LA NOVELA DESDE COMIENZOS DE SIGLO HASTA LA GUERRA CIVIL

LA NOVELA DESDE COMIENZOS DE SIGLO HASTA LA GUERRA CIVIL 1. La novela de comienzos de siglo. La novela renovadora A comienzos de siglo conviven dos va...
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LA NOVELA DESDE COMIENZOS DE SIGLO HASTA LA GUERRA CIVIL 1. La novela de comienzos de siglo. La novela renovadora A comienzos de siglo conviven dos variedades fundamentales: – La novela realista y naturalista, que fue la novela dominante en el último cuarto del siglo XIX. – La novela renovadora que supone una reacción contra la novela realista y que presenta los siguientes rasgos: Se centra en el protagonista, del que pretende mostrar su personalidad y psicología. Sitúa la acción en la sociedad contemporánea, para mostrar al protagonista como un inadaptado, un personaje insatisfecho con dicha sociedad. La descripción y el argumento pierden protagonismo, pues lo que predomina son las reflexiones y pensamientos del propio protagonista. El narrador ya no es omnisciente (como lo era en la novela realista). La novela renovadora presenta a comienzos de siglo igualmente dos variedades: – La novela modernista, que se caracteriza -además de por los rasgos ya mencionados- en la forma por la aproximación de la prosa al verso (por medio de la búsqueda de la musicalidad, el empleo de un estilo recargado y de frecuentes recursos retóricos) y en el contenido por la caracterización del protagonista como un personaje inmoral que no tiene problemas en transgredir las normas morales, sobre todo, en lo relativo a la religión y la sexualidad. – La novela noventayochista. Con este término se denomina a la novela de los escritores de la llamada Generación del 98. 1898, fecha de la pérdida de las últimas colonias españolas, se convirtió en símbolo de la decadencia de España y a estos escritores se les denominó así porque en sus inicios mostraron preocupación por dicha decadencia y adoptaron una actitud regeneracionista. La novela noventayochista se caracteriza en la forma por la búsqueda de la sencillez y en el fondo por el predominio de los conflictos existenciales (sentido de la vida, existencia de Dios, etc.). AUTORES Unamuno Nació en Bilbao, en 1864 y murió en 1936. Fue catedrático de Griego en la Universidad de Salamanca, donde ejerció también durante bastantes años el cargo de rector. Fue un personaje polémico e individualista. Durante la Dictadura de Primo de Rivera, criticó al rey Alfonso XIII y al propio dictador, por lo que fue desterrado a Fuerteventura en 1924. Indultado ese mismo año, se marchó a París donde permaneció hasta la caída de la dictadura, en 1930. En 1931 celebró la instauración de la República y participó en política como diputado, pero pronto se sintió desengañado y pasó a dirigir sus críticas contra los políticos republicanos. En 1936, se declaró favorable al bando nacional de Franco, pero pocos meses después reaccionó contra la política represiva franquista, lo que le valió ser confinado en su casa hasta su muerte. Escribió poesía, ensayo, teatro y novela, géneros diferentes en los que vertió sus preocupaciones y obsesiones. Los dos temas dominantes en su obras son España y el conflicto existencial. En el tema de España se observa una evolución: al principio, parte de una postura regeneracionista, considera que es necesario modernizar España; luego, pierde interés por cualquier intento renovador y se centra en la idea de España, que él identifica con Castilla (su paisaje, sus pueblos y su literatura). En relación con su intento de explicar qué es lo característico de lo español esta su concepto de intrahistoria, que según él sería lo que permanece inmutable en un pueblo o nación, a pesar de los acontecimientos históricos. 1

Por lo que se refiere al conflicto existencial, en Unamuno se produce la lucha entre dos contrarios: – la negación de la existencia de Dios (por parte de la razón) – la voluntad de creer (pues a Unamuno se le hace insoportable aceptar que la muerte significa su final) Así, en Unamuno lo religioso aparece no como certeza, sino como lucha o -como él dicecomo agonía. De este conflicto habla, por ejemplo, en el ensayo: Del sentimiento trágico de la vida. En sus novelas, Unamuno elimina todo lo que según él es accesorio -descripciones, historiapara centrarse en los conflictos íntimos de los personajes. Los personajes de las novelas de Unamuno suelen ser encarnaciones de ideas; así, en Abel Sánchez, Joaquín Monegro encarna la envidia, en La tía Tula, la protagonista representa el instinto materno, etc. A causa de las críticas que recibió por su forma de componer sus novelas, afirmó que él no escribía novelas, sino nivolas. Entre sus novelas podemos destacar: Niebla y San Manuel Bueno mártir. Niebla es una novela sobre el determinismo, es decir, sobre hasta qué punto se posee libertad o no. Augusto Pérez, el protagonista, cree actuar según su libre albedrío, pero su autor -Unamuno, que se incluye como personaje en la novela- se encarga de dejarle bien claro que él carece por completo de libertad. Además, Unamuno plantea en la novela una posible analogía: podría ser que la situación del ser humano respecto a Dios fuera como la del personaje con su autor. San Manuel Bueno mártir es quizás su novela más lograda. Plantea el problema religioso, como la oposición entre una verdad trágica (la no existencia de Dios) y una felicidad ilusoria (la que proporciona la religión). El tema, por lo tanto, es el papel consolador de la religión, al margen de la existencia de Dios. Es una novela corta, completada con un prólogo y un epílogo. En el prólogo Unamuno defiende su forma de hacer novelas -eliminando descripciones y acciones para centrarse en el conflicto íntimo de sus personajes. En el epílogo, usa el recurso tradicional de que la novela es un manuscrito que ha llegado a sus manos. La acción se sitúa en Valverde de Lucerna, pueblo ficticio ubicado entre una montaña y un lago, a los que se hace reiteradamente alusión, símbolos respectivamente de la fe y de la duda. La narradora, Ángela Carballino, es una feligresa, que quiere contar retrospectivamente y por escrito los hechos de su párroco, D. Manuel, sobre el que el obispo ha iniciado un proceso de beatificación, y revelar un secreto conocido solo por ella: que D. Manuel no creía, pero fingía creer para mantener la ilusión y la paz de su parroquia. Azorín José Martínez Ruiz nació en Monóvar, Alicante, en 1873 y murió en 1967. Muy joven marchó a Madrid, donde se dedicó al periodismo. Poseía ideas anarquistas y mantenía una actitud muy combativa y crítica. A comienzos de siglo, formó el “grupo de los tres”, con Pío Baroja y Ramiro de Maeztu, con la intención de denunciar las injusticias que se producían en España. Pero pronto Azorín evolucionó definitivamente a una actitud conservadora. A lo largo de su vida desempeñó varios cargos políticos. Durante la guerra se exilió a Francia y, luego, pudo volver y continuar sin problemas en España su actividad literaria y periodística. Escribió ensayo, teatro y novela. Los temas más característicos de su producción literaria son: – el tema de España: Azorín, como otros escritores de este período, identifica España con Castilla y se interesa en su obra los pueblos, el paisaje y la literatura castellanos. – El tiempo: la fugacidad/permanencia de las cosas, los recuerdos... – Los problemas existenciales: el sentido de la vida, la desgana o incapacidad para actuar, la falta de voluntad... 2

Por lo que se refiere a sus novelas, los rasgos más destacables son: – la escasez de acción; en sus novelas apenas pasa nada y no ocurren sucesos extraordinarios o singulares, sino que se refleja los hechos corrientes de la vida. – el fragmentarismo: no se cuentan historias completas, sino escenas sueltas. – Las frecuentes descripciones, que favorecen una sensación de estatismo: paisajes y ambientes que han impresionado vivamente al narrador, por lo que adquieren un tono fuertemente lírico. En cuanto al estilo de Azorín: muestra preferencia por frases breves, con predominio de la yuxtaposición y la coordinación, con términos poco comunes o procedentes del mundo rural. Entre sus novelas podemos destacar las que escribió en los primeros años del siglo, protagonizadas por Antonio Azorín, personaje del que tomaría su seudónimo. Son La voluntad, Antonio Azorín y Confesiones de un pequeño filósofo, novelas de trasfondo autobiográfico, en las que predominan las reflexiones y las descripciones. Pío Baroja Nació en San Sebastián en 1872. Muere en 1956. Estudió Medicina, pero ejerció muy poco tiempo. Marchó a Madrid a ocuparse de una panadería de un familar, pero se introdujo en la vida cultural con artículos de periódico y pronto se dedicó por completo a la literatura y al periodismo. Fue toda su vida anticlerical y de ideas anarquistas, pero no participó activamente en la política de España. En 1936, tras haber corrido el peligro de ser ejecutado, marchó a Francia, pero tras la guerra pudo volver a España. Se le considera el novelista más importante de la generación y el más prolífico. Escribió más de 60 novelas, muchas de las cuales organizó en trilogías. Un grupo aparte son las Memorias de un hombre de acción, serie de 22 novelas históricas dedicadas a contar la vida de un antepasado suyo, Eugenio de Aviraneta. Pío Baroja tenía una visión muy negativa de la vida y del hombre, que reflejó en su obra, pensamiento influido por filósofos como Schopenhauer y Nietzsche. Pensaba que la vida era sufrimiento y que una forma de conseguir sobrellevarla era la ataraxia y otra el vivir intensamente. De ahí que en su obra abunden los protagonistas que son hombres de acción. Pío Baroja pensaba que la novela tenía que basarse en la observación de la realidad y ser su reflejo -en este sentido, no se diferenciaba de los escritores de novelas realista-, y pensaba igualmente que las novelas debían construirse imitando la vida, por lo tanto sin un plan previo, dejando hasta cierto punto que el desarrollo del argumento dependiera del azar, y haciendo aparecer multitud de personajes secundarios, como ocurre en la propia vida. Entre las cualidades que más se destacan en sus novelas podemos mencionar la agilidad de la acción, la naturalidad de los diálogos y la maestría con que describe los ambientes, a veces con una serie de pinceladas sueltas, intercaladas en el relato. Entre sus trilogías, podemos destacar La tierra vasca y El mar, localizadas en el País Vasco, de temática aventurera, y La lucha por la vida, ambientada en los bajos fondos del Madrid de comienzos de siglo. Su protagonista es Manuel, del que se nos muestra su adolescencia y juventud, en las que fluctúa entre el mundo de los obreros y el de los delincuentes y los mendigos. Una de sus mejores novelas es El árbol de la ciencia (1911). Aquí se observan los problemas existenciales característicos de las novelas de comienzos de siglo. Se trata de una novela de formación: El protagonista es Andrés Hurtado, primero como estudiante de Medicina y, luego, como médico. Andrés intenta encontrar un sentido a la vida por medio de la ciencia y de la filosofía, pero finalmente tras una serie de experiencias negativas llega a la conclusión de que la existencia carece de sentido y de que la vida es triste y amarga. A la mitad de la novela, hay un diálogo extenso entre Andrés y su tío Iturrioz, en el que este expone sus inquietudes existenciales. El título “El árbol de la ciencia” alude al árbol del paraíso y viene a indicar que el conocimiento -la ciencia y 3

la filosofía- no proporcionan la felicidad ni la serenidad de espíritu, sino todo lo contrario. Ramón del Valle-Inclán Nació en 1866 en Vilanova de Arousa (Pontevedra). Murió en 1936. Hizo estudios de Derecho, pero no ejerció. Como muchos otros escritores de la época, se marchó a Madrid y allí se dedicó al periodismo y a la literatura. Estuvo dos veces en México, lo que sin duda le influyó a la hora de escribir algunas de sus novelas. Vivió la mayor parte del tiempo en Madrid, donde era conocido por su conducta y su forma de vestir extravagantes, propias de un bohemio. A resultas de una pelea con un amigo, quedó manco del brazo izquierdo. Estuvo bastante unido a la actividad teatral: en algunas obras fue actor o director, y fue director artístico de la compañía de teatro de la que formaba parte su mujer, que era actriz. En general, pasó bastantes apuros económicos, de los que no le libraron algunos cargos que desempeño durante poco tiempo como el de director de la Academia Española en Roma. Fue toda su vida un declarado antiburgués, sufriendo una evolución desde una postura favorable al carlismo (a comienzos de siglo), a otra en que simpatizó con los comunistas (años 20). Escribió teatro, poesía y novela. En su obra, se observa una evolución, desde el modernismo (de comienzos de siglo) hasta el esperpento (de los años veinte); pero esta evolución no se produjo como una ruptura brusca, sino lentamente durante la segunda década del siglo. Por lo que se refiere a su novelas, las obras más destacadas son las siguientes: – en la etapa modernista, las cuatro sonatas (Sonata de primavera, Sonata de Estío, Sonata de otoño, Sonata de invierno): son una biografía amorosa de su protagonista, el marqués de Bradomín, caracterizado como un personaje cínico e inmoral. Lo más destacado de estas novelas es su estilo, próximo al de poesía, por su musicalidad y recargamiento retórico. – En la etapa de transición (segunda década), Valle-Inclán escribe la trilogía La guerra carlista, sobre la última guerra carlista (1872-1876). En estas novelas, mezcla el heroísmo romántico de los personajes con las brutalidades de la guerra. El estilo se libera de los rasgos más marcadamente modernistas, adquiriendo viveza y gran dinamismo. – En los años 20, Valle-Inclán crea el esperpento, que es un género que consiste en la deformación grotesca de la realidad, para así descubrir el verdadero significado de esta. El esperpento se logra por medio de procedimientos como los siguientes: la animalización o cosificación de los personajes y el uso de un lenguaje, repleto de palabras castizas o del mundo de la delincuencia. En la narrativa de este período destacan: • Tirano Banderas, que cuenta los últimos días de un dictador hispanoamericano, combinando dos acciones paralelas: la del dictador y la de los rebeldes que se oponen a él. • El ruedo ibérico, conjunto de nueve novelas, de las que solo escribió tres, con la que perseguía la intención de reflejar la historia del siglo XIX de España, desde el reinado de Isabel II. 2. La novela novecentista y vanguardista. En la segunda década, aparece una nueva generación de autores, muy influidos por el pensamiento del filósofo Ortega y Gasset, expuestas en los ensayos: La deshumanización del arte e Ideas sobre la novela. Este autor sostiene que el nuevo arte tiene que ser: – intelectual; por lo tanto, debe rechazar el sentimentalismo y el tono apasionado de los escritores de comienzos de siglo. – de estilo cuidado: debe buscar la perfección formal. – aristocrático, en el sentido de que va dirigido a una minoría selecta, capaz de comprenderlo. 4

– ético, claramente contrario a las actitudes decadentistas de los escritores modernistas. – europeísta, de forma que la temática referente a la tradición y el paisaje españoles, que era lo que le interesaba a los escritores del 98, es sustituida por un deseo de modernizar España. Los dos novelistas más importantes de este período son Gabriel Miró (que escribe novela lírica) y Ramón Pérez de Ayala (que escribe novela intelectual). Gabriel Miró, alicantino, escribe novelas en las que apenas hay acción y en las que la perfección formal del estilo y las descripciones detalladas, llenas de matices de sensoriales, son los rasgos más sobresalientes. Por la falta de acción y la calidad de sus descripciones se le ha comparado con Azorín, pero en Miró hay una actitud distante hacia lo que describe, que lo aleja del sentimentalismo de Azorín. Sus dos novelas más importantes son Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso, que se sitúan en Oleza, pueblo ficticio, bajo el que se esconde Orihuela, lugar donde estudió Miró en su infancia; Miró critica a los sectores tradicionalistas del pueblo, que aparecen como enemigos de la vida y de su disfrute. Ramón Pérez de Ayala, nacido en Oviedo, empezó escribiendo novelas de corte autobiográfico, similares a las de los autores noventayochistas, protagonizadas por su alter ego Alberto Díaz de Guzmán. Pertenece a esta etapa, por ejemplo, AMDG, que es una crítica de la vida en un internado de los jesuitas. Pérez de Ayala alcanza la madurez con novelas de tipo intelectual, en las que desarrolla tesis sobre la sexualidad, el donjuanismo, la realidad , etc. Son novelas que se aproximan al ensayo y poseen una intención ética. Entre ellas, podemos destacar Belarmino y Apolonio, historia de dos zapateros que simbolizan dos formas diferentes de ser en la vida -la contemplativa y la activa- y Tigre Juan y El curandero de su honra, sobre el donjuanismo. Un caso aparte lo representa el madrileño Ramón Gómez de la Serna, autor muy prolífico, que escribió teatro, ensayo y, novela, y que fue una figura clave en la introducción de los movimientos vanguardistas en España. Gómez de la Serna es el creador de las greguerías, especie de sentencias cortas en las que se une ingenio y humor o como afirma el propio Gómez de la Serna: Greguería= metáfora+humor. Escribe gran cantidad de novelas, a las que podemos considerar novela vanguardista. En ellas, la acción está dominada por el absurdo, y los rasgos de estilo predominantes son el uso de frases ingeniosas y el sentido del humor. Entre sus abundantes novelas, podemos citar: La Nardo, El torero Caracho o El caballero del hongo gris. 3. La novela social en los años treinta. Este tipo de novela nació al finalizar la dictadura del general Primo de Rivera (último años de la Restauración y del reinado de Alfonso XIII). Empieza a escribir un grupo de novelistas que toman partido a favor de las reivindicaciones del proletariado y del campesinado español. La narrativa experimenta el gran giro que la cultura y el arte sufrieron en España alrededor de 1930: abandono de la actitud vanguardista y creciente implicación en los problemas humanos y sociales del momento. Ello explica que las novelas sociales se caractericen por: • Temas como la denuncia de las desigualdades e injusticias sociales. • Una vuelta a los procedimientos narrativos de la novela realista. • La utilización de un estilo sencillo, que parece más bien el de una crónica periodística. Ramón J. Sender es el autor más importante de este grupo de novelistas. Entre sus novelas de este período podemos mencionar, por ejemplo, Míster Witt en el Cantón, sobre la insurrección federalista en Murcia en los años (1873). Después de la guerra publicó abundantes novelas en el exilio. César María Arconada, y Joaquín Arderíus fueron otros novelistas sociales de los años 30.

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