Travesías del enunciado kantiano no se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar

Primer simposio internacional interdisciplinario Aduanas del Conocimiento La traducción y la constitución de las disciplinas entre el Centenario y el ...
0 downloads 0 Views 279KB Size
Primer simposio internacional interdisciplinario Aduanas del Conocimiento La traducción y la constitución de las disciplinas entre el Centenario y el Bicentenario Adriana Barrionuevo: “Travesías del enunciado kantiano „No se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar‟

Travesías del enunciado kantiano “no se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar” Adriana Barrionuevo SeCyT, UNC [email protected]

Este artículo tiene el propósito de explorar el momento fundacional que plantea Kant en relación a la filosofía como disciplina de la universidad estatal y al filósofo como profesor funcionario, planteo que sin duda excede el ámbito didáctico al inscribirse en la relación que mantiene o ha de mantener la filosofía como actividad libre del pensamiento con la soberanía estatal. Dos aduanas atraviesa la citada frase kantiana: una, la de Derrida, que jaquea la armonía entre filosofía y estado, crítica y fuerza; otra, la de Rabossi, que explora las posibilidades de un acuerdo entre filosofía y estado en una Argentina asediada por dictaduras militares. 1§. Me interesa particularmente este enunciado porque en la región epistemológica denominada “enseñanza de la filosofía” la referencia al enunciado kantiano “no se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar” 1 es una cita frecuente en la literatura sobre el tema y puede decirse que forma parte del sentido común, sin inconvenientes pueden adoptarse las palabras de Derrida: “este capítulo es familiar en los institutos franceses de enseñanza media, pues de él se extrae, a menudo, para confeccionar temas del bachillerato, el famoso „no se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar‟” (100)

En Argentina, la apelación a Kant genera efectos positivos, pues que un filósofo de su talla se haya ocupado de la enseñanza de la filosofía no es poca cosa; tratándose de un área tan subestimada y de formación incipiente, la apelación a Kant es un buen recurso de legitimación. Pero además, es interesante atender que la frase en cuestión ingresa a la Argentina en un momento en que se pretende distanciar la enseñanza de la filosofía del dogmatismo; oponiéndole a éste la actividad filosófica fundamentalmente crítica, posible en una sociedad democrática. 2 La función de la filosofía será la de la crítica ejercida desde un privilegiado status de incondicionalidad epistémica desde el que se puede demarcar y controlar no sólo contenidos sino también procedimientos que regulan el conocimiento y la vida en las instituciones, razón por la que circunscribir el enunciado kantiano a un problema didáctico es boicotear el sentido crítico que le dio lugar. La intención que moviliza esta ponencia es volver a la frase kantiana desde la lectura que realiza Jacques Derrida y desde esta aduana por la que transita la frase cruzar otra, la de Eduardo Rabossi, sin dudas un referente sobresaliente en lo que hace a

1

Explicitada al final de la Crítica de la Razón Pura. La apertura democrática cristaliza en las elecciones presidenciales de 1983 que consagra a Raúl Alfonsín como presidente de la Nación Argentina. Año en que se pone fin a la última dictadura argentina iniciada en Marzo de 1976. 2

Primer simposio internacional interdisciplinario Aduanas del Conocimiento La traducción y la constitución de las disciplinas entre el Centenario y el Bicentenario Adriana Barrionuevo: “Travesías del enunciado kantiano „No se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar‟

la filosofía post dictadura y a la investigación de la enseñanza de la filosofía en el nivel superior y medio, en particular. 3

2§. En “Cátedra vacante”, Derrida presenta a Kant como un “indicio ejemplar” en la búsqueda de un discurso que le permita a la filosofía moverse en un espacio libre, fuera de la fuerza del Estado, aunque sin renunciar a esta maquinaria, sino, por el contrario, estableciendo una armonía entre libertad y Estado. La importancia de Kant para un Derrida interesado en las instituciones de enseñanza, se debe a que el pensador alemán vive en un momento en que el filósofo deviene “enseñante, profesor y funcionario en una universidad estatal” (p. 85), “una especie de devenir-institución de la razón, más estrictamente un devenir-institución estatal, como un devenir-facultad de la razón” (p. 100). El conflicto de las facultades es leído por Derrida como un libro donde Kant realiza “un poderoso esfuerzo de formalización y de economía discursiva en términos precisamente de derecho formal” (p. 93). Una cuestión de derecho que delimita y protege el lugar de la filosofía, una legalidad que la propia filosofía diseña para sí misma y para los conocimientos que ocupan a las otras facultades. De este modo, Kant dibuja una figura topológica que establece el lugar de la filosofía y el filósofo en la universidad estatal. Al diseñar esta topología, el filósofo se perfila como un censor. Derrida cita la definición kantiana de censura: “crítica que dispone de la fuerza” (p. 89). La necesidad y legitimidad de la censura es defendida por Kant con el argumento de que por ser finito y falible, el hombre necesita añadir leyes de coacción y de fuerza al libre respeto por la ley moral. La censura, entonces, necesitará de la fuerza legal y política aliada al poder del Estado, pero también necesitará de la crítica, pues la censura no se reduce a la represión por la fuerza e incluye también a la razón. Será la filosofía, ubicada en la Facultad de Filosofía, quien aportará esta tarea crítica. Entre la fuerza real del Estado, “poder político” y la crítica de la Razón, “poder académico”, puede establecerse una armonía a partir de un régimen que le atribuye al Estado asegurar las condiciones para un pensamiento libre y a la filosofía frenar el despotismo del Estado. La razón es censurante, lo que le permite salvaguardar su lugar y en esta afirmación de sí, demarca los límites en que el Estado puede existir. Es una razón que censura para no ser censurada. ¿Cómo ejerce el filósofo esta censura? Con su decir, con la palabra que dice la verdad que establece las condiciones de posibilidad en que el conocimiento legítimo 3

Durante el gobierno de R. Alfonsín E. Rabossi es Subsecretario de Derechos Humanos, Miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y de la Comisión Nacional sobre la desaparición de personas. Participó en la redacción del libro “Nunca Más”. Dirigió el grupo de investigación sobre sobre “Mejoramiento de la enseñanza de la filosofía en Argentina”, UBA que cuenta también con varias publicaciones sobre el tema. Fundamentalmente RABOSSI Eduardo Y OBIOLS Guillermo (comps.) (1995): La filosofía y el filosofar, Centro Editor de América Latina, Bs. As. y-RABOSSI Eduardo Y OBILOS Guillermo (comps.) (2000): La enseñanza de la filosofía en debate. Novedades Educativas, Bs. As.

Primer simposio internacional interdisciplinario Aduanas del Conocimiento La traducción y la constitución de las disciplinas entre el Centenario y el Bicentenario Adriana Barrionuevo: “Travesías del enunciado kantiano „No se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar‟

tiene lugar. El filósofo es en este sentido un “sujeto docente dentro de una institución, sujeto competente y funcionario que dispersa una doctrina: es un Dozent, alguien que enseña a unos discípulos y cuya cualificación está legitimada por el Estado” (“Cátedra…, p. 100). Ahora bien, ¿Cuál es esa doctrina? En realidad es el acto legislador que organiza delimitando: la palabra que censura con la crítica organiza conforme a formas a priori. El filósofo es una especie de censor oficial que ejerce su función señalando el uso de los juicios en su territorio y en el de las otras ciencias; para eso elabora una doctrina de los usos correctos de las facultades del sujeto y, por consiguiente, de los juicios que pueden pronunciarse. Universalidad de las facultades de la actividad intelectual que tiene su correlato en las facultades de la universidad.

3§. En “Cátedra Vacante” Derrida va realizar una lectura de la conocida afirmación “no se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar”..4 Para Kant existe una filosofía pura, la filosofía y una filosofía histórica, el filosofar; distinción que deriva en dos tipos de docentes.5 La razón pura -la forma, los fines y principios de la razón- se enseña sin que se aprenda, pues no se aprende como se aprende cualquier cosa, precisamente porque su pureza se refiere a las formas y no a contenidos. Por este motivo la cátedra del filósofo es una “cátedra vacante”, un nolugar, una enseñanza sin aprendizaje, en definitiva, una no-enseñanza. Se trata del filósofo como un tipo ideal que en cuanto dozente es un maestro ideal, un profesor de doctrina sin contenidos, pues en realidad diciendo legisla, da la forma esencial de la razón que funda el orden de las facultades de la universidad. Lo que enseña este maestro es el acto de legislar. Como maestro ideal el filósofo ocupa una “cátedra vacante”, de algún modo inexistente. Sin embargo, no puede soslayarse la enseñanza de la filosofía como transmisión de archivo, esa vasta herencia que el profesor, como un guardián, lega a sus alumnos. En este caso, se trata de un contenido que sí puede aprenderse, cual es el contenido que se ha producido a lo largo de la historia de la filosofía. Estos contenidos serán enseñados por el maestro real, sujeto al poder en la maquinaria del Estado, ejemplo personal del tipo de maestro ideal. La facultad humana a cultivar en este aprendizaje es la de la memoria y la facultad de la universidad correspondiente es la de Filosofía, en su área de ciencias históricas. Desde el punto de vista del sujeto que conoce, el filosofar, conocimiento histórico, proviene de los datos, mientras que el conocimiento de la filosofía pura, de los principios de la razón. El enseñar y aprender escolarmente es una imitación de la razón o mnemotécnica y procede siempre de una razón histórica donde la filosofía no puede más que ser una doxografía. El maestro y el aprendiz, en el acto de enseñar y aprender contenidos, no son usuarios de la razón sino que repiten el producto de la razón de otros memorizando los significados de las obras como datos. El aprender y la didáctica se juega en el caso de Kant, en la oposición contenido/forma, entre la posibilidad de enseñar y aprender de memoria datos empíricos 4

Explicitada al final de la Crítica de la Razón Pura. En “Mochlos…” Derrida cita la división que Kant establece para la propia Facultad de Filosofía: “La Facultad de Filosofía se divide todavía en dos departamentos: ciencias históricas (historia, geografía, lingüística, humanidades, etc.) y ciencias racionales puras (matemática pura, filosofía pura, metafísica de la naturaleza y de las costumbres). 5

Primer simposio internacional interdisciplinario Aduanas del Conocimiento La traducción y la constitución de las disciplinas entre el Centenario y el Bicentenario Adriana Barrionuevo: “Travesías del enunciado kantiano „No se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar‟

o en el no aprendizaje, en realidad no-enseñanza, de los principios trascendentales de la razón. La filosofía se diferencia del filosofar como la forma del contenido, y legitima sus juicios como lo hace con las demás ciencias.

4§. Con la apertura democrática después de la última dictadura militar argentina, se plantea la necesidad de “normalizar” las instituciones estatales que habían sido intervenidas por el propio Estado, violando la autonomía durante el “Proceso de Reorganización Nacional” que se había llevado a cabo (1976-1983).6 Es esta una situación donde se plantea la ambigüedad del Estado y las instituciones: Por un lado, la fuerza de la maquinaria estatal puede aniquilar y, por el otro, la apelación al Estado es la apuesta para garantizar la libertad en la permanencia de una democracia que permita pensar sin imposiciones. En la apertura democráctica el Estado se asume como garante de una universidad autónoma, “sin condición”. En este contexto la filosofía se va a constituir en un doble registro: Teóricamente, en defensa de la democracia, se erige un discurso crítico que pone freno al dogmatismo, versión epistemológica que produce un desplazamiento del humanismo metafísico hacia la filosofía considerada fundamentalmente como discurso racional argumentativo y crítico. Más operativamente se trabaja en el cálculo de las “condiciones” legislativas que aseguren la libertad de cátedra y un gobierno republicano también en la universidad. Creo que puede señalarse a Ricardo Rabossi como la figura más resaltante que se perfila en el cruce de estos dos registros: Por un lado, funcionario de un estado que reclama la necesidad de estabilizar la democracia y el cumplimiento de los derechos humanos y por el otro, un claro exponente de la filosofía analítica que va a consolidar el predominio de la perspectiva lógico-epistemológica. En ambos casos el trabajo tiene su adversario: el dogmatismo en su versión humanista, metafísica y doxográfica que se despliega en filósofos funcionarios que obedecen a los intereses particulares de la maquinaria represiva de la dictadura militar. Un libro dedicado a la enseñanza de la filosofía abre con un artículo de Rabossi (1993) que de clara alusión kantiana: “Enseñar filosofía y aprender a filosofar: Nuevas reflexiones” de gran circulación hasta el día de hoy.7 En el primer párrafo de este artículo aparece la cita de Kant: “No podemos aprender filosofía… sólo podemos aprender a filosofar”. La evocación a este enunciado de Kant es explícita en el nombre del libro y del capítulo; el libro, marca la diferencia entre verbo y sustantivo y la acentúa con las consonantes iniciales que aluden a una relación jerárquica entre el verbo y el sustantivo; en el artículo, cambia la negación del primer enunciado kantiano de “no podemos aprender filosofía” por la afirmación “enseñar filosofía”, dejando sin alterar “aprender a filosofar”. Si, como dice Kant, lo que hay que enseñar es una disciplina, la filosofía no puede enseñarse, puesto que no cumple los requisitos para ser una disciplina, refiere Rabossi. Para Kant, la filosofía no es una disciplina con un cuerpo elaborado y establecido por la comunidad investigativa, ya que la filosofía se ocupa de

6

Decreto de Normalización de las Universidades Nacionales Nro 154/83 que suscriben el presidente Raúl Alfonsín y el Ministro de Educación y Justicia Carlos Alconada Aramburo (1983) y Ley 23.068 (1984) 7 En el año 2009 se lleva a cabo en Córdoba la Reforma de los Institutos de Formación Docente Provinciales y “Filosofía y Educación” es uno de las unidades curriculares que se inauguran. Desde este artículo de Rabossi se sientan las bases para desarrollar el currículum oficial de esta unidad.

Primer simposio internacional interdisciplinario Aduanas del Conocimiento La traducción y la constitución de las disciplinas entre el Centenario y el Bicentenario Adriana Barrionuevo: “Travesías del enunciado kantiano „No se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar‟

los principios de la Razón. Rabossi cita a Kant: “… „¿Dónde está esa filosofía?‟ „¿Quién está en posesión de ella?‟, „¿cómo reconocerla?‟”. El distanciamiento de la propuesta kantiana se produce porque, si bien la filosofía no es conocimiento en el sentido que lo exige Kant, no se puede desconocer que hay verdades en la filosofía que incluso pueden progresar. Verdades que han abandonado su anclaje en Principios de la Razón, por lo que se aceptan sólo en un sentido restringido en tanto son dependientes de la capacidad para sobrevivir a sus intentos de derribarlas y de la convicción racionalmente fundada de quien proponga y defienda la tesis.8 Rabossi señala que “la enseñanza-aprendizaje de la filosofía no se puede ni se debe realizar en el vacío”, el contenido, se extrae de los sistemas filosóficos, a lo que llamará la práctica teórica. Esta práctica teórica que pude enseñarse no se refiere a la Filosofía con mayúsculas que indica como el estudio de los Principios de la Razón, sino a una filosofía con minúsculas que señala su capacidad de verdades “temporales y subjetivas”. Rabossi cita una frase de Kant en la que el filósofo alemán dice que quien quiera llegar a ser un buen filósofo, deberá hacer un uso libre de su razón, lo que se opone a un uso imitativo o memorístico, propio del conocimiento histórico que se repite tal como otros lo produjeron. Es necesario para quien se aboque a la práctica de filosofar “hacer un uso libre de su razón, “que plantee y elabore por sí los problemas que realmente le preocupan y no repetir de memoria. Hasta aquí el clara la adhesión de Rabossi a Kant, pero el problema es que para Kant ese uso libre refiere a la Filosofía (con mayúsculas) porque la filosofía como disciplina, o sea, como contenidos, sólo pueden aprenderse de memoria porque corresponde a un conocimiento proveniente de datos, por lo tanto, histórico. Para Rabossi, en cambio, se abre la posibilidad de que pueda hacerse un uso libre de la razón al tratar con los contenidos: Este uso libre de la razón que permite alejarse de aprender de memoria la razón ajena, está dado, para Rabossi, por la razón práctica, esto es, los procedimientos lógicos argumentativos desde los que pueden trabajarse críticamente los contenidos. La afirmación kantiana “sólo podemos aprender a filosofar”, significa la posibilidad de enseñar conocimientos históricos, o sea, sistemas filosóficos, con lo que la enseñanza de la filosofía escolar redundaría en un aprendizaje memorístico en el que no se hace un uso libre porque se están estudiando los productos de otros. Rabossi ubica la temporalidad también en la filosofía, con lo que abre las puertas a la enseñanza, pues estos contenidos serán el material con los que procederá la práctica filosófica, esto es, un uso libre de la razón posibilitado por la falsación de verdades, es decir por la necesidad de someterlas a prueba para testear la resistencia. La argumentación lógica funciona como criterio de demarcación entre verdades filosóficas y verdades dogmáticas, parafraseando a Popper, entre filosofía y pseudofilosofía, esa que había primado en las cátedras universitarias y en las escuelas medias, por más de una razón. Creo que la idea de “mejoramiento” de la enseñanza de la filosofía es un apuesta al uso crítico de la razón que excede en mucho cuestiones didácticas y metodológicas. Aquí creo que a partir de lo dicho se puede afirmar el carácter político, puesto que la filosofía se ha de presentar como crítica no sólo de los saberes escolarizados, sino del mismo Estado, pues eso que me atrevo a llamar de pseudo-filosofía viene de la 8

Resuenan aquí, sin lugar a dudas, el falsacionismo y el racionalismo crítico de Popper.

Primer simposio internacional interdisciplinario Aduanas del Conocimiento La traducción y la constitución de las disciplinas entre el Centenario y el Bicentenario Adriana Barrionuevo: “Travesías del enunciado kantiano „No se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar‟

mano de un estado autoritario. Un uso libre de la razón dentro del estado es posible a través de la crítica o vigilancia que la razón filosófica es capaz de ejercer sobre sí misma pero también sobre los límites de la soberanía estatal. En un período en que las facultades fueron devastadas por la intervención militar, la vuelta a la “normalización” de un estado que había roto las normas, se planteó como un reclamo impostergable. En este panorama argentino, la epistemología, argumentativa y racional, se va a constituir como una legislación, al modo kantiano, también del estado. La vigilancia y el control de la filosofía sobre sí misma y sus instituciones y sobre la vigilancia y el control del Estado, cualquiera sea el tipo de institución fue una de las mejores cosas que pudieron acontecer para la estabilización de la democracia, pese a todos los inconvenientes que pueden atribuírsele a este racionalismo crítico. Hasta aquí, una frase kantiana breve y menor si consideramos que pertenece a un tema al que se le ha dado poca importancia en la tradición y dos lecturas que la acomodan y la distribuyen al reinscribirlas en una nueva trama. La intensión de poner en juego estas lecturas ha sido habilitar un movimiento de pensamiento que permita preguntar por esta conocida frase para no reducirla a un slogan didáctico que queda bien cada vez que proponemos un pensar crítico. Quizás se trate de un ejercicio que obliga al tránsito permanente, a “ver la vista”, como dice Derrida convocando a movilizar los límites demarcados. La propuesta fue volver la mirada sobre la crítica, racional y argumentativa desde la que se pensó y se piensa todavía la enseñanza de la filosofía en nuestro país; no para derribarla ni para sostenerla, sino para, desde otra mirada, seguir pensando la enseñanza de la filosofía como un problema que merece ser atendido sin reducciones a metodologías didácticas.

Bibliografía DERRIDA,

Jacques

(1990/1995):

“Cátedra

Vacante:

Censura,

maestría

y

magistralidad”. En El lenguaje y las instituciones filosóficas. Paidós, Barcelona, España. RABOSSI, E.(1993): “Enseñar filosofía y aprender a filosofar”. En Rabossi y Obiols (comp.): La Filosofía y el filosofar. Centro Editor de América Latina, Argentina.