El Diario de Luisa en Alemania

    1    

 

 

Diario de una estudiante colombiana en Alemania “El diario de Luisa” memorias del intercambio 2012-2013          

Publicado por:

DAAD Colombia Centro de Información Cra. 11 # 93-52 Bogotá

Textos:

Luisa Barbosa

Fotos:

Luisa Barbosa

Edición:

Angélica Hernández Barajas

Recopilación y montaje:

Franziska Koch

Impresión:  

Octubre 2013 –

2    

 

Índice

 

Episodio 1: 7 de septiembre de 2012 – Primera página de mi diario ........... 5 Episodio 2: 12 de septiembre de 2012 –Los caminos del destino ................ 7 Episodio 3: 22 de septiembre de 2012 –La despedida... ................................ 9 Episodio 4: 27 de septiembre de 2012 –Otoño ............................................. 11 Episodio 5: 4 de octubre de 2012 – Un genio de la lámpara y un palo de rosa envejecido ............................................................................................... 15 Episodio 6: 12 de octubre de 2012 –De las cosas simples.......................... 19 Episodio 7: 19 de octubre de 2012 –Olores de Paprika ............................... 22 Episodio 8: 26 de octubre de 2012 –Una mirada sobre Colombia .............. 25 Episodio 9: 31 de octubre de 2012 –All Hallows' Eve .................................. 27 Episodio 10: 9 de noviembre de 2012 –Las señales alemanas ................... 29 Episodio 11: 16 de noviembre de 2012 – Vejez ............................................ 32 Episodio 12: 26 de noviembre de 2012 – Cumpleaños con el corazón ...... 35 Episodio 13: 4 de diciembre de 2012 – Invierno ........................................... 38 Episodio 14: 12 de diciembre de 2012 – Weihnachten: La Navidad ........... 41 Episodio 15: 24 de enero de 2013 – El pan francés ..................................... 45 Episodio 16: 6 de febrero de 2013 – Lo que el camión de la basura no se llevó…y la nieve en la montaña ..................................................................... 49 Episodio 17: 14 de febrero de 2013 – Wir lieben das Leben, die Liebe und die Lust - ¡VIVA COLONIA! ............................................................................. 53 Episodio 18: 22 de febrero de 2013 – Entre ríos como pistas de patinaje . 56 Episodio 19: 7 de marzo de 2013 – ¡Yo quiero un 1! .................................... 59 Episodio 20: 14 de marzo de 2013 – Destreza transportadora.................... 62 Episodio 21: 21 de marzo de 2013 – Atención, atención: ¡Escasez de bolsas plásticas y jugos naturales! ............................................................... 64 Episodio 22: 6 de abril de 2013 – Cuidado conductores alemanes! Una colombiana intenta cruzar las calles! ............................................................ 67 Episodio 23: 12 de abril de 2013 – “Chiquitolina” para entrar en el cerebro ........................................................................................................................... 69 Episodio 24: 19 de abril de 2013 – Un libro abierto en las primeras flores 71 Episodio 25: 26 de abril de 2013 – ¡Vámonos de fiesta! .............................. 73

3    

Episodio 26: 11 de mayo de 2013 – Maius Júpiter, el maximus.................. 75 Episodio 28: 23 de mayo de 2013 – Una aventura sobre (dos) ruedas ...... 80 Episodio 29: 8 de junio de 2013 – De aquí para allá y viceversa: La historia de un ex–alemán.............................................................................................. 83 Episodio 30: 15 de junio de 2013 – Lapasión del fútbol y una ciudad spa 86 Episodio 31: 22 de junio de 2013 – La gran capital ...................................... 88 Episodio 32: 29 de junio de 2013 – En horario extendido ........................... 91 Episodio 33: 5 de julio de 2013 – Amores perros y una pila de buñuelos . 94 Episodio 34: 19 de julio de 2013 – Un corazón roto y un espacio vacío .... 96 Episodio 35: 3 de agosto de 2013 – Las mil y un razones........................... 99

4    

Episodio 1: 7 de septiembre de 2012 –Primera página de mi diario Queridos lectores, tengo el gusto de presentarme: Soy Luisa Barbosa, bióloga de la Universidad de los Andes. Nacida en Bucaramanga, crecida en Bogotá. Enamorada de la vida, de la Ciencia pura, de las culturas mezcladas y los idiomas revueltos en grupos de amigos, cual Torre de Babel. Y de la comida, el sueño y el agua. Hija de mis padres, miembro de una familia ejemplar. Voy para Alemania para continuar formándome académicamente y crecer personalmente. Voy para estudiar mi Maestría en Neurociencias en la Universidad de Bonn, para ir juntando los ladrillos necesarios para el edificio de mis sueños. Para la construcción de uno de sus pisos: Crear un centro de investigación multidisciplinar en Neurociencias en Bogotá. ¡Esa soy yo! Y así comienza este capítulo... Espero que estas líneas sean siempre un medio para que viajen y se pierdan por los pasillos de sus propios pensamientos y de su imaginación. Aquí les entrego el primer capítulo de mi diario, mientras sigo esperando por mi anhelado viaje a Alemania a finales de este mes.

En una ciudad histórica en Minas Gerais - Brasil. Mis compañeros de viaje: De izquierda a derecha: Jérôme, Sandra, Charles (todos franceses) y yo: Luisa!

  Ustedes pensarán que fue un sueño de esos que ocurren durante noches de ansiedad pré-cambio de vida, pero la verdad es que representa la historia de esta mañana y define una parte de lo que soy: una viajera espontánea. Desde ya debo advertirles, mis queridos lectores, que adoro la aventura y la espontaneidad (algunos me llaman incluso “loquita”, y mi madre suele describirme como “la que le pica la casa”), y que por eso mismo confío en que encontrarán en estas líneas más de un rato de diversión.

Como un sueño...“Desperté después de una noche bastante fría y en poco tiempo me encontraba embarcada en un transporte terrestre, inmersa en un fondo de voces que articulaban frases sin el menor sentido para mi. Entendía de esos sonidos algo así como 1 de cada 50 palabras”.

Algunas locuras. Parte de los viajes son esas pequeñas locuras, como saltar al río desde esa piedra! Mi compañía: David, Horacio y Ezequiel. Un colombiano y dos argentinos.

Sólo para que se hagan una idea, ypara una   primera aproximación a mi personalidad, les cuento que por estos días (menos de 3 semanas antes de mi viaje a Alemania) decidí darme unas vacaciones. Y ahora estoy escribiéndoles (con mucho gusto después de haber sido escogida como la diarista oficial de esta temporada, que, debo decirles, no fue tarea fácil!) haciendo una pausa en mi viaje dentro de un carro alquilado con 4 franceses por uno de los estados de Brasil, “país tropical bendecido por Dios y bonito por naturaleza” como dice la canción. Amo Brasil casi tanto como Colombia, con un amor consolidado por mi permanencia durante algo así como 7 meses en sus tierras de samba, forró, MPB, sertanejo y funk. Pero

5    

Brasil es otro cuento. Lo que nos concierne hoy es mi espera por Alemania. Y, en resumidas cuentas, NO TENGO NADA LISTO!!! Como dije, estoy en unas merecidas vacaciones después de un semestre de trabajo con el Grupo de Neurociencias de la Universidad Nacional, investigando algunas de las vías moleculares relacionadas con Enfermedad de Alzheimer. Pero aparte de eso, mi lista de “Cosas por hacer” se extiende más que estos renglones. Tal vez lo que la encabeza es: LA VISA. Necesito una serie de eventos afortunados –y poco probables, para “sumarle patas al perro”, como se dice popular y sabiamente- para tener mi visa el viernes 21 de Septiembre. De lo contrario, me veré en la engorrosa necesidad de cambiar la fecha de mi vuelo (originalmente el lunes 24) para una fecha más conveniente según las indicaciones de la embajada. Si eso sale bien, ir chequeando la larga lista no tendrá mayor problema. ¿Y qué de mis sensaciones? Ansiedad, nostalgia, nerviosismo y un poco de preocupación sería un buen resumen. Es evidente que será un cambio total. Ya no es más salir de casa para vivir dentro la latinidad, latinidad que amo, que me caracteriza y que está bien extendida por los países de América Centro-Sur. Ahora Alemania será un giro radical en un idioma que no domino en absoluto! Y además del idioma, estará el clima del invierno en Alemania. Nací en Bucaramanga y viví en sus “levemente cálidas” temperaturas durante 10 años. Después fui vilmente transportada hacia “La Nevera” (como le dicen a Bogotá los habitantes de otras regiones cálidas de Colombia). Y creo que es por eso que nunca más podré liberarme de mi preferencia hacia el calor. ¡Aún ni puedo imaginarme cómo serán las temperaturas bajo cero! Queridos lectores, siem-pre la mejor energía y, como dice un gran amigo, buen viento y buena mar! Dentro de poco les haré entrega de mi segundo capítulo y mientras tanto, seguiré aumentando la lista de cosas pendientes para alistar mi viaje a Alemania!

¿Es o no verdad? Las calles se ven más lindas cuando el sol las baña.

6    

Episodio 2: 12 de septiembre de 2012 –Los caminos del destino ¿Rheinische Friedrich-Wilhelms-Universität Bonn? ¿Cómo es que una colombiana, más colombiana que un desayuno con arepa, tamal y chocolate, acaba escogiendo una universidad con tamaño nombre? Por incomprensible que parezca, en esas acabé yo! Aún cuando después de mucho buscar lo único que puedo decir del nombre de mi futura universidad es que Rheinische no tiene nada que ver con renos (los de Papá Noel), sino se refiere al rio Rin que pasa por Bonn y que Friedrich-Wilhelm habría podido ser director de cine, filósofo, soldado suizo, pintor, pianista, político, matemático, astrónomo o poeta. ¿Qué por qué? ¿Qué cómo? Lo cierto es que nadie entenderá los caminos que toma el destino. Para este caso, lo único que puedo hacer es una reseña, un recorrido por diferentes puntos en mi pasado, como a través de una de las líneas de Transmilenio: Portal Sur: Brasil. Mi sueño era estudiar allá. Pero al hacer una búsqueda detallada descubrí que no era justamente lo que quería en el nivel académico. No debe ser el amor a una ciudad o un país el criterio de selección de “dónde estudiar”. Estación Centro: Australia. Paradisíaco país, buena oferta de becas y de postgrados... pero TAN lejos! Desistí de ese destino precisamente por encontrarse “al otro lado del mundo”. 15 horas de diferencia horaria durante dos años pueden hacer mucho mal a tus relaciones colombianas, o brasileras. Portal Norte: Alemania. Finalmente caí sobre Alemania en conversaciones variadas con mis colegas y profesores. Económicamente estable, con oferta de educación pública de Estudiando los días de la semana, y conociendo la ciudad en calidad. ¿Y en Neurociencias? Investigación donde viviré. fuerte, multidisciplinar, con variadas fuentes de recursos. Sumándole una diferencia horaria en el rango de 5 a 7 horas, este destino se materializó como lo que estaba buscando. Así que comencé un proceso de selección de varias etapas, en las que tuve que hacer y pedir cosas como: certificados, traducir documentos, legalizar otros cuantos, adjuntar hojas de vida, escribir cartas de motivación, pedir cartas de recomendación... y una vez pasado estos puntos, estudiar para un examen de conocimientos “en nivel de escuela secundaria” según la traducción literal de las informaciones (pero, si les ocurre un día Ustedes, lectores, no crean fielmente en las informaciones! Los conocimientos enseñados en el colegio pueden variar ampliamente entre países. O al menos fue mi parecer al comparar el examen que realicé con la descripción alemana de lo que sería!). Al final de cuentas, toda esa cháchara lleva al presente, al hoy, al minuto que se consume mientras escribo. Y debo decirles que no ha cambiado mucha cosa desde la última vez que felizmente me dirigí a ustedes: Continúo en Brasil disfrutando del calor, sabiendo de alemán no más que lo números de 1 al 20 y cómo decir Te amo o Voy a hablar Alemán, sin visa... Lo único que cambió es que hace dos días me fue asignado un cuarto individual en una de las residencias en Alemania… y ya les contaré. Pero de resto, no he alistado maleta, auque tengo

7    

una casa a donde llegar. Todo esto me hace pensar cómo en estas épocas de cambio andamos pronosticando el futuro, ¡viviendo más allá que acá! Mis lectores, ¡la fecha se aproxima a pasos agigantados! Los días se consumen como dulces en un jardín de niños, rápidamente, dejando rastros en las bocas sonrientes. Prontamente vendrán historias de risas, llantos y empatía, desde la propia ¡País de las Ideas (como se catalogó Alemania en 2006 durante el mundial de fútbol)! Hasta entonces!

Un “plus” para que se deleiten con lo que han visto mis ojos. Pedra da Gávea-Rio de Janeiro. Espero en poco tiempo tener imágenes en Alemania que logren dejar sin aliento, como ésta. A mi lado, Victor Philippon, francés.

8    

Episodio 3: 22 de septiembre de 2012 –La despedida... Estas líneas se escribieron inspiradas por el bamboleo del Transmilenio en un recorrido del Centro al Norte de la ciudad. Atravesando 130 cuadras mientras detallaba cada cosa: cada rostro, cada puerta, cada color. Y cuando se observa todo con ese detalle, el paisaje se torna más bello, visto con el ojo que mira todo con atención y con nostalgia. Las venas de Bogotá son sus calles, sus avenidas. La sangre corriente, los ríos de personas, carros, camionetas, buses, El gigante de piel color ladrillo. En la foto: Victor Philippon. taxis y transmilenios que fluyen incesantemente mientras el sol se va escondiendo en busca de un descanso de este lado del mundo. Con tiempo, el sigilo propio de la noche logrará calmar a este gigante. Los procedimientos administrativos siempre me han parecido detestables. Protocolos de frontera, emigración, inmigración, bancos, seguros... Pero de vuelta estos mismos procedimientos me tratan tan bien! Como si quisieran ridiculizar mi posición, respondiendo: Pero, ¿De qué hablas Luisa? Mira, aquí está tu visa –por improbable que fuera- tres días antes de tu viaje. Ahora, cuando alzo la vista después de haberme sumergido unos minutos en pensamientos y letras ilegibles -a causa del mismo bamboleo que es fuente de inspiración-, una gigantesca y oscura nube se ha impuesto sobre el azul del cielo que hasta hace poco cubría nuestras cabezas. Tal vez esta noche traerá sueños de tormenta. Y al respecto de sueños, hace poco tuve uno bastante curioso: De repente me   encontraba de pie frente a una salón de clase lleno de rubios, en ropas deportivas. Resulta que era yo su profesora de salsa! Si quisiéramos abordar una línea Freudiana, me atrevería yo a decir que a través del sueño estoy representando dos angustias: La primera, el miedo de no estar sumergida dentro de un ambiente que oye y siente la música que a mí me hace hervir la sangre y mover las piernas casi involuntariamente. La segunda, mi economía. Como estudiante extranjera en Alemania -y gracias a la modificación de las condiciones del visado (¡qué suerte!)- tengo la posibilidad de trabajar un cierto número de horas por mes. ¡Mi meta es cumplir el límite máximo de horas! Como no soy becaria de ninguna institución, yo misma debo (o mejor, mi familia misma) obtener el dinero para mi sustento. Los documentos están listos! Sumado a los 10 euros que poseo actualmente, nada de qué preocuparse!

9    

Bien queridos lectores, ésta es en definitiva la última vez que les escribo desde tierras tropicales. ¡La visa ya está en mis manos! Así que, lista o no, un avión con vuelo en conexión a Panamá despegará del Aeropuerto Internacional El Dorado el Lunes 24 de Septiembre a las 3:30pm. Después de un día de viaje llegaré a Bonn. Y ahí empezará otro cuento. Para picarles la curiosidad, acabo contando que este fin de semana comenzará el famosísimo Oktoberfest en Alemania. Puede ser que dentro de algunos episodios escriba para contarles una historia forjada desde el mismo corazón de München!

Éste y el otro lado del charco.

Por última vez desde este lado del charco...

10    

Episodio 4: 27 de septiembre de 2012 –Otoño En Colombia estaba deseando ansiosamente llegar a Bonn para no tener que pensar tanto en qué escribir cada semana en este diario. Ahora, me doy cuenta que el problema sólo cambió de forma, pues ahora tengo que pensar en qué escoger entre un mundo de posibilidades. Y al momento de escribir esto tan solo han pasado dos días desde que llegue a Alemania y creo que se complicará la cosa, queridos lectores.

Comienza el cambio de tonos. Las hojas acumulándose en las esquinas, hacia los bordes de cada camino, esperando un ventarrón para revolcarse al cielo y volar.

 

Los días se encuentran no en extremo fríos, presentando lluvias intermitentes y bastante viento. El sol se asoma por ahí unas buenas horas y continúa el proceso de bronceado de las hojas que entraron al otoño y se preparan a caer. Necesitan aún de ese sol para conseguir su dorado color previo al cierre de otro ciclo más. Caerán dentro de poco, serán pisadas, se revolcarán en el viento, tendrán su única oportunidad de volar y cambiar de posición, pero finalmente serán consumidas por el frío del invierno y se desintegrarán para siempre. El otoño ha llegado, y con él sus grandes calabazas de película. En el otoño ha llegado Luisa a estas tierras. Con la cantidad de árboles que hacen parte de la “ciudad” y la tranquilidad que la invade, es imposible no sentirse ansioso por ver el paisaje como pintado en tonos de amarillo, naranja y rojo, y por comprar una

bicicleta para aprovechar de ese aire que acariciará mejillas y enfriará narices. Ahora continúo con lo primero que viene a mi cabeza; nada que ver con el orden cronológico ni la importancia! Parece que este escrito será algo así como una lluvia de pensamientos y vivencias de características nominales, no ordinales. Así que menciono el Jet Lag. No recordaba haberlo experimentado nunca, y lo cierto es que hasta llegué a pensar que esta vez había escapado de él. Pero sólo me engañé. Contra los consejos de la azafata, espié por la ventana para presenciar cómo el avión entraba en un amanecer que surgía a kilómetros de ahí, adelantando el tiempo. Un amanecer que llegaba a mí

Calabazas que evidencian la llegada de la estación y me dan ganas de una fiesta de Halloween.

  11    

–perdón, un amanecer al que yo llegaba- cuando en casa eran las 2:30am. La primera noche (que significaba unas 4:00pm en Colombia) concilié el sueño solo entradas las 3 de la madrugada. Por lo que se imaginarán, durante mi primer día en la ciudad no hice más que dormir hasta alrededor de las 6:00pm. Y prometo que por culpa del Jet Lag! El cuerpo simplemente no me daba. Pero a pesar de “la debilidad del Jet Lag” conseguí tener al final del día una gran sonrisa en mi rostro: Un “paseo” al supermercado puede generar grandes enseñanzas. Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que entré en un supermercado brasilero y me sorprendí al ver Mi querida anfitriona y los muffins de colores que preparamos! cómo era de costosa la comida y de barato el alcohol. Aquí, otras cosas me sorprendieron. Por ejemplo, ¡encontrar kiwis a   módicos precios! Y después de eso, la vivencia de la Torre de Babel en vivo y en directo al juntar 4 personas de países no anglo-hablantes que “machetean” un inglés y lo mezclan con el propio italiano, alemán y español que tienen en sus raíces. Y todos estarán curiosísimos al respecto de lo que ha sido el alemán (¡con tanto que insistí en eso!). Era casi como lo imaginaba: No entiendo –como se dice popularmente- ¡ni papa! Intento aprender palabras nuevas, intento recordar de todos los anuncios que veo, de lo que escucho… pero es muy difícil para mí. Y cada vez que pregunto: ¿Cómo se dice en alemán…? La respuesta es algo complicado y largo que ¡no puedo recordar 1 minuto después! En el supermercado la cajera pregunta si Duisdorf: La tranquilidad de este barrio a las afueras de la “ciudad”… desea tener la factura o no, y la es curioso cómo nuestras percepciones se moldean según nuestra palabra para factura es Kassenbon. experiencia. Para Alice, nacida en una aldea italiana de 60 personas (sí, seis y cero!), Bonn es una gran ciudad. Para mí, crecida en una Se imaginarán mi expresión cuando ciudad de casi 9.000.000 de habitantes (sí, nueve y ¡seis ceros!) … al acabar de pasar las cosas ella me Bonn es… mira y pronuncia ¿Kassenbon? Pensé durante un instante qué podría estar preguntando, tal vez que si pagaría en efectivo, tal vez que sí quería donar alguna cosa. Al final, un alma caritativa entró a rescatarme y con un simple “ja” (sí) solucionó la demora.

12    

Por estos días me hospedo en la casa de dos lindas italianas que me abrieron sus puertas mientras llega el 1 de octubre queda disponible mi habitación en la residencia universitaria. Ellas saben alemán, y encontré en una de sus frases una descripción tan interesante, que la plasmo aquí en formas de líneas para este diario. Los que sepan podrán tener su propia opinión. Mencionó que en alemán, lo más importante de la frase viene a lo último, y así, la encontré disertando sobre lo desesperante que es en una historia o en una noticia, tener que escuchar primero todos los detalles innecesarios para sólo al final saber el asunto principal. Eso sólo para evidenciar una de tantas diferencias estructurales en nuestras lenguas. Y hablando de alemán y hospedaje, me llevé un susto y una tarde de estrés y angustia cuando al llegar al Studentenwerk (la institución encargada de la asignación de habitaciones en las residencias universitarias) me informaron que no había ninguna habitación asignada a mi nombre y que no había nada por hacer. Aún ni entiendo bien qué fue lo que pasó, cómo sucedieron las cosas, por qué, claro, todo lo que pasaba a mí alrededor pasaba en alemán y yo sólo veía bocas gesticulando apresuradamente, tonos intensos y fuertes intensificando las palabras, llamadas que iban y venían. Qué suerte que tenía la compañía de mi amiga Alice (una de las italianas) que hizo de “abogado” con voz y voto propio, y de hecho, sin participación alguna de su cliente. Pero bien, al final, se me ha asignado la misma habitación que supuestamente ya tenía en un comienzo. Y espero que no haya más problemas de ese tipo.

Para finalizar, tuve la fortuna de caer dentro del mes en el que se celebra el Festival de Beethoven (Beethovenfest) aquí en Bonn, cuna de tamaña eminencia. Por esta razón acontece cada noche durante dos semanas un show de música, agua y luces en el centro de la ciudad (Klangwellen, que traduce algo así como “sonido de las ondas”). Un espectáculo maravilloso, que dispersó cualquier resto de angustia o estrés generado por aquella tarde sin un lugar dónde vivir.

13    

La próxima semana comienza mi interacción directa con la universidad. Desde el lunes vendrán tres días de bienvenida, de explicaciones, recorridos y de papeleo. De nuevo, vendrán muchas anécdotas por contar, que no son ni la mitad de lo que hay. Estando aquí mi carácter de observadora se agudiza. Paso, literalmente, horas y horas, sentada observando a cada persona, cada calle, cada movimiento, tal como hacía en Bogotá antes de partir. Y encuentro tantísimas diferencias. Tal vez traeré mejor en un episodio en el futuro un cuadro comparativo, o algo por el estilo. Una forma de liberarse del peso de las cosas (de las comparaciones, de las tristezas, de las angustias… aplica para prácticamente cualquier cosa, exceptuando las deudas!) es escribirlas. Y por eso corresponde a ustedes, mis lectores, ayudarme a cargar el peso de una cultura y una sociedad que no es mía, pero que me recibe con toda la fuerza de una historia de siglos y que con suerte un día se

Iglesia Bonn

sentirá como mi casa.

14    

Episodio 5: 4 de octubre de 2012 –Un genio de la lámpara y un palo de rosa envejecido En un ejercicio mental le pido al genio de la lámpara -escondido en las cuevas de mi imaginación- que elimine toda información visual a mi alrededor y me deje únicamente dentro

Lo que el genio borra es una linda ciudad a las orillas del Rhin…

de una caja blanca con las personas que me rodean ahora, y también con las que lo han hecho en los últimos días. Pero ese genio se sorprende con la naturaleza de mi deseo, que normalmente debería estar relacionado con dinero, salud, éxito, amor, o viajes… Para mí es sencillo: Querido genio, siempre estoy desbordada de amor por mis amigos, mi familia y mi pareja; mi salud dependerá de mis hábitos y de no tener mala suerte con mi código genético; el éxito y el dinero serán el resultado de mi esfuerzo, mi dedicación, mi trabajo y un poco de buena suerte, y si consigo todo eso y si en mi diario vivir logro controlar mi economía, pues lo de los viajes será casi pan comido! Pero de ninguna forma podré encontrarme de repente en una caja blanca... una caja blanca pero sin más que las personas de aquí. Querido genio, sólo quiero ver qué tan lejos estoy de casa! Y cuando el genio entiende y me concede generosamente ese deseo en aquella cueva de mi imaginación, soy transportada a un lugar sin nombre, sin colores, sin sonidos ni olores propios. Todo lo que estimula mis sentidos viene de las características, las historias y las ideas de los que me rodean. Y entonces percibo: ¡Realmente estoy lejos de casa! Primero, porque a mi alrededor no hay casi ningún hispano-hablante. Por allá entre la multitud en una de las esquinas se Los puentes llenos de promesas de amor. Candados que miles de parejas confunden 2 o 3 españoles, pero enamoradas van a cerrar para siempre como símbolo de su compromiso. definitivamente ningún latino. Segundo, porque escucho frases del estilo “¿Es ese el color natural de tu cabello? Wow, ¡es   realmente oscuro!”, ó.. ¡Eres la primera persona de Sur América que conozco!”, ó… “¿Y en Colombia, hay algún banco alemán?”, también puedo escuchar: “¿Cuál es tu lengua nativa?”… En fin! En este cuarto hay bastante variedad, pero es una variedad ajena. Una variedad a la que sumo pero que no tiene peso porque soy solo yo. De entre estas personas, cabe destacar a los hindúes. ¡Me he fascinado con ellos! Por su cultura compleja, llena de todo en todos los aspectos; por su acento al hablar inglés que me gusta pero me cuesta comprender. Por su adorable color de piel y por sus rasgos faciales. Y claro, ¡por su personalidad! Me parece,

15    

según mi poca experiencia, que tienen tanto para contar, pues normalmente sus sentidos están muy saturados, pero estando aquí, en esta tranquilidad de calles y hojas elevadas al viento, lo que resta a todos es la charla. Y, ¿qué hay de los alemanes de mi caja blanca? Pues los hay de todo: alegres, sonrientes, extrovertidos y conversadores, serios y amables, tranquilos e introvertidos, líderes, liderados… personas para grandes amistades, o para divertidas fiestas, o para un café, o para el grupo de laboratorio. Y como en todo lugar y quiero hacer énfasis en eso para no crear la idea errada- se encuentran “ovejas negras”! Los detalles de las malas experiencias son innecesarios, puesto que son una minoría y no constituyen una crítica constructiva. Así que no hablaré más de eso. Pero lo escribo aquí más para mí, para recordar todo Algunos de mis compañeros de clase –mayoritariamente alemanes- preparándose para en su conjunto cuando un barbecue. en el futuro me siente a releer estas líneas y el paso del tiempo haya ido afectado la nitidez de mis recuerdos. Y que les sirva a ustedes, lectores, para recordar que no hay perfección más allá de la de la propia naturaleza intocada. Esta semana empecé mi instalación definitiva. Parece que tuve mucha suerte en la asignación de la habitación, ya que la residencia se encuentra a pocas cuadras del centro, y de los campus principales de la Universidad. Para mí ¡es una maravilla! Fuera de la casa de mi familia, me acostumbré a tener una habitación con poco espacio y hasta sin ventanas. Pero aquí el techo se extiende unos 4 metros arriba de mi cabeza, y en el fondo casi no hay pared, sino ventana. Lo que encontré curioso, y que parece ser bastante usado por estos lados, es que mi cama está ubicada en un andamio por encima de la puerta. Es decir que debo subir escaleras para ir a dormir. Como los cuartos son bastante altos se utiliza esta disposición para aprovechar al máximo el espacio en el suelo. En lo que a mí respecta, es una grandiosa idea. He detallado que esta situación se presenta a diario. Un asiento para el bolso, para incrementar el espacio personal en un transporte en el que pueden encontrarse otros asientos disponibles.

 

Y además de eso, el edificio es muy lindo. Con su tono color palo de rosa, un poco oscurecido, un poco envejecido por el trajín de las estaciones, es un lindo panorama que me recibe cuando el día está por

extinguirse.

16    

Finalizando el tour por la nueva casa, nos vamos a la parte trasera en donde hay un jardín para morir de envidia. Con parrilla y sillas dispersas que me hacen ya soñar con el verano y unos cuantos amenos, y famosamente alemanes, barbecues. Las hojas continúan cambiando de color, cayendo y acumulándose en los andenes. Estoy ansiosa por ver cómo en el invierno no quedarán más que chamizos, pero chamizos que siguen viviendo y que latentes y pacientes esperan la siguiente temporada para resurgir con todo su esplendor. Esto de las Mi cama estaciones me maravilla. Un ciclo tras otro, el apogeo y la decadencia. Me estaba gustando el otoño, pero hoy, el clima fue menos condescendiente. El horror de la estación me pegó con toda su fuerza.

Una lluvia imparable, intensificada por ese viento que daba vuelo a las hojas y que llegaba ahora a casi darme vuelo a mí. Una lucha contra el clima. Mojada de pies a cabeza, perdida buscando la dirección de la oficina de inmigración en la que debía pedir el permiso de residencia, con una cita cuyo horario había pasado hacía 5 minutos. Y el pronóstico del clima no promete una mejoría. Así que después de un tiempo tal vez me vea obligada a calificar de nuevo al otoño.

Mi edificio

17    

Amarillo Azul: El lindo rostro del otoño.

 

Burbujas gigantes para su sustento en el centro de la ciudad.

 

Para finalizar, tengo en mente algunas ideas para los episodios venideros. Como les describí la primera vez que orgullosamente me dirigí a ustedes, soy amante de la comida. Por esto, estoy haciendo un estudio detallado a ese respecto y espero dentro de poco compartir con ustedes mis resultados. Un especial gourmet para llenar la boca de agua y la barriga de deseos. Bajo las lluvias de otoño para no extrañar un Abril en Bogotá.

18    

Episodio 6: 12 de octubre de 2012 –De las cosas simples Mi primer día de clase en Alemania fue también diferente de los primeros días de clase en la historia de mi vida. No puedo extrapolar las condiciones a cualquier programa educativo, pero lo que sí puedo decir en general es que el sistema funciona de otra forma. Para mi caso, empecemos con que todo mundo parece cuidar demasiado de nuestra “clase”. Es decir, que como somos nuevos y pocos alumnos (y tal vez sea más por la segunda que la primera), nos ponen puntos de encuentro para después llevarnos a los salones y andamos en grupito por los laberintos de los pasillos del edificio. Los pollitos siguiendo a la mamá profesor. Y además, el cronograma. Mi primer “semestre” se dividirá en cuatro módulos, el primero de los cuales consta de 4 semanas de trabajo TODOS los días, desde las 9 hasta alrededor de las 6pm. Claro, son clases teóricas mezcladas con trabajo práctico, pero para mí, que he estado acostumbrada a tener de todo un poco en el curso de mis días, espero que no llegue a ser desesperante. Bueno, la verdad es que me parece que es solo la idea de esa organización lo que me aterra. Porque según lo vivido en estos últimos días no hay chance para aburrirse, y los temas prometen ser lo suficientemente variados como para no desesperar. Café, cigarro y noticias en una esquina de por aquí. .

Pero la idea de hoy no es hablar del ámbito meramente académico, al fin y al cabo la vida es siempre una situación multidisciplinar y es en gran parte la razón por la que busqué salir de mi   país y venir a aventurarme en tierras forasteras. La idea de hoy es entonces contarles algunas curiosas situaciones, ideas o costumbres que al encontrarse aglomeradas en un salón de clase parecen “fuera de tono”. Lo primero es que los estudiantes en Alemania tienen por costumbre golpear los pupitres (así con extremo de la falange), como tocando una puerta, al acabar cada clase. Es como una forma de aplaudir al profesor que acaba de transmitir su conocimiento. Y yo me sorprendí de pensar cómo, inconscientemente, no damos tal valor a la enseñanza impartida por nuestros profesores. O tal vez es simplemente la situación de rutina, que hace que se pierda el carácter especial de cualquier condición. Y lo segundo que compartiré hoy son las múltiples diferencias en la disposición y

Por todo el borde del Rhin hay un camino. Y en él se ven cosas como éstas, y en él anduve yo el domingo pasado. Sí sólo el clima me favoreciera todos los fines de semana…

19    

uso de los baños. Parecerá extraño, pero se sorprenderían ustedes al saber qué tanto puede variar este simple, menospreciado y desafortunado lugar. Tan sencillo como ver a mi amiga Nityaa, hindú, salir con un morro de papel higiénico en la mano: Aquí, la cultura y las estructuras están enseñadas y diseñadas para que el papel higiénico vaya dentro de la tasa, y aún así no haya problemas de taponamiento ni nada, y por eso mismo, no hay necesidad de basuras (yo tuve la suerte de librarme de esta situación por tener previo conocimiento de esas peculiaridades!). Para completar, según Nityaa, el uso del papel higiénico es en extremo desagradable, puesto que su cultura y enseñanza le ha delegado la función del papel al agua.

Especial de Otoño… lo que puede hacer un día de sol y una bicicleta.

Finalmente, quiero compartir la alegría de una compra: la compra de mi bicicleta. Las condiciones aquí son óptimas para usar este magnífico, saludable, eficiente y ecológico medio . de transporte (¡excepto por el frío!). Y ahora con ella todo parece bueno. Como el primer día la jornada acabó más temprano, anduve un poco por las calles de mi barrio, bastante lindo. Y en   mi bicicleta, que es bastante alta, me siento como en una película. Me siento mirando todo desde un punto privilegiado. Es una pena que en invierno sea tan frío, pues me temo que tendré que guardarla por unos meses! Ya ahora mis dedos llegan casi congelados después de cualquier trayecto!

20    

No crean que me he olvidado del prometido episodio de culinaria! Yo misma lo espero ansiosa. Pero tengo que decir en adelanto (y es mi personal opinión de colombiana de pura raza) que con la alimentación ando sufriendo un poco. Que si me preguntan, no hay cosa más sabrosa que las abundancias y la carga calórica de un corrientazo en el Centro de Bogotá.

A orillas del Rhin.

 

Las calles de mi barrio.

 

21    

Episodio 7: 19 de octubre de 2012 –Olores de Paprika Hay buenos y malos días. Como el clima. O no, tal vez sea mejor decirlo: POR el clima. Se sorprenderían muchos de ver la importancia del clima en el humor. Muchos escépticos (¿quién dijo papá y mamá?) creen que son solo “bobadas”, que una personalidad tiene que ser lo suficientemente estable y coherente como para no cambiar con el clima. Pero es básicamente Un no tan buena clima con buena compañía es aún soportable. Mi amiga Manu, traída desde Colombia hasta Berlín, y desde allá hasta aquí. En una visita a Bad Godesberg fisiológico. Mi llegando por el camino del Rhin. respuesta para aquellos que hacen parte de aquel primer bando es que la personalidad alterada según las características de su entorno se encuentra en condiciones “fisiológicamente óptimas”. Podría decirse incluso que es evolutivamente favorable. Y ese es mi diagnóstico. Por lo tanto, hay buenos y malos días. Claro, estoy sola, estudiando en una lengua que no es mía y viviendo dentro de otra que está a miles de kilómetros de distancia más lejos, no hay licuadoras para hacer juguitos naturales, no hay grandes amigos, ni novio, ni familia; y por eso tiende a haber confusión (hacia las ideas del primer grupo). Pero la verdad es que los malos días se explican exclusivamente por el clima. Por una acumulación de consecutivos días grises y congelantes y lluviosos. Porque verán ustedes que la lista antes mencionada no cambia, pero cuando el clima se comporta El mercado de las pulgas en Bad Godesberg.

  como en los últimos dos días… no hay quién reniegue por aquella lista. Solo hay tiempo de disfrutar cada segundo del sol, el cálido aire que ahora sí acaricia manos y rostro. Soy reiterativa con eso del clima, lo sé. ¡Pero es que soy un experimento natural! Y me asombro con los resultados. Un mal día de frío incluso puede generarme un dolor de cabeza intenso y, valga adicionar, no es cosa de un caso excepcional ni Libros que, tristemente, aún no puedo leer.

22    

 

aislado, y mucho menos “cosa de locos…”. Dejemos esas cosas aburridas y permítanme hoy presentar a mi grupo: A mi “Class 2014”. Un grupo variadísimo, con personalidades arrolladoras (tan arrolladoras que incluso podrían chocar entre ellas), drásticamente diferentes hasta la agresividad. Un grupo para deleitarse en contemplación. Lo describiré tal como se me presentó en una tarde-noche de comida tradicional y original hindú, bajo los olores de las cebollas fritándose, de las salsas picantes, de champiñones y coliflores en cocción. Una comida al olor de las paprikas. Estos son mis compañeros:

Los chicos, y nuestros vecinos de salón.

La llenísima de energía. Dominante. Imperativa. Fuerte hasta el punto de la desesperación propia. Explosiva. El tranquilo y extremadamente bueno, que lo aguanta todo por su gran bondad y paciencia. Que sonríe a todo mundo, toma fotos… y es verdaderamente bueno, no solo en apariencia. La tranquila al punto de la invisibilidad, que lo aguanta todo por parecer ni escuchar lo que pasa a su alrededor, aunque sea en su lengua natal. Que aguanta por estar, sin estar. La buena gente y conversadora, que se desespera un poco con presiones creadas y con escándalos innecesarios, pero que no tiene intención alguna de amargarse la velada.

23    

El fuerte e inteligente que coraje para decir cualquier cosa que piense y criticar cualquier actitud fuera de tono, y que encuentra oportunidad de divertirse al aumentar el estrés que se respira en un ambiente de cocina para muchas almas. Sarcástico, analítico e interesante. El tranquilo y sonriente. Y crítico y conservador. Pero de mente muy abierta. Que tiene el peso de una cultura diferentísima y demasiado estricta y restringente, pero que tiene el coraje y la inteligencia para discutirlo todo y escuchar y aceptar nuevas posiciones. Y la que ve. Que mucho está ahí, intenta relajar aquellas presiones innecesarias, se divierte y ríe. Ríe al ver todas las personalidades chocándose en un cuarto de 3m2, y un grupo de alemanes que cortan habichuelas de a una por una. Sí, esas son algunas de las grandes oportunidades y beneficios de estar en Alemania (o en países lejanos). La variación natural de Darwin entre organismos que comparten el mismo objetivo científico, y entre cerebros que se interesan por lo que pasa en ellos. De aquí saldrá de todo… y para todo. Y, ¿qué tal estuvo la comida hindú al final de cuentas? Picante, condimentada, frita, llena de sabor. Explosiva como su creadora. Abundante J. En resumen, deliciosa. Finalmente y como un adelanto quiero contar que este fin de semana se llevó a cabo un festival colombiano: Ein Blick nach Kolumbien 2012, que traduce: “Una mirada sobre Colombia”. La próxima semana tal vez traiga un poco de Colombia, desde Alemania. Paz como en los días de sol… y Döner (mundialmente conocido como Kebab, del que hablaré después).

Hablando de otras ciudades y sin ánimo de desanimar (;P). Lo que me gustó de la famosísima iglesia de Colonia, un baño de verde sobre alguno de los guardias.

 

24    

Episodio 8: 26 de octubre de 2012 –Una mirada sobre Colombia Ein Blick nach Kolumbien 2012. Así se llamó el evento que tuvo lugar en Aachen, una ciudad al occidente del país (un poquito más al norte de aquí), a hora y media de distancia en tren. Lo maravilloso es que por ser estudiante en Bonn tengo transporte gratis por todo el estado. Lo que quiere decir que invertí un poco de tiempo (pero ¿qué es hora y media?, ¡en Bogotá gastaba todos los días 2 horas transportándome entre mi casa y la universidad!) para ir. Lo había marcado en negrita y con signos de exclamación en mi agenda. Un trozo de mi amado país desde esta tierra que tanto me hace añorar mi casa y cada pequeño detalle de colombianidad. El festival me dio además la bonita oportunidad de conocer Aachen bajo la tenue luz sepia de los faroles que cobran vida a la noche. Una ciudad que por su belleza y por su monumental arquitectura me dejó con ganas de visitar más de una vez.

El nombre del festival traduce literalmente ‘Una mirada sobre Colombia’. Una mirada que tenía un fin informativo, divulgativo, promocional. Presentaciones sobre lugares, culinaria y música (incluyendo inclusive el aburrido y escuelero sistema de las presentaciones en power point que obligan al “público” a guardar silencio), acompañadas por divertidas muestras de bailes (pasillo, cumbia, salsa, bambuco, mapalé e incluso carranga) al son y el zapatear de colombianos que en su lejanía han creado una comunidad para atacar la nostalgia de un país que aman pero que tuvieron, quisieron o eligieron abandonar.

Y a través de las vitrinas ofreciendo cosas al mundo curioso, las tiendas tienen grandes ideas decorativas…

Permanecí sentada unas 2 horas junto a dos colombianos que también viven en Bonn, que conocí ese día y que desde el mismo momento del saludo me transmitieron la calidez de casa (para este fin de semana ya planeamos una frijolada con garra y patacón incluidos). Y con ellos y una sonrisa dibujada en mi rostro con tinta resistente al agua- disfrutamos de cada presentación.

Esto es lo que se llama una mezcla cultural: Cumbia y Bitburger (cerveza alemana)

25    

 

Pero lo mejor vendría después. Acabadas las formalidades, era solo disfrutar de una fiesta al mejor ritmo de la salsa, el merengue, el vallenato, el reggetton y la bachata. Al comienzo, los asistentes estaban tímidos. Así que Fabio y yo encontramos la oportunidad perfecta para acercarnos a lo que se conoce por “15 minutos de fama”. Y fuimos a dar al centro de la tarima, iluminados por un reflector, moviendo piernas y caderas bajo la mirada de los presentes. Casi sin haberse acabado la canción ya teníamos a otras tres o cuatro parejas sumadas. Y después Hablando de dibujos… La inspiración de una pequeña alemana hija de de eso la cifra solo fue en aumento. colombiana. El baile y la densidad humana   llegaron a tal punto que el ambiente aumentó en unos 10°C su temperatura. Y nosotros movimos los cuerpos al ritmo de los ritmos y aprendimos de la sabiduría cubana en ese aspecto, hasta que el cronograma del tren nos obligó a salir corriendo hacia la estación central para volver a Bonn.

¡Con la pollera colora’!

Finalizo con estas palabras que hicieron parte de una de las canciones presentadas: “Un tiple y un corazón”. Como amante del folclor colombiano me fasciné de cada una de sus características y entonaciones y me pareció que no hay mejores palabras que estas para aquellos que nos levantamos a veces con la cabeza gacha y el corazón arrugado. Jamás he sentido tristeza porque nací en una tierra, donde se siente alegría hasta debajo e’ las piedras. Mientras yo tenga este tiple y un corazón pa’ templarlo, las penas que a mí me lleguen pierden su tiempo llegando.

Esto es lo que se llama energía latina. Nuestros 2 minutos de fama J

26    

Episodio 9: 31 de octubre de 2012 –All Hallows' Eve 31 de Octubre: la Víspera de todos los santos –como traduce el nombre en inglés, que después fue comprimido a Halloween- aquí se corresponde literalmente en el tiempo (el 1 de noviembre se celebra esa festividad con un día libre en esta parte de Alemania). Y como en sus orígenes allá en los pueblos celtas, aquí se usan trajes y máscaras para “ahuyentar a los espíritus malignos que se han pasado sin invitación por el estrecho camino entre este y el otro mundo que se reduce en esta fecha”. Tengo que admitir que, aún siendo una pena, la verdad es otra. Halloween adquirió una connotación cristiana hace mucho tiempo, y después simplemente se degradó a un día esencialmente comercial, propaganda e incentivo perfecto para el consumismo. Y para mí esta fecha ha sido siempre el escenario de gratos Proceso: Aquí ven, mi mano acabó lastimada, mi brazo… cansado.

momentos y grandes diversiones, el momento de poner a prueba la creatividad. Este año el reto fue aún mayor, porque sin esperarlo resultó que aquí también lo celebran, y yo, por supuesto, estaba desprovista de todas las herramientas, artefactos y chucherías que normalmente tengo en mi casa para diseñarme algún disfraz. Pero me estoy adelantando, puesto que por estos lados la festividad no sólo acontece en el último día marcado en el calendario para el mes de octubre. Resulta que los alemanes que me rodean realmente preparan el evento. Y la preparación comienza con la creación de las famosas Jack-o’-lanterns, o linternas de Jack para el pueblo hispanohablante (nombre que viene de la leyenda de Jack, un hombre con una vida pecaminosa que encerró al diablo obligándolo a nunca llevar su alma al infierno, y que después de muerto no tuvo más que vagar por el mundo –al ser rechazado en las puertas del cielo por San Pedro, justo evaluador- usando como Resultado: Pero los resultados son gratificantes. linterna un nabo hueco (ahora calabaza) con una vela dentro), esas calabazas que se ven en las películas con diseños de caras y con iluminación interna. El proceso, no crean, es desgastante; y proporcional al tamaño de la calabaza. Pero es una buena excusa para pasar una tarde de domingo y comer, después, una deliciosa crema de calabaza con lo que se extrajo.

27    

Hubo otra diferencia con el Halloween al que estoy acostumbrada. Una grata diferencia. Como en los orígenes de la tradición, aquí se supone que en este día se debe dar miedo. “Miedo para alejar a los malos espíritus que… bla bla bla”. A diferencia de Colombia, y de USA, el disfraz preferido por la población femenina no corresponde a dos bandas –entre más pequeñas, mejor- decoradas con cualquier motivo (rayas amarillas para una abeja, rayas azules para una marinera, blanco para una coneja, rojo para una mariquita), disfraces que parecen comprados en un sex shop. Aquí hombres y mujeres se visten casi todos intentando simular algún personaje de película de miedo, algún ser históricamente aterrador. Y eso me encantó. En la fiesta, mirando a mí alrededor, veía zombis, momias, brujas, arañas, esqueletos, vampiros y destripadores (e incluso una aterradora muñeca reflejada en algún espejo del lugar); decorados por los psicodélicos colores y formas de un laser de discoteca. Pero en medio de la fiesta nuevamente me siento lejos de casa. Cuando intenté hacer de DJ y escogí la música, de repente no quedaba más que una hindú y un gringo intentando bailar reggaetton, y un egipcio asimilando los movimientos. Tendré mucho trabajo para adaptar mi grupo a nuevos bits y a movimientos curvilíneos en lugar de rectangulares. Lo bueno es que “¡Tiempo es lo que hay…!”

Ojos de chocolate y manos de flan para perfeccionar el modo “Halloween”.

28    

Episodio 10: 9 de noviembre de 2012 –Las señales alemanas Una señal inequívoca. Parecería redundante, puesto que, según lo que entendemos por ‘señal’ y la definición que me encontré en la “sabia y certera” Wikipedia: «una señal es un signo, gesto, símbolo (en cuyo caso visible y colorido) que informa o avisa de algo, sustituyendo por tanto a la palabra escrita o al lenguaje». Según esto, toda señal debería ser casi inequívoca. Debería hablar por sí sola, y trascender las fronteras del lenguaje. Pero en estos tiempos de filosofía (atreviéndome a llamar “filosofía” a los razonamientos de mi pensamiento promiscuo y desestructurado), cualquier pequeño detalle llama mi atención. Entre esos las señales de tránsito. Señales que no uso, puesto que aquí no puedo manejar un carro, pero señales que aún así atrajeron completamente mi atención después de una charla con un gran amigo que vino de visita. Mi amigo me dijo –Luju, las señales de tránsito aquí en Alemania son muy extrañas. ¿Te has fijado?¡Y en realidad yo no lo había hecho! (por el mismo hecho de no conducir…) Y acto seguido él me hizo un quiz argumentativo, que a continuación comparto con ustedes:¿Qué indica la señal (en rojo y azul) de la foto? Y mejor será escribir la respuesta en algún lugar antes de dejarse influenciar por los resultados de mi pequeña investigación.Yo ya olvidé mi respuesta inicial, que tal vez estuvo relacionada con cruces no permitidos. O tal vez no. Lo cierto es que después él me ofreció una corta explicación que, tengo que admitirlo, no pude creer de entrada. Su explicación parecería sin sentido!Así que yo misma inicié mi propia “búsqueda de la verdad y el conocimiento” sobre las señales de tránsito en Alemania. Pero ustedes se preguntarán: ¿Y será que esa niña no tiene un montón de capítulos por leer y de propiedades eléctricas en las células nerviosas por aprender?... Después de algunas observaciones, finalmente llegué a que, en resumidas cuentas, la cruz indica que no se permite parquear. Los cuadrantes delimitados por la cruz indicarían entonces los lados de la calle (derecho o izquierdo), y las flechas en el interior (cuando las hay) el lado de la prohibición.Pero estando ya cerca de cerrar “la investigación”, se arma “tremendo bollo”!... Un bollo que se ve así: Pero, ¿cómo así? Si me dijeron que los cuadrantes indican el lado de la calle y que la flecha explícitamente señala qué lado tiene la prohibición, pero si hay señales que tienen flechas hacia los dos lados, ¿cómo me aparece una señal sin flechas?!!!! Una señal con una cruz y dos flechas, una con sólo una cruz, y una con una flecha y una… ¿semi-cruz? Se le suman variables a esta ecuación.

29    

Las dos flechas prohíben ambos lados, una flecha prohíbe o la izquierda o la derecha… y, cuando no hay flechas, ¿qué hacer? Todas las opciones ya han sido ocupadas… así que mi investigación parece estar en ceros al final. Ni mis propios amigos alemanes pudieron explicarme el por qué de esa variación. Pero tranquilos, el cuento es que si quieren parquear en las calles de estos lados, lo mejor será buscar un lugar sin señal alguna, porque lo que está claro es que de haber alguna prohibición, la claridad de las señales alemanas se lo hará saber. Todo este relato lo uso como una muestra de la extraña e invertida forma del pensamiento alemán, que se expande a todos los aspectos del lenguaje. Para la muestra, otros botones:

La historia acaba en el recuadro en la esquina inferior derecha de este collage. Porque esa fila de carros perfectamente indicada por la flecha dentro del círculo azul con la cruz roja (que técnicamente prohíbe parqueo en ese lado de la calle) me cachetea la mejilla derecha diciéndome que ¡no entendí nada!

“Mit den Fingern zählen” que traduce palabra por palabra: Con los dedos contar. Para decir: contar con los dedos… nótese que sólo hasta el final de la frase alemana, cuando aparece el verbo “contar”, se sabe de qué se trata. El mismo sentido sin sentido, sentido en contravía, para la forma de decir los números y para la forma de decir la hora. La última merece algunas líneas más porque me parece asombrosamente impráctica: Sí quisiera decir que son las 2:25, tendría que hacerlo diciendo que son 5 menos media hora antes de las 3. En los almuerzos aprovechamos el tiempo no sólo para tomar un descanso de tanto cerebro que va, cerebro que viene, sino también para aprender algunas nuevas palabras al haber sido mi método de aprendizaje limitado al diario vivir. Nótese de esta foto, que el almuerzo de algunos de ellos es una papa gigante. Papa en salsa fue llamado. Reír para no llorar recordando las rebosantes abundancias de los corrientazos.

30    

Demasiado complicado para este simple humano, ya estructurado y poco plástico cerebro. Mi gran amigo David Bejarano (que merece mención en nombre y apellido por ser la inspiración para gran parte de este episodio) me dice todo el tiempo que “aprender alemán es como aprender a hablar”. Y me doy cuenta que soy una recién nacida de apenas un mes y que necesitaré muchos meses más antes de poder decir mi primera palabra: “T-a-i-t-a”.

Davidsito y yo en un día que al final nos favoreció con su clima y en una de mis partes preferidas de la ciudad: El puente de las promesas de amor sobre el Rhin.

Este fin de semana planeo subirme a un tren de esos que son gratis para mí por ser estudiante, y dejarme llevar a algún destino. Con suerte, tendré un lindo lugar para compartir con ustedes la próxima semana.

Y pensando en las “señales inequívocas” de Alemania, me despido con un poema de Piedad Bonnet: La luna brilla con ese furor ciego que es señal inequívoca de que ha llegado el tiempo fértil del sacrificio. Huele a la piel rayada de los tigres, a orquídea que se abre, al humus que comienza a oscurecer la lluvia. En un sueño de ríos y serpientes naufraga la muchacha envuelta en llanto y sus pechos recientes se estremecen con un temblor antes desconocido. La muñeca que abraza tiene los ojos muertos. Y el ángel de la guarda marca una cruz con sangre sobre sus muslos blancos. Piedad Bonnet

31    

Y una sonrisa para la semana de parte de esta recién nacida, que con el tiempo irá aprendiendo a hablar!

Episodio 11: 16 de noviembre de 2012 – Vejez Esta vez escribo desde mi cama sumergida bajo kilos de cobijas y tapada de pies a cabeza. Pero no es el frío el que me está atacando. Esta triste y desesperante condición es el producto de un resfriado. Por ahí andaba deambulando. Saltaba entre mis compañeros y se los turnaba. Y yo lo veía pasearse triunfante en frente de cada nariz roja e hinchada, en cada propulsión de aire en un estornudo, en cada toser. Su malvado rostro pasaba frente a mí, cerquita, pero sin tocarme. Desafortunadamente me ha llegado la hora. El resfriado me atrapó en sus macabras manos y me está consumiendo de a pocos. Tengo varias hipótesis al respecto de cómo aconteció, y quiero compartirlas ahora: 1. Hipótesis mamá: “El cuerpo no es un juguete”. Mijita, conforme es de callejera, conforme está el clima, si no se protege del chiflón, si tiene periodos prolongados de tiempo a la intemperie y si por estar entrando y saliendo de algún lugar cambia drásticamente de temperaturas, entonces es puro descuido, y ésta es la consecuencia directa. Y tengo que aceptar que hay hechos para respaldar este planteamiento. Por ejemplo, el domingo pasado, que fue día de comienzo de Karneval (y por eso no tomé un tren sin destino como había dicho que planeaba). Pero para que tenga sentido, tengo que explicar primero todo un contexto, toda una tradición. En febrero, una semana antes del miércoles de ceniza, tiene lugar en las ciudades de Nordrhein-Westfalen (siendo el punto más famoso y más concurrido la vecina ciudad de Köln, conocida en el bajo mundo como Colonia) el llamado Karneval. Una celebración de 5 días en la que todo el mundo está disfrazado (y ahora entiendo porqué en Halloween se dan

Esta también fue una buena oportunidad para conocer Colonia. Aparte de los “hotspots” de carnaval, esta vez ¡la ciudad me gustó! Ya he mencionado la influencia del sol.

el lujo de usar sólo Un trasero dentro de un hormiguero. “disfraces de miedo”, pues para esta fecha y aún en pleno invierno no faltan las conejas, mariquitas, ángeles, enfermeras, todas de pieles expuestas). En este Karneval hay mucha bebida y música con el mismo nombre del evento, pero también hay más: a los ciudadanos de Colonia se les ocurrió que no solo en febrero podían abrir el carnaval, sino que tenían que aprovechar también noviembre para la apertura oficial de la época de carnaval (tal vez porque no es extremadamente frío aún… o tal vez no, como siempre). Y pensando en la fecha, a alguien se le ocurrió que el 11 del mes 11 a las 11:11am era un punto temporal chistoso que valía la pena aprovechar para este evento. Así que la tradición que por ahora me concierne fue creada. Cada 11 de noviembre un gran número de personas –que me fue imposible estimar– hacen un grito de apertura a las 11:11am. A eso de las 3:00 pm algunas calles de la ciudad son un completo hormiguero, hay basura por todo el suelo (como en cualquier evento masivo), muchos de los participantes se encuentran ya absolutamente

32    

borrachos y los bares y restaurantes que felizmente abrieron sus puertas un domingo están al máximo de su capacidad. Habiendo dado una breve explicación de lo que es el carnaval en Alemania, puedo continuar con mi relato. “Por ejemplo, el domingo pasado…”, que me fui a conocer Colonia en carnaval. El día estuvo soleado, pero justamente en esos días de sol no hay quién mantenga el calor aquí cerca del suelo y entonces también estuvo frio. Bastante frío! Y con ánimo de no “encartarme”, agarré una delgada chaqueta y listo. Primera prueba: Días fríos sin buen abrigo y sin cubrirse nariz y boca. Estando allá entramos a diferentes “discotecas”. Bailábamos un poco, se acaloraba el ambiente y después nosotros. De repente el grupo decidía continuar y todo mundo pa’fuera. Segunda prueba: Cambios drástico de temperatura. Y cuando finalmente llegamos de vuelta a Bonn, ya era de noche (no porque fuera muy tarde, sino porque a la noche le dio por tomarse las horas del día, o porque al día le dio pereza y decidió trabajar menos, por lo cual la oscuridad total se apodera de las calles cuando no son ni siquiera las 5:30 pm). Y en la noche todo mundo sabe que es todavía más frío, y aquí, más venteado. El chiflón con su cara demoniaca viene para imponerse como la tercera prueba de esta hipótesis. La segunda hipótesis viene de una invención personal que he apodado “Hipótesis de la vejez”. ¿Quién creería que de nuevo otro año se me viene encima? Y al que dice que cumplir años no se siente, que el cumpleaños no es más que otro día normal, pues se equivocó. Hipotetizo yo que mi enfermedad se debe precisamente a que el reloj dentro de mi cuerpo va a mover una vez más la manecilla más larga. Y esto trae consecuencias: sistema inmune desgastado, sistema inmune débil y el virus entra y se apodera. Pero que ni crea que aquí puede permanecer!

¿Además con el pecho destapado? Es que no aprende Luisa Fernanda!

33    

Ahora sí que se venga el chiflón que yo estoy armada!... Según me dijo uno de mis vecinos, parece que fuera para el Polo Norte.

Primero, me protejo intentando no descuidar ninguno de los parámetros de la hipótesis mamá (porque uno nunca sabe…) y lo ataco a punta de té, limón y miel. Si eso no funciona, entonces me hago la de “la vista gorda” hasta que se vaya. Porque este fin de semana habrá fiesta y celebramos años de vida, no de desgaste. Sí, queridos lectores. Este fin de semana habrá fiesta. Es mi cumpleaños. El primero en que melevantaré a desayunar solita. Pero confío en que lograré tener suficientes abrazos y buenos deseos como para alejar las nostalgias. Que se festeje allá y acá. Que se festeje porque cualquier disculpa es un buen motivo. Un brindis para mí, y por cada cumpleaños.

34    

Episodio 12: 26 de noviembre de 2012 – Cumpleaños con el corazón Se me vino un año más. Por segunda vez lejos de casa. Esta fecha que ha sido históricamente tan importante y celebrada, y que este año me aterrorizaba con su llegada. Me puse a pensar en qué significa cumplir años, en por qué personas como yo dan un carácter tan especial a un día normal, y concluí, después de disertaciones personales y de cómo ocurrieron los hechos, varias cosas: El cumpleaños es una fecha para revisar cuaderno, pensar en el tiempo que pasó, en cómo se hicieron las cosas. Una fecha con una buena disculpa para festejar, sonreír, sentirse y ser especial. Al fin y al cabo, ¿cuántas personas conoces que cumplan años el mismo día que tú? Y si el valor difiere de cero, entonces será pertinente recordar que el año pasado se contaron 7000 millones de personas en el mundo. Así que el cumpleaños es un día para ser y sentirse especial, y para revisar cómo se están haciendo las cosas. Y me refiero a muchos aspectos, pero principalmente al de las relaciones personales. Bastante importante – esencial me atrevo a decir-, al menos para mí. Así que revisé el proceso de adaptación e Un pastel y un pichirilo azul. Presentes cargados de significado desde aquí, y desde allá lejos donde el integración a esta Alemania que me recibió ya amor se cultiva a través de una cámara. hace más de dos meses. Una de las frases que usan los alemanes para felicitar a los amigos cumpleañeros es “Herzlichen Glückwunsch zum Geburtstag”. A mí me pareció encantadora. Es difícil traducirla, porque está compuesta por una de esas palabras cargadas de significado y sin traducción: Herzlichen es como un adjetivo referido al corazón, y que usando el traductor se degrada a “cálido”. Pero “cálido” no es suficiente. Entonces yo traduzco la frase en alemán antes mencionada como: “De corazón, buenos deseos en tu cumpleaños”. Me sorprendió esa “calidez” de frase en una cultura como la alemana, un deseo desde lo profundo del corazón parece mucha cosa. Pero esa frase se vio complementada por los actos de los alemanes que me rodean. Cosas que no esperaba y que quiebra el estereotipo del alemán “frío”. Me explico: En general, considero que la cultura alemana es una cultura de distancias. Ellos saludan de mano, y cuando no te conocen, así te felicitan por tu cumpleaños; con un apretón de manos que en mí y en muchos latinos se traduciría en un abrazo aún para un recién conocido. Pero ese apretón contrasta con un detallismo inusual: en mi cumpleaños mi vecina abrió el día con un ponqué de chocolate decorado con flores y una caja de regalo que ella había recibido y guardado para ofrecerme justamente en este día. Mis compañeros de maestría me ofrecieron una de esas moccas (esas maquinitas italianas, metálicas para preparar café) y un termo. Se preguntarán ustedes por qué eso me atrajo y la explicación hace parte de otras historias que por hoy no podré profundizar. Pero los regalos que me ofrecieron correspondían a cosas que realmente necesitaba, evidencia de haber prestado atención cuando yo hablaba, e incluso sin hablar, a mis acciones. En mi cumpleaños todos me abrazaron fuertemente y brindaron conmigo. En mi cumpleaños corroboré que aunque te saluden de mano, “cuando tengas un amigo alemán, será un buen amigo”.

35    

¡No estuve sola ni 1 hora! Nada de lo que temía sucedió. Siempre digo que a los que hacen las cosas bien se les aparecen “ángeles”, personas maravillosas para hacer días maravillosos. Yo tuve los míos propios: Desayuné en compañía de una hija y una madre sustituta que aprovechó para practicar su adorable inglés conmigo y compartí con ellas un delicioso mango (que a pesar de ser mi fruta preferida no compro porque ¡es muy cara!). Anduve con mi bicicleta por caminos de árboles amarillos, olí mar en medio del río, fui a un castillo en la cima de un cerro dominado por dragones, desde donde se ve cerrar el horizonte al norte y al sur con hilitos de Rin y manchas de ciudades que se asentaron hace tanto a sus orillas. Me fasciné con la subjetiva infinidad del SEÑOR Rin. Como dice Kathe (el segundo o tercer ángel de esta historia –ahora colombiano- que tengo la fortuna de conocer cada día más) pensar en “cuántas cosas han pasado por este río” hace del tiempo una idea distorsionada.

Península

En este punto el Rhin huele a mar. Huele sin metáforas, ¡lo prometo! Y no solo huele, las conchitas “marinas” cubren el suelo de las delgadas penínsulas.

Finalmente, la noche cerró a la perfección con una fiesta ofrecida en el bar de mi casa en conjunto con uno de mis vecinos de piso, muchos conocidos, muchas risas y baile que nadie se atrevió a rechazar para hacerme feliz.  

Un castillo de princesas reconstruido después de mucho daño sufrido por los bombardeos de la guerra, cuyos jardines limitan en todas las coordenadas con el horizonte sobre el Rin, y el verdor de las áreas naturales protegidas. Allá al fondo donde se distingue una torre está Bonn.

Este es el Schloss Drachenburg, el castillo ubicado en la cima del morro del dragón. Una de las famosas “siete montañas” (das Siebengebirge) que según la leyenda aloja dragones dentro de las muchas cuevas que en ella se encuentran…

36    

Tal vez fue ese día y como se sucedieron los hechos lo que después me hizo sentir feliz. Andando otra mañana, poco después del día que se cuenta, de nuevo en ella –mi bicicleta-, miré a mi alrededor, recibí placenteramente el aire frío en mis mejillas y pensé: Es bueno estar aquí. Por primera vez después de casi dos meses de difícil adaptación me sentí bien, me sentí integrada, complacida, afortunada.

A mi izquierda Tatjana (la vecina del pastel) y Christina. A mi derecha, la bela Ali. Agradecimientos por esta foto al novio de Christina por su magnífica cámara con flash para disparar al cielo.

Amigos

Mi cumpleaños fue un día para revisar mis acciones y determinar que estoy haciendo las cosas bien. En este poco y largo tiempo, en medio de los “fríos alemanes” (con la infiltración de algunos norte americanos, una hermosa italiana y los absolutamente familiares colombianos) se han creado afectos suficientes para hacer de un día normal, uno especial. Eso es motivo de regocijo. La navidad ya está cayendo sobre la ciudad. Los famosísimos mercados con su dulce vino caliente abrieron puertas. Y como seguro habrá para hablar de eso…

¡Mejor estar pendientes!

37    

Episodio 13: 4 de diciembre de 2012 – Invierno Estos son datos extraoficiales, ya que según está marcado en el calendario, el invierno comenzará el 25 de Diciembre. Pero a mí que no me vengan a engañar, porque al menos en esta ciudad todo lo que se respira apunta hacia ese término. Llamó mi atención ver cómo los habitantes de Bonn parecen tener un “switch” interno, que se mueve según la estación. Con seguridad el “switch” se movió hacia la posición de “invierno” hace algún tiempo. En el último sábado que hubo con “temperaturas decentes”, y que fue un evento inesperado, aproveché para salir a pasear en mi bicicleta y así confirmé que el switch ya había sido movido. Eso significa que es muy frío (aún cuando no lo sea) para dar paseos por el Rhin.

Hay buenas disculpas para visitar Colonia. Cada vez más esta ciudad me muestra su más linda cara. Esta es la típica foto de Colonia, algo así como una en frente de la Torre Eiffel. El puente, el original de los candados de las promesas de amor, y la famosa iglesia gótica al fondo.

Me perdí un poco en divagaciones, pero continúo: aquí ya se respira invierno. Y a diferencia del otoño, invierno es sinónimo de silencio, de quietud total en las calles (excepto si se va a los mercados de Navidad…pero de eso ya hablaré), de vegetación en dos niveles (arriba en los árboles solamente chamizos mientras abajo los arbustos y algunas menos impotentes le dan la pelea al clima y mantienen su verdor aunque un poco “agrisado”), de frío tremendo, de gris en lugar de rojos, naranjas y amarillos, de mucha lluvia y muchos días y horas con el cielo gris, y cada vez menos de cielo iluminado. Afortunadamente, con el invierno viene algo que yo esperé con ansias: la nieve. Y aunque por un instante que pareció demasiado efímero, la nieve me llegó!

Me encontraba en Colonia cuando recibí una llamada de una de mis amigas de Bonn que me decía: -Lupe, yo sé que está nevando, pero quieres… blablablá.

38    

Todo se deformó después de escuchar las palabras “está nevando”. Y entonces caí en un estado de decepción total. La primera nevada del año y a mí se me daba por estar en Colonia de visita. Cuántas ganas tuve en ese momento de tener polvos de teletransportación (aunque hay que admitirlo, que si pudiéramos teletransportarnos, definitivamente habría escogido mejores nevadas, o incluso habría dejado de lado la nieve para irme a una playa paradisíaca!). Claro que corrí hacia la puerta a revisar si de casualidad no estaría nevando también en Colonia, siendo tan cerquita de Bonn… pero no. Sin embargo, al que yo llamo destino -y que en este relato corresponde a las dinámicas climáticas-, me favoreció una vez más. Cuando me disponía a

El puente que se extiende por muchos muchos metros está lleno de candados. Algunos bastante creativos, pero todos cerrados con el mismo objetivo.

El famoso “Domo de Köln” aquí al frente.

abandonar la ciudad de vuelta a Bonn, el exterior me recibió con copos blanquitos chocándose contra mi cabeza y decorando en contrastes la negrura de mi pelo. ¡Estaba nevando! Como se dice, “no cabía de la dicha”. Reía constantemente, veía a los copos caer y me parecía verlos suspendidos por algunos instantes frente a mis ojos. Fue la primera vez, y me pareció que la nevada parecía una lluvia en cámara lenta. Y al moverte rápidamente (como cuando se

39    

está dentro de… un bus!) los copos de nieves parecen esquivando el movimiento. Aquí le llaman “nieve fea” a esa que yo presencié. Porque aún no es lo suficientemente frío (no sé si alegrarme o no por eso) para que al caer al suelo los pequeños y delgados copos se acumulen creando esos paisajes que se convierten en una blanca unidad. Y por no ser lo suficientemente frío, los copos se derriten al contacto con el suelo y al final no es más que una variación de la lluvia que deja todo empantanado (incluyéndolo a uno mismo). Pero esa “nieve fea” me ofreció la primera oportunidad para decir: He visto nevar! En días posteriores ha habido más nevadas en Bonn, que me parecen diferentes, algunas veces en lugar de esa cámara lenta, me ha parecido una lluvia acelerada. Pero siempre esos copos son más moldeables por el aire que las gotas (según mi percepción) y siempre se estrellan sin estruendo alguno contra el asfalto tibio, o mi mano o mi boca abierta Esta “nieve fea” fue lo suficientemente linda para dejarse fotografiar así como se ve. con el ánimo de atraparlos y degustarlos. Tradicionalmente se debe probar la nieve y a mí me supo a invierno (mejor así para no influenciar opiniones posteriores frente a un evento tan metafísico como puede ser comer un pedazo de cielo que por el frío se ha vuelto hielo). Ahora ando con unas ganas enormes de ver montones de nieve acumulándose en las calles como antes lo hacían las hojas. Pero como parece que tenemos la fortuna de un “clima cálido” en Bonn, entonces planeo ir a cazar la nieve. Esta es la oportunidad perfecta para “matar dos pájaros de un solo tiro”: Agarro un tren sin destino hacia uno de esos pueblitos “olvidados” por la urbanización, y me sumerjo en alguna montaña de nieve para dejar las huellas de ángeles que tanto se ven en las películas de navidad.

Una de las calles comerciales de Colonia. Con tan solo dos meses en Bonn, perdí la costumbre de ver muchedumbres por todo lado.

La próxima semana será la última publicación de este año. Se cerrarán estás líneas que en el otoño e invierno del 2012 tuve la fortuna de escribir, con un especial de Navidad. Y al año se acaba!... No me cansaré de decir quehay veces en que el tiempo cambia la velocidad con la que avanza.

40    

Episodio 14: 12 de diciembre de 2012 – Weihnachten: La Navidad Se acerca la navidad y eso quiere decir que el año se acaba. “Otro año que pasa y yo tan lejos, otra navidad sin ver mi gente”, como dice la famosísima canción de Pastor López, hablando de épocas decembrinas. Y por eso hoy, siendo el último episodio de mi diario en este 2012 cargado de cambios, nuevas experiencias, importantes decisiones y mucho crecimiento, planeo un “especial de navidad”. En honor a una de mis épocas preferidas del año Por mi parte tuve la fortuna de recibir no uno, ¡sino dos como regalo! Qué perfectamente se complementan entre la fantasía de los cuentos de los que, (obviando la manipulación Hermanos Grimm y el sabor de los chocolates Milka. consumista que implica) vuelve las calles un mar de pequeñas lucecitas, reúne a familias y amigos para disfrutar de buena comida y cantar al ritmo de los villancicos y volver la casa en el lugar más acogedor del mundo entero. En honor a la navidad definida por el sonar de notas agudas al ritmo del prender y apagar de un árbol de navidad. Aquí en Alemania hay varias cosas para contar y caracterizar el “modo navidad”. Lo primero que viene a mi cabeza son los famosos Adventskalender o calendarios de adviento. De todos los tamaños, marcas, formas y colores, con o sin chocolates, en dos o tres dimensiones, un calendario para abrir ventanitas que cuentan los días desde el primero hasta el 24 de Diciembre, ofreciendo en retorno un chocolate, una historia, o regalos elaborados para los de mayor nivel. Una de mis vecinas alemanas me dijo un día: -sé que ya comenzó diciembre, pero como por estar de viaje no he empezado mi calendario, no se siente a navidad aún-. Así que es de esa magnitud la importancia del Adventskalender. Después, viene el tema de los Weihnachtsmarkt o, fácilmente, mercados de navidad. Una tradición no solo aquí, sino bastante extendida por la Europa occidental (a mi saber Francia, Italia, Alemania, Holanda). Cada ciudad ubica (con la misma maquinaria, preparación y extravagancia que un circo usa para levantar su carpa y organizar todo el espectáculo) algo así como cabañas que ofrecen un sin número de objetos con la intención de conformar el manojo de regalos que han de ser entregados el 25; comida salada o dulce; ponche de huevo y el centro de la atracción: der Glühwein.

41    

Velas en todos los formatos para alumbrar con un regalo.

Pese a las temperaturas congeladas que se pronostican, todos los días los mercados de navidad se llenan. Tal vez, todo el mundo impulsado por el sabor dulce, “herbáceo” y ardiente, la sensación de una copa caliente en las manos y después unas mejillas sonrojadas por el efecto del alcohol. Este fenómeno es impresionante. La ciudad puede sentirse desolada en cualquier punto (y con mucha razón al pensar en el clima) pero a tan solo unas cuadras del mercado ya se empieza a sentir la diferencia, y el cambio extremo aparece cuando se vislumbran las casetas. Cientos de personas reunidas alrededor de las cabañas, caminando por entre el laberinto que éstas forman, cargando los diferentes vasos de Glühwein.

En uno de los lugares más famosos por su delicioso Glühwein (y según mi pobre experiencia comparto esa opinión). Aquí, con mi querida amiga Alice.

Esta parece ser una cosa bien alemana. Ampliamente ofertadas y demandadas, galletas con diferentes mensajes para decorar o comer, que, según lo que dicen, no puedes comprar para ti mismo.

Navidad también se relaciona con blancura. Y precisamente, poco después de escribir el episodio anterior, cayó “qué palo de nieve”. Y así respondiendo a mi ansiedad, mi anhelo y mi deseo, las calles se hicieron blancas, los techos, las bicicletas, los patios, las ramas de los árboles, todo blanco. Como primiparada de colombianos inexpertos nos reunimos al otro día de la nevada a “construir oficialmente nuestro primer muñeco de nieve”. Lo que no sabíamos es que esta posibilidad depende críticamente de la “fase” en la que se encuentra la nieve. Para cuando nos dispusimos a comenzar nuestro proyecto, el frío extremo de la noche y la falta de nevada reciente habían hecho de la nieve pequeños pedazos de hielo, que no se adherían (y adherencia es el factor primordial para la realización de una bola gigante). Así que nuestro proyecto tomó un giro novedoso y esto es lo que obtuvimos:

La decoración de una de las casetas.

42    

Pero aún así esa nieve congelada fue apropiada para otra divertida tradición: Los angelitos. Y allá quedaron plasmados en el patio de un edificio tres similares ángeles de tres adultos nada similares que por algunos minutos fueron de nuevo niños divertidos con la simplicidad de lo desconocido. Pensando en este episodio, y con esa idea fija de que las palabras en alemán no son más que una unión incontrolada de palabras individuales, inicié una búsqueda al respecto del significado de la palabra Weihnachten. Algunas fuentes (incluyendo alemanes en vivo y directo) relacionaron “weih” con bendito, definiendo entonces la navidad como “noche de bendición”. Pero una historia que me gustó a mi más que la anterior dice que “weih” en sus raíces quería decir suave y que fue una oración en la que se menciona que la vida era dura antes de la venida de Dios, del nacimiento de Jesús, y que con él se hizo suave,fue la quedio origen al término. Así, la navidad sería “la noche suave”, “la noche que trajo la suavidad”. Un muñeco de nieve en dos dimensiones!!! Para encontrar una disculpa, decimos ahora que tuvo un viernes de descontrol, se emborrachó… y al suelo fue a parar! Una botella en la mano es evidencia suficiente para confirmarlo. Kathe y Fabi los co-productores.

Sea una noche suave, bendita, de reflexión, de parranda, de regalos, de risas, de carnes frías, de novena novena, o de ninguna de las anteriores, que esta navidad sea para cada uno una noche de amor y sonrisas. La mía, será bastante especial.

También la inexperiencia me llevó a mí a plasmar el angelito más feo que ya se ha visto. Pero qué más da…al menos cara de ángel si tenía…

43    

Y con esto se cierra el 2012. Volverán de nuevo estas historias con la reanudación de actividades a mediados de enero de 2013 (si todo sale bien y el calendario maya se quedó corto) y estaré feliz de compartir lo que nos saltaremos en tiempo real.

Para finalizar, me pongo nostálgica y escucho los 50 de Joselito, pensando en qué será de mí sin tenerlos ambientando mis noches de fiestas decembrinas. Sin la tía bailando con mi hermano, y yo con el tío. Sin papá y mamá con el brazo más arriba de la cabeza al son del zapateo. Sin el calor de un pueblito en la falda de la cordillera oriental. Para mi consuelo, al menos están los arbolitos de navidad.

Nieve hacia donde se dirija la vista, encantador.

“Arbolito de navidad que solo florece los 24… al gozar esta navidad también hay que gozar el año nuevo arbolito de navidad sino me das tu cariño me muero una copita de vino y otra copita de ron y un son paisa colombiano para que alegren el corazón” Felices fiestas y un óptimo comienzo de año. Hasta dentro de un tiempo.

44    

Episodio 15: 24 de enero de 2013 – El pan francés Queridos lectores: Con placer vuelvo a relatar estas historias después del intervalo y el cambio de año. Al final de cuentas, los mayas se quedaron cortos en su calendario (y aunque algunos digan que es solo un error de cálculos, que al corregir y recalcular el verdadero “fin del mundo” vendrá en algo así como 4 años). Menos mal que fue así, porque aún hay demasiadas cosas por vivir, y demasiadas historias por contar. Más de un mes ha pasado y como se dice popularmente: “cuando uno se divierte, el tiempo se pasa volando”. Y aunque en mi caso estoy pagando caro toda la diversión de este intervalo con días de estudio intenso y sin tregua para suplir las vacaciones que me tomé sin consulta, cada día del mes anterior ha valido la pena. Hoy, en medio de un torbellino de ideas y recuerdos, para comenzar el año decidí escoger la descripción de un destino de renombre turístico atribuido a los favores de su capital. Un vecino de la Alemania que ha protagonizado mis historias: El país del pan francés. Créanme que una sonrisa se esboza en mi rostro al pensar en esa expresión, porque cualquier francés se siente ofendido con el término que nosotros asignamos a esos pequeños panes de casca medio dura e interior…. ¿poroso? Pues bien, el título de esta entrada se limita a una expresión chistosa, a un juego. ¿Qué tanto se podría hablar verdaderamente del pan francés? Aún cuando hice un análisis detallado de los panes que se consumen en este país, que se jacta de tener la mejor panadería (y que tal vez pelea con los alemanes que se jactan de tener los mejores panes, pero qué se yo... si a mí me parece que el mejor pan del mundo se vende en la Panadería La Trillos, ubicada Para risas, esta escena me pareció tan estereotípica que difícil fue creer que la estaba viendo. Músicos de buen vestir sobre un puente en Paris. en una esquina de la calle principal del Socorro, pueblito santandereano) lo máximo que les puedo decir es que lo que nosotros llamamos pan francés, no se parece al que en Francia se vende. Ahora, si me ponen a elegir entre la pastelería francesa (llena de petite gateaus -pequeñas tortas-, de un sin número de panes dulces, ponqués con decoración e interior de chocolate, frutas y más dulces) y el pan alemán (que se constituye de panes con consistencia, peso y color, compactos, principalmente de granos o frutas) creo que me quedo con el primero.

45    

Bueno, me extendí demasiado en eso que no quería! Pero hoy quiero contar acerca de Francia y, más específicamente, relatar mi experiencia en Paris, la llamada “ciudad del amor”. El primer día andando por sus calles, de la mano de mi propio amor, me pregunté en dónde estaría la magia de una ciudad, cuáles serían los detalles, la composición, para que fuera apodada con tamaño nombre. Y debo decirles que sí, que Paris me pareció magnífica, que concuerdo con aquellos que tantas “flores le echan”. Porque fusiona un movimiento característico de una ciudad grande, con una tranquilidad irónica de pequeñas calles empedradas, particularidad de los pequeños pueblos en Colombia. Panadería artesanal

En otro de los puentes de promesas de amor para cruzar hacia la isla donde se encuentra la Catedral de Notredam.

46    

Pero también debo decir que según mi experiencia y un poco de filosofía al mejor estilo platónico (i.e. charlando), muchas de las ciudades europeas comparten esas características que las apodaría a todas “ciudades del amor”. Yo las resumo en estos tres aspectos: una región “antigua” con calles en piedra, angostas, de casas con balcones próximos, pequeños restaurantes, imponentes iglesias; un cuerpo de agua (llámese Rhein/Rin o Seinae/Sena) atravesando la ciudad sin emitir olores nauseabundos con malecones para caminar, patinar o “bicicletear”; y una buena luz y actividad al anochecer para un placentero caminar. El último aspecto, pienso yo, es lo que diferencia a Paris de Bonn, o de Lyon (ambas ciudades que encuentro lindas y en cierto aspecto “románticas”).

El distrito 7 y 15 desde el Rio Seine.

Cuando el sol se pone alrededor de las cinco de la tarde y las luces artificiales de Paris comienzan a encenderse, puedo entender el porqué de su apodo. Desde la parte más alta de l’Arc de Triomphe (Arco del Triunfo), en el centro de la llamada Plaza de la estrella, se divisa la convergencia de 6 grandes avenidas (y desde el cielo parece una estrella). Entre esas, el largo corredor iluminado de la Avenida de los Campos Elíseos (Les ChampsÉlysées) se desprende notoriamente y La disposición de las mesas en el exterior, y la vitrinas transparentes de los restaurantes componen las calles parisinas.

levanta la Tour Eiffel por encima de todo sin comparación. Las opiniones de los turistas son contrarias, pero cuando yo llegué a los pies de la Torre Eiffel y al verla desde abajo pensé que en realidad no era tan grande ni tan interesante, incluso hasta un poco fea. Pero a la noche, viéndola desde la distancia, iluminada en tonos variados y de vez en cuando centelleando, es bella y gigantesca, sin lugar a dudas (incongruentemente, el problema es que la pobre necesita un punto de comparación para ser dimensionada, y como a sus pies no hay nada con qué comparar…).

El Moulin Rouge en Pigalle, el barrio rojo de Paris.

47    

es coronado con una rueda de la fortuna. Y mirando en dirección sur se

Hay demasiadas cosas para hacer en Paris, y me quedo corta en descripciones para no extenderme demasiado y comenzar a sonar confusa. Espero que las fotos logren compensar un poco mi limitación y los transporte hacia este lado y los haga soñar despiertos.

Mi propia captura de un modelo tantas  veces  capturado.

Les Champs-Élysées, la gran y famosa avenida de Paris.

 

 

Montmartre, el barrio bohemio, lugar de pintores y artistas, y de la imponentísima Basílica del Sacré Coeur.

La Basílica del Sagrado Corazón en el cerro Montmartre.

 

Ambos modelando inesperadamente para mi lente. Y la Tour Eiffel centellando en medio de un espectáculo de luces que ocurre una vez por hora.

48    

Por ahora, lo último que quiero mencionar es la cuisine français y le langue français (la cocina y el idioma francés). Un mes por esas tierras me adicionaron unos 4 kilogramos de peso, un sin número de palabras nuevas, y una capacidad de entendimiento inesperada. ¿La mejor cocina del mundo? ¡Ha de serlo! por su forma, su protocolo, su tradición de comer quesos, acompañar con vinos (y la delicia del sabor de ambos) y finalizar con postres. ¿El idioma del amor? Lo que yo sé es que quisiera aprender alemán a la velocidad a la que aprendo este idioma vecino, que no me ayudará mucho cuando quiera contar de vuelta en casa “J’ai aime bien le France” (me encantó Francia)

Y así acabo, dejándolos con un abre bocas de lo que vendrá, para tentar la barriga, al fin y al cabo “el amor entra por la barriga”.

Dentro del museo del Louvre

          Los jardines del Trocadéro, al otro lado del rio frente a la Torre Eiffel.

 

  Episodio 16: 6 de febrero de 2013 – Lo que el camión de la basura no se llevó…y la nieve en la montaña El llamado café gourmand (algo así como café goloso). La magnífica idea de ofrecer en combo un café con la perfecta compañía del dulce de los postres franceses para suplir al cuerpo con la energía y activación necesaria para continuar un duro día de ski.

49    

Hay algunas cosas con las que tengo la fortuna de tropezar en este país lejano y que me cambian los planes. Tenía en mente contar mi experiencia con la nieve en montañas de altas latitudes, que a tan solo 2000 msnm invitan a la nieve a acumularse en capas que crecen de a medio metro cada noche. Tenía en mente contar mi experiencia en una estación de ski de los Alpes franceses, pero la particular historia que primero contaré cambió mi ambiente y la estructura de este escrito, y a la estación de ski se del redujeron las líneas.

Habré de reducir las líneas para describir los Alpes franceses, pero no las fotos. El panorama es simplemente espectacular y merece ser compartido.

Ocurrió hace algunos días un cambio extremo en mi cuarto. Un total “re-amueblamiento” por el módico precio de 0 euros. Sí! no por un error de escritura, no porque fuese a poner un 9 antes del cero y “me lo haya comido”. No, así como quedó bien plasmado: un cero redondito! Y en este punto espero haber generado curiosidad suficiente para desatar preguntas del tipo: ¿Cómo así? ¿Y es que en Alemania en lugar de nieve caerán muebles? ¿O será que la diarista loca ejecutó algún robo perfecto? Pero la respuesta es más simple de lo que imaginan… Caminando por la calle, tropecé con un sofá de cuero marrón, sin casa, sin dueño, y lo adopté. Y más adelante, tropecé con un armario de puerta de espejo, con una silla de forro amarillo y con muchos otros del mismo estilo. Y a todos los adopté porque mi casa estaba casi vacía. Esta afortunada coincidencia es el resultado de otro de los rigores de la separación de basuras en Bonn y de la suerte de encontrarme localizada en un barrio de familias pudientes. Hora de parar el misterio y la ambigüedad e ir al grano: Una vez cada ciertos meses se anuncia a los habitantes de algunos barrios que habrá recolección de “grandes desechos”. Esto no hace referencia a la basura acumulada de un año, sino a toda clase de mobiliario. Sofás, camas, colchones, armarios, sillas, cuadros, televisores, incluyendo montañas de libros y ropas para botar. Y como les dije, yo tuve la fortuna de tropezar primero con el sofá en perfectas condiciones. Podrán imaginarse aquellos que tengan el ánimo, la simplicidad, la humildad, la fuerza y la compañía, que no habría mejor centro comercial que las calles de un barrio que se extienden cargadas de los más variados y útiles muebles. Entre las calles encontramos algunos viejitos “rebuscando en la basura” como nosotros, y reí al pensar que la larga vida los hizo sabios, les quitó orgullos y vanidades innecesarias, y que de alguna forma, por la suerte del destino y la propia sabiduría del que me acompañaba yo estaba compartiendo esa grandeza. Supe después que incluso hay quienes en tiempos de clima cálido recogen tanto cuanto pueden para después venderlo en el mercado de las pulgas. Eso sí que es tener espíritu de negociantes. Para acabar este cuento, quiero dejarles (tomándome el atrevimiento de hacer de experto, de maestro) mi enseñanza: Mejor sacudirse las vergüenzas, que si un día necesitas amoblar tu cuarto, “escarbar entre la basura” de Bonn te dará los mejores resultados.

50    

Y ahora, a riesgo de parecer un poco desestructurada, no dejo pasar un episodio más sin hablar de mi primera esquiada y la experiencia con la nieve en la montaña. Como ya bastante he dicho, entre las ventajas de haberme subido de latitud se encuentra la nieve. En la montaña es todavía más increíble y las múltiples actividades que en ella se pueden realizar dan gustos a grandes, medianos, miniaturos, flacos y bajos. Para los niños, o los adultos buscando diversión sencilla y sin mucho riesgo, los trineos (alias Luge, en francés) que se deslizan sin problema por las pequeñas laderas pero que según el control de frenos, pueden alcanzar velocidades significativamente altas.

Y es así como un cuarto con un escritorio y una mesa… se convierte en “Home, sweet home”.

Para los deportistas, las raquetas o el “ski fond”. Las primeras para caminar por entre los árboles cargados de nieve, para hacerse camino por donde no lo hay, sin enterrarse en la nieve hasta el ombligo –como ocurriría debido a la gran presión de un cuerpo sobre el área de un pie-; recomendado para los que están felices alejados de las emociones fuertes y para los que tienen articulaciones resistentes. El segundo, definitivamente para los deportistas.

Para los que se animan a fortalecer todos los músculos y quemar calorías, y aguantan estar exhaustos al volver a la cama después de medio día (irónicamente, los jóvenes mencionan que este es el “esquí para los abuelitos”. Quisiera yo llegar a mi tercera edad teniendo aún la energía, resistencia y fortaleza para practicarlo).

51    

Mí preferido, y el que más practiqué: El esquí de pista. Parecía un sueño deslizarme por pistas de nieve inclinadas, a altísimas velocidades, sintiendo los resultados de la adrenalina fluyendo por mi sistema sanguíneo y de mi cerebro incrementando su secreción: a veces con miedo de perder el

Ski fond, esquíes largos y delgados para avanzar como en patines o en una elíptica.

control, a veces solo el placer del descenso, a veces con Al fondo, el pico más alto de Europa, el Montblanc. más miedo que valor para arriesgarme, a veces sin ninguna racionalidad dentro de un cuerpo sin mente colina abajo. Varias veces recibí comentarios de mis experimentados acompañantes para tener cuidado, disminuir la velocidad, no permitir por un instante un desbalanceo. Y no les mentiré diciendo que no hubo caídas, porque la cuenta superó la decena. Pero yo insistí en que las caídas eran sinónimo de diversión y de mejoramiento. Y seguí levantándome y cayendo hasta que mi técnica pareció tener más experiencia de la que realmente tenía y orgullosamente dejé la estación. También en el esquí de pista se queman calorías, también se cansan las articulaciones y también, al volver a casa después de un día intenso, la cama parece una alucinación y el sueño te rinde sin recibir la menor resistencia. Estas dos historias corresponden a facilidades adquiridas por mi traslado a estas tierras. Ahora me siento feliz al detallarlas y repensarlas, al analizar cuánta fortuna es saberme protagonista. Grandes cosas vienen por estas épocas: internacionalmente, una visita a Estocolmo. Nacionalmente, el carnaval, el verdadero que fue anunciado con una apertura hace ya casi tres meses. Espero así agrupar variado e interesante material para continuar escribiendo este diario

Parando como una profesional en medio de una pista de nivel 2 ;)

52    

Episodio 17: 14 de febrero de 2013 – Wir lieben das Leben, die Liebe und die Lust - ¡VIVA COLONIA! “Amamos la vida, el amor y el deseo. Creemos en el Dios amoroso y aún estamos sedientos¡Viva Colonia!” Así comienza el carnaval, cantando a todo pulmón, en la calle, en la discoteca. A plena luz del día, después de haber desempolvado los disfraces comprados en años pasados, de haber recorrido tiendas en busca del perfecto, de haber dejado volar la imaginación en grandes ideas y las manos en dedicación de manufactura o después de haber revolcado el closet para utilizar cualquier cosa en cualquier combinación e improvisar una vestimenta de último momento. Así, andando en manadas de gente movida sin rumbo ni preferencia, haciendo “amigos” sin saber sus nombres ni usar palabras, empapando los órganos del cuerpo con la bebida nacional (o cual sea según el gusto del consumidor) y sumergiéndose en un ambiente mejorado de viernes por la noche, aún cuando es jueves, o sábado, o domingo de mañana. Hace exactamente un año me encontraba recorriendo las calles brasileras en bloques de carnaval, en el más delicioso ardor del verano en las playas del nordeste, al ritmo del frevo y el maracatu. Y ahora contrasto ese recuerdo con mi yo presente, moviendo la boca (no solo por el tiritar de frío) en una simulación de canto de algún mensaje que se canta en Kölsche (el dialecto hablado en Colonia) y que ni los propios vecinos alemanes consiguen entender. Algo que se ve como esto: “Da simmer dabei! Dat is prima! Viva Colonia! Wir lieben das Leben, die Liebe und die Lust. Wir glauben an den lieben Gott und hab'n noch immer Durst. Mer lääve hück - nit murje, zo schnell verjeiht die Zigg L.M.A.A. ihr Sorje mer lääve dä Augenbleck ...un dä es jenau jetz'!”

Con el método de improvisación a último minuto, consiguió materializarse un cielo estrellado y algo así como un pirata.

53    

Inclusive tan lejos, hay espacio para la idea de ese carnaval estereotipado y soñados por varios. Aquel tan famoso y renombrado de Rio de Janeiro (pero no se engañen, que en los calores de Rio, las garotas tienen pieles más oscuras, más expuestas y caderas más móviles).

A mi parecer, lo mejor de todo (la juez fue mi glotona interna) fueron los parades. Los desfiles de personas en carrozas y bandas marciales (que no logré descubrir quiénes son ni por qué o cómo ganan el derecho de desfilar dentro del carnaval) que van arrojando a su paso la más variada oferta de dulces, flores, y pequeñas cosas. Y por variado quiero decir: VARIADO. Como será que en uno de los lanzamientos desde una carroza, una bolsa de “kleenex” (y ahora percibo que nunca antes escribí esa palabra y lo extraña que se ve cuando se

Para ser sincera, pensé que este Karneval iba a ser una experiencia de una sola vez en la vida, solo para “conocer”. Pensé que después de uno habría tenido suficiente y de ahí en adelante desearía escapar de él. Imaginaba un rebaño de ebrios ensuciando las calles, divirtiéndose de nada por el efecto del alcohol, muriendo de frío sin sentirlo dentro en ropas ligeras (en lo peor del invierno que se vino con fuerza en Febrero), perturbando el flujo de transporte público, el orden, la tranquilidad. Para mi grata sorpresa, no lo fue. La experiencia me gustó. El ambiente cambia, la gente se siente animada, las calles están llenas (de nuevo a pesar del frío insoportable), entre los disfraces siempre se encuentran ideas divertidas y es posible tener incluso 12 horas continuas de fiesta en diversos ambientes, de distintas formas.

Sí… el karneval lo disfrutan grandes y chicos.

convierte en letras negras) atropelló mi cabeza.

Carroza

Puedo apostar que de esa bolsa saldrán dulces para medio año!

Después de una tarde de alaridos pidiendo Kamelle y Blumen (dulces y flores) llené una más de una bolsa con gomitas, chocolates, palomitas de maíz, pequeños waffles, chupetas… y volví

54    

victoriosa con una flor que algún galán disfrazado de príncipe envió, acompañada de un beso en el aire, desde la cima de su carroza. Me gustó la experiencia por el ambiente diferente que sentí, y por las propias particularidades que encontré. Para la muestra, el grupo de alemanes a nuestro lado en el parade de Bonn. Saliendo un poco de las estrictas reglas que por algo los definen, nuestros vecinos ya con bastante edad se mostraron tan amables, tan abiertos, tan conversadores, tan cálidos, que me permito agradecer al carnaval con todo y sus bandas marciales por la oportunidad de conocerle esta cara a mi ciudad. Finalmente llegó el miércoles, comenzó la cuaresma y se acabó la “recocha”. Y cualquiera que pase por aquí dirá que no ha pasado nada. Pues pasó, y lo grabé en mi memoria y en la de mi computador para no olvidar. Nos invitaron a salchicha, a una masa que dijeron es típica del carnaval, a cerveza y al final, toda su bolsa de dulces me la obsequiaron para rebosar la mía.

Como después de un huracán, las calles de Bonn se desordenaron por algunos días. Pero demoró más en acabarse y volver cada uno a su casa que los camiones de limpieza en dejar todo “como nuevo”!

55    

Episodio 18: 22 de febrero de 2013 – Entre ríos como pistas de patinaje Otra de las maravillas de Alemania y otros lugares de Europa, son las aerolíneas de bajo costo. Sacando provecho de ellas, y aprovechando unos 4 días que tuve libre de clases (y otro que a fuerza me tomé) me fui a conocer la Venecia del Norte. Así como lo ven, así como la llaman, Estocolmo, la capital de Suecia, el país más al Norte que jamás había pisado.

Estocolmo enenelelúltimo díagris. gris. Estocolmo último yy único único día

Una ciudad hermosa. El tiempo nos benefició con un sol radiante que no solo permitió recorridos en “Dodge” –en “dodge pies” como todos sabemos- por todos los barrios de la ciudad que quisimos, sino que también me quemó la poca piel de las mejillas que quedaba expuesta fuera de mi armadura-contra-frío. Porque eso sí, y a pesar de haber corrido con suerte también en este aspecto, el frío se sentía mucho más frío en su invierno de latitud 60° Norte y su humedad soportando razones para su apodo.

Con estos icebergs me movía imaginariamente a los 90° latitud Norte!

El territorio de la urbe se compone de 24 mil islas de diversos tamaños que se dibujan creando texturas en el azul verdoso del mar báltico y el verde azulado del lago Mälar. Cada isla se comunica con otras por medio de puentes, ganando la lucha contra el agua que habría deseado mantenerlas separadas. Por esta época, el invierno ha hecho presencia tanto tiempo, y el frío ha predominado tanto en el ambiente, que las fuentes de agua se han congelado. Al llegar, encontré patos y cisnes de pie en el hielo, en lugar de chapaleando en el agua líquida. Lo que se encuentre de líquido en la ciudad será evidencia de la mano del hombre, que a fuerza de mantener el comercio y el flujo marítimo, se ve obligado a quebrar en enormes bloques el hielo que se ha formado.

El frío congela-ríos cubre la ciudad de blanco y nos ofrece pistas de patinaje con la seguridad de no arriesgar el pellejo a un chapuzón hipotérmico.

La ciudad se contrasta entre los barrios vecinos, formando casi un collage para la escuela primaria. Gamla Stan, el barrio antiguo, con sus casas en tonos amarillos y naranjas, sus iglesias y calles de piedras compartiendo frontera con Stur Plan, de calles comerciales llenas de personas “lindas” pertenecientes a la clase alta, sus discotecas selectivas y un mercado muy fino. Södermalm, la isla que nunca duerme con vista a Djurgärden, la isla verde (apodada por ser una reserva

56    

natural, pero en invierno, claro, el verde se reemplaza por gris de ramas sin hojas). Pero caminando por todos estos tipos de calles tan diferentes uno se siente en un mundo perfecto. Demasiado perfecto para ser real.

En las calles del barrio antiguo

La foto no permite apreciar los detalles. El barco fue el más decorado y grande de la época.

Por eso hubo una visita especial que me generó la idea de estar de vuelta en la realidad. Y así complementó la magnificencia de lo observado con la sensación de terrena equivocación, esencia de la vida. Existe un museo particular en la isla de Djurgärden. Al entrar en él, se encuentra uno de frente con un barco de mástiles elevados por encima de los 50 metros: un gigante imponente por su tamaño y su detalle, construido en el siglo XVII , que se hundió hasta el fondo de la bahía 20 minutos después de su inauguración. Sí, el museo cuenta la historia del Vasa, un barco de guerra que el rey de la época pidió para enaltecer el nombre de Suecia. Pero los deseos del rey de armar el barco con más cañones de lo normal retaron los conocimientos de ingeniería naval de la época, y finalmente ganó la ambición y perdió la innovación cuando acabando de zarpar, al salir de la bahía de Estocolmo, un viento de mar adentro rozó el barco con su caricia, y el gigante mal diseñado perdió el balance y se hundió. Muchos esfuerzos se realizaron en ese momento por recuperar el naufragio, pero el barco era tan pesado que no hubo cómo. En el siglo XX, los esfuerzos se retomaron con éxito, y ahora el barco está resguardado por las paredes del museo, frágil por la madera debilitada con los años. Con esa historia y la visita a Vasa felizmente percibí que toda la belleza, el funcionamiento, de esa ciudad que parece perfecta a los ojos de los turistas, debe tener más de un contratiempo en el día a día.

Dentro del museo Nordiska

Me queda una buena impresión, una Venezia más fría, más al Norte, de arquitectura notable, parques y calzadas amplias, de museos interesantes, de costos altos escondidos por la difícil conversión a coronas, y de salchichas envueltas como un falafel para el almuerzo. Y para acabar, un andamio allá en lo alto que cautivó mi atención. La colombianidad está presente!

Sobre el hielo, al otro lado del canal.

57    

58    

Episodio 19: 7 de marzo de 2013 – ¡Yo quiero un 1! Ahora que he acabado satisfactoriamente mi primer semestre de maestría, y que me encuentro en ese periodo tan anhelado y glorificado llamado vacaciones, -periodo cuya existencia ha sido bien atribuida al objetivo de prevenir estrés u otras patologías por las cargas del estudio o el trabajo continuo- puedo mirar hacia atrás y compartir la experiencia sin hacer de este relato un calvario. Así que aquí me encuentro, dispuesta a compartir con ustedes, lectores, la experiencia enriquecedora de un semestre de maestría en la Universidad de Bonn, dentro de un sistema de organización, evaluación y calificación alemán.

Claro está que no se puede decir que la universidad no te invita a sus aposentos. Los institutos se localizan en antiguos palacios, en edificios majestuosos por su edad y su belleza. Éste, el instituto de anatomía, lugar de mi primer módulo.

La organización de mi maestría es per se bastante particular. Esto no es una generalización, y debo decir que dentro de las posibilidades solo conozco la mía con este sistema. El punto es que ésta se organiza en “módulos” con duración de un mes. Esto quiere decir que en mi cotidiano académico no existe la variación “normal” (a mi parecer mucho más estimulante y soportable), que corresponde a clases en diferentes áreas, de máximo 2 horas continuas (o 4 en casos extremos y poco saludables para la atención). En su lugar, tengo durante un mes una sola materia de lunes a viernes en jornadas de hasta 9 horas por día. Claro, no todo el tiempo son clases teóricas. En mi área, la teoría se queda corta y es necesario el trabajo práctico. Así que dentro de esa jornada de tantas horas la mayor parte es trabajo de laboratorio. Pero aún así, pueden imaginarse que en una formación multidisciplinar a veces la suerte no está de nuestro lado y se atraviesa por ahí uno que otro tema que poco nos interesa y que constituye una materia parte del pensum obligatorio. En ese caso (que a mí me pasó el último mes) el sistema puede ser realmente agotador (¡¡enloquecedor!!). Lo bueno: las vacaciones tendrán un valor más inflado que el cambio del euro en el último mes. Acompañando con una taza de café las jornadas de estudio.

Esa es la primera gran curiosidad. Y ustedes pueden crear sus propias opiniones. Por mi lado, habiendo acabado el primer semestre, estoy complacida de saber que para el próximo parezco tener toda la suerte y encontrar dentro de las posibilidades opciones demasiado interesantes y justamente en la línea de conocimiento que más me atrae de las Neurociencias. Como hice sospechar, las diferencias no sólo están en la organización. También el método de evaluación y calificación son distintos. A

59    

¿Que tal un pic-nic al la orilla del Rhin un sábado de sol para distraer la mente?

diferencia de Colombia (hasta donde yo sé) cuyo sistema nos hace desear una línea llena de “cincos”, en Alemania lo mejor será huir a una de esas. En lugar, pide al Espíritu Santo que te ilumine para tener un “uno”. Sí, un 1, así con toda su rectitud, como máxima remuneración por un desempeño perfecto o casi perfecto. Y para evaluar, habrá al final del semestre un ÚNICO examen para cada materia que corresponderá al 100% de la nota. En el camino hacia ese estresante día, diversos informes y presentaciones deben realizarse con rigor y buen cumplimiento para poder acceder al derecho de presentar el examen. Pero la nota final, la nota de cada materia que después aparecerá en algún certificado, será la obtenida en un solo examen que bien puede ser escrito u oral. UN solo examen, UN solo día. Por esto, en el tiempo “libre” de diciembre y enero, los estudiantes se aglomeran en las bibliotecas, y en jornadas aún más largas que las de mis módulos, estudian sin descanso durante más de un mes. Para mí, acostumbrada con exámenes parciales, quizes, trabajos y presentaciones aportando en porcentajes moderados a la nota final, el sistema alemán (que si entendí bien también se maneja en otros países de Europa occidental) estuvo a punto de llevarme a la desesperación. No es para mí eso de pasar un mes enclaustrada “dándole” a la misma actividad. Sin embargo, adaptando un poco ese sistema al mío propio, haciendo maromas y tomando merecidos intervalos de descanso, ocio y relajación, conseguí exitosamente un buen desempeño, muy por encima de mi pronóstico aterrorizado. Pero tranquilos, el sistema alemán no es un cruel “descabezador” de estudiantes! Para mi sorpresa, no solo hay derecho a una segunda, ¡sino a una tercera oportunidad! Quiere decir que si por algún motivo el día del único examen usted se levantó con el pie izquierdo, si se enfermó, se deprimió, o si durante el mes anterior no logró, no quiso, el mundo se confabuló y no estudió… habrá exámenes de recuperación hasta dos veces más, para que no se angustie con que va a perder el semestre. Otro impacto a las bases de mi método, acostumbrado a que “en la universidad, si le fue mal, se jodió, porque no está más en el benévolo colegio que le da segundas oportunidades”. Sin embargo, no sé cuántos optarían voluntariamente por las re-pruebas, y no sé que tan bien les haga a la salud mental de los que por fuerza deben hacerlas otro mes de encierro, de preocupación, de estudio sin tregua. Bien, con esto acabo ese cuento, que como dije puedo recapitular ahora sin terror ;)

O que tal una caminata al atardecer?

60    

Finalmente, sepan que aprovecho estas vacaciones a mis anchas, lejos, bien lejos de la ciudad que me recibió en un día frío de otoño hace casi seis meses, y lejos disfruto. A Pascal que dice que “la infelicidad del hombre se cimenta en que no ha podido aprender a disfrutar de la paz de su habitación” le respondo que yo dejo ese disfrutar para los días de estudio, o los cortos fines de semana que desaparecen tan rápido como llegaron. Pero para un mes de vacaciones, libres de casi toda exigencia académica… el mundo es pequeño.

61    

Episodio 20: 14 de marzo de 2013 – Destreza transportadora La comparación lo hace evidente. Los conductores de bus, buseta y colectivo en Bogotá son de admirar. Y estoy segura de que todos los que manejamos (carro, bicicleta o moto), somos peatones, o sencillamente alguna vez hemos usado este medio de transporte público y hemos hecho revolcar de ardor a las inocentes madres de los diestros conductores gracias a nuestras “palabrotas” por el pánico generado por las altas velocidades, las competencias, la Así podría resumirse el panorama de Bogotá en hora pico. forma de frenar, etc. Pero ahora que Para sortear peatones, otros automóviles y además manejar comparo, ahora detallando tranquilamente la la economía in vivo, los conductores sacan a la luz sus habilidades. Imagen por Yenny Rodríguez, de la Noticia de situación, he llegado a la conclusión de que Bogotá. los conductores de bus, buseta o colectivo en Bogotá tienen unas capacidades más allá del promedio. Una destreza transportadora de admirar. Se preguntarán ustedes a qué viene este cuento. Pues bien, es un detalle más de la vida en Bonn que se compara, se estudia, se disfruta, se comparte. Específicamente hoy quiero comentar acerca del transporte público. Primero, en Bonn no hay control estricto sobre la compra de pasajes. Bien se podría usar el transporte público sin pagar y tener la suerte de nunca toparse con un “controlador”. Al subirse al bus, nadie exige un tiquete, ni el pago se hace con el conductor. En Bonn no hay ni siquiera registradoras de pasajeros a las entradas del bus. En los buses alemanes, el conductor conduce, se concentra en la vía y transporta a los pasajeros con toda seguridad entre las calles de su recorrido ya predefinido con un horario estricto (en Una divertida propaganda en un bus andando por las calles de Bonn. Imagen de “We Want More” en Tumblr. cada parada hay una tabla con los horarios de cada bus o tranvía que para ahí). Lo increíble es que –exceptuando en los casos de nieve- ¡el sistema funciona! Y los buses llegan a la hora que está indicada. Claro, esto sólo funciona si la ciudad no supera los 500.000 habitantes y si los trancones no son tan impredecibles como la lluvia). Si usted desea comprar un tiquete (porque no es estudiante y tiene transporte gratis; o porque no compró alguna de las opciones al por mayor: paquetes por semana o por mes) hay máquinas de venta de tiquetes en la estación central, o dentro del vehículo en los tranvías, por ejemplo. Dentro del bus, sin embargo, será necesario comprar el tiquete con el conductor. La gran diferencia, es que este no pondrá a rodar el vehículo hasta que la transacción no esté terminada. En Bogotá, en cambio -y como ya introduje-, el conductor conduce, habla por celular, recibe el dinero, cuenta y separa monedas, devuelve el cambio exacto, se voltea para mirar a los ojos al pasajero que está pagando… y todo esto al mismo tiempo que da un “volantazo” para cambiar de dirección y hacer un giro pronunciado en plena Avenida 30. Eso, eso, mis queridos lectores, es talento. ¿Qué más podría ser? Al fin y al cabo, si estudiamos los índices de accidentes en la ciudad, nos sorprendemos de cómo, a pesar de la descripción que acabo de dar, el número no

62    

se eleva en valores por encima de las nubes. Sin embargo, por este sistema de destreza indómita y multi-tareas, el riesgo que se corre es el de ser transportado como a un marrano dentro de las cuatro “paredes” de un camión subiendo las curvas pronunciadas del Cañón del Chicamocha. Se ve el cambio de administración. Se aprecia en la organización de los sistemas, empezando por el de transporte. Y, ¿las bicicletas? ¿Qué hay de mi sistema de movilidad preferido? Ese Para aquellos que desconozcan –y para alimentar un es otra diferencia extrema. En Bogotá, parece poquito la nostalgia- las carreteras de Santander a la altura del Cañón del Chicamocha en que nos limitamos a la selección natural en su Colombia ¡:o! estado más salvaje: La sobrevivencia del más fuerte (o más grande). En la escala que nos concierne, va de las mulas, pasando por los buses, disminuyendo a los sedanes, ya pasando por encima de los coupés, hasta llevarse por delante a bicicletas y peatones. En Bonn –y algo que le alabo muchísimo- las bicicletas y los peatones tienen prioridad. Los carros, buses y tranvías cuidan de ellas, hay demarcado en la calle un carril para ellas, e incluso calles exclusivas. Qué maravilla eso de movilizarse sin tener que hacer acrobacias para mantenerse íntegro al volante de una bicicleta. De ninguna forma mi objetivo es “darle palo” a Bogotá. ¡No señores! Adoro esa ciudad, que después de tantísimos años y de tantas experiencias es incluso mía –aún sin serlo de nacimiento-. Al fin y al cabo, con todo y sus defectos, uno disfruta su actividad, su energía y su psicodélico “despelote”. Pero cuando nos sumergimos en una cultura tan diferente como es la alemana, no se pasan por alto tamañas disparidades. Y también, –sea por la costumbre o por la propia predilección- se disfrutará, en ciudades como Bonn, de la organización y la apacibilidad del “pelote” (valga la aclaración, pelote es mi neologismo, antónimo de despelote).

¡Qué placer! Vías para bicicletas que ¡sí son respetadas! Foto cortesía de Martin Schneider.

¿A quién no le gustaría manejar uno de estos, a toda velocidad, por vías perfectas en su ingeniería y su tránsito?

63    

Episodio 21: 21 de marzo de 2013 – Atención, atención: ¡Escasez de bolsas plásticas y jugos naturales! Me han transportado a un mundo donde no está bien visto el uso de bolsas plásticas. ¡Qué maravilla! Pero sigo dándome una palmada en la frente cuando entro al supermercado y he olvidado traer conmigo la bolsa de tela. Como me pasa a menudo, he aprendido a jugar tetris con mis compras, para que ellas se sostengan por sí solas en el corto recorrido desde la caja registradora hasta mi bicicleta (y suerte que cuento con una canasta, porque dudo que mis dotes de encajadora dieran para desafiar recorridos más largos). Pasa como dice la campaña de Bogotá ciudadana: el problema es que para implementar la utilización de bolsas de tela (o cualquier material resistente y reutilizable) los compradores deben planear con anticipación (para incluir la bolsa en el bolso) y, como todos sabemos, la planeación va en contra del acto de consumo impulsivo estimulado por almacenes y supermercados. Pues bien, en Colombia aún faltará bastante camino, pero que sea un estímulo positivo el ver que en otros países funciona. Las bolsas plásticas son vendidas en los supermercados alemanes y de esta forma aún están disponibles en caso de ser necesitadas. Pero son muy pocas las personas que las compran, en lugar de eso los ciudadanos se arman con bolsas de tela, cajas o el recurso “tetris” para recolectar los objetos comprados (que también debe hacerse por sí mismo, y que agiliza un montón las filas en la registradora –otro aspecto que valdría la pena imitar) y transportarlos a su destino final. Poco a poco, va haciéndose para mi automático el Buen momento para compartir la campaña de Bogotá ciudadana. hecho de agarrar mi bolsa de tela antes de salir de casa. Así que insisto, esto es una luz para los desesperanzados, que ya deberían comenzar en casa. Al fin y al cabo, ¡somos animales de costumbre! Y con insistencia (y tal vez una que otra reglamentación de compra de bolsas plásticas) las nuevas rutinas van haciéndose naturales. Hablando de rutinas, toda mi vida había tenido una que amo (¡¡con pasión desenfrenada!!). Cada mañana, lo que fuera que conformara mi desayuno, iba acompañado de un delicioso, refrescante y saludable jugo de frutas natural. Se imaginarán mi escándalo al descubrir que en mi casa en Alemania existen los utensilios más variados, menos imaginados, literalmente DE TODO… excepto una licuadora. Una casa sin licuadora, ¿a quién se le podría ocurrir? El impacto me hizo revolcar por allá en el fondo en los cajones de mi memoria y recordé que hace algún tiempo en Brasil, un chico francés me dijo: -El mejor descubrimiento que he Un mercado al aire libre en el centro de Bonn, que bajo ese cielo de pintura llena bolsad de teal y carritos de hecho en este país tropical es la licuadoramercado. Pues él ¡ni siquiera la conocía! Porque, claro, en su casa no había una. Así que mi amada rutina ha quedado debajo del colchón, en mi lista de cosas a olvidar (o tal vez en algún mes de bonanza haga la inversión y me compre una).

64    

Finalmente, ha llegado la hora de hablar un poco de la culinaria alemana. De dejar expresar esa parte de mi que a veces domina por encima de todas las otras (en mis épocas de juventud, cuando los años cumplidos no me habían obligado a independizarme, mi tía me dijo muchas veces “yo la visto, pero no la mantengo”, y más de un amigo otras tantas “lo que tú eres es una barriga con patas!”). Tengo que decir que me he llevado una gran desilusión. El restaurante universitario en Alemania es la opción ideal para aquellos que viven “la pobreza del estudiante asalariado”, Acostada en mi cama (y sin consumir ningún alucinógeno, prometo) veo un mundo de colores. Las pero el menú deja muy poco que desear. En un frutas más deliciosas expuestas para hacer agua la plato principal vendrá una porción de carne, boca, hacen sonidos de sirenas en mi mente. Y de repente, me doy cuenta que debo estar durmiendo. pasta vegetariana, papas en diversos formatos, y ¿a quién no se le había ocurrido?, inclusive una sola papa gigante. Cualquier acompañamiento extra (arroz, papas, verduras, ensaladas) se cobrarán en porciones por separado. Y para beber, ¡agua de la llave! (que afortunadamente es 100% potable). Esta vez sí estoy dando palo, sin mala intención. Exagero porque la hinchada descripción me hace reír. Es cierto que a veces el menú no es tan horrible como lo pinto, pero también es cierto que muchas veces dos cucharadas (tenedoradas, más bien) son suficientes para hostigarme y para hacerme volar dentro de mis pensamientos, por encima del Atlántico, hasta una mesa de cualquier restaurante ofreciendo “corrientazos” o “ejecutivos” en cualquier esquina de Bogotá. Y en mis pensamientos me deleito con la variedad, la abundancia y el sabor casero mientras acabo lo que está en mi plato.

Es de este calibre, la papota del restaurante universitario contra una frijolada de domingo.

Según mi sesgada opinión, los alemanes comen salchichas, pastas, papas (en todas sus denominaciones), pan, queso, carne roja (que se consigue sabrosa y a buen precio en los supermercados) y les encanta hornear. Hornear pan, pastas y papas. Por esto, no es de extrañarse la grata sorpresa que fue para mí conocer a los turcos. La inmigración turca en Alemania debe ser la más grande de toda Europa. Será una cuestión de probabilidades (qué sé yo), son ellos quienes han dominado el negocio de las comidas rápidas. De a tres tiendas por cuadra, ofrecen falafel y döner (llamado en otras partes kebab) y en todo lugar se exhiben esos

65    

bloques gigante de cordero o pollo, dando giros sobre sí mismos mientras una brasa eléctrica los cocina. Yo no tenía idea de su existencia hasta que llegué a Alemania, y, tengo que aceptarlo, fácilmente cedí ante los encantos del döner. Es como una hamburguesa que rebosa de verduras y carne dentro de un pan debilitado por el efecto de una salsa picante y otra que se ve algo así como una tártara. Es como comerse una hamburguesa Corral todoterreno, por la módica suma de máximo, MÁXIMO, 5€. Los amantes de esta comida nos alentamos diciendo que ha de ser saludable…con toda la verdura que tiene, ¿cómo no? Me conformo ahora sabiendo que no dejé para nunca ese tema muchas veces mencionado pero pocas explorado. Ahora iré a preparar algo para acallar a este gigante que despertó por los colores que la descripción del Döner dibuja en mi cabeza transmitiendo sabores. Y de paso, desearles a todos una feliz Semana Santa. Santa o no, ¡que se aproveche al mejor estilo de cada cual el gran puente que se viene!

Recuerdo este día como si fuera ayer, y la explosión de sensaciones en mi panza: ¡Mi primer Döner!

Para cerrar, una modelo exótica más guapa que cualquiera.

66    

Episodio 22: 6 de abril de 2013 – Cuidado conductores alemanes! Una colombiana intenta cruzar las calles! Ya he hablado mucho del transporte, las ventajas, calamidades y contrariedades al usar los diversos tipos de vehículos públicos y la bicicleta en esta ciudad alemana. Pero ¿qué hay de los peatones? Parece como si yo misma me estuviera excluyendo del mapa. Me encantaría que en Europa me hubiesen crecido en el torso unas alas enormes y plegables para desplazarme de un lugar a otro. Pero no… tristemente ese no ha sido el caso, y por esa razón hoy volvemos a los peatones. A todos nosotros que por falta de otras extremidades más adecuadas caminamos en dos “patas”. En esto también he tenido que empezar de cero. Dirán que suena a estereotipo, pero al menos en Bonn, esta relativamente pequeña ciudad, las luces verdes y los cruces de peatones se En las calles de mi barrio, de protagonistas los carros que RESPETAN. Con las cebras, ocurre tal como describe la sabia amablemente te ceden el paso Wikipedia: “Los peatones tienen derecho de paso en esta clase en las cebras. de travesía una vez que han puesto un pie sobre él”. Muchas veces he impreso en letras negritas un letrero de “foránea” en mi frente, cuando me detengo en la esquina de la calle, de cara a ese paso de franjas bicolores, mientras un conductor detiene su carro y me da paso. Por la falta de costumbre, me toma unos segundos reaccionar al amable gesto y demoro al conductor, quien me mira entre confundido e irritado. Entonces atravieso a trote la calle, avergonzada con elque me dio paso y al que demoré por puro despiste de olvidar en dónde me encuentro. Con las luces verde-rojas, la situación es aún más estricta. Me asombro de ver cómo se acumulan las personas a lado y lado de la calle, aún cuando no se divisa un solo carro a la distancia. Podríamos decir que en las noches se quiebra un poco esta organización (así como los taxistas y uno mismo se pasa los semáforos en rojo en las noches de Bogotá, un poquito por angustia, un poquito por prisa), y uno que otro se cruza por el medio de la calle, aún cuando el muñequito –que en alemán tiene una palabra precisa, Ampelmännchen (hombrecito del semáforo), para denotarlo- rojo le indica con esa mano firme un rotundo “no pase”. Pero esto nunca ocurre en presencia de un menor. Cada ciudadano, relacionado familiarmente o no, se compromete de forma indirecta con la correcta culturización y educación de los niños, de tal forma Los Ampelmännchen con su particular figura de la que se conviertan en República Federal de esos adultos que Alemania. Foto del blog Mirá mamá: Ampelmännchen, respetan las señales a.k.a. el tipo del semáforo. de tránsito. Pero no voy a decirles que no hay ayudas, casi en cada esquina en donde se localizan los semáforos organizadores hay a la altura del pecho una maquinita mágica. Con un dulce roce, empezará un conteo regresivo que en pocos segundos desvanecerá al muñequito rojo de Los dulces cariños que hacen a las maquinitas mágicas unas trabajadoras afortunadas. Foto de Boris Savelev, de la galería virtual de FACTUM Arte.

mano firme e invitará a la acción alamable verde en pose de caminada. Y con esa condición

67    

quién no va a decir quees más fácil esperar el momento justo de cambio de semáforo para atravesar la calle. Así cualquiera! ¿o no? Hoy es mi confesión. Aunque he escogido respetar el orden de esta cultura en esta ciudad y me gusta esa idea de respeto y organización básica que pronostica un respeto y cultura ciudadana superior, muchas veces me he encontrado atravesando la calle por toda la mitad, en una diagonal de atajo. Pero siempre mirando cuidadosamente a lado y lado, no solo para cuidar la ausencia de carros, sino de otros peatones que puedan juzgarme por mi conducta inapropiada. Y a pesar de prestar cuidado, al poner mi pie en la acera contraria, mi conciencia se materializa en una vocecita bien suave queme habla al oído: “¡China bergaja!, esta noche te halo las patas para que dejes de comportarte como una típica colombiana, o peor, como una rola enloquecida.”

En algunos casos, y aún en la noche. Rojo es PARAR. Sí o sí. Si uno no quiere enfrentar la ira de un tren.

68    

Episodio 23: 12 de abril de 2013 – “Chiquitolina” para entrar en el cerebro Llega de nuevo Alemania con sus efectos sobrenaturales. Hoy, quiero plasmar la experiencia de haber entrado en mi propio cerebro. ¡¡¿Qué?!! Se preguntarán todos con la mandíbula casi desencajada. Así mismito como lo leen, el día martes de esta semana que se acabó sin traer aún la real primavera, entré en mi cerebro. El procedimiento es sencillo. Te dan un sedante, sufres un “desdoblamiento”, y tu espíritu (o como quiera llamarse) desdoblado toma una de esas pastillitas de chiquitolina y ¡paf! de repente tu tamaño es el de una milésima parte de un arroz. Acto seguido, pueden inyectarte con soluciónsalina en la arteria carótida interna, que irriga el cerebro, para de esta forma llegar hasta el cortex y recorrer su intrincado camino serpenteante. Bueno, retrospectivamente me parece que esta vez debí cambiar un poco la historia, porque ni el mejor director de cine de ciencia ficción me contrataría como guionista. Demasiado irreal. La verdad es que me realizaron un MRI (imagen por resonancia magnética de sus siglas en inglés). Un procedimiento para escanear el cerebro que utiliza campos magnéticos gigantescos (entre 50.000 y 100.000 veces el de la Tierra) que “ordenan” los Preparándome para el momento surreal con electrones de cada átomo en el cerebro –y en el cuerpo un casco de electroenecefalograma. entero- de tal forma que sea posible captar la energía que estos emiten cuando son expuestos a ondas de radiofrecuencia y crear una imagen a partir de esta. Ya sé, que aunque lo simplifico en exceso, el método es demasiado técnico -hasta el punto del aburrimiento- para los que no se mueven dentro del área de las ciencias exactas. Pero el resultado es gratificante:una imagen en 3D de mi cerebro, para yo jugar con ella e investigadores más experimentados entender cómo se codifica la memoria.

Mis compañeros celebraron: ¡Hurra! ¡Luisa sí tiene un cerebro! (Y será que tenían dudas, ¿o qué?)

Comparto esta experiencia porque además dehaberme generado grandes cantidades de entusiasmo expone un aspecto que hoy quiero enfatizar: La gran inversión que realiza la Universidad de Bonn en la educación de sus estudiantes de

 

69   En comparación con los palacios y edificios de siglos atrás que constituyen los salones de clases teóricas o laboratorios de anatomía, las instalaciones para las ciencias de la salud son recientes y modernas. Éste, el edificio Life & Brain de la Universidad de Bonn.

maestría, al menos en las ciencias naturales. No es la primera vez que pasa que para los cursos prácticos dentro de nuestropensum se organizan procedimientos de altos costos con fines meramente educativos. De lo que puedo comentar, la universidad no escatima en precios a la hora deplanear el trabajo de laboratorio. Está muy bien fundamentada la frase simple: “manos a la obra”, porque en general cada estudiante tiene la oportunidad de realizar ÉL MISMO, el trabajo práctico que en limitadas condiciones de inversión económica y recursos no sería posible. Y eso mismo se evidencia en el número de integrantes por grupo. A mi maestría entran por año un máximo de 20 estudiantes. Para cada curso práctico, 10 es el límite superior para los cursos más generosos. Dentro de estos se divide entre 3 subgrupos de trabajo, para un total de 3 estudiantes por experimento. Claro que ha habido casos en la que la concurrencia es mayor, y el grupo se conforma por alrededor de 5 estudiantes, pero por regla general la educación práctica (tan importante en mi área de conocimiento) es suficientemente personalizada.

En uno de los laboratorios de biología molecular, NO en mi mejor pose de investigadora.

Hace unos días hablé con Kathe, mi buena amiga colombiana que realiza su maestría en “Plant Sciences”, bióloga de la Universidad Nacional. Y no nos queremos quejar, porque tanto ella como yotuvimos la oportunidad de graduarnos de dos muy buenas universidades de Colombia, pero la diferencia sí se siente al estar en una universidad alemana. Sería ideal que todas las universidades en Colombia tuviesen la oportunidad debrindar a sus estudiantes las mejores bibliotecas, laboratorios y equipos para llevar a buen término la educación. Como decía Gottfried Leibniz, filósofo, matemático, político alemán del siglo XVII: “Siempre he creído que si se reformase la educación de la juventud, se conseguiría reformar el linaje humano”.

Así, pienso que (a riesgo de sonar –y haber sonado- como filósofa y analista de garaje, mejor eso que nada) de la experiencia de estudiar fuera del país (sea en Alemania, o en cualquier lugardel mundo) debe extraerse no sólo conocimiento académico, sino también ideas de sociedad y nuevos valores, y de esta forma sumarle a nuestra cultura, aspectos de otras que puedan enriquecerla y empujarla hacia arriba.

70    

Episodio 24: 19 de abril de 2013 – Un libro abierto en las primeras flores Pensaba en el pasto con ese verdor saturado. El pasto del campo alemán irradiando los fotones verdes que no le gustan, atravesando la ventana del tren, y sorteando mi iris para perderse por siempre en mi retina. Pensaba en ese pasto que me parece ahora más verde (será la luminosidad de la primavera, o la percepción mantenida que una semana de clima primaveral dejó en mi cortex cerebral). Pensé que ese pasto siempre estuvo ahí (o al menos eso creo), aún en lo más inclemente del invierno. Un verdor de eterna primavera que domina el paisaje al salir de la ciudad ya sea grande o pequeña. Irónicamente, una de las primaveras –la encargada del área Nordrhein Westfalen y del año después de los Mayas–, estaba de resaca y no había querido aparecerse en Bonn. Finalmente (¿será que se tomó un caldito levanta muertos?) esta semana hizo presencia con temperaturas al mejor estilo de los cálidos días de Bogotá (perfectas para andar con camiseta, pero no tan altas como para desear descontroladamente un ventilador). Los habitantes de Bonn sacaron sus parrillas y todo el mundo salió al parque. Se desempolvaron las gafas de sol y los zapatos que exponen la piel. Claro, yo no me quedé atrás… ¡Corre Luisa, corre a encontrar a todo elmundo. Pide una parrilla, haz un BBQ!. Un domingo de pura felicidad.

Pero la primavera no es mi protagonista, ¡no aún!, porque según mis expectativas, esto es sólo el comienzo, y llegará un día, o un mes, en que el disimulado marrón-gris áceo (ahora con algunos trazos verdes) de las ramas desnudas en los árboles será totalmente sometido por el multicolor de las flores intercaladas con sus verdes hojas. Pensaba en todo eso mirando a través de la ventana del tren, en una pausa en mi lectura. Pero acabando mi descanso ocular, reanudé esa placentera acción, que tan apropiadamente se desempeña sentada en esas sillas que se mueven sin sentirlo. Después de pensar un poco más, recordé una estadística no rigurosa que una vez me soltaron: El número de lectores en Alemania es enorme y especialmente se concentra en los trenes. Como respuesta satírica, ese día no había un solo libro abierto a la vista, aparte del mío, o al menos expuesto mientras pasaba el tiempo con un descanso ocular. Pero es verdad que concordé con esa estadística al oírla y de ella se derivaron más detalles atrayentes.

Mi propio camino en el tren.

Mi protagonista: Las librerías. Se pensará absurdo dentro de los códigos del sistema consumista, pero en cada librería de Bonn los libros están abiertos para su lectura inmediata y “sin compromiso”. Pero no solo eso, hay cómodos sillones e inclusive cafés interiores, con grandes ventanas con vista a la calle, para que los clientes se sienten a voluntad, con un libro en la mano (según su voluntad) y no vean andar el minutero en el reloj de pared por estar consumidos en la magia de la lectura. FANTÁSTICO!

71    

¡Y de bastante comida!

Hasta hace poquísimo vine a enterarme que en Bogotá también hay varias librerías que ofrecen esta comodidad, pero han de ser poco comunes, porque ¿de qué otra forma yo habría podido ignorar este hecho? (o podré disculparme con las características de la oferta en mi área de acción, en mi barrio bogotano…) Pasaré por inmigrante desconocedora de la capital colombiana, pero el descubrimiento tardío acerca de las librerías que vine a hacer en Bonn me sedujo.

Para ejemplificar, Thalia, la librería más grande del centro de Bonn,que fue reestructurada después de cumplir durante muchos años la función de teatro.Este lugar no es solo muy lindo en su disposición, sino también –nóteseclaramente a la derecha de la foto- con una gran oferta de lugares parasentarse y leer. (Foto de www.thalia.de)

No sé cuántos como yo habrán aprovechado este beneficio (ni siquiera sé si yo inclusive esté exagerando y me esté “tomando el brazo” completo) pero he convertido una mediana librería del Centro de Bonn, en uno de mis lugares preferidos de la ciudad. En su cómodo sillón (que antes no tenía en mi casa), he leído libros completos de la colección “En Español”, en tandas de horas por día. Y es fácilmente deducible cómo desaprovecho esta peculiaridad, porque la colección en español ha de ser 1/30 de la colección total de la librería. Espero en algo así como un año (es el límite que me he auto-impuesto) no me alcancen los días para leer los más variados libros que el alemán (¡¡¡que ya podré entender a comodidad!!!) me ofrece en todos sus matices.

Y aún más increíble, un café INTERIOR, donde se acompañe la lectura conuna bebida fría o caliente, con vista a las calles empedradas.

Como dije, la primavera comienza con atraso después del invierno más oscuro en 40 años. No se podrá decir que no fue una prueba difícil. Pero con el cambio de clima cambia la actitud del pueblo, y yo estoy más que ansiosa. Y espero que el buen clima y el buen ánimo continúen en aumento, y que no le dé a la encargada por irse a dar una siesta. Porque si todas las semanas fueran como esta que pasó… “el mundo sería color de rosa”. El mundo rosa bajo los cerezos.

72    

Episodio 25: 26 de abril de 2013 – ¡Vámonos de fiesta! ¿Se animan hoy a una fiesta alemana? ¿Qué preconcepción existe? ¿Cuáles ideas vienen a la mente? ¿Qué estereotipos o prototipos les han creado a estas fiestas con apellido bonense? En lo que a mí respecta, esa idea de alemanes rígidos, de música cuadriculada, de movimientos rectilíneos estaba implantada en mi imaginación. Esa visión de bebedores de cerveza y muy poco de bailadores. Pues bien, la realidad –como todas- es mucho más compleja y rica que eso. Es evidente que estas fiestas no tienen mucho en común con las que tanto me fascinan por su sabor latino y su baile que más parece ejercicio que fiesta. Pero mi preconcepción se queda corta, hay de todo un poco. Los ritmos latinos no gustan mucho, pero siempre existe la oportunidad de encontrar una fiesta en una residencia universitaria, con suficientes estudiantes de intercambio que hagan de DJs y conviertan la listade músicas en varias tandas de tropicalidad. Tengo que aceptarlo, esas fiestas son mis preferidas. Pero también hay varias clases de discotecas (en las que hay que pagar un poco para entrar, pero bastante menos que en Bogotá en esas zonas de concentración festiva fuera de Chapinero) que tocan rock, hip-hop, electro-swing, reggae (desafortunadamente no reggaetton) y muchas otras que prefieren la electrónica.

Sea miércoles, jueves, viernes o sábado, incluso en Bonn, que es pequeña, nunca falta energía para festear.

Sorprendentemente, entre los días preferidos por los estudiantes para salir de fiesta se encuentra el miércoles. Bien se ha escrito: m-ié-r-c-o-l-e-s. Será que les gusta la consistencia y poder decir al otro día: ¡Uyyy, “miércoles”, no conseguí levantarme para clase! El punto es que todas las fiestas que hasta ahora se han desarrollado, organizadas por diferentes facultades en la universidad han sido el miércoles. Y ese es un aspecto que no logro comprender. Parece como si ofreciera un plus de excitación, como si las reglas estuvieran siendo quebradas y eso aumentara la emoción. Alguna vez comparecí a una de esas fiestas y el ambiente y la hora de finalización son perfectamente comparables con lo mejor de un viernes que se seguirá por un sábado libre.

Y de hecho, la ambientación puede ser bastante psicodélica.

73    

Otra curiosidad es el juego de fútbol de mesa, conocido en alemán como Kicker (la ortografía es solo especulación, en la vida real suena como Kika). En cada discoteca, bar, pseudobar, debe haber uno de esos. Ya oí incluso cosas como: “Ah no, no entremos aquí que es un poco aburrido, no tiene futbolito”. Y las personas pasan incluso horas disputando campeonatos entre parejas, o aumentando el nivel al jugar de a uno. Los que, como yo, son completamente IMPEDIDOS para jugarlo (que no fueron bendecidos con el don de la motricidad sometida a la rapidez) pasan el tiempo entretenidos haciendo barra o “espectando” los interminables juegos. Llama Kicker la atención cómo este juego entretiene y crea lazos de complicidad, sin usar mucho el lenguaje hablado. Debería entrenarme para hacerle una zancadilla a las barreras del lenguaje, pero como desafortunadamente no fui bendecida con ese don, corro más bien el riesgo deser “des-amigada”.

Música en vivo en la voz de un español.

Y un bar bastante alternativo en algún lugar de Colonia, en donde la decoración de las paredes es constituida por grafitis a diestra y siniestra.

Finalmente, están los bares. Para tomarse algunas cervezas (o un jugo de manzana en agua gasificada, el famoso Apfelschorle, que por aquí tanto adoran, mientras que a mí no me puede parecer más horrorosa la combinación!) cuando al fondo suena algo de jazz, o rock, o pop, en vivo o pregrabado. Hasta hay aquellos bares que favorecen a los fumadores y son excepciones a la ley, en donde es permitido fumar. Así, estos lugares se convierten en un mar de humo blanco impidiendo casi la respiración. Para los no fumadores son aborrecibles, claro está, pero serán fácilmente evitables al estar muy bien señalizados con un claro e inminente aviso informando: “Rauchen ist erlaubt” (Está permitido fumar adentro). ¡¡¡¡La próxima semana comienzo finalmente mis clases de alemán!!!! ¡No puedo esperar! Tengo en mente hacer un experimento destruye-o-soporta estereotipo, respecto a este idioma que mundialmente es considerado agresivo, fuerte, y poco armonioso. Espero compartir los resultados en breve (tal vez sea la próxima semana).

Mi regalo de hoy. Dirán que no se mueven, pero con unas cuantas cervezas hasta el más rígido moverá las caderas al mejor estilo de Shakira. :-)

74    

Episodio 26: 11 de mayo de 2013 – Maius Júpiter, el maximus El mes en la quinta posición del calendario gregoriano, llamado en nombre de Maximus Jupiter, parece aquí tener la alcurnia del dios romano. Favorecido por su posición privilegiada en el almanaque, Mayo es sinónimo de primavera, de buenos tiempos, de luz en horario extendido y por eso es recibido en Alemania con bombos y platillos. La noche del 30 de abril se anuncia en pancartas y flyers como “Tanz in den Mai” (Danza en Mayo). Las personas salen a celebrar la llegada del mes y lo reciben bailando y celebrando (y claro, aprovechando que el 1 de mayo es festivo en honor al trabajo…). La noche de celebración es llamada Walpurgisnacht, exactamente 6 meses después de Halloween, y cuenta la leyenda que es justamente esa noche en la que las brujas se reúnen en el Brocken, el pico montañoso más alto en Alemania del Norte (en el estado de Sajonia-Anhalt) que a tan solo 1.141 msnm se cubre de nieve desde septiembre hasta mayo y descontrola los termómetros al marcar una temperatura promedio anual de 2,9° (¡¡incluyendo el verano!!). Aunque para mí suene como la casa del horror (o será precisamente por eso…), las brujas lo escogieron para su congregación en el último día de la paciente espera por la llegada de la primavera. Y así, todos en la ciudad se quedan celebrando tranquilos y auguran un mes maravilloso tanto en clima como en actitud.

Siéntete como en casa primavera, acomódate y relájate… y, ¿qué tal si te quedas para siempre? La entrada a la Altstadt, la ciudad antigua.

La celebración no se queda ahí, en individualidades. Es tan arraigada esta tradición en Alemania, que el gobierno invierte en espectáculos de fuegos artificiales y conciertos al aire libre. Por ejemplo, hacen un gran festival: “Rhein in Flammen” (El Rhin en llamas)… De eso les hablaré en otro episodio.

75    

Pero Mayo no es sólo sinónimo de brujas, fiestas y fuego, sino también de tradiciones… y una de ellas bastante romántica! Desde épocas ya olvidadas, en la región del Rhin, en la noche del 30 de Abril, miles de hombres –de cualquier rango de edad- preparan un chamizo con decoraciones de colores, hacen un corazón 4 veces el tamaño de uno real, inscriben dentro de él con tinta oscura el nombre de su amada, y cargan e implantan el árbol frente a la casa de ella, con el fin último de que su Maibaum amada lo pueda ver desde su ventana. A la mañana siguiente (después de haber recibido a Mayo, oh, ¡Mayo!) las mujeres – de cualquier rango de edad- que contaron con la suerte de un novio dedicado, detallista y tradicional, se frotarán los ojos, y al entender que un nuevo día ha comenzado, correrán a abrir la ventana para ver plantado frente a ellas, un circo de papelitos de colores y un gran corazón de papel con su nombre en letras negras. Para quienes el amor no está presente, no existe, o simplemente existe pero no le gustan los colores, el consuelo es una ciudad surreal, donde de los árboles brotan franjas azules, naranjas, púrpuras, magentas. Esta tradición se conoce como Maibaum (árbol de mayo) y no solo aplica para los hombres, sino que serán las chicas las que tengan que llevar a cabo el trabajo duro en cada año bisiesto.

Me pregunto cómo sería una lectura de cartas en alemán….Un vendedor… y su estilo medieval contrastando con la moda de los jóvenes.

De nuevo constato la gran mudanza en el ánimo y la “vida” de Bonn, visible desde la llegada de la primavera. El viernes que pasó me encontré de sopetón con un mercado de artesanías que me hizo sentir como en un chapuzón hacia el pasado de algunos siglos. Lectura de cartas, viejitos tejiendo en telares con ropas de otra época, fabricando productos atractivos pero innecesarios, como de otros tiempos. Y ¡tantas personas en la calle! Aún en viernes, aún en día de trabajo. El clima trae sonrisas y proyectos. Mientras tanto, estoy desarrollando mi proyecto audiovisual sobre las tonalidades de los idiomas. Espero compartirlo muy pronto con todos ustedes…

76    

¡Esa es la actitud primaveral!

Finalmente, como dice el viejo refrán: “a donde fueres haz lo que vieres”… ¡Yo me iré a bailar por Mayo!

77    

Episodio 27: 13 de mayo de 2013 – El río en llamas “El río en llamas” suena a película de acción. Imagino un derrame de algún buque petrolero y un accidente de autos destruyendo las barreras del puente. Todo termina en un incontrolable incendio que incongruentemente tiene lugar en la superficie del agua….Ya sé! Siempre con mis juegos mentales y con mi imaginación a veces absurda, a veces divertida… a veces macabra. Pero este título de película de acción no es de mi autoría, debo aclarar, es una pequeña modificación del original que bautiza un festival de primavera -verano a lo largo del rio Rhin. En su versión sin modificaciones, y como ya escribí, el festival se llama Rhein in Flammen.

Vestidos de primavera y la alegría que los niños le ponen al ambiente.

La apertura del festival tuvo lugar en el Rheinaue, el parque de tierras inundables que comienza casi en el límite suroriental de Bonn y que se extiende por más de dos kilómetros acompañando las curvas del Rhin. Dentro de las posibilidades, el festival ofrece un parque de atracciones temporalmente instalado, con su rueda de la fortuna, martillo, tiro al blanco (que a los motrices los premia con esos peluches gigantes y considerablemente deformados), comidas rápidas, china, salchichas, cocteles, dos tarimas para conciertos, y casi cuando el reloj dalas 12 campanadas y el cielo está oscuro… un espectáculo de juegos pirotécnicos. El clima favoreció el evento. El sol irradió el pasto, junto con las piernas, brazos y rostros de las personas que los sacaron a relucir. Y muy a las 7 de la noche, el sol brillaba como en lo mejor del medio día, y el azul del cielo no tenía ni el más mínimo matiz de oscuridad. Con mis amigos nos instalamos cerca de la tarima en donde tocaba una banda italiana y ahí disfrutamos del ambiente hasta cuando a alguien se le ocurrió que era mejor ponerse en modo “fiesta” y moverse para la tarima de electrónica. Fue bastante particular, porque el cielo estaba azul mientras las luces intermitentes de discoteca también lo estaban. Todo el mundo bailaba y se movía como cuando las tinieblas de la noche disimulan los cuerpos y la timidez queda aislada a un rincón. Se sentía como dentro de un Rave madrugado.

¿Qué? ¿Nos vamos para la tarima de electrónica? Pero… pero…

78    

Y en ese ambiente peculiar, familiar y fiestero, fue cayendo la noche. Las luces del parque de diversiones se encendieron, el cielo pasó de claro a oscuro y los pequeños puntos brillantes que son las estrellas en él se dibujaron. En la catedral a 5 kilómetros de ahí tocaron 11 campanazos y dentro de la multitud varios grupos se disolvieron para localizarse en una posición más estratégica. Nosotros comenzamos a subir una de las colinas del parque. ¡Pues al fin y al cabo estuvo bueno!

Ya todo el mundo estaba preparado. El festival tiene lugar cada año y los fuegos artificiales son uno de los factores más atrayentes. He conocido pocos a los que no les gusten. Yo debo decirlo, que aunque después me pesa la conciencia al pensar en la contaminación que 15minutos de combustión de materiales genera, disfruto demasiado el centellear colorido, el brillo intermitente y las “chispas” que se escurren por entre la atmósfera. A las 11:45pm del sábado 4 de Mayo del 2013, el Rhin comenzó a arder en chispas, y se encendió oficialmente la llama de la bonanza [climática].

En la oscuridad, el Rave pareció uno más normal

Solo como una simbología y un recuerdo mal representado de la pirotecnia. En realidad, esta foto no hace justicia.

79    

Episodio 28: 23 de mayo de 2013 – Una aventura sobre (dos) ruedas

El río Rin a la altura de Mondorf.

Paralelo al andar del río Rin (el Rhein, el Rhin, el Rin… ¿cuántas veces mencionado? Qué popularidad le he creado, qué renombre, qué protagonismo… y debo decir, mi pronóstico es que esto se mantendrá. Al fin y al cabo, cómo olvidarse de él cuando atraviesa la ciudad donde habitas y las más importantes de tu región con navajazos de agua que cicatrizan en caudales de hasta 400m de ancho) se extiende un camino serpenteante por el que las bicicletas podrían comunicarse desde Suiza hasta Holanda. Desde los Alpes hasta el Mar del Norte. Tocando Austria, separando a Liechtenstein (¡un país nuevo para mí! Mujer de poco conocimiento geográfico) de Suiza, separando a Francia de Alemania (y de esto habrá una historia completa para contar… en otro episodio), adentrándose por la Alemania central y torciéndose hacia el estado del noroccidente (¡el que habito!) para pasar a Holanda y perderse finalmente e irrevocablemente en la relativa inmensidad y el frío del mar del norte.

Con ese conocimiento previo, un lindo día de sol no previsto por los pronósticos del tiempo después de una semana de lluvia constante y gris perenne (benditos sean los errores cuando nos sorprende con un clima veraniego), y la suerte de que ese día mencionado fue domingo, Kathe y yo “des-guardamos” las bicicletas y nos pusimos una meta un poco ambiciosa, un poco no tanto.

Casi al comienzo del camino. Después de un par de kilómetros la señalización indica nuestro objetivo a 32km. Ojo: Köln a 32 km.

Pedalear por el camino del Rin hasta alcanzar el centro de Colonia. Digo ambiciosa porque tanto mi bicicleta como la de ella tienen apenas tres cambios, símbolo de su poca apropiación para largos trayectos y su carácter no amable con las rodillas del jinete. Digo no tanto porque ya varias veces pedaleé por ese camino en la dirección opuesta (como quién enfoca los Alpes como fin último) y me aventuré en recorridos de ida y vuelta de algo así como 25kms. Lo que quiere decir que más o menos tenía una idea de lo que pueden aguantar mis piernas (y más importante aún mis rodillas, reitero). Lo que me faltó prever fue la importancia de la comida cuando el recorrido empieza a las 11 de la mañana y, principalmente, cuando se ignora la duración de éste, que podría encontrarse en un rango tan poco específico como “de 2 a 5 horas”.

Y sobre todo… mucho mucho verde y aire fresco.

El camino es pletóricamente agradable (exceptuando una pequeña parte en la que perdimos la dirección “bonita” y tuvimos que andar junto a los carros en plena carretera, con toda la contaminación auditiva que eso implica). Se encuentran pequeños pueblos de restaurantes a la orilla del río, parques de juegos para los niños, campos de cultivos recién sembrados que se extienden en hectáreas cuadradas, esos campos de flores amarillas (Raps en alemán, Colza en español, o como se conoce comúnmente de forma un poco equívoca, Canola) que se concentran a altas

80    

densidades en parches intercalados por el verdor de otros cultivos, de otro pasto, de otros árboles.

Un lago de 6 cisnes y colores aguamarina como de cuentos de los hermanos Grimm.

 

Ahí al fondo, todavía posible de agarrar en un puño, las torres de la imponente catedral de Colonia. El objetivo está cerca, ¡ya casi! ¡Vamos que ya casi!

Incluso tuvimos la suerte de tropezarnos con una feria en Mondorf, en la que se celebraba por esos días el mismo festival del Rhein in Flammen. Ese tropiezo se derivo de una rápida pérdida del camino señalizado, para cuando encontramos las señales una flecha indicaba a Bonn en 8,2km y en la dirección opuesta otra apuntaba a Colonia en 27km. Con esto, entendimos que en cada pedalear (mejor, en cada desvío nointencionado del camino) aumentábamos la distancia a nuestro destino un poco. Si los números no cambiaban más, habríamos recorrido al llegar a la catedral de Colonia casi 36km. Con todo y el hambre martirizante que casi 4 horas de recorrido con sus paradas técnicas nos tomaron, logramos disfrutar demasiado de ese sol que me quemó heterogéneamente, de ese deporte que nos hizo sudar y fortalecer las piernas, de ese paisaje que nos refrescó el aire dentro de los pulmones. Y así, cuando finalmente alcanzamos nuestro destino el placer del logro se vio redoblado por el sabor de un falafel comido con hambre.

81    

Cada vez más cerca, y a pesar del hambre, una sonrisa en la cara.

Y aquí, el final del camino. La euforia de haber cumplido nuestro objetivo y haber disfrutado al máximo en el camino. ¿Y para volver a Bonn? Bueno, mejor no abusar de la capacidad en nuestras piernas y coger el tren tranquilamente.

Así puedo plasmar más una vez el éxito de una aventura espontánea, sobre las dos ruedas que acompañan mi cotidiano.

82    

Episodio 29: 8 de junio de 2013 – De aquí para allá y viceversa: La historia de un ex– alemán El territorio de Alsacia extiende sus encantos en forma de planicie desde el horizonte hasta la arista occidental del valle alto del Rin (prometí que vendría una historia así…). Ahora, en este momento en el tiempo, la región hace parte de Francia y limita con Alemania en casi la totalidad de su perímetro fronterizo. La región tiene una historia traumática pero fascinante: Durante las sucesivas guerras que ocurrieron entre Un homenaje a los perecidos en el centro de los jardines del Palais du Rhin (Palacio del Rin, llamado Kaiserpalast (palacio del emperador) durante su estos dos países desde la construcción en épocas de dominio alemán). guerra franco prusiana en 1870 hasta el final de la II Guerra Mundial en 1945 la región cambió de manos cual pelotita de ping-pong. De gobierno a gobierno, de idioma a idioma, de cultura a cultura, Alsacia trocó de “dueño” cuatro veces antes de quedarse por última vez y hasta la fecha dentro de los límites políticos de Francia.

La Cathédrale Notre Dame de Strasbourg, en el centro histórico de la ciudad de Estrasburgo, declarado en 1988 como patrimonio UNESCO de la humanidad y su parecido en menor escala a la gran Catedral de Colonia.

Esta particular historia se refleja en un peculiar ambiente. Para mí fue difícil pensar que hace menos de 60 años el francés fue prohibido (incluso los términos derivados y hasta los símbolos culturales) durante la inclusión de la región al territorio del III Reich, mientras que ahora se habla fluidamente en las calles (¡en menos de una generación!). Pero la mezcla inter-países es evidente. La arquitectura del centro en las ciudades se levanta en forma de casas como las tradicionales de la época medieval alemana (aquellas casas de colores pasteles con estructuras de madera visibles desde el exterior y ventanas también coloridas que tan bien quedan plasmadas en fotos), en forma de iglesias imponentes con ese tinte gótico y parecido indudable con el gran domo de Colonia.

Los canales y la arquitectura de Colmar, capital del departamento del Alto Rhin, al sur de Alsacia.

83    

La culinaria también tiene su influencia, y los platos tradicionales son de origen germánico: Lestartesflambées (en francés) o flammeküchen (en alemán), una masa de harina horneada con cebolla, tocino y nata líquida; y la choucroute (enfrancés) o sauerkraut (en alemán), un cocido de carne de cerdo y diferentes embutidos en hojas de repollo fermentadas en salmuera, son los más famosos. Aunque no están en mi lista de platos preferidos, la región combina ese carácter germánico con la tradición de vino, queso y pan de los franceses, que bastante me agrada.

De hecho, gran parte de la planicie es dedicada al cultivo de la uva para hacer vino –principalmente blanco- de calidad.

Una fábrica artesanal de quesos en algún pueblito cerca de Lapoutoie.

Además, es familiar escuchar el alemán en las conversaciones circundantes. En las escuelas de la región se enseña el francés como primera lengua, y desde la secundaria se implementa también la enseñanza del alemán, con el objetivo de permitir el acceso a los estudios superiores en universidades de ambos países. No tuve la oportunidad de interactuar con “nativos”, pero imagino que esa condición bi-cultural abre grandes posibilidades. Finalmente, por la historia de la región y las consecuencias a nivel humano, material y moral después de la Segunda Guerra (que impulsaron el nacimiento de la Unión Europea), y como parte del proceso de reconciliación entre Francia y Alemania, la región se convirtió en símbolo de la unión política del continente, y ahora acoge en su capital, Strasbourg, la sede central del Parlamento Europeo.

Las banderas de los 27 países que conforman la Unión Europea.

84    

Mi paso por esta región fue bastante agradable. Las ciudades antiguas, coloridas, románticas. Los campos de vino cubren los valles, el verde de un parque natural se extiende en una mancha mayor que la escala del mapa. Al sur-occidente, pequeñas colinas bloquean el horizonte y en la primavera se abren caminos hacia lagunas en medio de las montañas. La historia me da mucho para pensar y jugar a imaginar. Lefrançais… Diedeutsche… LaFrance… Deutschland… ¡Qué combinación! La mezcla que yo misma he escogido experimentar (y con un poco de substancia X… ¡kabum!).

La Alemania medieval, el francés contemporáneo y ¡la colombiana de otro mundo!

85    

Episodio 30: 15 de junio de 2013 – Lapasión del fútbol y una ciudad spa El martes de esta semana tuvo lugar elúltimo partido de Colombia en este grupo de eliminatorias. Aunque lejos de Colombia, para el gran evento (usando una buena disculpa) nos reunimos 5 colombianos en un sofá, incrementando sinergísticamente el calor que la pasión del fútbol, el patriotismo, los narradores y comentaristas en vivo de las cadenas de televisón colombianas nos despierta a cada uno. Y pensé en la final de la Champions, y volví en mis pensamientos hasta las semifinales de este conocido campeonato. Por aquellas épocas en que los dos equipos alemanes (y sabiendo que Dortmund se encuentra dentro de la región que habito) vencieron a las leyendas españolas, cada bar de la ciudad con una pantalla presentó los partidos, y la concurrencia fue enorme. Pero después de las respectivas victorias, se pagaron las cervezas, se agarraron las chaquetas y se partió con una sonrisa pero no mucho escándalo. No tengo ningún derecho de decir que en Alemania no se vive la ya mencionada “pasión del fútbol”. Sería la peor diarista, la peor entendedora. Porque de hecho se vive, y es por eso que cada persona se dirige con anticipación a los lugares adecuados para encontrar una silla lo más próxima al televisor. Y es por eso que durante el juego se escuchan las quejas, los piropos (de belleza técnica, no física) y las respectivas exclamaciones de emoción o Abrebocas: Los paisajes a través de la ventana del tren. sufrimiento: ¡¡uhh!!¡¡arg!! ¡¡ehh!! (En mi mejor intento de traducción al alemán), ¡árbitro comprado! (Ah no, error… ese era por ahí de una colombiana). Pero sintiéndonos a cinco aficionados del tricolor colombiano, con nuestros comentarios haciéndonos de expertos, con nuestros gritos, nuestros aleluyas; con la euforia, los aplausos, los bravos, hurras y demás al saber una victoria garantizada y más de ese demás al confirmarla con el último “tic-tac” de los minutos de adición… Sintiéndonos y viéndonos pensaba que es nuestra propia sangre latina que hierve dentro de nuestras venas, arterias y capilares (incluso en nuestras vénulas y arteriolas) y que se expresa en acciones en cada aspecto de nuestra vida –incluyendo el fútbol-, y nos diferencia de otros. Así como los comentaristas, pues por más banal que pueda parecer este pequeño detalle, nadie en el mundo narra cómo los colombianos y eso ha de indicar alguna cosa. El fútbol fue solo paréntesis inicial –con merecida posición dado los últimos acontecimientos. Sin embargo, hoy quiero hablar más ascerca de la maravilla de mi carnet de estudiante y su grandísimo beneficio de acceso gratuito a buses y todo tipo de trenes regionales dentro de Nordrhein-Westfalen. Alguna vez ya había comentado eso, pero hace un tiempo y por primera vez hice uso de él como entretenimiento. Y fue así como en un sábado de descanso salimos con el único objetivo de “aprovechar los trenes gratis” y dejarnos llevar por la Una de las entradas al área histórica de la región a algún lugar perdido en el mapa. El destino ciudad. lo elegí de una página entre tantas en una guía turística y se conoce como Bad Münstereifel. Allá más al sur del estado, en dirección a Bélgica, siendo la última estación de una única línea de ferrocarril que parte desde Bonn 1h10mins antes de alcanzar su destino, se encuentra este pequeño pueblito cuyo centro histórico se

86    

protegió en épocas de guerras pasadas dentro de losmuros de una muralla, y que ahora es la única preservada en la región de Renania (Rheinland). El castillo que corona la ciudad, poco como 713 años, no corrió preservación, por lo que ahora que constituyen el atractivo y restaurante.

construido hace tan la misma suerte de son sus ruinas las sirven ahora como

Además, Bad Münstereifel es considerada una ciudad spa (por eso el “Bad” en su nombre, que es el alemán para baño y que fue adicionado al nombre original en 1976), lo que quiere decir que es bañada por aguas minerales que permiten ofrecer las bondades de la hidroterapia e invitar a quienes allí se encuentren a dejarse relajar con ella (tal vez algunos de ustedes estén tan sorprendido como yo lo estuve con este término…).

La intacta muralla del siglo XIII.

Aguas minerales para hacer del pueblo, un spa.

Un día apacible que abrió y finalizó con los lindos y variados paisajes percibidos desde este lado de la ventana del tren, y que se alimentó con la tranquilidad de un recorrido entre callecitas de piedra, bajo murallas de piedra, ruinas de castillos de piedra, y dentro de un verdor intermitente que nos recordaba, a pesar de la “extrema frescura” (por no decir frío para ser positiva) que aún estábamos en primavera. Desafortunadamente, las estaciones que me recibieron han sido extremas. El invierno fue largo, frío, extremadamente gris. La primavera ha sido gris y lluviosa como hace siglos no lo era. Por eso – mucho más amargo-, el oriente del país está pasando por una situación difícil de inundaciones. El río Elbe (Elba en español), el más largo de Europa (que nace en la República Checa y atraviesa la Alemania oriental hasta finalizar en el Mar del Norte) ha ido rompiendo diques e inundando ciudades en su camino. Además de los ciudadanos de las ciudades inundadas, los efectos se extienden al ser suspendidos varios servicios en las rutas ferroviarias más importantes del país, conectando Berlin con Colonia, Frankfurt y Amsterdam. Dentro de toda esta catástrofe ambiental, que espero haya pasado

Pasos bajo la seguridad de un vigilante…

su peor parte (así parece) y se solucione pronto, cuatro viajeros desconocidos se reunieron a compartir un viaje incierto… Aquí comienza el cuento de… la próxima semana.

87    

Episodio 31: 22 de junio de 2013 – La gran capital Recapitulo: “Dentro de toda esta catástrofe ambiental (…), cuatro viajeros desconocidos se reunieron a compartir un viaje incierto…” Se encontraron cuando las campanas tocaron13 veces, en el carril número dos de la estación central de trenes en Colonia, para subir juntos, 20 minutos después de haberse estrechado las manos en una señal de presentación inicial, al primero de una serie de trenes regionales que de a pocos los iría moviendo de occidente a oriente en Alemania, para finalmente depositarlos en la estación central de trenes en Berlín, la actual, gran y renombrada capital del país. El viaje era incierto por causa de las Mis tres compañeros de viaje –un chino, un chileno y una alemana- y los trenes que parecían llevarnos solo a nosotros. inundaciones, que se ubicaban dispersas en el camino, y por las cuales era posible que se cancelaran los trenes en ciertos trayectos o tuvieran demoras de horas y horas. Pero los cuatro desconocidos se aventuraron y se consolidaron en un solo tiquete que llaman algo así como “Schönen Tag (día bonito)” y que le permite a hasta 5 personas utilizar los trenes regionales (no los de alta velocidad) durante todo un día. Entre más integrantes en el grupo, menor la tarifa por cabeza. Y finalmente el camino fue interesante, al reunir cuatro nacionalidades fusionadas en un solo pago, y al no presentar mayores contratiempos. Y los aventureros sabían que el recorrido demoraría, pero cuando nueve horas se hicieron diez y finalmente los viajeros completaron los 570kms que separaban el origen y el destino, el cuerpo sintió el cansancio y el espíritu saltó de emoción al oír el anuncio de la última parada. Otro lugar particular que en la noche se viste de fiesta, mientras de día más parece un mundo de gigantes.

Tengo que decir que mis expectativas eran muy altas. Cada persona a la que le he escuchado hablar de Berlín no para de vanagloriarla, de llenarla de piropos, de extenderse en lo maravillosa que es y lo mucho que querría vivir ahí. Y de mi experiencia debo concordar con lo que dice un gran hombre en mi vida: “Para desmeritar a alguien, en lugar de hablar mal, échale demasiadas flores”. Porque después de haber oído tanto tuve la sensación de estar buscando lo que cada uno me había dicho que le fascinaba, en lugar de dejarme llevar por los encantos que mis ojos buscan, que mis pies quieren pisar, para así sembrar mis propias flores, sentar mis propias conclusiones.

88    

Pero fuera de eso y con bastante de debates socráticos, yo misma he concluido que Berlín sí tiene un toque encantador: Se encuentra de TODO, para TODOS los gustos. Podría decirse que en Bogotá “es la misma cosa” (o prácticamente en muchas de las grandes ciudades), pero lo particular de la capital alemana es que combina esa actividad inextinguible de las grandes ciudades con una superficie desproporcionadamente grande, que da lugar a manchas verdes por montón, a barrios poco densos, a trancones inexistentes, a agradables paseos de bicicleta (a diferencia de lo que ocurre en muchas de las grandes ciudades). Para ejemplificar, Berlín tiene algo así como 7 veces la superficie de Paris; pero mientras la capital francesa va por los 12 millones de habitantes (con su área metropolitana), la capital alemana está a medio camino de alcanzar los 4 millones. O hablemos de Bogotá, a la cual duplica en superficie mientras lo contrario ocurre con la densidad poblacional. Esta magnífica peculiaridad abre sin número de posibilidades, como lo que constituyó uno de mis lugares preferidos. Llamado Tempelhof, un aeropuerto que paró su funcionamiento en el 2008 y que fue inaugurado como el mayor parque público de la ciudad dos años después con una gran inversión del gobierno. La verde extensión sirve de lugar para hacer barbecues, pic-nics, para tocar guitarra, manejar carros a motor e incluso volar cometas gigantes (como en una especie de kitesurfing pero sin el agua). Y además, los ex-edificios aeroportuarios acogen ferias, fiestas, certámenes de moda o festivales de música. Incluso hay un área en la que los habitantes pueden poner una pequeña huerta y sembrar en ella diferentes frutas o verduras. Un lugar que parece salido de un cuento.

Una panorámica del Tempelhof al final del día. En el centro, como una pequeña mancha rojiza, la cometa gigante en pleno vuelo.

Además, me pareció interesante la modernidad que sentí en la ciudad y que contrasta con su larga historia. Me doy la razón al saber que después de la Segunda Guerra Mundial fueron poquísimas las edificaciones que se mantenían en pie en decente condición. Así que fue solo después del final de esta, menos de 60 años en el pasado, que cada iglesia, cada casa, cada plaza, comenzó a ser restaurada. Hasta el momento la construcción no para y es facilísimo toparse en cada barrio con la maquinaria para este fin.

Modernidad, arte, colores, extravagancia e historia mezcladas en este punto de Alemania, que, como dice una amiga, te permite sentirte en cualquier lugar del mundo.

Finalmente, hay que hablar del muro. Es difícil imaginarse lo que fue, los ciudadanos presos dentro de un pequeño perímetro delimitado por ríos con seguridad y un enorme muro, que se construyó en una sola noche. En una noche, porque la Unión Soviética (a quién le pertenecía la parte Este de la ciudad) quiso evitar la “emigración” hacia el oeste. Familias separadas, tantos muertos en el intento… tan cerca, pero tan lejos.

89    

Berlín en uno de sus ex-límites de separación Oeste-Este y el pedazo de muro que se ha conservado y que se colorea con la imaginación de los artistas.

Con esa foto y con unas pocas palabras acabo el relato de mi experiencia en Berlín, la gran capital. Una ciudad muy viva, que se siente, que se disfruta, que se deja con la sensación de necesitar mucho más tiempo. Que no es bonita en el sentido meramente estético de agradar a la vista, pero que, como dije, tiene un gran encanto. El inicio oficial del verano este año es el viernes 21 de Junio. Algunos días de calores intensos ya nos han tocado y aunque a veces extremos, respeto mi tesis principal de “¡Nunca te quejes del calor!”. Y con el verano vienen muchas actividades (¿qué tal una piscina al aire libre?)… más historias para contar.

90    

Episodio 32: 29 de junio de 2013 – En horario extendido Hace una semana celebramos el solsticio de verano. ¡Celebramos porque tenía lugar el día más largo del año! Aunque el clima no apoyó el evento -y la verdad el cielo estaba más oscuro que otros días a la misma hora-, se celebroa por la significación acompañada por el inicio del verano (y porque cualquiera es una buena disculpa para parrandear…). Sin embargo, y a pesar de nuestros actos, muchos concordamos en que deberíamos llorar en lugar de aplaudir ese día. Porque ese particular 21 de junio marca un límite. Desde ese justo trazo temporal en adelante, se irá perdiendo un minuto de luminosidad –o dos, o cinco, ni sé exactamente- en cada girar de la Tierrasobre sí misma. Por tanto, es posible ver el solsticio como la culminación de los días en horario extendido (qué maravilla, la cumbre, el apogeo), o como el inicio de los días en modo “dentro de poco me voy de vacaciones…” (¡Qué deprimente, el abismo, la

Un festival al lado del río para celebrar.

Este es el popular Hofgarten, un área verde frente al edificio principal de la Universidad, en que el sol potencialmente baña con sus rayos a los habitantes de Bonn. Créanlo o no (y aunque la foto juegue con los parámetros en un tinte surrealista) la cámara registra: Hora de captura: 9:37pm.

decadencia!).

Me parece que voy muy rápido y sin hacerme entender. Para clarificar (hablando de solsticios…) tengo que devolverme en el tiempo a algún momento en nuestro pasado cercano. Después de ese invierno monstruoso que casi no acaba, después de celebrar la llegada del 2013, la pascua, en algún punto entre ese presente y el de ahora, los días comenzaron a extenderse perceptiblemente. De a poquitos empezábamos a sentir cómo el sol permanecía suspendido, flotando en el horizonte como quién tiene miedo de lo que encontrará al otro lado del globo. Y, de la misma forma en la que ahora comienza en sentido contrario, con cada rotación terrestre un minuto se iba sumando a la longitud del normalmente llamado “día”. Imaginen mis primeros y consecutivos 30 asombros al corroborar que las 8, 9 o 10 que marcaba mi reloj, representaban la hora correcta post meridiem, cuando en mi reloj biológico (finamente ajustado en tantos años de días“ecuatoriales”) la oscuridad de la noche debía haberse impuesto ¡2, 3 o 4 horas antes! He ido amando cada vez más el hecho de tener, dentro de nuestras cotidianas 24 horas, una noche disfrazada de claridad hasta pasadas las 22:00. ¡Y esto abre muchísimas posibilidades! Pero lo principal, no tienes que sufrir más

91    

porque el único sol, la única claridad que hubo en el día –si acaso llegó a existir- te cogió dentro de un salón de clases. Con estos días de horario extendido no está demás hacer un picnic en el Hofgarten después de clases, ni salir a caminar por la ciudad para disfrutar un cielo de venados alrededor de las 9 de la noche.

Ah… La felicidad de exponer las pieles a lo que aquí se conoce como: Baño de sol.

Como bienvenida al verano, un Sommerfest (festival de verano) al aire libre. Con conciertos, clases de tango (que ironía… atravesar el océano para bailar tango) y muchas más.

92    

Y para más alegrías, el solsticio señaliza la llegada oficial del verano. Lo que me hace pensar muchas cosas, tal vez demasiadas para mencionarlas todas. Uno, oficialmente he puesto un pie en todas las cuatro estaciones de las zonas templadas. Dos, si oficialmente he puesto un pie en todas las estaciones… quiere decir que el final del ciclo no debe venir tan lejos y me aterra, ¡¿cómo se me va a pasar ya un ciclo de estaciones?! ¡Si apenas estoy comenzando! Tres, por fin ha llegado el tan esperado verano. ¡Por fin! ¡Estoy salvada! ¿O no? Como antes dije, y para toda mi dicha acumulada, días soleados fueron sucedidos por días de temperaturas más allá de los 30 grados. Mi total euforia me llevó a la irracionalidad de pensar que nada podría dañar ese momento, que nos quedaríamos por siempre en un paraíso de pieles expuestas, de días largos, de chaquetas olvidadas dentro de los armarios. Pero de repente, un cruel relámpago de sensatez rasgó el azul del cielo, la lluvia comenzó, las nubes grises se tomaron el firmamento… y en una semana la temperatura cayó de nuevo 20 grados. Ya no sé ni qué esperar. Y no sé de qué forma estará ocurriendo en los países vecinos (ni siquiera en las ciudades más al sur de Bonn). Pero lo cierto es que, al menos en el clima, algo de fundado encuentro en el estereotipo alemán.

Qué delicia un buen almuerzo al aire libre. Y bueno, también qué suerte tener una vecina con balcón.

Por eso mismo, encuentro aún más razones para disfrutar –y entender a los que disfrutan, a los que paran cualquier otra actividad- como si fuera el último (porque de hecho podría ser…) los días de cielo azul, sol ardiente y altas temperaturas. Por más curioso que pueda parecer para esta colombiana una chica en bikini (…“sentada en la rama del palo sembrado en el hoyo en la orilla del mar”) acostada en el pasto en pleno centro de la ciudad, a kilómetros de cualquier cuerpo de agua, por la mera necesidad de bañarse de sol.

93    

Episodio 33: 5 de julio de 2013 – Amores perros y una pila de buñuelos Por boca de un rolo que vive hace ya bastantes años en Bonn y que nos consiente con los productos importados dispuestos en su Tienda Latina, vine a enterarme que tener un perro en Nordrhein-Westfalen es casi una odisea. Que para tenerlo es necesario un montón de papeleo y un permiso de la ciudad, que se paga con un precio inicial bastante alto, y que finalmente autoriza la posesión de un espécimen “del mejor amigo del hombre”. Y después, habrá que pagar un impuesto (no muy alto, pero al fin y al cabo impuesto) por el porte del perro (es decir, del hombre portar al perro, no el distinguido porte del perro). Y toda la reglamentación finalmente acaba en la imposición de tenerle al perro tres collares, uno con el nombre, otro indicando que tiene permiso de la ciudad, y otro con las vacunas… o algo así. No sé si realmente las personas llevan a cabalidad la norma, pero lo cierto es que según la ley, un policía podría parar un perro que no tiene los tres collares y dejarle una deliciosa multa colgada del pescuezo para que el amo se deleite con ella. Parece un chiste tanta exigencia para tener un perro –un mejor e incondicional amigo-, y no lo es. Y para El compañero fiel… aquel rolo inicialmente mencionado no importan los perros –él no quiere uno y me recomienda no quererlo-, pero sí el estricto detallamiento de las normas, y la normatividad para todo. Dice él, que complica la materialización de cualquier idea de empresa, o mini-mercado. No soy ni remotamente experta en el tema ni tengo intención de ponerme a investigar ese aspecto, pero pienso si esa “limitación individual” tiene un fin “altruista” de beneficio generalizado. No lo sé, pero el país funciona, su economía funciona –bastante bien-, y de algún lugar debe venir… Un revoltoso de un solo collar.

Pero mi punto hoy no son ni los perros ni las reglas, y por eso vuelvo a aquel rolo del primer renglón, que tiene su verdadero protagonismo al ofrecerme amablemente entre el color de sus estantes una caja muy atractiva, de fondo rojo y marcada con una palabra blanca con las letras música para mis oídos- [Mezcla para] B-U-Ñ-UE-LO-S. No pude resistir la tentación de intentar desde aquí, tan lejos de casa, la verdadera odisea de preparar buñuelos apropiados, tantas veces fallida en diciembres consecutivos de novenas bailables con amigos. Y así, reuní la Rayando el queso griego para… buñuelos.

94    

mano de obra en dos colombianos y un francés algo latinizado para una tarde de preparación de buñuelos. Como siempre, uno es recursivo. A falta del queso costeño que no hay forma de conseguir, utilizamos el famoso queso griego para ensaladas. Y pareció funcionar. Después, preparar el aceite (que es la clave según mi percepción y la opinión de las abuelas). Un paso dificultoso cuando se cuenta con un fogón eléctrico al que le da por cambiar de temperatura sin pedírsele. Por ese por menor, no puedo decir que nuestros buñuelos fueron un éxito total. Algunos se broncearon más de lo debido, y las formas finales de casi todos componían un teatro de figuritas que nada tenían que ver con esferas. Con todo, me atrevo a decir que fue mi intento más exitoso y que para todos aquellos que sin conocimiento previo los probaron, las papilas les burbujearon de placer junto con la perfecta combinación de un chocolate caliente, directamente desde Girón, Santander. Y la opinión final fue generalizada: “Humm… están muy sabrosos”. ¿Qué, sino un delicioso sabor, puede llamarse éxito en la cocina?

La oferta del día: Tortas, pasteles austríacos, brownies, quesos (todo horneado), choricitos y mini-arepas!

Y ese evento me devuelve unos meses en el pasado, cuando para la finalización de uno de mis módulos obligatorios organizamos una despedida comible. Cada uno estaba encargado de llevar algo para picar, y entre más representativo de su país, mejor. Así que yo puse “manos en la masa” para preparar muestras miniaturas de arepas (¡con los ingredientes originales que por suerte -fuera de la harina- se encuentran en cualquier lugar del mundo!). Y recuerdo que en el recipiente permanecieron las arepitas sin ser probadas por un poco de recelo o por su falta de atractivo al lado de brownies y pasteles. Pero cuando el primero de mis compañeros probó una, todos siguieron en avalancha y el número que preparé se quedó corto. Y de nuevo, los elogios valieron el intento.

Para empezar mi entrenamiento, algo simple: Muffins.

Del lado alemán, lo que más puedo decir esque LES ENCANTA HORNEAR. De una manera sorprendente, porque incluso los que no saben “hervir agua”, como se dice, con seguridad sabrán hornear una torta, un pastelo al menos un pasabocas. Y es tan así que en las reuniones, barabende (noches de bar) o fiestas de casa sería raro no encontrar algún producto hausgebacken (horneado en casa). Y para algún alemán tradicional, es importante que en el cumpleaños ojalá recibas una torta casera. Ahora que lo escribo, voy a poner en mi lista de cosas por aprender el ítem: “Hornear pasteles y pasabocas”.

Así la caja roja con letras blancas de buñuelos y la bolsa amarilla de harina de maíz de la Tienda Latina en Bonn continúa con la interesante tarea de achicar el mundo, de mezclar las culturas. Y yo aquí, reporto sus triunfos.

95    

Episodio 34: 19 de julio de 2013 – Un corazón roto y un espacio vacío Recuerdo como si fuera ayer el día en que la conocí. Dentro de ese mar de gente, de gente y de ellas, de ofrecimientos y promoción cual feria de mercado. Después de movilizarme durante algún tiempo sumergida en ese “caos” que siempre me hace sonreír, mis ojos se cruzaron con su silueta, y me cautivó. Recuerdo como si fuera ayer aunque en realidad ocurrió hace 10 meses. Y con mi peor nivel -10 de alemán, un vendedor que no dominaba el inglés me invitó a probarla (¡bendito sea el lenguaje universal de las señas!), a sentir el ronroneo de su paso, a sentirme elevada, complacida… a enamorarme de ella y llevarla a casa. Recuerdo como si fuera ayer la emoción cuando volví en ella, cuando gritaba a cuatro vientos que había encontrado MI bicicleta.

¡El primer día!

Después de eso no hubo un solo día en que saliéramos del idilio del primer romance (y tomo el riesgo de asemejar mis palabras a las que Andrés relató en su crónica -ya hace también tanto tiempo-, aclarando que si se repiten, si las sensaciones ocurren en más de uno, ha de ser porque son verídicas, robustas). En el otoño el fresco de la brisa nos divertía en horas de paseos con rumbos desconocidos, y era ella quien me permitía el acceso a mundos de tonos sepias y silencio, ella me dio la oportunidad de hacer de esos lugares desconocidos, lugares familiares. En lo peor del invierno, aún cuando las calles se llenaron de hielo y usarla era un evento de alto riesgo, aún cuando en uno de esos días fríos el hielo resbaladizo la hizo tropezar y nos tumbó a las dos en medio de la calle, en un tronar de duro asfalto contra el costado de mi cuerpo, aún en “las malas”, ella estuvo ahí, aguantando la lluvia, el frío, la intemperie. Nunca se quejó (lo hacía más mi candado cuyo material era afectado por las temperaturas y la dilatación (o compresión) térmica se imponía con su queja en un grito de: “Si no cuidas de mí y me guardas en un lugar menos

96    

frío, entonces ¡nunca más podrás abrir este candado!”) y aún ese duro, largo, frío invierno no logró separarnos ni desintegrarnos en la cotidianidad. Era siempre ella y yo. Para aquí, para allá, para todo lado. Y por más contradictorio que parezca, la primavera no fue nuestra época romántica. La recuerdo como una etapa efímera, muy, muy lluviosa. Incluso en ella tomé un baño de lluvia más efectivo que una ducha. Pero nada, NADA nos separaba… hasta que llegó el verano. Y el comienzo era pura felicidad, puro romanticismo, puro amor. El aire arremolinado al contacto con mi cuerpo, ayudándome a termorregular. Los días en extremo largos con ese atardecer de venados suspendido sin querer desaparecer. Y yo en ella, por las calles de mi barrio, por las calles de Bonn. Parecía el momento más idílico de nuestra relación, pero como dice Saramago: “los momentos perfectos, sobre todo cuando rozan lo sublime, tienen el gravísimo contra de su corta duración”.

En el otoño en nuestro camino preferido al lado del río.

No podría describirse mejor. Una tarde, con el sol bien puesto en el cielo, y el azul claro saturado, salí de mi clase de alemán, y –en negación- miré a lado y lado, caminé a lado y lado del edificio. Pasé, miré, volví, pasé de nuevo, recorrí con mi mirada la calle entera, pero no la encontré. Ella se había ido. Alguien, algún inhumano, la agarró y se lallevó. En aquella fatídica tarde de un lindo verano, se robaron mi bicicleta y me dejaron a mí con el corazón hecho trizas. Ahora, habré de describir en detalle el contexto, cada por menor de la situación, para evitarle a cualquiera que se haya enamorado de su bicicleta la eventualidad de ser alejado de ella para siempre. Antes, quiero dejar por sentado lo mucho que me sorprende haber sido víctima de un robo en la apacibilidad de una pequeña ciudad como Bonn. ¡Jamás me robaron en Bogotá! ¡Ni lo hicieron en Sao Paulo! En esas monstruosas ciudades bien conocidas por sus índices

Lo más duro del invierno le tocó bien duro a ella…

97    

de criminalidad. ¡Pues parece que esta colombiana… se confió! Así como a mi llegada caminaba en la noche casi corriendo, atenta a cada sonido o movimiento, “con la guardia en alto”, y ahora me siento tranquila y no me imagino ningún percance. Así mismo… como cuando paré de amarrar mi bicicleta a “algo”, y lo empecé a hacer “a ella misma”. Me explico. Hay dos maneras de bloquear tu bicicleta: Una, la amarras a un poste o una reja, por lo cual nadie puede moverla de donde está o, dos, la amarras entre el tenedor y la llanta, de tal forma que si alguien quisiera andar en Un homenaje a ella. Uno de esos paseos de domingo de larga ella el candado se enredaría y no sería posible moverla duración con las amigas. rodando más de 2 metros. El contra del último método es que alguien podría pasar con un camión (o con un brazo fuerte), levantarla y llevársela cargada cuantos metros sean necesarios, hasta quebrar el candado y poder rodarla. De los dos métodos, es evidente que el primero ofrece una mayor seguridad, pero no siempre hay lugares a donde encadenar las bicicletas, y viendo la tendencia general hacia el segundo método, uno piensa que no puede tener tan mala suerte de justamente entrar dentro de los altos índices de robos de bicicletas. ¡¿Por qué?!, ¿porqué? El cómo se sucedieron los hechos se ha vuelto un poco borroso en mi mente (yo lo llamaría estrés post-traumático) pero lo cierto es que ella no estaba amarrada a un “algo”, y que alguien se la llevó. La alejó para siempre de mi vida, y yo me he quedado con este espacio vacío, con esta sensación horrible de buscarla en cada lugar, en cada calle, en cada rincón, con esta esperanza absurda de un día verla aparecer. No sucederá, por eso, me despido de ella con este episodio, cerrando este ciclo y llevándome una gran “palmada en la cola” de aprendizaje. He solucionado mi problema de movilidad temporalmente con un préstamo de una de mis vecinas (que por algún motivo tiene más de una bicicleta). Pero el proceso de búsqueda de OTRA ELLA habrá de comenzar de nuevo. Y el siempre consuelo: “Un clavo saca a otro clavo”.

98    

Episodio 35: 3 de agosto de 2013 – Las mil y un razones Muchas veces he abierto los ojos, he mirado a mi alrededor, me he concentrado en cada cosa pequeñita que hay en mi cuarto intentando despertar mis sentidos –varios aún adormecidos después de 8 o más horas de inactividad-, he bajado con pereza las escaleras, y -después de abrirla- me he asomado por mi gran ventana. Finalmente, mirando la calle, enverdecida en esta época a lado y lado por esos grandes árboles cambiantes, esos grandes árboles útiles como calendarios naturales, he pensado, ¡¿qué diantres hago aquí? ¿Cómo vine a parar a Bonn?!

El calendario estacional

Pensando en eso quiero contar historias. Historias de personas normales (o anormales, ¿quién puede juzgar?) que merodean en mi diario vivir y que como yo han dejado atrás su país, su gente, su cultura, su casa, y muchas veces también su idioma, para parar en esta relativamente pequeña ciudad. Personas que planeándolo o sin planearlo acabaron aquí, compartiendo en mayor o menor medida el cotidiano conmigo. Con esta colombiana que también dejó todo atrás, empezó de cero y que a veces se pregunta, ¿qué diantres…? Por el motivo que sea, magníficas oportunidades de ver el mundo y nuevos lugares...

En la universidad tenía una amiga enamorada de Alemania. Ella tomaba clases de alemán y elogiaba muchos aspectos dentro de la cultura que estudiaba. De hecho, una vez contó una experiencia que yo encontré “particular” (por no usar otro adjetivo): Siempre pensando en la puntualidad, mi amiga llegó un poco adelantada a casa de su profesora. Y cuando digo un poco es UN POQUITO, entre 5 y 10 minutos. Su entonces profesora abrió la puerta, miró su reloj de pulso y profirió: “Por favor Alejandra, nuestra clase comienza en X (entre 5 y 10) minutos. Vuelva en el tiempo adecuado porque mi horario se organiza estrictamente y usted debe respetar mi tiempo”. Yo pensaba cada vez que oía a mi amiga que difícilmente encontraría descripciones e historias más alejadas de mis gustos personales (y al fin y al cabo ella tampoco comparte conmigo la vibración de piel y órganos al ritmo del bambuco, el currulao, y la salivación deliciosa al pensar en un mondongo con aguacate), pero después de ese relato pensé: “¡Parece un alien, eso es locura!”. Así que

99    

por ese entonces no me gustaba el idioma, no tenía el mínimo interés por el país. Repito: No tenía NI EL MÁS MÍNIMO INTERÉS por el país. Yo estudiaba portugués y me fascinaba desde su tonalidad musical hasta la forma en que era enseñado y la imagen que proyectaban mis profesoras (Hay que ser brasilero para tener esas maneras tan efectivas, didácticas e inesperadamente eficientes) y fuera de eso las posibilidades que consideraba eran las de aprender italiano o francés, idiomas estereotípicamente “bonitos” (debo aclarar que ahora, desde el presente, nada ha cambiado en mi opinión después de tener la oportunidad de ser expuesta los dos mencionados). El alemán por su parte no aparecía ni el último resquicio o rayón de mi lista de posibilidades. Pero ahora estoy aquí, me doy un buen chapuzón en la cultura cada día, con felicidad voy para mi clase dos veces por semana, con regocijo intento (junto con una buena dosis de vergüenza y de auto-exigencia) componer las frases simples que las expresiones de neonato recientemente aprendidas me permiten y he descubierto que lejos de ser aliens, los alemanes son solamente diferentes.

de experimentar nuevos sabores…

Como dije, quiero resumir otras historias y apreciaciones. De personas que habrán tenido mil y un razones para acabar aquí y contarme con euforia o nostalgia el por qué de su presencia, los meandros en el río de decisiones y eventos que los condujeron a cumplir un sueño o aempezar una inesperada aventura. Pues bien, helos aquí: Hay quienes en algún punto de su pasado construyeron una imagen idílica de Alemania o se sintieron atraídos por el idioma gracias a algún familiar o amigo, y que empezaron o no a estudiar con disciplina la lengua con el objetivo último de estar aquí. Ellos merecen felicitaciones, pues fueron consistentes con el paso del tiempo y ¡lo lograron! Están aquí después de desearlo durante años. Hay para quienes el único claro objetivo era el de cuál área del conocimiento querían explorar, y enfocándose en eso encontraron programas de calidad por estos lados y pasaron los procesos de selección. También merecen felicitaciones por conseguir una gran oportunidad de acceder a educación pública de calidad. Hay quienes nunca quisieron venir yque de repente acabaron en conversaciones o conferencias con el sustantivo “Alemania” en el título o el asunto, que finalmente lograron atraer su atención, hacerlos ponderar los pros y contras e inmigrarlos. Hay quienes incluso realizaron la aplicación en el último minuto de la fecha límite, al final de una serie de pequeños eventos inesperados, y eso finalmente los condujo hasta aquí. Incluso, hay quienes emigraron buscando mantener un amor que moriría en la distancia, personas que siguieron a su pareja sin tener la más remota idea de qué harían aquí, o personas (un poco

100    

más lucidas en mi opinión personal, pero solo un poco) que siguieron a su pareja encontrando como buena excusa una práctica, un trabajo temporal, un postgrado. En síntesis, los motivos que gatillan nuestras acciones y que nos transportan de un lugar a otro, de una situación a otra, son un matiz de colores más variado que la paleta RGB pero para todos los que aquí se encuentran hay algo común e innegable: la experiencia es indudablemente enriquecedora. Finalizo copiando las palabras que mi amiga Kathe utilizó al relatar su historia, que ejemplifican muy bien a lo que acabo de referirme: “A veces, mientras camino por el campus de la universidad en la que estudio, pienso que estoy caminando por los mismos caminos que recorrieron célebres personajes como Friedrich Nietzsche, y no puedo evitar pensar que quizá uno de mis lugares favoritos para sentarme a leer, también pudo haber sido su sitio favorito. Quizá. ¿Por qué no?”

…y de conocer nuevas personas.

¡Más personas!

101    

Episodio 36: 7 de agosto de 2013 – Un paseo de olla A media hora en bicicleta hacia el norte de Bonn, donde el río Sieg casi se entremezcla con el ancho Rin, hay un lugar especial para llevar a cabo un magnífico “paseo de olla”. ¡Pronto todo está listo! Los ingredientes del sancocho, la paila cargada entre dos personas (por su enorme tamaño), juntos en dirección al río para cocinar, bañarse, comer, “siestar”, bañarse más… relajarse. Como si estuviéramos en el Río Pance en el Valle del Cauca, en el Pamplonita de Norte de Santander, en el Fonce, el Chicamocha en Santander o en el Guatapurí del Cesar. En el verano, aquí en Bonn también existe la posibilidad de ir al río a un paseo de olla. La pequeña diferencia es que la olla y los ingredientes son cambiados por un empaque de jamón, uno de queso y un último de pan tajado.

El río Sieg a la altura de Siegfähre, Troisdorf, al norte de Bonn.

El cuento es que nos fuimos con un grupo de amigos a aprovechar del verano y de las bondades de la naturaleza y a bañarnos en el río. La sorpresa fue saber que hay un afluente a menos de 10 kilómetros en el que las aguas son lo suficientemente tranquilas para permitir a los bañistas darse un chapuzón de frescura. Es irónico, porque Bonn se levanta a la rivera del gran Rin, pero éste –será su tamaño- es turbulento y de corrientes impredecibles, y el baño en sus aguas es prohibido por la propia seguridad del sujeto. Así, nos encaminamos en un paseo de bicicleta –tan placentero como siempre he dicho que son entre los campos a la orilla del Rin- y pasado cierto tiempo llegamos a nuestro destino: Una porcioncita de río con pequeñas playas de piedra a lado y lado para deleitarse. El lugar es llamado Siegfähre, y su nombre es debido a la presencia del único ferri en todo el afluente del Sieg (y uno de los más viejos que aún funcionan en el país): un barquito con capacidad para unas 20 o 30 personas y unas cuantas bicicletas. Sin embargo, nosotros nos animamos a cruzar CAMINANDO en busca del mejor punto para tomar el sol, para tomarlo y escapar de él, al mismo tiempo. Ya se imaginarán

102    

que es inteligente pensar anticipadamente en un lugar para resguardarse del sol cuando éste ha aumentado mucho y la sensación térmica y la cabeza empiezan a molestar. Con nuestras cosas apretujadas sobre la cabeza, caminando en contra de la corriente, con las piedritas del fondo incrustándose en los pies descalzos, los aproximadamente 10 metros de ancho que hace el afluente a esa altura se hicieron 15 minutos, y entendimos la ventaja de tener un ferri.

No habrá sido sancocho, pero mi amigo Alex (de Michigan) hizo una perfecta contribución con un delicioso mango y una refrescante patilla.

El día transcurrió apacible (como siempre que se hace un paseo de río). El primer chapuzón de cuerpo y cabeza se sintió helado, puso la piel de gallina, pero un segundo después el agua estaba a la temperatura perfecta, la corriente masajeaba los músculos de la espalda y depaso daba para ejercitarse al intentar mantener la posición inicial luchando contra ella. Y así se nos escaparon las horas, como el agua corriente entre los dedos, mientras yo intentaba comprender cómo es que hay tantas personas usando un bikini en medio de un parque en pleno centro de la ciudad, cuando un río los aguarda… “a la vuelta del puente”. Para volver al parqueadero de bicicletas, nadie tuvo coraje de atravesar el río de nuevo por su propia cuenta, y por tanto hicimos uso del protagonista ferri, por la módica suma de 50 centavos para un total de 2 minutos de trayecto.

Aquí, el trayecto de vuelta usando el ferri. ¡Ok…tal vez eran más de 10 metros de ancho!

Fue una grata sorpresa encontrar este lugar y pensar en mis tantos paseos de río de toda la vida. No todo el mundo los disfruta, ni en Colombia ni aquí, lo rectificó –o lo imagino- al ver de nuevo a aquellos en bikini dentro de la ciudad (aunque no me desagrada esta tendencia, ¡no paro de sorprenderme con ella! ¿Cuántos ojos no tendría encima una persona en vestido de baño tomando el sol en el Simón Bolivar?). Definitivamente hay lugares y actividades que trascienden fronteras y consiguen transportarte a cualquier lugar del mundo.

103    

Berlín y nuestro amor compartido por las lucecitas de colores que brillan en la noche en casi cada rincón. Aquí, Alexander Platz.

Para finalizar, hablando de “cualquier lugar delmundo” he cambiado temporalmente de ciudad. Haciendo uso de una parte de mis vacaciones de verano me he instalado en Berlín para asistir a un curso intensivo de alemán (¡mi segundo nivel! La recién nacida se esfuerza por aprender a hablar). Una perfecta coincidencia para finalizar este “casi-año” de diarista. Cuando lo escribo me da aún más dolor de barriga. ¿Se acaba un año? ¿Se acaba mi privilegiada oportunidad de compartir tantas experiencias, pensamientos y aventuras con conocidos y desconocidos? ¿Se acaba el deber detener disciplina para cada semana (si ya a veces era desjuiciada, ¿cómo será sin el deber?)? Ya veremos qué haré a ese respecto, por ahora, se construyen algunas historias de una gran ciudad y un curso intensivo…

104    

Episodio 37: 17 de agosto de 2013 – Los recovecos del alemán En otros episodios ya he hablado bastante sobre lo inesperado de los eventos que me llevaron a estar aquí en Alemania, pero hoy recupero el hilo del tiempo y vuelvo al presente. En el último episodio de mi diario les adelanté brevemente que comencé un curso intensivo de alemán en Berlin. Estoy aprovechando al máximo mis extrañas vacaciones de verano que más o menos se dividen en dos grupos de un mes, separados en septiembre por un módulo de Neurofarmacología. Extrañas porque las que son más familiares, con los ciclos estacionales de las regiones templadas, lo habrán anticipado, y para cuando mi módulo haya acabado, del verano no quedará más que un grato recuerdo. Para ese momento será el otoño con su creciente y fresco caminar el que dé nombre a las vacaciones que en otros tiempos (en otras maestrías) se llaman vacaciones de verano. En lugar de hacer un mes entero de viajes en esta primera mitad del año (que además costaría más de lo que puedo permitirme), he decidido exprimir el hospedaje gratuito que tengo en la peculiar capital alemana y comenzar mi segundo nivel de alemán en un curso intensivo. Pero no deben preocuparse por mí, ¡no padezco de ninguna enfermedad de adicción En Tempelhof. Pocos lugares rurales se comparan en calidad de al estudio que me hace preferir atardeceres. estar en clases de alemán en cambio de disfrutar de unas vacaciones en todo el sentido de la palabra! Mis cursos son divertidos, no hay compromisos ni presiones y en realidad es como reunirse regularmente cada mañana con un grupo de personas de diversas nacionalidades (¡muchas nacionalidades no conocidas!) a charlar, reírse, actuar, pensar y quemarse el coco intentando entender y mejorar el dominio de este idioma “chiflado”. Debo llamarlo “chiflado”, por supuesto, sin ánimo de ofender. Esta forma de ¡Que sí… que estén tranquilos, que paseo bastante  y disfruto el llamarlo simplemente es una verano! Aquí en la puerta de Brandeburgo con Hiep comiendo Brezel. inocente materialización de lo difícil que me resulta aprender alemán; pues su estructura y su organización son en exceso diferentes al español y me sacan más de una “cana verde”. Pero la mejor bondad de mi curso es que me deja aún suficiente tiempo para disfrutar del verano y aprovechar deesta larga y corta estadía en Berlín. Hoy voy a intentar resumir los puntos que a mi parecer son los más problemáticos para poder aprender el alemán. Sin embargo, desde ya debo decir que mi descripción será a fuerza de una sobre-simplificación de la realidad, y dejaré de lado las excepciones y los casos especiales que

105    

acaban volviendo mi cabeza “un ocho” y que serían imposibles de comprender en una sola sesión de poco menos de dos páginas.

¡A ver cuánto entienden! “Tú no puedes impedir que una bandada de pájaros pase volando sobre tu cabeza, pero sí puedes impedir que aniden en tu cabello”  

Número uno: La estructura de la frase. En español está claro, el verbo le sigue al sujeto, y a estos dos el predicado. El sujeto puede ser tácito, por lo cual puede no encontrarse en la oración, pero las oraciones son bastante flexibles y coherentes. Mientras que en alemán, en una frase “básica” el verbo debe estar siempre en la segunda posición. Pero si es una pregunta, en la última. Si se utilizan verbos modales, en la última. Si se responde a un ¿por qué?, en la última. Si son verbos compuestos, uno de ellos en la segunda, otro en la última. Incluso, hay verbos que se parten en dos y se pone un pedacito en la segunda posición y otro en la última. Pero si se presenta en alguno de los 4 casos mencionados, entonces no se separa más. ¿No suena eso como un verdadero embrollo?

Todo ese revuelto genera al final frases que para mí suenan a veces como lenguaje de cavernícola y que, muchas otras veces, concentran el significado de la oraciónen la última palabra. De tal modo que se obtienen cosas como: Ich bin gestern Abend wegen seiner Hochzeit mit dem Zug nach Berlin gefahren. Si se intenta traducir literalmente al español, podría sonar como: Yo ayer en la noche debido a su boda con el tren hacia Berlin fui Literalmente, en español sería he ido, pero el participio pasado es usado en la práctica como pasado simple. ¡Únicamente al final de todo ese reguero de detalles, uno se entera de la acción, que podría ser ir o cualquier otra cosa! Aunque ya había hablado de esto hace mucho tiempo, cuando mi amiga Alice me dio su opinión respecto al alemán. Ahorayo lo vivo en carne propia. Pero “todo bien”. Este punto problemático es fácil de solucionar manteniendo en mente las reglas (aún cuando sean mil y un diferentes) y con algo de práctica comienza a fluir naturalmente. Pero hay otras cosas muchísimo peores cuando se intenta aprender alemán... - Número dos: Las declinaciones y los casos. El terror en pasta consistentemente ganador de lo peor del alemán, que quiere decir que los adjetivos, los artículos, los pronombres posesivos, los pronombres personales y los sustantivos cambian en función del caso (determinado por ciertos verbos, ciertas preposiciones, ciertas acciones) y el género (que además puede ser femenino, masculino o neutro). Existen cuatro casos diferentes en este idioma y son pocas las situaciones en las que he logrado comprender la verdadera razón de su existencia, o mejor, la situación en la que deben ser usados. Pero no me extiendo en esto, ya suficiente he sufrido haciendo el ejercicio en clase.

106    

          ¡A ver cuánto entienden! “Tú no puedes impedir que una bandada de pájaros pase volando sobre tu cabeza, pero sí puedes impedir que aniden en tu cabello”  

- Número tres: ¡Las palabras de “relleno” sin sentido claro! En alemán no basta con tener palabras para CADA cosa, sino que además las oraciones coloquiales se rellenan con un montón de palabritas cortas que si se piensan y se intentan entender en español, en realidad no tienen un significado per se. O bueno, puede que tengan un sentido, pero un “sentido figurado”. Según mi entendimiento, esas palabritas adicionan “intención” o “sentimiento” a la frase. Pero como extranjero es difícil tener la intuición de dónde ponerlas, siquiera de descifrar qué es lo que hacen decorando las frases. - Número cuatro: La pronunciación. El último de mis enemigos en el aprendizaje del alemán tiene cara femenina y se le conoce como pronunciación. Sin contar el gran número de sonidos nuevos que tiene este idioma y que no existen en español, al existir palabras tan largas surge arrogante la imperdible oportunidad detener todos los sonidos juntos en un solo lugar. “R”s pronunciadas como con un salivazo (sinónimo que me contó el diccionario y encontré más decente para publicación) atorado en la garganta al estilo del francés. “CH”s pronunciadas como un rugido de tigre, pero menos agresivo. “SCH”s como un Aquí en la isla de los museos con Vic que como francés me “shhh” para ordenar hacer silencio, pero sin colabora a entrenar las vocales y “R”s extrañas.   estirar los labios y sí manteniéndo los abiertos. “Z”s como una ts como cuando uno se molesta y dice: “tsssss, que tal ese…”. “A”s que parecen “E”s, “O”s que parecen “U” pero con cara de “I”s. “S”sy “V”s que obligan a vibrar las cuerdas vocales, la lengua, los labios, que por fortuna logré dominar previamente para el portugués y que al menos me liberan un peso. Por fortuna, a diferencia de cuando se habla francés (que también tiene una pronunciación difícil para mí, pobre hispanohablante) el alemán no está extremadamente exigente en este punto, de forma que aún pronunciando mal hay una alta probabilidad de ser entendido. Pero esto de ninguna forma es un “desanimante”. Todo lo contrario. Lo primero que hay que hacer al enfrentar dificultades es disecarlas, enumerarlas y enlistarlas, de forma que sea posible concentrarse en ellas y trabajarlas (o ignorarlas y focalizar en otros puntos importantes, depende del enfoque). Y por eso comparto hoy mis puntos más débiles, pues tal vez muchos

107    

de ustedes los compartan, o tal vez un día lleguen a hacerlo, o tal vez rían de mí pensando en cuán fácil ha sido para ustedes y lo absurdo de que sea difícil para mí. Mi resolución es continuar haciendo ejercicios, disfrutando de mi clase, siendo la alumna más intensa si es preciso… y contra esos puntos difíciles, tengo una caja llena de colores. Me he extendido bastante. Sintiendo el final de este diario amenazadoramente cerca (¡después de este episodio, sólo les escribiré dos episodios más!), tengo esta sensación compulsiva de escribir al máximo, de exprimir cada episodio para no dejar tantísimas cosas sin decir, aunque inevitablemente pasará. Pero en este momento siento la necesidad de dilatar cada vocablo antes de dejar de ser oído, repetido con diferentes voces, tonalidades y entonaciones en las voces internas de cada uno.

Mi clase de alemán A2.1

La próxima semana comenzará mi despedida, recapitularé estos 11 meses que se fueron, las sensaciones que me dejaron, las cosas que me enseñaron, lo que cambiaría, lo que nunca cambiaría, y pensaré en cuáles siguen siendo mis expectativas, prospectos y objetivos. Y para el gran final, cerrando esta tarea que tanto placer me ha generado, compartiré mi proyecto audiovisual, un video de colores, sonidos, musicalidad, rostros, estaciones… que tal vez logre traslucir la esencia de tantas nacionalidades con las que me he encontrado en el camino. Un homenaje a mi amigo Jose sin que desde hace tanto no veía y vino a visitarme y a darme días de diversión veraniega.

Episodio 38: 25 de agosto de 2013 – Final, final, sólo va uno más

108    

Es inevitable no llenarse de nostalgia (la nostalgia siempre presente…) al pensar en estos 11 meses que han pasado. Al mismo tiempo, es inevitable no llenarse de satisfacción al sentir cómo he evolucionado, cómo he logrado adaptarme. Durante esa época difícil que constituye el comienzo de toda nueva etapa, por días perdía la esperanza. Y en ese estado de abatimiento me preguntaba si algún día lograría sentirme a gusto, como en casa, si algún día pararía de quejarme y de intentar extraer los problemas y los contras más que los beneficios y ¡Ahora un mejor rostro y un mejor clima! los pros. Debo decir que al llegar a Alemania me sorprendí a mi misma con la actitud que tomé. Insisto que el clima jugó un papel crucial contra toda posibilidad de contrariarlo, pero el hecho es que me encontré con una Luisa que nunca había conocido durante el transcurso de mis 22 -bien ganados- años. Era una Luisa sensible, débil, pesimista, derrotada. Claro que son muchísimos los factores que me llevaron a ese estado desconocido y en cada uno de ellos puedo encontrar la disculpa perfecta. Pero si se trata de “ponerse los pantalones” y aceptar las más crudas realidades, es cierto que habría podido asumir mi comienzo de otra forma. Pero no estamos para llorar sobre leche derramada. ¡Ni me apetece hacerlo!, porque también de esta forma aprendí. Pero si algo quiero dejar claro al final de esta temporada es que uno mismo se trenza su cotidiano. Recuerdo aquellos días de abatimiento, de lágrimas y nostalgia profunda por las personas que amo y que no están conmigo. No obstante a la seguridad de que en el presente del mañana continuarán llegando esporádicamente días como esos, puedo decir en retrospectiva y con orgullo de mi misma (aunque en una comparación absoluta no signifique nada) que estoy bien. Que disfruto de esta experiencia, que aprendo demasiado, que sonrío al ver la pequeña Bonn iluminada con ese sol de venados, el verdor de los árboles alineados frente al antiguo palacio – hoy sede de la universidad-, la sonrisa de mis amigos reunidos en el jardín de mi casa mientras toman una cerveza. La esperanza ha vuelto a mí, afortunadamente.

Las personas que hacen parte de mi cotidiano y que me complementan.

109    

Precisamente por mi experiencia, quisiera hacer una “lista” de aquellos puntos que serían fácilmente modificables y que, a mi parecer, habrían aportado significativamente para el desarrollo de un comienzo diferente. Lo más esencial fuera de toda duda es el manejo de la lengua. Ya sé que Alemania se vende como un país en el que se puede hablar inglés “hasta con el perro”, y puede que lo sea, pero bajo ninguna circunstancia alguien puede tener una integración total sin manejar el idioma nativo. Yo me confié de esa idea de que el inglés era suficiente (y déjenme aclararles que en el sentido literal ¡sí lo ha sido! Porque estoy aquí, he sobrevivido), y pegándome de eso dejé imponer a la pereza y a la falta de motivación. Cada día me arrepiento. Mi personalidad me impide ser un fantasma dentro del pueblo, a mi me gusta la interacción, me gusta hacerle charla al señor de la tienda, me gusta conversar en el bus, me gusta no tener miedo de ir al doctor por causa del idioma, y por sobre todo me gusta participar activamente en conversaciones de amigos. Y todo esto se vio impedido o drásticamente limitadoa causa de no hablar alemán, y me dolió hasta el tuétano. Ahora no lo puedo cambiar, lo que puedo hacer ya lo estoy haciendo. Y voy juiciosa con mis cursos, y aprendo bastante en cada clase, y estudio… pero han pasado 11 meses y yo apenas soy nivel 3 (sobre los 12 que hay en una división estricta). Si pudiera volver atrás en el tiempo y encontrarme en Colombia tras haber recibido la aceptación de la universidad, no dudaría un segundo y comenzaría a estudiar alemán como mi prioridad. Aunque, de nuevo, es muy tarde ya y bajo esta situación “limitante” he aprendido a estar Un lindo atardecer y globos volando. satisfecha.

Así sea cantando en la calle, para hacer siempre hay algo.

El siguiente factor que detallaré es la libertad económica. Si bien Alemania es un país con un costo promedio de vida bajo, ¡euro es euro!. Y yo siempre tengo esa manía horrorosa de pensar ineludiblemente en pesos colombianos… una tortura. Si se gana en euros, perfecto. Si no, entonces es mejor buscar un trabajo para ganar en euros… :-) Y llego a mi punto, la búsqueda de trabajo. A este respecto me encontré autoimponiéndome un sin número de limitaciones que tal vez existen, pero que no implican que no sea posible conseguirlo. Acababa no intentando al pensar, >. Y ACABABA NO INTENTANDO. Siempre he dicho que los errores le enseñan a uno mismo y a los sabios que sepan escuchar y aprender sin necesidad de cometer en su propia piel esos mismos errores. Sí que es posible, y como se dice sabiamente: “El que no arriesga un huevo, no gana un pollo”. En octubre, comienzo mi trabajo como monitora de la nueva promoción que comienza mi maestría.

110    

Tengo casi certeza que muchos de ustedes que han seguido este diario, que han puesto un like en la página del DAAD Colombia de una forma u otra se interesaron por Alemania. Y si no es Alemania, entonces interésense por algún otro lugar, interésense por descubrir nuevas culturas, por aprender nuevos idiomas. Que al final, eso más que nada es la escuela de la vida “recargada”. Para mí, ha implicado tantas cosas, que me faltan letras en el abecedario y método en la redacción para comunicarlas. De esta estancia, aunque Alemania no sea el país de mis mil amores, ni me vea muriendo o teniendo hijos en sus tierras (me pregunto si alguna vez otro país diferente de Colombia podrá siquiera ser considerado), ha sido demasiado lo que he ganado. Así que, ustedes seguidores, ustedes soñadores, abran los caminos de su destino, y si alguna vez lo soñaron, lo imaginaron, lo desearon… péguense una pasadita por Alemania.

Yo cierro desde la capital…

Aun cuando falta un último episodio, decidí predespedirme hoy, para evitar los achaques del final final, para evitar un tono desagradablemente melancólico (¿lágrimas incluso?)… que si algo he olvidado, no me lamente por no tener una 39º oportunidad. Así, la próxima semana será de fiestas y risas, cerrando con mi tan anunciado proyecto audiovisual.

111    

Episodio 39: 31 de agosto de 2013 – Sílabas para mis oídos ¡Lo prometido es deuda! Heme aquí para presentar en este último episodio mi proyecto audiovisual y con él cerrar resumiendo en una palabra el contenido principal de mi experiencia y una de las ventajas agudizadas al vivir fuera de Colombia: Multiculturalidad. Pero me adelanto. Primero he de explicar en qué demonios consiste ese proyecto del que tanto y tan poco he hablado al mismo tiempo. Pues bien, hace varios meses me planteé la idea de reunir diferentes idiomas y diferentes rostros en una sola toma. Mi justificación, una discusión interna acerca del estereotipo del alemán como ese idioma de ladridos, de gritos, de político dictador dando un discurso a las tropas que lo siguen. ¡Pobres! Yo creo que la culpa es del cine y su gran influencia (imagínense cuanto horror ver a Colombia estereotipada según la imagen que la película de Sr y Sra Smith transmitió tan absurdamente errada, por ejemplo). Si bien es cierto que aún hoy la melodía de una frase en italiano es más agradable para mis oídos que aquella de una frase en alemán (para hacer una analogía personal, el italianoes al alemán como un currulao a un rock), quise comenzar este proyecto para combatir un poco la pobre fama que el alemán se ha ganado como idioma de sonidos poco agradables.

Como final, ¿qué más podría ser si no un collage con mil y un recuerdos de experiencias vividas? Cuatro estaciones enmarcando el escenario y la transición, el movimiento.

Con este video espero que cada uno cree sus propias opiniones y conclusiones y que “a ciegas”, sin entender el significado de lo que se dice, se concentre en la musicalidad, en los tonos, los graves, los agudos, los sube y baja de intensidades, la entonación, los sonidos nuevos. Prometo que no dejaré la duda eterna respecto al significado, que no actuaré como

112    

esas películas que se acaban sin acabar y a mí me provocan arrancarme el cabello al dejar un millón de posibilidades abiertas y un millón de incertidumbres presentes (hago demasiada alusión al cine el día de hoy… como dije, ¡tiene una gran influencia!). Lo hago de esta forma y no al revés, pensando que el conocimiento del significado, del fondo de la situación, es un distractor para concentrarse en la forma y la superficie. Hoy y por tiempo limitado, lo importante está en la forma. Paro de hablar. Paro de mover los dedos rítmicamente como en una convulsión. Lo inevitable ha llegado y estas son las últimas líneas que dirigiré bajo el halagador título de “Diarista oficial DAAD-Colombia 2012-2013”. Aunque no será más compartida en esta forma tan deliciosamente extravagante, mi experiencia continúa. Y llegará alguien más que a través de palabras nos haga viajar en la imaginación y conocer nuevos lugares, nuevas gentes, nuevos idiomas… y nos haga concebir nuevos sueños. Para cuando este episodio sea leído oficialmente, yo estaré de vuelta en Bonn, después de un verano magnífico, de unas vacaciones maravillosas, y (si el pronóstico no se equivoca esta vez) la temperatura habrá caído por debajo de los 20°C… para siempre (hasta la próxima primavera-verano). Un ciclo ha terminado, junto con este diario. Punto final. Video: http://www.youtube.com/watch?v=spr38cic5d0&feature=youtu.be Aún cuando quise evitar de la mejor manera el incluir mi carota en este video, no lo conseguí. Me disculpo por mi tono tan escasamente poético (y mi inevitable rolo :/). Al menos el significado quedará claro (espero).

¡FIN!

113