XVI domingo del Tiempo Ordinario 17 de julio de 2011 Monición de entrada Queridos hermanos, somos la Iglesia, que se congrega en el domingo, día del Señor, a la luz de su Palabra. La realidad de la existencia humana, nos demuestra que frente al anhelo de vivir en un mundo donde no existiese el mal, éste convive con el bien. Las lecturas de este domingo nos quieren hacer una seria advertencia sobre la manera de afrontar nuestra participación en el mundo. Una manera espontánea es la de dividir a la humanidad en dos grandes bandos: los malos y los buenos. Jesús viene a instaurar el reinado de Dios, no como un juez que separa a los malos de los buenos: no excluye a nadie, todos son convocados, todos pueden entrar en él. Que el Señor Jesús, que nos ha convocado hoy para celebrar la Eucaristía, nos abra los oídos para que podamos escuchar y comprender el mensaje de paciencia y de amor que Él nos trae en su Palabra.

Primera lectura Lectura del libro de la Sabiduría 12, 13. 16-19 Fuera de ti, no hay otro dios al cuidado de todo, ante quien tengas que justificar tu sentencia. Tu poder es el principio de la justicia, y tu soberanía universal te hace perdonar a todos. Tú demuestras tu fuerza a los que dudan de tu poder total, y reprimes la audacia de los que no lo conocen. Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia, porque puedes hacer cuanto quieres. Obrando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento.

Palabra de Dios

Salmo responsorial ( Sal 85,5-6.9-10.15-16ª) R. Tú, Señor, eres bueno y clemente. Tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mí oración, atiende a la voz de mi súplica. R. Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios. » R. Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí. R.

Segunda lectura Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-27 Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Palabra de Dios

Aleluya “Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla”.

Evangelio Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 24-43 En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: “Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.”» Les propuso esta otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.» Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.» Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.» Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.» Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así

será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga. » Palabra del Señor

Reflexión:

“Como fermento”

Con una audacia desconocida, Jesús sorprendió a todos proclamando lo que ningún profeta de Israel se había atrevido a decir: "Ya está aquí Dios con su fuerza creadora de justicia abriéndose camino en el mundo para hacer la vida de sus hijos más humana y dichosa". Es necesario cambiar. Hemos de aprender a vivir creyendo en esta Buena Noticia: el reino de Dios está llegando. Jesús hablaba con pasión. Muchos se sentían atraídos por sus palabras. En otros surgían no pocas dudas. ¿No era todo una locura? ¿Dónde se podía ver la fuerza de Dios transformando el mundo? ¿Quién podía cambiar el poderoso imperio de Roma? Un día Jesús contó una parábola muy breve. Es tan pequeña y humilde que, muchas veces, ha pasado desapercibida para los cristianos. Dice así: «Con el reino de Dios sucede como con la levadura que tomó una mujer y la escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó fermentado». Aquella gente sencilla sabía de qué les estaba hablando Jesús. Todos habían visto a sus madres elaborar el pan en el patio de su casa. Sabían que la levadura queda "escondida", pero no permanece inactiva. De manera callada y oculta lo va fermentando todo desde dentro. Así está Dios actuando desde el interior de la vida. Dios no se impone desde fuera, sino que transforma a las personas desde dentro. No domina con su poder, sino atrae con su amor hacia el bien. No fuerza la libertad de nadie sino que se ofrece para hacer más dichosa nuestra vida. Así hemos de actuar también nosotros si queremos abrir caminos a su reino. Está comenzando un tiempo nuevo para la Iglesia. Los cristianos vamos a tener que aprender a vivir en minoría, dentro de una sociedad secularizada y plural. En muchos lugares, el futuro del cristianismo dependerá en buena parte del nacimiento de pequeños grupos de creyentes, atraídos por el evangelio y reunidos en torno a Jesús. Poco a poco, aprenderemos a vivir la fe de manera humilde, sin hacer mucho ruido ni dar grandes espectáculos. Ya no cultivaremos tantos deseos de poder ni de prestigio. No gastaremos nuestras fuerzas en grandes operaciones de imagen. Buscaremos lo esencial. Caminaremos en la verdad de Jesús.

Siguiendo sus deseos, trataremos de vivir como "fermento" de vida sana en medio de la sociedad y como un poco de "sal" que se diluye humildemente para dar sabor evangélico a la vida moderna. Contagiaremos en nuestro entorno el estilo de vida de Jesús e irradiaremos la fuerza inspiradora y transformadora de su Evangelio. Pasaremos la vida haciendo el bien. Como Jesús.

Oración de los fieles: Como brotes de cizaña esperamos de la paciencia y de la misericordia de Dios Padre, que podamos convertirnos y pasar a ser granos de buen trigo. Digamos con fe: R.- ESPERAMOS, SEÑOR, LA CONVERSIÓN - Por el Papa Benedicto, para que la Jornada de la Juventud de Madrid dé mucho fruto. (OREMOS) - Por los obispos y por los sacerdotes y diáconos, para que el fundamento de los apóstoles les guíe siempre (OREMOS) - Por los gobernantes del todo el mundo, para que busquen la paz y la concordia entre todos los pueblos de la Tierra (OREMOS) - Por los responsables económicos de todas las naciones para que esta crisis económica que se inicia no dañe solamente, como siempre, a los más pobres (OREMOS) - Por los enfermos, los ancianos solos, los inmigrantes, los parados y las mujeres y los niños víctimas del mal trato, para que todos reciban de los hermanos consuelo y ayuda material (OREMOS) - Por nosotros, presentes en la Eucaristía, para que recibamos la bendición y conversión que el Padre nos ofrece siempre (OREMOS) - Por la Fraternidad Franciscana de la Cruz y por cada uno de los hermanos, para que alimentados de la Palabra de Dios, de su Cuerpo y Sangre, podamos fortalecer a los más débiles (OREMOS)

- Preces espontaneas.

Oración: Oh Padre de bondad, danos la gracia de que el Espíritu Santo nos prepare con alegría para el día en que coseches las semillas que tú has sembrado entre nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor.

Ofrendas: Señor, llevamos a tu altar, los dones de Pan y Vino, que bajo la acción de tu Espíritu, se convertirán en tu Cuerpo y en tu Sangre, alimento de vida eterna, que fortifica y alienta nuestra fe. Junto a ellos, nuestro firme propósito de luchar por superar el mal, haciendo el bien.

Despedida: Hermanos: Para gente que tiende a clasificar fácilmente a otros; más conforme a sus malos rasgos que a sus cualidades, ¡que bueno haber estado aquí con el Señor! Él es paciente con nosotros, nos perdona, ve lo bueno en nosotros y nos da tiempo para sanar. De él aprendemos a ser pacientes con otros. Así pues, practiquemos la paciencia, con la ayuda del Señor. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre. Podéis ir en paz.



Fraternidad Franciscana de la Cruz San Miguel de Serrezuela (Ávila) y Torrelodones (Madrid)