SOLUCIONES PARA COMPETIR EN EL MERCADO

18 ENTREVISTA SOLUCIONES PARA COMPETIR EN EL MERCADO Construcción en acero EDICIÓN 564  •  SEPTIEMBRE · OCTUBRE 2017 19 El Instituto Chileno del...
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ENTREVISTA

SOLUCIONES PARA COMPETIR EN EL MERCADO

Construcción en acero EDICIÓN 564  •  SEPTIEMBRE · OCTUBRE 2017

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El Instituto Chileno del Acero (ICHA) es el referente técnico involucrado en el uso del producto siderúrgico en la construcción en acero. El presidente de la organización, ingeniero Sergio Contreras, resumió en entrevista con “Acero Latinoamericano” las actividades que realizan en la promoción del material como elemento fundamental en la construcción en el país sudamericano.

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on alrededor de 40 empresas socias, actualmente el Instituto Chileno del Acero (ICHA) es una organización que reúne a los distintos componentes de la Red de Valor del Acero, con el objetivo de desarrollar el mercado mediante acciones tecnológicas puestas al servicio de las empresas, eliminando o disminuyendo las barreras que puedan limitar su utilización. Lo anterior se implementa a través del trabajo de un Comité Técnico; gestión de pasantías tecnológicas en el extranjero; proyectos de difusión; actualización y preparación de Normas; desarrollo de Ediciones Técnicas; cursos de capacitación; congresos y seminarios, entre otros. Todo lo anterior convierte a esta organización en un referente de la construcción en acero en el país sudamericano. En conversación con “Acero Latinoamericano”, su actual presidente, el ingeniero Sergio Contreras, analizó la situación presente del uso del acero, las tareas que realiza la institución y las perspectivas futuras.

Acero Latinoamericano (AL):  ¿Cómo ve la situación actual y futura de la construcción en acero en Chile? Sergio Contreras (SC):  En la construcción industrial en Chile el acero tiene una presencia muy fuerte, pero en la construcción de edificios EDICIÓN 564  •  SEPTIEMBRE · OCTUBRE 2017

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predomina el hormigón armado, en este ámbito la participación que tiene el acero ha sido muy baja. Hace 20 años atrás, era del 3% de toda la construcción de edificios. Y no ha subido en todo este tiempo más allá del 5%. Evidentemente hay preocupación entre nosotros en el Instituto y en nuestros colegas también y, por supuesto, en los fabricadores. Las maestranzas como fabricadores están preocupadas de recuperar la producción, en tiempos que la industria minera ha bajado ostensiblemente su consumo de estructuras de acero.

AL:  ¿Qué acciones realizan para promover el mayor uso del acero? SC:  En el Instituto estamos siempre proponiendo distintas acciones. En el ICHA hemos actualizado en el año 2016 la norma NCH 427 (Construcción - Estructuras de acero - Parte 1: Requisitos para el cálculo de estructuras de acero para edificios), a partir de una traducción al castellano que nos facilitó Alacero. Este es un primer paso de gran importancia.

AL:  ¿Está en condiciones de ser aplicada? SC:  Ya está aprobada y solo falta la oficialización por el Ministerio de Obras Públicas. Porque el proceso normativo en Chile es el siguiente: se prepara un borrador de la norma y eso lo hace una institución capacitada, como la nuestra. Se pasa para trámite al Instituto Nacional de Normalización (INN). Este instituto llama a una consulta pública donde todos pueden hacer observaciones durante 60 días. Terminado ese plazo se resuelven estas observaciones en un comité de norma. Una vez completada esta etapa, la norma propuesta pasa al consejo del INN, que la aprueba como norma chilena. Pero dado que el INN es una corporación de derecho privado, el Estado no la reconoce como norma oficial chilena. Para que tenga esa categoría de norma oficial es necesario que se apruebe por decreto. El Ministerio de Vivienda tiene un mandato expreso, por ley para este fin. El Ministerio de Obras Públicas tiene autoridad conferida de manera expresa por el presidente de la República para oficializar las normas. De esta manera la norma NCh 427 ya salió emitida como norma chilena, ya pasó por el INN, y en este momento lo que se está tramitando es la oficialización por parte del Ministerio de Obras Públicas.

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AL:  ¿Están preparando otros documentos similares? SC:  Sí. Además estamos preparando un Manual de buenas prácticas, que recoge la experiencia americana de la AISC. Este manual establece las condicionantes para la correcta fabricación de las estructuras de acero y el cuidado de su calidad. Buscamos el patrocinio de varias empresas y de los dos ministerios involucrados –Vivienda y Obras Públicas– de manera que no sea algo solamente del Instituto y que todos se involucren. Tenemos programado publicarlo próximamente. Esas son acciones para tener la base técnica para poder incentivar el uso del acero. Para ello necesitamos una muy buena plataforma especializada para entregar respuesta a todas las inquietudes que tienen proyectistas, fabricadores y finalmente los usuarios, para llegar a la generación de un buen producto. Desarrollamos todas estas acciones en distintos planos. Otro ejemplo de nuestro trabajo es que acabamos de formar un comité para algo tan importante como es el tema del fuego. Esas son algunas de las acciones, en lo fundamental, que hace el ICHA.

AL:  ¿Cuál es la composición del ICHA respecto a las actividades de sus empresas miembros? SC:  El nuestro es fundamentalmente un instituto técnico y la composición es claramente proveniente de la industria del acero: productores, fabricadores de estructuras y proveedores de productos, ya sea insumos del acero o productos de acero tratado. Hemos incorporado recientemente a los fabricantes de parrillas y estamos trabajando en normas de pisos industriales y de varios otros rubros como las estanterías metálicas. También tenemos como socios a oficinas de ingeniería y proveedores especializados de software.

AL:  ¿Cómo interactúan con las industrias que son socias? SC:  En general el trabajo o la integración más importante se da ya solo por el hecho de ser socias. Está el soporte y apoyo a proyectos globales, como de los que estábamos hablando, estudios especiales, generación de normativas, generación de publicaciones como el manual ICHA o el manual de buenas prácticas.

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Se participa en dos niveles: uno con financiamiento, o sea participar en el tema tiene cierto costo, y como contrapartida generación de dinero y el otro nivel con recursos humanos porque los mismos que financian también aportan especialistas. Eso hace que tengan interés en ser socios. Es nuestra misión: generar soluciones de manera que los socios puedan competir de mejor manera en el mercado al tener más apoyo técnico para sus proyectos.

AL:  ¿Cómo está operando el ICHA para la norma de diseño y en qué plazo ustedes creen que Chile adoptará las del 2016, tanto las generales como las de sismo resistente? SC:  En general nosotros estamos tratando de seguir el ritmo norteamericano, cosa que no es muy fácil. Hay que hacer un reestudio de la norma, una actualización cada cinco años. No es fácil juntar a la gente y las voluntades. Además significa un gran esfuerzo administrativo y de organización.

FUEGO: PROTECCIÓN PASIVA Y ACTIVA AL:  ¿Qué situación existe en Chile con las normas de diseño en el campo de prevención de incendios, hay campo parejo para las construcción en acero, qué debería lograrse para mejorar su situación, son optimistas al lograr una mejor posición? SC:  El tema del fuego en el acero, es un problema bastante recurrente y que se ha tratado en todos los niveles durante mucho tiempo. Yo no sé si es un tema tan terrible o como un punto negro. Hay que verlo como un tema que requiere una solución de ingeniería adecuada. Uno de los grandes problemas que he visto desde mi práctica profesional, es la poca comprensión del problema de fondo. Como siempre que hay poca comprensión de un problema técnico complejo se empiezan a crear una serie de mitos y una serie de soluciones en torno al mito y no en torno al problema real; y ahí tenemos un grave problema. Existe una normativa que todos sabemos es un poco exagerada en algunas cosas y un poco antigua en otras, y no reconoce varios de los problemas del aspecto técnico. Me refiero específicamente al problema del fuego en construcción en acero, que se resuelve de dos maneras fundamentales: una con protección pasiva y otra con protección activa y las dos pueden interactuar y las dos pueden darles exigencias distintas a la estructura y a la protección del fuego.

Ahora hay algunas cosas interesantes. La protección pasiva está destinada a ponerle algún tipo de revestimiento al acero para retardar o aislar la acción del fuego. Todos saben que el acero modifica su modelo de elasticidad y finalmente su resistencia a medida que aumenta la temperatura y aquí hay uno de los problemas que la gente no entiende. Por ejemplo, aumenta la cantidad de calor y la gente siempre piensa que la cantidad de calor es la temperatura, y ese es un error conceptual. La temperatura puede ser proporcional a la cantidad de calor que se le entregue. Un ejemplo súper simple: usted para elevar la temperatura en 100 grados de una taza de café le pone un poco de fuego; si usted quiere llegar a los mismos 100 grados en un metro cúbico de hormigón con una llamita no podrá hacerlo nunca; hay que meterle una gran cantidad de fuego y eso genera gran cantidad de calor. Entonces hay en parte una mala comprensión de esto de decir “necesito resistir tal cantidad de temperatura”; es más que eso, depende de la cantidad de fuego que uno le esté poniendo. Lo que importa es el cambio que van a lograr los dos parámetros que son fundamentales para nosotros: el E que es el módulo de Elasticidad porque regula la deformación estructural y finalmente el de la Resistencia porque a medida que empieza a disminuir la elasticidad empieza a disminuir la resistencia. Con protección pasiva se trata de aislar el calor para que se demore más en llegar a ese estado en que la estructura es inútil y finalmente termina cayendo. Además está la protección activa que tiende a apagar el incendio o a bajar su cantidad de calor. Lo más simple y directo es tirarle agua y ese es el sistema fundamental de la resistencia

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activa: los rociadores son elementos que apenas detectan el humo y el calor empiezan a tirar chorros de agua. La gran duda y discusión eterna es cuál es mejor si la una o la otra. Según los especialistas la muerte de personas se produce generalmente por asfixia por humo o por otras causas y la que muere por colapso o porque la estructura se cayó es mínima, casi cero. Entonces es como poner el remedio en la parte equivocada del mal: por qué preocuparse de poner tanta protección pasiva (en todas partes del mundo no solo acá en Chile). Estuve en marzo en un congreso internacional y por supuesto había expositores del tema; participé en el foro y estamos ahí mismo: no se ha inventado nada nuevo, había productos nuevos pero no había sistemas nuevos. La discusión está entre la protección pasiva y la activa que se exige o que no se exige y el tema es exactamente el mismo en todas partes del mundo. En mi opinión personal, creo que hace falta en Chile una tercera línea de trabajo que está poco desarrollada que es ir a una Ingeniería del fuego, igual como la hacemos en Ingeniería antisísmica. Nosotros estudiamos los terremotos, los movimientos. Eso lo aplicamos para el cálculo de nuestras estructuras. Con los incendios deberíamos hacer lo mismo: ver cómo se va a comportar y ver qué y cómo proteger, dando prioridad a la parte que corresponde. El tema del fuego está bastante acotado. Pero hay que pulir algunas cosas, convencer a la autoridad que hay algunas normas que están muy antiguas o que sobreprotegen a la estructura. Me preocupa el conocimiento de las personas que tienen que aprobar los proyectos. Porque al final el proyecto lo aprueba un municipio; entonces cuando llega a la parte de protección contra el fuego ve que esto no cumple con la ordenanza. Respecto a la protección contra el fuego una persona que no tiene conocimiento y dependiendo de su criterio pide muchas cosas que técnicamente no tienen sentido. Otro factor importantísimo es la carga de combustible. Es decir, la cantidad de material que puede generar gran calor, porque si es muy poca jamás va a llegar a afectar a la estructura. Ha habido casos, teniendo en cuenta eso, en que

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han exigido protección al fuego a una estructura que está en un jardín que tiene cero carga de combustible. Eso es un descriterio pero ha pasado en la aprobación de algunos proyectos. El ICHA ha realizado capacitaciones en todo el país y se ha acercado a los Ministerios de Vivienda y Obras Públicas para hacerles conocer las problemáticas del acero, incluyendo el tema de la seguridad ante el fuego.

AL:  Finalmente, ¿cuál es la relación del ICHA con otros institutos similares de América Latina? SC:  Hemos tenido una cierta interacción, partiendo por nuestro manual ICHA que ha tenido amplia difusión en otros países. No hemos llegado aún a hacer capacitaciones en el extranjero como charlas o conferencias, y profundizar en qué se está haciendo y cómo en esos países. Tenemos otras interacciones acá en Chile. Un ejemplo es el Instituto de la Construcción, en el cual existe el Consejo de Normalización de la Construcción cuya misión fundamental es coordinar las acciones normativas en la construcción. Antiguamente había mucha descoordinación en la generación de normas. Por ejemplo, el ICHA estaba trabajando en normalizar la NCH 427 mientras alguna otra entidad estaba trabajando en la misma actualización y no estaban coordinados. Entonces se creó este Consejo, que yo presido, donde nos juntamos una vez al mes. En él participan miembros del sector público, del sector privado, de la academia, de los colegios profesionales y otros. Entre todos discutimos políticas normativas. Hay una interacción importante y se ha logrado una muy buena integración. La experiencia ha sido muy provechosa. En el desarrollo integrado de la normativa hay un importante potencial, el cual debe complementarse debidamente. De esta manera el trabajo conjunto y complementado en conocimiento e información permite un avance real de la construcción.  ••