"Entre El Sujeto Y El Otro, El Objeto "a""

"Entre El Sujeto Y El Otro, El Objeto "a"" (*) Jornada De Carteles De La Efba. 2001. Liliana Lamovsky El objeto a no es un objeto de la naturaleza, ...
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"Entre El Sujeto Y El Otro, El Objeto "a"" (*) Jornada De Carteles De La Efba. 2001.

Liliana Lamovsky

El objeto a no es un objeto de la naturaleza, se construye entre el sujeto y el Otro y está determinado por el discurso. Se produce por efecto de un corte. Todos los a, en tanto productos de un corte, son provocados por el significante. El habla corta los objetos a del cuerpo. Por ejemplo, que se corte el pecho, no en el sentido físico sino por medio de la acción del significante, puede ser imaginarizable, para concebir un objeto oral, mamadera o chupete. El objeto a se constituye al cederse. Esta cesión implica un grado de automutilación del sujeto en relación al deseo del Otro. Cada objeto relaciona en forma diferente al sujeto con el Otro en tanto resto de éste debido a la constitución del sujeto de acuerdo al cuadro de la división significante del sujeto. En el seminario Los cuatro conceptos.., Lacan limita a cuatro los objetos: pecho, heces, mirada y voz que a su vez se articulan con las cuatro pulsiones oral, anal, escópica e invocante, respectivamente. El quinto objeto denominado como fálico que describió en el Seminario de La Angustia posee una cualidad que lo coloca en una situación dificil, por cuanto puede afirmarse que ., de modo metafórico está presente en los otros cuatro. Los deslizamientos o corrimientos de lo fálico recubren a los otros objetos a. De este modo, podemos ver como un objeto a funciona sustituyendo a la escritura del falo en tanto castración. El obj a sustituye de esta forma el lugar de la castración. Sólo que la cobertura nunca llega a ser total, plena. Si lo fuera, se liquidaría la castración, la cual es a su vez, pilar del deseo. Al no ser mas que una semiplenitud, impele de continuo al relanzamiento desiderativo. Todo objeto a remite a la puesta en acto de un vacío, implícito en el ( - fi ). Entonces, el objeto a se marca como un vacío de objeto. Esta vacuidad es lo que determina lo incognocible de la causa.

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En la relación entre el sujeto y el Otro siempre se encuentra presente la referencia al deseo del Otro. El sujeto vivencia el deseo del Otro como ingobernable lo cual suscita su angustia. Qué desea el Otro?. Me quiere a mí?. No sé que objeto a soy para él. La angustia es, ante todo, la sensación del deseo del Otro y señaliza la inminencia de que este deseo llegue a conseguir su objetivo, esto es, reabsorber al sujeto o a uno de sus objetos a.

Para trabajar la relación del sujeto con el Otro tendremos que desplegar cinco variancias desprendibles del cuadro de la división significante del sujeto. En el seminario X, Lacan comienza ligando al pecho con "la necesidad en el Otro", articulado al fantasma de retorno al seno materno. A qué se refiere con "necesidad en el Otro"?. Es un primer momento lógico en donde habrá que discriminar necesidad de deseo. La primera emparentada con el orden de lo animal, con lo caracterizado como instintivo, el segundo, por el contrario, privativo de los seres parlantes. Necesidad, entonces, deberá entenderse en un momento primordial, mítico pero no por ello, ineficaz. Ficción teórica en donde el Otro es reconocido, en su relación constituyente con quien no es mas que un pre-sujeto o sujeto del goce, por cuanto no se vivencia como significante para el Otro y como una instancia donde sólo puede hacerse presente el orden de la necesidad. En tanto la necesidad esté presente o ausente, marcará una modalidad distinta de relación con el sujeto en estado larvario. Entre la satisfacción y su resurgir después de aquella en un reciclaje continuo, la dimensión considerada invoca una intrínseca característica de "ritmo", por cuanto se trata del pecho que no cesa de faltar. Mítico momento presignificante, donde apenas se entrevé la falta en el Otro, en su nivel mas primitivo, el de la necesidad. En el escalón siguiente, surge otro concepto, el de demanda en el Otro en relación a la analidad. Vemos la especificidad de la demanda en el Otro a través de la demanda esfinteriana que indica que si el sujeto es capaz de hacer tal cosa, el Otro otorgará algo en virtud de premio. Sin duda, hay en juego una dialéctica del trueque que ilustra el intercambio simbólico, por cuanto algo que es significante para el Otro se manifiesta. El pedido de las heces del niño consiste en demandarle "dame algo que es tuyo", el fragmento a conceder por el sujeto es un trozo de si. Pero una vez que las heces se desprenden, pasan a no pertenecerle, el Otro las obtuvo pero ya no son valorables. Aquí se juega una dialéctica de dos tiempos. En un primer tiempo se exalta agalmáticamente aquello a punto de aparecer, a punto de desprenderse y que va a ser concedido como regalo, como don, como prenda de trueque simbólico. En el segundo movimiento, ese obsequio inicial pasa a convertirse en lo que es: ni mas ni menos que un desperdicio. La demanda en el Otro da lugar a esta oscilación, a una - Página 2 de 6 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

ambivalencia observada de manera prevalente en el neurótico obsesivo bajo la forma de la duda, de la indecisión que lleva a la procastinación consistente en la demora ilimitada en la puesta en acto del deseo. El objeto a que son las heces posee un gran peso en la constitución del sujeto porque logra simbolizar la presencia-ausencia propia de lo fálico, que también se juega en dos tiempos o sea que es simbolizante de la castración. Una tercera forma de relacionarse el sujeto con el Otro se encuentra ligada, como vimos, al eje castración-falo El goce fálico no deja de convocar al goce situable en el Otro, dejando sentado una hipotética reversibilidad de las relaciones. Este goce en el Otro es trabajado en los seminarios XIX y XX como "goce del Otro". En el caso del objeto fálico, la cuestión rondará en torno de la tumescencia y la detumescencia ( o afanisis del falo). Lacan insiste en que el falo no deja de deslizarse, como significante del deseo de modo incesante, así el falo es una presencia virtual que no está , precisamente estando. Y allí situamos su goce. El goce en el Otro es correlativo a la articulación falo-castración. El goce fálico es de difícil aprehención por su apoyatura en algo (el objeto fálico, el objeto faltante ) que de continuo se sustrae porque su lugar está sustentado en otro ámbito. Cuando se lo espera en un lugar, el falo no aparece, solamente podrá entreverse ya que está subordinado de continuo a una condición de deslizamiento. Sin embargo, el goce fálico es un paso necesario para dar pie a otra modalidad de la relación del sujeto con el Otro. Se trata de la mirada, objeto a escópico que como tal es el que mejor oculta la castración por una cualidad elemental, el espacio de la visión es homogeneo. En lo que aparece en mi campo visual se presenta la imposibilidad de esbozar un corte preciso. La mirada representa la potencia en el Otro. Resulta un tanto restrictivo llamarla potencia, un término mas abarcativo sería omnipotencia. Esta condición de la mirada es la que da lugar a que Lacan la postule como algo que está afuera y mas aún en todas partes pero sin localización. Efectivamente, si el sujeto mira desde un solo lugar a un cierto punto que no es sino señuelo, previamente es mirado desde todos los puntos. Esta omnipotencia, ligada a una omnividencia, es justamente lo que se le atribuye, en primer lugar , a Dios. Esta característica - Página 3 de 6 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

es primordial porque merced a ella el Otro instituye y comanda el mundo. El lo puede todo porque es Aquel que todo lo ve, en tanto Ojo Universal, además será Dios aquel que llegue a ver sin ser visto. No debe olvidarse que el fantasma es una formación muy específica en la que lo escópico juega un rol decisivo. El fantasma es instituyente de la realidad, sustenta al sujeto, permitiéndole construir gran parte de su vida en función de esta formación. Por último,el objeto a voz, difícil de entender por su complejidad. Cabe incluir como modalidad de relación del sujeto con el Otro, lo que Lacan llama deseo en el Otro. Se trata de aquella relación que se encuentra mas ligada a la cadena ste y que posee su faz objetal en la voz. Se trata de que el Otro lance su voz, oculta por el habla. Tal como la mirada, la voz no se separa del aspecto subjetivo del Otro, postulándose como el sitio princeps para activar su deseo. El punto clínico para tomar en consideración en este nivel se plantea en torno a la problemática del neurótico obsesivo y su deseo imposible. Sabemos que no logra su realización, deteniendosé en el énfasis de dicho fracaso. Lo que hace de continuo es intentar no realizar su deseo sino buscando que le sea demandado por el Otro. "Yo no lo hago porque quiero, sería su coartada, sino porque me lo piden". Es allí donde aparece la demanda en el Otro que cubre al deseo en el Otro. Nos advierte Lacan al respecto que debe tenerse sumo cuidado cuando esto sucede en un análisis, o sea, cuando el obsesivo comienza a ubicarse con comodidad en el lugar de siervo del Otro, ya que si cae en dicha condición, el sujeto se habrá identificado con las heces. Es decir que cuanto mas pide permiso, procurando que el Otro le indique lo que debe hacer, ocultando así su propio deseo, en ese mismo movimiento se está instalando en el lugar de deshecho listo a ser arrojado. Esto me da pie para comentar un caso clínico. Se trata de Daniel de 28 años que consulta por desgano, aburrimiento, nada lo divierte, le cuesta mucho levantarse por las mañanas para ir a trabajar. También tiene dificultades para finalizar y entregar los trabajos que le encargan sus clientes privados a pesar de que aparentemente está muy necesitado de dinero. Dice soportar este estado desde hace un año en que tuvo un quiebre económico a raiz de que gastó mucho mas de lo que podía y se endeudó con el banco y las tarjetas de crédito. Además, se queja de no poder ahorrar dinero porque lo despilfarra sin medida. Lo atribuye a que si tiene algún dinero ahorrado, la madre se lo pide prestado y nunca lo devuelve. Así es - Página 4 de 6 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

que prefiere perderlo. Es ésta la manera en que intenta defenderse, en forma fallida, de quedar atrapado por la demanda materna?. Su padre murió cuando Daniel tenía 16 años, la madre se manifestó impotente para ganar el dinero necesario y llevar la administración económica del hogar. Por lo tanto, le demandó a su hijo que ocupara el lugar fálico de ser el "jefe de la familia". El muchacho salió a trabajar mientras continuaba su secundario y desde ese momento cambió el vínculo con su madre. "Era una relación de pares o aún yo como padre de ella. La cagaba a pedos". A partir de ahí, sólo le importó ganar dinero y capitalizarse para que en el futuro a sus hijos no les pase lo mismo que a él. Les reprocha frecuentemente a sus padres no haber sido previsores de los malos tiempos .Este hijo ha quedado ubicado, identificado con el objeto anal, en tapón de la falta del Otro primordial, objeto de goce que lo retiene incestuosamente. Vemos que renegar de la castración lo conduce a vaciar su deseo. El no sabe lo que paga un hijo, no sabe lo que paga un hombre. No hubo un padre que le donara los significantes de la masculinidad en la adolescencia y él no encuentra en el discurso materno un significante fálico, por el contrario, se encuentra con la demanda de que la complete imaginariamente. El paciente está arrasado en su subjetividad, melancolizado por el discurso del Otro primordial que le demanda ganar dinero y entregárselo. Por eso, Daniel tiene des-gano, des-gana dinero, para poder ganarse como sujeto. Entre tanto, se va de vacaciones de invierno, no concurrirá por dos sesiones y no quiere pagarlas. De su discurso se infiere que se siente demandado por la analista: "Dame tu dinero sin recibir nada a cambio". Se siente gozado por mí como lo haría su madre. Ofrezco recuperar las sesiones pero no es eso lo que quiere. El quiere que le done algo sin pedirle nada a cambio, inscribiendo así la castración de la analista, para diferenciarla de su madre, quiere ir mas allá de la demanda incestuosa en la que permanece atrapado?. En este tiempo tiene un sueño. "Estaba mi mamá, mi papá, yo y dos amigos míos. Mi mamá hablaba sin parar, como siempre. Yo le digo que se calle la boca, la cago a pedos. Mi papá está con la mirada perdida como en su enfermedad.. Me acerco a mi papá y le digo: tenemos que hablar. Mi viejo me dice: del pasado no quiero hablar nada. Yo le contesto: no, no es del pasado y él me sonrie con una mirada diferente, está conectado." Me pregunto si diferenciar a la analista de la madre, le permitiría a Daniel, a través del trabajo - Página 5 de 6 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

analítico, reconstruir los significantes donados por el padre al hijo y así recuperar esa mirada propiciatoria del padre que permita barrar al Otro?. BIBLIOGRAFIA Lacan J.: Sem. X y Sem. XI. Harari R.: El seminario " La angustia" de Lacan: una introducción. Amorrortu Ed.

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