Publicación IPA Nº1 - Argentina, Agosto 2016

Género y Juego

Asociación Internacional por el Derecho del Niño/a a jugar OSC

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Índice Editorial por Beatriz Caba

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Este juego es de ... por Vanina Figule

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Hacia la deconstrucción de los juegos normativos: una mirada al rol del juego en la sociedad por Diana Rincón Sanchez

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Recomendado: “Jugar es un acto político” de Aida Reboredo por Sonia Zacarías

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Jugar es multicolor por Denise Carrano

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“El juego: motor del desarrollo en la infancia y adolescencia” Entrevista a Marina Laski

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Opinión: Juego sin género por Federico García

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Cuento: La pequeña flor por Patricia Leovigilda Soto González

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Una experiencia para compartir: Tres nenas por Héctor Carrer

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Juego y Género: hacia la construcción de una cultura de paz por María Alejandra Albacete

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Propuesta Lúdica: Máscaras

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Juego cooperativo: El Arca de Noé por Cynthia Camauer

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Agradecimientos

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“Cada uno decide con quién puede jugar y con qué puede jugar. Si a mí me gusta jugar al fútbol y a algunas chicas no les gusta, no hay ningún problema. Cada uno tiene derecho a jugar a lo que quiere, y cada uno elige a qué quiere jugar...” Mara, 8 años. Decidí comenzar esta editorial con la palabra de una niña porque representa el espíritu de IPA Argentina, una Asociación que tiene como misión la Defensa del Derecho de los niños y niñas a jugar en nuestro país y en la posibilidad de darle voz a la infancia para que todos los adultos escuchemos lo que ellos/ellas necesitan y les interesa para ensayar la vida, es decir ¡para jugar! La Declaración Internacional por el Derecho del Niño y la Niña a Jugar sostiene que el juego es instintivo, voluntario y constituye una manera de expresarse, no un mero pasatiempo. Pero, en muchos casos, ese juego/juguete que el mercado impone, alimenta en forma encubierta estereotipos que niños y niñas incorporan involuntariamente a través de la educación formal y no formal que reciben sin malas intenciones desde sus adultos, pero que invade sus elecciones y decisiones de vida, formando parte de su forma de considerar a los otros y a ellos mismos. Es por esto, y por muchas otras razones, que se dan como consecuencia en la sociedad de hoy, que esta problemática crece en forma alarmante tomando formas de violencia y muerte. IPA Argentina institucionalmente ha tomado la decisión de realizar esta publicación dedicada a la temática específica de Juego y Género para que nos represente en un decir teórico, creativo y lúdico, pero que a la vez pueda ser tomada como iniciativa de otras que nos ayuden a reflexionar como sociedad sobre esta alarmante problemática. No solo nos dirigimos a los profesionales de la educación y a padres sino también a gobernantes que elaboran y votan políticas públicas donde la infancia y sus derechos pocas veces están en las prioridades de agenda de nuestro país. IPA Argentina propone la polisensorialidad a la hora de jugar con la infancia, tanto para el diseño de los espacios como para el de los objetos lúdicos, ya que consideramos que la infancia toda tiene que ser educada integralmente desde la cuna teniendo en cuenta sus singularidades y sus diversidades de necesidades e intereses. Por esta razón, frente a la convocatoria que realizamos para la presentación de trabajos de esta publicación, fueron seleccionados un repertorio integrador de múltiples lenguajes y formatos literarios que abordan la temática desde esa mirada lúdica, expresiva y creativa. Sostenemos que defender el derecho a jugar en la infancia es también defender la ternura como valor universal de la infancia en el planeta, sin distinciones de razas, religiones ni géneros. Agradecemos a los autores de estas publicaciones por su dedicación y generosidad voluntaria en la elaboración de los textos y sus derechos de autor. También agradecemos a quienes multipliquen esta publicación para que cada vez más adultos se cuestionen y recreen los formatos convencionales con que educamos y jugamos con la infancia. Sólo así, transformando creencias establecidas en el tiempo, lograremos cambios sociales que mejoren las vidas de las personas. IPA Argentina, los espera siempre para sumarse a trabajar juntos por el Derecho de los niños y las niñas a jugar. Un afectuoso saludo,

Prof. Beatriz Caba Presidente IPA Argentina

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Éste juego es de... Vanina Figule

Profesora en nivel inicial. Ludoeducadora IPA. Éste juego es de nena, éste juego es de varón. ¿De quién es la aventura, de quién es la diversión? ¿Sobre ruedas solo ríen quienes llevan pantalón? ¿Los autos, motos y aviones llevan sueños de qué color? Los abrazos, hacer upa, cocinar y el arrorró ¿Sólo pueden disfrutarse si de rosa visto yo? Éste juego es de nena, este juego es de varón No bailes, no te emociones, no te pintes por favor No construyas, no sea brusca y nunca grites un gol. Te propongo transformar todo a nuestro alrededor Éste juego no es de nadie, no tiene sexo, ni color Deja prejuicios lejos, muy lejos en un rincón Y porque “Juguemos juntos” no es solo una invitación Es la oportunidad perfecta de hacer un mundo mejor…

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Hacia la deconstrucción de los juegos normativos: una mirada al rol del juego en la sociedad Diana Marcela Rincón Sánchez

Licenciada en Psicología y Terapia Sistémica. Voluntaria IPA Argentina. Para poder deconstruir los juegos “normativos” infantiles, es importante recordar que los imaginarios frente a las expectativas de rol de género, nacen desde el momento en que podemos hacer referencia a la sociedad como una forma de organización establecida, instituyéndose con el paso de los años una conserva cultural la cual va determinando el producto fijado para cada una estas -normas y leyes-; las cuales, en algunos casos, se consolidan silenciosamente. Con el tiempo, algunas formas de organización permanecen estereotipadas y otras tienden a modificarse dependiendo de las necesidades específicas de interrelación, conjugándose simultáneamente con los cambios de paradigma de una sociedad. Es por esto, que las expectativas de rol de género, se han ido consolidando a través de los años, por medio de creencias que sostienen las lógicas del sistema binario del sexo: hombre y mujer. Por ende, aún tiene cabida pensar, que la “masculinidad” y la “feminidad” deben dar cuenta de las construcciones sociales heteronormativas1 del sexo. ¿Cómo se transmiten los roles al interior de las nuestras nodos sociales? y ¿Qué influencia tienen en la construcción identitaria en la infancia y adolescencia? Las civilizaciones han asignado tareas, actitudes, características de personalidad, comportamientos, prácticas y dinámicas que dan cuenta de los quehaceres específicos de hombres y mujeres, con el fin de delimitar sus roles sociales. La palabra rol (role) deriva del latín rotula. Antiguamente en Grecia y Roma las partes dramáticas del teatro, estaban escritas en “rollos” y los apuntadores las leían a los actores para que las memorizaran. Fue hasta los siglos XVI y XVII, con el surgimiento del teatro moderno que estas partes dramáticas fueron leídas en “roles” o fascículos de papel. “De esta manera cada parte de la obra teatral se convirtió en un rol” (Moreno, 1993)2 Los roles que jugamos en la cotidianidad no surgen del yo (self), sino que más bien es el yo el que se construye de nuestros papeles: es decir, son nuestros roles los precursores del yo. De hecho, 1Régimen sociopolítico y económico que impone las prácticas heterosexuales mediante diversos mecanismos sociales (artístico, educativos y religiosos), como único modelo válido de relación afectiva y de parentesco. 2 Moreno, J.L. (1993) PSICODRAMA. Buenos Aires: Lumen.

antes y después del nacimiento de un niño, recae sobre él o ella un universo no diferenciado: una matriz de identidad la cual es existencial y no experimentada por ellos en sí mismos. Es gracias a esta matriz -construida socialmente- que van emergiendo a través de sus Ciclos Vitales, las fases graduales de su yo, a partir de los papeles simbólicos y específicos que el adulto le presenta.

“Hasta hoy en día algunos juegos siguen estando atravesados por estereotipos de rol de género, siendo reforzados por una visión adultocentrista como “verdaderos” y “válidos” para cada sexo.”

De allí que los niños y las niñas mediante la observación y repetición de acciones, actividades y actitudes sociales, muestren a través de sus juegos el deber ser que los referentes más cercanos a su propio sexo realizan. No hasta hace mucho tiempo era más usual encontrar niñas jugando roles referentes a lo femenino, transmitidos por su madre, tías, abuelas, profesoras, etc., y a los niños jugando roles referentes a lo masculino transmitido por los varones adultos. Hasta hoy en día algunos juegos siguen estando atravesados por estereotipos de rol de género, siendo reforzados por una visión adultocentrista como “verdaderos” y “válidos” para cada sexo. De hecho, para nadie es un secreto que en plena posmodernidad, la familia y los círculos sociales que celebran el nacimiento de un/a niño/a antes de que nazca, se les asignan de manera estándar las formas de vestir, los colores de su ropa, los colores de su habitación y de sus objetos, los muñequitos de las sábanas, los del papel celofán, sus juguetes y peluches; todo esto dependiendo del sexo anunciado.

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Las dinámicas y organizaciones sociales han cambiado través de los años por tanto también las prácticas que hombres y mujeres asocian generalmente a las expectativas de su rol de género. ¿Cómo pedirle entonces a un niño que no juegue con elementos de la cocina o con muñecas?, o una niña que no juegue fútbol, con carros o herramientas, cuando somos conscientes que a través de los ciclos de la vida, los adultos desarrollamos afinidades y afectividades por una actividad u otra independientemente del rol de género que “asumimos”. Y en suma, cómo pedirle a los niños y niñas, que no experimenten e interactúen con los diferentes objetos y prácticas sociales que se encuentran diariamente, si es gracias a su curiosidad y a su espontaneidad, que desarrollan su creatividad, sus vínculos y sus afinidades, mientras exploran paulatinamente sus habilidades motrices, sociales, somáticas, psíquicas y fisiológicas. Los niños y las niñas encuentran un universo complejo de objetos los cuales, que para ellos, no tienen asociados un género en sí mismos: son substancialmente polisemánticos, carentes de la funcionalidad que la sociedad le ha asignado. Estos empiezan hacerse extensiones de su cuerpo, logrando mediatizar sus deseos más instintivos; somos nosotros, las y los adultos quienes caemos en la trampa prejuiciosa, absoluta e incluso ya obsoleta, de enseñarles que los juguetes y sus prácticas de juego pertenecen o no a su sexo específico; y de esta manera vamos coercitivamente acotando la exploración de sus habilidades para una actividad u otra. No puedo dejar de resaltar el papel fundante que tenemos en la construcción identitaria de las/los

niños y los/las adolescentes. Somos en sus aprendizajes el pivote que permite y acompaña en sus diferentes experiencias lúdicas, en la exploración del medio, en su arte y la literatura: sus fantasías, sentimientos, temores, inquietudes y deseos más primigenios. Si para nosotros las y los adultos es importante comprender el mundo interno de los niños y niñas, debemos empezar a flexibilizar nuestras propias conservas culturales, ser conscientes del momento en que estamos intentando moldear sus propios dialectos por medio de nuestros mandatos. Debemos empezar a reconocer que el juego en la infancia es diverso, multifacético y fantasioso; que por medio de éste los niños y las niñas logran elaborar las situaciones que han vivido pasivamente en la realidad; que gracias a él tienen acceso al reconocimiento del mundo y a la exploración de sus cinco sentidos; que gracias a sus deseos, a su curiosidad y el nuestro acompañamiento el juego puede ser un medio y fin de estimulación de su imaginación, creación y aprendizajes. Para deconstruir pragmáticamente los juegos “normativos” en la infancia es necesario permitirles que ellos sean los expertos a la hora de escoger un juguete sin importar si es un carro, una pelota, una muñeca, un ejemplar de cocina, un avión, un villano, una barbie, un héroe, un tren, un peluche rosado, café, azul, etc. Mientras que la labor de las y los adultos está puesta en la calidad del acompañamiento: cuidando su integridad física y afectiva, validando, estimulando y conteniendo la exploración de sus relatos, sus habilidades motrices, psíquicas y sociales, ya que estas influyen directamente en la construcción subjetiva del niño.

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Recomendado

“Jugar es un acto político” de Aida Reboredo Sonia Zacarías.

Docente de Educación Fisica y Técnica Nacional en Recreación. Ludoeducadora IPA. La autora de “Jugar es un acto político” parte de la afirmación que a la niña, desde la primera infancia, el entorno social la marca con un estereotipo de mujer-ama de casa, de mujer-seductora, “como si fuera una mujer” y por lo tanto este hecho impide identificarse con ella-mujer para ella misma. Para Aida Reboredo, a través del juguete se transmite una red de representaciones de valores que están en correlación con las tareas que para una mujer se consideran indispensable:

• Protección, educación y atención a los hijos. • Atención y cuidado al marido. • Transformación de los productos semielabo-

rados en bienes consumibles. • Manutención de objetos: lavar los platos, la ropa y planchar entre otros. • Adquisición cotidiana de productos, desde los centros sociales hasta su casa.

Estos conceptos, según ella, surgen en un sin-número de juguetes, desde el bebé hasta la vajilla plástica, pasando por los cosméticos y ropas de muñecas; entrenando así a la niña a ocupar su posición en la división sexual del trabajo. Con respecto al niño, ocurre algo similar. Para ser un proyecto de hombre, desde su primera infancia, se le entregan juguetes más bien mecánicos, para armar y desarmar o para mover. De este modo se lo va induciendo, al igual que a la niña, a asumir gustos, conductas y actitudes: papeles que lo determinan para estatutos sociales estáticos. De aquí, que podemos coincidir con la autora, que jugar conlleva tras de sí, un acto político que se corresponde con los roles y dinámicas sociales, acordes a cada época. Bibliografía consultada: REBOREDO, Aida: “Jugar es un acto político”, México, Ed. Nueva Imagen, 1983.

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Jugar es multicolor Denise Carrano.

Licenciada en Publicidad. Voluntaria de IPA Argentina.

¿Te imaginas un mundo celeste? ¿O rojo o verde o marrón? Nada sería interesante Todo de un mismo color. ¡Yo quiero rosa y celeste! ¡Yo quiero muñeca y camión! Yo quiero jugar y el juego, El juego es multicolor. Las escondidas, la ronda, El tateti... ¡Por favor! Podríamos seguir la lista, ¡Ningún juego es divisor! ¡Yo quiero amarillo y verde! ¡Yo quiero ser chef y pintor! Yo quiero jugar y el juego, El juego es multicolor. 6

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“El juego: motor del desarrollo en la infancia y adolescencia” Entrevista a Marina Laski* Para adentrarnos en el tema, nos podría explicar brevemente (si es posible) ¿Qué diferencia hay entre sexo, sexualidad y género? ¿Hay una vinculación obligatoria o es contingente según el contexto? Bueno, en principio vamos a establecer que los tres están sumamente integrados. De todos modos, vamos a hacer su diferenciación. Sexo se relaciona con lo biológico, aquello con lo que se nace, desde el punto de vista material, es decir, un cuerpo sexuado de determinada manera: varón, mujer o a veces hermafrodita. Sin embargo, más allá de biología, en esta necesidad de determinar apenas un ser humano nace si es varón o mujer, nos adentramos en lo cultural, con lo cual, la misma biología está traspasada, involucrada con las cuestiones culturales del medio en el que se nace. La sexualidad tiene que ver con cómo desarrollamos una serie de potencialidades relacionadas con el placer, con el divertirse y también (aunque no necesariamente) con el tener hijos e hijas. La sexualidad también es una construcción sociocultural muy importante, porque define la identidad y el desarrollo de las personas. El género es una categoría también construida cultural y socialmente, políticamente -pero no el sentido de política partidaria- que tiene que ver con todas aquellas cuestiones: roles, funciones, formas de relacionarse, de vestirse, de nombrarse, que los seres humanos atribuyen a las personas, sean varones o mujeres. Estas cuestiones en general se atribuyen a esta división binaria en principio. Pero después, con el desarrollo y la visibilización de las

elecciones, la identidad de género, la identidad sexual y la orientación sexual se complejizan, se diversifican, y hacen que los y las cientistas sociales estemos más atentos en cuanto al modo de abordar la realidad en la que viven y se desarrollan los seres humanos e intentar comprender, cuáles son las vicisitudes por las cuales atraviesan.

“El juego es el flujo de las energías, es lo que permite ir construyendo con mayor integridad y facilidad aquello que se relaciona con el devenir de las personas, su historia, su presente y su futuro.” Si la identidad de género se construye: ¿Qué caminos recorre en su construcción? ¿Qué mecanismos la moldean? Podríamos referirnos por ejemplo a cuestiones subjetivas, sociales, culturales, políticas, hasta económicas también que moldean la identidad de género. Inclusive, la situación de oportunidades. El tema de oportunidades es una bisagra, que puede facilitar o impedir que se elija libremente una determinada identidad de género. La creencias, el modo de mirar y pensar el mundo y las personas que habitamos en el. Básicamente hay cuestiones relacionadas con el contexto primario donde se instala el ser humano,

y a manera de “círculo concéntrico” primero son los vínculos que va estableciendo con la madre, luego la madre y el padre, la familia ampliada, los vecinos, otras instituciones, medios de comunicación y los instrumentos de la política que inciden en la vida de las personas.

¿Qué rol juega, justamente el juego en esta construcción? El juego vendría a ser la energía que permite este desarrollo, como también, si está obturado dificulta el desarrollo de las personas. El juego es el flujo de las energías, es lo que permite ir construyendo con mayor integridad y facilidad aquello que se relaciona con el devenir de las personas, su historia, su presente y su futuro. Podría contarles una experiencia de cuando era docente de nivel inicial, que en mis “veintipocos” años me conmovió mucho y me hizo aprender mucho. Yo tenía la sala de 4 o 5, en la etapa donde comienzan las preguntas específicas acerca de cómo son los niños y las niñas, y resulta que yo había observado en el grupo, que los varones, hacían un juego reiterativo (yo decidí pesarlo y llamarlo así) de levantarle las polleras a las niñas –en aquella época las niñas iban mucho con polleras al jardín, estoy hablando de los años 70-. El tema es que lejos de indignarme y sancionar ese juego con un “eso no se hace”, pude ver que en esa acción, ese juego llevaba consigo la pregunta “¿cómo son las niñas?”. En esa época el tema de la educación sexual era un tema absolutamente tabú por lo cual, decidí convocar a los padres y

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madres, con mayor presencia de las madres, para que me habilitaran para trabajar ese tema en la sala, y que finalmente pudo ser posible. Además, tal como lo había planteado, las madres no se horrorizaron, sino que más bien aceptaron la interpretación que había hecho.

“Digamos en un medio amplio que pueda darle lugar a distintas expresiones, los géneros pueden relacionarse mucho más libremente y experimentar en sí mismos las posibilidades de los diferentes géneros.”

Podemos decir que en este caso, el juego habilitó el despliegue de una pregunta que se refiere al ser, lo que nos permite pensar que el juego no tiene que ver solamente con la cuestión más instrumental, sino que remite a cuestiones propias. Exactamente. Además hay que tener en cuenta las diferentes etapas del desarrollo de las posibilidades de conceptualización. A los 4/5 años, por lo menos en aquella época, muchos temas eran tabú, por lo que el lenguaje o la pregunta se expresaba a través de una acción, y esta acción era juego. Si bien hoy hay más palabras antes determinadas preguntas que realizan los niños y niñas, es muy importante estar atentos a ese tipo de preguntas expresadas en juego, que puede facilitar aspectos vinculados por ejemplo, a la sexualidad, pero también a muchísimos temas más que

pueden ser de interés. Justamente, en Argentina desde hace unos años entró en vigencia la ley de educación sexual integral y obligatoria, que intenta rescatar la necesidad de una educación sexual desde nivel inicial hasta secundario, con propuestas acordes para cada nivel. Donde el juego en nivel inicial y primer ciclo de primaria es el medio más importante. Y esto es fundamental, porque ya no se trata de una iniciativa personal como fue en mi caso o la que durante muchos años tuvieron una gran cantidad de docentes sensibilizados por esta temática, sino que se trata de una política de Estado, que esperemos que continúe con la misma fuerza. ¿Cómo se vinculan los géneros a través del juego? Depende.. (risas) depende de la apertura o de los prejuicios que estén presentes en el medio donde se desenvuelven los niños y las niñas. Digamos en un medio amplio que pueda darle lugar a distintas expresiones, los géneros pueden relacionarse mucho más libremente y experimentar en sí mismos las posibilidades de los diferentes géneros. En este punto, traigo una situación que se produjo en una reunión de mujeres sobre sexualidad, con adultos y adultas a cargo de niños y niñas que coordinaba en los años ‘90. En esa ocasión, una abuela expresó que cuando su nieto era pequeño jugaba a vestirse como niña, y ella lo dejaba. Pero a su vez, ella lo vivía con mucha culpa porque ella sentía que el chico estaba jugando y que el jugar debería ser libre, pero hasta dónde, ¿estaría bien? ¿estaría mal?, y que a partir de lo que se estaba tratando en ese taller, ella sintió un gran alivio de ver que esa actitud que ella había asumido, en realidad había favorecido a su nieto. Decía “ahora mi nieto es grande, y es un chico que se relaciona con las mujeres, que le gustan, y el habilitar ese juego, no necesariamente hizo que él fuera homosexual”. 8

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Es como que en situaciones que tienen que ver con la libre exploración a través del juego, hay mucha sanción entre lo que debe ser y lo que uno desea hacer. Yo creo que el límite de lo que una desea hacer está en el respeto al otro y en la no violencia, en lo que la otra persona no está dispuesta aceptar y en lo que sí.

“Seguro, y el tema de la reflexión en adolescentes en muy importante porque ayuda a tomar conciencia de sí mismos y de los demás.” ¿Qué vinculación podemos establecer entre el desarrollo de la sexualidad, el género y el juego en la infancia y adolescencia? En realidad está todo integrado, podemos decir que sólo a los fines de un análisis científico, de investigación u opinión, se pone el foco en alguno de estos conceptos. Pero en realidad, sexualidad, género y juego están integrados. Por eso es tan interesante el nombre de “educación sexual integral” en referencia al programa de educación sexual en las escuelas, porque en realidad tiene que ver con un universo integrado que involucra al juego, la familia, el género, la no violencia, la prevención de enfermedades de trasmisión sexual, en fin, con una cantidad aspectos vinculares que hacen a un desarrollo integral. Ahora bien, esta integralidad va a tener su expresión en la infancia, y su expresión en la adolescencia. En la infancia depende del estadio de desarrollo. En principio nos encontramos con cuestiones más “caóticas” que las y los adultos tenemos que ir dándole un sentido, ayudando, acompañando a esta construcción. En la adoles-

cencia, todo se pone en cuestión, y el tema de la percepción de la excitación sexual sentida en el cuerpo, en muchos casos lleva la delantera. Por ello, para aquellos que trabajamos con adolescentes, es bueno observar y estimular que se integren aspectos relacionados al encuentro con el otro, al juego, a la reflexión, a las posibilidades de examinar el propio cuerpo, conocerlo y cuidarlo, de manera de habilitar la decisión libre de elegir con quiero relacionarme. Eso también es cuidarme. Pienso que en estos casos, donde se abordan cuestiones que tienen que ver con la conciencia de sí, el jugar como una acción teñida de deseo, de encuentro, de diversión, de comunicación en esta etapa de la adolescencia, es crucial. Seguro, y el tema de la reflexión en adolescentes en muy importante porque ayuda a tomar conciencia de sí mismos y de los demás. Acompañar los espacios de reflexión grupal especialmente, y remarco grupal, porque en los y las adolescentes la pertenencia grupal es prácticamente la necesidad de la construcción de su propia identidad. Es muy enriquecedora y necesaria, y sería conveniente que tenga en cuenta las cuestiones que llevan a los estereotipos. Me detengo aquí para hacer un señalamiento: la posibilidad de reflexión, visibilización y cuestionamiento a los estereotipos, previene la adhesión (principalmente en los varones) a modelos más rígidos o pilares más fuertes, ligados a enunciados de corte machista. El concepto de género incluye el cuestionamiento de los roles y fundamentalmente los estereotipos que la cultura impone, o trata de imponer a estas clasificaciones binarias de mujer y varón. Por lo tanto, quien se sale de esa norma, es mirado como alguien extraño y no perteneciente al conjunto social destinado por su condición sexual y de clase. El concepto de género enton-

ces, permitiría desarticular estos mecanismos que marginan, excluyen. En relación al tema de estereotipos y su cuestionamiento ¿Se pueden trabajar cuestiones relacionadas al género en la infancia? Absolutamente, y en este aspecto, el juego se convierte en un aliado importante a la hora de desarmar estereotipos. Por ejemplo, cuando las docentes de nivel inicial proponen el juego en los diferentes rincones, para que los niños y niñas elijan libremente, se tiende a imponer implícita o explícitamente dónde deberían jugar, como el llamado “rincón de la casita” y que yo en mi etapa de docente elegía llamar “rincón de las dramatizaciones”, porque consideraba que allí los niños y niñas podían construir diferentes situaciones, por ejemplo, un negocio, una plaza…no sólo las asociadas a vivencias en el ámbito doméstico y los roles asociados al mismo. Es decir, es muy importante que se habilite a los niños -varones- a jugar libremente en estos espacios y que ellos también reconstruyan situaciones domésticas y de crianza. Hay una gran cantidad de varones que expresan claramente sus ganas de tener hijos o hijas, y la familiarización con las acciones de cuidado a través de juego, abre mayores posibilidades para su construcción y desarrollo.

“Es decir, es muy importante que se habilite a los niños -varones- a jugar libremente en estos espacios y que ellos también reconstruyan situaciones domésticas y de crianza.”

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“Si a un niño que asiste al jardín le preguntamos por sus amigos, él niño se va a referir a los varones, porque él también está construyendo el lenguaje.”

Por ello es muy importante trabajar temáticas vinculadas a género desde la infancia… Sí, desde que se nace. ¿Por qué celeste y rosa para vestir, para los accesorios, juguetes rosaditos y suavecitos para las niñas, juguetes azules y pelotas para los varones? Todo esto hace a la conformación de los estereotipos de género. A ver, las mujeres también manejamos a la edad adulta, ¿por qué no tener autos para hacer que manejamos desde pequeñas? Pero más allá del uso de juguetes que acompañan el juego, y que permiten a los niños y niñas proyectarse a futuro, la posibilidad de experimentar con diferentes juguetes, permite mayor flexibilidad, creatividad y desarrollo, muy diferente a algo más estereotipado “con esto sí, con esto no, no te subas a un árbol, no te ensucies el vestidito con tierra”. Claramente, trabajar género desde la infancia va más allá de una cuestión meramente preventora a futuro, sino que tiene que ver con la realidad concreta de un niño o niña en el aquí y en el

ahora, por las posibilidades de despliegue. Inclusive con lo referido al lenguaje. El lenguaje también construye y es constituyente. Si a un niño que asiste al jardín le preguntamos por sus amigos, él niño se va a referir a los varones, porque él también está construyendo el lenguaje. Mucho más tarde se naturaliza que el plural en el español incluye -o parecería que incluye- a ambos géneros. En realidad no es así. Por eso es importante preguntar por lo amigos y también por las amigas, de manera que logre construir con el lenguaje, que es la herramienta de elaboración más exquisita que tenemos los seres humanos, su identidad de género de una manera más integral. Tiene que ver con una apertura de pensarse a uno mismo y pensar a los demás desde una actitud de respeto, de convivencia en la diversidad. Como profesional especializada: ¿Cómo ve en la actualidad a nuestro país en relación a la temática de género en infancia? ¿Dónde estaríamos parados? Yo creo que ha habido un gran

avance aunque que falta mucho – así como falta en todo el mundoEs innegable que milenios de patriarcado no se deconstruyen de manera rápida, más bien es un proceso paulatino, con avances y retrocesos. Sin embargo, lo que ha producido “niunamenos”1 es muy importante a nivel social y comunitario. Porque el “niunamenos” incluye a niños, niñas y adolescentes que son las poblaciones con más alto riesgo de ser vulnerabilizadas, tanto como las mujeres, y este sentido el empezar a tomar conciencia de las diferentes violencias hacia niños, niñas y adolescentes, permite mayores posibilidades de denuncia y visibilización. De todos modos, tocando este punto, aún

1 Ni una Menos, es el lema elegido por un colectivo de organizaciones de mujeres y de defensa de Derechos Humanos, entidades gubernamentales y no gubernamentales en Argentina, para acompañar un conjunto de acciones sociales (marchas, pronunciamientos, actividades) que intentaron visibilizar la temática de la violencia hacia la mujer, y alertar por el aumento considerable en los últimos años de femicidios (violencia seguida de muerte de niñas, adolescentes y adultas) en todo el territorio argentino.

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quedan pendientes mayor sensibilización, flexibilización y capacitación en cuestiones de género en los sistemas de justicia para un abordaje más justo. Lo mismo en las fuerzas de seguridad. Estas instituciones son las más resistentes. Un ejemplo de esto es la mujer que quisieron reprimir amamantando en la plaza. En lo que se refiere puntualmente a género e infancia hay mucho camino para recorrer todavía. Si bien se ha avanzado mucho, hay capacitaciones a docentes dentro del programa de educación sexual integral. Estaba pensando en relación a los avances en materia de leyes y derechos, que permiten el vivir en la diversidad, por ejemplo, la ley de identidad de género, matrimonio igualitario, la ley de educación sexual integral. Esta posibilidad de derechos para una gran porcentaje de población, inclusive de niños y niñas, como es el caso de Luana, la primer niña trans que tiene su dni con su identidad de género. Que niños y niñas que en una situación de cuidado por parte de adultos y adultas puedan elegir su identidad de género, entre otros derechos adquiridos, coloca a Argentina en un lugar de avanzada respecto de Latinoamérica y varios países de Europa, y en este sentido, es para destacarlo. Por último, en su opinión: ¿por qué sería importante comenzar a pensar los puntos de vinculación entre juego y género? ¿qué aportes puede generar a la sociedad el despliegue y problematización de esta temática? Creo que lo estuvimos hablando en toda la entrevista, pero podemos sintetizarlo que es importante esta vinculación porque nos permitiría ser más plásticos, más creativos, más espontáneos, disfrutar más las posibilidades del jugar, porque el abanico de posibilidades se abre desde una mirada de género que no reprime los juegos donde los

niños y niñas, pero también los y las adolescentes, adultos y adultas, pueden desarrollarse y disfrutar…de vivir en la diversidad y en la complejidad que es el mundo, que no es nada ni nada menos que la misma persona. Aquello que mostramos es sólo una parte de la complejidad que se vive internamente. Este mecanismo se vive en las familias y sociedades también. Esta complejidad es posible de ser enriquecida, en el sentido de belleza, de creatividad, de multiplicidad… Básicamente, el juego puede hacer mucho por este enriquecimiento… El juego es lo básico, es el motor de lo que puede hacer a un desarrollo más integral, más armónico, más sustancioso de una persona. ¡¿Vamos a jugar entonces?! ¡Dale, vamos!

* Marina es docente de nivel inicial. Licenciada en Psicología y Sexologa. Magister en Investigaciones sociales desde la perspectiva feminista. Consultora de FUNVAP –Fondo población Naciones Unidas en problemáticas de adolescentes- y LUSIDA. Coordinadora del equipo de prevención y promoción de la salud (programa de violencias de género) en el Centro de Salud Mental n° 1 CABA. Ha escrito y publicado numerosos artículos referidos a su especialidad.

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Opinión

Juego sin género Federico García Coord. De la Comisión de Diversidad ATCPEA Escribo este artículo sobre la temática de género en los juegos de los chicos y chicas, como padre de una nena de 3 años, sin dejar de lado mi experiencia en la infancia y mi orientación sexual. Creo que una de las cosas que más recordamos de nuestras infancias son las horas de juego que tuvimos solos, con hermanos, amigos; madres y/o padres, sin duda el arte de jugar es un momento de conexión donde nosotros ponemos nuestras emociones, vivencias, imaginaciones y deseos, y a su vez, el juego nos da un aprendizaje, un desarrollo y también un divertido momento.

Podemos pensar que el varón está jugando a formar una familia, a cuidar de sus hijos, a organizar una casa y la nena tal vez aprender a manejar, aprender a tener precaución en el manejo (como seguro vio a su mamá o tía hacerlo) entre otros sentidos. Desde chicos nuestra sociedad nos empieza a marcar ciertos patrones culturales y esperadas tendencias por parte de los adultos, como por ejemplo otorgarle determinado género a los juegos y a las cosas; por eso los grandes esperamos que una niña juegue con muñecas, a hacer las compras o juegue a cocinar, en cambio los niños mientras jueguen con autos, tractores y aviones todo marcha sobre ruedas. ¿Pero qué pasa cuando somos adultos? Queremos que los hombres cocinen, que mantengan el orden y el aseo del hogar, mientras que de las mujeres sepan manejar, que sean independientes económicamente, entre otras expectativas, cruzando esos mismos límites que ponemos a nuestros hijos e hijas de pequeños. Creo que también existe cierta creencia que el juego tiene el poder de determinar un “cambio” en la orientación sexual. Estos temores suelen apare-

cer cuando observamos que un niño elije jugar a juegos pensados como femeninos o niñas que juegan juegos pensados como masculinos. Aquí se genera un movimiento en el cual, adultos (padres, madres, docentes, u otros), intentamos evitar estos juegos no convencionales o acordes a lo normativo, y forjamos un camino, una tendencia preestablecida comprando los colores y materiales “apropiados” para cada género. ¿Pero qué pasa si niñas y niños tienen el deseo de ese juego, considerado “opuesto”? ¿Qué pasa si un varón quiere jugar a la casita o una nena quiere manejar un tractor? Simplemente, no pasa NADA, porque para ellos es un simple juego, donde buscan una diversión, un aprendizaje o reflejar lo que ven de las y los adultos con los que comparten. Podemos pensar que el varón está jugando a formar una familia, a cuidar de sus hijos, a organizar una casa y la nena tal vez aprender a manejar, aprender a tener precaución en el manejo (como seguro vio a su mamá o tía hacerlo) entre otros sentidos. Sin embargo, es preciso diferenciar esta clase de juego libre, con aquél que acontece en aquellos niños o niñas que se encuentran en el proceso de adoptar una expresión de género distinta a la que actualmente tiene. En estos casos, es a través del juego donde puede manifestarse ese profundo deseo personal. Podemos pensar que el juego vehiculiza o manifiesta ese complejo proceso de asunción de la identidad, que bien sabemos comienza en la infancia, extendiéndose hasta la adolescencia y juventud. Como adultos (madres, padres, docentes, sociedad en general) pienso que lo más importante es dar el apoyo, la confianza y la posibilidad de buscar, explorar y aprender quienes son, porque cualquier desarrollo posterior va a estar acompañado por la confianza que le supimos dar. Para terminar, quisiera compartir que mi hija tiene dos papás, y como muchos papás y mamás, le damos libertad para jugar, libertad para que exprese su imaginación...Ella elige jugar con sus bebés, se disfraza de princesa, se pone zapatos con taco, en fin, arma juegos como cualquier otra niña que elige ese tipo de juegos y juguetes. Es decir, nosotros como su familia sostenemos y apoyamos sus intereses desde muy pequeña. Porque no importa a lo que elija jugar...sino que lo que importa es que sea libre y sostenida en el juego que la haga feliz. 12

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Cuento

La pequeña flor Patricia Leovigilda Soto González.

Alumna de la maestría de Educación Sexual Centro de Integral de Sexualidad y Educación Sexual (CISES) Xalapa México. Había una vez un campo muy hermoso lleno de muchas flores, que disfrutaban del sol, del aire y de la lluvia. Había flores de muchos tamaños, unas pequeñitas que apenas eran unos brotecitos y otras muy grandes que asomaban sus pétalos enormes al sol. Estaban las flores rosas, unas más rosas que otras, que disfrutaban de reunirse para platicar entre ellas sobre otras flores rosas, sobre flores pequeñas, sobre semillas; en fin, de lo que hablan las flores rosas. También estaban las flores azules, unas azul cielo y otras azul marino, que solían competir entre si y platicar sobre flores rosas; vamos, sobre lo que platican las flores azules. Un día de primavera se conocieron Rosa y Azul, dos hermosas flores que desde que se vieron por primera vez sintieron algo muy especial el uno por el otro, ya no pudieron estar lejos, jugaban, cantaban, platicaban mucho, y poco a poco llegaron los besos y los abrazos, se dieron cuenta que estaban enamorados y decidieron formar una familia. – Oye Rosa, dijo Azul, sabes que te amo y quisiera que tú y yo sembremos una semilla. Rosa aceptó, le gustaba mucho la idea de formar una familia, de cuidar y de llenar de amor a esa semilla que en algún momento se convertiría en una hermosa flor, justo como ellos. – Si, si quiero plantar una semilla contigo Azul, dijo Rosa llena de emoción. Y así con mucho amor, sembraron una semilla pequeñita. Aunque esa semillita era como todas las demás, cafecilla y arrugada, para Azul y para Rosa era una semillita muy especial, todos los días y en todo momento, la cuidaban, le hablaban, la protegían y esperaban con mucha emoción el día en que esa semillita floreciera. Por fin llegó el tan esperado día, llenos de emoción estaban a la expectativa de que esa semilla, ahora convertida en flor, se abriera para ver el color de sus pétalos... Esta flor no era una flor común, sus pétalos eran diferentes, no eran rosas o azules, no eran de un solo color como el de los demás, como los de Azul o como los de Rosa, esto creó mucha confusión en sus padres. – ¿Qué pasa? dijo Rosa – no entiendo lo que sucede, ¿porqué nuestra semilla se transformó en esta flor tan diferente? Rosa y Azul no entendían lo que pasaba, se sentían tristes, solos y confundidos, pensaban que habían hecho algo mal, se miraban sin encontrar respuestas. Cuando las demás flores veían a esta pequeña flor, hacían comentarios que erandolorosos, decían cosas como: ¡Es una flor fenómeno! ¡Qué rara es esa flor! ¿Qué le pasó a esa flor? Todas esas expresiones lastimaban a Rosa y a Azul porque sentían el rechazo en cada una de las palabras. Pero, ellos amaban mucho a su pequeña flor 13

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tan especial, nunca permitían que lo que los demás decían la dañara, sabían que tenían que hacer algo pero no sabía qué. lo que los demás decían la dañara, sabían que tenían que hacer algo pero no sabía qué. Un día otra flor, llamada Fucsia, les dijo: – Deberían arrancarle los pétalos a esa flor, y dejarle solamente los de un color. – Pero eso será doloroso – dijo Rosa. – Si, pero eso es mejor, que ser un fenómeno – replicó Fucsia. – Pero ¿cuáles le quitamos? – preguntó Rosa. – Quítenle los que tenga menos – contestó Fucsia – así le será menos doloroso. Rosa y Azul no querían hacer eso, no estaban convencidos, su flor era bella tal cual estaba, la verdad no sabían qué hacer. Sin embargo, tenían que tomar una decisión. Un día pasaba por ahí una abeja, se acercó a la pequeña Flor que era muy llamativa, la pequeña Flor se veía feliz, era un retoño aún, pero era muy hermosa, al ver que la abeja se acercaba, Azul y Rosa quisieron espantarla para que no lastimara a su pequeña florecita. – ¡Aléjate!, ¡Vete! – ¡No la toques!, ¡no te acerques! La abeja se sorprendió ante esta reacción, inmediatamente, quiso disculparse – Lo siento mucho, no quise molestar, es que me parece tan hermosa esta pequeña flor, de donde

vengo hay más flores como ella y de muchos otros colores, tantos y tantos colores diversos, no son muchas pero siguen siendo hermosas. – ¡¿Cómo?! – exclamó Rosa – ¿en el campo hay más flores como nuestra pequeña flor? – Si –dijo la abeja– como su pequeña flor; bueno, no idénticas pero si muy parecidas hay muchas variedades de colores, ¿no lo sabían? Azul dijo, – No, pensamos que era única, ¿puedes llevarnos donde has visto a las otras? – Claro –dijo la abeja– con mucho gusto, oye pero ¿porqué dices que es única? Acaso ¿no todos somos únicos, especiales e irrepetibles?. No tienen de qué preocuparse, su pequeña flor es hermosa tal cual es, es una flor que crecerá sana y llena de amor. – Todas las flores tienen su belleza y su particularidad –continuó la abeja mientras los guiaba al campo con flores de colores– su perfume y colores, su esencia es lo que las hace especiales, únicas e irrepetibles y nunca dejan de ser una flor Cuando Rosa y Azul escucharon a la abeja y conocieron otras flores de pétalos multicolores, se sintieron mejor, entendieron que su pequeña flor podría vivir una vida plena y feliz, sin tener que arrancar sus pétalos rosas o sus pétalos azules. Sabían que no estaban solos, ahora estarían mas unidos en el amor, por fin volverían a disfrutar del sol, de la lluvia y del viento junto con su pequeña flor de pétalos multicolor.

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Una experiencia para compartir

Tres nenas

Héctor Carrer.*

Licenciado en Psicopedagogía y Cs de la Educación. Director educativo de Tierra de Juego. Club en Parque Camet. Sábado por la mañana. Un sol de invierno apenas suficiente. Las divisiones infantiles de rugby juegan los sábados por la mañana. Padres al costado de la cancha, apiñados alrededor del mate y los bizcochitos. Hijos que corren a las órdenes de los entrenadores haciendo la entrada en calor. A los lejos, cruzando las canchas pobladas de otros chicos, se ve venir a los integrantes de la división invitada para jugar con nuestros hijos. Parece que nada va a alterar la rutina de un sábado en el club. Poco a poco se van acercando hasta las canchas donde juegan los infantiles. De pronto, y a la manera de las películas de Hollywood sobre eventos catastrófico, que comienzan mostrando la cotidianidad de una ciudad que luego es tragada por un terremoto o invadida por un virus mortal, ocurre lo inusual. Junto a los niños y los entrenadores del club visitante… ¡tres niñas! ¡Tres niñas vestidas para jugar! ¡Tres niñas vestidas para jugar al rugby! Camiseta, pantalones cortos, medias, botines y protector bucal. Los entrenadores de ambos equipos se saludan y comienzan a dialogar. Nuestros hijos, que pararon de correr, miran al otro equipo, los observan como quien mira un extranjero que habla una lengua extraña. Sonríen nerviosos, hacen comentarios en voz baja. Se acercan a los padres y, con cara de haber visto un extraterrestre, exclaman:

¡Son nenas! ¡Tres nenas! Un par de minutos después los entrenadores llaman a sus equipos. Se distribuyen en la cancha y comienza el partido. Al principio nuestros jugadores parecen no querer interactuar con las niñas, la actitud corporal los delata, las enfrentan tímidamente, quizás con temor, con vergüenza o todo eso junto. Pero en algún momento que no alcanzo a identificar, el círculo mágico se cierra, entonces ahí, en la cancha, ya no hay dos equipos y tres nenas, sino dos equipos de rugby que juegan juntos a lo que decidieron jugar. De regreso a casa, un solo comentario de mi hijo, fue diferente al de otras ocasiones: “jugaban bien las nenas…” comentó como al pasar. “Seeeeee…..”, le dije yo. Intentando darle un tono rutinario a mi respuesta. * Héctor Carrer, además de ser Educador con una amplia trayectoria en educación y ser director educativo de Tierra de Juego, es un “veterano” de rugby (y un apasionado de este deporte) y papá de un jugador de rugby infantil. Héctor ha expresado en numerosas ocasiones lo importante que ha sido este deporte en su vida de niño y de adulto.

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Juego y Género: hacia la construcción de una cultura de paz. María Alejandra Albacete.

Licenciada en Psicopedagogía. Ludoeducadora IPA. “(…) La paz es la navidad, y un regalo sorprendente, Tener derecho a jugar y que sonría la gente”1

Pensaba en el conjunto de palabras que forman parte del título de este pequeño artículo: juego, género, construcción, cultura, paz… Palabras cargadas de sentido, multiplicidad de significados que entrelazados, irán delineando una nueva trama. Como un tapiz, cuyas lanas de colores van creando un dibujo, así iremos tejiendo nuevos significados. Pero primero, les voy a proponer un juego: Recuerden el patio de su escuela. Es el recreo, están ahí viendo a tod@s...¿a qué juegan l@s chic@s? ¿cuánto espacio ocupan los varones y cuánto espacio ocupan las mujeres? ¿los varones y las mujeres juegan juntos? ¿a qué juegan? ¿o juegan separados? ¿qué les dejan hacer a las chicas y qué no? ¿y a los varones? ¿y a tod@s? Seguramente, las escenas que cada quien pudo recrear fueron diferentes, sin embargo no temo equivocarme que esas escenas traducen relaciones sociales y principalmente, relaciones de género. Vale aclarar que cuando nos referimos a género, lo hacemos pensando en el sentido amplio del término, que involucra tanto a mujeres como a varones. Es decir, aprendemos a ser hombres y mujeres según lo que las sociedades van definiendo como lo propio de lo femenino y masculino, y lo que debe ser un hombre y una mujer (Tarducci, Zelarallán, 2010) Podemos afirmar entonces, que las relaciones de género atraviesan todo el conjunto social, donde el juego, el jugar y los juguetes no son la excepción (Demarco, Andrade 2010). A partir de aquí, comienza nuestra propuesta: ¿Por qué hablar de juego y género? ¿Por qué hablar de paz? Cuando hablamos de juego, no nos estamos refiriendo únicamente al concepto/acción del jugar, 1 Extracto del poema “La Paz” de Alfonsina Storni. Lo aprendí de memoria a los 10 años, en la escuela n°12 de Morón. Fue la señorita Azucena quien nos enseñó a recitar poemas de memoria, jugando con el cuerpo, la voz, la expresión. Ese aprendizaje a manera de juego, quedó en la memoria, junto a los juegos y juguetes de mi infancia que me siguen acompañando.

como actividad privilegiada de la infancia. Sino que vamos más allá, y lo pensamos como un complejo entramado, una herencia cultural que permite la transmisión de acciones, posiciones, roles e imaginarios que van moldeando nuestra identidad. El juego como función inherente al ser humano, permite y trae una inconmensurable cantidad de enunciados traducidos en lenguaje, formas de crianza, maneras de vincularse, de aprender, de sentir y de vivir que nos excede y transforma. El juego comunica. El juego trae consigo la historia de la humanidad. A través del mismo, se activan los sentidos, se clarifica el caos de sensaciones primarias, el juego integra pensamiento, sentimiento y acción. El juego mismo es lenguaje. A su vez, el juego es un derecho2 (que no siempre está garantizado).

“El juego trae consigo la historia de la humanidad.”

¿Cómo no referirnos entonces a su poder social, multiplicador y transformador? Por ello, no es casual que nos encontremos ante una suerte de revisión que está poniendo en cuestionamiento el juego, el jugar y los juguetes, en relación a determinadas formas de reproducción simbólica, de estereotipos, y de funciones sociales (tanto privadas como públicas), poniendo en tensión la cuestión del control social y el espacio de libertad, como aquellas condiciones de igualdad y desigualdad de quienes juegan. Desde que la modernidad estableció el concepto de infancia, ha encontrado en el juego, el jugar y los juguetes, el principal medio de modelamiento de roles y funciones sociales, especialmente atribuidas a las categorías mujer-varón, y de clase social. 2 Art. 31 de la Convención de los Derechos del niño, la niña y adolescentes: “Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y esparcimiento, al juego y las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y de las artes”

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Dar cuenta del carácter político y cultural del juego, nos permite desnaturalizar determinadas concepciones acerca del mismo, de aquellos juegos y juguetes socialmente “esperados” para varones y mujeres1. Y también, cuestiones que hacen a la desigualdad social y de acceso e inequidad. Por otro lado, nos habilita a plantearnos el interrogante: ¿existe lugar para las infancias múltiples y diversas2?

Ahora bien, pensar el juego desde una perspectiva de género, no sólo aporta elementos valiosos a este análisis del juego, al enmarcar las prácticas lúdicas dentro de un contexto político-histórico-cultural. También nos permite comenzar a construir el camino que nos ayude a pensar y generar nuevas alternativas, nuevos modos de comunicarnos, tendientes a superar la categoría binaria “varón-mujer” y poner a jugar la diversidad en la construcciones de identidad de género. Diversidad que enrique1 Aquí nos estamos refiriendo a aquellos juegos y juguetes de marcado corte sexista: determinación de los colores para los juguetes, juegos más suaves y tranquilos para las niñas, de mayor destreza corporal para los varones, juguetes que claramente establecen estereotipos de roles, entre otros. 2 Por infancias múltiples y diversas entendemos aquellos niños y niñas que no “entran” en la categoría binaria hombre-mujer, niños y niñas con discapacidad, niños y niñas de contextos desfavorecidos, y de sectores minoritarios. Es decir, un gran conjunto de la población infantil que queda excluida del conjunto social.

ce nuestro mundo, porque reconoce la diferencia y no la considera como “lo que falta”, sino como “lo que complementa”. Diversidad que permite la aceptación y el respeto por el otro/otra, de quien puedo aprender y a quien puedo enseñar. Con quien puedo jugar y descubrir nuevos mundos, nuevas posibilidades. Resulta evidente que no es ingenuo ni aleatorio, el modo en cómo pensamos el juego, qué tipo de juegos ofrecemos y sostenemos como adult@s y cuáles juguetes seleccionamos para jugar con niños y niñas. Por ello nos encontramos en un momento histórico que nos habilita a pensar y repensar los modos de vincularnos, las posiciones que asumimos y los roles que desempeñamos…hoy más convencid@s que en otros tiempos, del carácter altamente contingente de los mismos: nada hay de natural aquí, todo es construcción. Y el juego, pensado también desde esta óptica, nos provee de una oportunidad única: por el y a través de el, la de construir nuevas posiciones sociales, nuevos roles que permitan una mayor equidad e igualdad. La vivencia de la no violencia. Nuevos modos de vivir la corporalidad y el movimiento sin prejuicios. Generar lazos de cooperación, de solidaridad, de intercambio… ¿acaso todo esto no sucede, cuando los niños y las niñas se reúnen a jugar? Si no han logrado hacerlo, l@s animo a que observen cómo juegan libremente l@s niñ@s: Se ponen de acuerdo, se invitan entre sí, se ayudan mutuamente, crean universos, respetan y hacen respetar lo pactado, se divierten, ponen el cuerpo y el movimiento: todo esto es lo que trae el juego consigo. Cuando hablamos de equidad, de igualdad en las oportunidades y en las relaciones de género, de respeto, de diversidad, de creación, de vínculos, de no violencia…estamos hablamos nada más ni nada menos, que de paz. La paz es posible, y el juego y el jugar nos demuestran que podemos hacerla realidad todos los días. Bibliografía consultada: - Caba, B., Aubert, E (s/a): “Cuadernillo para el uso y facilitación del espacio de juego rodante “La Jueguería” –IPA Argentina, Buenos Aires. - Convención Internacional de los Derechos del Niño. - Demarco, L., De Isla M., Isnardi, J. (2010) “Equis: la igualdad y la diversidad de Género desde los primeros años”. 1° ed. Las Juanas Editoras, Buenos Aires. - Marina, M. (2011): Educación Sexual Integral: para charlar en familia”-1°ed.-Ministerio de Educación de la Nación, Buenos Aires.

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Propuesta lúdica

Máscaras

¡Vamos a jugar a las máscaras! Invitemos a los niños y niñas a crear nuevos seres e imaginar diferentes aventuras a partir de la creación de máscaras. ¿A quiénes creamos? ¿Qué sienten? ¿Qué les gusta hacer? Bailar, reír, enfrentar nuevos desafíos, y animarse experimentar diferentes sentimientos como estos personajes actuando miedo, alegría, aburrimiento, enojo, tristeza, amor, etc. ¿Por qué jugar a crear máscaras? A través de la creación de la máscara como expresión artística, podemos reconocer el mundo simbólico de quien la crea. Para ello, es importante dar el espacio para la creación libre, el experimentar con multiplicidad de colores y texturas, dejando así a los niños y niñas explorar e imaginar nuevos mundos. La utilización de la máscara nos puede transformar en “otro”. A partir de allí podemos experimentar como el otro habla, siente, vive. A través del juego

y la invención de historias que podemos vivenciar situaciones desde otras perspectivas desarrollando la personalidad y creatividad. Armado • En la siguiente página encontrarás un molde para imprimir. • Recortar por las líneas y hacer dos agujeritos en las cruces. Podés hacer las máscaras directamente sobre el papel donde imprimiste o una vez recortado usarlo como molde para recortar cartón, tela, hojas de dibujo o lo que se te ocurra. • Decorar a gusto. ¡Si lo hacen los niños aún mejor! A los más chicos ayudalos a recortar y pegar. Algunos objetos para decorar: lanas, telas, crayones, marcadores, papeles de colores, revistas, botones. • Pasar una cinta, elástico o hilo por cada agujerito y hacerle un nudo para que quede firme.

¡Listo! ¡Ahora a jugar!

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¡Impri mí, líneas recortá por l punte adas y as crear a perso najes!

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Juego cooperativo

El Arca de Noé

Cynthia Camauer Diseñadora gráfica, Creadora de WendelTreppe. Miembro IPA.

¡Impri fichas mí, recortá las , pegá e l t a empe b zá a ju lero y gar!

El Arca de Noé es un juego desprovisto de estereotipos. No importa si sos hombre o mujer, grande o chico; todos pueden jugarlo. De esta manera el juego nos invita a juntarnos en familia, con amigos o con quien quiera participar al ver a los demás jugar. Al ser un juego cooperativo tampoco hay un límite de jugadores, ¡todos pueden sumarse a jugar! La propuesta nos invita a conciliar opiniones, como jugadores es necesario que nos pongamos de acuerdo para que el juego avance. De este modo nos recuerda la importancia de respetar la diversidad de opiniones por un bien común. Un mensaje que, seas grande o chico, está bueno tenerlo presente siempre. ¿Y qué mejor manera que practicarlo mediante el juego?

A diferencia de los juegos de memoria convencionales, en el Arca de Noé todos los participantes juegan juntos para alcanzar el objetivo. Vale opinar, sugerir y señalar; todos pueden utilizar su memoria para ayudar a su compañero a encontrar la pareja faltante.

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Agradecemos a cada uno de los profesionales que forman parte de esta publicación. Su compromiso por la causa y su aporte desinteresado nos ayuda a “creer” en que un cambio a mediano plazo es posible. Te agradecemos a vos, lector y lectora, por tomarte un tiempo para leer sobre la temática. Si logramos que al menos una persona con trato directo con niños y niñas revise en su interior la postura ante la temática esta publicación ha cumplido su cometido. Agradecemos a todos los que comparten en las redes, recomiendan a amigos y a los medios de comunicación porque todos nos ayudan a poner el tema sobre la mesa. Agradecemos a todos los que transforman su mundo, porque solo así transformaremos el mundo y lo haremos un lugar más inclusivo, tierno y justo para grandes y niños. Y por último, agradecemos a todos los voluntarios y voluntarias, que desinteresadamente, trabajan por la misión de la asociación y a los miembros de la organización que gracias a su confianza y aportes se hace posible la tarea diaria.

IPA Argentina Agosto 2016

Formaron parte de esta publicación: Autores: Beatriz Caba, Vanina Figule, Sonia Zacarías, Diana Sánchez Rincón, María Alejandra Albacete, Federico García, Héctor Carrer, Marina Laski, Patricia Leovigilda Soto González, Cynthia Camauer, Denise Carrano. // Editores: María Alejandra Albacete, Denise Carrano. //Diseño y maquetación: Denise Carrano. // Fotos: Alina Boixadós Caba. //Prensa: Florencia Suarez

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