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ANTONI RIERAMELIS JERARQUIA SOCIAL Y DESIGUALDAD ALIMENTARIA EN EL MEDITERRANEO NOROCCIDENTAL EN LA BAJA EDAD MEDIA. LA COCINA Y LA MESA DE LOS ESTAME...
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ANTONI RIERAMELIS JERARQUIA SOCIAL Y DESIGUALDAD ALIMENTARIA EN EL MEDITERRANEO NOROCCIDENTAL EN LA BAJA EDAD MEDIA. LA COCINA Y LA MESA DE LOS ESTAMENTOS PRIVILEGIADOS

El mundo mediterráneo en la etapa final del Medioevo constituía un conglomerado de pueblos, un área donde coexistían y se interrelacionaban diversas culturas, la cristianoóccidental, la griegoorrodoxa, la islámica y la judía. Resulta díficil, por lo tanto, intentar un análisis global de las diferentes cocinas que prosperaron entonces en las riberas del viejo Mare Nostrum.' Para conjurar el peligro del descriprivismo pintoresco y superficial, he optado por circunscribir con rigor tanto el campo de observación, las tierras compredidas entre Niza y Alicante, como el objeto de estudio, los sistemas alimenrarios desarrollados por la casa real, la nobleza y el patriciado urbano. Me propongo, pues, reconstruir y comparar los regímenes más amplios e innovadores de cuantos crearon las ya complejas y esrrarificadas sociedades provenzal, occitana y catalana,' durante los siglos XIV y XV, una 1. Especialmente si se uriliza el término cocina en senrido amplio, si se considera que abarca, además del conjunro de los ingredienres y d e lar récnicas utilizadas en la preparación de la comida, prarriqrrer qrti Imr ronr nvwiésr qui ronr parragA.r par IOI individu~ de$ r~pr&cn:arionr, der nuyanitr PI /airar,: pariie d'zne culrzre oz ffun grunpe 2 l'inrkirur da irrto r~lrvre[CI. FISCHLER, L'Heiinivm, Paris, Odile Jacob, 1993, p. 321 2. En el reno de las formaciones ~ocialesjerarquizadar, coexirren siempre diversas escalas de valores, diferenrer visiones del mundo. Errar mentalidades dispares condicionan la actuación privada y pública de las personas.. confoiman lar relaciones que errablecen con los orros hombres y mujeres, con la naruraleza y con la divinidad, influyen en la manera como resuelven sur necesidades bialógicar. afectivas e inrelecruales. La religiosidad de un señor feudal es muy diferenre a la d e un camriesino. coma lo es rambién su sexualidad: eroonránea v naralista enrre los ooderosos.. .oara auienes un lin a ~ rimp1.0 rrfiicr2a cl poder. fuciirnicnrc cunrrolld, rnirc lor plycic,, q-lc >e nel Medioevo, «I rrasparri e te comunirazioni nel Medioevom, Praro, Isrituro Inrernarionale di Storia Economica nFrancesco Datini),, 1984, pp. 36-68. 14. "Rndufjk rrxo: videni ui rticm ecilr~iampnupeum redditibur rarmim, rive ntriiolir,ra non fnrila porie iiihrifteq iorunr riudirini iuuni a d n r n d a el adqairendzr t m a i ronuprrits [paraje del L i h de Ruiaurarione Sottrii Martini T m r m i i i , cirado por M. MONTRNRRI, L'alirneninzi~vrroniodina. p. 438, nota 481. 15. M. MONTANRI, Campacne medieri?li, pp. 202-203. 16. Pueiro de manifiesro por G. BOIS, úi criri &l/ru&lirme o Europa n laj? de /'E&& Afitjana, Barcelona, Socierat Catalana d'Ertudir Hiitbricr, 1986, pp. 23-25.

JERARQUIA SOCIAL Y DESIGUALDAD ALIMENTARIA

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del gran comercio internacional. Barcelona, Valencia y Mallorca, como Génova o Venecia, empiezan a consumir, además de los cereales producidos dentro de las fronteras de los respectivos estados, blar de mar, trigo importado de Sicilia, Provenza, el Magreb y Castilla." Los concejos de estas grandes urbes, conscientes de esta dependencia exterior, improvisan una serie de medidas tendentes a estimular la afluencia de cereales," a contener los peligrosos efectos de las bruscas caídas de la oferta interior. Cuando esta tarea de los ediles se revela infructuosa, sólo cabe esperar el arribo fortuito de víveres, que los estamentos populares -alarmados- suelen atribuir más a la intervención divina que al afán de lucro de los mercaderes: desde mediados del siglo XlV, la hagiografía recoge un nuevo tipo de milagro, la llegada providencial, a una ciudad hambrienta, de una nave foránea cargada de grano.19 Paradójicamente es entre la población rural, menos organizada políticamente que la urbana, donde los efectos de las crisis de subsitencia se dejan sentir con más intensidad. Los pequeños propietarios y los colonos, una vez agotadas sus reservas alimenticias y las de las modestas alr~zoinesparroquiales inmediatas, se ponen en movimiento y acuden, en busca de víveres, a los monasterios y a las ciudades abasrecidas con grano de impo~tación.~" 17. CI. CARRERE, 8 a l c r l o ~1380-1462. Un centre rmnlmir en Epxa de niri, 1, Barcelona, Curial. 1977, pp. 339-366. L. STOUFF,Ravi~aillrn>e~?~ ,ltii>r"amrnten Cafalunya dc rota rnvln amerurada i ,en* rupRfluuilrrl, que par qrrp ria toa/# dr Barrrlona:.. r Bnr~eIona(6) rica. c gzl ha e+al privilegi que anur 10 dinn r d sop guardar niills out alrra uennarióaél múnn rDorzP Al Crdid.. cao. XXIV. ed. Alberr Hauf. =Lo Crertiau. Barcelona, Édicionri2, 1983, p. 1851: 85. ~Allmale uranze rdi ro~~umi in Iralid ernne rndi...Aipasri mariro r n~orlitprendevanoil Nbu da110 IIPIIO pidto non vcnivane ancora wold purare di legm p mngiarp. P n rutra lo fnnriglid r h n n o ~oltanto uno o du. borcali. La >m# lcz tdwlo &/lo cena ma illzminnrn da rom tmuie sollwnrr da un mprzv o da un inuo; no c'arn ancora liibiiudinc di adopnsre iczndelt di rogu o di cmr L hnbirrzdini aégli uomini r dclle dmns mano primirive; ~c6.r~; gli omenirnri d'wo o d'.zrge~r