La evidencia de la presencia de cazadoresrecolectores

LA COLONIZACIÓN DEL LEJANO OCCIDENTE de México por agricultores sedentarios durante el Formativo medio, 1200 a 400 a.C. Dr.Joseph B. Mountjoy Universi...
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LA COLONIZACIÓN DEL LEJANO OCCIDENTE de México por agricultores sedentarios durante el Formativo medio, 1200 a 400 a.C. Dr.Joseph B. Mountjoy Universidad de Guadalajara Centro Universitario de la Costa

Introducción

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a colonización durante el Formativo medio del “Lejano Occidente” de México, o sea del extremo poniente de Michoacán, el estado de Colima, área central y costa de Jalisco, y la costa de Nayarit y Sinaloa, fue realizada por gente agrícola involucrada en un proceso de adaptación gradual al ambiente del lejano occidente que duró aproximadamente 800 años (circa 1200 a 400 a.C.). La evidencia arqueológica indica que llegaron a habitar un territorio que no estaba poblado. Voy a dar un resumen de esa evidencia haciendo referencia a los estudios ya publicados y voy a ilustrar mi presentación con imágenes de artefactos hasta el momento no publicados.

El Arcaico (3,500 a.C. a 1750 a.C.) en el lejano occidente

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a evidencia de la presencia de cazadoresrecolectores del periodo Arcaico en el lejano occidente es escasa y los pocos restos encontrados anteceden por lo menos 500 años a la colonización por agricultores del Formativo medio (1200 a 1000 a.C.). No hay un solo sitio del Arcaico conocido en el extremo poniente de Michoacán ni en el estado Colima. Se ha excavado solo un sitio del Arcaico en la Sierra Occidental de Jalisco, un abrigo rocoso en la cuenca de Sayula que ha sido fechado aproximadamente en 3660 a.C., aunque se han encontrado unas puntas de atlatl tipológicamente Arcaico en la superficie en esa región (Benz 2005).

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Yo he registrado 482 sitios arqueológicos en la Sierra Occidental y zona costera de Jalisco y he excavado en muchos de ellos, pero sólo en la superficie del sitio de Ixtapa, en el municipio de Puerto Vallarta, he encontrado un artefacto que por su material (riolita) y su tipología (raedor) posiblemente sea del periodo Arcaico (fig. 1).

La colonización durante el Formativo medio (1200-1000 a.C.) en Michoacán y Colima

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xiste una laguna en la evidencia arqueológica de habitación del Lejano Occidente de aproximadamente 500 años entre los últimos restos del Arcaico (circa 1750 a.C.) y los primeros restos del Formativo medio (circa 1200 a.C.), lo que indica que los agricultores del Formativo medio se establecieron en un territorio deshabitado.

Fig. 1. Raspador posible Arcaico de Ixtapa, municipio de Puerto Vallarta, Jalisco: 6.5 cm. de largo.

En Nayarit, el único sitio del Arcaico conocido es un conchal al sur de San Blas, fechado por radiocarbono en aproximadamente 2000 a.C. (Mountjoy, Taylor y Feldman, 1972). En Sinaloa hay dos sitios del Arcaico localizados en la costa: una gran estructura tronco-cónico de conchas en El Calón, en el extremo sur del estado y fechado aproximadamente en 1750 a.C. (Scott y Foster, 2000:130-131) (Grave y Pulido, Anales de Arqueología, 2005), y otro sitio, Las Labradas, cerca de Mazatlán, que solamente tiene artefactos líticos de cazadores recolectores (Santos Ramírez y de la Torre Vázquez, 2014).

En contraste con los cuatro sitios del Arcaico conocidos en la región del Lejano Occidente, se han registrado 55 sitios con material arqueológico del Formativo medio: uno en el extremo poniente de Michoacán (Oliveros, 2004); por lo menos trece en Colima (Meighan, 1972; Kelly 1980; Olay, Alcántara y Almendros, 2010; Almendros, Cuevas y Platas, 2013); treinta y tres en la Sierra Occidental y la zona costera de Jalisco (Greengo y Meighan, 1976; Mountjoy, 1982; Weigand, 1993 y 2000; Mountjoy et al., 2003; Liot, Reveles y Acosta, 2006; Mountjoy, 2005 y 2012; Mountjoy y Schöndube 2014); seis en la costa de Nayarit (Mountjoy, 1974 y 2005; Meighan, 1976, González Barajas y Beltrán Medina, 2010), y dos en Sinaloa (Ekholm 1942). Las fechas de radiocarbono y las características arqueológicas parecen indicar que hubo dos vías principales al Lejano Occidente por las que la gente del Formativo medio entró en él. Una fue la ruta de la cuenca Lerma-Santiago, llegando al extremo poniente de Michoacán, representado por el panteón de El Opeño (Noguera, 1942; Oliveros, 1974; Oliveros y De los Ríos Paredes, 1993; Oliveros, 2004). Las fechas de radiocarbono para las tumbas 6 y 7 indican que El Opeño fue utilizado como cementerio alrededor de 1135 a.C. + 112 años (Mountjoy, 2012:21-22). Las raíces de esa colonización durante el Formativo medio se encuentran en el altiplano central de México, ligadas con el sureste de México y con Guatemala. Algunas de las figurillas de barro encontradas en

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El Opeño tienen rasgos que las relacionan con las figurillas Tipos C y D, los tipos más antiguos encontrados en Zacatenco, en la cuenca de México (Vaillant, 2009 (1930):43-44, 133-158), y fechadas alrededor de 700 a.C. (Ochoa Castillo, 2005:524). Sin embargo, también se han encontrado figurillas tipos C y D en Tlatilco y Tlapacoya, en el valle de México, fechadas antes de 700 a.C. (Oliveros 2004:58).

de incisiones en el exterior reminiscente del motivo “garras de jaguar” o diseños tipo “dragón” de la cerámica estilo olmeca encontrada en Tlatilco (Diehl, 2004:160). También se encontraron varias vasijas en El Opeño decoradas “al negativo” (Oliveros, 2004:86-90), una técnica encontrada en el centro de México desde más o menos 1250 a.C. y aplicada a vasijas de clara afiliación olmeca (Oliveros 2004:91).

Otras figurillas encontradas en El Opeño tienen rasgos asociados con la cultura olmeca del sureste de México, como el uso de barro blanco de caolín, la representación de deformación craneal de tipo tabla erecta, ojos de forma “almendrada” y la boca asemejando la de un jaguar gruñendo. Oliveros (2004) también encontró un grupo de 16 figurillas representando el juego de pelota; se han encontrado figurillas de los jugadores de pelota en el sitio olmeca de San Lorenzo, Veracruz (Diehl, 2004:92), en la fase 1150 a 900 a.C. (Diehl, 2004:9).

Algunos objetos líticos encontrados en El Opeño también indican relaciones con el altiplano central de México, como el pulidor o bruñidor de forma trapezoidal (Oliveros, 2004:137, 139-140). Aunque se desconoce su verdadera función, se encuentran a menudo en sitios del Formativo medio, como Chalcatzingo (Morelos), Las Bocas (Puebla), Xochipala (Guerrero) y Tlatilco, D.F. (Thomson, 1987:303; Griffin, 1981). Otro de los objetos líticos encontrados en El Opeño y con afines con el altiplano central de México es la punta de atlatl de formas “Tlatilco” y “Shumla”, encontradas en Tlatilco y Tlapacoya (Oliveros, 2004:119-122).

Otros objetos encontrados en las tumbas de El Opeño indican contactos lejanos que probablemente pasaron por el territorio olmeca, como caracoles de concha procedentes del mar Caribe, así como 250 cuentas de piedra verde, la mayoría labradas de jadeíta que procede de la cuenca del río Motagua, en el altiplano central de Guatemala. Algunas de las ollas de cerámica que fueron dejadas como ofrendas en El Opeño tienen decoración con pintura roja o morada dentro de áreas geométricas delimitadas por incisiones (Oliveros 2004:79-82 y 111). Oliveros (2004:84) cita cinco sitios en el Altiplano Central de México en donde se ha encontrado cerámica de semejante decoración, aunque también menciona que se ha encontrado algo parecido en la costa de Guerrero y Michoacán. Algunos cuencos (Oliveros 2004:97 y 99) tienen decoración hecha por punzonados o incisiones en el labio de la boca de la vasija. En Morelos se encontraron cajetes con semejante decoración que fueron fechados en el rango de 1250 a 1100 a.C. (Cyphers 2005:435, 466-467). Un cuenco (Oliveros 2004:98, véase fig. 26) tiene decoración

Esta lista debe ser suficiente para indicar que gran parte de las raíces culturales de El Opeño se encuentra en el altiplano central y el sureste de México. No obstante, otros objetos de El Opeño indican contactos más lejanos: conchas caracoles del mar Caribe y jadeíta del altiplano central de Guatemala (Mountjoy 2012:195), así como paletas de piedra y “pebeteros” que probablemente procedían de Sudamérica (Mountjoy, 2012:208-209). Todo esto nos inclina a preguntar si hubo algo de importancia en El Opeño que se deba a un desarrollo propio, local. La mejor respuesta es la tumba de forma “tiro y bóveda”, que caracteriza al panteón de El Opeño. Esas tumbas de “tiro y bóveda” son las más antiguas que se han encontrado en las Américas y no parece haber semejantes en otra parte de Mesoamérica. También, los entierros “secundarios” en El Opeño contrastan con los enterramientos “primarios” en panteones del Formativo medio, como en Tlatilco, en el altiplano central de México (García Moll, et al., 1991). Oliveros encontró restos de 255 personas en

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las cinco tumbas que exploró en El Opeño; sólo de cinco a diez fueron entierros “primarios” y todos los otros cuerpos se encontraron desarticulados (Oliveros, 2004:49-50; 51, véase tabla 5). Esto parece indicar que los cuerpos fueron guardados por un tiempo antes de depositar los restos en las tumbas. La segunda ruta de entrada al Lejano Occidente en el Formativo medio parece haber sido por Colima. Al parecer, eso indica el material arqueológico conocido como Capacha gracias a los estudios de Isabel Kelly (1980). Kelly (1980:18:3) sostiene que la cerámica Capacha es semejante a la cerámica estilo Tlatilco del centro de México y a cierta cerámica del noroeste de Sudamérica. Kelly (1980) contaba con una fecha de radiocarbono que indicaba una gran antigüedad para el material Capacha, pero ni ella misma confiaba en la fecha (Greengo y Meighan, 1976:15). En la misma publicación, Greengo y Meighan opinaron que el material Capacha debía fechar alrededor de 1000-800 a.C. En el valle de Mascota, Jalisco, hay nueve fechas de radiocarbono de tres panteones con material tipo Capacha, lo que indica un rango de 1000 a.C. a 700 a.C. (Mountjoy, 2013). Hay seis fechas de radiocarbono relacionadas con una avalancha volcánica en el centro de Colima y varios de los panteones Capacha estudiados por Kelly se encontraron penetrando ese material volcánico (Olay, Alcántara y Almendros, 2010:24-26). Esas fechas colocan material Capacha en Colima entre 1000 a 800 a.C. (Olay, Alcántara y Almendros, 2010:25-26). No obstante, hay ciertas similitudes entre la cerámica Capacha y la de El Opeño, sobre todo la decoración de cántaros y ollas en zonas pintadas color rojo-guinda y delimitadas por incisiones (Oliveros, 2004:79-86; Olay, Alcántara y Almendros, 2010:37-39; Kelly, 1980:76; en cambio, son relativamente pocas las similitudes entre las otras ofrendas de ambos lugares. Una característica sobresaliente de la cerámica Capacha es la forma de bule acinturado, por lo regular decorado, que Kelly llamó “sunburst” (Kelly, 1980:62-69). También es común el uso de una pintura rosada muy

distintiva en la decoración de la cerámica Capacha. En contraste, la forma más común de las vasijas de cerámica de El Opeño es la de la olla o el cántaro. Las únicas piezas de El Opeño que son semejantes a los bules acinturados de Capacha son unas miniaturas llamadas “pebeteros” (Oliveros, 2004:101). En contraste con Capacha, en El Opeño no hay “trífidos” ni botellas de forma asa de estribo, y se reportan diez ollas con decoración al negativo (Oliveros, 2004:86), que por cierto no se encuentra en Capacha. En El Opeño son abundantes las figurillas chicas y sólidas de barro; la cuenta total suma 62 piezas (Oliveros, 2004:55). En cambio, hay pocas figurillas Capacha (Kelly 1980: 79-81): cinco o seis huecas de tamaño mediano y cinco figurillas chicas, sólidas y que no fueron horneadas o estaban mal horneadas. En el sitio de La Fuente en Colima tampoco se encontró figurilla alguna en la muchas ofrendas de vasijas (Olay, Alcántara y Almendros, 2010). No obstante, las figurillas de Capacha comparten ciertos rasgos con algunas figurillas de El Opeño: una línea marcando la separación entre el pelo y la frente; la línea de las cejas que sigue para formar la nariz; ojos almendrados y la boca deformada, tal vez asemejando un jaguar gruñendo. En El Opeño abundan las ofrendas de joyería con jadeíta, pero Kelly sólo registra una cuenta (posiblemente de jadeíta) para Capacha; las únicas piezas de joyería Capacha consisten en una cuenta parecida a un bezote y un colgante de cristal de roca (1980:82). No se halló joyería en el panteón Capacha en La Fuente, Colima (Olay, Alcántara y Almendros, 2010). Oliveros encontró en El Opeño placas de pirita de hierro para fabricar reflectores o “espejos” tipo mosaico (Oliveros, 2004:148); en Capacha (Colima) no hay placas de pirita de hierro. Oliveros encontró por lo menos 80 puntas de proyectil de obsidiana en El Opeño (2004:118-124), pero Kelly no encontró ni una sola en un contexto Capacha. Otra diferencia marcada entre los materiales de El Opeño y Capacha es la presencia en el primero de muchas piezas de piedra y cerámica relacionadas directamente con el juego de pelota, mientras que en los panteones de Capacha no se ha encontrado ni una sola de esas piezas.

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Se puede decir que las semejanzas posiblemente indican una contemporaneidad parcial entre El Opeño y Capacha, pero es imposible derivar uno del otro. Sin embargo, es posible que se deriven por lo menos parcialmente de las mismas raíces. Hay muchas ofrendas que sugieren una relación cultural entre El Opeño, Capacha y Tlatilco, así como varios sitios contemporáneos con Tlatilco en el altiplano central de México. También hay rasgos culturales que lían El Opeño y Capacha con la cultura arqueológica olmeca.

mucho más común el relleno con líneas incisas). Lo singular de Capacha son los bules acinturados con decoración incisa tipo “sunburst” y los “trífidos”.

Otra raíz cultural son los contactos costeros a lo largo de la costa del Pacífico, sobre todo hasta Guatemala y el Ecuador. Los contactos con Guatemala se observan en la joyería de jadeíta, y con el Ecuador en las botellas de forma asa de estribo, o de la forma de “trífido”, que tal vez fue inspirado o derivado de la forma asa de estribo, así como en la presencia de “pebeteros”, que en el Ecuador se asocian con el consumo de cal durante la masticación de las hojas de coca.

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Lo que principalmente diferencia a Capacha (Colima) de El Opeño (Michoacán) es la presencia o abundancia en Capacha de bules acinturados con decoración tipo “sunburst” o triángulos rellenados con punzonados; botellas de forma asa de estribo; vasijas tipo trífido; figurillas relativamente grandes y huecas, así como otras más chicas, sólidas y mal horneadas o no horneadas; cuencos con perfil de tecomate; uso común de una pintura color “rosado” en vasijas de cerámica; en Capacha no hay tumbas de tiro y bóveda; cerámica decorada al negativo; puntas de proyectil de obsidiana, abundantes ornamentos de jadeíta; plaquitas de pirita de hierro, ni objetos relacionados con el juego de pelota. Entonces cuáles son las raíces de Capacha. En Capacha hay muchos rasgos semejantes a materiales de la cuenca de México, sobre todo de Tlatilco, aunque curiosamente esos rasgos están ausentes en El Opeño, que tiene fuertes lazos con el altiplano central de México. Esos rasgos incluyen: cuencos con perfil de tecomate, figurillas relativamente grandes y huecas, bules acinturados, botellas de forma asa de estribo y decoración de cerámica por triángulos rellenados con punzonados (aunque es

La colonización inicial durante el Formativo medio (1000-400 a.C.) en Jalisco, Nayarit y Sinaloa ebido a las investigaciones de 13 sitios del Formativo medio en el valle de Mascota, Jalisco, y excavaciones en cuatro de ellos (Mountjoy, 2012; Mountjoy y Schöndube, 2014), es obvio que hubo una fase temprana de colonización y una fase secundaria de expansión que abarcó gran parte de la región de la Sierra Occidental y costa de Jalisco, Nayarit y Sinaloa. La evidencia de ese proceso consiste en restos identificables como del Formativo Medio en 33 sitios arqueológicos en Jalisco, seis sitios en Nayarit y dos sitios en Sinaloa (cuadro 1). Los sitios que parecen representar la colonización inicial del Formativo medio incluyen Apulco, San Felipe, Rancho La Pintada, El Poblado, El Relicario, El Mangal II, La Quebrada, Los Coamajales, y Los Añiles, en Jalisco, así como Malinal de Higuera Blanca, Careyeros, Pontoque, Cruz de Huanacaxtle, El Conchal y Amapa en Nayarit, y El Dorado en Sinaloa (cuadro 1).

Jalisco En el municipio Villa Purificación la posible evidencia de la fase inicial de colonización durante el Formativo medio incluye una cabeza de estilo olmeca del sitio El Mangal II (Mountjoy, 2008, fig. 3) (Mountjoy y Schöndube, 2014) y un hacha votiva de piedra verde sumamente pulida (Mountjoy, 2008, fig. 1) del sitio La Quebrada (Mountjoy y Schöndube, 2014). En la costa de Jalisco hay evidencia de la fase inicial de colonización durante el Formativo medio en por lo menos tres sitios deel valle de Tomatlán. De una excavación en La Pintada obtuvimos tiestos

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Cuadro 1. Sitios arqueológicos con materiales del Formativo medio en Jalisco, Nayarit y Sinaloa Apulco, municipio Venestiano Carranza (Greengo y Meighan, 1976) La Peña, municipio Teocuitatlán de Corona (Liot, Ramírez, Reveles y Schöndube, 2006) Hacienda San Felipe, municipio San Marcos (Weigand, 1993) San Juanito, municipio San Martín Hidalgo (Weigand, 1993) Cítala, municipio de Teocuitatlán de Corona (Weigand, 2001) La Mazata, municipio de Etzatlán (Weigand, 2001) La Quebrada, municipio Villa Purificación (Mountjoy y Schöndube, 2014) El Mangal II, municipio Villa Purificación (Mountjoy y Schöndube, 2014) El Poblado, municipio Tomatlán (Mountjoy y Schöndube, 2014) La Pintada, municipio Tomatlán (Mountjoy, 1982) Nahuapa II, municipio Tomatlán (Mountjoy, 1982) El Devisadero II, municipio Tomatlán (Mountjoy, 1982) La Piedra IV, municipio Tomatlán (Mountjoy, 1982) El Pantano, municipio Mascota (Mountjoy, 2012) Los Coamajales, municipio Mascota (Mountjoy, 2012) El Embocadero II, municipio Mascota (Mountjoy, 2012) Los Añiles, municipio Mascota (Mountjoy, 2012) El Zopilotero, municipio Mascota (Mountjoy, 2012) El Ixpostli, municipio Mascota (Mountjoy, 2012) Las Calderas, municipio Mascota (Mountjoy, 2012) La Mesa Colorada II, municipio Mascota (Mountjoy, 2012) El Refugio II, municipio Mascota (Mountjoy 2012) El Mango, municipio Mascota (Mountjoy, 2012) Rancho El Agua Caliente, municipio Mascota (Mountjoy, 2012) Los Tanques, municipio Mascota (Mountjoy y Schöndube, 2014) El Devisadero, municipio Mascota (Mountjoy, 2012) El Capomo Mocho, municipio San Sebastián del Oeste (Mountjoy y Schöndube, 2014) El Rancho del Agua Fría II, municipio San Sebastián del Oeste (Mountjoy y Schöndube, 2014) Ixtapa, municipio Puerto Vallarta (Mountjoy et al., 2003) La Pedrera, municipio Puerto Vallarta (Mountjoy et al., 2003) Las Lomas del Paso Real, municipio Puerto Vallarta (Mountjoy et al., 2003) El Cantón, municipio Puerto Vallarta (Mountjoy et al., 2003) Tebelchía, municipio Puerto Vallarta (Mountjoy et al., 2003) El Reparito, municipio Puerto Vallarta (Mountjoy et al., 2003; Mountjoy y Sandford, 2006)

Jalisco

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Cuadro 1. Sitios arqueológicos con materiales del Formativo medio en Jalisco, Nayarit y Sinaloa El Conchal, municipio San Blas (Mountjoy, 1974; Mountjoy y Claassen, 2005) La Capilla, municipio San Blas (Mountjoy, 1974; Mountjoy y Claassen, 2005) Amapa, municipio Santiago Ixcuintla (Meighan, 1976) Malinal de Higuera Blanca, municipio Valle de Banderas (Lourdes González y Beltrán Medina, 2010) Careyros, municipio Valle de Banderas (Lourdes González y Beltrán Medina, 2010) Pontoque, municipio Valle de Banderas (Lourdes González y Beltrán Medina, 2010) Cruz de Huanacaxtle, municipio Valle de Banderas (Lourdes González y Beltrán Medina, 2010)

Guasave, municipio de Guasave (Ekholm, 1942; Carpenter Slavens, 2008)

con decoración semejante a Capacha incluyendo decoración de punzonados en zonas, así como el motivo tipo “sunburst” (fig. 2) (Mountjoy, 1982; 1989).

Fig. 2. Tiestos con decoración punzonada en el cuerpo, del pozo estratigráfico en rancho La Pintada, municipio de Tomatlán, Jalisco.

Nayarit Sinaloa

De esa misma excavación en La Pintada recuperamos varios tiestos con decoración incisa y punzonada alrededor de la boca de vasijas (fig. 3), semejante a la decoración reportada por Oliveros en El Opeño (2004:97, fig. 24; 99, fig. 28), y parecida a la decoración de cuencos encontrados por Brush (Brush, 1969:192, fig. 25) en el sitio de Zanja en la costa central de Guerrero. Semejante material fue también encontrado en la región de Mezcala, Guerrero, y fue fechado entre 1600-1500 a.C. a 800 a.C. (Reyna Robles, 2005:194 y 198, lám. 7), así como en Morelos (Cyphers, 2005:467, fig. 33) y fechada circa 600-500 a.C. (2005:435). De la misma excavación obtuvimos un dije de cristal de roca en forma de trompeta, semejante al dije Capacha que Kelly reportó (1980:82, fig. 35e).

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Durante investigaciones más recientes en el valle de Tomatlán registramos dos vasijas que representan la fase inicial de colonización durante el Formativo medio asociada con Capacha: una vasija miniatura del sitio El Poblado decorada con líneas apliqué (Mountjoy y Schöndube, 2014) (fig. 4), y una ollita acinturada (fig. 5) del sitio El Relicario, decorada con triángulos que probablemente fueron rellenados con líneas o punzonados.

Fig. 3. Tiestos de vasijas con decoración punzonada en el labio la boca de la olla, procedentes del pozo estratigráfico excavado en el sitio del rancho La Pintada, municipio Tomatlán, Jalisco.

En el municipio Puerto Vallarta hay evidencia del Formativo medio en seis sitios. En uno de ellos, Ixtapa, encontramos material tipológicamente Capacha en dos de las excavaciones estratigráficas: una en el Montículo 1 y la otra en el Montículo 9 (Mountjoy et al. 2003). Algunos saqueadores encontraron algunas piezas de estilo Capacha en El Reparito (Mountjoy et al., 2003; Mountjoy y Sandford, 2006). En el valle de Mascota, en la Sierra Occidental de Jalisco, al poniente de Puerto Vallarta, dos de los 13 sitios del Formativo medio (Los Coamajales y Los Añiles) pertenecen a la fase inicial de colonización. En Los Coamajales encontramos vasijas acinturadas, ollas grandes decoradas con triángulos rellenados de punzonados, decoración tipo “sunburst” y vasijas con picos y con líneas apliqué. En una

Fig. 4. Ollita con decoración líneas apliqué, de El Poblado, municipio Tomatlán, Jalisco, colección privada: 5.2 cm. de altura.

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tumba de tiro y bóveda parcialmente saqueada hallamos una olla grande con decoración de líneas apliqué (fig. 6) que tenía huesos cremados adentro (Mountjoy, 2012). En este sitio se encontraron en pozos sencillos otras urnas conteniendo huesos cremados y con decoración de triángulos rellenados con punzonados estilo Capacha (Mountjoy, 2012).

También se encontró en ese mismo sitio una tumba de tiro y bóveda que no había sido saqueada. Una de las ofrendas encontradas ahí es una efigie de jaguar cuya boca representa el gruño (Mountjoy, 2012:174, fig. 267), en la misma forma de boca que tienen ciertas figurillas humanas encontradas en tumbas de El Opeño (Oliveros, 2004:67, fig. 14) y en Capacha (Kelly, 1980:81, fig. 34). Esto recuerda la representación en la iconografía olmeca de la boca humana como boca de jaguar. De las excavaciones en Los Coamajales obtuvimos también un pebetero de cerámica. La lítica encontrada incluye: una “paleta”; dijes de cristal de roca, tres en forma de “trompeta” semejantes al dije Capacha reportado por Kelly (1980:82, fig. 35e), y fragmentos de puntas de obsidiana con lasqueo fino, paralelo y tres plaquitas de pirita de hierro, (Mountjoy 2012:168, fig. 254; 175, fig. 269).

Fig. 5. Ollita acinturada de El Relicario, municipio Tomatlán, Jalisco, colección privada: 12 cm. de altura.

Fig. 6. Decoración de olla con líneas apliqué, de Los Coamajales, municipio Mascota, Jalisco.

El material cerámico encontrado en Los Añiles, Jalisco, por saqueadores locales incluye ollas acinturadas y decoradas con triángulos rellenados con puzonados (Mountjoy, 2012), un cuenco con perfil de tecomate, un cuenco miniatura con decoración de líneas incisas paralelas, un dije en forma de pájaro, bruñidores en forma de trapecio, un dije de cristal de roca en su forma natural y varias puntas de obsidiana de forma ovalada, sin muescas (fig. 7).

Fig. 7. Puntas de obsidiana de Los Añiles, municipio Mascota, Jalisco, colección privada.

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Para el interior de Jalisco, otros posibles hallazgos de la fase inicial incluyen cerámica decorada con pintura en zonas delimitadas por incisiones encontrada en los sitios de San Felipe y San Juanito (Weigand, 1993:47-51; Beekman y Weigand, 2000:109, fig. 9), semejante a la cerámica pintada en zonas encontrada en El Opeño (Michoacán) y en algunos sitios Capacha (Colima) (Oliveros, 2004:79-86; Kelly, 1980:76, fig. 30). Asociado con este material cerámico, Weigand reportó tumbas de tiro en forma de botella o campana, entre 1.6 m y 2.1 m de profundidad, todas saqueadas, así como una estructura tipo altar. Weigand (2000: 47, fig. 4.3) también reportó haber inspeccionado una tumba saqueada de la forma típica de El Opeño en Citalá, Jalisco.

La segunda fase de la colonización durante el Formativo medio (1000-400 a.C.) Jalisco

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n el valle de Mascota esta segunda fase está representada principalmente por 175 o 176 entierros y 624 objetos de ofrenda hallados en el panteón de El Pantano (Mountjoy, 2012), pero también está representada en otros diez sitios (Mountjoy, 2012; Mountjoy y Schondube, 2014). Hay siete fechas de radiocarbono para esa fase, y generalmente caen alrededor de 800 a.C. (más o menos 100 años) (Mountjoy, 2012:37 y 142). Si este material hubiera sido encontrado por Isabel Kelly en Colima, lo hubiera incluido en su fase Capacha. Esta segunda fase, llamada El Pantano en el valle de Mascota, presenta una mezcla de rasgos típicos de El Opeño y Capacha, aunque son más las semejanzas con El Opeño. En primer lugar, hay mucho uso de tumbas de tiro y bóveda. También hay tumbas de tiro y pozo que asemejan las de tumba y bóveda cuando el subsuelo no ha servido para cavar una bóveda. La gran mayoría de los entierros es de tipo secundario, los cuerpos fueron enterrados en diferentes grados de descomposición/ desarticulación, como fue el caso en El Opeño. Entre otras semejanzas de El Pantano con El Opeño

destacan las siguientes: hay muchas figurillas sólidas (aunque son más grandes en El Pantano) con rasgos faciales semejantes a figurillas en El Opeño, y mucha joyería de jadeíta, de pirita de hierro y de otras piedras. En cuanto a las semejanzas entre la cerámica de El Pantano y la de El Opeño, están las siguientes: decoración al negativo; botellas; decoración por líneas y punzonados en la orilla interior de la boca de vasijas; acanaladuras en el hombro de ollas; decoración incisa de líneas paralelas y diagonales o verticales en grupos de tres o cuatro; decoración por zonas delimitadas por punzonados; y decoración con picos o líneas apliqué. Además, todas las puntas de proyectil encontradas en la fase El Pantano coinciden con dos de los cuatro tipos encontrados por Oliveros: Tlatilco y Shumla. Otras similitudes en objetos de piedra incluyen: figuras zoomorfas, figurillas antropomorfas, paletas y manos de morteros. Las similitudes cerámicas entre El Pantano y Capacha incluyen el uso de pintura color rosado; botellas asa de estribo; trífidos (aunque en El Pantano la vasija tiene cuatro tubos en lugar de tres); una botella con una placa perforada en el cuello probablemente para colar té medicinal; decoración con punzonados en zonas; decoración por líneas incisas paralelas en pares, y decoración en forma de líneas o picos apliqué. Kelly (1980) incluyó un dije de cristal de roca en forma de trompeta en la fase Capacha, y encontramos en El Pantano un dije de cristal de roca y forma parecida. Kelly también incluyó una cuenta de piedra verde (posiblemente jadeíta) en la fase Capacha; nosotros encontramos 43 cuentas de jadeíta en El Pantano. También hallamos un bruñidor en forma de trapecio en El Pantano. Además, el metate tetrapode o trípode de Capacha, así como las paletas, tienen correspondencia en piedras de molienda tipo molcajete de El Pantano. Algunos rasgos o piezas de la fase El Pantano que no tienen correspondencias directas con El Opeño o con Capacha incluyen: algunos entierros secundarios con los huesos arreglados en una forma muy especial y envueltos apretados en un bulto con el cráneo colocado en un extremo; muchas figurillas cerámicas

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de perros (sólidos y huecos; algunas con faz humana); figurillas muy grandes y sólidas representando temas antecedentes a muchas de las figurillas en el Formativo tardío; la forma “tapa de agua” en juegos de dos piezas para cocinar frijoles, o representado en la forma de botellas; una botella con dos tubos unidos por un puente; botellas de forma fálica; descansa nucas de cerámica; metates/molcajetes con dos líneas aplicadas de decoración en un extremo de la tabla de moler; hachas; joyería de pirita de hierro; cuentas facetadas de cristal de roca; cuentas de colmillos de perro;

dardos de cerbatana hechos de hueso; dientes de jabalí utilizados para lascar piedra; mano de mortero de asta de venado, y ofrendas de tortugas asadas.

Fig. 8. Vasija en forma de bule, con decoración negativa, del sitio de El Capomo Mocho, municipio San Sebastián del Oeste, Jalisco, colección privada: 20 cm. de altura.

Fig. 9. Vasija en forma de “tapa de agua” con decoración incisa, del sitio de El Rancho del Agua Fría II, municipio de San Sebastián del Oeste, colección privada: 20 cm. altura.

La mayoría de los otros sitios con materiales del Formativo medio en diversas partes de la Sierra Occidental y la costa de Jalisco tienen piezas semejantes a las de la fase El Pantano (por ejemplo, el sitio El Capomo Mocho (fig. 8) y el sitio El Rancho del Agua Fría II (fig. 9), ambos en el municipio de San Sebastián del Oeste).

Nayarit La evidencia más completa de la colonización inicial de Nayarit por gente del Formativo medio proviene de dos sitios habitacionales (El Conchal y La Capilla), que juntos forman una sola zona habitacional en la orilla oriente de San Blas, al pie del cerro de La Contaduría y al lado poniente del estero San Cristóbal (Mountjoy, 1974; Mountjoy y Claassen, 2005; Mountjoy, 2012).

La evidencia de la colonización inicial durante el Formativo medio en Colima, Michoacán y Jalisco consiste casi totalmente en ofrendas encontradas en tumbas. Sin embargo, en San Blas los sitios El Conchal y La Capilla son habitacionales, con abundantes desperdicios domésticos, y tienen terrazas habitacionales construidas con piedras

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grandes; en El Conchal una de las terrazas tenía restos de una plataforma habitacional construida sobre ella (Mountjoy y Claassen, 2005). Menos de 1% de la cerámica decorada tienen diseños pintados o incisos (Mountjoy, 2005:47, fig. 5). Esos diseños se encuentran sobre todo en bandas pintadas de color rosa a morado y delimitadas por líneas o áreas de la superficie hechas ásperas, semejante hasta cierto punto con la cerámica pintada en zonas en El Opeño (Michoacán) (Oliveros, 2004). Un fragmento de cerámica decorada es de un bule chico y tiene decoración de punzonados en una zona triangular que recuerda la cerámica Capacha (Kelly, 1980:78, fig. 31, h y j), y dos fragmentos de cerámica San Blas tienen decoración en forma de líneas apliqué. Otros artefactos de cerámica incluyen dos posibles fragmentos de figurillas huecas y fragmentos de dos flautas. Una de las flautas tiene una cara humana rústica en la apertura para soplar (fig.10 8). Esta flauta de El Conchal es casi idéntica a otra encontrada por Oliveros en la tumba 3 de El Opeño (2004:112, fig. de silbato antropomorfa). Las herramientas de piedra incluyen manos y metates, la mayoría con cuatro soportes, pero muchos de los metates son tan chicos que no pudieron haber servido para moler maíz. Los desperdicios domésticos también contienen muchas pesas, grandes y chicas, para redes, martillos para fabricar piedras de molienda, piedras tipo cascanueces y algunas lascas de obsidiana que parecen haber sido utilizadas para cortar o raspar. También hallamos un cruciforme de obsidiana (Mountjoy, 1971) y dos cuentas chicas de piedra (Mountjoy y Claassen, 2005).

Fig. 10. Extremo de una flauta encontrada en la capa de conchas concentradas en El Conchal, municipio San Blas, Nayarit: 3.5 cm. de largo.

Entre los objetos de hueso se encontraron punzones y agujas, quizá para fabricar canastas y redes, respectivamente. Los objetos de concha incluyen un fragmento de pulsera y raspadores que quizá hayan servido para remover las escamas de los pescados. La dieta de esta gente consistió en (en porcentajes descendentes): animales de concha (bivalvos, ostiones y caracoles), pescados (sobre todo bagre), tortugas de mar de tres especies diferentes, aves (sobre todo pelícano blanco), mamíferos (sobre todo de perros, aunque no es posible determinar si la gente los consumía), delfín (representado por la mitad de una mandíbula) y tiburón (representado por un diente). El análisis de líneas de crecimiento de la concha bivalvo Cardita laticostata indicó que la habitación de este lugar no fue estacional sino que la gente permanecía en ese sitio durante todo el año (Mountjoy y Claassen, 2005). Se obtuvieron once fechas de radiocarbono de conchas en varios lugares de la zona habitacional en ambos sitios. Sin calibrarlas, las fechas caen entre 800 a.C. a 400 a.C. Calibradas, las fechas caen entre 800 a.C. y 0 a.C., aunque según el laboratorio Beta Analytic la “contaminación” de las conchas en la costa en este lugar por agua dulce del río Sauta puede indicar que las verdaderas fechas son aproximadamente 200 años más antiguas. Esta posibilidad está apoyada en el hecho de que el depósito descansando directamente sobre la capa de conchas fechadas tiene figurillas sólidas de barro de tamaño mediano y grande (fig. 11) que son parecidas a las figurillas encontradas en la fase El Pantano (Mountjoy, 2012). No hallamos figurillas como esas en las excavaciones que hicimos en la capa que tenía una alta concentración de conchas, aunque sí hallamos figurillas toscas de piedra en ese contexto (Mountjoy, 1974:111, fig. 8c y 8e). Al sur de San Blas, en el lado norte de la Bahía de Banderas, en los sitios de Malinal de Higuera Blanca, Careyeros, Pontoque y Cruz de Huanacaxtle, se hallaron fragmentos de vasijas de cerámica con decoración semejante a la decoración zonal encontrada en El Conchal, Nayarit (González Barajas y Beltrán Medina, 2010:114, fig. 2).

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Fig. 11. Figurillas procedentes de la capa que descansa sobre la capa de conchas concentradas en El Conchal, municipio San Blas, Nayarit, colección privada: cuerpo de figurilla, 13 cm. de altura; cabeza de figurilla, 8 cm. de altura.

Al norte de San Blas, un tipo de cerámica que fue encontrado en Amapa llamado Zone Punctate (Meighan, 1976:478, Plate, 172, h-t) tiene la siguiente decoración: zonas pintadas en rojo y pulidas, delimitadas por incisiones profundas separando estas zonas de áreas no pulidas, punzonadas (Meighan, 1976:239). Se pude asignar esos tiestos a una habitación Formativo medio del sitio de Amapa, porque su decoración es idéntica a la decoración de ciertas ollas Capacha encontradas en Colima (Kelly, 1980:76, fig. 30a-bb).

Sinaloa Gordon Ekholm (1942:75) encontró parte de una vasija trífida en sus excavaciones en el montículo funerario de Guasave y compró unas vasijas de esa

misma forma que habían sido encontradas en otra parte del mismo rancho El Dorado en donde Ekholm excavó el montículo de Guasave. Kelly (1980:76, fig. i) publicó una vasija tipo trífido que encontró en las colecciones del Museo Nacional de Antropología e Historia que parece ser una de cuatro vasijas de esta forma que procedieron de El Dorado (1980:22). Se cree que esas cuatro vasijas mencionadas por Kelly quizá sean las mismas vasijas mencionadas por Ekholm. De sus excavaciones en el montículo funerario de Guasave (El Ombligo), Ekholm reportó once entierros secundarios de huesos largos acomodados con huesos de costillas, escapulas y pelvis cubriendo los huesos largos, y todos los huesos parecen haber sido envueltos muy apretados en bultos (Ekholm,

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1942:39). Ekholm no reportó ofrendas de cerámica asociadas con estos entierros. Una revisión de los hallazgos de Ekholm llevada a cabo por Carpenter (2008:160) indica que sólo tres entierros secundarios de bulto del tipo arriba originalmente descrito por Ekholm fueron encontrados en el montículo funerario. Los enterramientos secundarios son bastante comunes en sitios del Formativo medio en el Lejano Occidente, pero este tipo de entierro secundario es muy raro; lo hemos encontrado en dos tumbas de tiro y bóveda en El Embocadero II y en una tumba de pozo directo en el sitio de Los Tanques, ambos de la fase El Pantano en el valle de Mascota, Jalisco (Mountjoy, 2012; Mountjoy y Schöndube, 2014). Sugiero que estos entierros de Guasave corresponden con una ocupación del Formativo medio de esa región en Sinaloa, y que las piezas tipo trífido encontradas en Guasave y el rancho El Dorado también son evidencia de esa ocupación.

Aspectos generales de la colonización del Lejano Occidente de México durante el Formativo medio

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s obvio que esta colonización tiene raíces en las manifestaciones de El Opeño (Michoacán) y Capacha (Colima), pero después de la colonización inicial empezó a desarrollarse una cultura del Formativo medio en Jalisco, Nayarit y Sinaloa distinta a sus raíces en Michoacán y Colima.

ausencia de cuencos en los dos sitios de San Blas. El énfasis en ollas debe tener algo que ver con el tipo de comida que consumían o la forma en que la preparaban. Sabemos por análisis de residuos en ollas de cocina encontradas en El Pantano, así como por análisis de isótopos en los huesos de algunos entierros, que la gente consumía maíz de diferentes variedades, pero la escasez de metates para moler maíz y la falta de comales sugiere que no lo comían en tortillas sino, tal vez, en guisados o pozoles. Por otro lado, los juegos de ollas tipo tapa de agua en El Pantano y la representación de esta manera de cocinar frijoles en la forma de muchas botellas en El Pantano y otros sitios sugiere una gran importancia de los frijoles en la dieta, por lo menos de la gente que vivía en la Sierra Occidental de Jalisco durante este periodo. El uso de mucha joyería de jadeíta (y probablemente la joyería de otras piedras) en El Opeño y en el valle de Mascota indica contactos a lo largo del Pacífico con lapidarios en Guatemala. Parece que en el valle de Mascota los comerciantes costeros intercambiaban joyería con los habitantes del valle por plantas exóticas locales que se encuentran sólo arriba de los 1000 metros sobre el nivel del mar. Ciertos rasgos cerámicos en el Formativo medio, como las botellas de forma asa de estribo, la botella con dos tubos unidos por un puente, los descansa nucas en forma de tablas con cuatro soportes y las botellas de forma fálica, indican contactos marítimos a lo largo del Pacífico hasta Sudamérica, quizá con gente de Ecuador.

Algo curioso es que no hay evidencia de hachas u otras herramientas de desmonte de árboles durante la colonización inicial, lo que parece indicar que el desmonte fue sólo por quemar la vegetación, no por cortar árboles. Se han encontrado hachas como en ofrendas en las tumbas de la segunda fase, pero aun así no hay evidencia de grandes obras de desmonte, como sí la hay para el Formativo Tardío. Otra cosa curiosa es la ausencia total de vasijas de cerámica en forma de cuenco en sitios del Formativo medio en el valle de Mascota, Jalisco, y la casi total http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

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