PC^S11iILIDAD DE ADAPTACION DE LA MAR'r.A.A La CAUTIVIDAD

CAPITUTA II PC^S11iILIDAD DE ADAPTACION DE LA MAR'r.A .A La CAUTIVIDAD En prianer }ugar, admitatnos, como un hecho cierto y real, que los animales se...
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CAPITUTA II

PC^S11iILIDAD DE ADAPTACION DE LA MAR'r.A .A La CAUTIVIDAD En prianer }ugar, admitatnos, como un hecho cierto y real, que los animales se adaptan con relativa facilidad a un médio.ambiente distinto del c}ue presidió su nacimiento, y la mejor prueba de c^te aserto son los jardines zoológicos esparcidos por el rnundo entero, la adaptación del conejo a comarcas libres de este roedor y el gran número de industrias de explota^ión de animales salvajes diseminados por el mundo eritero. Fn París nacen elefantes ; en Hamburgo, hipo- ^ pótarnos; jirafas en Londres; ósos blancos en Nueva York, y avestruces en Niza, y no sólo nacen, sino que viven y se reproducen. Por otra parte, en Norteamérica, especialmente en los Estados Unidos, Canadá y Alaska, existen en la actualidad más de 3.50o Granjas dedicadas a la explotación de animales p®r su piel, comprendiendo ,dace espe'cies ^d`iferentes y representando un

,..Tamblén a¢ puede jugar con eatos animales...

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Capital que c^cede a lc^s lr^^r^ntn V o^J^n mi!(r>ires dr' d ^í(cxr^s. Noruega cttenta con nlás d^ 3^o Granjas a esta industria c}edicac}as, y lo nlisnlo podríanlos afirmar del Japón, Aurtralia, Surcia, Ilolanda, Fi^ilandia, Suiza, Alcmania, Inglaterra, Checoetiloi^aquia y rrailCl^l, cll Illayor V In^nOr l'SCálá.

Si iasi tocias lás naciones europeas y norteaine^^i^anas, con rlustralia y Jalxín, Iran consc:guido ver realiza^las, s^2, a7piraciones, z Espáña no ha de ver aumentar su riqueza ptíblica nlediante la nueva industria, encontrándose en ruejores condiciones ae situación y de clima? Ciertantente que los animales, al adaptarse a un nuevo medio, van nlodificándose y sufren alteraciones que pueden scr favorables o adversas a sus conditiones primitivas y de expiotación, y, gracias a=esa^ madificaciones, trn experto conoce y dasifica 1;i5 pieles por su procedencia, diferenciando las de .^lasl:a y}as de Terranova de las de F}orida. Pero no es menos cierto también que, aunque varían de valor las pieles, según su procedéncia, esto no significa que no sea negocio ^u producción e^, por lo tanto, no pueda rea}ixarse en condiciones económicas la instalación de ]a industria. Esto refiriéndonos a un caso general; pero vanlos a e^;aminar nuestro caso especial, Esparia. España posee todos Ios climas y todas las alturas. Las diferentes cordilleras que cruzan su territorib, con los Pirineos y]a Penibética a la cabexa, en todas direc ^iones, de S, a N. y de E. a O., hacen de la Península un inmenso conglomerado de monY

iaitas }• valles d^^nde todos los produ^ctos son susceptihles de producirse, desde los correspondientes a las nicves perpetuas hasta lus tropicales, cn una l,arte de Auclalu^cía. Ln pocos kilómetrus de exteusióu superficial se succden alturas inuy variables, y apenas existen regiones en Fspaiia don