MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE

MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE SEAN MISERICORDIOSOS, COMO EL PADRE DE USTEDES ES MISERICORDIOSO. (Lc.6,36) Al pronunciar estas palabras, Jesús nos hace...
16 downloads 0 Views 1MB Size
MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE SEAN MISERICORDIOSOS, COMO EL PADRE DE USTEDES ES MISERICORDIOSO. (Lc.6,36) Al pronunciar estas palabras, Jesús nos hace una invitación a santificar nuestra propia vida. Llenar nuestro tiempo de Dios a través de la intensificación de nuestra vida espiritual: la oración, la participación más plena y decidida en la vida parroquial y diocesana; en las iniciativas apostólicas y misioneras; en cursos de formación espiritual y doctrinal…Éstas son reflexiones que recogemos del libro de Raúl Llusá, Misericordiosos como el Padre, que nos indican cómo ir transformando nuestra vida. ¿Qué es la misericordia? La palabra viene del latín y es compuesta: Miseri – cordia. Miser se traduce como “compasión, piedad” digno de compasión; Cor - cordis significa “corazón”. De esta manera, misericordia puede entenderse como tener compasión por el necesitado, sentir piedad desde el fondo del corazón por el que sufre. No es sentir lástima por el otro, es conmoverse ante el dolor y sentir la necesidad de entrar en acción, de comprometerse con esa realidad. Pentecostés 2016, en pleno Año de la Misericordia, será el encuentro de todas y todos, si llegamos a él con un espíritu nuevo y renovado, que pueda cantar “las misericordias del Señor”. Él es el primero que nos regala a todos la misericordia, que nosotros en salida misionera, queremos tener con nuestros hermanos más necesitados. Entonces… ¿Cómo preparar el corazón para que sea misericordioso en un mundo en donde tan a menudo nos rodea la miseria? ¿Qué entendemos por hacer fecunda la misericordia de Dios? Palabras del Papa Francisco: “Estoy seguro de que toda la Iglesia podrá encontrar en este Jubileo la alegría de redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, con la cual somos llamados a dar consuelo a cada hombre y a cada mujer de nuestro tiempo.” Para entrar en esta dinámica de vida, de conversión, dirijamos nuestra mirada, nuestra escucha atenta y sobre todo nuestro corazón abierto a Jesús en el Evangelio de Lucas. A este Evangelio también se lo conoce como “el Evangelio de la misericordia”. La intención de Jesús es enseñarnos cómo es el Padre. Para eso, habla en parábolas. Éstas tienen que ver con la vida cotidiana, a la que interpelan y cuestionan. Las parábolas nos muestran, frente a nuestra lógica, la “ilógica” de Dios. Los pensamientos de Dios no son los pensamientos de los hombres. Las parábolas son para comprender el hacer inédito del Dios de la Vida. Ese amor misericordioso que en su actuar nos desconcierta y nos invita a la conversión. Vivamos algunos momentos de las parábolas de la misericordia.

Parábola de la oveja perdida (Lc 15,1-7) Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va a buscar la extraviada hasta encontrarla. Y luego que la encuentra la carga sobre sus hombros y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos y les dice que se alegren con él porque encontró a la oveja perdida.

Lo planteado por Jesús es totalmente ilógico… una oveja hace que el pastor deje a noventa y nueve en el campo y la busque incansablemente, y al encontrarla, sale a anunciarlo con alegría a los cuatro vientos…

Nos preguntamos: - ¿A quién representa esa oveja? - ¿Qué es capaz de hacer el Padre por aquél que ha perdido el rumbo? - ¿He experimentado ese amor compasivo del Padre alguna vez? - ¿Cómo puedo vivir yo también esa misericordia con mis hermanos?

Parábola de la moneda perdida (Lc 15, 8-10) Si una mujer tiene diez monedas y pierde una, ¿no enciende una lámpara, barre la casa y busca con mucho cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra llama a las amigas y vecinas y les dice que se alegren con ella porque encontró la moneda perdida.

Una dracma, cuyo valor era el de una jornada de trabajo… Algo casi insignificante, pero esta mujer pone todo su empeño en encontrarla. Sabemos que para buscarla tuvo que revolver la casa, ya que ésta estaba formada por un único ambiente donde se cocinaba, luego se desenrollaban esterillas para dormir, o sea, que toda la vida familiar se desarrollaba allí. Y si prendió una lámpara es que la buscaba al caer la tarde o en la oscuridad de la noche, más difícil entonces de encontrar. Y luego que la halla hace fiesta, por algo tan pequeño… Gozo y alegría…

Nos preguntamos: -

¿A quiénes busca el Padre con tanto empeño y se llena de alegría al encontrarlos? ¿He experimentado el sentirme valiosa/o para el Padre? ¿A qué acciones concretas con los más necesitados me invita esta experiencia vivida? ¿Cómo tendría que vivirlas?

Parábola del padre misericordioso (Lc 15, 11-32) Añadió: Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo al padre: Padre, dame la parte de la fortuna que me corresponde. Él les repartió los bienes. El hijo menor se fue a un país lejano donde malgastó su herencia en una vida desordenada. Llegaron tiempos difíciles y empezó a pasar necesidad. Consiguió trabajo cuidando cerdos. Deseaba comer la comida de esos animales, pero nadie se las daba. Entonces pensó en los jornaleros de su padre que les sobraba el pan y él se moría de hambre. Me pondré en camino a casa de mi padre y le diré: He pecado contra Dios y te he ofendido; 19 ya no merezco llamarme hijo tuyo. Trátame como a uno de tus jornaleros. Y se puso en camino a casa de su padre. Estaba aún distante cuando su padre lo divisó y se enterneció. Corriendo, se le echó al cuello y le besó. El hijo le habló al padre diciéndole que había pecado contra Dios y había ofendido a su padre. Que ya no merecía llamarse hijo suyo. Pero el padre dijo a sus sirvientes: Enseguida, traigan el mejor vestido y vístanlo; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Celebremos un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido, se había perdido y ha sido encontrado. Y empezó la fiesta. El hijo mayor regresa del campo y oye la música y las danzas. Llama a un sirviente para que le informe qué estaba sucediendo. El sirviente le cuenta lo que hizo su padre. Irritado, se negaba a entrar. Su padre salió a rogarle que entrara. El hijo mayor le reprocha el que nunca tuvo ni un cabrito para compartir con sus amigos a pesar de que lleva tantos años sirviendo a su padre.

Pero, cuando ha llegado ese hijo tuyo, que ha gastado tu fortuna con prostitutas, has matado para él el ternero engordado. Le contestó: Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo. Había que hacer fiesta porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, se había perdido y ha sido encontrado.

Esta parábola nos revela el amor misericordioso del padre que excede toda expectativa del hijo. Lo ama profundamente, tanto, que le entrega su parte de la herencia sin decir nada. El texto sigue relatándonos lo que hace ese hijo, y cuándo decide volver. No está arrepentido, sino que regresa por necesidad. El padre lo reconoce a la distancia y se enternece. Siente un amor que nace de sus entrañas. El padre realiza siete cosas que nos revelan características fundamentales de la misericordia: 1° Corrió (a su encuentro). Acción totalmente contracultural. Misericordia= en tomar la iniciativa 2° Besó y abrazó. Efusivamente. Misericordia= es no sentir náuseas, repugnancia frente al pecado del otro. Al padre no le importa la ley, no le importa quedar contaminado. Misericordia= más importante que la ley. 3° Vestido. El vestido en la Biblia es signo de la dignidad. 4° Anillo. Es un sello. En una hacienda las transacciones se hacían sellando con él. Quiere decir que le dio la administración de la hacienda. Misericordia= es confiar totalmente en el otro, devolverle la confianza mejor que antes. 5° Sandalias. Los esclavos andaban descalzos, los patrones usaban calzado. 6° Novillo. El que estaban engordando para la fiesta. 7° Fiesta El otro hijo representa la lógica nuestra: enojo, reproche por creer que el padre no reconoce su servicio; no comprende las acciones del padre… Ese hijo tuyo… no lo reconoce como su hermano. El padre sale de la casa a dialogar con su hijo mayor. Explica todo con amor… Este hermano tuyo… le pide que lo trate como él lo ha tratado. La misericordia se decide en las relaciones que parten del corazón humano y se desbordan en palabras y acciones.

Nos preguntamos: -

-



¿Qué es lo que más me sorprende de la actitud del Padre con respecto a su hijo menor? Estoy en la escena del reencuentro. ¿Qué sentimientos surgen en mí al ver lo que sucede? ¿He experimentado el perdón del Padre en el sacramento de la reconciliación como ese amor misericordioso que va transformando mi vida? ¿Cómo puedo superar mi actitud de “hermano mayor”? ¿De qué manera puedo ser yo misericordiosa/o como el Padre con los demás? Pienso en situaciones y personas concretas.

Las parábolas ponen en crisis nuestra lógica sobre Dios. Hay que aprender a ver los signos del Reino. El Reino de Dios acontece en signos pequeños y eficaces. Aprender a ver con los ojos de Dios. Sentir, vivir y amar como el Padre. Jesús es la viva misericordia de Dios. Los milagros que realiza son signos de la misericordia de Dios y del poder transformador del Reino. Mensaje muy claro de que Dios está interesado en la humanidad. El mismo Dios Padre que nos creó se ocupa y Jesús es Su rostro revelado. El Reino de Dios y su misericordia es un canto a la vida.

Momento de oración. Leemos en silencio y nos apropiamos de parte del Salmo que es respuesta de alabanza y, a la vez, reconocimiento del gran amor que el Padre nos tiene. Lo recitamos juntos en voz alta…

SALMO 36, 6-11 Tu misericordia, Señor, llega hasta el cielo, tu fidelidad hasta las nubes. Tu justicia es como las altas montañas, tus juicios, como un océano inmenso. Tú socorres a los hombres y a las bestias: ¡qué inapreciable es tu misericordia, Señor! Por eso los hombres se refugian a la sombra de tus alas. Se sacian con la abundancia de tu casa, les das de beber del torrente de tus delicias. En ti está la fuente de la vida, y por tu luz vemos la luz. Extiende tu gracia sobre los que te reconocen, y tu justicia sobre los rectos de corazón. Amén.

Invitamos a cantar nuestra alegría por tantas bendiciones recibidas. Misericordiosos como el Padre - Cantautor Ariel Glaser https://www.youtube.com/watch?v=P6D_evmMwsk Cuentan que hace más de dos mil años las ovejas del rebaño iban tristes por la vida. Lejos de un pastor que las guiara sus corazones llevaban tanta herida que sanar. Fue así que Dios rico en misericordia nos manifestó su gloria desde el vientre de María; revelándonos su amor de Padre en el Verbo hecho carne qué alegría de verdad.

Y en un abrazo misericordioso nos unió nos devolvió la dignidad perdida. Buscó a la oveja que, del fiel rebaño se alejó sanó su herida y la rescató. Con mirarlo uno veía al Padre su ternura era el mensaje, su actitud la cercanía. No celaba de besos y abrazos y buscaba a cada paso darnos vida y libertad. Misericordiosos como el Padre nos pedía que seamos frente a tanta hipocresía. No juzgar para no ser juzgados, ver en el otro a un hermano con heridas que sanar. Y en un abrazo misericordioso nos unió… Jesucristo estás a nuestro lado y nos pides que veamos tanta dignidad perdida; tantos gritos y tantas miradas tanta gente postergada y excluída de verdad. Enséñanos a estrechar sus manos para que juntos sintamos tu grata presencia amiga. Y esa caridad que nos obliga a ser signos de alegría y de solidaridad. Y en un abrazo misericordioso nos unió…