XI Domingo del Tiempo Ordinario 17 de junio de 2012

Monición Queridos hermanos, celebramos hoy la Eucaristía correspondiente al Domingo XI del Tiempo Ordinario. Atrás hemos dejado las grandes solemnidades del Tiempo Pascual y también las dos grandes fiestas que abren el Tiempo Ordinario: la Santísima Trinidad y el Corpus Christi. Iremos siguiendo a Cristo es su vida pública durante todos estos domingos. Se nos irá relatando la biografía de Jesús, domingo a domingo para que aprendamos a conocerle mejor, para que su enseñanza jalone nuestro recto camino de buenos cristianos. Hoy el Señor Jesús nos va a relatar las parábolas de las semillas. Una semilla es pequeña y mientras permanece en tierra el labrador no se apercibe de su crecimiento. Y así es la Palabra de Dios, cae en el corazón humano y con la ayuda del Espíritu Santo se fecunda, crece y da mucho fruto. La pequeñez primera de una semilla es la promesa de muchos y grandes frutos. Con esta confianza, comencemos nuestra celebración.

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Primera Lectura Lectura del libro del Profeta Ezequiel (17,22-24) Así dice el Señor Dios: "Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré. De sus ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado; la plantaré e la montaña más alta de Israel, para que eche brotes y dé fruto y se hagas un cedro noble. Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas. Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré".

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Palabra de Dios.

Salmo responsorial (Salmo 91) R/. "Es bueno darte gracias, Señor." Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, oh Altísimo, proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad. R/. "Es bueno darte gracias, Señor." El justo crecerá como una palmera, se alzará como un cedro del Líbano; plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios. R/. "Es bueno darte gracias, Señor." En la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso, para proclamar que el Señor es justo, que en mi Roca no existe la maldad. R/. "Es bueno darte gracias, Señor."

Segunda Lectura Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (5,6-10) Hermanos: Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen el poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo. Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna. Palabra de Dios.

Aleluya “La semilla es la Palabra de Dios, el sembrador Cristo: quien lo encuentra vive para siempre”

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Evangelio +Lectura del Santo Evangelio según San Marcos (4,26-34) En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega." Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas." Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Palabra del Señor.

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Reflexión

“Con humildad y con confianza”

A Jesús le preocupaba mucho que sus seguidores terminaran un día desalentados al ver que sus esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no obtenían el éxito esperado. ¿Olvidarían el reino de Dios? ¿Mantendrían su confianza en el Padre? Lo más importante es que no olviden nunca cómo han de trabajar. Con ejemplos tomados de la experiencia de los campesinos de Galilea, les anima a trabajar siempre con realismo, con paciencia y con una confianza grande. No es posible abrir caminos al Reino de Dios de cualquier manera. Se tienen que fijar en cómo trabaja él. Lo primero que han de saber es que su tarea es sembrar, no cosechar. No vivirán pendientes de los resultados. No les han de preocupar la eficacia ni el éxito inmediato. Su atención se centrará en sembrar bien el Evangelio. Los colaboradores de Jesús han de ser sembradores. Nada más. Después de siglos de expansión religiosa y gran poder social, los cristianos hemos de recuperar en la Iglesia el gesto humilde del sembrador. Olvidar la lógica del cosechador que sale siempre a recoger frutos y entrar en la lógica paciente del que siembra un futuro mejor. Los comienzos de toda siembra siempre son humildes. Más todavía si se trata de sembrar el Proyecto de Dios en el ser humano. La fuerza del Evangelio no es nunca algo espectacular o clamoroso. Según Jesús, es como sembrar algo tan pequeño e insignificante como "un grano de mostaza" que germina secretamente en el corazón de las personas. Por eso, el Evangelio solo se puede sembrar con fe. Es lo que Jesús quiere hacerles ver con sus pequeñas parábolas. El Proyecto de Dios de hacer un mundo más humano lleva dentro una fuerza salvadora y transformadora que ya no depende del sembrador. Cuando la Buena Noticia de ese Dios penetra en una persona o en un grupo humano, allí comienza a crecer algo que a nosotros nos desborda. En la Iglesia no sabemos en estos momentos cómo actuar en esta situación nueva e inédita, en medio de una sociedad cada vez más indiferente a dogmas religiosos y códigos morales. Nadie tiene la receta. Nadie sabe exactamente lo que hay que hacer. Lo que necesitamos es buscar caminos nuevos con la humildad y la confianza de Jesús. Tarde o temprano, los cristianos sentiremos la necesidad de volver a lo esencial. Descubriremos que solo la fuerza de Jesús puede regenerar la fe en la sociedad descristianizada de nuestros días. Entonces aprenderemos a sembrar con humildad el Evangelio como inicio de una fe renovada, no transmitida por nuestros esfuerzos pastorales, sino engendrada por él.

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Oración de los fieles Padre, Cristo nos enseña como es el Reino que quieres para nosotros, un Reino desde la humildad y la confianza en Ti, por eso hoy te pedimos: R.- PADRE, ENSEÑANOS A SER HUMILDES. – Te pedimos por el Papa, los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas; para que a través de sus acciones dejen traslucir que la verdadera fuerza viene de lo alto. (OREMOS) – Te pedimos por todas las naciones de la tierra para que puedan progresar en paz y concordia. (OREMOS) – Te pedimos por todos los enfermos y los necesitados para que ese sufrimiento se convierta en salud y prosperidad. (OREMOS) – Te pedimos por los que se alejaron de la Iglesia para que descubran que la luz del Bautismo aún vive en su interior y la hagan crecer de nuevo. (OREMOS) - Te pedimos por las familias para que sea la humildad la que guie las acciones de cada uno de sus miembros. (OREMOS) – Te pedimos que hagas crecer la humildad de todos aquellos que nos acercamos a tu altar para que así se extienda con la fuerza del Espíritu el Reino que tu Hijo nos proclamó. (OREMOS) Se pueden añadir algunas intenciones libres

Oración Padre atiende estas necesidades que tu pueblo, confiado, te presenta por mediación de Jesucristo Nuestro Señor. Amén

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Ofrendas Con la palabra “DIOS” simbolizamos una gran verdad: es Dios quien lo hace todo. Es Dios quien nos anima a construir un mundo, una Iglesia y un Reino de Dios mejor. Con esta bandeja de tierra llevamos al altar nuestro deseo y compromiso de seguir colaborando en las tareas del anuncio del Evangelio. A veces no vemos los frutos de nuestros esfuerzos pero, el Señor, nos acompaña. Con el pan y el vino pedimos al Señor que no falte trabajo en nuestra tierra, en nuestras familias. Que el pan y el vino sean luego su Cuerpo y su Sangre que fortalezca nuestra existencia cristiana.

Oración para después de la Comunión Gracias, Señor, por quedarte en mí y junto a cada uno de nosotros hecho alimento, para ayudarnos a recorrer el camino. Gracias por las llamadas que continuamente nos haces a seguirte, a testimoniar con nuestra vida el Evangelio, a ser cepas que den buenos y abundantes frutos. Gracias por insistir en las llamadas, pese a que nuestras respuestas casi siempre son negativas, tibias, faltas de coraje y decisión. No te canses Señor. Ayúdanos con la fuerza de esta comunión a dejarnos transformar, a dejarnos podar y entrecavar, para que seamos cepas renovadas, que cada cosecha dan mejores frutos.

Despedida Salgamos contentos de la Eucaristía. Hoy también la Palabra de Dios ha penetrado en nuestro corazón como semilla que al crecer hará crecer nuestra fe y nuestro amor. Podéis ir en paz. V- Demos gracias a Dios

Fraternidad Franciscana de la Cruz San Miguel de Serrezuela y Cabezas del Villar en Ávila Torrelodones en Madrid

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