Colegio San Juan de la Cruz - Carmelitas Descalzos

Colegio San Juan de la Cruz - Carmelitas Descalzos Concertado MI NIÑO NO COME Normas básicas 1 No obligar nunca a comer a un niño. Un adulto puede qu...
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MI NIÑO NO COME Normas básicas 1 No obligar nunca a comer a un niño. Un adulto puede que se niegue a probar bocado por los dictados de la moda pero a un crío aún no le pesan las normas sociales. Por tanto no se debe insistir en que el niño trague a toda costa. 2 Cuánta cantidad de comida es necesaria. Cada uno de nosotros necesita un aporte calórico distinto, razón por la que la alimentación no puede tomarse como una ciencia exacta. Unos zampan como elefantes mientras otros comen como pajaritos. ¿Por qué entonces se intenta medir a los niños por el mismo rasero? Un niño de año y medio puede que necesite comer la misma cantidad que un bebé de nueve meses. 3 ¿Seguro que no come nada? Para la mayoría de los padres no comer nada significa que su hijo no engulle lo que ellos creen que necesita. Quizá si su medida fuera medio plato en vez de uno repleto hasta el borde cambiaría su percepción. 4 Los que de verdad no comen. Las enfermedades y los celos provocan un rechazo a la comida que suele ser transitorio y una vez solucionado el problema regresa el apetito. 5 El trabajo de mamá. El regreso laboral de mamá origina en ciertos bebés una negativa a alimentarse si no lo hace su madre. Pueden no consumir nada en ocho horas y luego ponerse las botas cuando ella regresa. 6 Un asunto de honor. Los padres, sobre todo las madres, suelen vivir la inapetencia como un agravio personal. Otras consideran un deber atiborrar a su hijo. 7 Culpabilidad. Frustración y un terrible sentimiento de no saber cumplir como lo hicieron con ella, fustigan a muchas madres para quienes la hora de la comida es un calvario. 8 Niños incomprendidos. Imagínese qué pensará su hijo. Él, que sólo cuenta con el cariño de sus padres, de repente se ve atacado por aquellos en quienes confía, que insisten en cebarle cuando ya no le entra más y encima se enfadan y le gritan. 9 La prueba definitiva. Coma en proporción a lo que da a su hijo. Si el niño pesa 10 kilos y engulle un plato, tráguese usted cinco o seis raciones. Seguro que revienta. 10 Pecho "for ever" y a libre demanda. La leche materna es el alimento más completo y nutritivo. Si el niño no pierde peso es conveniente alargar la lactancia hasta el año o los dos años. Siempre sin imposición de horarios, porque él ya lo pedirá cuando lo necesite. 11 Las papillas. Nunca se debe sustituir el pecho por la infundada creencia de que los cereales alimentan más. Cuando los niños ya degustan papillas hay que saber que casi ninguno logra terminarse la medida recomendada porque es simplemente una orientación, no un dictado. 12 Horror a las verduras. El pequeño estómago de los niños admite pequeñas cantidades, o sea, muchas calorías en poco volumen. Las verduras contienen mucha fibra y escasas calorías, por lo que les enguachina pero no les sacia. Apenas unas cucharadas serán suficientes para que le saquen el gusto. 13 La papilla de frutas. Con las frutas viene a suceder lo mismo que con las verduras. Si el crío las rechaza pruebe a darle una manzana a mordiscos o una pera en trocitos, por ejemplo. Las recomendaciones y mezclas frutales del pediatra no tienen por qué ir a misa. 14 Respetar el sueño. Algunos padres enchufan a sus hijos el biberón mientras éstos duermen y después se quejan de que no comen cuando están despiertos. ¡Pero si ya se han alimentado! C/ Daoíz y Velarde, 52 · 24006 León · Telf.: 987 25 94 51 · Fax: 987 21 51 07 · [email protected] · www.colegiojuancruz.org

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15 Chucherías prohibidas. Al margen de que el niño coma o no coma, los dulces y las famosas chucherías sólo una vez al año para que no hagan daño. 16 La crisis del año. Justo a los 12 meses se frena la velocidad de crecimiento y por tanto no precisan la misma cantidad de alimento. A partir de los cinco años aumentarán el gasto energético y las necesidades. 17 El perceptil. Las gráficas de peso traen fritos a los padres. En cada país se elabora una distinta y nunca coinciden entre ellas. ¿Quiere eso decir que según el lugar del mundo en que pesen a su hijo estará por encima o debajo de la media? 18 Defensas infantiles. Los más pequeños se defienden ante la indigesta ofensiva paterna a base de hacer bola, escupir e incluso vomitar. Nunca se niegan por capricho. Evolutivamente los críos tienden a rechazar los sabores desconocidos por simple supervivencia. 19 Un dragón llamado alergia. La alergia puede provocar la negativa del niño a ingerir ciertos alimentos como la leche, el gluten, el huevo o cualquier otro incompatible con su inmaduro organismo. Por eso es conveniente no obligar a comer. 20 Estimulantes del apetito. Los tónicos estimulantes contienen psicofármacos que actúan sobre el centro cerebral del apetito y su efecto desaparece en cuanto se deja el medicamento. Poco aconsejables salvo excepciones. 21 Cómo introducir los alimentos. A partir de los seis meses se pueden ir probando nuevos sabores con gran precaución y muy lentamente. 22 Estrategias. No guardar la comida para la cena. Ponerle en el plato sólo lo que suela tomar aunque sean tres cucharadas, si tiene hambre pedirá más. Evitar las broncas y los sobornos. 23 Vegetarianos. Cuando los padres son vegetarianos los niños pueden vivir perfectamente con una dieta ovolacto-vegetariana. 24 Acostumbrarse a comer de todo. Obligarle a comer un determinado alimento es la mejor forma de lograr que lo odie para el resto de su vida. Si no se le fuerza acabará probándolo. 25 Comer solo. Un niño se puede negar a comer porque quiere meterse él mismo el alimento en la boca y no se lo permiten. Aunque se estire la hora del almuerzo y ponga todo perdido es preferible concederles cierta independencia.

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¿No come? Los trucos que no fallan. ¿La hora de comer es un calvario para ti? ¿Gira la cabeza, rechaza la cuchara, cierra herméticamente su boca? No te desesperes. Algo falla, si. Pero seguro que tiene solución si sabes utilizar la imaginación. Toma nota y buen provecho. Tus esfuerzos por darle una cucharada de mas son infructuosos y te preguntas: "¿Qué estoy haciendo mal y qué he de hacer si no me come?". Es fácil que el origen de su falta de apetito no se encuentre en el mismo si no en su entorno y en la actitud de sus padres. No siempre sabemos reconocer cuales son sus necesidades alimenticias. La teoría es algo puramente orientativo y aplicada a nuestros hijos, por separado, puede resultar muy distinta. De ahí que no existan leyes infalibles sobre el tema ni teorías que deban seguirse al pie de la letra. Si comiendo menos engorda, crece y se desarrolla bien, no hay motivo para preocuparse. En caso contrario, es cuestión de contactar con el pediatra y ponerle también imaginación al tema buscando soluciones practicas que conviertan la hora de la comida en un momento mágico para el. BUENOS MOTIVOS PARA SU FALTA DE APETITO Si el pediatra te confirma que tu hijo no padece ninguna enfermedad, que esta creciendo y su vitalidad y energía son normales, debe ser su propio organismo el que regale las cantidades de alimento que necesita para desarrollarse. En general hay que asumir que el niño va a tener progresivamente menos necesidad de cantidad y mas de calidad. Proporcionalmente, un niño de 6 meses tendrá un aumento importante de peso, por lo que va a necesitar una gran cantidad de calorías para hacerle frente. Esta curva de crecimiento jamás volverá a producirse en su vida, por lo que también su apetito disminuirá paulatinamente. Con un año solo necesitara la tercera parte de calorías que preciso con seis meses; y a los dos años, la mitad que al año. Su desgaste físico será superior porque aumentaran sus actividades pero no le será necesario un ritmo de crecimiento elevado. Como habrá cambiado de hábitos con la introducción de los alimentos sólidos, menos cantidad le dará muchas mas calorías. NO SOLO COME POR LA BOCA Todos sus sentidos han de estar motivados para que el hecho de comer se convierta en un placer. Los alimentos bien preparados y presentados en el plato le pueden ayudar a potenciar su apetito, porque también come por los ojos. Incluso el color de los alimentos puede hacérselo mucho más atractivo. El mejor aliado de la vista es el olfato. Un buen olor ayuda a segregar saliva y produce un impulse favorable hacia la ingestión de los alimentos. Para un niño que no disfruta de la comida puede resultar sumamente productivo incluir alimentos crujientes en su dieta. Hacerlos crujir le motiva positivamente a seguir comiendo, aunque para el solo se trate de un juego de ruidos graciosos que se van produciendo dentro de su boca. Al mismo tiempo desarrolla progresivamente su sentido del tacto, indispensable para que reconozca los alimentos, de ahí que sea muy aconsejable dejarle jugar con su comida, aunque siempre dentro de unos limites bien establecidos por sus padres. Es muy importante que su dieta no se convierta a diario en algo monótono con unos mismos sabores, olores y colores. El precisa variedad y tu debes hacer funcionar tu imaginación para sorprenderle con nuevos y sugestivos platos que deben cambiar en su presentación. Por otra parte, el sentido del gusto puede resultar determinante para que el niño rechace algún alimento en concrete que no le gusta y que a la vez puede resultarle muy necesario para su correcto desarrollo. Insistir machaconamente con el mismo alimento arrojaría un resultado contraproducente. Buscar un sustituto será mucho mas sencillo y practico y evitara enfrentamientos a la hora de la comida. C/ Daoíz y Velarde, 52 · 24006 León · Telf.: 987 25 94 51 · Fax: 987 21 51 07 · [email protected] · www.colegiojuancruz.org

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RESPETA 4 HORAS ENTRE COMIDAS Su estomago tarda ese tiempo en vaciarse y hacer la digestión. No respetando este intervalo le damos de comer cuando no tiene hambre, y forzándole conseguimos que inicie un nuevo ciclo de digestión antes de haber acabado el anterior provocándole gases e inflamación del intestino. Perderé el apetito y te sentirás preocupada. HAZ DE LA COMIDA LO MÁS IMPORTANTE Si permites que durante la comida tenga a su disposición juegos alternativos, estos se convertirán en lo más importante y dejara de lado la comida. Debes procurar que su interés se centre en ti y en el acto de comer. Si eres tu la que le alimenta al introducir la cuchara en sus labios, acaríciaselos con suavidad para que el niño abra la boca y la dirija el mismo hacia la comida. NO LE DEJES PICAR ENTRE HORAS Una de las razones más importantes por las que un niño no tiene hambre es porque pica entre horas y no llega hambriento a las comidas. No le ofrezcas mas de dos comidas nutritivas al día y deja que sea el quien elija el momento. Si tiene sed, dale agua y limita a 60 cc la cantidad de jugos al día. ENSÉÑALE PRONTO A QUE COMA SOLO La mejor manera de prevenir las peleas a la hora de la comida es enseñarle a comer por si solo lo antes posible. Si tiene hambre, tomara la comida y comerá. Forzarle es una de las principales causas de que se inicie un conflicto y de que pierdo su apetito. Además, no debe permanecer sentado en la mesa más tiempo del que lo haga el resto de la familia. Cuando el acto de comer acaba, no debes seguirle con el plato. Cuatro horas más tarde comerá; mas si no ha quedado satisfecho. SÍRVELE PEQUEÑAS RACIONES DE COMIDA El apetito disminuye si se le pone delante un plato mas lleno de lo que el puede comer. Si le pones una pequeña cantidad en un plato, se sentirá complacido por haberla acabado y si quiere mas te pedirá. Evita alimentos que sabes positivamente que le desagradan y limita el consumo de leche. La leche contiene tanta calorías como muchos alimento sólidos por que si bebe en exceso puede sentirse lleno y perder el apetito. Dásela siempre como complemento y no como base de su alimentación. DISTRÁELE EN UN AMBIENTE RELAJADO Toda persona, adulta o menor necesita un cierto tiempo de relax antes de la comido. Los nervios excitación o un exceso de preocupación suele quitar el apetito. En ocasiones puedes ser tu misma la que le transmitas tu inquietud. Una pelea o discusión en el jardín puede ser otra causa, asi como el sueño. Si tiene sueño, no comerá. Procure no darle la cena demasiado tarde. Puedes utilizar cuentos y pequeños trucos caseros para tenerle distraído y pendiente de ti mientras le das una cucharada tras otra. QUE TOQUE LA COMIDA CON LOS DEDOS El sistema de conocer su entorno en el niño se fundamenta en los dedos. Normalmente que tu hijo mire la comida no te preocupa, o que haga crujir las papas sonoramente, pero que la toque suele ser punible desde el punto de vista de los padres. Es vital que lo haga, por mucho que se ensucie y siempre que le impidas que la tire al suelo. Ve enseñándole que ha de coger trozos pequeños y llevárselos directa-mente a la boca. CAMBIA EL ASPECTO FISICO DEL ALIMENTO Si lo que tu hijo no come son alimentos fritos, déselos hervidos o al revés. Si lo que no quiere es comida fría, prueba a calentársela un poco. Si la rechaza porque no le gusta el dulce, désela con un poco de sal y al revés. Su sentido del gusto no tiene por que coincidir con el tuyo. C/ Daoíz y Velarde, 52 · 24006 León · Telf.: 987 25 94 51 · Fax: 987 21 51 07 · [email protected] · www.colegiojuancruz.org

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NEGOCIA CON EL DURANTE LA COMIDA Puedes conseguir que se coma las verduras si le alternas una cucharada con otra de su plato favorito. La fruta alternada suele dar resultado. Nunca se debe negociar a cambio de dulces y caramelos. Lo único que se conseguiría seria que el aprendiese la llamada ganancia secundaria. Por ejemplo, si quiere caramelos y sabe que si no se come la comida se los darás igualmente, por mucha hambre que tenga te extorsionara para conseguirlos. Si solo quiere comer su alimento favorito, puedes probar a dárselo varios días consecutivos. Se cansara de el y pobras ir ofreciéndole nuevos productos. CREA UN ENTORNO QUE SEA AGRADABLE La relación padres-hijos es muy estrecha durante el acto de la comida. Para el niño lo más importante del acto de comer no es precisamente el aspecto calórico, como nos ocurre a nosotros, sino el afectivo. Si lo que se va a perder es Una o dos comidas, debes subordinarlas a tu buena relación con él, que debe seguir siendo cariñosa y comprensiva. No insistas ni utilices frases despectivas hacia el por no haber comido. Posiblemente solo se estaba haciendo el remolón para que le prodigases mimos. Accede sin esperar a que te los pida el por coacción. EL ÚLTIMO RECURSO Existen unos productos, los antihistamínicos, que son sustancias que en principio fueron diseñadas para tratar alergias pero que como efecto secundario se utilizan para abrir el apetito de los niños. Deben ser administrados bajo la absoluta supervisión del pediatra. JAMÁS DEBES DÁRSELOS POR TU CUENTA y tampoco de una manera continuada, y aunque en algún caso pueden serte útiles, abra que controlar sus efectos secundarios, como somnolencia y trastornos hormonales, además de un posible efecto rebate; es decir, al dejar de tomarlos es posible que el niño coma menos de lo que coima en un principio. El más conocido es la Ciproheptadina. LO QUE NUNCA DEBES HACER • Dramatizar. • Comparar lo que come tu hijo con lo que comen otros. • Insistir en una cucharada de mas cuando el no quiere. Se puede propiciar que vomite lo que ya había comido. • Alimentarle siguiendo los consejos cantidades que marque un libro. • Darle de comer mientras duerme, ya que podría atragantarse. • Utilizar actitudes de censura. • Propiciar situaciones dramáticas con amenazas hacia el niño.

•Poner la comida en su boca inadvertidamente cuando la tenga abierta.

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SÓLO COME LO QUE QUIERE (Y CUANDO QUIERE) Tres claves fundamentales:

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El comprar un producto en el supermercado es autorizarlo a comer. El moverse es una conducta aprendida, ejemplarizada por los padres. Los padres permisivos tendrán malos resultados no solo en la alimentación.

Durante muchos años, como padres y madres tenéis la autoridad necesaria y la posibilidad práctica de controlar qué comen y qué no comen vuestros hijos e hijas en el domicilio familiar. ¿Por qué entonces algunos hijos finalmente sólo comen lo que desean? ¿Cómo consiguen quebrar la voluntad de los padres suficientemente concienciados sobre la importancia de una alimentación variada y equilibrada? ¿Por qué mecanismo los padres sucumben y finalmente les dan aquello que los niños desean?

El chantaje emocional es la clave, la respuesta a estas preguntas Patalear, llorar o gritar en el caso de los más pequeños, o bien poner cara de disgusto o de rechazo a los padres, de sufrimiento, de ser incomprendidos, etc. Son armas que sirven a los hijos una y otra vez para que les deis más de determinados platos para compensar lo que no consumen de otros. En definitiva, para que el hijo o la hija una vez más se salga con la suya. Si ponéis a su alcance, una y otra vez, los alimentos que consideráis oportunos, sin presionar, sin dejaros chantajear, sin darles más de esto porque no consumieron de aquello, sin rechazar al niño haga lo que haga, sin enfadaros... Vuestros hijos sabrán que se quedarán con hambre, y en esa hambre llevan su penitencia por no haber aprovechado los platos que son menos de su gusto. Esta debe ser una actitud firme, pero sin enfados y mantenida a lo largo del tiempo. Debe quedar proscrito que les des más patatas fritas porque no se comen el pescado, más flan de postre porque apenas comen la ensalada... Por supuesto tampoco debes dejarles dinero a su disposición para calmar su hambre entre comidas con dulces o alimentos "basura". Y cuándo ha pasado un tiempo prudencial deberás levantarles de la mesa, hayan comido lo que hayan comido. Si los padres tenéis la convicción de que estáis obrando bien no tendréis dificultad en mantener esta postura y poco a poco vuestros hijos irán tanteando el consumo de esos alimentos que no les son muy gratos en principio.

Qué hago cuando le falta voluntad. La mayor parte de las metas que nos proponemos alcanzar en la vida requieren fuerza de voluntad. Dominar un idioma, aprender a montar en bicicleta, hacer amigos, son algunos de los muchos ejemplos que podríamos poner en los que necesitamos invertir constancia y voluntad. Hacer ejercicio, no abusar de dulces y de 'comida basura', no olvidarse de consumir fruta, etc. también requiere de cierto grado de esfuerzo y voluntad que no siempre observamos en nuestros niños y adolescentes. Y tal vez tampoco en nosotros mismos. La fuerza de voluntad se aprende, se practica, se cultiva. Es misión de vosotros los padres enseñarles a vuestros hijos esta imprescindible actitud vital. Dar ejemplo de que asumís que conseguir objetivos requiere tiempo, de que hay que persistir en lo que se desea, de que hay que auto limitarse en lo que se anhela, es imprescindible para que observando vuestra conducta ellos aprendan. C/ Daoíz y Velarde, 52 · 24006 León · Telf.: 987 25 94 51 · Fax: 987 21 51 07 · [email protected] · www.colegiojuancruz.org

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Cuando le proponéis a vuestro hijo o hija un cambio en su alimentación, o la necesidad de un proceso de adelgazamiento y no cuenta ya con una importante fuerza de voluntad debéis proceder así: 1. El objetivo a conseguir debe ser claro y concreto, por ejemplo: hacer X horas de ejercicio a la semana, consumir X unidades de fruta por día, o bajar X kilos. 2. Tenéis que crearle ilusión por las metas a conseguir y lograr que visualice los resultados. Lo guapo/a que estará después, el mejor rendimiento en los juegos con los amigos, estar sano como tal familiar y no enfermo como tal otro. Concretando lo más posible. 3. Premiarle por su esfuerzo. Con un comentario elogioso, con una amplia sonrisa, con un beso, con un comentario favorable ante los demás... 4. Señalando, pero no castigando, cada fallo en su esfuerzo. Más bien debéis usar cada trasgresión del régimen o del plan previsto para trasmitirle comprensión pero al mismo tiempo ánimo para volver a luchar por los objetivos marcados. 5. Señalar los beneficios ya obtenidos y mostraros más comprensivos en sus reivindicaciones hacia vosotros como premio por los esfuerzos ya realizados. Dos comportamientos de los adultos favorecen la falta de voluntad en los hijos. Darles todo aquello que desean sin que tengan nunca que esforzarse por nada, sin que sus logros dependan en ningún momento de su tesón , y lo contrario, el no recompensarles nunca por su tenacidad, provocando en ellos la sensación de que es inútil cuanto hagan, pues su esfuerzo nunca será valorada.

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¿Qué hacer ante un niño que no come? 1. Descartar una enfermedad subyacente (inapetencia secundaria). Ante un niño que no come, hay que descartar un proceso patológico de base. Cuando es así, suele acompañarse de dolor abdominal, fiebre, náuseas…, pero no siempre, consultar a su médico-pediatra. 2. Introducir alimentos nuevos de forma gradual. Al principio de cada comida, cuando el niño tenga más apetito. Si rechaza algún alimento, introducirlo en la dieta con otro que guste más, y condimentarlo o modificar su textura, para lograr una mayor aceptación (espaguetis con carne y verduras, leche saborizada...). Cuando se ofrezca un alimento nuevo al niño hacerlo de forma atractiva, exponerlo repetidamente, hasta 8-10 veces. 3. No utilizar los alimentos como premio o castigo. No sólo es ineficaz para mejorar su apetito, sino que interfiere en el aprendizaje de unos hábitos alimentarios correctos. En algunos casos, es conveniente establecer normas de conducta alimentaria. Hay que procurar, no perder la paciencia. El niño inapetente, es a veces un niño manipulador. 4. Diversificar y enriquecer los alimentos. Comer en pequeñas tomas, incluyendo todos los tipos de alimentos. La dieta variada estimula el apetito, cubre las necesidades y conforma hábitos alimentarios sólidos para la edad adulta. Debe incluirse diariamente, alimentos de todos los grupos, en proporción adecuada (véase pirámide). Es aconsejable conocer los menús del colegio para complementarlos en casa. Es recomendable, aumentar la densidad calórica y nutritiva de los alimentos en las etapas que coexistan con inapetencia, utilizando alimentos para enriquecer los platos como, clara de huevo, leche en polvo entera, almendras trituradas etc. 5. Distribuir regularmente las comidas. Distribuir la comida en 5 tomas al día. Si el niño no come durante una comida, se debe esperar hasta la siguiente con el fin de no perder el ritmo de horarios. Evitar que el niño coma entre horas. El desayuno, debe ser una verdadera comida e incluir, leche u otro lácteo, cereales o tostadas con mantequilla y mermelada, o un pequeño bocadillo. Un buen desayuno, mejora el rendimiento intelectual, y la concentración de los niños. No está justificada la ingesta de leche descremada en el niño sano. Los padres deben decidir que alimentos va a tomar el niño pero debe ser este el que decida cuanta cantidad quiere comer. Controlar el horario de las comidas. Entre horas no debe tomar chucherías o alimentos que puedan quitarle el apetito. 6. Evitar alimentos poco nutritivos que quitan el apetito. Una comida sana y equilibrada, facilita la adquisición de hábitos alimentarios adecuados en la infancia, que conformarán los hábitos en la edad adulta. En esta etapa, y mas aún si el niño es inapetente debe limitarse el consumo de bebidas refrescantes azucaradas, y de alimentos que reducen el apetito hacia los alimentos básicos: productos de pastelería y bollería, chocolate, golosinas, snacks. En ningún caso, deben utilizarse bebidas alcohólicas durante la infancia. No prohibir de forma severa ningún alimento ya que puede hacer más atractivo su consumo. 7. Presentar los alimentos de forma atractiva. Cuidar con esmero el acto de comer, tratando de enriquecerlo con el mayor número de estímulos sensoriales gratificantes. Los niños más mayores deben participar en la elección y confección de su dieta, y en la preparación de la mesa. Si el niño tiene edad suficiente debe comer por si mismo, sin distracciones y en un tiempo prudente, unos 30 minutos. 8. Favorecer la actividad física. El deporte moderado, suele aumentar el apetito, y potenciar el desarrollo psicomotor y psicosocial del niño. 9. Otras recomendaciones: • • •

Enseñar al niño a comer de todo y no abusar de nada. Limitar el consumo de “calorías vacías” (golosinas, bebidas refrescantes, snacks…). En el almuerzo y la merienda, ofrecer bocadillos preparados en casa, frutas y productos lácteos. No abusar de los embutidos.

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El niño debe comer en la mesa con su familia (no antes ni después que los demás).

10. La alimentación es un binomio indisoluble con el placer. Al niño hay que enseñarle los valores positivos de comer higiénico y sano, sin olvidar la forma de presentar los alimentos y factores externos que influyen en la satisfacción, y bienestar que proporciona la comida. La comida debe ser una experiencia grata. Crear un ambiente relajado y familiar, sin gritos ni presiones. No se le debe impedir comer como forma de castigo. 11. El ejemplo de los padres como modelo de buena alimentación. Muchas veces es más efectivo que decir las cosas de palabra. Los padres y las personas que se encargan de la alimentación del niño deben tener una misma actitud frente a la comida, siempre de tranquilidad y firmeza.

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