INFANCIA, DERECHOS Y EDUCACION: LA PARADOJA DE LA DESIGUALDAD EN EL PERU PRESENTACION

INFANCIA, DERECHOS Y EDUCACION: LA PARADOJA DE LA DESIGUALDAD EN EL PERU Enrique M. Jaramillo García* [email protected] “Es preciso mirar a...
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INFANCIA, DERECHOS Y EDUCACION: LA PARADOJA DE LA DESIGUALDAD EN EL PERU Enrique M. Jaramillo García* [email protected] “Es preciso mirar a fondo en estas aguas turbias. El conocimiento libera al hombre, esclarece su conciencia, solidifica su espíritu, forma su voluntad y despierta su inteligencia. Más escuelas, mejores universidades, más eficaz y completa enseñanza en todos los niveles, enciende en las mayorías esa fuerza de superación que es signo visible de la libertad” Sebastián Salazar Bondy (1961) PRESENTACION En cualquier sociedad que se reconozca como democrática y comprometida con la defensa de los derechos humanos de los niños, lo que le ocurre a la infancia, nos afecta a todos. En el caso nuestro, cuando constatamos, que más de la mitad de niños, niñas y adolescentes, se encuentran sumergidos en las aguas turbias de la desigualdad, exclusión y pobreza, nos interpela y compromete a todos, buscar nuevos caminos para superar esta cuestión. En efecto, si la infancia no prospera y goza plenamente de su derecho a la educación, salud, recreación y una vida digna, nuestra sociedad nunca podrá progresar. En estos tiempos de incertidumbre, desesperanza; y, de ofensiva del paradigma y dogma neoliberal, la infancia es un sector ignorado, permanentemente. Los encargados de tomar las decisiones políticas, tanto a nivel público como privado, en relación a la infancia, no han considerado el bienestar y felicidad de los niños. Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que cuando de la infancia se trata, las autoridades; y la misma sociedad civil, se muestran indiferentes e indolentes, para emprender nuevos caminos para el desarrollo económico, social, político y cultural, que tome en cuenta como centro y fin del desarrollo al ser humano. Hoy en el Perú, todos los niños, niñas y adolescentes, deberían formar parte del progreso y bienestar social, económico y político al que tienen derecho. Toda la infancia, sin ningún tipo de discriminación, debería estar preparada para enfrentar el presente y el futuro. Lamentablemente, esto no ocurre, cuando de los niños y sus familias se trata, en estos tiempos de modernidad, o modernidad líquida; y en los albores del siglo XXI. *

Educador por la PUC, con Diplomados en: Radio Educativa, Formación Magisterial, y Educación Intercultural, por la PUC; con estudios de Maestría en Política Social, con Mención en Promoción de la Infancia por la UNMSM; Colaborador del IFEJANT y el MNNATSOP; Director de la Revista Internacional NATs; y docente invitado en la Maestría de Política Social, con mención en Promoción de la Infancia, de la Universidad Nacional del Centro del Perú-Huancayo. Los puntos de vista expresados en el presente trabajo son de mi entera responsabilidad; y no comprometen a las instituciones con las que colaboro. Conferencia ofrecida en Lima, el día 1º-09-2006, en la ASOCIACION PRO DESARROLLO HUMANO MICAELA BASTIDAS.

Actualmente, a diecisiete años de vigencia de la Convención sobre los Derechos del Niño, no podemos permanecer indiferentes, cuando descubrimos que, más de la mitad niños, niñas, adolescentes; y sus respectivas familias no están progresando, ni mucho menos, tienen una vida digna de seres humanos. Esta es la paradoja de la desigualdad en el Perú. La infancia peruana, no está gozando y progresando, a la par de los adelantos científicos y tecnológicos, en este contexto de economía global, que está basada en los conocimientos y la información. Esta es la paradoja a la que nos enfrentamos. Por tanto, se hace imprescindible, abordar integralmente, las inequidades; y disparidades que actualmente impiden a los niños y niñas el desarrollo pleno de sus capacidades y potencialidades, para que disfruten de una mejor calidad de vida. Todos los niños, niñas y adolescentes, por su misma condición de sujetos de derechos, tienen el derecho, valga la redundancia, a gozar efectiva y sustantivamente de la educación y la salud. Estas, no pueden ser privilegio de una pequeña elite. La Convención sobre los Derechos del Niño, como muchos intelectuales acertadamente afirman, es la revolución francesa con doscientos años de atraso, que inaugura un nuevo paradigma en cuanto se refiere al pensamiento social sobre la infancia. En consecuencia, los derechos de la infancia son económicos, sociales y culturales, así como también civiles y políticos, por ser éstos derechos humanos, inalienables e irrenunciables. Es por ello, que los niños, niñas y adolescentes tienen el derecho a participar en la sociedad y a expresar en libertad sus percepciones y sus aspiraciones. La infancia es titular de protección; y protagonista de su destino, contra toda forma de explotación, discriminación, y el abuso imperante de parte de la sociedad. En suma, los niños, niñas y adolescentes deberán también contar con la sociedad para que les garanticen un desarrollo pleno, sano, más allá de la simple sobrevivencia. ¡He aquí la importancia de educar, organizar y actuar con el enfoque de los derechos del niño y el protagonismo organizado! SITUACION DE LA INFANCIA EN EL PERU: UN INACEPTABLE ESTADO DE LA CUESTION En el Perú, la desigualdad, que se instaló en el lejano siglo XVI, con el establecimiento del sistema mundo capitalista1, y después de muchos siglos pasados, actualmente en los albores del siglo XXI, ha hecho de nuestro país una de las más desiguales del mundo, donde la infancia es el sector más vulnerado en sus derechos. Dos características distinguen esta desigualdad; la persistencia de agudas y abismales diferencias en el acceso a los bienes y servicios entre el mundo rural andino, amazónico y el urbano; y su imbricación con las diferencias del nivel y calidad de la educación, de la precarización de los mercados de trabajo, así como de las profundas e inaceptables diferencias del acceso a la redistribución equitativa de la riqueza. No está demás insistir, que la desigualdad social se arrastra en el Perú, desde hace muchos siglos. Su expresión actual es el resultado de nuestra aciaga historia, en la que se acumulan desde el impacto de la conquista, la explotación y el sojuzgamiento a sangre y fuego a la que fueron sometidas las poblaciones indígenas; el proceso violento de fractura económica, social y política que caracterizó la etapa colonial; y se prolonga

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Véase Wallerstein, Immanuel. El Capitalismo Histórico. Pp. 7-25.

en la Independencia2 con el establecimiento del Estado nación; y el surgimiento de la República; seguidas de las crisis cíclicas y la debilidad del Estado en el sangriento y bárbaro siglo XX3. Por otra parte, el efecto causado por el intenso proceso migratorio de la segunda mitad del siglo pasado; hasta la dinámica económica y social impuesta brutalmente por la llamada globalización; y la aplicación por las elites gobernantes del paradigma y dogma neoliberal4 hace cada día más dramática la sobrevivencia de la infancia peruana. Actualmente, a pesar de que el Estado peruano, desde 1990, forma parte de la Convención sobre los Derechos del Niño, puedo afirmar con certeza que la desigualdad social entre la infancia y sus familias nos muestra marcadas diferencias. Esta cuestión permite constatar que cada uno de dos peruanos es pobre y que cada cinco está en la pobreza extrema. Es decir, al rededor de 13 millones de seres humanos no tienen un adecuado acceso a los servicios básicos para llevar una vida digna y decorosa; y el 20% de la población, más de cinco millones de peruanos, no cuenta con los ingresos necesarios o las oportunidades para acceder siquiera a una alimentación mínima que le restituya las energías gastadas en el día. Indudablemente, esta situación no se debe al designio divino, pues, la hondura de la brecha del ingreso familiar es indignante: hoy, el 20% más rico controla el 51% del ingreso familiar, y el 20% más pobre sólo alcanza el 4%. En este archipiélago de inequidad y pobreza están inmersos los niños, niñas y adolescentes peruanos5. Por consiguiente, como magistralmente afirma Gustavo Gutiérrez: “No se debe considerar a la pobreza como un hecho natural porque las causas de la pobreza residen en cómo hemos construido una sociedad” (2006). Más claro ni las cristalinas aguas que discurren en los ríos de los andes del Perú. Después de 16 años de la ilusión neoliberal, en la siguiente data podemos observar que la pobreza y extrema pobreza en que viven las familias, no han sido superadas: PERU: EVOLUCION NIVELES DE POBREZA 1994-2006

Situación de las familias

1994

1997

2001

2006

En pobreza

53.4%

50.7%

54.3%

51.6%

En pobreza extrema

19.0%

14.7%

24.1%

19.2%

Fuente: Según fuentes del INEI, tomadas por el diario El Comercio. 16 de marzo del 2006. (Elaboración propia)

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Finalmente. La independencia del Perú fue conseguida con el concurso de dos ejércitos extranjeros: uno proveniente de Venezuela, dirigido por Simón Bolívar, y otro que venía de Argentina, bajo el comando de José de San Martín. Como adecuadamente resumió José Carlos Mariátegui, la República tuvo el pecado capital de nacer sin el indio y contra el indio. Las demandas de los indígenas no fueron tomadas en cuenta, y la Independencia no supuso para ellos ninguna mejora significativa en su condición social; en muchos casos representó más bien un empeoramiento de su situación relativa, y las estructuras coloniales de dominación colonial quedaron vigentes. (Manrique, Nelson. El tiempo del miedo, la violencia política en el Perú 1980-1996. Pág. 57. 3 Véase Dahmer, Helmut. La Sociología después de un siglo de barbarie. Pp. 79-98. 4 Véase Bourdieu, Pierre. Pensamiento y acción. Pp. 29-37. 5 Véase Vargas Aybar, Luis. Desigualdad y Desarrollo. En: Informe anual Oxfam GB 2005-2006. Pág. 151-152.

Por tanto, la desigualdad social también se materializa cuando se analiza el acceso a la educación, la salud y los servicios básicos, para no mencionar los de recreación y cultura, a la que no pueden acceder los infantes de los sectores populares. Desde antaño las elites económicas y sociales se atribuyeron y se siguen atribuyendo el derecho exclusivo a educarse, curarse y vivir bien. Es decir, vivir en la opulencia y el boato, como forma de asegurar su predominio y hegemonía de poder. Cuando, por presión popular, estos servicios –educación y salud- ampliaron su cobertura, disminuyeron en calidad, lo que mantuvo y mantiene, o amplió dramáticamente la hondura de la brecha social entre ricos y pobres6. En nuestro país, después de la continuidad del modelo neoliberal7, en estos últimos cinco años, -2001-2006- la relación capital-trabajo se ha vuelto aún más asimétrico, con consecuencias letales para la infancia. En este contexto, el trabajador, su familia; y por su puesto sus hijos, son considerados como seres humanos de segunda categoría que deben tener paciencia para esperar el “chorreo” del crecimiento económico; y aceptar pasiva y resignadamente la precariedad de los empleos, y de las políticas sociales de corte asistencialista, que de por sí daña la dignidad del ser humano8. A pesar de la bonanza macroeconómica, que dicho sea de paso beneficia a una pequeña elite privilegiada, la realidad concreta en el caso de la infancia en el Perú, nos muestra indicadores escalofriantes, pues, en 16 años del festín e ilusión neoliberal, no hemos podido superar las disparidades que existe entre su población:

el 66% de los niños menores de 18 años de edad viven en condición de pobreza y un 30% en extrema pobreza, ello supone que casi 3 millones 600 mil niños, niñas y adolescentes no cubren sus necesidades básicas y no cuentan con las oportunidades para el desarrollo de sus capacidades y potencialidades9. Pero lo más indignante, es cuando descubrimos que: el 25% de niños y niñas menores de 5 años, sufren de desnutrición crónica, con las consecuencias negativas que esta cuestión significa para el presente y el futuro de la infancia peruana10.

Por otra parte, es necesario conocer que entre 1992 y el 2001, el promedio de la inversión pública en salud en el Perú alcanzó, como bien se puede observar en la siguiente data sólo:

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Véase Vargas, Aybar, Luis. Op. Cit. Pp. 152-153. El neoliberalismo es una filosofía política conservadora y un movimiento político-económico cuyos antecedentes se remontan al liberalismo clásico, tal como fue entendido en el siglo XX. El ascenso del neoliberalismo está relacionado con los gobiernos de Ronald Reagan en los Estados Unidos (1981-1989) y Margaret Thatcher en el Reino Unido (1979-1990) y adquirió una mayor fuerza con el colapso de la Unión Soviética (1990). El neoliberalismo desenfatiza o rechaza la intervención del gobierno en la economía y se focaliza en el uso del libre mercado como medio para lograr el progreso. Desde 1990, se le identifica como el Consenso de Washington, pese a que John Williamson sostiene que no es así… (Tomado de Parodi Trece, Carlos. ¿Qué es la globalización? Pp. 29-30) 8 Véase Iguiñiz Echevarría, Javier. El trasfondo económico inmediato del debate político actual: aspectos de la economía peruana en 2005. En: Informe Anual Oxfam GB. Pp.160-161. 9 Véase Transparencia, Idea, Ágora democrática, UNICEF. La Niñez en las Políticas de Educación. Pág. 7 10 Véase Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social. Plan Nacional de Acción por la Infancia y la Adolescencia, 2002-2010. Pág. 27. 7

el 5% del Presupuesto General de la República, cifra que no llega a la mitad de la asignada al sector en países vecinos como Chile (12%), Ecuador (11%) y Bolivia (10%), y la cual incluso disminuyó en el 2004 en un 7% respecto al año anterior.

El Perú tiene desde hace muchos años uno de los presupuestos más bajos en salud y educación de tota América Latina11. Esta situación nos ha llevado a la constatación de que la educación pública, si bien es cierto que tuvo un desarrollo cuantitativo importante durante el sangriento siglo XX y los sujetos básicos de la educación nacional fueron aumentando aunque de forma asimétrica y desigual. En el período transcurrido desde 1901 a 2003 y, en referencia a la Educación Básica a cargo del Estado (Inicial, Primaria, Secundaria y otros niveles universitarios) destaca: El número de estudiantes crecieron 49 veces. El número de docentes aumentaron 126 veces más. El número de familias con hijos se multiplicaron por 2,230. Pero en cuanto a la calidad, cayó abrumadoramente como consecuencia del modelo neoliberal hegemónico12. Ante esta cuestión, lo más irónico de todo este sainete de democracia liberal, es cuando escuchamos hablar al Presidente del Consejo de Ministros, durante su presentación ante el Congreso de la República el 24-08-2006, decirnos y anunciarnos triunfalistamente, que para el 2011, se elevará al 20% el número de niños que comprenden adecuadamente un texto que lee; ¿y el 80% restante, serán los excluidos de siempre? Que disminuirá la desnutrición crónica al 19%, según los especialistas inviable de alcanzar. Y que se reducirá la mortalidad infantil de 24 por mil nacidos vivos a 20 por mil. Estos anuncios significan beber más agua contaminada del pozo neoliberal. Lamentablemente, una vez más, podemos constatar, que los que toman las decisiones políticas en el Perú, olvidan que ningún país ha logrado jamás un rápido crecimiento y desarrollo si al mismo tiempo son altos los niveles de analfabetismo, desnutrición y morbi-mortalidad infantil. Los países que han logrado un crecimiento y desarrollo humano, son los que han promovido simultáneamente el desarrollo económico, social y político, y no los que han aplazado el desarrollo social hasta la llegada de épocas más prósperas, esperando el “chorreo”, o el óbolo voluntario de las grandes empresas mineras que se benefician de la explotación de los recursos mineros que nos pertenecen a todos los peruanos13. Los gobernantes, las elites políticas y la misma sociedad civil, olvidan olímpicamente que para lograr el desarrollo integral, durante la infancia, etapa dicho se de paso, determinante para que el ser humano, pueda alcanzar un nivel óptimo de inteligencia, es necesario que los servicios de educación, salud, recreación y cultura proporcionen una atención de calidad y cuenten con los recursos financieros y humanos suficientes para poder atender esta demanda. Un aspecto fundamental y decisivo es el monto asignado a cada sector cada año y las posibilidades existentes de inversión en educación, salud, recreación y cultura. De acuerdo al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), luego de las obligaciones de pago del servicio de la deuda externa, jubilaciones y gastos operativos del Estado, sólo un 10% del presupuesto anual del país puede ser asignado a proyectos de inversión para los diferentes sectores. Es sólo dentro de este pequeño 11

Véase Transparencia, Idea, Ágora democrática, Unicef. La Niñez en las Políticas de Salud. Pp. 8-9. Véase Chiroque Chunga, Sigfredo. Perú: cuando la educación todavía es esperanza. Pp. 29-43. 13 Véase Gabinete pasa la primera prueba, pero no convence a UPP-PNP. Diario La República, 25-082006. Pág. 2-5. 12

margen que puede destinarse recursos para educación, salud, recreación y cultura. A esta lógica se debe que en los casos de los sectores educación y salud, los montos asignados para la inversión social llegan apenas el 3% y 1.3% del PBI respectivamente14. Lo que constituye un inaceptable estado de la cuestión. LA PARADOJA DE LA DESIGUALDAD: DERECHOS Y EDUCACION Nuestro país atraviesa hoy por un momento de especial significación, con el inicio de un nuevo gobierno. Vivimos un tiempo de expectativas, pero también de incertidumbre y desesperanza, frente a la repetida adversidad y a una historia de sucesivos reveces para esta democracia liberal, que al parecer nuevamente nos ofrecerá más de lo mismo. Es decir, privilegios e inclusión para una minoría; y desigualdad y exclusión para una inmensa mayoría, especialmente para la infancia. La paradoja de la sociedad peruana es que la desigualdad y pobreza en que viven más de la mitad de familias, y los niños, niñas y adolescentes, hace que la educación de los peruanos no los prepara para el progreso y el bienestar; y para la nueva era de la información. Entonces, cada vez más, se aleja: “El derecho de toda persona a la educación… la enseñanza obligatoria y gratuita para todos… a participar en la vida cultural y gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones” (Artículo 13º Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales) La paradoja de la infancia en el Perú nos muestra que en lo inmediato la educación, la democracia y, junto con ella, la paz y la justicia, son valores y bienes que tenemos que procurarnos con vigor y con valentía. Una sociedad como la nuestra no puede seguir esperando pasivamente el arribo de la educación, de la democracia y la justicia social. Tenemos que edificarla asumiendo con audacia y creatividad como primera obligación la tarea de preparar el terreno para que los valores propios de tal régimen político y social puedan arraigarse en las mentes y corazones de todos los peruanos, especialmente de la gente sencilla y humilde. Y todos juntos, luchar por una nueva educación; y por construir una nueva democracia que sea tolerante e incluyente. En la sociedad peruana, a pesar de lo que nos infunden negativamente los medios de comunicación masiva, existen aún grandes reservas de entereza moral, de entusiasmo y de compromiso con el prójimo, especialmente con la infancia; es decir, porque sabemos y estamos convencidos que podemos contar con nuestros compatriotas para acometer una tarea sin duda difícil y en muchos sentidos ingrata, pero al mismo tiempo impredecible15. Entonces, en una sociedad como la nuestra, quienes han estado excluidos y quienes han tenido que luchar ardorosamente para que se le reconozca su derecho a la educación; y a ser admitidos en el debate público no son las minorías, sino las mayorías. Esto ha quedado demostrado en el último proceso electoral pasado. Por tanto, la infancia tiene ganado el derecho a la educación, porque este derecho está garantizado en los Artículos 17, 28 y 29, de la Convención sobre los Derechos del Niño; y en los Artículos 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, del Código de los Niños y Adolescentes, Ley Nº 27337 respectivamente16. Y en algunos avances que nos ofrece la nueva Ley General de Educación Nº 28044, con la Educación Básica Alternativa. 14

Datos tomados del Informe de Unicef y Apoyo, publicados en el Diario La República, Pág. 16. Lima, 10-06-2006. 15 Véase Lerner Febres, Salomón. La rebelión de la memoria. Pp. 89-92. 16 Véase Convención sobre los Derechos del Niño. Pp. 18-19, y 32-35. Y el Código de de los Niños y Adolescentes Ley Nº 27337. Pp. 13-16.

Si bien es cierto, que por razones de desprecio étnico o por la postergación que siempre acompaña a la pobreza, las grandes mayorías del país se han visto relegadas al pacto de una nueva educación; y por ende, de un nuevo pacto democrático en las contadas y efímeras ocasiones en que éste ha regido en el Perú. No debemos extrañarnos, pues, que como se ha repetido reiteradamente en el curso de nuestra aciaga vida republicana los años vividos bajo dictaduras superen la cantidad de años vividos bajo la democracia. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que nuestra educación y democracia sufren una debilidad congénita y sistémica radicada en esta persistente y amplia exclusión social de la que son víctimas nuestros niños, y ciudadanos de las sociedades rural andina y amazónica. Por consiguiente, el derecho a la educación; y una nueva democracia, significa conquistar para nuestra infancia un nuevo pacto social, una forma distinta de concebir a la autoridad y una manera diferente, más participativa, de entender la relación de cada ciudadano con la realidad estatal. Una sociedad política educadora, democrática es un sistema de deberes y derechos, donde se respetan los derechos humanos de los niños, ciertamente; pero también, y tal vez principalmente, un ordenamiento que sea capaz de suscitar adhesión de la gente a las reglas democráticas. La educación y la democracia deben ser asumidas y defendidas por la población en la medida que ésta se sienta parte de ella. La adhesión a la educación y democracia significa la adhesión del ciudadano a un nuevo orden social que reconoce como propicio una nueva vida buena para la infancia y para quienes lo rodean. Porque reconoce en ese orden un sistema que hace justicia a su condición de ser libre, racional e investido de dignidad humana, está dispuesto a defenderlo y se vuelve intolerante ante quienes lo amenazan o intentan degradarlo y, en última instancia, sustituirlo invocando diversas razones que siempre resultan ser subterfugios interesados para imponer sus privilegios17. En una sociedad como la peruana, donde el atropello y las humillaciones que sufren una inmensa mayoría de niños, niñas, y sus familias, son asumidos como parte de lo que es tolerable y natural, no hay que extrañarse si llegada una crisis de cualquier índole, una respuesta autoritaria y de dictadura económica del capital encuentra un auditorio acogedor, tal como está sucediendo actualmente con el paradigma y dogma neoliberal en curso. No debemos perder de vista que el mundo que se formó desde hace 500 años, está culminando en la formación de una estructura productiva, financiera y comercial que tiende a ser más integrado que antes. La drástica reconcentración del control del poder político y de los medios de producción en muy pocas manos de funcionarios del capital. Con la formación de un nuevo bloque central de poder que aparece como la autoridad suprema de todo el orden mundial. A todo eso se llama “globalización”, que en el Perú ha significado en estos últimos 16 años, más desigualdad, exclusión y pobreza, en todos los sentidos; –educación, salud, recreación y cultura- y cuyas víctimas inocentes son los niños, niñas y las mujeres que diariamente son triturados por esta inmensa maquinaria18. Es por ello, que: “En estas condiciones, hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay 17

Véase Lerner Febres, Salomón. Op. Cit. Pp. 117-119. Véase Quijano. Aníbal. Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en América Latina. En: Perú Contemporáneo. Pp. 7-10 18

que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización. (…) Así vamos marchando. A la cabeza de la inmensa columna…, tan cerca que se siente su enorme fuerza, va el pueblo en su conjunto; sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad. (…), sabemos que tenemos que pagar un precio por tener derecho a decir que estamos a la cabeza del pueblo que está a la cabeza de América. Todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio, consciente de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el hombre nuevo que se vislumbra en el horizonte… Nosotros,…, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres. El esqueleto de nuestra libertad completa está formado, falto la sustancia proteica y el ropaje; los crearemos. Nuestra libertad y su sostén tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio. Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos. El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos. Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica”19 Finalmente, si de verdad queremos forjar al hombre nuevo del siglo XXI: libre, solidario, democrático, e integral tenemos que reivindicar la educación como un derecho. La educación, como un factor esencial para el desarrollo humano. Pues, con la educación, el hombre y la mujer tienen la posibilidad de poseer y disfrutar una vida más plena y de alcanzar mejores alternativas ocupacionales de un trabajo digno, de información y de recreo, más y mejores oportunidades de crecimiento. Con toda razón Fernando Savater afirma, que: “la educación es sin duda el más humano y humanizador de todos los empeños” y que “nacemos humanos pero eso no basta: tenemos también que llegar a serlo”. La educación es la fuerza motriz y el vehículo fundamental para posibilitar que los demás contagien su humanidad, “a propósito y con nuestra complicidad”20. IDEOLOGIAS Y REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LA INFANCIA Los acelerados cambios en la forma de entender la infancia se deben a las diferentes representaciones sociales que sobre los niños se han manejado y que todavía se manejan dependiendo del momento histórico y del contexto en que se utiliza dicho concepto. Las representaciones sociales son aquellas imágenes, visiones, percepciones, que funcionan como un mecanismo de interpretación colectiva sobre la realidad social. Según Ferrán Casas (1988) las representaciones sociales sobre infancia son los saberes cotidianos que influyen en las interrelaciones con la infancia y pueden condicionar a los adultos y a los niños, niños y adolescentes limitando la posibilidad de experiencia o percepciones de análisis fuera de la lógica mayoritaria. Estas funcionan como la antesala de comportamiento y todo aquello que diverge de la “norma socialmente aceptada” no es aceptada como válida. Estas imágenes sociales son las que guían los discursos, las acciones, las formas de relacionarse, las normas sociales y legislativas, las políticas de infancia, las intervenciones. En definitiva, cualquier tipo de acción va a estar determinada por las representaciones sociales previas que sobre un tema colectivo se 19 20

Guevara, Ernesto, Che. El Socialismo y el nuevo hombre. Pp. 15-17. El subrayado es mío. Véase Rivero, José. Educación y exclusión en América Latina. Pp. 60-61. Los subrayados son míos.

tengan. Sin embargo, la propia naturaleza socialmente construida representaciones sociales son responsables y susceptibles de ser negociadas21.

de

las

Entonces, para entender mejor la evolución de las ideologías, las doctrinas y los paradigmas sobre la infancia, es necesario conocer que una ideología es una visión, una manera de ver las cosas, que se sintetiza en un conjunto de ideas. La palabra “ideología” fue usada por primera vez a finales del siglo XVIII para definir la “ciencia de las ideas”. Existen ideologías políticas, sociales, económicas, etc. Actualmente en el imaginario popular y las representaciones sociales subyacen 3 grandes subsistemas o ideologías referidas a la infancia: a) Ideología decadente; b) Ideología prevalerte; y c) La corriente emergente. a. La ideología decadente Esta ideología está anclada en la Doctrina de la Situación Irregular del Niño, y el paradigma de la peligrosidad del niño como objeto de protección y tutelaje. También llamada Doctrina Correccionalista, que considera al niño objeto de intervención, menor, inferior, ser disminuido, peligroso, excluible, por tanto su tratamiento debe ser mediante la institucionalización, con regímenes cerrados y jerarquizados, con la privación de la libertad y medidas socioeducativas de corte autoritario. Como educadores no debemos olvidar que la libertad es un valor inherente al ser humano, es como el agua que hace florecer los campos, es como el alimento que nos da la vida, es como el aire puro de los andes que nos da el oxígeno para vivir. En suma, la libertad, es el don más preciado que tiene todo ser humano; y más aún, los niños, niñas y adolescentes, han nacido para ser felices, para ser más plenos, y para ser más libres, al decir de José Martí; y Ernesto Che Guevara. La esencia de esta doctrina estaba resumida en la creación de un marco jurídico que legitimara una intervención estatal discrecional sobre esta suerte de producto residual de la categoría infancia, constituida por el mundo de los “menores”. La indistinción entre abandonados y delincuentes es la piedra angular de este magma jurídico. En este sentido, la extensión del uso de la doctrina de la situación irregular resulta inversamente proporcional a la extensión y calidad de las políticas sociales básicas.(García Méndez, Emilio. 1995) En suma, la Doctrina de la Situación Irregular del Niño, como bien señala Bustos Ramírez (1977) “… la ideología de la situación irregula convierte al niño y al joven en objeto, y no en sujeto de derechos, en un ser dependiente, que ha de ser sometido a la intervención protectora y educadora del Estado”. Los efectos prácticos de esta opción teórica y política fueron selectivos y discriminantes, ya que el llamado derecho de menores solamente sirvió para hacer frente a los sectores más pobres y desprotegidos de la infancia. Al respecto es pertinente citar nuevamente a Bustos Ramírez (1997) cuando nos dice: “… irregular o peligroso se iguala con situación de abandono, es decir, con los niños y adolescentes pertenecientes a las clases o grupos menos favorecidos y por tanto, donde los procesos de socialización han sido más deficitarios y ello se pretende sustituir a través de políticas sancionatorias. La ideología de la situación irregular, protectora o 21

Citado por Jaramillo García, Enrique. Los Maestros en la promoción y defensa de los Derechos del Niño. Pág. 59.

educativa, provoca una identificación entre protección al niño y sanción, sobre la base de un pretendido objetivo de beneficencia o bienestar” (Citado en Sistema Penal Juvenil en el Perú. Defensoría del Pueblo. 2000). b. La ideología prevalerte Esta ideología emerge en año 1989, a partir de la aprobación por los Estados del mundo de la Convención sobre los Derechos del Niño (20 de Noviembre), que reconoce a todo ser humano menor de 18 años, como sujeto de derechos y protección (garantes: el Estado, la sociedad civil). Inaugura la Doctrina de la Protección Integral; y el paradigma del respeto al niño. La Convención sobre los Derechos del Niño, se sustenta en cuatro principios:

1. Interés superior del niño 2. El derecho a no ser discriminado(ningún niño puede ser discriminado en razón a su raza, religión, posición económica; y/o creencia religiosa) 3. El derecho a la sobrevivencia y el desarrollo(todo niño tiene derecho a un nombre, a una educación y saludad de calidad, a una vivienda digna; y a una calidad de vida) 4. El derecho a la participación (derecho a ser escuchado y a la organización)

La Doctrina de Protección Integral; y el paradigma del respeto al niño se sustenta en las siguientes características:

1. El principio de la universalidad 2. El principio de indivisibilidad (Derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales) 3. El principio de integralidad; y 4. El principio de inaliebilidad e irrenunciabilidad.

c. La corriente emergente Esta corriente emergente de la Doctrina del Protagonismo Integral, es hija de los movimientos sociales del año 1976. Tomando como base la Doctrina de Protección Integral de la Convención sobre los Derechos del Niño, su límite es el cielo. La Doctrina del Protagonismo Integral; y el paradigma del amor y ternura al niño, reconoce a todo niño como actor social, sujeto social de derechos, sujeto económico y político. La categoría sociológica del protagonismo, viene de las siguientes entradas:

1. PROTOS-PROTA: este párrafo griego sugiere, según los casos la idea de delante, antes de, primero, por delante, por primero, a favor de, e incluso, en vez de.

2. GONIMOS: Viene de GONOS o de GONEUO; y significa: fecundo, productivo, generativo. Entonces, protagonismo, viene en esta vertiente, de juntar “prota más gonimos”. 3. ARJO-ARJEUO-ARJEA-ARJE: Así pues, si juntamos “Prota más arjeuo, es igual a protagonista” con todos los matices, esta categoría recoge bien la complejidad conceptual de ser y crecer como protagonista.

La Doctrina del Protagonismo Integral, se sustenta en los siguientes fundamentos:

1. 2. 3. 4. 5.

La condición de persona, con dignidad e igualdad La esencialidad de ser sujeto social La educabilidad de todo ser humano La responsabilidad como condición de la libertad; y El Interés Superior del Niño (Jóvenes y Niños Trabajadores: sujetos sociales. Seres protagonistas)22

No obstante la prevalencia de la ideología de la Doctrina de Protección Integral; y la Corriente emergente del Protagonismo Integral, en el sentido común y, las representaciones sociales de un grueso sector de los operadores del Estado; y de la misma sociedad civil, aún subyace en las mentalidades y subjetividades, de las personas la Doctrina de la Situación Irregular; y el paradigma de la peligrosidad del niño. Por el mismo contexto de desigualdad, exclusión y pobreza23 en la que viven millones de niños peruanos, como resultado de las políticas económicas neoliberales, actualmente, hay una peligrosa emergencia de actitudes punitivas para penalizar y criminalizar la pobreza24. Esta tendencia, la podemos percibir a diario, en los medios de comunicación; y en las formulaciones teóricas de las elites políticas, que con el argumento de la “seguridad ciudadana”, recurren a lo más fácil, dictar leyes draconianas y punitivas. Como contraposición a estas tentaciones, nosotros tenemos que asumir que el paradigma del protagonismo constituye un enfoque que permite caracterizar y enriquecer diversos aspectos de la actoría social de la infancia, y por ende, debería ser nuestro punto de partida en las orientaciones prácticas para el trabajo con niños y adolescentes en vista al ejercicio de su “actoría social”. Se impone asumir el protagonismo como un auténtico derecho sin discriminación alguna, porque: “Ser

22

Véase Jaramillo García, Enrique. Los Maestros en la promoción y defensa de los Derechos del Niño. Pp. 59-79. 23 Sólo el 61% de la población total dispone de agua potable dentro de su vivienda. El 72% de los hogares del Perú accede al servicio de electricidad. (Amat y León Chávez, Carlos. El Perú nuestro de cada día. Pág. 153) 24 La pobreza. El otro despotismo: El Perú “contemporáneo” comienza seguramente en 1968. Durante siete años, hubo una revolución, o un populismo militar de izquierda. Entre 1975 y 1980, políticas ortodoxas. De 1980 al 85, democracia y un manejo semiliberal de la economía. De 1985 a 1990, populismo civil. En 1990 Consenso de Washington. Tuvimos casi todos los modelos. Dictadura y democracia. Populismo y ortodoxia. Proteccionismo y apertura. Sin embargo en 1970 el porcentaje de peruanos viviendo debajo de la línea de pobreza era 50%. Al término de Fujimori era... 50% (la cifra real era más bien 54.8). La pobreza no se movió. Y la mitad de los pobres (o 24.4%) vive en pobreza extrema. (Barnechea, Alfredo. El edén imperfecto. Pág. 108)

protagonista, desarrollar una personalidad protagónica, devenir un actor social, es tener dignidad y estar en capacidad de amar y ser amado”25. ALGUNAS COORDENADAS PARA LA ACCION Ante el florecimiento, de conductas violentas y, pasiones tanáticas desatadas, que lo único que nos ofrecen es la pérdida de la esperanza y el miedo que la acompaña, son parte de la causa y síntoma principal de esta crisis de la celebración ideológica de la llamada globalización, es en realidad el canto del cisne en la crisis de este sistema26. Ante esta cuestión los educadores y colaboradores que estamos comprometidos con que otra infancia sí es posible, tenemos que rescatar creativamente, las banderas de la esperanza y la certidumbre, porque se vislumbra en el horizonte un nuevo amanecer donde la infancia tendrá el derecho a la educación, para ser más plenos y más libres. Para que ello suceda, planteo las siguientes coordenadas para la acción pedagógica: ƒ

Es necesario romper la relación individual y vertical entre el profesor y el alumno. Tenemos que promover una nueva relación basada en la escucha, en la amorosidad, el afecto, la ternura y el descubrimiento en equipo, de que otro Perú, sí es posible construir y conquistar.

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Tenemos que repensar y desterrar el aula tradicional que hasta ahora impone una relación de vasallo entre profesor y alumno. El 74% de los estudiantes de primaria no entiende lo que lee. Por eso, se necesita construir una nueva aula, donde se eduque a un ciudadano protagonista de su destino, comprometido, emprendedor, solidario, y con una alta autoestima. Esto se forma trabajando en los escenarios reales de la vida social, y en la actividad productiva para producir y generar colectivamente lo que necesita su familia, su comunidad; y el Perú.

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Se hace necesario trabajar con la familia, promoviendo la organización protagónica, conjuntamente con los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, en una perspectiva política que forma ciudadanos creativos, responsables y libres, para que generen su propia ocupación y emprendan soluciones de cambio para la comunidad. Y para que defiendan ardorosamente los derechos humanos: educación, salud, trabajo digno, vivienda; y calidad de vida, para no quedarse en la condición de excluidos; y menesterosos felices.

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Finalmente trabajar políticamente organizando a los alumnos para que ejerzan su derecho a la participación protagónica en los Municipios Escolares; y en las Defensorías Escolares, en los Movimientos Sociales, como una nueva forma de quien abre nuevos caminos democráticos. Jamás debemos olvidar que la arcilla fundamental de nuestra obra pedagógica es la infancia y la juventud: en ellas debemos depositar nuestras esperanzas y tenemos que prepararlos para tomar de nuestras manos las banderas de la libertad, de la igualdad, de la hermandad, de la democracia participativa, de la fraternidad, de la solidaridad; y de la justicia social.

Lima, 1º de septiembre del 2006. 25 26

Véase Cussiánovich Villarán, Alejandro. Historia del pensamiento social sobre infancia. Pp. 15-16. Véase Wallerstein, Immanuel. Utopística, o las opciones históricas del siglo XXI. Pp. 33-34

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