Con tratamiento

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¿

Temor por qué?

Cuando escuchamos que una persona ha tenido un ataque, generalmente pensamos que es un ataque al corazón. Difícilmente lo asociamos a la epilepsia. Es más, no sabemos lo que es epilepsia. La vemos como una enfermedad rara y hasta tenemos la impresión de que no nos puede tocar. La información sobre ella es muy pobre. Muchos epilépticos creen más en las recetas de los curanderos que en lo que dice el médico o el especialista de la salud. Ellos, con frecuencia, se avergüenzan de los llamados “ataques” que tienen y terminan aislándose de los amigos. Por otro lado, los amigos se asustan y hasta se alejan de ellos cuando descubren que sufren esta enfermedad. La epilepsia es una enfermedad que le puede pasar a cualquiera pero también puede ser perfectamente controlada con tratamiento médico y no tiene por qué asustarnos ni darnos vergüenza. VIDA sabe que muchos niños y adolescentes tienen epilepsia. Sabe que sufren porque ignoran lo que tienen y desconocen sus posibilidades de tratarse y de llevar una vida normal. En este número les daremos esta información.

Qué es el ataque ¿Alguna vez nos hemos preguntado por qué, cuando deseamos levantar un brazo, caminar o voltear la cabeza, estas partes de nuestro cuerpo obedecen nuestra “orden”? Esto se debe a nuestro cerebro. Él se encarga de ordenar, a través de sus células o neuronas, los movimientos. Así como ordena también casi todas las funciones que cumple nuestro organismo. Las células o neuro-

Es una publicación semanal del diario La República en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud.

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nas son la “vida” de nuestro cerebro. Están unidas o conectadas entre sí por algo así como pequeños impulsos eléctricos gracias a los cuales podemos mover nuestro cuerpo. Pero si el cerebro de pronto es “atacado” por fuertes y rápidos impulsos eléctricos se produce una “explosión”. Eso es el ataque epiléptico, que puede suceder una y otra vez. El ataque, que es como una descarga eléctrica, “ataca” en cualquier momento, por un tiempo determinado y hace que la persona convulsione, es decir, mueva su cuerpo, sus brazos y sus piernas involuntariamente. Una vez concluido el ataque, generalmente, la persona no recuerda nada de lo sucedido.

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Epilepsia Epilepsia quiere decir ataque o convulsión. Se caracteriza por los ataques o crisis que se repiten. Esos son los síntomas. Existen tipos de epilepsia que dependen de las neuronas comprometidas. Algunas crisis se caracterizan por los movimientos, otras por los hormigueos o adormecimientos, otras por la visión de luces y

percepción de sonidos. Si una persona tiene un ataque y éste no se vuelve a repetir, es un caso que no constituye precisamente una epilepsia. En nuestro país, de cada 200 personas una presenta la enfermedad y los ataques aparecen mayormente antes de los 10 años. Con preferencia en los niños y adolescentes.

No se conocen todas las causas de la epilepsia. Las formas más comunes son: - El pequeño mal. - El gran mal.

¿Cuál es la causa? No se conocen todas las causas. Si bien sabemos que el ataque se produce por eso que es como la descarga eléctrica entre las células cerebrales, sin embargo, en la mayoría de los casos no tenemos

una explicación del por qué de la enfermedad. Entre las causas que podrían originar epilepsia están: una lesión en la cabeza, problemas de salud durante el embarazo, secuelas de una enferme-

dad infantil como el sarampión, deficiencias nutricionales y hasta tumores. Pero, la mayoría de los casos no tienen una razón física. Las formas más comunes del ataque son:

EL PEQUEÑO MAL, conocido también como AUSENCIA, y que se observa casi exclusivamente en niños. Si usted observa a un niño jugando y de pronto deja de hablar, guarda silencio o mira fijamente puede estar sufriendo un ataque. Estos ataques duran breves momentos, de 5 a 40 segundos, durante los cuales el niño pierde la conciencia. Luego, prosigue con la actividad que interrumpió sin recordar lo que pasó. Pero, atención: no es lo mismo que quedarse distraído, pensando en algo. EL GRAN MAL, es la forma más frecuente. Lo que observamos es que la persona pierde el conocimiento de un momento a otro, muy rápidamente, lo que provoca la caída. La mandíbula se

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Se controla y...

Con tratam llevar una v temores

contrae, las piernas y los brazos se ponen rígidos para luego sufrir sacudidas bruscas y hasta la respiración se detiene por breves segundos. En esta situación, muchos enfermos pueden morderse la lengua y hasta orinarse. ¿TIENE CURACIÓN? La epilepsia tiene tratamiento. Se dispone de medicamentos que deben ser tomados en forma continua por varios años. El 80 por ciento de los pacientes que cumplen su tratamiento dejan de presentar ataques, y si se mantienen así por varios años, se les considera curados.

El médico especialista o neurólogo es quien debe hacer el diagnóstico e indicar el tratamiento que debe tener la persona. Asimismo, es quien debe decidir el retiro progresivo del medicamento. Hay que tener paciencia y no desanimarse si en algún momento, estando en tratamiento, se presenta el ataque. Cuando uno es niño, los padres se encargan de

darnos las medicinas, pero si somos adolescentes entonces debemos tomar la responsabilidad. De cada 100 pacientes, aproximadamente 80 a 90 responden al tratamiento, es decir, pueden llevar una vida normal. Pero el tratamiento sólo se suspende cuando el médico lo indica. Abandonarlo en cualquier momento significa que los ataques pueden volver.

La epilepsia e una enfermeda no hay razón p tener vergüen de tenerla.

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iento se puede ida normal. Sin ni angustias. ¿Qué hacer frente al ataque? El paciente no puede hacer nada porque pierde el conocimiento. Los que estamos cerca del enfermo somos quienes debemos saber que una vez que se inicia el ataque, éste tiene que proseguir hasta que termine en forma natural. Sólo tenemos que evitar que el paciente sufra alguna lesión, mantener la serenidad, y esperar que el enfermo recupere la conciencia. Finalmente, en lo posible, tomar nota de las características del ataque para informar al médico. Esto

s dy ara za

173 servirá para su tratamiento.

No es hereditaria No se ha comprobado que lo sea. Si bien algunos estudios indican que existe una predisposición a la enfermedad en algunas familias, ésta no se hereda. Es decir, un hijo de padres epilépticos no necesariamente tiene que ser epiléptico.

No avergonzarnos ni aislarnos Esto es lo más importante. Muchas veces ocultamos la enfermedad, especialmente por vergüenza, por temor a que nos dé el ataque delante de nuestros amigos. Por otro lado, la familia, que tiene un papel muy importante, muchas veces también por vergüenza oculta al enfermo de epilepsia. Esto le puede causar más daño que la misma enfermedad, especialmente cuando el paciente es un niño o un adolescente que necesita seguridad para desarrollarse mejor. La epilepsia es una enfermedad y no hay razón para que uno tenga vergüenza de tenerla. Por lo tanto, las personas a quienes frecuentamos como parientes, compañeros de clase, profesores, vecinos y en general, los amigos más cercanos, deben saber de nuestra enfermedad. Así comprenderán mejor la situación.

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Se vive normalmente ser adolescente y tener epilepsia. Especialmente por el temor que tenemos a que el ataque se presente cuando estamos con los amigos y porque sentimos vergüenza. Pero debemos tener presente que no tenemos nada que esconder ni nada de qué avergonzarnos. Es mejor que expliquemos nuestra enfermedad para que los demás entiendan la situación. ¿Y NUESTRA PAREJA?

SOMOS IGUALES A LOS DEMÁS Quien nos haya dicho que somos diferentes a los demás y que no podemos hacer una vida normal, está completamente equivocado. Quien lo haya dicho no sabe nada de la epilepsia y seguramente por su misma ignorancia tiene temor. Si los amigos y la familia actúan frente a nosotros sobreprotegiéndonos, como si fuéramos de cristal, también estarán en un error. Los epilépticos podemos llevar una vida normal si tenemos el tratamiento adecuado. ¿CÓMO MANEJAR NUESTRA VIDA? Ya hemos dicho que como epilépticos podemos hacer una vida normal mientras sigamos el tratamiento. Podemos ir al colegio normalmente, asistir a la universidad y elegir una profesión.

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Claro está de que no podemos elegir profesiones como piloto de aviones o trabajar en labores que impliquen equilibrio en las alturas. Pero muchas personas que no tienen epilepsia tampoco pueden. La vida es así. La alimentación puede ser igual que la de los demás. No necesitamos tomar vitaminas ni minerales. Podemos hacer deportes pero debemos comen-

zar a practicarlos con calma. Y si queremos practicar deportes en el agua como natación, hay que permanecer junto a una persona que sepa nadar. Si somos adolescentes no hay razón para que no hagamos todo lo que hacen nuestros compañeros. Podemos salir de paseo, divertirnos, bailar, pasear en bicicleta, ir a la playa y hasta jugar un partido. Sabemos que es difícil

En primer lugar, la epilepsia no limita la capacidad de tener relaciones sexuales con la pareja. Aquí, lo único que cuenta es la confianza de la pareja con la que nos relacionamos, quien desde luego debe estar informada de nuestra enfermedad y tratamiento. ¿PODEMOS MANEJAR BICICLETA O CARRO? Sí, podemos hacerlo. Pero siempre y cuando los ataques estén bajo control médico. Si no es así, preferible no hacerlo. En es-

Es importante que el paciente tenga un tratamiento continuo.

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La familia y los amigos son muy importantes. Todos podemos ayudar un poquito en su tratamiento. gido a la familia de los pacientes y la comunidad. Trabajo que también está dirigido a los profesores de los colegios de la zona para informar a la población de la epilepsia y su tratamiento. TODOS PODEMOS AYUDAR tos casos la opinión del especialista de la salud es muy importante. ¿LOS ATAQUES PUEDEN SER POR “DAÑO”? No. Definitivamente no tienen nada que ver con el “daño”. “Daño”, según la creencia popular, es provocar, por maldad, una enfermedad mediante bebidas u otras formas. Esto es falso. Otras personas creen que la enfermedad del niño se debe a que la madre fue golpeada cuando estaba embarazada. O que es producto del “susto”. Nada de esto es cierto.

LA “MEDICINA” DE LOS CURANDEROS Hay personas que creen que se pueden “curar” con animales, como por ejemplo, “la pasada del cuy” o tomando sangre de murciélago, de gorrión, comiendo el corazón de una tortuga y hasta bañándose con sangre de toro. Nada de esto es cierto. Son creencias y cosas que inventa la gente, precisamente porque desconoce lo que verdaderamente es la enfermedad. ¿DÓNDE PODEMOS ATENDERNOS? Ésta es una enfermedad que necesita atención

de un especialista de la salud. En primer lugar, tiene que confirmarse si tiene epilepsia, y para ello el paciente debe ir a la consulta junto con el familiar o la persona que ha sido testigo de los ataques. En los hospitales existen programas de atención en los departamentos de neurología. Cualquier persona puede ir allí y consultar con el especialista. En el hospital María Auxiliadora, donde también hay un Departamento de Neurología, se da al paciente un tratamiento integral a cargo de un grupo de profesionales neurólogos y psicólogos, quienes están desarrollando un programa diri-

Si usted no tiene la enfermedad no significa que no deba estar informado de ella. Esto es muy importante, porque nuestra actitud frente a los que sí tienen epilepsia puede ser la razón para que ellos se sientan mal, falten al colegio, dejen la universidad, pierdan la oportunidad de desarrollarse y se aíslen. Todos pueden ayudar un poquito y no hay que tener miedo a relacionarnos con ellos. La epilepsia no es contagiosa. Necesita algunos medicamentos, pero sobre todo necesita mucha comprensión de quienes rodean al enfermo. Seamos comprensivos. Seamos amigos.

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Cápsulas

6AIJ AL LECTOR

¿Los epilépticos pueden hacer una vida normal?

Y... ¿CUÁNDO DESCANSA? La mujer que trabaja, por ley, tiene derecho a gozar de descanso antes y después del parto. Pero las mamás que estamos en casa no gozamos de este privilegio. Siempre estamos trabajando. Hasta antes de ir al hospital seguimos lavando, planchando y tratando de dejar todo en orden. Y por si fuera poco, cuando regresamos con el bebé de inmediato tenemos que volver a los quehaceres. Esto no es justo...

NO ES NINGUNA GRACIA... SIEMPRE TIENEN RAZÓN Nuestras abuelas en el campo, desde hace mucho tiempo usan las hojas de coca para preparar su bebida caliente en vez de té o café. Ellas dicen que la coca en infusión es agradable, no es dañina y que además sirve para dar energía. ¿Probamos?

¿Es usted de las personas que usa sus dientes para sostener una aguja de coser, cortar hilo y, para colmo, destapar una botella? Si es así, no crea que es una gracia. Sus dientes no son de acero. Si bien son fuertes, están cubiertos por un delicado y bello esmalte, y están hechos para masticar los alimentos y ofrecernos una bella sonrisa. No los malogre.