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© 2000, Alberto Fuguet © De esta edición: enero 2007, Suma de letras S.L. ISBN: 956-239-278-3 Inscripción Nº 116.784 Impreso en Chile/Printed in Chile
Diseño de colección: Punto de Lectura Impreso en CyC Impresores Ltda. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.
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A María Olga Delpiano A don Héctor Soto A Iván Valenzuela
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Nota
Ahora sí termina Primera parte. Mi primera parte. Han pasado más de seis años desde que este libro estaba en pleno proceso de recopilación /edición y, por fin, aparece en bolsillo. De alguna manera, siempre quise que saliera como sale ahora. Pero, por lo general, los libros no nacen en bolsillo sino logran pasar al bolsillo. Ahora pasó. Existe una suerte de nueva tradición de intentar «mejorar» o «completar» una edición de bolsillo, sobre todo de un libro compilatorio como éste, agregándole algunos bonus tracks. No es el caso de PP, versión 2.0. del año 2007. Al revés: aparece más corto. En rigor, este libro que tienen en sus manos consiste en la primera parte de Primera parte. Es decir, la parte periodística. Está tal cual como salió el año 2000, con todos los artículos que seleccioné. La única diferencia es que ahora cuenta con un índice. La segunda parte de PP no está. Voló. La parte de la «literatura instátanea». Es decir, la columna llamada Capitalinos (del año 89-90) narrada-protagonizada por un tal Enrique Alekán que apareció en el Wikén de El Mercurio. ¿Por qué Alekán se fue para la casa? No lo sé. Quizás porque no quería que este 2.0 fuera tan gordo, ni que costara mucho. Quizás nunca quise que Alekán volviera a la luz pública. De hecho, el libro La agitada y sobreexpuesta vida de Enrique Alekán (del año 90) no se ha reeditado. Los que desean leer a Alekán (espero 9
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que no muchos...) lo encontrarán en las bibliotecas, en la segunda parte de PP versión original (Aguilar, 2000) y en el librillo que recién cité. Respecto a «Segunda parte...» no sé si habrá una segunda parte a este libro. Primera parte no se llamó así para fundar una saga sino para definir y cerrar una etapa. Esa etapa, creo, se cerró más de lo que pensaba. Sigo haciendo periodismo pero cada vez es más personal, se parece más a las crónicas o los ensayos personales. De hecho, lo más parecido a PP es Apuntes autistas (Epicentro, 2007), un libro que considero más lejano que cercano a éste. A.F. Santiago, diciembre de 2006
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Índice
Pega, Chifeo, pega Fulano: Ni zutano, ni mengano Madonna: Una chica que reza y escupe Diente por diente ¡Ya puh, cojo...! Hollywood: El Boulevard de los sueños rotos El culto de lo cult Sábado en la mañana Guns José Donoso: El ansia de no quedar empotrado Santa sangre: Jodorowsky se roba la película Olivier Assayas: Ese necesario afán de vivir a la orilla Pateando groupies (un carrete con Mike Patton) Mike Patton: Aislado entre tanto grito Recuperando la fe Perdiendo la fe Joe Dante: Confesiones de un gremlin Escenas del Beverly Center Carrie Fisher: Líneas cruzadas Nadie sale vivo de aquí (Veinte años después de Morrison) Bret Easton Ellis: ¿Culpable o inocente? William Styron: Tendido en la oscuridad Oliver Stone: Acceso al exceso 11
15 19 22 26 28 33 40 47 50 53 56 58 61 64 68 71 73 68 81 86 91 95 97
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El joven manos de tijera: Retrato de un artista adolescente Un río pasó por acá (River Phoenix, 1970-1993) Héroe accidental Artes y latas Babilonia huasa Atlantic City: American kitsch Manos de tijera Súper Mario McCondo Richard Price: La ley de la calle Mark Chapman: El cazador no estaba oculto Chicos en el camino Di algo Envejecer Skármeta, al desnudo Jaip Posers Ser freak (raro) Celuloide, adrenalina y angora Setenta, noventa, setenta Sabiduría pop Kurt Cobain: Puros perdones Desenchufado en Seattle Henry Rollins: Retrato de un asesino en serie Solos (en América) Speed Racer Sin argumento Papelucho: Un chico choriflai Ficción pulpa (o nuestra propia literatura barata) Armando Méndez Carrasco: Cachetón y coprolálico Alfredo Gómez Morel: Río, río Greyhound Seis grados de separación Zap Corregido y aumentado Se habla español Terapia grupal (Apuntes sobre Cinco sur) 12
103 111 114 116 118 121 126 128 130 132 139 145 147 149 152 156 158 162 164 168 171 174 176 180 185 189 193 197 200 203 206 209 212 217 220 223 226
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El nadador (Como pez en el H2O) Crónica de hoteles 7% Un lugar donde vivir ¿Quién es Germán Marín y por qué escribe esas tremendas cosas sobre nosotros? Leer Empresas narrativas Fracasar Ciudad del Este: La axila del mundo No hay mall que por bien no venga Escapar Chatarra Pinocho Mi cena con Andrés Richard Ford: El optimista Obituarios Expatriados Andrés Allamand: Córtate el pelo, muchacho Cómo el PC arruinó mi vida Woody Allen: Un viejo gruñón Días de guerra Peligro público Paranoicos, histéricos, narcisos y obsesos Cambiar Casa tomada Café sin plomo, por favor Luciano Cruz-Coke: Puertas afuera Mario Vargas Llosa: La ciudad y los huachos 24/7
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229 233 243 246 248 252 255 258 261 271 279 282 285 288 300 309 311 314 328 331 335 338 341 344 347 354 357 367 376
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Pega, Chifeo, pega
Chifeo Mendoza está parado desnudo sobre una pesa. Cierra los ojos y expele aire. «Cincuenta y tres kilos, quinientos gramos». Todo bien, sigue en la categoría. Desciende de la balanza y mira: un inmenso recinto vacío adonde llegan parejas a bailar por la noche. De pronto, se percata de que está desnudo, a puño limpio, sin protección. Así es la vida del boxeador, piensa. Entretener con su propio cuerpo a la muchedumbre enfervorizada. Chifeo sabe que en el boxeo, como en todo, lo que vale es ganar, cueste lo que cueste, dañe lo que dañe. Veinticuatro años que pelea. En el cuadrilátero, en un gimnasio, en el pueblo o en una mina de carbón. Nació en Curanilahue como regalo de Pascua. Justo en la época en que su papá, Sigfredo Chifeo Mendoza, antiguo boxeador amateur, tenía dos pirquenes. Caminaba a la escuela como todos los niños por un sendero con olor a pino. Su mejor amigo, el Acordeón Cartes, era un pato malo bueno para los combos. Juntos, como hermanos de sangre, después de la campana partían a vender helados, a repartir diarios. Hasta que llegaron al gimnasio. Los ases del lugar, mineros que mueven las manos y sudan para limpiar sus pulmones plagados de polvillo, les enseñaron los distintos golpes: cross, jabs, rectos, upper cuts. Pegar, bailar y aguantar: ese es el secreto. Así se llega a campeón. Chifeo pega con furia, con enojo, con arte. Sus guantes se zambullen en la cara de su contrincante y no perdonan: estallan. Su entrenador lo ha preparado bien: saltar cuerdas, abdominales, punching ball, sacar fuerzas, aprender tácticas, deslizarse como cisne y pegar como bestia. 15
