APORTE INTERDISCIPLINARIO: UN PASADO QUE INTERPELA EL PRESENTE

LOS CRISTIANOS DEL 30 AL 50 E.C. APORTE INTERDISCIPLINARIO: UN PASADO QUE INTERPELA EL PRESENTE Página inicial: 115- Página final: 126 TIPO DE ARTÍCUL...
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LOS CRISTIANOS DEL 30 AL 50 E.C. APORTE INTERDISCIPLINARIO: UN PASADO QUE INTERPELA EL PRESENTE Página inicial: 115- Página final: 126 TIPO DE ARTÍCULO: de Investigación

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OS CRISTIANOS DEL 30 AL 50 (era cristiana) APORTE INTERDISCIPLINARIO: UN PASADO QUE INTERPELA EL PRESENTE Por: Fernando Antonio Zapata Muriel1 Recibido: octubre 10 de 2005 - Revisado: noviembre 18 de 2005 - Aceptado: marzo 5 de 2006

RESUMEN El presente artículo pretende iluminar al lector sobre el surgimiento del cristianismo en la época postpascual, promovido por los seguidores de Jesús, en diversos ámbitos, sin desconocer el propósito de la investigación que dio origen a este estudio. El núcleo y la ubicación contextual2 de este estudio sobre los cristianos del 30 al 50 e.c., se centra especialmente en lugares como Galilea y Jerusalén, sin dejar de lado algunas ciudades griegas como Corinto, entre otras. Se complementa el trabajo con un aporte intradisciplinar (antropológico, psicológico y religioso), con perspectiva actual: “Un pasado que interpela el presente”. En este apartado se procura de manera sucinta retomar algunos elementos esenciales del segundo capítulo de este estudio. Palabras clave Fuentes, cristianos, primeros movimientos, iglesia domestica, origen.

THE CHRISTIANS FROM THE 30 TO THE 50 CHRISTIAN ERA. AN INTERDISCIPLINARY CONTRIBUTION: “A PAST THAT INTERPELLATES THE PRESENT.” ABSTRACT This current article aims to enlighten the reader about the appearance of Christianity in the postpaschal period, promoted by the followers of Jesus, in diverse areas, without acknowledging the purpose of the research which gave rise to this study. The core and the contextual3 location of this study about the Christians from the 30 to the 50 Christian Era is specially centered on places like Galilee and Jerusalem, without leaving aside some Greek cities like Corinth, among others. This work is complemented with an intradisciplinary contribution (anthropological, psychological, and religious), with a current perspective: “A past that interpellates the present.” In this section, the author tries to retake, in a succinct manner, some of the key elements from the second chapter of this study. Key words Sources, Christians, first movements, domestic church, origin.

1 Especialista en Doctrina social de la Iglesia; teólogo y filósofo de la Universidad Pontificia Bolivariana; psicólogo de la Universidad de San Buenaventura, docente de la Universidad de san Buenaventura y vicerrector del Seminario Mayor de la Diócesis de Caldas. 2 El primer capítulo hace una breve descripción del contexto histórico, político, económico, religioso y sociocultural de Galilea, Jerusalén, en medio del Imperio Romano dominante. 3 The first chapter makes a brief description of the historic, economic, religious, and socio-cultural contexts of Galilee, Jerusalem, in the middle of the dominating Roman Empire.

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Retornar a las fuentes, volver a Jesús de Nazaret, a sus seguidores y a sus primeros movimientos surgidos después de la resurrección, es una de las urgencias de la Iglesia en los tiempos modernos, ya que “rescatar nuestros orígenes es rescatar nuestra identidad histórica fundada en Jesús de Nazaret y en la auténtica tradición 4 apostólica” .

La historia del cristianismo comienza con la proclamación de las apariciones pascuales de Jesús por parte de sus apóstoles y otros seguidores, y continúa con el sorprendente hecho del martirio de tres de sus figuras más destacadas antes de la guerra judía: Santiago (el hermano del Señor), en Jerusalén, en el año 62 e.c. (Flavio Josefo), y los apóstoles Pedro y Pablo en Roma.

1. CRISTIANISMO PRIMITIVO

2. HERRAMIENTAS QUE AYUDARON A LEER EL ACONTECIMIENTO “CRISTO”.

El cristianismo comenzó como “iglesia doméstica”5, afirmándose socialmente en un espacio no sacro, sino de la vida cotidiana, en comunidades pequeñas; se calcula, dadas las dimensiones de las viviendas, que no podían concurrir más de 30-40 personas. Esto testifica que el primer lugar para las reuniones específicas de las comunidades cristianas fue la casa /vivienda y que el núcleo primero de las iglesias domésticas era la casa familiar. De acuerdo con H. Cardona, “la expresión cristianos entre los años 30-50 e.c. identifica a los seguidores de Jesús que afrontaron su muerte, la interpretaron, y continuaron su causa. El estudio indaga el nacimiento del cristianismo, más que su crecimiento y madurez... describe la vida de judíos tradicionales convertidos al cristianismo, al estilo existencial vigente en el movimiento de los seguidores de Jesús antes de Pablo”6.

Es importante preguntar: ¿tenían a la mano los judíos y Galileos allegados a Jesús 7 alguna herramienta para interpretar la pasión, muerte y resurrección de Jesús? Las escrituras judías (siglo I e.c) conservan muchos argumentos, párrafos y frases en estrecha relación con las situaciones existenciales del momento; estos materiales se leían y comentaban en la sinagoga. Además, otra literatura circulaba por el imperio grecorromano del S. I e.c. con narraciones similares a la muerte de Jesús, posibles de conocer hoy en “la Iliada” de Homero; éste en el libro 22 narró la visión del hombre muerto. Así mismo en el libro dos de “la Eneida”, Publio Virgilio Marón, el protegido del emperador Vespasiano, exhibe las acciones realizadas por los héroes.

4 HOORNAERT, Eduardo citado por RÍCHARD, Pablo. Los diversos orígenes del cristianismo (30-70 e.c.) Una visión de conjunto. RIBLA (Revista de interpretación bíblica latinoamericana). No 22 Quito, RECU, (1996). p.8. 5 AGUIRRE, Rafael. Del Movimiento de Jesús a la Iglesia Cristiana: ensayo de exégesis sociológica del cristianismo primitivo.s.l.: Estella, Verbo Divino, 1998. p.98-107. 6 CARDONA RAMÍREZ, Hernán Darío. Los Cristianos del 30 al 50 e.c. Medellín, UPB. 2003. p.45. 7 H. Cardona, observa una buena cantidad de textos que posiblemente sirvieron a estos judíos para explicar el acontecimiento de Cristo resucitado. Cf. Ibidem, p. 46-49.

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De acuerdo con H. Cardona, “la literatura mediterránea al inicio de la era común, ve posible que muertos como Héctor y Eneas regresen a la vida, para actuar con sus respectivas historias”8. Se ratifica así cómo el misticismo es para el hombre un espacio posibilitador de identificación con Dios, por el cumplimiento de ciertos deberes. Ésta es una herencia griega al cristianismo. Desde otros ámbitos, Ladislav Varcl observa también la influencia egipcia, babilónica y persa; según él, “los creadores de estas doctrinas encontraron en la religión egipcia y algunas otras del cercano y medio Oriente, la figura de un Dios masculino que muere en primavera, para revivir poco después, a fin de redimir a sus fieles. Este mito tenía un origen agrario y representaba el ciclo de la naturaleza: el brote de la planta tras la siembra de la semilla. Del mismo modo, se hizo una interpretación espiritual: la resurrección del Dios muerto era un previo reflejo de la resurrección del alma del creyente, o una promesa del renacimiento glorioso el día del juicio final 9 que se anunciaba cercano” .

3. FUENTES LITERARIAS 10

A juzgar por F. Vouga , las fuentes literarias más antiguas e indirectas para el período 30–50 e.c., son, por una parte, las fórmulas prepaulinas (1Co. 11,23-25 y 1Co. 15,3-5), y por otra, las diferentes tradiciones de las

palabras y los hechos de Jesús (en la fuente de los ”logia”, en el Evangelio de Tomás y en las tradiciones que han utilizado los evangelios). Entre las cartas paulinas, son consideradas auténticas: la primera a Tesalonicenses, 1 y 2 Corintios, Romanos, Gálatas, Filipenses y Filemón. En éstas pueden observarse algunas confesiones de fe. Otras tres fuentes principales son: 3.1. La Fuente de los Logia (Q) “Bajo este nombre se reconstruye y designa una colección de palabras de Jesús (máximas, parábolas, historias cortas), que los evangelios de Mateo y de Lucas habrían conocido independientemente y utilizado para su trabajo de composición y redacción”11 . Su género literario era el de las colecciones de palabra de sabiduría (“palabras de los sabios”). “Jesús es presentado como un Maestro de sabiduría que formula su 12 enseñanza con paradojas y aforismos.” Es posible hipotetizar la existencia de una segunda versión después del año 60 e.c., sobre el fracaso de la misión cristiana en Israel y la dramatización de la crisis política en Palestina. Leif Vaage, propone a Galilea como lugar de origen de Q, (retoma en esta tesis a Jónhathan Lee Reed), y argumenta:

8 Ibidem, p. 54 9 VARCL, Ladislav. El Cristianismo sus orígenes. Barranquilla, librería del norte. S. F. p. 38 10. VOUGA, Francois. Los primeros pasos del Cristianismo: escritos, protagonistas, debates.s.l.: Estella, Verbo Divino, 2001. p. 16. 11Op. Cit. p. 17 12 VOUGA, op.cit. p. Además según el testimonio de Mateo y Lucas, Q fue casi exclusivamente una colección de los dichos de Jesús. En Q no se hace referencia a la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y tampoco se hace mucha referencia a los milagros ni a las parábolas; los discursos predominantes son sobre el Reino de Dios, y el Hijo del hombre. Dos características: la perspectiva apocalíptica que rodea el documento, especialmente en su tercer estadio y la propuesta de elementos éticos para la vida cotidiana. Cf. Cristianismos Originarios 30-70 e.c RIBLA (Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana), N° 22 Quito, RECU, 1996. p. 89.

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probablemente Q representó un programa capaz de cambiar la situación social de Galilea u otros contextos parecidos. Con respecto al género literario de Q13, James M. Róbinson publicó en 1964 un artículo sobre Q, titulado “Logoi sophon”; éste trata de ubicar a Q dentro de una historia de los géneros literarios antiguos, y para ello tomó el libro de los proverbios como término final y como texto paralelo más cercano a la fuente Q, propuso el evangelio apócrifo de Tomás (extra canónico). 14

Cuando se compara Q con el evangelio de Tomás se nota que ambos comparten una misma base sapiencial, con una diferencia: mientras el evangelio de Tomás presenta una tendencia gnóstica15, la versión Q eligió una perspectiva apocalíptica16. Según D. Lührmann17, para la redacción de Q fue de mucha importancia la perspectiva deuteronomista, y en ella el tema de la ira

de Dios, representada en los siguientes textos: Q 6,22-23; 11,49-51; 13,34-35; 3,79.16-17; 12,39-40.42-45; 17,24-37; 19,1227. 18

A juzgar por J. Kloppenborg la versión Q se formó en tres etapas. La primera etapa fue una colección sapiencial de los dichos de Jesús, representada ahora por los textos en Q 6,20b-49; 9,57-62; 10,2-11.16; 11,2-4.913; 12,2-7.11-12; 12,22-31.33-34; 13,24; 14,26-27.34-35; 17,33. El género literario de Q en esta primera etapa era el de la “Instrucción“, una forma literaria muy generalizada y conocida como tal en la antigüedad. La segunda etapa en la formación de Q, es importante por la introducción en ella de otro discurso profético, polémico y desafiantes; son los textos: Q 3,7-9.16-17; 7,1-10.18-35 (inclusive 16,16); 10,12.1315.21-24; 11,14-52; 13,34-35; 12,39-59; 14,16-24; 17,23-30.34-37; 19,12-27; 22,2830.

13 De acuerdo con Crossan, se trata de una colección de dichos de Jesús presentados de forma seguida, con una estructura menos organizada que la del Evangelio de Tomás, compuesto hacia los años 50 del siglo I e.c., posiblemente en Tiberíades de Galilea; no incluye el relato de la pasión, ni de la resurrección, pero implica un mito de la sabiduría divina semejante al del evangelio de Tomás, o el evangelio de los Hebreos (Cf. CROSSAN, J. Dominic. El Jesús de la Historia: vida de un campesino mediterráneo. Barcelona: Editorial Crítica, 2000. p. 491). 14 La redacción de Q no debería datarse en fecha demasiado temprana, sino más bien en el contexto de la comunidad helenística de los años 50 o 60 e.c. Además, si Q no fue compuesta en la generación anterior a Marcos sino que los dos escritos son contemporáneos, entonces su uso por parte de Marcos sería, consecuentemente, menos probable; (Cf. RÓBINSON, James M. HOFFMANN, Paul y KLOPPENBORG, John S. El documento Q. Salamanca, Ed. Sígueme 2002. p. 72). 15 El gnosticismo es la doctrina según la cual es posible conocer alguna realidad en sí, última o absoluta; en otro sentido, el término se utiliza para rotular una serie de doctrinas extendidas por el mundo antiguo, empezando con la gnosis o conocimiento mágico (vulgar) y siguiendo con varios sistemas, especialmente a partir del s. II e.c. Ellos elaboran grandes sistemas teologico-filosóficos, y en éstos se mezclan especulaciones de tipo platónico rechazados por Plotino, quien escribió una de sus Enneadas contra los gnósticos. Este movimiento parece desarrollarse solamente dentro de la corriente cristiana (Cf. FERRATER MORA, José. Diccionario de filosofía. V.2 Madrid, Alianza editoriales, 1988 p.1356-1360). 16 La apocalíptica, es la designación global de un género literario surgido en el judaísmo tardío y corriente en el ámbito cristiano. Entre el 200 a.e.c. el 200 e.c. se atribuyen 17 Apocalipsis precristianos (aunque reelaborados cristianamente), y 11 Apocalipsis del campo cristiano; éstos, atribuídos a figuras importantes del Antiguo Testamento o Nuevo Testamento (Abraham, Baruc, Elías, Isaías, Moisés, Apóstoles); dentro del Antiguo Testamento se encuentran textos con este género en Ezequiel, Isaías, Zacarías, Joel, Daniel, y en el Nuevo testamento, el Apocalipsis de Marcos 13 (el sermón de la parusía), con su paralelo en 2Tes 2,1-12 (Cf. RÁNNER, KARL Y VORGRIMER, H. Diccionario teológico. Barcelona, Hérder, 1966. p.36-37). 17 Lührmann, apoyándose en Steck, situaba la tendencia sapiencial de Q lo más cerca posible de la redacción final, donde la sabiduría aparece personificada de acuerdo con el mito de la sabiduría (Cf. LÜHRMANN, Dieter citado por RÓBINSON, James M. HOFFMANN, Paul y KLOPPENBORG, John S. El documento Q. Salamanca, Ed. Sígueme 2002. p. 80). 18 En su tesis de doctorado titulada La Formación de Q: trayectoria en las colecciones sapienciales antiguas (publicada en 1987) expone estas tres etapas. Cf. KLOPPENBORG citado por VAAGE, Leif E. El Cristianismo Galileo y el Evangelio radical de Q En: cristianismos originarios 30-70 e.c RIBLA (Revista de Interpretación bíblica Latinoamericana). N° 22 Quito, RECU, 1996. p. 92-93.

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La tercera etapa, comprendería casi exclusivamente el relato de las tres tentaciones de Jesús en 4,1-13, más un par de dichos (11,42c; 16,18). Aquí habrá empezado la transformación de la memoria de Jesús en la tradición sinóptica hacia la “biografía”, un cambio completado por los evangelios posteriores de Mateo y Lucas. Ulteriormente, Gerd Theissen 1 9 (1973) publicó el primer artículo sobre Q; éste propone que en Palestina entre los primeros seguidores de Jesús había unos “radicales itinerantes”, cuya manera de vivir y promulgar la fe cristiana, no era igual a la de los demás cristianos; a estos pertenecía Pablo y las comunidades por él fundadas. Este modo de vida de los radicales itinerantes se vislumbra en Q 10,2-12. Con respecto a la redacción de Q, Kloppenborg20 presenta como escritores de la primera edición de Q una categoría baja de escribas21 y notarios ubicados en pequeñas aldeas de Galilea.

3.2. EL EVANGELIO DE PEDRO Y EL EVANGELIO DE LA CRUZ Para John D. Crossan, ”lo que se ha conservado de este texto de mediados del siglo II se basa en el evangelio de la cruz y en ciertas secciones de los evangelios canónicos como el tema de José y la sepultura (VI,23-24), el de las mujeres y el joven en el sepulcro (XII,50 XIII,57), y los discípulos y la aparición (XIV, 60).”22 Así mismo, con respecto al Evangelio de la Cruz, incorporado hoy día al Evangelio de Pedro, se indica que contenía al menos un relato bien cohesionado de la crucifixión y el santo entierro, en 1,1-2y 2,5b-6,22; otro del Santo Sepulcro y sus guardianes, en 7,25 y 8,28-9,34, y otro de la resurrección y la confesión, en 9,35-10,42 y 11,45-4; éste fue compuesto hacia los años 50 del s. I e.c (Cf. 23 Koéster, 1990, p. 220)” . 24

Dos estudiosos al referenciar la separación entre el pueblo y las autoridades judías en el evangelio de la Cruz, propone un marco histórico del año 40 e.c., como fundamento

19 Cf. RÍCHARD, Pablo. Los Diversos Orígenes del Cristianismo. En: cristianismos originarios 30-70 e.c RIBLA (Revista de Interpretación bíblica Latinoamericana). N° 22 Quito, RECU, 1996. p.14 –17. Además, MIZZOTTI, José. El Movimiento de Jesús: un movimiento plural y diversificado. En: Revista Clarc N° 231. marzo/abril 2003. p.40. 20 KLOPPENBORG citado por VAAGE, Leif E. El Cristianismo Galileo y el Evangelio radical de Q En: cristianismos originarios 30-70 e.c RIBLA (Revista de Interpretación bíblica Latinoamericana). N° 22 Quito, RECU, 1996. p. 97. 21 Escribas y notarios (heb. Sofer pl. soferim): aparece cierta evolución histórica en el Nuevo Testamento: el escriba real que componía y redactaba órdenes y edictos por mandato del soberano, por lo cual llegó a equivaler a “alto funcionario” “notario del estado” o “gran dignatario”. Estaba el escriba del jefe supremo del ejercito, que redactaba la lista de los combatientes para la guerra; había tal vez un organizador de tropas, un preceptor de tributos, y además la persona perita en los libros sagrados, o escriba sagrado, en cuyo caso la palabra suele ir acompañada de epítetos que precisan esta acepción (1Cr 27,32; Es 7, 6.11; Ne 8,11; Jr 8,8). Las fuentes del Nuevo Testamento especialmente los evangelios, permiten saber que los escribas ejercían su actividad legal en toda Palestina; los había en Jerusalén fuera de la ciudad santa y en todas las aldeas tanto judías como galileas. A veces aparecen como individuos concretos (notarios), otras veces como grupo desprovisto de notación específica; muchos pasajes los relacionan con los fariseos, pero no obstante es probable que hubiese escribas saduceos; hay textos que los asocian con los ancianos y los sumos sacerdotes. Cf. JOSEFO, Flavio. Bell Iud. 6,5,3 M. Waxman. Y otros En: Enciclopedia de la Biblia. V. 3. Barcelona, ediciones Garriga,1964. p.111-116. 22 CROSSAN, J. Dominic. El Jesús de la Historia. Vida de un campesino Mediterráneo, Barcelona, Editorial Crítica. 2000. p. 495. 23 KOÉSTER, citado por CROSSAN, J. Dominic. El Jesús de la Historia. Vida de un campesino Mediterráneo, Barcelona, Editorial Critica, 2000. p. 491. 24 THEISSEN, Gerd. Y MERZ, Annete. El Jesús histórico. 189-198

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para una hipotética fuente narrativa de Marcos. Por otra parte, H. Cardona25 citando aTheissen, añade que el evangelio de la Cruz, dentro del evangelio de Pedro, al narrar la pasión de Jesús, trae alusiones explícitas e implícitas, a textos hebreos que describen al justo perseguido de Israel como toda una comunidad.

3.3 LA PRIMERA VERSIÓN DEL EVANGELIO DE TOMÁS 26

Según Ediberto Lopez , El evangelio de Tomás consiste en una colección de 114 27 dichos de Jesús. Antes de la versión copta ya se conocían una serie de manuscritos en griego que contenían parte de este testimonio, observado ya en los manuscritos encontrados en Oxyrhynchos, Egipto por Bérnard p. Grénfell y Árthur S. Hunt en 1897. 28

De acuerdo con John D. Crossan , “al menos podrían verse en él dos estratos distintos. Uno, compuesto aproximadamente en los años 50 del siglo I e.c., posiblemente en Jerusalén, bajo la autoridad de Santiago, (Cf. Ev. Tom.12). Tras el martirio de éste en el 62 e.c., esta comunidad quizá había emigrado a Edesa de Siria, y en esta ciudad se habría añadido un segundo estrato posiblemente en los años 60 ó 70 e.c., bajo la autoridad de Tomás (Cf. Ev. Tom 13).

El Evangelio de Tomás reproduce las parábolas de “el sembrador”, (dicho noveno), “del rico epulón” (dicho 63), “los viñadores asesinos” (dicho 65), “el grano de mostaza” (dicho 20), “la espada” (dicho 98).

3.4 AUTORES JUDÍOS Y ROMANOS Pueden citarse autores judíos como Flavio Josefo, e incluso Filón de Alejandría -fuente indirecta- perteneciente al grupo de los terapeutas, contemporáneo de Jesús, que escribió sobre el movimiento esenio. Así mismo, tres escritores gentiles de Roma, escriben al inicio del s. II e.c, y concuerdan en la naturaleza de la religión cristiana: Plinio, Tácito y Suetonio. “Los tres escritores identifican el cristianismo como una superstición pero difieren al precisar los adjetivos calificativos del término peyorativo: 29

Gayo Plinio Cecilio Segundo : “ El cristianismo es una depravada y excesiva 30 superstición”. Publio Cornelio Tácito : “El cristianismo es una superstición perniciosa, 31 excitable”. Gayo Suetonio Tranquilo : “El cristianismo es una nueva, mágica y maléfica superstición”.

25 THEISSEN, Gerd, citado por CARDONA RAMÍREZ, Hernán Darío. Los cristianos del 30 al 50 e.c. Medellín, UPB. 2003. p.90-97. 26LÓPEZ, Ediberto. Los Orígenes del Cristianismo y Evangelio de Tomás. En: Cristianismos Originarios 30-70 e.c. RIBLA (Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana). N° 22 Quito, RECU, 1996. p.140-141. 27El copto, de acuerdo con un estudioso, es la forma más tardía del egipcio antiguo; en los primeros tiempos de la era cristiana se comenzó a escribir en esa lengua, empleando el alfabeto griego, al que se añadieron siete caracteres tomados de la forma popular de la escritura egipcia. El copto se empezó a utilizar desde el siglo II e.c. y se desarrolló como una lengua casi exclusivamente cristiana, con numerosas palabras tomadas del griego. Cf. MÉIER, John P. Un Judío Marginal. Nueva visión del Jesús histórico. Tomo I. Estella, Verbo Divino. 2000. p.170. 28 Puede ampliarse la información en VARCL, Ladislav. El cristianismo: sus orígenes. Barranquilla librería del norte. p. 50-54 y en VIDAL MANZANARES, Cesar. El judeocristianismo palestino en el siglo I. e.c. de Pentecostés Jamnia. Madrid, Trotta 1995. p. 35-46. 29 PLINIO, CARTAS 10,96 Cita de CROSSAN, John Dominic. The Birth of cristianity. p. 4-9 30 TÁCITO, Anales 15. 44,3 citado por de CROSSAN, John Dominic. The Birth of cristianity . p. 3 31 SUETONIO, Lives of the caesars: Nerón. 16,2 cita de CROSSAN, John Dominic. Ibid. P.3

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4. DIVERSOS CRISTIANISMOS El cristianismo primitivo, desarrollado en Galilea, Jerusalén y otras ciudades helénicas por los seguidores de Jesús, se concretizó a través de 4 estilos de vida, descritos así: 4.1. LA PREDICACIÓN ITINERANTE DE LOS GALILEOS Acerca de la presencia de éstos, puede hipotetizarse que los primeros cristianos galileos no sólo compartieron con los “cínicos” antiguos, una evaluación bastante parecidos del mundo civilizado a su alrededor, sino que también vivieron y actuaron de manera semejante32. Los estudiosos del Nuevo Testamento sabían de los paralelos cínicos, de unas cuantas actitudes específicas y prácticas recomendadas en Q1; éstas incluían elementos como el emanciparse de la familia, andar voluntariamente sin techo, no cuidarse de la limpieza personal, ropa sencilla, y mendigar sin vergüenza. Además, el estilo aforístico en Q1 está muy cercano al modo cínico de hacer comentarios puntuales sobre el comportamiento humano, y la lógica que apoya las recomendaciones de un comportamiento extravagante en Q estaba muy cerca de la lógica de la réplica picante de un cínico cuando se le cuestionaba sobre su propio comportamiento.

J. D. Crossan observa unas características importantes sobre los itinerantes galileos, así: con respecto al vestuario de los misioneros, se puede inscribir a los seguidores de Jesús, dentro de un estilo de vida contracultural similar al de los cínicos. Para reconstruír una historia del radicalismo del movimiento de Jesús, y de su predicación itinerante, es importante destacar hipotéticamente que Pedro y los primeros compañeros siguieron a Jesús a través de Galilea, y lo acompañaron a Jerusalén (Mc 14,32-42; 14,66-72); regresaron poco después de su detención a Galilea, donde el resucitado se les apareció (Mc 14,28; 16,7); allí fue donde prosiguieron su predicación itinerante y mantuvieron contacto con otros círculos de Jesús en Jerusalén (Gál 1,19; Hch 12,1); como movimiento neto, no sobrevivió mucho tiempo. La historia de la recepción de las tradiciones de la predicación itinerante, atestigua su asimilación por otras corrientes del cristianismo primitivo. Por un lado su patrimonio espiritual fue integrado y reelaborado en la colecciones sapienciales (fuente de “los logia” y evangelio de Tomás); por otro lado, Pedro es acogido en las comunidades helenísticas (Antioquía Gál 2, 11-14) como representante de los compañeros galileos de Jesús y de los “doce”; entra en sus leyendas como un mito fundador (Mc 1,1620; 6,6b-13; 10,28-30).

32 VAAGE, Leif E. el cristianismo galileo y el Evangelio radical de Q. En: Cristianismos originarios 30-70.RIBLA (Revista de interpretación bíblica Latinoamericana). N° 22 Quito, RECU, 1996 p. 81 Se dice, por ejemplo, en la carta de un hijo a su padre, recogida en el Pseudodiógenes: “No te aflijas, padre, porque me llaman “perro” (es lo que significa etimológicamente “cínico”), ni porque me ponga un manto doble y tosco, porque lleve una alforja a mis espaldas y un bastón en la mano... y no viva como vivo, con arreglo a la opinión popular, sino de acuerdo con la naturaleza, en libertad, bajo el imperio de Zeus”. (Ep. Hicetas VII) Citado por GONZÁLEZ ECHEGARAY, Joaquín. Los Hechos de los Apóstoles y el Mundo Romano. Estella, Verbo Divino, 2002. p. 242. 33 CROSSAN, J. Dominic. El Jesús de la Historia. Vida de un campesino Mediterráneo, Barcelona, Editorial Critica, 2000. p. 390-393.

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4. 2 LOS COMIENZOS DEL MOVIMIENTO SAPIENCIAL EN GALILEA El lugar de surgimiento de este movimiento sapiencial es el de la trasmisión de una enseñanza ligada al nombre de Jesús; dicha comunicación se lleva a cabo en un medio sedentario. El tema central sigue siendo la proclamación del Reino, pero como parte integrante de la enseñanza de Jesús. Además, el equipo pragmático de los misioneros se transformó en ideal de pobreza; sus reglas de comportamiento se tomaron de la tradición profética (Lc 10,4 //4 Reg = 2Rey 4,29) y sus fracasos se interpretaron y aceptaron como el rechazo incrédulo de la sabiduría divina (Lc 10,11; Cf. además Sab 19,13-17). Este doble movimiento de radicalización e idealización reclama la existencia de círculos que experimentaron el radicalismo de la predicación itinerante de Jesús pero que no la llevaron a cabo como elección propia de una existencia itinerante; estos adeptos de Jesús no abandonaron ni sus casas, ni sus familias, como lo hicieron Pedro y sus compañeros. Ellos anotaron las palabras de Jesús como palabras de sabiduría. Recibieron la predicación de Jesús y desarrollaron con ella los temas en los marcos de representación de la sabiduría popular. El programa teológico de este movimiento del cristianismo primitivo es anunciado en Lc 11, 9-10: “Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis ; llamad y os abrirán. Porque

todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra, y al que llama, se le abre”. Esta declaración programática encuentra su equivalente en el evangelio de Tomás: “Jesús les dijo: quien busca, que no deje de buscar hasta cuando encuentre y cuando encuentre se verá turbado, y una vez turbado se maravillará y reinará sobre el todo” (Logion 2; POxy 654: “Reinará y encontrará el descanso”). Aun más: desde el ámbito geográfico puede constatarse que la tradición sapiencial (Galilea) es conocida rápidamente en Siria y en Egipto. Así mismo, en la historia de la teología cristiana se encuentra el punto de partida de dos escuelas que dieron forma a dos interpretaciones de la predicación de Jesús: La escuela de Tomás, continuadora de la reflexión del movimiento sapiencial galileo; para éstos, Jesús continúa siendo el maestro de sabiduría y sus palabras son el camino a través del cual la sabiduría conduce al Reino (Ev. Tom 1); el reino es una posibilidad presente ofrecida al hombre sabio. La segunda escuela, atestigua los desarrollos tardíos de la fuente de “los logia”; ésta se caracteriza por una relectura apocalíptica de la herencia sapiencial. 4.3 LOS JERUSALÉN:

JUDEOCRISTIANOS

DE

Los Hechos de los Apóstoles ofrecen informaciones detalladas sobre la primera comunidad de Jerusalén34; ésta es el lugar

34 VOUGA, Francois. Los Primeros Pasos del Cristianismo. Escritos, protagonistas, debates. Estella, Verbo Divino, 2001. p.47-48. Según González Echegaray, en los Hechos de los Apóstoles se narran vicisitudes de las primeras comunidades cristianas, al principio en Jerusalén, después en otros lugares de Palestina y fuera de ella, desde Antioquía hasta Roma; pero no hay referencia a lugares tan vinculados a la vida de Jesús como Nazaret, Cafarnaúm y Betsaida; ni tampoco se mencionan las grandes ciudades de Séforis o Tiberias. Siete veces aparece en los hechos el término “nazareno” o “de Nazaret” aplicado a Jesús, pero siempre como elemento

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a partir del cual los apóstoles ejercen la vigilancia sobre la expansión del cristianismo y legitiman la continuidad de la historia de la misión en sus discontinuidades (Hc 8,14-25; 9,26-29; 11,1-8; 15,1-35).

estrecha relación las tradiciones de la predicación de Jesús con los temas clásicos de la ley y el culto. 4.4 LOS HELENISTAS EN JERUSALÉN Y EN ANTIOQUÍA

35

Según González Echegaray , la iglesia jerosolimitana estaba compuesta por judíos, de Jerusalén y Palestina en su mayoría, algunos de la diáspora y de habla griega (los helenistas). Entre los judíos había no sólo discípulos de Jesús de la primera hora, sino otros muchos, entre ellos sacerdotes (Hc 6,7) y fariseos (Hc 15,5) convertidos al cristianismo. Todos estaban circuncidados, eran observantes de la ley y de la tradiciones judías (Hc 15,19-21; 21,20-25) y acudían al templo a orar (Hc 2,46; 32,1; 5,12). El evangelista Lucas se esfuerza por reconstruír a partir de estos detalles, la vida de la “comunidad primitiva”; lo hace en sumarios que interrumpen la presentación de la empresa misionera de los apóstoles, (Hc 2,42-47; 4,32-37); Lucas ha reunido algunos motivos importantes para subrayar la fidelidad a la predicación apostólica (Hc 2,42; 4,32), la vida comunitaria (Hc 2,46; 4,32), la comunidad de bienes (Hc 2,4445; 4,34-37; 4,32) y la vinculación con el Templo (Hc 2,46). Los cristianos de Jerusalén, a causa de Jesús se convirtieron en una especie de nueva forma de judaísmo. Estas comunidades quedaron vinculadas al culto del Templo (Mt 5,23-24) y mantuvieron en

A juzgar por F. Vouga36, los Hechos de los Apóstoles distinguen en la comunidad de Jerusalén dos círculos distintos caracterizados por su lengua. Uno de los grupos está dirigido por los doce apóstoles. El otro está constituído por los helenistas. Lucas resuelve el problema de los dos grupos mediante la jerarquización: las figuras prominentes de los helenistas, los “siete” (Hc 6,5), son instituídos bajo la dirección de los apóstoles. Desde F. C. Baúr37 (1792-1860), los siete no han sido nunca asistentes sociales subordinados a los doce, sino los representantes de un grupo autónomo de comunidades. El desarrollo paralelo y conflictivo de los dos grupos se explica por el hecho de que las diferentes lenguas debían conducir necesariamente a una división del culto. Muy pronto los helenistas fueron víctimas de persecuciones (Hc 6,8; 8,1; 8,2-3); éstas, no afectaron a los apóstoles (Hc 8,1). La causa según Lucas radica en las críticas de éstos al templo (Hc 6,14; Mc 14,58). Las consecuencias del conflicto son la dispersión de los helenistas por los campos de Judea y de Samaria (Hc 8,2)

integrante de su nombre personal. Cf. GONZÁLEZ ECHEGARAY, Joaquín. Jesús en Galilea. Aproximación desde la Arqueología. Estella, Verbo Divino, 2000. p. 183. Cf. Además, RÍCHARD, Pablo. El Movimiento de Jesús antes de la Iglesia. Una interpretación liberadora de los Hechos de los Apóstoles Santander: Sal Térrea, 2000 p. 33-71. 35 Cf. GÓNZALES ECHEGARAY, Joaquín. Jesús en Galilea. Aproximación desde la Arqueología. Estella Verbo Divino2000 p.185 36 Cf. Ibid., p. 50-56 37 Ibid., p. 51

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y la predicación de la palabra en Samaria (Hc 8,4-40). El cristianismo se extiende de tal manera que se pueden encontrar cristianos en Damasco, como Ananías (Hc 9,2.10 9). Los helenistas se encuentran en Fenicia, Chipre y Antioquía (Hc 11,17-30) en donde se organizó y expidió una ayuda a la comunidad de Jerusalén, víctima de una hambruna. A juzgar por De Souza Nogueira38, ellos se llaman helenistas por una postura religiosa diferente de la dominante entre los cristianos de Jerusalén; por lo menos según la versión de Lucas, la postura religiosa de ese grupo es definida como helenista en oposición a los hebreos. 39

La comunidad helenista se destaca por su liderazgo profético y carismático, su escatología apocalíptica, su liberalidad frente a la ley, el rechazo del culto del templo, su énfasis misionero y por dar participación a la mujer. Esta comunidad constituye un eslabón entre las tradiciones más antiguas sobre Jesús y la teología de Antioquía.

5. LA MUJER EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO Se puede afirmar la existencia de mujeres que formaban parte del séquito de Jesús.

Ahora bien, a diferencia de los apóstoles / discípulos, Marcos atribuye expresamente a las mujeres una relación especial con Jesús: ellas le servían. L. Schottroff, “entiende el verbo “servir”, en Mc 15, 41 (entre otras razones a causa del significado fundamental de Mc 10, 42-45 y par. o Jn 13) como una indicación de seguimiento... y no como una actividad de servicio de las mujeres según una distribución del trabajo especificado desde el punto de vista sexual.”40 R. Aguirre por su parte, añade41: el testimonio decisivo sobre el seguimiento de Jesús por parte de un grupo de mujeres lo encontramos en los textos de la muerte de Jesús y de los acontecimientos pascuales42. Los evangelios coinciden en decir que a los pies de la cruz de Jesús, se encuentra un grupo de mujeres, mientras los varones se han escapado. Y los sinópticos afirman “que eran muchas y le habían seguido desde Galilea”. (Mc 15,40; Mt 27,55; Lc 23,49). El abandono de la familia por parte de las mujeres es una de las condiciones del seguimiento. Se encuentran también algunas mujeres citadas por sus nombres: María de Magdala; María la madre de Santiago el menor y Joset; Salomé es la madre de los hijos de Zebedeo. Lucas y

38 DE SOUZA NOGUEIRA, Paulo Augusto. La Comunidad olvidada. Un estudio sobre el grupo de los helenistas en Hch 6,1- 8,3 En: Cristianismos Originarios 30-70 e.c. RIBLA (Revista de interpretación Bíblica Latinoamericana). No 22 Quito, RECU, 1996. p.107. 39 Ibid., p.105 Cf. además RICHARD, Pablo. El movimiento de Jesús antes de la Iglesia. Una interpretación liberadora de los Hechos de los Apóstoles. Santander: Sal Terrae, 2000 p. 73-114. 40 De acuerdo con Schrottroff, desde la perspectiva del movimiento de Jesús, la opresión de la mujer era reducible a la que sufrían los pobres. SCHROTTROFF, L. citado por STEGEMANN, E. Y STEGEMANN, E. W. Historia Social del Cristianismo Primitivo. Navarra, Verbo Divino, 2001. p. 507. 41 Op cit. P. 198. Además, en otro de sus textos él afirma: “el papel de las mujeres en el movimiento de Jesús es notable como también lo va a ser en el primer movimiento cristiano, ya que el Reino de Dios implica una visión de la realidad alternativa a la socialmente vigente dentro de la cual se encuentra la superación de las estructuras patriarcales”. Cf. AGUIRRE, RAFAEL. Ensayo Sobre los orígenes del Cristianismo. De la religión política de Jesús a la religión doméstica de Pablo. Estella, Verbo Divino. 2001. p. 31. 42 Cf. RÍTCHER RÉIMER, Ivoni. Recordar, transmitir, actuar. Mujeres en los comienzos del cristianismo. En: Cristianismos Originarios 30-70 e.c. RIBLA (Revista de interpretación Bíblica Latinoamericana). N° 22 Quito, RECU, 1996. p. 49-50.

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Juan citan a María y a Marta de Betania; Lc 8,3 nombra a Juana la mujer de Cusa, y a Susana. Entre otras, María de Magdala43 desempeña además un papel preeminente ante los discípulos; se le señala siempre en primer lugar en las listas de nombres; en Mateo encuentra (junto con la “otra María”) a Jesús resucitado; en Juan es la única testigo de la primera aparición de Jesús tras la resurrección. Sólo Lucas dice que fue curada por Jesús. Gracias a los Hechos de los Apóstoles y a algunas cartas de Pablo es posible conocer algo de las mujeres en la comunidad primitiva de Jerusalén; en Hc 1,14; se dice que las mujeres -entre ellas la madre de Jesús- estaban reunidas en oración con el grupo de los apóstoles...según Hc 5,14, fueron conquistados para la fe, no sólo otros hombres sino también mujeres (Hc 8,3; 22,4). Este breve marco de referencia del cristianismo primitivo, permite en el tercer capítulo de esta investigación, vislumbrar algunas novedades de Jesús y de sus seguidores, con respecto al mundo religioso, y así mismo observar tres ámbitos donde los primeros seguidores de Jesús descubrieron su presencia: la encarnación, la cruz y el pan de vida. También desde una perspectiva pastoral se puede iluminar cómo este pasado interpela la iglesia y el mundo actual, invitándole a volver a su auténtica fuente: Jesucristo.

BIBLIOGRAFÍA

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43 En los evangelios apócrifos como el evangelio de María se resalta la envidia de Pedro sobre María, mientras ella asume gran liderazgo en la predicación. Cf. RÍTCHER RÉIMER, Ivoni. Recordar, transmitir, actuar. Mujeres en los comienzos del cristianismo. En: Cristianismos Originarios 30-70 e. c. Revista de interpretación Bíblica Latinoamericana. Quito, Recu, N° 22. 1996.p. 49 – 50 y en el evangelio de Tomás, se presenta un antagonismo entre Pedro y María Magdalena, a tal punto que Pedro llega a decir: que se aleje María de nosotros , pues las mujeres no merecen la vida. (N° 113) KAYDEDA, José María. Los apócrifos Jeshuá y otros libros prohibidos. Madrid: Grupo libro, 1992. p.1019

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KOÉSTER, citado por CROSSAN, J. Dominic. El Jesús de la Historia: vida de un campesino mediterráneo. Barcelona: Editorial Crítica, 2000. PLINIO, CARTAS 10,96 Cita de CROSSAN, John Dominic. The Birth of cristianity. s.p.i. RÍCHARD, Pablo. Los diversos orígenes del Cristianismo. En: cristianismos originarios 3070 e.c RIBLA (Revista de Interpretación bíblica Latinoamericana). N° 22 Quito, RECU, 1996. RÍTCHER RÉIMER, Ivoni. Recordar, transmitir, actuar: mujeres en los comienzos del cristianismo. En: Cristianismos Originarios 30-70 e.c. RIBLA (Revista de interpretación Bíblica Latinoamericana). N° 22 Quito, RECU, 1996. TÁCITO, Anales 15. 44,3 citado por de CROSSAN, John Dominic. The Birth of cristianity. s.p.i. VARCL, Ladislav. El Cristianismo sus orígenes. Barranquilla: Librería del norte. s. f. VOUGA, Francois. Los primeros pasos del Cristianismo: escritos, protagonistas, debates.s.l.: Estella, Verbo Divino, 2001.

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