COLEGIO SAN JUAN DE LOS PASTOS Hacia el reto del tercer milenio

COLEGIO SAN JUAN DE LOS PASTOS “Hacia el reto del tercer milenio” EJE DE HUMANIDADES Fecha: 28 de abril de 2014. Grados: Sexto a undécimo. Objetiv...
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COLEGIO SAN JUAN DE LOS PASTOS “Hacia

el reto del tercer milenio”

EJE DE HUMANIDADES Fecha: 28 de abril de 2014.

Grados: Sexto a undécimo.

Objetivo: Despertar el interés por la lectura mediante cuentos de misterio y suspenso para incentivar el hábito lector desarrollando competencias comunicativas y procesos de comprensión lectora. Metodología: Es una estrategia que se realiza mediante una serie de lecturas reflexivas, que contienen mensajes implícitos, lo cual nos invita a la práctica de niveles de comprensión lectora fortaleciendo nuestro desarrollo de competencias comunicativas. A continuación se trabajará la lectura de la semana, la cual será leída por la docente de manera lúdica para que los estudiantes al finalizar la lectura resuelvan de manera grupal las preguntas dadas; llegando a una retroalimentación y reflexión final.

Lectura No. 1 LA SIRENITA…CUENTO DE NAVIDAD

Esa mañana como todos los días, Marianita se escapó de la vigilancia de su tía y se fue a pasear por la playa, que a esa hora lucia despejada de gente y alboroto... Entonces podía jugar a sus anchas sin que nadie la molestara...Así imaginó mil juegos; durante un rato fue la sobreviviente de un naufragio, para luego ser la princesa de un reino lejano y terminar como la villana de una película del oeste...Finalmente, cansada de tanto cambiar de personajes y correr por la playa, decidió volver a casa..Cuando ya se iba, sintió que alguien lloraba, entonces intrigada empezó a buscar por todas partes, hasta que debajo del embarcadero encontró a una niñita que lloraba desconsoladamente. ¿Qué te pasa amiga? ¿Por qué lloras así?..La niña la miró desconfiada, pero al fin le contó que se había quedado dormida a la orilla del mar y este la había arrastrado hasta allí. También le confió que no podía volver hasta la noche y que debía pasar el día allí, sola y a la vista de todos. Bueno si quieres te llevo a mi casa hasta que puedas regresar. Le contestó Marianita...No vez que no puedo caminar, le dijo la niña señalando su cola de pescado..Pero eso no es problema... Espérame que ya vuelvo....Unos minutos después Marianita se apareció con un viejo cochecito y la ayudó a subirse en él. Luego tapó su hermosa cola de escamas rojizas con una colchita y poniéndole un sombrero y unas gafas, la llevó hasta su casa. Entraron por la puerta del jardín y de frente llegaron a una parte de la casa casi abandonada, que había sido un pabellón para visitas y la instaló en la tina de uno de los baños. Acá nadie te molestará y en la noche te acompañaré a la playa... ¿Qué te parece?..La sirenita le agradeció emocionada y las dos quedaron en verse al atardecer, pero las horas pasaron lentamente y la sirenita empezó a sentirse triste...Fue entonces que el sonido de una puerta la hizo reaccionar y vio que alguien entraba al baño. Trató de esconderse detrás de la cortina de baño, pero la anciana la descubrió y le dijo que no se preocupara que no le diría a nadie que estaba allí. Y total a quien voy a decirle, si ya nadie se acuerda que aún estoy viva. Terminó de decirle la viejita...Luego le contó que hacía varios años que ocupaba una habitación en ese lado de la casa, desde que hicieron unas remodelaciones y mientras me pusieron acá..Cuando terminaron los trabajos se olvidaron de mí y ahora solo el cocinero me trae dos veces al día mis alimentos y me los deja en la mesita del corredor, pero ya nadie me visita...Terminó de decir con voz ahogada la viejecita..La sirenita se olvidó por un momento de su tristeza y trató de alegrar a la anciana con entretenidas historias de sirenas, tritones y de su amado mundo submarino. ..Esa noche Marianita estuvo muy ocupada con los ajetreos de su tía por la boda de su prima y se acostó cansadísima, sin acordarse para nada de su amiga la sirenita. A media noche sintió lejano el canto de una sirena confundiéndose con el rumor del mar... A la mañana siguiente volvió a recordar a su amiga y corrió, casi voló a verla, pero cuando llegó no la encontró..Entonces fue al cuarto de la abuelita para preguntarle si había visto a la sirenita pero tampoco la encontró. Entonces corrió a la playa y debajo del embarcadero encontró su viejo cochecito y el chal de la abuelita... Unos días después el cocinero vino asustado donde la tía para decirle que la abuelita había desaparecido..Entonces la buscaron por todas partes, pero al no encontrarla concluyeron que de tanta vejez se había vuelto polvo; así que le hicieron un funeral simbólico para que descansara en paz y siguieron todos con su vida...Pero en las noches cálidas, cuando Marianita escuchaba el canto de las sirenas confundido con las olas del mar, sabía que la abuelita estaba feliz en su nuevo hogar; el mundo submarino.

Preguntas: 1. ¿Por qué se fue la abuelita con la sirena? 2. ¿Por qué crees que el cuento se llama la sirenita… cuento de navidad? 3. ¿Por qué olvidaron a la abuela?

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el reto del tercer milenio” Lectura No. 2 PELUSITA

La encontró una tarde lluviosa, acurrucada y asustada en medio de la gente. Sin pensarlo mucho la tomó entre sus brazos y la llevó a casa. Al llegar la secó como pudo y recién delante de un tazón de leche la vio abrir sus ojitos agradecida y confiada. La gatita luego de acariciarla durante un rato con su graciosa cola se trepó en la chimenea y se durmió tranquilamente. Fue allí donde la encontró Gerardo, cuando a las siete llegó del trabajo, cansado y malhumorado. ¿Pero qué hace este animal encima de la chimenea Rosa? Gritó. ¿Rosa, Me escuchas? Bueno la encontré en la calle y me dio pena...Respondió ella ¿Pena?.. Pena deben darte mis pobres pantalones que empezaran a lucir llenos de pelos y qué dirán en la oficina?. No, ni hablar. Deshazte de este bicho, mañana mismo! Sentenció Gerardo antes de ir a tomarse una ducha. Rosita sin decir nada más, cogió a la gatita y se la llevó al cuarto de los trastes y allí la instaló en una cajita de cartón. Mira pelusita, cuando llegue Gerardo te vienes para acá y asunto terminado. Le dijo. Así fue como Pelusita se quedó en la casa con Rosita, a quien seguía a todas partes. Por su parte Rosita estaba contenta de tener tan amena compañía y hasta cuando se iba de compras, la gatita la esperaba en el tapete de la entrada. Pero eso sí, debía pasar y repasar la ropa de su marido para que él no encontrara ni un solo pelo de gato y aspirar varias veces los sillones donde él iba a sentarse. En la noche cuando él llegaba pelusita corría a su cajita de cartón y no se aparecía en toda la noche. Pasaron las semanas y no volvieron a hablar de la gatita, pero Gerardo, aunque no tenía queja de la pulcritud de su ropa ni de la limpieza de la casa, sabía que la gatita seguía allí y esa idea lo contrariaba. Le molestaba saber que su mujer no le hiciera caso y peor aún que estuviera tan encariñada con ese animalito...Un domingo en que Rosita había salido a comprar víveres, Gerardo empezó a buscar por todas partes el escondite de la gatita, hasta que por fin la encontró acurrucada en su cajita. Ah ya te descubrí! Dijo frotándose las manos antes de agarrarla y llevarla hasta la puerta de salida. La llevó dos calles abajo y allí la dejó. Y no vuelvas más! Le dijo espantándola...Desde ese día Rosita no volvió a encontrar a la gatita y por más que la llamó y la buscó por todas partes, ella no apareció. Los días empezaron a parecerle tristes y silenciosos, ya que extrañaba la alegría y compañía de Pelusita. Una semana después vino el vecino con la mala noticia de que había encontrado en su patio colindante el cuerpo de su gatita.- Parece que quiso subirse a la cornisa de la ventana para entrar por allí, pero la teja estaba suelta y se cayó. La mala suerte fue que cayó en la reja y bueno al menos creo que murió al instante. -Terminó de decir el vecino entregándole el cuerpo sin vida de su Pelusita. Cuando Gerardo volvió a casa encontró una nota de su mujer que le anunciaba que había ido a pasar unos días en la granja de sus padres, por causa de un entierro. El adivinando de que entierro se trataba, pues el vecino le había contado la historia; decidió esperar con paciencia la vuelta de su mujer. Pero los días pasaban lentos, sobre todo las noches y él sentía la ausencia de Rosita. La había llamado varias veces pero ella le contestaba triste diciéndole que le hacían falta unos días más. Una noche que llegó más tarde y más cansado que de costumbre se quedó dormido en el sillón de la sala. Ya casi a la madrugada lo despertaron unos maullidos de gato. Fastidiado se levantó para cerrar la puerta del balconcito cuando sus ojos se toparon con los de Pelusita. -Gata endemoniada todavía andas fastidiándome! - Gritó mientras trataba de atraparla, pero por casualidad se le cruzó en su camino un juguete de la gatita, tropezó con el y se fue de bruces por el balcón. Al día siguiente lo encontraron muerto encima de la reja. Parece que estaba medio dormido, resbaló y cayó por el balcón.- Le dijeron a Rosita. Poco tiempo después Rosita se mudó a la granja de sus padres en el campo, donde poco a poco olvidó sus tristezas...

Preguntas: 1. ¿Por qué Gerardo no tolera los animales? 2. ¿Cómo te parece la actitud de Gerardo, que aspectos positivos y negativos tiene? 3. ¿Qué piensas acerca de la muerte de pelusa y de Gerardo?

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el reto del tercer milenio” Lectura No. 3 VIAJE EN AUTOCAR

Estoy sentado en la misma butaca del autocar, junto a la puerta de entrada. El conductor está medio metro más allá, a mi izquierda. A través del parabrisas, por lo tanto, puedo ver sin ningún impedimento el camino que se abre frente a nosotros. Y puede ver también al chofer, aunque sea de perfil, sujetando el volante con las dos manos y curiosamente inclinado hacia adelante, como si quisiera beberse la carretera. Desde que salimos de H. me siento alarmado por su forma de conducir. De vez en cuando se acerca peligrosamente al arcén derecho de la carretera. Otras veces, sin razón aparente, circula por el centro de la calzada, exponiéndose a chocar con cualquiera de los vehículos que vienen en dirección contraria. No me queda pues más remedio que llegar a la conclusión de que ese hombre es miope y que se mueve el volante en función de las confusas marcas que se van formando sucesivamente en su débil retina. La carretera se hace cada vez más peligrosa. Por la derecha bordea un precipicio que cae en picado sobre el mar. Por la izquierda el tráfico es bastante intenso. El accidente puede producirse en cualquier momento y me considero, por lo tanto, en la obligación de advertir a los demás pasajeros del riesgo que estamos corriendo. -

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Señores –exclamo, levantando del asiento y volviéndome hacia los demás---. Nuestro conductor es un miope de tomo y lomo. Acabo de descubrirlo hace un instante. Propongo, por lo tanto, que le obliguemos a detener el autocar. Desde la cabina más próxima telefonearemos a la agencia de viajes para pedirle que nos envíe otro chofer. ¿Quién dice que soy miope?—protesta el chofer, sin apartar la mirada de la carretera. Conozco a ese hombre—observa la anciana cargada de joyas, que viaja precisamente en el asiento posterior al mío--.Es un conductor excelente. No es la primera vez que viajo con él y nunca tuvimos un accidente. No obstante –balbucea otro pasajero--, a mi me parece que estamos haciendo demasiados eses.

En total viajamos en el autocar veinte personas en el autocar, de todas las edades y condiciones. La disparidad de opiniones es absoluta. Para algunos, el chofer conduce correctamente. Otros, sin entrar en considerar si es o no miope, dicen que conduce con imprudencia temeraria. Hay también pasajeros que no demuestran el menor interés por dar a conocer su opinión, como si la cosa no fuera de ellos, o no sintieran ningún apego por sus vidas… La carretera termina cincuenta metros mas allá, al borde del precipicio, y el chofer no demuestra la menor intención de pisar el freno. Preguntas: 1. ¿Cómo sabe pasajero que el conductor es miope? 2. ¿Qué opinan el resto de pasajeros? 3. ¿Qué crees que suceda con el autocar cuando termina la carretera?

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el reto del tercer milenio” Lectura No. 4

UNA NUEVA SERIE DE PESADILLAS

Hacía varios meses que el hombre de las pesadillas extrañas no venía a mi consultorio Cuando vino la primera vez, yo no estaba seguro si esos sueños macabros que él me había contado los sufría en carne propia o si se trataba de ciertas historias que él mismo se inventaba. Pensé en aquella época que si de verdad los sufría, este hombre estaba al borde de la locura, pues al tener esta clase de sueños, tan fuertes y tan recurrentes, es como estar despierto todo el tiempo en un mundo de sobresaltos. Fuera lo que fuera, este hombre sufría de un tipo de pesadillas que lo atormentaban en lo más profundo de su alma. Era por eso que acudía a mi consultorio. Después de saludarme tímidamente, me dice: --He vuelto porque en las últimas noches…han sido espantosas, pues he vuelto a tener atroces pesadillas. La nueva serie empezó el viernes pasado. Mientras voy caminando por la calle, un hombre baja del cielo y con una espada afilada me corta mi brazo derecho; con un dolor espantoso y botando mucha sangre, miro como el hombre se eleva de nuevo y la mano, que pertenece a mi brazo, hace un gesto como si se despidiera de alguien. Me quedo arrodillado en la mitad de la calle, mientras mis lágrimas se pierden en el charco de sangre que se ha formado en el pavimento. Ahí es donde me despierto. Todo el sábado sentí un fuerte dolor en el cuerpo. En el sueño, se volvió a repetir la misma escena. Mientras voy caminado tranquilo, el mismo hombre de la noche anterior, baja del cielo y con la misma espada me corta la pierna izquierda de un solo tajo: caigo al suelo de inmediato. Allí postrado puedo ver mi pierna pataleando mientras aquel hombre se la lleva al cielo. Me desperté desesperado. …Otra vez el mismo comienzo. Voy caminado tranquilo por la calle, y de pronto, ¡esta vez es escalofriante!, un cuervo baja del cielo y me saca el ojo derecho de un solo picotazo, la cuenca de ese ojo me observa sin mi brazo derecho, sin mi pierna izquierda, con la mano izquierda tapándome la cuenca que sangra de mi ojo derecho…La escena deja de repetirse porque el cuervo que lleva el ojo que me observa, se aleja… --Es por eso que he vuelto hoy lunes tan temprano, a ver usted que me aconseja, llevó tres días sin dormir bien y, para colmo, siento en todo el cuerpo un dolor insoportable. Le pido que me dé un par de minutos. Pero sobre todo, no sé todavía qué decirle a este pobre desgraciado cuando termine mi cigarrillo y tenga que volver a mi consultorio. Preguntas: 1. ¿Cuáles crees que serían las pesadillas anteriores a esta nueva serie? 2. ¿Cómo te imaginas a este hombre que baja del cielo? 3. Si tu fueras el psicólogo que le aconsejas a este pobre paciente?

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el reto del tercer milenio” Lectura No. 5 OBSESIÓN

No nos veíamos desde niños, pero aquel verano llegó llena de maletas y entusiasmo...La miré sorprendido. Aquella niña de largas trenzas y piernas flacuchas se había convertido en una verdadera belleza, de largas y torneadas piernas y un busto de ensueño. Ella era una verdadera delicia para los sentidos. Me la quedé mirando con la boca abierta mientras mi corazón latía furiosamente y un escalofrío sacudía mis más íntimos deseos. Desde ese día ya no tuve ni paz ni calma. En las mañanas, cuando tomábamos el desayuno en la galería junto a mis padres, yo me mostraba obsequioso con ella y le pasaba el pan y la mermelada, siempre tratando de rozar su piel con la mía. Durante nuestros paseos por el campo yo le insinuaba tímidamente mi amor, mientras ella reía y caminaba moviendo sensualmente sus caderas, sin prestarme mucha atención. Pero las noches, eran una verdadera tortura para mí, cuando a través del tabique de la puerta, la sentía respirar en su cama. Entonces inmóvil entre las sábanas, sin atreverme a nada, la imaginaba lejana como una diosa, sumida en sus sueños, emanando perfumes que me hacían adivinar paraísos prohibidos, entonces sentía que el cuerpo me dolía, que la piel me ardía, que me volvía loco de tanto desearla. Así pasaron los días y empecé a sentirme enfermo, ya casi no comía, ni dormía y buscaba cualquier pretexto para estar a su lado. Ella ignoraba mi devoción y coqueteaba con cuanto pantalón se cruzara en su camino, avivando así el caldero de mis celos. A veces, sin poder evitarlo, yo la espiaba mientras ella se desnudaba frente al espejo; entonces en el paroxismo del placer calmaba un poco mi desdicha...Pero una noche, cuando ya yo me había sumido en el más terrible de los infiernos, sentí una melodiosa voz acariciando mi nombre, llamándome cual hechizo de sirena. Entonces, como en un sueño me paré y me dirigí al cuarto de mi prima y traspasando al fin, el límite que me separaba de la felicidad, me senté junto a mi amada y vi como sus almendrados ojos me miraban sin pestañar, como sus jugosos labios repetían mi nombre; emocionado alargué mis manos para tocarla y de pronto, como por arte de magia, sentí que las maderas del piso se levantaban, que mis pies se hundían en el vacío y que aquellos tablones me tragaban cual arenas movedizas...Mientras caía supe que para mí, ya no había más paraíso que aquel abismo frío oscuro y profundo que me esperaba. Al día siguiente todos se asombraron de la desaparición de Julito y aunque lo buscaron durante mucho tiempo, nunca pudieron desentrañar el misterio de su desaparición. A los pocos días la prima regresó a la universidad y nunca más volvió a visitar a los tíos.

Preguntas: 1. ¿Quién crees que fue el causante de la desaparición de Julito y por que? 2. ¿Qué sucedería con Julito en aquel vacio? 3. La obsesión lleva a la locura, ¿cómo lo sabes?

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el reto del tercer milenio” Lectura No. 6 LA PERSECUCIÓN

La noche llegaba lentamente y las sombras de los árboles empezaban a alargarse interminables en la colina... Era la hora del cambio de luz. La hora en que los fantasmas empiezan a salir de todos los rincones para instalarse entre la piel y los pensamientos. Pero aquel que me perseguía no era un fantasma, era un espíritu maligno; pero yo ya conocía sus artimañas, es más podía leer sus pensamientos en el viento y en el aire que respiraba, Si bien lo tenía pisándome los talones, en realidad iba un paso adelante, porque sabía lo que él quería hacer. Sacudí la cabeza, no era momento para pensar debía ganar terreno y llegar a mi destino. Di un tirón a las bridas e hincando las espuelas en los flancos del caballo me apresuré a llegar cuanto antes. A través de la espesura de los árboles podía oír los ruidos habituales del bosque; el aleteo de las aves al emprender el vuelo hacia sus nidos, el rozar del viento con las hojas, el suave caminar de algún animal furtivo. Pero de pronto un ruido peculiar llamó mi atención, no venía de ninguna parte, ni parecía relacionado con la naturaleza; era un golpe seco y frío, como el caer de algo pesado...Nerviosa, subí por la escarpada ladera de la colina buscando alguna respuesta pero no encontré nada raro a mi paso y ya estaba por desechar tales conjeturas, cuando algo brillante llamó mi atención. Era una pequeña esfera de cristal tirada entre la mullida alfombra de hojas, a la sombra de un pequeño y retorcido arbolito. Un objeto peculiar que despedía luces de mil colores. Bajé del caballo y con una mezcla de curiosidad y temor la tomé entre mis manos; entonces una especie de calorcito recorrió mi cuerpo llenando mi espíritu de sensaciones nuevas e inesperadas. En ese instante supe que era la señal que estaba esperando. Sin perder tiempo guardé aquella esfera en mis alforjas y monté de nuevo a caballo apurando el paso. Al salir de aquel bosque enmarañado, me encontré trotando por la ancha y empolvada carretera. La oscuridad ya cubría todo el campo, que imaginé lleno de lodo y abandono. Debía buscar un refugio para pasar la noche. Llegué casi a tientas al abrigo de unos añejos árboles e improvisé un refugio con ramas y hojas caídas y me dormí. Desperté en la madrugada bañada en sudor, presintiendo su cercanía y la de sus secuaces. Volví a ponerme en camino y cabalgué casi todo el día sin parar. Una fina llovizna caía y volvía más difícil mi andar. Con los músculos entumecidos y los dedos casi paralizados, por fin esa tarde llegué a la playa. Avancé por la arena y sentí las olas del mar chocar con los cascos del caballo. Respiré hondo y empecé a disfrutar el aire salado que entraba a borbotones en mis pulmones. Mientras corría a todo galope pensé en lo asombroso que me parecía todo ahora que estaba cerca del fin. Bajé del caballo y saqué la esfera de cristal de mis alforjas y acercándome al mar, la puse con cuidado entre las olas que suavemente bañaban la arena. La esfera se meció durante un rato en el agua, sin dar muestras de nada peculiar y cuando ya empezaba a creer que me había equivocado, un estrépito me botó al piso y de las espumosas olas empezó a surgir un poderoso barco que me llevó lejos de aquellas costas. Que me llevó lejos de él para siempre.

Preguntas: 1. La frase “Que me llevó lejos de él para siempre” a quién se refiere? 2. ¿Qué función cumple la esfera de cristal en la historia? 3. ¿Cómo te imaginas a ese espíritu maligno?

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