EL RETRATO DE CERVANTES ¿Cómo era Cervantes? ¿Cuál era su apariencia, su imagen? Esta cuestión ha provocado, a lo largo de los siglos, muchas discusiones, muchas páginas de estudios e incluso existe algún libro dedicado a este tema. No se tiene, por tanto, seguridad absoluta de cómo era el rostro de Cervantes, aunque el retrato más conocido es el del pintor Juan de Jáuregui, cuadro que actualmente posee la Real Academia Española de la Lengua, pero hay muchos más. El retrato más fiable y más exacto es que el que, curiosamente, se hace él mismo, aunque no es una pintura o un dibujo, sino una descripción, escrita en el prólogo de sus "Novelas Ejemplares", libro publicado en el año 1613. Dice así: "Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena, algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies. Este digo, que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso,... Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra." Algunos retratos de Miguel de Cervantes:

EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA Es importante dejar claro, aunque parezca ya sabido, que “El Quijote” es una novela. Miguel de Cervantes tuvo la ocurrencia de describir las andanzas de ese caballero asombroso, idealista y un poco "pirado". ¿Pirado?, pues sí, don Quijote es como un loco, aunque muchos de los que han estudiado el libro de Cervantes dicen que el único cuerdo de todo la novela es él. Resulta que en algún lugar de La Mancha (por cierto, es hora de investigar dónde se encuentra La Mancha) dice Cervantes que vivía un caballero que tenía un título casi aristocrático: hidalgo. El nombre de nuestro hidalgo era Alonso Quijano y le decían el “bueno”.

Portada de la edición príncipe de "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha", aparecida en 1605. La obra, que tiene 126 capítulos (52 la primera parte y 74 la segunda), comienza cuando Alonso Quijano se entusiasma tanto por la lectura de libros de Caballería, que un día decide cambiar su nombre y ponerse el de don Quijote. Vestido con una vieja armadura, junto a su escudero Sancho Panza y su caballo Rocinante, sale en busca de aventuras. Un Libro de Caballerías era como un cuento lleno de historias sobre caballeros, princesas, magos y otros personajes muy fantásticos e irreales. Se podría decir que don Quijote se vuelve como loco por leer tantos libros de este tipo, así parece a simple vista. Además, recordando que todo caballero siempre se enamoraba de una dama, don Quijote se enamora de una simple campesina, llamada Aldonza Lorenzo, aunque él creía que era una princesa y que vivía en un gran palacio. Lo cierto es que, como estaba enamorado, se podría decir que de verdad era su princesa.

ALGUNAS IDEAS SOBRE LA OBRA. PUBLICACIÓN: La primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha se publica, a comienzos de 1605, en una imprenta de Madrid, que pertenecía a un tal Juan de la Cuesta. Tuvo mucho éxito y pronto se publicaron, también en 1605, una edición más en Madrid, dos en Valencia y dos en Lisboa. Se edita en Barcelona en 1607 y no pasado mucho tiempo su fama es tanta que es traducida al francés e inglés. En 1614, aparece en Tarragona una obra que enfadó mucho a Miguel de Cervantes: un don Quijote escrito por un tal Avellaneda. Se supone que este autor desconocido era enemigo de nuestro escritor y que por este motivo pretende seguir las aventuras de la primera parte de don Quijote. Esto hace que Cervantes, muy dolido, decida cambiar muchas cosas de la segunda parte que ya estaba escribiendo, y así dejar como mentiroso al falso don Quijote de Avellaneda. En 1615 se publica, también en la imprenta de Juan de la Cuesta, la segunda parte de la obra. ¿DE DÓNDE NACIÓ LA IDEA DE ESCRIBIR LA NOVELA? Aunque Miguel de Cervantes tuvo una gran imaginación y casi todo lo que se le ocurrió fue novedoso y sorprendente, para algunos estudiosos lo que en realidad quiso el escritor al principio fue escribir una obra de pocas páginas, incluso se dice que esa pequeña obra se percibe en la primera parte, en los seis primeros capítulos y al comienzo del séptimo. Estos capítulos muestran una historia muy completa y perfectamente escrita. Parece que Cervantes, un gran lector con toda seguridad, pudo leer obras como una de autor desconocido titulada el "Entremés de los romances" (un labrador abandona su casa para imitar a sus héroes). La idea le pudo gustar tanto que decidió utilizarla para crear a su personaje. Aunque, entusiasmado por la historia, acabó continuándola. También hay personas que niegan esto y dicen que la novela fue pensada desde el principio por Cervantes como la conocemos. LAS DOS PARTES. A estas alturas no hace falta explicar que El Quijote fue escrito por Cervantes en dos partes. Lo importante es que ambas forman una sola novela, aunque es muy curioso cómo entre una y otra encontramos algunas diferencias, principalmente debidas al tiempo transcurrido entre su escritura. Parece que la segunda parte la escribió Cervantes con más tranquilidad, por lo que da la sensación de ser mejor y más fácil de leer. También, si se lee atentamente, la primera parte parece más optimista y la segunda algo más pesimista y más llena de pensamientos

sobre la vida y los seres humanos. Además de estas diferencias, otras que es interesante señalar son las siguientes: en la primera aparecen novelas intercaladas, también en la primera parte don Quijote cambia la realidad, se imagina cosas y busca aventuras, en cambio en la segunda suele ver la realidad como es y son los demás quienes le preparan aventuras y lances que le salen al encuentro. LAS NOVELAS INTERCALADAS. Aparecen en la primera parte y parece que Cervantes quería con ellas hacer más amena la novela. Son narraciones muy normales en la época y había de varios tipos: novela pastoril (protagonizada por pastores enamorados, como la de "Marcela y Crisóstomo”), novela sentimental (también su tema es el amor, un ejemplo es la don Luis y doña Clara), narración sobre las diferentes formas de comportarse las personas (“El curioso impertinente”) o novela de tipo histórico-morisco (su temática se basa en historias sobre los musulmanes españoles de la época de Cervantes, que eran conocidos como moriscos. Un ejemplo es “El capitán cautivo”).

DON QUIJOTE Y SANCHO. Uno de los mayores aciertos de El Quijote es la manera en la que Cervantes imagina a los personajes de su novela: tienen personalidad propia, son como personas de verdad que van cambiando su forma de pensar a lo largo de la narración. Esta sensación sobre todo se nota en los dos personajes protagonistas. Al principio, don Quijote cambia la realidad según su fantasía. No le importan las desgracias que le van ocurriendo, al final la culpa de todo siempre es de los magos, los encantadores, los gigantes u otros caballeros andantes como él. En la segunda parte don Quijote va cambiando poco a poco y va siendo más realista. A Sancho Panza le ocurre todo lo contrario que a don Quijote. Comienza siendo un personaje codicioso e ignorante. Ve la realidad como es y piensa que su amo está rematadamente loco. Su lenguaje se llena de refranes, expresándose de manera diferente a la muy culta forma de hablar de don Quijote. Pero poco a poco Sancho va tomando mucho cariño a su señor, está ilusionado por su ínsula (la isla de la que le promete ser gobernador don Quijote) y se va creyendo las fantasías que escucha. Cada vez Sancho es más como don Quijote y esto se percibe con más fuerza en la segunda parte, incluso en su forma de hablar. Al final, ante su señor moribundo, llora y le pide que ambos sigan conquistando mundos imaginarios, aunque ahora como pastores.

TEMAS E INTENCIONES. La intención principal de Miguel de Cervantes es la de acabar con la moda que había en su época de leer libros de caballería. Además, la obra describe perfectamente la sociedad de la España de su época. Como última idea, es curiosa la teoría sobre El Quijote de un gran escritor llamado Torrente Ballester. Dice con gran acierto que don Quijote no está loco, finge estarlo, pero es plenamente consciente de todo, él lo sabe y el narrador también, aunque diga lo contrario. Si esto es cierto, el Quijote sería la mayor ironía de la literatura universal. Enrique M. Pérez Martínez