EL RESTAURADOR FARMACEUTICO,

SEGUNDA EPOCA. AÑO 5 / NUM. 21. E L RESTAURADOR FARMACEUTICO, DE LA S O C I E D A D F A R M A C E U T I C A D E S O C O R R O S M U T U O S . A J ...
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SEGUNDA EPOCA.

AÑO 5 /

NUM. 21.

E L RESTAURADOR FARMACEUTICO, DE LA S O C I E D A D F A R M A C E U T I C A D E S O C O R R O S M U T U O S .

A J U S T E S O E&&JAL.4S. Varias veces se ha ocupado la redacción del Restaurador ele este asunto , perjudicial á los intereses de los farmacéuticos, indecoroso á la ciencia y nocivo á todas luces á la ¿alud pública. Varios comprofesores animados del mejor celo han elevado también su voz, llenando las columnas de nuestro periódico de fundadas quejas y poderosas razones, probando lo ominoso y degradante de tales ajustes. Fundados en estos principios y apoyados por el voto general, dos entendidos compañeros han espuesto en el Restaurador su plan de reforma, y los desconvienen en el fondo, aunque se separan algo en los medios'de llevarlo á

NOVELA ORIGINAL, por BERXAJtDO

OATAIilNA.

(continuación) —Ademas el profesor era im hombre que vestia su competente calzón corto, faja colorada, y á causa sin duda de la estación habia suprimido el pañuelo que ceñía su cabeza, y el chaleco y chaqueta que cubrían sus espaldas, presenUándose al numeroso público que rodeaba sus espuertas con el mayor desenfado sin dársele nada de una mancha violada que habia en su camisa; y á la verdad que hacia bien porque al público tampoco se je daba mucho de la falta de atención con que se le reciy de curiosidad crn que se le despachaba, si atendemos la muchedumbre que acudía á comprar. . —Cómo permiten vds. á este hombre, dije á D. Ramon, ejercer solo por su omnipotente voluntad la profesión de hnK - 0? Por(lue supongo que semejante beduino no nabra estudiado dos años de botánica, ni sufrido el exá-

cabo. Nos referimos á los artículos publicados el año anterior con el seudónimo de el ineognito, y á el c o municado inserto en el número 44 del presente año, suscrito por eí señor Caballé y Carreño. Adoptamos el proverbial principio de que el farmacéutico debe ser honesto, integro, prudente, bien educado, de buen ingenio y regularmente acomodado, para que facilmenle pueda llenar y cumplir cuanto la ciencia y a sociedad le prescriben: para engrandecer su p r o fesión, honrar su arle y servir á la humanidad , e« absolutamente necesario que el farmacéutico disfrute de una posición independiente , y esto no puede conseguirlo mientras subsistan los ruinosos ajustes, que por do quiera se ven. Por ellos dependen los profesores de cuatro caciques de cada pueblo : por ellos se men que exigen las leyes para ejercer tal profesión. —Es, cierta Ta suposición de V., no tiene título pero en cambio vea V. cual embauca á la gente con sus conocimientos sobre las hiervas. Oh! son estos muy latos, los adquirió en los montes, porque ha de saber V. Sr. D. Bernardo, que ese individuo ha ejercido el instructivo oficio de guardar cabras. —Y con solo esos conocimientos botánicos ejerce la profesión de herbolario? —Si señor. —Permítame V. íe diga que esa tolerancia perjudica mucho á la facultad de Farmacia. Prescindamos ahora de lo que ese establecimiento ha de perjudicar los intereses de ustedes, ¿que juicio formará el público de los conocimientos botánicos de que ha de estar adornado el farmacéutico, si ve que todo un pastor hace lo mismo que él vendiendo esas plantas? -r-Tícne V. razón, amíguíto, pero sepa que solo ha visto un episodio de los muchos que abundan en un drama, en que están sumamente ligados á la acción principal. —Y cual es esa acción principal? —El haberse quedado las boticas sin que se despache casi nada en ellas. —Buena acción: por vida mia para un drama muy sentimental. Asi hablando, hablamos llegado casi al final de la calle nueva que es una de las que desembocan en el Mercado, cuando un hombre que iba por la acera opuesta con un saco al hombro, y una espuerta en la mano, su calzón corto, enmangas de camisa y con iguales adminículos que el < 849.-31 jubo.

162 — ven obligados los farmacéuticos á hacerse una guerra innoble y vergonzosa con ruina de sus intereses y me nosprecio de su clase: por ellos se rebajan las c u a l i dades del profesor y por ellos degenerando el farmacéutico su elevada posición, se convierte en ur| avaro mercader, que tiende á ver el modo de utili zarse con menos perjuicio de sus m e r c a n c í a s , y entonces ya se rebaja á ser un mero especulador, que comercia con la salud pública. He aqui porque no admitimos los ajustes; porque siendo vergonzosos y degradantes para la profesión, son al mismo tiempo que perjudiciales á los intereses del farmacéutico, inmorales y hasta ilícitos para el procomunal. Como profesores, los rechazamos: como hombres que contemplamos nuestro provecho y miramos por los productos que debe rendir la facultad, los huimos: y como defensores del bien general, les odiamos y acriminamos como foco de inmoralidad. Todo esto desaparecería,, si el gobierno admitiese alguno de los proyectos de reforma propuestos por el incognito y el señor Carreño ; pero cómo pensar en que el gobierno tienda una mirada de protección á la farmacia , cuando se hace el sordo á los clamores q u e d e todas partes se elevan para que revoque la injusta circular de concesiones hechas á la hornada de Sevilla , sería un delirio; por eso no nos hemos ocupado en aclarar y analizar detenidamente cuantos artículos contienen jos dos proyectos ( í ) . Baste á sus

autores saber que convenimos con ellos en el fondo del pensamiento por mas que no dejen de presentarse dificultades que se podrían discutir, llegado el caso de llevarse á cabo alguno de esios planes.

f a que no nos sea posible entablar las reformas radicales, porque no dependen solo de nuestros esfuerzos, pensemos al menos en aminorar los piales que nos rodean, buscando el alivio en nosotros m i s mos, puesto que lo podemos conseguir. De poco sirve el que se vocifere la palabra UNION entre la clase, si la union es una palabra q u i m é r i c a , que suena bien en nuestros oídos, pero que nunca la llegamos á establecer. Aunque somos Jenemigos declarados de los ajustes, no por eso desconocemos que para desterrarlos de todo punto, en las provincias y pueblos donde ya son tan antiguos, se necesitaría una real orden que los prohibiese y aun asi costaría mucho trabajo el eslínguírlos de una vez ; hasta que llegue pues ese caso, que a pesar de nuestra desconfianza esperamos que llegará, piénsese en el modo de metodizarlos, moralizarlos y mejorarlos. No son difíciles los medios, si se cuenta con la voluntad firme y decidida de los farmacéuticos de cada distrito. Señalar un tipo de ajustes para tudas partes, seria un absurdo; porque en unas están establecidos á grano, en otros á m e t á lico etc. A proporción de las exigencias de los pueblos, asi deben serlos productos que rindan los ajustados, y así debe ser el tipo que se adopte, teniendo en cuenta el número de personas y cabezas de gana(1) Véanse los números 31, 33 y siguientes del año 4. 0 del do que han de entrar en la iguala. Para que estos Restaurador y el 14 del presente. ^5«a-ai.m»siiMaM.y«ii^

anterior cuya segunda edición podiá ser, dando á su voz tina entonación que seguramente hubiera envidiado el sochantre de una catedral esclamó: [escorzonera! camomilaW lampazalll —ira de Dios! esclaraé, que rae choca la idea. Es decir que aqui se venden por las calles las plantas medicinales á pregón, como en Madrid venden los navos y los huevos ias fuencarraleras. —Gabalito. —Pues entonces que queda para ustedes? Si el uno tiene su puesto fijo y vende cuantas plantas quiere, y el otro recorre las calles con su tienda ai hombro para surtir á los que no pueden ir al puesto del primero, deben ustedes quedarse á oscuras. —Y tanto Sr. D. Bernardo. En Zaragoza puede suprimirse de las boticas todo lo perteneciente á botánica. Yo recuerdo que años atrás, antes que estos hombres empezaran á esplotar esta industria, necesitaba de 10 á 121 arrobas de escorzonera para el surtido de mi botica; pues el último año, pásmese V, con solo una arroba tuve suficiente para todo el. —Lo creo, y aun no se como de la arroba no le sobraron á V. las 24 libras y media y ocho onzas. Quien ha de comprar escorzonera en una botica, cuando se la llevan á la puerta de su casa? Pero en esto habiamos llegado al Mercado bajo, cuyo sucio soportal empezamos á pasear como lo hacían los que habian llegado antes que nosotros, y lo fueron haciendo los que llegaban después. Era aun tiempo, las labradoras cuya belleza me encomiara D. Ramon aun no se habian

retirado, y pude observarlas muy á mi sabor. Eran ciertamente bellas, pero no podían compararse con la hija de la ciudad invicta que dejara en la fonda. Infinitamente mas me agrada el escelente surtido de flores, verduras etc. que había en el Mercado y que eran la mas hermosa apoteosis del suelo de Zaragoza. •Ve V., me dijo I). llamón, que bien servido está esta —En efecto, amigo, me agrada mucho. Pero dígame usted lo que tiene en la cesta aquella muger que está allí con las mangas del vestido remangadas, como suelen tenerlas las tripicalleras del rastro, son azufaifas? —Si señor. —Supongo que las venderá como una golosina para los muchachos? —No señor: las vende para los resfriados. Pronto nos sacó de dudas la misma muger, que dirigiéndose á uno de los que por allí pasaban, le dijo: —Don Antonio, no me compra V. hoy íiojoles? Y en efecto, don Antonio le compró los fmjoles que es como aqui llaman á las azufaifas, y con la mayor bondad ó gazraofieria le preguntó si no tosía" tanto el niño, á lo que el interpelado contestó coa la mayor buena fé, que estaba mas ahviadito. —Oiga V. don Mamón, esa tienda es igual á la que hemos visto al pié dé la Torre nueva. —Ciertamente, solo que pertenece á otro dueño. —-Que habrá tenido los mismos cursos que el otro? —Voy á reseñar á V. su biografía. Kn la ciudad no le conocen sino por el tio Cabricas, cosa que le incomoda ñau-

— 163 — ajustes sean un poco decorosos y algo mas produclivos, es preciso que en las poblaciones donde resida mas de un profesor, se reúnan lodos los que haya, acordando el tipo que deben establecer en cada puñblo, y procediendo con lealtad y nobleza en aquello que convengan. El ofrecer cumplir con lo estipulado para el mejoramiento de ajustes, y después faltar alguno de los estipulantes es barrenar por los cimientos la reforma, consiguiendo perjudicar para lo sucesivo el porvenir de todos, por el interesado halago de algunas utilidades buscadas por no camino innoble. En los pueblos donde solo hay un boticario, le precisa ponerse de acuerdo con los residentes en el r a d i ó ; y convenidos y ligados mutuamente por compromisos de delicadeza, se evitarían esas guerras mezquinas, en las cuales siempre se socaba la reputación de t o dos y se empeora la posición de la mayoría. El m e dio no es diíicil, los resultados se tocarían pronto, y todos y cada uno de por si se alegrarían mucho después de realizarlo. Si á esto se añadía el que cuando un ajustado se pasase á otra botica, no se le a d m i tiese el ajuste, sin presentar el recibo de pago del año anterior al farmacéuüco á quien abandonaba , se evitaría el que los malos pagadores tuviesen medicinas de valde, aprovechándose de la desunión y aun avaricia que reina en algunas parles entre los profesores de un distrito.

segunda el estar amagados de la invasion del cólera, contra la cual se deben apercibir á tiempo los farmacéuticos que tienen ajustes con un pueblo. Las ¡gualas hasta aqui establecidas, deben referirse á tiempos normales; poi eso es pequeño y hasta mezquino el produelo que dan los asalariados: de n i n gún modo deben de comprender los ajustes á los tiempos fatales de epidemia. En épocas de esta naturaleza es inmenso el gasto que hay de medicina, y si el f a r macéutico se ha de esmeraren el despacho de medhcamentos, fuerza es quede arruinado para siempre. Si los ajustados son dignos de alguna consideración, justo es que se les tenga ; pero esta considera-»cion no debe traspasar los limites de una gracia razonable, que podría ser la rebaja de una tercera parte del coste total de las medicinas gastadas durante el contagio. Y no se nos diga que los médicos y cirujanos cobran lo mismo en tiempos normales que en tiempos de epidemia ; ademas de que en muchas partes se señaló en la primera invasion del cólera un sobresueldo á los facultativos sobre la asignación que anteriormente tenían hecha; también es innegable que un médico y un cirujano prestan solo su ciencia y su trabajo, mientras el farmacéutico ademas del trabajo y la ciencia tiene que invertir grandes sumas para la compra de las sustancias medicinales, y este exorbitante gasto es forzoso que sea recompensado.

Por estas dos causas fundamentales creemos que Dos razones poderosas nos mueven á tocar ahora esta cuestión: la primera ser esta la época en que nuestros comprofesores miraran con un poco de detegeneralmente se hacen y renuevan los ajustes; y la nimiento su posición, su decoro y sus intereses. Si cho y le acarrea muchos disgustos, [ i ] porque las gentes tienen cuidado en inquietarle repitiéndole esa palabra que tanto-le abronca, lo cual hacen especialmente los muchachos cuando se vambolea un poco,... cuando no puede guardar el centro de gravedad. Entiende V? —Perfectaoiente, y crea V. que solo á la simple vista de la casa me hahia formado la misma idea Aseguro á usted que si hubiera de detenerme mucho en Zaragoza, me dedicaría á pintar un cuadro de Baco, y le suplicaría me sirviese de original, —Pues tendría V. un original muy exacto Seguímos en el Mercado un rato, mas viendo la animada juventud de Zaragoza que le cruzaba en todas direcciones, y ocupaba especialmente el soportal, y habiendo comprado un hernioso ramillete de llores para el ídolo de mis pensamientos, nos retiramos á casa de don Ramon, pues las ocho iban á dar, y yo me empeñe en prolongar mi paseo acompañándole. Cuando llegamos se sostenia por el practicante la polémica mas acalorada del mundo. —Si señor: decia el contrincante, no vale mas que tres cuartos. —Pero hombre, por Dios! si le he dicho á V . que vale ocho, que nunca se ha vendido, ni se puede vender menos de ocho cuartos. —Señor, repuso el mismo practicante, asi que pisamos

(1) Tengo encendido que murió de uno de ellos-

el umbral de la Botica, cuanto vale una onza de crémor? —Ocho cuartos, contestó el farmacéutico. — M i muger me ha dicho que solo vale tres. Pronto se presentó esta en la palestra, quien dirigiéndose únicamente á su marido con la mavor amabilidad le dijo: —Torpe, mas que torpe, no te he dicho que fueras á una droguería, y que allí te venderían el crémor por tres cuartos, y que aqui no le darían en menos de ocho? Trae aqui los cuartos, testaduro. Y diciendo y haciendo cogió los tres cuartos de manos de su esposo y se lanzó coa él á la calle. Do» Ramon se quedó medio muerto de vergüenza, yo exaltado de furor, y cediendo á una ¡dea que cruzó en mi mente, le dije": adiós, hasta luego, y me lancé á la calle en busca de aquella yena vestida de muger. Pronto la conocí y escuche los piropos con que obsequiaba á su pacientisimo compañero, hasta que entraron en una droguería donde entré con ellos. Les vendieron efectivamente la onza de crémor en tres cuartos, asi como media onza de zarzaparrilla á otro que había, unos papelítos con quinina á otro y una onza de goma en polvo á mi, pues algo había de comprar para no pasar plaza de espión, ú otra cosa mas mala todavía. Este hecho me convenció de que la cariñosa muger tenia razón, y de que por malo que fuese el pan que comía Jacinto, era iníinitamente peor el trozo que acababan de hacer pasar al pundonoroso don Ramon. Por fortuna á mi llegada á la fonda pude neutralizar el mal efecio que me había causado cuanto había visto con la puntualidad del literato de quien he hablado, me

— -164 como no dudamos comprenden sus necesidades, todos se apresuraran á deponer sus mezquinas rencillas y rivalidades, y en bien de la ciencia y de ellos m i s mos, establecerán la union que les es tan necesaria; y ya que por ahora no deslierren los ajustes, lo cual se podra conseguir mas adelante, lograrían al menos, que esos mismos ajustes fueran mas decorosos y mas utilitarios. El temor en que nos hallamos por la proximidad del cólera , hace que la ocasión de esta pequeña r e forma sea la mas á propósito, para que los pueblos la adopten inmediatamente. Esto no depende del gobierno, ni de las autoridades civiles, ni de los subdelegados etc. sino de nosotros mismos. Si no se consigue, á nadie mas que á nuestra indolencia y desunión debemos de culpar.

y cuidando de avisar siempre que ocurra variación de do' micílio; lo importante y necesario que es tenor listas generales y nominales de los profesores de la ciencia de curar, para evitar las intrusiones y consecuencias que pudieran seguirse, me escusan encarecer al recordar el artículo 26, la utilidad de esta medida, que me prometo será cumplimentada por todos y cada uno de los celosos profesores residentes en la capital y pueblos de esta provincia. Madrid 10 de julio de 18i9.—José de Zaragoza. Distrito del Barquillo. Medicina, don Manuel Aguad ), calle de Alcalá, núm. 3 cuarto segundo. Farmacia, don Genaro Montero, calle del Caballero tde Gracia, número 52. Veterinaria, don Antonio Montoya, calle de Jardines, número 18, cuarto bajo. Distrito del Prado. Medicina, don José Maenza, calle Ancha de San Ber-

CtaMerno p o l í t i c o de l a provincia de Manardo, número 41, cuarto segundo. il r i ti,

Farmacia, don Juan Pedro Blesa, calle de la Visitación número 6 botica. Veterinaria, don José San Pedro, calle de Santa Isabe, Con el fia de que pueda tener cumplido efecto cuanto número 34, cuarto principal. previene el párrafo 6. 0 del articulo 7. 0 capítulo 2. 0 , Distrito de ¡as Vistillas. del reglamento aprobado por S. M. en 24 de julio del año Medicina, don Joaquin Fernandez Alvarez, plazuela de último; he acordado dirigirme á los profesores todos de medicina y cirugía, farmacia y veterinaria para que en el la Cebada, núm. 108; principal derecha. Farmacia, don Felipe Caspe , calle de Toledo, númetérmino de ocho días remitan álos subdelegados respectivos, cuyas habitaciones se ponen á continuación, una ro 128, botica. Veterinaria, don Antonio Montenegro, calle de la L i nota firmada del título que les autorice para el ejercicio de su profesión, espresando la calle y casa en que viven, bertad, número 8 NEGOCIADO DE SANIDAD.

había escrito una esquelita muy atenta acompañándome trar en Madrid, de vuelta de mi viaje , sano del todo , y los billetes para la sesión de competencia del Liceo. con el corazón muy sano también; pero.... vi á vd., y ai punto se deshicieron tan halagüeñas esperanzas, se n u XI. blaron tan preciosas ilusiones, y me encuentro mas dis—Y que significan estas flores? rae dijo con la mayor tante que nunca de adquirir la tranquilidad que tanto alegría Brígida cuando la presenté el ramillete que acaba- apetezco, y que acaso nunca llegaré á recobrar. ba de comprar para ella en el Mercado. —Y dice vd. que yo soy la causa de eso? Su papá había hecho ya la víspera uso del billete que —SÍ: vd. es la causa; porque me robó la tranquilidad nos había proporcionado don Ramon, y en el Casino se al mismo tiempo que me robó el corazón, suscitando en habia hecho amigo de otro tan adicto á la política como él, mi pecho una llama volcánica que ninguna muger en el con quien habia adquirido las mayores simpatías y á cuya mundo ha podido inspirarme; y.... necesito decir á vd. casa habia marchado tan de mañana á leer los periódicos. que la amo, pero que la amo con el mas loco frenesí; que Me hallaba solo con el objeto que me hábia tenido desve- necesito ser correspondidí) por vd. para que aparezcan de lado toda la noche: no podia serme mas favorable la fortuna, nuevo aquellos dias tan felices que son mi único anhelo. y toda vez que habia podido asir el único cabello queexisíe Sí, hermosa Brígida, véame vd. á sus pies en la postura en su calva cabeza, debia aprovechar tan feliz ocasión. De- que conviene á mi corazón que se declara esclavo de los bía jugar el todo por el todo y saber claramente de una hechizos de v d . : véame vd. aquí esperando su sentencia, vez si Brígida me amaba, ó si con su rigor quería ma- esperando la felicidad mas grande imaginable, ó ser pretarme. cipitado con su palabra en el horrendo caos de la despe—No se las entrego á vd. como -emblema de ninguna ración. cosa, la contesté, sino como una prueba de cuán presente Llevado por el poderoso imán de la pasión, habia fijase halla vd. en mi.meraoria. De qué me serviría hablar á do en tierra mi rodilla delante de la encantadora hija de vd. por medio del lenguaje figurado de las flores, cuando Sevilla, quien se bahía sonrojado apareciendo con el vivo es muy probable se desentendiera vd. de él, ni mas n i carmín esparcido sobre su tez morena, mas hermosa que menos que se desentiende de mis penas? nunca. Eran sus negros ojos dos luceros que brillaban —Tan grandes son las penas de vd.? entonces estraordínafiamente. Oh! es imposible que la —Son enormes; huía, señorita, de Madrid en busca de misma Venus al salir del mar apareciera a la vista del la tranquilidad que faltaba á mi espíritu, y de la salud padre de los dioses, mas interesante, con mayores gracias que esperaba recobrar totalmente. No eran otros mis de- que las que. en igual momcato desplegaba la preciosa seos, ni mas grandes mis ilusiones, pues me figuraba en- Brígida. (s,^ continuará.)

Distrito de Lavapies. por lo tanto se evitará todo lo posible, dormir en gran Medicina, don Serapio Escolar, calle de la Amnistía, nú- numero en una misma habitación, y encerrarse entre cortinas. Por la mañana se renovará el aire de la hab tacion, mero 12 cuarto principal. Farmacia, don Felipe María Mor des, calle de la Mag- abriendo las ventanas y estableciendo una corriente, en medio de la cual se evitará colocarse : esta operación se dalena, número 18, botica. Veterinaria, don Pedro Goya, calle de la Reina, n ú - repetirá durante el dia, mas ó menos amenudo, según el numero de personas que habiten la pieza. Se alejará cuimero 39, cuarto bajo. dadosamente todo !o que pueda esparcir malos olores ó Distrito' del Rio. emanaciones húmedas y mal sanas. Las aguas sucias serán Medicina, don Hilario Guarnerio y Gonzalez, calle de Esarrojadas á medida que hayan sido espelidas. Las vasijas parteros, número 6, tercero. que las reciban, y los lugares por donde se arrojen, deben Farmacia, don Quintín Chiarlonl, plaza de Isabel 11, ser lavados todos los dias con grande cantidad de agua. número 5, botica. Todos los sitios de la casa como las escaleras, los correYeterlnaria, don Manuel Pardo, subida de los Ange- dores etc. serán blanqueados con cal, si fuese necesario: les, número 9. las vertientes por donde se arrojen las materias espelidas, Distrito de Maravillas. deben ser lavadas y barridas diariamente, áfinde que Medicina, don Godofredo de la Torre, calle Mayor, nú- las aguas infectas no se estanquen. mero 37, cuarto tercero. Habiendo sido notado el enfriamiento como una cirFarmacia, D Gabriel Jover, Corredera alta de S. Pa- cunstancia que ha favorecido muchas veces el desarrollo blo, númeroS botica. del cólera, se usará de vestidos de algún abrigo, que no sé Veterinaria, don Agustín Calabria, calle de la Puebla, abandonarán al primer cambio de temperatura. El vientre y los pies dt-ben sér especialmente protegidos contra el número 11,—Madrid 19 de julio de i849. frió; con estefin,seha recomendado sabiamente ei uso de las babuchas, y de ceñidores ó fajas de lana. La sobriedad tan favorable en todo tiempo para conservar la salud, lustruccSou popular acerca de las precast debe ser en todo tiempo del cólera de una rigurosa nececlones que deStcct tomarse contra el cólera sidad. No se puede separar de ella, sin oponerse envíos primeros sintonías de la enfermeá pagarlo muy caro. Los que tienen mas costumbres ardad, y los primeros remedios que deben regladas, y han observado un regimen que los mantiene nsarsecon la» personas acometidas. en perfecta salud, no tienen nada que temer. Cada cual debe abstenerse de los alimentos que ha reconocido por 1. 0 Precauciones que deben tomarse contra el cólera. esperiencia propia que son de una difícil digestion. Los El cólera, no puede ya aparecersenos como una plaga alimentos que generalmente no convienen, son las viandesconocida, cuyo solo nombre inspira terror. El quedas demasiado grasas, los embutidos mal preparados, las hemos visto en 1832, lo mismo que el que ha sido obser- pastas pesadas, y las legumbres, tomadas en grande canvado en todos los países que ha visitado, nos ha hecho co- tidad. nocer que sus estragos no igualan siempre á los de otras El vino mezclado con agua, la cerbeza y la cidra, son muchas entermedades epidémicas, mas comunes y menos para las personas que están acostumbradas á su uso, betemidas. La esperienda que hemos adquirido por nosotros bidas convenientes. Lo que se debe evitár, sobre todo, mismos, nos dá la segundad de que no hay ningún peligro son los escesos de vino puro, de aguardiente y de todos en aprocsimarse á los coléricos, y suministrarles todos los los licores fermentados. También se evitará tomar bebiausilios que su estado reclama; por lo tanto es necesario das frías, cuando el cuerpo escitado por el trabajo esté evitar el huir y abandonar los enfermos. sudando. Los medios adoptados por las autoridades para salubrificar las poblaciones, secundados por un servicio diario bien dirigido, harán si se verificase una nueva aparición del cólera, que su propagación fuese menos fácil y sus ataques menos graves. Pero, para asegurar álas medidas de higiene públicas los resultados que se esperan, es necesario que cada cual las secunde, observandofielmentelas reglas de higiene privada, que no deben olvidarse en ningún tiempo, pero cuya observación debe ser mas rigurosa en épocas de epidemia. Estas reglas son relativas á la habitación, vestidos, alimentos y ocupaciones. i.0 El primer cuidado y mas importante, debe ser el mantener en las habitaciones un aire puro. La esperiencia ha demostrado, que los que olvidan esta precaución en tiempo de epidemia, son los mas espuestos á ser atacados;

4.° Todos los demás escesos, deben ser evitados con el mismo esmero. Cada uno debe continuar sus ocupaciones ordinarias, pero de un modo arreglado, y sin entregarse á una grande fatiga. Las vijilias y los trabajos de noche deben evitarse. Si los trabajos accidentales exigen grandes fuerzas corporales, haciendo sentir la necesidad de un aumento de alimentación, seria mejor hácer un pequeño descanso, que cargar á menudo el estomago con una gran cantidad de comida. 2. 0 Primeros síntomas del colera, y primeros remedios que deben usarse con las personas acometidas. í,ní)>« Es de una grande importancia observar cuidadosamente los primeros síntomas del cólera, áfinde combatirle desde su principio. La esperiencia á demostrado

en 1832, que los remedios erarí tanto mas eficaces, cuanto mas pri nlo se les administraba, y mas cercano el momento de la invasion. Rara vez se declara el cólera de una manera repentina; casi siempre viene anunciado por síntomas precursores. Los mas constantes de estos sintomas, son; los Borborigmos ó bullimientcs de entumas, seguidos de diarrea, casi siempre acompañado de cólico, pero algunas veces, esento de todo dolor. Esta diarrea es un síntoma esencial, acerca del cual no dejaremos de insistir. También se pueden notar, como sintomas de la enfermedad, un sentiaiiento súbito de laxitud en los [miembros, pesadez en la cabeza, vértigos, dolores en el epigastrio, con opresión etc. Estos sintomas no son inevitablemente seguidos del cólera, pero pudiera suceder que lo fuesen como acontece muchas veces, para los que no se precaben á tiempo y descuidan ponerse en cura. En caso de diarrea, se disminuirá suficientemente la cantidad de alimentos, y se suprimirá del todo, en caso de inapetencia; se tomarán algunas infusiones calientes de manzanilla de melisa, y algunas medias tazas de agua de arroz con adición de goma arábiga. Baños de pies con adición del sal ó de mostaza, y finalmente el calor de la cama que provoca utilmente la transpiración, completan la serie de los medios que hay que emplear contra los primeros sintomas. Si estos sintomas persisten y sohre todo, si se agraban, el enfermo será conducido sin perdidá de tiempo, á uno de los hospitales mas próximos, caso de que no pueda ser curado en su casa. Si pudiese serlo, se avisará al médico inmediatamente, y mientras este llega se continuará prestándole los mismos cuidados. Los sintomas que se pueden ver desarrollar con mas ó menos rapidez, son los siguientes : Los dolores de entrañas, llegan á ser mas agudos y mas frecuentes : La diarrea toma un nuevo carácter : las materias espelidas, pierden el olor de materias fecales, y toman el aspecto lde\ agua de arroz mezclado de algunes grumos blancuzcos: Los vómitos de igual naturaleza, se declaran; aumenta la sed; la orina disminuye y llega á suprimirse del todo. El enfermo siente en el epigastrio upa opresión llegando á esperimentar unas angustias insoportables. Los calambres sumamente dolorosos, se hacen sentir en las estremidades inferiores,.y algunas veces en las superiores, Al mismo tiempo, todo el cuerpo empieza a enfriarse, haciéndolo perlas estremidades; la piel, toma un color violacex. Si el médico no hubiese llegado todavía, se tratará d e que el enfermo vuelva á recobrar el calor? para lo cual se le pondrá en una cama sumamente caliente y abrigada, colocando á su alrededor, botellas de agua caliente ó sacos llenos de arena también caliente; se le frotará con una franela caliente, seca, ó empapada en alcohol alcanforado, evitando cuidadosamente, que el enfermo sefairee; igualmente se le aplicarán sinapismos en las estremidades, en el vientre, y sobre la region del estomago, cuidando va-

166 — riarlos de sitio, cada quince ó veinte minutos. Si hubiese facilidad, se le meterá con precaución, en un baño caliente, en el cual se habrá puesto un kilogramo de mostaza. Al mismo tiempo se le darán cada media hora, infusiones calientes de melisa, de menta, de té, y de café. Si las bebidas fuesen arrojadas, se limitaran á darle pequeños trozos de hielo, según el deseo del enfermo, ó si no hubiese hielo se suplirá con agua frial Se tratará de combatir los calambres, con ayuda de las fricciones dadas con un lienzo dentro del cual, se colocará hielo machacado. Éstos remedios se continuarán hasta la llegada del médico, á quien solamente toca decidir de si se deben ó no emplear remedios mas activos; sobre i todo se evitará administrar sin su consentimiento, ninguno de esos pretendidos especificos, que no sirven mas que para defraudar las esperanzas de los que los usan, y para" hacer perder un tiempo precioso.

De la Union lomamos lo siguienle: REMEDIO CONTRÍV LA HIDROFOBIA.- Siendo raucoa* las personas que desean conocer el método que se usa en Andalucía para suministrar la corteza del a/meso en los casos de hidrofobia, trasladamos á inslancia de varias personas la siguienle espiieacion que dan á un periódico de esta corle desde Puerto-Real. «Médicos muy acreditados de Cádiz, á quienes me he visto obligado á consultar en un caso reciente acaecido en mi familia por temores que ocasionó el ser mordidos Ires de ella por una gata al parecer rabiosa, propinaron acudir á e s l e específico que en efecto tomaron, debiendo añadir que uno de los facailativos, catedrático de aquel colegio, se apresuró á tomarlo al ser mordido por un perro rabioso, lo que prueba su opinion en el particular. «lié aquí los apuntes: «Al individuo mordido por cualquier animal r a b i o so, se le administra en porciones de undraema reducido á polvo, corteza del árbol llamado Almezo (conocido vulgarmente en Andalucía por Meslo,) puesta en infusion en medio cuartillo de agua hasta que rompa el hervor; otros loman los citados polvos con un vaso de qrchata, una loma por la mañana y otra por la larde veinticinco ó treinta dias. Labenéfica propiedad de esle específico cuya virtud esta probada por reiteradas espenencías, destruye totalmente los perniciosos electos de la inoculación del veneno. Todo el tiempo de la incubación ó lo que es lo mismo, antes de que se manifieste la rabia en la persona mordida, es el oportuno para usar de esle preservativo; pero cuanto antes se realice serán necesarias menos lomas y mas eficaces sus efectos. «Facultativos de esta provincia han hecho condimentar la comida de perros rabiosos con fuertes dosis de los citados polvos, y obligándolos á comer ha desaparecido la hidrofobia de que estaban acometidos. «Uno de los mas acreditados médicos de Córdoba, ha escnlo científicamente sobre los resultados favorables de esle específico desconocido hasta el dia^ y es de

setíftr no se publiquen sus escritos que tanto bien h a briande producir á la humanidad. Tal vez se le estimule, con tratar ahora de esle asunto, áorientar al pú* büco de sus médicas observaciones. «La casualidad de haber amarrado á uno de estos árboles un perro rabioso, que su amo no quiso malar y sujetó á el, te hizo notar que el animal habia mordido y despedazado la corteza de esle árbol, desapareciendo los síntomas de rabia. Muy raros son los árboles de esta especie, y lo peor es que se confundan mucho con la encina, á cuya familia pertenece sin duda.»

VARIEDADES.

Vannoni quiso tomarle el pulso, pero al hacerlo despertó el enfermo pronunciando el nombre de Sotia que era el de su muger. «Si, le dijo el médico como siguiendo una conversación; si. vos debéis amarla mucho, ¡es tan buena Sofia, ha sufrido tanto, sufre todavía! «vos solo podéis curarla.» A estas palabras se lanzó el sonámbulo sobre su muger que permanecía en la cama, y griló abrazándola; «\ii querida, ¿qué te ha sucedido, qué ha pasado á mi Sofia, Dr. Vannoni? Y tú, mi amigo, y vos, madre mia, ¿qué hacéis aquí? Te engañas, se le respondió, no es por Sofía; es por ti por quien estamos aquí.» El sonámbulo, Iriste y confundido, se volvió al camapé, y se arrojó en los bmzos de su amigo d;indo un profundo suspiro. El doctor entonces le aseguró que solo él estaba enfermo , y le contó todo lo que le había pasado probándoselo con las señales y los afectos desordenados que á su partida habia dejado en su lecho y en su alcoba; después le aseguró que su esposa estaba efectivamente embarazada, siendo la causa sus nocturnas visitas. - ¡Noble ministerio el del médico que, no solo alcanza á restituir la salud á sus semejantes, sino que también lleva la paz á sus familias! ¡y cuan mal recompensado es!=Mr. Vannoni dice que un susto produjo esta afección que logró curar con lo hecho y con algunas dósis decilrato de quinina.

Caso raro de sonambulismo. Un periódico italiano [il Progreso) publica una observación por cierto bien rara de esta afección. Un cónyuge que idolatraba á su esposa dió en ponerse triste y taciturno por que veía á su muger en cinta, sin que lo creyera posible, pues juraba no haber usado del himeneo cinco meses hacia. La desgraciada mujer por otra parte se quejaba de que su consone, que la amaba tanto durante el dia, de noche estaba muy diferente cuando la visitaba en FACULTAD DE MEDICINA.—Hace unos días que han el lecho. M . Vannoni fue el profesor á quien ambos terminado ya los exámenes anuales de los alumnos consultaron, el que por las quejas de la infeliz desa- de 6.° a ñ o , único que quedaba por probar curso de tendida sospechó que acaso el sonambulismo seria la los de dicha escuela. Los temores que abrigaban aqueincognita de este problema. Aconsejó pues a la seño- llos alumnos á causa de los sucesos por los que se les ra A . . . . observara bien á su esposo durante la noche. habia prorogado el año académico y formar parle del Los recelos del doctor Vannoni eran fundados. Todas tribunal el señor Feiix Janor, en cuya cUedra o c u r las noches auna misma hora de la madrugada M, A . . . rió el malhadado incidente, han sido una quimera, iba al tálamo de su esposa y llenaba el deber con- pues son muy pocos los calificados como suspensos. El yugal, como lo verificaba antes de hacerse s o n á m b u - catedrático á que nos referimos ha dado la prueba mas lo, pero sin hablarla una sola palabra. Jíslo averigua- completa de caballerosidad probando ser ¡ncompati-» do, para tranquilizar al enfermo, se convino M. V a n - ble el resentimiento cen la alta dignidad de maestro. noni con su esposa, su madre y un amigo intimo de Al reconocerlo así todos los discípulos, han manifesla familia, y trataron de observar los pasos del so- tado deseos de reconocimiento hacia tan noble procenámbulo. Salió esle á la hora acostumbrada de su der, que nos place señalar en estas breves líneas, cuarto con una luz en la mano, y pasando por d e - aunque nos seria mas grato por muchos y acaso jus— lante de ellos sin dar muestras de haberlos visto, 'tas, títulos, el que los ocho discípulos direclamenle encaminó á la habitación de su muger á fuien abra- casida dos hubiesen sufrido igual suerte que los c o m zó tiernamente; entonces se reiiraro'iv los teiíigos á la pañeros todos y no dejarlos para los exámenes estraoralcoba vecina, cerrando con llave la puirta de la dinarios de setiembre, cuando la falta fué general. suya. Cuando el ruido les advirtió que M. A , . . . se retiraba le salieron al encuentro los observadores y M . Vannoni quiló del candelero la vela que llevaba aquel, esto le hizo vacilar algo; se detone, y después Tan fundadas son las razones que alega el colese da una palmada en la frente dirigiéndose de nue- gio de boticarios de Madrid en la esposicion (inserta vo á la puerta de su alcoba que procuró abrir: no en nuestro número 19) que eleva á S. M. solicitando pudiendo lograrlo, pareció desconcertádo, se volvió y se invalide la circular de 20 de abril, espedida por el fué vacilando hacia el camapé sobrede! que estaba ministerio de comercio, instrucción y obras públicas, sentado su amigo; se le cayó el candelero de las ma- concediendo el titulo de boticarios á los veinte y cinco nos y se echo como rendido sobre aquel mueble. Alli ds Sevilla, que no dudamos, que si el señor ministro permaneció casi inmóvil cercado un cuarto de hora, sabe apreciar la justicia de la pelicion , anulará la hizo movimientos con los brazos sin objeto determi- mencionada circular, por mas que en esto tenga que nado; la respiración se aceleró; mas pronunció algu- padecer su amor propio, desautorizando ahora lo que nas palabras interrumpidas y tan bajo que su amigo antes autorizó. Al menos probaria que enmendaba los yerros, no pudo comprender: con freci^ncia se llevaba la mano al corazón como si en é( esperimentase algún cuando se le convencía de ellos. dolor, y después á la frente frotándosela con fuerza.

— 1G8 — SUBDELEGADOS. El jueves 28 del pasado, á las dos de la lardo so verificó en el Gobierno poiilico una junUi de lodos los subdelegados de los distritos de esta Corte, presidida por el Kiémb. Sr. Gefe político; el LA MEDICINA ECLECTICA, cual, en un breve pero bien sentido discurso, hizo ver la necesidad de que en las actuales circunstan - periódico mensual, redactado por una sociedad de profe~ sores de medicina y cirujia. cias, se redoblase el celo de todos los encargados de vigilar por la salud pública, estimulando á los subde Se publica en Palma de Mallorca con gran aceptación legados á que le hiciesen presente todosjos abusos y" desde 1.° de enero del año corriente, en cuadernos de tres pliegos de impresión elegante y correcta: cada númefallas que en esle impórtame ramo notasen, ofrecien- ro lleva una linda cubierta de color con el Indice de mado emplear lodo el llen5 de su autoridad para corre- terias. La mejor recomendación rque podemos hacer de este girlos Y concluyendo con asegurar que en manos de periódico, es insertar la tabla de los artículos del número los que le escuchaban estaba la salud de la pobla- 1.°, y es la siguiente: ción, porque él se hallaba dispuesto á auxiliarlos en Parte teórica.—Disertación sobre las generalidades de el desempeño de sus importantes funciones con toda la medicina clínica. Parte práctica.—Estirpacion de un botón canceroso.— la eficacia de que era capaz. Los subdelegados por su Muerte por el cloroformo.—Eficacia del método metasinparle se manifestaron igualmente poseídos del mayor crítico en el orden terapéutico. - Vómitos rebeldes d é l a s celo y decision, y ofrecieron cooperar con todas sus embarazadas.—Uso del ácido arsenioso en las intermitentes.—La quina y sus succedáneos.—Método sencillo fuerzas á los laudables fines de la autoridad. Por últi- contra la retención de la orina. mo, se acordó que, con arreglo al párrafo 6 . ° del Toxicologia.—Investigación de la atropina, estricnina, artículo 7.° del reglamento de subdelegaciones, se brucina, etc. Se suscribe en esta corle en casa del corresponsal don formase una lista general y nominal de los profesores Natalio Medrano y Giró, calle de San Anton, nnm. 24, de la ciencia de curar que tengan su residencia h a - cuarto segundo de la izquierda: el precio de suscricion bitual en esta Corle: asi como que cada 15 dias, ó an- es de 20 rs. por un aíio en Mallorca y 24 en provincias. tes si la necesiilad lo exigiese, se dé un parle circunstanciado de las enfermedades endémicas ó epidémiEL MONGE DKL MONTE DE SAN BERNARDO. Nocas que apareciesen en los respectivos distritos, se- vela histónco-político-social; por D. Felix Montero y Mogún á lo prevenido en el párrafo I.0 del capítulo 10 rale] o. Van publicados dos tomos de los tres ó cuatro de que del mencionado reglamento. se compondrá esta interesante novela. El precio de cada Mucho nos consuela la decidida y celosa actitud tomo en 8.° de 300 paginas y de elegante impresión, con que en esta ocasioq ha manifestado la primera auto- dos láminas, es. el de 8 reales para los suscritores á esta obra. ridad de la provincia, lo cual prueba su ilustración Se admiten suscriciones en Madrid, en la imprenta de y buen deseo en favor d e s ú s gobernados. Esto hon- este periódico; en Alicante, en casa de D. José Marcili, ra siempre á toda autoridad, pero mucho mas á las editor y en las provincias en las principales boticas, libreactuales, porque hasta el día no halda costumbre en rías y mediante una'libranza sobre correos á favor del editor. España de prestar tanta atención á los intereses de la Recomendamos á nuestros lectores esta novela, cuyo salud pública. Esperamos que los señores subdelega- objeto no es solo el del entretenimiento. Ademas del dos, auxiliados de todos los profesores que estimen pensamiento político social que contiene, se ocupa su algo la salud páblica, sabrán aprovechar tan favora- autor con nobleza y valentía de las clases médicas , defendiéndolas con la convicción del que sabe los derechof bles disposiciones, que no son palabras de pura f ó r y consideraciomes que se las deben. mula; pues, según tenemos entendido, al tercero día Estas circunstancias y el ser su joven autor un l i de haber sido denunciado un abuso, ha sido reciente- cenciado en farmacia, servirán de un grande estimulo jnente corregido por la autoridad, lo cual prueba, á nuestros comprofesoros para que se apresuren á a d no solo que está decidida sino que los encargados á quirir tan interesante obra.

ANUNCIOS.

cumplir lo que ofreció, en la oficina de instruir los espedientes parlicipan del celo, y buen deseo de su Este periódico se publica los días 10, 20?/ ú l gefe. timo de cada mes', la suscricion se hace por trimestreá \ 0 reales en Madrid y i 2 para provincias. La Redacción se halla en la calle del Avemaria, número 48, cuarto segundo de la derecha, á donde se dirigirán las ^reclamaciones y comunicaciones francas de porte. DIRECTOR D. PEDRO CALVO ASEJÍSIO.-—Imprenta de I K M. Alvarez, Almudena, 119.