Sabemos lo que comemos?

Abril-Mayo-Junio 2010. Nº 10 ocufácil Claves para una alimentación segura ¿Sabemos lo que comemos? La respuesta inteligente La respuesta independi...
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Abril-Mayo-Junio 2010. Nº 10

ocufácil

Claves para una alimentación segura

¿Sabemos lo que comemos?

La respuesta inteligente La respuesta independiente

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Índice

Los consumidores han asistido a muchas crisis alimentarias y por tanto, no es de extrañar que desconfíen de lo que comen y que la seguridad de los alimentos se haya convertido en un tema de moda, pues los últimos años han sido pródigos en escándalos alimentarios, que se han saldado a veces con gravísimos perjuicios para los consumidores.

• ¿Quién controla la seguridad de los alimentos que consumimos?

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• La red de alertas alimentarias

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• Amenazas y riesgos

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• Los aditivos: ¿son tóxicos?

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• Intoxicaciones alimentarias: ¿qué hacer?

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OCU Ediciones, S.A. C/Albarracín, 21 - 28037 Madrid T. 913 000 045 F. 917 543 870 www.ocu.org

Editor responsable José María Múgica

Ilustraciones Javier Vázquez

Depósito Legal M-20491-2008

Coordinación editorial Genara González

Diseño y maquetación Manuel Estrada Design

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¿Quién controla la seguridad de los alimentos que consumimos? En el año 1997 y en respuesta a la alarma provocada por la crisis de las vacas locas, las autoridades comunitarias presentaron el “libro verde” de los principios generales de la seguridad alimentaria. Este libro sentaba las bases de una normativa que pretendía proporcionar una buena protección al consumidor y garantizar su salud y su seguridad. Tras su presentación se sucedieron otras crisis alimentarias importantes: las dioxinas en pollos y huevos, la fiebre aftosa, la peste porcina, los benzopirenos en el aceite de orujo de oliva, etc., lo que hizo necesario dar un paso más. • En el 2000 se creó en la Comisión Europea la Dirección General de Salud y Protección de los Consumidores (DG SANCO), principal órgano encargado hoy en día de la seguridad alimentaria en el ámbito comunitario. Esta Dirección General se encarga de legislar en materia alimentaria y, además, ejerce otras funciones: • Cada

año establece qué riesgos deben investigarse prioritariamente en los alimentos.

• Inspecciona

la forma en la que las autoridades nacionales ejercen sus labores de control en materia de seguridad alimentaria.

• Evalúa

la seguridad alimentaria de los países candidatos a la Unión Europea y la de terceros países de los cuales se importan alimentos.

• Dentro de nuestro país, la gestión de la seguridad alimentaria la tiene la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), que depende directamente del Ministerio de Sanidad y Política Social, aunque la responsabilidad directa de la producción primaria, el ganado, los cultivos, la producción de aceite, etc., recae en el Ministerio de Medio Ambiente, Medio rural y Marino (MARM). • Las comunidades autónomas se ocupan de las inspecciones relativas al control del cumplimiento de la normativa en toda la cadena de producción de alimentos, “de la granja a la mesa”. • Los ayuntamientos de más de 50.000 habitantes, que cuenten con los medios suficientes, pueden controlar la actividad de los puestos de venta de alimentos, venta al por mayor, al por menor, restaurantes, bares, hoteles, etc.

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La red de alertas alimentarias La seguridad alimentaria se controla a nivel global a través de una red de alertas. Es un sistema de intercambio rápido de información entre los Estados miembros sobre cualquier problema que tenga que ver con la seguridad de los alimentos. Cuando un país miembro de la red de alertas tiene alguna información relacionada con la existencia de un riesgo directo o indirecto para la salud humana, trasmite la información de forma inmediata a través de la comisión de la red de alertas y esta, a su vez, la trasmite a todos los estados miembros de la red de alertas. A nivel europeo la red de alertas se denomina RASFF. A nivel mundial es la INFOSAN que está gestionada por la OMS y la FAO y a la que pertenecen 177 países de todo el mundo.

¿Cómo funciona? Las informaciones que se notifican en la red de alertas se clasifican en diferentes categorías, en función del riesgo que entrañan: • Notificaciones de información: se tramitan cuando se ha identificado un riesgo en un producto pero no requie-

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re una actuación rápida de los estados miembros, bien porque el producto no ha llegado a sus mercados, porque el producto ya ha sido analizado y rechazado en las fronteras exteriores de la Unión Europea o porque la naturaleza del riesgo no requiere urgencia. • Notificaciones de alerta: se cursan cuando se identifica un riesgo en los alimentos que ya están en el mercado y hay que actuar de inmediato. La alerta parte del estado miembro que detecta el problema y las autoridades competentes deben tomar las medidas oportunas para evitar, en lo posible, los riesgos para la salud que pueden derivarse del consumo de esos alimentos. • Rechazo en frontera: se produce cuando se detecta un riesgo en los puestos de inspección fronterizos. Se procede al rechazo del producto y se trasmite la información a toda la red de alertas, nacional y comunitaria, para que se vigilen partidas similares en otros puntos de entrada y se revisen entradas anteriores. Si se trata de un producto procedente de un país no comunitario, las autoridades europeas trasladan la información a las autoridades del país de procedencia para corregir el problema.

• Noticias: cualquier información relacionada con la seguridad alimentaria que no sea ni información, ni alerta, ni rechazo se trata bajo el epígrafe de Noticias.

La red de alertas trabaja para que cuando se detecta un riesgo en algún producto, este sea retirado del mercado, o si todavía no está en el mercado, se impida su llegada al mismo. Así pues, sepa que los productos sujetos a una notificación de alerta han sido o están siendo retirados del mercado, y los productos sujetos a una notificación de información no han llegado al mercado y se han tomado medidas para que no lo hagan. Más información en: www.aesan.msc.es

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Amenazas y riesgos No es posible suprimir por completo el riesgo de que en algún momento lleguen a nuestros mercados alimentos que puedan entrañar algún peligro potencial. Algunos peligros escapan a la voluntad de quienes intervienen en la cadena alimentaria. Sin embargo, hay otros muchos peligros contra los que sí se puede luchar para reducir el riesgo de inseguridad al mínimo.

tancias y de su capacidad para acumularse en el organismo, éstas pueden ser inofensivas o bien causar intoxicaciones agudas o crónicas.

Existen dos grandes grupos de peligros bien diferenciados: las contaminaciones químicas y las contaminaciones microbiológicas.

• Pesticidas. Sustancias químicas con las que se combaten las plagas que dañan los cultivos. A largo plazo, en dosis excesivas, sus efectos pueden ser devastadores para la salud.

La contaminación química Una gran parte de los alimentos que consumimos contienen sustancias ajenas a su composición original procedentes de la manipulación directa del hombre: los productos agrícolas se tratan con plaguicidas en el campo y con fungicidas después de ser recolectados, los animales reciben tratamientos veterinarios desde que nacen, a los alimentos se les añaden aditivos durante su procesado, etc. Dependiendo de la dosis de estas sus-

Veamos a qué clase de contaminantes nos estamos refiriendo:

• Residuos de tratamientos veterinarios. Entre ellos destacan: los antibióticos, que se utilizan para tratar y prevenir las enfermedades de los animales, pueden estimular en el hombre la aparición

El uso de medicamentos veterinarios exige el cumplimiento de los tiempos de espera antes del sacrificio.

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¿A qué ritmo se multiplica una bacteria en condiciones favorables? Una bacteria es capaz de dividirse en dos cada 20 minutos y lo mismo pueden hacer sus descendientes. De este modo, y en apenas 12 horas, un alimento contaminado puede poblarse de un ingente número de bacterias: ¡69 millones de ellas a partir de una sola intrusa! Para evitar que una bacteria patógena cause problemas, es preciso no sólo extremar la higiene, sino también someter los alimentos a temperaturas que o bien impidan la proliferación de las bacterias o bien sean capaces de destruirlas.

A partir de 100 ºC destrucción de las esporas Entre 65 y 100 ºC no hay crecimiento pero las esporas sobreviven Entre 40 y 65 ºC crecimiento lento Entre 20 y 40 ºC crecimiento rápido Entre 0 y 20 ºC crecimiento lento Por debajo de 0 ºC no hay crecimiento: los microorganismos permanecen dormidos y algunos mueren

69 millones de bacterias

1 bacteria 2

4

6

8

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de bacterias resistentes a sus poderes curativos e invalidar su eficacia médica; las hormonas naturales y sintéticas utilizadas con usos terapéuticos, algunas tienen efectos cancerígenos y pueden producir malformaciones en el feto; los tranquilizantes que se utilizan durante el transporte, por ejemplo o los betaagonistas, que se utilizan para tratar bronconeumonías o estimular partos.

• Micotoxinas. Son unas toxinas producidas por algunos mohos que se encuentran en el ambiente. Cuando se dan unas condiciones de temperatura

La aflatoxina B1 es la sustancia cancerígena más potente que se conoce.

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y humedad determinadas afloran y producen este tipo de toxinas. Algunos son potentes cancerígenos y pueden afectar al hígado y al riñón. • Compuestos que se forman durante el procesado, como por ejemplo las nitrosaminas y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP). Las nitrosaminas se forman cuando se combinan las proteínas con los nitritos en determinadas condiciones ambientales o también a partir de los nitratos de los abonos. Son potencialmente cancerígenos y su uso sólo está justificado en determinados alimentos que son capaces de evitar la intoxicación por botulismo. Los HAP son sustancias que se generan en los procesos de combustión y también pueden estar presentes en los alimentos que se ahuman o se asan a la brasa o en barbacoa. Los más peligrosos son los benzopirenos y tienen efectos cancerígenos.

• Contaminantes ambientales. Hay diversas fuentes posibles de contaminaciones de esta clase: los bifenilos policlorados (PCB), sustancias sintéticas con múltiples aplicaciones industriales; las dioxinas, que se producen involuntariamente cuando se queman materiales que tienen cloro en su composición; los metales pesados (cadmio, plomo, mercurio...) y el arsénico que se emplean continuamente en la minería y la industria, entre otras muchas cosas, para fabricar abonos, pilas, fluorescentes o combustibles para el transporte.

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La contaminación microbiológica La presencia de microorganismos en los alimentos es normal y, dentro de ciertos límites, inofensiva. Los problemas aparecen cuando se sobrepasan esos límites a causa de unas medidas de higiene o de conservación deficientes. Los microorganismos que pueblan los alimentos pueden ser de tres tipos: • Los "buenos". Microorganismos tecnológicos que contribuyen a la transformación de ciertos alimentos en otros de conservación más duradera y segura, pues impiden el crecimiento de bacterias peligrosas. Hablamos de las bacterias lácticas, responsables de la fermentación del yogur y de los quesos, así como de las levaduras del pan o de la cerveza y los mohos que confieren su personalidad a algunos quesos (Cabrales, Camembert...) o crecen en las tripas de los embutidos. • Los "feos". Microorganismos alterantes que, aunque no son tóxicos, causan en los alimentos podredumbres detectables por el mal aspecto, el mal olor o el mal sabor y que provocan un rechazo instintivo. • Los "malos". Microorganismos patógenos capaces de causar en el hombre enfermedades de diversa gravedad y,

en el peor de los casos, la muerte. Pueden llegar a los alimentos, por ejemplo, a través de las aguas de riego contaminadas o de la propia tierra en la que viven algunas de las bacterias peligrosas. Hombres y animales también pueden ser portadores de bacterias: basta con una manipulación poco higiénica para que el alimento se contamine al contacto con su piel, heridas, saliva o heces. Las bacterias también pueden encontrarse en el tracto digestivo de los animales y llegar a la carne durante su procesado en el matadero.

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Cocina: más higiene, mejor seguridad Bayetas Evitará contaminaciones teniendo un trapo o bayeta para cada uso y cambiándolas con frecuencia.

Basura Siempre bien tapada. Lo mejor es usar un cubo con pedal.

Fregadero Lave las manos con agua y jabón antes de empezar a cocinar, y siempre que haya probabilidad de contaminación. Si lava a mano la vajilla, es mejor secarla al aire antes que con un paño que no esté limpio.

Lavavajillas Límpielo con frecuencia. Evite que se acumule suciedad en el filtro. No deje en su interior los platos y cacharros sucios durante mucho tiempo.

Encimera y tablas Límpielas después de cada uso con jabón y, de vez en cuando, lejía diluida. Las tablas, métalas regularmente en el lavavajillas.

Horno Manténgalo siempre limpio. En el microondas, evite las salpicaduras colocando una tapa.

ocufácil 13 Las infecciones e intoxicaciones por alimentos son muy frecuentes y, al contrario de lo que solemos pensar, muchas veces el problema tiene su origen en nuestra propia casa, más concretamente, en la cocina.

Campana Debe limpiarla a fondo al menos una vez al mes. Si tiene un armario encima, no lo use para almacenar comida.

Frigorífico y congelador Mántengalos muy limpios y evite las acumulaciones de hielo. La temperatura del frigorífico no debe superar los 8 °C. La del congelador debe estar por debajo de –18 °C.

Placa No basta con pasar la bayeta: debe emplear los productos indicados para el tipo de cocina. Cocine siempre los alimentos a temperaturas elevadas. La mayoría de las bacterias no aguantan temperaturas de más de 70 °C.

Productos de limpieza Asegúrese de que en ningún caso pueden entrar en contacto con la comida y que no sean accesibles para los niños. Respete escrupulosamente las indicaciones de uso.

Más consejos y recomendaciones en www.ocu.org/higiene-cocina

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Los aditivos: ¿son tóxicos? Basta leer las etiquetas de los alimentos que integran nuestra dieta para darse cuenta de que muy pocos se libran de la presencia de los aditivos. Su uso es admisible siempre y cuando responda a una necesidad tecnológica o resulte útil para el consumidor y sean inofensivos. Sin embargo, muchos aditivos se emplean para enmascarar la pobreza de los ingredientes utilizados, o para mejorar su aspecto. No todos los aditivos son peligrosos o sospechosos de producir alergias, al contrario, hay algunos muy útiles que precisamente luchan contra el peligro

de la proliferación de bacterias. El problema viene por la acumulación: por sí solo, el consumo puntual de un aditivo en un alimento no entraña ningún riesgo, pero en algunos casos, su presencia es tan habitual en la dieta que sumando los que contiene cada alimento elaborado y la cantidad de ellos que comemos al día, sí podemos encontrarnos con un problema. Por ejemplo, fíjese en los edulcorantes que puede llegar a tomar un día cualquiera a través de la ingesta de bebidas refrescantes light, de yogures desnatados, de caramelos sin azúcar, … y tantos otros alimentos que actualmente los contienen. A continuación, puede ver una ficha con el nombre, usos y otras informaciones de algunos de los aditivos más utilizados.

E-120 Colorante

E-202 Conservante

E-220 al E-228 Conservantes

Rojo cochinilla

Sorbato potásico

Sulfitos

Origen: de color rojo, es de origen natural, obtenido a partir del caparazón del insecto cochinilla.

Función: conservante artificial.

Función: conservantes artificiales.

Usos: ampliamente usado en bebidas fermentadas, como vino, sidra, derivados lácteos como yogures, quesos, productos de panadería, etc.

Usos: muy extendidos en productos secos o deshidratados, zumos, bebidas a base de vino, sidra o cerveza, crustáceos, etc.

Usos: muy extendido en todo tipo de alimentos que tengan coloraciones rojizas. Efectos: posibles reacciones alérgicas en personas sensibles.

Valoración: posibles reacciones alérgicas en personas sensibles.

Valoración: reacciones alérgicas en personas sensibles.

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¿Qué significa el número E?

E1..

colorantes

Con el fin de facilitar la libre circulación de los alimentos de un país a otro, la Unión Europea ha asignado un número de 3 a 4 cifras precedido de la letra E (de “Europa”) a cada uno de los aditivos permitidos en los Estados miembros. El número E, al sustituir el nombre, a veces demasiado largo y complicado por las cifras, permite mencionar los aditivos de manera más concisa en los embalajes de dimensiones muy reducidas, así como facilitar su identificación independientemente de la lengua utilizada en la etiqueta. En general, el papel principal de cada aditivo se puede identificar a través de la primera cifra del número:

E2..

conservantes

E3..

antioxidantes

E4..

emulgentes, estabilizantes, espesantes y gelificantes

E5..

agentes antiaglomerantes ácidos, bases y sales

E620 a E635 potenciadores del sabor E901 a E904 agentes de recubrimiento E950 a E967 edulcorantes

E-951 Edulcorante

E-407 Agente de textura

E-620 al E-625 Potenciadores del sabor

Aspartamo

Carragenatos

Glutamatos

Función: edulcorante artificial.

Función: espesante de origen natural, se obtiene a partir de un alga marina.

Función: potenciadores del sabor, origen artificial.

Usos: muy extendido en productos edulcorados, yogures, bebidas refrescantes, etc. Valoración: prohibido para fenilcetonúricos.

Usos: muy extendido en derivados lácteos, postres, compotas, helados, salsas, etc. Valoración: posible interferencia en la absorción de algunos minerales.

Usos: muy empleado en aperitivos salados, sopas, cremas, derivados cárnicos, platos preparados, etc. Valoración: reacciones alérgicas en personas sensibles.

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Ingesta diaria de sulfitos

Alimento

Ración (g)

Cantidad de sulfitos (mg/por ración) (1) Media

Este ejemplo ilustra el consumo puntual de alimentos con una cantidad elvada de sulfitos. Una dieta equilibrada, variada y que no abuse de los alimentos procesados, evitará que superemos la I.D.A. y que no suponga, por tanto, un problema para nuestra salud. ¿Quién evalúa la seguridad de los aditivos? El examen toxicológico de los aditivos lo efectúan organismos internacionales que examinan los expedientes presentados por los fabricantes, determinan la Ingestión Diaria Admisible (I.D.A.) y definen los criterios de pureza de los aditivos. • A nivel mundial se lleva a cabo por el Comité mixto de la FAO (Food and Agricultural Organization) y la OMS (Organización Mundial de la Salud). • En la Unión Europea es la EFSA (European Food Safety Authority) quien evalúa los datos toxicológicos disponibles y realiza las recomendaciones a

Máxima

Frutas secas

50

8,5

37,8

Crustáceos

100

18,2

82,9

Productos cárnicos

150

26,7

84,4

Vino

125

10,2

19

TOTAL

63,6

224,2

(1) Se trata de los valores medios y máximos detectados en nuestro estudio.

la Comisión Europea, que redacta la legislación. Una vez establecidas las normativas a nivel europeo (Directivas, Reglamentos…) éstas se trasladan a la legislación nacional de cada país miembro.

¿Qué es la I.D.A.? La Ingesta Diaria Admisible o I.D.A. es la dosis, por kilo de peso corporal y día, que un individuo sano puede ingerir durante su vida sin riesgo para su salud. A partir de la I.D.A. se calculan los contenidos máximos permitidos en cada grupo de alimentos, teniendo en cuenta los hábitos alimentarios de la población a la que concierne, para que una die-

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ta equilibrada y variada no sobrepase nunca la dosis máxima. Esto significa que, en un alimento consumido en grandes cantidades como el pan, la dosis autorizada de un aditivo concreto debe ser inferior a la de otros productos de consumo ocasional.

¿Es posible superar la I.D.A. en una dieta habitual? Según la propia definición de la I.D.A., no parece fácil alcanzar esta cantidad, sin embargo, en algunos casos, podría llegar a ocurrir. Tomemos como ejemplo los resultados del último estudio que hemos realizado y publicado en nuestra revista OCU Compra Maestra, en el que analizábamos la presencia de sulfitos (aditivos utilizados como conservantes y que a la vez sirven para mejorar el color) en diferentes grupos de alimentos. La I.D.A. de los sulfitos es de 0,7 mg por kg de peso y día. Por lo tanto, un adulto que pese 70 kg no debería ingerir más de 49 mg de sulfitos al día (0,7 mg x 70 kg). Pues bien, de acuerdo con los valores medios hallados en el estudio, si esa persona comiera en una misma jornada frutas secas, crustáceos, carne y vino en cantidades moderadas, su ingesta de

sulfitos ascendería a 63 mg (véase cuadro Ingesta diaria de sulfitos), y si nos atenemos a los valores máximos de sulfitos detectados para cada tipo de producto, esa cantidad se multiplicaría casi por cuatro.

No siempre la voz de los consumidores es tenida en cuenta en todo el proceso normativo.

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Con los niños, aún más cuidado Los pequeños de la casa tienen un peso corporal inferior al de los adultos, pero proporcionalmente pueden ingerir tantos aditivos como ellos. No hay más que fijarse en que sus alimentos preferidos (caramelos y golosinas, refrescos, postres lácteos, bollería, charcutería, comidas preparadas...) se encuentran precisamente entre los productos que más abusan de estas sustancias. Los límites legales de uso de aditivos y las cantidades que se establecen como ingesta diaria admisible (I.D.A.) de cada uno de ellos, están calculadas para un adulto de constitución mediana y pueden resultar excesivos para nuestros niños. No se trata de ser alarmistas, pero los padres harán bien en vigilar de cerca la dieta de sus hijos, intentando proponer alternativas naturales (leche o fruta) a muchos de los alimentos procesados dirigidos a ellos (postres lácteos o refrescos), y limitando la ingesta de los alimentos más ricos en aditivos sospechosos o dudosos: charcutería, golosinas, bollería y postres.

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Intoxicaciones alimentarias: ¿qué hacer? La ingestión de comidas y bebidas en malas condiciones puede producir lesiones de distinta consideración. Las más habituales son las que conllevan síntomas gastrointestinales (vómitos, diarreas, dolor abdominal), pero no son las únicas. Pueden darse otro tipo de síntomas como debilidad, dolores musculares, síntomas catarrales, parálisis muscular o incluso abortos. Las circunstancias en las que se produce una intoxicación alimentaria pueden ser muy variadas y con efectos muy diferentes. El tiempo de incubación es variable, pueden aparecer a las pocas horas o tardar varios días en manifestarse, y no todas las personas que han consumido un alimento contaminado tienen porque caer enfermos, hay varios factores que pueden influir: la propia resistencia personal, la cantidad de alimento ingerido, etc.

¿Cuándo debe ir al médico? Si la intoxicación es más leve, bastará con que se hidrate bien mientras dure el episodio y que mantenga una dieta blanda. Conviene empezar a comer poco a poco siguiendo este plan: • primero, agua de cocer el arroz (sólo o con zanahoria), sémola o sopas de pasta; es aconsejable tomar cantidades pequeñas y a menudo;

• poco a poco puede ir introduciendo el arroz hervido, pollo o pescados hervidos, pan blanco tostado, jamón de york o manzana cruda; • antes de pasar a la alimentación normal, conviene comer carne o pescado a la plancha, yogur, zanahoria y verduras hervidas y galletas tipo maría.

En el caso de los bebés, acuda rápidamente al pediatra y siga sus consejos de realimentación. Como hemos dicho, lo más peligroso es la deshidratación, es decir, la pérdida excesiva de agua y sales minerales, principalmente sodio y potasio, por lo que la rehidratación con suero debe iniciarse de inmediato. En la farmacia venden unos sobres preparados para verter en una jarra de agua (¡no tome agua sola!), aunque también puede prepararlo en casa, siguiendo la fórmula que le indicamos seguidamente, o utilizar alguna bebida isotónica mezclada con un

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¿Cuándo acudir al médico? Vómitos contínuos, no admite ni el suero

Sí admite el suero

Duran más de 3 días sin mejoría o aparecen signos de alarma Duran menos de 2 o 3 días y hay mejoría. Sin signos de alarma CURACIÓN

Niños menores de 2 años o ancianos

Duran menos de 12 horas y no hay signos de alarma

Duran más de 12 horas o aparecen signos de alarma

Si sufre molestias gastrointestinales por una intoxicación alimentaria, los signos de alarma son: fiebre alta (más de 38º C), moco y sangre en heces, vómitos con sangre. En caso de dudas sobre cómo actuar, llame al 112 (emergencias) o al 061 (urgencias médicas).

IR AL MÉDICO

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Cómo preparar un suero casero • 1 litro de agua. • 2 cucharadas soperas de azúcar (2 comprimidos de sacarina si es diabético). • Un poquito de sal (media cucharadita de café). • Un poquito de bicarbonato (media cucharadita de café). • El zumo de medio limón. poco de agua, para que se absorba mejor y más rápido. Se debe empezar a beber en cantidades pequeñas cada hora o 2 horas, según se vaya tolerando.

Para los bebés y niños pequeños que pueden deshidratarse rápidamente, se recomienda utilizar una jeringuilla y administrarles 1 cm3 cada 10 minutos.

¿Cómo reclamar si se ha intoxicado en un establecimiento público? Las lesiones por la ingesta de alimentos son difíciles de demostrar, por eso aquí le vamos a decir qué pasos seguir y qué debe tener en cuenta a la hora de reclamar una indemnización por intoxicación alimentaria.

Las intoxicaciones alimentarias pueden tratarse al amparo de una amplia legislación: desde las normas específicas de protección de los consumidores hasta el Código Civil. Aunque algunos casos de intoxicación se han llegado a resolver por la vía penal, lo normal es que se tramiten por la vía civil. Además, por esta vía, el demandante no tiene que demostrar la culpa del demandado (no tiene que probar, por ejemplo, que el dueño del bar ha incumplido las precauciones y medidas apropiadas en la elaboración de los alimentos), mientras que en la vía penal sí. Para que una reclamación prospere es imprescindible demostrar la relación entre el daño y la causa que lo originó. Por el carácter perecedero de los alimentos, resulta complicado demostrar el origen exacto de la intoxicación, casi en la mitad de los brotes se desconoce el agente que la causó. Sin embargo, existen algunos elementos que le ayudarán a probar la relación entre el consumo del alimento y la intoxicación. Es fundamental conservar todas las pruebas a su alcance que ayuden a demostrar la causa de la intoxicación alimentaria. • En primer lugar, guarde siempre la factura o comprobante que demuestre que ha efectuado la compra del producto

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En nuestra página web www.ocu.org/modelos le ofrecemos un modelo de reclamación al establecimiento presuntamente responsable de una intoxicación alimentaria.

o que ha consumido el alimento, con la fecha y el detalle de lo consumido. También es recomendable aportar copia de las reclamaciones escritas que se haya podido efectuar, tanto de las hojas de reclamaciones como otros escritos dirigidos al responsable. • En cuanto a la prueba de las lesiones, es fundamental presentar informes médicos, partes de asistencia sanitaria, copias originales de las recetas expedidas a nombre del afectado, partes de ingreso hospitalario, baja laboral, diagnóstico y tratamiento. Si hay secuelas, tenga en cuenta que tendrá que pasar por una evaluación de un perito médico. • A veces, aunque se desconozca la causa exacta de la intoxicación y no pueda determinarse de qué alimento se trata, se puede establecer a través de indicios como, por ejemplo, expedientes e informes de inspección que constaten deficiencias en cuestiones de higiene, manipulación de alimentos, refrigeración o limpieza insuficientes en el establecimiento. • Cuando la intoxicación se produce durante un viaje contratado con pensión completa, los tribunales suelen considerar probada la relación entre la intoxicación y el establecimiento donde se aloja el afectado.

• Si son varias las personas que sufren los mismos síntomas de la intoxicación, en la misma fecha y lugar, sus testimonios y los de otros testigos, e incluso los de los propios demandados, sirven para establecer también una relación causal entre el consumo del alimento y los daños producidos a los afectados. También ayuda la presentación de un informe epidemiológico, así como la existencia de indemnizaciones anteriores a otros afectados por parte de la aseguradora del local demandado, pues implica que se reconoce su responsabilidad.

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En nuestra página web www.ocu.org/modelos le ofrecemos un modelo de reclamación administrativa de daños y perjuicios.

¿Contra quién debe presentar la demanda? La demanda debe realizarse contra el titular del establecimiento y su compañía aseguradora, y en el caso de que la intoxicación se produzca durante un viaje combinado (con alojamiento y pensión completa, por ejemplo), contra la agencia de viajes y el operador mayorista. Cuando la intoxicación tiene lugar en un establecimiento que depende de la Administración (centro escolar, hospital, etc.) se debe presentar una reclamación de responsabilidad patrimonial, procedimiento más lento que la vía civil.

¿Cuánto reclamar? La cantidad de la indemnización depende de varios factores: el tipo de lesión y cómo afecta a la víctima, su edad, el número de días de baja, los gastos médicos y de farmacia, o la situación familiar en caso de fallecimiento, entre otras cuestiones. Las indemnizaciones pueden incluso cubrir el daño moral de personas que no estén directamente afectadas por la intoxicación, por ejemplo, los padres de niños intoxicados, los novios en la celebración de su banquete de boda o los familiares de fallecidos. Desde la OCU recomendamos solicitar como mínimo las cuantías establecidas

en el baremo que se utiliza para las indemnizaciones por daños físicos de las víctimas de los accidentes de tráfico (veálo en www.ocu.org>dinero-trabajoe-impuestos>seguros). Reclame siempre una cantidad que se pueda probar. Si existen secuelas, es necesaria la valoración de un especialista. Conviene no inflar la reclamación por daños y secuelas, ya que los tribunales pueden estimar parcialmente la cuantía o directamente desestimarla y en ese caso le repercutirán las costas del juicio.

Más información sobre alimentación en www.ocu.org