Los accidentes por el trabajo

Los accidentes por el trabajo El exterminio obrero en México En nuestro país, cada 50 segundos ocurre un accidente laboral, situación favorecida, por ...
4 downloads 1 Views 122KB Size
Los accidentes por el trabajo El exterminio obrero en México En nuestro país, cada 50 segundos ocurre un accidente laboral, situación favorecida, por la desnutrición asociada a los bajos salarios, como lo reconoce Héctor San Román (1993) dirigente de la Confederación de Trabajadores Mexicanos CTM; en un solo día la industria mexicana genera 4 muertos y 41 inválidos, debido a los accidentes por el trabajo. (STPS 1993: 131) En 1991 la siniestralidad agrupada del Instituto Mexicano del Seguro Social iMss, Petróleos Mexicanos Pemex, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social STPS y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado ISSSTE, sumó un total de 525,679 accidentes de trabajo (sTPS 1993: 20). Que produjeron en la industria una pérdida de 12 millones 742 mil jornadas laborales diarias por incapacidad temporal. (STPS 1993: 30) En 1995, según información del presidente de la Sociedad Mexicana de Medicina del Trabajo, tan sólo entre los 9 millones 512 mil 810 trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social, hubo 13 millones 427 mil 23 días de incapacidad temporal, 11 millones 137 mil 130 accidentes y 36 mil 663 enfermedades de trabajo (Calderon 1996: 18). Aunque desde inicios de esta década, la Comisión Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo publica un anuario con el fin de subsanar las deficiencias existentes respecto a la información estadística sobre los riesgos de trabajo en México (San Román 1993: 5), existe un subregistro; pues las empresas para evadir obligaciones, sólo comunican los accidentes graves que no pueden ser atendidos en sus enfermerías; y los trabajadores a fin de evitar represalias, nada más denuncian los accidentes incapacitantes. Pese al subregistro, esta información nos

[151

16

aproxima a la magnitud de la masacre cotidiana de trabajadores ocurrida en la producción industrial mexicana. Las partes del cuerpo inmoladas con mayor frecuencia, son en primer lugar, las manos, que alcanzan el 26 por ciento del total de lesiones ocurridas; perderlas significa para el trabajador la angustia de no contar con sus más preciados órganos, aquellos que le permiten sostener a su familia. Siguen en orden de importancia, los accidentes en un miembro superior excluyendo la mano con un 14.8 por ciento, después los miembros inferiores sin incluir el pie con un 14.45 por ciento, los pies con una incidencia del 9 por ciento, el tórax y sus órganos en un porcentaje similar que el anterior, la cabeza y la cara en un 7.1 por ciento de los casos, y las lesiones oculares con un porcentaje de 6.12 (San Román 1993: 90). Bajo las letales condiciones de producción en nuestra industria, los obreros son golpeados y atrapados (52.6%); se caen (15.9%); son dañados por radiaciones o substancias cáusticas , tóxicas y nocivas (4%); chocan en vehículos (2.9%); reciben descargas eléctricas (0.4%); se queman (0.3%); sufren escoriaciones por abrasión, y realizan sobre-esfuerzos y otros daños (22.9%). (San Román 1993: 124) En 1992, el IMSS informó que la tasa de incidencia de riesgos de trabajo disminuyó en 1.5 por ciento en los últimos cinco años, según estudios realizados en las 16 mil empresas ubicadas en el Área Metropolitana de la Ciudad de México (IMss 1992), la información sin embargo es poco confiable por el impresionante hermetismo en el manejo empresarial de la información sobre los problemas de salud que .aquejan a los trabajadores en el interior de sus factorías. En países donde existe un registro más confiable de los siniestros, las tasas de accidentalidad también son altas pese a contar con normas de seguridad más exigentes que las nuestras; por ejemplo en España según las Comisiones Obreras, ocurren mil doscientas muertes al año por accidentes de trabajo. En México las empresas no cuentan con las condiciones mínimas de seguridad, los inspectores del trabajo generalmente son incapaces, toleran las violaciones a los reglamentos de seguridad industrial y reciben dádivas patronales. Las Comisiones Mixtas de Higiene y Seguridad, responsables de vigilar las condiciones de seguridad laboral, responden en gran medida a las directivas patronales.

17

Los riesgos implicados en la fundición por trabajar metal a altas temperaturas , la vuelven estratégica para estudiar el problema de los accidentes laborales en México . En ella encontraremos de manera descarnada, las principales características de la masacre cotidiana de trabajadores oculta tras las puertas de las fábricas; y podremos reconocer con menos dificultades la etiología de los accidentes. Por la ausencia de información confiable, la sociedad civil percibe desde su sentido común a los accidentes laborales como si fueran hechos naturales , un resultado de la fatalidad , ignorando las degradadas condiciones de producción en nuestra industria. Desde esa visión fetichizada de la inseguridad laboral se culpa a la víctima por simular los accidentes y se exonera a las empresas de toda responsabilidad. Los analistas del sector privado únicamente reconocen tres causas de los accidentes : a) el ambiente hostil ; b) el equipo inadecuado; y c) un individuo que no puede , no quiere , o no sabe trabajar. De esta manera individualizan un problema social , pues consideran a los obreros mexicanos como unos flojos por naturaleza , quienes no desean , ni saben, ni pueden trabajar y padecen una marcada vocación por la muerte. Ilustremos ahora el problema con un accidente típico de nuestra industria, ocurrido en Real del Monte: Nos podemos salvar del rayo, pero no de la raya , comentan Leonardo y Benjamín , sobrevivientes de los accidente de la mina de San Juan Pachuca , burlándose de la raya que a diario les pinta la muerte a los trabajadores mexicanos. Esta es la visión obrera inmediata del accidente : un resultado del destino, de la mala suerte , una obra de fatalidad ; el castigo a pagar por nuestras culpas en este valle de lágrimas. El 12 de octubre , día de la Raza, 21 trabajadores de la Compañía Minera Real del Monte terminaron su jornada de trabajo , subieron a la calesa que los llevaría a la salida de la mina, pero el malacate se rompió. Cayeron al fondo de la mina unos 400 metros y 19 mineros perecieron: Pedro Mendoza Alemán , malacatero de la mina había ya insistido varias veces ante seguridad industrial con la queja de que el cable del malacate chisporroteaba y que había que revisarlo y reemplazarlo o repararlo : con fecha 23 de septiembre , los expertos de seguridad habían inspeccionado el winch y dieron el visto bueno . Como la crisis está dura, el malacate seguía sirviendo.

18

El día 12 al cambio del segundo turno. se vivía en el fondo de la mina ese clima, mezcla de alegría e impaciencia que se produce al fin de una agotadora jornada, y los mineros se arremolinaban en espera de la jaula que los sacaría del tiro. El calecero dio la señal, y entre las burlas a quiénes se quedaban para un siguiente viaje, se inició el ascenso, había subido sólo 60 de los 580 metros que los separaban de la tierra y el sol, cuando el cable que sostenía la jaula y que en teoría debería resistir una carga de 22 toneladas se troncha violentamente, precipitando al fondo del tiro y a la muerte a 20 productivas y prometedoras vidas. A Pedro Mendoza el malacatero, los desesperados gritos de sus compañeros le producen un schok que le priva temporalmente del habla y tal vez definitivamente de la razón. (Punto Crítico 137: 16)

Lo ocurrido no es un hecho aislado, según la Sección Uno del Sindicato Minero, forma parte ya de su vida. En Real del Monte, no hay año desde hace cuatrocientos, en que no ocurran muertes, ni mes en que no quede lesionado o inválido para toda la vida un minero. Pero, la tragedia de los mineros no se constriñe a las grandes catástrofes. Silenciosamente, poco a poco, van dejando la vida en el trabajo, en miles de accidentes que provocan heridas, mutilaciones, invalidez y muerte. Después del suceso en Real del Monte, Napoleón Gómez Sada presentó sus condolencias a los familiares y ante la pregunta de un periodista: -¿Quién es el responsable del crimen de los mineros? El líder presenta disculpas: -"Es un accidente... en todas partes se mueren mineros... no podemos culpar a nadie." ¿Fatalidad? No, es seguro, tan seguro como el descenso cotidiano del salario, que: cada uno de esos mineros y todos los demás, sabían que ese malacate estaba en mal estado, que cualquier día se iba a romper, y que ojalá fuera cuando ellos no estuvieran ahí. (Gilly)

La tradición de lucha de los mineros de Real del Monte es larga, en 1776 estalló en estas minas la primera huelga en el continente, ganada por los barroteros a Don Pedro Romero de Terreros. A más de dos siglos del trascendental paro, cuando los accidentes eran cada vez más frecuentes y los salarios bajaban, los mineros cansados de la corrupción en su sindicato; la que llegaba al grado de vender la atención del servicio

19

médico e impedir la afiliación al IMSS, evitaron en una asamblea que les i mpusieran un tope salarial. Iniciándose así la historia de Liberación Minera, grupo democrático de la Sección 1 del sindicato nacional de los mineros metalúrgicos. En 1985, Liberación Minera promovió un paro de 3 mil 500 trabajadores, en el que los mineros desnudos, portando sólo el casco de seguridad, botas y algunos cinturones raídos, como únicas prendas, protestaban por la intención de la directiva de reducirles prestaciones, entre ellas el reparto de ropa adecuada a sus faenas y equipo de seguridad. A decir de los mineros, es sistemática la falta de ropa, botas y equipos de seguridad; en lugar de mascarillas utilizan un paliacate o un pedazo de franela amarrado a la cara: -No nos apena estar encuerados, peor estamos en el infierno de allá abajo en la mina, o mutilados y aplastados por derrumbe. Fue uno de las declaraciones de los paristas. La dirección sindical comentó: -Tuvimos que llegar a esto, nos pusieron contra la pared, no podíamos permitir que con pretexto de abatir costos, sin importar la seguridad y el futuro de las familias mineras, la patronal regateara las prestaciones y anulara las conquistas que han costado la vida de miles de mineros en Real del Monte.

Jaime Mata, minero con 30 años de antigüedad en Real del Monte, afirmó: -Aquí la constante es la muerte ya sea por accidente o por silicosis.

La singularidad e importancia de este paro, la encontramos tanto en su contenido como en su forma. En cuanto al contenido, es uno de los movimientos ejemplares en defensa de la salud obrera; y en cuanto a la forma, por su radical decisión de desnudarse, antes de que la ahorrativa patronal los "encuerara" frente a los riesgos del trabajo.