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Y O NO CREO EN ESO,

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de buena semilla, buena cosecha

PERO DE QUE EXISTE, EXISTE

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Supersticiones de los antiguos mexicanos, relacionados con animales y productos agrícolas Introducción

El pensamiento de lo mágico y supersticioso ha estado presente desde el principio de la humanidad. Su uso, cumplió una importante función como mecanismo para resolver el problema de la comprensión y dominio del mundo, en prácticamente todas las civilizaciones antiguas.

Todo este tipo de cosas, que forman parte del folklor de cualquier sociedad y que entran dentro del universo de los agüeros, las supersticiones, las cábalas y las predicciones -por señalar algunos términos- parecieran, no sólo, no tener cabida en este mundo que ha apostado todo al triunfo de la razón y la ciencia -eso que algunos llaman modernidad- sino que además, tendrían que haber quedado en el pasado. Lo cierto es, que ni la razón ha logrado satisfacer todas las explicaciones, ni éste tipo de conjeturas han quedado superadas.

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La civilización Mexica o Azteca -como popularmente se le conoce- fue una sociedad con un alto contenido de misticismo, el que permeaba casi todo aspecto de la vida. En este trabajo, presentamos algunos de las supersticiones que se tenían con respecto a animales y productos agrícolas, tan cotidianos para ellos.

bajo de una escalera, ha dudado en salir de su casa en un día trece o en una comida ha evadido recibir la sal de mano de otro comensal? O bien, por decir lo menos ¿quién no ha leído alguna vez su horóscopo, esperando que sea un día afortunado?

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El pensamiento de lo supersticioso

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En los albores del siglo XXI, y cuando la ciencia parece haber llegado a horizontes nunca antes creíbles o alcanzables -pensemos tan sólo en los viajes espaciales y la Sonda Phoenix que llegó a Marte, los avances en la robótica que han dado lugar al desarrollo de la inteligencia artificial o el progreso de la genómicaresulta paradójico ver, como todavía seguimos sorprendiéndonos con situaciones, debido a que creemos que puede afectar nuestra buena fortuna.

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¿Quién no se ha sorprendido con la presencia de un gato negro en su camino, ha evitado pasar por de-

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ε↵ Raúl Ochoa Bautista y César Ortega Rivas, Especialistas Agropecuarios «A» de la Dirección General de Operaciones Financieras de ASERCA. Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (ASERCA/SAGARPA).

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dad Rodrigo. Su primera ocupación, fue la de aprender la lengua de los naturales a fin comprender su mundo y con ello, poder llevar a cabo el proceso de conversión al cristianismo.

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El interés por documentar la forma de pensamiento de los antiguos mexicanos, dio como resultado una de las obras más completas de las que se tenga memoria. Nos estamos refiriendo a la “Historia General de las Cosas de la Nueva España”, la cual fue elaborada entre los años de 1558 y 1577, en diversas regiones de lo que hoy es nuestro país, como Tepepulco, Tlatelolco, México-Tenochtitlán y, principalmente, el Colegio de Santa Cruz, Tlatelolco -esta última- institución educativa, a la que asistían los hijos de los principales indígenas.

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Durante mucho tiempo, los antropólogos -que no es lo mismo que antropófagos, no nos confundamos- concibieron e interpretaron a este tipo de pensamiento como primitivo. Fue caracterizado como pre-lógico y generador de una falsa conciencia a partir de la especulación mágico-religioso. Se consideraba a este pensamiento, como una etapa anterior e inferior a la ciencia, de tal forma, que superarla, era una condición necesaria para el avance del conocimiento. Por fortuna, los estudios antropológicos no se estancaron en esta visión, al contrario, nuevas corrientes ofrecieron explicaciones más fecundas sobre lo que significa el pensamiento primitivo, pero particularmente, cómo ha llegado a coexistir en los tiempos actuales.

Es en el Libro Quinto de la obra señalada -y en su apéndice- en el cual Fray Bernardino de Sahagún reúne los agüeros y pronósticos que los antiguos mexicas reconocían en algunas animales, comidas y productos agrícolas y los cuales representaban una preocupación constante en la vida cotidiana. Como lo señaló en forma atinada Ángel María Garibay –estudioso de las culturas prehispánicas- “lo delicioso de estos breves textos, está en que muchas de estas maneras de pensar y de obrar siguen teniendo vigencia, en nuestra gente poco instruida y aún en la que se cree estarlo mucho”.1

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Una de éstas, fue presentada por el antropólogo francés Claude Lévi-Strauss -que no confundirlo con el creador de los pantalones de mezclilla- quien señaló que los sistemas de pensamiento de sociedades consideradas como primitivas, representan una forma de pensar que no era ni racional, ni mística, sino que estaba guiada por un fuerte apetito intelectual y un impulso de dar sentido a la experiencia, que no tenía nada que envidiarle a las exigencias de la ciencia occidental y que no era ni más ni menos lógico que el pensamiento de la modernidad. Esto significa, la aceptación, la convivencia, la interdependencia, la complementariedad -e incluso- la necesidad de la existencia de varios tipos de conocimientos que apelen ya sea a una o varia lógicas simultáneas. Los antiguos mexicas y la documentación de sus supersticiones

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Una de las culturas que contó con abundantes meditaciones de este tipo, fue precisamente la Mexica, debido a que formaban parte de su cosmogonía, es decir, de la forma en que interpretaba su origen y su relación con el universo. Las manifestaciones del pensamiento mágico que impregnaban la vida cotidiana de los habitantes del nuevo mundo, fueron documentadas por el grupo de frailes franciscanos, que llegaron posterior a la conquista, con el objetivo de evangelizar.

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Es así como, en 1529 y a la edad de 30 años -después de haber egresado de la Universidad de Salamanca e incorporado a la vida religiosa- llega a México, Fray Bernardino de Sahagún procedente de España, junto con diecinueve compañeros de la orden franciscana, encabezados por Fray Antonio de Ciu-

Fray Bernardino de Sahagún, Historia General de las cosas de la Nueva España, México, Editorial Porrúa, 1999, p. 264. 1

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Agüeros y supersticiones

familia o de todos- o que algún esclavo se les escaparía. Este agüero a diferencia del anterior, estaba más relacionado con situaciones de mala fortuna pero para el conjunto de la familia.

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1. Agüero que tenían cuando oían cantar a un ave que llaman oactli o actón2. Señala Sahagún, que este agüero podía indicar tanto una buena como mala fortuna, dependiendo del tipo de canto del ave. Si éste era en forma de risa, entonces parecía que decía yecán, yecán, que quiere decir “buen tiempo, buen tiempo”, por lo tanto no se preocupaban, ya que estaban seguros de que alguna buena dicha les habría de suceder.

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Muchas eran las supersticiones, que los mexicas suponían a lo largo de su existencia. A continuación presentamos algunas de las más importantes, que quedaron registrados gracias al trabajo de Sahagún.

3. Agüero que tenían cuando oían el chillido de la lechuza. Cuando los naturales de la Nueva España escuchaban chillar a la lechuza sobre su casa -ya sea una o varias veces- significaba que alguno de los miembros de la familia habría de morir o enfermar. Consideraban a la lechuza como mensajero del dios Mictlantecutli, dios de los muertos. A diferencia de otros agüeros, en éste había forma de escapar. Para lo cual, se recomendaba que aquel que escuchara el chillido del búho encima de su casa, debería pronunciar ciertas injurias, las que variaban dependiendo de si era hombre o mujer. Esta superstición –si recordamos bien- se ha mantenido vigente a través de un refrán popular cargado de un alto contenido racista y discriminador, cuando sugiere: “Cuando el tecolote canta, el indio muere”.

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Pero si por el contrario, el canto era como gran risa, con voz alta y como salida de lo íntimo del pecho, como quien tiene un gran gozo y regocijo, significaba entonces que habría de venirles alguna mala fortuna. Era tal el efecto que tenía, que quienes lo escuchaban “…enmudecíanse y desmayaban, ninguno hablaba al otro, todos iban callando y cabizbajos, porque entendían que algún mal les había de venir, o que alguno de ellos había de morir en breve, o que había de enfermar alguno de ellos o que les habían de cautivar aquellos a cuyas tierras iban”3. Si además, quienes escuchaban este tipo de canto eran pochtecas –es decir mercaderes-, el augurio podía anunciar algún río o creciente que podría arrastrarlos –junto con su carga-, caer en manos de ladrones, enfermar en el camino o bien ser atacados por fieras.

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2. Agüero que tenían cuando oían cantar al búho. El canto del búho, ya sea que estuviese sobre su casa o en algún árbol cercano, les atemorizaba, ya que significaba que algún mal les habría de venir, como enfermedades, muerte –de algún miembro de la

Se refieren a un ave de la familia Ardeidos, cuyo nombre científico es Nycticorax hoatli. Es un tipo de ave ribereña y de costumbres acuáticas que habita sobre todo en el centro de México. Anida en los juncales y es de tamaño parecido al del pato silvestre común. Véase, Botaurus Ebrisa Online Gran Enciclopedia Salvat [En línea] http://www.ebrisa. com/portalc/articulo-S/424644

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Íbidem, p. 270.

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guien encontraba a este tipo de sabandija en su casa o camino, estaba consciente que era una señal de enfermedad, de que algún mal le habría de venir o de que sería objeto de alguna afrenta o acto vergonzoso. Existía una ceremonia -como lo documenta Sahhagún- que más que liberarlos del infortunio, lo que hacía era determinar el grado de desgracia. “Tomaban aquella sabandija y hacían dos rayas en cruz en el suelo [que representaban a los puntos cardinales] y poníanla en medio de ellas y escupíanle y luego decían estas palabras… ¿A qué has venido?, ¿quiero ver a que has venido? y luego se ponía a mirar hacía qué parte iría aquella sabandija, y si iba hacia el norte [la dirección del Reino de la Muerte o Mictlán], luego se determinaba en que aquello era señal que había de morir este hombre que la miraba; y si por ventura iba hacia otra parte alguna, luego se determinaba en que no era cosa de muerte, sino de algún otro infortunio de poca importancia.”6

En otras ocasiones, derramaban un poco de pulque encima del pinauiztli, acto que expresaba –probablemente- que estaban emborrachando y desorientando a la mala fortuna, con el fin de poder liberarse de ella.

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4. Agüero que tenían cuando la comadreja se atravesaba delante de ellos. Si la comadreja cruzaba, ya sea porque entraba a las casas o bien durante el camino, significaba que habría de venirles algún mal, y en el caso de aquellos que tuvieran pensado salir de viaje, podía expresar caer en manos de ladrones, morir o ser objeto de algún falso testimonio. Señala Sahagún, que quienes “…se encontraban con este animalejo les temblaban las carnes de miedo, y se estremecían y se les espeluznaban los cabellos; algunos se ponían yertos [rígidos] o pasmados…”4 5. Agüero que tenían cuando entraba algún conejo en su casa. Este hecho significaba en el mundo prehispánico, que les habrían de robar la casa o bien que algún integrante de la familia tendría que ausentarse o esconderse por los montes y barrancas, donde habitan los ciervos y conejos.

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6. Agüero que tenían cuando encontraban una sabandija o gusano que llamaban pinauiztli5. Cuando al-

Íbidem, p. 273. Se estaba refiriendo a un escarabajo de color anaranjado-rojizo, llamado “pinauiztli”, que literalmente significa el que “avergüenza a alguien”. Sahagún lo describió como una clase de cucaracha del tamaño de un ratón pequeño. Se le conoce mejor como mayate o “escarabajos de mayo” (género Melolontha, familia Scarabaeidae). Véase, Aztecs at Mexicolore [En línea] http://www.mexicolore.co.uk/index.php?&one=azt&two=ask&t ab=ans&id=10

7. Agüero que tenían cuando un animalejo muy hediondo llamado epatl –zorrillo- entraba a su casa. De igual forma, cuando este tipo de animal –cuya orina es muy hedionda- entraba o tenía a sus crías en algún agujero dentro de la casa, denotaba un mal pronóstico como podía ser la muerte. Consideraban que era imagen del dios Tezcatlipoca7, de ahí que cuando expelía la orina decían: “Tezcatlipoca ha ventoseado”. También se señala, que “…cuando este hedor es reciente, el que le huele no ha de escupir, porque dicen que si escupen, como asqueando, luego se le vuelve cano todo el cabello.”8

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Íbidem, p. 274. El dios Tezcatlipoca o también llamado Titlacauan, era considerado entre los mexicas como el dios creador del cielo y la tierra, era el todopoderoso, que daba a los vivos todo cuanto necesitaban de comer, beber, e incluso riquezas. 8 Íbidem, p. 275. 6 7

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11. Agüero que se tenía con el tamal mal cocido. Cuando se ponían a cocer los tamales, había que poner atención que no se pegaran en la olla y si así sucediese, no debería ser ingeridos, ya que aquel que lo hiciera tendría mala fortuna. Si era hombre, significaba que nunca tiraría bien las flechas en la guerra; y si era mujer, no podría tener hijos.

12. Agüero que se tenía con la tortilla que se doblaba en el comal. Decían que cuando estaban haciendo tortillas en una casa, si alguna de éstas se doblaba al echarla al comal, era señal de que alguien vendría de visita, o bien, si el esposo de quien estaba haciendo las tortillas estaba de viaje, significaba que estaba por regresar.

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8. Agüero que se tenía con la presencia de hormigas, ranas y ratones, en cierto caso. Cuando encontraban en su casa hormigas –o el propio hormiguero- ranas o sapos en las paredes o el tapanco, o unos ratoncillos que tienen unos chillidos distintos de los otros ratones –llamados tetzauhquimichin-, se interpretaba como una señal de que habrían de sufrir persecución los habitantes de aquella casa. De hecho, este tipo de animales no aparecían de manera fortuita, sino que eran introducidos por los enemigos y envidiosos. Cuando se presentaban estos agüeros, los afectados solían consultar a los agoreros, para que les dieran el mecanismo idóneo en contra de ellos.

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9. Agüero que se tenía con una flor llamada omixóchitl. Se decía también que cuando alguien olía mucho una flor llamada omixóchitl –flor de muy buen olor, parecida al jazmín en la blancura y en su forma- podía adquirir “...una enfermedad que parece como almorranas, que se cría en las partes inferiores de los hombres y de las mujeres…”9

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10. Agüero que se tenía con el maíz. Antes de poner a cocer el maíz en la olla, se recomendaba resollar sobre él, como una forma de darle ánimo y con el fin de que no temiera el proceso de cocción. Asimismo, cuando había algún maíz derramado en el suelo, quien lo veía, tenía la obligación de levantarlo, si no lo hacía, se consideraba como una injuria, de tal modo que el maíz se quejaba delante de su dios, expresando estas palabras…“Señor, castigad a éste que me vio derramado y no me recogió, o dad hambre porque no me menosprecien.”10 Esta superstición sin duda, refleja la importancia que el maíz tenía como el alimento de la humanidad, de ahí no sólo los diversos mitos de cómo los dioses otorgaron a los hombres dicho grano, sino también aquel que señala –nos referimos al Popol Vuhcomo el hombre fue creado del maíz.

13. Agüero que se tenía de lamer el metlatl –metate. De acuerdo a esta superstición, quien lamía la piedra en que molían -llamada metlatl-, podría sufrir la caída precipitada de los dientes y las muelas. De ahí que señale Sahagún “…por esto los padres y las madres prohibían a sus hijos que no lamiesen los metates.”11

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Íbidem, p. 280. Íbidem, p. 280.

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14. Agüero que se tenía con las gallinas, en cierto caso. En este caso, se creía que cuando las gallinas estaban echadas sobre los huevos –obviamente empollándolos- si alguien iba hacia ellas calzado

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Íbidem, p. 282.

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15. Agüero que se tenía con los pollos, en cierto caso. Se decía que cuando nacían los pollos, si algún amancebado entraba al lugar en donde se encontraban, de manera inmediata los pollos caían muertos -con las patas arriba- a lo que llamaban tlazolmiqui13, así también sucedía, si alguno de los que vivían en la casa, esta amancebado.

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con cotaras12, no sacarían pollos, y si llegasen a sacarlos, éstos serían enfermos y luego se morirían. Para remediar esta situación se aconsejaba poner unas cotaras viejas en el nido de las gallinas.

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16. Agüero que se tenía con las cañas verdes de maíz. Aquel que comiera cañas verdes de maíz durante la noche, era probable que tuviera como infortunio dolor de dientes o mueles. Para que esto no sucediese, se sugería calentar las cañas al fuego, antes de ingerirlas.

ticiones -en una palabra del mundo espiritual de los mexicas- para comprender su visión del mundo y los mecanismos más íntimos que condicionaron sus respuestas ante la vida.

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17. Agüero que se tenía con el metlatl, en cierto caso. Esta superstición señala, que cuando se quebraba el metlatl, estando moliendo, era una señal de muerte para quien lo estaba utilizando o bien para alguien de la familia. A manera de confusión

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Ahora que estamos por celebrar importantes fechas históricas para nuestro país, resulta por demás indispensable, el conocimiento de las creencias y supers-

Cotaras o Cactli, se refiere al tipo de sandalias que usaban los antiguos mexicanos, era un calzado formado por una suela y dos correas, con más o menos adornos. 13 El significado de esta palabra es ”muerto por pecado de sexualidad”, que en este caso, se refería a aquellos que no estaban casados como marcaba la sociedad mexica.

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Desde luego, los mexicas no vivían en la zozobra y el temor constante, de que cada acción pudiera desatar un infortunio o desgracia. Es muy probable que reconocieran su importancia, pero sin caer en un estado de fatalidad inevitable. De hecho, es posible que repitieran día con día, ese viejo refrán, que hoy expresamos muchos de nosotros para conjuntar el mundo de la razón y el de las supersticiones: “Yo no creo en eso, pero de que existe, existe”. ¿No es así?

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