PREGON DE FERIA 2.015 VISO DEL MARQUÉS 23 DE JULIO DE 2015 TITULO: “PERSONAS, PERSONAJES Y FIGURAS” SALUDO:

-Alcaldesa y Corporación -Autoridades -Personalidades -Vecinos de Viso del Marqués, y pueblo en general, congregado en esta Plaza. A todos buenas y felices noches. (a pesar del calor).

REFLEXIÓN: Ser pregonero en tu pueblo es un honor comparable a ser Hijo Predilecto ó Hijo Adoptivo. Es un honor depositado por quienes han decidido que hoy os dirija la palabra, más sois todos vosotros los que emitiréis el veredicto final. Espero dar la talla. He pregonado muchas fiestas a lo largo y ancho de esta vasta provincia llamada Ciudad Real, aunque en mi opinión el nombre no expresa ni define su territorio, ni a sus gentes, sí el de la Capital, como ocurre en otras muchas provincias, y me atrevo a insinuar nombres como Oretania de origen romano, Almanchara de origen árabe, o Montesllana o Guadiamancha que definen más su orografía. Decía que hoy me siento un pregonero novel a pesar de la experiencia, estoy en mi pueblo, hace años que he perdido la práctica de hablar en público, y me embarga una profunda emoción, espero no perder el control y llegar a todos vosotros como merecéis. CUESTIONES PREVIAS DE OPORTUNIDAD: Aprovecho la ocasión para pedir perdón a todas aquellas personas que se hayan sentido agraviadas por mi acción de responsable municipal, durante los veinte años que he sido concejal de Viso del Marqués, bien en la oposición, en el equipo de gobierno o de Alcalde. No he sido consciente si he causado daño o lesión, o he pisado algún callo, lo que tengo claro es que nunca me ha movido el rencor ni la venganza, sí me ha movido la defensa de lo público, el interés general, pero esta es mi percepción, lo que no significa que algunos de vosotros tengáis una opinión distinta, por tanto, insisto, a todos los que os halláis sentido agraviados os pido perdón.

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Si algo me llevo de mi vida pública, es una mochila llena de afectos, de experiencias, de conocimientos, y por ello me siento un privilegiado, y vosotros habéis sido colaboradores necesarios, por tanto, para todos, mi enorme agradecimiento. Entrando en materia, quiero comentaros que durante el pregón voy a utilizar motes, no con el ánimo de insultar, nada más lejos de mi intención, pero si por conocimiento general y por economía de tiempo. Si os digo que soy hijo de Francisquillo “el bicho”, y de María “la pelicana” nadie duda quien soy yo, si nombramos a Francisco Chico puede generar dudas, al ser muy común el apellido Chico y el nombre Francisco, y existir personas en Viso con el mismo nombre. ESCENARIO: VISO DEL MARQUÉS Antes de entrar en el tema central del Pregón creo necesario dar unas pinceladas sobre nuestro pueblo. Tenemos historia desde la época del Imperio Romano, muy cerca de aquí en dirección a la aldea jienense de Miranda quedan unos 500 metros de calzada romana que están intactos, todo hace indicar que para cruzar Sierra Morena pasaba por nuestro pueblo, comunicando la provincia romana de Oretania con la región Bética. Fuimos tierras de nadie durante la Reconquista como acredita el puesto avanzado que los templarios ubicaron en la actual Ermita de San Andrés, hasta que el Rey Alfonso VIII en 1212 asestó el golpe definitivo a las tropas musulmanas en la Batalla de las Navas de Tolosa, donde el pastor Martín Alhaja, guió a las tropas cristianas por el paso de Magaña y el Puerto Muradal, evitando el desfiladero de Despeñaperros, cogiendo por sorpresa al ejército sarraceno. La repoblación de los territorios conquistados obligó a traer gentes de otros sitios generando movimientos migratorios con origen principal en Castilla La Vieja. Apellidos muy comunes en nuestro pueblo como De Campos o Chico, tienen su origen en la Comarca de Tierra de Campos, del Reino de Castilla. Durante siglos hemos sido tierras de paso a través del Camino Real de la Plata, para comunicar Al Ándalus con Castilla y subir las riquezas del Nuevo Mundo a la corte Castellana. Quiero poner el acento en la influencia que hemos disfrutado a nivel social, económico y cultural por este hecho tan significativo. Quedan vestigios en nuestro pueblo de las denominadas Tres Culturas, el lugar del Pilar de los Moros, la Calle del Portillo Hebreo o el Torreón del Convento, certifican lo dicho.

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El Marquesado de Santa Cruz también ha coadyuvado a afianzar estas influencias. Como esto no es un ensayo de un sesudo literato, sino el pregón de un humilde viseño, me permito atribuir que el pasaje de Sierra Morena de Don Quijote de la Mancha tuvo lugar en nuestros queridos Chorros. Miguel de Cervantes luchó en la Batalla de Lepanto, donde perdió la mano, y tan insigne protagonismo tuvo D. Álvaro de Bazán al mando de su Nave La Loba. Por tanto es posible que D. Miguel visitara a D. Álvaro en su Palacio de Viso y conociera el Batán de Los Chorros. Si me permitís la licencia, voy a comparar a nuestro pueblo, Viso del Marqués, con la Aldea Gala de Asterix y Obelix en el vasto Imperio Romano, no en el aspecto de fortaleza defensiva, pero sí en el sentido de territorio pequeño con identidad diferenciada, y lo argumento: -

No somos territorio Mancha, aunque estamos en su límite. No somos territorio Calatravo, aunque estamos en su límite. No somos Valle de Alcudia, aunque estamos en su límite. No somos Campo de Montiel, aunque estamos en su límite. No somos Andalucía, sólo nos separa Sierra Morena.

Pero sí tenemos una gran influencia de estos territorios, de su cultura, de sus gentes, de sus costumbres, todo ello lo hemos incorporado a nuestro código genético, somos un crisol de varias culturas, de muchos territorios, de muchas gentes, que han conformado, a lo largo y ancho de la historia una identidad propia que nos permite decir con orgullo, “SOMOS VISEÑOS”. Si como muestra vale un botón ahí van dos: Expresión endémica de viseño, “ESTATE QUIETO CATITERO” que utilizamos para llamar la atención a alguien que no para de remover o descolocar algunas cosas. Palabra de origen luso que refleja la relación de nuestro pueblo con los marineros portugueses y que muy bien explica Juan Castell Monsalve. El otro es un botón grande que hizo el Marqués de Santa Cruz “PORQUE PUDO Y PORQUE QUISO”, me refiero a esa joya que tenemos en nuestro pueblo y disfrutamos todos, llamada El Palacio del Viso. Por la cultura, por la historia, por la posición geoestratégica tenemos el privilegio de ser diferentes y también a la vez generosos y hospitalarios, buenos vecinos de nuestros vecinos. No queremos separarnos de nadie, nuestro marco de convivencia es la Constitución de 1978, y nuestro espacio, es este país llamado España. Para no darnos tanto bombo y hacer algo de autocrítica, me valen los mismos razonamientos anteriores. En mi opinión hay dos aspectos en

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nuestro debe, somos individualistas y conservadores, entiéndase bien, conservadores como contrapunto a innovadores o emprendedores, e individualistas en el sentido que nos cuesta trabajar en proyectos comunes, y en el tiempo actual hay que aprovechar todas las sinergias, desde la unión, la cooperación y el emprendimiento. Quizá Alcaldesa este es un reto a afrontar para revitalizar nuestro pueblo, aprovechando todos los recursos naturales, patrimoniales, culturales, agrarios y cinegéticos que poseemos, no lo puedes hacer sola, necesitas el apoyo de todos los grupos políticos y sobre todo de nuestra gente, de nuestro pueblo. PREGÓN: Hoy toca hablar de las personas con las que compartí mi niñez, adolescencia y juventud, o tuve alguna relación o contacto, o simplemente estaban aquí. Todos de Viso, o afincados en nuestro pueblo, aunque en algún caso me saltaré este límite temporal que va desde 1958 a 1990. Cada cual es lo que le han dado sus padres, LA VIDA, y lo que ha respirado, aprendido y experimentado en su entorno en cada momento, con las personas que ha vivido, convivido y se ha rozado, por ello, para mí el concepto persona como individuo encierra un valor esencial, y a ellas voy a dedicar la parte central de este Pregón que he titulado “PERSONAS, PERSONAJES Y FIGURAS”. No quiero hablar de mí, pero es obligado que en el discurso, muchas veces utilice la primera persona refiriendo anécdotas de mi vida. La vida me la dieron mis padres Francisco y María en un gesto de una noche calurosa del mes de agosto de 1957, su sencillez, su humildad, su capacidad de trabajo y esfuerzo, su responsabilidad y su amor han sido valores que me transmitieron y desde la leche materna hasta su muerte he mamado todos los días. Se resumen en un lema que mi padre practicaba día a día, era su filosofía “vive y deja vivir”. Valores como la instrucción y la salud son básicos en la vida de un niño y fundamentales para su desarrollo como persona: A Valentina y a Pedro González, mis maestros de párvulos y primaria les debo mi primera inmersión en el conocimiento y aprendizaje, y casi más importante el respeto a los demás, a los mayores, a la misma vida, y también mi recuerdo a Leopoldo Coca y Leandro Victoria como directores del colegio, que fue mi segunda casa durante seis años. Hasta los siete años fui un niño con problemas de salud, ayudaron a sacarme adelante, por eso les agradezco: -

A Miguel Camacho Jáuregui por su disponibilidad total.

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A Leopoldo Morales por su profesionalidad, acierto y confianza. A Juan Palomares por su profesionalidad, bondad y por tener una botica de estampa. A Alberto Camacho por su carácter sereno. A Gerardo Almodóvar por su bonhomía y por los caramelos que me daba. A Aureliejo por su dedicación. Y a Rodolfo Morales cirujano viseño que me operó en dos ocasiones.

De mis vecinos recuerdo con mucho cariño a Aguedica y Andrés, Andrés cogía aceituna con mis padres, que me dejaban con Aguedica, ella me dio a probar por primera vez los huevos fritos, cosa que mi madre no había conseguido. Angelillo y Conce con una relación más de familia que de vecindad, en su casa, en la cuadra viendo el caballo blanco mi madre conseguía darme de comer, y recuerdo al abuelo Juan de Dios “El Cabiche” trabajando el esparto, haciendo escusas, varjas, herramentales y otros utensilios de labriego. En la casa de Elvira y Tomás pasé muchas siestas con sus hijas Dolores, Mª Carmen y Marcela y mientras hacían labores de costura escuchaban los seriales de la radio de Guillermo Sautier Casaseca, rodeadas de novelas de Corín Tellado o la Revista Hola. A la casa de Josefa y Eduardo “El Chilín” me encantaba ir a ver las cabras y los cabritos, hasta el punto que tanto tabarreé a mis padres que terminaron comprando una cabritilla que la tuvimos en casa mas de diez años. En la misma casa vivieron después Juana “La Caína” y Antoñejo, este seguía las cabañuelas y era el hombre del tiempo de la calle La Huerta, ahora Micaela Luján. Cuando a Antonio le preguntaban los mayores ¿Qué tiempo va a hacer mañana? Contestaba “espera que vea el parte y luego te lo digo”. Isabel y Epifanio, vivían en la casa que ahora vive su nieto José Merino, y antes sus padres Elvira y José Merino cuando se trasladaron de la fábrica de harinas. Con José Merino fui muchas veces a la fábrica, a comprar salvado para los cochinos o sencillamente de visita, éste era un edificio singular que muchos años después me vi obligado a autorizar su demolición. Me queda el recuerdo del olor a candeal recién molido, la luz que entraba por las ventanas tamizada por el polvo en suspensión, el ruido de las tarimas al andar o el murmullo de las máquinas moliendo. En las noches de verano los vecinos tomaban el fresco en la calle, en corros sentados en sillas y en los umbrales de las puertas, los mayores comentaban las noticias del día y los niños jugábamos al veo veo, todos en comunidad.

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De aquella época recuerdo un personaje anónimo, el fantasma o “la pantasma” como decían algunos, comentaban que en tal calle habían visto un fantasma y los vecinos habían salido a pincharle con una horca de hierro, pero había escapado aprovechando la oscuridad, e inocente de mi, pensaba ¿como le van a pinchar si en los tebeos los fantasmas son de aire cubiertos con una sábana blanca y vuelan?, años después me enteré que era la forma de mantener el anonimato y aprovechando la noche dar rienda suelta a escarceos amorosos o a infidelidades encubiertas. En la calle Pozo Bueno vivían Josefa Salcedo “la folloya” y su marido Victoriano que se dedicaba a la extracción de caolín “tierra blanca”. La buena de Josefa tenía televisión, aquellas televisiones en blanco y negro que la convertía en color poniendo delante una pantalla transparente tricolor, y por las tardes llenaba el salón de muchachos del barrio para ver series como Bonanza o El Virginiano. Los mayores iban a los bares a ver los combates de boxeo o las corridas de toros, eran los tiempos de Urtain y El Cordobés En el rincón estaba la tienda de Eugenia y Juanillo. Años después en la casa de la esquina se vino a vivir Pepe “el cartero”. En la calle San Fernando teníamos la lechería de Nati, que luego heredó su hija Ignacia. Con el tiempo eran “los farrucas” quienes llevaban la leche a casa. Otra persona que pasaba su vida en el huerto era Indalecio que con el discurrir cansino de la borrica dando vueltas a la noria conseguía regar todas las plantas. Huerta que daba nombre a mi calle, estaba rodeada de corrales de casas y al este una tapia. De los amigos de mi padre recuerdo a Julián “el seta”, Daniel “piños”, a Marcelino Cañete y Lucio Tarazaga. De mis amigos de la escuela están Miguel Ángel Rodríguez, Bernabé, Monchi “moyita”, Jóse “el de la pola”, Desiderio y Jovito, y del barrio Carmelo, José Morcillo, Braulio, Norberto “el de Eloy” el sastre, Régulo, Jóse Merino, Juana Mª y Mª Luisa, la ahora Alcaldesa. Jugábamos a las bolas, a los cartuchos, al trompo, al pilla pilla y a veces peleábamos con espadas de madera, casi siempre en la Plaza del Pozo Bueno, o nos apedreábamos en la tapia del huerto con los tirachinas y siempre alguno terminábamos aporreado. Otra pandilla que formamos después estaba compuesta por Donato y Valentín Barberá, José el hijo de Gregorio el panadero y a veces se incorporaban mis primos Bernardo Chico y Miguel Ángel Morales, era la época de las bicicletas y los baños en los albercones de Bazán. De esta época quiero comentar dos anécdotas:

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Cuando volvíamos de Bazán unos se escondían en la chopera del huerto de Toñé (ya no le teníamos miedo al mito de la culebra gigante con la que nos asustaban nuestros padres), y otros seguían con las bicicletas un poco mas adelante y pasaban al huerto de Juan de la Cruz “pinchabolas” que lo tenía sembrado de melones, el hombre al oír el ruido salía del chozo con la garrota en ristre y mientras tanto los escondidos en la chopera hacían la carga de melones, y así nos divertíamos haciéndole rabiar, aunque en alguna ocasión alguno de nosotros probó la madera de la garrota cuando la lanzaba al aire y hacía diana.

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La otra anécdota ocurrió en el verano de 1971, recién operado de apendicitis en pleno mes de agosto, el mismo día que llegué al pueblo, aún con los puntos, nos pusimos a jugar a fútbol en la Plaza del Nido, cuando llegué a casa mi madre me arrestó a no salir en una semana, mis amigos averiguaron que se lo había dicho Antonia “la sisona”, en venganza por el lance, con los tirachinas y mocos de herrero de la fragua le tiraban a las gallinas que la buena mujer tenía en la cámara y dormían al lado de un ventanón protegido con tela metálica, a la mañana siguiente Valentín por la portada de su casa en la calle Mesón Pintado controlaba si había caído alguna gallina, y hubo suerte, una feneció seguramente más por el efecto del calor que por el impacto metálico, de todas formas con gran alegría y alborozo mis amigos vinieron a casa a contarme que “la sisona” había salido a tirar la gallina a los quiñones. El agravio había sido vengado.

De mi familia quiero destacar algunos recuerdos, como la insistencia a mis padres de Aurelio Moreno “el Forestal” para que estudiara Bachiller, o cuando fui por primera vez a Madrid con Silverio Morales y Carmen y me compraron mi primer reloj a la edad de diez años. Mis tíos Agustín y Agustina cuando iba a su casa me mimaban, mi tío me enseñaba la yegua y los galgos y mi tía me daba mantecados riquísimos. Otro viaje que me impactó fue, cuando Marcelina y Francisco “el San Antón” me llevaron a Villalba a pasar unos días, tendría yo seis o siete años, el viaje lo hicimos en carro de mulas y cruzamos una manada de vacas con la que estuve soñando varias noches, en Villalba pasé unos días muy buenos con mis primas y los niños del pueblo. También recuerdo cuando Marcelina me vistió de máscara para el carnaval, el disfraz era de viejecilla y llevaba una cesta con huevos, cuando salí a la calle Las Eras me pisé la falda y di con mis huesos en un lodazal y los huevos se quedaron para hacer tortilla, agarré una barraquera, me fui a mi casa y no me he vuelto a disfrazar.

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Con Celestino “el guardilla” y Basilio “el guapo” asistí por primera vez a los toros, fue en Valdepeñas, yo encantado, lo que no sabía era el calor que iba a pasar en la Plaza, en el tendido de sol y con más moscas que el rabo un vaca. Quiero mencionar ahora un libro publicado en el año 2006 por la Diputación Provincial que se llama “RUEDAS, ROMANCES Y REFRANES”, gran trabajo de investigación realizado por Emilia Ginés de la Plaza y sus alumnas de Educación Permanente de Adultos del curso 2003/2004, en el que han salvado del olvido una parte importante de nuestra cultura tradicional como son las ruedas, baile en corro donde las mozas cantaban y facilitaban el acercamiento de los mozos, las letras son muy declarativas. De este trabajo voy a recitar algunas ruedas, aunque recomiendo su lectura a todos los viseños: QUITATE DE ESA ESQUINA SO MONIGOTE NO TE CAIGA UNA TEJA Y TE ESCOGOTE ERES ALTO Y DELGADO COMO EL HINOJO LO QUE TIENES DE GRANDE TIENES DE FLOJO AL PASO DE LAS MULAS VAN LOS GAÑANES Y POR ESO SE CRÍAN TAN ANIMALES Hasta ahora son de ellas, a continuación de ellos. ANDO BUSCANDO Y NO ENCUENTRO UNA MUJER QUE NO GASTE QUE TENGA LA LENGUA PRIETA Y NO VIVA CON SU MADRE EN TU PUERTA SEMBRÉ UN GUINDO Y EN TU VENTANA UN CEREZO POR CADA GUINDA UN ABRAZO POR CADA CEREZA UN BESO YO QUISIERA Y NO QUISIERA QUE SON DOS COSAS CONTRARIAS QUISIERA PEDIRTE UN BESO Y QUE NO ME LO NEGARAS Y esta otra que encierra un mensaje muy sutil

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EL CANDIL SE ESTÁ APAGANDO LA ALCUZA NO TIENE ACEITE NO TE DIGO QUE TE VAYAS NI TAMPOCO QUE TE QUEDES De otras personas guardo grato recuerdo como Nicolás Camacho con el que compartí largas veladas en La Peña jugando al ajedrez, o de Justo Ferrero que nos introdujo en el mundo de la ganadería. Del trabajo en el campo quiero reseñar que era un trabajo duro. Más me ayudó a valorar el esfuerzo, a comprender el valor de las cosas, y a afrontar la vida con ilusión, porque el trabajo no siempre tiene compensación, pero sin trabajar no hay forma digna de vivir. Quiero mencionar a varios grupos de viseños que tuvieron aparcerías con mis hermanos y mi padre, “los Povedas”, “los Gineses”, “los Pilones” y Marcelo Huertas, en la Finca de Fresnedas, con los que pasé las vacaciones de estudiante de varios años recogiendo piedras, de donde luego fueron echados. Eustasio “Garbanzos cocios”, Julián “Estroza”, en la Sierra Santa María. Y en Casa de las Fuentes con Tomás, y en las Chicotas con Apolonio Alcaide. También recuerdo otro grupo menor pero igualmente unido que lo formaban Tomás Muñoz, Juan de Dios “Zanahorias” y mi padre, que cultivaron algunos años La Atalaya de Calzada y de aquel tiempo os voy a contar una anécdota. Estábamos de cortijo toda la semana recogiendo piedras, y a mediodía el hombre mayor y el mas chico, yo contaba trece años, hacían de ranchero y de pinche, pues de esta guisa Tomás y yo a pelar patatas, despellicar el conejo, pelar la cebolla etc…, en esto que me da gana de orinar y se lo digo a Tomás y me dice “antes coge de la bolsa el pimiento rojo y lo desmenuzas” (era un guindillón) tal que lo hago y me voy a lavar las manos, me dice “lávatelas después que queda poco agua”, voy a orinar y luego me lavo las manos y al rato noto un escozor en la entrepierna de tal forma que me saco el apéndice y estaba como una morcilla reventona recién sacada de la caldera y mas roja que la cresta de un gallo. De la trilla y la siega alguna anécdota mas. Estando en la era del Alto de la Cruz con mi hermano Manuel, me mandó a pedirle al vecino Eugenio “el melonero” un “ataero de mies” para sujetar el gancho de la trilla, agarré una horca de volver parva y allá que fui, siendo el saludo “o me das un ataero o te doy con la horca en las costillas”.

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Segando en las barraganas con la máquina de la cooperativa, Raimundo “el maquinista”, en un cordón de paja me hizo “los perrillos”, pero yo que era un zagalón conseguí meterle un puñado de paja en la boca. Y para cerrar esta parte algo muy emotivo para mi, pues fue mi juguete de la infancia. Era tiempo de trilla, de feria, bajaba con mi padre de las eras de Santiago, y en el Pozo Bueno estaba la cuerda del ganado, vi una borriquilla pequeña, negra y le dije a mi padre que la comprara, no me hizo caso, y a los ocho o diez días “los moris” de Almuradiel que se quedaron con la copla se presentaron en mi casa y con la ayuda de mi madre convencieron a mi padre, yo tenía cinco años, para subirme en la borriquilla tenía que poner el pie en una herradura clavada en la pared, de ahí al pesebre y luego a los lomos de la borriquilla. En la huerta en cuanto mi padre le quitaba el aparejo, yo le echaba un ropón y desde una piedra alta me subía, y a visitar a los vecinos, a Soguero, a Eulalio y a Pedrín y a “la Sorda”. Pedrín me decía “niño acércate donde está la sorda y métete por lo regado”, yo le hacía caso y a “la Sorda” se la llevaban los demonios. En este punto quiero dedicar un rato a los oficios y a trabajos singulares, y para abrir hablamos; De D. Gregorio “el cura”. Recuerdo la que armó con la cierva que crió, andaba suelta por el pueblo. Creó un conflicto con el Ayuntamiento cuando abrió la subasta de la cierva para recaudar fondos para construir el campanario destruido por el terremoto de Lisboa. Aficionado a las psicofonías (voces del mas allá) que había grabado en el Valle de los Perales, o de la importancia de la apicultura en nuestro pueblo. De su afición a buscar metales, me reveló un secreto, un tesoro en la sierra debajo de una lastra, era una ilusión, también del escudo imperial ubicado en el suelo delante de la casa del “turbiero”. Y de Pedro “el sacristán”, puedo decir que ya no caza codornices con reclamo pero caza turistas con el órgano. Es tan viejo como el lagarto de la Iglesia, y si lo restauramos un poco nos dura otros cien años. Sigue fiel a su oficio, pues su relevo es cuestión casi imposible, a pesar del paro actual. De los albañiles recuerdo a Leandro “el chato” que trabajaba a mi abuelo Inocencio. Y recuerdo a “los andaluces” Félix y Celedonio, al “ris”, a Pedro Altozano que también trabajó en casa con dos oficiales de lujo, Cristino y Felipe “el ronquillo”, y a Joaquín “Matamoros”. De los gañanes de Viso, decir que tenían fama en toda la comarca, araban hondo y derechos como una vela, y para ejemplo Joseillo “el viñaero”.

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También están los rehaleros entre los que destacan Ángel del Campo “el Titi”, José Lozano “el Jeta” y mi primo Miguel Marín “el Sereno”. Otros oficios singulares como el de Santiago “el calvo” listero de Mudela, o el del “Torrero” dedicado a la venta de retales o el de Ángel “el peletero” dedicado a la compra de pieles, o José Soto el cabrero de la vez, amigo de mi padre y cuidador de nuestras cabras, o Isabel y Gabina operadoras de la centralita de teléfonos, y entre los zapateros “el cojo de la Enedina” o Eugenio el marido de “la Petrilla”. “Misiro” que transportaba la carne desde el matadero con un carrillo a todos los carniceros. Paco Marín “el Mataor” hombre polifacético que pintaba casas, podaba olivas, mataba cerdos, cosechaba y todo lo hacía rápido y bien. También Miguel Poveda, matarife, hasta que tuvo que emigrar. Entre los barberos tenemos a Casto, a la que me llevaba mi padre a pelar, allí me entretenía con los canarios. Casto era un hombre de pocas palabras y mucho oficio, siempre pulcramente vestido. También recuerdo a “manazas” a Luis y a Florentino. De los herreros mención cariñosa a Sergio y Valentín Barberá mas conocidos como “los Donatos”, y a “los Guareñas” Eusebio y Pepe. Luego fue Navarro quien abrió un taller de carpintería metálica y el mismo se apodó “Kun Fu”. Los sastres Telesforo, Zarza y Eloy. Andrea “la Pajarita” modista que me acompañó a Valdepeñas a comprar el traje de la Primera Comunión porque mi madre estaba de luto. Ceferino “el Sebo” carpintero que me hacía las espadas con retales de madera para las peleas de caballeros, y siempre un caramelo. En la misma calle, enfrente estaban los ebanistas que dejaron el oficio para dedicarse a la reparación de motos y bicicletas. “Los Martinillos” con su zapatería y guarnicionería en la calle Real esquina con la calle del Santo, siempre con sus mandilones de cuero haciendo arreos para las mulas. ¿Os acordáis de los últimos guardas rurales? Almenara, Felipe, Celestino “el Guardilla” y “Pocho”. Otro guarda de nuestros montes municipales, Críspulo me enseñó todo el patrimonio forestal del Ayuntamiento. Y de las enjalbegadoras Tomasa y Victoria esta última abuela de Satur, que puntualmente todos los años blanqueaban la casa de mi madre, y también le ayudaban al embotello.

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Y Agustín “Quicón” y Eleuterio “Rabote” trabajaban en la casa bien en la siega o en otras faenas, obreros fieles y buenos trabajadores. María y Manolita, aceituneras de las que aprendí que ser mujer en aquella época en el mundo rural era muy duro pues además de trabajar durante el día como los hombres en la recolección de la aceituna luego tenían que hacer las tareas de la casa, preparar las meriendas, lavar la ropa etc… Otros oficios mas modernos como los conductores de las viajeras de Ciudad Real y Valdepeñas, en la primera el bueno de Sinfo y la segunda Antonio “Chocillas”. Demetrio que se dedicaba a la reparación de televisores, radios y otros aparatos. José Muñoz y José Merino, entre otros oficios eran los electricistas del grupo de colonización de la Rambla. Y Carmen la mujer de Rufino, con su academia de taquigrafía y mecanografía, a la que asistí durante algunos veranos para aprender a escribir a máquina. Si hablamos de los negocios, comercios y tiendas, empezaré por la experiencia propia. Mi abuelo Inocencio fue hortelano, y también mi padre y mis hermanos. Cuando se empezaban a coger los frutos de la huerta, pepinos, tomates, patatas etc… mi madre y mi hermano Manuel madrugaban para ir a hacer plaza a “El Visillo”, mientras mi hermano Norberto ayudaba a acarrear a mi padre, y a mi me tocaba limpiar las jaulas de los conejos y echarles de comer, y después al mercado a vender. Colocaba el puesto al lado de Argimira la mujer de Eulalio, limpiaba los frutos con un trapo y los colocaba en el mostrador, casi siempre enfrente de la caseta de Antoñito, siempre con una romana para hacer los pesos, y como caja registradora una caja de hilaturas de Fabra y Coach. Los esquiladores por las casas y Manolillo Delfa, en el banco de herrar de la calle Real. El primer Super del Viso, “los Lolos” y seguidamente Paco y Antonio Baeza carniceros de profesión montaron otro “los Gordos”. ¿Os acordáis del cuartillo del “cano”?, que estaba en el Pradillo, ahí me mandaba mi madre a por cuarto y mitad de carne graná para el cocido, y mi padre a la bodega de “el Rata”, en la calle Gonzalo Morales a por media arroba de vino para los segadores. O a la tienda de Trinidad a por medio kilo de harina para hacer moje de “harina pitos”, las famosas gachas de La Mancha. La tienda de Crisanta, la mercería de Misi, la tienda de Paco y Florián, pioneros en los productos congelados, la tienda de Providencia y Antonio, la pastelería de Sara o la tienda de Pedro y Antonio “los Perrilleros”.

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A Daniel de Castro le comprabamos ropa confeccionada y siempre decía “María mira que género tengo”, mi madre le contestaba “pero es muy caro” y el replicaba “bueno y barato no puede ser, que gaciosa eres María”. La primera vez que fui con mi madre a la tienda de Parrilla, el padre de Pili y abuelo de Gema, me impactó que Carmen su madre no moviera los brazos. Largas colas se formaban por la mañana en la churrería de “los Amandos”, hacían los mejores tallos de la provincia. Sebastián y Mª Luisa con su kiosco en el Pradillo eran tan perennes como la estatua de D. Álvaro. ¿Os suena la frase ahí lo pone niñote?, o si el agua rompe los caminos ¿qué hará con mis intestinos?. Y la heladería del Pradillo de Paco y Dolores con aquellos cortes de helado que se derretían en la boca ¡que buenos¡. Manolo Soguero con su negocio de panadería que luego amplió a la venta de televisores y antes con una DKV hacía viajes por encargo. También tengo grabado en la retina aquel SEAT 1500 negro que conducía Antonio Arévalo “el Lagarto”, o a Julián Fernández, “Julianillo” con sus camiones y a “Bocacha” con su Barrerios que conocíamos como la yegua colorá. Un negocio singular era la fábrica de gaseosas de Fermín Marín “el Cachucho” sita en la calle Álamos, vecino de mis abuelos Norberto y Nieves. El Molino de “Malato”, negocio que luego recuperó “el Artillero”. En la misma acera de la calle Real se encontraba la Panificadora Ceres, cooperativa que nos ha dado mucho pan a este pueblo y a la que iba con mi madre a cocer las galletas de máquina, los coquitos o los hornazos de San Marcos. En invierno daba gusto ir, el calorcillo del ambiente, el olor a la masa con la levadura o el aroma y sabor del pan recién cocido son recuerdos imborrables. Otra cooperativa, la de aceite, la asociaré siempre a dos personas, a José González Crespo, siempre estaba ahí, y a Manuel González “Manolillo el de la cooperativa”. Felipe Contreras que vendía de nitrato de chile. Facundo Monsalve, único mayorista de cereales del Viso que llevaba la oficina en el bolsillo del peto, y cuando le decías que el precio era muy bajo contestaba “no me comprendes, no hay dinero”. Si hablamos de bares y tabernas en aquella época nuestro pueblo tenía mucha vitalidad, a los viseños nos gusta mucho salir de vinos. Fue

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un periodo con una economía suficiente que nos permitía vivir con cierta alegría. Os acordáis del Pollo Negro, o el Pucherete de Ángel Guerrero en la calle La Peña. Bar El Botas de Gabriel y su hijo Gabi. Bar El Taxi, de Miguel, donde tomé mi primera cerveza. Bar Marcos, en la calle Real, donde además los muchachos le llevábamos la manzanilla que cogíamos en los trigales. La Peña La Fraternidad que regentaba “el Jarito”, el Bar de “Los Cachuchos” o el Bar Avenida de “los Tomatirris”. Y los más nuevos como la Cervecería Alárcos o Bar El Nido. El Mesón de Los Leones de Isabel. Y el Bar Patri de Patricio y Virtudes, o el Bar Mi Cortijo de Bartolo, y el Bar El Quijote de Antonio “el Totovío”. La piscina de Navarro también dio mucho juego como bar, sobre todo en las noches de verano. En estos últimos bares hubo una época en la que no paraban de sonar las canciones del verano en máquinas gira discos, Un rayo de sol, Eva Mª se fue y tantas otras. Y la discoteca “La Cuadra” en la calle Monjas que puso en marcha Justo Marín, o la D. Álvaro de Pepe “Chirra”, y la Metamorfosis, única que ha resistido el paso del tiempo. Fueron una revolución para la gente joven de aquel tiempo, aunque mirando con nostalgia diré que acabaron con los guateques. Mucho tiempo antes teníamos en Viso el cine D. Álvaro de Bazán. Recuerdo las películas de Marisol, El Zorro etc.. En él trabajaban Juan Pedro “Chivirondo” de taquillero, “el Cano” y Ataulfo de porteros y Vicentillo de maquinista. Los domingos iba al cine con José “el Genavero”, siempre nos poníamos en las primeras filas. Cuando la lámpara del proyector quemaba el fotograma de la película se oían silbidos y murmullos de las filas traseras y recomponían las posturas en los asientos. A continuación se encendían las luces, ni que decir tiene que el ruido del descontento provenía de las parejas de novios que poco les interesaba la película y la interrupción les había pillado “pelando la pava”. De las fiestas de nuestro pueblo, la feria la vivíamos con ilusión, subir en los caballitos, o en los coches de choque, centraban nuestra atención, y mas tarde las verbenas de la Plaza de los Maestros donde empezábamos nuestros primeros lances con las chicas. Otras fiestas memorables eran los bailes de Nochevieja, en La Peña donde eché mis primeros bailes, o los de Carnaval en el Salón del Botas. La Romería de San Andrés en la Ermita de la Sierra, significaba para unos la posibilidad de pedir agua para las cosechas, para otros pasar el día en pareja y perderse detrás de las jaras para robar un beso, otros dar rienda suelta al buen comer y beber, y algunos demostrar su buen hacer taurino, y los mas pequeños, la libertad de subir a los peñascos o bajar al arroyo y pasar un día en plena naturaleza. Todos vivíamos la devoción al Santo, cada uno a nuestra manera.

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Después el regreso de romeros, con los carros o remolques engalanados, y las cuadrillas cantando La Tarara. Al llegar al pueblo nos reuníamos en las Eras del matadero y en la espera jugábamos al corro o ruedas u otros juegos populares, cuando estaba la caravana formada se daba la vuelta al pueblo encabezada por el Hermano Mayor, Trinidad Camacho, subido en su caballo. No puedo pasar por alto el hecho de la reconstrucción de las instalaciones de San Andrés en las que participó todo el pueblo, ni tampoco la fortuna del Gordo de Lotería de Navidad del año 1973, que agració a medio pueblo. También quiero mencionar aquí a Cándido Camacho “el Calvo” que fue hermano mayor muchos años y lo hizo bien. De los hechos notables de nuestro pueblo destacar la traída del agua del Valle de los Perales a Viso del Marqués, y la construcción del depósito en el Alto de San Sebastián, demolido y después recuperado en mi mandato en el año 2002-2003. Las fuentes donde los vecinos podían coger agua estaban en el propio depósito, en las escuelas o en el Pradillo a donde iba con mi madre y la borriquilla guardando cola para llenar los cántaros. Esta obra se hizo siendo Alcalde Carlos Caminero Palop y la efeméride la reflejó perfectamente D. Amadeo Barcina, veterinario de nuestro pueblo, hombre ingenioso que también le daba a la pluma. Con la colaboración de mis hermanos y sobrinos hemos conseguido recomponerlos, porque mi padre nos los recitó en muchas ocasiones y dicen así: EL DIA DOS DE FEBRERO DEL AÑO TREINTA Y TRES EL AGUA DE LAS RICAS FUENTES YA ESTÁ EN VISO DEL MARQUÉS POR VOLUNTAD SOBERANA AL PUEBLO LLEGÓ EL VENERO DEL AGUA REPUBLICANA UN CACHIPORRO DE “GUA GUA” LE DICE A TODO VECINO QUE ME GUSTA MUCHO EL AGUA CASI TANTO COMO EL VINO NO DECÍAS CACHIPORRO QUE EL AGUA NO IBA A CORRER AGACHA EL MORRO CACHIPORRO E HINCHATE DE BEBER También quiero mencionar a la Banda Municipal de los años sesenta, integrada por:

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Batuta: Pedro Cañete Platillos: Ataulfo Caja: Francisco Trujillo Bajo: Anastasio Trombo: Silvestre “Polete” Saxo Tenor: Gregorio Marín Saxo Contralto: Vicente del Campo y José Caballero Clarinete: Eusebio Romero y Juan del Campo Trompetas: Juan Ruiz y Marcos Navarro Tocaban en los actos oficiales, procesiones y fiestas y recuerdo en una ocasión verlos en el Templete de la Música del Pradillo. Vamos a hablar de personajes, para mi son esas personas que dan colorido y vida a un pueblo independientemente de sus circunstancias y en Viso hemos tenido una nómina muy nutrida, aún nos quedan algunos. Para abrir boca Petra Bernardino “la Petrilla”, mujer polifacética que vale para un roto y para un descosido, hace teatro, participa en Carnaval, en la Rondalla, etc… y siempre está de buen humor. Luis Camacho “Cantares”, que animaba las esperas en la cola de la Cooperativa o en las fraguas y talleres o a los vecinos de la huerta, componía con estilo llano y recogía las noticias del pueblo o los hechos mas notorios. He seleccionado algunos versos. Espero que os gusten, o al menos remueva vuestra memoria. CON LOS GOTEROS QUE HA PUESTO MI VECINO MANOLILLO LAS PLANTAS NO SE LE SECAN PERO TIENEN POCO BRILLO LUISILLO EL HAMPÓN REGANDO A LO NATURAL UNA HUERTA SIN BASURA TIENE MEJOR EL HORTAL EL RIEGA TODOS LOS DÍAS LAS PLANTAS ESTÁN CONTENTAS CUANDO VENGA EL ELECTRICISTA YA LE PRESENTA LA CUENTA LUIS CAMACHO EL HAMPONCETE ES UN HOMBRE LABRADOR ÉL LABRA EN TIERRAS AJENAS Y DA MUY POCA LABOR EN ESTOS AÑOS DE POCA AGUA LA SIEMBRA SE CRIA MEJOR

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PERO SI VIENE UNA SECA ESO ES LA REMATACIÓN LA YUNTA LA PONGO EN VENTA ME MARCHO A LA CONSTRUCCIÓN Y SERÁ DE LA MANERA QUE PUEDA VIVIR MEJOR EL TIENE UN POCO HUERTA Y UNA MARRANA DE CRÍA CUANDO VALEN LOS COCHINOS SE ME PRESENTÓ VACÍA Y UN AÑO QUE NO VALIERON CATORCE TUVO LA TÍA Otros personajes de Carnaval eran Cirilo con su borriquilla o Juanillo “el de la Trompeta”. ¿Os acordáis de Teodomiro “Pinchito”? con su garrota de hierro forrada de una goma color butano, o “Fusiles” que siempre iba aventado. De él me contaba mi padre que se subía al tejado del Palacio a coger pichones de paloma por una esquina, sin más ayuda que sus manos y sus pies, escalaba igual que una garrapata. “Tipin” que además de panadero nos alegraba las tardes del verano a todos los niños, cuando recorría el pueblo con su carrito voceando “polos y helaos pá los muchachillos”. “Cacique” en su kiosco, al que le alquilábamos las novelas del oeste de Marcial Lafuente Estefanía, y María “la Coneja” con su carrillo y Carrasco “el Manco” con su kiosco de metal con ruedas. “Moquilla” con su carrillo, se dedicaba a llevar viajeros al tren a Almuradiel, y como otra actividad voceaba por las calles “pretoleo pá los infiernillos”. Paco el de Octavio y su hermana Cecilia en la tienda-estanco primero en la calle Cervantes donde vendían ataderos de mies, bacalás o chatos de vino, y luego en la calle Real con el bueno de su hermano Victoriano. Paco siempre preguntaba ¿niño de quien eres? o te decía no te juntes con tal o cual que es muy malo. Juan Pedro “Chivirondo” encargado de la Biblioteca Municipal que estaba en la calle del Peso, los muchachos lo cabreábamos a la hora de pagar el préstamo de libros y le decíamos: CHIVIRONDO NO TE PAGO PORQUE NO TENGO DINERO Y LO POCO QUE TENGO ME LO HE GASTADO EN TEBEOS

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Leandro “Casiano”, correo de Viso y San Lorenzo, recogía el correo en la estación de Almuradiel y lo traía a Viso y a San Lorenzo con una mula. Hombre que tiene múltiples anécdotas, hoy os voy a contar una que delata sus ocurrencias, trataré de imitar su deje, pues se atrancaba un poquito. Recogió en Almuradiel una garrafilla con anís que le mandan a una de San Lorenzo sus familiares que viven en Barcelona como presente por Navidad. Como le gustaba el “pirriaque” no se pudo contener y en la huerta del Cachucho sacó la garrafilla de los cuévanos y le pegó un trinque y pensó cuando llegue al Viso la relleno en la fuentecilla y no se da ni cuenta. Repitió la operación en el Ruy Castaño y en la Fuente del Corcho, aunque en realidad no le echó agua, cuando se dio cuenta se había bebido todo el anís. El bueno de Casiano tuvo la ocurrencia de pegarle un golpe a la garrafilla y romperla y cuando llegó a la casa de San Lorenzo le contó a la buena mujer “que se ha revolcao la mula y se ha roto la garrafa” y entregándole los vidrios le dijo “pues que que usted que pierde el anís, y que yo que que pierdo que los portes”. De Cañizares contar que cuando le preguntabas donde vas mañana decía mañaña voy a por leña, y Cirilo cuando voceaba en las cacerías de Mudela palos en las matas que se vuelven los conejos. Juanito Covisa encargado todos los días de tocar la campana del Palacio, y “la Chicha” anunciaba los cabos de año puerta a puerta. Manolito el hijo de Abundio el Sastre se dedicaba a vender persianas, muy redicho el, tenía una habilidad especial con el tirachinas. “El Chino” al que hacía rabiar Porfirio “Cachetes” llamándole Chino comunista, pero se ocupaba de el llevándole leña y comida. Y “la Cubana” que vivía en el matadero vestida siempre muy colorista. rodeada de perros y gatos. “Zampullo” que se dedicaba a vender paloduz y su oficio era pelliquero. “La Golgorita”, casi enana, que vivía al lado del depósito. Sebastián “Maeche” hermano del “Japonés” siempre iba delante de la banda dando voces y apartando a la gente. “Singer” que nos vendía a los muchachos barquillos de canela y bolas de barro, o de china que eran las mejores. “El Quiris” que vendía orégano y canturreaba y su yerno Benito “Chavó” marido de la Pascuala que recogía la basura con un carro y una mula, fue el predecesor de RSU en Viso. Cecilio “el Cestero” de raza gitana que trabajaba muy bien la enea enredaba sillas y hacía otras labores, igual que Vega, y tocaba el acordeón.

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La Felipa, Diego y “la Manquilla” conocidas como “las Churchas” se encontraron con Pérez, el que fue Alcalde, en Madrid y les preguntó ¿que hacéis aquí? Contestaron que vamos a hacer pidir y pidir. Ambrosio Tarazaga “Culín”, pequeño de estatura vestía con las ropas que le daban, aficionado a cantar y amigo de los señoritos cuando le preguntaban la hora, como no controlaba el reloj contestaba “míralo tú para que veas que no te engaño”. Para cerrar este capítulo de personales hablamos de Cristina y Florentino, el barbero de profesión y anticuario de afición, pareja muy pintoresca. Os voy a contar una de tantas anécdotas. Cristina había preparado suero con sopas, Florentino se llenó un azafate dejando muy poco a Cristina, empezaron a discutir, Cristina mató una mosca y la echó en el azafate de Florentino que le dio asco y dejó de comer, entonces Cristina agarró el azafate, quitó la mosca y empezó a comer mientras Florentino le gritaba “Cristina no te pego porque no puedo, pero te odio, te odio y te odio”. Llegamos al final pero antes tenemos que dedicar unos minutos a dos figuras de nuestro pueblo, para ello reclamo la presencia de Ángel García. Muchísimas gracias Paco por permitirme participar en esto. Os prometo que va a ser corto y que quedan muchas cosas que añadir, pero eso será en otro momento. Ni acaso él mismo sabía ya quién era. Ya os lo advierto: resulta muy fácil cambiar los recuerdos sobre las personas cuando ya se han muerto ¡Que se ha vuelto loco¡ dijo todo el pueblo. ¿Fue solo locura o perseguía algún sueño? ¿Quién era ese hombre? Un hombre muy bueno. No olvidé su cara, tampoco su aspecto. Estos son algunos datos que yo tengo, no sé si son falsos o quizás sean ciertos. Siempre solo estaba

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Con sus pensamientos y hacía lo que nadie quería en el pueblo. Renunció a sus hijos, esposa y nietos “pa” seguir su vida detrás de un anhelo. Se apartó de todos, Tal vez de algún dueño que por unas monedas trató de tenerlo. Rompió ataduras como hacen los muertos “pa” sentirse libre con ese destierro. Su cuerpo arrastraba “curtío” por el viento. Igual en verano que en el duro invierno el sol le rozaba su rostro sereno, la luna velaba su tranquilo sueño. No vestía camisas, no tenía sombrero, tan solo unas latas y chicos cencerros a los que colgaba de su ajado cuerpo. Calzaba “peales” de sacos muy viejos a los que añadía algún “ataero” de los que encontraba “tiraos” en el suelo. Cuando ya era de noche entraba en el pueblo escapando a todo desde su silencio. Siempre saludaba con el mismo acento;

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a todos hablaba con igual respeto ya fueras un niño o fueras un viejo. ¡Que viene Enero¡ algunos niños salían corriendo, otros sin embargo seguían con su juego. ¡Si no hace “ná”, si es amigo nuestro¡ Su imagen podía infundir algún miedo pero solo a los niños, a los más pequeños. Entre unas pizarras construyó su huerto, lo regaba con lluvia, lo cuidó con esmero. En alguna ocasión sacó su mal genio porque le expoliaban lo que había en el huerto. Cada noche iba a los panaderos: .-Un pan, por favor, con huellas de leño de los que a ustedes se les cae al suelo, De esos que no venden “pa” ganar dinero. Salía de allí siempre muy contento ya tenía comida, era su alimento. Cada día del Carmen dicen que lo vieron con el mismo traje de un color muy negro. Yo solo una vez le vi el traje nuevo: en la boda de un hijo que casó en el pueblo.

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No tenía nada…. ni siquiera un dueño. Con su forma de vida que fue de otro tiempo, siguió su existencia, alargó su misterio, sin pensar que alguien pudiera entenderlo. No creo que nadie siguiera su ejemplo. Se mezclan historias, se cruzan recuerdos. Sea como fuere esto no es un cuento. Quedan más historias y muchos deseos para este homenaje a ese hombre bueno con todo el cariño, devoción y respeto: A Francisco Poveda…. le decían ENERO. Magníficos versos, solo decir Amén a la semblanza que nos acabas de recitar sobre “Enero”, persona con la que hablé una sola vez y me cautivó, era verano y estaba pintando las portadas de la calle Álamos cuando llegó él, se paró y empezó a hablar, al principio me resultaba incomprensible lo que decía, más analizando su parlamento me pareció brillante y declarativo de toda una filosofía para la vida. ADELAIDO ALMODÓVAR GINÉS. ELEGÍA A DON ADELAIDO (SEMBLANZA) Autor José Muñoz del Campo. Nadie más cortés, galante y repulido, que nuestro excelso Profesor querido y admirado siempre elegantemente hasta los pies vestido. Pulcro, refinado, atento y educado, delicado, generoso, desprendido, culto, inteligente, sabedor de gran calado. Exigente con sí mismo, incansable, decidido, admirado Maestro de Maestros, venerado

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por el clan estudiantil a su cuidado sometido. Discreto, prudente, juicioso, un tanto reservado, noble, justo, certero, agudo, ufano, erguido, grácil, menudo, correcto, limpio y atildado, morena la tez, de fina textura y cuido esmerado cual hombre de mundo que mucho ha vivido. Siempre elocuente con gesto expresivo, dicción impecable, vocalización perfecta, verbo preciso, para la expresión correcta del concepto en la mente fijado y cautivo. Caballero de honor de condición honesta. Competente, simpático, ingenioso y ocurrente, a veces socarrón con la actitud de algún docente, respetuoso siempre con el simple ciudadano sin mirar su condición de iletrado o de indigente, de modo tal que el más indocto e inconsciente, a su lado se sintiera más persona y más humano. Sacó de la ignoracia a mucha gente, y otros por simpatía siguieron el camino; tal la vibración de la cuerda en su destino que resuena en su vecina, y mutuamente, multiplican la armonía y reverbera como trino, y el efecto sonoro se enriquece ciertamente. Efecto comprado que el profano nada entiende, sin que su realidad sea menos evidente y cierta; s los ojos del sagaz observador clarividente, es patente el resultado multiplicador que inserta nuevo rumbo a la estética composición surgiente. Nadie ignora la gran magnitud de su labor docente, aunque algunos disimulen; reconocer les da grima. Los fallos de memora son continuos y frecuentes. Ignoramos nuestro origen o lugar donde partimos cuando estamos situados en la escala por encima: vicios propios de los tiempos actuales que vivimos. El olvido de algunos no aminora su grandeza; su excelencia, su honradez, su equidad y pundonor, su magnanimidad, su desprendimiento y largueza, su distinción, munificencia, prodigalidad y honor, su dignidad, su prestigio, su valía y su entereza. ¡¡Así era nuestro Profesor¡¡

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Adelaido Almodóvar era muy amigo de mi abuelo Inocencio, ambos practicaban con asiduidad el arte de la tertulia. Tengo unas imágenes grabadas en mi retina que afloran cuando los recuerdo conversando en la cocina, en casa de mi abuelo, en torno al fuego, con un vaso de vino, debatiendo sobre sus temas. Ideológicamente opuestos eran capaces de exprimir los asuntos y sacar todo el jugo posible, amigos de sus amigos, tolerantes, buenas personas, inteligentes y cultos. También recuerdo cuando mi abuelo me llevaba al cuartillo de la calle Maestro Noguera donde D. Adelaido ejercía su labor docente, en la Academia que formó a varias generaciones de maestros en turno libre, allí tenía algunos de sus cuadros, unos colgados de la pared y otro en el caballete. Siempre que voy al cementerio a ver a mi abuelo paso al lado de la tumba de D. Adelaido Almodóvar que descansa eternamente con su hermano Gerardo al lado. Esta figura insigne, represaliado de la dictadura, de talla menuda, cabeza brillante y fina ironía, contestaba cuando le decían, está usted muy tieso D. Adelaido “y que no me ponga más”. MUCHAS GRACIAS AGRADECIMIENTOS

DEDICATORIA Concejales fallecidos desde que se instauró la democracia 1. LEOPOLDO MORALES MORALES 2. MARTÍN CORDOBA (CORDOBILLA) 3. ALBERTO CAMACHO MUÑOZ 4. FRANCISCO DE CASTRO ABAD (PACOQUI) 5. JUAN DEL CAMPO MUÑOZ 6. FELIPE HUERTAS DEL CAMPO 7. JOSÉ GONZÁLEZ CRESPO 8. ISABEL MEGÍA MEGÍA 9. HILARIO ALCAIDE CHICO 10. ALFONSO BERNAL VALENCIA 11. EDUARDO GONZÁLEZ DOMÍNGUEZ 12. JOSÉ GONZALEZ MARÍN 13. LUIS CALZADA CAMACHO 14. JOSÉ ANTONIO PARRILLA DEL VALLE 15. ADELA GARCÍA PÉREZ 16. DANIEL POVEDA DEL CAMPO 17. BARTOLOMÉ CIUDAD REAL VALENCIA

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