156), lo que implica que este codo de la canalización no salva el murete sino la habitación 20, siendo ésta y el tramo septentrional de canalización, posteriores al primero. En cualquier caso es todo conjetura debido a los problemas estratigráficos. A esta fase pertenece una estructura (11 x 15 m) al sur de la Cámara B interpretada como una terraza con

986

R. Naumann (Yaz2), 98-100, Abb. 88, 89, 91.

987

R. Naumann (Yaz.), 28, Taf. 3:4, 7:3; Ídem. (Yaz2), 104, Abb. 86, 94. Sobre “cup-marks”, cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 90, con notas; 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 111, con notas. 988

R. Naumann (Yaz2), 123; K. Kohlmeyer (1983), 50: “dieser Zusammenhang (ist) hypothetisch”; J. Seeher (2011), 128.

989

R. Naumann (Yaz2), 106-114; J. Seeher (2011), 134-137, Abb. 144-148, quien considera que los Edificios I y III son contemporáneos y forman parte del programa edilicio original. Hay que señalar que si bien la alineación de los Edificios I y III coincide, estos no se unen (cf. Ídem., Abb. 144), por lo que cabe preguntarse qué función tiene un acceso monumental a un espacio abierto de unos 10 m de largo dirigido hacia un muro sin vano, a no ser que se postule una prolongación hacia el este y contra el macizo de la Cámara B del muro más meridional del Edificio III del cual no queda rastro alguno y que habría conformado un gran espacio alargado de difícil explicación. Es también posible, aunque no muy verosímil, que la construcción se prolongara hacia el sur con otras estructuras de las cuales no queda rastro alguno. Para las cabezas de león, cf. H. Hauptmann (Yaz2), 244-245, Abb. 150-151. 990

R. Naumann (Yaz2), 111, y Abb. 105. Cf. también, p. 202, n. 985.

991

R. Naumann (Yaz2), 123. Para este tipo de técnica constructiva cf. p. 138, n. 526.

992

R. Naumann (Yaz2), 118, Taf. 7.4, Abb. 12; cf. también Ídem. (Yaz), 37-39, Abb. 12d.

204

El agua dulce en la cultura hitita

rampa993. Esta fase pudo responder a la creación de un acceso más directo a la Cámara B994, interpretada a su vez como un estadio posterior en la realización de los relieves con el objeto de convertirla en el mausoleo de Tud"aliya-IV y de hacer prevalecer la función funeraria sobre la cultual. §7.- Conclusiones: Las divinidades representadas en la Cámara A (Fig. 159) no se corresponden únicamente con aquellas “típicamente hurritas” o al menos de onomástica hurrita, sino también con algunas de origen mesopotámico como Allatu (nº 49) –en acadio, en vez del hurrita Allani– o Ea (nº 39), incorporadas a los panteones hurrita995 e hitita. La forma de disponer estas representaciones, separadas por géneros y en sucesión, recoge a grandes rasgos en relieve sobre roca el modelo de los textos kaluti-996, mientras el panel principal al fondo de la Cámara A incide en la tríada familiar Te$ub#ebat-%arruma, una forma tardía del panteón hitita imperial997 siendo %arruma también el dios “protector” de Tud"aliya-IV998, y apareciendo como tal en el “abrazo divino” del relieve nº 82 de la Cámara B. De acuerdo a la instalación (canalones y pila) bajo los relieves nºs 36-39, a las marcas de podios y a los bancos corridos bajo muchos de los relieves de la Cámara A que aprovechan el rebaje de la roca, puede afirmarse que en esta sala se desarrollaban acciones cultuales cuya tipología sin embargo es difícil de precisar999. La ausencia de cubierta en las Cámaras1000 y la red de descarga que forman las conducciones cerámicas cuya trayectoria indica que finalizaban en el arroyo al sur del complejo1001, apuntarían a una interpretación similar para la instalación de la Cámara A, es decir, un sistema de evacuación de agua. Es posible sin embargo que a pesar de que canalones y pila recogieran agua de lluvia, agua e instalación tuvieran un uso cultual como sugieren las divinidades representadas, en concreto Ea (nº 39) y algunos textos como el festival AN.TA#.%UMSAR o rituales para atraer la lluvia1002. Además, el hecho de que este canal sea el único en todo el complejo trabajado en la roca y de que se localice bajo el relieve de Ea, indican que su función no era meramente la de descarga, o de ser así, se documentarían más ejemplares en otras áreas. En algunas plegarias se mencionan la “asamblea de los dioses” y el “lugar donde los dioses

993

R. Naumann (Yaz2), 117: “Da hier kein Zugang zur Kammer B zu erwarten ist, (…) und ferner die NO-Mauer stumpf endet, scheint nur eine Ergänzung als hohe Terrasse mit rampenförmigem Aufweg möglich (…) Welche Bedeutung Terrasse und Raum für den Kult in der Kammer B hatten, ist unbekannt.” 994

R. Naumann (Yaz2), 114, 116, 124.

995

Sobre el sincretismo en la religión hurrita, cf. E. Laroche (1976), esp. 99; A. Archi (1998), esp. 41.

996

Cf. más arriba, p. 185, n. 880, La ordenación jerárquica de las divinidades se documenta también en las listas de divinidades garantes de los tratados políticos, cf. B. Christiansen (2012), 159; y 5.3.1.- Fuente, p. 276, con notas. 997

Como ya señalaba E. Laroche (1969), 109. Cf. también Ídem. (1963), 298: “Veau de Te$ub (%arruma), il s’incorpore à sa famille et devient, de ce fait, fils de Hebat. Ainsi se constitue, au cours des XVe-XIVe siècles probablement, cette triade (…) La promotion de Sarruma au rang de grande figure impériale est donc de date relativement basse.” Sobre la secuencia general de ordenación de las divinidades “hurritas”, cf. Ídem. (1976), 96-99, esp. 97; contra R. L. Alexander (1986), 25: “(…) %arruma is an addition to the original design.”; cf. también G. Beckman (2013b), 155: “perhaps the scene of the New Year’s ceremonies of the Hittites.” 998

V. Haas (1994), 193.

999

K. Kohlmeyer (1983), 65, llama la atención sobre los diferentes usos que estos bancos o podios pudieron haber tenido sin que por fuerza sirvieran para la presentación de ofrendas a los relieves, aunque en p. 66 admite como plausible la función “als Ort magischer Handlungen”. 1000

R. Naumann (Yaz.), 19: “Da die Herstellung eines Daches sehr leicht moglich gewesen wäre, muß man daraus schließen, daß ein dach nicht erwünscht war”; Ídem. (Yaz2), 49. Cf. también §4.- Cámara C, p. 200ss., para un posible contraejemplo. 1001 1002

R. Naumann (Yaz), 39. Y al menos una en una fosa, cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 125, n. 432.

Sobre el festival AN.TA#.%UMSAR, cf. más abajo n. 1005; sobre rituales y lluvia, cf. I. Wegner (1978); V. Haas (2003), 145 sub 1.1.3, 149 sub 1.3.; y 5.3.4.- Lluvia, p. 317ss.

4. Corpus del material arqueológico

205

celebran asamblea”1003. También en el festival AN.TA#.%UMSAR se menciona una “gran asamblea”, !alli! a!e!!ar1004, de todos los dioses en el edificio 'alentuu%a y en la É.MUNUS.LUGAL1005, mientras en el festival KI.LAM se da comienzo a la !alli! a!e!!ar de dioses en una tienda, GI%ZA.LAM.GAR, de la que sale el rey una vez finalizada la “reunión”, se lava en un luli- y se dirige a la NA4'uwa!i- del dios-Tormenta1006. Pero a pesar de que es tentador “suspect that the 'uwa!i- of the Storm-god near this tent, which is situated outside the city and is the terminus of the royal procession, is the rock sanctuary at Yazılıkaya or some part of it”1007, lo cierto es que al prescindir de los detalles de las localizaciones1008 el texto no permite hilar tan fino. Además, si la Cámara A es la “gran asamblea” y por tanto la “tienda”, la pila bajo el relieve nº 35 no puede corresponderse con el luli- del texto porque está dentro de la “tienda” –el texto entonces no diría sale, abandona, sino va, se dirige– y el mismo razonamiento se aplica entonces a la NA4'uwa!i-. Más plausible es que la “tienda” sean los edificios, el luli- la pila y la NA4'uwa!i- del dios-Tormenta la representación del mismo al fondo de la Cámara A. Pero también es posible interpretar los restos de “pedestal” (Fig. 189) hallados entre las Cámaras B y C con una base de NA4'uwa!i- de grandes dimensiones1009. Y también se ha postulado que aquí se celebrara el festival purulli(i%a)-1010. En cualquier caso es todo conjetura imposible de verificar por el momento. La función de los nichos (Figs. 189, 191, 193), tanto en el corredor entre las Cámaras A y B como en la Cámara B –osarios, puntos de iluminación, recipientes para líquidos o contenedores– no puede dilucidarse por lo que no pueden ser tenidos en cuenta para dibujar, o ayudar a dibujar, una

1003

Por ejemplo en la “Plegaria de #attu$ili III y Pudu"epa a la diosa Solar de Arinna”, CTH-383-IV 25’: “(…) URU'a-at-tu!a-a! DING[IRME%]-a! tu-li-j1-[a! A*]-RU, en: D. Sürenhagen (1981), 98 (edición); J. Klinger (2013), 132 (traducción), un paso importante porque señala que este lugar en el que los dioses se reúnen es la capital, #attu$a. También aparece en CTH-378.I y IV (“I-IV Plegaria(s) de Mur$ili contra la peste ante la Asamblea de los dioses”), cf. I. Singer (2002), 61-66 sub Nr. 12-13; J. Klinger (2013), 115 sub 2.1; en la “Plegaria de Mur$ili contra la peste ante la Asamblea de los dioses”, CTH-379 I 19’-21’: “19DINGIRME% LÚME% tu!-li-ja-a! 'u-u-ma-an-te-e! 20DINGIRME% SALME% tu!-li-[j]a-a! 'u-u-ma-an-te-e! 21 tu-li-ja-a! A*-RU”, en: D. Sürenhagen (1985), 8-9 (edición); I. Singer (2002), 66-69 (traducción y comentario); en la “Plegaria de Muwatalli a la Asamblea de los dioses”, CTH-381 Rs. III 11, 12: “11tulii!a! p&da! 12pedi tuli%a”, cf. I. Singer (1996), 20, 39, 63, y n. 234 (edición); J. V. García Trabazo (2002), 342-343 (edición); y en CTH-384 (“Plegaria de Pudu"epa a la diosa Solar de Arinna”), KUB-21.27. Para tulii!a-, cf., HEG, T-D, 429-431, s.v: “Versammlung, Rechtsversammlung, Gerichtssitzung”; HHW, 180, s.v; EDHIL, 897-898, s.v.; para A*RU, cf., CAD, A II, 459-460, s.v: a!ru A 3.4’. Cf. también G. Beckman (1982), 438, con más ocurrencias textuales, y esp. n. 48. 1004

CHD, %, 98, s.v: !alli-, 1 g 2’: “grand assembly, meeting, session”; HEG, %/1, 770, s.v: salli-; cf. también EDHIL, 219, s.v: a!)!-i / a!e/i!-: “Derivatives: a!e!!ar / a!e!n- ‘settlement; assembly’. 1005

Por ejemplo en KBo-10.20 I 23: É'alentuu%a !alli! a!e!ar; II 6: É.MUNUS.LUGAL, cf. S. Alp (1983b), 138-139 (edición); y CHD, %, 98, s.v: !alli-, para más referencias textuales. Para el festival AN.TA#.%UMSAR, cf. V. Haas (1994), 772-826; quien señala que se trata de una festividad relacionada con la realeza y la lluvia; M. Popko (1995), 149-150, y n. 444; J. Klinger (2008b), 196-202, esp. 197; P. Taracha (2009), 102, 139-141. Cf. también C. W. Carter (1962), 26-28, con referencias señaladas. 1006

I. Singer (1983), 100; e Ibídem, 98-103; V. Haas (1994), 759-761, para la !alli! a!e!ar del festival KI.LAM (CTH-627), cf. también J. Klinger (2008b), 193-196; y 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 313ss., con notas. Para la posibilidad de identificar el luli(ya)- con una estructura presente en Yazılıkaya, cf. p. 186, n. 881. Para NA4'uwa!i-, cf. 3.1.- Introducción, p. 27, n. 17. 1007

I. Singer (1983), 101, contra P. Taracha (2009), 63, y n. 331, con bibliografía señalada.

1008

Como por otra parte sucede en el resto del corpus textual relativo a festivales y/o ceremonias de diversa índole en los que se describen recorridos, cf. 4.2.1.4.- Edificio C, Büyükkale, p. 166, n. 745. Esto, sin embargo, no implica, como apunta K. Bittel (Yaz2), 254, “Unvermögens der Hethiter, Gebäude und topographische Gegebenheiten wirklich in ihrer Eigenart zu kennzeichen und zu beschreiben” sino más bien una consciencia de la topografía del lugar conocida por el que concibe el texto y sus coetáneos; como señala I. Singer (1983), 108: “(…) the direction of the access to the gate is directed in each town by the local topographical factors”. Al máximo puede suponerse un desconocimiento de esta topografía por el escriba que copia, pero en cualquier caso, no asegurarse. 1009

A este respecto comparar las imágenes de las NA4'uwa!i- de Karahöyük en: M. Darga (1969), Taf. I-II, con las de los restos de pedestal hallados en la Cámara B aportadas en Yaz2, Abb. 17. 1010

K. Bittel (Yaz2), 254. Sobre este ritual, cf., V. Haas (1994), 696-747; P. Taracha (2009), 136-137.

206

El agua dulce en la cultura hitita

conclusión y por tanto no constituyen un argumento consistente para sostener la interpretación de la Cámara B como mausoleo1011. Ni siquiera el gran relieve de Tud"aliya-IV en esta Cámara (Figs. 192-193) implica su función ritual, ya que es igualmente plausible interpretar este relieve, así como su homólogo nº 64 de la Cámara A, como una acción de demostración de poder, un modo de hacer visible y perdurable su imagen como monarca en un lugar conocido desde antiguo como es éste. Dudosa es también la función de los restos de podio interpretados como pedestal (Fig. 189), más aún cuando se desconoce si pertenecía a esta Cámara o a la vecina C1012. La tipología de los edificios cerrando el frente sur (Figs. 156-158), la correspondencia de las representaciones de la Cámara A con las listas kaluti- y los hallazgos de las Cámaras B y D confirman que este conjunto tenía una función religiosa aunque probablemente diferente en cada sala1013. La Fase I (Fig. 156) de los edificios se ha datado, en virtud de los pocos hallazgos cerámicos, en la fase Büyükkale IV; mientras la Fase II (Fig. 157) y la realización de los relieves en base a arquitectura e iconografía, al inicio del Imperio, lo que indicaría que el lugar estuvo en uso durante un extenso período de tiempo y que se trataba de un lugar con fuertes connotaciones culturales. Sin embargo, la cronología de la cerámica hitita, incluido el recipiente in situ de la Cámara D (Fig. 199), es aún materia de discusión y es complejo y arriesgado datar la realización de los relieves en base a sus rasgos estilístico-formales1014. Es sin embargo plausible asumir que no pudieron ser realizados antes del Imperio por cuanto el uso de figuración y jeroglíficos en la misma composición así como las divinidades representadas no aparecen antes de este periodo1015. En cualquier caso, aparte de los escasos restos calcolíticos de la Cámara D, no hay indicios para asumir que este lugar tuviera un significado especial antes de la realización de los relieves, pero aún en el caso de que lo tuviera, tampoco que éste se hubiera prolongado hasta el período hitita. Es de destacar que ni se documenta un número apreciable de objetos1016 –llama la atención de forma especial el escaso número de fragmentos cerámicos, y dentro de las tipologías halladas, la escasez de aquellas relacionadas directamente con el culto– ni parece haber señales de destrucción, ni en las Cámaras ni en los edificios, lo que puede indicar que el lugar fue, o bien paulatinamente abandonado quedando sus edificios como “cantera”, o bien que sus objetos fueron retirados por sus coetáneos quedando el lugar abandonado. En cualquiera de los dos casos, el material y su arco de datación indican que el lugar fue conocido y visitado por los habitantes de los alrededores desde época hitita en adelante (a mayor frecuencia de visitantes, mayor cantidad de pérdida de objetos y reutilización de material con la subsecuente pérdida de información). Los motivos por los que esto fue así no tienen necesariamente que relacionarse con la esfera religiosa ni evidentemente con una transmisión del significado dado por la cultura hitita: el lugar es lo

1011

Ya subrayado por K. Kohlmeyer (1983), 66. H. G. Güterbock (1989), 38, afirma sin embargo para esta Cámara que “Die Deutung als Mausoleum mehr als wahrscheinlich ist”; seguido de G. Beckman (2013b), 156; pero J. Seeher (2011), 159: “(…) Hypothese, dass die Kammer B mit dem Totenkult in Verbindung steht. (…) es fehlt eine überzeugende andere Erklärung”; cf. también C. W. Carter (1962), 44-55, 50. Desafortunadamente, la ausencia de una explicación convincente no da valor de verdad a una propuesta, simplemente constata un enigma. Nótese que las hornacinas de las tumbas de RasShamra tienen el mismo problema de interpretación y en este caso es claro que se trata de tumbas, para la bibliografía sobre ellas, cf. 4.1.2.4.2.- Gâvurkalesi, p. 115, n. 369. 1012

Coincidiendo con K. Bittel (1987), 22-23; Ídem. (1989), 33. Cf. más arriba, p. 195 sub §3.- Cámara B.

1013

R. Naumann (Yaz2), 122: “Die Hauptkammer wird zum Adyton des Tempels.”; K. Kohlmeyer (1983), 50: “Es liegt nahe, in der Kammer A bereits (…) einen kultisch genutzen Ort zu sehen.”; J. Seeher (2011), 167. 1014

Sobre la incertidumbre para un uso del lugar en el período Antiguo Hitita, cf. recientemente, J. Seeher (2011), 144-146. Sobre la dificultad de datación de los relieves en base a sus características iconográficas, cf. 3.1.- Introducción, p. 25ss., a pesar de J. Seeher (2011), 147-149; y A. Schachner (2012). 1015 1016

Cf. 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss.

Yaz, 152-180, Abb. 62-64, 68-71, Taf. 36; Ibídem, 152: “Auffallend ist die große Fundleere”; Yaz2, 193-245, Abb. 118, 120-152.

4. Corpus del material arqueológico

207

suficientemente atractivo en sí como para constituirse por sí mismo en única motivación. Por otra parte, a pesar de que se haya dicho que la influencia hurrita tuvo dos grandes oledas, con Tud"aliya-I/ II y su hijo Arnuwanda-I y posteriormente y de mayor calado con #attu$ili-III y Pudu"epa1017, y un lapso de tiempo entre los dos relieves de Tud"aliya-IV (nºs 69, 81) no puede confirmarse por lo que teóricamente pertenecen al mismo período no siendo el nº 81 de factura posterior, podría concluirse que no pudieron ser realizados antes de #attu$ili-III, puesto que previamente no se documentan relieves de, o alusivos a, temática religiosa hurrita y porque es especialmente durante su reinado cuando se acentúa la influencia hurrita en materia religiosa1018. Sí puede afirmarse en base a la glíptica que las representaciones de Tud"aliya (Figs. 183, 192-193) se corresponden con el cuarto y último de estos monarcas, por lo que al menos es posible una datación en época Imperial para estos relieves. El problema radica en que no puede asegurarse que todos los relieves sean contemporáneos entre sí ya que alguno de ellos, especialmente los relativos a Tud"aliya-IV, pueden ser añadidos posteriores: en la Cámara A, la existencia de zonas sin trabajar, así como la diferente longitud de los paneles este y oeste y la disposición de las figuras a uno y otro lado indican que no se proyectó simétricamente, lo que podría ser indicio para suponer que el espacio en el que se inscribe el relieve nº 64 de Tud"aliya-IV (Fig. 183) también se encontraba vacío cuando ambos kaluti- fueron terminados y que por tanto se corresponde con un momento posterior1019. Pero también es cierto que la morfología de la roca condiciona la representación, y aunque es cierto que ha sido modificada en algunos puntos para salvar los espacios vacíos –como entre los relieves nºs 55-56 o nºs 82-83 (Figs. 159, 189)–, en otros es evidente que se han realizado los relieves sobre la superficie original. Por ejemplo, la cara sur del macizo donde se inscriben los relieves nºs 25-33 (Fig. 163) muestra marcas de haber sido fuertemente rebajada presentando su extremo este un retranqueo anormal. Es posible que este fuerte rebaje de la roca se deba a varios trabajos sobre la misma y que los relieves actuales sean la última de las fases de una sucesión de acciones sobre la pared. Así explican también sus excavadores los relieves nºs 36-37 (Figs. 169, 172), Kulitta y Ninatta, que parecen haber sido retocados con posterioridad a su ejecución. En qué período(s) se realizaron estas sucesivas intervenciones no puede ser aclarado por el momento. Por su parte, la Cámara B (Fig. 189) sí parece haberse constituído como un proyecto unitario desde el origen si el principio de simetría puede ser tomado como indicativo de ello; pero aquí hay que advertir que la forma natural de esta Cámara de paredes enfrentadas y prácticamente paralelas permite una ordenación compositiva del espacio diferente. En cualquier caso, lo que sí parece evidente es que la realización de los relieves en este área comenzó a ocupar el espacio desde el norte en dirección sur, ya que esta última zona se encuentra completamente despejada1020. Que éste era un lugar destinado a prácticas religiosas es incontestable; qué tipo de prácticas

1017

Cf. entre otros, O. Carruba (1988), 196, 205; K. Kohlmeyer (1983), 51, y n. 503; H. Klengel (1999), 113, 124-125; J. Klinger (2001c), 201ss., y n. 18, 20, 27, 40; R. Beal (2003), 19-20, con notas; J. Klinger (2010b), esp. 154, y n. 2, 4. Sobre la influencia hurrita en materia religiosa bajo una perspectiva histórica, cf. V. Haas (1994), 5-7, 17-31; J. Klinger (1996), 187; M. Hutter (1997), 74, 77, 79; J. D. Hawkins (2000), 38; M.-C. Trémouille (2006), 201ss.; A. Archi (2006), 157, 160. En cualquier caso, los contactos documentados con población hurrita se remontan, por lo menos, a #attu$ili-I, cf. H. Klengel, op. cit., 44-52; más bibliografía señalada; R. Beal, loc. cit.; T. Bryce (2005), 70-73, 76-80; cf. también 3.1.- Introducción, p. 29ss. 1018

E. Laroche (1969), 109: “Yazılıkaya serait la réalisation la plus spectaculaire du grand plan de reconstruction et de restauration religieuse qui suivit le désastre du temps de Muwatalli”; K. Kohlmeyer (1983), 51, desecha que pudieran ser realizados antes de #attu$ili-III. La iconografía de la diosa del relieve de Imankulu es de proveniencia siria y la onomástica del dios-Tormenta lo relaciona con Aleppo, pero aún así, la escena no pertenece a ningún pasaje concreto de una mitología hurrita, cf. 4.1.2.3.3.- Imankulu, p. 105ss. 1019 1020

Ya propuesto como posibilidad por E. Laroche (1969), 107; seguido, con otros argumentos por J. V. Canby (1976), 37.

R. Naumann (Yaz2), 43: “(…) [dass] die Darstellung nicht weiter südlich begonnen hat, wo die Felsband noch Platz angeboten hätte”; J. Seeher (2011), 117.

208

El agua dulce en la cultura hitita

religiosas fueran éstas1021, si fueron siempre las mismas durante todas sus fases de uso, fueron cambiando o se simultanearon varias de ellas, permanece por el momento fuera del alcance de las explicaciones que hoy en dia pueden darse. Sin embargo, la instalación de pila y canalones y la “cupmark”, indican que el agua dulce formó parte de estas prácticas, mientras que las divinidades representadas en la Cámara A que reflejan el panteón oficial con divinidades que aparecen también en los mitos de fundación como A$tabi, Ea, I$tar, Kumarbi, Ta$mi$u y obviamente el dios-Tormenta y #ebat, indican que se trata de festivales/rituales supra-locales conectados directamente con la realeza, particular éste acentuado por su ubicación cercana a la capital y por la via que lo une a ella. Pero ni los textos refieren una estructura identificable inequívocamente con Yazılıkaya ni se conoce el nombre hitita para este lugar. Su adscripción a un tipo concreto y específico de estructura se basa en paralelos parciales ya que este lugar constituye un unicum, lo que seguramente motivó su elección para realizar en él los relieves1022.

4.3.2.- Ku'aklı/%ari$$a La ciudad hitita de %ari$$a se localiza a 50 km al sur de la actual Sivas, en el extremo este de la Meseta-Central, en la subregión que conforma el curso alto del Kızılırmak, englobada en la ova de Altınyayla y rodeada por la cadena montañosa del Kulmaç-Da&ları1023 (Maps. 1, 4; Figs. 200-201). Las investigaciones comenzaron en 1992 con una prospección de superficie a la que siguieron, en varias campañas sucesivas, prospecciones geomagnéticas y geoeléctricas, y la excavación en varias áreas del asentamiento1024. El lugar se reveló como un centro urbano amurallado, de forma relativamente circular, con cuatro grandes puertas de ingreso (NW, NE, SE y SW) (Fig. 200), construido aparentemente ex novo en el último cuarto del s. XVI y ocupado hasta prácticamente el final del Imperio hitita siendo abandonado progresivamente1025. Las excavaciones se centraron especialmente en la acrópolis, las ‘Westhang’ y ‘Nordterrasse’, y las puertas Noroeste y Sureste (Fig. 200). De entre los restos hallados destaca el Edificio C, localizado al sureste de la acrópolis e identificado como el templo del dios-Tormenta, con ciertos paralelismos arquitectónicos con el Templo 1 de #attu$a; el Edificio A, al noroeste de la acrópolis y de donde junto con el anterior

1021

P. Taracha (2009), 95, n. 491-493, apunta la posibilidad de que fuera este el lugar de celebración del itkalzi; cf. más arriba, p. 204ss., con notas. 1022

Con R. Naumann (Yaz2), ápud. K. Bittel (Yaz2), 248; cf. también Ibídem, 249 y n. 2.

1023

La composición kárstica del terreno deviene en la formación de numerosas dolinas (cf. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 8, n. 33), Cf. 2.3.3.- Curso alto del Kızılırmak, p. 14ss.; A. Hüser (2007), 17. “So ist etwa der südlich von Ku'aklı auf gut 1900 m ü. NN gelegene %uppita$$u-Quellteich auf eine solche Verkarstungsform zurückzufinden. Gleiches kann für die als “innerstädtischer Teich” angesprochene Senkenstruktur im Nordosten der Stadt und weitere Senken im Umland angenommen werden.” El topónimo se menciona en el tratado entre Muwatalli-II y Alak$andu de Wilu$a (CTH-76) en el que se hace referencia al dios-Tormenta de la ciudad en la lista de dioses garantes del acuerdo (Rs. IV 1-9) (cf. G. Beckman (1996), 87 sub Nr. 13, §17; B. Christiansen (2012), 255, y n. 1016), también en las LSU para %ari$$a halladas en #attu$a y promovidas por el tabarna (cf. Ch. Rüstel y G. Wilhelm (2012), 49-50, 98-105 sub nºs 4-5, esp. 108-113 sub nº 7), en KUB-20.99 Rs. III 20’ (CTH-636.2): “URU*a-ri-i!-!a” (cf. G. Wilhelm (1997), 12) y, naturalmente, en alguno de los textos hallados en este asentamiento como KuT-19 I 9, 11: “URU*a-ri-e!-!a” o KuT-6 I 2: “[U]RU*a-a-ri-i!-!a”, cf. G. Wilhelm (1997), 16-17 sub Nr 1, 18 sub Nr. 2, y esp. 14-15, con el elenco de atestaciones del topónimo. Cf. también RGTC 6, 351-352, s.v: %ari$a; RGTC 6/2, 141, s.v: %ari$a. 1024

Para la bibliografía sobre esta ciudad, cf. A. Müller-Karpe (1995); Ídem. (1996); Ídem. (1997); Ídem. (1998); Ídem. (1999); Ídem. (2000); Ídem. (2001); Ídem. (2002); Ídem. (2004); Ídem. et al. (2004); Ídem. et al. (2006); Ídem. et al. (2009). Para un resumen reciente, cf. D.-P. Mielke (2011), 1042-1045. 1025

A. Müller-Karpe (2004), 108-111; A. Hüser (2007), 110: “(…) Gründungsphase des Stadt Sarissa im letzten Viertel des 16. Jh. v. Ch.”; S. Arnhold (2009), 123: “(…) im letzten Drittel bis Viertel des 16. Jh. v. Chr. gegründet.”; R. Pruzsinszky (2009), 129, y n. 619 sub 8.5.

4. Corpus del material arqueológico

209

proviene la mayor parte de las tablillas halladas en este asentamiento1026, el Edificio E1027 y el Templo 1 de la ‘Nordterrasse’ al norte del denominado ‘Caravanseray’ asociado a una gran cisterna excavada en el terreno. Las estructuras objeto de estudio en estas páginas (Fig. 201) son los tres diques de materiales sueltos hallados frente a las puetras Noroeste, Suroeste y Sureste y un complejo arquitectónico extramuros formado por una dolina y las estructuras que la circundan. 4.3.2.1.- %uppita$$u, Ku'aklı/%ari$$a El denominado “complejo cultual de %uppita$$u” (Figs. 201-202), que ocupa una superficie aproximada de 6 ha a unos 1900 m de altitud, se localiza a 2,5 km al sur de la ciudad de %ari$$a alrededor de una dolina (actual Göl-Gedi&i) de ca. 125 m de diámetro1028 cuyas paredes han sido reforzadas con una pantalla pétrea1029. El complejo (Figs. 202-203) fue documentado por primera vez durante la prospección geomagnética llevada a cabo por H. Stümpel en 19961030 y mediante la observación de superficie, ya que eran reconocibles algunos sillares sobre el terreno. Con el estudio de los textos hallados en la ciudad se identificó con el espacio dedicado a la NA4'uwa!i- del dios-Tormenta asociada a una fuente llamada %uppita$$u y conectado a la ciudad mediante una vía1031. El lugar consta de 10 estructuras documentadas distribuidas alrededor de la dolina cuyo aporte de agua procede de dos manantiales aún hoy activos localizados al sureste ladera arriba1032 (Figs. 201-202). En la zona de desagüe se halló, rodeada de otras piedras sin trabajar, un sillar con una perforación de ca. 10 cm de diámetro interpretado provisionalmente como elemento de un sistema de control del volumen de agua1033. §1.- Estructura N: Se identifica con la pantalla pétrea sobre las paredes de la dolina, visible con un bajo nivel de agua1034 (Figs. 202-204). Se ha postulado que esta pantalla daba forma circular a la

1026

La edición en volumen ad hoc de los textos de %ari$$a se limita a los hallazgos en el Edificio A antes de 1997, cf. G. Wilhelm (1997). Otras publicaciones referentes a algunas de las tablillas halladas se encuentran en G. Wilhelm (1995); J. Hazenbos (1996); V. Haas e I. Wegner (1996); M. Giorgieri (1996); G. Wilhelm (2000); Ídem. (2002); Ídem. (2004). 1027

Objeto de una publicación, cf. S. Arnhold (2009), esp. 125-134, sobre la función que pudo haber tenido.

1028

A. T. Ökse (1999), 86. La bibliografía sobre este lugar corre a cargo de: A. Müller-Karpe (1997), 118-120, Abb. 20-21; Ídem. (1998), 108-109, Abb. 10-11; Ídem. (1999), 79-86, Abb. 18-21; A. T. Ökse, op. cit.; A. Hüser (2007), 120-126; J. Seeher (2010b). En 2001 (cf. A. Müller-Karpe (2002), 331) y 2004 (cf. H. Stümpel y E. Erkul (2006), 38) se realizaron nuevos sondeos en la zona en torno al desagüe de cuyos resultados no se da cuenta en el informe de la excavación relativo a esas campañas pero sí en: A. Hüser, loc. cit. Cf. también 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a, p. 130, n. 468, para una formación similar en Bo)azköy, aunque en este caso no se trate de una dolina (cf. p. 8, n. 33) sino del producto de la erosión del agua aprovechando las cotas de nivel; cf. 2.2.- Consideraciones generales: Geomorfología e hidrografía, p. 5, n. 12. 1029

Cf. H. Stümpel (1998), 153, Abb. 34; A. Müller-Karpe (1999), 81, Abb. 20, 85: “Geologisch gesehen stellt der teich eine mit Wasser gefüllte Doline dar”; A. T. Ökse (1999), 87, Abb. 22; contra ellos: A. Hüser (2007), 120: “Die kreisrunde Form ist nicht natürlich”; Y. Erbil y A. Mouton (2012), 65; cf. más abajo sub §1.- Estructura N. 1030

A. Müller-Karpe (1997), 118; H. Stümpel (1997), 140, Abb. 28; A. Müller-Karpe (1999), 82; S. Lorra y H. Stümpel (1999), 97, esp. 106ss. 1031

G. Wilhelm (1995), 39; Ídem. (1997), 9: “(…) außerhalb der Stadt ein höher gelegener Weg zu einem dem Wettergott geweihten 'uu%a!i-Heiligtum führt (Nr. 1 (= KuT-19) Vs. I 5, 6-8).” El texto que menciona el nombre de la fuente no proviene, sin embargo de %ari$$a, sino de #attu$a: KUB-20.99 Vs. II 14, 20, 22 (CTH-636.2): TÚL*u-up-pí-ta-a!-!u-ú- (cf. G. Wilhelm (1997), 11, 14; y 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 278). 1032

A. Müller-Karpe (1999), 85 sub E, F; H. La afirmación de A. Hüser (2007), 120: “Der Teich wird von mindestens einer Quelle innerhalb des Teiches gespeist”, no encuentra corroboración en el resto de bibliografía. 1033

A. Hüser (2007), 122-123: “(…) ein Lochstein vor der mutmaßlichen westlichen Begrenzung des Einlaufes (sic!). (…) Ohne weitere Anhaltspunkte bleibt diese Interpretation bislang aber unbestätigt”, Abb. 55: “Lochstein vor der Steinsetzung im Bereich des Ablaufes aus dem Teich.” 1034

A. Müller-Karpe (1998), 109, y Abb. 11; A. Tuba Ökse (1999), 86; A. Hüser (2007), 120. Cf. n. 1035. Sobre la terminología hitita para “empedrar”, cf. 4.1.5.1.- Karaküyü, p. 138, n. 524.

210

El agua dulce en la cultura hitita

dolina, pero la ausencia de excavación y de prospección en la zona oeste impide distinguir si efectivamente la pantalla cerraba este área1035. En las fotografías y planos1036 (Figs. 202-203) puede apreciarse que la zona inundada, con un bajo nivel de agua, ocupa un espacio circular sin que pueda seguirse en superficie –como es el caso en el resto del perímetro– el cierre de la pantalla por el oeste sobre la cota 1874. Sin embargo, con un nivel de agua más alto, la superficie inundada se extiende sobre todo el espacio por debajo de esta cota. Según esta documentación, parece que esta prolongación hacia el oeste ha sido colmatada y que el perímetro de la pantalla sobre la orilla no presenta el cierre en el borde oeste, sino el seguimiento de la línea de cota en esta dirección. Es posible que esta colmatación sea producto de la erosión de la pendiente norte y que la pantalla haya desaparecido en esta zona, o bien que efectivamente la pantalla continuara hacia el oeste y no sea actualmente reconocible. Desafortunadamente, el estado actual de las investigaciones no permite aclarar la situación. Alrededor de la dolina, según los resultados de la prospección magnética, parece documentarse un muro del tipo temenos realizado en adobe que amplía el perímetro de la misma a 150 m de diámetro1037. §2.- Estructuras E y F: Localizadas en la orilla noreste de la dolina en el punto en el que se producía el desembalse de modo natural, ambas eran visibles en superficie (Figs. 202, 205-206). La Estructura E (Figs. 205-206), de ca. 2 m de ancho, es un canal realizado en piedras de mediano y gran tamaño cuyo fondo estaba cubierto con grava y sus lajas laterales profundamente hincadas en tierra1038. Su identificación como canal de desagüe se desprende tanto de sus características estructurales como de su ubicación sobre el vertedero natural, que a su vez puede identificarse no solo por el profundo surco sobre la superficie, sino también por la presencia unos 200 m ladera abajo de un manantial, que o bien se corresponde con un ponor de la dolina o bien con un manantial del depósito freático sobre el que ésta se asienta. Se han hallado dos bordes cerámicos datados en el período Imperial1039. La Estructura F (Figs. 205-206) presenta una forma alargada con orientación norte-sur siguiendo la pendiente del desagüe, con un espacio rectangular que sobresale de la línea de su muro oeste1040. El espacio mayor mide 6 x 3 m y parece que el tramo sur de su muro este se adosa al canal de desagüe (E), pero la ausencia de excavación siguiendo su perímetro impide aclarar la relación entre ambas estructuras. Aquel de menor tamaño adosado por el oeste mide 1,20 x 3 m y conserva un pavimento de piedras de pequeño tamaño y restos de cenizas en el ángulo norte. No está clara su posible función, ya que no se han hallado otros restos que no fueran los arquitectónicos1041.

1035

H. Stümpel (1998), 153, Abb. 34; A. Tuba Ökse (1999), 86: “125 m Durchmesser mit einer längliche Erweiterung im Westen”, contra A. Hüser (2007), 121: “Wie das Ergebnis der geomagnetischen Prospektion zeigt, war dieser Teil in hethitischen Zeit allem Anschein nach abgegrenzt.” (itálicas de la autora), 123, n. 384, y Abb. 56, Taf. 8, donde pueden seguirse las curvas de nivel que muestran la prolongación del espacio inundado hacia el oeste sobre la línea de cota 1874. 1036

Cf. A. Müller-Karpe (1997), Abb. 20; Ídem. (1998), 108, Abb. 10, 20; A. Hüser (2007), 120 y Taf. 1, 8.

1037

H. Stümpel (1998), 152-153; A. Müller-Karpe (1998), 108; Ídem. (1999), 85.

1038

A. Müller-Karpe (1998), 108: “Nach Südosten (sic!), hangabwärts, ist neben einer Erosionsrinne mit dem heutigen Abfluß des Teiches der alte, großenteils verschüttete Ablaufkanal zu erkennen”, relacionándolo con la estructura de Karaküyü; Ídem. (1999), 85; A. Tuba Ökse (1999), 86: “Der natürliche Ablauf befindet sich im Norden.”, 90; A. Hüser (2007), 122. Sobre la estructura en Karaküyü, cf. 4.1.5.1.- Karaküyü, p. 137ss. 1039

A. Tube Ökse (1999), 90, n. 15, y Abb. 25a.

1040

A. Tuba Ökse (1999), 91.

1041

A. Tuba Ökse (1999), 91: “Das Fehlen von Kleinfunden hindert uns jedoch daran, dieses Gebäude genauer zu datieren. Auch die Funktion dieses Gebäude sowie sein Verhältnis zum Kanal wurde nicht geklärt.”

4. Corpus del material arqueológico

211

§3.- Estructura G: Situada en la orilla noreste (Fig. 202), tiene forma cuadrangular, “könnte als Sockel eines Podestes interpretiert werden, um eventuell Kulthandlungen am Wasser ausführen zu können.”1042 §4.- Estructura H: De forma cuadrangular (Fig. 202), se sitúa sobre el riachuelo proveniente de uno de los manantiales que van a parar a la dolina desde el sureste, por lo que se interpreta provisionalmente como algún tipo de sistema para controlar la entrada del agua1043. §5.- Estructura A: Localizada sobre la terraza natural al suroeste de la dolina (Fig. 202) e investigada únicamente mediante prospección magnética, se trata de una estructura (ca. 75 x 48 m) edilicia con patio interior (32 x 30 m) cuyo acceso se realizaba por la pendiente norte a través de unas escaleras o una rampa pavimentada. La comparación con otras estructuras hititas similares permite una primera interpretación como templo1044. §6.- Estructura B: Se localiza a unos 100 m hacia el noroeste de la Estructura A (Fig. 202) sobre otra terraza. Ha sido solo parcialmente prospectada geoeléctricamente por lo que no pueden darse datos concluyentes sobre su función. Sin embargo, el hallazgo en superficie de cerámica de uso diario cuya datación abarca desde época medio-hitita a Imperial parece indicar que su ocupación fue larga y su función, de vivienda1045. Una anomalía rectilínea al sureste de esta estructura ha sido provisionalmente interpretada como vía procesional1046. §7.- Estructura C: Se trata de un muro localizado hacia el oeste (Fig. 202) que parece enlazar la Estructura A con la dolina, quizá en relación con la mencionada vía o bien como dique de contención de la dolina en su prolongación por el oeste1047. §8.- Estructuras D, I, K y L: (Fig. 202) Sobre D, y en el estado actual de la investigación, solo puede decirse que se trata de una estructura artificial que ha sufrido un incendio, y que de acuerdo con la cerámica recogida en superficie, es de factura hitita. La Estructura I se localiza a unos 90 m hacia el norte de la dolina constando de varias estancias, cuya técnica constructiva apunta más a una edificación post-hitita1048. La Estructura K se ubica entre los dos arroyos que convergen en la dolina a ca. 100 m por el este tratándose de un muro ciclópeo del que se conservan 15 m y que podría corresponderse con los restos de una terraza artificial hitita1049. Finalmente, la Estructura L es otro muro ciclópeo que quizá estuviera en relación con el paso de montaña localizado en las cercanías, aunque de él muy poco es visible. 1042

A. Müller-Karpe (1999), 85; A. Hüser (2007), 125: “Eine kleine Sondage im Sommer 2001 hat keine weitere Klärung gebracht.” 1043

A. Müller-Karpe (1999), 85; A. Hüser (2007), 123. Previamente identificada de modo provisional como “Der Eingang zu inneren Bereich”, en: H. Stümpel (1998), 153. 1044

A. Müller-Karpe (1999), 82, 84: “Der sich abzeichenende Grundriß weist Ähnlichkeiten mit hethitischen Tempel auf.” Un paralelo arquitectónico para este tipo de acceso puede encontrarse en los Templos 5 y 2 de la Oberstadt de #attu$a, cf. P. Neve (2001), 20-47, esp. 23 para el Templo 5, 47-71, esp. 49, 59, para el Templo 2; J. Seeher (2006b), 84-87, Figs. 88-91; cf. también 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 202, n. 985. 1045

A. Müller-Karpe (1999), 84, pero en la misma página también: “Die Zusammensetzung der Keramik widerspricht somit einer sakralen Nutzung des Bereiches nicht.”, y Abb. 21. Podría tratarse de dependencias anejas al templo destinadas al personal, como cocinas o habitaciones. Sobre estructuras habitativas en conexión con templos cf., H. Parzinger y R. Sanz (1992), 74-90; P. Neve (1999), 20, con bibliografía señalada. 1046

A. Müller-Karpe (1999), 84.

1047

A. Müller-Karpe (1999), 84; A. Hüser (2007), 125.

1048

A. Müller-Karpe (1999), 85.

1049

A. Müller-Karpe (1999), 85.

212

El agua dulce en la cultura hitita

§9.- Conclusiones: En opinión de A. Hüser, la anomalía interpretada como muro perimetral o temenos podría corresponderse con una trinchera de impermeabilización rellena de arcilla, útil en el caso que el nivel del agua subiera por encima del borde de la pantalla1050. En mi opinión, este sistema no tiene sentido a una distancia de ca. 10 m por detrás de la pantalla, demasiados metros en los que el agua que hubiera sobrepasado el borde se acumularía en el espacio entre la pantalla y la supuesta trinchera. Como ponen de manifiesto las características geomorfológicas del lugar, este supuesto exceso de agua rebosando por encima de la pantalla se filtraría hasta el acuífero, no siendo necesario ningún sistema de impermeabilización en una zona en la que además se inscriben las Estructuras G y H, las cuales quedarían encharcadas si efectivamente se dispusiera un sistema de impermeabilización en torno a ellas. Por tanto, la interpretación de H. Stümpel y A. Müller-Karpe como muro perimetral es, hasta el momento, la más plausible. La ausencia de una excavación extensiva hace imposible conocer los posibles materiales cerámicos que puedan hallarse en la dolina en un contexto seguro. Sin embargo, gracias a los análisis paleobotánicos, a la investigación arqueológica en las estructuras A, E y G, y a los textos, puede ofrecerse tanto una cronología como una interpretación preliminar del uso dado a este conjunto. En cuanto a la datación, la presencia en la dolina de un sustrato de turba a una profundidad de 2,40 m indica una desecación de la misma antes del 1600 a.C.1051, pero la presencia de polen y restos de caliza entre los 1,50 m y los 2,20 m apunta a la presencia de agua, lo que indica que la dolina volvía de nuevo a estar inundada en torno al s. XVI a.C., período que coincide con el de fundación de la ciudad1052, lo que supondría un terminus post quem para la edificación de las estructuras mencionadas que vendría corroborado por los hallazgos cerámicos de superficie. Con respecto a su uso, los textos hallados en %ari$$a y #attu$a pertenecientes a la serie CTH-636 (“Festival de %ari$$a”) aluden a una fuente %uppita$$u y a varias NA4 'uwa!i- asociadas a la ciudad de %ari$$a a las que el rey se dirigía saliendo de la ciudad para la celebración de festivales1053. Es prácticamente seguro que éste era el lugar que recogen los textos y que su uso estaba dedicado a la celebración de festivales religiosos, por tanto, la interpretación de la Estructura B como templo y de G como pedestal para una NA4'uwa!i- es también prácticamente segura1054. Más, si como advierte E. I. Gordon, “the “sacred place” par excellence for the Hittites was the spring sanctuary, the pool which was at once clear, pure, and sacred”1055 y que en este caso podría identificarse con un luli(i%a)-, muy

1050

A. Hüser (2007), 123, y n. 384, Abb. 56, y Taf. 8. Nótese la diferencia en la cartografía aportada por A. Müller-Karpe (1999), Abb. 20; y por A. Hüser, loc. cit.; Taf. 8. 1051

A. Hüser (2007), 121, y n. 378, 125.

1052

A. Hüser (2007), 123; cf. también 4.3.2.- Ku'aklı/%ari$$a, p. 208, n. 1025.

1053

Cf. más arriba, p. 209, n. 1031, y p. 211, n. 1045.

1054

G. Wilhelm (1997), 14-15. Sobre NA4'uwa!i-, cf. 3.1.- Introducción, p. 27, n. 17; sobre los Festivales de Primavera y Otoño en los que se lavan estas “estelas”, cf. A. Archi (1973), esp. 10, 19-21; V. Haas (1994), 693; M. Popko (1995), 148; J. Hazenbos (2004), 241-242; P. Taracha (2009), 71. 1055

E. I. Gordon (1969), 82, n. 32. Similar, y muy posterior también (ca. s. VIII a.C.), es el yacimiento de Göllüda&, entre las poblaciones de Ni&de y Aksaray, sobre la cima del volcán homónimo cuya caldera se encuentra inundada formando un lago rodeado por murallas en todo su perímetro excepto en el este por donde se extiende el yacimiento propiamente dicho. La arquitectura del sitio se caracteriza por su regularidad y trazado reticular, sin paralelos documentados, destacándose un gran edificio cuyo acceso monumental está flanqueado por esfinges y una de cuyas salas está realizada con ortostatos sin decoración. Es posible que el lago tuviera un carácter sacro y estuviera en el origen del yacimiento y que “kann uns unsere Kenntnis entsprechender Verehrung des Wassers in der Zeit des hethitischen Großreiches bestärken.”, en: W. Schirmer (1993), 131, más bibliografía señalada; cf. también Ídem. (2002), 214-217.

4. Corpus del material arqueológico

213

probablemente ac. "nu1056, “ojo”. En este sentido cabe mencionar LSU-2064/g (CTH-222) Rs. 6’-10’ donde se elencan varios "nu- localizados entre dos montañas para la “É URU$a-at-tiKI URU%ari$$a” (Rs. 11’)1057 y la ley §102/*2 en la que se regula la tala alrededor de un luli(i%a)-1058. A pesar de que el topónimo al que pertenecen estos "nu- se haya perdido y por tanto no pueda identificarse con %ari$$a, es llamativo que 1) el término empleado para “manantial” sea el ac. "nu posea el significado de manantial del que nace un río, como los “Ojos del Guadiana” o las “Fuentes del Khabur” y englobe además el concepto de “dolina” en tanto que “socavón natural conectado a un acuífero”, y 2) que %uppita$$u se halle en un promontorio “entre” dos montañas (Fig. 201) y ella misma sea una dolina identificada en los textos bajo el sum. TÚL1059. Sin pretender extraer de estos datos una identificación con %uppita$$u porque no hay base sufuciente para ello, sí puede colegirse la importancia económica de estas dolinas como punto de acopio de agua y de producción agrícola que las hace objeto de una LSU y el uso de un término específico para definirlas separándolas de otros similares como “fuente”, a lo que hay que añadir la importancia local y estatal de este complejo religioso cuyos festivales se archivan en la capital. 4.3.2.2.- Embalses Noroeste, Suroeste y Sureste, Ku'aklı/%ari$$a §1.- Embalse Noroeste: Se trata del dique más extensamente excavado de los 4 que se disponen alrededor de %ari$$a1060. La procedencia del agua se desprende de la topografía, que indica que debió seguir el valle marcado por las curvas de nivel (Figs. 200-201). Las excavaciones revelan que se trata de un dique de materiales sueltos (Dibs. 1, 3) dispuesto en perpendicular a la puerta Noroeste de la ciudad (Fig. 207) con una orientación noroeste-sureste cuya altura conservada es de ca. 3 m en el talud de aguas arriba y 5 m en el de aguas abajo1061, mientras su longitud es de 60 m. Su anchura se amolda a la profundidad del valle en el que se asienta, y así hacia el este es más ancho, 15,5 m, mientras es más estrecho hacia el oeste, 13,80 m1062. Los sondeos para conocer la extensión y profundidad de la zona inundada apuntan a ca. 4570 m2 de superficie embalsada, que junto a la profundidad registrada arroja ca. 4325 m3 de capacidad1063. Al contrario de lo que sucede en el ‘Embalse Suroeste’, aquí se documenta una pantalla en el talud de aguas abajo cuyas piedras son de mayor tamaño que las de la cara opuesta1064 (Fig. 207), mientras en el talud de aguas arriba se documentan dos pantallas de piedra pertenecientes a sendos

1056

Cf. CAD; I, 157-158, s.v: 7nu 2,e) y 2’: spring (sin referencias a textos procedentes de Anatolia); HHW, 276, s.v. Cf. también A. Bagg (2000), 268-269, 280; ARM 15, 180, s.v.; 334, s.v: source; Ch. Rüster y G. Wilhelm (2012), 108-113 sub nº 7; esp. 113. Sobre su posible equivalencia con el hit. !akui-/!akuwa-, “ojo”, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 266, n. 271; cf. también P. Dardano (2002), 337, y n. 13, para ejemplos de este término con el significado de “agujero”. Para luli(ya)-, cf. 5.3.3.1.luli(i%a)-, p. 311ss., con notas. 1057

Ch. Rüster y G. Wilhelm (2012), 110-111, 113 sub nº 7.

1058

Cf. F. Imparati (1964), 122-123, 260 (edición); H. A. Hoffner (1997), 99-100, 198-199 (edición); A. K. Kitchen y P. J. N. Lawrence (2012), I, 276-277 (transcripción y traducción). Cf. también 5.2.3.- Utilitaria, p. 252ss. 1059

Cf. más arriba, p. 209, n. 1031.

1060

La bibliografía sobre estos diques se encuentra en: A. Müller-Karpe (1995), 6, 30, Abb. 2, 26; H. Stümpel (1998), 147 ss., esp. 151, Abb. 33; S. Lorra y H. Stümpel (1999), 99-102, Abb. 29-31; A. Müller-Karpe et al. (2000), 342-345; H. Stümpel y E. Erkul (2001), 245-249, Abb. 11-12; A. Müller-Karpe et al. (2004), Abb. 6, 121-126; Ídem. (2006), 21-26, Abb. 5-9. Tres de ellos han sido objeto de la publicación específica de A. Hüser (2007). 1061

A. Hüser (2009), 172.

1062

A. Hüser (2007), 72.

1063

A. Húser (2007), 84, y Taf. 23, 24.

1064

A. Hüser (2007), 41.

214

El agua dulce en la cultura hitita

momentos constructivos (Figs. 208.1-2 - 209.1), interpretándose el segundo de ellos como una intervención para hacer el dique más alto, bien como reparación, bien como reforma después de que el proceso de sedimentación hubiera disminuido la capacidad del embalse1065. Entre estas dos fases se disponen uno sobre otro varios estratos horizontales de sedimentación que prueban un uso continuado. Entre la primera pantalla y el cuerpo del dique se documenta (Figs. 208.1-2) un estrato de ca. 60 cm de potencia compuesto por escombros de calizas1066 cuya función sería la de protección contra la capilaridad y sus efectos, especialmente durante las heladas. El estrato g del corte noroeste (Fig. 208.1; Fig. 208.2 = n) que apoya sobre el talud de aguas arriba es interpretado como relleno para una superficie de trabajo desde la que construir la pantalla del nuevo dique1067, sin embargo, a la luz del ejemplo de Karaküyü1068 y de la presencia de un paquete de limos mezclados con algunos carbones (Fig. 208.1 = h; Fig. 208.2 = o-p) sobre este estrato, es plausible que se corresponda con el empedrado del fondo del segundo embalse. Inserto en el dique y en paralelo al talud de aguas arriba se documenta un estrato de tierra arcillosa negra muy compactada (Figs. 209.1-2; Dib. 3E) de ca. 1 m de ancho que se interpreta como el núcleo de la presa1069. No está claro de dónde procede esta tierra arcillosa, pero fue escogida por sus propiedades hidrófugas1070. Entre ambas fases del dique se disponían grandes piedras que seguramente se correspondan con la cimentación de la nueva fase1071 (Fig. 208.2 = w), así como un potente estrato de fragmentos cerámicos (Fig. 208.2 = d) que parece corresponderse con vasos rotos in situ1072. Del mismo modo a como se documenta en el primer dique, también en el nuevo son reconocibles la pantalla (Fig. 208.2), los diferentes estratos deposicionales (Fig. 208.2 = o-s), sobre los que se apoya un potente estrato de sedimentos (Fig. 208.2 = u). Se documenta una rotura de la presa de mayor anchura en el talud de aguas abajo (Fig. 207; Dib. 4A-A’) que se colmató posteriormente. Esta diferencia en las dimensiones de la brecha se explica en base al aumento del empuje y la erosión ejercidos por el agua entrando desde el embalse. A. Hüser propone como causa de esta rotura un terremoto que desestabilizó la estructura permitiendo que el agua se filtrara y fluyera horadando el dique1073. Sin embargo, es muy posible que sea producto del normal envejecimiento de la obra1074, más si como ésta se asienta en un terreno kárstico, no habiendo necesidad de presuponer un terremoto. En las imágenes de la prospección geoeléctrica (Fig. 210) se aprecia una suerte de canal en el flanco noroeste del dique que parece estar excavado en la caliza que conforma el terreno. Si

1065

A. Hüser (2007), 73-74, 77: “die jüngere Phase eine Reparatur der älteren darstellt.”; Ídem. (2009), 171. Cf. 4.1.4.5.Presas, p. 135. 1066

A. Hüser (2007), 65, Taf. 21 (= “Zwischenschicht”).

1067

A. Hüser (2007), 63: “(…) eine „Arbeitsplattform‟ zum besseren Halt während der Errichtung des jüngeren Pflasters (ist) denkbar.”, Ibídem, 70. 1068

Cf. 4.1.5.1.- Karaküyü, p. 137ss.

1069

A. Hüser (2007), 111: “Der Dichtungskern ist in den anstehenden Felsen eingezapft”.

1070

A. Hüser (2007), 65, 68: “Nicht nur im Dichtungskern, sondern auch in den sandig-schluffigen Schichten des Stützkörpers wurden entsprechende Tone nachgewiesen.” También en otras obras hidráulicas hititas se documentan estos cuerpos de arcillas con propiedades impermeables, cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 131ss. y p. 134, n. 494; 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss.; 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss.; y 4.2.1.5.- Cisternas y estanques en la ‘Oberstadt’, #attu$a, p. 168ss. 1071

A. Hüser (2007), 68.

1072

A. Hüser (2007), 70, Taf. 29-31. Cf. más abajo, §1.1.- Hallazgos cerámicos y de pequeños objetos, p. 215ss.

1073

A. Hüser (2006), 25; (2007), 77.

1074

Cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 131ss.

4. Corpus del material arqueológico

215

efectivamente se trata de un canal, su función debió ser la de aliviadero1075 aprovechando la roca natural, pero comportaría efectos dañinos en la estructura derivados de la presión y la erosión del agua sobre este flanco. Para la extracción del agua en épocas de sequía, cuando el nivel de la misma podía no alcanzar el canal, caso que efectivamente fuera el aliviadero, se utilizarían medios mecánicos como cigoñales, ya sugeridos por J. Seeher para #attu$a1076. A. Hüser propone para este embalse funciones paralelas a la del acopio de agua: de prestigio o representativa y defensiva1077. No puede excluirse esta posibilidad en la medida en que tanto las dimensiones como los materiales de esta presa son especialmente llamativos, destacándose sobre el entorno. Por sus medidas era visible a gran distancia, mientras que el color claro de las piedras usadas en las pantallas lo hacía sobresalir de entre los demás colores del paisaje. No se documenta inscripción alguna asociada a esta obra. §1.1.- Hallazgos cerámicos y de pequeños objetos: Debido a la enorme extensión del embalse, la excavación del mismo para la investigación del material contenido en su relleno se ha limitado a 3 de los 60 m de longitud de su talud aguas arriba, mientras que con respecto a la zona aguas abajo, el material hallado en ella se considera de modo laxo por entenderse que es de difícil adscripción al dique1078. Con respecto al material hallado en los depósitos pertenecientes a la primera fase del embalse (Fig. 208.2 = d) destaca el tipo de jarra K21079, documentada también en la Büyükkale de #attu$a en la ‘Haus E’ asociada a dos grandes vasos en terracota roja en forma de toro1080. P. Neve interpretó este ‘Haus E’ como edificio de culto, o al menos como edificio en el que se desarrollaban ciertas acciones relacionadas con el culto1081. Esta segunda posibilidad es consistente con el hallazgo en un horno de la ‘Haus F’, también en la Büyükkale y concebido por su excavador como vivienda, de este mismo tipo de jarra asociada a una cabeza zoomorfa en terracota1082, lo que indicaría que ciertas prácticas cultuales eran realizadas en ambientes profanos devenidos cultuales en ocasiones específicas1083. También a las Linsenflasche, igualmente documentadas aquí, se les atribuye este misma

1075

A. Hüser (2007), 86; 112: “Eine flache Rinne im anstehenden Kalkfelsen ist als Überflutung zu interpretieren, der in erste Linie Hochwasser ableiten sollte, um den Damm vor Überflutung zu sicher.”, y Taf. 61; Ídem. (2009), 171. Cf. 4.1.4.5.Presas, p. 133, con referencias. 1076

Cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 157, n. 683.

1077

A. Hüser (2009), 162: “Neben dieser Representationsfunktion dürfte der Damm auch im fortifikatorischen Zusammenhang eine Rolle gespielt haben”, no se precisa de qué modo. Sobre la función de “prestigio” de las grandes obreas hidráulicas, cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 123, n. 418. 1078

A. Hüser (2007), 103.

1079

A. Hüser (2007), Taf. 31:8-20. Para este tipo, cf. A. Müller-Karpe (1988), 31-41, Taf. 3-7; D. P. Mielke (2006), 57-64.

1080

K. Bittel (1976), 152-153, Abb. 156; P. Neve (1982), 60-62, Abb. 25a-b, Taf. 30. Un vaso similar, doble, aunque en estado fragmentario ha sido también hallado en %ari$$a en el Edificio C, cf. A. Müller-Karpe (1998), 116-119, Abb. 17-18. 1081

P. Neve (1982), 62: “(…) im Hinblick (…) auf die Fundstücke (…) darf angenommen werden, daß das Gebäude kultischen Zwecken bestimmt war, also –in seiner Gesamtheit oder nur teilweise- als Heiligtum diente.” 1082

P. Neve (1982), 60: “Angesichts der räumlichen Disposition und des Inventars könnte das Gebaude als Wohnhaus benutz worden sein.” Cf. a este respecto las observaciones de H. Parzinger y R. Sanz (1992), 40, sobre la ‘Oberstadt’ de #attu$a. 1083

Cf. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 166, n. 742; 6. Conclusiones, p. 341ss.

216

El agua dulce en la cultura hitita

interpretación1084. Solo se ha recogido un fragmento de una spindle bottle1085, posiblemente usado, como los anteriores, tanto en contextos religiosos como profanos. Otros fragmentos cerámicos pertenecen a una pequeña taza de libación1086, a grandes vasijas y uno solo, con marcas de cordón, al tipo “Trichterrandtopfer” cuya datación se extiende desde el período del k)rum y que servían para contener cerveza e incluso como urna funeraria1087. Todos estos fragmentos cerámicos arrojan una datación ante quem entre los períodos Antiguo y Medio hitita1088, por lo que la construcción de esta primera fase del dique tuvo que llevarse a cabo en este período contemporáneamente a la fundación de la ciudad1089. No habiendo sido posible reconstruir ningún vaso al completo, A. Hüser deduce, siguiendo a J. Seeher, que fueron rotos en otro lugar y sus restos transportados hasta el embalse quizá en el contexto de algún rito religioso1090, aunque como sucede en #attu$a, es muy probable que se trate de material de desecho o que haya resbalado por la ladera de la ciudad. Con respecto al material cerámico de la segunda fase de la presa, se documentan cuencos, sobre todo los del tipo S1 predominantes entre los períodos Medio e Imperial1091; jarras, de nuevo con predominio del tipo K2, y por encima de todo, platos del tipo Te11092 cuya datación coincide con la de los cuencos S1. Se documenta un solo fragmento de Linsenflasche con decoración blanca de muy buena calidad. Destaca también la cabeza y cuello de un predador en terracota, quizá un león, que podría pertenecer a un vaso zoomorfo1093. La datación de esta segunda fase remite de nuevo de un largo período de uso que abarca desde el período Medio hitita hasta inicios del Imperio. Para A. Hüser, la alta concentración de platos sugiere

1084

Cf. A. Müller-Karpe (1988), 27-31; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 59-60; U. Schoop (2011), 251, y n. 24, 262. Otros lugares de hallazgo son: %ari$$a, cf. D. P. Mielke (2006), 52-55; Inandik, cf. T. Özgüç (1988), Fig. 17, 18; Pl. C:3; 28:1,2, 80: “(…) splendid examples of cult-objects found in the temple”, contra D. P. Mielke (2006b), 254-255, quien interpreta este edificio como palacio; Alaca-Höyük, cf. H. Ko'ay y M. Akok (1966), 138: “Gefässe der gleichen Form sind in Kültepe, Ali'ar, Bo)azkale, Beycesultan und Zypern gefunden worden.”; Lev. 11: Al. e 181, Al. h 46; 105: Al. h 46; 106: Al. j 204; 110: sin nº (!); Al. c 567, 568; en #attu$a, cf. F. Fischer (1963), 15-20, 128-129, Taf. 46:468, 469, 470, 474; 47:472, 473; 48:471; 49:488; 50:468, 469, 473; y recientemente también en la cisterna T1 de la ‘Oberstadt’, cf. J. Seeher (2002), 65; en el cementerio de Osmankayası, cf. K. Bittel (1958), 8-9, 11, 14, Abb. 4:6-7; 5:5; 8:1, Taf. XVIII:4-5; XIX:1-3; F. Fischer (1963), 20-21, 128-129, sub nº 497: “kaum Linsenflasche”; Taf. 48:493-494, 497; 49:495-496; 50:495-496; en Kane$, cf. T. Özgüç (1953), Pl. 25, 122; y en Ma'at-Höyük, cf. T. Özgüç (1978), 66, Pl. 49:1-3; Ídem. (1982), Lev. 46:7a-b; Fig. 27-29. 1085

A. Hüser (2007), 91, y Taf. 31:7, con bibliografía señalada. Perteneciente a la denominada Red Lustrous Wheel-made Ware (RLWm-W), cf. U. Schoop (2011), 254, 261-263; y 4.2.1.5.2.- Los ‘Südteiche’, p. 172, n. 789. Otras áreas de %ari$$a donde se documenta este tipo son la pila del templo de la Terraza Norte (cf. A. Müller-Karpe (1995), Abb. 18); la ‘Westhang’, (cf. D. P. Mielke (2006), 72-75, 161 y Tab. 14) y el Edificio C (cf. A. Müller-Karpe (2003), Fig. 9). 1086

A. Hüser (2007), 93, y Taf. 30:6. Para el tipo, cf. A. Müller-Karpe (1988), 127: “(…) als Schöpgefäße verwendet – an eine Funktion als allgemein übliches Trinkgefäß ist wegen der Seltenheit solcher Tassen nicht zu denken.”; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 28 sub K; D. P. Mielke (2006), 104. 1087

A. Hüser (2007), Taf. 29:15. Para el tipo, cf. A. Müller-Karpe (1988), 82-85, Taf. 23, 24; D. P. Mielke (2006), 94-99, esp. sub T12. Para su uso, cf. A. Müller-Karpe (1988), 83; Ídem. (2000), 332; R. Pasternak (2000), 349, 350, Abb. 24; U. Schoop (2011), 251. 1088

A. Hüser (2007), 92: “Es handelt sich dabei um alt- bis mittelhethitisches Fundmaterial.”

1089

Cf. 4.3.2.- Ku'aklı/%ari$$a, p. 208, n. 1025.

1090

A. Hüser (2007), 89, 91-92. Este parece ser el caso del material cerámico encontrado en la Cisterna T1 de #attu$a, cf. J. Seeher (2001), 351ss.; Ídem. (2002), 61ss. y 4.2.1.5.- Cisternas y estanques en la ‘Oberstadt’, #attu$a, p. 172, n. 788. 1091

A. Hüser (2007), 100, y Taf 32:16-24. Cf. A. Müller-Karpe (1988), 95-100, Taf. 30-31; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 25-27 sub I; D. P. Mielke (2006), 107-109. 1092

A. Hüser (2007), 101 y Taf. 33:16-19. Cf. A. Müller-Karpe (1988), 127-130, Taf. 42-43; H. Parzinger y R. Sanz (1992), 27-28 sub J1-3, 6; D. P. Mielke (2006), 128-134. 1093

A. Hüser (2007), 109, Taf. 38:9, con bibliografía señalada.

4. Corpus del material arqueológico

217

un origen como material de desecho y no una actuación intencionada en relación con el culto1094, incluso con respecto a las jarras del tipo K2 que en su opinión debieron ser usadas solo para el acarreo de agua sin otras connotaciones. La gran variedad tipológica de la cerámica documentada refleja prácticamente un catálogo completo desde época Antiguo Hitita: desde vasos rituales a cerámica de cocina, pasando por platos y recipientes de grandes dimensiones para almacenar líquidos o grano. La presencia de todos estos tipos cerámicos indica que el lugar en el que se encuentran fue usado como lugar de acopio y distribución de agua y como basurero, al menos de las piezas rotas in situ. Es posible que pudiera haber sido usado como escenario de ciertas acciones cultuales de carácter personal y puntual en atención a las pequeñas tazas de libación halladas en la primera fase; aunque esta propuesta es solo una hipótesis que no puede ser verificada por el momento. A. Hüser sugiere la correspondencia de parte de este material con el inventario de un templo1095, y en vista de que también en otras estructuras de acopio de agua como el “Conjunto en la Südburg”, los ‘Südteiche’ y el ‘Wasserbecken’ de la Büyükkale, todos en #attu$a, se documenta cerámica relacionada directamente con contextos cultuales, infiere que el ‘Embalse Noroeste’ ejemplifica el significado cultual que el agua dulce ocupaba en la cultura hitita, aunque de ello no pueda extraerse que se trata de un lugar sagrado1096. §2.- Embalse Suroeste: Se localiza, como el anterior, en línea con la puerta de la muralla (Figs. 200, 211) lo que parece indicar “eine Nutzung als Staudamm (…). Aber auch die Funktion eines Viaduktes als Aufgang zu dem Tor”1097. Se trata, como la anterior, de una presa de materiales sueltos orientada hacia el acceso de la ciudad (Dibs. 1, 3; Fig. 211), en dirección suroeste-noreste, cuyas medidas son 10 m de ancho y ca. 3 m de altura conservada, con pantalla en el talud de aguas arriba, con un cuerpo en piedra usado seguramente como drenaje y elemento de consolidación en el talud de aguas abajo y sin que parezca que cuente con un núcleo1098 (Fig. 212). La capacidad estimada del embalse, ca. 360 m3 cubriendo una superficie de ca. 600 m2, así como la ubicación elegida para aprovechar las torrentías, permite el almacenaje de agua también en invierno1099 (Fig. 201). Sobre un paquete de tierra marrón clara, compacta y dura, que corresponde con el tipo de tierra documentada en la zona1100, se asienta la pantalla de piedras calizas del talud de aguas arriba (Fig. 212) con un ángulo de inclinación de 42º en su parte inferior y 20º en la parte superior conservada. Esta diferencia de inclinación es interpretada por A. Hüser bien como resultado de un expolio, bien como correspondiente al punto del nivel máximo normal1101 (Dib. 1). Aguas arriba del embalse se documentan dos canales de terracota que confluyen en uno solo a unos 80 m al suroeste del dique (Fig. 200), continuando en dirección norte hasta perderse a unos 25 m del embalse. A. Hüser reconstruye su trayectoria haciéndolo pasar por la corona de la presa para 1094

A. Hüser (2007), 107.

1095

Cf. más arriba, p. 216, n. 1090.

1096

A. Hüser (2007), 92: “Hier wird die Bedeutung des Wassers in der hethitischen Kultvorstellung ersichtlich.”; Ibídem, n. 276: “Dennoch sollte man sich nach Ansicht des Verfassers it dem Begriff “Heilliger Teich” im Falle des Northwest-Teiches von Ku'aklı zurückhalten.” 1097

A. Hüser (2007), 38.

1098

A. Hüser (2007), 42: “ob im Dammkörper ein Dichtungskern existiert, kann aufgrund der Grabungsergebnisse nicht geklärt werden.”; Ibídem, 41: “Die luftseitige Dammbesfestigung ist (…) eine Erdschüttung am wahrscheinlichsten. Um diese vor Abrutschen zu schützen, wurde an deren Fuß eine Steinsetzung errichtet.” 1099

A. Hüser (2007), 46.

1100

A. Hüser (2007), 40.

1101

A. Hüser (2007), 45.

218

El agua dulce en la cultura hitita

encontrarse con las murallas la ciudad donde también se documentan restos de canalizaciones en terracota1102. Desafortunadamente, dado el estado de la investigación, no puede concretarse ni su uso específico, ni que efectivamente esta conducción pasase sobre el dique, ni la relación entre esta conducción, la muralla y la presa. Es posible que las tres –presa, muralla y canalización– formen un conjunto unitario y sean parte del proyecto global de fundación de la ciudad como propone A. Hüser. Sin embargo parece más probable que se trate de dos tramos sin relación entre sí siendo el localizado extramuros el sistema de derivación del caudal usado como paso previo a la construcción del dique, mantenido posteriormente como sistema de control del volumen de agua embalsada1103 de este embalse o del ‘Noroeste’ localizado ladera abajo, y el documentado a través de la muralla, un sistema de evacuación de agua de la ciudad como se observa por ejemplo en la Büyükkale de #attu$a y en Alaca Höyük. Se desconoce cómo se producía el desembalse y/o el desagüe pero dos son las posibilidades que A. Hüser señala, o bien un aliviadero lateral, o bien medios mecánicos1104. Suponer un aliviadero comporta problemas estructurales serios ya que no se documenta pantalla en el talud de aguas abajo y el terreno sobre el que se asienta no es rocoso. Este embalse pudo haber estado destinado a funciones productivas de carácter agro-ganadero o haber funcionado también como presa de decantación para el embalse Noroeste1105 (Fig. 200) teniendo en cuenta la potencia de sus sedimentos y los conductos en terracota que costean la ladera en dirección al ‘Embalse Noroeste’. §2.1.- Hallazgos cerámicos: Adyacente a la pantalla aguas arriba y sobre el fondo del embalse1106 se documenta una alta concentración de fragmentos cerámicos entre los que se cuentan, como en el Embalse Noroeste, restos de canalizaciones en terracota de diámetros diversos, cuencos, cerámica de cocina, jarras y “Trichterrandtopfer”1107. Se trata de un estrato de material desechado con prevalencia de formas datables en época medio-hitita1108 que quizá pueda coincidir con la construcción de la segunda fase del “Embalse Noroeste”, pero cuya reducida área de proveniencia no permite hilar más fino. §3.- Embalse Sureste: No se ha llevado a cabo ninguna excavación, por lo que los datos disponibles derivan de la investigación de superficie1109 (Fig. 200) que indica que se trata de un dique de las mismas características que los anteriores, alineado también con la homónima puerta de la muralla y, como en el caso del Embalse Suroeste, hacia el que se dirige una canalización en terracota. A unos 40 m del extremo sur en esta misma dirección se documenta una estructura en caliza, de forma cuadrangular e identificable con los cimientos de un edificio. Las medidas de este dique, ca. 180 m largo y 40

1102

A. Hüser (2007), 57. Esta reconstrucción, aunque no advertido por el autor, es un sifón invertido de largo recorrido que salvaría un desnivel de 4 m según Ibídem, Taf. 6. Sobre los problemas de documentación de este tipo de estructuras en época hitita, cf. 4.1.4.2.- Conducciones, p. 127, n. 446. Sobre conducciones que atraviesan las puertas de las murallas en ciudades hititas, cf. el mencionado apartado y 4.2.1.7.- Pilas en la ‘Ostplateau’, p. 175ss. 1103

Cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 135, n. 496.

1104

A. Hüser (2007), 43-44 “Auf diesem Gebiet herrscht ein Forschungsdefizit.” Sobre aliviaderos, cf. 4.1.4.5.- Presas, p. 133ss., con notas; sobre medios mecánicos de extracción de agua, cf. p. 157, n. 683. 1105

A. Hüser (2007), 49, 56.

1106

A. Hüser (2007), 56: “(…) Sondageschnitte nur eine verschwindend geringe Fläche des Dammes ausmachen”.

1107

A. Hüser (2007), 49, Taf. 27. Cf. más arriba, sub §1.1.- Hallazgos cerámicos y de pequeños objetos, p. 215ss., con notas.

1108

A. Hüser (2007), 54, 58 y Tab. 2.

1109

H. Stümpel (1998), 152: “Hier könnte es sich um einen Damm handeln, der evtl. ein nordöstlich anschließendes Rückhaltebecken begrenzt hat.”; A. Hüser (2007), 112.

4. Corpus del material arqueológico

219

m de ancho, dan una superficie aproximada de 7500 m2, mayor que la de los otros dos embalses, aunque sin conocer la profundidad de la zona inundada ni la altura del dique no puede aventurarse el volumen de agua. De acuerdo con las muestras paleobotánicas recogidas en las perforaciones de sondeo se desprende que el embalse no contenía agua durante todo el año. Se desconoce con exactitud cómo y de dónde procedía ésta, así como de qué manera se producía el desembalse, si es que éste tenía lugar1110 pero de la topografía se desprende que su aporte de agua lo constituían torrenteras. En cuanto al uso de este embalse y en ausencia de excavaciones, solo puede recurrirse a analogías con los otros dos embalses, es decir, un uso de carácter principalmente productivo. §4.- Conclusiones: Los tres embalses que rodean %ari$$a (Fig. 200) fueron proyectados para suplir las necesidades productivas de agua del asentamiento, especialmente durante los meses de bajas precipitaciones, y lo fueron como parte del plan de fundación de la ciudad. Sobre la posible función cultual que, aunque con reservas se les atribuye, solo los fragmentos cerámicos arrojan algo de luz, pero la parcialidad de las excavaciones realizadas y el carácter heterogéneo de los mismos, entre los que se cuentan proporcionalmente más recipientes relacionados con la vida doméstica y solo algunos fragmentos de ejemplares que pueden relacionarse con acciones cultuales, apunta a un uso principal como depósito de agua que solo puntualmente pudo ser utilizado para propósitos religiosos y seguramente de carácter personal. Éste carácter personal de las acciones rituales posiblemente realizadas en estos embalses se basa no solo en la escasez de cerámica cultual contenida en los depósitos, sino también en la existencia del complejo de edificios y dolina que sin duda debe identificarse con aquella “%uppita$$u” de los textos en donde se celebraban diversas ceremonias religiosas de carácter público-estatal y que constituía uno de los polos religiosos de la ciudad.

4.4.- Conclusión Todas las estructuras analizadas han sido reconocidas por uno, varios, o todos los autores que las han tratado como lugares de significado religioso, la mayor parte de las veces en relación con un culto al agua dulce1111. Sin embargo, esta relación con prácticas cultuales y específicamente con el agua dulce no siempre puede ser verificada1112. Para ello es necesario recurrir no solo al estudio de su ubicación, de su carácter arquitectónico “excepcional” y de su iconografía e iconología, sino a una investigación interdisciplinar que recoja los puntos anteriores, la geomorfología del lugar, los tipos cerámicos asociados y referencias textuales. Porque es tentador concluir en la línea de M. Darga que los relieves

1110

A. Hüser (2007), 114: “Zu diskutieren wäre noch der Zufluss des Teiches.”

1111

Cf., entre otros, R. D. Barnett (1953), esp. 80-81; J. Mellaart (1962), 111: “(…) the only monumental art of this period found-in the form of sculptured rock façades-appears to be associated with a spring cult: Sipylus, Karabel, Sirkeli, Hemite and Eflatun Pınar.”; C. W. Carter (1962), 46, y n. 6; P. Neve (1971); D. Ussishkin (1975), esp. 100; O. A. Ta'yürek (1976), 99: “(…) rock reliefs of the Hittite period (…) usually tend to be located near water or along the streams”, y recientemente, Y. Erbil y A. Mouton (2012). 1112

Como ya ponían de manifiesto H. G. Güterbock (1956), 54, n. 5 (contra R. D. Barnett (1953)): “I have the feeling that R. D. Barnett went too far when he tried to explain all Hittite monuments as related to springs or streams”; y K. Bittel (1976), 193: “Daß einige an Orten liegen, deren besondere Anziehungskraft in Wasser und Quellen bestand, mag zutreffen. Aber daß alle durch diese Elemente bestimmt waren, wie vermutet worden ist, läßt sich nicht beweisen. Dem Felsen selbst kam sicher eine viel wesentlichere Rolle zu, dem Felsen nämlich als eigenem, geheimnisvollem und mit fast magischen Kräften erfüllten Gebilde, das für die Hethiter (…) von starker Anziehungskraft war.”; J. Börker-Klähn (1982), 89: “So wurden fast alle Reliefs (…) unter dem selbstverständlich heiligen Aspekt des Quell- und Wasserkultes begutachtet. (…) [Es] besteht keine Veranlassung, diese Betrachtung auf alle Monumente auszudehnen.”

220

El agua dulce en la cultura hitita

tenían como principal objetivo el culto a las divinidades1113 pero lo cierto es que esta conclusión es difícil de verificar y no siempre es posible hacerlo. El carácter excepcional de una estructura no implica su relación con el culto1114, su ubicación cercana a un punto de agua dulce no vincula ambos inmediatamente y la iconografía no es siempre consistente. Es por ello que todas las variables deben ser tenidas en cuenta. Del corpus presentado, solo Eflatun Pınar, el ‘Wasserbecken’, el espacio central del Edificio C, la ‘Kammer 2’, la instalación de pila y canalones de la Cámara A de Yazılıkaya, la dolina %uppita$$u y las “cup-marks” pueden relacionarse con el culto –aunque no siempre de un modo exclusivo ni circunscrito a aquel del agua dulce– puesto que en ellas se documenta cerámica que así lo atestigua –y ello a pesar de que incluso la cerámica en miniatura se documenta en contextos habitativos– y/o su posible función utilitaria está supeditada a la cultual. Solo en los casos de la ‘Kammer 2’ y %uppita$$u hay referencias textuales inequívocas que las identifican como tales. El resto, excepto las “cupmarks”, presenta justamente la característica opuesta: estructuras utilitarias a las que se añade, o puede añadirse, un uso cultual; o bien estructuras cuya función concreta, si es que la tuvieron, no puede estimarse por falta de datos. Esta segunda posibilidad, la de una (hipotética) “función” desconocida, engloba fundamentalmente el sub-corpus de relieves al aire libre, incluso aquellos asociados a “cup-marks”, porque su función puede ser únicamente postulada, no falseada, al menos por el momento1115. Su relación con el agua dulce no es consistente en todos los casos ni parece ser determinante, sino que se imbrica dentro de un conjunto de factores relacionados entre sí que asumen –o pueden asumir– la preponderancia en la elección dependiendo a su vez de otros factores como el promotor, el área político-cultural y/o su visibilidad. Estos factores “primarios” se identifican fundamentalmente con las características geomorfológicas de la zona, que indiscutiblemente condicionan las posibilidades de realización, al tiempo que engloban un significado particular dentro de la cultura hitita e implican o llevan aparejados conceptos como aquellos de simbolismo religioso, visibilidad y en último término demostración de poder en su sentido más general. Es innegable que en la Anatolia hitita, y no solo, el relieve está condicionado por la geomorfología que deviene en un tipo concreto de erosión responsable de determinados tipos de formaciones, esto es, las paredes naturales se encuentran siempre en zonas kársticas que por lo mismo tendrán siempre una relación con el agua dulce: cañones de ríos, pasos de montaña o afloramientos rocosos asociados a manantiales o cursos de agua, o manantiales convertidos en fuentes monumentalizadas. Pero aunque estas características geomorfológicas sean determinantes, o al menos condicionantes en un primer estadio, no son únicas, por lo que establecer un único modelo de creación para todos ellos o agruparlos conforme a teorías interpretativas subyacentes y previas al análisis1116 o a una causa común que los aglutine y de la que deriven todas las demás particularidades de cada caso concreto es reduccionista y poco

1113

M. Darga (1992); 363.

1114

A pesar de su fecha de publicación, siguen teniendo vigencia las tesis de O. Aurenche (1982) y J.-C. Margueron (1987), esp. 11-14, sobre los límites de la arqueología en la identificación de (la función de) estructuras. 1115

H. Ehringhaus (2005), 120; J. Seeher (2009); Ídem. (2012), esp. 38-39; contra J. Börker-Klähn (1982), 104: “In allen diesen Fällen macht es den Eindruckt, als sei die Verkehrslage, nicht postulierte Heiligkeit des Wassers schlechthin, für die Anbringung der Bilder durchaus unterschiedlichen Inhalts ausschlaggebend gewesen, weshalb ihnen die Bezeichnung Wegemarken zukommt.”; K. Kohlmeyer (1983), 107: “Die erste Gruppe (Götterdarstellungen) erklärt sich durch die religiöse Vorstellung (…). Die zweite Gruppe (Prinzen, Lokalherrschern und Großkönigen) (…) propagandistische Absicht”. 1116

Cf. P. J. A. Stokkel (2005), esp. 175-176, para una clasificación derivada de criterios de visibilidad entre lugares de ceremonias y de propaganda; S. de Martino (2010), 94-95, basado en presupuestos propagandísticos; C. Glatz y A. M. Plourde (2011), esp. 34-35, desde la denominada “Costly Signaling Theory”; T. Ökse (2011), en la línea de M. Darga (1992), como lugares de culto al abierto. Cf. también 3.4.- Conclusión, p. 61ss.

4. Corpus del material arqueológico

221

esclarecedor1117. Además, presuponer desde la base que estos relieves debían tener una función, cualesquiera que sea, adolece de excesivo estructuralismo y encorseta la investigación en los presupuestos teóricos del investigador limitando las posibilidades de entender el objeto de estudio. Las sociedades humanas no siempre actúan conforme a un objetivo funcional1118 y es tarea del estudioso discernir cuándo, cómo y porqué puede aplicarse una tal motivación al registro histórico. Con respecto a los embalses, las inscripciones que los acompañan únicamente testimonian su importancia cultural, pero no especifican el tipo de la misma –si social, utilitaria, religiosa o una amalgama de todas ellas– y es difícil determinar con certeza si la cerámica votiva hallada en ellos proviene de una acción cultual, de una de desecho, o de ambas1119. Lo mismo sucede con las cisternas, siendo un caso paradigmático las ‘Südteiche’, donde es prácticamente seguro que la cerámica cultual que contienen no fue a parar a ellas durante el desarrollo de ninguna ceremonia religiosa. En relación con las fuentes monumentales, es interesante destacar que solo en Eflatun Pınar se documenta cerámica votiva pero que su calificación como Heiligtum deriva fundamentalmente de la iconografía de su “fachada”, otorgada decenios antes de que se iniciaran las excavaciones y se hallaran estos restos cerámicos, los cuales, además, no pertenecen en su totalidad a un inventario religioso. La ‘Quellgrotte’ por su parte debe esta interpretación principalmente a hallarse en el área del Templo 1, apoyada después por la “estela” (BO1AZKÖY-12) y los restos del frontispicio decorado; mientras que Yalburt ha sido englobada en esta categoría principalmente por asociación con las anteriores. Pero ninguno de los datos aportados es prueba indiscutible de esta identificación. La presencia de una o más figuras susceptibles de ser interpretadas como representaciones de divinidades no hace, por sí misma, que su ubicación y/o soporte se constituyan, respectivamente, como lugar y objeto religioso. Tampoco la dedicación de un objeto a una estructura, como parece ser el caso de la “estela” de la ‘Quellgrotte’, la convierte automáticamente en un lugar de culto, ni la aparición de una inscripción monumental es indicativo de que su soporte tenga relación con la esfera religiosa. Solo en el caso de que pueda confirmarse la propuesta de lectura de la inscripción aportada en estas páginas y hacerla corresponder con la estructura a la que (presumiblemente) pertenece podría afirmarse que la ‘Quellgrotte’ es un lugar con connotaciones religiosas. Es el significado adscrito el que hace devenir religioso una estructura o lugar, y para identificar este significado solo los textos tienen la clave porque permiten corroborar o refutar la interpretación arqueológica. Por éso es lícito actualmente entender Eflatun Pınar como una estructura religiosa, porque los paralelos estructurales con %uppita$$u y las referencias textuales a esta fuente sagrada permiten ordenar los hallazgos y características de la primera de acuerdo a la segunda y confirmar que ocupaba un lugar en la esfera religiosa.

1117

A este respecto, ya F. Boas (1961), 277: “Forcing phenomena into the straitjacket of a theory is opposed to the inductive process by which the actual relations of definite phenomena may be derived.”, 281-282. 1118

P. Bourdieu (1994), 45: “les agents sociaux (…) ne (…) agissant sous la contrainte de causes; ils ne sont pas davantage des sujets conscientes et connaissants obéissant à des raisons et agissant en pleine connaissance de cause (…)”. 1119

Parcialmente contra O. Dally y C. Metzner-Nebelsick (2006), 204. Cf. también esta problemática discutida por diversos autores en el marco de los hallazgos de 84le 14r, Iran, en: Stöllner, Th. y Bagherpour, N. (Eds.) (2011).

222

El agua dulce en la cultura hitita

5. Corpus de textos 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído El agua, hit. u%atar, sum. A, ac. mû/mê1, es el fluído por antonomasia, paradigma del resto de líquidos, porque es el referente material por excelencia del concepto mismo. Forma parte también del léxico hitita más antiguo, al que también pertenecen otro tipo de conceptos “básicos” caracterizados por la irregularidad de sus paradigmas2. Se trata, por tanto, de un concepto y un lexema imbricados en la cultura hitita desde sus orígenes. Según el en/ma eli! babilónico, en el principio el Universo estaba formado por dos interminables extensiones de agua: una salada y superior de nombre Tiamat que asume también la forma de una serpiente, y una dulce e inferior llamada Apsû3. Esta idea de la creación del Cosmos fue conocida en #atti con la recepción de la literatura mesopotámica y encontró un punto en común con ella en una de las karuile!-!iune!/DINGIRME%, “divinidades-primigenias”4, mencionadas en KBo-10.45 Vs. I 49-58 (CTH-446.B), la divinidad DApi, que recogen las DAnunnaki mencionadas también en Gilgame$5. Sin embargo, en la mitología hitita conservada no se documenta esta separación del Cosmos en dos masas de agua, pero sí del Cielo y de la Tierra con una hoja cortante, separación esta que tiene su imagen más conocida en los relieves nºs 28-29 de Yazılıkaya6. También es un motivo común con la mitología mesopotámica y de otras regiones la existencia de una serpiente que habita en el mar y que en Anatolia recibe el nombre de Illuyanka7, contra la que combate el dios-

1

HHW, 199-200, s.v.; EDHIL, 987-988, s.v: u%atar / u%it&n. Para el ac. mê/mû, cf. CAD, M, II, 149-156, s.v: mû A.

2

A. Sihler (1995), 298, ápud. H. A. Hoffner y H. C. Melchert (2008), 124. Para el paradigma de u%atar, cf. Ibídem, 124-125; y 5.2.4.- Destructiva, p. 264, n. 259. 3

V. Haas (1994), 106, 108. Para el en/ma eli!, cf. W. G. Lambert (1990-97), 565-602, esp. 565, 569; B. J. Foster (1997), 390-402, con bibliografía señalada. Sobre el Apsû, cf. RlA, I, 122-124, s.v.; CAD, A2, 194-197, s.v.; y también 4.3.1.Yazılıkaya, #attu$a, p. 186, n. 881. 4

HED, K, 113-114, s.v: karu-: “former, onetime, early, ancient, primeval”; EDHIL, 458, s.v: kar/-: “former, early, ancient”. 5

H. Otten (1961), 120-121; B. J. Collins (1997), 169; J. L. Miller (2004), 376, y n. 565; Ídem. (2008), 210, cf. también 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 325ss., con notas. Sobre estas divinidades, cf. V. Haas (1994), 114-115; 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958; para Gilgame$, cf. A. R. George (2003), 696-697 (Tab. X), 708-709 (Tab. XI); para DAbi, cf. 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 323ss. 6

Relatada en el “Canto de Ullikummi”, CTH-345.A Vs. III 40’-43’, cf. H. G. Güterbock (1952), 28-29 (edición); H. A. Hoffner (1990), 59 sub Nr. 18, §61 (traducción); F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 146, 150 (traducción y comentario); J. V. García Trabazo (2002), 242-243, y n. 92 (edición). Cf. también V. Haas (1994), 106; 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958; más abajo para una panorámica del mito, y 5.3.2.- Río, p. 292, con notas para su reflejo en el ritual Bo-3617 (CTH-434.1.A), “Fragmentos de ritual para las diosas del Destino, DINGIR.MA#, Gul$e$”. 7

De hecho Illuyanka es un sustantivo común que significa “serpiente, dragón”; cf. HEG, I-K, 355, s.v.; HED, E-I, 358-359, s.v.; EDHIL, 384, s.v; C. Brosch (2010), 284-285; N. Oettinger (2010); cf. también M. Eliade (1967), 52-53; C. Watkins (1995), 450-451, con referencias señaladas. Para este mito, cf. más abajo, p. 223, n. 8. Este particular, documentado en otras culturas, permite a la Escuela de Tartu postular su “lengua de los nombres propios”, cf., entre otros, J. Lotman y B. A. Uspenskij (1979b), esp. 114-117, 127, y n. 4, 9, 24; A. Arroyo (2010), 356-357; 3.1.- Introducción, p. 29, n. 26; 3.3.Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss. Es posible que el nombre Ullikummi no sea tampoco un nombre propio, sino un sustantivo común con complemento del nombre funcionando como nombre propio, cf. HEG, U, 37, s.v.; F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 148: “«distruttore di Kummiya»”; J. V. García Trabazo (2002), 193, n. 115, más referencias señaladas; cf. también Th. Richter (2012), 486, s.v: ull-. Lo mismo ocurre con el topónimo montañoso #ur$ana del “Mito de #edammu” en KBo-26.79 ‘16 (CTH-348.I.20.A), cf. J. Siegelová (1971), 69; RGTC 6, 128, s.v.; RGTC 6/2, 45, s.v.; derivado del ac. 'ur!)nu, cf. CAD, #, 253-254, s.v: 'ur!)nu A: “s. plurale tantum; mountain (region)”; F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 132, n. 1a.

5. Corpus de textos

223

Tormenta en el mito homónimo (CTH-321.A)8. El término hit. 'un'uu%atar9 refiere a esta masa de agua primordial que según este mismo mito está relacionada con la instauración de la realeza10. En la mitología védica, Indra, divinidad del grupo de las devas que derrotaron en combate a las precedentes asura o divinidades primordiales, a su vez precedidas por las s)dhya, los “primeros dioses” (p/rvedev)2) –para las cuales las hititas karuile!-!iune! podrían constituir un equivalente–, derrota a la serpiente gigante V9tra –cuyo nombre significa “resistencia”– que controla y encierra las aguas primordiales reflejando mitológicamente el deshielo y la crecida de los ríos y dando lugar a uno de los festivales-soma anuales relacionados con el ciclo agrario sobre el que se estructura el calendario anual11. La relación con el “Mito de Illuyanka” en este punto de la liberación de las aguas, así como en la instauración de uno de los festivales anuales, es patente, aunque el mito anatólico va más allá al hacer de este suceso la fundación mítica de la realeza de #atti. En el “Mito de #edammu” (CTH-348), el protagonista homónimo es también una serpiente, en este caso creada por el dios Kumarbi –quien pertenece a la tercera generación de dioses por haber derrocado a Anu, quien a su vez derroca a Alalu– para aniquilar a la humanidad. La morada de esta serpiente es también el agua y su misión destructora es criticada por Ea debido a los perjuicios que comportaría para los dioses la desaparición de los sacrificios y con ellos de la no-necesidad de

8

En la 2ª versión del mito, KBo-3.7 III 22: na-a! nam-ma a-ru-ni za-a'-'i-i%a pa-it, “entonces fue [el dios-Tormenta] de nuevo al mar a combatirle (a Illuyanka)”, cf. E. Laroche (1965), 70 (transcripción); G. Beckman (1982), 15 (edición); H. A. Hoffner (1990), 13 sub Nr. 1, §25 (traducción); F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 53 (traducción y comentario); A. Ünal (1990-97), 810 (traducción); G. Beckman (1997), 150 (traducción); J. V. García Trabazo (2002), 94-95 (edición); V. Haas (2006), 100 (traducción). Sobre este mito, cf. también V. Haas (1994), 103-104; J. V. García Trabazo, op. cit., 77-80. La 2ª versión fue redactada por Kella, sacerdote y escriba; sobre esta onomástica, cf. 5.3.2.- Río, p. 299, n. 468, y 5.3.2.3.Como lugar puro, p. 310ss., con notas. 9

HW2, #, 723, s.v: *'un'uwatar, 'un'uwana-: “Wassermasse(?), Gewässer(?), Wasserflut(?), Woge(?)”; cf. también Ibídem, 721-723, s.v: 'un'u(n)e!!ar, para el resto de atestaciones, entre ellas el “Canto de Ullikummi”, el “Mito de #edammu”, que se tratan más abajo, y también KUB-36.89 Vs. 28, Rs. 20 (CTH-671.A, “Ofrenda y plegaria al dios Tormenta de Nerik”) que V. Haas (1970), 147, 153, y n. 1; Ídem. (1994), 604, traduce como “Quelle”, cf. 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 323ss., con notas. Los pasos son KBo-3.7 II 16 y 20 (CTH-321.A): 'u-un-'u-u%a-na-a!-!a, cf. esp. G. Beckman (1982), 21-23, con notas, esp. 23: “water itself in large quantities”; H. A. Hoffner (1990), 12 sub Nr 1, §17: “water abyss”; F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 52, n. 17: “acque abissali o abisso acquatico”; G. Beckman (1997), 150: “watery abyss”. J. V. García Trabazo (2002), 93, y n. 64, traduce como “río de la corriente subterránea”. 10

Para el paso en que se instaura la realeza, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 268, con notas; sobre el motivo de las aguas subterráneas como imagen del Caos primordial, cf. M. Eliade (1967), 45-46. 11

Cf. K. A. Jacobsen (Ed.) (2009), 770, 773, esp. 765: “(…) cultural influence of the Indo-Aryans lurking behind the Zagros Mountains is visible.”; cf. también A. Agud (1995), 14. Para Indra, cf. Ibídem, 772-774, más bibliografía señalada; para las p/rve dev)2, cf. Ibídem, 768; para la etimología de V9tra, cf. Ibídem, 773 (compárese con aquella de Illuyanka, cf. p. 222, n. 7); para soma, cf. Ibídem, 771-772; cf. también G. Beckman (1982), 23; C. Watkins (1995), 297-303; 444-446, 450, 460. Indra, junto a otras divinidades védicas, se recoge en CTH-51 y CTH-52, Tratados entre %uppiluliuma-I y %attiwaza de Mitanni, cf. Tab. 3; para el primero, KBo-1.1 Rs. 55-56: 55(…) DINGIRME% Mi-it-ra-a!-!i-il 56DINGIRME% Ú-ru-wa-na-a!-!iel DIn-tar DINGIRME% Na-!a-a[(t-ti-i%a-a)]n-na, cf. recientemente B. Christiansen (2012), 209 (edición del pasaje), más bibliografía señalada. Nótese que el orden en el que aparecen estas divinidades, Mitra, Aruna, Indra y N4satya, es “exactly the order they are mentioned in Vedic texts”, en: K. A. Jacobsen (Ed.), op. cit., 765. J. V. García Trabazo (2002), 181, compara la lucha de Indra contra V9tra con el “Canto de Ullikummi”; para este texto, cf. más abajo, y p. 224, n. 17.

224

El agua dulce en la cultura hitita

procurarse sustento12. La presencia de Ea en la religión hitita13, con sus tres características fundamentales, realeza, sabiduría y dominio sobre el agua dulce y subterránea14, entronca con los mitos de Illuyanka y de #edammu, y también a través de la denominada Teogonía (CTH-344)15, con la realeza y el dios de la pareja divina a la cabeza del panteón hitita, el dios-Tormenta16. Con una temática que continúa los episodios de la Teogonía, el “Canto de Ullikummi” (CTH-345)17 retoma estos dos personajes de la cosmogonía hitita, Ea con su morada (en) Abzuu!a y el dios-Tormenta, quienes en este mito se enfrentan a Kumarbi y al monstruo creado por él en piedra dura, Ullikummi, para destruir al dios-Tormenta y apoderarse de la esfera divina. En este mito se retoman también el término 'un'u(n)e!!ar, que en esta ocasión ilustra a I$tar acerca de la sordera y la ceguera de Ullikummi18 y enlaza con el mar del que procede y con la sabiduría atributo de Ea; las aguas19 y el mar –a veces intercambiables como en CTH-345.A 1ª tab. IV 27’-28’20–, uno de los lugares principales en los que se desarrolla la trama. El “Canto de Ullikummi” recuerda la separación del Cielo y de la Tierra, y por tanto la ordenación del caos, con una hoja que será custodiada por las divinidades-primigenias en un contenedor sellado21 y que enlaza temáticamente con KBo-2.3 Rs. IV

12

Para este mito, cf. E. Laroche (1968), 169-176 (transcripción); J. Siegelová (1971), 35-88 (edición); H. A. Hoffner (1990), 48-52 sub Nr. 17 (traducción); F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 131-142 (traducción y comentario), más bibliografía señalada. Hedammu va precedido por el determinativo para serpiente, MU%, como Illuyanka, pero en este caso no parece que su nombre signifique “serpiente, dragón”. El topos de las consecuencias de la desaparición de la humanidad para los sacrificios a los dioses aparece también en, entre otras, la “Plegaria de Mur$ili II a la diosa Solar de Arinna” (CTH-376.A = KUB-24.3 II 3’-17’, cf. J. Klinger (2012), 486, y n. 52 (edición del pasaje); J. V. García Trabazo (2002), 292-295 (edición); I. Singer (2002), 52 sub Nr. 8 (traducción)), en la “III Plegaria de Mur$ili contra la peste ante la diosa Solar de Arinna” (CTH-378.III = KUB-14.12 Rs. 2’-14’, cf. I. Singer, op. cit., 57 sub Nr. 10 (traducción)), y en el “Mito de la realeza de LAMMA” (CTH-343.1.A = KUB-33.112+ III 14’-18’; cf. E. Laroche (1968), 148 (transcripción); H. A. Hoffner (1990), 44 sub Nr. 15, §6 (traducción): “This LAMMA whom we made king in heaven (…) has made the countries complacent(?), and no one any longer gives bread or drink offerings to the gods”). Cf. también 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 329, n. 671, para el mismo topos, esta vez usado como una suerte de amenaza a las divinidades primigenias (Anunnaki) si no cumplen lo que se les ha ordenado durante el ritual. Estos sacrificios son instaurados por Ea en la Teogonía (CTH-344.A II 55-70), cf. E. Laroche (1968), 157-158 (transcripción). 13

Cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 185, n. 877.

14

En acadio, apsû (cf. más arriba, p. 222, n. 3), que en la mencionada Teogonía (CTH-344.A IV ‘11, cf. E. Laroche (1968), 160), en el “Canto de Ullikummi” (CTH-345.A Rs. II 19, 29, cf. H. G. Güterbock (1952), 22-23) y en el “Mito de la realeza de LAMMA” (CTH-343 III 20, cf. E. Laroche, op. cit., 148) se muestra bajo el topónimo urbano “Abzuu!a” (cf. RGTC 6/1, 28, s.v.), residencia de Ea. Cf. también F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 139, n. 5. 15

Cf. E. Laroche (1968), 153-161 (transcripción); H. A. Hoffner (1990), 40-43 sub Nr. 14 (traducción); F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 115-131 (traducción y comentario), más bibliografía señalada; A. Ünal (1990-97), 828-830 (traducción). Cf. también V. Haas (1994), 82-83; J. V. García Trabazo (2002), 157-159 (comentario); C. Corti y F. Pecchioli Daddi (2012), 611, 616-617. Nótese que también a Kumarbi se le aplica el adjetivo “sabio” propio de Ea (cf. 5.3.1.- Fuente, p. 272ss., con notas), quien a su vez es uno de los dioses que interviene en el parto de Kumarbi. 16

Cf. C. López-Ruiz (2012), 31: “The succession of gods who rule over the others takes multiple versions, but it allways follows a monarchic scheme, including different kinds of fights between gods and other gods, or gods and monstruos creatures.” 17

Cf. H. G. Güterbock (1951), e Ídem. (1952) (edición); H. A. Hoffner (1990), 52-61 sub Nr. 18 (traducción); F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 142-162 (traducción y comentario), más bibliografía señalada; A. Ünal (1990-7), 830-844 (traducción); J. V. García Trabazo (2002), 176-251 (edición). Sobre la posibilidad de que este texto sea la continuación temática de la Teogonía, cf. F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani, op. cit., 146, y n. 8; J. V. García Trabazo, op. cit., 178. 18

Para 'un'u(n)e!!ar, cf. p. 223, n. 9; para el pasaje en este mito, KUB-36.12 Vs. II 7’-8’, cf. H. G. Güterbock (1952), 14-15 (edición), donde traduce como “great wave”; seguido de H. A. Hoffner (1990), 56 sub Nr. 18, §36 (traducción); F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 157 (traducción y comentario); J. V. García Trabazo (2002), 216-217 (edición). 19

En CTH-345.C II 35-36, cf. H. G. Güterbock (1951), 150-151 (edición); F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 152 (traducción); J. V. García Trabazo (2002), 190-191 (edición). 20

H. G. Güterbock (1951), 156-157 (edición); J. V. García Trabazo (2002), 204-205 (edición). Cf. también 5.3.1.- Fuente, p. 274ss., con notas. 21

Cf. más arriba, p. 222, n. 6.

5. Corpus de textos

225

7-13 (CTH-404.1.II.A, “Ritual de Mastigga de Kummani”) donde se menciona el retorno de los karuile! LUGALME%, “reyes primigenios”, que reestablecerán el orden en #atti y que será la señal para la retirada del sello que protege el agua con la que se han purificado los “señores del ritual” contenida en un cuerno22. Sin que todo ello deba significar que la relación entre el agua dulce (y subterránea), la sabiduría, lo divino y la realeza haya sido tomada de tradiciones allende el Tauro y/o los Zagros23, sí deben señalarse estos motivos en común porque resaltan el papel importantísimo atribuido a este elemento de la Naturaleza no solo como tal, sino también como referente de uno de los principales y básicos constituyentes de una simbología que explica el Universo y su origen, así como el orden social y político derivado de éste, esto es, de una cosmogonía24. El agua se constituye en la materia primigenia de la que surge el Orden y puede ser concebida como tal gracias a su carencia de forma propia pero su adaptabilidad a la de cualquier recipiente que la contenga. Representa la materia indefinida en la que flota el Caos pero sin que se identifique con este y es justo su carencia de forma específica la que permite que de ella surja la “forma” del Orden. Hay también una relación conceptual entre Ea, las grandes masas de agua dulce subterránea (ac. apsû, hit. Abzuu!a y 'un'u(n)e!!ar-) y la sabiduría a través precisamente de su origen en la base de todo y de las medidas de todos ellos, de sus dimensiones inabarcables o cuanto menos difícilmente mesurables, que permite metáforas aplicables a otros personajes o contextos como nuestras actuales “fuente de sabiduría”25 o “mar de conocimientos”. En la Anatolia hitita el papel del agua dulce como fluído por excelencia deriva obviamente de su carácter necesario para la vida y de su presencia en la Naturaleza (sin que deba entenderse que se trata de características exclusivas de esta región), apareciendo junto a otros elementos con los que comparte estas características en los mitos de los dioses desaparecidos para referir al caos provocado por la ausencia de la divinidad. Por ejemplo, en VBoT-58 I 7-8, “Mito de la desaparición y hallazgo del dios Sol” (CTH-323)26:

22

Cf. J. V. García Trabazo (2002), 444-445 (edición), y n. 239 (comentario del pasaje); J. L. Miller (2004), 105-106 (edición); Ídem. (2008), 222 (traducción y comentario), y 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 245ss. Para karuile!, cf. p. 222, n. 4. Para su influencia sobre el discurso de legitimación política, cf. 5.2.1.- Punitiva, p. 235ss., con notas. 23

F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 136: “(…) episodi di un grande ciclo teogonico, in cui si sono fusi e stratificati motivi di diversa origine, hurrita, mesopotamica, anatolica.”; J. V. García Trabazo (2002), 78 y n. 4. Cf. también M. Eliade (1967), 52-53; P. Neve (1971), 39; C. López-Ruiz (2012), 31: “Behind the multiplicity of motifs, specific characters, and different story lines (…) a network of underlying common traditions holds together a genre that travels across languages and religions”; e 3.1.- Introducción, p. 29ss., con notas. 24

Cf. M. Elíade (1967), 127: “Las Aguas simbolizan la suma universal de las virtualidades; son fons et origo (…) preceden a toda forma y soportan toda creación (…) las Aguas conservan invariablemente su función: desintegran, anulan formas, «lavan los pecados» (…). Su destino es el de preceder a la Creación y reabsorberla”; y 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 284ss., y esp. n. 383; 5.3.2.- Río, p. 293ss., con notas. 25 26

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 272, con notas.

Cf. E. Laroche (1965), 83 (transcripción); A. Ünal (1977), 455, n. 45 (transcripción y traducción); Ídem. (1990-97), 812-815, esp. 813 (traducción): “(…) Das Wasser trocknete”; H. A. Hoffner (1990), 26 sub §4 (traducción): “He (the Frost) has dried up the waters”. Cf. también 5.3.1.- Fuente, p. 267ss., con notas.

226

El agua dulce en la cultura hitita 7

(…) 'a-a['-'i-ma-a!] 8ud-ne-e 'u-u-ma-an ti-nu-ut ú-i-da-a-ar 'a-at-nu-ut 7 'a''ima27 8ha hecho paralizarse toda la tierra, ha hecho secarse el agua La idea subyacente con el uso del término 'a''ima- es la quietud, la paralización completa, expresión y característica de lo muerto28 referida en la misma línea (VBoT-58 I 8), entre otros pasajes, mediante el verbo tinu-29; en contraposición con lo vivo en movimiento y generador de éste; más que su traducción como “sequía” o “helada”. Esta idea enlaza con el estado en el que se encuentra el agua dulce en la Naturaleza, casi siempre en movimiento30 y bajo diferentes formas –ríos y otros cursos de agua, manantiales, fuentes, lluvia, etc.– y asociada casi siempre a accidentes geográficos montañosos31, lo que se refleja en una de las Bildbeschreibungen en la que la imagen de un dios Montaña está acompañada de representaciones de diosas fuente32. Esto favorece que la asociación agua–movimiento sea prácticamente automática y devenga en varios verbos específicos para expresar los diferentes modos en que este fluir se constata en la realidad tanto de forma natural, ar(a)!i(i%a)-, “fluir” y sus derivados, incluido el sustantivo “corriente”33; zappii%e/a-, “gotear, escurrir, filtrarse”34; como artificial, la''u-

27

HEG, A-#, 123, s.v: “(Dämon der sommerlichen?) Erstarrung (?)”; HED, #, 8, s.v: “personification of the withering of vegetation caused by summer dought”; HW2, #, 11, s.v: “Erstarrung”, más referencias textuales señaladas en todos ellos. Cf. también G. Kellerman (1987), 112: “(…) #a""ima, incarnant la Mort même.”; H. A. Hoffner (1990), 14 sub 2: “Jack Frost”; F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 59, n. 14: “(…) sembra probabile, 'a''ima è il gelo”; V. Haas (1994), 371: “Die (…) zerstörenden Kräfte der Natur”; Ídem. (2006), 117: “personifizierte Frost Hahhima”; P. Taracha (2009), 78: “(personified Numbness/Frost?)”; A. Archi (2013b), 8: “Frost”. M. Popko (1995), 120, infiere de la posible interpretación de 'a''ima- como “Frost” la necesidad de que el mito refiera al invierno y se celebre en esta estación, pero no hay nada que justifique esta necesidad. En la Teogonía (KUB-33.120 I 7 = CTH-344.A) se menciona el hapax kulkulima-, que podría ser también una “personificazione mitologica” según F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani, op. cit., 128, n. 6. 28

F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 59, n. 15: “(…) 'a''ima, che rappresenta la morte stessa.”

29

HEG, T-D, 374-375, s.v: “lähmen”.

30

Cf. 5.3.2.- Río, p. 292.

31

Ni la pluviosidad ni la hidrología son equiparables entre Mesopotamia y Anatolia (cf. esp. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 7ss.) pero según V. Haas (1994), 108, y n. 12, una de las cosmogonías suméricas versa sobre la “montaña sagrada” que surge de las “aguas primordiales”, y gran parte de las mismas tienen el agua dulce como el (o uno de los) elemento(s) principal(es) de la trama, cf. W. H. Ph. Röhmer (1990-97), 363-420, esp. 389 y n. 13b: “Neben Abzu (ist Engur) eine Bezeichnung für die unterirdischen Wasserozean.”; cf. también más arriba, p. 225. 32

Para la bibliografía sobre Bildbeschreibungen, cf. 3.1.- Introducción, p. 27, n. 14. La mención se corresponde con KUB-38.32 Vs. 1-2, Rs. 19’-20’ (CTH-508): “Vs.1 [#UR].SAGzi-i-u%a-[n]a-an I ALAM GI% LÚ AN.BAR I !e-kán : !e-ká[n-na (?) 2 [D]Ú-an-zi GAM-*Ú II u%[a-a]t-ta-at-ra AN.BAR I !e-kán DÚ-an-zi Rs.19’#UR.SAG'a-ag-ga-la-na-an I ALAM AN.BAR : !ee-kán [ 20’[GAM-*]Ú II u%a-at-ta-at-ra AN.BAR DÚ-an-zi, Vs.1Den [Be]rg Ziu!ana ‹als› eine Statuette eines Mannes aus Eisen, 1 : Spannen [hoch 2[macht] man. Unter ihm 2 „Quellen“ aus Eisen, 1 Spanne ‹groß›, macht man Rs.19’Den Berg #aggalana ‹als› eine Statuette aus Eisen, : Spanne ‹groß›, [macht man 20’[Unter ih]m macht man 2 „Quellen“ aus Eisen”, en: L. (Jakob-)Rost (1963), 193-194. Para u%a-at-ta-at-ra, cf. Ídem., 195: “Das Wort ist ebenfalls sonst nicht belegt. (…) Wegen der lautlichen Ähnlichkeit ist man versucht, an (…) ‘Wasserloch, Quelle’ zu denken.”; EDHIL, 989, s.v: u%at(ta)ru: “well, source (…) We find a spelling u%attaru- besides u%atru-”, contra F. Starke (1990), 524-525: “Dies ist aus morphologischen Gründen sicher nicht möglich (…) vielleicht aber mit u%attattar gleichzusetzen”, y n. 1938-1939; HHW, 199-200, s.v: wattatar-: “(kleiner eisener Gegenstand, Bestandteil von Götterskulpturen.)”. KUB-38.1 II 21’’ podría ser un argumento a favor de la traducción de L. (Jacob-)Rost, cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 276ss. Sobre sus representaciones, cf. también 3.2.3.Antropomorfos, p. 56ss. Para la relación entre diosas fuentes y dioses montaña en los panteones locales, cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 285ss., con notas. 33

HED, A, 170-172, s.v: ar(a)s-, arsiya-; HW2, A, 341-343, s.v. También el causativo ar!anu- (cf. HW2, A, 345, s.v.1); el sustantivo homófono, (cf. HED, A, 172, s.v: ar(a)s-, arsiya-: “flow, course”; HW2, A, 345, s.v.2: “Lauf, Strömung”) y arsarsur(a)- (cf. HED, A, 172, s.v: ar(a)s-, arsiya-: “flowing, stream”; HW2, A, 345, s.v: ar!a!ura-: “Strömung”. Cf. también 5.3.2.- Río, p. 292. 34

HHW, 206, s.v.; EDHIL, 1031-1032, s.v: “to drop, to drip, to leak”. Cf. también 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., ll: 116, 165.

5. Corpus de textos

227

/la''uu%ai-, “verter, regar”35; como ambas, pappar!- “asperjar/lloviznar”36, y 'arnai-37. Obviamente, este tipo de verbos tienen como sujeto u objeto de la acción (dependiendo del verbo) no solo el agua, sino también otros líquidos como aceite refinado, vino, cerveza y otros aún no identificados –tawal-, marnuwant- o 'arnai- – que aparecen sobre todo en textos de carácter religioso como ofrendas y donde el verbo se ha especializado para incluir los significados de “verter” y “ofrendar”, !ipant-, “libar”38. Pero las metáforas o comparaciones que tienen como objeto las ideas de “fluidez”, “filtración” y “goteo” como sinónimo de “escurrir(se)”, “escapar(se) lentamente” desde un interior más o menos estanco, refieren directamente y en su mayor parte al agua. De ahí que las libaciones a las divinidades se realicen no solo con líquidos preciados, sino también, y con una fuerte connotación de pureza, con agua. Porque estas mismas características de pureza y movimiento hacen que pueda alcanzar el lugar reservado a los dioses y en ese sentido el agua es también ofrenda para la divinidad, como se muestra en KUB-57.63 Vs. I 14-21 (CTH-385.10.A), “Fragmentos de plegarias a la diosa Solar de Arinna”39: 14

(…) na-at i!-ta-na-ni 15pí-ra-an da-a-i 3 [NINDA.GUR4.]RA SIG-i%a-a!-!a-an 16i!-ta-na-a-i EGIR[-pa] da-a-i 17nu i!-ta-na-ni pí-ra-an ti-i%a[-mi 18I*-TU DUGKU-KU-BI u%a-a-tar i!-ta-naa-ni 19pí-ra-an 3-*U !i-ip-pa-˹an˺-ta'-['i] 20nu-za-kán DINGIR-LUM an-ku QA-[TI]-*U a-ar[ri] 21[am]-mu-uk-za-kán QA-[TI-I%A] ar-'a a-ar-[ra-a']-'i 14 (…) y ésta (la u%atar parkui) 15frente al altar pone, 3 panes gruesos (y) finos 16al altar tambi[én] pone, 17y frente al altar me present[o;] 18de la vasija KUKUB agua 19frente al altar tres veces libo 20y la divinidad necesariamente sus manos se lav[a], 21a mí mismo mis manos me l[av]o La importancia de este paso no reside solo en el hecho de libar y lavarse con agua, y con el agua de la misma procedencia, sino en el escenario que es el altar de la diosa-Solar-de-Arinna y en que esta diosa está presente en la cultura hitita desde antiguo, lo que permite asegurar que la concepción del agua como elemento purificador pertenece a esta cultura proyectada en el pasado sobre aquella hática40, independientemente de que también otras, como la hurrita, la conciban igualmente así. La referencia al agua en movimiento lleva aparejada la mayor parte de las veces la idea de una única dirección y por tanto la del no-retorno, lo que hace que se constituya en uno de los elementos más comunes en la construcción de metáforas en los rituales mágicos41, especialmente en aquellos de purificación o limpieza. Así se explicita en uno de ellos contenido en el “Mito de la desaparición de

35

CHD, L, 13-15, s.v: “1. to pour; 2. to empty a container by pouring its contents out, 3. to flow, overflow”.

36

CHD, P, 98-100, s.v: “to sprinkle (…) Synonym: zap(pa)nu-”; HED, PA, 96-99, s.v: “sprinkle, spray; tan (?)”. Cf. también 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 246ss. 37

HED, #, 402-405, s.v: 'urnai-, 'urniya-: “spray, sprinkle”; HW2, #, 315-316, s.v: 'arnai-1, 'arniya-: “besprengen, träufeln”; EDHIL, 308-309, s.v: 'arna-zi, 'arn-: “to sprinkle, to drip (trans.), to pour”. 38

EDHIL, 404-406, s.v: i!p)nt-i, i!pant-: “to libate, to pour, to sacrifice”; CHD, %, 384-391, s.v: !ip(p)a(n)d(a)-, i!pand(a)B: “1. to libate (a liquid or a liquid from a vessel), 2. to consacrate (by pouring a libation on or over)”. 39

Colación sobre KUB-57.63 de: A. Archi (1988), 16-17; cf. también I. Singer (2002), 26 sub Nr. 3, §3 (traducción); M. Popko (2001), 331 (comentario); p. 228, n. 46 para plegarias hititas en general y 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 250, para la u%atar parkui. 40

Cf. J. Klinger (1996), 196-197; cf. también 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 284ss., y p. 286, n. 390.

41

Cf. 5.2.2.1.- Como término de comparación, p. 236ss.

228

El agua dulce en la cultura hitita

#anna"anna” (CTH-334.1.1.A) KUB-33.47+KUB 33.54 Rs. 10-1242: 10 GI%

%EN-a! GIM-an ˹a-ap-pa˺ ˹pár-za˺ Ú-UL ar-!i-i-e-zi-i 11DINGIR.MA#-a!-!a kar-pí-i! kar-tim-mi-i%a-az u%a-a!-túl !a-a-u-u%a-a[r] 12EGIR-pa QA-TAM-MA le-e ú-iz-zi 10 Como (el agua de) un canalón no da la vuelta 11[que] la ira, la cólera, el rencor, la furia de DINGIR.MA# 12igualmente no vuelva(n). Y también en la “Plegaria de un rey (al dios Sol)” (CTH-374) KBo-52.13 III 19’-23’43: 19’

nu u%a-a-tar ma-a-a'-'a-an ku-u%a-a-pí ar-a!-mi 20’nu pé-da-mi-it Ú-UL !a-aq-qa-a'-'i 21’nu MÁ ma-a-a'-'a-an ku-it-ma-an 22’'a-ta-an-ti-i%a a-ar-'i 23’[nu Ú-UL] I-DI 19’-20’ Como el agua fluyo hacia alguna parte, mi lugar no (lo) sé; 21’-23’como el barco, cuándo alcanzaré la orilla, no (lo) sé. GI%

La metáfora del agua fluyendo y arrastrando con ella lo que le acompaña sirve para expresar el abandono del individuo, la inercia de una situación sobre la que el sujeto no ejerce ya control alguno, como el barco que sin tripulación es movido por la corriente sin otra posibilidad de alcanzar la orilla que un hecho afortunado, en este caso la protección y guía de la divinidad que aparece en el párrafo siguiente bajo la expresión “tomar de la mano” en el sentido de conducir de manera protectora44. Retomando la idea de “goteo” desde un interior, en la famosa “Plegaria de Kantuzzili” (CTH-373) KUB-30.10 Vs. II 14-15, éste expresa el sufrimiento que experimenta al sentirse abandonado por su divinidad personal por medio del verbo zappii%e/a- y pide a I$tanu45 que interceda46: 14

nu-mu É-I%A i-na-ni pí-ra-an pít-tu-li-i%a-a! É-ir ki-!a-at nu-mu pít-tu-li-i%a-i pí-ra-an 15i!-taan-za-a!-mi-i! ta-ma-at-ta pé-e-di za-ap-pí-i!-ki-iz-zi 14 A causa de la enfermedad inan, mi casa se ha convertido en casa de la angustia, y a causa de la angustia, 15mi alma está goteando hacia otro lugar47.

42

E. Laroche (1965), 139 (transcripción); H. A. Hoffner (1990), 28 sub Nr. 7, §4 (traducción); A. Ünal (1990-97), 823 (traducción); G. Torri (2003), 70 sub ;19 (edición). Sobre DINGIR.MA# y su equivalencia con #anna"anna, cf. V. Haas (1994), 432-436; van Gessel, Onomasticon, I, 82-83, III, 297, s.v: #anna"anna, II, 729, s.v: DINGIR.MA#, con bibliografía señalada; P. Taracha (2009), 27, 31, 78, 125, 156. Cf. también 5.3.2.- Río, p. 293, n. 432. La misma metáfora aparece en el “Mito de Telipinu” (CTH-324) (cf. V. Haas (2006), 111 (paso en traducción), y 5.3.1.- Fuente, p. 268, n. 281 (referencias bibliográficas)) y en KUB-3.17+ Rs. 46’ (CTH-52), “Tratado entre %uppiluliuma-I y %attiwaza” (cf. B. Christiansen (2012), 217, 219 (edición del paso)). 43

H. Otten y Ch. Rüster (1977), 56, y n. 9 sub 44 (edición); I. Singer (2002), 35 sub Nr. 4b, y n. 6 (traducción); D. Schwemer (2013), 110 (traducción). Cf. también HW2, A, 341, s.v: ar!(ii%a)-; HED, PE-PI-PU, Preface; y más abajo, p. 228, n. 46 para plegarias hititas en general. 44

En este sentido, cf. también, 5.3.2.- Río, p. 295 (= KUB-30.28); para el río como vía de transporte, cf., 5.2.3.- Utilitaria, p. 252ss., con notas. 45

Sobre esta divinidad, y en general las divinidades solares, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 183, n. 868.

46

J. V. García Trabazo (2002), 284-285 (edición), Ibídem, 273-275, para referencias bibliográficas; I. Singer (2002), 33 sub Nr. 4a (traducción); D. Schwemer (2013), 107 (traducción). Cf. también A. Kammenhuber (1964), 156, 168; Ídem. (1976), 16-17. Esta expresión aparece igualmente en CTH-374 Rs. 10’-11’ y CTH-372 III 1’-2, cf. I. Singer, op. cit., 35 sub Nr. 4b (= CTH-374), 39 sub Nr. 4c (= CTH-372); D. Schwemer (2013), 109 (= CTH-374), 113 (= CTH-372). Para plegarias hititas en general, cf. I. Singer (2005); G. Wilhelm (2010d), y n. 1; J. Klinger (2013), 99-104. Sobre Kantuzzili, cf. J. Klinger (2012), 481, y n. 38. 47

Sobre inan-, cf. 5.2.1.- Punitiva, p. 233, n. 66.

5. Corpus de textos

229

Puesto que el alma, sum. ZI, hit. i!tanzan-48, no solo se encuentra en el interior de la persona, sino que es además necesaria para la vida y puede además doler –o ser al menos identificada como causa de dolor– de forma prolongada y constante equiparando la sensación con aquella de pérdida pausada de la “fuerza vital”, se presenta bajo la imagen del fluído por excelencia con la característica más conveniente a la descripción de la circunstancia, esto es, como el agua que puede filtrarse lentamente por los intersticios diminutos del cuerpo. Esta expresión podría ser entendida también como metáfora del llanto, hit. i!'a'ru(u%)ai-49, sin que por ello pierda ninguna de las particularidades mencionadas. El alma también puede “verter(se)”, como muestra KUB-13.3 II 29-30, III 1-2 (CTH-265), “Instrucciones al personal de palacio para asegurar la pureza del rey”50: 29’

ku-i!-u%a pa-ap-ra-tar i-ya-zi nu-u%a LUGAL-i 30’'ar-ra-an u%a-a-tar pa-a-i III.1nu-u%a-kán apé-e-el ZI-an DINGIRME% ú-u%i-te-na-a! 2i-u%a-ar ar-'a la-a-a'-'u-u%a-tin 29’ “A quien cometa un pecado y al rey 30’dé agua contaminada, III.1-2¡verted igualmente, oh dioses, su alma como agua!” De ahí que buena parte de los estudiosos que han tratado este término acaben concluyendo que en la cultura hitita se daba un concepto del alma como fluído51. Es de destacar que esta metáfora del alma como fluído que se filtra llevándose consigo la “fuerza vital” no se realice con el vino, también usado en este tipo de metáforas relacionadas con la vida y la muerte en otro tipo de textos, como rituales mágicos. Y así, otro tipo de expresiones similares para indicar la muerte violenta inciden simultáneamente en la concepción del alma como fluído y en el color rojo de la sangre52 como “líquido vital” y metáfora de la vida, haciendo una comparación con el vino, líquido y “rojo”, como en el “Ritual de Juramento” (CTH-493) KUB-43.38 Rs. 13-1653: 13

[EGIR]-˹an˺-da-˹ma˺-˹kán˺ ˹GE%TIN˺ ar-'a ˹la˺-˹a˺-'u-˹i˺ nu-kán an-da [ki-i!-!a-an me-mai] 14[ki-i-]˹u%a!˺ Ú-˹UL˺ [GE%TIN] !u-me-en-za-an-u!a e-e!-'ar nu-u%a ki-i [ma-a'-'a-an] 15 [ta-]˹ga˺-an-zi-pa-a! ˹kat˺-[ta] pa-a-a!-ta [!u-me-en]-˹za˺-an-˹na˺ [e-e!-'ar] 16[ ]-i%a ta-gaan-zi-pa-a! kat-˹ta˺ [QA-]˹TAM˺-˹MA˺ [ ] pa-[a-!u] 13 [De nue]vo vierte vino mientras [dice de este modo]: 14“[Esto] no (es) v[ino], (es) vuestra sangre, y [como] 15éste ha bajado a la [ti]erra, (que) [vuest]ra [sangre] 16[ ] a la tierra [del mismo modo ba]je.”

48

HEG, I, 430-432, s.v; HED, E-I, 468-471, s.v.; EDHIL, 414-415, s.v. Cf. también H. Otten (1958), 122-124; A. Kammenhuber (1964), esp. 152, 167, 179, 207-208; Ídem. (1965), 177-178, 181-182; G. F. Del Monte (1987), 95; A. Archi (2007), 183. Cf. también 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 42, n. 105; 5.3.2.- Río, p. 294ss., con notas (KUB-43.60), y en este apartado, p. 226, n. 27, sobre la relación de los pares opuestos vida–movimiento y muerte–quietud. 49

Cf. HED, E-I, 392, s.v: ishahru-, eshahru-; EDHIL, 391, s.v: i!'a'ru-.

50

F. Pecchioli Daddi (2004), 460, 466 (edición); A. Götze, (1969), 207 (traducción). Cf. también A. Kammenhuber (1964), 168; A. Ünal (1993), 123, y n. 12; J. V. García Trabazo (1996), 96-97 (edición); V. Haas (2003), 159 (edición del paso); A. Tagar-Cohen, (2006), 130-131, y n. 303 (edición); J. L. Miller (2011), 194 (traducción); Ídem. (2011b), 7 (traducción). Cf. 4.1.4.6.- Potabilidad, esp. p. 136, n. 502ss. Una expresión similar contiene el epílogo del Código de Hammurabi, cf. V. Haas (2003), 159 sub 1.9.1. Das Ausgießen des Wassers als Analogiefluchritus. 51

H. Otten (1958), 123 sub 6: “Die Substanz des ZI ist anscheinend flüssig gedacht”; A. Kammenhuber (1965), 182: “flüssigen Seelensubstanz”, y n. 26, parcialmente contra Ídem. (1964), 168; N. Oettinger, (1976) 55: “Seelenflüssigkeit”; HED, E-I, 468, s.v: i!tanza(n)-: “humoral soul-concept”; V. Haas (1994), 301; M. Popko (1995), 152. Sobre el viaje que realiza el alma tras la muerte en KUB-43.60 (CTH-457.7.1), cf. 5.3.2.- Río, p. 294ss., con notas. 52 53

Sobre la sangre, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958.

N. Oettinger (1976), 20-21 (transcripción y traducción), Ibídem, 55, 74-75 (comentario); B. J. Collins (1997), 167 (traducción); B. Christiansen (2012), 410 (edición).

230

El agua dulce en la cultura hitita

El efecto de verter el vino sobre la tierra y que éste sea absorbido para no dejar rastro se refuerza en el párrafo anterior donde es el agua la que se vierte y donde se dice explícitamente que ésta no dejará rastro54: 9

[me-ma]-i ki-i-u!a u%a-a-tar ma-a'-'a-an ta-ga-an-zi-pa[-a! kat-ta pa-a-a!-ta] 10[nu-u%a]-a!-!i u-ur-ki-i! EGIR-an Ú-UL te-ik-ku-u!-!i-iz-zi 9 [dic]e: “Como este agua a la tierr[a ha bajado] 10[y] de ella no se muestra rastro de nuevo.” Se muestran aquí las ideas recogidas anteriormente sobre la relación entre el agua y el movimiento, es decir, el agua que fluye en una única dirección, y su vínculo con lo vivo que se contrapone a lo estático como marca de lo muerto. Pero el agua como fluído por antonomasia, y por tanto carente de consistencia, aparece caracterizada de este modo también en los textos, y así, en fecha temprana, #attu$ili-I recrimina a sus tropas su falta de combatividad en “La toma de Ur$u” (CTH-7), KBo-1.11 Rs. 1155: 11

[ki-]˹ma˺ i-na GI%GIGIR#I-A !a me-e ta-az-za-az a-na me-ma-an ta-tu-ut-ma 11 ¿Estás sobre carros de agua, acaso te has convertido en agua? La imagen de guerreros y carros convertidos en agua, o comportándose como agua, no ilustra y recoge solo la obviedad del agua como fluído, sino que da lugar a un juego de palabras56 que refleja el pensamiento popular, aunque sea difícil discernir si debe inscribirse en aquel del área al sur del Tauro, en aquel hitita, o en ambos. Esta imagen que usa el agua como término de comparación para expresar debilidad contrasta con la maldición del reverso (I 14’) en la que se amenaza a los incompetentes con ser arrastrados por el dios-Tormenta mediante una riada57. De este modo, el texto contiene dos de los significados opuestos atribuidos al agua que la caracterizan en un modo negativo: su falta de corporeidad como imagen de inconsistencia e ineficiencia, y su fuerza destructora como arma del diosTormenta. Del material textual analizado en este parágrafo se colige que el agua es el referente por excelencia del concepto de “líquido”, lo cual no es ninguna sorpresa sino todo lo contrario, ya que se halla en la Naturaleza y es indispensable para la vida. De esta idea básica como líquido de carácter fundamental se derivan otras más complejas, como el estar en la base de la cosmogonía con los mitos que explican el origen del Universo o constituirse en referente de metáforas y dichos. En el plano puramente funcional58, los textos dejan claro que se conocía el proceso de descomposición del agua,

54

N. Oettinger (1976), 20-21, 54 (comentario y paralelos); G. Torri (2003), 93 (edición); V. Haas (2003), 158 (edición); B. Christiansen (2012), 410 (edición). Cf. también 5.2.2.1.- Como término de comparación, p. 238ss. 55

G. Beckman (1995b), 25-26: “Do you stand [as] on chariots of water, or have you perhaps (yourself) turned to water?”, 29 (edición); diversamente, V. Haas (2003), 158 (edición del paso); Ídem. (2006), 45: “Stehst du (nicht) wie auf Streitwagen, die [im] Wasser sind, oh würdest du doch zu Wasser werden!” (traducción). Cf. también CAD, M, II, 154, s.v: mû A, 2a: “you stand on chariots of water, you wish you had turned to water”; T. Bryce (2005), 72, y n. 53: “You stand on chariots of water, you are almost turned into water yourself(?)”. También en KBo-12.96 Vs. I 15’ (CTH-433) se recoge una expresión similar, cf. V. Haas (2003), 158 sub 1.9.1. Das Ausgießen des Wassers als Analogiefluchritus. 56

G. Beckman (1995b), 31; parcialmente contra V. Haas (2006), 43, 290, y n. 5, quien explica este juego de palabras en relación con el verbo uattarii%a- (del que no aporta traducción) y el “Juramento Militar” (CTH-493, cf. más arriba, p. 229) como metáfora de “hundimiento; filtración; absorción”. Sin embargo, la referencia en Ibídem, 290, n. 5: “F. Starke, 1990, 373 mit Anm. 1343”, no apoya su afirmación, cf. F. Starke, loc. cit: “(…) u%a-at-ta-ri-it-ta-ru, (…) zu u%attarii%- “sprechen” ”; cf. también EDHIL, 988, s.v: u!attarii%e/a-tta(ri): “ ‘?’ (…) From this context alone, a meaning cannot be determined. HW, Erg. 3: “36 glosses it with ‘Quellen(?)’, but this meaning is based on the formal similarity with u%attaru- ‘source, well’ only and has no merit”. Sobre juegos de palabras y otras figuras del lenguaje, cf. 4.1.4.3.- Fuentes, p. 272, con notas. 57

Cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 263ss.

58

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 252ss.; y 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss.

5. Corpus de textos

231

que no siempre es potable en la Naturaleza y que su exceso y acumulación en los asentamientos causa graves problemas estructurales y de salubridad; todo lo cual encuentra confirmación en el material arqueológico. Esto es, la documentación textual refleja que el agua es el paradigma del concepto de fluído, y que ello es así se muestra en las estructuras hidráulicas y en el resto del material documentado por la arqueología.

5.2.- El agua dulce como materia El agua dulce forma parte del extenso elenco de materiae usadas en diferentes tipos de ritos y rituales mágicos59. Ya que es esencial para la vida y está presente en la Naturaleza no solo en estados diversos –líquido y sólido60– sino también en formaciones diversas: manantiales, ríos, lagos, ponores, dolinas, sumideros, etc. Es también el elemento dual por antonomasia: el agua puede ser contenida pero no se le puede dar forma, es inodora pero puede ser aromatizada, es incolora pero admite tinturas, puede ser canalizada pero no totalmente controlada, y a pesar de que es necesaria para la vida, tiene la capacidad de quitarla. Todas estas características intrínsecas, a las que hay que sumarle aquellas adscritas61, hacen que el agua dulce –como también otras materiae– adquiera diferentes significados y de ahí también usos, dependiendo del sentido y objetivo que pretenda alcanzarse mediante el rito o el ritual.

59

Sobre la definición de ritual mágico en términos generales, cf. J. Klinger (2008b), 187, n. 1: “(…) unter Ritual soll hier ein mehr oder weniger geschlossener Handlungsablauf vestanden werden, der sich meist aus einer Reihe sinneinheitlicher Handlungsabschnitte (Riten) aufbaut”; A. Arroyo (2010), 353-355: “Every situation created by humans which covers normative words and acts in a sequence more or less formal or rigid, which uses an isomorphic language and pursues the transformation or maintenance of reality”, más bibliografía señalada; cf. también C. Watkins (1995), 52: “(…) verbal magic and the manipulation of simbolic objects—by word and deed—”; R. Francia (2004), 390-392, con notas; D. Schwemer (2013b), 147. 60

No hay certeza sobre si los hititas sabían que las nubes, hit. alpa- (cf. HW2, A, 60, s.v.) y la niebla, hit. u%ar!a- (cf. EDHIL, 971, s.v: “Fog, mist”), ac. imbaru (cf. CAD, I-J, 108, s.v., 1: “fog, haze”), son agua en estado gaseoso aunque ambas pertenecen al dominio del dios-Tormenta, como muestra KUB-14.20 12-17, “Los Anales de Mur$ili-II”, donde el dios usa la niebla para esconder al ejército, cf. A. Götze (1933), 194-195 (edición); S. Alp (1991), 25, 27 (edición); cf. también 5.3.4.Lluvia, p. 317ss. En KBo-31.131 Rs. III 23’-24’ (CTH-334.2.A), “Desaparición de #anna"anna”, se indica que una “nube?” puede crearse del vertido de un agua particular (!uppi-, “puro”, cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 247ss.) sobre otra (¿de diferentes temperaturas?): 23’[ú-da-a!]-kán u%a-at-tar-u%a-a! MUNUS.LUGAL-a! !u-up-pí u%a-a-tar 24’[na-at-]!a-an !e-er la-a'u-u%a-a! al-pa-a! a-ra-i!, 23’trajo a la fuente de la reina el agua pura, 24’la vertió encima, (se) alzó una “nube?”; cf. E. Laroche (1965), 141 (transcripción); G. Kellerman (1987), 117 (edición); H. A. Hoffner (1990), 29 sub Nr. 8, §13 (traducción); A. Ünal (1990-97), 824 (traducción); E. Rieken et al. (ed), hethitern.net/:CTH 334.2.1 sub §6’. La traducción del pasaje en: HED, L, 22: “the queen brougth from the well holy water, off the ladle [la-a-'u-u%a-a!] a cloud rose” se descarta por cambio del paradigma de la'uu%a! en: CHD, L, 13, s.v: la'(')uwai-/la'(')u-: “pret. sing. 3”; cf. también HEG, L-M, 3-4, s.v.; EDHIL, 512, s.v. Para !uppi u%atar, cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 247ss. El término u%ar!ula-, atestiguado entre otras ocurrencias en la l: 25 del texto mencionado (u%a-ar-!u-la-a! !a-ra-a ú-it, u%ar!ula subió) y aunque de traducción incierta, indica un concepto cercano a “vapor” o “efluvio”, cf. HED, loc. cit.: “an aroma went up”; EDHIL, 975-978, s.v: “(…) We could think of a basic meaning ‘fume, haze, vapor’.” Se documenta también el verbo derivado, u%ar!ii%e/a-, cf. EDHIL, 973, s.v: “to produce u%ar!ula-”, ¿quizá “hervir, bullir; quemar (esencias)”? Se documenta también en KBo-23.27 Vs. I 6, 8 en un contexto donde también aparece 'ar!umar, “fuente de un río” (cf. 5.3.1.- Fuente, p. 266, n. 272) lo que indica que también se encuentra en la Naturaleza y que aquí podría referir al vapor de aguas termales, cf. también 5.3.2.- Río, p. 296ss. 61

A. Arroyo (2010), 365, y n. 99, 100.

232

El agua dulce en la cultura hitita

5.2.1.- Punitiva El ejemplo más sobresaliente de referencia al agua dulce como materia punitiva62 procede del “Juramento militar” (CTH-427, III 12-23) en el que el castigo al perjuro es la hidropesía63: 12

˹nu[-u!]-˹ma˺-a!-kán ˹ALAM˺ [ ] ˹%A˺-*U ú-i-da-an‹-da› !u-u 13[I-NA] ˹QA˺-TI-*U-NU da-˹a˺[-i] nu ki!-an te-ez-zi 14[ka-]˹a˺-a!-u%a ku-i! Ú-[UL-u%a] li-in-ki!-ki-it 15[nu] DINGIRME%-a! pé-ra-an [li-in]-˹kat˺-ta 16nam-ma-kán NI-I* DINGIR-˹LIM˺ [!ar-]ra-ad-da na-án li-in-ki-an-te-e! 17e-ep-pir na-˹a!˺-!a-an %À-*U !u-ut-ta-ti 18nu-za !ar-'u-u%a-an-da-an QA-TI-*U pé-ra-an UGU-a 19kar-pa-an 'ar-zi na-a!-ta ku-i! ku-u-u! NI-I* DINGIR-LIM 20 !ar-re-ez-zi na-an ke-e NI-I* DINGIRME% 21ap-pa-an-du na-a!-!a-an %À-*Ú !u-ut-ta-ru 22 ˹an˺-˹dur˺-˹za˺-˹ma˺[-a!-!i-]kán I-NA %À-*Ú DUMU DI!-'a-ra 23ki-i!-!a-an-ta-˹ru˺ na-an ka-ri-pa-an-du 12-13 [Le] pone en su mano una fig[ura … cu]yo interior (está) con agua y dice así: 14“¿Quién (es) este? ¿No ha jurado repetidamente? 15Frente a los dioses ha jurado 16y ha transgredido el juramento y a él los linki(i%)ante! lo 17cogieron, su interior se hinchó 18y su mano ha levantado sus entrañas; 19a quien el juramento divino 20transgreda, que los dioses del juramento le 21cojan y su interior se hinche 22y que dentro en sus entrañas, hijo de I$"ara, le vuelvan así y le devoren”64 Una fórmula similar se atestigua también en el “Ritual de Juramento” (CTH-493, Rs. 17-24), en esta ocasión en referencia a la mezcla en un recipiente –metáfora del interior de cada soldado– de agua – representación del juramento– y vino –representación de la enfermedad–65: 17

[EGIR-]˹an˺-da-ma A-NA GE%TIN u!a-ta-ar ˹me˺-˹na˺-˹a'˺-'a-an-da la-a-'u-˹i˺ nu-[kán anda] 18[ki-i!-!a-]˹an˺ me-ma-i ki-i-u%a u%a-a-˹tar˺ ˹GE%TIN˺-i%a ma-a'-'a-˹an˺ [im-me-at-ta-ti] 19 [EGIR-an]-˹da?˺-u%a ki-i NI-I* DINGIR-LIM i-na-[an-na ‹I-NA›] RA-MA-NIME%-[KU]-!NU" 20 [QA-TAM]-˹MA˺ im-me-at-ta-ru 21[ ]-it SAG.DU-az nu-u%a-a!-ma-a! DSÎN u%a-al-'a-an-naú ˹nu˺-[ ] 22[ ]-˹za˺ %À-az 'u-u-u%a-a-ú nu-u%a-a!-ma-a! an-du-u-ri-i%a-a! [ x ] x [ ] 23[ ]-za D SÎN ˹ú˺-ur-tu-u! i-ad-du nu-u%a-a!-ma-a!-za ki-˹nu˺[(-) x x] ˹x˺ [ ] 24[ ]-a! KUR-KURME% an-da ú-u%a-an-na i-at-ta-ri [ ] 17 [Despu]és vierte agua en el vino y habla 18 a[sí]: “Del mismo modo que este agua se mezcla al vino, 19 que igualmente la enfermedad inan- del juramento divino a vuestros cuerpos 20se mezcle. 21[ ] desde/en la cabeza. Que el dios Sîn os golpee continuamente; 22[que ] se escape

62

Las ordalías no serán tratadas aquí sino en 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 308ss. sub §1.- Como lugar ordálico, porque no son en sí una forma de castigo, cf. p. 308, n. 527. 63

B. Christiansen (2012), 368 (edición del pasaje); cf. también N. Oettinger (1976), 12-13 (edición); J. V. García Trabazo (2002), 534-537 (edición); y B. J. Collins (1997), 166 (traducción). Cf. también V. Haas (2006), 233. 64

Sobre DUMU DI!-'a-ra en l: 22 y la incongruencia en número de los verbos en la proposición a la que pertenece, cf. N. Oettinger, op. cit., 42 sub III 18; B. Christiansen, op. cit., 369; sobre las divinidades linkii%ante!, cf. V. Haas (1994), 374-375; M. Popko (1995), 92, 168; P. Taracha (2009), 124, 127-128. Aparecen en, entre otros, CTH-427 I 15, III 16 (cf. N. Oettinger (1976), 6, 41-42 (edición); B. Christiansen (2012), 355, 368-369 (edición)) y KUB-14.17 Vs. II 13 (CTH-61.II.4) (cf. A. Götze (1933), 84-85). Cf. también V. Haas op. cit., 298: “Deshalb gehört der Schwur zu den „Göttern der Verfluchung und des Todes‟ ”, y n. 29; van Gessel, Onomasticon, III, 42, s.v: lingai-. 65

B. Christiansen (2012), 411-412 (edición del pasaje); cf. también N. Oettinger (1976), 20-21 (edición); A. Ünal (1999), 220-221 (transcripción KUB-43.38 Rs. 13-20).

5. Corpus de textos

233

de las entrañas, 23que a vuestro interior […] DSîn haga urta-; que ah[ora? […] 24vaya a vigilaros a los países.”66 Este segundo paso de CTH-493 es más extenso conceptualmente que aquel de CTH-427, que sin embargo es más explícito y presenta evidentes paralelos en otras culturas67. El hecho de que en los dos párrafos de este “Ritual de Juramento” (CTH-493, Rs. 13-16) previos al presente paso y tratados en otro lugar68, las fórmulas refieran primero al agua y después al vino tragados por la tierra, permite interpretar el presente paso (y tercero, Rs. 17-24), como mínimo y respecto al tema que nos ocupa, 1) como una referencia a los dos primeros (Rs. 13-16); 2) como referencia al párrafo mencionado más arriba del “Juramento Militar” (CTH-427, III 12-23) –independientemente de la datación de ambos textos, por separado y/o de uno con respecto a otro, es claro que ambos textos (CTH-427 y CTH-493) refieren a la misma idea y simbología alrededor del juramento y del castigo al infractor del mismo–; y 3) como ejemplo donde se recogen y aúnan los conceptos y simbologías de “agua”, “alma”, “interior” e “hidropesía”; así como la connotación negativa de “sangre”69. Agua y alma encuentran relación en su característica como fluídos, y a través de ella, con su ubicación en un interior, de donde se pasa a la hidropesía como pena70. Este paso de una idea a otra, esta relación de conceptos imbricados entre sí, parece corroborarse con la mención de la enfermedad que deberá consumir al transgresor del juramento, inan-, la misma que aflige a Kantuzzili, el desconsolado fiel que implora a su divinidad personal y al dios Sol que le liberen de su gran sufrimiento en la plegaria que lleva su nombre, CTH-37371. El tipo de lenguaje utilizado en ambos ejemplos (CTH-427 y CTH-493) cae dentro de la categoría “mots et expressions de la langue «technifiés»”72 que en contextos “legales” adquiere un significado más específico y restringido que en los presentes contextos rituales aunque conserva su carga simbólica adecuada a la ocasión. A pesar de que las divinidades garantes del juramento no sean la misma, I$"ara en CTH-427 y Sîn (dios Luna) en CTH-493, ambas se definen en base a su función en estos y otros textos como linkii%ante!73.

66

Para NI-I* DINGIR-LIM i-na[-an-na, en l: 19, cf. HED, E-I, 365-366, s.v: inan-: “sickness, illness, disease, ailment (…) listed along with &shar (…) and other assorted afflictions and enormities; (…) focussed sense of (…) a specific body part. (…) possibility of Indo-European nominal cognates from a root meaning ‘assail, afflict’ ”; HED, L, 88, s.v: lenk-, link-; EDHIL, 386, s.v.; cf. también V. Haas (2003), 58 sub III.2.2.1; para urta- en l: 23, cf. HEG, U, 103-104, s.v: “(ein übler Sustanz, Art Krankheit?)”; EDHIL, 928, s.v: “a disease?”. 67

N. Oettinger (1976), 40, 71-73; J. V. García Trabazo (2002), 60 sub 3.7.3, 522, y n. 8.

68

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 229ss., con notas.

69

Cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958.

70

N. Oettinger (1976), 42, establece una relación más: entre una mujer embarazada, armant-, y la luna, arma-. Cf. HED, A, 154, s.v: arma-: “(…) deriving from arma- the verb armahh-, ‘make pregnant’ but also (…) arma(n)- ‘sickness’ ”; EDHIL, 207, s.v: “It is not totally clear to what extent the word group consisting of erman / arman- ‘sickness’, armae-zi ‘to be pregnant’, etc. is related to the word for ‘moon’.” 71

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 228, con notas.

72

P. Dardano (2002), 341.

73

Cf. más arriba, p. 232, n. 64. Para I$"ara, relacionada con el Inframundo, el sexo y la guerra, cf. V. Haas (1994), 393-405, esp. 398-399, y n. 160-161; P. Taracha (2009), 123-124; para Sîn, cf. V. Haas, op. cit., 373-375, esp. 374. I$"ara se califica como MUNUS.LUGAL ma-mi-ti en KBo-1.1 Rs. 46 (CTH-51) (cf. G. Beckman (1996), 43; B. Christiansen, (2012), 208). Con el apelativo de LUGAL MA-ME-TI, “señor del juramento”, se recoge a Sîn en la ‘Bronzetafel’ (CTH-106.A.1=Bo-86/299) Rs. III 93 (cf. H. Otten (1988), 24; G. Beckman (1996), 116; B. Christiansen, op. cit, 269) y como EN ma-mi-ti en KBo-1.1 Rs. 46 (CTH-51) (cf. G. Beckman (1996), 43; B. Christiansen, op. cit, 208).

234

El agua dulce en la cultura hitita

Otro tipo de castigo a través del agua consiste en su acarreo sin ropas. Se documenta en KBo-3.34 Rs. II 34-35 (CTH-8.A), la “Crónica de Palacio”74: 34

e-az [LÚME%] ˹ÉRIN˺.LUGAL ku-i! na-at-ta-ma 'a-az-zi-iz-zi nu-u!-!e i-i%a-al GAL-ri pían-zi 35[da?-na?]-˹at˺-ta-an né-ku-ma-an-za ú-u%a-a-tar pí-it-ta-iz-zi, 34 estos (son los) [sold]ados reales, aquel que no golpea, a ése se le da un recipiente-i%al, [vac]ío?, llevará desnudo agua Y se documenta también en “Las Instrucciones al Personal del Templo”, CTH-264 §11, 32-3475: 32

lu-ri-i%a-a'-˹'a˺-˹an˺-du-ma-an nu ne-ku-ma-an-za TÚG-a!-!i-kán NÍ.TE-!i 33an-[da] le-˹e˺pát e-e!-zi nu u%a-a-tar 3-*U la-ba-ar-na-a! lu-li-i%a-za 34I-[NA] É.DINGIR-*U pé-e-da-a-ú nu-u!-!i a-pa-a-a! lu-ú-ri-e! e-e!-du 32-33 ¡Humilladlo! Desnudo –estará sin ningún vestido sobre el cuerpo– que lleve agua tres veces desde la fuente del Labarna 34 a su templo. ¡Que esta sea su humillación!76 El castigo en estos ejemplos descansa principalmente en el desnudo público como símbolo de la expulsión del individuo de su ámbito77 de manera que el resto de la comunidad lo reconozca como defenestrado, así como en el ejercicio de una actividad más o menos diaria y de poco rango78 como es el acarreo de agua. Ambos motivos se dan juntos para reforzar la humillación a través de la exhibición del castigo frente al resto de iguales, y del cuerpo, que generalmente permanece oculto. Pero el desnudo tiene también una lectura regeneradora que se muestra en algunos rituales de renovación (KUB-20.13 IV 11’, CTH-683.4, “Renovación del kur!a de la divinidad LAMMA”) así como en el Festival KI.LAM (KBo-10.23+ Rs. IV 11-12 (= CTH-627.1.a.A) y KUB-2.3 II 15 (=

74

P. Dardano (1997), 52-53, 110-113, con notas (edición). Cf. también J. Klinger (2001), 64 (traducción); V. Haas (2006), 58 (traducción). M. Marazzi (2010), 215, n. 18, interpreta la expresión ú-u%a-a-tar pí-it-ta-iz-zi, como “correre la rivista” (cf. P. Dardano, op. cit., 113, n. 163), aunque admite la posibilidad de lectura aquí recogida. Para GAL-ri, cf. HHW, 224, s.v. DUG/ GI%/URUDU GAL: “Becher (heth. (…) zeri-.)” 75

A. Taggar-Cohhen (2006), 57-58, 79 (edición). Cf. también A. Götze (1969), 209 (traducción); I. Wegner (1978), 408, y n. 39 (edición del paso); P. Dardano (1997), 113, n. 164 (transcripción y traducción); J. Klinger (2001), 78 (traducción); Y. Erbil y A. Mouton (2012), 74 (transcripción y traducción). 76

Para la traducción de luli-, cf. 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 311ss. E. Forrer (1938), 184-185, identifica este luli(i%a)- con el estanque de la ‘Unterstadt’ exterior (cf. 4.1.4.4.- Depósitos: cisternas y estanques, p. 130, y n. 468); mientras A. Ünal (1993), 123, lo hace con “the present day fountain above Ni'antepe” (cf. 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a, p. 148, y n. 603), pero no hay modo ni de confirmar ni de desmentir estas propuestas. 77

La Ley §171/*56 prescribe el desnudo (como símbolo) para desheredar a un descendiente, cf. H. A. Hoffner (1997), 137 (edición), 217 (comentario); F. Imparati (1964), 156-159 (edición), 301-302 (comentario). Además de los ejemplos de Ugarit citados por H. A. Hoffner y aquellos de Nuzi mencionados por F. Imparati, cabe mencionar aquí también ejemplos de Emar, Ekalte y A$$ur; para una recopilación de todos ellos y un estudio sobre el desnudo (como símbolo) para desheredar en público a viudas, cf. J. J. Justel (2011). También se documenta la expresión “Madduwata (escaped) naked by himself” (CTH-147 Vs. 51), en: Beckman, G. M.; Bryce, T. R.; Cline, E. H. (2011), 78-79; para referir no solo a la desposesión sino también a la humillación de estar desposeído y ser un fugitivo. Sin embargo, no parece que el desnudo tenga siempre connotaciones negativas, cf. más abajo, y 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 313ss., con notas. 78

En la documentación hitita el término para “aguador” es LÚakuttara- (cf. F. Pecchioli Daddi (1982), 144-145; J. Klinger (1996), 673, y n. 170; F. Pechhioli Daddi (1999), 149, y n. 1) y LÚ A *A KU%(.LAL) (cf. F. Pecchioli Daddi (1982), 150-151; HHW, 241, s.v: LÚ), literalmente “el que (lleva) agua en una piel”. En la documentación sumeria se denominan a.bala, pero también SIG7-a, lit. “ciego-agua”, en contextos de producción agrícola, designando de forma metafórica a trabajadores poco cualificados (cf. R. Prentice (2010), 23, y n. 127 sub The igi-nu-du8; A. Greco (2013), esp. n. 1, con bibliografía señalada; a quien agradezco aquí su ayuda). Los “aguadores” hititas parecen ser también trabajadores poco cualificados a pesar de que “dirijan” el ritual KBo-37.1, cf. J. Klinger, op. cit., 638-649; F. Pechhioli Daddi, (1999), 149, y n. 2.

5. Corpus de textos

235

CTH-627.1.k.A))79 porque señala el retorno del individuo a su estado primitivo, a su situación originaria desde donde poder recomenzar su andadura social y personal en los planos religioso y simbólico y reconstruirse de nuevo desde la base. Esto es, el desnudo forma parte de los actos de expiación porque devuelve a la persona a su estado primitivo en el que aún no estaba mancillada y permite que otros actos simbólicos, en este caso el acarreo de agua, completen el proceso de purificación para devolverla al estado de pureza80. A pesar de estas atestaciones del uso o mención directa del agua dulce como materia punitiva, no se documenta ningún símil en las Leyes que haga referencia al castigo a través de la hidropesía o al acarreo sin vestidos de agua81. Esto no significa que los ejemplos aportados carezcan de vínculo con la realidad como formas de castigo, al contrario, están anclados en lo consuetudinario y de ello derivan, como muestra la tipología de textos en la que aparecen: rituales, la “Crónica de Palacio” y las “Instrucciones al personal del Templo”. Tanto la “Crónica de Palacio” (CTH-8.A), aunque definida de diversos modos por diferentes autores82, como las “Instrucciones al Personal de Palacio” (CTH-265)83, no dejan de traslucir su imbricación en un discurso anecdótico, con tintes legendarios si se quiere, pero por lo mismo con raigambre en las costumbres de la cultura que los ha originado y con intención de proyectarse en el futuro como modelo de conducta y fuente de derecho84. Y que esto es así se muestra en el inclusión de una de estas “anécdotas” en las Leyes, en concreto en la §55, donde se menciona también al “padre del rey”, A-BI LUGAL85, fórmula característica de los textos que pretender sentar precedente, o que se constituyen en tal, mediante la referencia a un antepasado de un tiempo indefinido y pretérito en el que se fijaron las costumbres86. Los textos tratados refieren a uno de los polos simbólicos en los que está inserta el agua dulce, el negativo, derivado de la conciencia del doble papel que tiene en la Naturaleza y en la vida humana, como elemento indispensable para la vida y como capaz de quitarla87.

5.2.2.- Ritual Los rituales mágicos que cuentan con el agua entre sus materiae inciden en su función ordinaria como elemento básico de la higiene y la mayor parte de ellos también en su movimiento como característica intrínseca de la mayor parte de ocurrencias del agua en la Naturaleza que permite el transporte de la impureza hacia otro lugar, en general, el Inframundo.

79

Para todas estas menciones, cf. H. M. Kümmel (1967), 41, y n. 119. Para CTH-683.4, cf. G. McMahon (1991), 172-173 (edición); D. Groddek (2004), 24 sub Nr. 13; para CTH-627.1.a.A Rs. IV 10-14, cf. I. Singer (1983), 60 (comentario); Ídem. (1984), 13 (transcripción); J. Klinger (2008b), 195 (traducción); para CTH-627.1.k.A, cf. 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 313ss., con notas. 80

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239ss., con notas, esp. p. 240, n. 122.

81

Cf. H. A. Hoffner (1997), esp. 13-14, con la tabla-resumen de la tipología de delitos. Sobre el tipo de lenguaje usado en el derecho hitita con un pequeño resumen sobre el mismo, cf. P. Dardano (2002), 340-342, y n. 28, con bibliografía señalada; Ídem. (2011), 77: “(…) die Gewohnheit (ist) die wichtigste Rechtsquelle.”, y n. 42, más referencias señaladas. Tampoco hay referencias a la ordalía en el río, y sin embargo otros textos la documentan, cf. 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 308ss. 82

Cf. recientemente P. Dardano (2011), esp. 63-66, más bibliografía señalada.

83

Cf. p. 175, n. 810, para referencias bibliográficas sobre este texto.

84

A. Archi (1979), esp. 35-36, 49-51; P. Dardano (1997), 9-11; M. Marazzi (2010), 200, 203-204; P. Dardano (2010), 48, 52; Ídem. (2011), 76-78; cf. también C. Watkins (1995), 303: “cosmology and ideology perceived as permanent and everlasting.”; 446. Cf. también 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 224ss., con notas. 85

Cf. F. Imparati (1964), 72-73; H. A. Hoffner (1997), 66-68.

86

Cf. también 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 308ss., sub §1.- Como lugar ordálico.

87

Cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 259.

236

El agua dulce en la cultura hitita 5.2.2.1.- Como término de comparación

El agua usada para comparar objetos y/o situaciones entre sí, ya sean reales o deseadas, se documenta especialmente en los rituales mágicos88, aunque algunas sentencias o dichos ponen de relieve que por tratarse de un elemento ampliamente difundido en la Naturaleza y permanentemente presente en la vida de las gentes, su uso como término de comparación se ha extendido al lenguaje cotidiano89. En general, los rituales mágicos que usan el agua en comparaciones inciden especialmente en su aspecto en la Naturaleza como fluído en movimiento90, esto es, como líquido que fluye o que puede verterse y/ o que es absorbido por la tierra, pero raramente hacen referencia al agua helada o de precipitaciones, como tampoco a aguas no potables, como las contenidas en algunos lagos del centro-oeste de Anatolia como el Tüz-Gölü91. Sí se documenta una parte de un ritual bilingüe hitita-luvio, KUB-35.54 Rs. III 12-21 (CTH-758.1.C) “Ritual de Purii!anni contra la impureza de una casa”, en la que la sal se mezcla con el agua y en donde cada una de las sustancias usadas tiene su propia fórmula aunque ambas inciden en la idea de no-retorno92. En la Naturaleza, como líquido que se vierte o fluye, que es absorbido por la tierra y que por tanto desaparece, es utilizado en comparaciones cuyo objetivo es incidir en esta idea de la noexistencia, de la aniquilación. Así se ha visto más arriba en el “Ritual de Juramento” (CTH-493) con el vino y el paso similar que lo precede referido exclusivamente al agua93. Un paso similar a éste aparece en KUB-29.7 Rs. 52-57 (CTH-480), el “Ritual de %amu"a”94: 52

(…) EGIR-*U-ma EN-LUM KÚ.BABBAR *A 3 GÍN !a-ra-a e-ep-zi 53nu-u!-!a-an I*-TU NAM-MA-TUM KÚ.BABBAR-i *A 3 GÍN u%a-a-tar la-a-'u-i an-da-ma-kán ki-i!-!a-an mema-i 54ku-i! A-NA PA-NI DINGIR-LIM i-da-a-lu me-mi-an 'ar-zi nu ki-i ma-a-a'-'a-an u%a-atar da-an-ku-i! ta-ga-an-zi-pa-a! 55kat-ta pa-a!-ta a-pa-a-at-ta i-da-a-lu ut-tar ta-ga-an-zipa-a! kat-ta QA-TAM-MA pa-a!-du 56[ke]-e ud-da-a-ar pár-ku-i !i-i!-!i-i%a-an-na e-e!-tu DINGIR-LUM-ma EN.SÍSKUR-i%a a-pé-e-ez 57[ud-da]-˹a˺-na-az pár-ku-u%a-e-e! a-!a-an-[du] 52 (…) Tras esto, el “Señor (del Ritual)” alza 3 siclos de plata 53y desde un vaso al efecto a los 3 siclos de plata agua vierte, y al tiempo de este modo dice: 54“Quien una mala palabra frente a la divinidad pronuncie, como este agua la Tierra Negra 55engulló, ¡que del mismo modo esta

88

“In comparison a magic dwells” en: J. Z. Smith (1982), ápud C. López-Ruiz (2012), 30; cf. también 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239ss. 89

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 230.

90

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 227ss. (= CTH-334).

91

Cf. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 7ss. Aunque la sal sí es utilizada como materia en algunos rituales mágicos, generalmente, aunque no siempre, para construir metáforas relacionadas con la infertilidad o como añadido al agua a modo de desinfectante, cf. D. H. Engelhard (1970), 124-128 sub C. Salt; G. Torri (2003), 78 sub [339], 93 sub [;61], 131 sub [ß20], 156-157 sub [ ‘Quelle’ wie im Semitischen) existiert nicht”; CHD, 76, s.v: !akui-, !akuwa-, 2. holes: “The theory (…), appealing to analogy with Semitic words (…) which means both “eye” and “spring” can claim only the support of !a-ku-i! KUB-12.58 i 12 which Goetze, Tunn. 6 i 36, 65 n. 231, wisely emended to !a-ku-i!”. Pero nótese que en HEG, %, 739, s.v: sakuni-: “Andererseits kann durchaus eine etymologische Beziehung zwischen sakui- ‘Auge’ und sakuni- ‘Quelle’ bestehen. (…) (Weiterbildung zu sakuwa- ‘Augen’ mit Lehnbedeutung nach dem akkad. Vorbild &nu bzw. "nu ‘Auge’ und ‘Quelle’ ”, retomado en EDHIL, 702, s.v: !ak(k)uni-: “(…) connection with !)kuu%a- ‘eye’ (which is semantically likely in view of Akk. "nu that means both ‘eye’ and ‘well’)”. Gracias a la edición de la mencionada LSU, es posible retomar la equivalencia descartada por CHD a pesar de que se desconozca su traducción al hitita. En estas páginas se ha propuesto como hipótesis de trabajo la equivalencia entre este término y luli(i%a)- en algunos contextos, cf. la referencia interna mencionada al inicio de esta nota, así como más abajo 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 311ss. 272

Para etimología y connotación de 'ar!ummar, cf. HW2, #, 377, s.v: “Wurzel *har!-2 “toben, stürzen, strömen”, contra HED, #, 200: “*'arsn- (…) lit. “head-related”; para r&! &ni, cf. CAD, I-J, 158, s.v: "nu, 2,e,2’; Ibídem., R, 287, s.v: r&!u, 4,b,1’: “head, source of a river, canal, etc.”; para tarnaluli-, cf. HEG, T-D, 197-198, s.v: “Das sich so ergebende “Quellenkopf” ist eine genaue Entsprechung zu akkad. r&! &ni “Kopf der Quelle” (= Ausgangspunkt der Quelle) [sic!]”; ChS 1/9, 292, s.v: “Quellenkopf” [sic!]; sobre el significado de luli(i%a)- y sus connotaciones, cf. 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 311ss. En el “Mito de A$ertu” (KUB-36.35 I 5 = CTH-342.1.1.A) 'ar!ummar se documenta con el mismo uso que r&! &ni en relación al Éufrates, cf. H. Otten (1953), 126-127 (edición del paso), 129 (comentario); E. Laroche (1968), 26 (transcripción); V. Haas (2006), 214 (traducción); I. Singer (2007), esp. 632, n. 6. 273

Cf. RGTC 6, 554, s.v: TÚL-mar(i/6a); A. Ünal (1998), 89 (transcripción), 94 (traducción: “spring of Marya” (sic)); M. C. Trémouille (1999), 196 (traducción: “la rivière PÙ-mar”), 208 (transcripción); para algunos pasos de este texto, cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 243ss.; y 5.3.2.- Río, p. 296ss. 274

V. Haas (1994), 464; CHD, 78, s.v: !ak(k)uni-/ya- A. Para la bibliografía sobre las Bildbeschreibungen, cf. 3.1.Introducción, p. 27, n. 14. Sobre el significado que la posición “E” pudo haber asumido en la iconografía, cf. 3.2.- Elementos representados, p. 39, n. 85. 275

Colación sobre KUB-38.1 de: L. (Jakob-)Rost (1961), 180, n. 81 (transcripción); cf. también V. Haas (1994), 502, n. 92 (traducción); J. Hazenbos (2003), 189 (reseña).

5. Corpus de textos

267

1 PÚ AN.BAR KI.LAL.BI 90 MA.NA[ 22’1 ME NA4!a-ri-˹i%a˺-ni-i! %À 10 GU%KIN 20-ma KÙ.˹BABBAR˺ 23’20-ma NA4KÁ.[DINGIR].RA 20-ma NA4[x 24’20-ma NA4 KUR$u-˹u˺-˹pi!˺-na 1 x[ 25’NA4 KUR$u-u-pi!-na U-NU-UT-[x 21’ 1 fuente, (en) hierro, de peso 90 minas 22’100 piedras !arii%ani, entre (las cuales): 10 (de) oro, 20 (de) plata, 23’20 (de) “piedra de Babilonia”, 20 (de) x[ 24’20 (de) “piedra del país #upi$na”, 1 x[ 25’ “piedra del país #upi$na”, (es su) ajuar276. 21’

Como inventario de culto, este texto exhibe el patrón de las Bildbeschreibungen en ellos contenidas y en este sentido resulta importante porque podría confirmar la traducción de L. (Jacob-)Rost como “fuente” para el término u%attatra277. Este mismo texto contiene la mención de la fuente I$"a"urii!a y su ajuar en Vs. I 10-14, y de dos más de las que no se conserva el nombre pero sí su ajuar en Vs. I 15-23, con cuyo recuento se cierra el inventario de la población de Tarammeka278. Las fuentes conforman junto a los dioses Montaña/Tormenta/Vegetación la díada divina sobre la que basculan los panteones locales, cuyas fiestas y ofrendas deben ser supervisadas y mantenidas por los Gobernadores Provinciales, como indican las “Instrucciones” a ellos dirigidas (CTH-261.B) KUB-13.2 III 4-7279: URU-ri-i%a-a!-!a-an ku-e PÚ#I.A EGIR-an ˹nu˺-u!-!a-an A-NA PÚ 5SÍSKUR ki-it-ta-ri na-at!i e-e!-!a-an-du ar-a!-kán-du 6ku-e-da-ni-ma A-NA PÚ SÍSKUR NU.GAL na-at-kán !a-ra-a im-ma 7ar-a!-kán-du an-da-at-kán le-e IGI-u%a-an-ta-ri-nu-u!-kán-zi 4-5 (Acerca) de las fuentes que (están) en torno a la ciudad, a la fuente para la que hay festival, (que) se le celebre (y) se la visite 6y para aquella fuente (para la que) no (hay) festival, a ésa en cualquier caso se la 7provea, es más, (que) no la desatiendan280 . 4

El Gobernador Provincial debe velar por el cumplimiento de las obligaciones religiosas para con las fuentes que forman parte de las divinidades de la ciudad, aquellas que se registran en los Inventarios de culto y que tenían imágenes y celebraciones instituídas, pero también debe velar por aquellas que formalmente no se recogen en estos Inventarios pero que circundan la ciudad. O lo que es lo mismo, debe “instituir” celebraciones adicionales para aquellos manantiales existentes para los cuales aún no hay culto establecido, lo que indica que, efectivamente, los manantiales, las fuentes naturales, eran en sí mismos divinidades, a pesar de que no se individualicen con un nombre propio ni sean objeto del culto público u oficial. Las fuentes, porque son una forma particular en la que se da el agua en la Naturaleza, muestran

276

Para #upi$na, cf. RGTC 6, 117-118, s.v.; RGTC 6/2, 42, s.v.; para NA4 KUR$upi!na, cf. RGTC 6, 118, s.v: #upi$na, con referencia señalada, apunta a una interpretación como “alabastro”; CHD, %, 259, s.v: “(a type of stone)”; no se recoge en A. M. Polvani (1988); para NA4KÁ.DINGIR.RA, cf. A. M. Polvani, op. cit., 145-147. 277

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 226, n. 32. Sobre el patrón de las Bildbeschreibungen, cf. 3.1.Introducción, p. 25ss. 278

L. (Jacob-)Rost (1961), 178-179 (traducción); V. Haas (1994), 501-502, n. 91 (edición). Para esta población, cf. RGTC 6, 405, s.v: Taramika; RGTC 6/2, 161, s.v: Taramika. Para otros inventarios que recogen onomásticas de fuentes, cf. 5.3.1.1.Como divinidad, p. 279ss., con notas. 279

Colación sobre KUB-13.2 de: F. Pecchioli-Daddi (2003), 144-147; cf. también E. von Schuler (1967), 47 (edición); A. Götze (1969), 211 (traducción); V. Haas (1982), 56 (traducción); y 4.1.1.2.- Yalburt, p. 76ss., con notas. Para la relación diosa-Fuente–dios-Montaña, cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 285ss., con notas. 280

Para la l: 7, el paralelo KUB-13.1+ III 17’: le-e IGI-u%a-an-ta-ri-i!-ki-iz-zi, cf. F. Pecchioli-Daddi (2003), 146-147: “non la trascurino”, Ibídem, 251: =!akuwantariyanu- trascurare, non celebrare (…) forma -!k- pres. 2. pl”; CHD, %, 59, s.v: !akuwantariya- 2: “to be neglected, unvisited, unatended, or uncelebrated”, Ibídem., 2a: “(IGI-wa-an-ta-ri-nu-u!-kán-zi) (…) may they not neglect it”; Ibídem, 60, s.v: !aku(wa)ntar(r)iyanu-: “to neglect (< to make idle, inactive, or unvisited)”. Cf. también, E. von Schuler (1967), 47: “man soll sie drinnen nicht ungeferiert lassen”; A. Götze (1969), 211: “In no circunstances shall they omit them (the sacrifices)”; V. Haas (1982), 56: “Man soll sie fernerhin nicht ungeferiert lassen”.

268

El agua dulce en la cultura hitita

su papel fundamental para la vida en los mitos de los dioses desaparecidos, como en KUB-17.10 I 17-18 (CTH-324.1.A) “1ª versión del Mito de Telipinu”281: 17

(…) ú-e-!a-e-e! 'a-a-te-er PÚ#I.A 'a-a-az-ta nu KUR-i%a an-da-an 18ka-a-a!-za ki-i-!a-ti DUMU.LÚ.ULÙ.LÚME% DINGIRME%-!a ki-i!-ta-an-ti-it 'ar-ki-i%a-an-zi 17 Los pastos se agostaron, las fuentes se secaron y dentro del país 18se produjo una hambruna, hombres y dioses mueren de hambre. Puesto que el agua, y las fuentes como lugar principal de acopio de la misma para consumo humano, son imprescindibles para la vida, el hecho de que se sequen entra dentro de los desastres derivados de la desaparición del dios, especialmente si su dominio es la vegetación, y se convierte así en un topos que se recogerá en otros mitos de dioses desaparecidos como aquel del dios-Tormenta-de-Nerik (CTH-671)282 donde además su destrucción, junto con el cambio del curso de los ríos, pertenece también a los desastres derivados, no ya de la desaparición del dios, sino de su cólera una vez que ha sido encontrado y antes de que ésta sea aplacada ritualmente283. La estrecha relación de las fuentes con la monarquía se muestra en la “1ª versión del Mito de Illuyanka” (CTH-321.A), en el que tras ser vencida la serpiente homónima, Inara entrega la realeza y el control de las aguas subterráneas al monarca y para conmemorar este acto se celebra el festival purulli(i%a)-, KBo-3.7 II 15-20284: 15 D

I-na-ra-a! I-NA URUKi-i!-ki-lu[-u!-!a ] 16[x x] É-*U 'u-un-'u-u%a-na-a! !a-[ 17[I-NA? ] QA-TI LUGAL ma-a-an da-a-i! 18'a[-an]-˹te˺-ez-zi-i%a-an pu-ru-ul-˹li˺ 19ku-it i-i%a-u-e-ni Ù QA-AT [LUGAL? 20 DI-na-ra-a! 'u-un-'u-u%a-na-a!-!a ˹ÍD˺? ] 15 Inara (fue) a la ciudad de Ki$kilu[$a ] 16su casa, su masa de agua, [ 17[en?] la mano del rey puso, de este modo 18el primer purulli 19celebramos, aquel (en el que en) la mano [del rey ] 20 Inara la masa de agua, el río?, (puso?). La diosa Inara no está sin embargo en la cúspide del panteón “oficial”, pero su vinculación a la realeza, al menos en época antiguo hitita, está atestiguada también en la “Crónica de Pu"anu”

281

E. Laroche (1965), 90 (transcripción); H. A. Hoffner (1990), 15 sub Nr. 4, §4 (traducción); G. Beckman (1997), 151; A. Ünal (1990-97), 816 (traducción), V. Haas (2006), 103-115 (traducción y comentario); G. Beckman (2013b), 153, y n. 1 (traducción). Cf. también E. Rieken et al. (Ed.), hethtiter.net/:CTH324.1 (INTR 2012-05-10); y V. Haas (1994), 707-719, para comentario del mismo. Sobre Telipinu, cf. V. Haas, op. cit, 305, 442-445; M. Popko (1995), 110-114, 143; P. Taracha (2009), 41, 53, n. 269. 282

Para algunos pasos de este texto, cf. 5.3.2.- Río, p. 297ss.; 5.3.4.- Lluvia, p. 318ss.; y 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 323ss.; también en el “Mito de la desaparición del dios Tormenta” (CTH-325, I 14-15, cf. H. A. Hoffner (1990), 20 sub Nr. 3, §4) o el “Mito de la desaparición del dios Sol” (CTH-323, I 8-11; cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 225, n. 26, para referencias bibliográficas) donde 'a''ima- es responsable de la paralización de todo (cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 226, n. 27). Cf. también H. Otten, ápud P. Neve (1971), 40: “Es gab wohl eine Art Formular, in das dann der jeweilige Gottesname nach den Notwendigkeit des Rituals eingesetzen werden konnte.” 283

En el “Mito de Telipinu” sucede en la 3ª versión, KUB-33.10 II 6-12, después de que la abeja lo encuentre y le aguijonee los pies, cf., E. Laroche (1965), 105 (transcripción); H. A. Hoffner (1990), 20 sub Nr. 2, §3 (traducción). Las traducciones de F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990); A. Ünal (1990-1997); y G. Beckman (1997), omiten este paso por el estado fragmentarion del texto. El dios-Tormenta-de-Nerik por su parte, cambia el curso del Mara$$ant(ii!)a, cf. 5.3.2.- Río, p. 297ss. 284

Cf. E. Laroche (1965), 70-72 (transcripción); H. A. Hoffner (1990), 12 sub Nr 1, §17 (traducción); F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 41, 43, 51-52, y n. 18 (traducción y comentario); G. Beckman (1997), 150 (traducción); J. V. García Trabazo (2002), 90-93, 101, n. 104 (edición); V. Haas (2006), 99-100 sub Die Einsetzung des Königs (traducción). Cf. también J. Klinger (2009), 99-101, y n. 5; y 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 223, n. 8, y p. 223, n. 9.

5. Corpus de textos

269

(CTH-16.a)285. La “1ª versión del Mito de Illuyanka” (CTH-321.A) no recoge este acto de entrega de la realeza, pero enfatiza la localización del trono sobre una fuente, KBo-3.7 IV 11-13286: 11 LÚ

GUDU12 DZa-li-nu-un ku-i! 'ar-zi 12nu u%a-at-tar-u%a !e-er NA4%U.U %Ú.A ki-it-ta 13na-a!!a-an a-pí-i%a e-!a-a-ri 11 El “purificado” (que) tiene a Zali(i!a)nu: 12“(en) el trono de diorita que está sobre la fuente 13 allí se sentará.”287 A pesar de que este trono288 no sea aquel destinado al monarca, se trata de un lugar privilegiado en el lugar de reunión de los dioses en su visita al dios-Tormenta-de-Nerik quien ejerce uno de los papeles preponderantes en este mito aunque unas líneas más arriba se diga que la fuente Za($)"apuna, compañera del dios Montaña Zalii!anu289, es “más grande que el dios Tormenta de Nerik”290, una de las “ciudades de los dioses”291. Pero las fuentes no se relacionan solo con Inara, sino también con otras divinidades vinculadas igualmente al buen desarrollo del país y de la monarquía que lo gestiona, como #anna"anna, y se muestra claramente en, entre otros, KUB-33.59 Rs. III 5-9 (CTH-336.2.A), “Mitos de la diosa Inara”292: 5

pa-it NIM.LÀL-a! na-an ar-nu-ut KU%ku-úr-!a-an [ 6ku-it-ma-an ú-iz-zi D$a-an-na-'a-anna-˹!a˺ 73 u%a-at-ta-ru i-e-et ke-e-da-ni GI%i-ip-˹pí˺-a! 8!e-e-er ar-ta ke-e-da-ni-ma GI%'u-up-para-a! 9kat-ta ki-it-ta ke-e-da-ni-ma pa-a'-'ur ú-ra-a-ni 5 fue la abeja y trajo la KU%kur!a [ 6mientras venía, #anna"anna 73 fuentes hizo: en esta una viña(?) 8encima se erguía, en aquella un recipiente 'uppar- en madera 9debajo descansaba, en la de más allá (un) fuego ardía293. #anna"anna294 es la diosa madre por excelencia del panteón hitita, en su cúspide por pertenecer a las divinidades primordiales, o más bien por éso mismo, por incontestada, ajena a esta jerarquía y en este

285

Cf. A. Gilan (2004), 266, n. 22 (edición, y referencias sobre Inara).

286

Cf. E. Laroche (1965), 71, y n. 47 (transcripción); G. Beckman (1982), 17, n. 49 (edición); H. A. Hoffner (1990), 13 sub Nr. 2, §31 (traducción); F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 54, y n. 26 (traducción y comentario); G. Beckman (1997), 151 (traducción); V. Haas (2006), 101 (traducción). Cf. también 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 276ss. 287

Para LÚGUDU, cf., HHW, 231, s.v.; cf. también, F. Pecchioli-Daddi (1982), 304-311, s.v.; J. Klinger (2005b), 641-642 sub §5; A. Taggar-Cohen (2006), 229-278. 288

Nótese que #alma$uit es la divinización del trono y que se remonta a época del k)rum bajo el nombre de #anu!asuit, aunque ni se explicita de qué material está compuesta, ella o sus imágenes, ni la ciudad a la que está asociada es Nerik. Sobre #alma$uit, cf. A. Archi (1966); F. Starke (1979); G. Kellerman (1980), 116-119; V. Haas (1994), 11, 188, 434; M. Popko (1995), 56, 71, n. 108, 157-161; J. Klinger (1996), 162-166; P. Taracha (2009), 48, y n. 239, con bibliografía señalada. Sobre la relación entre monarquía y montañas, cf. V. Haas (1982), 67-69; A. Lombardi (1996), esp. 70-72; Ídem. (1997), 86-87. 289

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 277, n. 333.

290

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 276ss., con notas.

291

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 285ss., con notas.

292

E. Laroche (1965), 149 (transcripción); H. A. Hoffner (1990), 29-30 sub Nr. 9.b, §4 (traducción); A. Ünal (1990-97), 825 sub nº 8 (traducción); V. Haas (1994), 702, n. 35 (traducción); cf. también hethiter.net/:CTH 336.2. 293

Para KU%kur!a-, cf. 3.1.- Introducción, p. 36, n. 69; para GI%epi(i%a)-, cf. HEG, I-K, 364, s.v: (GI%)ippii%a-: “(eine Pflanze)”; HED, E-I, 377-379, s.v: ippi(y)a-, eppiya-: “ ‘(grape)vine’ ”; HHW, 32, s.v: eppiya-: “(eine Pflanze)”; para GI%'uppar-, cf. HW2, #, 732-737, s.v.; A. Hagenbuchner (2002), 52, con notas. 294

Para esta diosa, cf. G. Kellerman (1987), esp. 128-131: “Elle est une autorité supreme parmi les dieux”; V. Haas (1994), 259, 371-372, 432-436, 437-438, 456, 710-713, 881-882, 891; M. Popko (1995), 55, 87-88; P. Taracha (2009), 101, 104, 125, 156, y n. 550, 925; Ídem. (2010b); cf. también, van Gessel, Onomasticon I, 82-83, s.v.; III, 297, s.v., 359-360, s.v: DINGIR.MA# / DINGIR.MA##I.A / ME%; n. 295; y 5.3.2.- Río, p. 293, y n. 432. Sobre su relación con las fuentes, cf. G. Kellerman, op. cit., 117-118, 128; y 5.2.- El agua dulce como materia, p. 231, n. 60.

270

El agua dulce en la cultura hitita

sentido “por encima” de la misma. Encabeza las divinidades asociadas a los cultos domésticos, está ligada a los partos, la descendencia y la casa, y por extensión, al palacio. Especialmente en la mitología es también el referente por antonomasia en situaciones conflictivas porque es “sabia”295 y comprensiva, y de ahí que sea el último refugio, el consuelo definitivo, el consejo cabal, la solución perfecta, aquella sobre la que se pueden descargar los problemas, la conciencia y el alma. Esto es, encarna la imagen paradigmática de la “madre” como protectora y guía de su progenie en cualquier situación y contexto, y así aparece en el “Mito de la desaparición del dios Tormenta” (CTH-325.A), KUB-33.24+ I 43-45: 43’UM-MA DNIN.TU le-e-u%a-at-ta na-a-'i tu-˹e˺-[el-ku u%a-a!-ta-i!] 44’ú-ga-at SIG5-zi-i%a-mi ÚUL-ak-ku tu[-e-el u%a-a!-ta-i!] 45ú-ga-at SIG5-zi-i%a-mi ˹i˺-it DU-an ˹!a˺-[an-'a], “Así (habló) #anna"anna: “No te atemorices, si (es) [tu culpa,] 44yo misma lo resolveré, si no es [tu culpa,] 45yo misma lo resolveré. ¡Ve (y) al dios-Tormenta bu[sca!]”296. Por éso no es casual ni baladí que esta diosa realice tres fuentes con sus connotaciones de lugar puro y unido al Inframundo, asociadas a tres conceptos también en la base de la religión hitita: el vaso 'uppar-, usado en el Festival de Primavera297; el fuego que es el símbolo por excelencia del hogar, hit. 'a!!a-, sum. GUNNI, y por extension también del palacio298; y lo que parece ser una viña de donde se extrae el vino usado en tantas libaciones; aunque aún en el caso de que no se tratara de una viña, los árboles en general son símbolos relacionados con la divinidad299. La relación en este texto entre la diosa madre y las fuentes, y la viña, el fuego y el recipiente 'uppar-, en un contexto que recoge el topos de los dioses desaparecidos enfatiza el carácter necesario de aquellos elementos retenidos como básicos en la cosmogonía hitita sin los cuales el también necesario Orden se trastoca haciendo peligrar el Universo. La construcción de estas tres fuentes en cada una de las cuales se ubica un símbolo fundamental de la cultura hitita responde por tanto a la obligación de restaurar este Orden mediante elementos ad hoc y el hecho de que quien lo haga sea #anna"anna incide en el carácter primordial tanto del acto en sí como de estos mismos elementos. Pero no solo #anna"anna está vinculada a las fuentes, sino también, y desde al menos el Antiguo Reino como se ha visto con Inara, el dios-Tormenta y la diosa-Solar, protectores de #atti y su monarquía, como muestra KBo-21.22 Vs. 36-45 (CTH-820.4), “Bendiciones para el Labarna”300: 36 D

[ ]˹UTU˺-u%a-a! u%a-at-ta-ru ú-it na-at ma-a-a'-˹'a˺-[an i-i%a-an] 37kat-ta! !a-ra-at-kán NA4-ta ú-e-da-an i!-ki-˹i%a˺[-an ] lu-li-[it?] 38na-at pár-!a-né-e! pa-a-a'-!a-an-ta u%a-a-tar-!e-da!-kán x[ 39[lu]-ú-li-az ar-a!-zi na-an pa-a'-'a-a!-nu-an-du la-[ba-ar]-˹na˺-an 40˹LUGAL˺-un pa-a!-!i-le-e! na-a! DUTU-u%a AN.BAR ki-!a-˹ru˺ 41 DI%KUR-a! u%a-at-ta-ru i-an-zi nuu%a u%a-at-ta-ru ma-a-a'-'a-an i-i%a-an 42ku-un-na-ni-ta-at ú-e-da-an ar-zi-li-ta-at 'a-ni-i!-!aa-an 43AN.BAR-at i!-ki-i%a-an na-a!-ta DI%KUR-na-a! ta-a-an an-na-˹a!˺-˹!i˺-i! 44[kat-ta]an-ta pa-it na-at-za e-!a-at DI%KUR-ni-a! AMA-*U 45[la-ba]-ar-ni-ma-a! i!-'e-e!-!a-a!-!i-

295

La relación entre la “madre” y la sabiduría, o al menos el consejo cabal y acertado, se muestra también en CTH-361.B.II 17-25, “El cazador Ke$$i y su bella esposa”, cf. J. Friedrich (1950), 235-242, 253-255 (edición); H. A. Hoffner (1990), 68 sub Nr. 22, §13 (traducción); V. Haas (2006), 207-210 (comentario del paso). 296

Transcripción sobre KUB-33.24 (A), reintegraciones de: E. Rieken et al. (ed.), hethiter.net/: CTH 325 sub §13’’, ll: 105-110; cf. también G. Kellerman (1987), 115 (edición); H. A. Hoffner (1990), 21 sub Nr. 3, §11 (traducción). Para D NIN.TU como #anna"anna, intercambiables en el texto (por ejemplo, en KUB-33.24 Vs. I 48’), cf. van Gessel, Onomasticon II, 741-742, s.v., con bibliografía señalada; P. Taracha (2009), 125, y n. 708. 297

Cf. A. Archi (1973); J. Hazenbos (2004), 244-245.

298

Cf. A. Archi (1975); G. Kellerman (1980), 98-99.

299

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 242, con notas.

300

Colación sobre KBo-21.22 de: G. Kellerman (1978) (edición); y A. Archi (1979), 46-47 (edición Vs. 13’-46’); cf. también, V. Haas (1981), 107 (edición Rs. 38-40); Ídem. (1982), 174, n. 383 (traducción); C. Watkins (1995), 137-138 (edición y comentario); V. Haas e I. Wegner (2001), 123 (edición Vs. 36-45); V. Haas (2003), 83 (traducción), 192 (edición Vs. 36-45); CHD, L-N, 81, s.v: luli-, luliya-, 2.

5. Corpus de textos

271

it A-WA-AT NA4pa-a!-!i-la-a! QA-TI 36 Viene (lit.) la fuente de la diosa-Solar, “¿cómo (está) [hecha?”] 37“De abajo a arriba en piedra (está) construida, chapa[da ], [con?] una pila, 38(está) protegida por leopardos. El agua x[ 39desde la [pi]la fluye. ¡Que protejan 40al Labarna, al rey, los guijarros!¡que devenga el hierro de la diosa Solar!” 41Hacen la fuente del dios-Tormenta, “¿cómo (está) hecha la fuente?” 42“Con cobre/piedras preciosas (está) construida, con revoco revestida, 43con hierro está chapada”. La madre del dios-Tormenta 44después [des]ciende y se sienta. Del dios-Tormenta (es) su madre, 45pero del [Lab]arna (es) su vínculo. La palabra del guijarro. Terminada301. Este texto se remonta a una antigua tradición que expone la importancia que para el país representa el rey con la titulatura antigua de “Labarna”, y su función como “gestor” a cargo de la pareja de divinidades en la cúspide del panteón: el dios-Tormenta y la diosa-Solar; a pesar de que esta última no pueda ser identificada con certeza con aquella de Arinna. Recoje también la simbología de la fuente, del manantial monumentalizado en fuente como lugar de extrema importancia en contacto con la esfera divina y ella misma divinizada302. La mención de la pareja divina asociada a una fuente y su descripción con una pila, pero sobre todo la expresión en l: 38, “protegida por leopardos”, na-at pár-!ané-e! pa-a-a'-!a-an-ta, ha llevado a identificarla con Eflatun Pınar303. Pese a que sea tentador, lo cierto es que no hay certeza que apoye esta identificación, especialmente porque Eflatun Pınar parece haber sido construida durante el período Imperial y este texto es de tradición hática como se muestra, en base solo al contenido y la estructura del texto, en la mención de los leopardos, del título “Labarna” y la composición en diálogo; pero también porque es muy posible que no se describa una fuente en concreto, sino el modelo de fuente apropiado para estas dos divinidades en este tipo de ritual, del mismo modo que en las Bildbeschreibungen no se describe “la” divinidad, sino la imagen de una divinidad en una ciudad concreta en un tiempo concreto. Una propuesta plausible sería, no que el texto describiera Eflatun Pınar, sino que Eflatun Pınar se hubiera realizado de acuerdo al texto; ya que, efectivamente, la presencia en su “fachada” de dos divinidades, una masculina y otra femenina y solar; y el hallazgo en su estanque de esculturas de bulto redondo representando felinos, no contradice esta propuesta. También se ha propuesto relacionar este texto con la ‘Kammer 2’ de la Südburg, pero aparte de la mención del luli-, el resto de la descripción difiere de medio a medio con los hallazgos de la capital hitita304. De nuevo se muestra cómo el simbolismo del agua y de las fuentes se retrotrae, de acuerdo a lo recogido en los textos, a la tradición hática, ligada fuertemente en su simbología a la Naturaleza y a las actividades relacionadas directamente con ella, como la caza. Y así se muestra también en CTH-738.2.C (KBo-21.90+ Rs. 51’-54’), “Festival para Tete$"api”, donde la diosa hática homóni-

301

Para par-!a-ni-e! en l: 38, cf. CHD, P, 184-185, s.v: “ ‘leopard’ (…) PÌRIG.TUR”; HED, PA, 170-173, s.v: “ ‘panther, leopard’ (UD.TUR = PÌRIG.TUR)”; los leopardos, junto a lobos, osos y ciervos sobre todo, son los “animales de los dioses”, DINGIRME%-na! 'uitar, y se recogen en numerosos textos de tradición hática, entre ellos el festival KI.LAM (cf. 3.2.2.Zoomorfos, p. 51, n. 171); para ku-un-na-ni-ta-at en l: 42, cf. HEG, I-K, 633, s.v: NA4kunna(n)-: “ ‘Kupfer; Schmukstein’ ”; V. Haas (2003), 223 sub 42. Die Kupfersorte? oder Legierung, y n. 188-189; no se recoge ni en A. M. Polvani (1988), ni en HED, ni en EDHIL; para ar-zi-li-ta-at también en l: 42, cf. A. M. Polvani, op. cit., 10-11, s.v: “(…) potrebbe trattarse (…) del (…) «gesso»”; HW2, 365-366, s.v: arzila/i-: “Falls nicht bildich gebraucht, dann ein Material zum Verputzen”; aquí se ha preferido su tradución laxa pero consistente con el verbo, 'ane!(!)-, 'ani!(!)-, “recubrir, revestir; enlucir, estucar, revocar”, cf., HW2, 143-145, s.v.; para ta-a-an en l: 43, cf. H. A. Hoffner y H. C. Melchert (2008), 166 sub 9.45 y 9.46: “(…) d)n means ‘second’ (adj.) or ‘secondly, thereafter’ (adv.). It is not also a multiplicative (‘two-times, double, twice’).” 302

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 276ss., 5.3.1.2.- Como senda, p. 286ss. Cf. la observación de E. Neu (1970), 37 sub I 37f: “(…) Determinative fehlen bekanntlich wiederholt in der alten Sprache.” 303 304

V. Haas e I. Wegner (2001), 123. Para esta fuente, cf. 4.1.1.1.- Eflatun Pınar, Aslanta' y Fasillar, p. 65ss.

Para la propuesta de identificación, cf. A. Ünal (1998), 84-85; para el lugar, 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 151ss.

272

El agua dulce en la cultura hitita

ma advierte por boca de la sacerdotisa NIN.DINGIR acerca del leopardo, el lobo y quizás también el agua, resaltando cómo las creencias religiosas háticas se fundamentan sobre elementos básicos procedentes del mundo natural a los que se atribuye una fuerte carga cosmogónica que en algunos casos se transmitirán, motivos y simbología, a períodos sucesivos, como es el caso del agua305. Las fuentes como lugar del que surge el agua a la superficie y su evidente conexión con las aguas subterráneas están en la base de metáforas con el sentido de “punto de procedencia” de ciertos conceptos, especialmente la sabiduría, de forma similar a como se da también en, entre otras lenguas, el español con verbos como “manar” o expresiones del tipo “fuente de (sabiduría, problemas, información, etc.)”. Un ejemplo de ello se documenta en el “Mito de Kumarbi” o Teogonía, KUB-33.120 Vs. II 5 y III 15 (CTH-344.A)306: ]-a! 'a-at-ta-an-na-a! 'ar-!um-na-a! ˹EN˺-a! Señor de la fuente de la sabiduría307. Esta expresión relaciona los tres términos de que está formada a través de sus significados literales y simbólicos para dar una descripción conceptista del dios: Ea como “señor” en su acepción de divinidad primordial en el mismo sentido que #anna"anna, 'ar!ummar como lugar profundo de donde surge el agua que origina un río y 'attatar, la sabiduría atributo y competencia del dios que por su carácter inabarcable y su asociación conceptual con otro de los ámbitos de actuación del dios, las aguas subterráneas, y por tanto también con 'ar!ummar; remata el epíteto del dios en una asociación de significados circular. Las fuentes como diosas se mantendrán en el culto “oficial” de época del Imperio en menciones tangenciales, destacando el epíteto de la diosa-Solar protectora de la monarquía, la procedente de PÚna, esto es, la diosa-Solar-de-Arinna308, y en las grandes celebraciones supra-regionales así como en mitos de carácter “fundacional” como Illuyanka (CTH-321). Pero será en los panteones locales donde conservarán una importancia sobresaliente formando en muchas ocasiones pareja con sus

305

La acción de Tete$"api en referencia al agua es oscura ya que se desconoce el significado del verbo que la tiene por objeto directo, larii%a-, cf. HEG, L-M, 44, s.v.; HED, L, 64, s.v.; CHD, L, 46, s.v.; H. A. Hoffner (1988), 151, n. 55. Para el texto, cf. F. Pecchioli Daddi (1987), 367 (edición KBo-21.90 Rs. 51’-54’); V. Haas (1994), 736, y n. 159 (traducción KBo-21.90 Rs. 49’-53’); A. Taggar-Cohen (2006), 431 (traducción KBo-21.103+KUB-32.83 Rs. 19’-31’ y KBo-21.90 Rs. 51’-54’). Para esta divinidad, cf. F. Pecchioli Daddi, op. cit., M. Popko (1995), 72, 149; J. Klinger (1996), 186; van Gessel, Onomasticon, I, 509-512, s.v., III, 340, s.v.; F. Pecchioli Daddi (1999), 161-162, donde elimina de CTH-738 el texto KBo-37.50; P. Taracha (2009), 40, 56, y n. 187, 271. Sobre la posibilidad de que este texto pertenezca al Festival purulli(ia)%-, cf. V. Haas (1981), 108; y J. Klinger (2009), 99, n. 9, contra M. Popko, op. cit., 149; y P. Taracha, op. cit., 136, y n. 798. F. Pecchioli Daddi, op. cit., 368-369, opta por una solución intermedia, esto es, “que ce vaste groupe de textes, si semblables entre eux, se réfère au même milieu cultuel”. Para NIN.DINGIR, cf. F. Pecchioli Daddi (1987), 363, y n. 29; A. TaggarCohen, op. cit., 384-422, 430-434. 306

E. Laroche (1968), 155, 159 (transcripción).

307

Sigo aquí la propuesta de H. A. Hoffner (1990), 41-42 sub Nr. 14, §§10, 18: “Ea, lord of the source of wisdom.”, seguida de F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 119; y recogida como una de las dos posibilidades de traducción de este paso (aunque la referencia no incluye KUB-33.120 III 15) en: HW2, #, 500, s.v: 'attatar: “/Herr der Quelle der Weisheit’ (…) oder /Herr der Weisheit (und) der Wassertiefe’”; parcialmente contra Ibídem, 377, s.v: 'ar!ummar, donde solo se recoge la segunda interpretación: “/Herr der Weisheit (und) der Wassertiefe’ (…) gemeint ist akkad. apsû.” La lectura dada aquí tiene en cuenta: 1) la traducción del término dada al inicio de este parágrafo como “fuente de un río” y 2) la atestación de Kumarbi con el apelativo de “sabio” en otros pasajes pero no su control sobre las aguas subterráneas que se atestigua solo en relación a Ea y a Inara en la 1ª versión del Mito de Illuyanka, al menos con la potestad de transferir su control al rey, cf. más arriba, p. 268, con notas. Visto que la expresión es aplicable a Kumarbi y Ea, es lícito postular no solo una expresión idiomática, sino también un juego de palabras; a este respecto, cf. G. Beckman (1986), esp. 26-30; Ídem (1997), 215; A. Ünal (2003), 377; S. Alaura (2007b), 151; P. Dardano (2010), esp. 54; R. Francia (2010); a pesar de que en G. Beckman, loc. cit., 27, n. 51: “lord of the wisdom (and) of the headwaters”. Cf. también 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 230. 308

Y así se explicita por ejemplo en KBo-1.1 Rs. 35 (transcripción y lecturas propias, ac.): (…) ki-me-e DUTU URUA-ri-in-na LUGAL-ut-ta ù MUNUSLUGAL-ut-ta ù-ma-’a-ar, porque la diosa Solar de Arinna reina (sobre la condición de) rey y reina; cf. V. Koro$ec (1976), 125, y n. 31; M. Popko (2009), 28; B. Christiansen (2012), 207. Sobre esta ciudad, cf. M. Popko, op. cit.

5. Corpus de textos

273

compañeros, dioses Montaña/Tormenta/Vegetación, como se desprende de las Bildbeschreibungen309 y de la “1ª versión del Mito de Illuyanka”, KBo-3.7 II 25 (CTH-321.A) donde el monte Zalii!anu, que en la 2ª versión de este mito se menciona explícitamente como pareja de la fuente Za($)"apuna, ejerce la función del dios-Tormenta como responsable de la lluvia310: nu #UR.SAGZa-[li-nu-]ú 'é-i-ú-un ú-e-ek-ta pidió a Zali(i!a)nu la lluvia. También se desprende del “Festival para las divinidades protectoras del río”, KUB-51.79 Vs.? 5’-9’ (CTH-684.3.A), donde las fuentes reciben ofrendas junto a varios montes y otros lugares al abierto311: [ ]#UR.SAGDa-a-˹x(-) x x x-e˺ 6’[ ]x-za #UR.˹SAG˺[ ] 7’[ ] ˹PÚ˺Pí-in-na-a-at [ ] 8’[DKa-a-re-pa] PÚKa-re-pa-a-at-ti ˹D˺[ ] 9’[an-da tar-na-]an-du-u! PA5#I.A-u! ˹D˺[ ] 5’ [ ](al) monte Da-x [ ], 6’el monte[ ] 7’[ ]la fuente Pinnat [ ] 8’[la divinidad Karepa], la fuente Karepatti, 9’los canales [entrelaz]ados, la divinidad[ ]. 5’

Y especialmente de uno de los Inventarios de culto donde se describe el festival para la Gran-Fuente dentro del Festival de Primavera, KUB-17.35 Rs. III 23-29, 33 (CTH-525.2), “Inventario de culto de Tud"aliya-IV”312: 23

1 ALAM MUNUS TU%-za AN.BAR PÚ.GAL DUTU-*I DÙ-at %À É.DINGIR-LIM DU pí˹tén˺-zi 24ma-a-an A-NA PÚ.GAL ˹EZEN4˺ [DI12]-*I DÙ-an-zi %E.NAGA-zi LÚSANGA˹za˺ [%E.NAGA-zi] 25DINGIR-LUM %E.NAGA-zi PÚ-kán ˹!a˺-ra-a !a-an-'a-an-zi 26 LÚ SANGA-kán DINGIR-LUM DA GI%˹ZAG˺.˹GA˺.RA ME-i na-an-kán TA [É.DINGIR-LIM] 27 pa-ra- a ú-da-i nu DINGIR-LUM INA PÚ pé-e-da-i DINGIR-LUM [PA-NI PÚ/NA4ZI.KIN] 28 ta-ni-nu-u%a-an-zi nu-kán ˹LÚ˺SANGA 1 UDU A-NA PÚ.GAL BAL[-ti] 29%À PÚ-an-kán 'ukán-zi !u-up-pa ti-an-zi 6 NINDA˹dan˺-[na-a! (…) 33DINGIR-LUM GILIM-an-zi UNME%-naza GILIM-iz-zi GUD UDU pi!-qa-[an-zi] 23 Una estatua, mujer, sentada, (en) hierro, la Gran-Fuente, Mi Sol hizo (y) en el templo del dios-Tormenta puso. 24Cuando para la Gran-Fuente el Festival de Primavera celebran (y) purifica, el LÚSANGA a la divinidad purifica, la fuente se drena. 26El LÚSANGA a la divinidad con el altar pone y desde el templo de la divinidad 27lleva fuera; la divinidad a la fuente lleva, la divinidad [frente a la fuente/estela] 28se coloca y el LÚSANGA una oveja a la fuente ofren[da], 29dentro de la fuente se sacrifica, se hace pura, 6 panes de harina de cebada (…) 33A la divinidad coronan, la población se corona, toro y oveja dan respectivamente313. Esto es, las fuentes conforman el paisaje cotidiano de los hititas junto a ríos, montañas y algunas estructuras artificiales vinculadas al agua, a la población y a los espacios al abierto y su importancia en

309

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 226, n. 32; y 5.3.1.1.- Como divinidad, esp. p. 281ss., y p. 285ss.

310

E. Laroche (1965), 69 (transcripción); G. Beckman (1982), 15, 19 (edición); H. A. Hoffner (1990), 12 sub Nr. 1, §19, y n. 2 (traducción); F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 52, y n. 22 (traducción y comentario); G. Beckman (1997), 150 (traducción); cf. también I. Wegner (1978), 404, y n. 10; V. Haas (1994), 461, n. 4. Para este mito, cf. más arriba, p. 268; y 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 223, n. 8. Cf. también G. Beckman (2013b), 154. 311

G. McMahon (1991), 200-201, 204-205 (edición). Para Pinat, cf. RGTC 6, 542, s.v; RGTC 6/2, 208, s.v: Pina[; para Karepa, cf. RGTC 6, 533, s.v; van Gessel, Onomasticon, I, 223, s.v.; para Karepatti, cf. van Gessel, Onomasticon, I, 223, s.v: Karipa-x[. 312

Colación sobre KUB-17.35 de: C. W. Carter (1962), 130-131 (transcripción), 144-145 (traducción); y A. Archi (1979), 23-24 (edición Rs. III 23-38); cf. también A. Taggar-Cohen (2002), 131; Ídem. (2006), 217. Para el Festival de Primavera, cf. C. W. Carter (1962), 28-35; A. Archi (1973), esp. 10, 18-24; V. Haas (1994), 693; M. Popko (1995), 148; J. Hazenbos (2004); P. Taracha (2009), 71. 313

Para !a'anzi en l: 25, cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss. sub ll: 127-128;

274

El agua dulce en la cultura hitita

los centros provinciales se mantiene hasta finales del Imperio, cuando Tud"aliya-IV retoma la labor de sus predecesores en la actualización de los Inventarios de culto314. Y que ello es así y que las ciudades hititas se localizaban en las cercanías de fuentes se colige tanto de la geomorfología de Anatolia como de algunos textos, por ejemplo de KBo-9.119 I 4’-9’ (CTH-475), “Ritual de Pallii!a, rey de Kizzuwatna”315: 4’

EGIR-an-da-ma ú-iz-zi LÚAZU x[ ]x 7 PÚ#I.A 5’!e-he-el-li A#I.A-ar *A URULa-[u%a-za-an]-ti-i%a da-a-i 6’nu !e-he-el-li-i%a-a! ú-i-te-na-a! [ki]-i da-a!-i 1 GÍN KÙ.BABBAR 7’1 GADA.IGI#I.Aa! 1 SÍGki-i!-ri-˹i!˺ tar-pa-li-i! SÍG ZA.GÌN 8’1 tar-pa-li-i! SÍG SA5 1 DUG˹'a˺-ak-ku-un-na-au! Ì.DÙG.GA 9’3 NINDA.SIGME% *A ZÌ.DA ZÍZ DUR5 1 KU-KU-UB GE%TIN-i%a nu A-NA 7 PÚ˹#I.A˺ !i-pa-an-ti 4’ Pero vuelve. El LÚAZU (de) siete fuentes 5’toma el “agua de la pureza” de la ciudad de Lau!azantii!a, 6’y de este “agua de la pureza” toma, a ella 1 siclo de plata, 7’1 velo, 1 ki!ra- de lana, tarpala- de lana azul, 8’1 tarpala- de lana roja, 1 recipiente 'akkunna de aceite fino, 9’ 3 panes finos de harina fresca de trigo, 1 recipiente kukkub de vino, a las 7 fuentes sacrifica316. La importancia de las fuentes en torno a esta ciudad, centro religioso en Kizzuwatna donde se casaron Pudu"epa y #attu$ili-III y a las que se ofrenda después de haber obtenido de ellas el “agua de la pureza” –como en CTH-446.B, “Ritual para la purificación de una casa”317–, viene resaltada por el tipo de sus aguas, !e'eli-, “puro”, con las que se lava ritualmente la imagen del dios-Tormenta que es llevada al templo de #ebat en Kizzuwatna. Es también destacable que en CTH-475 las “fuentes” (ll: 4’, 9’) se intercambien en el texto por las “aguas” (l: 6’ bajo el demostrativo ki-i), lo que resalta no solo la relación lexical de ambos términos, sino también la obviedad de que la característica principal de la fuente es su agua, pero también que en este contexto preciso, así como en sus paralelos, el acento se pone en el agua de una procedencia concreta como materia, que podría aludir a alguna característica intrínseca aunque no pueda verificarse por el momento como también a la importancia de la ciudad de origen318. Este uso de “fuente” y “aguas” como sinónimo no implica una igualdad en todos los contextos, en ocasiones no es posible discernir la procedencia del líquido (fuente, río, etc.) y en otras, el uso de “aguas” refiere a grandes masas de la misma, como en el “Canto de Ullikummi”319. Un texto donde se muestra el uso genérico de “agua” asociado a las fuentes es KUB-30.34+ Rs. III 9-24 (CTH-400.C), “Ritual de Irii!a para la purificación de una ciudad”320:

314

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 281ss.

315

Colación sobre KBo-9.119 de: I. Wegner (1981), 173, y n. 540 (edición I 4’-5’); y V. Haas (2003), 85, y n. 408 (edición del paso). Cf. también I. Wegner (1980-1983), 436 sub La(@u)wanzantija, §4. Gottheiten und Kulte; R. Lebrun (1979), 199-204; A. M. Polvani (1988), 21 sub 1.5; V. Haas (1994), 581; D. Groddek (1999) (ordenación, datación de fragmentos y edición de pasajes); V. Haas (2003), 403, y n. 564; R. Strauß (2006), 69, y n. 241; G. Beckman (2013), esp. 115-116 (transcripción), 134 (traducción). Para Lau!azantii!a, cf. RGTC 6, 237-238, s.v: La("u)wanzantija; R Lebrun, op. cit., 198; RGTC 6/2, 91, s.v: La("u)wanzantija; G. Beckman, op. cit., 141 sub §2. 316

Para la !e'elii%a! u%atar, cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 247ss.; sobre el simbolismo de algunos números, cf. 4.3.1.Yazılıkaya, #attu$a, p. 178ss. sub §1.2.- Relieves 1-13; sobre la delimitación territorial mediante formaciones geológicas, cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 254ss., con notas; 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 311ss., con notas. 317

Cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 289ss.; 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 325ss., con notas.

318

Como sucede en español con la expresión “tomar las aguas”, en la que éstas refieren a una o más fuentes termales de un balneario. 319 320

Para este texto, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 224, con notas.

Colación sobre KUB-30.34 de: R. Francia (2004), 396-397, con notas (edición); de quien son las reintegraciones; cf. también, V. Haas (2003), 473.

5. Corpus de textos

275

9

nu-za nam-ma NINDA.KUR4.RA GE%TIN i!-pa-an-du-˹zi˺ [da-a-i] 10na-a! ú-e-te-na pa-iz-zi nu PÚ-i ki!-an ˹te˺-[ez-zi] 11a-ru-na-a! (Ú-(Ú-a! PÚ#I.A GAL.GAL PÚ#I.A TUR.˹TUR˺ 12kuu%a-at ú-u%a-nu-un ku-it da-ri-i%a-nu-[un] 13DUMUME% LÚ.U19.LU-˹TI˺ GU4-un ma-a-an 'a-li[i%a-a!] 14'a-ap-pu-i EGIR-an pé-e!-!i-it nu-u!-ma-[a!] 15NINDA.KUR4.RA#I.A ˹x˺ i!-pa-andu-zi ú-˹da˺-[a'-'u-un] 16˹nu˺-˹mu˺-[u!-!a-an ] !u-me-e!-!a 'a-ra-˹ap˺-[ten] 17ú-e-te-na-ante-˹es˺-[ma ki!-an ta-ra-an-zi?] 18le-e-it-ta na-[a-'i ú-i-e-e!-ta 'ar-ap-pu-u-e-ni] 19BIL.ZA.ZAat i!-!i-˹it˺ [da-a-i na-at]-kán 20kat-ta pa-a!-zi 'ar-[zi-i%a-al-la-a!-!a-at] 21!a-ap-pu-it [!a-ra-a da-a-i BIL.ZA.ZA-at-kán A#I.A pé-da-i] 22˹na˺-˹at˺-kán pé-[da-i ÍD-at a-ru-ni pé-da-i] 23['arzi-i%a-al-la-a!-at A#I.A-a! GAM-an-da pé-da-i] 24[ ME%-a! EGIR Ú-UL ú-iz-zi] 9 Después [toma] un pan grueso (y) vino para la ofrenda 10y lo lleva al agua; y a la fuente de este modo ha[bla:] 11“Mar, marjal, fuentes grandes, fuentes pequeñas, 12¿porqué he venido? ¿porqué fati[go?] 13El (lit: pl.) hijo del hombre como un buey al est[ablo] 14tras el vallado ha arrojado. De mi 15pan (y) ofrenda les he tra[ído] 16¡A mí [ ] para ello uní[os!”] 17Pero vuestras aguas [de este modo dijeron:] 18“¡No te ate[morices! Vinimos a tí, nos uniremos”] 19La rana con la boca lo [toma y lo] 20engulle, el '. 21con su !. [lo levantó. La rana a las aguas (lo) lleva] 22 allí lo lle[va, con el río al mar (lo) lleva.] 23El '. a las aguas lo bajó.] 24[ de nuevo no vuelva]321. Aquí, el plural de u%atar, “agua”, aruna-, “mar”, y (Ú-(Ú-, “marjal”, son usados en contraposición a “fuente(s)” para denotar grandes extensiones de agua con la connotación de ser inabarcables, al tiempo que se enlaza con el concepto del río como senda322 y de estas masas de agua como el lugar indefinido donde, por esta misma imprecisión y carácter inabarcable, van a parar los elementos indeseados de modo que no puedan regresar, recordando al abismo acuático primordial323. Por su parte, la estructura en diálogo enlaza con otros textos en los que se invoca a algunas divinidades para que actúen o intercedan a favor del peticionario, como en la “Plegaria de Kantuzzili” o en el ya mencionado “Ritual para la purificación de una casa invocando a las divinidades del Inframundo” (CTH-446.B)324. Las fuentes también forman parte de algunas construcciones y no solo del entorno de los asentamientos, como de la É'e!ta-, tal y como aparece en KUB-30.32 Vs. I 14-15 (y duplicado KBo-18.190) (CTH-674.1.A) “Festival purilii%a- de Nerik”325:

321

Para la reduplicación de GAL y TUR en l: 11, cf. 5.2.2.1.- Como término de comparación, p. 239, n. 108; para 'a-ap-pu-i en l: 14, cf., HHW, 41, s.v: “ ‘Umzäunung’(?)”; HW2, #, 255, s.v: 'appu-2: “Gatter(?)”; HED, #, 129-130, s.v: “(…) probably denotes a means of attaching cattle within a pen or corral”; para 'ar-zi-i%a-al-la-a!-!a-at en ll: 20, 23, cf. HW2, #, 387, s.v: “Ratte”, contra HED, 209, s.v: “snail”; cf. también V. Haas (2003), 473, y n. 706, 707 sub 279; para !a-ap-pu-it en l: 21, cf. HEG, %, 853-854, s.v: “ein tierischer Körperteil; sohl ‘Fuß, Pfote’; HHW, 143, s.v: “(Körperteil des Ziegenbocks, ‘Horn’ oder ‘Huf’)”. 322

Cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 302ss.

323

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 225ss., con notas.

324

Para la “Plegaria de Kantuzzili”, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 228, con notas; para CTH-446.B, cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 289ss.; y 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 325ss. 325

F. Pecchioli Daddi (1975), 112-113 sub 17 (edición; aunque atribuido a CTH-250); V. Haas y M. Wäfler (1976), 96-97 (edición).

276

El agua dulce en la cultura hitita 14

u%a-at-ta-ru ku-it É'é-e!-ta-a-a! a-a!-ki na-at [EGIR-pa ne-u%a-a'-'a-an-zi] 15na-a!-ta u%a-a-tar an-da ar-a!-!a-nu-u%a-an-zi 14 La fuente que (está) en la puerta del É'e!ta, (que) de [nuevo se repare] 15y (que) el agua fluya dentro326. Como elemento integrante de la É'e!ta-, pero también por el hecho intrínseco de ser una fuente, debe ser mantenida en buenas condiciones, como se documenta en las “Instrucciones”, impidiendo que el agua rebose y cause daños a las edificaciones colindantes. Por otra parte, en VBoT-110 9’ (CTH-530) se documenta la fuente %anii!a verosímilmente asociada a un (NA4)'ekur327. Las fuentes, mencionadas de forma genérica, se incluyen en los tratados al final del elenco de divinidades con nombre propio garantes de los mismos, asociadas a otros elementos naturales en una sucesión más o menos estandarizada que generalmente ordena los dioses primero por aquellos de #atti y después por los del otro territorio: dioses y diosas (del país de X)–montañas–ríos–fuentes– (gran) mar– [DKASKAL.KUR (del país de)]–cielo–tierra–vientos–nubes328 (Tab. 3). Los textos muestran la importancia de las fuentes en la vida de la población hitita desde época incluso anterior al período para el que puede usarse este gentilicio, y la amplitud del léxico relacionado con ellas no hace sino incidir en esta importancia así como en su localización por todo el territorio y la variedad de las formas en las que se encuentra (manantiales, fuentes, pozos artesianos, ponores, dolinas, etc.) Esta importancia se refleja en su vertiente puramente utilitaria como lugar para el acopio de agua329 sirviendo también como marca de frontera entre propiedades e incluso territorios extensos y en su concepción como divinidades de carácter sobre todo local cuya raigambre en la cultura hitita se refleja en el epíteto de la diosa protectora del país y la monarquía, DUTU PÚ-na, la diosa-Solar-de-Arinna330. 5.3.1.1.- Como divinidad Como se ha visto, las fuentes, solas o junto a dioses Montaña/Tormenta/Vegetación, se encuentran en la base de los panteones locales. En ellos el patrón general es que se individualicen con un nombre propio331, lo que las coloca en un plano jerárquicamente superior a aquel de su mención genérica, como en las listas de divinidades garantes de los tratados (Tab. 3), ya que este otorgarles especificidad a través de la onomástica permite que desempeñen funciones que en el panteón oficial están asociadas a divinidades pan-anatólicas. Es el caso de Za($)"apuna y Tazuu!a$i, de la ciudad de Ka$tama, dos de las fuentes más

326

La forma del verbo en l: 15, ar-a!-!a-nu-u%a-an-zi, “lavar” (cf. HW2, A, 224-234, s.v: arra-), que aparece claramente en la copia (KUB-30.32), parece ser un error por ar-!a-!a-nu-u%a-an-zi, “fluir” (cf. HW2, A, 341-343, s.v). Así lo entienden los autores que han traducido estas líneas, aunque sin comentario, e incluso F. Pecchioli Daddi (1975), 112, transcribe la forma “correcta”. 327

Cf. F. Imparati (1977), 50: “(…) 'ékur in questo testo (rr. 5 e 11) non compare mai preceduto dal determinativo NA4; RGTC 6, 546, s.v: *an6a. 328

Cf. también V. Koro$ec (1976), 124-127, esp. 125, 129; R. Lebrun (1979), 199; V. Haas (1994), 467, n. 43; M. Popko (1995), 112, n. 319; I. Singer (1996), 39 (= CTH-381 III 9-10), 165; J. Klinger (1996), 183, n. 283; A. Lombardi (1997), 85; G. Beckman (2013b), 154. Los textos kaluti- también contienen estas menciones, cf. I. Wegner (1995), 2; Ídem. (2002), 58-61, 63-64. 329

Cf. 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a, p. 148, n. 603.

330

Cf. más arriba, p. 272, n. 308.

331

Cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss.

5. Corpus de textos

277

conocidas de entre la documentación hitita y también de las más antiguamente documentadas332 apareciendo, respectivamente, como esposa de, y “la que duerme con”, el dios Montaña Zalii!anu y vinculadas también al panteon de Nerik en CTH-321.A §§29’’-33’’ (KUB-12.66 IV 5’-16’ (D)+KBo-3.7 Rs. IV 14’-21’ (A)), la “1ª versión del Mito de Illuyanka”333: (D)5’ D

Za-li-nu-ú-u%a-a! 'al-ku-i-e!-!ar me-ik-ki 6’ DZa-li-nu-i-!a DAM-SÚ DZa-a!-'a-pu-na-a! 7’ A-NA DU URUNe-ri-iq-qa !a-al-li-i! 8’UM-MA DINGIRME% nu A-NA LÚGUDU12 LÚta'-pu-ri-li 9’ ma-a-an-u%a A-NA URUNe-ri-iq-qa pa-i-u-u%a-ni 10’nu-u%a-a!-!a-an ku-u%a-pí e-!u-u%a-a!-ta 11’ UM-MA LÚGUDU12 LÚta'-pu-ri-li 12’˹ma˺-a-an-u%a-a!-!a-an NA4%U.U %Ú.A e-e!-tum-ma-at 13’ ˹nu˺-za LÚGUDU12 pu-u-ul ti-an-zi 14’ ˹LÚ˺GUDU12 DZa-li-i%a-nu-un ku-i! 'ar-zi 15’nu PÚ-i !eir NA4%U.U %Ú.A ki-it-ta 16’na-a!-!a-an a-pí-i%a e-!a-ri (A)14’ nu DINGIRME%-i! 'u-u-ma-an-tee! an-da a-ra-an-zi 15’nu-za pu-u-ul ti-an-zi nu DINGIRME%-na-a! 16’'u-u-ma-an-da-a! *A URU Ka-a!-ta-ma DZa-a!-'a-pu-na-a-a! !a-al-li-i! 18’ku-i-ta [(DZa-li-nu-i)]-!a-a! DAM-SÚ 19’ D Ta-[(a-az-zu-u%a-!i-i)]! !a-!a-an-za 20’ki-[(e 3 LÚME% I-NA)] URUTa-ni-pí-i%a 21’a-[(!a-an-zi)] (D)5’ El ajuar de Zalii!anu (es) abundante. 6’ Za$"apuna, la esposa de Zali(i!a)nu, 7’(es) mayor que el dios-Tormenta-de-Nerik. 8’Así (dicen) los dioses al “purificado”334 Ta"purili: 9’ “Si vamos a la ciudad de Nerik, 10’¿donde (nos) sentaremos?”, 11’así (dice) el “purificado” Ta"purili: 12’ “Entonces sentaos en el trono de diorita.” 13’Echan a suertes, (también) el “purificado”. 14’El “purificado” Ta"purili que tiene a Zalii!anu (dice): 15’ “(En) el trono de diorita (que está) sobre la fuente, 16’allí se sentará” (A)14’Todos los dioses llegaron 15’y echaron a suertes; y (de entre) los dioses 16’todos que (son) de la ciudad de Ka$tama, Za$"apuna (es) la mayor, 18’ella (es) la esposa de [(Zali(i!a)n)]u, 19’Ta[(zuu!a$i)] (es) “la que duerme con” (él), 20’es[(tas tres personas de)] la ciudad de Tanipii!a 21’s[(on)]. Es Za($)"apuna la que ostenta la posición principal en el panteón, tanto de Tanipii!a mencionada en el texto, como de Ka$tama335, como de las poblaciones localizadas en la cuenca del Zulii!a336 representadas por Nerik, centro cultual por excelencia del norte del territorio hitita. Esta posición de preeminencia de una diosa-Fuente en el panteón de una ciudad es comparable en su excepcionalidad a la situación documentada para Arinna, donde tres son las diosas que lo encabezan337. Za($)"apuna aparece también en el panteón de #atina asociada a la montaña #a"ai!a338 en KUB-2.1 I 11, IV 11

332

Cf. J. Klinger (2009), 99-100. Cf. también V. Haas (1994), 446, 463, 498, 597-599, 701, 706, 741; M. Popko (1995), 114, 122, 147; P. Taracha (2009), 44, 104, 137. Para sus ocurrencias en los textos, cf., van Gessel, Onomasticon I, 566-570, II, 344, s.v: Za"(a)puna/Ta$"apuna/Za$"apuna, e Ídem., I, 463-465, s.v: Tazzuwa$i. 333

Cf. G. Beckman (1982), 16-17, 20 (edición); cf. también, E. Laroche (1965), 70-72 (transcripción); H. A. Hoffner (1990), 13-14 sub Nr. 1, Version 1, §29-32 (traducción); F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 53, n. 22 (traducción y comentario); G. Beckman (1997), 151 (traducción); V. Haas (2006), 101 sub Die Prozession der Götter von Kastama (traducción); E. Rieken et al. (ed.), hethiter.net/:CTH 321 sub §§27’’-31’’. La montaña Zalii!anu aparece también en, entre otros, la “Plegaria de Muwatalli-II” (CTH-381 Vs. I 69, cf. I. Singer (1996), 12, 34; Ídem. (2002), 88 sub Nr. 20, §19), en KUB-40.101 Rs. V 9’ “Festival para todas las divinidades LAMMA” (CTH-682.2.C, cf. McMahon (1991), 126-127); y en el tratado entre Muwatalli-II y Alak$andu de Wilu$a (CTH-76 IV 24, cf. G. Beckman (1996), 87 sub §20 (traducción); B. Christiansen (2012), 256 (edición del paso)); cf. también RGTC 6, 489-490, s.v.; van Gessel, Onomasticon I, 571-572, s.v. Sobre este monte, cf. V. Haas (1982), 63-64; Ídem. (1994), 599. 334

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 269, n. 287.

335

RGTC 6, 394, s.v: Tanipija, Ibídem.,193 sub Kultus, s.v: Ka$tama: “KBo III 7 IV 15-17”; V. Haas (1982), 64; P. Taracha (2009), 54, 104, n. 545. 336

Cf. más abajo, p. 281, n. 362.

337

Cf. más abajo, p. 285ss., con notas.

338

RGTC 6/2, 36, s.v: Hatina.

278

El agua dulce en la cultura hitita

(CTH-682.1.A, “Festival para todas las divinidades LAMMA”) como esposa de Zalii!anu339; en el ritual KUB-36.90 y KUB-11.27 (CTH-620.1, “AN.TA#.%UMSAR en Ankuw!a para la diosa Kata""a”) asociada al dios-Tormenta-de-Nerik donde además posee un templo propio340 y en CTH-381 Vs. I 68, “Plegaria de Muwatalli II”341. Este texto enlaza temáticamente en la relación entre monarquía y elementos naturales así como a través de las divinidades mencionadas, Zali(i!a)nu y Za($)"apuna, con KBo-12.59 I 11’-12’, IV 2’-3’ (CTH-682.3), “Festival para todas las divinidades LAMMA”342: [ ] UZUNÍG-GIG-!i NINDAtu-'u-u-ra-i DZa-a'-pu-na-i 12[mTu-ut-]˹'a˺-li-˹i%a˺-a! LUGAL-u%aa! pí-ra-an ti-an-ti [ ]-x (…) IV,2[ ]x an-zi-i%a PÚ-i mTu-˹ut˺-'a-li-i%a-a! ˹LUGAL-u%a-a!˺ 3['uu-ma-an]-ta-a! ú-˹e˺-te-na-a! I,11 [ ] su hígado, un pan tu'ura, a Za($)"apuna 12del rey [Tut]"aliya, pone delante343 (…) IV,2 [ ] a la fuente Anzii!a del rey Tut"aliya, 3[a to]das las fuentes. I,11

La fuente Za($)"apuna, esta vez en un texto de época Imperial, recibe ofrendas y se vincula al rey Tud"aliya IV en una asociación a varios niveles de los cuales el más evidente es fuente-monarquía, mostrando como la importancia de las fuentes en el culto y la cultura hitita ha permeado su historia al ser conscientemente transmitida en la producción textual posterior344. Otras fuentes, siempre pertenecientes a panteones locales, reciben también ofrendas y en ellas participa también el rey, como %uppita$$u en %ari$$a en KUB-20.99 Vs. II 13-14, 20, 22 (CTH-636.2), “Festival para %ari$$a”345: 13

(…) 1 NINDA.GUR4.RA SA5-ma 1 NINDA.GUR4.RA BABBAR 14A-NA PÚ*u-up-pí-ta-a!!u-ú-i pár-!i-i%a (…) 20(…) A-NA PÚ*u-up-pí-ta-a!-!u-ú-i%a 1-*U da-a-i (…) 22A-NA PÚ*u-up-píta-a!-!u-ú-i-i%a 1-*U !i-pa-an-ti 13 (…) 1 pan grueso rojo y 1 pan grueso blanco 14para la fuente %uppita$$u rompe (…) 20(…) a la fuente %uppita$$u una (parte) pone (…) 22a la fuente %uppita$$u una vez liba. La importancia de las fuentes como divinidades concretas con nombre propio presentes al menos desde época hática, se muestra también en KUB-8.41 Vs. II 1’-3’, 7’-9’ (CTH-733.III.b.1.A), “Invocación a las divinidades háticas: Lengua de dioses, lengua de humanos”346: ma-a-an A-[NA] ˹DAM˺-*U 'u-ik-zi LÚNAR [me-ma-i] 2’da-an-du-ki-i!-ni Ta-'a-at-ta-nu-iti-i! zi-[ik DINGIRME%-na-!a] 3’i!-tar-na u%a-[ta]-ru-a! an-na-a! MUNUS.LUGAL-a! (…) 7’ ma-a-an DUMU-a! DI%KUR-na-a! !a-!a-an-ti-i!-!i 'u-ek-zi ˹LÚ˺[NAR me-ma-i] 8’da-an-duki-i!-ni Ta-!i-im-me-ti-i! DINGIRME%-na-!a i!-tar-˹na˺ 9’ DI%TAR-i! MUNUS.LUGAL-a! zi-ik 1’

339

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 278, con notas; y RGTC 6, 88, s.v: #arinuma.

340

Para la mención en KUB-36.90, cf. V. Haas (1970), 175-182 (edición); para aquella en KUB-11.27, cf. RGTC 6, 21, s.v: Ankuwa. Cf. V. Haas (1994), 598, n. 407; P. Taracha (2009), 104, n. 545. 341

Cf. I. Singer (1996), 12, 34 (edición); Ídem (2002), 88, sub Nr. 20, §19 (traducción).

342

A. Archi (1975b), 116-117 (edición); McMahon (1991), 132 (I 11’-12’), 134-135 (IV 1’-3’) (edición).

343

Para pí-ra-an ti-an-ti, cf. A. Archi (1975b), 117: “che marcia innazi”; McMahon (1991), 132, n. 212: “Scribal error for tian-zi.” Aquí se traduce ti-an-ti como 3ª sing. Pres, dai-, de acuerdo con: H. A. Hoffner y H. C. Melchert (2008), 223 sub 13.21. 344

Cf. más abajo, p. 284ss., con notas.

345

Cf. G. Wilhelm (1997), 11-12 (edición). Para %ari$$a y %uppita$$u, cf. 4.3.2.- Ku'aklı/%ari$$a, p. 208ss.; y 4.3.2.1.%uppita$$u, Ku'aklı/%ari$$a, p. 209, respectivamente. 346

E. Laroche (1947), 187-188 (edición); J. Friedrich (1954), 137 (edición); E. Neu (1980), 183 sub Nr. 109 (transcripción) e Ibídem, 188 sub Nr. 111 Vs. II 10’-12’ (= KUB-31.143a+, paralelo ll: 1’-3’), 192 sub Nr. 112 Rs. III 5’-8’ (= KBo-25.112, paralelo ll: 1’-3’), 194 sub Nr. 113 Rs. III 4’-6’ (= KUB-28.75, paralelo ll: 1’-3’); V. Haas (1994), 446-447 (traducción). Cf. también M. Popko (1994), 38; C. Watkins (1995), 38; J. Klinger (1996), 172-173, 178, n. 217; y 3.2.2.- Zoomorfos, p. 52, n. 175. Cf. también V. Haas (2006), 313-317; P. Taracha (2009), 56 y n. 286.

5. Corpus de textos

279

ke-e-a!-ta A-NA A-WA-AT [ 1’ Si invoca a su esposa, el cantor [dice]: 2’“para el mortal (eres) Ta"attanuit, tú 3’entre los dioses (eres) la ‘Madre de las fuentes’ ”(…) 7’si el “hijo”347 invoca a “la que duerme con” el dios Tormenta, el cantor dice: 8’“para el mortal (eres) Ta$immeti, entre los dioses 9’I$tar “la reina” tú devienes, por la palabra[ .” Por una parte, la diosa Ta"attanuit, seguramente una fuente como muestran su apelativo, su posición en el panteón y el hecho mismo de invocarla en este texto “local”, se equipara en la esfera divina con la principal de todas ellas a través del epíteto “madre de las fuentes”; aunque su designación como “madre” no es exclusiva de esta diosa, sino en general de todas aquellas diosas-Fuente a la cabeza de los panteones locales cuando en ellos hay más de una348. Este epíteto de “madre” vincula la fuente a la tierra, a la fertilidad y en general al buen estado de la población y de la localidad, al tiempo que subraya su posición merecedora de respeto y su preeminencia, y en este sentido enlaza claramente con #anna"anna, la diosa madre por excelencia que desempeña la función de “sabia” y que en algunos textos, como se ha visto, se relaciona con las fuentes349. Por su parte, la fuente Ta$immeti, compañera del dios-Tormenta en este texto como Za($)"apuna y Tazuu!a$i lo son del dios Montaña Zalii!anu, se iguala con una de las diosas principales, I$tar, a su vez relacionada con el dios-Tormenta en otros textos como el “Mito de #edammu”, y en este texto también a través del uso del logograma que expresa su nombre350. Por otra parte, a I$tar de %amu"a aparece asociada una fuente a la que se le ofrece un pan en KUB-27.1 II 67-68 (CTH-712.A) la “Fiesta para I$tar de %amu"a”351: 67(…) 1 NINDA.SIG e-ki 68 tar-ma-ni DI*TAR-wii na-at-!a-an PÚ-i da-a-i, 67un pan fino en la 68fuente de I$tar, a la fuente pone. Los Inventarios de culto recogen las características de las representaciones de las fuentes mencionadas de forma genérica o bien por su nombre. Algunos de estos Inventarios que incluyen fuentes como integrantes del panteón local son: KBo-2.1 (CTH-509) II 11: PÚ*inara!i; 33, 35: PÚ$apurii%ata352. KBo-2.7 (CTH-505.1) Rs. 25-27: altanni Dup!a, altanni Kummai%anni, PÚ*iu%anna, PÚ$a!'nari, PÚ $alu%anna; y KBo-2.13 (CTH-505.2) Vs. 23-24, 27-28: PÚaltanni Dup!a (x3), 347

DUMU no se recoge en F. Pecchioli Daddi (1982), ni en HHW como ningún tipo de cargo u oficio. La mayor parte de los autores traducen como “sacerdote”. Aquí se prefiere su traducción literal porque aunque el contexto es religioso, ello no implica que las personas que toman parte en la ceremonia tengan que ser “sacerdotes”. Recuérdense los rituales mágicos imbricados o no en ceremonias religiosas donde los oficiantes no pertenecen a esta “categoría” y la misma mención al LÚ NAR, “cantor”, de quien no es posible asegurar que aún perteneciendo al personal del templo, sea también sacerdote. Cf. J. Klinger (2005), 640 sub §1. 348

Como es el caso del panteón de Tauri$a donde la diosa-Fuente Kalimma ostenta este epíteto y comparte preeminencia con la fuente Kuu!annii!a, cf. P. Taracha (2009), 100. Para esta población, cf. RGTC 6, 415-416, s.v., esp. 415 sub Götter, 2., 4. Sin embargo, no ocurre lo mismo en el caso de las fuentes Za($)"apuna y Tazuu!a$i de las ciudades de Tanipii!a y Ka$tama, cf. más arriba. 349

Cf. 5.3.1.- Fuente, 269ss., y n. 294.

350

Para Ta"attenuit, cf. E. Laroche, Rech., 31, s.v.; J. Klinger (1996), 172; van Gessel, Onomasticon, I, 426-427, s.v.; para Ta$imetti, cf. J. Klinger (1996), 173; van Gessel, Onomasticon, I, 456-457, s.v.; P. Taracha (2009), 56, n. 292; y 5.3.1.2.Como senda, p. 286ss.; para el “Mito de #edammu”, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 224, n. 12. Sobre la relación entre el uso del logograma I*TAR para denotar una fuente sin perder su carácter original y permanenciendo como compañera del dios-Tormenta, cf. M. Popko (1994), 35; Ídem. (1995), 69, 73; J. Klinger (1996), 173, n. 191; P. Taracha (2009), 56: “In general, the logogram I*TAR was used to denote the names of various young goddesses, wives or concubines of local storm- and mountain-gods.”; cf. también J. Miller (2004), 379, n. 578, y 392, n. 622; G. Wilhelm (2010f), esp. 337-338. Se documentan también una “I*TAR del agua” asociada a DNabarbi, las “aguas de I*TAR y DNabarbi” y un “agua del itkalzi de I*TAR y DNabarbi”, cf. van Gessel, Onomasticon II, 945, s.v: I*TAR; cf. también Ibídem, 928-929, s.v: I*TAR; M. Weeden (2011), 275-276 sub LÍL. Ninguna de estas dos fuentes se recoge como topónimo, cf. RGTC 6, y RGTC 6/2. 351

R. Lebrun (1976), 80, y n. 5 (transcripción), 91 (traducción); I. Wegner (1995), 42 (transcripción), 44 (traducción) sub Nr. 1.; cf. también I. Wegner, op. cit., sub Nr. 2-3 (= CTH-712.C y B, respectivamente). 352

C. W. Carter (1962), 54-55,63-64 (edición); L. (Jacob-)Rost (1963), 224 (reseña).

280

El agua dulce en la cultura hitita

altanni Kummai%anni, PÚ*iu%anna, PÚ$a!'nari, PÚ$alu%anna; Rs. 4’: PÚU%aru%atalii%anza353. KBo-39.48 (CTH-510) IV 17’: PÚKuu%annanii%a354. KUB-12.2 (CTH-511.1) III 9: PÚKuu%annanii%a355. KUB-38.6 (CTH-510.A) Vs. I 6: PÚU%auu%ara; 14: PÚAllatinna; 20: PÚKuu%annanii%a; 24: PÚPí-x-x; 31: PÚTauttau%azi; 36: PÚTinata!!i, PÚZiguru%a, PÚ*anai%a; Rs. III 9: PÚX; Rs. IV 9: a]ldanni! *au%anta; 10: PÚ*anii%a, PÚU%a!!antatai; y KUB-38.10 (CTH-510.B) III 7: PÚAru[ ; IV 5: aldanni! PÚ$ur!anii%a; 18: PÚ$uppara A#I.A-ar; 20: PÚ*anii%a356. VS-28.111 (CTH-530) Rs. 7, 9, 14: PÚKuu%annanii%a357. La posición de las fuentes en los panteones locales señalada en los Inventarios de culto a través del listado y descripción de sus imágenes queda claramente reflejada en KBo-47.76 Vs. 8’-17’, Rs. 2’-13’ (CTH-663), “Ofrendas: teónimos al comienzo de línea”358: PÚ

[ UTU DU] DLAMMA D$a-te-pu-ni-i! DU URUDa-'a-i%a DU ˹AN˺.ZA.GÀR 9’[x x x]-i%a-a! DUa! PÚMu-un-ni-i!-ga-a! ke-e DINGIRME% URU$a-[ 9’’]-ra-a! ke-e DINGIRME% URUKat-te-maa-ar-na 10’ DUTU DU DLAMMA DZA-BA4-BA4 DU AN.ZA.GÀR ták-na-a! DUTU-u! 11’ ÌDZu-úli-i%a-a! PÚKu-un-na-ni-i%a-a! ke-e DINGIRME% URU[ 12’ DUTU DU DLAMMA D$a-te-pu-ni-i! D ZA-BA4-BA4 DAMAR.[UD 13’ ÍDZu-ú-li-i%a-a! PÚKu-un-na-ni-i%a-a! ke-e DINGIRME% ˹URU˺[ 14’ D UTU D[U] D˹LAMMA˺ DZA-BA4-BA4 DAMAR.UD DU URUGa-ru-ú-'a [ 15’ [ NA4'u?359]-u%a!i-i! #UR.SAGTa-ru-u! ÌDZu-ú-˹li˺-[i%a-a! 16’[DUTU DU DLAMMA? DU] AN.ZA.GÀR DU URU-x-x [ ] x 17’[ ] x-mu-u%a DAMAR.[UD 18’ x-x [Resto de la columna perdida] Rs. 1’[ ] x [ ] 2’ D [ UTU DU] DLAMMA DAMAR.UD [D 3’[ÌDZu-ú-]li-í%a-a! PÚKu-un-[na-ni-i%a-a! 4’ [DUTU] D U DLAMMA DAMAR.UD ták-na-a! D[UTU-u! ] x-x[ 5 ’˹ÌD˺Ma-li-i%a-a! #UR.SAGTal-ma-ku-u%aa! PÚKu-un-na-ni-i%a-a! ke-[e DINGIRME% URU ] 6’ [D]˹UTU˺ DU DLAMMA DZA-BA4-BA4 ták-naa! DUTU-u! DTI8MU%EN 'i-x [ 7’[ke-]e DINGIRME% URUKa-ta-pa 8’[DUTU DU] DLAMMA D AMAR.UD DZA-BA4-BA4 DU GI%GIDRU DU URU$a-u%a-ri[- 9’[ ]-ri-il-la-a! ÍDZu-ú-li-i%a PÚTiu%a-ta-u%a[ 10’[DUTU DU] DZA-BA4-BA4 DNi-nu-i-li-i!360 DAMAR.UD DX[ 11’[ D$a-al-ki]-i! D Te-li-bi-nu-u! #UR.SAGKar-!a [ 12’[ PÚ]Mu-un-ni-i!-ga-a! PÚ*a-a'-'a-a! x[ 13’[DUTU DU D ZA-BA4]-BA4 DAMAR.UD D$a-ta'-'a-a![ 8’ [Diosa-Solar, dios-Tormenta,] dios LAMMA, divinidad #atepuna, dios-Tormenta de la ciudad Da"ai!a, dios-Tormenta-de-la-T[orre 9’[x x x] dios-Tormenta de [x], fuente Munni$ga, estas (son) las divinidades de la ciudad #a-[ 9’’-a!, estas (son) las divinidades de la ciudad Kat8’ D

353

C. W. Carter (1962), 94, 101 (edición KBo-2.7 Rs. 25-27), 107-108, 112-113 (edición KBo-2.13 Vs. 23-24, 27-28, Rs. 4’); L. (Jacob-)Rost (1963), 224 (reseña); Th. Houwink ten Cate (1992), 142, n. 50 (traducción); V. Haas (1994), 501, n. 89 (mención). 354

J. Hazenbos (2003), 100. Esta fuente se documenta en otros inventarios, en varias localidades en torno al río Zulii!a (cf. más abajo sub KBo-47.76; y P. Taracha (2009), 107), en el panteón de Tauri$a junto a la fuente Kalimma con el epíteto de “madre” (cf. p. 279, n. 348), en Zalpa junto a, entre otros, #atepuna (cf. V. Haas (1994), 609; P. Taracha (2009), 106, n. 559) y junto a las fuentes #arna$a, U!antti$a y Kapanti$$aima, así como el É.GAL de Arnuwanda y el NA4'ekur de Pirwa, en KUB-27.13 IV 4’-24’ cf. más abajo, p. 282ss. 355

C. W. Carter (1962), 77, 85 (edición); L. (Jacob-)Rost (1963), 224 (reseña); B. J. Collins (2006), 40 (reseña).

356

L. (Jacob)-Rost (1961), 185-190 (transcripción KUB-38.6); J. Hazenbos (2003), 177 (reseña); L. (Jacob-)Rost (1961), 195-196 (transcripción KUB-38.10). 357

J. Hazenbos (2003), 58, n. 15.

358 D

R. Lebrun (2007), 457-460 (edición). La presente transcripción corrige DAMAR.UTU por DAMAR.UD y DU-GI%PA por U-GI%GIDRU, siguiendo a van Gessel, Onomasticon I.II, s.v.; sobre estas divinidades, cf. más abajo.

359 360

Reconstrucción posible, no segura, sobre copia y foto de la tablilla, cf. KBo-47.76 Vs. 15’; hethiter.net/:PhotArchB0831f.

Esta divinidad no se recoge ni en E. Laroche, Rech.; ni en V. Haas (1994), ni en M. Popko (1995), ni en van Gessel, Onomasticon, I-III; ni en P. Taracha (2009); ni KBo-47 refiere indicación alguna. Se trata evidentemente de un hapax.

5. Corpus de textos

281

temarna. 10’Diosa-Solar, dios-Tormenta, dios LAMMA, Zababa, dios-Tormenta-de-la-Torre, diosa-Solar-de-la-Tierra[ 11’río Zulii!a, fuente Kunnanii!a, estas (son) las divinidades de la ciudad[ 12’Diosa-Solar, dios-Tormenta, dios LAMMA, divinidad #atepuna, Zababa, San[ta 13’río Zulii!a, fuente Kunnanii!a, estas (son) las divinidades de la ciudad[ 14’Diosa-Solar, dios-[Tormenta], dios LAMMA, Zababa, Santa, dios-Tormenta-de-la-ciudad-Garu"a[ 15’[ 'u?]u%a!i, monte Taru, río Zuli[i!a 16’[Diosa-Solar, dios-Tormenta, dios LAMMA?, dios-Tormenta]-de-laTorre, dios-Tormenta-de-la-ciudad-x x[ ]x 17’[ ]x-muu%a, San[ta 18’ x x [Resto de la columna perdida] Rs. 1’[ ] x[ 2’[Diosa-Solar, dios-Tormenta], dios LAMMA, Santa, [dios 3’[ río Zu]lii!a, fuente Kun[nanii!a 4’[Diosa-Solar], dios-Tormenta, dios LAMMA, Santa, diosa-[Solar de-la-tierra] x-x [ 5’río Malii!a, montaña Talmakuu!a, fuente Kunnanii!a, est[as (son) las divinidades de la ciudad [ 6’[Diosa]-Solar, dios-Tormenta, dios LAMMA, Zababa, diosa-Solar-dela-Tierra, Águila $i-x[ 7’[est]as (son) las divinidades de la ciudad Katapa 8’[Diosa-Solar, diosTormenta], dios LAMMA, Santa, Zababa, dios-Tormenta-del-Cetro, dios-Tormenta-de-la-ciudad-#au!ari[ 9’[ ]-rilla!, río Zulii!a, fuente Tiu!atau!a[ 10’[Diosa-Solar, dios-Tormenta], Zababa, dios Ninuili, Santa, dios x[ 11’[ dios #alk]i, Telipinu, la montaña Kar$a [ 12’[ fuente] Munni$ga, fuente %a""a, x [ 13’[Diosa-Solar, dios-Tormenta, Zaba]ba, Santa, dios #ata""a$[361. Este texto menciona las divinidades de diferentes ciudades localizadas en torno al cauce del río Zulii!a362, afluente del Kızılırmak, entre las que se incluyen algunas de origen hático, como Taru y Telipinu; otras luvias, como DAMAR.UD/%anta; otras pan-anatólicas, como la diosa-Solar y el dios-Tormenta, cuyos nombres se dan sin complemento que permita una equivalencia precisa (Taru, Tar"una, Tar"unta, Te$ub); algunas hurritas, como #alki, y otras exclusivamente locales y también háticas: los ríos –a pesar de que los dos ríos mencionados, Zulii!a y Malii!a, se recojan en textos supralocales– y las fuentes: Munni$ga (Vs. 9, Rs. 12’), Kunnanii!a (Vs. 11, 13, Rs. 3’, 5’) y Tiu!atau!a (Rs. 9’). Especialmente llamativas son las menciones de las dos primeras, Munni$ga y Kunnanii!a, porque se veneran en varias ciudades, lo que indica que estas poblaciones se hallaban próximas entre sí y que estos manantiales les suplían de agua, y porque aparecen asociadas a montañas como en algunas Bildbeschreibungen363: en Rs. 5’ Kunnanii!a va precedida de la montaña Talmakuu!a y Munni$ga en Rs. 11’-12’, del monte Kar$a. La presencia del dios-Tormenta-de-la-Torre incide en el carácter local de

361

Para DAMAR.UD/%anta, cf. E. Laroche, Rech., 102, s.v: dAMAR.UD; V. Haas (1994), 408; M. Popko (1995), 55, 93, n. 253; van Gessel, Onomasticon, I, 372-373, s.v., II, 607-608, s.v.; P. Taracha (2009), 27, 107, 113; para el dios Tormenta de la Torre, cf. V. Haas (1994), 338, 777; para #atepuna, seguramente una fuente, cf. E. Laroche, Rech., 24-25, s.v; V. Haas (1994), 306-307, n. 93, 434, 444, 446, 502; van Gessel, Onomasticon, I, 110-111, s.v.; P. Taracha (2009), 102; para Taru, dios Tormenta hático, cf. E. Laroche, Rech., 32-33, s.v; J. Klinger (1996), 147-152; van Gessel, Onomasticon, I, 449-451, s.v.; P. Taracha (2009), 27, 50; para DTI8MU%EN, cf. P. Taracha (2010), 353; y 3.2.2.- Zoomorfos, p. 52; para el dios-Tormenta-delCetro, cf. van Gessel, Onomasticon, II, 728, s.v: U, III, 110, s.v: GI%GIDRU; para Ninuili, cf. p. 280, n. 360. Fuentes y ríos serán tratados en el cuerpo del texto. Para Kattemarna, cf. KBo-47, VI sub 76: “bisher nur hier belegt”; lo mismo sucede con Garu"a; para Da"ai!a, cf. RGTC 6, 375, s.v: Ta"aja I; V. Haas (1994), 588; para Katapa, cf. RGTC 6, 197-201, s.v.; RGTC 6/2, 75, s.v.; V. Haas (1994), 593-594. 362

Cf. P. Taracha (2009), 98, 100, n. 509; Ídem. (2010), esp. 353; Ídem. (2010b), 310. Lo mismo se postula con respecto a %ari$$a a partir de KuT-31, cf. G. Wilhelm (1997), 19 sub Nr. 3; cf. también G. Torri (2010), 323, y n. 31; y en general para la reconstrucción de la geografía histórica, cf. recientemente M. Forlanini (2013), con referencias señaladas. Para la ubicación del río, cf. TAVO B-III-6. Para una panorámica de este área en torno al cauce del río, cf. M. Forlanini (1987b); Ídem. (2002), 260-269. Para este río y el Malii!a, cf. 5.3.2.1.- Como divinidad, p. 300ss., con notas. Cf. también J. Klinger (1996), 197: “(…) es besteht ein Zusammenhang zwischen geographischer Lage einer Stadt und ihre Zugehörigkeit zu einer bestimmten Kultschicht.”; G. Barjamovic (2011), 67: “(…) toponyms occur in coherent groups or ‘clusters’ that reflect a geographical relation”. 363

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 226, n. 32. P. Taracha (2010), 352, más bibliografía señalada, recoge otras menciones de Munni$ga asociada a otros montes, lo que coincide con la orografía del norte de Anatolia; por su parte, van Gessel recoge Kunnanii!a, pero no Munni$ga, cf. Ídem., Onomasticon, I, 275-276, s.v: Ku(wa)nnanija.

282

El agua dulce en la cultura hitita

estas poblaciones enlazando con las “Instrucciones a los Gobernadores de Provincia” (CTH-261) donde las disposiciones relativas a la seguridad del asentamiento, murallas incluidas, son numerosas, variadas y precisas364. Con estas “Instrucciones” enlazan también las divinidades río, montaña y fuente, para las que se establece la obligación del gobernador de mantenerlas en buen estado y de proteger su culto365, y todas ellas aparecen reflejadas a su vez en los Inventarios de culto y sus Bildbeschreibungen. Lo que estas líneas ponen de manifiesto junto a las mencionadas “Instrucciones” y a los Inventarios de culto, es la imbricación de las divinidades locales, étnico-culturales y pananatólicas en una ordenación realizada en los circuitos escribales y/o religiosos366 que hace aparecer en el primer lugar de estas listas a estas divinidades “nacionales” y las asocia en un segundo momento con otras suprarregionales pero no “nacionales”, como DUTU y tákna! DUTU-u!367; para por último establecer relaciones más o menos complejas entre divinidades derivadas de la proximidad de sus lugares de culto y de asociaciones entre sus ámbitos de actuación. Este es el caso de #atepuna y Telepinu, integrantes de la pareja hática que acabará por “disolverse” en la tradición posterior368 pero que aquí forman parte de las divinidades de dos ciudades diferentes aunque próximas entre sí y que desarrollan roles similares y complementarios enlazando con la equivalencia que también se les atribuye como diosa-Fuente y dios-Tormenta/Montaña/Vegetación369; o como entre #alki, Telipinu y la montaña Kar$a y las fuentes y takna! DUTU-u!, los primeros divinidades agrícolas y relacionadas con la lluvia; las segundas, divinidades con una faceta relacionada con la fertilidad y todas ellas en conexión con el Inframundo370. Este “poner orden” en la miríada de divinidades a las que se rinde algún tipo de culto público en los pequeños centros de población se recoge también al comienzo del festival AN.TA#.%UMSAR donde los dioses de diferentes ciudades se mencionan en el sexto grupo de aquellos a los que se realizan ofrendas371. Como divinidades que son y que reciben culto deberían tener personal asociado a su cuidado; pero sin embargo esto solo se documenta muy raramente, como en KUB-27.13 Rs. IV 4’, 7’, 10’-11’ , 21’-23’ (CTH-698.1.B), “Culto de #ebat y Te$ub de Aleppo”372:

364

Sobre este texto y sus ediciones, cf. 4.1.1.2.- Yalburt, p. 76, con notas.

365

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 267, con notas; 5.3.2.- Río, p. 296, con notas.

366

Cf. 3.4.- Conclusión, p. 62, n. 237. Cf. también C. W. Carter (1962); 17-21, con notas; V. Haas (1982), 37-40; G. Kellerman (1987), 110-111; Ph. Houwink ten Cate (1992), 88-89, 100-106; I. Singer (1994), 90; M. Popko (1995), 110-115, 117-118; R. Lebrun (1995), 249-150 sub §1, 253-254 sub §5; M. Hutter (1997), 78; A. Lombardi (1997), 94-95, 109-110; I. Singer (1998), 540: “In short, theology and geography should be considered together. Muwatalli’s move to the south entails fundamental changes in his theological concepts”; J. Hazenbos (2003), 193-194, esp. 198-199; J. Klinger (2008b), 187-189; P. Taracha (2009), 86, 91-92, 96-99, 100: “In this text, the chief triad of the state pantheon -Sun-goddess, Storm-god, D LAMMA- also heads local pantheons, suggesting that the document is a record of a centralized effort on the part of the state administration to clarify and reorganize local cults.” Sobre la conveniencia del uso de los términos “teología” y “sincretismo”, cf. más abajo. 367

Para esta diosa, cf. E. Laroche, Rech., 25, s.v: I$tanu; V. Haas (1994), 132-133, 157, esp. 421-423, 657; J. Klinger (1996), 141-147, esp. 143; D. Yoshida (1996), 317-319; van Gessel, Onomasticon, II, 871-873, s.v: UTU; P. Taracha (2009), 47, n. 236. Sobre su papel en este texto, cf. P. Taracha (2010), 354. 368

Como muestra la ausencia de #atepuna del “Mito de Telipinu” donde sin embargo sí se recogen otras divinidades háticas como #anna"anna, I$tu$taya y Papaya. Para las referencias bibliográficas de este texto, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 268, n. 281. 369

Para la pareja Telipinu-#atepuna, cf. E. Laroche, Rech., 34, s.v.; Para la equivalencia del dios-Tormenta/Montaña con Telipinu en algunos panteones locales, cf. V. Haas (1994), 598; P. Taracha (2009), 53. La equivalencia de #atepuna con una diosa-Fuente se colige de KUB-38.2 Rs. III 12-17, cf. L. (Jakob-)Rost (1963), 177; V. Haas (1994), 502, n. 99. 370

V. Haas (1994), 169; P. Taracha (2009), 54-55.

371

V. Haas (1994), 777, n. 41; cf. también J. Klinger (2008b), 196, y 198, para referencias bibliográficas a la edición de este texto. Cf. también 5.3.4.- Lluvia, p. 321ss., con notas. 372

Colación sobre KUB-27.13 de: F. Imparati (1977), 52, n. 118 (transcripción ll: 4, 7, 10, 11); G. F. del Monte (1980), 223-225 (edición), de quien son muchas reintegraciones.

5. Corpus de textos

283

$ar-ra-na-a!-!a-an LÚME% ˹É˺.GAL mKán-tu-[zi-li e-e!-!a-an-zi (…) 7’ PÚU%a-na-at-ti-i%a-taan LÚME% É.GAL LÚ˹SANGA˺ e-e!-!a-[an-zi] (…) 10’ PÚKa-pa-an-ti-i!-!a-na-i-ma-an LÚME% NA4 'é-kur D[ 11’e-e!-!a-an-zi (…) 21’ PÚKu-u%a-an-na-ni-i%a-an ˹!ar˺-['u]-li-i%a-an lu-li-i%a-an 22’ LÚME% AN.TA#A#%UMSAR LÚME% [GI%%UKUR?] nu LÚME% É.GAL URUKÙ.BABBAR-ti-i%a 23’ MU%EN?˹#I.A˺-e! ˹e˺-e!-!a-an-˹zi˺ (…)373 4’ A la fuente #arrana$$a, los hombre del palacio de Kantu[zili ofrendan (…) 7’A la fuente U!anattii!ata, los hombres del palacio del LÚSANGA ofrend[an] (…) 10’A la fuente Kapanta$$anaima, los hombres del NA4'ekur de la divinidad[ 11’ofrendan (…) 21’-23’A la fuente Kuu!annii!a, (su) columna(do)?, (su) pila, los hombres de (la planta?) AN.TA#.%UM, los [lanceros?] y los hombres del palacio de #attu$a[, los pájaros?, ofrendan (…). 4’ PÚ

Este paso, con expresiones oscuras y muy dañado en algunos puntos, contiene los nombres de cuatro fuentes sin determinativo divino en estructuras sintácticas iguales cuyo contenido revela que éstas podían tener asignado personal, al menos en situaciones puntuales y/o destacadas, encargado de las ceremonias prescritas y de la provisión de ofrendas (Rs. IV 5’-6’, 8’-9’, 11’-12’, 23’-24’). Según RGTC 6 y de acuerdo a la misma denominación del texto como “Culto de #ebat y Te$ub de Aleppo”, es verosímil que las tres primeras se localizasen en el norte de Siria, una zona que, en su límite con el Tauro, presenta varios fenómenos kársticos374; mientras que Kuu!annii!a, que también se documenta asociada a Kane$ y Tauri$a, referiría en este texto a una tocaya de aquella anatólica375 presumiblemente localizada en el norte de Siria. El texto asocia estas fuentes también con el NA4'ekur no solo porque de uno de ellos provienen los encargados de la fuente Kapanta$$anaima, sino porque en ll: 13’-20’ se mencionan hasta cinco veces, entre ellos, el de la divinidad Pirwa. Esta mención de fuentes y NA4'ekur en el mismo texto y con el mismo tipo de estructura sintáctica en la que a ambos se les asocia personal y se les asignan ofrendas refleja sin duda la importancia de las fuentes como divinidades, pero también la asociación de estas con las montañas y/o las rocas, y con la monarquía, relación esta última subrayada también por la mención del AN.TA#.%UMSAR, y a pesar de que no esté claro si refiere a la planta o al personal destinado a la organización del festival homónimo, y del “palacio de Kantuzzili” y del “palacio de #attu$a”. La mención de personal de estos “palacios” adscrito a fuentes quizá localizadas al sur del Tauro podría indicar la presencia de estas administraciones376 en la zona Siria o bien un desplazamiento de este personal a esta zona desde Anatolia. Desafortunadamente el paso es lo suficientemente oscuro como para eludir una conclusión precisa, pero no para enlazar temáticamente con el texto anterior (CTH-663) en el sentido de una intervención consciente en la redacción de aquellos textos que compilan divinidades. Por su parte, también en VBoT-110 Vs. 11 (CTH-530), “Fragmentos de Inventarios de Culto”, parece que algunas fuentes se asocian de nuevo a los hombres del NA4'ekur de Pirwa y reciben ofrendas377.

373

Para la reintegración de 'u, en !ar'ulii%an, l: 21, cf., CHD, %, 257, s.v: !ar'uliya-: “pillared(?), having (a) pillar(s)(?)”; para la lectura lu-li-i%a-an también en l: 21, cf. CHD, loc. cit., e Ídem., L-N, 81, s.v: luli-, luliya-, 2: lu-li-i%a-an, contra G. F. del Monte (1980), 224; pero nótese que la traducción del paso en ambos CHD, loc. cit., difiere; sobre este término, cf. 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 311ss. Para la reintegración de [GI%%UKUR] en l: 22, cf. F. Imparati (1977), 57, n. 147. Ni al final de l: 22 ni al comienzo de l: 23 hay espacio para LÚ(ME%) que pueda asociarse a MU%EN?˹#I.A˺-e!, ni entre ˹#I.A˺ y -e! hay trazas de DÙ, cf. G. F. del Monte, op. cit., 224-225; para LÚMU%EN.DÙ, cf. F. Pecchioli Daddi (1982), 323-326, s.v. 374

Cf. 2.7.- Anatolia del sur, p. 21ss.

375

Cf. RGTC 6, 527, s.v: #arrana$$a, 533, s.v: Kapanta$$anaima, 537, s.v: Ku(wa)nnanija: “Es ist denkbar, daß es zwei oder mehrere Quellen mit diesem Namen gab”; 556, s.v: U!anattii!ata. Para Kuu!annii!a, cf. también más arriba p. 280, n. 354. 376

Sobre el “palacio” como administración, cf. F. Imparati (1977), 55; M. Paroussis (1985), 166: “(…) institution locale, un centre administratif régional, incorporé dans une structure administrative plus générale.” 377

Cf. F. Imparati (1977), 49-50, y n. 110, 112. Cf. también 5.3.1.- Fuente, p. 275 (= CTH-674.1.A).

284

El agua dulce en la cultura hitita

A pesar de que “teología” y “sincretismo” puedan ser términos poco convenientes, los textos muestran de manera clara que hubo una intervención consciente en la redacción y copia de, al menos, aquellos que indexan divinidades y que esta intervención se muestra sobre todo en la inserción de las “divinidades nacionales”, especialmente la diosa-Solar-de-Arinna y el dios-Tormenta-de-#atti, a la cabeza de las listas de algunos panteones locales y en la aparición de algunas divinidades locales en textos de ámbito “nacional”, como en la “Plegaria de Muwatalli” (CTH-381)378, y que su objetivo primero debió coincidir con una mejor comprensión por parte de los propios escribas de lo que estaban redactando de acuerdo a la época en la que estaban en activo. Ello sin perjuicio de que esta intervención pudiera haber servido también al propósito de dotar de cierta cohesión a un territorio caracterizado por una enorme variedad de pueblos y lenguas con sus propias tradiciones religiosas que sin embargo no permanecían aislados sino en permanente contacto379. Esta intervención es por tanto una “re-ordenación” del estado de cosas en el momento de la redacción del documento que retoma la situación previa, conocida por el redactor/inductor del texto por ser miembro de la cultura que lo ha producido y lo va a transformar, y la funde con el contexto contemporáneo a la redacción. Como se ha visto con respecto a la iconografía380, la ausencia de documentación de carácter teórico y/o epistemológico vinculada en este caso a la exégesis religiosa, entendida no sensu stricto sino como “acercamiento crítico a un texto”, no es prueba de que no existiera381, sino de que se expresaba mediante otros medios382, en este caso, la reelaboración de listas de dioses, sus lugares de culto y sus ofrendas. Pero más arriba se ha visto también cómo los géneros literarios contemporáneos se imbrican entre sí en los textos antiguos383, de tal modo que pasajes rituales conforman secciones de mitos y viceversa; y que en algunos rituales el efecto que se persigue conseguir viene validado mediante el recurso a la especulación religiosa, a veces creando nuevas variantes para pasajes ya conocidos. Esto es, al igual que puede resultar arriesgado trasladar las connotaciones actuales a los textos antiguos, es cierto también que las categorías actuales no agotan las sutilezas de los “géneros” o clasificaciones textuales antiguas, y en este sentido y visto que los “géneros” actuales se solapan en los textos

378

I. Singer (1996), 10-19 (transcripción), 33-39 (traducción), 171 (comentario). Cf. también M. Popko (1995), 113.

379

Cf., entre otros, M. Hutter (2008), 78: “Der Besuch des Herrschers an Kultstätten außerhalb des Zentrums verbindet dabei die lokalen Kult(ort)e mit der Hauptstadt, so dass dadurch ursprünglich lokale und eigenständige Feste als Prozess einer gewissen Uniformierung (und Steuerung) der lokalen Kulte von #attu$a aus in die großes Staatsfeste integriert werden können”. 380

Cf. 3.1.- Introducción, p. 38, n. 77.

381

Pace J. Klinger (2008b), 188. Cf. A. Archi (1979), 39: “(…) nucleo di credenze antichissime, anche se le versioni testuali, non unitarie, possono risalire a periodi diversi.”; I. Singer (1994), esp. 90-93; R. Francia (2004), 392 y n. 10. Cf. también más abajo, p. 286, n. 390. 382

Cf., entre otros y a pesar de que en algunos particulares teóricos pueda estar superado, M. Eliade (1967), 94: “(…) expresarse en un lenguaje que no nos es familiar”. 383

Como es el caso de los rituales mágicos para aplacar la cólera de un dios en los “Mitos de los dioses desaparecidos”; cf. E. Laroche (1965), 63: “La mythologie hittite d’origine indigène s’insère dans des rituels dont elle illustre la signification.”; C. Watkins (1995), 52: “Hittite mythological texts, sometimes free-standing (…) and sometimes (…) embedded in rituals”; P. Taracha (2010b), 305. Cf. también M. Eliade (1967), 81: “La cosmogonía es la suprema manifestación divina (…) El hombre religioso está sediento de lo real.”, Ibídem, 97: “Al narrar cómo han venido las cosas a la existencia, se les da una explicación (…). El «por qué» está siempre imbricado en el «cómo».” [cursiva en el original]; Ídem. (1968), esp. 31: “(…) de una manera general (…) el mito (…) refiere siempre a una «creación» (…) [son] paradigmas de todo acto humano significativo; (…) «origen» (…) [también del] ritual para el que sirve de justificación”; J. M. Lotman y B. Uspenskij (1979), esp. 112: “La descripción mitológica es por principio monolingüística; los objetos de este mundo se describen a través de ese mismo mundo construido del mismo e idéntico modo.” [cursiva en el original]. Cf. también C. W. Carter (1962), 12-18, esp. 12: “(…) on closer examination [these texts] do not admit of such facile classification”; I. Singer (2002), 2: “Many a Hittite eyebrow would probably have been raised in view of our endeavor to systematically classify and divide the various religious texts into well-defined categories.”; 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 225; 5.3.2.- Río, p. 293, y n. 431, p. 294, p. 297; 5.3.4.- Lluvia, p. 317ss. (= CTH-414.A).

5. Corpus de textos

285

antiguos, es efectivamente plausible que la intervención en el contenido de un texto durante su copia incluya una reelaboración crítica del mismo que tenga en cuenta otros ejemplares documentales de acuerdo al contexto en que ese texto es copiado. Los Inventarios de culto revelan que las fuentes eran parte fundamental de los panteones locales, que allí donde formaban parte recibían un nombre propio que las distinguía de sus congéneres y que por ser divinidades a las que se rinde culto tenían también personal asignado384. En ocasiones varias ciudades veneran la misma fuente, lo que indica que se trata de poblaciones vecinas. En general estas fuentes aparecen vinculadas a dioses Montaña que desempeñan la función de dioses Tormenta y de la Vegetación385, y muchas veces ellas mismas se equiparan con diosas Solares, con todos los matices de estas divinidades, como su relación con la fertilidad señalada con el epíteto de “madre”, con la Naturaleza y con el Inframundo386; mientras que en otras ocasiones ocupan una posición predominante como Za($)"apuna en la ciudad de Ka$tama. Por su parte, los grandes centros de culto, las denominadas “ciudades de los dioses”, DINGIRME%-/!iun- URUX, presentan generalmente un dios-Tormenta a la cabeza del panteón acompañado por una diosa-Fuente, al tiempo que la misma ciudad se documenta en los textos albergando una fuente o un luli(i%a)-, como en Nerik, Zippalanda y Arinna387, aunque inusualmente el panteón de esta última presenta en su cúspide tres diosas, la homónima, Mezzulla –su hija–, y Zintu"i –nieta e hija de las anteriores–. En el caso de #attu$a, las excavaciones muestran que varias de ellas se distribuían por el asentamiento388, pero ni el nombre concreto de aquella principal ni aquel específico del dios-Tormenta de la ciudad se han conservado389. Los textos muestran que la permanencia de las fuentes en los cultos locales deriva de su antiquísimo origen. Pueden relacionarse al menos con un estrato de población hática como sugieren los textos en esta lengua y sus paralelos en hitita, las divinidades y las localizaciones de los topónimos mencionados, la presencia en CTH-684 de los “cantores de Kane$”, así como en las tradiciones de las

384

Acerca del nombre y la posición, cf. P. Taracha (2009), 53; 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss., con notas; sobre el personal asignado a su culto, cf. p. 282ss. (= CTH-698.1.B). 385

E. Laroche, NH, 275; V. Haas (1982); 29, 55, 58-59, 64-65; Ídem. (1994), 326-327, 446, 461; M. Popko (1994), 35; Ídem. (1995), 110; M. Hutter (1997), 75-76; A. Lombardi (1997), 85; J. V. García Trabazo (2002), 37 sub 2.1.2.4; P. Taracha (2009), 53, 55-56, y n. 269; y 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 187 sub nº 42, con notas. Esta equivalencia tiene su ejemplo visual más evidente en el relieve post-hitita de Ivriz, cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 60, n. 223. 386

Como parece mostrarse en KBo-21.80+FHG-7+ I 12’ (CTH-621.A), cf. J. Klinger (1996), 173: “Es bleibe immerhin die vague Möglichkeit, daß tatsächlich Ta"itanu (…) eine Hypostase der Sonnengöttin sein könnte.” Cf. también Ibídem, 141-147; M. Popko (1995), 69, 110-111; P. Taracha (2009), 54; y más arriba, p. 279, n. 348. 387

Sobre las “ciudades de los dioses”, cf. V. Haas (1994), 583-584; M. Popko (1995), 143-147; Ídem. (2009), 4-5, más bibliografía señalada. Sobre las fuentes compañeras del dios-Tormenta/Montaña de: Nerik, las arriba mencionada Za($)"apuna y Tazuu!a$i, cf. V. Haas (1982), 28-29; RGTC 6, 288 sub Kultus, s.v: Nerik; V. Haas (1994), 597-599; J. Klinger (2009), 104; P. Taracha (2009), 103-105; Zippalanda, cf. V. Haas (1994), 590; M. Popko (1994), 35, 37-39 (aunque su nombre no se ha conservado y es pareja del dios Montaña local Da"a como otro ejemplo más de sincretismo); Arinna, cf. RGTC 6, 35 sub Kultus, s.v: Arina IV; V. Haas (1994), 585-586; P. Taracha (2009); 54; M. Popko (2009), 25-33, esp. 25, 26. 388

Cf. 4.2.1.- Bo&azköy / #attu$a, p. 148, n. 603; 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, p. 159ss., 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss., 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 150ss. 389

No está claro hasta qué punto el dios-Tormenta-de-#attu$a puede, o pretendía, distinguirse de aquel de #atti ya que no se documenta el topónimo escrito fonéticamente asociado a DU/DI%KUR/Tar"unt-/Te$ub, cf. van Gessel, Onomasticon I, 503, s.v: Te$ub/I%KUR-B/I%KUR-(%)UB/U-B/U-(%)UB; II, 798-811, s.v: U; salvo en hático, DI%KUR URU$a-at-tu-u!, cf. Ídem., III, 256, s.v: URUKÙ.BABBAR-ti. Cf. también V. Haas (1994), 620, 625; P. Taracha (2009), 96. Sobre la escritura del nombre de la capital y del territorio, cf. M. Weeden (2011), 244-250, esp. 247: “1) Hittite had (…) words for the country and the city, which (…) later came to be used interchangeably; 2) $attusa- (…) for the city and the country, with $ATTI (…) serving as Akkadogram. At present it is not possible to move the choice of alternative forward in any meaningful sense”, con bibliografía señalada.

286

El agua dulce en la cultura hitita

“ciudades de los dioses”, y en particular en la que quizá sea la más sobresaliente de ellas, Nerik390. Esta presencia se mantiene en las pequeñas comunidades fuera de los grandes circuitos escribales de (re)ordenación y estructuración religiosa formando una larga y arraigada tradición de donde deriva también su asociación a los dioses Tormenta/Montaña/Vegetación. La celebración del festival purulli(i%a)- y el recuerdo regular de la instauración de la monarquía por la divinidad, así como su localización materializada en el trono de diorita sobre una fuente391, entra dentro del recurso a lo cotidiano como fuente de legitimación, la sanción del presente a través de su proyección en el pasado como muestra del Orden que permanece en el tiempo y cuya misma permanencia también le otorga legitimidad392. 5.3.1.2.- Como senda Las fuentes naturales, los manantiales, porque su agua surge del interior de la tierra, se relacionan con el Inframundo, hit. dankui! daganzipa!393, y en este sentido, son un “portal”. No se trata de una ruta al Inframundo sensu stricto sino de un elemento que pone en contacto el mundo de los vivos y lo terrenal con el de los muertos y lo divino y que es usado para convocar divinidades y/o espíritus en una única dirección, esto es, las divinidades acceden a la superficie a través de la fuente, pero no se recoge que regresen a la Tierra Negra por esta vía394 ni, hasta donde conozco, se documenta ningún “descenso a los Infiernos” con una descripción del mismo y a modo de “viaje” como en la literatura mesopotámica sucede con Inanna/I$tar, Nergal y Ere$kigal y Gilgame$395. Sin embargo, sí se atestigua el encuentro entre Te$ub y Allani en el É'alentuu%a- de ésta en la “Epopeya de la Liberación”

390

Cf. A. Archi (1979), 49; F. Pecchioli Daddi (1987); 367-369; G. McMahon (1991), 207; J. Klinger (1996), 182-197, 740-753; J. L. Miller (2004), 441-445, esp. 442: “(…) the Hittite-Luwian stratum was closely related to the Hattian from the earliest attestation of Hittite documentation.”, 443: “(…) practice(s) (…) belong(s) to the Anatolian substratum (…) enthusiastically taken up (…), popularized (…) and transformed once they were amalgamated with overlaying Hurrian conceptions, practices and deities”, y n. 700; P. Taracha (2009), 52: “(…) the local Hattian pantheons of central and northern Anatolia were characterized by considerable diversity”; 95; M. Forlanini (2010), 260. Sobre la antigua tradición del culto en Nerik, cf. J. Klinger (2009), 98-101; sobre la relación entre el dios-Tormenta-de-Nerik y la fuente de la ciudad, cf. 5.3.1.2.Como senda, p. 286ss. 391

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 269, n. 288.

392

Sobre el recurso al tiempo mítico como forma de legitimación, cf. 5.2.1.- Punitiva, p. 235, con notas.

393

E. Neu (1996), 246-247; B. J. Collins (2006), 42; J. Miller (2008), 209, n. 96. Para dankui! daganzipa!, cf. HEG, T/D, 35, s.v: daganzipa-; HHW, 160, s.v: taganzipa-; EDHIL, 812-813, s.v: (f)tag)nzepa-; cf. también V. Haas (1976), 197, 204; y 5.3.1.- Fuente, p. 272, con notas. Parece que el mismo mecanismo para denominar al Inframundo era usado en sumerio, cf. D. Katz (2005), 181: “(…) k u r with a term that defines a part of its shape, rather than applying k u r alone, or using a specific name”. 394

contra V. Haas (1994), 598, y n. 404, 604 (debido a una incorrecta traducción del término 'un'ue!!ar en KUB-36.89 como “Quelle”, sobre este término, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 223, n. 9; para una de sus ocurrencias en el texto, cf. 5.3.2.- Río, p. 297ss., con notas); y M. Popko (1995), 130. Sobre los “portales” como lugares que conectan lo terrenal y lo divino, y a pesar de que algunas de sus afirmaciones son discutibles, cf., M. Eliade (1967), 30-31, 41. La elección del término “portal” deriva de su evidente conexión semática con “puerta” pero se distingue de ésta en que el paso a su través no es por fuerza bidireccional. Sobre la distinción entre fuentes y cuevas y oquedades practicadas en el suelo como acceso al Inframundo, cf. más abajo. 395

Cf. D. Katz (2003), 251-287; Ídem. (2005), 194-195, y n. 49, 53, para Inanna; y A. R. George (2003), 481-482 (para el resto de textos señalados), 498-526, esp. 523-526 (para comentario de Gilgame$, Tablillas XI-XI), 666-725 (para edición de las Tablillas IX-XI); cf. también J. Black y A. Green (1992), 109 s.v: Inanna/I$tar; V. Haas (1994), 342-344.

5. Corpus de textos

287

(CTH-789)396, donde sin embargo no se señala la ruta seguida por el dios, y la huída al Inframundo del dios-Tormenta-de-Nerik en CTH-671.A donde el descenso del dios se realiza a través de un 'atte!!ar397. En cualquier caso, el hecho de que la fuente sea un “portal” hace que las fuentes en general y algunas en particular, como Ta$immet(ti) en KBo-17.15 Vs.! 12’ (CTH-645.6.C), “Fragmento de festival para las divinidades-infernales”, estén vinculadas a Lelwani y al círculo de divinidades-primigenias que habitan este lugar398. El motivo por el que no es posible acceder motu proprio al Inframundo ni a través de las fuentes ni de los ríos es el mismo que permite que en los rituales mágicos de purificación la fuente sea utilizada para invocar divinidades y el rio, para enviar los elementos impuros hacia allí con la consigna de que “no vuelvan”399, porque fuentes y ríos son elementos naturales que no deben, ser modificados; justo lo contrario que sucede con 'atte!!ar y patte!!ar, lugares artificiales creados por el hombre que vuelven a cubrirse, y por tanto a obliterarse, tras el ritual, cortando así el contacto con el Inframundo400. Pero en el caso específico de las fuentes, el acceso al Inframundo a través de ellas está impedido también por el manar del agua a la superficie y la imposibilidad de invertir la corriente de este fluir del agua. El Inframundo es un lugar de no-retorno, o al menos lo es en circunstancias normales401; y para aquellas ocasiones en las que debe subvertirse el Orden, se hace necesario un ritual apropiado. Como en el caso de que se necesite franquear este “portal” o más bien que a través de él acuda la divinidad invocada, como sucede en los llamados “rituales de evocación” en los que la divinidad es llamada al lugar del ritual y se la conjura para que acceda a la superficie desde varios lugares, entre ellos, las fuentes, como en KUB-15.34 Vs. I 1-3, Rs. III 23-42 (CTH-483)402:

396

En KBo-32.13 Vs. I 1-2, 9-11 (hurrita); Vs. II 1-3, 9-10 (hitita), cf. E. Neu (1996), 220-221 (edición), Ibídem., 16-17 para el orden de los episodios, y 228-250, esp. 232, n. 12: “(…) Te$ub sich freiwillig (…) auf den Weg macht und ebenso freiwillig den Palast der Unterweltsherrin betritt”, para el comentario; V. Haas (2006), 180 (traducción), 181-182 (comentario). Cf. también S. de Martino (2012), 208-209, 211, 215; E. von Dasow (2013), 128, 131-146 sub §3, Tab. 1, más bibliografía señalada; G. Wilhelm (2012), 156-165, para un orden diferente del propuesto por E. Neu, loc. cit., con la consiguiente modificación en la trama. 397

Cf. 5.3.2.- Río, p. 297ss., con notas. La mención al descenso se corresponde con Vs. 12: 'a-at-te-e!-ni GAM-an-da pa-ait, cf. 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 323ss., con notas. Para 'atte!!ar, cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 90, n. 190; y 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 323ss. 398

V. Haas (1994), 618; J. Klinger (1996), 173, n. 193. Para el texto, cf. V. Haas y M. Wäfler (1976), 82-86 (edición); E. Neu (1980), 71-74 sub Nr. 27 (transcripción colacionada). Cf. también A. Archi (2013b), 3, y n. 12; 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 285, con notas. 399

Muchos de los rituales tratados en estas páginas contienen esta consigna; H. Otten y V. Sou+ek (1969), 106, y n. 20 recogen algunas fórmulas. 400

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 90, n. 190 y 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958; y para profundizar en este argumento, cf. 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 323ss. 401

A este respecto, cf. más abajo; 5.3.2.2.- Como senda, p. 302ss., y V. Haas (1994), 717, sobre el Festival purulli(i%a)(CTH-324): “(…) Unten in der finsteren Erde (…). Was hineingeht, kommt nimmermehr heraus, denn es vergeht darin”, fórmula que se repite en CTH-470.595, “Fragmentos de ritual”, (cf. Ibídem, 909, n. 189), en KUB-31.136 III 2-8 (CTH-386.2) “Fragmentos de Plegaria al dios Tormenta de Nerik” (cf. Ídem. (1970), 196-197 (edición); A. Archi (1979), 36, n. 20 (edición)) y en el “Mito de Telipinu” (CTH-324) (cf. V. Haas (2006), 112 (traducción del paso); y 5.3.1.- Fuente, p. 268, n. 281 (referencias bibliográficas)). Que el Inframundo es un lugar del que no se regresa se pone de manifiesto en los rituales de purificación que lo mencionan como punto al que envían aquello de lo que pretenden deshacerse y que encuentra una asociación clara con CTH-429.1.A Vs. II 8’10’, “Ritual contra la maldición”, donde la impureza es lanzada al cielo, esto es, un lugar distante e inaccesible, cf. R. Strauß (2006), 109, y n. 426; a este respecto, cf. D. Katz (2003), 1-12; Ídem. (2005), 180-181, n. 3, 55. 402

Colación sobre KUB-15.34 de: J. V. García Trabazo (2002), 574-575 (edición Vs. I 1-3); y V. Haas y G. Wilhelm (1974), 182-183, 196-199 (edición Vs. I 1-3, Rs. III 23-42); cf. también V. Haas et al. (1998), 45 sub Nr. 9 (transcripción Rs. III 35’, 45’-47’); V. Haas (2003), 97, y n. 444, 656 (edición Rs. III 28’-31’); Y. Erbil y A. Mouton (2012), 61 (edición Rs. III, 31-40); cf. también R. Strauß (2006), 52, y n. 165.

288

El agua dulce en la cultura hitita [ma-a-]˹an˺ LÚ.ME%AZU ˹DINGIR˺[ME%] I*-˹TU˺ [8] ˹KASKAL˺ME% ˹ú˺-˹el˺-˹lu˺-˹u˺-u%a-az #UR.SAGME% ÍDME% 2˹a˺-ru-na-az PÚME%-˹az˺ pa-a'-'u-e-na-az [ne]-˹pí˺-!a-˹az˺ ˹tág˺-na-az 3 'u-it-ti-i%a-an-zi (…) Rs. III, 23na-at-kán URUTa-ú-ri-i-!a an-da pa-a-an-zi na-a!-ta u%a-tar ku-u%a˹pí˺ 24pa-ra-a ar-a!-zi nu GI%BAN%UR pí-ra-an ti-an-zi pí-ra-an kat-ta-ma 257 PÚME% i-i%a-an-zi na-at ú-i-te-ni-it !u-un-na-an-zi 26nam-ma-kán ta-a-u%a-al u%a-al-'i KA% GE%TIN KU7 GE%TIN kar-!i 'a-pu-u!-ti-i%a-an 27LÀL Ì.DÙG.GA Ì.NUN GA! KU7 an-da la-'u-u-u%a-an-zi 28 na-a!-ta I*-TU GI%˹BAN%UR˺ TÚGku-re-e!-!ar kat-ta tar-na-i nu *A BA.BA.ZA 29KASKALan 'u-it-ti-i%a-an-zi *A BA.BA.ZA-ma KA%KAL-!i ke-e-iz *A LÀL KA%KAL-an 30'u-it-ti-i%aan-zi ke-e-iz-ma-a!-!i *A GE%TIN Ì an-da i-im-mi-i%a-an-zi 31KASKAL-an 'u-it-ti-i%a-an-zi nu ku-e-ta-ni-i%a A-NA 1 PÚ 1 NINDA.SIG par-!i-i%a 32!e-ra-a!-!a-an NINDA.Ì.E.˹DÉ˺.˹A˺ zi-ikki-iz-zi na-at-!a-an PÚME%-a! ir-'i 33zi-ik-ki-iz-zi 7 NINDA.SIG-ma ar-'a pár-!a-a-iz-zi na-at!a-an 34A-NA 7 PÚME% an-da i!-˹'u˺-˹u%a˺-a-i-nu GE%TIN !i-pa-an-ti nu te-ez-zi 35ma-a-an-za DINGIRME% LÚME% GI%˹ERIN˺-a! A-NA PÚME% pí-i%a-an-te-e! ki-nu-na-a!-ma-a!-kán 36ka-a-!a I*-TU 7 PÚME% !a-ra-a 'u-it-ti-i%a-an-ni-i!-ki-u-e-ni 37na-a!-ta !a-ra-a ú-u%a-˹at˺-ten nu !u-mee! PÚME% DINGIRME%-na-a! ku-u%a-pí !u-me-e! 38u%a-a-tar pí-i!-te-ni ˹ar˺[-ru]-ma-an-zi-i%a-a!ma-a! ku-u%a-pí pí-i!-te-ni 39na-a!-ta DINGIRME%-a! *A ˹LUGAL˺ MUNUS.LUGAL TI-tar 'a-ad-du-la-a-tar MU#I.A GÍD.DA 40DUMU-la-tar DUMU.NITAME% DUMU.MUNUSME% 'aa-!u-u! 'a-an-za-a!-!u-u! ú-i-u%a-ak-te-ten 41DINGIRME%-ma ku-i-e-e! A-NA ÍDME% PÚME% úu%a-˹an˺-zi nu-u!-ma-a! EGIR-an 42[a-pí-e]-i%a i!-pí-i%a-an-te-e! ni-in-kán-˹te˺-[e!] a-!a-an-du 1 Cuando los videntes a los dioses desde las [8] sendas, la pradera, las montañas, los ríos, 2el mar, las fuentes, el fuego, el cielo, la tierra 3atraen (…) Rs. III, 23A la ciudad de Tauri$a van y (a por) el agua que de allí 24mana; la mesa presentan a sus pies; pero abajo 25siete fuentes hacen y con agua las llenan, 26(también con) tau%al, u%al'i, cerveza, vino dulce, vino seco, 'apu!tii%a, 27 miel, aceite refinado, mantequilla, leche! dulce, vierten dentro; 28frente a la mesa un paño kure!ar deja colgando y con papilla de cereal 29un camino se extiende, por un lado del camino de papilla de cereal (con) miel un camino 30se extiende, y por el otro lado, vino (y) aceite se mezcla (y) 31un camino se extiende. Y para cada fuente un pan fino rompe, 32por encima un pan graso deja y al borde de la fuente 33deja; 7 panes finos rompe y para 34las 7 fuentes arroja, liba vino, y dice autoritariamente: 35“Cuando los dioses del Cedro a las fuentes (sois) entregados, ahora 36desde las 7 fuentes hacia aquí afuera os atraemos, ¡hacia afuera venid! ¡Vosotras, fuentes de los dioses, aquí vosotras 38el agua dais, (para que) se l[av]en aquí (el agua) dais! 39 ¡Dioses, al rey (y) la reina, la vida, la salud, los largos años, 40la descendencia, los hijos, las hijas, los nietos enviad!” 41Los dioses que por los ríos (y) las fuentes vienen, de nuevo 42deben estar saciados de comida y bebi[da]403. 1

Como puede verse, no solo son invocadas las fuentes como lugares donde la divinidad puede encontrarse, sino muchos otros lugares de la Naturaleza, así como el fuego. Se trata de lugares en sí mismos divinizados, con un profundo simbolismo cultural y una fuerte carga mágica. El fuego está aquí incluido evidentemente no porque sea un lugar, sino porque pertenece a este grupo de “elementos” imbricados desde la raiz en la cultura hitita con su extensión en el hogar, hit. 'a!!a-, sum. GUNNI. Nótese

403

Para el LÚAZU en l: 1, cf. F. Pecchioli-Daddi (1982), 290-297, s.v: “mago, esorcista”; HHW, 214, s.v: “Opferschauer, Seher, Magier”; para kar!i en l: 26, cf. HED, K, 107-109, s.v: “harsh, astringent, caustic, dry (wine), unbaked (bread)”; para 'apu!tii%a- en l: 26, cf. HW2, #, 261, s.v: “(ein Getränk)”; para BA.BA.ZA en l: 28, cf. A. Hagenbuchner (2002), 10-12, y n. 50; para DINGIRME% LÚME% GI%˹ERIN˺ en l: 35, cf. van Gessel, Onomasticon II, 992-993, s.v: DINGIRME%; para la l: 42, i!-píi%a-an-te-e! ni-in-kán-˹te˺-[e!] a-!a-an-du, requiere una construcción diferente a la hitita debido a la ausencia de verbos específicos para expresar la idea de “saciado de comida” y “saciado de bebida”, respectivamente, de ahí la presente opción “saciados de comida y bebida”. Para Tauri$a, cf. RGTC 6, 415-416, s.v.; RGTC 6/2, 166, s.v.

5. Corpus de textos

289

también que éstos son los lugares que aparecen en muchas de las listas de divinidades garantes de los tratados (Tab. 3), lo cual no hace sino incidir en su importancia. El reverso del texto presenta la invocación a los dioses del Cedro atraídos desde las fuentes de la ciudad de Tauri$a, presumiblemente Kalimma y Kuu!anii!a404, que ejercen este papel de punto de conexión con el Inframundo. Se completa este “portal” que son las fuentes de la ciudad con otras siete realizadas al efecto405, cuya igualdad o equivalencia con aquellas de la ciudad se consigue llenándolas con su misma agua, mientras que su capacidad para atraer a los dioses del Cedro se consigue mediante la inclusión de diferentes alimentos rituales y costosos que serán aquellos que saciarán a los dioses, propiciando el que acudan a la llamada y otorguen lo que se les pide. El último requisito para conseguir hacer remontar a los dioses del Cedro desde el Inframundo es la ofrenda a las fuentes de la ciudad y el trazado de las sendas convenientes que deberán seguir estas divinidades. Finalmente puede ponerse en marcha el mecanismo mágico a través del conjuro con la convicción de que los dioses acudirán a la llamada y serán favorables a la petición. También en los “Rituales Funerarios” (CTH-450), en su octavo o noveno día (KUB-30.24+) se construye una fuente en plata y se la hinca en la tierra, se le añaden también una hazada y una pala en plata y se le arrojan dentro catorce guijarros, después se toman un cerdo y cinco pájaros ardu!a- que se introducen en la fuente y con el cerdo se eleva el nivel del agua haciéndola fluir, momento en el que la Vieja realiza el conjuro406 de un modo similar a como se atestigua en el “Ritual de %amu"a” (CTH-480)407. Presumiblemente, la construcción de esta fuente y el fluir de su agua tiene por objeto conducir al difunto al Inframundo a través del caude formado, o cuanto menos, marcar la senda que conduce a este lugar. En los rituales de invocación en ocasiones se solicita la ayuda de otra divinidad que actúa como intermediaria entre el peticionario y la fuente408, como en KBo-10.45 Vs. II 22-25, 30-32 (CTH-446.B), “Ritual para la purificación de una casa invocando a las divinidades del Inframundo”409: na-a! ú-i-te-ni pa-iz-zi nu ˹ki˺-i!-!a-an me-ma-i 23ku-e-da-ni-˹u%a˺ ud-da-ni-˹i˺ ú-˹u%a˺-˹nu˺-un nu-mu PÚ-an-za 24pu-nu-u!-du ú-i-te-na-an-za ˹kat˺-ti-e!-!i-ma-mu 25 DGA%AN-i! ú-li-li-i%aaz ú-it (…) 30PÚ-a! me-mi-e!-ta SUG-a!-!a me-mi-e!-ta pí-ti-in[- 31˹A˺-a! DINGIR-LIM-ni me-mi-e!-ta A-ni-u%a ku-e-da-ni ú-u%a-nu[-un] 22 va al agua y habla de este modo: 23“¿Para qué he venido? fuente, 24pregúntame; junto a mí, 22

404

Cf. RGTC 6, 415-416, s.v: Taurisa; y 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 279, con notas.

405

También en la ciudad de Lau!azantii!a se hallaban siete fuentes cuya agua pura es usada en el ritual CTH-475, “Ritual de Pillii!a, rey de Kizzuwatna”, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 274ss., con notas. 406

Se trata de un pasaje muy fragmentado, motivo por el cual no se da aquí en transcripción y traducción, cf. A. Kassian, A. Korolëv y A. Sidel’tsev (2002), 372-377 (edición). 407

5.3.2.2.- Como senda, p. 306ss., con notas.

408

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 228ss., con notas; 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 249, con notas.; y 5.3.1.- Fuente, p. 274ss., con notas. 409

H. Otten (1961), 122-123 (edición); B. J. Collins (1997), 169 sub §19 (traducción); V. Haas (2003), 87 sub VI.6.1 (traducción); Ídem. (2006), 242-243 (traducción y comentario); J. Miller (2008), 211 (traducción y comentario). Cf. también 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 325ss., con notas.

290

El agua dulce en la cultura hitita agua, 25I$tar del Verdor ha venido” (…) 30A la fuente dice, al marjal dice, a pittin-, 31a la divinidad del agua dice: “A por este agua he venido.”410

En este caso, el oficiante del ritual mágico se presenta frente al manantial de donde surge el agua que ha de utilizar junto a la diosa I$tar caracterizada como “del Verdor” y se dirige a él pidiéndole permiso para tomar el agua que necesita apoyado por la presencia de la diosa. El epíteto de I$tar está en consonancia con el contexto, un lugar encharcado indicado por SUG (l: 30), pero resulta inusual asociado al nombre de la diosa que suele relacionarse con la estepa, el opuesto al que nos ocupa. Su caracterización como intercesora podría explicarse como alusión a su papel en la mitología como intermediaria y potencial salvadora del dios principal del panteón, como en el “Mito de #edammu”411, pero también por el uso del logograma I*TAR para referir a algunas fuentes en los panteones locales412. De las líneas de este ritual mágico debe destacarse la importancia concedida al agua y al manantial, intercambiados en las ll: 22-23, que hacen necesaria la mediación de una gran divinidad como I$tar en su obtención, quien no solo solicita permiso, sino que su epíteto ha sido escogido ad hoc en consonancia con el contexto. La relación de I$tar con las fuentes se muestra también en CTH-733, “Invocación a las divinidades háticas: Lengua de dioses, lengua de humanos”413. Es destacable también la presencia de una abstracta “divinidad del agua” que sintetiza el escenario del ritual, la materia principal del mismo y la importancia concedida a ambos. La presentación del texto en forma de diálogo y la petición de permiso a la fuente para recoger su agua se documentan también en CTH-400.C, “Ritual de Irii!a para la purificación de una ciudad”414. En CTH-409.I.A (Vs. I 33-38, Rs. IV 3-6, “Ritual de Tunnawii!a”), la fuente es uno de los escenarios del ritual mágico de purificación a los que la “Vieja” se dirige después de haberse presentado a la DMA# de la ribera, u%a-ap-pu-u-u%a-a! DMA#415: Vs. I 33

(…) nam-ma-a! !a-ku-ni-i%a 34pa-iz-zi nu 1 NINDA.SIG pár-!i-i%a na-at !a-ku-ni-i%a-a! puru-ut da-a-i 35NINDA[.Ì.E.DÉ].A me-ma-al !u-u'-'a-i GE%TIN !i-pa-an-ti nu me-ma-i 36ziik-kán ma-a'-'a-an !a-ku-i! GE6-az KI-az pu-ru-ut EGIR !a-ra-a 37!a-ku-ni-e!-ki-!i nu e-da-ni an-tu-u'-!i A-NA EN.SISKUR I*-TU UZUÚR#I.A-*U 38i-da-lu pa-ap-ra-tar ar-'a QATAM-MA mu-ta-a-i nam-ma !a-ku-ni-i%a-a! 39IM-an da-i (…) Rs IV, 3(…) nam-ma !a-ku-ni-i%a 4 pa-iz-zi nu 1 NINDA.SIG pár-!i-i%a NINDA.Ì.E.DÉ.A me-ma-al i!-'u-u-u%a-i 5GE%TIN 1-*U

410

En este contexto de discurso directo se ha preferido la traducción de PÚ-an-za y ú-i-te-na-an-za como un voc. de acuerdo con el Imp. 3ª sing. de l: 24, punu!du; para el paradigma de u%atar, y sin entrar en discusiones sobre la existencia o no del erg. en hitita, cf. H. A. Hoffner y H. C. Melchert (2008), 124-125. Para GA%AN como I$tar, cf. van Gessel, Onomasticon, II, 629-632, s.v., más bibliografía señalada, III, 77-78, s.v: u%atar, y 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 279, n. 350, para su asociación con el agua; existe también una u%appuu%a! DI*TAR, “I$tar de la ribera”, cf. van Gessel, Onomasticon II, 934, s.v: I*TAR; y sobre u%appu-, cf. 5.3.2.- Río, p. 293, n. 431; para ulili-, sigo básicamente a H. Otten (1961), 123: “vom Felde?”, cf. HEG, U, 38, s.v: “Grün, Pflanzenwuchs”; HHW, 185, s.v: “Denom. uliliya- ‘grünen, sprossen’?”; van Gessel, Onomasticon, III, 72, s.v: “greenery” (pero nótese que no se recoge como atributo de I$tar sino de DLAMMA, directamente relacionado con la Naturaleza), parcialmente contra B. J. Collins (1997), 169: “from the vegetation”; J. Miller (2008), 211: “Steppe?”; para una propuesta de traducción de pí-ti-in[-, cf. J. Miller (2008), 211, n. 113. 411

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 224, n. 12. También en el “Mito de A$ertu” (CTH-342), aunque de procedencia cananea, cf. E. Laroche (1968), 26-30 (transcripción); H. A. Hoffner (1990), 69-70 sub Nr. 23 (traducción); G. Beckmann (1997), 149 (traducción y comentario); V. Haas (2006), 213-216 (traducción y comentario). 412

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 279, n. 350.

413

Para CTH-733, cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 278ss.

414

Como se ha visto anteriormente en 5.3.1.- Fuente, p. 274ss., con notas.

415

KUB-7.53+KUB-12.58 (CTH-409.I.A), colación de ambas tablillas sobre: A. Götze y E. H. Sturtevant (1938), 6-9, 20-21 (edición). Cf. también E. Forrer (1931), 147-148 (edición Vs. I 24-II 51); P. Cornil (1999), 9, 12 (traducción del paso); Y. Erbil y A. Mouton (2012), 71 (edición del paso); J. Lorenz e I. Ta' (2012), 48 (join KUB-12.58+ Rs. IV 15-28); A. Archi (2013b), 10 (traducción ll: 36-38); y 5.3.2.2.- Como senda, p. 304ss., con notas.

5. Corpus de textos

291

!i-pa-an-ti nu me-ma-i DUTU BE-LÍ-I%A 612 UZUÚR !a-ku-ni-i%%a-a! IM-it !a-pí-an-za pár-ku-nuu%a-an-za Vs. I 33 (…) Entonces al manantial 34va, y que un pan fino rompa, lo pone a la arcilla del manan35 tial, un pan graso (y) memal, esparce, liba vino y dice (así): 36“¡Como tú, manantial, desde la Tierra Negra la arcilla nuevamente hacia arriba una y otra vez manas, del mismo modo al hombre, al “Señor del Ritual”, de las partes de su cuerpo 38la maligna impureza lejos aparta!”. Entonces del manantial 39la arcilla toma (…) Rs IV, 3(…) Entonces al manantial 4va, que un pan fino rompa, un pan graso “de salvado” arroja, 5liba vino una vez y dice (así): “¡Diosa-Solar, mi Señora, 6las doce partes del cuerpo con esta arcilla (son) raspadas y purificadas!” Este texto deja clara la conexión entre los manantiales, o fuentes naturales, y la Tierra Negra en el sentido mencionado anteriormente, esto es, como “portal” en una única dirección que permite en este caso la obtención de la arcilla para la purificación del “Señor del Ritual” contactando con DUTU, seguramente identificable con la “diosa-Solar-de-la-Tierra”416. El origen de esta arcilla, así como del limo de la ribera mencionado en otras partes del texto, es fundamental para que el ritual mágico sea efectivo puesto que ambos lugares son intrínsicamente puros, por lo que aquello que procede de ellos tiene la capacidad de hacer devenir pura a la persona objeto del ritual mágico siguiendo los procedimientos adecuados. Además, resaltando esta misma conexión entre fuentes y purut417, en CTH-413 Vs. 34 se explicita que “las diosas traen el purut”, pu-u-ru-ut-ma DINGIRME% MUNUSME% ú-e-te-er418, y en la Ley §111 se prohíbe explícitamente su uso –pero no el de (u%appuu%a!) IM- – para la realización de figuritas de sustitución: [ták-ku !e-e-ni pu-r]u-ut ku-i!-ki e-pa-a-ri al-u%a-an-za-tar DI-IN LUGAL, [Si] alguien usa [pur]ut [para una imagen], es brujería (y) objeto de sentencia del rey419. Los términos empleados en el texto previo CTH-409.I.A para referir a esta arcilla, purut (ll: I 34, 36) e IM- (ll: I 39, Rs. IV 6) se intercambian en construcciones similares, lo que les hace equivalentes, al menos funcionalmente. Al tiempo, del u%appu-, la ribera, se obtiene también IM-, u%appuu%a! IM-an (l: I 33)420, que sin embargo no se intercambia en el texto por purut. Esto sugiere que estos tres términos aluden a tres materiales símiles pero no iguales. Podría traducirse purut como “arcilla”; u%appuu%a! IM-, más específicamente como “limo, cieno” ya que se obtiene exclusivamente de la ribera del río421, e IM- como un término más genérico que incluye a los dos anteriores: “barro”. La documentación textual revela que las fuentes efectivamente comunican con la Tierra Negra, pero que en contra de lo asumido en la literatura precedente, no puede accederse a la segunda a través de las primeras, sino que, al máximo, puede convocarse a través de ellas a las divinidades que allí moran. Parece que existe una concepción circular del espacio conectado con el Inframundo: éste se conecta con la superficie a través de las fuentes naturales, de los manantiales, porque de ellas surge el agua a la tierra; este agua forma ríos o arroyos que a su vez se constituyen en sendas en una única

416

Sobre esta divinidad, cf. D. Yoshida (1996), 318-319; J. Klinger (1996), 143; B. J. Collins (2002b), 224. Cf. también V. Haas (1994), 132-135, y n. 132, 157, 296, esp. 421-423, 657, y n. 152; M. Popko (1995), 70-71, 89, 111, 118; Van Gessel, Onomasticon II, 871-873, 876-877, s.v: UTU; P. Taracha (2009), 47, 50, 86, 98, 105-107, 109; M. Popko (2009), 27. 417

Cf. A. Götze y E. H. Sturtevant (1938), 65-68, esp. 68: “(…) purut is “mud” and “plaster” ”; J. V. García Trabazo (2002), 547, n. 14: “limo o lodo”; cf. también CDH, 395-397, s.v: “earth, soil, mud; mud plaster; mudbrick”; EDHIL, 682-683, s.v: “soil, mud, earth; mud plaster”; HED, PE-PI-PU, 139-142, s.v: “(wet)soil, silt, clay, loam, adobe, mud(plaster), mudwall(ing). Para su uso en rituales mágicos, cf. V. Haas (2003), 173-179 sub XI.4-5. 418

G. Kellerman (1980), 128, 135 (edición).

419

H. A. Hoffner (1997), 107 sub §111/*11, b3 (KUB-29.23); cf. también F. Imparati (1964), 124-125 sub §111.

420

Cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 304ss.

421

Cf. 5.3.2.- Río, p. 294, n. 438.

292

El agua dulce en la cultura hitita

dirección y que portan de nuevo al Inframundo422. Esto protege al mundo de la superficie del contacto con elementos perniciosos ya que el retorno, el remontar la corriente del río o del curso del agua que mana del manantial sin un ritual mágico adecuado, no es posible, manteniéndose así el Orden establecido desde que “el Cielo y la Tierra se separaron”423.

5.3.2.- Río Los ríos, sum ÍD, hit. 'apa-424, como las fuentes, se conciben como femeninos425, y como ellas se consideran lugares puros en sí, en contacto con otros planos o esferas divinas y/o religiosas como el Inframundo, hit. dankui! daganzipa!426, y como divinidades a pesar de que en ocasiones no vayan precedidos del determinativo divino427. La característica principal del río, su corriente de agua, ar!anu-, ar!a!ur(a)-, se expresa mediante el verbo ar(a)!i(i%a)-428 en la frase paradigmática ÍD-a! a-˹ra˺-[a!zi429, el río fl[uye. En Bo-3617 Vs. I 8’-17’ (CTH-434.1.A), “Ritual para las diosas del Destino, DINGIR.MA# y Gul$e$”, se explicitan las características fundamentales y cosmogónicas de los ríos430: 8’

[tar-a!-]ki-iz-zi ku-u%a-pí ne-pí-i! [te-e-kán da-a-ir nu-za] 9’[DINGIRME%] ar-'a !ar-ri-ir nuza !a[-ra-a-az-zi-u! DINGIRME%] 10’˹ne˺-pí-i! da-a-ir kat-te-re-e!-ma-˹az˺ [DINGIRME%] 11’˹da˺˹ga˺-[an]-˹zi˺-pa-an kat-te-er-ra KUR-e [da-a-ir] 12’[nu]-za ˹ku˺-[i!-!a ku-]it-ta da-a-a! [ ] 13’ [zi-ik-ma-za] ÍD-a! pár-ku-nu-mar DUMU-la-an-na-a! ˹'u˺-[u-u-i-du-mar] 14’[u]-!a-an-˹ta˺˹ra˺-a-'i-!a ta-at-ta nu ku-it ku-e[-da-ni te-ez-]˹zi˺ 15’['a-]tu-ki-i!-ki-iz-zi na-a! EGIR-pa tu-uk A-˹NA˺ [ÍD] 16’[u%a-ap]-u%a-a!-!a Dgul-a!-!a DINGIR.MA#ME% pa-iz-[zi] 17’[an]-˹tu˺-u'-!a-an ku-i-e-e! !a-am-ma-ni-e!-kán-˹zi˺ 8’ [Di]ce autoritariamente: “Cuando el cielo [y la tierra tomaron], 9’[los dioses] se separaron, los [dioses-superior]es 10’el cielo tomaron, los [dioses]-inferiores, 11’el Inframundo y la tierra [tomaron], 12ca[da uno al]go toma. 13’[Tú], el río, la pureza, la vida de la descendencia, 14’la

422

Cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 302ss. Para la topografia sumeria del Inframundo, cf. D. Katz (2003), 43-112; Ídem (2005), esp. 180: “(…) the earlier Sumerian realm of the dead was not deep under (…) (netherworld), but above (afterworld).”; para aquella hitita, cf. V. Haas (1976), 198-205; Ídem (1994), 127-131, con notas, pero excluyendo la afirmación en p. 127 sobre el acceso al Inframundo a través de una fuente; M. Popko (1995), 87, y n. 225; P. Taracha (2009), 109. 423

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222, n. 6, con referencias señaladas.

424

HW2, #, 197-205, s.v: “Fluß (Bach)”. Un derivado es 'apati-, “tierra del/junto al río”, cf. HED, #, 115, s.v: hapa-: “river-land”; HW2, #, 219, s.v: “Flußland”; contra H. Klengel (2006), 5: “bewässertes Land/Ackerland”. 425

F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 122, y n. 41, 130, y n. 14; V. Haas (1994), 464; CHD, 78, s.v: !ak(k)uni-/yaA. Un pasaje que lo atestigua es KUB-38.7 III 12 (CTH-521.2, Bildbeschreibung): D*u-pí-lu-li-i%a-a! ALAM MUNUS KÙ[.BABBAR, “divinidad %uppilulii!a, estatua de mujer, (en) pla[ta”, cf. L. (Jakob-)Rost (1961), 193; para este río, cf. RGTC 6, 550-551, s.v.; RGTC 6/2, 210, s.v. Sobre las variaciones en el género de algunas divinidades, cf. F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani, op. cit., 122, n. 41; G. McMahon (1991), 5. En el hinduísmo son también considerados femeninos porque se relacionan con la maternidad ya que “provide water, which is needed to make crops grow, and hence to feed people”, en: A. K. Jacobsen (Ed.) (2009), 700; cf. Ibídem, 695-702, para una panorámica de la concepción de los ríos en esta religión. 426

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 286, n. 393.

427

Cf. 5.3.2.1.- Como divinidad, p. 300, y n. 471.

428

Para este verbo, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 226, con notas; para una atestación (= CTH-480), cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 306ss. 429

En KUB-17.1 II 21 (CTH-361, “El cuento del cazador Ke$$i y su bella esposa”), cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 270, n. 295, para referencias bibliográficas. Cf. también M. Edgeworth (2011), esp. 11-32. 430

H. Otten y J. Siegelová (1970), 32-33 (edición); V. Haas (2003), 145 (transcripción y traducción), ambos lo inscriben en el Ritual de Tunnawi (CTH-409, cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 290ss., con notas, y 5.3.2.2.- Como senda, p. 304ss., con notas); P. Taracha (2010b), 304 (edición ll: 15’-17’); A. Archi (2013b), 11 (traducción). Para su catalogación bajo CTH-434.1.A, cf. S. Kosak, hethiter.net/: hetkonk.

5. Corpus de textos

293

ben[dici]ón, para tí (tomaste); [se dice pa]ra aquel que 15’se atemoriza constantemente, de nuevo a tí, al [río], 16’[a la ribe]ra, a las Gul$e$, a las DINGIR.MA# va, 17’aquellos que crearon a cada hombre431. Las Gul$e$ y las DINGIR.MA#ME% son divinidades que suelen aparecen juntas en algunos textos porque ambas pertenecen al círculo de divinidades primordiales y del Inframundo. Las primeras son las diosas del destino que recogen el concepto de la pareja hática I$tu$taya y Papaya quienes hilan y cortan los años de vida de los hombres, mientras la forma plural de DINGIR.MA#, con la que también se identifica a la diosa #anna"anna, engloba los conceptos de diosa madre y del nacimiento, así como el de “sabiduría”432. El vínculo entre la confección del destino y su final en la muerte representado en este grabar/hilar y cortar de las Gul$e$/I$tu$taya-Papaya y el nacimiento a cargo de #anna"anna, se explicita en la “Plegaria de Kantuzzili” (CTH-373) KUB-30.10 Vs. 20’-21’, donde muerte y vida aparecen vinculadas como dos facetas de la misma realidad, inseparables e inconcebibles la una sin la otra433: 20’'u-i!-u%a-tar-ma-pa an-da 'i-in-ga-ni 'a-mi-in-kán 'i-in-ga-na-ma-pa an-da 'u-i!-u%aan-ni-i%a 'a-mi-in-kán 21’da-an-du-ki-i!-na-!a DUMU-a! uk-tu-u-ri na-at-ta 'u-!i!"-!u%a"-an-za 'u-i!u%a-an-na-a! UD#I.A-*U kap-pu-an-te-e!, 20’la vida (está) fundida con la muerte, la muerte (está) fundida con la vida, 21’“el hijo del hombre” no (es) eterno, para el que vive, sus días (están) contados434. Donde la l: 20’ presenta una construcción simétrica, lo que recalca la idea de equivalencia entre sus componentes, vida y muerte. Y donde se pone de manifiesto que el verbo “vivir”, 'ui!-, y el sustantivo “vida”, 'ui!u%atar, comparten homofonía con el “huso”, (GI%)'ui!a-, de I$tu$taya y Papaya, lo que podría indicar el uso de la figura poética “eco” que se añadiría a la construcción simétrica de la l: 20’

431

Para DUMU-la-an-na-a! 'u-u-i-du-mar en l: 13’, cf. HW2, #, 681-682, s.v: 'uitumar: “Leben, Lebewesen (luw)”; para u-!a-an-ta-ra-'i-!a, en l: 14’, cf., HEG, U, 111-113, s.v: («)usantari-: “(…) etwa ‚fruchtbar, schwanger, trächtig‘”; EDHIL, 929-930, s.v: u!antari-: “(Lw. adj.) ‘bringing gains, bringing blessings’”; para 'a-ti-ki-i!-ki-iz-zi, en l: 15’, cf. HW2, #, 525, s.v: 'atuk-: “schrecklich, furchtbar sein”; para u%a-ap-u%a-a!-!a, en l: 16’, cf. HHW, 194, s.v: u%appu- “Ufer, Flußufer”; EDHIL, 958, s.v: “river bank”; cf. también 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958. Lo que define a la ribera es su limo, su barro, la unión de la tierra de la orilla y el agua; sobre esta posibilidad, cf. más abajo. 432

Cf. V. Haas (1994), 179, 308, 372-373, 432-436; M. Popko (1995), 81; J. V. García Trabazo (2002), 491, n. 58 sub nº 16; P. Taracha (2009), 50, 109, 125, 158; Ídem. (2010b), 304, interpreta estas dos divinidades como “Luwianized version of the DINGIR.MA# mythologem”; A. Archi (2013b), esp. 1-3, 6-12, 2: “I$du$taya and Papaya are Hattic goddesses (…) coexisted (…) with the Hittite Fate-goddesses, the Gul$e$, who never were assimilated to them. They used a different technique: that to “engrave, inscribe”, gul!-, the destiny of mankind”. Para las Gul$e$, cf., van Gessel, Onomasticon, I, 249-255, III, 313-315, s.v: Gul(a$)$a/Gulza/Gulzanikka; para DINGIR.MA#ME%, cf. van Gessel, Onomasticon, II, 718-729, s.v.; cf. también 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 325; para #anna"anna, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 269, con notas, esp. n. 294. En Yazılıkaya nºs 47-48 se representa a #utena y #utelura, la forma luvia de estas diosas, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 190 sub §1.7.- Relieves 46a-49. 433

Cf. J. V. García Trabazo (2002), 280-281 (edición); I. Singer (2002), 32 sub Nr. 4a, §5’ (traducción); Ídem. (2005), 560 (traducción del paso); D. Schwemer (2013), 106 (traducción). Cf. también 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 228, n. 46. 434

Se traduce 'a-mi-in-kán en l: 20’ como “fundida” porque se entiende que an-da y -apa inciden en la idea de “devenir en otro” uniendo los conceptos de “contacto, contigüidad” y de “convergencia” (cf. H. A. Hoffner y H. C. Melchert (2008), 379-380 sub 28.104-28.103); para da-an-du-ki-i!-na-!a DUMU-a! en l: 21’ se ha preferido la expresión “hijo del hombre” a pesar, pero también precisamente por, la connotación cristiana que resalta la oposición mortal-inmortal haciendo de “hombre” sinónimo de “mortal” por oposición velada a “inmortal = dios”, cf. también 5.3.1.- Fuente, p. 274ss. Esta idea de muerte y vida como dos caras de la misma moneda está ya recogida de modo similar en la X Tablilla del poema de Gilgame$: “319The Anunnaki, the great gods, were in assambly, 320Mam7tum, who creates destiny, made a decree with them: 321 death and life they did establish, 322the day of death they did not reveal.”, en: A. R. George (2003), 696-698 (edición). Las divinidades Anunnaki se recogen también en la documentación hitita, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958.

294

El agua dulce en la cultura hitita

mencionada más arriba435. Volviendo a CTH-434.1.A, el río, por su parte, concebido de modo genérico como corriente de agua, se diferencia de la ribera que lo limita y del limo o el barro, IM436, que procede de ella y con el que se moldea al hombre, pero no se separa de ellos, sino que forma con ambos un conjunto en el que cada uno desempeña una función, formando un referente único en el que ninguno de sus componentes adquiere preeminencia porque son inseparables. El río sin orilla y sin limo es tan impensable como la orilla y el limo sin el río. Del mismo modo que vida y muerte son impensables la una sin la otra. Por éso aparecen también las divinidades principales asociadas al inicio y fin de la vida humana caracterizadas como madres protectoras y se las relaciona con el río y la ribera como lugares, el primero puro por naturaleza y concebido también como “camino, via”; el segundo, ligado a la materia de la que se compone la humanidad437. Así lo indica también KUB-7.41+ I 43-54 (CTH-446.A) “Ritual para la purificación de una casa invocando las divinidades-infernales”: 43(…) GIM-an DINGIR.MA#-a! DUMU-tar 44u%a-ap-pu-i da-a!-ki-iz-zi, 43(…) Del mismo modo que #anna"anna a cada hombre 44de la ribera toma438. Por todo ello, aquel atemorizado por su destino debe llegarse al río, al lugar puro donde se hallan las diosas protectoras del hombre y de donde recogieron la materia prima para crear a la humanidad; al lugar que es capaz de devolver la tranquilidad y el sosiego al hombre porque en él se encuentra el primer y último refugio439. Es en este sentido que el texto “Viaje del alma al Inframundo” (CTH-457.7.1) KUB-43.60 Vs. I 26-34 ha podido ser entendido en las dos direcciones, como el recorrido antes de entrar en el cuerpo y hacia el Inframundo después de la muerte440: ˹ZI˺-an-za-u%a-kán u-ri-i!! ZI-an-za-u%a-˹kán˺ u-ri-i! 27ku-el-u%a-kán ZI-an-za u-ri-i! da-an˹du˺-˹ke˺-˹e!˺-˹na˺-a!-kán 28ZI-an-za u-ri-i! nu ku-in KASKAL-an 'ar-˹zi˺ 29u-ra-an KASKAL-an 'ar-zi mar-nu-u%a-la-an KASKAL-an 'ar-zi 30!a-an-za-pa KASKAL-!i LÚ.KASKAL-la-a! 'a-an-da-a-it 31!u!-up-pí DUTU-as ZI-an-za DINGIR-na-an ZI-an-za 26

435

Sobre la homofonía de “huso” y “vida” y la discusión sobre su posible relación etimológica, cf., HEG, A-#, 268-269; HW2, #, 633, s.v: (GI%)'ue!a-, (GI%)'ui!a-, (GI%)'u!a-; EDHIL, 355, s.v: 'ui!-zi, 'u!-. A estas diosas se las documenta hilando años sin fin para el rey en CTH-414.1.A Rs. II 1-10, cf. G. Kellerman (1980), 13 (transcripción); 27 (traducción); J. V. García Trabazo (2002), 490-493, y n. 58 (edición); A. Archi (2013b), 1, y n. 1 (traducción). Para la figura poética “eco”, cf. C. Watkins (1995), 31-33, 32: “The echoic function plays a critical role in the formulaics or oral poetry, whether or not the poet composer-performer is conscious of it.” 436

Cf. HHW, 233, s.v: “Lehm, Ton”.

437

Para otros textos que refieren a la creación de la humanidad, cf. F. Pecchioli Daddi (1999), 150-152, con referencias señaladas; y nota siguiente. Cf. también A. Archi (2013b), 11: “(…) !amnai-, !amniya- “to create” refers to creation from clay”. 438

Para referencias del texto, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958; P. Taracha (2010b), 303; A. Archi (2013b), 11 (traducción del paso); para la lectura DUMU-tar en l: 43, cf. J. Miller (2009), 209, n. 97. El término u%appu- se recoge en los diccionarios como “ribera” (cf. HHW, 194, s.v: “Ufer, Flußufer”; EDHIL, 958, s.v: “river bank”), pero ésta es en sí un límite, lo que la define es la materia de que está compuesta y su contacto con el agua del rio, implicando lo que otros textos explicitan, como el “Ritual de Tunnawii!a” (CTH-409.I.A = KUB-7.53+KUB-12.58 I 30-32, cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 304ss., con notas) o el “Ritual de Irii!a para purificar una ciudad” (CTH-400 = KUB-30.35+ Vs. I 6, cf. R. Francia (2004), 396). Sin embargo, u%appu- tiene el significado extenso de “orilla, margen” ya que se aplica no solo al río. Para la discusión de este término, cf. E. Forrer (1931), 146-149; A. Götze y E. H. Sturtevant (1938), 53-55; B. J. Collins (2002b), 225; Ídem (2005), 32; J. Miller (2008), 209, n. 96: “(…) in diesem Text eher »(Quell)rand« statt »(Fluß)ufer«. (…) Daher bedeutet wappu- eigentlich nicht mehr als »Übergang zwischen Land und Wasser«, sei das Gewässer ein Meer, ein Fluß oder eine Quelle.” 439

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 284ss., y esp. n. 383; A. Archi (2013b), 8: “The Fate-goddesses, active at the moment of birth, follow man throughout his entire life.” 440

Colación sobre KUB-43.60 de: F. Fuscagni (ed.), hethiter.net/: CTH 457.7.1 sub §3, con notas (edición); cf. también, H. A. Hoffner (1990), 33 sub Nr. 11, §3 (traducción); C. Watkins (1995), 285-286 (edición); A. M. Polvani (2005), 615-617 (edición); V. Haas (2006), 237-239 (traducción y comentario); A. Archi (2007b), 172-174 (edición); Y. Erbil y A. Mouton (2012), 62-63. A. M. Polvani, op. cit., considera que se trata del recorrido contrario, antes de “entrar” en un mortal, a este respecto, cf. el comentario del texto.

5. Corpus de textos

295

da-an-du-ki-i!-na-as ku-u%a-at a-˹ru˺-˹!a˺-an pa-i-mi 33˹da˺-a-!a-na-ta-an pa-a-mi ÍD-˹pa˺ [mu]-u-u'-'i lu-˹li˺-[i%a] 34mu-u'-'i te-na-u%a-!a-an pa-i-˹mi˺ […]-˹e?˺ ˹pa˺-[a?]-˹i˺-[mi] 26 ”¡El alma (es) grande! ¡El alma (es) grande!” 27“¿El alma de quién es grande?” “Del mortal 28 el alma (es) grande.” “¿Qué camino toma?” 29“El gran camino toma, el camino invisible toma. 30El viajero se la [el alma] prepara para el camino. 31Lo sagrado de la diosa-Solar (es) el alma, para la divinidad (es) el alma.” 32“¿Porqué del mortal a la caída voy, 33al da!anata voy? Al río [ca]igo, al lag[o] 34caigo; al tenau%a voy, […] voy.”441 32

Este texto muestra su antiguo origen, no solo en su ductus y su léxico442, sino también en su estructura como diálogo, paradigmática de los textos antiguo hititas, y con todo ello se establece un vínculo más con los textos tratados anteriormente que recogen estas concepciones imbuidas desde antiguo en el pensamiento hitita. La l: 30 merece una mención especial ya que con el “viajero”, LÚ.KASKAL-laa!, se hace referencia sin duda al ser humano, a este peregrinar suyo por la vida y la muerte concebidos ambos como “camino” y que representa una de las más antiguas atestaciones de este topos443. A pesar de que se haya apuntado que esta descripción del viaje del alma podría referir tanto a una fase previa al nacimiento como a una posterior a la muerte porque, de hecho, este texto es único al darle protagonismo al alma y hacerla aparecer en primera persona, la ausencia de la ribera y del u%appu- así como la presencia del río y del luli(i%a)-, indican que se trata de la segunda posibilidad, ya que ninguno de estos últimos se documenta en relación con el nacimiento, sino con una vía a la Tierra Negra444. Sin embargo, ello no es óbice para que las diosas madre (#anna"anna, Gul$e$, diosa-Solar (de la Tierra)…) estén vinculadas al Inframundo. Es el último acto que harán por su progenie, conducirla tras morir445 al lugar al que pertenecen en una circularidad que conecta la vida con la muerte como dos facetas de la misma realidad; y así se muestra también en KUB-30.28 Rs. 11-12 (CTH-488, “Ritual para #amri$"ara”) donde el sacerdote patili, que se encuentra en un tejado, llama siete veces por su nombre al difunto y pregunta dónde ha ido; a la séptima vez recibe esta respuesta446: 11kat-ta-an !a-ra-a me-mi-i%a-an-zi an-na-a!-u%a-a!-!i [ nu]-u%a-ra-an-za 12%U#I.A-it I(-BAT nu-u%a-ra-an pé-e-'u-te-e!,11 de abajo a arriba (le) contestan: “su madre [ y] a él 12con sus manos ha tomado y le ha conducido”. Como a las fuentes, a los ríos también se les realizan ofrendas, como se muestra en, entre otros,

441

Para ZI-, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 229, n. 48; para mar-nu-u%a-la-an en l: 29, cf. CHD, L-N, 195, s.v: marnuwala-: “invisible(?)”; HEG, L-M, 142, s.v.; HHW, 101, s.v: “(Adj. u.B. ‘sterblich, zum Tod führend’?)”; F. Fuscagni (ed.), hethiter.net/: CTH 457.7.1 sub §3, n. 18: “unsichtbaren”; A. Archi (2007), 187: “that makes things disappear”; para te-na-u%a-!a-an en l: 34, cf. HEG, T/D, 308-309, s.v: tenawa-: “(Eine widrige Örtlichkeit, ungünstiges Naturphänomen, Fluß des Todes?)”; A. M. Polvani (2005), 613, 618-619; F. Fuscagni (ed.), hethiter.net/: CTH 457.7.1 sub §3, n. 21; da-!a-na-ta en l: 33 no se recoge. La “Tomba del Tuffatore” (480 a. C.) hallada en Paestum presenta en su lápida de cobertura una imagen que recuerda a este texto: un hombre saltando a un pequeño lago, cf http://www.paestumsites.it/ set_tuffatore.htm. 442

A. Archi (2007b), 174.

443

Cf. F. Boas (1961), 606: “Generally the village of the dead is thought to be very far away, at the western confines of our world where the sun and the moon disappear, below the ground or in the sky, and difficult to reach. Among the obstacles in the way, we find particularly a river that must be crossed by the soul”; mientras en la poesía española del s. XX el topos de la vida como “camino” es objeto de uno de los más hermosos poemas de A. Machado: “Caminante, son tus huellas/el camino y nada más;/caminante, no hay camino,/se hace camino al andar./Al andar se hace camino,/y al volver la vista atrás/se ve la senda que nunca/se ha de volver a pisar./Caminante, no hay camino,/sino estelas en la mar”, cf. A. Machado (1983), 223 sub XXIX. 444

Cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 302ss.; y 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 311ss. En el “Lamento de Lisin” sumérico (BM-29633) se recoge también el río como senda al Inframundo, cf. D. Katz (2003), 18, y n. 46-47. 445

El dia de la muerte es el “día propicio”, UD.SIG5, y tiene un correlato en la divinidad hitita %iwat, y el hático Izzi$tanu, cf. A. Archi (2013b), 3, 9, y n. 14; cf. también van Gessel, Onomasticon I, 209, s.v. 446

H. Otten (1958), 96-97 (edición); G. Beckman (1983), 236 (edición), 237: “(…) death is understood here as a kind of birth”, recogido también en: A. Archi, (2007b), 189.

296

El agua dulce en la cultura hitita

el “Ritual antes de la batalla” (CTH-422) KUB-4.1 Vs. I 6-7447: 6

[rasura x]-a! DINGIRME%-na-a! 'u-u-ma-an-da-a! 7A-NA #UR.SAG#I.A ÍDMES 'u-u-ma-anda-a! !i-ip-pa-an-ti Realiza ofrendas a todas las divinidades, a todas las montañas (y) ríos. Estas ofrendas forman parte de las acciones rituales regulares que se realizan sobre todo en los centros locales, como se atestigua en las “Instrucciones a los Governadores de Provincia” (CTH-261), KUB-13.2 III 8448: A-NA #UR.SAG#I.A ÍD#I.A ku-e-da-a! SÍSKUR e-e!-zi na-a! !i-pa-an-za-kán-du a las montañas (y) a los ríos para los que hay rituales, (que) se les ofrende. Se trata de las divinidades principales, junto a fuentes y montañas, en los centros locales, cuyos lugares de culto, imágenes y ofrendas deben ser mantenidos en buen estado. En estos centros locales los ríos forman parte de los lugares de aprovisionamiento de agua, como se muestra en KBo-23.27 Vs. II 12-17 (CTH-776), “Relato mitológico: Te$ub y los ríos”449: 1-˹NU˺-˹TIM˺ ˹ú˺-˹i˺-˹da˺-a-ar-ma ÍD URU*a-pa-an-da-li-i%a-az 13ú-da-an-zi ˹na˺[-x-x] ÍDZa-úu%a-a'-'u ÍDZi-[tar]-pu 14 ÍDPu-ra-at-ti ÍDÚ-bíl-pa-e-!e 'al-zi-i!-˹!a˺-˹an˺-zi 15nu ÍD URU*a-paan-da-li-i%a ku-u-u!-sa ÍD˹ME%˺ 16!i-pa-an-ti nu u%a-a-tar 'a-a-ni an-da-ma-at [rasura] 17Ú-UL u%a-a'-nu-u%a-an-zi 12 Una vez el agua (se toma), pero del río de la ciudad de %apandalii!a 13traen, y a los ríos Zuu!a""u, Zi[tar]pu, 14Puratti, Ubilpae$e se invoca, 15y al río de la ciudad de %apandalii!a, a estos ríos 16liban y el agua toma, pero éste 17no se rodea450. 12

Se trata de un texto muy oscuro y no solo por lo erosionado de la tablilla sino también por su sintaxis, pero es llamativo al mencionar también al Éufrates (Puratti, Vs. II 14, 23), al otro lado de la cadena montañosa que lo separa de %apinuwa (Vs. I, 16, II 7, 8, 10, 18, 23, 27?) y del nacimiento del Mara$$ant(ii!)a que también aparece en este texto. Esto podría indicar que se tenía conocimiento del curso de los ríos hasta poder identificar la unión de aquel del Éufrates al norte del Tauro con su prolongación al sur, y es llamativo porque justamente en su curso anatólico abundan los afluentes y puede resultar relativamente fácil perder el cauce principal (Map. 1). Y también indicaría que se trata de una incorporación más al vocabulario hitita de un topónimo originario del sur del Tauro. A este respecto cabe mencionar KUB-23.79 (CTH-365.A), “Ritual y mito sobre el Éufrates”451 porque apoya esta argumentación sobre los conocimientos hidrográficos hititas; en su colofón (Rs. 10’-11’) se presenta el objeto del texto: la realización de un ritual determinado previamente mediante oráculo para

447

Transcripción y traducción propias. Cf. también, J. V. García Trabazo (2002), 510-511 (edición).

448

F. Pecchioli-Daddi (2003), 147-148 (edición); cf., también E. von Schuler (1967), 47 (edición); A. Götze (1969), 211 (traducción). Cf. también, Ph. Houwink ten Cate (1992), 101; 4.1.1.2.- Yalburt, p. 76, con notas; y 5.3.1.- Fuente, p. 267ss. 449

Colación sobre KBo-23.27 de: A. Ünal (1998), 90; y M. C. Trémouille (1999), 196 (traducción), 208 (transcripción); cf. también 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 242ss. 450

La sintaxis es compleja, cf. M. C. Trémouille (1999), 194-195. Para el orden en que aparecen estos ríos, cf. Ibídem 200-201; Ídem. (2005), 1 sub Nr. 1; para Zuu!a"u, cf. RGTC 6, 560, s.v.; RGTC 6/2, 212, s.v.; para Zitarpu, cf. RGTC 6, 559, s.v.; para Puratti, cf. RGTC 3, 303-305, s.v.; RGTC 4, 145, s.v.; RGTC 5, 313, s.v.; RGTC 6/2, 208, s.v.; RGTC 12/2, 393, s.v.; para Ubilpae$e, cf. RGTC 6, 555, s.v: Ú.BIL.PA.E.%E. 451

A. M. Polvani (2010), esp. 273-275 (edición); E. Rieken et al. (ed.), hethiter.net/: CTH 365 (edición). Para la equivalencia de Mala con el actual Éufrates, cf. G. Frantz-Szabó (1987-1990), 273: “Wohl heth. Bezeichnung des mittleren Euphrat”; RGTC 4, 145, s.v: “Euphrat”, más bibliografía señalada; RGTC 6, 537, s.v: “Grenzfluß zwischen dem Hethitischen Territorium und dem Hurritischen Reich, also wahrscheinlich der mittlere Euphrat”; no se documenta sin embargo en RGTC 10; V. Haas (1994), 577, y n. 238.

5. Corpus de textos

297

aplacar una epidemia que seguramente esté relacionado con la peste introducida en #atti tras la campaña en Siria de %uppiluliuma-I452. Volviendo a CTH-776, la expresión “no se rodea”, UL u%a'nuu%anzi, que se repite en Vs. II 11, 17 en referencia a los puntos de aprovisionamiento de agua, indicaría que sobre el nacimiento de los ríos a los que se alude se construía una estructura destinada a embalsar o encauzar parte del caudal de modo que fuera más sencillo el acopio, especialmente si se considera que uno de esos ríos es el #ar$umar, que toma el nombre de la formación homónima cuyo significado es “fuente de un río”453 y que en Vs. I 18 se lee: ] a-pa-a-at PÚ an-da u%a-a'-nu-u%a-an-zi (…), esta fuente se circunda; y que en la siguiente se especifica: *A NA4 an-da u%a-a'-nu-u%a-an-zi, con piedra se circunda454. Esto confirma documentalmente lo que los ejemplos hallados por la arqueología vistos en el capítulo anterior ya hacían materialmente, esto es, que los hititas tenían un extenso conocimiento de los diferentes tipos de recursos hídricos existentes en el ambiente natural, de que algunos de ellos no podían ser utilizados como agua de boca y de que sabían aprovecharlos de la forma más eficaz y eficiente en consonancia con el nivel tecnológico que poseían. Los ríos no ocupan solo un lugar de importancia en localidades “provinciales”, también lo hacen en algunos grandes centros religiosos, como Nerik455. Así se muestra en KUB-36.89 Rs. 12-21 (CTH-671.A), “Ofrenda y plegaria al dios Tormenta de Nerik” que describe cómo el dios-Tormenta de esta ciudad, encolerizado, desvía el curso del Mara$$ant(ii!)a456: 12 ÍD

Ma-ra-a!-!a-an-ta-a!-u%a an-na-al-˹la˺-˹za˺ !!i-pa-at-tar-ma-i%a-an a-ar-!a-a! [ 13 DU-a!ma-u%a-ra-an u%a-a'-nu-ut nu-u%a-ra-an DUTU-i DINGIR-LIM-an ar-!a-nu-ut URUNe-˹ri˺-[ik-kiu%a-ra-an] 14ma-an-ni-in-ku-u%a-an ar-!a-nu-ut nu DU-a! A-NA ÍDMa-ra-a!-!a-an-ta te-e˹et˺[ 15ma-a-an-u%a-kán DU URUNe-ri-ik ku-i!-ki ˹kar˺-˹ti?˺-˹mi?˺-˹i%a?˺-nu-zi nu-u%a-ra-a!-kán 16 URU Ne-ri-ik-ka4-za GI%da-'a-an-ka4-za ar-'a i-i%a-an-[ni-i%a]-zi zi-ik-ma-u%a-ra-an 17 ÍDMa-raa!-!a-an-ta-a! dam-me-e-da-ni ÍD-i dam-[me-e-]˹da˺-ni PÚ-i le-e tar-na-at-ti 18 DU AN-e-u%a ÍD Ma-ra-a!-!a-an-ta te-e-et le-en-ki-[i%a-u%a]-ta e-e!-du 19nu-u%a-za-kán a-ar-!a-nu le-e u%a-a'nu-!i nu-za-kán ÍD[Ma-ra-a!-!a]-˹an˺-ta-a! ar-!a-nu 20Ú-UL u%a-a'-nu-ut !u-um-ma-!a-at DINGIRME% i-i%a-at-te-˹en˺-[ ] tal-li-i%a-du 21 DU URUNe-ri-ik ÍDNa-ak-ki-li-i%a-ta-a! a-ru-na-zaan ['u-un-'u-e!]˹na˺-za GAM-an ar-˹'a˺ [u-u%a-te-ed-du] 12 “El río Mara$$anta desde el principio fluía !!en una dirección,[ 13-14pero el dios-Tormenta la cambió, lo hizo fluir hacia la diosa-Solar de los dioses, lo hizo fluir hacia las cercanías de Ne[rik]. El dios-Tormenta al río Mara$$anta conminó:[ 15“Si al dios-Tormenta-de-Nerik alguien ha encolerizado y 16del lugar a él reservado en Nerik ha salido, ¡tú sin embargo, río Mara$$anta, a ningún otro afluente ni a otras fuentes te abandones!” 18El dios-Tormenta-delCielo conminó al río Mara$$anta: “¡Estás bajo jura[men]to! ¡No cambies tu curso!” Y el curso

452

Contra A. M. Polvani (2010), 275-277, más referencias señaladas, cf. G. Frantz-Szabó (1987-1990), 273: “(…) Das Ritual für M. wird ebenfalls in Zusammenhang mit der Pest ausgeführt.” 453

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 266, n. 272.

454

Cf. A. Ünal (1998), 87-88 (transcripción), 94 (traducción), y 83 (comentario); cf. también 4.1.4.3.- Fuentes, p. 128ss.; 4.1.4.5.- Presas, p. 131, n. 474; 5.2.4.- Destructiva, esp. p. 259ss. (= CTH-261); y 5.3.1.- Fuente, p. 270ss. (= CTH-820.4). 455

Sobre las denominadas “ciudades de los dioses” en las que está incluida Nerik, cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 285ss., con notas. 456

Colación sobre KUB-36.89 de: V. Haas (1970) 152-153 (edición); cf. también B. J. MacQueen (1959), 171-172 (comentario); H. Otten (1958), 137-138 (edición y comentario Rs. 16-17); H. A. Hoffner (1990), 22 sub Nr. 4, §§3-4 (traducción); J. Freu y M. Mazoyer (2007), 346 (traducción). Según HED, E-I, 375, s.v. ipat(t)ama(yan)-, no existe el signo de glosa que precede a i-pa-at-tar-ma-i%a-an en l: 12, pero se aprecia diáfanamente en la foto de la tablilla, cf. hethitern.net/: PhotArch BoFN10940. Para el río Mara$$ant(ii!)a, cf. 5.3.2.1.- Como divinidad, p. 301ss., con notas.

298

El agua dulce en la cultura hitita del río [Mara$$]anta 20no se cambió. Vosotros los dioses lo hicisteis. [ ]¡Que conjure el río Nakkilii!ata al dios-Tormenta-de-Nerik desde el mar, (que) desde el abismo lo saque!457

El dios-Tormenta-de-Nerik protagoniza el topos de los dioses desaparecidos y como ellos, especialmente el dios-Tormenta y Telipinu458, lanza su venganza por haber sido importunado, pero va más allá al descender al Inframundo y cambiar el curso del río Mara$$ant(ii!)a, “cercano a su alma”, ZI-ni ma-ni-in-ku-[u%a-an-za] (l: 11), con las implicaciones que entraña para el Orden cósmico y cosmogónico porque los ríos son lugares estables, sagrados y divinidades en sí459. Pero en esta trama el Mara$$ant(ii!)a es obligado por el dios-Tormenta-del-Cielo en base a su autoridad que lo permite ponerlo bajo juramento, lenkii%ata e!du (l: 18), a mantener su curso, mostrándose cómo la jerarquía en la esfera divina no admite más modificaciones tras la tercera y última lucha por el poder460. La alusión al juramento está también relacionada con esta capacidad de la palabra para incidir y modificar la realidad que se encuentra en los rituales mágicos. Porque un juramento es la expresión de la verdad, de lo que existe, y la sujeción al mismo es el mantenimiento de esta realidad a través de su reconocimiento, de igual modo que el ritual mágico modifica esta realidad a través de las fórmulas convenientes; porque la palabra pronunciada tiene el poder de mantener o modificar esta misma realidad461. El diosTormenta-del-Cielo está por encima –recogiendo la imagen de su apelativo, “del Cielo”– de cualquier dios-Tormenta local, incluido aquel de la ciudad “sagrada” de Nerik. En este tipo de relatos que explican la realidad cosmogónica, es fundamental la vuelta al Orden tras los estragos de la desaparición del dios, y esta vuelta al Orden se produce, o bien después de las sabias instrucciones de #anna"anna, o como en este caso, por la intervención de una divinidad de mayor “rango”, como aquí el dios-Tormenta-del-Cielo porque está “encima” y lo “abarca todo”, no solo una localidad. La última frase del paso refiere a uno de los temas centrales de este texto, esto es, a la ruta que conduce a la Tierra Negra y que son los ríos. En Vs. 26 el río que debe servir de senda para el regreso del dios-Tormenta es el Mara$$ant(ii!)a porque forma parte del paisaje de Nerik y está vinculado al dios por el afecto que éste le profesa, mientras que en Rs. 5 se menciona al na-ak-]˹ki˺-i%a-!a-a! ˹ÍD˺-[a!, “preeminente río”, adjetivo usado para referirse al Mara$$ant(ii!)a en el contexto oracular de KUB-31.101 Vs. 35462 y con el que se le alude también aquí de forma velada; pero tras el intento del dios-Tormenta-de-Nerik de cambiar su curso, le es vetado regresar al mundo a través de él y es entonces cuando el Nakkilii!ata deberá representar este papel de senda de vuelta a la superficie. La cólera del dios-Tormenta-de-Nerik es fi-

457

Para !!i-pa-at-tar-ma-i%a-an en l: 12, cf. HEG, I-K, 364, s.v. !!i-pa-at-tar-ma-(i%a-: “ ‘Himmelsrichtung’ ”; HED, E-I, 375-377, s.v. ipat(t)ama(yan)-: “ ‘(north)west(wand)’, contra HHW, 62, s.v: !!ipatar(-)ma(ya)-: “ ‘großer Bogen, großer Biegung’ ”, por esó se traduce aquí por “en una dirección”; para GI%da-'a-an-ka4-za en l: 16, cf. HEG, T/D, 12-13, s.v: GI% da'anga-: “ ‘Ein Kultraum’ ”; HHW, 158, s.v. (GI%/NA4)da'anga-: “(eine bestimmte Stelle oder ein bestimmte Raum im Tempel, wo sich die Statue des Wettergottes von Nerik befindet)”, de ahí que aquí se prefiera el circunloquio “del lugar a él reservado”. PÚ-i en l: 17 podría reflejar diferentes términos (cf. 5.3.1.- Fuente, p. 265, n. 264) pero el contexto refiere directa y claramente al campo semántico del río, lo que restringe el significado de PÚ-i a “fuente de un río; fuentes”, hit. 'ar!ummar, luv. tarnaluli-, de ahí su traducción en plural, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 266, n. 272; H. Otten (1958), 138. Para el río Nakkilii!ata, cf. RGTC 6, 541, s.v: Nakkilijata, de cuyas atestaciones, si es que no se trata de un derivado de Nakkilii!a como se apunta como posibilidad, se colige que es un hapax, y por tanto, o con apariencia de haber sido “inventado” para la ocasión o un río local no muy importante. para otras divinidades que también son hapax, cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 248, n. 167; y 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 280, n. 360. 458

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 267ss., con notas, para referencias bibliográficas de ambos mitos.

459

Cf. 5.3.2.1.- Como divinidad, p. 300ss., 5.3.2.2.- Como senda, p. 302ss., 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 308ss.

460

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222ss., con notas.

461

Cf. C. W. Watkins (1995), 85, 88, 91, esp. 86-87, donde se relata el episodio en el que el poeta ViAv4mitra compele a los ríos Vip4A y Butudr7 a modificar su torrente a través de la recitación del mito de Indra: “(…) they [the rivers] are in fact acceding to the power of the poetic formulation”. Sobre esta capacidad de la palabra, cf. p. 237, con notas. 462

Para nakki(i%)atar-, cf. HED, N, 46-47, s.v: nakki-. Para la referencia a KUB-31.101 Vs. 35, cf. Ibídem.

5. Corpus de textos

299

nalmente aplacada como conviene a la victoria ordálica sobre el Caos que se demuestra en la realidad observando el cauce inmutable del Halys463. Los ríos, como las fuentes464, tienen relación con la monarquía. En algunos casos son anónimos y se mencionan en relación con sus propiedades purificadoras, como en KBo-4.2 Rs. III 23-24 (CTH-398.A), “Ritual del augur #uu!arlu”465, 23nu ma-a-an LUGAL MUNUS.LUGAL ÍD-˹an˺[ 24arra-an-zi (…), 23entonces el rey y la reina al río [van? ] 24se lavan (…); mientras en otros se mencionan por su propio nombre y se relacionan con la monarquía, como las fuentes, en festivales dedicados a las divinidades LAMMA466 o en los que estas se mencionan, como en KBo-12.59 I 4’-9’ (CTH-682.3)467, y no suelen estar precedidos por el determinativo divino: 4’

[MÁ%]-˹GAL˺-a! 1-an $a-le-en-zu-u%a ÍD-i mTu-ut-'a-li[-i%a-a! LUGAL-u!] 5’[ku]-˹in˺ la-a''i-i!-ki-iz-zi Ku-um-ra ÍD-i Ke-˹el˺-[la ÍD-i] 6’ [m]˹Tu˺-ut-'a-li-i%a-a! LUGAL-u! ku-i-e! !i-i%atal-li[-i!]-˹ki˺-iz-zi 7’˹'u˺-u-u%a-ar-ni-i!-ki-iz-zi *al-ma-ku ÍD-i 8’ [D]˹GAZ˺.BA.A.A-a! a-a!-!ii%a-an-ti *e-'i-ri-i%a ÍD-i 9’ [m]˹Tu˺-ut-'a-li-i%a-a! a-a!-!i-i%a-an-ti 4’-5’ 1 cabrito al río #alenzuu!a, al que Tut"ali[i!a, el rey,] regularmente viaja; al río Kumra, al río Kella, 6’donde el rey Tut"aliya [regularmente ca]za 7’-8’(y) acampa; al río %almaku, favorito de la [divinidad] #uu!a$$anna; al río %e"irii!a, 9’favorito de Tut"aliya468. Esto es, los ríos forman parte del grupo de elementos de la Naturaleza que se conciben como divinidades bien de acuerdo a situaciones especiales como festivales celebrados en un área concreta, bien de acuerdo a características sobresalientes propias o adscritas, como en este caso es su condición de escenario cinegético para el rey –recuérdese que la caza es una actividad de prestigio– que seguramente coincidiría con un área concreta que agruparía todos estos topónimos, como sucede con las listas de divinidades de los panteones locales469. Pero además, los ríos, como también se ha visto en CTH-434.1.A, “Ritual para las diosas del Destino, DINGIR.MA# y Gul$e$”, son lugares en los que los dioses se solazan, lugares de buenas connotaciones, a los que acuden o en los que se encuentran complacidos, y por ello pueden ser también objeto de predilección de otras divinidades, como lo es el

463

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 284, y n. 383.

464

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 268ss.

465

D. Bawanypeck (ed.), hethiter.net/: CTH 398; cf. también Ídem. (2005), 36-37 (edición). También en la octava tablilla de CTH-628, el Festival (')i!uu%a, se usa el agua de un río, el Alda, para lavar las imágenes de los dioses, cf. R. Strauß (2006), 69, y n. 242; y 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239ss., para otro paso de este festival y referencias bibliográficas; y en CTH-479, “Ritual de Kizzuwatna”, añadiendo natrón al agua, cf. Ibídem, 69, n. 244; para el término hitita para natrón y su uso mezclado al agua, cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239, n. 113. 466

Sobre estas divinidades y su relación con la monarquía a través del mito homónimo, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 182, n. 864. Para festivales dedicados a los LAMMA del río, cf. 5.3.2.1.- Como divinidad, p. 301, con notas. 467

G. McMahon (1991), 132 (edición); cf. también A. Archi (1975b), 116. Compárese con KBo-11.40 donde se recoge también la expresión “donde su Majestad regularmente caza” pero en relación con las diferentes áreas que componen #atti, como Ma$a o Lukka, cf. G. McMahon, op. cit., 130-131. 468

Para !i-i%a-tal-li[-i!-k]i-iz-zi en l: 6’, cf. HEG, S, 1034, s.v: siyattariya-: “Der Schreiber (…) wurde zu dieser Form statt der Vollform !i-i%a-at-ta-ri-i-e-ez-zi durch die Doppelfunktion /tal/ und /ri/ des Zeichens HZL 32 verführt”. Para GAZ.BA.A.A en l: 8 como #uu!a$$anna, cf. V. Haas (1994), 198, n. 104; van Gessel, Onomasticon I, 169-173, s.v: #uwa$$anna; II, 632-634, s.v: GAZ.BA.A. Para #alenzuu!a en l: 4, cf. RGTC 6, 527, s.v.; para Kumra en l: 5, cf. RGTC 6, 535, y RGTC 6/2, 206, s.v: Kummara; para Kella en l: 5, cf. RGTC 6, 534, s.v.; V. Haas (1994), 198, n. 102 (“Kella” es también NP, cf. E. Laroche, NH, 93 sub nº 574; sobre NP (verosímilmente) derivados de topónimos, cf. E. Laroche, NH, 275-276, 283; y 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 310ss., con notas. Este río tiene también un LAMMA en KBo-11.40 Vs. I 20’, cf. G. McMahon (1991), 120-121); para %e"irii!a en l: 8, cf. RGTC 6, 544-545, y RGTC 6/2, 210, s.v. 469

Cf. McMahon (1991), 141: “(…) to celebrate the gods of the lands which the king controls. Here the king’s emphasis is on his prowess as a warrior and hunter.” Sobre la dispersión geográfica de las poblaciones y sus divinidades agrupadas en los panteones locales, cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 281ss., y esp. n. 362.

300

El agua dulce en la cultura hitita

río %almaku de #uu!a$$anna o el Mara$$ant(ii!)a del dios-Tormenta-de-Nerik en el ya visto CTH-671.A. Como se ha visto en dos de los textos anteriores, CTH-422 y CTH-262, los ríos suelen aparecer asociados a montañas y otros puntos o fenómenos naturales cuando se mencionan de forma genérica, como sucede también con las fuentes, así como cuando aparecen mencionados entre las divinidades LAMMA, estrechamente vinculadas a la Naturaleza. Los textos en los que más claramente puede observarse este patrón de asociación del río a otros elementos naturales son los tratados470 (Tab. 3). De los textos se desprende que los ríos, tanto como elemento en la Naturaleza de forma genérica (“el río”) como particular curso de agua (“el río X”), forman parte integrante del panteón desde, al menos, época hática cuando aparecen integrados en la cosmogonía como el lugar de donde se hace nacer al hombre con el limo de la ribera y donde va a parar tras la muerte; y que se mantienen en el panteón oficial en textos de carácter supra-local como las festividades oficiales y en los panteones locales como divinidades de los mismos asociadas a una población y su templo. 5.3.2.1.- Como divinidad Ni el río en general ni ríos específicos aparecen con frecuencia en los textos precedidos del determinativo divino471, lo que parece excluir que sean considerados como tales en toda circunstancia. En este sentido la situación es análoga a aquella documentada con los animales más sobresalientes de la cultura hitita (ciervo, leopardo, lobo, etc.) para los que no siempre es posible distinguir si se trata de divinidades en sí, atributos de divinidades o elementos culturales de gran importancia472. Sin embargo, su posición dentro del pensamiento hitita es exactamente la misma que la de las fuentes, que tampoco van siempre precedidas del determinativo divino y pese a ello se sabe por su presencia en, entre otros, los Inventarios de culto que eran divinidades, o al menos que eran susceptibles de serlo en determinados contextos. En el caso de los ríos, una indicación similar, aparte de su atestación también en estos Inventarios de culto, es la lista de hidrónimos contenida en el ritual (')i!uu%a donde van precedidos de !iu-473. Además, algunos de ellos sí tienden a ser explícitamente divinizados, como el Zulii!a o el Malii!a474, especialmente en textos cultuales. En concreto, el Zulii!a475, actual Çekerek-Irma)ı, afluente del Kızılırmak, cuyo curso medio-alto discurre al este de #attu$a, aparece en el texto antiguo hitita KUB-56.45 Vs. II 8’ (CTH-591.IV.C), “El Festival del mes”, como divinidad a la que se le ofrece un cabrito476, aunque quizá la mención más importante de esta divinidad Río sea aquella del festival KI.LAM, donde se recoge junto a otras divinidades de la “Gran Asamblea”477. La mención de este río

470

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 276.

471

Cf. E. Neu (1970), 37 sub I, 37f.; van Gessel, Onomasticon II, 642, s.v: ÍD. Sobre este particular, cf. también G. Beckman (2013b), 154: “(…) Zaliyanu (…) with either the cuneiform determinative for god or with that for mountain, thus demostrating the close association -or even identity- of deity and topographical component.” 472

Cf. 3.2.2.- Zoomorfos, p. 51ss., con notas.

473

Cf. D. Groddek (1997). Para el festival (')i!uu%a, cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 243ss., con notas.

474

Para DZuliya, cf. J. Klinger (1996), 166-167; van Gessel, Onomasticon I, 600-601, y n. 1, s.v.; cf. también más abajo, n. 475. Para ÍD DMalii!a, cf. van Gessel, Onomasticon I, 294-297, y n. 1, III, 318, s.v.; R. Lebrun (2007), 461 sub 3.b, más bibliografía señalada; P. Taracha (2009), 115-116. 475

Cf. E. Laroche, NH, 213 sub nº 1570, 278; Ídem. (1973), 87 sub nºs 16-17; Ídem., NHSupl., 52 sub nº 1570; RGTC 6, 342, 559-560; RGTC 6/2, 212; TAVO B-III-6; S. Alp (1991), 107; M. Forlanini (2008), 146-147; cf. también 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 311, n. 543 sub §2.- Como lugar oracular. 476 477

V. Haas (1994), 614 (traducción); J. Klinger (1996), 299-300 (datación del texto), 594-595 (transcripción y traducción).

I. Singer (1983), 102; Ídem. (1984), 33 sub 1.h (= ABoT-5+ I 16’); V. Haas (1994), 620; J. Klinger (1996), 189. Sobre la “Gran Asamblea”, !alli! a!!e!ar, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 204, con notas.

5. Corpus de textos

301

en este festival arraigado en la más antigua tradición religiosa anatólica con proyección hasta el final del Imperio coincide también con el elenco de divinidades locales recogidas en el sexto grupo de aquellas a las que se ofrenda durante el festival AN.TA#.%UMSAR 478. Esto significa que ambos festivales, así como las divinidades recogidas en ellos, se retrotraen a un sustrato pre-hitita con fortísimas influencias háticas479 donde –y en este contexto de menciones de divinidades Río resulta llamativa la no-atestación del Mara$$ant(ii!)a (Kızılırmak)480, aunque sí reciba ofrendas durante la celebración de festivales donde se documenta también su LAMMA481, se recoja en la “Plegaria de Muwatalli II”482, el dios-Tormenta-de-Nerik pretendiera cambiar su curso483 e incluso sea escenario para la ornitomancia484. En ocasiones, cuando el río cumple una función de carácter religioso, ya sea su onomástica o el sustantivo ÍD, hit. 'apa-, también puede ir precedido del determinativo DINGIR, como es el caso en algunas ocurrencias ordálicas485. Existen también las divinidades LAMMA del río a las que se dedican los festivales homónimos (CTH-684) y que, o bien preceden al río específico del que son protectoras en expresiones como “DLAMMA ÍDKummara”486, o bien son mencionadas genéricamente como DLAMMA ÍD/ÍD-a! D LAMMA. En este caso el LAMMA podría referir a una divinidad protectora de otra divinidad, el río487, aunque parece más verosímil que en este contexto el río no sea considerado como una divinidad en sí sino como una entidad sagrada o de gran importancia religiosa, como parece poner de manifiesto el elenco de textos agrupados bajo CTH-682, “Festival para todas las divinidades protectoras”488. Además, algunos ríos cuentan con festivales propios a pesar de que sus nombres no vayan

478

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 282, n. 371.

479

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 286, n. 390.

480

Cf. RGTC 6, 538-539, s.v.; RGTC 6/2, 207, s.v: Mara$anta; no recogido en van Gessel, Onomasticon. A pesar de que sus aguas sean “rojas” por los sedimentos que arrastra, no es identificable con el “río Rojo”, ÍDSA5, cf. G. Frantz Szabó (1987-1990b), 354; A. Ünal (1998), 83; M. C. Trémouille (1999), 194; y 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 243ss. 481

Como en IBoT-1.2 Vs. III 10-12, Rs. IV 1’-3, Rs. V 4’ (CTH-684.2), cf. McMahon (1991), 193, 194-195, 207-208 (edición). 482

CTH-381 Vs. II 13, cf. I. Singer (1996), 14, 35, 171; Ídem. (2002), 89 sub Nr. 20, §31.

483

Cf. 5.3.2.- Río, p. 297ss., con notas.

484

Cf. 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 311, con notas.

485

G. McMahon (1991), 44. Cf. 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 308ss.

486

KUB-2.1 I 50’ (CTH-682.1.A), en: G. McMahon (1991), 96 (edición); D. Groddek (2009), 4 (transcripción), cf. G. McMahon, op. cit., 189-209, para edición y comentario de estos textos. 487

G. McMahon (1991), 7, 44 y n. 284, Ibídem, 189-209 para los festivales dedicados a ellas; V. Haas (1994), 452, y n. 29; van Gessel, Onomasticon, II, 696, 707, s.v: LAMMA. 488

G. McMahon (1991), 83-141 (edición), esp. 97-107 (= KUB-2.1 Vs. I-II). Nótese la inconsistencia en la formulación de este estudioso entre las referencias de la nota precedente e Ibídem, 209: “divine beings may themselves have a protective deity” y las siguientes afirmaciones: Ibídem, 83: “(…) to protect everything the writer can think of.”, Ibídem, 138: “This [CTH-682] is (…) a catalogue of very specific and distinctive deities to guard and protect narrowly defined aspects of the king’s and the state’s life.”; Ibídem, 141: “Laroche (…) suggests that we really have no longer to do with a deity at all, but rather with the development of a concept. Certainly it is the concept of protection or guarding which the Hittites are developing and exploring in this festival.”; Ibídem, 207: “The tutelary deity of a place or object is distinct from that object, whether it is divine or not.” No parece por tanto que bajo la expresión DLAMMA ÍD se haga referencia a una divinidad protectora de otra, sino del río como entidad, que no necesariamente se concibe como divino en todos los casos y circunstancias. A este respecto, existen también las divinidades LAMMA de algunas montañas (cf. M. Popko (1994), 38, más referencias señaladas; A. Lombardi (1997), 92-94; P. Taracha (2009), 57, 84) y de luli(i%a)- (cf. van Gessel, Onomasticon, II, 699, 700, s.v: LAMMA), pero no de fuentes.

302

El agua dulce en la cultura hitita

precedidos del determinativo divino, como el Mala, el actual curso medio del Éufrates489, o bien se recogen en los Inventarios de culto y/o sus Bildbeschreibuungen490: KBo-2.7 (CTH-505.1) Rs. 25: ÍD%ika$ika; y KBo-2.13 (CTH-505.2) 22-23: ÍD%iga$iga491. KBo-2.16 (CTH-509) I 4’: ÍDMalii!a492. KUB-38.6 (CTH-510.A) I 15: ÍDParma$"apa; 20: ÍDZaralii!a; 25: ÍDBalu"a$$a, y KUB-38.10 (CTH-510.B) IV 6: ÍDZaralii!a; 17: ÍDMa[ ]u!anta493. KUB-38.7 (CTH-521.2) 18: ÍDZulii!a494. KUB-38.33 (CTH-522) 5: ÍDMalii!a495. Como sucede con las fuentes, a pesar de que los ríos recogidos en estos textos no vayan precedidos del determinativo divino, es claro, por su presencia en estos mismos documentos, que eran parte esencial de la cultural local hitita, que exhiben una larga tradición y que por ello mismo se hallan en la base de los panteones locales de donde serán incorporados al panteón oficial como una suerte de divinidades menores. 5.3.2.2.- Como senda No solo la forma similar, sino también y sobre todo su corriente y el que sean navegables hacen que los ríos se utilicen como vías de comunicación496 y en este sentido se consideran sendas, caminos. La particularidad intrínseca de estas sendas es su corriente497, la que hace que se muevan autónomamente en una única dirección y solo con medios mecánicos sea posible remontar el cauce. Esto implica que todo aquello que no tiene capacidad propia de movimiento, o en su defecto de aprovechar y dirigir otro elemento que lo transporte, será arrastrado por esta misma corriente y no podrá volver al punto de partida. Es por tanto un sistema idóneo para deshacerse de cualquier elemento indeseado. Los rituales mágicos de purificación que se celebran en los ríos recurren a la concepción del agua dulce como materia pura y catárquica, a esta característica intrínseca de los mismos que es su corriente –aunando ambas se documenta el verbo 'apai-498– y, derivada de su concepción y uso como via, también como ruta hacia otros lugares también con carga mágica, especialmente la Tierra Negra499. Esta concepción del río como vía y medio de transporte no es exclusiva de la cultura hitita,

489

Cuya celebración durante la peste en el reinado de Mur$ili-II no pudo realizarse como constata en su “II Plegaria al dios Tormenta de #atti”, CTH-378.II Vs. 9’-12’, cf. J. V. García Trabazo (2002), 312-313, y n. 36. Para este río, cf. también 5.3.2.- Río, p. 296, n. 451. 490

Cf. L. (Jakob-)Rost (1963), 208, 216, 223-224.

491

C. W. Carter (1962), 94, 101 (edición KBo-2.7); Ídem., 107, 112 (edición KBo-2.13). Cf. también RGTC 6, 549, s.v.

492

J. Hazenbos (2003), 115-116 (edición). Cf. también RGTC 6, 538, s.v.

493

L. (Jakob-)Rost (1961), 186 (transcripción y comentario KUB-38.6); Ibídem, 196-197 (transcripción y comentario KUB-38.10). Cf. también RGTC 6, 540, s.v: Ma-x-anta, 542, s.v: Parma$"apa y Balu"a$$a, 558, s.v: Zaralija. 494

L. (Jakob-)Rost (1961), 193-194 (edición). Cf. también más arriba, p. 300, n. 475.

495

L. (Jakob-)Rost (1963), 192-193 (edición).

496

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 252, con notas.

497

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 226, con notas; y 5.3.2.- Río, p. 292, y n. 429.

498

HED, #, 115, s.v: hapa-: “wet, moisten”; HW2, #, 205, s.v: “mit za-, sich waschen, sich abwischen”.

499

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, esp. p. 286, n. 393, y p. 287, n. 401; 5.3.2.- Río, p. 294ss., con notas (= CTH-457.7.1).

5. Corpus de textos

303

sino que se encuentra en todo el ámbito del Próximo Oriente Antiguo500 como una forma más de paralelismo cultural. Entre estos rituales procedentes del sur del Tauro el más destacado por su paralelismo con otros rituales hititas es el denominado ritual babilili (CTH-718), esto es “en babilonio” debido a que este término introduce las fórmulas mágicas en este idioma dentro del texto hitita501. Dentro del particular del río concebido como senda, CTH-718 coincide con CTH-480 (“Ritual de %amu"a”) en el uso de un barquito chapado en plata dejado en la corriente del río para transportar la figurita de sustitución cargada con la impureza del “Señor del Ritual”502 y con CTH-409.II (“Ritual de Tunnawii!a”) en su objetivo de purificar a la pareja real503. Pero también contiene otros motivos, como la obtención de la !e'elii%a! u%atar de una fuente tras realizarle libaciones de vino y aceite refinado504. El uso mágico-ritual del río como forma de hacer desaparecer elementos potencialmente peligrosos, impuros o indeseables, se muestra en KBo-11.10 Vs. II 10’-13’ (CTH-447.A), “Ritual contra las divinidades-infernales”, donde durante el transcurso de un ritual mágico se queman algunos huesos –aparentemente de un banquete ritual previo celebrado in situ–, se llevan al río y se dejan en la corriente para de este modo proceder a la metáfora que tendrá su efecto sobre la realidad505: 10’

nu ki-i!-!a-an me-ma-i ki-i ma-a'-'a-an u-ri-i-na-an 11’na-at ÍD-a! pé-e-da-i #UL-un-na EME-an 12’!a-ra-a da-a-i na-a! QA-TAM-MA 'a-a-a! ki-!a-ru 13’na-at ÍD-a! pa-ra-a pé-e-da-a-i 10’ Dice este modo: “Como este holocausto 11’-12’se lo lleva el río –deposita la “mala lengua” sobre él–, del mismo modo se volverán ceniza 13’que el río se llevará consigo.”506 Es el río el que se lleva consigo la “mala lengua”, materializada y devenida en cenizas, a un lugar lejano donde no puedan representar ningún peligro, y en este sentido de “transporte” y ruta hacia otro lugar, la relación con una vía de comunicación es patente. Pero el vínculo con los caminos se muestra

500

Cf. J. Bottéro (1993), esp. 35: “l’eau courante: (…) c’était un moyen simple, efficace et en quelque sorte mécanique et usuel, d’emporter au loin un object gênant, mais comme cette eau-courante était celle de la Rivière, (…) on pouvait lui demander sa collaboration”, e Ibídem, 35-36 donde menciona también el uso de un barquito para depositar en él una figura de sustitución y dejarla en el río, pidiendo primero la intercesión de %ama$. En este sentido de intercesión, compárese con la “Plegaria de Kantuzzili” (CTH-373) (cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 228) y con CTH-446.B (cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 289ss.; 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 325ss.). Sobre paralelismos con rituales mesopotámicos cf. también Ídem. (1983), 178-179 sub C a 3. Le recours à l’eau courante, con referencias señaladas; Ídem. (1987), 89, y n. 215; P. Taracha (2001), 142; V. Haas (2003), 39-44 sub II.5.2.2.-6; D. Schwemer (2013b). 501

G. Beckman (2002), 35, 36; Ídem. (2010), 110, y n. 9-10. Sobre este ritual en general y sus coincidencias con otros rituales hititas, cf. los trabajos mencionados y esp. Ídem. (2010), 110: “While all of these works undoubtedly come from the same ritual “workshop”, a direct connection is most unlikely”, 113; así como las referencias en: G. Torri (2003), 107, 145; V. Haas (2003), 39-40 sub II.5.2.3; J. L. Miller (2004), 434-435, con notas; R. Strauß (2006), 106, y n. 414; D. Schwemer (2013b), 149-153, con notas. 502

Para el paso de CTH-409.I.A, cf. más abajo, p. 304ss., con notas; para el paso en CTH-718, cf. G. Beckman (2010), 113, y n. 29; R. Strauß (2006), 201-204, aunque como se ha visto en estas páginas, esp. 4.1.4.2.- Conducciones, p. 126, y 4.1.4.5.Presas, p. 131, la presencia de canal y dique no es por fuerza indicativa de un origen mesopotámico. 503

Para CTH-409.II, cf. M. Hutter (1988); para su coincidencia con CTH-718, cf. G. Beckman (2010), 110.

504

Cf. R. Strauß (2006), 35, n. 90, para el paso (= KUB-39.71+ Vs. I 22-28). Sobre la !e'elii%a! u%atar, cf. 5.2.2.3.Caracterizada, p. 247ss., y sobre la realización de ofrendas para la obtención del agua, cf. loc. cit., p. 249, con notas. 505 506

M. Popko (2003), 24 (transcripción), 35 (traducción), 44 (comentario); recogido por Y. Erbil y A. Mouton (2012), 71.

Para u-ri-i-na-an en l: 10, cf. HEG, U, 93-94, s.v: (!)uranai-: “verbrennen, als Brandopfer darbringen”; EDHIL, 926, s.v: !!uranae-zi: “to bring a fire-offering”. Aquí se ha preferido el término “holocausto” para evitar un circunloquio. Soy consciente de que su referente principal pertenece a la religión hebrea, pero no es exclusivo de la misma.

304

El agua dulce en la cultura hitita

más claramente en, entre otros, KUB-24.9 II 37’-39’ (CTH-402.A), “Ritual de Alli de Arzawa contra la hechicería”507, donde se usa el mismo tipo de metáfora que incide en el no-retorno: 37’

1 NINDA.SIG KASKAL-a! 'a-at-ta-ri-˹e!˺-˹na˺-a! pár-!i-i%a KASKAL-!i GÙB-za [da-a-i] KA% !i-pa-an-ti nu te-iz-˹zi˺ [KASKAL]-a! DINGIRME% i-da-lu !u-me-e! [e-ip-ti-en(?)] 39’ na-at pa-a'-'a-a!-ti-en na-at ˹EGIR˺-˹pa˺ le-e ú-iz-zi 37’ rompe 1 pan fino en el cruce de caminos y (lo) pone a la derecha del camino, 38’liba cerveza y dice autoritariamente: “Vosotros, dioses de los [Caminos], [tomad] la maldad 39’y libraos de ella, y (que) de nuevo no vuelva.” 38’

En este caso son los dioses de los Caminos508, divinidades relacionadas con el Inframundo y la magia, quienes tienen la misión de llevarse consigo aquello de lo que pretende deshacerse, para lo cual el oficiante se sitúa en una encrucijada, uno de los lugares mágicos por excelencia, que, como las ventanas, las puertas, las fuentes y las oquedades en el suelo, ponen en contacto dos realidades; y para convocar a estas divinidades se ofrendan cerveza y pan. Hay una conexión también entre la distancia, entre el lugar donde se encuentra la persona u objeto sujeto a purificación y aquel donde lo pernicioso va a parar, una suerte de relación inexistencia = invisibilidad que surte efecto a través de la separación y la naturaleza del punto final, porque el Inframundo no se encuentra solamente “abajo”, sino también “lejos” y “apartado”. Uno de los más famosos rituales mágicos de purificación que tiene como escenario el río concebido como senda es el “Ritual del río” o “Ritual de Tunnawii!a” (CTH-409.I.A), denominado así por el nombre de la MUNUS%U.GI, “Vieja”, con que da comienzo (Vs. I 1-3, 9-10, 25-33, Rs. III 12-16, 56-58-IV 1-3, 41-42)509: Vs. I, 1

UM-MA MUNUSTu4-un-na-ú-i MUNUS%U.GI ma-a-an-kán an-tu-u'-'a! na-a!-!u 2LÚ-LIM naa!-ma MUNUS-za pa-ap-ra-an-ni ku-e-da-ni-ik-ki an-da ti-an-za 3na-a!-ma-za-ankán ta-ma-i! ku-i!-ki pa-ap-ra-an-ni !e-er 'al-zi-an 'ar-zi (…) 9ki-i!-!a-an !i-pa-an-ti *A ÍDat-za SÍSKUR 'al-zi-i!-!a-an-zi 10nu ki-i SÍSKUR 1-EN-pít (…) 25(…) na-at u%a-ap-pu-ú-i 26 u%a-ap-pu-u-u%a-a! DMA# u%a-tar-na-a'-'u-u-u%a-an-zi pa-iz-zi 27na-a! ma-a'-'a-an u%a-appu-i a-ri nu 1 NINDA.SIG u%a-ap-pu-u%a-a! DMA# pár-!i-i%a 28na-at-!a-an u%a-ap-pu-i da-a-i NINDA..E.DÉ.A me-ma-al !e-er i!-'u-u-u%a-i 29nu GE%TIN !i-pa-an-ti nu me-ma-i 30u%aap-pu-u%a-a! DMA#-a! ka-a-!a EGIR-pa tu-uk ú-u%a-nu-un nu-kán ka-a-a! IM-a! 31ku-e-ez u%aap-pu-u%a-az da-an-za nu zi-ik u%a-ap-pu-a! DMA# tu-el 32%U-TI-KA da-a nu-ku-u-un EN.SISKUR a-pé-e-ez !a-pí-i%a-i na-an 12 UZUÚR 33pár-ku-nu-ut nam-ma u%a-ap-pu-a! IM-an da-a-i (…) Rs. III, 12[nu]-kán GI%KÀ.%ÚM#I.A GI%!ar-ra-an pít-tar TÚGGÚ.È.[A GE6] 13[TÚGGADA. DAM] GE6 ku-it-!i-i!-!a-an ku-it an-da e-e!-[ta] 14[na-at] EGIR-an ÍD-i tar-na-i ku-up-tarra-kán [GI%ZA.LAM.GAR-az] 15[kat]-˹ta˺ ú-da-an-zi !e-e-na-an-na na-an ÍD-i 16[i!-'u-un]-na-

507

L. (Jakob-)Rost (1972), 36-37, n. 14-16; A. Mouton (ed.), hethiter.net/:CTH 402 sub §22, y n. 21; cf. también D. Bawanypeck (2013), 162. También en KBo-24.45+ Rs. 19-27 (CTH-479.2.A), “Ritual de Kizzuwatna”, se mencionan siete sendas, 7 KA%KALME%, para conducir a las divinidades invocadas, uno de cuyos lugares de procedencia es el río (Rs. III 48’: DINGIR-LAM I*-TU ÍD), al lugar del ritual, cf. R. Strauss (2006), 317-318, 322-323. Para un posible reflejo en la iconografía de estos rituales de invocación y otros ejemplos de los mismos, cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 89, n. 184. 508

Es posible que los “Doce-dioses” representados en las Cámaras A y B de Yazılıkaya sean la representación de estas divinidades, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 178ss., esp. p. 179, n. 840. 509

KUB-7.53+KUB-12.58 (CTH-409.I.A), colación sobre: A. Götze y E. H. Sturtevant (1938), 4-7, 16-17, 20-21, 24-25 (edición); P. Taracha (2010b), 303, y n. 10 (edición Vs. I 25-33). Cf. también E. Forrer (1931), 147-148 (edición Vs. I 24-II 51); P. Cornil (1999), 8-13 (traducción); J. Lorenz e I. Ta' (2012), 48 (join KUB-12.58+ Rs. IV 15-28); A. Archi (2013b), 7-8 (traducción ll: 29-33). Para la Vieja, cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 246, n. 154; para otros rituales de esta Vieja, cf. M. Hutter (1988); Ídem. (1998); A. Tagger-Cohen (2006), 15-17.

5. Corpus de textos

305

an-zi (…) 56na-a! u%a-ap-pu-i pa-iz-zi nu u%a-ap-pu-ú-i 1 NINDA.SIG 57pár-si-i%a na-an-!a-an u%a-ap-pu-i kat-ta da-a-i 58NINDA.Ì.E.DÉ.A me-ma-al i!-'u-u-u%a-i IV, 1GE%TIN 1-*U !i-paan-ti nu me-ma-i u%a-ap-pu-u%a-a! DMA#-a! 2ka-a-!a-za 12 UZUÚR pa-ap-ra-an-na-an-za tu-eel 3%U-it !a-pí-i-i%a-an-[za] pár-ku-nu-u%a-an-za (…) Vs. I, 1 Así (habla) Tunnawi, la Vieja: “Si una persona, 2un hombre o una mujer, en la impureza están asentados, 3o si a ellos otro les ha conjurado a la impureza (…) 9de este modo realiza lo que se llama el ‘Ritual del Río’ 10y (es) justo el ritual (…) 25(…) y esto (las materiae mencionadas en las líneas anteriores) a la ribera, 26a la DMA# de la ribera va a anunciar 27y tan pronto ha alcanzado la ribera, que un pan fino a la DMA# de la ribera rompa. 28En la ribera lo pone; un pan graso (y) memal arroja al alto, 29y liba vino; y dice (así): “Esta DMA# de la ribera, a tí de nuevo he venido y este limo 31de la ribera tomado, y tú, DMA# de la ribera, de tu 32mano toma y al “Señor del Ritual” a través de él raspa y a él las doce partes del cuerpo 33purifica. Del mismo modo toma limo de la ribera (…) Rs. III, 12[y] las escudillas, el raspador, el ala, la camis[a negra,] 13[las polainas] negras, todas estas cosas que tenía (lit: estaban en él (“Señor del Ritual”)) 14tras [ella] en el río deja, los restos del ritual a [la tienda] 15[aba]jo lleva, la figura !ena- en el río 16se destruye (…) 56va a la ribera, y que a la ribera un pan fino 57rompa, y en la ribera lo deposita, 58un pan graso “de salvado” arroja, IV, 1 liba una vez vino y dice (así): “DMA# de la ribera, 2estas doce partes del cuerpo (hechas) impuras, de tí, 3con tu mano, (fueron) raspadas (y) purificadas.”510 Este ritual, complejo y extenso, se celebra en tres lugares: una tienda montada al efecto, GI% ZA.LAM.GAR, la ribera del río y una fuente511. La primera es usada para albergar en ella algunas de las materiae así como para que el “Señor del Ritual” se cambie de ropa. Las segundas, la ribera del río y la fuente, constituyen los escenarios principales del ritual. De la ribera y la fuente se toman limo y arcilla, respectivamente, para la purificación de la persona contaminada512. El uso del limo en este tipo de ritual de purificación responde por una parte a su concepción como materia prima para la creación del ser humano justamente por DINGIR.MA#513 y por otra, debido a su superficie rugosa, se usa junto al verbo !apii%a- con el que se enlaza también con la idea de limpieza y el GI%!arra-, ya que el “raspado” elimina la superficie del objeto a purificar y con ello la suciedad que hay sobre ella514. Para que el ritual tenga su efecto es necesario realizar ofrendas a los lugares y las divinidades que intervienen en él, un modo de hacerlos propicios a la causa del ritual y de pedirles permiso para tomar de ellos el limo usado como materia515. Finalmente, una vez purificada la persona sujeta al ritual, la

510

Para la traducción de !ipant- en l: 9 como “realizar”, cf. A. Götze y E. H. Sturtevant (1938), 5; CHD, %, 391-395, s.v: !ip(p)a(n)d(a)-, i!pand(a)- 3: “to make an offering, offer”; para !a-pí-i%a-i en l: 32, y Rs. IV, 3, cf. CHD, S, 205-206, s.v: !apiya- B: “to scrub(?), rub(?)”; para GI%!arra- en l: Rs. III, 12, cf. HEG, S, 871-872, s.v: “Schaber”; HHW, 144, s.v: “(Toilettengerät aus Buchsbaum(?)holz)”; para !ena- en l: Rs. III, 15, cf. EDHIL, 755, s.v: !"na-: “figurine, doll”; HHW, 148, s.v: “Figur, Puppe, Ersatzbild”; sobre su uso en rituales mágicos, cf. M. Hutter (1998), 80-81, y n. 7; J. V. García Trabazo (2002), 547, n. 14; V. Haas (2003), 581 sub 333, 585 sub 333.1.1.9.; A. Arroyo (2010), 361-362, sub 1.3.1., con notas (!arrena-, tarpalla-, !ena- y nakku!!i-), y 365 sub 2.2.7. 511

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 290ss.

512

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 291ss., con notas (purut, u%appuu%a! IM-, IM); y 5.3.2.- Río, p. 294, n. 438 (u%appu-).

513

Cf. 5.3.2.- Río, p. 293ss., y n. 431.

514

Se documenta también en la “Plegaria de Kantuzzili” (CTH-373), KUB-30.10 Vs. II 5, pero bajo el verbo arrirra- (cf. HW2, A, 298-299, s.v.; HED, A, 139-140, s.v.), cf. J. V. García Trabazo (2002), 282-282 (edición), y de hecho, el raspado de los muros se realiza antes de renovar el enlucido de los mismos, cf. A. Götze y E. H. Sturtevant (1938), 64; A. M. Polvani (2003), 114-115, y n. 298, 302 (= CTH-261, l: 114). De la Antigüedad clásica existen ejemplos textuales e iconográficos del uso de pequeñas hoces para raspar las capas superficiales de la piel como práctica higiénica. 515

5.3.1.2.- Como senda, p. 289ss.

306

El agua dulce en la cultura hitita

figura !ena-, también realizada con la arcilla de la fuente y el limo del río y cargada con las impurezas, es arrojada al río de modo que su corriente la arrastre y la haga desaparecer, presumiblemente a la Tierra Negra. De este modo, el río concebido como senda permite el traslado de la impureza al lugar de donde nunca más volverá a afectar al “Señor del Ritual”. Y en este mismo sentido, CTH-480, “Ritual de %amu"a”, constituye el paradigma (A. KUB-29.7 Rs. 39-52)516: 39

EGIR-*U-ma-a!-!a-an A-NA PA-[NI DINGIR-LIM] i!-tap-pé-e!-!ar i-en-zi i!-tap-pé-e!-naaz-ma-kán PA5-an [ i-]-i%a-an 40[I]-NA ÍD-kán an-da i-en-[zi] ˹nam˺-ma-kán GI%MÁ.TUR I*TU KÚ.BABBAR GU%KIN te-pu 'a-li-i!-˹!i˺[-i%a-an]-da-an 41an-da tar-na-an-zi li-in-˹ga˺˹i!˺-ma 'u-ur-ta-i!-!a *A KÚ.BABBAR GU%KIN TUR-TIM i-i%a-an[-te-e!?] 42na-˹at˺-kán ANA GI%MÁ.TUR an-˹da˺ ti-an-zi na-a!-ta GI%MÁ i!-tap-pé-e!-na-a! PA5-a! i!-tap-[pé-e!-na-az] 43 pa-ra-a ˹ÍD˺-kán an-da pé-e-[en-na]-i nam-ma EGIR-an-da Ì.DÙG.GA LÀL-i%a te-pu [laa]-'u-i 44an-da-ma-kán ki-i!-!a-an me[-ma-i ku]-u-un ma-a-a'-'a-an GI%MÁ ÍD-a! pa-[ra-a pé]-e-da-a! 45nu-u!-!i nam-ma u-ur-ke-e! EGIR-an Ú-UL [du]-uq-qa-ri ku-i!-!a PA-NI DINGIR-˹LIM˺ [i]-da-a-lu ut-tar NI-I* DINGIR-LIM 46'u-ur-ta-in pa-ap-ra-a-tar i-i%a-an 'arzi nu a-pa-a-at-ta ÍD pa-[ra-a] QA-TAM-MA pé-e-da-u 47nu ke-e-da-ni ma-a'-'a-an A-NA GI% MÁ u-ur-ke-e! [kat-ta] ˹Ú-UL˺ ˹du˺-˹uq˺[-qa]-a-ri nu nam-ma i-da-a-lu ut-tar 48A-NA PA-NI DINGIR-LIM-i%a le-e A-NA EN.SÍSKUR-at-[!a-an tu]-e-ek-ki-i!-!i le-e nu DINGIR-LUM EN.SÍSKUR-i%a a-pé-e-ez ud-da-na-az pár-ku-e-e! a-!a-an-du 49ka-a-!a-ma-a! Ì.DÙG.GA LAL-i%a EGIR-an-da la-a-'u-un nu-u!-ma-a u-ur-ke-e! EGIR-an I*-TU Ì.DÙG.GA LAL-i%a 50 i!-kán-an-za nu-kán i-da-a-lu ud-da-a-ar pa-ri-i%a-an ne-i%a-an e-e!-tu nu ÍD-a! ma-a-a'-'aan EGIR-pa 51Ú-UL ar-!i-e-ez-zi ke-e-i%a i-da-a-la-u-u%a ud-da-a-ar pa-ra-a QA-TAM-MA pée-da-u 52EGIR-pa-ma-at le-e ú-iz-zi (…) 39 Después fr[ente a la divini]dad un dique hace, y allí en el dique, un canal 40hacia el río hace. Entonces allí el barquito chapado con un poco de plata (y) oro 41deja. Los juramentos y maldiciones con un poco de plata y oro hec[hos,] 42 se ponen dentro del barquito. El dique del canal, el barco 43hacia el río conduce. Entonces por detrás un poco de aceite fino y miel [vie]rte, 44y hacia allí de este modo dice: “Del mismo modo que al barco el río ar[ras]tra 45y su estela detrás no es visible, cualquier mala palabra frente a la divinidad, juramento divino, 46 maldición, impureza, que se ha(ya) hecho, ¡que del mismo modo aquel (el barco) al río arrastre! 47Del mismo modo que del barco la estela (por abajo) no es vista, (que) la mala palabra 48frente a la divinidad no (haya), (ni) pa[ra el cu]erpo del “Señor del Ritual” (haya) y que la divinidad (y) el “Señor del Ritual” por esta palabra sean purificados!” 49Mira: Aceite y miel detrás de ellos vertí y la estela tras ellos tanto con aceite como con miel 50se hizo, la mala palabra hacia allí de nuevo debe ser conducida. Como el río hacia atrás 51no fluye, ¡que del mismo modo la mala palabra se lleve 52y de nuevo no vuelva! (…)517. Este ritual es paradigmático porque contiene las principales características intrínsecas y adscritas al río: la observación de su corriente en la Naturaleza que le permite ser además un medio de transporte con la capacidad peculiar de moverse autónomamente, con aquella del río como vía hacia la Tierra Negra porque aleja, distancia; y con la concepción del río como lugar puro y por tanto susceptible de purificar a una persona. Enlaza también con otras culturas contemporáneas –y posteriores– con las

516

Colación sobre KUB-29.7 de: R. Lebrun (1976), 124-125 (transcripción), 131-132 (traducción) sub nº 2, pero nótese que su numeración de las líneas no coincide con aquella de la tablilla: a su Vo. 48ss. le corresponde KUB-29.7 Rs. 39ss; J. V. García Trabazo (2002), 565-567 (edición), más bibliografía señalada; cuya numeración de líneas coincide con la presente. 517

Para i!tape!!ar en ll: 39, 42, cf. 4.1.1.1.- Eflatun Pınar, Aslanta' y Fasillar, p. 67, n. 19.

5. Corpus de textos

307

que también comparte estas mismas atribuciones, como el ritual babilili518 e incluye, precisamente debido a que el objetivo es hacer desaparecer la impureza, la práctica de los sustitutos a los que se carga con esta misma impureza abandonándolos a la corriente de modo que desaparezca con ellos. También incluye la realización de una senda mágica con aceite refinado y miel como se muestra en los denominados “rituales de invocación”519. En la ejecución de este tipo de rituales mágicos de purificación parece existir también una cierta precaución derivada del peligro que representa el contacto con las impurezas transportadas por la corriente a su paso por otros lugares hasta alcanzar su destino. Así parece atestiguarse en la carta HHCTO 1 11’-‘17 (Çorum 21-09-90), donde un sacerdote del dios Tormenta y una Vieja deben ser llevados al río para su purificación después de haber cometido un acto prohibido, pero se insiste hasta cuatro veces en que este río no sea aquel de la ciudad de #anziu!a aguas abajo de %apinuwa, quizás porque allí se encontrara el rey520: [ka-a-!a-]˹i!a˺ ku-it mar-!a-a!-tar-ra-a! ut-tar ki-!a-at nu LÚ DI%KUR ku-it MUNUS %U.GI-i%a 12’[ap?-pa?-an?] 'ar-kán-zi nu an-ni-i! nu I-NA URU$a-an-zi-u%a le-e an-ni-i!-kán-zi 13’ ? [I -NA?] ˹ÍD˺ URU$a-an-zi-u%a-i%a-za-kán an-da le-e u%a-ar-pí-i!-kán-zi 14’[I-NA URUx-x-]˹!a˺?ma-a-!a-a!-!a-an !e-er an-ni-i!-kán-du nam-ma-za-kán a-pí-i%a-pát 15’[x u%a-]ar-ap-pí-i!-kándu I-NA URU$a-an-zi-u%a-ma le-e an-ni-i!-kán-zi 16’˹nu˺? I-NA ÍD URU$a-˹an˺-zi-u%a-i%a-za-kán an-da le-e u%a-ar-ap-pí-i!-kán-zi 17’ú-u%a-ad du-u%a-an-du 11’-12’ [Por cierto,] sobre el asunto de la profanación, [que re]tienen al Hombre del dios de la Tormenta y la Vieja, esto (el ritual) que en la ciudad de #anziu!a no lo realizen, 13’[en] el río de la ciudad de #anziu!a que no se bañen; 14’que lo realicen arriba, [en la ciudad de X-]$ama$a, allí precisamente 15’que se [ba]ñen; en la ciudad de #anziu!a que no lo realizen, 16’en el río de la ciudad de #anziu!a que no se bañen. 17’¡Ponte a ello!521 11’

La capacidad de transporte del río gracias a la corriente de sus aguas, unida a su concepción como senda, no le hace sin embargo capaz de eliminar las impurezas, por lo que siguen siendo potencialmente peligrosas aguas abajo si es que no se les hace alcanzar un lugar seguro para los habitantes de la superficie, de ahí la insistencia en que no se purifiquen en la ciudad de #anziu!a. Esto implica tener que explicar porqué el ritual sí puede celebrarse en X-$ama$a. Es posible que #anziu!a estuviera aguas arriba de X-$ama$a y que la carta fuera escrita aguas abajo de ambas ciudades, de ahí la expresión en l: 14 “que lo realicen arriba, [en la ciudad de X-]$ama$a” teniendo como punto de referencia esta tercera ciudad desde donde hipotéticamente se escribió la carta, pero desafortunadamente una solución concreta a este problema debe quedar en suspenso debido a la imposibilidad de identificar el topónimo522. De los textos analizados se colige, porque estos mismos pasos lo ejemplifican, que los ríos eran entendidos como vías de transporte tanto en un sentido puramente práctico como mágico-ritual, posiblemente el segundo derivado del primero, y que su conexión con la Tierra Negra tiene que ver 518

Cf. más arriba, p. 303ss., con notas.

519

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 89, y n. 184; 5.3.1.2.- Como senda, p. 287ss., con notas (= CTH-483).

520

Cf. A. Ünal (1998), 17-20 (edición), 99 (copia tab.); H. A. Hoffner (2009), 259-261 sub Nr. 90 (edición), de quien son las restituciones, más bibliografía señalada. Para la localización #anziu!a, cf. RGTC 6, 79, s.v.; RGTC 6/2, 26-27, s.v.; para aquella de %apinuwa, cf. RGTC 6, 347-348, s.v.; V. Haas (1984), 10 y n. 2; RGTC 6/2, 139-140, s.v.; A. Ünal, op. cit., 11-14, y n. 8, 17. 521

Para el LÚ DU, cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 243, n. 138, y para la MUNUS%U.GI, cf. p. 246, n. 154; para la expresión ú-u%a-ad du-u%a-an-du, cf. A. Ünal (1998), 30; H. A. Hoffner (2009), 260: “Get to it!”. 522

El hecho de que el ritual no deba ser realizado en #anziu!a no implica que fuera el lugar donde se cometió el acto execrable, contra A. Ünal (1998), 22.

308

El agua dulce en la cultura hitita

con la “geografía” de la misma, por debajo de la superficie y separada de ésta, lo que seguramente tenga mucho que ver con fenómenos kársticos como ponores o sumideros, tan frecuentes en la geomorfología anatólica523. 5.3.2.3.- Como lugar puro La consideración de los ríos como entidades sagradas –cuyos nombres pueden ir precedidos por el determinativo divino y no solo están en contacto con la divinidad sino que son ellos mismos divinidades524– y como lugares “puros”, o al menos susceptibles de poder restituir al estado de pureza a una persona, hace que sean utilizados como lugares para desarrollar en ellos acciones rituales. Si estas acciones están promovidas por el propio sujeto se enmarcan dentro de los rituales mágicos de purificación525 –aunque en las ocasiones en las que la “impureza” puede tener consecuencias de carácter supra-individual puede intervenir la autoridad–; si están promovidas directamente por la autoridad, se trata de ordalías526, esto es, pruebas rituales imbricadas en acciones judiciales con el objetivo de discriminar la culpabilidad del individuo sometido al ritual527. Además, el río como lugar relacionado con la esfera religiosa tiene una función en la ornitomancia como límite, como frontera528. §1.- Como lugar ordálico: La idea de que el río es un lugar puro y una divinidad hace que en él se desarrollen ordalías que se expresan mediante verbos para indicar movimiento de la persona sometida a la misma, tanto si es sujeto como si es objeto de la acción, como pai-, uu%a- o pe'ute-; entrega de la misma, como man(n)i(i%)a''(ai)-529. El resultado de culpabilidad lo hace a través de papre-, papre!!- o

523

Cf. 2. Geografía, p. 4ss., y esp. p. 5, n. 12, y p. 8, n. 33; cf. también 5.3.1.2.- Como senda, p. 291.

524

Cf. 5.3.2.1.- Como divinidad, p. 300ss.

525

Cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 302ss.

526

J. Black y A. Green (1992), 155-156, s.v: river ordeal; Th. van den Hout (2003-05), 129: “Whether it was his (King’s) prerogative is unknown for want of texts reflecting other parts of the society”, contra M. Marazzi (2010), 202-203 sub a); E. Laroche (1973b), 189: “(…) l’ordalie ètait, dans l’ancien Hatti, affaire strictement royale”. 527

Contra B. Christiansen (2012), 131: “(…) handelt es sich bei dieser Art des Gottesentscheides nicht um ein Verfahren der Wahrheitsfindung, sondern der Entscheidungsfindung, mittels dessen u.a. auch etwaige Sanktionen (…) festgelegt werden.” (Sin subrayar en el original.) Por definición, la “ordalía” es una “prueba ritual (…) para averiguar la culpabilidad o inocencia de una persona acusada”, en: http://lema.rae.es/drae/?val=ordal%C3%ADa. Sin pretender hacer del hombre hitita un homo religiosus, no se da la segunda (“Entscheidungsfindung”) sin la primera (“Wahrheitsfindung”) porque la culpa(bilidad) para los hititas es una de las formas que asume el pecado, cf. S. de Martino (2004), 362; y más abajo p. 309, n. 530. Se trata de un “método de control” de la veracidad de la palabra dada y/o del acaecimiento de un hecho que de otro modo no podría ser verificado. Sistemas de “Entscheidungsfindung” son los tribunales, quienes no pueden constatar la verdad, sino la adecuación y verosimilitud de los testimonios y pruebas aportados en una causa a una plausible reconstrucción de los hechos, y nótese que en ellos se cuenta con la posibilidad de que los imputados mientan, de ahí que se les exija juramento antes, durante o después del proceso y que el mismo acto de mentir al tribunal sea considerado delito. La ordalía descansa en la posibilidad de los dioses de ser testigos imparciales de las vidas humanas y por ello de certificar la verdad y expurgar la mentira, al menos en el nivel teórico que le confiere razón de ser. Cf. Th. van den Hout (2003-05), 129: “(…) judicial procedure to resolve conflicts while deferring the decision to a higher, divine power”; P. Dardano (2010), 50: “(…) il dio Fiume ha formulato il suo responso, (…) la (…) innocenza è stata accetata mediante l’ordalia”; J. L. Miller (2011b), 11: “(…) ordeal is designed to distinguish the guilty from the innocent.” 528 529

Sobre este aspecto del río, cf. M. Edgeworth (2011), 64.

Cf. HW2, #, 197-198, s.v: 'apa-I. 1a-b. Para pai-, cf. CHD, P, 18-40, s.v: “to go”; para uu%a-, cf. HEG, U, 156-169, s.v: “kommen”; para pe'ute-, cf. CHD, P, 257-261, s.v: “to lead, bring, conduct (there)”, y más abajo p. 309, n. 534; para man(n)i(i%)a''(ai)-, cf. HED, M, 44, s.v: “consign”. Se ha propuesto también el uso de (anda) !e!-/!a!- (cf. HEG, %, 1006, s.v: “bleiben, verweilen”; CHD, %, 439-445, s.v: “1. to rest, sleep, spend the night, stay (overnight), 2. to go to sleep, lie down, 3. to (go to) sleep/bed with, i.e., have sexual intercourse with, 4. to sleep for incubation, 5. unclear”) atestiguada en KUB-30.74 Rs. II 9’ (CTH-283.5), “Bibliotheksetiketten”; pero según M. Marazzi (2010), 211-212, y n. 14-15, es dudosa porque la interpretación de 'a-ap-pa es “di difficile accettazione”.

5. Corpus de textos

309

mim(m)a-/memma-530; y el de inocencia, fundamentalmente con parkue!!-531. Los textos hititas no dan información sobre el procedimiento ordálico532, aunque a juzgar por otros ejemplos históricos, mesopotámicos y no, si la persona conseguía mantenerse a flote, resistir a la corriente y/o cruzar el río, es decir, sobrevivir, era inocente; si por contra se ahogaba o debía ser rescatado para ser después condenado, era prueba de que la divinidad no le protegía por ser culpable y merecía el castigo correspondiente. Cabe recordar aquí que en numerosas ocasiones los ríos presentan una fuerte corriente, rápidos, rebufos y/o incluso puntos con una corriente diversa por debajo de aquella superficial, todo lo cual hace que, a pesar de que un individuo sepa nadar, salir airoso de su vadeo o de una inmersión en sus aguas no sea en absoluto fácil. Que efectivamente se trata de una práctica imbricada en cierto tipo de procedimientos judiciales se muestra en la carta KBo-18.66 Rs. 8’-9’ procedente de una localidad periférica y dirigida al rey en la capital, desafortunadamente, con destinatario y remitente perdidos533: [x ˹INA˺ DÍD-ia pí-'u-te-˹ir˺[ ] 9’[x ]x ma-a-an par-ku-i![-zi 8’ [ ] al dios Río (le) condujeron 9’[x ] si resulta pur[o . 8’

Donde el uso del verbo parkue!!- junto a la expresión DÍD-ia pí-'u-te-ir, además del contexto previo, no deja lugar a dudas de que se trata de una ordalía dentro de un proceso. Dos son los ejemplos más famosos de ordalías en el río: las “Instrucciones al Personal de Palacio” (CTH-265) y el “Edicto de #attu$ili-I” (CTH-9.6). En las “Instrucciones al Personal de Palacio” (CTH-265), KUB-13.3 III 28-31, Zulii!a, un aguador, es acusado de negligencia en el desempeño de sus funciones para con el rey534: 28 m

Zu-li-i%a-a!-u%a pa-ra-a ú-u%a-an-za e-e!-ta 29UM-MA LUGAL-MA mZu-li-i%a-a!-u%a 'a-pa-a pa-i-du 30ma-a-an-na-a! pár-ku-e-e!-zi nu-za ZI-*U pár-ku-nu-ud-du 31ma-a-an-na-a! pa-apra-a!-zi-ma nu-u%a-ra-a! a-˹ku˺ 28 “Zulii!a fue negligente” 29Así (habló) el rey: “¡(Que) Zulii!a vaya al río! 30Si resulta puro, (que) limpie su alma, 31pero si resulta culpable, (que) muera.” 530

Para papre-, cf. CHD, P, 106, s.v. 1: “to be proven guilty by ordeal”; HED, PA, 100-106, s.v: papri(e)-, paprai-: “get dirty, befoul (defile, pollute, stain, sully) oneself; be(co)me contaminated; be compromised, incriminate oneself”; para papre!!-, cf. CHD, P, 107, s.v. 1: “(…) to be found guilty (by ordeal)”; HED, PA, 105, s.v: papri(e)-, paprai-: “get dirty, get stained, become polluted; be incriminated”; para mim(m)a-/memma-, cf. HED, M, 158, s.v: “decline, refuse, turn down, reject”; CHD, L-N, 263-265, s.v: “to refuse, reject”; cf. también M. Marazzi (2010), 214; hethiter.net/:CTH 9.6; B. Christiansen (2012), 130; y 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239ss. 531

Cf. CHD, P, 168-169, s.v. A: “1. to be/become pure, clean, clear, 2. to be found innocent”; cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 240, n. 121; 5.3.5.- Dapi- / Dabi-, p. 328, n. 668. Nótese que en los casos de ordalía bélica el verbo usado es 'anna-, “juzgar, decidir”, cf. HW2, #, 135-141, esp. 136 sub I., s.v. Cf. también 4.1.5.2.- Köylütolu Yayla, p. 145, y n. 577. 532

Cf. E. Laroche (1973b), 184, n. 19; P. Dardano (1997), 5, n. 16; Th van den Hout (2003-05); M. Marazzi (2010), 198-199, 217: “(…) i testi hittiti non forniscono (…) informazioni specifiche”; P. Dardano (2010), 48; B. Christiansen (2012), 129-135. Cf. también HW2, #, 197, s.v: hapa- I.1.0. Lit: “Ordal hauptsächlich bei Indern, Germanen und Slaven vertreten”; W. H. van Soldt (2003-05), 127-128 sub §7. En la religión hindú además, los niños pueden ser confiados ritualmente a la corriente dejándoles flotar en ella mientras sus padres observan desde la orilla sin mostrar temor; si lo hicieran, el niño se hundiría como prueba de que el río no lo ha tomado a su cuidado, cf. K. A. Jacobsen (Ed.) (2009), 697-698. 533 534

A. Hagenbuchner (1989), 109-110 sub nº 69; M. Marazzi (2010), 205-206, n. 7.

F. Pecchioli-Daddi (2004), 461, 467, (edición de la 1ª y 2ª versión (Bo-50.282+Bo-4410)). Cf. también P. Dardano (1997), 7-8, y n. 22 (edición); M. Marazzi (2010), 209-210, (edición ambas versiones); P. Dardano (2011), 74-75 (edición); J. L. Miller (2011), 196-197 (ambas versiones); S. Christiansen (2012), 131-132 (edición); cf. también CHD, P, 196, s.v: papre- 1. Para la traducción de ZI-*U de l: 30, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 229, n. 48; sobre “aguadores”, cf. 5.2.1.- Punitiva, p. 234, n. 78; para filtros en el registro arqueológico, cf. p. 136, n. 502. Se documenta un paralelo a esta expresión “ir al dios río” en (H) en la carta ASSUR-e (ca. s. VIII a.C.), cf. CHLI I.2, 536, sub 4.§24: “a-wa/i |FLUMEN.DOMINUS-ia|| (“PES2”)pa-tu; and let them go to the river-lord!”

310

El agua dulce en la cultura hitita

Es curioso que personaje y río sean homónimos aunque el Zulii!a es uno de los más famosos en la cultura hitita, por lo que no resulta sorprendente que sea usado para formar nombres de persona535. Sucede también con los topónimos de montaña, como Arnuwanda o Tud"aliya536; con el sustantivo común luli(i%a)-, como %uppiluliuma/%uppilulii!a, que es también un nombre de río y de ciudad537; y con los nombres de fuentes #ar$anii!a y Muu!atti, el primero masculino, el segundo, femenino538. En el “Edicto de #attu$ili I” (CTH-9.6), KBo-3.28 Vs. II ‘17-‘19, se refiere también una anécdota concreta precedida del recordatorio de la ordalía en el río como recurso jurídico539: 17’

at-ta-a!-ma-a! 'ar-!a-ni-i DÍD-i%a me-ek-ke-e! pa-ap-re-e!-kir !u-u! A-BI LUGAL 18’na-atta 'u-i!-nu-u!-ke-e-et mKi-iz-zu-u%a-a!-pát A-NA SAG.‹DU› A-BI-˹YA˺ DÍD-i%a 19’pa-ap-ri-it-ta !a-an at-ta-a! ˹mi˺-˹i!˺ mKi-iz-zu-u%a-an na-at-‹ta› 'u-e-‹e!›-nu-ú-ut 17’ Para la persona de mi padre muchos resultaron culpables en (la ordalía de) el río y a ellos el padre del rey 18’no les conservó la vida. El mismo Kizzuu!a hacia la persona de mi padre el rey en (la ordalía de) el río 19’resultó culpable y a él, a Kizzuu!a, no le conservó la vida. Además de esta anécdota concreta de castigo ejemplarizante, unas líneas más arriba (Vs. II 10’-12’)540 se menciona también la ordalía en el río no como imbricada en un procedimiento penal más amplio, sino en su función básica de discriminación de impuros en general para así proteger al monarca de su presencia contaminante y peligrosa. Estos dos ejemplos comparten no solo la “institucionalización” de la ordalía como procedimiento jurídico, sino su instauración –o al menos su uso– como tal por el monarca en un tiempo remoto referido como hecho consuetudinario que se constituye en precedente para sentar jurisprudencia541. Así se habla del “rey” a secas (CTH-265 Rs. 29) y del “padre del rey” (CTH-8.9 Vs. II ‘17, 18’). A pesar de que en este segundo caso la identificación con un personaje concreto sea posible porque se conoce al monarca redactor del texto y su genealogía, la ausencia de onomástica para este “padre del rey” incide más en la idea de la monarquía como institución legislativa, ejecutiva, judicial, sólida y hereditaria entendida como fuente de derecho que en la especificidad del personaje, y por tanto lo que prevalece es la idea de “justicia arraigada en las costumbres” y de éstas como legitimadoras. 535

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 281; 5.3.2.1.- Como divinidad, p. 300, n. 475. También el río Mara$ant(ii!)a da lugar a NP, cf. C. W. Carter (1962), 74 (KUB-12.2 I, 10, 12; edición); RGTC 6, 321, s.v: Pu"anta. Sobre la discrepancia de género entre el río (considerado como femenino) y personaje (masculino), cf. más abajo, p. 310, n. 538, y en general sobre NP derivados de topónimos, cf. 5.3.2.- Río, p. 299, n. 468. 536

Para Arnuwanda, cf. RGTC 6, 39, s.v: Arnuwanta; RGTC 6/2, 12, s.v: Arnuwanta; E. Laroche, NH, 41-42 sub nº 148; NHSupl., 9 sub nº 148; G. Beckman (1983b), 624 sub nº 148. Para Tud"aliya, cf. RGTC 6, 446, s.v: Tut"alija; E. Laroche, NH, 191-192 sub nº 1389; NHSupl., 46 sub nº 1389; G. Beckman (1983b), 626 sub nº 1389. Como topónimos de montaña se recogen ambos en KUB-40.101 Vs. 6’ y Rs. I 16’, respectivamente, cf. McMahon (1991), 126-127 (edición). Cf. también para ambas onomásticas, G. Beckman (2013b), 155, y n. 17. 537

Cf. RGTC 6, 368, 550-551, s.v.; RGTC 6/2, 149, 210, s.v.; E. Laroche, NH, 166-167, sub nº 1185, 278; E. Laroche, NHSupl, 40 sub nº 1185; G. Beckman (1983b), 625 sub nº 1185; S. Alp (1991), 38. Cf. también HEG, %, 1191, s.v: !uppi-; M. Forlanini (2008), 146-147; 5.3.2.- Río, p. 292, n. 425, y p. 299, n. 468. 538

Para #ar$anii!a, cf. E. Laroche, NH, 62 sub nº 310; NHSupl., 14, sub nº 310; RGTC 6, 528, s.v.; G. Beckman (1983b), 624 sub nº 310. Para Muu!atti, cf. E. Laroche, NH, 124 sub nº 838; RGTC 6, 540, s.v. El uso de nombres de fuentes, femeninas (cf. 5.3.1.- Fuente, p. 265), como nombres de persona de ambos sexos es parangonable al español “Ventura” o al italiano “Andrea”. Cf. también 5.3.2.- Río, p. 292, n. 425. 539

P. Dardano (2011), 72 (edición). Cf. también E. Laroche (1973b), 186-189 (edición); P. Dardano (1997), 5, y n. 17 (edición); M. Marazzi (2010), 214 (traducción), 223 (transcripción), más bibliogafía señalada. 540

Cf. E. Laroche (1973b), 186-188 (edición); P. Dardano (2002), 388 (edición); M. Marazzi (2010), 213 (traducción), 223 (transcripción). Cf. también hethiter.net/:CTH 9.6. 541

Cf. 5.2.1.- Punitiva, p. 235, con notas.

5. Corpus de textos

311

Es difícil establecer si este procedimiento judicial es una fórmula hitita, o cuanto menos anatólica; si se trata de un préstamo adaptado del modelo mesopotámico o es un ejemplo de paralelismo cultural. A favor de la hipótesis de un préstamo se hallan la existencia en la cultura hitita de otros tipos de procedimientos ordálicos para desenmascarar perjuros, lo que podría indicar que se trata de un “préstamo” cultural, así como la ausencia de detalles y aclaraciones sobre su desarrollo en fuerte contraste con otras fuentes de Oriente Próximo y con otros textos hititas de tipología similar. Apoyando la tesis de un paralelo cultural se alza la vasta difusión, espacial y temporal, de este tipo de prácticas542. En cualquier caso, el hecho a destacar es el uso de la ordalía en el río en las culturas próximo-orientales basado en la idea de que se trata de divinidades y lugares puros. §2.- Como lugar oracular: La concepción del río como lugar “puro” se muestra también en una función tangencial de algunos de ellos, el Zulii!a y el Mara$$ant(ii!)a, como lugares donde se reúnen los augures para la observación de determinadas aves, sirviendo como línea de demarcación en el establecimiento de presagios543, es decir, estableciendo un límite del mismo modo que son usadas otras formaciones relacionadas con el agua para delimitar espacios544.

5.3.3.- Estancada 5.3.3.1.- luli(i%a)Según el CHD, y en el orden que aparecen a continuación, el término luli(i%a)- tiene al menos tres acepciones diferentes que no resultan del todo conjugables entre sí: “lago, estanque”, “pozo, manantial, fuente” y “tanque, pithos”545. No se trata solo de una discrepancia entre lenguas antiguas y modernas sino de una extrema discordancia de referentes para los que el único punto en común es la idea subyacente de un contenedor de agua en sentido laxo. En el primer caso, un lago o un estanque pueden definirse como enormes contenedores de agua –se denominan también “extensiones de agua”, pero en un uso idiomático para el cual resulta más apropiado “marisma” o incluso “zona pantanosa”–, el primero natural, el segundo, artificial. En el segundo caso, el problema deriva fundamentalmente de la imprecisión de los términos en alemán “Quelle” y “Brunnen”, lengua que ha copado hasta hace relativamente poco la investigación en hititología y sobre la que se basan el resto de diccionarios y obras lexicales546. “Quelle” denota “manantial; spring; aqua viva”, esto es, un punto natural de donde mana agua a la superficie incluyendo la connotación de movimiento (la primera acepción de “Quelle” es “ola, ondulación”, mientras por su parte “Sprudel” refiere específicamente a “manantial de aguas minerales”) y “Brunnen” indica “fuente, manantial, pozo; fountain, spring, well; fons, puteus”, esto es, un punto de acopio de agua tanto natural como artificial cuyo caudal mana directamente a la superficie o bien es subterráneo y debe preforarse la tierra para acceder a él. Es claro, pues, que el problema radica en la imposibilidad de desambiguación en alemán entre fuente natural y artificial y en la inexistencia de un término específico para “pozo; well; puteus”, estructura que por otra parte no se docu-

542

Cf. más arriba, p. 309, n. 532. M. Marazzi (2010), 216, destaca que: “(…) non vi sono evidenti testimonianze (…) che la procedura giudiziaria ordalica fosse in qualche modo praticata in età imperiale”. 543

Cf. V. Haas (2008), 31-32, esp. 42-45, más notas y bibliografía señalada.

544

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 255, n. 215.

545

CHD, L-N, 80-82, s.v.; pero nótese que el mismo CHD, esp. sub 2.b y 3.b (cf. op.cit., 81) reconoce que en ocasiones no resulta posible distinguir entre las diferentes acepciones. Cf. también E. Forrer (1938), 184-186, esp. 184: “Tümpel, Teich, See”; HEG, L-M, 72-73, s.v: “See, Teich; Quelle, Brunnen auch Trog, Bottich”; HED, L, 111-114, s.v: “pool, lake, pond; (well)basin, cistern, reservoir, tank, vat”; contra I. Wegner (1978), 405, y n. 25. 546

Cf. para la discusión que sigue la referencia en: 5.3.1.- Fuente, p. 265, n. 264.

312

El agua dulce en la cultura hitita

menta en #atti547. En el tercer caso, “tanque; pithos”, es evidente que el referente es un gran contenedor artificial para líquidos en general, no solo para agua. Por tanto resulta lícito postular, pace CHD, que un luli(i%a)- refiere en primer lugar a una concavidad natural formada o no por la erosión del agua de un manantial que cubre este punto de salida, donde ésta se acumula y que puede o no tener también un punto de desagüe; y que de ahí se extiende su uso hacia conceptos más específicos como el de “cisterna, tanque, pila; basin, cistern; Becken; pithos”548. Del contexto dependerá la desambiguación, pero de momento puede descartarse su significado como “pozo”. Un paso significativo para apoyar esta propuesta y la acepción de luli(i%a)- como “lago” o “estanque” es KUB-42.1 III? 12 (CTH-239.1, “Lista de campos, catastro”)549: A.%Á lu-li-i%a-a! 85 gi(pe!!ar) GÍD.DA, campo del estanque/lago, 85 gipe!!ar (de) largo (ca. 42,50 m), cuya traducción como “estanque; lago” está apoyada por otras atestaciones del término en contextos administrativos pero no catastrales, como “Instrucciones”, lo que implica que denota un lugar o estructura para contener agua en estrecha conexión con los asentamientos550. Ulteriores corroboraciones de esta propuesta se encuentran en un derivado de luli(i%a)- y en una de sus calificaciones, ambas atestiguadas en KUB-8.75 (CTH-239.1), especialmente Vs. II 10, 13, 16; Rs. IV 16, 20551: Vs. II 10

2 kar-!a-at-tar lu-li-i%a-a!-'a-a! 4 PA NUMUN-*Ú *A mDINGIR.LAMMA-i%a (…) 131 A.%À lu-li-i%a-a!-'a-a! 2 KASKAL#I.A-kán i!-tar-na ar-'a pa-an-zi (…) 161 A.%À lu-li-i%a-a!'a-a! A-NA KASKAL URUTa-aq-qa-pa-!u-u%a-pa?-[ ]-za (…) Rs. IV 16 2 kar-!a-at-tar !!ta-pa-!u-u%a-an-ti lu-ú-li (…) 201 A.%À !!ta-pa-!u-u%a-an-ti lu-ú-li 6 PA NUMUN-*Ú Vs. II 10 2 parcelas inundadas (de) 4 parisu (y) su simiente de DINGIR.LAMMA-i%a (…) 131 campo inundado, dos caminos (lo) atraviesan (…) 161 campo inundado junto al camino (de) la ciudad Taqqapa$uu!apa- Rs. IV 16 2 parcelas (junto al) estanque/lago !!ta-pa-!u-u%a-an-ti (…) 201 campo (junto al) estanque/lago !!ta-pa-!u-u%a-an-ti (de) 6 parisu (y) su simiente. El término derivado lulii%a!'a-, “pantanal, ciénaga”552, refiere más específicamente a superficies encharcadas, mientras que luli(i%a)- denota un espacio delimitado y cóncavo que contiene agua. Para tapa!uu%anti, no hay aún traducción segura aunque se ha propuesto su relación bien con “fiebre”, bien con “cielo”553. No parece que ninguna de las dos propuestas sea la acertada, pero en vista de que se menciona en un texto catastral y de que se dan sus medidas, parece apoyar la tesis esbozada más arriba de que luli(i%a)- y su campo semántico denotan cavidades inundadas o contenedores de líquidos. En el “Canto de Ullikummi” se recoge un paso que atestigua también el uso de luli(i%a)- para

547

Sobre pozos en la cultura hitita, cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 125, n. 434.

548

Así parece entenderlo también J. Puhvel, cf. HED, A, 41-, s.v: altanni-: “(…) luli- ‘pool, cistern, tank’; Ídem., 111, s.v: luli(ya)-: “(not ‘source, well, spring, fountain’)”. 549

Transcripción sobre KUB-42.1, cf. también V. Sou+ek (1959), 38-39 sub F.

550

Para estas atestaciones, cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 252ss., y 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con referencias señaladas.

551

V. Sou+ek (1959), 12-13, 20-23, sub A (edición), 389 (comentario). En Rs. IV 59 se reintegra !!ta-pa-!u[-u%a-an-ti lu-ú-]li pero no se recoge aquí por ser reconstrucción y no aportar nada a los ejemplos ya dados. 552

HEG, L-M, 74, s.v.; HED, L, 114, s.v.; CHD, 82, s.v.; H. Klengel (2006), 4, n. 6. En la LSU Bo-90/722 Rs. 8’ se recoge la-a'-'a-u! lu-˹li-a!˺?-!i, cf. Ch. Rüster y G. Wilhelm (2012), 94-95 sub nº 3, para la que los autores no dan traducción segura, cf. Ibídem 252, s.v: la''au-, y lulia!'i. Considerando que el verbo la''u- significa “verter, regar”, es posible que se trate de una superficie inundada artificialmente, de un lago o estanque usado específicamente para el riego o de un lago o estanque del que desborda el agua. 553

Cf. E. Forrer (1938), 185; V. Sou+ek (1959), 389; HEG, T/D, 123, s.v: tapassa-; CLL, 209, s.v: “(…) neither connection to ‘heaven’ nor that to ‘fever’ is convincing.”; H. Klengel (2006), 4, n. 7.

5. Corpus de textos

313

denotar “lago”, en KUB-33.98+ 11’-14’ (CTH-345.I.1.B)554: 11’

(…) na-a!-kán URUÚr-ki-!a-az 12’URU-za ar-'a i-i%a-an-˹ni˺-i! na-a! !˹i˺-˹ku˺-un-ta [lú-ú]-likán 13’an-da a-ar-a! nu-kán [ i-ku-un]-˹ta˺ lú-ú-[li an]-˹da˺ 14’!al-li-i! NA4pí-ru-na[-a! ki-it-tari] 11’ (…) desde la ciudad de Urke$, 12’desde la ciudad, fuera marchó, y al frío [la]go 13’llegó, allí [ en el frí]o la[go, den]tro, 14’una gran roca yace555. Por su parte, la Ley §25 (KBo-6.2 I 56-57) aporta una confirmación a la equivalencia de luli(i%a)con un contenedor556: [ták-ku] LÚ.U19.LU-a! DUGÚTUL-i na-a!-ma lu-li-i%a pa-˹ap˺-re-ez-zi ˹ka˺-ru-ú 57[6]˹GÍN˺ KÙ.BABBAR pí-i!-ker pa-ap-re-ez-zi ku-i! 3 GÍN KÙ.BABBAR pa-a-i 56 [Si] una persona en un caldero o en una pila deviene impuro, antes 57[seis] siclos de plata se daba, quien deviene impuro (ahora) 3 siclos de plata da. 56

Esta ley atestigua la equivalencia de luli(i%a)- con un gran contenedor, en este caso verosímilmente una pila, al relacionarlo con DUGÚTUL, y enlaza con otras prescripciones que mencionan las ocasiones y los modos en que alguien o algo resulta contaminado y regulan los espacios a los que se les veta el acceso o las acciones que les está prohibido realizar con ellos, así como otras prescripciones que versan sobre la contaminación del agua para consumo humano y el modo de deshacerse de ella557. Los luli(i!a)- en su acepción como “estanque”, probablemente de no muy grandes dimensiones, se han documentado más arriba en relación a las “Instrucciones a los Gobernadores de Provincia” (CTH-261) y su uso con relación a los pájaros558, mientras que en su acepción como “pila” se han visto en relación a las fuentes porque se especifica que son parte constituyente de las mismas559. También aparecen en muchas ceremonias incluidas en Festivales donde no siempre forman parte de una fuente artificial ni contienen agua. Por ejemplo, durante el KI.LAM (KUB-2.3 Vs. II 13’-19’, 25’-31’; CTH-627.1.k.A) se desarrolla una ceremonia cuyo escenario principal es una pila560: 13

(…) mar-nu-u%a-an-da-a! 14lu-ú-li-i%a 2 LÚ.ME%ALAM.ZU9 15ne-ku-ma-an-te-e! lu-ú-li-kán an-da pár-a!-na-a-an-te-e! 17 MUNUSAMA.DINGIR-LIM DTi-ti-˹ú˺-˹ut˺-ti 17UGULA MUNUS.ME% KAR.KID mar-nu-u%a-an-da-a! 19lu-˹ú˺-li-i%a 3-*U 'u-i%a-an-zi (…) 25nu-kán A-NA LÚ˹ME%˺ ˹ALAM˺.ZU9 26i!-ki-!i-i!-!i [ ] mar-nu-an 273-*U la-a-'u-˹u˺-[u%a]-i 28 LÚ.ME%ALAM.˹ZU9˺ 16

554

Colación sobre KUB-33.98 de: H. G. Güterbock (1951), 146-147, con notas (edición); J. V. García Trabazo (2002), 184-185, y n. 51 (edición); cf. también H. A. Hoffner (1990), 52 sub §4-5; A. M. Polvani y F. Pecchioli Daddi (1990), 151, y n. 3; HW2, E, 35, s.v: (!)*ekunt-(?), (!)ikunt-. 555

Para ikunt-, cf. HEG, A-H, 105, s.v: ekuna- (ikuna-): “kalt”, I-K, s.v: “kalt”; HED, E-I, 258, s.v: eka-: “cold”; HW2, E, 35, s.v: (!)*ekunt-(?), (!)ikunt-; EDHIL, 234, s.v: aku-: “cold”, contra DLL, 86, s.v: [:ikunta]: “ ‘?’ Repeat attemps to relate to Hitt. ekuna- “cold” have failed utterly to explain either phonol. or morphol. A Hurrian words remains likely. Cf. Starke, StBoT 31, 540f.” 556

Cf. H. A. Hoffner (1997), 33-34, 181 sub §25; cf. también F. Imparati (1964), 47, 208 sub §25; CHD, L-N, 81-82, s.v: luli-, luliya-, 3b. Cf. también 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras, p. 174ss. 557

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 229 (= CTH-265); 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 240, n. 116, p. 242ss. (= CTH-275.A); 5.2.3.- Utilitaria, p. 256 (= CTH-261); 5.2.4.- Destructiva, p. 261 (= CTH-257). 558

Cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas.

559

En CTH-820.4, “Bendiciones para el Labarna”, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 270ss., con notas; y en CTH-698.1.B, “Culto de #ebat y Te$ub de Aleppo”, cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 282ss., con notas. 560

Cf. I. Singer (1984), 64 (transcripción); A. Taggar-Cohen (2006), 338-339 (traducción); D. Groddek (2009), 29 sub Nr. 3 (transcripción); CHD, L-N, 81, s.v: luli-, luliya-, 3; cf. también E. Forrer (1938), 186, y n. 1; I. Wegner (1978), 404, n. 15 (mención); I. Singer (1983), 78-79 (descripción ceremonia); F. Starke (1990), 401 (edición Vs. II 28-31); M. Hutter (2008), 83, y n. 44 (comentario).

314

El agua dulce en la cultura hitita lu-˹ú˺-li-i%a-az 29a-ri-i%a-an-˹zi˺ !a-u%a-tar-ra 303-*U pa-˹ri˺-i%a-an-zi 31ta-a!-ta pa-a-an-zi 13 (…) de marnuu%an 14la pila (está llena), 2 “bufones” 15desnudos en la pila 16dentro se acuclillan, 17la sacerdotisa “Madre del dios” Titiutti 18-19(y) el/la? Jefe de las prostitutas, a la pila de marnuu%an tres veces se apresuran (…) 25A los “bufones” 26por la espalda [ ] marnuu%an 27tres veces vierte (el LÚSANGA, Vs. II 21-22) 28Los “bufones” desde la pila 29se alzan, el cuerno 30 tres veces soplan 31y van561.

La traducción en estos pasos de luli- como “pila” y no como “lago; estanque” se basa en que aparece lleno de marnuu%an, lo que no podría ocurrir si el lugar fuera un espacio natural ya colmado de agua o una “recreación” artificial del mismode grandes dimensiones. El lugar de desarrollo de esta ceremonia podría ser al abierto, ya que se habla de la salida del rey de una tienda, GI%ZA.LAM.GAR (Vs. II 1’, 11’), y de cómo continúa la ceremonia dirigiéndose junto a los “bufones” a la NA4'uwa!i- del dios-Tormenta (Vs. II 32’-34’)562. Sin embargo, la mención del Éarkiu- (Vs. II 36’) sugiere un contexto urbano. Es posible que, conjugando estos datos y el significado del nombre del propio festival como “puerta (de muralla), lugar de mercado”, el lugar de celebración fuera un espacio al abierto dentro o en las inmediaciones de la ciudad donde instalar la tienda, la pila y la NA4'uwa!i- del dios-Tormenta; lo que corrobora la traducción de luli- como “pila”. En base al vertido de marnuu%an y al toque del cuerno se ha querido ver en esta escena un conjuro a la lluvia, identificando el vertido del líquido con el rumor de la lluvia y el sonido del cuerno con los truenos563. Sin embargo, esta analogía deriva más del estudio de I. Wegner564 sobre un posible culto a la lluvia en #atti vinculando el desnudo a prácticas religiosas para atraer las precipitaciones que sobre elementos de análisis consistentes, porque no todas las ocasiones en las que aparecen personas desnudas e intervienen líquidos en ceremonias implican este tipo de rituales. Por otra parte, la presencia en este festival del LÚ DU no implica tampoco una relación con la lluvia sino con el dios, visto que parte del festival incluye una procesión a su NA4'uwa!i-565. Como se verá más adelante, en la única ceremonia dentro de un festival que efectivamente está destinada a la lluvia, el LÚ DU ni siquiera interviene, como tampoco lo hace en los pasos del presente KI.LAM en los que se documenta la expresión 'eun tarnanzi, “dejan, permiten la lluvia”566. A mi entender, resulta difícil conjugar el papel realizado por los “bufones” en la pila llena de marnuu%an dejando que les sea después vertido este líquido sobre la espalda, la presencia de la sacerdotisa “Madre del dios” Titiutti, divinidad que por la descripción de su imagen podría representar una fuente, y del/ de la(?) Jefe de las prostitutas, con un conjuro a la lluvia. Más bien parece tener relación esta escena con la recreación de una suerte de bacanal o de gran banquete en la que los “bufones” desempeñan el 561

Sinónimo de LÚALAM.KAxUD es LÚALAM.ZU9, sobre ellos, cf. 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 41, n. 100; J. Klinger (2008), 194, n. 26; para DTitiutti en l: 17, cf. L. (Jakob-)Rost (1961), 201 (edición KUB-38.14 = CTH-515, “Descripción de la diosa Titiu!ati/Titiutti”); V. Haas (1994), 503, n. 100; van Gessel, Onomasticon I, 521, s.v.; para la MUNUSAMA.DINGIR-LIM en l: 17, cf. F. Pecchioli Daddi (1982), 408-412, s.v.; van Gessel, Onomasticon III, 88, s.v.; A. Taggar-Cohen (2006), 30-31; P. Taracha (2009), 66, 137; para el UGULA MUNUS.ME%KAR.KID en l: 17, cf. F. Pecchioli Daddi, op. cit., 418 (donde se especifica que se trata de un hapax); A. Taggar-Cohen (2006), 333; para la traducción de a-ri-i%a-an-˹zi˺ en l: 29 como forma del verbo ar- y no de arii%a-, cf. E. Forrer (1938), 186; I. Singer (1983), 79; A. Taggar-Cohen (2006), 338; F. Starke (1990), 401; CHD, L-N, 81, s.v: luli-, luliya-, 3, contra M. Hutter (2008), 83. A pesar de que efectivamente la forma coincide con el paradigma de arii%a-, el contexto exige que sea ar-; la datación de KUB-2.3 como jh (cf. D. Groddek, op. cit., 23) podría explicar esta forma como un error de copia. 562

Cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 204, con notas.

563

V. Haas (1994), 765, y n. 51; M. Hutter (2008), 83, y n. 43, 44.

564

Ídem. (1978), esp. 403-404, n. 15. La mención a este estudio se halla en V. Haas (1994), 765, n. 51; M. Hutter (2008), 83, n. 44. 565 566

Sobre los pasos contenidos en un festival, cf. C. W. Carter (1962), 8-9.

Cf. 5.3.4.- Lluvia, p. 321ss., con notas, para el LÚ DU (quien sí aparece en CTH-671.A, cf. p. 318ss., con notas); y p. 321ss., con notas, para las menciones de 'eun tarnanzi.

5. Corpus de textos

315

papel de grandes bebedores o, haciendo honor a su nombre, de “bromistas” en una escena similar al registro superior del vaso de Inandik567. Y en el caso de que esta escena deba interpretarse en un sentido simbólico, que lo sea en relación a la fecundidad en sentido extenso, como parte de una ceremonia más amplia destinada a la renovación de las divinidades, de la monarquía y el “Estado” y de la población y del vínculo entre ellos. La forma a-ri-i%a-an-˹zi˺ en l: 29 no puede, como se ha explicado en nota, referir a ningún oráculo ya que la expresión carece de sentido y el único tipo de práctica oracular que se desarrolla en un estanque no incluye esta bebida ni el toque de un cuerno, sino la observación de serpientes entre diversos “obstáculos” situados en el fondo de la pila568. También en CTH-635, “Fragmentos de Festival de Zippalanda y la montaña Da"a”, el luli(i%a)parece ser una estructura que, en este contexto, se usa con propósitos diversos. Por ejemplo, en KBo-2.12+ II 33’-34’ (CTH-635.13.B) se utiliza para sacrificar un buey569: 33lu-ú-li-i%a-a! !e-e-er ku-i!u! [GUD#I.A-u!] 34'u-kán-zi, 33sobre la pila, los bueyes que sacrifican; mientras que en KBo-16.49 Vs. I 6’-12’ (CTH-635.10) se documenta un luli(i%a)- de I*TAR con una puerta de acceso570: 6’ D

I*TAR-a! lu-ú-li-a! KÁ.GAL-az ú-u%a-˹an˺-[zi 7’GE%TIN-a! i!-pa-an-du-uz-zi-i%a lu-ú-˹li˺[i%a] 8’ti-an-zi UDU#I.A-u! LÚ.ME%MU#ALDIM ap-pa-an-˹zi˺ 9’tu-u! e-di lu-ú-li-a! ar-'i LUGALi [me-na-a'-'a-an-da?] 10’i!-ka-ra-an-zi 11’LUGAL-u! ú-iz-zi lu-ú-li-a! !e-er A-*AR-[*U e-epzi] 12’!a-a! ti-i-e-ez-zi (…) 6’ Por la puerta de la muralla de la fuente de I*TAR viene[n, 7’la libación de vino allí, a la fuente, 8’dejan, las ovejas los cocineros preparan 9’y a ellas a este lado en el borde de la fuente [frente?] al rey 10’colocan. 11’ El rey viene, por encima de la fuente (en) su sit[io se coloca] 12’y entra. En este paso puede comprobarse la correspondencia de luli(i%a)- con una fuente intramuros haciendo de su pila el pars pro toto que la define, ya que en este caso es claro que se accede a un recinto y que éste se sitúa en o en las cercanías de la puerta da la muralla. En el registro arqueológico se correspondería con el modelo representado por Yalburt y Eflatun Pınar aunque estas estructuras se encuentren al abierto, e intramuros con la ‘Quellgrotte’. Otras confirmaciones para esta traducción son el uso de las fuentes como puntos topográficos de referencia571, que en este caso bien podría haber dado nombre a la puerta de acceso a la ciudad, y otros pasos en los que se trata de la construcción en torno a manantiales para hacer el acopio de agua más eficiente572. El nombre de esta fuente no tiene necesariamente que corresponderse con el de la divinidad ya que el ideograma I*TAR es usado para denotar numerosas fuentes, especialmente en los cultos locales573. Este significado de luli(i%a)- como “fuente (intramuros)” se confirma en otras ocurrencias, como en las “Instrucciones al Personal del Templo” (CTH-264) en las que el castigo para un aguador descuidado es el acarreo de agua, desnudo, desde el luli(i%a)- del Labarna574. En este sentido, el luli(i%a)- comparte el mismo simbolismo que la fuente

567

Cf. T. Özgüc (1988), Figs., 27, 64, y Lev-Pl. 37.

568

Contra M. Hutter (2008), 83; cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 250, n. 173.

569

Colación sobre KUB-2.12 de: M. Popko (1994), 102-103 (edición); cf. también Y. Erbil y A. Mouton (2012), 70.

570

Colación sobre KBo-16.49 de: M. Popko (1994), 146-147 (edición), de quien son las reintegraciones; cf. también CHD, L-N, 81, s.v: luli-, luliya-, 2.b; V. Haas (1994), 590, y n. 347; Ídem. (2006-2008), 204; Y. Erbil y A. Mouton (2012), 70. 571

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 254ss., con notas.

572

Cf. 5.3.2.- Río, p. 296ss., con notas.

573

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 279, n. 350, y para Zippalanda, cf. p. 285, con notas.

574

Cf. 5.2.1.- Punitiva, p. 234, con notas.

316

El agua dulce en la cultura hitita

porque forma parte de ella. Otro ritual de arraigada tradición como el apenas tratado es KUB-58.14+ 4’-9’ (CTH-650.8.B), “Fragmentos que nombran a las mujeres zintu'i”575: (…) ˹LÚ˺.ME%MU#ALDIM-u!-!a UDU#I.A-u! 5’'a-at-ta-an-˹ta˺ tu-!a-an lu-ú-li-i%a 6’pé-e!-!i-anzi GUD#I.A-!a 'a-at-ta-an-ta 7’ne lu-li-i%a-a! !e-er ki-˹an˺-ta LÚ'ar-ta-ka-a! 8’lu-li-i%a pa-iz-zi 2 UDU ˹kar˺-ap-zi 9’ta-a! lu-˹li˺-[i%a] ar-ta (…) 4’ (…) los cocineros las ovejas 5’sacrifican y a la fuente las 6’arrojan, los bueyes sacrifican 7’y sobre la fuente se dejan, el “hombre oso” 8’a la fuente va, dos ovejas se lleva 9’y en la fuente se queda en pie (…)576. 4’

Le sigue a este paso la llegada del rey, tres libaciones de vino con un vaso i!karu por el sacerdote 'amina y una cuarta a la fuente que puede interpretarse como un acto de reciprocidad y de agradecimiento al luli(i%a)-, por haber consentido que en él se desarrolle esta ceremonia de igual modo a como se atestigua con los manantiales y los ríos cuando de ellos se recoge agua, arcilla o limo577. Este texto coincide con el anterior no solo en el uso por los cocineros de la fuente como lugar de sacrificio de animales sino también en su antiguo origen, en la presencia del rey y del sacerdote 'amina, lo que ha llevado a postular que formase parte del culto de la ciudad de Zippalanda578. Pero también coincide con el KI.LAM, igualmente de muy antigua tradición, en el uso para libaciones del vaso i!karu'- y en la presencia de los “hombre oso” y “lobo” (ll: 2’, 18’, 22’, 32’)579. Todos estos datos revelan la presencia del luli(i%a)- como elemento importante en las celebraciones cultuales y en los festivales desde muy antiguo, en una relación inseparable con el simbolismo del agua en general y con las fuentes intramuros en particular. Sin embargo, en contra de lo documentado con respecto a estas últimas, los luli(i%a)- no se designan por un nombre propio, no se les realizan ofrendas, no forman parte de los Inventarios de culto580 y no se divinizan, quizá por el hecho de que cuando refieren a una fuente denotan la pila como contenedor de agua, no el manantial monumentalizado, y que cuando se trata de lugares naturales refieren a agua estancada, lo que los aleja de una de las características principales del agua por la que viene sacralizada, su movimiento581. Pero a pesar de ello, siguen conservando un estatus sobresaliente en tanto que lugares relacionados con el agua dulce, por éso se recogen en las Instrucciones, las leyes y los catastros, porque son parte fundamental del asentamiento y su entorno como puntos de acopio de agua y lugares donde desarrollar partes de las ceremonias religiosas. En cualquier caso debe tenerse en cuenta que en la medida en que se trata de un vocablo luvio, sus usos en contextos hititas refieren a los usos y connotaciones atribuidos a este término en esta lengua, y no a aquellos luvios. Esto sin embargo

575

Colación sobre KUB-58.14 de: S. de Martino (2001), 74-76 (edición), de quien son las reintegraciones; cf. también S. Ko$ak (1990), 147 sub Nr. 14. 576

Para el LÚ'artaka-, cf. S. de Martino (2001), 77-78, n. 36.

577

Cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 249ss., con notas.

578

Th. van den Hout (1991), 581 sub 14; S. de Martino (2001), 77, 80, y n. 34; cf. también Ibídem para la traducción de luli(i%a)- como “fuente”. 579

Para el vaso i!karu'-, cf. I. Singer (1984), 47 (= 1.j I 20), 49 (= 1.j II 8 (B)), 62 (= 1.k I 29); para los “hombres oso” y los “hombres lobo”, cf. S. de Martino (2001), 78, y n. 36, con bibliografía señalada; P. Taracha (2009), 68, y n. 374. 580

La mención en CHD, 81, s.v: luli-, luliya- 2 sobre un luli(i%a)- en KUB-27.13 IV 21’ (CTH-698.1.B), “Culto de #ebat y Te$ub de Aleppo”, es dudosa, cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 282ss., con notas. 581

De ahí que la dolina de %ari$$a, %uppita$$u, vaya precedida del determinativo PÚ, porque aunque “dolina” y luli(i%a)puedan denotar referentes similares, lo que define a %uppita$$u son los manantiales que la llenan y el flujo de agua, cf. 4.3.2.1.- %uppita$$u, Ku'aklı/%ari$$a, p. 209ss.

5. Corpus de textos

317

señala una vez más la amalgama de pueblos que integraban el reino de #atti582, lo que explicaría porqué, pese a todo, sí se documenta la onomástica %uppiluliuma, el topónimo URU%upilulii!a y el nombre de río homónimo583.

5.3.4.- Lluvia Obviamente, la lluvia, hit. 'eu-, ac. zunnu, sum. %UR(.AN)584, es una de los atributos más importantes del dios-Tormenta, a la postre el dios de los fenómenos atmosféricos, también porque se origina en las nubes, hit. alpa-585, y por tanto comparte cercanía con el dios, suele estar precedida por otros signos propios de éste, el rayo y el trueno, potenciando más si cabe esta relación, y sobre todo porque porta fertilidad a los campos, aumenta el nivel de caudal de los ríos y acuíferos subterráneos asegurando el volumen de agua potable y productivo586, y consecuencia de ambos, asegura la pervivencia del país y sus gentes. De ahí que se documente un específico dios-Tormenta-de-la-Lluvia, DU 'euu%a!, un diosTormenta-de-las-Nubes, DU-alpa!, un dios-Tormenta-del-Trueno, DU-tet'i!na!, y un dios-Tormentadel-Rayo, DU-pi'a!!a!!i587, y que en los panteones locales el dios-Tormenta asuma no solo la faceta de dios-Montaña sino también la de dios de la Vegetación588. La lluvia también es considerada como purificadora ya que al caer, baña los objetos y los lava, arrastrando consigo la suciedad del mismo modo que se documenta con las metáforas que refieren al agua en movimiento589. Pero si cae en grandes cantidades produciendo inundaciones entonces no puede ser considerada ya como benéfica sino como todo lo contario, como una maldición del dios o como un castigo enviado en justa correspondencia a un comportamiento aberrante. Y ello a pesar de que en algunos casos las inundaciones tengan también una lectura purificadora en la medida en que la destrucción que provoca tiene un significado catárquico590. Que gracias a la lluvia es posible el crecimiento de las plantas se muestra en KUB-29.1 Vs. I 26-27 (CTH-414.A), “Ritual para la construcción de un palacio”591: 26

nu EGIR-pa ad-da-a!-ma-an DU-an u%a-al-lu-u!-ki-mi nu GI%#I.A LUGAL-u! 27 DU-ni ú-e-ekzi 'e-e-i%a-u-e-e! ku-it ta-a!-nu-u!-ki-ir !al-la-nu-u!-ki-ir

582

Cf. 3.1.- Introducción, p. 29, y p. 30, n. 27; 3.4.- Conclusión, p. 62, n. 237; 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 281, y p. 286, n. 390. 583

Cf. 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 310, con notas.

584

Para 'eu-, cf. HED, #, 301-307, s.v: 'e(w)u-, 'e(y)aw-: “rain”; HW2, 577-579, s.v: “Regen”; para zunnu, cf. CAD, Z, 160-162, s.v: zunnu A: “rain”; para %UR(.AN), lit. “lluvia del cielo”, cf. Ch. Rüster y E. neu (1989), 112 sub nº 42, con referencia señalada; HHW, 259, s.v: “Regen des Himmels”; J. A. Halloran (2006), 271, s.v: $ur, sur: “to rain; to produce liquid; to flow, drip”; J. Klinger (2012), 474, y n. 13. Cf. también I. Wegner (1978); A. Ünal (1977), 451; Ídem. (1998), 70; M. C. Trémouille (1999), 205; M. P. Streck (2006-2008), 288-289. 585

Cf. 5.2.- El agua dulce como materia, p. 231, n. 60.

586

Cf. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 7ss., con referencias señaladas.

587

Cf. A. Ünal (1977), 451, y n. 26; Ph. Houwink ten Cate (1992), 85; V. Haas (1994), 295, y n. 14-15, 324-326, 336-339; M. Popko (1995), 69; P. Taracha (2009), 93, 99, 143; van Gessel, Onomasticon II, 776, s.v: DU (DU alpa!), 778 (DU tet'i!na!), 786 (DU ZUNNI), 791-792 (DU pi'a!!a!!i); HW2, 579, s.v: 'eu- VI. 588

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 273ss., con notas (= CTH-321.A); 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 281ss., con notas, y p. 285, n. 389; cf. también G. Beckman (2013b), 154: “(…) the Storm-god was joined by innumerable local avatars, most connected with particular towns or mountains”. 589

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239ss.

590

Cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas.

591

Colación sobre KUB-29.1 de: G. Kellerman (1980), 11 (transcripción), 26 (traducción); J. V. García Trabazo (2002), 486-487, con notas (edición); S. Görke (ed.), hethiter.net/: CTH 414.1 sub §8, 31-32 (edición); cf. también A. Ünal (1977), 451, y n. 25.

318

El agua dulce en la cultura hitita 26

De nuevo a mi padre el dios-Tormenta ensalzo continuamente. El rey por los árboles 27al dios-Tormenta ruega, las lluvias los han fortalecido (y) les han hecho crecer. En este pequeño paso el rey ruega al dios-Tormenta por la salud de los árboles para con ellos hacer las vigas del nuevo palacio que está construyendo de modo que constituyan el armazón sobre el que se sustente el edificio. Porque se trata del palacio, residencia del rey que es delegado de la divinidad para dirigir el país, deberán sostenerlo también simbólicamente y de ahí que se incida en la relación de los árboles con el dios-Tormenta, quien gracias a su capacidad de portar la lluvia hace crecer las plantas pero sobre todo las hace crecer del modo correcto, esto es, conforme al Orden, fuertes y capaces de aguantar el peso de la construcción también en el plano simbólico592. Sigue a este paso aquel en el que los leñadores reciben el jornal por buscar, cortar y llevar la madera a la ciudad (Rs. III 13-17), lo que muestra una vez más la imbricación de géneros literarios en un mismo texto593. Esta relación entre la fertilidad de la tierra y la lluvia del dios-Tormenta se muestra también en KUB-25.23 IV 57-59 (CTH-525.3), “Inventario de culto de Tud"aliya-IV”594: 57

me-mi-i%a-an-kán an-da me-ma-an-zi DU EN-I!A 'é-e-u-˹un˺[ 58me-ek-ki i-i%a nu-u%a da-an-kuin da-ga-an-zi-˹pa˺-˹an˺[ 59'a-a!-!i-ik-ka4-nu-ut nu-u%a DU-a! NINDA.KUR4.RA ma-a-ú[ 57 para esto se dice este discurso: “Dios Tormenta, mi señor, la lluvia[ 58abundante haz, a la Tierra Negra[ 59haz saciarse, ¡que el pan graso del dios-Tormenta crezca!” Es muy probable que con estas palabras se haga referencia al aumento del nivel de los acuíferos de donde manan las fuentes naturales, de ahí la referencia a la Tierra Negra595, usadas en los campos no solo como puntos que marcan los límites entre las parcelas sino también como lugares de acopio y/o distribución de agua. Y es muy posible también que con la referencia al NINDA.KUR4.RA no se aluda al pan ya manufacturado sino al tipo de cereal del que está hecho, quizá también porque se trate de un pan en el que el grano no ha sido molido en harina fina sino de modo más tosco, dejando la mayor parte de las semillas enteras596. En la ciudad sagrada de Nerik se invoca al dios-Tormenta local aludiendo a su capacidad de traer la lluvia, como se muestra en KUB-36.89 Rs. 54’-55’, 60’-65’ (CTH-671.A), “Ofrenda y plegaria al dios Tormenta de Nerik”597: 54 D

U-a!-u%a-kán DUTU URUPÚ-na ne-pí-!a-za kat-ta mi-e-u! 'é-e-us tar-né-e!-du 55nu-u%a DUMU.LÚME%-LU-UT-TI SIG5-ru A-NA DUMUME%.LÚME%-LU-UT-TI-u%a 'a-at-tu-la-tar 'alki-e! ta-ru DÙ-ru (…) 60e-'u URUNe-ri-qa-a! DU-a! ne-pí-!a-za-kán GAM mi-e-u! 'é-e-u! úit 61˹A˺-NA KUR.KUR#I.A URUGIDRU-ti la-bar-na-i%a LUGAL-i a-a!-!u e-e!-du 62 [m]$u-u-uzzi-i%a-a! LÚ D!U ne-pí-!i 'a-lu-qa-an tar-na-i 63˹ka˺-a-ri-u%a-mu ka-a-ri DU URUNe-ri-ik zi-ikka4-u%a-mu ka-a-? 64˹ne˺-pí-!a-a! DU-a! DU URUNe-ri-ik-ki-u%a-kán ne-pí-!a-za 65kat-ta SIG5-in ú-u%a-˹te˺ 54 “¡Dios-Tormenta, diosa-Solar-de-Arinna, desde el cielo hacia abajo la benigna lluvia deja ir 55 y para (con) la humanidad sé propicio, para la humanidad la salud, los cereales (y) la madera

592

Cf. también 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 242, con notas (= CTH-275.A).

593

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 284, y n. 383. También en KUB-55.26 Rs. III 20 (CTH-666, “Textos del culto de Arinna”) se menciona el “salrio” de un arquiteto, cf. A. Ünal (1988b), 100-101 (edición). 594

Colación sobre KUB-25.23 de: C. W. Carter (1962), 162 (transcripción), 173 (transcripción); A. Archi (1973), 15 (edición del paso); cf. también P. Neve (1971), 42, y n. 18; A. Ünal (1977), 452, y n. 27. 595

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 286ss.

596

Cf. A. Hagenbuchner (2002), 64-69 sub I. NINDA.GUR4.RA, más referencias señaladas.

597

Colación sobre KUB-36.89 de: V. Haas (1970), 156-157 (edición); cf. también 5.3.2.- Río, p. 297ss., con notas.

5. Corpus de textos

319

haz sobrevenir!” (…) 60“¡Ven! ¡Dios-Tormenta-de-Nerik, desde el cielo hacia abajo la benigna lluvia viene, 61para todas las tierras de #atti, para el Labarna, el rey, sé benevolente!” 62#uzzii!a, el Hombre del dios Tormenta, al cielo el mensaje deja, 63“¡Compláceme, complace diosTormenta-de-Nerik, tú compláceme! 64Dios-Tormenta-del-Cielo, al dios-Tormenta a Nerik desde el cielo, 65hacia abajo, el bien, conduce!”598 Este texto se incluye al final de CTH-261.A después de que se haya relatado cómo el dios-Tormentade-Nerik abandonó su ciudad e intentó cambiar el curso del Mara$$ant(ii!)a habiéndoselo impedido el dios-Tormenta-del-Cielo, de ahí la mención de ambos dioses y el sentido de la última frase en la que se ruega al dios-Tormenta-del-Cielo que permita el descenso de la lluvia benéfica, el retorno del diosTormenta-de-Nerik y con ellos, la vuelta a la normalidad. En la l: 55’, la aparición de cereales y madera, 'al-ki-e! ta-ru, es un merismo, esto es una, una figura literaria para indicar un concepto mayor que sus componentes por separado y que en este caso refiere a la totalidad de lo que puede producirse o es de utilidad productiva599. Esta plegaria tiene por objeto traer de nuevo a la ciudad, a la monarquía y al país conducido por ella la prosperidad perdida por la ausencia del dios como sucede en todos los textos que pertenecen al topos de los dioses desaparecidos600 y muestra al hacer coincidir la lluvia con el bien, que la primera es sinónimo del segundo porque pertenece al Orden cosmogónico establecido desde que el dios-Tormenta se hizo con el poder, que es portadora de la fertilidad de los campos y de ahí, del bienestar del país. La tarea del LÚ DU, como no podía ser menos, es llevar este mensaje al dios e interceder por la población ante la divinidad. Existe también un antiguo “Ritual de la Tormenta” (CTH-631) para “cuando el dios Tormenta truena”, ma-a-an DI%KUR-a! ti-it-'a, en el que sin embargo no se menciona la lluvia ni una sola vez ni lo oficia el LÚ DU pero que protagoniza la pareja real asistida por varios miembros del personal de palacio dedicados tanto a las armas –como el LÚME*EDI– como al normal y cotidiano funcionamiento del mismo –como el jefe de los cocineros, UGULA LÚ.ME%MU#ALDIN, o de la mesa, UGULA LÚME% GI% BANSUR–601; lo que implica que se trata de un ritual que concierne a la institución monárquica en su totalidad. No es de extrañar que se realice cuando el dios-Tormenta truena, esto es, cuando la divinidad muestra uno de los más poderosos signos de su poder, y las acciones que realiza el rey inmediatamente después de escuchar el trueno así parecen corroborarlo: abandona el trono y se asoma a la ventana, esto es, deja el símbolo de su poder real y comunica con el exterior donde se produce el trueno; se inclina como muestra de respeto, liba como ofrenda y también como muestra de respeto, vuelve al trono, es decir, al símbolo de la realeza a su vez auspiciada por el dios, y finalmente rompe un pan, o lo que es lo mismo, vuelve a realizar una ofrenda como símbolo de reverencia. Este ritual revela por tanto una de las facetas de la fuerte conexión de la monarquía con el dios-Tormenta a través de los fenómenos atmosféricos, en este caso a través del signo más terrible de la potencia del dios, el trueno, hit. tet'e!!ar602, concebido, al contrario que la lluvia, como negativo, ya que muestra toda la

598

V. Haas (1970), 157 lee en l: 55’ 'al-ki-e!-ta-ru y deja sin traducir; pero en: HW2, #, 51, s.v: ['alke!taru: “Kein Nominalkompositum. (…) Vielmehr !al-ki-e" ta-ru” (negrita en el original); en l: 62 DU aparece escrito como “setenta” (HZL, nº 359), cf. J. G. MacQueen (1959), 172; V. Haas, loc. cit. Para el LÚ DU, cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/ higiénica, p. 243, n. 138. 599

Para este tipo de figuras en las lenguas indoeuropeas y en especial en referencia al hitita, cf. C. Watkins (1995), 45-46.

600

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 226, y n. 27; y 5.3.1.- Fuente, p. 267ss., con notas.

601

E. Neu (1970), 10-35 (edición); Ídem. (1980), 62-65 sub Nr. 25 (transcripción); cf. también V. Haas (1970), 50-51, y n. 3; P. Neve (1971), 43, y n. 1; G. Wilhelm (1995b), esp. 384-385; J. Klinger (2012), 475: “(…) singuläre, autochtone Tradition”. Para el LÚME*EDI, cf. F. Pecchioli Daddi (1982), 135-141, s.v.; para el UGULA LÚ.ME%MU#ALDIN, cf. Ibídem, 71-76, s.v.; y para el UGULA LÚME% GI%BANSUR, cf. Ibídem, 159-161, s.v. 602

EDHIL, 822, s.v: tit'-a; HHW, 175, s.v: tet'ai-; cf. también A. Ünal (1977), 45.

320

El agua dulce en la cultura hitita

potencia del dios originándose en el cielo, es incontrolable, precede a los en ocasiones mortíferos rayos y no aporta ningún beneficio para el país, esto es, no ayuda a la fertilidad del suelo ni aumenta el caudal de los recursos hídricos. Y que esto puede ser interpretado así se muestra en el colofón de una de las copias de este ritual, KUB-17.77 (CTH-631.8)603: [DUB xKAM] ti-it-['a-e!-]-˹na˺-˹a!˺ ˹ma˺-a-an[ LUGAL MUNUS.LUGAL] 2’[ !al-]li? a-!ee!-ni a-!a-an-zi ˹EGIR˺[-an-na ] 3’[ DU-a!] ti-it-'a-i na-a!-ma-kán[ ma-a-an LUGAL-u!] 4’ [ ]x ku-u%a-pí tu-un-na-ak[-ki-i!-na-za] 5’[ú-iz]-zi [rasura DU]-a!-ma ti-it-'a[-i ] 6’ [ ][rasura] LUGAL-u! a-ra-a'-[za pa-iz-zi] 7’[rasura ti-it-'a]-i x x[ 8’-10’ [trazas de signos] x+1 [Tablilla x] del Tr[ue]no: Cuando [el rey (y) la reina] 2’[ (en la) Gra]n? Asamblea se sientan (y) de nue[vo ] 3’[ el dios-Tormenta] truena, o [cuando el rey] 4’[ ]x del interi[or ] 5’[sal]e [rasura y el dios Torme]nta truen[a ] 6’[ ][rasura] el rey afuer[a va] 7’[rasura truen]a x x[ 8’-10’ [trazas de signos]. x+1

Este paso, junto a los mencionados en nota precedente (CTH-631.10 y CTH-276.3) corrobora la interpretación del trueno como una suerte de mal presagio, una señal del dios-Tormenta cargada de malas connotaciones en relación con su potencia destructiva y su posición jerárquica coronando el panteón. Por éso, porque el trueno es una manifestación del poder terrible del dios-Tormenta, Mur$ili-II enmudece años después de oir un fuerte trueno604, existe un ritual para purificar el cadáver de un hombre muerto por un rayo que, esta vez sí, oficia en exclusiva el LÚ DU (CTH-652)605 y se documenta también una ceremonia y un ritual igualmente oficiados por el LÚ DU contenidos en el mito hático “La luna que cayó del cielo” (CTH-727) cuyo incipit es “Cuando el dios Tormenta truena terriblemente” y en el que el dios-Tormenta envía la lluvia a perseguir a la Luna que con su abandono del cielo está trastocando el Orden606. También en el texto de tradición hática CTH-630, “Festival de la luna y el trueno”, aparecen estas dos divinidades asociadas y también interviene el LÚ DU, pero no se menciona la lluvia607. Por su parte, en el episodio de CTH-61.I.A, “Los Anales de Mur$ili-II”, en el que U""aziti enferma después de que el dios-Tormenta enviara un (GI%)kalme!(!a)na durante la campaña de Mur$ili-II hacia Arzawa en el tercer año de reinado del monarca, no está claro si debe

603

Colación sobre KUB-17.77 de: A. M. Polvani (2006), 50 (transcripción), de quien son las reintegraciones; cf. Ibídem, 48-49 (= KUB-30.57 lk 8’-13’, CTH-276.3) para un paralelo de este texto en edición, e Ibídem, 51 (= KUB-20.61 1-5, CTH-631.10), para un paralelo temático a este paso en el que se incluyen varios miembros de palacio. 604

CTH-486 1-5, cf. A. Götze y H. Pedersen (1934), 4-9 (edición); R. Lebrun (1985), 104-112 (edición); H. M. Kümmel (1986-1991), 289 (traducción y comentario); G. Beckman (1995), 2010 (traducción y comentario); cf. también L. Oppenheim (1956), 230-231; A. Ünal (1977), 458, y n. 63, 64; V. Haas (2008), 152-155 (traducción y comentario); J. Klinger (2012), 476, y n. 20, 21. 605

KBo-17.78+ (CTH-652), cf. E. Neu (1968), 158 (edición I 1-5); A. Ünal (1998), 73-75 (edición); V. Haas (2003), 43-44 (traducción); cf. también A. Ünal (1977), 458, y n. 66; J. Klinger (2012), 476, y n. 22. 606

Cf. E. Laroche (1969), 73-78 (transcripción); H. A. Hoffner (1990), 34-35 sub Nr. 12 (traducción) 72; F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 111-112 (traducción); cf. también, J. Klinger (1996), 133-134, 153, y n. 102, 104; M. Popko (1995), 121; P. Taracha (2009), 71; J. Klinger (2012), 476, y n. 19. 607

Hasta donde conozco no hay edición de este texto, pero algunos pasos o alusiones a su contenido se recogen en: I. Singer (1983), 102; D. Yoshida (1996), 137; D. Groddek (2004c), 125-126 sub Nr. 78; Ídem. (2008), 183-184 sub Nr. 192.

5. Corpus de textos

321

entenderse “rayo” o “meteorito”608. Todo ello, la faceta poderosa, destructiva e improductiva del diosTormenta representada en el trueno, el rayo y las lluvias torrenciales, y aquella benéfica y productiva representada por la “benigna lluvia”, no hace sino incidir en esta dualidad del pensamiento que concibe los conceptos en dos mitades opuestas y mutuamente necesarias y cuyo ejemplo por antomasia es el agua. Existe también el “Festival de la lluvia”, EZEN4 ZUNNI, (CTH-619) que se celebra en el trigésimo octavo día del festival AN.TA#.%UMSAR 14’cuando el rey 15’a la ciudad de Ankuwa 16’en Primavera por el Festival de la lluvia 17’va 18’y cómo en la ciudad de Ankuwa 19’del 'alentuu%a la Gran (Asamblea tiene lugar), 14’ma-a-an LUGAL-u! I-NA URUA-an-ku-i 16’'a-am-me-i!-'i A-NA EZEN4 ZUUN-NI 17’pa-iz-zi 18’ta URUA-an-ku-u%a ma-a'-'a-an 19’É'a-li-in-tu-u-u%a-a! !al-li609. Este texto destaca por ser el único que contiene un “Festival de la lluvia”, ya que, o no existían otros o no se han conservado610, aunque sí se menciona este festival en, entre otros, el Inventario de culto KBo-2.1 IV 8 (CTH-509.1)611. Hay que advertir sin embargo que no conforma un festival en sí, sino que constituye uno de los días de los que consta la celebración del Festival AN.TA#.%UMSAR durante la Primavera. Es posible que la alta pluviosidad estacional del centro-norte anatólico (Map. 3), núcleo del territorio hitita por excelencia y donde se realizaban las diferentes etapas de que consta este festival612, haya hecho innecesario un festival ad hoc, más si se considera que la mayor parte de las lluvias se concentran en Primavera, como muestra KBo-2.7 Vs. 9 (y 23, Rs. 4, 16, 33): GIM-an-ma TE-*I DÙri te-it-'a-i, tan pronto deviene Primavera (y) truena613. Se ha postulado que una de las ceremonias de las que se compone el Festival KI.LAM (CTH-627) se trate de un “Regenzauber”614, aunque resulta dudoso. Sin embargo, durante este festival y en relación con la pareja real, junta o por separado, así como con las divinidades DUD, Wa$ezzil, DU, D UTU y Mezzulla, aunque no mencionadas juntas sino en párrafos independientes, se documenta la expresión 'eun tarnanzi, “dejan; permiten la lluvia”, como en el tratado más arriba CTH-671.A, l: 54

608

En KBo-3.4 II 16-21, cf., A. Götze (1933), 46-49 (edición, “Donnerkeil”); R. Beal (2003) 85 (traducción, “lightning bolt”); M. Giorgieri (1993), 79 (traducción, “fulmine”). A. Ünal (1977), 458: “Donnerkeil (?)”, y n. 67; V. Haas (2008), 134, traduce “Meteorit?”. Para (GI%)kalme!(!a)na-, cf. HED, K, 27, s.v: kalmar(a)-: “(fire)brand, (fire)bolt”; EDHIL, 431, s.v: kalmara-: “brand, piece of firewood, (fire)bolt”; HHW, 70, s.v: (GI%)kalmi!ana-: “Holzscheit” (auch Art Himmelserscheinung, ‘Meteor’?).” La única referencia al campo semántico de “meteorito” que conozco es la referencia al hierro meteórico, que sin embargo se escribe con sumerogramas y/o aludiendo a su procedencia: AN.BAR AN-E/GE6 (nepi!a!), cf. S. Ko$ak (1986), 125; HHW, 213, s.v: AN.BAR; J. A. Halloran (2006), 19 s.v: an-bar(-sug4-ga): “(meteoric) iron”, 32, s.v: barzil: “(meteoric) iron (bar6, ‘to shine’, + zil ‘to cut, peel’). A. Ünal (1977), 459, y n. 69, refiere el paso en el “El cazador Ke$$i y su bella esposa” (KUB-17.2 4ss.) en el que en un sueño el protagonista ve caer una piedra de diorita del cielo; para referencias a este texto, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 270, n. 295. 609

KUB-59.1 Rs. IV 14’-19’ (= VAT-7458), cf. D. Groddek (2004b), 1-4 sub Nr. 1 (edición VAT-7458); cf. también, H. Otten (1971), 48 (transcripción); A. Archi (1973), 13, n. 33; J. Klinger (1996), 268 (transcripción); D. Yoshida (1996), 165-166 (edición y comentario del paso). Cf. también H. G. Güterbock (1960), 84, 87, 89; V. Haas (1970), 52, 55-56; Ph. Houwink ten Cate (1992), 93, 97; V. Haas. (1994), 775, 820, 822, y n. 285; P. Taracha (2009), 100, 102, 139-140; y 5.3.1.- Fuente, p. 282, y n. 371. 610

V. Haas (1970), 50; J. Klinger (1996), 269, y n. 38.

611

Para KBo-2.1, cf. C. W. Carter (1962), 58 (transcripción), 69 (traducción). A. Archi (1973), 10-11 y HW2, #, 579, s.v: 'eu-, V, señalan que también en KUB-55.14 Vs. 8’ se mencionaba este Festival, pero se descarta tras las nuevas transcripciones de: D. Groddek (2002), 24 sub Nr. 14; y J. Hazenbos (2003), 92 sub nº 27. 612

V. Haas (1970), 53; Ídem. (1994), 772.

613

Para KBo-2.7, cf. C. W. Carter (1962), 90 (transcripción), 96 (traducción); A. Archi (1973), 8-9 (edición del paso); sobre las estaciones húmedas anatólicas en relación con este festival, cf. A. Archi, op. cit., 13, y n. 33; Ph. Houwink ten Cate (1992), 97, y n. 23; 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 7ss., con referencias señaladas. 614

M. Hutter (2008), 83; para el paso, cf. 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 313ss., con notas. Cf. también 5.2.1.- Punitiva, p. 234ss., con notas.

322

El agua dulce en la cultura hitita

respecto también a DU y DUTU PÚ-na615. El contexto parece ser el mismo que en el festival AN.TA#.%UMSAR, esto es, un rito concreto centrado en la lluvia oficiado dentro de un contexto más amplio de fertilidad y prosperidad616. Se documenta también la “palabra de la lluvia”, [A-WA-AT ZU-UN-NI], en la 3ª tablilla del ritual itkalzi, que continúa aquella de la “palabra del agua”, y que desafortunadamente se encuentra escrita, excepto el colofón, en hurrita, por lo se desconoce en profundidad su desarrollo617. Y sucede también que el agua de lluvia, hit. 'euu%a! u%atar618, se constituye como un tipo de agua particular con la que también se celebran rituales de purificación, aunque muy pocos, como VBoT-120 Rs. III 7 (CTH-780.2), “Ritual de Allaitura"i”619: *A [ZU]-˹UN˺-NI ú-e-te-ni-it u%a-˹ar˺˹pu˺-ut, con agua de lluvia báñate620, usada seguramente en virtud de su conexión con el cielo, esto es, con las divinidades “superiores” y especialmente con el dios-Tormenta621. Pero a pesar de que el dios-Tormenta tenga varias hipóstasis relacionadas con diversos fenómenos atmosféricos y de que los hititas eran conscientes de la fertilidad de que era portadora la lluvia, llama la atención la escasez de referencias en rituales y festividades que aludan a este tipo de agua. De ahí que P. Neve, quien pretendía realizar un estudio sobre el culto a la lluvia entre los hititas, no tuviera más remedio que admitir que “so dürfig erscheinen sie (die Texte) uns bezüglich konkreter Angaben über die religiose Zeremonie oder gar über den Schauplatz der zeremonielle Handlung”622. Dar una explicación consistente a esta aparente incongruencia no es sencillo, especialmente porque los datos de que se disponen no permiten abandonar el terreno de la especulación. Sin embargo es posible postular que la ausencia de rituales y festivales centrados en las tormentas deriva de su concepción como fenómenos atmosféricos violentos, agresivos y destructores que tienen más relación con la cólera del dios que con las precipitaciones en sí, porque debe recordarse que un temporal puede fácilmente arruinar las cosechas y provocar cuantiosos y graves daños materiales y personales. Entendido como símbolo de violencia no se le realiza ningún tipo de ceremonia porque no se pretende convocarlo ni constituye un referente ético y/o moral que deba ser festejado623. Contra esta argumentación podrían esgrimirse los “Juramentos militares” dirigidos a, entre otras cosas, conservar y aumentar la potencia destructora del ejército, esto es, dirigidos a atraer y asentar la violencia y la capacidad de ejercerla. Sin embargo, estos rituales se realizan precisamente cuando la violencia se ha desencadenado, esto es, cuando la guerra es una situación presente que requiere de la parte hitita una respuesta contundente para defender su posición y que está ligada a un componente ordálico de gran peso cultural. Esto es, el paradigmático “Gewitterritual” (CTH-631) persigue retomar el Orden, el mantenimiento del país representado en su monarquía y sus instituciones asociadas tras el mal augurio

615

I. Singer (1983), 103; Ídem. (1984), 34-35 (= 1.h II 7’, 33’), 48 (= 1.j II 3), 59 (= 1.j.B V 2), 93-94 (= 3.b Vs. 12, 14, Rs. 20’). 616

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 284, y n. 383.

617

Para el paso con la [A-WA-AT ZU-UN-NI] en la 3ª tablilla del ritual itkalzi (= ChS-I/1-Nr.-6), cf. V. Haas (1984), 66-77, esp. 77 (Rs. IV 20’, 37’); para la “palabra del agua”, cf. 5.2.2.1.- Como término de comparación, p. 237; para el ritual itkalzi, cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 241ss., con notas. 618

HW2, 579, s.v: 'eu- IV: “Regenwasser”; cf. también 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 247ss.

619

Transcripción y traducción propias; cf. también V. Haas e I. Wegner (1988), 139 sub Nr. 19, y 158 sub Nr. 24 (edición); cf. también V. Haas (1976), 200, n. 25. 620

Para esta forma del verbo como 3ª per. sing., Imp, MP, cf. H. A. Hoffner y H. C. Melchert (2008), 45 sub 1.131.

621

Cf. también más arriba, p. 317, n. 584.

622

P. Neve (1971), 43. Cf. también J. Klinger (2012), 476: “(…) Gewitter (…) waren (…) schädlich – etwas, was sonst für keine Naturphänomene bekannt ist und auch die Erklärung dafür sein dürfte.” 623

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 240, y n. 122.

5. Corpus de textos

323

del dios de la Tormenta tronando, más si es de manera “terrible”, y no tanto convocar la lluvia. Esto explicaría también la existencia y especialización del LÚ DU y el hecho de que solo él pueda tratar a la persona fulminada por un rayo.

5.3.5.- Dapi- / DabiEl término (D)ap/bi- es un vocablo hurrita mencionado en numerosos textos anatólicos, especialmente procedentes de Kizzuwatna624, escritos tanto en lengua hitita como hurrita, que puede o no estar precedido del determinativo divino y que significa “fosa (sacrificial)”625. Está por tanto vinculado a los hit. 'ate!!ar y pate!!ar y a las “cup-marks” halladas en el registro arqueológico626, y se documenta también la divinidad homónima DAbi627. Durante la celebración de rituales mágicos se realizan en estas fosas libaciones de diferentes líquidos (vino, cerveza, miel o aceite), grasa y sangre de animales y se depositan materiales diversos, entre ellos, oro y plata, con la intención de crear una via al Inframundo desde la superficie y en ambas direcciones, esto es, tanto para hacer llegar las ofrendas como para convocar a las divinidades de ese lugar, diferenciándose en este sentido de los ríos y especialmente de las fuentes628. Estas fosas están realizadas directamente en el suelo del lugar en que se celebra el ritual, una estructura, la orilla de un río, etc.; en ocasiones con mención expresa de la herramienta empleada que puede ser un cuchillo, GI%/URUDUGÍR, una pala, GI%/URUDUAL, quizá hit. GI%/URUDUtekan-, o una azada, GI%/URUDU MAR629. Uno de los textos donde más claramante puede verse la conexión entre estas fosas y el Inframundo es KUB-36.89 Vs. I 1-12, 18-20, 28 (CTH-671), “Ofrenda y plegaria al dios Tormenta de Nerik”630: ma-a-an DU URUNe-ri-ik URU[az i-i%a-an-ni-i%a-]˹an˺-za na-an URUNe-e-ra-za ˹URU˺La-˹al˺-la-za ki!-an an-da-an 'al-zi-i%a-an-˹zi˺ [nu lu-uk-kat-ta LÚ]˹GUDU12˺ URUNe-e-ra URULa-al-la-a pa˹iz˺-zi 3nu-kán 1 UDU DU URUNe-ri-ik BAL-[an-ti nu-kán 3 UDU#I.A A-]˹NA˺ DERE%.KI.GAL D Ú-ru-zi-mu-i%a 4DINGIRME% uk-tu-ri-˹i%a˺-a!-!a BAL-an-ti UDU#I.A-kán 'a-˹at˺-˹te˺-e!-ni GAM-an-˹da˺ 'u-u-kán-zi 53 NINDA.KUR4.RA 5-le-e! 20 NINDA.KUR4.RA 20-le-e! 20 NINDA.KUR4.RA 30-le-e! 3 BÁN BA.BA.ZA pár-ku-i! [rasura] NINDA.KUR4.RA 6ku-i!-!a UD.SAR-a! DÚ-an-za 3 DUG wa-al-'i 3 DUG mar-nu-u%a-an LÚAGRIG *A URUTa-ku-up-pa!a pa-˹a˺-˹i˺ 73 DUG GE%TIN LÚME% ZABAR.DIB SUM-an-zi !u-up-pa zé-i%a-an-da-za 'ue-!a-u%a-za ti-an-zi 8NINDA.KUR4.RA pár-!i-i%a-an-zi BI-IB-RI#I.A-kán !u-u-an-zi nu-kán INIM-an 3-*U an-da me-ma-i 9NINDA.KUR4.RA-kán KA% GE%TIN NÍG.GIG te-pa-u-u%a-za 1 2

624

Cf. R. Strauß (2006), 49-51, 53-56, y n. 185-186. Parece que en sumerio existen también rituales análogos, cf. D. Katz (2003), 31: “He opened a hole in the k u r. As a dream his servant came up from the k u r”; cf. también; 5.3.6.DINGIR.KASKAL.KUR, p. 330ss., con notas. 625

E. Forrer (1938), 186: “Ein nicht-kanisisches Wort für “Brunnen”, contra E. Laroche, Rech., 45, s.v: “Nom commun hourrite (…) désignant un objet du culte qu’on ouvre, qu’on enduit de sang, etc. Le rapprochement de Forrer avec le sumérien ABBA «eau» est sûrement faux.”; Ídem., GLH, 34, s.v: “trou, fosse (…) pour communiquer avec les piussances infernales (…) avec ou sans dét. divin”; Th. Richter (2012), 37-38, s.v: abi II: “(…) Grube (…) Opfergrube (…) Entsprich he. 'atte!!ar (…) Auch (als Aabi) deifiziert”. Se documenta también el luvio, )pit-, cf. V. Haas et al. (1998), 298, s.v. 626

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 90, n. 190, cf. también R. Strauß (2006), 49, n. 154.

627

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222, con notas.

628

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 286ss., con notas, y p. 291.

629

Para GÌR, cf. HHW, 227, s.v.; para GI%/URUDUAL, cf. Ibídem, 212, s.v.; para EDHIL, 863, s.v.; para GI%/URUDUMAR, cf. HHW, 243, s.v. 630

GI%/URUDU

tekan-, cf. HEG, T/D, 300-302, s.v.;

Colación sobre KUB-36.89 de: V. Haas (1970), 142-145 (edición), de quien son las reintegraciones; cf también H. A. Hoffner (1990), 22 sub Nr. 4 (traducción); J. Freu y M. Mazoyer (2007), 346 (traducción). Cf. también 5.3.2.- Río, p. 297ss., con notas, y 5.3.4.- Lluvia, p. 318ss., con notas, para otros pasos de este mismo texto.

324

El agua dulce en la cultura hitita 'a-at-te-e!-ni GAM-an-da i!-'u-u-u%a-a-i 10nu-kán LÚGUDU12 'a-at-te-e!-ni GAM-an-da 3-*U ú-i ú-i pu-ru-!a-el pu-ru-!a-el 'al-za-a-i 11nu-kán INIM-an an-da nam-ma me-ma-i 12 DU URU Ne-ri-ik-u%a-za-kán !a-a-it ˹nu˺-[u%a-ra-a!-kán] 'a-at-te-e!-ni GAM-an-da pa-a-it (…) 18 'al-zi-i%a-an-du-u%a-ra-[an ]x-u%a-za-kán GE6-i KI-pí na-a-ú 19ú-id-du-u%a-ra-a! [ GE6-a!] KI-a! GI%KÁ.GAL#I.A a-pa-!i-el 'e-e!-du (…) 28['al-lu]-u-u%a-za ˹'u˺-[u]-˹un˺-'u-e-e!-na-za UGU e-'u EGIR-pa-u%a[-za URUNe-ri-ik]-ki an-da-an ni5-i-i%a 1 Cuando el dios-Tormenta-de-Nerik desde [la ciudad se ha marcha]do, desde la ciudad de Nera (y) la ciudad de Lalla 2de este modo se le llam[a: A la mañana siguiente el] “purificado” de la ciudad de Nera a la ciudad de Lalla va 3y allí una oveja al dios-Tormenta-de-Nerik ofrec[e y allí tres ovejas a] ERE%.KI.GAL (y) Wurunzemu, 4a las divinidades del “lugar de la incineración” hacia abajo se sacrifican. 5Tres panes grasos de cinco porciones, veinte panes grasos de veinte porciones, veinte panes grasos de treinta porciones, tres BÁN [ca. 25 l.] de papilla de cereal pura, [rasura] cada pan graso 6(en forma de) media luna (está) hecho; tres recipientes de u%al'i, tres recipientes de marnuu%an el administrador de la ciudad de Takuppa$a da; 7tres recipientes de vino los coperos proporcionan, (carne) pura cocinada y cruda se coloca, 8se rompe el pan graso, los rytha se llenan y allí la palabra tres veces a propósito se pronuncia; 9allí el pan graso, la cerveza, el vino, el hígado, en pequeña cantidad dentro en la fosa arroja. 10Allí el “purificado” hacia dentro de la fosa tres veces “¡ui, ui, puru!ael, puru!ael!” llama, 11y allí la palabra hacia dentro entonces pronuncia: 12“El dios-Tormenta-de-Nerik se enfureció y allí hacia dentro de la fosa fue (…)” 18“¡Que se le llam[e! ] ¡allí a la Tierra Negra que se dirijan (y) 19que regrese!”[ “¡que de la Negra] Tierra los portones él mismo abra!” (…) 28[“¡Desde la profunda masa de agua hacia arriba regresa! ¡A Nerik dirígete!”631

En este mito de la desaparición de un dios destaca por única la marcha del mismo al Inframundo, también porque no se da explicación alguna, ni siquiera, como ocurre con otros dioses en este tipo de mitos, su enfado. La l: 12 señala el camino tomado por el dios-Tormenta-de-Nerik a través de un 'ate!!ar, mientras que la función de esta fosa como acceso al Inframundo se expresa en ll: 18-20 donde se pone en relación con la Tierra Negra –de la que se dice que está precedida de portones, enlazando con la topografía mesopotámica del Inframundo y con el epíteto de la diosa hurrita Allani como “Madera del Cerrojo del Inframundo”632–, y la Tierra Negra a su vez se vincula a las “aguas primordiales” en l: 28, 'alluu%aza 'un'ue!naza633. Esta abertura artificial comunica en ambos sentidos la Tierra Negra y la superficie en el momento en que se realiza al efecto por la persona indicada, el oficiante del ritual que en este caso es el “purificado”, el mismo tipo de oficiante que distribuye a las divinidades en su puesto en la “1ª versión del Mito de Illuyanka” (CTH-321.A) cuando visitan justamente al dios-Tormenta-de-Nerik y se instaura el Festival purulli(i%a)-. Las ofrendas depositadas en

631

Para la ciudad de Nera, cf. RGTC 6, 286, s.v: Nira; RGTC 6/2, 113, s.v: Nira; para la ciudad de Lalla, cf. RGTC 6, 240, s.v., ambas en ll: 1-2; para LÚGUDU12 en ll: 2, 10, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 269, n. 287; para ERE%.KI.GAL y Wurunzemu en l: 3, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 191, con notas; y J. Klinger (1996), 141-147, respectivamente; para uk-tu-ri en l: 4, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 200, n. 972; para BÁN en l: 5, cf. HHW, 215, s.v: “(ein Hohlmaß, ca. 8,4 Liter); para LÚ AGRIG, en l: 6, cf. F. Pecchioli Daddi (1982), 438-442 y para Takuppa$a en la misma línea, cf. RGTC 6, 387, s.v: Takup$/ ta; RGTC 6/2, 155, s.v: Takup$/ta; para LÚME% ZABAR.DIB en l: 7, cf. F. Pecchioli Daddi, op. cit., 81-83, s.v.; HHW, 242, s.v: LÚ: “Bronzeschalenhalter”; para la traducción de !u-up-pa zé-i%a-an-da-za 'u-e-!a-u%a-za en l: 7, se traduce 'u-e-!a-u%aza por oposición a zé-i%a-an-da-za como “crudo”, cf. HHW, 155, s.v: (UZU)suppa-; EDHIL, 789, s.v: !uppi-/!uppai%-: “(sacralized) meat”; cf. también V. Haas (1970), 143; para las expresiones ú-i-ú-i pu-ru-!a-el pu-ru-!a-el en l: 10, cf. V. Haas (1970), 145; H. A. Hoffner (1990), 22, las deja sin traducir. 632

Cf. V. Haas (1994), 130, y n. 124; M. Popko (1995), 99; P. Taracha (2009), 124, y n. 701; cf. también 5.3.1.2.- Como senda, p. 291, con notas. Esta diosa aparece representada en el relieve nº 49 de Yazılıkaya, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, 191ss., con notas. 633

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 223, n. 9.

5. Corpus de textos

325

la fosa están destinadas a las divinidades invocadas como gesto de reciprocidad del mismo modo a como se documenta en los denominados “rituales de invocación” y con la petición de agua a las fuentes634, para que acudan en auxilio del “purificado” y le ayuden a convencer al dios-Tormenta-deNerik de que debe regresar. Pero deberá hacerlo por sus propios medios abriendo él mismo las puertas de la Tierra Negra del mismo modo que él solo se introdujo en ese lugar, un modo de incidir en la propia responsabilidad en la ejecución de actos que contravienen el Orden635. Enlazando con CTH-671 en el uso de fosas para convocar a las divinidades de la Tierra Negra y especialmente con los parágrafos anteriores de este capítulo porque contiene elemtos de todos ellos, destaca el “Ritual para la purificación de una casa” (CTH-446). Después de haberse cometido en una vivienda un acto de sangre o impuro, una traición o un perjurio, entonces636 Vs. I 4ka-ru-ú-a-ri-u%a-ar LÚ AZU É-ir 'a-a-!i [na-a!-kán an-da] 5pa-iz-zi URUDUAL URUDUMAR URUDUgul-lu-bi 'ar-zi[ 6te-kán URUDU AL pád-da-i pát-te-e!-!ar URUDUMAR-it [, 4por la mañana el LÚAZU la casa abre [y allí dentro] 5 va; una azada, una pala y un azadón tiene[; 6la tierra (con) la azada excava, la fosa con la pala[637; esto es, en el mismo lugar donde se cometió el “pecado” se realiza el ritual y se abre la fosa, denominada bajo el término patte!!ar, corroborando la sinonimia con (D)ap/bi y 'atte!!ar. Después de haber realizado esta primera fosa, repite la acción en los cuatro ángulos de la casa y en otros lugares paradigmáticos de la misma como el hogar, de un modo muy similar a como se documenta en el ritual de fundación CTH-415 Vs. I ‘21, II ‘27638. Tras ello se dirige a la diosa-Solar-de-la-Tierra y en forma de preguntas indirectas le enumera las posibles causas que han podido causarle malestar y con él su maldición sobre la casa (Vs. I 9-21) en una acción que sigue el mismo sistema documentado en los oráculos639. Del patio de la casa y del portón recoge purut640, y repite la conminación a la diosa (Vs. I 22-23) tras de lo cual y frente a la puerta, corta una caña y pronuncia un conjuro construido sobre la idea del no-retorno, como el inmediatamente siguiente, cuando desde el tejado versa vino por el canalón y compara el no-retorno del líquido con aquel de la “maldición” (Vs. I 24-36), tal y como se documenta en otros textos641. Después de haber asegurado mediante estos rituales mágicos que la “maldición” no persista en la casa Vs. I 39na-a! u%a-ap-pu-u%a-a! pa-iz-zi nu Ì-an da-a-i KA% GE%TIN 40 u%a-al-'i mar-nu-u%a-an ku-it-ta pa-ra-a GAL.GIR4 41NINDA Ì.E.DÉ.A me-ma-al UTÚLBA.BA.ZA daa-i SILA4-i%a 'ar-zi 42nu-u!-!a-an pát-te-e!-ni GAM-an-ta 'u-u-uk-zi nu ki!-an me-ma-i 43ka-a-!a DUMU.LÚ.ULÙLU ú-u%a-nu-un GIM-an [DINGIR.MA#-a! i-tar] 44u%a-ap-pu-i da-a!-ki-iz-zi Ù DUMU.LÚ.ULÙLU [u%a-ap-pu-u!] 45ka-ru-i-li-i%a-a! DINGIRME%-a! kal-le-e!-!u-u%a-an-[zi] ú-u%a-nu-un 46 nu ták-na-a! DUTU-u! KÁ.GAL-a! 'a-a-!u na-a!-ta ka-ru-ú-i-li-i%a-a! 47DINGIRME%-u! ták-na-a!-!a D UTU-un ták-na-az sa-ra-a 48tar-na-a-u, a la ribera se dirige y aceite pone, cerveza, vino, 40u%al'i, marnuu%an, todo ello en un recipiente grande de cerámica, 41un pan graso, memal, papilla de cereal

634

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 289ss., con notas.

635

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 240, y n. 122.

636

Colación sobre KUB-7.41 (CTH-446.A) de H. Otten (1961), 116-141 (edición); cf. también B. J. Collins (1997), 168-171 (traducción); J. L. Miller (2008), 208-217 (traducción). Todos los pasos de este texto se remiten a estas obras. Sobre este y alguno de sus particulares, cf. también V. Haas (1976), 198, 205, y n. 9, esp. 207-209, con notas; G. Beckman (2011), 100. 637

Para URUDUgullub-, cf. HHW, 83, s.v: “(Gerät zur Feldbearbeitung, Art Hacke)”; HED, K, 244-245: “Pruning-knife, serpette”; J. L. Miller (2008), 208: “Behälter”. La continuación de esta línea en: B. J. Collins (1997), 168, y n. 1: “[he clears(?)] the (resulting) pit with the spade”; contradice aquella de: J. L. Miller, loc. cit.: “einen Behälter setzt er mit dem Spaten in der Grube”. 638

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 90ss., con notas.

639

Cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 250, n. 173.

640

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 291ss., con notas.

641

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 227ss., con notas.

326

El agua dulce en la cultura hitita

pone, sostiene un cordero 42y dentro de la fosa lo sacrifica, y de este modo dice: 43“¡Mira! (Yo), el “hijo del hombre” he venido, como [DINGIR.MA# el camino] 44hacia la ribera toma repetidamente, (yo), el “hijo del hombre”, [a la ribera] 45para llamar a los dioses-primigenios he venido, ¡Que la diosa Solar de la Tierra los portones abra y que a los 46dioses-primigenios la diosa Solar de la Tierra desde la tierra hacia arriba 48deje salir!”. Esto es, el oficiante, que se denomina a sí mismo “hijo del hombre” en una expresión que indica respeto al incidir en su naturaleza humana en contraposición a criatura divina642, utiliza varios de los materiales vistos en otros rituales de purificación como ofrenda de reciprocidad a las divinidades de la Tierra Negra, en este caso las divinidades-primigenias643, y las relaciona mediante la metáfora sobre la que se construye el conjuro con la mitología y DINGIR.MA#, divinidad antigua vinculada a las diosas del Destino y relacionada con la ribera, de donde tomó el limo para crear a la Humanidad644, para posteriormente pedir a la diosa Solar de la Tierra que abra los “portones” del Inframundo a los que también se alude en el texto anterior (CTH-671, l: 19). Esto es, se remite al origen del Cosmos para revertir el efecto de la maldición y conseguir la purificación de la casa. Es destacable que este segundo “escenario” del ritual coincida con uno de los lugares de donde se toma el agua para la realización de la !e'elii%a! u%atar que concebido como senda y gracias a su corriente conecta con el Inframundo, el río645. A este conjuro en la orilla le sigue la enumeración de las divinidades-primigenias, Aduntarri, Zulki, Irpitiga, Nara y Nam$ara, Minki, Amunki y finalmente, la divinidad homónima a la fosa, Abi646, a las que se dirige después conminándolas a prestarle auxilio (Vs. II 1-9). Solo entonces, una vez que ha contactado en la forma debida con las divinidades del Inframundo frente a la vía que conduce a sus dominios, Vs. II 9(…) u%a-ap-pu-u%a-a! IM-an da-a-i 10[pát-te-e!-!i-ma] NINDA.Ì.E.DÉ.A me-ma-al UTÚLBA.BA.ZA da-a-[i] KA% GE%TIN 11[u%a-al-'i mar]-nu-u%a-an !i-ip-pa-an-ti !a-ku-ni-i%a-an 12[!a-ra-a] da-a-i na-an-!a-an an-da i!-'a-a-i 13 TÚGku-]re-e!-!ar da-ga-a-an 'u-u-it-ti-i%a-zi 14 ]-!a-an TÚGku-ri-e!-ni i-i%a-an-na-i naa!-kán an-da pa-iz-zi, Vs. II 9(…) toma limo de la ribera, 10pero a la fosa, pan graso, memal, papilla de cereal pon[e]; cerveza, vino, 11[u%al'i, mar]nu%an, liba; al manantial 12encima [pone] y lo fija allí. 13Un paño] kure!!ar a la tierra extiende 14 ]allí en el paño kure!!ar camina y allí (se) adentra. Esto es, únicamente después de que ha realizado los ritos adecuados le está permitido recoger el limo de la ribera. Después volverá a realizar ofrendas como agradecimiento a la fosa y libaciones al río. Se introduce inmediatamente un nuevo “escenario” que es simultáneamente un lugar sagrado como el río, el manantial647. Y continuando con el símil de la senda, del camino que deben recorrer las divinidades invocadas, el oficiante extiende sobre el suelo un paño a modo de vereda648 en el que literalmente se adentra, anda paizzi, y por el que camina; o lo que es lo mismo, el oficiante se ha introducido en la vía que comunica con las divinidades a las que invoca, ya no se encuentra en la

642

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 274 (= CTH-400), y 5.3.2.- Río, p. 293, con notas (= CTH-373).

643

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222, y n. 4. Cf. también A. Archi (1990), 115-117.

644

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 270, con notas, y 5.3.2.- Río, p. 293, n. 432; para el Mito como fundamento ontológico de la práctica ritual, cf. más abajo. 645

Para el “agua de la pureza”, !e'elii%a! u%atar, cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 247ss., con notas; para el río como vía, cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 302ss., con notas. 646

Para Abi, cf. más arriba, p. 323, n. 625, para estas divinidades, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958. En KUB-10.92 Rs. V 10 (CTH-706.I), “Fragmentos de festival para Te$ub y #ebat”, se mencionan las DINGIRME% a-pí-a!, cf. I. Wegner (2002), 230, y n. 1 sub Nr. 114; cf. también J. L. Miller (2008), 210, n. 102: “Abi ist das vergöttlichte Loch im Boden, das Tor zur Unterwelt”; pero recuérdese que ap/bi en este texto y en otros como KUB-29.4 IV 34 (CTH-481.A), “La Expansión del Culto de la diosa de la Noche”: a-a-pí (cf. E. Badalí (1991), 446; J. L. Miller (2004), 296), no siempre va precedido del determinativo divino, ni se incluye en los Inventarios de culto ni posee festividades o rituales propios. 647

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 265ss., y n. 264; y 5.3.1.2.- Como senda, p. 291ss., con notas.

648

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 89, y n. 184.

5. Corpus de textos

327

orilla sino allí donde se encuentran los dioses, ha producido una fractura en el espacio649. Después, con este mismo limo impregnado de aceite y miel realiza las figuras de las karuile! !iune! nombradas previamente y las deja en la tierra650; se dirige entonces al manantial, y acompañado de I$tar “del Verdor”, le solicita permiso para tomar el agua que mana de él (Vs. II 22-29)651. Entonces I$tar se dirige al manantial y le solicita la u!atar parkui con la que purificar la casa (Vs. II 30-35)652. El manantial, así conminado, permite que de él se tome el agua requerida y se la compara con los cabellos que se extienden hacia la diosa Solar de la Tierra desde el trono de Kumarbi, quien en el mito homónimo o Teogonía se caracteriza al igual que Ea en relación con las aguas subterráneas653 (Vs. II 36-44). Al final de esta escena de diálogo654 es cuando la diosa interviene en el ritual de purificación: Vs. II 45 D I*TAR-i! li-li-u%a-an-za na-a!-ta URUNi-nu-az 46SÚR.DÙ.AMU%EN IGI-an-da pa-a-it ZAG-na-az u%a-a-tar ME-a! 47GÙB-la-az-ma ud-da-a-ar ME-a! ZAG-na-za u%a-a-tar 48pa-ap-pár-a!-ki-iz-zi GÙB-la-za-ma ud-da-a-ar me-mi-e!-ki-iz-zi 49É-ri-kán an-da a-a!-!u pa-id-du na-a!-ta #UL-lu 50!aku-u%a-a! !a-a'-du na-at-kán pa-ra-a pé-e!-!i-i%a-ad-du 51pár-ku-nu-ud-du !u-up-pí-i! A-an-za #ULlu-un EME-an 52pa-ap-ra-tar e-e!-'ar u%a-a!-túl 'ur-ta-in (…), Vs. II 45I$tar se (ha) apresurado y desde la ciudad de Nínive 46tras el halcón fue; a la derecha el agua toma, 47a la izquierda la palabra toma; desde la derecha el agua 48rocía, pero desde la izquierda la palabra pronuncia: 49“¡Al interior de la casa que el bien entre y que el mal 50de ojo busque y lo arroje de allí, 51que purifique con el agua pura la malvada lengua, 52la impureza, la sangre, el pecado, la maldición!”655. Se retoma la idea del agua como materia purificadora por antonomasia reforzada y transformada en “agua pura”656 con la intervención de I$tar y los rituales mágicos previos, al tiempo que, también a través de la figura del halcón657, se enlaza de nuevo con la mitología que fundamenta la práctica ritual mágica al construir y explicar la cosmogonía658 y al servir de conminación a las divinidades para hacerlas actuar correctamente, esto es, para que lo hagan conforme al tiempo mítico en que prevalecía el Orden. La diosa así tratada ritualmente se arma con los dos elementos que efectuarán el cambio sobre la realidad: el agua purificadora que debe ser asperjada659 y la palabra performativa660. No hay aquí una oposición entre derecha e izquierda661, ni siquiera en el sentido de opuestos complementarios como se

649

Sobre la no-homogeneidad del espacio ritual cf., entre otros, M. Eliade (1967), 26-30.

650

Cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958.

651

Para el paso, cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 289ss., con notas.

652

Para este tipo de agua, cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 250ss.

653

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222ss., con notas; y 5.3.1.- Fuente, p. 272ss., con notas.

654

Sobre la estructura en diálogo de algunos textos y la interpretación de la misma como marca de su redacción temprana, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 270ss. (= CTH-820.4); p. 274ss. (= CTH-400.C); y esp. 5.3.1.2.- Como senda, p. 289ss. (= CTH-446.B); y 5.3.2.- Río, p. 294ss., con notas (= CTH-457). 655

Para Ninuaz/Nínive en l: 45, cf. RGTC 6, 284-285, s.v: Ninuwa; RGTC 6/2, 112-113, s.v: Ninuwa; V. Haas (1994), 8, 285, 339, 345, 347-349, 881-882; J. E. Reade (1998-2001), esp. 407-409 sub §13.1; para la traducción de ll: 49-50, cf. J. L. Miller (2008), 212, n. 120; diversamente H. Otten (1961), 125: “Das Böse möge es (mit dem) Augen suchen und es hinauswerfen!”; y B. J. Collins (1997), 170: “May it seek out the devil with (its) eyes and cast it out”; para papratar en l: 52, cf. p. 240, n. 116; para e!'ar, en l: 52, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958; 5.2.1.- Punitiva, p. 232ss.; para u%a!tul en l: 52, cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 240, y n. 117; para 'urtai- también en l: 52, cf. HW2, #, 767-772, s.v. 656

Cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 241, n. 128, y p. 250ss., con notas.

657

Cf. 3.2.2.- Zoomorfos, p. 51ss., con notas.

658

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, esp. p. 284, y n. 383.

659

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 246ss., con notas.

660

Cf. 5.2.- El agua dulce como materia, p. 231, n. 59.

661

Pace J. L. Miller (2008), 212, n. 119; cf. 5.2.1.- Punitiva, p. 235, con notas; y 5.2.4.- Destructiva, p. 259, n. 231.

328

El agua dulce en la cultura hitita

ha visto en la “Plegaria de Kantuzzili” con la vida y la muerte, sino un merismo para alcanzar el todo que permita el funcionamiento del ritual662. Después de las palabras pronunciadas por la diosa se vuelve a ofrecer pan y vino a la fuente y se toman siete guijarros que se añadirán al agua recogida (Vs. II 62-63) para aumentar su potencia purificadora663. Lleva este agua a la casa y presenta todas las materiae frente a las divinidades-primigenias; después mezcla el limo de la ribera y la arcilla de la puerta que recogió previamente y hace con esta mezcla al (la figura de la) divinidad-de-la-Sangre, ee!-'a-na-a! DINGIR-LUM (Vs. II 66-74)664, tras lo cual tritura “todos” los tipos de semillas, y hace con ellos un vaso kukulla y un kurtal que rellena con barro665 y los presenta delante de la divinidadde-la-Sangre (Vs. II 76-81). Entonces el oficiante se lava las manos con agua y 2nu u%a-a-tar ku-it PÚaz ú-da-a! nu ú-e-te-ni 3BAL-an-ti, 2el agua, que de la fuente tomó, en el agua 3se liba; esto es, el mismo agua que sirve para purificar la casa y las manos del oficiante es también ofrenda para la divinidad, como en CTH-384.10, “Fragmentos de plegarias a la diosa Solar de Arinna”666, que incide en esta concepción múltiple de los líquidos preciosos como el vino y en concreto del agua que les permite ser tanto materia como ofrenda. Después se sacrifica un cordero y su sangre se ofrece a la divinidad-de-la-Sangre, se invocan las divinidades-primigenias y se les pide que resuelvan el estado de impureza que pende sobre la casa y que tomen la maldad y la consignen a la divinidad-de-laSangre quien deberá llevársela consigo a la Tierra Negra y allí aprisionarla (Vs. III 4-12)667. E inmediatamente 13nu PA-NI DA.NUN.NA.GE4 DA-a-pí-in GIR-it ki-nu-zi 14nu-kán Ì LÀL GE%TIN u%aal-'i mar-nu-u%a-an-na A-pí 15an-da BAL-an-ti 1 GÍN KU.BABBAR-i%a-kán an-da pí-e!-!i-i%a-zi 161 GAD *A QA-TI da-a-i nu-kán DA-a-pí-in !e-er 17ka-ri-i%a-zi nu ki!-an me-ma-i DA-a-pí pár-ku-nu-maa!-za 18 GI%%Ú.A da-a nu-za-kán IGI-an-da pár-ku-nu-ma-a! KIN-TI a-ú, 13frente a las divinidades primigenias una fosa sagrada con un cuchillo abre, 14y allí aceite, miel, vino, u%al'i, marnuu%an a la fosa 15 dentro se liba; un siclo de plata allí dentro arroja, 16un paño para las manos toma y la sagrada fosa por encima 17cubre y de este modo habla: “¡DApi! 18¡la “silla de la purificación” toma, decide (el caso), las materiae mira!”668. Se ha abierto de nuevo una fosa, esta vez con un cuchillo, frente a las divinidades primigenias y en ella se realizan diferentes libaciones al tiempo que se deposita un siclo de plata, como se documenta también en la preparación de la !e'elii%a! u%atar en el “Ritual de Ammi"atna, sacerdote de Kizzuwatna, contra la impureza” (CTH-471)669, que con mucha probabilidad refiera a un suerte de pago, a otro tipo de ofrenda de reciprocidad, destinado a las divinidades por la ayuda prestada. Destaca en este paso la constatación de la igualdad del nombre de

662

Cf. 5.2.- El agua dulce como materia, p. 231, n. 59; 5.2.2.1.- Como término de comparación, p. 236ss., con notas.

663

Cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 247ss., con notas (= CTH-471); sobre el simbolismo de algunos números en la cultura hitita, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 178ss. sub §1.2.- Relieves 1-13, con notas; y 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 247, con notas. 664

Cf. H. Otten (1961), 127, n. 104; y 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 199, n. 958.

665

Para kukulla, cf. HED, K, 233-234, s.v: “a measure or quantity of semi-solids”; para kurtal, cf. Ibídem, 277-279, s.v: “crate, hamper, basket”; cf. también J. L. Miller (2008), 213. 666

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 227ss., con notas.

667

Sobre las divinidades como entidades para resolver conflictos y declarar la culpabilidad o inocencia en el proceso, cf. 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 308ss., con notas.; sobre la “fijación” de elementos nocivos para impedir que lo sigan siendo, cf. 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 201ss., sub §5.- Cámara D. 668

Para parkunu-, cf. CHD, P, 169-174, s.v: “1. to cleanse, clean, purify (…), 2. to declare or consider (a person) innocent, to exonerate, pardon, clear, to declare or consider (a cause or an action) just or right, justify, (…) 4. to clarify, (…) 6. to remove (impurities), purge”; 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 240, n. 121; y 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 309, n. 531. 669

Cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 247ss., con notas. También se documenta en CTH-481 Vs. II 56, “La Expansión del culto de la diosa de la Noche”, cf. J. L. Miller (2004), 284-285 (edición); Ídem. (2008), 227 (traducción).

5. Corpus de textos

329

la divinidad DApi perteneciente a aquellas-primigenias y de la fosa, acentuada en los dos casos por el determinativo divino; así como también el cubrir la fosa ritual con un paño para impedir que lo allí enviado pueda regresar a la superficie670. Se conmina a estas divinidades a que tomen la maldad de la que el oficiante trata de purificar la casa y que la arrastren al Inframundo. Para ello, y en el caso de que no cumplan con lo requerido, se les amenaza con su aniquilación usando como símil el mortero y el almirez que previamente el oficiante ha usado para triturar las semillas y con la ausencia de ofrendas que son la base de su alimentación diaria de modo parecido a como se documenta en algunos textos referidos al desastre que supone para los dioses la ausencia de las mismas debido a alguna calamidad sobrevenida a la población671 (Vs. III 26-31). Toma el oficiante tres pájaros, dos para las divinidades Anunnaki y uno para la fosa, y recita el mitologema que ha decidido este tipo de ofrenda para estas divinidades del Inframundo672 (Vs. III 32-38); arroja al fuego las aves e instala pajitas en la fosa673 para que a través de ellas las divinidades beban la cerveza que se les ofrece. Tras unas líneas muy fragmentadas, finaliza el primer dia del ritual (Vs. III 39-48). Al día siguiente continúan las ofrendas y los requerimientos a las divinidades del Inframundo, I$"ara incluida, para que se plieguen a las demandas del oficiante (Vs. III 49-Rs. IV 28). El siguiente paso del ritual consiste en dos conjuros de sustitución674, con una oveja y un cabra respectivamente, para alejar con ellas la amenaza que pende sobre la casa (Rs. IV 29-36). Le sigue inmediatamente otro conjuro basado en el agua en movimiento: 37ka-ri-iz-za-kán GIM-an URU-az !e-e-'ur IM-an 38a-ar-ri !u-u'-'a-ma-kán A-az a-arri 39na-at-kán GAM GI%%EN-az a-ar-ri ke-el-la URU-a! pár-na-a! 40#UL-lu-un EME-an ka-a-a! a-nii%a-u%a-ra-an-za 41QA-TAM-MA pár-ku-nu-ud-du na-at-kán ka-ri-iz a-ru-ni an-da pí-da-a-ú, 37Como la inundación desde la ciudad la orina (y) el lodo 38lava, el tejado debido al agua lava, 39y hacia abajo por medio del canalón lava, ¡que de esta ciudad, de esta casa, 40esta la malvada lengua se haga (lo mismo) (lit: “(ha) hecho”), 41(que) del mismo modo purifique y la inundación al mar consigo (se) lleve!”. El paso recalca que el objeto de purificación es la casa a través de metáforas basadas en elementos constitutivos de la misma como los canalones y el tejado, y del entorno donde se asientan, la ciudad, así como del agua en movimiento y su polo negativo pero catárquico que es su potencia destructora a través del término karitt-, inundación675. Añaden a la información contenida en las “Instrucciones” sobre la necesidad de los núcleos de población de gestionar la evacuación de agua sobrante y desperdicios, la indicación de que estas estructuras pertenecían efectivamente a la cotidianeidad de los asentamientos y de sus habitantes, aportando una prueba textual más para la identificación de muchas 670

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 286ss., con notas.

671

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 224, n. 12. La amenaza a las divinidades primigenias es de nuevo un topos que se recoge en, entre otros textos posteriores, la escena en la que La Celestina invoca a Plutón: “(…) Si no lo haces con presto movimiento, tendrasme por capital enemiga; heriré con luz tus cárceles tristes y escuras; acusaré cruelmente tus continuas mentiras; apremiaré con mis ásperas palabras tu horrible nombre. Y otra y otra vez te conjuro. Y así, confiando en mi mucho poder, me parto para allá con mi hilado, donde creo te llevo ya envuelto.”, cf. F. de Rojas (2004), 82-83. Cf. también C. W. Watkins (1995), 91: “(…) the proper form of a hymn, the proper ordering of ritual speech, compels the divinity” (cursiva en el original). 672

También se documenta este tipo de ofrendas de pájaros en, entre otros, los “Rituales funerarios” (CTH-450), KUB-30.24a+ Vs. I 15 (cf. H. Otten (1958), 58-59 (edición); A. Kassian, A. Korolëv y A. Sidel’tsev (2002), 380-381 (edición)); y en KUB-15.31 II 1-25 (CTH-484), “Ritual de evocación de DINGIR.MA# y Gul$e$” (cf. F. Fuscagni (ed.), hethiter.net/: CTH 484 sub §8’-§9’ (edición); cf. también E. Badalí (1991), 447). 673

En otros rituales que también giran alrededor de estas fosas, se menciona la instalación de escaleras para facilitar el acceso de las divinidades del Inframundo, como en el mencionado KUB-15.31 Rs. II 17-18 (CTH-484), “Ritual de evocación de DINGIR.MA# y Gul$e$” (cf. F. Fuscagni (ed.), hethiter.net/: CTH 484 sub §§9’ (edición). 674 675

Como se document en CTH-409, “Ritual de Tunnawii!a”, cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 304ss., con notas.

Sobre la relación agua-movimiento, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 226, con notas; para otros ejemplos de este tipo de metáforas, cf. p. 227ss., con notas; para karitt- y el polo negativo del agua, cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas, y 5.2.1.- Punitiva, p. 235, con notas.

330

El agua dulce en la cultura hitita

estructuras hidráulicas halladas en el registro arqueológico como sistemas de evacuación y no como conducciones de transporte de agua de uso productivo o de consumo humano, así como de datos sobre el tipo de cubierta más extendido, la realizada con vegetales, !u''-676. Por su parte, la mención al mar recoge la idea de las grandes masas de agua, informes e inabarcables, entendidas como aquellas primigenias en las que todo se disuelve y se confunde677. El ritual finaliza con el transporte de (las figuras de) las divinidades a la estepa y su fijación allí junto con las materiae del ritual, la última libación de vino y el sacrificio de un último cordero y ocho pájaros junto con otras ofrendas así como la última recitación insistiendo en que se lleven con ellas la causa de la impureza y la mantengan con ellas (Rs. IV 42-56)678. Este texto recoge las nociones más significativas del agua dulce ligadas a su simbología a pesar de que (D)ap/bi no sea una formación o estructura relacionada con el agua dulce: la característica del agua en la Naturaleza como elemento en movimiento, su uso para la limpieza y la purificación, la concepción de ríos y fuentes como lugares sagrados que lo son precisamente por su vinculación al agua dulce, la idea de las grandes masas de agua como materia primordial e informe de donde surge el Universo, la conexión entre ríos y fuentes con esta masa de agua primordial en virtud de su contacto con lo subterráneo, las unas, y su forma como senda, los otros; y el punto de unión que encuentran en este sentido a través de la fosa ritual, encarnada en la divinidad homónima. Porque estas fosas en sí mismas no tienen relación directa con el agua dulce si no es a través de la cadena de asociaciones simbólicas que las relaciona con el fluído por antonomasia y que decide que uno de los lugares donde han de realizarse sea el río y que solo con su limo y el barro de la fuente pueda darse forma a las divinidades Anunnaki. Porque a través de su irrupción en lo subterráneo comunican con la masa de agua primordial y en este sentido están ligadas a las fuentes y los ríos. Y porque consecuentemente, en ellas también se liba agua.

5.3.6.- DINGIR.KASKAL.KUR El término DINGIR.KASKAL.KUR es controvertido. Por una parte porque su equivalencia exacta en hitita es desconocida y por otra porque denota tanto un referente natural como artificial. Se documenta prácticamente siempre con el determinativo divino679, tanto en singular como en plural680, y lo hace en textos catastrales como punto topográfico, en tratados como marca de frontera y entre las divinidades garantes de los mismos junto a otras formaciones naturales como fuentes y ríos (Tab. 3); en plegarias, también siguiendo el esquema del elenco de divinidades de los tratados; en festivales, en un oráculo681 y también en la inscripción jeroglífica de la ‘Südburg’ (BO.AZKÖY-21)682. Se ha propuesto su equi676

Para las “Instrucciones”, cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas (= CTH-261), y p. 261ss., con notas (= CTH-257); para el registro arqueológico, cf. esp. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 122ss., con notas. 677

Y que retoma el concepto de apsû y el de 'un'uu%atar, cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222, n. 3, p. 223, n. 9, y p. 225ss., con notas; y 5.3.1.- Fuente, p. 274ss., con notas; cf. también J. Bottéro (1987), 64-65. 678

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 265ss., esp. 291, con notas. Una ceremonia similar se documenta en KBo-24.45+ Rs. 7-18 (CTH-479.2.A), “Ritual de Kizzuwatna”, cf. R. Strauß (2006), 315-316 (transcripción), 321-322 (traducción). 679

Cf. van Gessel, Onomasticon II, 679-680, s.v., III, 355, s.v. Excepto en un caso, VBoT-74 8’, cf. más abajo, p. 334, con notas. En KBo-24.130 Rs. 1 (CTH-573): ]˹D˺KASKAL.KUR#I.A[; KUB-26.39 IV 25 (CTH-39): ˹D˺KASKAL.KURME% 'u-u-maan-te-e! !al-la-i!; KBo-50.35 lk ‘6 (CTH-69.A): D?]˹KASKAL˺.KURME% 'u-u-ma-an-te-e!; (transcripciones propias). 680

En contextos muy fragmentados (CTH-573): KBo-24.130 Rs. 1’: ]˹D˺KASKAL.KUR#I.A[; y KBo-41.186 Vs. 7’, 8’? (CTH-573): 7’ D?]KASKAL.KUR#I.A-i%a 8’?: DKASKAL.KUR?]#I.A-i%a (transcripciones propias); cf. Th. van den Hout (2001), 423, 428 (mención KBo-24.130). 681

682

Cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 154ss., con notas.

5. Corpus de textos

331

valencia con el acadio illat683, pero desde el momento en que refiere a un lugar y no a un grupo de personas, esta traducción debe descartarse. Para su equivalencia con un punto topográfico se han sugerido “puesto militar”684, “paso de montaña”685, “dolina”686 y “río subterráneo”687. De estas cuatro propuestas la primera se descarta en estudios posteriores con el perfeccionamiento de los conocimientos en lengua hitita y no será tenida en cuenta aquí, como tampoco la propuesta de V. Haas de identificarlo con una estela griega del tipo “Hermes” porque el argumento resulta inconsistente688. De las tres restantes, las dos últimas, “dolina” y “río subterráneo” comparten la referencia a una formación kárstica, mientras que la primera, “paso de montaña”, puede referir tanto a una formación kárstica en la medida en que este tipo de erosión haya dado lugar al paso, como a una orogénesis. De entre todos los estudios que versan sobre el particular, en obras ad hoc o en comentarios de pasajes, es crucial aquel de E. I. Gordon porque reúne las atestaciones conocidas hasta su fecha de publicación y aporta la traducción que más influencia ha tenido en estudios posteriores basándose no solo en la filología sino también en la geografía hitita y la geomorfologia anatólica689. La confirmación de que se trata de un punto topográfico se encuentra en el texto catastral KUB-8.78 VI 1, 4 (CTH-239.2)690: 1[1 A.%À D]˹KASKAL˺.˹KUR˺ 1 ME *U-*I 6 gi(pe!!ar) GÍD.DA 4 1 A.%À DKASKAL.KUR A-NA KASKAL URU!Pu-u-nu-ma-a!-kán ZAG-za, Un campo del D KASKAL.KUR, 166 gi(pe!!ar) de largo 4Un campo del DKASKAL.KUR, (haciendo) con el camino de la ciudad de Punuma frontera691. Como se documenta en otros textos catastrales, algunas formaciones geológicas como fuentes y lagos sirven para ubicar y delimitar las parcelas al tiempo que reflejan el intento de ordenación eficiente de las mismas atendiendo a los recursos hidricos692. También como límite se documenta en KBo-5.13 I 30 (CTH-68), “Tratado entre Mur$ili II y Kupanta-Kurunta de Mira-Kuwaliya” (Tab. 3), asociado directamente a una localidad y dentro de un

683

Cf. E. Laroche, Rech., 94-95, s.v: dILLAT.ME%; E. I. Gordon (1967), 71, 74-75, y n. 3a; H. Otten (1976-1980), 463. Para el ac. illat, cf. CAD, I-J, 82, s.v: illatu A: “1. kingship group, clan, 2. confederates, clique, cohorts, 3. crew, 4. army, host, troops (always referring to the enemy), 5. donkey caravan (…), 6. collegium, 7. pack (of dogs); (…) ILLAT (KASKAL.KUR), cf. illat eqli, illu A”, 84: “The reading illatu for the logogram KASKAL+KUR (ILLAT) is restricted to OA and some SB passages (…) In all other texts, mainly omen texts, and in personal names (…) the sign is to be read tillatu (…) The reading illatu also occurs in reference to the god dKASKAL+KUR”; Ibídem, s.v: illat eqli: “cf. tillatu”; Ibídem, s.v: illu A: “playmate, partner”; Ídem., T, s.v: tillatu A: “ILLAT (KASKAL+KUR)”; AHW, A-L, 372, s.v: illatu(m): “Gruppe usw.” 684

I. Friedrich (1926), 116-117 (= CTH-68); E. Laroche, Rech., 94-95, s.v: dILLAT.ME%; J. Garstang y O. R. Gurney (1959), 60; cf. también E. I. Gordon (1967), 74. 685

F. Cornelius (1967), 62, y n. 5, contra I. Friedrich (1926), 116-117 (= CTH-68); E. Laroche, Rech., 94-95, s.v: ILLAT.ME%; cf. también H. Otten (1988), 34, y n. 16.

d

686

E. I. Gordon (1967), 70, y n. 2, pero nótese que un ponor es un abertura en la roca por donde una corriente fluye hacia un sistema kárstico y una “sinkhole” es una dolina; ambos son formaciones kársticas, pero el uno es un túnel y la otra una depresión (cf. 2.2.2.- Clima e hidrografía, p. 8, n. 33, y p. 9); J. Börker-Klähn (1998), 10-11; G. Beckman (1999c), 76 sub Nr. (= CTH-68), 110 sub Nr. 18B (= CTH-106.B.2), 114 sub Nr. 18C (= ‘Bronzetafel’, Bo-86/299, CTH-106.A.1). 687

E. I. Gordon (1967); cf. también H. Otten (1988), 33, y n. 14; O. Hansen (1998); P. Taracha (2009), 160, y n. 960; y n. precedente. 688

Cf. 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 80, n. 112.

689

Ídem. (1967).

690

Colación sobre KUB-8.78 de: V. Sou+ek (1959), 32-33 (edición); cf. también M. Paroussis (1985), 183, TABLEAU II sub 22-23; RGTC 6, 322, s.v: Punuma. 691

La lectura de URU en l: 4 se da por el contexto, pero la copia muestra un diáfano DINGIR (HZL nº 8), cf. RGTC 6, 322, s.v: Puruna. Y de hecho no se recoge en van Gessel, Onomasticon I, III. 692

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 254ss., con notas; 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 311ss., con notas.

332

El agua dulce en la cultura hitita

tratado693: [U%i5]-i%a-na-u%a-an-da DKASKAL.KUR ZAG e-e!-du, el DKASKAL.KUR de U!ii!anau!anda será la frontera694. En el mismo tipo de contexto aparece también en la ‘Bronzetafel’ I 24, 48 (Bo-86/299, CTH-106.A.1)695: 24(…) DKASKAL.KUR URUA-ri-im-ma-at-ta ZAG-a! i-i!a-an-za 48#UR.SAG *ar-la-im-mi-i! DKASKAL.KUR#I.A u%a-a-tar 'i-ni-na-ru-u-u%a-a! ZAG-a!, (…) el D KASKAL.KUR de Arimmatta como frontera (fue) establecido696 48(…) la montaña %arlaimmi, el D KASKAL.KUR, el agua del 'innaruu%a (son) frontera. Y en construcciones prácticamente idénticas en KBo-4.10 Vs. 19’, 28’ (CTH-106.B.2), “Tratado entre #attu$ili-III y Ulmi-Te$ub de Tar"unta$$a”697: 19’(…) DKASKAL.KUR URUA-ri-im-ma-at-ta ZAG-a! (…) 28’(…) #UR.SAG*ar-la-im-mii! DKASKAL.KUR#I.A u%a-a-tar "'i-ni-na-ru-u-u%a-a! ZAG-a!, 19’(…) los DKASKAL.KUR de la ciudad de Arimmatta (…) 28’(…) la montaña %arlaimmi, el DKASKAL.KUR, el agua del "'innaruu%a (son) frontera698; así como en otros textos de carácter “histórico”699. Estas atestaciones refuerzan la argumentación de que las formaciones naturales vinculadas al agua son lugares de extrema importancia para los núcleos de población a los que aparecen asociados en relaciones de posesión como se documenta con las tierras de cultivo y donde constituyen también límites700. Lo llamativo en estos dos tipos de texto, catastros y tratados, es que, a diferencia de como se documenta con otras formaciones geológicas y en especial fuentes y ríos, el DKASKAL.KUR va precedido prácticamente siempre del determinativo divino, lo que no deja lugar a dudas de que se trata de una divinidad o de un lugar divinizado. La diferencia fundamental en el uso de este término en estos dos géneros textuales es que en el primero se utiliza para delimitar parcelas agrícolas y en el segundo, grandes territorios701. Esto implica no solo una diferencia cuantitativa en la extensión del terreno delimitado, sino también que, como en el caso de las fuentes y otras masas de agua, el DKASKAL.KUR debe ser un lugar de sobra conocido, tanto para los lugareños como para las dos partes contrayentes del acuerdo político, debe aludir a una formación con agua702 que pueda ser aprovechada para la irrigación y excluye por razones topográficas obvias su traducción como “paso de montaña”. Esto significa que de las tres posibilidades de traducción expuestas más arriba quedan solo dos, “dolina” y “río subterráneo”, en cualquier caso una formación kárstica que contiene agua, que como fuentes y ríos tiene una connotación religiosa y que es conocida por la población por ser un recurso hídrico. Y 693

Colación sobre KBo-5.13 de: J. Friedrich (1926), 116-117 (edición); cf. también E. I. Gordon (1967), 71 sub (1) (edición del paso). 694

Para su posible localización, cf. E. I. Gordon (1967), 81-82 (fuentes del río Sakarya); M. Forlanini (1998), 222 (lago Emre-Gölu), ambos en el área de la “Región de los lagos” y el cauce alto del Sakarya, cf. 2.3.1.- Región de los lagos y curso alto del Sakarya, p. 12ss. 695

Cf. H. Otten (1988), 10-13 (edición); G. Beckman (1999), 114 sub Nr. 18C (traducción), traduce: “sinkholes (sic) of the city of Arimmatta” y “sinkhole of water…”; para esta ciudad, cf. RGTC 6, 32, s.v.; RGTC 6/2, 10, s.v.. 696

Para su localizacion, cf. 4.1.1.1.- Eflatun Pınar, Aslanta' y Fasillar, p. 71, n. 54; cf. también 4.1.2.1.1.- Hatip, p. 80, n. 112. 697

Colación sobre KBo-4.10 de: Th. van den Hout (1995), 26-27 (edición); cf. también E. I. Gordon (1967), 71-73 sub (2) y (3), y n. 6, 9 (edición de los pasos); H. Otten (1988), 33 (comentario); G. Beckman (1999), 110 sub Nr. 18B (traducción): “sinkhole (sic) of the city of Arimmatta” y “sinkhole of water…”. 698

Para el hapax 'innaruu%a, con glosa aquí pero sin ella en la ‘Bronzetafel’ I 48, cf. Th. van den Hout (1995), 57, con referencias señaladas; HHW, 50, s.v: “(unklarer hydronymischer Begriff)”; HW2, 599-600, s.v: “(eine Örtlichkeit?)”. 699

Cf. más abajo, p. 333, n. 703.

700

A este respecto ver también el paso contenido en estos dos tratados acerca del “agua por encima del monte Arlanta”, cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 257, n. 222. 701 702

Asi lo considera también M. Forlanini (1998), 221.

Como exponen también E. I. Gordon (1967), 75: “(…) all point to the term dKASKAL.KUR as likely to stand for a hydrological geographical feature”; H. Otten (1988), 34: “Die Angabe DKASKAL.KUR URUArimmatta läßt (…) an einen festen Punkt denken, (…) mit „Wasser‟ und einem hohen Berg.”

5. Corpus de textos

333

es principalmente debido a estos particulares, la presencia del determinativo divino y por tanto su connotación religiosa y su característica de punto conocido así como relacionado con el agua dulce que se menciona en las listas de divinidades al final de los tratados703 (Tab. 3) y que en relación a ellas se incluye igualmente en este tipo de menciones cuando aparecen en otras tipologías de textos, como en la “Plegaria de Mur$ili II contra la peste” (CTH-378.I)704 o los denominados “textos históricos”705. El término DKASKAL.KUR como divinidad a la par de fuentes y ríos a la que se realizan ofrendas se recoge también en textos de carácter religioso como KUB-25.44 II 25-26 (CTH-704.5.A), “Lista de divinidades hurritas en Festivales/rituales”706: 25ma-a'-'a-an-˹ma˺ i!-pa-an-za ˹ki˺-!a-ri naa!-ta 1 [UDU?] 26 LÚSANGA DU I*-TU KA% A-NA DKASKAL.KUR !i-pa-an-ti, pero cuando anochece, una [oveja?] 26el LÚSANGA del dios Tormenta con cerveza al DKASKAL.KUR liba. Y en un texto similar, IBoT-1.17 III 5’-9’ (CTH-705), también “Lista de divinidades hurritas en Festivales/ rituales”, se le realizan igualmente ofrendas, esta vez con la participación de la pareja real707: 5’nu LUGAL-u! MUNUS.LUGAL-a! [ 6’PA-NI DKASKAL.KUR ti-an-˹zi˺[ 7’nu LÚ#AL NINDA.GUR4.RA[ 8’pár-!i-i%a GE%TIN-i%a[ 9’!i-pa-an-ti[, 5’El rey (y) la reina [ 6’frente al D KASKAL.KUR se coloca[n 7’y el LÚ#AL un pan graso[ 8’rompe (y) vino[ 9’liba[708. Todos los pasos recogidos anteriormente, excepto el texto catastral KUB-8.78, han sido recogidos en el estudio de E. I. Gordon quien, de ellos y de la morfología del Tauro Central y de la región de Anatolia del sur, así como de paralalelos con textos e inscripciones en acadio en las que se recoge el nombre del Balih escrito con la forma DKASKAL.KUR, deduce que debe tratarse de una característica especial de este río, en concreto entre los enclaves de Urfa y Harran709. Teniendo en cuenta la karsticidad de la zona y las referencias contemporáneas al autor sobre la existencia de cauces subterráneos en este área, concluye que debe tratarse de un “ponor, düden, katabothron”710. Sin embargo, como se ha visto711, una “düden” es una dolina y un ponor es una suerte de túnel, por lo que, y sin pretender que las categorías modernas deban adaptarse o encontrar un correlato en las lenguas 703

Cf. también E. I. Gordon (1967), 73 sub (4), 75; H. Otten (1988), 33 (aunque su mención de KUB-26.39 IV 25: KASKAL.KUR 'u-u-ma-an-te-e! !al-la-i! [transcripción propia]; no pertenece a CTH-42, sino a CTH-39, “Fragmentos históricos antiguo hititas”, cf. hethport.uni-wuerzburg.de/HPM/hethportlinks.html; cf. también E. I. Gordon (1967), 73, y n. 12 sub (6); O. Carruba (1988), 70: CTH-43); G. Beckman (1999c), 47 sub Nr. 6A (= CTH-51), 53 sub 6B (= CTH-52), 92 sub Nr. 13 (= CTH-76), quien no recoge la mención en CTH-69 y traduce como “underground watercourse(?)”, excepto en la referencia a CTH-68, CTH-106.B.2 y la ‘Bronzetafel’ (Bo-86/299, CTH-106.A.1) que traduce como “sinkhole(s)”, cf. p. 331, n. 686. Cf. también 5.3.1.- Fuente, p. 276 y Tab. 3, para el orden en que suelen aparecer las divinidades al final de los tratados. ˹D˺

704

KUB-14.14 Vs. I ‘5: DKASKAL.KURME%-i%a (transcripción propia), cf. E. I. Gordon (1967), 73 sub (5) (edición del paso); I. Singer (2002), 61 sub Nr. 12: “underground watercourses” (traducción); J. Klinger (2013), 115: “unterirdische Wasserläufe” (traducción); cf. también H. Otten (1976-1980), 464. 705

Cf. más arriba, p. 333, n. 703.

706

Colación sobre KUB-24.44 de: E. I. Gordon (1976), 74 sub (7) (edición del paso); I. Wegner (2002), 165 sub Nr. 72 (transcripción), de quien es la reintegración. 707

Colación sobre IBoT-1.17 de: E. I. Gordon (1976), 74 sub (8) (edición del paso); I. Wegner (2002), 167 sub Nr. 74 (transcripción). 708

Para el



#AL, cf. F. Pecchioli Daddi (1982), 312-317, s.v.; A. Taggar-Cohen (2006), 5, 180, 208 sub C).

709

E. I. Gordon (1976), 77-79, con referencias señaladas; cf. también E. Reiner (1958), 41 (= %urpu-VIII, l: 39) (edición); R. Labat (1988), 107 sub Nr. 166: “KASKAL.KUR.A le fleuve Bali", eau souterraine.”; RGTC 3, 277, s.v: Bali": “(…) d KAS.KUR”; A. Archi (1992), 8-9 (= Emar-VI.3, 378.19-20, 379.8-9), y n. 16; V. Haas (1994), 470, 574, esp. 396: “In einer eblaitischen Beschwörung (…) ist sie (I$tar) zusammen mit der Flußgöttin Bal7"4 angerufen.”, y n. 138 (para la relación entre el logograma I*TAR y las fuentes, cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 279, n. 350); R. Borger (2004), 103 sub Nr. 304; así como M. Forlanini y M. Marazzi (1986), Tav. XVIII-XX; TAVO B-II-14; TAVO B-III-6; 2.7.- Anatolia del sur, p. 21ss., y 2.8.- Conclusión, p. 22, n. 146. 710

E. I. Gordon (1976), 79-80, esp. 80: “(…) dKASKAL.KUR is “ponor, düden, katabothron” ”.

711

Cf. más arriba, p. 331, n. 686.

334

El agua dulce en la cultura hitita

antiguas, se hace necesaria una desambiguación en la medida que permitan los textos. En una mención que aúna los textos tratados en una referencia a un punto topográfico en relación con un núcleo urbano y a un lugar sagrado se encuentra KUB-60.148 I 1-14 (CTH-678) “Fragmentos de ritual de Nerik”712: ˹lu˺-uk--ti-ma-kán [LUGAL-u!] 2 URU$a-an-'a-na-az [ú-iz-zi] 3nu I-NA URU$a-at-˹te˺[ 4an-da-an I*-TU GI%[GIGIR] 5pa-iz-˹zi˺ 6ma-a-na-a!-ta LUGAL MUNUS.[LUGAL] 7D KASKAL.KUR-a! !a-ra-a [ ] 8a-ra-an-˹zi˺ 9na-an-za-an a-ú-ri-[in] 10'al-ze-e!-!a-an[-zi] 11 URU Ta-!i-mu-az [ 12ta-kán LUGAL-[u!] 13I*-TU GI%GIGIR [kat-ta] 14ti-i%a-˹zi˺ 1 A la mañana siguiente [el rey] 2desde la ciudad de #an"ana [viene] 3y a la ciudad de #atte-[ 4 dentro de un [carro] 5va. 6Cuando desde allí el rey (y) la rei[na] 7el DKASKAL.KUR [ ] 8 suben 9y a él la torre 10llama[n,] 11desde la ciudad de Ta$mu, [ 12 allí el re[y] 13desde el carro 14 desciende713. 1

Pero en este texto se añade una nueva connotación al término al mencionar que se puede subir por encima de él (ll: 7-8) lo parece excluir que se trate de una dolina714, como también de un lago formado o no en una dolina715. En VBoT-74 1-8 (CTH-832), “Fragmentos de contenido diverso”, se documenta de nuevo el D KASKAL.KUR aunque en un contexto muy fragmentario716: 1’

nu-za LÚ#AL [ ] 2’me-ma-al I*-[TU ]-x iz/GI%?[-x ] 3’A-NA DKASKAL.KUR#I.A [!i-pa-an]˹zi˺ x[ ] 4’*A KASKAL#I.A D˹KASKAL˺.KUR#I.A URU[ ] 5’pa-i!-kán-zi ta-a ma-a[-an ] 6’pé'u-ta-an-zi nu na-a!-[!u? 7’na?]-a!-!u i!-'ar 'al-za-a-i [ 8’]-x %UME% KASKAL#I.A KASKAL.KUR˹#I?˺.A[ ]717 1 El LÚ#AL [ ] 2’ memal fre[nte ]-x iz/GI%?[-x ] 3’a los DKASKAL.KUR [lib]a [ ] 4’de los caminos (a) los DKASKAL.KUR de la ciudad[ ] 5’van a cada uno/repetidamente y s[i ] 6’llevan, o bien? [ 7’o?] bien la sangre llama [ 8’]-x, las manos, los caminos, a los KASKAL.KUR. De este pequeño texto puede extraerse, en línea con los anteriores, que los DKASKAL.KUR se asocian a núcleos de población y que allí reciben ofrendas, como sucede con las fuentes y los ríos. Y sin embargo este término no se recoge en ninguno de los textos catalogados como “Instrucciones” (CTH-257 y CTH-261) como sucede con las fuentes y los ríos en un sentido religioso, y los luli(i%a)en un sentido utilitario. El motivo quizá habría que buscarlo en que las “Instrucciones” refieren al mantenimiento y conservación de estructuras, no de lugares naturales; pero sigue resultando extraño que no se los aluda en las disposiciones que versan sobre el culto a estos lugares718, lo que indica que aunque eran concebidos como (potencialmente) sagrados, no recibían culto, como sucede con las

712

Colación sobre KUB-60.148 de: D. Groddek (2006), 148 sub Nr. 148 (transcripción), de quien son las reintegraciones; H. Otten (1988), 34, y n. 15 (edición 6-11); cf. también V. Haas e I. Wegner (1991), 172. 713

Para la ciudad de #an"ana en l: 2, cf. RGTC 6, 76-77, s.v.; RGTC 6/2, 25, s.v.; la ciudad de #atte- en l: 2, no se recoge en estas obras; para !ara ar- en ll: 7-8, “subir (por encima de)”, cf. HW2, A, 205, s.v: ar- Med. II. 714

Cf. H. Otten (1988), 34, contra E. I. Gelb (1976).

715

Contra O. Hansen (1994), esp. 228; M. Forlanini (1998), 221, y n. 9; y M. C. Trémouille (1998), 186, 192, y n. 17, 54.

716

Colación sobre VBoT-74 (Sayce-3) de: E. I. Gordon (1967), 74 sub (9) (edición del paso).

717

La lectura de #I en DKASKAL.KUR#I.A en l: 8 es dudosa, parece que hay trazas del signo antes de A, pero la copia refleja el mal estado de la tablilla en este punto y no es posible asegurar nada; por su parte el signo DINGIR (HZL Nr. 8) no existe en la copia, aunque E. I. Gordon (1976), 74 sub (9) transcribe “DKASKAL.KUR#I.A”. 718

Para las disposiciones sobre el mantenimiento de estructuras, cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas (= CTH-261); p. 261ss., con notas (= CTH-257); para las disposiciones sobre el culto, cf. 5.3.1.- Fuente, p. 267ss., con notas; 5.3.2.- Río, p. 296ss., con notas

5. Corpus de textos

335

fuentes. Las ll: 1-3 recuerdan a los rituales de Evocación en los que se conjura a una o varias divinidades realizando sendas con materias diversas, ofreciendo libaciones y en muchos casos usando un altar. En este sentido cabe recordar el “Ritual de evocación a los dioses del Cedro” (CTH-483) en el que estas divinidades son llamadas desde diversos lugares naturales y desde el fuego719. Este paso donde el término se relaciona con caminos apunta a un significado como “río subterráneo” o ponor en la medida en que los ríos son “caminos” y el DKASKAL.KUR es un fenómeno kárstico. Y esta posibilidad es compatible con el paso precedente de CTH-678 en el que se dice que se “sube por encima” de él. Aunque en un contexto muy fragmentado, también en KuT-27 Vs. 13’ (KuSa-1/1.15, CTH-530), “Fragmentos de Inventarios de culto”, parece recogerse el término720: [ ]˹DKASKAL˺.˹KUR?˺-la-za LÚME% ZI.KIN 'u-˹u%a˺-˹er˺, desde el DKASKAL.KUR los hombres de la 'uwa!i- (se) fueron. En el caso de que la lectura sea correcta, este paso aporta el complemento fonético para el término, verosímilmente -(u)l-721, más la terminación de abl. sing., -(a)za. Finalmente, la última atestación de este término en la documentación hitita es la l: 18 de la inscripción de la ‘Südburg’ (BO.AZKÖY-21): DEUS.*202, (DEUS)VIA+TERRA; esto es, una transposición al jeroglífico del cuneiforme DKASKAL.KUR, acompañada de la afirmación de que fue construido en ese mismo lugar y relacionándolo por tanto con la misma ‘Kammer 2’722. Se trata de la única atestación que refiere inequívocamente a una estructura. Ello, y la mención del término en el “Tratado entre Muwatalli II y Alak$andu de Wilu$a” (CTH-76) (Tab. 3), indujo a M. Korfmann, excavador de Troya, a identificar este término con una fuente subterránea de la ciudad (cuadrículas s-z/13-16) en uso desde el III mil a.C. y ampliada hasta época bizantina y en principio similar a la ‘Quellgrotte’ de #attu$a, aunque las nuevas excavaciones revelaron las similitudes del lugar más con la ‘Galleria’ de Arslantepe y estructuras afines que con esta fuente de la capital hitita723. Pese a todo, semejante identificación está lejos de quedar probada, especialmente porque nada indica que este D KASKAL.KUR de Wilu$a debiera hallarse en la parte baja de la ciudad (y no en su territorio como se documenta en otros tratados) y porque caso que efectivamente hubiera que identificarlo con el acuífero de Troya, contrastaría con la ausencia de mención alguna de este término para referir a las fuentes intramuros de #attu$a que se denominan en la documentación textual hitita, cuando lo hacen, con el término luli(i%a)-724. Pero esta transposición del término DKASKAL.KUR al jeroglífico enlaza con el paso mencionado anteriormente en el que la pareja real “sube” por encima de este lugar. En este sentido podría ponerse en relación con la ‘Kammer 2’ del Complejo de la ‘Südburg’, donde, a

719

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 287ss., con notas.

720

Colación sobre KuT-27 de: G. Wilhelm (1997), 21-22 sub Nr. 5; J. Hazenbos (2003), 157, y n. 186, 187 sub Nr. 54.

721

Cf. H. A. Hoffner y H. C. Melchert (1998), 107-108 sub 4.66. Cf. también más abajo.

722

Cf. 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, p. 154ss., con notas. Para más atestaciones en jeroglífico del I mil a.C., cf. E. Masson (1979), 228, 230-231, 234, 239; J. Börker-Klähn (1998), 10, y n. 6; CHIL I/1, 288, 292-293 sub V.1, §7, 301-304 sub V.4, Side A, §3. Sobre la semiología del signario jeroglífico, cf. I. Klock-Fontanille (2011), esp. 200: “Le sygne iconique ne reproduit pas un object brut, mais un stéréotype culturellement codifié”; y 3.2.1.3.Símbolos, p. 51, n. 168. 723

Para Troya, cf. M. Korfmann (1999), 2, 22-25, Abb. 1, 20-21; Ídem. (2001), 36-40, Abb. 1, 30-34, esp. 39: “The deity KASKAL.KUR (…) KASKAL means “path” or “tunnel” (sic!); when it is linked with KUR, one must assume “underworld” or “subterranean”. That evidently means, with reference to Wilusa, this man-made complex”; Ídem. (2002), 20-23, Abb. 1, 17-21; J. Latacz (2003), 10-11, Fig. 10, esp. 10: “(…) (KASKAL.KUR) was used by the Hittites to designate subterranean rivers that surfaced above ground as springs” (sic!); cf. también H. Ehringhaus (2005), 34-35; para la ‘Quellgrotte’, cf. 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, p. 159ss.; para este tipo de fuentes y paralelos, cf. 4.1.4.3.- Fuentes, p. 128, y n. 455, contrástese con 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’,, p. 159, n. 697. 724

Cf. 5.2.1.- Punitiva, p. 234ss. (= CTH-264); 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss. (= CTH-261) y p. 261ss. (= CTH-257); cf. también 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 311ss.

336

El agua dulce en la cultura hitita

pesar de que la forma original del conjunto “Cámara-Estanque 1” no se haya conservado y no sea posible afirmar que se pudiera “subir” por encima, la fosa a los pies de la figura del dios Sol de la pared del fondo de esta Cámara podría efectivamente ser el DKASKAL.KUR y el hecho de que esta misma Cámara sea una estructura no muy grande a la misma altura que el borde del Estanque 1 no excluye tampoco que se pudiera “subir” por encima de ella, y por tanto, del DKASKAL.KUR. Pero si el DKASKAL.KUR denota un ponor, o incluso un río subterráneo, llama la atención la ausencia del término en la inscripción de KÖTÜKALE (ca. s. XII a.C.) situada en el margen izquierdo de una de estas formaciones y en cuya l: 4 se lee SCALPRUM-na VIA-na i-zi-˹'a˺, esta “vía pétrea” construí725, una frase de estructura idéntica a la de la ‘Kammer 2’. De los textos analizados, solo en KUB-60.148 I 7 (jh), KuT-27 Vs. 13’ (sjh) y KBo-41.186 Vs. ? 7’, 8’ (mh) se documenta DKASKAL.KUR con terminación: -a!, -la-za e i%a, respectivamente. E. I. Gordon propuso identificar el DKASKAL.KUR con el hit. duu%adu(na)- a partir de KUB-2.1 IV 31-33 (CTH-682.1.A), “Festival para todas las divinidades LAMMA”, la única atestación con terminación de caso disponible en esa fecha, donde se menciona (l: 33) en un esquema igual al de las divinidades garantes de los tratados junto a montañas y ríos726: 31[DA-a-]˹la˺-a! #UR.SAGME%-a! 'u-u-mata-a! 32[DA-a-]˹la˺-a! ÍDME%-a! 'u-u-ma-an-ta-a! 33[DA-a-]˹la˺-a! du-u%a-du-na? 'u-ma-an-ta-a!, 31 [Al]a de todas las montañas, 32[Al]a de todos los ríos, 33[Al]a de todos los duu%adu(na)-. Ahora, si D KASKAL.KUR es duu%adu(na)-727, la equivalencia es posible solo en KUB-60.148 IV 33, no en KuT-27 Vs. 13’, donde no encontraría razón el “infijo” -la-; ni en KBo-41.186 Vs. 7’, 8’?, donde la terminación en -i%a excluye un tema en -a728. Esto implica que las atestaciones se anulan entre sí para un mismo equivalente del término en hitita, aunque es cierto que KuT-21 Vs. 13’ es excesivamente fragmentario y de que a pesar de que -la-za sea bien visible, DKASKAL.KUR no lo es, por lo que su misma atestación resulta cuestionable. Se trata así del mismo problema subyacente al sumerograma PÚ para el que tampoco hay hasta la fecha un(os) equivalente(s) hitita(s) seguros729. Continúa resultando plausible la propuesta de E. I. Gordon de hacer equivaler duu%adu(na)- con D KASKAL.KUR solo en el caso de que refiera a uno de los varios términos hititas que parecen esconderse tras este sumerograma compuesto. Por otra parte, existe también otro término con el que sería plausible hacer una equivalencia, dundumar, recogido en el ya tratado KBo-23.27+ (CTH-776), “Relato mitológico: Te$ub y los ríos”, que al igual que el anterior resulta ser un hapax730 y que podría también acoger la terminación de caso en -a!731 de KUB-60.148 I 7 pero ninguna de las otras dos. Parece también referir a una formación kárstica y en KBo-23.27+ se relaciona con la construcción de fuentes, bien en manantiales, bien en nacimientos de ríos, lo que no contradice la mención en KUB-60.148 I 7. Vistas las contradicciones entre las diferentes posibilidades, continúa abierta la cuestión de la equivalencia exacta en hitita del término DKASKAL.KUR, pero se confirma la posibilidad de que haya más de una. Para intentar dilucidar el significado simbólico y último del término se ha propuesto también su

725

Cf. CHIL I/1, 299-301, esp. 300, CHIL I/3, Pls. 139-141; cf. también 3.4.- Conclusión, p. 64, n. 245.

726

Colación sobre KUB-2.1 de: E. I. Gordon (1967), 82 (edición del paso); A. Archi (1975b), 101 (mención), 112 (transcripción), y n. 65; G. McMahon (1992), 112-113 (edición), y n. 149; D. Groddek (2009), 8 (transcripción). 727

HEG, T, 498, s.v: “unterirdisches Wasserlauf(?)”, pero nótese que esta definición deriva la propuesta de E. I. Gordon ya que se trata de un hapax. 728

Cf. H. A. Hoffner y H. C. Melchert (1998), 79-83 sub 4.2-8.

729

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 265, n. 264.

730

HEG, T, 441, s.v: “(Nomen u.B)”. Para este texto, cf. 5.3.2.- Río, p. 296ss., con notas.

731

Cf. H. A. Hoffner y H. C. Melchert (1998), 114-117 sub 4.80-84.

5. Corpus de textos

337

comparación con las diferentes expresiones sumerias que refieren a una “vía al Inframundo” a través especialmente de su escritura en jeroglífico, (DEUS)VIA+TERRA732, y equiparándolo en esta función con ríos y (D)api733. Ello sin embargo no explica porqué el término no se documenta en ningún ritual orientado a acceder al Inframundo como sí lo hacen ríos y (D)api, ni el porqué de su construcción en el marco de una acción que celebra los triunfos del monarca en sus conquistas militares; ¿quizá en alusión al DKASKAL.KUR de Arimmatta atestiguado como marca de frontera en los tratados con Tar"unta$$a en una suerte de apropiación de un lugar con un fuerte simbolismo para el territorio conquistado?, ¿como un modo de resaltar la invencibilidad del rey quien gracias a sus características fenomenales es capaz de reproducir un elemento natural de tan importante significado?, ¿como una manera de vincularse a su predecesor Tud"aliya-IV en la construcción de estructuras relacionadas con el agua dulce? Desafortunadamente no hay una respuesta segura a estas preguntas, pero sí puede concluirse que el caracter conmemorativo de la inscripción, sus numerosas referencias a hazañas militares y las posteriores ofrendas a las divinidades de #atti están relacionadas con esta ‘Kammer 2’ además de con el ‘Teich 1’ y posiblemente también con el ‘Teich 2’. En resumen, el término DKASKAL.KUR se recoge, salvo en una única ocasión, siempre con el determinativo divino, tanto en plural como en singular, en referencia a un lugar en la Naturaleza y a una estructura, en textos de géneros diversos (catastros, rituales, tratados –como marca de frontera y como divinidad garante del mismo–, plegarias, Inventarios de culto, oráculos y textos “históricos” e inscripciones “conmemorativas”) y en contextos con otras divinidades “menores” en el culto oficial pero “principales” en los cultos locales, como fuentes y ríos. De sus atestaciones como límite de parcelas agrícolas y como marca de frontera se colige que refiere a un fenómeno kárstico y que contiene agua de forma permanente, y de una de ellas (KUB-60.148) se deduce además que se puede subir a él. El hecho de que sea usado para referir al Balih lo relaciona con su desaparición en el área entre Urfa y Harran y por tanto con “río subterráneo”, como apuntaba E. I. Gordon en una de sus propuestas. Pero también con “ponor”, y es precisamente en esta acepción que encuentra una equivalencia más precisa con KUB-60.148 donde se dice que se puede subir por encima de él y con BO1AZKÖY-21 en su referente como una estructura, la ‘Kammer 2’. En las atestaciones no hititas se recoge en rituales y se documenta como díada asociado a la diosa I$tar y/o a divinidades del Inframundo, lo que es consistente con la interpretación de este término como fenómeno kárstico que contiene o se asocia al agua, como las fuentes, derivada de los textos hititas. Las terminaciones de casos, atestiguadas en dos pasos de manera segura y en uno solo hipotéticamente, apuntan a más de una palabra hitita detrás del término. En el plano religioso-simbólico, en vista de que la equivalencia con un río subterráneo y/o un ponor es prácticamente segura y de que ambos pueden devenir en accesos al Inframundo, la equiparación funcional del DKASKAL.KUR con un Dapi- y sus derivados es también plausible. De todo ello puede concluirse, aunque de manera solo provisional hasta la aparición de nuevos datos, que dos de las propuestas de E. I. Gordon continúan siendo válidas: la de “ponor” y la de “río subterráneo”, porque no es seguro que en hitita hubiera esta desambiguación y porque ambas formaciones están relacionadas por referir de modo general a la filtración bajo tierra de un cauce.

732

E. Masson (1979), 228, 230-231 sub nº 202; J. D. Hawkins (1995), 45; D. Katz (2003), 18-23, 63-112; esp. 9 (KASKALBAR-RA-ZU), 330-331 (˹KASKAL˺-[KUR]-RA); Ídem. (2005), 180, 183, 186, 189, 193, 198 y n. 3, 19, 40; A. Archi (2007b), 186-187; P. Taracha (2009), 160, y n. 958. Cf. también 5.3.1.2.- Como senda, esp. p. 286, n. 393, p. 287, n. 401, y p. 291; 5.3.2.- Río, p. 294ss., con notas (= CTH-457.7.1); y 5.3.2.2.- Como senda, p. 302ss. 733

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 286ss., con notas; 5.3.2.- Río, p. 294ss., con notas; 5.3.2.2.- Como senda, p. 302ss., y 5.3.5.Dapi- / Dabi-, p. 323ss., con notas.

338

El agua dulce en la cultura hitita

5.4.- Conclusión Las ocurrencias del agua dulce en el corpus textual hitita, mencionada como fluído o en referencia a su origen (fuente, río, etc.), se documenta en todos los géneros literarios734, desde “Instrucciones” a rituales mágicos, pasando por mitos, textos “históricos”, catastros, cartas y plegarias. Ello no hace sino mostrar el hecho indiscutible y evidente de que es absolutamente necesaria para la vida y que de esta necesidad y presencia permanente en la cotidianidad de las personas deriva su inclusión en los diferentes géneros con una o más de sus connotaciones. Así, en aquellos textos que refieren hazañas bélicas se documenta de modo genérico y en alusión a su importancia para los asentamientos, como sucede en los tratados, pero en ellos, además, y como se documenta igualmente en los catastros, se menciona también como hidrónimo, generalmente bajo los términos “fuente” y luli(i%a)-. En los textos de contenido religioso como mitos, plegarias y rituales mágicos, su significado como elemento indispensable para la vida adquiere las connotaciones de “caldo” primordial, de “sopa cósmica”; de limpieza, de potabilidad735 y/o de movimiento, y con este último también la de indicación del fin del trayecto, la Tierra Negra. Y dentro de todos los géneros, las frases hechas, o “refranes”, o “fórmulas”, señalan aún más claramente su carácter diario por pertenecer indiscutiblemente al lenguaje cotidiano eligiendo de entre todas las connotaciones aquella(s) más indicada(s) a la construcción del significado final de la frase, de ahí la expresión “fuente de sabiduría” o la comparación de ineficientes guerreros en carro con “carros y/o personas de agua”. Esto es, el agua es un motivo transversal en la documentación hitita. A pesar de la atestación del agua y sus diversas formas en la documentación escrita, es sin embargo cierto que el extenso campo semántico hitita que refiere a ella no ha encontrado aún todas sus correspondencias en las lenguas modernas. La traducción –en la medida que permiten las ocurrencias– de este léxico en el presente trabajo no ofrece únicamente una ecuación formal, una equivalencia de referentes, sino que persigue conocer también su significado, o lo que es lo mismo, las connotaciones culturales amplias que contienen los significantes736. Por ejemplo, la palabra u%attaru significa “fuente”, pero conocer este significado no dice nada sobre lo que “fuente” significa en la cultura hitita737. Solo a través del estudio de sus ocurrencias en los diferentes géneros textuales se puede arrojar luz sobre su significado cultural. En este sentido, conviene “separar” estos géneros en los que se documenta el agua dulce y que la recogen tanto en su vertiente puramente profana y utilitaria como en aquella simbólica y religiosa, tanto en su carácter necesario para la supervivencia como en su vertiente destructiva, como elemento indispensable de la higiene de personas y objetos y como tabú en algunos casos particulares, para después volverlos a unir en una categoría amplia que las agrupe a todas ellas y discernir la posición que ocupa en la cultura y los diversos significados puntuales que un mismo término puede adquirir dependiendo del contexto738. Y es así como se puede

734

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 284, y n. 383.

735

Como en CTH-776, cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 243ss., con notas.

736

Cf. C. Watkins (1995), 10: “(…) signifiant, the “signifier”, (…) signifié, the “thing signified” ”; Ídem, 7: “Language is linked to culture in a complex fashion (…) the lexicon of the language (…) affords an effective way (…) to approach or access the culture of its speakers.” En semiótica el principal exponente de este “triángulo” significante-significado-símbolo es Ch. S. Pierce, mientras en antropología es E. E. Evans-Pritchard: “(…) ango significa “perro”, pero esto nada nos dice sobre lo que un perro significa para los nativos”, ápud M. Cantón Delgado (2001), 176, n. 8. 737

Parafraseando a E. E. Evans Pritchard; cf. también C. Watkins (1995), 7: “(…) we have not only reconstructed a word for ‘dog’, but we have postulated an item of the material culture”. 738

Cf. C. Watkins (1995), 50. O al “juego del lenguaje” siguiendo a L. Wittgenstein (1992), 63-85, esp. 65: “No partimos de palabras determinadas, sino de ocasiones y actividades determinadas.”

5. Corpus de textos

339

concluir que la “fuente” es una divinidad en sí dadora del agua dulce que permite la vida, que comunica con el Inframundo en un sentido ascendente y que por estas cualidades es uno de los escenarios principales de los rituales mágicos de purificación. Tras esta esta primera fase en la investigación emergen las conclusiones principales de todas las ocurrencias simbólico-religiosas del agua dulce, el énfasis puesto en subrayar su pureza intrínseca derivada de ser el elemento por antonomasia de la higiene y su movimiento como su característica principal739, incluso en aquellas menciones de carácter religioso del término luli(i%a)- donde se equipara como pars pro toto con una fuente, pero no así en sus ocurrencias profanas, donde la necesidad de referir a volúmenes de agua estancada, como en el caso de los lagos o los recipientes, se superpone a estas connotaciones de movimiento y pureza. A pesar de que no se explicite, esta unión de agua y movimiento refleja no solo una primera observación del entorno, sino también una observación más profunda que constata la insalubridad, y por tanto también impureza, de las aguas estancadas en las que crecen plantas acuáticas y proliferan los insectos, aguas oscuras, muertas. La parálisis, la ausencia de movimiento, puede entonces equipararse a la muerte, y lo hace de modo claro a través del término 'a''ima- en el “Mito de la desaparición y hallazgo del dios Sol” (CTH-323)740. Es por tanto el movimiento como constituyente fundamental del agua lo que la hace sobresalir como materia y como referente simbólico que se sobrepone a aquel de su indispensabilidad, su limpidez y su potabilidad. Evidentemente, dependiendo del género al que pertenece el texto, esta propiedad del agua en la Naturaleza encontrará una lectura particular, y así en los textos catastrales aparece diluída en su uso como marca de límite entre parcelas mediante la simple mención de “fuente” que define el término en un nivel puramente geomorfológico como un punto de salida del agua a la superficie, esto es, un punto del terreno desde el que el agua fluye; mientras que en textos mágico-religiosos esta propiedad aparece referida mediante los verbos que la acompañan, como en la expresión el “río fluye”741, o mediante descripciones explícitas, “Como tú, manantial, desde la Tierra Negra la arcilla [junto al agua] nuevamente hacia arriba una y otra vez manas”742. De las diferentes procedencias del agua, ríos, fuentes, lagos, estanques y DKASKAL.KUR, solo aquellas que efectivamente incluyen en su significado la connotación de movimiento aparecen sacralizadas. Incluso en el caso de fuentes y ríos documentados sin determinativo divino, su carácter sagrado en sí, su divinidad, se colige diáfanamente de aquellos textos que prescriben la celebración regular de las acciones cultuales a ellos dedicadas, como las “Instrucciones a los Gobernadores de Provincia”, así como de su inclusión en las listas de divinidades cuando estas tienden a la completitud, a abarcar todas las divinidades existentes (Tab. 3). Solo el término luli(i%a)- está ausente siempre de estos elencos totalizadores, mientras DKASKAL.KUR se recoge de forma ocasional. Respecto al primero, el motivo es con mucha probabilidad su referencia a agua estancada excepto en las ocurrencias en que es pars pro toto de una fuente artificial, pero en ese momento pasa a denotar “fuente” por lo que no es necesario incluirlo en la lista puesto que ya es referido a través de este término. Además, no se atestigua ninguna celebración dedicada al luli(i%a)-, nunca es protagonista de una de ellas aunque sí puede ser parte integrante; y en los casos en que es necesario advertir su sacralidad va precedido de !uppi-, como en la onomástica del monarca homónimo %uppiluliuma. Respecto al DKASKAL.KUR es complejo discernir el motivo de sus escasas apariciones en la 739

Y de hecho, el jeroglífico para AQUA es *212, FLUMEN, donde esta relación es más evidente en el significante que bajo *215, FONS, cf. M. Marazzi (1990), 171-172 sub nº 212; Ídem. (1998), 51 sub *212 y *215, 71 sub AQUA. Sobre este particular, cf. 5.3.6.- DINGIR.KASKAL.KUR, p. 335, con notas. 740

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 226, n. 27.

741

Cf. 5.3.2.- Río, p. 292, y n. 429.

742

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 290ss., con notas (= CTH-409.I.A).

340

El agua dulce en la cultura hitita

documentación. Quizá porque se trate de una suerte de préstamo con un uso ad hoc para expresar un concepto o denotar un referente presente en la cultura hitita pero necesitado de mayor precisión. Lo que sí es evidente es que, como en el caso de las fuentes y los ríos, se trata de un lugar natural en relación con el agua en movimiento, que recibe ofrendas, que puede ser escenario de rituales y que es una divinidad en sí; y como en el caso de las fuentes, que puede ser también edificado, pero que sin embargo no parece recibir culto. El (D)api- constituye un caso particular ya que no es una formación relacionada con el agua dulce si no es a través de asociaciones simbólicas. El acceso al Inframundo a través de él es una irrupción en la tierra, una intervención en ella que continúa la dirección de las manipulaciones para crear su acceso, esto es, hacia abajo; y en este sentido conviene recordar que la diferencia entre la “tierra” en el sentido de terreno y la “Tierra Negra” como Inframundo descansa solo en el adjetivo, en el uso de “negra”. Por contra, la imposibilidad de acceder por medio de la fuente al Inframundo viene marcada por el flujo del agua, por la imposibilidad de remontar la corriente. Y ello a pesar de que alguna referencia aislada conmine a lo “malvado” a regresar de vuelta al mago743 que lo ha producido a través del río. Pero esta contradicción del retorno de la maldad a través del río es solo aparente porque el río sí puede desarrollar un recorrido circular, motivo por el cual el dios-Tormenta-de-Nerik puede regresar del Inframundo a través del Nakkilii!ata744, porque, y aunque no se mencione en este texto, existe el término “fuente de un río”, 'ar!ummar, que alude justamente al nacimiento de un curso de agua y que, como fuente que también es, es el acceso natural de las divinidades del Inframundo cuando son invocadas. Es llamativo que, de entre todas estas formaciones naturales, solo para las fuentes se documente la asignación de personal como muestra KUB-27.13 IV 4-11745. Quizá haya que explicarlo en su relación estrecha con los asentamientos formando parte imprescindible de los mismos y con las montañas o afloramientos rocosos donde se localizan otros lugares provistos de personal, como el NA4 'ekur. Pero las vastas implicaciones culturales del agua como elemento y como símbolo, qué significa el agua en la cultura hitita, no son, y no pueden ser, únicamente deducidas de sus atestaciones textuales, sino que requieren del análisis de las estructuras relacionadas con ella, de la iconografía que las acompaña y del terreno en el que se ubican. Y ello será objeto del siguiente y último capítulo: las conclusiones generales de este trabajo.

743

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 240, y n. 123; 5.2.4.- Destructiva, p. 259, n. 231.

744

Cf. 5.3.2.- Río, p. 297 (= CTH-671.A).

745

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 282ss.

341

6. Conclusiones

6. Conclusiones La karsticidad y las altas cotas de la mayor parte del territorio anatólico conforman un paisaje caracterizado por elevadas montañas, ríos de curso complejo que pueden estar encajonados entre estas montañas, sumideros, fuentes, dolinas y lagos, en ocasiones con desagües subterráneos o a nivel de superficie creando nuevos cursos de agua (Maps. 1, 8). La climatología influye en el proceso de erosión de estas formaciones kársticas y en la cantidad de agua que contienen, así como en el tipo de régimen y caudal de los ríos (Map. 3). Esta configuración geomorfológica de Anatolia decide los tipos de estructuras relacionadas con el acopio y distribución de agua dulce que han de construirse y el marco en que han de situarse, las posibilidades para establecer un asentamiento y los lugares donde realizar relieves en el ambiente natural. Y puesto que la documentación arqueológica y textual muestra que en la cultura hitita existía la Religión, se infiere además que se tenía también un concepto de trascendencia religiosa. Esta trascendencia encuentra sus primeras manifestaciones en la Naturaleza, en algunos animales salvajes1 y en las formaciones del entorno, son lo numinoso, cada elemento de la realidad material que en un contexto religioso trasciende esta misma realidad y al mostrar lo divino deviene en hierofanía2. Con esto no entiendo que el hombre de la Antigüedad, en particular el del país de #atti, era un homo religiosus imbuido permanentemente en un universo religioso en sí3, sino más bien que creía en esta trascendencia y que era capaz de percibirla, entendiendo “creer” como un proceso mental fundamentado en la fe que difiere del razonamiento lógico basado en pruebas de experiencia4 y que coexiste con este último. El hitita del II mil. a. C. percibía esta trascendencia e identificaba lo numinoso, de ahí que fuentes, ríos, montañas y algunos animales salvajes, fueran divinidades o lo fueran en determinados contextos. Los ríos se mueven solos5, son lugares puros donde celebrar ordalías6, se conciben como divinidades y en las paredes de su cauce, así como en las cercanías de

1

Cf. 3.2.2.- Zoomorfos, p. 51ss, esp. p. 51, y n. 171.

2

Cf. M. Eliade (1967), esp. 17-19, 20-21.

3

En el sentido en el que lo entiende M. Eliade (1967), 23, 25; Ídem. (1968), esp. 107.

4

Siguiendo a L. Wittgenstein (1992), 133-5: “En un discurso religioso usamos expresiones como: «Creo que sucederá tal y tal cosa», pero no las usamos del mismo modo que las usamos en la ciencia. (…) La gente que tiene fe no aplica la duda que ordinariamente aplicaría a cualquier proposición histórica. (…) ¿Diré que son irracionales? No quiero decir de ellos que sean irracionales. (…) Quiero decir: ellos no tratan esto como una cuestión de racionalidad. (…) No solo no es racional, sino que no pretende serlo.” (cursiva en el original). En hitita, ÍD-a! a-!ra"-[a!-zi6, el río fl[uye, cf. 5.3.2.- Río, p. 292, y n. 429. Cf. V. Strang (2008), 124: “The “flow” of water is regularly employed, for example, to articulate ideas about time and the spiritual progression of human lives.”, 125: “In concert with the particular qualities of water-its constant circulation through the enviroment and the body; its visual fluidity and numinous shimmer-these responses encourage the location of particular meanings in water that are specifically cultural but also readily comparable cross-culturally”; M. Edgeworth (2011), 11: “Rivers move. (…) The flow of water may carry all sorts of material with it, from leaves to fallen trees to discarded human artefacts. There is a general movement from upstream to downstream, but not a uniform one. Rivers move in many other ways. A mountain stream carves its own channels as it flows.” 5

6

M. Edgeworth (2011), 69: “Symbolism does not necessarily imply a lack of engagement with rivers. River crossings are almost inherently given to symbolic treatment, and may be culturally embellished with a host of beliefs and rites, perhaps involving ritual immersion in water or votive deposition of artefacts”; cf. 5.3.2.3.- Como lugar puro, p. 308ss.

342

El agua dulce en la cultura hitita

manantiales, se realizan relieves7. Pero el hitita del II mil a. C. percibía también que su existencia se desenvolvía en un plano esencialmente material, en el plano de la pura supervivencia como organismo8. Y para sobrevivir durante todo el año y repetir el ciclo, y también para aligerar esta existencia, desarrolló varios tipos de obras hidráulicas destinadas a asegurar el más importante de los recursos, el agua dulce. Es así como la realidad material cotidiana y lo numinoso se unen en el agua dulce y hacen de este elemento la mejor y más clara expresión de trascendencia de la cultura hitita. Es así como el agua dulce permea todos los aspectos de la vida de la población de #atti y se constituye en símbolo dentro de la misma con múltiples significados dependiendo del contexto, del “juego del lenguaje” en el sentido de L. Wittgenstein. Y es así como comprender y describir las diferentes situaciones en las que el agua dulce se documenta en las fuentes materiales y textuales hititas se convierte en la descripción de esta misma cultura, porque “a un juego del lenguaje pertenece una cultura entera.”9 La dispersión sobre el mapa (Map. 1) de las estructuras de este trabajo revela que dos son las zonas elegidas para su ubicación: una kárstica y una esteparia. La primera atiende a un criterio geomorfológico (Maps. 1, 8), la segunda a uno geo-climático (Maps. 1, 3); aunque no son necesariamente excluyentes. En las zonas kársticas se ubican los relieves sobre paredes naturales, la mayor parte en cañones de ríos (Hatip, Akpınar, Hemite, Fıraktın, Ta'çı, Karabel, Hanyeri, Keben, Sirkeli) o sobre afloramientos rocosos (Imankulu, Gâvurkalesi) (Map. 1). En el área de clima estepario que ocupa la Meseta Central predominan las estructuras de acopio de agua, esto es, embalses (Köylütolu, Karaküyu) y la fuente monumental de Yalburt. Esto parece sugerir que las estructuras destinadas a un fin práctico se localizan de manera consecuente en áreas donde son necesarias para la supervivencia de la población, mientras que aquellas que por su estructura no persiguen una finalidad utilitaria se localizan en zonas donde abundan las formaciones kársticas y la relación montaña-agua es predominante. Los casos de la fuente de Eflatun Pınar, las estructuras contenidas en la capital #attu$a, y los embalses de Gölpınar y %ari$$a no responden a este modelo. Eflatun Pınar es la monumentalización de un manantial kárstico en las cercanías de un asentamiento; las estructuras de #attu$a incluyen tanto obras de acopio y evacuación de agua como no-utilitarias, y Gölpınar y los embalses de %ari$$a son estructuras de acopio colindantes a sendos asentmientos, Alaca Höyük y %ari$$a, respectivamente. Los cuatro casos refieren a lugares poblados en los que debe asegurarse el aporte de agua a sus habitantes y donde la relación montaña-agua también está presente por la geomorfología del terreno (Map. 1). Ello sostiene la afirmación anterior al indicar que, efectivamente, los factores geográfico y geomorfológico influyen en la realización de estas 7

M. Edgeworth (2011), 67: “That rivers were also rich in symbolic meaning is evident from the many examples of ritual monuments clustering around river sources and confluences. (…) Riverine contexts of votive deposition generally seem to be thought of as natural places and sacred places at the same time.”; cf. 4.1.2.- Relieves, p. 76ss. Práctica que por otra parte se documenta en numerosas culturas del planeta, cf., entre otros, M. Eliade (1967), 127-129, y n. 59; V. Strang (2008), 124: “(…) cross-cultural commonality in the themes of meaning encoded in water”; K. A. Jakobsen (Ed.) (2009), 695-702, 770; Th. Stöllner y N. Bagherpour (Eds.) (2011); y 3.4.- Conclusión, p. 64, y n. 245. Cf. también J.-C. Margueron (1997), 308: “les Hitittes ont entretenu avec la Nature un rapport assez complexe, sinon contradictoire. (…) ont établi avec la nature una communion qui s’est particulièrement exprimée dans la existence de sanctuaires de plein air et de gravures rupestres (…) Cette volonté de remodeler la nature est-elle contraire au soici de s’adapter aux forces naturelles? Ne s’agirait-il pas plutôt des deux faces d’une même sensibilité?” 8

Como pone de manifiesto L. Wittgenstein (1967), 237: “Der selbe Wilde, der, anscheinend um seinen Feind zu töten, dessen Bild durchsticht, baut seine Hütte aus Holz wirklich und schnitzt seinen Pfeil kunstgerecht und nicht in Effigie.” 9

L. Wittgenstein (1992), 72; e Ídem. (1968), 29: “Zu einem Sprachspiel gehört eine ganze Kultur”. Cf. también C. Watkins (1995), 69: “Those areas where the traditional spoken word is operative, and its control mandatory, impinge upon virtually the totality of the culture.”; V. Strang (2008), 125: “Water is thus the most vital of substances. It is the most essential element for survival, health, and wealth; the inspiration for metaphors of life, time, movement, and transformation; the source of powerful sensory and aesthetic experiences; and the fluid of social and spiritual identity. Imbued with such powerful meanings, water bodies—of any kind—unsurprisingly tend to be among the most important elements in every cultural landscape/fluidscape.”; 3.1.- Introducción, p. 38, y n. 77; 5.4.- Conclusión, p. 338ss., con notas.

6. Conclusiones

343

estructuras, pero la matiza al mostrar que por sí solos no determinan la localización de las mismas. En su realización interviene por tanto más de un condicionante cuyo impacto en la ubicación y morfologia de la estructura es el resultado final de sus relaciones con, a su vez, otros condicionantes. Los embalses y estanques se sitúan en áreas donde escasea el agua, ya sea de lluvias, de ríos o de manantiales (Köylütolü Yayla, Karaküyu, Çakır) y en asociación a algunos recintos poblados (embalses de %ari$$a y Gölpınar; estanques y cisternas de #attu$a) (Maps. 1, 3); las fuentes monumentales se ubican asociadas a asentamientos (Eflatun Pınar, ‘Quellgrotte’, %uppita$$u) o alejadas de ellos en lugares donde escasea el agua potable (Yalburt) (Map. 1); y los relieves rocosos se realizan tanto en lugares aislados (Hatip, Akpınar, Hemite, Fıraktın, Ta'çı, Karabel, Hanyeri, Imankulu y Keben) como en relación a localidades (Sirkeli, Gâvurkalesi, Yazılıkaya) (Map. 1). Hay por tanto una asociación entre espacio abierto y despoblado y montaña-agua por una parte, y utilidad y población por otra. Pero este es solo uno de los niveles del análisis. Analizadas más profundamente, todas las estructuras de este trabajo comparten una relación con un cierto concepto de visibilidad en la medida en que ocupan lugares conocidos y/o etapas en una ruta10 y por tanto presentan un vínculo con la población, están también relacionadas con un concepto de Estética11 y con un tipo de religión12 y algunas exhiben un carácter monumental13. Es en este nivel más profundo donde la iconografía y la iconología entran en juego aportando datos sobre otros condicionantes que influyen en la realización de estas estructuras. Al tiempo, la localización de estas estructuras revela que no existe una asociación con un territorio histórico concreto; esto es, no se concentran de modo exclusivo en ninguna de las regiones de #atti (Kizzuwatna, País-Superior, País-Inferior, Tar"unta$$a, centro del Imperio…)14. Esto puede indicar dos cosas, a) que si efectivamente territorio y población (o al menos lengua) estuvieron relacionados15, el realizar estas estructuras es una característica pan-anatólica; b) que esta característica es originaria de una región/población concreta y que de ahí se extendió al resto de #atti. Sin embargo, no parece que sea una de estas dos posibilidades, sino más bien la suma de ambas. Los textos muestran que la trascendencia religiosa era percibida ya por la población hática precedente a la formación de lo que se conoce como #atti, que existía también una relación simbólica agua-montaña y que ambas estaban presentes también en Kizzuwatna y en otros ámbitos de habla hurrita y luvia. Siendo así, se trata de una característica cultural pan-anatolica que con los sucesivos movimientos de población se extendió por todo el territorio al haber sido completamente asimilada como parte integrante de la cultura hitita que aglutinaba o contenía el resto de culturas “menores” (luvita, hurrita, palaica, etc.) de #atti. Las formas peculiares que trascendencia y simbología presentaban en sus diferentes tradiciones de origen se superponen, y así al hurrita !e'elii%a! u%atar le “corresponden” los hititas u%atar parkui y !uppi u%atar16, y se usa el logograma I*TAR para denotar “fuente” y en este contexto se incorporan ambas al Inframundo junto a divinidades háticas propiamente infernales como Lelwani y otras pertenecientes al círculo de diosas primordiales como la pareja I$tu$taya-Papaya y

10

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86, y n. 160.

11

Cf. 3.1.- Introducción, p. 38, y n. 77; y más abajo.

12

Cf. más arriba, con notas.

13

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 123, n. 418.

14

Cf. TAVO B-III-6; cf. también M. Forlanini y P. Meriggi (1986), Tav. XVI.

15

Cf. I. Singer (1996), 540: “(…) theology and geography should be considered together”; 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 281ss., con notas. 16

Cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 247ss.

344

El agua dulce en la cultura hitita

DINGIR.MA#17; al tiempo que esta conexión entre la fuente y el Inframundo18 tiene su correspondencia en la realidad material a través de los accesos a acuíferos subterráneos, en concreto en la ‘Quellgrotte’ de #attu$a19. Las estructuras que tienen una obvia función utilitaria, como fuentes monumentales, cisternas o embalses, no suelen ser objeto de un estudio que vaya más allá de esta función. A no ser que vayan acompañadas de una inscripción (Karaküyü, Köylütolu-Yayla, Gölpınar, Yalburt; Figs. 96, 99, 103, 24) o de representaciones figurativas (Eflatun Pınar, ‘Quellgrotte’; Figs. 4.2, 5, 8 y 12; y 126). En ese caso la búsqueda del motivo que llevó a añadir inscripción y/o representación como parte de la estructura utilitaria aporta nuevos matices al estudio completo de la obra, el de la intencionalidad e identidad del promotor de la misma. Ambas, intencionalidad e identidad del promotor, se encuentran vinculadas tanto a la estructura en sí, su tipología y su localización, como al contenido del texto, a los personajes que menciona y a la iconografía de la representación. En general se asume que ninguna inscripción o representación figurativa es colocada en ninguna parte sin motivo alguno y sin finalidad alguna, por lo que su promotor debe estar guiado por una motivación y perseguir una finalidad y éstas deben poder ser deducidas de la inscripción, de la iconografía, del tipo de estructura y de su localización. Argumentos para apoyar esta tesis son, en líneas generales, el alto coste de su realización que incluye los servicios del escultor, del lapicida y/o del autor del texto y del material sobre el que se realiza (generalmente piedra), y la mano de obra, ya sea libre o esclava, porque en ambos casos implica siempre un coste, al menos el de su manutención. Esto significa que un gran porcentaje de la población queda fuera del análisis porque es incapaz de asumir estos costes. El estrato de población que sin embargo sí es capaz de hacerlo se denormina “élite” e incluye la realeza y su círculo familiar más o menos amplio, así como altos mandos del ejército y de la administración. La primera conclusión derivada de las dos proposiciones anteriores, existencia de motivación y finalidad y realización por la élite, es que esta última, con mayor poder económico pero menor en número, realiza estas inscripciones y/o representaciones asociadas a estructuras utilitarias como estrategia de control y dominio sobre la parte mayor y más pobre de la población. Y puesto que dentro de la élite es el monarca quien se encuentra en la cúspide y por tanto el más necesitado de afianzar su control y su dominación, debe ser él el artífice conceptual y material de estas estructuras con inscripción o iconografía. Sin embargo, ni todas estas estructuras parecen haber sido promovidas directamente por el rey según el contenido de sus inscripciones o del tipo de representación figurativa20, ni la documentación cuneiforme ayuda a resolver quién ejercía la autoridad sobre la gestión del agua dulce21, por lo que se desconoce quién era el responsable de la construcción de este tipo de estructuras. De las “Instrucciones a los Gobernadores de Provincia” (CTH-261)22, se colige que éstos eran responsables por delegación del monarca del mantenimiento de las obras hidráulicas, incluso de las de evacuación de aguas residuales; se colige también que eran responsables de la construcción de las murallas de estos asentamientos y del foso en torno a ellas, de la seguridad de sus ocupantes, de la administración de justicia, de la integridad del lugar y de la buena marcha de las cosechas, pero no hay indicación alguna en ellas que apunte al responsable de la construcción de las estructuras

17

Cf. 2.8.- Conclusión, p. 22ss.; 5.3.1.- Fuente, p. 269ss., con notas; 5.3.1.2.- Como senda, p. 286ss.; 5.3.2.- Río, p. 293, y n. 432. 18

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, esp. p. 291ss., con notas.

19

Cf. 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, p. 159ss., con notas.

20

Cf. 4.1.5.2.- Köylütolu Yayla, p. 142ss., con notas; 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss.

21

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, p. 123ss., con notas; 5.2.3.- Utilitaria, p. 253ss., con notas (= Ley §162a/*47).

22

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 256ss., con notas; 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas.

6. Conclusiones

345

hidráulicas destinadas al acopio de agua de boca. Y lo mismo sucede con las “Instrucciones al $AZANU” (CTH-257)23 que contienen disposiciones similares a las de los Gobernadores de Provincia. Seguramente deba inferirse de este silencio, de la misma existencia de estas “Instrucciones” concebidas por el rey y dirigidas a sus subordinados y de las inscripciones de Yalburt, Karaküyü y Gölpınar, que es el monarca el responsable último de la construcción de las obras hidráulicas por cuanto entran dentro de sus competencias y responsabilidades como dirigente de #atti sancionado por la divinidad, pero al menos una de estas inscripciones señala la intervención de un individuo que no es el rey24, lo que señalaría o bien que este individuo actuó de manera independiente o bien que el monarca delegó esta función real. Desafortunadamente, las fuentes no aportan datos que permitan constatar ninguna de estas dos posibilidades. En el caso de las obras que no tienen un carácter materialmente utilitario, aquellas que no están destinadas a resolver una necesidad de subsistencia, esto es, los relieves sobre pared natural; el estudio de su posible finalidad recae por entero en la inscripción que los acompaña y en la iconografía de la representación figurativa. La inscripción no suele contener más que onomásticas y titulaturas. En todos los casos, onomástica y titulatura corresponden al representado; en algunos, también al promotor; en los casos que aparecen divinidades, también a ellas; y solo en uno, Fıraktın, aparece un epíteto (Fig. 44). La excepcionalidad de los casos de Akpınar, Keben y Gâvurkalesi (Figs. 35, 69 y 77) es que en Akpınar las dos onomásticas que acompañan al relieve son grafiti, por lo que nada dicen de la identidad de la figura ni de su promotor aunque sí de su importancia cultural; y los relieves de Keben y Gâvurkalesi son los dos únicos ejemplos que no presentan inscripción25. Reconocer al personaje representado, dejando de lado los personajes homónimos y los casos de nombres no documentados en otras fuentes, y colegir también que es el promotor del relieve, es automático cuando solo hay una onomástica, entre otras cosas porque ésta se sitúa junto a la figura y establece de modo claro una relación “textual” con la figuración, y puesto que además nada indica que promotor y representado deban diferir, es gratuito postular que fuera de otro modo26. Pero en los casos en los que no aparece ninguna inscripción o la onomástica no está atestiguada, identificar la figura es tarea única de la iconografía. Desafortunadamente, y a pesar de que numerosas fuentes textuales dan cuenta de particulares iconográficos, no existe documentación relativa a otro tipo de detalles de uso extendido en la representación figurativa como la vestimenta o el tipo de tocado, lo que impide un eficiente desarrollo de la iconología27. El primer problema a salvar en estos casos es dilucidar si se trata de la representación de un humano o de una divinidad, y en este punto son justamente estos detalles comunes a todas las representaciones pero no descritos en las fuentes textuales los que inclinan la balanza hacia uno u otro lado bajo la premisa de que algunos de ellos, especialmente ciertos tocados, son de uso exclusivo de los dioses28. Pero esta premisa ha sido consistentemente refutada mediante la

23

Cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 261ss., con notas.

24

4.1.5.2.- Köylütolu Yayla, p. 145, y n. 577.

25

Tampoco van acompañados de inscripción los ortostatos de Eflatun Pınar, la figura de la pared del fondo de la ‘Kammer 2’, algunas representaciones femeninas de Yazılıkaya, los “doce dioses” y el relieve nº 82, cf. Tabs. 1.1-2.; Figs. 5, 8, 115, 159 y 189; pero caen fuera del presente análisis porque no son relieves sobre roca sensu stricto (Yazılıkaya es un complejo arquitectónico a pesar de aprovechar afloramientos rocosos). 26

Cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss., con notas; cf. también J. Seeher (2009), 126: “Die meisten Felsbilder dürften zu Lebzeiten der Dargestellten bzw. Gennanten entstanden, d.h. von ihnen selbst veranlasst worden sein”. Se considera aquí que la “duda metódica” es en sí una posición teórica y epistemológica válida que sin embargo no debe caer en la hipercrítica. Sólo hay un caso en que la diferencia entre promotor y representado se documenta en un texto cuneiforme, la referencia de %uppiluliuma-II a la colocación de una estatua de su padre en un NA4'ekur, cf. 2.1.- Introducción, p. 27, n. 13. 27

Cf. 3.1.- Introducción, p. 25ss.

28

Cf. 3.2.1.1.- Vestimenta, p. 40ss., con notas.

346

El agua dulce en la cultura hitita

constatación de que tanto hombres como divinidades masculinas pueden portar el mismo tipo de tocado, en particular el cónico de cuernos, y que lo mismo sucede con las representaciones de figuras femeninas con el polos y el tocado cónico. El uso del tocado cónico de cuernos parece estar ligado más bien a la posición del representado como autoridad suprema del país legitimada por la divinidad. Por ello en las escenas del “abrazo divino”29 el rey aparece con tocado redondo al estar supeditado a la divinidad y solo son excepciones los sellos RS-17.159 y Bo-91/1980 de Tud"aliya-IV y aquellos del tipo tu'kanti de Ur"i-Te$ub30, quizá porque su promotor pretendía indicar que, como máxima (y futura) autoridad, se encuentra en el plano de la divinidad aunque no sea tal31. Derivado de la premisa anterior sobre la finalidad que impulsó a las élites a la construcción de las obras incluidas en estas páginas, el uso del tocado cónico de cuernos ha sido, y sigue siendo en algunas obras, señal de que el representado pretendía una identificación con la divinidad, una deificación. Pero puesto que los textos no señalan que hubiera habido una tal identificación, es más, indican que efectivamente no existió32, esta “señal” es solo conjetura llevada al terreno de la afirmación. La iconografía de las representaciones del corpus arqueológico de este trabajo (Tabs. 1.1-2) indica que prevalecen dos tipos de simbologías en la figuración masculina: la faceta de guerrero y aquella de “autoridad”. A la primera corresponde el uso del faldellín y la aparición de dos o más elementos de la panoplia (espada y arco y/o lanza); a la segunda, el uso de la túnica y el tocado cónico de cuernos o aquel redondo, con o sin cuerno. Las representaciones femeninas suelen reservar el polos a las divinidades según se documenta en Yazılıkaya (Tab. 1.2; Fig. 159), pero también esta “regla” ha resultado ser solo aparente: la diosa #ebat del relieve de Fıraktın porta, como la reina Pudu"epa que la acompaña, un tocado cónico; la figura femenina de Ta'çı va cubierta con un gorro redondo y aquella de Keben, con el polos (Tab. 1.1; Figs. 44, 50 y 69). Estas disparidades en el uso del tocado, en definitiva, en la adscripción de significados a través de la iconografía, muestra el dinamismo de la simbología en la transmisión, revisión y adecuación de significados atendiendo al tipo de representación, e igualmente la existencia de un concepto de Estética33. Esto es, muestra que la simbología contenida en la representación está indisolublemente vinculada a la Estética y que ambas intervienen en el tipo de representación final junto a las preferencias de promotor y ejecutor34. Esta idea de Estética deviene en un canon de representación que comprende35, entre otros, la tendencia a la simetría, la representación en perfil de piernas, brazos y cabeza pero no de torso ni de ojos; la propensión a representar la boca con una leve sonrisa, un número limitado de posiciones que pueden adoptar las figuras (Tab. 2) y el uso de una representación jerárquica de la figuración humana casi exclusivamente en el “abrazo divino”36; pero también la posibilidad de representar algunos particulares fisionómicos de modo realista, como la detallada

29

Cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 56ss., con notas; y más abajo.

30

Para RS-17.159, cf. 3.2.3.- Antropomorfos, p. 42, n. 106; para Bo-91/1980, cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), 82, 192-193 sub Kat. 101, Abb. 17c, Taf. 40; para el sello-tu'kanti de Ur"i-Te$ub, cf. Ibídem, 56, 95, Abb. 16a-d, 24. 31

Sobre la inconsistencia en el uso de la iconografía se volverá más adelante.

32

Cf. 3.1.- Introducción, p. 28, n. 18.

33

El uso de “Estética” y no de “estética” ha sido elegido para diferenciar entre el concepto en sí y la forma específica y restringida que adquiere en cada cultura y/o contexto. 34

Cf. 3.4.- Conclusión, p. 61ss., con notas.

35

Cf. 3.1.- Introducción, p. 33ss., con notas.

36

Excepciones en la glíptica son el sello Bo-91/2156 (cf. S. Herbordt (2005), 244 sub Kat. 770, Abb. 41c, Taf. 58) y aquel de Mur$ili-III con el dios-Tomenta-de-Aleppo sobre carro (Bo-90/450; Bo-91/579; Bo-91/1603 y Bo-91/406; cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck y J. D. Hawkins (2011), 60-61, 157-158 sub Kat. 57.1-4, Abb. 18, Taf. 19); cf. más abajo, p. 350, y n. 75.

6. Conclusiones

347

descripción visual de toro y ciervo en los respectivos rytha, o bien hacerlo de modo simbólico como el vello corporal del pecho de la figura de la Puerta del Rey en #attu$a. Esto es, la Estética forma parte del elenco de argumentos que influyen en la decisión de realizar una representación figurativa y la forma especial que asume en #atti muestra algunas de las reglas que gobernaban este juego37. Juego que, jugado exclusivamente por las élites, muestra que si de finalidad puede hablarse, ésta es la de demostración de poder en el sentido más básico, esto es, a este juego juega quien puede hacerlo, y al hacerlo, muestra que puede, que tiene “poder”38. Estas estructuras no cumplen ni una única función religiosa dirigida a honrar a los dioses39, ni se constituyen en lugares de culto, ni están ligadas a una “propaganda” o a una auto-alabanza del representado frente a los dioses. Estas posibilidades están ligadas a un concepto específico de “público” y a un tipo muy concreto de intencionalidad40 que pueden postularse pero no demostrarse. Ello no significa que la posibilidad de que los dioses sean parte o todo el “público” de estas imágenes no hubiera sido contemplada; pero es indemostrable para todos los casos que ésta sea su primera causa así como que los dioses sean sus destinatarios últimos; como también lo es que en el proyecto previo a la realización de estos relieves se tuviera un concepto de “público”. Sí puede afirmarse en base a los textos cuneiformes y las inscripciones que hay una pretensión de eternidad en el sentido de M. Unamuno41 y una declaración de fuerza, de poder. Esto podría explicar, entre otros motivos como el ejercicio efectivo del poder político, la profusión de relieves e inscripciones cuya ejecución se atribuye a Tud"aliya-IV, no solo heredero de un usurpador al trono, sino además en conflicto con Kurunta, sucesor legítimo de la línea hereditaria de la monarquía y representado en Hatip. Y así, al relieve de Kurunta en Tar"unta$$a se le oponen las inscripciones de la fuente de Yalburt y de los embalses de Karaküyü, Köylütolu Yayla y Gölpınar, y sus imágenes –de las que seguramente él mismo fue promotor42– de Yazılıkaya. En estas reglas de juego de la Estética y de la posible finalidad de los relieves sobre roca, se muestra también el vínculo de la representación con el agua dulce. A pesar de que no en todos los casos esta relación sea evidente, la geomorfología del terreno anatólico decide que exista porque las paredes naturales y los afloramientos rocosos sobre los que realizar relieves están unidos a la erosión del agua que los ha formado (Maps. 1, 6). Por eso, incluso en los casos de Sirkeli, Gâvurkalesi, Imankulu, Karabel y Keben (Figs. 71, 78, 66, 57 y 69), la presencia del agua dulce, bien en forma de manantiales bien en forma de cauce, es indiscutible43. Pero no solo la geomorfología del terreno, sino también toda una simbología sobre la conciencia de la necesidad del agua para la existencia está 37

Cf. 3.1.- Introducción, p. 38, y n. 77.

38

J. Seeher (2009), 129: “Machtdemonstration”.

39

Cf. 3.4.- Conclusión, p. 61ss., con notas; cf. también, aunque con ciertas reservas, J. Börker-Klähn (1982), 98: “Die Bezugnahme der Kriegerfigur auf eine theriomorphe Götterdarstellung (…) das Nebeneinander von Gebietsherrn und Schutz- oder Landesgottheit deutet nicht zwingend auf eine Kultort, sondern zeigt nur, wie der Dargestellte gesehen zu werden wünschte.”; 104: “Hinter ihnen (den Reliefs) steht nicht die Absichtt, einen verborgenen Kultort zu schmücken, sondern der realistische Wunsch, gesehen zu werden und zu beeinflussen.” 40

Cf. 3.4.- Conclusión, p. 61ss., con notas.

41

Cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, p. 58ss., con notas; y M. de Unamuno (1982), 65-66: “(…) esa tremenda lucha por singularizarse, por sobrevivir de algún modo en la memoria de los otros y los venideros, esa lucha mil veces más terrible que la lucha por la vida”. 42

Sobre la posibilidad de que en Yazılıkaya hubiera una estatua de Tud"aliya-IV y que su promotor fuera su hijo, %uppiluliuma-II, cf. 2.1.- Introducción, p. 27, n. 13. 43

No lo entienden así varios autores, entre ellos, J. Börker-Klähn (1982), 104: “macht es den Eindruckt, als sei die Verkehrslage, nicht postulierte Heiligkeit des Wassers schlechthin, für die Anbringung der Bilder durchaus unterschiedlichen Inhalts ausschlaggebend gewesen, weshalb ihnen die Bezeichnung Wegemarken zukommt.”; cf. 4.4.- Conclusión, p. 219ss., con notas.

348

El agua dulce en la cultura hitita

presente en el acto de realizar estos relieves porque es consustancial a la cultura que los produce. No es casualidad por tanto que estas estructuras encuentren vinculación con ella, pero esto no significa que sea la causa que motivó su realización, sino que ambas, intencionalidad y agua dulce, están entrelazadas como lo está la identidad del promotor con el tipo de estructura que promueve, la localización de la misma, el contenido del texto que la acompaña –cuando lo hay– y la iconografía44. El agua dulce es el sustrato sobre el que se mueven estas representaciones y otros muchos particulares de la cultura hitita como la idea de pureza, a veces de manera tangencial como en Gâvurkalesi, a veces de manera directa y explícita como en Eflatun Pınar. En este sentido debe resaltarse que en las inmediaciones de lagos salados, como el Tüz-Gölu, no se documentan estas estructuras, porque la sal, aunque necesaria para el ganado45, tiene una fuerte connotación de esterilidad, como muestran también algunos rituales mágicos46, y la esterilidad es un concepto negativo en la cultura hitita con el que no conviene asociarse. Todo ello no significa, como se ha venido señalando, que deba buscarse una única causa interpretativa o explicativa. Las teorías monocausales tienden a ser reduccionistas, tangenciales, fácilmente invalidables y a crear modelos explicativos artificiales en los que se encastran datos e interpretaciones muchas veces de un modo forzado; deben ser, por ello, evitadas47. En este tipo de explicaciones monocausales parece haber más una pretensión de convencer al lector que la consecución de una explicación satisfactoria en el sentido de argumentación correctamente construida en base al mayor número de datos disponibles, arqueológicos y textuales, aunque pueda ser posteriormente falsada conforme a la aparición de otros nuevos o implique la construcción de un nuevo paradigma que verifique la proposición formulada48. No se pretende en estas páginas haber hallado la interpretación definitiva para las estructuras hititas relacionadas con el agua dulce porque se es consciente de que tanto nuevos descubrimientos como nuevas posiciones teóricas podrán modificarla, pero presentan una consistencia argumentativa que las hace susceptibles de ser válidas en la actualidad. Ya J. Bottéro, entre otros, llamaba a la prudencia: “È indubbio che il moltiplicarsi delle testimonianze indipendenti e la loro convergenza da noi operata è fragile e sempre soggetta a cautela e a revisione, come ogni lavoro di carattere storico. Sarebbe imprudente dimenticarsene, qui come altrove.”49 Sirvan estas consideraciones para llamar la atención sobre el particular en los límites de este trabajo y hacer notar que las afirmaciones en él contenidas serán tan provisionales como muestren los nuevos descubrimientos. El vínculo de las estructuras no-utilitarias con el agua dulce es una característica cultural hitita que no solo refleja una observación detenida del entorno sino una simbología centrada en este

44

En la línea argumentativa de J. Seeher (2012), 38-39; aunque con matices, puesto que la presencia del agua dulce se ha visto que es concomitante a estos relieves sobre roca; cf. más arriba, p. 344. 45

Como pone de manifiesto la cláusula de la ‘Bronzetafel’ II 4-15, cf. H. Otten (1988), 16-17 (edición); G. Beckman (1999), 116-117 sub §11 (traducción); cf. también C. W. Watkins (1995), 145, y n. 19. 46

Cf. 5.2.2.1.- Como término de comparación, p. 236, y n. 91.

47

Sin pretender desacreditar las posiciones de P. J. A. Stokkel (2005); y C. Glatz y A. M. Plourde (2011), su pretensión de acomodar todos o algunos de los relieves sobre roca a modelos explicativos pre-existentes, ha influido en el uso que hacen de la información y limitado sus conclusiones; y ello a pesar de que parte de las mismas resultan adecuarse al actual conocimiento del estado de la cuestión para los estudios de hititología. 48

Según el modelo de K. R. Popper en su obra de 1934 (aquí, 1974) a través de la importancia de la falsación, revisado por Th. S. Kuhn (1966) mediante el concepto de “revolución” derivado del reconocimiento de anomalías y que implica un cambio del paradigma sobre el que se fundamenta la explicación; cf. Ibídem, 145-146: “Nevertheless, anomalous experiences may not be identified with falsifying ones. (…) no theory ever solves all the puzzles. (…) falsification, though it surely occurs, does not happen (…) because of the emergence of an anomaly or falsifying instance. Instead, it is a subsequent and separate process that might be (…) called verification.” 49

J. Bottéro (1987), 53-54.

6. Conclusiones

349

elemento, que a su vez refleja toda una cosmogonía. El agua dulce se concibe como el elemento dual por antonomasia50 que expresa las contradicciones inherentes a la existencia humana. De ella surge el Mundo51 y a ella retorna el alma del difunto52, es líquido vital como la sangre y puede devenir en causa de muerte53, es necesaria para la supervivencia del asentamiento54 pero también puede ser causa de su ruina55, es expresión de fertilidad y vida56 pero también de aniquilación57, puede ser “pura”58 pero también “insalubre”59, puede constituir una vía de transporte o comunicación60 o bien una senda hacia una meta incierta61, es, en definitiva, el todo sobre el que descansa la concepción del Cosmos62. Esta dualidad y la referencia a los dos polos positivo y negativo del agua dulce se muestra de forma paradigmática en las “Bendiciones para el Labarna” (CTH-820.1) cuando se describen en oposición los lugares en los que se ha construido la casa del Labarna por una parte y del tramposo por otra63. Esta concepción y su raigambre profunda en la cotidianidad de las gentes hace del agua dulce un concepto transversal a la cultura hitita que se encuentra tanto en textos de carácter oficialadministrativo, como catastros o “Instrucciones”; de carácter mítico-político, como la fundación de la realeza en el “Mito de Illuyanka” (CTH-321)64; mítico-popular, como los mitos de los dioses desaparecidos65; y mágico-ritual, a su vez conteniendo textos de carácter “oficial”, esto es, dirigidos a la preservación de las instituciones (realeza), sus miembros (monarca, príncipe) y/o sus sedes (ciudades); y “personal” o dirigidos a devolver al individuo al estado de pureza66, como los rituales de purificación de Ma$tigga (CTH-404)67 o Tunnawi (CTH-409)68; o aquellos de parto69. Con el parto

50

Cf. 5.2.- El agua dulce como materia, p. 231; 5.2.1.- Punitiva, p. 235.

51

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 222ss., con notas.

52

Cf. 5.3.2.- Río, p. 294ss. (= CTH-457.7.1).

53

Cf. 5.2.1.- Punitiva, p. 232ss., con notas. En este sentido es equiparable al griego phármakon, que denota tanto “medicamento” como “veneno”. 54

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, p. 254ss., con notas.

55

Cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 259ss., con notas.

56

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 242; 5.2.3.- Utilitaria, p. 253 (= ChS-I/1-Nr.-6); 5.3.4.- Lluvia, p. 318ss., (= CTH-671.A). 57

Cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 262ss. (= CTH-820.1); y p. 263 (= CTH-7).

58

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239ss., con notas; 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 247ss., con notas.

59

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 243ss., con notas (= CTH-776); 5.3.3.1.- luli(i%a)-, p. 313, con notas (= Ley §25). 60

Cf. 5.3.2.2.- Como senda, p. 302ss., con notas.

61

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 228ss., con notas (= CTH-374).

62

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 225ss., con notas.

63

Cf. 5.2.4.- Destructiva, p. 262ss., con notas.

64

Cf. 5.3.1.- Fuente, p. 268ss., con notas.

65

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 226, y n. 27.

66

Los rituales de purificación están concebidos para “deshacer”, ar'a anii%a- (cf. HW2, A, 81-88, esp. 82, 83 sub I2c, 85, 86 sub I2d, s.v: anii%a-; HED, A, 66-69, s.v: anii%a-), o invertir los efectos de un ritual de maldición precedente; o bien para anular las consecuencias de acciones impuras cometidas, consciente o inconscientemente, por el peticionario; cf. 5.2.2.2.Como materia purificadora/higiénica, p. 239ss., esp. p. 240, y n. 123; 5.2.4.- Destructiva, p. 259, n. 231; M. Hutter (1997), 86; Th. van den Hout (1998), 3-6; 90-92; A. Arroyo (2010), 365, y n. 97-98; D. Bawanypeck (2013), 162. El ejemplo más paradigmático es CTH-404.3.B1, “Ritual de Ma$tigga”, cf. A. Arroyo (2010), 371, y n. 140, con bibliografía señalada. 67

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 245ss., con notas, y p. 246ss., con notas.

68

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, p. 290ss., con notas; 5.3.2.2.- Como senda, p. 304ss., con notas.

69

Cf. G. Beckman (1983); A. Mouton (2008).

350

El agua dulce en la cultura hitita

están relacionadas las Gul$e$ y DINGIR.MA# porque son las diosas que velan por la vida de los hombres70 desde el inicio hasta el día de su muerte, el “día propicio”, UD.SIG5, y pertenecen a la esfera privada71. Es remarcable que el día de la muerte tenga el apelativo “propicio, bueno”, no tanto porque sea una propiedad intrínseca del mismo, sino porque se pretende atraer al bien a este paso crucial a lo desconocido72 que es la muerte, evento universal y consustancial a toda existencia humana pero al mismo tiempo radicalmente individual. La presencia de las “diosas madre” es tranquilizadora por su carácter protector, porque son el último refugio, y porque al acompañar al individuo desde su nacimiento hasta su muerte reflejan esta unión de ambos conceptos, opuestos pero no excluyentes, en la unidad de la existencia. En esta documentación mágico-religiosa de carácter personal se incluyen también los textos votivos73 y las plegarias, arkuu%ar74, expresión por antonomasia de la religiosidad personal no solo por estar promovidos por un individuo, sino porque contienen también el concepto de “divinidad personal”, esto es, la divinidad predilecta del peticionario de entre todas las del panteón que vela especialmente por él y para el que sirve de intermediario ante otras divinidades75. En el polo positivo, el agua es universalmente concebida como elemento indispensable de la higiene y su subsumisión en la idea de pureza es una asociación conceptual casi automática cuando existe la idea de transcedencia religiosa, más cuando el mismo verbo es usado para ambas acciones, como se documenta en otras lenguas indoeuropeas como el alemán “reinigen”, y a pesar de que existan también verbos diferentes para “limpiar” y “purificar”76. Muchos de los textos de carácter religioso, como festivales y rituales mágicos, así como algunas “Instrucciones”, contienen la prescripción de presentarse frente a la divinidad en un estado de pureza/limpieza que suele expresarse mediante el lavado de manos, porque con las manos se manipulan los objetos que forman parte de las celebraciones y los rituales, tanto las materiae como las ofrendas, y para no contaminar aquello con lo que entran en contacto así como para poder presentarse en un estado de acuerdo al objetivo al que van dirigidos, esto es, de acuerdo a la pureza de la divinidad, deben estar limpias, ser puras. La higiene personal está estrechamente vinculada a una religiosidad también personal. Cuando el rey se lava las manos durante una celebración no se indica con esta acción solo el estado de pureza que debe caracterizar a la monarquía y al representante de la misma77, se indica que la persona debe estar limpia antes de presentarse ante los dioses o ante aquel que han elegido para dirigir el país, y así lo demuestran las “Instrucciones al Personal del Templo” (CTH-264), las “Instrucciones al personal de

70

Cf. 5.3.2.- Río, p. 293, y n. 432.

71

A. Archi (2013b), 17: “(…) belonged to the private sphere”.

72

Lo desconocido es potencialmente peligroso y dañino, como la noche, en la que lo visible durante el día se torna indistinguible, cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, p. 251, con notas. 73

Cf. 3.1.- Introducción, p. 28, y n. 20.

74

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 228ss., con notas (= CTH-373); para arkuu%ar, cf. HW2, A, 311-313, s.v.; HED, A, 149-150, s.v: arkuwai-; EDHIL, 205, s.v: arkuu%ae-zi; cf. también 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 228, n. 46. 75

Una suerte de “divinidad menor” en el sentido justamente de “intermediaria”, con una posición entre la divinidad poderosa a la que se dirige el orante y el mismo orante, cf. J. Bottéro (1993), 38: “Ces menus dieux avaient chance d’appartenir plus au folklore qu’à la “théologie” officielle”; I. Singer (2002), 8-9; S. Hutter-Braunsar (2004); 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 228ss., con notas. En la iconografía se muestra claramente a través del “abrazo divino”; para la glíptica, cf. S. Herbordt (2005), 69-71, 134, 179, 204, Abb. 42b-c (=Kat. 371, 121), 46a-d (=Kat. 504, 507, 505), Taf. 9, 29, 39, 40; S. Herbordt (2011), 53-60, Abb. 15a-f, 16a-e, 17a,c-d, Taf. 10-15, 18; para los relieves sobre pared, cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 89, n. 179; 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, p. 182ss. sub §1.5.- Relieves 34-39 (= nº 38); p. 189ss. (= nº 44), p. 197ss. sub §3.2.- Relieve nº 81; y Tab. 1.2. 76

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239ss.; para el léxico, cf. 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras, p. 174ss. sub §2.-Bañeras. 77

Cf. Th. van den Hout (1998), esp. 1, 8; y n. 3.

6. Conclusiones

351

palacio” (CTH-265)78 y los rituales mágicos de purificación, en los que el oficiante, el peticionario, o ambos, se lavan antes, durante o después del ritual. Esto es, la religión “oficial” se encuentra con aquella “personal” en un camino de ida y vuelta porque ambas se inscriben en el sistema más amplio de la cultura hitita y se influyen mutuamente79. A pesar de que las prácticas religiosas cotidianas de la población hitita no se hayan transmitido directamente en los textos ni como tales hayan sido descritas80, es sin embargo posible reconstruir parte de las mismas81, al menos en sus posiciones teóricas de base, por medio de menciones en otros géneros literarios, comparaciones entre los diversos panteones locales y entre éstos y el panteón “oficial” con la subsumisión en los pequeños centros de población de la pareja divina “oficial” diosTormenta-diosa-Solar-de-Arinna en aquella dios-Montaña/Vegetación-diosa-Fuente82, y a través de la misma existencia de rituales mágicos de purificación que contienen idéntico tipo de prácticas para el mismo tipo de objetivo e independientemente de quién sea el “Señor del Ritual”83. Esta religiosidad personal se muestra también en algunas de las estructuras analizadas en estas páginas a través de la cerámica votiva hallada en ellas, como en el habitáculo central (III) del Edificio C, en el ‘Wasserbecken’, ambos en la Büyükkale de #attu$a (Fig. 135); en el ‘Teich 1’ del “Complejo de la Südburg”, también en #attu$a84; o de intervenciones en su entorno como las “cup-marks” de los relieves de Fıraktın o Sirkeli 185 (Figs. 47, 75). Como se ha señalado más arriba, la documentación textual relativa a esta religiosidad personal no comprende solo las atestaciones directas de textos votivos y plegarias señalados anteriormente sino también atestaciones indirectas como los mencionados rituales de purificación, la promulgación de leyes que prevén un castigo para el que

78

Cf. 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras, p. 175, y n. 810; 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, p. 229ss., con notas (= CTH-265). 79

Como recientemente expone A. Archi (2013b), 15: “The study of religious beliefs, particularly those of an ancient civilisation, enables us to identify certain deeply-rooted aspects of a culture”; cf. también Th. van den Hout (1998), 1; D. Bawanypeck (2013), 161: “The Arzawean rituals of female practitioners are mainly serving the needs of private persons”. 80

Cf. J. Klinger (2008b), 189: “Es handelte sich dabei um den offiziellen Kult des hethitischen Staates, so wie die lokalen Traditionen in ihn Eingang gefunden haben und vermutlich auch bis zu einem gewissen Grade vereinheitlicht wurden. Wieweit sich dies mit den Kultpraktiken der einfachen Bevöllkerung deckt, welche religiösen Vorstellungen das alltägliche Leben des Hethiters prägten, läßt sich dagegen nur schwer einschätzen, da hierfür jegliche textliche Überlieferung fehlt.”. Sobre la posibilidad de postular para una sociedad conceptos y posiciones teóricas sin que estos deban estar formalizados de manera explícita en sus propias fuentes, cf. 3.1.- Introducción, p. 38, n. 77. 81

Cf. J. Bottéro (1993), 31: “(…) aspect du Culte, secondaire, sans doute, mais matériellement plus ou moins envahissant, calculé d’abord dans le propre intérêt (…) C’est ce que j’appele le Culte “intéressé”, ou “personnel”, ou “privé” ”, 39: “(…) l’ancienne “magie” (…) l’expression la plus vivante et la plus complète, à notre disposition, de la religiosité et de la religion populaire”; M. Hutter (1997), 78: “there never existed a Hittite religion for everybody. (…) “Hittite religion” in this sense was a political affair with only marginal meaning for the common people, whose religious beliefs remained primarily based on local traditions”, 83: “Although we cannot describe every religious practice of these people because relevant sources are missing some aspects can be deduced from the official texts.”, 86: “magic rituals had just the same meaning for the official state cult and for the private religious well-being”; D. Bawanypeck (2013), 161-163. 82

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, p. 281ss., con notas, y esp. p. 285ss., con notas.

83

Aún así, algunas materiae parecen estar elegidas de acuerdo a la posición económica del peticionario, cf. A. Arroyo (2010), 365, y n. 102, con bibliografía señalada; para este tipo de rituales, cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 239. 84

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 87, n. 162; 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 163ss.; 4.2.1.4.- Edificio C, Büyükkale, p. 166ss.; 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, §5.- “Estanques 1-2” (‘Teichen 1-2’), p. 155ss., con notas; y esp. 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, p. 166, n. 742. I. Wegner (1983), 192, interpreta las figuritas de diosas desnudas como “Privatfrömmigkeit”. 85

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 90ss., con notas; 4.1.2.4.1.- Sirkeli, p. 111ss., con notas. Sobre la religiosidad personal, cf. p. 351ss., con notas.

352

El agua dulce en la cultura hitita

actúe mágicamente en perjuicio de su(s) semejante(s) o de lo establecido86, o descripciones de, y/o consultas oraculares sobre, comportamientos “aberrantes” como el “Asunto de la Tawananna”87 o KUB-16.16 Vs. 23’-25’ (CTH-570), “Hepatomancia”: 23’(…) MUNUS.ME%dam-ma-ra-a! [rasura] ku-i-e-e! da-pí-an-te-e! 24’nu-u%a-kán ma-a-an DUMU.NITA ˹ku˺-e-da-ni-ik-ki a-ki nu-u%a-a!-ma-a!-kán GIDIM?-i da-pí-an-te-es-pát 25’!e-er !a-li-ki!-kán-˹zi˺ NINDA-i%a-u%a KA% *A GIDIM az-zi-ki-ir, 23’ (…) las mujeres dammara-, todas ellas, 24’si el hijo a cualquiera de ellas muere, todas sobre su muerto 25’se abalanzan, y el pan y la cerveza del muerto han comido88. Esto es, se recogen acciones consideradas impuras y se legisla contra ellas porque se practican, a pesar de insistirse en el subsiguiente castigo sobre el propio individuo y/o sus descendientes89. Las frases que mejor muestran esta ambivalencia del comportamiento se encuentran contenidas en el mismo texto, las “Instrucciones al personal del Templo” (CTH-264), KUB-13.4 I 21-22: 21UN-a! DINGIRME%-a!-!a ZI-an-za ta-ma-ai! ku-i!-ki UL !ki"-i-pát ku-it UL 22ZI-an-za-ma 1-a!-pát (…), 21¿El alma del hombre (y) del dios (es) diferente? No, esto justamente no lo (es), 22el alma (es) una y la misma90; y KUB-13.4 II 23-24: 23(…) DINGIR-LIM-u%a-ra-a! ku-it !nu"-u%a UL 24ku-it-ki [me-ma-i nu-u%a-an-na-a!] UL ku-it-ki i-[i%a]-zi, 23 (…) “Al (ser) éste un dios, no 24dirá nada y no nos hará nada”91. Se desprende de estos pasos, como se ha venido señalando, que el hombre hitita vivía una cultura aparentemente contradictoria y sujeta a ambivalencias que refleja por una parte la trascendencia percibida y por otra la materialidad de su existencia en el mundo; en palabras de F. Imparati: “(…) la constatation (…) est que les fidèles hittites, dans une société qui était apparemment si imprégnée de religion, n’étaient en réalité pas toujours scrupuleux dans le respect de leurs engagements envers les divinités, ce qui contraste avec l’impression de méticulosité et de pieuse attention qui émerge de la lecture de IBoT-II 131 et d’autres textes relatifs à l’administration du culte.”92 Como ya ponía de manifiesto J. Bottéro: “Toute mythologie, même savante et organisée, a sa force, sa cohérence, sa logique; mais aussi, inévitablement, (…) ella a ses incohérences et son irrationnel”93, como corresponde a toda existencia humana, como refleja el agua.

86

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, p. 240, y n. 123; cf. también, Th. van den Hout (1998), 76: “(…) there is evidence that all persons used magic spells and curses”; J. Klinger (2002), 148: “Die Bedrohung durch ein magisches Ritual war innerhalb der hethitischen Kultur so konkret wie die Bedrohung durch direkte körperliche Gewalt”; y más arriba. 87

Cf., entre otros, Th. van den Hout (1998), 41-53, 75-84; S. de Martino (1998), con bibliografía señalada; M. Cammarosano (2010), 49-50. 88

Transcripción y traducción propias, cf., también, G. del Monte (1987), 96-97, y n. 5 (traducción); Th. van den Hout (1998), 140-141 (edición); V. Haas (2003), 136, y n. 589 (traducción, transcripción). Para MUNUSdammara-, cf. F. Pecchioli Daddi (1982), 396-397, s.v.; HEG, T/D, 70-72, s.v. 89

Como se explicita en las “Instrucciones al personal del Templo” (CTH-264), cf., entre otros, A. Taggar Cohen (2006), 40-43 (transcripción), 71-72 (traducción) sub §§2-3; J. Klinger (2001), 74 (traducción). 90

Cf. 3.1.- Introducción, p. 42, n. 105.

91

Cf. A. Götze (1969), 208 (traducción); A. Taggar Cohen (2006), 49 (transcripción), 74 (traducción) sub §7.

92

F. Imparati (1990), 187.

93

J. Bottéro (1983), 203.

353

7. Zusammenfassung

7. Zusammenfassung Das Ziel dieser Doktorarbeit ist es, die textlichen und archäologischen Quellen über das Süßwasser1 bei den Hethitern zu sammeln, das Material mittels einer interdisziplinären Methode kritisch zu untersuchen, und dessen kulturelle Bedeutung zu erschließen. Eine Untersuchung der Geographie muss unternommen werden, um Fragen nach den besonderen Merkmalen der durch Wassererosion geprächten Landschaften #attis, ihrer geographischen Lage, der Länge dortiger Flussläufe sowie deren Abflussverhältnisse, die Lage von Quellen und Menge und Häufigkeit von Niederschlägen zu klären. Schließlich gilt es zu erforschen, wieviel, wo und in welchen geologischen Formationen man Wasser in Kleinasien finden kann. Kleinasien ist größtenteils eine Karstlandschaft. Dieses geomorphologische Merkmal, das sich so nicht in anderen vorderasiatischen Länder findet, bedingt besondere hydrologische Erscheinungsformen, wie etwa Dolinen, Sickerflüsse, Ponore und, als herausragendstes Merkmal, eine sehr große Anzahl an Quellen. Diese besondere Landschaft wurde durch die hethitische Kultur rezipiert und interpretiert. In diesen geomorphologischen Formationen erkannte man eine religiose Transzendenz im Sinne Eliades, welche sich vor allem in der besonderen Rolle sowohl der Sonnengöttin von Arinna als auch des Wettergottes zeigt. In der kleineren Städten wurden neben den beiden erwähnten Gottheiten auch eine Quellgöttin und ein Vegetations- und Berggott verehrt, wobei sich die regionalen Unterschiede der Verehrung in den Kultinventaren widerspiegeln. Es ist haupsachlich diese Texten, die die für die Untersuchung der Felsreliefs unabdingbaren ikonologischen Informationen liefern. Ikonographische Darstellungen können jedoch nicht nur in Felsreliefs gefunden werden, sondern auch auf Orthostaten und Stelen, die oft in Zusammenhang mit Wasserbauten und Inschriften stehen. Anhand dieser Inschriften und der Art und Lage der Wasserbauten kann die wichtige ökonomische und soziale Bedeutsamkeit des Wassers für die Hethitern festgestellt werden. Um aber die gesamte kulturelle Bedeutung des Wassers bei den Hethitern zu verstehen, muss man den archäologischen und ikonographischen Quellen die textlichen zur Seite stellen. Fast alle Bereiche der kulturellen Bedeutung von Wasser, d.h. vor allen die soziallen, ökonomischen, architektonischen, hygienischen, rituelen und religiosen Aspekten, sind aus den Texten erschließbar. Insbesondere die Analyse des reichen Wortschatzen an präzisen Verben und Substantiven in Zusammenhang mit Wasser, etwa die des Wortfeldes „Quelle‟ –heth. altanni-, !akuni-, u%attaru-, 'ar!ummar…– liefert hierbei wertvollste Erkenntnisse. Verbindet man alle diese Information miteinander, wird es möglich die Rolle des Wassers in der hethitische Kultur zu verstehen und zu entdecken, wie sich die Vielfältigkeit und die Besonderheiten der hethitischen Kultur in ihrem Umgang mit Wasser zeigt.

1

Im Folgenden wird das Wort „Wasser‟ synonym für „Süßwasser‟ gebraucht.

354

El agua dulce en la cultura hitita

8. Schlussfolgerungen Das anatolische Gebiet ist durch Verkarstungsprozesse und Höhenlagen gekennzeichnet. Beide Merkmale bilden eine Landschaft, für die komplexe Flussläufe durch hohe Berge, Versickerungen, Quellen, Dolinen und Seen, die manchmal unterirdische Abflusse haben oder an der Oberfläche neue Wasserläufe erschaffen können (Maps. 1, 8), charakteristisch sind. Das Klima wirkt auf die Erosionprozesse dieser Karstformationen und ihrer Wasservorräte ein, sowie auch auf die Abflussverhältnisse (Map. 3). Dieses kleinasiatische geomorphologische Merkmal bedingt die Art und Lage der Wasserbauten, wo sie errichtet werden können, die Möglichkeiten von Besiedelung, und die Stelle, an denen Felsreliefs eingebracht werden können. Da sowohl die archäologischen als auch die textlichen Quellen zeigen, dass Religion in der hethitischen Kultur existierte, kann geschlossen werden, dass ein Konzept von Transzendenz vorhanden war. Diese Transzendenz offenbart sich in der Natur: In einigen Wildtieren1, und in besondere Landschaftformationen. Beide bilden das Numinose, jenen Bestandteil der materielle Realität, der in einen religiösen Kontext die Realität überschreitet und zu Hierophanie2 wird. Damit meine ich nicht, dass die Hethitern als homo religiosus im strengen Sinne bezeichet werden können,3 sondern dass sie an diese Transzendenz glaubten und sie wahrzunehmen. Unter „glauben‟ verstehe ich einen mentalen Prozess, der sich von dem der logischen Beweisführung unterscheidet aber mit dieser koexistiert.4 Der hethitische Mensch nahm die Transzendenz wahr und erkannte das Numinose, weswegen Quellen, Flüsse, Berge und einige Wildtiere in besonderen Kontexten (religiösen, rituellen usw.) als Gottheiten angesehen wurden. Flüsse bewegen sich autonom,5 waren heilige Orte, an denen man Ordale abhielt,6 wurden als Gottheiten begriffen. In die Felsen ihrer

1

Cf. 3.2.2.- Zoomorfos, S. 51ff, insbesondere S. 51, und Fn. 171.

2

Cf. M. Eliade (1967), insbesondere, 17-19, 20-21.

3

Wie M. Eliade (1967), 23, 25; Idem. (1968), insbesondere S. 107, vorgeschlagen hat.

4

Mit L. Wittgenstein (1968), 92-93: „Im religiösen Gespräch gebrauchen wir Ausdrücke wie „Ich glaube, daß das und das geschehen wird‟, und wir gebrauchen sie dabei auf eine andere Weise als in der Wissenschaft. (…) Die Menschen, die gläubig waren, hatten nicht jene Art von Zweifel, die normalerweise bei jeder historischen Aussagen ins Spiel gebracht werden können. (…) Muß ich sagen, daß sie unvernünftig sind? Ich würde sie nicht unvernünftig nennen. (…) Ich möchte sagen: sie behandeln dies nicht als eine Sache der Vernünftigkeit. (…) Es ist nicht nur nicht vernünftig, sondern gibt auch nicht vor, vernünftig zu sein.‟ (kursiv im Original); cf. auch Idem. (1992), 133-5. Auf het., ÍD-a! a-!ra"-[a!-zi6, der Fluss fl[ießt, cf. 5.3.2.- Río, S. 292, und Fn. 429. Cf. V. Strang (2008), 124: „The “flow” of water is regularly employed, for example, to articulate ideas about time and the spiritual progression of human lives‟, 125: „In concert with the particular qualities of water-its constant circulation through the enviroment and the body; its visual fluidity and numinous shimmer-these responses encourage the location of particular meanings in water that are specifically cultural but also readily comparable cross-culturally‟; M. Edgeworth (2011), 11: „Rivers move. (…) The flow of water may carry all sorts of material with it, from leaves to fallen trees to discarded human artefacts. There is a general movement from upstream to downstream, but not a uniform one. Rivers move in many other ways. A mountain stream carves its own channels as it flows‟. 5

6

M. Edgeworth (2011), 69: „Symbolism does not necessarily imply a lack of engagement with rivers. River crossings are almost inherently given to symbolic treatment, and may be culturally embellished with a host of beliefs and rites, perhaps involving ritual immersion in water or votive deposition of artefacts‟; cf. 5.3.2.3.- Como lugar puro, S. 308ff.

8. Schlussfolgerungen

355

Flussbetten wurden Reliefs eingearbeitet,7 ebenso wie in der Nähe von Quellen. Auf der anderer Seite nahmen die Hethiter wahr, dass sich ihr Leben sich auch auf einer radikal materiellen Ebene vollzog,8 auf die Ebene des realen Lebens. Um die Wichtigste der Ressourcen, das Wasser, zu schützen, schuf man Wasserbauten in Form von Dämme, Brunnen und Kanalisation. Nur so konnte man das ganze Jahr überleben und den Lebenszyklus fortsetzen. Alltagsleben und Numinoses verbinden sich im Wasser, und daher bildet dieses Element die beste und klarste Ausprägung hethitischer Transzendenz. Das Wasser durchdringt alle Aspekte des hethitisches Alltagsleben, und wird so zum kulturellen Symbol. Als Symbol trägt das Wasser viele verschiedene Bedeutungen kontextabhängige Bedeutungen, und zwar im Sinne der Sprachspiele Ludwig Wittgensteins. Die verschiedenen Umstände, in denen Wasser in archäologischen und textlichen Quellen dokumentiert ist, zu verstehen und darzustellen, bedeutet somit, eine spezifische Kultur darzustellen, weil “zu einem Sprachspiel gehört eine ganze Kultur”9. Das geographische Verbreitungsgebiet (Map. 1) der in dieser Dissertation untersuchten Wasserbauten und Felsreliefs, verdeutlich, dass diese im zwei verschiedenen Landschaftformen finden: In Karstgebieten und in der Steppe. Erstere sind vor allem durch geomorphologischen Kriterien charakterisiert (Maps. 1, 8), während die Steppe vornehmlich durch geoklimatischen Faktoren geprägt ist (Maps. 1, 3); beide Landschafstformen schließen sich aber nicht gegenseitig aus. In den karstischen Gebieten finden sich Felsreliefs, die entweder an Schluchten (Hatip, Akpınar, Hemite, Fıraktın, Ta'çı, Karabel, Hanyeri, Keben, Sirkeli) oder auf Aufschlüssen (Imankulu, Gâvurkalesi) (Map. 1) angebracht worden waren. In der Steppe des zentralanatolischen Gebieten herrschen Wasserbauten vor, beispielsweise Dämme (Köylütolu, Karaküyu) oder der monumentale Brunnen von Yalburt. Diese Annahme scheint darauf hinzudeuten, dass Nützbauten in Gebieten lagen, wo sie für die Bevölkerung notwendig waren; während Baudenkmäler ohne primären Alltagsbezug, die Felsreliefs, dort zu finden sind, wo karstische Landschaftsformationen reichlich vorhanden und wo die Beziehungen zwischen Bergen und Wasser stärker ausgeprägt sind. Eflatun Pınar, die Wasserbauten der Hauptstadt #attu$a und die Dämme von Gölpınar und %ari$$a fallen jedoch aus dem Rahmen dieses Modells. Eflatun Pınar ist die Monumentalisierung einer karstischen Quelle in der Nähe einer Siedlung, in #attu$a sind sowohl Nutztbauten als auch Bauwerke, deren unmittelbarer Alltagsbezug nicht klar erkennbar ist, zu finden, und die Dämme von Gölpınar und %ari$$a sind Wasserbauten mit angrenzenden Siedlungen, Alaca Höyük und %ari$$a. Diese vier Fällen beziehen sich auf Siedlungen, in denen die Wasserzufuhr für die Bevölkerung gesichert werden musste, und wo 7

M. Edgeworth (2011), 67: „That rivers were also rich in symbolic meaning is evident from the many examples of ritual monuments clustering around river sources and confluences. (…) Riverine contexts of votive deposition generally seem to be thought of as natural places and sacred places at the same time.‟; cf. 4.1.2.- Relieves, S. 76ff. Eine Praxis, die in anderen Kulturen der Welt auch existiert, cf., unter anderem, M. Eliade (1967), 127-129, und n. 59; V. Strang (2008), 124: „(…) cross-cultural commonality in the themes of meaning encoded in water‟; K. A. Jakobsen (Ed.) (2009), 695-702, 770; Th. Stöllner u. N. Bagherpour (Eds.) (2011); und 3.4.- Conclusión, S. 64, u. Fn. 245. Cf. auch J.-C. Margueron (1997), 308: „les Hitittes ont entretenu avec la Nature un rapport assez complexe, sinon contradictoire. (…) ont établi avec la nature una communion qui s’est particulièrement exprimée dans la existence de sanctuaires de plein air et de gravures rupestres (…) Cette volonté de remodeler la nature est-elle contraire au soici de s’adapter aux forces naturelles? Ne s’agirait-il pas plutôt des deux faces d’une même sensibilité?‟ 8

Wie L. Wittgenstein (1967), 237, bezeichnete: „Der selbe Wilde, der, anscheinend um seinen Feind zu töten, dessen Bild durchsticht, baut seine Hütte aus Holz wirklich und schnitzt seinen Pfeil kunstgerecht und nicht in Effigie.‟ 9

L. Wittgenstein (1968), 29; Ídem. (1992), 72. Cf. también C. Watkins (1995), 69: „Those areas where the traditional spoken word is operative, and its control mandatory, impinge upon virtually the totality of the culture.‟; V. Strang (2008), 125: „Water is thus the most vital of substances. It is the most essential element for survival, health, and wealth; the inspiration for metaphors of life, time, movement, and transformation; the source of powerful sensory and aesthetic experiences; and the fluid of social and spiritual identity. Imbued with such powerful meanings, water bodies—of any kind—unsurprisingly tend to be among the most important elements in every cultural landscape/fluidscape.‟; 3.1.Introducción, S. 38, u. Fn. 77; 5.4.- Conclusión, S. 338ff., mit Fußnoten.

356

El agua dulce en la cultura hitita

auch die Beziehung zwischen Berge und Wasser aufgrund der Geomorphologie verstanden werden konnte (Map. 1). Sie bestärken die obige Annahme, da sie belegen, dass geomorphologische und geographische Umstände die Bauausführungen beeinflussten; gleichzeitig aber schwächen sie sie ab, da sie auch zeigen, dass diese beide Umstände allein nicht den Standort bestimmten. Beim Bau spielten verschiedene Faktoren eine Rolle, deren wechselseitige Beziehungen Auswirkungen auf Standort und Gestalt der Bauwerke hatten. Dämme und Teiche sind in Gebiete lokalisiert, in denen die generell verfügbare Wassermenge aus Regen, Flüssen oder Quellen gering ist (Köylütolü Yayla, Karaküyu, Çakır) und/oder stehen in Verbindung mit Siedlungen (%ari$$a und Gölpınar Dämme; #attu$a Teichen) (Maps. 1, 3). Monumentale Brunnen finden sich auch in der Nähe von Siedlungen (Eflatun Pınar, ‘Quellgrotte’, %uppita$$u) oder in unbewohnten Gebieten, in denen das Wassermenge gering ist (Yalburt) (Map. 1). Felsreliefs liegen entweder in unbewohnten Gebieten (Hatip, Akpınar, Hemite, Fıraktın, Ta'çı, Karabel, Hanyeri, Imankulu y Keben) oder stehen in Verbindung mit Siedlungen (Sirkeli, Gâvurkalesi, Yazılıkaya) (Map. 1). Somit gibt es auf der einen Seite eine Verbindung zwischen unbewohnter Landschaft und Bergen und Wasser, und andererseits besteht auch eine Verknüpfung von Nützlichkeit und Bevölkerung. Dies ist aber nur eine Ebene der Untersuchung. Wenn alle Bauten tiefergehend untersucht werden, wird klar, dass ihnen allen ein besonderes Konzept von Sichbarkeit zugrunde liegt, da sie an bekannten Orten und/oder an Vehrkehrswegen liegen10 und deswegen der Bevölkerung leicht zugänglich waren. Es wird auch klar, dass sie in Zusammenhang mit einer Ästhetik11 und mit einer Religion12 stehen und dass einige von ihnen auch monumentale13 Merkmale haben. Es ist diese Ebene, auf der Ikonographie und Ikonologie eine besondere Rolle spielen, da man so neue Information über die Bedingungen, die einen starken Einfluss auf das Errichten von Wasserbauten hatten, gewinnen kann. Zugleich macht die Lage dieser Bauten deutlich, dass eine Verbindung mit einem bestimmten historischen Staat nicht vorhanden war; das heißt, sie finden sich nicht exklusiv in einer bestimmter hethitischen Region (Kizzuwatna, oberes Land, unteres Land, Tar"unta$$a, der Kern des Reiches…).14 Dies kann zweierlei bedeuten, entweder a) es ist ein pan-anatolisches Merkmal, da Land und Bevölkerung (oder zumindestens die genutzte Sprache) in Zusammenhang standen,15 oder b) es ist ursprünglich ein spezielles Merkmal einer konkreten Region/Bevölkerung, das sich von dort aus in andere Regionen des #atti-Land verbreitete. Tatsächlich scheinen beide Punkte zuzutreffen. Die verfügbaren Texte zeigen deutlich, dass religiöse Transzendenz von der hattischen Bevölkerung, die der hethitischne Bevölkerung vorausging, wahrgenommen wurde, dass es eine symbolische Verbindung zwischen Bergen und Wasser gab und dass beides, religiöse Transzendenz und symbolische Verbindung, auch in Kizzuwatna und anderen hurritischsprachigen Ländern erkennbar ist. Daraus folgt, dass es sich um ein pan-anatolisches Merkmal handelt, das sich mit den veschiedenen Wanderungsbewegungen in Kleinasien verbreitete. Die hethitische Kultur versammelte die oben gennanten Merkmale und subsumierte die „kleineren‟ Kulturen (luwische, palaische, hurritische, usw.). Die jeweiligen Besonderheiten, von Transzendenz und Symbolismus in den

10

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, S. 86, und Fn. 160.

11

Cf. 3.1.- Introducción, S. 38, und Fn. 77; und unten.

12

Cf. oben, mit Fußnoten.

13

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, S. 123, Fn. 418.

14

Cf. TAVO B-III-6; cf. auch M. Forlanini u. P. Meriggi (1986), Tav. XVI.

15

Cf. I. Singer (1996), 540: „(…) theology and geography should be considered together‟; 5.3.1.1.- Como divinidad, S. 281ff., mit Fußnoten.

8. Schlussfolgerungen

357

verschiedenen Kulturen, wurden übereinander gelagert. Daher „entspricht‟ etwa hurritisches !e'elii%a! u%atar hethitischen u%atar parkui und !uppi u%atar.16 Ein weiteres Beispiel ist das Logogram I*TAR, das in Anatolien allgemein zu Bezeichnung von Quellen benutzt wurde. In diesem Zusammenhang wurde sowohl das I*TAR-Logogramm als auch das Symbol der Quelle mit der bereits bestehenden hattischen Unterweltsvorstellung und deren Göttin Lelwani, aber auch mit den hattischen uralten Göttinnen I$tu$taya, Papaya und DINGIR.MA#17 verbunden. Gleichzeitig entspricht dieser Zusammenhang zwischen Quelle und Unterwelt18 der materiellen Realität des Zugangs zum unterirdischen Grundwasser, wie man etwa an der ‘Quellgrotte’ von #attu$a erkennen kann.19 Wasserbauten, die eine nützliche Funktion haben, wie zum Beispiel etwa monumentalisierte Brunnen, Teiche oder Dämme, wurden bisher größenteils nicht über ihre Nützbarkeit hinaus untersucht. Ausnahmen davon sind die Monumente, die auch über eine Inschrift (Karaküyü, Köylütoluu Yayla, Gölpınar, Yalburt; Figs. 96, 99, 103, 24) oder ein Bild (Eflatun Pınar, ‘Quellgrotte’; Figs. 4.2, 5, 8 u. 12; u. 126) verfügen. In diesen Fällen wurde untersucht, wer, und aus welchen Gründen, eine bestimmte Inschrift oder ein Bild gefertigt hat, das heißt, es wurde die Identität des Förderers und seine Absicht untersucht. Förderer und Absicht sind in Verbindung mit der Art des Baus und seiner Lage, aber auch mit dem Inhalt der Inschrift, mit den in der Inschrift erwähnten Personen und mit der Ikonographie des Bildes zu sehen. Im allgemein ist es akzeptiert, dass Inschrift und Bild immer planmässig an einen bestimmten Ort und mit einem bestimmten Grund angebracht würde. Wenn der Stifter einen bestimmten Grund und eine bestimmte Absicht verfolgte, dann müsste beides aus der Analyse von Inschrift, Ikonographie, Art des Aufbautes und Lage erschlossen werden können. Beweise, die diese These zu unterstützen, sind die hohen Arbeitskosten für Schreiber, Bildhauer und andere Bauarbeiten, sowie für die Baumaterialien. Das bedeutet, dass ein riesiger Teil der Bevölkerung automatisch hiervon ausgenommen war, da er diese Kosten nicht tragen konnte. Der Teil der Bevölkerung, der die Kosten aber bestreiten konnte, wurde „Elite‟ genannt: Der König und die Königin, ihre größere „Verwandtschaft‟ und hohe Militär- und Staatsbeamte. Die erste Folge dieser beide Darlegungen ist, dass die Elite, zwar mit großerer ökonomischer Macht, aber mit weit geringerem Bevölkerungsanteil, Inschriften und Bilder an Bauten als Kontrollstrategie anbrachte, um den großeren und ärmeren Teil der Bevölkerung zu beherrschen. Und weil innerhalb dieser Elite der König an der Spitze stand, und weil er war, der eine größere Notwendigkeit hatte, seinen Herrschaftsanspruch zu begründen, musste er der Förderer dieser mit Inschriften und Ikonographie versehenen Bauten sein. Aufgrund der Inhalte der Inschriften und/oder der Art der Repräsentation kann dennoch angenommen werden, dass nicht alle Bauten direkt vom König gefördert wurden.20 Die Keilschriftexte geben uns aber keinen klaren Hinweis darauf, wer die Autorität über die Leitung des Wassers innehatte.21 Daher kann auch nicht mit Sicherheit bestimmt werden, wer der erste Verantwortlicher für diese Bauten war. Aus den „Instruktionen Arnuwandas I. für Provinzgouverneure‟ (CTH-261)22 folgt, dass die Provinzgouverneure die im Auftrag des Königs dafür verantwortlich waren, alle Wasserbauten inklusive des Abwassernetzes, aufrechtzuerhalten.

16

Cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, S. 247ff.

17

Cf. 2.8.- Conclusión, S. 22ff.; 5.3.1.- Fuente, S. 269ff., mit Fußnoten; 5.3.1.2.- Como senda, S. 286ff.; 5.3.2.- Río, S. 293, und Fn. 432. 18

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, insbesondere, S. 291ff., mit Fußnoten.

19

Cf. 4.2.1.2.- ‘Quellgrotte’, ‘Unterstadt’, S. 159ff., mit Fußnoten.

20

Cf. 4.1.5.2.- Köylütolu Yayla, S. 142ff., mit Fußnoten; 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, S. 117ff.

21

Cf. 4.1.4.1.- Generalidades, S. 123ff., mit Fußnoten; 5.2.3.- Utilitaria, S. 253ff., mit Fußnoten (= Gesetz §162a/*47).

22

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, S. 256ff., mit Fußnoten; 5.2.4.- Destructiva, S. 259ff., mit Fußnoten.

358

El agua dulce en la cultura hitita

Ebenso folgt daraus, dass sie die Verantwortlichen für den Bau von Mauern und Burggraben, der Sicherheit der Bevölkerung, der Justizverwaltung und der Ernte waren. Aber es gibt keinen Hinweis daraus, wer die Verantwortlichen für das Errichten der Wasserbauten waren. Gleiches gilt auch für die „Instruktionen Arnuwandas I. für den Bürgermeister‟ (CTH-257)23, die änhliche Dienstanweisungen beinhalten. Man könnte aus den Existenz und dem Stil dieser Instruktionen und den Inschriften von Yalburt, Karaküyü und Gölpınar folgern, dass der König der Verantwortliche für die Wasserbauten war, da es ein Teil seiner Verpflichtungen war. Es gibt jedoch mindestens eine Inschrift, die von einem Menschen gestiftet wurde, der höchstwahrscheinlich nicht der König war.24 Es besteht die Möglichkeit, dass die fragliche Person autonom gehandelt hat. Aber es ist auch denkbar, dass hier ein königlicher Auftrag ausgeführt wurde. Aus den uns heute zur Verfügung stehenden Informationen kann keine definitive Entscheidung abgeleitet werden. Bezüglich der Monumente, die keine praktische Funktion hatten und die nicht für ein unmittelbares Bedürfnis der Bevölkerung konzipiert worden waren, d.h. die Felsreliefs, nimmt man an, dass eine Nutzungsbestimmung aus der jeweiligen Ikonographie und Inschrift erschlossen werden kann. Normalerweise trägt eine Inschrift nur Namen und Titel. In allen Fällen gehört der Name und der Titel zur dargestellten Person, in manchen Fällen gibt es auch den Namen und den Titel des Förderers und wenn Gottheiten dargestellt wurden, trugen auch sie ihre Namen. Nur in einem Fall, Fıraktın, gibt es ein Beiwort (Fig. 44). Akpınar, Keben und Gâvurkalesi (Figs. 35, 69 u. 77) sind Ausnahmefälle. In Akpınar sind beide Inschriften Graffiti, die nichts mit der Darstellung zu tun haben, aber die kulturelle Wichtigkeit der Figur belegen. Keben und Gâvurkalesi sind die einzigen Felsreliefs, die keine Inschrift tragen.25 Wenn nur ein Name auf der Inschrift steht, ist der Dargestellter automatisch als Individuum und Förderer zu erkennen. Ausgenommen hier sind Fälle die hapax sind und solche in denen der Name nicht eindeutig zugeordnet werden kann. Eine positive Identifikation kann vorgenommen werden, weil ein Name neben einer Figur steht und mit ihr einen „textlichen‟ Zusammenhang bildet. Wenn es keinen Hinweis darauf gibt, dass Dargestellter und Förderer sich unterscheiden, ist es müßig, anderes zu postulieren.26 In den Fällen, in denen es keine Inschrift gibt oder der Name unbekannt ist, hängt die Identifizierung der dargestellter Person an der Ikonographie und der Ikonologie. Die Textquellen geben uns zwar Informationen über einige Details der Ikonographie, leider aber wurde bis heute kein Text gefunden, der uns über oft genutzte Motive wie Hörnerkrone oder Bekleidung informiert. Deswegen kann die Ikonologie sich nicht effizient entwickeln.27 Der erste Schritt bei der Interpretation solcher Reliefs ohne Inschrift oder mit unbekannten Namen ist, festzustellen, ob der Dargestellter ein Gott oder ein Mensch ist, und es ist genau in diesen Fällen, in denen die gennante Motive eine Antwort geben können. Da in der Forschung teilweise die meisten dieser Motive, insbesondere die Hörnerkrone, als göttliche Attribute28

23

Cf. 5.2.4.- Destructiva, S. 261ff., mit Fußnoten.

24

4.1.5.2.- Köylütolu Yayla, S. 145, und n. 577.

25

Die Orthostaten von Eflatun Pınar, die Figur an der hinteren Mauer der Kammer 2, und einige Göttinnen, die „zwölf Götter‟ und das Relief Nr. 82, alle aus Yazılıkaya, tragen auch keine Inschrift, cf. Tabs. 1.1-2.; Figs. 5, 8, 115, 159 u. 189; aber diese Monumente sind keine Felsreliefs stricto sensu (Yazılıkaya ist ein Baukomplex, obwohl es Felsen gibt). 26

Cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, S. 58ss., mit Fußnoten; cf. auch J. Seeher (2009), 126: „Die meisten Felsbilder dürften zu Lebzeiten der Dargestellten bzw. Genannten entstanden, d.h. von ihnen selbst veranlasst worden sein‟. Der „Methodischer Zweifel‟ wird in dieser Arbeit als ein theoretisch und epistemologisch gültiges Argument annerkannt, das aber nicht bis zur letzten Konsequenz ausgereizt werden sollte. Es gibt nur einen Fall, in den eine Unterscheidung zwischen Förderer und Dargestellten klar dokumentiert ist: Der Text KBo-12.38, in dem %uppiluliuma-II. erzählt, dass er eine Statue seines Vaters in einem NA4'ekur errichtet hat, cf. 2.1.- Introducción, S. 27, Fn. 13. 27

Cf. 3.1.- Introducción, S. 25ff.

28

Cf. 3.2.1.1.- Vestimenta, S. 40ff., mit Fußnoten.

8. Schlussfolgerungen

359

interpretiert wurden, wurde jede mit dieser Art Kopfbedeckung dargestelte Figur als Gott oder als vergöttliches Mensch angesehen. Diese Prämisse wurde jedoch durch den Beweisung, dass sowohl Menschen als auch Götter mit der Hörnerkrone dargestellt wurden, konsistent widerlegt, und gleiches gilt für weibliche Darstellungen mit polos oder konischer Kopfbedeckung. Die Hörnerkrone scheint mit der soziale Position der Dargestellten als allerhöchste Autorität in Zusammenhang zu stehen. In der sogenannten „Umarmungszene‟29 wurde der König mit einer runden Kopfbedeckung dargestellt, weil er unter der Autorität eines Gottes steht. Die einzigen Ausnahmen zu dieser „Regel‟ sind die Siegeln Tud"aliyas IV. RS-17.159 und Bo-91/1980 und die tu'kanti-Siegel von Ur"i-Te$ub30, vielleicht weil dieser, als potentiell höchste Autorität zeigen wollte, dass er mit dem Göttern auf gleicher Ebene stand,31 auch wenn er sich selbst nicht als Gottheit identifiziert. Aus der obengennanten Prämisse über die Absichten der Eliten wurde gefolgert, dass die Benutzung der Hörnerkrone als Zeichen der Vergöttlichung des Königs anzusehen sein. Aber die Textquellen zeigen nicht, dass so eine Vergöttlichung stattgefunden hat, vielmehr machen sie deutlich, dass eine Herrschervergöttlichung nicht existierte.32 Die „Regel‟ einer Markierung von Göttlichkeit mit der Hörnerkrone war somit nur eine Hypothese, die aber als wahr angenommen wurde. Die Ikonographie des archäologisches Korpus (Tabs. 1.1-2) zeigt, dass zwei Symbologien der männlichen Darstellungen vorhanden waren: die des Kriegers, und die der Autorität. Zu Ersteren gehört der kurze Rock und zwei oder mehr Bestandteile der Waffenausrüstung (Schwert und Bogen und/oder Speer); zur zweiten gehört das Gewand und die Hörnerkrone oder die runde Kopfbedeckung, mit oder ohne Horn. Der polos war meistens für Göttinnen reserviert, wie in Yazılıkaya (Tab. 1.2; Fig. 159). Aber in Fıraktın trägt die Göttin #ebat, wie die ihr gegenüber dargestellte Königin Pudu"epa, eine konische Kopfbedeckung; die weibliche Figur in Ta'çı trägt einen runden Hut und die in Keben, einen polos (Tab. 1.1; Figs. 44, 50 u. 69). Diese Widersprüche in der Ikonographie zeigen den Dynamismus der Symbologien in Bezug auf Übermittlungen, Überarbeitungen und Anpassungen der Bedeutungen im Zusammenhang mit der Art der Darstellung, sowie auch die Existent einer Ästhetik.33 Die feste Zuweisung von Bedeutungen für einige Motive ist nicht immer möglich. Das heißt, dass die Symbologie der Darstellung in Zusammenhang mit einer Ästhetik steht und dass beide in Verbindung mit den Vorlieben des Förderers und des Bildhauers34 eine große Rolle spielen. Die besondere Art der Ästhetik unterliegt einem Kanon der Darstellung, der unteranderem folgende Punkte betrifft:35 Die Tendenz zur Symmetrie, die Profildarstellung der Beine, der Arme und des Kopfes, aber nicht des Torsos und der Augen, die Mimik eines leichten Lächelns, bestimmte Positionen für die Figuren (Tab. 2) und die

29

Cf. 3.2.3.- Antropomorfos, S. 56ss., mit Fußnoten; und weiter unten.

30

Für RS-17.159 cf. 3.2.3.- Antropomorfos, S. 42, Fn. 106; für Bo-91/1980 cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck u. J. D. Hawkins (2011), 82, 192-193 sub Kat. 101, Abb. 17c, Taf. 40; für das tu'kanti-Siegel des Ur"i-Te$ub cf. Ibídem, 56, 95, Abb. 16a-d, 24. 31

Die Widersprüche in der Benutzung der Ikonographie werden weiter unten nochmals erläutert.

32

Cf. 3.1.- Introducción, S. 28, Fn. 18.

33

Ich unterscheide zwischen einer spezifischen Art Ästhetik, die im Zusammenhang mit einer bestimmten Kultur steht, und einem allgemeinen Konzept von Ästhetik im Sinne eines philosophischen Begriffes. 34

Cf. 3.4.- Conclusión, S. 61ff., mit Fußnoten.

35

Cf. 3.1.- Introducción, S. 33ff., mit Fußnoten.

360

El agua dulce en la cultura hitita

„hierarchische Darstellung‟ der Umarmungsszene.36 Es bestand aber auch die Möglichkeit, manche körperlichen Merkmale entweder lebensnah darzustellen, wie die Hirsch- und Stier-rytha zeigen; oder in einer symbolischen Art, wie bei der Darstellung des Körperhaars in Königstor-Orthostaten von #attu$a. Die Ästhetik ist einer der Punkte, die die Entscheidung für eine bestimmte Darstellung beinflussen; und die besondere Art dieser Ästhetik zeigt manche Regeln dieses Spieles.37 Ein Spiel, das nur von den Eliten gespielt wurde, und das zeigt, dass, wenn es irgendeine Endzweck gegeben hätte, es der von Macht gewesen wäre. Das heißt, dieses Spiel wurde von Leuten gespielt, die es so machen (spielen) konnten, und indem sie es spielten, zeigten sie ihre Macht.38 Diese Wasserbauten haben nicht die alleinige Funktion, die Göttern zu verehren,39 noch sind sie Kultplätze, noch sind sie in Zusammenhang mit einer „Propaganda‟ oder einem Lob des Förderes vor den Göttern zu sehen. Alle diese Möglichkeiten stehen mit einem präzisen „Publikums‟-Begriff und einem besonderen Endzweck40 in Verbindung; diese beide Punkte können zwar postuliert aber nicht bewiesen werden. Das bedeutet nicht, dass die Möglichkeit nicht existiert, dass die Göttern das ganze oder ein Teil des Publikums waren; aber dies ist unbeweisbar. Und es ist auch unbeweisbar, dass die Idee eines Publikums vorhanden war, bevor erstmals das Projekt einiger Felsreliefs unternommen wurde. Was durch den Inhalt der Inschriften und Tafeln bewiesen werden kann, ist, dass ein Anspruch auf Ewigkeit, im Sinne von M. de Unamuno41, und eine Machtdemostration hinter diesen Reliefs existierte. Diese These könnte, zusammen mit anderen Punkte wie der Wahrnehmung der politischen Macht erklären, warum die Reliefs von Tud"aliya-IV., der Erbe eines Usurpators und im Konflikt mit dem legitimen Thronerben Kurunta, überreichlich sind: Dem Hatip-Felsrelief des Kuruntas in Tar"unta$$a stehen die nachhergelegenen Inschriften Tud"aliyas, der monumentale Yalburt-Brunnen, die Dämme von Karaküyü, Köylütolu Yayla und Gölpınar, sowie auch die Yazılıkaya-Reliefs Nr. 64 und 82 –wahrscheinlich von ihm selbst geförderten–42 entgegen. Neben diesen Spielregeln der Ästhetik und einem möglichen Endzweck der Felsreliefs zeigt sich auch der Zusammenhang von Repräsentation mit Wasser. Obwohl diese Verbindung nicht in allem Fällen klar ist, kann sie mit Hilfe der Geomorphologie berechtigt als existierend angenommen werden, da die bearbeiteten Felsen durch Wassererosion geschaffen wurden (Maps. 1, 6). Deswegen ist das Vorhandensein von Wasser, von Quellen oder Flüssen, auch in den Fällen von Sirkeli, Gâvurkalesi, Imankulu, Karabel und Keben

36

Ausnahmen in der Glyptik sind das Siegel 91/2156 (cf. S. Herbordt (2005), 244 sub Kat. 770, Abb. 41c, Taf. 58) und dasjenige Mur$ilis III. mit dem Wettergott von Aleppo in einem Wagen (Bo-90/450; Bo-91/579; Bo-91/1603 u. Bo-91/406; cf. S. Herbordt, D. Bawanypeck u. J. D. Hawkins (2011), 60-61, 157-158 sub Kat. 57.1-4, Abb. 18, Taf. 19); cf. unten, S. 350, u. Fn. 75. 37

Cf. 3.1.- Introducción, S. 38, u. Fn. 77.

38

J. Seeher (2009), 129: „Machtdemonstration‟.

39

Cf. 3.4.- Conclusión, S. 61ss., mit Fußnoten; cf. auch, obwohl mit einigen Vorbehalten, J. Börker-Klähn (1982), 98: „Die Bezugnahme der Kriegerfigur auf eine theriomorphe Götterdarstellung (und …) das Nebeneinander von Gebietsherrn und Schutz- oder Landesgottheit deutet nicht zwingend auf eine Kultort, sondern zeigt nur, wie der Dargestellte gesehen zu werden wünschte‟; 104: „Hinter ihnen (den Reliefs) steht nicht die Absicht, einen verborgenen Kultort zu schmücken, sondern der realistische Wunsch, gesehen zu werden und zu beeinflussen.‟ 40

Cf. 3.4.- Conclusión, S. 61ss., mit Fußnoten.

41

Cf. 3.3.- Relación entre imagen e inscripción, S. 58ff., mit Fußnoten; und M. de Unamuno (1982), 65-66: „(…) esa tremenda lucha por singularizarse, por sobrevivir de algún modo en la memoria de los otros y los venideros, esa lucha mil veces más terrible que la lucha por la vida‟. 42

Über die Möglichkeit, dass %uppiluliuma-II der Förderer einer Statue von Tud"aliya-IV in Yazılıkaya sein könnte, cf. 2.1.- Introducción, S. 27, Fn. 13.

8. Schlussfolgerungen

361

(Figs. 71, 78, 66, 57 u. 69) unbestreitbar.43 Und nicht nur das, ein ganzer Symbolimus über der Notwendigkeit des Wassers steht hinter der Aufführung dieser Felsreliefs, da Wasser ein sehr bedeutender Bestandteil der hethitische Kultur war. Es ist somit kein Zufall, dass Wasser und Felsreliefs in Zusammenhang stehen, aber das bedeutet nicht, dass Wasser allein ausschlaggebend für die Errichtung eines Monumentes war, sondern dass beides, Wasser und Endzweck in Verbindung stehen, wie auch die Identität des Förders, die Art und Lage seines Baues, der Inhalt der Inschrift und die Ikonographie in Verbindung stehen.44 Wasser ist das konzeptuelle Substratum, auf dem diese Darstellungen und andere bauliche Besonderheiten der hethitische Kultur errichtet wurden, manchmal in einer indirekten Weise wie in Gâvurkalesi, manchmal direkt, wie in Eflatun Pınar. An diesen Punkt muss es betont werden, dass in der Nahe von salzigen Seen wie den Tüz-Gölu kein Felsrelief dokumentiert wurde. Salz, obwohl für das Vieh45 nützlich, hat auch eine sehr starke Konnotation mit Unfruchtbarkeit, ein negativer Aspekt, mit dem man sich nicht verbinden wollte, wie durch einige magische Rituale bestätigt werden kann.46 Die bisherigen Ausführungen bedeuten nicht, dass eine einzelne Erklärung für alle diese Bauten gegeben werden kann. Monokausale Theorien neigen zum Reduktionismus, sind tendenziös und einfach zu falsifizieren und bilden kunstliche Erklärungsmodelle, in denen neue Informationen und Interpretationen nicht integriert werden; eine monokausaler Erklärungsansatz sollte daher vermieden werden.47 Bei dieser Art von monokausalen Interpretationen scheint es mehr darum zugehen, den Leser zu überzeugen, als eine befriedigende Erklärung im Sinne einer konsistenten Argumentation im Zusammenhang mit einer großen Zahl archäologischer und textlicher Informationen zu geben. Bisher konsistente Erklärungen können in der Zukunft entweder durch zusatzliche Informationen aus neuen Funden falsifiziert werden, oder diese neuen Informationen implizieren ein neues Paradigma, das eine daraufhin gemachte Behauptung verifizieren kann.48 Hiermit ist nicht gemeint, eine endgültige Erklärung für diese Bauten gefunden zu haben, da ich mir bewusst bin, dass sowohl neue Entdeckungen als auch neue theoretischen Standpunkte diese verändern können, aber sie hat eine Konsistenz, die sie heutzutage gültig macht. Unter anderem hat J. Bottéro hiervor gewarnt: „È indubbio che il moltiplicarsi delle testimonianze indipendenti e la loro convergenza da noi operata è fragile e sempre soggetta a cautela e a revisione, come ogni lavoro di carattere storico. Sarebbe

43

Manche Wissenschaftler sehen dies anders, unter anderem J. Börker-Klähn (1982), 104: „(…) macht es den Eindruck, als sei die Verkehrslage, nicht [die] postulierte Heiligkeit des Wassers schlechthin, für die Anbringung der Bilder durchaus unterschiedlichen Inhalts ausschlaggebend gewesen, weshalb ihnen die Bezeichnung Wegemarken zukommt.‟; cf. 4.4.Conclusión, S. 219ff., mit Fußnoten. 44

Folgend J. Seeher (2012), 38-39; aber mit der Zusatzbemerkung, dass Vorhandensein von Wasser die Schaffung der Felsreliefs beeinflusste; cf. oben, S. 344. 45

So wie in der „Bronzetafel‟ II 4-15 erwähnt, cf. H. Otten (1988), 16-17 (Auflage); G. Beckman (1999), 116-117 sub §11 (Übersetzung); cf. auch C. W. Watkins (1995), 145, u. Fn. 19. 46

Cf. 5.2.2.1.- Como término de comparación, S. 236, und Fn. 91.

47

Ohne Absicht, die Thesen von P. J. A. Stokkel (2005) und C. Glatz u. A. M. Plourde (2011) in Miskredit zu bringen, möchte ich darauf hinweisen, dass ihr Anspruch, alle oder Teile der Felsreliefs in bestehende Interpretations Modelle einpassen zu wollen, ihre Benutzung der Information beinflusst hat und ihre Schlussfolgerungen eingrenzt, obwohl ein Teil dieser Folgerungen gut zu dem aktuellen Forschungstand der Hethitologie passt. 48

Folgt dem in K. R. Poppers Werk „The Logic of Scietific Discovery‟ (hier, 1974) über die Wichtigkeit der Falsifizierung dargelegtem Modell; dieses würde von Th. S. Kuhn (1966) übergearbeitet und durch den Begriff der „Revolution‟, welche eine Veränderung des Paradigmas impliziert, ergänzt; cf. Ibídem, 145-146: „Nevertheless, anomalous experiences may not be identified with falsifying ones. (…) no theory ever solves all the puzzles. (…) falsification, though it surely occurs, does not happen (…) because of the emergence of an anomaly or falsifying instance. Instead, it is a subsequent and separate process that might be (…) called verification.‟

362

El agua dulce en la cultura hitita

imprudente dimenticarsene, qui come altrove‟.49 Diese kleinen Anmerkungen sollen nur zeigen, dass die Schlussfolgerungen dieser Dissertation provisorisch sind, zumindest bis neue Funde mögliche andere Interpretationen wahscheinlicher machen. Der Zusammenhang zwischen nicht-utilitaristischen Aufbauten und Wasser ist ein Merkmal der hethitische Kultur, das nicht nur eine gründliche Beobachtung der Landschaft zeigt, sondern verweist auch auf einen Symbolismus um dieses Element herum, der die ganze Kultur widerspiegelt. Wasser ist das dualistische Element par excellence,50 das die Kontradiktionen des Lebens spiegelt. Aus Wasser entsteht die Welt51 und zum Wasser kehrt die Seele des Verstorbenen52 zurück, es ist die lebensnotwendige Flüssigkeit –wie auch das Blut–, die aber auch zum Tod führen kann53, es ist nötig für Besiedelung,54 aber kann auch ihr Verderben verursachen,55 es ist der maximale Ausdruck der Fruchtbarkeit und des Lebens,56 aber auch der Vernichtung,57 es kann „rein‟58 sein, aber auch ungesund,59 kann ein Verkehrsweg60 sein oder ein Weg zu einem ungewissen Ziel61 –letztendlich ist es das Wasser, auf dem die gesamte Kosmologie basiert.62 Die Dualität und die Referenzen an negative und positive Pole zeigen sich im „Segen für Labarna-König‟ (CTH-820.1) in einer paradigmatischen Art, wenn die Lage des Hauses des Labarnas und das des „Betrügers‟ geschildert werden.63 Diese Auffassung und ihre alte Tradition im alltäglichen Leben macht Wasser zu einem Querschnittkonzept der hethitische Kultur, das in verschiedenen Textgattungen gefunden werden kann: In offiziellen Texten wie etwa Landschenkungsurkunden oder Dienstanweisungen; in Mythen und politischen Texten, wie etwa die Erzählung von der Gründung des Königtums im „Illuyanka-Mythos‟ (CTH-321);64 in Volkserzählungen, wie beispielsweise in den Mythemen von verschwundenen Göttern;65 und in magischen Texten und Ritualen, die offiziellen Zwecken dienten, das heißt, die auf den Schutz der politischen Institutionen (Königtum), ihrer Mitglieder (König, Prinz) oder deren Aufenthaltsorte (Stadt) abzielten; oder in Ritualen, die für Privatpersonen durchgeführt wurden, wie

49

J. Bottéro (1987), 53-54.

50

Cf. 5.2.- El agua dulce como materia, S. 231; 5.2.1.- Punitiva, S. 235.

51

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, S. 222ff., mit Fußnoten.

52

Cf. 5.3.2.- Río, S. 294ff. (= CTH-457.7.1).

53

Cf. 5.2.1.- Punitiva, S. 232ff., mit Fußnoten. Im diesen Sinne ist es vergleichbar mit dem griechischen Begriff phármakon, das „Arzneimittel‟ sowie „Gift‟ bedeutet. 54

Cf. 5.2.3.- Utilitaria, S. 254ff., mit Fußnoten.

55

Cf. 5.2.4.- Destructiva, S. 259ff., mit Fußnoten.

56

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, S. 242; 5.2.3.- Utilitaria, S. 253 (= ChS-I/1-Nr.-6); 5.3.4.- Lluvia, S. 318ff., (= CTH-671.A). 57

Cf. 5.2.4.- Destructiva, S. 262ff. (= CTH-820.1); und S. 263 (= CTH-7).

58

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, S. 239ff., mit Fußnoten; 5.2.2.3.- Caracterizada, S. 247ff., mit Fußnoten. 59

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, S. 243ff., mit Fußnoten (= CTH-776); 5.3.3.1.- luli(i%a)-, S. 313, mit Fußnoten (= Gesetz §25). 60

Cf. 5.3.2.2.- Como senda, S. 302ff., mit Fußnoten.

61

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, S. 228ff., mit Fußnoten (= CTH-374).

62

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, S. 225ff., mit Fußnoten.

63

Cf. 5.2.4.- Destructiva, S. 262ff., mit Fußnoten.

64

Cf. 5.3.1.- Fuente, S. 268ff., mit Fußnoten.

65

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, S. 226, und Fn. 27.

8. Schlussfolgerungen

363

etwa die Reinigungsrituale66 von Ma$tigga (CTH-404)67 und Tunnawi (CTH-409)68 oder Geburtsrituale.69 Mit der Geburt stehen die Göttinnen Gul$e$ und DINGIR.MA# in Verbindung, da sie das ganze Leben des Menschen70, vom Anfang bis zum „günstigen Tag‟, UD.SIG5, bewachen und weil sie zur Privatsphäre gehörenten.71 Es ist zu betonen, dass der Tag des Todes das Adjetiv „günstig, gut‟ trägt, nicht, weil er wirklich gut sei, sondern weil man diesen zentralen Schritt ins Ungewisse72 mit dem Merkmal „günstig, gut‟ besetzen wollte, um auszudrücken, dass der Tod ein Bestandteil aller Menschen, aber auch ein radikale personengebundenes Phänomen ist. Die Präsenz der Muttergottheiten ist aufgrund ihres schützenden Wesens beruhigend, weil sie der letzte Zufluchtsort sind, und weil sie die Einigkeit von Tod und Leben zeigen. Wie die magischen Rituale der Privatsphäre, gehören auch Votivtexte73 und Gebete, arkuu%ar,74 die von einem Mensch gefördert worden sind und die den Begriff des „persönlichen Gottes‟ beinhalten, das ist diejenige Gottheit, die diesen Menschen bewacht und sich für ihn einsetzt.75 Als unumgänglicher Bestandteil der Hygiene wird Wasser positiv wahrgenommen und seine Verbindung mit dem Begriff der Reinheit ist fast automatisch, wenn eine Idee von Transzendenz existiert. Dies wird am deutlichsten, wenn das Verb „reinigen‟ benutzt wurde, obwohl für die beiden Aktionen „waschen‟ und „reinigen‟, wie im Deutschen, verschiedenen Verben vorhanden war.76 Die meisten religiösen Texte, wie etwa Festbeschreibungen und magische Rituale, sowie auch einige Dienstanweisungen enthalten die Vorschrift, vor den Göttern rein zu erscheinen. Dies wurde durch Händewaschen signalisiert. Der physische Kontakt mit Objekten der Zeremonien und der Rituale, wie auch mit den Materiae als auch den Opfern, wurde durch die Hände hergestellt. Hände müssen rein sein, um durch den Kontakt nichts zu verunreinigen und um sich vor der Heiligkeit der Gottheit korrekt zu präsentieren. Persönliche Hygiene steht in enger Verbindung mit einer auch persönlichen Religion. Wenn der König in einer Zeremonie sich die Hände wäscht, verweist diese Aktion sowohl 66

Reinigungsrituale sind konzipiert, um etwas „auszulösen‟, ar'a anii%a- (cf. HW2, A, 81-88, esp. 82, 83 sub I2c, 85, 86 sub I2d, s.v: anii%a-; HED, A, 66-69, s.v: anii%a-), um die Auswirkungen eines Beschwörungsrituals umzukehren, oder um die Folgen eines unreinen Verhaltens aufzuheben; cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, S. 239ff., insbesondere S. 240, und Fn. 123; 5.2.4.- Destructiva, S. 259, Fn. 231; M. Hutter (1997), 86; Th. van den Hout (1998), 3-6; 90-92; A. Arroyo (2010), 365, und n. 97-98; D. Bawanypeck (2013), 162. Das paradigmatische Beispeil ist das Ritual der Mastigga CTH-404.3.B1, cf. A. Arroyo (2010), 371, und n. 140, mit erwähnter Literatur. 67

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, S. 245ff., mit Fußnoten, und S. 246ff., mit Fußnoten.

68

Cf. 5.3.1.2.- Como senda, S. 290ff., mit Fußnoten; 5.3.2.2.- Como senda, S. 304ff., mit Fußnoten.

69

Cf. G. Beckman (1983); A. Mouton (2008).

70

Cf. 5.3.2.- Río, S. 293, und Fn. 432.

71

A. Archi (2013b), 17: „(…) belonged to the private sphere‟.

72

Das Ungewisse ist potentiell gefährlich und schädlich, wie die Nacht, in der das, was während des Tages erkennbar ist, ununterscheidbar wird, cf. 5.2.2.3.- Caracterizada, S. 251, mit Fußnoten. 73

Cf. 3.1.- Introducción, S. 28, und Fn. 20.

74

Cf. 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, S. 228ff., mit Fußnoten (= CTH-373); für arkuu%ar, cf. HW2, A, 311-313, s.v.; HED, A, 149-150, s.v: arkuwai-; EDHIL, 205, s.v: arkuu%ae-zi; cf. auch 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, S. 228, Fn. 46. 75

Eine Art „kleiner Gottheit‟, die zwischen dem mächtigen Gott und dem Menschen steht, cf. J. Bottéro (1993), 38: „Ces menus dieux avaient chance d’appartenir plus au folklore qu’à la “théologie” officielle‟; I. Singer (2002), 8-9; S. HutterBraunsar (2004); 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, S. 228ff., mit Fußnoten. In der Ikonographie zeigt sich dies in der „Umarmungsszene‟; für die Glyptic, cf. S. Herbordt (2005), 69-71, 134, 179, 204, Abb. 42b-c (=Kat. 371, 121), 46a-d (=Kat. 504, 507, 505), Taf. 9, 29, 39, 40; S. Herbordt (2011), 53-60, Abb. 15a-f, 16a-e, 17a,c-d, Taf. 10-15, 18; für Felsreliefs, cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, S. 89, Fn. 179; 4.3.1.- Yazılıkaya, #attu$a, S. 182ff. sub §1.5.- Relieves 34-39 (= Nr. 38); S. 189ff. (= Nr. 44), S. 197ff. sub §3.2.- Relieve nº 81; und Tab. 1.2. 76

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, S. 239ff.; für den Wortschatz, cf. 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras, S. 174ff. sub §2.-Bañeras.

364

El agua dulce en la cultura hitita

auf die Reinheit des Königtums und dessen Amtsinhabers,77 aber auch darauf, dass eine Person sauber sein musste, bevor sie vor der Gottheit oder dem König sich erscheinen konnte. Dies wird aus den „Instruktionen für Priester und Tempelpersonal‟ (CTH-264), den „Instruktionen für Palastangestellte‟ (CTH-265)78 und durch die Reinigungsrituale, in denen der Leiter, der „Herr des Rituals‟, oder beide sich die Hände vorher, während oder nach dem Ritual waschen, ersichtlich. Das heißt, die „offizielle‟ Religion trifft die „persönliche‟ Religion in einer reziproken Beziehung, weil beide zur hethitischen Kultur gehörten und sich gegenseitig beeinflussten.79 Obwohl die alltägliche religiöse Praxis in den Texten nicht direkt überliefert wurde und nicht als eine solche dargestellt wurde,80 ist es aber dennoch möglich, einen Teil dieser Praxis zu rekonstruieren.81 Dies kann durch Erwähnungen in anderen Gattungen, durch den Vergleich von verschiedenen lokalen Panthea untereinander und deren Verhältnis zum offiziellen Kult erreicht werden (beispielweise die Einführung des göttlichen Paares der Sonnengöttin von Arinna und des Wettergottes in das lokale Paar von Quellgöttin und Vegetations-/Berggott).82 Dies kann auch der Existenz der Reinigungsrituale geschlossen werden, in denen die gleiche Praxis zum gleichen Ziel führte, egal ob der „Herr des Rituals‟ zur Elite oder zum Volk gehörte.83 Diese persönliche Religiösität zeigt sich auch in manchen Bauten und in der dort gefundenen Keramik, wie etwa anhand im zentralen Raum (III) des Gebäudes C, im Wasserbecken, in der Büyükkale von #attu$a und im Teich 1 des Südburgkomplexes in #attu$a,84 sowie auch durch die sogennanten „cup-marks‟ um einige Felsreliefs, wie etwa in Fıraktın oder Sirkeli 1.85 Wie oben erwähnt wurde, bestehen die textlichen Quellen für diese persönliche Religion nicht nur aus direkten persönlichen Produktion wie Votivtexten oder Gebete, sondern auch aus indirekte Belegen, wie die obengennanten

77

Cf. Th. van den Hout (1998), insbesondere, 1, 8; und n. 3.

78

Cf. 4.2.1.6.- Instalaciones en los templos: Pilas y bañeras, S. 175, und Fn. 810; 5.1.- El agua dulce como paradigma de fluído, S. 229ff., mit Fußnoten (= CTH-265). 79

Wie A. Archi (2013b), 15, erklärt: „The study of religious beliefs, particularly those of an ancient civilisation, enables us to identify certain deeply-rooted aspects of a culture‟; cf. auch Th. van den Hout (1998), 1; D. Bawanypeck (2013), 161: „The Arzawean rituals of female practitioners are mainly serving the needs of private persons‟. 80

Cf. J. Klinger (2008b), 189: „Es handelte sich dabei um den offiziellen Kult des hethitischen Staates, so wie die lokalen Traditionen in ihn Eingang gefunden haben und vermutlich auch bis zu einem gewissen Grade vereinheitlicht wurden. Wieweit sich dies mit den Kultpraktiken der einfachen Bevölkerung deckt, welche religiösen Vorstellungen das alltägliche Leben des Hethiters prägten, läßt sich dagegen nur schwer einschätzen, da hierfür jegliche textliche Überlieferung fehlt‟. Über die Möglichkeit, für eine Geschellschaft Begriffe zu postulieren, ohne dass diese explizit in deren Quellen genannt werden, cf. 3.1.- Introducción, S. 38, Fn. 77. 81

Cf. J. Bottéro (1993), 31: „(…) aspect du Culte, secondaire, sans doute, mais matériellement plus ou moins envahissant, calculé d’abord dans le propre intérêt (…) C’est ce que j’appele le Culte “intéressé”, ou “personnel”, ou “privé” ‟, 39: „(…) l’ancienne “magie” (…) l’expression la plus vivante et la plus complète, à notre disposition, de la religiosité et de la religion populaire‟; M. Hutter (1997), 78: „there never existed a Hittite religion for everybody. (…) “Hittite religion” in this sense was a political affair with only marginal meaning for the common people, whose religious beliefs remained primarily based on local traditions‟, 83: „Although we cannot describe every religious practice of these people because relevant sources are missing some aspects can be deduced from the official texts‟, 86: „magic rituals had just the same meaning for the official state cult and for the private religious well-being‟; D. Bawanypeck (2013), 161-163. 82

Cf. 5.3.1.1.- Como divinidad, S. 281ff., mit Fußnoten, insbesondere S. 285ff., mit Fußnoten.

83

Dennoch scheinen manche Materiae abhängig von der ökonomischen Position des „Herrs des Rituals‟ ausgewählt worden zu sein, cf. A. Arroyo (2010), 365, und n. 102, mit erwähnter Literatur; für diese Art von Ritualen, cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, S. 239. 84

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, S. 87, Fn. 162; 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, S. 163ff.; 4.2.1.4.- Edificio C, Büyükkale, S. 166ff.; 4.2.1.1.- Conjunto en la Südburg: ‘Ostteiche’ 1 y 2 y “Cámaras” 1 y 2, §5.- “Estanques 1-2” (‘Teichen 1-2’), S. 155ff., mit Fußnoten; und insbesondere, 4.2.1.3.- ‘Wasserbecken’, Büyükkale, S. 166, Fn. 742. I. Wegner (1983), 192, interpretiert die nackten Figürchen von Göttinnen als “Privatfrömmigkeit”. 85

Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, S. 90ff., mit Fußnoten; 4.1.2.4.1.- Sirkeli, S. 111ff., mit Fußnoten. Über die persönliche Religion, cf. oben, S. 351ff., mit Fußnoten.

8. Schlussfolgerungen

365

Reinigungsritualen, manchen Gesetze, die Strafen für magische Verbrechen86 beinhalten und aus der Darstellung abartiger Verhältnisse wie in der „Affäre der Tawananna‟87 oder dem „Leberorakel‟ KUB-16.16 Vs. 23’-25’ (CTH-570): 23’(…) MUNUS.ME%dam-ma-ra-a! [Rasur] ku-i-e-e! da-pí-an-te-e! 24’ nu-u%a-kán ma-a-an DUMU.NITA ˹ku˺-e-da-ni-ik-ki a-ki nu-u%a-a!-ma-a!-kán GIDIM?-i da-pí-an-tees-pát 25’!e-er !a-li-ki!-kán-˹zi˺ NINDA-i%a-u%a KA% *A GIDIM az-zi-ki-ir, 23’ „(…) alle die dammaraFrauen, 24’-25’wenn ihnen ein Sohn stirbt, werfen diese sich alle über ihrer Tote, und das Brot und das Bier des Totens fraßen sie.‟88 Unreine Verhältnisse wurden in Texten gesammelt und es wurden Gesetze erlassen, die für die verursachenden Personen und ihre Nachkommenschaft empfindliche Strafen vorsahen.89 Die Sätze, die am besten zeigen, dass abartige Verhältnisse mit persönlicher Religion koexistieren konnten, sind in dem Text „Instruktionen für Priester und Tempelpersonal‟ (CTH-264) KUB-13.4 I 21-22 zu finden: 21UN-a! DINGIRME%-a!-!a ZI-an-za ta-ma-a-i! ku-i!-ki UL !ki"-i-pát ku-it UL 22ZI-an-za-ma 1-a!-pát (…), 21(Ist) die Seele des Mensches (und) des Gottes verschieden? Nein, das (ist) es nicht, 22die Seele (ist) eine und dieselbe;90 und KUB-13.4 II 23-24: 23 (…) DINGIR-LIM-u%a-ra-a! ku-it !nu"-u%a UL 24ku-it-ki [me-ma-i nu-u%a-an-na-a!] UL ku-it-ki i-[i%a]zi, 23(…) „Da er ein Gott (ist), 24wird er nichts sagen und wird er uns nichts machen‟91. Aus diesen Ausführungen ergibt sich, wie oben bereits erwähnt wurde, dass der hethitische Mensch in einer scheinbar widersprüchlichen Kultur mit viele Ambivalenzen lebte, die auf der einen Seite die wahrgenommene Transzendenz und auf der anderen Seite die Materialität seines Daseins in der Welt widerspiegelte. F. Imparati hat diesen Sachverhalt wie folgt beschrieben: „(…) la constatation (…) est que les fidèles hittites, dans une société qui était apparemment si imprégnée de religion, n’étaient en réalité pas toujours scrupuleux dans le respect de leurs engagements envers les divinités, ce qui contraste avec l’impression de méticulosité et de pieuse attention qui émerge de la lecture de IBoT-II 131 et d’autres textes relatifs à l’administration du culte.‟92 Auch bereits J. Bottéro zeigte: “Toute mythologie, même savante et organisée, a sa force, sa cohérence, sa logique; mais aussi, inévitablement, (…) ella a ses incohérences et son irrationnel”93, so wie es in jeden menschlichen Leben ist, so wie es das Wasser spiegelt.

86

Cf. 5.2.2.2.- Como materia purificadora/higiénica, S. 240, und Fn. 123; cf. auch, Th. van den Hout (1998), 76: „(…) there is evidence that all persons used magic spells and curses‟; J. Klinger (2002), 148: „Die Bedrohung durch ein magisches Ritual war innerhalb der hethitischen Kultur so konkret wie die Bedrohung durch direkte körperliche Gewalt‟; und oben. 87

Cf., unter anderen, Th. van den Hout (1998), 41-53, 75-84; S. de Martino (1998), mit erwähnten Literatur; M. Cammarosano (2010), 49-50. 88

Transkription und Übersetzung der Autorin, cf., auch G. del Monte (1987), 96-97, und Fn. 5 (Übersetzung); Th. van den Hout (1998), 140-141 (Edition); V. Haas (2003), 136, u. Fn. 589 (Übersetzung, Transkription). Für MUNUSdammara-, cf. F. Pecchioli Daddi (1982), 396-397, s.v.; HEG, T/D, 70-72, s.v. 89

Wie in den „Instruktionen für Priester und Tempelpersonal‟ (CTH-264) erwähnt, cf., unter anderem A. Taggar Cohen (2006), 40-43 (Transkription), 71-72 (Übersetzung) sub §§2-3; J. Klinger (2001), 74 (Übersetzung). 90

Cf. 3.1.- Introducción, S. 42, Fn. 105.

91

Cf. A. Götze (1969), 208 (traducción); A. Taggar Cohen (2006), 49 (Transkription), 74 (Übersetzung) sub §7.

92

F. Imparati (1990), 187.

93

J. Bottéro (1983), 203.

366

El agua dulce en la cultura hitita

II. Abreviaturas bibliográficas1 AA

Archäologischer Anzeiger, Berlin.

ABoT

Ankara Arkeoloji Müzesinde bulunan Bo&azköy tabletleri, Istanbul, 1948.

AfO

Archiv für Orientforschung, Berlin-Graz-Wien.

AfO Beih. 10

Schuler, von, E., Hethitische Dienstanweisungen für höhere Hof- und Staats beamte. Ein Beitrag zum antiken Recht Kleinasiens, 1967.

11

Reiner, E.; %urpu. A Collection of Sumerian and Akkadian Incantations, 1958.

AHW

von Soden, W.; Akkadisches Handwörterbuch, Wiesbaden.

AJA

American Journal of Archaeology, Boston.

AMIT

Archäologische Mitteilungen aus Iran und Turan, Berlin. 43

Stöllner, Th. y Bagherpour, N. (Eds.); Water and Caves in ancient Iranian religion: aspects of archaeology, cultural history and religion, 2011.

ANES

Ancient Near East Studies, Leuven-Paris-Dudley.

ANES Suppl.

Ancient Near East Studies, Supplement, Leuven-Paris-Walpole. 22

Wightman, G. J.; Sacred Spaces. Religious Architecture in the Ancient World, 2007.

42

Yener, K. A. (Ed.); Across the Border: Late Bronze-Iron Age Relations between Syria and Anatolia, 2013.

ANET

Pritchard, J. B.; Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament, (3th ed), Princeton, 1969.

ANEP

Pritchard, J.; The Ancient Near East in Pictures Relating to the Old Testament (2nd ed. with Suppl.), Princeton, 1969.

AnSt

Anatolian Studies, London.

AOAT

Alter Orient und Altes Testament, Münster.

1

36

Wegner, I.; Gestalt und Kultur der Itar-%awu$ka in Kleinasien, 1981.

288

Kassian, A.; Korolëv, A. y Sidel’tsev, A.; Hittite Funerary Ritual !alli! wa!tai!, 2002.

305

Borger, R.; Mesopotamisches Zeichenlexikon, 2004.

Para las “Abreviaturas bibliográficas” y la “Bibliografía” se sigue el modelo del Hethitologie Portal Mainz y de CHD, respectivamente.

II. Abreviaturas bibliográficas

367

318

Hutter, M. y Hutter-Braunsar, S. (Eds.); Offizielle Religion, lokale Kulte und individuelle Religiosität. Akten des religionsgeschichtlichen Symposiums “Kleinasien und angrenzende Gebiete vom Beginn des 2. bis zur Mitte des 1. Jahrtausends v. Chr.” (Bonn, 20.-22. Februar 2003), 2004.

337

Hutter, M. y Hutter-Braunsar, S.; Pluralismus und Wandel in der Religionen im vorhellenistischen Anatolien. Akten des religionsgeschichtlichen Symposiums in Bonn (19.-20. Mai 2005), 2006.

368

Prentice, R.; The Exchange of Goods and Services in Pre-Sargonic Lagash, 2010.

391

Hutter, M. y Hutter-Braunsar, S.; Hethitische Literatur. Überlieferungsprozesse, Textstrukturen, Ausdrucksformen und Nachwirken. (Akten des Symposiums vom 18. bis 20. Februar 2010, Bonn), 2011.

AOATS

Alter Orient und Altes Testament, Neukirchen-Vluyn. 3

Haas, V. y Wilhelm, G.; Hurritische und Luwische Riten aus Kizzuwatna, 1974.

AoF

Altorientalische Forschungen, Berlin.

AOS

American Oriental Society, New Haven. 12

Götze, A. y Sturtevant, E. H.; The Hittite Ritual of Tunnawi, 1938.

55

Hoffner, H. A.; Alimenta Hethaeorum, 1974.

ARM

Archives Royales de Mari, Paris.

ArOr

Archiv Orientálni, Praha.

AS

Assyriological Studies, Chicago. 16

Cf. FsLandsberger.

24

Güterbock, H. G. y van den Hout, Th.; The Hittite Instructions for the Royal Body Guard, 1991.

25

McMahon, G.; The Hittite State Cult of the Tutelary Deities, 1991.

ASOR-BS

American Schools of Oriental Research - Books Series, Atlanta. 10

Walls, H. (Ed.); Cult Image and Divine Representation in the Ancient Near East, 2005.

AST

Ara'tirma Sonuçlari Toplantısı, Ankara.

AT

Wiseman, D. J.; The Alalakh Tablets, London, 1953.

AulaOr

Aula Orientalis, Barcelona.

AulaOr Supl.

Aula Orientalis Suplementa, Barcelona. 16

Montero Fenellós, J.-L.; La metalurgia en el Próximo Oriente Antiguo, 1998.

AW

Antike Welt, Mainz am Rhein.

Babyl. 6

Sayce, A. H; The Cappadocian Cuneiform Tablets of the University of Pennsylvania, en: Babyloniaca 6, 1912, 182-192.

368

El agua dulce en la cultura hitita

BaF

Baghdader Forschungen, DAI Berlin. 24

BAH

Bagg, A. M.; Assyrischen Wasserbauten, 2000. Bibliothèque archéologique et historique, Institut français du Proche-Orient, Beyrouth.

193

Saadé, G.; Ougarit et son royaume. Des origines à sa destruction, 2011.

BASOR

Bulletin of the American Schools of Oriental Research, Indiana.

BBV

Berliner Beiträge zur Vor- und Frühgeschichte, Berlin. 11

Nagel, W.; Die neuassyrischen Reliefstile unter Sanherib und Assurbanaplu, 1967.

Berytus

Berytus Archaeological Studies, Beirut.

BIN

Babylonian Inscriptions in the Collection of James B. Nies, Yale University, New Haven-London-Oxford. 6

Stephens, F. J.; Old Assyrian Letters and Business Documents, 1944.

BM

Inventario de tablillas del British Museum.

BMECCJ

Prince Takahito Mikasa, H. I. H. (Ed.); Bulletin of the Middle Eastern Culture Center in Japan, Wiesbaden. 3

Essays on Anatolian Studies in the Second Millennium B. C., 1988.

4

Essays on Ancient Anatolian and Syrian Studies in the 2nd and 1st Millennium B.C., 1991.

7

Essays on Anatolia Archaeology, 1993.

9

Essays on Ancient Anatolia and Syria in the Second and Thrid Millennium B.C., 1996.

10

Essays on Ancient Anatolia in the Second Millennium B. C., 1998.

11

Essays on Ancient Anatolia, 1999.

Bo

Inventario de tablillas procedentes de Bo&azköy excavadas entre 1906-1912.

Bo año/…

Inventario de tablillas procedentes de Bo&azköy excavadas después de 1968.

Bo&azköy

I

Bittel, K y Güterbock, H. G.; Bo&azköy. Neue Untersuchungen in der hethitischen Hauptstadt, Berlin, 1935.

Bo&azköy

II

Bittel, K. y Naumann, R.; Bo&azköy II. Neue Untersuchungen hethitischer Architektur, Berlin, 1938.

Bo&azköy

III

Bittel, K.; Naumann, R.; Beran, Th.; Hachmann, R.; Kurth, G.; Funde aus den Grabungen 1952-1955, Berlin, 1957.

Bogazköy

IV

Bittel, K.; Güterbock, H.G.; Hauptman, H.; Kühne, H.; Neve, P.; Schirmer, W.; Bo)azköy IV. Funde aus den Grabungen 1967 und 1968, Berlin, 1969.

Bogazköy

V

Güterbock, H. G.; Neumann, G.; Neve, P.; Otten, H.; Seidl, U.; Bo)azköy V. Funde aus den Grabungen 1970 und 1971, Berlin, 1975.

II. Abreviaturas bibliográficas

369

Bo-#a

Bo&azköy-#attu$a. Ergebnisse der Ausgrabungen, Darmstadt-Mainz.

BSIEL

Brill’s Studies in Indo-European Languages and Linguistics, Leiden-Boston.

Byzas

2

Yakubovich, I.; Sociolinguistics of the Luvian Language, 2010.

4

Mielke, D. P.; Schoop, U-D.; Seeher, J. (Eds.), Strukturierung und Datierung in der hethitischen Archäologie (Internationaler Workshop Istanbul, 26-27. November 2004), 2006.

9

Bachmann, M. (Ed.), Bautechnik im antiken und vorantiken Kleinasien (Internationale Konferenz 13.-16. Juni 2007 in Istanbul), 2009.

13

Pirson, F. (Ed.), Manifestationen von Macht und Hierarchien in Stadtraum und Landschaft, Istanbul, 2012.

CANE

Sasson, J. et al., Civilizations of the Ancient Near East I-IV, New York, 1995.

CAD

The Assyrian Dictionary of the Oriental Institute of the University of Chicago, Chicago-Glückstadt, 1956ss.

CCT

Cuneiform Texts from Cappadocian Tablets in the British Museum, London. 4

Smith, S.; 1927.

CDOG

Colloquien der Deutschen Orient-Gesellschaft. 6

Wilhelm, G. (Ed.); #attu$a-Bo&azköy. Das Hethiterreich im Spannungsfeld des Alten Orients (22-24. März 2006, Würzburg), Wiesbaden, 2008.

CHANE

Culture and History of the Ancient Near East, Leiden-Boston. 40

Görke, S.; Das Ritual der A$tu. Rekonstruktion und Tradition eines hurritisch-hethitischen Rituals aus Bo&azköy/#attu$a, 2010.

64

Mouton, A.; Rutherford, I. y Yakubovich, I. (Eds.); Luwian Identities. Culture, Language and Religion Between Anatolia and the Aegean, 2013.

CHD

The Hittite Dictionary of the Oriental Institute of the University of Chicago, 1980ss.

CHLI I

Hawkins, J. D.; Corpus of Hieroglyphic Luvian Inscriptions I, Inscriptions of Iron the Age, Part 1-3, Berlin-New York, 2000.

ChS

Haas, V.; Salvini, M.; Wegner, I.; Wilhelm, G. (Eds.); Corpus der hurritischen Sprachdenkmäler, CNR, Roma, 1984ss. I

Die Texte aus Bo&azköy. 1

Haas, V.; Die Serien itka"i und itkalzi des AZU-Priesters, Rituale für Ta$mi$arri und Tatu"epa sowie weitere Texte mit Bezug auf Ta$mi$arri, 1984.

3-1

Wegner, I.; Hurritische Opferlisten aus hethitischen Festbeschreibungen. Teil I. Texte für I*TAR-%A(W)U%KA, 1995.

3-2

Wegner, I.; Hurristische Opferlisten aus hethitischen Festbeschreibung. Teil II: Texte für Te$ub, #ebat und weitere Gottheiten, 2002.

370

El agua dulce en la cultura hitita 3-3

Wegner, I.; Hurristische Opferlisten aus hethitischen Festbeschreibung. Teil III: Das Glossar, 2004.

5-1

Haas, V. y Wegner, I.; Die Rituale der Beschwörerinnen SAL%U.GI, Teil I: Die Texte, 1988.

5-2

Haas, V. y Wegner, I.; Die Rituale der Beschwörerinnen SAL%U.GI, Teil II: Das Glossar, 1988.

9

Haas, V.; Bawanypeck, D.; Giorgieri, M. y Strauß, R.; Die hurritischen Ritualtermini in hethitischem Kontext, 1998.

CIH

L. Messerschmidt, Corpus Inscriptionum Hettiticarum, Berlin. I

CIH I, en: MVAG 1900, 4-5.

II

CIH II (= Erste Nachtrag), en: MVAG 1902, 3/7.

III

CIH III (= Zweiter Nachtrag), en: MVAG 1906, 5/11.

CLL

Melchert, H. Cr.; Cuneiform Luvian Lexicon, en: Lexica Anatolica 2, Chapel Hill, 1993.

CM

Cuneiform Monographs, Leiden - Boston. 21

CNI

Hazenbos, J.; The Organization of the Anatolian Local Cults during the thirteenth century b.C. An appraisal of the Hittite cult inventories, 2003. The Carsten Niebuhr Institute Publications, Copenhagen.

38

Barjamovic, G.; A Historical Geography of Anatolia in the Old Assyrian Colony Period, 2011.

CTH

Cf. Laroche, E.

CoS

Hallo, W. W. (Ed.); The Context of Scripture I-III, Leiden-Boston-Köln. I

Canonical Compositions from the Biblical World, 1997.

II

Monumental Inscriptions from the Biblical World, 2000.

III

Archival Documents from the Bibliocal World, 2002.

CRAI

Comptes Rendus des Séances; Académie des Inscriptions et Belles-Lettres, Paris.

CRRAI

Comptes rendu de la Rencontre Assyriologique Internationale. 21

van Dijk, J.; Cagni, L.; Matthiae, P. y Pettinato, G. (Eds.); Études sur le Panthéon systématique et les Panthéons locaux, (Rome, 24-28 Juin 1974), en: Or. 45, 1976.

34

Erkanal, H., Donbaz, V. y U&uro&lu, A. (Eds.), Relations between Anatolia and Mesopotamia, (Istanbul, 6-10 July, 1987), en: TTKY 27, 1998.

44

Milano, L.; de Martino, S.; Fales, F. M. y Lanfranchi, G.B. (Eds.); Landscapes, Territories, Frontiers, and Horizons in the Ancient Near East IIII (Venezia, 7-11 July 1997), Padova, 2000.

II. Abreviaturas bibliográficas

371

54

Wilhelm, G. (Ed.); Organization, representation, and Symbols of Power in the Ancient Near East (Würzburg, 20-25 July 2008), Winona Lake, 2012.

55

Felliu, L., Llop, J., Millet, A., San Martín, J. (Eds); Time and History in the Ancient Near East. (Barcelona, 26-30 July 2010), Winona Lake, 2013.

DBH

Dresdner Beiträge zur Hethitologie, Dresden. 1

Hagenbuchner(-Dresel), A.; Massangaben bei hethitische Backwaren, 2002.

4

Groddek, D.; Hethitische Texte in Transkription. KUB 55, 2002.

10

Cf. GsForrer.

12

Riemschneider, K. K.; Die akkadischen und hethitischen Omentexte aus Bo&azköy, 2004.

13

Groddek, D.; Hethitische Texte in Transkription. KUB 20, 2004.

14

Groddek, D.; Hethitische Texte in Transkription. KUB 59, 2004b.

15

Groddek, D.; Hethitische Texte in Transkription. KUB 51, 2004c.

20

Groddek, D.; Hethitische Texte in Transkription. KUB 60, 2006.

23

Groddek, D.; Hethitische Texte in Transcription. IBoT 4, 2007.

24

Groddek, D.; Hethitische Texte in Transkription. KBo 22, 2008.

27

Taracha, P.; Religions of Second Millennium Anatolia, 2009.

29

Zehnder, Th.; Die hethitischen Frauennamen. Katalog und Interpretation, 2010.

30

Groddek, D.; Hethitische Texte in Transkription. KUB 2, 2009.

35

Fischer, R.; Groddek, D.; Marquardt, H.; Hethitologie in Dresden. Textarbeitungen, Arbeiten zur Forschungs- und Schriftgeschichte, 2011.

38

Groddek, D.; Hethitische Texte in Transkription. KBo 48, 2012.

39

Groddek, D.; Hethitische Texte in Transkription. KBo 58, 2012b.

DiskAB

Diskussionen zur Archäologischen Bauforschung, Deutsches Archäologisches Institut, Architektur-Referat, Mainz-am-Rhein. 8

Schwandner, E.-L. y Rheidt, K.; Macht der Architektur - Architektur der Macht, Bauforschungskolloquium in Berlin vom 30. Okt. bis 2. Nov. 2002, 2004.

9

Pirson, F. y Wulf-Rheidt, U. (Eds.); Austausch und Inspiration. Kulturkontakt als Impuls architektonischer Innovation, Kolloquium vom 28.-30.4.2006 in Berlin anlässlich des 65. Geburtstages von Adolf Hoffmann, 2008.

DLL

Cf. Laroche, E.

DMOA

Documenta et Monumenta Orientis Antiqui, Leiden.

DVWK

Deutscher Verband für Wasserwirtschaft und Kulturbau e.V.

372

El agua dulce en la cultura hitita

DWhG

Deutschen Wasserhistorischen Gesellschaft, Siegburg. 1

Ohlig, Ch.; Peleg, Y; Tsuk, T. (Eds.), Cura Aquarum in Israel. Proceedings of the 11th International Conference on the History of Water Management and Hydraulic Engineering in the Mediterranean Region, Israel 7-12 May 2001, 2002.

9

Ohlig, Ch. (Ed.); Antike Zisternen, 2007.

20

Ohlig, Ch. (Ed.); Meisterwerk der Hydrotechnik - Voraussetzung für die Entwicklung von Gemeinwesen (3. September-3. Oktober 2012, Kreishaus Siegburg).

EA

Knudtzon, J. A.; Die El-Amarna-Tafeln (VAB 2), Leipzig, 1915; 2ª ed. 1964.

EDHIL

Kloekhorst, A.; Etimological Dictionary of the Hittite Inherited Lexicon, Leiden, 2008.

EHGl

Hoffner, H. A. Jr.; An English-Hittite Glossary, en: RHA 25, 1967.

Emar VI/1-3

Arnaud, D.; Textes sumériens et accadiens. Textes et planches, en: Synthèse 18, Paris, 1958-1986.

Eothen

Collana di studi sulle civiltà dell’Oriente antico, Firenze. 3

Polvani, A. M.; La terminologia dei minerali nei testi ittiti, 1988.

5

de Martino, L’Anatolia Occidentale nel Medio regno Ittita, 1996.

9

de Martino, S. e Imparati, F. (Eds.); Studi e testi I, 1998.

10

de Martino, S. e Imparati, F. (Eds.); Studi e testi II, 1999.

11

Cf. GsImparati.

12

Cf. GsImparati2.

13

Prechel, D. (Ed.), Motivation und Mechanismen des Kulturkontaktes in der späten Bronzezeit, 2005.

15

Marizza, M.; Dignatari ittiti del tempo di Tuthaliya I/II, Arnuwanda I, Tuthaliya III, 2007.

16

Strobel, K. (Ed.), New Perspectives on the Historical Geography and Topography of Anatolia in the II and I millenium B.C., 2008.

FHG

Laroche, E.; Fragments hittites de Genève, en: RA 45 (1951), 131-138, 184-194; RA 46 (1952), 42-50, 214.

FsAbusch

Stackert, J., Nevling Porter, B. y Wright, D. P. (Eds), Gazing on the Deep: Ancient Near Eastern and Other Studies in Honor of Tzvi Abusch, Bethesda, 2010.

FsAkurgal

Akurgal'a Arma&an / Festschrift Akurgal, en: Anadolu 21, 1987.

FsAlp

Otten, H.; Akurgal, E.; Ertem, H. y Süel, A.; Sedat Alp’a Arma&an / Festschrift für Sedat Alp, Ankara, 1992.

II. Abreviaturas bibliográficas

373

FsBittel

Boehmer, R. M. y Hauptmann, H. (Eds.); Beiträge zur Altertumskunde Kleinasiens, Mainz, 1983.

FsCarruba

Archi, A. y Pecchioli-Daddi, F.; Studi di Ittitologia in onore di Onofrio Carruba, en: Orientalia 73/4, 2004.

FsDinçol

Alparslan, M.; Dogan-Alparslan, M.; Peker, H. (Eds.), Vita: Belkıs Dinçol ve Ali Dinçol’a Arma&an / Festschrift in Honor of Belkıs Dinçol and Ali Dinçol, Istanbul, 2007

FsEsin

Özdogan, M.; Hauptmann, H. y Ba'gelen, N. (Eds.), Köyden Kente Yakındo&u’da ilk Yerle'imler / From Village to Cities. Early Villages in the Near East, Ufuk Esin’e Arma&an / Studies Presented to Ufuk Esin, Istanbul, 2003.

FsGüterbock

Bittel, K; Houwink ten Cate, Ph. H. J. y Reiner, E. (Eds.); Anatolian Studies Presented to Hans Gustav Güterbock on the Occasion of his 65th Birthday, Istanbul, 1974.

FsGüterbock2

Hoffner, H. A. y Beckman, G. (Eds.); Kani$$uwar. A Tribute to Hans. G. Güterbock on his Seventy-fifth Birthday, May 27, 1983; Chicago, 1986.

FsHaas

Richter, Th; Prechel, D; Klinger, J. (Eds.) Kulturgeschichten. Altorientalische Studien für Volkert Haas zum 65. Geburtstag, Saarbrücken, 2001.

FsHawkins

Singer, I. (Ed.); ipamati kistamati pari tumatimis. Luwian and Hittite Studies Presented to J. D. Hawkins on the Occasion of his 70th Birthday, Tel Aviv, 2010.

FsHoffner

Beckamn, G.; Beal, R. y McMahon, G.; (Eds.), Hittite Studies in Honor of Harry A. Hoffner Jr. on the Occasion of his 65th. Birthday, Winona Lake, 2003.

FsHrozn5

ÇihaC, V.; Klíma, J. y Matou$, L.; Symbolae ad Studia Orientis Pertinentes Frederico Hrozn5 Dedicatae: Belleten 12, I-III, Praha, 1950.

FsKlein

Klein, J. y Sefati, Yitschak; An experienced scribe who neglects nothing, Bethesda, 2005.

FsKo$ak

Groddek, D. y Zorman, M. (Eds.); Tabularia Hethaeorum. Hethitologische Beiträge Silvin Ko$ak zum 65. Geburtstag, en: DBH 25, 2007.

FsLandsberger

Studies in Honor of Benno Landsberger on his Seventy-Fifth Birthday, April 21, en: AS 16, 1965.

FsLaroche

Florilegium Anatolicum. Mélanges offerts à Emmanuel Laroche, Paris, 1979.

FsLaroche2

Lebrun, R. (Ed.) Acta Anatolica E. Laroche oblata (Colloque anatolien, Paris, 1-5 juillet 1985), en: Hethitica 8.

FsLebrun

Mazoyer, M. y Casabonne, O. (Eds.), Studia Anatolica et Varia. Mélanges offerts au professeur René Lebrun, Paris,

FsMansel

Mansel’e Arma&an / Mélanges Mansel I-III, en: TTKY 7 (Sa. 60), Ankara, 1974.

374

El agua dulce en la cultura hitita

FsMatou$

Hru$ka, B. y Komoróczy, G. (Eds.); Festschrift Lubor Matou$, Budapest, 1978.

FsMayer

Biga, M.-G. y Liverani, M. (Eds.); ana turri gimilli, studi dedicati al Padre Werner R. Mayer, S. J. da amici e allievi, en: VO 5, 2010.

FsMeriggi

Carruba, O. (Ed.); Studia Mediterranea Piero Merigi dicata, en: StMed 1, I-II, Pavia, 1979.

FsMeyer

Becker, J.; Hempelmann, R.; Rehm, E. (Eds.); Kulturlandschaft Syrien. Zentrum und Peripherie. Festschrift für Jan-Waalke Meyer, Münster, 2010.

FsMoortgat

Bittel, K.; Heinrich, E.; Hrouda, B.; Nagel, W. (Eds.); Vorderasitische Archäologie. Studien und Aufsätze, Berlin, 1964.

FsMorpurgo

Penney, J. H. W. (Ed.); Indo-European Perspectives. Studies in Honour of Anna Morpurgo Davies, Oxford, 2004.

FsNaumann

Deutsches Archäologisches Institut, Abteilung Istanbul; Rudolf Naumann zum 60. Geburtstag, en: IstMitt 19/20, 1969/70.

FsNeumann

Tischler, J. (Ed); Serta Indogermanica. Festschrift für Günter Neumann zum 60. Geburtstag, Innsbruck, 1982.

FsTuchelt

DAI-Istanbul (Ed.); Festschrift Tuchelt, en: IstMitt 46, 1996.

FsOtten

Neu, E. y Rüster, Chr.; Festschrift Heinrich Otten, Wiesbaden, 1973.

FsOtten2

Neu, E. y Rüster, Chr.; Documentum Asiae Minoris Antiquae, Wiesbaden, 1988.

FsT.Özgüç

Emre, K.; Hrouda, B.; Mellink, M.; Özgüç, N. (Eds.), Anatolia and the Ancient Near East. Studies in Honour of Tahsin Özgüç, Ankara, 1989.

FsN.Özgüç

Mellink, M. J.; Porada, E.; Özgüç, T. (Eds.), Aspects of Art and Iconography: Anatolia and Its Neighbors. Studies in Honor of Nimet Özgüç, Ankara, 1993.

FsPopko

Taracha, P.; Silva Anatolica. Anatolian Studies Presented to Maciej Popko on the Occasion of His 65th Birthday, Warsaw, 2002.

FsRoos

Hout, Th.P. J., van den, (Ed.), The Life and Times of #attu$ili III and Tud"aliya IV (Proceedings of a Symposium Held in Honour of J. de Roos, December 2003, Leiden), Leiden, 2006.

FsSeidl

Ernst, S. y Häusl, M. (Eds.), Kulte, Priester, Rituale. Beiträge zu Kult und Kultkritik im Alten Testament und Alten Orient. Festschrift für Theodor Seidl zum 65. Geburtstag, Ottilien, 2010.

FsSinger

Cohen, Y.; Gilan, A.; Miller, J. L. (Eds.); Pax Hethitica. Studies in Honour of Itamar Singer, StBoT 51, 2010.

FsSommer

Krahe, F. (Ed.), Corolla Linguisica. Festschrift Ferdinand Sommer zum 80. Geburtstag am 4. Mai 1955, Wiesbaden, 1955.

FsWilhelm

Cancik-Kirschbaum, E.; Klinger, J. y Müller, G. W. (Eds.); Diversity and Standardization. Perspectives on social and political norms in the ancient Near East, Berlin, 2013.

II. Abreviaturas bibliográficas GeoJ

375

The Geographical Journal, Oxford.

van Gessel, Onomasticon Gessel, B. E. H., van.; Onomasticon of the Hittite Pantheon, Leiden-New York-Köln. I-II

en: HdO 1/33-1-2, 1998.

III

en: HdO 1/33-3, 2001.

GsEdhem

Halil Edhem Hâtıra Kitabı / In Memoriam Halil Edhem I-III, TTKY 7, Serie 5, 1947.

GsEsin

Yalçın, Ü. (Ed.); Anatolian Metal IV, Bochum, 2008.

GsForrer

Groddek, D. y Rößle, S. (Eds.); %arnikzel. Hethitologische Studien zum Gedenken an Emil Orgetorix Forrer, en: DBH 10, 2004.

GsGüterbock

Yener, K. y Hoffner, H. A. (Eds.), Recent Developments in Hittite Archaeology and History. Papers in Memory of Hans Gustav Güterbock, Winona Lake, 2002.

GsImparati

de Martino, S. y Pecchioli Daddi, F. (Eds.); Anatolia Antica. Studi in memoria di F. Imparati I-II, en: Eothen 11, 2002.

GsImparati2

Imparati, F.; Studi sulla società e sulla religione degli ittiti I-II, 2004.

GsNeu

Klinger, J.; Rieken, E. y Rüster, Ch.; Investigationes Anatolicae. Gedenkschrift für Erich Neu, en: StBoT 52, 2010.

GsNeu2

Lebrun, R. y De Vos, J.; Studia Anatolica in Memoriam Erich Neu dicata, en: Hethitica 16, 2010.

GsvonSchuler

Marazzi, M. y Wilhelm, G. (Eds.); Gedenkschrift Einar von Schuler, en: OrNS 59, 1990, 101-332.

HdO

Handbuch der Orientalistik, Leiden-Boston-Köln. I

Der Nahe und Mittlere Osten.

II

India.

HED

Puhvel, J.; Hittite Etymological Dictionary, Berlin, 1974ss.

HEG

Tischler, J.; Hethitisches Etymologisches Glossar, Inssbruck, 1977-2001.

HHCTO

Ünal, A.; Hittite and Hurrian Tablets from Örtaköy (Çorum), Central Turkey. With two Excursuses on the “Man of the Storm God” and a Full Edition of KBo 23.27, Istanbul, 1998.

HHM

Gelb, I.; Hittite Hieroglyphic Monuments, en: OIP 45, 1939.

HHW

Tischler, J.; Hethitisches Handwörterbuch, Innsbruck, 2001.

HKM

Alp, S.; Hethitische Keilschrifttafeln aus Ma'at Höyük, en: TTKY VI/34, Ankara, 1991.

HW

Friedrich, J. y Kammenhuber, A. Hethitisches Wörterbuch, Heidelberg, 1952-1954.

376

El agua dulce en la cultura hitita

HW2

Kammenhuber, A. y Hazenbos, J. (Ed.), Hethitisches Wörterbuch 2. Zweite, völlig neubearbeitete Auflage, Heidelberg, 1975ss.

HZL

Rüster, Chr. y Neu, E.; Hethitisches Zeichenlexikon. Inventar und Interpreta tion der Keilschriftzeichen aus den Bo&azköy-Texten, Wiesbaden, 1989.

IBK

Innsbrucker Beitrage zur Kulturwissenschaft, Innsbruck.

IBK Sond. 120 IBoT

Innsbrucker Beitrage zur Kulturwissenschaft Sonderheft, Innsbruck. Woudhuizen, F. C.; Selected Luwian Hieroglyphic Texts, I-II, 2004. Istanbul Arkeoloji Müzelerinde Bulunan Bo&azköy Tabletleri(nden Seçme Metinler), Istanbul.

I

1944, Istanbul.

II

1947, Istanbul.

III

1954, Istanbul.

IV

1988, Istanbul.

ICAANE

International Congress on the Archaeology of the Ancient Near East. 5

Córdoba, J. Mª.; Molist, M.; Pérez, Mª C.; Rubio, I. y Martínez, S. (Eds.); Madrid 3-8 April 2006, I-III, Madrid, 2008.

6

Matthiae, P.; Pinnock, F.; Nigro, L. y Marchetti, N. (Eds.); Roma 5-10 May 2009, I-III, Wiesbaden, 2010.

ICH

International Congress of Hittitology. 2

Carruba, O.; Giorgieri, M. y Mora, C.; Pavia 28 giu-2 lug. 1993, en: StMed 9, 1995.

3

Alp, S. y Süel, A. (Eds); Çorum 16-22 Sept. 1996, Ankara, 1998.

4

Wilhelm, G. (Ed.); Würzburg 4-8 Oktober 1999, en: StBoT 45, 2001.

5

Süel, A. (Ed.); Çorum 2-8 Sept. 2002, Ankara, 2005.

6

Archi, A. y Francia, R. (Eds.); Roma 5-9 Sept. 2005, I, en: SMEA 49, 2007. Archi, A. y Francia, R. (Eds.); Roma 5-9 Sept. 2005, II, en: SMEA 50, 2008.

7

Hazırlayan, Y. y Süel, A.; Çorum, Aug. 25-31, 2008, Ankara, 2010.

IHH

Hrozn5, C. H.; Les Inscripctions Hittites Hiéroglyphiques, I-III, Praha, 1933-1937.

IOS

Israel Oriental Studies, Leiden. 14

IstF

Alon, I., Gruenwald, I., y Singer, I.; Concepts of the Other in Near Eastern Religions, 1994. Istanbuler Forschungen; Bamberg-Berlin-Tübingen.

51

Schachner, A.; Assyriens Könige an einer der Quellen des Tigris. Archäologische Forschungen im Höhlensystem von Bırkleyn und an sogennanten Tigris-Tunnel, 2009.

II. Abreviaturas bibliográficas IstMitt

Istanbuler Mitteilungen, Tübingen.

IstMitt Beih.

Istanbuler Mitteilungen Beiheft. 5

Neve, P.; Regenkult-Anlage in Bogazköy Hattu$a. Ein Deutungsversuch, 1971.

IWA

International Water Association.

JANER

Journal of Ancient Near Eastern Religions, Leiden.

JANES

Journal of Ancient Near Easter Society, New York.

JAOS

Journal of the American Oriental Society, Connecticut.

JASR

Journal of Applied Sciences Research, Jordan.

JBL

Journal of Biblical Literature, Philadelphia.

JCS

Journal of Cuneiform Studies, New Haven.

JNES

Journal of Near Eastern Studies, Chicago.

JWAG

Journal of the Walters Art Gallery, Baltimore.

KAW

Kulturgeschichte der Antike Welt, Mainz am Rhein. 10

Haas, V.; Hethitische Berggötter und hurritische Steindämonen: Riten, Kulte und Mythen, 1982.

KBo

Keilschrifttexte aus Boghazköi, Leipzig-Berlin, 1916ss.

Kp

Inventario de tablillas procedentes de Kayali Pınar.

KST

Kazı Sonuçları Toplantası, Ankara.

Ktèma

Civilisations de l’Orient, de la Grèce et de Rome antiques, Strasbourg.

KUB

Keilschrifturkunden aus Boghazköi, Berlin, 1921ss.

KuSa

Wilhelm, G.; Keilschrifttexte aus Gebäude A; en: Ku'aklı-%ari$$a 1,1, Marburg, 1997.

KuT

Inventario de tablillas procedentes de Ku'aklı-%ari$$a.

LAPO

Littératures Anciennes du Proche-Orient, Paris. 20

Lackenbacher, S.; Textes akkadiens d’Ugarit. Textes provenant des vingt-cinq premières campagnes, 2002.

Laroche, E. CTH

377

Catalogue des textes hittites, Paris, 1971. Suplementos: RHA 30, 1972, 94-133; RHA 33, 1975, 68-71.

DLL

Dictionnaire de la langue louvite, Paris, 1959.

GLH

Glossaire de la langue hourrite, Paris, 1980 (= RHA 34, 35, 1976-1977).

HH

Les hiéroglyphes hittites I. L’écriture; Paris, 1960.

378

El agua dulce en la cultura hitita NH

Les noms des hittites (= Études Linguistiques 4), 1966.

NHSuppl.

Les noms des hittites. Supplément, en: Hethititca 4, 1981, 3-58.

Rech.

Recherches sur les noms des dieux hittites, Paris, 1947.

LHL

Legal History Library, Leiden-Boston. 8

Altman, A.; Tracing the Earliest Recorded Concepts of International Law. The Ancient Near East (2500-330 BCE), 2012.

Logos

Internazionale Zeitschrift für Philosophie der Kultur, Tübingen.

MDOG

Mitteilungen der Deutschen Orient-Gessellschaft zu Berlin. Berlin.

MellSym

Mellammu Symposia, Milano. 3

Panaino, A. y Pettinato, G.; Ideologies as Intercultural Phenomena. Proceedings of the Third Annual Symposium of the Assyrian and Babylonian Intellectual Heritage Project Held in Chicago, USA, October 27-31, 2000, 2002.

MHwH

Ünal, A.; Multilinguales Handwörterbuch des Hethitischen/A Concise Multilingual Hittite Dictionary/Hititçe Çok Dilli El Sözlü&u, Hamburg, 2007.

MIO

Mitteilungen des Instituts für Orientforschung, Berlin.

Mém.Atatürk.

Mémorial Atatürk. Études d’archeologie et de philologie anatoliennes. Institut Français d’études Anatoliennes: Editions Recherche sur les Civilisations, en: Synthèse 10, Paris, 1982.

Méskéne-Emar

Beyer, D. (Ed.), Méskéne-Emar: Dix ans de travaux, 1972-1982, Paris, 1982.

MSVF

Marburger Studien zur Vor- und Fruhgeschichte, Marburg. 10

Müller-Karpe, A.; Hethitische Töpferei der Oberstadt von #attu$a, 1988.

MTA Yay.

Maden Tetkik ve Arama Genel Müdürlü&ü, Ankara.

MVAG

Mitteilungen der Vorderasiatischen Gesellschaft, Berlin.

MVAeG

Mitteilungen der Vorderasiatisch-ägyptischen Gesellschaft, Leipzig, 1922-1944.

N.A.B.U.

Nouvelles Assyriologiques Brèves et Utilitaires, Paris.

OAW

Österreichische Akademie der Wissenschaften, Wien.

OBO

Orbis Biblicus et Orientalis, Freiburg. 53

Winter, U.; Frau und Göttin. Exegetische und ikonographische Studien zum weiblichen Gottesbild im Alten Israel und in dessen Umwelt, 1983.

82

Hutter, M.; Behexung, Entsühnung und heilung. Das ritual der Tunnawiya für ein Königspaar aus Mittelhethitischer Zeit (KBo XXI 1 - KUB IX 34 - KBo XXI 6), 1988.

129

Janowski, B.; Koch, K. y Wilhelm, G. (Eds.) Religiosgeschichtliche Beziehungen zwischen Kleinasien, Nordsyrien und dem Alten Testament, (Internationales Symposion Hamburg, 17-21 März 1990), 1993.

II. Abreviaturas bibliográficas 210

379

Suter, C.E. y Uehlinger, Chr. (Eds.) Crafts and Images in Contact. Studies on Eastern Mediterranean art of the first millennium BCE, 2005.

OBO - Series Archaeologica. 20

Beyer, D.; Emar IV. Les sceaux, 2001.

OIC

Oriental Institute Communications, Chicago.

OIP

Oriental Institute Publications, Chicago.

OIS

Oriental Institut Seminars, Chicago. 9

OLA

Ragavan, D. (Ed.), Heaven on Earth. Temples, Ritual, and Cosmic Symbolism in the Ancient World (2-3 March 2012), 2013. Orientalia Lovaniensia Analecta, Leuven.

55

Quaegebeur, J. (Ed.); Ritual and Sacrifice in the Ancient Near East. Proceedings of the International Conference Organized by the Katholieke Universiteit Leuven (17-20 April 1991), 1993.

OLZ

Orientalistische Literaturzeitung, Berlin.

OrAn

Oriens Antiquus, Roma.

PIHANS

Publications de l’Institut Historique et Archaéologique Néerlandais de Stamboul, Leiden.

PIOL

Publications de l’Institut Orientaliste de Louvain (Université de Louvain-laNeuve, Institut Orientaliste), Louvain-la-Neuve.

PRU

Le Palais Royal d’Ugarit, Paris. IV

QS

Nougayrol, J.; Textes accadiens des Archives Sud (Archives internationales), 1956. Qa,na Studien, Wiesbaden.

2

RGTC

von Rüden, C.; Die Wandmalereien aus Tall Mi$rife/Qa,na im Kontext überregionaler Kommunikation. Mit Beiträge von Ann Brysbaert und Ilka Weisser, 2011. Répertoire Géographique des Textes Cunéiformes, TAVO, Wiesbaden.

3

Groneberg, B.; Die Orts- und Gewässernamen der altbabylonischen Zeit, TAVO B/7, 1980.

4

Nashef, K.; Die Orts- und Gewässernamen der altassyrischen Zeit, TAVO B/7, 1991.

6

del Monte, G. F. y Tischler, J.; Die Orts- und Gewassernamen der hethitischen Texte, TAVO B/7, 1978.

6/2

del Monte, G. F.; Die Orts- und Gewassernamen der hethitischen Texte. Supplement, TAVO B/7, 1992.

10

Fincke, J.; Die Orts- und Gewässernamen der Nuzi-Texte, TAVO B/7, 1993.

380

El agua dulce en la cultura hitita 12/2

Belmonte Marín, J. A.; Die Orts- und Gewässernamen der Texte aus Syrien im 2. Jt. v. Chr., TAVO B/7, 2001.

RHA

Revue hittite et asianique, Paris.

RlA

Reallexikon der Assyriologie, Berlin.

RS

Inventario de tablillas procedentes de Ras Shamra.

RSO

Ras Shamra-Ougarit, Leuven-Paris-Walpole. 3

Yon , M. et al., Le Centre de la Ville, 38e-44e campagnes (1978-1984), Paris, 1987.

10

Callot, O.; La tranchée “Ville Sud”, Paris, 1994.

SBL

Society of Biblical Literature, Atlanta.

SBo

I

H. G. Güterbock, Siegel aus Bo&azköy I. Die Königssiegel der Grabungen bis 1938, en: AfO Beih. 5, 1940.

SBo

II

H. G. Güterbock, Siegel aus Bo&azköy II. Die Königssiegel von 1939 und die übrigen Hieroglyphensiegel, en: AfO Beih. 7, 1942.

SIMA

Studies in Mediterranean Archaeology, Göteborg-Jonsered-Gothenburg. 103

Eriksson, K. O.; Red Lustrous Wheel-Made Ware, 1993.

SMEA

Studi micenei ed egeo-anatolici, Roma.

StAs

Studia Asiana, Roma. 2

Torri, G.; La similitudine nella magia analogica ittita, 2003.

5

Pecchioli-Daddi, F.; Torri, G.; Corti, P.; Central-North Anatolia in Hittite Period. New Perspectives in Light of Recent Research. Acts of the International Conference Held at the University of Florenz (7-9 Feb. 2007), 2009.

StBoT

Studien zu den Bo)azköy-Texten, Wiesbaden. 1

Otten, H. y Sou+ek, V.; Das Gelübde der Königin Pudu"epa an die Göttin Lelwani, 1965.

3

Kümmel, H. M.; Ersatzrituale für den hethitischen König, 1967.

5

Neu, E.; Interpretation der hethitischen mediopassiven Verbalformen, 1968.

14

Siegelová, J.; Appu-Märchen und #edammu-Mythus, 1971.

22

Oettinger, N.; Die Militärische Eide der Hethiter, 1976.

24

Otten, H.; Die Apologie Hattusilis III. das Bil der Überlieferung, 1981.

25

Neu, E.; Althethitische Ritualtexte in Umschrift, 1980.

27-28 Singer, I.; The Hittite KI.LAM Festival. Parts I-II, 1983-1984. 29

Beckman, G.; Hittite Birth Rituals, 1983.

31

Starke, F.; Untersuchung zur Stammbildung des keilschrift-luwischen Nomens, 1990.

II. Abreviaturas bibliográficas

381

32

Neu, E.; Das hurritische Epos der Freilassung I. Untersuchungen zu einem hurritisch-hethitischen Textensemble aus #attu$a, 1996.

37

Klinger, J.; Untersuchungen zur Rekonstruktion der hattischen Kultschicht, 1996.

38

Hout, Th. P. J., van den; Der Ulmi-Tesub-Vertrag: eine prosopographische Untersuchung, 1995.

45

Cf. ICH 4, 2001.

46

Miller, J.; Studies in the Origins, Development and Interpretation of the Kizzuwatna Rituals, 2004.

48

Christiansen, B.; Die Ritualtradition der Ambazzi. Eine philologische Bearbeitung und entstehungsgeschichtetliche Analyse der Ritualtexte CTH 391, CTH 429 und CTH 463, 2006.

50

Popko, M.; Arinna. Eine Heilige Stadt der Hethiter, 2009.

51

Cf. FsSinger.

52

Cf. GsNeu.

53

Christiansen, B.; Schicksalsbestimmende Kommunikation. Sprachliche, gesellschaftliche und religiöse Aspekte hethitischer Fluch-, Segens- und Eidesformeln, 2012.

54

Weeden, M.; Hittite Logograms and Hittite Scholarship, 2011.

1

Otten, H.; Die Bronzetafel aus Bogazköy. Ein Staatsvertrag Tuthaliyas IV, 1988.

2

Neu, E. y Rüster, Ch.; Hethitisches Zeichenlexikon, 1989.

3

Hawkins, J. D.; The Hieroglyphic Inscription of the Sacred Pool Complex at Hattusa (SÜDBURG), 1995.

4

Rüster, Ch. y Wilhelm, G.; Landschenkungsurkunden hethitischer Könige, 2012.

StBoT-Beiheft

StMed

Studia Mediterranea, Pavia. 1

Cf. FsMeriggi.

5

Sürenhagen, D.; Paritätische Staatsverträge aus hethititscher Sicht, 1985.

8

Poetto, M.; L’iscrizione luvio-geroglifica di Yalburt. Nouve Acquisizioni relative alla geografia dell’anatolia sud-occidentale, 1993.

14

Pecchioli-Daddi, F.; Il vincolo per i Governatori di Provincia, 2005.

18

Carruba, O.; Annali etei del Medio Regno, 2008.

StPohl

Studia Pohl, Pontificium Institutum Biblicum, Roma, 1967ss. 4

StTroica

Haas, V.; Der Kult von Nerik, 1970. Studia Troica, Mainz am Rhein.

382

El agua dulce en la cultura hitita

TAD

Türk Arkeoloji Dergisi, Ankara.

TAPS

Transactions of the American Philosophical Society, Philadelphia. 46/3

TAVO

Oppenheim, L.; The Interpretation of Dreams in the Ancient Near East, 1956. Tübingen Atlas des Vorderen Oriens, Wiesbaden.

A/4

Güldali, N.; Geomorphologie der Türkei, 1979.

A/13

Erol, O.; Die Naturräumliche Gliederung der Türkei, 1983.

B-II-14 Kull, B; Kleinasien-Mittelbronzezeit, 1991. B-III-6 Forlanini, M.; Kleinasien. Das Hethitische Reich im 14.-13. Jahrhundert v. Chr., 1992. B/7-6 Cf. RGTC 6. B/7-6/2 Cf. RGTC, 6/2. TeF

Teheraner Forschungen, Berlin. 7

THeth

Kleiss, W. y Calmeyer, P.; Bisutun, 1996. Text der Hethiter, Heidelberg.

2

(Jakob-)Rost, L.; Das Ritual der Malli aus Arzawa gegen Behexung (KUB XXIV 9+), 1972.

5

Bin-Nun, S. R.; The Tawananna in the Hittite Kingdom, 1975.

7

Kammenhuber, A.; Orakelpraxis, Träume und Vorzeichenschau bei den Hethitern, 1976.

8

Heinhold-Krahmer, S.; Arzawa. Untersuchungen zu seiner Geschichte nach den hethitischen Quellen, 1977.

10

Ko$ak, S.; Hittite Inventory Texts (CTH 241-250), 1982.

12

Boysan-Dietrich, N.; Das hethitische Lehmhaus aus der Sicht der Keilschrifquellen, 1987.

15

Hagenbuchner(-Dressel), A.; Die Korrespondenz der Hethiter I, 1989.

16

Hagenbuchner(-Dressel), A.; Die Korrespondenz der Hethiter II, 1989.

20

Beal, R; The Organization of the Hittite Military, 1992.

21

Popko, M.; Zippalanda. Ein Kultzentrum im hethitischen Kleinasien, 1994.

22

Yoshida, D.; Untersuchungen zu den Sonnengottheiten bei den Hethitern, 1996.

24

Cohen, Y.; Taboos and Prohibitions in Hittite Society. A Study of the Hittite Expression natta )ra (‘not permitted’), 2002.

25

Bawanypeck, D.; Die Rituale der Auguren, 2005.

26

Taggar-Cohen, A.; Hittite Priesthood, 2006.

27

Gander, M.; Die geographischen Beziehung der Lukka-Länder, 2010.

II. Abreviaturas bibliográficas

383

TTK

Türk Tarih Kongresi, Ankara.

TTAED

Türk Tarih, Arkeologya ve Etnografya Dergisi, Istanbul.

TTKY

Türk Tarih Kurumu Yayınları, Ankara.

TUAT

Kaiser, O. (Ed.); Texte aus der Umwelt des Alten Testaments, Gütersloher. 1

Rechts- und Wirtschaftsurkunden. Historisch-chronologische Texte, 1982-85.

2

Orakel, Rituale, Bau- und Votiv-Inschriften. Lieder und Gebete, 1986-91.

3

Weihsheitstexte, Mythen und Ephen, 1990-97.

Erg.

Ergänzungslieferung, 2001.

TUAT NF

Janowski, B. y Wilhelm, G.; Texte aus der Umwelt des Alten Testaments, Neue Folge, Gütersloher. 1

Texte zum Rechts- und Wirtschaftsleben, 2004.

2

Staatsverträge, Herrscheninschriften und andere Dokumente zur politischen Geschichte, 2005.

3

Briefe, 2006.

4

Omina, Orakel, Rituale und Beschwörungen, 2008.

5

Texte zur Heilkunde, 2010.

6

Janowski, B. y Schwemer, D. (Eds.); Grab-, Sarg-, Bau- und Votivinschriften, 2011.

7

Janowski, B. y Schwemer, D. (Eds.); Hymnen, Klagelieder und Gebete, 2013.

UF

Ugaritic Forschungen, Neukirchen-Vluyn.

Ugar.

Ugaritica, Paris.

VBoT

Götze, A. (Ed.); Verstreute Boghazköi-Texte, Marburg, 1930.

VO

Vicino Oriente, Roma.

WAW

Writings from the Ancient World, Society of Biblical Literature, Atlanta. 2

Hoffner, H. A.; Hittite Myths, 1990.

10

Pardee, D.; Ritual and Cult in Ugarit, 2002.

11

Singer, I; Hittite Prayers, 2002.

15

Hoffner, H. A.; Letters from the Hittite Kingdom, 2009.

28

Beckman, G. M.; Bryce, T. R. y Cline, E. H.; The Ahhiyawa Texts, 2011.

WJ-NF

Würzburger Jahrbücher für die Altertumswissenschaft-Neue Folge, Würzburg.

WOO

Wiener Offene Orientalistik, Berlin-Wien. 6

Selz, G. (Ed.); The Empirical Dimension of Ancient Near Eastern Studies / Die empirische Dimension altorientalischer Forschungen, 2011.

384

El agua dulce en la cultura hitita

WVDOG

Wissenschaftliche Veröffentlichung der Deutschen Orient-Gesellschaft, Leipzig/Berlin. 19

Puchstein, O.; Boghasköi. Die Bauwerke, 1912.

60

Bittel, K.; Bo&azköy. Die Kleinfunde der Grabungen 1906-1912. 1 Funde hethitischer Zeit, 1937.

61

Bittel, K.; Naumann, R. y Otto, H.; Yazılıkaya. Architektur, Felsbilder, Inschriften und Kleinfunde, 1941 (= Yaz).

71

Bittel, K.; Herre, W.; Otten, H.; Röhrs, M. y Schaeuble, J.; Die hethitischen Grabfunde von Osmankayası, 1958.

74

Orthmann, W.; Frühe Keramik von Bo&azköy, 1963.

75

Fischer, F.; Die hethitische Keramik von Bo&azköy, 1963.

81

Schirmer, W.; Die Bebauung am unteren Büyükkale-Nordwesthang in Bo)azköy, 1969.

87

Boehmer, R. M. ; Die Kleinfunde von Bo&azköy aus den Grabungskampagnen 1931-1939 und 1952-1969, 1972.

Yaz

Cf. Abreviaturas bibliográficas, WVDOG 61.

Yaz2

Bittel,K.; Boessnek, J.; Damm, B.; Güterbock, H. G.; Hauptmann, H.; Naumann, R. y Schirmer, W.; Das hethitische Felsheiligtum Yazılıkaya, en: Bo-#a IX, 1975.

YOS

Yale Oriental Series, New York. 22

ZA

Götze, A.; Kizzuwatna and the problem of the Hittite geography, 1940. Zeitschrift für Assyriologie, Berlin.

II.I Bibliografía

385

II.I. Bibliografía §1.- Páginas web: Çatalhöyük. Excavations of a Neolithic Anatolian Höyük. Reports: http://www.catalhoyuk.com/ archive_reports/ Hethitologie Portal Mainz: http://www.hethport.uni-wuerzburg.de/HPM/hethportlinks.html International Water Association - IWA: http://www.iwahq.org/1nb/home.html International Water Association plate.cfm?name=home

-

IWA.

Publishing:

http://www.iwapublishing.com/tem-

Metropolitan Museum of Art, New York: http://www.metmuseum.org/ The mineral and locality database - mindat. Natrón: http://www.mindat-org/min-2858.html Museum of Fine Arts, Boston: http://www.mfa.org/ Oymaa#aç - Nerik. Archaeologisches Forschungsproject: http://www.nerik.de Paestum Sites - La Tomba del Tuffatore: http://www.paestumsites.it/set_tuffatore.htm Real Academia Española: http://www.rae.es/rae.html Sim Science - Craking Dams: http://simscience.org/cracks/index.html Sirkeli Höyük. Ausgrabungsproject: sirkeli.unilibe.ch SODIS - Safe Drinking Water for All: http://www.sodis.ch/methode/anwendung/index_EN Traditional Knowledge World Bank - TKWB: http://www.tkwb.org/web/?page_id=8 Traditional Knowledge World Bank - TKWB Water Atlas: http://www.mappeonline.com/unesco/atlas/ Université de Touluse “Le Mirail”. Le Dictionaire des Antiquités Grecques et Romaines de Daremberg et Saglio (De Derember, Cg. y Saglio, Edm., Le Dictionnaire des Antiquités Grecques et Romaines, Paris, 1877-1919): http://dagr.univ-tlse2.fr/sdx/dagr/index.xsp §2. Obras impresas: AA.VV.

1988

Stato, economia e lavoro nel Vicino Oriente antico, Atti del convegno promosso dal Seminario di orientalistica dell'Istituto Gramsci Toscano, Firenze.

Agud, A.

1995

Pensamiento y cultura en la antigua India, Madrid.

Ahrens, A.; Kozal, E.; Kümmel, Ch.; Laube, I. y Novák, M. 2008

Sirkeli Höyük - Kulturkontakte in Kilikien. Vorbericht über die Kampagnen 2006 und 2007 der deutsch-türkische Misison, en: IstMitt 58, 67-107.

2009

Sirkeli Höyük In Kilikien - Festung oder Kultstadt?, en: AW 40/3, 42-46.

Ahrens, A.; Kozal, E. y Novák, M. 2010

Sirkeli Höyük in Smooth Cilicia. A General Overview from the 4th to the 1st Millennium BC, en: ICAANE 6/II, 55-74.

386

El agua dulce en la cultura hitita

Akdo&an, R. y Hawkins, J. D.

Akurgal, E.

2010

The Kir'ehir Letter: A New Hieroglyphic Luwian Text on a Lead Strip, en: ICH 7, 1-16.

1946

Remarques stilistiques sur les reliefs de Malatya, Istanbul.

1946b Smyrne a l’epoche archaique et classique, en: Belleten 10, 72-80. 1961

Die Kunst der Hethiter, München.

1964

Die Kunst der Hethiter, en: Walser, G. (Ed.), 1964, 74-118.

Akurgal, M.

1996

Ein früharchaisches Brunnenhaus in Alt-Smyrna, en: IstMitt 46, 131-134.

Alagöz, C.A.

1967

Sivas çevresi ve do&usanda jips karstı olayları. (Les Phénomènes karstiques du gypse aux environs et à l’est de Sivas), Ankara Univ. D.T.C.F. yay 175.

Al-Dbiyat, M. y Mouton, M. (Eds.)

Alaura, S.

2009

Stratégies d’acquisition de l’eau et société au Moyen-Orient depuis l’Antiquité, Beyrouth.

2007

Un esempio di comuncazione non verbale nei testi ittiti: il cenno con gli occhi, en: ICH 6/I, 21-29.

2007b Gesten der Verzweiflung in den hethitischen mythologischen Texten, en: AoF 34, 149-153. Alexander, R. L. 1986

The Sculpture and Sculptors of Yazılıkaya, Newark-London-Toronto.

1993

The Storm-God at Yazılıkaya: Sources and Influences, en: FsN.Özgüç, 1-13.

Alkım, U. B.

1974

A Subterranean Construction at Kiri'kal, en: FsMansel, 821-830.

Alp, S.

1947

La désignation du Lituus en Hittite, en: JCS 1, 164-175.

1948

GI%

1950

Bemerkungen zu den Hieroglyphen des hethitischen Monuments von Imakulu, en: FsHrozn5, 1-8.

kalmu! „Lituus“ and the #UB.BI „Earring“ in the Hittite Texts, en: Belleten 48, 320-324.

1961/2 Eine hethitische Bronzestatue und andere Funde aus Zara bei Amasya, en: Anatolia 6, 217-243, Pl. XXIII-LXII. 1973

Eine weitere Hieroglypheninschrift aus Emirgazi und ein Rollsiegel mit Hierogliphenlegenden aus dem Gebiet von Adıaman, südöstlich von Malatya, en: FsOtten, 11-15.

1983

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 27.

1983b Beiträge zur Erforschung des hethitischen Tempels. Kultanlagen im Lichte der Keilschrifttexte, Ankara. 1984

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 28.

1991

Hethitische Briefe aus Ma'at Höyük, Ankara.

II.I Bibliografía Altman, A.

387 2012

Cf. Abreviaturas bibliográficas, LHL 8.

Álvarez-Pedrosa, J. A.

Amiet, P.

2007

Mensaje, iconicidad y prestigio en los sellos hititas de época imperial, en: Justel, J.; Solans, B. E.; Vita, J. P. y Zamora, J. Á. (Eds.); 69-83.

1977

Die Kunst des Alten Orient, Freiburg-Basel-Wien.

André-Salvini, B. y Salvini, M.

Archi, A.

1996

Fixa cacumine montis. Nouvelles considérations sur le relief rupestre de la prétendue “Niobé” du Mont Sypile, en: Collectanea Orientalia 3, 7-20.

1966

Trono regale e trono divinizzato nell’Anatolia ittita, en: SMEA 1, 76-120.

1971

Il rilievo ittito di Hamide, en: SMEA 14, 71-74.

1973

Fêtes de printemps et d’automne et réintégration ritualle d’images de culte dans l’Anatolie hittite, en: UF 5, 7-27.

1974

Il sistema KIN della divinazione ittita, en: OrAn 13, 113-144.

1975

Il culto del focolare presso gli Ittiti, en: SMEA 16, 77-88.

1975b Divinità tutelari e “Sondergötter” ittiti, en: SMEA 16, 89-118. 1975c L’ornitomanza ittita, en: SMEA 16, 119-180. 1975d Recensión: Hoffner, H. A.; Alimenta Hethaeorum, 1974, en: Or 44, 326-329. 1979

Auguri per il Labarna, en: FsMeriggi, 27-51.

1979b Das Kultmahl bei den Hethitern, en: TTK 8, 197-213. 1979c L’humanité des Hittites, en: FsLaroche, 37-48. 1984

Anatolia in the Second Millennium B.C, en: Ídem (Ed.), 195-206.

1988

Eine Anrufung der Sonnengöttin von Arinna, en: FsOtten 2, 5-31.

1990

The Names of Primeval Gods, en: GsvonSchuler, 114-129.

1992

Substrate: Some remarks on the formation of the west Hurrian pantheon, en: FsAlp, 7-14.

1993

The god Ea in Anatolia, en: FsN.Özgüç, 27-33.

1993b Trade and Administrative Practice: The case of Ebla, en: AoF 20, 43-58. 1993c How a Pantheon forms. The Cases of Hattian-hittite Anatolia and Ebla of the 3rd Millenium B.C., en: OBO 129, 1-18. 1998

The Former History of some Hurrian Gods, en: ICH 3, 39-44.

2004

Translation of Gods: Kumarpi, Enlil, Dagan/NISABA, #alki, en: FsCarruba, 319-336.

2006

Hurrian Gods and the Festivals of the Hattian-Hittite Layer, en: FsRoos, 147-163.

388

El agua dulce en la cultura hitita 2007

The Cult of the Royal Ancestors at Hattusa and the Syrian Practices, en: FsDinçol, 49-57.

2007b The Soul has to Leave the Land of the Living, en: JANER 7, 169-195. 2013

Ritualization at Ebla, en: JANER 13, 212-237.

2013b The Anatolian Fate-Goddeses and their Different Traditions, en: FsWilhelm, 1-26. Archi, A. (Ed.) 1984

Circulation of Goods in Non-Palatial Context in the Ancient Near East. Proceedings of the International Conference organized by the Istituto per gli studi Micenei ed Egeo-Anatolici, en: Incunabula Graeca 82, Roma.

Archi, A. y Venturi, F. 2012

Hittites at Tell Afis, en: Orientalia 81, 1-55.

Arık, R.O.

1937

Les fouilles de Alaca Höyük, en: TTKY 1.

Arnaud, D.

1999

Prolégomènes à la rédaction d’une histoire d’Ougarit II: Les bordereaux des rois divinisés, en: SMEA 41, 153-173.

Arnhold, S.

2009

Das hethitische Gebäude E auf der Akropolis von Ku'aklı, en: Ku'aklıSarissa 4, Rahden/Westfalia.

Arroyo, A.

2010

Some Remarks on Hittite Rituals: The Relation between Word and Object, en: AoF 37, 353-376.

Aurenche, O.

1982

A l’origine du temple et du palais dans les civilisations de la Mesopotamie ancienne, en: Ktéma 7, 236-258.

Bachmann, M. y Özenir, S. 2004

Das Quellheiligtum Eflatun Pinar, en: AA 2004/1, 85-122.

Bachvarova, M. R. 2013

The Birth Ritual of Pittei, en: CHANE 64, 135-157.

Bácskay, A. y Simkó, K.

Badalì, E.

Bagg, A. M.

2012

Leitfaden der Beschwörungskunst, some remarks on a well-know text, en: N.A.B.U. 2012/3, 67-70.

1991

Il concetto di sangue presso gli ittiti, II: riflessioni alla luce dei testi religiosocultuali e mitologici, en: Atti della VII Settimana “Sangue e antropologia nella teologia medievale” (Roma, 27 nov-2 dic, 1989), Roma, 429-471.

1993

Il concetto di sangue nell’Anatolia del I mill. a.C.: I testi a confronto, en: Atti della VII Settimana “Sangue e antropologia nel Medioevo” (Roma, 25-30 nov, 1991), Roma, 39-56.

2000

Cf. Abreviaturas bibliográficas, BaF 24.

2002

Dealing with Water Rigths in the Ancient Near East, en: DWhG 1, 223-232.

2011

Staudamm, en: RlA 13, 121-122.

II.I Bibliografía

389

Baines, J.; Bennet, J. y Houston, S. (Eds.) 2008

The Disappearance of Writing Systems. Perspectives on Literacy and Communication, London.

Baker, H. D., Collon, D., Hawkins, J. D., Pollard, T., Postgate, J. N., Symington, D., Thomas, D. 1995 Balkan-Atli, N. 2004

Kilise Tepe 1994, in: AnSt 45, 139-191. La Neolithisation de l’Anatolie, en: Varia Anatolica 7.

Balza, M. E. y Mora, C. 2011

‘And I built this Everlasting Peak for him’. The Two Scribal Traditions of the Hittites and the NA4'ekur SAG.U%, en: AoF 38, 213-225.

Barjamovic, G. 2011

Cf. Abreviaturas bibliográficas, CNI 38.

Barnett, R.D.

1953

The Phrygian Rock Façades and the Hittite Monuments, en: BiOr 10, 77-82.

Barrelet, M.

1984

Le décor du bol en or de Hasanlu et les interprétations proposées à son sujet, en: Ídem (Ed.), 13-176.

Barrelet, M. (Ed.) 1984

Problémes concernant les hurrites II, en: Mémoires 49, Paris.

Bawanypeck, D. 2005

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth. 25.

2011

Kommentar zu den Siegellegenden, en: Herbordt, S., Ídem. y Hawkins, J. D., 65-83.

2011b Katalog (Kat. 1-65, 192-193), en: Herbordt, S., Ídem. y Hawkins, J. D., 108-164, 225. Beal, R.

1992

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth. 20.

1993

Kurunta of Tarhunta$$a and the Imperial Hittite Mausoleum, en: AnSt 43, 29-39.

2000

The Ten Year Annals of Great King Mur$ili II of #atti (2.16), en: CoS II, 82-90.

2003

The Predecessors of #attu$ili I, en: FsHoffner, 13-35.

1982

The Hittite Assembly, en: JAOS 102, 435-442.

1982

The Anatolian Myth of Illuyanka, en: JANES 14, 11-25.

1983

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 29.

Beckman, G.

1983b A Contribution to Hittite Onomastic Studies, en: JAOS 103, 623-627. 1983c Mesopotamians and Mesopotamian Learning at #attu$a, en: JCS 35, 97-114. 1986

Provers and Proverbial Allusions in Hittite, en: JNES 45, 19-30.

390

El agua dulce en la cultura hitita 1995

Royal Ideology and State Administration in Hittite Anatolia, en: CANE I, 529-544.

1995b The Siege of Ur$u Text (CTH 7), en: JCS 47, 23-34. 1995c The Aphasia of Murshili II, en: CANE III, 2010. 1996

Hittite Diplomatic Texts, Atlanta.

1997

Elkunir$a and A$ertu (1.55), The Storm-god and the serpent (Illuyanka) (1.56), The Wrath of Telipinu (1.57), Plague prayers of Mur$ili II (1.60), Hittite Provebs (1.80), en: CoS 1, 149-151, 156-160, 215.

1999

The Tongue is a Bridge: Communication between Humans and Gods in Hittite Anatolia, en: ArOr 67, 519-534.

1999b The Goddess Pirinkir and Her Ritual from #attu$a, en: Ktéma 24, 25-39. 1999c Hittite Diplomatic Texts (Second ed.), Atlanta. 2002

Babyloniaca Hethitica: The “babili-Ritual” from Bo)azköy (CTH 718), en: GsGüterbock, 35-41.

2002b “My Sun-God”. Reflections of Mesopotamian Conceptions of Kingship among the Hittites, en: MellSym 3, 37-43. 2010

Mesopotamien Forerunners to the “babilili Ritual” from Bo&azköy?, en: ICH 7, 109-120.

2011

Blood in Hittite Rituals, en: JCS 63, 95-102.

2013

The Ritual of Palliya of Kizzuwatna (CTH 475), en: JANER 13, 113-145.

2013b Intrinsic and Constructed Sacred Space in Hittite Anatolia, en: OIS 9, 153-174. Beckman, G. M.; Bryce, T. R. y Cline, E. H. 2011

Cf. Abreviaturas bibliográficas, WAW 28.

Benetti, M. y Lippolis, C. 2011

Osservazioni sui codici di rappresentazione visiva nei rilievi di Sennacherib, en: Lippolis, C. (Ed.), 79-111.

Bentley, R. A.; Maschner, H. D. G. y Chippindale, Ch. (Eds.)

Berger, D.

2008

Handbook of Archaeological Theories, Lanham-New York-TorontoPlymouth.

2002

Tyana in Kappadokien. Von der hethitischen Residenz zur gräco-römischen Colonia, en: AW 33, 177-187.

Berjeligung, A. (Ed.)

Beyer, D.

2012

Disaster und Relief Management / Katastrophe und ihre Bewältigung, Tübingen.

1982

Meskéné-Emar: Dix ans de traveaux 1972-1982, Paris.

II.I Bibliografía

391 2001

Cf. Abreviaturas bibliográficas, OBO - Series Archaeologica 20.

Bialor, P. A.

1962

The Chipped Stone industry of Çar'amba Höyük, en: AnSt 12, 67-110.

Bietak, M.

2010

A Palace of the Hycsos Khayan at Avaris, en: ICH 6/II, 99-109.

2003

The Synchronisation of Civilisations in the Eastern Mediterranean in the Second Millennium B.C. II (Proceedings of the SCIEM 2000 - Euro Conference, Haindorf 2nd of May - 7th of May 2001), Wien.

Bıldırıcı, M.

2002

Historical Dams of Anatolia (Turkey), en: DWhG 1, 137-143.

Bilgi, Ö.

1989

A Unique Spearhead from Sadberk Hanın Museum, en: FsT.Özgüç, 29-31, Pl. 6.

Bittel, K.

1936

Vorläufiger Bericht über die Ausgrabungen in Bo&azköy 1935, en: MDOG 74.

1937

Vorläufiger Bericht über die Ausgrabungen in Bo)azköy 1936, en: MDOG 75.

Bietak, M. (Ed.)

1937b Cf. Abreviaturas bibliográficas, WVDOG 60. 1938

Vorläufiger Bericht über die Ergebnisse der Ausgrabungen in Bo&azköy im Jahre 1937, en: MDOG 76, 13-47.

1939

Beobachtungen in Kappadokien, en: AA 54, 548-568.

1939-41 Die Reliefs am Karabel bei Nif (Kemal Pa'a). Nebst einigen Bemerkungen über die hethitischen Denkmäler Westkleinasiens, en: AfO 13, 181-193. 1950

Nur hethitische oder auch hurritische Kunst?, en: ZA 49, 256-290.

1953

Beitrag zu Eflâtun-Pinar (mit 3 Tafeln), en: BiOr 10, 2-5.

1955

Vorläufiger Bericht über die Ausgrabungen in Bo&azköy im Jahre 1954, en: MDOG 88, 1-32.

1957

Vorläufiger Bericht über die Ausgrabungen in Bo&azköy im Jahre 1956, en: MDOG 89, 1-38.

1958

Ausgewählte Kleinfunde aus J-K/20, en: MDOG 91, 21-35.

1964

Einige Kapitel zur hethitischen Archäologie, en: Walser, G. (Ed.), 119-144.

1967

Karabel, en: MDOG 98, 5-23.

1969

Cf. Abreviaturas bibliográficas, Bogazköy IV.

1975

Cf. Abreviaturas bibliográficas, Bogazköy V.

1976

Die Hethiter. Die Kunst Anatoliens vom Ende des 3. bis zum Anfang des 1. Jahrtausends vor Christus, München.

1976b Beitrag zur Kenntnis hethitischer Bildkunst, Heidelberg. 1976c The Great Temple of Hattusha-Bo&azköy, en: AJA 80, 66-73.

392

El agua dulce en la cultura hitita 1976-80 Iflatun Pınar, en: RlA 5, 33-36. 1984

Cf. Abreviaturas bibliográficas, Bo&azköy VI.

1984b Denkmäler eines hethitischen Großkönigs des 13. Jahrhunderts vor Christus, Westdeutscher Verlag, Opladen. 1987

Der Schwertgott in Yazılıkaya, en: FsAkurgal, 21-28, Figs. 1-3.

1989

Bemerkungen zum hethitischen Yazılıkaya, en: FsT.Özgüç, 33-38.

Bittel, K.; Boessneck, J.; Damm, B.; Güterbock, H. G.; Hauptmann, H.; Naumann, R. y Schirmer, W. 1975

Cf. Abreviaturas bibliográficas, Yaz2.

Bittel, K. y Güterbock, H. G. 1935

Cf. Abreviaturas bibliográficas, Bo&azköy I.

Bittel, K., Güterbock, H. G., Naumann, R. y Otten, H. 1953

Vorlüfiger Bericht über die Ausgrabungen in Bo&azköy im Jahre 1952, en: MDOG 86.

Bittel, K.; Herre, W.; Otten, H.; Röhrs, M. y Schaeuble, J. 1958

Cf. Abreviaturas bibliográficas, WVDOG 71.

Bittel, K. y Naumann, R. 1952

Architektur, Topographie, Landeskunde und Siedlungsgeschichte, en: Bo-#a I.

Bittel, K.; Naumann, R. y Otto, H. 1941

Cf. Abreviaturas bibliográficas, WVDOG 61.

Blum, H.; Faist, B.; Pfälzner, P. y Wittke, A-M. (Hrgs.)

Boas, F.

2002

Brückenland Anatolien?. Ursachen, Extensität und Modi des Kulturaustausches zwischen Anatolien und seinen Nachbarn, Tübingen,

1961

Race, Language and Culture, New York.

Boehmer, R. M. 1972

Cf. Abreviaturas bibliográficas, WVDOG 87.

1980-1983 Kopfbedeckung, en: RlA 6, 203-210. 1983

Die Reliefkeramik von Bo&azköy, en: Bo-#a XIII.

Boehmer, R. M. y H. G. Güterbock.

Bonatz, D.

1987

Glytik aus dem Stadtgebiet von Bo&azköy, en: Bo-#a XIV.

2002

Fremde „Künstler“ in #attu$a. Zur Rolle des Individuums beim Austausch materieller Kultur in der Späten Bronzezeit, en: Blum, H.; Faist, B.; Pfälzner, P.; Wittke, A-M. (Hrgs.), 69-83.

II.I Bibliografía

393 2007

The Divine Image of the King: Religious Representation of Political Power in the Hittite Empire, en: Heinz, M. y Feldman, M. H. (Eds.), 111-136.

Bonnefoy, Y. (Ed.)

Booher, L. J.

1981

Dictionnaire des mythologies et des religions des sociétés traditionelles et du monde antique, Paris.

1974

Surface irrigation, Roma.

Borchhardt, J. y Bleibtreu, E.

Borger, R.

2011

Aspektive und Perspektive im neuassyrischen Flachbild, en: WOO 6, 477-542.

2004

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AOAT 305.

Börker-Klähn, J. 1977

Imankulu gelesen und datiert?, en: ZA 67, 64-72.

1980

Zur Lesung der Fraktin-Beischrift, en: OrAn 19, 37-48.

1982

Altvorderasiatische Bildstelen und vergleichbare Felsreliefs I-II, Mainz am Rhein.

1993

Noch Einmal Iflatun Pinar, en: FsN.Özgüç, 339-355.

1998

D

Bossert, H. Th. 1942

KASKAL.KUR: bauen oder “feiern”?, en: Eothen 9, 9-18.

Altanatolien. Kunst und Handwerk in Kleinasien von den Anfängen bis zum völligen Aufgehen in der griechischen Kultur, Berlin.

1944

Ein hethitisches Königssiegel. Neue Beiträge zur Geschichte und Entzifferung der hethitischen Hieroglyphenschrift, Berlin.

1946

Asia, Istanbul.

1950

Reisen in Kilikien, en: Or NS 19, 122-125.

1950b Reisebericht aus Anatolien, en: Or NS 19, 506-507. 1952

Das H-H Wort für „Malstein“, en: Belleten 16, 494-545.

Boson, W.

1932

Baumaterial und Bausteine, en: RlA 1, 435-438.

Bottéro, J.

1983

Les morts et l’au-delà dans les rituels en accadien contre l’action des “revenants”, en: ZA 73, 153-173.

1987

La mitologia della morte nell’antica Mesopotamia, en: Xella, P. (Ed.), 49-93.

1993

L’exorcisme et le culte privé en Mesopotamie, en: Official Cult and Popular Religion in the Ancient Near East. Papers of the First Colloquium on the Ancient Near East - The City and its Life held at the Middle Eastern Culture Centre in Japan (March 20-22, 1992, Tokyo), Heidelberg.

1994

Raisons Pratiques. Sur la théorie de l’action, Paris.

Bourdieu, P.

Boysan-Dietrich, N. 1987

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth. 12.

394

El agua dulce en la cultura hitita

Brandestein, C.-G., von

Brentjes, B.

1943

Hethitische Götter nach Bildschreibungen in Keilschrifttexten, en: MVAeG 46/2.

1993

Klimaschwankungen und Siedlungsgeschichte Vorder- und Zentralasiens, en:AfO 40, 74-87.

Bretschneider, H., Lecher, K. y Schmidt, M. (Eds.)

Breyer, F.

1993

Taschenbuch der Wasserwirtschaft, Hamburg-Berlin.

2010

Ägypten und Anatolien. Politische, kulturelle und sprachliche Kontakte zwischen dem Niltal und Kleinasien im 2. Jahrtausend v. Chr., en: OAW 63.

Brice, W. C. (Ed.) 1978

The Environmental History of the Near and Middle East Since the Late Ice Age, London.

1978b The Desiccation of Anatolia, in: W.C. Brice (Ed.), The Environmental History of the Near and Middle East Since the Last Ice Age, London, 141-148. Brosch, C.

2010

Nominalkomposita und komponierende Ableitungen im Hethitischen, en: AoF 37/2, 263-301.

Bryce, T.

1998

The Kingdom of the Hittites, New York.

2002

Life and Society in the Hittite World, New York.

2003

History, en: Melchert, H. Cr. (Ed.), 27-127.

2005

The Kingdom of the Hittites (New Edition), New York.

2012

Recensión: Herbordt, S.; Bawanypeck, D. y Hawkins, J. D; The Ni'antepe Archive and the Hittite Royal Dinasty. Die Siegel der Grosskönige und Grossköniginnen auf Tonbullen aus dem Ni'antepe Archiv in Hattusa, 2011, en: ANES 49, 222-235.

Buccellati, G. y Kelli-Buccellati, M. 2001

Überlegungen zur funktionellen und historischen Bestimmung des Königspalastes AP in Urke$. Bericht über die 13. Kampagne in Tall Mozan/ Urke$: Ausgrabungen im Gebiet AA, Juni-August 2000, en: MDOG 133, 59-96.

2004

Der monumentale Palasthof von Tell Mozan/Urkes und die stratigraphische Geschichte des )bi, en: MDOG 136, 13-40.

Butzer, K. W.

1995

Environmental Change in the Near East and Human Impact on the Land, en: CANE I, 123-151.

Callot, O.

1994

Cf. Abreviaturas bibliográficas, RSO 10.

Campbell, A. S. 1971

Geology and History of Turkey, Trípoli, Libya.

II.I Bibliografía

395

Cammarosano, M.

Canby, J. V.

2010

Tanu"epa: a Hittite Queen in Troubled Times, en: Mesopotamia 45, 47-64.

2012

Hittite Cult Inventories - Part Two: The dating of the Texts and the Alleged ‘Cult Reorganization’ of Tud"aliya IV, en: AoF 39, 3-37.

1976

The Sculptors of the Hittite Capital, en: OrAn. 15, 33-42.

2002

Falconry (Hawking) in Hittite Lands, en: JNES 61, 161-201.

Cancik-Kirschbaum, E.; Klinger, J. y Müller, G. W. (Eds.) 2013

Cf. Abreviaturas bibliográficas, FsWilhelm.

Cantón Delgado, M. 2001

La razón hechizada. Teorías antropológicas de la religión, Barcelona.

Carter, C. W.

1962

Hittite Cult-Inventories, Tesis, Chicago.

Carter, T.

2011

A true gift of the mother earth: the use and significance of obsidian at Çatalhöyük, en: AnSt 61, 1-20.

Carter, J. B. y Morris, S. P. (Eds.)

Carruba, O.

1995

The Ages of Homer: A Tribute to Emily Townsend Vermeule, Austin.

1988

Die Hajasa-Verträge Hattis, en: FsOtten2, 59-75.

1998

Stato e società nel Medio Regno eteo, en: AA.VV.; 195-224.

2002

D

2008

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StMed. 18.

UTU-*I, en: GsImparati, 145-154.

2008b Analisi delle liste reali etee, en: Eothen 16, 63-85. Cassar, L.

1997

Settlement Patterns in the Maltese Islands: from early colonization to preindependence, en: GeoJ 41/2, 137-144.

Cavaignac, E. 1956

Notes sur deux articles du Code Hittite, en: RHA 13, 35-37.

Chapman, J.

2000

Fragmentation in archaeology: People, places and broken objects in the prehistory of South Eastern Europe, London.

2011

Ponencia: “Pottery Fragmentation in Archaeology: Picking up the Pieces”, en: Keramik als Identitätsmarker? Möglichkeiten und Grenzen der Interpreta tion, Internationale Tagung 21.-23. November 2011 (Berlin) , Excellence Cluster Topoi, Cross-Sectional-Group V, Space and Collective Identities.

Chapman, J. y Gaydarska, B. 2006

Parts and wholes. Fragmentation in Prehistoric Context, Oxford.

Christiansen, B. 2006

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 48.

2012

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 53.

1997

3.Rituals, 4.Incantations, en: CoS I, 168-177.

2002

Animals in the Religion of Ancient Anatolia, en: Ídem (Ed.), 309-334.

Collins, B. J.

396

El agua dulce en la cultura hitita 2002b Necromancy, Fertility and the Dark Earth: The Use if Ritual Pits in Hittite Cult, en: Mirecki, P. y Meyer. M. (Eds.), 224-241. 2004

The Politics of Hittite Religious Iconography, en: AOAT 318, 83-116.

2005

A Statue for the Deity: Cult Images in Hittite Anatolia, en: ASOR-BS 10, 13-42.

2006

A Note on Some Local Cults in the Time of Tud"aliya IV, en: FsRoos, 39-48.

2008

The Hittites and their World, Leiden-Boston.

Collins, B. J. (Ed.)

Collon, D.

Cornelius, F.

2002

A History of the Animal World in the Ancient Near East, en: HdO I.64.

1987

First Impressions. Cylinder Seals in the Ancient Near East, London.

2000

Early Landscapes, en: CRRAI 44/III, 15-22.

1967

Neue Arbeiten zur hethitischen Geographie, en: Anatolica 1, 62-77.

Cornelius, I. y Niehr, H. 2004

Götter und Kulte in Ugarit, Mainz am Rhein.

Cornil, P.

1999

La tradition écrite des textes magiques hittites, en: Ktéma 24, 7-17.

Cortázar, J.

2009

Último Round I, Madrid.

Corti, C. y Pecchioli Daddi, F.

Czichon, R.

2012

The Power in Heaven: Remarks on the So-Called Kumarbi Cicle, en: CRRAI 54, 611-618.

2010

Nerik’in Izinde / Nerik auf der Spur - Erste Forschungsergebnisse vom Oymaa&aç Höyük, en: Arkeoloji ve Sanat 134, 17-30

Czichon, R. y Reichmuth, S. 2011

Ein mittelbronzezeitlicher „Brunnen‟, en: Czichon, R. et al., 243-245.

Czichon, R., et al. 2011

Archäologische Forschungen am Oymaa&aç Höyük/Nerik (?) in den Jahren 2007-2010, en: MDOG 143, 169-250.

Çifçi, A. y Greaves, A. M. 2013

Urartian Irrigation Systems: A Critical Review, en: ANES 50, 191-214.

Çinaro&lu, A. y Genç, E. 2003

Alaca Höyük ve Alaca Höyük hitit barajı kazıları, 2002.25, en: KST 25/1, 279-288.

2005

2003 Yılı AlaçaHöyük ve AlaçaHöyük Hitit Barajı Kazıları, en: KST 26/1, 265-276.

Çinaro&lu, A. y Çelık. D. 2008

2006 Yılı Alaca Höyük Kazısı, en: KST 29/2, 525-536.

II.I Bibliografía

397 2009

Alaca Höyük 2007 Yılı Kazısı, en: KST 30/3, 91-104.

Dally, O. y Metzner-Nebelsick, C. 2006

Heilige Orte, heilige Landschaften, en: AA 1/2006, 203-207.

Damm, B.

1975

Yazılıkaya, geologisch gesehen, en: Yaz2, 23-28.

Dardano, P.

1997

L’aneddoto e il racconto in Età Antico-Hittita: La cosiddetta “Cronaca di Palazzo”, Roma.

2002

‘La main est coupable’, ‘le sang devient abondant’: sur quelques expressions avec des noms de parties et d’elements du corps humain dans la littérature juridico-politique de l’Ancien et du Moyen Royaume hittite, en: OrNS 71, 333-392.

2010

“Guardare gli occhi del re” per l’analisi di una formula antico-ittita, en: GsNeu, 47-60.

2011

Erzählte Vergangenheit und kulturelles Gedächtnis im hethitischen Schriftum. Die sogennante Palastchronik, en: AOAT 391, 63-82.

1969

Über das Wesen des #uwa$i-Steines nach hethitischen Kultinventaren, en: RHA 27, 5-24.

1992

Hitit Sanatı, Istanbul.

Darga, M.

Dasow, E., von 2013

Piecing Together the Song of Release, en: JCS 65, 127-162.

David, B. y Thomas, J. (Eds.)

Delaporte, L.

2008

Handbook of Landscape Archaeology, en: World Archaeological Congress Research Handbooks in Archaeology 1; Walnut Creek.

1935

Un bas-relief rupestre à Imankoulu, en: RHA 21, 163-164, Pl. 9.

Dercksen, J. G. 2008

The Assyrian colony at Kanesh, en: CDOG 6, 109-124.

Devecchi, E. (Ed.) 2012

Palaeography and Scribal Practices in Syro-Palestine and Anatolia in the Late Bronze Age. (Papers read at a Symposium in Leiden, 17-18 Dec. 2009), en: PIHANS 119.

Dewdney, J. C. 1971

Turkey. An Introductory Geography, New York-Washington.

Dinçol, A.

The Rock monument of the Great King Kurunta and its Hieroglyphic Inscription, en: ICH 3, 159-166.

1998

Dinçol, A. M., Yakar, J., B. Dinçol y Taffet, A. 2000

The Borders of the Appanage Kingdom of Tarhuntassa. A Geographical and Archaeological Asessment, en: Anatolica 26, 1-29.

Dinçol, A y Dinçol, B. 2008

Die Prinzen- un Beamtensiegel aus der Oberstadt von Bo&azköy-#attu$a vom 16. Jahrhundert bis zum Ende der Grossreichszeit, en: Bo-#a XXII.

398

El agua dulce en la cultura hitita

Dittman, R. y Röttger, U. 2010

Innerstädtische Geländebegehungen, en: A. Schachner, 2010, 181-188.

Dohmann-Pfälzner, H. y Pfälzner, P. 2011

Die Ausgrabungen 2009 und 2010 im Königspalast von Qa,na: Vorbericht des syrisch-deutschen Kooperationsprojektes in Tall Mi$rife/Qa,na, en: MDOG 143, 5-62.

Dörfler, W., Neef, R. y Pasternak, R. 2000

Untersuchungen zur Umweltgeschichte und Agrarökonomie im Einzugsbereich hethitischer Städte, en: MDOG 132, 367-380.

Döring, M.

2007

Römische Aquädukte und Großzisternen der Phlegräischen Felder, en: DWhG 9, 1-88.

Duru, R.

2004

Yesemek. Eski Önasya Dünyasının en büyük heykel atelyesi / The largest sculpture workshop on the Ancient Near East, Istanbul.

Edel, E.

1994

Die ägyptisch-hethitische Korrespondenz I-II, Opladen.

Edgewoth, M. 2011

Fluid Past. Archaeology of Flow, London.

Edzard, D. O.

2003

Sumerian Grammar, en: HdO I.71.

Eerbeek, J.

2011

The Hittite Tunnel or “Secret Spring” (77/85-86), en: Czichon, R. et al. (2011), 238-243.

Ehringhaus, H. 1995

Hethitisches Felsrelief der Großreichszeit entdeckt, en: AW 26, 66.

1995b Ein neues hethitisches Felsrelief am Sirkeli Höyük in der Çukurova, en: AW 26, 118-119. 1995c Das hethitische Felsrelief von Keben, en: AW 26, 215-219. 1997

Sirkeli Höyük, Kampagne 1995 - Lage der Schnitte und architektonischer Befund, en: B. Hrouda (Ed.), 109-115.

2005

Götter, Herrscher, Inschriften. Die Felsreliefs der hethitischen Grossreichszeit in der Türkei, Mainz am Rhein.

Ehringhaus, H. et al.

Eliade, M.

Emre, K.

1999

Vorläufiger Bericht über die Ausgrabung auf dem Sirkeli Höyük, Provinz Adana/Türkei im Jahre 1997, en: IstMit. 49, 83-140.

1967

Lo sagrado y lo profano, Madrid.

1968

Mito y Realidad, Madrid.

1983

Histoire des croyances et des idées religieuses. De l’âge de la pierre aux mystères d’Eleusis, Paris.

1993

The Hittite Dam of Karakuyu, in: BMECCJ 7, 1-42.

2002

Felsreliefs, Stelen, Orthostaten, en: Kunst- und Ausstellungshalle der BRD GmbH (Ed.), 218-233.

II.I Bibliografía

399 2010

The Traces of Kültepe/Kanesh in Hittite Art, en: Kulako&lu, F. y Kangal, S. (Eds.), 154-159.

Engelhard, D. H. 1970

Hittite Magical Practices: An Analysis; Tesis, Ann Arbor, Michigan.

Erbil Y. y Mouton, A. 2011

Water in Ancient Anatolian Religions: An Archaeological and Philological Inquiry on the Hittite Evidence, en: JNES 71/1, 53-74.

Eriksson, K. O. 1993

Cf. Abreviaturas bibliográficas, SIMA 103.

Erinç, S.

Changes in Physical Environment in Turkey Since the End of the Last Glacial, en: Brice, W. C. (Ed.), 87-110.

1978

Ermi'ler, O. y Ekiz, H. H.

Erol, O.

Ertem, H.

1997

Hatip Kaya Anıtı, en: TAD 31, 403-409.

1978

The Quatenary history of the lake basins of Central and Southern Anatolia, en: Brice, W. C. (Ed.), 111-139.

1983

Cf. Abreviaturas bibliográficas, TAVO A/13.

1988

Korucutepe I. 1973-1975 kazı yıllarında ele geçen Erken Hitit-Dmparatorluk Ça&ı arası buluntuları, Ankara.

Feldman, M. H. 2006

Diplomacy by Design. Luxury Arts and an “International Style” in the Ancient Near East, 1400-1200 BCE, Chicago-London.

Finet, A. (Ed.) 1982

Les pouvoirs locaux en Mésopotamie et dans les régions adjacentes. Colloque organisé par l’Institut des Hautes Etudes de Belgique, 28 et 29 janvier 1980, Bruxelles.

Fischer, F.

1963

Cf. Abreviaturas bibliográficas, WVDOG 75.

Fischer, S.

2008

Signes de nombres tracés après le colopfon sur trois tablettes hittites, en: N.A.B.U. 2008/1, 24-25.

Fischer, W. B. 1978

The Middle East. A Physical, Social and Regional Geography, Cambridge.

Forbes, R. J.

1955

Studies in Ancient Technology II, Leiden.

1964

Studies in Ancient Technology I, Leiden.

Ford, D. C. y Williams, P. W. 2011

Geomorphology Underground: The Study of Karst and Karst Processes, en: Gregory, K. J. y Goudie, A. S. (Eds.); 469-486.

Forgeau, A.; Margueron, J.-C.; Salvini, M. y Amiet, P.

Forlanini, M.

1997

L’Art de l’Antiquité. 2- L’Egypte et le Proche Orient, Luçon.

1987

Le Mont Sarpa, en: Hethitica 7, 73-87.

1987b Toponymie antique d’origine hattie?, en: FsLaroche, 105-122. 1988

La regione del Tauro nei testi Hittiti, en: VO 7, 129-169.

400

El agua dulce en la cultura hitita 1992

Cf. Abreviaturas bibliográficas, TAVO B-III-6.

1998

L’Anatolia Occidentale e gli Hittiti: appunti su alcune recenti scoperte e le loro conseguenze per la geografia storica, en: SMEA 40, 219-253.

2000

L’orizonte geografico dei testi hittiti e le “liste di evocazione”, en: CRRAI 44, 9-20.

2002

Tapikka: Una marca di frontiera. Note sulla struttura territoriale ed economica, en: GsImparati, 255-276.

2004

Considerazioni sullo spostamento del centro del potere nel periodo della formazione dello Stato Ittita, en: FsLebrun, 249-269.

2006

Étapes et itinétaires entre A$$ur et l’Anatolie des marchands paléo-assyriens: Nouveaux documents et nouveaux problèmes, en: KASKAL 6, 147-175.

2008

The Central Provinces of Hatti: an Updating, en: Eothen 16, 145-188.

2012

The Historical Geography of Western Anatolia in the Late Bronze Age: still an open question, en: OrNS 81, 133-140.

2013

How to Infer Ancient Roads and Itineraries from heterogeneous Texts: The Case of the Cilician (Kizzuwatnean) Road System, en: KASKAL 10, 1-34.

Forlanini, M. y Marazzi, M. 1986

Atlante del Vicino Oriente Antico, Anatolia. L’Impero Ittita. Roma.

1927

Ergebnisse einer archäologischen Reise in Kleinasien 1926, en: MDOG 65, 27-43.

1931

Apollon, Vulcanus und die Kyklopen in den Boghazköi-Texten, en: RHA 1/5, 141-163.

1938

Quelle und Brunnen in Alt-Vorderasien, en: Glotta 26/3, 178-202.

Foster, B. R.

1997

Epic of Creation (1.111), En/ma Elish, en: CoS I, 389-402.

Francia, R.

2004

Montagne grandi (e) piccole, (sapete) perchè sono venuto?” (in margine a due recitativi del Rituale di Iriya CTH 400-401, en: FsCarruba, 390-408.

2010

The Poetic Style of the Direct Speeches in the Hittite “Parables” of the “Epos der Freilassung”, en: GsNeu, 65-70.

1954

The Art and Architecture of the Ancient Orient (2nd Edition), London.

Forrer, E.

Frankfort, H.

Franz Szabó, G. 1987-1990 M4la, en: RlA 7, 273. 1987-1990b Mara$$and/ta, Mara$$antija, en: RlA 7, 354. Freu, J.

2004

%uppiluliuma et la veuve du pharaon. Histoire d’un mariage manqué, Paris.

Freu, J. y Mazoyer, M. 2007

Les débuts du Novel Empire Hittite, Paris.

II.I Bibliografía

401

Frézouls, Ed. y Jacquemin, A. (Eds.)

Friedrich, J.

1995

Les relations internationales. Actes du Colloque de Strasbourg, 15-17 juin 1993, Paris.

1926

Staatsverträge des #atti-Reiches in hethitischer Sprache I, en: MVAeG 31/2.

1930

Staatsverträge des #atti-Reiches in hethitischer Sprache II, en: MVAeG 34/1.

1950

Churritische Märchen und Sagen in hethitischer Sprache, en: ZA 49, 213-255.

Frontinius-Gesellschaft (Ed.)

Gander, M.

1987

Die Wasserversorgung antiker Städte, Mainz am Rhein.

2010

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth. 27.

Garbrecht, G. (Ed.)

Garbrecht, G.

1991

Historischen Talsperren 2, en: DVWK, Stuttgart.

1986

Wasserspeicher (Talsperren) in der Antike, en: Antike Wasserbau, AW Sondernummer 2, 51-62.

1991

Vier antike Talsperre in Anatolia, en: Garbrecht, G. (Ed.), Historischen Talsperren 2, DVWK.

1995

Meisterwerke antiker Hydrotechnik, Stuttgart-Leipzig.

1997

Sadd-el-Kafara, the world’s oldest large dam, en: Jackson, D. C. (Ed.), Dams, Studies in the History of Civil Engineering 4, USA-Singapore-Sydney.

García Trabazo, J. V. 1996

Los textos hititas en Ancient Near Eastern Texts Relating to the old Testament (ANET): Edición crítica y traducción; Tesis, Oviedo.

Garrard, A.

2002

Textos religiosos hititas, Madrid.

1999

Palaeolithic and Neolithic Survey at a South-Eastern “Gateway” to Turkey, en: Matthews, R. (Ed.), 7-16.

Garstang, J. y Gurney, O. R. 1959

The Geography of the Hittite Empire, London.

Gelb, I.

1939

Cf. Abreviaturas bibliográficas, HHM.

Genz, H.

2010

Anatolien als Landbrücke in der späten Bronzezeit? Kommentare zu den hethitischen Fernbeziehungen aus archäologischer Sicht, en: Rollinger, R., Gufler, B., Lang, M. y Madreiter, I. (Eds.), 13-22.

2011

Foreign Contacts of the Hittites, en: Ídem. y Mielke, D. P. (Eds.), 301-332.

Genz, H. y Mielke, D. P. (Eds.)

George, A. R.

2011

Insights into Hittite History and Archaeology, en: Colloquia Antiqua 2, Leuven-Paris-Walpole.

2003

The Babylonian Gilgamesh Epic I-II, Oxford.

402

El agua dulce en la cultura hitita

Gilan, A.

2004

Der Pu"4nu-Text - Theologischer Streit und politische Opposition in der althethitischen Literatur, en: AoF 31, 263-296.

Giorgieri, M.

1996

Ein Text über Tempelbedienstete aus Ku'aklı, en: MDOG 128, 121-132.

2005

Bedeutung und Stellung der “mittanischen” Kultur im Rahmen der Kulturgeschichte Vorderasiens, en: Eothen 13, 77-101.

Giorgieri, M. y Mora, C.

Glaser, F.

1996

Aspetti della regalità ittita nel XIII secolo a.C., Bibliotheca di Athenaeum 32.

2012

Luxusgüter als Symbole der Amcht: Zur Verwaltung der Luxusgüter im Hethiter-Reich, en: CRRAI 54, 647-664.

1987

Brunnen und Nymphäen, en: Frontinius-Gesellschaft (Ed.), 103-131.

Glatz, C. y Plourde, A. M.

Glocker, J.

2011

Landscape Monuments and Political Competition in Late Bronze Age Anatolia: An Investigation of Costly Signaling Theory, en: BASOR 361, 33-66.

2011

Ali$arruma, König von I$uwa, en: AoF 38, 254-376.

Gessel, B. H. L., van

Gonnet, H.

1998

Cf. Abreviaturas bibliográficas, van Gessel, Onomasticon I-II.

2001

Cf. Abreviaturas bibliográficas, van Gessel, Onomasticon III.

1967

Le Disque Solaire Hittite d’Après Les Documents Archéologiques, en: Anatolia 11, 167-196.

1993

Systemes de cupules, de vasques et de rigoles rupestres dans la region de Beyköy en Phrygie, en: FsN.Özgüç, 215-224, Pl. 37-46.

1998

Remarques sur le monument de Beskardes à la lumiere d’une nouvelle interpretation de Fıraktın, en: ICH 3, 247-260.

González Salazar, J. M. 1994

Tiliura, un ejemplo de la política fronteriza durante el imperio hitita (CTH 89), en: AulaOr 12, 159-176.

Gordin, S.

2010

A Scriptorium of Mahhu(z)zi MAGNUS.SCRIBA in the Reign of Tudhaliya IV., en: ICH 7, 319-340.

Gordon, E. I.

1969

The Meaning of the Ideogram dKASKAL.KUR = “Underground WaterCourse” and its Significance for Bronce Age Historical Geography, en: JCS 21, 70-88.

Görke, S.

2010

Cf. Abreviaturas bibliográficas, CHANE 40.

Gorokhovich,Y. y Ullmann, L.

Götze, A.

2010

Ground Water Resources and Earthquake Hazards: Ancient and Modern Perspectives; en: Mays, L. W. (Ed.), 201-215.

1933

Die Annalen des Mur$ili$, en: MVAeG 38.

1940

Cf. Abreviaturas bibliográficas, YOS 22.

II.I Bibliografía

403 1947

The Priestly Dress of the Hittite King, en: JCS 1, 176-185.

1955

Hittite Dress, en: FsSommer, 48-62.

1963

Warfare in Asia Minor, en: Iraq 25, 124-144.

1969

Hittite Instructions, en: ANET, 207-211.

Götze, A. y Peddersen, H. 1934

Mur$ilis Sprachlähmung, København.

Götze, A. y Sturtevant, E. H. 1938 Goudie, A. (Ed.)1995

Greco, A.

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AOS 12. The Encyclopedic Dictionary of Physical Geography, Oxford.

2004

Encyclopedia of Geomorphology, London.

2013

(lu2) KAxSA.GAZ or KA.GAZ as worker of the palm fibers, en: N.A.B.U. 2013/2, 41.

Gregory, K. J. y Goudie, A. S. 2011

The SAGE Handbook of Geomorphology, Los Angeles - London -New Delhi - Singapore - Washington DC.

Grélois, J.-P.

1988

Les Annales décennales de Mursili II (CTH 61, I), en: Hethitica 9, 17-147.

Grimm, J.

1860

Deutsches Wörterbuch, Biermörder-D, II Band, Leipzig.

1889

Deutsches Wörterbuch, N.O.P.Q., VII Band, Leipzig.

1997

Die Flußlisten des #i$uu!a-Festes. Eine Zwischenbilanz, en: SMEA 39, 177-187.

1999

Prolegomena zum Ritual des Palii!a (CTH 475), en: Hethitica 14, 27-33.

Groddek, D.

1999b Neue Textfragmente zu den Annalen Mur$ili$ II - I, en: Hethitica 14, 147-151. 2001

‘Mausoleum’ (É.NA4) und ‘Totentempel’ (É'i!t)) im Hethitischen, en: UF 33, 213-218.

2004

Cf. Abreviaturas bibliográficas, DBH 13.

2004b Cf. Abreviaturas bibliográficas, DBH 14. 2006

Cf. Abreviaturas bibliográficas, DBH 20.

2007

Cf. Abreviaturas bibliográficas, DBH 23.

2007b Neue Textfragmente zu den Annalen Mur$ili$ II - II, en: AoF 34, 237-240. 2012

Cf. Abreviaturas bibliográficas, DBH 38.

2012b Cf. Abreviaturas bibliográficas, DBH 39. Güldali, N.

1979

Cf. Abreviaturas bibliográficas, TAVO A/4.

404

El agua dulce en la cultura hitita

Günel, S y Herbordt, S.

Gunter, A. C.

2010

Ein hethitischer Siegelabdruck aus Çine-Tepecik, en: AA 2010/1, 1-11.

1990

Artists and Ancient Near East Art, en: Gunter, A. C. (Ed.), 9-17.

Gunter, A. C. (Ed.) 1990

Investigating Artistic Enviroments in the Ancient Near East, Washington.

1995

Material, Technology, and Techniques in Artistic Production, en: CANE III, 1539-1551.

2002

Animals in ancient Anatolia, en: Collins, B. J. (Ed.), 79-96.

Gürel, A. y Lermi, A. 2010 Gurney, O. R. 2002

Pleistoce-Holocene Fills of the Bor-Ere&li Plain (Central Anatolia): Recent Geo-archaeological Contributions, en: StMed 22, 55-70. The Authorship of the Tawagalawa Letter, en: FsPopko, 133-141.

Güterbock, H. G. 1942

Cf. Abreviaturas bibliográficas, SBo II.

1943

Hethitische Götterdarstellungen und Götternamen, en: Belleten 7/26, 295-317.

1946

Ankara Bedesteninde Bulunan Eti Müzesi Büyük Salonu’nun Klavuzu / Guide to the Hittite Museum in the Bedestan at Ankara, Çeviri N. Özguç, Istanbul.

1946b Recensión: Brandestein, C.-G.,von; Hethitische Götter nach Bildbeschreibungen in Keilschiftexten, 1943, en: Or. 15, 482-496. 1947

Ein hethitisches Relief aus der Umgebung von Bo&azköy, Belleten 11, 189-195.

1947b Alte und neue hethitische Demkmäler, en: GsEdhem I, 59-70. 1951

The Song of Ullikummi. Revised Text of Hittite Version of a Hurrian Myth I, en: JCS 5, 146-161.

1952

The Song of Ullikummi (continued), en: JCS 6, 8-33.

1956

Notes on some Hittite Monuments, en: AnSt 6, 53-56.

1956b The Deeds of Suppiluliuma as Told by His Son, Mursili II, en: JCS 10, 41-68, 75-98, 107-130. 1957

Narration in Anatolian, Syrian, and Assyrian Art, en: AJA 61, 62-71.

1960

An Outline of the Hittite AN.TA#.%UM Festival, en: JNES 19, 80-89.

1965

A Votive Sword with Old Assyrian Inscription, en: FsLandsberger, 197-198, Pls. XIII-XV.

1967

The Hittite Conquest of Cyprus Reconsidered, en: JNES 26, 73-81.

1967b Das dritte Monument am Karabel, en: IstMit. 17, 63-71.

II.I Bibliografía

405 1969

Hieroglyphische Inschriften, en: Bo)azköy IV, 49-53.

1969/70 Das Stierbecken von Dokuz, en: FsNaumann, 93-95, Taf. 13, 14. 1971

Ivory in Hittite Texts, en: Anadolu 15, 1-7.

1973

Hittite Hieroglyphic Seal Impressions from Korucutepe, en: JNES 32, 133-147.

1975

Die Inschriften - Einschlägige Textstellen, en: Yaz2, 167-192.

1975b Yazılıkaya: A propos a New Interpretation, en: JNES 34/4, 273-277. 1977

The Hittite Seals in the Walters Art Gallery, en: JWAG 36, 7-16.

1978

Die Hieroglypheninschrift von Fraktin, en: FsMatou$ I, 127-136.

1979

Hieroglyphische Miszellen, en: FsMeriggi, 235-245.

1982

Les hiéroglyphes de Yazılıkaya. A propos d’un travail récent, en: Synthèse 11.

1981/83 A Note on the frieze of the Stag Rython in the Schimmel Collection, en: Anadolu 22, 1-6. 1983

Hethitische Götterbilder und Kultobjekte, en: FsBittel, 203-217.

1990

Wer war Tawagalawa?, en: GsvonSchuler, 157-165.

1993

Sungod or King?, en: FsN.Özgüç, 225-226.

1993b Gedanken über ein Hethitisches Königsiegel aus Bo&azköy, en: IstMit 43, 113-116. 1997

Zum Felsrelief des Muwatalli am Sirkeli Höyük, en: B. Hrouda (Ed.), 104.

1998

To Drink a God, en: CRRAI 34, 121-130.

Güterbock, H. G. y Hout, Th. P. J., van den 1991

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AS 24.

Güterbock, H. G. y Kendall, T.

Haas, V.

1995

A Hittite Silver Vessel in the Form of a Fist, en: Carter, J. B. y Morris, S. P. (Eds.), 45-60.

1970

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StPohl 4.

1976

Die Unterwelts- und Jenseitsvorstellungen im hethitischen Kleinasien, en: CRRAI 21, 197-212.

1981

Leopard und Biene im Kulte “hethitischer” Göttinen. Betrachtungen zu Kontinuität und Verbreitung altkleinasiatischer und nordsyrischer religiöser Vorstellungen, en: UF 13, 101-116.

1982

Cf. Abreviaturas bibliográficas, KAW 10.

406

El agua dulce en la cultura hitita 1984

Cf. Abreviaturas bibliográficas, ChS I/1.

1989

Ein Preis auf das Wasser in hurritischer Sprache, en: ZA 79, 261-271.

1994

Geschichte der hethitischen Religion, en: HdO I.15.

2003

Materia Magica et Medica Hethitica, Berlin-New York.

2006

Die hethitische Literatur, Berlin-New York.

2006-2008 Quelle. B. Bei der Hethitern, en: RlA 11, 202-206. 2008

Hethitische Orakel, Vorzeichen und Abwehrstrategien, Berlin-New York.

Haas, V. y Koch, H. 2011

Religionen des Alten Orients. Hethitern und Iran, Göttingen.

Haas, V. y Wäfler, M. 1976

Bemerkungen zu É'e!t"/)-, en: UF 8, 87-122.

Haas, V. y Wegner, I. 1988

Cf. Abreviaturas bibliográficas, ChS I/5-1.

1991

Keilschrifturkunden aus Bo&azköy, en: OLZ 86, 171-174.

1996

Die Orakelprotokolle aus Ku'aklı, en: MDOG 128, 105-120.

Haas, V. y Wilhelm, G. 1974

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AOATS 3.

Haas, V. et al. 1998

Cf. Abreviaturas bibliográficas, ChS I/9.

Haase, R.

Wasserrecht in dem keilschriftlichen Rechtscorpora, en: AoF 25/2, 222-226.

1998

Hagenbuchner(-Dresel), A.

Haider, P. W.

1989

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth. 16.

2002

Cf. Abreviaturas bibliográficas, DBH 1.

1999

Zur Stratigraphie und Geschichte am Sirkeli Höyük, en: Ehringhaus, H. et al., 118-132.

Halloran, J. A. 2006

Sumerian Lexicon. A Dictionary Guide to the Ancient Sumerian Language, Los Angeles.

Hansen, O.

1994

Reflexions on Broze -Age topography of NW Anatolia, en: Anatolica 20, 227-231.

1998

A possible mention of the DINGIR.KASKAL.KUR «Underground Water Course» in greek, en: N.A.B.U. 1998/4, 125.

Harman'ah, Ö. 2011

Monuments and Memory: Architecture and Visual Culture in Ancient Anatolian History, en: Steadman, S. R. y McMahon, G. (Eds.), 623-651.

II.I Bibliografía

407 2012

Ponencia: “The Living Rock: Image, Image-making and Ladscape at Ivriz”, en: Cast in Space. Images, Gaze and Place in the Ancient World (and beyond), International Symposium , 20.-21. Februar 2012, Berlin.

2002

Bearded or Beardless? Some Speculations on the Function of the Beard among the Hittites, en: GsGüterbock, 43-52.

Haroutunian, H.

Hauptmann, H. 1975

Die Felsspalte D - Die Funde, en: Yaz2, 62-74 - 193-246.

Hawkins, J. D. 1983

Kuwatna-muwa, en: RlA 6, 398.

1990

The New Inscription from the Südburg of Bo&azköy-#attu$$a, en: AA 1990/3, 305-314.

1992

What does the Hittite Storm-God Hold?, en: Meijer, D. J. W. (Ed), 53-82.

1992b The Inscriptions of the Kizilda& and the Karada& in the light of the Yalburt Inscription, en: FsAlp, 259-275. 1995

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT-Beiheft 3.

1998

Tarkasnawa King of Mira, “Tarkondemos”, Bo)azköy sealings and Karabel, en: AnSt 48, 1-31.

1998b The Land of I$uwa: the Hieroglyphic Evidence, en: ICH 3, 281-295. 1999

Karabel, “Tarkondemos” and the Land of Mira. New Evidence on the Hittite Empire Period in Western Anatolia, en: WJ-NF 23, 7-14.

2000

cf. Abreviaturas bibliográficas, CHLI.

2003

The Storm-God Seal of Mursili III, en: FsHoffner, 169-176.

2003b Scripts and Texts, en: Melchert, H. Cr. (Ed), 128-169. 2005

VIII.3. Comentaries on the Readings, en: Herbordt, S., 248-313.

2005b X.3. Commentary on the Sign List, en: Herbordt, S., 426-436. 2006

Tud"aliya the Hunter, en: FsRoos, 49-76.

2008

The Disappearance of Writing Systems: Hieroglyphic Luwian, en: Baines, J.; Bennet, J. y Houston, S. (Eds.); 31-43.

2011

The Inscriptions of the Aleppo temple, en: AnSt 61, 35-54.

2011b The Seals and the Dynasty, en: S. Herbordt, Bawanypeck, D. e Ídem., 85-102. Hawkins, J. D. y Easton, D. F.

Hazenbos, J.

1996

A Hieroglyphic Seal from Troia, en: StTroica 6, 111-118.

1996

Die in Ku'aklı gefundenen Kultinventare, en: MDOG 128, 95-104.

2002

Zum Imankulu-Relief, en: FsPopko, 147-161.

2003

Cf. Abreviaturas bibliográficas, CM 21.

2004

Die lokalen Herbst- und Frühlingsfeste in der späten hethitischen Großreichszeit, en: AOAT 318, 241-249.

408

El agua dulce en la cultura hitita

Heinhold-Krahmer, S. 1977

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth 8.

1993

Mira, en: RlA 8 1/2, 218-220.

Heinz, M. y Feldman, M. H. (Eds.) 2007

Representations of Political Power. Case Histories from Times of Change and Disolving Order in the Ancient Near East, Winona Lake.

Hemker, C.

1993

Altorientalische Kanalisation I-II, Münster.

Herbordt, S.

2002

Hittite seals and sealings fron the Nisantepe Archive, Bögazköy; en: GsGüterbock, 53-60.

2002b Lesung der Inschrift, en: Peschlow-Bindokat, A., 367-378. 2005

Die Prinzen- und Beamtensiegel der hethititschen Grossreichszeit auf Tonbullen aus dem Ni'antepe-Archiv in Hattusa, en: Bo-#a XIX.

2006

Hethitische Glyptik aus den Grabungen im Bereich der Grabungen an den Ostteichen 1996-1998, en: Seeher, J., 24-25.

2011b Stele (stele). B. II. Bei den Hethitern. Archäologisch, en: RlA 13 1/2., 138-140. Herbordt, S., Bawanypeck, D. y Hawkins, J. D.

Hodder, I.

2011

Die Siegel der Grosskönige und Grossköniginnen auf Tonbullen aus dem Ni'antepe-Archiv in Hattusa, en: Bo-#a XXIII.

2011

The Role of Religion in the Neolithic of the Middle East and Anatolia with particular reference to Çatal Höyük, en: Paléorient 37.1, 111-122.

Hofbauer, Chr. y Masch, L. 1997

Mineralogische Untersuchungen vor- und frühgeschichtlicher Keramik Kilikiens der Ausgrabung Sirkeli Höyük, en: Hrouda, B., 132-142.

Hoff, M. C. y Townsend, R. F. (Eds.)

Hoffmann, A.

2013

Rough Cilicia. New Historical and Archaeological Approaches, Oxford and Oakville.

2004

Macht der Architektur - Architektur der Macht, en: DiskAB 8, 4-12.

Hoffner, H. A. 1966

Symbols for Masculinity and Feminity: Their Use in Ancient near Eastern Sympathetic Magic Rituals, en: JBL 85/3, 326-334.

1967

Cf. Abreviaturas bibliográficas, EHGl.

1974

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AOS 55.

1987

Paskuwatti’s ritual against sexual impotence (CTH 406), en: AulaOr 5, 271-287.

1988

The Song of Silver - A Member of the Kumarbi Cycle of “Songs”, en: FsOtten2, 143-166.

1990

Cf. Abreviaturas bibliográficas, WAW 2.

II.I Bibliografía

409 1997

The Laws of the Hittites. A Critical Edition; Leiden-New York-Köln.

1997

2. Historiography, en: CoS I, 182-193.

2002

C. Accounts: 1. Cult Inventories, 2. Votive Records, 3. Archive Shelf lists, Hittite Bibliography, en: CoS III, 63-72.

2009

Cf. Abreviaturas bibliográficas, WAW 15.

Hoffner, H. A. y Melchert, H. C.

Hongo, H.

2008

A Grammar of the Hittite Language I-II; Winona Lake, Indiana.

1998

Patterns of Animal Husbandry at Kaman-Kalehöyük, Turkey: Continuity and Changes During the Second and First Millennia B.C., en: BMECCJ 10, 239-278.

Hout, Th. P. J., van den 1991

Recensión: Keilschrifturkunde aus Boghazköy, Heft LVIII, en: BiOr 48, 579-585.

1995

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 38.

1995b Tut"alija IV. und die Ikonographie hethitischer Großkönige des 13. Jhr.; en: BiOr 52 5/6, 546-573. 1998

The Purity of Kingship. An Edition of CTH 569 and Related Hittite Oracle Inquiries of Tud"aliya IV, en: DMOA 25.

2001

Bemerkungen zu älteren hethitischen Orakeltexten, en: FsHaas, 423-440.

2002

Tombs and Memorials. The (Divine) Stone-House and #egur Reconsidered, en: GsGüterbock, 73-91.

2003/05 Ordal (Ordeal). B. Bei den Hethitern, en: RlA 10, 129-130. Houwink ten Cate, Ph. H. J. 1966

Mursili’s Northwesten Campaigns. Additional Fragments of His Comprehensive Annals, en: JNES 25, 162-191.

1984

The History of Warfare According to Hittite Sources: The Annals of Hattusilis I (Part II), en: Anatolica 11, 47-83.

1992

The Hittite Storm God: his Role and his Rule According to Hittite Cuneiform Sources, en: Meijer, D. J. W. (Ed.), 83-148.

1992b The Bronze Tablet of Tudhaliyas IV and its Geographical and Historical Relations, en: ZA 82, 233-270.

Hrouda, B.

1994

Urhi-Tessub revisited, en: BiOr 51, 3/4, 234-259.

2006

The Apparently Delayed Homecoming of Tud"aliya$ IV to his Capital #attu$a, en: FsRoos, 107-115.

1996

Zur Darstellung der Mauerkrone im Alten Orient, en: IstMitt 46, 23-26.

410

El agua dulce en la cultura hitita 1997

Damnatio memoriae? Neue Beobachtungen am Relief Nr. 2 bei Sirkeli, en: AW 28, 471-474.

Hrouda, B., et al. 1997 Hrozn5, B.

Vorläufiger Bericht über die Ausgrabungsergebnisse auf dem Sirkeli Höyük/ Südtürkei von 1992-1996, en: IstMitt. 47, 91-150.

1933-1939 Cf. Abreviaturas bibliográficas, IHH.

Huot, J.-L.

2004

Une archéologie des peuples du Proche-Orient I-II, Paris.

Hüser, A.

2006

Wasser für Sarissa, en: AW 5, 93-97.

2007

Hethitische Anlagen zur Wasserversorgung und Entsorgung, en: Ku'aklıSarissa 4, Rahden/Westfalia.

2009

Staudämme - Ein besonderer Aspekt der hethitischen Baukunst, en: Byzas 9, 157-175.

1988

Cf. Abreviaturas bibliográficas, OBO 82.

1993

Kultstelen und Baityloi. Die Ausstrahlung eines religiösen Phänomens nach Kleinasien und Israel, en: OBO 129, 87-108.

1997

Religion in Hittite Anatolia. Some Comments on “Volkert Haas: Geschichte der hethitischen Religion”, en: Numen 44/1, 74-90.

1998

Magie und Religion im Tunnawiya-Ritual KBo XXI i - KUB IX 34 - KBo XXI 6, en: CRRAI 34, 79-92.

2008

Die Interdependenz von Festen und Gesellschaft bei den Hethitern, en: Prechel, D. (Ed.), 73-88.

2011

Stele (stele). B. I. Bei den Hethitern. Philologisch, en: RlA 13 1/2, 137-138.

Hutter, M.

Hutter-Braunsar, S. 2004

,,Und %au$ka, meine Herrin, nahm mich bei der Hand”. Staatsgotheiten und personliche Gottheiten #attu$ilis III, en: AOAT 318, 259-268.

Hütteroth, W.-D. 1982

Türkei, en: Wissenschaftliche Länderkunden 21.

Hütteroth, W.-D. y Höhfeld, V.

Imparati, F.

2002

Türkei, Darmstadt.

1964

Le leggi ittite, Roma.

1974

Una concessione di terre da parte di Tudhaliya IV, en: RHA 32.

1977

Le instituzioni cultuali del NA4"ékur e il potere centrale ittita, en: SMEA 18, 19-64.

1990

Obligations et manquements cultuels envers la divinitè Pirwa, en: GsvonSchuler, 166-187.

II.I Bibliografía

411 1999

Die Organisation des hethitischen Staates, en: H. Klengel, 320-387.

2002

Palaces and Local Communities in Some Hittite Provincial Seats, en: GsGüterbock, 93-100.

2004

Cf. Abreviaturas bibliográficas, GsImparati2.

2004b “Signore” e “figli del re”, en: GsImparati2, 103-120. 2004c La “mano” nelle più significative espressioni idiomatiche ittite, en: GsImparati2, 787-802. Ipek, Ö. e Ibi', R. 2013

Çakır Köyü Hitit Barajı: 2012 Yılı Sondaj Kazısı Çalı'maları Ön Raporu, en: Ídem. (Eds.), 37-60.

Ipek, Ö. e Ibi', R. (Eds.)

Ivanov, V. V.

2013

3. Çorum Kazı ve Ara'tırmalar Sempozyumu, Çorum.

1979

La semiótica de las oposiciones mitológicas de varios pueblos, en: Lotman, I. M. et al., 149-172.

Jackson, D. C. (Ed.) 1997

Dams, en: Studies in the History of Civil Engineering 4, USA-SingaporeSydney.

Jacobsen, K. A. (Ed.) 2009

Brill’s Encyclopedia of Hinduism, en: HdO II, 22.1.

1961

Zu den hethitischen Bildschreibungen I, en: MIO 8, 161-217.

1963

Zu den hethitischen Bildschreibungen II, en: MIO 9, 175-239.

1972

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth. 2.

1998

Erdwiderstandmessungen im Teichbezirk in der Östlichen Oberstadt, en: J. Seeher, 216-217.

(Jakob)-Rost, L.

Jansen, H. G.

Jasink, A. M. y Bombardieri, L. 2013

The Göksu River Valley from Late Bronze to Iron Age: local cultures, external influences, and relations with foreign peoples, en: Hoff, M. C. y Townsend, R. F. (Eds.), 16-26.

Jenkins, R.

1998

Rethinking Ethnicity. Arguments and Explorations, London-Thousand OaksNew Delhi.

Jewel, E. R.

1974

The Archaeology and History of Western Anatolia during the Second Millenium B.C., Tesis, Univ. of Pennsylvania, Ann Arbor, Michigan.

Jones, H. L.

1960

The Geography of Strabo, Cambridge, Massachusetts.

Justel, J. J.

2011

«Se irá desnuda de mi casa…» Las relaciones de la viuda con otros hombres y su expulsión del hogar. (Norte de Mesopotamia y Siria durante el Bronce Final); en: Oliva, J. C. y Belmonte, J. A. (Eds.), 217-240.

412

El agua dulce en la cultura hitita

Justel, J. J.; Solans, B. E.; Vita, J. P. y Zamora, J. Á. 2007

Las aguas primigenias. El Próximo Oriente Antiguo como fuente de civilización I-II, Actas del IV Congreso Español de Antiguo Oriente Próximo (Zaragoza, 17-21 Octubre, 2006), Zaragoza.

Jüthner, J.; Knoll, F.; Patsch, K. y Swoboda, H. 1903

Vorläufiger Bericht über eine archäologische Expedition nach Kleinasien, en: Mitteilungen der Gesellschaft zur Förderung deutscher Wissenschaft, Kunst und Literatur in Böhmen 15, Praha.

Kammenhuber, A.

Karimi, H.

1964

Die hethitischen Vosrtellungen von Seele und Leib, Herz und Leibesinneren, Kopf und Person I, en: ZA 56, 150-212.

1965

Die hethitischen Vosrtellungen von Seele und Leib, Herz und Leibesinneren, Kopf und Person II, en: ZA 57, 177-222.

1976

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth. 7.

2012

Hydrogeology of Karstic Area, en: Kazemi, G. A. (Ed.), 1-42.

Kashima, K; Naruse, T. y Sugiura, K. 1998

Sedimentary Enviromental Changes During the last 20,000 Years at Aksaray Area, South-East Part of Lake Tuz, Central Part of Turkey, en: BMECCJ 10, 209-238.

Kassian, A.; Korolëv, A. y Sidel’tsev, A. 2002

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AOAT 288.

Kattner, M.

2007

Bodu Valu. Traditional Water Management and its Socio-cosmic Implications in Minico/Maliku, an Indian Ocean’s Island, en: DWhG 9, 145-172.

Katz, D.

2003

The Image of the Netherworld in the Sumerian Sources, Bethesda.

2005

Eternal Rest at the Foot of the Mountain, en: FsKlein, 179-198.

Kazemi, G. A. (Ed.) 2012

Hydrogeology. A Global Perspective, Rijeka.

Kelli-Buccellati, M. 2002 Kellerman, G. 1978

Ein hurritischer Gang in die Unterwelt, en: MDOG 134, 131-148. The King and the Sun-God in the Old Hittite Period, en: Tel Aviv 5, 199-208.

1980

Recherche sur les rituels de fondation hittites. Tesis. Univ.-Paris I.

1987

La deesse #anna"anna: son image et sa place dans les mythes anatoliens, en: Hethitica 7, 109-147.

1937

The Rediscovered Seal of Tarqumuwa King of Mera, en: ArOr 9, 307-310, Pl. XXVI.

Kepinski, Chr. 1982

L’arbre stylisé en Asie occidentale au 2e millénaire avant J.-C., I-III, Paris.

Kent, D.

II.I Bibliografía

413 1984

Un motif figurativ, l’arbre stylisé a Nuzi et Alalakh, durant la période Mitannienne, en: Barrelet, M. (Ed.), 199-212.

Kitchen, K. A. y Lawrence, P. J. N. 2012 Treaty, Law and Covenant in the Ancient Near East, I-III, Wiesbaden. Klein, J.

1997

Enki and Ninma", en: CoS I, 516-518.

Kleiss, W. y Calmeyer, P.

Klengel, H.

1996

Cf. Abreviaturas bibliográficas, TeF 7.

1976

Nochmals zu Isuwa, en: OrAr 15, 85-89.

1992

Syria. 3000 to 300 B.C., Berlin.

1996

Handwerker im hethitischen Anatolien, en: AoF 23, 265-277.

1999

Geschichte des Hethitischen Reiches, en: HdO I/34.

2001

Nochmals zur Rolle der Herrscher von #alab und Karkami$ in der hethitischen Großreichszeit, en: FsHaas, 191-196.

2002

Die Geschichte des hethitischen Reiches, en: Kunst- und Ausstellungshalle der BRD GmbH (Ed.), 62-73.

2006

Studien zur hethitischen Wirtschaft, 2: Feld- und Gartenbau, en: AoF 33/1, 154-173.

2007

Studien zur hethitischen Wirtschaft, 3: Tierwirtschaft und Jagd, en: AoF 34/1, 3-21.

2008

Studien zur hethitischen Wirtschaft, 4: Das Handwerk. Werkstoffe: Wolle und Leder, Holz und Rohr, en: AoF 35/1, 68-85.

Klimscha, F.; Eichmann, R.; Schuler, Chr. y Fahlbusch, H. (Eds.)

Klinger, J.

2012

Wasserwirtschaftliche Innovationen im archäologischen Kontext. Von den prähistorischen Anfängen bis zu den Metropolen der Antike, Leidorf.

1996

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 37.

2001

Hethitische Texte, en: TUAT Erg, 61-81.

2001b Historographie als Paradigma. Die Quellen für hethitische Geschichte und ihre Deutung, en: ICH 4, 272-291. 2001c Die hurritische Tradition in Hattu$a und das Corpus hurritischer Texte, en: FsHaas, 197-208. 2003-2005 Priester. A. II. Nach schriftlichen Quellen. In Anatolien, en: RlA 10, 640-643. 2005

Die hethitische Rezeption mesopotamischer Literatur und die Überlieferung des Gilgame$-Epos in #attu$a, en: Eothen 13, 103-127.

2006

Der Beitrag der Textfunde zur Archäologiegeschichte der hethitischen Hauptstadt, en: Byzas 4, 5-17.

2007

Die Hethiter, München.

414

El agua dulce en la cultura hitita 2008

Zalpa, Nerik und Hakmis. Die Bedeutung der nördlichen Peripherie Zentralanatoliens in hethitischer Zeit, en: CDOG 6, 278-290.

2008b Rituale, 1.-3., en: TUAT NF 4, 187-206. 2009

The Cult of Nerik - Revisited, en: StAs 5, 97-107.

2010

Ethnogenèse et identitè dans l’Anatolie de la période hittite ou: Qui étaient les Hittites?, en: Klock-Fontanille, I.; Biettlot, S.; Meshoub, K. (Eds.), 227-237.

2010b Der Kult der I$tar von %amu"a in mittelhethitischer Zeit, en: GsNeu, 153-167. 2012

Krankheit und Krieg im Spannungsfeld zwischen mythischer und realer Katastrophe, en: Berjeligung, A. (Ed.), 471-497.

2012b Literarische sumerische Texte aus den hethitischen Archiven aus überlieferungsgeschichtlicher Sicht. Teil I., en: Devecchi, E. (Ed.), 79-93. 2013

Hethitische Gebete, 2.-5., en: TUAT NF 7, 99-104, 115-132.

Klock-Fontanille, I. 2011

L’écriture de l’espace: la perception de l’espace dans l’écriture hiéroglyphique anatolienne, en: AoF 38/2, 199-212.

Klock-Fontanille, I.; Biettlot, S. y Meshoub, K. (Eds.) 2010 Kloekhorst, A. 2008

Identité et alterité culturelles. Le cas des Hittites dans le Proche-Orient ancien (Actes de colloque, Univ. Limoges, 27-28 novembre 2008), Limoges. Cf. Abreviaturas bibliográficas, EDHIL.

Koerner, S. y Price, S. 2008 Kohlmeyer, K. 1983 1995

Philosophy in Archaeology, en: Bentley, R. A.; Maschner, H. D. G. y Chippindale, Ch. (Eds.), 351-374. Felsbilder der hethitischen Großreichszeit, en: Acta Praehistorica et Archaeologica 15, Berlin. Anatolian Architectural Decorations, Statuary, and Stelae, en: CANE IV, 2639-2660.

Kopp-Schmidt, G. 2004 Korfmann, M. 1999

Ikonographie und Ikonologie, Köln. Troia Ausgrabungen 1998, en: StTroica 9, 1-34.

2001

Troia/Wilusa-Ausgrabungen 2000, en: StTroica 11, 1-50.

2002

Die Arbeiten in Troia/Wilusa 2001 - Work in Troia/Wilusa, en: StTroica 12, 1-33.

Koro$ec, V.

1976

Die Götteranrufung in der keilschriftlichen Staatsverträgen, en: CRRAI 21, 120-129.

Ko$ak, S.

1982

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth. 10.

II.I Bibliografía

415 1986

“The Gospel of Iron”, en: FsGüterbock2, 125-135.

1951

Alaça Höyük Kazısı 1937-1939. Daki Çali'malara ve Ke'iflere ait ilk Rapor / Les fouilles d’AlaçaHöyük. Entreprises par la Société d’Histoire Turque. Rapport preliminaire sur les travaux en 1937-1939, Ankara.

1966

Alaça Höyük Kazısı. 1940 -1948 deki Çali'malara ve Ke'iflere ait ilk Rapor / Ausgrabungen von Alaça Höyük. Vorbericht über die Forschungen und Entdeckungen von 1940-1948, Ankara.

Kozal, E.

2013

Exploring Sirkeli Höyük in the Late Bronze Age and its Interregional Connections, en: Yener, K. A. (Ed), 213-225.

Krause, K.

1936

Tempel V, der sogenannte „Palast‟, en: MDOG 74, 33-45.

Kuhn, Th. S.

1966

The Structure of Scientific Revolutions, en: International Encyclopedia of Unified Science II/2.

Kühne, C.

1999

Der liturgische Kuß im Alten Kleinasien, en: Eothen 10, 83-120.

Kühne, H.

2001

Gavur Kalesi, ein Ort der Ahnenverehrung?, en: FsHaas, 227-243.

Kulako&lu, F.

2011

Kültepe-Kane$: A Second Millennium B.C.E. trading Center on the Central Plateau, en: Steadman, S. R. y McMahon, G. (Eds.); 1012-1030.

Ko'ay, H. Z.

Kulako&lu, F. y Kangal, S. (Eds.) 2010

Kümmel, H. M. 1967

Anatolia’s Prologue. Kultepe/Kanesh Karum, Assyrians in Istanbul; Catalogue of the exhibition at the Hagia Irene Museum (Dec. 29 2010 - Mar. 29 2011), Istanbul. Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 3.

1986-1991 Rituale in hethitischer Sprache, en: TUAT 2, 282-292. Kündig-Steiner, W (Ed.) 1974

Die Türkei. Raum und Mensch, Kultur und Wirtschaft in Gegenwart und Vergangenheit, Tübingen.

Kunst- und Ausstellungshalle der BRD GmbH (Ed.) 2002

Die Hethiter. Das Volk der 1000 Götter. Katalog der Ausstellung in der Kunst- u. Ausstellungshalle Bonn (18.01.-28.04.2002), Darmstadt.

Ku'lu, Y. y (ahin, Ü. 2009

Water Structures in Anatolia from Past to Present, en: JASR 5/Dec, 2109-2116.

Kutzner, Ch.

1997

Earth and Rockfill Dams. Principles of Design and Construction, Rotterdam.

Labat, R.

1988

Manuel d’Épigraphie akkadienne. Signes, syllabaire, idéogrammes, Paris.

Lackenbacher, S. 1995

Les relations entre Ugarit et l’Egypte, à propos d’un texte inédit, en: Fré zouls, Ed. y Jacquemin, A. (Eds.), 107-118.

416

El agua dulce en la cultura hitita 2002

Cf. Abreviaturas bibliográficas, LAPO 20.

Lafont, B.

2009

Eau, pouvoir et société dans l’Orient ancien: approches théoriques, travaux de terrain et documentation écrite, en: Al-Dbiyat, M. y Mouton, M. (Eds.), 11-24.

Lahn, E.

1948

Türkiye Göllerinin Jeolojisi ve Jeomorfolojisi Hakkinda bir Etud. (Contribution à l’étude géologique et geomorphologique des lacs de la Turquie), en: MTA. Yay B/12.

Lambert, W. G. 1990-97 Enuma Elisch, en: TUAT 3, 565-602. Landsberger, B. 1948

Laroche, E.

Sam’al. Studien zur Entdeckung der Ruinestaete Karatepe, Ankara.

1950

“Hethiterland” und “Hethiter” in den Kültepe-Tafeln, en: FsHrozn5, 321-329.

1947

Cf. Abreviaturas bibliográficas, Laroche, E., Rech.

1947b Hattic Deities and Their Epithets, en: JCS 1, 187-216. 1951

Études de vocabulaire IV, en: RHA 11/53, 61-71.

1952

Le Panthéon de Yazılıkaya, en: JCS 6, 115-123.

1956

Documents hiéroglyphiques hittites provenant du palais d’Ugarit, en: Ugar. III, 97-159.

1956b L’inscription hittite d’Alep, en: Syria 33, 131-141. 1958

Eflatun Pinar, en: Anatolia 3, 43-47.

1960

Cf. Abreviaturas bibliográficas, Laroche, E., HH.

1963

Le dieu anatolien Sarruma, en: Syria 40, 277-302.

1965

Textes mythologiques hittites en transcription, en: RHA 23/77, 61-178 [1-118].

1966

Cf. Abreviaturas bibliográficas, Laroche, E; NH.

1968

Textes mythologiques hittites en transcription, 2e partie: Mythologie d’origine étrangère, en: RHA 26/82, 5-90 [121-204].

1969

Les dieux de Yazılıkaya, en: RHA 27, 61-109.

1969b Liste des documents hiéroglyphiques, en: RHA 27, 110-131. 1973

Études de linguistique anatolienne, en: RHA 31, 83-99.

1973b Fleuve et ordalie en Asie Mineure Hittite, en: FsOtten, 178-189. 1974

Les dénominations des dieux antiques dans les textes hittites, en: FsGüterbock, 175-185.

1976

Panthéon national et panthéons locaux chez les Hourrites, en: CRRAI 21, 94-99.

1981

Animals and Zoomorphism in Hittite Anatolia, en: Bonnefoy, Y. (Ed.), 222-223.

II.I Bibliografía

417 1982

Documents Hittites et Hourrites, en: Beyer, D. (Ed.), 53-60.

1982b Pouvoir central et pouvoir local en Anatolie hittite, en: Finet, A. (Ed), 138-143. 1982c Fragments hittites du Louvre, en: Mém.Atatürk, 73-107. 1982d Epithètes et prédicats en hittite, en: FsNeuman, 133-136. 1983

Notes sur les Symboles Solaires Hittites, en: FsBittel, 309-312.

1983b Les hièroglyphes hittites de Meskéné-Emar: Un emprunt d’écriture, en: CRAI/Jan-Mar, 12-23. 1989

Les Reliefs de Fraktin, en: FsT.Özgüç, 301-302.

Latacz, J.

2003

News from Troy, en: Berytus 47, 5-14.

Lebrun, R.

1976

Samuha. Foyer religieux de l’Empire Hittite, en: PIOL 11.

1977

Deux textes hittites représentant la version impériale tardive de fêtes anatoliennes, en: Hethitica 2, 7-24.

1979

Lawazantiya, foyer religieux kizzuwatnien, en: FsLaroche, 197-206.

1995

Continuité cultuelle et religieuse en Asie Mineure, en: ICH 2, 249-256.

Lévy, E. (Ed.) 1987

Le systéme palatial en Orient, en Grèce et à Rome. Actes du Colloque de Strasbourg 19-22 juin 1985, Strasbourg.

Lion, M. y Michel, C. (Eds.) 2006

De la domestication au tabou. Le cas des suidés au Proche-Orient ancien, Paris.

Lippolis, C. (Ed.)

Liverani, M.

Lombardi, A.

2011

The Sennacherin Wall Reliefs at Nineveh, Firenze.

1990

Prestige and Interest. International Relations in the Ancient Near East ca. 1600-110 B.C., Padova.

1995

El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía, Barcelona.

1997

Il culto delle montagne all’epoca di Tud"aliya IV: continuità e innovazione, en: SMEA 39, 85-110.

Loon, M. N., van 1985 López-Ruiz, C. 2012

Anatolia in the Second Millenium B.C., en: Iconography of Religions XV/12, Leiden. How to Start a Cosmogony: On the Poetics of Beginnings in greece and the Near East, en: JANER 12, 30-48.

Lotman; J. y Escuela de Tartu (Eds.) 1979

Semiótica de la Cultura, Madrid.

418

El agua dulce en la cultura hitita

Lotman, J. y Uspenskij, B. A. 1979

Sobre el mecanismo semiótico de la cultura, en: Lotman, J. y Escuela de Tartu (Eds.), 67-92.

1979b Mito, nombre, cultura, en: Lotman, J. y Escuela de Tartu (Eds.), 111-134. Lorenz, J. y Rieken, E. 2007

“Auf dem Weg der Stadt %4$$una…”, en: FsKo$ak, 467-486.

Lorenz, J. y Schrakamp, I. 2011

Hittite Military and Warfare, en: Genz, H y Mielke, D. P. (Eds.), 125-151.

Lorenz, J. y Ta', I. 2012

Zwei neue Anschlüsse zu Hethitischen Beschwörungsritualen, en: Kaskal 9, 45-48.

Lorra, S. y Stümpel, H. 1999 Lotman, I. M. 1996

Geophysikalische Prospection 1998, en: A. Müller-Karpe, 97-109. La Semiosfera. Semiótica de la cultura y el texto, Valencia.

Lotman, I. M., et al.

Louis, H.

1979

Semiótica de la cultura, Madrid.

1985

Landeskunde der Türkey, Franz Steiner Verlag, Stuttgart.

Louis, H. y Fischer, K.

Lumsden, S.

1979

Allgemeine Geomorphologie, Berlin-New York.

1995

Gavurkalesi, 1993, en: AST 12, 267-280.

1996

Gavurkalesi, 1993, en: AST 13, 181-184.

2002

Gavurkalesi: Investigations at a Hittite Sacred Place, en: FsGüterbock, 111-125.

MacQueen, J. G.

Machado, A.

1959

Hattian Mythology and Hittite Monarchy, en: AnSt. 9, 171-188.

1983

Poesías completas, Madrid.

Mansel, M. A. 1948

Orta anadolu’da arkeolojik ara'tirmalar, en: Belleten 12, 255-256.

Manuelli, F.

2009

Local Imitations and Foreign Imported Goods. Some problems and new questions on Red Lustrous Wheel-made Ware in the light of the new excava tions of the Southern Step Trench at Yumuktepe/Mersin, en: AoF 36, 251-167.

Marazzi, M.

1990

Il geroglifico anatolico. Problemmi di analisi e prospettive di ricerca, Roma.

2007

Sigilli, Sigillature e Tavolette di Legno: Alcune Considerazioni Alla Luce di Nuovi Dati, en: FsDinçol, 465-474.

2010

Pratiche ordaliche nell’Anatolia hittita, en: FsMayer, 197-230.

II.I Bibliografía

419

Marazzi, M. (Ed.) 1998

Il Geroglifico Anatolico. Sviluppi della ricerca a venti anni dalla sua “ridecifrazione”, (Atti del Colloquio e della tavole rotonda Napoli-Procida, 5-9 giugno 1995), Napoli.

Marazzi, M. y Bolatti Guzzo, N. 2004

Storiografia hittita e geroglifico anatolico: per una revisione di KBo 12.38, en: GsForrer, 155-185.

Margueron, J.-C.

Marizza, M.

1987

L’apparition du palais au Proche-Orient, en: Lévy, E. (Ed), 9-38.

1997

L’Anatolie, en: Forgeau, A.; Ídem.; Salvini, M. y Amiet, P. (Eds.), 272-319.

2007

The office of GAL GE%TIN in the Hittite Kingdom, en: KASKAL 4, 153-180.

2007b Cf. Abreviaturas bibliográficas, Eothen 15. Martino, S., de 1995

Musik. A. III. Bei den Hethitern, en: RlA 8, 483-488.

1996

Cf. Abreviaturas bibliográficas, Eothen 5.

1998

Le accuse di Mursili II alla regina Tawanana secondo il testo KUB XIV 4, en: Eothen 9, 19-48.

2001

A fragment of a festival of old Hittite tradition, en: FsHaas, 73-80.

2004

Purità dei sacerdoti e luoghi di culto nell’Anatolia ittita, en: FsCarruba, 348-362.

2005

Old Hittite Historiographical Texts: Problems of classification, en: ICH 5, 225-230.

2005b Hittite Letters form the time of Tut"aliya I/II, Arnuwanda I and Tut"aliya III, en: AoF 32/2, 291-321.

Masson, E.

2010

Symbols of Power in the Late Hittite Kingdom, en: FsSinger, 87-98.

2012

The ‘Song of Release’ Twenty-nine Years after its Discovery, en: AoF 39/2, 208-217.

1980

Les inscriptions louvites hiéroglyphiques de Köylütolu et Beyköy, en: Kadmos 19/2, 106-122.

1981

Le panthéon de Yazılıkaya. Nouvelles Lextures, en: Synthèse 3.

2001

Le complex cultuel du “Sudburg” (Hattusa). Quelches réflexions, en: ICH 4, 364-391.

Matthews, R. (Ed.) 1999

Ancient Anatolia. Fifty Years’ Work by the British Institute of Archaeology at Ankara, Ankara.

420

El agua dulce en la cultura hitita

Maxwell-Hyslop, R. 1946

Daggers and Swords in Western Asia. A Study from Prehistoric Times to 600 B.C., en: Iraq 8, 1-65.

Mays, L. W. (Ed.). 2010 McMahon, G. 1991

Ancient Water Technologies, Dordrecht-Heidelberg-London-New York, Cf. Abreviaturas bibliográficas, AS 25.

Meijer, D. J. W. (Ed.) 1992

Natural Phenomena. Their Meaning, Depiction and Description in the Ancient Near East, Amsterdam-Oxford-New York-Tokyo.

1993

Cf. Aberviaturas bibliográficas, CLL.

2002

Tar"unta$$a in the SÜDBURG Hieroglyphic Inscription, en: GsGüterbock, 137-143.

2004

A Luwian Dedication, en: FsMorpurgo, 370-379.

2006

The Borders of Tarhuntassa Revisited, en: FsDinçol, 507-513.

Melchert, H. Cr.

Melchert, H. Cr. (Ed.)

Mellaart, J.

2003

The Luwians, en: HdO I/68.

1962

The Late Bronze Age Monuments of Eflatun Pinar and Fasillar near Bey'ehir, en: AnSt. 12, 111-117.

Mellink, M. J. 1965

Archaeology in Asia Minor, en: AJA 69, 133-149.

1972-75 Hurriter, Kunst, en: RlA 4, 514-519.

Meriggi, P.

1972

Archaeology in Asia Minor, en: AJA 76, 165-188, Pls. 35-42.

1973

Archaeology in Asia Minor, en: AJA 77, 169-193, Pls. 31-38.

1974

Hittite Friezes and Gate Sculptures, en: FsGüterbock, 201-214.

1976

Archaeology in Asia Minor, en: AJA 80, 261-289, Pls. 46-54.

1977

Archaeology in Asia Minor, en: AJA 80, 261-289, Pls. 46-54.

1983

Comments on a Cult Relief of Kybele from Gordion, en: FsBittel, 349-360.

1992

Archaeology in Anatolia, en: AJA 96, 119-150.

1932

Sur le déchiffrement et la langue des Hiéroglyphes «Hittites», en: RHA 2/9, 1-57.

1975

Manuale di Eteo Geroglifico II: Testi e Tavole - 2ª e 3ª Serie, Roma.

Messerschmidt, L, 1900

Cf. Abreviaturas bibliográficas, CIH I.

II.I Bibliografía

421 1902

Cf. Abreviaturas bibliográficas, CIH II.

1906

Cf. Abreviaturas bibliográficas, CIH III.

Metzler, D.

1994

Mural Crowns in the Ancient Near East and Greece, en: Yale University Art Gallery Bulletin, 77-85.

Meyer, J.-W.

1995

Ergänzende Bemerkungen zur Topographie von #attu$a, en: AoF 22/1, 125-136.

Michel, C.

2001

Correspondance des Marchands de Kanish, Paris.

Mielke, D. P.

2006

Die Keramik vom Westhang, en: Ku'aklı-Sarissa 2, Rahden/Westf.

2006b Inandiktepe und Sarissa, ein Beitrag zur Datierung althethitscher Fundkomplexe, en: Byzas 4, 251-276. 2011

Key Sites of the Hittite Empire, en: Steadman, S. y McMahon, G. (Eds.), 1031-1054.

Mielke, D. P. y Wills, M. 2000

Paläogeographische Studien in der Umgebung von Ku'aklı, en: A. Müller-Karpe, 311-353.

Millard, A.

2005

Makers’, marks, owners’ names and individual identity, en: OBO 120, 1-10.

Miller, J. L.

2004

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 46.

2008

Rituale, 4.-6., en: TUAT NF 4, 206-229.

2011

Die hethitischen Dienstanweisungen. Zwischen normativer Vorschrift und Traditionsliteratur, en: AOAT 391, 193-205.

2011b Diverse remaks on the Hittite Instructions, en: Colloquium Anatolicum 10, 1-20. Miller, N. F.

2010

Botanical Aspects of Environment and Economy at Gordion, Turkey, en: Gordion Special Studies 5.

Mirecki, P. y Meyer. M. (Eds.) 2002 Mochizuki, A. 1999

Magic and Ritual in the Ancient World, Leiden-Boston-Köln. Sourcing of Anatolian Obsidian by X-ray Fluorescence Analisys (1). Classification of the Sources in Central Anatolia and Identification of the Sources of Obsidian Artifacts from the Kaman-Kalehöyük Site, en: BMECCJ 11, 227-244.

Monte, G. F., del 1980

Metrologia hittita. I. Le misure di capacità per aridi, en: OrAn 19, 219-226.

1987

Inferno e paradiso nel mondo hittita, en: P. Xella (Ed.), 95-116.

1992

Cf. Abreviaturas bibliográficas, RGTC 6/2.

1993

L’annalistica ittita, Brescia.

422

El agua dulce en la cultura hitita

Monte, G. F., del, y Tischler, J. 1978

Cf. Abreviaturas bibliográficas, RGTC 6.

Montero Fenellós, J.-L.

Moortgart, A.

Mora, C.

1998

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AulaOr Suppl. 16.

1944

Nur hethitische oder auch hurritische Kunst?, en: ZA 48, 152-160.

1967

Die Kunst des Alten Mesopotamien, Köln.

1998

Osservazioni sull’uso del “geroglifico anatolico” in Siria nel II millennio a.C., en: Marazzi, M. (Ed.), 195-218.

2004

Sigilli e sigillature di Karkemi$ in etè imperiale ittita. I. I re, i dignatari, il (mio) Sole, en: FsCarruba, 427-450.

Morris, H. M. y Wiggert, J. M. 1972

Applied Hydraulics in Engineering (2nd ed.), New York.

Moscati, S.

1963

Historical Art in the Ancient Near East, en: Studi Semitici 8, Roma.

Mouton, A.

2006

Le porc dans les textes religieux hittites, en: Lion, M. y Michel, C. (Eds.), 255-265.

2008

Les rituels de naissance kizzuwatniens. Un exemple de rite du passage en Anatolie hittite, Paris.

Mouton, A.; Rutherford, I. y Yakubovich, I. (Eds.)

Mouton, M.

2013

Cf. Abreviaturas bibliográficas, CHANE 64.

2009

L’eau en partage: territorialité, réseaux d’irrigation et formation des sociétés antiques dans les Basses-Terres du Yemen, en: Al-Dbiyat, M. e Ídem., (Eds.), 79-95.

Müller-Karpe, A. 1988

Cf. Abreviaturas bibliográficas, MSVF 10.

1994

Anatolisches Metallhandwerk, en: Offa-Bücher 75.

1995

Untersuchungen in Ku'aklı 1992-94, en: MDOG 127, 5-36.

1996

Kleinkönige und Großkönige. Sarissa –eine hethitische Stadt im östlichen Zentralanatolien, en: Blick in die Wissenschaft 8, 58-67.

1997

Untersuchungen in Ku'aklı 1996, en: MDOG 129, 103-142.

1998

Untersuchungen in Ku'aklı 1997, en: MDOG 130, 93-174.

1999

Untersuchungen in Ku'aklı 1998, en: MDOG 131, 57-114.

2000

Untersuchungen in Ku'aklı 1999, en: MDOG 132, 311-354.

2002

Untersuchungen in Ku'aklı 1999, en: MDOG 134, 331-351.

2002b Ku'aklı-Sarissa: A Hittite Town in the “Upper Land”, en: GsGüterbock, 145-155.

II.I Bibliografía

423 2002c Ku'aklı-Sarissa, en: Kunst- und Ausstellungshalle der BRD GmbH (Ed.), 176-189. 2003

Remarks on Central Anatolian Chronology of the Middle Hittite Period, en: Bietak, M. (Ed.), 383-394.

2003b Die Stele von Altınyayla - Ein neues Relief der hethitischen Großreichszeit, en: FsEsin, 313-319. Müller-Karpe, A. et al.

Nagel, W.

2004

Untersuchungen in Ku'aklı 2003, en: MDOG 136, 137-172.

2006

Untersuchungen in Ku'aklı 2004 und 2005, en: MDOG 138, 15-42.

2009

Geometrie und Astronomie im Stadtplan des hethitischen Sarissa, en: MDOG 141, 45-64.

1967

Cf. Abreviaturas bibliográficas, BBV 11.

Nakamura, M. 1996

Notizen zu den hethitischen Beschwörungen der Berggottheiten, en: BMECCJ 9, 233-240.

2002

Das hethitische nuntarriya!'a-Fest, en: PIHANS 94.

Naumann, F.

1983

Die Ikonographie der Kybele in der Phrygischen und der griechischen Kunst, en: IstMit. Bei. 28.

Naumann, R.

1941

Die Architektur, en: Yaz, 4-49.

1955

Architektur in Kleinasien von ihren Anfängen bis zum Ende der hethitischen Zeit, Tübingen.

1957

Bauwerke der hethitischen Großreichszeit auf Büyükkale, en: Bo&azköy III, 10-17.

1971

Architektur Kleinasiens von ihren Anfängen bis zum Ende der hethitischen Zeit, 2., erweitere Auflage, Tübingen.

1974

Einige Beobachtungen in Eflâtun Pinar, en: FsMangel, 467-474.

1975

Die Architektur, en: Yaz2, 29-124.

1983

Sarıkale in Bo&azköy, en: FsBittel, 383-390.

1968

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 5.

1970

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 12.

1980

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 25.

1996

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 32.

Neu, E.

Neu, E. y Rüster, Ch.

Neve, P.

1989

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT-Beih. 2.

1965

Die Grabungen auf Büyükkale im Jahre 1962, en: MDOG 95, 6-34.

1969

Der Gebäudekomplex 2 und der Kanalkopf, en: Bo)azköy IV, 30-31.

1969/70

424

El agua dulce en la cultura hitita Eine hethitische Quellgrotte in Bo)azköy, en: FsNaumann, 97-107, Taf. 15-18. 1971

Cf. Abreviaturas bibliográficas, IstMitt Beih. 5.

1976

Eine hethitische Hieroglyphen-Inschrift am Löwentor von Bo)azköy, Tafel. 1-2, en: IstMitt 26, 9-11.

1982

Büyükkale. Die Bauwerke. Grabungen 1954-1966, Berlin.

1984

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1983, en: AA 1984/3, 329-381.

1986

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1985, en: AA 1986/3, 365-406.

1987

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1986, en: AA 1987/3, 381-410.

1987b Hattuscha Information, Istanbul. 1988

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1987, en: AA 1988/3, 357-390.

1989

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1988, en: AA 1989/3, 271-332.

1989b Einige Bemerkungen zu der Kammer B in Yazılıkaya, en: FsT.Özgüç, 345-356. 1990

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1989, en: AA 1990/3, 267-303.

1991

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1990, en: AA 1991/3, 299-348.

1991b Hethitischer Gewölbebau, en: Bautechnik der Antike (Internationales Kolloquium in Berlin vom 15.-17. Februar 1990), Mainz am Rhein, 161-165. 1992

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1991, en: AA 1992/3, 307-338.

1993

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1992, en: AA 1993/3, 621-652.

1994

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1993, en: AA 1995/3, 289-325.

1995

Kammer 2 und der ‚Heilige Teich/, en: Hawkins, J. D. (1995), 9-12.

1996

#attu$a: Stadt der Götter und Tempel; neue Ausgrabungen in der Hauptstadt der Hethiter, Mainz am Rhein (2. erweiterte Auflage).

1996b Bemerkungen zu einem neuentdeckten Felsrelief in Sirkeli, en: AW 27, 19-21. 1996c Schalensteine und Schalenfelsen in Bo&azköy-#attu$a 2, FsK.Tuchelt, 41-56. 1999

Die Oberstadt von Hattusa. Die Bauwerke I. Die Bebauung im Zentralen Tempelviertel, en: Bo-#a XVI.

2001

Die Oberstadt von Hattusa. Die Bauwerke II. Die Bastion des Sphinxtores und die Tempelviertel am Königs- und Löwentor, en: Bo-#a XVII.

2001b Einige Gedanken zu dem Stierreliefblock von Eflatunpınar, en: FsHaas, 291-293. Niemeier, M.-D. 2002

#attusa und A""iyawa im Konflikt um Millawanda/Milet, en: Kunst- und Ausstellungshalle der BRD GmbH (Ed.); 294-299.

II.I Bibliografía

425 2008

#attusas Beziehungen zu West-Kleinasien und Griechenland, en: CDOG 6, 291-349.

Nishiaki, Y.

1993

Anatolian Obsidian and the Neolithic Obsidian Industries of North Syria: A preliminary Review, en: BMECCJ 7, 140-160.

Noirel, G.

2002

Historia: por una reflexión pragmatista, en: Romeo, Mª C. y Saz, I.; 11-28.

Nosch, M.-L.; Koefoed, H. y Andersson Strand, E. (Eds.)

Nougayrol, J.

2013

Textile Production and Consumption in the Ancient Near East. Archaeology, epigraphy, iconography, Oxford-Oakville.

1956

Cf. Abreviaturas bibliográficas, PRU 4.

Novak, P.; Moffat, A. I. B.; Nalluri, C. y Narayanan, R. 2001

Hydraulic Structures, London-New Yok.

1976

Cf. Abreviaturas Bibliográficas, StBoT 22.

2004

Entstehung von Mythos aus Ritual. Das Besipiel des hethitischen Textes CTH 390 A, en: AOAT 318, 347-356.

2010

Nochmals hethitisch illuyanka- und lateinisch anguis ‘Schlange’, en: GsNeu, 189-195.

Okay, A. I.

2008

Geology of Turkey: A Synopsis, en: GsEsin, 9-42.

Ökse, T. A.

1999

Grabungen am Quellteich %upita$$u, en: A. Müller-Karpe, 86-91.

2006

Gre Virike (Period I) - Early Bronze Age Ritual Facilities on the Middle Euphrates River, en: Anatolica 32, 1-27.

2011

Open-Air Sanctuaries of the Hittites, en: Genz, H. y Mielke, D.P. (Eds.), 219-240.

Oettinger, N.

Oliva, J. C. y Belmonte, J. A. (Eds.) 2011

Esta Toledo, aquella Babilonia. Convivencia e interacción en las sociedades del Oriente y del Mediterráneo Antiguos, Cuenca.

Olmstead, A. T.; Charles, B. B. y Wrench, J.E. 1911

Travels and Studies in the Nearer East I, Part II, Hittite Inscriptions. The Cornell Expedition to Asia Minor and the Assyro-Babylonian Orient, organized by J. R. S. Sterrett, Itaca, New York.

Oppenheim, L. 1956

Cf. Abreviaturas bibliográficas, TAPS 46/3.

Oreshko, R.

2013

Hieroglyphic Inscriptions of Western Anatolia: Long Arm of the Empire or Vernacular Tradition(s)?, en: CHANE 64, 345-420.

Ornan, T.

2005

A complex system of religious symbols: The case of the winged disc in Near Eastern imagery of the first millennium BCE, en: OBO 210, 207-241.

Orthmann, W. 1963

Cf. Abreviaturas bibliográficas, WVDOG 74.

1964

Hethitische Götterbilder, en: FsMoortgat, 221-229, Taf. 24-29.

1971

Untersuchungen zur späthethitischen kunst, Bonn.

426

El agua dulce en la cultura hitita 1975

Der alte Orient. Abbildungen, Berlin.

1983

Zum Relief Nr. 81 in Yazılıkaya, en: FsBittel, 427-431.

Orthmann, W. (Ed.) 1985

Der alte Orient, Berlin.

Osten, H. H., von der

Otten, H.

1930

Explorations in Hittite Asia Minor 1929, en: OIC 8.

1933

Discoveries in Anatolia 1930-31, en: OIC 14.

1953

Ein kannanäischer Mythus aus Bo&azköy, en: MIO 1, 125-150.

1956

Ein Text zum Neujahrsfest aus Bo&azköy, en: OLZ 51 3/4, 102-106.

1958

Hethitische Totenritualen, Berlin.

1961

Eine Beschwörung der Unterirdischen aus Bo&azköy, en: ZA 54, 114-157.

1963

Neue Quellen zum Ausklang des Hethitischen Reiches, en: MDOG 94, 1-23.

1967

Zur Datierung und Bedeutung des Felsheiligtums von Yazılıkaya, en: ZA 58, 222-240.

1973

Das Ritual der All7 aus Arzawa, en: ZA 63, 76-82.

1975

Puduhepa. Eine hethitische Königin in ihren Textzeugnissen, MainzWiesbaden.

1981

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 24.

1988

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT-Beih. 1.

1989

Die Hieroglyphen-luwische Inscrift, en: AA 1989/3, 333-337.

Otten, H. y Rüster, Ch. 1973

Textanschlüsse von Bo&azköy-Tafeln (21-30), en: ZA 63, 83-91.

1977

Textanschlüsse und Duplikate von Bo&azköy-Tafeln (41-50), en: ZA 67, 51-63.

1981

Textanschlüsse und Duplikate von Bo&azköy-Tafeln (71-80), en: ZA 71, 122-134.

Otten, H. y Siegelová, J. 1970

Die hethitischen Gul$-Gottheiten und die Erschaffung der Menschen, en: AoF 23, 32-38.

Otten, H. y Sou+ek. V. 1965

Cf. Abreviaturas, StBoT 1.

Overlaet, B.

2011

84le 14r (K4$4n Area) and votives, favissae and cave deposits in pre-Islamic and Islamic traditions, en: AMIT 43, 113-140.

Özgüç, N.

1955

Finds at Frakdin (with 21 figures), en: Belleten 19, 301-307.

II.I Bibliografía

Özgüç, T.

427 1979

Gods and Goddesses with identical Attributes during the Period of Ols Assyrian Trade Colonies, en: FsLaroche, 277-290.

2002

Erlesene Werke der Kleinkunst, en: Kunst- und Ausstellungshalle der BRD GmbH (Ed.), 244-247.

1948

Excavations at Fraktın near Develı and researches in Anti-Taurus Region, en: Belleten 12, 266-267.

1957

The Bitik Vase, en: Anadolu 2, 57-78, Pls. I-VI.

1978

Excavations at Masat Höyük and Investigations in its Vicinity, Ankara.

1982

Masat Höyük II. A Hittite Center Northeast of Bogazköy, Ankara.

1988

Inandiktepe. Eski Hitit Ça&ında Önemli bir Kült Merkezi / An important Cult Center in the Old Hittite Periode, en: TTKY V (Sa. 43).

1999

The Metal Figurines of Two Hittite Gods, en: BMECCJ 11, 23-39.

2002

Anatolische Fürstensitze, en: Kunst- und Ausstellungshalle der BRD GmbH (Ed.), 42-46.

2003

Kültepe-Kanis/Nesa: The Earliest International Trade Center and the Oldest Capital City of the Hittites, Tokio.

Özgüç, N. y Özgüç, T. 1949

Türk Tarih Kurumu tarafindan yapilan Karahöyük hafriyati raporu 1947 / Bericht über die in Karahöyük im Auftrage der Türkischen Historischen Gesellschaft in 1947 durchgeführten Ausgrabungen, Ankara.

Özsait, M. y Özsait, N. 2005

Les sites archèologiques du IIème millènaire avant J.-C. à (arkikaraa&aç, en: ICH 5, 575-598.

Palavidini, M. 2012

Diplomazia e propaganda in epoca Imperiale Ittita: Forma e prassi, Tesis, Università Pavia–FU-Berlin.

Palmieri, A.

1970

Two Years of Excavations at Arslantepe (Malatya), en: TAD 19/2, 203-211.

1974

Arslantepe (Malatya). Report on the Excavatoins 1971-1972, en: TAD 21/1, 137-146.

1932

Zum Problem der Beschreibung und Inhaltsdeutung von Werken der bildenden Kunst, en: Logos 21, 103-119.

1939

Studies in iconology: humanistic themes in the art of the Renaissance, Oxford.

Pardee, D.

2002

Cf. Abreviaturas bibliográfics, WAW 10.

Parker, A.

1971

Planning and Estimating Dam Constuction, USA.

Paroussis, M.

1985

Répartition de la terre et équilibres structuraux. Une tentative d’analyse des listes de champs hittites, en: Hethitica 6, 161-184.

Panofsky, E.

428

El agua dulce en la cultura hitita

Parry, R. B. y Perkins, C. R. 1987

World Mapping Today, Essex.

Parzinger, H. y Sanz, S. 1992

Die Oberstadt von #attu$a. Hethitische Keramik aus dem zentralen Tempelviertel, en: Bo-#a XV.

Pasternak, R.

2000

Archäobotanische Arbeiten 1999: Die Bearbeitung eines Massenfundes von Gersten im Nordflügel des Gebäudes C, en: A. Müller-Karpe, 348-351.

Payton, R.

1991

The Ulu Burun Writing-Board Set, en: AnSt 41, 99-106.

Pecchioli Daddi, F. 1974

Una concessione di terre da parte di Tud"aliya IV, en: RHA 32.

1975

Il $AZA(N)NU nei testi di Hattusa, en: OrAn 14, 94-136.

1982

Mestieri, professioni e dignità nell’Anatolia ittita, Roma.

1987

Aspects du culte de la divinité hattie Teteshapi, en: FsLaroche, 361-380.

1999

Riflessioni su alcuni testi appartenenti al corpus "attico, en: Eothen 10, 149-166.

2003

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StMed 14.

2004

Palace servants and their obligations, en: FsCarruba, 451-468.

2006

The System of Goverment at the Time of Tud"aliya IV, en: FsRoos, 117-130.

Pecchioli Daddi, F. y Polvani, A. M. 1990

La mitologia ittita, Brescia.

Pecchioli Daddi, F.; Torri, G. y Corti, P. 2009 Pecorella, P. E. 1975 2000

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StAs 5. Malatya-III. Rapporto preliminare delle campagne 1963-1968. Il livello Eteo Imperiale e quelli Neoetei, Roma. Note sulla produzione artistica hurrita e mitannica, en: La civiltà dei Hurrit, en: La parola del passato, 349-365.

Perrot, E. y Guillaume, E. 1865

Ghiaour-Kalé-si, ses murailles cyclopéennes, ses bas-reliefs taillés dans le roc, en: Revue Archéologique NS. 12, 1-14.

Peschlow-Bindokat, A. 2002

Eine hethitische Großprinzeninschrift aus dem Latmos. Vorläufiger Bericht. Mit einem Beitrag von S. Herbordt. Mit 8. Abbildungen; en: AA 2001, 363-378.

2002b Die hethiter im Latmos. Eine hethitisch-luwische Hieroglyphen-Inschrift am Suratkaya (Be'parmak/Westtürkei), en: AW 33, 211-215.

II.I Bibliografía

429

Pierallini, S. y Popko, M. 1998

Zur Topographie von #attu$a: Wege zur Burg, en: Eothen 9, 117-129.

Pierallini, S.

2002

Luoghi di culto sulla citadella di #attu$a, en: GsImparati, 627-635.

Platón

2004

Crátilo, Santa Fe.

Polvani, A. M. 1988

Cf. Abreviaturas bibliográficas, Eothen 3.

Poeschel, S.

2005

Handbuch der Ikonographie, Darmstadt.

Poetto, M.

1982

Ancora sulla parola per ‹esercito› in Luvio, en: Kadmos 21, 101-103.

1988

In margine alla seconda iscrizione luvio-geroglifica del monte Sypilos, en: VO 7, 171-177.

1993

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StMed. 8.

2002

Nuove Bullae geroglifiche di presumibile attribuzione alla regina Puduhepa, en: GsImparati, 637-644.

1978

Kultobjekte in der hethitische Religion (nach keilschriftlichen Quellen), Warsaw.

1986

Recensión: Ko$ak, S.; Hittite Inventory Texts, THeth. 16, 1982, en: OLZ 81/4, 354-355.

1993

Anikonische Götterdarstellungen in der anatolischen Religion, en: OLA 55, 319-327.

1994

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth. 21.

2000

Zippalanda and Ankuwa Once More, en: JAOS 120, 445-448.

2001

Die Priester von Arinna, en: FsHaas, 327-331.

2003

Zur Topographie von #attu$a: Tempel auf Büyükkale, en: FsHoffner, 315-323.

2006

Der hethitische Gott und seine Kultbilder, en: JANER 5, 79-87.

2009

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 50.

1974

The Logic of Scientific Discovery, London.

Popko, M.

Popper, K. R.

Prechel, D. (Ed.) 2008

Fest und Eid. Instrumente der Herrschaftssicherung im Alten Orient, en: Kulturelle und sprachliche Kontakte 3, Würzburg.

Prentice, R.

2010

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AOAT 368.

Pritchard, J.

1969

Cf. Abreviaturas bibliográficas, ANET.

1969b

Cf. Abreviaturas bibliográficas, ANEP.

Pruzsinszky, R. 2009

Mesopotamian Chronology of the 2nd Millennium B.C. An Introduction to the Textual Evidence and Related Chronological Issues, OAW 56, Wien.

Puchstein, O.

Cf. Abreviaturas bibliográficas, WVDOG 19.

1912

430 Puhvel, J.

El agua dulce en la cultura hitita 2012

Hittite dammeli-: Jurare in Verba Magistri?, en: JCS 64, 83-86.

Ramsay, W. M. 1882

Studies in Asia Minor, in: Journal of Hellenic Studies III, 1-68.

Ramsay, W. M. y Hogarth, D. G. 1893 Reade, J. E.

Pre-Hellenic Monuments of Cappadocia, en: Recueil de travaux relatifs à l’archéologie égyptienne et assyrienne 14, 74-94.

1998-2001 Ninive (Nineveh), en: RlA 9, 388-433.

Reichmuth, S. 2011

Mita von Pahhuwa, en: DBH 35, 109-144.

Reiner, E.

1958

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AfO Beih. 11.

Richter, Th.

2012

Bibliographisches Glossar des Hurritischen, Wiesbaden.

Rieken, E.

2009

Die Tontafelfunde aus Kayalıpınar, en: StAs 5, 119-143.

Riemschneider, K. K. 2004

Cf. Abreviaturas bibliográficas, DBH 12.

Roaf, M.

1990

Sculptors and Designers at Persepolis, en: Gunter, A.C., 105-114.

Roberts, N.

1995

Konya Basin Paleoenviroment Research (KOPAL) Programme, en: www.catalhoyuk.com/archive_reports/.

Röhmer, W. H. Ph. 1990-97 Mythen und Ephen in sumerischer Sprache, en: TUAT 3, 351-506. Rojas, F., de

2004

La Celestina, Madrid.

Rollinger, R., Gufler, B., Lang, M. y Madreiter, I. (Eds.) 2010

Interkulturalität in der Alten Welt. Vorderasien, Hellas, Ägypten und die vielfältigen Ebenen des Kontakts: Philippika 34, Wiesbaden.

Romeo, Mª. C. y Saz, I.

Roos, de, J.

2002

El siglo XX. Historiografía e historia, Valencia.

2007

Hittite Votive Texts, Leiden.

2007b Two New Votive Texts, en: FsKo$ak, 593-597. Rose, J.

2011

Rüden, C., von 2011

In praise of the good waters: continuity and purpose in Zoroastrian lay rituals, en: AMIT 43, 141-153. Cf. Abreviaturas bibliográficas, QS 2.

Rüster, Ch. y Wilhelm, G. 2012

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT-Beih. 4.

Saadé, G.

2011

Cf. Abreviaturas bibliográficas, BAH 193.

Salles, J.-F.

1987

Deux nouvelles tombes de Ras Shamra, en: RSO III, 157-195.

II.I Bibliografía

431

Sagona, A. y Zimansky, P.

Salvini, M.

Schachner, A.

2009

Ancient Turkey, London-New York.

1971

Sul nome della sorgente in "urrico, en: SMEA 14, 171-180.

1993

Un documento del re ittita Ammuna, en: SMEA 32, 85-89.

2007

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 2006, en: AA 2007/1, 67-93.

2008

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 2007, en: AA 2008/1, 113-162.

2009

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 2008, en: AA 2009/1, 21-72.

2009b Cf. Abreviaturas bibliográficas, IstF. 51. 2010

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 2009, en: AA 2010/1, 161-221.

2011

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 2010, en: AA 2011/1, 31-86.

2012

Gedanken zur Datierung, Entwicklung und Funktion der hethitischen Kunst, en: AoF 39/1, 130-166.

2012b Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 2011, en: AA 2012/1, 85-137. 2012c Hattu$a - Hauptstadt der Hethiter. Enstehung, Entwicklung und Niedergang einer bronzezeitlichen Metropole, en: AW 2012/1, 8-15. Schachner, A. et al. 2013

Die Arbeiten in Bo&azköy-#attu$a 2012, en: AA 2013/1, 147-193.

Schachner, A. y Wittenberg, H. 2012

The ponds of Hattu$a - Early Groundwater Management in the Hittite Kingdom, en: IWA Specialized Conferece on Water & Wastewater - Technologies in Ancient Civilizations, 22-24 March, Istabul, 313-319.

2012b Zu den Wasserspeisern in Bo&azköy/#attu$a und der Frage ihrer Befüllung, en: Klimscha, F.; Eichmann, R.; Schuler, Chr. y Fahlbusch, H. (Eds.), 245-255. Schäffer, C.

1956

Recueil des sceaux et cylindres hittites imprimés sur les tablettes des Archives Sud du palais de Ras Shamra, en: Ugar. III, 1-86.

Schirmer, W.

1969

Hethitische Steinpflaster im Stadtplanquadrat S/30, en: Bogazköy IV, 66.

1969b Cf. Abreviaturas bibliográficas, WVDOG 81. 1975

Die Kammer C - Die Felsspalten und die Grabungsflächen aus der Nord- und Ostseite des Heiligtums, en: Yaz2, 49-60 - 75-90.

1993

Die Bauanlagen auf dem Göllüda& in Kappadokien, en: Architectura 23/2, 121-131.

2002

Stadt, Palast, Tempel, en: Kunst- und Ausstellungshalle der BRD GmbH (Ed.), 204-217.

432

El agua dulce en la cultura hitita

Schleithoff, R. (Red.) 2012

Archäologie in Vorderasien: Forschungen im Spannungsfeld zwischen Vergangenheit und Zukunft : zehn DFG-Langfristprojekte im Portät: Begleitheft zur Ausstellung “DFG-Ausstellung, 25. April 2012 - 14. September 2012”, Bonn.

Schnitter, N. J. 1994

A History of Dams. The useful pyramids, Rotterdam.

Schmidt, M.

Stauanlagen, en: Bretschneider, H., Lecher, K y Schmidt, M. (Eds.), Taschenbuch der Wasserwirtschaft, Hamburg-Berlin, 613-647.

1993

Schoklitsch, A. 1962

Handbuch des Wasserbaus, Wien.

Schoop, U.-D. 2006

Dating the Hittites with Statistics. Ten Pottery Assamblages from Bo)azköy#attu$a, en: Byzas 4, 215-240.

2009

Indications of Structural Change in the Hittite Pottery Inventory at Bo&azköy-#attu$a, en: StAs 5, 145-168.

2011

Hittite Pottery: A Summary; en: Genz, H. y Mielke, D. P. (Eds.), 241-273.

Schrakamp, I. 2009-2010 Schild, en: RlA 12, 176-179. Schuler, E., von 1967

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AfO Beih. 10.

Schwemer, D. 2013

1. Gebete an den Sonnengott und den persönlichen Schutzgott, en: TUAT NF 7, 105-113.

2013b Gauging the influence of Babylonian magic: The reception of Mesopotamian traditions in Hittite ritual practice, en: FsWilhelm, 145-171. Seeher, J.

1995

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1994, en: AA 1995/4, 597-625.

1996

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1995, en: AA 1996/3, 333-362.

1997

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1996, en: AA 1997/3, 317-341.

1998

Die Ausgrabungen in Bo&azköy-#attu$a 1997, en: AA 1998/3, 215-241.

1999

Hattuscha-Führer. Ein Tag in der hethitischen Hauptstadt, Istanbul.

1999b Die Ausgrabungen in Bo&azköy/#attu$a 1998 und ein neuer topographischer Plan des Stadtgelandes, en: AA 1999/3, 317-146. 2001

Die Ausgrabungen in Bo&azköy/#attu$a 2000, en: AA 2001/3, 333-362.

2001b Die Zerstörung der Stadt Hattusa, en: ICH 4, 623-634. 2001c Die Tontafelfunde von Büyükkaya und vom Ostteich 2, en: KBo 42, VIII-IX. 2002

Die Ausgrabungen in Bo&azköy/#attu$a 2001, en: AA 2002/1, 59-78.

2002b #attusa-Bo&azköy-Hauptstadt des Reiches, en: Kunst- und Ausstellungshalle der BRD GmbH (Ed.), 156-163. 2003

Die Ausgrabungen in Bo&azköy/#attu$a 2002, en: AA 2003/1, 1-24.

2004

Die Ausgrabungen in Bo&azköy/#attu$a 2003, en: AA 2004/1, 59-76.

II.I Bibliografía

433 2005

Die Ausgrabungen in Bo&azköy/#attu$a 2003, en: AA 2005/1, 63-80.

2006

Ergebnisse der Grabungen an den Ostteichen und am mittleren BüyükkaleNordwesthang in den Jahren 1996-2000, en: Bo&azköy-Berichte 8.

2006b Hattuscha Guide. A Day in the Hittite Capital, Istanbul. 2006c #attu$a-Tut"alija-Stadt? Argumente für eine Revision der Chronologie der hethitischen Hauptstadt, en: FsRoos, 131-146. 2006d Chronology in Hattusa: New Approaches to an Old Problem, en: Byzas 4, 197-213. 2007

Eine Kultvase mit der Darstellung des Wettergottes von Halab aus Hattu$a, en: FsDinçol, 707-720.

2008

Abschied von Gewusstem. Die Ausgrabungen in #attu$a am Beginn des 21. Jahrhunderts, en: CDOG 6, 1-13.

2008b Innovation im Bauwesen als Indikator für Kulturkontakt - Hethiter und Mykener als Fallbeispiel, en: DiskAB 9, 1-15. 2009

Die Techniken der Steinbearbeitung in der hethitischen Architektur des 2. Jahrtausends v. Chr., en: Byzas 9, 119-156.

2009b Der Landschaft sein Siegel aufdrücken - hethitische Felsbilder und Hieroglypheninschriften als Ausdruck des herrscherlichen Macht- und Territorialanspruchs, en: AoF 36/1, 119-139. 2010

Wie viele Türme braucht eine Stadt? Überlegungen zum Aufwand der hethitischen Befestigungsanlage in der späten Bronzezeit, en: Byzas 10, 27-43.

2010b Zur Wasserversorgung und Wassernutzung in der Unterstadt von Hattu$a, en: IstMitt. 60, 67-80. 2011

Götter in Stein gehauen. Das hethitische Felsheiligtum von Yazılıkaya, Istanbul.

2011b Gods Carved in Stone. The Hititte Rock Sanctuary of Yazılıkaya, Istanbul. 2012

Natürliche und künstliche, unbewusste und beabsichtige Landmarken: Menschliche Wahrnehmung und herrschliche Betonung der Besetzung von Landschaft und Territorien, en: Byzas 13, 25-42.

Segala y Estalella, L. 1966

La Ilíada, México.

Seidl, U.

1972

Lapisreliefs und ihre Goldfassungen aus Karkami', en: IstMitt. 22, 15-43, Taf. 6-9.

Sharp, M.

1996

Early Turkey. Anatolian Archaeology from Prehistory through the Lydian Period, Iowa.

Siegelová, J.

1971

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 14.

434

El agua dulce en la cultura hitita 1986

Hethitische Verwaltungspraxis im Lichte der Wirtschafts- und Inventardokumente I-III, Praha.

Sievertsen, U. 2006

“Red Lustrous Wheel-made Ware” und offizzielle Religion in Anatolien im späten 2. Jahrtausend v. Chr., en: AOAT 337, 145-174.

Simon, Z.

2012

Hethitische Felsreliefs als Repräsentation von Macht: Einige Bemerkungen, en: CRRAI 54, 687-697.

Singer, I.

1983

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 27.

1984

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 28.

1994

“The Thousands Gods of #atti”: The Limits of an Expanding Pantheon, en: IOS 14, 81-102.

1996

Muwatalli’s Prayer to the Assembly of Gods Throught the Storm-God of Lightning (CTH 381), Atlanta.

1996b Great Kings of Tar"unta$$a, en: SMEA 38, 63-71. 1998

From Hattu$a to Tar"unta$$a: some Thoughts on Muwatalli’s Reign, en: ICH 3, 535-542.

2002

Cf. Abreviaturas bibliográficas, WAW 11.

2005

Sin and Punishment in Hittite Prayers, en: FsKlein, 557-567.

2007

The Origins of the “Canaanite” Myth of Elkunir$a and A$ertu Reconsidered, en: FsKo$ak, 631-642.

2009

“In #attu$a The Royal House Declined” Royal Mortuary Cult in 13th Century #atti, en: StAs 5; 169-191.

2013

The ‘Royal Land Registry’ in Hattu$a and its Seal Impressions, en: BiOr 70 1/2, 5-16.

Soldt, W. H., van 2003/05 Ordal. A. Mesopotamien, en: RlA 10, 124-129. Sou+ek, V.

1959

Die hethitischen Feldertexte, en: ArOr 27, 5-43, 379-395.

Soysal, Ö.

1987

KUB XXXI 4 + KBo III 41 und 40 (Die Pu"anu-Chronik). Zum Thronstreit #attu$ilis I., en: Hethitica 7, 1173-253.

1999

Beiträge zur althethitischen Geschichte (I). Ergänzende Bemerkungen zur Pu"anu-Chronik und zum Menschenfresser-Text, en: Hethitica 16, 109-145.

Spycket, A.

1981

La statuaire du Proche-Orient Ancien, en: HdO 7.1.2.B2.

Starke, F.

1979

#alma$uit im Anitta-Text und die hethitische Ideologie vom Königtum, en: ZA 69, 47-120.

1990

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 31.

Starzmann, M. Th. 2008

Use of Space in Shuruppak: Households on display, en: 5 ICAANE, 203-219.

II.I Bibliografía

435

Steadman, S. R. y McMahon, G.

Steinherr, F.

Stewig, R.

2011

The Oxford Handbook of Ancient Anatolia (10,000-323 B.C.E.), Oxford.

1972

Die Großkönigsinschrift von Ni'anta' (Bo&azkale), en: IstMitt 22, 1-13, Taf. 1-5.

1975

Zu den Felsinschriften Ta'çı I und II, en: IstMit 25, 313-317, Taf. 57-58.

1977

Der Orient als Geosystem, Opladen.

Stillman, N. y Tallis, N.

Stock, H.

1984

Armies of the Ancient Near East 3000 B. C to 539 B. C., Cambridge (Wargames Research Group).

1963

Der Hyksos Chian in Bogazköy, en: MDOG 44, 73-80.

Stokkel, P. J. A. 2005

A New Perspective on Hittite Rock Reliefs, en: Anatolica 31, 171-188.

Stöllner, Th. y Bagherpour, N. (Eds.) 2011

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AMIT 43.

Strang, V.

2008

The Social Construction of Water, en: David, B. y Thomas, J. (Eds.); 123-130.

Strauß, R.

2001

Eine Rezeptur und Beschwörung für die Zubereitung von „Weihwasser“ in dem Ritual CTH 471; en: FsHaas, 405-416.

2006

Reinigunsrituale aus Kizzuwatna, Berlin.

Streck, M. P.

2003-05 Obsidian. A. Nach schriftlichen Quellen, en: RlA 10, 8-9. 2006-08 Regen. A. In den schriftlichen Quellen, en: RlA 11, 288-291.

Strobel, K. (Ed.)

Stümpel, H.

2008

Cf. Abreviaturas bibliográficas, Eothen 16.

1997

Geophysikalische Prospektion 1996, en: Müller-Karpe, A., 134-140.

1998

Geophysikalische Prospektion 1997, en: Müller-Karpe, A., 144-153.

Stümpel, H. y Erkul, E. 2006

Geophysikalische Prospektion 2001-2004, en: Müller-Karpe, A., 37-42.

Such, W. y Bernhardt, H. 1993

Wasserversorgung, en: Bretschneider, H., Lecher, K y Schmidt, M. (Eds.), Taschenbuch der Wasserwirtschaft, Hamburg-Berlin, 763-845.

Süel, A.

2009

Another Capital City of Hittite State: %apinuwa (Pl. XIX-XXIII), en: StAs 5, 193-205.

Süel, M.

2005

Ortaköy-(apinuwa ‘D’ yapısı hitit dini mimarisinde de&i'ik bir yorum, en: ICH 5, 687-700.

436

El agua dulce en la cultura hitita 2010

Ortaköy-(apinuwa a)ılönü kutsal alanı ve kurban çukurları, en: Arkeoloji ve Sanat 134, 31-52.

Summers, G. y Özen, E. 2007 Sürenhagen, D. 1981 1985 Symington, D. 1991

A Hittite Quarry and Sculpture Workshop at Karakız Kasabası, en: Kerkenes News 10, 10-11. Zwei Gebete #attu$ilis und der Pudu"epa, en: AoF 8, 83-168. Cf. Abreviaturas bibliográficas, StMed 5. Late Bronze Age Writing-Boards and Their Uses: Textual Evidence from Anatolia and Syria, en: AnSt 41, 111-123.

Taggar-Cohen, A.

Taracha, P.

2002

The EZEN pula! – A Hittite Installation Rite of a New Priest, en: JANER 2, 127-159.

2006

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth. 26.

1987

Göttertiere und Kultfassaden. Ein Beitrag zur Interpretation hethitischer Kultdarstellungen, en: AoF 14, 263-273.

2001

Hethitisch Ékippa- und das Sumerogramm (É)GI.PAD mesopotamicher Texte, en: AoF 28, 132-146.

2003

Is Tut"aliya’s Sword Really Aegean?, en: FsHoffner, 367-376.

2009

Cf. Abreviaturas bibliográficas, DBH 27.

2010

Local Cults in the Zuliya Basin, en: FsSinger, 351-355.

2010b Anatolian #anna"anna and Mesopotamian DINGIR.MA#, en: GsNeu, 301-310. 2011

The Iconographic Program of the Sculptures of Alacahöyük, en: JANER 11, 132-147.

Ta', I. y Weeden, M. 2010

A Stele of Prince Anaziti in the Yozgat Museum, en: JAOS 130, 349-359.

Ta'yürek, O. A. 1977

The Keben Hittite Rock Relief from Silifke, en: TAD 23, 99-102.

Temizer, R.

1988

Introduccion, en: Özgüç, T., IX-XXXII.

Texier, Ch.

1839

Description de l’Asie Mineure, Paris.

Tischler, J.

2001

Cf. Abreviaturas bibliográficas, HHW.

Todd, I. A.

1999

Central Anatolia Survey, en: Matthews, R. (Ed.), 17-26.

Toledo Municio, M. Á. 1997

Presas de escollera sometidas a sobrevertido. Estudio del movimiento del agua a través de la escollera y de la estabilidad frente al deslizamiento en masa, Tesis, E.T.S. de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Universidad Politécnica de Madrid.

II.I Bibliografía Torri, G.

437 2003

Cf. Abreviaturas bibliográficas, StAs 2.

2008

Der Kult der königlichen Statuen in den hethitischen keilschriftlichen Quellen, en: Prechel, D. (Ed.), 173-190.

2010

Hittite Scribes at Play: the Case of the Cuneiform Sign AN, en: GsNeu, 317-327.

Tomabechi, Y. 1983

Wall Paintings from Dur Kurigalzu, en: JNES 42, 123-131.

Trémouille, M.-C.

Ünal, A.

1994

L’iconographie de la déesse #ebat, en: SMEA 34, 85-105, Pl. I-III.

1998

Les souverains de #attu$a, curatores aquarum, en: Eothen 9, 183-199.

2006

Un exemple de continuité religieuse en Anatolie. Le dieu %arruma, en: AOAT 337, 191-224.

1977

Naturkatastrophen in Anatolien im 2. Jahrtausend v. Chr.; en: Belleten 41, 447-472.

1988

The Role of Magic in the Ancient Anatolian Religions, en: BMECCJ 3, 52-60.

1988b “You Should Build for Eternity”. New Light on the Hittite Architects and Their Work, en: JCS 40, 97-106. 1989

Drawings, Graffiti and Squiggles on the Hittite Tablets -Art in Scribal Circles-, en: FsT.Özgüç, 505-513, Pl. 140-141.

1993

Ritual purity versus physical impurity in Hittite Anatolia. Public Health Structures for Sanitation According to Cuneiform Texts and Archaeological Remains, en: BMECCJ 7, 119-139.

1997

Zur historischen Geographie von Kizzuwatna und lage von Sirkeli - Eine Bilanz, en: Hrouda, B. (1997), 143-150.

1998

Cf. Abreviaturas bibliográficas, HHCTO.

1999

A Hittite foundation ritual on the occasion of building a new fortified border town, en: Eothen 10, 213-223.

1999b A Hittite Mycenean Type B Sword from the Vicinity of Kastamonu, Northwest Turkey, en: BMECCJ 11, 207-226. 2003

Word Play in Hittite?, en: FsHoffner, 377-388.

2007

Cf. Abreviaturas bibliográficas, MHwH.

Unamuno, M., de 1982

Del sentimiento trágico de la vida, Madrid.

UNESCO/FAO (Ed.) 1973

Irrigation, Drainage and Salinity. An International Source Book, Paris.

Ussishkin, D.

1975

Hollows, “Cup-Marks”, and Hittite Stone Monuments, en: AnSt 25, 85-103.

Vieyra, M.

1955

The Hittite Art (2300-750 B.C.), London.

438

El agua dulce en la cultura hitita

Waal, W.

2011

They wrote on wood. The case for a hieroglyphic scribal tradition on wooden writing boards in Hittite Anatolia, en: AnSt 61, 21-34.

Wäfler, M.

1975

Zum Felsrelief von Imankulu, en: MDOG 107, 17-26, Taf. 3-4.

1964

Neuere Hethiterforschung, Wiesbaden.

Watkins, C.

1995

How to Kill a Dragon. Aspects of Indoeuropean Poetics, Oxford.

Watkins, T.

2003-05

Walser, G. (Ed.)

Obsidian. B. Archäologischer Befund, en: RlA 10, 9-13. Weeden, M.

Wegner, I.

2011

cf. Abreviaturas bibliográficas, StBoT 54.

2012

KBo 18.117: A further join to the “Millawata Letter”, en: N.A.B.U. 2012/3, 63-65.

2013

Names on Seals, Names in Texts. Who Were These People?, en: CHANE 64, 73-86.

1978

Regenzauber im Hattiland, en: UF 10, 403-409.

1980-1983 La("u)wazantija. B. Nach heth. Quellen, en: RlA 6, 435-436. 1981

Cf. Abreviaturas bibliográficas, AOAT 36.

1995

Cf. Abreviaturas bibliográficas, ChS I/3-1.

1995b Die «genannten» und «nicht-genannten» Götter in den hethitisch-hurritischen Opferlisten, en: SMEA 36, 97-102. 2002

Cf. Abreviaturas bibliográficas, ChS I/3-2.

2007

Cf. Abreviaturas bibliográficas, ANES Supl. 22.

1989

The Hurrians, Wiltshire.

1995

Die Tontafelfunde der 2. Ausgrabungskampagne 1994 in Ku'aklı, en: MDOG 127, 37-42.

Wightman, G. J.

Wilhelm, G.

1995b Zur Ritual- und Redaktionsgeschichte des althethtitischen Gewitterrituals CTH 631.1, en: ICH 2, 381-388. 1997

Keilschrifttexte aus Gebäude A, en: Ku'aklı-Sarissa 1.1, Rahden/Westfalia.

2000

Ein weiterer Tontafelfund aus dem Gebäude A in Ku'aklı, en: Müller-Karpe, A. (2000); 324-328.

2002

Die Keilschriftfunde der Kampagne 2001 in Ku'aklı, en: A. Müller-Karpe et al., 342-351.

2004

Die Keilschrifttextfunde der Kampagne 2002 in Ku'aklı, en: A. Müller-Karpe et al., 112-114.

II.I Bibliografía

439 2005

Eine mittelhethitische topographische Beschreibung aus den Grabungen bei Sarikale, en: Seeher, J., 77-79.

2008

Cf. Abreviaturas bibliográficas, CDOG 6.

2010

Before God and Men, en: FsAbusch, 373-378.

2010b Remarks on the Hittite Cuneiform Script, en: FsHawkins, 256-262. 2010c Ein Fragment mit hurritischen Gallenomina und der Beginn der hurritischen Überlieferung in Hattusa, en: FsMeyer, 623-635. 2010d Zur Struktur des hethitischen „Kantuzzili-Gebets“, en: FsSeidl, 33-40. 2010e Pata"uli - Die Tochter des Priesters?, en: FsSinger, 378-384. 2010f Die Lesung des Namens der Göttin I*TAR-li, en: GsNeu, 337-344.

Winter, U.

2012

Ein Konflikt zwischen König und Ältestenversammlung in Ebla, en: CRRAI 54, 155-166.

1983

Cf. Abreviaturas bibliográficas, OBO 53.

Wiseman, D. J. 1954

Supplementary Copies of Alalakh Tablets, en: JCS 8, 1-30.

Wittke, A-M., Olshausen, E. y Szydlak, R. 2007

Historischer Atlas der antiken Welt, Stuttgart.

Wittenberg, H. y Schachner, A. 2012

Wittgenstein, L. 1967

The Ponds of Hattu$a - Early Groundwater Management in the Hittite Kingdom, en: IWA Specialized Conference on Water and Wastewater: Technologies in Ancient Civilizations (22-24 March 2012, Istanbul), 313-319. Bemerkungen über Frazers The Golden Bough, en: Synthese 17, 233-253.

1968

Vorlesungen und Gespräche über Ästhetik, Psychologie und Religion, Göttingen.

1992

Lecciones y conversaciones sobre estética, psicología y creencia religiosa, Barcelona.

Wolf-Dieter, H. y Höhfeld, V. 2002

Türkei, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt.

Woods, Chr.; Teeter, E. y Emberling, G. 2010

Visible Language. Inventions of Writting in the Ancient Middle East and Beyond, Chicago.

Woudhuizen, F.C. 2004

Luwian Hierogliphic Monumental Rock and Stone Inscriptions from the Hittite Empire Period, Innsbruck.

2004b Cf. Abreviaturas bibliográficas, IBK Sond. 120.

440

El agua dulce en la cultura hitita

Xella, P. (Ed.) 1987

Archeologia dell’Inferno. L’Aldilà nel mondo antico vicino-orientale e classico, Verona.

Yakar, J.

1991

Prehistoric Anatolia. The Neolithic Transformation and the Early Chalcolithic Period; Tel Aviv University - Sonia and Marco Nadler Institute of Archaeology - Monograph Series 9.

2000

Ethnoarcheology of Anatolia. Rural Socio-Economic in the Bronze and Iron Ages; Tel Aviv University - Sonia and Marco Nadler Institute of Archaeology – Monograph Series 17.

2011

Reflections of Ancient Anatolian Society in Archaeology. From Neolithic Village Communities to EBA Towns and Polities, Istanbul.

Yakubovich, I. 2010

Cf. Abreviaturas bibliográficas, BSIEL 2.

2010b Anatolian Hieroglyphic Writing, en: Woods, Chr.; Teeter, E.; Emberling, G.; 2010, 203-214. 2012

The Reading of Luwian ARHA and related Problems, en: AoF 39, 321-339.

2013

Anatolian Names in -wiya and the Structure of Empire, en: CHANE 64, 87-123.

Yalçin, Ü. (Ed.) 2008

Cf. Abreviaturas bibliográficas, GsEsin.

Yalgın, A. R.

Gezbelide bulunan anıt hakkında rapor, en: TTAED 4, 265-266.

1940

Yener, K. A. (Ed.) 2013

Cf. Abreviaturas bibliográficas, ANES Suppl. 42.

Yener, K. A. y Hoffner, H. A. (Eds.)

Yıldırım, T.

2002

Cf. Abreviaturas bibliográficas, GsGüterbock.

2008

New Scenes on the second relief vase from Hüseyindede and their interpretation in the light of the Hittite representative art, en: ICH 6/II, 837-850.

Yıldırım, B. y Gates, M.-H.

Yoshida, D.

2007

Archaeology in Turkey, 2004-2005, en: AJA 111, 275-356.

1991

Ein hethitisches Ritual gegen Behexung (KUB XXIV 12) und der Gott Zilipuri/Zalipura, en: BMECCJ 4, 41-65.

1996

Cf. Abreviaturas bibliográficas, THeth. 22.

Zaccagnini, C. 1983

Patterns of Mobility among Ancient Near Eastern Craftsmen, en: JNES 42, 245-264.

Zehnder, Th.

Cf. Abreviaturas bibliográficas, DBH 29.

2010

III Índices

441

III. Índices Textos ASSUR-e - 309 AT 309-319 - 85 AT 310-314 - 85-86 BM 29633 - 295 338/v - 263 1548/u - 123 Bo 2004/1 - 161 Bo 2689 - 265 Bo 3617 - 222, 292 Bo 4410+ - 309 Bo 50.282+ - 309 Bo 86/161 - 169 Bo 86/299 (CTH 106.A.1, ‘Bronzetafel’) - 77-78, 98-99, 101, 122-123, 233, 257, 331- 333 Bo 90/722 - 312 ChS I/1 Nr. 5 - 237 ChS I/1 Nr. 6 - 253, 362 ChS I/2 Nr. 16 - 200 ChS I/2 Nr. 17 - 200 ChS I/3-1 Nr. 1 - 184, 190 ChS I/3-1 Nr. 2 - 184 ChS I/3-1 Nr. 3 - 190 ChS I/3-1 Nr. 4 - 184 ChS I/3-1 Nr. 6 - 184 ChS I/3-1 Nr. 8 - 184 ChS I/3-1 Nr. 13 - 184 ChS I/3-1 Nr. 16, 192 ChS I/3-1 Nrs. 60-65 - 184 ChS I/3-2 Nr. 1 - 186, 188 ChS I/3-2 Nr. 3 - 190 ChS I/3-1 Nr. 4 - 190 ChS I/3-2 Nr. 107 - 188 ChS I/9 Nr. 6 - 89 ChS I/9 Nr. 9 - 89 CTH 7 - 230, 263, 349, 362 CTH 8.9 - 310 CTH 8.A - 234-235 CTH 9.6 - 48, 309, 310 CTH 11.A - 116 CTH 16.a - 256, 269 CTH 16.a.A - 256 CTH 39 - 330, 333 CTH 40 - 31, 152 CTH 41.I.2.A - 256 CTH 41.II.1 - 48

CTH 42 - 30, 333 CTH 43 - 333 CTH 51 - 30, 223, 233, 333 CTH 52 - 223, 228, 333 CTH 61 - 42, 83, 95, 103, 115, 120-121, 232, 258, 320 CTH 61.I - 95, 103, 115, 120-121, 232, 258, 320 CTH 61.I.A - 121, 320 CTH 61.II, 95 - 103, 115, 120, 232, 258 CTH 61.II.2.A - 103, 120 CTH 61.II.4 - 232 CTH 61.II.7.A - 95, 120 CTH 67 - 31 CTH 68 - 31, 99-100, 331, 333 CTH 69 - 330, 333 CTH 69.A - 330 CTH 81 - 46, 92, 95, 145, 185 CTH 88 - 91 CTH 89 - 116 CTH 93 - 109 CTH 95 - 109 CTH 97 - 77 CTH 106.A.1 - 77-78, 99, 233, 331-333 CTH 106.B.1 - 80 CTH 106.B.2 - 41, 77-78, 80, 257, 331-333 CTH 146 - 123, 258 CTH 147 - 98, 234 CTH 157 - 240 CTH 167 - 28 CTH 181 - 77, 123, 257 CTH 182 - 27, 77 CTH 188 - 252 CTH 215 - 169 CTH 222 - 213, 254 CTH 222.47 - 254 CTH 230 - 161 CTH 239.1 - 86, 312 CTH 239.2 - 331 CTH 239.4 - 86 CTH 241.16 - 29 CTH 250 - 275 CTH 255.2.A - 120 CTH 257 - 261, 313, 330, 334-335, 345, 358 CTH 261 - 41, 45, 76, 116, 122-123, 127, 138, 240, 251, 256, 259, 261, 267, 282, 296-297, 305, 313, 319,

330, 334-335, 344, 357 CTH 261.A - 45, 319 CTH 261.B - 76, 267 CTH 261.B2 - 76 CTH 261.D - 138 CTH 262 - 47, 166, 300 CTH 264 - 42, 57, 175, 201, 234, 240, 315, 335, 350, 352, 364-365 CTH 265 - 57, 136, 175, 229, 235, 240, 252, 309, 310, 313, 351, 364 CTH 275 - 137, 242, 252, 313, 318 CTH 275.A - 242, 252, 313, 318 CTH 276.3 - 320 CTH 283.5 - 308 CTH 284 - 189 CTH 321 - 223, 268-269, 272-273, 277, 317, 324, 349, 362 CTH 321.A - 223, 268, 269, 273, 277, 317, 324 CTH 323 - 225, 239, 268, 339 CTH 324 - 228, 268, 287 CTH 324.1.A - 268 CTH 325 - 240, 251, 268, 270 CTH 325.A - 240, 251, 270 CTH 334 - 125, 228, 231, 236, 238, 250 CTH 334.1.1.A - 125, 228, 238 CTH 334.2.1 - 250 CTH 334.2.A - 231 CTH 336.2.A - 269 CTH 338 - 241 CTH 342 - 266, 290 CTH 342.1.1.A - 266 CTH 343 - 182, 224 CTH 343.1.A - 224 CTH 344 - 224, 226, 272 CTH 344.A - 224, 226, 272 CTH 345 - 182, 185, 187, 222, 224, 313 CTH 345.A - 182, 187, 222, 224 CTH 345.B - 187 CTH 345.C - 224 CTH 345.I.1.B - 313 CTH 348 - 29, 222, 223 CTH 348.I.20.A - 222 CTH 361 - 240, 270, 292 CTH 361.B.II - 270 CTH 365.A - 296 CTH 372 - 57, 228 CTH 373 - 57, 228, 233, 240, 249, 293, 303, 305, 326, 350, 363

442 CTH 374 - 228, 253, 349, 362 CTH 376.A - 224 CTH 378 - 31, 205, 224, 250, 302, 333 CTH 378.I - 31, 205, 224, 302, 333 CTH 378.II - 31, 224, 302 CTH 378.III - 224 CTH 379 - 205 CTH 381 - 205, 276- 278, 284 CTH 383 - 263 CTH 384 - 28, 88, 205, 328 CTH 384.10 - 328 CTH 385.10.A - 186, 227, 250-251 CTH 386.2 - 287 CTH 390.A - 251 CTH 398 - 201, 299 CTH 398.A - 299 CTH 400 - 238-239, 249, 290, 294, 326, 327 CTH 400.C - 238-239, 249, 290, 327 CTH 401.2.A - 238 CTH 402 - 179, 304 CTH 402.A - 304 CTH 404 - 225, 237, 239, 245-246, 349, 363 CTH 404.1.II.A - 225, 245 CTH 404.3.B1 - 349, 363 CTH 406 - 45, 63 CTH 409 - 179, 201, 259, 292, 294, 303-304, 329, 339, 349, 363 CTH 409.I.A - 201, 290-291, 294, 303-304, 339 CTH 409.II - 303 CTH 413 - 291 CTH 414 - 52-53, 145, 284, 294, 317 CTH 414.1.A - 145, 294 CTH 414.A - 284, 317 CTH 415 - 91, 325 CTH 416.A - 250 CTH 421.4.A - 247 CTH 422 - 296, 300 CTH 427 - 45, 232-233, 239 CTH 429.1.A - 47, 287 CTH 433 - 230 CTH 434.1.A - 191, 222, 292, 294, 299 CTH 442 - 24 CTH 444.C - 237 CTH 446 - 40, 90-91, 198-199, 202, 222, 249, 251, 263, 274-275, 289, 294, 303, 325, 327 CTH 446.A - 294, 325 CTH 446.B - 199, 222, 249, 274-275, 289, 303, 327 CTH 446.C - 40, 199 CTH 447.A - 303 CTH 448 - 58 CTH 450 - 42, 289, 329 CTH 456 - 175

El agua dulce en la cultura hitita CTH 457 - 229, 249, 294, 302, 327, 337, 349, 362 CTH 457.1.A - 249 CTH 457.7.1 - 229, 294, 302, 337, 349, 362 CTH 470.595 - 287 CTH 470.807 - 251 CTH 471 - 247, 250-251, 328 CTH 475 - 247, 249, 274, 289 CTH 479 - 239, 247, 299, 304, 330 CTH 479.1.A - 239, 247 CTH 479.2.A - 304, 330 CTH 480 - 89, 236, 289, 292, 303, 306 CTH 481 - 28, 45, 90, 249, 251, 326, 328 CTH 481.A - 326 CTH 483 - 89, 287, 307, 335 CTH 484 - 89, 329 CTH 486 - 175, 240 CTH 488 - 295 CTH 491 - 241 CTH 493 - 229-230, 232-233, 236 CTH 494.A - 246 CTH 501 - 36, 266 CTH 505.1 - 279, 302 CTH 505.2 - 279, 302 CTH 507 - 57 CTH 508 - 226 CTH 509 - 28, 279, 302, 321 CTH 509.1 - 28, 321 CTH 510 - 280, 302 CTH 510.A - 280, 302 CTH 510.B - 280, 302 CTH 511.1 - 280 CTH 515 - 314 CTH 521 - 39, 51, 292, 302 CTH 521.1 - 39 CTH 521.2 - 292, 302 CTH 522 - 302 CTH 525.2 - 273 CTH 525.3 - 318 CTH 530 - 276, 280, 283, 335 CTH 534.II - 263 CTH 555 - 86 CTH 569.II.5 - 262 CTH 570 - 352, 365 CTH 573 - 330 CTH 574.1 - 250 CTH 584 - 28 CTH 585 - 28, 86, 121 CTH 591 - 86, 245, 300 CTH 591.IV.A - 86 CTH 591.IV.C - 300 CTH 600 - 28, 115 CTH 612 - 245 CTH 612.b.A - 245 CTH 619 - 321 CTH 620.1 - 278

CTH 621.A - 285 CTH 625.2.A - 37 CTH 627 - 41, 205, 234-235, 245, 313, 321 CTH 627.1.a.A - 41, 234-235 CTH 627.1.k.A - 235, 313 CTH 628 - 243, 246, 299 CTH 628.II.1.A - 243, 246 CTH 630 - 320 CTH 631 - 319-320, 322 CTH 631.10 - 320 CTH 631.8 - 320 CTH 635 - 315 CTH 635.10 - 315 CTH 635.13.B - 315 CTH 636 - 208-209, 212, 244, 278 CTH 636.2 - 208-209, 278 CTH 641.1 - 255 CTH 645.6.C - 287 CTH 650.8.B - 316 CTH 652 - 320 CTH 660 - 28 CTH 663 - 248, 280, 283 CTH 666 - 35, 147, 318 CTH 671 - 223, 268, 287, 297, 300, 314, 318, 321, 323, 325-326, 340, 349, 362 CTH 671.A - 223, 287, 297, 300, 314, 318, 321, 340, 349, 362 CTH 674.1.A - 275, 283 CTH 678 - 334, 335 CTH 682 - 277-278, 299, 301, 336 CTH 682.1.A - 301, 336 CTH 682.2.C - 277 CTH 682.3 - 278, 299 CTH 683.4 - 234-235 CTH 684 - 273, 285, 301 CTH 684.2 - 301 CTH 684.3.A - 273 CTH 698.1.B - 282, 285, 313, 316 CTH 704.5.A - 333 CTH 705, 251 - 333 CTH 706.I - 326 CTH 712.A - 279 CTH 712.C - 279 CTH 718 - 303 CTH 727 - 320 CTH 733 - 52, 185, 278, 290 CTH 733.III.b.1.A - 52, 278 CTH 738 - 271-272 CTH 738.2.C - 271 CTH 758.1.C - 236 CTH 76 - 208, 277, 333, 335 CTH 767.2.A - 199 CTH 776 - 23, 137, 243, 252, 266, 296-297, 336, 338, 349, 362 CTH 777 - 237, 241, 250

III Índices CTH 777.2.A - 241, 250 CTH 779.B - 238, 239 CTH 780 - 250, 259, 322 CTH 780.2 - 322 CTH 780.II.Tf05.B - 250 CTH 786 - 185 CTH 789 - 187, 287 CTH 820 - 52, 53, 72, 189, 237, 262, 270, 297, 313, 327, 349, 362 CTH 820.1 - 262, 349, 362 CTH 820.4 - 72, 189, 270, 297, 313, 327 CTH 821.1 - 145 CTH 832 - 334 EA 41 - 28 Emar VI.3 - 333 FHG 7+ - 285 HKM 53 - 46 HKM 56 - 46 IBoT 1.17 - 333 IBoT 1.2 - 301 IBoT 1.30 - 145 IBoT 1.31 - 27 IBoT 1.36 - 47, 166 IBoT 4.2 - 85 IBoT 2.131 - 352, 365 KBo 1.1 - 28, 30, 223, 230, 233, 263, 272 KBo 1.10 - 28 KBo 1.11 - 230, 263 KBo 2.1 - 28, 279-280, 302, 315, 321 KBo 2.3 - 224, 245 KBo 2.7 - 279-280, 302, 321 KBo 2.12+ - 315 KBo 2.13 - 28, 279-280, 302 KBo 2.16 - 302 KBo 3.4 - 42, 95, 121, 258, 321 KBo 3.4+ - 258 KBo 3.7 - 223, 268, 269, 273, 277 KBo 3.28 - 48, 310 KBo 3.34 - 234 KBo 3.57 - 116 KBo 4.2 - 201, 299 KBo 4.9 - 245 KBo 4.10 - 123, 332 KBo 4.10+ - 123 KBo 5.2 - 247 KBo 5.8 - 95, 120 KBo 5.13 - 331-332 KBo 6.2 - 174, 253, 313 KBo 6.13 - 59

443 KBo 6.26 - 253 KBo 7.44 - 172 KBo 9.119 - 274 KBo 10.20 - 205 KBo 10.23+ - 234 KBo 10.24 - 28 KBo 10.37 - 47 KBo 10.45 - 222, 289 KBo 11.10 - 303 KBo 11.40 - 299 KBo 12.38 - 27, 159, 358 KBo 12.59 - 278, 299 KBo 12.96 - 230 KBo 13.131 - 237 KBo 13.58 - 261 KBo 14.20 - 115 KBo 15.15 - 40 KBo 16.49 - 315 KBo 17.1 - 250, 287 KBo 17.15 - 287 KBo 18.190 - 275 KBo 18.66 - 309 KBo 19.128 - 37 KBo 21.103+ - 272 KBo 21.22 - 72, 270 KBo 21.80+ - 285 KBo 21.90 - 271-272 KBo 23.27 - 231, 243, 266, 296, 336 KBo 24.45+, 304, 330 KBo 24.86+ - 90 KBo 24.130 - 330 KBo 25.112 - 278 KBo 25.184 - 45 KBo 26.79 - 222 KBo 28.51 - 31 KBo 31.131 - 231, 250 KBo 32.13 - 187, 287 KBo 32.185 - 254 KBo 32.225 - 169 KBo 37.1 - 234 KBo 37.50 - 272 KBo 39.48 - 280 KBo 39.8 - 239, 246 KBo 41.186 - 330, 336 KBo 40.69+ -123 KBo 42 - 86, 157 KBo 42.1 - 86 KBo 47 - 52, 280, 281 KBo 47.76 - 52, 280 KBo 50.35 - 330 KBo 52.13 - 228 KBo 52.17 - 255, 264 KBo 52.17+ - 263 KBo 58.216 - 172 Kp 06/154 - 253

KUB 1.1 - 46, 95 KUB 2.1 - 86, 277, 301, 315, 336 KUB 2.3 - 234, 313-314 KUB 2.12 - 315 KUB 2.13 - 86 KUB 3.17 - 228 KUB 3.60 - 31 KUB 4.1 - 296 KUB 7.1 - 251 KUB 7.41 - 90, 125, 294, 325 KUB 7.5 - 63, 238, 294 KUB 7.53+ - 294 KUB 7.58 - 238 KUB 8.27 - 262 KUB 8.41 - 52, 278 KUB 8.75 - 86, 312 KUB 8.77 - 86 KUB 8.78 - 331, 333 KUB 9.28 - 24 KUB 10.92 - 326 KUB 11.27 - 52, 278 KUB 11.34 - 41 KUB 12.2 - 280, 310 KUB 12.40 - 247 KUB 12.58 - 259, 266, 290, 304 KUB-12.58+ - 294 KUB 12.62 - 241 KUB 12.66 - 277 KUB 13.1 - 251, 267 KUB 13.2 - 267, 296 KUB 13.3 - 57, 118, 136, 194, 229, 309 KUB 13.35 - 118, 194 KUB 13.4 - 42, 57, 352, 365 KUB 14.12 - 224 KUB 14.15 - 258 KUB 14.16 - 103, 120-121 KUB 14.17 - 232 KUB 14.20 - 231 KUB 14.3 - 123, 257 KUB 14.8 - 31 KUB 15.1 - 28 KUB 15.31 - 329 KUB 15.34 - 287 KUB 16.16 - 352, 365 KUB 17.1 - 179, 268, 292 KUB 17.10 - 268 KUB 17.15 - 179 KUB 17.2 - 259, 321 KUB 17.27 - 259 KUB 17.35 - 273 KUB 17.77 - 320 KUB 17.8 - 249 KUB 20.13 - 234 KUB 20.61 - 320 KUB 20.99 - 208-209, 278 KUB 21.19+ - 263

444 KUB 21.27 - 28, 88, 189, 205 KUB 21.29 - 116 KUB 23.72 - 123, 258 KUB 23.79 - 296 KUB 23.125+ - 258 KUB 24.13 - 250 KUB 24.3 - 224 KUB 24.44 - 333 KUB 24.9 - 179, 304 KUB 25.145 - 165 KUB 25.23 - 318 KUB 25.44 - 333 KUB 26.1 - 120 KUB 26.39 - 330, 333 KUB 27.1 - 265, 279-280, 282, 316, 340 KUB 27.13 - 280, 282, 316, 340 KUB 28.75 - 278 KUB 29.1 - 145, 317 KUB 29.4 - 90, 251, 326 KUB 29.4+ - 90 KUB 29.7 - 236-237, 306 KUB 29.8 - 192, 241 KUB 30.10 - 228, 293, 305 KUB 30.16+ - 42 KUB 30.24 - 289, 329 KUB 30.24a - 329 KUB 30.28 - 228, 295 KUB 30.31 - 239, 247 KUB 30.32 - 265, 275-276 KUB 30.33 - 238 KUB 30.34 - 239, 274 KUB 30.35 - 294 KUB 30.57 - 320 KUB 30.74 - 308 KUB 31.101 - 298 KUB 31.113 - 242 KUB 31.136 - 287 KUB 31.143a - 278 KUB 31.4 - 256

El agua dulce en la cultura hitita KUB 31.53 - 28 KUB 31.71 - 252 KUB 32.83+ - 272 KUB 33.10 - 199, 268 KUB 33.101 - 199 KUB 33.112 - 224 KUB 33.120 - 226, 272 KUB 33.24 - 251, 270 KUB 33.45 - 265 KUB 33.47+ - 228 KUB 33.54 - 125 KUB 33.54+ - 228 KUB 33.59 - 265, 269 KUB 33.98 - 313 KUB 34.102 - 250 KUB 34.14 - 263 KUB 34.97 - 251 KUB 35.128 - 98 KUB 35.143 - 179 KUB 35.145 - 179 KUB 35.54 - 236 KUB 36.110 - 262 KUB 36.12 - 224 KUB 36.35 - 266 KUB 36.89 - 223, 286, 297, 318, 323 KUB 36.90 - 278 KUB 36.97 - 145 KUB 38.1 - 36, 226, 266, 280, 302, 314 KUB 38.10 - 280, 302 KUB 38.14 - 314 KUB 38.2 - 39, 51, 57, 184, 282 KUB 38.26 - 57 KUB 38.32 - 226 KUB 38.33 - 302 KUB 38.4 - 45 KUB 38.6 - 280, 302 KUB 38.7 - 292, 302 KUB-39.1+ - 42 KUB 39.71 - 303

KUB 40.101 - 277, 310 KUB 40.2 - 253, 255 KUB 41.8 - 40 KUB 42.1 - 312 KUB 42.42 - 29 KUB 43.38 - 229, 232 KUB 43.58 - 241 KUB 43.60 - 229, 294 KUB 45.47 - 246 KUB 48.115 - 86 KUB 51.79 - 273 KUB 55.14 - 321 KUB 55.26 - 35, 318 KUB 56.45 - 300 KUB 56.63 - 250 KUB 57.63 - 227, 250 KUB 58.14 - 316 KUB 60.148 - 334, 336-337 KuSa 1/1.15 - 335 KuT 6 - 208 KuT 19 - 208, 209 KuT 21 - 336 KuT 27 - 335, 336 KuT 31 - 281 LSU 2064/g - 213 RS 17.130 - 109 %urpu VIII - 333 VAT 7458 - 321 VBoT 7 - 31 VBoT 58 - 225-226 VBoT 74 - 330, 33431 VBoT 110 - 276, 283 VBoT 120 - 322 VS 28.111 - 280

Inscripciones AKPINAR 1 - 82-83 AKPINAR 2 - 82-83 ALEPPO 1 - 119, 153 ANCOZ 9 - 103 BO.AZKÖY 3 - 74-75, 167-168, 194 BO.AZKÖY 5 (NI(ANTA() - 76, 112, 153, 154 BO.AZKÖY 12 - 102, 145, 160, 181, 221 BO.AZKÖY 18 - 75, 112, 194 BO.AZKÖY 19 - 40, 47, 194 BO.AZKÖY 21 (SÜDBURG) - 60, 75, 102, 140, 153-154, 161-162,

181-182, 184, 330, 335, 337 BO.AZKÖY 22 - 143 BO.AZKÖY 24 - 194 CEKKE - 162 ÇALAPVERDI 3 - 85, 161-162 ÇIFTLIK - 162 EMIRGAZI - 140, 153 FIRAKTIN - 61, 87, 99 GÖLPINAR - 147, 194 HANYERI - 102, 154, 161, 181 HATIP - 85, 98, 99, 112 HEMITE - 85, 112 IMANKULU - 103, 105

KARABEL A - 97, 100-101, 112 KARABEL B - 97 KARABEL C1 - 97-98, 100-101, 112 KARABEL C2, 98, 100-101 KARADA. - 78 KARAHÖYÜK - 155, 159, 161-162 KARAKÜYÜ 1 - 75, 138, 140, 144, 154, 194, 197, KARAKÜYÜ 2 - 138 KARKAMI% - 159, 162 KIZILDA. - 78, 140 KÖTÜKALE - 64, 159, 336

III Índices

445

KÖYLÜTOLU YAYLA - 98, 104, 141, 142-143, 162, 194 KULULU - 103, 162 MALATYA - 103

MALKAYA - 83 SIRKELI - 77, 111, 113 SURATKAYA - 83, 85, 98, 101 TA(ÇI A - 85, 93, 95, 112, 161-162

TA(ÇI B - 95, 162 TILSEVET - 162 TOPADA - 162 YALBURT - 74, 98, 112, 153

Sellos Bo 491/f - 78 Bo 544/f - 78 Bo 632/f - 120 Bo 713/f - 78 Bo 910/f - 95 Bo 110/g - 85, 86 Bo 385/z - 99 Bo 386/z - 99 Bo 387/z - 99 Bo 388/z - 99 Bo 1004/z - 99

Bo 90/450 - 346, 360 Bo 90/606 - 120 Bo 90/648 - 120 Bo 90/654a - 78 Bo 90/722 - 312 Bo 90/793 - 118 Bo 90/794 - 118 Bo 90/989 - 77 Bo 91/1014 - 78 Bo 91/1065 - 42, 50 Bo 91/1260 - 78 Bo 91/1448 - 78 Bo 91/1603 - 346, 360 Bo 91/1980 - 346, 359 Bo 91/2156 - 346, 360 Bo 91/2253 - 78 Bo 91/2304 - 42, 50 Bo 91/2336 - 78 Bo 91/299 - 78 Bo 91/361 - 78 Bo 91/406 - 346, 360 Bo 91/579 - 346, 360

Bo 70/8 - 143 Bo 76/370 - 107 Bo 78/35 - 118 Bo 83/571 - 118 Bo 85/521 - 118 Bo 86/141 - 85 Bo 87/34 - 118 Bo 87/40 - 118 Bo 90/1085 - 77 Bo 90/320 - 78

Bo 91/582 - 78 Bo 91/900 - 42, 50 E9.573 - 99 RS 17.146 - 119 RS 17.159 - 32, 42, 50, 60, 346, 359 RS 17.227 - 154 RS 17.59 - 119 SBo II Nr. 5 - 78 SBo II Nr. 6 - 78 SBo II Nr. 7 - 78 SBo II Nr. 8 - 143 SBo II Nr. 163 - 85 SBo II Nr. 26 - 95 SBo II Nr. 30 - 143 SBo II Nr. 67 - 143 TARKONDEMOS - 98-99

Antropónimos (Nombres de monarcas sin ordinal corresponden a lectura de inscripciones o citas) Akiya - 96

Gilgame$ - 222, 262-263, 286, 293

Alak$andu - 208, 277, 335 Alantalli - 98, 99, 101

Hammurabi - 229

Alantalli (?) - 98

#antili II - 116

Alli - 304

Hatami - 103

Amenophis - 31

#attu$ili - 88, 94-95, 140, 167

Ammuna - 46-47

#attu$ili I - 104, 207, 230, 309-310

Anaziti - 85, 162

#attu$ili II - 57

Anitta - 46

#attu$ili III - 28, 31, 38, 41, 46, 60-61, 74-75, 77, 86-87, 89-92, 95-96, 98, 109, 112-113, 116, 118-119, 121, 145, 157-158, 162, 185, 194, 205, 207, 263, 274, 332

Arnuwanda - 179, 280, 310 Arnuwanda I - 76, 207, 357-358 Arnuwanda II - 136

à-Tar"unta - 85, 112, 118 DOMINUS-ziti, 85

KARA%-mu-u-u%a- - 120 Ke$$i - 270, 292, 321 Khayan - 162 Kilu$"epa - 162 Kizzuu!a - 310 Kupanta - 98 Kupanta-Kurunta - 31, 98-100, 331 Kurunta - 77-80, 98-99, 112, 115, 347, 360 Kurunti(ya) - 77-78 Kuu!alanamuu!a - 82, 94, 103, 105, 107, 118-122, 279, 283, 289

Arnuwanda III - 166 A$$urbanipal - 37, 48

Kantuzzili - 57, 228, 233, 275, 283, 293, 303, 305, 328

Ini-Te$ub - 119 Irii!a - 238, 274, 290, 294 Kada$man-Enlil - 28

Kuu!alana-ziti - 103 Kuu!ataralizi (?) - 94 Lupaki - 94-95, 118

446

El agua dulce en la cultura hitita

Madduwata - 98

Piya$$ili/%arri-Ku$u" - 119 ?

?

194, 197-198, 200, 207, 310

Manazi - 94-95

PORTA (-)za4 -u%a/i-ti - 100

Tud"aliya I/II - 46, 58, 88, 207, 256

Manuzi - 52, 244

Purii!anni - 236

Tud"aliya IV - 32, 35, 39-40, 42-43, 47-50, 55-58, 60, 63-64, 72, 74-78, 86, 98-99, 104, 112, 141, 143-144, 147, 154, 156, 162, 166, 173, 178, 185, 188-189, 194, 199-200, 204, 206-207, 273-274, 278, 318, 337, 346-347, 359-360

Mastigga - 225, 245-246, 349, 363 Mita - 258

Ramsés - 38

Mur$ili - 31, 42, 47, 49-50, 53, 70, 74, 77, 79, 83, 85, 92, 95, 98-100, 103, 107-109, 111-112, 115, 117, 120-122, 136, 152, 175, 179, 205, 224, 231, 240, 250, 258, 302, 320, 331, 333, 346, 360 Mur$ili II - 31, 47, 49, 53, 77, 79, 92, 98-99, 103, 107-109, 112, 120-122, 136, 152, 179, 231, 240, 258, 302, 320 Mur$ili III/Ur"i-Te$ub - 47, 49, 53, 77, 79, 92, 107, 109, 112 Muu!alanna/i - 118, 310 Muwatalli - 42, 50, 60, 77, 99, 110-113, 118, 205, 207, 278, 282, 284, 301, 335 Muwatalli II - 47, 49, 71, 77, 98-99, 109-111, 117-119, 121-122, 152, 208, 277 Muwatalli III - 50

%au$karuntiya - 98, 143-144 Sesostris - 97 %uppiluliuma - 95, 152, 310, 317, 339 %uppiluliuma I - 28, 30-31, 94-95, 99, 118-119, 121, 136, 152, 154, 158, 179, 223, 228, 297 %uppiluliuma II - 27, 99, 104, 112, 118, 151-154, 156, 158-159, 166, 345, 347, 358, 360 Talmi-%arruma - 119, 153 Taprammi - 48, 88 Targa$nalli - 31, 100 Tar"u(nta)ziti - 85

Tutankhamón - 31 Kurunta/Ulmi-Te$ub - 41, 77-80, 85, 98-99, 112, 115, 123, 257, 332, 347, 360 Ummai!a - 238 Ur$u(i) - 193, 230, 263 ViAv4mitra - 298 Walwaziti - 46

Tar"untalii!a - 85 Tar"untami - 103

Naptera - 28

Tar"untapi?/-li?/.ziti?[-i%a] - 85

Níobe - 80

Tar"untapii!a - 85, 103

Nuu!anza - 120-121

Tarkasnau!a - 98-101, 112

Palii!a - 249, 274

Tunnawi - 179, 201, 259, 290, 292, 294, 303-305, 329, 349, 363

x-TONITRUS - 85 Zida - 94-95

Tawagalawa - 77, 123, 257

Zulii!a - 277, 280-281, 300, 302, 309-311

Tawananna - 154, 352, 365

Zulki - 326

Pa$kuu!ati - 63

TONITRUS.DARE - 85

Zuwani - 82

Pillii!a - 289

Tud"aliya - 27, 58, 74, 140-141, 179,

Zuwanza - 82

?

Topónimos, hidrónimos y orónimos (Topónimos, hidrónimos y orónimos antiguos en cursiva) Acigöl - 7, 9, 14, 16-17, 165 Acırmak - 15 Adana - 15, 110 Adyaman - 21 Afyon - 20, 142 Akgöl - 12 Akpınar - 20, 22, 33, 53, 57, 58, 59, 80, 90, 97, 103-105, 107, 117, 120-121, 162, 197, 342-343, 345, 355-356, 358 Akpınarhavuzu - 80 Aksaray - 212 Aksehir - 13 Aksehir Gölü - 12 Alaca Höyük - 13, 21, 26, 34-35, 39-41, 46,49-50, 52, 55, 69, 116,

125-128, 132, 138, 146-147, 194, 218, 342, 355 Alada& - 18 Alagöz - 14 Alana - 257 Alanya - 16 Alapunar - 84 Alda - 299 Aleppo/Halpa - 106-107, 119, 207, 282-283, 313, 316, 360 Ali'ar Höyük - 13, 87, 216 Altinova - 18 Altınyayla - 88 Alt-Smyrna - 159 Amanos - 18, 35, 188 Ankara - 5, 11, 19, 69, 74, 113, 142,

147 Ankuwa - 278, 321 Antalya - 8, 15, 16, 17 Arayıt Da&ı - 13 Arimmatta - 71, 332, 337 Arinna - 276, 318, 322 Armenia - 5 Armutlu - 21 Arslantepe/Malatya - 18, 34, 55, 69, 106,109, 127-128, 159, 335 Arzawa - 15-16, 71, 99, 121, 179, 258, 304, 320 Aslanta' - 15, 17, 65, 68, 70-71, 82, 84, 133, 139, 159, 257, 271, 306, 332 Aqueloo - 80 Avaris - 162

III Índices Azzi-$aya!a - 19 Babilonia - 28, 267 Bafra - 20 Balih - 333, 337 Behrek Da& -, 13 Be'parmak Da&ı - 83 Bey Da&ları - 16, 105 Beycesultan - 216 Beyköy - 90 Bey'ehir - 7, 9, 15-18, 65, 69, 73, 257 Bingöl - 165 Bisutun - 64 Bitik - 39-40 Bitlis - 6 Bo&azköy/$attu!a - 1, 11, 23, 31, 39, 40, 42, 69, 74-75, 78, 83, 90, 92, 97, 99, 107, 116, 124-126, 130, 138, 141, 143, 145, 147-148, 157, 161-163, 166, 172, 175, 192, 194, 209, 234, 276, 285 Bolu - 19 Bósforo - 21 Boz Da&lari/Tmolos - 97 Bozçay - 17 Burdur - 7, 9, 15-17 Burqa - 255 Büyük Menderes - 20, 83 Çaga Gölu - 19 Çakır - 132, 343, 356 Çalapverdi - 161 Çarçamba Çay - 13, 16 Çarçamba Suyu - 18, 20, 79 Casius - 188 Çatal Höyük - 12, 165 Çavu'çu - 11 Çekerek - 300 Çekerek Irma)ı - 300 Çelik - 146, 147 Ceyhan - 10, 15, 18, 22, 84, 110, 122 Chipre - 6 Çiftik - 165 Cilicia - 101, 110 Çorum - 132, 146, 147, 307 Dardanelos - 21 Delice - 14 Demiryurt - 15 Derbent - 68, 130 Dereköy - 11, 113 Deviniz - 16 Dicle - 9 Döküksuyu - 92 Dokuz - 130, 144 Domuz Da&ı - 17 Dunnarii%a (bosque) - 242

447 Eber Gölu - 12 Éfeso - 21 Eflatun Pınar, 1, 15, 17, 23-24, 26, 33, 41, 43-44, 49, 52-53, 55-58, 65, 68-70, 72-73, 76, 82-84, 128, 133, 139, 159, 219-221, 256-257, 271, 306, 315, 332, 342-345, 348, 355-358, 361 Egeo - 5, 6, 8, 9, 20 Egipto - 28, 32, 112, 142, 162 E&ridir - 9, 16 Elazi& - 18 Elmada& - 13 Elmalı - 9 Emir Da& - 12, 13, 20 Emir Da&ları - 13, 20 Emirgazi - 39 Erciyas Da& - 7, 14 Erzincan - 15, 19 Erzurum - 15 Éufrates - 9-10, 18-19, 21, 159, 266, 296, 302 Fasillar - 15, 17, 22, 52, 55, 57, 65, 69, 82, 84, 128, 133, 139, 159, 257, 271, 306, 332 Fıraktın - 15, 18, 22, 29, 39, 41-44, 46, 48-49, 51-52, 54-55, 58, 61, 63, 75, 86, 90, 92, 94, 96-97, 99, 101-102, 104-105, 110-111, 113, 118, 145, 152, 155, 165, 168-169, 179, 203, 243, 287, 304, 307, 323, 325-326, 342-343, 345-346, 350-351, 355-356, 358-359, 363-364 Gaurii%a (bosque) - 242 Gâvurkalesi - 11-12, 23, 34, 39, 41-44, 46, 48, 51, 53-55, 58, 113, 115-116, 151, 159, 206, 256, 342-343, 345, 347-348, 355-356, 358, 360-361 Gaziantep - 21 Gazipa'a - 17 Gebel - 2 Gedikli Karahöyük - 159 Gediz - 10, 20, 22, 80 Georgia - 5 Gezbel - 101 Gödele Da&ı - 137 Göksu - 10-11, 17, 22, 71, 102, 108, 109 Göl Gedi&i - 209 Göllüda& - 69, 212 Gölpınar - 2, 11, 13, 23, 72, 75, 132, 146-147, 194, 342-345, 347, 355-360. Gre Virike - 159

Hacilar - 17 Halys - 6, 299 $an'ana - 334 Hanyeri - 15, 18, 22, 39, 41, 44, 46-47, 52-54, 57, 59-61, 77, 82-83, 86, 101, 104-105, 107, 117-118, 120-122, 145, 152, 161, 342-343, 355, 356 Hapalla - 100 Harran - 333, 337 Hasan Da& - 7, 11-12, 14 Hatina - 277 Hatip - 11, 17, 22, 41, 43, 46-47, 54, 60-61, 76, 83, 85, 87, 98-99, 111-112,114, 145, 152, 177, 255, 331-332, 342-343, 347, 355-356 Hazva - 19 Hemite - 15, 18, 22, 40, 41, 46-47, 53-54, 60-61, 77, 83-84, 101, 111-112, 117, 122, 145, 152, 219, 342-343, 355-356 Hermos - 80 Hotami' Gölü - 12 Ibikcam - 157 Ilgın - 2, 73, 142 Ilıcasu - 80 Imankulu - 15, 18, 22, 33-34, 41, 43-44, 46-48, 52-55, 57-58, 61, 82-84, 86, 101, 103-106, 117-122, 152, 207, 243, 342-343, 347, 355-356, 360 Imaralı - 14, 21 Inandik - 34, 39, 41, 52, 216, 315 Irak - 5, 21 Irán - 5, 15 Istranca - 5 I!uwa - 15, 18, 161, 162 Izmir - 97 Kaçkar Da)ı - 19 Kadınhanı - 142 Kalkan Çiftli&i - 15 Kara Da) - 7, 12-14 Karabel - 20, 22, 41, 43, 45-47, 54, 61, 76, 97, 100-101, 112, 114, 145, 152, 219, 342-343, 347, 355-356, 360 Karabel Suyu - 97 Karacada) - 12, 21 Karadere - 10 Karahöyük - 159, 205 Karakale - 137 Karakız - 35 Karaküyü - 1, 15, 23, 49, 72, 75, 131-135, 137, 146, 167, 194, 197, 209-210, 214, 260-261, 264, 344, 345, 347, 357-358, 360

448 Karametè - 105 Karapınar - 12, 14 Kararlar - 5 Karkemi! - 44-45, 69, 78-79, 108, 109, 119-121 Ka!tama - 276-277, 279, 285 Kastamonu - 34, 48 Ka!tapa - 19 Katapa - 280-281 Katrançık Da) - 17 Kattemarna - 281 Kayalıpınar - 39, 253 Kaynakları - 76 Kayseri - 86, 105, 137-138 Keben - 15, 17, 22, 40, 44, 53, 55, 97, 108-109, 342-343, 345-347, 355-356, 358-359, 360 Kestel - 9, 16, 17 Kinza/Qade! - 45 Kireli - 65 Kiri'kal Höyük - 159 Kirözen - 12 Kir'ehir - 6, 13 Ki!kilu!a - 268 Kizzuwatna - 15, 17-18, 31, 43, 84, 89, 91-92, 105, 112-113, 178, 239, 247, 255-256, 274, 289, 299, 304, 323, 328, 330, 343, 356 Kırkgöz - 17 Kızılırmak - 6, 9, 10-11, 13-15, 20, 22-23, 83, 91, 136, 147, 171, 208, 281, 300-301 Knossos - 26, 37 Kocakaya - 91 Konya - 8, 11, 12, 13, 17, 18, 65, 69, 76, 142 Körö&lu - 19 Korucutepe - 32, 45 Kovada - 9 Köylütolu Yayla - 1, 71, 72, 75, 98, 125, 131-132, 142-143, 162, 175, 262, 309, 344-345, 347, 357-358, 360 Küçük Menderes - 10, 20, 97 Kulmaç Da&ları - 208 Kültepe/Kane!/Ne!a - 11, 13, 32, 47, 216, 283, 285 Küludasi - 65 Kummani - 89, 110, 225, 243 Kummara - 299, 301 Kummiya - 222 Kuniyara - 255 Kunkunii%a - 266 Ku'aklı/*ari!!a - 23, 72, 115, 125, 128, 131-133, 139, 208-209, 212-213, 216-217, 244, 266, 278 Ku!!ara - 32

El agua dulce en la cultura hitita Lalla - 324 Latmos - 83 Lau%azantii%a - 247, 274, 289 Lukka - 15-16, 75, 153, 299 Manavgat - 16 Manavgat Çay - 10 Mandalya - 16 Manisa - 80 Manisa Da& - 80 Mármara, mar de - 5, 8-9, 20-21 Ma!a - 127, 299 Ma'at Höyük - 14, 19, 216 Meke Gölü - 14 Melendiz Da& -, 12 Meskene/Emar - 32, 45, 94-95, 234 Mesudiye - 19 Micenas - 30, 84 Milas - 16 Mira - 20, 98, 100-101, 238, 306, 326 Mira-Kuwaliya - 31, 99, 331 Mitanni - 21, 223 Munzur Da&ları - 19 Nemrut Da& - 165 Nera - 324 Neri!a - 255 Ni&de - 212 Nimrud/Kalhu - 37 Nínive/Ninuaz - 34, 61, 133, 327 Ören'ehir - 137 Örtaköy/*apinuwa - 91, 165 Osmankayası - 90, 201, 216 Oymaa&aç/Nerik - 19, 26, 88, 91, 125, 128, 159, 163, 165, 174, 185, 188, 223, 263-264, 268-269, 275, 277, 285-287, 297-298, 318-319, 323-325, 334 País del río Hulaya - 17 País Inferior - 11, 71, 343 País Superior - 95, 120-121, 343 Pa'a Da&ı - 11 Persépolis - 35, 197 Pérsico (golfo) - 9, 21 Pittii%ariga - 252 Pınarba'ı - 17 Ponto - 5-7, 11-13, 18-20, 147 Punuma - 331 Puranda - 258 Ras Shamra/Ugarit - 28, 43, 45, 50, 77, 109, 115-116, 125, 127, 187, 206, 234 Sakarya - 9-13, 20, 332 Samutlu - 113

Saros - 256 Seyhan - 10, 18, 22, 86, 92, 121-122 Sinop - 20 Siria - 5, 18, 21, 84, 121-122, 126, 283, 297 Sirkeli - 15, 18, 22, 41, 49, 53, 55, 60-61, 63, 77, 83, 85-86, 90-91, 94, 96, 98, 101, 110-113, 115-118, 122, 169, 203, 219, 342-343, 347, 351, 355-356, 360, 364 Sivas - 14, 208 Smyrna - 128 Su&la Gölü - 9, 16, 18, 22 Sultan Da&ları - 18 Suludere - 17 Susa - 56 7utudr" - 198 Takuppa!a - 324 Tanipii%a - 277, 279 Taqqapa!uu%apa- - 312 Tarammeka - 266, 267 Tar'unta!!a - 15, 17, 43, 71-72, 77-80, 109, 112, 122-123, 144, 152, 154, 257, 332, 337, 343, 347, 356, 360 Tarsos - 32 Ta'çı - 15, 18, 22, 34, 41, 43-44, 51,53, 55, 58-61, 85-86, 90-93, 95-96, 101, 105, 112, 118, 161-162, 342-343, 346, 355-356, 359 Ta'eli - 17 Ta!mu - 334 Ta'pınar - 13 Tauri!a - 279, 280, 283, 288-289 Tauro - 5-9, 11-13, 15-23, 31, 65, 69, 71-72, 86, 92-93, 105-106, 110, 119, 225, 230, 254, 283, 296, 303, 333 Tayinat - 32 Tell Afis - 47 Tell el-Muqejir/Ur - 56, 60, 77, 79, 92, 107, 193, 230, 263, 346, 359 Tell Hariri/Mari - 26, 34 Tell Mi$rife/Qa.na - 26 Tell Mozan/Urke! - 159, 313 Tell Munbaqa/Ekalte - 234 Tethys - 6, 15, 19 Tigris - 9, 21, 64 Tilan Höyük - 84 Tokat - 40 Troya/Wilu!a - 20, 99, 208, 277, 335 Tummana - 19 Uda - 86, 101 Ura - 109 Urartu - 124 Urfa - 21, 333, 337 Ur!u - 230, 263

III Índices

449

Uyluk - 16 Vip)8 - 298 Warqa/Uruk - 35 X-!ama!a - 307 Yalburt - 2, 11-12, 23-24, 41, 49, 65, 67, 71-73, 98, 112, 123, 128, 138, 142, 145, 153, 194, 197, 221, 267, 282, 296, 315, 342-345, 347, 355-358 Yalgın - 102 Yarıkkaya - 202

Yazılıkaya - 11, 13, 27-28, 33-36, 39-44, 46-50, 52, 54-58, 60, 62-63, 66, 69, 72, 74, 82, 87-88, 90-91, 96, 102-105, 107, 109, 111-112, 114-115, 118, 125-127, 130, 152, 154, 161, 165-168, 177, 185-186, 193, 197, 199, 201-202, 205, 207-208, 211, 220, 222, 224, 228-229, 233, 245, 248, 264, 274, 285, 287, 293-294, 299-300, 304, 314, 324, 326-328, 343, 345-347, 350, 356, 358-360, 363 Yazır Da&ı - 13 Yedigöl - 19 Yediler Tepe - 13

Yekbas - 192 Yekbaz - 196 Yenicekale - 116, 130, 149 Yeni Çe'me - 73 Yesemek - 35 Ye'ilirmak - 14, 20 Yozgat - 13, 23 Yusufeli - 19 Zagros - 6, 18, 223, 225 Zalpa - 280 Zalpuwa - 19 Zamantı - 22, 86, 92, 105, 108 Zincirli/Sam’al - 127

Teónimos (Díadas, tríadas, parejas y asimilaciones en entradas propias) (DEUS)HATTI/ha-pu?/pa?-sa8? - 187 Ab/pi - 89-91, 155, 179, 199, 202, 222-224, 240, 249, 251, 259, 263, 268, 274-275, 287, 289, 293, 303, 309, 323, 337 Adad - 107 Aduntarri - 326 Ala - 37 Alalu - 223 Allani - 185, 191, 204, 244, 286, 324 Allanzu - 190 Allatu - 185, 191, 201, 204 Allatum - 191 AMAR.UD/Santa - 188, 280-281 Amunki - 326 Annaparpi - 191 Anu - 185, 223 Anunnaki - 199, 224, 293, 329, 330 Anzû - 107 Ariniddu - 154 Aruna - 223 A$ertu - 107, 266, 290 A$tabi - 182, 185, 208 Aya/Eya (Iya) - 185, 192 Bi$ai$a(b"i) - 185 Dagan - 62, 187 Damkina - 192 DINGIR.GUD Ti!upi 'upiti (Ternero de Te$ub) - 52, 103, 188 DINGIR.KASKAL.KUR - 4, 22, 64, 71, 80, 123, 154-155, 159, 255, 323, 330, 335, 337, 339 dios Espada - 52, 181

dios Montaña - 69, 72, 102, 105-106, 188, 317, 351, 353, 364 dios Montaña/Vegetación-diosa Fuente - 185, 351 dios Sol - 154 dios Solar del Cielo (nepi!a! I!tanu!) 183 dios Tormenta (DU/DI%KUR/DIM) - 24, 28, 31, 39, 41, 43, 46-47, 51-53, 55, 57, 69-70, 72, 75, 88-89, 91, 106-107, 119, 174, 181, 185, 187-189, 199, 205, 207-209, 223-224, 230-231, 243-244, 246-247, 249, 251, 260, 262-263, 267-271, 273-274, 276-277, 279-282, 285-287, 291, 294, 297-298, 302, 305, 307, 310, 314, 317-323, 333, 353, 360, 364 dios Tormenta de Aleppo - 106-107, 119 dios Tormenta de #atti - 154, 187, 284 dios Tormenta de la ciudad Da"ai!a 280 dios Tormenta de la ciudad #au!ari 281 dios Tormenta de la ciudad X - 281 dios Tormenta de la Lluvia (DU 'euu%a!) - 317 dios Tormenta de la Torre (DU AN.ZA.GÀR) - 280-281 dios Tormenta de las Nubes (DU alpa!) - 317 dios Tormenta de Nerik - 154, 187, 268-269, 277-278, 284, 287, 297-298, 300-301, 319, 324-325, 340

dios Tormenta del Cetro (DU GI% GIDRU) - 281 dios Tormenta del Cielo (DU AN/ nepi!a!) - 39, 47, 49, 281, 297-298, 319 dios Tormenta del Rayo (DU pi'a!!a!!i) - 317 dios Tormenta del Trueno (DU tet'i!na!) - 317 dios Tormenta Manuzi - 52, 244 dios Tormenta/Montaña - 24, 70, 282, 285-286 dios Tormenta/Montaña/Vegetación 24, 282, 286 dios Tormenta-diosa Solar de Arinna 351 diosa Fuente, 39, 72, 277, 279, 282, 285 diosa Fuente/Solar - 72 diosa Madre - 191 diosa Solar - 24, 28, 58, 72, 91, 189, 205, 224, 248, 270-272, 280-282, 291, 295, 297, 326-328 diosa Solar de Arinna, 24, 28, 35, 70, 88, 91, 147, 154, 185, 188-189, 205, 224, 227, 246, 250, 263, 271-272, 276-277, 281, 284-285, 318, 328, 353, 364 diosa Solar de Arinna/#ebat - 189 diosa Solar de la Tierra - 248-249, 281, 325 divinidades infernales - 287, 294, 303 divinidades primigenias (karuile! !iune!) - 222-223, 237, 287, 326, 328-329 D MA#, 89, 191, 222, 228, 269,

450

El agua dulce en la cultura hitita

292-294, 299, 305, 325-326, 329, 344, 350, 357, 363 Doce Dioses - 47, 56, 96, 178-179, 304 Ea - 182, 185-186, 188, 192, 204, 208, 223-225, 272, 327 Eliburni - 193 Engur - 226 Enki - 199 ERE%.KI.GAL/Ere$kigal - 191, 286, 324 Eribu$ki (águila) - 52 E$ue (águila) - 52 Gul$e$ - 89, 222, 292-293, 295, 299, 329, 350, 363 Gul$e$/I$tu$taya-Papaya - 293 #ebat - 52, 88-89, 92, 147, 186, 188-190, 193, 195, 208, 247, 274, 282-283, 313, 316, 326, 346, 359 #ebat-%arruma - 119, 204 #edammu - 29, 222-224, 279, 290 #i- (águila) - 280-281 #utena - 190 ILLAT - 331 Illuyanka - 222-224, 268-269, 272-273, 277, 324, 349 Ilmiparmi - 193 Inanna - 286 Inanna/I$tar - 286 Inara - 268-270, 272 Indra - 223, 298 Irpitiga - 326 I$"ara - 232, 233, 244, 255, 329 I$kalli - 193 I$tanu - 183, 228, 282 I$tar - 40, 45, 51, 91, 107, 182, 184-185, 187, 208, 224, 255, 279, 286, 290, 315, 327, 333, 337, 343, 357 I$tar de %amu"a - 91, 185

I$tar/%au$ka - 45, 184-185, 192 I$tu$taya - 53, 191, 282, 293, 343, 357 I$tu$taya-Papaya - 293, 343 Izzi$tanu - 295

Papaya - 53, 191, 282, 293, 357 Pirwa - 280, 283 Pi$a(i)$ap"i - 181 p/rve dev)2 - 223

Karepa - 273

%arruma - 102, 197, 204 %au$ka - 184, 193 Sîn - 232, 233

Kulitta - 33, 44, 184-185, 207 Kumarbi - 29, 62, 107, 185, 187, 192, 196, 208, 223-224, 272, 327 Kunu$talla/Gul$e$ - 191 Kunzi$alli - 190 Ku$u" - 183, 185, 186 Ku$u"-%imegi - 186 LAMMA - 36, 47, 89, 182, 224, 234, 277-278, 280-281, 299-301, 312, 336 Lelwani - 28, 60, 121, 191, 287, 343, 357 Mezzulla - 285, 321 Minki - 326 Mitra - 223 Nabarbi - 191 Nam$ara - 326 Nara - 326 Na-x-ni - 180 NEPOS-ka-li - 74 Nergal, -102, 154, 161-163, 179, 181, 198-199, 286 Nikkal/NIN.GAL - 192 Ninatta - 33, 44, 184-185, 207 Ningal - 246 Ninuili - 281 NISABA - 62, 187 Nubadik - 185, 244 Nubadik-bibita - 244 Nubadik-zalmana - 243-244

Tar(r)u-Takitu - 190 Taru - 187-188, 190, 281 Ta$immeti - 278-279, 287 Ta$mi$u - 185, 187, 190, 192, 208 Ta$mi$u/%uwaliatt - 192 Tazuu!a$i - 277 Telipinu - 119, 188, 228, 258, 268, 281-282, 287, 298, Telipinu-#atepuna - 282 Te$"ap - 187 Te$ub/Te$$op - 52, 88, 92, 103, 106-107, 181, 184-190, 195, 204, 243, 281-283, 285-287, 296, 313, 316, 326, 336 Te$ub-#ebat - 92, 188, 190 Te$ub-#ebat-%arruma - 188, 204 Tete$"api - 271-272 Tiamat - 222 Tissuba - 188 Titiu!ati/Titiutti - 314 Tiyaben(t)i - 195 U.GUR/Ugur - 181, 196, 199 Ullikummi - 182, 185, 187, 199, 222-224, 274, 312 V9tra - 223 Wa$ezzil - 321 x-muu%a - 280 ZABABA - 182, 281

Montañas (#UR.SAG/MONS), Ríos (ÍD) y Fuentes (PÚ) hititas #UR.SAG

Kar$a -281-282 Arinanda - 258 #UR.SAG Arlanta - 79, 123, 257, 332 #UR.SAG Da-x - 273 #UR.SAG Nanni - 188 #UR.SAG Patara - 75 #UR.SAG Sarpa - 141 #UR.SAG Si/Sa/Salu-wanda - 141 #UR.SAG Talmakuu!a - 281 #UR.SAG Wa$itta - 181 #UR.SAG

#UR.SAG

Zalii!anu - 269, 273, 277-279, 300 MONS-tu+HATTI - 140 (MONS)á-THRONUS - 140 (MONS)su-na-ra/i - 140 ÍD Kumra - 299 ÍD Ma[ ]u%anta - 302 ÍD Mala - 296, 302 ÍD Malii!a - 281, 302 ÍD Nakkilii!ata - 297-298, 340

ÍD

Parma$"apa - 302 Puratti - 84, 296, 331 ÍD Ubilpae$e - 296 ÍD Zaralii!a - 302 ÍD Zitarpu - 296 ÍD Zulii!a - 277, 280-281, 300, 302, 309311 ÍD Zuu!a""u - 296 ÍD Mara$$ant(ii!)a - 243, 268, 296-298, 300-301, 310-311, 319 ÍD

III Índices PÚ

altanni Dup$a - 279 PÚ.GAL (Gran Fuente) - 273 PÚ Anzii!a - 278 PÚ #arrana$$a - 283 PÚ #ur$anii!a - 280 PÚ I$"a"urii!a - 267 PÚ Kalimma - 279-280, 289 PÚ Kapanta$$anaima - 280, 283

451 PÚ







Karepatti - 273 altanni Kummai!anni - 280 PÚ Kunnanii!a - 279, 281, 283 PÚ Lura"a (?) - 161 PÚ Munni$ga - 280-281 PÚ Pinnat - 273 PÚ altanni %au!anta - 280 PÚ Tazuu!a$i - 276-277, 279, 285

Tiu!atau!a - 281 Za($)"apuna - 269, 273, 276-279, 285