APUNTES SOBRE LA HISTORIA DE CIPCA

APUNTES SOBRE LA HISTORIA DE CIPCA Introducción del libro CIPCA y poder campesino indígena. 35 años de historia, de Vera Gianotten. Publicado el año 2...
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APUNTES SOBRE LA HISTORIA DE CIPCA Introducción del libro CIPCA y poder campesino indígena. 35 años de historia, de Vera Gianotten. Publicado el año 2006 El Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) empezó a gestarse una tarde de octubre de 1970 en la calle Jenaro Sanjinés, en la parte colonial de La Paz. En un cuartito del tercer piso del Colegio San Calixto se reunieron tres jesuitas –Luís Alegre, Xavier Albó y Francisco Javier Santiago–, que recién habían acabado sus estudios universitarios. Tenían la firme convicción de que los problemas del país debían enfrentarse a través de un trabajo en equipo para poder contribuir a un cambio social del país. Contaban con menos de 5.000 dólares. El objetivo de la nueva institución era algo así como “buscar los caminos más eficaces para que los campesinos de Bolivia encuentren cauces propios para su desarrollo estructural y su integración en el país”. 35 años más tarde, en diciembre de 2005 hay 110 personas trabajando en CIPCA con un presupuesto de 2,5 millones de dólares al año. De estos 110 trabajadores, sólo dos son jesuitas que, además, no tienen cargos ejecutivos. Aparte de la oficina de la dirección general en La Paz, hay seis oficinas regionales: CIPCA La Paz en El Alto, CIPCA Cochabamba en Cochabamba, CIPCA Cordillera en Camiri, CIPCA Santa Cruz en Santa Cruz, CIPCA Beni en San Ignacio de Moxos y CIPCA Norte en Riberalta. CIPCA tiene también una de las mejores bibliotecas en ciencias sociales de Bolivia. En 2005, la misión de la institución era “contribuir al fortalecimiento político, económico y cultural de campesinos e indígenas –hombres y mujeres– y, desde esta perspectiva, participar en la construcción de una Bolivia democrática, intercultural, equitativa y sostenible económicamente”. No era de extrañar que los jesuitas fueran a dar mucha importancia a la investigación, la pesquisa, la reflexión y la sistematización. Desde su condición de jesuitas, los fundadores han estado siempre buscando una forma de praxis social en que la acción y la reflexión fueran juntas. Podríamos, como anécdota, contar que también en el siglo XVII, los jesuitas se caracterizaban por su curiosidad al querer investigar y averiguar cualquier duda hasta el fondo. Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela, que relata los acontecimientos después de las inundaciones de Potosí el 21 de marzo de 1626, nos cuenta: “Nadie sabía cuántos muertos había, pero, fieles a su congregación, los padres de la Compañía de Jesús (tan curiosos) hicieron cómputo y averiguaciones de los que perecieron en este naufragio, con más curiosidad, y hallaron llegar al número de 2.800. Doce días después de sus averiguaciones, había noticias que habían muerto más de dos mil personas” (Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela, citado en García Pabón, 2000: 146).

Otra característica que los jesuitas han impreso en CIPCA es haber trabajado siempre desde una visión ecuménica. En las palabras de Albó (2002: 138): “muchos de los bloqueos y avances en la relación entre iglesias ocurren a nivel de sus propias estructuras, legislación interna y sistema de autoridad. En la medida en que estos esfuerzos de interrelación, diálogo, acciones conjuntas y búsqueda de la unidad se originen en las propias normas y estructuras eclesiásticas, el ecumenismo se torna institucional e inclusive oficial.” Entonces, el ecumenismo debe conducir a la acción sistemática y conjunta de las iglesias de ir transformando la dura realidad en que vive la mayoría de los pobres1. Por ello, no sólo agencias católicas, sino también protestantes y laicas han colaborado solidariamente con CIPCA. Las dos agencias que desde hace muchos años dan un financiamiento institucional, son justamente dos agencias no católicas: NOVIB (laica) y EED (evangélica) 2.Vale la pena contar el recuerdo que tiene Herculiano Ramos, un promotor de CIPCA que a la vez era pastor evangélico: Cuando postulé como promotor en 1978 informé –en honor a la verdad– que era pastor evangélico. La reacción de Lucho Alegre, jesuita y director nacional de aquel entonces, fue: „tú no menciones a la gente que eres pastor, yo no menciono que soy cura; trabajamos para los campesinos, carajo‟

Para qué publicar la historia de CIPCA Entre los años 1970-2005, Bolivia vivió golpes militares, vivió democracia y dictadura, vivió discontinuidad, erráticos cambios de políticas y experimentó la continua injerencia de la cooperación internacional. En este contexto encontramos la continuidad de organizaciones como CIPCA que han contribuido a que en 2006 se haya iniciado un nuevo período político. Aún no se puede decir mucho de este nuevo período en términos de cambios duraderos de políticas públicas, pero sí se puede decir que la gente que estuvo excluida desde la colonia llegó formalmente al poder del Estado. El fin primordial de este libro es presentar la historia de CIPCA como una organización no gubernamental (ONG) ejemplar en Bolivia y en América Latina. Ejemplar en el sentido que la historia de CIPCA puede ser modelo para la historia de las ONG de América Latina que han surgido en los años 70-80. Pero también ejemplar en el sentido de que la historia de CIPCA es única por sus características personales. Por ello, la historia de CIPCA debe ser conocida para poder aprender de ella, para poder entender por qué se han tomado ciertas decisiones y no otras, por qué el contexto histórico a veces ha obligado a tomar decisiones involuntarias y por qué ese mismo contexto ha sido influido por el accionar de CIPCA. Siempre se critica a las ONG por no sistematizar sus experiencias. La presente sistematización de 35 años de vida de CIPCA ofrece al lector un marco de referencia que le

podría servir de guía para profundizar sus reflexiones sobre los temas de desarrollo rural que siguen siendo temas en debate. En sus 35 años de vida, CIPCA ha conocido muchos cambios, unos porque el contexto económico y social había cambiado y CIPCA era suficientemente flexible para adaptarse a estos cambios con propuestas innovadoras, otros porque el crecimiento institucional exigía adaptaciones organizativas y de gestión. De todos estos cambios, ¿qué hitos son los más importantes de resaltar para el lector de hoy? Sin duda, son aquellos cambios que han dado a CIPCA cada vez más autoridad institucional en Bolivia, en su función de actor creativo en los procesos de desarrollo (rural). Por ello, enfatizaremos en este libro los puntos clave (y también preguntas no resueltas) que se refieren a las políticas de desarrollo. Sin embargo, en la historia de CIPCA ha habido también momentos en que cambios de índole organizativa y de gestión han sido de suma importancia para la sobrevivencia institucional. Ambos tipos de cambios históricos serán analizados en el libro, dando prioridad a aquellos que han influido en las políticas de desarrollo. Los cambios de índole organizativa solamente serán analizados en los casos en que tuvieron influencia directa en una redefinición de las estrategias de trabajo. CIPCA empezó como una organización dependiente de la Compañía de Jesús y en 1994 se convirtió en una organización autónoma sin fines de lucro. CIPCA ha sido, a lo largo de su historia, una de las ONG más importantes en el país. Para poder entender mejor las características típicas de CIPCA como ONG es necesario definir primero a qué tipo de ONG nos referimos en este libro. CIPCA como Organización No-Gubernamental Si bien es cierto que las –después llamadas– ONG surgieron en América Latina ya en los años 50 –básicamente como una forma de acción social de la Iglesia Católica y de la extensión social de las universidades–, los principales elementos de su imagen sólo empezaron a perfilarse en la expansión de su presencia desde la segunda mitad de los años 70. El clima socio-político del período 1970-1980 en América Latina (cuando CIPCA nace) estuvo fuertemente determinado por el predominio de regímenes dictatoriales que habían cerrado todos los espacios democráticos en los que los actores sociales y los movimientos políticos encontraban oportunidades para la acción. Bajo estas condiciones aparece una variedad de ONG para cumplir funciones suplementarias en relación a actores e instituciones democráticas, que habían sido debilitadas para cumplir estos roles o que no podían cumplirlos del todo. Hacia finales de los 80 hubo varios esfuerzos por cambiar el nombre “ONG” para poder identificar a estas organizaciones por “lo que son” y no por “lo que no son”. En vez de ONG se hablaba por ejemplo de “organizaciones privadas”, “instituciones privadas de

desarrollo”, “organizaciones privadas con fines sociales”, “instituciones privadas de desarrollo social (IPDS), etc. Hoy en día el carácter no-gubernamental de las organizaciones es nuevamente considerado como una fortaleza. Para los propósitos de este libro utilizaremos la siguiente definición cuando hablemos del tipo de ONG que aquí nos interesa: “surgidas desde diversos sectores del espectro ideológico (sectores ligados a la Iglesia, a los partidos políticos predominantemente de la izquierda, las universidades o grupos independientes de profesionales) y dedicadas a actividades de investigación, acción y/o capacitación en distintos temas (por ejemplo vivienda, salud, educación, empleo, juventud, desarrollo urbano, extensión agrícola), estas organizaciones sin fines de lucro están fundamentalmente compuestas por técnicos y profesionales que, sobre la base del financiamiento nacional e internacional, llevan adelante programas y proyectos que pretenden promover el desarrollo social y económico de los sectores poblacionales más desprotegidos” (basada en la definición en Bombarola et al., 1992:15) 3. Esta definición caracteriza bien a CIPCA, que como ONG, está –por naturaleza– orientada hacia afuera. Su existencia está definida sobre la base de la relación que establece con los sectores sociales. CIPCA como ONG no existe en función de sus propios miembros (lo que sería el caso de, por ejemplo, una asociación, un sindicato, una federación), sino para servir a otros grupos, en especial a las organizaciones campesinas e indígenas. Por ello, escribir la historia de CIPCA implica analizar las relaciones que ha establecido con otros actores sociales y su habilidad de influir políticamente. Elementos de ordenamiento en la historia de CIPCA La historia de CIPCA es una historia de personas y de relaciones entre personas. CIPCA empezó como un grupito informal de gente para convertirse poco a poco en una institución con objetivos y metas precisos y con políticas de personal formales en función de esos objetivos, basadas en descripciones de funciones, tareas y niveles de toma de decisiones. Las relaciones personales siguen siendo humanas, pero una institución con más de 100 personas no puede funcionar como un grupo de tres personas. He aquí la primera distinción que marca la historia de CIPCA: la primera fase de vida ha sido más personal e informal, mientras que la segunda fase es más institucional y formal. Este cambio es expresado también por los documentos históricos y por ende se expresa en el presente libro. El libro está dividido en dos partes: la primera parte abarca los años 1971-1987 y ha sido escrito en forma más vivencial (historia oral), mientras que la segunda parte, que abarca los años 1987-2005, ha sido elaborada en torno a los grandes temas y planes estratégicos y está escrito en un tono más académico.

Un segundo elemento de ordenamiento es el contexto en que CIPCA se mueve. En su primera década de vida, las actividades respondieron a la necesidad de restablecer la vigencia de las organizaciones campesinas y las instituciones democráticas en tiempos de dictaduras militares. Logrado este objetivo en 1982, la institución pudo dedicarse a trabajar con las organizaciones campesinas con un enfoque más integral. En 1987 se inició una etapa de consolidación caracterizada por niveles más rigurosos de planificación, seguimiento y evaluación. Los programas gubernamentales de desarrollo rural cambiaron sustancialmente debido a la implementación de las políticas neo-liberales y el nuevo papel del Estado. El reconocimiento en la Constitución Política del Estado (1994) del carácter multiétnico y pluricultural de la República, la Ley de Participación Popular y la subsiguiente municipalización (1994-1995), la nueva Ley Agraria (1996) y otras reformas legales marcaron el comienzo de una nueva etapa política y social en el país. Estos cambios significaron un proceso de reflexión interna sobre el rol de CIPCA en el nuevo contexto nacional. CIPCA reestructuró nuevamente su enfoque, su organización interna y su cobertura de trabajo. En el último decenio, CIPCA ha trabajado intensamente con las familias campesinas indígenas para que éstas se convirtieran en actores activos en el proceso de cambios legales y sociales logrados en ese mismo período. Para apoyar estos procesos y afectar políticas públicas a favor de la población campesina indígena, CIPCA participó sistemáticamente en distintas iniciativas, pero siempre respetando su condición de organización de la sociedad civil al servicio de la población rural. El tercer elemento de ordenamiento tiene que ver con los contenidos. CIPCA siempre ha trabajado en tres campos: económico, organizativo y educativo (formación y capacitación). Asimismo, CIPCA siempre ha intentado combinar la investigación con la acción y el trabajo a nivel local con la incidencia a nivel nacional. CIPCA se relaciona con diferentes actores de la sociedad boliviana, pero su contraparte más importante ha sido y sigue siendo la organización campesina-indígena. Para poder describir la forma cómo CIPCA ha implementado estos principios de trabajo a lo largo de su historia, se analizarán tres temáticas: los grandes temas de desarrollo rural y participación ciudadana; las estrategias de trabajo y niveles de intervención; las relaciones externas e internas. El análisis cronológico de la historia de CIPCA ha sido realizado desde la perspectiva de CIPCA. Es la historia de CIPCA y no la historia de los actores con que ha tenido siempre relaciones muy estrechas. En otras palabras, no es la historia de las organizaciones sociales ni tampoco de las agencias de cooperación. Es la historia de CIPCA y su relación con aquellos actores. Después de la descripción cronológica, las tres temáticas antes mencionadas serán resumidas en una síntesis final en que se tocarán los temas aún en debate.

CIPCA y las organizaciones campesinas e indígenas En los primeros años CIPCA hablaba solamente de organización campesina (y no de organización indígena) en concordancia con el vocabulario en uso en aquel entonces. Durante las décadas de los 60 y 70 se registró la aparición de nuevos temas de investigación antropológica: del culturalismo y el desarrollismo se transitaba a la teoría de la dependencia y al marxismo. Ya no se quería ver a los indígenas de una manera lírica, bucólica e idealizada, sino se enfatizaban temas nuevos como los modos de producción y la formación de clases sociales en el campo (Pajuelo, 2000: 152). En vez de utilizar la palabra genérica „indígena‟, que expresaba la condición étnica de la población rural, se prefería hablar de „campesino‟, que expresaba la condición social y laboral de la gente rural. Este cambio de concepto permitió a la antropología lograr una imagen coherente de la naturaleza de las comunidades rurales, al margen de la mitificación cultural indigenista. A partir del estudio de la organización productiva, se logró entender los aspectos organizativos, territoriales, institucionales e inclusive identitarios de la comunidad y de las unidades familiares que la conforman (Albó 2005: 160). Sin embargo, el no utilizar la palabra genérica „indígena‟ no significaba que CIPCA no se preocupara por el elemento cultural y étnico de la población rural. Al contrario, CIPCA siempre ha trabajado respetando la cultura propia de la gente y ha considerado, en sus investigaciones, los fundamentos indígenas u originarios de la organización campesina, utilizando más bien los nombres específicos de las culturas indígenas: aymara, y luego quechua, guaraní, guarayo, moxeña, etc. Recién cuando las poblaciones de las tierras bajas (que siempre han sido llamadas indígenas en Bolivia) empezaron a exigir un lugar político en la vida nacional, se retomó el concepto „indígena‟, se le quitó la connotación despectiva y se le dio nuevamente una connotación positiva. Entonces, en este libro se utilizarán las diferentes palabras conforme a la época, pero siempre refiriéndose al mismo concepto: organización campesina y/o indígena (en las siglas de CIPCA: OC-OI). Metodología y limitaciones del libro El libro fue escrito con el espíritu participativo y democrático que siempre ha caracterizado a CIPCA. Mucha gente fue consultada a través de entrevistas personales, entrevistas grupales, entrevistas telefónicas, etc. También hubo un grupo de lectores críticos, compuesto por gente que había trabajado en CIPCA, con el que se han organizado varias jornadas de trabajo. Las consultas eran tantas que la autora a veces se desesperaba por tener que satisfacer miles y miles de opiniones (subjetivas y objetivas). Por otro lado, sólo con con la ayuda de toda esa gente se logró ordenar todo el material documental y vivencial (véase el anexo 2: personas entrevistadas). Cabe aclarar que escribir la historia no solamente es ordenar y seleccionar, sino es también valorar e interpretar. Esta valoración e interpretación es responsabilidad entera de la autora. La historia es más que un cuento sobre cómo, qué y por qué. Es también un esfuerzo por captar el contexto de todos estos sucesos, por captar esta noción vaga que se llama “el

espíritu de la época”. Cuando el historiador es aún parte integral de este mismo espíritu de la época, se vuelve aún más difícil presentarlo objetivamente. Los hechos históricos se dejan ordenar de manera diferente conforme la interpretación del historiador; la verdad histórica cambia de color dependiendo de la lupa con que se la mira. En conclusión, la verdad histórica de CIPCA es coloreada por la propia historia de la autora, una historia profesional y personalmente relacionada con las ONG de América Latina, en especial las del Perú y Bolivia. Durante el proceso de redacción, mucha gente que trabaja o trabajaba anteriormente en la cooperación internacional, me había sugerido ser muy crítica con CIPCA. Seguramente algunos estarán decepcionados y considerarán a la autora una “broodschrijver” 4. Sin embargo, la propia historia de la autora ha influido para adoptar una posición crítica, pero a la vez constructiva y comprensible al juzgar los logros de CIPCA. Entre 1977 y 1983 he trabajado conjuntamente con Ton de Wit, como coordinadora de un programa de investigación y capacitación campesina de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga en Ayacucho (Perú). Allí he aprendido que es fácil criticar y muy difícil poner en práctica las ideas teóricas sobre educación, capacitación, extensión, desarrollo rural, etc. Después de 13 años de trabajo en América Latina en proyectos de desarrollo rural, regresé a Holanda donde he tenido varias funciones de asesoría para las agencias de cooperación. Me di cuenta que era muy fácil criticar y juzgar (negativamente) sobre el accionar de las ONG, porque uno estaba muy lejos de la vida cotidiana en el campo. Me molestaban las críticas mal fundadas de los académicos que nunca habían tenido, ellos mismos, experiencias concretas de trabajo de campo. Sigo teniendo mucho respeto por todos aquellos técnicos (educadores, agrónomos, sociólogos, veterinarios, comunicadores, etc.) que siguen trabajando directamente en el campo con las familias campesinas e indígenas, buscando formas de mejorar su situación económica y social dentro de un contexto no muy favorable para el desarrollo rural. La historia de CIPCA sirve para mostrar a los críticos de las ONG y a las nuevas generaciones que el trabajo de las ONG sí tiene influencia positiva en la vida de las familias pobres. Al escribir la historia me he guiado por la siguiente pregunta: ¿qué hubiera ocurrido sin CIPCA? Invito al lector a guiarse también por esta pregunta, porque al contestarla se dará cuenta que CIPCA, junto con muchos otros actores, sí ha tenido mucha influencia en la emancipación económica, social y cultural de las familias campesinas e indígenas. Estas familias, totalmente excluidas hace 35 años, cumplen ahora un papel importante en la vida de Bolivia. Cada capítulo empieza con una pequeña reseña histórica de los acontecimientos más importantes. Así mismo, en cada capítulo se analizan brevemente las diferentes corrientes de pensamiento que estaban en auge en la referida época5. Ambos párrafos sirven para mostrar cómo el contexto social, económico, político y académico ha influenciado el pensamiento de CIPCA y cómo los aportes de CIPCA, a su vez, han servido para influir positivamente y con resultados duraderos este mismo contexto. La primera parte del libro (los años 1971-1987) está dividida en tres capítulos. Esta primera parte está principalmente basada en entrevistas realizadas por Denise Parmentier6 y luego

verificadas por Xavier Albó y Marcos Recolons. Tiene un carácter vivencial y personal, por varias razones: En los primeros años de su existencia, CIPCA era un grupo informal de personas, que poco a poco se estaba convirtiendo en una institución; No se escribía todavía documentos muy elaborados sobre misión, objetivos, estrategias, marcos lógicos, indicadores, actividades, resultados esperados, etc. De los documentos que sí se habían elaborado, pocos han sobrevivido el tiempo; Durante la dictadura de García Meza (1980-1982) parte del archivo ha desaparecido a pesar de que varias personas han intentado salvarlo, arriesgando ser detenidas y torturadas. La segunda parte (los años 1987-2005) está dividida en dos capítulos. El cuarto capítulo que trata los años 1988-1996 está fundamentalmente basado en un documento interno de CIPCA que se llama “Un Decenal de Ocho Años”, elaborado por Xavier Albó, Rafael García Mora y Freddy Salazar7. El quinto capítulo (1997-2005) está basado en los planes estratégicos quinquenales que CIPCA ha presentado a NOVIB y EED, las dos agencias de cooperación que desde 1997 proporcionan financiamiento institucional. Asimismo, los informes de evaluación han sido una base importante para esta segunda parte. Las entrevistas realizadas con personal anterior y actual, así como con personas relacionadas con CIPCA, han sido de gran utilidad para poder dar un toque más vivencial a los documentos formales. El libro termina con un capítulo que resume algunos temas de debate del pasado y útiles para el futuro. Se ha preferido no utilizar la palabra “lecciones aprendidas” porque el proceso de cambio que ha vivido CIPCA es más que un conjunto de lecciones aprendidas. Es un proceso de acción y reflexión, de experimentar ideas audaces (correctas y equivocadas) y de construir teoría, dentro de un mundo donde hay muchos más actores (algunos inclusive mucho más poderosos que CIPCA) que definen este proceso de cambio. Un tema que no será tratado es la historia del financiamiento de CIPCA. Fue imposible recuperar en detalle esta lenta y complicada odisea de ir financiando la acción de CIPCA, cada vez más amplia y exigente. Pero es justo dejar sentado que, sin el apoyo continuo de las agencias de co-financiamiento (ACF) 8 y de los miles y miles de personas que entran en su círculo, habría sido totalmente impensable llevar adelante el sueño de CIPCA en busca del fortalecimiento de las comunidades campesinas e indígenas de Bolivia. CIPCA no sería nada sin sus principales contrapartes. Resultaría una pesadilla pensar qué hubiese pasado con CIPCA sin el apoyo de todos ellos (véase el anexo 6: lista de agencias de co-financiamiento que han apoyado CIPCA). El tema de la exclusión social, cultural, política y económica es el eje ordenador para CIPCA desde su creación y por consiguiente del presente libro. El luchar por la inclusión ha sido –y sigue siendo– la razón de ser más clara para la institución, su personal y sin duda para sus fundadores. Actualmente, al iniciar el siglo XXI más que nunca ha quedado de manifiesto que la exclusión ya no es solamente un problema de (los pobres de) los países en vía de desarrollo. La exclusión y la reivindicación de la inclusión es el tema político y

cultural en todos los países. Con un análisis de los procesos de exclusión y su correspondiente lucha de inclusión podemos entender la globalización, sus alcances, sus retos y sus peligros. El libro se cierra a fines del 2005, cuando Bolivia comienza un nuevo período político que está marcado por la inclusión en el campo político con la llegada –por la vía democrática– del primer indígena a la Presidencia, con un partido político surgido de las propias organizaciones campesinas indígenas y con una votación inédita del 54%, superior a todas las expectativas. Con toda seguridad CIPCA y muchas otras ONG han contribuido a que el proceso de emancipación política haya avanzado tanto en Bolivia. CIPCA con sus 35 años de experiencia de afrontar cada vez nuevos retos políticos, económicos y culturales, tendrá que encontrar, una vez más, una respuesta para enfrentar los retos del siglo XXI, para combatir la pobreza rural, para que los campesinos e indígenas sean ciudadanos plenos con todos sus derechos y deberes democráticos y para que Bolivia sea un solo país pluricultural, intercultural y multiétnico. Veamos la historia de CIPCA para poder enriquecer nuestras propias ideas sobre el proceso de desarrollo y el papel de las ONG que trabajan en el área rural en Bolivia y en América Latina. Quiero terminar esta introducción con una invitación al lector: “antes de interrumpir el pasado, debemos primero escucharlo”. ___________________________________________ 1. A partir de una reflexión conjunta entre muchas instituciones con miras a una mayor comprensión ecuménica del tema del desarrollo se realizaron en 1999 y 2000 diversos talleres y trabajos con representantes de las contrapartes de la Agencia de Cooperación al Desarrollo de las Iglesias Protestantes en Alemania (EED) y otros invitados. Como conclusión de esta tarea se encargó a Xavier Albó escribir en base a las reflexiones el libro Una casa común para todos, publicado en 2002 como coedición de EED, Clave Consultores y CIPCA. 2.Para la explicación de las siglas de las agencias nos referimos a la lista de abreviaturas. Puesto que los nombres de las agencias en muchos casos ya no reflejan el quehacer actual, no tiene sentido dar los nombres completos en el texto. 3.Con esta definición CIPCA se diferencia de aquellas instituciones que son ejecutoras de proyectos del gobierno y/o de agencias de cooperación como USAID (United States Agency for International Development) y el Banco Mundial, y también de aquellas instituciones que prestan servicios (pagados) como empresas consultoras con fines de lucro. 4.Broodschrijver es una palabra holandesa que significa que el autor gana su pan diario escribiendo lo que la institución que le ha contratado quiere leer. Al pedir la traducción en español, mis amigos me podían dar solamente una traducción en aymara que capta a medias el significado: escritor llunk‟u. 5.En el anexo 1 se dará, además, un resumen cronológico de los acontecimientos más importantes de Bolivia en general y de CIPCA en particular. 6.Denise Parmentier ha dado autorización de utilizar las transcripciones de las entrevistas sin necesidad de citarla continuamente. Vale la pena darle un agradecimiento especial porque, cuando voló de Santa Cruz a La Paz con las primeras transcripciones en su maleta, hubo unas turbulencias tan fuertes que todos los pasajeros pensaban que el avión se iba a estrellar. Su vecina le dijo que estaba preocupada por sus hijos que iban quedar huérfanos y ella contestó: “yo estoy preocupada porque los documentos que tengo en mi maleta se van a perder”.

7.Los tres autores han dado autorización de utilizar el texto sin necesidad de citarlo continuamente. El título Un Decenal de Ocho Años se refiere al hecho de que el plan decenal (1988-1997) con el que CIPCA venía trabajando desde 1988 debió interrumpirse en 1995, dos años antes de su conclusión. El contexto había cambiado tanto con la Ley de Participación Popular y la nueva municipalización que los enfoques del plan decenal resultaban obsoletos. Se decidió realizar (durante 1996) un balance de lo logrado y formular un plan estratégico totalmente nuevo para „responder a los nuevos retos‟. En consecuencia, el decenal acabó antes de haber cumplido los diez años. 8.Las agencias de co-financiamiento (ACF) apoyan a las ONG de América Latina, Africa, Asia y, últimamente de Europa del Este con fondos privados y/o con fondos de sus respectivos gobiernos. A lo largo de su historia CIPCA ha recibido una cooperación de más de 35 ACF.