TEMA 5: EL SECTOR FINANCIERO Y LA EMPRESA ANDALUZA

TEMA 5: EL SECTOR FINANCIERO Y LA EMPRESA ANDALUZA 1. EL SECTOR FINANCIERO ANDALUZ En los últimos treinta años hemos asistido a la mayor expansión y ...
3 downloads 0 Views 776KB Size
TEMA 5: EL SECTOR FINANCIERO Y LA EMPRESA ANDALUZA

1. EL SECTOR FINANCIERO ANDALUZ En los últimos treinta años hemos asistido a la mayor expansión y transformación del sistema bancario Andaluz de toda su historia. A partir del año 1982 inicia una expansión de activos, pasivos, oficinas y empleados que culmina en los años 20072008. Es conveniente distinguir entre sistema bancario en Andalucía, conjunto de entidades que operan en la región, y el sistema bancario andaluz, compuesto sólo por aquellas que tienen su sede en Andalucía. En el año 1982 el sistema bancario andaluz estaba compuesto por seis bancos, catorce cajas y trece cooperativas, hoy por tan sólo una caja y ningún banco, además de las cooperativas de crédito. Dado que el proceso de transformación y concentración también acabará afectando a las cooperativas de crédito, es muy probable que, en un futuro próximo, el sistema bancario andaluz se reduzca a una caja de ahorros y una o dos cajas rurales.

El proceso de liberalización ¿Cuáles han sido los factores causantes de tan profunda transformación? Para explicar el inicio de esta potente dinámica, habría que remontarse al proceso de liberalización del sistema financiero español acometido por el Gobierno de UCD, en el año 1977, con Fuentes Quintana como vicepresidente. Un proceso que permitió la expansión de las cajas de ahorros fuera de sus territorios, permitiéndoles hacer todo tipo de operaciones financieras, que antes tenían prohibidas, incluidas el descuento comercial y las operaciones internacionales. En la década de 1982-1992 el sistema bancario en Andalucía inicia un proceso acelerado de crecimiento del crédito. Las cajas foráneas empiezan a conquistar el territorio andaluz. Los equipos directivos de las cajas de ahorros se profesionalizan, pero no los consejos de administración. Las cajas se modernizan, instalan nuevas tecnologías y son pioneras en los nuevos canales de distribución, como los cajeros automáticos, TPV, oficinas telefónicas, banca online, etcétera. Acceden a nuevos segmentos de mercado como las pymes y los mercados exteriores, siendo impulsoras de la cultura financiera de las familias y dinamizadoras del tejido empresarial. Su red de oficinas se expande, mientras los bancos reducen su red, dando lugar a un exceso de capacidad productivo que se hará insostenible una vez que estalle la crisis financiera. En Andalucía los bancos empiezan a perder cuota de mercado a favor de las cajas y de las cooperativas de crédito. En 1992 las cajas de ahorros alcanzan el 50% de cuota de

mercado en depósitos y el 35% en créditos, siendo las cajas foráneas el principal elemento dinamizador, con un 9% en depósitos y un 4% en créditos. La variable más dinámica del sistema bancario en Andalucía es el crédito, que pasa del 8% del total nacional en 1985, al 11% en 1992. La reconversión de las cajas de entidades fundamentalmente de depósito en entidades de crédito, es un factor fundamental para explicar el dinamismo del sector inmobiliario y empresarial, así como el creciente endeudamiento de las familias, que se dispara a partir de 1985. Por el contrario la capacidad ahorradora (depósitos), permanece estable entorno al 10% del total nacional. La relación de depósitos-créditos, empieza a crecer por encima de la media nacional.

Crisis del 92: Las primeras fusiones La crisis de 1990-1992 frena el proceso expansivo del crédito y de la apertura de oficinas de las cajas andaluzas, y provoca un proceso de concentración de entidades financieras. Hasta el año 1994 no volverá a reanudarse el proceso expansivo. La crisis inmobiliaria de 1992, fue un anticipo de lo que, con más intensidad, ocurriría a partir de 2008. La excesiva concentración en el sector inmobiliario, la expansión del crédito y el alto endeudamiento de las familias, propiciarán la primera oleada de fusiones. Esta crisis, puso de manifiesto las incipientes debilidades que se estaban incubando en el sistema financiero andaluz: exceso y superposición de oficinas bancarias, boom inmobiliario y concentración de riesgos, creciente endeudamiento, altos costes de explotación, y deterioro de la liquidez y la solvencia. Todo ello provocó un fuerte proceso de fusiones en busca de una mayor eficiencia. Por otra parte la creciente exigencia del Banco de España en los ratios de solvencia aceleró los procesos de concentración. De las catorce cajas andaluzas existentes en 1982, sólo quedarán seis en 1994 (Unicaja, el Monte, Caja Granada, San Fernando, Caja sur y Caja Jaén). La crisis del 1992 provocó la primera depuración del sistema bancario andaluz, y como resultado, cajas más rentables y solventes, pero quizás todavía sin el tamaño suficiente para sobrevivir en el entorno extremadamente competitivo que traería el nacimiento de la Unión Monetaria Europea.

La explosión del crédito y el endeudamiento Las dos últimas décadas se caracterizan por la explosión del crédito y el endeudamiento. En los diez últimos años el volumen de crédito se ha multiplicado por tres. Son varios los factores que lo explican, pero quizás el más importante es el escenario de bajos tipos de interés y de aumento de la competencia, como consecuencia del nacimiento de la Unión Monetaria Europea. Ambos factores son también básicos para la explicación del boom inmobiliario andaluz. Otros factores son el crecimiento de la renta y el PIB de Andalucía por encima de la media nacional, unido a la entrada masiva de cajas y bancos en el mercado financiero andaluz. En las dos últimas décadas el número de oficinas bancarias ha aumentado desde 35.300 hasta 43.000, siendo las cajas foráneas las principales responsables.

En el año 2000, por primera vez, el volumen de créditos supera el de depósitos, cambiando definitivamente un factor estructural de la Economía Andaluza. Andalucía se transforma de exportadora a importadora de recursos financieros. La participación del crédito andaluz sobre el total de España aumenta desde el 13% en 1992 al 15,38% en 2008, superando su participación en el PIB nacional. El ratio de créditos sobre depósitos, históricamente menor que la unidad, se multiplica por más de dos. Los créditos duplican a los depósitos a partir del año 2006. Esta tendencia va a determinar otro rasgo característico del sistema bancario andaluz: La creciente apelación a los recursos financieros de los mercados exteriores. El ahorro andaluz es insuficiente para financiar el boom inmobiliario, y las entidades financieras andaluzas se ven impulsadas, a partir del año 2000, a captar recursos en los mercados exteriores, mediante la emisión y colocación de bonos, cédulas y títulos hipotecarios. La creciente dependencia de los mercados exteriores, será uno de los puntos débiles del sector financiero a partir del año 2008. Durante todo este periodo las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito siguen ganando cuota de mercado a la banca, tanto en créditos como en número de oficinas. En este periodo la banca reduce su red territorial. El resultado de esta explosiva dinámica es que en el año 2007, en la antesala de la crisis, el sistema bancario andaluz se encuentra fuertemente endeudado, con desequilibrios entre créditos y depósitos, con gran dependencia de los mercados exteriores, altos costos de explotación, caídas de márgenes por la excesiva competencia e inicio del deterioro del coeficiente de solvencia, exceso de capacidad productiva en oficinas y empleados y reducción de los niveles de eficiencia. Todo eso se pone de manifiesto cuando el volumen de negocio financiero se desploma como consecuencia del estallido de la crisis. No obstante, hay que advertir la heterogeneidad de la situación de las entidades andaluzas en función de la prudencia y rigor aplicados tanto en la estrategia de crecimiento y diversificación, como en el rigor del análisis y toma de riesgos financieros. En el extremo más negativo estaría Caja sur y en el más positivo Unicaja.

Reestructuración y diáspora del sistema financiero andaluz El estallido de la crisis financiera puso al descubierto las debilidades acumuladas por el sector de cajas de ahorros en la última década. El Banco de España, en un principio, garantizó la solvencia del sistema bancario español, por su rentabilidad y ausencia de activos tóxicos. Lo que quizás no advirtió es que ocultaba en las entrañas de sus balances una singular subprime: el mayor montante de activos inmobiliarios problemáticos de toda Europa. El Banco de España infravaloró la concentración de riesgos en el sector inmobiliario, así como la profundidad y duración de la crisis financiera. La exitosa experiencia del Banco de España en la resolución de crisis bancarias como la de los años 70, le llevó a pensar que el sector bancario podía sanearse a sí mismo,

reduciendo sus gastos de estructura y aumentando las provisiones contra resultados. En el año 2009, se percató de que estas medidas eran insuficientes, creándose el FROB como mecanismo público para aportar liquidez y capitalización al sistema bancario español. La primera señal de alarma de la gravedad de la crisis bancaria saltó en el mes de mayo de 2010, cuando el Banco de España se vio obligado a intervenir la Caja CCM en Castilla-La Mancha y Caja sur en Andalucía. El deterioro era más grave de lo que se podía esperar, lo cual determinó que en el verano de 2010 se aprobara la reforma de la Ley de Cajas de Ahorro. El objetivo era reestructurar el sistema de cajas de ahorro, eliminar el exceso de capacidad productiva, cambiar su estatuto jurídico convirtiéndolas en bancos, someterlas al rigor del mercado y dotarlas de una mayor capacidad de capitalización. Años antes, en la década de los 90, el Gobierno andaluz lanzó la iniciativa de creación de una caja única. Una oportunidad perdida, por falta de liderazgo y visión de futuro, que hubiera dado fortaleza y garantizado su futuro frente a la crisis que se avecinaba. La crisis financiera y la reforma de la ley de cajas serán la causa de la diáspora de las cajas andaluzas en los últimos años. Tras la reforma de la ley, Caja sol se integra en el SIP de Banca Cívica junto a Caja Navarra y otras, y Cajagranada en el SIP de BNN con Caja Murcia. Caja sur ya había sido absorbida por la BBK. La única caja que se mantiene independiente y meramente andaluza es Unicaja, tras la absorción de Caja Jaén. La diáspora y desintegración del sistema bancario andaluz estaba consumada, aunque, su principal bastión, Unicaja, permanecía en solitario en el territorio andaluz. Transcurrido un año, en 2011 ya se pudo comprobar que los resultados del Decreto de Reforma de las cajas no estaba siendo satisfactorios: habían predominado los intereses de las autonomías, se habían fraguado fusiones regionales entre cajas problemáticas resultando entidades inviables, los SIP resultaron muy complejos e inestables jurídicamente y se duplicaron los órganos de gobierno, que continuaban plagados de políticos. Por otra parte los test de estrés europeo pusieron de manifiesto el insuficiente saneamiento y falta de transparencia del sector bancario español.

La última reestructuración Aunque en el mes de noviembre de 2011 el Banco de España había dado como finalizada con éxito la reestructuración de la banca, ante la evidencia de los problemas de acceso a los mercados financieros, del colapso del mercado interbancario y de la ausencia de crédito, el nuevo Gobierno del PP anunció el nuevo Decreto Ley 2/2012, mediante el cual pretendía sanear definitivamente los balances bancarios, obligando a las entidades a provisionar 50.000 millones de euros con cargo a los resultados de 2012. Para las entidades que optasen por realizar nuevas fusiones, el calendario se ampliaba a dos años, el saneamiento con cargo a resultados o capital, y la ayuda del FROB, si fuera necesario. El objetivo era claro, el Gobierno intentaba propiciar una mayor

concentración del sector, fundamentalmente de las cajas de ahorro. Al 30 de marzo de este año, las propuestas de viabilidad de cada entidad tendrán que estar enviadas al Banco de España. Banca Cívica y BMN buscan un nuevo socio con el que fusionarse. Unicaja, entidad que por su solvencia podría continuar en solitario, está trabajando en la fusión con Caja Duero, con dificultades de avance ante el impacto de la reforma financiera sobre la caja absorbida. En estos momentos, todos están hablando con todos. Las únicas regiones que, presumiblemente, van a mantener una entidad financiera con sede regional son: Cataluña, Madrid, Aragón, Asturias, Murcia y Andalucía. Es importante que Unicaja, último bastión del sistema financiero andaluz, además de las cajas rurales que también se están concentrando, acierte en su decisión, y lidere un grupo financiero fuerte, con sede en Andalucía, siempre bajo el criterio de que la entidad resultante tendrá que ser viable y solvente.

Las cajas de ahorro Las cajas de ahorros son entidades de crédito, con libertad para realizar operaciones financieras al igual que el resto de las entidades financieras que integran el sistema financiero español. Tienen finalidad social pero actúan con criterios de mercado. Están constituidas como fundaciones de naturaleza privada sin ánimo de lucro, es decir, ni poseen accionistas ni pueden repartir dividendos. En general, y a pesar de la libertad operatoria, están especializadas en la canalización del ahorro popular y en la financiación de las familias y de las pequeñas y medianas empresas. Tienen una fuerte raíz local, con una densa red de oficinas de implantación fundamentalmente regional, aunque algunas de las cajas más importantes ya tienen presencia nacional e internacional relevante. Originalmente, las cajas de ahorros se constituyeron bajo la forma jurídica de fundaciones de naturaleza privada con finalidad social, a diferencia de los bancos que son sociedades anónimas cuyo ánimo principal es el lucro. Las cajas de ahorros tienen un carácter fundacional y se han regido hasta la fecha por la ley de sociedades limitadas. En sus consejos de administración se sientan, por tanto, representantes gubernamentales y locales, en una proporción que fija cada gobierno autonómico. La Asamblea General de una Caja de Ahorros, es el órgano constituido por las representaciones de los intereses sociales y colectivos del ámbito de actuación de la caja de ahorros que asume el supremo gobierno y decisión de la entidad. En la práctica, la finalidad social implica que no pueden repartir dividendos entre los socios, pero en la práctica los sueldos de sus directivos es equiparable al de los bancos, y los beneficios que el banco reparte en forma de dividendos entre sus accionistas, son

invertidos por las cajas de ahorros en la forma de obra social que decida su consejo de administración. La representación de los intereses colectivos en la Asamblea General ocurre (en principio) a través de los Consejeros, que son entre 60 y 160: 40% por las Corporaciones Municipales en cuyo término tenga abierta oficina la entidad; 44% por los impositores de la caja; 11% por las personas o entidades fundadoras de la caja y 5% por los representantes de los empleados trabajadores en la caja. Las cajas tienen prohibido acudir a los mercados de capitales para aumentar sus recursos propios y su fuerte implantación local es debida en parte a la participación de las Corporaciones Locales en sus órganos de administración. El mismo motivo por el que las cajas se mezclan con intereses políticos y están a menudo involucradas en asuntos de corrupción. Al no tener Junta de Accionistas, las decisiones del consejo no responden a los intereses de inversores, sino a intereses sociales o políticos, lo cual facilita operaciones y ofertas de productos de dudosa calidad financiera, como ocurrió en la crisis financiera de 2008. Una diferencia notable de las cajas de ahorros respecto a otras entidades de crédito, tales como los bancos es que destinan un porcentaje de sus beneficios a su obra social. Así, los beneficios obtenidos revierten parcialmente a la sociedad a través de la financiación de proyectos de integración de los colectivos más desfavorecidos, becas, actividades culturales, restauración y conservación del patrimonio histórico y artístico nacional, conservación del medio ambiente, etc. Los últimos acontecimientos en el sector financiero han dado lugar a la necesidad de una nueva Ley de Cajas de Ahorro. Esta es una ley que afecta directamente al sector financiero y que viene marcada porque llega muy tarde a nuestro ordenamiento jurídico, dado que no debemos perder de vista en ningún momento que gran parte de los males de nuestra economía tienen su principal origen en las actuaciones pasadas de las Cajas de Ahorros. La Ley reforma completamente la estructura de las Cajas de Ahorros, desde sus órganos de gestión a la composición de los consejos llevando a cabo la despolitización de las cajas de ahorros. Además, se les impone el bloqueo de actuación territorial y se les prohíbe por ley la actividad financiera que va más allá de la banca minorista a particulares y empresas pequeñas y medianas.

La limitación en el tamaño de las cajas de ahorros, primer paso de la reforma La reforma de las Cajas de Ahorros toca tres partes fundamentales dentro de la actividad financiera. La primera limitación que se pone en marcha es la vinculación explícita de la actividad financiera de las cajas con los clientes minoristas y las pequeñas y medianas empresas. Las cajas no podrán dedicarse a otras actividades financieras complejas. Este punto hay que mirarlo con lupa, sobre todo en las

emisiones de obligaciones y deuda, limitación de inversiones, actividad empresarial paralela o la constitución de empresas participadas, tal y como ha ocurrido hasta ahora. El segundo punto importante, es la limitación territorial dado que el ámbito de actuación de las cajas de ahorros no podrá exceder el de una Comunidad Autónoma o de diez provincias limítrofes. Se ha seguido el criterio de “la comunidad más grande más una provincia” para que no haya perjuicios por comunidad en la creación de las cajas. Por último, las cajas de ahorro tendrán limitación en el volumen de operaciones dado que su balance no podrá tener un activo superior a los diez mil millones de euros o una cuota de depósitos por encima del 35% de los de la Comunidad Autónoma en la que operen. Con este punto, tengo serias dudas que sean viables las cajas para competir en eficiencia y rentabilidad con el resto del sector financiero, pero está claro, que no vamos a ver en el futuro otra Bankia u otra CAM.

La mayoría de los Consejos de las Cajas, en manos de los impositores La principal novedad es que entre el 50% y el 60% de los consejeros, tienen que ser elegidos desde los impositores. Esta norma persigue eliminar del control real del consejo de administración a las Administraciones Públicas y a los consejeros nombrados a dedo, que no podrán superar el 25% en ninguno de los casos. Para modular mejor el porcentaje del consejo, los grandes impositores de las cajas de ahorros tendrán representación especial y se fijará un sistema de compromisarios para la representación en la Junta General de las cajas. Por otra parte, esta limitación no tiene sentido si no se produce un cambio sustancial en la profesionalización de los Consejos de Administración de las Cajas de Ahorros, que es el bloque que ataca la tercera parte de la Ley.

La profesionalización de las Cajas de ahorros, la última parte de la reforma La norma incrementa, por otra parte, la profesionalización de los órganos de gobierno de las cajas de ahorros en los siguientes aspectos:



Se establecen medidas para lograr que los miembros de los órganos de gobierno de las cajas desempeñen sus funciones en exclusivo interés de las mismas y de acuerdo con criterios de eficiencia y buena gestión financiera.



Se fortalece la incompatibilidad de formar parte de los órganos de gobierno con la asunción de cargos ejecutivos en partidos políticos, organizaciones empresariales y sindicales.



Ya no se exige que los miembros del consejo de administración reflejen las proporciones de cuotas representativas existentes en la asamblea general.



Se requiere que, al menos, la mitad de los miembros del consejo sean independientes. No podrán tener tal consideración los que sean consejeros generales.



Se exige que todos los miembros del consejo de administración cuenten con los conocimientos y experiencia adecuados para el desempeño de sus funciones, en los mismos términos que se prevé para los miembros de los consejos en los bancos.



Se les exigirá que cuenten con los requisitos de honorabilidad, experiencia y buen gobierno exigidos por la legislación.



Se requiere además, proporcionalidad en función de la dimensión económica de cada caja para fijar el número total de miembros de la asamblea y del consejo de administración.



Se exige que más de la mitad de los miembros del consejo de administración y de la comisión de control sean vocales independientes. También deberá tener esta condición el presidente de la comisión de control.

Estos cambios en los Consejos de Administración van a dar mucho que hablar y podemos asegurar que no van a ser del agrado de las autonomías, diputaciones o de las propias cajas de ahorros que aún están operando. La ley va en el buen camino y cubre sustancialmente todos los aspectos necesarios para no volver a caer en el error que se ha caído en esta crisis, dando una entidad financiera a cada Gobierno Autonómico, tal y como ha ocurrido hasta ahora.

Las Cajas Rurales o cooperativas de crédito Son entidades que tienen un doble carácter; por un lado son sociedades cooperativas, sujetas a la Ley de Cooperativas y por otro, son entidades de depósito y, por tanto, de crédito.

Actualmente, su capacidad operativa está plenamente equiparada a la de los bancos y cajas de ahorros, con la salvedad de que deben atender preferentemente a las necesidades financieras de sus socios y, en consecuencia, el conjunto de las operaciones activas con terceros no podrá representar más del 50% de sus recursos totales. La razón de ser de las cooperativas de crédito se encuentra en la voluntad de un grupo de personas por crear una sociedad para proveerse de financiación cuando los mecanismos del mercado no permiten una satisfacción eficiente de sus necesidades. En consecuencia. Las cooperativas de crédito nacen como respuesta a la insatisfacción de ciertos colectivos desfavorecidos a la hora de cubrir sus necesidades de recursos financieros, con la peculiaridad de que se trata de un conjunto homogéneo de individuos, con las mismas características o necesidades (agricultores o artesanos). El objeto social de las cajas rurales es facilitar el crédito agrario a sus socios, con el propósito de financiar sus actividades agrarias. En definitiva se trata de ayudar a los agricultores asociados para satisfacer mejor sus necesidades, financiándoles y liberándolos de la usura de agentes externos.

Estructura del sector de cooperativas de crédito

La Unión Nacional de Cooperativas de Crédito (UNACC) es la institución que representa a todas las entidades cooperativas a nivel nacional, aunque existen federaciones en algunas Comunidades Autónomas. Sólo las cajas rurales se encuentran asociadas en un grupo que se forjó en la década de los noventa y que respondía al deseo de este tipo de cooperativas de consolidar un proyecto común a nivel nacional. Esta asociación de cajas rurales se materializa en la Asociación Española de Cajas Rurales (AECR), de la que dependen tres instituciones

creadas para dar soporte operativo a las cajas asociadas: el Banco Cooperativo Español, el Consorcio Rural Grupo Asegurados y Rural Servicios Informáticos.

Actualidad de las cooperativas de crédito en Andalucía Las cooperativas de crédito representan en parte el último rescoldo de control financiero apegado a nuestra tierra, si bien estas entidades también se encuentran inmersas en procesos de integración, básicamente a través de Sistemas Institucionales de Protección (SIP). De las 10 con domicilio social en Andalucía destaca Caja mar, producto de las fusiones entre las cajas rurales de Almería y Málaga, y cabecera del mayor grupo bancario cooperativo de España, con presencia en 41 provincias. El peso de estas entidades no debe ser infravalorado en la comunidad autónoma. Sirva como ejemplo que esta decena de cooperativas de crédito han llegado a superar los resultados de las desaparecidas Caja sol y Caja sur juntas. Desde la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito (UNACC) alegan que las fusiones se están produciendo para adaptarse a los nuevos tiempos. Pese a que se encontraban en un puesto privilegiado dentro del sistema bancario (entidades solventes y capitalizadas, con baja morosidad y sin haber necesitado dinero público) han querido ir adelantándose a los nuevos retos en las mejores condiciones. Han vivido, de hecho, un proceso de concentración histórico, ya que se han pasado de 81 a 68 cooperativas de crédito en apenas cinco años, e incluso teniendo en cuenta los grupos, la cifra reduce a 40. Desde 2007 se han registrado pérdidas de únicamente el 2% en el número de oficinas y del 2% en empleados, lo que viene a demostrar la apuesta de este modelo, tanto por la lucha contra la exclusión financiera en nuestro país, como por el mantenimiento del empleo en épocas de extrema dureza económica y de fuerte reordenación del sector.

2. LAS EMPRESAS ANDALUZAS La región cuenta con una nómina decente de primeros espadas, pero el tejido empresarial es aún débil, disperso y poco competitivo en el exterior. La crisis del ladrillo es la última prueba de una cultura del pelotazo que se resiste a desaparecer. Sobra talento, faltan emprendedores. Todo el que haya nacido antes de los años ochenta recordará la escasa variedad de la fauna empresarial andaluza: había infinitos negocios sin valor añadido y algunos pequeños oasis que se atrevían a ofrecer una pequeña muestra de las cosas que aparecían en la tele. Las multinacionales seguían mayoritariamente al otro lado de las fronteras, que en este caso no estaban en los Pirineos sino en Despeñaperros, y visitar Madrid o Barcelona constituía un placer y a la vez un severo castigo para el consumista que muchos llevan dentro. Era difícil hablar de profesionalización. En el campo había propietarios ausentes; en el comercio, tenderos miopes; en la industria… ¿Pero acaso existía la industria? Ningún tiburón yanqui entendería a la primera la idiosincrasia del empresario de aquí, más basada en el conformismo que en la expansión potencialmente ilimitada. Cuando alcanzabas el objetivo, era mejor echarse a dormir, cultivar el moreno y las amistades. This is the life, que dirían al otro lado del charco. Así es como se configuró un tejido localista primero y provincialista después. Todavía hoy, una compañía es de Sevilla o Málaga y no de Andalucía. Pero treinta años dan para mucho. Dan para vivir en una democracia más o menos consolidada; con libertad comercial de movimientos en un macropaís, la UE, con 500 millones de habitantes; con un flujo de fondos comunitarios que ha permitido levantar una espléndida red de infraestructuras. La mentalidad del empresario se ha transformado, si no total sí parcialmente, para romper el cordón imaginario de los prejuicios y los agravios comparativos e intentar competir en el resto de España y, sobre todo desde la crisis, en el resto del mundo. Hoy hay nombres andaluces inscritos en las mejores competiciones internacionales. Son pocos y sobradamente conocidos. Son el ejemplo, la base de un emporio futurible. ¿Cuál es la condición? La condición es una catarsis que implica movimientos acompasados a varias bandas: el remate en el traspaso de poderes a la última generación de empresarios familiares, sobre el papel la mejor preparada; la consolidación de los gigantes que ya existen; la ampliación del espectro hasta acoger a todos esos jóvenes y no tan jóvenes emprendedores con talento, idiomas e ideas. Silicon Valley es un paradigma antes que un lugar. Cada vez que alguien auspicia un clúster, aparecen esas dos palabras y uno se imagina en San José, California, tomando un cóctel con vistas al Pacífico tras una productiva jornada laboral en una firma de primer nivel. ¿Por qué Andalucía no ha sido capaz de atraer en tres décadas no ya a suficientes inversores extranjeros sino a matrices empresariales alemanas, inglesas o francesas que instalen a sus plantillas en la costa, disfruten de esta calidad de vida y aprovechen los aeropuertos y trenes de alta velocidad para conectar con sus orígenes sin sentirse atrapados en una tierra lejana? En la respuesta está la cuarta condición del futurible: mientras la región funcione como un archipiélago disperso y no como un país

monolítico, mientras esa respetable masa de asalariados inquietos no dé el salto a su propia aventura, las cosas no cambiarán. ¿Archipiélago disperso? No es demasiado discutible, en realidad: el plástico está en Almería; la industria petroquímica en Huelva; la aeronáutica en Sevilla y Cádiz; los vinos (y el caballo) en Jerez; los muebles en Lucena; la joyería en Córdoba; la cerámica en Jaén; el mármol en Macael. Sólo la agricultura unifica un poco. ¿Respetable masa de asalariados inquietos? Se supone que estamos ante la generación más cualificada de la historia. Hay overbooking de titulados y licenciados universitarios, algunos entrenados en ámbitos que otros mercados demandan (las ingenierías, la medicina). La Administración Pública dejará de ser el cementerio de elefantes que era gracias a los planes de austeridad. Los gobiernos han de fomentar con ayudas limitadas pero efectivas, y sobre todo con menos burocracia, el salto de la nómina a la empresa. También el propio tejido empresarial puede actuar como combustible. Y, desde luego, los artistas implicados, esos profesionales con diez o doce años de experiencia mucho más lúcidos, en general, que los chavales recién escupidos de la universidad, ejércitos de desheredados de los que a veces se esperan milagros tipo Zuckerberg o trayectorias tipo Jobs. Querrán cifras, claro. El Instituto Nacional de Estadística (INE) registra el recorrido que va de 1999 a 2011. España superó en 2005 los tres millones de compañías y desde entonces no se ha bajado de esa cantidad. Andalucía marca su techo en 2008 (522.815), el año en que las cosas comenzaron a torcerse en Europa, pero describe desde entonces una curva claramente descendente. En cuatro ejercicios ha perdido casi 100.000 compañías, con caídas entre las pymes pero también en el resto de categorías hasta 499 trabajadores (las gigantes resisten mejor). Málaga y Sevilla son, con diferencia, las provincias con más cantidad (y mayor producción de puestos de trabajo), pero comparten el decaimiento que en líneas generales padece la comunidad [consultar tablas y gráficos]. El sector servicios, que incluye, entre otras, las subramas de la hostelería, finanzas y seguros, transporte y almacenamiento, y la actividad inmobiliaria, se lleva el pedazo más grande del pastel con 381.955 empresas a cierre de 2011. Al otro extremo de la balanza está la industria (36.233). Para hacerse una idea de la burbuja que supuso el ladrillo basta con observar la sangría del tránsito 20102011, donde se pierden 3.803 compañías y se dicta sentencia de muerte contra una industria auxiliar que floreció paralelamente al espejismo. La construcción es precisamente el reflejo del pecado original hispano, esa tendencia a la comodidad, al negocio fácil, al pelotazo. Fue la mina del empleo durante los años de bonanza, fabricando una ilusoria sensación de riqueza y defraudando la cultura del valor añadido. Hoy, con un calendario marcado en rojo por los recortes, la recesión, la sequía del crédito y el paro, el único salvavidas es una regeneración acelerada que permita a quienes nunca han peleado tan lejos competir fuera y venderle productos a Alemania, a Italia, a Francia, a la UE a Veintisiete, que es el socio comercial más importante del país y de la región, y al resto del planeta. Pero hay un problema no sólo de mentalidad o de estructura sino de tiempo. Reorientar estrategias no es tan sencillo. Y menos en Andalucía, cuya balanza comercial evoluciona bastante peor que

la de España; cuyo PIB, que representa alrededor del 14% nacional, nunca se ha correspondido con el peso de su población (18%); cuya cesta exportadora, en fin, se basa más en la agroindustria que en la tecnología. El ranking de facturación en la comunidad autónoma (datos de 2010) es un buen termómetro: como empresa propiamente andaluza, en el top ten sólo aparece Abengoa (2). Hacia abajo, y hasta el puesto sesenta, la lista crece con la filial de energía de los Benjumea; las distribuidoras farmacéuticas Farmanova y Cecofar; Befesa (también satélite de la top ten); Telvent (que en realidad dejó de ser andaluza el pasado año); Sando, Migasa, Prasa, Covirán, Azvi, Hojiblanca, Osborne, Cosentino, Grupo Hermanos Martín, Persán, Merkamueble o Covap, todas por encima de los 270 millones anuales en ventas y con una plantilla global de más de 53.000 trabajadores. ¿Es suficiente? Obviamente no. El campo logró modernizarse, cierto, y hay perlas de la innovación y la internacionalización en mitad del páramo, pero el hueso está hueco, necesita médula. Con un 55% de paro juvenil, el reto es doble en la actualidad: encontrar la manija del cambio (empresarial, espiritual) tapando a la vez la hemorragia de una generación que ya prepara la maleta. A un centímetro de las grandes ligas… y llegó la crisis EL tópico carcome tan tercamente la realidad que a veces es más cómodo aceptar aquél que reivindicar ésta. Y el andaluz, hay que reconocerlo, siempre ha estado más cerca de Horacio que de Zenón. Quizás por ello, al empresario de la tierra se le adjudicó antiguamente y se le repone ahora un halo de sospecha, un pin en la solapa con la silueta del pelotazo. Pero las cosas han cambiado. Con o sin crisis, una nómina creciente de emprendedores, algunos de primer nivel mundial, casi todos alejados de esa banda sonora de la dolce vita, ha sustituido aquel mecanismo tan latino del linaje por la dictadura de la profesionalización. Un puñado de firmas, familiares en origen o no, dota por primera vez a la comunidad de la base exigible para ser algo más. La gripe profunda de la economía regional, española y mundial es su primera prueba de fuego y llega posiblemente en el peor momento, justo cuando podía detectarse cierta efervescencia, cierto verdadero cambio. Nombres hay varios, aunque nunca sean suficientes. El de Felipe Benjumea (Abengoa) es quizás es más rutilante, el más asiduo en las grandes ligas si se atiende al criterio de la facturación y si se añade que su grupo, con un abanico imponente de filiales, actúa, entre otros, en un sector tan puntero como el de las energías renovables. Francisco Martínez-Cosentino (Grupo Cosentino) también está fuertemente asociado a la innovación, y cultiva un perfil público activo, cosa poco común por estos lares. El boom de la construcción generó estrellas fugaces y malhadadas como Luis Portillo, el hijo del albañil, el hombre milagro, pero creó a la vez un sólido batallón de notables que, mejor o peor, resiste los envites del momento: ahí están Nicolás Osuna (Inmobiliaria Osuna), Ricardo Pumar (Inmobiliaria del Sur), José Luis Sánchez Domínguez (Sando), José Romero González (Prasa), los hermanos Contreras (Azvi) o Rodrigo Charlo (Bogaris). Hay naipes para casi todos los gustos: la agroindustria y la distribución cuentan con gestores como Luis Osuna y Antonio Robles, de Covirán, que en 2010 facturó más de 500 millones; Antonio Luque, de la cooperativa Hojiblanca (451 millones); el hasta

hace un suspiro director general de Puleva, Gregorio Jiménez (406); o Ricardo Delgado, de Covap (271). Tomás e Ignacio Osborne en el grupo homónimo (400 millones), Jesús Alfonso Redondo con Santa Bárbara (310), José Moya Sanabria en Persán (290) o Francisco León Garrido con Merkamueble (278) son buenos ejemplos en diversos ámbitos de negocio. Desde su creación en 1979, la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) ha sido la otra pata del sector privado en la comunidad, la vertiente institucional, la de las negociaciones y los pulsos con los sindicatos y la Junta. Manuel Martín Almendro, el primer presidente, fue también el más breve (1979-1984). Cedió el testigo al fallecido Manuel Otero Luna (1984-1996), en primera fila durante el asesinato de Rafael Padura, a la sazón responsable de la Confederación de Empresarios de Sevilla, a manos de los Grapo. El tercero fue Rafael Álvarez Colunga (1996-2002), el coleccionista de amigos, como él mismo se denominaba, despedido masivamente en diciembre de 2008 tras incendiarse su barco en aguas onubenses. Y hoy manda Santiago Herrero, líder de la patronal desde 2002 y por dos veces derrotado en su aspiración a la corona de la CEOE. Herrero, ubicuo (en los medios) y controvertido (sus críticos siempre le han achacado una débil trayectoria como empresario), mantuvo y mantiene fluctuantes relaciones con el ex presidente Gerardo Díaz-Ferrán y el actual jefe de la patronal, Juan Rosell.

El tejido empresarial de Andalucía Desde antes, pero sobre todo a partir del año 2000 y hasta la irrupción de la crisis, la iniciativa empresarial experimentó un periodo muy favorable en Andalucía, con un perfil de crecimiento del número de empresas superior al registrado en el conjunto del país, y con un ritmo que, además, presentó una sensible aceleración hasta 2006, de forma que el aumento medio anual cercano a 9.000 empresas/año habido en el periodo 1995-2000, se duplicó en el periodo 2000-2003, y se triplicó en el periodo 2003-2006.

Esta favorable dinámica se rompe en 2007; año en el que se consolidaron algo más de once mil empresas en la comunidad andaluza; aproximadamente la mitad que en los ejercicios inmediatamente anteriores, y en el que incluso el tejido empresarial andaluz registró un crecimiento relativo inferior a la media nacional, algo que no sucedía desde 1996. Dicha ruptura con la etapa de bonanza se agudiza en 2008; cuando, por vez primera desde que el INE elabora el Directorio Central de Empresas, se contrae el número de empresas en Andalucía; circunstancia que se prolonga a los ejercicios 2009 y 2010, reduciéndose durante esos tres años con mayor intensidad el tejido empresarial en Andalucía que en el conjunto del país, de modo que el número de empresas activas retrocede a los niveles de 2005, por debajo de 500.000 empresas. Así, en 2010 desaparecieron un total de 6.238 empresas en Andalucía –un 1,3 por ciento-, acumulando en los tres últimos periodos un total de 30.474 empresas –un 5,8 por ciento-; que al igual que para el conjunto nacional se debió tanto a un mayor número de cierres de empresas –alrededor de un 20 por ciento superior a los niveles

previos a la crisis-, como por la caída en la puesta en marcha de nuevas actividades empresariales –descienden cerca de un 20 por ciento12. Al igual que para el ámbito nacional, el informe GEM 2010 sitúa la tasa de actividad emprendedora andaluza en sus niveles más bajos de la década (4%), con una caída de más de 150.000 iniciativas emprendedoras respecto a 2007. La ubicación de las empresas por el territorio andaluz muestra un evidente “protagonismo empresarial” de las provincias de Sevilla y Málaga, que en conjunto representan cerca de la mitad de las empresas localizadas en la comunidad andaluza, situándose en un segundo escalón las provincias de Cádiz y Granada, que sumadas prácticamente suponen otra cuarta parte del total.

Hasta el inicio de la crisis, todas las provincias andaluzas vieron aumentar su tejido empresarial, aunque con desigual progresión, pues, frente a un crecimiento más moderado que se registraba en las provincias del interior de la comunidad, destacaba la elevada expansión empresarial en la costa mediterránea, con la provincia de Málaga a la cabeza. Como ya se ha comentado, la entrada en crisis a mediados de 2007 supuso la destrucción de este clima favorable a la creación de empresas en Andalucía, lo que tuvo reflejo, en mayor o menor medida, en todas las provincias andaluzas. Así, entre 2008 y 2010 todas las provincias registraron pérdidas de tejido empresarial, con especial incidencia en el litoral y otras zonas más expuestas a la coyuntura del mercado inmobiliario. A pesar del citado boom empresarial habido entre 2000 y 2007, lo cierto es que la situación del tejido empresarial andaluz dentro del contexto nacional no salía tan bien

parada cuando se observaba desde la perspectiva de la densidad empresarial; una ratio con la que se relaciona el número de empresas con la población residente. Así, con 63,7 empresas por cada mil habitantes, en 2007 la Comunidad Autónoma de Andalucía arrojaba una relación inferior a la media nacional, que por entonces se situaba en 74,1 empresas por cada mil habitantes. Ahora bien, lo dicho no es óbice para que, como se puede apreciar en el gráfico siguiente, en Andalucía también se advirtiese una evolución positiva de la densidad empresarial a lo largo del periodo considerado, al crecer dicho indicador del orden de un 35 por ciento entre 1998 y 2006, lo que permitió que Andalucía trazase una clara línea convergente con la media nacional. Tendencia que queda interrumpida en los últimos ejercicios, cuando los efectos de la crisis producen caídas de actividad empresarial en todos los territorios, y con algo más de intensidad en zonas como Andalucía, que en tres ejercicios ve reducir un 8,3 por ciento su densidad empresarial, hasta las 58,4 empresas por cada mil habitantes14, diez menos que el registro medio nacional (68,9). Para recortar esta distancia serían necesarias alrededor de 90.000 empresas más en Andalucía.

Por provincias15, como se observa en el gráfico de la página siguiente –donde el tamaño de la esfera representa el total de empresas en cada una de las provincias y los ejes fijan el registro medio regional- la provincia de Málaga, con 67,4 empresas por cada mil habitantes en 2010, encabeza la lista en cuanto a densidad empresarial. Provincia a la que siguen Granada, Sevilla, Almería y Córdoba; todas ellas superan el registro medio regional.

En la evolución registrada por este indicador hay que diferenciar dos periodos. El primero, hasta 2007 (hasta la crisis), en el que el crecimiento del tejido empresarial era superior al crecimiento de la población residente y, por tanto, avanzaba la densidad empresarial en todas las provincias andaluzas, con Málaga a la cabeza, por delante de las provincias de Sevilla y Granada. Y un segundo periodo, desde el inicio de la crisis hasta la fecha, en el que el crecimiento poblacional pero, sobre todo, la sensible pérdida de empresas en todas las provincias andaluzas provoca un apreciable retroceso del indicador; en especial en aquellas provincias que habían alcanzado cotas más elevadas de densidad empresarial durante la etapa de bonanza. El Directorio Central de Empresas del INE, que no contempla a los sectores primarios de la economía, identifica cuatro grandes sectores de actividad empresarial: la industria, la construcción (en donde desde 2009 también se incluyen las actividades de promoción inmobiliaria, antes encuadradas en los servicios), el comercio y un amplio y diverso bloque que denomina resto de los servicios. A estos cuatro grandes grupos de actividad se vinculan las empresas en función de la actividad principal que desarrollan. Hasta 2007, todos ellos registraban una evolución favorable en Andalucía. Todos crecían en volumen y todos colaboraban, aunque con diferente intensidad, al crecimiento de las actividades empresariales en la comunidad autónoma andaluza, donde destacaba el comportamiento de algunas de las actividades terciarias y, sobre todo, el crecimiento de la construcción; un sector que mantenía un ritmo muy superior al resto.

En sentido contrario, la combinación de la crisis financiera y el colapso en el mercado inmobiliario afecta especialmente al sector de la construcción, que entre 2007 y 2010 pierde una cuarta parte de sus empresas. Por su parte, en el sector industrial desaparece cerca de un 12 por ciento de sus empresas y en el comercio algo más del 5 por ciento, mientras que únicamente en los servicios restantes se aprecia un, aunque leve (1,1%), crecimiento del tejido empresarial durante la crisis, aunque con comportamientos dispares según qué rama de actividad.

A grandes rasgos, pues, realidad sectorial de la actividad empresarial andaluza, por un lado señala la importancia del sector de los servicios (incluida la actividad del comercio) y, por otro, el protagonismo –en un sentido y en otro- del sector de la construcción en el dinamismo de la iniciativa empresarial durante los últimos años; protagonismo acorde con la incidencia que en términos de producción y empleo ha ejercicio, ejerce y seguirá ejerciendo esta actividad en el comportamiento económico regional (también nacional).

En un análisis algo más detallado, dentro del tejido empresarial de Andalucía, el sector industrial es el que representa un menor porcentaje (6,2%), con algo más de 30.000 empresas activas al finalizar 2010, de las que aproximadamente la mitad se concentraban en tres ramas de actividad: la fabricación de productos metálicos (sobre todo para la construcción), la industria de la alimentación y la fabricación de muebles. Se trata de un sector que, si bien pareció aguantar mejor el inicio de la crisis, se está viendo cada vez más afectado por la continuidad de la misma. Como prueba el hecho de que en solo dos ejercicios, 2009 y 2010, desapareciesen más de 3.600 empresas industriales –por 475 en 2008-, más que las que se consolidaron durante el largo periodo de bonanza económica (2000-2007), cuando surgieron alrededor de 3.350 “nuevas” empresas industriales en la comunidad andaluza. Estas iniciativas empresariales registradas dentro del sector industrial, tanto antes cuando se consolidaban, como ahora que desaparecen, guardan una vinculación muy directa con el mercado nacional y, en concreto, con la actividad del sector de la construcción. Así, prácticamente la mitad de las empresas aparecidas entre 2000 y 2007 se dedicaban a la fabricación de productos metálicos para la construcción y otro 15 por ciento a la fabricación de muebles; mientras que precisamente son estas actividades las que, en un contexto generalizado de contracción, lo hacen en mayor medida en 2008 y, sobre todo, en 2009 y 2010. Sin perjuicio de lo anterior, dentro de los malos datos que arroja el sector en los últimos dos años, cabe destacar el crecimiento de nuevas iniciativas empresariales en ramas de actividad como el suministro de energía eléctrica y, sobre todo, en captación, depuración y distribución de agua, donde se ha multiplicado por tres el número de empresas en estos años de crisis.

Por su parte, el sector de la construcción, que en la actualidad representa el 13,3 por ciento del entramado empresarial andaluz, es el sector que se ha visto más y más pronto afectado por la crisis. Este sector, cuyas empresas se habían convertido en principales protagonistas de la expansión habida en Andalucía durante la época de bonanza, al multiplicarse prácticamente por dos sus empresas entre 2000 y 2007, ha visto desaparecer el 25 por ciento –más de veintiuna mil empresas- en sólo tres ejercicios. Es decir, siete de cada diez de las empresas desaparecidas en Andalucía desde 2007 se dedicaban a la construcción. Con todo, cabe diferenciar comportamientos dentro de las ramas de actividad del sector, pues frente a la alta desaparición de empresas en las ramas de promoción y construcción de edificios y otra construcción especializada; pese a la crisis aumentó el número de empresas de ingeniería civil (construcción de redes y otros proyectos). Por su parte, el sector del comercio, que durante la época de bonanza registró en términos relativos una expansión empresarial moderada e inferior a la media, lo que estuvo condicionado por la evolución del comercio detallista, también registra una caída más moderada desde el inicio de la crisis –gracias, principalmente, a la aparición de empresas en el comercio en establecimientos especializados de equipos de las nuevas tecnologías y en actividades de reparación y mantenimiento de vehículos a motor. El sector del comercio representa el 27,8 por ciento de las empresas andaluzas, y dentro del mismo merece destacarse que el comercio al por menor, especialmente a través de establecimientos especializados, sigue siendo la rama de actividad con mayor número de empresas en la comunidad autónoma, al englobar prácticamente una de cada cinco de las empresas activas andaluzas. Por último, el amplio abanico que supone el resto de los servicios, que representa más de la mitad (52,6%) del tejido empresarial de Andalucía, es el único de los grandes bloques de actividad del DIRCE que, aunque moderadamente, ha seguido creciendo en número de empresas durante los años de crisis. Entre las ramas que forman este bloque de actividades destaca la participación relativa de la hostelería, los servicios profesionales a empresas –asesoría, contabilidad, consultoría, publicidad, etc.-, el transporte terrestre y sus actividades anexas, las actividades sanitarias, así como las actividades inmobiliarias. Antes del inicio de la crisis fue notable la aparición de nuevas iniciativas dentro de los servicios tradicionales a empresas y las actividades inmobiliarias, si bien, junto con el transporte terrestre, son de las actividades que acusan mayores caídas a partir de 2007. En sentido contrario, durante la crisis destaca el favorable comportamiento que mantiene la iniciativa empresarial entre los servicios a edificios y actividades de jardinería, reparación de ordenadores y artículos de uso doméstico, actividades relacionadas con la informática y las telecomunicaciones, actividades administrativas de oficina, servicios educativos, actividades sanitarias, otros servicios personales, así como las actividades auxiliares a los servicios financieros y de reaseguro.

Para concluir este apartado se analiza la distribución sectorial de empresas por territorios18, la cual refleja la significación de los servicios y el comercio en el tejido empresarial de todas las provincias andaluzas. En conjunto, su participación sobre el total varía entre el 77 por ciento de Córdoba y el 83 por ciento de Cádiz. En concreto, el peso relativo del comercio destaca sobre todo en las provincias de Jaén y Córdoba, mientras que el resto de servicios lo hace en Málaga. Por su parte, a pesar de su menor dimensión, destaca la importancia relativa del tejido empresarial de la industria en las provincias de Córdoba y Jaén, y la construcción en la provincia de Almería y Granada.

Dimensión de plantilla en la empresa andaluza Para analizar el tamaño de las empresas en Andalucía se ha utilizado el único indicador que al respecto aporta el Directorio Central de Empresas del INE: el número de trabajadores en plantilla. A partir de dicho indicador se aprecia el protagonismo de la microempresa en el tejido productivo andaluz; pues en Andalucía a finales de 2010 más de la mitad de las empresas no contaba con trabajadores asalariados, y sólo cuatro de cada cien empresas superaban los diez empleados de plantilla. Dicho lo cual, y atendiendo a los datos sobre Demografía Empresarial en Andalucía que publica el IECA, también debe tenerse en cuenta que, al igual que para el ámbito nacional, en Andalucía las empresas con más de 20 empleados generan prácticamente el 60 por ciento de todo el empleo asalariado de la región.

La distribución es bastante similar en todas las provincias andaluzas, pero se aprecian ciertas diferencias según los tramos. Así, la provincia de Cádiz presenta el porcentaje más bajo de empresas sin asalariados, con un 51,8 por ciento sobre el total, mientras que en el extremo opuesto, las empresas sin asalariados suponen el 55,9 por ciento del total en Granada.

Por su parte, la provincia de Sevilla registra los mayores niveles relativos de medianas y grandes empresas, similares a los registros del ámbito nacional, de modo que el 30 por ciento de las medianas y el 31 por ciento de las grandes empresas de Andalucía han fijado su sede en esta provincia; a la que siguen las provincias de Málaga y Almería, con el 17 y 12 por ciento, respectivamente, del total de grandes empresas –más de 200 asalariados. En términos relativos, hasta 2007 los incrementos más significativos en el número de empresas activas, aunque con pesos relativos reducidos, se produjeron entre las grandes y medianas empresas.

La crudeza de la crisis económica desencadenada a partir de mediados de 2007 supone una ruptura en la tendencia anterior, de forma que el único intervalo que desde entonces sigue aumentando en número, aunque ligeramente, son las empresas sin asalariados, mientras que la gran empresa retrocede un 38,9 por ciento, la mediana empresa un 29,5 por ciento, la pequeña empresa un 30,5 por ciento, y la microempresa con asalariados un 10,9 por ciento. Centrándonos en lo ocurrido en los últimos ejercicios, se observa como durante el primer año de la crisis (2008), con carácter general el tamaño medio de plantilla en las empresas andaluzas, no sólo no disminuyó respecto a ejercicios precedentes, sino que incluso siguió aumentando, sobre todo entre las empresas con asalariados. Por el contrario, en 2009 ambos indicadores retrocedieron sensiblemente, mientras que en 2010, si bien con carácter general la empresa andaluza continuó perdiendo tamaño, se observó, a la vez, el incremento de plantilla entre las empresas con asalariados. Ello podría dar a entender que, en el inicio de la crisis, la pérdida de empleo estuvo muy vinculada a la desaparición de empresas, con el cierre de las empresas más vulnerables, mientras que la persistencia de la crisis intensificó primero su incidencia sobre las oportunidades y/o las posibilidades reales de empleo entre las empresas supervivientes, para posteriormente incidir más en nuevos emprendedores y autónomos.

Conclusiones Hasta mediados de 2007 el tejido empresarial de Andalucía atravesaba por una fase muy favorable, que le permitía registrar un perfil de crecimiento superior al del conjunto nacional, de forma que al finalizar dicho ejercicio en Andalucía se contabilizaban más de 520.000 empresas activas (no agrarias)25, las cuales representaban más del 15 por ciento del tejido empresarial nacional, al ganar más de un punto porcentual desde 1995. No obstante, ese año la iniciativa empresarial andaluza perdió ya buena parte de su impulso y, además, lo hizo más acusadamente que la media del país, de modo que 2007 supuso un punto de inflexión en la tendencia. Una circunstancia que, como consecuencia de la grave crisis financiera internacional y del deterioro del mercado inmobiliario nacional, se hace más palpable a partir de 2008, con la desaparición en los últimos tres ejercicios del 5,8 por ciento en términos netos de las empresas existentes al iniciarse la crisis económica, lo que en la práctica supone que Andalucía haya perdido alrededor de 30.000 empresas. Aunque esté siendo uno de los territorios que se ven más afectados por la crisis, la pérdida de tejido empresarial no es exclusiva de Andalucía. Así, por primera vez desde que en 1995 el INE comenzara a elaborar su Directorio Central de Empresas, el número de empresas activas disminuyó en 2008 en toda España; una coyuntura que se repite en 2009 y 2010, tras registrarse con la irrupción de la crisis un mayor número de

cierres de empresas, y un notable descenso en los niveles de puesta en marcha de nuevas iniciativas empresariales. En este contexto, de crisis global, la participación del tejido empresarial andaluz sobre el total nacional se ha mantenido ligeramente por encima del 15 por ciento desde 2007. Únicamente por detrás de Cataluña –con una dilatada vocación empresarial- y la Comunidad de Madrid –centro neurálgico del país. Con todo, la comunidad andaluza no alcanza –tampoco antes de la crisis- el peso relativo que sobre el total nacional le correspondería, tanto por población como por territorio; que en ambos casos se sitúa en torno al 17,5 por ciento. Compensar esos algo más de dos puntos porcentuales significaría contar con cerca de cien mil empresas más creando riqueza y generando empleo26 en Andalucía. Por zonas geográficas, el tejido empresarial andaluz se encuentra bastante concentrado en las provincias de Sevilla y Málaga (de mayor población), las cuales acogen cerca de la mitad de las empresas ubicadas en Andalucía. Sin perjuicio de ello, provincias como Almería o Granada también registraron crecimientos notables a lo largo del último decenio; circunstancia que se interrumpe con la crisis, pues todas las provincias ven reducir su tejido empresarial a partir de 2008. En todas las provincias andaluzas el tejido empresarial presenta unos rasgos característicos, que en buena medida coinciden con los que, a su vez, se observan para el conjunto del territorio nacional. Unos rasgos que se resumen en el protagonismo de las microempresas27 y del sector de los servicios. Así, la atomización del tejido empresarial en Andalucía –nueve de cada diez empresas son microempresas (menos de diez trabajadores en plantilla); dos de cada tres son empresarios individuales (persona física); y uno de cada dos no contratan a personal asalariado- convierte a la microempresa en la piedra angular de la economía regional. Por consiguiente, la consolidación, el desarrollo y la expansión de estas microempresas resultan claves para poder crear riqueza y más empleo en la región. En esta línea, a lo largo del periodo considerado en Andalucía se observa una mayor apuesta de la iniciativa empresarial por formas jurídicas de carácter societario. Asimismo, en los años previos al estallido de la crisis se apreciaba una evolución positiva del tamaño medio de las plantillas, al tiempo que ganaba en participación la pequeña, la mediana y también la gran empresa respecto a la microempresa. Sin embargo, a partir de mediados de 2007 esta tendencia cambia con la irrupción de la crisis, pues, al tiempo que vuelven a ganar peso las microempresas frente a los restantes tipos de empresas, también, con carácter general se reduce la plantilla media de las empresas andaluzas. Por otro lado, del análisis sectorial del tejido empresarial se desprende que cuatro de cada cinco empresas con sede en Andalucía desarrollan sus actividades dentro del amplio ámbito de actuación que representa el sector de los servicios, donde destaca especialmente el desarrollo empresarial que presentan las ramas del comercio –minorista y mayorista-, los servicios tradicionales a empresas –como la asesoría, la consultoría o la publicidad-, la hostelería, el transporte terrestre y las actividades

sanitarias y educativas. Sin perjuicio de ello, la construcción y las actividades inmobiliarias venían siendo los actores protagonistas del desarrollo empresarial habido en Andalucía en los ejercicios previos a la crisis. También debe destacarse, pese a una menor participación sobre el total, la expansión empresarial habida entre las actividades tecnológicas y de los servicios personales y prestados a la comunidad –actividades asociativas; de saneamiento público; recreativas; culturales y deportivas; etc. Sin embargo, a partir de 2008 la actividad empresarial andaluza se contrae con carácter general –con excepciones-, y de forma especial entre las actividades que hasta ese momento se habían mostrado más dinámicas, como la construcción y la promoción inmobiliaria. De todo lo expuesto se puede concluir delimitando el perfil de la empresa andaluza tipo, que se identificaría con un negocio de carácter familiar, de reducida dimensión, que opera con un único establecimiento y, preferentemente, en actividades de comercio, servicios prestados a las empresas –contabilidad, asesoría, consultoría, publicidad, etc.-, hostelería o transporte terrestre. Asimismo, se observa que con anterioridad a la crisis las nuevas iniciativas empresariales andaluzas apostaban por la construcción y la promoción inmobiliaria, así como, en menor grado, por las nuevas tecnologías, la fabricación de equipos informáticos, los servicios personales y comunitarios, la educación, la edición y las artes gráficas, o la producción y distribución energética. Mientras que la crisis está reorientado estas nuevas iniciativas hacia otras actividades como son los servicios para edificios y actividades de jardinería, servicios relacionados con la informática y las TIC, servicios educativos, actividades sanitarias, reparación de vehículos a motor, actividades auxiliares de los servicios financieros y de reaseguros, suministro de energía eléctrica y gas, reparación de ordenadores y artículos de uso doméstico, y captación, depuración y distribución de agua.

3. LAS CÁMARAS DE COMERCIO Las Cámaras de Comercio son corporaciones de Derecho Público que tienen como misión principal defender los intereses generales del comercio, la industria y, en su caso, la navegación del ámbito territorial en el que operen, así como la prestación de servicios a las empresas. De ahí su importante papel en la promoción de la actividad económica, en general, y en el apoyo a las pymes, en particular. Pueden formar parte de una Cámara todas las personas, naturales o jurídicas, que realicen una actividad mercantil, industrial o de servicios en la demarcación de la misma. Las empresas adscritas reciben un amplio apoyo:

• Ofrecen información sobre la creación de nuevas empresas (trámites, ayudas disponibles) y las entidades existentes en la localidad o provincia (su actividad, personas de contacto, comportamiento en los pagos y otros indicadores económicos). • Facilitan el acceso de las pymes a líneas de crédito y financiación especial, gracias a sus convenios de colaboración con bancos y cajas. • Realizan asesoramiento sobre temas fiscales, de contratación civil y mercantil, arrendamientos, normativa de la UE, etc., y disponen de un Tribunal de Arbitraje para la resolución de los litigios mercantiles. • Organizan actividades formativas colaborando con las Administraciones Educativas en la gestión de la formación en centros de trabajo, participando en la enseñanza de formación profesional reglada y organizando cursos y seminarios sobre dirección, gestión y orientación empresarial.

Para garantizar la coordinación de los intereses comerciales andaluces, existe un concierto de las catorce Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación de Andalucía. Estas entidades están representadas nacionalmente por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio. Otras instituciones relacionadas con la empresa son la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), la Confederación Española de Organizaciones empresariales (CEOE), la Confederación española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), y los sindicatos de trabajadores, los más representativos en la comunidad son Comisiones Obreras (CC.OO.) y Unión General de Trabajadores (UGT). El Programa Ventanilla Única Empresarial Online (VUE online) es un proyecto piloto de las Cámaras de Comercio, con el apoyo del Fondo Social Europeo y la Administración General del Estado, que pretende universalizar la labor de asesoramiento para la

creación de empresas y apoyo a emprendedores que presta la red de oficinas de Ventanilla Única Empresarial (Oficinas VUE). Para ello, ofrece un servicio de asesoramiento online abierto y gratuito, que aspira a mantener un alto nivel de calidad, eficacia y rapidez en la gestión de las consultas recibidas. El asesoramiento online complementa los servicios de asesoramiento presencial y de realización de trámites de creación de empresas que ofrece la red de Oficinas VUE, en las que participan la Administración General del Estado, las Comunidades Autónomas, las Entidades Locales y las Cámaras de Comercio. VUE Online es también complementario al asesoramiento y apoyo a la tramitación que ofrecen los Servicios de Creación de Empresas y Antenas de la red cameral. Al mismo tiempo, VUE Online pretende ofrecer al emprendedor y al empresario desde un único portal, todos los recursos ofrecidos en internet por las diferentes administraciones públicas españolas y la red cameral, para facilitar la creación de empresas:

4. LA FINANCIACIÓN DE LAS EMPRESAS Analizado el sector financiero en la Comunidad, vamos a estudiar las vías de que disponen las empresas andaluzas para obtener recursos de esta naturaleza.

Las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) Las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) son entidades financieras cuyo objeto principal consiste en facilitar el acceso al crédito de las pequeñas y medianas empresas (Pymes) y mejorar, en términos generales, sus condiciones de financiación, a través de la prestación de avales ante bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito, Administraciones Públicas y clientes y proveedores. Las sociedades de garantía recíproca, o SGR, nacen para resolver los problemas financieros de las pequeñas y medianas empresas, prestándole apoyo financiero mediante la concesión de avales que respalden su posición financiera frente a las entidades de crédito, los proveedores, clientes y Administraciones Públicas. La actividad de estas sociedades, beneficia a la PYME, pues al ser avalada puede acceder al crédito, y beneficia a su vez a la entidad de crédito, pues invierte sin riesgo al ser la SGR la que responde, como avalista, en caso de que la operación financiera sea fallida. Esta última se beneficia además, de otra serie de factores como pueden ser el valor añadido del estudio y seguimiento de la viabilidad de la operación por la garante. Una de las consecuencias directas de la intervención de la SGR, al minimizar el riesgo asumido con la intervención de su aval, es que el banco, caja de ahorros o cooperativa

de crédito presta la financiación a tipos bajos y plazo largo, mediante convenios o líneas de crédito con las SGR. Por otro lado, a cambio de la garantía recibida, la PYME, por su parte, adquiere la obligación de adquirir una o más cuotas sociales de la SGR, incrementando por tanto los recursos propios de la misma y, en definitiva, su capacidad de asumir nuevas operaciones de aval. Dicho importe, si se desea, será íntegramente reembolsado a la cancelación del crédito obtenido. En caso contrario, la PYME permanecerá como socio partícipe, y tendrá así acceso a otras prestaciones y servicios de la SGR. La regulación legal de estas sociedades nació en 1978, con cierto retraso respecto de Europa y se modificó en 1988 con la aprobación de la Ley de Intervención y Disciplina de las entidades de crédito, que sometió a estas sociedades al control e inspección del Banco de España, en igual medida que las entidades de crédito. La creación de la SGR debe ser autorizada por el Ministerio de Economía y Hacienda, previo informe del Banco de España y de la Comunidad Autónoma en la que vaya a establecer su domicilio social. Otra nota característica de estas sociedades es que sólo pueden garantizar operaciones de sus socios, lo cual implica que para conceder el aval a una pyme, esta deberá adquirir necesariamente la condición de socio. No se persigue ni la obtención de beneficios ni el reparto de dividendos. En las SGR existen dos tipos de socios: los socios partícipes y los socios protectores. Los socios partícipes son a los que se les presta la garantía de la sociedad, deben ser pequeños y medianos empresarios, habrán de pertenecer al sector o sectores de actividad económica mencionados en los estatutos sociales, y su establecimiento deberá estar situado en el ámbito geográfico delimitado en los propios estatutos. Las SGR junto a los socios partícipes, cuentan con la figura de los socios protectores cuyo papel ha sido de vital importancia para la creación y desarrollo de las SGR. Entre los principales socios protectores, encontramos a las Comunidades Autónomas, Cámaras de Comercio, Diputaciones Provinciales, Asociaciones de empresarios, Bancos, Cajas de Ahorro y empresas privadas. Los apoyos a la sociedad de garantía por parte de los socios protectores pueden ser, tanto en forma de capital, como al denominado Fondo de Provisiones Técnicas. Los socios protectores no tienen derecho a solicitar las garantías de la SGR. Con el fin de garantizar la independencia de la sociedad de garantía recíproca, los votos de los socios protectores en su conjunto no podrán representar más del 50 por 100 del total de votos.

En Andalucía se encuentran operando actualmente dos Sociedades de Garantía Recíproca, que son las siguientes: AVALUNION, SGR (Jaén, Granada, Almería y Málaga), SURAVAL, SGR (Sevilla), aunque desde hace dos años se está gestionando su fusión. Como Sabemos, el sistema financiero andaluz está experimentando una gran reestructuración. Junto a la carrera de fusiones de cajas de ahorro y rurales, el sector regional de sociedades de garantía recíproca (SGR) también se está adaptando a la nueva situación. Tras la fusión de Suraval con la cordobesa Crediaval en 2008, la sevillana se encuentra ahora en fase de negociación con la granadina Avalunión para crear una única entidad autonómica que, además, será la quinta de España por tamaño. La sociedad resultante doblaría sus cifras actuales y, de esta manera, superará los 500 millones de riesgo vivo.

El apoyo institucional – DGYPYME – IDEA - ICO El abanico de posibles ayudas a incentivos en Andalucía es bastante amplio: La Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa (DGYPYME) dispone de los siguientes instrumentos y programas para facilitar el acceso de los emprendedores y las PYME a otras fuentes de financiación: 1.

La Dirección General de Industria y de la PYME convoca anualmente ayudas que sirven de apoyo directa o indirectamente a emprendedores y a la PYME 2. La DGIPYME proporciona financiación directa a emprendedores y PYME a través de la Empresa Nacional de Innovación, SA (ENISA) 3. Reafianzamiento a las Sociedades de Garantía Recíproca a través de la Compañía Española de Reafianzamiento SA (CERSA) Las Ayudas e incentivos para empresas en Andalucía las puedes ver en este enlace. Los Programas Europeos de ayudas e incentivos están en este otro enlace.

La Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), es la agencia de desarrollo regional del Gobierno andaluz, además de un instrumento especializado fundamentalmente en el fomento de la innovación en la sociedad andaluza.

La Agencia realiza un gran esfuerzo en la labor de apoyo al empresariado andaluz: desde la gestión y concesión de incentivos a las empresas, a la gestión de proyectos y programas de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, así como a la construcción de infraestructuras industriales y tecnológicas. Entre sus principales áreas de actuación está la Financiación y Desarrollo Empresarial, que aglutina en una misma unidad todas las ayudas y programas de financiación a las empresas.

El Instituto de Crédito Oficial (ICO) es una Entidad pública empresarial de España, adscrita al Ministerio de Economía y Competitividad a través de la Secretaría de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa. Tiene naturaleza jurídica de entidad de crédito y consideración de Agencia Financiera del Estado.

Sus funciones son principalmente promover actividades económicas que contribuyan al crecimiento y desarrollo del país, así como a la mejora de la distribución de la riqueza nacional. En especial, aquéllas que por su trascendencia social, cultural, innovadora o ecológica, merezcan una atención prioritaria. Para conseguir estos objetivos el ICO actúa de dos maneras diferenciadas: •

Como Banco Público: El ICO concede préstamos para financiar operaciones de inversión o necesidades de liquidez, de las empresas tanto dentro como fuera

de España. En esta faceta, el ICO actúa de dos formas: bien directamente para grandes proyectos de inversión realizados por grandes empresas, donde ICO directamente analiza y asume el riesgo de las operaciones, o bien a través de intermediarios financieros, mediante las denominadas “líneas de mediación” (“second floor loans”) donde el análisis de las operaciones y la asunción del riesgo, recaen en las entidades financieras colaboradoras. •

Como Agencia Financiera del Estado: En esta modalidad, ICO actúa como agente financiero del estado. El Instituto financia, por indicación expresa del Gobierno, a los afectados por catástrofes naturales, desastres ecológicos u otros supuestos semejantes. También el ICO, como Agencia Financiera del Estado gestiona instrumentos de financiación oficial a la exportación y al desarrollo. Así, gestiona fondos públicos para financiar operaciones de exportación de empresas españolas; para apoyar a la internacionalización de la economía española mediante seguro de tipo de interés; para financiar proyectos destinados a erradicar la pobreza y promocionar el desarrollo; y para financiar proyectos de agua y saneamiento, etc.

5. ANDALUCÍA Y LA UNIÓN EUROPEA Andalucía, con una extensión de 87.268 Km2, ocupa en torno al 2% del territorio de la Unión Europea. Su valoración geoestratégica viene determinada por su condición de frontera meridional de Europa, a escasos kilómetros del norte de África, lo que la convierte en puente entre Europa y el Magreb; y su situación entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, lo que la convierte en una encrucijada de caminos y civilizaciones. Desde el 1 de enero de 1986, momento en el que España entró a formar parte de la Comunidad Europea, la economía andaluza ha experimentado un proceso de convergencia sostenido. La economía andaluza ha incrementado su participación en el conjunto de la economía española, en el sector primario y, especialmente, en el sector terciario debido al importante desarrollo alcanzado por su industria turística. En cuanto a las relaciones comerciales, el comercio exterior en Andalucía ha crecido especialmente en lo relacionado a los intercambios con el resto de Europa. Sin embargo, las cifras reflejan que las importaciones siguen incrementándose más que las exportaciones, mientras que éstas siguen concentrándose en un número reducido de secciones, principalmente materias primas y productos energéticos. A pesar de los avances, Andalucía continúa teniendo atrasos estructurales con respecto a la media europea, de ahí que sea una región receptora de los fondos que la UE dedica a favorecer la cohesión económica, social y territorial.

Los Fondos Europeos en Andalucía

VIDEO El presupuesto propuesto para los programas de política de cohesión del período 2014-2020 es de 336.000 millones de euros (comparados con los 350.000 millones de euro del período actual 2007-2013). La inversión en las regiones menos desarrolladas representará prácticamente la mitad de la cantidad presupuestada (más de 160.000 millones de euros). Frente a la crisis económica se hace necesario hacer más sin aumentar el presupuesto. Esto quiere decir que hay que aplicar políticas ambiciosas que sean más eficaces, con una gobernanza más firme y un sistema de implementación simplificado para reducir significativamente la burocracia para los beneficiarios. La Comisión ha propuesto una serie de cambios importantes con respecto al diseño y la aplicación de la política de cohesión, entre ellos: • • • • • •

concentración en los objetivos de Europa 2020; recompensa al rendimiento; apoyo a la programación integrada (combinando inversiones); enfoque en los resultados y supervisión más rigurosa del progreso; refuerzo de la cohesión territorial; simplificación de la ejecución.

La Comisión ha propuesto un marco simplificado para el período 2014-2020 con dos objetivos, en particular la «inversión en crecimiento y empleo» en los Estados miembros y regiones, y la «cooperación territorial europea». Esto es el reflejo de la alineación con la Estrategia Europa 2020, según la cual todas las regiones contribuyen al objetivo general mediante la inversión en empleo y crecimiento, pero los medios y el alcance de la intervención se diferencian en función del nivel de desarrollo económico.

Se prevé una nueva categoría de financiación para regiones cuyo PIB per cápita esté situado entre el 75% y el 90% de la media de la UE. Estas «regiones en transición» podrán beneficiarse de financiaciones específicas para cumplir con los objetivos de Europa 2020 sobre eficiencia energética, innovación y competitividad. A continuación se describen las tres categorías que podrán acogerse a la financiación: •

• •

Las regiones «menos desarrolladas», cuyo PIB per cápita sea inferior al 75% de la media de la UE, seguirán siendo la principal prioridad de la política de cohesión. La tasa máxima de cofinanciación se establece en el 75-85% para las regiones menos desarrolladas y para las regiones ultraperiféricas; Las regiones «en transición», cuyo PIB per cápita esté situado entre el 75% y el 90% de la media de la UE, podrán optar por una tasa de cofinanciación del 60% Las regiones «más desarrolladas», cuyo PIB per cápita sea superior al 90% de la media. La tasa de cofinanciación será del 50%.

El objetivo de esta nueva categoría «en transición» que se espera que incluya 51 regiones y más de 72 millones de personas, calculado según los datos actuales es dar un impulso adicional a las regiones que han conseguido ser más competitivas en los últimos años, pero que aún necesitan inversiones específicas. Los Fondos Europeos son: FEDER - Fondo Europeo de Desarrollo Regional FEDER-JESSICA FSE

- Fondo Social Europeo

FEADER – Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural FONDO DE COHESIÓN FEP - Fondo Europeo de la pesca

Instrumentos de apoyo específicos La Comisión Europea (Dirección General de Política Regional) ha desarrollado, en colaboración con el grupo del Banco Europeo de Inversiones y otras instituciones financieras en el marco del período de programación 2007-2013, cuatro iniciativas conjuntas destinadas a mejorar la eficacia y la sostenibilidad de la política de cohesión. Dos de estas iniciativas se centran en la promoción de los instrumentos de ingeniería financiera (JEREMIE y JESSICA), mientras que las otras dos (JASPERS y JASMINE) operan como instrumentos de asistencia técnica.









JASPERS (Ayuda conjunta en apoyo de proyectos en regiones europeas) es un instrumento de asistencia técnica para los doce Estados miembros que se incorporaron a la UE en 2004 y 2007. Su objetivo es proporcionar a estos países la ayuda necesaria para preparar grandes proyectos de alta calidad cofinanciados por los fondos de la UE. JEREMIE (Recursos europeos conjuntos para las microempresas y las PYME) es una iniciativa de la Comisión Europea desarrollada conjuntamente con el Fondo Europeo de Inversiones (FEI). Su objetivo es fomentar el uso de instrumentos de ingeniería financiera para mejorar el acceso de las PYME a la financiación a través de las intervenciones de los Fondos Estructurales. JESSICA (Ayuda europea conjunta en apoyo de inversiones sostenibles en zonas urbanas) es una iniciativa de la Comisión Europea desarrollada en colaboración con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Banco de Desarrollo del Consejo de Europa (BCDE). Su objetivo es fomentar la regeneración y el desarrollo urbano sostenible a través de mecanismos de ingeniería financiera. JASMINE (Acción conjunta para apoyar a las instituciones de microfinanciación en Europa) se propone brindar tanto asistencia técnica como apoyo financiero a las entidades no bancarias que conceden microcréditos, ayudándolas a mejorar la calidad de sus operaciones, desarrollarse y hacerse viables. JASMINE persigue también fomentar las buenas prácticas en el ámbito del microcrédito y elaborar un código de buena conducta para las instituciones de microcrédito.

La buena noticia de los nuevos presupuestos de la UE para Andalucía es la constatación de que ya no figura en el furgón de cola de las 270 regiones europeas, al superar el 75% de la renta media per cápita. Ahora está en el grupo de las regiones en transición, de las que se mueven entre ese umbral pero no han alcanzado el 90% de la riqueza

media europea junto con Galicia, Castilla-La Mancha, Canarias o Murcia. Ese es uno de los motivos por el que en el próximo periodo presupuestario (2014-2020) recibirá menos recursos de Bruselas. Pero a partir de ahí, y según el análisis del Gobierno andaluz, las cuentas europeas suponen un retroceso para la comunidad, que percibirá un cheque total de 7.637 millones de euros, 1.063 millones menos de lo previsto, y 5.131 millones menos de lo que ha recibido durante los últimos siete años. Por primera vez desde que existe la UE, el presupuesto comunitario no crece sino que se recorta en 34.000 millones de euros. España, según el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, recibirá más de lo que aporta en el nuevo periodo. En el caso de Andalucía, el acuerdo es negativo por varios motivos. Uno es que sus previsiones de ingresos disminuyen en 1.063 millones de euros respecto a los cálculos iniciales de la Comisión Europea para que las regiones en transición mantuvieran el 66% de los fondos que venían percibiendo. Ese porcentaje se ha quedado en el 60%. Andalucía es la comunidad que más pierde en España con el nuevo presupuesto de la UE mientras que no ocurre igual con otras regiones. Las regiones más desarrolladas, como Cataluña, Madrid y Navarra son las que más ganan. También se reducen las ayudas directas de la Política Agraria Comunitaria en un 14% y en un 11%, las de apoyo de desarrollo regional. Ambas tienen una incidencia tremenda en Andalucía. No obstante sí se ha aprobado una partida de 3.000 millones adicionales para combatir el paro juvenil. En Andalucía, con una tasa de paro del 35,8% (1,4 millones de andaluces), los jóvenes menores de 30 años sin empleo se elevan a 425.000. También se aprobó otro fondo adicional para parados que se destinarán a las regiones en transición. España recibirá 932 millones y es posible que Andalucía reciba una ayuda especial de 1.100 euros por cada desempleado.

Instrumentos comunitarios de apoyo a las empresas El conjunto formado por las microempresas y las pymes supone el 98,8% de las empresas de la Unión Europea y representa el 65% de la facturación y una proporción similar de los puestos de trabajo. Debido a este papel fundamental en el desarrollo local y regional, la Comisión Europea (grupo de expertos que elaboran las políticas de la UE) se ha comprometido a crear las condiciones para que estas empresas desarrollen eficazmente su actividad en un entorno favorable a la competitividad, con el fin de conseguir nuevos mercados en Europa y fuera de ella. Este respaldo de la comisión se concreta en: En la red de información a las empresas Euro Info Centre (EIC): La Comisión Europea, en su política de apoyo a la PYME, creó a finales de 1987 una red de Centros con la finalidad de ayudar a las empresas en su incorporación al Mercado Único Europeo. Son los llamados Centros Europeos de Información Empresarial o Euroventanillas. Con ellas

se trata de establecer el primer punto de contacto de la PYME con Europa. Sus objetivos son: Acercar la Unión Europea a las empresas. Proporcionar la información necesaria sobre las actividades comunitarias. Potenciar y desarrollar las actuaciones de la Unión Europea en favor de las pequeñas y medianas empresas. El Euro Info Centro de la CEA es el primero que se inauguró en España, y forma parte de una red de 258 Centros repartidos por todas las regiones de la Unión Europea, además de 54 centros corresponsales en terceros países de Europa Central y Oriental y de la cuenca mediterránea. En España existen actualmente 26 Euro Info Centres. Estos centros están interconectados entre sí, y a la vez con la Comisión Europea, a través de un sistema informático que permite intercambiar información al instante con la Dirección General de Empresa de la Comisión Europea y con los demás Euro Info Centros. La red BC-NET: Es una red europea informatizada de consultores de empresa que se ocupa de buscar, de forma confidencial, empresas dispuestas a cooperar en otras regiones o países. El sistema utiliza una nomenclatura específica y ha tramitado ya más de 65.000 solicitudes y ofertas de cooperación procedentes de todos los sectores económicos y referentes a todo tipo de cooperación (comercial, financiera y técnica). La extensa red con la que cuenta se compone de 600 consultores, aproximadamente, y está demostrando ser la más importante de Europa en este campo; sus contactos con países no comunitarios van también en aumento y sus actividades se extienden hoy a 34 países. BC-NET es la única forma de hacer negocios en el extranjero, y conocer los datos de las personas con las que se va a negociar, de forma fiable. BC-NET es una red oficial de agentes, pertenecientes a la Dirección General XXIII de la Unión Europea. Su objetivo es fomentar la cooperación transnacional, en lo que a empresas se refiere. Si operas a través de esta red, y por ejemplo buscas un cliente o proveedor, podrás conocer de él, una vez establecido el contacto, el número real de trabajadores, facturación, beneficios, etc., y de forma totalmente fiable, ya que tú deberás entregar los mismos datos. Su modo de operar es el siguiente: 1.- Una empresa, de cualquier sector, desea contactar con una empresa extranjera, bien para exportar, bien para importar, o para realizar cualquier tipo de cooperación.

2.- La empresa puede empezar, bien a visitar cámaras de comercio, organismos oficiales, etc., con la consiguiente pérdida de tiempo, o bien acudir a un consultor BCNET. (BC-NET, aunque sea una Red oficial, está formada por consultores privados que reúnen una serie de requisitos). 3.-El consultor toma nota de las necesidades de su cliente, y puede realizar los siguientes pasos: A).- Comprobar si a su despacho ha llegado información de personas del extranjero que tienen necesidades que coinciden con las del cliente. B).- Si no es así, puede realizar un perfil de cooperación, y enviarlo a Bruselas, para que el mismo vaya hacia los países que requiera su cliente 4.-Si el consultor encuentra una persona o empresa extranjero que tiene aquello que le solicita su cliente, estamos ante lo que se llama un matching. El consultor se pondrá en contacto con su colega extranjero. En BC-NET, el contacto es entre consultores, no entre empresas, para garantizar la fiabilidad de la operación. Ambos consultores se pondrán en contacto, para pasarse recíprocamente, los datos de facturación, etc., de sus empresas 5.- El consultor, a continuación, le informará de todo aquello que afecte a su negocio, como leyes del país con el que va a operar, documentos necesarios para realizar operaciones con el exterior, salidas de dinero, documentos necesarios, etc.

Red BRE: Es una extensa red de más de 500 enlaces autorizados repartidos por toda la Unión Europea y el resto del mundo cuyo objetivo es promover la cooperación transnacional no confidencial. La Oficina de Cooperación Empresarial (OCE), con sede en Bruselas, permite buscar socios en más de 60 países. Mediante un sencillo funcionamiento (difusión de las ofertas a los enlaces de las regiones o países deseados), la OCE gestiona más de 7.500 perfiles de cooperación al año. Se trata de un sistema no confidencial y asequible al que las empresas pueden dirigir la solicitud de cooperación directamente a la unidad central OCE o contactando con un corresponsal BRE. El rasgo distintivo de la OCE es la gran difusión de las ofertas: cada miembro de la red elige el medio de difusión que considera más adecuado para su clientela, ya sea un diario, un seminario, Internet, envíos directos o incluso una radio local.

Programa Europartenariat: Europartenariat es una iniciativa lanzada por la Comisión europea en 1987 cuyo objetivo es respaldar el desarrollo de las regiones menos favorecidas estimulando a las Pequeñas y Medianas Empresas de toda la Comunidad

para que establezcan relaciones con interlocutores similares en la región en la que tiene lugar el acontecimiento. Se trata de una iniciativa común de la Dirección General de Políticas Regionales (DGXVI) y de la Dirección General de Política de la Empresa (DG XXIII).

Los 15.7 millones de Pequeñas y Medianas Empresas de la Comunidad europea representan el 99% del sector industrial privado, con exclusión del sector primario, y emplean al 62,4% de la mano de obra de la Comunidad. Constituyen elementos clave de la prosperidad regional por estar en contacto estrecho con el mercado local, por sus posibilidades de creación de empleos y su capacidad de integración social. Europartenariat procura extender este potencial favoreciendo los acuerdos de colaboración entre estas Pequeñas y Medianas Empresas procedentes de distintas regiones y Estados.

El Centro de Servicios Europeos a Empresas Andaluzas El Centro de Servicios Europeos a Empresas Andaluzas (CESEAND) es el nodo andaluz de la Red Europea de Centros de apoyo a la pyme en materia de Internacionalización, Innovación y Transferencia de tecnología (Enterprise Europe Network). La Comisión Europea, en su política de unificación y racionalización de redes de apoyo a las empresas, ha decidido que la Red de Centros de Enlace para la Innovación (IRC), de la que formaba parte SEIRC/CESEAND, se fusione con la Red Euro Info Centre (Euroventanillas, EIC), a fin de crear una nueva red denominada Enterprise Europe Network. Esta nueva red dará un servicio integral, aglutinando las tareas que venían realizando los IRCs y EICs y contará con más de 500 puntos de contacto para empresas en 40 países de Europa. Se inicia, por tanto, una nueva etapa, donde la red Enterprise Europe Network ayudará a las empresas en todos sus procesos de innovación e internacionalización. CESEAND está conformado mediante un Consorcio coordinado por la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), en el que participan la Agencia Andaluza

del Conocimiento, la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), el Instituto Andaluz de Tecnología (IAT) y el Consejo Andaluz de Cámaras de Comercio.

La Enterprise Europe Network, favorece el desarrollo del potencial innovador de las pequeñas y medianas empresas, facilitando el conocimiento de las políticas de la Comisión Europea. Lanzada en Febrero de 2008, esta nueva iniciativa de la Comisión Europea pone a disposición de los empresarios una “ventanilla única” en la que pueden buscar el asesoramiento necesario y beneficiarse de una amplia variedad de servicios de apoyo fácilmente accesible. Esta Red nace como consecuencia de la fusión de dos redes anteriormente existentes con servicios orientados a la difusión de información, apoyo a la innovación y promoción de la Transferencia de Tecnología: la Red de Euro Info Centres y la Red de Centros de Enlace para la Innovación (IRC Network). Con más de 500 organizaciones y unos 4.000 expertos, es la mayor red europea de aportación de conocimientos y prestación de servicios a empresas. Los miembros de la red Enterprise Europe Network suministran información y prestan ayuda sobre el acceso a las políticas, programas y oportunidades de financiación de la UE. En concreto: • •

• •

Ayudan a las empresas a identificar posibles socios comerciales, especialmente en otros países. Ayudan a las PYME a desarrollar nuevos productos y acceder a nuevos mercados y les informan sobre las actividades y oportunidades que ofrece la UE. Asesoran a las pequeñas empresas sobre cuestiones técnicas tales como los derechos de propiedad intelectual, las normas técnicas y la normativa de la UE. Actúan como vía de doble sentido entre los empresarios y los responsables de la toma de decisiones en la UE, conciliando ambos puntos de vista.