RELACIONES FAMILIARES EN NAVIDAD

RELACIONES FAMILIARES EN NAVIDAD Esteban: Navidad, tiempo de familia, de alegría, alboroto, tiempo de apresurarnos, de correr, de luces de colores, r...
22 downloads 0 Views 169KB Size
RELACIONES FAMILIARES EN NAVIDAD

Esteban: Navidad, tiempo de familia, de alegría, alboroto, tiempo de apresurarnos, de correr, de luces de colores, regalos, compras, aceleración, Diciembre nos enloquece a todos y nos pone en un ritmo tan grande que llegamos al 24, 25 y 31, para despedir el año, con un agotamiento físico y emocional tremendo. Pero sin duda, como comentaba al principio Salvador, generalmente en Latinoamérica se asocia Navidad con familia y celebrarla en familia y en algún país incluso se lo llama "Día de la familia", esto es algo bien arraigado en la tradición Latinoamericana.

Salvador: Sí, es una tradición familiar. No veo mal que se reúna la familia, todo lo que se haga a favor de la misma es importante, creo además que esta fiesta tiene mucho que ver con la familia, porque lo que aparece allí en el pesebre es el padre, la madre y los hijos. Por otro lado creo que la familia como Institución Divina siempre debe ser defendida, el problema es tal vez que la relación familiar y lo que es la familia, ha ido ocupando el lugar central en la Navidad.

Esteban: Fue reemplazado a los otros elementos.

Salvador: Reemplazó totalmente el sentido espiritual de la Navidad. Días atrás, estaba conversando con un señor muy importante en la toma de decisiones en la ciudad en donde estoy y me comentaba que estábamos viviendo ya el espíritu de la Navidad. Me quedó "sonando" esa frase "el Espíritu de la Navidad”. Sobre todo porque tengo mi propio concepto de lo que es el Espíritu, este nos relaciona directamente con Dios, el espíritu es lo que nos diferencia de los otros seres, es el sentido de la trascendencia, y cuando el me decía "el espíritu de la Navidad", no me sonaba bien la palabra espíritu dentro de mi concepto de ello, entonces pensaba ¿qué lo movió para hablar sobre el espíritu de la Navidad? Es todo lo que pasa alrededor de esta fiesta, el clima, el hablaba sobre el clima, no del espíritu, se va creando un clima que están dados por adornos, típicos de la fecha, que no aparecen en ningún otro momento del año como el arbolito, guirnaldas, las bolas de cristal con determinadas formas y colores, las estrellas, el pesebre. Es decir, hay toda una "iconografía" que corresponde únicamente a la Navidad, por lo tanto, cuando llega esta época empiezan a aparecer estas cosas, e inmediatamente comienza a cambiar el clima. En segundo lugar aparece una música característica, el villancico. Villancicos escuchamos en todos lados, como Noche de Paz, los villancicos tradicionales es decir que ya tenemos dos elementos importantes allí flotando.

El tercero es que el comercio empieza a moverse detrás de los regalos navideños, por lo tanto promocionan las fiestas, llega un momento que estamos viviendo el clima. En la Navidad siempre hay algo característico, la gente comienza a correr. Siempre digo que la Navidad demuestra el "movimiento uniformemente acelerado", aquello que estudiábamos en Física, la gente comienza a moverse, acelerarse cada vez más, hasta llegar al 24 de diciembre. Por todo esto, tenemos un gran clima de Navidad. Llegamos a la mesa familiar y nos sentamos con los seres queridos. Aquí en primer lugar, es donde aparece la primera ausencia y la primera diferencia. La primera, es que el sentido de la Navidad no está presente. El sentido real de Jesucristo, del advenimiento y el espíritu de la Navidad que identifico como el despojamiento, es que Jesucristo el Hijo de Dios, se vacía de su Gloria y Majestad para entrar en el pesebre, el lugar más humilde, por lo tanto hay un despojamiento, entregarse por el otro, ese sería el espíritu de la Navidad, que nos entregáramos por el otro. Que fuéramos generosos con el necesitado, pero no el regalo que le damos a nuestros hijos, sino esa entrega, esa búsqueda de solidaridad, de entregarnos por el otro, todo eso es muy importante y está totalmente ausente lamentablemente. Ahora, en este momento comenzamos a tener otro problema, no solamente esto está ausente, sino que está presente la quiebra familiar. Entonces la reunión familiar se hace cada vez más difícil y conflictiva. Tengo una obra de teatro escrita sobre la Navidad y empieza justamente hablando con el diálogo de un matrimonio que se está peleando porque él quiere invitar a su mamá a la fiesta de Navidad y ella dice, que debe venir la mamá con toda la familia, porque no vamos a separar a la mamá de la otra hija, cuñado y sobrino, entonces se están peleando porque le dice a su esposa que eso es inaguantable, que otra vez vamos a tener lo mismo, que él no aguanta a toda su familia. Esto suele suceder más de lo que pensamos.

Esteban: Son las discusiones de esta época.

Salvador: Claro. Y se llega a la Navidad con todas las tensiones. A mitad del diálogo suena el teléfono y llama la mamá de él y atiende ella, cambia la voz y le dice "querida suegra, que gusto escucharla", todas estas cosas muestran la hipocresía que hay en todo esto. Entonces me pregunto, en estas fiestas, con las crisis que estamos viviendo en las familias, ya no es más una fiesta familiar. Hay lugares en América Latina, en donde los jóvenes acostumbran divertirse luego de las doce de la noche.

Esteban: Pasan con los padres, con la familia hasta las 12 de la noche y de ahí se van...

Salvador: Pero lo peor del caso, es que los jóvenes están inquietos, incómodos, aburridos mirando el reloj para "poder irse de una vez". Entonces uno dice "¡qué clima que estamos teniendo!" ¿Cómo tendríamos que encarar entonces todo esto para que fuera diferente? ¿Cuáles son los factores sobre los cuales tendríamos que poner nuestros ojos en esta Navidad para que no siga produciéndose esta crisis cada vez mayor como consecuencia de la crisis familiar?

Esteban: Por supuesto, eso lo queremos encarar. Pero antes quería plantearte otros elementos para sumar a ese clima de crisis que estamos viviendo al desembocar en la Noche Buena y Navidad. Por ejemplo, el índice de divorcios está creciendo de tal manera en Latinoamérica que en algunos países está superando el números de matrimonios, entonces está llegando mucha gente a las fiestas tradicionales, separados, divididos, y el esposo por un lado, la mujer por el otro, en medio de procesos de divorcios en muchos casos de separación agresiva, los hijos en el medio y ellos se plantean con quien pasan la Noche buena y Navidad, ¿con papá o mamá? ¿En casa de quién? Allí hay una puja bien interesante y los chicos están en el medio como un "trofeo de guerra". Este es por ejemplo uno de los grandes problemas que vemos en estos días Navidad.

Salvador: Sí, bueno. El problema de la disolución matrimonial y el crecimiento de los vínculos informales es un problema actual. Se le pregunta a una madre/padre ¿y tu hijo? a lo que contesta: "y...está viviendo con su novia". Ya ahí hay un matrimonio de hecho, bueno esas cosas son las que crean conflictos en Navidad, van debilitando. Los lazos, no solamente cada vez son más débiles, sino también más conflictivos. Lamentablemente, quienes más sufren en esto, son los hijos que a veces son la prenda de lucha, el botín sobre el cual se presiona. Este es otro de los problemas que tenemos ¿con quién me reúno? ¿Con quién paso esta fiesta? con mis hijos y mi ex mujer, o con mi mujer actual y mis hijos actuales. Es dramático, para mucha gente esto.

Esteban: Y por eso, muchas veces las personas quieren que las fiestas tradicionales pase lo más rápido posible, que lo borren del mapa y mucha gente dice "ojalá que no existiese esta fiesta" por los problemas en el ámbito familiar que está tan deteriorada y tan en el centro de la mira espiritual como decías.

Salvador: Todo ello muestra que la parte espiritual está absolutamente ausente. Todavía no hemos hablado del sentido espiritual o como habría que celebrar, estamos hablando que en estas fiestas se está expresando una crisis y la misma está presente, no puede negarse. Por eso es posible que haya tanta violencia en Navidad, va creciendo. En una fiesta tradicionalmente familiar y pacífica, está culminando en una que termina en violencia, porque estas situaciones conflictivas suelen estallar en Navidad y sobre todo con la ingesta de alcohol. Entonces hay Navidades que terminan como la vieja historia de Agatha Cristie: "Navidades trágicas". Es preocupante indudablemente todo esto pero hay mucho de estas tragedias.

Esteban: Un médico internista, columnista de la programación de Radio Transmundial, nos decía que le tocó estar de guardia varias veces entre 24 y 25 de diciembre, también en los 31 de diciembre y 1 Enero y a partir de la 1 de la mañana es impresionante como en las Emergencias de los Hospitales se empieza a ver gente que viene apaleada, acuchillada, con enormes signos de violencia, que los lleva a preguntarse a veces si lo que hay afuera es una guerra. Todos estos casos de violencia se dan en el seno, muchas veces, de las mismas fiestas familiares.

Salvador: Y están aumentando los desastres viales después de las fiestas, porque la gente se alcoholiza y al regreso a sus casas se producen desastres. Ya estamos viviendo la peligrosidad de la Navidad. En algunos países se utiliza mucha pirotecnia y esto deja también saldos tremendos. En mi país, donde se usa pirotecnia y muchas veces la que se utiliza no es la probada legalmente, sino que se improvisa, el día de Navidad los Hospitales del quemado, los oftalmológicos, están colmados de gente herida, en algunos casos con lesiones gravísimas y con saldos irreversibles. Estamos hablando de tensiones previas, durante y desastres posteriores, entonces creo que tendríamos que analizar cuál es el espíritu de la Navidad.

Esteban: Vamos a hacer una pausa. No queremos echarle un tinte pesimista sino mirar la realidad, buscar una solución y respuesta quien ve con una mirada diferente lo que el sistema actual está motivando a que festejemos como Navidad y fiestas tradicionales. Después de la pausa, seguimos la charla con Salvador Dellutri.

Pausa...

Esteban: Antes de la pausa Salvador, estábamos planteando el hecho de lo mal que se está festejando las fiestas tradicionales y especialmente Navidad, quitándole todo ese alo y trasfondo espiritual que necesariamente tiene y sumiéndolo en un montón de prácticas que ubica esta relación con las fiestas en crisis, tensión, dolor y mucho conflicto. ¿Cómo solucionamos este nudo en que la sociedad actual se ha metido?

Salvador: Bueno, es muy difícil desde un programa de radio tratar de solucionar un problema tan complejo, pero creo que debemos rescatar es el valor de la Navidad. Como dijimos, todo esto ha entrado en una vorágine, un movimiento de aceleración y decadencia tan grande que ha afectado la Navidad. Descartar que la familia tiene que ser lo central en la Navidad. Decir que es una fiesta familiar está bien, lo vamos a celebrar en familia, pero no pensemos que lo central es la familia, ni que en este día hay que estar todos juntos cuando no lo estuvimos durante todo el año. Acá debemos llegar a un sinceramiento frente a la Navidad y creo que tenemos que poner la parte espiritual de la navidad en su lugar. Me pregunto, ¿cómo empieza la celebración de la Navidad en la casa de los latinoamericanos por ejemplo? En muchos casos, veo que se hace con la gran reunión de la familia. Se sientan a la mesa y comienzan a comer. Eso es todo, abrir los regalos y punto. Ver qué hemos recibido y que estamos entregando. El tema está en encontrar ¿Cuál es el sentido que debemos darle a esta fiesta? ¿Por qué nos reunimos? La Navidad se ha vaciado de contenido, tenemos "el estuche" nada más.

Es como decíamos hace unos momentos, es Dios acercándose a los hombres para atender a la problemática humana. Mi esposa siempre dice que para ella el mejor momento del año es cuando comienza nuestra celebración de Navidad. Ella estima muchísimo esa celebración. Siempre me llamó la atención la devoción que tiene por el momento inicial, es muy sencillo lo que hacemos. Nos reunimos en familia, en estos momentos con la familia nuclear, nuestros hijos y nuestro nieto. Hemos tratado de reducir el número. Están nuestros padres, los que quedan están allí, algunos veces vienen, otras están con los cuñados, pero hemos intentado reducir el número de gente. Intentamos que no sean más de diez personas en la mesa para evitar el gran bullicio. Cuando nos reunimos y comenzamos a comer, lo hacemos abriendo el Evangelio de Lucas y leyendo. Leemos toda la narración del nacimiento en el Evangelio. La parte del pesebre, los magos, los pastores, todo lo que está en el capítulo 2. Y luego hablamos de las bendiciones

que recibimos de Dios durante el año. Entonces cada uno dice lo que ha recibido de Dios. Y terminamos agradeciéndole a Él por todo eso que hemos recibido. En algunas ocasiones, narro algún cuento navideño, como puede ser la canción de navidad de Dickens, pero hay muchas de esas historias. Entonces si durante ese año hubo alguna buena historia, cuento esa para que todos podamos compartir eso también. Recordamos a aquellos que no hicieron bien, oramos por ellos, luego nos sentamos y cenamos. Hay un espíritu diferente porque hemos puesto a Jesús donde debía estar. En el centro, porque es lo que celebramos en ese momento. Y claro las fiestas se transforman en algo realmente valioso centrado en la parte espiritual, creo que esto hace que mi esposa diga que es excepcional esta fiesta. Porque se diferencia de todas las demás en que no es la cena lo fundamental, sino ese intercambio de amor familiar de cariño y ese intercambio de agradecimientos a Dios y quienes están presentes por lo que son en nuestras vidas. Es muy importante. Nos hemos olvidado de agradecer. Vivimos en un mundo de derechos. Todos tenemos derechos y la gente los reclama. Pero también hay deberes y uno de ellos es que debemos agradecer. No sabemos hacerlo. Cuando llega el momento de la Navidad, es el momento de agradecer a Dios y a quienes tenemos alrededor también que nos han hecho bien. Hay que comenzar a pensar en ello, agradecer a Dios que tengamos vida, salud y esperanza por Jesucristo, agradecer a quienes tenemos al lado también. El agradecimiento y su ausencia de comunicarlo a Dios, trae la falta de agradecimiento al prójimo, toda esa gran ausencia, hace que cada vez más el mundo derive hacia lo salvaje.

¿Por qué no buscamos hacer una Navidad espiritual? Una donde realmente Cristo esté presente, donde Él sea el centro, donde recordamos el nacimiento de Jesús, que ello tenga importancia, lo único que puede sanar a la familia de estas crisis, es que volvamos al sentido espiritual que esta fiesta tiene.