I.-ECONOMIA PETROLERA Y MINERA

I.-ECONOMIA PETROLERA Y MINERA EN TORNO AL 60-40 Ante el hecho consumado del alza del impuesto sobre la renta, que tiende primordialmente a mejorar ...
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I.-ECONOMIA PETROLERA Y MINERA

EN TORNO AL 60-40 Ante el hecho consumado del alza del impuesto sobre la renta, que tiende primordialmente a mejorar la participación nacional en el ingreso petrolero y minero, las poderosas compañías extranjeras afectadas y sus servidores del Departamento de Estado en Washington y del Foreingn Office en Londres han esgrimido/el recurso de la amenaza abierta. Han dicho que ello traerá por consecuencia la reducción o elestancamiento de lacorriente de inversiones extranjeras en los sectores mencionados. Han pretendido hacer creer que automáticamente esos capitales, extraídos a Venezuela mediante la explotación de trabajo venezolano y recursos naturales venezolanos, se dirigirán hacia otras regiones petrolíferas del mundo, que permanecerán al margen -por obra y gracia de la voluntad imperialistade las reivindicaciones efectuadas en nuestro país o en los otros países que valorizan su petróleo y no lo regalan a la voracidad de los capitalistas extranjeros. Los que así se han manifestado olvidan varios hechos que están a la vista de todos y que conviene mencionarlos: 1)-Prácticamente no hay negocio en la órbita imperialista mundial que proporcione ganancias en el volumen y la rata que se registran en la explotación de petróleo en regiones fuera de las metrópolis capitalistas. Una inversión que proporcione beneficios netos de un tercio en promedio del monto del capital no tiene alternativa para los inversionistas sedientos de ganancias. En Estados Unidos no hay negocio en escala importante que rinda esas utilidades. Menos los hay en Europa. Un capital que cada tres años se duplique tiene para los accionistas una virtud mágica. Pero deben comprender que esta virtud no es inherente al capital mismo, no depende de su existencia, sirio que reside en una combinación con factores

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verdaderamente creadoras de capital, como son los relativos al trabajo asalariado, en su tarea de extraer petróleo, transportarlo, refinarlo y colocarlo en los mercados. De modo que en las cuatro décadas de explotación de hidrocarburos en Venezuela, los capitales foráneos se han reproducido ampliados numerosas veces. Lo que al comienzo sería un centenar de millones de dólares o menos, ha proporcionado a los capitalistas -agrupados principalmente en la Standard OH y en laRoyalDutch-variosmiles de millones de dólares, con cuya sumahanpodidoexpandir su penetración hasta otras zonas petrolíferas, como el Medio Orientey ahora Africay otras regiones. El crecimiento de las inversiones en petróleo -esa corriente de inversiones de que nos hablan amenazadores los funcionarios de la Standard, del Departamento de Estado y el Foreign Office inglésprocede de lamisma fuentedelasganancias. Así, en Venezuela, entre 1954 y 1957 las utilidades obtenidas por la industria petrolera sumaron Bs. 7.763 millones, -declarados o confesados por las propias compañías- mientras que en el mismo lapso los nuevos capitales netos aplicados a dicha actividad montaron a Bs. 2.848; y cabe advertirque esta última sumafuedeterminada en su mayorparte enlosaños 1956-57 porlacomprade nuevas concesiones petrolíferas; es decir que con el capital existente para 1954,de poco másde 1.700 millones de dólares, han obtenido ganancias las compañías por más de dos mil millones de dólares, hasta 1957. Si le agregáramos las utilidades de 1958, que no conocemos aún, pero que no deben bajar de 900 millones de dólares, la cifra se aproxima a los 3.000 millones de dólares,unaverdaderafortuna, incluso para los todopoderosos de la Standard OH! 2)-Una inversión que ha estado siendo alimentada, mantenida, cuidada, por cuatro décadas, como lo es la hecha en Venezuela por los petroleros mencionados, tiene que seguir demandando nuevos aportes de capital, porque de lo contrario perdería valor, capacidad de ganancia, vigencia capitalista ensuma. Lasconcesiones compradas a P. 1., por esas empresas, al precio declarado de 700 millones de dólares, tienenque ser explotadas, 'exprimidas, para que sirvancomo instrumento de ganancias. Ello sólo se lograrámediante la aplicación de nuevas cuotas de capital.

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3)-EI Medio Oriente es una región petrolera en cuyo seno está en ascenso el nacionalismo, lo mismo que en América Latina y en todos los pueblos subyugados y oprimidos del mundo. No es lógico esperar que esa zona va a permanecer estacionaria en cuanto a demandas de mayor participación en la riqueza petrolera explotada. El Medio Oriente está en la frontera política y geográfica de dos mundos en contradicción -el socialista y el capitalista- y por tanto ocupa una posición estratégica de primera clase para pedir y obtener de los intereses imperialistas esa mayor participación. 4)-El desarrollo de nuevas regiones petrolíferas, como África, requiere tiempo, aplicación de vastos recursos y equilibrio político. Mientras tanto, la demanda de petróleo en el mundo aumenta, las fuentes internas norteamericanas se agotan paulatinamente y cada país poseedor de yacimientos petrolíferos procura conservarlos para su propio desarrollo y abastecimiento. No es del caso, pues, reemplazar por simple designio de la Standard OH o de la Royal Dutch esta fuente de petróleo por aquella otra, porque el mundo ya no es un campo abierto a la voracidad del imperialismo. 5)-El ritmo o tasa de rendimientos netos de las inversiones petroleras en Venezuela, dificilmente tiene comparación con los operados en otras latitudes. Así, en el ejercicio 1955, mientras la inversión neta creció en menos de 1 por ciento la ganancia aumentó en 21.5 por ciento sobre el año anterior; en 1956 la inversión se incrementó en 18.5 por ciento y la ganancia en 23,5 por ciento; sólo en 1957 -y merced al hecho anotado del pago de las nuevas concesiones- el incremento de la inversión excede al de las ganancias; pero seguramente en 1958 ocurrió todo lo contrario. ¿Qué es, por tanto, lo que aqueja a esos señores ante la excelencia inigualada de su negocio? ¿Si sus amenazas no tienen validez económica alguna, por falsas, qué persiguen ¿Qué esperan obtener de las anunciadas negociaciones con el nuevo gobierno constitucional? La Nación aspira al 75-25 y se ha llegado por ahora, nominalmente, al 60-40. Hayo no ventaja para las compañías petroleras con ese moderado tratamiento?

"El Nacional".- Caracas, 6 de enero de 1959; p. 32

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LOS SIGNOS DEL PETRÓLEO

Circunstancias procelosas están afectando la posición de los países productores de petróleo que no tienen el dominio de su principal fuente de ingresos, Venezuela en primer lugar. Las informaciones persisten en registrar una baja en los precios de los hidrocarburos. En Estados Unidos parece inminente el anuncio de la transformación de las restricciones "voluntarias" a la importación de petróleo en obligatorias. Nuevas fuentes de producción son descubiertas en diferentes zonas del globo. El mundo socialista adelanta planes concretos para convertirse en exportador significativo de esta mercancía en condiciones competitivas. Es indudable que la estructura del mercado internacional de petróleo está sufriendo un cambio, que puede conducir al resquebrajamiento del poderoso cartel mundial (occidental) de petróleo, como lo anunció hace poco en nuestro país el señor Harvey O'Connor, especialista en asuntos petroleros. Ante esas circunstancias que pueden estar anticipando una crisis, es decir una coyuntura hacia una nueva situación, es necesario reflexionar muy seriamente sobre el rumbo y contenido de la política petrolera venezolana. Exactamente diríamos que es necesario establecer una política petrolera, un sistema para rescatar la independencia nacional en materia de explotación de hidrocarburos, para entrar en el dominio de nuestra principal riqueza. Lo que hasta ahora se ha hecho es aceptar pasivamente la condición de zona abastecedora de materia prima y trabajo que el cartel petrolero nos ha impuesto, con las remuneraciones que el cartel ha permitido. En lo

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sucesivo los intereses de esa organización consistirán en mantener a toda costa la fórmula actual y cada avance habrá que lucharlo palmo a palmo. Porque cada avance significará un debilitamiento de la posición del cartel y por tanto un acercamiento al dominio nacional del petróleo. Es indudable que todo retardo en el cambio progresivo de la fórmula vigente proporciona implícitamente ganancias al cartel petrolero y que su empeño consistirá en prolongar 10 más posible esta situación, bajo el manto apacible de la estabilidad de la industria, que se considera aparejada a la estabilidad económica del país. A la medida en que la poderosa organización petrolera no actúe a'su arbitrio absoluto en el mercado mundial, la posición de los países productores -Venezuela en primer término- se fortalecerá. El control completo del negocio petrolero por un cartel significa la explotación de productores y consumidores; de los primefos, porque la organización está en condiciones de fijar las participaciones con prescindencia de la justicia económica; de los últimos, porque el cartel determina los precios directa o indirectamente, en tal razón que pueda obtener para sí el beneficio máximo, o lo que es 10 mismo que pueda sustraer del consumidor la renta máxima. Los precios en estas condiciones dejan de ser índices de la situación económica del mercado, para representar realmente tasas de expoliación del cartel." El manejo de los precios, por lo tanto, sus altibajos, señalan variaciones en la política del cartel para ajustarse a modificaciones en factores que escapan a su influencia. El fenómeno actual de la baja de precios del petróleo se ha interpretado simplemente como si se tratara de un producto de la competencia en el mercado, como si las leyes de oferta y demanda funcionaran libremente, en el "mejor de los mundos posibles". No es así. La baja de precios responde a un interés bien definido de las compañías oligopolistas de petróleo para debilitar la posición de los precios de los países productores y paralizar su ascenso hacia una participación más sustancial en los ingresos del petróleo. Ha querido asociarse generalmente la fijación de precios con la posibilidad para nuestros países de obtener recursos de la explotación petrolera. Ha querido hacerse ver que estamos "asociados" al negocio del cartel, como un participante que recibe mayores o menores beneficios según

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el grado de control sobre el mercado internacional. En este sentido se ha identificado nuestro interés con el del oligopolio. También, según tal criterio, somos "expoliadores" del consumidor mundial. Posición más falsa y peregrina no cabe. Al mismo tiempo, en el otro lado de la pirámide, se nos presenta la "idea" de que estamos en competencia con el Medio Oriente, de que esta región "gana" a costa de nosotros, o que nosotros "ganamos" a costa de ella. Tal parecería como si el Medio Oriente y Venezuela, como zonas abastecedoras de petróleo, estuvieron en condiciones de operar libremente, y fijaran por tanto los límites de su participación en el mercado. La verdad es que estos límitesson impuestospor los intereses del cartel. Carecemos de dominio sobre nuestro petróleo. Esto es todo. Naturalmente que si las regiones productoras -el Medio Oriente y Venezuela principalmente- pueden lograr un acuerdo de defensa ante la política del cartel, al margen de las maniobras de éste, se estará en mejor situación para modificar las condiciones de la explotación en beneficio de nuestras naciones, y de los consumidores. El mercado mundial de hidrocarburos no ha crecido el ritmo conveniente para una expansión continua de laproducción debido a los obstáculos opuestos por el carácter oligopólico de la oferta. En este sentido, tampoco el mercado norteamericano escapa a los alcances del cartel. Las restricciones son buena prueba de ello. Lo cierto es que, no obstante las restricciones, las compañías petroleras continúan liquidando ganancias sin paralelo en otras actividades económicas, mientras que Venezuela tuvo que recurrir al alza de impuestos para equilibrar sus finanzas en circunstancias casi críticas. Venezuela tiene que proseguir su marcha hacia una mayor participación en el ingreso del petróleo. La mayor participación significa un proceso de dominio progresivo de la actividad petrolera. Este proceso debe conducir a la obtención de mayores recursos para el .desarrollo económico nacional; es decir, de un determinado volumen de petróleo hay que extraer mayores ingresos para la nación, no explotando al consumidor mundial, sino fortaleciendo la posición frente al cartel petrolero. Para ello el cordial entendimiento con el mundo árabe es indispensable. Por otra parte, hay que extraer de un detennínado volumen de recursos (divisas) el mayor rendimiento

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posible, mediante el fortalecimiento de la posición venezolana como demandante de productos extranjeros. Ello implica la necesidad de una política exterior independiente.

"El Nacional".- Caracas, 6 de marzo de 1959; p. 44

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LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO

Se ha puesto de. relieve que la reducción de los precios del petróleo es una maniobra de las compañías petroleras que operan en Venezuela y el Medio Oriente, con el objeto de socavar el movimiento de estos países hacia una mayor participación en los ingresos derivados de la explotación de dicho producto. Es sintomático que estas rebajas de precios estén siendo efectuadas con singular frecuencia después de la reforma de la ley de impuesto sobre la renta en Venezuela y en vísperas de la reunión petrolera de El Cairo. La conducta monopólica de los explotadores de petróleo ha llegado a ser tan burda, que salta a la vista, incluso del observador común, la índole y la finalidad de aquélla. Complace que el gobierno venezolano haya abandonado en este caso su actitud pasiva, de simple espectador y receptor, para plantear una exigencia a los señores que mueven los hilos de esta vasta conspiración contra los países productores de petróleo, Venezuela y el Medio Oriente en primer lugar. Esa gestión debe conducirse en un plano de independencia y con la autoridad que deriva de nuestra posición de zona petrolera de primera importancia y debe ser mantenida y desarrollada en el sentido de verdadera intervención en el mercado mundial de hidrocarburos. No se trata de un desplante teórico o idealista" sino de una política práctica, objetiva, tendiente a la adquisición progresiva del dominio sobre nuestra economía petrolera. Para ello se impone la necesidad cbl establecimiento de una gran empresa petrolera nacional, no como simple experimento inofensivo e inocuo, sino como un instrumento eficaz de concurrencia al mercado tanto doméstico como internacional como un medio para

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alcanzarel conocimiento efectivo de la estructura de la industriay el comerciode hidrocarburos, comoun primerjalón para la integración de esa actividad básica a la economía nacional, de modo que deje de ser una avanzadadel gran capital internacional en nuestro país, para constituirse en factor orgánicoy establede nuestra vida económica. Esta maniobra delos preciosdelpetróleono esreciente, nies algo que nos toma de sorpresa. Quien esté más o menos enterado del carácter y del modo de operar de las poderosas organizaciones petroleras sabe que la fijación de los precios de estos productos es algo que depende, dentro de ciertos límites, de la política del cartel petrolero mundial. Las restricciones a la importación en los Estados Unidosrepresentaigualmenteun mandato deesapolíticamonopólica, que enciertoscasospuedellegara sacrificartemporalmente ganancias, incluso considerables, con el fin de destruir cualquier obstáculo que juzgue importante para la.posición fundamental de la organización. Así, pues, la baja de precios, tan fielmente 'practicadapor todos los grupos que integranel cartel,bajo elpretexto de "ponerse a tono con la competencia", es un armaque están esgrimiendo en estos tiempos dichos intereses para impedir la marchadel proceso de las mayores participaciones de los productoresde petróleoy, a mayorplazo, para evitar o posponer cualquier intentode independencia económica real de estos países en el sentido de que puedan llegar a manejar los resortes de su ingreso nacional, tanto en su fuente como en su ,aplicación. Alienta la posibilidad de que en la reunión de' El Cairo pueda llegarse a algúnacuerdo efectivo, al margen de la influencia del cartel petrolero, para una política de frente único de los países productores dependientes, que sea capaz de modificar las condiciones de sujeción que prevalecen actualmente y asegurar la continuidad del proceso de liberación de nuestras naciones. En este sentido unapolítica realista de auto controlde la producción en elMedioOriente y Venezuela puede llegar a constituir un arma defensiva de grandes alcances para la intervención en elmercado mundial enformade socavarlos designios delmonopolio imperialista. Sia esteposible acuerdopudieraagregarse un entendimiento con el mundo socialista, cuya significación en el mercado de petróleo está aumentando continuamente, se habrá dado

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un gran paso para hacer fracasar las maniobras depresivas de las compañías explotadoras de hidrocarburos y las condiciones pueden modificarse a consecuencia de estos hechos, para favorecimiento de los verdaderos productoresde petróleo, que son nuestros pueblos. Hay, pues, unaofensiva imperialista en elcampodelpetróleoque es necesario detenerenérgicamente, Venezuela tiene la oportunidad de adelantar una política realmente autónoma en esta materia y de convertirse en líderde los países productoresde hidrocarburos. Para ello hay que mantener una actitud serena, objetiva, frente a los acontecimientos. Laalarma, elestadode ánimo negativo, lainquietud destructiva, deben ser desterrados de nuestraconducta, para actuar consciente y responsablemente. Nada hay más perjudicial es estos momentos que el imperio deltemor, porqueen éste solo reinarán los intereses de los poderososdel petróleo.

"El Nacional".- Caracas, 10 de abrilde 1959; p. 47

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DEFENSA DE NUESTRO PETRÓLEO

Existe una confabulación de las compañías petroleras que operan en el Medio Oriente y Venezuela, con el objeto de refrenar el movimiento de nuestros países hacia la conquista de mayores participaciones en los ingresos provenientes de la explotación de hidrocarburos. Esa confabulación ha tomado hasta ahora dos formas: las restricciones cuantitativas a la importación en los Estados Unidos y la reducción sistemática de los precios del petróleo en el mercado dominado por el oligopolio constituido por dichas compañías. Probablemente se producirán otras manifestaciones tendientes a la misma finalidad de provocar el temor en nuestras naciones y de quebrantar un posible frente único de los países productores para la defensa independiente de sus intereses. Es indudable que los tentáculos del oligopolio petrolero ya están extendidos para socavar los propósitos de la conferencia de El Cairo. Si persiste la medida imperialista de la baja de los precios del petróleo, el ingreso de Venezuela se resentirá notablemente. Para las compañías confabuladas esta baja será en buena parte puramente contable, es decir sólo dejará sentir sus efectos en los libros, pero no en el volumen de lasganancias reales. La integración de las operaciones del negocio, desde la explotación del subsuelo hasta la venta final de los productos en el mercado, asegura a las empresas integradas una anulación de las pérdidas contra aumento de ganancias en los otros sectores del oligopolio. Las pérdidas serán cargadas a los países productores -Venezuela en primer término-, como ha' ocurrido siempre. La acumulación de capital en los grandes países industriales

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ha sido realizada mediante el despojo violento o pacífico de las regiones "menos adelantadas" del mundo. Este proceso de acumulación no se detiene en forma absoluta, aunque cambia de ritmo en virtud de diferentes circunstancias. Mientras el ingreso de nuestros países dependa de la política de acumulación de los grandes oligopolios internacionales, la tasa de crecimiento económico de aquéllos permanecerá en niveles muy bajos. Es particularmente cierto lo anterior a la luz de la relación de los precios de comercio exterior (exportación contra importación). Mientras que los países industriales pueden jugar a su conveniencia con los precios de las materias primas y alimentos que exportan los países escasamente desarrollados, éstos en cambio tienen que aceptar los precios de los productos industriales que aquéllos impongan. De esta manera, los ingresos obtenidos por la exportación de aquellos artículos primarios son absorbido stotalmente a través de laimportación procedente de los países industriales. La doble corriente de la explotación de las zonas dependientes se pone así de manifiesto. Es indudable que para escapar a esta órbita de exacción económica -que trae por consecuencia la dependencia política y cultural- hay que emprender un camino de resuelta recuperación nacional del control sobre las fuentes de ingreso, en este caso el petróleo. No es con protestas diplomáticas ni arreglos amigables como vamos a eliminar los factores de la inestabilidad que ahora nos acogotan. Para hacerlo hay que afrontar decididamente la tarea de integrar realmente la industria petrolera a la economía venezolana, de tal modo que deje de ser una actividad extraña y todopoderosa, para convertirse en un sector orgánicamente vinculado a nuestra entera vida económica y para el mejor servicio de nuestros intereses genuinamente nacionales. Las actitudes formalistas ya no conmueven ni convencen a nadie. La iniciación de una nueva política petrolera independiente, de defensa sincera y consecuente de nuestra principal fuente de riqueza, no consiste en una simple declaración aparentemente enérgica y ninguna medida efectiva. Una de las cosas que debe hacerse de inmediato es una investigación directa en el mercado mundial para establecer las verdaderas condiciones del mismo y sus proyecciones en el futuro. Esta información básica no la suministrarán las compañías

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comoparecepretenderlaautoridad oficial competente. Lascompañías presentan siempre su propia versión de los hechos. Otra de las medidasinmediatas debeserla constitución deuna empresapetrolera nacional, que pueda significar la base de la venezolanización de la industriapetrolera.Igualmente debendarselos pasos necesariospara la nacionalización del gas y su explotación, rescatando así una rama productiva que puede ser considerablemente beneficiosa dentro de algún tiempo. El Estado debe estudiarla posibilidad de imponer una contribución-no ladenominemos multa-por eldesperdiciodelgas en la explotación de petróleo. Cada metro cúbico de gas que se pierde es riqueza sustraída dolosamente a la nación venezolana. Desde el punto de vista de la política fiscal y económica se hacen necesarias congranurgencia medidas compensadoras deladisminución provocada en los ingresos del Estado. Así debe implantarse cuanto antes una reformatributaria integral, que tiende a áumentar el caudal de los impuestos sin perjuicio de las clases menos favorecidas de la sociedad y sindesestímulos a la inversión realmente reproductiva. En este sentido una reforma de la tarifa aduanera es indispensable, para gravarconfuerzalosartículos suntuarios de importación y orientaruna estructura de ésta favorable al crecimiento económico nacional. Así mismo debenestablecerse impuestos internos -en todos los niveles de la administración- para restringir el consumo improductivo no básico de mercancías importadas. No hay que obligar a nadie a vivir en austeridad si susingresos se lo permiten; pero sídebeobtenersede esa situación de dispendio un beneficio fiscal aprovechable para fines de bienestarsocial. Hay que proyectarel gasto público en forma tal que no se debilite el ritmode lainversión creadorade ingresos y formadora de capital, y síes necesario hayque ocurrirmediante elcréditopúblico organizado a las disponibilidades internas de ahorro, para canalizarlas haciafines reproductivos, locualseguramente provocaráuna reacción positiva en el sector privado para el desarrollo de nuevas actividades. Todo hayque hacerlo paraneutralizar losefectosde la disminución de ingresos. Lo que no debe hacerse es dejar que el temor, la alarma destructiva, la desorientación y el derrotismo cundan en el ámbito nacional. "El Nacional".- Caracas, 14 de abril de 1959; p. 42

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EL PAÍS DEL PETRÓLEO

Al parecer existe la voluntad gubernamental de crear la empresa nacional de petróleo, aspiración que abrigan todos los sectores patrióticos, aunque en algunos de estos no se ve con claridad el fundamento, laimportancia y elobjetivo de aquel proyecto. Hay otros grupos en Venezuela que son opuestos manifiesta o veladamente a la empresa de integrar la industria petrolera a nuestra economía. Estos son los grupos vinculados al gran capital extranjero, cuyo apéndice representan. Son los que propugnan la tesis infeliz de que antes de emplear recursos económicos en la conquista de la zona extractiva de la economia venezolana, para fines de organización independiente de ésta, hay que satisfacer todas las necesidades de consumo de la población, hayquemultiplicarloshospitales, lasescuelas, lasviviendas, las avenidas, los edificios, los caminos. ¿Para qué la empresa del petróleo, para qué la petroquímica y la siderúrgica, para qué la electrificación y los ferrocarriles, para qué la reforma agraria y la industrialización? Los capitales que se hanaplicado o que se aplicarán a estos fines, dicen esos señores, hacen falta para mejorar el nivel de vidade lasmasas, paradesarrollar lasciudades, pararealizar ambiciosos programas de vivienda o para atesorar, para acumular reservas monetarias en previsión de malas contingencias. Desde luego, estos argumentos ya no conmueven fácilmente al pueblo. El mejoramiento del nivel de vida debe sustentarse en un aumento delingreso nacional queseapersistente. Unaumento temporaldelingreso nacional puedelograrse de un año para otro ampliando los gastos de consumo, lanzando dinero a la calle -p. ej. en planes de emergencia- o emprendiendo obras públicas en escala considerable.

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Así fue en 1958. Sin embargo, un incremento continuo del ingreso nacional tiene que originarse en un desarrollo de la productividad en aquellos sectoresquemáscontribuyen a laformación de dichoingreso. En el caso venezolano hayque situaren primer término a la industria extractiva (petróleo y minería), que aporta alrededor de 30% directamente al productonacional neto.¿Podemos esperaren elfuturo un aumento sensible y persistente de la aportación de la industria extractiva al ingreso nacional? Evidentemente no en las condiciones actuales. En el pasado, hastafechareciente, el alzade la productividad en dicho sector económico básico proporcionó ingresos que fueron repartidos muy desigualmente entre las compañías explotadoras del ramo y la Naciónvenezolana. La época de ascenso rápidodel negocio petrolero no fue la del enriquecimiento de Venezuela, sino la de la acumulación de beneficios por parte del inversionista extranjero. Se explica así que para 1957, período de transición de la coyuntura petrolera, la inversión neta en la industria de hidrocarburos en nuestro país alcanzara a Bs. 8.000 millones, cuando la inversión bruta de la misma ascendía a Bs. 15.500 millones; es decir, prácticamente, la amortización equivalía a lainversión neta.Duranteelperíodo 1951-57 lasutilidades netasde lascompañías extranjeras de petróleo,deducido el impuestosobrelarenta,totalizaron Bs. 13.000millones. La inversión bruta ascendió en el mismo lapso de Bs. 8.500 millones a Bs. 15.500 millones, o seaenBs. 7.000millones. Los beneficios fueronsuficientes, por tanto,parafinanciar elincremento delainversión brutaentotalidad y para distribuir a los accionistas ultramarinos una suma de Bs. 7.000 millones. Sin el aporte neto de capital extranjero el negocio petrolero floreció espléndidamente, creando la base de su propia fortaleza. Si en el futuro el ingreso nacional debe crecer a un ritmo superior al de aumento de la población, para que efectivamente haya un desarrollo delbienestar social, hayque acometerlastareas principales siguientes: 1)obtenerun mayoraporte del sector másproductivo, que es la explotación de petróleo y mineral de hierro; 2) desarrollar intensivamente aquellas actividades que crean mayores ingresos, por una expansión de la productividad, como son las de la industria de transformaciónylosservicios conectadosconlaproducción (transporte, mercadeo, etc.); 3) equilibrar lasfuerzas de la ocupación entre campo y ciudades, mediante la reforma agraria y el subsecuente desarrollo

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agrícola; 4) promover una distribución más proporcional del ingreso entre las clases económicas y entre las regiones del país. ¿Cómo encajan dentro de este esquema de tareas capitales del crecimiento económico, losgrandes proyectos apuntados al comienzo de esta crónica? En primer lugar, se hace necesaria una intervención masdirecta, máseficaz delEstadoen elnegocio petroleroy minero. El instrumento de esta nueva forma de intervención, a nuestrojuicio,y el de todos los sectoresconscientes y patrióticos, es la empresanacional de petróleo. Hay que estar preparados para asumir algún día pero dentro de un plazo razonable, el comando nacional directo de la industria petrolera. Necesitamos ingentes capitales para impulsar el desarrollo económico; esta necesidad se hará cada vez mayor en la medida en que ese desarrollo tome fuerza y amplitud. Si la fuente principal deacumulación decapitales eslaindustria petrolera, como ha sido demostrado, hayque pensarque de allí debemos abastecemos en la proporciónsuficiente para nuestros fines de capitalización nacional. Hasta ahora, ese sistema de acumulación de recursos ha beneficiado principalmente a economías extranjeras. ¿Debe ser siempre así? Indudablemente no. Mientras estamos urgidos de fondos de inversión paralarealización delasingentes tareasdeldesenvolvimiento del país, la industria petroleracontinúa operando en condiciones talesque frena las posibilidades de capitalización interna. La salida máscómoda para algunos es recurrir al crédito extranjero, una forma de atar más la economía venezolana al sistema extractivo en manos extrañas. La salida más penosa, más esforzada, pero la más firme y justa a largo plazo, es adelantar el camino hacia la incorporación de la industria petrolera al sistema económico nacional, bajo comando nacional, como instrumento de desarrollo nacional. Y el primer jalón en este camino tienequeserlacreación delaempresa nacional depetróleo, con lasuficiente energía, conlosrecursos núnimos indispensables paraque no seaunasimple maqueta deunavastay compleja aspiración sinouna obra de envergadura, con el objetivo de entrar definitivamente en el dominio de la industria, desde la base hasta la cúspide.

"El Nacional"» Caracas, 29 de julio de 1959; p. 42

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INDUSTRIA NACIONAL DE PETRÓLEO

El Ministro de Minas e Hidrocarburos se ha referido en varias ocasiones, al propósito gubernamental de crear la empresa nacional de petróleo. En los programas de todos los partidos políticos figura esta aspiración. Las organizaciones sindicales -en primer lugar las del ramo petrolero- han manifestado concretamente su respaldo a la idea de establecer una empresa de esta índole, combinada con una flota petrolera. Del mismo modo se han pronunciado los sectores profesionales y estudiantiles. Existe, por tanto, un consenso de opinión en los grupos más influyentes de la Nación, en favor de la creación de la industria nacional del petróleo. La decisión oficial al respecto vendrá como una consecuencia de esa voluntad nacional y con el apoyo entero de las fuerzas activas del país. No obstante, según los comentarios que se hacen, parece existir incertidumbre en cuanto a las características del proyecto, en cuanto a la estructura, métodos, fines y perspectiva de la empresa nacional de petróleo. Las declaraciones circunstanciales y fragmentarias del Ministro no arrojan mucha luz sobre estos aspectos tan importantes, que deben estar definidos a estas alturas. ¿Existe, en realidad, un proyecto de industria nacional de petróleo? No creemos necesario esclarecer que un proyecto es la elaboración de una idea o iniciativa, para servir de guía a la ejecución de la misma. El proyecto en cuestión debe consistir en una combinación de factores económicos, técnicos, políticos y administrativos con mediano y largo alcance. Tenemos la seguridad de que en el país existen los medios necesarios para realizar esa combinación, y que sólo se requiere una voluntad organizada para

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promover, coordinar y desarrollar ese concurso de elementos. Es indudable que esta voluntad debe residir en el Gobierno. En primer lugar hay que definir el carácter de la empresa que se trata de crear. ¿Una empresa más? No. En la industria petrolera establecida en Venezuela operan varias empresas de mayor o menor importancia, todas ellas poseídas y administradas por intereses extranjeros. No es el caso, pues, añadir una compañía cualquiera a ese grupo encabezado por poderosos consorcios de influencia internacional en el negocio petrolero. Si la empresa nacional que se proyecta tuviera como único o principal objetivo formar filas con las compañías existentes para la explotación comercial de los hidrocarburos, ajustándose a la políticade esas grandes organizaciones, con su pedacito de mercado y su cuota de beneficios, no valdría la pena realizar el esfuerzo de crearla. En todo caso, capitalistas y promotores privados venezolanos podrían concurrir a este campo de operaciones, que es muy bueno, muy rentable, como lo demuestran las estadísticas financieras. Lo que se quiere en Venezuela, según entendemos, no es lograr un puesto modesto en el reparto de las utilidades de la industria petrolera. Lo que se necesita y se quiere es forjar un instrumento eficaz de intervención directa en el negocio de. la explotación de petróleo, a manera de lograr en plazo prudencial el dominio de esta actividad económica, el conocimiento específico, sin intermediarios, de todos los resortes, mecanismos y entretelones del negocio, que hasta ahora ha sido un tabú para la Nación venezolana, a pesar de su posición de gran productora de este artículo y del hecho de que por más de 40 años su vida económica, política y social ha estado ligada a esa circunstancia. En virtud de lo anterior, la empresa que nos ocupa, debe ser genuinamente nacional, es decir, constituida y administrada totalmente por factores venezolanos. El capital, los servicios técnicos, la organización empresarial, la administración en todas las fases y la mayoría del personal deben ser realmente venezolanos. La política que siga la empresa debe estar ajustada a los fines de su creación; es decir, debe ser completamente independiente de la influencia que tratarán de ejercer las compañías del ramo, para desvirtuar y anular el carácter y los objetivos de la misma. En este sentido, el concepto

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de "competencia", tan vagamente manejado por el Ministro en sus declaraciones de prensa, tiene que corresponder a aquella política independiente, de contenido nacional, de largo alcance. Hasta el presente, la "competencia" reinante en la industria petrolera ha operado para sujetar a su arbitrio los intereses de laNación venezolana. Este género de competencia no es deseable para la empresa nacional de petróleo, precisamente porque esta debe insurgir contra ese sistema y establecer sus propias rutas en el mercado, trazarse su propio camino en el terreno de la producción, aprovechamiento y comercio de petróleo y sus derivados. En relación con lo anterior queremos destacar lo que, a nuestro juicio, debe constituir un objetivo concreto, ineludible, de la industria nacional de petróleo que se proyecta: el rescate total del mercado interno venezolano de productos del petróleo, de/ modo que este mercado sea abastecido en lo esencial por la empresa que se va a crear. Es realmente una pena nacional, un motivo de presión del sentimiento patriótico, que no exista una refinería venezolana que abastezca el consumo doméstico en productos tan elementales como las gasolinas, el kerosén, el asfalto, el fuel-oíl, el gas-oil y el dieseloil, por no citar sino los más comunes. Huelga repetir que otros países que no son productores de petróleo, o que lo son en pequeña escala, tienen sus propias refinerías y poseen el dominio de su mercado interno. La empresa nacional de petróleo debe tener la suficiente capacidad económica y técnica como para influir en los cambios estructurales del negocio en Venezuela. Ello no significa que todos los recursos necesarios para alcanzar esa capacidad tienen que habilitarse desde la iniciación o a plazo breve, sino que tal debe ser el desenvolvimiento a mayor tiempo. Inversiones de gran envergadura, como las que se hacen en la industria siderúrgica, en la petroquímica y en la electrificación, han estado y están dentro de lasposibilidades tangibles del país. ¿Por qué no habría de ocurrir lo mismo con las inversiones necesarias para la empresa de petróleo? Las arcas fiscales han sido generosas para el robo, la malversación, el despilfarro y el disparate económico. ¿Por qué no habrían de serlo para unil obra de independencia económica nacional, como ésta que se propone?

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Segúnlos desafectos a la idea, habría que construirprimerotodas las escuelas, hospitales, parquesde recreación, avenidas y carreterasque el paísdemanda. ¿Esacasosuntuaria lainversión enlaindustria básica de Venezuela?

"El Nacional"> Caracas, 13 de septiembre de 1959; p. 52

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OBJETIVOS DE LA EMPRESA NACIONAL DE PETRÓLEO

Hemos establecido en crónica anterior, que la empresa nacional de petróleo en proyecto, debe trazarse su propio camino en el campo de la producción y el mercado. Si se ajustara a la política conducida por los grandes consorcios petroleros que operan en el país, sin propósito de modificar la estructura de la industria en el ámbito venezolano y sin proyecciones hacia lo internacional, la empresa de referencia no tendría justificación, por lo menos no la tendría en su carácter de creación oficial, como inversión de fondos fiscales. Porque si los objetivos de esta empresa van a ser los de la conquista progresiva del dominio económico y técnico del negocio petrolero en todas sus fases, hay que entenderla desde el comienzo como una dependencia del sector público, con toda la autonomía necesaria desde luego, pero financiada, administrada y organizada como un instrumento de la política económica superior del Gobierno.

¿Qué aspira la Nación en su carácter de propietaria de los recursos petrolíferos que yacen en el subsuelo del país? A nuestro juicio, no sólo aspira a obtener de aquéllos un ingreso lo más elevado posible en términos monetarios; también es de su interés, en modo eminente, la utilización voluntaria de ese potencial de recursos para fines de desarrollo económico independiente, para alcanzar la satisfacción de la necesidad elemental de construir un sistema económico nacional menos sujeto a las coyunturas y designios del exterior, menos inestable, menos transitorio, que el actual, dominado por la explotación de petróleo. Quede bien claro y firme que no existe la posibilidad, a

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nuestra manera de ver y entender los fenómenos, de conducir un proceso de desarrollo económico con vistas a los objetivos mencionados, si la dinámica esencial de la economía venezolana continúa operando en la forma presente, con la misma estructura, con la misma decisiva influencia de los factores externos, con la misma viva contradicción entre la incipiencia de las fuentes propias, nacionales, de producción, y el elevado nivel económico y técnico alcanzado por la industria extractiva. El proceso de desarrollo debe resolver favorablemente esa contradicción que adquiere caracteres cada vez más agudos, en riesgo de futura crisis; pero tal resolución no se producirá operando únicamente en el sector de la economía que se ha dado en llamar "no petrolero", -la industria manufacturera, la agricultura, los servicios, la construcción, etc.- o pretendiendo ilusoriamente crear y desenvolveruna economía paralela a la petrolera, como siperteneciera a mundos divorciados. Si se considerajustamente el problema, hay que afrontar las tareas del desarrollo tomando como hecho el carácter estructural de la economía venezolana desde hace más de 30 años y que continuará durante los próximos 20 años, por término medio; es decir, la preminencia de la explotación de hidrocarburos y la subsecuente subordinación de otras actividades a ese fenómeno central. El problema no consiste simplemente, como se ha apreciado en medios oficiales, en la determinación más o menos aproximada de la tasa de formación de recursos procedentes de la industria petrolera que se requiere para realizar una tasa satisfactoria de desarrollo económico durante un período de cierta duración. Esto equivale a dar por sentado, ilusa o despreocupadamente, que existe dominio nacional sobre la coyuntura del negocio petrolero, de modo que puede el Estado, en concordancia con sus programas de estructuración económica, fijar los factores que concurran al mantenimiento de un ritmo de producción de petróleo adecuado a la financiación de dichos programas. Desde luego, no se necesita ser un analista de la economía venezolana para darse perfecta cuenta de que el Estado, en ras condiciones actuales, no tiene ese dominio sobre el sector capital del producto territorial de Venezuela y que la realidad es que la tasa de desarrollo está determinada independientemente de los propósitos gubernamentales y con dependencia sustancial de decisiones y

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circunstancias que operan desde más allá de nuestras fronteras, en beneficio de intereses que muy poco tienen que ver en favor del crecimiento económico de la Nación venezolana. Si tal es el cuadro de la cuestión que nos ocupa, la empresa nacional de petróleo debe tener grandes objetivos que cumplir dentro de un plan general de desarrollo económico independiente. Consecuentes con la declaración tan acertada que recientemente hizo la delegación venezolana a un congreso interparlamentario en Europa, de ahora en lo sucesivo los recursos naturales que no hayan sido objeto de concesiones, deben ser explotados por empresas realmente venezolanas, para beneficio de Venezuela. En primer lugar están los recursos de hidrocarburos y minerales, que constituyen un patrimonio nacional, inalienable, base de sustentación del desarrollo industrial. Ni una sola hectárea adicional debe ser concedida en éxplotación a las compañías petroleras o mineras extranjeras. El potencial petrolífero de nuestras reservas, no entregado a dichas empresas, debe constituirse en factor para el desenvolvimiento de una industria petrolera auténticamente nacional, así como para la industria metalúrgica. La empresa nacional de petróleo, por consiguiente, debe organizarse para operar en todas las fases de la producción y la distribución, desde la exploración de yacimientos hasta la venta de productos finales, en mercados domésticos e internacionales. Podrán conocerse así, por experiencia directa, los costos de la producción de crudos, de la refinación, del almacenaje, del transporte, de la venta, y los precios reales de mercado, así como las posibilidades efectivas de conducir una oferta de productos de petróleo en consonancia con la demanda real en todos los sectores y regiones de consumo, con independencia del poder limitativo de los monopolios y de las fronteras políticas.

"El Nacional"» Caracas, 17 de septiembre de 1959; p. 49

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LA CONFERENCIA DE LA O.P.E.P.

Caracas se ha convertido en estos días, en la capital petrolera del mundo, gracias a la celebración de la conferencia de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo. Países que producen más del noventa por ciento delpetróleo que concurre al mercado internacional, están representados en esta conferencia y firmemente dispuestos, según reiteradas declaraciones, a sentar las bases definitivas para la defensa de los precios del petróleo -y por consiguiente de los ingresos correspondientes a los productores- frente a la voracidad insaciable de las grandes empresas, que durante muchos años han estado explotando a su arbitrio, tanto a los países que suministran la materia como a los que la consumen. El llamado mundo occidental debe estar estremecido ante el fortalecimiento de la O.P .E.P. La política, hasta ahora, de los grandes explotadores de petróleo, ha sido la de oponer los pretendidos intereses del Medio Oriente a los de Venezuela, principales regiones exportadoras del mundo, para mantener su dominio sobre estas fuentes, al menor precio posible. Se les ha presentado -a estas zonascomo crudamente competidoras, como rivales en un mercado donde se pasean furiosamente las fieras. Ante Venezuela, en sus aspiraciones a obtener una justa participación en los proventos del petróleo, se ha intentado exhibiralMedio Orientecomo el"coco", como un gigantesco pozo de petróleo casi regalado, cuya explotación se efectúa sin problemas y que puede fácilmente, silos grandes intereses cartelizados se lo propusieran, sustituir a nuestro país como abastecedor de petróleo, para este hemisferioincluso. En verdad lasgrandes compañías deben estar inclinadas a explotar a un alto ritmo los yacimientos

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meso-orientales, que representan una magnífica oportunidad de ganancias fabulosas prácticamente inmediatas, y reservar en lo posible la extracción de petróleo en Venezuela para circunstancias extraordinarias, como ha ocurrido en el pasado cercano. De todas maneras el punto de equilibrio de estos intereses depende, no del precio que efectivamente prevalezca en el mercado, sino del precio que paguen a los países productores, por lo que, mientras más bajo sea éste, sin modificación desfavorable de los precios efectivos de mercado, mayor será su disposición a extraer petróleo dentro de los límites permitidos por la situación y características de la demanda real mundial de hidrocarburos. La política referida ha sidotan evidente que los países exportadores han adquirido plena conciencia de la posición que juegan en este sistema de relaciones económicas y se han decidido, aunque con retardo, a actuar propiamente para frenar la explotación a que los tiene sujetos el cartel petrolero. Primer fruto de esta decisión es la constitución de la OPEP, cuyo desarrollo se da por descontado a partir de esta conferencia de Caracas. Está planteada la determinación unánime de sus integrantes de, no sólo impedir nuevas rebajas arbitrarias de precios, sino también de lograr la restitución de los precios a los niveles prevalecientes antes de la maniobra efectuada por las compañías en contra de los países productores en los últimos tres años . .La defensa de los precios -y por tanto de los ingresos de nuestros países- supone el establecimientode un sistema autónomo de limitación cuantitativa de la exportación de petróleo, en relación con la demanda efectiva del mercado, y de una distribución de la exportación entre los países signatarios, de acuerdo con criterios objetivos que contemplan justamente la posición actual, yel desenvolvimiento a largo plazo de la misma, de los integrantes de la Organización. Los enemigos internos y externos de la OPEP argumentan, por lo que se refiere a Venezuela, que la participación de ésta en la exportación mundial, tiende a reducirse en beneficio de otros países, principalmente los del Medio Oriente, y que el acuerdo de Bagdad obrará para acentuar esta desventaja. A este argumento hay que salirle al paso con un procedimiento de prorrateo dinámico de la exportación conveniente,

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mediante el examen detenido del estado y la perspectiva de la demanda en todo el mundo. Venezuela debe atender, por otra parte, a la propia conservación de sus recursos petrolíferos, con vistas a su desarroUo económico, tanto por lo que se refiere a la utilización de aquéUos, como fuente de ingresos para financiarlas inversionesexigidas por el crecimiento nacional,como en lo que se relaciona con la demanda interna de productos petroleros, que naturalmente debe aumentar continuamente. En virtud de estas necesidades, preferentemente proyectadas en plazo largo, no parece razonable suscribir abruptamente la tesis de una participación creciente en la exportación mundial de petróleo para nuestro país y tal vez ni siquiera el mantenimiento de la posición relativa actual, que quizás obligaría dentro de algún tiempo a forzar extraordinariamente el ritmo de explotación en perjuicio de la conservación considerada como se expresó anteriormente. Sin embargo, hay que tomar algunas providencias, dentro del acuerdo que sustenta a la OPEP, para mantener una participación compatible con las necesidades previstas a mediano y largo plazo. El petróleo es un recurso de innegable valor económico y estratégico en el mundo de hoy y probablemente en el de mañana, no obstante el rápido desarrollo tecnológico. Es un recurso agotable, característica que no huelga destacar siempre. Se intenta dar la impresión de que esta materia abunda en el planeta y de que, por tanto, su conservación es inútil, ya que, por otra parte, nuevas fuentes de energía podrán desplazarla a la vuelta de algunos años. Sin dejar de reconocer que la era del petróleo pasará, hay que poner en claro que ello no ocurrirá repentinamente y que mientras tanto hay que derivar de su posesión -y explotación- todo el beneficio posible, en lo cual jugará un papel fundamental, la existencia de la OPEP, ahora reunida en Caracas, capital provisional del mundo petrolero, sin participación del cartel petrolero en este proceso de liberación de los productores, que puede conducir muy lejos...

"El Nacional"> Caracas, 15 de enero de 1960; p. 36

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CORPORACIÓN VENEZOLANA DEL PETRÓLEO

El Gobierno Nacional decretó la creación de la Corporación Venezolana del Petróleo, un Instituto Autónomo, adscrito alMinisterio de Minas e Hidrocarburos, con personalidad jurídica, patrimonio propio e independiente del Fisco Nacional, sinlos privilegios de éste, y que funcionará, según está concebida, como una empresa mercantil. La CVP representa, en principio, la aspiración nacional de poseer una empresa de petróleo, realmente venezolana, con capacidad para constituirse en núcleo de una industria nacional de hidrocarburos. En este sentido, el decreto que nos ocupa señala la colocación de la primera piedra para la satisfacción de esa necesidad. Aunque los sucesos políticos de los últimos días han dejado en segundo plano el hecho de la creación de la Corporación Venezolana del Petróleo, la importancia de este acontecimiento se proyecta claramente en el panorama del país. Todos los sectores de la nación están acordes en la necesidad de una empresa venezolana de petróleo. El carácter público que se le ha dado se justifica completamente por múltiples razones: en primer término está la garantía -relativa, por supuesto- de que esta empresa no estará al alcance del capital extranjero, como ocurriría con una empresa privada, lo que es fundamental para el intento de liberación económica que utilizará como instrumento valioso a la CVP; luego, sí, como se expresa en el decreto, el riesgo de la explotación en su primera etapa es prácticamente insignificante, no es conveniente a los intereses públicos que de esta circunstancia se beneficien los particulares, pues

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ello equivaldría a constituir un privilegio en favor de los partícipes de un negocio tan seguro; por el contrario, sí, en etapas posteriores, existen riesgos cuantiosos, ya que la empresa se propone operar en todo el ámbito del negocio, desde la exploración hasta la venta de productos finales en el mercado doméstico y en el internacional, no habrá capitales privados genuinamente venezolanos que se sientan tentados, y tengan capacidad, de arriesgarse en considerable magnitud; por otra parte, se trata de un ensayo especial de construcción de un instrumento de independencia económica, para el dominio progresivo de la industria petrolera, y como tal es de índole eminentemente política, de la mejor política nacional, por lo que tiene que corresponder al Estado la ejecución de un proyecto de esta envergadura. La exposición de motivos del decreto de creación de la CVP no contempla todos los objetivos que persigue este instituto. Aunque el Gobierno tiene en ciertos casos la obligación de la prudencia en la expresión de sus propósitos de mayor importancia, en esta oportunidad es necesario que la ciudadania se aperciba claramente de los fines de la empresa creada, para que pueda enjuiciar su concepción y realización con conocimiento de causa, y no se deje llevar por apreciaciones falsas, torcidas y malinteresadas, que en materia de petróleo en Venezuela naturalmente abundan. No sólo un objetivo fiscal persigue la CVP o empresa nacional de petróleo. Si bien la función de servir al Estado para una información directa y completa de los hechos económicos que integran el negocio petrolero, principal fuente de recursos del Fisco venezolano, es de por sí suficiente parajustificar la creación de esa entidad, existen otras funciones que configuran este mecanismo administrativo y político como uno de fundamental significado en el proceso de desarrollo económico independiente de Venezuela. Así, la reafirmación categórica, en el decreto, de que no se otorgarán nuevas concesiones petroleras, obliga al Gobierno .a proveer un sistema propio para asegurar la continuidad a largo plazo de la explotación de los recursos petrolíferos del país, ya que por bastante tiempo éstos constituirán nuestro potencial primario de riqueza y palanca para impulsar la transformación económica integral. Lógicamente, el Estado debe tomar por sí la tarea de fomentar la explotación de esos recursos, en

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acuerdo con el interés nacional verdadero, y ello explica sin lugar a dudas la creación de la Corporación del Petróleo. Esta facultad del Estado, de laborar directamente los yacimientos de hidrocarburos, está establecida en la Ley respectiva, de modo que no es nada irregular lo que hace el Gobierno, al decidirse a ejercer esa facultad por intermedio de un órgano adecuado de la administración, como es el instituto recién creado. Hay gente que todavía se pregunta para qué el Gobierno incurre en esto que los espíritus timoratos y retrasados califican como "una aventura'? Duele a la conciencia nacionalque el primer país exportador de petróleo del mundo, y segundo productor de la especie, no posea una empresa petrolera con capacidad mercantil. Gran número de países, incluso consumidores netos de hidrocarburos, han creado sus propias empresas, refinan el petróleo que importan y regulan su mercado interior de estos productos. Venezuela depende incluso para su abastecimiento doméstico, de las compañías extranjeras del ramo, las que fijan precios y desarrollan los productos que interesan a su política particular. Esta situación envuelve graves riesgos para la seguridad económica y militar del país, pues los derivados del petróleo, en buen número, son indispensables para las labores productivas y para la defensa fisica del país. En virtud de que estamos impulsando un proceso de industrialización y reforma agraria;' el consumo productivo de hidrocarburos representa una corriente vital, la cual debe ser mantenida y alimentada al menor costo posible. Pero no sólo el mercado interior debe ser protegido y liberado para un mejor desenvolvimiento de la economía nacional, sino que también es necesario operar en el mercado internacional con petróleo propio, con métodos independientes, para realizar negociaciones libres con distintos países que, además de ser apreciables y promisores consumidores de petróleo, se han constituido o se están constituyendo en fuentes valiosas de bienes de producción exigidos por nuestro crecimiento económico. En esas transacciones directas entre productores y consumidores es posible obtener ventajas reales mucho mayores que las actuales, sujetas al arbitrio de la organización oligopolítica que domina el comercio mundial de petróleo.

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Pero hay un objetivo básico, que representa genuinamente la aspiración nacional de poseer una empresa propia de petróleo: es la necesidad de integrar orgánicamente a la estructura económica del país la industria petrolera, que hasta ahora, después de 40 años de explotación en nuestro territorio, permanece como una actividad extraña, periférica, en manos extranjeras, supeditada a intereses extranacionales, mientras la suerte venezolana ha pendido y sigue pendiendo del hilo de la voluntad de las compañías que aquí operan. He aquí un camino para un gran esfuerzo reivindicativo de la nación.

"El Nacional"> Caracas, 24 de abril de 1960; p. 34

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