“¿SABEMOS ESCUCHAR A NUESTROS ALUMNOS? La práctica de la “escucha activa” y la “respuesta empática” como base de la actividad docente del profesor de Educación Secundaria. Francisca Dolores Chica Sánchez DNI: 75133892-E INTRODUCCIÓN La comunicación profesor–alumno en el aula no queda al margen de los importantes cambios sociológicos que se han producido en la últimas décadas y que afectan a la institución escolar en su conjunto. Hoy revisten especial relevancia las habilidades comunicativas y la base de todas ellas se encuentra en la “escucha activa” y la “respuesta empática”, que el todo educador ha de esforzarse en dominar y practicar.

1.- LA “ESCUCHA ACTIVA” La “escucha activa” es un proceso psicológico que partiendo de la audición, implica otras variables: atención, interés, motivación, etc. Es un proceso mucho más complejo que la simple pasividad que asociamos al “dejar de hablar”, ya que éste requiere: -

Captar el mensaje contenido en las palabras y en el paralenguaje. Suspender el juicio, hacer silencio intrapsíquico, concentrarse en el escuchado y en el contenido de su diálogo. Captar el significado del tono de voz, velocidad, inflexiones, …

El objetivo de la “escucha activa” es comprender la experiencia personal y única del escuchado: - Cómo se percibe a sí mismo y a las personas implicadas. - Qué significado da a la situación. - Cómo influye su escala de valores y cómo ha sido construida. - En qué medida se defiende o se siente libre. La expresión “escucha activa” tiene varios significados: - Escuchar implica observar: usar la mirada para ‘escuchar’. - Escuchar significa atender, interesarse por el otro, estar disponible, aceptándolo como es (se requiere autoaceptación) - Significa centrarse en el otro, ‘acompañar’ - Supone un cierto vacío de sí. Durante este proceso de la escucha podemos encontrar obstáculos de diferente tipo: - Del ambiente físico: cansancio, ruidos, luz, … - Del área emocional: ansiedad, temor, agresividad,… - Cognitivos: prejuicios morales, culturales, primeras impresiones, ocupación del “tiempo libre mental”, … El “tiempo libre mental” es un fenómeno de naturaleza fisico-biológica que está en la base de la escucha activa, y cuyo control y uso puede favorecer extraordinariamente la comunicación interpersonal.

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1.2.- Uso del ‘tiempo libre mental’

T

COMPRENSIÓN

EMISIÓN 140 pmm

600 pmm

L M

 Somos capaces de percibir, comprender el mensaje contenido en 600 palabras por minuto (ppm), mientras que emitimos normalmente entre 100 y 140.

 El T.L.M. (Tiempo Libre Mental) lo llenamos en ‘ir y venir’ a otros pensamientos, hacer planes, acordarnos de otros asuntos, prejuicios, respuestas hechas, lectura del propio mundo emotivo.

 Uso correcto del T.M.L.: centrarse en observar el lenguaje no verbal, esforzarse en comprender significados, interpretar el mundo emotivo ‘leyendo’ detrás de las palabras.

2. – ¿CÓMO RESPONDEMOS? Cuando somos interpelados en la comunicación interpersonal tendemos a responder queriendo resolver los problemas del otro, o más exactamente, los problemas que desde nuestro punto de vista, pensamos que afectan al otro. Es lo que llamamos respuesta espontánea. Se trata más bien de buscar, razonar, compartir juntos, de contrastar distintas posibilidades, de ayudar a descubrir recursos. Para conseguir la agudeza empática (actitud + habilidades) es necesario que a la escucha activa le siga un modo de responder que consiga comunicar comprensión: es decir, de construir una respuesta centrada en la persona escuchada, que le permita experimentar que lo que está viviendo es comprendido por la que escucha. Si la persona escuchada percibe esa comunicación, el diálogo avanza y progresa hacia un análisis y comprensión de todos los elementos que están en juego, aún en medio de la dificultad. Es lo que entendemos por respuesta empática. Ambos tipos de respuesta los analizamos a continuación.

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2.1.- La respuesta espontánea. En lo que se denomina respuesta espontánea, podemos distinguir varios tipos:

2.1.1.- Valoración o juicio Moral. Consiste en: Expresar la propia opinión en cuanto al mérito, utilidad o moralidad de lo que el escuchado comunica. Se indica al escuchado (de forma más o menos directiva) cómo debería comportarse. La persona que escucha relaciona la situación expuesta con valores morales que considera válidos para sí mismo. Consecuencias: Puede hacer sentir al otro en desigualdad moral, en inferioridad, o producir sentimientos de inhibición, culpa, rebelión, disimulo o angustia.

2.1.2.- Interpretación. Consiste en: Poner el acento en un aspecto del mensaje recibido; se interpreta a partir de la propia teoría, indicando cómo debería ser considerado dicho aspecto. Consecuencias: Puede producir la sensación de haber sido mal entendido y puede provocar desinterés, irritación, resistencia. La experiencia de uno es leída con criterios distintos a los propios.

2.1.3.- Apoyo-consuelo. Consiste en: Intentar animar haciendo alusión a una experiencia común o minimizando la importancia de la situación e invitando a desdramatizar. Consecuencias: Es una actitud paternalista que favorece en el ayudado la regresión y la dependencia, o el rechazo a ser tratado con piedad. A veces se intenta animar, tratando de expresar una solidaridad emocional o unas palabras optimistas sin demasiada convicción.

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2.1.4.- Investigación. Consiste en: Hacer preguntas para obtener más datos y profundizar en la situación expuesta por el escuchado. Consecuencias: Si bien este tipo de intervenciones es necesario, si el diálogo está hecho a base de preguntas, se convierte en un interrogatorio más que una conversación de relación interpersonal.

2.1.5.- “Solución del problema”. Consiste en: Proponer al otro una idea o resolución para salir inmediatamente de la situación, indicándole el método, el camino, dándole consejos de carácter definitivo que pondrían fin a su problema y –quizá- a la conversación. Consecuencias: Muchas veces, no es una solución responsable del sujeto y –por tanto- no le satisface, o bien le crea una especie de obligación adoptarla.

2.2.- La Respuesta empática. Una respuesta será empática cuando esté centrada en la persona y consiga, de manera no directiva, comunicar que efectivamente se está en la misma ‘longitud de onda’ y se ha captado el mensaje de lo que el otro vive y comunica. La actitud de comprensión empática (*): - se concreta inicialmente en la escucha activa. - se comunica mediante la reformulación de todo aquello que el que escucha ha comprendido (de lo que el otro está viviendo y comunica). La respuesta de tipo empático es, probablemente, las menos natural de las respuestas examinadas. Cuando no se tiene experiencia puede parecer inútil, o perjudicial e inadecuada para continuar el diálogo. Sin embargo, la respuesta empática es el resultado de un proceso activo que requiere una gran atención. Supone concentrarse en el escuchado, en lo que dice y en lo que no dice, poniéndose en su lugar para ver las cosas desde su punto de vista. (*)Tiene especial importancia cuando lo que nos comunica el otro es su experiencia interior, sus sentimientos.

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Se han de tener muy en cuenta: -

Que la necesidad de educarse en el arte de usar respuestas empáticas no tiene como objetivo último dejar de hacer un prudente y adecuado uso de las demás respuestas.

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Que lo importante en la relación interpersonal no es hacer uso únicamente de un tipo de respuestas, sino aumentar el número de respuestas empáticas.

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Que de este modo se comunica comprensión de manera más eficaz y se acompaña al escuchado en una actitud de acogida incondicional.

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Que así se le permite profundizar en su situación y apropiarse de ella, tomando conciencia de su naturaleza como persona que vive una situación particular.

2.2.1. La Reformulación. La reformulación es una técnica concreta que permite construir respuestas que, si nacen de una verdadera actitud empática, favorecen la comunicación de la comprensión. De esta manera, se garantiza al otro que el que escucha participa de su experiencia y está comprometido en pensar con él, no sólo en él. La reformulación es una destreza que consiste en captar lo que el otro expresa verbalmente o no, y presentárselo con claridad, como si usase un espejo en el que el interlocutor se viera reflejado. Al profano, según los expertos, suele parecerle algo inútil, porque suena a eco artificial o porque parece demasiado simple. Sin embargo, si está impregnada de empatía, la reformulación y verbalización de los sentimientos percibidos es la respuesta más útil, porque le permite a uno tomar conciencia de que es comprendido tal como se comunica. En un primer momento, la respuesta empática puede provocar un cierto descontento porque el escuchado puede alimentar fantasías mágico-infantiles en relación a la figura de quien escucha, revistiéndole de una especie de omnipotencia salvadora La dinámica de la escucha activa va llevando al sujeto, a veces a regañadientes, a la convicción de que debe ser él el responsable del proceso total de la comunicación, de sus decisiones y de su vida entera. La reformulación da a la persona la certeza de ser comprendida más a fondo. Esta constatación le proporciona la seguridad de ser capaz de expresar también estados de ánimo poco claros para ella misma, lo cual le invita a explorar cada vez más profundamente su propio mundo interior.

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Para responder empáticamente, es necesario primero escuchar con atención y activamente. La reformulación, pues, consiste en devolver al ayudado, con palabras o gestos propios, cuanto se ha comprendido de: -

lo que el ayudado está viviendo y ha comunicado. de lo que ha dicho y no ha dicho, pero ha transmitido con su persona. de lo que el ayudante comprende que habita en el interior del otro (ideas, sentimientos, reacciones...)

En una palabra, la reformulación significa comunicar COMPRENSIÓN. 2.2.1.1. Implicaciones y límites de la reformulación. -

Aunque no es fácil, hay que transmitir la comprensión de vivencias como el sufrimiento, el dolor o el malestar existencial.

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El escuchado experimenta cercano a quien le escucha cuando este cree en tal malestar, comprende su naturaleza y lo acepta como realidad del que lo vive y lo comunica.

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No puede haber reformulación si no hay verdadera escucha. La escucha activa se convierte en vehículo útil para mostrar interés y consideración al otro y así convertirse en instrumento de comprensión.

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El que escucha emite una respuesta en sintonía con cuanto ha percibido (no sólo oído). Puede consistir en un silencio prolongado, una mirada baja, un gesto amable... (no sólo expresión verbal)

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La respuesta empática supone la aceptación de la comunicación del otro, de su personalidad, de su historia..., ¡sin juzgar!

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Afrontando la singularidad de su experiencia y evitando la negación, que es una actitud frecuente en quien escucha cuando el hecho comunicativo le desborda.

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La respuesta empática implica no desdramatizar, lo cual supone quitar cantidad o calidad a lo que afirma el escuchado.

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Hay que evitar comparar con otras situaciones o personas e igualmente no generalizar; todo ello provoca la eliminación de la singularidad y excepcionalidad de lo que el otro comunica.

4. BIBLIOGRAFÍA BERMEJO, J.C. Apuntes de relación de ayuda. Ed.Salterrae.Santander,1998 BERMEJO, José Carlos y RIBOT, Pere. La Relación de ayuda en el ámbito educativo. Ed. Salterrae (2007) ----ooOoo----

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