Reformulando el enfoque de desarrollo alternativo. Principios y estándares de desarollo rural en zonas de cultivo de drogas

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Reformulando el enfoque de desarrollo alternativo Principios y estándares de desarollo rural en zonas de cultivo de drogas

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Prefacio Durante décadas, a nivel internacional se ha conce­ bido el concepto de “desarrollo alternativo” como un instrumento de control de oferta de drogas cuyos resultados solían medirse en términos de la reducción de cultivos ilícitos de drogas. Sin embar­ go, en muchas áreas tales efectos resultaban efíme­ ros o se veían neutralizados por el traslado geográ­ fico de los cultivos y la migración de los agricultores de coca o opio. Cabe argumentar que muchos proyectos de desa­ rrollo alternativo no han abordado adecuadamente las causas de raíz de la aparición y el florecimiento de las economías de drogas. Esto se debe a que los instrumentos dirigidos a mitigar aspectos tales como la debilidad del desarrollo rural, la fragilidad de las instituciones estatales, la pobreza, la violen­ cia y los conflictos, que constituyen los principales factores facilitadores de las economías de drogas, no han recibido el suficiente reconocimiento como tales. En consecuencia, la sostenibilidad de los es­ fuerzos de desarrollo alternativo a menudo ha sido débil y –en muchos casos– la reducción total de los cultivos de drogas no ha sido duradera.

El Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ) ha financiado e im­ plementado proyectos de desarrollo alternativo en Asia y América Latina durante más de dos décadas. Se incluyen entre ellos proyectos en Afganistán, Bolivia, Laos, Myanmar y Perú. Sobre la base de las experiencias de estos proyectos, el BMZ ha desarro­ llado un enfoque integral de desarrollo rural en un desarollo rural en zonas de cultivo de drogas que goza de aceptación internacional y ha sido recono­ cido tanto en el marco de la Unión Europea como del sistema de Naciones Unidas. El enfoque del BMZ hacia el desarrollo alternativo no se concentra prin­ cipalmente en la reducción de los cultivos de drogas a corto plazo, sino más bien apunta a mejorar los indicadores de desarrollo humano y las condiciones marco en las áreas de cultivo de drogas. El objetivo primordial del enfoque alemán de desarrollo rural en zonas de cultivo de drogas es reducir de manera sostenible la vulnerabilidad de hogares y comuni­ dades frente a la proliferación de las economías de drogas.

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1 | El concepto de desarrollo alternativo y el problema del doble objetivo Durante muchos años, la Organización de las Na­ ciones Unidas (ONU) y gran número de sus Estados miembros afectados por el cultivo de drogas han divulgado el concepto de desarrollo alternativo (DA), que se ha venido implementando como parte de la cooperación para el desarrollo proporcionada por los países afectados por el consumo de drogas de origen orgánico y por otros problemas relacio­ nados con drogas. El enfoque de DA se basa en el supuesto de que a menudo la falta de posibilidades de desarrollo es la causa principal del cultivo de drogas. De esta manera, los proyectos de DA buscan apoyar a los agricultores que se dedican al cultivo de drogas, como por ejemplo coca y amapola, para que establezcan alternativas lícitas de producción agrícola que les permitan asegurar su subsistencia (Berg 2003). Las primeras experiencias llevadas a cabo con proyectos que se concentraban exclusivamente en la sustitución de cultivos de droga por otros productos en los años setenta y ochenta tuvieron resultados predominantemente negativos. En con­ secuencia, se consideró que los enfoques simplistas de sustitución de cultivos de drogas no tendrían éxito a menos que se enfrentaran también los factores causales para la proliferación de economías de drogas. Por lo tanto, gradualmente se amplió el concepto de DA y se diseñaron enfoques integrales para contribuir a una conversión sostenible de las áreas de cultivo. En su sesión extraordinaria sobre el problema mun­ dial de las drogas celebrada en 1998, la Asamblea General de la ONU definió DA como un concepto más bien genérico, compatible con las posiciones de un amplio sector de Estados miembros de la ONU.

1 Resolución A/RES/S-20/4 de la Asamblea General del 8 de septiembre de 1998, disponible en inglés bajo: http://www.unodc.org/ documents/alternative-development/UNGASSActionPlanAD.pdf (verificado por última vez el 2.11.2011).

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El término se definió como “un proceso destinado a impedir y eliminar el cultivo ilícito de plantas que contengan estupefacientes y sustancias sicotrópicas mediante la adopción de medidas de desarrollo rural expresamente concebidas con tal fin, y que se lleva a cabo en el contexto de un crecimiento económico nacional sostenido y de los esfuerzos por alcanzar un desarrollo sostenible de los países que están tomando medidas contra las drogas, teniendo presentes las características socioculturales especiales de las comunidades y grupos destinatarios, y en el marco de una solución permanente y global de la problemática de las drogas ilícitas” (…).1 Sin embargo, este enfoque hacia DA todavía es materia de controversias en el debate internacional sobre las políticas contra las drogas y de desarrollo. Las críticas se centran especialmente en el doble objetivo de DA: •  DA frecuentemente se entiende como una me­ dida de control de la oferta de drogas que busca –por un lado– reducir el cultivo y por tanto la oferta de drogas, • mientras que por el otro trata de promover el desarrollo rural sostenible y reducir la pobreza en zonas de cultivo de drogas, en tanto her­ ramienta para el desarrollo.

En muchas zonas de cultivo de drogas la infraestructura es defi­ciente. Este problema implica que muy a menudo se hace difícil acceder a mercados y comercializar productos alternativos. Mientras que los productos a base de coca u opio suelen ser muy duraderos y se pueden comercializar dentro de las mismas regiones productoras, el cultivo alternativo muchas veces carece de las condiciones de logística necesarias para almacenar, procesar y transportar los productos. Las condiciones climáticas adversas, muy frecuentes en las zonas de cultivo de drogas, exacerban la problemática de la insuficiente infraestructura.

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Muchos críticos consideran que esta relación es un dilema prácticamente irresoluble. La práctica ha demostrado que, a lo más, los proyectos de DA son eficaces si se los entiende como instrumentos para el fomento del desarrollo a nivel local. Éste es particularmente el caso cuando se respetan deter­ minados principios y estándares de desarrollo rural y alternativo. Sin embargo, los proyectos de DA no suelen reducir la producción general de drogas en cierto país o región. Como muchas otras medidas

de control de drogas, frecuentemente tienen como resultado un efecto de reubicación, es decir el traslado geográfico (el denominado "efecto globo") de la producción de drogas dentro de un país o una región, sin por ello lograr reducir el volumen global de producción. Este resultado empírico apenas se ha reflejado en los marcos lógicos y en el diseño de proyectos de DA. En cambio, el objetivo de erradi­ car los cultivos de drogas a corto plazo frecuente­ mente ha cobrado prioridad frente a los objetivos de desarrollo de mediano y largo plazo, teniendo como consecuencia una reducción considerable de la sostenibilidad y eficacia de los resultados de tales proyectos. La evaluación de los objetivos a menudo subesti­ ma la lógica funcional de la manera de operar de las economías de drogas. La preferencia que aún subsiste entre algunos gobiernos a favor de la mera sustitución del cultivo de drogas refleja dichos sesgos. Las economías de drogas florecen debido a que existen condiciones marco que lo permiten,

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como la pobreza, debilidades de desarrollo rural, los sistemas políticos y judiciales frágiles, la ausencia de instituciones públicas e instancias de control, redes de tráfico de drogas bien establecidas y la falta de infraestructura y acceso a mercados legales, todos los cuales son los principales factores que empujan a los agricultores a dedicarse al cultivo de drogas. Por consiguiente, tal y como lo demuestra la experiencia, sólo aquellos proyectos de DA que fo­ menten el desarrollo rural en las áreas productoras de drogas de manera más amplia –y no solamente concentrándose en la sustitución de los cultivos ile­ gales– podrán alcanzar el doble objetivo de reducir el cultivo local de drogas y mejorar los indicadores de desarrollo local. Los diferentes enfoques hacia DA se expresan de por sí en la terminología. Mientras que varios Esta­ dos miembros de la ONU siguen haciendo mención del término de desarrollo alternativo, algunos gobiernos, organizaciones internacionales (como la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, ONUDD) y organizaciones no gubernamen­ tales actualmente prefieren referirse a “medios de subsistencia alternativos” o “medios de subsistencia sostenibles”. Sin embargo, debido a la preponde­ rancia del término DA, muchos Estados –incluida Alemania – siguen utilizándolo en los foros inter­ nacionales cuando se refieren a proyectos de desar­ rollo rural en las áreas de producción de drogas.

El cultivo masivo de coca y opio se concentra casi siempre en regiones de fragilidad institucional, caracterizadas por la corrupción y la violencia. La ausencia de entidades estatales en estas zonas implica que, muchas veces, tanto el cultivo como el transporte del opio y de la coca puedan realizarse sin ningún tipo de obstáculo. El cultivo de droga frecuentemente causa graves daños ecológicos. Tanto en América Latina como en Asia Suroriental se desmontan los bosques naturales para poder cultivar coca o opio, muchas veces a fuego. El monocultivo y el uso exagerado de fertilizantes y productos químicos aceleran aún más la degradación de los suelos y de las biosferas.

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2 | ¿Por qué es tan difícil el desarrollo alternativo? Medidos en términos de los objetivos antes men­ cionados, los resultados de los proyectos de DA a menudo han sido insatisfactorios o poco sosteni­ bles. Tanto los objetivos de reducción del cultivo de drogas como los de desarrollo no fueron alcanzados como se preveía. ¿Cuáles son las principales razo­ nes de los deficientes resultados alcanzados por los proyectos de DA?

gias incoherentes hacen difícil medir el éxito de los programas de DA; los indicadores de desarrollo y de control de drogas compiten entre sí. Mientras que la reducción del área cultivada con drogas a menudo se consideraba como el único indicador de éxito de los proyectos de DA, se dejaban de lado la dimensión política y de desarrollo del enfoque de DA, así como los factores causales de las economías de drogas.

Conflicto de objetivos: En muchos casos, los pro­ yectos de DA han carecido de una estrategia clara y coherente, frecuentemente debido a un conflicto entre los objetivos de control de la oferta de drogas y de desarrollo. Las políticas de control de drogas y de desarrollo a menudo se contradicen entre sí. Por ejemplo, si la erradicación de los cultivos de drogas es una condición para otorgar apoyo al desarrollo, los ingresos de los pequeños agricultores pobres a menudo disminuyen y los sistemas de subsistencia se desintegran. Al mismo tiempo, muchas agencias ejecutoras han carecido y siguen careciendo de directrices o pautas consistentes para la implemen­ tación de proyectos en el ámbito del DA. Las estrate­

En muchos casos, esto último puede atribuirse al hecho de que las agencias responsables de los pro­ yectos de DA no son las mismas que manejan pro­ yectos de desarrollo. En muchos casos, las agencias ejecutoras son de índole policial o militar, ya que ellas están encargadas de combatir el cultivo y tráfi­ co de drogas. Naturalmente, dichas entidades suelen carecer de amplios conocimientos sobre proyectos de desarrollo y la gestión de los mismos.

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Pensamiento simplista: Aunque las experiencias ini­ ciales de DA han puesto en evidencia los límites de la ortodoxa sustitución de cultivos de drogas, debido a razones ideológicas y pragmáticas, muchos proyectos

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incentivos de los pequeños agricultores para cultivar drogas, lo que trajo como consecuencia el éxito más bien modesto de las actividades de los proyectos para reducir los volúmenes globales de producción. Incentivos perversos: Muchos proyectos de DA se han concentrado en beneficiarios específicos. A me­ nudo, los campesinos varones dedicados al cultivo de drogas reciben trato preferencial, mientras que las mujeres y los agricultores que no se dedican a esta actividad no son elegibles para recibir apoyos,

El objetivo principal de los proyectos de desarrollo alternativo es fortalecer y diversificar los medios de vida de los hogares de los pequeños agricultores, reduciendo de esta manera la dependencia de ellos de la economía de las drogas. Es de suma importancia que al diseñar estas medidas se tomen en cuenta los diferentes papeles que asumen los hombres y las mujeres. Ellas suelen jugar un rol decisivo en la horticultura, por ejemplo a través del cultivo de fruta y verdura, encargándose de la seguridad alimentaria de su familia.

de DA siguen soslayando los factores causales para la emergencia de economías de drogas, concentrándose más que nada en la sustitución de cultivos. Esto im­ plica concentrarse en los síntomas en vez de las cau­ sas. A menudo no se toman en cuenta los principales factores que impulsan a las economías de drogas, como la debilidad del Estado y las deficiencias de los sistemas judiciales, la ausencia de control público, la falta de infraestructura y de acceso al mercado, etc. Aprendizaje desaprovechado: Las experiencias positivas resultantes de los proyectos de DA (buenas prácticas) rara vez han sido transferidas a otros pro­ yectos, y los proyectos con éxito muy pocas veces fueron examinados en detalle. Falta de especificidad y apropiación: En el pasado, los proyectos de DA frecuentemente fueron con­ cebidos e implementados como paquetes estanda­ rizados, sin reconocer o analizar las muy diversas condiciones de las diferentes áreas productoras de drogas, las necesidades locales específicas y las carac­ terísticas regionales que inducen a grupos socioeco­ nómicos determinados a involucrarse en el cultivo de drogas. Los esfuerzos previos en muchos casos no lograron analizar ni comprender las razones y los

lo que implica un incentivo perverso para participar en la economía de drogas. Un incentivo similar se plantea cuando los agricultores cocaleros o de ama­ pola reciben un subsidio por abstenerse de cultivar drogas, pero los demás agricultores en el área del proyecto, igualmente pobres, no son elegibles para beneficiarse de este tipo de remuneración. En otros casos, los beneficiarios no eran efectivamente po­ bres, con lo cual tampoco podía lograrse el objetivo implícito de reducir la pobreza como factor clave para el surgimiento de economías ilícitas. Falta de coherencia: En muchos casos, los proyec­ tos no toman suficientemente en consideración temas transversales relacionados con el DA. Los elementos de género, pobreza, violencia y medio ambiente muy a menudo no han sido considerados en el diseño de proyectos. Frecuentemente, ello ha tenido como implicación un impacto negativo de las actividades del proyecto sobre temas relaciona­ dos, por ejemplo, la creación de daños ambientales debido al monocultivo de plantas alternativas. Dicho descuido ha obstaculizado significativamente una mayor coherencia de los proyectos con otros objetivos de desarrollo, tales como la sostenibilidad ambiental o la igualdad de género. 9

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3 | R  eformulando el enfoque de desarollo alternativo: principios y estándares, y la dificultad de implementarlos En el pasado reciente, los proyectos de DA han producido resultados más bien mixtos. Muchos proyectos se han orientado hacia el logro de resul­ tados de control de la oferta de drogas a corto plazo. Sin embargo, la experiencia demuestra que DA sólo ha sido exitoso tanto para fomentar el desarrollo sostenible local y regional como para la reducción del cultivo de drogas si las actividades del proyecto no se concentraban exclusivamente en el cultivo de drogas en sí mismo, sino en los factores causales políticos, sociales y económicos de la proliferación de las economías de drogas (Mansfield 2006; IDPC 2010: 101). A partir de numerosas evaluaciones de proyectos en varias áreas de producción de drogas a nivel mundial, la GIZ ha desarrollado un conjunto de estándares y principios para fomentar el desa­ rrollo rural en zonas de cultivo de opio o coca que permite incrementar su eficacia y sostenibilidad.

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A. Principios de desarrollo alternativo y rural en áreas productoras de drogas • E  strategias a largo plazo, en lugar de esfuerzos a corto plazo: DA tiene como objetivo reducir la dependencia de los agricultores respecto de las economías de drogas a largo plazo, y no reducir la oferta de drogas ilícitas a corto plazo. Los datos reunidos durante décadas y la larga experien­ cia de los esfuerzos de desarrollo apoyados por Alemania y los países europeos en las áreas de cultivo de drogas demuestran que los proyec­ tos de DA sólo pueden tener éxito si se basan en premisas realistas y si sus objetivos no están sometidos únicamente a umbrales de reducción de la oferta de drogas. • I mpactar sobre las condiciones, no sobre los cultivos: Se debe entender DA como un medio

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para mejorar el desarrollo rural en zonas de cul­ tivo de drogas. Los productos ilícitos se cultivan debido a que el entorno institucional, econó­ mico y social lo permite, y no sólo debido a que el cultivo de coca o de amapola de opio resulte rentable. Por lo tanto, DA se debe implementar en el marco de reformas del entorno institucio­ nal, legal, comercial y agrícola en el que florecen las economías ilícitas. Solamente modificando las condiciones que favorecen las economías de drogas, se podrá reducir la dependencia de los agricultores de ellas, contribuyendo al abandono a largo plazo de los cultivos ilícitos a favor de los cultivos legales. Por consiguiente, DA debe basar­ se en un enfoque integral de desarrollo rural. • E  vitar la represión: DA no debería combinarse con la erradicación forzosa. Combinar el DA con la erradicación no ha producido resultados sostenibles en la disminución del volumen de cultivo de coca o amapola, ya que los esfuerzos de erradicación fueron neutralizados debido a la reubicación de los cultivos y la migración de los agricultores y jornaleros rurales. Simultánea­

mente, la erradicación forzosa tiende a enfocarse unilateralmente en el eslabón más bajo de la economía ilegal –los agricultores y sus mecanis­ mos de subsistencia. Como consecuencia, puede desencadenar escasez de alimentos y daños en el medio ambiente, socavar la confianza de las comunidades locales y agravar los conflictos sociales. Sin embargo, cuando se planifica erradi­ car los cultivos de droga, es necesario establecer anticipadamente las alternativas necesarias para no despojar a los agricultores de sus medios de subsistencia (proper sequencing). • N  o-condicionalidad y adhesión voluntaria: El DA no debería condicionarse a la erradicación previa de los cultivos de droga. La implementa­ ción de programas de desarrollo en un área de producción de drogas no debe depender de si se produce, y en qué medida, una efectiva erradica­ ción previa en las áreas de cultivo de drogas. Este tipo de condicionamiento puede percibirse como una forma disfrazada de erradicación forzosa con las mismas consecuencias externas negativas que se mencionaron anteriormente. La reducción del cultivo de drogas debe ser una consecuencia y no un requisito de los procesos de desarrollo. Por consiguiente, se deben erradicar los cultivos de droga de manera voluntaria y de acuerdo con los afectados. Es necesario evitar los pagos y subsidios para lograr la transición, que generan una dependencia de los agricultores frente a las autoridades y crean incentivos perversos para la producción de drogas. • N  o hacer daño: Se deben diseñar, implementar y monitorear los proyectos de DA en forma sensi­

En el este de Afganistán, en la provincia de Nangarhar, el cultivo de opio se ha reducido de manera considerable en los últimos años. En esta región, el trigo y diferentes tipos de verduras han demostrado ser los productos alternativos más prometedores. La producción de trigo ha creado una base de subsistencia legal para muchos campesinos, aumentando a la vez la seguridad alimentaria de las familias agricultoras. El ganado es un apoyo importante para que los campesinos puedan trabajar sus terrenos. Aún así, en el sur de Afganistán ha crecido el cultivo de opio al paso de las reducciones en el norte y este del país.

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ble a los conflictos locales, ya que la mayor parte del cultivo de drogas ilícitas se lleva a cabo en en­ tornos de conflicto y pos-conflicto. En la mayoría de las áreas de cultivo de drogas, las principales partes interesadas de las economías basadas en drogas ilícitas son grupos armados al margen del Estado y/o redes criminales. Por consiguiente, DA y la cooperación para el desarrollo en entornos de drogas violentos deben diseñarse según los principios de no-injerencia y no hacer daño (do no harm), evitando de esta manera poner a los agricultores en riesgo cuando participen en las actividades de cooperación para el desarrollo.

B. Estándares para el diseño y la implement­ ación de proyectos de desarrollo alternativo y rural en zonas de producción de drogas • I ncorporación en las estrategias de desarrollo globales: Los proyectos de DA deben entenderse como un elemento integral de las estrategias nacionales de desarrollo (política agrícola, desa­ rrollo empresarial/económico, lucha contra la pobreza) y no de manera independiente como políticas de control de drogas. Deben estar estrechamente relacionados con los planes de de­ sarrollo de los ministerios e instituciones de los Estados involucrados (integración transversal). • C  oordinación entre donantes: Las estrategias de DA deben basarse en una amplia coalición de las agencias ejecutoras y contar con el compromiso a largo plazo de los socios nacionales e internacio­ nales. Si más de un donante internacional forma parte de un proyecto de DA, las actividades deben estar coordinadas, lo que rara vez se observa en la práctica. Más aún, un requisito importante para una implementación exitosa de los proyectos de DA es un sólido compromiso político frente a la estrategia por parte de todos los actores involu­ crados. • S  uficiente financiamiento y compromiso a largo plazo: Si no se proporcionan los recursos necesarios, los proyectos de AD a menudo están destinados al fracaso, especialmente si sólo se cuenta con financiamiento a corto plazo. Debido a que generalmente se requieren periodos de transición de varios años de duración para con­ 12

Hoy día, Bolivia es el tercer país productor de coca a nivel mundial. Si bien el cultivo de coca para fines tradicionales es parcialmente legal en este país, el gobierno busca reducir la producción excedentaria a través del fomento del desarrollo alternativo (llamado integral en Bolivia). Debido a la muy a menudo deficiente seguridad alimentaria en las zonas de cultivo de coca, el gobierno busca, junto con sus socios internacionales, incentivar el cultivo de alimentos como la papa. Con estas medidas se intenta tanto limitar el cultivo de coca como mejorar la disponibilidad de alimentos.

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vertir cultivos ilícitos en cultivos lícitos, también se necesita normalmente un financiamiento de mayor duración que lo usual para apoyar el de­ sarrollo rural en las zonas productoras de drogas. Los proyectos de DA exitosos, particularmente en el sector agrícola, con frecuencia han durado hasta diez años. En consecuencia, los donantes bilaterales y multilaterales deben prever una pla­ nificación financiera a largo plazo y flexible. Por último, los proyectos deben diseñarse de manera que permitan su continuación independiente­ mente de los cambios de gobierno. • E  studios de base y evaluación regular: Los proyectos de DA deben ser evaluados periódica­ mente. Para evaluar y monitorear los resultados, se debe llevar a cabo un estudio de base antes de que empiece el proyecto. Sin embargo, debido a la naturaleza multicausal del conjunto de facto­ res que conduce a la proliferación de las econo­ mías de drogas, se deberían tomar en cuenta no solamente factores económicos en los estudios de base. Más bien se deberían aplicar metodolo­ gías más amplias, como la del enfoque de medios de subsistencia (GIZ 2011). • A  propiación: Los proyectos de DA deben abor­ dar en primer lugar las carencias y el potencial de desarrollo de los hogares particulares, cooperati­ vas y asociaciones de productores involucrados. Ello es fundamental para abordar con éxito las causas de raíz de las economías de drogas sin poner en riesgo los sistemas de subsistencia de los beneficiaros. Al hacerlo, la estrategia debe adaptarse al potencial específico de desarrollo del área del proyecto. Los proyectos de DA no deben coincidir obligadamente con los parámetros de un “paquete estandarizado”. Los estudios de base y el enfoque de creación de medios de subsisten­ cia en el diseño de los proyectos son, por lo tanto, fundamentales para adaptar las actividades del proyecto a las condiciones locales. Además, los proyectos deberían tener un carácter participati­ vo. Deberían incorporarse las propuestas, expe­ riencias y necesidades de los agricultores y de las organizaciones de la sociedad civil. En particular, se debería tomar en consideración la situación de las mujeres y de los niños, entre otros. Debido a la común división de trabajo en el cultivo de

En Sudamérica, dependiendo de la altitud de los terrenos, el café como el cacao han demostrado ser alternativas viables y atractivas para el cultivo de coca. Muchos proyectos de desarrollo alternativo buscan la certificación del cacao o del café de acuerdo con estándares internacionales. Como productos certificados, los bienes de exportación como el café y el cacao suelen tener un mejor precio en los mercados internacionales, aumentando de esta manera el valor agregado de la producción alternativa.

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drogas, los proyectos de DA deberían prever me­ didas específicamente diseñadas para hombres, mujeres y, en algunos casos, incluso para niños. • A  cceso a los mercados, desarrollo de mercados locales y fuentes no agrícolas de ingresos: Los productores que reciben apoyo a través de pro­ yectos de DA deben tener la capacidad de acceder eficientemente a los mercados legales con sus productos alternativos, preferiblemente me­ diante cadenas de comercialización directa que eviten intermediarios costosos. En muchos casos, los mercados locales y regionales en desarrollo pueden ser más prometedores que los mercados externos. Por tanto, de ser posible, los proyectos no deben enfocarse exclusivamente en productos de exportación como alternativa a los cultivos de drogas. Aparte de los compradores locales y regionales, la cooperación con cadenas de tiendas locales (en caso de existir) en muchos casos ha constituido un modelo exitoso de promoción de las cadenas productivas locales. Los proyectos productivos, es decir, los proyectos que promue­ ven alternativas al cultivo de drogas, deberían abarcar tanto el área agrícola como no agrícola, teniendo también en consideración los aspectos de seguridad alimentaria, ya que esta última a menudo es deficiente en las áreas de produc­ ción de drogas. La disponibilidad de sistemas de créditos locales y regionales también puede to­ marse en cuenta como apoyo de los modelos de negocios alternativos, al igual que los mercados locales y regionales. • G  obernabilidad local: Se debería apoyar y forta­ lecer a las instituciones, organizaciones y coope­ rativas de productores locales para que puedan acompañar el proceso de conversión de cultivos con eficacia y asumir un papel de liderazgo como parte de las estrategias de DA. La debilidad del

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Estado es un factor impulsor importante para el surgimiento de economías de drogas; por consiguiente, si los gobiernos centrales carecen de capacidad para desempeñarse eficientemente a nivel local, las instancias gubernamentales sub­ nacionales se convierten en un elemento crucial. Es factible extender las facultades de dichas ins­ tituciones locales, entre otras formas, mediante programas de desarrollo de capacidades. • A  cceso a la tierra: Un factor impulsor frecuen­ te del cultivo de drogas es la falta de suficiente tierra para los cultivos alternativos. Puesto que el rendimiento financiero de los cultivos de drogas por unidad de superficie es generalmente supe­ rior, existe una mayor probabilidad de que se de­ diquen áreas pequeñas al cultivo de drogas. Por lo tanto, deben tenerse en cuenta debidamente las cuestiones de la tenencia de la tierra al diseñar las actividades de DA. Ello incluye determinar la titulación legal de la tenencia de la tierra, su justa distribución y la seguridad de la tenencia a largo plazo. • D  esarrollo de capacidades y formación: El desarrollo de capacidades es fundamental para asegurar la sostenibilidad de los esfuerzos del proyecto y para permitir la transferencia de co­ nocimientos. • R  endición de cuentas en temas ambientales: En las zonas ecológicamente frágiles, tiene senti­ do incorporar actividades de protección de los bosques y de los suelos como parte del diseño del programa. El monocultivo de coca, por ejemplo, no debe sustituirse por monocultivos a gran escala que podrían provocar un daño ambiental similar al cultivo de drogas, como la erosión del suelo, la desertificación y daños a las biosferas.

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