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VALENZUELA CAMACHO, BLAS Reseña de "El turismo en la provincia de Quebec (Canadá) y Estado de Tlaxcala (México): un estudio comparado" de Yanes Díaz, Gonzalo Revista Mexicana de Estudios Canadienses (nueva época), núm. 16, 2008, pp. 183186 Asociación Mexicana de Estudios sobre Canadá, A.C. Culiacán, México Disponible en: http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=73918504015

Revista Mexicana de Estudios Canadienses (nueva época) ISSN (Versión impresa): 1405-8251 [email protected] Asociación Mexicana de Estudios sobre Canadá, A.C. México

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El turismo en la provincia de Quebec (Canadá) y Estado de Tlaxcala (México): un estudio comparado Yanes Díaz, Gonzalo, 2007 (Mèxico: El Colegio de Tlaxcala) POR BLAS VALENZUELA CAMACHO A partir de su formación como historiador con especialidad en la arquitectura y el desarrollo regional, Gonzalo Yanes emprende una tarea que en principio no parece factible. Establecer directrices de comparación entre dos lugares tan distantes y disímbolos como la provincia de Québec, en Canadá, y el Estado de Tlaxcala, en México, relativas a su actividad turística. Lo logra en buena medida de manera ingeniosa encontrando paralelismos históricos que definieron a uno y otro lugar como “únicos” y “diferentes”, cada uno con respecto a su propio entorno socio político y cultural. Québec, con su larga y reconocida trayectoria de defensa de su cultura francófona y Tlaxcala, como el origen de un pueblo prehispánico que, constituido en aliado de los invasores españoles, contribuye de manera importante en la conquista del imperio azteca. Estas singularidades, a juicio del autor, se transformarán en paisaje y cultura, elementos que constituyen posteriormente, en ambos casos, los ingredientes esenciales del patrimonio turístico de ambas latitudes.

Así pues, la obra da cuenta de dos casos aparentemente distintos del todo que se unen sin embargo, en la circunstancia de convertirse en destinos turísticos con base en su historia y cultura de lucha singular. El trabajo se presenta en tres capítulos estructurados de manera lógica y didáctica. En el primero se aborda el tema del turismo en la provincia de Québec, el segundo hace lo consiguiente para el Estado de Tlaxcala, en México y finalmente, en el capítulo tres Yanes instrumenta un ejercicio comparativo en extremo estructurado y sistemático, confrontando una por una las categorías planteadas a lo largo de su escrito como instrumentos de evaluación de su actividad turística. El capítulo uno hace un recorrido histórico por los devenires del Québec enfatizando en la revolución tranquila, sus antecedentes y culminación, con la consiguiente modernización de la provincia, desde donde el autor proyecta las bases sobre las que se asentaría posteriormente su juicio acerca de la actividad turística en ese lugar, “teñido de la naturaleza de la

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identidad cultural de este tan particular territorio de la federación canadiense”. Aborda enseguida la discusión entre dos vertientes del turismo, la física como territorio motivo de atracción y la humana como expresión cultural, para luego hacer un recorrido por la historia del turismo en Québec, que organiza en tres periodos: el primero, que corresponde a un programa de la burguesía, previo al turismo de masas, entre siglo XIX y la segunda Guerra Mundial. El segundo periodo, sostenido por un programa del estado protector (1945-1975), orientado al turismo de grandes masas y finalmente la tercera fase, a partir de 1980, que corresponde al proceso neoliberal asociado a políticas de sustentabilidad. A continuación, discute la política de turismo de la provincia, describiendo como la participación activa de los empresarios y la sociedad civil, a partir, como ya apuntó antes, de sus rasgos culturales propios y diferentes, sostiene y arropa la actividad turística en Québec de manera exitosa. En el capítulo dos, Yanes explica, basado en un recorrido histórico que inicia en la época prehispánica, cómo se conforma la identidad tlaxcalteca, distinta a la de sus vecinos Puebla, Hidalgo o Veracruz. Esa particularidad se gesta desde la alianza tlaxcalteca con Hernán Cortés y su lucha aliada contra el imperio de Moctezuma, lo que le conferiría a la postre un trato privilegiado a la región y a sus naturales por parte de la corona española. Los

tlaxcaltecas, los aliados, gozaron entonces de condiciones envidiables en esa época, al conferírsele a la Ciudad de Tlaxcala el carácter de “muy noble y muy leal” lo que entre otros, sirvió de escudo al menos parcialmente a los habitantes autóctonos contra la ambición de los españoles por apoderarse de sus tierras. Este carácter distinto que acompaña a Tlaxcala desde la conquista, continúa en el mismo sentido durante la lucha de independencia, que llega con retraso a la región gracias al poderoso influjo del gobierno colonial y de la iglesia, para consolidarse, después del largo periodo de luchas intestinas del siglo XIX, en la lucha revolucionaria donde, a juicio del autor, termina de conformarse una identidad propia, mexicana pero distinta de todos sus vecinos, entre la población tlaxcalteca. Esta situación contribuirá a la postre, a darle a la región un carácter propio, convertido posteriormente en producto a través de la industria turística. Por estar geográficamente situado en el tránsito entre el Altiplano y la costa del Golfo de México, una ruta con gran valor económico y estratégico desde la época prehispánica, el territorio tlaxcalteca cultivó, desde la perspectiva del autor, la vocación natural de recibir continuamente a viajeros de distinto origen. Una compleja red de caminos existía en la región desde antes de la llegada de los españoles, y fue expandida y mejorada durante la dominación española y en épocas

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posteriores de la historia de México, hasta llegar a nuestros días, cuando Yanes nos ilustra como Tlaxcala se ha convertido en uno de los estados de la república mexicana con mejor infraestructura carretera. Esto, aunado a su carácter de cultura distinta, su larga y rica historia, contribuyó a convertirlo en un destino turístico interesante en la actualidad. Sin embargo, y como la obra lo presenta, las condiciones socioeconómicas del estado están lejos de semejarse a la contraparte con la que se compara en el libro. En este rubro, de nuevo, Québec y Tlaxcala no parecen susceptibles de comparación válida. Si bien la primera ha sido caracterizada por sus dificultades de desarrollo, que fueron de la mano con su carácter distinto al interior de la federación canadiense, tomó impulso a partir de la revolución tranquila y es actualmente territorio próspero y pujante. Tlaxcala, en cambio, no ha logrado escapar del subdesarrollo, a pesar del fuerte impulso a la actividad industrial a partir de la década de los sesentas del siglo pasado, en parte debido a su vecindad con Puebla y la Ciudad de México. La agricultura, contribuye al deficiente desempeño económico. Otrora pilar de la economía en la región, la complicada orografía del estado y un régimen de tenencia de la tierra que ha privilegiado un paisaje pulverizado donde el 85 por ciento de las unidades productivas son inferiores a cinco hectáreas, no le ha permitido

transcurrir más allá de la producción agrícola de subsistencia. En lo que toca al turismo, a pesar de la importancia del patrimonio histórico y la riqueza arquitectónica Tlaxcala sigue siendo un lugar de paso, más que destino turístico consolidado. Si bien recientes administraciones estatales dan cuenta de un incipiente incremento en la cantidad de visitantes y la derrama económica resultante de la actividad turística, los desafíos son grandes. El deterioro ambiental resultado de una industrialización intensa, el perene problema de la escasez de agua, los problemas inherentes a la urbanización acelerada con el consiguiente deterioro de bosques y espejos de agua, son en opinión del autor, solo algunos de los problemas. Aunado a lo anterior, Yanes apunta que no existe política de turismo adecuada, ni continuidad a través de las distintas administraciones municipales y estatales. Por otra parte, la ciudadanía no exige rendición de cuentas a sus dirigentes y la empresa privada, con capacidad de presión política, carece de la cohesión necesaria entre sus miembros como para mantener una relación permanente respecto a la definición, desarrollo y seguimiento de las políticas de turismo. En el capítulo tres, la obra presenta de manera esquemática y organizada una comparación entre el turismo en Québec y Tlaxcala, presentando a juicio de Yanes las diferencias y semejanzas

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entre ambos. Entre las semejanzas, apunta la identidad cultural, el patrimonio construido, los actores involucrados, la accesibilidad geográfica y la vocación turística. En el apartado de diferencias, se señalan el territorio y el paisaje, vasto y variado en Québec, más pequeño y homogéneo en el caso de Tlaxcala. La infraestructura turística y la organización empresarial también se notan diferentes, así como el nivel tecnológico, las estructuras sociales económicas y políticas, e igual las políticas de turismo, con alto grado de coordinación y armonía en Québec, y con serias deficiencias en Tlaxcala. En conclusión, se tiene una actividad turística altamente desarrollada y dirigida por actores armónicamente organizados en el caso de Québec, mientras para Tlaxcala a pesar de los esfuerzos recientes, no se ha logrado niveles aceptables de coordinación y entendimiento. El caso de Québec siendo ejemplar, deberá, para Yanes, ser estudiado con detalle por los actores turísticos en Tlaxcala a fin de obtener una enseñanza útil para el estado. De cualquier forma, finaliza, las culturas tienen importancia universal, y aunadas a sus atributos físicos (geográficos), pueden impulsar un conocimiento civilizado de las comunidades que componen nuestro globo, a partir del desarrollo de la actividad turística.