Miedo a volar Esteban: Gabriel García Márquez decía, que el único miedo que los latinos confesamos sin vergüenza y hasta con cierto orgullo machista es el miedo al avión, señala que tal vez sea porque es un miedo distinto o porque no existe desde nuestros orígenes como el miedo a la oscuridad o temor a que se nos note el miedo, al contrario, el miedo al avión es el más reciente de todos, pues solo existe desde que se creó la ciencia de volar, hace un poco más de cien años para atrás. Mucha gente padece estos miedos. Ezequiel:

Debo decir que soy un valiente, no porque no tenga miedo a volar, sino porque no vuelo con frecuencia, así que desconozco el miedo a volar, pero sé (porque mis padres viajan con frecuencia) que es algo bastante permanente en la gente que vuela y si uno se pone a pensarlo fríamente se da cuenta que a pesar de todas las particularidades físicas que permiten el vuelo, es un poco extraño que un aparato tan grande y con tanto peso pueda sostenerse en el aire durante tanto tiempo, creo que si en uno de esos vuelos largos tienes un minuto de lucidez y piensas en estas cosas, el vuelo será bastante desagradable. Es muy interesante lo que dice García Márquez, es uno de los miedos más modernos que tenemos, miedo a la muerte, los fantasmas, los vampiros, al hombre lobo, la oscuridad, son miedos que acompañan a la humanidad desde mucho tiempo, pero el miedo a volar es reciente, salvo que los pájaros tengan miedo a volar y nunca nos hayamos enterado, aunque no creo que sea el caso, lo cierto es que los seres humanos no nacimos para volar, sino para estar con los pies sobre la tierra, así que esta situación que escapa totalmente a nuestro control, nos genera bastante temor. Me pasó una vez en un barco, turístico enfrentar una tormenta y no la pasé nada bien, ahí también descubrí que el ser humano además de no haber nacido para volar, tampoco nació para navegar, me quedo caminando que me parece es la condición que nos queda mejor y queda más cómoda, recuerdo que era un viaje de media hora nada más, no era un crucero ni nada por el estilo y el miedo que sentí en esa media hora fue terrible, me pareció una travesía de 4 días, porque el miedo además hace eso, que el tiempo nos parece relativo, cuando uno tiene miedo, el tiempo tarda muchísimo en pasar; los que alguna vez estando en casa escuchamos algún ruido sospechoso, nos levantamos, miramos por la ventana y nos quedamos intranquilos, sabemos también que al otro día cuando salga el sol uno se preguntará ¿a qué le tuve miedo al final? Porque parecería que la luz disipa todos los temores, sin embargo no tendría porque ser así, cosas malas o negativas nos pueden pasar tanto de día como de noche. El miedo a la oscuridad además, acompaña al hombre desde sus orígenes y está muy emparentado con el miedo a volar, porque es miedo a lo desconocido, a lo que escapa a nuestro control, cuando estamos en un avión imagino (como dije no tengo mucha experiencia en el tema de vuelos) que uno de los principales problemas es que no tenemos control de la situación y creo que la oscuridad genera lo mismo, la pérdida del control de la situación en la que uno se encuentra, me ha pasado ya de grande (lo digo con bastante vergüenza) atravesar un bosque en la noche y es realmente aterrador, porque uno pierde el control totalmente entre los ruidos y la poca visión, no solamente de lo que está pasando, sino de su propia mente porque le empieza a jugar malas pasadas, el miedo es algo incontrolable para el ser humano, esa es la verdad, sé

que los zombis no existen, que los muertos no reviven de sus tumbas, pero no entraría a un cementerio a las 12 de la noche, a pesar de que racionalmente lo sé, el problema es que aunque los seres humanos somos racionales nuestros miedos no, así que no puedo convencer a mi miedo que piense racionalmente. Esteban:

Los miedos apelan a un área bien diferente de cuando estamos dominados por nuestra voluntad y razón.

Ezequiel:

El miedo apela al instinto, porque es un mecanismo de defensa, siento miedo frente a una situación que puede ser mala o negativa para mí, forma parte de un reflejo atávico, que los seres humanos tenemos desde tiempos primitivos, donde sentir miedo era absolutamente necesario para nuestra supervivencia, de manera que es un mecanismo que funciona en todos y es normal además tener miedo, a pesar de que como dice con gracia García Márquez, nos cuesta reconocer que tenemos miedo, no es muy masculino para los hombres reconocer que tenemos miedos, pero lo cierto es que los tenemos y son inevitables, como se dice habitualmente valiente es el que tiene miedo pero a pesar de eso puede avanzar y emprender el desafío que tiene por delante.

Esteban:

Así que constantemente por razones que ni siquiera podemos identificar, conocer y descifrar hasta el momento que aparece, experimentamos esta sensación de miedo que superficialmente nace en nosotros y no descansa en personas racionales ni pocamente instruidas o académicos, o ricos o pobres, quien sea, todos los seres humanos estamos expuestos a esto.

Ezequiel:

El miedo nos vincula de alguna manera, porque lo tenemos todos. Acá estamos hablando de miedos superficiales, pero hay miedos paralizantes, temores absolutamente negativos en nuestra vida, temor a emprender cosas nuevas, a salir de la comodidad en la que estoy, aceptar un desafío que me parece muy grande o casi imposible de realizar, temor a enfrentar una nueva relación o un nuevo vínculo, hay muchos temores que vamos acumulando en nuestra vida, mucho más graves que estos.

Esteban:

¿Será por eso que Jorge Luis Borges dijo que no nos une el amor sino el espanto?

Ezequiel:

Es una frase referida a los argentinos. Sí, el espanto definitivamente nos une a todos. El auge de las películas de miedo, o de de terror, habla de la importancia que tiene ese sentimiento dentro de nuestra vida y experiencia. En este artículo, García Márquez hace muchos comentarios interesantes, tiene un nombre chocante, pero lo vamos a decir por si algún oyente lo quiere buscar y leer directamente de primera mano, se llama “Seamos machos, hablemos del miedo al avión”, podemos decirlo tranquilos porque es el título de un premio Nóbel, pueden encontrarlo en Internet, si quieren leer el artículo completo, una de las experiencias que cuenta, es que un amigo está viajando en avión, en uno de estos viajes que se complica un poco, se pone mal el clima y el vuelo también se complica, dice que cuando el avión está por despegar, toda la tripulación en ese momento a pesar de que tienen el control técnico y saben todo lo que tienen que estudiar, para poder manejar

un avión, todas las alarmas y métodos de seguridad que hay dentro de un avión, en un momento determinado toda la tripulación al unísono se persigna. Esteban:

Como si fuera un requisito técnico.

Ezequiel:

Exacto, por más técnica que haya aún para los pilotos más avezados, volar sigue siendo un milagro, es con lo que ironiza García Márquez, dice que muchas veces vio a pilotos tener miedo, la única diferencia es que lo saben ocultar mejor que uno, pero el miedo sigue estando. Sabes Esteban, me llamó mucho la atención, la tripulación persignándose.

Esteban:

Y todos al unísono.

Ezequiel:

Claro, lo hacen permanentemente. Recurrir a la fe en determinados momento de nuestra vida, hace preguntarme si ese persignarse previo a un hecho o desafío de cualquier tipo ¿implica algo y tiene algún tipo de valor?

PAUSA... Esteban:

El miedo como motor en muchos aspectos para el ser humano, o paralizante en otros, para no dejarlo avanzar, ¿por qué entonces entra la fe a regir allí Ezequiel, con actos como los de esta tripulación que describía García Márquez en su artículo?

Ezequiel:

Me pregunto, si no podemos emparentar este persignarse de la tripulación previo a un desafío de este tipo, con esas personas que no van nunca a la iglesia, no abren nunca la Biblia, nunca se preocupan por su vida espiritual, desprecian cualquier tipo de manifestación espiritual, sin embargo cuando se presentan momentos complicados de la vida, tienen un momento de lucidez donde le piden a Dios ayuda, frente a eso que consideran imposible de resolver, me pregunto si ese tipo de fe tiene efectividad, si Dios es para nosotros un salvavidas en medio del naufragio, o una tabla en medio de la tormenta a la cual aferrarnos a último momento, a veces pienso que la gente que ora o le pide a Dios solamente en momentos de desesperación está precisamente haciendo eso, recurriendo a la última posibilidad que le queda, es más, me parece un hecho relacionado con lo supersticioso más que con la fe verdadera y profunda, me pregunto si no tendríamos que preocuparnos en cultivar la fe antes de que llegue la tormenta. Lo que trae al escenario de este programa a ese gran personaje de la Biblia, Job, él sufre una serie de reveses muy duros en su vida, todos lo recordamos porque a pesar de que pierde económica, emocional y hasta físicamente todas las ventajas que había tenido hasta ese momento en su vida, sigue siendo fiel a Dios y sometiéndose a Su soberanía ¿Por qué Job puede mantenerse firme? Porque su fe no surge en el momento de la desesperación, Job había la cultivó a lo largo de toda su vida, que había sembrado en la calma. A veces no nos damos cuenta que a nuestra relación con Dios debemos desarrollarla siempre, no solamente en los momentos donde nos empieza a apretar el zapato, en los momentos de incomodidad, cuando comienzan a sucedernos cosas malas una atrás de la otra y no sabemos ya cómo salir de la situación en la que tal vez, por nuestros errores o contingencias de la vida nos hemos metido, creo que el ejemplo

de esa gente que se persigna, que ora desde la desesperación es un ejemplo negativo donde no tenemos que caer, tal vez alguno de nuestros oyentes este diciendo ¿Dios no escucha la oración en un momento de desesperación? sin haber tenido antes ningún vínculo con Dios, pero en ese momento ora de corazón a Dios ¿Dios no lo va a escuchar?, por supuesto escucha a todas las personas, la pregunta es si esa fe que surge en ese momento será duradera, hay gente que sí, descubre a Dios en esos momentos de desesperación. Los cristianos sabemos muy bien que Dios resplandece en los momentos de oscuridad en nuestra vida y para llegar a Él a veces hay que quebrantarse, pasar por estos momentos, pero también me pregunto si una vez adquirida esa fe no deberíamos trabajarla todos los días. ¿Cómo?, un cristiano en primer lugar debe leer la Biblia, usted que nos escucha, que es cristiano y va a una iglesia, debemos aprender a apagar la computadora, dejar de ver tantos sitios evangélicos, no porque este mal, está perfecto, tal vez incluso están escuchando este programa por Internet, para abrir un poco más la Biblia. La Biblia como el centro de lo que somos como cristianos y forma de cultivar la fe, la fe es un vínculo que establecemos con Dios y hay que cultivarlo permanentemente, a Dios no lo conocemos, como no podemos conocer a ninguna persona en un momento o minuto, Él se va revelando progresivamente delante de nuestros ojos, del conocimiento de Dios y esa búsqueda, es algo que tenemos que emprender a lo largo de toda nuestra vida, forma parte del desarrollo de nuestra fe, a veces leemos la Biblia y nos compenetramos en los momentos de dificultad, están esos cristianos que van a la iglesia solamente cuando la cosa se pone complicada y cuando están mejor van a otro lado, eso es superstición, pensar que Dios es un facilitador, solucionador de problemas, debemos aprender a cultivar la fe todos los días, hay una frase que me gusta mucho y en los últimos meses he repetido mucho, hay que aprender a tener una fe cotidiana, no quiere decir una fe chiquita, sino de todos los días, entender que cuando me levanto tengo que poner mi día en manos de Dios, acercarme a la Biblia, congregarme en alguna iglesia donde pueda estar en contacto con otras personas, entender que recurrir a Dios en último momento; me acuerdo de Dios porque cuando era chico me llevaban a una iglesia, recurrir a Él a último momento puede servir, pero también puede no servir, entender que quien cultiva la fe permanentemente, está mejor preparada para afrontar las tormentas que la vida nos somete. Esteban:

Por eso el salmista decía, aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno porque tu estarás conmigo, aunque me vaya bien o mal, aunque en medio de esa turbulencia de la vida las circunstancias no estén bajo nuestro control.

Ezequiel:

Cuando no conocemos a Dios, desconfiamos de Él, cuanto más lo conocemos más confiamos en Él, la fe es el camino del descubrimiento de Dios, de alguna manera tenemos que conocerlo, cuanto más conocimiento tenemos de Dios, más nos aferramos a Su mano porque somos más conscientes de nuestra imposibilidad para avanzar hacia Dios, Dios, vemos todos los días lo que hace y permite que hagamos, entonces, cuando me levanto pongo mi día en Sus manos, empiezo a ver que las cosas que pasan en mi vida son propiciadas por Dios, que aun en las dificultades Él es capaz de darme paz, eso va fortaleciendo mi fe. Los cristianos debemos preocuparnos por fortalecer nuestra fe, no por comprarnos el

ultimo CD de música cristiana, ni por comprarnos la última traducción de la Biblia o leer todos los libros de la librería cristiana, preocuparnos por conocer a Dios, por caminar de Su mano, esto es cristianismo radical, acercarse al Dios verdadero de corazón, despojarnos de todo lo que nuestra sociedad superficialmente muchas veces pone sobre el evangelio, no tengo nada contra la música cristiana, ni la literatura cristiana, pero me enoja como tiene que enojarnos santamente a todos, cuando todas estas cosas remplazan el vínculo que tengo con Dios, me transformo en consumidor de determinada cultura antes que constructor de mi fe, a pesar de que somos los que construimos nuestra fe, Dios es tan bueno que nos ayuda a crear, a acercarnos más a Él en la medida en que nos presentamos. Esteban:

Aún en nuestras flaquezas.

Ezequiel:

Exacto. Lo importante es el espíritu humilde.

Esteban:

Porque de alguna manera Él quien inicia la fe en nosotros también, no habría manera de nuestra parte, de desarrollar esa fe si no hubiera ese inicio en nosotros.

Ezequiel:

Nada podríamos hacer sin Dios, ahora también tenemos que poner de nuestra parte, no es decir “yo confío en Dios”, me siento y espero que Él haga todo, nos está dando todas las herramientas para que desarrollemos nuestra fe, es nuestra responsabilidad hacerlo, conocerlo, quizás alguno de nuestros oyentes, alguna vez intentó establecer un vínculo con una persona que no quiere tener relación con nosotros, uno trata de conversar y la otra persona contesta con monosílabos o mira para otro lado, si puede se va del lugar; no puedo establecer un vínculo con alguien que no quiere estar conmigo, a veces no podemos establecer un vínculo con Dios porque no queremos, tenemos que empezar a tener (me gusta definirlo así) hambre de Dios, soy gordito así que sé bastante del tema, es algo que necesito, mi cuerpo necesita alimento para funcionar, tenemos que tener hambre de Dios, necesidad profunda de estar en contacto con Él para poder crecer en nuestra vida espiritual.