PAISAJE ECONOMICO: CARACTERISTICAS y EVOLUCION

EL PAISAJE NATURAL

El clima y el relieve, como en todo ámbito geográfico, determinan en Venezuela las características más fundamentales del paisaje natural. Ese paisaje natural ha sido alterado en el transcurso de los siglos por la acción del hombre, ya sea con el aprovechamiento de la tierra con fines agrícolas o con fines pecuarios, ya sea con la mejora del medio haciendo presentes factores geográficos de tráfico; o bien, como ha ocurrido en los últimos decenios, con el aprovechamiento intensivo de las riquezas descubiertas en el subsuelo. De esta manera, en una porción considerable del ámbito geográfico venezolano, el paisaje natural se ha trocado progresivamente en paisaje económico. En el medio geográfico tropical, como es el venezolano, existe una última correlación entre los factores climáticos y el relieve. Sabido es que, en el ámbito tropical, entre la altura y la temperatura existe una relación parecida a la que se da en las latitudes medias a medida que se avanza hacia el norte o hacia el sur; cuando nos acercamos a los paralelos boreales o australes, se hacen más sensiblesa la baja de la temperatura

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debido a la oblicuidad con que hasta allí llegan los rayos solares. En Venezuela, el relieve, sobre todo en las regiones septentrionales, influye de una manera poderosa en el clima, y lógicamente en las características del paisaje natural. Allí donde la montaña se aleja de la línea de la costa, donde el poco relieve no ofrece obstáculo a los alisios del NE, aparece el paisaje árido o semiárido, como puede apreciarse en las islas del Caribe, en Araya, en sectores de la cuenca del Unare, en el norte de Falcón incluyendo Paraguaná, en la Goajira y el norte de Maracaibo, o en altiplanos de montes bajos como las sabanas de Barquisimeto y de Carora. En cambio, cuando la montaña está inmediata a la costa y se precipita con violencia hacia el mar, como ocurre en el Litoral septentrional de Paria, o en el central, correspondiente a la cadena Caribe, puede apreciarse cómo el paisaje varía notablemente, apareciendo vegetación tupida de árboles bajos y de matorrales en las alturas comúnmente inferiores a los 500 metros, asociaciones vegetales de la selva nublada por encima de esa altura, y a veces, hacia el interior de los pequeños valles marítimos, a alturas aún inferiores a la indicada. Hay que observar asimismo cómo el relieve influye en las características del paisaje, en tierras más interiores, o en las pequeñas mesetas contenidas en las filas y serranías de las formaciones montañosas septentrionales. En los valles longitudinales andinos y en algunos de los sistemas montañosos más septentrionales, donde dichos valles tuercen su rumbo hasta convertirse en transversales cuando descienden con dirección al mar o hacia cuencas que se orientan hacia éste, esas características influyen poderosamente en el aspecto del paisaje. Como ejemplo típico podríamos ofrecer el valle alto del Chama y, en él, la ciudad de Mérida, que es uno de los centros urbanos de Venezuela de mayor precipitación en el

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curso del año. En 1943 se registraron 204 días de lluvia, yen 1945 la precipitación anual alcanzó 1.913 milímetros.' La línea montañosa del norte, que arranca desde la frontera occidental con Colombia y se prolonga a través del Sistema Coriano hasta la Península de Paria, con la única interrupción de la Cuenca de Unare, además de construir una barrera contra los vientos, a los cuales cambia de rumbo hasta que éstos toman la orientación de los valles, condiciona la proporción de las precipitaciones, modifica las características de la temperatura y, por este medio, influye en las del paisaje natural. El panorama general que presenta el relieve en Venezuela hace que por lo usual al país se le considere dividido en cuatro grandes regiones naturales, aun en algunos estudios modernos bastante bien mformados-; serían esas grandes regiones la Zona Costanera, la Montaña Septentrional, los Llanos y la Guayana. Las dos primeras regiones han sido agrupadas por otros autores en una sola, bajo la denominación de Unidad Costa-Montaña del Norte3 • Más ningunade esas dos divisiones bastante simples, que arrancan de la primera clasificación geográfico-regional emanada de Humboldt, ni alguna de las divisiones modernas, desde la sustentada por Sieverg4 hasta las más recientes que parcelan al país en nueve, diez o más regiones naturales, son suficientes para brindar una idea exacta del paisaje natural venezolano. Los ejemplos al respecto podrían ser numerosos. Así, la cuenca del Lago de Maracaibo, tomada como una región

2. 3. 4.

EPIFANIO GONZALEZ P., Datos detallados de Climatología de Venezuela. Caracas, 1948. ANíBAL BUITRON, Exodo Rural en Venezuela. Unión Panamericana, Washington, 1955 (?). ARTURO USLAR PIETRI, Sumario de Economra Venezolana, Caracas, 1945. WILHELM SIEVERS, Geografra de Ecuador, Colombia y Venezuela, Barcelona.

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natural, e incluso como una región económica, presenta por lo menos cuatro tipos de paisajes naturales las tierras áridas de Goajira prolongadas hacia las sabanas xerófilas de Maracaibo, los sectores de selva tropical tropófila, el sector más reducido de selva trópico-ecuatorial y la zona lacustre integrada por las aguas del lago y sus riberas. Y tal vez habría que añadir un quinto tipo de paisaje natural, como es el que se extiende al oeste de la Barra, en los límites con el occidente septentrional de Falcón. Lo mismo podríamos decir de otra gran región natural como son los Llanos, con sus selvas, sus sabanas altas y bajas, sus tierras inundables y sus mesas. De allí que el paisaje natural, considerado con sus diversos aspectos en Venezuela, debe separarse de toda división geográfica regional o de toda provincialización fisiográfica, según el método que haya seguido el respectivo autor, al detenerse en la consideración y clasificación regional. Dicho lo anterior, es por ello que se hace indispensable, para entrar a considerar los tipos de paisaje natural de nuestro país, no sólo tomar en consideración todo lo relacionado con el relieve y el clima, con los factores ecológicos vegetales, con las características de la geología de superficie, con los rasgos que la erosión natural ha impreso a la faz del territorio venezolano en el transcurso de milenios, con la riqueza natural estimada o valorizada hasta hoy, sino, asimismo, con todas las enseñanzas que puedan desprenderse de las distintas clasificaciones que por regiones fisiográficas, económicas e incluso demográficas, se hayan podido hacer. Todo ello, sin olvidar aquellas clasificaciones fitogeográficas, por pisos bióticos, en fajas altitudinales, que hasta el presente han sido realizadas y dadas a conocer por científicos venezolanos o extranjeros que se han detenido en estudios, parciales o totales, del medio. Hay que recordar que para intentar una clasificación de nuestro país por paisajes naturales, Venezuela 446

no corresponde a una zona climática uniforme según las clasificaciones de Koeppen? y de allí que, partiendo del clima, siguiendo a través del factor relieve y pasando luego por todos los otros factores ya indicados, es como podría intentarse la elaboración de un panorama del paisaje natural del mismo.

EL PAISAJE ECONÓMICO El paisaje primitivo o paisaje natural se transforma en paisaje económico como consecuenciade la acción del hombre economizante. Puede asegurarse que todo paisaje natural es un paisaje económico potencial que sólo aguarda la llegada de la acción humana para experimentar su transformación. Zonas aparentemente inaccesibles, que caen dentro de la categoría del anaecumene, pueden convertirse en un paisaje económico típico, una vez que se haga allí sensible la presencia de un potencial humano, que actúe con fines de explotación. Claro está que la transformación del paisaje natural en paisaje económico en una nación dada. está en relación directa con la densidad de población de esa nación. con el grado de cultura que ha alcanzado, con características de clima y de relieve, con las disponibilidades de agua corriente, con las riquezas del subsuelo. Pero, fundamentalmente, es el hombre el factor esencial de transformación del paisaje. De acuerdo con un concepto geopolítico general, hay que distinguir entre población y potencial humano, o sea entre el número de habitantes y el coeficiente de éstos, capaces de aportar sus aptitudes al desarrollo de todos los aspectos culturales de una nación. Una población de primitivos, por más numerosa que sea, no es suficiente para provocar la transformación del paisaje natural, tal como puede ocurrir con 5

WILHELM KOEPPEN, Climalologra, México, D. F. 1948.

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los pigmeos del Congo, con los cazadores paleolíticos de Australia o con los waicas de Venezuela y Brasil. En cambio, un país desarrollado culturalmente en alto grado y, añadida a esta circunstancia, con una elevada densidad de población, puede influir de manera decisiva en la amplitud del paisaje económico. Muchas de las nacioneslocalizadasen las latitudes medias presentan estas características. Y aun, en gran parte de esas naciones, el paisaje ha ido experimentando sucesivas transformaciones: tal sería el caso de la Inglaterra del siglo pasado con un paisaje agrícola transformado en industrial. Los factores naturales anotados, y luego los factores de tipo humano y de transformación enunciados en el segundo término, han estado presentes en el proceso formativo del paisaje económico de Venezuela. En nuestro medio hemos visto cómo el paisaje natural, progresivamente, ha ido transformándose en paisaje económico de diverso tipo, desde el paisaje agrícola y el paisaje urbano hasta el paisaje industrial. Incluso en las proporciones debidas, paisajes que eran característicamente agrícolas se han trocado en paisajes industriales, como ha acontecido en algunas zonas de las .cuencas del Lago de Maracaibo, donde, con la aparición de la explotación petrolera, los conucos fueron sustituidos por torres, taladros y campamentos; o en algunos sectores del Guárico, donde el paisaje pecuario fue sustituido igualmente por un paisaje petrolero o agrícola; o en el caso del valle de Caracas, donde el paisaje agrícola de cañamelares se ha transformado en paisaje urbano. Venezuela corresponde al tipo de paisaje semidesarrollado. A áreas industriales con un poderoso impulso y un elevado índice de producción, como las zonas de refinación petroleradel sudoestede Paraguanáo en el noroeste de la Cuenca de Unare, se oponen vastas extensiones selváticas como las de Guayana, con una densidadde población

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reducida casi al mínimo, ya que inmensas porciones territoriales de las tierras encerradas en el arco del Orinoco ni siquiera cuentan con el hombre blanco; al lado de explotaciones extractivas mineras de elevado índice de producción de materias primas para su transformación en el exterior, están tierras sometidas a un cultivo primitivo de conuco; frente a cultivos diversos técnicamente desarrollados, aun cuando con un costo de producción elevado, nos hallamos con cultivos difícilmente logrados por la escasez de riego o un mínimo de precipitaciones, como serían los casos de las tierras planas de Paraguaná o la llanura de Quíbor. Todas estas circunstancias, unidas a los ya nombrados factores naturales de relieve, de clima y de riqueza del subsuelo, vegetal o de otras características, determinan algunos de los aspectos fundamentales de los tipos de paisaje en Venezuela. A lo anterior se une el potencial humano, relativamente escaso si se considera que el nuestro es un país con casi un millón de kilómetros cuadrados y con sólo diez millones de habitantes, y que la mayor parte de ese potencial humano, equivalente a un ochenta por ciento de la población económicamente activa, está localizada en dos grandes regiones naturales del norte; la costero-insular y la cordillerana. Y es precisamente en este sector donde se nos aparecen con una mayor continuidad el paisaje industrial y el paisaje agrícola, a lo cual se añadiría el paisaje económico marino de Oriente, que en gran parte sintetiza la explotación de industrias pesqueras nacionales. En Venezuela ejerce predominio, dentro de los distintos tipos de paisajes económicos, el agrícola, o simplemente, el paisaje agrícola. La razón es obvia. El nuestro, a través de cuatro centurias, ha sido el país donde la agricultura fue el eje de la economía. Ya ese paisaje agrícola existía antes del Descubrimiento de América. Agricultoras eran varias de las naciones aborígenes que poblaban nuestro territorio. El

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algodón culea sirvió para el primer telar montado en El Tocuyo en 1546. Nicolás de Federmann se admiraba de los vastos cultivos que existían en valles que corresponden al río Yaracuy y al río Turbio. Los timotes no sólo eran indios agricultores, sino que además sabían cómo defender los suelos contra los efectos de la erosión por intermedio de terrazas. El Dr. Pedro Manuel Arcaya y otros autores aceptan la existencia de canales de riego en el área de lo que hoyes Coro. País que basó su economía hasta hace un poco más de tres décadas en la agricultura, en el café, en el cacao, en otros productos, la mayor parte de la extensión poblada presenta hoy un paisaje agrícola. Ese paisaje cobra cada día mayor dimensión en virtud del incremento que se imprime a determinados cultivos con fines de lograr una autarquía cabal en diversas ramas de la agricultura, como es el caso del arroz, del azúcar, de las oleaginosas, de las papas, de las frutas. Y en casos como el del arroz y de las oleaginosas, puede apreciarse cómo ese paisaje agrícola se extiende y desciende de la Cordillera a los Llanos, y así zonas antes selváticas o incipientemente ganaderas se han convertido en un paisaje agrícola con calidades de fuerza evidente. El paisaje agrícola en Venezuela se extiende de extremo a extremo de la cordillera septentrional, llega hasta la Costa y desciende hacia los Llanos, donde ha invadido sectores que antes correspondían a un paisaje pecuario, o bien, como ya lo expresamos, al paisaje natural de selvas. Aparece como pequeñas islas en otro sectores llaneros, y cada vez se extiende más en valles y laderas de Guayana, donde lentamente el paisaje natural va experimentando una transformación. Mientras algunos cultivos se mantienen estacionarios en cuanto al aumento del área donde se practican, como el café, se aprecia la tendencia a sustituir especies económicas, en regiones consagradas tradicionalmente a un tipo de agricultura, por otra actividad agrícola más remuneradora, como ha ocurrido 450

con ciertas extensiones del Yaracuy consagradas al cultivo del cacao. donde la plantación de árboles productores de esa almendra ha sido sustituida por cultivo de frutas tropicales e inclusive algunas de origen exótico. Se mantiene allí el paisaje agrícola, pero varían las especies que lo caracterizan. Caso de interés es el cambio del paisaje natural en algunas regiones áridas y semiáridas aparentemente inaprovechables por un paisaje económico. gracias a las plantaciones de fibras de tipo xerofítico, como ha ocurrido con las de sisal en algunas porciones de Occidente. El caso realmente revolucionario dentro de la transformación del paisaje venezolano está en el surgimiento del paisaje industrial donde antes predominaban el paisaje pecuario, o el agrícola, o donde simplemente existía un paisaje natural, económico únicamente desde un punto de vista potencial. Incluso un paisaje natural lacustre se ha trocado en paisaje económico, como ha ocurrido con las aguas del Lago de Maracaibo, hoy plenas de taladros con sus respectivas torres. Este paisaje industrial. bajo su faz extractiva, está compartido por la Cuenca del Lago de Maracaibo, por tierras costeras septentrionales como las de Falcón y por extensiones de llanos y de mesas. donde sobre todo éstas han visto experimentarse una transformación radical de su paisaje natural. Lo mismo ha ocurrido en Guayana con el surgimiento de la industria extractiva del hierro, del acero y de energía hidroeléctrica. En algunas porciones de la cordillera del norte, particularmente en valles como los del Tuy, de Caracas, o del Lago de Maracaibo y de Valencia, se opera una segunda transformación del paisaje económico: de agrícola. pasa a industrial. El propio incremento de la agricultura deriva hacia la industrialización de los productos de aquélla. En el OCCidente del Zulia, el paisaje pecuario, o mixto, agrícola-pecuario, se 451

torna industrial con el aprovechamiento para fines industriales de los productos lácteos, igual a lo que está ocurriendo últimamente en el área pecuaria de Carora, donde, de la ganadería, está surgiendo la industria láctea. En Venezuela existe un predominio del paisaje natural sobre el paisaje económico, pero con el desarrollo de la técnica, con el aumento del potencial humano, con la inversión de nuevos capitales, los mares inexplotados se tornan en activos centros pesqueros; la selva se rotura para abrir campo a la actividad agrícola; de las pesquerías, de la agricultura, de la ganadería, se deriva la integración de industrias; todo lo cual se refleja en un constante cambio del paisaje. Todo lo anterior puede resumirse en el hecho claro de que el paisaje económico en nuestro país, cada día, alcanza una dimensión mayor. EVOLUCION DEL PAISAJE ECONÓMICO

El más antiguo paisaje económico de América fue el paisaje agrícola. Lógicamente, fué ese el paisaje económico que el conquistador español descubrió en Venezuela. Es verdad que algunos pobladores prehispánicos de nuestro territorio eran tejedores, como los caquetíos del norte de Falcón a los culeas de Trujillo; pero, predominantemente, el paisaje económico inicial de Venezuela, el que forjaron pueblos como el timote, el cuica, el ayamán o el caquetío, era agrícola. Sobre ese paisaje agrícola elemental comenzaron los españoles a estructurar un paisaje agrícola fundamentado en un mayor conocimiento del trabajo de la tierra, donde las plantas exóticas comenzaron a alternar con las especies autóctonas de gran valor económico: el cacao, el tabaco, el maíz. Durante los siglos XVI, XVII Y XVIII, muy poco significó el paisaje minero dentro del paisaje económico venezolano. Minas auríferas como las halladas en el área de Burla, en San 452

Sebastián de los Reyes, en Los Teques, en Baruta, en las márgenes del río Tuy, poco influyeron en la economía colonial venezolana. Fueron minas pobres, que pronto se agotaron, y de las cuales queda en nuestros días alguna galería abandonada y olvidada, o sólo el nombre del lugar en cuyas inmediaciones se explotaron las vetas. Más ese paisaje agrícola, a medida que se incrementaba la afluencia de peninsulares a Venezuela, que aumentaba el número de criollos, que prosperabala multiplicación de mestizos y de zambos, o que se hacía más abundantes la mano de obra negra, cobraba una dimensión mayor, hasta cubrir de extremo a extremo, en el norte del país, gran parte de los valles, de las laderas, de los altiplanos que se extienden desde Paria hasta el valle del Táchira. A los cultivos del tabaco, de cacao, de caña de azúcar, de maíz, vino a unirse el cultivo del añil, impulsado por la Compañía Guipuzcoana a partir de 1763. Fue en ciertos casos, como tan bien lo señala Mario Briceño lragory, el factor de transformación económica de regiones como los valles de Aragua y Carabobo". El paisaje agrícola pronto se extendió hasta el piedemonte llanero-andino: el tabaco y el añil fortalecieron la economía de los llanos de Guanare y de Barinas. En el siglo XIX se tuvieron zonas características para los cultivos predominantes en el país, los cuales coinciden en gran parte con los de hoy, a excepción del añil y de las áreas del trigo, reducidas en el presente por razones harto conocidas. Algunos de esos cultivos alcanzan en nuestros días áreas mucho más extensas, por imperativos de consumo nacional, o bien áreas que no fueron debidamente aprovechadas lo son hoy en grado intensivo. Antes de la aparición del petróleo en Venezuela, el paisaje agrícola venezolano era bastante definido. Prácticamente, no 6.

MARIO BRICEÑO·IRAGORRY, Casa León y su tiempo, Caracas, 1966.

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existía paisaje industrial. Los llanos constituían, con la excepción de pequeñas islas agrícolas, la base del paisaje pecuario venezolano. En las zonas semiáridas, los valles agrícolas alternaban con las zonas de pastoreo de ganado caprino. El paisaje minero se reducía a las explotaciones de oro de veta en el área del El Callao, de oro de aluvión en la cuenca del Cuyuníy sus principales afluentes; la explotación del asfalto natural en el Táchira y en Guanoco era algo incipiente; la refinería de Petrolia era algo local; la explotación de las minas de azufre de El Pilar era algo frustrado; el tejido de las fibras del fique y de la cocuiza, rudimentario, no bastaba para crear un paisaje industrial en los sectores del Falcón, Lara, Trujillo y Táchira, donde más se practicaba. Las pesquerías eran elementales e incipientes, aun cuando daban cierto aire típico a las zonas pesqueras de Oriente, cuyo aspecto resaltante se concentraba en las perlas. Las plantaciones naturales de caucho en el sur y la recolección de sarrapiaen algunossectores de las riberas de algunos afluentes del Orinoco, constituían cierta característica particular del paisaje económico. Pero, en definitiva, existía el predominio de un paisaje agrícola y pecuario, con superioridad sobre todo otro tipo de paisaje económico. A partir de 1920 comienza a operarse una verdadera transformación en el paisaje del país. Esa transformación comienza a sentirse tres años después de las primeras exportaciones de petróleo, experimentando así el paisaje económico una progresiva y radical transformación. Tras las migraciones procedentes de todo el país hacia las zonas cada vez mayores y más extensas sometidas a exploraciones y a las explotaciones petroleras, comienzan a surgir ciudades dislocadas, más aglomeraciones humanas que verdaderos centros urbanos, donde antes no existía sino conucos e incipientes zonas de pastoreo. Con las ciudades petroleras que brotan inicialmente en la cuenca del lago y más tarde en 454

el Oriente, en la Costa septentrional, en Paraguaná, en los Llanos, surgen las zonas portuarias, los terminales, las áreas de refinación, las carreteras pavimentadas; un paisaje económico muchas veces con un color bucólico, se transforma en un paisaje económico típicamente industrial, con perfil muchas veces más de un matiz exótico que no era usual contemplar en el propio medio. Allí comenzaba a cumplirse, y se sigue cumpliendo, la aseveración de un economista alemán: "La corteza terrestre adquiere, cada vez más, un aspecto determinado por el hombre", La fuerza poderosa de la economía petrolera bajo las dos fases esenciales como se presenta en Venezuela, la puramente extractiva y la de refinación, han sido factores decisivos en la transformación del paisaje económico. Esa industria ha transformado el paisaje allí donde está presente, y además, como lo señala certeramente Arturo Uslar Pietri, ha hecho del Estado Venezolano un estado extremadamente rico, capaz de iniciar una etapa de vigoroso desarrollo en los más diversos campos, sin paralelo en ningún otro momento de la historia de nuestro país". La contemplación de ese complejo panorama nos permite hallar una serie de factores que han estado interviniendo para la transformación del paisaje económico de Venezuela. Pero, asimismo, existen otros factores que igualmente influyen en la transformación del paisaje económico, o hasta en la desaparición del mismo. Tendríamos en el primer caso el surgimiento de zonas de cultivo donde antes se hallaba una selva en explotación, y en el segundo, zonas de tierras demasiado cansadas o agudamente erosionadas, las cuales 7. 8.

EDWIN FELS, El hombre economizante como estructurador de la Tierra, Barcelona, 1955. ARTURO USLAR PIETRI, Discurso de incorporación como Individuo de Número a la Academia de Ciencias Polfticas y Sociales, Caracas, 1955.

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han sido abandonadas por campesinos que las trabajaban, porque llegaron a un grado absoluto de improductividad. Vistas las consideraciones anteriores, podrían señalarse algunos casos característicos de la transformación del paisaje económico en Venezuela, a saber: 1) Paisaje económico agrícola o pecuario en paisaje petrolero, en casos como el de la Cuenca del Lago de Maracaibo, o el de los Llanos de Guárico, Monagas o Anzoátegui. 2) Paisaje económico incipiente pesquero en paisaje industrial y urbano, como en el caso de Puerto La Cruz, en Anzoátegui. 3) Paisaje económico mixto de pastoreo y pesquería, como el área de Cardón-Carirubana-Los Teques, en paisaje industrial petrolero. 4) Paisaje agrícola en paisaje industrial, como ocurre en algunas zonas de los Valles de Aragua, Carabobo y Yaracuy. 5) Paisaje pecuario de pastoreo en paisaje agrícola, como en las zonas de Cojedes, Portuguesa y Barinas, destinadas al cultivo de arroz. 6) Paisaje pecuario de pastoreo en paisaje agrícola, como ha ocurrido en zonas semiáridas de Lara y Falcón destinadas hoy al cultivo de sisal, o de pastoreo en agrícola, en el área de Calabozo. 7) Paisaje agrícola cañamelar y de huertas en paisaje urbano, como ha ocurrido en el Valle de Caracas. Como los anteriores, son numerosos los ejemplos que podemos ofrecer en el país. A medida que se multiplican las vías de comunicación, que se amplían las obras de riego, que se otorgan nuevas concesiones petroleras, que se incrementa 456

el aprovechamiento de la riquezas del subsuelo no petroleras, que se sanean zonas insalubres, que se dominan los saltos de agua para generar energía hidroeléctrica, que se urbanizan algunas zonas costeras, que se realizan obras de aprovechamiento más positivo de las aguas navegables interiores como las del Orinoco y las de la barra de Maracaibo, la transformación del paisaje económico será más dinámica. Puede observarse que el vigoroso desenvolvimiento industrial de Venezuela, que la tendencia a lograr el autoabastecimiento de la mayoría de los renglones agrícolas, que el desplazamiento lento pero firme de masas humanas de la zona más densamente poblada hacia zonas de menor densidad de población, como son en este último caso la Guayana y los Llanos, hace que estemos presenciando el momento más importante de una transformación sostenida del paisaje económico de Venezuela.

EL PAISAJE ECONOMICO EN LAS TIERRAS BAJAS

El paisaje económico de los sectores altos de Venezuela, a partir de los 500 metros sobre el nivel del mar, ha sido característicamente agrícola. Las mesetas y los valles bajos encerrados entre las montañas septentrionales sintieron la influencia de esas labores agrícolas, y de allí que la mayoría de las tierras calurosas y húmedas, por lo común favorecidas por frecuentes precipitaciones, fueron asimismo centro de activas labores ,agrícolas, caracterizadas por determinados cultivos, cada uno de ellos predominante en la respectiva región, de acuerdo con las características de los suelos, el índice de las precipitaciones, la altura sobre el nivel del mar. Allí predominaron, y predominan aún, o el cacao, a la caña de azúcar; y aliado de estos cultivos, otros como el tabaco, el maíz, las leguminosas. La amplitud del paisaje económico en las tierras altas del norte y en los valles y mesetas, se deriva 457

de la densidad de población, y así nos encontramos con que al lado de suelos intensamente laborados, como el de varios sectores andinos, aún hayal norte sectores cordilleranos, como los del extremo occidental de la Cordillera de la Costa y en el Macizo Oriental, donde todavía existe la selva casi virgen y son vastos los territorios que hasta hoy no han sido aprovechados agrícolamente. Lo mismo puede decirse de las tierras bajas venezolanas encerradas entre el piedemonte cordillerano-lIanéro del norte y el curso del Orinoco y sus afluentes, el Meta y el Arauca, determinantes estos últimos del límite natural con Colombia. Allí la población es todavía escasa. La superficie de los Llanos, sumada a la del Delta del Orinoco, sobrepasa los 300.000 Km2 , y, sin embargo, es muy posible que esta población no alcance el millón de habitantes. Dicha población se agrupa fundamentalmente hacia el norte, en las zonas más próximas a la cordillera, o sea en los Llanos altos. Las principales ciudades llaneras, como Barinas, Guanare, Acarigua, San Carlos, Maturín, Valle de la Pascua, están situadas al norte, a excepción de algunas localidadesque han cobrado vida debido a las explotaciones petroleras. Lo que resulta evidente es que los Llanos, con sus 300.000 Km2 largos, llegan a tener apenas cuatro habitantes por kilómetro cuadrado, aunque sí debemos decir que las perspectivas de la región son las de superar ampliamente esa cifra. Tal vez debido a la despoblación llanera, fundamentalmente como región pecuaria, y como tal, debemos entender que el Llano presenta las características del paisaje pecuario. Mas la verdad es que si bien el Llano es la mayor de nuestras regiones naturales, no es una tierra de paisaje uniforme, y que al lado del paisaje pecuario está el paisaje boscoso; y que como complemento de su economía, por años, extensivos a unas tres centurias, ha existido un paisaje agrícola de 458

importancia dentro de la vasta superficie cruzada de ríos y donde los cursos de agua alternan con las selvas, los pantanos y otros accidentes goegráficos menores. Al hablar de paisaje económico de las tierras bajas, nos referimos fundamentalmente a los Llanos y a su prolongación por el este hacia el océano,..a través del Delta del Orinoco. Hacemos abstracción de los valles bajos cordilleranos ya indicados, de los sectores costaneros del norte, de la Cuenca del Lago de Maracaibo, porque sus características hay que considerarlas en relación directa con otros factores. Habrá igualmente que hacer abstracción de las tierras bajas del sur del país, en gran parte despobladas, así como de las regiones orientales del Estado Bolívar, donde se estructura un nuevo paisaje económico cuyo factor inmediato más influyente radica en la explotación del hierro y del potencial hidráulico. El paisaje económico de los Llanos venezolanos ha estado sujeto a diversas contingencias. En las últimas décadas de la Colonia se caracterizó por dos aspectos fundamentales: el desarrollo progresivo de la ganadería y la existencia de una actividad agrícola de significación en los sectores más próximos a la Cordillera. Si bien se citaba la ganadería llanera, mucho más diversificada en aquellos momentos que hoy, no menos cierto es que una agricultura próspera, con producción de añil, tabaco y algodón, existía en determinadas zonas, alcanzando renombre el añil de Guanare, de Barinas y de Barcelona, o el tabaco de Barinas y de Guanare, o el algodón y los frutos menores de los Llanos altos. las guerras civiles, remontando su momento inicial a la guerra de la Emancipación, las endemias y las epidemias por otra parte, señalando como la más influyente entre las primeras al paludismo, causaron un estancamiento en el desarrollo y mayor amplitud del paisaje económico llanero. La malaria fue provocando la progresiva ruina de muchas localidades llaneras, 459

algunas de las cuales llegaron a desaparecer. Cuando todavía el mal no había alcanzado su máxima intensidad, el paisaje pecuario alternaba con el paisaje agrícola. Por lo común, cada localidad llanera estaba rodeada de cultivos que suplían los productos esenciales al consumo local. Desde el maíz y la yuca, hasta la panela producida en rústicos trapiches, contribuían al abastecimientó de cada localidad. Pero recrudeció el mal, la migración iniciada durante las guerras intestinas hacia las tierras altas se hizo más sensible por la acción de la malaria, y así, regiones y pueblos prósperos languidecieron y fueron a la ruina. La efectividad de la lucha antimalárica no cambió inmediatamente el paisaje económico llanero; pero sus resultados satisfactorios abrieron caminos para lograr éxitos que hoy se están palpando. Tras el saneamiento de las tierras bajas, desde el piedemonte llanero-andino hasta el Delta del Orinoco, vino un retorno a las regiones que ofrecían posibilidadesde una vida estable, pero aliado del saneamiento se precisaba la acción que permitiera el aprovechamiento del nuevo escenario, la recuperación del mismo y, luego, la superación de la labor para alcanzar etapas más positivas que las de años pasadosya distantes. Vinieron las comunicaciones, vino la tecnificación de la ganadería que poco a poco ha ido alcanzando a más vastos sectores, se iniciaron tímidamente algunas obras de riego, ahora con proyecciones de gran magnitud en el Guárico y en Las Majaguas; se emprendieron planes agrícolas cuyo saldo más positivo es el plan arrocero que se desarrolla desde San Carlos hasta Barinas. Y, paralelamente, la localización de petróleo y la comprobación de reservas del hidrocarburo en un vasto sector del subsuelo llanero han permitido la integración de un paisaje económico variado, que cada vez se hace más complejo en el dilatado escenario de tierras bajas que se extienden de extremo a extremo de los Llanos. 460