EL EVANGELIO DEL AGUA Y DEL ESPIRITU El siguiente texto fue originalmente publicado por el autor, en la direccion http://www.forovial.com/jong.html misma que desde el 2005 esta inactiva. Ahora solo esta disponible a través del archivo mundial de paginas http://www.archive.org/ por lo que en un esfuerzo por preservar y divulgar esta denuncia a la aparente herejía de este dirigente religioso, me permiti reproducirla aqui. El Evangelio del Agua y del Espíritu de Paul C. Jong Expuesto Por Arcelio Hernandez Mussio El error fundamental de Paul C. Jong pareciera radicar en poner el conocimiento por encima de la fe. Los Gnósticos hicieron lo mismo siglos atrás, y lo continúan haciendo por medio del neo-Gnosticismo. Una cosa es profundizar en la fe y el conocimiento del Señor, y otra muy diferente es decir que quienes no sepan una doctrina determinada, con aspectos de misterio, no puedan ser salvos. Se debe recordar que la salvación es por gracia. No la podríamos alcanzar ni por conocimiento, ni por fe, ni por obras, si no fuera por la gracia de Dios. Somos salvos por gracia, por medio de la fe, y sabemos que en Cristo la fe que vale es aquella que obra por el amor, puesto que la fe sin obras es inerte y muerta. La teoría de Jong no deja de ser interesante, y merece más estudio. Escudriñemos y retengamos lo bueno. Lo que sí es cierto es que los cristianos somos llamados a defender el evangelio de la Cruz de Cristo, y denunciar a quienes le resten valor al sacrificio de la cruz, poniéndole cargas a los creyentes que no estén respaldadas por las Sagradas Escrituras y la Iglesia. En Hechos 17:10-15 leemos acerca de la predicación de Pablo y Silas en Berea, y dice la Sagrada Escritura que los de Berea eran “más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas era así.” El cristiano debe discernir las diferentes doctrinas, en especial cuando son nuevas y carecen de tradición histórica. Por ello hago esta invitación para analizar y disectar, sin miedo ni temor alguno, la doctrina del evangelio del Agua y el Espíritu de Paul C. Jong, un coreano que dice haber recibido una revelación con respecto de lo que significa nacer de nuevo. El estudio es importante, porque la salvación es un regalo de Dios, y lo que nosotros debemos hacer es aceptarlo, y creer a Dios. Cuando una doctrina impone al cristiano observar ritos y costumbres que imponía la ley de Moisés, como condición para la salvación, debemos ser muy cuidadosos. A la manera de los Gálatas, algunos cristianos que habían comenzado por la gracia y la fe, han acabado por la carne. Pablo les hace una pregunta: “Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? Ga 3:2

El cristiano celoso de la sana doctrina recordará las palabras de Pablo, en el capítilo 1 de la epístola a los Gálatas:

“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. 7 No que haya otro, sino que hay alugnos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. 8 Mas si aun nosotros, o un angel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatena. 9 Como antes hemos dicho, también ahora repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.”

Por otra parte, no hay que dejar de lado el perdón de Dios hacia el hombre, quien ha pasado por alto los pecados de los hombres, según nos enseñan las Sagradas Escrituras. No hay que dejar de lado la gracia, la misericordia ni el perdón cuando tratamos de entender la obra redentora de Cristo. Muchas veces tratamos de dar un sentido literal a las metáforas que los hombres de Dios utilizan para ilustrar lo que Cristo ha hecho por nosotros, como ocurre con el concepto del rescate. Ver al respecto Deuteronomio 7:8, de donde resulta evidente que a Faraón no se le dio un rescate literal por la liberación del pueblo de Israel. La muerte de Cristo es a menudo descrita como una ofrenda por el pecado. Por ello la muerte de Cristo es de una naturaleza expiatoria, esto es, que la muerte de Cristo expía o quita el pecado. Esto lo hace al cumplir con el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento, lo que prepara el camino para el perdón de Dios. Aquí hay que hacer incapié en que según ese sistema el perdón de Dios no es "comprado" en un sentido literal; allí no habría perdón de ningún tipo. El sacrificio no asegura el favor de Dios de manera automática (ver Mic. 6:6-8). Veamos pues, qué evangelio es el que predica el Reverendo Paul C. Jong. Sostiene Paul C. Jong lo siguiente:

“Jesucristo, el Hijo de Dios vino a este mundo como el Cordero de Dios. Él tomó todo el pecado del mundo cuando fue bautizado por Juan el bautista en el Río Jordán. Como el representante de toda la humanidad, Juan puso sus manos sobre la Cabeza de Jesús, y en el momento, todo el pecado del mundo pasó a Jesús. Así, Jesús tomó todos nuestros pecados por Su bautismo y los cargó hasta la Cruz. Él derramó toda su sagrada sangre como pago por nuestro pecado y expío todos los pecados del mundo totalmente.” Dice además el coreano que: “tenía que haber ‘la imposición de manos’ antes de matar al animal a ser sacrificado. Si alguien hubiera omitido "la imposición de manos en el

sacrificio" cuando hacía una ofrenda por el pecado, ese alguien no habría podido ser perdonado de su pecado, debido a la falta de legalidad. Dios jamás hubiera recibido un sacrificio tan ilegal. Era en contra de la ley de Dios, el ofrecer un sacrificio omitiendo la imposición de manos.” sto lo hace siempre haciendo referencia a los ritos de sacrificio que encontramos en Levítico.

Sin embargo, en los primeros ocho capítulos de Levítico, lo que se da es una consagración de la ofrenda, para que sea aceptada (Lev 1:4) y no un traspaso del pecado, como sí ocurre en Levítico 16, en el día de la expiación. Pero en Lev. 16, hay dos machos cabríos que representan la obra de Cristo. Primero el que era para Jehová era inmolado y su sangre llevada detrás del velo. Luego el otro macho cabrío llevaba el pecado del pueblo a tierra inhabitada. Sobre éste se cargaba el pecado, pero ello era una consecuencia de la satisfacción de Dios por medio de la sangre del otro macho cabrío, sobre el cual no dice la Biblia que se impusieran las manos.

El orden es este: primero es inmolado el macho cabrío para Jehová, luego el otro macho cabrío lleva el pecado. Los israelitas no podrían haber invertido el orden: eso sí que habría sido ilegal. Este es un problema que Jong debe sobrepasar para que su teoría del traspaso del pecado a Jesús por medio del bautismo tenga validez. Otro problema radica en el sacerdocio de Cristo, que abroga el sacerdocio Aarónico por ser débil e ineficaz. También es cierto que Jesús no estaba sujeto a cumplir con los rituales de la ley de Moisés, puesto que no era sacerdote según el orden de Aarón, y de hecho el escritor de la carta a los Hebreos nos aclara que “cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley”. (Heb 7:12) La ley de Moisés tenía la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas (Heb. 10:1). La ley de Moisés constituía sumos sacerdotes a débiles hombres (Heb. 7:28) y debido a la debilidad e ineficacia del sacerdocio Aarónico, fue necesario abrogar el mandamiento de la ley, pues nada perfeccionó la ley (Heb. 7:18, 28). El escritor del libro a los Hebreos, nos hace una pregunta de vital importancia, para poder comprender el sacerdocio de Cristo: Si la perefección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo este sacerdocio recibió el pueblo la ley) ¿Qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Y luego sostiene: “Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. Porque

manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.” (Heb. 7:11-15). Cristo se levantó como sumo sacerdote a semejanza de Melquisedec, no fue constituido conforme a la ley de Moisés (ley del mandamiento acerca de la descendencia) sino por medio de la palabra del juramento. “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.” (Heb. 7:16,17). Debemos preguntarnos por qué razón el autor de los Hebreos no incluyó nada sobre Juan el Bautista, dada la naturaleza de este libro. Jesús fue hecho mediador de un mejor pacto (Heb. 7:22) y tiene un sacerdocoio immutable (Heb. 7:24). Cristo es el ministro del santuario celestial y del verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no el hombre, y se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos (Heb. 8:1,2). El sacerdocio Aarónico quedó abrogado cuando Cristo se ofreció a sí mismo ante el Señor. Los incrédulos de la obra de Cristo, continuaban sirviendo a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, y por ello, para el tiempo en que se escribió la epístola a los Hebreos, habían aún sacerdotes que presentaban las ofrendas según la ley de Moisés (Heb. 8:4). Pero “Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos” (Heb 9:28). Si el sacerdocio Aarónico hubiera sido sin defecto, no se hubiera procurado lugar para el sacerdocio de Cristo (Heb. 8:7). En el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario, vemos revelada la sombra del sacerdocio Aarónico. Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos (Heb. 9:28). Entonces Jong debe explicar cómo un sacerdote descendiente de Aarón pudo lograr traspasar los pecados del mundo a Jesús, porque en ese caso, el sacerdocio no habría sido débil ni ineficaz. En Levítico 17:2, leemos que Jehová dio la sangre para hacer expiación. El escritor de la epístola a los Hebreos nos explica que casi todo es purificado según la ley de Moisés con sangre; y que sin derramamiento de sangre no se hace remisión (Heb. 9:22). El sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo una vez al año “no sin sangre” (Heb. 9:7) como símbolo para el tiempo presente, en el cual Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención, aboliendo el sacerdocio Aarónico por medio de su único y suficiente sacrificio (Heb. 7:27). La sangre de Cristo, quien se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, nos limpia de obras muertas. (Heb. 9:9:12-14). Jesús continúa para siempre como sumo sacerdote porque tiene un sacerdocio immutable (Heb. 7:24). En el griego, esta palabra “immutable” (aparabatos) significa intransferible, inmutable, inviolable. Nadie más puede tener el sacerdocio de Melquisedec, porque Cristo no lo transfirió a nadie más. La Premisa de Paul C. Jong

La premisa de Jong en breve, es la siguiente: que en su bautismo en el Jordán, Jesús cargó los pecados del mundo, habiéndoles sido traspasados por la imposición de manos de Juan el Bautista. Jong interpreta el bautismo como una supuesta imposición de manos. Incorrectamente traduce bautismo como imposición de manos, y solamente se refiere al bautismo como imersión casualmente. Aún así, Jong se refiere al bautismo de Jesús como una de dos partes en su fórmula para la salvación. Según Jong, Juan el Bautista le traspasó el pecado del mundo a Jesús durante su bautismo, y luego Cristo murió en la cruz para pagar por esos pecados, que habría cargado durante los años de su ministerio.

Jong no presenta evidencia alguna para su visión de Juan el Bautista, quien dice actuó como representante de la humanidad, y como sumo sacerdote al pasar los pecados de la humanidad a Jesús. No hay evidencia bíblica, ni siquiera una pista, de que Juan el Bautista actuara en dicha capacidad. Juan solamente se identificó a sí mismo como la voz que clama en el desierto, y aunque Jesús dijo que no había entre los nacidos de mujer otro mayor que Juan el Bautista, no le dio ninguna función sacerdotal.

Este parece ser el error fundamental de la enseñanza de Jong. Todas sus otras conclusions se basan en esta declaración. Trata, sin éxito, de vincular de alguna forma el bautismo de Jesús con las funciones sacerdotales del Antiguo Testamento, esto es, las ofrendas por el pecado. En el proceso confunde el macho cabrío para Jehová con el macho cabrío para Azazel.

En la epístola a los Hebreos se pone a Jesús mismo como nuestro sumo sacerdote, superior al sacerdocio Aarónico, el cual es llamado débil e ineficaz. Aún cuando Juan era decendiente de Aarón, el sacerdocio de Cristo es anterior al de Aarón, y es superior.

La idea de que al puro inicio de su ministerio Jesús fuera cargado con los pecados del mundo pone una sombra sobre su vida y ministerio, y afecta la naturaleza malvada del pecado.

Jong debe primero proveer prueba sólida y bíblica para su interpretación del bautismo de Jesús por Juan el Bautista, antes de construir toda una teología sobre ello.

Paul C. Jong enfatiza más el bautismo de Cristo que su muerte y resurección. En su prefacio (pág. 14) dice,

"Si no hubiera habido bautismo de Jesús, su cruz habría carecido de significado para todos nosotros."

Como lo hacen los falsos maestros, Jong propone textos que solamente confunden y llevan a error. Quienes no conocen a fondo las sagradas escrituras, y para quienes creen todo lo que se les dice está en la Biblia, están propensos a ser confundidos. Por ejemplo, Jong basa su argumento en 1 Juan 5:6-8.

"Este es Jesucristo, que vino que mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediatne agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: El Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan." 1 Jn 5:6-8

1 Jn 5:6 es un pasaje difícil de entender y ha sido interpretado de diferentes formas a través de los años. Jong es innovador en la conclusión a la que llega. Lo que la Escritura quiere decir con “El que vino mediante agua y sangre” está ciertamente sujeto a varias interpretaciones, pero a la que llega Jong contradice otras enseñanzas bíblicas.

Jong concluye de este pasaje lo siguiente:

La fe completa que nos lleva a la verdadera salvación es la fe en el que “vino mediante agua y sangre--Jesucristo " (I Jn 5:6). Debemos creer en ambos el bautismo y la cruz de Jesús.

Basado en esta errónea interpretación de este pasaje, Jong sostiene además:: “Por lo tanto el evangelio no puede estar completo sin ‘el bautismo de Jesús,’ ‘el agua’, y no importa cuanto creamos en Jesús, nunca podemos alcanzar la

salvación eternal sin ello.”

Nada en las Sagradas Escrituras de ningún autor del Nuevo Testamento apoya esta interpretación. De seguro, si la fe en ‘el agua’ fuera necesaria absolutamente para la salvación, entonces este requisito para la salvación se encontraría en muchos pasajes bíblicos.

Jong sostiene que esta era la fe de los escritores del Nuevo Testamento, aún si solo da unos pocos pasajes que tuerce para lograr su significado. Por ejemplo, usa este pasaje:

" El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurección de Jesucristo," 1 Pe. 3:21.

El contexto muestra claramente que Pedro utiliza las agues del diluvio como símbolo del bautismo de los creyentes. Esto se ve con claridad con la frase " la aspiración de una buena conciencia hacia Dios” y la aserción de que el bautismo nos ‘salva’ por la resurección de Jesucristo. El significado aquí es que en el bautismo somos identificados con la muete, sepultura y resurección de Cristo, no que las agues del bautismo (ni el del Señor ni el nuestro) en efecto nos salven.

Jong sigue con su distorcionada interpretación de este pasaje y dice:

"Así como la gente que no creyó en el agua grande (el diluvio) en el tiempo de Noé fue destruida, aquellos que no crean en el ‘agua’ (el bautismo de Cristo) ahora seguramente serán destruidos" (Prefacio, pag. 10).

Paul C. Jong luego trata de dar algún fundamento histórico a su “verdadero evangelio” y del porqué desapareció, concluyendo que debido a varias nefastas razones éste:

"despareció del todo. Justo como Satanás lo había planeado, el falso evangelio que no le permitía a nadie nacer de nuevo llegó a prosperar en el mundo.

Durante mil años luego de Edicto de Milán, la Edad de la Oscuridad del Cristianismo llegó a todo el mundo europeo. Aunque una serie de movimientos de reforma se levantaron en muchos países, que urgían a la gente a volver a ‘las Palabras, Gracia y Fe’ ninguno de ellos había encontrado el verdadero evangelio 'el evangelio del agua y de la sangre.'

Agrega también (sin fundamento alguno) que:

“Este verdadero evangelio ha sido mantenido vivo en las manos de unos pocos que siguieron las palabras desde la era de los apóstoles.. Y así como un arroyo que había desaparecido en la tierra, que vuelve a surgir en tierras más bajas, volvió a surgir en los Últimos Días para ser proclamado por el mundo.”

A pesar de que nos dice que “había desaparecido del todo” y luego que fue mantenido vivo misteriosamente (en algún lado, pero nunca dice dónde) ahora: ”Este es el primer libro en el mundo hoy que predica el evangelio del bautismo y la sangre de Jesús según fue escrito en las Escrituras. Es decir, el evangelio que nos dice que El tomó todo nuestro pecado en su bautismo y llevó el juicio por todos nuestros pecados en la cruz. Estoy seguro de que no hay otro libro que predique el ‘evangelio del agua y la sangre’ más clara y fielmente que este.”

El siguiente párrafo es realmente aterrador. Admite que no ha encontrado a otros que tengan sus puntos de vista, y por ello se ha propuesto en su misión solo, por medio de la Internet y la tecnología moderna. Él, el único con la verdad, piensa utilizar la Internet y las publicaciones eletrónicas para promulgar su falsa doctrina. Principales problemas doctrinales con el Evangelio de Paul C. Jong 1# La Biblia no dice que Juan el Bautista fuera sacerdote. La Biblia sí dice que Cristo es nuestro Gran Sumo Sacerdote. 2# Las Sagradas Escrituras no dicen que en el bautismo de Cristo Juan le hubiera impuesto las manos para poner el pecado del mundo sobre él. La imposición de manos de Levítico 16 conlleva la confesión de los pecados, cosa que no se da con el bautismo de Cristo. 3# En ningún lugar de las Escrituras se nos dice que debamos creer en el bautismo de Cristo para obtener la salvación. (cfr. Rom. 3:24-25; Hechos 2:22-36; 10:34-43)).

4# Sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Cristo se ofreció a sí mismo para llevar los pecados de muchos. Cristo mismo dijo que su sangre era derramada para remisión de los pecados. (cfr. Matt. 26:27-28) (ver Rom. 5:9-10) (Col. 1:19-22) 5# Las Escrituras nos dicen que Jehová cargó en Cristo el pecado de todos nosotros (Isa 53:6; I Pe 2:24; 2 Cor. 5:21; GAL 3:13-14); no dice que un Sumo Sacerdote Aarónico iba a hacerlo, sino que Dios mismo cagaría el pecado sobre Cristo. 6# Cristo al salir de las aguas del Jordán, fue ungido por el Espíritu Santo de Dios, luego de lo cual inció su santo ministerio. Dios no habita con el pecado (Hab 1:13). La consagración sacerdotal de Levítico 8, puede verse reflejada en el bautismo de Cristo, mas no así la imposición de manos para efectos de poner el pecado sobre la ofrenda.

Hay doctrinas contaminan el sacrificio de Cristo, porque le agregan elementos que no están contemplados en las Sagradas Escrituras. Consultado sobre esta doctrina, el misionero Dick York, sostiene que tal cosa es “un error significativo porque habría contaminado el sacrificio.” Comprender lo que ocurrió en el Monte Calvario, según el Santo Evangelio de la Cruz, es importante para poder combatir y resistir este tipo de falsas doctrinas, y defender la cruz de Jesús. Every cult and pseudo-Christian sect disparages the cross. An enemy of the cross is one who even suggests that Jesus Christ�s sacrifice on the cross was insufficient for salvation. Anyone who disparages the cross is teaching another gospel. The destiny of such teachers is destruction (Philippians 3:19). Based upon Christ�s atonement for their sins, Christians are not going to hell. Therefore, no enemy of the cross can be a brother in Christ. http://www.apologeticsindex.org/m26.html

TOMADO DE: www.paginasprodigy.com/oescalona/herejia.htm