[ SEGURIDAD DEPORTIVA ]

En números anteriores observamos la importancia de los elementos de seguridad en el automovilismo deportivo: butacas, cinturones de seguridad, indumentaria antiflama y cascos. Esta vez, comprendemos lo importante que resulta darle a estos elementos un uso adecuado y un mantenimiento permanente para que conserven sus cualidades de origen.

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La seguridad en el automovilismo deportivo no se soluciona simplemente con adquirir productos de buena calidad. Un piloto puede utilizar el mejor producto, incluso homologado por organismos internacionales, pero si no lo mantiene en forma adecuada, no cumplirá plenamente su función de proteger ante un accidente. Los elementos de seguridad son delicados y requieren una atención permanente para mantenerse en buen estado. En esta nota detallamos cómo deben utilizarse y qué recaudos se deben tomar con cada uno de ellos. CASCOS DE SEGURIDAD En más de una oportunidad se ha mencionado la importancia de utilizar cascos en la competición, ya que es sabido que la cabeza suele ser un blanco perfecto de los golpes que se producen en una colisión con-

tra cualquier parte del habitáculo del automóvil. Para garantizar su buen funcionamiento es necesario utilizar la capucha, un detalle que muchos pasan por alto creyendo que nunca van a entrar en contacto con el fuego. La finalidad de la capucha es absorber la transpiración que genera el cuerpo humano (en algunos casos es muy ácida) quedando embebida en el casco y atacando las partes metálicas de los anclajes. Volviendo particularmente al casco, inmediatamente después de una carrera, no se lo debe guardar en un bolso o en un mueble. Hay que dejarlo al aire libre, para que se evapore la transpiración y la misma no afecte a sus componentes.

La pintura del casco tampoco se debe descuidar. Los laminados plásticos tienen un curado que se va desgastando a través del tiempo. Cuando el acabado se termina, el casco no sirve más. El calor acorta la vida útil de ese curado y los lugares cálidos envejecen al casco; guardarlo en un placard donde atrás pasa un caño de calefacción, también puede ser peligroso.

cabo al finalizar las carreras cuando quedan en los autos durante varios días dentro de los talleres. Allí se suelen cometer muchas herejías, como por ejemplo cuando el tallerista suelda cerca de la butaca, ya que esa tremenda temperatura afecta sin dudas al laminado.

La pintura con secado a horno tiene consecuencias fatales para los cascos. Los cromados están muy de moda, pero son peligrosos según el sistema que se use. Un casco nuevo que se introduce en el horno sale como si ya tuviera 5 años de uso. Otros cromados, por alto vacío, no llevan temperatura y mantienen sus cualidades de origen.

En cada curva por la que pasa el vehículo, la butaca trabaja conteniendo el peso de la persona. En ese momento realiza un movimiento constante de flexión que la va fatigando y desgastando. Es muy importante revisar los anclajes para comprobar que no tengan juego. Cuando los anclajes entran en juego van produciendo pequeños golpes que fracturan la estructura de la butaca; por este motivo no se los debe apretar con exceso.

Es importante saber si el casco está construido en fibra de vidrio o inyectado. Si es así se puede pintar únicamente con la pintura que indica el fabricante. Hay que utilizar pinturas con base acuosa, sin solventes, porque éstos atacan al plástico y lo tornan quebradizo.

Para encontrar las fisuras en las butacas, habría que buscar indicios tales como rayas, telas de araña, etc. En el caso de las butacas desmontables conviene mirar por dentro para controlar si comienzan a salir manchas blancas. De esa manera se va produciendo el deslaminado de las capas, y es allí cuando muere la butaca.

BUTACAS Las butacas de un auto de competición no son un simple lugar donde el piloto apoya la cola y maneja. Sufren desgastes y se deterioran. Su principal tortura se lleva a Norberto Fontana

Una cuestión de costumbre Norberto Fontana, piloto de Turismo Carretera, contó a Crash Test su experiencia: "Ya estoy acostumbrado a utilizar los elementos de seguridad. No me resultan incómodos. Los cascos están homologados y tienen un tiempo de duración. Yo los

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cambio cada dos años, salvo que hayan tenido algún deterioro en un accidente. Por ejemplo, tuve un choque en Japón que rompió un poco el casco al pegar contra uno de los parantes, y a ese lo cambié inmediatamente. En ese momento el casco respondió bien, porque tenía que deformarse como tienen que hacerlo las trompas de los autos en un impacto".

Rubens Barrichello

"En la Fórmula 1 los pilotos se cambian los buzos antiflama, por precaución, 3 veces al año porque las lavadas le van quitando el poder ignífugo del nomex". (Dr. Rodolfo Balinotti)

INDUMENTARIA Antes de ponerse el uniforme para salir a la pista hay que verificar de qué material está hecho. Es fundamental evitar las telas de nylon, ya que cuando éstas entran en contacto con el fuego, se funden y se pegan en la piel. La recuperación de quemaduras que presentan restos de nylon resulta ser muy complicada. La Federación Internacional del Automóvil (FIA) exige la utilización de buzos homologados de tela nomex, que tienen un tratamiento no renovable, es decir que no deben perder sus características antiflama. Pero, en realidad, después de las 20 lavadas nadie puede asegurar que mantengan intactas sus propiedades. El lavado deteriora el proceso del nomex que protege al piloto del fuego. Dichos buzoz se deben limpiar a seco y jamás lavarse con detergentes o jabones. Se recomienda mandarlos a la tintorería, además, es fundamental ventilarlos y secar siempre la transpira ción.

Los mejores buzos son realmente caros. Por el contrario, hay algunos baratos, pero poseen una sola capa, y si bien cumplen la función de antiflama, no tienen la principal característica de aislante térmico. No se debe utilizar ropa sintética. Asimismo, la ropa interior también debe ser antiflama. En lo posible toda la indumentaria debe contener elementos homologados, productos que son importados y caros porque en Argentina no hay ningún tipo de homologación.

CINTURONES DE SEGURIDAD El problema principal que surge con los cinturones es que, luego de las competencias, quedan -al igual que las butacas- en los talleres. Lo ideal sería sacarlos de los vehículos y guardarlos en un lugar limpio y seco. Cuando los cinturones quedan en los talleres comienzan a ensuciarse al introducirse polvo en los tejidos. De ello nos damos cuenta porque al querer flexionar las cintas comienzan a trabarse por dicho polvo, quedando almidonadas, haciéndose difícil regularlas. El mismo polvo, restos de grasa y nafta crean una mezcla abrasiva. A medida que uno se va moviendo, el cinturón va trabajando sobre los anclajes y eso genera un desgaste. Si entre el metal y la cinta hay polvo abrasivo, el desgaste es aún mayor. El correcto funcionamiento de la hebilla también está sujeto a agentes externos como la tierra y el polvo. Hay que controlar que su funcionamiento sea suave y que no haya principios de óxido, ya que las hebillas son de acero y tienden a oxidarse.

tienen. Deben reemplazarse después de un accidente serio y en los casos en que se encuentran cortados, deshilachados o debilitados debido a la acción de la luz del sol o de productos químicos. También es necesario cambiarlos si las piezas de metal o las hebillas están deformadas, dobladas o corroídas. El hecho de tener que sustituirlos en caso de que se hayan sometido a una tensión brutal, como sucede en las colisiones que se producen en las competencias, es porque las fibras de poliamida o poliéster con que están fabricadas las bandas se estiran produciendo tal rozamiento entre ellas que terminan cortándose.

La eficacia y duración de los cinturones de seguridad dependen de la forma en que se instalan, usan y man-

Cambios, lavados y protección

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En Argentina también se toma conciencia del correcto uso y mantenimiento de los elementos de seguridad. El doctor Rodolfo Balinotti, Jefe Médico de la Asociación de Corredores de Turismo Carretera y, además, el encargado del dispositivo de sanidad que se monta en las carreras de TC y Top Race, habló del tema para Crash Test: "Los cinturones de seguridad se cambian luego de un simple despiste porque se estiran y se angostan, cambiando en un 20% su aspecto original", señaló el médico. Balinotti también se refirió a la vida útil de los cascos y las butacas: "Los cascos se sustituyen con un mínimo golpe ya que así pier-

den la elasticidad y la absorción que les permite contener el impacto para que no repercuta en la cabeza. Las butacas se revisan luego de un accidente para comprobar si no presentan rajaduras y si se agrandaron los bulones, que son los que constituyen los anclajes con el chasis". Además, elogió a los talleres que utilizan los equipos de competición: "Es cierto que la suciedad, a través de polvo o grasa, puede influir negativamente en los elementos de seguridad, pero los talleres de los equipos de competición hoy en día cambiaron bastante y parecen prácticamente laboratorios. Son sumamente limpios y todo el auto está pro-

tegido. No están llenos de grasa como antes. Luego de las competencias, los autos quedan en el taller y se les colocan fundas de cuerina en las butacas, el volante y los cinturones de seguridad". La indumentaria no es un tema menor para Balinotti, por eso explica cómo debe lavarse: "Los pilotos suelen mandar sus buzos de nomex a lavar a la tintorería porque allí los lavan en seco para que no pierdan el poder ignífugo. Pero los que usan trajes más baratos, que pueden ser de algodón, los limpian con un líquido especial que produce un efecto aislante del calor". Pablo Olivieri [email protected]