El Nuevo Nacimiento Clase 1

Nicodemo - Nosotros

Juan 3:1-6: “Entre los fariseos había un hombre que, entre los judíos, era muy importante. Se llamaba Nicodemo. Éste vino de noche a ver a Jesús, y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios como maestro, porque nadie podría hacer estas señales que tú haces si Dios no estuviera con él.» Jesús le respondió: «De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios.» 4 Nicodemo le dijo: «¿Y cómo puede un hombre nacer, siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar en el vientre de su

madre, y volver a nacer?» 5 Jesús le respondió: «De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es.

• Nicodemo había oído y visto a Jesús en acción. Sabía del bautismo de Juan, del Espíritu

Santo y de la voz de Dios que testificó que era el Hijo, en el momento del bautismo. •

Sabía que Juan lo había llamado el Cordero de Dios



Sabía que Juan bautizaba con agua, y que Juan dijo que Jesús bautizaría con el Espíritu

Santo. Y por lo tanto entendía que significaban ambos bautizmos. •

Nicodemo sabía que Jesús había convertido el agua en vino.



Nicodemo, sabiendo todo esto se acercó a Jesús de noche (tinieblas), a escondidas.



Trató de entablar conversación con Jesús como un igual, lo bajó a su nivel, maestro de la

ley. Nútese el conflicto interior de Nicodemo. •

Y lo halagó, le aduló, costumbre humana. Y cuando Jesús no respondió directamente sino

que fue al punto, no escuchó. •

Contestó en forma irónica, haciendo caso omiso de la enseñanza, de la jerarquía del

maestro, y de la vital importancia del tema, que conocía de sobra.

•Pero Nicodemo vino a Cristo. Aún a riesgo de que

se supiera que lo había hecho, caminó hacia el Maestro, quiso saber más. •Reconoció que en Jesús había algo diferente. •Sabía que necesitaba un cambio, pero no entendía

que le faltaba. El vacío interior que le dejaba la ley

podía ser llenado por Jesús. ¿Pero cómo?

«De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de agua y del Espíritu,

no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es. • NACER, Nacimiento. Algo nuevo, una nueva vida, sin contaminar. (Nacer

de arriba, del Cielo) • Una nueva naturaleza, nuevos principios, nuevos afectos, nuevas metas.

• Nuestro primer nacimiento es en corrupción, formados en pecado, en

iniquidad. • El nuevo nacimiento, un nacimiento santo, incorruptible y para vida eterna. • Si no nacemos de nuevo NO PODEMOS VER EL REINO DE DIOS.

Nuestro primer nacimiento nos da una vida donde lo más importante somos nosotros

mismos. El culto al yo se aprende desde que somos pequeños. La dependencia de nosotros mismos, el construir una reputación, el ser algo y alguien, en nuestra familia, en nuestra sociedad, el ser reconocidos por lo que sabemos, por como lucimos, por nuestro nombre o por nuestro ilustre apellido. Era el problema de Nicodemo, él era fariseo, era uno de los setenta hombres mas importantes de todo el pueblo judío, tenia riquezas, poder, autoridad. Pero Jesús dice que debemos de nacer de arriba, y arriba no somos nada ni nadie, es empezar de nuevo. Al nacer de nuevo Dios nos otorga el derecho de ser llamados hijos de Dios.

CUERPO ALMA espiritu CUERPO

Antes del nuevo nacimiento.

Después de nacer de nuevo.

El Cuerpo y el Alma permanecen

El Cuerpo y el Alma

están en control, el espíritu está “muerto”

queriendo

controlarlo todo. El Espíritu de Dios viene a habitar en nuestro espíritu. Hay

regeneración,

comienza la vida nueva.

Una definición: Es un acto de transformación operado por el Espíritu Santo en el corazón del

creyente, cuando voluntariamente y en un acto de fe, el hombre reconoce su pecado y admite

morir a su vieja manera de vivir, naciendo a una nueva vida, conforme a la voluntad divina.

• De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha

quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo! 2 Corintios 5:17 • En cuanto a su pasada manera de vivir, despójense de su vieja naturaleza, la

cual está corrompida por los deseos engañosos; renuévense en el espíritu de su mente, y revístanse de la nueva naturaleza, creada en conformidad con Dios en la justicia y santidad de la verdad. Efesios 4:22-24 • Ustedes saben que fueron rescatados de una vida sin sentido, la cual

heredaron de sus padres; y que ese rescate no se pagó con cosas corruptibles, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, sin mancha y sin

contaminación, como la de un cordero,



“En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del

diablo: todo aquel que no hace justicia, ni ama a su hermano, tampoco es de Dios”. 1 Juan 3:10 •

“y que también nos ha librado del poder de la oscuridad y

nos ha trasladado al reino de su amado Hijo”. Colosenses 1:13 •

“En otro tiempo, ustedes eran oscuridad; pero ahora son

luz en el Señor. Por tanto, vivan como hijos de luz” Efesios

5:8



Aceptando a Jesucristo como Salvador y Señor: “Pero a todos los que la

recibieron, a los que creen en su nombre, les dio la potestad de ser hechos hijos de

Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. •

Por el Espíritu y la Palabra: Jesús le respondió: «De cierto, de cierto te digo,

que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu,[a] espíritu es. 7 No te

maravilles de que te dije que es necesario que ustedes nazcan de nuevo. •

Por fe: “«Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón

que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.» 10 Porque con el corazón se cree

para alcanzar la justicia, pero con la boca se confiesa para alcanzar la salvación.



Podemos “ver”, ser sensibles, al Reino de Dios: “Jesús le respondió: «De cierto, de cierto te

digo, que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios” Juan 3:3 •

Podemos entrar en el Reino de Dios: “Jesús le respondió: De cierto, de cierto te digo, que el

que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” Juan 3:5 •

Podemos entender a Dios: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu

de Dios, porque para él son una locura; y tampoco las puede entender, porque tienen que discernirse espiritualmente. En cambio, el hombre espiritual juzga todas las cosas, pero él no está sujeto al juicio de nadie” 1 Corintios 2:14-15 “pues como ellos no creen, el dios de este siglo les ha cegado el entendimiento para que no resplandezca en ellos la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” 2 Corintios 4:4 “pero ese velo les será quitado cuando se conviertan al Señor” 2 Corintios 3:16 •

Podemos ser guiados por Dios: “Porque los hijos de Dios son todos aquellos que son

guiados por el Espíritu de Dios. Romanos *:14



Salvación y Vida Nueva

• Entramos en el Reino de Dios, somos hechos hijos de Dios, pertenecemos a la familia

de Dios. • Somos sellados con el Espíritu Santo: Recibimos su ayuda que nos permite hacer lo

recto, resistir al pecado, la tentación y para amar a Dios y amarnos los unos a los otros.

Efesios 1:13-14 • Nos hacemos partícipes de las bendiciones de Dios: “vosotros que en otro tiempo no

erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado

misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia” 1 Pedro 2:10 • “Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto

ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia;

Lo libraré y le glorificaré. Salmo 91:14-16