VIGILIA DIOCESANA DE ORACIÓN X SEMANA DE LA CARIDAD Misericordiosos como el Padre. 17 de Mayo de 2016 (21 horas)

VIGILIA DIOCESANA DE ORACIÓN X SEMANA DE LA CARIDAD 2016 “Misericordiosos como el Padre” 17 de Mayo de 2016 (21 horas) VIGILIA DE ORACIÓN DIOCESANA...
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VIGILIA DIOCESANA DE ORACIÓN X SEMANA DE LA CARIDAD 2016

“Misericordiosos como el Padre” 17 de Mayo de 2016 (21 horas)

VIGILIA DE ORACIÓN DIOCESANA X SEMANA DE LA CARIDAD 2016 “Misericordiosos como el Padre” 17 de Mayo de 2016 – 21 horas

Objetivos: 1. Comenzar los actos programados de la X Semana de la Caridad” con la fuerza de la oración ante Jesús Sacramentado. 2. Animar a participar a todas las personas que en nuestra Diócesis trabajan desde el ministerio de la Caridad. 3. Implicar a los voluntarios y trabajadores de Cáritas en el desarrollo de la Vigilia.

¿Qué hay que preparar?  Elegir un Templo de la Vicaría para la celebración de la Vigilia. Si la Zona Pastoral es muy grande, recomendamos hacer la Vigilia por Arciprestazgos.  Para el exposición del Santísimo: custodia, corporal, seis cirios, paño de hombros, incienso e incensario.  Copias de la guía de oración para los lectores y copias del folleto para los fieles  Al pie del altar o cerca de él: Biblia o Leccionario abierto, Cirio Pascual y cartel oficial de la X Semana de la Caridad.  RadioCD + música ambiental.  Micrófono inalámbrico o fijo en un lugar retirado del altar.  Opcional: velas pequeñas para el momento de la Oración Universal.

¿Cuántas personas pueden intervenir? 7 lectores + sacerdote 2

I AMBIENTACIÓN Proponemos que, además del Señor Sacramentado, estén presentes también la Palabra de Dios y el Cirio Pascual encendido. Puede también utilizarse para la ambientación el cartel oficial de la X Semana de la Caridad 2016. Estos pueden estar colocados al pie del altar o en un lugar próximo a él. Las personas que participan en la Vigilia recibirán el folleto de la oración y una velita (opcional). Los lectores deben de sentarse juntos con la persona que coordinará la Vigilia. Si fuera posible, utilizarán un micrófono inalámbrico para leer desde su sitio.

Música ambiental on

MONICIÓN INTRODUCTORIA: LECTOR 1 “Queridos hermanos y hermanas: Sed todos bienvenidos a esta vigilia de oración en la que nuestra Iglesia Diocesana se reúne para orar simultáneamente en comunión al inicio de la X Semana de la Caridad, bajo el lema del año Jubilar de la Misericordia: “Misericordiosos como el Padre”. El Papa Francisco, nos exhorta a seguir en este camino que nunca acaba y no es otro que el de seguimiento del Señor en el Amor: “En Jesús no sólo podemos tocar la misericordia del Padre, sino que somos impulsados a convertirnos nosotros mismos en instrumentos de misericordia. Puede ser fácil hablar de misericordia, mientras que es más difícil llegar a ser testigos de esa misericordia en lo concreto. Este es un camino que dura toda la vida y no debe detenerse. Jesús nos dijo que debemos ser “misericordiosos como el Padre” (cf. Lc 6,36). Y esto toma toda la vida.” (Discurso de apertura Jubileo de la Misericordia.)

LECTOR 2 Un Dios todo Amor y ternura que se queda con nosotros para siempre, alentándonos y alimentándonos con su Cuerpo para que seamos capaces de servirlo en el hermano que sufre de hambre, soledad, enfermedad o exclusión. El Papa nos dirá: “Quién más recibe su misericordia, más está llamado a ofrecerla, a comunicarla; no se puede tener escondida ni retenida sólo para sí mismo. Es algo que quema el corazón y lo estimula a amar, porque reconoce el rostro de Jesucristo sobre todo en quien está más lejos, débil, solo, confundido y marginado.” Recibamos al Señor de la Misericordia y la Caridad sin límites y oremos en su presencia por una Nueva Humanidad misericordiosa que tenga en cuenta a los hermanos más necesitados. Sintámonos mirados por Él con Amor infinito y reconozcamos en su rostro a aquellos a quienes servimos desde el amor y la entrega generosa. Comenzamos nuestra oración.

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II EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO El sacerdote coloca en la custodia al Santísimo Sacramento. Se arrodilla y ora durante unos momentos ante el Santísimo. Mientras tanto se puede entonar algún canto de adoración. Mientras tanto se procede a la incensación. Proponemos “No adoréis a nadie” - Opción de otros cantos: Pange lingua (Sto.Tomás de Aquino), Vengo a adorarte (Hillsong).

Música ambiental off

Canto de adoración: NO ADORÉIS A NADIE (Luis Alfredo) No adoréis a nadie, a nadie más que a Él. No adoréis a nadie, a nadie más que a Él. No adoréis a nadie, a nadie más. No adoréis a nadie, a nadie más. No adoréis a nadie, a nadie más que a Él. Porque sólo Él nos puede sostener. Porque sólo Él nos puede sostener. No adoréis a nadie, a nadie más. No adoréis a nadie, a nadie más. No adoréis a nadie, a nadie más que a Él. No miréis a nadie/ No alabéis a nadie…. De rodillas y tras acabar el canto, el mismo sacerdote, hace la siguiente Jaculatoria Eucarística:

SACERDOTE: Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar.

ASAMBLEA: Sea por siempre bendito y alabado. Padre nuestro, Ave María y Gloria

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III ESCUCHAMOS LA PALABRA DE DIOS Y TEXTOS DEL SANTO PADRE Os proponemos diversos textos sobre la misericordia de la Sagrada Escritura y del Papa Francisco seguidos de un silencio meditativo, intercalando entre ellos un canon de Taizé o cualquier otro canto.

Texto de la Sagrada Escritura: LECTOR 3 De la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2 Cor1, 3-4) Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.  Silencio meditativo

CANON TAIZÉ: Confitemini domino, quoniam bonum Confitemini domino, alleluia. (Alabado sea el Señor, porque es bueno. Alabado sea el Señor, Aleluya!)

Texto del Papa Francisco: LECTOR 4 Del mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma del año 2015 “El sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Cuánto deseo que (...) nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia”.  Silencio meditativo.

CANON TAIZÉ: La misericordia del Señor cada día cantaré.

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Texto de la Sagrada Escritura: LECTOR 3 Del Evangelio según san Mateo (9,35) Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.  Breve silencio meditativo.

CANON TAIZÉ: Nada te turbe, nada te espante Quien a Dios tiene nada le falta. Nada te turbe, nada te espante. Sólo Dios basta.

Texto del Papa Francisco: LECTOR 4 De la homilía del Papa Francisco en la Vigilia de oración por la Divina Misericordia en el año 2016 “La misericordia nunca puede dejarnos tranquilos. Es el amor de Cristo que nos “inquieta” hasta que no hayamos alcanzado el objetivo; que nos empuja a abrazar y estrechar a nosotros, a involucrar, a quienes tienen necesidad de misericordia para permitir que todos sean reconciliados con el Padre (cf. 2 Co 5,14-20). No debemos tener miedo, es un amor que nos alcanza y envuelve hasta el punto de ir más allá de nosotros mismos, para darnos la posibilidad de reconocer su rostro en los hermanos. Dejémonos guiar dócilmente por este amor y llegaremos a ser misericordiosos como el Padre.”  Breve silencio meditativo

CANON TAIZÉ: Ubi caritas et amor; ubi caritas, Deus ibi est. (Donde hay caridad y Amor, allí está Dios)

Texto de la Sagrada Escritura: LECTOR 3 Del Evangelio según san Mateo (25,40) En verdad os digo que cuando esto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí lo hicisteis.

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CANON TAIZÉ: Tengo sed de Ti, Oh fuente del Amor Tengo sed de Ti, tu amor es libertad.

Texto del Papa Francisco: LECTOR 4 Del mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo 2015. “Sabiduría del corazón es salir de sí hacia el hermano. A veces nuestro mundo olvida el valor especial del tiempo empleado junto a la cama del enfermo, porque estamos apremiados por la prisa, por el frenesí del hacer, del producir, y nos olvidamos de la dimensión de la gratuidad, del ocuparse, del hacerse cargo del otro. En el fondo, detrás de esta actitud hay frecuencia una fe tibia, que ha olvidado aquella palabra del Señor, que dice: “A mí me lo hicisteis”. Por esto, quisiera recordar una vez más “la absoluta prioridad de la ‘salida de sí hacia el otro’ como uno de los mandamientos principales que fundan toda norma moral y como el signo más claro para discernir acerca del camino de crecimiento espiritual como respuesta a la donación absolutamente gratuita de Dios” (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 179). De la misma naturaleza misionera de la Iglesia brotan “la caridad efectiva con el prójimo, la compasión que comprende, asiste y promueve””  Breve silencio meditativo

Música ambiental on

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IV RESPONDEMOS A LA PALABRA DE DIOS Después de la lectura salmodiada y a dos coros, pueden hacerse ecos del texto. LA MISERICORDIA DEL SEÑOR DURA POR SIEMPRE (Adaptación del SALMO 102) Bendecimos a Dios que es nuestro Padre revestido de misericordia. Nos crea y nos recrea a cada instante. Nos envuelve en su mirada cariñosa. El ser humano es como flor del campo pero Dios lo colma de gracia y de ternura. Está de paso por la tierra pero Dios lo reviste de dignidad y de gloria. Por eso te bendecimos Señor, y te damos gracias, porque eres compasivo y misericordioso y así nos quieres tú con los hermanos. Imprimes en nuestro corazón el nombre de todos los que sufren, de los que han tenido que abandonar su tierra. No nos permites huir cuando son ellos los perseguidos, nos abres el oído a sus angustias, gritos y lamentos. Haz que nuestra pequeñez sea el altavoz de tus Bienaventuranzas y promesas, y que la Buena Noticia nos recuerde siempre que tu reinado es de los últimos, y los ignorados, tus predilectos. Haz que reconozcamos que, en cada uno de ellos, ahí estás Tú sufriendo; y ayúdanos a encontrar siempre caminos para construir una Nueva Humanidad misericordiosa de todos los hombres y mujeres de nuestro mundo. AMEN.

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V LOS TESTIGOS NOS PRECEDEN EN EL CAMINO DE LA MISERICORDIA Proponemos la lectura en off de los testimonios o la sustitución de éstos por dos testimonios de la caridad en la Diócesis, en la parroquia

Música ambiental off

Testimonio 1. San Vicente de Paul LECTOR 5 Escuchemos ahora unas palabras de San Vicente de Paul. “Nunca he sentido mayor consuelo que cuando tuve el honor de servir a los pobres. Es feliz el hombre que practica la caridad. Y entre todas las obras de caridad no hay ninguna que proporcione tanto consuelo (…) Y paso enseguida al cuarto efecto de la caridad. Consiste en no ver sufrir a nadie sin sufrir con él, no ver llorar a nadie sin llorar con él. Se trata de un acto de amor que hace entrar a los corazones unos en otros para que sientan lo mismo, lejos de aquellos que no sienten ninguna pena por el dolor de los afligidos ni por el sufrimiento de los pobres. ¡Qué cariñoso era el Hijo de Dios! Le llaman para que vaya a ver a Lázaro; va; la Magdalena se levanta y acude a su encuentro llorando; la siguen los judíos llorando también; todos se ponen a llorar. ¿Qué es lo que hace nuestro Señor? Se pone a llorar con ellos, lleno de ternura y compasión. Ese cariño es el que lo hizo venir del cielo; veía a los hombres privados de su gloria y se sintió afectado por su desgracia. También nosotros hemos de sentir este cariño por el prójimo afligido y tomar parte en su pena. ¡Oh, san Pablo, qué sensible eras tú en este punto! ¡Oh, Salvador, que llenaste a este apóstol de tu espíritu y de tu cariño, haznos decir como él: ¿hay algún enfermo, con el que yo no me sienta enfermo? ¿Y cómo puedo yo sentir su enfermedad sino a través de la participación que los dos tenemos en nuestro Señor, que es nuestra cabeza? Todos los hombres componen un cuerpo místico; todos somos miembros unos de otros, Nunca se ha oído que un miembro, ni siquiera en los animales, haya sido insensible al dolor de los demás miembros; que una parte del hombre haya quedado magullada, herida o violentada, y que las demás no lo hayan sentido. Es imposible. Todos nuestros miembros están tan unidos y trabados que el mal de uno es mal de los otros. Con mucha más razón, los cristianos, que son miembros de un mismo cuerpo y miembros entre sí, tienen que padecer juntos. ¿Cómo? ¿Ser cristiano y ver afligido a un hermano, sin llorar con él ni sentirse enfermo con él? Eso es no tener caridad; es ser cristiano en pintura; es carecer de humanidad.” XI, 560-561

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Testimonio 2. Beata Teresa de Calcuta. LECTOR 6 Escuchemos ahora unas palabras de la Beata Teresa de Calcuta. “Creo que algunos se preguntan qué interés hay en trabajar entre los que están en lo más bajo. El reino se debe predicar a todos y los más pobres entre los pobres y los que más sufren pueden tener el amor y la dedicación de nuestro pequeño grupo. Si sólo una familia, si sólo un niño pequeño infeliz se le hace feliz con el amor de Jesús, dígame: ¿no valdrá la pena que todos nosotros lo demos todo por eso? (…) Entre los muy pobres mis hermanas cuidarán de sus niños, atenderán a los enfermos, a los ancianos y a los moribundos en sus hogares, enseñarán a las jóvenes esposas cómo hacer felices a sus familias. Nuestra misión particular es trabajar por la salvación y santificación de los más pobres de los pobres, no sólo en los barrios más míseros, sino en cualquier parte del mundo dondequiera que se encuentren (…) “Tengo sed”, dijo Jesús en la cruz privado de todo consuelo, muriendo en la pobreza absoluta, abandonado, despreciado y roto en cuerpo y alma. Él habló de su sed -no de agua- sino de amor. Su sed es infinita. Nuestro objetivo es saciar esta sed infinita de un Dios hecho hombre y nuestra caridad hacia los pobres sacia incesantemente a un Dios sediento. ¿Por qué dice Jesús “¿Tengo sed?” ¿Qué significa? “Tengo sed” es algo más profundo que si Jesús dijera simplemente “Te amo”. Hasta que no sepan en lo más profundo de su interior que Jesús tiene sed de ustedes, no pueden empezar a saber quién quiere ser Él para ustedes, o quién quiere Él que ustedes sean para Él” Cartas y Explicación de las Constituciones. Finalizada la lectura de los testimonios, los lectores, representando a los testigos, tomarán la luz del Cirio Pascual y la propagaran al resto de la asamblea que recibe el encargo de la tarea amorosa de la misericordia. Seguidamente, durante cada una de las peticiones, las candelas encendidas se depositarán a los pies del Santísimo en los distintos momentos, según cada persona quiera ofrecer su oración personal por una intención concreta.

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VI PETICIONES MONICIÓN A LAS PETICIONES Y GESTO DE LUZ: LECTOR 1 Para el Papa Francisco, la misericordia no es una palabra abstracta, sino un rostro para reconocer, contemplar y servir: “Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios. Nada en Él es falto de compasión. Su Persona no es otra cosa sino Amor, un amor que se dona y ofrece gratuitamente. Los signos que realiza, sobre todo hacia los pecadores, hacia las personas pobres, excluidas, enfermas y sufrientes llevan consigo el distintivo de la misericordia”.

LECTOR 2 Queremos que este distintivo de misericordia esta noche sea la Luz del mismo Cristo que nos transmiten los testigos que amaron y sirvieron antes que nosotros. Una luz que también simboliza lo que queremos ser en medio de este mundo: la claridad y el calor de un amor misericordioso que recibimos de Cristo vivo y resucitado. Oramos juntos en cada petición y vamos acercando nuestra candela a los pies del Santísimo según la intención concreta por la que rezamos especialmente.

LECTOR 7: Oremos por nuestra Iglesia diocesana de Cartagena Todos oran en silencio. Después de un momento, recitan juntos:

TODOS: Para que, en comunión con el Papa Francisco y nuestro Obispo José Manuel, vivamos esta Semana de la Caridad dentro del Año Jubilar de la Misericordia, como un momento extraordinario de gracia y de renovación interior. Roguemos al Señor. (Se canta mientras, quienes quieran orar especialmente por esta intención, acercan su candela a los pies del Santísimo, y así con cada una de las peticiones) CANTO: Sé mi luz (Ain Karem) Sé mi luz, enciende mi noche. Sé mi luz, enciende mi noche. Sé mi luz, enciende mi noche, mi noche. Sé mi luz.

LECTOR 7: Oremos por los presbíteros, ministros de la misericordia divina. Todos oran en silencio. Después de un momento, recitan juntos:

TODOS: Para que, con un corazón generoso, amen al pueblo que tienen encomendado con las entrañas misericordiosas de Jesucristo, Buen Pastor, y sean, a los ojos del mundo, el rostro compasivo del Señor, buen samaritano. Roguemos al Señor. (Quienes quieran orar especialmente por esta intención, acercan su candela a los pies del Santísimo) CANTO: Sé mi luz, …

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LECTOR 7: Oremos por nuestros hermanos que sufren. Todos oran en silencio. Después de un momento, recitan juntos:

TODOS: Para que, sabiéndonos instrumentos del Señor, atendamos y aliviemos las necesidades de las personas pobres, enfermas, excluidas y hambrientas, ofreciéndoles oportunidades de dignidad desarrollo y futuro. Roguemos al Señor. (Quienes quieran orar especialmente por esta intención, acercan su candela a los pies del Santísimo) CANTO: Sé mi luz, …

LECTOR 7: Oremos por la familia cristiana. Todos oran en silencio. Después de un momento, recitan juntos:

TODOS: Para que sea foco de amor y servicio en medio del mundo, dando testimonio de apertura, ternura y caridad. Roguemos al Señor. (Quienes quieran orar especialmente por esta intención, acercan su candela a los pies del Santísimo)

CANTO: Sé mi luz, … POSIBILIDAD DE PETICIONES ESPONTÁNEAS.

SACERDOTE: Señor todopoderoso, rico en misericordia, escucha nuestra oración, y renuévanos con el fuego de tu Espíritu Santo para que esta Semana de la Caridad sea un tiempo de gracia y renovación, para que tu Iglesia siga anunciando llevando la Buena Nueva a los pobres y excluidos. Te lo pedimos con la oración que tú nos enseñaste: PADRE NUESTRO….

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VII ORACIÓN DEL JUBILEO DE LA MISERICORDIA Oramos juntos: Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena de buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios! Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso. Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios. Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres, proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos. Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

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VIII RESERVA DEL SANTÍSIMO A continuación el sacerdote se dirige hasta el altar para proceder a la bendición y reserva del Santísimo. De rodillas se entona un canto. Proponemos “Majestad”. Opción de otros cantos: Cantemos al Amor de los amores (P. Restituto del Valle), Tantum ergo (Sto. Tomás de Aquino). Mientras tanto se inciensa el Santísimo Sacramento. CANTO: Majestad (Jack Hayford) Majestad, adorad su Majestad. A Jesús sea honra, gloria y poder. Majestad, Reino y autoridad, luz y esplendor, manda a su pueblo. A Él cantad.

¡Aclamad y proclamad el nombre de Cristo! ¡Magnificad, glorificad a Cristo, el Rey! Majestad, adorad su Majestad. ¡Cristo murió, resucitó y de reyes es Rey! (bis)

SACERDOTE: Les diste el Pan del cielo. ASAMBLEA: Que contiene en sí todo deleite. SACERDOTE: Oremos. Oh Dios en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ASAMBLEA: Amén. Luego, el sacerdote puede recitar las Alabanzas al Santísimo Sacramento. Bendito sea Dios. Bendito sea su santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su Preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos. Seguidamente, el sacerdote recibe el paño de hombros y toma la custodia, que mantiene elevada con ambas manos cubiertas con el paño de hombros. Vuelto hacia el pueblo, hace la señal de la cruz con la custodia sin decir nada. Luego la coloca sobre el altar y hace genuflexión. Finalmente traslada el Santísimo a la capilla o lugar de la reserva.

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IX MIRAMOS Y CANTAMOS A MARÍA, MADRE DE LA MISERICORDIA LECTOR 1 Pongamos nuestra mirada en María, madre de Dios, Madre de la Misericordia encarnada. El Papa subraya: “El amor misericordioso en María se funda sobre el tacto singular de su corazón materno, sobre su sensibilidad particular. Ella es la que de manera singular y excepcional, ha experimentado-como nadie- la misericordia” Al pie de la cruz, María junto a Juan, el discípulo amado, es testigo de las palabras de perdón que salen de la boca de su Hijo. María es testigo de excepción de la misericordia sin límites de Cristo, que llega a todos sin excluir a nadie. Ella es cauce del Amor infinito del Hijo que nos hace mirar hacia Él, siendo para nosotros Madre de Misericordia sin límite y modelo a seguir. Pidámosle que nunca deje de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misma Misericordia, su Hijo Jesús.

Canto o rezo de la Salve/otro canto mariano (Dejarme hacer, Hágase en mi (IXCIS) CANTO: Magnificat (Taizé) Magnificat, Magnificat, Magnificat anima mea Dominum. Magnificat, Magnificat, Magnificat anima mea. (Engrandece mi alma al Señor)

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“La misericordia nunca puede dejarnos tranquilos. Es el amor de Cristo que nos “inquieta” hasta que no hayamos alcanzado el objetivo; que nos empuja a abrazar y estrechar a nosotros, a involucrar, a quienes tienen necesidad de misericordia para permitir que todos sean reconciliados con el Padre (cf. 2 Co 5,14-20). No debemos tener miedo, es un amor que nos alcanza y envuelve hasta el punto de ir más allá de nosotros mismos, para darnos la posibilidad de reconocer su rostro en los hermanos. Dejémonos guiar dócilmente por este amor y llegaremos a ser misericordiosos como el Padre.” Papa Francisco. Vigilia de oración- Jubileo de la Misericordia. 2 de abril 2016

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