HISTORIA DEL ARTE: ARQUITECTURA Y ESCULTURA DEL SIGLO XIX

HISTORIA DEL ARTE: ARQUITECTURA Y ESCULTURA DEL SIGLO XIX Tema 14. (I) EL PANORAMA ARTÍSTICO EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX. EL URBANISMO. LA ARQU...
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HISTORIA DEL ARTE: ARQUITECTURA Y ESCULTURA DEL SIGLO XIX

Tema 14. (I) EL PANORAMA ARTÍSTICO EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX. EL URBANISMO. LA ARQUITECTURA Y EL ECLECTICISMO: LOS NUEVOS MATERIALES. LA ESCUELA DE CHICAGO. EL ART NOUVEAU o MODERNISMO. LAS ARTES FIGURATIVAS. EL PANORAMA ESCULTÓRICO. EL ARTE ESPAÑOL EL PANORAMA ARTÍSTICO EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX: LA CREACIÓN DE UN NUEVO LENGUAJE ARTÍSTICO El siglo XIX fue una época de intensas transformaciones políticas, económicas y sociales. La pervivencia de los grandes imperios europeos y los cambios sociales y de mentalidad, debidos al impacto y al avance de las revoluciones burguesa e industrial, van a reflejarse en las diversas sensibilidades y corrientes culturales existentes. El arte no es ajeno a este período revolucionario y los estilos se suceden vertiginosamente: se cran nuevos valores artísticos que llegan al lenguaje plástico-el Romanticismo, La Escuela de Chicago, el Realismo, el Impresionismo, el Postimpresionismo-, se pasa de la arquitectura y escultura tradicional a la del hierro y ala escultura inacabada. Será en las décadas finales cuando se imponga la libertad de creación, lo que supondrá el fin de la tradicional homogeneidad de estilos. La ciudad, la nueva ciudad y sus elementos integrantes, los edificios, y con ellos, la concepción arquitectónica, hicieron frente a un desafío y a unos retos tan radicales como algunas de las revoluciones que tuvieron lugar simultáneamente. La nueva ciudad tenía que responder a una vecindad forzada, y no siempre bien acogida, entre una burguesía cada vez más influyente en lo económico y político, y una clase obrera hacinada, desarraigada, creciente en número y en conciencia de su situación y explotación. La ciudad será un espacio donde residen unos grupos bien diferenciados, y un campo de batalla donde se entablaban las nuevas relaciones de poder. El nacionalismo tuvo también su reflejo en la arquitectura. Los pueblos reaccionaron contra la universalización formal de los modelos napoleónicos, buscando, reafirmando y revitalizando modelos constructivos propios que aparecían como seña de identidad de cada pueblo o nación. Surgen así el historicismo y el eclecticismo. El crecimiento de la población, la brutal industrialización y la propia dinámica política llevaron al colonialismo, como búsqueda de nuevos mercados y recursos. La rápida y cómoda conquista de estos mundos extra-europeos generó una confianza absoluta en las posibilidades del hombre, avalada por el avance científico y técnico. El contacto con otros mundos trajo a Europa el exotismo de las formas y modelos que se integraron en el repertorio constructivo. La industrialización lanzó retos a arquitectos y urbanistas: acoger a la población rural que abandonaba el campo ante la demanda de trabajo que la ciudad ofrecía; habilitar espacios adecuados y servicios para esta población, atender las urgentes necesidades de unos empresarios que requerían espacios sin tradición arquitectónica alguna, para ubicar industrias y almacenes. Tenían que asumir la constante revisión de nuevos materiales y técnicas, arbitrar medios para dinamizar e integrar las comunicaciones y los intercambios de recursos materiales y humanos. Se generalizaron el hacinamiento, la jerarquización espacial, la limitación de áreas, la especulación y las planificaciones urbanas. Fueron habituales las ordenaciones y actuaciones municipales, las expropiaciones y desamortizaciones, junto a los ataques al patrimonio. Estos retos evidenciaron la inadecuación de la ciudad preindustrial y del clasicismo arquitectónico vigente a principios de siglo. Se planteó un enfrentamiento entre “estilo y formas tradicionales” y fórmulas pragmáticas. Ambas posturas tuvieron sus representantes: los arquitectos por un lado y los ingenieros, por otro. La firme oposición inicial fue limitándose para responder a las nuevas funciones. Página 1

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A mediados de siglo produjeron exposiciones universales en diferentes capitales, que como escaparates institucionales de los estados, se convirtieron en el escenario donde se presentaban y divulgaban los avances técnicos y el empleo de los nuevos materiales al mismo tiempo que se mostraba el poder político, comercial e industrial. Estas exposiciones, verdaderos acontecimientos públicos y símbolos del liberalismo triunfante, actuaron como centros de difusión de las tendencias artísticas, fueran vanguardistas o historicistas, y en este último caso se reafirmaban la tradición y la identidad local. A pesar del rechazo inicial de grupos conservadores, la lógica y las nuevas necesidades, terminaron imponiendo la arquitectura del hierro, material que simbolizó la nueva era industrial. Su versatilidad y ventajas técnicas, lo convertirán en un material fundamental para los nuevos espacios e infraestructuras: puentes, estaciones, mercados, fábricas, mobiliario urbano. Una de esas ventajas era su menor vulnerabilidad al fuego, motivo de incendios que habían acabado con edificios significativos. En Chicago, el gran incendio de 1871, dio lugar a la reconstrucción de la ciudad. La rapidez y seguridad de la construcción, así como el alto valor suelo, facilitaron la aparición de rascacielos, exponente de la Escuela de Chicago y de la arquitectura de Estados Unidos. A su vez, en Europa el modernismo ponía fin a la corriente historicista, bajo diferentes denominaciones, según el país: Art Nouveau (Francia); Modern Style en Inglaterra); Jugendstil en Alemania; Sezession en Austria y Modernismo en España. Hasta la Primera Guerra Mundial, se propagó una corriente estética que invadió por igual todas las formas del arte: arquitectura, escultura, pintura, joyería, moda, mobiliario doméstico y urbano. Esta tendencia, que no renunció al uso de los nuevos materiales, se convirtió en puro decorativismo, en el arte por el arte. Se prestó más atención al patrimonio arquitectónico. Se produjeron los primeros estudios serios en su clasificación, intervención y los primeros posicionamientos sobre los criterios de intervención en un edificio histórico. Viollet-le-Duc sostenía que restaurar no solo era mantener, reponer o rehacer, sino restablecer íntegramente, y si era posible, mejorar. Esa fue la idea que puso en práctica en las restauraciones o recreaciones de las catedrales de París, Reims, Chartres, o en Vézélay. Postura opuesta era la que sostenía Ruskin, para el cual el respeto absoluto al monumento frenaba cualquier intervención, dejando que el tiempo quien marcara su desarrollo vital. Fueron muchas las intervenciones, a pesar de los enemigos (especulación, crecimiento urbano) y de las actuaciones indirectas (desamortización española). Si bien hubo algunas restauraciones que se notaban (criterio cercano al actual), fue más frecuente la intervención global, que suponía la eliminación de añadidos posteriores y la búsqueda de formas puras y originales, por lo que no se dudaba en eliminar, sustituir, recrear e inventar, como en Ripoll, Frómista, San Juan de los Reyes, Santillana y las grandes catedrales de León, Palma o Barcelona EL HISTORICISMO Y EL ECLECTICISMO La arquitectura historicista miraba hacia el pasado buscando formas que pudieran adecuarse a las nuevas necesidades. Se recuperaron modelos, elementos y estructuras de estilos ya caducos, y que ayudaron a debilitar la incuestionada hegemonía del clasicismo. La elección del estilo iba unida a connotaciones nacionalistas y románticas; no puramente formales. El nacionalismo elegía el estilo que presentaba como modelo de la identidad de esa nación; un particularismo frente a formas universalizadoras. El romanticismo ayudó a recuperar lo medieval, como respuesta a la sociedad industrial en la que el artesano y la manufactura habían dado paso al proceso fabril. Por tanto, muchos arquitectos volvieron a los estilos románico, gótico, barroco, por considerarlos de mayor valía y estética. Los distintos estilos comenzarán con el término neo (nuevo): Neogótico, Neomudéjar, Neo-románico, Neo-bizantino, etc. Página 2

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Ejemplo de Neogótico fue el Parlamento Británico, de los arquitectos Barry y Pugin; de Neobarroco, la Ópera de París, de Charles Garnier. En ocasiones, se mezclan elementos de estilos diferentes: es el Eclecticismo. Historicismo y Eclecticismo fueron considerados estilos transitorios a la espera de un nuevo lenguaje arquitectónico, adecuado al siglo. Además, estos estilos no se cerraban del todo a las innovaciones, como el Pabellón Real de Brighton del arquitecto John Nash. Otros ejemplos de eclecticismo es el Museo Arquelógico de Madrid, de Jareño. En España, las corrientes historicistas españolas más significativas son: el Neorrenacimiento: (Palacio de Villahermosa, de Madrid); Neogótico, (Colegiata de Covadonga, Asturias); Neoárabe, (Gabinete árabe del Palacio de Aranjuez) y Neomudéjar, (Escuelas Aguirre, de Madrid) ARQUITECTURA E INGENIERÍA: REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y NUEVOS MATERIALES De finales del siglo XIX a principios del XX, el proceso de industrialización tuvo gran repercusión en las ciudades. El éxodo rural rompió el equilibrio entre el campo y la ciudad. Estas crecieron mucho y rápidamente, por lo que era necesario construir numerosos edificios y crear nuevos tipos de edificios. Los nuevos materiales se generalizaron y se desarrollan medios de comunicación en los que la energía del vapor deja paso a la electricidad y al petróleo. Es el inicio de la ciudad moderna, cosmopolita e industrial, con una fuerte burguesía capitalista como protagonista. A) LA ARQUITECTURA INDUSTRIAL La arquitectura industrial, propia de la segunda mitad del siglo XIX, se basa en el uso de nuevos materiales tecnológicos: hierro fundido y colado, hormigón armado, acero, cristal; columnas de fundición, vigas en forma de T, perfiles laminados; que se complementan entre sí, y permiten construir edificios grandes y ligeros. Permiten, además, que la edificación se sujete con pocos soportes, haciendo posible abrir grandes espacios y rellenar los muros con cristal, pues ya no ejercen la función de sostén. Estos materiales y técnicas nuevos abren el debate entre arquitectos e ingenieros. Los primeros, más academicistas y defensores de valores estéticos; los segundos, más formados en ámbitos técnicos y mucho más prácticos y funcionales. Pionero de estas construcciones fue Labrouste, quien realiza la Biblioteca de Santa Genoveva de París y más tarde la Sala de Lectura de la hoy Biblioteca Nacional de París: utiliza el hierro desde los cimientos a la cubierta, con uso de columnas de este material a la vista, y empleo de vidrio a modo de ventanales en los cerramientos, logrando un espacio amplio, luminoso y funcional. Las ventajas que ofrecía era versatilidad ante todo tipo de formas, producción en masa, estructuras exportables y transportables, menor vulnerabilidad al fuego, mayor resistencia, adecuación para abrir espacios amplios y diáfanos. Otra ventaja era que permitían construir con rapidez, puesto que se podían utilizar piezas prefabricadas. Su uso se difundió con las Exposiciones universales, para mostrar sus innovaciones en numerosos pabellones. Londres (1851) y su PALACIO DE CRISTAL, de Joseph Paxton, el primer edificio construido con una estructura de pequeñas piezas de acero prefabricadas. Tenía 550 metros de Página 3

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largo, y como eje central, más elevado, tenía una columna hecha de hierro fundido. Revolucionó la arquitectura al sustituir por cristal los tradicionales muros y cerramientos opacos: el edificio era una enorme vitrina en la que se exponían los avances técnicos ingleses, con gran simplicidad y belleza de líneas. La Torre Eiffel es el mayor exponente de la arquitectura industrial. Obra única en su género, de gran elegancia y belleza, se construyó como ejemplo de la nueva arquitectura, de fusión entre arte y técnica. Se ubicó en el Campo de Marte de París, como gran arco de entrada para la Exposición Universal de 1889, fecha que conmemoraba el centenario de la Revolución Francesa. Su autor fue Gustave Eiffel, ingeniero experto en construcciones en hierro. Levantada en dos años, tiene una altura de 300 metros y su planta biaxial (con dos ejes), tiene 125 metros de lado. También se usó para obras como puentes (Brooklyn, Coak Brookdale, Triana), estaciones (King's Cross, Atocha), mercados (Les Halles, Borne), mobiliario urbano (farolas, quioscos) LA ESCUELA DE CHICAGO La arquitectura de Estados Unidos, subordinada a las tendencias historicistas europeas, carecía de tradición. La Escuela de Chicago aglutinó a una serie de arquitectos que trabajaron en la ciudad tras el incendio de 1871. Su principal aportación fue el rascacielos, posibilitado por el perfeccionamiento del ascensor, las armaduras metálicas y otros avances técnicos. Fue la respuesta a la especulación y al alto valor del suelo. Se caracterizan por: 1) El uso de estructuras metálicas de hierro, que permiten alcanzar grandes alturas y que eliminan los muros de carga, 2) El uso del pilar de hormigón como soporte 3) El desarrollo del ascensor eléctrico 3) Los exteriores lisos y acristalados, con predominio de líneas horizontales y verticales y atractivas fachadas de mampostería 4) El dominio del hierro, el acero y el cristal, la utilización de ventanas apaisadas y la reducción del muro y del ornato. Arquitectos posteriores como Loos y Wright asumieron gran parte de estos principios. Los fundadores de esta Escuela fueron Le Baron Jenney (1832-1907) y su discípulo Louis Sullivan (1856-1924). Le Baron Jenney es el autor de el Leiter Building, primer edificio con estructuras metálicas, donde el muro ya no ejerce de soporte; otros edificios suyos fueron Sears, Roebuck&Co.Building. Louis Sullivan fue autor de edificios de gran modernidad, como los Almacenes Carlson, (1889), que cuenta con la fachada del entresuelo y la primera planta adornadas con hojas de acanto en hierro fundido; el resto se configura con planchas lisas y ventanas horizontales uniformemente repartidas. Otros edificios suyos son, Pirie y Scott. El Auditorio de Chicago se debe a Sullivan y a Adler. En 1902 se inaugura el Flatiron Building, de Daniel Burnham, discípulo de Le Baron Jenney. Su forma es aerodinámica, de plancha, al levantarse sobre un solar triangular. El exterior del edificio no refleja la estructura interior, que queda cubierta con decoración de todo tipo. Fachada de piedra caliza, labrada con sillares se divide en tres partes horizontales, como si fuera una columna clásica. El nivel inferior, tiene hojas de acanto, y sus últimas plantas se adornan con motivos renacentistas: escudos, columnas, grutescos, ventanas de medio Página 4

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punto. En su extremo redondeado, la torre triangular tiene solo 2 metros de ancho son algunos ejemplos. Los Almacenes Marshall Field , otro edificio importante, se debe a Richardson. LAS TRANSFORMACIONES URBANAS El éxodo rural a la ciudad industrial produjo graves problemas de saneamiento y abastecimiento, escasez de viviendas, aparición de suburbios y déficit de comunicaciones. Hacia mediados de siglo, comienza a diseñarse en Europa planes de transformación integral sobre el conjunto del tejido urbano, ya que las ciudades necesitaban una nueva organización urbana, política y social. El primer modelo lo llevó a cabo el barón Haussmann en 1856. Reordenó París con fondos públicos y el apoyo de grupos económicos. Se trataba de: 1) Aumentar la superficie edificable: se derribaron las puertas y murallas y se construyeron ensanches, o nuevos barrios. Se respetaron los principales edificios. 2) Trazar nuevas vías anchas y rectas sobre los barrios antiguos para mejorar la circulación. 3) Construir edificios de mayor calidad, urbanizar la periferia, dotándola de alcantarillado, centros administrativos y de asistencia, viviendas sociales y parques públicos. El modelo de París fue imitado en otras ciudades europeas: Madrid, Barcelona, Marsella o Roma. EL MODERNISMO La aparición del modernismo supuso la superación de los estilos tradicionales y de los lenguajes eclécticos e historicistas. Se extendió por toda Europa bajo diferentes denominaciones: Art Nouveau, Modern Style, Sezession, etc., entre 1890 y la Primera Guerra Mundial. En su formación y concepción influyeron el neogoticismo, el movimiento Arts and Crafts, la arquitectura del hierro, el prerrafaelismo, el simbolismo y el arte japonés. Fue apoyado por la burguesía, su principal cliente; convirtiéndose en un arte elitista, mercantilista y marcadamente decorativista. Se caracterizó por una concepción global del arte y el diseño, al afectar a sus diferentes manifestaciones: arquitectura, artes figurativas, joyería, mobiliario doméstico y urbano, moda... Entre los elementos formales que lo determinaron están las formas basadas en la naturaleza y el mundo medieval: curvas, arabescos, “golpes de látigo”, elementos vegetales, cabellos femeninos, motivos marinos. Se potencian la asimetría y las formas sinuosas de los muros, que recuerdan a un organismo vivo. La estructura de los edificios quedaba a la vista, en un intento de fundir lo funcional y lo ornamental. Se emplearon materiales convencionales como el vidrio, cerámica, ladrillo, piedra; junto a otros más modernos e inusuales, como el hierro, el hormigón o los materiales de desecho. El uso del color, incluso en la arquitectura, las figuras femeninas sensuales y ondulantes, en sus largos cabellos y en los pliegues de los vestidos. Dentro del lenguaje modernista hubo diversidad. En Francia y en Bélgica optan más por las formas curvas, la ornamentación y la ingravidez; la Escuela de Glasgow y la Sezession vienesa eligen la línea recta, la austeridad y el volumen. LAS TENDENCIAS DEL MODERNISMO EL ART NOUVEAU Es el nombre que se da al modernismo en Francia y Bélgica. Su objetivo era democratizar la belleza, extendiéndola como estilo global desde la arquitectura al diseño, en pintura, escultura, erc. Los arquitectos usan el hierro fundido como elemento estructural, y por sus posibilidades decorativas, se curva y entrelaza en finas láminas con toda tipo de formas en verjas, entradas de metro o marquesinas; y se lleva a fachadas de salones de edificios, dejándolo a la vista (Casa Tassel, de Horta). Página 5

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Concibieron el edificio como un todo orgánico, en su mobiliario y en su exterior. Muchos arquitectos diseñan además, chimeneas, sillas, barandillas. En el deseo de crear espacios bellos, que se alejaran de la fealdad y del utilitarismo de la arquitectura industrial, usaron mosaicos para cubrir suelos, vidrieras en las ventanas, que además creaban hermosos efectos de luz. En Bélgica destacaron Victor Horta y Henry van de Velde. Crean espacios ligeros y dinámicos sin pasillos, interiores muy decorados con motivos vegetales, columnas y barandillas de hierro y mientras que el exterior destaca por sus tejados y fachadas ondulantes. Victor Horta se caracterizó por la asimetría la ingravidez y los trazos sinuosos de sus proyectos. La Casa Tassel, Solvay del Pueblo, en Bruselas, son un ejemplo de ello. Van de Velde, teórico y autor de la Escuela de Weimar, optó por la unidad del arte y la aceptación de la máquina en la producción artística. Terminó destacándose por la sobriedad. En Francia, Guimard desarrolló formas orgánicas en armazones metálicos; son famosas sus bocas del metro de París. Louis Galle y Jules Lalique fueron los maestros del cristal. En la Escuela de Glasgow destaca la figura de Mackintosh, autor de la Escuela de Bellas Artes de Glasgow. Se define por la preferencia por la línea recta, los volúmenes compactos y la austeridad ornamental. Por su gran sobriedad se le considera precursor del racionalismo. Klimt, Olbrich y Hoffmann, cofundadores de la Sezession vienesa, coincidieron con algunos de esos principios estéticos: austeridad, formas geométricas y líneas rectas; estructuras metálicas a la vista, simplicidad formal, y fusión de lo funcional y lo ornamental. Su líder fue Otto Wagner. Años más tarde algunos de estos postulados constructivos volverán a retomarse en la Bauhaus y en la obra de Le Corbusier. Su extremo empirismo arquitectónico queda manifiesto en obras como la Caja Postal de Viena y en la estación de metro de la Karlsplatz, ambas de Wagner. Hoffmann en el Palacio Stöclet (Bruselas), decorado con pinturas de Klimt, subraya la nitidez de los volúmenes, depurando molduras, curvas y cualquier elemento ornamental que pudiera ocultar o confundir la visión del limpio geometrismo de sus cuadrados. Olbrich sintetiza sus principios en la leyenda de la fachada de la Casa de la Sezession vienesa: “¡A cada época su propio arte! ¡Al arte, la libertad!” El Art Nouveau también se manifiesta en las ilustraciones de libros, carteles, revistas, imágenes, caracteres tipográficos y rótulos; la letra adquiere valor compositivo y comunicativo. Destacan los carteles del artista checo Alphonse Mucha (1860-1939), gran amante del mundo teatral. Su obra, se caracteriza por una impactante belleza plástica, llena de misterio y modernidad. Mezcla formas sinuosas con elementos vegetales, orientales, bizantinos y europeos. Hacia 1910 el Art Nouveau entra en crisis, siendo reemplazado por el Art Decó, una variedad geométrica elegante y funcional, a base de trazos más simples y rectilíneos. Tamara de Lempicka es una de las pintoras de referencia, con su obra “desnudo con sedas”; símbolo vital y artístico de los años 20. EL MODERNISMO EN ESPAÑA El modernismo español tuvo su centro especialmente en Cataluña. Su fuerte Página 6

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industrialización, el europeísmo de una burguesía empresarial, culta e inversora, las hondas raíces nacionalistas de movimientos culturales como la Reinaxença y la presencia de una intelectualidad en contacto con las corrientes artísticas europeas, lo hicieron posible. Sus principales representantes trabajaron principalmente en Barcelona: Puig y Cadafalch, Domènec y Montaner, y Gaudí. Puig y Cadafalch compaginó su trabajo arquitectónico y de historiador del arte con una activa participación política. Su obra se clasifica en tres etapas: la rosa, dominada por modelos germánicos y por el tipo de casa pairal catalana, con obras como Casa Amatller o Casa Terrades; la blanca, de influencia de la Sezzession vienesa, como la Casa Muntadas, y la última, centrada en la Exposición de Internacional de 1929. Domènec y Montaner, por su parte, mostró una tendencia que funde la huella hispanomusulmana con las formas onduladas propias del modernismo. Obras suyas son el Palau de la Música, el restaurante del Parque de la Ciudadela (hoy Museo de Zoología), y el Instituto Pere Mata, en Reus Antonio Gaudí y Cornet (1852-1926) concebía y diseñaba todos los elementos integrantes de la obra, uniendo arte y artesanía. Dirigía personalmente todos los procesos de elaboración y proyectaba espacios sin necesidad de levantar planos: por medio de maquetas y explicaciones verbales lo conseguía. Por esta razón siempre trabajaba con los mismos artesanos y obreros. Fundió elementos historicistas (neogóticos, principalmente) con el modernismo y su concepción dinámica del espacio se manifestaba en el trazado de curvas y elementos sinuosos. Se inspiró en la naturaleza, en sus formas puras, simples y eficaces, trasladables a la arquitectura. Son elementos flexibles y dinámicos, que se configuran a partir de la llamada “geometría de la naturaleza”: vegetal, cuando por ejemplo, toma como referencia troncos de árboles; mineral, cuando discurría en paralelo con la cristalografía y biológica-anatómica cuando encontraba similituid con huesos y músculos fibrosos. Gaudí desarrolló un amplio repertorio formal y técnico: la catenaria, el hiperboloide, el trencadís (cerámica de desecho), los pilares inclinados, la epigrafía mística o las bóvedas tabicadas de ladrillo. Tiene tres etapas en su producción: una primera, historicista, a la que pertenecen el Capricho de Comillas y el Palacio Arzobispal de Astorga. Un segundo momento, correspondiente al modernismo barcelonés, como la Casa Milá (conocida como La Pedrera), la Casa Batlló, y el Parque Güell. La tercera y última etapa, que corresponde a su proyecto de la Sagrada Familia, le conduciría a un simbolismo muy alejado del anterior momento modernista. OBRAS DE LA ARQUITECTURA DEL SIGLO XIX ARQUITECTURA HISTORICISTA ÓPERA DE PARÍS (GARNIER, 1861-1875) Este edificio simboliza mejor que ningún otro el espíritu de la Francia del Segundo Imperio; su majestuosidad lo muestra. El arquitecto, Garnier, volvió los ojos a un estilo del pasado: el Barroco. A éste recuerdan: la fachada, la gran escalera, el vestíbulo, la decoración recargada (mármoles de colores, esculturas, estucos, frescos...) ARTE INDUSTRIAL: TORRE EIFFEL Se construyó entre los años 1887 y 1889, por el Página 7

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ingeniero Gustave Eiffel, en París, para la Exposición Universal de 1889. Era el gran arco de entrada a la misma. Con más de 300 metros de alto, en su momento fue el edificio más elevado del mundo: Está construido enteramente en hierro, formada por más de 18.000 piezas prefabricadas. Aunque pesa más de 10.000 toneladas, da sensación de ligereza, lo que se consigue por la transparencia, que hace imposible distinguir entre el interior y el exterior; y por su estrechamiento en altura. Se fija al suelo con cuatro pilares hechos con barras de hierro, que se estrechan hasta unirse en la cúspide rematada con una antena: forma una esbelta pirámide con aristas cóncavas. Su interior hueco consta de tres niveles o plataformas, dos intermedias y un mirador superior al que se accede por escaleras o mediante dos ascensores. Es la obra más emblemática de la arquitectura del hierro, pues este material es el protagonista de la construcción. Desde sus comienzos fue una obra polémica. Muchos la consideraban “antiestética”, por carecer de piedra. Sin embargo, a pesar de que se construyó sin plantearse su permanencia en el tiempo, no fue demolida gracias al enorme alcance de su antena, sumamente importante en la Primera Guerra Mundial. Actualmente, es el símbolo universal de París y el monumento más visitado del mundo. ESCUELA DE CHICAGO LEITER BUILDING (LE BARON JENNEY, Chicago) La técnica de engarces de hierro a base de pilares, vigas y entramados permitía construir edificios de muchos pisos sin que los pilares fueran muy gruesos. El sistema permite, además, eliminar casi por completo el muro, abrir numerosos ventanales, las famosas bow-windows, que permiten la ventilación y la iluminación. El exterior refleja la estructura interior, hecho común dentro de la arquitectura de la Escuela de Chicago. FLATIRON BUILDING (DANIEL BURNHAM, Nueva York) Su nombre se debe a su forma aerodinámica, de plancha, al levantarse sobre un solar triangular de solo 2 metros de chaflán redondeado. Su fachada de piedra labrada con sillares se divide en tres partes horizontales, como si de una columna clásica se tratara: el nivel inferior tiene hojas de acanto y sus últimas plantas se adornan con toda clase de motivos renacentistas, como escudos, columnas, grutescos y ventanas de medio punto. El exterior de este edificio no refleja la estructura interior, sino que queda cubierta con decoración de todo tipo. En su extremo redondeado, la torre triangular tiene solo 2 metros de ancho. Con sus 22 pisos y 87 metros, es uno de los rascacielos más antiguos de Manhattan. ART NOUVEAU: CASA TASSEL (VÍCTOR HORTA, Bruselas) Obra que significa la consagración del Modernismo, del Art Nouveau en Francia y Bélgica, llamado también Modernismo ondulante. Su autor, Victor Horta, supo combinar las posibilidades que los nuevos materiales abrían a la nueva arquitectura, con un cuidado estético exquisito. El hierro es usado de forma racionalista, por la función que cumple; pero se convierte en un material decorativo, que adquiere tridimensionalidad en la decoración floral, dando lugar a auténticas esculturas. La casa se levanta en un espacio estrecho y alargado, al que Horta Página 8

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sacó todas sus posibilidades. La fachada, sencilla y de forma abombada, combina el hierro visto con la piedra y el vidrio, logrando efectos plásticos. En el interior, el uso de soportes de hierro, unas finas columnas, le permite prescindir de los muros de carga. De esta forma, evita la separación mural entre habitaciones, y genera un gran espacio amplio y homogéneo. La estancia más significativa es el vestíbulo octogonal, que da paso al ascensor y a una hermosa escalera. La decoración gana protagonismo en el interior. Los juegos florales se repiten en los capiteles de las columnas, la barandilla de la escalera, las paredes y el suelo Elementos de gran importancia son la luz y el color. La luz situación de los puntos de luz se estudia detenidamente, para que sea útil y decorativa. Los colores de cada espacio se combinan a la perfección.El resultado es una obra total: se combina arquitectura, mosaico, pintura, forja, trabajo del vidrio, etc. El predominio de las líneas curvas y los motivos vegetales son dos características del modernismo que se reflejan claramente en este edificio MODERNISMO EN ESPAÑA PALAU DE LA MÚSICA CATALANA (LUIS DOMÉNECH y MONTANER, Barcelona) Se construyó entre 1905 y 1908, por suscripción popular. Tiene soluciones estructurales muy novedosas, como la aplicación de grandes muros de cristal, y como todo el Modernismo, integra todas las artes. En él se encuentra la sede central del Orfeón catalán. CASA BATLLÓ (ANTONIO GAUDÍ, Barcelona) José Batlló encargó a Gaudí la renovación total de un edificio que ya existía. Fue una intervención tan radical, que lo transformó en un edificio nuevo. Añadió los balcones de hierro forjado y toda la decoración de cerámica de fachada y azotea. La fachada es espectacular. Tiene formas óseas y aspecto de esqueleto, las columnas del primer piso parecen huesos, y los balcones, fragmentos de cráneos; en ellos se pueden identificar las aberturas de los ojos y la nariz. Decorada con cerámica, piedra y hierro forjado, produce un efecto estético de gran belleza y novedad. El tejado tiene forma ondulada y recuerda la espalda de un dragón; las tejas semejan escamas. Rematado con una torre, con la cruz de cuatro brazos típica de Gaudí. El diseño interior (escaleras, techos, muebles) es muy cuidado. Pertenece a la segunda etapa de su autor. CASA MILÁ “LA PEDRERA” (ANTONIO GAUDÍ, Barcelona) Fue un encargo realizado por particulares, el matrimonio Milá; entre 1906-10. Pertenece a la segunda etapa de su autor. Su sistema constructivo, innovador, elimina los muros de carga, que se sustituyen por estructuras de hierro. Esto permite distribuir los espacios libremente, a base de formas irregulares. Las viviendas se organizan en torno a dos grandes patios de luces, que aislaban al edificio de los ruidos y proporcionaban gran cantidad de luz y ventilación a las habitaciones interiores. La entrada se concibe como prolongación de la acera de la calle. Página 9

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La fachada es de piedra caliza, de formas orgánicas. Es una especie de escultura superpuesta, ya que no tiene función estructural, como ondas que se unen al edificio mediante un armazón de vigas y tirantes de hierro. Destacan sobre todo, los balcones de hierro forjado, que simulan plantas trepadoras. El último piso es un desván diáfano, estructurado por 270 arcos parabólicos y que se dedicaría a tendedero. La azotea es otro espacio interesante del edificio; tiene forma de quilla invertida y está recubierta de azulejos blancos. El suelo, también ondulante, para evitar que se resquebrajara por los cambios de temperatura. En ella se distribuyen las chimeneas de las distintas viviendas, las cajas de las escaleras y los depósitos de agua. Todo ello tratado de forma estética: retorcidos, revestidos de trencadís parecen guerreros con la cabeza cubierta con un yelmo. En la decoración participaron ceramistas, pintores, vidrieros y yeseros. Muchos detalles adoptan formas marinas: falsos techos de yeso como olas de mar, pulpos, caracolas y flora marina; también se identifican otras formas vegetales, como las rosas. En el piso principal la decoración de los techos es tan rica que parece que estamos flotando en el mar. Típica obra de Gaudí, por su combinación de elementos de la nueva arquitectura industrial con otros puramente estéticos, características del Modernismo. Para Gaudí un edificio era una obra de arte, cuidando todos los detalles tanto del interior, como del exterior. La composición destaca por el dinamismo que aportan las líneas curvas. PARQUE GÜELL (ANTONIO GAUDÍ, Barcelona) El gran mecenas de Gaudí fue el conde Eusebio Güell, miembro de la aristocracia y magnate de la industria textil, cuyo nombre va unido a casi todas sus obras importantes. Entre ellas, el Parque Güell, que se encuentra en la llamada Colonia Güell. Es un jardín único en la Historia del Arte, donde Gaudí logra un ambiente de ensoñación, fantasía, con mosaicos, columnas inclinadas, corredores fantásticos y formas policromadas de iconografía inventada. SAGRADA FAMILIA (ANTONIO GAUDÍ, Barcelona) En 1883 Gaudí se hizo cargo de esta construcción, que se había empezado en estilo Neogótico y modificó el proyecto por completo. La obra continúa inacabada, en la actualidad, solo se han levantado dos fachadas (la del Nacimiento y la de la Pasión) y ocho torres de las dieciocho que había previsto Gaudí. El edificio se caracteriza por su verticalidad: la torre más alta debe alcanzar los 170 metros de altura (las hasta hoy construidas son más bajas). Gaudí quería recuperar la espiritualidad de las catedrales medievales. Por eso la planta es de cruz latina, tiene cinco naves, deambulatorio y cripta. Toda la obra posee un gran simbolismo religioso: las doce torres más pequeñas son los doce Apóstoles; las cuatro que siguen en altura, los Evangelistas, la siguiente en altura, la Virgen María y la torre más alta, Jesucristo. Las fachadas se decoran con esculturas que representan, al este, la infancia de Jesús, y al oeste, la Pasión. La de la Natividad, la única terminada por él, está realizada sobre tres portales abiertos, y cuatro torres circulares cuyos vértices están cubiertos con mosaicos brillantes que resplandece a la luz del sol. Lo construido tiene un efecto surrealista y onírico. El interior es un bosque de columnas y pilares que, en ocasiones están inclinados para Página 10

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contrarrestar las fuerzas verticales del edificio. Pertenece a la última etapa del autor, que trabaja en ella entre 1914 y 1926. No aceptó muchos otros encargos por dedicarse a ella. La Sagrada Familia se ha transformado en un símbolo de la ciudad de Barcelona, es el genial resultado entre la unión del atrevimiento en las soluciones estructurales y exuberancia e imaginación desbordante en lo decorativo. LA ESCULTURA En la segunda mitad del siglo XIX coexisten diferentes tendencias escultóricas, desde el Romanticismo dramático y de exagerados contrastes, que tiene a François Rude como su mejor ejemplo, al Neoclasicismo severo o al naturalismo. Es un período de eclecticismo en el que se mezclan distintas tendencias. J.B.CARPEAUX (1827-1875) Escultor realista francés que domina el tercer cuarto del siglo XIX. Su exitosa carrera va unida a la decoración de los principales monumentos públicos del Segundo Imperio Francés. Gran admirador de Miguel Ángel, muestra su talento en obras de suave modelado y gran dinamismo. Renueva la escultura al rechazar el clasicismo vigente. En 1863 Garnier le encarga la alegoría de La danza para la fachada de la nueva Ópera de París, que será su obra más conocida. El conjunto se basa en un esquema circular de cinco jóvenes desnudas con rostros y miradas alegres que bailan alrededor de un genio alado que parece desprenderse del relieve. AUGUSTE RODIN (1840-1917) Escultor francés y figura capital de la escultura del siglo XIX. Rodin libera a la escultura del convencional academicismo y la dota de expresión interior. En su trabajo se observan influencias del Barroco (Rubens, Bernini) y del Renacimiento (Miguel Ángel y Donatello); sobre todo los tres últimos. Creó un estilo de gran plasticidad, sin poses, como se observa en “El pensador”, donde la acción de pensar se refleja en cada uno de sus músculos. Esta obra debía coronar “Las puertas del Infierno”, contrapunto de la de Ghiberti. La búsqueda del realismo, incluyendo lo feo y deforme, fue uno de los rasgos que caracterizaron su obra. Se distinguió por lo “inacabado”, que toma de Miguel Ángel (lo había hecho de forma involuntaria en sus esclavos). Su estancia en Italia y el estudio de las piezas clásicas mutiladas le llevaron a aceptar la validez del fragmento para transmitir una idea y a considerar partes concretas del cuerpo como obras independientes y completas. A su otro gran maestro, Bernini, corresponde la multiplicidad de puntos de vista que ofrecen sus obras. En sus obras anheló la expresividad y para conseguirla empleó técnicas tan variadas como el contrapposti forzados, descuido de los contornos y claroscuros. Obtuvo superficies de calidades táctiles muy distintas, simultaneando diferentes acabados de la materia. Para facilitar estos efectos, principalmente trabajó el barro, pero también la piedra, tallada por los integrantes de su taller. También trabajó el bronce. En todas refleja su fuerza introspectiva, modelado de formas suaves y simplificadas todas las `pasiones humanas, la belleza, el erotismo, el pesimismo, el horror, el amor, el intelecto. El aspecto inacabado de muchas de sus obras logra incorporar juegos de luz a sus obras, por lo que lo catalogan algunos como impresionista; para otros, lo que Rodin busca es que el espectador complete la escultura, y enlazan a Rodin con el Simbolismo. Algunas de sus obras más características son: “El pensador”, “Las puertas del Infierno”, “El Beso”, “Los burgueses de Calais” y “Balzac”. En “El Beso” transmite una intensa sensualidad y en “Los burgueses de Calais”, una profunda desmoralización. Rodin realiza la revisión escultórica, cumpliendo el mismo papel que Manet en la pintura, reexaminando la naturaleza, valorando lo inacabado como una parte esencial de la sociedad. Hace un estudio nuevo de la escultura medieval y renacentista, fijándose en la grandeza de Donatello y Miguel Ángel. Recrea el lenguaje escultórico valorando la superficie, el espacio, la textura, etc. Página 11

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OBRAS Las puertas del infierno: Escultura de Rodin, que iba a servir de puerta a un museo. En él Rodin puso un gran entusiasmo y quedó como un “retablo” dedicado a la humanidad. Refleja las pasiones, el sufrimiento, el goce, etc. Al no haber compartimentos sugiere el deseo de fundir los espacios. En 1880 el Gobierno francés encargó a Rodin las puertas del Museo de Artes Decorativas de París. El edificio nunca se construyó, pero quizá fue el trabajo más importante de su carrera; no solo por la obra en sí, sino porque dio pie a algunas de sus principales obras: “El Beso”, que se desarrolla entre Paolo y Francesca, en el batiente izquierdo, y “El Pensador”, en la parte superior. Inspirado por las puertas del baptisterio de Florencia de Ghiberti, Rodin desarrolla una obra monumental, de 30 metros de altura y casi 200 figuras. El tema central es el infierno, tomado de la Divina Comedia de Dante: los seres humanos, desgarrados por sus pasiones y deseos, se hunden en el abismo. La figura meditabunda de “El pensador” sirve de contrapunto a las patéticas y agitadas. El conjunto lo corona el grupo de “Las tres sombras”, que en un principio, fue el único concebido de forma exenta. El beso: Escultura de Rodin, que representa dos figuras, los amantes Paolo y Francesca, que se unen con sensualidad en un beso. Las dos figuras se funden. El dinamismo de la composición lleva al espectador a rodear la escultura, buscando todas las sugerencias y posibilidades de visión. La multiplicidad de puntos de vista es una de las características de la obra de Rodin, que con ello buscaba potenciar la expresividad de los cuerpos. El pensador: Escultura de Rodin, figura que estaba en el centro superior de las puertas del infierno y que fue fundida en bronce como escultura exenta. Recuerda a Lorenzo de Médicis, escultura de Miguel Ángel, destacando las virtudes del filósofo. Desarrolla de forma exenta una de las figuras de “Las puertas del Infierno”. Representaba a Dante, que contempla meditabundo las escenas que ocurren a su alrededor. Al extraer la obra de su contexto, representa al hombre en actitud de pensar. La obra da la sensación de estar observando a alguien que ejecuta una acción. Rodin imprimía gran dinamismo a sus figuras, dotándolas de expresividad. Por ello, el esfuerzo de pensar se transmite a todo el cuerpo: manos, torso, rostro, están en tensión, realizando un gran esfuerzo. Así Rodin imprime a su personaje una intensa expresión interior. La composición se estructura en diagonales: el brazo derecho sobre la pierna produce un gran giro, y su diagonal conduce la vista del espectador a las piernas. El brazo izquierdo, doblado, hace que se forme una diagonal desde la cabeza al pie izquierdo. Aunque la figura tiene aspecto de estar cerrada sobre sí misma, Rodin abre espacios de forma que podamos observar todas las partes del cuerpo; nada queda escondido al espectador. El movimiento y el vigor de la figura son miguelangelescos, al igual que su concepción: el pensador está desnudo y las proporciones de su musculatura y sus miembros son enormes. Tiene un aspecto inacabado y tosco, genera un juego de luces y sombras que le da una gran intensidad expresiva. Por ello, algunos historiadores del arte clasifican a Rodin como impresionista, pero no todos están de acuerdo. El pensador está fundido en bronce y hay múltiples versiones, que se ha convertido en un icono.

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