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Cuba: se abren las puertas

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Washington y La Habana reabren este mes sus embajadas después de medio siglo

Cuba: negocio y geoestrategia Los gobiernos de Estados Unidos y la isla caribeña anunciaban formalmente el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas plenas para el próximo 20 de julio. Un hito tras 54 años de ruptura, aunque todavía queda un largo trecho para la total normalización. Este histórico paso, paralelamente ha despertado una inusitada actividad empresarial extranjera –incluida la de muchas compañías españolas que, en una nutrida representación, visitaban la isla con el ministro Soria esta pasada semana– en el país gobernado por Raúl Castro ante la posibilidad de un futuro levantamiento del embargo comercial y la segura presencia de capital norteamericano en busca de un nuevo y apetitoso mercado.

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Por Pedro Antonio Navarro

omos vecinos, ahora podemos ser amigos”, aseguraba el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al anunciar al mundo el restablecimiento formal de las relaciones con Cuba, rotas en 1961. “Nos queremos acercar a los vecinos del Sur. Queremos aumentar la calidad de vida de los cubanos”, explicaba. En ausencia de relaciones diplomáticas directas, Cuba y Estados Unidos mantienen actualmente sendas Secciones de Intereses que les permiten cumplir con servicios consulares y continuar las escasas relaciones bilaterales que mantenían hasta el acuerdo anunciado el pasado 17 de diciembre. Ambos Estados rompieron sus relaciones en 1961 –a iniciativa de Washington–, dos años después del triunfo de la revolución socialista y tras la expropiación de empresas norteamericanas en la isla. “Restablecidos los vínculos diplomáticos con Estados Unidos, será imprescindible el levantamiento del bloqueo, entre otros aspectos, para la normalización de las rela32

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ciones”. Así comienza, por su parte, la declaración oficial del Gobierno de Cuba al respecto de la misma cuestión, dejando clara su posición y sus pretensiones para el futuro inmediato con respesto a su nuevo ‘amigo’ del Norte. Después de más de cinco décadas sin relaciones diplomáticas y tras seis meses de intensas negociaciones, Cuba y Estados Unidos anunciaban simultáneamente que reabrirán misiones diplomáticas permanentes en sus respectivas capitales el próximo 20 de julio. En un acto protocolario, el jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, Jeffrey de Laurentis, entregaba formalmente en la Cancillería de Cuba una carta del presidente Obama al presidente cubano, Raúl Castro, sobre la reapertura de embajadas. Al mismo tiempo, el Ejecutivo cubano difundía una declaración en Granma, el órgano oficial del Partido Comunista: “Con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la apertura de embajadas, concluye la primera etapa de lo que será un largo y complejo proceso hacia la normalización de los

Con este apretón de manos Barack Obama y Raúl Castro escenificaban

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Aunque el embargo sigue vigente, ahora se abre una nueva etapa que

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vínculos bilaterales, como parte del cual habrá que solucionar un grupo de asuntos derivados de políticas del pasado, aún vigentes, que afectan al pueblo y a la nación cubana”. La reapertura de las embajadas implica de hecho el total restablecimiento de las relaciones diplomáticas, pero no la total normalización de los lazos: La Habana reclama el levantamiento del embargo económico impuesto a la isla en 1962 y la devolución de los terrenos que ocupa la base naval de Guantánamo. El anuncio de esta trascendental decisión se producía seis meses después de que el presidente estadounidense y el cubano sorprendieran al mundo, el pasado 17 de diciembre, comunicando que iniciarían un proceso de negociación para restablecer las ren

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la reanudación de las relaciones entre EE UU y Cuba.

abre puertas al progreso económico para la isla.

Castro ya ha advertido que las relaciones no se normalizarán sin la devolución de Guantánamo Cuba ya está fuera de la lista de países que apoyan el terrorismo, lo que limitaba su capacidad financiera laciones diplomáticas. Desde entonces, se han producido cuatro rondas formales de negociación, dos en La Habana y dos en Washington, para concretar la apertura de las embajadas en las respectivas capitales. La normalización plena será un proceso que podría llevar años, ya que será necesario que el Congreso de Estados Unidos desmonte todo el complejo entramado legal en el que se sustenta formalmente el embargo comercial y financiero a Cuba. Y todo eso, con el partido del presidente Obama en minoría en las dos Cámaras. La última ronda de negociación, celebrada en mayo en Washington, culminó con el mensaje de que la apertura de las sedes diplomáticas estaba cerca, una idea que se re-

forzó el día 29 de ese mes, cuando se oficializó la salida de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo que elabora el Departamento de Estado norteamericano. 33 años después, Cuba desaparecía del ‘ignominioso’ listado. Una posición de castigo diplomático a la que la isla fue sometida por el gobierno del ex presidente republicano Ronald Reagan, como represalia por su apoyo a grupos insurgentes en América latina. La nueva situación permite a La Habana superar el veto que hasta ahora ejercía Estados Unidos para abrirles la puerta a líneas de crédito de organismos internacionales, entre ellos, el Banco Mundial (BM). La presencia en esa lista negra fue una de las trabas que impedía a funcionarios cubanos el acceso a cuentas bancarias de entidades norteamericanas. Estas dos habían sido las dificultades de más peso –junto al bloqueo y la presencia de la base militar de Guantánamo– que había planteado Cuba como impedimentos operativos para abrir una embajada en Washington. Antes de esto, los presidentes de ambas naciones habían mantenido una histórica reunión en abril pasado en Panamá, durante la Cumbre de las Américas, para un diálogo sellado con un apretón de manos delante de una multitud de fotógrafos. Ya en 1977, los dos países acordaron abrir una Sección de Intereses en cada capital. Tanto en La Habana como en Washington, las respectivas oficinas funcionan en las sedes de las embajadas antes de la ruptura de las relaciones diplomáticas. Por parte estadounidense queda pendiente también la exigencia de que una eventual embajada norteamericana en la isla funcione ‘como cualquier otra en el mundo’. Eso implica que no se imponga restricción alguna al movimiento de sus diplomáticos como al de cubanos que quieran visitar la sede –aunque este tratamiento, consecuentemente, tendría que ser recíproco, y en Washington existen en este asunto las mismas reticencias que en La Habana–. En el terreno de las formalidades, Estados Unidos confirmaba a comienzos de la semana pasada la designación de Jeffrey de Laurentis como encargado de negocios interino en la nueva embajada estadunidense en La Habana, a partir del próximo 20 de junº 1118. 13–19 de julio de 2015

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lio. De Laurentis venía desempeñando desde agosto de 2014 el cargo de jefe de la Sección de Intereses en Cuba, por lo que mantendrá el puesto de más alto nivel en la nueva legación. Obama pide el fin del embargo. Casi simultáneamente al anuncio oficial del restablecimiento de las relaciones, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pedía al Congreso de su país que pusiera punto final al embargo vigente contra la isla. Aunque a sabiendas de sus pocas posibilidades de éxito, dada la mayoría republicana actual, instaba a la Cámara de Representantes a que “escuche al pueblo cubano y al pueblo estadounidense” y empiece a trabajar para levantar el embargo. “Ciertamente no funcionó y no funcionó en los últimos 50 años. Hizo que la vida del pueblo cubano fuera peor”, argumentaba Obama. “Cuando algo no está funcionando, podemos cambiarlo”, aseveró, al tiempo de que mostraba su convicción de que “habrá cambio”. También con solemnidad, en un mensaje desde la Casa Blanca, Obama confirmaba que el secretario de Estado, John Kerry, viajará a La Habana a finales de este mes de julio para presenciar el izamiento de la bandera estadounidense en la nueva sede diplomática. Incluso hace siete meses, cuando se comunicó la apertura de las negociaciones bi-

laterales, la Casa Blanca no excluyó la posibilidad de una visita del presidente Obama a Cuba, según anunció entonces el portavoz de la Casa Blanca en Washington. “Sin duda no excluiría una visita presidencial”, sostenía el secretario de Prensa, Josh Earnest, aunque también añadió que “no hay nada previsto por el momento”. A pesar de estos avances, no falta quien teme que un nuevo gobierno estadounidense de distinto signo pudiera frenar e incluso echar por tierra el proceso. En teoría, el próximo presidente podría revertir los pasos que ha tomado Obama para romper el hielo con Cuba. Dirigentes republicanos que ya han expresado esa intención no faltan, pero una vez a los mandos, seguramente deban tener en cuenta las encuestas, que muestran que de modo mayoritario los estadounidenses y los cubanos se muestran muy favorables al restablecimiento de las relaciones. Viajes y cruceros. Entre los factores que interfieren en la normalización completa de la situación está el hecho de que el Gobierno de Estados Unidos no planea modificar por ahora su política migratoria con relación a Cuba, según informaba la pasada semana el Departamento de Estado. “La Administración no tiene planes de alterar su política migratoria actual, incluyendo la Ley de Ajuste Cubano”, señalaba el comunicado. La Ley de Ajuste Cubano fue aprobada en

Kerry viajará este mismo mes a La Habana para asistir al izado de la bandera estadounidense en su legación diplomática.

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noviembre de 1966 y otorga al Fiscal General la discreción de conceder la residencia permanente en Estados Unidos a ciudadanos cubanos una vez que se encuentran en territorio estadounidense.  “El embargo a Cuba está aún vigente y se requiere acción legislativa para levantarlo. Además, las reglas sobre viajes de ciudadanos estadounidenses a Cuba permanecen en activo”, continuaba el texto del Departamento de Estado, que añadía: “Normalizar esas relaciones es un proceso largo y completo que requerirá interacción continua y diálogo entre los dos gobiernos, basados en el respeto mutuo. Habrá áreas de cooperación con los cubanos, y aún continuaremos teniendo diferencias”. Pero, a pesar de este anuncio –con visos de estar destinado al sector más conservador del consumo interno estadounidense-, la empresa Carnival Corporation informaba hace un par de semanas que a partir de 2016 planea operar viajes de Miami a Cuba por razones de “intercambio humanitario, artístico y cultural” –contempladas entre las 12 causas de excepcionalidad de la ley, y que, de hecho, serán utilizadas para soslayarla en buena medida–, tras recibir la aprobación por parte del Departamento del Tesoro estadounidense. La mayor operadora de cruceros del mundo prevé que Fathom, su nueva marca de viajes, comience a realizar viajes semanales a La Habana a partir de mayo de 2016, con licencia y bajo las reglas del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Los directivos de Carnival esperan que el MV Adonia, un crucero de Fathom con capacidad para 710 pasajeros, atraiga 37.000 viajeros anuales en su nuevo itinerario a República Dominicana y Cuba. Los cruceros ofertados de siete días con destino a Cuba tendrán un precio inicial de unos 2.990 dólares por persona, sin incluir impuestos ni gastos extras. Por otro lado, a partir de diciembre próximo, la compañía italiana MSC Cruceros tomará como puerto base a La Habana para sus operaciones de invierno en el Caribe. La inclusión de Cuba como destino base modifica la programación original de la temporada invernal 2015-2016 de la compañía líder de cruceros por el Mediterráneo, Sudáfrica y Brasil, prevista a realizar en el buque MSC Opera.

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Todos quieren un trozo del futuro mercado

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n noviembre del año pasado, con las primeras negociaciones con Washington en marcha, Cuba presentaba internacionalmente una cartera de negocios para captar la inversión extranjera –de unos 8.700 millones de dólares– que incluía 246 proyectos en sectores como energía, turismo, agroalimentación e industria. Pero ha sido a partir del pasado 17 de diciembre –cuando las reuniones entre Washington y La Habana se formalizan- cuando las visitas a la isla de hombres de negocios y de políticos ajenos al continente americano se han multiplicado. Una delegación de empresarios británicos encabezada por Lord Hutton, quien preside la asociación ‘Iniciativa Cuba’, realizaba una reciente visita a la isla durante la cual se firmaron acuerdos por un valor de 400 millones de dólares en diversos sectores, incluidos agrícola, energético y turismo. Existen grandes compañías británicas establecidas en la isla desde hace años, como Castro y BP, y muchas compañáis de este país han demostrado su interés por invertir en los sectores agrícola, energético, químico, biotecnología e infraestructura de Cuba. Japón también enviaba hace poco por primera vez a un ministro de Asuntos Exteriores, Fumio Kishida, quien anunciaba que Tokio dará asistencia financiera no reembolsable a la isla, sin precisar cifras. La delegación la integraron una veintena de empresarios de diversos sectores, como automotriz, financiero, infraestructura, salud y turismo. Pero quien ha estado más atento y rápido ha sido el Gobierno francés. La Unión Europea había suspendido la cooperación con Cuba en el 2003 cuando 75 opositores cubanos fueron encarcelados. El diálogo se retomó unos años después, pero bajo el ‘corsé’ impuesto por la llamada ‘posición común’ –impulsada por el Gobierno de José

El presidente francés, François Hollande, fue el más rápido en viajar a Cuba.

María Aznar’, que lo condicionó a cambios internos en la isla. Hace un año y medio la Unión Europea decidía revisar esta postura y comenzar a reanudar la cooperación en respuesta a las reformas que ha ido adoptando el gobierno de Raúl Castro, que incluyen una relajación a las restricciones a la actividad privada. Francia, la más ‘lista’. Pero Francia se adelantaba al resto de socios al retomar la cooperación bilateral con La Habana en noviembre de 2010. En marzo del año pasado viajaba a Cuba su ministro de Exteriores, Laurent Fabius; y en mayo de este año se subía el rango con la visita oficial del presidente, François Hollande, la primera de un presidente galo a la Cuba posrrevolucionaria. En total unas 60 compañías francesas están activas en Cuba, entre las que destacan el grupo Pernod-Ricard (Rhum Havana Club), en los sectores del turismo (Accor, Nouvelles Frontières, Fram-voyages), obras públicas (Bouygues), telecomunicaciones (Alcatel-Lucent, que ha instalado un cable submarino de fibra óptica desde Venezuela a Jamaica vía Cuba), energía (Total, Alstom), construcción eléctrica, agroalimentario, transporte (Air France, Corsair) y bancario (BNPParibas, Société Générale). Pese a que todavía Francia es sólo el décimo socio económico de Cuba, mantiene relaciones sostenidas con la isla, aunque su

presencia está lejos de poder rivalizar con la de Venezuela, China o España. En 2013, Francia mantuvo un comercio con la isla de 278 millones de euros, aunque descendió a 180 millones en 2014. El ron representa casi la mitad de las exportaciones cubanas a Francia, que vende principalmente a Cuba trigo, productos agroquímicos y equipos de transporte. Unas 60 empresas francesas operan en el país caribeño a través de asociaciones con entidades estatales cubanas; 13 compañías están establecidas como empresas mixtas o con contrato de asociación y 20 como sucursales. Estas representan sectores claves de la economía local -agroalimentario, turismo, navegación, construcción, energía, equipamiento industrial y transporte-. Entre las principales empresas francesas asentadas en Cuba están la compañía de construcción y servicios Bouygues, PernodRicard (principal inversor francés en la empresa mixta Havana Club Internacional), la aerolínea Air France y la petrolera Total. Francia es el cuarto mayor inversionista en la isla, después de España, Canadá e Italia. Por otra parte, París tiene alrededor de un tercio de la deuda cubana con el Club de París –algo más de 15.000 millones de dólares–. Los franceses ocupan el quinto lugar entre los turistas más asiduos. Pero, con un poco más de 100.000 visitantes anuales, los nº 1118. 13–19 de julio de 2015

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franceses están muy lejos de los canadienses, que representan más de un tercio de los tres millones de turistas que arriban a la isla cada año. Aprovechando la visita de Hollande, empresas de Cuba y Francia firmaban diversos convenios en las áreas del petróleo y turismo. Las autoridades de La Habana confirmaban su interés en la participación del grupo empresarial del sector energético Total en un contrato de exploración a riesgo y producción compartida, capacitación de personal cubano y modernización de la refinería de Santiago de Cuba. Directivos de la estatal Unión Cuba-Petróleo (Cupet) se plantean relanzar su proyecto de exploración petrolera en aguas profundas en su Zona Económica Exclusiva (ZEE) del Golfo de México, donde han hecho estudios geológicos que estiman reservas de unos 22.000 millones de barriles. Representantes del grupo estatal Biocubafarma de la isla promovieron el encuentro DE las asociaciones con empresas francesas para el desarrollo clínico y la comercialización de productos biotecnológicos para el tratamiento de diversas enfermedades en el país europeo. También se abordaba la posibilidad de constituir empresas mixtas en la Zona Especial de Desarrollo del puerto de Mariel, que aspira a convertirse en un gran centro empresarial y foco de atracción de la inversión foránea. En su visita a Cuba, el presidente François

El sector hotelero español está muy asentado en la isla.

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Hollande viajaba acompañado de altos directivos de estas empresas que quieren ampliar su presencia en la isla y de otras que desean aprovechar las oportunidades en el país como el grupo de distribución Carrefour, o el de telecomunicaciones Orange. Nada más producirse esta visita del presidente francés, el pasado mes de mayo, el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida en el Congreso reprochaba su falta de reflejos al Ejecutivo español por ‘permitir’ que París se hubiera adelantado a nuestro país en la defensa de sus intereses en Cuba. La ‘reacción’ no se producía hasta la reciente visita a Cuba del ministro español de Industria y Energía, José Manuel Soria, aunque en abril de este año ya había llegado a La Habana una delegación de bajo rango político, encabezada por el secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, al frente de un nutrido grupo de empresarios.

Los habanos, producto estrella para la exportación.

Las empresas españolas

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a presencia empresarial española en Cuba se concentra actualmente en el turismo, el transporte y, hasta hace un par de años, la energía. En total, las inversiones acumuladas rondan los 1.800 millones de euros. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, visitó la isla caribeña en noviembre de 2014 –la visita de mayor rango durante toda la legislatura actual- y, aunque no fue recibido por Raúl Castro, aseguró que “las relaciones entre España y Cuba son las más próximas que podemos tener”. España es el tercer socio comercial de Cuba, tras Venezuela y China, y el país de la UE con mayores inversiones. Hasta octubre de 2014, las exportaciones españolas a la isla caribeña sumaron 553.666 euros, mientras que las importaciones alcanzaron los 93.141. Esto a pesar de la ley Helms-Burton que Estados Unidos aprobó en 1996 y que contemplaba sanciones para empresas no estadounidenses que hicieran negocio con Cuba. Más de un centenar de compañías españolas tiene o ha tenido intereses e inversiones en el país. El sector en el que la presencia española es más visible es el hotelero. Meliá Hotels International fue la primera en desembarcar en Cuba en 1990 y es la cadena española que cuenta con más establecimientos: 27 hoteles. En 2015 celebra de hecho sus 25 años en el país. Dentro de las hoteleras, otras cadenas españolas que están presentes en la isla son Iberostar con diez establecimientos, Roc, con tres hoteles, y Barceló, que dispone actualmente de dos en Varadero. La división hotelera de Globalia, Be Live, también cuenta con dos establecimientos en Cuba, igual que Blue Bay. Y con un hotel están Hotusa, Valentí y NH. Y otras dos empresas españolas, Occidental Hoteles & Resorts y Riu Hoteles & Resorts han gestionado hoteles en Cuba hasta 2014, cuando le fueron cancelados sus contratos. En el sector aéreo Air Europa tiene intereses en el país caribeño al operar un vuelo

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diario entre Madrid y La Habana. Iberia también lo hacía, pero en 2013 dejó de operar esta ruta como parte de los recortes de su plan de reestructuración al tiempo que anunciaba que no la retomaría al menos en los dos próximos años. Este pasado mayo, poco después de esos citados dos años, sin embargo, la aerolínea reabría su histórica ruta Madrid-La Habana cinco veces por semana (la misma frecuencia anterior) ofertando 12.000 plazas mensuales. Amadeus, por su parte, también está presente. Entre los grandes bancos españoles que cuentan con oficinas en el país caribeño están Bankia y Banco Sabadell. Otra gran empresa española con intereses en Cuba es Altadis que tiene el 50 por ciento de la Corporación Habanos y vende sus puros elaborados a mano por todo el mundo. En el sector vinícola también hay presencia española. Bodegas Torres está presente desde 2006, al igual que Bodegas Joan Sardá y en 2014 Bodegas Fernández Castro inauguraba una oficina comercial  en la Habana. También hay empresas de agroalimentación como Hotelsa  -comida para hostelería-, Froxá de pescados y mariscos congelados o la cárnica Argal. Y muchas de las compañías españolas con negocio en la isla son pymes de diversos sectores, como la valenciana Pinturas Isaval,  que tiene delegación allí desde hace varios años o Isofix, que abrió una fábrica en 2012. Ahora, con la nueva situación se redobla el interés del empresariado español, que quiere situarse en Cuba ante un eventual levantamiento del embargo y la llegada de empresas estadounidenses, que parten con ventaja por su capacidad económica, su cercanía geográfica y la pujanza de una comunidad de origen cubano con familiares en la isla y dinero para invertir. En abril de este año, una delegación de 43 empresas españolas con intereses en Cuba desde hace años, o con deseos de instalarse en ella acompañó al secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, en su primera visita oficial a la isla, la de más alto nivel del Gobierno de Mariano Rajoy después de la cursada en noviembre de 2014 por el ministro de Exteriores, José Manuel GarcíaMargallo. García-Legaz se reunía con diversas auto-

El ministro Soria viajó la semana pasada a Cuba al frente de una delegación de 90 empresarios españoles.

ya trabaja para tratar de solucionar este problema. García-Legaz también viajó con el vicepresidente de la CEOE, Joaquim Gay de Monetllá; el vicepresidente de la Cámara de Comercio, Modesto Piñeiro; su director internacional, Alfredo Bonet; el presidente de CESCE, Álvaro Bustamante, y el director general de Comercio Internacional e Inversiones, Antonio Fernández-Martos

Iberia ha reabierto su línea a La Habana.

ridades cubanas, entre las que se encontraban el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ricardo Cabrisas, el presidente del Banco Central, Ernesto Medina, y cinco ministros: Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Turismo, Construcción, Industria, Energía y Minas. Con el cambio de situación, todos parecen percibir numerosas oportunidades de inversión, aunque existen algunas reglas estrictas impuestas por La Habana, como la obligatoriedad de contratar a los empleados locales a través de las agencias estatales. También hay dificultades con los plazos de entrada en vigor de la normalización monetaria. La dualidad monetaria, la paralela circulación del depreciado peso nacional y el CUC –pesos cubanos convertibles–, equivalente al dólar, complica la contabilidad de las empresas y las transacciones comerciales. El Banco Central cubano

Soria, en La Habana. Pero el Gobierno español parecía darse cuenta de que debía elevar la apuesta y presentarse con un representante de mayor rango político. Así, la semana pasada, el ministro de Industria y Turismo, José Manuel Soria, y, de nuevo el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, se ponían al frente de una amplia delegación formada por 90 empresarios españoles. Estaba también previsto que en este viaje participase el ministro de Economía, Luis de Guindos, que debía quedarse en Europa finalmente por la crisis griega.  Soria, cuya presencia en Cuba apenas superaba las 24 horas, alababa “las reformas económicas” del Gobierno de La Habana que “van por el buen camino”, al tiempo que hacía de introductor del elenco empresarial que le acompañaba. En su breve estancia se reunía con representantes del Gobierno de Raúl Castro como Ricardo Cabrisas, uno de los vicepresidentes del Consejo de Ministros; Rodrigo Malmierca, ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera; y Alfredo nº 1118. 13–19 de julio de 2015

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López Valdés, ministro de Energía y Minas. También sostuvo un encuentro con Ana Teresa Igarza, directora de la oficina de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel (ZEDM), uno de los principales proyectos de Cuba para atraer inversiones extranjeras. En la delegación empresarial que encabezaba Soria figuraban representantes de compañías de diversos sectores como Iberdrola, Gamesa Eólica, CaixaBank, Ferrovial, OHL,

Balearia, Fagor, Mercasa, Gas Natural Fenosa, Seat, entre otras. En el nuevo contexto de apertura internacional que vive la isla, el interés de potenciales inversores españoles se enfoca en la actualidad hacia sectores como el energético, el agrícola, la construcción o la renovación de infraestructuras. El pasado 22 de junio, la Compañía Española de Financiación del Desarrollo (Cofi-

El turismo es la segunda actividad económica en el país caribeño.

Invertir en un país socialista La filosofía de Cuba respecto a la inversión extranjera no es la habitual en otros países. El Estado plantea “autorizaciones a la inversión extranjera” circunscritas a la aprobación puntual de las mismas y siempre en función de las necesidades e intereses del país, y no de un sistema de aplicación de “incentivos a la inversión extranjera”. Por ello, no existen incentivos generales a la entrada de empresas extranjeras en el país. Aun así, la Ley de Inversión Extranjera permite exenciones fiscales y arancelarias tempo38

rales, así como regímenes especiales para algunas inversiones siempre que exista interés gubernamental. Cuba alcanzó los 2,8 millones de turistas el pasado año, con Canadá como principal mercado emisor -más de un millón de turistas-, seguido de Reino Unido y Alemania y con Francia, Italia y España como mercados al alza. En 2014 alcanzó los tres millones de turistas, según datos del Ministerio de Turismo cubano. El turismo es la segunda actividad económica de la isla,

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con un volumen de 1.832 millones de euros anuales, después de la venta de servicios médicos, que reporta unos 4.400 millones de euros. En la actualidad, la isla tiene 335 hoteles, con una capacidad total de alojamiento de 58.434 habitaciones, de las que el 65 por ciento se clasifican en instalaciones de cuatro y cinco estrellas. El 71 por ciento de esas habitaciones están dedicadas al turismo de ‘sol y playa’; el 23 por ciento al de ciudad y el 2 por ciento al de naturaleza.

des) anunció la apertura de una línea de financiación pública de 40 millones de euros para proyectos de empresas españolas en Cuba hasta el año 2017. El volumen del comercio bilateral superó en 2014 los 806 millones de euros y la inversión española acumulada en 2012 se situó por encima de los 245,5 millones, confirmando así el liderazgo de nuestro país, como el primer socio comercial e inversor de la Unión Europea en la isla. Una relación especial. El comienzo de las relaciones diplomáticas modernas entre España y Cuba comenzó cuatro años después la pérdida de la isla caribeña como colonia, en 1898. Desde entonces, los contactos políticos y económicos entre España y Cuba, antes y después de la revolución de 1959, no han pasado por grandes momentos traumáticos, aunque sí han dado lugar a algunos episodios polémicos. Durante gran parte de la etapa franquista, entre 1960 y 1975, la ruptura de contactos diplomáticos por razones políticas fue compatible con intensos intercambios económicos en diversos sectores. Muchas fortunas que habían sido expropiadas tras el derrocamiento de Fulgencio Batista regresaron a España. En 1975, la firma de un nuevo convenio bilateral convirtió a Cuba en el primer mercado español en América Latina. Durante los 14 años de mandato de Felipe González, la relación hispano-cubana fue cordial, y en 1986 el presidente del Gobierno fue condecorado en La Habana con la Orden de José Martí, la máxima distinción del régimen castrista. En 1990, no obstante, se produjo un incidente serio cuando 18 cubanos se refugiaron en la embajada española de La Habana en busca de protección. El Gobierno español reaccionó enviando a las fuerzas especiales a la legación diplomática. Con Aznar también se alternaron periodos tranquilos con momentos delicados como el determinante impulso español para que la UE adoptase la denominada ‘posición común’ –que endurecía el trato diplomático y comercial de la UE con La Habana–, o las numerosas manifestaciones en Madrid a favor de las libertades políticas en la isla, a las que Fidel Castro reaccionó con el cierre del Centro Cultural de España en su país. l