MIRADAS Y REFLEXIONES Bases para la construcción de una Agenda postneoliberal

COLABORADORES

Planeta Porto Alegre

REALIZACIÓN

MIRADAS Y REFLEXIONES Bases para la construcción de una Agenda postneoliberal

AGENDA POSTNEOLIBERAL 2003-2005 LA SUPERACIÓN DEL CAPITALISMO ES POSIBLE; POR ESO, ESTAMOS DISPUESTOS(AS) A INVENTAR UNA NUEVA MANERA DE HACERLO

UNA PUBLICACIÓN IBASE

Rio de Janeiro, enero 2006

PROYECTO AGENDA POSTNEOLIBERAL 2003-2006 REALIZACIÓN

Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos (Ibase)

MIRADAS Y REFLEXIONES BASES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA AGENDA POSTNEOLIBERAL

COORDINACIÓN INSTITUCIONAL

Cândido Grzybowski ( Ibase) Gert Peuckert ( Fundación Rosa Luxemburgo)

Una publicación del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos (Ibase)

COORDINACIÓN EJECUTIVA

Antonio Martins Moema Miranda FACILITADORES(AS)

Guacira de Oliveira Ivo Lesbaupin Nelson Delgado EQUIPO DE INVESTIGACIÓN

Maurício Santoro Patrícia Rangel (estagiária) COLABORADORES

ActionAid Brasil Articulación Feminista Marcosur Attac Brasil Planeta Porto Alegre Fundación Rosa Luxemburgo

COORDINACIÓN GENERAL

Cândido Grzybowski COORDINACIÓN EJECUTIVA

Iracema Dantas Moema Miranda TEXTO FINAL

Antonio Martins Guacira de Oliveira Ivo Lesbaupin Nelson Delgado COLABORADORES

ActionAid Brasileira Articulación Feminista Marcosur Attac Brasil Fundación Rosa Luxemburgo Planeta Porto Alegre EDICIÓN

AnaCris Bittencourt FOTOGRAFÍA

Samuel Tosta/Archivo Ibase-FSM 2003 INVESTIGACIÓN

Maurício Santoro Patrícia Rangel (estagiária) PRODUCCIÓN

Geni Macedo PROYECTO GRÁFICO Y DIAGRAMACIÓN

Guto Miranda/Dotzdesign CD-ROM

Paulo Costa SECRETARÍA

Ana Cristina Xavier Maria Inês Gouvêa Rozi Billo VERSIÓN AL ESPAÑOL SOLICITACIÓN DE EJEMPLARES AL IBASE

Ibase Av. Rio Branco, 124, 8º andar – Centro 20040-916 Rio de Janeiro/RJ Brazil Tel: + 55-21 2509-0660 Fax: + 55-21 3852-3517 < www.ibase.br>

Cristina Cavalcanti REVISION FINAL

Maurício Santoro FOTOLITOS Y IMPRESIÓN

Grafitto Gráfica e Editora TIRADA

500 ejemplares impresos, 500 ejemplares en CD-ROM

SUMARIO 4

Prefacio – Mapa de nuestros sueños y dudas

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Presupuestos – Dos lógicas en disputa

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Transición – En pos de un nuevo paradigma

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Estrategias – De la “conquista” del Estado a la autonomía

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Referencias bibliográficas

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Anexo: Lista de ponentes en los seminarios

MAPA DE NUESTROS SUEÑOS Y DUDAS

PREFACIO

En el largo plazo, ¿cuál es el sentido y el rol de las nuevas formas de hacer política que se articulan alrededor del Foro Social Mundial? ¿Habrá en dichas formas un nuevo proyecto de superación del capitalismo, aunque embrionario? ¿O estos grandes encuentros internacionales no pasan de grandes festivales de crítica al neoliberalismo y de reunión – y, en este caso, placenteros y útiles – de personas que insisten en mantener encendida la llama de la utopía, pero son incapaces de generar algo realmente nuevo? Es más: ¿se habrá agotado el papel del proceso Foro Social Mundial en el momento en que en América Latina surgen gobiernos que enfrentan, al menos parcialmente, la lógica neoliberal (y llegan a esbozar alternativas a ella)? ¿Podrá su grandeza histórica resumirse al hecho de haber retomado la idea de un «otro mundo posible» justo cuando el pensamiento único estaba más fuerte? ¿Una vez pasada esta etapa deberíamos reconcentrar a las fuerzas sociales para «conquistar» el poder de Estado»?

EL FORO SOCIAL MUNDIAL REABRIÓ LA POSIBILIDAD DE UN MUNDO NUEVO. LA AGENDA OSÓ IMAGINARLO

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EL DÉFICIT TEÓRICO QUE NOS DISPONEMOS A ENFRENTAR

Hace años que, de distintas maneras, estas cuestiones ocupan las mentes de las personas que participan del FSM. Aunque desde el inicio hubo esfuerzos por formular teorías sobre las nuevas prácticas que se articulan en los encuentros de Porto Alegre, está claro que sigue habiendo un gran déficit teórico. El mundo del Foro Social todavía no reflexiona sobre si mismo de manera sistemática, lo cual limita las posibilidades de generalizar experiencias exitosas, percibir y corregir deficiencias, generar sinergias e, incluso, afirmar nuevas identidades. A mediados de 2003, el Ibase y la Fundación Rosa Luxemburgo construyeron la Agenda Postneoliberal – una pequeña contribución para superar este déficit. La iniciativa tuvo la forma de una serie de seminarios. Activistas e intelectuales vinculados(as) a los denominados «nuevos movimientos» fueron invitados(as) a reflexionar sobre ellos y debatirlos durante las ediciones del Foro Social o en otros encuentros de la sociedad civil. Hubo un seminario en 2003 y otros cinco en 2004. Por ellos pasaron docenas de ponentes. Parte de sus intervenciones ha sido registrada en cerca de 30 textos, reunidos en el CD que acompaña esta edición.

En 2005 el proyecto adquirió otra forma. En lugar de presentar sus opiniones públicamente, los(as) participantes fueron invitados(as) a dos encuentros en la ciudad de Rio Bonito (en las faldas de la Sierra del Mar, estado de Rio de Janeiro) para profundizar los debates. El Foro Social Mundial continuó siendo un referente. EXAMEN DE LAS CUESTIONES QUE INQUIETAN AL FSM

Activistas e intelectuales que aceptaban la propuesta del Ibase y la Fundación Rosa Luxemburgo se dispusieron a debatir, a lo largo de tres días, algunas de las cuestiones más inquietantes planteadas en el Foro: en la era de la globalización ¿Cómo se promueve la redistribución de la riqueza socialmente producida (escala planetaria) pero crecientemente concentrada?; ¿Cómo enfrentar la vacuidad de la política y reinventar la democracia, transformando las instituciones y, al mismo tiempo, actuando desde fuera?; ¿Cuáles son los caminos para superar la noción de «desarrollo» fuertemente marcada por la idea de que el ser humano es ajeno a la naturaleza y necesita «domeñarla»?; ¿Es posible crear patrones de consumo y producción cuyo objetivo sea garantizar una vida material y espiritualmente digna, en armonía con la naturaleza – y no una competencia sin cese entre empresas en pos de la mayor ganancia posible?; ¿Cómo articular el cambio social a la transformación individual, de manera a dar paso a formas más solidarias y menos posesivas de relación entre hombres y mujeres? La dinámica de los trabajos se basó en la presentación, por cada participante, de tesis originales, sometidas al examen crítico de los demás. Algunas ponencias poseen versiones por escrito y fueron reunidas en el CD. Naturalmente, en el curso de los debates surgieron puntos de vista ampliamente compartidos. Ellos fueron registrados por los facilitadores de los trabajos, Guacira de Oliveira, Ivo Lesbaupin y Nelson Delgado, y componen el texto principal de esta edición. CUANDO LO QUE QUEDA POR CONSTRUIR ES PROMETEDOR

Aquí no se trata de indicar eventuales estrategias que unifiquen los «esfuerzos» de transformación social debatidos en el proceso FSM. Todo lo contrario. El aspecto más prometedor y revolucionario de la naciente cultura política planteada en Porto Alegre es el hecho de abrir camino hacia un nuevo proyecto de emancipación social – o, en otras palabras, hacia la superación de las relaciones capitalistas. Una de las marcas de esta propuesta es el cuestionamiento de las bases en que se apoyó, en el pasado, la formulación de «estrategias comunes».

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La supuesta existencia de «sujetos principales» en la lucha por la transformación social es una de estas bases, que se afirmó como respuesta a algunas características centrales del capitalismo entre el siglo XVIII y la primera mitad del siglo XX: la producción concentrada en unidades cada vez mayores, el empleo de la coerción como principal método para domesticar a la clase trabajadora, la formación de un enorme ejército asalariado – en particular los(as) obreros(as). Hoy sabemos que este escenario corresponde a una fase específica de la historia del capitalismo y no a la naturaleza del sistema. Aun con todo, pese a las intensas disputas internas, en los movimientos de resistencia por largo tiempo fue hegemónica la tendencia que creaba una jerarquía permanente entre los sujetos favorables a la transformación. Debido a su condición «objetiva», la clase obrera era la vanguardia natural. Además de subestimar otros sujetos, en el fondo esta fórmula menoscababa la voluntad transformadora de la supuesta «vanguardia». Su rebeldía no era considerada una opción sino, principalmente, un reflejo de las condiciones a las que estaba sometida. Es como si fuera el actor de un guión predeterminado a quien no cabía creatividad sino actuar conforme un papel trazado por la historia. Además de un sujeto especial, la tradición prevaleciente el siglo XX priorizó la «conquista» del poder de Estado - tanto en la vertiente «revolucionaria» cuanto en la «reformista» –, que era la puerta de entrada para los cambios en la sociedad. Aunque fueran importantes, las luchas sociales cotidianas eran valoradas principalmente porque permitían «acumular fuerzas» para el momento en que un nuevo bloque social asumiera (mediante la revolución o las elecciones) el control de las palancas estatales que tenía capacidad para reproducir o destruir el viejo sistema. EN EL PASADO, UNA VISIÓN SIMPLIFICADORA DEL CAPITALISMO

Pasados dos siglos, se hizo evidente la insuficiencia de este diseño teórico basado en oposiciones al capitalismo demasiado simplificadas (clase obrera versus burguesía, poder para los partidos de las mayorías versus plutocracia). Jamás se rompió el paradigma racionalista/cientificista de «progreso», el cual percibe la naturaleza como una fuerza hostil que es preciso domeñar, destruir o reducir a la condición de recursos y mercancía. En consecuencia, terribles tragedias ambientales ocurrieron y siguen ocurriendo. Aunque en algunos casos (sobretodo en la tradición soviética) hubo la tendencia a una mayor igualdad al acceso a las riquezas, no se rompió el verticalismo en las relaciones sociales ni se gestaron formas creativas y democráticas de producción y reproducción de la vida social. En los países capitalistas, el control social ejercido a través de la concentración de los

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medios de producción en manos de una pequeña minoría pasó a ser ejercido por el Estado, otro mecanismo que enajena (separa) el hacer del poder. Se consideraron subalternos los movimientos que enfrentaron la dominación social con miras a otras relaciones de poder, además del pago de sueldos (ejemplo clásico de ello es el feminismo). La solución para las cuestiones que proponían era percibida como algo que ocurriría de manera casi automática, después de la supuesta «transformación esencial». Se habló del «hombre nuevo (más que del ser humano)». Pero no se buscó crear condiciones para que surgieran individuos autónomos, creativos, capaces de afirmar sus individualidades y, al mismo tiempo, de percibir que ésta sólo es posible como una contribución original a una red de relaciones sociales que va más allá de cada individuo. CON LOS NUEVOS MOVIMIENTOS, OTROS VALORES Y PRÁCTICAS

Sería ocioso enumerar todas las deficiencias. Más importante que eso es percibir el aspecto positivo y, por ende, transformador: la cultura política naciente sostiene un diálogo con estas cuestiones. Debido a sus prácticas, una multiplicidad de nuevos sujetos sociales están en movimiento y atentos a estos temas. A diferencia de lo que ocurría hace un par de décadas, las discusiones ya no se limitan a los círculos académicos y a las escuelas de pensamiento alternativas. Hace tiempo los movimientos ambientalistas incorporaron la crítica al productivismo y al cientificismo, y no son los únicos. Crece el número de movimientos y personas que rechazan algunos de los símbolos más sagrados de este paradigma. En la vida cotidiana, ello se expresa en el desprecio por los coches y los productos desechables. Pero también crece la contestación a la creencia de que la ciencia es siempre liberatoria. Algunas señales de eso: los movimientos que defienden patrones éticos en la investigación científica rechazan la mercantilización del saber (buscando alternativas a las patentes) y denuncian los abusos contra los animales en los procedimientos científicos. La enorme diversidad de sectores en el FSM y el establecimiento de relaciones no jerárquicas entre ellos indican que la idea de sujetos principales es firmemente cuestionada. Más bien: el Foro ha sido capaz de albergar tanto la diversidad cuanto la identificación de la mayoría de sus participantes con valores comunes, cuyo carácter es profundamente antisistémico. EMBRIONES DE OTROS SISTEMAS EN LOS TEMAS EMERGENTES

Entre dichos valores se encuentra la idea de que es necesario organizar a la sociedad según la lógica de que la dignidad humana y los derechos sociales deben prevalecer sobre los ímpetus de lucro; de que la noción de bien común

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se sobrepone a la de propiedad privada; de que se debe detener y subvertir la mercantilización de la vida; de que la solidaridad es un valor precioso. ¿No estarán ahí las poderosas semillas de la lucha por un nuevo mundo, en el momento en que uno de los objetivos centrales del capitalismo es transformar en mercancía al mayor número posible de relaciones sociales? La idea de la reinvención de la democracia es cada vez es más evidente en el programa auto organizado del FSM. Se valorizan los mecanismos institucionales (como los Presupuestos Participativos) y los no institucionales (como la creación permanente de contrapoderes para controlar, restringir y fiscalizar al poder instituido). ¿Podría haber un indicio más estimulante, justo cuando las instituciones multilaterales conforman un gobierno mundial oculto, en el que el capital financiero busca se anteponer a los ciudadanos e ciudadanas y a las propias formas «democráticas» de poder? Se defiende la cultura de paz en el momento en que el Imperio busca organizar las relaciones internacionales con base en la ley del más fuerte y emplea la «lucha contra el terrorismo» como pretexto para limitar las libertades, establecer el espionaje y envenenar las relaciones sociales, confrontando a los grupos étnicos entre sí. Esas nuevas prácticas y este posible embrión de una nueva concepción emancipadora no son ajenos a la necesidad de coordinar esfuerzos alrededor de ciertos temas en determinados momentos, lo que implica optar. El 15 de febrero de 2003, en el II FSM, se articuló informalmente la mayor manifestación social de años recientes en contra de la invasión de Irak. En Porto Alegre y en Mumbai surgieron campañas internacionales vigorosas: en contra de las deudas financieras, la OMC, los tratados de «libre» comercio, por un mundo que «no esté en venta» y muchas otras. Pero esa nueva cultura política no parece dispuesta a renunciar al horizontalismo: valora todos los sujetos, rechaza a las «mayorías» ocasionales que causan constreñimientos, posee la seguridad de que todas las adhesiones a cualquier campaña, estrategia o táctica son voluntarias y deben ser constantemente negociadas.

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LA REPRESENTACIÓN ESTÁ EN CRISIS. CAMBIAR EL MUNDO ES UNA ACCIÓN COTIDIANA

Antes que nada, nadie parece estar dispuesto(a) a delegar su deseo y su disposición de cambiar el mundo. Política es algo que se hace todos los días, mediante opciones y actos autónomos. La transformación no puede ser transferida a un agente político externo, aunque éste sea muy bien intencionado. Por eso se multiplican los movimientos que buscan articular la utopía a la acción concreta y pragmática. Si deseamos nuevas condiciones de intercambio en el comercio internacional, ¿por qué no empezar ahora, escogiendo los productos de la economía solidaria y comprometida con la preservación ambiental? Si condenamos la fosilización de las relaciones afectivas, ¿por qué no establecer, en la práctica, nuevas formas de familia? Si queremos rebasar la fase del trabajo a sueldo, ¿qué tal empezar ocupando fábricas abandonadas y establecer nuevas relaciones de producción internas y con el mundo? Eso no significa que la transformación social deba limitarse a los pequeños gestos, que su ámbito no pueda rebasar lo local, que los intentos por coordinar nuestras acciones sean contraproducentes. La oportunidad para ello vendrá, siempre que se trate de una necesidad sentida por todos y que no implique en reconstituir, al interior del Foro Social Mundial, las viejas relaciones de poder y enajenación. La construcción teórica será cada vez más importante en este doble esfuerzo por mantener las conquistas alcanzadas y seguir adelante, tornando el discurso de lo nuevo cada vez más efectivo. Como parte de este movimiento, la Agenda Postneoliberal se alegra de presentar el producto de su trabajo al mundo del Foro Social Mundial.

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DOS LÓGICAS EN DISPUTA

PRESUPUESTOS

La construcción de una agenda para superar al capitalismo demanda reforzar la idea de los derechos sociales y de garantía de una vida digna para todas y cada una de las personas. Eso se alcanzará con amplia redistribución de la riqueza y del poder. Estamos convencidos(as) de que se puede organizar a la sociedad a partir de una perspectiva en la cual los derechos humanos se sobreponen a las lógicas del mercado y del Estado. Los debates promovidos por la Agenda Postneoliberal afirmaron la centralidad de la lucha contra la mercantilización de la vida. Por lo tanto, afirmaron ser posible un contrapunto al modelo economicista-productivista-tecnologicistacientificista de desarrollo. La globalización económico-financiera, crecientemente marcada por el riesgo de catástrofes sociales y ambientales, pone en evidencia que el modo de producción capitalista – en especial bajo el régimen de acumulación predominantemente financiero – es incompatible con las demandas por la libertad, la dignidad, la paz y los derechos humanos reivindicadas por los diversos movimientos sociales. En la búsqueda de alternativas al neoliberalismo, afirmamos los valores de la igualdad, la libertad, la justicia social, la participación ciudadana y la diversidad. Defendemos relaciones sociales de reciprocidad y solidaridad, bien como la autonomía política, económica, cultural y personal, inclusive la que concierne a las relaciones afectivas y sexuales.

EN LA AFIRMACIÓN DE LOS DERECHOS DE TODAS LAS PERSONAS Y EN LA REINVENCIÓN DE LA DEMOCRACIA RADICAN LAS BASES DE UN NUEVO PROYECTO DE EMANCIP ACIÓN SOCIAL EMANCIPACIÓN COMBINAR IGUALDAD Y DIVERSIDAD PARA CONSTRUIR EL NUEVO PROYECTO

Afirmamos también la necesidad de combinar la diversidad y la igualdad en la construcción de un nuevo paradigma de transformación social. Como señala Boaventura de Sousa Santos1, "tenemos el derecho de reivindicar la igualdad siempre que la diferencia nos haga inferiores; y tenemos el derecho de reivindicar la diferencia siempre que la igualdad anule nuestras características". Toda política democrática debe promover el respeto a la diversidad mediante un amplio sistema de libertades individuales basado en el principio de la corresponsabilidad colectiva. Vivimos en un mundo en el cual la democracia ha sido crecientemente vaciada de sentido: en los últimos 20 años, debido a la restauración conservadora asociada a la globalización financiera y al predominio de la ideología neoliberal, la mayor parte de los gobiernos en todo el mundo sigue sistemáticamente la misma agenda, independientemente de la voluntad y de la opción electoral de sus pueblos. Los partidos social-demócratas y los partidos liberales han sido responsables de la implementación del mismo recetario de políticas neoliberales. Con frecuencia, gobiernos elegidos por una expresiva mayoría ponen en práctica políticas económicas contrarias a sus programas. En este período hubo fuerte concentración de la autoridad política en el plan internacional. En consecuencia, se redujeron los espacios democráticos conquistados en décadas anteriores (Aníbal Quijano). Hay un gobierno invisible (pero muy real...), formado por el bloque de los Estados-nación hegemónicos (el G-7), las instituciones financieras multilaterales, (FMI, Banco Mundial, BID), la OMC y las grandes corporaciones transnacionales que prácticamente impone sus decisiones al conjunto de las demás naciones. Estos poderes disfrutan de una autonomía arbitraria. No rinden cuentas ni a las naciones ni a la ciudadanía global. Este proceso produce desnacionalización, la reducción creciente de la autonomía de los Estados periféricos y su privatización, además de vaciar sus roles democráticos, todo eso a favor de una verdadera recolonización del mundo. 1La mayor parte de las citas se refiere a las ponencias presentadas entre 2003 y 2005 en el ciclo de seminarios organizado por el proyecto Agenda Postneoliberal: alternativas al desarrollo humano democrático y sostenible. Los nombres de los ponentes y los títulos de los seminarios se encuentran en el Anexo y en el CD-Rom que acompaña esta publicación. Las demás citas se encuentran en las Referencias Bibliográficas.

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AL REINVENTAR LA POLÍTICA SE RESCATA LA SOBERANÍA SOCIAL

Para enfrentar esa situación, tenemos que reinventar la política, racionalizar la democracia y reafirmar un principio fundamental: hombres y mujeres son capaces de construir la historia, la sociedad y la economía. Reinventar la política significa reivindicar la interrupción del «orden natural de la dominación» mediante la «institución de los sin-parcela» (Jacques Rancière). Significa instituir el reconocimiento social de las personas pobres y desposeídas de derechos como sujetos de la transformación. Se trata de reinventarla sometiéndola a los principios de una nueva democracia. Ello implica por lo menos tres movimientos simultáneos. En primer lugar, reconstruir y ensanchar los espacios públicos de participación política donde la soberanía popular y ciudadana se pueda afirmar. En segundo, repolitizar la vida social, especialmente con la sumisión radical de la economía a la política democrática. En tercer, alimentar una nueva subjetividad que estimule cada sujeto social a contribuir, de manera autónoma, recíproca y creativa, para la reproducción y reinvención sin cese de la vida social. MUCHAS CULTURAS, MUCHOS PROYECTOS DE EMANCIPACIÓN. TODOS VÁLIDOS

Valoramos al código intercultural. Sabemos que los paradigmas emancipatorios son diversos, pues hay distintas cosmovisiones y variadas formas de organizar la vida y las relaciones sociales para garantizar la dignidad humana. Por eso, el debate en torno a una Agenda Postneoliberal no persigue un modelo preconcebido. Apostamos en un proceso de transformación social, en el potencial revolucionario de las diversas luchas emancipatorias y en la capacidad de rehacer sentidos a partir de la confluencia de diversas visiones de mundo y perspectivas de futuro. El desafío es encontrar los puntos de articulación entre estas experiencias, para constituir proyectos solidarios de sociodiversidad ante el capitalismo homogeneizador. El sujeto de la transformación social no es único sino diverso. Muchos sujetos pueden ser portadores de varias identidades, la cuales pueden ser contradictorias. Nuestras identificaciones son continuamente desplazadas: asumimos identidades diversas en distintos momentos, de manera que la identidad cambia según la manera como el sujeto es interpelado o representado. Necesitamos acoger y tratar el tema de la subjetividad, el cual está directamente relacionado con las identidades y los sujetos de la lucha emancipatoria. La construcción de las «subjetividades alternativas» es fruto del intento de articular el cambio personal con procesos de transformación social, de la intimidad personal a las experiencias socialmente compartidas de solidaridad

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y la corresponsabilidad colectiva. Es necesario rescatar y valorar el encantamiento, la emoción y el deseo en contraposición a una concepción estrictamente racionalista y cosificadora de la vida tanto en el pensamiento cuanto en la ciencia, en la práctica política y en la formulación de alternativas. Es evidente la dimensión contracultural de esta propuesta. Pero la propia reinvención de la política en todas las esferas de la vida social está vinculada a la construcción de subjetividades alternativas y a la rediscusión de valores que parecen introducir, en la dimensión de nuestros sentimientos, las lógicas excluyentes de las sociedades basadas en la propiedad privada. VALORAR AL INDIVIDUO Y SU EMANCIPACIÓN. NEGAR AL INDIVIDUALISMO

Hay mucho que aprender con los movimientos feministas, los cuales, al evitar los esencialismos, buscan construir subjetividades alternativas. Éstos perciben las dimensiones de raza, clase, género y orientación sexual de manera articulada, como partes del mismo sistema de dominación. Al hacerlo, reconceptualizan el «cuerpo», que pasa a ser visto como un lugar político (Gina Vargas). Aunque se desdoble en la reivindicación de nuevos roles para los géneros, ese esfuerzo posee una dimensión libertadora más amplia e universal. Dicho esfuerzo cuestiona la concepción androcéntrica del hombre proveedor, que implica ocultar las contribuciones de las mujeres, incluyendo las que se traducen en las actividades del cuidado. El individualismo y las concepciones de libertad que origina están orientados hacia el consumo, la propiedad privada y la «libre» competencia por espacios de privilegio y, en consecuencia, hacia la reproducción cotidiana de la lucha por la integración individual en la sociedad liberal. Sin embargo, la alternativa a ese proceso enajenante no es negar al individuo, la importancia histórica de su «invención» ni su papel en la construcción de sociedades no autoritarias y no homogeneizadoras. Por el contrario, creemos que una de las bases para construir los derechos colectivos radica en afirmar la existencia de sujetos portadores de derechos y responsabilidades. En esta batalla, la deshumanización y la discriminación son armas que destruyen al individuo y le quitan la posibilidad de constituirse como ciudadano o ciudadana. En este sentido, hay que resaltar la construcción de la ciudadanía también en su aspecto individual, como un proceso que ocurre en cada cuerpo y en cada mente en la lucha cotidiana por superar la culpabilidad, el asco, la vergüenza, la inferioridad y la ignorancia que le han sido imputadas para que así el individuo se construya como un sujeto de derechos.

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El dilema entre intereses individuales y colectivos es permanente y su solución es siempre históricamente provisoria. Pero la absoluta distancia entre la intimidad y lo social, lo público y lo privado, lo personal y lo político favorece el modelo neoliberal, basado en la competición, la imagen, la jerarquía de opresiones y desigualdades y la individualización sin compromisos. Cabe resaltar que la propia garantía de todos los derechos sociales a todos los seres humanos – cuyo papel transformador es una de las bases de nuestra propuesta – puede ser neutralizada, en caso de que prevalezca un criterio individualista de los derechos sociales. De ser así, la lógica se limitaría a repetir las tristemente conocidas «políticas compensatorias», que refuerzan la hegemonía neoliberal en lugar de contestarla. DIVERSOS ESPACIOS TRANSFORMADORES EN GESTACIÓN

Está en gestación una diversidad de espacios transformadores. Se trata de espacios de experimentación, de nuevos modos de organización y convivencia humana, de nuevas formas de familia y de innumerables cooperativas de autogestión en la economía solidaria, entre muchas otras experiencias. O sea, existe una reserva de alternativas embrionarias, conformada por la capacidad decisoria de sus participantes, los cuales impulsan la corresponsabilidad colectiva y la cohesión social y llevan a cabo acciones solidarias. Eso incluye la contribución de la nueva generación de derechos colectivos (sociales, culturales, económicos, ecológicos, de los pueblos sin Estado etc.), que pueden complementar los derechos individuales, incorporar la diversidad a la democracia y situar en el centro del debate sobre la reinvención de la democracia temas como las relaciones, el compartir, el compromiso con lo colectivo, la traducción y la negociación. (Carlés Riera). Reconocemos que son necesarias otra sociedad, otra política y otra economía para poner un freno al mercado y abrir condiciones para la plena realización de las capacidades humanas, tarea que no demanda políticas públicas, sino poder y tiempo. Pero las emergencias no esperan y deben ser enfrentadas teniendo en mente los objetivos estratégicos. Por eso se reafirma el compromiso con la creación, la apertura o el fortalecimiento de espacios de confluencia. En ellos puede ocurrir la producción colectiva y sistemática de alternativas que abran el paso a las movilizaciones e iniciativas de los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil. Esta búsqueda de convergencia en distintos espacios y en varios momentos ya sigue su curso. Una de sus expresiones más destacadas es el proceso Foro Social Mundial.

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EN POS DE UN NUEVO PARADIGMA

TRANSICIÓN

En los debates sobre la construcción de una Agenda Postneoliberal es fundamental discutir quiénes son sus constructores. La supuesta existencia de sujetos políticos protagonistas en la lucha por la transformación social y la noción de que hay una jerarquía entre las luchas – las cuales todavía persisten en nuestro campo político - son un obstáculo al diálogo y a la superación de las desigualdades. El fundamental reconocer recíprocamente la presencia y la pertinencia de las propuestas de los diversos sujetos políticos, de manera a crear condiciones políticas, teóricas y metodológicas para esa construcción colectiva. La delegación de la tarea de transformación social a un sujeto único – y el deslegitimar otras agendas políticas igualmente portadoras de lo nuevo – llevó, en el pasado, a la repetición de la lógica de exclusión y a la reproducción de desigualdades y privilegios. De igual manera, provocó la fragilidad de la capacidad propositiva colectiva. Por el contrario, aceptar y promover la diversidad de los actores políticos interesados en la transformación social fortalece a la construcción democrática, fomentada por múltiples visiones y capaz de formular alternativas y movilizar diferentes sujetos, desde la esfera social local hasta la planetaria.

LOS PROGRAMAS, LOS MÉTODOS E INCLUSO LOS SUJETOS DE LA VIEJA PROPUESTA DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL HAN CAÍDO. SIN EMBARGO, LA UTOPÍA SIGUE VIVA

CREAR ESPACIOS PARA EL DEBATE, LA CONFRONTACIÓN DE IDEAS Y LA CONSTRUCCIÓN COMÚN

Por supuesto, eso no implica imaginar que el campo político comprometido con la construcción de alternativas a la transformación social esté libre de conflictos e, incluso, de antagonismos. Al contrario, significa reconocer la importancia de la creación de espacios que tornen viable el confronto de ideas, proyectos, propuestas de alianzas, urgencias y prioridades, en el intento de superar nuestra actual insuficiencia teórica y política. Esa deficiencia ha impedido que los diferentes sujetos comprendan e incluyan la perspectiva de la igualdad tanto en las relaciones de producción material y simbólica cuanto en las relaciones interpersonales e intergrupales. Como señala Jurema Werneck, “es necesario desvendar otros discursos y otras matrices que sólo serán nuevos si se presentan nuevos emisores en los nuevos contextos y escenarios”. En este reto se incluyen el abordaje de temas como sexualidad, reproducción y relaciones entre los sexos (los cuales, por lo general, eran considerados ajenos al conflicto central de la explotación capitalista) y el empeño por articularlos con las cuestiones materiales de la esfera productiva (Maria Betânia Ávila).

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La concepción política de estos espacios es democrática-radical, en los términos que define Chantal Mouffe. Se anhela "la construcción de un ‘nosotros’, en una cadena de equivalencias entre sus demandas, con la intención de articularlas según el principio de la equivalencia democrática. Pues no se trata de establecer una simple alianza entre intereses determinados sino de realmente modificar la propia identidad de estas fuerzas.” CUANDO LAS VIEJAS RESPUESTAS YA NO SIRVEN

La democracia y la diversidad forman la base de los principios éticos fundamentales de una Agenda Postneoliberal. La radicalización de la democracia, articulada con la afirmación de la diversidad, no es un mero elemento táctico, sino que compone valores. Es verdad que necesitamos reflexionar sobre las luchas y que hay mucho que aprender con el pasado. Pero debemos reconocer que las viejas respuestas ya no nos satisfacen, pues los paradigmas anteriores no ayudan a comprender la nueva realidad y a enfrentar los nuevos retos. Si regresamos a las viejas soluciones, inevitablemente incurriremos en los mismos métodos históricos ya experimentados. Que la lucha se centre exclusivamente en la propiedad colectiva de los medios de producción conduce, forzosamente, a la recomposición de la idea de sujeto único. Pues si privilegiamos una única causa necesitamos un sujeto principal. La existencia de un modelo predefinido desencadena un proceso de luchas con el único objetivo de alcanzarlo, lo cual lleva a desperdiciar posibilidades emancipatorias significativas. (Maria Betânia Ávila). El análisis marxista, por ejemplo, pese a su importancia, requiere otros análisis para tornar más compleja incluso la noción de plusvalía. El hecho de que este análisis desprecie los mecanismos por los cuales opera el sistema de dominación patriarcal imposibilita comprender uno de los elementos centrales del capitalismo, que es la explotación del trabajo reproductivo (doméstico, no remunerado). Esta dominación no se supera mediante la apropiación colectiva de los medios de producción. (Maria Betânia Ávila). RECONOCER Y SUPERAR LA DESIGUALDAD EXISTENTE ENTRE NOSOTROS

En las Américas, en especial, la explotación capitalista está indisolublemente asociada al racismo, al eurocentrismo, a la esclavitud y al patriarcado. De esa manera, para construir una Agenda Postneoliberal es primordial reconocer la coexistencia conflictiva y subordinada de sus distintas matrices (amerindia y africana) y no sólo de la occidental, eurocéntrica/etnocéntrica/racista. Se trata, entonces, de construir un espacio para la afirmación de la diversidad que reconozca múltiples identidades; de articular el campo analítico de la

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política al de la cultura; de avanzar en el diálogo entre diferentes sistemas de pensamiento y distintos modos de proyectar el futuro. Este esfuerzo debe considerar la existencia de correlaciones de fuerzas al interior del propio campo político que lucha por la transformación social, para que sea posible reconocer y enfrentar la enorme desigualdad que existe entre nosotros(as) mismos(as). La articulación entre los diversos sujetos políticos y sus proyectos emancipatorios nos permitirá ser más radicales. No se podrá hallar la respuesta en uno u otro sujeto político sino en el conjunto que comparte valores éticos y está dispuesto a descifrar los nexos entre los diferentes análisis y, de esa forma, posibilitar la inteligibilidad de las diversas concepciones políticas y de sus estrategias. Al incitar procesos de negociación y traducción políticas, al desafiar al pensamiento y superar la aritmética simple que suma diferentes fuerzas políticas, podremos llegar, partiendo de la diversidad, a resultados más complejos. EN LUGAR DE SEGURIDADES, LA DECISIÓN DE CONSTRUIR ESTRATEGIAS EN COMÚN

En este contexto, los atritos son inevitables. Pero, muchas veces, ellos promueven los desplazamientos y permiten nuevos alineamientos, nuevas convergencias y nuevas síntesis. Ese es un territorio complejo, que posee principios pero no modelos. En él no hay certezas, aunque exista la decisión política de construir estrategias compartidas. De cierto, sólo la incertidumbre. El procedimiento político adoptado para alcanzar la transformación social es tan importante cuanto el objetivo en sí. Ello significa que el actual ejercicio de construcción de la Agenda Postneoliberal vale tanto por la acción política que desencadena cuanto por el horizonte que sea capaz abrir.

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En este sentido, son de fundamental importancia la forma como éste se constituye y los principios que orientan las alianzas políticas (Gita Sen). El tipo de amalgama político que promueve cambios paradigmáticos es cualitativamente distinto del que se produce en coyunturas específicas para el apoyo a una u otra causa. En este punto, se trata de poseer más que cuestiones en común: es necesario comulgar en los mismos principios. En los debates sobre la construcción de una Agenda Postneoliberal partimos de una visión crítica del concepto de desarrollo y trabajamos con la idea central de que las formas de producir riqueza y reproducir la vida deben tener por sujeto y beneficiario “el ser humano, portador de derechos, libre y dignificado, en condiciones de organizar su propia vida en cooperación y reciprocidad con otros” (Nussbaum). DEL “PROGRESO” A LA GARANTÍA DE IGUALDAD, CULTURAS Y NATURALEZA

Partimos de la convicción de que el debate sobre el desarrollo atraviesa hoy cambios sustanciales. Ya no se sostiene el pensamiento desarrollista, que consideraba el tercer mundo y sus habitantes como entidades homogéneas, y que poseía una fe inquebrantable en el concepto de progreso y en su capacidad de moldar las sociedades. En la actualidad, los análisis de la realidad toman en cuenta el etnocentrismo, la democracia, los derechos sociales, el medioambiente - en resumen, la complejidad, las contradicciones e incertidumbres propias de la sociedad en que vivimos. La relación entre Estado y desarrollo se hizo mucho más compleja y desafiante de lo que admitían las concepciones anteriores, pese al el vaciamiento de la capacidad de protagonismo del Estado y de la inviabilidad del desarrollo en los países periféricos, en consecuencia de la restauración conservadora neoliberal. En primer lugar, debido a que, en los países periféricos, los saltos de crecimiento económico estuvieron muchas veces asociados a Estados autoritarios (especialmente en la década de 1970). En segundo, porque el desarrollo debe ser entendido, cada vez más, como un proceso complejo, con múltiples dimensiones y que no se puede reducir al aspecto económico, bajo pena de reproducir viejos modelos profundamente destructores del medioambiente y antagónicos a la democracia, la igualdad social y la diversidad cultural. Así también, hay que relativizar también la idea de asociar el desarrollo y el nacionalismo por medio del protagonismo fundamental del Estado, dados los procesos transnacionales hegemónicos y contrahegemónicos en curso desde el siglo pasado y la complejidad política, cultural, ecológica, social y económica que adquirió el debate sobre la noción de desarrollo y en torno a el derecho de los pueblos, además de las nociones de integración

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regional y solidaridad entre los pueblos. En otras palabras, apostamos en la posibilidad de invertir el sentido dominante de la globalización y en estimular los múltiples sujetos sociales empeñados en la transformación para que vean, desde un punto de vista mundial, los problemas de nuestro planeta y la especificidad de sus países. CREAR CONDICIONES PARA MÚLTIPLES FORMAS DE DESARROLLO

La noción de desarrollo fundada en valores etnocéntricos occidentales ha sido rechazada, al mismo tiempo en que se busca abrir espacios para otros tipos de conocimiento y experiencia, de manera a crear condiciones para la existencia de múltiples formas de desarrollo. Son profundas y radicales las críticas al modelo economicista, productivista y tecnologicista de desarrollo: además de la absoluta hegemonía de la matriz occidental/eurocéntrica de pensamiento y del menoscabo de las demás, se denuncia la preservación de las bases de la desigualdad y de la jerarquía entre las naciones que el desarrollo pretendía eliminar; el agravamiento de la pobreza, de la exclusión y de la subordinación entre países y grupos sociales, que se pretendía reducir; la concentración de la riqueza, la actualización y la articulación de diferentes sistemas de dominación (colonial, patriarcal y racial, entre otros) que se pretendía abolir y el deterioro acelerado del patrimonio natural y cultural de los pueblos, que se debiera preservar. En la reacción a estas críticas, y para restaurar la noción hegemónica de desarrollo, se construyó el concepto de desarrollo sostenible, con el objetivo declarado de legar a las futuras generaciones los mismos recursos de que dispone la actual. La pretensión de contener el desastre ecológico, sin embargo, ya se revela insuficiente (pues los patrones actuales de devastación ya se tornaron inaceptables) e inviable según el modelo dominante (ya que el incremento de la producción y el consumo son presupuestos de la maximización de las ganancias y de la concentración de riqueza de ahí decurrentes). Estas son condiciones esenciales para la reproducción del sistema y, al mismo tiempo, la causa principal del deterioro ambiental y de la degradación de las condiciones de vida en todo el planeta, especialmente en el Sur. ROMPER CON EL PRODUCTIVISMO TAMBIÉN EN LA IZQUIERDA

La cuestión socioambiental es un componente central del actual debate sobre el desarrollo. Para enfrentarla es necesario combatir al tecnicismo y al economismo que todavía dominan este debate y, al mismo tiempo, denunciar la voraz apropiación y destrucción de la naturaleza por las transnacionales,

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interesadas esencialmente en incrementar sus ganancias. Se trata de repolitizar las cuestiones de la tecnología y del conocimiento, como contrapunto indispensable al predominio de la visión productivista asociada a los intereses de maximización de los lucros de las empresas transnacionales. El problema es que el desarrollo de las fuerzas productivas ocupa en lugar central también en el campo de la izquierda, aunque poco cuestionado. Eso reduce las propuestas y la visión de las fuerzas llamadas “progresistas” a los límites del paradigma productivista. La dictadura de la técnica aún es percibida por muchas personas como un medio de liberación. Sin embargo, ya se vislumbran cambios en este campo (Michael Löwy, Ecologia e Socialismo [Ecología y Socialismo]). Hay una nueva tradición de lucha anticapitalista que rechaza la idea de que el ser humano sea exterior a la naturaleza y deba vencerla; que la victoria del más fuerte sea válida; que la competición sea un instrumento para el progreso social y económico. En esta nueva tradición, se destaca el reconocimiento de la existencia de múltiples caminos y formas de organizar la vida, su reproducción y la producción de riquezas para garantizar la dignidad humana. En fin, la cuestión de la superación del capitalismo pasa a ser percibida desde una perspectiva mucho más amplia, que va más allá del desarrollo de las fuerzas productivas. Para Aníbal Quijano, las relaciones de dominación, explotación y conflicto en el capitalismo afectan a cuatro áreas básicas de la vida social: 1) el trabajo, sus recursos y sus productos; 2) el sexo, sus recursos y sus productos; 3) la autoridad colectiva (o pública), sus recursos y sus productos; 4) la subjetividad/intersubjetividad, sus recursos y sus productos. Por lo tanto, la superación del capitalismo exige confrontar al poder de control que el sistema ejerce sobre ese complejo de relaciones. RENUNCIAR A LOS PATRONES DE VIDA INVIABLES PARA LA HUMANIDAD

Una crítica radical al concepto de “desarrollo” necesita reconocer, por un lado, la necesidad de renunciar a patrones de vida inviables para toda la humanidad. Se trata, en verdad, de privilegios de pocas personas que resultan en perjuicio para muchas. Por el otro, la naturaleza es un bien común que debe ser tratado de modo responsable. En caso de que eso no ocurra, nos vamos a deparar con soluciones improvisadas, injustas y autoritarias propuestas por los poderosos y privilegiados, tales como el control de la natalidad, el genocidio y la eliminación de personas. Del mismo modo, radicalizar el principio de la igualdad significa reconocer la existencia de varias formas de opresión, imbricadas en la vida real de cada persona y en los diferentes grupos sociales; que los seres humanos y

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los grupos a los que pertenecen necesitan distintos recursos y poseen diferentes posibilidades de convertirlos en calidad de vida y ciudadanía. Las situaciones agudas, con profundas raíces históricas de privación e impotencia, demandan más que equidad en la distribución de los recursos. Es necesario ofrecer especial atención y apoyo efectivo ante los obstáculos que enfrentan, por ejemplo, las mujeres en varios contextos, los pueblos indígenas en casi todo el mundo y los afrodescendientes en las sociedades con un pasado esclavista. Pensar el desarrollo desde la perspectiva de los derechos humanos significa rechazar “las prioridades económicas definidas en sí mismas e incorporar parámetros éticos a la eficiencia y la productividad como las bases para una otra economía, social y solidaria” (José Luis Coraggio). LOS ESPACIOS PÚBLICOS NO SON, NECESARIAMENTE, LUGARES DEL ESTADO

Una nueva noción de desarrollo significa un amplio proceso de transformaciones dinámicas, que afectan tanto a los modelos de producción, ciencia y tecnología cuanto a las instituciones sociales, políticas y económicas. Exige, por lo tanto, un cambio de actitudes, valores y principios, lo que a su vez requiere iniciativas radicales que serán asumidas por los sujetos de la transformación, las personas y las organizaciones públicas y privadas. Enfrentar el radicalismo neoliberal de privatización sin restricciones del mundo social exige, en contrapartida, luchar por construir y multiplicar los espacios públicos, tanto en el ámbito nacional como en el mundial. Se parte de la constatación de que la esfera pública ya no puede ser simplemente identificada con la esfera estatal, pues se privatizó el Estado, al mismo tiempo en que éste se convirtió en instrumento fundamental del proceso de privatización, o sea, del intento por eliminar la diferencia básica entre interés público e interés privado e imponer la ideología de que solamente se puede satisfacer el interés público por medio de los intereses privados, aunque expresados de diversas formas (incluyendo la colaboración con el Estado). Ante todo, los espacios públicos deben ser entendidos como lugares para el ejercicio y la manifestación de la autonomía y la soberanía ciudadana en múltiples esferas. En la política, por ejemplo, pueden ser espacios de control social del Estado y de reconocimiento de la intervención legítima de los movimientos sociales en la sociedad política. Más que eso, los espacios públicos pueden tener un rol importante en el enfrentamiento de la crisis y de la legitimidad de la política en el sistema mundial, además de ser espacios privilegiados de lucha para garantir y universalizar los derechos sociales.

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SON NECESARIOS LOS CONTRAPODERES, INCLUSO EN LA ECONOMÍA

En la economía, los espacios públicos deben ser lugares de contrapoder ante los capitales, empresas y organizaciones financieras internacionales. Pero estos espacios también deben servir para la construcción de la economía social, la promoción de servicios públicos y para el control social, bien como contribuir para la democratización de las políticas económicas estatales, la afirmación de la necesidad imperiosa de los bienes públicos y la preservación del medioambiente. En la esfera mundial, estos deben ser espacios donde se formule una agenda ciudadana que exprese el anhelo de ciudadanía planetaria y la intervención en las instituciones y mecanismos necesarios para luchar por la gubernanza democrática del sistema mundial. Esta agenda enfrentará las manifestaciones contemporáneas de cuestiones relativas a las diferenciaciones que fundan y constituyen el sistema capitalista mundial en centro y periferia y en guerra y paz.

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DE LA “CONQUISTA” DEL ESTADO A LA AUTONOMÍA

ESTRATEGIAS

Ante la despolitización de la vida social promovida por la globalización neoliberal, una Agenda Postneoliberal debe proponer, en primer lugar, la reinvención de la política. Es necesario restablecer el debate político en el espacio público para recuperar la pluralidad de perspectivas y el reconocimiento de nuevos actores sociales; para formular la noción y la práctica de la representación y reubicar la economía bajo el poder de decisión del conjunto de ciudadanas y ciudadanos, porque la economía se refiere a su trabajo y a la riqueza que producen. En resumen, es indispensable reconstruir la prioridad de la política con relación a la economía. Reinventar la política significa, en un mismo movimiento, radicalizar la democracia y situar a la sociedad bajo el control de sus miembros, tornar efectiva la soberanía popular y democratizar la esfera pública y la vida social cotidiana. Para Chico de Oliveira, “es urgente crear nuevas formas de hacer política. (…) Para crear un nuevo espacio de conflicto, un nuevo espacio que diga lo que el sistema representativo ya no tiene capacidad de decir”. Es necesario crear un contrapoder popular, a través de la articulación de movimientos sociales, redes de movimientos, organizaciones de ciudadanía activa, entidades religiosas y otras entidades representativas de la sociedad civil. Ahí estarán las bases para, a partir de la diversidad de puntos de vista y propuestas emancipatorias, se alimente la toma de posiciones cada vez que la coyuntura lo exija y, siempre que sea posible, anticiparse a los hechos.

CAMBIAR EL MUNDO CREANDO, PERMANENTEMENTE, NUEVOS SISTEMAS DE CONTRAPODER

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UN COMITÉ CIUDADANO PARA CONTROLAR EL BANCO CENTRAL

Participar no es únicamente ejercer el derecho a la opinión: es ejercer el derecho de influir en las decisiones. Es necesario establecer el “control social de la esfera pública (por las vías institucional y no institucional” (Daniel Aragão). Sería necesario, por ejemplo, organizar un “Comité de Ciudadanos y Ciudadanas” para controlar y fiscalizar las políticas gubernamentales y las instituciones económicas (por ejemplo, el Banco Central (Oliveira). Dicho movimiento debe promover especialmente el acceso a la esfera pública de los sectores que tradicionalmente estuvieron excluidos de ella (entre ellos mujeres, indígenas, homosexuales y jóvenes). Es necesario fortalecer el contrapoder popular mundial para enfrentar la hegemonía neoliberal, la supremacía del sector financiero en la economía y la política global de “guerra al terror”. Diversos movimientos, que muchas veces nacieron en el ámbito nacional, se han desarrollado internacionalmente en este sentido: el Foro Social Mundial restableció la esperanza. Es nuestro espacio común de política, aunque no sea el único; debemos fortalecer nuestra intervención en él. Es necesario reforzar la dinámica desencadenada por el FSM, que generó una verdadera galaxia de foros sociales por todo el mundo. Es necesario fomentar la construcción de redes mundiales participativas que ejerzan la función de contrapoderes. En la época en que vivimos, ya no se puede pensar la resistencia contrahegemónica y la emancipación social únicamente en términos nacionales. Esa tendencia ya está en curso y se fortalece con la creciente interacción, en el plano mundial, de movimientos y redes.

Ciudadanas y ciudadanos buscan intervenir – y efectivamente lo han hecho – en la política institucional, al organizar grupos de presión, campañas y movimientos sociales. En América Latina, diversos movimientos han impuesto la voluntad popular. En algunos países, la movilización social derrumbó gobiernos. A veces surgen gobiernos que resisten efectivamente a las políticas neoliberales y buscan alternativas – despertando la ira de la oposición conservadora, de los medios de comunicación de mercado, de las instituciones financieras internacionales y del gobierno de los EUA. REFORZAR LOS CONTRAPESOS AL PODER GLOBALIZADOR

Es necesario fortalecer también las movilizaciones que contestan las políticas dominantes del FMI, el Banco Mundial y la OMC. Se requiere reforzar las instituciones mundiales que se contraponen a ese poder dominante (Tribunal de los Pueblos, Tribunal de la Deuda Externa y otros). Poco a poco, es necesario construir formas de gobernar democráticamente el mundo. Éstas deben fomentar diálogos entre la sociedad civil y los Estados, en lugar de poner énfasis únicamente en estos últimos. La perspectiva de este proceso debe ser de afirmación de los derechos humanos y reconocimiento de la diversidad. Es fundamental criticar la lógica del terror y de la guerra: debemos luchar contra todas las formas de militarización y defender el patrimonio de los derechos humanos y la dignidad de la vida humana. Es necesario, al mismo tiempo, enfrentar la lógica y la práctica de los fundamentalismos que, en nombre de Dios, del mercado y de la tradición, defienden el pensamiento único e inmutable como una norma para la sociedad. En todos estos casos, quien más pierde derechos son las mujeres. En diversos países se están desarrollando gobiernos locales o municipales basados en la amplia participación popular, incluso en el nivel decisorio. Ese es el caso del Presupuesto Participativo – surgido en Brasil pero que ya existe en otros países –, el cual representa un avance en la concepción y en la práctica democráticas, pues, al articular la democracia representativa ya existente con formas de participación directa de la población, afirma la decisión ciudadana en cuestiones públicas y el derecho ciudadano a la transparencia y a la rendición de cuentas. Otro ejemplo es la experiencia de construcción del poder popular en Chiapas (México), por medio del cual las comunidades indígenas pueden expresar su ciudadanía. Agenda Postneoliberal BASES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA AGENDA POSTNEOLIBERAL

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A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD, “LA PRODUCCIÓN

SUPERAR LOS LÍMITES EN LOS QUE LA “MEDIA

DEMOCRÁTICA HA COMENZADO”

DEL MERCADO” NOS QUIERE ENCERRAR

Aníbal Quijano señala estas nuevas prácticas: «La producción democrática ya ha empezado. (…) En todo el mundo se empiezan a generar formas de autoridad que se puede denominar comunidad. Sus electores la producen y la controlan. Es el camino y la meta. (Ante las tendencias de dominación imperial) también se expanden, como estructura de autoridad pública, la reciprocidad en la organización del trabajo y de la comunidad (…). La reciprocidad consiste, precisamente, en el intercambio socializado del trabajo y de la fuerza de trabajo, sus recursos y productos. Como estructura de autoridad, la comunidad es, sin lugar a dudas, la forma de socialización o democratización plena del control de la generación y la gestión de la autoridad pública» (Quijano). Al igual que estas experiencias innovadoras de democracia participativa, innumerables experiencias de prácticas e iniciativas que provienen de distintos sectores sociales – mujeres, trabajadores(as), economía solidaria, gays, lesbianas y transexuales, organizaciones ecológicas, negros(as) – crean nuevas formas de transformación social, inclusión, respeto a los derechos, solidaridad y justicia social. Sin embargo, muchas de estas experiencias son desconocidas en casi todo el mundo, gracias al esfuerzo de desconocimiento e ignorancia de los principales medios de comunicación (Cf. «Sociología de las ausencias y de las emergencias», Souza Santos). Es absolutamente fundamental hacer visibles estas iniciativas. Es necesario superar los límites en que la comunicación dominante intenta encerrarnos.

Un elemento fundamental para la sustentación del proyecto neoliberal es su ideología, que logró convencer inclusive buena parte de los sectores populares de que poseer libertad significa asegurar libertad al capital. Esa ideología presenta la “utopía” de la felicidad como resultado del progreso individual. Incluso una parte significativa del movimiento sindical termina por sucumbir a los limitados beneficios que pueden lograr a través de este sistema y actúa de manera corporativa, en función de los intereses de sus categorías. En este cuadro, la ciudadanía adquiere un otro significado, el de inserción en el mercado y acceso al consumo. En este punto, debemos resaltar la importancia de los medios de comunicación: en los últimos 30 años, los medios de comunicación han sido un instrumento fundamental en la difusión del “pensamiento único”. Su poder ha tenido un peso determinante en la construcción de la mentalidad neoliberal: de la cultura individualista al consumismo, de la deslegitimación el Estado social a la exaltación del mercado como único regulador auténtico de la sociedad. Necesitamos pensar una estrategia más amplia no sólo de comunicación alternativa sino, sobretodo, emprender una lucha intensa e internacional por la democratización de los medios de comunicación social, especialmente de los grandes medios y, particularmente, de los vehículos televisivos. Se requiere una gran campaña que denuncie la apropiación de los medios de comunicación por los oligopolios como un atentado a la libertad de prensa y una forma de totalitarismo.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS HALL, Stuart. A identidade cultural na pós-modernidade [La identidad cultural en la postmodernidad] 8. ed. Rio de Janeiro: DP&A, 2003. MOUFFE, Chantal (Ed.). Dimensions of radical democracy: pluralism, citizenship, comunity. [Dimensiones de la democracia radical: pluralismo, ciudadanía, comunidad] Londres: Verso, 1992. QUIJANO, Aníbal. Colonialidad del poder, globalización y democracia. In: Vários autores. Tendencias basicas de nuestra epoca: globalizacion y democracia. Instituto de Estudios Diplomáticos e Internacionales Pedro Gual. Caracas, 2001. RANCIÈRE, Jacques. O desentendimento: política e filosofia. [El desentendimiento política y filosofía] São Paulo: Editora 34, 1996. SANTOS, Boaventura de Sousa. Por uma concepção multicultural de direitos humanos. [Por una concepción multicultural de los derechos humanos] Lua Nova, São Paulo, n. 39, 1997.

ANEXO PARTICIPANTES DE LAS ACTIVIDADES DE LA AGENDA POSTNEOLIBERAL 2003-2005 1ª EDICIÓN - I FORO SOCIAL BRASILEÑO

Belo Horizonte, 6 a 9 de noviembre de 2003 Participantes: Cesar Benjamim, Cândido Grzybowski, Guacira de Oliveira, J.Carlos Assis, Juarez Guimaraes, Leonardo Avritzer, Lena Lavinas, Mark Ritchie, Mayra Paula Espina y Paul Singer. 2ª EDICIÓN – IV FORO SOCIAL MUNDIAL

Mumbai, India, 6 a 21 de enero de 2004 Participantes: Andreas Trunschke, Cezar Alvarez, Cândido Grzybowski, Carol Burton, Laura Tavares, Suzanna Georges, Ulla Lötzer, Gita Sen, Dot Keet, Antonio Madariaga, Erhard Crome, Adriano Campolina y Marcio Pontual. 3ª EDICIÓN – FORO DE LA SOCIEDAD CIVIL EN LA UNCTAD

São Paulo, 14, 15 e 16 de junio de 2004 Participantes: Jurema Werneck, Daniel Aragão, Pedro Santana, Jocélio Drummond, José Antonio Moroni, Vitor Quintana, Francisco de Oliveira, Constanza Moreira, Harriet Friedmann, José Luís Fiori, Renato Maluf y Graciela Rodrigues. 4ª EDICIÓN – FORO SOCIAL DE LAS AMÉRICAS

Quito, Ecuador, 25 a 30 de julio de 2004 Participantes: Alberto Orgulhoso, Aníbal Quijano, Alejandro Grimson, Moema Miranda, Aresio Valiente López, Daniel Tietze, Evrim Baba, José Luis Coraggio, Lilian Celiberti, Roberto Espinosa, Boaventura de Sousa Santos y Norma Sanchis. Agenda Postneoliberal BASES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA AGENDA POSTNEOLIBERAL

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5ª EDICIÓN – FORO SOCIAL CHILENO

Santiago de Chile, 19 a 21 de noviembre de 2004 Participantes: José Cademartori, Nelson Delgado y Maurício Santoro. 6ª EDICIÓN – FORO SOCIAL DEL NORDESTE

Recife, Brasil, 24 a 27 de noviembre de 2004 Participantes: Rodrigo Simões, Ana Cristina Fernandes, Magnólia Said, José Aldo dos Santos, John Holloway y Evelina Dagnino. 7ª EDICIÓN – FORO SOCIAL MUNDIAL

Porto Alegre, Brasil, enero de 2005 Participantes: Ivo Lesbaupin, Guacira de Oliveira, Nelson Delgado, Tobias Pflüger, Ulla Lotzer y Andreas Trunschke. I SEMINARIO DE LA AGENDA POSTNEOLIBERAL

Rio Bonito, Brasil, 20 a 22 de mayo de 2005 Participantes: Ana Esther Ceceña; Ana Garcia; Ana Xavier; Antonio Martins; Maria Betânia Ávila; Cândido Grzybowski; Carlés Riera; Clair Hickman; Dulce Pandolfi; Evelina Dagnino; Gert Peuckert; Giampiero Rassimeli; Guacira de Oliveira; Gustavo Marin; Itamar Silva; Ivo Lesbaupin; José Antonio Moroni; José Luis Coraggio; Jorge Romano; Jurema Werneck; Maurício Santoro; Michael Brie; Moema Miranda; Nelson Delgado; Patrícia Rangel; Pedro Santana; Ricardo Gebrim; Robert Grosse; Rona dos Santos y Teivo Teivanien.

Coordinación: Cândido Grzybowski (Ibase-Brasil), Gert Peuckert (Fundación Rosa Luxemburgo-Alemania), Moema Miranda (Ibase-Brasil), Nelson Delgado (CPDA/UFRRJ-Brasil), Ivo Lesbaupin (Iser-Brasil), Guacira de Oliveira (Cfêmea-Brasil) y Antonio Martins (Attac-Brasil). II SEMINARIO DE LA AGENDA POSTNEOLIBERAL

Rio Bonito, Brasil, 13 a 16 de octubre de 2005 Participantes: Ana Garcia; Alejandra Sarda; Antonio Martins; Cândido Grzybowski; Carlés Riera; Dulce Pandolfi; Fernanda Carvalho; Fernando Cardim; Gert Peuckert; Guacira de Oliveira; Ivo Lesbaupin; José Luis Coraggio; José Luís del Roio; Maria Inês de Carvalho; Maurício Santoro; Moema Miranda; Nelson Delgado; Patrícia Rangel; Pedro Santana; Rona dos Santos y Gina Vargas.

Coordinación: Cândido Grzybowski (Ibase-Brasil), Gert Peuckert (Fundación Rosa Luxemburgo-Alemania), Moema Miranda (Ibase-Brasil), Nelson Delgado (CPDA/UFRRJ-Brasil), Ivo Lesbaupin (Iser-Brasil), Guacira de Oliveira (Cfêmea-Brasil) y Antonio Martins (Attac-Brasil).