SECUESTRO EN PARÍS. Estamos en el año 1789 en el que una hambruna tremenda provocada por el tirano rey Luis XVI asolaba al pueblo francés. Los protagonistas de esta historia son unos niños que vivían con sus padres en las afueras de Paris. Marie la hermana mayor de 16 años, llevaba un vestido hasta las rodillas poco más o menos, con unas abarcas. El pelo le llagaba hasta los hombros y lo tenía rubio. José el hermano mediano de 13 años, llevaba un blusón de color blanco. El pantalón estaba con bastantes agujeros pero a él no le importaba. Calzaba unas zapatillas de cuero. Su pelo era corto y moreno. Por último, la pequeña Cataline de 10 años llevaba un vestido azul mar y unas sandalias. Su pelo era moreno y rizado. Un día soleado se fueron al monte a buscar setas. En el trayecto, se encontraron a dieciséis soldados que acudían a Paris a sofocar la Toma de la Bastilla. -¡Eh, a dónde vais niños!-dijo el Jefe de los soldados -Vamos a buscar setas. ¿Y vosotros a donde vais?- Cataline. -Nosotros vamos a la Toma de la Bastilla porque se ha levantado el pueblo y vamos a defender al rey. -¡Pero cómo vais a defender a ese tirano de rey!- contestó José. -Mi hermano tiene razón por su culpa nos estamos muriendo de hambre, por eso estamos recogiendo setas- añadió Marie. -Porque es nuestro deber como soldados del rey, aunque luchemos contra nuestro propio pueblo. -Pues vaya soldados, es vuestro propio pueblo y no hacéis nada. ¡Es donde nacisteis y os criasteis y no hacéis nada!- Cataline. -Ya lo sabemos, pero como soldados del rey tenemos que obedecerle, todo lo que nos diga- dijo el Jefe de los soldados. -Tenéis razón es vuestro deber hacerle caso al rey-Marie. -Bueno pues, adiós.-José. -Sí adiós. Pero tened mucho cuidado al recoger setas. ¿Vale? - Les indicó uno de los soldados. -Sí tranquilos lo tendremos. (…) UXUE EL HOMBRE DE NEGRO En Pompaelo había tres amigos que se conocían del trabajo: Santiago, Ramiro y Alejandra. Los tres eran pobres. Un día Ramiro y Alejandra se dan cuenta de que Santiago no había acudido a su puesto. Cuando terminó el trabajo Ramiro y Alejandra fueron a hablar con los padres de Santiago, pero los padres dijeron: -A la mañana se fue a trabajar y no ha vuelto. El día siguiente Ramiro y Alejandra fueron a un monte y vieron una cabaña muy pequeña y decidieron entrar, allí vieron el cuerpo de Santiago. En la tripa se notaba que lo habían apuñalado. Decidieron averiguar quien lo asesinó. En la cabaña encontraron un mapa que les marcaba la dirección de un sitio oscuro y abandonado. Cuando fueron al lugar que les marcaba el mapa, encontraron unos túneles que

conectaban con muchas salidas, estaban confusos no sabían por donde ir. Se metieron por todas las salidas que había, pero no encontraron lo que querían. Lo iban a dar por perdido, pero Alejandra vio un hueco en la pared y tenían que probar a ver si había suerte o no. ¡Hubo suerte! Encontraron una casa vieja y sucia, había telarañas, arañas, ratones... Entraron y Ramiro le detuvo a Alejandra diciéndole: -Será mejor que nos vayamos, este sitio da mucho miedo. Alejandra asintió con la cabeza. Cuando se dieron la vuelta había un hombre con un cuchillo en mano. Intentan escapar pero no les quedó mas remedio que luchar. (...) AIMAR ROBO DE UN CUADRO Esta historia comienza en Alemania, Mecklemburgo para ser más exactos en el castillo de Schwerin en el pequeño pueblo Schewerin en el siglo XIII. Aloys, Nick, Chiristop, Adaline, Barny y Dennis eran los hijos de Albert y Frederica y todos se ganaban la vida en la huerta cosechando sus frutos. Todos vivían en una cabaña ovalada con un techo cónico de troncos recubierto con cañas y pajas. Las camas donde dormían estaban rellenas de paja y las almohadas eran del mismo material. A la hora de comer se juntaban todos en una pequeña mesa de madera sentados en el suelo. Un día Chiristop se interesó por la gente rica porque le gustaba mucho las joyas. Al día siguiente Chiristop quedó en la casa de Adaline y le dijo: -¿Sabes cómo podríamos ser ricos? -No. -Será mejor que lo comente a los demás. Chiristop fué casa por casa preguntando si tenían una idea. A la tarde todos se reunieron en la plaza del Pueblo y empezaron a hablar: -Podemos colarnos en la casa del rey y robarle todo. -No, demasiado peligroso. -Podemos robar algo valioso. -Sí, pero qué. -Un cuadro. -Vale, ¿Cuál? Fueron a todas partes y buscaron por toda Alemania: por la ciudad de Bamberg, la de Rothenburgo... Hasta que descubrieron a Albrecht Dürer (Alberto Durero) y su obra De Rhinocerotidae. Esta búsqueda les costó tres años y medio debido a los medios de transporte ya que tuvieron que ir en caballo. Ya en Núremberg todos idearon un plan para hacerse con la reliquia. Pero como cuando llegaron era de noche decidieron irse a la cama. Al día siguiente... AITOR F.

EL SECUESTRO Era un día de otoño, volvían con muchos boletus a casa, pero al llegar... vieron la nota más extraña que habían visto hasta entonces. Era una nota dentro de un sobre rojo que alguien había colocado dentro de su libro favorito, el libro de cuentos que sus padres les leían todas las noches, y que sin duda no era de ellos. María agarró la carta y empezó a leer, “Para recuperar a vuestros padres, debéis darnos 4.000.000 de liras”, al leer eso, María soltó la carta y cayó al frío suelo de cerámica. Al caer, la nota se dió la vuelta y Catalina leyó unas iniciales, al otro lado de la carta “V.D.F.I” y debajo había escrito un mensaje en el que ponía: “Tenéis hasta el día de navidad para venir a recuperar a vuestros padres, al contrario no volveréis a verlos”. Sólo tenían un mes y no sabían qué hacer. En ese mismo momento dijo José: “¿Qué significarán las iniciales de la carta?”, entonces Catalina se acordó de lo que había leído. “Para venir a recuperar...” y entonces dijo “tal vez sean las iniciales de la dirección de donde estén papá y mamá”. En ese momento, dijo María: “ya, pero aunque sepamos cuál es la dirección no tenemos tanto dinero , y es imposible conseguirlo en solo dos meses ”, “No importa, ya buscaremos una solución, primero tenemos que saber cuál es la dirección”. Empezaron a pensar y les vinieron muchas direcciones a la cabeza pero ninguna era válida. Casi no tenían hambre, estaban muy preocupados, pero aun así intentaban comer algo para mantener las fuerzas. Ese día, mientras cenaban dijo Catalina entusiasmada: “Via Dei Fori Imperiali!!!”, y al decir eso fueron corriendo a la calle Via Dei Fori Imperiali pero al llegar no sabían qué casa era, y vieron una casa enorme, gris, y oscura, que tenía las ventanas abiertas. (...) AMAIA LA ISLA (...) Todas las noches Tomás iba al barco para ver si podía arreglar la radio pero era imposible. Una noche mientras estaba allí en el barco vio una luz a lo lejos cogió un lanza bengalas, que lo había estado guardando para una emergencia, lo disparó hacia arriba, sonó muy fuerte y se ilumino el cielo de color de rojo. Poco después apareció un barco de policía, que le dijeron que llevaban mas de tres semanas buscándoles. Tomas se subió a su barco que era enorme de color amarillo y negro. Fueron todos a la isla, decidieron pasar la noche allí. A la mañana siguiente cuando se despertó Ana y vio a la policía y empezó a dar gritos como loca de contenta, porque sabía que les habían encontrado y se iban a ir a su casa por fin. Fueron despertándose todos y preparando las cosas para irse. A Sara y Carol les daba mucha pena irse y dejar a Tambor allí y le preguntaron a su padre si se lo podían llevar a casa y a Tomás le pareció bien . Subieron todos al barco y empezaron el viaje de vuelta a su casa. Llovió durante varios días. Una

noche que estaban cenando fuera empezó a llover muy fuerte tanto que no pudieron recoger ni la mesa, ni las sillas, los platos volaban por el barco, todos se abrazaron porque estaban pasando mucho miedo. Dos días después llegaban a su casa. Estaban muy cansados pero contentos. Al día siguiente Sara y Carol empezaron el colegio y llevaron a Tambor para que sus compañeros de clase lo vieran y jugaran con él, la profesora les pidió que les contaran lo que les había pasado en el mar. Las chicas empezaron a contar lo que les había pasado en el viaje en barco y lo bien que se lo habían pasado en la isla . Contentas, dijeron al final, no fue todo tan mal nos lo pasamos muy bien en la isla y fue un viaje que no olvidaremos nunca. ARITZ TUNELES MISTERIOSOS Los tres amigos, quedaban para jugar y hablar. Esa tarde Aitor les dijo: -¿Podemos bajar a a los túneles de Hegoalde? -Si vamos- contestaron. Dentro del túnel, Aitor tira a Lucia y luego a José dentro de una sima. Lucia sale de la sima. Cuando llega al final del túnel ,se encuentra con Aitor, discuten y Lucia tira a Aitor a la sima. Lucia sale corriendo para su casa y llama a la policía. Les cuenta lo que ha pasado. La policía encuentra a José y de Aitor saben nada. BELÉN

EL ASESINO MISTERIOSO El general le dio una reprimenda al soldado que no protegió bien la aldea del enemigo contra el que habían empezado una batalla cerca de las Termas de Caracalla. El soldado, harto de los maltratos del general, quería venganza y en su tienda de campaña, le esperaba con un cuchillo en mano. Cuando el general estaba ya en el interior de la tienda, el soldado se dirigía hacia él, cuando... se oyeron unos ruidos y una persona misteriosa atravesó con una lanza a los dos hombres. Al día siguiente un guardia de seguridad llamado Carlos, que defendía su cabeza con la galea, que era un casco de cuero y placas metálicas, y el resto del cuerpo con una brillante armadura, también de pequeñas placas, descubrió los dos cadáveres e informó de ello a toda la aldea. Dos hermanos llamados Ana y Julio, vestidos con una toga y sandalias de cuero, se enteraron de que el soldado que murió era su padre y querían venganza. Pero como sabían que ellos no lo podían hacer solos, le pidieron ayuda a Carlos. Una vez que localizaron a Carlos, fueron a la escena del crimen, donde los niños lloraban desconsolados al ver a su padre muerto en el suelo. Cuando dejaron de llorar, se dieron cuenta de que su padre tenía un cuchillo en la mano y pensaron que había muerto a causa del cuchillo, el cual con mucho esfuerzo habría conseguido sacárselo. Carlos al fijarse bien en la herida, se dio cuenta que ese agujero no era de un cuchillo, sino que era de la lanza de uno los guardias que con mas valentía protegía la aldea. Entonces sospecharon que Fabio, el guardia protector de la aldea, pudo haber sido la persona que dio muerte al padre de los dos niños y al general de la guardia de la ciudad. (...) AIMAR A.

LA FORTUNA DE LA FAMILIA CHAPPE Eran tres hermanos, Louis, Jacques y Marie Chappe. Vivían en un pequeño pueblo de Francia llamado Saint Emilion, cerca de Burdeos. Marie era la hermana mayor y tenía dieciséis años. Vestía un vestido largo de color crema que le llegaba hasta los tobillos y unas sandalias. Su pelo era castaño, largo y rizado; era decidida. Louis tenía diez años y vestía unos pantalones de tela marrón, un blusón blanco y unas botas negras de cuero. Era rubio y tenía una melena hasta los hombros. Louis era bastante atrevido pero no tanto como su hermana. Jacques era el hermano mediano, tenía catorce años y vestía unos pantalones de tela negros, un blusón marrón y unas abarcas. Su pelo era algo más largo que el de su hermano y se lo recogía con coleta. Jacques era el hermano que se asustaba con más facilidad, aunque tenía catorce años. Era un día de verano soleado de 1587. Mientras los tres hermanos jugaban, Louis escuchó un ruido, se dio la vuelta y vio alejarse una sombra negra que había dejado una nota extraña en el suelo. Asustado, decidió coger la nota, y dijo a sus hermanos: -¡Jacques, Marie!, venid, he visto una sombra que dejaba esta nota en el suelo. ¿Será para nosotros? Marie, que era muy decidida, respondió: -Seguro que sí, vamos a leerla. Louis leyó la nota en voz alta. Era una amenaza anónima dirigida a los tres hermanos Chappe. Se quedaron aterrados y corrieron hasta su casa. Era grande, tenía tres pisos y una estructura de madera de roble. El primer piso era de piedra y tenía una puerta y una ventana de madera a la izquierda. El segundo era de madera y tenía otra ventana a la derecha. El tercero era de ladrillos y tenía una pequeña ventana en el centro. Los huecos estaban rellenados de barro pintado con cal blanca. Al llegar, vieron que la puerta estaba abierta. Los tres entraron asustados, agarrándose las manos, los unos a los otros. Se dirigieron primero a la cocina, donde encima de la mesa encontraron un cuchillo con sangre y junto a él otra nota, que leyó Marie: - “Vuestros padres están durmiendo para siempre en su cama”. Al acabar de escuchar a su hermana, Louis exclamó: -¡Subamos corriendo a su cuarto! Jaques, aterrorizado dijo: -¡Yo no me atrevo a subir! Marie respondió: -Es mejor que no nos separemos, por lo que pueda pasar. (...) MAIDER

EL CUADRO (…) Fue a preguntarle al mago. El mago le respondió –querido rey el cuadro Ha desaparecido consultarÉ con mi bola mágica. Le dijo al rey que al día siguiente le iba a resolver el problema. Así le dijo al rey que el cuadro no había salido del castillo, ¿pero dónde estaba se preguntaba el rey? “ME ESTOY VOLVIENDO LOCO” es decía el rey ya que cada vez le quedaban menos sospechosos. “Pueden ser las hermanas de la reina que viven aquí en el palacio con nosotros”. Las tres hermanas eran muy guapas y entre ellas había un poco de celos, querían casarse con príncipes de gran nobleza. Si la reina mandaba llamar al sastre para que le hiciera un vestido azul, las hermanas rápidamente acudían al sastre para que les hiciese otro vestido azul a cada una de ellas. Si la reina se compraba un caballo blanco, sus hermanas también se lo compraban. El rey pensaba que no podían ser ellas, porque eran muy jóvenes y él pensaba que no tenían malicia, como mucho hubieran ido a buscar al pintor para que las pintaran a ellas tres. El rey alguna vez vio pintar a la reina y sus hermanas estaban presentes y entre ellas había una ligera sonrisa. El rey cansado de tanto pensar, porque en realidad parecía que el pobre estaba loco, mando llamar a un caballero para que investigara. Cuando vino, las hermanas de la reina se pusieron más celosas que nunca por conseguir al caballero, el conde de Mairg, que era muy guapo. Pasaron unas semanas, y el caballero, seguía preguntando a todos los del castillo, para encontrar al culpable del robo del cuadro. Pero ya estaba harto de las hermanas de la reina porque le seguían a todas partes, porque estaban locas por él y, a la vez, se peleaban entre sí para conseguir casarse con él. Hasta que el caballero se hartó y se fue. El rey cansado de pensar y llamar, dijo que el bufón era el más próximo al robo del cuadro. Pero seguía preguntándose “¿Quien había sido?” Sospechaba que el bufón sabía algo, porque cuanto más furioso estaba, el bufón más reía. Entonces ordenó cortarle las dos manos. Cuando llegó el día que el verdugo iba a cortarle las dos manos, la reina se abalanzó sobre el verdugo diciendo: ¡el bufón no ha sido! GIRMA NO HAY PERDÓN “ Jamás perdonaré lo que tu padre le hizo al mío, Juan” leyó el señor Jarre delante de Perla mientras ella temblaba como un flan. Eso ponía en la nota que encontraron dentro del sobre que había en el suelo. Marina y Juan, como tantos y tantos días, jugaban y correteaban por los campos de Montreuil mientras sus padres trabajaban en las granjas. Su madre llamó a gritos a Marina y esta corrió a casa. Tenían que darle una mala noticia, su padre tenía que dejarlas para irse a luchar por la revolución. Ella se lo contó a Juan y el le dijo que su padre también tenia que dejarlos a ellos. Entonces Marina se alegró al saber que su padre no iba a estar solo y tendría con quien hablar. Marina y Juan seguían disfrutando de sus juegos en la campiña francesa, ajenos a las batallas que había muy cerca de allí, en París. En el último año habían compartido lo poco que tenían para comer y la añoranza que sentían por sus padres. A finales de julio de 1789 el padre de Marina volvió a casa, pero el padre de Juan murió en los combates cerca de París. Entonces el y su madre tuvieron que irse de Montreuil ya que no podían cuidar ellos solos de la tierra.

Dos años después nació la hermana pequeña de Marina, Perla. Las dos juntas vivieron una agradable infancia en la granja. Pasaron los años y los padres de Perla y Marina murieron. Entonces las dos hermanas tuvieron que irse a trabajar a París sirviendo en una casa muy lujosa de la calle Ponthieu. El trabajo era duro pero al menos vivían juntas y tenían ratos libres. En unos de los pocos ratos libres, Marina paseaba por la plaza Vendome mirando los lujosos escaparates. Cuando de repente escuchó una canción que casualmente era la que cantaba ella de pequeña con Juan, el amigo de su infancia. Buscó entre la gente de donde provenía la canción y entonces vio a un músico callejero tocándola. Se le acercó y le miró fijamente a los ojos. Los dos se reconocieron al instante. Los dos amigos se pusieron a hablar y a contarse lo que había sido de sus vidas mientras daban un largo paseo. Marina y Juan sin darse cuenta, poco a poco, se fueron enamorando. (...) GRETA THOMAS EL GUARDIAN DEL CUADRO (...) Pasados dos años con torturas y trabajando en la mina de carbón Albert murió y pasados otros dos años más Matthias también murió. Thomas se quedó solo y dos meses después Julia y Ralf consiguieron rescatarle, los tres se fueron a Germanía y se salvaron. Ocho meses después los Germanos se preparan para recuperar su cuadro. Thomas, Ralf y Julia consiguieron recuperarlo, pero los Húngaros les quitaron los caballos y tuvieron que escaparse andando. Para reponer fuerzas fueron a una aldea cercana que pertenecía a Austria. Allí no estaban en guerra y estuvieron un rato hasta descansar lo suficiente y seguir hacia Germanía. Mientras tanto, otra vez les robaron el cuadro, pero esta vez un joven ladrón de Austria, empezaron a buscar pistas y oyeron a un joven hablar sobre un amigo suyo que tenía un cuadro muy valioso. Que lo había robado entonces hablaron con ese amigo, a continuación le preguntaron sobre su compañero. A las tres horas escaparon, les encontraron a los dos, el amigo del que le guió no tenía el cuadro y les comentaron que le había vendido por un montón de dinero a un húngaro que se llamaba Alfons. Se alojó muy cerca de ellos y fueron hacia allí. Se encontraron con Alfons y empezaron a discutir Ralf y Julia, pero Thomas cogió el cuadro. Alfons se enteró y a continuación empezaron a correr. Ellos le persiguieron, después le rodearon y le dijeron que entregara el cuadro, él se negó, pero a Ralf se le ocurrió asustar al caballo para que le tirara de la silla y así recuperar el cuadro. Entonces Ralf silbó muy muy fuerte haciendo espantar el caballo. Cogió el cuadro y se lo llevaron a Germanía. Así se lo devolvieron al rey y a la reina. Thomas entonces le preguntó a que se debía la importancia del cuadro y contestó que era importante porque era el único retrato del abuelo del rey y sobre todo porque su marco era de oro macizo. IKER O. LA VIDA DE BAK Volvía del campo como otro día cualquiera, cuando vi pasar una persona muy normal, vestía con una faldilla que se arrollaba a la cintura y se ceñía con un cinturón de cuero, pero me llamó la atención una cicatriz que tenía en el lado inferior de la frente. Y más me llamó la atención un saco que

llevaba a la espalda por el que se asomaban preciosas joyas y oro. Corría al lado de la pirámide de Keops, casi terminada, se acercó a mi y me tiró al suelo gritando: - ¡Aparta! Y por detrás le perseguían sus soldados intentando atraparlo, era un ladrón. Al llegar a Giza, mi pueblo, entré en casa y decidí no hablar de lo que había pasado a mi madre Acenath, pero se lo conté ha mi hermano menor Mensah. En medió de la conversación mi madre nos interrumpió: - Hijos venid, hay algo que tengo que deciros. Mensah, se quedó intrigado y yo pensé que iba a ser una mala noticia y nos dijo: -Como ya sabéis vuestro padre vendrá de Menfis a visitarnos Me ilusioné mucho, ya no me acordaba, cada invierno nuestro padre venía de la capital a visitarnos y cambiaba el aceite y lino que le daban, por regalos para nosotros. Y nuestra madre preparaba una buena comida. Le esperamos pero esa noche no vino. Pensé que se habría retrasado pero fui a dormir. Al día siguiente no estaba y fui otra vez al campo. Cuando estaba a punto de volver a Giza, vino un señor preguntando por mi a Saa: - Me han comentado que aquí hay un joven llamado Bak. Ese era mi nombre. - No no conozco a nadie con ese nombre – contestó Saa Saa era el mas viejo pero el más sabio y sabía que si se lo decía no iba a ser bueno. Aquel hombre parecía importante, tenía la pieza con bordados y se colocaba sobre un calzón. Encima del schenti llevaba una especie de saya corta formando menudos pliegues y llevaba una peluca postiza, pero parecía enfadado, sabía que yo estaba allí y siguió: - ¡ Donde esta Bak ! Se les busca por robo - Gritó – No lo conozco – También insistió Saa – No lo entendía, ¿Tendría que ver algo con el robo en la pirámide? (…) KAI

LA HISTORIA DE PEPE (...) Pepe sabía muchas cosas de Francia y a los cuatro amigos les gustaban las historias antiguas, entonces los chicos le dijeron a Pepe que les contara todas las historias que sabía. Y así fueron siendo cada vez más amigos. Un día los cuatro amigos se encontraron a Pepe muerto. Lo primero que vieron fue una pistola cerca del cadáver, en la mano de Pepe. Rubén cogió la pistola y la abrió y comprobaron que había ocho balas. Los amigos, estuvieron preguntando durante varias horas a la gente si conocían a Pepe, para saber lo que le podía haber pasado. Después fueron a avisar a la policía lo que había ocurrido, más tarde Sara se fue a casa de su abuelo Vicente. Sara, le contó todo lo que habían hecho y lo que había pasado. Vicente le dijo a Sara que Pepe había sido su amigo. Le explicó, que le conoció en Francia hace muchos años y que tenía una mujer. Después, le dijo que su familia había muerto por un incendio. Le contó, que la mujer de Pepe tenía una amiga que les había invitado a su boda. Pero en el día de la boda, Pepe había atropellado a la amiga por estar distraído. La amiga tenía un hermano y los dos tenían mucha amistad. Sara, fue corriendo a decir a sus amigos todas estas historias nuevas que le había contado su abuelo.Los chicos dijeron que sería un poco normal, pero no entendían porqué se mató. Los chicos

pensaban que lo que le pasó a Pepe no se podía olvidar por que no entendían como llegó a hacer una cosa así. Como los chicos no tenían el tema muy bien aclarado, decidieron preguntar a la gente igual que antes, para aclararse mejor. (...) DIYA

EL MISTERIO DEL JARRÓN Había una una vez cuatro niños llamados Copu, Litica, Lusticu y Rustita que trabajaban para una mujer muy borde llamada Mehet Weret. Los niños un día hartos de trabajar se pusieron a jugar y a divertirse. Cuando la señora Mehet Weret les vio se enfadó mucho y les echó a patadas. Los niños al día siguiente querían venganza y le robaron un jarrón que era muy valioso para ella, porque contenía sextercios de oro, dinero en la antigua Roma. La señora Mehet se pensó que se lo habría robado el vecino. Entró a su casa pero no encontró nada. Vio muchísimas cosas pero ni rastro del jarrón. Los niños fueron al monte para que no les viera nadie. Litica, la más pequeña, intentó meter el brazo pero no lo consiguió. A Lustico se le ocurrió que podrían romperlo y eso hicieron. Así sacaron todo el dinero y se pusieron super contentos y felices. Como era un poco tarde acamparon en el monte, jugaron a juegos como el pilla-pilla, contaron historietas de miedo hasta que les entró el sueño. Al día siguiente todos los sextercios de oro habían desaparecido. Los niños fueron a descubrir quién se lo habría robado pero no lo descubrieron. Los pobres se pusieron muy tristes. MAIALEN LA MUJER DE LA FUENTE (...) Al llegar a la fuente que vieron por la mañana, se encontraron con una mujer que llevaba un cántaro en la cabeza, iba totalmente de negro, con una falda larga y su pelo se recogía con un moño. Los chicos sabían que no era hora de visita guiada, por lo que se sorprendieron al verla. -¿Habéis visto a Luisito?. Les preguntó. Ellos dijeron que no habían visto a nadie. -Si lo vemos, le diremos que lo está usted buscando – dijo Sara. -¿Por cierto cuál es su nombre? - replicó Alba. -Soy Teresa, la costurera, si lo véis, decidle que venga a casa enseguida, esta noche va a llover. Los niños se miraron, ¿llover?, si hacía un calor sofocante y no había nubes. La mujer recogió el cántaro y se fue por una estrecha calle gritando el nombre del niño. Siguieron un rato más merodeando y cuando estaba anocheciendo, comenzó a llover. Ya en casa, los niños comentaron todo lo que les había pasado. Los abuelos de Alba y Rubén se enfadaron, no querían que volvieran al pueblo viejo por su cuenta, porque había peligro de derrumbamientos. Pero lo que más les intrigó, fue haberse encontrado con Teresa la costurera. El abuelo dijo: -Esa mujer murió durante la guerra, ella y su hijo Luis que por entonces tenía siete años. Es imposible que la hayáis visto, seguramente sería otra persona. Los niños no respondieron, se quedaron helados, ¿alguien les había gastado una broma de mal gusto? o ¿era verdad que se encontraron con ella?

La semana se les pasó volando y ya no volvieron a acercarse al pueblo viejo, ni solos, ni acompañados, pero nunca olvidarían a la curiosa mujer de la fuente que iba buscando a su hijo Luisito... SAIOA EL VIAJE INESPERADO (...) Me llevo al hotel más lujoso y más cómodo y cálido. Los primeros días estuvieron muy bien. Para mi todo era gratis. Me llevaba muy bien con Goyo. Siempre que iba con él la gente se alejaba de nosotros. Goyo se fue y me dejó en el desayuno. Se me acerco entonces una chica. Era muy guapa rubia, de ojos azules, alta... -¡Cómo puedes estar con él. Es un estafador! -No me digas, yo no sabía nada de eso. Porque cuando salí del avión me trajo aquí y me ofreció de todo. -No te preocupes ha pasado muchas veces. Incluso ha estado en la cárcel. Goyo:

Ya era el ultimo día en Australia. Recojí las maletas y me marché al aeropuerto. Pero me dijo -¡No te vayas! -Me baje del taxi y pensé por un momento“si que seh a tomado mal que me vaya” -¡No te vayas sin pagar! -Pero es todo gratis me lo dijo el de la agencia de viajes. Me bajo del taxi y me dijo: -¡Tú no te vas sin pagar! Me tuvo una semana en el hotel pero se me ocurrió llamar a mi amigo Ian -Hola Ian ... Y le conté lo sucedido y me dijo: -Voy para allá. Dos días más tarde llegó, me dio el dinero y conseguimos salir... Cuando llegamos avisamos a la policía y lo detuvieron. NEREA POR EL DINERO Tuve que hacer la cosa que más odiaba, robar. Tenía intenciones de robar las joyas de Ramsés II. No le solían ir a robar pues al que le pillaban lo torturaban y, los rumores dicen, que Ranses ordenaba colgar sus cuerpos en los pasillos de su templo. Pero eso nadie sabía si era cierto. Mis motivos fueron que era pobre, muy pobre, no tenía ni para comer. Vestía unas sandalias hechas con juncos, en el cuerpo tan solo llevaba un taparrabos. Entonces a mi y a mi familia no nos quedaba otra elección que ir a robar. Estuvimos pensando quien sería la mejor persona para ello, al final llegamos a la conclusión de que fuese yo. A la mañana siguiente estaba un poco asustado, bueno a decir verdad mucho. Me dirigí al templo de Ramsés II. Cuando llegué se me ocurrió que podría soltar los burros para despistar a los dos centinelas. Estuvo fácil, tan solo abrí la puerta y me escondí. Entonces, los centinelas me dejaron la puerta libre. Cuando entré me llevé un gran susto, porque vi un gran cadáver en frente mía. Al encender la antorcha que tenía en la mano me quede aterrorizado porque ante mis ojos vi un montón de cadáveres colgando. ¡Era verdad! También vi al fondo de la sala algo brillante, y me acerqué para ver que era. Al llegar vi que era un saco lleno de oro y de joyas preciosas. Entonces escuche unos pasos que se dirijan hacia mi, cuidadosamente cogí el saco y salí corriendo. Por suerte a la salida no había ningún

centinela, porque seguramente seguían atrapando los burros. Esos pasos que escuche dentro eran de Ramsés II, porque cuando ya llevaba un par de metros del templo salio. Él iba vestido con un shenty , una faldilla a la cintura agarrado por un cinturón de cuero con bordados, además llevaba los ojos pintados de negro y la cabeza rapada , pero tenía peluca, y me vio corriendo con el saco. Por detrás mio, escuché un vozarrón que decía: -¡Que no escape el ladrón! ¡Se lleva mis tesoros! Yo sin mirar atrás, seguí corriendo cuanto pude, hasta llegar a mi casa. (...) ANE DEL AMOR AL ODIO (...) Entristecida volvió al carruaje y le indicó al cochero que tomara rumbo hacia la casona donostiarra. Después de un largo viaje llegaron a su destino. Llamó a la puerta y preguntó si en esa casona vivía algún Juan. El que le abrió la puerta no le entendió porque solo hablaba euskera. Entonces fue a la librería mas cercana donde compró un diccionario de castellano a euskera. Volvió a la casona y le pregunto: -Ezagutzen duzu Juanen bat? -Ez laztana sorte txarra izan duzu. Perla desesperada le indicó por tercera vez al cochero que fuera al norte de Navarra y buscara algún caserío. Primero decidieron ir a Orí donde no encontraron nada. Luego a Artaiz donde tampoco tuvieron suerte. Por ultimo fueron a Aritz pero no hubo suerte. Le dijo al cochero que le llevara hasta su casa. Una vez allá le pago quinientas pesetas por su servicio. Al entrar a su casa vio una nota rota en el suelo. Faltaban otros dos trozos. Al encontrar ese trozo de papel se animó a buscar por casa algún otro. En el baño vio otro trozo. Llena de curiosidad no paraba de buscar. Al final debajo del armario del hall encontró el último trozo. Los juntó y era otra carta de un sitio diferente a los demás. Se enviaba de un caserío de San Cristobal. Perla llena de intriga llamó al cochero y le dijo que pasara por su casa en un periquete. A los cinco minutos llegó. Fueron a San Cristobal y vieron un caserío. Al lado había un pozo. Perla se acercó y desde el fondo del pozo escuchó los doloridos gritos de su pobre hermanita. Con una cuerda consiguió sacarla. Llamaron la atención de Juan para que fuera a dar de comer a Marina. Cuando Juan se asomó al pozo para darle la comida, las dos hermanas se acercaron por detrás y le empujaron dentro del pozo. Pasados unos días el señor X quiso resolver el caso de la muerte de Juan. UNAI A. LA VENGANZA Lucius era un soldado como todos los demás. Era muy alto y encima muy flaco. El pelo lo tenía muy rubio y no muy corto. Las manos enormes y los pies también. El era muy amable con todo el mundo y casi siempre estaba sonriendo, pero cuando se enfadaba se ponía como un diablo. Como todas las mañanas, se despertó con los gritos de sus dos hijos. Su mujer, como todas en

esa época , se quedaba en casa. Lucius, al levantarse, se puso su túnica larga y sus zapatillas que son como unas chancletas de cuero. Al terminar de prepararse, cogió su lanza y su espada y se fue a defender la muralla. El general, Marcus, era muy alto y muy fuerte. También era musculoso y no tenía miedo a casi nada. El era bastante rico y le gustaba fardar de lo que tenía, por ejemplo: a todos los sitios iba con su carruaje con dos caballos blancos, le gustaba ir a las peleas de gladiadores. Encima era un mal humorado que se enfadaba con todo el mundo y, claro, también se enfado con Lucius ya que vio pasar un soldado enemigo por la puerta principal y al perseguirle se escapó. Se metieron en la primera casa que vieron que era bastante pequeña y fea. Allí Marcus le hecho la bronca a Lucius para que las personas que pasaran por la calle, no pensasen mal de él. En ese momento, Lucius, con toda su ira se quería vengar por echarle la bronca. Levantó la espada y justo cuando se la iba a clavar en el pecho, un señor misterioso fue por detrás y a cada uno le metió una flecha entre los ojos. Al día siguiente, nadie sabía donde estaban y otro soldado llamado Carlos los encontró muertos en un charco de sangre. Él sin pensárselo dos veces grito: ¡ayuda! Mucha gente que estaba por la calle se acercó. Todo el mundo se preguntaba, a ver quienes eran y al final se dieron cuenta que eran el general Marcus, que era viudo, y Lucius, que tenía mujer y dos hijos llamados Julio y Ana. Rápidamente Carlos , que los encontró, fue a avisar a los hijos y a la mujer de Lucius. Allí los hijos le dijeron a Carlos: -No, eso no puede ser verdad. Nuestro padre no tenía ningún enemigo. ¿No se pueden haber equivocado de persona? (...) XABIER L. UN LÍO DE JARRÓN -¿Qué? -¿En serio? -No me lo creo -¡Que sssssssssiiiiiii! -¡HE! ¡VOSOTROS! ¡DEJAD DE HABLAR Y EMPEZAD A TRABAJAR! Desde que Copú, Lusticu, Litica y Cuti empezaron a trabajar para la señora Mehet Weret, nombre egipcio y a la vez extraño ya que esta historia transcurre en la antigua Roma, no paraban de hablar y esta última les propinaba unos buenos golpes para que trabajaran más, encima, les amenazaba con que se quedaran sin su única comida diaria. Y, como, naturalmente, no les gustaba nada, sufrían horrorosamente mientras su dueña descansaba plácidamente en una hamaca entre dos árboles. Un día, cuando los niños, ya estaban hartos, decidieron escaparse y, como venganza, llevarse lo mas preciado de su ama. Lo discutieron a la noche para que no pudiera oírles. -Y, ¿qué es lo mas preciado de Mehet Weret?-Preguntó Cuti. -No lo sé- Respondió Copú -¡YA LO TENGO!- Gritó Litica. -Ssssssssssssss- susurró Lusticu con el dedo indice delante de los labios. -Lo siento. Digo, que creo que se que es lo más preciado de Mehet Weret: es el jarrón de la entrada, ese que tiene el cuello muy largo y una tapa. Porque cada vez que levantamos la tapa para ver lo que hay dentro, nos dice que si ese día nos queremos quedar sin comer, que haber porqué no respetamos su intimidad... -Vale, entonces, mañana por la noche robaremos el jarrón.-Copú

-No, no lo robaremos, solo lo tomaremos prestado sin pedir permiso, ¡Ja ja ja!- Todos empezaron a reír. Al día siguiente, cuando su ama se estaba echando la siesta, para que no les descubrieran, se fueron al monte y, cuando llegaron, levantaron la tapa del jarrón para ver lo que había dentro; lo que vieron les dejo alucinados y a la vez no les sorprendió nada: un montón de sextercios de oro, que es así como se llamaban las antiguas monedas romanas, les dejó alucinados porque no es normal encontrarse con cientos de sextercios de oro y no les sorprendió nada ya que la señora Mehet Weret era una avariciosa. (…) OIHANE