Iglesia Anglicana San Juan Evangelista 0 ©Martín Flores

SERIE – "LA PALABRA DE DIOS" UN LLAMADO A LA MISIÓN Introducción Queridos hermanos, somos muy privilegiados de estar aquí hoy, de venir a la Iglesia y cantar alabanzas, elevar nuestras oraciones y escuchar la Palabra de Dios leída en nuestro idioma ¡Es un tremendo privilegio! Ser parte de una iglesia, ser cristianos. No sé si piensas igual que yo, pero estoy convencido que nos sobran razones para alegrarnos y celebrar ¡Somos parte del Pueblo de Dios! Si hemos puesto nuestra confianza en Cristo y vivimos como dice su Palabra, eso es lo que somos, nada menos. ¡Es un tremendo privilegio! Y con este gran privilegio viene también una gran responsabilidad. Básicamente esto es lo que hemos estado diciendo las últimas semanas. Esta serie de sermones sobre lo que dice la Biblia a los solteros, a los casados, a los hijos, acerca del dinero, etc., etc. no es más que una forma detallada de decir "Cumplamos con nuestra responsabilidad". Si estamos en Cristo, si decimos que somos cristianos, si cantamos fuerte las alabanzas y levantamos nuestras manos los domingos ¡Entonces vivamos como tal el resto de la semana! Y nuestra principal responsabilidad como cristianos es llevar la Palabra de Dios al mundo, es vivir la Palabra de Dios. Hoy vamos a terminar esta serie acerca de la Palabra de Dios. La próxima semana voya a predicar un sermón con un tema "independiente" y durante los meses de enero y febrero predicaremos y meditaremos sobre la Santidad. Oremos.

1. El primer profeta: Jonás y su historia Algo de contexto. Hoy quiero que veamos dos vidas, dos ministerios. Y espero que estas historias nos desafíen y animen a vivir nuestras vidas y cumplir con la misión, la responsabilidad que Dios nos ha dejado. Abramos nuestras Biblias en el primer capítulo del libro de Jonás. El v. 1 nos dice que a Jonás le vino la palabra de Dios = responsabilidad, el llamado a anunciar la Palabra de Dios.

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Ahora, la ciudad de Nínive era la ciudad más grande y principal del imperio de Asiria 2 (el poder dominante), en la Biblia Nínive siempre representa: es grande y mala (1 y 3 3 donde se enfatiza que era “grande en extremo”) = es impía. En tiempos del profeta Jonás (Que fueron durante el reinado de Jeroboam II en Israel, 793-753 a.C.) Israel estaba atravezando un tiempo de prosperidad, el rey Jeroboam había obtenido victorias militares que libraron al reino de Israel de amenazas y le dieron solaz (2 Reyes 14:23-25). Esto generó en los israelitas un fuerte sentido nacionalista, que vemos también en el profeta. Pero existe el detalle, además, que la única seria amenza para Israel en ese entonces era el imperio Asirio, que estaba creciendo en poder y en expansión territorial ¡Por eso podemos comprender que a Jonás le escandalice la idea de llevar la Palabra de Dios a los enemigos de su pueblo! La Biblia dice que Jonás huyó a la ciudad de Társis. No sabemos mucho de ella; pero 19 la Biblia dice que es una ciudad tan lejana (Is. 66 ) que nunca habían oído de Dios ni su gloria. Ese es el contexto de nuestra historia. Pero hay un contexto teológico un poco más amplio. Verán hermanos, en la historia de Israel se repetía un patrón en el llamado de una persona al servicio de Dios ¡Era algo que asustaba! El patrón del llamado profético en la Biblia es más o menos así: 1. Dios llama al profeta de sus actividades cotidianas para una difícil tarea. 2. El profeta discute con Dios y alega “no puedo”. 3. Eventualmente el profeta termina obedeciendo (o en el caso de Moisés es obligado por Dios). En el caso de Jonás ¡Él no discute con Dios! pero ¡Tampoco le obedece! Jonás se levanta pero para ir lejos, lejos de la presencia de Dios (v.3) para Jonás, Dios estaba en su templo, entonces huir lejos de Israel, era huir de Dios. Este es el primer indicio que la Biblia nos muestra para conocer a Jonás en esta etapa de su vida. Conociendo al profeta Lo que Jonás no sabe es que no se puede huir de la presencia de Dios, Él no está limitado a su templo ni a la nación de Israel y aunque Jonás huye Dios actúa (V.4) levantando un fuerte viento sobre el mar, una gran tempestad. ¿Podemos apreciar las sutilezas que usa el autor para describir a Jonás? Mientras que en el versículo 2 él se levanta pero para huir y desobedecer al Señor, cuando está en medio de la tormenta él había bajado al interior del barco y se había echado a dormir (me gusta la versión Reina-Valera que el capitán del barco le dice “¿qué tienes dormilón?”). ¡Jonás tiene que aprender mucho todavía! Los marineros En la historia surge el personaje de los marineros como un gran contraste a Jonás.

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Ell V.5 nos muestra, en primer lugar, que los marineros son gentiles, es decir, que no conocen a Dios, ni adoran al Dios de Israel, de hecho, ellos oran a otros dioses. Pero los marinerons tampoco saben que Jonás está escapando de Dios y que la tormenta es su culpa. Pero cuando el barco es zarandeado ellos TEMEN (esto es grande, cada vez que vean en la Biblia que alguien temió es algo importante, y bueno, es un buen indicio, estos marineros tienen un buen comienzo) y ¿qué hacen? se vuelven a la oración (¡!) pero más aún: toman acción tratando de aligerar la carga del barco, mientras Jonás continúa durmiendo en la bodega. Jonás había cerrado sus oídos a las palabras de Dios, ahora cierra sus ojos a las señales de Dios. Pero los marineros saben que su desgracia tiene un origen sobrenatural. Así que echan suertes y la suerte cae en Jonás (lo que no nos sorprende porque el Dios que creó el mar y lo controla también puede controlar “las suertes”) entonces interrogan a Jonás ¿Qué es lo que has hecho, de dónde vienes, de qué pueblo eres, cuál es tu oficio? V.9 Y a Jonás no le queda de otra que decirles la verdad: “Soy hebreo y temo al Señor el Dios del cielo que hizo el mar y la tierra” ¡Qué difíciles palabras para Jonás! Él quería escapara de predicar la Palabra a los gentiles ¡y aquí lo está haciendo! No puede escapar de la presencia de Dios ni de la responsabilidad que Dios le ha dado. La mejor solución es que se deshagan de él y de la misma manera que Dios lanzó la tormenta a ellos, ellos deben lanzar a Jonás al mar. Aunque los marineros se resistieron a hacerlo ¿Se dieron cuenta? En el V.13 la Biblia nos relata que los marineros se esforzaron para llevar su barco a tierra, ellos no tomaron la opción fácil de lanzar a ese hebreo al mar, ellos demuestran misericordia al profeta, una misericordia que Jonás no quiso mostrar hacia los gentiles en Nínive. Pero luego de mucho pelear con las olas, no les queda más remedio que echar a Jonás a las aguas e inmediatamente el mar cesa su furia y, según el V.16, los marineros "temieron grandemente a Dios" y le "ofrecieron sacrificios". Mientras Jonás se hunde, el Dios soberano que controla el mar actúa otra vez ¡Él es también el Dios soberano sobre las bestias del abismo! Así que envía un gran pez que traga a Jonás y lo mantiene vivo por tres días y noches. Allí, desde el fondo del mar, Jonás aprendería mucho acerca de este Dios soberano... hay que leer el resto del libro para saber más. Pero, hasta aquí va nuestra primera historia. Ahora debemos preguntarnos: ¿Por qué puso Dios esta historia en la Biblia? ¿Qué quiere Dios que nosotros, cristianos del siglo XXI aprendamos de este pasaje? Primero: este pasaje se trata de Dios, Él es el creador, el soberano, el que controla los mares y la creación entera. El Dios de Jonás es el único Dios, digno de ser llamado Dios y de ser temido y adorado y nada ni nadie se puede oponer a su voluntad y sus propósitos. No pueden oponerse a su voluntad las olas de los mares, los monstruos marinos, los experimentados marineros ¡Mucho menos un profeta fugitivo!

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Segundo: este pasaje nos enseña que Dios, como el creador de este mundo, tiene un propósito para el mundo (esto lo sabemos desde la primera página de la Biblia hasta la última) y su propósito tiene que ver con su Palabra, una Palabra que debe ser entregada, una Palabra que debe ser predicada y nada se pondrá en su camino. Nosotros sabemos cuán lejos estará dispuesto Dios a ir para que su Palabra alcance al mundo: la vida, muerte y resurrección de su Hijo es la prueba final. Juan 1 dice claramente que la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Tercero: Esta palabra nos muestra que Dios es redentor, el rescatador. Él rescata y redime, aún a los profetas desobedientes, aún los marineros paganos reciben su misericordia. Nosotros también sabemos de esto pues cuando estábamos en guerra con Él a causa de nuestro pecado (Rom. 5:6-8) Él murió por nosotros. Este Dios es un Dios de amor, un redentor, aún para gente que está tan lejos como los chilenos y los bolivianos. Todas estas grandes doctrinas se encuentran en este pasaje, pero no son el punto central. Creo que el punto central de este capítulo es: El temor del Señor. La palabra “temor” se repite cuatro veces. En el v.9 Jonás dice temer al Señor, esto en el AT significa someterse, temblar ante Él como el Señor, es decir que nuestras vidas son de Él. Pero lo que este capítulo nos ha mostrado es que Jonás puede decir bien estas palabras pero estas palabras no significan mucho para él porque cuando Dios habla, él huye, cuando Dios actúa, él duerme. Al final del libro él se enoja porque no comprende a Dios ni su voluntad, no está completamente sometido, no le teme aún. Jonás es como el pueblo de Dios, como Israel, él está feliz de ser considerado hijo de Dios, está contento con el puesto, con el cargo y los privilegios que vienen con el cargo; pero no está contento con las responsabilidades de ser hijo de Dios. En otras palabras, la Biblia no le presenta como un verdadero creyente, por lo menos en este capítulo... Jonás no es un hombre piadoso no teme a Dios, no le obedece; los marineros pueden verlo y están impactados por esto. v.10 Sin embargo el relato dice que los marineros temieron. En el original el v.9 termina con “Jonás temió” y el v. 10 comienza con que los marineros temieron grandemente. Y la forma con que ellos se refieren a Jonás es de la misma manera en que Dios se refirió a Adán y Eva en el jardín del Edén “¿Qué es esto que has hecho?”, son las mismas palabras. v.16 los marineros temieron al Señor con gran temor, en gran manera, ofrecieron sacrificios y votos. Esta historia es una tragedia: Jonás, que tiene todos los privilegios de ser una persona de Dios, del pueblo de Dios, y que ha sido comisionado con una palabra de Dios, no tiene el corazón para esto. Lo vemos rebelarse contra Dios, le vemos

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predicar a los marineros de manera forzada, mientras que los marineros se acercan a Dios él se aleja. Él tiene que aprender como los hijos rebeldes, por las malas. En este capítulo y en el final del libro vemos a Jonás sentado a un lado, mientras que Dios cumple sus propósitos volviendo la gente a sí mismo en arrepentimiento este hombre se vuelve amargo y torcido, enojado de la misericordia de Dios.

2. El Segundo Profeta: Juan y su historia En contraste con Jonás, esta mañana quiero que veamos algo del último profeta bíblico: Juan El Bautista. Me encanta cómo Juan (el evangelista) presenta a Juan (el profeta). Abramos nuestras biblias en el primer capítulo del Evangelio de Juan. En este capítulo Juan empieza hablando acerca de grandes verdades eternas, profunda teología sobre la identidad y a divinidad de Jesucristo el Hijo de Dios. Pero en medio de este gran relato se interrumpe en el versículo 15 para hablar de un profeta, el último profeta del Antiguo Testamento y el más grande de todos ellos 10-12 según Jesús mismo (Mt. 11 ). Pero ¿qué nos dice acerca de Juan el Bautista?, ¿cuál es su marca de gran profeta? Lo que vemos en estos versículos, creo que se convierte ne un tremendo llamado y amonestación para todos nosotros hoy, para todo aquel que dice ser cristiano. Cuando la Biblia habla de Juan en este capitulo, podríamos decir que hay una descripción que se aplica a este profeta: "Un NO”. El v. 8 dice “No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz” y como si fuera poco, este «no» se repite otras tres veces en los vvs. 19 al 20: “Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas de Jerusalén a preguntarle: ¿Quién eres tú? Y él confesó y no negó; confesó: Yo no soy el Cristo”. Este es el gran comienzo de todo buen mensajero obediente de Dios: NO SE TRATA DE MÍ: “Yo no soy la luz” (v.8); “yo no soy el Cristo” (v.20); “yo no soy Elías” (v.21); “yo no soy el profeta (v.21); “yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias” (v.27). Entonces ¿Quién es Juan? Cuando los judíos le preguntaron “¿Quién eres?” en el v.19, él respondió “yo soy la voz del que clama en el desierto”. Una voz es un testigo, alguien a quien se le ha encomendado una misión muy importante y aún así, una simple voz.

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Y ¿Cuál es su rol? El v. 34 es la clave del rol de Juan: “Y yo le he visto y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios”. ¡Un testigo verdadero apunta a Jesús solamente! Sus palabras exaltan a Cristo solamente. v.29 “He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

Conclusión Queridos amigos, creo que el peligro que corrió Jonás, también nosotros lo corremos. Y creo que el peligro que corremos es más grave que el de Jonás. ¿Por qué? Porque nosotros fuimos una vez como los marineros, nosotros fuimos «los de afuera», lejos de Dios, sin Dios, sin esperanza en el mundo. Pero en un maravilloso acto de amor, los que éramos lejanos fuimos acercados por la sangre de Cristo y por gracia hemos sido salvados y Él nos resucitó juntamente con Él y en Cristo entramos en la presencia misma de Dios y ahora disfrutamos de la comunión con otros en su iglesia. ¡Estoy hablando a la Iglesia! ¡Estoy hablando a aquellos que han recibido el más maravilloso mensaje del mundo! Y por eso tenemos mayor riesgo, porque sabemos mucho más de lo que Jonás sabía, nosotros hemos visto y experimentado una revelación más grande, hemos llegado a conocer a Jesús, y hemos escuchado que en la cruz él pagó y sufrió por nuestros pecados ¡Jonás no tenía esta revelación!. Nuestra posición es de mayor privilegio que la de Jonás pero este privilegio viene con una responsabilidad y esa responsabilidad es, en un fuerte sentido, la misma responsabilidad que tuvo Jonás. Si bien ya no hay profetas como en el Antiguo Testamento, todo creyente tiene una responsabilidad respecto a la Palabra de Dios. Mi gran temor es que muchos cristianos, incluso líderes en las iglesias, son como Jonás en este capítulo: mucho más preocupados por las realidades cotidianas y las comodidades del mundo, que obedeciendo la Palabra de Dios. ¡Es tan tentador hacer lo que Jonás hizo! Dormirnos y estar cómodos. “Huir de su presencia” pensando que sólo Él está con nosotros en la iglesia o cuando estamos entre amigos cristianos, sin embargo que mientras estamos en “Nínive” no apuntamos a Cristo, no decimos “he ahí el Cordero de Dios que quita tu pecado”. Es fácil decir: “Creo en Dios y que vino a salvar al mundo” pero en realidad hemos fallado al vivir estas palabras.

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Para y piensa fuerte acerca de los marineros, piensa cómo tú conociste a Jesús y el temor que sentiste, el gozo, y la grandeza de Dios. Sé avergonzado por los marineros, arrodíllate ante la cruz y vuélvete a ella y absorbe lo que ella te dice acerca a Dios, vuelve a las Escrituras y teme al Dios de las Escrituras y ámale y obedécele. Deja de correr. Tenemos el más grande privilegio que nos ha dado Dios: llevar su Palabra al mundo ¡Créeme que hay un gran gozo en hacer lo que dice la Biblia, en vivir de acuerdo a lo que enseña la Biblia! Pero este camino precioso comienza con un «NO», debemos negarnos a nosotros mismos, esto significa que debo dejar de confiar en mis instintos, en mis propios razonamientos, en mi experiencia, en la experiencia de otros, en lo que funciona ¡Y debo aprender a oír la voz de Dios en su Palabra! Quizá no estés de acuerdo con muchas de las cosas que digan la Biblia, quizá algunos de los temas que tocamos en esta serie de sermones te resultaron muy duros o que la Biblia es muy radical ¿Qué harás?, ¿Qué curso vamos a darle a nuestra vida?, ¿Intentaremos huir de Dios y de las responsabilidades que nos ha dado en nuestros hogares, en nuestras familias, con nuestras vidas y posesiones materiales? ¿O dejarás que tu vida y tus palabras anuncien a Cristo? Queridos, no se trata de cuán capaces somos de vivir una vida piadosa, no se trata de tener alguna cualidad o facultad especial. El ejemplo de Juan, un verdadero profeta, nos enseña claramente que se trata de un constante “NO a nosotros”, no se trata de nosotros, puedes ser el más tímido del planeta, el más incapaz en términos humanos, los menos populares, pero “hermanos, consideren su llamamiento: Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, 26-28 para anular lo que es” (1 Cor. 1 ). ¿Tienes miedo? Teme más presentarte diariamente como un obrero aprobado, un obrero que no tiene de qué avergonzarse que maneja bien la Palabra de verdad. Hermanos, Dios lo hará con o sin nosotros, no seamos como Jonás que se sentó al final amargo y triste. Jonás es una fuerte advertencia para nosotros, él aprendió a temer al Señor por las malas y al final del libro su vida es una interrogante. Dedícate nuevamente a tu llamado y sé un fiel ministro de su Palabra en tu casa, en tu trabajo, con lo que tienes, en el estado que te encuentres ¡Sé fiel a Cristo! pues no tienes un privilegio más grande ni una responsabilidad más hermosa. Oremos.

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