NUESTROS CUENTOS. C.P. Ntra. Sra. del Salor. Valdesalor VOLUMEN III

NUESTROS CUENTOS VOLUMEN III C.P. Ntra. Sra. del Salor Valdesalor Curso escolar 2005-2006 EL COCHE QUE NO SE VOLVIÓ A ABURRIR. Había una vez un coc...
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NUESTROS CUENTOS VOLUMEN III

C.P. Ntra. Sra. del Salor Valdesalor Curso escolar 2005-2006

EL COCHE QUE NO SE VOLVIÓ A ABURRIR. Había una vez un coche que siempre se aburría. Un día, mientras el coche paseaba por su pueblo cada vez más aburrido, se paró y una nube se acercó a él y le preguntó: - ¿Te quieres venir al parque del cielo? -Vale, por no aburrirme soy capaz de ir a cualquier sitio - dijo el coche-.

La nube le llevó al parque, pero alguien les cogió y les ató. Sintieron mucho calor, quemaba mucho. - Es el Sol -dijo la nube-. ¡No aprietes tanto que quemas muchooooooooooooooooo! - Pues te aguantas -dijo el Sol-. El coche recordó que tenía una pistola de agua. Era uno de los muchos juguetes que iba comprando para evitar el aburrimiento. Le echó agua al Sol y éste se apagó. Desde ese día el coche no se volvió a aburrir. Benito Gil Gómez (4º de E. Primaria)

EL PATITO DE LOS CUATRO OJOS

Había una vez una pata que iba a tener patitos. Todos nacieron muy guapos menos uno, que nació con cuatro ojos.Era el más feo de toda la granja. Cuando iba paseando, todos los animales de la granja le decían que era muy feo y le gritaban: “¡Feo, feo. Eres el más feo” y sus hermanos le decían que era el más feo de toda la granja y de la familia.

Era el pato más marginado de toda la granja. Llegó el invierno y nadie le quería recoger. Empezó a nevar y se metió en la casa de una anciana muy mayor que quería matarlo para comérselo, pero pido escaparse por la chimenea. Llegó el verano y el pato ya se hizo más mayor y se hizo cisne y se fue al lago de los cisnes y era el más lindo de todos los cisnes y se encontró con un cisne hembra de seis ojos, pero era muy guapa. Se hicieron novios y tuvieron cisnes muy bonitos nada más que con un ojo. Carmen Morato Holgado (4º E. Primaria)

EN TIEMPOS FUTUROS

Era el año 4025. En esa época los coches eran naves que se elevaban en el suelo y se llamaban navicas. Yo me compré un navica. Tenía 1000 CV con turbo propulsor y reactores.

Era amplia, con diez asientos hidráulicos, con DVD, GPS, MP3, etc... Y gastaba un litro de gasolina cada cien kilómetros. Un día me fui a dar un paseo y cuando iba a más de 600 kilómetros por hora, se atravesó un perrito pequeño y sin querer lo atropellé. Lo monté en el coche, me lo llevé a casa dormido y lo metí en una jaula muy grande y cuando se despertó creía que lo habían metido en la cárcel. Mientras iba al taller para arreglar la abolladura del coche vi un hombre colocando carteles en los que decía que buscaba un perro idéntico al que yo atropellé y fui a mi casa a por el perrito, lo monté en mi coche y se lo entregué al hombre.

David Barriga

EL NIÑO AMERICANO Y SU CABALLO Érase una vez un niño americano que tenía un caballo a las afueras de América. Un día el niño le dijo a su padre: -¿Puedo ir a ver al caballo? El padre le contestó: -Sí, pero ten cuidado con los soldados que hay en la calle, que son muy malos. -Sí, papá -contestó el niño.

Cuando salió a la calle, había soldados por todas partes. -¿Pero qué hago ahora? -pensó el niño-. Ya sé, iré caminando al lado de las paredes para que no me vean. Así lo hizo, pero cuando llegó a las afueras, el caballo no estaba y el niño pensó: -¿Dónde estará? ¿Me lo habrán robado? ¿Lo habrán matado? ¿Se habrá dado un golpe en la cabeza? No sé qué habrá pasado pero el caballo no está. Fue corriendo a llamar a su padre y le dijo muy apenado: -¡Papá, papá, mi caballo no está en las afueras donde yo lo dejé! -Pues estará en otro sitio –le dijo el padre. -¿Y si me lo han robado? Nunca se sabe -dijo el niño. -Vamos a buscarlo -le contestó el padre. -Vale papá. Y se fueron a dar una vuelta y allí estaba el caballo. El padre le dijo al niño: -Me has hecho venir para nada. -Claro, papá. ¡Era una broma! Y el padre castigó al niño por mentiroso. David Cordero (4º E. Primaria)

EL ESTUCHE MÁGICO Había una vez una niña que se llamaba Claudia que tenía 7 años. Su profesor se llamaba Mafioso. El amigo de Claudia se llamaba Paco. Mafioso era un ladrón de objetos mágicos y un día descubrió que el estuche de Claudia hablaba y volaba. -Hola, Claudia -dijo el profesor. -¡Ah! Qué susto me has dado, profesor -dijo Claudia. -¡Aparta de ahí, niña! –vociferó el profesor mientras extendía la mano hacia el estuche de Claudia para quitárselo. -¡Hola, Claudia! ¡Hola, profesor! -dijo Paco, que entraba en ese momento en la clase. Claudia, ¿nos vamos a jugar? -Sí -respondió ella. Mientras Claudia y Paco jugaban en el patio, el profesor robó el estuche de la niña. Claudia entró a beber agua y vio que le habían robado el estuche. Mientras tanto, en una calle desconocida, Mafioso puso el estuche en su colección de objetos mágicos . Entonces dijo: -Aquí estarás seguro. Jajaja… ¡Claudia! ¿Qué haces aquí? - ¿A ti qué te parece? –respondió la niña muy enfadada dirigiéndose hacia el profesor, -¡Eeeeh! ¿Dónde te crees que vas? –preguntó Mafioso. -Vengo a recuperar mi estuche -¿Qué estuche? -Sé que tú lo has cogido. Anda, aparta de ahí. Pero en ese momento, escuchó la voz de Paco que le gritaba: -¡Claudia, ya tengo tu estuche! ¡Y la policía viene de camino! Atémoslo para que la policía lo coja antes.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado. Francisco Corbacho Rico (4º de E. Primaria)

EL CASTILLO ENCANTADO

Había una vez tres niños que se habían perdido en el bosque al separarse del resto de amigos de la excursión. Se llamaban Pablo, Antonio, Lucas. Andaban por un camino y se encontraron un castillo con la luz encendida que de pronto se apagó. -¡Qué raro! ¿Verdad? ¿Y si entramos? -preguntó Pablo-. -Yo no entro. Me da miedo. Es peligroso -respondió Antonio-. -Yo sí -respondió Lucas-. Antonio no se atrevía a entrar. Pablo y Lucas se acercaron a la puerta cuando de pronto se encendió nuevamente la luz, contaron hasta tres y pasaron dentro. -Esperadme. Yo también voy -dijo Antonio asustado de miedo-. Nada más entrar Antonio se apagó de nuevo la luz.

En el castillo vivía un fantasma llamado Pantalón, que los estaba esperando detrás de la puerta, y cogió a los tres niños y se los llevó a una cárcel que había en el sótano del castillo. Allí los tuvo encerrados muchos meses, hasta que Pablo pudo quitarle la llave al fantasma. Por la noche se quitaron las esposas y se fueron a sus casas donde les esperaban sus padres y con ellos vivieron muy felices y comieron perdices. Francisco Flores (4º de E. Primaria)

EL CENTAURO, EL MINOTAURO Y EL UNICORNIO Había una vez un pueblecito muy pequeño donde nadie podía dormir. Eso se debía a un centauro, un minotauro y un unicornio que con sus juegos de romper rocas con las patas hacían mucho ruido. Un buen día el alcalde del pueblo convocó una reunión para todos los ciudadanos de aquella aldea. Todos empezaron a hablar y a protestar por ese ruido insoportable y el alcalde les dijo: -¡Silencio! Nosotros necesitamos calmar ese ruido y averiguar a qué se debe. -Yo he visto a un minotauro, a un centauro y a un unicornio dando patadas a las rocas para romperlas -dijo un anciano-. -¿Y dónde los has visto? -preguntó el alcalde-. -Encima de aquella colina –contestó el anciano-. Entonces, todos los aldeanos se pusieron a pensar qué podían hacer. Pensaron, pensaron y pensaron hasta que la mujer del anciano dijo: -¡Ya lo tengo! Podemos llamar al ejército y que los derriben con tanques. -Has tenido una buena idea –dijo el alcalde-. El alcalde llamó al ejército y les preguntó que si podían ir al pueblo al día siguiente. Como los tres amigos no se habían enterado de nada, cuando llegó el alba vieron aparecer tres tanques que se dirigían hacia ellos y el unicornio dijo: -¡Mirad tres tanques! ¡Y corred, que vienen hacia nosotros! Entonces corrieron y corrieron hasta que los despistaron. -¡Qué susto hemos pasado! ¡Creí que nos alcanzaban! Seguramente estarán enfadados por el ruido que hacemos cuando jugamos –dijo el minotauro. -Pues podemos decirles a los de la aldea que no haremos más ruidos y nos iremos a jugar al bosque –dijo el centauro.

-Estoy de acuerdo –replicó el unicornio-. Los tres se pusieron de camino hacia el pueblo. Cuando llegaron, el unicornio dijo al alcalde: -Hagamos un trato. Si nos dejáis vivir aquí, nosotros prometemos que nos iremos al bosque a jugar para no molestaros con el ruido. -Trato hecho –dijo el alcalde-. Desde entonces, cuando los tres amigos querían jugar se iban al bosque y todos fueron felices y no comieron perdices porque no les gustaban. Jesús González Pérez

UN DÍA DE PESCA Érase una vez unos niños que se llevaban muy bien y se llamaban Juan, Julia, Antonio y María, pero había otros niños, Paco y Manolo, que siempre querían fastidiarles. Un día fueron a pescar y pescaron dieciséis peces por lo que acordaron que cada uno se quedaría con cuatro.

Camino de casa con los peces, vieron a un hombre que se movía por los alrededores y no se dieron cuenta que ese hombre era Paco y Antonio que se habían puesto uno encima del otro, para parecer más alto y llevaban puesto un abrigo del padre de Paco para ocultar el engaño. Entonces preguntó María: -¿Por qué no vamos a ver qué hace ese hombre ahora que hemos terminado? -Vale, ¿pero y si nos hace algo? -preguntó Antonio-. -Qué miedica eres Antonio. Yo que soy una niña no tengo miedo y tú que eres un niño tienes miedo -dijo Julia-. -Bueno, pero después no digáis que no os lo he advertido –repitió Antonio-. -Vale, gritaron los tres a la vez. Entonces fueron a ver al hombre y Juan le preguntó: -¿Cómo te llamas? -¿Cuántos años tienes? -preguntó Julia-. Pero a ninguno de los dos les respondió y entonces los niños se alejaron y se pusieron a jugar dejando los peces junto a un árbol. Paco y Manolo, disfrazados de hombre, fueron a quitarle los peces y se fueron corriendo. Cuando Julia, María, Juan y Antonio dejaron de jugar y fueron a recoger los peces, éstos ya no estaban. Justamente en ese momento Juan, que era el que más

corría, miró hacia donde estaba el hombre y corrió hacia él. Cuando Paco y Manolo le vieron llegar hacia ellos, salieron corriendo también, pero se cayeron y Juan los reconoció y gritó a sus amigos: -¡Eh, mirad! ¡Los hombres que nos querían quitar la pesca son Paco y Manolo, disfrazados! Los niños se alegraron de que a esos dos les saliera mal el plan y se fueron cada uno para su casa. Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Leticia Herruzo (5º de E. Primaria)

LOS DIEZ NIÑOS DESCUBRIDORES Hace muchos, muchos años, cuando las ranas tenían pelo, diez niños del colegio Nuestra Señora del Salor, llamados: David, Tania, Jesús, Roberto, Leticia, Francisco, Benito, David, Francisco y Carmen, decidieron ir al pantano de Valdesalor a pasan un día de campo. Cuando llegaron al pantano, Roberto preguntó: -¿Y si nos sentamos a descansar? Y todos respondieron: -Vale. Pero cuando estaban echando la manta al suelo sonó un ruido muy fuerte que venía del pantano, todo tembló y Jesús dijo: -Vamos a escondernos detrás de ese arbusto.

Entonces, asustados y vigilando el agua, vieron salir un dragón y encima de él un duende. Cuando se fue volando por las altas nubes Roberto preguntó: -¿Y si nos metemos en el pantano? Y todos respondieron: -Vale. Se metieron y bucearon para encontrar una puerta pero encontraron un ascensor enorme, se metieron y el ascensor les condujo a una nave en la que entraron y vieron a miles de duendes con sus dragones. El duende más bueno llamado Blimblás se acercó a ellos y cuando vio que eran humanos llamó al rey duende que les hizo una fiesta y les dijo que si no contaban nada les daría una novia a cada uno y un novio a cada una. Ellos no dijeron nada y el rey les dio a los niños y a las niñas novias y novios y todas las parejas se casaron y todos vivieron felices y comieron perdices. Roberto Sánchez Pavón (5º E. Primaria)

LAS TRES MOSQUETERAS Érase una vez unas niñas que vivían en un pueblecito muy pequeño donde cualquier cosa podía suceder. Se llamaban Sonia, Sandra y Marta. Un día de verano, las tres niñas prepararon sus mochilas y se fueron de campo al rió que había cerca del pueblo. Cuando llegaron, se sentaron en los bancos de un parque que había en ese río. Junto a un puente vivían unos monstruos que eran: COCODRILO AMARILLO DEL NILO, HORMIGA ROJA, CUCARACHA NEGRA Y ESPANTAPÁJAROS, unos monstruos muy peligrosos, pero Sonia, Sandra y Marta eran muy valientes y no les daban miedo nada.

Una vez allí sacaron sus cosas de las machilas, pero no creáis que eran los bocadillos y los zumos, ellas no necesitaban comer, así que lo que había en las mochilas eran: cuerdas, pistolas de agua, pistolas de flechas, arcos… Muchísimas cosas y dijo Sonia: -Yo creo que no falta nada -Yo creo que tampoco -dijo Sandra-. -Pues entonces vamos a comprobar si es cierto lo de los monstruos ¿Vale? -propuso Sonia-. -Vale, pero tened mucho cuidado e id detrás de mí por si las moscas os asustáis y os cogen los monstruos. Como yo soy la más valiente tendré que ir la primera -dijo Marta-. -De eso nada, monada. La más valiente de aquí soy yo –dijo muy presumida Sandra-. Y así empezó la riña, a ver quién era más valiente de las dos y mientras tanto Sonia se estaba disfrazando de monstruo para darles un susto y cuando terminó fue donde las dos se estaban peleando y dijo con voz de monstruo: -Grrrrrrrrrr. -¿Qué ha sido eso? -preguntaron las dos a la vez.

-Os voy a cogeeeer… –siguió Sonia con su voz monstruosa. Entonces, cuando Sonia salió con su disfraz y vió que las dos estaban abrazadas y muertas de miedo, se quitó el disfraz y pudieron comprobar que era Sonia la más valiente. Iban escuchando ruidos muy fuertes y se encontraron con los cuatro monstruos y en una terrible lucha consiguieron vencer a dos de ellos. Ya sólo faltaban dos, que eran los más fuertes: HORMIGA ROJA Y ESPANTAPÁJAROS. Les costó mucho derrotarlos pero al final lo consiguieron. Cuando el pueblo se enteró de la hazaña, les hicieron una fiesta en agradecimiento y colorín, colorado, este cuento ya se ha acabado. Tania Nevado Pavón (6º E. Primaria)