** ABC (Madrid), 14 de febrero de 1920. Se trata de tres notas de color (...) en ellas hay interés, sensación de poesía, aroma popular, y la idea aparece vestida con rico ropaje de delicadezas sobriamente expresadas dentro de la gallardía y brillantez conque instrumenta siempre el autor de La procesión del Rocío. C. ______________________________________________________________________________ ** El Imparcial (Madrid), 14 de febrero de 1920, p. 3. Hacía tiempo que el maestro Turina no nos hacía oír música sinfónica nueva, creemos que desde el estreno de La adúltera penitente que es, según todas las probabilidades, su mejor producción de este género. Las tres Danzas estrenadas ayer no añaden ningún timbre a su bien ganado blasón de sinfonista distinguido. Fluctuante entre diversas tendencias modernas, conservan ese sello peculiar en la música de Turina, que propende a los timbres perdidos y a los difuminados claroscuros. Turina aprovecha ritmos y giros populares no del todo desbastados y fundidos a su temperamento, y compone con ellos gratos cuadros de suave colorido, no muy formados ni alejados del bosquejo inicial. Lo que no podemos explicarnos bien el cómo se tomaron como punto de partida, ni cómo sirvieron de iniciación ideal unas frases del novelista sevillano José Más, que figuran en el programa; pero esto es lo menos importante y puede depender de una simpatía independiente. Constituyeron un gran éxito las Danzas fantásticas de Joaquín Turina en las que se ovacionaron todas y se repitió la segunda. M.M. (Matilde MUÑOZ). ______________________________________________________________________________ ** El Sol (Madrid), 14 de febrero de 1920. Las Danzas fantásticas de Joaquín Turina presentan mayor importancia, sin que la tenga excesiva dentro de su producción. El programa nos habla respecto de las intenciones del autor; es seguro que habría conseguido realizarlas, pero su sutilidad nos escapa. Por lo demás, los trozos literarios que allí se citan parecen muy adecuados a la calidad de la música. El segundo número Ensueño, fue tan aplaudido que se repitió, y después el tercero. El autor salió a escena para agradecer esas muestras de agrado público. Adolfo SALAZAR (¿?) ______________________________________________________________________________ ** El Debate (Madrid), 14 de febrero de 1920. Resultó excesivo el pedir la repetición en la obra de Turina; el homenaje no está en proporción con esta fantasía, muy estimable, muy digna de consideración, pero bastante superficial, muy bien construida, pero falta de emoción y de intensidad. «En esta página no interviene el elemento literario -decía el programa-, el autor ha querido traducir la sensación del movimiento humano en lo que tiene de espiritual y expresivo»; esto es tan vago, que esa vaguedad es causa de que la música resulte confusa e inexpresiva, como ocurrirá con la música de todo el que quiera servirse de ella para hacer cosas raras. Como en el color y en la sabia orquestación se advierte la mano del autor de La procesión del Rocío, el público se dejó vencer y le obligó a salir para otorgarle sus aplausos. HANS. ______________________________________________________________________________ ** La Tribuna (Madrid), 14 de febrero de 1920, p. 3

Fue el de ayer un día de recuerdo (...) [con el] estreno de una obra de Joaquín Turina, compositor de los más legítimamente afamados entre los nuestros, ya plenamente consagrados. Sus Danzas fantásticas, forman una composición completamente nuestra, que será representativa del españolismo en su espíritu, sin el falso brillo de apariencias extrañas a nuestra verdad, llevando la expresión de diversos momentos, y son en su totalidad un resumen que unifica la esencia de nuestro carácter peculiar con la vibración de la médula de nuestra raza. Pero, sin embargo, Turina nunca se desprende de sí y nos expresa su comentario propio con cierta reserva, que se oculta precisamente en lo contenido de su proposición y en la acabada elegancia de las formas. (...) Esta creación simplificada, consecuencia de otras muchas anteriores se distingue por la espontaneidad de su valor melódico, conjuntado a la flexibilidad de sus ritmos, que hasta los más acusados se libran de una brusquedad peligrosa que no sería propia de cuanto la inspira. La sonoridad de la orquesta es preciosa, afiligranada, por riqueza de timbres y matices. Turina tiene ya su orquestación, más que de maestro, de artista. El éxito fue muy grande, mayor aún, por el inconsciente impulso de unos escasos siseos, víctimas de todo triunfo, que provocaron el entusiasmo de los demás. Carlos BOSCH. ______________________________________________________________________________ ** El Liberal (Madrid), 15 de febrero de 1920, p. 2. Joaquín Turina fue aclamado ayer largamente, y con entusiasmo en Price con motivo de la primera audición de sus Danzas fantásticas. Turina, que ocupaba asiento en un palco, comenzó por saludar desde allí, pero el auditorio le obligó a subir al escenario, donde tuvo que presentarse muchas veces. El éxito grande de las Danzas fantásticas fue muy merecido. El autor de La procesión del Rocío ha escrito tres números (...) muy expresivos, de extraordinario colorido, brillantez y altamente evocadoras del ambiente andaluz. Acusa, y esta es la condición más sobresaliente de la nueva obra de Turina, la claridad más completa domina en ello. No hay ni un solo instante de confusión ni oscuridad. Todo allí es diáfano, límpido y constantemente el canto, o al menos la frase, se destaca vigorosa. De las tres danzas la mejor, sin duda, es la segunda (...). Página de alta poesía, intensamente emotiva, suave, tenue, deliciosamente inspirada, fragmento, en suma, de bello ensueño, que fue repetido. Turina en esta obra ha acertado, pues, plenamente... T. ______________________________________________________________________________ ** Galería de Músicos Contemporáneos. La Habana, Cultura, 1927, pp. 302-304. El maestro Sanjuán, ilustre director de la Orquesta Filarmónica de La Habana, al ocuparse en la presa de las Danzas fantásticas, de Turina, ha escrito lo siguiente de la obra de este eminente compositor andaluz. «Puedo decir, saboreando el placer de mis inolvidables recuerdos, que yo he asistido a la creación de esas bellas y típicas Danzas fantásticas cuando hace algunos años acudía asiduo a la morada del maestro quien, siempre pródigo en sus enseñanzas, mostraba a mi ardiente curiosidad el proceso y desarrollo de sus obras que en días sucesivos de inquieto laborar, iban naciendo, tomando forma, al fluir de las ideas musicales, para erigirse en un todo bello, armonioso en su línea, perfecto en su estructura, equilibrado en la ponderación del colorido.

Y puedo decir también sintiendo el escalofrío de las grandes emociones que yo asistí a la primera y más fiel audición dada en la intimidad de su estudio por el maestro Turina cuando estas bellas impresiones sinfónicas de hoy, inéditas entonces, aparecieron en su primera versión pianística: Joaquín Turina las interpretaba al piano, no como un virtuoso prolijo en detalles sino como un insuperable intérprete de sí mismo atento a la más exacta expresión de sus sentimientos. Por haberme cabido esa suerte, la de gustar las primicias de estas bellas Danzas fantásticas tienen para mí el doble mérito de lo que se admira por su valor y de lo que se adora por su recuerdo, y tan íntimamente en mi espíritu que mi alma vibra fuertemente sacudida desde sus primeros acordes. Dice el autor que en ellas «ha querido traducir, por medio del ritmo, la sensación del movimiento humano en todo lo que éste tiene de espiritual y expresivo”. No son pues, estas Danzas la consecuencia de ningún asunto literario y sí, tres impresiones sinfónicas que ilustran tres epígrafes tomados de una novela de José Más. «Parecía como si las figuras de aquel cuadro incomparable se movieran dentro del cáliz de una flor”. De esta corta frase nace la primera danza Exaltación. Todo en ella responde al espíritu selecto de Turina, todo en ella se desenvuelve en medio de una admirable claridad de conceptos, de expresión en los timbres, de belleza y equilibrio en los desarrollos, de apasionado lirismo en las grandes expansiones; todo hace pensar en esa difícil facilidad de lo genialmente auténtico y tanto en esta primera danza como en las dos restantes se advierte un positivo y genial valor: la orquestación. Turina es un alto representante de la escuela moderna española moderna que posee, como muy pocos, el secreto de los timbres de la orquesta y que consigue con el menor esfuerzo los mayores resultados en ella. La segunda danza Ensueño lleva por encabezamiento los siguientes renglones: «Las cuerdas de la guitarra, al sonar, eran como lamentos de un alma que no pudiera más con el peso de la amargura”. Está escrita sobre un ritmo vasco [zortzico] de 5/8, con tal delicadeza de matices y finura en sus suaves colores, que llega plácidamente a conmover nuestra alma envolviéndola en una misteriosa inquietud mezcla de renunciamiento y pesadumbre. Para mi gusto y temperamento esta danza es la de mayor atractivo por su ambiente seductor y bellísima sonoridad orquestal. Orgía es la tercera danza inspirada en las siguientes palabras de Más: «El perfume de las flores se confundía con el olor de manzanilla, y del fondo de las estrechas copas, llenas de vino incomparable, como incienso, se elevaba la alegría”. En esta donde entra Joaquín Turina de lleno en su ambiente, en el andaluz. Un tema de garrotín se desenvuelve a través de una página musical, provocando estupendos contrastes rítmicos que hacen de esta maravillosa danza tercera un aguafuerte trazado con todo el vigor e ímpetu característicos de una fiesta andaluza en sus movimientos de arrebato, de vértigo, de alegría y desenfreno. Las Danzas fantásticas nacieron en pleno florecimiento del arte de Turina y pueden considerarse no solo como una de las principales producciones del autor de la Sinfonía sevillana sino, también, como una de las obras maestras de la moderna escuela». Pedro SANJUÁN. ______________________________________________________________________________ ** Comentario al programa del II Festival Internacional de Granada, 27 de junio de 1953. Si la música española, a partir de Isaac Albéniz, responde con frecuencia -en Albéniz casi en su totalidad- a la sugestión geográfica de la danza, no podría librarse de esta obediencia Joaquín Turina, como no se libró el mismo Falla. Las Danzas fantásticas no son sino tres ejemplos importantes de la solución pianística -y orquesta- dada a lo que tuvo un punto de partida

localizado como paisaje y como danza popular. Las notas características, las aportaciones distintas que podemos encontrar en la solución turiniana, acaso puedan concretarse en las tres siguientes: Primera, Turina, compositor de mirada lejana, poética, concede mayor importancia al paisaje que al material de danza popular. Rozando por el impresionismo -aun adscrito en París al bando contrario-, las Danzas fantásticas son antes pintura que ritmo. Segunda. Hay en la música de Turina un matiz de melancolía que emparenta mucha de su obra con la línea expresiva de Enrique Granados. Es observación ya recogida por Salazar y confirmada por Sopeña en su Biografía de Turina. Tercera. Turina tiene mucho de intención romántica, de sincera voluntad romántica, que gusta de hacer poema de las cosas. Así, si Albéniz localizó sus danzas -Córdoba, Sevilla, Triana- y Falla generalizó -Andaluza, Aragonesa, Montañesa- Turina viste las suyas de literatura y junta para cada región una expresión sentimental: Ensueño, para Vascongadas; Exaltación, para Aragón, y Orgía, para Andalucía. Y encabeza cada página con una sugerencia poética como ya hizo Albéniz en su Córdoba. Enrique FRANCO. ______________________________________________________________________________ ** Comentario incluido en el LP. Columbia CCL 32000. Orquesta de la Sociedad de Conciertos de París, director. Ataúlfo Argenta. El talento de Turina era distinto al de Albéniz; y si bien carece del profundo esplendor imaginativo de éste, trata la atrayente sonoridad del idioma español con seguridad y soltura. Sus Danzas fantásticas (...) están escritas para una gran orquesta. Las tres danzas adolecen de profundidad, forma y contenido y son, esencialmente, impresiones elegantes e idiomáticas; los títulos de cada una de ellas hablan por sí mismos. La danza intermedia, Ensueño, es particularmente atractiva con su melodía saltarina. Entre todos los compositores españoles, fue Turina el que más acusó la influencia extranjera. (...). ANÓNIMO. ______________________________________________________________________________ ** Fichero Musical Daimon (Barcelona) I. Exaltación: (...) Esta danza se halla inspirada en música aragonesa, en la jota; su compás, en los ocho que le sirven de introducción -tres en tiempo lento, cuatro en vivo y uno lento-, es de cuatro por cuatro y, en el resto, de tres por ocho; salvo los fragmentos de canción, su tiempo es vivo. Después de ocho compases, una melodía del baile o variación de la jota aparece en ppp, que al crecer en sonoridad da la sensación de aproximarse una ronda, ya que se halla en nuestra presencia al prepararse la primera copla que se inicia fuerte; la siguen otras variaciones y una segunda copla; termina la danza con variaciones, entre las que surge una breve evocación de la segunda copla, todo ya en pp y perdiéndose, con lo que se produce la impresión de que se aleja la típica ronda. II. Ensueño: (...) quizá esta danza decidió a Turina a llamarlas fantásticas, puesto que Ensueño no está basada claramente en una región determinada, como sí lo están la primera y tercera que, sin vacilar, podrían denominarse aragonesa y andaluza. Tras unos compases que tienden a describir el texto que hemos reproducido, integra la danza vasca, en su genuino compás de 5/2, y andaluza. III. Orgía: (...) Orgía ha alcanzado popularidad, y es la más acertada de las tres danzas, siguiendo a este respecto la primera. Esta tercera danza es exponente de la estética y

manera de componer de su autor; como en la mayor parte de su producción, Turina rehuye describir y buscar valores de ambiente, mezclando sonidos y perfumes, que es lo que informa la estética debussyana, la cual no desdeñó, sino que utilizó al lado de los procedimientos cíclicos. Orgía es una danza andaluza, concretamente de Sevilla, arraigada en uno de los dos ritmos que usa el pueblo sevillano para sus bailes; uno es la seguidilla o sevillana y, el otro, un término medio entre pasodoble y garrotín o farruca; en este segundo tiene su base rítmica Orgía. Cuatro compases preparan el tema inicial, de fuerte ritmo, al que sigue un fragmento guitarrístico, de marcado ambiente andaluz, como es el momento en que el guitarrista, mientras el cantaor descansa, improvisa brillantes cadencias dinámicas y vistosas [llamadas falsetas]. La segunda parte gira en torno a una pareja que baila; se oyen los pasos en ritmo suave y cadencioso y aparece después una melodía popular e íntima que consta de dos frases. Las restantes partes de la danza, presentan de nuevo los temas iniciales, pero modificados, estrechamente enlazados y sintetizados, con lo cual Turina aligera la obra, procedimiento inverso al practicado por la escuela franckista, que tiende a la amplificación. Turina refiriéndose a Orgía, formuló las siguientes manifestaciones que descubren su estilo: «... Alejémonos en lo posible de la tradicional pandereta y no busquemos los materiales o, mejor dicho, los elementos reales en las artificiales fiestas que en Andalucía preparan todas las primaveras a los ingleses. Es en el patio modesto y sencillo de casita situada en una de las barriadas sevillanas donde encontraremos lo verdadero”. La obra toda de Turina es, principalmente sevillana e íntima, sin que por ello carezca de universalidad, dada la técnica moderna y personal de que la dotó. Orgía, que sirve de colofón a las Danzas fantásticas, es una de las más perfectas muestras del andalucismo universalizado de Joaquín Turina. Ángel SAGARDÍA.. ______________________________________________________________________________ ** Comentario incluido en los LP Hispavox HH 10-80, Hispavox 130.016 y Clave 18-1343 – S. Orquesta de Conciertos de Madrid, director Odón Alonso. En la amplia producción orquestal de Joaquín Turina, la Danzas fantásticas, que puede parecer fácil y sin problemas, es el que precisamente nos da la tónica de esta obra: la danza y no sólo la danza andaluza, porque hasta el zortzico acusa su presencia, sirve a Turina para expresar, muy románticamente, tres estados del alma que los tres títulos (...) sugieren. En el proceso de la música nacionalista hay siempre el peligro de la facilidad de dispensarse del auténtico esfuerzo de alma que la creación exige mediante la recogida de lo popular. En cambio la más alta cumbre del nacionalismo estriba en que esos elementos populares se hagan personales: ahí reside la permanente validez y el encanto de lo mejor de la obra de Joaquín Turina. En las Danzas fantásticas se juntan paisaje, danza; para dar, más que argumento, una sugestión lírica; de aquí el carácter abierto, fácilmente simbólico de los títulos. Ni siquiera Orgía se acomoda a una visión pintoresca. Ya decía Turina «que quería una música sevillana muy distinta a la que se sirve a los turistas durante la feria”. Tampoco se trata en Orgía de una danza sola; Turina quiere sugerir el ambiente y perfume de un patio sevillano en el más alegre momento de vino y de baile. Estas tres danzas se escribieron primero para piano y de ellas hacía Turina una instrumentación esplendorosa. Pasan a la orquesta sin pedir intimidad y gracia, pero ganado en color y dinamismo. Federico SOPEÑA. ______________________________________________________________________________

** Comentario al concierto de la Orquesta de la RTVE, 15 de diciembre de 1973. Discípulo de Moszkowski, Tragó y D’Indy; contemporáneo del triunfo debussyano y su escuela, Turina recibe de unos y otros todo el tejido de influencias que, en ningún caso. Llegan a sobreponerse a la propia personalidad del músico sevillano. Si el nacionalismo pintoresco de Turina es a la vez, firme de rasgos y de coloraciones tenues, el trabajo formal y la técnica de escritura debe mucho al rigor y a los principios de la Schola Cantorum, de Vincent d’Indy. El aire de la música turinesca respira, siquiera suavemente en los jardines debussyanos. En todo caso, entendido desde lo nacional y aún desde lo local, Joaquín Turina y su sevillanismo se destacan en nuestro panorama musical como una verdadera síntesis evocativa, cargada de valores sustanciales por lo que muchos pentagramas superan el acento para llenarse de carácter. Enrique FRANCO. ______________________________________________________________________________ ** Comentarios al CD Columbia SCLL 14.123 (1982). Antoni Besses (pianista) y también al LP Clave - Hispavox 530 76 9609 (1965), Alicia de Larrocha. Rarísima vez se oyen estas obras -la suite entera es una de las obras más populares de Turina desde el doble punto de vista sinfónico y coreográfico- en su versión original que es la de piano. En el año 1942, con motivo de una sesión homenaje, nos empeñamos en que fuera el mismo Turina el intérprete al piano. Efectivamente: a pesar de la muy bella orquestación, la versión original de piano enseña mejor cómo incluso en obras como ésta, obedientes a una estética muy nacionalista, el romanticismo, la personalidad intimista de Joaquín Turina, aparecen de manera radiante. Por eso no debe causar sorpresa lo que el mismo Turina respondiera cuando le preguntaron, no por influencias, sino por el modelo ideal de su piano, de este piano: «...Schumann -dijo, al hablar de Ensueño y Exaltación - ...Albéniz -al referirse a Orgía. Federico SOPEÑA. ______________________________________________________________________________ ** “Homenaje a Turina”, ABC (Sevilla), 26 de enero de 1965. (...) En realidad una concepción de grandes formas presidía ya la estructura de las tres Danzas, desenvueltas en un terreno completamente simbólico más que coreográfico. Exaltación es un aire de jota idealizado; Ensueño goza de esas sutiles vaguedades debussystas que encontramos en Turina, no obstante su recia formación de la Schola Cantorum, y Orgía, que ella sola ha hecho más España que multitud de volúmenes o discursos de propaganda. Cuando en el extranjero se nos mira con nivel europeo en este discutido campo de lo musical, se hace siempre a través del Retablo, el Concerto, de Falla o de esta ‘danza’, la Sinfonía sevillana y La oración del torero, del gran compositor sevillano. Enrique SÁNCHEZ PEDROTE. ______________________________________________________________________________ ** Comentario para un programa de Radio Nacional de España. Luz, sombra, colorido, ritmos que dicen sensaciones; cuerpos que expresan sentimientos en el movimiento cadencial de una fantástica danza; imágenes difusas de místicos sueños; Exaltación de pasiones internas. Todo esto son las Danzas fantásticas de Turina que, como fantásticas en su título y en su contenido, buscan la expresión de lo puramente espiritual y expresivo del movimiento humano, en el mayor contraste posible en cuanto a colorido. Es la exaltación mística de la danza que, como nuevo ritual, traza sus cadencias rítmicas ante el espíritu invisible que las anima, viviendo en un puro Ensueño de bellezas y perfumas y de

cuerpos que se estremecen en una fantástica Orgía de flores, de luces, de sombras que trazan con infinitos coloridos, los ritmos cadenciales que nos hablan. Enrique FRANCO. ______________________________________________________________________________ ** Comentario incluido en el LP Hispavox 10.399. Lucero Tena (castañuelas) y orquesta, dir. José María FRANCO GIL. Pocas obras tienen mayor, más castiza y representativa de las tres Danzas fantásticas. Si en Exaltación canta lírica la copla y en el Ensueño inmediato se nos traslada hasta paisajes y ritmos vascos, el pintoresquismo de un pasodoble es gala de la Orgía, vital, caliente y perfecta en sus breves proporciones. Antonio FERNÁNDEZ CID. ______________________________________________________________________________ ** Comentarios al CD Columbia SCLL 14.123 (1982), Antoni Besses (pianista). (...) Exaltación, inicia la suite, con unos compases de puro clima estático para luego, gradualmente, evocar el tipismo de la jota aragonesa y ensalzar la nobleza de su canto. Sigue Ensueño, que empieza con una brevísima introducción -de rara audacia y fantasía- la cual precede al verdadero mundo de anhelos y sueños que aquí son presentados bajo un pulso amalgamado y con el sutil contrapunto de una línea melódica que el mismo autor señala en la partitura: «... con sentimiento popular e ingenuo». A continuación el discurso evoluciona hacia una mayor transparencia con un nuevo tema que adquirirá su máxima fuerza y expansión, para dar paso a la reexposición que va tomando un cariz cada vez más nostálgico. Orgía cierra esta singulares danzas con un extraordinario brío gitano, un potencial selvático que se funde admirablemente con un motivo central tan inquieto como lacerante. Antoni BESSES. ______________________________________________________________________________ ** Comentario a los conciertos de la Orquesta de la RTVE del 19 y 20 de febrero de 1983. (...) El primer biógrafo del músico andaluz, Federico Sopeña, ha escrito sobre esta obra, al margen de su libro, que si la versión original para piano enseña mejor el romanticismo, la personalidad intimista del compositor, incluso en obras como ésta, de raíz nacionalista, al pasar a la orquesta ganan en color y dinamismo si perder intimidad y gracia. El propio Turina acometió, dos semanas después de haber puesto fin a la versión pianística, la versión de orquesta de las Danzas (...), entre otras cosas «... por creerlas con suficiente policromía para llevarlas a la paleta instrumental”. Tenía razón el compositor, pues estamos ante uno de los trabajos sinfónicos más admirables, y universalmente aceptado como magistral, de cuantos escribiera. Anteriormente, sin abandonar los postulados nacionalistas, había logrado resultados sinfónicos tan notables como La procesión del Rocío y estaba a pinto de iniciar su obra cumbre la Sinfonía sevillana. Las Danzas fantásticas forman un tríptico, en el que, a modo de suite coreográfica se suceden tres piezas. El ritmo juega en ellas un papel fundamental. En la partitura, las tres llevan epígrafes relacionados con el espíritu que anima las danzas, todos ellos extraídos de ‘La Orgía’ de José Más, autor de una serie de narraciones sevillanas. (...) Aunque el Exaltación hallemos un eco vago de la jota aragonesa y en Ensueño encontremos el compás característico del zortzico, hemos de convenir con otro reciente biógrafo de Turina, García del Busto, que «carecen de fuerza idiomática suficiente como para anular la vena andaluza de la inspiración turiniana”. Efectivamente, ésta es claramente perceptible en la sección central del poético lied Ensueño. Pero luego se declara abiertamente en la última danza, Orgía, la farruca andaluza de

extraordinaria brillantez y fuerza popular, aunque el autor insistiera una y otra vez en la paternidad original de los elementos de tipo folclórico. (...) Andrés RUIZ TARAZONA. ______________________________________________________________________________ ** Turina, Madrid, Espasa Calpe, 1980, pp. 62-64 Joaquín Turina, en plena posesión de un depurado oficio al servicio de ideas musicales perfectamente definidas, va a producir ahora tres partituras seguidas no sólo calificables de obras maestras en tanto cuanto logran con plenitud las metas artísticas propuestas, sino también constituyentes de un pequeño corpus a cuya altura llegó el autor con alguna otra composición posterior pero, muy probablemente, sin alcanzar rebasarla ya nunca: gloria y tragedia de acertar de lleno en edad todavía juvenil, y consecuencia también de la renuncia a una evolución del lenguaje que, indefectiblemente, le hubiera llevado a abandonar el estilo nacionalista con el que había sellado compromiso en el París de Albéniz. Esta triada es la formada por Danzas fantásticas, Sinfonía sevillana y Sanlúcar de Barrameda. (...). Se ha dicho alguna vez que las Danzas fantásticas son aragonesa, vasca y andaluza, respectivamente, lo que, sin ser falso, resulta totalmente inexacto, pues el aire de jota de Exaltación o el compás de zortzico de Ensueño carecen de fuerza idiomática suficiente como para anular la vena andaluza de la inspiración turiniana; en otras palabras, y dicho sea en honor del compositor, la sustancia musical puede, con mucho, al aspecto externo que adopta. Exaltación se abre con una breve introducción cuyo perfil motívico y tímbrico nos hace recordar El aprendiz de brujo de Paul Dukas. Sobre un ritmo sincopado en los bajos, brota la danza en 3/8 y, en seguida, la copla de jota: un tema en terceras, ascendente por grados conjuntos. En la inmediata sección, este material se exalta hasta sendos bellísimos clímax. Tras un breve puente Vivo, se repasan fugazmente los motivos de la introducción, danza y copla, para un final sutil en pp. Ensueño también propone una mínima introducción antes de que haga su entrada el compás característico de 5/8 sobre el cual, «con sentimiento popular e ingenuo», aparece una hermosa melodía. La sección central -en 6/8-, etérea y lírica, progresa hacia un clímax expresivo de extraordinario arrebato españolista. El consiguiente relajamiento conduce a la reexposición del aire de zortzico y al remate de una coda también en ppp. Orgía es música más briosa y brillante. Danza agitanada -recreación de la farruca- y garbo extraordinario en el segundo motivo. Reelaboración concisa del material temático y coda de contundente carácter conclusivo. Turina editó inmediatamente la versión pianística de estas Danzas, versión de tan perfectos resultados que se pone de relieve que el pensamiento del autor no fue específicamente orquestal, sino que la música nació verdaderamente sobre el piano, visto más como instrumento predilecto que como medio sonoro de trabajo. José Luís GARCÍA DEL BUSTO. ______________________________________________________________________________ ** Comentario al CD Diapasón CD-969.001. Editado por el Instituto Nacional de Industria. Gracias a dos capítulos no muy extensos de su catálogo, el camerístico y el sinfónico, se libró Turina de lo que podía haber sido un peligro: el convertirse en un artista doméstico o limitado, que solo canta lo que más próximamente le rodea. En esas importantes obras importantes por sentido, estructura, formación y ambición- no se puede aplicar aquello del dato anecdótico minuciosamente descrito, al que se refería Adolfo Salazar. No es casualidad que la primera composición importante de Turina sea un amplio Quinteto, construido concienzudamente sobre el admirado modelo de César Franck. Más tarde, el músico llega a utilizar un término que compromete, el de sinfonía. Aunque la Sinfonía sevillana pueda tener carácter de un poema sinfónico en tres movimientos, el rigor formal resulta evidente.

La cima de la inspiración orquestal se encuentra en dos obras muy ligadas entre sí: las Danzas fantásticas, de 1919, y la Sinfonía sevillana, compuesta y premiada en 1920. Carlos GÓMEZ AMAT.